Está en la página 1de 61

Derecho constitucional y derechos humanos

1. El control de constitucionalidad en México.

4. Control de constitucionalidad y convencionalidad


ex oficio

El control ex officio de constitucionalidad y convencionalidad tiene su


origen en lo resuelto por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación en el expediente Varios 912/2010 en cumplimiento de la
sentencia dictada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
en el "Caso Radilla Pacheco contra los Estados Unidos Mexicanos" 1 y
en consecuencia de ello, en las diversas reformas constitucionales
publicadas en el Diario Oficial de la Federación el diez de junio de dos
mil once, específicamente en el artículo 1o. de la Ley Fundamental del
País, contenido en el capítulo I, actualmente titulado: "De los derechos
humanos y sus garantías”2, mismo que entró en vigor el once de junio
1
“Párrafo 339 de la Sentencia de la Corte Interamericana. 339. En relación con las prácticas
judiciales, este Tribunal ha establecido en su jurisprudencia que es consciente de que los jueces y
tribunales internos están sujetos al imperio de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las
disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado
internacional como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado,
también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de
la Convención no se vean mermados por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, que
desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer un
‘control de convencionalidad’ ex officio entre las normas internas y la Convención Americana,
evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones procesales
correspondientes. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado,
sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de
la Convención Americana."
2
Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado
Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá
restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución
establece.—Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad
con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo
tiempo a las personas la protección más amplia.—Todas las autoridades, en el ámbito de
sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los
derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia,
del mismo año, mandato que en forma conjunta con el artículo 133 de
la misma constitución3, tiene como objeto determinar el marco dentro
del que debe realizarse este control de convencionalidad, lo cual
claramente será distinto al control concentrado que tradicionalmente
operaba en nuestro sistema jurídico.

El control de convencionalidad ex officio es un deber


internacional y constitucional de todos los jueces y autoridades
mexicanas de realizar una confrontación entre la norma general que
se debe aplicar a un caso concreto y el bloque de derechos humanos,
buscando una interpretación conforme o, en caso extremo,
desaplicarla de la resolución correspondiente.

Las sentencias condenatorias de la Corte Interamericana que


expresan el “deber” de control de convencionalidad son:

a) Caso Rosendo Radilla Pacheco vs Estados Unidos Mexicanos.


b) Caso Fernández Ortega y otros vs México.
c) Caso Rosendo Cantú y otra. vs México.

indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar,


sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca
la ley.—Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero
que entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de las
leyes.—Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la
edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones,
las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y
tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas."

3
"Artículo 133. Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos
los tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el presidente de
la República, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión. Los Jueces de
cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en
contrario que pueda haber en las Constituciones o leyes de los Estados."
d) Caso Cabrera García y Montiel vs México.

Control de convencionalidad. Desde el punto de vista


externo.
Concentrado: Corte interamericana de Derechos Humanos.
Difuso: Todos los jueces y autoridades nacionales que han
aceptado su competencia.

Control de convencionalidad. Desde el punto de vista interno.


Concentrado: Suprema Corte de Justicia-Declaratoria de
Inconstitucionalidad.
Difuso: Todos los jueces y autoridades del país en el ámbito de
su competencia-desaplicación.

Los jueces y órganos vinculados a la administración de justicia en


todos los niveles están en la obligación de ejercer ex officio un
“control de convencionalidad” entre las normas internas y la CADH,
evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las
regulaciones procesales correspondientes. En esta tarea, los jueces y
órganos vinculados a la administración de justicia deben tener en
cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del
mismo ha hecho la Corte IDH, intérprete última de la Convención
Americana.4

El Control Concentrado de Convencionalidad por la Corte


Interamericana de Derechos Humanos.
4
Derechos Humanos en la Constitución: Comentarios de Jurisprudencia Constitucional e
Interamericana. Tomo I. “Estándares sobre principios generales”. Página: 7.
El control de convencionalidad tiene dos manifestaciones: una de
carácter “concentrada” por parte de la Corte Interamericana, en sede
internacional; y otra de carácter “difusa” por los jueces nacionales, en
sede interna.5

La primera obedece a las facultades inherentes de la Corte


Interamericana al resolver los casos contenciosos sometidos a su
consideración, en cuanto guardián e intérprete final de la Convención
Americana6.

El control de convencionalidad constituye la razón de ser de la


Corte Interamericana: realizar un control de compatibilidad entre el
acto de violación (en sentido lato) y el Pacto de San José (y sus
protocolos adicionales). En caso de violación (sea por acción u
omisión), la responsabilidad internacional recae sobre el Estado y no
sobre alguno de sus órganos o poderes.7

El control difuso de convencionalidad por el juez nacional.

Además del control concentrado de convencionalidad que realiza


la Corte Interamericana como una técnica connatural a su
competencia, existe otro tipo de control de carácter “difuso”, que
debe realizarse por los jueces nacionales o domésticos de los
5
Jurisdicción militar y derechos humanos. El caso Radilla ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Fernando Silva García. Página 55.
6
Jurisdicción militar y derechos humanos. El caso Radilla ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Fernando Silva García. Página 55.
7
Jurisdicción militar y derechos humanos. El caso Radilla ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Fernando Silva García. Página 56.
Estados que han aceptado la jurisdicción de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos.8

Este control es una nueva manifestación de la


constitucionalización del derecho internacional. El “control difuso de
convencionalidad” consiste en el deber de los jueces nacionales
en realizar un examen de compatibilidad entre las disposiciones y
actos internos que tiene que aplicar a un caso concreto, con los
tratados internacionales y la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en forma incidental
durante los procesos ordinarios en los que son competentes, sin
necesidad de abrir un expediente por cuerda separada. Lo anterior
implica reconocer la fuerza normativa de tipo convencional, que se
extiende a los criterios jurisprudenciales emitidos por el órgano
internacional que los interpreta. Este nuevo tipo de control no tiene
sustento en la Convención Americana de Derechos Humanos. Deriva
de la evolución jurisprudencial de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos.9

Lo anterior significa que los jueces no son simples aplicadores de


la ley nacional, sino que tienen además la obligación de realizar una
“interpretación convencional”, verificando si dichas leyes que aplicarán
a un caso particular, resultan “compatibles” con la Convención
Americana de Derechos Humanos; de lo contrario su proceder sería
contrario al artículo 1.1. de dicho tratado, produciendo una violación

8
Jurisdicción militar y derechos humanos. El caso Radilla ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Fernando Silva García. Página 57.
9
Jurisdicción militar y derechos humanos. El caso Radilla ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Fernando Silva García. Páginas 57 y 58.
internacional, ya que la aplicación de una ley inconvencional produce
por sí misma una responsabilidad internacional del Estado. 10

La novedad es que la obligación de aplicar la Convención


Americana de Derechos Humanos y la jurisprudencia convencional
proviene directamente de la jurisprudencia de la Corte Interamericana
como un “deber” de todos los jueces nacionales; de tal manera que
ese imperativo representa un “bloque de convencionalidad” para
establecer estándares” en el continente o, cuando menos, en los
países que han aceptado la jurisdicción de dicho tribunal internacional.
Sin lugar a dudas, el papel de los jueces constitucionales y su
entendimiento de la justicia constitucional cosmopolita será
fundamental.11

En definitiva, se requiere de un nuevo entendimiento entre el


derecho constitucional y el derecho internacional de los derechos
humanos, lo cual parece inevitable e irreversible, sin que ello implique
imponer una visión sobre la otra, sino de complementarlas; si se parte
de la idea de que no existe democracia sustantiva real que no
reconozca la importancia de los derechos humanos de fuente
internacional y a la vez el derecho internacional sólo puede concebirse
a través del reconocimiento de los Estados nacionales. Así, esta
curiosa paradoja conduce a un doble e interesante fenómeno: “la
internacionalización de la justicia constitucional” y la
“constitucionalización de la justicia internacional”, procurando ambas la
“efectividad” de los derechos y la dignidad de todos los seres
10
Jurisdicción militar y derechos humanos. El caso Radilla ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Fernando Silva García. Página 58.
11
Jurisdicción militar y derechos humanos. El caso Radilla ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Fernando Silva García. Página 59.
humanos, que en esencia es la última ratio a que aspiran nuestras
democracias latinoamericanas para ir conformando un ius
constitucionale commune para América Latina.12

Atento a ello, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la


Nación, al resolver el expediente Varios 912/2010, determinó que,
cualquier juzgador, aun cuando no actúe como Juez de control
constitucional, debe llevar a cabo un control de convencionalidad ex
officio y resolvió que todas las autoridades del país, dentro del ámbito
de sus competencias, se encuentran obligadas a velar no sólo por los
derechos humanos contenidos en los instrumentos internacionales
firmados por el Estado Mexicano 13, sino también por los derechos
humanos contenidos en la Constitución Federal, adoptando la
interpretación más favorable al derecho humano de que se trate, lo
que se entiende en la doctrina como el principio pro persona.

De este modo, determinó el máximo tribunal del país que los


Jueces nacionales deben inicialmente observar los derechos humanos
establecidos en la Constitución Mexicana y en los tratados
internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como los
criterios emitidos por el Poder Judicial de la Federación al
interpretarlos y acudir a los criterios interpretativos de la Corte
12
Jurisdicción militar y derechos humanos. El caso Radilla ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Fernando Silva García. Página 71.

13
Los instrumentos internacionales competencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos son: Convención Americana sobre Derechos Humanos; Convención Interamericana
para Prevenir y Sancionar la Tortura; párrafo a) del artículo 8 y en el artículo 13 del Protocolo
Adicional a la Convención Americana en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
"Protocolo de San Salvador"; artículo 7, Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer "Convención de Belém Do Pará"; Convención Interamericana
sobre Desaparición Forzada de Personas; y, Convención Interamericana para la Eliminación de
todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad.
Interamericana para evaluar si existe alguno que resulte más
favorecedor y procure una protección más amplia del derecho que se
pretende proteger. Esto no prejuzga sobre la posibilidad de que sean
los criterios internos aquellos que cumplan de mejor manera con lo
establecido por la Constitución en términos de su artículo 1o., lo cual
tendrá que valorarse caso por caso, a fin de garantizar siempre la
mayor protección de los derechos humanos.

Lo cual significa que los Jueces de todo el sistema jurídico


mexicano, en sus respectivas competencias, deben acatar el principio
pro persona, consistente en adoptar la interpretación más favorable al
derecho humano de que se trate, y además, al margen de los medios
de control concentrado de la constitucionalidad adoptados en nuestra
Constitución General de la República, todos los juzgadores si bien no
pueden hacer una declaración general sobre la invalidez o expulsar
del orden jurídico las normas que consideren contrarias a los derechos
humanos contenidos en la Constitución y en los tratados (como sí
sucede en las vías de control directas establecidas expresamente en
los artículos 103, 107 y 105 de la Constitución), sí están obligados a
ejercer un control de convencionalidad ex officio del orden
jurídico, conforme al cual pueden inaplicar una norma cuando
ésta sea contraria a los derechos humanos contenidos en la propia
Ley Fundamental, en los tratados internacionales en los que el Estado
Mexicano sea Parte, así como en la jurisprudencia emitida por el
Poder Judicial de la Federación y en los criterios de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, como se desprende del criterio
1a. CCCLX/2013 (10a.), de la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación de rubro: “CONTROL DE
CONSTITUCIONALIDAD Y CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO. SU
SIGNIFICADO Y ALCANCE”14 .

La expresión ex officio no significa que siempre y sin excepción,


los jueces deban hacer obligatoriamente el control de
constitucionalidad de los derechos contenidos en la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y en los tratados
internacionales en los que el Estado Mexicano sea parte; sino que ese
tipo de control lo pueden hacer por virtud de su cargo de jueces, aun
cuando: 1) no sean jueces de control constitucional; y, 2) no exista una
solicitud expresa de las partes.

No obstante, en el caso de que así se solicite, y el juzgador


estime que la norma no es contraria a la Constitución o a los tratados
14
Registro digital: 2005116
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO. SU
SIGNIFICADO Y ALCANCE. La expresión ex officio no significa que siempre y sin excepción, los
jueces deban hacer obligatoriamente el control de constitucionalidad de los derechos contenidos en
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en los tratados internacionales en los
que el Estado Mexicano sea parte; dicha expresión significa que ese tipo de control lo pueden
hacer por virtud de su cargo de jueces, aun cuando: 1) no sean jueces de control constitucional; y,
2) no exista una solicitud expresa de las partes. En ese sentido, no debe pasarse por alto que el
Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el expediente varios 912/2010
(cumplimiento de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso
Rosendo Radilla Pacheco), determinó que el control a cargo de los jueces del país que no formen
parte del control concentrado, debía realizarse incidentalmente durante los procesos ordinarios en
los que son competentes, esto es, sin necesidad de abrir un expediente por cuerda separada. Así,
la expresión ex officio que se predica del control judicial significa que los juzgadores tienen la
facultad de controlar las normas que van a aplicar de cara a la Constitución y a los tratados
internacionales de los que México sea parte, por el simple hecho de ser jueces, pero no que
"necesariamente" deban realizar dicho control en todos los casos, en cualquiera de sus tres pasos:
1) interpretación conforme en sentido amplio; 2) interpretación conforme en sentido estricto; y, 3)
inaplicación; sino en aquellos en los que incidentalmente sea solicitado por las partes o adviertan
que la norma amerita dicho control, sin hacer a un lado los presupuestos formales y materiales de
admisibilidad. En ese sentido, la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado
que el control ex officio no necesariamente debe ejercerse siempre, sin considerar otros
presupuestos formales y materiales de admisibilidad y procedencia de ese tipo de acciones. Lo
anterior supone que los jueces, en el ámbito de su competencia, antes de proceder al control ex
officio en los tres pasos referidos, debieron resolver o despejar cualquier problema relacionado con
presupuestos de procedencia o admisibilidad.
internacionales en materia de derechos humanos de los que el Estado
Mexicano sea parte, bastará con que mencione en una frase expresa
que no advirtió que la norma fuese violatoria de derechos humanos,
para que se estime que realizó el control difuso y respetó el principio
de exhaustividad que rige el dictado de sus sentencias, sin que sea
necesaria una justificación jurídica exhaustiva en ese sentido, pues la
norma no le generó convicción que pusiera en entredicho la
presunción de constitucionalidad de la que gozan las disposiciones
jurídicas de nuestro sistema.

Es así, porque si el Juez no advierte que una norma violente los


derechos humanos mencionados, a fin de sostener la inaplicación de
aquélla en el caso concreto, dicho control de convencionalidad no
llega al extremo de que el juzgador deba comparar y analizar en
abstracto en cada resolución, todos los derechos humanos que forman
parte del orden jurídico mexicano, puesto que ello haría ineficaz e
irrealizable el desarrollo de la función jurisdiccional, en detrimento del
derecho humano de acceso a la justicia por parte de los gobernados,
con la consecuente afectación que ello significa, aunado a que
implicaría que la vía se equipare al control concentrado,
desvirtuándose con ello la distinción entre los dos modelos de control
que están perfectamente diferenciados en nuestro sistema 15.
15
Tesis 1a. CCXC/2015 (10a.), Registro digital: 2010144.
CONTROL DIFUSO DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONVENCIONALIDAD. SU EJERCICIO NO
LIMITA NI CONDICIONA EL DEL CONTROL CONCENTRADO. En atención a los artículos 1o. y
133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el control difuso que realizan los
Jueces ordinarios, en el ámbito de sus competencias, constituye una herramienta en su labor de
decir el derecho conforme a la Ley Suprema. Esta facultad se ha entendido en el sentido de que el
órgano judicial puede ejercerla ex officio, esto es, en razón de su función jurisdiccional y sin que
medie petición alguna de las partes; sin embargo, es factible que en un juicio contencioso el actor
solicite que el juzgador ejerza control difuso respecto de alguna norma. En este caso, al existir un
argumento de nulidad expreso, se dan dos posibilidades: 1) que el órgano jurisdiccional coincida
con lo expuesto por el actor y considere que debe desaplicar la norma; y, 2) que no convenga con
Para realizar ese control ex officio los juzgadores deben
considerar16:

 Todos los derechos humanos contenidos en la Constitución


Federal (con fundamento en los artículos 1o. y 133), así como
la jurisprudencia emitida por el Poder Judicial de la
Federación;

lo solicitado. En este último supuesto, si el órgano del conocimiento considera que la norma no es
contraria a la Constitución Federal o a los tratados internacionales en materia de derechos
humanos de los que el Estado Mexicano sea parte, bastará con que mencione en una frase
expresa que no advirtió que la norma fuese violatoria de derechos humanos, para que se estime
que realizó el control difuso y respetó el principio de exhaustividad que rige el dictado de sus
sentencias, sin que sea necesaria una justificación jurídica exhaustiva en ese sentido, pues la
norma no le generó convicción que pusiera en entredicho la presunción de constitucionalidad de la
que gozan las disposiciones jurídicas de nuestro sistema; ello, porque no puede imponerse al
juzgador natural la obligación de contestar de fondo los argumentos de inconstitucionalidad o
inconvencionalidad que le hagan valer en la demanda, ya que ese proceder implicaría que la vía se
equipare al control concentrado, desvirtuándose con ello la distinción entre los dos modelos de
control que están perfectamente diferenciados en nuestro sistema. Por tanto, es inexacto
considerar que en su demanda de amparo el quejoso deba combatir el análisis de
constitucionalidad efectuado por la autoridad responsable, pues el control concentrado de
constitucionalidad y convencionalidad de las normas generales por vía de acción se deposita
exclusivamente en los órganos del Poder Judicial de la Federación, quienes deciden en forma
terminal y definitiva si una disposición es o no contraria a la Constitución Federal y a los tratados
internacionales en materia de derechos humanos. Además, tratándose de procedimientos de
control concentrado, el tema de inconstitucionalidad o de inconvencionalidad de leyes -planteado
expresamente por el solicitante de amparo- forma parte de la litis y, por ende, el Tribunal Colegiado
de Circuito está obligado a pronunciarse de forma directa sobre éste. De ahí que los juzgadores de
amparo deben abordar el estudio de constitucionalidad de leyes al dictar sentencia en amparo
directo cuando estos aspectos sean planteados en los conceptos de violación, sin que los
pronunciamientos que hubiese realizado la autoridad responsable en el juicio de nulidad, por medio
del ejercicio del control difuso, limiten o condicionen el ejercicio de las facultades del control
concentrado.

16
Registro digital: 160526, Tesis: P. LXVIII/2011 (9a.)
PARÁMETRO PARA EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN MATERIA DE
DERECHOS HUMANOS. El mecanismo para el control de convencionalidad ex officio en materia
de derechos humanos a cargo del Poder Judicial debe ser acorde con el modelo general de control
establecido constitucionalmente. El parámetro de análisis de este tipo de control que deberán
ejercer todos los jueces del país, se integra de la manera siguiente: a) todos los derechos humanos
contenidos en la Constitución Federal (con fundamento en los artículos 1o. y 133), así como la
jurisprudencia emitida por el Poder Judicial de la Federación; b) todos los derechos humanos
contenidos en tratados internacionales en los que el Estado Mexicano sea parte; c) los criterios
vinculantes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos derivados de las sentencias en las
que el Estado Mexicano haya sido parte, y d) los criterios orientadores de la jurisprudencia y
precedentes de la citada Corte, cuando el Estado Mexicano no haya sido parte.
 Todos los derechos humanos contenidos en los tratados
internacionales en los que el Estado Mexicano sea Parte; y,
 Los criterios vinculantes de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos establecidos en las sentencias en las
que el Estado Mexicano haya sido Parte, y criterios
orientadores de la jurisprudencia y precedentes de la citada
Corte, cuando el Estado Mexicano no haya sido Parte.

Además, este modelo de interpretación por parte de los jueces


requiere la realización de tres pasos17:
17
Tesis: P. LXIX/2011(9a.), Registro digital: 160525
PASOS A SEGUIR EN EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONVENCIONALIDAD EX
OFFICIO EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS. La posibilidad de inaplicación de leyes por
los jueces del país, en ningún momento supone la eliminación o el desconocimiento de la
presunción de constitucionalidad de ellas, sino que, precisamente, parte de esta presunción al
permitir hacer el contraste previo a su aplicación. En ese orden de ideas, el Poder Judicial al
ejercer un control de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos, deberá realizar
los siguientes pasos: a) Interpretación conforme en sentido amplio, lo que significa que los jueces
del país -al igual que todas las demás autoridades del Estado Mexicano-, deben interpretar el
orden jurídico a la luz y conforme a los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los
tratados internacionales en los cuales el Estado Mexicano sea parte, favoreciendo en todo tiempo a
las personas con la protección más amplia; b) Interpretación conforme en sentido estricto, lo que
significa que cuando hay varias interpretaciones jurídicamente válidas, los jueces deben, partiendo
de la presunción de constitucionalidad de las leyes, preferir aquella que hace a la ley acorde a los
derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales en los que el
Estado Mexicano sea parte, para evitar incidir o vulnerar el contenido esencial de estos derechos;
y, c) Inaplicación de la ley cuando las alternativas anteriores no son posibles. Lo anterior no afecta
o rompe con la lógica de los principios de división de poderes y de federalismo, sino que fortalece
el papel de los jueces al ser el último recurso para asegurar la primacía y aplicación efectiva de los
derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los cuales
el Estado Mexicano es parte.

Jurisprudencia 1a./J. 4/2016 (10a.), Registro digital: 2010954, Instancia: Primera Sala, Décima
Época, Materias(s): Común, Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 27,
Febrero de 2016, Tomo I, página 430.
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO. CONDICIONES
GENERALES PARA SU EJERCICIO. La autoridad judicial, para ejercer el control ex officio en los
términos establecidos en el expediente Varios 912/2010 de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, debe asegurarse que se ha actualizado la necesidad de hacer ese tipo de control, es decir,
en cada caso debe determinar si resulta indispensable hacer una interpretación conforme en
sentido amplio, una en sentido estricto o una inaplicación, lo cual ocurre cuando se está en
presencia de una norma que resulta sospechosa o dudosa de cara a los parámetros de control de
los derechos humanos. De este modo, cuando una norma no genera sospechas de invalidez para
el juzgador, por no parecer potencialmente violatoria de derechos humanos, entonces no se hace
necesario un análisis de constitucionalidad y convencionalidad exhaustivo, porque la presunción de
A) Interpretación conforme en sentido amplio. Ello significa
que los Jueces del país, al igual que todas las demás autoridades del
Estado Mexicano, deben interpretar el orden jurídico a la luz y
conforme a los derechos humanos establecidos en la Constitución y
en los tratados internacionales en los cuales el Estado Mexicano sea
parte, favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más
amplia.
B) Interpretación conforme en sentido estricto. Ello significa
que cuando hay varias interpretaciones jurídicamente válidas, los
Jueces deben, partiendo de la presunción de constitucionalidad de las
leyes, preferir aquella que hace a la ley acorde a los derechos
humanos establecidos en la Constitución y en los tratados
internacionales en los que el Estado Mexicano sea parte para evitar
incidir o vulnerar el contenido esencial de estos derechos.
C) Inaplicación de la ley cuando las alternativas anteriores no
son posibles. Ello no afecta o rompe con la lógica del principio de
división de poderes y del federalismo, sino que fortalece el papel de
los Jueces, al ser el último recurso para asegurar la primacía y
aplicación efectiva de los derechos humanos establecidos en la
Constitución y en los tratados internacionales de los cuales el Estado
Mexicano es parte.

constitucionalidad de que gozan todas las normas jurídicas no se ha puesto siquiera en entredicho.
Lo anterior es así, porque como se señaló en el citado expediente Varios, las normas no pierden su
presunción de constitucionalidad sino hasta que el resultado del control así lo refleje, lo que implica
que las normas que son controladas puedan incluso salvar su presunción de constitucionalidad
mediante la interpretación conforme en sentido amplio, o en sentido estricto.
En vista de lo anterior, los juzgadores deberán partir de la
presunción de constitucionalidad de las leyes y, por tanto, favorecer la
posibilidad de realizar una interpretación conforme; sin embargo, si
habiendo agotado esta posibilidad se considera que el conflicto entre
la ley y la Constitución o los Tratados Internacionales es insalvable, los
jueces deben realizar un control ex oficio de constitucionalidad de la
norma, pero, en su caso, deberá realizarse de acuerdo con las
facultades que le correspondan a cada órgano, según su nivel y
función, en términos de lo que esta Suprema Corte ha señalado en su
jurisprudencia sobre la materia18
Como consecuencia de lo anterior, la Suprema Corte de Justicia
de la Nación ha emitido criterios que resuelven diversas problemáticas
en la aplicación de dicho modelo de control, entre los que destacan los
siguientes:

 Los Tribunales Colegiado de Circuito como órganos del


Poder Judicial de la Federación, deben ejercer el control
difuso de regularidad constitucional, sólo respecto de las
disposiciones que ellos mismos están facultados para
aplicar, esto es, aquellas que rigen el juicio de amparo, sin
que les sea factible ejercer ese modelo ex oficio respecto de

18
Tesis 1ª/XXI/2016 (10ª), Registro 2010955.
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN. PARA EFECTOS DE SU PROCEDENCIA DEBE
VERIFICARSE SI LA AUTORIDAD RESPONSABLE REALIZÓ UN VERDADERO CONTROL DE
CONVENCIONALIDAD. La procedencia del recurso de revisión en amparo directo, bajo la premisa
de un control de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos, se basa en la
existencia de un genuino ejercicio de esa naturaleza. En este sentido, procede verificar si
efectivamente lo realizado por parte de la autoridad jurisdiccional señalada como responsable,
satisface o no los presupuestos de ese ejercicio de control de regularidad, pues no basta la simple
afirmación de haberlo realizado.
disposiciones contenidas en leyes que rigen el
procedimiento o juicio de origen, ya que generaría
inseguridad ente las partes, al partir de la base de que en el
juicio han operado instituciones como la preclusión.
Tesis: P. IX/2015 (10a.). “CONTROL DE REGULARIDAD
CONSTITUCIONAL EX OFFICIO. LOS TRIBUNALES
COLEGIADOS DE CIRCUITO DEBEN EJERCERLO SÓLO
EN EL ÁMBITO DE SU COMPETENCIA”19

Tesis: P. X/2015 (10a.). “CONTROL DE REGULARIDAD


CONSTITUCIONAL EX OFFICIO. LOS TRIBUNALES
COLEGIADOS DE CIRCUITO NO ESTÁN FACULTADOS
PARA EJERCERLO RESPECTO DE NORMAS QUE
RIGEN EL JUICIO DE ORIGEN20.
19
Tesis: P. IX/2015 (10a.). Décima Época. Registro: 2009816. Instancia: Pleno
Por imperativo del artículo 1o., en relación con el diverso 133, ambos de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, todas las autoridades del país, en el ámbito de sus competencias,
deben garantizar el respeto y la protección de los derechos humanos reconocidos en la propia
Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, para lo cual
cuentan con la facultad de ejercer un control de regularidad constitucional difuso o ex officio, que
corresponde a un sistema que confía a cualquier autoridad, sin importar su fuero, la regularidad
constitucional de las leyes y por virtud del cual toda autoridad debe, ante un caso concreto que
verse sobre cualquier materia, inaplicar la norma que debería fundar su acto, si ésta es violatoria
de un derecho humano contenido en la Carta Fundamental o en un tratado internacional. Ahora
bien, cuando se habla del control ex officio debe tenerse presente que dicha expresión significa
que ese tipo de examen pueden hacerlo, por virtud de su cargo de Jueces, aun cuando: 1) no sean
de control constitucional; y, 2) no exista una solicitud expresa de las partes, pues la propia Norma
Fundamental los faculta a inaplicar una norma cuando adviertan que viola derechos humanos, de
manera que el control difuso no constituye un proceso constitucional sino sólo una técnica al
alcance del Juez para que pueda ejercer un control de constitucionalidad en un proceso, sea éste
constitucional o de cualquier otra naturaleza y cuyo ejercicio da lugar al dictado de una resolución
con efectos entre las partes. En estas circunstancias, se concluye que los Tribunales Colegiados
de Circuito, como órganos del Poder Judicial de la Federación, deben ejercer el control difuso de
regularidad constitucional ante la violación de derechos humanos, con la observación de que sólo
pueden hacerlo en el ámbito de su competencia, es decir, respecto de las disposiciones que ellos
mismos están facultados para aplicar, específicamente, las contenidas en los ordenamientos que
rigen el procedimiento del juicio de amparo, esto es, la Ley de Amparo, la Ley Orgánica del Poder
Judicial de la Federación y el Código Federal de Procedimientos Civiles, supletorio de aquélla”

20
Época: Décima Época. Registro: 2009817. Instancia: Pleno.
 El ejercicio del control de constitucionalidad a cargo de los
órganos jurisdiccionales responsables debe considerarse
incluido en el supuesto de “control de constitucionalidad de
normas” previsto para la procedencia del recurso de
revisión, siempre y cuando exista agravio relativo a la
omisión de dicho control difuso en su demanda de amparo.
Jurisprudencia 1ª./J. 36/2015 (10ª). “AMPARO DIRECTO
EN REVISIÓN. ES PROCEDENTE CUANDO EN LA
DEMANDA SE ALEGA LA OMISIÓN DE LA

No corresponde al Tribunal Colegiado de Circuito examinar, de oficio, la inconstitucionalidad de los


preceptos que rigen en los procedimientos o juicios de los que deriva el acto reclamado, ya que tal
asignación corresponde, en su caso, a las autoridades judiciales encargadas de su aplicación
(autoridades administrativas, jueces, salas de instancia, etcétera), pues sostener lo contrario, es
decir, que los Tribunales Colegiados de Circuito pueden, mediante un control difuso de regularidad
constitucional declarar, en amparo directo, la inconstitucionalidad de disposiciones contenidas en
leyes que rigen el procedimiento o juicio de origen generaría inseguridad jurídica para las partes,
quienes parten de la base de que en el juicio han operado instituciones como la de preclusión, por
virtud de la cual han ejercido los derechos procesales que les corresponden en torno a las
decisiones emitidas por el juzgador, sin que deba soslayarse que el cumplimiento al imperativo
prescrito en el artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que obliga
a toda autoridad, en el ámbito de su competencia, a promover, respetar, proteger y garantizar los
derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia,
indivisibilidad y progresividad, no implica que puedan dejar de observarse los mecanismos
jurisdiccionales previstos en el orden interno de los Estados para impugnar los actos de autoridad
que pudieran considerarse violatorios de derechos humanos. Ahora, esta manera de ordenar el
sistema no significa que se impongan límites a los tribunales de la Federación que por disposición
constitucional tienen a su cargo el conocimiento de los mecanismos para la protección de la Norma
Fundamental, para cumplir con el imperativo que ésta ordena ni que se desconozcan las
obligaciones adquiridas en diversos tratados internacionales celebrados por el Estado Mexicano en
el sentido de proteger en todo momento los derechos humanos de los justiciables, pues los
órganos federales encargados de ejercer el control de regularidad constitucional concentrado
cuentan con las herramientas necesarias para cumplir con ese mandato, en cuya labor deben
observar las reglas que tradicionalmente han normado las instituciones que tienen a su cargo, de
manera que, en ejercicio de este control concentrado, pueden emprender el análisis sobre la
constitucionalidad de una norma a partir de lo siguiente: (i) en respuesta a la pretensión formulada
por el quejoso; (ii) por virtud de la causa de pedir advertida en el planteamiento de los conceptos
de violación o en agravios; o bien, (iii) con motivo de la utilización de la institución de la suplencia
de la queja deficiente, en términos de la Ley de Amparo que, en ciertas materias, permite ese
análisis aun ante la ausencia total de conceptos de violación o de agravios. En las circunstancias
apuntadas, no es que los órganos de control concentrado estén exentos de ejercer un control
difuso, sino que sólo pueden hacerlo en los términos que la propia Constitución les faculta”
RESPONSABLE DE REALIZAR EL CONTROL DIFUSO DE
CONSTITUCIONALIDAD DE UNA NORMA GENERAL.”21
 Aun partiendo del nuevo modelo de interpretación
constitucional, no es posible determinar que la
Jurisprudencia del máximo tribunal pueda ser objeto de la
decisión de un órgano de menor grado que tienda a
inaplicarla como resultado del ejercicio de control de
convencionalidad exoficio.

Jurisprudencia P-/J 64/2014 (10ª) “JURISPRUDENCIA DE


LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. NO
ES SUSCEPTIBLE DE SOMERTENER A CONTROL DE
CONSTITUCIONALIDAD Y/O CONVENCIONALIDD EX
OFFICIO POR ÓRGANOS JURISDICCIONALES DE
MENOR JERARQUÍA”22
21
Registro digital: 2009003
De los artículos 1o., 107, fracción IX, y 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos deriva que el ejercicio del control difuso de constitucionalidad a cargo de los órganos
jurisdiccionales responsables, debe considerarse incluido en el supuesto de "constitucionalidad de
normas generales", previsto para la procedencia del recurso de revisión en el citado artículo 107,
fracción IX, siempre y cuando el quejoso se duela de la omisión de dicho control difuso en su
demanda de amparo, vinculada con normas específicas de la ley secundaria; sea que ese
planteamiento se analice u omita por el tribunal de amparo. Lo anterior es así, ya que dicho control
consiste en preferir la aplicación de las normas fundamentales de derechos humanos sobre
aquellas que los contravengan, para lo cual necesariamente debe hacerse un contraste entre las
disposiciones legales y las fundamentales para determinar si las primeras se ajustan a las
segundas, mediante el seguimiento de los pasos señalados por el Tribunal en Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación en la tesis P. LXIX/2011 (9a.), publicada en el Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro III, Tomo 1, diciembre de 2011, página 552, de
rubro: "PASOS A SEGUIR EN EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y
CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.", es decir,
primero hacer una interpretación conforme en sentido amplio por la cual se favorezca la protección
más amplia de las personas; si esto no es posible, llevar a cabo una interpretación conforme en
sentido estricto según la cual, ante varias interpretaciones jurídicamente válidas, preferir la que
más favorezca los derechos fundamentales y, finalmente, cuando ninguna de las anteriores
opciones es posible, atender directamente a la norma fundamental, en inaplicación de la norma
secundaria incompatible.
.
22
Registro digital: 2008148
 Una vez que el juzgador realiza el control de
convencionalidad y determina que la norma interna es
contrario a determinado derecho humano contenido en un
tratado internacional e, incluso a la interpretación de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, sólo debe analizar el
acto prescindiendo del precepto de derecho interno y
aplicando el instrumento internacional, sin que deba reflejar
la inconvencionalidad detectada en los puntos resolutivos
dela sentencia en que haga el pronunciamiento, ya que éste
sólo trasciende al acto de aplicación, es decir, tal acción
sólo trasciende a una inconstitucionalidad indirecta del acto
reclamado y por ello es innecesario llamar a juicio a las
autoridades emisoras de la norma, ya que no habrá
declaratoria de inconstitucionalidad.

Tesis P. V/2013 (10ª). “CONTROL DIFUSO DE


CONVENCIONALIAD. LA INAPLICACIÓN DE LA NORMA

La obligación de las autoridades jurisdiccionales contenida en los artículos 1o. y 133 de la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de realizar un control de constitucionalidad
y/o convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos y dar preferencia a los contenidos
en la propia Ley Suprema y en los tratados internacionales, aun a pesar de las disposiciones en
contrario contenidas en cualquier norma inferior, no contempla a la jurisprudencia emitida por la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, porque el artículo 94 constitucional establece que será
obligatoria para todos los órganos jurisdiccionales de conformidad con lo que disponga la ley y, en
este caso, la Ley de Amparo así lo indica tanto en la abrogada como en el artículo 217 de la
vigente; de ahí que no privan las mismas razones que se toman en cuenta para inaplicar una
disposición emitida por el legislador cuando viola derechos humanos de fuente constitucional o
convencional. Cabe precisar que en los casos en los que se pudiera advertir que una
jurisprudencia del Alto Tribunal desatiende o contradice un derecho humano, cualquiera que sea su
origen, existen los medios legales para que se subsane ese aspecto. En conclusión, aun partiendo
del nuevo modelo de interpretación constitucional, no es posible determinar que la jurisprudencia
del Máximo Tribunal del país pueda ser objeto de la decisión de un órgano de menor grado que
tienda a inaplicarla, como resultado del ejercicio de control de convencionalidad ex officio, porque
permitirlo daría como resultado que perdiera su carácter de obligatoria, ocasionando falta de
certeza y seguridad jurídica.

.
CUYA INCONVENCIONALIDAD SE DECLARA SÓLO
TRASCIENDE A UNA INCONSTITUCIONALIDAD
INDIRECTA DEL ACTO RECLAMADO AL NO ESTIR LA
DECLARATORIA RELATIVA.”23

2. Parámetros de regularidad constitucional.

Conclusiones:

a) El parámetro del control de regularidad constitucional es un


mecanismo de control jurisdiccional y protección de los
derechos humanos contenidos en la Constitución y en los
tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea

23
Registro digital: 2003005
En materia de derechos humanos puede analizarse la contradicción entre una norma general
interna y un tratado internacional a través del juicio de amparo, pues si bien es cierto que los
juzgadores federales cuentan con facultades constitucionales para realizar el control concentrado
en términos de los artículos 103, 105 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, también lo es que las tienen para efectuar el control de convencionalidad con motivo de
lo previsto en los artículos 1o. y 133, última parte, de la propia Constitución, así como de lo resuelto
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos
Mexicanos, y por el Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el asunto
varios 912/2010, del que derivó la tesis P. LXVII/2011 (9a.), de rubro: "CONTROL DE
CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN UN MODELO DE CONTROL DIFUSO DE
CONSTITUCIONALIDAD.". Lo anterior significa que una vez que el juzgador realice el control de
convencionalidad y determine que una norma interna es contraria a determinado derecho humano
contenido en un tratado internacional e, incluso, a la interpretación efectuada al respecto por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, debe analizar el acto reclamado prescindiendo del
precepto de derecho interno y aplicando el instrumento internacional en materia de derechos
humanos. En ese sentido, es innecesario reflejar la inconvencionalidad de una norma de derecho
interno en los puntos resolutivos de la sentencia en la que se hace dicho pronunciamiento, pues
éste sólo trasciende al acto de aplicación, en tanto que el control de convencionalidad no puede
llegar más allá de la inaplicación de la norma interna en el caso específico; esto es, la inaplicación
de la norma cuya inconvencionalidad se declara sólo trasciende a una inconstitucionalidad indirecta
del acto reclamado, por lo que es innecesario llamar a juicio a las autoridades emisoras de la
norma cuya inconvencionalidad se demanda, pues no habrá una declaratoria de
inconstitucionalidad de ésta, sino sólo su inaplicación respecto del acto reclamado.
parte; surge a raíz de la reforma constitucional de 6 de junio de
2011 y se precisa en la contradicción de tesis 293/2011.
b) Una vez que un tratado es incorporado al orden jurídico, las
normas de derechos humanos que se contengan se integran al
catálogo de derechos que funciona como un parámetro de
regularidad constitucional, de tal suerte que dichas normas no
pueden contravenir el principio de supremacía constitucional,
precisamente porque forman parte del conjunto normativo
respecto del cual se predica la supremacía.
c) En caso de que tanto normas constitucionales como normas
internacionales se refieran a un mismo derecho, éstas se
articularán de manera que se prefieran aquellas cuyo contenido
proteja de manera más favorable a su titular atendiendo para
ello al principio pro persona.
d) En la resolución del expediente varios 912/2010 se ha
reconocido la posibilidad de que las autoridades jurisdiccionales
realicen un control de regularidad, ya sea concentrado o difuso
dependiendo de las atribuciones de cada órgano y de la vía en
la que se tramite el asunto, para lo cual pueden emplear
parámetros de constitucionalidad o de convencionalidad.
e) Ambos parámetros de control forman parte del mismo conjunto
normativo, y por tanto, integran el aludido parámetro de control
de regularidad, de modo que hablar de constitucionalidad o
convencionalidad implica hacer referencia al mismo parámetro
de regularidad o validez, aunque para efectos meramente
didácticos pueda diferenciarse entre el origen de la norma
empleada para desarrollar el estudio de validez.
f) Las normas de derechos humanos, independientemente de su
fuente, no se relacionan en términos jerárquicos, entendiendo
que cuando en la Constitución haya una restricción expresa al
ejercicio de los derechos humanos, se deberá atender a lo que
indica la norma constitucional. Ello se refleja en la jurisprudencia
P./J. 20/2014 (10a.): DERECHOS HUMANOS CONTENIDOS
EN LA CONSTITUCIÓN Y EN LOS TRATADOS
INTERNACIONALES. CONSTITUYEN EL PARÁMETRO DE
CONTROL DE REGULARIDAD CONSTITUCIONAL, PERO
CUANDO EN LA CONSTITUCIÓN HAYA UNA RESTRICCIÓN
EXPRESA AL EJERCICIO DE AQUÉLLOS, SE DEBE ESTAR A
LO QUE ESTABLECE EL TEXTO CONSTITUCIONAL.24

a) Sistema de fuentes y jerarquía normativa.

b) Obligatoriedad de la jurisprudencia interamericana.

24
El texto de la tesis dice: “El primer párrafo del artículo 1o. constitucional reconoce un conjunto de
derechos humanos cuyas fuentes son la Constitución y los tratados internacionales de los cuales el
Estado Mexicano sea parte. De la interpretación literal, sistemática y originalista del contenido de
las reformas constitucionales de seis y diez de junio de dos mil once, se desprende que las normas
de derechos humanos, independientemente de su fuente, no se relacionan en términos jerárquicos,
entendiendo que, derivado de la parte final del primer párrafo del citado artículo 1o., cuando en la
Constitución haya una restricción expresa al ejercicio de los derechos humanos, se deberá estar a
lo que indica la norma constitucional, ya que el principio que le brinda supremacía comporta el
encumbramiento de la Constitución como norma fundamental del orden jurídico mexicano, lo que a
su vez implica que el resto de las normas jurídicas deben ser acordes con la misma, tanto en un
sentido formal como material, circunstancia que no ha cambiado; lo que sí ha evolucionado a raíz
de las reformas constitucionales en comento es la configuración del conjunto de normas jurídicas
respecto de las cuales puede predicarse dicha supremacía en el orden jurídico mexicano. Esta
transformación se explica por la ampliación del catálogo de derechos humanos previsto dentro de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual evidentemente puede calificarse
como parte del conjunto normativo que goza de esta supremacía constitucional. En este sentido,
los derechos humanos, en su conjunto, constituyen el parámetro de control de regularidad
constitucional, conforme al cual debe analizarse la validez de las normas y actos que forman parte
del orden jurídico mexicano.”
b) Vinculatoriedad de criterios de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, actuando en Pleno, al


resolver la contradicción de tesis 293/2011 sostenida entre los criterios
emitidos por el Primer Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de
Trabajo del Décimo Primer Circuito y el Séptimo Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito,25 emitió la jurisprudencia P./J. 21/2014
(10a.), de rubro: “JURISPRUDENCIA EMITIDA POR LA CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. ES VINCULANTE PARA
LOS JUECES MEXICANOS SIEMPRE QUE SEA MÁS FAVORABLE A LA
PERSONA.”26

El primer aspecto relevante que resolvió este asunto fue determinar la


posición jerárquica de los tratados internacionales en materia de derechos
humanos en relación con la Constitución y, el segundo, determinar el valor
de la jurisprudencia emitida por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, esto es, delimitar si son orientadores u obligatorios para los
Jueces nacionales.
25
Cfr. Quiñonez Huízar, Francisco Rubén, Jurisprudencia y control constitucional en México.
Elementos necesarios para su comprensión y aplicación, México, Editorial Flores, 2021, pp. 200 y
siguientes.
26
El texto dice: “Los criterios jurisprudenciales de la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
con independencia de que el Estado Mexicano haya sido parte en el litigio ante dicho tribunal,
resultan vinculantes para los Jueces nacionales al constituir una extensión de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, toda vez que en dichos criterios se determina el contenido
de los derechos humanos establecidos en ese tratado. La fuerza vinculante de la jurisprudencia
interamericana se desprende del propio mandato establecido en el artículo 1o. constitucional, pues
el principio pro persona obliga a los Jueces nacionales a resolver cada caso atendiendo a la
interpretación más favorable a la persona. En cumplimiento de este mandato constitucional, los
operadores jurídicos deben atender a lo siguiente: (i) cuando el criterio se haya emitido en un caso
en el que el Estado Mexicano no haya sido parte, la aplicabilidad del precedente al caso específico
debe determinarse con base en la verificación de la existencia de las mismas razones que
motivaron el pronunciamiento; (ii) en todos los casos en que sea posible, debe armonizarse la
jurisprudencia interamericana con la nacional; y (iii) de ser imposible la armonización, debe
aplicarse el criterio que resulte más favorecedor para la protección de los derechos humanos.”
En primer orden, reiteró el criterio emitido al resolver el expediente varios
912/2010, que derivó en la tesis aislada P. LXV/2011 (9a.), de rubro:
"SENTENCIAS EMITIDAS POR LA CORTE INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS. SON VINCULANTES EN SUS TÉRMINOS
CUANDO EL ESTADO MEXICANO FUE PARTE EN EL LITIGIO"27; en el
que se determinó que las sentencias emitidas por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos son vinculantes para el Estado Mexicano por ser cosa
juzgada, lo cual resulta igualmente aplicable a los criterios interpretativos
contenidos en ellas.28

Asimismo, concluyó que la SCJN no es competente para analizar, revisar,


calificar o decidir si una sentencia dictada por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos es correcta o incorrecta, si se excede con relación a las
normas que rigen su materia y proceso.

27
El texto dice: “El Estado Mexicano ha aceptado la jurisdicción de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, por ello, cuando ha sido parte en una controversia o litigio ante esa
jurisdicción, la sentencia que se dicta en esa sede, junto con todas sus consideraciones, constituye
cosa juzgada, correspondiéndole exclusivamente a ese órgano internacional evaluar todas y cada
una de las excepciones formuladas por el Estado Mexicano, tanto si están relacionadas con la
extensión de la competencia de la misma Corte o con las reservas y salvedades formuladas por
aquél. Por ello, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aun como tribunal constitucional, no es
competente para analizar, revisar, calificar o decidir si una sentencia dictada por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos es correcta o incorrecta, o si excede en relación con las
normas que rigen su materia y proceso. Por tanto, la Suprema Corte no puede hacer ningún
pronunciamiento que cuestione la validez de lo resuelto por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, ya que para el Estado Mexicano dichas sentencias constituyen cosa juzgada. Lo único
procedente es acatar y reconocer la totalidad de la sentencia en sus términos. Así, las resoluciones
pronunciadas por aquella instancia internacional son obligatorias para todos los órganos del Estado
Mexicano, al haber figurado como parte en un litigio concreto, siendo vinculantes para el Poder
Judicial no sólo los puntos de resolución concretos de la sentencia, sino la totalidad de los criterios
contenidos en ella”.
28
A raíz de la consulta que formuló el Ministro Presidente con base en su facultad reglamentaria,
se integró el expediente 489/2010 que le fue turnado al ministro José Ramón Cossío Díaz,
proyecto que fue desechado por considerar que excedió los fines de la consulta;
consecuentemente, se integró el expediente Varios 912/2010 que le fue turnado a la ministra
Margarita Luna Ramos. Cfr. Quiñonez Huízar, Francisco Rubén, Jurisprudencia y control
constitucional en México. Elementos necesarios para su comprensión y aplicación, Op. Cit. p. 197 y
ss.
De esta manera, precisó que la SCJN no puede hacer ningún
pronunciamiento que cuestione la validez de lo resuelto por el tribunal
internacional, ya que para el Estado Mexicano dichas sentencias constituyen
cosa juzgada y, por ende, lo único procedente es acatar y reconocer la
totalidad de la sentencia en sus términos.

Posteriormente, se enunció la distinción entre la obligatoriedad de la


jurisprudencia del Poder Judicial de la Federación de la vinculatoriedad de
los precedentes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Para ello se estableció que, de acuerdo con la Constitución y la Ley de


Amparo, la jurisprudencia del Poder Judicial de la Federación es obligatoria
cuando cumple con los requisitos de integración previstos en dichos
ordenamientos: reiteración, contradicción o sustitución. Tratándose de tesis
aisladas, no es obligatoria por no haber cumplido con los requisitos formales
para ello.

Por su parte, la jurisprudencia interamericana se integra en un sistema de


precedentes, según el cual todos los criterios interpretativos contenidos en
una resolución dictada por la Corte Interamericana con motivo de un asunto
de naturaleza contenciosa gozan de fuerza vinculante, sin necesidad de que
se siga un procedimiento formal distinto.

Por tanto, cada pronunciamiento del tribunal interamericano se integra a la


doctrina jurisprudencial interamericana, cuya fuerza vinculante debe
entenderse en clave de progresividad, es decir, como un estándar mínimo
que debe ser recibido por los Estados que hayan reconocido la competencia
contenciosa de la Corte Interamericana para ser aplicados directamente, en
forma armónica con la jurisprudencia nacional, o para ser desarrollados o
ampliados mediante jurisprudencia que resulte más favorecedora para las
personas.

Consecuentemente, se resolvió que la fuerza vinculante de los criterios


interpretativos contenidos en sentencias interamericanas debe extenderse a
aquellas dictadas en casos en los que el Estado Mexicano no haya sido
parte.

Es así porque la jurisprudencia de la Corte Interamericana constituye una


extensión de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; se debe
entender los conceptos de "disposición" que alude al texto de un
determinado ordenamiento (un artículo, una fracción, etcétera), esto es, el
texto de la Convención Americana y el de “norma”, que constituye la
referencia al significado que se le atribuye a ese texto, esto es, los distintos
significados que la Corte Interamericana atribuye al texto convencional a
través de su jurisprudencia, incluyendo aquellos dictados en los casos en los
que el Estado Mexicano no haya sido parte.

Por otro lado, conforme al artículo 1o. constitucional, todos los derechos
humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales
ratificados por el Estado Mexicano forman parte de un mismo catálogo que
conforma el parámetro de control de regularidad del ordenamiento jurídico
mexicano. En consecuencia, los criterios que emita la Corte Interamericana
en sus resoluciones, como intérprete último de la Convención Americana en
el ámbito internacional, son vinculantes para todos los órganos
jurisdiccionales del país.

Aclaró que tanto la SCJN como el resto de las cortes supremas de los
Estados de las Américas que han reconocido la competencia contenciosa de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos deben mantener un diálogo
jurisprudencial constante con el tribunal internacional, puesto que ambos
tienen la misma finalidad: la protección de los derechos humanos. Es en este
sentido que las relaciones entre la Suprema Corte y la Corte Interamericana
deben entenderse en términos de cooperación y colaboración.

En este orden, la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos


Humanos, aun entendida como vinculante para los operadores jurídicos
mexicanos, no pretende ni puede sustituir a la jurisprudencia nacional ni
debe ser aplicada en forma acrítica. Por el contrario, la aplicación de la
jurisprudencia del tribunal interamericano debe hacerse en clave de
colaboración y no de contradicción con la jurisprudencia nacional, de modo
que los pronunciamientos que eventualmente impliquen una diferencia de
criterio respecto a los alcances que pueda llegar a tener un derecho en
específico deberán ser resueltos, con base en el principio pro persona.

En efecto, conforme al artículo 1o. constitucional, cuando se susciten


conflictos respecto a cómo interpretar un derecho humano en específico, los
operadores jurídicos deberán atender, en cumplimiento al principio pro
persona, a las interpretaciones que resulten más amplias o menos
restrictivas para los derechos de las personas. Esta operación podrá concluir
con el favorecimiento de un criterio del Poder Judicial de la Federación o de
uno emitido por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pero
cualquiera que sea el criterio aplicado, el resultado debe atender a la mejor
protección de los derechos humanos de las personas.

Es en ese sentido, resulta evidente que la jurisprudencia interamericana es


vinculante para los Jueces nacionales cuando resulte más favorable, como
lo ordena el principio pro persona contenido en el artículo 1o. constitucional,
toda vez que ésta sienta las bases para una interpretación mínima respecto
a un derecho en particular.

Así, no debe entenderse el carácter vinculante de los criterios


interamericanos en un sentido fuerte, es decir, como un lineamiento que
constriña a los jueces internos a resolver aplicando indefectiblemente el
estándar sentado por la Corte Interamericana, pasando por alto, incluso, los
precedentes del Poder Judicial de la Federación. Por el contrario, esta
obligatoriedad debe entenderse como una vinculación a los operadores
jurídicos internos a observar en sus resoluciones un estándar mínimo, que
bien podría ser el interamericano o el nacional, dependiendo cuál sea el más
favorable a las personas. En todo caso, lo importante será que la
inaplicación de un criterio jurisprudencial, nacional o interamericano se
justifique atendiendo a la aplicación de otro que resulte más favorecedor a la
persona.

En ese orden, cuando se trate de la aplicación de un criterio emitido por la


Corte Interamericana de Derechos Humanos en un caso en el que el Estado
Mexicano no ha sido parte, los operadores jurídicos se encuentran obligados
a analizar si el precedente resulta aplicable al ordenamiento jurídico
mexicano. Este paso previo no dependerá de que la conducta ordenada
como debida por la Corte Interamericana sea compatible con la conducta,
acto jurídico o norma analizada, sino con el hecho de que el marco
normativo analizado, el contexto fáctico y las particularidades del caso sean
análogas y, por tanto, idóneas para la aplicación del precedente
interamericano.

Se reforzó el criterio expuesto a partir de la premisa consistente en que las


sentencias de la Corte Interamericana, en términos del propio tribunal
internacional, tienen un doble carácter, a saber, tutelar y preventivo. Así, la
función tutelar de una sentencia se cumple por el hecho de que ésta
pretende resolver un caso específico con base en la determinación de
medidas de reparación a cargo del Estado condenado, las cuales buscarán
desaparecer los efectos de una violación a derechos humanos. Por otra
parte, la función preventiva se desprende de los precedentes contenidos en
las sentencias, los cuales, además de resolver un asunto específico,
pretenden sentar un estándar mínimo que resulte aplicable para casos
futuros y respecto de otros Estados formalmente ajenos a la controversia
que dio lugar a la emisión de la sentencia.

Por lo anterior, se concluyó que los criterios emanados de la jurisprudencia


emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos resultan
vinculantes para los Jueces nacionales con independencia de que el Estado
Mexicano haya sido parte en el litigio, toda vez que dotan de contenido a los
derechos humanos establecidos en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos; sin embargo, la aplicación de dicha jurisprudencia
deberá hacerse en términos de colaboración y no contradicción con la
jurisprudencia nacional, atendiendo en todo momento al principio pro
persona.

Sobre las sentencias emitidas por la Corte Interamericana, es pertinente citar


las tesis aisladas de la Primera Sala: 1a. XIII/2012 (10a.), de rubro
“CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. EFECTOS DE
SUS SENTENCIAS EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO MEXICANO.”29;
29
El Estado Mexicano se adhirió a la Convención Americana sobre Derechos Humanos el 24 de
marzo de 1981 y reconoció la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos el 16 de diciembre de 1998, mediante declaración unilateral de voluntad que fue
publicada en el Diario Oficial de la Federación el 24 de febrero de 1999. En ese sentido, los
artículos 133 y 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconocen la
vigencia de los tratados internacionales en nuestro ordenamiento jurídico interno y establecen la
1a. CXLII/2014 (10a.), de rubro “SENTENCIAS DE
LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. LA
DETERMINACIÓN DE SI ESTÁN CUMPLIDAS ES UNA FACULTAD
EXCLUSIVA DE ESE ÓRGANO, POR LO QUE NO ES CUESTIÓN
JUSTICIABLE EN EL JUICIO DE AMPARO (INTERPRETACIÓN DE LA
FRACCIÓN XVIII DEL ARTÍCULO 73 DE LA LEY DE AMPARO
ABROGADA).;”30 1a. CXLIII/2014 (10a.) “SENTENCIAS DE LA CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. OBLIGACIONES
DERIVADAS DE AQUELLAS CUYO CUMPLIMIENTO PUEDE
ANALIZARSE EN EL JUICIO DE AMPARO.31 y 1a. CXLIV/2014 (10ª), de

obligación de las autoridades nacionales de aplicar los derechos humanos de conformidad con la
Constitución y los tratados internacionales vigentes en nuestro país. Por lo anterior, la ratificación
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el reconocimiento de la jurisdicción
contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, generan como una consecuencia
ineludible que las sentencias emitidas por dicho tribunal internacional, en aquellos casos en los
cuales México haya sido parte en el juicio, resulten obligatorias para el Estado mexicano, incluidos
todos los jueces y tribunales que lleven a cabo funciones materialmente jurisdiccionales. Esta
obligatoriedad alcanza no sólo a los puntos resolutivos de las sentencias en comento, sino a todos
los criterios interpretativos contenidos en las mismas.
30
Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación considera que el Poder Judicial
de la Federación, aun en ejercicio de sus poderes de control constitucional, no está facultado para
pronunciarse sobre el cumplimiento o incumplimiento, por parte de las autoridades nacionales, de
las sentencias emitidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en contra del Estado
Mexicano. Esta calificación de no justiciabilidad en sede interna no rompe con la coherencia del
modelo de Estado Constitucional, pues no implica el reconocimiento de una categoría de casos
impune al escrutinio de los derechos humanos; por el contrario, justamente, su reconocimiento
conlleva el respeto a un diseño institucional reconocido constitucionalmente que da cabida a un
medio internacional de protección de los derechos humanos, por lo que al existir un obstáculo
técnico, cuya teleología es evitar una inapropiada interferencia del Poder Judicial de la Federación
en un diseño supranacional, cuando se impugne la omisión de las autoridades de dar cumplimiento
a la sentencia de dicho tribunal, se actualiza la causal de improcedencia prevista en la fracción
XVIII del artículo 73 de la Ley de Amparo abrogada, en relación con la fracción I del artículo 103 de
la Constitución Federal, interpretado este último a contrario sensu.
31
El artículo 103, fracción I de la Constitución Federal establece que el juicio de amparo procede contra
normas generales, actos u omisiones de la autoridad que violen los derechos humanos reconocidos en la
Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte y las garantías
otorgadas para su protección; del que se deriva que el juicio constitucional requiere para su procedencia no
sólo de la existencia de un acto de autoridad (positivo o negativo) o de una norma jurídica del que se pueda
predicar una probable violación a los derechos humanos, sino que además se trate de un acto de autoridad
apto para su conocimiento judicial. Excepcionalmente, no se actualiza esta propiedad de justiciabilidad
cuando la Constitución otorga claramente la determinación de una cuestión a una de las ramas u órganos
políticos, o determinados órganos especializados para ser resuelta por criterios de oportunidad o de
especialidad. No tomar ello en consideración implicaría, por parte del Poder Judicial mexicano, sustituirse en
esas facultades de apreciación y arriesgar la racionalidad constitucional de un determinado diseño
rubro “SENTENCIAS DE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS. TODAS LAS AUTORIDADES DEL ESTADO MEXICANO,
INCLUYENDO EL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN, DEBEN
ACATAR LO ORDENADO EN AQUÉLLAS.32

Así como la tesis del Pleno P. III/2013 (10a.), de rubro “SENTENCIAS


EMITIDAS POR LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS EN ASUNTOS DONDE EL ESTADO MEXICANO FUE PARTE.
PARA QUE SUS CRITERIOS TENGAN CARÁCTER VINCULANTE NO
REQUIEREN SER REITERADOS.”33
institucional. Esta categoría de casos es sumamente excepcional y esta Suprema Corte se niega a encontrar
especies de este de manera ordinaria, salvo que satisfagan contundentemente las notas constitutivas de
dicha categoría y no se genere una incoherencia al interior del modelo de estado constitucional, lo cual
requiere un análisis casuístico. Así, los actos de autoridad cuyo escrutinio implique indefectiblemente un
pronunciamiento simultáneo sobre la interrogante de si una sentencia de la Corte Interamericana está
cumplida o no constituye un "núcleo duro" de una cuestión no justiciable en sede interna, por las razones ya
expuestas. No obstante, a medida que existan actos que se alejen de este punto fijo, de manera casuística,
los jueces de amparo deben determinar si esta potencial intromisión en el ejercicio de facultades especiales
atribuidas con exclusividad a un órgano internacional se diluye al grado de verse derrotada por el principio
pro actione y, por tanto, por la procedencia del juicio constitucional. La exigencia de justiciabilidad se
robustecerá a medida que el análisis de los actos reclamados no exija de los jueces constitucionales
responder a la interrogante de si la sentencia internacional está o no cumplida, sino exija la respuesta de
cuestiones incidentales o indirectas y del acto reclamado dependa la satisfacción de un derecho del quejoso
-por ejemplo, actos reclamados por la víctima declarada y/o beneficiaria de reparaciones-“.

32
El Poder Judicial de la Federación tiene la obligación de acatar una orden que le incumba por estar
contenida en una sentencia de un tribunal internacional, como sería el caso de juzgar a los perpetradores de
violaciones de derechos humanos declaradas por el organismo internacional. Así, conforme a las
obligaciones internacionales adquiridas soberanamente por México, todos sus Poderes deben cumplir con lo
ordenado en las sentencias emitidas contra el Estado Mexicano. Esto tiene su fundamento en el artículo 26
de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, que establece el principio pacta sunt servanda,
y que prescribe que todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe y,
para el caso específico del Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos, en el artículo 68.1
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos que establece que los Estados Parte se comprometen
a cumplir la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en todo caso en que sean partes”.
33
El texto de la tesis dice: “De los párrafos 339 y 347 de la sentencia dictada por
la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos
Mexicanos, se advierte que los Jueces y tribunales internos, además de velar por el cumplimiento
de las disposiciones de fuente internacional, deben tomar en cuenta la interpretación que de éstas
ha realizado esa Corte, así como la obligación del Estado de garantizar que la conducta que motivó
su responsabilidad no se repita. De lo anterior se sigue que la interpretación en materia de
derechos humanos realizada por esa Corte Internacional, al resolver un caso en el que el Estado
Mexicano fue parte, aun cuando se trate de una sentencia aislada por lo que hace a éste, adquiere
el carácter y fuerza vinculante de precedente jurisprudencial, máxime que este Alto Tribunal, en la
tesis aislada P. LXV/2011 (9a.), de rubro: "SENTENCIAS EMITIDAS POR
En resumen, la vinculatoriedad de los criterios de la CIDH implica:

i. La fuerza vinculante de los criterios interpretativos contenidos en


sentencias interamericanas debe extenderse a aquellas dictadas en
casos en los que el Estado Mexicano no haya sido parte, porque la
jurisprudencia de la Corte Interamericana constituye una extensión de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.

ii. La jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, aun


entendida como vinculante para los operadores jurídicos mexicanos, no
pretende ni puede sustituir a la jurisprudencia nacional ni debe ser aplicada
en forma acrítica. Por el contrario, la aplicación de la jurisprudencia del
tribunal interamericano debe hacerse en clave de colaboración y no de
contradicción con la jurisprudencia nacional.

iii. La jurisprudencia interamericana es vinculante para los Jueces nacionales


cuando resulte más favorable, como lo ordena el principio pro persona
contenido en el artículo 1o. constitucional, toda vez que ésta sienta las bases
para una interpretación mínima respecto a un derecho en particular.

iv. Cuando se trate de la aplicación de un criterio emitido por la Corte


Interamericana de Derechos Humanos en un caso en el que el Estado
Mexicano no ha sido parte, los operadores jurídicos se encuentran obligados

LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. SON VINCULANTES EN SUS


TÉRMINOS CUANDO EL ESTADO MEXICANO FUE PARTE EN EL LITIGIO.", derivada de la
resolución del expediente varios 912/2010, sostuvo que las resoluciones pronunciadas por
la Corte Interamericana son obligatorias para todos los órganos del Estado Mexicano, al haber
figurado como parte en un litigio concreto, siendo vinculantes para el Poder Judicial. Por tanto, para
que los criterios de las sentencias emitidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en
asuntos donde el Estado Mexicano fue parte adquieran el carácter de vinculantes, no requieren ser
reiterados, máxime que respecto de estas sentencias no operan las reglas que para la
conformación de la jurisprudencia prevé el artículo 192 de la Ley de Amparo.”
a analizar si el precedente resulta aplicable al ordenamiento jurídico
mexicano.

3. Principios característicos de los derechos fundamentales.

II. Derechos humanos


1. Principios rectores

Conocidos como los principios de optimización de las normas


jurídicas, el mandato de optimización u optimización
interpretativa, constituyen los cuatro pilares fundamentales
desde donde se construye toda la teoría de los derechos
humanos.

A partir de su entendimiento racional puede diseminarse el


efecto protector, la interacción y la pauta de interpretación de
todo el sistema de los derechos humanos.

Se trata de declaraciones que encuadran en distintos sectores del


espectro jurídico; en el ámbito sustantivo constituyen derechos
humanos reconocidos en favor de las personas, es decir aquellos
qué se dotan de un contenido útil para el existencia; desde el
ámbito formal se catalogan como instrumentos de efectivización de
aquellos derechos y como principio de interpretación irradian su
contenido a todo el ordenamiento jurídico; es decir, que tienen el
efecto de que toda norma deba ser interpretada a partir de estos
estándares.

De esta manera, el hablar de derechos universales no solamente


implica que sean estándares mínimos reconocidos a todas las
personas, sino igualmente que tienen aplicación en todos los
ámbitos de la vida jurídica.

La interdependencia también atañe a la relación entre personas y


derechos; la primera en cuanto a los sujetos de la relación jurídica
que pueden ser los gobernados entre sí en su relación jurídica con
las autoridades de gobierno e igualmente una relación ideal entre
distintas normas, lo que con lleva el deber del intérprete de idear la
correlación idónea entre las mismas, en el sentido de qué no sean
excluyentes sino omnicomprensivos.

La indivisibilidad significa que se trata de un sistema integral,


siempre presente como haz que cohesiona las normas, de manera
que no se trate a ninguna desde un punto de vista individual o
aislado, sino siempre bajo la visión sistémica que va del grupo
social al orden normativo en conjunto.

Y finalmente la progresividad se vincula con una idea de tracto


sucesivo en el plano temporal que parte de un origen común como
es la idéntica situación entre las personas y la evolución social,
aunada a la idea de bienestar general que si bien se vive referida a
un momento específico, tiende a realizar el compromiso de orden
público de mejora continua en las condiciones de vida.
Mediante la acción conjunta y sostenida en el tiempo de los cuatro
pilares, se logra el bienestar social, en que todos los individuos
integrantes alcanzan los mismos estándares de bienestar que
excluye la posibilidad de criterios diferenciadores anómalos,
basados en género, economía y abuso. Es compromiso del Estado
mexicano hacer realidad sus postulados.

a) Interdependencia

La interdependencia supone que entre los derechos humanos no


existe ninguna jerarquía y que están relacionados de forma tal que
es imposible su plena realización sin la satisfacción simultánea de
los otros.

4. Esto significa que un conjunto de derechos no puede disfrutarse


plenamente sin los otros, en razón que se encuentran vinculados
íntimamente entre sí, de tal forma, que el respeto y garantía o
bien, la transgresión de alguno de ellos, necesariamente impacta
en otros derechos.

Lo anterior, también implica que el goce y ejercicio de un derecho


está vinculado a que se garantice el resto de derechos, así como la
violación de un derecho pone también en riesgo los demás
derechos; esto es, establecen relaciones recíprocas. Por ejemplo,
el derecho a la salud tiene aparejadas claras relaciones con el
derecho a la alimentación y a la vivienda digna, así como al trabajo
en condiciones adecuadas; de ahí que la indivisibilidad niega
cualquier separación, categorización o jerarquía entre los derechos
humanos.34

El aspecto central de este criterio es que los Estados no están


autorizados a proteger y garantizar una determinada categoría
de derechos humanos en contravención de otra, sino que todos
los derechos humanos merecen la misma atención y urgencia.
Bajo esta lógica, “… la existencia real de cada uno de los
derechos humanos sólo puede ser garantizada por el
reconocimiento integral de todos ellos”.35

Por lo que la interdependencia comprende, al menos, un par de


relaciones donde: a) un derecho depende de otro(s) derecho(s)
para existir, y b) dos derechos (o grupos de derechos) son
mutuamente dependiente para su realización.

Al efecto, la incorporación que se realizó dicho principio, a la


Constitución marca una orientación clara para las autoridades,
que al proteger un derecho deben observar los efectos que se
causan sobre otros, a la vez que se obliga, en labor de
promoción de los mismos, a mantener siempre una visión
integral.36

34
Blanc Altemir, Antonio, “Universalidad, indivisibilidad e interdependencia de los derechos
humanos a los cincuenta años de la Declaración Universal”, La protección internacional de los
derechos humanos a los cincuenta años de la Declaración Universal, Universitat de Lleida-
TecnosANUE, 2001, p. 31.
35
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3033/7.pdf
36
Cfr. “Los principios de Universalidad, Interdependencia y Progresividad de los Derechos
Humanos, Comisión Nacional de Derechos Humanos, 1ª edición, agosto 2016. México. Págs. 10 y
11.
b) Indivisibilidad

Implica que los derechos humanos no pueden ser fragmentados


sea cual fuere su naturaleza, por lo que al conformar una
totalidad, se deben reconocer, proteger y garantizar por todas las
autoridades.
La indivisibilidad de los derechos humanos significa que están
vinculados entre sí, de tal modo que negarse el reconocimiento a
uno o privar de él, pone en peligro el mantenimiento del resto de
derechos humanos que conforman una totalidad, de tal forma
deben ser garantizados en esa integralidad por el Estado, pues
todos ellos derivan de la necesaria protección de la dignidad
humana.
Por lo que el referido principio conlleva una visión holística de los
derechos humanos, en la que todos los derechos se encuentran
unidos, ya no por razones de dependencia, sino porque de una
forma u otra ellos forman una sola construcción. Por tanto, si se
realiza o se viola un derecho, impactará en los otros derechos,
más allá de si existe o no una relación de dependencia inmediata
entre ellos. La idea central es que la concreción de los derechos
sólo puede alcanzarse mediante la realización conjunta de todos
ellos.
A través de este principio se busca no sólo asegurar los
derechos que dependen unos de otros de forma inmediata, sino
encontrar las cadenas de derechos, en tanto sistema de unidad y
sin jerarquías.
En materia de justiciabilidad podemos encontrarnos con un
asunto que directamente nos presente problemas de violación a
derechos civiles clásicos —por ejemplo, integridad y libertad
personales—; sin embargo, puede suceder que el origen de la
violación pueda estar motivado por una posible violación de
derechos sociales.37 De ahí que la indivisibilidad trasciende las
relaciones lógicas y busca los orígenes en los déficit de otros
derechos.

TESIS RELACIONADAS.

“PRINCIPIOS DE UNIVERSALIDAD, INTERDEPENDENCIA,


INDIVISIBILIDAD Y PROGRESIVIDAD ESTABLECIDOS EN LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL. REPRESENTAN CRITERIOS DE
OPTIMIZACIÓN INTERPRETATIVA DE LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES”. IV.2o.A.15 K (10a.), registro: 2003881.

“PRINCIPIOS DE UNIVERSALIDAD, INTERDEPENDENCIA,


INDIVISIBILIDAD Y PROGRESIVIDAD DE LOS DERECHOS
HUMANOS. EN QUÉ CONSISTEN”. I.4o.A.9 K (10a.), registro:
37
Ver caso de la Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs Paraguay, donde la Corte Interamericana
encontró que sus miembros estaban en una situación de especial vulnerabilidad desatada por la
violación del derecho a la propiedad de las tierras ancestrales de la Comunidad, que derivó en la
falta de acceso a los elementos básicos de supervivencia. Por lo que la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos analizó las medidas adoptadas por el Estado como parte de una
declaratoria de emergencia, a fin de asegurar la atención médica y alimentaria de dos
comunidades indígenas. En este caso, la violación del derecho a la propiedad, en tanto no se
aseguró la delimitación y titularidad de las tierras, tuvo consecuencias más allá de los derechos
dependientes, como el recurso efectivo, para impactar a una gama de derechos sociales,
económicos y a la vida.
2003350.

c) Universalidad

La universalidad de los derechos humanos es la idea central de la


Declaración Universal de los Derechos Humanos y un aspecto
fundamental de todo el sistema de los derechos humanos.

La universalidad significa que todos los seres humanos tienen los


mismos derechos humanos simplemente por su condición de ser
humanos, independientemente de donde vivan y quienes sean, así
como de su situación o características particulares. La universalidad
está estrechamente vinculada a los principios de interdependencia,
indivisibilidad, igualdad y dignidad.

Por tanto, los derechos humanos corresponden a todas las


personas por igual, sin discriminación alguna.

“PRINCIPIOS DE UNIVERSALIDAD, INTERDEPENDENCIA,


INDIVISIBILIDAD Y PROGRESIVIDAD ESTABLECIDOS EN LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL. REPRESENTAN CRITERIOS DE
OPTIMIZACIÓN INTERPRETATIVA DE LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES”. IV.2o.A.15 K (10a.), registro: 2003881.

“PRINCIPIOS DE UNIVERSALIDAD, INTERDEPENDENCIA,


INDIVISIBILIDAD Y PROGRESIVIDAD DE LOS DERECHOS
HUMANOS. EN QUÉ CONSISTEN”. I.4o.A.9 K (10a.), registro:
2003350.

“PRINCIPIOS DE OPTIMIZACIÓN INTERPRETATIVA DE LOS


DERECHOS HUMANOS RECONOCIDOS EN LA CONSTITUCIÓN
FEDERAL (UNIVERSALIDAD, INTERDEPENDENCIA,
INDIVISIBILIDAD Y PROGRESIVIDAD). ORIENTAN LA
INTERPRETACIÓN DE LOS PRECEPTOS CONSTITUCIONALES
EN ESA MATERIA Y SON DE INELUDIBLE OBSERVANCIA
PARA TODAS LAS AUTORIDADES.” IV.2o.A.15 K (10a.),
registro: 2001718.

d) Progresividad

Este principio se relaciona de forma estrecha con la prohibición de


retrocesos o marchas atrás injustificadas a los niveles de
cumplimiento alcanzados, la “no regresividad” en la protección y
garantía de derechos humanos.

En consecuencia, el principio de progresividad establece la


obligación del Estado de generar en cada momento histórico una
mayor y mejor protección y garantía de los derechos humanos, de
tal forma, que siempre estén en constante evolución y bajo ninguna
justificación en retroceso.
“PRINCIPIO DE PROGRESIVIDAD DE LOS DERECHOS
HUMANOS. LA PROHIBICIÓN QUE TIENEN LAS
AUTORIDADES DEL ESTADO MEXICANO DE ADOPTAR
MEDIDAS REGRESIVAS NO ES ABSOLUTA, PUES
EXCEPCIONALMENTE ÉSTAS SON ADMISIBLES SI SE
JUSTIFICAN PLENAMENTE”. 1a./J. 87/2017 (10a.), registro:
2015304.

“PRINCIPIO DE PROGRESIVIDAD DE LOS DERECHOS


HUMANOS. SU CONCEPTO Y EXIGENCIAS POSITIVAS Y
NEGATIVAS.” 1a./J. 85/2017 (10a.), registro: 2015305.

“PRINCIPIO DE PROGRESIVIDAD. ES APLICABLE A TODOS


LOS DERECHOS HUMANOS Y NO SÓLO A LOS LLAMADOS
ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES”. 1a./J. 86/2017
(10a.), registro: 2015306.

“PROGRESIVIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS.


CRITERIOS PARA DETERMINAR SI LA LIMITACIÓN AL
EJERCICIO DE UN DERECHO HUMANO DERIVA EN LA
VIOLACIÓN DE AQUEL PRINCIPIO”. 2a./J. 41/2017 (10a.),
registro: 2014218.

“RENTA. LOS ARTÍCULOS 95 Y 145, PÁRRAFOS PRIMERO Y


TERCERO, EN RELACIÓN CON EL 93, FRACCIÓN XIII, Y
PÁRRAFO TERCERO, DE LA LEY DEL IMPUESTO RELATIVO,
AL REGULAR SUPUESTOS DE GRAVAMEN SOBRE UNA
MANIFESTACIÓN DE RIQUEZA, CON INDEPENDENCIA DE QUE
ÉSTA SE PREVEA COMO PRESTACIÓN DE SEGURIDAD
SOCIAL, NO VIOLAN LOS DERECHOS A UNA VIDA DIGNA, A
LA SEGURIDAD SOCIAL, AL MÍNIMO VITAL Y A LA
PROPIEDAD PRIVADA, EN EL CONTEXTO DEL PRINCIPIO DE
PROGRESIVIDAD Y NO REGRESIVIDAD (LEGISLACIÓN
VIGENTE A PARTIR DEL 1 DE ENERO DE 2014)”. 2a./J.
170/2016 (10a.), registro 2012989.

“SALARIOS CAÍDOS. LA REFORMA AL ARTÍCULO 48,


PÁRRAFO SEGUNDO, DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO,
DE 30 DE NOVIEMBRE DE 2012, NO TRANSGREDE EL
PRINCIPIO DE PROGRESIVIDAD NI ES VIOLATORIA DE
DERECHOS HUMANOS”. 2a./J. 28/2016 (10a.), registro: 2011180.

“SERVICIO PROFESIONAL DOCENTE. LOS ARTÍCULOS 52, 53,


OCTAVO Y NOVENO TRANSITORIOS DE LA LEY GENERAL
RELATIVA NO VULNERAN EL PRINCIPIO DE PROGRESIVIDAD
EN SU ASPECTO NEGATIVO DE NO REGRESIVIDAD, EN
RELACIÓN CON EL DERECHO HUMANO A LA ESTABILIDAD
EN EL EMPLEO”. P./J. 34/2015 (10a.), registro: 2009992.

4. Cláusulas de interpretación constitucional.


a) Interpretación conforme.

b) Interpretación conforme

Es la técnica hermenéutica por medio de la cual los derechos y


libertades constitucionales son armonizados con los valores, principios
y normas contenidas en los tratados internacionales sobre derechos
humanos signados por los Estados, así como por la jurisprudencia de
tribunales internacionales (y en ocasiones otras resoluciones y fuentes
internacionales), para lograr sus mayor eficacia y protección. 38
En el asunto Varios 912/2010, se distinguen dos tipos de
interpretación conforme:
a) Interpretación conforme en sentido amplio, lo que significa que los
jueces del país -al igual que todas las demás autoridades del Estado
Mexicano-, deben interpretar el orden jurídico a la luz y conforme a los
derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados
internacionales en los cuales el Estado Mexicano sea parte,
favoreciendo en todo tiempo a las personas con la protección más
amplia;
b) Interpretación conforme en sentido estricto, lo que significa que
cuando hay varias interpretaciones jurídicamente válidas, los jueces
deben, partiendo de la presunción de constitucionalidad de las leyes,
preferir aquella que hace a la ley acorde a los derechos humanos
reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales en los

38
Ferrer Mac Gregor, Eduardo, Interpretación conforme y control difuso de convencionalidad. El nuevo
paradigma para el juez mexicano, P. 358.
que el Estado Mexicano sea parte, para evitar incidir o vulnerar el
contenido esencial de estos derechos.
Este principio está contenido en los artículos 1º constitucional y 29 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos. 39
Al respecto, la Primera Sala de la SCJN emitió la tesis 1a./J. 37/2017
(10a.), de rubro “INTERPRETACIÓN CONFORME. NATURALEZA Y
ALCANCES A LA LUZ DEL PRINCIPIO PRO PERSONA.”40 En la que
39
CPEUM
Art. 1o.- (…)
Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta
Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las
personas la protección más amplia.

Convención Americana sobre Derechos Humanos


Artículo 29.  Normas de Interpretación
Ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de:
a) permitir a alguno de los Estados Partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de los derechos y
libertades reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la prevista en ella;
b) limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las
leyes de cualquiera de los Estados Partes o de acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos
Estados;
c) excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan de la forma
democrática representativa de gobierno, y
d) excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de Derechos y Deberes del
Hombre y otros actos internacionales de la misma naturaleza.

40
El texto dice: “A juicio de esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la
supremacía normativa de la Constitución no se manifiesta sólo en su aptitud de servir como
parámetro de validez de todas las demás normas jurídicas, sino también en la exigencia de que
tales normas, a la hora de ser aplicadas, se interpreten de acuerdo con los preceptos
constitucionales; de forma que, en caso de que existan varias posibilidades de interpretación de la
norma en cuestión, se elija aquella que mejor se ajuste a lo dispuesto en la Constitución. En otras
palabras, esa supremacía intrínseca no sólo opera en el momento de la creación de las normas,
cuyo contenido ha de ser compatible con la Constitución en el momento de su aprobación, sino que
se prolonga, ahora como parámetro interpretativo, a la fase de aplicación de esas normas. A su
eficacia normativa directa se añade su eficacia como marco de referencia o criterio dominante en la
interpretación de las restantes normas. Este principio de interpretación conforme de todas las
normas del ordenamiento con la Constitución, reiteradamente utilizado por esta Suprema Corte de
Justicia de la Nación, es una consecuencia elemental de la concepción del ordenamiento como una
estructura coherente, como una unidad o contexto. Es importante advertir que esta regla
interpretativa opera con carácter previo al juicio de invalidez. Es decir, que antes de considerar a
una norma jurídica como constitucionalmente inválida, es necesario agotar todas las posibilidades
de encontrar en ella un significado que la haga compatible con la Constitución y que le permita, por
tanto, subsistir dentro del ordenamiento; de manera que sólo en el caso de que exista una clara
incompatibilidad o una contradicción insalvable entre la norma ordinaria y la Constitución,
procedería declararla inconstitucional. En esta lógica, el intérprete debe evitar en la medida de lo
posible ese desenlace e interpretar las normas de tal modo que la contradicción no se produzca y
la norma pueda salvarse. Así el juez ha de procurar, siempre que sea posible, huir del vacío que se
estableció que la supremacía normativa de la Constitución no se
manifiesta sólo en su aptitud de servir como parámetro de validez de
todas las demás normas jurídicas, sino también en la exigencia de que
tales normas, a la hora de ser aplicadas, se interpreten de acuerdo
con los preceptos constitucionales; de forma que, en caso de que
existan varias posibilidades de interpretación de la norma en cuestión,
se elija aquella que mejor se ajuste a lo dispuesto en la Constitución.
En dicho criterio precisó que esta regla interpretativa opera con
carácter previo al juicio de invalidez, esto es, que antes de considerar
a una norma jurídica como constitucionalmente inválida, es necesario
agotar todas las posibilidades de encontrar en ella un significado que
la haga compatible con la Constitución y que le permita subsistir
dentro del ordenamiento; de manera que sólo en el caso de que exista
una clara incompatibilidad o una contradicción insalvable entre la
norma ordinaria y la Constitución, procede declararla inconstitucional.
Indicó que la interpretación de las normas conforme a la Constitución
se ha fundamentado tradicionalmente en el principio de conservación
de ley, que se asienta a su vez en el principio de seguridad jurídica y
en la legitimidad democrática del legislador.

produce cuando se niega validez a una norma y, en el caso concreto, de ser posibles varias
interpretaciones, debe preferirse aquella que salve la aparente contradicción. Ahora bien la
interpretación de las normas conforme a la Constitución se ha fundamentado tradicionalmente en el
principio de conservación de ley, que se asienta a su vez en el principio de seguridad jurídica y en
la legitimidad democrática del legislador. En el caso de la ley, fruto de la voluntad de los
representantes democráticamente elegidos, el principio general de conservación de las normas se
ve reforzado por una más intensa presunción de validez. Los tribunales, en el marco de sus
competencias, sólo pueden declarar la inconstitucionalidad de una ley cuando no resulte posible
una interpretación conforme con la Constitución. En cualquier caso, las normas son válidas
mientras un tribunal no diga lo contrario. Asimismo, hoy en día, el principio de interpretación
conforme de todas las normas del ordenamiento a la Constitución, se ve reforzado por el principio
pro persona, contenido en el artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, el cual obliga a maximizar la interpretación conforme en aquellos escenarios en los
cuales, dicha interpretación permita la efectividad de los derechos fundamentales de las personas
frente al vacío legislativo que puede provocar una declaración de inconstitucionalidad de la norma.”
En dicho criterio precisó que el principio de interpretación conforme de
todas las normas del ordenamiento a la Constitución, se ve reforzado
por el principio pro persona, contenido en el artículo 1o. de la
Constitución, el cual obliga a maximizar la interpretación conforme en
aquellos escenarios en los cuales, dicha interpretación permita la
efectividad de los derechos fundamentales de las personas frente al
vacío legislativo que puede provocar una declaración de
inconstitucionalidad de la norma.
Por su parte, en el diverso criterio de la Primera Sala 1a./J. 37/2017
(10a.)., de rubro “NORMAS DISCRIMINATORIAS. NO ADMITEN
INTERPRETACIÓN CONFORME Y EXISTE OBLIGACIÓN DE
REPARAR.”41 Determinó que cuando una norma en sí misma
discrimina a una persona o grupo de personas que se ubican en una
categoría sospechosa, no es posible realizar una interpretación
conforme, pues dicha norma continuaría existiendo en su redacción,
aun siendo discriminatoria y contraria al artículo 1o. constitucional y a
las obligaciones internacionales contraídas por México en cuanto a no
discriminar con base en categorías sospechosas.

41
El texto dice: “Cuando una norma en sí misma discrimina a una persona o grupo de personas
que se ubican en una categoría sospechosa, no es posible realizar una interpretación conforme,
pues dicha norma continuaría existiendo en su redacción, aun siendo discriminatoria y contraria al
artículo 1o. constitucional y a las obligaciones internacionales contraídas por México en cuanto a
no discriminar con base en categorías sospechosas. Estas obligaciones no pueden cumplirse
mediante una interpretación que varíe la base misma del concepto impugnado y que no modifique
la situación discriminatoria sufrida por dichas personas. Un planteamiento como ese es
incompatible con un Estado constitucional de derecho que aspira a tratar con igual consideración y
respeto a todos sus ciudadanos y ciudadanas. Si se considera que una norma es discriminatoria, la
interpretación conforme no repara dicha discriminación porque lo que buscan las personas
discriminadas es la cesación de la constante afectación y su inclusión expresa en el régimen
jurídico en cuestión; en otras palabras, no sólo acceder a esa institución, sino suprimir el estado de
discriminación generada por el mensaje transmitido por la norma. Así pues, el reconocimiento
público del matrimonio entre personas del mismo sexo, así como la inconstitucionalidad en la
enunciación en caso de no preverlo expresamente, sitúa a la dignidad del ser humano más allá de
los meros efectos restitutivos y articula un entendimiento de dignidad que es fundamentalmente
transformativo y sustantivo.”
Por su parte, en la tesis 2a./J. 10/2019 (10a.), de rubro “TEST DE
PROPORCIONALIDAD. AL IGUAL QUE LA INTERPRETACIÓN
CONFORME Y EL ESCRUTINIO JUDICIAL, CONSTITUYE TAN
SÓLO UNA HERRAMIENTA INTERPRETATIVA Y ARGUMENTATIVA
MÁS QUE EL JUZGADOR PUEDE EMPLEAR PARA VERIFICAR LA
EXISTENCIA DE LIMITACIONES, RESTRICCIONES O
VIOLACIONES A UN DERECHO FUNDAMENTAL.” 42 La Segunda
Sala determinó que la interpretación conforme no constituye un
derecho fundamental, sino que constituye una herramienta para dirimir
la violación a derechos y es una de las vías para que los Jueces
cumplan la obligación que tienen a su cargo, que se constriñe a
decidir, en cada caso particular, si ha existido o no la violación
alegada.

Asimismo, la Primera Sala, en la tesis 1a. CCLXIII/2018 (10a.), de


rubro “INTERPRETACIÓN CONFORME Y PRINCIPIO DE
INTERPRETACIÓN MÁS FAVORABLE A LA PERSONA. SU
APLICACIÓN TIENE COMO PRESUPUESTO UN EJERCICIO
42
El texto dice: “Para verificar si algún derecho humano reconocido por la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos o por los tratados internacionales de los que el Estado mexicano es
parte se ha transgredido, el juzgador puede emplear diversos métodos o herramientas
argumentativas que lo ayuden a constatar si existe o no la violación alegada, estando facultado
para decidir cuál es, en su opinión, el más adecuado para resolver el asunto sometido a su
conocimiento a partir de la valoración de los siguientes factores, entre otros: a) el derecho o
principio constitucional que se alegue violado; b) si la norma de que se trata constituye una
limitación gradual en el ejercicio del derecho, o si es una verdadera restricción o impedimento en
su disfrute; c) el tipo de intereses que se encuentran en juego; d) la intensidad de la violación
alegada; y e) la naturaleza jurídica y regulatoria de la norma jurídica impugnada. Entre los métodos
más comunes para solucionar esas problemáticas se encuentra el test de proporcionalidad que,
junto con la interpretación conforme, el escrutinio judicial y otros métodos interpretativos,
constituyen herramientas igualmente útiles para dirimir la violación a derechos. En este sentido,
esos métodos no constituyen, por sí mismos, un derecho fundamental, sino la vía para que los
Jueces cumplan la obligación que tienen a su cargo, que se constriñe a decidir, en cada caso
particular, si ha existido o no la violación alegada. Sobre esas bases, los Jueces no están
obligados a verificar la violación a un derecho humano a la luz de un método en particular, ni
siquiera porque así se lo hubieran propuesto en la demanda o en el recurso, máxime que no existe
exigencia constitucional, ni siquiera jurisprudencial, para emprender el test de proporcionalidad o
alguno de los otros métodos cuando se alegue violación a un derecho humano.”
HERMENÉUTICO VÁLIDO.”,43 precisó que la interpretación
conforme o la aplicación del principio pro persona no puede realizarse
a partir de atribuir a la norma un significado que no tiene conforme a
alguno de los métodos de interpretación jurídica, porque en ese caso,
la norma sujeta a escrutinio ya no será la misma, sino que habría sido
cambiada por otra; esto es, un presupuesto indispensable para que
esas técnicas hermenéuticas puedan aplicarse es que la asignación
de significado a la norma jurídica sea fruto de una interpretación
válida, es decir, la derivada de algún método de interpretación jurídica,
ya sea el gramatical, el sistemático, el funcional, el histórico o algún
otro.

Conclusiones
 Debe ser entendida como un parámetro de compatibilidad entre
normas de origen nacional e internacional.
 No es un ejercicio subsidiario (primero la Constitución y luego
los tratados internacionales) sino que los jueces deben observar los
derechos presentes en la Constitución y en los tratados internacionales.
43
El texto dice: “Conforme al principio pro persona, debe acudirse a la norma más amplia o a la
interpretación más extensiva cuando se trata de reconocer derechos fundamentales e
inversamente, a la norma o a la interpretación más restringida si se busca establecer restricciones
permanentes al ejercicio de los derechos o de su suspensión extraordinaria, por lo que ante la
existencia de varias posibilidades de solución a un mismo problema, obliga a optar por la que
protege en términos más amplios. Este principio se relaciona con la interpretación conforme, por la
cual, antes de considerar inconstitucional una norma jurídica, deben agotarse todas las
posibilidades de encontrar en ella un significado que la haga compatible con la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, por lo que, de ser posibles varias interpretaciones de la
disposición, debe preferirse la que salve la aparente contradicción con la Norma Fundamental. En
ese sentido, un presupuesto indispensable para que esas técnicas hermenéuticas puedan
aplicarse es que la asignación de significado a la norma jurídica sea fruto de una interpretación
válida, es decir, la derivada de algún método de interpretación jurídica, ya sea el gramatical, el
sistemático, el funcional, el histórico o algún otro. Así, la interpretación conforme o la aplicación del
principio pro persona no puede realizarse a partir de atribuir a la norma un significado que no tiene
conforme a alguno de los métodos de interpretación jurídica, porque en ese caso, la norma sujeta a
escrutinio ya no será la misma, sino que habría sido cambiada por otra.”
 Es una secuencia de tres pasos; (1) la interpretación conforme
en sentido amplio, como haber de todas las autoridades; (2) la
interpretación en sentido estricto, en la que se debe elegir interpretaciones
judiciales acordes con la Constitución y en los tratados internacionales y,
por último, (3) la inaplicación cuando no sea posible la armonización
normativa.

b) Principio pro persona.

2. Principios de interpretación y argumentación

a) Pro persona

Como punto de partida, es importante tener presente que el 10 de


junio de 2011, se reformó la Constitución en materia de derechos humanos,
específicamente, en el párrafo segundo del artículo 1° 44., se incorporaron
dos principios de interpretación de los derechos humanos, el “principio de
interpretación conforme” y el “principio pro personae”, al señalar
textualmente; “Las normas relativas a los derechos humanos se
44
“Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado
Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni
suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.
Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta
Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la
protección más amplia.
Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover,
respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad,
interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar,
sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley”
interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados
internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la
protección más amplia.”
Al respecto, la SCJN en la jurisprudencia 1a./J. 107/2012 (10a.) de
rubro; “PRINCIPIO PRO PERSONA. CRITERIO DE SELECCIÓN DE LA
NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL APLICABLE” 45, estableció que el
ordenamiento jurídico de nuestro País, tiene dos fuentes primigenias: a) los
derechos fundamentales reconocidos en la Constitución; y b) todos aquellos
derechos humanos establecidos en tratados internacionales de los que el
Estado mexicano sea parte46, y por tanto, que las normas provenientes de
ambas fuentes, son normas supremas del ordenamiento jurídico mexicano.
El principio pro persona es un concepto complejo que se ha forjado
con el desarrollo de la jurisprudencia internacional (Corte Interamericana) y
nacional.
El principio pro persona fue definido por primera vez por el juez
Rodolfo E. Piza Escalante en el voto que emitió en la OC-7/86. Afirmó que

45
De conformidad con el texto vigente del artículo 1o. constitucional, modificado por el decreto de
reforma constitucional publicado en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, en materia de
derechos fundamentales, el ordenamiento jurídico mexicano tiene dos fuentes primigenias: a) los derechos
fundamentales reconocidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; y, b) todos
aquellos derechos humanos establecidos en tratados internacionales de los que el Estado mexicano sea
parte. Consecuentemente, las normas provenientes de ambas fuentes, son normas supremas del
ordenamiento jurídico mexicano. Esto implica que los valores, principios y derechos que ellas materializan
deben permear en todo el orden jurídico, obligando a todas las autoridades a su aplicación y, en aquellos
casos en que sea procedente, a su interpretación. Ahora bien, en el supuesto de que un mismo derecho
fundamental esté reconocido en las dos fuentes supremas del ordenamiento jurídico, a saber, la
Constitución y los tratados internacionales, la elección de la norma que será aplicable -en materia de
derechos humanos-, atenderá a criterios que favorezcan al individuo o lo que se ha denominado principio
pro persona, de conformidad con lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 1o. constitucional. Según
dicho criterio interpretativo, en caso de que exista una diferencia entre el alcance o la protección
reconocida en las normas de estas distintas fuentes, deberá prevalecer aquella que represente una mayor
protección para la persona o que implique una menor restricción. En esta lógica, el catálogo de derechos
fundamentales no se encuentra limitado a lo prescrito en el texto constitucional, sino que también incluye a
todos aquellos derechos que figuran en los tratados internacionales ratificados por el Estado mexicano.
46
La ratificación de los tratados internacionales tiene sustento legal en el artículo 29 de la Convención de
Viena sobre el Derechos de los Tratados, al referir; “Un tratado será obligatorio para cada una de las
partes por lo que respecta a la totalidad de su territorio”.
el principio pro persona es un criterio fundamental que impone la naturaleza
misma de los derechos humanos, la cual obliga a interpretar
extensivamente las normas que los consagran o amplían y restrictivamente
los que los limitan o restringe. De esta forma, el principio pro persona
conduce a la conclusión de que la exigibilidad inmediata e incondicional de
los derechos humanos es la regla y su condicionamiento la excepción.
Una pregunta relevante es ¿qué implica favorecer la protección más
amplia?
La complejidad del principio pro persona implica que no existe una
sola fuente normativa o jurisprudencial que pueda proporcionar una visión
integral de su contenido. Hay que revisar cómo se ha establecido
jurisprudencialmente tanto por la Corte Interamericana para interpretar el
artículo 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, como
por el derecho interno.
Como ejemplo de la forma en que se ha desarrollado por la Corte
Interamericana, en el caso Apitz Barbera y otros vs. Venezuela, se realizó
un recuento de los supuestos en los que se han invocado las normas de
interpretación contenidas en el artículo 29 de la Convención. De este
ejercicio, la Corte Interamericana derivó tres ámbitos distintos para el uso
de dichas normas:
a) Determinar el contenido de distintas disposiciones de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, incluso el alcance de las
restricciones de las garantías establecidas por ésta.
b) Establecer criterios de interpretación específicos de derechos
humanos.
c) Delimitar el alcance de la competencia consultiva de la propia Corte
Interamericana.
De acuerdo con la doctora Ximena Medellín, la Corte Interamericana ha
utilizado los principios específicos de interpretación de los derechos
humanos para determinar, de forma expansiva el contenido y alcance de los
derechos humanos y de las obligaciones contenidas en la Convención
Americana, a la luz de otras normas jurídicas, excluir cualquier
interpretación que conduzca a engrosar las limitaciones a los derechos
humanos permitidas en la Convención y dotar de eficacia a los mecanismos
procesales interamericanos de protección de los derechos humanos.
Los tratados internacionales sobre derechos humanos normalmente
contienen una norma precisa respecto de su interpretación, la cual debe
coexistir con los principios establecidos por la Convención de Viena.
Del artículo 29 de la Convención Americana, la Corte Interamericana ha
entendido que derivan dos principios:
a) Principio de interpretación evolutiva, en virtud de la cual ha afirmado
“que los tratados de derechos humanos son instrumentos vivos, cuya
interpretación tiene que acompañar la evolución de los tiempos y las
condiciones de vida actuales” (Caso de la Comunidad Mayagna
(Sumo) Awas Tigni vs Nicaragua, Fondo, 2001). Entendida así, la
interpretación evolutiva ha llevado a la Corte Interamericana a integrar
en el análisis del alcance y contenido de los derechos reconocidos en
la Convención Americana otros tratados e instrumentos
internacionales relevante para el caso concreto, aun cuando éstos no
sean parte formal de la normativa interamericana de derechos
humanos (Por ejemplo, caso Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku vs.
Ecuador, 2012).
b) El principio pro persona (en sentido estricto), el cual ha sido
identificado de forma genérica con la protección eficaz de la persona.
(Caso 19 comerciantes vs. Colombia 2004). Este principio parece
derivarse del artículo 29 de la Convención Americana, pero todavía
más del propio objetivo y fin de ese tratado.
Si bien teóricamente se pueden diferenciar estos principios, en la
práctica se encuentran entrelazados constantemente.
La protección efectiva de la persona implica que quien interprete la
norma reconozca el contexto social en que se inserta su decisión y pueda
entender los efectos que ésta generará. Un ejercicio jurídico como éste
conduce a interpretar las normas de derechos humanos atendiendo a las
condiciones de vida actuales.
En el ámbito nacional resulta relevante lo resuelto en el asunto Varios
912/2010, pero sobre todo en la Contradicción de tesis 293/2011.
En el asunto Varios 912/2010, se destacó que hay dos momentos
específicos en los cuales podrá accionarse un razonamiento basado en el
principio pro persona, al resolver un caso concreto en que se determine el
alcance o limitación de un derecho humano y de las obligaciones
correspondientes.
Momentos en que puede emplearse el principio pro persona:
a) Conformación del parámetro de control, a través del cual se vincula
directamente a la Constitución y los tratados internacionales en
materia de derechos humanos;
b) Técnica de interpretación de las normas secundarias, de manera que
su significado, en su aplicación a los casos concretos, esté conforme
con el parámetro de control.
Para Néstor Pedro Sagüés,47 el principio pro persona tiene una doble
vertiente o dimensiones específicas:
a) Preferencia interpretativa. Según la cual al determinar el contenido de
los derechos, se deberá utilizar la interpretación más expansiva que
los optimice; y, cuando se trate de entender una limitación a un
derecho, se deberá optar por la interpretación que más restrinja su
alcance.
b) Preferencia normativa. El juez tendrá que aplicar la norma más
favorable a la persona, con independencia de su nivel jerárquico. 48
Así, dicho principio, al tener como premisa constitucional y referir;
“favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia”,
implica que, cuando se está ante dos o más normas que son aplicables al
caso concreto, debe prevaler la que mejor cumpla con ese propósito; lo
mismo sucede cuando en caso de que una norma tenga diversas
interpretaciones jurídicamente aceptables.
De ese modo, el principio pro personae, implica que todas las
autoridades están obligadas a brindar la protección más amplia a cualquier
persona en territorio nacional y, es complemento de la interpretación
conforme, ya que permite escoger entre una variedad de interpretaciones,
una última y definitiva elección hermenéutica que proteja con mayor eficacia
o indique el sentido menos restrictivo de un derecho.
Importa señalar que al respecto, la SCJN (1a./J. 107/2012 (10a.), ha
reconocido que el principio pro personae, implica recurrir a la interpretación
más extensiva cuando se trata de garantizar derechos y a la interpretación
47
Néstor Pedro Sagüés, “LA interpretación de los derechos humanos en las jurisdicciones nacional
e internacional”, en José Palomino y José Carlos Remotti (coords), Derechos humanos y
Constitución en Iberoamérica (Libro-homenaje a Germán J. Bidart Campos), Lima, Instituo
Iberoamericano de Derecho Constitucional, 2002.
48
Fuente de información y opiniones: Ximena Medellín Urquiaga, Principio pro persona, México,
SCJN y CDHDF, 2013, Cuaderno 1
más restrictiva cuando se trata de imponerles limites, es decir, que en caso
de que exista una diferencia entre el alcance o la protección reconocida en
las normas de las distintas fuentes supremas (Constitución y tratados
internacionales), deberá prevalecer aquella que represente una mayor
protección para la persona o que implique una menor restricción.
De manera que, cuando exista una colisión entre normas o bien entre
un acto reclamado y la norma que prevé un derecho humano, ya sea de
orden nacional o internacional, se deben utilizar diversos sistemas de
interpretación jerárquica que permita adoptar una decisión adecuada al
nuevo sistema internacional de los derechos humanos (establecido por el
Pleno de la SCJN49), a saber:
Interpretación conforme en sentido amplio. Ello significa que los
jueces del país, al igual que todas las demás autoridades del Estado
mexicano, deben interpretar el orden jurídico a la luz y conforme a los
derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados
internacionales en los cuales el México sea parte, favoreciendo en todo
tiempo a las personas la protección más amplia.
Interpretación conforme en sentido estricto. Ello significa que
cuando hay varias interpretaciones jurídicamente válidas, los jueces deben,
partiendo de la presunción de constitucionalidad de las leyes, preferir
aquélla que hace a la ley acorde a los derechos humanos establecidos en la
Constitución y en los tratados internacionales en los que el Estado
mexicano sea parte, para evitar incidir o vulnerar el contenido esencial de
estos derechos.
Inaplicación de la ley cuando las alternativas anteriores no son
posibles. Ello no afecta o rompe con la lógica del principio de división de
49
P. LXIX/2011 (9a.), de rubro: "PASOS A SEGUIR EN EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y
CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.",
poderes y del federalismo, sino que fortalece el papel de los jueces al ser el
último recurso para asegurar la primacía y aplicación efectiva de los
derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados
internacionales de los cuales el Estado mexicano es parte.
Es importante saber que, tales pasos (establecidos en el expediente
de Varios 912/2010), ocurrirán cuando se esté en presencia de una norma
sospechosa o dudosa de cara a los parámetros de control de los derechos
humanos.
Así pues, conforme al principio pro persona, para reconocer
derechos protegidos, se debe acudir:
a) A la norma más protectora y,
b) A la interpretación más extensiva.
En cambio, si se trata de establecer restricciones permanentes al
ejercicio de los derechos humanos o a su suspensión extraordinaria, se
debe acudir;
a) A la norma más protectora y,
b) A la interpretación más restringida.
Es decir, debe emprenderse una preferencia de normas, cuando en
una situación concreta, sea posible aplicar dos o más normas vigentes, esto
es, las que resulten más protectoras, más favorables o bien, que sean de
una interpretación más extensiva o más restringida.

Preferencia de la norma más protectora


La norma más protectora, permite al juez o al interprete legal,
seleccionar de entre varias normas, la que ofrezca una protección más
favorable a la persona o la que contenga de manera más especializada la
protección que se requiera para que las persona goce de sus derechos
humanos.

Preferencia de la norma más favorable


La norma más favorable, de igual forma gravita sobre la mayor
protección que ofrezca la norma, que su jerarquía, empero en esta se
añade la temporalidad, que significa que una norma posterior puede
desaplicar e incluso derogar una norma anterior de inferior jerarquía, ya sea
manera tácita o expresa, con la finalidad de que se proteja de mejor manera
los derechos humanos. A diferencia de las anteriores, aquí no implica la
disyuntiva de aplicar una norma de entre varias posibilidades, sino dar a
una norma su más amplio o su mínimo alcance interpretativo, si se trata de
limitar o suspender su ejercicio.

Preferencia interpretativa más extensiva


En la interpretación más extensiva, se debe optar por la que conduzca
a una mejor o más amplia protección de los derechos humanos, descartado
las que restrinjan o limiten su ejercicio. Pues para aplicar una norma con
múltiples interpretaciones en un caso concreto, se debe preferir aquella que
sea más amplia o que mejor proteja los derechos humanos, o bien, realizar
una interpretación que amplié el contenido y alcance del derecho en estudio
para así, hacer efectiva la protección de la persona.

Preferencia interpretativa más restringida


En este caso, si se establecen restricciones permanentes al ejercicio
de los derechos humanos, o su suspensión extraordinaria, la norma debe
ser interpretada de tal forma que restringa o limite le menos posibles dicho
ejercicio.
Es decir, si en un caso concreto que, por condiciones extraordinarias
se tuviera que imponer una restricción al ejercicio de los derechos humanos
determinado, el juzgadora o su interprete legal debe optar por hacer la
interpretación que menos reduzca la esencia de dicho derecho y que, en la
medida de lo posible, haga viable el ejercicio de ese derecho como si no
existiera tal restricción.
En suma, el principio de interpretación conforme de todas las normas
del ordenamiento a la Constitución, se ve reforzado por el principio pro
persona, contenido en el artículo 1o. de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, el cual obliga a maximizar la interpretación
conforme en aquellos escenarios en los cuales, dicha interpretación permita
la efectividad de los derechos fundamentales de las personas frente al vacío
legislativo que puede provocar una declaración de inconstitucionalidad de la
norma.
No sobra señalar que, el principio pro personae no implica
necesariamente que las cuestiones planteadas por los gobernados deban
ser resueltas de manera favorable a sus pretensiones, ni siquiera so
pretexto de establecer la interpretación más amplia o extensiva que se
aduzca, porque en modo alguno ese principio puede ser constitutivo de
"derechos" alegados o dar cabida a las interpretaciones más favorables que
sean aducidas, cuando tales interpretaciones no encuentran sustento en las
reglas de derecho aplicables, ni pueden derivarse de éstas, porque, al final,
es conforme a las últimas que deben ser resueltas las controversias
correspondientes, tal y como lo estableció la SCJN en la Tesis: 1a./J.
104/2013 (10a.) de rubro; “PRINCIPIO PRO PERSONA. DE ÉSTE NO
DERIVA NECESARIAMENTE QUE LOS ARGUMENTOS PLANTEADOS
POR LOS GOBERNADOS DEBAN RESOLVERSE CONFORME A SUS
PRETENSIONES.” 50.
En el mismo sentido, importa tener presente que, en el juicio de
amparo, tal principio pro personae, para ser atendido de fondo, requiere del
cumplimiento de requisitos mínimos como; a) pedir la aplicación del
principio o impugnar su falta de aplicación por la autoridad responsable; b)
señalar cuál es el derecho humano o fundamental cuya maximización se
pretende; c) indicar la norma cuya aplicación debe preferirse o la
interpretación que resulta más favorable hacia el derecho fundamental; y, d)
precisar los motivos para preferirlos en lugar de otras normas o
interpretaciones posibles, tal y como lo determinó la SCJN en la Tesis: 1a.
CCCXXVII/2014 (10a.) de rubro; “PRINCIPIO PRO PERSONA.
REQUISITOS MÍNIMOS PARA QUE SE ATIENDA EL FONDO DE LA
SOLICITUD DE SU APLICACIÓN, O LA IMPUGNACIÓN DE SU OMISIÓN
POR LA AUTORIDAD RESPONSABLE”51
50
Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la jurisprudencia 1a./J. 107/2012 (10a.),
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro XIII, Tomo 2, octubre de 2012,
página 799, con el rubro: "PRINCIPIO PRO PERSONA. CRITERIO DE SELECCIÓN DE LA NORMA DE DERECHO
FUNDAMENTAL APLICABLE.", reconoció de que por virtud del texto vigente del artículo 1o. constitucional,
modificado por el decreto de reforma constitucional en materia de derechos fundamentales, publicado en el Diario
Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, el ordenamiento jurídico mexicano, en su plano superior, debe
entenderse integrado por dos fuentes medulares: a) los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos; y, b) todos aquellos derechos humanos establecidos en tratados
internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte. También deriva de la aludida tesis, que los valores,
principios y derechos que materializan las normas provenientes de esas dos fuentes, al ser supremas del
ordenamiento jurídico mexicano, deben permear en todo el orden jurídico, y obligar a todas las autoridades a su
aplicación y, en aquellos casos en que sea procedente, a su interpretación. Sin embargo, del principio pro homine o
pro persona no deriva necesariamente que las cuestiones planteadas por los gobernados deban ser resueltas de
manera favorable a sus pretensiones, ni siquiera so pretexto de establecer la interpretación más amplia o extensiva
que se aduzca, ya que en modo alguno ese principio puede ser constitutivo de "derechos" alegados o dar cabida a
las interpretaciones más favorables que sean aducidas, cuando tales interpretaciones no encuentran sustento en las
reglas de derecho aplicables, ni pueden derivarse de éstas, porque, al final, es conforme a las últimas que deben ser
resueltas las controversias correspondientes.”
51
El artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos impone a las autoridades el deber de
aplicar el principio pro persona como un criterio de interpretación de las normas relativas a derechos humanos, el
cual busca maximizar su vigencia y respeto, para optar por la aplicación o interpretación de la norma que los
Finalmente, importa tener presente también, que junto al principio pro
persona, están otros principios que guardan relación, como 1) Indubio pro-
reo52; 2) indubio pro-operario53; 3) Indubio pro-actione54; 4) Favor rei55; 5)
Favor debilis56; y 6) Favor libertatis57.

favorezca en mayor medida, o bien, que implique menores restricciones a su ejercicio. Así, como deber, se entiende
que dicho principio es aplicable de oficio, cuando el Juez o tribunal considere necesario acudir a este criterio
interpretativo para resolver los casos puestos a su consideración, pero también es factible que el quejoso en un
juicio de amparo se inconforme con su falta de aplicación, o bien, solicite al órgano jurisdiccional llevar a cabo tal
ejercicio interpretativo, y esta petición, para ser atendida de fondo, requiere del cumplimiento de una carga mínima;
por lo que, tomando en cuenta la regla de expresar con claridad lo pedido y la causa de pedir, así como los
conceptos de violación que causa el acto reclamado, es necesario que la solicitud para aplicar el principio citado o la
impugnación de no haberse realizado por la autoridad responsable, dirigida al tribunal de amparo, reúna los
siguientes requisitos mínimos: a) pedir la aplicación del principio o impugnar su falta de aplicación por la autoridad
responsable; b) señalar cuál es el derecho humano o fundamental cuya maximización se pretende; c) indicar la
norma cuya aplicación debe preferirse o la interpretación que resulta más favorable hacia el derecho fundamental;
y, d) precisar los motivos para preferirlos en lugar de otras normas o interpretaciones posibles. En ese sentido, con el
primer requisito se evita toda duda o incertidumbre sobre lo que se pretende del tribunal; el segundo obedece al
objeto del principio pro persona, pues para realizarlo debe conocerse cuál es el derecho humano que se busca
maximizar, aunado a que, como el juicio de amparo es un medio de control de constitucionalidad, es necesario que
el quejoso indique cuál es la parte del parámetro de control de regularidad constitucional que está siendo afectada;
finalmente, el tercero y el cuarto requisitos cumplen la función de esclarecer al tribunal cuál es la disyuntiva de
elección entre dos o más normas o interpretaciones, y los motivos para estimar que la propuesta por el quejoso es
de mayor protección al derecho fundamental. De ahí que con tales elementos, el órgano jurisdiccional de amparo
podrá estar en condiciones de establecer si la aplicación del principio referido, propuesta por el quejoso, es viable o
no en el caso particular del conocimiento.”

52

En caso de duda, se debe favorecer al imputado o acusado, su aplicación busca, que


para el caso de que los medios probatorios no generen convicción al juzgador, éste debe optar por
liberar al detenido o procesado.
53
En caso de duda, se debe favorecer al trabajador, se busca, que al aplicar una norma,
se debe dar a ésta, la interpretación que mejor proteja o asegure los derechos del trabajador.
54
En caso de duda, se debe mantener el procedimiento y llegar hasta el final. Se busca,
que las personas puedan acceder a la justicia y a los mecanismos de tutela de sus derechos.
55
En favor del reo. Se aplica en materia de recursos, en donde el tribunal se encuentra
facultado para pronunciar respecto al acusado, una resolución o sentencia más favorable, aunque
aquél, hubiera consentido la condena.
56
En favor de las víctimas o del más débil. Se busca la protección de las víctimas o del
más débil en cualquier tipo de relación.
57
En favor de la libertad. Se busca asegurar en el mayor número de supuestos, la libertad
de la persona, ante cualquier tipo de detención.
Diagramas:
En sentido amplio

Interpretación conforme 2. En sentido estricto


ante una norma sospechosa 3 pasos
o dudosa 3. Inaplicación de la norma
secundaria
Principio pro personae

Opta por la construcción e interpretación más


extensiva de los derechos y más restrictiva de sus
limitaciones.

Construcción del parámetro Interpretación de las leyes


de control de las normas y conforme al parámetro de
actos de autoridad control determinado

Conclusiones
 Es complemento de la interpretación conforme.
 Los derechos humanos reconocidos en la Constitución y los
tratados internaciones son normas supremas del ordenamiento jurídico
mexicano.
 Si un mismo derecho está reconocido en las dos fuentes
supremas (Constitución y tratados internacionales) la elección atenderá al
principio pro persona.
 Implica la interpretación más expansiva de los derechos y más
restrictiva de sus limitaciones.
 Implica un llamado a directo a todas y todos los jueces del País,
para que, atendiendo a sus obligaciones constitucionales en la materia,
ejerzan un control de todas las leyes secundarias frente a normas que
reconocen tales derechos, tanto la Constitucionales como en los tratados
internacionales.
 Es un mandato general de interpretación favorable que coexiste
con otros mandatos específicos.
 Es un criterio de interpretación que se proyecta en todos los
derechos humanos reconocidos en nuestro sistema jurídico, ya sean de
fuente Constitucional o internacional.

5. Resoluciones paradigmáticas de la Suprema Corte de Justicia


de la Nación.

También podría gustarte