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“NO CONTRISTÉIS AL ESPIRITU SANTO”

“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para


el día de la redención”
Efesios 4:30.

“No entristezcan al Espíritu Santo de Dios con la forma en que viven.


Recuerden que él los identificó como suyos, y así les ha garantizado que
serán salvos el día de la redención” Efesios 4:30 Biblia Nueva Traducción
Viviente.

Introducción

La epístola de Pablo a los Efesios es una de las cumbres de la revelación


bíblica, contiene grandes revelaciones que Dios le da al apóstol, se cree
durante el encarcelamiento que Pablo experimentó en la histórica ciudad de
Roma, donde la escribió aproximadamente en el año 62 d.c. esta epístola tiene
como propósito motivar a los hermanos de aquella iglesia a crecer en fe, amor,
sabiduría y revelación (no nos podemos quedar enanos espiritual). Además,
los insta a tener una conducta acorde, digna de la fe que profesan, es decir
“como deben vivir los redimidos”, el valor de una vida de testimonio que de
evidencia a los gentiles que en los hermanos de Éfeso realmente Cristo vivía
en ellos, aleluya. El gran propósito o meta de Dios en la redención es; “De
reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación de los tiempos, así las que
están en los cielos, como las que están en la tierra” Efesios 1:10.
Presentación del tema

En este capítulo Pablo les habla de la importancia de estar unidos en la unidad


del Espíritu, de su nueva vida en Cristo, del despojo de la vieja criatura y del
revestimiento de la nueva criatura, de evitar y desechar las mentiras, el enojo,
el hurto, las malas palabras etc. En resumen es como si les dijera; “vivan como
Dios quiere que lo hagan”, que se note abiertamente la conversión, no solo
que la gente oiga de ellos el conocimiento de los conceptos teológicos
correctos sino que vean los frutos de una verdadera vida cristiana; “Por sus
frutos los conoceréis” (Mateo 7:22, Mateo 12:33).

Aquí en este verso Pablo les aconseja a no contristar o entristecer al Espíritu


Santo, en este libro se menciona permanentemente al Espíritu Santo en su
labor en la iglesia y su relación con los creyentes. El Espíritu Santo sella a los
creyentes para el día de la redención (Efesios 1:13), nos da entrada al Padre
(2:18), nos fortalece (3:16), nos hace un cuerpo en Cristo (4:4), nos hace dar
fruto (5:9) y nos llena de El (5:18).

La Biblia versión Latinoamericana nos dice; “no entristezcan al Espíritu


Santo que Dios puso en ustedes como a su sello, marcándolos así para el día
de la salvación”, mientras que la versión llamada Vulgata Latina dice; “y
no queráis contristar con vuestros pecados al Espíritu Santo de Dios, con el
cual fuisteis sellados para el día de la redención”.
No contristéis al Espíritu Santo;

Esta sola expresión afirma la irrefutable doctrina de la personalidad del


Espíritu Santo, él no es algo es alguien, él es una maravillosa persona divina,
la 3° persona de la Santísima Trinidad, Dios quien vive en nosotros (Romanos
8:9, 1ª. Corintios 6:19) quien se pude entristecer por nuestros pecados e
indiferencia. Contristar en el griego es LUPEO “dolor, tristeza, pesar” solo
los sentimientos de tristeza y pesar lo puede experimentar una persona (las
cosas inanimadas no tienen sentimientos).

Podemos contristar al Espíritu Santo cuando obviamos su presencia, su voz y


dirección (Romanos 8:5-8, Gálatas 6:8) al contristarlo él no se retira de
nosotros, no nos abandona, pero nuestra permanente actitud de indiferencia
puede llevar a resistirlo (Hechos 7:51), que puede también llevar a apagar el
fuego del Espíritu (1ª. Tesalonicenses 5:19) y hasta quizás al final de esa
actitud llegar a insultarlo o blasfemarlo (Hebreos 10:29, Mateo 12:31) esta
última acción produce una situación irreversible donde el Espíritu puede
retirarse definitivamente de nosotros, ya que para la blasfemia contra el
Espíritu Santo no hay perdón. Muchísimos hermanos se preocupan y sufren
con este asunto pensando que han blasfemado más de alguna vez y han
cometido el pecado imperdonable. El hecho mismo de querer ser perdonado,
el dolor de haber fallado al Señor y el deseo profundo de ser restaurado son
evidencias mas que claras que no se ha cometido lo que llamamos “el pecado
imperdonable” (Hechos 3:19, Proverbios 28:13, 1ª. Juan 1:9).

Nuestra relación con Espíritu Santo:

Él es el Ser mas delicado y especial con el cuál el creyente se puede


relacionar, a través de toda la escritura se revela como una persona con
individualidad propia (2ª. Corintios 3:17-18, Hebreos 9:14, 1ª. Pedro 1:2) él
no es solo un poder o influencia como lo enseñan los Russelistas y
Cristadelfianos, por ello debemos ser sumamente cuidadosos de nuestra
relación con este ser que vive dentro de nosotros y nos da testimonio abierto
de que somos hijos de Dios (Romano 8:16) a si que él debe ser tratado como
persona y considerarlo como el Dios eterno que vive en nuestros corazones.
Desde el día que creímos él vino a ser morada en nosotros y se irá con
nosotros cuando Jesucristo el Señor venga por su iglesia (Juan 14:3) como
dice la Biblia de estudio Pentecostal en su pagina 1519, “el Espíritu Santo es
el agente que bautiza a los creyentes para formar un solo cuerpo (1ª.
Corintios 12:13), vive en la iglesia (1ª. Corintios 3:16), la edifica (Efesios
2:22), inspira su adoración (Filipenses 3:3), dirige su misión (Hechos 13:2-
4), designa a sus obreros (Hechos 20:28), le imparte dones (1ª. Corintios
12:1-11), unge a sus predicadores (Hechos 2:4, 1ª. Corintios 2:4), guarda el
evangelio que le ha confiado (2ª. Timoteo 1:14) y promueve su justicia (Juan
16:8, 1ª. Corintios 3:16).

¿Puede el Espíritu Santo irse de nosotros?

Entristecemos al Espíritu Santo como ya hemos dicho con nuestros pecados,


indiferencia, autosuficiencia, pasión por las cosas del mundo, ociosidad etc.
Pero ¡cuidado¡ el hecho de entristecerlo continuamente pudiera llevar a que Él
se aparte de aquellos que se obstinan en pecar y endurecen sus corazones a su
obra, si pecamos delante de él pidamos a Dios su compasión como dijo David
con un clamor desgarrador y de toda su alma; “No me eches de delante de Ti,
y no quites de mi tu Santo Espíritu” Salmo 51:11 (Génesis 6:3, 1ª. Samuel
16:14, Jueces 16:20, Judas 19) si tu ofendes, hieres y entristeces a un ser
querido, cercano a ti, un familiar, amigo etc. ¿Qué haces? Pues, te acercas a él
y le pides perdón. Ellos están cerca de ti, nuestros familiares “están Con
nosotros” pero el Espíritu Santo “está En nosotros”.
Culminación

El Espíritu Santo es la persona más especial con la que podemos tratar ¿Qué
haremos ahora que le hemos contristado y entristecido? Pues nos
humillaremos y pediremos perdón a Dios por haber contristado el Espíritu
Santo sin él no podemos vivir; “el Espíritu de Dios me hizo, y el soplo del
omnipotente me dio vida” Job 33:4.

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