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José María Arguedas sintió atracción desde niño por la cultura andina y las lenguas quechua y aimara, a pesar de la prohibición de sus padres. Al estudiar en Lima, fue testigo de la discriminación contra los andinos y aprendió a odiar el racismo. Más tarde, trabajó como maestro en una escuela rural enseñando quechua, aimara y cultura andina, aunque tuvo que abandonar su pueblo debido a la deteriorada situación. A pesar de intentar olvidar su pasado, José María sintió
José María Arguedas sintió atracción desde niño por la cultura andina y las lenguas quechua y aimara, a pesar de la prohibición de sus padres. Al estudiar en Lima, fue testigo de la discriminación contra los andinos y aprendió a odiar el racismo. Más tarde, trabajó como maestro en una escuela rural enseñando quechua, aimara y cultura andina, aunque tuvo que abandonar su pueblo debido a la deteriorada situación. A pesar de intentar olvidar su pasado, José María sintió
José María Arguedas sintió atracción desde niño por la cultura andina y las lenguas quechua y aimara, a pesar de la prohibición de sus padres. Al estudiar en Lima, fue testigo de la discriminación contra los andinos y aprendió a odiar el racismo. Más tarde, trabajó como maestro en una escuela rural enseñando quechua, aimara y cultura andina, aunque tuvo que abandonar su pueblo debido a la deteriorada situación. A pesar de intentar olvidar su pasado, José María sintió
Desde niño, José María Arguedas sintió atracción por la cultura
andina y por las lenguas quechua y aimara, aunque sus padres le prohibieron hablar quechua, él aprendió a escuchar y a leer en esta lengua. A la edad de diez años, José María fue enviado a estudiar a Lima, donde vivió en un colegio interno, allí fue testigo de la discriminación contra los andinos y aprendió a odiar el racismo. Al terminar sus estudios, José María regresó a su pueblo natal, en la sierra central del Perú, allí trabajó como maestro en una escuela rural, a pesar de las dificultades, José María amaba su trabajo y se esforzaba por enseñar a sus alumnos quechua y aimara, así como literatura y cultura andina. Sin embargo, la situación en el país se fue deteriorando y José María decidió abandonar su pueblo, se fue a vivir a la ciudad de Cusco, donde trabajó como traductor y escritor, aunque intentó olvidar su pasado, José María no pudo evitar sentir nostalgia por su tierra natal, esta nostalgia se refleja en muchas de sus obras literarias, que son consideradas joyas de la literatura latinoamericana.