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"Artículo 133. Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos
los tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el presidente de
la República, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión. Los Jueces de
cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en
contrario que pueda haber en las Constituciones o leyes de los Estados."
d) Caso Cabrera García y Montiel vs México.
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Jurisdicción militar y derechos humanos. El caso Radilla ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Fernando Silva García. Página 57.
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Jurisdicción militar y derechos humanos. El caso Radilla ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Fernando Silva García. Páginas 57 y 58.
internacional, ya que la aplicación de una ley inconvencional produce
por sí misma una responsabilidad internacional del Estado. 10
13
Los instrumentos internacionales competencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos son: Convención Americana sobre Derechos Humanos; Convención Interamericana
para Prevenir y Sancionar la Tortura; párrafo a) del artículo 8 y en el artículo 13 del Protocolo
Adicional a la Convención Americana en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
"Protocolo de San Salvador"; artículo 7, Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer "Convención de Belém Do Pará"; Convención Interamericana
sobre Desaparición Forzada de Personas; y, Convención Interamericana para la Eliminación de
todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad.
Interamericana para evaluar si existe alguno que resulte más
favorecedor y procure una protección más amplia del derecho que se
pretende proteger. Esto no prejuzga sobre la posibilidad de que sean
los criterios internos aquellos que cumplan de mejor manera con lo
establecido por la Constitución en términos de su artículo 1o., lo cual
tendrá que valorarse caso por caso, a fin de garantizar siempre la
mayor protección de los derechos humanos.
lo solicitado. En este último supuesto, si el órgano del conocimiento considera que la norma no es
contraria a la Constitución Federal o a los tratados internacionales en materia de derechos
humanos de los que el Estado Mexicano sea parte, bastará con que mencione en una frase
expresa que no advirtió que la norma fuese violatoria de derechos humanos, para que se estime
que realizó el control difuso y respetó el principio de exhaustividad que rige el dictado de sus
sentencias, sin que sea necesaria una justificación jurídica exhaustiva en ese sentido, pues la
norma no le generó convicción que pusiera en entredicho la presunción de constitucionalidad de la
que gozan las disposiciones jurídicas de nuestro sistema; ello, porque no puede imponerse al
juzgador natural la obligación de contestar de fondo los argumentos de inconstitucionalidad o
inconvencionalidad que le hagan valer en la demanda, ya que ese proceder implicaría que la vía se
equipare al control concentrado, desvirtuándose con ello la distinción entre los dos modelos de
control que están perfectamente diferenciados en nuestro sistema. Por tanto, es inexacto
considerar que en su demanda de amparo el quejoso deba combatir el análisis de
constitucionalidad efectuado por la autoridad responsable, pues el control concentrado de
constitucionalidad y convencionalidad de las normas generales por vía de acción se deposita
exclusivamente en los órganos del Poder Judicial de la Federación, quienes deciden en forma
terminal y definitiva si una disposición es o no contraria a la Constitución Federal y a los tratados
internacionales en materia de derechos humanos. Además, tratándose de procedimientos de
control concentrado, el tema de inconstitucionalidad o de inconvencionalidad de leyes -planteado
expresamente por el solicitante de amparo- forma parte de la litis y, por ende, el Tribunal Colegiado
de Circuito está obligado a pronunciarse de forma directa sobre éste. De ahí que los juzgadores de
amparo deben abordar el estudio de constitucionalidad de leyes al dictar sentencia en amparo
directo cuando estos aspectos sean planteados en los conceptos de violación, sin que los
pronunciamientos que hubiese realizado la autoridad responsable en el juicio de nulidad, por medio
del ejercicio del control difuso, limiten o condicionen el ejercicio de las facultades del control
concentrado.
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Registro digital: 160526, Tesis: P. LXVIII/2011 (9a.)
PARÁMETRO PARA EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN MATERIA DE
DERECHOS HUMANOS. El mecanismo para el control de convencionalidad ex officio en materia
de derechos humanos a cargo del Poder Judicial debe ser acorde con el modelo general de control
establecido constitucionalmente. El parámetro de análisis de este tipo de control que deberán
ejercer todos los jueces del país, se integra de la manera siguiente: a) todos los derechos humanos
contenidos en la Constitución Federal (con fundamento en los artículos 1o. y 133), así como la
jurisprudencia emitida por el Poder Judicial de la Federación; b) todos los derechos humanos
contenidos en tratados internacionales en los que el Estado Mexicano sea parte; c) los criterios
vinculantes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos derivados de las sentencias en las
que el Estado Mexicano haya sido parte, y d) los criterios orientadores de la jurisprudencia y
precedentes de la citada Corte, cuando el Estado Mexicano no haya sido parte.
Todos los derechos humanos contenidos en los tratados
internacionales en los que el Estado Mexicano sea Parte; y,
Los criterios vinculantes de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos establecidos en las sentencias en las
que el Estado Mexicano haya sido Parte, y criterios
orientadores de la jurisprudencia y precedentes de la citada
Corte, cuando el Estado Mexicano no haya sido Parte.
Jurisprudencia 1a./J. 4/2016 (10a.), Registro digital: 2010954, Instancia: Primera Sala, Décima
Época, Materias(s): Común, Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 27,
Febrero de 2016, Tomo I, página 430.
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO. CONDICIONES
GENERALES PARA SU EJERCICIO. La autoridad judicial, para ejercer el control ex officio en los
términos establecidos en el expediente Varios 912/2010 de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, debe asegurarse que se ha actualizado la necesidad de hacer ese tipo de control, es decir,
en cada caso debe determinar si resulta indispensable hacer una interpretación conforme en
sentido amplio, una en sentido estricto o una inaplicación, lo cual ocurre cuando se está en
presencia de una norma que resulta sospechosa o dudosa de cara a los parámetros de control de
los derechos humanos. De este modo, cuando una norma no genera sospechas de invalidez para
el juzgador, por no parecer potencialmente violatoria de derechos humanos, entonces no se hace
necesario un análisis de constitucionalidad y convencionalidad exhaustivo, porque la presunción de
A) Interpretación conforme en sentido amplio. Ello significa
que los Jueces del país, al igual que todas las demás autoridades del
Estado Mexicano, deben interpretar el orden jurídico a la luz y
conforme a los derechos humanos establecidos en la Constitución y
en los tratados internacionales en los cuales el Estado Mexicano sea
parte, favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más
amplia.
B) Interpretación conforme en sentido estricto. Ello significa
que cuando hay varias interpretaciones jurídicamente válidas, los
Jueces deben, partiendo de la presunción de constitucionalidad de las
leyes, preferir aquella que hace a la ley acorde a los derechos
humanos establecidos en la Constitución y en los tratados
internacionales en los que el Estado Mexicano sea parte para evitar
incidir o vulnerar el contenido esencial de estos derechos.
C) Inaplicación de la ley cuando las alternativas anteriores no
son posibles. Ello no afecta o rompe con la lógica del principio de
división de poderes y del federalismo, sino que fortalece el papel de
los Jueces, al ser el último recurso para asegurar la primacía y
aplicación efectiva de los derechos humanos establecidos en la
Constitución y en los tratados internacionales de los cuales el Estado
Mexicano es parte.
constitucionalidad de que gozan todas las normas jurídicas no se ha puesto siquiera en entredicho.
Lo anterior es así, porque como se señaló en el citado expediente Varios, las normas no pierden su
presunción de constitucionalidad sino hasta que el resultado del control así lo refleje, lo que implica
que las normas que son controladas puedan incluso salvar su presunción de constitucionalidad
mediante la interpretación conforme en sentido amplio, o en sentido estricto.
En vista de lo anterior, los juzgadores deberán partir de la
presunción de constitucionalidad de las leyes y, por tanto, favorecer la
posibilidad de realizar una interpretación conforme; sin embargo, si
habiendo agotado esta posibilidad se considera que el conflicto entre
la ley y la Constitución o los Tratados Internacionales es insalvable, los
jueces deben realizar un control ex oficio de constitucionalidad de la
norma, pero, en su caso, deberá realizarse de acuerdo con las
facultades que le correspondan a cada órgano, según su nivel y
función, en términos de lo que esta Suprema Corte ha señalado en su
jurisprudencia sobre la materia18
Como consecuencia de lo anterior, la Suprema Corte de Justicia
de la Nación ha emitido criterios que resuelven diversas problemáticas
en la aplicación de dicho modelo de control, entre los que destacan los
siguientes:
18
Tesis 1ª/XXI/2016 (10ª), Registro 2010955.
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN. PARA EFECTOS DE SU PROCEDENCIA DEBE
VERIFICARSE SI LA AUTORIDAD RESPONSABLE REALIZÓ UN VERDADERO CONTROL DE
CONVENCIONALIDAD. La procedencia del recurso de revisión en amparo directo, bajo la premisa
de un control de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos, se basa en la
existencia de un genuino ejercicio de esa naturaleza. En este sentido, procede verificar si
efectivamente lo realizado por parte de la autoridad jurisdiccional señalada como responsable,
satisface o no los presupuestos de ese ejercicio de control de regularidad, pues no basta la simple
afirmación de haberlo realizado.
disposiciones contenidas en leyes que rigen el
procedimiento o juicio de origen, ya que generaría
inseguridad ente las partes, al partir de la base de que en el
juicio han operado instituciones como la preclusión.
Tesis: P. IX/2015 (10a.). “CONTROL DE REGULARIDAD
CONSTITUCIONAL EX OFFICIO. LOS TRIBUNALES
COLEGIADOS DE CIRCUITO DEBEN EJERCERLO SÓLO
EN EL ÁMBITO DE SU COMPETENCIA”19
20
Época: Décima Época. Registro: 2009817. Instancia: Pleno.
El ejercicio del control de constitucionalidad a cargo de los
órganos jurisdiccionales responsables debe considerarse
incluido en el supuesto de “control de constitucionalidad de
normas” previsto para la procedencia del recurso de
revisión, siempre y cuando exista agravio relativo a la
omisión de dicho control difuso en su demanda de amparo.
Jurisprudencia 1ª./J. 36/2015 (10ª). “AMPARO DIRECTO
EN REVISIÓN. ES PROCEDENTE CUANDO EN LA
DEMANDA SE ALEGA LA OMISIÓN DE LA
.
CUYA INCONVENCIONALIDAD SE DECLARA SÓLO
TRASCIENDE A UNA INCONSTITUCIONALIDAD
INDIRECTA DEL ACTO RECLAMADO AL NO ESTIR LA
DECLARATORIA RELATIVA.”23
Conclusiones:
23
Registro digital: 2003005
En materia de derechos humanos puede analizarse la contradicción entre una norma general
interna y un tratado internacional a través del juicio de amparo, pues si bien es cierto que los
juzgadores federales cuentan con facultades constitucionales para realizar el control concentrado
en términos de los artículos 103, 105 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, también lo es que las tienen para efectuar el control de convencionalidad con motivo de
lo previsto en los artículos 1o. y 133, última parte, de la propia Constitución, así como de lo resuelto
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos
Mexicanos, y por el Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el asunto
varios 912/2010, del que derivó la tesis P. LXVII/2011 (9a.), de rubro: "CONTROL DE
CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN UN MODELO DE CONTROL DIFUSO DE
CONSTITUCIONALIDAD.". Lo anterior significa que una vez que el juzgador realice el control de
convencionalidad y determine que una norma interna es contraria a determinado derecho humano
contenido en un tratado internacional e, incluso, a la interpretación efectuada al respecto por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, debe analizar el acto reclamado prescindiendo del
precepto de derecho interno y aplicando el instrumento internacional en materia de derechos
humanos. En ese sentido, es innecesario reflejar la inconvencionalidad de una norma de derecho
interno en los puntos resolutivos de la sentencia en la que se hace dicho pronunciamiento, pues
éste sólo trasciende al acto de aplicación, en tanto que el control de convencionalidad no puede
llegar más allá de la inaplicación de la norma interna en el caso específico; esto es, la inaplicación
de la norma cuya inconvencionalidad se declara sólo trasciende a una inconstitucionalidad indirecta
del acto reclamado, por lo que es innecesario llamar a juicio a las autoridades emisoras de la
norma cuya inconvencionalidad se demanda, pues no habrá una declaratoria de
inconstitucionalidad de ésta, sino sólo su inaplicación respecto del acto reclamado.
parte; surge a raíz de la reforma constitucional de 6 de junio de
2011 y se precisa en la contradicción de tesis 293/2011.
b) Una vez que un tratado es incorporado al orden jurídico, las
normas de derechos humanos que se contengan se integran al
catálogo de derechos que funciona como un parámetro de
regularidad constitucional, de tal suerte que dichas normas no
pueden contravenir el principio de supremacía constitucional,
precisamente porque forman parte del conjunto normativo
respecto del cual se predica la supremacía.
c) En caso de que tanto normas constitucionales como normas
internacionales se refieran a un mismo derecho, éstas se
articularán de manera que se prefieran aquellas cuyo contenido
proteja de manera más favorable a su titular atendiendo para
ello al principio pro persona.
d) En la resolución del expediente varios 912/2010 se ha
reconocido la posibilidad de que las autoridades jurisdiccionales
realicen un control de regularidad, ya sea concentrado o difuso
dependiendo de las atribuciones de cada órgano y de la vía en
la que se tramite el asunto, para lo cual pueden emplear
parámetros de constitucionalidad o de convencionalidad.
e) Ambos parámetros de control forman parte del mismo conjunto
normativo, y por tanto, integran el aludido parámetro de control
de regularidad, de modo que hablar de constitucionalidad o
convencionalidad implica hacer referencia al mismo parámetro
de regularidad o validez, aunque para efectos meramente
didácticos pueda diferenciarse entre el origen de la norma
empleada para desarrollar el estudio de validez.
f) Las normas de derechos humanos, independientemente de su
fuente, no se relacionan en términos jerárquicos, entendiendo
que cuando en la Constitución haya una restricción expresa al
ejercicio de los derechos humanos, se deberá atender a lo que
indica la norma constitucional. Ello se refleja en la jurisprudencia
P./J. 20/2014 (10a.): DERECHOS HUMANOS CONTENIDOS
EN LA CONSTITUCIÓN Y EN LOS TRATADOS
INTERNACIONALES. CONSTITUYEN EL PARÁMETRO DE
CONTROL DE REGULARIDAD CONSTITUCIONAL, PERO
CUANDO EN LA CONSTITUCIÓN HAYA UNA RESTRICCIÓN
EXPRESA AL EJERCICIO DE AQUÉLLOS, SE DEBE ESTAR A
LO QUE ESTABLECE EL TEXTO CONSTITUCIONAL.24
24
El texto de la tesis dice: “El primer párrafo del artículo 1o. constitucional reconoce un conjunto de
derechos humanos cuyas fuentes son la Constitución y los tratados internacionales de los cuales el
Estado Mexicano sea parte. De la interpretación literal, sistemática y originalista del contenido de
las reformas constitucionales de seis y diez de junio de dos mil once, se desprende que las normas
de derechos humanos, independientemente de su fuente, no se relacionan en términos jerárquicos,
entendiendo que, derivado de la parte final del primer párrafo del citado artículo 1o., cuando en la
Constitución haya una restricción expresa al ejercicio de los derechos humanos, se deberá estar a
lo que indica la norma constitucional, ya que el principio que le brinda supremacía comporta el
encumbramiento de la Constitución como norma fundamental del orden jurídico mexicano, lo que a
su vez implica que el resto de las normas jurídicas deben ser acordes con la misma, tanto en un
sentido formal como material, circunstancia que no ha cambiado; lo que sí ha evolucionado a raíz
de las reformas constitucionales en comento es la configuración del conjunto de normas jurídicas
respecto de las cuales puede predicarse dicha supremacía en el orden jurídico mexicano. Esta
transformación se explica por la ampliación del catálogo de derechos humanos previsto dentro de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual evidentemente puede calificarse
como parte del conjunto normativo que goza de esta supremacía constitucional. En este sentido,
los derechos humanos, en su conjunto, constituyen el parámetro de control de regularidad
constitucional, conforme al cual debe analizarse la validez de las normas y actos que forman parte
del orden jurídico mexicano.”
b) Vinculatoriedad de criterios de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos
27
El texto dice: “El Estado Mexicano ha aceptado la jurisdicción de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, por ello, cuando ha sido parte en una controversia o litigio ante esa
jurisdicción, la sentencia que se dicta en esa sede, junto con todas sus consideraciones, constituye
cosa juzgada, correspondiéndole exclusivamente a ese órgano internacional evaluar todas y cada
una de las excepciones formuladas por el Estado Mexicano, tanto si están relacionadas con la
extensión de la competencia de la misma Corte o con las reservas y salvedades formuladas por
aquél. Por ello, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aun como tribunal constitucional, no es
competente para analizar, revisar, calificar o decidir si una sentencia dictada por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos es correcta o incorrecta, o si excede en relación con las
normas que rigen su materia y proceso. Por tanto, la Suprema Corte no puede hacer ningún
pronunciamiento que cuestione la validez de lo resuelto por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, ya que para el Estado Mexicano dichas sentencias constituyen cosa juzgada. Lo único
procedente es acatar y reconocer la totalidad de la sentencia en sus términos. Así, las resoluciones
pronunciadas por aquella instancia internacional son obligatorias para todos los órganos del Estado
Mexicano, al haber figurado como parte en un litigio concreto, siendo vinculantes para el Poder
Judicial no sólo los puntos de resolución concretos de la sentencia, sino la totalidad de los criterios
contenidos en ella”.
28
A raíz de la consulta que formuló el Ministro Presidente con base en su facultad reglamentaria,
se integró el expediente 489/2010 que le fue turnado al ministro José Ramón Cossío Díaz,
proyecto que fue desechado por considerar que excedió los fines de la consulta;
consecuentemente, se integró el expediente Varios 912/2010 que le fue turnado a la ministra
Margarita Luna Ramos. Cfr. Quiñonez Huízar, Francisco Rubén, Jurisprudencia y control
constitucional en México. Elementos necesarios para su comprensión y aplicación, Op. Cit. p. 197 y
ss.
De esta manera, precisó que la SCJN no puede hacer ningún
pronunciamiento que cuestione la validez de lo resuelto por el tribunal
internacional, ya que para el Estado Mexicano dichas sentencias constituyen
cosa juzgada y, por ende, lo único procedente es acatar y reconocer la
totalidad de la sentencia en sus términos.
Por otro lado, conforme al artículo 1o. constitucional, todos los derechos
humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales
ratificados por el Estado Mexicano forman parte de un mismo catálogo que
conforma el parámetro de control de regularidad del ordenamiento jurídico
mexicano. En consecuencia, los criterios que emita la Corte Interamericana
en sus resoluciones, como intérprete último de la Convención Americana en
el ámbito internacional, son vinculantes para todos los órganos
jurisdiccionales del país.
Aclaró que tanto la SCJN como el resto de las cortes supremas de los
Estados de las Américas que han reconocido la competencia contenciosa de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos deben mantener un diálogo
jurisprudencial constante con el tribunal internacional, puesto que ambos
tienen la misma finalidad: la protección de los derechos humanos. Es en este
sentido que las relaciones entre la Suprema Corte y la Corte Interamericana
deben entenderse en términos de cooperación y colaboración.
obligación de las autoridades nacionales de aplicar los derechos humanos de conformidad con la
Constitución y los tratados internacionales vigentes en nuestro país. Por lo anterior, la ratificación
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el reconocimiento de la jurisdicción
contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, generan como una consecuencia
ineludible que las sentencias emitidas por dicho tribunal internacional, en aquellos casos en los
cuales México haya sido parte en el juicio, resulten obligatorias para el Estado mexicano, incluidos
todos los jueces y tribunales que lleven a cabo funciones materialmente jurisdiccionales. Esta
obligatoriedad alcanza no sólo a los puntos resolutivos de las sentencias en comento, sino a todos
los criterios interpretativos contenidos en las mismas.
30
Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación considera que el Poder Judicial
de la Federación, aun en ejercicio de sus poderes de control constitucional, no está facultado para
pronunciarse sobre el cumplimiento o incumplimiento, por parte de las autoridades nacionales, de
las sentencias emitidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en contra del Estado
Mexicano. Esta calificación de no justiciabilidad en sede interna no rompe con la coherencia del
modelo de Estado Constitucional, pues no implica el reconocimiento de una categoría de casos
impune al escrutinio de los derechos humanos; por el contrario, justamente, su reconocimiento
conlleva el respeto a un diseño institucional reconocido constitucionalmente que da cabida a un
medio internacional de protección de los derechos humanos, por lo que al existir un obstáculo
técnico, cuya teleología es evitar una inapropiada interferencia del Poder Judicial de la Federación
en un diseño supranacional, cuando se impugne la omisión de las autoridades de dar cumplimiento
a la sentencia de dicho tribunal, se actualiza la causal de improcedencia prevista en la fracción
XVIII del artículo 73 de la Ley de Amparo abrogada, en relación con la fracción I del artículo 103 de
la Constitución Federal, interpretado este último a contrario sensu.
31
El artículo 103, fracción I de la Constitución Federal establece que el juicio de amparo procede contra
normas generales, actos u omisiones de la autoridad que violen los derechos humanos reconocidos en la
Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte y las garantías
otorgadas para su protección; del que se deriva que el juicio constitucional requiere para su procedencia no
sólo de la existencia de un acto de autoridad (positivo o negativo) o de una norma jurídica del que se pueda
predicar una probable violación a los derechos humanos, sino que además se trate de un acto de autoridad
apto para su conocimiento judicial. Excepcionalmente, no se actualiza esta propiedad de justiciabilidad
cuando la Constitución otorga claramente la determinación de una cuestión a una de las ramas u órganos
políticos, o determinados órganos especializados para ser resuelta por criterios de oportunidad o de
especialidad. No tomar ello en consideración implicaría, por parte del Poder Judicial mexicano, sustituirse en
esas facultades de apreciación y arriesgar la racionalidad constitucional de un determinado diseño
rubro “SENTENCIAS DE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS. TODAS LAS AUTORIDADES DEL ESTADO MEXICANO,
INCLUYENDO EL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN, DEBEN
ACATAR LO ORDENADO EN AQUÉLLAS.32
32
El Poder Judicial de la Federación tiene la obligación de acatar una orden que le incumba por estar
contenida en una sentencia de un tribunal internacional, como sería el caso de juzgar a los perpetradores de
violaciones de derechos humanos declaradas por el organismo internacional. Así, conforme a las
obligaciones internacionales adquiridas soberanamente por México, todos sus Poderes deben cumplir con lo
ordenado en las sentencias emitidas contra el Estado Mexicano. Esto tiene su fundamento en el artículo 26
de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, que establece el principio pacta sunt servanda,
y que prescribe que todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe y,
para el caso específico del Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos, en el artículo 68.1
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos que establece que los Estados Parte se comprometen
a cumplir la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en todo caso en que sean partes”.
33
El texto de la tesis dice: “De los párrafos 339 y 347 de la sentencia dictada por
la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos
Mexicanos, se advierte que los Jueces y tribunales internos, además de velar por el cumplimiento
de las disposiciones de fuente internacional, deben tomar en cuenta la interpretación que de éstas
ha realizado esa Corte, así como la obligación del Estado de garantizar que la conducta que motivó
su responsabilidad no se repita. De lo anterior se sigue que la interpretación en materia de
derechos humanos realizada por esa Corte Internacional, al resolver un caso en el que el Estado
Mexicano fue parte, aun cuando se trate de una sentencia aislada por lo que hace a éste, adquiere
el carácter y fuerza vinculante de precedente jurisprudencial, máxime que este Alto Tribunal, en la
tesis aislada P. LXV/2011 (9a.), de rubro: "SENTENCIAS EMITIDAS POR
En resumen, la vinculatoriedad de los criterios de la CIDH implica:
a) Interdependencia
34
Blanc Altemir, Antonio, “Universalidad, indivisibilidad e interdependencia de los derechos
humanos a los cincuenta años de la Declaración Universal”, La protección internacional de los
derechos humanos a los cincuenta años de la Declaración Universal, Universitat de Lleida-
TecnosANUE, 2001, p. 31.
35
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3033/7.pdf
36
Cfr. “Los principios de Universalidad, Interdependencia y Progresividad de los Derechos
Humanos, Comisión Nacional de Derechos Humanos, 1ª edición, agosto 2016. México. Págs. 10 y
11.
b) Indivisibilidad
TESIS RELACIONADAS.
c) Universalidad
d) Progresividad
b) Interpretación conforme
38
Ferrer Mac Gregor, Eduardo, Interpretación conforme y control difuso de convencionalidad. El nuevo
paradigma para el juez mexicano, P. 358.
que el Estado Mexicano sea parte, para evitar incidir o vulnerar el
contenido esencial de estos derechos.
Este principio está contenido en los artículos 1º constitucional y 29 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos. 39
Al respecto, la Primera Sala de la SCJN emitió la tesis 1a./J. 37/2017
(10a.), de rubro “INTERPRETACIÓN CONFORME. NATURALEZA Y
ALCANCES A LA LUZ DEL PRINCIPIO PRO PERSONA.”40 En la que
39
CPEUM
Art. 1o.- (…)
Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta
Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las
personas la protección más amplia.
40
El texto dice: “A juicio de esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la
supremacía normativa de la Constitución no se manifiesta sólo en su aptitud de servir como
parámetro de validez de todas las demás normas jurídicas, sino también en la exigencia de que
tales normas, a la hora de ser aplicadas, se interpreten de acuerdo con los preceptos
constitucionales; de forma que, en caso de que existan varias posibilidades de interpretación de la
norma en cuestión, se elija aquella que mejor se ajuste a lo dispuesto en la Constitución. En otras
palabras, esa supremacía intrínseca no sólo opera en el momento de la creación de las normas,
cuyo contenido ha de ser compatible con la Constitución en el momento de su aprobación, sino que
se prolonga, ahora como parámetro interpretativo, a la fase de aplicación de esas normas. A su
eficacia normativa directa se añade su eficacia como marco de referencia o criterio dominante en la
interpretación de las restantes normas. Este principio de interpretación conforme de todas las
normas del ordenamiento con la Constitución, reiteradamente utilizado por esta Suprema Corte de
Justicia de la Nación, es una consecuencia elemental de la concepción del ordenamiento como una
estructura coherente, como una unidad o contexto. Es importante advertir que esta regla
interpretativa opera con carácter previo al juicio de invalidez. Es decir, que antes de considerar a
una norma jurídica como constitucionalmente inválida, es necesario agotar todas las posibilidades
de encontrar en ella un significado que la haga compatible con la Constitución y que le permita, por
tanto, subsistir dentro del ordenamiento; de manera que sólo en el caso de que exista una clara
incompatibilidad o una contradicción insalvable entre la norma ordinaria y la Constitución,
procedería declararla inconstitucional. En esta lógica, el intérprete debe evitar en la medida de lo
posible ese desenlace e interpretar las normas de tal modo que la contradicción no se produzca y
la norma pueda salvarse. Así el juez ha de procurar, siempre que sea posible, huir del vacío que se
estableció que la supremacía normativa de la Constitución no se
manifiesta sólo en su aptitud de servir como parámetro de validez de
todas las demás normas jurídicas, sino también en la exigencia de que
tales normas, a la hora de ser aplicadas, se interpreten de acuerdo
con los preceptos constitucionales; de forma que, en caso de que
existan varias posibilidades de interpretación de la norma en cuestión,
se elija aquella que mejor se ajuste a lo dispuesto en la Constitución.
En dicho criterio precisó que esta regla interpretativa opera con
carácter previo al juicio de invalidez, esto es, que antes de considerar
a una norma jurídica como constitucionalmente inválida, es necesario
agotar todas las posibilidades de encontrar en ella un significado que
la haga compatible con la Constitución y que le permita subsistir
dentro del ordenamiento; de manera que sólo en el caso de que exista
una clara incompatibilidad o una contradicción insalvable entre la
norma ordinaria y la Constitución, procede declararla inconstitucional.
Indicó que la interpretación de las normas conforme a la Constitución
se ha fundamentado tradicionalmente en el principio de conservación
de ley, que se asienta a su vez en el principio de seguridad jurídica y
en la legitimidad democrática del legislador.
produce cuando se niega validez a una norma y, en el caso concreto, de ser posibles varias
interpretaciones, debe preferirse aquella que salve la aparente contradicción. Ahora bien la
interpretación de las normas conforme a la Constitución se ha fundamentado tradicionalmente en el
principio de conservación de ley, que se asienta a su vez en el principio de seguridad jurídica y en
la legitimidad democrática del legislador. En el caso de la ley, fruto de la voluntad de los
representantes democráticamente elegidos, el principio general de conservación de las normas se
ve reforzado por una más intensa presunción de validez. Los tribunales, en el marco de sus
competencias, sólo pueden declarar la inconstitucionalidad de una ley cuando no resulte posible
una interpretación conforme con la Constitución. En cualquier caso, las normas son válidas
mientras un tribunal no diga lo contrario. Asimismo, hoy en día, el principio de interpretación
conforme de todas las normas del ordenamiento a la Constitución, se ve reforzado por el principio
pro persona, contenido en el artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, el cual obliga a maximizar la interpretación conforme en aquellos escenarios en los
cuales, dicha interpretación permita la efectividad de los derechos fundamentales de las personas
frente al vacío legislativo que puede provocar una declaración de inconstitucionalidad de la norma.”
En dicho criterio precisó que el principio de interpretación conforme de
todas las normas del ordenamiento a la Constitución, se ve reforzado
por el principio pro persona, contenido en el artículo 1o. de la
Constitución, el cual obliga a maximizar la interpretación conforme en
aquellos escenarios en los cuales, dicha interpretación permita la
efectividad de los derechos fundamentales de las personas frente al
vacío legislativo que puede provocar una declaración de
inconstitucionalidad de la norma.
Por su parte, en el diverso criterio de la Primera Sala 1a./J. 37/2017
(10a.)., de rubro “NORMAS DISCRIMINATORIAS. NO ADMITEN
INTERPRETACIÓN CONFORME Y EXISTE OBLIGACIÓN DE
REPARAR.”41 Determinó que cuando una norma en sí misma
discrimina a una persona o grupo de personas que se ubican en una
categoría sospechosa, no es posible realizar una interpretación
conforme, pues dicha norma continuaría existiendo en su redacción,
aun siendo discriminatoria y contraria al artículo 1o. constitucional y a
las obligaciones internacionales contraídas por México en cuanto a no
discriminar con base en categorías sospechosas.
41
El texto dice: “Cuando una norma en sí misma discrimina a una persona o grupo de personas
que se ubican en una categoría sospechosa, no es posible realizar una interpretación conforme,
pues dicha norma continuaría existiendo en su redacción, aun siendo discriminatoria y contraria al
artículo 1o. constitucional y a las obligaciones internacionales contraídas por México en cuanto a
no discriminar con base en categorías sospechosas. Estas obligaciones no pueden cumplirse
mediante una interpretación que varíe la base misma del concepto impugnado y que no modifique
la situación discriminatoria sufrida por dichas personas. Un planteamiento como ese es
incompatible con un Estado constitucional de derecho que aspira a tratar con igual consideración y
respeto a todos sus ciudadanos y ciudadanas. Si se considera que una norma es discriminatoria, la
interpretación conforme no repara dicha discriminación porque lo que buscan las personas
discriminadas es la cesación de la constante afectación y su inclusión expresa en el régimen
jurídico en cuestión; en otras palabras, no sólo acceder a esa institución, sino suprimir el estado de
discriminación generada por el mensaje transmitido por la norma. Así pues, el reconocimiento
público del matrimonio entre personas del mismo sexo, así como la inconstitucionalidad en la
enunciación en caso de no preverlo expresamente, sitúa a la dignidad del ser humano más allá de
los meros efectos restitutivos y articula un entendimiento de dignidad que es fundamentalmente
transformativo y sustantivo.”
Por su parte, en la tesis 2a./J. 10/2019 (10a.), de rubro “TEST DE
PROPORCIONALIDAD. AL IGUAL QUE LA INTERPRETACIÓN
CONFORME Y EL ESCRUTINIO JUDICIAL, CONSTITUYE TAN
SÓLO UNA HERRAMIENTA INTERPRETATIVA Y ARGUMENTATIVA
MÁS QUE EL JUZGADOR PUEDE EMPLEAR PARA VERIFICAR LA
EXISTENCIA DE LIMITACIONES, RESTRICCIONES O
VIOLACIONES A UN DERECHO FUNDAMENTAL.” 42 La Segunda
Sala determinó que la interpretación conforme no constituye un
derecho fundamental, sino que constituye una herramienta para dirimir
la violación a derechos y es una de las vías para que los Jueces
cumplan la obligación que tienen a su cargo, que se constriñe a
decidir, en cada caso particular, si ha existido o no la violación
alegada.
Conclusiones
Debe ser entendida como un parámetro de compatibilidad entre
normas de origen nacional e internacional.
No es un ejercicio subsidiario (primero la Constitución y luego
los tratados internacionales) sino que los jueces deben observar los
derechos presentes en la Constitución y en los tratados internacionales.
43
El texto dice: “Conforme al principio pro persona, debe acudirse a la norma más amplia o a la
interpretación más extensiva cuando se trata de reconocer derechos fundamentales e
inversamente, a la norma o a la interpretación más restringida si se busca establecer restricciones
permanentes al ejercicio de los derechos o de su suspensión extraordinaria, por lo que ante la
existencia de varias posibilidades de solución a un mismo problema, obliga a optar por la que
protege en términos más amplios. Este principio se relaciona con la interpretación conforme, por la
cual, antes de considerar inconstitucional una norma jurídica, deben agotarse todas las
posibilidades de encontrar en ella un significado que la haga compatible con la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, por lo que, de ser posibles varias interpretaciones de la
disposición, debe preferirse la que salve la aparente contradicción con la Norma Fundamental. En
ese sentido, un presupuesto indispensable para que esas técnicas hermenéuticas puedan
aplicarse es que la asignación de significado a la norma jurídica sea fruto de una interpretación
válida, es decir, la derivada de algún método de interpretación jurídica, ya sea el gramatical, el
sistemático, el funcional, el histórico o algún otro. Así, la interpretación conforme o la aplicación del
principio pro persona no puede realizarse a partir de atribuir a la norma un significado que no tiene
conforme a alguno de los métodos de interpretación jurídica, porque en ese caso, la norma sujeta a
escrutinio ya no será la misma, sino que habría sido cambiada por otra.”
Es una secuencia de tres pasos; (1) la interpretación conforme
en sentido amplio, como haber de todas las autoridades; (2) la
interpretación en sentido estricto, en la que se debe elegir interpretaciones
judiciales acordes con la Constitución y en los tratados internacionales y,
por último, (3) la inaplicación cuando no sea posible la armonización
normativa.
a) Pro persona
45
De conformidad con el texto vigente del artículo 1o. constitucional, modificado por el decreto de
reforma constitucional publicado en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, en materia de
derechos fundamentales, el ordenamiento jurídico mexicano tiene dos fuentes primigenias: a) los derechos
fundamentales reconocidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; y, b) todos
aquellos derechos humanos establecidos en tratados internacionales de los que el Estado mexicano sea
parte. Consecuentemente, las normas provenientes de ambas fuentes, son normas supremas del
ordenamiento jurídico mexicano. Esto implica que los valores, principios y derechos que ellas materializan
deben permear en todo el orden jurídico, obligando a todas las autoridades a su aplicación y, en aquellos
casos en que sea procedente, a su interpretación. Ahora bien, en el supuesto de que un mismo derecho
fundamental esté reconocido en las dos fuentes supremas del ordenamiento jurídico, a saber, la
Constitución y los tratados internacionales, la elección de la norma que será aplicable -en materia de
derechos humanos-, atenderá a criterios que favorezcan al individuo o lo que se ha denominado principio
pro persona, de conformidad con lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 1o. constitucional. Según
dicho criterio interpretativo, en caso de que exista una diferencia entre el alcance o la protección
reconocida en las normas de estas distintas fuentes, deberá prevalecer aquella que represente una mayor
protección para la persona o que implique una menor restricción. En esta lógica, el catálogo de derechos
fundamentales no se encuentra limitado a lo prescrito en el texto constitucional, sino que también incluye a
todos aquellos derechos que figuran en los tratados internacionales ratificados por el Estado mexicano.
46
La ratificación de los tratados internacionales tiene sustento legal en el artículo 29 de la Convención de
Viena sobre el Derechos de los Tratados, al referir; “Un tratado será obligatorio para cada una de las
partes por lo que respecta a la totalidad de su territorio”.
el principio pro persona es un criterio fundamental que impone la naturaleza
misma de los derechos humanos, la cual obliga a interpretar
extensivamente las normas que los consagran o amplían y restrictivamente
los que los limitan o restringe. De esta forma, el principio pro persona
conduce a la conclusión de que la exigibilidad inmediata e incondicional de
los derechos humanos es la regla y su condicionamiento la excepción.
Una pregunta relevante es ¿qué implica favorecer la protección más
amplia?
La complejidad del principio pro persona implica que no existe una
sola fuente normativa o jurisprudencial que pueda proporcionar una visión
integral de su contenido. Hay que revisar cómo se ha establecido
jurisprudencialmente tanto por la Corte Interamericana para interpretar el
artículo 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, como
por el derecho interno.
Como ejemplo de la forma en que se ha desarrollado por la Corte
Interamericana, en el caso Apitz Barbera y otros vs. Venezuela, se realizó
un recuento de los supuestos en los que se han invocado las normas de
interpretación contenidas en el artículo 29 de la Convención. De este
ejercicio, la Corte Interamericana derivó tres ámbitos distintos para el uso
de dichas normas:
a) Determinar el contenido de distintas disposiciones de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, incluso el alcance de las
restricciones de las garantías establecidas por ésta.
b) Establecer criterios de interpretación específicos de derechos
humanos.
c) Delimitar el alcance de la competencia consultiva de la propia Corte
Interamericana.
De acuerdo con la doctora Ximena Medellín, la Corte Interamericana ha
utilizado los principios específicos de interpretación de los derechos
humanos para determinar, de forma expansiva el contenido y alcance de los
derechos humanos y de las obligaciones contenidas en la Convención
Americana, a la luz de otras normas jurídicas, excluir cualquier
interpretación que conduzca a engrosar las limitaciones a los derechos
humanos permitidas en la Convención y dotar de eficacia a los mecanismos
procesales interamericanos de protección de los derechos humanos.
Los tratados internacionales sobre derechos humanos normalmente
contienen una norma precisa respecto de su interpretación, la cual debe
coexistir con los principios establecidos por la Convención de Viena.
Del artículo 29 de la Convención Americana, la Corte Interamericana ha
entendido que derivan dos principios:
a) Principio de interpretación evolutiva, en virtud de la cual ha afirmado
“que los tratados de derechos humanos son instrumentos vivos, cuya
interpretación tiene que acompañar la evolución de los tiempos y las
condiciones de vida actuales” (Caso de la Comunidad Mayagna
(Sumo) Awas Tigni vs Nicaragua, Fondo, 2001). Entendida así, la
interpretación evolutiva ha llevado a la Corte Interamericana a integrar
en el análisis del alcance y contenido de los derechos reconocidos en
la Convención Americana otros tratados e instrumentos
internacionales relevante para el caso concreto, aun cuando éstos no
sean parte formal de la normativa interamericana de derechos
humanos (Por ejemplo, caso Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku vs.
Ecuador, 2012).
b) El principio pro persona (en sentido estricto), el cual ha sido
identificado de forma genérica con la protección eficaz de la persona.
(Caso 19 comerciantes vs. Colombia 2004). Este principio parece
derivarse del artículo 29 de la Convención Americana, pero todavía
más del propio objetivo y fin de ese tratado.
Si bien teóricamente se pueden diferenciar estos principios, en la
práctica se encuentran entrelazados constantemente.
La protección efectiva de la persona implica que quien interprete la
norma reconozca el contexto social en que se inserta su decisión y pueda
entender los efectos que ésta generará. Un ejercicio jurídico como éste
conduce a interpretar las normas de derechos humanos atendiendo a las
condiciones de vida actuales.
En el ámbito nacional resulta relevante lo resuelto en el asunto Varios
912/2010, pero sobre todo en la Contradicción de tesis 293/2011.
En el asunto Varios 912/2010, se destacó que hay dos momentos
específicos en los cuales podrá accionarse un razonamiento basado en el
principio pro persona, al resolver un caso concreto en que se determine el
alcance o limitación de un derecho humano y de las obligaciones
correspondientes.
Momentos en que puede emplearse el principio pro persona:
a) Conformación del parámetro de control, a través del cual se vincula
directamente a la Constitución y los tratados internacionales en
materia de derechos humanos;
b) Técnica de interpretación de las normas secundarias, de manera que
su significado, en su aplicación a los casos concretos, esté conforme
con el parámetro de control.
Para Néstor Pedro Sagüés,47 el principio pro persona tiene una doble
vertiente o dimensiones específicas:
a) Preferencia interpretativa. Según la cual al determinar el contenido de
los derechos, se deberá utilizar la interpretación más expansiva que
los optimice; y, cuando se trate de entender una limitación a un
derecho, se deberá optar por la interpretación que más restrinja su
alcance.
b) Preferencia normativa. El juez tendrá que aplicar la norma más
favorable a la persona, con independencia de su nivel jerárquico. 48
Así, dicho principio, al tener como premisa constitucional y referir;
“favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia”,
implica que, cuando se está ante dos o más normas que son aplicables al
caso concreto, debe prevaler la que mejor cumpla con ese propósito; lo
mismo sucede cuando en caso de que una norma tenga diversas
interpretaciones jurídicamente aceptables.
De ese modo, el principio pro personae, implica que todas las
autoridades están obligadas a brindar la protección más amplia a cualquier
persona en territorio nacional y, es complemento de la interpretación
conforme, ya que permite escoger entre una variedad de interpretaciones,
una última y definitiva elección hermenéutica que proteja con mayor eficacia
o indique el sentido menos restrictivo de un derecho.
Importa señalar que al respecto, la SCJN (1a./J. 107/2012 (10a.), ha
reconocido que el principio pro personae, implica recurrir a la interpretación
más extensiva cuando se trata de garantizar derechos y a la interpretación
47
Néstor Pedro Sagüés, “LA interpretación de los derechos humanos en las jurisdicciones nacional
e internacional”, en José Palomino y José Carlos Remotti (coords), Derechos humanos y
Constitución en Iberoamérica (Libro-homenaje a Germán J. Bidart Campos), Lima, Instituo
Iberoamericano de Derecho Constitucional, 2002.
48
Fuente de información y opiniones: Ximena Medellín Urquiaga, Principio pro persona, México,
SCJN y CDHDF, 2013, Cuaderno 1
más restrictiva cuando se trata de imponerles limites, es decir, que en caso
de que exista una diferencia entre el alcance o la protección reconocida en
las normas de las distintas fuentes supremas (Constitución y tratados
internacionales), deberá prevalecer aquella que represente una mayor
protección para la persona o que implique una menor restricción.
De manera que, cuando exista una colisión entre normas o bien entre
un acto reclamado y la norma que prevé un derecho humano, ya sea de
orden nacional o internacional, se deben utilizar diversos sistemas de
interpretación jerárquica que permita adoptar una decisión adecuada al
nuevo sistema internacional de los derechos humanos (establecido por el
Pleno de la SCJN49), a saber:
Interpretación conforme en sentido amplio. Ello significa que los
jueces del país, al igual que todas las demás autoridades del Estado
mexicano, deben interpretar el orden jurídico a la luz y conforme a los
derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados
internacionales en los cuales el México sea parte, favoreciendo en todo
tiempo a las personas la protección más amplia.
Interpretación conforme en sentido estricto. Ello significa que
cuando hay varias interpretaciones jurídicamente válidas, los jueces deben,
partiendo de la presunción de constitucionalidad de las leyes, preferir
aquélla que hace a la ley acorde a los derechos humanos establecidos en la
Constitución y en los tratados internacionales en los que el Estado
mexicano sea parte, para evitar incidir o vulnerar el contenido esencial de
estos derechos.
Inaplicación de la ley cuando las alternativas anteriores no son
posibles. Ello no afecta o rompe con la lógica del principio de división de
49
P. LXIX/2011 (9a.), de rubro: "PASOS A SEGUIR EN EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y
CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.",
poderes y del federalismo, sino que fortalece el papel de los jueces al ser el
último recurso para asegurar la primacía y aplicación efectiva de los
derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados
internacionales de los cuales el Estado mexicano es parte.
Es importante saber que, tales pasos (establecidos en el expediente
de Varios 912/2010), ocurrirán cuando se esté en presencia de una norma
sospechosa o dudosa de cara a los parámetros de control de los derechos
humanos.
Así pues, conforme al principio pro persona, para reconocer
derechos protegidos, se debe acudir:
a) A la norma más protectora y,
b) A la interpretación más extensiva.
En cambio, si se trata de establecer restricciones permanentes al
ejercicio de los derechos humanos o a su suspensión extraordinaria, se
debe acudir;
a) A la norma más protectora y,
b) A la interpretación más restringida.
Es decir, debe emprenderse una preferencia de normas, cuando en
una situación concreta, sea posible aplicar dos o más normas vigentes, esto
es, las que resulten más protectoras, más favorables o bien, que sean de
una interpretación más extensiva o más restringida.
favorezca en mayor medida, o bien, que implique menores restricciones a su ejercicio. Así, como deber, se entiende
que dicho principio es aplicable de oficio, cuando el Juez o tribunal considere necesario acudir a este criterio
interpretativo para resolver los casos puestos a su consideración, pero también es factible que el quejoso en un
juicio de amparo se inconforme con su falta de aplicación, o bien, solicite al órgano jurisdiccional llevar a cabo tal
ejercicio interpretativo, y esta petición, para ser atendida de fondo, requiere del cumplimiento de una carga mínima;
por lo que, tomando en cuenta la regla de expresar con claridad lo pedido y la causa de pedir, así como los
conceptos de violación que causa el acto reclamado, es necesario que la solicitud para aplicar el principio citado o la
impugnación de no haberse realizado por la autoridad responsable, dirigida al tribunal de amparo, reúna los
siguientes requisitos mínimos: a) pedir la aplicación del principio o impugnar su falta de aplicación por la autoridad
responsable; b) señalar cuál es el derecho humano o fundamental cuya maximización se pretende; c) indicar la
norma cuya aplicación debe preferirse o la interpretación que resulta más favorable hacia el derecho fundamental;
y, d) precisar los motivos para preferirlos en lugar de otras normas o interpretaciones posibles. En ese sentido, con el
primer requisito se evita toda duda o incertidumbre sobre lo que se pretende del tribunal; el segundo obedece al
objeto del principio pro persona, pues para realizarlo debe conocerse cuál es el derecho humano que se busca
maximizar, aunado a que, como el juicio de amparo es un medio de control de constitucionalidad, es necesario que
el quejoso indique cuál es la parte del parámetro de control de regularidad constitucional que está siendo afectada;
finalmente, el tercero y el cuarto requisitos cumplen la función de esclarecer al tribunal cuál es la disyuntiva de
elección entre dos o más normas o interpretaciones, y los motivos para estimar que la propuesta por el quejoso es
de mayor protección al derecho fundamental. De ahí que con tales elementos, el órgano jurisdiccional de amparo
podrá estar en condiciones de establecer si la aplicación del principio referido, propuesta por el quejoso, es viable o
no en el caso particular del conocimiento.”
52
Conclusiones
Es complemento de la interpretación conforme.
Los derechos humanos reconocidos en la Constitución y los
tratados internaciones son normas supremas del ordenamiento jurídico
mexicano.
Si un mismo derecho está reconocido en las dos fuentes
supremas (Constitución y tratados internacionales) la elección atenderá al
principio pro persona.
Implica la interpretación más expansiva de los derechos y más
restrictiva de sus limitaciones.
Implica un llamado a directo a todas y todos los jueces del País,
para que, atendiendo a sus obligaciones constitucionales en la materia,
ejerzan un control de todas las leyes secundarias frente a normas que
reconocen tales derechos, tanto la Constitucionales como en los tratados
internacionales.
Es un mandato general de interpretación favorable que coexiste
con otros mandatos específicos.
Es un criterio de interpretación que se proyecta en todos los
derechos humanos reconocidos en nuestro sistema jurídico, ya sean de
fuente Constitucional o internacional.