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1. El Ambito de estudio de la semiologia Beatriz R. rotesor® Las ciudades y los signos El hombre camina dias entre los arboles y las piedras, Raramente e! ojo se detiene en una cosa, y es cuando la ha reconocido como el signo de otra Una huella en la arena indica el paso del tigre, un pantano anuncia una de agua, la flor del hibisco el fin del invierno. Todo el resto es mudo e int ‘cambiable; Arboles y piedras son solamente lo que son. Finalmente el viaje conduce a la ciudad de Tamara. Uno se adentra en ella por calles llenas de ensefias que sobresalen de las paredes. El ojono ve cosas sino figuras de cosas que significan otras cosas: las tenazas indican la casa del sacamuelas, el jaro la taberna, las alabardas el cuerpo de guar- dia, la balanza la verdulerla. Estatuas y escudos representan leones, delti nes, torres, estrellas: signo de que algo -quién sabe qué- tiene por signo un leén o delfin o torre 0 estrella, Otras sefiales advierten sobre aquello que en un lugar esta prohibido -entrar en el callején con las carretillas, orinar detras del quiosco, pescar con cafa desde el puente- y lo que es licito -dar de beber a las cebras, jugar a las bochas, quemar los cadaveres de los padres, Desde la puerta de los templos se ven las estatuas de los dioses representa- dos cada uno con sus atributos: la cornucopia, la clepsidra, la medusa, por los cuales el fiel puede reconocerlos y dirigirles las plegarias justas. Si un edificio’no tiene ninguna ensefa 0 figura, su forma misma y el lugar que ocupa en el orden de la ciudad bastan para indicar su funcién: el palacio real, la prision, la casa de la moneda, la escuela pitagorica, el burdel. Hasta las mercancias que los comerciantes exhiben en los mostradores valen no por si mismas sino como signo de otras cosas; la banda bordada para la 1 Enel discurso las palabras contraen entre si, en virtud de su encadena- _ miento, relaciones fundadas en el caracter lineal del significante que exclu- ye la posibilidad de pronunciar dos elementos a la vez. Los elementos se alinean uno tras otro en la cade: Na del habla. Estas combinaciones que se apoyan en la extension se pueden llamar sii intagmas. El sintagma se compo- ne siempre, pues, de dos o ms unidades consecutivas: re-leer; contra to- dos; la vida humana; si hace buen tiempo, saldremos. Por otra parte, fuera del discurso, comin se asocian en la memoria, y asi si los cuales reinan relaciones muy divers las palabras que ofrecen algo en e forman los grupos en el seno de as. Asi la palabra ensefianza hard ‘surgir inconscientemente en el espiritu un montén de otras palabras: 0 ense- far 0 aprendizaje, educacién o templanza, esperanza, etc. Llamaremos a estas relaciones asociativas. Laconexién sintagmatica es in presentia; se apoya en dos o mas térmi- nos igualmente presentes en una serie efectiva. Por el contrario, la conexién asociativa une términos in absentia en una serie mnemoédnica virtual. Mientras que un sintagma evoca en seguida la idea de un orden de Sucesién y de un numero determinado de elementos, los términos de una familia asociativa no se presentan ni en numero definido ni en un orden determinado (salvo en el caso de algunas series asociativas, como los para- digmas de la flexion, que tienen un numero definido de elementos). Adaptado de F. de Saussure, Curso de linguistica general, Buenos Aires, Losada, 1945, 2° parte, cap. IVy V. Desde este primer planteo de Saussure las dos relaciones signicas: en pre- ia o sintagmaticas y virtueles o paradigmaticas resultaron de una gran pro- dad teérica. Asi son explicadas en el Diccionario enciclopédico de las del lenguaje, de Oswald Ducrot y Tzvetan Todorov, que, n'1972, | una puesta al dia de las multiples teorizaciones sobre los En lo que concierne a la lengua, Peirce no form especifico. Para él la lengua esta en todas partes y en. interesd por el funcionamiento de la lengua, si es que lego cién. Para él la lengua se reduce a las palabras, que pero no participan de una categoria distinta 0 siquiera de una especie cons- tante, Las palabras pertenecen, en su mayoria, a los “simbolos"; algunas son “indicios", por ejemplo los pronombres demostrativos, y a este titulo son clasificadas con los gestos correspondientes, ast el gesto de sefialar. Asi que Peirce no tiene para nada en cuenta el hecho de que semejante gestosea universalmente comprendido, en tanto que el demostrativo forma parte de un sistema particular de signos orales, la lengua, y de un sistema particular de lengua, el idioma. Ademas, la misma palabra puede aparecer en distintas | variedades de “signo": como qualisign, como sinsign, como legisign: No se ve, pues, cual seria la utiidad operativa de semejantes distinciones nien qué ayudarian al linguista a construir la semiologia de la lengua como sistema. i Es aqui donde Saussure se presenta, de plano, tanto en la metodologia como en la practica, en el polo opuesto de Peirce. En Saussure la reflexion procede a partir de la lengua y la toma como objeto exclusivo. La lengua es considerada en si misma, ala lingiifstica se le asigna una triple tarea: 4) Describir en sincronia y diacronta todas las lenguas conocidas; 2) deslindar las leyes generales que actuan en las lenguas; 3) delimitarse y definirse a si misma. ia Programa en el cual no se ha observado que, bajo sus aires rac trasunta algo raro, que constituye precisamente su fuerza y su aud linguistica tendra pues por objeto, en tercer lugar, definirse asi! tarea, si se acepta comprenderla plenamente, absorbe a las ott un sentido, las destruye. ucomo puede la linguistica in 3 ‘simisma, sino es delimitando y definiencio su oDle n ; desempefiar sus otras | Relaciones entre sistemas semidticos: engendramiento, homologia, interpretancia Debemos precisar aqui la naturaleza y las posibilidades de las relacio- nes entre sistemas semidticos. Establecemos tres tipos de relaciones. 4) Un sistema puede engendrar otro, La lengua usual engendra la for- malizacion lgica-matematica; la escritura ordinaria engendra la escritura estenografica, el alfabeto normal engendra el alfabeto Braille. Esta relacion de engendramiento vale entre dos sistemas distintos y contemporaneos, pero de igual naturaleza, el segundo de los cuales esta construido a partir del primero y desempefia una funcién especifica. Hay que distinguir cuida- dosamente esta relacion de engendramiento de la relacion de derivacion, que supone evoluci6n y transicion historica. Entre la escritura jeroglifica y la escritura demotica hay derivacién, no engendramiento. La historia de los sistemas de escritura proporciona més de un ejemplo de derivacion. 2) El segundo tipo de relacién es la relacién de homologia, que estable- ce una correlacion entre las partes de dos sistemas semidticos. A diferencia de la precedente, esta relacion no es verificada, sino instaurada en virtud de conexiones que se descubren o establecen entre dos sistemas distintos. La naturaleza de la homologia puede variar, intuitiva o razonada, sustancial 0 estructural, conceptual 0 poética. “Los se responden.” Estas “corresponde su universo postico y la imagineria que lo refleja. De naturaleza més intelec- tual es la homologia que ve Panofsky entre la arquitectura gética y el pensa- miento escolastico. También se ha sefialado la homologia entre la escrityra y el gesto ritual en China. Dos estructuras lingiisticas de indole diferente pue- den revelar homologias parciales 0 dilatadas. Todo depende del modo como se planteen los dos sistemas, de los parémetros que se empleen, de los cam- pos donde se opere. Seguin el caso, la homologia instaurada servira de princi- pio unificador entre dos dominios y se limitara a ese papel funcional, 0 crea- rauna nueva especie de valores semidticos. Nada garantiza por adelantado la validez de esta relacién, nada limita su extension, 3) La tercera relacion entre sistemas semidticos sera denomidada rela- cion de interpretancia, Designamos asi la que instituimos entre un sistema interpretante y un sistema interpretado. Desde el punto de vista de la lengua, es la relacion fundamental, la que reparte los sistemas en sistemas que se fumes, los colores y los sonidos solo son de Baudelaire, organizan

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