0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
6 vistas1 página
El documento resume la importancia de entender que Marley había muerto antes de comenzar la historia. Explica que si no estuviéramos convencidos de que el padre de Hamlet había fallecido antes de la obra teatral, el paseo nocturno de su fantasma por las murallas no tendría nada de notable, al igual que ver a otro caballero de mediana edad paseando por un cementerio expuesto a los vientos solo para asustar a su hijo.
El documento resume la importancia de entender que Marley había muerto antes de comenzar la historia. Explica que si no estuviéramos convencidos de que el padre de Hamlet había fallecido antes de la obra teatral, el paseo nocturno de su fantasma por las murallas no tendría nada de notable, al igual que ver a otro caballero de mediana edad paseando por un cementerio expuesto a los vientos solo para asustar a su hijo.
El documento resume la importancia de entender que Marley había muerto antes de comenzar la historia. Explica que si no estuviéramos convencidos de que el padre de Hamlet había fallecido antes de la obra teatral, el paseo nocturno de su fantasma por las murallas no tendría nada de notable, al igual que ver a otro caballero de mediana edad paseando por un cementerio expuesto a los vientos solo para asustar a su hijo.
terriblemente afligido por el triste suceso que dejara de ser un perfecto negociante, y el mismo día del entierro lo solemnizó con un buen negocio.
La mención del entierro de Marley me hace retroceder al punto de
partida.
Es indudable que Marley había muerto. Esto debe ser
perfectamente comprendido, si no, nada admirable se puede ver en la historia que voy a referir.
Si no estuviéramos plenamente convencidos de que el padre de
Hamlet murió antes de empezar la representación teatral, no habría, en su paseo durante la noche, en medio del vendaval, por las murallas de su ciudad, nada más notable que lo que habría en ver a otro cualquier caballero de mediana edad temerariamente lanzado, después de obscurecer, en un recinto expuesto a los vientos —el cementerio de San Pablo, por ejemplo—, sencillamente para deslumbrar el débil espíritu de su hijo.