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El sindicalismo argentino frente

al Bicentenario: una reseña


histórica

Arturo Fernández*

El sindicalismo ha sido y es un movimiento riqueza. La crisis de los años setenta condujo


social esencial de las sociedades capitalistas a un período de concentración del capital, de
porque constituye una necesaria expresión del recortes de ese Estado de Bienestar y de debi-
conflicto entre el capital y el trabajo y contri- litamiento del sindicalismo pero, ciertos prin-
buye a limitar los abusos de los propietarios cipios esenciales de la convivencia entre el
de los medios de producción. Los sindicatos capital y los trabajadores se mantienen aún
aparecieron en el siglo XIX como una forma en los países desarrollados.
organizada de lucha contra la arbitrariedad En la Argentina el desarrollo capitalista
de los capitalistas. En muchos países gene- se asoció tempranamente con un contexto de
raron partidos políticos que representaron los dependencia económica estructural, dado que
intereses de los trabajadores y el proyecto de nuestro país se integró en el mercado mundial
superar “el drama de la condición obrera”. Por como productor especializado en abastecer de
ello, fueron proscriptos o reprimidos durante materias primas agropecuarias a los países
décadas, aún en los países industriales desa- industrializados, sobre todo a Gran Bretaña.
rrollados. Después de la trágica Primera En consecuencia, la lenta formación de un
Guerra Mundial, el movimiento obrero consi- sector industrial en la Argentina, subordi-
guió el sufragio universal, al tiempo que la nado a los intereses de los terratenientes
constitución de la Organización Internacional exportadores, influyó sobre el movimiento
del Trabajo posibilitó la progresiva universali- obrero y sus luchas e hizo difícil establecer
zación del Derecho Laboral que protegería al pactos sociales con el capital, aún después de
asalariado. la crisis de 1930.
A través de la vía abierta por la difusión Al estudiar los caracteres específicos del
del sufragio universal, los sindicatos fueron sindicalismo en relación al contexto social y
ampliando el espacio de la ciudadanía hacia político que lo condiciona, se observa que están
los derechos sociales y económicos, mediante vinculados con el tipo de capitalismo que les
la gradual concreción de pactos sociales que tocó en suerte confrontar. Por eso, una breve
sentaron las bases del Estado de Bienestar reseña de la historia del sindicalismo argen-
democrático. La superación de la Gran tino, en diversas etapas, cada una de las cuales 83
Depresión de 1930, primera crisis mundial ofrece caracteres definidos y divergentes unos
del capitalismo, facilitó el desarrollo de las de otros, nos permitirá ilustrar el supuesto
negociaciones Empresas-Sindicatos-Estados, general que guía nuestra interpretación
que afianzaron una real distribución de la acerca de que cada período significativo de la

* Investigador Principal CONICET/UBA/ UNSAM


Este análisis actualiza una serie de estudios realizados a lo largo de las cuatro últimas décadas e incorporada en ese
período en diversas publicaciones.

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Arturo Fernández

historia sindical corresponde a un estado cuali- ■■ Industrialización incipiente y


tativamente distinto del desarrollo capitalista predominio del sindicalismo
argentino. “revolucionario” (1878-1919)
En el año del Bicentenario cabe resaltar
el contraste en las organizaciones sindicales Este período se caracterizó por el predominio
entre 1910 y 2010. Hace un siglo, las protestas de los sindicatos anarquistas, cuya principal
de anarquistas y socialistas contra los sala- arma de combate fue la huelga “revolucio-
rios de hambre y las condiciones de trabajo naria”. El reducido movimiento obrero, corres-
inhumanas condujeron a la aplicación del pondiente a un desarrollo industrial incipiente,
estado de sitio durante las celebraciones del estuvo formado por inmigrantes influidos
Centenario, convertidas en una muestra del por las ideas anarquistas y socialistas euro-
autoritarismo oligárquico. Fueron enviados peas. Pero el anarquismo pareció encontrar
a la cárcel de Ushuaia decenas de militantes más apoyo que el socialismo en los sectores
obreros detenidos. Había temor de violencia autóctonos incorporados al trabajo industrial,
social y bandas para-policiales acechaban numéricamente poco significativos. Así es que,
a los sindicalistas de todas las tendencias, al tiempo que se formaba un partido socialista
al tiempo que se dictaba la Ley de Defensa con rasgos “reformistas”, la mayoría de la clase
Social, contraria a los principios liberales de obrera no percibía otra forma de hacer valer
la Constitución Nacional y se radicalizaba la sus demandas que accediendo al poder por la
paradójica Ley de Residencia, todo un símbolo fuerza. Pensaba que esa irrupción le permi-
del fracaso del proyecto inmigratorio de la tiría destruir la maquinaria del Estado, que
Organización Nacional, usada para expulsar en todos los casos significaba opresión.
extranjeros “indeseables”. Los sectores diri- El sistema marginaba a los obreros, ya que
gentes económicos y la Iglesia Católica consi- su participación política era percibida como una
deraban una amenaza la existencia misma de amenaza por los sectores capitalistas. Al no
los sindicatos. existir sufragio universal ni un ordenamiento
En este aňo 2010, el 25 de mayo coincidirá legal que protegiera a los trabajadores inmi-
con el séptimo año de una gestión del Ministerio grantes y nativos, no había derechos sociales
de Trabajo, Empleo y Seguridad Social que mínimos. Por lo tanto, los sindicatos anar-
restableció la negociación colectiva tripartita, quistas y aun socialistas fueron a veces arras-
mejoró el salario mínimo por decisión del Poder trados a enfrentamientos globales a través de
Ejecutivo y fortaleció indirectamente el rol de huelgas “revolucionarias” y se debatieron en la
un sindicalismo cada vez más plural. Además, semiclandestinidad.
dio cobertura a dos millones de personas que La primera sociedad obrera se había cons-
no tenían aportes suficientes para jubilarse y tituido en 1857, cuando se fundó la Sociedad
una asignación familiar para los niños de los Tipográfica Bonaerense, que era estrictamente
sectores vulnerables. La proyección política una asociación de socorros mutuos, como casi
de los sindicatos es diversa y aceptada por los todas las primeras entidades obreras. Recién
dirigentes políticos. En conjunto, esto contri- en 1878 se produjo la primera huelga orga-
buye a mantener altos niveles de paz social nizada por la Unión Tipográfica, dirigida por
a pesar de la inédita situación de desempleo un obrero francés. Esa huelga triunfó y los
84 estructural, pobreza y exclusión social que aún tipógrafos obtuvieron mejoras de salarios y
vive la Argentina y que había llegado a porcen- horarios de trabajo. Con la crisis de 1890 las
tajes alucinantes en el 2002. Por ello, se puede condiciones de la vida obrera se hicieron más
afirmar que hubo ciertos avances sociales y, precarias, lo que fortificó la reciente organiza-
como resultado de prolongadas luchas popu- ción de los primeros grupos anarquistas impul-
lares, se refuerza la esperanza de lograr mayor sada por el eminente activista italiano Enrique
justicia social. Malatesta y a los sectores socialistas, entre los
Veremos ahora las seis etapas principales que destacaban los alemanes exiliados que
de esta historia. fundaron el Club Vorwarts. Se produjeron
El sindicalismo argentino frente al Bicentenario: una reseña histórica

entonces las primeras huelgas de albañiles, Este autor sostenía que era necesario replan-
panaderos, cigarreros, maquinistas y fogoneros tear las luchas obreras ante la perspectiva de
ferroviarios. Más tarde estos últimos fundaron una larga supervivencia de la sociedad capi-
“La Fraternidad”, sindicato aún existente. En talista. Por lo tanto, los partidos y sindicatos
1891 y 1894 hubo intentos efímeros de crear obreros deberían lanzarse a la búsqueda de
centrales obreras. reformas que mejorasen la condición de los
El anarquismo adquirió un fuerte arraigo trabajadores y que, gradualmente, transfor-
durante esos años, llegando a convertirse en maran el sistema capitalista. Juan B. Justo,
la corriente ideológica de mayor aceptación en fundador del socialismo argentino, adoptó
las organizaciones sindicales. Como sucedió esta concepción del marxismo y pasó a repre-
en Europa, su auge se correspondía con un sentar una alternativa gradualista, opuesta
alza de las luchas sindicales enfrentadas a un al maximalismo anarquista. Desde esa pers-
sistema injusto que se visualizaba incapaz de pectiva planteó un conjunto de temas sociales
reformarse por la vía de la negociación polí- a través de proyectos legislativos a partir de
tica. Su base social se encontraba en talleres 1904, logrando cierta audiencia en el seno de
artesanales y en pequeñas industrias donde las ascendentes clases medias.
abundaban obreros con oficios más o menos Los socialistas, aunque siendo minori-
calificados, como en el caso de los panaderos, tarios en el movimiento obrero, se retiraban
los zapateros, los plomeros, y otros. La acción del Congreso de la FOA de 1902 y junta-
anarquista condujo a la organización de la mente con un grupo de sindicalistas “puros”,
Federación Obrera Argentina en 1901, la también disidentes del anarquismo, fundaban
central obrera permanente más importante la Unión General de Trabajadores en 1903.
de la época. Pero, su postura extrema, produjo Los programas de la FOA y de la UGT no dife-
la división de ese movimiento obrero y de rían en sus objetivos inmediatos. Se trataba,
sus sindicatos y dio pretexto al Estado para en ambos casos, de lograr la jornada de ocho
reprimir las tentativas de los trabajadores de horas diarias, la prohibición del empleo de
organizarse y de conquistar mejoras sociales. menores de 14 años, un mínimo de salario
Tras la profunda agitación de los años con base oro, igual salario a igual producción
1909 al 1912, el anarquismo dio una batalla tanto para el varón como la mujer, abolición
frontal contra el sistema capitalista durante el del trabajo a destajo, descanso dominical
mes de enero de 1919, durante la huelga revo- y limitación del trabajo nocturno. Pero las
lucionaria que provocó la “Semana Trágica” estrategias y las tácticas para lograr esos fines
de Buenos Aires. Fue la consecuencia de la eran diversas y enfrentaban a los sindica-
convulsión mundial que había engendrado la listas anarquistas con los socialistas. Después
Guerra Mundial de 1914-1918. Algo semejante de 1907 se entró en un período de organiza-
ocurrió dos años después en la provincia de ción del sindicalismo y de creciente agitación
Santa Cruz, a fines de 1921, con una matanza obrera. La FOA, transformada en Federación
de obreros rurales huelguistas, igualmente Obrera Regional Argentina (FORA) durante el
despiadada y ejecutada por el Ejército, por Congreso de 1904, encarnaba la posición “pura
órdenes del Presidente Yrigoyen. Debido a y dura” del anarquismo inspirado en Bakunin
estas sangrientas frustraciones, comenzó a y Kropotkin. La UGT, transformada durante
decaer definitivamente la vitalidad del anar- 1909 en Confederación Obrera Regional 85
quismo “revolucionario”. Argentina (CORA) pasó a ser controlada por
Entretanto se desarrollaba el socialismo los sindicalistas “puros”, con participación
a partir de la fundación del Partido Socialista minoritaria socialista. La corriente “sindica-
en 1894-1895. Desde sus comienzos, esta lista” representaba el término medio entre el
corriente ideológica se plegó a una postura lega- anarquismo y el socialismo, era menos elitista
lista, influenciada por la prédica de Eduardo y más pragmática que el socialismo y menos
Bernstein, dirigente del Partido Socialista extremista aunque tan “gremialista” como el
alemán, precursor de la socialdemocracia. anarquismo. Proveniente de una relectura

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moderada de esta última posición ideológica, el Ferrocarriles, la Fraternidad) en 1917 con la


sindicalismo “puro” –cuyo rol sería de creciente solidaridad de la FOM y, en fin, la huelga de
importancia en el movimiento obrero nacional- los metalúrgicos en los talleres Vasena de fines
adoptó una actitud semi-legalista, ubicua, poco de 1918 que concluiría en los sangrientos epi-
atada a un “dogma ideológico” y desconfiada de sodios de enero de 1919.
los partidos políticos. Contradictoriamente, el radicalismo mejoró
Una preocupación constante fue llegar a relativamente las condiciones sociales dictando
la unidad organizativa del movimiento obrero. las primeras leyes de protección del trabajo y
Ella se logró, fugazmente, en 1914, pero ya en estableció relaciones con gremios moderados,
1915 la central sindical FORA volvió a frac- sobre todo de la corriente sindicalista “pura”.
turarse en las tendencias antes señaladas: Por otra parte, la guerra aceleró el proceso de
la FORA del V Congreso, de ideología anar- industrialización, ampliando el mercado de
quista, que había pasado a ser minoritaria en trabajo. Por ello crecieron los sindicatos, orga-
el Congreso de ese año (1915) y la FORA del IX nizativa y numéricamente, y los anarquistas
Congreso, controlada por sindicalistas “puros” dejaron de ser mayoritarios. La represión que
y socialistas. Esta última creció considerable- se desató contra estos últimos sería el epílogo
mente entre 1915 y 1919, pasando de 20 mil de un proceso que estaba en marcha y que
a 200 mil afiliados individuales y de 51 a 530 conducía irremediablemente al fin del predo-
sindicatos adheridos. La Federación Obrera minio del sindicalismo “revolucionario”.
Marítima, con 22 mil afiliados en 1919, consti-
tuía la entidad sindical más importante de la
FORA del IX Congreso. ■■ Expansión industrial y
La movilización obrera del período predominio del sindicalismo
1907-1919, que tuvo sus momentos de mayor reformista (1920-1945)
tensión entre 1909 y 1912, llevó a serios enfren-
tamientos callejeros, a huelgas masivas y a una Si bien la Primera Guerra implicó una expan-
severa represión estatal. Una referencia desta- sión industrial muy importante, hacia 1930 la
cada de esos conflictos fue la huelga de los inqui- capacidad industrial del país se correspondía
linos de 1906, contra la inicua explotación que con un mercado de trabajo en el que predomi-
practicaban los propietarios de conventillos. naban los obreros calificados y semi-artesanos.
En 1912 se dictó la Ley Sáenz Peña, que esta- La crisis del ‘29 puso fin al desarrollo argen-
bleció el voto universal, secreto y obligatorio, tino basado en la exportación agropecuaria, el
y abrió la posibilidad del acceso al gobierno de llamado desarrollo “hacia afuera”. La misma
la Unión Cívica Radical, partido mayoritario, oligarquía terrateniente-exportadora decidió
lo que sucedió en 1916. Entretanto, comenzaba iniciar un proceso de industrialización por
la Primera Guerra Mundial, que puso a prueba sustitución de importaciones. La masa obrera
la estabilidad del sistema capitalista mundial. se acrecentó y la demanda de mano de obra
Resultados del conflicto bélico fueron la revolu- no especializada atrajo hacia los centros
ción obrera rusa, dirigida por comunistas leni- urbanos, sobre todo Buenos Aires y Rosario,
nistas, y situaciones prerrevolucionarias en una considerable corriente migratoria que se
Alemania, Hungría y, en menor medida, una desplazó desde las provincias marginadas y
86 decena de otros países europeos. subdesarrolladas.
El gobierno democrático de Yrigoyen, vota- En el movimiento obrero se caracterizó el
do por muchos obreros, despertó expectativas predominio numérico de los sindicatos socia-
de reformas económico-sociales, difíciles de lle- listas y del sindicalismo independiente o
var a cabo en un período de crisis económica “puro”. Su principal arma fue el uso de las vías
causada por la misma guerra. Ello condujo a parlamentarias y legales para obtener una
importantes huelgas, como las protagonizadas legislación favorable a los intereses obreros,
por la Federación Obrera Marítima en 1916, la confiando en modificar progresivamente la
de los gremios ferroviarios (Federación Obrera situación de injusticia y adquiriendo el poder
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político por la vía de las urnas. Sin embargo, el grupo socialista se separó de la USA y los
el profundo cambio económico y político que se comunistas fueron expulsados de la misma. La
operó en 1930 no fue comprendido en toda su USA quedó reducida a unos 15 mil miembros,
profundidad por la dirigencia sindical mayori- mientras los socialistas formaban, en alianza
taria. Ese sindicalismo no defendió el régimen con los sindicalistas “puros”, la Confederación
democrático ni supo captar la gran masa de Obrera Argentina en 1926. Esa central agru-
migrantes internos que, durante la década paba a la Unión Ferroviaria, a la Unión Obrera
de los ‘30, engrosaría las filas del movimiento Metalúrgica y a la Federación de Empleados de
obrero, conformándose una masa política- Comercio, llegando a sumar 130 mil afiliados
mente vacante. hacia 1930. Incluso los comunistas formaron
A su vez, los sindicalistas “puros” y los socia- una pequeña central vanguardista, el Comité
listas generaron formas de integración con el de Unidad Sindical, que atacaba duramente a
sistema de poder político, sobre todo durante los los socialistas, a los sindicalistas “puros” y a los
gobiernos radicales pero también después de propios anarquistas.
1930, durante los gobiernos militares o conser- La segunda precisión es que, el proyecto
vadores, reticentes a las demandas populares. de creación de la Confederación General del
A medida que se expandía la economía urbano- Trabajo, impulsado sobre todo por sindica-
industrial, los grandes sindicatos, como los listas “puros” y socialistas, trató de detener la
marítimos y los ferroviarios, pasaron a tener división del movimiento obrero y coincidió con
mayor importancia en el seno del movimiento el crucial año 1930. Las gestiones de unidad
obrero organizado, desplazando a los pequeños habían comenzado en julio de 1928, en un
sindicatos de oficios que habían sido la base momento que el sindicalismo había conocido
principal del poderío anarquista. En la década su mayor fragmentación. Esta segmentación
de 1930, la Unión Ferroviaria, con cerca de 100 perjudicaba los intereses de la clase traba-
mil afiliados, se convirtió en el gremio líder del jadora, contribuía a disminuir el aún débil
mundo sindical nacional. poder de negociación de los sindicatos y se
Sin embargo, es conveniente realizar algunas manifestaba en la reducción del número de
precisiones. En primer lugar, la afirmación del afiliados y hasta en la pérdida de represen-
movimiento gremial moderado, operada entre tación del socialismo parlamentario, que se
1910 y 1920, continuó hasta 1925 pero, después confinó a un solo legislador en 1930. Si bien el
de esta fecha, el sindicalismo decayó. La prospe- anarquismo tendía a desaparecer como fuerza
ridad económica influyó para que disminuyesen sindical significativa, la aparición del comu-
los conflictos sociales y las divisiones sindicales nismo agravaba las dificultades que impedían
internas ayudaron a debilitar las fuerzas de la la marcha hacia una posible unidad, sobre todo
clase obrera. En 1922 se había llevado a cabo por las posiciones maximalistas de la Tercera
un Congreso de Unificación Sindical, del cual Internacional a la cual estaba adherido y por la
sólo estuvo ausente la FORA anarquista. De ese profunda rivalidad que, en ese momento, sepa-
Congreso nació la Unión Sindical Argentina, con raba a nivel mundial a los leninistas respecto de
predominio de los sindicalistas “puros” y parti- la Segunda Internacional Socialista, a la cual
cipación socialista y comunista. Esta nueva adhería la Confederación Obrera Argentina
tendencia había surgido en 1921 con la esci- (COA). Por lo tanto, las negociaciones para
sión del ala izquierdista del Partido Socialista y crear la CGT fueron lentas, la FORA no acep- 87
como reflejo de la ruptura que, a nivel mundial, taba otra unidad que la realizada alrededor de
se producía en el movimiento obrero entre los su programa, sectores de la COA desconfiaban
social-demócratas y los seguidores de Lenin, el de las tendencias anarquistas existentes entre
líder de la reciente revolución rusa. Sin embargo, los gráficos de la USA y los comunistas tampoco
la unidad sindical duró poco tiempo. En 1924, admitían la unidad con “fuerzas reformistas”1.

1 Los comunistas, el ala más radical –aunque minoritaria− del movimiento obrero de la época, fueron duramente repri-
midos entre 1930 y 1935, como consecuencia del golpe restaurador y pro-oligárquico de 1930.

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Los primeros síntomas de la crisis mundial de la dominación económica británica y norte-


y la nueva situación planteada por el golpe americana. Como consecuencia de esta politi-
militar que derrocó al gobierno constitucional de zación, en marzo de 1943, la CGT se dividió
Yrigoyen, precipitaron el dificultoso proceso de la entre la CGT Nº 1, controlada por sindicalistas
unidad sindical. El 27 de septiembre de 1930 se “puros” y socialistas próximos a la concepción
realizó la primera reunión del Comité Nacional no partidista del sindicalismo, y la CGT Nº 2,
Sindical que creó una nueva central con la deno- controlada por los socialistas y los comunistas.
minación de Confederación General del Trabajo
(CGT), siendo elegido como primer secretario
general el delegado de la Unión Ferroviaria, ■■ Programa de desarrollo por
Luis Cerutti. Los caracteres principales de la sustitución de importaciones y el
flamante CGT eran, por un lado, el predominio sindicalismo integrado al Estado
de la tendencia sindicalista apolítica sobre los (1945-1955)
socialistas, proclives a una mayor participación
política o partidista. Por otro, la influencia deci- La Segunda Guerra Mundial aceleró con fuerza
siva de la Unión Ferroviaria, por su peso numé- el proceso de industrialización y la burguesía
rico. Finalmente, la poca representación del industrial nacional adquirió mayor peso. La
sector industrial en el Comité Nacional Sindical, “Revolución Militar” del 4 de junio puso fin a la
que luego se llamará Comité Confederal. contradicción de que, un país en plena expan-
En diciembre de 1935, mientras se prepa- sión de la industria capitalista, estuviese
raba el Congreso Constituyente de la CGT, los socialmente gobernado por representantes de
socialistas de la Unión Ferroviaria, cuya hege- una burguesía terrateniente y agro-exporta-
monía no fue reconocida por la Junta Directiva dora. Este típico “cuartelazo” desató las fuerzas
de la CGT, coparon el edificio de la calle sociales ascendentes y originó sin proponérselo
Independencia generando el primer “golpe” un movimiento nacionalista popular, típico de
obrero de nuestra historia social. La mayoría los países latinoamericanos. Por una parte,
del movimiento obrero se agrupó alrededor de muchos de los nuevos asalariados migrantes
la CGT de la calle Independencia, mientras los no se integraban al sindicalismo existente, en
sindicalistas “puros” organizaban la CGT de la gran parte debido a que sus organizaciones, sus
calle Catamarca que, en mayo de 1937, tomaba ideologías y la mentalidad de sus dirigentes no
el nombre de Unión Sindical Argentina (USA). se adecuaron con la rapidez debida al profundo
En la CGT, con más de 200 mil afiliados, los cambio de la década de los años treinta.
socialistas recibían el apoyo de los comunistas, Por otro lado, la burguesía industrial estaba
quienes habían emprendido la nueva táctica preocupada en tener un poder sociopolítico que
“frentista” para luchar contra el fascismo. En le permitiese afirmar su proyecto industriali-
los años posteriores, la CGT afianzó su orga- zador en curso. Por cierto, la burguesía a la que
nización a partir del largamente preparado nos referimos estaba compuesta por empresa-
Congreso Constituyente de abril de 1936 y de rios pequeños, medianos y algunos de mayor
la elección como secretario general del gremio dimensión, cuyo crecimiento se había produ-
ferroviario, José Domenech en 1937. Se reali- cido al abrigo de las formas proteccionistas
zaron dos congresos ordinarios entre 1939 y que impusieron la crisis de 1930 y luego la
88 1942, lo cual evidenciaba la relativa regula- Segunda Guerra. Su subsistencia dependía del
ridad institucional de la Confederación, que mantenimiento de la protección de esa produc-
acrecentó el número y la capacitación de sus ción industrial, impulsada por el Estado, y a la
cuadros dirigentes. cual se oponían fracciones burguesas ligadas al
Puede afirmarse que, tanto en la CGT capital extranjero y la vieja “oligarquía” agro-
como en la USA, había crecido la tendencia exportadora, nostálgica de un país integrado
hacia una mayor participación política y parti- sin cortapisas al mercado mundial capitalista
daria del sindicalismo y existía una mayor y partidaria del liberalismo económico libre-
conciencia nacional frente a los efectos sociales cambista del siglo XIX.
El sindicalismo argentino frente al Bicentenario: una reseña histórica

A partir de la gestión del Coronel Juan Domingo la voluntad de estructurar un movimiento


Perón en la Secretaría de Trabajo y Previsión sindical unido e impidiendo la atomización de
en octubre de 1943, se inició el período que los intereses obreros. La medida más avanzada
cambiaría las formas organizativas y la ideo- de esta legislación fue reconocer al sindica-
logía del movimiento obrero organizado en poco lismo el derecho de participar en política, con
más de dos años, gracias al apoyo popular que lo cual el Estado asumía, por primera vez, el
recibieron las muchas leyes sociales dictadas contenido político de las luchas sindicales. De
en ese período2. la adhesión masiva de los trabajadores al justi-
La politización de los sindicalistas se cialismo surgió una organización sindical cuya
ampliaba desde el inicio de la década de 1930 dimensión numérica quedó quintuplicada,
y, por ello, el diálogo con militares reformistas pasando de 600.000 afiliados a 3 millones. El
se hizo posible a medida que esas leyes sociales Partido Laborista, contra la voluntad de sus
dictadas por el Estado satisfacían viejas principales dirigentes, fue disuelto e inte-
demandas obreras. Cuando estas conquistas grado al partido que se llamará Justicialista o
fueron amenazadas por la oposición al Coronel Peronista por decisión de Perón.
Perón, la mayoría de los viejos sindicalistas, De esta realidad compleja surgieron dos
apoyados por numerosos sectores obreros consecuencias contradictorias para la CGT. Por
organizados o, hasta entonces no organizados, una parte, el sindicalismo tomó conciencia de
reclamaron y obtuvieron la libertad de Perón el su poder, su dignidad y su lugar en la historia
17 de octubre de 1945 y cambiaron el curso de nacional y, por primera vez, fue partícipe del
la historia argentina. Al mismo tiempo, ante la sistema de poder estatal. Por otra parte, su
inminencia de las elecciones, los sindicalistas autonomía política se limitó, aunque nunca
formaron el Partido Laborista para apoyar la desapareció totalmente, lo que favoreció cierta
candidatura del jefe militar transformado en burocratización de sus dirigentes.
fundador de una nueva organización política. Quedan para “el haber” de esta época
El acto electoral de febrero de 1946 marcó fundamental en la historia argentina una
el triunfo de una opción política autónoma de transformación social profunda e incruenta,
la mayoría de los trabajadores organizados en que el General Perón no quiso imponer por
la CGT y aliados a la propuesta de la burguesía la violencia, convencido de que la guerra civil
industrial nacional. En la “década peronista” destruía la nación. También quedaban, el surgi-
se asistió al particular fenómeno de la integra- miento de un sólido sindicalismo de masas, la
ción del movimiento sindical dominante a un aparición de complejos aparatos de dirección
sistema de poder que seguía siendo capitalista. gremial que posibilitarían la rápida movili-
Es que la ejecución de la política justicialista de zación obrera, la unificación del movimiento
desarrollo nacional implicaba la incorporación sindical, la promoción de nuevos dirigentes
activa del sindicalismo y la ley de asociaciones con concepciones pragmáticas y realistas de la
profesionales de 1945 fue el instrumento para vida social y política y la experiencia de una
realizar esa integración. Dicha ley reconoció participación en las decisiones estatales, sobre
a los sindicatos como asociaciones de derecho las cuales la CGT influyó entre 1946 y 1955.
público y estableció el control del Estado Quedan para “el debe” del mismo período,
sobre los ingresos y gastos de la organización el desarrollo de una concepción estatista de los
sindical, además de la capacidad, otorgada al sindicatos, por la cual las conquistas sociales 89
Ministerio de Trabajo, de adjudicar y retirar del movimiento obrero pasaron a depender de
personerías gremiales. Si bien la afiliación a una política privilegiada con el Estado. Las
un gremio no se hizo obligatoria, la personería ideologías tradicionales del movimiento obrero
gremial se otorgó al sindicato mayoritario por fueron sustituidas por la cultura peronista que
rama de actividad, afirmando desde el Estado sostenía un programa de acción pragmático

2 Ellas constituyeron una notable ampliación del Derecho Laboral y el gobierno se encargó de hacerlas cumplir.

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dirigido hacia el conjunto de una nación hasta burguesía dominante que hasta ahora no se ha
entonces económicamente dependiente, a la mostrado capaz de sostener el desarrollo del
cual se le proponía un método de integración país a largo plazo.
política para devenir independiente e influ- Entre los factores que explican la apari-
yente en el escenario geopolítico. La difusión y ción y permanencia de la CGT peronista se
aplicación de ese ideario fue gestando un movi- encuentra la fuerte presencia histórica de
miento obrero que no planteó un proyecto global sindicalistas “puros”, inclinados a un pragma-
de sociedad alternativa al capitalismo, tal como tismo político que los acercó naturalmente a la
los que surgieron de la perspectiva utópica propuesta del Secretario de Trabajo y Previsión
sostenida por movimientos similares en otros de un gobierno militar dictatorial. Además, el
países. Derrocado el peronismo, los trabaja- liderazgo carismático del mismo Perón sobre
dores concibieron la “utopía” movilizadora del las masas obreras, que obligó a muchos “viejos”
retorno del líder, una perspectiva limitada en dirigentes sindicales a plegarse al nuevo movi-
comparación con aquellos proyectos alterna- miento político, so pena de quedar marginados
tivos. Por otra parte el ascenso tumultuoso del de la conducción real de sus gremios. Otro
peronismo en la vida sindical fue acompañado factor fue el fracaso del proyecto de formar un
por confrontaciones con otras corrientes, parti- Partido Laborista, cuya concepción se oponía
cularmente las minorías comunista y socialista al liderazgo personal de Perón y su concep-
que denunciaron el uso de métodos intimida- ción de “Partido-Movimiento Nacional”, que
torios y, poco democráticos empleados por sus fue rápidamente disuelto por el flamante
nuevos rivales para desplazarlas. El proyecto presidente constitucional de 1946. También
estatal de unificar el sindicalismo y eliminar explica la perduración de la CGT peronista,
la oposición a la conducción mayoritaria de la formación en aquel momento de nuevas
la CGT contribuyó a la perduración de rasgos y grandes concentraciones industriales que
de dependencia estatal en el sindicalismo de determinaron el predominio de gremios que,
orientación peronista, lo que si al principio como los obreros de la carne, los metalúrgicos
pudo ser funcional para el proyecto unificador, y los textiles, estaban conformados por bases
con el correr del tiempo se expuso a la crítica de peronistas. Estos gremios pasaron a liderar
las corrientes gremiales competidoras. la central obrera por su peso numérico y por
Precisamente el poder económico y polí- su importancia cualitativa en este período
tico alcanzado por las conducciones gremiales de rápido desarrollo industrial del país. Otro
a favor de su vinculación privilegiada con el factor muy significativo ha sido la ampliación
Estado, los expuso a la crítica de sus oposi- de una red de obras sociales, con las cuales los
tores que enfatizaron sus rasgos burocráticos. sindicatos asistieron a sus afiliados en materia
Los dirigentes que actuaron en el primer de salud y recreación, generando un indudable
plano sindical entre 1946 y 1955 pagaron flujo de beneficios que se transformarían en
con su proscripción errores y culpas reales y consiguiente adhesión y apoyo por parte de los
supuestas o imaginadas. Las nuevas genera- afiliados beneficiarios.
ciones de sindicalistas peronistas confirmaron La alianza social burguesía nacional-
luego que el pragmatismo conduce a menudo a trabajadores, sustentada en la popularidad de
la política de compromisos pero no siempre es Perón y en la neutralidad del Ejército, comenzó
90 eficaz para superar la confusión política e ideo- a fracturarse hacia 1952, cuando se produjo
lógica. En todo caso, la transformación de un la primera crisis económica grave del modelo
sindicalismo de estilo ideológico europeo en la de sustitución de importaciones, gestada en
CGT peronista que, contra todos los avatares la debilidad del sector externo. Las exporta-
históricos, perdura hasta hoy, se debió a una ciones esencialmente agropecuarias del país
compleja red de factores, analizados por histo- no alcanzaban para pagar las importaciones
riadores y sociólogos. Ello sólo demuestra de energía y de insumos industriales, indis-
que la Argentina no es un país desarrollado y pensables para mantener en funcionamiento
que sus sectores subalternos enfrentan a una el aparato industrial del que se había dotado
El sindicalismo argentino frente al Bicentenario: una reseña histórica

la Argentina. Estas crisis se repetirían cícli- El sindicalismo peronista jugó un rol signi-
camente cada cuatro o cinco años, entre 1952 ficativo en estos veinte años de historia
y 1975, y su primer efecto fue multiplicar las nacional, marcados por una crisis de hege-
tensiones en el interior del bloque peronista en monía social que se expresó en la debilidad
el poder. Pese a que el plan de estabilización de los gobiernos civiles y en los frecuentes
concebido por el ministro Antonio Cafiero dio golpes militares que se sucedían a sí mismos
resultados positivos, la burguesía nacional, las sin lograr resolver ningún problema esencial.
clases medias, la Iglesia, y al fin, las Fuerzas ¡Doce presidentes ocuparon la Casa Rosada,
Armadas rompieron lanzas contra el poder con un promedio de permanencia de un año
personal de Perón, preocupadas por el supuesto y siete meses!
poder desmedido de la clase obrera organizada El golpe militar de noviembre de 1955
y dispuestas a disciplinar las demandas de los intervino la CGT, proscribió a los dirigentes
sectores sociales subalternos. sindicales peronistas por millares y pretendió
En un clima de odio social extremo, ello cambiar la estructura sindical. Sin embargo, la
condujo a la conspiración de todos los partidos “resistencia” liderada por una nueva camada
políticos opositores y de la Iglesia Católica de jóvenes sindicalistas afines al peronismo,
contra el gobierno constitucional; conspiración neutralizó los planes políticos-sindicales de la
que desembocó en el despiadado bombardeo del llamada “Revolución Libertadora”. Se inició
16 de junio de 1955 y en el golpe de septiembre una etapa en la cual el sindicalismo peronista
de ese año, que puso fin a la participación del representó una oposición sistemática a todas
sindicalismo en el esquema de poder. las tentativas para encauzar el país por la vía
de un desarrollo basado en la participación del
capital extranjero. Asimismo, la CGT hostigó
■■ Crisis cíclicas: surgen a los siete gobiernos que, entre 1955 y 1973,
prácticas sindicales peronistas se sucedieron por la vía de elecciones con pros-
participacionistas, negociadoras, cripción del justicialismo, o por la de golpes
confrontacionistas y combativas militares carentes de apoyo popular.
(1955-1976) Desde el punto de vista sindical, la confron-
tación con la dictadura de Aramburu condujo a
Las crisis económicas y políticas cíclicas que conservar la mayoría de organizaciones sindi-
se iniciaron en los años cincuenta y se repi- cales en el Congreso Normalizador de 1957.
tieron hasta 1976, tuvieron una naturaleza En tanto que la confrontación-negociación
estructural que fue someramente descripta con el Presidente Arturo Frondizi (1958-1961)
en el párrafo anterior y aportaron inestabi- permitió que la normalización efectiva de la
lidad general que hizo imposible encontrar CGT concluyese en marzo de 1961 con la recupe-
una fórmula democrática para neutralizar ración de su control por las “62 Organizaciones
el apoyo mayoritario relativo que las clases peronistas”, lideradas por la Unión Obrera
subalternas seguían dispensando al proscrito Metalúrgica y su “hombre fuerte”, Augusto
presidente depuesto Juan Perón y a su movi- T. Vandor. Para llevar a cabo su estrategia,
miento. Las crisis de 1957/58, 1962/63, 1966, la CGT usó las más diversas armas: la acción
1970 y 1975 dieron lugar a planes de estabi- directa, la huelga general, la toma de fábricas
lización que deterioraban, al menos tempora- y, al mismo tiempo, una actitud permanente 91
riamente, el salario real y el nivel de empleo, de negociación con el Estado, con el fin de
generando tensiones sociales que no eran lograr que este cumpliese el rol de tutelar los
canalizadas por un sistema político bloqueado intereses de los trabajadores. Sin embargo, la
por la exclusión del peronismo y, después de complejidad de este accionar fue dividiendo a
1973, por la generalización de la violencia y la los dirigentes sindicales peronistas en cuatro
debilidad del gobierno que sucedió al propio tendencias: los combativos anti-capitalistas,
Perón, después de su muerte acaecida en julio los confrontacionistas que privilegiaban la
de 1974. lucha, los participacionistas que usaban la

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negociación, en particular con el Estado y un Vasena definió el plan de desarrollo del quin-
sector mayoritario, adscrito al estilo de conduc- quenio siguiente con caracteres liberales. Las
ción de Vandor, que utilizaba alternativa- dos alas de la CGT se unieron en un plan de
mente la negociación y la lucha. Esa división se lucha común que fracasó por la dura represión
manifestó con total claridad después del golpe del régimen. De esta prueba de fuerza la CGT
militar de 1966. quedó debilitada, con varios gremios inter-
Entre 1963 y 1966, durante el gobierno de venidos y con la destrucción total pendiendo
Illia, el sindicalismo llevó a cabo una activa como amenaza. La supresión de las paritarias,
movilización a través de los “Planes de Lucha”, el deterioro del salario real y la desmoviliza-
con el fin de mejorar el poder adquisitivo de los ción del movimiento obrero fueron el corolario
trabajadores y de terminar con la proscripción de esa batalla perdida por el sindicalismo.
política del peronismo. En el aspecto econó- A partir de la derrota del plan de lucha de
mico-social se obtuvieron éxitos significativos 1967, comienzan a gestarse las tácticas y los
y se estableció cierto grado de concertación a esquemas de vinculación con el Estado anti-
través de la mediación del Estado. Pero, fraca- cipados anteriormente. Por un lado, un sector
sado el “Operativo Retorno” de Perón, el movi- de sindicalistas se inclinó por intentar dialogar
miento sindical creyó que el gobierno radical con el gobierno autoritario, negociando la
no podía, sea por motivos externos o internos supervivencia de la CGT y su posible integra-
al mismo, restablecer el pleno imperio de un ción al nuevo sistema político que Onganía
juego electoral sin proscripciones. La actitud a imaginaba crear. Esa tendencia se denominó
seguir frente a la hipótesis de un “peronismo “Nueva Corriente de Opinión” o “participa-
sin Perón” dividió entonces a la CGT en dos cionista”. Por otra parte, se desarrolló un ala
tendencias. La CGT “Leales” liderada por confrontacionista con peso significativo en
Augusto Vandor, que concibió la idea de un algunos sindicatos nacionales y en las zonas
Partido Sindical sin Perón, por un lado, y la más industrializadas del interior del país.
CGT “de pie junto a Perón”, por el otro, liderada Estas tendencias se expresaron en oportunidad
por José Alonso, que mantuvo el apoyo incon- del Congreso Normalizador de marzo de 1968
dicional al líder exiliado en Madrid. Luego, el y el conflicto entre ellas condujo a la división
sector liderado por Vandor se inclinó a otorgar del movimiento sindical. Dos meses después la
un apoyo condicionado al golpe militar que escisión de la CGT quedaba formalizada: por un
llevaron a cabo los líderes del Ejército “Azul” lado encontramos la CGT “de los Argentinos”
el 28 de junio de 19663. (confrontacionistas y una minoría combativa)
No hay que olvidar que los golpistas se y, por otra parte, la CGT de Azopardo (vando-
presentaban como el ala nacionalista del ristas y participacionistas).
Ejército que había desplazado al sector anti- El ala confrontacionista-combativa contri-
peronista “duro”. La expectativa generada por buyó a crear un clima de movilización popular
la llamada “Revolución Argentina”, impulsó contra el régimen, sobre todo en el interior del
al conjunto del sindicalismo a seguir los pasos país, lo cual condujo a los procesos de agita-
del vandorismo durante el resto del año 1966, ción social de Corrientes, Rosario, Tucumán y
produciéndose una relativa pausa en las Córdoba de mayo de 1969. El paro general del
luchas sindicales. Esas expectativas se fueron 30 de mayo, declarado por las dos CGT, fue el
92 desvaneciendo ante la incoherencia del primer producto de la exitosa acción confrontacionista-
equipo ministerial del general Onganía y se combativa, que asestó un duro golpe al gobierno
trocaron en total oposición cuando, en marzo de Onganía. Como resultado de estos hechos
de 1967, el ministro de economía Krieger y retaceado el apoyo militar al presidente,

3 El intento de Vandor de generar un “peronismo sin Perón” que fuera admitido en el juego electoral, fue resistido dentro
del sindicalismo por la tendencia “de pie junto a Perón” y en el conjunto del movimiento peronista, por el propio Perón
que envió a Isabel Perón, quien llegó al país en 1965 para representarlo. Las elecciones provinciales de Mendoza
cuantificaron el predominio de los antivandoristas y del propio Perón.
El sindicalismo argentino frente al Bicentenario: una reseña histórica

este relevó al ministro de Economía al tiempo controladas por diversos grupos confrontacio-
que prometía convocar a las Comisiones nistas y combativos, peronistas o adherentes a
Paritarias. La CGT de los Argentinos se diluyó posiciones marxistas.
en la clandestinidad después de la detención Después de 1973, la dirigencia de la CGT
de su secretario general Raimundo Ongaro. se vio enfrentada a tres grandes desafíos. Por
Entre tanto, la CGT de Azopardo fue puesta un lado, tuvo una nueva participación en el
bajo tutela del Estado como consecuencia de sistema de poder durante los gobiernos pero-
la muerte de Vandor en junio de 1969. Pese nistas del período 1973-1976, frente a la que
a la intervención oficial y haciéndose eco del debió afirmar una cierta autonomía política,
creciente descontento popular, el sector vando- no exenta de conflictos. En un primer momento
rista convocó un paro general para el primero se alineó tras la conducción de Perón, mante-
de octubre de ese año. Sin embargo, el gobierno niendo el pacto social y enfrentando atentados
consiguió que el participacionismo y una parte desatinados contra sus dirigentes. Luego,
de los vandoristas levantasen el paro a cambio después de la muerte del General Perón y ante
de nuevas concesiones: la significativa ley de el giro económico impreso por la influencia de
Obras Sociales que le otorgaba una sólida base José López Rega, durante la presidencia de
económica a los sindicatos y la vaga promesa Isabel Perón, la CGT jugó un rol determinante
de rectificar la política económica. De este en la canalización de la agitación social que
modo, la CGT, cuyo control compartían el concluyó con el alejamiento en julio de 1975
vandorismo y el participacionismo, iniciaba el del siniestro Ministro de Bienestar Social y
camino hacia su normalización bajo la inter- organizador del grupo paramilitar Tres A,
vención de Valentín Suárez. y en el inicio de una escalada inflacionaria
Con la destitución de Onganía en junio que destruyó el pacto social impuesto por el
de 1970, las Fuerzas Armadas comenzaron gobierno justicialista.
a buscar una salida política democrática a la El segundo desafío que afrontó la CGT se
explosiva situación generada por la primera relacionó con la toma de responsabilidades
etapa de la Revolución Argentina. Entretanto, gubernamentales importantes entre agosto
se reunió el Congreso Normalizador de la de 1975 y enero de 1976, pues Isabel Perón
CGT, el cual eligió un Consejo Directivo designó en el Ministerio de Economía y en el de
controlado por los vandoristas, contando con Trabajo, a hombres próximos a la conducción
la presencia de los participacionistas. El secre- sindical (Antonio Cafiero y Carlos Ruckauf).
tario general electo fue José Rucci, apoyado En esa coyuntura se advirtió claramente la
por Lorenzo Miguel, Secretario General de impotencia sindical para lograr estabilizar la
la UOM. A partir de ese momento, julio de crisis económica y para mantener el nivel de
1970, la CGT acomodó su accionar al del movi- ingreso de la masa asalariada, ante la presión
miento peronista y se recompusieron las “62 empresarial y la preparación de un nuevo golpe
Organizaciones” como brazo gremial del justi- clerical-militar.
cialismo. No se pudo evitar la notoria oposi- El tercer reto fue la creciente contesta-
ción a esta estrategia movimientista, por una ción de las bases radicalizadas, influidas por
parte, del participacionismo que mantenía sus las posturas del peronismo combativo o por
lazos con el gobierno militar, adosándose a ideologías clasistas, marxistas, trotskistas y
su esquema político y por la otra, del sector otras. Frente a esta corriente contestataria, la 93
denominado combativo, que exigía reivindi- cúpula cegetista apeló a la manipulación anti-
caciones económicas inmediatas y profundas. democrática o a la represión directa o indirecta
Durante el proceso electoral las divergencias de los militantes maximalistas y no violentos.
mencionadas se atenuaron porque se impuso Esas prácticas, llevadas a cabo en el Gran
el proyecto político vandorista, apoyado por Rosario y en Córdoba, aumentaron el despres-
Perón, y los participacionistas se subsumieron tigio de la conducción de la CGT. El golpe de
en la línea de la conducción de la CGT. Fuera 1976 justificó su accionar en la lucha contra
de ella quedarían menos de diez federaciones la corrupción sindical y se dedicó a eliminar

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físicamente la emergencia de dicha corriente el retorno del peronismo al gobierno y de las


clasista y combativa, aprovechando la confu- clases medias, la puesta en práctica del plan
sión o indiferencia de la dirigencia sindical económico del “proceso” erosionó parcialmente
mayoritaria. esos apoyos. La clave de la política de Martínez
El período concluyó con un conflicto de Hoz se desplegó gradualmente, de acuerdo
económico-social intenso. Confluían factores al prometido Plan del 2 de abril de 1976. Fue
internos como la campaña de desprestigio entre 1977 (reforma financiera) y 1978 (rebajas
contra el gobierno peronista, la parálisis de los arancelarias y pauta cambiaria) que se esta-
partidos políticos y la acción de grupos armados blecieron los mecanismos fundamentales que
y factores externos, como la crisis capitalista reorganizaron la economía nacional, generando
mundial, desatada por el aumento del precio una transferencia de poder al sector del capital
del petróleo. Unos y otros se sumaron para financiero, que sería el principal beneficiario
generar un ambiente propicio al golpe de las de las prácticas especulativas que se constitu-
Fuerzas Armadas que se produjo en marzo de yeron en una decisiva actividad económica en
1976. El aislamiento del gobierno de la viuda el país y en el mundo. Así se intentó poner fin
de Perón había producido la anomia del sindi- a cuarenta y seis años de regulación económica
calismo, cada vez más fracturado, burocrati- estatal, imponiendo la economía de mercado.
zado y cuestionado desde adentro del movi- Sin embargo, hacia 1980, los industriales
miento obrero y desde el resto de la sociedad. de toda dimensión, los comerciantes y los
Tantos años de oposición al sistema socio- mismos productores agropecuarios medianos
político dominante habían dejado huellas inde- y pequeños estaban siendo perjudicados por el
lebles en la cúpula sindical; entre ellas desta- ensayo económico sostenido por la dictadura.
camos las tendencias a la burocratización (con Ante el fracaso de la lucha contra la infla-
signos de corrupción) y a la división. Lo que ción, todas estas fracciones sociales deman-
es peor, esos años habían servido para incre- daron el cese del Ministro Martínez de Hoz
mentar las falencias de muchos dirigentes y, pese al terrorismo de Estado prevaleciente,
sindicales incapaces de concebir un proyecto las Fuerzas Armadas cedieron ante dichas
político viable desde la misma organización presiones. El relevo del dictador Videla por
sindical. Sin embargo, en un balance del su cómplice Viola condujo a la designación
período 1955-1976, no puede menospreciarse de un Ministro de Economía, Lorenzo Sigaut,
el hecho de que los dirigentes sindicales hayan expresión de esa convergencia de intereses. La
podido mantener el nivel del ingreso obrero y el carencia de un proyecto económico alternativo,
del empleo, pese a las políticas de ajuste perió- capaz de provocar consenso en la sociedad,
dicamente aplicadas y pese a que el partido condujo a la parálisis económica durante la
representativo de sus intereses fue proscrito dictadura de Viola. Así se manifestaba con
entre 1955 y 1973. Esto demuestra la capa- claridad la imposibilidad de gestar “una” polí-
cidad de negociación y el relativo poder de veto tica nacional debido a los enfrentamientos
económico-social que ejerció el sindicalismo sectoriales, los cuales se prolongaron durante
frente a la amenaza permanente de políticas los años ochenta.
económicas liberales y antisociales predicadas Sin embargo ciertas orientaciones impues-
por los sectores predominantes del capital. tas entre 1976 y 1981 marcaron profundamen-
94 te la economía nacional, generando hechos eco-
nómicos de indudable trascendencia histórica.
■■ Las prácticas sindicales frente al Esos hechos fueron, por un lado, la tendencia
plan neo-liberal autoritario y el a la des-industrialización, expresada en la re-
terrorismo de Estado (1976-1983) ducción del 30% de la actividad industrial en
esos años. Junto a ello, el incremento de la ac-
Si bien el golpe de 1976 contaba con el apoyo tividad especulativa, mucho más rentable que
del bloque social dominante, incluida la frac- cualquier inversión productiva y una conside-
ción burguesa nacional que había apoyado rable reducción del salario real.
El sindicalismo argentino frente al Bicentenario: una reseña histórica

Por lo demás, el golpe clerical-militar tuvo cual el número de trabajadores en conflicto


como uno de sus principales objetivos desar- se incrementó en un doscientos por ciento
ticular la estructura sindical que había orga- respecto a 1976. La flexibilización de la política
nizado la movilización popular contra los salarial, tanto a nivel privado como público,
diversos planes de ajuste entre 1955 y 1976 y y un mejoramiento relativo del salario real
en consecuencia atacó la organización obrera a disminuyeron la tensión social.
través de tres líneas de acción. La principal fue En convergencia con la instrumentación
la intervención de la CGT y de las principales política del Campeonato Mundial de Fútbol
federaciones y sindicatos afiliados a ella, junto y la aparente estabilización de la estrategia
a la suspensión de las actividades sindicales y económica dictatorial, el gobierno militar
del derecho de huelga, vinculados a la deroga- lograba acercamientos con dirigentes sindi-
ción de facto de la Ley de Contrato de Trabajo. cales proclives al participacionismo. En conse-
En paralelo, la dictadura utilizó en gran cuencia, en junio de 1978, surgió la Comisión
escala el mecanismo represivo. El terrorismo de Gestión y Trabajo, conformada por las
logró paralizar el accionar gremial por la federaciones intervenidas, la cual se cons-
acción directa de los “grupos de tareas” de la tituiría en la base principal de la Comisión
Fuerzas Armadas. Este accionar tuvo la fina- Nacional de Trabajo (CNT) creada en octubre
lidad, en gran medida lograda, de exterminar a como el ala del movimiento sindical aceptada
los sectores sindicales radicalizados y de para- por la dictadura. Por su parte, el ala confron-
lizar a los grupos moderados. De hecho cesaron tacionista acentuaba su definición contra la
de funcionar las comisiones internas en las marcha del “proceso”, fundando el Movimiento
empresas ante el secuestro y la desaparición Sindical Peronista, en junio de 1978, y convo-
de una significativa cantidad de delegados cando al primer paro nacional de este período
gremiales. El 50% de los detenidos-desapare- el 25 de abril de 1979, el cual fue severamente
cidos durante la dictadura fueron trabajadores reprimido.
sindicalizados. La división entre ambas alas fue transi-
Por lo demás, los actores del golpe clerical- toriamente superada con la conformación de
militar promovieron un sindicalismo “apolí- la Conducción Unificada de los Trabajadores
tico” y reducido a limitadas actividades reivin- Argentinos (CUTA), creada en septiembre de
dicativas, cuya expresión fue la Ley Sindical de 1979 para enfrentar la inminente promul-
noviembre de 1979. gación de la represiva Ley Sindical 22.105
En estas circunstancias, durante el trans- ya mencionada, con la que el autoritarismo
curso de 1976, algunos dirigentes cegetistas imaginaba debilitar definitivamente al sindi-
que no estaban en prisión trataron infruc- calismo. Pese a ello, la unidad gremial duró
tuosamente de establecer un diálogo con el poco tiempo: en abril de 1980 se registraba la
gobierno, en un clima de desmovilización obrera escisión de la CUTA, pues participacionistas
profunda, inducido por un inédito ambiente de y confrontacionistas no lograron acordar sobre
miedo frente a la práctica del terrorismo de las tácticas a seguir para oponerse a dicha ley
Estado. Fracasadas las gestiones de los “Diez” y a la política económica de Martínez de Hoz.
en el sentido de obtener algún reconocimiento En realidad estas divergencias correspondían
oficial como dirección del movimiento obrero a dos proyectos de vinculación con el Estado
y ante la imposibilidad de mejorar la situa- concebidos por el sindicalismo, los cuales se 95
ción social, deteriorada por el plan económico fueron acentuando en la medida de la perpe-
de Martínez de Hoz, surgió en marzo de 1977 tuación del poder militar y del agravamiento
la Comisión de los “25” que asumiría el rol de la crisis económico-social.
confrontacionista y estaba integrada por sindi- Por una parte, el ala confrontacionista
calistas de inspiración peronista verticalista. reconstituyó la CGT, en diciembre de 1980,
Durante ese año, el movimiento obrero llevó en abierto desafío a las normas de la Ley
a cabo una multiplicidad de acciones aisladas Sindical bajo la influencia del dirigente meta-
y algunos paros por rama de actividad, por lo lúrgico Lorenzo Miguel, sucesor de Vandor y

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recientemente liberado por los militares. Saúl un grado extremo, porque las bases sindicales
Ubaldini fue elegido para dirigirla, con el (delegados de fábrica, comisiones internas)
apoyo de Miguel. Durante 1981, este nuclea- fueron mucho más reprimidas que las cúpulas
miento retomó contactos con los partidos polí- y casi dejaron de funcionar entre 1976 y 1982.
ticos, convocó a un paro nacional en julio y Finalmente, la pérdida de valor del salario
organizó el primer acto de oposición masiva real y el incremento del desempleo entre 1976
al régimen tiránico en noviembre. En 1982 y 1982, desacreditaron a los dirigentes sindi-
la CGT propugnó el “Plan de Movilización cales en el área específica de su accionar, en
Pacífica”, profundizando su estrategia, cuya la cual habían tenido éxito significativo hasta
primera manifestación de masas fue la concen- 1976.
tración popular del 30 de marzo. Tres días Junto a esto, al prorrogarse los mandatos
después el gobierno militar inició la recupera- de los dirigentes gremiales y al no realizarse
ción de las Malvinas, dando lugar a la guerra elecciones sindicales regulares desde 1966,
del Atlántico Sur, cuyo desenlace marcaría el la perennidad de muchos de esos dirigentes
comienzo de la transición a la democracia. La era de dudosa validez. De la misma forma,
práctica de “los 25” y de la CGT constituyó el la corrupción de una categoría minoritaria
movimiento social más numeroso que enfrentó de sindicalistas fue incrementándose como
al terrorismo de Estado. resultado de la falta de control por parte de
Por otra parte, el ala participacionista esta- los afiliados y de las crecientes “tentaciones”
bleció un diálogo no exento de fricciones con las que multiplicaban el propio Estado y ciertas
diversas conducciones políticas del “proceso” empresas. Desde 1976 se instaló la corrupción
que se sucedieron desde agosto de 1980 hasta estructural en la Argentina y se demolió al
junio de 1982. La CNT no adhirió al paro de Estado de Derecho existente hasta entonces,
julio de 1981 ni al Plan de Movilización Pacífica, contaminando a todos los actores sociales.
si bien estableció contactos con el accionar de Aún así, el peso político de los sindica-
la Multipartidaria y durante la guerra de las listas peronistas y el vacío de liderazgo en ese
Malvinas decidió reconstruir la CGT en la movimiento político condujeron a un avance
sede de la calle Azopardo. Ese diálogo con el del poder sindical al interior del justicialismo,
gobierno militar le acarreó enorme despres- que generó rechazo en las clases medias. Los
tigio y ningún beneficio. candidatos peronistas en las elecciones de 1983
Los sucesos posteriores a la catastrófica fueron definidos por la conducción de la CGT,
guerra de las Malvinas mostraron con mayor dependiente de la autoridad sin carisma de
claridad que el esquema sindical inaugurado Lorenzo Miguel. Sin el apoyo de una parte de
en 1945 daba muestras de debilidad, la que esos sectores medios e independientes, ningún
se agudizó con la derrota electoral del pero- partido obrero occidental puede ganar las elec-
nismo –dirigido por su ala sindical- en octubre ciones generales. El triunfo de la Unión Cívica
de 1983. Las causas de esa crisis gremial eran Radical, dirigida por Raúl Alfonsín, confirmó
diversas y complejas. En primer lugar, los esta regla y señaló los límites de la influencia
profundos cambios económicos redujeron la sindical a nivel político.
mano de obra industrial y sindicalizada en
cerca del 30%. Además, la división del movi-
96 miento obrero, insinuada en la anterior dicta- ■■ Los avatares de la difícil
dura militar entre 1966 y 1973, se acentuó a transición a la democracia y la
nivel de la cúpula cegetista, sobre todo por las contribución del sindicalismo a
prácticas divergentes de los sindicalistas frente su consolidación
al Estado terrorista y represor de la organiza-
ción obrera y achicó aún más las capacidades Pese a sus divisiones internas, que tras-
del sindicalismo. Por otro lado, la burocratiza- cendían aspectos tácticos y oponían modelos
ción de la dirigencia sindical mayoritaria, fenó- económico-sociales diferenciados, el grueso del
meno que se iniciaba después de 1960, llegó a sindicalismo desempeñó prácticas políticas
El sindicalismo argentino frente al Bicentenario: una reseña histórica

significativas durante la transición democrá- de segunda línea mantuvieron contactos polí-


tica iniciada en 1983 y particularmente en el ticos asiduos con esa nueva forma de milita-
período 1987-1992. El grueso del sindicalismo rismo. Lo mismo sucedió con el conjunto del
justicialista, a nivel nacional, asumió la derrota peronismo, lo que contribuyó al fracaso rela-
electoral de 1983, dedicándose a preservar tivo de los intentos sediciosos.
sus organizaciones, evitar la embestida del La otra actitud política significativa del
gobierno de Alfonsín y ratificar su hegemonía sindicalismo en esos años fue la firme oposi-
corporativa en las elecciones sindicales de 1984. ción de los sectores ubaldinista, confrontacio-
Para ello se reunificó, oponiéndose con éxito a nista y negociador a la política económica del
la Ley Sindical propuesta por el Ministro de alfonsinismo. Esa oposición contribuyó a dete-
Trabajo, Antonio Mucci, gremialista radical, riorar el Plan Austral y sus sucedáneos debido
destinada a atomizar el movimiento sindical. a las negociaciones paritarias exitosas de los
Al mismo tiempo la CGT abandonó la arena metalúrgicos y de otros sindicatos grandes.
política de primer plano, actuando sin estri- También perdió credibilidad el Estado, como
dencias en la renovación interna del Partido consecuencia de la propia movilización social
Justicialista. que canalizaba la CGT, aun sin salirse de los
Luego, la organización sindical liderada márgenes de la legalidad. La defección de la
por Saúl Ubaldini participó de la Mesa de posición opositora del sector participacionista,
Concertación convocada por el gobierno radical que se incorporó al gobierno radical mediante
a partir de 1984, constatándose la grave difi- el control del Ministerio de Trabajo en 1985,
cultad de acordar un pacto social consensuado pareció neutralizar la acción cegetista, y debi-
con el Estado y las organizaciones empre- litar la estrategia seguida hasta entonces
sariales. A partir de la imposición del Plan por la la CGT. Sin embargo, el triunfo de los
Austral los intentos de concertación se dilu- justicialistas opositores en las elecciones de
yeron y se acentuó la acción opositora de la septiembre de 1987 abrió la esperanza de
CGT hacia la política económica del gobierno que el peronismo generase un plan económico
alfonsinista. Los paros y las concentraciones alternativo y viable, diferenciado del soste-
masivas convocadas por la central obrera nido por el radicalismo. En ese momento, el
convirtieron a Ubaldini en la principal figura triunfo del Dr. Antonio Cafiero en la provincia
opositora, quizás por falencia de la dirigencia de Buenos Aires y su liderazgo nacional habían
política del PJ. Una vez más, de forma indi- sido gestados por la política del sector confron-
recta, el sindicalismo transformaba al justi- tacionista y sus aliados de la CGT, pero es
cialismo en el portavoz de los sectores popu- posible que los “peronistas renovadores” no
lares, duramente castigados por la prolongada quisieran asumir esa “deuda” política implícita
penuria económica y por una elevada inflación con el sindicalismo, temerosos que el despres-
que deterioraba gradualmente los salarios tigio de algunas figuras gremiales afectaran
desde 1976. sus chances electorales futuras. Estas diferen-
En los dos últimos años de gobierno radical cias político/sindicales facilitaron el ascenso
la CGT fue normalizada bajo la dirección de del gobernador riojano Carlos Menem en la
Ubaldini, apoyado por las tres tendencias estructura partidaria justicialista y la exten-
internas que habían sido legitimadas por elec- sión de su heterogénea alianza al interior de
ciones sindicales generales. El sindicalismo la CGT. El sector negociador se inclinó por el 97
brindó su apoyo incondicional a la estabilidad discurso basado en la justicia social y la afir-
democrática y, en consecuencia, repudió fran- mación nacional que predicó el Dr. Menem,
camente los diversos motines militares que se cuya victoria en las elecciones internas del
sucedieron desde la Semana Santa de 1987, PJ en julio de 1988 significó un serio revés
pese a las distancias que podían separarla del para la “renovación” peronista, de la cual no
alfonsinismo. La conducción nacional de la CGT pudo reponerse. Casi todas las nuevas figuras
rechazó todo acercamiento hacia el golpismo renovadoras terminaron alineándose tras el
“carapintada”. Sólo pocos sindicalistas aislados caudillo riojano y, en pocos meses, se diluyó la

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conformación de un partido moderno de tipo destruyó las esperanzas en la aplicabilidad


socialcristiano o socialdemócrata, con base de modelos económicos alternativos al de los
obrera4. El caudillo riojano impuso su concep- ajustes controlados por el Fondo Monetario
ción movimientista, alrededor de su indudable Internacional. También vale anotar el grado de
carisma, postergando por tiempo indefinido la aceptación que conservó el presidente Menem,
transformación del justicialismo en un partido ratificado en las elecciones de 1991 y 1993 y
político participativo y orgánico. la falta de proyectos políticos alternativos que
Los dirigentes cegetistas pudieron imagi- ofrecieran a la sociedad un grado de credibi-
nar que el menemismo les devolvería un rol lidad significativo. En fin, la prevalencia del
corporativo significativo en su esquema de po- “síndrome de 1975”, derivado de la hipótesis
der. Sin embargo, desde la campaña electoral que la agitación sindical destruyó el gobierno
se observó que Menem compartía con algunos constitucional de Isabel Perón, es decir que la
“renovadores” cierta desconfianza hacia el sin- dictadura de 1976 podría haber sido evitada
dicalismo y pretendía atribuirle un rol subordi- con una cuota de mayor responsabilidad por
nado al Estado o a su conducción política. Por parte de la dirigencia sindical.
otra parte, la derrota “renovadora” en el ámbi- Con todos estos matices, es llamativa la
to político no se trasladó al plano sindical. En “cierta resistencia” ofrecida por el confronta-
1988-1989 no hubo ninguna elección gremial cionismo o el propio sector negociador al lide-
significativa en la que dirigentes tradicionales razgo de Menem. Por el contrario, en el ámbito
fueran desplazados por listas opositoras que político partidario fueron menos numerosos
rejuveneciesen las estructuras cegetistas, sal- los dirigentes que se opusieron públicamente a
vo en pocos y pequeños sindicatos, como el de las opciones personales del presidente Menem,
los empleados judiciales de la Nación. convencido que la opción neoliberal era la única
A partir de la asunción del Presidente posible. La excepción fue el grupo de ocho dipu-
Menem, las presiones inflacionarias del bloque tados que generó el Partido Frente Grande.
económico dominante forzaron su viraje a una Una pérdida creciente de influencia
política económica neoliberal en 1990. Su en las decisiones del Estado y del Partido
abandono de los principios justicialistas esen- Justicialista abarcó a todo el sindicalismo,
ciales produjo actitudes políticas divergentes incluidos los sectores que apoyaron casi sin
del sindicalismo. En principio una cierta resis- objeciones el “pragmatismo menemista”. Con
tencia abierta o encubierta a aceptar la disci- la reestructuración ministerial de enero de
plina partidaria condujo a la división de la 1991, el Ministerio de Trabajo dejó de ser diri-
CGT, hecho que no se había registrado en los gido por un gremialista y ese mes, el ministro
anteriores gobiernos justicialistas, ni siquiera Porto limitó la influencia de los sindicalistas
durante el turbulento mandato de Isabel Perón. en la ANSSAL.
Sin embargo, tal resistencia de la CGT fue La oposición sindical contra los efectos anti-
menos activa y eficaz que la desplegada contra sociales de la política neoliberal, semejante a la
la dictadura o contra el gobierno radical, cuyos de 1976, condujo a la formación de dos nuclea-
planes económicos fueron socialmente menos mientos críticos de la conducción de la CGT. De
costosos que el implementado por el Ministro una parte, en 1992 se creó el Congreso de los
de Economía del Presidente Menem, Domingo Trabajadores Argentinos (CTA) que cuestionó
98 Cavallo. Ello resulta explicable por diversas la vinculación CGT-Estado y el modelo sindical
razones. Una de ellas, la existencia de una peronista, alejándose de la central sindical
identidad política común entre el Presidente única y formando una organización alterna-
y la mayoría de los sindicalistas que se tiva. Esta agrupó sindicatos de empleados del
proclamaban justicialistas. Otra, el terrible Estado (ATE) y maestros (CTERA), duramente
impacto de la hiperinflación de 1989-1990, que golpeados por la “reforma-desguace” del Estado

4 La nueva derrota de Cafiero en el plebiscito bonaerense de 1990 marcó el final de esa esperanza.
El sindicalismo argentino frente al Bicentenario: una reseña histórica

impuesta por el neoliberalismo. Sus defini- clave del esquema neoliberal y luego lideró la
ciones fundacionales le permitieron incorporar lucha contra la Ley de Reforma Laboral que
a sindicatos, seccionales, movimientos sociales el gobierno de Fernando De la Rúa dictó para
reivindicativos diversos e individuos, con una reforzar la flexibilización laboral, impuesta de
estructura de amplio debate y selección demo- hecho en la década anterior pero cuya sanción
crática de sus dirigentes. legal era reclamada por la patronal y por el
Luego, bajo la conducción de Víctor Fondo Monetario Internacional. El escándalo
De Gennaro (ATE) se fundó la Central de que desató la presunta existencia de “compra
Trabajadores Argentinos, paralela a la CGT, de votos” de senadores justicialistas condujo a
la cual agrupó sectores confrontacionistas y la renuncia del Vicepresidente Carlos Álvarez
combativos, los cuales fueron creciendo desde y marcó el principio del fin de la frustrada
los años noventa. La CTA se constituyó en experiencia aliancista.
la primera organización que realizó movili- En 1995, las elecciones presidenciales
zaciones contra el proyecto neoliberal desde habían acentuado las divisiones políticas
1994 y, aliada a otras agrupaciones sindicales, entre la CGT, que apoyó la candidatura del
hostigó a los gobiernos de los Presidentes presidente Menem, y el MTA y la CTA que,
Menem y De la Rúa por sus políticas econó- oficiosamente, respaldaron la postulación del
micas y sociales. Con la integración de desocu- FREPASO, es decir la fórmula José O. Bordón-
pados y de su original movimiento de pique- Carlos Álvarez. La reelección de Menem, obte-
teros, la CTA escribió una página novedosa en nida con casi el 50% de los sufragios, alentó un
la historia sindical, lo mismo que la exitosa replanteo en el interior de la CGT, que condujo
“carpa blanca” de los maestros que estigmatizó a la convocatoria a un Congreso que reemplazó
la destrucción educativa neoliberal durante el al secretario general, Antonio Cassia, visuali-
segundo gobierno de Menem. La ilusión desper- zado como demasiado subordinado a la conduc-
tada por el gobierno de la Alianza UCR-Frente ción menemista, por Gerardo Martínez (cons-
Grande duró pocas semanas en las filas de trucción), apoyado por las “62 Organizaciones”.
la CTA. El proyecto de crear un “Partido de Su sustitución por Rodolfo Daer, en septiembre
los Trabajadores”, semejante al brasileño, se de 1996, profundizó cierto rechazo de las
incubó entre sus componentes heterogéneos, políticas neoliberales y le permitió a la CGT
sobre todo después del colapso del modelo bloquear el desmantelamiento del sistema de
neoliberal a fines de 2001 y enero de 2002. Obras Sociales deseado por el sector patronal.
En paralelo con el surgimiento de la CTA, Fue y sigue siendo la existencia de presta-
otro nucleamiento sindical nació en esos años. ciones de salud un factor fundamental de la
En 1994, el Movimiento de Trabajadores fortaleza de un sindicalismo debilitado a nivel
Argentinos (MTA) se propuso “reconquistar” global y local. Esa fuerza se expresaba en el
la CGT para una línea confrontacionista sostenimiento de una tasa de sindicalización
consecuente con la tradición ideológica pero- de más del 30% de la PEA durante la década
nista de justicia social. Con la conducción de de los noventa.
Hugo Moyano (camioneros) y Juan M. Palacios La ineficacia del gobierno del Presidente
(transportes), esta parcialidad abarcó un tercio Fernando de la Rúa para salir gradualmente
de los sindicatos que formaban la CGT y, en de la convertibilidad monetaria generó una
1996, tras la exitosa huelga unitaria del 8 de alianza de sectores productivos industriales 99
agosto, consiguió que el Secretario General y rurales que tuvo repercusión en las princi-
Gerardo Martínez (construcción) convocase un pales figuras políticas peronistas, radicales y
Congreso de la CGT que promovió a Rodolfo del Frente Grande. Entonces se puso fin a la
Daer (alimentación) para dirigir la central presidencia de un dirigente deslegitimado por
sindical, ubicando a Palacios como Secretario las elecciones de octubre de 2001. La forma
Adjunto. Luego el MTA apoyó la candidatura poco prolija de forzar la renuncia de de la Rúa
del Dr. Eduardo Duhalde, quien prometía fue “reparada” porque el Parlamento terminó
abandonar la convertibilidad monetaria, pieza eligiendo a Eduardo Duhalde, la cabeza

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política de dichos sectores productivos, con el Podemos constatar que las diversas tenden-
apoyo del radicalismo alfonsinista y la mayoría cias sindicales acentuaron, antes y después del
de los gobernadores. 2002-2003, ciertos caracteres de su proyección
El período de confrontación social genera- política histórica. La corriente participacio-
lizada entre fracciones del poder económico y nista dirigió la CGT-San Martín y luego la CGT
entre los sectores socialmente incluidos y los reunificada desde 1990 hasta 1995 y conservó
excluidos generó un período de alta volati- un rol dirigente significativo hasta el año 2004;
lidad e inestabilidad. La banca y las empresas al acentuar sus rasgos de “vinculación corpora-
privatizadas demandaban la dolarización para tiva” con el Estado durante los años noventa,
mantener una economía abierta al mundo. ello les acarreó una pérdida de credibilidad
Duhalde nombró como ministro a Roberto política dentro y fuera del justicialismo. En
Lavagna, economista heterodoxo que acor- su seno se encontraban figuras sindicales que
daba con una cierta protección de la industria recibían fuertes cuestionamientos que trascen-
nacional, logrando que la economía comenzase dían su comportamiento político, siendo objeto
a reactivarse a partir de julio de 2002. de un repudio generalizado hacia sus personas.
Los partidos en estado de crisis y los polí- El caso del dirigente Jorge Triacca (que fue
ticos desprestigiados debieron convocar a ministro del primer gobierno del Dr. Menem)
elecciones anticipadas en 2003, con una gran fue el más conspicuo de una corriente en la
dispersión de candidatos y de electores. Fue que se alinearon sindicatos que lograron un
significativo que el ex-Presidente Menem obtu- rol empresarial creciente, en conformidad con
viese la primera minoría con 25% de sufragios el modelo neoliberal. La derrota electoral del
y que el candidato apoyado por el Dr. Duhalde, Dr. Menem en 2003 suscitó divisiones y reaco-
el gobernador de Santa Cruz Néstor Kirchner, modamientos en el interior de esta corriente,
llegase a la segunda vuelta con poco más que permaneció en la CGT reunificada. Recién
del 22%. El rechazo de los sectores medios a en 2008 se produjo su reaparición formal con la
la figura del líder riojano hizo posible que él creación de la CGT Azul y Blanca que se alejó
abandonase la segunda vuelta y que Kirchner de la conducción de la CGT. Esta fracción es el
fuese ungido Presidente. brazo sindical del peronismo disidente, surgido
Desde mayo de 2003 sólo Presidencias tras el conflicto entre el gobierno y la Mesa de
decisionistas podían gobernar una sociedad Enlace agropecuaria5 en el primer semestre de
desorientada y fragmentada a través de una 2008.
política económica y social que restableciese La corriente sindical negociadora, encar-
la regulación del Estado y la restauración del nada por la Unión Obrera Metalúrgica6, intentó
Estado de Derecho, seriamente dañado desde vanamente fortalecer y ampliar su vinculación
1976. Las opciones económico-sociales que se estructural con el Partido Justicialista durante
adoptaron entonces abrieron una compleja los años noventa, tratando una y otra vez de
lucha contra intereses concentrados nacio- revitalizar “las 62 Organizaciones” como rama
nales e internacionales (el sector financiero política del sindicalismo peronista. En 1995,
y las empresas privatizadas, entre otros). A esta vertiente recuperó una influencia decisiva
algunos grupos se les hicieron concesiones y a en la conducción de la CGT, tomó distancia de
otros se los limitó severamente. Afrontar esta las corrientes afines al menemismo, llegó a
100 tarea condujo al Presidente santacruceño y aliarse con el MTA7, y apoyó la candidatura
a su esposa y sucesora, Cristina Fernández, presidencial del Dr. Eduardo Duhalde en 1999.
a conflictos con diversas corporaciones que Por su poder de negociación con las cúpulas
ejercen poder económico e ideológico en el país. partidarias, incluso con la “menemista”, siguió

5 Este sector está ahora liderado por Luis Barrionuevo (del sindicato de gastronómicos), y se mantiene ligado al ex
vicepresidente Dr. Eduardo Duhalde por su común oposición política hacia el gobierno actual.
6 Antes y después de la muerte de su Secretario General Lorenzo Miguel.
7 También promovió al dirigente del Sindicato de la Alimentación Rodolfo Daer como Secretario General de la CGT.
El sindicalismo argentino frente al Bicentenario: una reseña histórica

siendo el sector sindical más influyente hasta en la Central de Trabajadores Argentinos y otras
el 2004. Desplazado de la dirección cegetista integradas a partidos clasistas marxistas, se
por la fuerza del sindicalismo de servicios, lide- nutrió de desocupados que se organizaban en los
rado por el sindicato de Camioneros, el sector años noventa y, después de 2003, de comisiones
negociador se mantuvo aliado a esa corriente y internas de trabajadores radicalizados. Su
fue favorecido por la revitalización industrial, renacimiento actual es el producto del ambiente
iniciada en 2002 y que se fortaleció durante democrático que se instauró después de 1983 y
el gobierno del Dr. Néstor Kirchner. Asimismo del mejoramiento de la situación laboral en los
apoyó la recuperación de la influencia política últimos años.
de la rama sindical en el PJ8
La corriente confrontacionista, que se
opuso al gobierno del Dr. r Carlos Menem, ■■ Conclusiones
permaneció paralizada hasta 1994. El mencio-
nado MTA9 fue la expresión de la reacción del En el caso del sindicalismo argentino, se
gremialismo cegetista y peronista contra las pueden observar dos grandes “momentos”
políticas neoliberales y la fuerza más impor- histórico-políticos e ideológicos, al menos hasta
tante que predicó la defensa de la producción el presente.
nacional durante los años noventa. Carente en Hasta 1945, la organización del movimiento
esa época de presencia estructural partidaria obrero fue limitada numéricamente y dificul-
de significación, esta corriente sindical quedó tada por las divisiones ideológicas. Muchos de
aislada de la conducción del justicialismo que sus dirigentes, de origen extranjero, estaban
apoyaba al gobierno del Dr. Menem. Luego, el influidos por las corrientes de pensamiento que
fracaso electoral de Saúl Ubaldini10 le significó habían nacido en el curso de las luchas sociales
un duro revés político que condujo a la búsqueda europeas, no siempre adaptadas a la realidad
de una reubicación en el interior del sindi- de un país periférico como la Argentina. Pero
calismo, buscando alianzas con las posturas esas ideologías, imbuidas de un fuerte conte-
de la corriente negociadora y también con la nido utópico, aseguraban un alto nivel de idea-
CTA, desde 1995 hasta el fin de la convertibi- lismo y de entrega a los objetivos de transfor-
lidad. En las elecciones de 2003 el MTA apoyó mación social por parte de esos dirigentes11.
la candidatura del Dr. Adolfo Rodríguez Saá, El Estado combatió y marginó a los sindi-
un reflejo de la dispersión del voto peronista catos durante un largo período, hasta terminar
y de la desorientación de los diversos sectores aceptándolos como personas jurídicas de
sociales en un escenario de fragmentación polí- derecho civil no muy diferentes de otras
tica. La alianza con el gobierno del Dr. Néstor asociaciones voluntarias como las de los clubes
Kirchner se produjo cuando el Presidente de fútbol. Los partidos políticos obreristas
electo ratificó una política económica hetero- (Socialista y Comunista) trataron de conducir
doxa, lo cual allanó la elección del líder del al sindicalismo pero, en general, lo lograron
MTA como Secretario General de una CGT muy parcialmente, puesto que la mayoría
formalmente unida un año después. La sólida de las organizaciones obreras no adhirieron
política laboral del gobierno nacional iniciada a ellos y ni siquiera los afiliados los votaban
en 2003 legitimó al dirigente camionero frente masivamente. Por ello, tuvieron importancia
a la mayoría de las organizaciones sindicales. predominante primero los anarquistas, alér- 101
Por último, el sindicalismo combativo configu- gicos a toda forma partidaria y luego, los sindi-
rado por diferentes corrientes, algunas incluidas calistas “puros”, algunas veces próximos de

8 Apoya actualmente el liderazgo del actual Secretario General de la CGT.


9 Estaba conducido por el Secretario General del Sindicato de Camioneros, Hugo Moyano.
10 Antes había sido desplazado de la conducción de la CGT en 1990.
11 Un caso ejemplar fue el de José Domenech, ferroviario y secretario general de la CGT entre 1937 y 1943, quien volvió
a su puesto de trabajo en un taller de los ferrocarriles una vez terminado su mandato.

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los socialistas pero reacios a aceptar la disci- pública que acentuaba la valoración negativa
plina que implica un alineamiento partidario. de la conducta ética de una parte minoritaria
En todo este período, un abismo separaba a de aquellos. Sin embargo la principal obra
los sindicatos de las Fuerzas Armadas, de la organizativa del General Perón fue la CGT y,
Iglesia y de otros grupos de presión de las clases gracias a ella y a sus luchas, perduró el pero-
dirigentes. Los empresarios los aceptaron con nismo. Más aún, el nacionalismo justicialista y
renuencia como interlocutores válidos, sobre la desconfianza hacia las ideologías históricas
todo en la medida en que no había una legisla- del sindicalismo condujeron a una desvincula-
ción que los obligara a negociar con los repre- ción del movimiento obrero argentino respecto
sentantes obreros. de todas las “internacionales sindicales”, por lo
Después de 1945, la organización sindical, menos hasta los años setenta.
impulsada y patrocinada por el Estado, Por otra parte, la influencia de la CGT
adquirió la complejidad de toda estructura como factor político fue mucho mayor que en
social de masas, con importantes recursos el pasado. Ello se debió a su relativa unidad,
económicos, con el manejo de obras sociales la cual se mantuvo incólume pese a muchas
de creciente tamaño y con una burocracia diri- vicisitudes sufridas hasta 1989, quizás por la
gente rentada por sus organizaciones. Pese a fuerza aglutinante de la ideología peronista, a
las rupturas institucionales de 1955, 1966 y las relaciones establecidas coyunturalmente
1976 y las ofensivas estatales anti-sindicales por los sindicalistas con otros grupos de poder
de 1955-1957, 1967-1969 y 1976-1980, la orga- como la Iglesia y los militares y al imperium
nización gremial promovida durante el pero- de la ley que, otorgándole personería gremial,
nismo continúa vigente hasta nuestros días. obligó a los patrones a negociar con los repre-
Sus relaciones con el Estado fueron cambiantes sentantes obreros, creando una nueva menta-
y conflictivas pero estrechas. Por un lado, el lidad que parece irreversible.
Estado tendió permanentemente a limitar la Estas dos etapas político-ideológicas no se
autonomía sindical, sea en gobiernos demo- contraponen sino que se complementan. La
cráticos o dictatoriales, mientras un sector historia del movimiento obrero es una y no
del movimiento obrero siempre propugnó por podrían comprenderse sus logros en materia de
conservar un cierto grado de independencia legislación social y de dignificación del trabajo
frente a cualquier forma de poder estatal. Lo sin remitirnos a los románticos orígenes de las
mismo sucedió en el interior del movimiento luchas sociales en la Argentina.
peronista y, en particular, en las relaciones La organización obrera contribuyó deci-
no siempre fluidas entre los sindicalistas y sivamente a profundizar la democracia en el
Perón quien para consolidar su liderazgo polí- mundo, participando en los múltiples frentes
tico inicial buscó impedir la consolidación del de perfeccionamiento social, juntamente
Partido Laborista en 1946 y más tarde cortó con otros movimientos sociales y creó meca-
las ambiciones del dirigente sindical más nismos que derribaron muros que dificultaban
importante de la época, el metalúrgico Augusto niveles mayores de solidaridad e igualdad. La
Vandor, que parecía orientarse a una fórmula Argentina no es una excepción a esta regla.
política alternativa. La ideología peronista El bajo índice de aceptación que las
interpretada por los gremialistas adquirió encuestas reservan a los sindicalistas puede
102 una forma de pragmatismo ubicuo. A medida explicarse en parte por tendencias generales
que los dirigentes formados en la militancia en las sociedades capitalistas contemporá-
sindical antes de 1945 fueron siendo rele- neas. Sin embargo, en nuestro país, esa falta
vados, esa ideología les permitió sobrevivir en de prestigio gremial12 se debe a una incan-
un contexto social adverso en el que prevalecía sable campaña de descrédito iniciada en los
una percepción de los gremialistas en la opinión años cincuenta, al romperse el pacto social

12 Ella es comúnmente sostenida por la amplificación que hacen los medios hegemónicos en la opinión pública de algunos
minoritarios pero notorios hechos de corrupción en el manejo de los recursos sindicales y o de las Obras Sociales.
El sindicalismo argentino frente al Bicentenario: una reseña histórica

impuesto por el peronismo clásico. Pese a ello ■■ Otros autores y títulos:


subrayamos que el sindicalismo contribuyó de
manera sustantiva a la transición democrá- Belloni, Alberto, Del anarquismo al peronismo
tica desde 1983, trascendiendo sus divisiones, (Historia del Movimiento Obrero Argentino).
contradicciones y debilidades. Ello se expresó Ed. La Siringa, Buenos Aires, 1960.
a través de su canalización de los conflictos Cerrutti Costa, Luis, El sindicalismo. Las masas y
sociales y de su interacción con los partidos y el poder. Ed. Tráfac, Buenos Aires, 1957.
con el Estado, asumiendo las reglas de juego Campo, Hugo del, “Sindicalismo y peronismo. Los
democráticas y manteniendo la convicción que comienzos de una vinculación permanente”.
será posible un pacto social con el Capital que la CLACSO, Buenos Aires, 1983.
Argentina no ha podido lograr. Puede preverse Cavarozzi, Marcelo, “Sindicatos y política en
que este comportamiento no se alterará de Argentina 1955/1958”. Est. CEDES, Vol. 2, Nº
manera significativa si el Estado supervisa con 1, Buenos Aires, 1979.
éxito las relaciones laborales, tal como sucede Godio, Julio, Historia del movimiento obrero argen-
desde el año 2003. tino (1880/1910). Ed. Tiempo Contemporáneo,
Buenos Aires, 1973.
Iscaro, Rubens, Historia del movimiento sindical.,
■■ Bibliografía Ed. Ciencias del Hombre, Buenos Aires, 1973
(4 volúmenes).
Existen diversas obras de historia sindical Marotta, Sebastián, El movimiento sindical argen-
argentina, generales o parciales, que desa- tino. Ed. Lacio, Buenos Aires, 1961 (1857-1920).
rrollan los temas que nos hemos permitido Matsushita, Miroshi, “Movimiento obrero argen-
esbozar. Citamos sólo algunas de ellas, pero tino. 1930-1945”. Hyspamérica, Buenos Aires,
deseamos reconocer la enorme contribución 1983.
de Santiago Senén González al conocimiento Rotondaro, Rubén, Realidad y cambio en el sindica-
documentado y objetivo de una realidad poco lismo. Ed. Pleamar, Buenos Aires, 1971.
o mal estudiada desde ámbitos académicos. Spalding, Hobart, La clase trabajadora argentina
El Centro de Documentación que lleva su (1890/1912). Ed. Galerna, Buenos Aires, 1970.
nombre e instalado en la Universidad Di Tella Zorrilla, Rubén, Estructura y dinámica del sindica-
es parte de su obra y facilitará estudios rigu- lismo argentino. Ed. La Pléyade, Buenos Aires,
rosos de la historia reciente. Senén González 1974.
reconstruyó la historia sindical en varios libros La Colección “Biblioteca Política Argentina” del
anteriores y realizó una síntesis actualizada Centro Editor de América Latina (CEAL)
en la Colección “Claves del Bicentenario”. Ver publicó entre 1983 y 1985 varios trabajos sobre
Breve Historia del Sindicalismo Argentino, de el sindicalismo; ellos llevan los números 27, 28,
Santiago Senén González y Fabián Bosoer, Ed. 36, 43, 44, 50, 53, 60, 71, 80, 85, 86, 97, 98, 101,
El Ateneo, Buenos Aires, 2009. 106, 107 y 113 de dicha colección.

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