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LINEAMIENTO TÉCNICO PARA LA ATENCIÓN INTEGRAL DE

NIÑOS Y NIÑAS DE PRIMERA INFANCIA CON ALERTAS DEL


DESARROLLO O CON DISCAPACIDAD

Autora
Marisol Moreno Angarita

Equipo técnico de las entidades que aportó


a la construcción del documento

ESTRATEGIA DE CERO A SIEMPRE


Constanza Liliana Alarcón Párraga
Adriana Lucía Castro Rojas
María Cistina Escobar Remicio
Mónica Alfonso

MINISTERIO DE SALUD Y PROTECCIÓN SOCIAL


Alba Patricia Palacios
Magaly Jaimes Ballesteros

INSTITUTO COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR


Alicia Fierro Morales
Angela Latorre Barrera
Sonia Fiscó
Janett Bernal
 
MINISTERIO DE EDUCACIÓN NACIONAL
Olga Lucía Vázquez
Andrés Aragón
 
INCI
Gloria  Janeth  Peña  
Myriam López
 
INSOR
Lilly Portilla
Bibiana Prado
 

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DEPARTAMENTO PARA LA PROSPERIDAD SOCIAL
Rocío Aranguren
Julián Oviedo

MINISTERIO DE CULTURA
Nubia Suta
María Fernanda Serrano

FUNDACION SALDARRIAGA CONCHA


María Claudia Hernández
Ana María Ortiz
Lina María González B.

FUNDACIÓN PLAN
Lilias Flórez Peñaloza

Coordinación del proceso elaboración del documento


Fundación Plan
En el marco del Convenio 1375 de 2015

Enero de 2016

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CONTENIDO

PRESENTACIÓN 5

1. ¿QUIÉNES SON LOS NIÑOS Y NIÑAS CON ALERTAS DEL DESARROLLO Y DISCAPACIDAD? 10

2. CARACTERISTICAS DE LA ATENCION INTEGRAL A NIÑOS Y NIÑAS EN PRIMERA INFANCIA CON ALERTAS


DEL DESARROLLO Y DISCAPACIDAD. 17

3. RUTA INTEGRAL DE ATENCIONES PARA LOS NIÑOS Y NIÑAS CON ALERTAS DEL DESARROLLO O CON
DISCAPACIDAD 24

4.RECOMENDACIONES PARA UNA VIDA DIGNA PARA TODAS Y TODOS LOS NIÑOS CON ALERTAS DEL
DESARROLLO O DISCAPACIDAD 29

DOCUMENTOS DE REFERENCIA

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ACRÓNIMOS

CDPD: Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad.

CIF:
Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud de la Organización
Mundial de la Salud.

EPT: Educación para todos.

ICBF: Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

INCI: Instituto Nacional para Ciegos.

INSOR: Instituto Nacional para Sordos.

RIA: Ruta Integral de Atenciones.

SNBF: Sistema Nacional de Bienestar Familiar

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PRESENTACIÓN

“Los ritmos particulares de maduración permiten apreciar que no todos [los niños y las niñas] caminan o hablan al mismo
tiempo. Mientras unos se tambalean, otros salen corriendohay quienes incluyen las palabras para comunicarse y quienes aún
no las utilizan.

El reconocimiento de las diferencias entonces, no solo toma en cuenta la cultura diversa que atraviesa el país, tambien considera
[…] las particularidades de cada individuo y las condiciones en las que viven las niñas, los niños y sus familias”.
(Fundamentos Políticos Técnicos y de Gestión De Cero a Siempre, P.p 102)

El Lineamiento Técnico para la Atención Integral de Niños y Niñas de Primera Infancia


con Alertas del Desarrollo o con Discapacidad, es un documento orientador para la
implementación específica de la Política para el Desarrollo Integral de la Primera Infancia
De Cero a Siempre, que se soporta en sus Fundamentos Políticos, Técnicos y de Gestión
en los que se reconoce que las niñas y los niños son ciudadanos sujetos de derechos, seres
sociales y singulares, e inmensamente diversos.

Todo lo que encontrarán en este texto es acorde con lo que se ha venido planteando en en
la Estrategia; sin embargo, para evitar que estos niños y niñas sean excluidos de los
escenarios regulares, se hizo necesario hacer unas recomendaciones específicas que
garanticen que efectivamente serán incluidos, considerados y tenidos en cuenta en todas y
cada una de las acciones que se lideren por parte de cualquier actor involucrado, evitando
que sean excluidos de la vida social en la que habitan sus pares, cuidadores y familias.

Este documento está dirigido a todas las personas involucradas en garantizar la atención
integral de los niños y niñas en primera infancia a lo largo y ancho del territorio nacional.
Es un lineamiento enmarcado en la gestión intersectorial, que promueve el trabajo conjunto,
articulado, pertinente, oportuno de todos los actores comprometidos con la primera
infancia y su desarrollo pleno en condiciones dignas. Ofrece oportunidades para que cada
sector pueda cumplir con sus competencias y logre, gracias a la labor colegiada, resultados
de gran impacto social.

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Sin el aporte de todos los sectores, la inclusión plena de estos niños y niñas seguirá siendo
una deuda pendiente de toda la sociedad, la cual tradicionalmente ha venido privándolos de
muchas experiencias y oportunidades.

Como es de todos conocido, la institucionalidad de la Estrategia de Atención Integral a la


Primera Infancia se inserta en el marco del Sistema Nacional de Bienestar Familiar (SNBF),
como el conjunto de agentes, instancias de coordinación y articulación, y de relaciones
existentes entre estos para dar cumplimiento a la protección integral de niñas, niños y
adolescentes y el fortalecimiento familiar en los ámbitos nacional, departamental, distrital,
municipal y resguardos o territorios indígenas. En este Sistema, y por mandato
constitucional, los alcaldes y gobernadores son las personas responsables de garantizar la
atención integral a la primera infancia. (P.p 79). Así, todas las acciones sugeridas en este
lineamiento esperan ser lideradas por el propio alcalde o alcaldesa, en su investidura de
garante principal de los derechos de estos ciudadanos y ciudadanas colombianas. Este es un
tema importante que no debe ser delegado o invisibilizado, sino que como se ha insistido,
debe estar en cabeza de la autoridad principal del territorio.

A través del Sistema se espera lograr la universalidad, calidad y territorialización de la


atención integral a la primera infancia, así como la gobernabilidad entre el Gobierno
nacional y los gobiernos territoriales. A través de la función de fortalecimiento de las
instancias de articulación local, se contribuyen a fortalecer las bases institucionales sobre las
cuales el país y particularmente cada entidad territorial, pueda cimentar el esquema de
gestión intersectorial que requiere la ejecución de la política. (P.p 98). Así, se tiene la
inspiración de la Política Nacional, pero los territorios la llenan de sentido y le dan cuerpo
y cotidianidad a estas aspiraciones.

En esta dirección, este Lineamiento orienta las acciones diferenciales que las personas
responsables de la atención a los niños y niñas, deben emprender en su quehacer cotidiano
en procura de generar condiciones favorables para el desarrollo pleno de quienes tienen
alertas del desarrollo o discapacidad. Ya no hay excusas ni demoras, para lograr la inclusión
plena desde la Primera Infancia, porque contamos con todos los elementos requeridos para
poder impulsar esta consigna social, de forma exitosa.

En este sentido, el Lineamiento llega a todos los actores públicos y privados que participan
en los territorios, en la toma de decisiones relacionadas con la vida cotidiana de los niños y
niñas en primera infancia con alertas del Desarrollo o discapacidad. Debemos lograr que
todos estén avanzando en la misma dirección para que ningún niño o niña se quede aislado,
excluido o desatendido por su condición.

Este Lineamiento también busca precisar e ilustrar, cómo se puede aportar a este logro,
desde la concepción, y a lo largo de toda la primera infancia, evitando que la falta de
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información impida que la Estrategia de Atención Integral a la Primera Infancia, sea
implementada en todos los territorios.

Es una realidad que hay niñas y niños que nacen con algunas particularidades diversas; con
algunos equipajes restringidos, pero esto no debe ser impedimento para que puedan
explorar, participar y aprender en su capacidad máxima. Quienes les acompañan directa o
indirectamente, tienen el compromiso y la obligación de generar las condiciones que
requieren para lograrlo. Sin el apoyo de los adultos, cuidadores y acompañantes cercanos
no van a poder lograrlo, y la exclusión será su destino.

Como acontece con todos los niños y niñas colombianas, a quienes estén bajo la
consideración de la discapacidad, a veces se les ignora, excluye o invisibiliza por diversas
razones sociales, culturales, religiosas, o de ignorancia. Por esto, se hace necesario recalcar
que las niñas y niños “no son seres incompletos, ni deficientes, ni menos válidos que otros”
(P.p 104). Son niñas y niños que se desenvuelven en la vida social, gracias a las posibilidades
emanadas de las interacciones con otros, y crecen en la búsqueda de una mayor autonomia.
Por esto, los adultos que les acompañan en este proceso deben garantizarles unas
condiciones que, en muchos casos, para quienes experimentan una discapacidad, no se dan
de manera espontánea.

Todos los niños y niñas con alertas del desarrollo o discapacidades deben ser considerados
interlocutores válidos, independiente de los modos de comunicación, expresión y
participación que usen. Al igual que los otros niños y niñas, desde que nacen deben entrar
a formar parte de una familia y de una sociedad, que les ofrezcan un conjunto de
oportunidades de ser, crecer, relacionarse, participar, en su comunidad y grupo social, como
sujetos de derechos, es decir como ciudadanos y ciudadanas colombianos.

A lo largo del texto se desarrollan seis ideas fuerza:

Primera idea: La discapacidad no es una enfermedad, como se ha concebido


tradicionalmente, sino una condición particular que plantea formas de interacción, y de
desarrollo de capacidades, potencialidades, habilidades que necesitan ser reconocidas y
respetadas como formas legítimas.

Segunda: El niño y la niña junto con su familia y/o cuidadores son destinatarios principales
en la promoción y el favorecimiento del desarrollo integral de los niños y niñas con
discapacidad, y en la configuración de la atención integral que debe garantizarse en los
entornos en que ellos viven y transitan.

Tercera: Hay que actuar principalmente en los entornos para garantizar que efectivamente
cuentan con las condiciones: actitudinales, lingüísticas, comunicativas, sociales, culturales,
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físicas, arquitectónicas, urbanísticas y normativas que aseguran que las maneras propias del
desarrollo de las niñas y los niños con alertas del desarrollo y la discapacidad pueden
manifestarse.

Cuarta: La condición de discapacidad no sustrae a los niños y niñas de tener sus rasgos
personales, gustos, preferencias, temperamentos. Esto llama a reconocer su carácter de
personas y a asumir la discapacidad como una condición humana en el marco de la
diversidad.

Quinta: La atención integral y la gestión intersectorial, no da espera en el caso de la


población con alertas del desarrollo o discapacidad. Esta intervención debe ser muy
temprana para evitar que una alteración o variación del desarrollo se incremente y se
convierta en una discapacidad. Debe realizarse conjuntamente por parte de todos los
actores involucrados y responsables: Una semana, un mes, un año, son definitivos para
favorecer su desarrollo pleno y participación social.

Sexta: Es urgente que todos los entornos en donde se encuentran las niñas y los niños,
tengan las características y ofrezcan los apoyos necesarios para que no encuentren
limitaciones, barreras, obstáculos y restricciones, que les impidan su participación plena. Si
el entorno es favorable, se logran procesos de inclusión; si este no lo es, se fomenta la
exclusión.

El texto está organizado en cuatro capítulos. En el Capítulo inicial se presenta un panorama


general de quiénes son los niños y niñas con alertas del desarrollo o discapacidad. En el
capítulo dos se desarrolla una caracterización de la manera como se entiende la atención
integral a estos niños y niñas y la necesidad de garantizar la inclusión plena desde la primera
infancia.

En el tercer capítulo se presentan en el marco de la Ruta Integral de Atenciones de la


Estrategia de Cero a Siempre, las particularidades de lo que puede/debe hacerse para que
los niños y niñas en primera infancia, con alertas del desarrollo o discapacidad puedan
desarrollarse integralmente y participar plenamente de la misma vida cotidiana que sus
pares. En el último capítulo se ofrece un decálogo para el cambio, que esperamos sea
recibido con entusiasmo a lo largo y ancho de todo el territorio nacional.

La perspectiva del respeto y el reconocimiento a la diversidad nos sacan de la lógica de la


exclusión y nos invitan al reconocimiento de formas de desarrollarse que se manifiestan en
formas concretas de ser y estar en el mundo y para las cuales debemos tener la capacidad
de acogida y favorecimiento.

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Por último, este Lineamiento inaugura una nueva época para los niños y niñas con alertas
del desarrollo o discapacidad; da la clara bienvenida a estos ciudadanos y ciudadanas y les
anuncia que podrán tener vidas valiosas y contribuir al desarrollo de sus comunidades, las
cuales están también deseosas de aprender, compartir y crecer con ellos.

La diversidad, sin lugar a dudas, es una fuente inmensa de desarrollo humano del que no
debemos privarnos de cultivar. Las barreras no están en los niños y las niñas; las barreras
se encuentran en los entornos con los que interactuan..

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¿QUIÉNES SON LOS NIÑOS Y NIÑAS CON ALERTAS DEL
DESARROLLO O DISCAPACIDAD?

Nuestra tarea es atender a todas las niñas y niños con los que interactuamos cada día: Nos importa que son niños
y niñas que quieren crecer y desarrollarse y necesitan que acompañemos sus infancias.

La Discapacidad es una condición del ser humano, que hace parte de las formas en las que
se manifiesta la diversidad. Se caracteriza por mostrar algunas variaciones o alteraciones
permanentes en el desarrollo, que inciden de manera particular en las formas en que los
niños y las niñas funcionan en la vida cotidiana. Por ejemplo, la niña que se alimenta a través
de una sonda; el niño que no se comunica oralmente; el niño que se desplaza en el espacio
para explorar el medio con ayuda de una silla de ruedas o aparato de apoyo. El niño con
características del espectro autista que se relaciona con el mundo de una manera propia.
Pero también estamos considerando al inmenso grupo de niños y niñas que muestran alertas
del desarrollo. A continuación veremos en mayor detalle estas dos condiciones: la primera
es permanente, la segunda es transitoria.

¿Qué se entiende por alertas del desarrollo infantil?

Las niñas y los niños están en permanente desarrollo, deseosos de avanzar, de interactuar
con el mundo y relacionarse. El desarrollo de las niñas y los niños es un proceso que resulta
de la exploración de sus intereses; del esfuerzo por alcanzar sus propósitos, y por lograr
mejores formas para interactuar con los desafíos que la cotidianidad les plantea.

Las particularidades relacionadas con el momento y la manera en la que se expresa el


dominio de ciertas habilidades o capacidades, pueden variar por distintos factores como la
herencia, la alimentación, los estímulos, la cultura, o un riesgo de aparición de una futura
condición de discapacidad. Lo que pueden observar algunos adultos cercanos al niño o la
niña puede parecerse a un rezago, demora, dificultad, barrera, obstáculo, para realizar algo
de la manera esperada.

Se reconocen como alertas del desarrollo a aquellas manifestaciones de las capacidades y


habilidades de las niñas y niños que por las características que muestran llaman la atención

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sobre la necesidad de hacer seguimiento a su proceso de complejización, en tanto pueden
indicar la presencia de una discapacidad. También se conocen con otros términos
relacionados como: rezagos, demoras, desfases o comportamientos llamativos, que
persisten por un tiempo, hasta hacerse notorios frente a los pares.

Si bien, este proceso continuo y complejo de transformaciones y cambios se manifiestan en


formas particulares de ser, de estar, y de actuar, es fundamental que quienes trabajan en
favor de la promoción del desarrollo de las niñas y de los niños, cuenten con elementos que
les permitan fortalecer su sensibilidad para reconocer y trabajar con oportunidad ante la
presencia de alertas en el desarrollo o discapacidad y criterio para garantizar que los
entornos, las atenciones y la oferta generen las condiciones que se necesitan para promover
el desarrollo de las niñas y niños, y para mitigar el impacto o las secuelas que éstas puedan
tener sobre este proceso.

Como se mencionó anteriormente, desde la preconcepción se comienza un proceso que a


lo largo del tiempo tiene diversas características esperadas; a veces no se dan los procesos
de manera similar en los tiempos esperados y encontramos que unos niños y niñas se
quedan rezagados frente a sus pares, al momento de compartir en la cotidianidad. Algunos
se demoran más en caminar, otros en hablar, y muchos otros en socializar como era de
esperarse.

Son alertas de que algo debería estar funcionando mejor. De que el niño y la niña están
teniendo dificultades para compartir todas las experiencias que la vida cotidiana les trae.
Estas alertas pueden ser pasajeras, o pueden ser más prolongadas. Las pasajeras forman
parte de la dinámica del desarrollo mismo que está en permanente interacción con los
escenarios de la vida social. Las prolongadas son aquellas que continúan afectando el
devenir típico de la vida de los niños y las niñas y que excluyen paulatinamente al niño del
proceso de socialización esperado.

La existencia de alertas del desarrollo o de una discapacidad generan situaciones que


demandan mayor atención. Por ello se requieren acciones intencionadas que procuren
condiciones óptimas que aseguren su participación en la construcción de su propia vida y
de la vida social, en el desarrollo de sus actividades cotidianas, de acuerdo con sus
características, capacidades, habilidades y potencialidades.

De no hacerlo, las niñas y niños con alertas del desarrollo o discapacidad, experimentarán
dificultades para moverse, para pensar, para comunicarse, para interactuar con otros, para
poder compartir las mismas experiencias que los pares de su comunidad, debido a que
encontrarán en los entornos en que transita, una serie de barreras y dificultades para poder
realizar las actividades de la vida cotidiana como cualquier otro de sus pares, lo cual
determina que su participación en la vida social se restrinja y por ende, terminen siendo
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excluidos. Cuando no se atiende tempranamente una alerta del desarrollo, esto puede
derivar en una condición de discapacidad.

¿Qué se entiende por niño o niña con Discapacidad?

La condición de Persona con Discapacidad se adquiere en distintos momentos del curso de


vida. En primera infancia se ha identificado la discapacidad desde la concepción. Algunos
adquieren la condición al momento del nacimiento; otros en los primeros meses como
resultado de una serie de desatenciones afectivas, nutricionales, de cuidados, de limitada
interacción con las personas y el medio que les rodea. También quienes enfrentan cierto
tipo de condiciones de salud (enfermedades congenítas, adquiridas, síndromes,
enfermedades raras) que impactan el proceso de desarrollo, pueden terminar en la
instauración de una discapacidad, y está un último grupo, que adquiere la discapacidad en
momentos posteriores a la primera infancia.

Independiente del origen de la discapacidad y de sus características, todos los niños y las
niñas tienen algo en común: son ciudadanos sujetos de derechos, seres sociales, singulares
e inmensamente diversos, que buscan ser amados, cuidados y aceptados por sus familias,
cuidadores y comunidades, que construyen su propia subjetividad y toman parte activa en
la construcción de sus vidas y en la configuración de sus entornos, gracias a que disponen
de habilidades y capacidades al servicio de intereses y propósitos propios y compartidos.

Dado que existe una amplia gama de términos, imaginarios y representaciones sociales
relacionados con lo que significa una discapacidad, se hace necesario hacer algunas
aclaraciones por cuanto, de la manera como las entendamos depende en parte, el tipo de
interacciones que establezcamos con las niñas y los niños con discapacidad y el diseño y
operación de las intervenciones sociales que se propongan para responder al propósito de
garantizar su desarrollo integral.

Tabla 1. Niñez y Discapacidad: Antes y Ahora.

Término
Participación y Concepción
ejercicio de la
ciudadanía
Antes Niña, niño Escondidos, Deficientes, Una familia que los
enfermo aislados, solos, incapaces, acoja y los saque
aparte, sin destinatarios de adelante, una
posibilidades de ser caridad y comunidad caritativa.
escuchados e incidir. compasión, quienes
deben ser asistidos.
Ahora Niño o niña Siendo parte de los Seres humanos La familia, el estado y la
con entornos propios de dignos, sociedad que en su
discapacidad la primera infancia, conjunto deben

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en interacción con sujetos de derechos, favorecer y garantizar el
sus pares, con pleno desarrollo del
expresándose, capacidades, niño o de niña con
siendo escuchados e habilidades y discapacidad.
incidiendo. potenciales, a
quienes deben
garantizarse
oportunidades.
Fuente: basada en Moreno, 2011.

Las nuevas aproximaciones en relación con la discapacidad recogidas en la Convención de


Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por el país mediante las Ley 1346 de
2009, y en la ley Estatutaria 1618 de 2013, son armónicas con los propósitos políticos y
sociales que en las últimas décadas han sido promovidos en el país por la comunidad
interesada en que la población infantil con discapacidad sea reconocida y respetada en su
dignidad humana tal y como lo determina la perspectiva de derechos y la doctrina de la
protección integral.

Partimos de reconocer que la experiencia de acoger a un miembro de familia con alguna


discapacidad es un reto inesperado que, en algunos casos, demanda procesos y
acompañamientos que no se tenían previstos por parte de las familias o de los servicios del
estado; en los cuales se hace necesario que como sociedad reiteremos y hagamos explícito
algo que es fundamento de la humanidad: que todos los niños y niñas pertenecen a la
sociedad humana y que no necesitan ningún otro requisito o atributo para ser acogidos,
aceptados, amados y acompañado en su experiencia de configurar sus vidas. Esta reflexión
no solo se basa en la normatividad colombiana que la Estrategia de Atención Integral a la
Primera Infancia ha encarnado, sino también en acuerdos, normas, convenciones y estudios
internacionales y nacionales sobre el tema. (Convención de Derechos de los Niños, 1989;
Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad, 2008; Código de Infancia y
Adolescencia, 2005; Ley 1346 de 2009; Ley 1618 de 2013).

Lo anterior se constituye en una oportunidad de movilización social en tanto estos


postulados amplían las comprensiones existentes, y abren caminos para fortalecer las
capacidades de la estructura social, sus instituciones y actores, para interactuar con la
población de primera infancia con discapacidad, desde el reconocimiento de su dignidad
humana, así como para generar en todos los entornos en donde se encuentran las niñas y
niños, condiciones que favorecen su pleno desarrollo.

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Hasta aquí hemos querido resaltar el reconocimiento que todos los niños y niñas pertenecen
a la sociedad humana y que no necesitan ningún otro atributo distinto para ser aceptados
como sujetos plenos de derechos, y que La estrategia de Atención Integral a la Primera
Infancia, De Cero a Siempre entiende el desarrollo de todas las niñas y los niños, incluidos
el de quienes presentan alertas en el desarrollo o discapacidad, como un proceso de
transformaciones y cambios de tipo cualitativo y cuantitativo. Estos cambios hacen posible
estructurar progresivamente su identidad y autonomía, gracias a la configuración de formas
de ser y estar, así como de comportamientos novedosos y ordenados, surgidos a propósito
de su búsqueda continua por abordar más eficazmente los retos que les plantea la vida
cotidiana.

Por eso estos niños y niñas también crecen. Este proceso se constituye en una experiencia
singular de individualización y diferenciación, en la que cada niña y cada niño tiene la
oportunidad de reconocer y disponer de sus características particulares, sus capacidades,
cualidades y potencialidades, sus propios ritmos y estilos y sus preferencias, para interactuar
con las oportunidades y condiciones que le ofrecen los diversos entornos en los que habita
y realizar su propio recorrido de vida. Sus vidas se nutren y matizan con los aportes de las
personas con quienes se interactúa, su familia, sus pares, otros adultos, y con los recursos
de la comunidad, la cultura y los contextos presentes en los entornos, que se apropian y
enriquecen.

Así las cosas, el modo de ser, estar y actuar del niño o de la niña, no pueden ser vistas de
manera aislada sino en relación con las dinámicas en las que se mueve dentro de los sistemas
familiar y social a los que pertenece. Por eso, como se dijo anteriormente, la discapacidad
es una condición dinámica, porque depende de la respuesta que encuentra en los entornos
en que habita el niño o niña.

Así, desde la diversidad se reconoce la existencia de manifestaciones del desarrollo que


requieren de un esfuerzo especial por parte de las personas que lo favorecen para que
puedan expresarse y cumplir con su propósito. Es decir, las limitaciones en la actividad son
dificultades que experimenta el niño o niña para lograr sus realizaciones. Estas limitaciones
pueden ser temporales o permanentes y conducen a que se generen restricciones en la
participación social y se experimente la discapacidad.

Este Lineamiento acoge la perspectiva del reconocimiento y respeto a la diversidad, lo cual


permite que ante la presencia de alertas en el desarrollo o discapacidad sea posible:

−   Comprender que capacidades y habilidades de una niña o de un niño se expresen en


formas o en tiempos que contrastan con las formas o tiempos que son más frecuentes
en el promedio de la población que se encuentra en este momento del curso de vida.
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−   Alertar sobre la posibilidad de que algo esté ocurriendo en su proceso de desarrollo.

−   Enriquecer la interacción existente entre las niñas y los niños y las personas que les
acompañan en los distintos entornos, con un esfuerzo intencionado por garantizar las
condiciones específicas que se necesitan bajo estas circunstancias, para que el niño o la
niña pueda lograr su propósito de construcción de una vida plena.

Todo esto debe reflejarse en las acciones cotidianas de parte de distintos actores,
encaminadas a mejorar su capacidad y habilidad para garantizar que la niña o niño puede
alimentarse, comunicarse, jugar, movilizarse, interactuar con quienes lo rodean, explorar
expresarse, entre muchísimas otras actividades de la vida cotidiana.

En este sentido, De Cero a Siempre ha desarrollado el concepto realizaciones para hacer


referencia a las condiciones y estados que se materializan en la vida de cada niña y cada
niño, y que hacen posible su desarrollo integral.

La niña o el niño:

1.   Cuenta con padre, madre o cuidadores principales que le acogen y ponen en práctica
pautas de crianza que favorecen su desarrollo integral.
2.   Vive y disfruta del nivel más alto posible de salud.
3.   Goza y mantiene un estado nutricional adecuado.
4.   Crece en entornos que favorecen su desarrollo.
5.   Construye su identidad en un marco de diversidad.
6.   Expresa sentimientos, ideas y opiniones en sus entornos cotidianos y estos son
tenidos en cuenta.
7.   Crece en entornos que promocionan sus derechos y actúan ante la exposición
a situaciones de riesgo o vulneración.

A manera de ilustración de lo que podría apreciarse en la vida de una niña o un niño con
alertas en el desarrollo o con discapacidad cuando estas realizaciones son parte de su
experiencia, podría decirse que sus familiares y cuidadores hicieron un proceso de duelo
significativo que hoy les permite exaltar la dignidad humana de su hijo, su niñez, sus
capacidades y ejercen su rol de cuidado y crianza de la forma que se requiere para que en
efecto contribuya a su desarrollo integral.

Lejos de ser vista como una enfermedad, como se ha reiterado varias veces, su discapacidad
es reconocida como una condición que en nada legitima la ausencia de bienestar.

Se espera entonces que:


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En los entornos en los que la vida de la niña o el niño tiene lugar, se hicieron los ajustes y
acomodaciones para garantizar que ofrecían las condiciones que permiten que sus
capacidades, habilidades y potencialidades puedan complejizarse en favor de su progresiva
autonomía. Estos ajustes son permanentemente revisados conforme se va manifestando el
desarrollo de la niña o el niño.

La niña y el niño reconoce las múltiples formas de ser, estar y actuar desde la primera
infancia, por ello aprecia sus capacidades y potencialidades, tan singulares como lo son las
de todos sus pares, que también son diversos en ritmos, estilos, habilidades, capacidades e
intereses.

Las personas con las que interactúa establecen una interacción sensible que les permite
comprender sus deseos, preferencias o gustos así como buscar oportunamente formas,
modos, medios, estrategias, dispositivos o ayudas de comunicación simples y efectivas, que
le permiten relacionarse con otros y construir vínculos significativos.

Quienes le rodean están atentos a prevenir todas las situaciones cotidianas que pueden
poner en peligro su dignidad, autoestima y estado de bienestar.

En la plena participación de la niña o del niño en la construcción de su vida, su singularidad,


sus propios ritmos y estilos, se expresan y son enriquecidos por las interacciones que logra
con sus pares y la comunidad en la que habita.

17  
 
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CARACTERÍSTICAS DE LA ATENCIÓN INTEGRAL A NIÑAS Y NIÑOS EN
PRIMERA INFANCIA CON ALERTAS DEL DESARROLLO O CON
DISCAPACIDAD.

La atención integral es definida por la política nacional de primera infancia como el


conjunto de acciones intersectoriales, intencionadas, relacionales y efectivas encaminadas a
asegurar que en cada uno de los entornos en los que transcurre la vida de los niños y niñas,
existan las condiciones humanas, materiales y sociales para garantizar la promoción y
potenciación de su desarrollo. Estas acciones son planificadas, continuas y permanentes.
Involucran aspectos de carácter técnico, político, programático y social, y deben darse en
los ámbitos nacional y territorial.

Al considerar que la vida de las niñas y los niños no ocurre en abstracto, el país encontró
fundamental atribuir un lugar central a los espacios en los que las niñas y niños
principalmente pasan su vida durante su primera infancia.

Por ello, el hogar, el entorno de salud, el entorno educativo y el espacio público más allá de
ser espacios físicos, se reconocen como espacios sociales y culturales que tienen capacidad
para favorecer el desarrollo de las niñas y niños, para promover la construcción de su vida
subjetiva y cotidiana y para vincularlos con la vida social, histórica, cultural, política y
económica de la sociedad a la que pertenecen.

Cada uno de estos lugares se constituye en escenario propicio para que la atención integral
a la primera infancia tenga lugar. Por ello se contempla que los distintos actores que
promueven el desarrollo de las niñas y niños participen en todos los entornos en
cumplimiento de su función: familias, cuidadores, educadores, personal de salud, de
recreación, entre otros.

Teniendo en cuenta que la definición de atención integral alude a la generación de


condiciones en los entornos, es importante explicitar, que una condición hace referencia a
aquel atributo o cualidad del entorno que se constituye en un requisito indispensable para
favorecer el desarrollo.

Las condiciones humanas tienen que ver con las características y cualidades de las personas y
con su relacionamiento consigo mismas, con los otros y con el entorno y sus contextos; las
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condiciones materiales, aluden a las dotaciones (vivienda, transporte, elementos de consumo,
apoyos, etc.); las condiciones sociales, hacen referencia al andamiaje sobre el cual se construye
la comunidad (instituciones, creencias, economía, política, tecnología, etc.)

Tener presente lo anterior es fundamental, porque atender integralmente a las niñas y niños
en primera infancia con alertas del desarrollo o con discapacidad, implica reforzar el
propósito de promover su desarrollo, con la decisión de garantizar los apoyos que son
necesarios y de realizar ajustes y acomodaciones razonables en las condiciones de los
entornos, para asegurar que la niña o el niño configura su vida de acuerdo con sus intereses
y propósitos, y que gracias al pleno de sus habilidades y capacidades toma parte activa en la
construcción de la sociedad a la cual pertenece. Por ello se invita que estos apoyos, ajustes,
acomodaciones razonables, y facilitadores formen parte de toda la implementación de la
Estrategia de Cero a siempre a lo largo de todo el territorio nacional, donde podrá
comprobarse que pueden contribuir no solo a la inclusión de los niños y niñas con alertas
del desarrollo y discapacidad, sino finalmente a toda la primera infancia colombiana.

Apoyos, acomodaciones y ajustes en los entornos

Los apoyos, acomodaciones o ajustes, hacen referencia a las acciones mediante las cuales se
garantiza que la niña o el niño pueden desenvolverse con la máxima autonomía posible, en
los entornos en los que se encuentra. Lejos de ser acciones sofisticadas, o que demandan
grandes inversiones, son el resultado de la interacción sensible que los actores presentes,
establecen con ella o él. Gracias a esto, les es posible identificar qué aspectos deben
transformar para garantizar que las condiciones del entorno se adaptan a las formas
particulares en las que la niña o el niño interactúan con el mundo, de forma tal que las
oportunidades de interacción, afecto, vínculos y logros se equiparen.

-   Los facilitadores en las condiciones humanas se concretan en las actitudes que asumen
las personas presentes en los entornos, en su relacionamiento con la niña o el niño.
Reconocer su dignidad humana; observar pausadamente sus características, intereses, y
condiciones particulares; conocer las posibilidades que le ofrece su cuerpo, su carácter;
prestar atención a las diferentes formas a las que recurre para expresarse y a los
contenidos que allí comunica, permitirán un mayor conocimiento de sus maneras de ser
y estar en el mundo, y favorecerá la estructuración del proceso de interacción que se
requiere construir con el niño o la niña para promover su desarrollo.

Así, por ejemplo, una niña o un niño sordo encontrarán en sus entornos personas que
utilizan la lengua de señas, siendo ello oportunidad que facilita su interacción, el
conocimiento de su lengua materna, el acceso a una comunidad y por ende su
participación social plena.

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Los miedos, creencias, prejuicios o estereotipos con los que se asocia la discapacidad o
la alerta en el desarrollo, se reflejan en expresiones como “eso debe ser contagioso”,
“mi hijo no aprende y se distrae viendo como mueve las manos el niño enfermito”, o,
“para qué pierden el tiempo si no entiende nada”. Todo ello contribuye a la construcción
de barreras actitudinales que deben ser reconocidas y trabajadas para que puedan ser
superadas desde la aproximación, el conocimiento y la familiaridad con esta condición
humana. Debemos permitir que los niños y niñas con discapacidad estén en todos los
espacios sociales, para que la comunidad los incluya, desde siempre.

En esta misma dirección, se deben eliminar las barreras comunicativas tales como la
intolerancia a quienes se expresan de manera más rápida o lenta; o hacia quienes usan
otros códigos de comunicación o lenguas minoritarias como es la lengua de señas.

Lograr la participación de los niños y las niñas implica facilitar que puedan disponer de
los tiempos y maneras que necesiten para conocer, procesar información, interactuar,
comunicarse, construirse un criterio propio, poner en juego su punto de vista,
enriquecerlo, construir con otros.

-   Los ajustes y acomodaciones razonables de las condiciones materiales tienen que ver
con la garantía de los apoyos físicos que requiere la niña o el niño o con adecuación de
los espacios para asegurar que prestan le permiten moverse, disfrutar de sus recursos,
estar seguros, explorar, jugar, expresarse, nutrirse, descansar, interactuar, etc.

Una ayuda técnica que favorezca la audición a un niño o niña con una limitación auditiva,
un dispositivo que ayude a la deglución, una silla con proporciones adecuadas a la
estatura, el diseño de una palanca, rampas, la ampliación de un pasillo, materiales
pedagógicos, construcciones seguras, señalización visual y auditiva que faciliten el
desplazamiento de quienes no ven o no escuchan, o no pueden movilizarse
independientemente son ejemplos de este tipo de facilitadores que pueden llevarse a
cabo en los entornos hogar, salud, educativo o espacio público.

-   Los ajustes y acomodaciones razonables a las condiciones sociales se relacionan con


la garantía de que la niña o el niño puedan acceder a los bienes que la sociedad ha
dispuesto en beneficio de todos y ser valorados como miembros legítimos de la
sociedad. El transporte, los centros de desarrollo infantil, la ludoteca, las artes, la
literatura, la fiesta patronal, los servicios, las consultas, sin que ninguno de ellos tenga
una expresión que segrega.

En los espacios sociales aparecen con frecuencia actitudes negativas, lenguaje


excluyente, y planeación de actividades que no permiten que todos y todas participen.
Las creencias negativas y discriminatorias que desconocen la diversidad, las

20  
 
particularidades y las distintas capacidades humanas, deben ser erradicadas y
reemplazadas por un lenguaje incluyente y una actitud solidaria con todos y todas.

La curiosidad inicial con el nuevo miembro de la comunidad debe sustituirse


rápidamente por una actitud abierta, flexible y generosa. Los aspectos culturales deben
ser entendidos de manera respetuosa y desde ahí se deberán construir entornos
incluyentes que favorezcan la vida cotidiana de los niños y niñas. No se trata de imponer
comprensiones ajenas a la comunidad, pero sí es necesario poner en circulación el
lenguaje y la realidad que conlleva el enfoque de derechos humanos dentro del cual toma
vida el reconocimiento de la diversidad y la diferencia como parte de la condición
humana.

Preconceptos, estereotipos relacionados con la anormalidad, las exclusiones y la


discriminación deben trabajarse día a día, mediante prácticas sociales mediadas por
lenguajes respetuosos, ejemplos ilustrativos y participación plena de las personas con
discapacidad y sus familias.

Las comunidades deben acoger a todos los miembros sin distingos de ningún tipo. Las
diferencias en los modos de moverse, comunicarse, pensar, interactuar, mover las
manos, los pies, emitir sonidos, fijar la mirada, entre otros, deben ser vistas como el
despliegue de lo humano, que se cultiva y florece a lo largo del curso de vida de todos
nuestros niños y niñas, ya sea que tengan, adquieran o desarrollen una discapacidad. Es
decir, como capacidades humanas diversas. En sintesis, como expresión de lo que somos
los seres humanos.

Sin lugar a dudas, el mejor camino es aquel en el que las niñas y niños con discapacidad
estén participando en todos los entornos hogar, educativo, de salud, el espacio público.
No debe quedar ningún lugar vedado.

Debemos trabajar hasta que estén en los mismos lugares donde estén todos sus pares.
Este es el primer paso que todos debemos promover. Ningún niño ni niña dejado de
lado, ni excluido, ni aislado, ni separado, ni rechazado.

Si desde la primera infancia, nuestros niños y niñas con discapacidad, no son visibles y
participan en la comunidad, tratar de incluirlos posteriormente, en la adolescencia o la vida
adulta, será un proceso más complejo e injusto.

La inclusión temprana, desde siempre, es la mejor estrategia de garantía de participación plena.


Por el contrario, desplazar a un niño o niña con discapacidad a escenarios, lugares e
instituciones distantes de sus comunidades, cuidadores y familiares, será negarle la

21  
 
posibilidad que cualquiera de sus otros pares si tiene; la posibilidad de pertenecer a un grupo
social, a un territorio, a un barrio, a una cuadra, a una comunidad.

Todos aquellos factores que limitan el desarrollo de las actividades de la vida cotidiana de
una niña o un niño con alertas del desarrollo o con discapacidad y generan restricciones que
terminan en exclusión, se constituyen en barreras. Una gran barrera que encontramos a
veces, es creer que ellos no deben estar junto a los otros niños, que deben ser enviados a
otros lugares y que no pueden compartir las mismas vidas que sus hermanos o pares.

Otra barrera es creer que los niños y niñas con discapacidad no crecen, no se desarrollan,
no avanzan; que se quedan como eternos niños. Todo ello es creencia errada, en tanto que
los niños y niñas con discapacidad, como cualquier otro de sus pares, tienen un proyecto
de vida por construir, desarrollar y conquistar.

Con los planteamientos anteriores esperamos transformar el imaginario que hay acerca de
los niños y niñas con discapacidad; queremos cambiar el chip: abandonar la vieja idea de
que son enfermitos, pobrecitos, dignos de lástima, objetos de la caridad y en lugar de esto,
caminar hacia un nuevo panorama donde el reconocimiento de su estatus como sujetos de
derechos, garantiza para ellas y ellos igualdad de oportunidades de incluirse plenamente, de
crecer, desarrollar proyectos de vida provechosos que les permita decidir lo que quieran ser
y donde quieran estar. Un panorama centrado en los derechos humanos y el cultivo de las
capacidades y las potencialidades de todos y todas.

Atención integral y calidad

La atención integral contempla acciones relacionadas con el cuidado y la crianza, la salud,


alimentación y nutrición, la educación inicial, la recreación y la participación y ejercicio de
la ciudadanía. Son reconocidas como estructurantes de la atención integral, por cuando
solamente es posible conferir el atributo de integral a la atención cuando todas ellas están
presentes. Por ello le son constitutivas.

Asegurar la calidad de la atención integral a las niñas y niños con alertas del desarrollo o
con discapacidad demanda de sus atributos ciertos matices que a continuación se describen:

-­‐‑   Pertinente: Responde a los intereses, características y potencialidades del niño o la niña
de acuerdo con el momento del curso de vida en el que se encuentra, y con las
características de sus entornos y contextos, mediante el diseño de intervenciones propias
que no focalizan todas sus necesidades en un solo programa, ni se centran solamente en
intervenir el déficit descuidando las barreras del ambiente y de los entornos a los que
asiste.

22  
 
-­‐‑   Oportuna: Se presta en el momento propicio y en el lugar en el que corresponde. Es
eficaz en el tiempo justo. Atender a una niña o niño con alguna alteración del desarrollo
o discapacidad con oportunidad puede marcar la diferencia en el efecto que sus
afectaciones pueden tener en su proceso de desarrollo.

-­‐‑   Flexible: Está abierta a adaptarse a las características de las personas, los contextos
multiculturales y los entornos. Reconoce que cada niño y niña con discapacidad es
totalmente distinto de otro que tengan su misma condición, respeta la singularidad y los
distintos ritmos de cada quien.

-­‐‑   Reconocedora de la diversidad: Valora a las niñas y niños con alertas del desarrollo o
con discapacidad como sujetos que se construyen y viven de maneras singulares. Es
sensible a sus particularidades en razón de la diversidad de situaciones, condiciones y
contextos, y actúa intencionadamente sobre los entornos para garantizar que generan las
condiciones que necesitan y transformar situaciones de discriminación en razón al
establecimiento de diferencias. En este sentido, promueve que la discapacidad sea
reconocida como una forma en la que la diversidad humana se manifiesta.

-­‐‑   Continua: Ocurre con regularidad y de este modo garantiza los tiempos que requieren
los niños y niñas en su proceso individual de desarrollo. Es muy importante que esta
continuidad se oriente por valoraciones continuas que evidencien el proceso de
desarrollo que se está dando, de forma tal que se erradique la noción del “eterno niño”,
y que los apoyos y acomodaciones sean ajustados a lo largo del curso de vida para evitar
que afecten su dignidad. Los niños y niñas con alertas del desarrollo o con discapacidad
van a convertirse en jóvenes y posteriormente en adultos; esto nunca se debe perder de
vista.

-­‐‑   Complementaria: Sus acciones tienen la cualidad de contribuir a la integralidad de la


atención como resultado de la interacción y articulación solidaria entre los actores
responsables de la protección integral de las niñas y niños en la primera infancia.

Finalmente, es necesario resaltar que durante la primera infancia las personas adultas
cumplen un papel fundamental en la generación de las condiciones que hacen posible el
desarrollo pleno de las niñas y de los niños con discapacidad. Deben asegurarse de ello para

23  
 
que sus capacidades les permitan participar plenamente de la construcción de sus vidas,
como sujetos de derechos.

24  
 
3
RUTA INTEGRAL DE ATENCIONES PARA LOS NIÑOS Y NIÑAS CON ALERTAS DEL
DESARROLLO O CON DISCAPACIDAD

Como se ha venido desarrollando a lo largo del Lineamiento en el Mapa de la Ruta Integral


de Atenciones, la Política Nacional para el Desarrollo Integral de la Primera Infancia,
concreta el conjunto de acciones que deben brindarse a las niñas y a los niños durante este
momento de la vida.

La Ruta organiza la atención integral según tres variables: los destinatarios según momentos
o edades, los entornos y las atenciones. En este apartado desarrollaremos en mayor detalle
las atenciones, en tanto los otros elementos ya han sido planteados en las secciones
anteriores.

Tenemos claro que un buen indicador de la inclusión es la presencia de los niños y las niñas
con alertas del desarrollo y discapacidad, en todas las actividades cotidianas del municipio,
vereda o región. Esto, desafortunadamente, no sucede de manera espontánea, sino que debe
garantizarse por parte de todos los actores corresponsables, bajo el liderazgo de las
autoridades locales. Las atenciones materializan estas aspiraciones, y para nuestro interés se
deberían dar dentro de los siguientes planteamientos.

-­‐‑   El cuidado y la crianza.

Los padres, madres y cuidadores de los niños y niñas con alertas del desarrollo o
discapacidad necesitan apoyo, formación y acompañamiento para cumplir
plenamente con su rol. Necesitan información, modelamiento, estrategias que les
sean útiles y contribuyan a garantizar el desarrollo integral de todos los niños y niñas
con discapacidad, sin distinción de ningún tipo.

-­‐‑   La salud, la alimentación y la nutrición.


No se debe confundir la deficiencia, la enfermedad o un diagnóstico, con la
condición de discapacidad. El funcionamiento del niño es variable, dinámico y está
en constante cambio y requiere de los distintos entornos para su avance. La

25  
 
alimentación y la nutrición deben ser garantizadas independientemente de las
condiciones de los niños y las niñas con discapacidad.

-­‐‑   La educación inicial.


La Educación inicial debe ser ofertada para todos los niños y niñas con discapacidad
y el entorno educativo, los agentes educativos, los hogares y los espacios públicos
deben prepararse para garantizarla. Todos los niños, independientemente de lo que
se ha denominado “tipo de discapacidad” debe beneficiarse de este derecho, en
condiciones dignas, de calidad, y oportunidad. No se debe excluir ningún niño o
niña. Cero rechazo, cero exclusión.

Las ideas rectoras de la educación inicial deben asumir los retos de hacer accesible el
juego, la literatura, el arte y la exploración del medio deben reconocerse como
actividades rectoras de todos los niños y las niñas, independientemente de las
caracteristicas de diversidad de maneras de moverse, desplazarse, pensar,
relacionarse, comunicarse, interactuar con otros.

El juego, en todas sus modalidades: dirigido, solitario, compartido, simbólico, etc,


debe ser garantizado a todos los niños y niñas con discapacidad, mediante
acomodaciones y ajustes razonables.

Primero, todas las experiencias deben ser accesibles, es decir que tengan múltiples
formas de presentación (auditiva, visual, olfativa, gráfica, audiovisual, táctil). Sgundo,
deben reconocerse todas las formas posibles de participación y expresión mediante
todos los modos de comunicación: lengua de señas, braille, gráficos, pictogramas,
imágenes, sonidos, señalizaciones, expresiones corporales, etc. Deben introducirse
formas alternativas de comunicación oral, visual, gráfica, corporal, visogestual, o con
dispositivos y ayudas tecnológicas, que faciliten la interacción de los niños y niñas
con discapacidad, para que participen plenamente de la vida cotidiana de las distintas
modalidades de la educación inicial.

-­‐‑   La recreación.
Todos los niños y niñas con discapacidad deben encontrar oportunidades para el
disfrute delocio,. Toda la oferta cultural y recreativa debe ser accesible y contar con
acomodaciones y ajustes razonables que favorezcan en goce efectivo de este derecho.

26  
 
Se deben eliminar todas las barreras de acceso, accesibilidad, actitudinales,
comunicativas, arquitectónicas y urbanisticas.

-­‐‑   El ejercicio de la ciudadanía y la participación.


Como se ha planteado a lo largo del Lineamiento, la mejor expresion del pleno
desarrollo integral de los niños y las niñas con discapacidad, será su participación en
todos los momentos de la vida cotidiana, de todos los entornos por los que transitan
los niños y las niñas, en igualdad de oportunidades de disfrute con sus pares.

Consecuentemente con las cualidades de la atención integral, es propio que las atenciones
se materialicen gracias a la concurrencia de los actores responsables de la protección integral
de las niñas y de los niños, tomando en consideración sus especificidades y experiencias y
que se manifiesten de manera pertinente en los diferentes entornos en los que tiene lugar
su vida cotidiana. Estos actores deberán ser respetuosos y escuchar a las familias y
cuidadores de las personas con discapacidad quienes tienen un gran capital experiencial
acumulado, que puesto en diálogo con otros saberes, podrá responder de manera más
integral y efectiva a las múltiples necesidades de este grupo de niños y niñas.

La integralidad de la atención permite a los actores involucrados reflexionar sobre el


quehacer, el sentido y la intención de la atención integral, para que se compartan y
materialicen en las prácticas, independientemente de quién o de cuál sea la entidad que las
desarrolle, y que estas contribuyan al propósito nacional de asegurar el pleno desarrollo de
las niñas y los niños durante su primera infancia. Por eso es tan importante contar con la
participación de todos los actores en diálogo con la comunidad en una perspectiva de
respeto de las diferencias culturales, sociales, religiosas y geográficas.

Para finalizar haremos claridad como en la estrategia de Cero a Siempre se concibe en el


marco de la atención universal, la existencia de atenciones diferenciales y especializadas que
facilitan el logro de la atención pertinente para cada niño o niña con alertas del desarrollo,
alteraciones o discapacidad, como es el caso que nos ocupa. Existen tantas posibilidades
como niños y niñas; con el ánimo de no generar recetas o fórmulas que atenten contra la
individualidad y la dignidad, este apartado se desarrolla en perspectiva general, a manera de
criterios orientadores, para que con las capacidades instaladas en los territorios se deba
diseñar de manera individualizada la respuesta integral para cada niño o niña con alertas del
desarrollo o discapacidad. Nos podemos mover entre atenciones diferenciales y atenciones
especializadas según las necesidades particulares de cada niño o niña.

27  
 
Atenciones diferenciales
Surgen del reconocimiento de las múltiples configuraciones de la diversidad que se derivan
de características, condiciones, o situaciones particulares de los individuos y de su
interacción con el contexto, no por situaciones de vulnerabilidad.

Es así como la cultura, la pertenencia étnica, la discapacidad, experiencias o dimensiones


particulares, o afectaciones permanentes o transitorias en la vida de los niños, las niñas y
sus familias, sumadas a los matices que el contexto territorial aporta (área rural, urbana,
selva, vías de acceso, zona afectada por el conflicto armado, entre otros), cobran relevancia
en la RIA e invitan a quienes prestan las atenciones a aproximarse de manera sensible, a
acompañar y a atender de forma pertinente.

En este sentido las atenciones diferenciales son la expresión concreta de la manera como
una atención universal se materializa teniendo en cuenta las características de las niñas y los
niños en cuanto a su particularidad como seres humanos únicos y singulares. Un ejemplo
de esto lo tenemos en el Modelo de Atención bilingüe bicultural para los niños y niñas
sordas, donde se les garantiza el acceso pleno a su lengua materna, su comunidad sorda y la
atención integral, que no los excluye de participar en todos los entornos: hogar, salud,
educativo, y público. Dicho Modelo ha sido desarrollado en las dos últimas décadas y ha
beneficiado la educación inicial de esta población infantil.

De otra parte, las niñas y niños que tienen una discapacidad visual asisten a cualquier centro
de desarrollo infantil que deberá abrirle las puertas y hacer los ajustes y las acomodaciones
que le faciliten su atención integral en todos los entornos.

Es necesario entender en el momento más temprano, cuáles son las necesidades concretas
de los niños y las niñas, para desplegar las atenciones que el territorio debe ofrecerle en pro
de garantizar su bienestar integral. Por esto, los territorios deben estar mejorando cada día
su oferta de servicios mediante la actualización constante y el aprendizaje contínuo de otras
experiencias en otros municipios o departamentos del territorio nacional. Así, si centran su
mirada en las alertas del desarrollo podrán favorecer mejores procesos de desarrollo integral
de todos los niños y niñas.

Por ejemplo, los niños y niñas con características del espectro autista, requieren apoyos que
están dirigidos a los cuidadores y las familias, quienes deben aprender a interactuar de

28  
 
manera eficiente con ellos y ellas y formarse en estrategias de comunicación que acompañen
el manejo de los momentos difíciles, las estereotipias o las conductas auto agresivas que son
el resultado de factores externos al niño que le generan disconfort, malestar y exclusión.

Pero todas las estrategias no deben ser iguales para todos los niños y niñas, así tengan
características similares, sino que deben surgir el acompañamiento respetuoso a las familias
y cuidadores, quienes como resultado de un trabajo colaborativo con los diversos servicios
integrales podrán apoyar el desarrollo del niño o niña.

Todos los agentes del Sistema Nacional de Bienestar familiar deben preocuparse por
intervenir oportunamente, de la manera menos invasiva, excluyente y entendiendo que
todos los ajustes que se hacen en un momento pueden ser revisados después; los niños
crecen, sus necesidades cambian, y sus apoyos también. No hay recetas, ni paquetes
especializados homogéneos, ni fórmulas generalizadas para la atención integral de los niños
y de las niñas.

Como se ha venido mostrando, la Atención integral debe contribuir al pleno desarrollo de


cada niña o niño y brindarle todo lo que necesite para florecer, independientemente de
donde estén ubicadas estas respuestas, tanto en el sector público como en el privado.

Atenciones especializadas
Son aquellas orientadas a responder a situaciones específicas de vulneración o riesgo. Es así
como en la RIA, se ofrece una relación de las situaciones que desencadenan atenciones
especializadas por cada grupo de edad, de manera que cada territorio pueda identificar las
acciones particulares relacionadas con la detección, referenciación, acompañamiento,
tratamiento, rehabilitación y restablecimiento de derechos que deban desarrollarse para
salvaguardar los derechos de las mujeres gestantes y de los niños y las niñas en primera
infancia.

Para el caso de las niñas y niños con alertas en el desarrollo o con discapacidad, vale la pena
resaltar que de encontrarse necesario asegurar este tipo de atenciones, éstas no obedecen a
nada distinto a que sus derechos estén en riesgo o se encuentran vulnerados y no a que
exista la alerta en el desarrollo o la discapacidad.

29  
 
30  
 
4
RECOMENDACIONES PARA UNA VIDA DIGNA PARA TODAS Y TODOS LOS NIÑOS Y NIÑAS
EN PRIMERA INFANCIA CON ALERTAS DEL DESARROLLO O DISCAPACIDAD

Este Lineamiento espera poder alertar sobre la necesidad urgente de que los territorios se
pregunten sobre dónde están y cómo están, y cuáles son las necesidades de los niños y las
niñas con alertas del desarrollo o con Discapacidad; con el fin de responder a sus
características de manera pertinente, oportuna y con calidad.

Pertinente, porque se va a considerar prioritariamente el potencial y las capacidades de cada


niño y cada niña, independientemente de las alteraciones que pueda exhibir en su desarrollo
o la condición de discapacidad.

Oportuna, porque deberá ofrecerse desde la pre-concepción y a lo largo de toda la primera


infancia, reconociendo todas las diversidades existentes en el marco de unos territorios
multiculturales.

Y con calidad, porque deberá ser prestada por los mejores seres humanos, profesionales y
otros actores formados e involucrados en la atención integral; que entiendan que todo lo
que esté dirigido a los niños, niñas con alertas del desarrollo o discapacidad debe ser
implementado en las mejores condiciones, con los ajustes y acomodaciones requeridos.

31  
 
El DECALOGO DEL CAMBIO

A manera de DECALOGO, se presentan a continuación consignas que las autoridades


departamentales, municipales y locales deben plantearse y avanzar con voluntad política:

•   Primero: Es necesario hacer visible a esta población, que ya no debe ser


atendida bajo la mirada de lástima, compasión o caridad, sino que debe ser
reconocida como una población con derechos que deben ser garantizados por
las entidades responsables, mediante un compromiso contundente.

•   Segundo: Es necesario hacer un inventario de las características y condiciones


que tienen los distintos grupos de niños y niñas con alertas del desarrollo o
discapacidad. Este proceso deberá ser construido con todos los actores y
sectores de la comunidad.

•   Tercero: Se debe planear de manera conjunta con los cuidadores y las familias
las estrategias más potenciadoras para los niños, que les garanticen
condiciones dignas al igual que experimentan sus pares.

•   Cuarto: Los niños y las niñas deberán tener tratos igualitarios para disfrutar
todos los programas, servicios y proyectos, pero particularizados al interior de
cada uno de ellos, para respetar la individualidad dentro de la diversidad.

•   Quinto: Todas las iniciativas, planes, estrategias y programas que se hagan en la


primera infancia deben revisar de antemano las posibles barreras que puedan
enfrentar los niños y niñas que tengan alertas del desarrollo o discapacidad,
para que previamente se eliminen o se diseñen los ajustes razonables, las
acomodaciones o el uso de apoyos requeridos.

•   Sexto: Se debe hacer explícito que en la primera infancia todos y todas deben
ser reconocidos desde sus diversas formas de desplazarse, comunicarse,
alimentarse, vestirse, jugar, pensar e interactuar con la comunidad y es esta la
que debe adaptarse para que cada niño o niña sea reconocido y respetado en
su forma de ser y de estar en el mundo.
•   Séptimo: Una alerta del desarrollo o una condición de discapacidad no
constituyen una enfermedad y no debe ser visto como tal, al igual que no debe

32  
 
relegarse su atención integral a un solo sector, sino que todos deben participar
y garantizar la inclusión plena.

•   Octavo: Todas las barreras existentes frente a la inclusión de niños y niñas con
alertas del desarrollo o discapacidad deben evitarse y erradicarse: todas ellas
son igualmente excluyentes. Igual de preocupantes son las barreras
arquitectónicas, que las lingüísticas, comunicativas, actitudinales, y culturales.

•   Noveno: No se deben fortalecer los lenguajes excluyentes, peyorativos, ni los


rótulos que puedan generar estigmas frente a los niños y las niñas. Todos los
niños y niñas son diversos y con capacidades diferentes.

•   Diez: Todos los entornos por igual deben garantizar la inclusión plena
independientemente de las características de la discapacidad: nadie debe
quedarse por fuera en la Primera infancia.

A COMENZAR YA….

LO MAS TEMPRANO, …

CON TODOS Y TODAS…

EN TODAS PARTES…

….DESDE LA PRECONCEPCION Y HASTA LA PRIMERA INFANCIA.

DE CERO A SIEMPRE, Y PARA SIEMPRE!!

33  
 
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