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ANSIEDAD

I. ¿Qué es la ansiedad?

¿Usted se ha examinado del carné de conducir?, ¿recuerda cómo se sentía antes del
examen?: eso era Ansiedad. Quizá en alguna ocasión haya iniciado un nuevo trabajo;
¿recuerda cómo se sentía el primer día?: eso era Ansiedad.

Por tanto, la Ansiedad…


• Es una sensación que todos podemos experimentar
• Es algo normal en la vida de las personas
• Es una reacción o respuesta a acontecimientos de la vida
• Nos prepara para la acción o la huída
• Puede ser más o menos intensa
• Afectará más a unas personas que a otras dependiendo de su carácter
• Puede ser necesaria y buena para adaptarse a los problemas de la vida y
superarlos o puede ser todo lo contrario: perjudicial e inadaptada

La ansiedad como respuesta natural de los organismos vivos se expresa de múltiples


formas:

A nivel cognitivo: son todos los


pensamientos que se generan cuando
estamos nerviosos. A través de estos
evaluamos si la situación implica
peligro o no.

A nivel motor: Son todas las cosas que


hacemos, las más frecuentes son
agitación motora (hacer las cosas más
rápido) mover repetidamente una
parte del cuerpo (por ejemplo la
pierna), correr, etc.

A nivel fisiológico/emocional: Latidos


fuertes del corazón, respiración
agitada, tensión muscular / frustración,
incomodidad, etc.

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1ª ¿La Ansiedad es siempre una respuesta ante una amenaza exterior, ante un
acontecimiento de la vida?
Cuando nos sentimos ansiosos, tendemos a buscar una explicación que justifique ese
estado en algo que nos ha pasado o nos está ocurriendo en ese momento o que
esperamos que suceda. En este caso, la relación entre un estímulo (amenaza) y una
respuesta (ansiedad) nos parece evidente. Sin embargo, hemos de tener claro que la
respuesta depende de cómo vivimos esa situación más que del estímulo en sí mismo.
Es decir, la ansiedad puede ser respuesta a algo, pero también puede “nacer de
dentro”, surgir dentro de nosotros mismos. Ese estado de inquietud, desasosiego y/o
nerviosismo es aún más doloroso que cuando es algo concreto lo que motiva nuestra
respuesta de ansiedad. No encontramos una explicación para ello, y por tanto nos
cuesta entenderlo, asumirlo, controlarlo o anularlo. Esta ansiedad que nace de dentro es
algo peculiar de cada uno de nosotros, y que hay personas que tienen mucha tendencia
a sentirla o padecerla y otras que apenas la experimentan, que son “muy tranquilas”.

2ª ¿Hasta qué punto es normal la Ansiedad, y cuándo deja de serlo para convertirse en
anormal?
Es evidente que cuando la ansiedad es una respuesta a algo que nos sucede, el
hecho de sentirla supone que nos interesamos por el problema, tratamos de resolverlo,
nos preparamos para ello, etc. En este sentido, la ansiedad es NORMAL. Cuando la
ansiedad dificulta el rendimiento, entonces empieza a ser perjudicial, pues provoca
sufrimiento y no sirve para resolver las causas que lo motivan.

Es importante distinguir entre:

1. ANSIEDAD NORMAL: adaptativa y útil para resolver problemas de la vida,


controlable y lógica, y aunque puede ser incómoda, NO implica un sufrimiento
grave.
2. ANSIEDAD PERJUDICIAL: inútil, excesiva, inapropiada; no sirve para adaptarse y
por el contrario dificulta el rendimiento y la adaptación

La ANSIEDAD PERJUDICIAL depende de:

• Una situación estresante (alarmante),


• Las posibilidades de adaptación del sujeto, tanto genéticas como aprendidas
(experiencias tempranas y desarrollo de la personalidad posterior).

Por tanto, este tipo de ansiedad desadaptativa aparecerá si:


• La presión estresante es exagerada en intensidad o persistencia y agota las
posibilidades de adaptación,
• O la reacción del sujeto es exagerada en intensidad, duración o en calidad (de
tipo inadecuado),
• O si el sujeto no tiene las habilidades adecuadas para enfrentarse a situaciones que
le implican una demanda o un esfuerzo significativo.

Cuando una persona sufre ansiedad (nerviosismo), la propia percepción de este


estado supone un factor de mantenimiento muy importante e igualmente generador de
ansiedad (vergüenza, sentimiento de inseguridad o invalidez), ya que la autoimagen se
deteriora al sentirse incapacitada, al mostrarse ante los demás como un individuo
“nervioso”.
Es decir, en la respuesta de ansiedad influyen factores cognitivos personales
(autopercepción) y otros de interacción social (relación).

II. ¿Para que sirve la ansiedad?

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La ansiedad tiene su origen en la necesidad de escapar de los peligros. Es decir, los
humanos somos animales, que al igual que otras especies debían escapar de los
depredadores.

Si nos fijamos, lo que nuestro cuerpo hace cuando se pone nervioso es prepararse
para una rápida huída:

• Los músculos se ponen tensos para correr más rápidos.


• La sangre se centra en el sistema motor (músculos y articulaciones) y
abandona el sistema cognitivo “pensamos menos” ¿Para qué vamos a
pensar?, lo importante es escapar del león, lo más rápido posible.
• El corazón bombea más deprisa para oxigenar a los músculos.
• Respiramos más rápido para facilitar esta oxigenación.
• Se producen cortes de digestión (en casos extremos) ahora no necesitamos
comer, lo que necesitamos es escapar.
• El intestino y la vejiga se vacían. Cuanto menos peso, mejor, más ligeros y
más velocidad.

III. ¿Entonces cuál es el problema?

El problema es que en la actualidad, los humanos ya no tenemos que escapar de los


depredadores, ahora, nuestras señales de peligro (y por lo tanto, fuentes de ansiedad)
son otras. Por ejemplo, el trabajo, las situaciones que nos dan miedo, los exámenes, las
situaciones que nos traen a la cabeza recuerdos de situaciones dolorosas, etc.
Respondemos ante estos nuevos “leones” de la forma para la que estamos
biológicamente preparados, es decir, escapando y ¿cómo nos preparamos para
escapar? Activándonos.
El inconveniente, es que esta respuesta ancestral, que era muy buena para huir de los
depredadores ya no es tan buena para afrontar las dificultades del día a día. De nada
me sirve estar preparado para correr cuando me enfrento a un examen o a una situación
difícil. Es más, la mayoría de las ocasiones resulta contraproducente.

• No nos sirve de nada que los músculos se pongan tensos para correr más rápidos,
no necesitamos correr y lo único que provoca es cansancio y rigidez corporal.
• Si la sangre se centra en el sistema motor (músculos y articulaciones) y abandona
el sistema cognitivo “pensamos menos”, estamos perdiendo las facultades que
más nos hacen falta en momentos difíciles.
• El corazón bombea más deprisa para oxigenar a los músculos, tenemos sensación
de taquicardia.
• Respiramos más rápido para facilitar esta oxigenación, se producen sensaciones
de ahogo.
• Quizá no se producen cortes de digestión (seamos realistas no huimos igual de un
peligro cotidiano que como lo hacíamos de un león) pero si se producen
dolencias estomacales.
• Se favorece la descarga de la vejiga y el intestino.

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IV ¿Por qué se mantiene la ansiedad?

Esta es la curva de la ansiedad. Como es una respuesta de activación, no se puede


mantener en el tiempo indefinidamente, porque el organismo llegaría a consumir todos
sus recursos. Así que pasado un tiempo la ansiedad se reduce por si sola.

¿Y entonces, porqué a veces no se reduce?

Como la ansiedad es una respuesta que crea una sensación de malestar, las personas
tendemos a hacer lo posible para que desaparezca, es decir, escapar de la situación
que nos produce ese malestar. Así que la ansiedad desaparece del siguiente modo:

De este modo aprendemos que


una forma de reducir la ansiedad es
alejarnos del estímulo que nos la
produce. Así que la próxima vez que
nos sintamos de esa manera
volveremos a hacer lo mismo.

Pero lo malo de estas conductas


de escape, es que sólo reducen la
ansiedad a corto plazo. Al evitar la
situación temida, no dejamos que la
ansiedad “siga su curso” es decir, no
dejamos que se reproduzca la “curva
natural de la ansiedad” (figura 1) por
lo que a largo plazo nunca
desaparecerá.

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