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“Avances de est de circul ta lectora decaras Facultad: enti La lestora de per pp. 491-510,en [consuta: 5152017, 2016) Cuadernos de Literatura XX (40), Bogor, javeriana.edu.cofindex.phpYcualivar 17275114066 [consulta: 5/5/2017]. ‘Lecroras de novelas en el te y Cultura Viswal del Centro Are Arte y Cultura Visual del parltemplatelcaiana.php?pag-articles/ar [eonsuita: 18/2017). HH Gaacita Bares Cariruto 1 LA LECTORA DE PERIODICOS LEYENDO PARA LAS MUJERES Imaginemos que estamos ante un cuadro costumbrista de medi dos del siglo xix, que tiene por asunto principal el motivo de la Jectura en voz alta, compartida, en un ambiente familiar donde predominan las mujeres. Serfa asit un hombre entrado en afios est ‘cémodamente sentado en un sillén, las piernas cruzadas, la nuca descansando sobre el respaldo, el pei arrugado, entre las manos. A su izquierda, otro caballero mis jo- ven lo contempla mientras toma un mate, reclinado sobre el perfil de una ventana alta por la que se filtra la luz matinal que riega el interior de una acogedora habitacién donde transcurre la escena. De derecha a izquierda, al frente y al costado del lector del peri6- dico, se suceden en posiciones diversas tres mujeres: una criada negra que aguarda drdenes, una joven sentada, bordando sobre uuna gran cama estilo imperial donde su madre (o quiz su abuela) se encuentra recostada y arropada, saboreando también un mate mientras escucha y observa, a st vez, al hombre que lee para elas en vor alta. Sobre Ia cama caen los velos de un regio cortinado; sobre el piso se despliega una alfombra; sobre las mesitas que co- ronan la habitacién hay un jarrén de agua para acicalarse y, por supuesto, una Limpara de vela que servira para iluminar la estan- cia cuando caiga la noche (fg. 1). Este cuadro lo pinté sobre un lienzo, al dleo, el artista argentino iano Pueyrredén, sin duda por encargo de un jefe de famil que deseaba perpetuar asi la memoria de su prole, en una pose a la vex apacible y distinguida. Familia de don Pedro Bernal y u criada, se lama la obra, no muy conocida, porque tan solo circu Lrcromas ort stot: Escaneado con CamScanner Fig. Psilidiano Pueyrredn, Familia de dom Pedro Bernal y wna crads, esporidicamente, reproducida en las paginas de algunos estudis del critico José Leén Pagano, a comienzos del siglo xx, mientras el ienzo permanecia al cuidado de sus propietarios (probablemente, los descendientes de Bernal) en colecci6n particular. Cabe pregun- tarse, por ejemplo, aunque la respuesta sea bastante evidente, por qué Bernal habria elegido representar a su familia en esta escena doméstca, intima y matutina donde conviven los extremos (el fior que leey la criada que sirve, seguramente iletrada). 2Y donde, en qué lugar de la casa habria querido el propietario exhibir ese ienzo de medidas pequefias (de apenas 32 x 42 em, el tamato, casi, de un retrato portal)? (consul: 151630 69, en chuspufteapalanda.ba.gov. Escaneado con CamScanner sano eelebra ya haya sido puesta. a prueb2 Exitosamen ao eb J as: Espaia es el oUelO Que tiene eg ade ign explctamente, ese MOU se recy ee idad” que propiciaba el catolicsmy ‘ahora una expresion mds actual en gf yqueella en algunas socied: mente. Y, aunque 0 sobre la vieja nocion Feligioso, y que encuentra éemino “beneficencia”. aa 4 vis arriba ilustran Por lo demas, los parrafos citados m. tail mes en las que vale la pena detenerse. En primer lugar, tipo de lectura (y de lectora) signada por ¢ In cnacriptora amiga de la corresponsal y, segin ‘lla, leen “cuanto les cae en las manos", jn, Y eso mismo lleva a la re. re decir, leen vorazmente, con pas re Ede Nobre el asunto, ¥ a querer expresar- ctora a tener ideas propias acids an: la mujer recuerda Ia emocion ue experiment6 ane sae rencventr con las pagina de El Correo... cwando, de ppués de leer las propuestas sobre educacién popular, entendié que Pitas armonizaban perfectamente con sus propias ideas y vislum- fed entonces un camino para verlas reproducidas “en letras de molde”. Esta declaracién me teresa porque sxn la Primera re- presentacin en la prensa argentina -0 tal vez serfa mas ajustado Ta primera escenifcacion, ya que esta esbozada de manera bastante dramética- de un hecho delicado que dara bastante que hablar alo largo del siglo xrx (especialmente en las primeras déce das): me refiero al pasaje de la lectura a la escritura femenina més concretamente, a la autoria. Porque, como bien lo expres a lectora en cuestidn, ella estaba “ansiosa” por publicar> Sin duda, es el contexto acuciante de la revolucién lo que hat lita estas manifestaciones, asi como las propuestas 0 los we que se irén sumando de aqui en més, y que en el escenario [08 otras cuestior jponen en escena Ut ansia de consum' ; puede entreverse, cambi cori ‘inas en el siglo xx en Battcuore (2005). 32J Gancitis Barricuont suponen un primer paso en la roma de conciencia acerca de los “de rechos” de las mujeres como sujetos sociales y politicos. Derechos, por ahora, a instruitse, a estar informadas, y también a colaborar activamente en la educacién de “las més débiles” del género: ‘»-afiadiré solamente una ocurrencia [..},y € la de que se podrian asociar las personas de mi sexo a esas Hermandades, con el objeto deatender a los establecimientos de ensefianza de las nifas, y soco- sro de las mujeres pobres taria muchos porque en Creo positivamente que esto impor- ras hay otra sensibilidad que en los as ocupaciones, y también nos picamos de ‘manifestar con nuestro celo y eficacia, que no somos menos aptas varones, nos agradan ue ellos para desempefar Io que se nos encarga en asuntos que parece salen de la esfera de lo que hacen nuestra principal atencién diaria, que aunque es verdadera no son de menos importancia al Estado, que los grandes negocios, con todo, gustamos entrar en ellos, y no vivir eternamente condenadas a tratar de cosas caseras, y {ue el paiblico no conozea nuestro mérito* Resulta bien interesante la perspectiva de esta lectora temprana (sea real oimpostada por un redactor), devenida en resuelta corres- ponsal, sila cotejamos nuevamente con la pintura de Pueyrred. donde las mujeres representadas parecen tan confortablemente rmersas en el ambiente doméstico: la cama mullida, el bordado, las tareas de servicio... En cambio, en las reflexiones de esta corres- ponsal de comienzos de siglo se asoma subrepticiamente la ame- naza de la domesticidad: de pronto “lo casero” es susceptible de tornarse en “condena” para las mujeres, si no se las habilita soci ‘mente para cruzar el cerco de la vida familiar e intervenir mas 0 4. Comeo de Comercio I (10) § de mayo de 1810, p. 76, en [conal: KOI ne ars Escaneado con CamScanner As re La fa solr de aquel moment nado ef wa, goer se aves ele {Habrian salido, bemos. Pero si sobre todo los de la década revoluci Vesmar- un horizonte de inquictudes para las mujeres dl 27 Pas gato esas publicaciones abrieron el espacio para cee de algunos reclamos que segirian estando muy prey aor décadas siguientes. Eintrodujeron Ia nocién de “igualdad ie I" a partir de la idea de que los hombres de distintos esta- sears cocals, y quizas también las mujeres, podian coneebine ‘como “sujetos de derecho” (un t6pico, sin dudas, que la Revolucién francesa hizo candente en Europa). De alli que sea posible encon- trar en las piginas de aquellos semanarios del periodo revoluco- io los primeros retratos individuales y colectivos de la mujer E Ita muy ilustrativo indagar un poco en El wesades Amerzan: pablcado en 1816)en Buenos Ais d Castro (uno de los redactores dd Estatuto Provisional de 1815 y de la Constitucién unitaia de | 1826),estefueel primer semanario portefio que dedicé unas fia, en cada uno de sus nimeros, al tema de la educacin des es Desde su inicio se propuso desplegar “planes delete “Gis, sin embargo, no llegarian a concretarse. Pero de todos m FL Observador se encargaria de reiterar consejos 0, Pree 34) Ganciets Barticvone generales: que las damas se cuidaran de la influencia de las nove- a8 que realizaran tan solo lecturas titiles, en los dejaran s. Es decir, qui uso moderado de la lectura. También que se alejaran de una oda 4) la conversacién banal, ie hacian alarde de cuenta de estas rec portefias: Fea gud 26 eee femenina que se Presenta como “Amigas de El Observador” y que firma la carta con ese nombri Se trata de un 10 de mujeres que dice re (dia en que sale el semanario) para leer jumtas el pet dic izarlo y entrar en didlogo con los editores: “nos. ropuesto el [objet vom /\ Y, efectivamente, asi parecen =) en la que aprovechan para poner de “vicios” de las m 3s ado) son exagerados. Pero, en todo caso, pa ‘egiflis” ~como el semanario pretende~ proponen ellas que no hay que dedicarse tanto a criticarlas sino a estimularlas a leer mis, }°C2 ¥ publica, al fn, los planes que han prometido los redactores dat (24 NY) semanario pero que brillan por su ausencia hasta ese momento: | == Por otra parte para que corrijamos nuestros defectos que bien los ‘conocemos sin que nos los adviertan, ¢s preciso que se nos estimule Lrcronas ost stoto xix / 35 Escaneado con CamScanner sajas de que nos hallamos privadas, algunas ve rnllacién de nuestto-destino Con mengg zamos estipidas? si ustedes se hap ‘empiecen copra de bay a en fa hut ae conveniente que se an 1+ menos abatida nuestra suerte, oh = i ivinatse, los prometidos planes de educa- Como aie Pun eatigarn aver [a loz en las pnas de coe ann No solo porque algunos niimeros después el semana- tablemente, porgue la intencién no era tanto insteuie més al pce mening neoneretar un plan de lectras (como bien a- Fierten las corresponsales cuando hablan de “ambigiiedad”), so poner énfass en os comportamientos sociales de las mujeres, re ordindoles que sus conductas debian estar cefidas ala pretroga tivas del hogar y la familia. E! Observador se propone, ms ben, alertar sobre las conductas desvindas de las mujeres y corregiths. Pero sucede que, en 1816, es dificil seguir eludiendo el tema de los dad” que detectan las lectoras en las paginas de este semanario que “promete” pero no da, no formaliza un programa de lecturas. De 1a misma manera que reconoce la necesidad de instruir a las muje- res pero abomina de las que saben mucho y que, en defnitiva, S-“Ecacin de ls Mujeres ET Obserudor, 30 de septiembre de 1816, P46 36 1 Gancitta Barticuont opina que Ia ilustracién femenina no es un modelo a seguir sino tuna excepcién que no necesita ser imitada.* En el mimero siguiente; no-obstante, hace su aparicién otra lectora que firma como Emilia P; dice pertenecer a la Sociedad del Observador Americano y se singulariza del conjunto para sumar a o dicho una anécdota: cuenta que paseando por la plaza del Retiro y habiéndose topado con un grupo de jévenes distinguidos, reputados, de buen “pero ninguno a mi Fa, a mi ins 4 que, tal como lo recomienda el semana arse y de empezar a leer novelas”, sin embargo asegura que esto no le dio todavi resultados. A medida que la carta avanza, el tono de E ‘cha de la ironia a la picardfa, para finalizar con una efitica al sexo ice que, en verdad, no buscan el talento femenino ¥ ue, por ende, “revolucién serfa cambiar lo que los hombres ren de las mujeres”, en vez de criticar o intentar corregirlas a s- Lo expresa asi: YY bien, Sefores Editores: nosotras no podemos aspirar a los em Pleos y acomodos que se apropiaron exclusivamente los Por la ley del mis fuerte. A todo lo que aspiramos por primera y Ultima felicidad es a un regular establecimiento: este depende de agradar a e30s Sefloritos: ellos no gustan si den ser muy discretos, y deun Finisimo talen del palmito. Bien pue- Torta puesta por des 2 Por del “modelo® y a “excepcién” el ya clisico ensayo Musa de fu tame. dela eee juaca cou ct ale dives eet | Vebods Escaneado con CamScanner razén de 2 Senores Editors a ci, pete oo os jvenes, que han de ser ny ln educacin de Tos ovenes ae han de ser nuggg, formar primero eseros amos de OF Vid POTAUE sep yey smaridos, 8 det sl universo todo podri sodas as nacioness revo ero no habe fevOIKION GUE More nun, rocador endrian mucha mayor, si tratan dey, tana mejor ed cionarse ¥ condicion ei evistamente el orden de la critica ala que impr¢ por un momento las mujeres de Y al menos Pp ida de lo que hace falta corregie y reencay Tos hombres en el banquillo de los acusa los libros o el tocador? :qué desean, sta lectora revierte i punta el semanatio. jan de estar bajo la mira ‘ar en elas, para poner a fas modas? - cme fe las noyjeres? Esas serian las preguntas que por fir, agmentos esbozan. Si sumamos esos interrogantes al repro- estos Fe giedad” que aparecia en las cartas de las correspon. che de “amPiei anterior, tenemos por resultado Ia acusacién de sales dl mit or nasal que no hace més que trastmara ey data I sovedad qu aoe dese gun Observador seria ambiguo porque promete ¥ no da planes de et- cacidn, porque quiere y no quiere instruir a las mujeres). a or sapuesto, en el simero siguiente el redactor se seni gado a responder; primero amabley lisonjero, aclarando a si toras que los hombres, ademas de bells, las quieren instrides!7 dos cosas. Y luego, volviendo sobre el ilkimo mémero Xt Obseruador y sobre las premisas bésicas y un poco ambiguls 2° ponderaban la inluencia de las mujeres desde ef Ambito ¢otte tico,a través del desempeiio como madres y esposas- 7 are el redactor avanza un poco més sobre la nocién de Ine hombres y mujeres: ellas también “son parte del Estados aot te 52 7!MBducacin d as Mujeres", El Obseroador, 3 de octubre de 18165 P 38 / Gracitta Barticuone y tienen que ser instruidas para amar a la patria. Sin embargo, la publicacién concluye con ese niimero, asi que no habré planes cconcretos ni definiciones a favor de la mujer ilustrada todavia. Con todo, lo interesante de Ef Observador es que extiende el ima- ginario dela lectora de periédicos hacia una visin de conjunto: el colectivo de mujeres reunidas, es decir, una sociedad de lectura femenina que se desplaza, cuando hace falta, al terreno (a la préc- tica) de la escritura y de la critica, a través de kecorresponsalia. De sa manera, el semanario introduce ya él tono deo que sera, a partir de los aitos treinta, las polémicas desarrolladas en el interior mismo de la prensa, a propésito de las mujeres sabias y las litera- tas, entre las primeras mujeres publicistas y sus inteelocutores con- tempordneos (pienso en las polémicas que entablan La Aljaba y La Argentina, 0 mas tarde La Camielia y El Padre Castaieta) ‘También en esos casos el tono y la dindmica que articulan los de- bates ponen en juego la ironia, el sarcasmo, rayan la picaresca 0 la satira. En las paginas de El Observador este recurso se presenta or primera vez a través de la vor de Emilia, circunscrito todavia al espacio restringido de la corresponsalia de lectoras, pero asu- miendo ya iin tono subido que se ampara en la convicci6n, por parte de las corresponsales, de que estén reclamando por una causa “justa”, LECTORAS DE LA VIDA REAL, Una pregunta se impone: zqué hay de real en esas figuraciones es- bozadas en los primeros semanarios portefios del siglo xix? Es de- existen, fuera del papel, esas lectoras reunidas en sociedad que envian cartas al periédico o que intercambian pareceres con una 105) fs estdios de Masiello (1994) y Auza (1988). Lecroaas rt stt0 xix / 39 Escaneado con CamScanner aye its, wy 7 parte de un recurso editorial bien cong, primeras décadas del siglo por jo, Castatieda, Luis Telma Pintos, Lyig fo Faustino SarmientOy UN poco mig Ia woz femenina, escribieron COMO Si fueray srencion de las lectoras a las que querian vrei bien es dificil comprobar Ia autenticidad de publicadlas en los primeros semanatios po, podrfamos especular con que solo, seamnnnéntcas:quiza la de la sociedad de “Amigas de gy teas queen El Correo... seria el propio Belgrang consales), lo cierto es que si existia en ya por enronees, una comunidad bien acotada de tuna elite de seiioras ilustradas y de jovencitas nees de familias distinguidas, que fucron edi. ‘eadas en sus propias casas, al lado de institutrices o junto a sus padres, en las plitias de los salones donde se conversaba asidia rrsote de libros, novedades culturales 0 politica, y se lefan y co- mentaban los periédicos. Resulta imposible no imaginar a una mujer como Mariquita ‘Sanchez -o también a Melchora Sarratea 0 Jas Escalada (Remedios y Mercedes}, 0 a Carmen Quintanilla, esposa de Alvear~ leyendo dvidamente la prensa para enterarse de las diltimas noticias del dia ccimbuirse de la fe revolucionaria que por entonces pregonaban la, paginas de La Gazeta de Buenos Ayres. © més adelante, entrada ya la década del cuarenta y habiendo experimentado Mariquita en carne propia el exilio, sabemos que estaba siempre muy pet diente de las noticias que llevaban y traian los periédicos en les dos orillas del Plata, y que colaboraba intensamente con su hijo Juan Thompson (lo mismo que con los amigos romanticos: Esteban Echeverria, Juan Maria Gutiérrez, entre otros), quien estuve a frente de un par de publicaciones opositoras al régimen, primero @ !a provincia de Corrientes y después en Santa Fe (donde redact® 2 <0s0n ado en las yas? Francisco de P Domin ‘esas cartas de mujeres ferios del siglo xix (de hecho, algunas Observador” sien quien figura a sus COrTeSP\ Buenos Aires, 401 Gane respectivamente, El Pueblo Libertador y El Libertador). Desde Montevideo, Mariquita le enviaba cartas y remesas con papel, la- ta, y le mandaba taml gaban de Europa o de diatios y noticias frescas que a nos Aires, para que él pudiera 0 asta le daba consejos para des- ‘empeiiar bien su oficio de publicista: ‘Mucho bien puedes hacer inspi tienda a moralizar, i ‘odios y rencores a que como yo. Ten siempre siempre tends a recom due lo tengan, con eu una de tus penas: ido con destreza y dulzura cuanto la sociedad y alejarla de ese abismo de antas causas que conoces noble objeto en tus producciones y asi sa en tu corazén y en el dnimo de los suftagio debes satisfacerte. Comprendo que Sencilles yclaridad con que deberas escribir Para ser entendido; pero hay en la simplicidad también elegancia.? blico en tiempos de guerra, también del pai dos sus escritos y, sin dudas, de los as cotidiana del momento. No i eran fo casualmente fue acusada, aie » usada, por esos mismos afios, de ser la anénima autora de algunos articulos cons, iratvos que citcularon por las paginas de la prensa antirrosista y clandestina, aunque ella nunca lo reconocié como cierto, I Nacional de hoy tae una carta de Bustamante frmada, deca- tando se fala la que como suya ha publead ia Gacete Morea Ue Triste cos que nel onselo de desmentie una cums beg su female quedeenestagpoca.a una alsa sincera, Enigealenes fncventrodindome por autora dl Grito Sapo, cons ue ashe 9 Carta de Mariguita Sache «Jan Th ‘incluida en la edicié: ‘2 Juan Thompson, Montevideo, 25 de febrero de Lecronas vit stato xix / 41 Escaneado con CamScanner cuando lo asegue. Nada os da ado, Dirén que e ENE soul. a ad, de ue m0 3 ylode Lo que si€s SegutO» correspondencia Y su amigo Echevet ficos. Pero ujres vincu es el £20, ‘Manuel de Rosas, a su pr of ue a popular portcha de comes rina lan ra me 1e fue su mas férrea colabors, ier mandato de gobierno, Ella ly yue lo emplazé en el poder a ay a consolidate re fae a arifce de Ia Sockad ace ae ‘que posteriormente dio vida a la Mazorea, art [7 vnarché rumbo a To que se daria en llamar“ Cuando ea al desierto”, que le depararia gran protgo- Pr ai Eacrmains mano en cna a ai de que le a diario. Asi ete te da ic os gue publiaban ls pl ona ons una particular atencién. Baste un solo 6 oe la correspondencia de Juan Manuel de ros ae de 1833, cuando le escribe a - cxyon ei Colorado pidiéndole mas informacién y periédicos at sa de Juan ta en los aos toca ya sabes que hasta el cinco noms tee aria de més me mandases los que has ido pt seftor Guido con loa ye Y por lo que a impress y que no ae blicdndose desde el seis en adelante, pues l ar pacién del Ministerio quizds no se acuerde de mandémelos, re ea bs bién pueden venir truncos, lo que suele suceder siempre © oficinas por los descuidos de los subalternos. 339 (Séncher, 195258 10. Mariqita Snches, Diario, fechado el 30 de abil de 18 42.1 Gracieta Barricuore a y social. Aqui, por ejemplo, Rosas le pide noticias acerca de Ja repercusién de una carta que él habia enviado a un m ‘me digas cémo han opinado y qué han dicho. "* Encarnacién sabia medir el impacto de la prensa politica entre los lectores de diferente extracto sociocultural; mas especificamente, la se encargaba de testear personalmente la imagen de Rosas que Por entonces iban articulando las noticias periodisticas. Fue, por ¢50 mismo, su interlocutora més idénea, su confidente, la que ha- bia aprendido —instruida por el propio Rosas- a priorizar el ogo con los sectores mas carenciados de la poblacién, y apuntalar de tal modo el futuro politico de su marido. Supo, ademas, enfren- tar las habladurias de los enemigos, que no lograban amedrentarla 4 pesar de los condicionamientos alos que necesariamente la expo- nia su género. En una carta del 2 de octubre de 1833, Encarnacion le escribe a su marido, y haciendo gala de su valentia le dice esta pobre ciudad no es ya sino un laber nes son el juguete de estos facinerosos, por los adjuntos papeles ve- ‘is cémo anda la reputacin de tu mujer y mejores amigos; mas a mi todas las reputacio- Esa cay Taam acura de 23 de novembre de 1833, tomada de Conde nibleen chpsarchivearpstream/3668704/3668704_djvuex Lreronas pet stove xix / 43, Escaneado con CamScanner | Ayres, de estos dos casos de mujeres fuertemente com, ‘ida politica, que se valieron para ello de gy icin de mujeres in Ezcurra en condicién de mujer con Js sectores populares, Mariquita Sanchez inserta en la cul con lc lnelite), lo certo es que tal como lo demuestran las prime. tas representaciones periodisticas, desde comienzos de s ascenso de la mujer le enel perfil emergente dela pal J otras conocidas mujeres de su ambiente se ocupaban de hacer, parecer sus nombres en las paginas de La Gazeta de Buenos declarar su compromiso con la causa revolt Fieron ellas: Tomasa y Maria de la Quintana, Remedios, Maria Eugenia de Escalada, Ramona Ezaquibel y Aldac Cardenas, Rufina de Orma, Isabel ‘Calvamentes de Agrelo, Maria de la Encarnacién Andonaegui, Magdalena Castro, Angela Castelli de Igarzabal y Carmen Quintanilla de Alvear. Estas damas porte: fias hicieron conocer a la prensa la decisién de vender sus joyas y donar el dinero obtenido para la compra de armamentos que iban ‘a abastecer al ejército revolucionario. Al tiempo que declaraban publicamente su compromiso con la causa, aprovecharon pata po ner de manifiesto su necesidad de salir del coto invisible de la do- mesticidad ¢ ingresar, aunque sea simbdlicamente, en el terreno de lo piblico, Asi comienza una extensa carta firmada por ellas, pu- blicada en La Gazeta en junio de 1812: ‘Ahora bien, mas prometidas con Destinadas por la naturaleza y por las leyes a llevar una vida sth tada y sedentaria, no pueden desplegar su patriotismo con e esplen- dor que los héroes en el campo de batalla, Saben aprecar bien honor desu sexo a quien confi la sociedad el alimento y educacifn 1dos, la economia, y el orden domestica bast cde sus jfes y ma 441 Gracies Barticuone consuelan apenas en centre los defensores de la ocasién para expresarse y hacerse ismo legitima este anhelo, permite a las mujeres salir del dominio exclusivo de la domesticidad, del mbito de lo privado, y ‘mostrar que ellas no son ajenas al juego politico que se entabla por “patricias” argem carta publicada por La Gazeta en junio de 1812 fueron también lectoras y ocasio- nnalmente corresponsales de los periédicos de comienzos de siglo. A juzgar por su corta pero incisiva aparicién en la prensa, elas del nearon sobriamente la silueta de la lec lid de mayo propiciaban, y que no solo seria muy cara a los roman fa a hacerse presente cada vez que fuera necesa- o largo de la centu ‘después. De hecho, ent 1923 Antonio Dellepiane pul sico, Dos patricias ilustres, donde recompone la impronta biogeé- Sanchez y de Carmen Nobrega de Avellaneda. , cuando regresa y se cristaliza en el iterario e historiogréfico esa presencia feme- jad nacional. Gluzman trabaja también sobre la artista plistica Lia Correa Morales, que rial de Buenos Ayes 12,26 de junio de 1812. Lrcronas ott nn Escaneado con CamScanner s César Amadori fi rane grafia de Mariquita S: va VOL SC lada pe ‘eferencas a una Mariquita lectora, escritora de cartas, Esa competencia letrada explica esta vezel tando ccasean las 1 un afio més tarde, c jo~ Mariquita se desplaza del imaginario exclusivo e patricia para asociarse a la figura de otra heroina popu lar que no fue contemporénea suya: no se trata de Encarnacion Ezcurra sino de Eva Pern, la “abanderada de los humildes”. Algo de esa mujer resuena en el personaje que encarna la actriz Fanny casi un siglo de su muerte. Algo resuena en figura de la Marianne, icono femenino de la Revolucién fran- ose combativa y libertaria. Bajo la érbita del pero 46 / Guactsta Barticvont ia Correa Morales, Las ilustres patriotas ies, 1935, deo sobre tela, ENTRE LECTORAS CULTAS ¥ GAUCHAS GACETERAS. En 1830, el protagonismo femenino en la prensa da un paso al frente: aparece el tedactado por una mu- jer y dedicado al piiblico femenino. Recién llegada de Montevideo, donde ya habia publicado sus composiciones poéticas y articulos en El Parnaso Oriental, Petrona Rosende de Sierra debuta andnima- ‘mente en Buenos Aires como redactora y editora de La Aljaba, cu- yas paginas promueven de forma denodada la e jeres, bajo el conocido argumento de que ellas civilizan y, mas aiin, acifican siempre que sean instruidas—una sociedad convulsionada por los estragos de la guerra y de la lucha de facciones. La Aljaba concuerda en esto con otro semanario para mujeres que habia sa- lido a la tuz poco tiempo antes, La Argentina, ditigido por Luis Telma Pintos, que ocultaba su identidad baj lada voz de una O varias de sus redactoras, y que en su primer niimero deta: ~ las mu- ‘Causard novedad una mujer de periodista pero ha llegado el caso de ensayar, si tenemos influ. Los hombres estén wiados en su Leeron roLo xix 147 Escaneado con CamScanner sos a la £3260. LOS crticones senén es preci hhablaremos de tod el 31 de octubre de 1830. Despugs sus paginas una columna fj *, donde aconsejaba Smo intervenir en idas-, ala vez que faba La Argentina iniimeros introducia en ra una buena conversi se preset ",!" proc no siempre este semanario logra coheren- cia y el que perfila su tono "Gerto es que La Argentina se pronuncia abiera- Posen contea de la mujer facciosa, la mujer de partido. Y abogs, ‘ambién La Aljaba y cualquier otro semanario del interesado en las lectoras, por un protagonismo feme- mbito de la domesticidad, la familia 0 Ia in- mujeres por via indirecta (vale decir, por ppacificadora, no de la participacién activa en la vida social y politica). aque los hace insopor | ¥ aunque, en Figo, 1 modelo femenino que Pro entre el 10 circunscrito al at tervencién social de I ‘Se trataba ahora de situar alas mujeres en un orden previoal ave habian abierto, un par de décadas antes, el clima revolucionario los debates politico-culturales del momento; es decir, estos semane teed ln década del treintaintentan reubicar alas mujet®s ea ‘sci prvdo a ue darane silos pertensiron MST 31 de octubre de 1830. 9 de enero de 1831. 481 Gracitta Barticuone ito a un terreno -el de la |. de pronto, mas una “condena” que un mujer honrada. En otras palabras, La “males” que habia provocado la poli en las resultarfa esta perspectiva, tan arraigada en el “sen- y los supuestos mandatos que la “naturaleza” impone ciones de mujeres gauchas que son representadas como lectoras © ‘escritoras. Intervienen bajo el recurso de una carta escrita en verso donde, por ejemplo, expresan su deseo de encontrar marido, O es- criben para sus hijos. O bien para el esposo, cuando él se encuentrs lejos: le cuentan sucesos de la vida cotidiana en el campo, situdes politicas que se ven obligadas a enfrentar estando solas. La politica no es en absoluto ajena a estas publicaciones de caracter popular que apoyan abiertamente al rosismo y hacen ha- acerca de las vilezas de los unitario cia” con la figura de Juan Manuel de Rosas y el partido federal. O les permite “opinar” sobre asuntos ” Escaneado con CamScanner plo sobre la necesidad imperiosa ge onal. Claro que, de imterés piblicos establecer pronto Ut los ho ces, Es oportuno traer a Ia m as publicadas en is de las caracteristicas enun, Pancha (Comadre de (0 de agosto de 1830, que dice asi ciadas. Se trata de una LLugares) en el ntimero 4, del Sei Don PaNcHO LUGARES ‘Una pasana natal Se drigea su periddico. Pero en un tono imparcial. en su prospejo (190 me sent6 mal) (ue, no estaba bien con €30 De Unitaro y Federal. ‘Toca Yo confiada en su palal Quise ser su subscritora, Y asi que estoy apuntada En su libro de memoria. Por esto es que le suplico Por la virgen del Rosario, No les arrime tan duro A los pobres unitarios. Acuérdese que la miel Lama sin cesar las moscas 507 YY que al hiel no se arriman, Porque amarga, y no son zonzas. Que hoy se mira como errado. Elam ocayo Pancho, Vence alos leones mis bravos; De un derecho tan sagrado. ‘Todos reprucban los hechos Que atacan la (Cuando vencides se miran; Yen venciendo, gas as tras, Entonces dicen: horondos, Esto asf debe de ser... Lo creo: segin venga Mas no conforme a ley, Esta cadena horrorosa, De sucesos espantoso Es preciso quebrantarla, Para no hacernos odiosos. Lecronss net a rote xix 151 Escaneado con CamScanner ‘Que confuniesen a aaelloss {Y ganasen corazones. mbre a quien no convenza No piease {Que yo no soy feder Puramente provinci Mas sf veo que es Carta constitucional, YY que esto solo en congreso Se pod deliberar... Sia esto no cooperamos ide varnos a parat...? Oa ceros sin cant $2 / Gaacteta Barricuont la ley sobre a ‘A quienes pone el dl Alpie de los tribunals, Y muera el que esté convict. En este caso las causas El piblico juzgars due fue Ia ley, No culpe a nuestro gobierno De qué obra discrecional. {Tocayo Pancho! yo espero Dispense mi mal coplar. Y disculpe a su tocaya, La federal imparcial Panchita Tiento y Coll Palmares, del Ol En a pila patriarcal!™ Aparecen aqui varias de las cuestiones enunciadas: por un lado la impronta contemporizadora, dulcficadora y “razonable” de esta gaucha que trata con su voz de apaciguar el mundo de hostilidades Escaneado con CamScanner ala lucha de facciones, d “horror0808 ae ae la libertad de oping Hae ene templada de Pancha, procurandy roderar los dichos del propio editor, al que incluso balancear oar también con buenos consejos. Esto ng hace falta reirerat a entre de lleno en el ruedo de los favor, sin mare yal que Juana Contreras (madre del edit), tee como “federal”, y defiende las acciones del go” | Ihe hazafas de su esposo en la lucha partidaria es quien estg | frente de la publicacién. Es decir, Chanonga trae consigo una in. rtante novedad, la figuracién de una gaucha gacetera. En defini. oe lay de Pancha, 0 de Juana Contreras en £1 Gaitcho, Pert loges asocae cultura impresay cultura facciosa~any | basa la ver~a la vida de las ijeres rurales y populares de medi | dos de siglo x1x en la Argentina. Y logré también, como ya sef ‘mos, proyectar el imaginario de la mujer lectora de periédicos en esa franja social de la poblacién. No es aventurado suponer que Encarnacién Ezcurra inspiré y animé este imaginario: su colaboracién ta con el marido era ya entonces bien conocida por todos. La dupla politica que juntos, conformaron dio pronto excelentes resultados y aposté su suertea la alianza con los sectores populares, Encarnacién (y tras su muerte Josefa, la hermana) parecié tener clara la necesidad de mantener siempre abierto el canal de la comunicaci6n con la poblacién mas carenciada, Rosas se lo habia ensefiado. De hecho, él lo. expresa sin ambages en una larga carta que le escribe en 1833 desde Rio Colorado, donde le dice lo siguiente: y sucesos los deseos de ver Contra esto se prom tiva, a través de ‘Ya has visto lo que vale la amistad de los pobres y por ello cuanto importa sostenerla y no perder medios para atraer y cautivat S0¢ voluntades. No cortes pues sus correspondencias. Escribeles com 547 Garcia Barricuons rmandales cualquier regalo, sin que te duela gastar en esto. Digo lo mismo respecto de las Madtes y mujeres de los pardos y morenos que son feles. No repares, repito, en Sitar alas que lo levarfas a tus distracciones rurales, como también en socorrerlas con fo que puedas en sus desgracias. Existe un conocido retrato que simboliza muy bien la imagen de Encarnacién como mujer politizada e inmersa en el ruedo de la cultura letrada (sobre todo si concebimos la expresién en un sen- tido Iano, abierto, sin restricciones cultistas). El retrato al que me refiero fue pintado por Fernando Garcia del Molino y Carlos Morel en 1835 0 1836, y muestra a la dama de perfil: el busto aparece cit- cundado de una inscripcién que evoca al aura sacra de las image- nes de santos cristianos en las pinturas y estampas religiosas tradi- cionales (fig. 8, 11). Pero, en este caso, el aura (que rodea todo el busto, no solo la cabeza) esté formada de finas letras dibujadas en rojo (no de la diafana estela de color dorado), que traman palabras y componen una frase, mas precisamente un lema, bien conocido, violento, amenazante, que esta lejos de evocar la imagen consabida, del “angel del hogar”, o de la mujer “pacificadora”, la mujer “me- diadora” que reclaman por esos mismos afios las paginas de La Aljaba 0 de La Argentina y aun de La Gaucha. Esta incluso lejos de la mujer santa. En todo caso, es de otro tipo la “mediacién” que asume la figura de Encarnacién Ezcurra en esta pintura: ella es aqui una mediadora que esta entre el pueblo y Rosas, como si di- jéramos, entre la tierra y Dios. El lema ¢s el que acuiié el rosismo Para amedrentar a sus enemigos politicos: “Vivan los federales. Federacién. Muerte. Mueran los salvajes unitarios”, dice la ins- cripcién que envuelve en un 6valo la cabeza prolija y el pecho bien ataviado de Encarnacién en este retrato que desde entonces circul6 Profusamente, reproducido en tarjetas, medallas y medallones, y ue sirvi6 incluso para ilustrar las invitaciones a los funerales de la retratada en 1838 (véase Leonardo, 2012). Lecronas ost stcto xix ($5 Escaneado con CamScanner Fernando Garcia del Molino y Carls Morel, Encarnacion Ezcurra, éleo, ca. 1835, Véase limina a color I. Un aiio después, Garcia del Molino volveria a pintar a la heroin federal sobre una base en marfil,en miniatura, esta vez rodeada de ferente que dice: “Ardiente federal. Patriota. In Libre” (fig. rosismo dejaba asi bien asentado,a través de su maxima heroina, de qué lado de la bucha facciosa qut habia librado el pais durante varias décadas era necesario ubicat 308 conceptos matrices de la vida repul ibertad, lai dependencia, el patriotismo, quedaban del lado de la federaiéi |a esposa de Rosas, ademas, unto a las mujeres patriotas. Para forjar la memoria historica de Encarnacién Ezcurra,la i noprafia rosista Se Vali6 de intdgenes yy palabras entretejié amb, 561 Gancitts Barnicvout SS no, Retrato de Encar- re marfil, 1839, Museo signos sobre un mismo der que esa mujer construy6 junto a su esposo en los afios ‘que prece- dieron a su gobierno habia sido labrado por ambos en el intercambio plano quiza para dejar asentado que el po- itos, em ontrario, Ni siquiera exch » que oportunamente sumaron su apoyo a la “santa causa federacién”: espias, mazorqueras, criadas — Tepresentadas en la literatura de la época. Binarlas “leyendo” esas imagenes. icas_que, én su despliegue asian Cieyel magenes_artisticas que, en su despliegue Leeronas ort sti xix / 57 Escaneado con CamScanner an lerras, palabras, sentenciass podemos imag: Hyer devocién por la herofna popular y por Rosa rey gue cian por igual el are y la ierarura, ad que cif LA LECTORA DE PERIODICOS A TRAVES DE LAS NOVELAS sn cuenta el panorama desrito hasta aqui ~el que esha, Fra ype coneretasyfambics as Fepresentacions dey 2a as argentina de la primera mitad del sigh xx, er rr gue la literatura se haya ocupado también ey «de tan de componer sus propios perfiles de la mujer le aaa yadicon algunos son muy clocuentes, inolvidabesy torn rotescon Dos ejemplos bastan para iastrar las connotacio sere a Jamente politicas que es capa. de adoptar el imaginaig spre la lectora de periddicos hacia mediados de siglo. El primero Io encontramos entre las paginas de wn clasico: Amalia, de José Marmol, probablemente [a novela argentina mas lida del sig whe, So protagonista es una mujer romantica: lee poesia, ee alos grandes poeta europeos de a época (a Lamartine, a Byron), au ge no aparece nunca, directament,leyendo la prensa. En cambio Joa Marcelina, la dueiia del prostibulo porteno en el que se reine por las noches un grupo de jévenes que encabezan secretamente i Gposicién contra el gobierno de Juan Manuel de Rosas, s una fe colaboradora de Daniel Bello, ese timo ~precisamente- lider de fos conspiradores y protagonista de la historia, Marcelina le fa lita a Daniel los periddicos que ella recibe a diario en su cas desde Montevideo, donde reside su hijo que est prosctit i la Si se toma ci atin, Marcelina es un nexo entre los emigrados y Dat " ocupa personalmente de que lleguen a destino los peridios cartas que van y vienen a uno y otro lado del rio, entre los lie ella mueved Es decir, ella se ocupa de hacer circular los escritoss trifico de las mercancias prohibidas. 58 / Gracitta Barticuont in embargo, desde la perspectiva de la novela, esta mujer tan va- josa para los intereses del héroe, encarna un personaje grotesco, baja en el Buenos s afios cuarenta, cuando el romanti- ia brillar su estela en los versos de Esteban Echeverria. A diferencia de Amalia, la herofna romantica que lee a los poetas 1. dofia Marcelina se sabe de memoria la poesta de Juan Cruz Varela que dos décadas atris habian alabado los unitari * @Quiere usted que le recite el suefio de Dido o el deitio de Creén, que tiene unas dicz paginas y empieza asi?”, le ofrece a Daniel en tun arranque de entusiasmo. En sus ratos libres, Marcelina lee las | novelas de un escritor francés de cuestionable estilo literario, que le ha facilitado el cura Gaete: “ahora estoy leyendo El hijo del carnaval, para luego leer la Lucinda, que esta concluyendo mi sobrina Tomasita” (Marmol, 1979 [1851]: 123). Pero Marcelina no ley6 a los clasicos y ni siquiera conoce de primera mano la Biblia, segiin nos deja saber el narrador a través de un didlogo que la sostiene con Daniel, a quien le divierte sobremanera hacer ha- blar a sti amiga sobre tales asuntos, para mofarse interiormente de su ignorancia: cismo ya ‘Ha Leido usted la Biblia, doa Marcelina? No. Pero habe ~Tampoco. (id. lo usted el Dox Quijote. La interlocutora declara su ignorancia del clisico sin asumir el bochorno. De modo que en esta novela, inscripta en el contexto fucrtemente faccioso del rosismo, laletora de periddicos resulta un Personaje intelectualmente devaluado, grotesco, que ademas esté, or fuera de la drbita moralmente aceptada por la sociedad (re- cordemos que Marcelina es una meretriz). Como si la relacién con soto xx 1 59 Escaneado con CamScanner un fer vnelo ce pone coll set queso puede sr aon ns Pe ote de a rier li, con a gar sips Foe lamer letora de etd, irre gras aa Je als una noe arte de stra et Protaont Ae ci. Ler La pe le Med, QUE or eto ng 2 por TS ep ut satron Casa per an poi una poses muy dada a la pote” ag Ise aes rae en el TSO, YN cone spender pare enlGobito"yo 2 nan SSR coo otc on cidade el tempera Tonia, Fenonene masa yet, Me elated spiel dea politica poeta oar ana elaradapartdacia de Bartolome Mine ae par lanatljoe nombre de general Buenavesta, epee sop sla puede defender mejor los interests dele burgeesia al que pertenece: roca, _enel partido dem tia. figuraba la mayor parte de fs burp Sia pore as fais dcentes ypaienes los apes teadkin tals, es especie de noblrs bonacrense pasablemente bei Sana ita, adsorp, abueida local, honorably tds ve pid tena un ran Social y politic de exes sid a avid al caer Ross oy con las grandes y etuia ‘ede libered abi oo la cadenas sn eomper sos tradi ere. Lp, 1980 1884): 21) Asi define el narrador el circulo politico en el que s© nee vey quien sent algunas veces en su propia cast Se tealizan tertulias en las que se decide el acontecer de la politic ‘tidiana y se dirimen las alianzas de partido, Alli mismo, €2 oe ls donde Mee santo, nen gr algonas de 4 fundamentales de esta historia, Por ejemplo, una en la que el per sonaje de Trevexo (partidario de Buenaventura, o sea de Mare, amigo de la duemta de casa), despotricando conte la aventud uni, versitara, ofrece un elocuente sermién que Medea aplaude com placida. Dice as ean ustedes, sites evar hombres jvene as cima seria west perdcin. La jvenud del da no tee tlentospriction {ebm quiten ustedes que ls tenga Leda por la his poe «stuart derecho consiuciona ya eznomi politica en Kos? Foxman bibles enorme yw indigetan en els tala ep tuned de tale yds invent. 8 seo los bos nose ‘ven para nada! Usedes me ena i. Yo n he necesita fds nos para sabe lo qu st Peo no quieren egie mis concen, efor! Los libros no sive para nada en los pueblos nuevos como «lest, Para derccat 2 Ross no fueron neces on eon, ara hacer la Conscacin de 1853, tapoco fueron ncesatio, 7 Ia mejor Consiuién del mundo, fu EL buen semido, sso bast! Yo, por impo, ne sino lo diario, pero, ‘ores es como el pelicano: aliments 4s his con su peopia tan te. Une hs exado en mi esti, stor don Ramdn: in ee dad? Ha etado usted? Pues bent ZQoE ios ha vito ested? CColecines de dais em que he ect, eo a colin de Le Coens, La Espada de Damecles, La Regeeracin Porte, Fl Gora del Libertad, odo os dito de que he sido reco (iid 22) {a leccin se completa en un corto diflogo de remate con Medea, donde esta se manifesta del todo eonforme con Ia opinién de “Trevexo,y se qua de su esposo que se“empefiaba en lenare Ia ‘abeza de librajos a su sobrino y ensefarle idiomas”, Y "zpara aué?... se pregunta Medea. A lo que Trevexo responde lo que lla sin duda quiere oir: Escaneado con CamScanner sora Ensle usted a sie pra ns sre leery ag, ocr a eras bres esta Paralegal | eee ewe ni Tog qu Te treet A 105 YEN aos tbe cc en id 24, sities 3 as) ree es Be 72 el destino de un buen asp | aie cere Maro. Por lo demas, la escenaestablece una dant Vers cine rte ee pv, que conforman juntos el todo de la cultura impeeay (oer Tn nae gr ic Ne a | sta es a fea de et cama ae Ea Sistem wn cl aoe a oan pander aos me Settee ace veo of enon be SSUES omc por yn por mm tedden spi) efensora de la educacin or los priédicos, entoncet Met ‘encamna un personae vulgar, cuasi caricaturesco, moral mente desdefabe. Un personaje que en la novela repre /atesot porque defiende una manera de hacer police a9 ( que Yer con el pasado, con la vida facciosa, con la ba 4e lo pablco, Por eso ela es, en verdad, reacia & resentes en la tertlia a8 a demon) ue promule el partido polio l gue sia embargo aoya len tga ates dl personae de eden, narador devon oy ‘ir de un partido poltico que enarna sl arg pone {eu oc esa "bles bois cies" tl come ope farateriands en la notl) En suas ete penonae we owe limo una variant mons dea mujer lors de pesos fal lo aon ssn en Banos Ais es porque al miso ase In pocs ena que Léper este sta nove cundo la mode zactncomiena a dspunta ots led emoressoien te tena del sconce tio eala Agen imvlucrara ls ectores yaa leer habia amenaado con ene deveni complejo y debe sorprendernoe guy fasta bien avanzado el siglo x, la lestora de prides Ia ee tora que exhiben algunas novela=apareza envueltaen es pl frosidad qu implica fa politics: un meter poco o nada scons: ble para mujeres y que, sin embargo, las intercepra y-en algunos aso excepcionales~lasinvolura por completo. Eniones ire= ‘mediablement a etora de peiéicore sobreimprine al lla dena mujer abla ode una marimacho" dos varanes ss en Ts que fa sexualdad est ontennblemente puesta en estar, prensa y poles son vn ants conto Semejanteosad LECTORAS DE FIN DESIGLO {Cm habia cmbido en weinestlt cott en BoenosAie? [] Ua asa generic polis y Ira habia radi si ‘ana a prens lscgos bes. La ecard a lode drab eco aoc; hts ios nos dan el pesamino aren] Lae slo habla tasfoxnads Escaneado con CamScanner Eve sult atin ponocedo Ur de pa ce pone id: 72) cote i cia social 8 Siro ao vgs pic 8 novel OE de ct alee en Cee dear evi an Ee am pic ada ee rae im ae rue npn de tod tipi} ea Ni nd si ren go ecrnaioal cre aca 1880, cua sre ne yeemanai irr drach Coe cco fheree ions a cy sue resi (sng Carolia Free de James, Cla Le rae dina del Plata, El Album del Hogar y mas tarde. Biicaro Aneraad saps comme rcs 16 Fa ni pond te a pena mei de pi RS, ssh ae em (6) Ltrs Ropar ‘arp Setar ess hp eso ‘ne, sms einen eps aes Ahora bien, en este marco modernizador defines del siglo x1x so- brevienen nuevas figuraciones de la mujer lctora de periodicos, ‘que desplszan ol foco de la asocacién exclusiva ene lectus politica a otros planos, entre ellos, el dela economia, los negocion yel dinero Encontramos el ejemplo mis sobresalente en las pig nas de una conocida novela de 1890, La bolsa de Juliin Marl, {que pone en escena un tipo femenina hasta entonces inéditr ly lectona de la pagina bursétil. Una mujer moderna, perfectamente insruida en temas financieros, entrenada en la lctura cotidiana del perio y que no dda en aconsejar a su esposo cuando son pecha que los interesesecondmicos de la familia esti en pligeos “*iNo pagues un peso a nadie, onto! Pon a mi nombre custo tengas”, aconseja Margarita a Glow ambos protagonistas de a novela de Martel~ cuando confirma que sus deducciones son cer. tas. Entoncesofrece al marido un minucioso plan de operaciones ara evitar pagar a los acreedores sn quedar en evidentia ante sa

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