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AMPARO 1

INTRODUCCION A LA HISTORIA CONSTITUCIONAL


El Poder Ejecutivo se depositó por la Constitución de 24 en el Presidente de la
República, cuyas faltas temporales debían ser suplidas durante su ejercicio por un
vicepresidente. Se estableció la Cámara de Diputados y la Secretaría de
Senadores. El Poder Judicial se depositó en la Suprema Corte, en los Tribunales
de Circuito y Jueces del Departamento.

Descuidó la Constitución de 1824 la consagración de derechos fundamentales


pero esto fue porque sus creadores tenían como fundamental preocupación lo de
organizar políticamente a México. Sin embargo, desarticuladamente encontramos
algunas garantías individuales, más fuera de ahí nada. Tampoco se implantó
ningún tema de tutela de la Constitución.

Sin embargo, parece que los constituyentes tuvieron una idea vaga de tutela de la
Constitución por órgano político, diciendo que todos los actos que se opusieran a
la Constitución serían declarados nulos por la Suprema Corte de Justicia pero no
estableció ningún procedimiento conforme al cual pudiera declarar de nulidad la
Corte sino que se remitía a la Ley Secundaria que por cierto nunca se llegó a
dictar.

La Constitución implantó la Vicepresidente que a su postre vino a destruir a la


Propia Constitución.

En 1833, la Presidencia recae en Don. Antonio López de Santa Anna quien fue
partidario de Iturbide cuando Pío Marcha, luego le volvió la espalda y apoyó al
Congreso cuando se le juzgo traidor, etc. Pues bien, la Vicepresidencia recayó en
Don Valentín Gómez Farías.

Don Antonio López de Santa Anna seguidamente se retiraba a descansar a su


Hacienda de “Manga de Clavo” en Veracruz, pero principalmente cuando había
algún problema difícil en la Capital; es así como la presidencia estuvo en manos
de Gómez Farías. En sus memorias, el propio Santa Anna declara que en 1833
aún no tenía la edad exigida por la ley para ser Presidente.

Una vez que la presidencia estuvo en manos de Don Valentín Gómez Farías,
expidió una serie de Decretos; desde luego abolió la Real y Pontificada
Universidad de México, para quitar de manos del clero la enseñanza, suprimió la
coacción civil para el pago de diezmos y primicias a favor del clero, porque antes,
cuando una persona se negaba a pagar los respectivos “impuestos” al clero, este
podía demandarlos en los tribunales. Estos Decretos provocaron claro es un
levantamiento en las clases afectadas, principalmente en el clero y es así como se
levanta el movimiento al grito de “Religión y Fueros”, con lo que el clero hacía
creer que con aquellas medidas se atacaba la religión católica y que los autores
de ellas eran herejes.

Pero necesitaban un personaje de renombre que encabezara esta revuelta; con


esa idea se dirigen a Santa Anna que se encontraba en su Hacienda pero que no
por ello acepta ir al frente del ejército y en contra de su propio gobierno y
naturalmente que en esas circunstancias la era fácil vencer como fue a Gómez
Farías que estaba en la Presidencia supliendo la falta de Santa Anna.

Es en 1836 cuando se expide por Santa Anna la Constitución Centralista que


según él vendría a resolver todos los problemas existentes y que él pensaba
derivaban de la Constitución de 1824.

En esta Constitución Centralista se sigue el sistema de separación de Poderes,


llamándosele ahora a los Estados Departamentos.
El Poder Legislativo se deposita sólo en la Cámara de Diputados; el Poder Judicial
sólo en la Suprema Corte de Justicia y en las autoridades judiciales de los
Departamentos.

Pero lo que es curioso es que se crea un cuarto Poder, “El Supremo Poder
Conservador” integrado por cinco miembros que se cambiaban cada 2 años;
Constituyó este Poder una oligarquía por las facultades omnímodas que tenía:
Podía declarar la nulidad de una ley expedida por la Cámara de Diputados que
fuese contraria a la Constitución; Sometía de esta forma bajo su férula al Poder
Legislativo;; Podía además declarar nulo cualquier acto del Presidente que
estuviera en contra de la Constitución así, también estaba por debajo de él el
Poder Ejecutivo pero también podía declarar nula cualquier resolución de la Corte
cuando considerara que ésta contrariaba a la Constitución. Había más, Podía
declarar cuál era la voluntad del pueblo mexicano para que una persona lo
gobernase.

Estos integrantes del Supremo Poder Conservador, no daban cuenta de su


actuación más que a Dios y a la Opinión Pública que no existía en realidad.

Tratábamos de la Constitución de 1824 y dijimos que en lo que toca a garantías


individuales, dicha Constitución no contenía ningún capítulo de ellas; aisladamente
encontramos algunas garantías de seguridad jurídica; garantías del procesado en
causas penales. Fuera de ellas no encontramos la consagración de los derechos
del gobernado porque la preocupación fundamental de los constituyentes de 24
era organizar políticamente a México.

Es Obvio que si en la Constitución de 24 no encontramos un capítulo de garantías


individuales, tampoco encontramos un medio de tutelas la Constitución. Sin
embargo, encontramos un medio señalado en la propia Constitución, consistente
en que la Suprema Corte de Justicia podía declarar nulo cualquier acto o ley que
se opusiese a la Constitución, por medio de un procedimiento cuyo señalamiento
dejaba a una ley secundaria que por cierto nunca llegó a existir.
En 1836, se expide la constitución Central llamada “Las siete leyes
Constitucionales”; esta constitución convierte a los Estados en Departamentos; se
suprime también el Senado y sólo queda la Cámara de Diputados; los
Gobernadores eran nombrados por el Presidente de la República; el Poder
Judicial se encarga a la Suprema Corte de Justicia y a los Tribunales de los
Departamentos; se sigue al sistema de Separación de Poderes, pero con la
salvedad de que es quebrantado ya que se crea un cuarto Poder, un nuevo Poder;
el “Supremo Poder Conservador”, que era un órgano político de Control.

Este Supremo Poder tenía facultades para declarar nulo cualquier acto o ley de los
otros poderes cuando considerara que se oponían a la Constitución; la petición
para que se declarara inconstitucional el acto de uno de los Poderes, la hacía
cualquiera de ellos; Ejemplo: El Presidente podía pedir al Supremo Poder que
aclara una ley dictada por el Poder Legislativo.

Parece ser que los Constituyentes de 36 se inspiraron para crear éste Supremo
Poder en el Senado Conservador.

La declaración de inconstitucionalidad del Supremo Poder Conservador no se


contraían sus declaraciones al caso concreto.

Descubrimos los tres principios que caracterizan a la tutela constitucional por vía y
órgano político:

a).- El principio impulsión por la parte agraviada no existe, sino que al pide la
declaración de inconstitucionalidad es un órgano del Estado.
b).- En los sistemas en que se tutela la Constitución por vía y por órgano político,
no existe ninguna controversia. El S. Poder cotejaba el acto o ley con la
Constitución y decidía si era o no constitucional.
c).- La declaraciones de inconstitucionalidad no se contraen al caso concreto en
que se ha planteado el problema sino que esa declaración es erga omnes.

Pero además de estas facultades, el Supremo Poder tenía dotes de virtud de que
la propia Constitución lo facultaba para decidir cuál era la voluntad del pueblo en
cualquier conflicto que se presentara.

A pesar de lo que se diga en contra, podamos decir que el Supremo Poder tuvo un
rasgo de valor civil: El Presidente de la República, expidió un Decreto por medio
del cual ordenaba que los ladrones y asaltantes fueran juzgados por los Tribunales
Militares La Suprema Corte de Justicia excitó al Supremo Poder Conservador para
que declarase inconstitucional éste Derecho; este, así lo declaró y entonces la
Suprema Corte de Justicia giró órdenes a todos los jueces y Juzgados de la
República. Sin embargo, el Presidente se dirigió a la Cámara de Diputados, misma
que lo apoyó en su resolución y entonces, se cumplió el citado Decreto
Presidencial. Naturalmente que el ejército estaba en manos del Presidente y por
esa razón, a regañadientes los jueces tuvieron que aplicar el Decreto.
La Suprema Corte de Justicia, bajo el sistema empleado o implementado en la
Constitución Centralista de 36 era la última instancia, pero además estaba
facultada para conocer de los “reclamos”, que eran recursos que tenían los
particulares contra los decretos expropiatorios cuando estos no estuvieran
fundados en una causa de utilidad pública. Este reclamo, de ninguna forma puede
servir de antecedente de nuestro juicio de amparo. Pero sí, en la Constitución de
36 hay un anhelo de tutelar la Constitución; aunque este sistema no tuvo los
resultados apetecidos.

En 1842, se convoca a un nuevo Congreso Constituyente.

La Constitución de 36 había cambiado el régimen federal por el Central y esto fue


el pretexto de Texas para sublevarse, logrando su independencia.

Yucatán, que había sido celoso reafirmado del Federalismo, proclama también su
independencia porque consideraba un sobajamiento el quedar convertido en
Departamento, después de haber vivido doce años como Estado.

Manuel Crescencio Rajón viene a la Capital y declara que Yucatán no se esperaba


definitivamente del resto de la República sino que solo mientras estuviera
imperante el régimen centralista. Rajón vuelve a su tierra natal y cuando se dicta
la Constitución yucateca (1840, en vigor en 1841), él, plasma el JUICIO DE
AMPARO.
Rajón era un hombre muy preparado a pesar de no ser Abogado; era un
admirador del sistema constitucional de los EE.UU. tenía una impresión de la
finalidad de impartir justicia de los jueces americanos. El Poder Judicial – Decía
Rajón- además de dirimir controversias, tiene otra misión que lo diferencia de los
otros dos Poderes y El Poder Judicial debe preservar a la Constitución contra los
actos o leyes que tienden a violarla. Esta es la concepción que tenía Rajón del
Poder Judicial, el Gobierno de los Jueces de que habló Marshall. Por esto a Rajón
se le debe considerar como el creador, no el precursor (Como se ha dicho) del
amparo.

Conforme a la Constitución Yucateca, correspondía a la Suprema Corte de


Justicias Yucateca amparar a cualquier particular cuando uno de los Poderes
realizara actos o dictara leyes que fuesen contrarias a la Constitución. Vemos
pues, que el juicio de amparo plasmado en la Constitución Yucateca contiene los
principios que diferencian actualmente a nuestro juicio de Amparo:
a).- Principio de iniciativa privada.
b).- Los efectos de la sentencia eran relativos y se contrarían al habitante yucateco
que solicitaba el Amparo; (Principio de relatividad) de las sentencias.
c).- Ante la Suprema Corte de Justicia de Yucatán, el Gobernador o la autoridad
que hubiese dictado el acto o ley impugnados, podía defender la legalidad del
mismo.
(Principio de la prosecución judicial del amparo)

Este es un sistema de tutela Constitucional por órgano y por vía judicial.


Este amparo es aparentemente superior al amparo declarado en la Constitución
de 1857 y en la de 1917, ya que el amparo de Rajón tutelaba toda la Constitución
(Parte orgánica y parte dogmática); en las Constituciones de 57 y de 17, no se
protege aparentemente toda la Constitución, sino únicamente los preceptos que
consagran la garantías individuales. Hemos insistido en la palabra
APARENTEMENTE, porque ya veremos que nuestro actual Juicio de Amparo no
sólo protege a la Constitución sino que protege a todo el sistema judicial nacional.

Rajón se inspiró en el régimen de tutela constitucional Norte Americano, pero lo


superó; fue el primero que habló de la Amparo en la forma en que lo conocemos.
Naturalmente que la Amparo entonces era local ya que se reducía al Estado de
Yucatán.

El amparo se impartía por la Suprema Corte de Justicia Yucateca para el


particular; los actos impugnables eran las leyes expedidas por el Poder
Legislativo, cualquier acto del Ejecutivo. Ahora, cuando el acto contravenlas de la
Constitución no provenía del Legislativo o del Ejecutivo, conocían del amparo los
Juzgados de Primera Instancia y contra los actos de estos juicios conocían los
superiores jerárquicos. Además en la Constitución Yucateca del encontramos ya
un catálogo de Derechos del Gobernado.

En 1642, en la Capital es convoca a un nuevo Congreso Constituyente, sus


miembros estaban desorientados por lo que me refiere al sistema que iban a
seguir: Federalismo o Centralismo. Se nombró en el seno del Congreso una
Comisión para que se dictara el proyecto de Constitución, pero ésta se dividió
formándose así el “Grupo Mayoritario” y el “Grupo Monetario”. Como no se
pusieron de acuerdos ambos grupos, cada uno ciertos proyectos de la
Constitución; ambos proyectos habían adoptado el Federalismo, en el de la
mayoría se siguió llamando a los Estados Departamentos, más bien para no herir
la susceptibilidad de los Centralistas; se daba a los Departamentos una autarquía;
podía elegir a sus gobernadores, a su Poder Legislativo, etc.

En el Proyecto de la Minoría, se declaró abiertamente el Federalismo; a los


Departamentos de antes se les llama ahora Estados, débaseles su soberanía
interior. En ambos proyectos, se consagran capítulos en que se consagran
garantías individuales, pero en el proyecto de la Minoría se establece un medio
para preservar esas garantías individuales; a éste medio Otero le llamó “Reclamo”;
este reclamo, debía proceder contra cualquier acto o ley que violara garantías
individuales. Pero junto con este sistema, de cuya resolución se iban a encargar
los Tribunales, Otero establece un sistema de tutela Constitucional por órgano y
por vía política, a cuyo sistema nos vamos a referir la clase próxima.

Para Otero, los Tribunales de la Federación deberían de conocer de los reclamos


contra cualquier ley o acto de autoridad que violara las garantías constitucionales.
Pero además, siempre concibió la idea de que aparte del reclamo, debería existir
otro medio para proteger a la Constitución y las legislaturas de los Estados cunado
fuera una ley federal, cambiará así el sistema jurisdiccional (reclamo) y al sistema
político. El sistema de Rajón era unitario y eminentemente jurisdiccional tenía una
visión cabal de cómo debería lograrse la preservación Constitucional; en cambio,
el sistema de Otero era parcial, y así, combinó el sistema de control por órgano
político, el cual tiene grandes diferencias y origina pugnes, conflictos entre las
mismas autoridades de los órganos del Estado, como sucedió con el Supremo
Poder Conservador. Ambos Proyectos, el de la Mayoría y el de la Minoría, eran de
carácter general, y el primero lo hizo sin denominar a las autoridades federativas
“Estados” sino Departamentos. El Congreso Constituyente de 1842, urgía la
presentación del Proyecto Constitucional y la Comisión hizo un proyecto. Santa
Anna lo conocía y pretextando que la libertad de prensa exaltada producía el caos,
se pronunció en su contra, nombrando la Junta de Notables. En 1843, entraron en
vigor las bases de Organización Política de la República Mexicana, y en ellas se
suprimió el Supremo Poder Conservador; La Constitución quedó por esto, sin
protección. Todos los males que aquejaban al país eran achacados al sistema
Central. Los Estados, reducidos a simples Departamentos, siempre fueron
enemigos de la Constitución del Centralismo de 1836.

En plena guerra contra los Estados Unidos, Otero introdujo actas de Reformas,
que pone en vigor nuevamente a la Constitución de 1824 (estas actas entran en
vigor en 1847). Se reimplanta el Federalismo y en él, Otero siguió reafirmando los
preceptos del proyecto Minutario de 1842; conforma a esta acta, se implantan los
dos sistemas de Control Constitucionales: Por vías y órganos jurisdiccionales y
políticos. Las autoridades judiciales, deberían de conocer de los Amparos que se
promoviesen por cualquier individuo, contra leyes o actos de las autoridades
federales o locales, que violasen las garantías del gobernado; procedió el amparo
en contra de cualquier ley o acto de las autoridades federales o locales que
violasen las garantías individuales. Pero se establece además el sistema de
protección constitucional por vía y órgano político: competía al Congreso de la
Unión, conocer de cualquier ley local que violara la Constitución, a petición de
cualquier órgano del Estado (El sistema Político) y las legislaturas de los Estados
conocían de violaciones provenientes de leyes federales.

En el Art. 5º se declara que las autoridades de los Estados debes garantizar las
garantías de libertad, igualdad, seguridad jurídica, de propiedad, pero no consagró
esas garantías. Esta acta, era inferior a la Constitución de 1840 (Yucateca) pues
en ésta se consagro un capítulo de garantías individuales; instituyó el sistema de
amparo no solo contra las leyes o actos que violaran las garantías individuales
sino contra leyes o actos que violaran cualquier precepto constitucional. En el Acta
no se consagran las Garantías Individuales; el sistema político únicamente
preservaba el precepto que no se refieran a garantías individuales, los cuales eran
protegidos por el sistema jurisdiccional. Esta Acta, sólo estuvo vigente
teóricamente; pues Santa Anna gobernaba a su voluntad y constituyó una
aristocracia. Abolió el sistema federal y expidió, Decretos anulando leyes de las
legislaturas de los Estados que él llamaba Departamentos. Dicho gobierno era
grotesco y ridículo, suprimió los juzgados del Distrito, estableció inicuos
impuestos; ningún gobernante en ningún país del mundo gozaba un Poder
omnímodo como el de Santa Anna; se formó, además una de Ayutla contra ésta
dictadura, que había conculcado la libertad humana y así, un grupo de patriotas
guerrerenses, proclaman aquel Plan.

Una vez que el movimiento obtuviera el triunfo, se debería nombrar a un Congreso


constituyente y mientras se hacía la Constitución, se debería nombra un
Presidente Provisional decía el Plan; el Primer Presidente provisional fue Don
Juan Álvarez, al cual prosiguió Comonfort. En 1856, o mejor dicho a fines de 1855,
se lanza la convocatoria para un Congreso Constituyente, que se inaugure en
febrero de 1856 y termina sus labores el 31 de enero de 1857.
México se salva en la historia por éste congreso. En él no imperó ningún
partidarismo e inclusive, la adopción del régimen federal no fue pero el Plan de
Ayutla sino por espontaneidad del Congreso. En las discusiones, se estuvo a
punto de volver a la vigencia de la Constitución de 24, pero ello fue rechazando y
se siguió la elaboración de Proyecto.

El fin del estado Mexicano debería ser el respeto a los derechos del hombre dice
el Proyecto (Iusnaturalismo), las bases de las Instituciones Sociales son los
derechos del Hombre, se asume una actitud liberal y el Estado solo debería
intervenir en las relaciones entre los particulares cuando su desarrollo pudiera
violar la paz o seguridad. Se consagró la igualdad de todos los hombres, y esto
significó el nacimiento de un ambiente Jacobino. Se trató en forma igual a los
desiguales y no igual a los iguales y desigual a los desiguales, sistema de
igualdad Aristotélico.

La Constitución se olvidó de las masas desvalidas y se olvidó del problema


agrario, su principal preocupación fue preservar los derechos del hombre,
pisoteados por la Dictadura. Don Ignacio Ramírez, al discutirse el Art. 1º preguntó:
Cuáles son esos derechos del hombre; pidió que se hiciera un catálogo de esos
derechos; se le contestó (P. Arraiga) que los derechos del hombre eran los que
tenía el por el hecho de serlo, y para garantizar esos derechos, se habían
implantado garantías individuales.

Los derechos del hombre son anteriores y superiores a toda sociedad; pueden ser
vulnerados, pero para protegerlos, precisamente y para obligar a las autoridades a
respetarlos, se crean las garantías individuales. Estos son los preceptos de
observancia obligatoria para todas las autoridades del país, a fin de preservar las
garantías individuales. Veamos aquí, la influencia de la revolución francesa, de la
declaración de los derechos del hombre. Para asegurar el cumplimiento de los
derechos del hombre por las autoridades, se implantan las garantías individuales
que preservan a aquellos.

Se suscitó un problema sobre los derechos del hombre en el Congreso y se


planteó esta cuestión si el Amparo se estableció para hacer efectivos los derechos
del hombre que son otorgados por el Creador a todo ser humano, las Personas
Morales no son titulares de los derechos del hombre?.... Vallarta distinguió entre
los derechos del hombre y las garantías individuales.-
En la constitución de 1857 veíamos la Amparo a grandes rasgos. Dijimos que el
Proyecto Constitucional que fue acogido por el Constituyente consideró al Amparo
como una institución de tutela parcial de la Constitución. Procedía y procede
contra cualquier acto o ley de autoridad que viola garantías individuales. Así, el
Amparo protege los 29 primeros artículos de la Constitución; así, se consideró al
Amparo en el Proyecto elaborado por la Comisión presidida por Ponciano Arraiga.
Además, proteger a la Constitución en lo que se refiere a distribución de
competencias entre las autoridades federales y las locales fue otra tarea que se
encomendó al Amparo pro la Comisión de Constitución. Esto protege al gobernado
cuando una autoridad local o federal quiere hacerlo objeto de un acto de
autoridad, sin tener competencia. Esto equivale a nuestro artículo 103 actual.

En cuanto al primer objetivo del Amparo, es decir, anular actos o leyes que
contravengan a la Constitución, se acogió la idea de Don Mariano Otero, pero para
evitar que las autoridades federales se convirtieran en autoridades centrales, se
dio al Amparo el segundo objetivo, es decir, proteger a la Constitución en lo que
toca a distribución de competencias.

Del proyecto del 56 se elimina el sistema de tutela constitucional por órgano


político como lo establecía la Carta de 47.

Si estudiáramos el Amparo en la Constitución de 57, no haríamos más que ver


todo el curso ya que el amparo en la actualidad es casi igual al que establecía la
Constitución de 1857.

En cuanto a las garantías individuales, podemos decir que los Constituyentes de


16 y 17 casi aceptaron el sistema de la Constitución de 57 (Recordamos que el
primer Jefe del Ejército Constitucionalista lo que quería era hacer una reforma a la
Constitución de 57). En la Constitución de 17 se acepta el sistema preceptivo de la
Constitución de 57.

La Constitución de 57 tropezó con muchas dificultades; originó la guerra de 3 años


o guerra de Reforma. Las clases privilegiadas (Clero, Milicia) se levantaron contra
la constitución y la Iglesia lanzó anatemas o excomuniones a las que siguieran a la
Constitución de 57, pero la Historia siempre se desenlaza en favor de las causas
justas y triunfa el liberalismo que culmina con la muerte de Maximiliano el 12 de
junio de 1867. El conservadorismo desaparece definitivamente del campo histórico
de México.

La filosofía Jurídico-Constitucional establece que un constitución es legitima no


solo porque haya salido de una asamblea de diputados electos por el pueblo, sino
que es legítima cuando se observa regularmente pro gobernantes y gobernados a
pesar de que la Asamblea no sea auténtica. La Constitución de 57 se legitimó
porque normó la vida del país sin ninguna oposición cruenta o violenta de
gobernantes o gobernados.

De aquí en adelante, todos los movimientos eran en nombre de la Constitución de


57 y el mismo Carranza, no tuvo la intención de que se elaborara una nueva
Constitución recordemos que el Plan de Guadalupe (Carranza) tuvo como fin el
restablecimiento del orden constitucional (huerta).

Pero, ¿Cómo se legitimó la Constitución de 57?... ¿Cómo se sometieron a sus


mandatos los Conservadores?...
El Art. 13 de la Constitución de 57 que equivale al Art. 13 de la Constitución actual,
establecía como garantía la de que nadie puede ser juzgado por leyes privativas;
el gobierno de Juárez, después de restaurada la Republica, expandió un Decreto o
ley que imponía a los Directores del movimiento Conservador una serie de penas,
y se señalaban específicamente a los sujetos que habían sido afectados por dicha
pena; los sujetos estos, invocaron en su defensa la Constitución de 57 contra la
cual habían luchado antes con las armas en la mano; solicitan Amparo y se les
concede; esto significa de la legitación de la constitución de 57; podríamos narrar
otros muchos casos en que se legitima por sus propios detractores la constitución
de 57.

COMO SE GESTO EL AMPARO EN LA CONSTITUCIÓN DE 57. Los


Constituyentes tuvieron como antecedente el Acta de Reforma de 47; se elimina el
sistema de tutela Constitucional por órgano político del Acta de 47. Se da al
Amparo el segundo objetivo que ya vimos (Distribución de competencias) pero en
cuanto a competencia para interponer el Amparo, se dijo que serían los Tribunales
de la Federación los que conocieran de él, previo VEREDICTO DE UN JURADO
POPULAR, para saber si un acto o una ley eran contrarios a la Constitución.

En la última sesión del Congreso se aprueba el Proyecto Constitucional, en el


sentido que decimos (El previo veredicto del Jurado Popular Integrado por
vecinos) este fue un error, del proyecto Constitucional, porque el Jurado Popular
no está capacitado para examinar cuestiones constitucionales.

De haber funcionado al Jurado Popular, hubiera fracasado nuestro Amparo, pero


no fue así, sino que se eliminó al Jurado Popular por virtud de un fraude
parlamentario. El asunto estuvo así: El proyecto aprobado debía incorporarse a la
constitución; se nombró una comisión de Estilo en la que figuró León Guzmán que
era el Vice-Presidente del Congreso en funciones de Presidente ya que Don
Valentín Gómez Farías se encontraba enfermo. León Guzmán tenía la función de
corregir literariamente el proyecto aprobado en la sesión; León guzmán tenía que
hacer literariamente a la Constitución, de acuerdo con los antecedentes
parlamentarios. León Guzmán redactó la constitución como miembro de la
Comisión de Estilo; entonces, presentó la Constitución; se dio lectura en el
Congreso y nadie se dio cuenta de que se había suprimido el Jurado Popular,
estableciéndose la primacía a los tribunales.
Así se juró por el Presidente Valentín G. Farías y se expide y se publica.

Pasó el tiempo, en algunos periódicos se criticó el proceder de León Guzmán ya


que su misión había sido depurar la Constitución y que por propia iniciativa había
alterado algunos preceptos y entre ellos el 101 y 102 que se referían al Jurado
Popular. León Guzmán explicó: “Si realmente se suprimió el Jurado Popular, esa
supresión no sólo se debió a mí sino también al Congreso Constitucional que
tampoco advirtió mi error”; prosiguió: “Durante tres noches trabajé sobre el Estilo
de la Constitución, cotejando las Actas con el texto del Proyecto constitucional;
entonces en la última sesión llevé a dos secretarios, uno de los cuales daba
lectura el precepto original y el otro leía el precepto arreglado ya por mí, tal como
se presentó ante el Congreso”; se leyó el proyecto original, las votaciones
referentes al Amparo y el 101 y el 102 relativos al Jurado popular. Se aprobó así lo
hecho por León Guzmán y se juró la Constitución. Así, -decía León Guzmán- el
culpable del fraude parlamentario no sólo soy ya sino todo el Congreso.

La Constitución de 57 en lo que toca al Juicio de Amparo requirió de diferentes


leyes reglamentarías; la primera ley reglamentaria de los artículos 101 y 102
(referentes al amparo) fue la de 1862 que fue sustituida por la Ley de Amparo y el
Rigth of Habeas Corpus”; esta Ley de 69 fue declarada inconstitucional porque
conforme al artículo 101 procedía el Amparo contra cualquier acto de autoridad
qué violase garantías individuales; entonces, si la Ley de 69 restringió la
procedencia constitucional del Amparo a los actos de autoridades judiciales,
estaba en contra del texto constitucional.

En la Ley de 82 se suprimió esta causa de improcedencia y se dejó la puerta


abierta para combatir actos de autoridades judiciales.

En la Ley de 69 se vislumbra la Institución de Suspensión del Acto Reclamado;


ésta ley daba facultades discrecionales al Juez de Distrito Para que ordenara la
suspensión del acto reclamado cuando éste ocasionara perjuicios irreparables al
quejoso. En la ley de 82, se reglamenta la suspensión, aunque no perfectamente y
se distingue entre la suspensión provisional y la definitiva.

El Código de Procedimientos Federales de 97 siguió a la Ley de 82; en 97 se


realiza una compilación de todos los ordenamientos Federales y es así como en
este Código se incluyó un capítulo para el Juicio de Amparo; este Código estuvo
en vigor hasta 1908 en que surgió el código de Procedimientos civiles, en el cual
se regulaba como procedimiento civil al Juicio de Amparo; esta fue la última Ley
Reglamentaria de los artículos 101 y 108.
Bajo la vigencia de la Constitución de 17 han surgido dos leyes; la de 1919 y la de
enero de 1936.

Con esto damos por terminado el aspecto histórico de nuestro curso y la vez
próxima entraremos al estudio del artículo 13 Constitucional. Les advierto que
dada la premura del tiempo sólo veremos el artículo 13, el 14 y la primera parte del
16 y luego entraremos al estudio del Juicio de Amparo.

Vamos en esta clase a estudiar el artículo 13 de nuestra Constitución, después de


haber hecho un recorrido histórico a cerca de la situación del individuo como
gobernado en los diferentes regímenes de algunos Estados.

El Art. 13 consagra varias garantías de igualdad, la primera de ellas consiste en


que nadie puede ser juzgado por leyes privativas no por tribunales especiales;
nadie puede gozar de fuero a título de privilegio y que subsiste el güero de guerra
para los delitos militares prohibiéndose a los fueros castrenses que sujeten a
proceso a una persona que no sea militar.

Examinemos; NADIE PUEDE SER JUZGADO POR LEYES PRIVATIVAS:- Las


garantías individuales son relaciones jurídicas de Supra o Subordinación, y
entendemos por estas, aquellas que denotan vínculos jurídicos que se entablan
entre dos sujetos en diferente plano, entre uno que desempeña actos de
soberanía, de autoridad y otro que es un particular con carácter de gobernado; son
relaciones de desigualdad; bien, el término NADIE, implica ningún gobernado,
entendiéndose pro gobernado toda persona física o moral, cuya esfera de acción
jurídica, es susceptible de constituir la materia de un acto de autoridad; Acto de
autoridad es un acto unilateral, iterativo, coercitivo, realizado o realizable pro un
órgano del Estado. Así, ninguna persona física o moral puede ser juzgada por
leyes privativas.

El concepto central que no sirva para interpretar esta primera parte del artículo 13
constitucional es el de “Ley Privativa”; ¿Qué debemos entender pro ley
privativa?... ¿En qué se distingue de la Ley especial?...

Veremos primero el concepto jurídico de ley:- La Ley es un Acto Jurídico.- Este es


un género próximo y ¿Qué es un acto jurídico?... ¿En qué se diferencia un acto
jurídico de un hecho jurídico?... El hecho Jurídico es un acontecimiento que tiene
como objetivo inmediato producir consecuencias de derecho; en esto es
precisamente en lo que se diferencia del hecho material que no produce efectos
jurídicos.
Ahora, en el hecho jurídico, el que lo realiza no desea que se produzcan las
consecuencias jurídicas de él, en cambio, el acto jurídico es intencional, ya que el
que lo realiza quiere que ese acto produzca las consecuencias del derecho. Todo
acto jurídico es un hecho jurídico lato sensu, ya que ambos producen
consecuencias de derecho. La ley es un acto jurídico ya que el Legislador quiere
que nazca; la ley es pues un acto jurídico; ahora bien, la ley es un acto jurídico
público porque se realiza por órganos del Estado y no por particulares, atribuidas
esta facultad a los órganos del Estado que él mismo señala (Poder Legislativo).

Tanto los actos jurídicos como los actos administrativos y la Ley son actos de
autoridad, Imperativos, unilaterales y coercibles y la esfera jurídica del particular
puede ser susceptible de ser afectada por un acto de autoridad. Debemos
distinguir entonces el concepto Ley como acto jurídico, de la función jurisdiccional
y de la administrativa. La ley es un acto jurídico público, cuyas características son
la GENERALIDAD, la ABSTRACCION y la IMPERSONALIDAD, en cambio, los
actos jurisdiccionales tienen las características contrarias: Concreción,
individualidad y particularidad.

Qué se entiende por abstracción?- La norma jurídica, sólo toma en cuenta un ente
abstracto para establecer, con base en él una regulación, es decir, un ente
abstracto para establecer, con base en él una regulación, es decir, un ente
abstracto, toma la ley siempre un ente abstracto (verbigracia el concepto de
comerciante, de hombre, el concepto de inmueble, etc.) un concepto que no se
agota en los entes individuales, numéricamente contados o limitados, sino que se
da en ellos y en todos los demás.

De la abstracción se derivan los otros dos elementos: Impersonalidad y


generalidad; Impersonalidad: la ley no rige para un número de personas, sino para
todas las que entren dentro de su supuesto. El capítulo del Código Civil (por
ejemplo) que regula la relación de arrendamiento no se refiere a un número de
contratos de arrendamiento limitado, sino al contrato de arrendamiento in genere,
in abstracto, rige a todos los contratos de arrendamiento que se puedan celebrar
en lo futuro.

La ley es general ya que no se refiere a un ente concreto; de ahí que la ley


implique siempre un juicio lógico que tiene como sujeto a un ente abstracto,
supuesto es abstracto igualmente y el Predicado es la regulación que son torno a
éste ente presenta.

Un acto administrativo y un acto jurisdiccional no son actos abstractos,


impersonales y generales, sino que tienen como características la concreción, la
personalidad y la particularidad, ya que solo surten sus efectos en relación con las
situaciones concretamente determinadas que los hayan motivado. Los actos
administrativos y jurisdiccionales son reestructurados al acta en virtud de que no
pueden surtir efectos para los que no intervienen en ellos.

¿Entre un acto jurisdiccional y un administrativo qué diferencia encontramos?... En


el acto administrativo se aplica la ley a un caso concreto; si yo reúno los requisitos
necesarios para que se me otorgue una concesión minera, el Poder administrativo
tiene que dictar una resolución en ese sentido. La aplicación legal en el acto
jurisdiccional es indudablemente la misma, solo que en éste, la aplicación de la ley
es necesariamente en virtud de una controversia, cosa que no sucede en un acto
administrativo. En el acto jurisdiccional debe existir siempre un conflicto jurídico
previo.

Pues bien, una ley privativa no es una ley, vamos a dar otras explicaciones antes
de seguir adelante.
Comenzábamos a ver la competencia en materia de amparo. Dijimos que los
Tribunales de la Federación, ejercen dos especies de función judicial: La función
Judicial propiamente, y la función jurídico constitucional. En la primera, los
Tribunales de la Federación no se erigen en órganos tutelares de la Constitución,
la finalidad de esta función es resolver los conflictos jurídicos del orden federal; en
cambio, al ejecutar la función jurídico constitucional, que se ejercita siempre por
medio del amparo, si se está tutelando la constitución. Se le llama jurídica a la
función precisamente porque se está tutelando a la Constitución, y se le llama
política porque se está realizando una relación de poder a poder.

Nos referimos a la competencia entre los órganos judiciales comunes, es decir,


cuando no se trata de amparo.

Tratándose de la función judicial propiamente dicha, prevista en los artículos 104,


105 y 106 constitucionales, se ejercita en primera instancia por los Jueces de
Distrito. El Art. 104 Constitucional en su Frac. I, establece la concurrencia de
jurisdicción entre los Tribunales de los Estados y los de la Federación. Cuando la
controversia afecte intereses sociales, será competente un Juez de Distrito, un
Juez Federal. Cuando en un juicio intervenga una autoridad Federal (Pensiones v.
gr.) y esté conociendo un Juez local cesará su jurisdicción y conocerá del asunto
una autoridad federal porque la jurisdicción federal es atrayente. Así se explica
que un juicio Eje. Merc. Puede entablarse indistintamente ante un Juez de Distrito
o ante un Juez Común.

De acuerdo con el Art. 104 Constitucional los Jueces de Distrito son competencias
para conocer en Primera Instancia y en la Segunda Instancia conocerán los
Tribunales Unitarios de Circuito. Aquí termina la tramitación del Juicio Federal. Así,
por ejemplo, se dicta una sentencia por un Juez de Distrito en un juicio Ord. Merc.,
(Primera Instancia), el afectado, puede recurrir esa sentencia en Segunda
Instancia atención del juicio federal. En síntesis, el Tribunal de Segunda Instancia
en los Juicios federales que se tramitan en Primera Instancia ante los Jueces de
Distrito, es el Tribunal Unitario de Circuito.

Pues bien, los Tribunales Unitarios de Circuito No son Tribunales de Amparo. Son
Tribunales de Segunda Instancia para conocer los recursos que se den contra las
resoluciones que dicten los Jueces de Distrito.

Las sentencias de los Tribunales Unitarios de Circuito son impugnables en amparo


directo ante el Tribunal Colegiado de Circuito o ante la S.C.J.

Por lo dicho, los jueces de Distrito conocerán en Primera Instancia de juicios


federales en los casos a que se refiere el Art. 104 Constitucional.

LA COMPETENCIA DE LA S.C.J. EN CASOS DIFERENTES AL AMPARO.-


En estos casos la S.C.J., conocerá en UNICA INSTANCIA, y solo de los casos
señalados en los Arts. 105 y 106 constitucionales. Fuera de estos casos, los
demás a que se refiere el 104 constitucional corresponden a la competencia de los
otros tribunales federales.

Vamos a referirnos al tema que nos intereses, o sea, la competencia para conocer
del juicio de amparo. Desde luego, los órganos competentes para conocer del
amparo son tres: Los jueces de Distrito, los Tribunales Colegiados de Circuito y la
Suprema Corte de J. Los Tribunales Unitarios de Circuito NO ejercitan la función
político constitucional, y en correspondencia, los Tribunales Colegiados de Circuito
NO ejercitan la función judicial propiamente dicha.

Para tratar el tema de competencia vamos a poner varias hipótesis


competenciales:

PRIMERA HIPÓTESIS.- Competencia para conocer del amparo entre Los jueces
de Distrito por un lado y los Tribunales Colegiados de Circuito y la Suprema Corte
de Justicia por el otro. ¿Cuándo conocen del amparo los Jueces de Distrito y
cuándo los Tribunales Colegiados o la Suprema Corte de Justicia?...

Conocen del amparo los Jueces de Distrito cuando el acto reclamado no sea una
sentencia definitiva civil o penal o un laudo arbitral definitivo.
Este principio delimita la competencia del Juez de Distrito por una parte y la de los
Tribunales Colegiados de Circuito y la S.C.J. por otras.

Pero además, señalan los casos de procedencia del amparo directo o uní
instancial y del amparo indirecto o biinstancial. Veamos el principio anterior a
contrario sensu: cuando se trate de una sentencia definitiva civil o penal, o de un
laudo arbitral definitiva, conocerán del amparo los Tribunales Colegiados de
Circuito o la Suprema Corte de Justicia. El principio expuesto se desarrolla en los
Arts. 107 y 104 constitucional en relación con el 158 y 158 bis de la ley de
Amparo.

Sentencia definitiva civil penal, para los efectos de la competencia en amparo.- En


Derecho Procesal Común, sentencia definitiva es la que resuelve la cuestión de
fondo, la cuestión principal y se distingue de la interlocutoria que resuelve una
cuestión incidental o accesoria que surja en un juicio. Ahora bien, para los efectos
del amparo, por sentencia los efectos del amparo, por sentencia definitiva se
entienden no solamente la sentencia que resuelva la cuestión principal, sino
además, aquella sentencia contra la cual no proceda ningún recurso ordinario.
Además se requiere que la sentencia recaiga en juicios civiles o penales, sino en
asuntos fiscales v.gr., no hacen surgir la competencia de los Tribunales
Colegiados de Circuito ni de la S.C.J. de esta forma, de las sentencias que dicta el
Tribunal Fiscal, conocerá el Juez de Distrito respectivo.

Se requiere en materia laboral, que el laudo sea definitivo, es decir, que no


resuelva cuestiones accesorias, sino que resuelva la cuestión de fondo. La
Jurisprudencia ha hecho extensiva la procedencia del amparo directo a los laudos
arbítrales, siempre y cuando sean definitivos. Conocerá de ellos la Corte o los
Tribunales de Distrito.

SEGUNDA HIPOTESIS.- Competencia en materia de amparo directo entre los


Tribunales Colegiados del Circuito por una parte y la S. C. de J. por la otra.

La primera hipótesis trató de la competencia en materia de amparo en general


entre los jueces de Distrito por un lado y los Tribunales Colegiados de Circuito y la
S.C.J. por otro.

Ahora veremos la competencia entre los Tribunales Colegiados de Circuito por un


lado y la S.C.J. por otro tratándose de amparo directo.

Dijimos que de las sentencias definitivas civiles o penales o de los laudos


arbítrales definitivos conocen el Tribunal Colegiados de Circuito o la S.C.J.; pues
bien, ¿Cuándo conoce la S.C.J. y cuándo el Tribunal Colegiado?...

El amparo se entablará ante el Tribunal Colegiado cuando en la demanda de


amparo se aleguen violaciones en la escuela del juicio cuando se han violado las
normas del procedimiento anteriores a la sentencia.

Se interpondrá el amparo ante la S.C.J. cuando en la demanda se aleguen


violaciones ya no en la secuela del juicio sino en la propia sentencia definitiva civil
o penal o en el laudo arbitral definitivo.

Vamos a tocar ahora la segunda hipótesis de competencia en materia de amparo.

El amparo directo procede siempre contra sentencias definitivas civiles o penales


o contra laudos arbítrales definitivos; para conocer del amparo directo son
competentes los Tribunales Colegiados de Circuito o la Suprema Corte de Justicia.
Ahora nos preguntamos ¿En qué casos conocen los Tribunales Colegiados y en
qué casos la S.C.J.?

Ante los Tribunales Colegiados de Circuito se promoverá el amparo cuando en la


demanda se aleguen violaciones cometidas durante el juicio civil, penal o laudo
arbitral en que se dictó la sentencia definitiva. Así, la competencia de los
Tribunales Colegiados de Circuito en materia de amparo se determina por la
índole de las violaciones alegadas.

En el caso de que se aleguen violaciones en la propia sentencia definitiva, el


amparo se interpondrá ante la Suprema Corte de Justicia.

Cuando dentro de un juicio civil se registren violaciones durante su tramitación, por


autos anteriores a la sentencia definitiva, el agraviado tiene que preparar el
amparo directo que vaya a interponer una vez que se dicta la sentencia definitiva;
la preparación consiste en el incidente de reparación constitucional y en la
protesta que ya veremos.

Si en la demanda de amparo se alegan violaciones al procedimiento, pero además


violaciones en la propia sentencia, se interpondrá ante el Tribunal Colegiado de
Circuito quien conocerá en amparo directo las violaciones del procedimiento si
concede amparo al quejoso, el amparo tendrá carácter restituido, responde todo
procedimiento. Si el Tribunal Colegiado de Circuito niega el amparo, se tiene que
abstener de calificar las violaciones que se aleguen en la misma demanda
respecto de la sentencia; lo que hará el Tribunal Colegiado es remitir el expediente
a la Suprema Corte para que ella conozca de esos agravios. A esto se le llama
Bifurcación Competencial del Amparo.

Ahora vamos a referirnos a la tercera hipótesis competencial. Se enuncia así:


competencia entre los Tribunales Colegiados de Circuito por una parte y la S.C.J:
por la otra parte conocer del amparo biinstancial o indirecto en Segunda Instancia.

Dijimos que el amparo ante Juez de Distrito procede cuando el acto reclamado no
sea una sentencia definitiva civil o penal o un laudo arbitral definitivo. Aquí
procede el amparo indirecto o biinstancial; pues bien, el amparo que dictan los
Jueces de Distrito tiene dos Instancias, por eso se llama biinstancial.

La Segunda Instancia de la sentencia dictada por el Juez de Distrito se llama


REVISIÓN. La revisión procede contra las sentencias dictadas en materia de
amparo por los jueces de Distrito.

¿En qué casos conocen en Segunda Instancia los Tribunales Colegiados de


Circuito de un amparo indirecto y en qué casos conoce en revisión de la sentencia
dictada por el Juez de Distrito la Suprema Corte de Justicia.

Para conocer en Segunda Instancia (Revisión) de una sentencia dictada por un


Juez de Distrito, la Regla General es que DE LA REVISION CONOCE EL
TRIBUNAL COLEGIADO DE CIRCUITO.

Conocerá la Suprema Corte de Justicia de las Revisiones:

PRIMERO: Cuando en el amparo indirecto en que se haya dictado la sentencia


recurrida, por el Juez de Distrito, se haya planteado una cuestión sobre
inconstitucionalidad de una ley.

SEGUNDA: Cuando en el amparo en que se dictó la sentencia por el Juez de


Distrito, hay versado sobre una cuestión administrativa, y se señale como
autoridad responsable una autoridad federal.

TERCERA: Cuando en el amparo promovido ante el Juez de Distrito, se aleguen


violaciones el Art. 22 constitucional exclusivamente; si se alegan violaciones,
además de al 22, a otros artículos constitucionales, no será válida la excepción y
el amparo se interpondrá ante el Tribunal Colegiado de Circuito.
CUARTA: Cuando la demanda de amparo entablada ante el Juez de Distrito se
haya basado en las fracciones II y III del Artículo 103 constitucional.

Fuera de estos casos, la Revisión procede ante el Tribunal Colegiado de Circuito.

La vez próxima repetiremos estas normas de fijación competencial entre la S.C.J.


y los Tribunales Colegiados de Circuito, en el relativo a Revisión.

Estábamos viendo en la clase pasada la tercera hipótesis competencial ¿Cuándo


conoce de la revisión de la S.C.J. y cuándo el Tribunal Colegiado de Circuito?

Contra las sentencias dictadas en la Audiencia Constitucional por los Jueces de


Distrito, concediendo, negando o sobreseyendo el amparo, procede la revisión, de
que la conocen los Tribunales Colegiados de Circuito (Esta es la regla general) sin
embargo existen casos de excepción en los que conoce la Suprema Corte de la
revisión; estos casos son los siguientes:

1.- Cuando el juicio en que se dictó la sentencia por el Juez de Distrito, se haya
tratado una cuestión de inconstitucionalidad de una ley.
2.-Cuando en un amparo que verse sobre materia administrativa, la autoridad
responsable sea federal (La Suprema Corte de Justicia considera a las
autoridades del Depto. Del D.F. como Federales).
3.- Cuando en un amparo penal, únicamente se reclaman violaciones al artículo 22
constitucional (es el precepto que prohíbe las penas inusitadas, azoteas, palos,
etc.) si se reclaman además de violaciones al artículo citado, violaciones a otros
artículos constitucionales, del amparo conocerá el Tribunal Colegiado. En realidad
es raro el caso en que se señale el artículo 22 violado, porque casi siempre al
violarse este artículo se violan algunos otros como el 14 o el 16 v.gr.
4.- Cuando el amparo se haya fundado en las fracciones II o III del artículo 103 de
la constitución que establecen la procedencia del amparo por invasión
competencial.
Fuera de estos casos, las sentencias dictadas por los jueces de Distrito son
revísales por el Tribunal Colegiado correspondiente. Estas son las reglas para fijar
la competencia en esta tercera hipótesis entre el Tribunal Colegiado de Circuito y
la Suprema Corte de Justicia en amparo indirecto de segunda instancia.

CUARTA HIPÓTESIS.- Competencia entre las diferentes salas de la Suprema


Corte, para conocer, tanto el amparo directo como de la revisión.
LA Corte tiene cuatro salas cuya competencia se determina por la materia, así, si
el amparo directo es contra laudos arbítrales dictados por las juntas o por el
Tribunal de arbitraje conocerá la Cuarta Sala que es la de trabajo; si se trata de un
amparo penal, conocerá la Sala Primera que es la Penal, si es sentencia
administrativa se surte la competencia a favor de la Segunda Sala que es la Sala
Administrativa; si por último la sentencia es civil, conocerá la Tercera Sala de la
Corte.

Estrictamente no hay amparo directo en materia administrativa porque el amparo


directo procede contra sentencias definitivas civiles, penales o laudos arbítrales
definitivos; la ley no habla de sentencia definitiva administrativa. Realmente no
procede al amparo directo en materia administrativa. Sin embargo, puede haber
un caso, contrario desde luego a la ley, pero que en la realidad hace surgir la
competencia de la Sala Administrativa para conocer de él; los jueces del Distrito
conocen, además de los juicios de amparo, de los juicios ordinario federales,
cuando se trate de anular procedimiento seguido ante una autoridad
administrativa. La sentencia del Juez de Distrito, es recurrible ante el Tribunal
unitario de Circuito, y la sentencia de este es impugnable en amparo directo; como
la materia se administrativa conocerá del amparo la Suprema Corte de Justicia por
medio de su Sala respectiva.

Tratándose de la revisión, operan las mismas reglas para fijar la competencia de


las Salas de la Corte.

QUINTA HIPOTESIS.- Competencia para conocer del amparo directo entre los
diferentes Tribunales Colegiados de la República. La regla se basa en el territorio.
Cada Tribunal Colegiado tiene una circunscripción territorial y esta se integra por
la jurisdicción territorial de los diferentes Jueces de Distrito; entonces, es
competente en Tribunal Colegiado para conocer del amparo directo, cuando la
autoridad responsable esté ubicada dentro de la jurisdicción del Tribunal
Colegiado de Circuito. Es la residencia de la autoridad responsable lo que
determina la competencia de los Tribunales Colegiados de Circuito que son 6: 2
en el D.F., uno en Veracruz, uno en Puebla, uno en Monterrey y otro en
Guadalajara.

SEXTA HIPOTESIS.- Competencia entre los diferentes Jueces de Distrito de la


República 40 en total. ¿Cuándo es competente un Juez de Distrito para conocer
de un amparo indirecto?... Esta hipótesis es muy importante y en ella encontramos
reglas diferentes. La fundamental, que está consignada en el 2º párrafo del
artículo 36 de la Ley de Amparo, se enuncia así: es competente un Juez de
Distrito para conocer del amparo indirecto o biinstancial, cuando dentro de su
jurisdicción se ejecuta la o trata de ejecutarse el acto reclamado. Esta regla se
basa en el territorio y es la regla básica. Ejemplo: Juan Pérez sabe que un Juez de
lo Penal de Guadalajara ha librado una orden de aprehensión en contra de él,
Juan Pérez radica en México, por ello el lugar en donde se le va a detener, a
aprehender es México; en estas circunstancias no es competente para conocer del
amparo el Juez de Distrito de Guadalajara sino alguno de los Jueces de Distrito
del D.F., porque es aquí donde se va a ejecutar el acto reclamado. Esta regla la ha
aclarado la jurisprudencia de la Corte diciendo que si entre los diferentes actos
reclamados hay algunos que ameritan ejecución material y otros no, es
competente para conocer del amparo el Juez de Distrito del lugar en que vayan a
ejecutar materialmente los actos reclamados.

2ª Regla.- También es regla territorial. Cuando los actos reclamados por su


naturaleza ejecutiva se puedan realizar en diferentes lugares correspondientes a
diferentes jurisdicciones en que radiquen Jueces de Distrito, será competente el
del lugar que primero hay prevenido. (Párrafo II Art. 16 Ley de Amparo), es decir,
es competente cualquiera de los Jueces dentro de cuya jurisdicción se vaya a
realizar el acto reclamado; el particular puede elegir el Juez que quiere que
conozca del asunto.

3ª Regla.- Es Juez de Distrito competente aquél de cuya jurisdiccional resida la


autoridad responsable cuando el acto reclamado no sea por su naturaleza
ejecutable, que no amerita ejecución material (Art. 36 párrafo III Ley de Amparo).

4ª Regla.- Cuando se trate de resoluciones que por su propio dictado sean


violatorias de garantías, sean o no ejecutables, es Juez de Distrito competente
aquél donde resida la autoridad que la hubiera emitido, siempre que esa
resolución no hubiere empezado a ejecutarse, en cuyo caso conocerá el Juez de
Distrito del lugar en que se ejecuten o vayan a ejecutarse los actos reclamados.
Una resolución es violatoria de garantías por sí misma cuando la dicte una
autoridad que no esté facultada para hacerlo (Sent. Civ. Dictada por el Tribunal
Fiscal) (Art. 36 Párrafo IV Ley de Amparo).

Estudiábamos la séptima hipótesis competencial que consiste en la determinación


de la competencia en materia de amparo entre los diferentes Jueces de Distrito.

Para determinar esta competencia existen tres criterios: a).- EL CRITERIO


TERRITORIAL, EL CRITERIO MATERIAL Y EL QUE SE DERIVA DE LA INDOLE
ESPECIAL DE ALGUNAS AUTORIDADES RESPONSABLES.

Vimos las reglas que constituyen el criterio territorial.


El Criterio Material para la Fijación de Competencia en materia de Amparo, de los
Jueces de Distrito: El amparo puede versar sobre diversas materias penal, civil,
administrativa o laboral de acuerdo con la índole del acto reclamado; dentro de la
materia administrativa se comprende, tanto a la administrativa propiamente dicha
como la laboral para la fijación de la competencia, pues bien, este criterio solo
opera tratándose de Jueces de Distrito en el D. F., porque aquí tenemos Jueces
de Distrito en cada una de las diferentes materias Los juzgados de Distrito
foráneos tienen competencia trimaterial, pueden conocer indistintamente de
cualquier amparo indirecto. Así, el criterio material no se aplica para los Jueces de
Distrito foráneos; esta competencia trimaterial se estableció por las Reformas a la
Ley de Amparo y a la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación de 1950.
Antes de ella, en Guadalajara, Puebla o Veracruz, donde existen dos Jueces de
Distrito, el Primero conocía solo de la materia penal y el Segundo conocía de las
otras materias. Así, es bien sencillo este criterio material.

El tercer deriva de la índole de las diferentes autoridades responsables que


pueden figurar en un Juicio de Amparo.

Cuando un Juez de Distrito sea autoridad responsable, para conocer del Amparo
será competente otro Juez de Distrito de la misma jurisdicción del responsable,
cuando no exista otro Juez de Distrito, con la misma jurisdicción del responsable,
es Juez de Distrito competente el más inmediato al responsable.

Esta es la primera regla para conocer la competencia por la índole de


determinadas autoridades responsables; Supongamos que en un juicio ejecutivo
mercantil se dictó una sentencia, el agraviado, la recurre en amparo. (La sentencia
fue dictada en el 1º de Depto.), pero aparece un tercero perjudicado, entonces,
ésta, deberá promover su amparo ante el Juez 2º de Distrito.

LA SEGUNDA REGLA:- Cuando el acto reclamado consiste en una resolución


dictada por un Tribunal Unitario de Circuito, en este caso será competente para
conocer del amparo el Juez de Distrito que pertenezca a Circuito distinto del
Tribunal Unitario de Circuito correspondiente y que sea el más próximo a la
residencia del Unitario.

Con esto terminamos el tema relativo a competencia; ahora veremos la


JURISDICCIÓN CONCURRENTE Y LA COMPETENCIA ANEXA O AUXILIAR EN
MATERIA DE AMPARO. Este tema se relaciona grandemente con el de
competencia.

Cuando hablábamos de la función judicial propiamente dicha, dijimos que existe


concurrencia entre las autoridades federales y los jueces locales. En materia de
amparo existe también la jurisdicción concurrente que opera entre un Juez de
Distrito y el Superior jerárquico del que hay dictado la resolución reclamada. (107
constitucional y 130 de la Ley de Amparo). El quejoso puede promover el amparo
ante el Juez de Distrito o ante la autoridad superior jerárquica del Juez que haya
dictado la resolución; pero esta concurrencia solo opera tratándose de
resoluciones penales que violen los artículos 16, 19 o 20 constitucionales.

Dijimos que los Tribunales Unitarios de Circuito no conocían de amparo, sin


embargo existe un solo caso en que si podrán conocer de él. Veamos:

Un juez de Distrito, el 2º en materia penal, dicta un auto de formal prisión contra


Jaime Güemez, éste, puede interponer el amparo ante otro Juez de Distrito de la
misma jurisdicción, pero también puede interponer su amparo ante el superior
jerárquico del Juez de Distrito, y como sabemos, el superior jerárquico del Juez de
Distrito es el Tribunal Unitario de Circuito. Este es un caso insólito en que se
acude al amparo ante el Tribunal Unitario.

Esto es lo que se llama jurisdicción concurrente en materia de amparo.

Contra un auto de formal prisión procede la apelación o el amparo; entonces el


superior jerárquico del Juez que conoció del proceso (Tribunal Sup. Just.) Puede
conocer de la apelación o del amparo.

LA COMPETENCIA AUXILIAR EN MATERIA DE AMPARO.- Las autoridades


judiciales comunes (Juez de Primera Instancia, Juez Menor o Juez de Paz) son
auxiliares de la justicia federal en materia de amparo, pero esta competencia es
muy limitada. Hay que entender que solo cuando no haya Juez de Distrito en el
lugar pueden actuar las autoridades comunes. Pues bien, un Juez de Distrito en el
lugar puede actuar las autoridades comunes. Pues bien, un Juez de Primera
Instancia puede conocer de una demanda de amparo, pero solo que se trate de
actos de los que se refieren en el artículo 17 de la ley de amparo (que pongan en
peligro la vida, actos que tienden a desterrar a una persona, etc. Etc.) Fuera de
estos actos no opera la competencia auxiliar. La competencia auxiliar se
estableció por el legislador para conocer de determinados casos urgentes, a
efecto de conceder la suspensión al quejoso.

Las competencia auxiliar ni importe la tramitación plena del amparo; en estos


casos, cuando se trate de los actos a que se refiere el artículo 17 de la ley de
Amparo, el Juez común se debe concretar a admitir la demanda y proveer sobre la
suspensión y una vez hecho esto, debe remitir el expediente al Juez de Distrito
correspondiente.

Esta es la competencia anexa o auxiliar. La vimos que es muy restringida en


cuanto a su procedencia y en cuanto a su tramitación, ya que el Juez se debe
concretar a dictaminar sobre la suspensión.
Con esto damos por concluido el tema relativo a competencia en materia de
amparo. La clase próxima veremos las “CAUSAS DE IMPROCEDENCIA DEL
AMPARO”.

Vamos a comenzar el estudio de LAS CAUSAS DE IMPROCEDENCIA DEL


JUICIO DE AMPARO.
La improcedencia de la Amparo propiamente es de dos tipos: LA
IMPROCEDENCIA CONSTUCIONAL y LA IMPROCEDENCIA LEGAL. La primera
es de tipo absoluto, necesario, la legal es de tipo relativo o contingente.

El Artículo 103 constitucional establece, la procedencia constitucional del amparo;


pero hay casos en que la misma constitución establece que el amparo es
improcedente para impugnar determinados actos que abstractamente ella
consigna; en estos casos nos encontramos frente a la improcedencia
constitucional del amparo, que solo debe consignarse en la constitución.

Si conforme al artículo 103, el amparo es procedente para atacar cualquier ley o


acto de autoridad estricto sensu que viole garantías individuales, o cualquier ley o
acto que signifique invasión de competencias, sólo un artículo de la constitución lo
puede hacer improcedente; nunca es dable a una ley secundaria restringir la
procedencia del amparo.

El amparo para atacar resoluciones dictadas por las Cámaras, a propósito de la


elección o remoción de sus miembros, es improcedente. Esta es una
improcedencia absoluta establecida en el artículo 60 constitucional es un caso de
improcedencia constitucional.

El artículo 3º constitucional establece otro caso de improcedencia absoluta. II.- Los


particulares podrán impartir educación en todos sus tipos y grados. Pero por lo
que concierne a la educación primaria, secundaria y normal y a la de cualquier tipo
o grado, destinada a obreros y a campesinos, deberán obtener previamente, en
casa caso, la autorización expresa del poder público. Dicha autorización podrá ser
negada o revocada, SIN QUE CONTRA TALES RESOLUCIONES PROCEDA
JUICIO O RECURSO ALGUNO.

Otro caso es el que dice que el amparo es improcedente contra las resoluciones
rotatorias y restitutorias que se establezcan a favor de los pueblos (27
constitucional).
Desde luego no hay que confundir la improcedencia absoluta con la inexistencia
de la acción de amparo que derive de la no colmación de los requisitos de
procedencia del amparo. Al referirnos a la inexistencia aludimos a la falta de
requisitos de procedencia del amparo, a la falta de requisitos que se encuentran
colmados real y objetivamente, no a los requisitos ideales, subjetivos. Al hablar de
inexistencia nos referimos a los requisitos reales, que se prueban efectivamente.
En caso de que no se lleguen a probar, (el acto reclamado v. gr.) el amparo será
inexistente.

En la improcedencia constitucional existen todos los elementos del amparo, todos


los elementos que requiere la acción de amparo, solo que por factores extrin
secos a la acción de amparo, esta es improcedente.

¿Qué diferencia hay entre las dos clases de improcedencia? En la improcedencia


absoluta o necesaria, y la acción de amparo es improcedente atendiendo a
factores objetivos ajenos a la voluntad del quejoso. La improcedencia relativa
deriva siempre de la actitud que el quejoso haya asumido frente al acto reclamado.
Cuando se viola el principio de definitivita y directamente se ataca el acto en
amparo, es improcedente, y lo es por el olvido de agotar previamente los recursos
ordinarios; ese acto sí es impugnable en amparo; ese mismo acto sería
impugnable en amparo por otra persona que hubiera agotado los recursos
ordinarios; por eso se le llama a esta improcedencia, relativa o contingente, y es
relativa la improcedencia porque deriva de la actitud que el quejoso asumió frente
al acto reclamado.

Una persona impugna una resolución dentro del término concedido para hacerlo,
pero dicha resolución es de tipo político; el amparo será improcedente, no por la
actitud que el quejoso hay asumido frente al acto reclamado, sino por la misma
índole del acto, por ello será una causa de improcedencia absoluta.

El artículo 73 constitucional enumere una serie de causas de improcedencia (18);


algunos de estos casos revelan una improcedencia relativa y otros revelan una
improcedencia absoluta.

Fr. I (Primer caso).- El Juicio de amparo es improcedente contra actos de la


Suprema Corte de Justicia. La improcedencia deriva de la índole de la autoridad
que pudiera ser responsable. Es improcedencia absoluta porque siendo la S.C.J.
el órgano de control máximo es obvio que sus resoluciones no puedan ser
atacadas por ninguna vía; suponer lo contrario sería tanto como incidir en
aberraciones monstruosas: ¿Quién puede decidir que las resoluciones de la Corte
sean violatorias de garantías?... ¿Podría un inferior juzgar los actos de un
superior?... ¿El poder ejecutivo podría vetar las resoluciones de la Corte?... La
sola concepción de esta idea es repulsiva. Entonces esta causa de improcedencia
se justifica plenamente, pero esta primera fracción está incompleta porque que los
Tribunales Colegiados de Circuito, tanto en lo que concierne al amparo directo, y a
la Revisión, son pequeñas Supremas Cortes de Justicia, porque la Corte no tiene
facultades para revisar los actos del Colegiado, salvo un caso que ya veremos,
pero fuera de este caso, todas las resoluciones del Tribunal Colegiado son
inatacables jurídicamente. Entonces, al hablar de la improcedencia de amparo
contra las resoluciones de la Corte, debemos hacerla extensiva a las resoluciones
del Colegiado, que también se justifica, porque, repetimos, actúan los Tribunales
Colegiados de Circuito como pequeñas Supremas Cortes de Justicia.

Fracc. II (Segundo caso).- El juicio de amparo es improcedente contra cualquier


resolución que se dicta en el propio juicio de amparo. Suponer lo contrario sería
tanto como incidir en una cadena sin fin de juicios de amparo. No procede pues el
amparo contra ninguna resolución dictada en un juicio de amparo. Esta es la
primera parte de la segunda fracción del artículo 73 constitucional; la segunda
parte dice que el juicio de amparo es improcedente contra cualquier acto realizado
para cumplir o ejecutar una resolución de amparo. Pero en este caso, lo difícil es
determinar cuándo un acto de una autoridad se realiza en cumplimiento de una
resolución de amparo y entonces se presenta el problema siguiente que vamos a
analizar en diferentes hipótesis: si se trata de actos nuevos, si procederá un
segundo amparo, porque esos actos, aunque realizados con motivo al
cumplimiento de una sentencia de amparo, son distintos a los reclamos en ella.
Pero para determinar cuándo un acto es nuevo, surgen diferentes problemas a los
cuales nos referimos someramente: Cuando la autoridad responsable se ciñe a los
alcances de una sentencia de amparo, y dicta una segunda resolución, con el
mismo sentido que el de la anulada, esta es una resolución nueva que sí es
impugnable por un segundo amparo.

¿Cuándo un segundo acto es repetición del primero, que fue anulado en amparo,
y cuándo es un acto nuevo?... Esto lo veremos la próxima clase.

Distinguimos entre improcedencia absoluta o necesaria y relativa o contingente.


Examinamos el primer caso de improcedencia del amparo que señala el artículo
78. El amparo es improcedente contra actos de la Suprema Corte de Justicia.
Veíamos la segunda Fracc. Del Art. 73 que señala dos casos de improcedencia:
cuando se trata de amparo contra actos de una autoridad realizados con motivo
del cumplimiento de una sentencia de amparo.

Dijimos que para lograr la puntual observancia de una sentencia de amparo


existen el recurso de QUEJA Y EL INCIDENTE DE INCUMPLIMIENTO DE LA
SENTENCIA DE AMPARO; el primero procede cuando las autoridades
responsables incurren en exceso o defecto de cumplimiento de sentencias de
amparo. Pero también la actitud de las autoridades responsables puede
impugnarse por medio del incidente de incumplimiento, cuando traduzcan una
inobservancia total de la sentencia. Pero cuando las autoridades responsables
cumplen totalmente con la sentencia y resuelven de acuerdo con situaciones no
planteadas en la Litis de la sentencia de amparo, se plantea el problema de
cuando se trata de actos nuevos y cuándo de repetición del acto a que se refiere
la sentencia.

La sentencia que concede el amparo al quejoso es declarativa y condenatoria;


declara que el acto de autoridad es violatorio de garantías, y como consecuencia,
condena a la autoridad responsable a anular dicho acto y a la destrucción de sus
consecuencias. (Art. 80 L. Amparo) Una sentencia de amparo es eminentemente
restitutoria, invalidaría; entonces, una sentencia de amparo, impone a la autoridad
responsable obligaciones de hacer en beneficio del quejoso, que se traducen en la
restitución del uso y goce de la garantía violada o que se estime violada en la
sentencia; pero si el acto reclamado ha generado ciertas consecuencias, la
sentencia de amparo tiene el efecto de que las cosas vuelvan al estado en que se
encontraban antes del acto reclamado. Para cumplir con estas obligaciones de
hacer, las autoridades responsables deben ejecutar determinados actos; deben
dictar resoluciones anulando el acto reclamado; cuando ello sucede las
autoridades incurren en defecto de cumplimiento. Contra los actos que traduzcan
este incumplimiento parcial o defectuoso, procede el recurso de queja. Ahora
vamos a estudiar la hipótesis del exceso de cumplimiento. La obligación de las
autoridades responsables para dar cumplimiento a una sentencia de amparo
consiste en restablecer las cosas al estado que guardaban antes del acto
reclamado. Pues bien, si las autoridades responsables dan al quejoso más de lo
que él pide, más de lo que tenía antes del acto reclamado incurren en exceso de
cumplimiento. Contra estos actos de exceso de cumplimiento procede también el
recurso de queja que obviamente no lo va a entablar el quejoso (porque casi
siempre el exceso es en su favor), sino el tercero perjudicado.

Tanto el exceso como el defecto de cumplimiento suponen un mal cumplimiento


de la sentencia de amparo, pero son al fin actos realizados en cumplimiento de
una orden de amparo y contra ellos no procede un nuevo amparo. Pero pude
suceder que las autoridades responsables no realicen ningún acto para restituir al
agraviado en el uso y goce de la garantía violada y se abstienen de realizar acto
tendientes a volver las cosas al estado que guardaban antes del acto reclamado.
En esta hipótesis no procede la queja sino el incidente de incumplimiento regulado
en los artículos 104 a 113 de la Ley.

El incumplimiento se reduce a tres hipótesis:


La primera se reduce a la abstención total de la autoridad responsable de realizar
los actos para cumplimentar la sentencia de amparo. Este es el incumplimiento por
abstención, por omisión total.
Segunda: La no realización de ninguno de los actos tendientes a dar cumplimiento
a la sentencia de amparo puede provenir de subterfugios o evasivas de la
autoridad responsable para dilatar el cumplimiento de la sentencia.

Tercera: Es la de la repetición del acto reclamado. Es la hipótesis más grave


porque tres responsabilidades penales a la autoridad responsable y la destitución
de su cargo. Tiene lugar cuando la autoridad responsable realiza un acto posterior
ya inválido en amparo, en que repite el acto reclamado. Pero hay que ser cautos
en lo que toca a cuándo se realizan actos nuevos y cuándo son simples
repeticiones de acto.

Para determinar cuándo se repite el acto reclamado por las autoridades


responsables, y cuándo se trata de actos nuevos tenemos que atender a la
siguiente explicación: Todo acto de autoridad tiene dos elementos: el Motivo
determinante y el Sentido de Afectación. El motivo determinante es la causa que
invoca la autoridad para realizar el acto y el sentido de afectación es la manera en
que afecta el acto de autoridad al agraviado.

HA REPETICION DEL ACTO RECLAMADO EN LOS SIGUIENTES CASOS:

1º.- Cuando el sentido de afectación y el motivo determinantes del acto posterior a


la sentencia son los mismos que el motivo determinante y el sentido de afectación
del acto reclamado en la sentencia.

2º.- Cuando el motivo determinante del acto posterior es consecuencia o efecto


del motivo determinante del acto reclamado.

NO HABRA REPETICION DEL ACTO RECLAMADO

1º.- Cuando el motivo determinante y el sentido de afectación del acto posterior


sean diferentes del motivo determinante y el sentido de afectación del acto
reclamado en la sentencia. Contra este acto nuevo si procede un segundo
amparo.

2º. Cuando el acto posterior coincida en su sentido de afectación con el acto


reclamado, pero su motivo determinante es diferente.

La H. Suprema Corte de Justicia dice que hay acto nuevo cuando la autoridad
responsable dicta una resolución resolviendo una cuestión que no fue abordada
en la sentencia de amparo o bien cuando realiza actos ejercitando sus funciones
legales, las cuales no tocó la sentencia. Esto acaece cuando se trató de un
procedimiento por que el amparo no es una patente de impunidad o de inmunidad.

La próxima clase seguiremos viendo este tema.

Vamos a seguir estudiando el artículo 73 de la ley de Amparo que establece las


causas de improcedencia del amparo. Ya analizamos las dos primeras fracciones.
Vimos las hipótesis en que se trata de exceso o defecto de ejecución de
sentencias de amparo. Vimos la hipótesis en que existe abstención de la autoridad
responsable para cumplimentar la sentencia de amparo y también vimos el caso
en que la autoridad responsable repite en un acto posterior el acto que ha sido
anulado en la sentencia de amparo.

En las Fracs. III y IV del mismo Art. 73, la improcedencia del amparo deriva de la,
litispendencia: cuando se entablen dos amparos promovidos por el mismo
quejoso, contra los mismos actos reclamados de las mismas autoridades
responsables, entonces el segundo amparo es improcedente por litispendencia y
debe sobreseerse. Cuando hay diversidad en alguno de los elementos del juicio
(quejoso, autoridad responsable, acto reclamados) no habrá litispendencia y es
obvio que no debe sobreseerse el juicio sino que se debe acumular, lo mismo que
cuando promueve el quejoso dos amparos contra los mismos actos reclamados
pero de diferente autoridad responsable.

Ahora bien, no importa que el primer juicio se encuentre en primera instancia o en


segunda (revisión) de cualquier forma, el segundo juicio será improcedente por
litispendencia.

En la Fracc. IV la causa de improcedencia es la cosa juzgada. Cuando se


promuevan dos amparos contra un mismo acto, contra las mismas autoridades
responsables y por el mismo quejoso, habrá que sobreseerse el segundo amparo
cuando el primero ya haya sido fallado.

¿Si el primer juicio de amparo se resolvió sobreseyéndolo, opera la casualidad de


improcedencia a que se refiere la Fracc. IV del Art. 73? La corte ha dicho que no
es aplicable esta causa de improcedencia al segundo juicio en este caso, sino que
es necesario que la sentencia dictada en el primer juicio haya abordado la
cuestión de inconstitucionalidad planteada; solo en este caso opera esta causal de
improcedencia proveniente de la cosa juzgada.

En la Fracc. V la causa de improcedencia es relativa o contingente y se refiere al


caso en que los actos reclamados no afecten los intereses jurídicos del agraviado.
No existe el agravio personal y directo.
INTERESES JURIDICOS.- Este es un concepto que se ha identificado con la idea
de derechos subjetivos. El criterio de la Corte se ha sustentado siempre en la
identificación de los Derechos Subjetivos con los intereses jurídicos. Si un acto de
autoridad no lesiona los intereses jurídicos de una persona, no lesionará tampoco
los derechos subjetivos de la persona, el amparo que se promueva contra ese
acto de autoridad será improcedente al tenor de la fracción V del artículo 73. Pero
no hay que confundir como a veces lo ha hecho la Corte los intereses jurídicos con
los Derechos Subjetivos.

Hay que distinguir entre intereses jurídicos e intereses económicos. Cuando un


acto lesiona al sujeto en sus intereses económicos, no procederá el amparo
porque lo que tutela es el interés jurídico de los gobernados.

¿QUE ES INTERES?- El interés no es un elemento exclusivamente subjetivo, no


es una entelequia sino que siempre responde a una cuestión objetiva; es el
provecho que una situación objetiva pueda traer o proporcionar a una persona.

El interés se define o explica en esta forma: es el provecho o beneficio que una


persona pueda obtener de una situación, de un hecho o de un acto objetivo.

Ahora, bien, cuando esa situación que puede provocar un beneficio a una persona
esta tutelada por la ley, esta consignada en la ley, el interés es jurídica, no es
meramente fáctico. El derecho subjetivo es un interés jurídico superior, es una
facultad que a una persona, otorga la norma objetiva: el derecho subjetivo siempre
supone una obligación correlativa de otra persona, la cual está obligada a respetar
aquel derecho subjetivo. No hay que confundir entonces el derecho subjetivo con
el interés jurídico porque un acto de autoridad puede conculcar un interés jurídico
sin lesionar un derecho subjetivo propiamente. Cuando un acto de autoridad
lesiona un interés económico y no jurídico, el amparo será improcedente. La Corte
ha sostenido que lo que tutela el amparo son los intereses jurídicos del quejoso,
no los económicos.

En la Fracc. VI del Art. 73, descubrimos otra causa de improcedencia del amparo
que se refiere a los casos en que se trata de leyes heteroaplicativas. El quejoso se
ha adelantado a impugnar una ley que aún no le causa agravios, no le causa
perjuicios. Falta entonces el elemento agravio y el amparo que se promueva será
improcedente. Habrá que esperar a que las leyes heteroaplicativas se apliquen en
un caso concreto. Esta causa de improcedencia al igual que la anterior es relativa.

En las dos Fracc. Subsiguientes, VII y VIII, la causa de improcedencia es


ABSOLUTA y se finca en la índole de determinadas autoridades y en la naturaleza
de los actos reclamados. El amparo es improcedente contra los jefes de las
casillas electorales en sus resoluciones y en general contra todas las resoluciones
en materia político-electoral; el derecho político no es una garantía individual; al
ejercitar el gobernado un derecho político, no se está colocando en una situación
de supra a subordinación sino en una relación de supra ordinación; y al no ser
garantía individual el derecho político, el amparo no procederá contra violaciones a
él. El amparo no es un medio para salvaguardar o subsanar violaciones al voto
público; no es un medio para subsanar derechos políticos de los gobernados
porque estos derechos no constituyen garantías individuales. El amparo no es una
panacea para calificar cuestiones de índole política.

En la fracción IX del Art. 73, encontramos una causa relativa o contingente de


improcedencia del amparo.
El amparo es improcedente contra actos de autoridad consumados en forma
irreparable; ¿Por qué será improcedente el amparo que se promueve contra actos
realizados en forma irreparable?... Porque el amparo no podrá restituir al
agraviado la cosa en el estado que guardaban antes del acto reclamado; porque la
sentencia de amparo no podrá surtir sus efectos principales: restituir las cosas al
estado que guardaban antes del acto. La irreparabilidad jurídica al aspecto físico,
al material, de ahí que cuando un acto de autoridad de consumarse pueda traer
consecuencias irreparables, se conceda la suspensión de oficio.

La Fracc. X alude a una irreparabilidad jurídica a diferencia de la anterior que


alude a una irreparabilidad física o material.

Para la próxima clase seguiremos analizando el Art. 73.

Vamos a seguir analizando las causas de improcedencia del juicio de amparo.

Habíamos visto la causa de improcedencia establecida en la Fracc. IX del Art. 73


que se refiere a la irreparabilidad material o física del acto reclamado.

En la Fracc. X se establece que el amparo también es improcedente contra actos


irreparables, solo que aquí se trata de irreparabilidad jurídica. En un proceso
judicial puede haber varias situaciones jurídicas en relación con las cuales esté
colocado el quejoso, esta doble situación jurídica la encontramos patentemente en
un procedimiento penal en que el sujeto puede estar colocado en diferentes
situaciones jurídicas autónomas: Cuando es detenido, cuando es opuesto a
disposición del Juez, cuando este dicta el auto de formal prisión o el de libertad
por falta de méritos: la orden de aprehensión de origen a la primera situación
jurídica del proceso y del carácter de indiciado al individuo, este carácter subsiste
hasta que el Juez dicte el auto de formal prisión o libertad por falta de méritos;
este auto de formal prisión ya requiere diferentes requisitos que los que se exigen
para dictar la orden de aprehensión; al dictarse la formal prisión, el indicado recibe
el nombre de procesado hasta que se dicta la sentencia que lo condena, caso en
el cual recibe el nombre de rec.

Estas situaciones jurídicas que se dan en un procedimiento penal, son autónomas


entre sí porque reconocen actos procesales que no están vinculados por una
relación de causa a efecto; la orden de aprehensión y auto de formal prisión.
Puede haber auto de formal prisión sin haber orden de aprehensión (cuando se
consigna por el Ministerio público al Juez, con detenido).

Si contra la orden de aprehensión se pide amparo, la suspensión que concede el


Juez de Distrito es para que el sujeto no sea detenido.

Cuando es el acto de formal prisión la causa de la detención del quejoso, como lo


fue anteriormente la orden de aprehensión y en virtud de que los requisitos que
fundan a una y otra son diferentes, la situación jurídica cambia cuando se dicta la
formal prisión; entonces, cuando dicta la formal prisión el sujeto pide amparo,
contra la orden de aprehensión, este será un acto de irreparable jurídicamente y
por tanto el amparo será improcedente y deberá sobreseerse. Solo es aplicable
esta causal de improcedencia cuando los actos en el procedimiento son
autónomos; no es una causa o efecto de otro; la autonomía se revela en que
ambos actos se fundan en requisitos diferentes.

En materia administrativa, en algunas ocasiones insólitas suele aplicarse causal,


sobre todo en materia migratoria. Eje: Yo me interno como turista y las autoridades
de Gobernación me quieren aprehender estando, yo aún dentro de los seis meses
que se me concedieron de permiso; Yo pido amparo contra la orden de
aprehensión, pero mientras se tramita el amparo cambia me calidad y me
transformo en inmigrante, o bien me naturalizo mexicano, entonces el amparo
interpuesto será improcedente porque ya hubo un cambio en mi situación jurídica,
es jurídicamente irreparable la orden de aprehensión porque la situación ha
variado.

En la Fracc. XI del 73, la improcedencia del amparo proviene del consentimiento


expreso del acto reclamado; esta es improcedencia contingente o relativa porque
depende de la actitud que el quejoso asuma frente al acto reclamado. Eje: Yo,
fundándome en el Decreto sobre Transportes de Pasajeros sin itinerario fijo del
D.F. (ruleteros) pido placas, sucede que me niegan esa placas; contra esa
negativa pido amparo; pues bien, este amparo se sobreseerá porque yo consentí
el acto o sea el Decreto desde el momento en que en dicho Decreto estoy
fundando mi demanda.

En la Fracc. XII se basa en un consentimiento la improcedencia, solo que se trata


de un consentimiento tácito. Se entiende consentido tácitamente un acto
reclamado cuando dentro del término de 15 días no se impugna el acto en amparo
y se hace extemporáneamente. El término legal general para interponer el amparo
es de 15 días y debe empezar a contar desde la notificación del acto o desde que
se haga sabedora de dicho acto. Esta causa de improcedencia tienen aplicación
cuando el ejercicio de la acción de amparo está sujeto a un término: 15 días, es el
término general o bien a los términos especiales que señala el Art. 22 de la Ley de
Amparo. No opera esta causal de improcedencia en materia penal, cualquier
tiempo es bueno para impugnar en amparo una resolución penal. En general no
hay término para impugnar en amparo en resolución penal. En general no hay
término parar impugnar en amparo actos que entrañen ataques a la libertad
personal.

También esta fracc. XII consigna otra excepción: la causa de improcedencia se


establece por consentimiento tácito. Cuando se trata de una ley auto aplicativa, el
amparo debe promoverse dentro de los 30 días contados desde que la ley entra
en vigor, pero como se ha entendido o estimado que la inconstitucionalidad de la
ley representa una cuestión importantísima, se adicionó en 1950 esta fracción
diciendo que no se considerará consentida una ley aun cuando no se haya
impugnado dentro de los 30 días siguientes al momento en que entró en vigor,
sino que solo se considerará consentida cuando no se impugne en amparo dentro
del término de 15 días contados a partir de la fecha en que se haya realizado el
primer acto de aplicación.

Para la próxima clase vamos a terminar el estudio del Art. 73 y a iniciar el estudio
del sobreseimiento.

La Fracc. XII, se refiere al consentimiento tácito del acto reclamado. Cuando


dentro del término de 15 días no se interpone el amparo, sino que el amparo se
promueve extemporáneamente, se considera que ha habido consentimiento tácito
del acto reclamado. El término general de 15 días debe comenzarse a contar del
momento en que se le ha notificado al quejoso el acto reclamado o sea sabedor
del acto. (Esto es muy difícil de probar y por ello es muy difícil de aplicar en los
actos aislados en que no se ha ratificado el acto). La autoridad responsable tiene
aquí la carga de la prueba.

Esta causa de improcedencia tiene aplicación cuando el ejercicio de la acción de


amparo está sujeto al término general de 15 días o en los términos específicos a
que se refiere el Art. 22 si pasan éstos términos el amparo es extemporáneo y
debe sobreseerse.

En los juicios de orden penal no hay término para interponer el amparo y éste
procede en cualquier tiempo.
Esta Fr. Señala otra excepción: cuando se trata de una ley auto aplicativa el
tiempo para impugnarla es de 30 días después de que ésta entra en vigor; pues
bien, antes de la reforma de 1950, cuando una persona promovía el amparo
después de los 30 días, se consideraba extemporánea la demanda. Pero como
una ley inconstitucional significa una situación muy importante se adicionó la fr. II
que implica la excepción; una ley auto aplicativa puede ser atacada en el término
usual de 30 días o 15 días después del acto de aplicación. Así no se considera
extemporáneo el amparo si no se presenta en el término original.

GARANTÍAS Y AMPARO

Estábamos estudiando las causas de improcedencia fundadas en el


consentimiento expreso y tácito del acto reclamado (Fracc. XI y XII). El expreso
entraña la voluntad del agraviado de acatar el acto que posteriormente reclama; la
adhesión del quejoso del acto reclamado, la invocación en su beneficio tratándose
de una ley que reclama posteriormente, cuando de alguna manera ha cumplido el
acto reclamado, el amparo debe sobreseerse. La tácita sucede cuando se
presenta la demanda extemporáneamente después de los 15 días generales o de
los términos que señala el Art. 22. La primera excepción operan en los amparos
en materia penal, y la segunda es la siguiente:

Una ley auto aplicativa se debe reclamar en el término de 30 días después de que
la ley entra en vigor; si se deja pasar ese término no se considera como
consentido; sólo si se deja pasar el término de 15 días después del 1er acto de
aplicación de esa ley (73-II). Así tienen dos oportunidades temporales.

LAS FRS. XIII, XIV Y XV, consignan como causas de improcedencia la violación
por parte del quejoso del PRINCIPIO DE DEFINITIVIDAD; si el quejoso no
impugna un acto agotando todos los recursos de defensa legal antes de ir al
amparo, éste es improcedente (XIII). Esta causa de improcedencia tienen todas
las salvedades del principio de definitivita que ya vimos anteriormente.

En el Fr. XVI realmente no se trata de violación al principio de definitividad sino


que la improcedencia resulta de la tramitación simultánea de un recurso legal
ordinario y del amparo. Aquí resulta el amparo improcedente de la tramitación
simultánea de un recurso legal ordinario y del amparo, repitiendo, porque
coexisten ambos, lo cual hace improcedente al princimero. Por ejemplo: el quejoso
interpone el juicio fiscal anulatorio contra una resolución de la S.H.C.P y va al
Tribunal Fiscal; pero a la vez interpone el amparo. Este, como dijimos, será
improcedente. Pero, ¿Si el quejoso se desiste del recurso legal ordinario? De
todas maneras opera esta causal improcedencia del amparo ya no procede pro
esta causa, pues al momento en que el juez de Distrito va a fallar, ya se desistió
del recurso; entonces el amparo es improcedente por violar el principio de
definitividad.

En la Frac. XV, la improcedencia también deriva de la violación al principio de


definitividad. Esta causal versa sobre los amparos en materia administrativa.
Cuando no se agoten previamente los recursos que la ley secundaria otorgue. En
esta fracción encontramos una de las más principales excepciones al principio de
definitividad (107) recordemos que dijimos que el agraviado por una autoridad
administrativa. No está obligado a agotar los recursos ordinarios si este recurso no
suspende la ejecución del acto, o suspendiéndola se exigen más requisitos que
los que la ley de amparo otorga la suspensión definitiva. Estas tres fracc.
Conciernen a la violación al principio de definitividad por parte del quejoso.

En la fr. XVI se basa la improcedencia en un criterio totalmente distinto; el amparo


es improcedente cuando los actos reclamados hayan dejado de surtir sus efectos,
cuando desaparezcan los actos reclamados, cuando ya no agravien al quejoso. El
amparo es improcedente por la inutilidad que tendrá una sentencia conches ría del
amparo. Se dicta una orden de clausura de un establecimiento, el quejoso
interpone el amparo, se traslada el juicio, pero mientras tato, se levanta la orden
de clausura por revocación de oficio de la autoridad responsable. Así el amparo
que se haya promovido deja de surtir sus efectos y debe ser sobreseído. El acto
existió pero dejó de existir y de surtir sus efectos posteriormente.

En la fr. XVII, la improcedencia resulta de la destrucción de la materia sobre la


cual operan los actos reclamados, cuando la materia deje de subsistir aunque
subsisten los actos reclamados. Así un inmueble en estado ruinoso o
aparentemente del D.F., concretamente Uruchurtu, le ordenan que desocupe el
inmueble porque amenaza derrumbe; contra esta orden el inquilino interpone
amparo, pero mientras tanto se dé cuenta que el edificio se derrumbará y lo
desocupe. Aquí desaparece la materia del amparo y éste es improcedente.

Lo mismo cuando se trata de una orden de demolición del inmueble; se ampara el


dueño contra la orden que obliga la demolición, pero el inmueble se derrumba por
sí o el quejoso lo demuele por su cuenta (aquí la causa será por consentimiento
expreso), entonces ya no procede el amparo.

La Fr. XVIII, señala una causa de improcedencia genérica, no específica como las
señaladas por las demás fracc.: “…cuando la improcedencia resulta de alguna
disposición de la ley..” Pero ¿de qué ley? De la ley de Amparo o de la constitución.
Si esta fracción se referirá a cualquier ley secundaria, el amparo quedaría a
capricho del legislador ordinario y aquella ley secundaria sería inconstitucional.

¿Cuáles serían los casos de improcedencia del amparo proveniente de la propia


Ley de Amparo o de la Constitución? Serían las siguientes y distintas de los casos
a que se refieren las otras fracc. El artículo 4º de la Ley de Amparo, dice que el
amparo debe ser presentado personalmente por el agraviado. El amparo debe ser
personal y directo. El amparo siempre debe promoverse por la persona que resulte
directamente agraviado por el acto de autoridad. Esta fr. Es aplicable también en
los casos en que la jurisprudencia de la S.C.J., es obligatoria para los jueces de
distrito, para los Colegiados y para las mismas Salas de la Corte (Art. 193 Bis de
la L. de A. que establece la obligatoriedad de la jurisprudencia).

Con esto terminamos el estudio de la improcedencia del juicio de amparo.


Ahora vamos a referirnos a un tema vinculado con el de la improcedencia: EL
TEMA DEL SOBRESEIMIENTO.

EL SOBRESEIMIENTO.- ¿Qué es sobreseimiento? El sobreseimiento es una


resolución que pone fin a una instancia. En una resolución definitiva porque agota
una instancia, le pone término, le pone fin, solo que pone fin al juicio sin estudiar la
cuestión fundamental, da por terminado el juicio en virtud de cierta circunstancia
cuestión fundamental, da por terminado el juicio en virtud de ciertas
circunstancias.

Es una figura procesal que data del viejo derecho español; es la castellanización
de la expresión latina “supersedere” (sentarse sobre). Simbólicamente el tribunal
se sienta sobre los expedientes (aunque materialmente muchos jueces se sienten
sobre los expedientes). (sic). No se decide sobre los derechos controvertidos de
las partes y se pone fin al juicio con vista a una circunstancia legalmente prevista.
En derecho español cunado el reo o procesado fallecía durante el juicio ya el
Derecho Procesal Penal, cuando el M.P. formula conclusiones no acusatorias, el
juicio de sobreseer. El juez no puede ir más allá de las resoluciones del M.P. y no
puede condenar o absolver, solo debe sobreseer al juicio con vista a una
circunstancia ajena, distinta de la cuestión fundamental (en caso las conclusiones
no acusatorias).

En Derecho Procesal Civil también resulta una causa de improcedencia (3008 del
C.C.) cuando se embarguen bienes distintos de los bienes del embargado y
pertenezcan éstos a otras personas, en cuanto sí lo diga el Registro Público de la
Propiedad, se sobresee el asunto.

Pero donde es más importante la materia del sobreseimiento es en materia del


AMPARO. El sobreseimiento pone fin al amparo, nada más que éste no decide si
los actos reclamados son o no constitucionales y el juzgador se abstiene de
resolver sobre la cuestión fundamental. Tanto la sentencia que niega o concede el
amparo es consecuencia del análisis de la cuestión de fondo de los actos
reclamados, dirimen la cuestión constitucional básica presentada por el quejoso en
el amparo. En el sobreseimiento, con vista a una circunstancia extraña planteada
a la cuestión constitucional, que no es analizada, se da por terminado el juicio. El
juzgador se abstiene de analizar la cuestión constitucional, no analiza si los actos
reclamados son inconstitucionales o no, y pone fin al juicio, dictando el
sobreseimiento.

Si un quejoso presenta tácitamente su conformidad con un acto que en sí es


inconstitucional, el juzgador ya no analiza esta inconstitucionalidad sino que
sobresee el juicio en vista del consentimiento tácito o expreso de los actos.
Cuando hay alguna de las causas de IMPROCEDENCIA DEL ART. 73, se dicta el
sobreseimiento sin que se analicen las violaciones constitucionales reclamadas.
La sentencia que niega el amparo, convalida los actos reclamados. El juez con
vista en una causa de improcedencia sobresee el amparo y convalida también los
actos reclamados. Así el sobreseimiento y la sentencia que niega el amparo tienen
semejantes efectos respecto a la convalidación del acto reclamado, pero tienen
estructura diferente.

Todo juicio de amparo improcedente debe sobreseerse pero no todo


sobreseimiento deriva de una causa de improcedencia, pues puede derivar de
alguna circunstancia distinta de la improcedencia del amparo y a ellas se refiere el
Art. 74, precepto que analizaremos en la próxima clase.

Vamos a seguir estudiando el Art. 73 que establece las causas de improcedencia


del juicio de amparo. Ya analizamos las dos primeras fracciones de este precepto:
La que hace improcedente el ampro contra actos de la S.C.J., contra resoluciones
dictadas en el propio juicio de amparo, o contra actos de autoridades dictados en
la ejecución de una sentencia de amparo.

Vimos la hipótesis de exceso y defecto en el cumplimiento de la sentencia de


amparo, cuando hay una total abstención y vimos el caso en que cumplimentando
una sentencia de amparo, la autoridad responsable dicta un acto nuevo.

En las fracciones III Y IV, LA IMPROCEDENCIA DEL AMPARO DERIVA DE LA


LITISPENDENCIA. Cuando existen dos juicios de amparo promovidos por el
mismo quejoso contra las mismas autoridades, por los mismos actos reclamados,
el segundo juicio es improcedente.
En materia procesal civil común, la litispendencia origina la acumulación del juicio
nuevo o posterior, pero en materia de amparo el segundo juicio se sobresee, no se
acumula. La Frac. III señala un caso de litispendencia como causa de
improcedencia en el segundo amparo. Cuando hay diversidad en alguno de los
elementos del juicio (quejoso, autoridad responsable, actos reclamados) entonces
no hay litispendencia y es obvio que no debe sobreseerse el juicio sino que se
deben acumular. Lo mismo que cuando promueve el quejoso dos amparos contra
los mismos actos reclamados pero de diferentes autoridades responsables.

Ahora bien, uno de los juicios sobre los cuales exista litispendencia, puede estarse
tramitando en primera o segunda instancia; de todas maneras es improcedente.

En la fr. IV del Art. 73, la causa de improcedencia es la cosa juzgada, cuando se


promueve un segundo juicio de amparo contra los mismos actos, contra las
mismas autoridades y mismo quejoso, después de que el 1º ha causado
ejecutoria, el segundo es improcedente.

En relación con esta causa de improcedencia se presenta esta cuestión: si el


perjuicio de amparo se resolvió sobreseyéndolo, opera la causal de improcedencia
a que se refiere la fr. IV del 73, el segundo es improcedente. La Corte dice que
esta causa de improcedencia no es aplicable al segundo. Por ejemplo: una
persona promueve amparo contra una ley, señale como acto reclamado una ley
por sí misma considerada (no es auto aplicativa ni existe un acto concreto de
aplicación) y por tanto el amparo se sobresee; pero después un acto le hace
ejecutiva esa ley. El quejoso promueve amparo y en este caso sí es procedente el
amparo.

En la Fr. V del 73, la causa de improcedencia es relativa o contingente y se refiere


al caso en que los actos reclamados no afecten los intereses jurídicos del quejoso.
Aquí el amparo contra ese acto es improcedente. ¿Y qué se entiende por
intereses jurídicos del quejoso? Este es un concepto que se ha identificado con la
idea de derecho subjetivo. El criterio de la Corte se ha sustentado generalmente
en torno de la equivalencia de interés jurídico y derechos subjetivos del quejoso.
Un interés jurídico cuando se trata de un interés protegido por la ley y si un acto de
autoridad no afecta los derechos subjetivos del quejoso, no afecta sus intereses
jurídicos. No estamos de acuerdo con esto pues el derecho subjetivo es superior
al interés jurídico.

Hay que distinguir entre intereses jurídicos e intereses económicos. Cuando un


acto lesiona al sujeto en sus intereses económicos no procederá el amparo por
que lo que tutela el amparo es el interés jurídico de los gobernados. ¿Y qué es el
interés jurídico? ¿Qué es el interés económico de una persona? ¿En qué se
distingue el primero de un derecho subjetivo? ¿Qué es el interés? El interés no es
un elemento exclusivamente subjetivo, no es una entelequia; el interés es el
provecho que una situación objetiva queda proporcionar una persona.

El concepto de interés se integra por dos elementos: uno objetivo, (un hecho
exterior) y uno subjetivo (la percepción de que ese hecho puede proporcionar a un
sujeto un provecho). El interés se define: EL INTERES ES EL PROVECHO O EL
BENEFICIO QUE UNA PERSONA PUEDE OBTENER DE UNA SITUACIÓN, DE
UN HECHO, DE UN ACTO OBJETIVO.

Ahora bien, cuando esa situación que pueda provocar un provecho o un beneficio
a una persona está prevista por la ley, está consignada en la ley, el interés es
jurídico, no es meramente fáctico, es jurídico. Hay una situación objetiva que prevé
la ley y de esa situación yo puedo extraer un beneficio; entonces la tutela que la
ley importe a esa situación, provoca mi interés jurídico. Entonces tengo interés
jurídico aunque no tenga derecho subjetivo; este es un derecho superior y es una
facultad que a una persona otorga la norma para imponer mis prestaciones a un
sujeto obligado; siempre un derecho subjetivo reconoce una obligación correlativa.
No hay que confundir pues, un interés jurídico con un derecho subjetivo. Cuando,
un acto de autoridad lesiona los meros intereses fácticos, los meros intereses
económicos y el quejoso interpone amparo, éste no es procedente. La S.C.J., ha
sustentado que no son los intereses económicos sino los intereses jurídicos, los
que hacen procedentes al amparo.

En la fr. VI, descubrimos otra causa de improcedencia: en los casos en que se


trata de leyes heteroaplicativas. Aquí tampoco se lesionan intereses jurídicos de
quejoso; en virtud de que la ley no causa agravios al quejoso no proceda aquí el
amparo. Aquí hay ausencia de agravio, de lesión. Así el amparo es improcedente
contra leyes que no sean auto aplicativas. Esta otra causa es relativa pues puede
existir y no; igualmente la causa a la que se refiere la fracc. V.

En las dos fracc. Subsiguientes, XVII y VIII, las causas de improcedencia son
absolutas o necesarias: se funden en la índole de las autoridades que intervienen
y por la naturaleza de los actos: el amparo es improcedente contra cualquier
resolución dictada en materia política-electoral. El amparo es improcedente contra
las resoluciones dictada por el PTE. De Consejo Electoral, contra cualquier
resolución del Congreso de la Unión es materia electoral, en fin contra cualquiera
resolución de índole político-electoral.

El derecho político no es garantía individual, donde el ciudadano está colocado en


una relación de supra ordinación; si no es garantía individual el derecho político,
aunque éste se viole no procede el amparo. El amparo no es un medio de control
político y no soluciona situaciones provenientes de la violación del voto público. El
amparo es absoluta y necesariamente improcedente y la demanda respectiva
debe desecharse de plano. La Corte no debe degradar su función hasta
convertirse en un órgano de control político; debe conservar su investidura de
órgano de tutela constitucional.

En la fr. IX, encontramos una causa de improcedencia relativa: el amparo es


improcedente contra actos de autoridad consumados en forma irreparable, ya que
la acción de amparo no puede realizar frente a este acto su objetivo esencial que
es eminentemente restitutorio. Entonces el concepto de irreparabilidad a que se
refiere este fr. Se refiere a irreparabilidad física y material.

Para evitar que un acto se consuma irreparablemente, se otorga de oficio la


suspensión contra un acto que de llegar a consumarse hiciera irreparable la
restitución al agraviado del estado que tenían las cosas antes de que se cometiera
la violación, el acto reclamado.

GARANTÍAS Y AMPARO

Vamos a seguir analizando las causas de improcedencia del juicio de amparo


establecidas en el art. 73. Habíamos visto la causa de improcedencia consignada
en la fr. IX del propio precepto que establece que el amparo es improcedente
contra actos consumados de manera irreparable. Esta irreparabilidad debe ser
física, material y que sus consecuencias ya no tengan remedio.

En la fr. X, el amparo también es improcedente contra actos irreparables, nada


más que la irreparabilidad es aquí la jurídica y no la física y material. Es una
disposición legal difícil de entender.

Leer la fr. X.- En un procedimiento judicial puede haber varias situaciones


jurídicas, situaciones en las cuales puede estar colocado el quejoso o alguna de
las partes; esta doble situación jurídica la descubrimos en un procedimiento penal.
Cuando se le detiene por orden judicial, cuando se le pone a disposición del juez,
cuando se ha dictado la orden de aprehensión, tiene el carácter de indiciado;
ejecutada la orden y detenido el sujeto, viene una nueva situación jurídica: se dicta
el auto de formal y el sujeto es entonces procesado. El carácter de indicado
subsiste hasta el auto de formal prisión o el auto de soltura; el auto de formal
prisión exige ya requisitos distintos a los que se observaron para dictar el auto de
aprehensión. La situación del sujeto es ahora de procesado; y cuando se dicta
sentencia condenatoria, pasa a la calidad de reo.
Estas situaciones jurídicas son autónomas entre sí, pues las dos primeras
situaciones no están vinculadas de causa efecto; son autónomas, independientes.
Pues bien, si contra la orden de aprehensión se pide amparo por no estar fundada
en el Art. 16, la suspensión que da el juez, es para que el quejoso no sea
detenido. Nada más. El proceso penal debe seguir su curso, pues es de orden
público. Ahora bien el auto de formal prisión es la causa de la detención del
quejoso, de la privación de su libertad y tiene un origen distinto a la orden de
aprehensión para la privación de la libertad; entonces la policía judicial detiene al
sujeto. Si se concediese el amparo contra la orden de aprehensión, la nueva
situación jurídica, alteraría el auto de formal prisión, hay un acto irreparablemente
consumado. El amparo contra la orden de aprehensión es improcedente, pues
alteraría la situación nacida con el auto de formal prisión. Este amparo debe
sobreseerse.

Esta causa de improcedencia se aplica en procedimientos penales, sobre todo en


el penal y solo es aplicable esta improcedencia cuando hay actos que crean
situaciones jurídicas autónomas. Rarísima vez se aplica esta causa en el
procedimiento civil, pues hay entre sus actos una relación de causalidad. La
autonomía se basa en que ambos actos se sustentan en requisitos diferentes y
uno no es consecuencia de otro. En algunas situaciones insólitas, en materia
administrativa, cabe alegarse esta improcedencia, sobre todo en materia
migratoria; así por ejemplo: yo me interno al país como turista y las autoridades de
Gobernación me quieren aprehender estando yo aún dentro de los 6 meses que
se concedieron; yo pido amparo contra la orden de aprehensión, pero mientras se
tramita el amparo cambia mi calidad y me vuelvo inmigrante o me naturalizo
mexicano, entonces el amparo interpuesto será improcedente porque ya hubo un
cambio en la situación jurídica mía, es jurídicamente irreparable la orden de
aprehensión porque la situación ha variado. El amparo en materia penal es muy
interesante, presenta modalidades muy importantes. Dictada una sentencia
definitiva ya no procede el amparo contra el auto de formal prisión, sino la
apelación y después de esta segunda instancia procede el amparo contra esa
sentencia.

En la fr. XI. La improcedencia proviene del consentimiento expreso del acto


reclamado (causal relativa). Si el quejoso ha consentido expresamente el acto
reclamado, y después lo impugna, el amparo es improcedente. Por ejemplo: una
persona fundándose en el Reglamento de ruleteros pide unas placas y las placas
le son negadas, no podré pedir amparo contra ese reglamento pues primero lo
invocó y posteriormente lo impugnó, ya que se ha comportado conforme al acto
reclamado; es una adhesión al acto, luego se arrepiente y luego lo impugna. Hay
que ser muy cautos igualmente contra una resolución administrativa, si se pide
una reconsideración no prevista en la ley, hay que ser muy cuidadosos en la
redacción del recurso, pues en cuanto se admita la causa por la que se dictó el
acto y la reconsideración se pide basándose en otros, aquí se ha aceptado
expresamente el acto reclamado y contra éste no procederá el amparo.

Comenzamos en la clase pasada a estudiar el sobreseimiento y dijimos que ésta


entraña una resolución que pone fin al juicio de amparo, que pone fin a la
instancia, al juicio mismo sin resolver el problema constitucional planteado por el
quejoso. El sobreseimiento generalmente procede en alguna causa de
improcedencia; existiendo esta causa el órgano de estudio no debe examinar la
cuestión fundamental y debe poner fin al juicio a través del sobreseimiento.
Los casos de sobreseimiento están fijados en el artículo 74 de la Ley de Amparo.
Desde luego toda causa de improcedencia origina al sobreseimiento de todo juicio
de amparo; ya explicamos lo que es el sobreseimiento, pero no todo
sobreseimiento obedece a una causa de improcedencia del juicio de amparo. Así:

PRIMER CASO:- En la frac. I del Art. 74, el sobreseimiento se decreta cunado el


quejoso se desiste de la demanda por convenir sus intereses; al escrito en que
formula el desistimiento recae un auto sobreseyendo el juicio y ahí termina éste
todo quejoso cuando actúa por su propio derecho puede desistirse del juicio de
amparo por una multitud de motivos (por arreglo con la autoridad responsable, con
el tercero perjudicado, porque hayan cesado los efectos del acto reclamado, etc.).
Todo quejoso que actúa en el juicio de amparo por su propio derecho puede
desistirse de él, pero cuando actúa a través de su apoderado éste tener facultad
expresa para desistirse del juicio de amparo. No se necesita cláusula especial
para promover el amparo pero sí para desistirse de él; contra al auto de
sobreseimiento procede la apelación de la que conoce el Tribunal Colegiado de
Circuito correspondiente. El sobreseimiento no es una sentencia sino un auto en
este caso. El sobreseimiento puede proceder con motivo de una sentencia o de un
auto, es decir puede revestir ambas formas.

SEGUNDO CASO.- La segunda forma de sobreseimiento, que también adopta la


forma de auto, es aquél que se refiere a la muerte del quejoso durante la
tramitación del juicio, pero siempre que los derechos reclamados por el quejoso
sean personalísimos y no se puedan transmitir por sucesión (así por ejemplo
cuando el acto reclamado afecta la libertad personal del quejoso). Cuando fallece
el quejoso y los actos reclamados afecten derechos generalmente patrimoniales,
la muerte del quejoso no motiva el sobreseimiento, pues la sucesión pude seguir
tramitando el amparo a través del albacea. La sucesión es el sustituto procesal del
quejoso y del amparo (Art. 74 frac. II).

TERCER CASO.- Es el siguiente: cuando exista una causa de improcedencia que


afecte el amparo o cuando en la tramitación del mismo proviene la improcedencia;
aquí el sobreseimiento tiene el contenido de una sentencia de un amparo
indirecto.

En un juicio de amparo se plantea siempre una cuestión básica constitucional: el


quejoso la plantea en demanda de garantías, la autoridad responsable solicita la
negativa del amparo al quejoso y hay aquí la controversia, el quejoso sostiene la
inconstitucionalidad de los actos reclamados y la autoridad responsable la
constitucionalidad de los mismos. Así ¿Los actos reclamados son o no
constitucionales? Esta es la cuestión básica que se presenta en todo juicio de
amparo; pero la autoridad responsable en su informe justificado o el tercero
perjudicado no solo pueden oponerse a que se le otorgue el amparo al quejoso
sino que se pueda plantear la situación de que si existe o no una causa de
improcedencia ¿Procede el amparo? Cuando la autoridad responsable hace valer
una causa de improcedencia contra demanda y pide el sobreseimiento. Esta
segunda cuestión también la puede solicitar el tercero perjudicado.

Así en un amparo se plantean dos cuestiones contenciosas: la cuestión


constitucional planteada siempre por el quejoso y la procedencia o no del juicio de
amparo.

En ambos casos hay cuestión contenciosa, pues la segunda debe resolverse por
el Juez de Distrito tratándose del amparo indirecto en la audiencia constitucional.
Esta cuestión es de previo y especial pronunciamiento en la audiencia
constitucional. Esta cuestión es de previo y especial pronunciamiento en la
audiencia constitucional. Si considera que el amparo es improcedente, dicta una
sentencia de sobreseimiento sin que se analicen los conceptos de violación. Pero
el juez de distrito puede decir: No es de sobreseerse este juicio, el amparo no es
improcedente y entraré al estudio de la cuestión fundamental planteada.

Vemos como la sentencia de amparo debe resolver estas dos cuestiones: el


amparo es improcedente? El juez de distrito lo sobresee. El amparo es
procedente? Se entra al estudio de la cuestión fundamental. Así la sentencia
termina con los siguientes puntos resolutivos: “El juicio de amparo es
improcedente y se sobresee” (único punto resolutivo). En caso contrario: Primero
El juicio no es de sobreseerse. Segundo. La justicia de la unión amparo (o no) al
quejoso. Por ello cuando el sobreseimiento se basa en alguna causa de
improcedencia el sobreseimiento adopta la forma de sentencia a diferencia de los
dos casos anteriores, ya que se ha resuelto por la sentencia una controversia.

CUARTO CASO.- En la Frac. IV del 74 el sobreseimiento se decreta por la


inexistencia de los actos reclamados: esta equivale a la inexistencia real de la
acción de amparo; no hay acto reclamado y su falta hace que se carezca de la
causa pretendí, elemento fundamental de la acción de amparo. Desde luego el
quejoso siempre ataca actos de autoridad, pero estos en la realidad pueden no
existir y no son demostrados por el quejoso, entonces se sobresee el amparo.
Ahora bien, en este caso también el sobreseimiento adopta la forma de sentencia,
porque también se suscita una controversia en torno de la existencia o no de los
actos reclamados; si el informe justificado es bastante para demostrar que los
actos no existen, se dejaría al quejoso indefenso, y entonces el juez espera a la
audiencia constitucional para que éste presente sus pruebas. Cuando la autoridad
responsable niega los actos, el juez de distrito tiene que esperarse a la audiencia
constitucional y si el quejoso no rinde pruebas entonces se sobresee; en caso de
que destruye la negativa de la autoridad responsable le concede la protección
constitucional.

QUINTO CASO.- Es el que se llama sobreseimiento sobre inactividad procesal


indebidamente llamado sobreseimiento por caducidad de la instancia. Este caso,
desde antes del decreto último que reformó el Art. 107 Constitucional en diciembre
de 1950, siempre se ha pretendido introducir dentro de la estructura de nuestro
amparo. La ley de Amparo actual de 1936 no consignaba este caso de inactividad
procesal y en 1939 se adicionó al Art. 74 la Frac. V que estableció como causa de
sobreseimiento la falta de actividad del quejoso en cuatro meses y este decreto a
diferencia del de 1950, si estableció la verdadera caducidad de la instancia.
Conforme a este decreto si sobreseimiento era procedente tratándose de materia
civil nada más. Si el quejoso era amparado y la autoridad responsable interponía
revisión de este amparo; dicha autoridad tenía la obligación de seguir
promoviendo y de incitar el juez; el quejoso ya no tenía obligación alguna y por ello
debería caducar la revisión, quedando firme el amparo a favor del quejoso.

Pero la S.C.J. estimó este decreto inconstitucional y siempre se negó a aplicarlo.


Aquí sobreseía el juicio civil de amparo por la caducidad de la instancia. La
negativa de la S.C.J., se basaba en esta tesis: la tramitación del amparo indirecto
ante el juez de distrito y la del directo ante la S.C.J. están establecidos en el Art.
107 que fija en términos generales cuál es el procedimiento; en uno y otro juicio y
lo mismo en la revisión. No obliga a incitar al quejoso al órgano de control para
que resuelva el amparo o la revisión; esto es obligación del órgano constitucional.
Si en 1939 se obligó el quejoso incitar al órgano de control en amparos civiles, es
contrario al Art. 107 y por lo tanto es inconstitucional. Aquí sí se estatuía una
verdadera caducidad.

Este sobreseimiento solo versa por modo absoluto en amparos de materia civil y
por modo restrictivo en materia administrativa. Aquí existe esta cuestión: siempre y
cuando no se haya reclamado una ley federal o local, auto aplicativa o
heteroaplicativa por su inconstitucionalidad. En consecuencia, esta causa de
sobreseimiento de la frac. V no opera nunca en amparos de la materia laboral y
penal.
No debe dejarse de promover en un amparo en el término de 180 días
consecutivamente como pude lo contrario el órgano de control sobresee el juicio.
A partir de la reforma de Dic. De 1950 a la Ley de Amparo, hubo una discrepancia
en la Corte respecto a que debería entenderse el término de 180 días
consecutivos y se planteó así: debe integrarse por los días hábiles e inhábiles o
sólo por los hábiles: la Sala administrativa y la Auxiliar consideraron que lo
consecutivo es lo que sigue a otro y por lo tanto se refería a los 180 días naturales
(hábiles e inhábiles). La Sala civil sustentó la opinión contraria: dentro de los 180
días consecutivos sólo deben contarse los días hábiles, pues aunque la ley se
refiere a días consecutivos esta consecutividad es legal. Frente a esta
discrepancia de criterios el problema se planteó el Pleno y ganó la tesis de la
tercera Sala Civil; sólo deben considerarse los días hábiles con exclusión de los
días inhábiles. Esta es la tesis que ha prevalecido y que es jurisprudencial.

Cuál es la tesis correcta? La primera, si el legislador hubiese querido computar los


180 días excluyendo los inhábiles, simplemente hubiera dicho: “Cuando se deje de
actuar en el término de 180 días”. Nada más. Así al usar el término consecutivo
quiso dar a entender que deberían considerarse 180 días naturales. La segunda
fue una tesis que se adoptó a favor del quejoso como paliativo a la injusticia de
esta causa de sobreseimiento y a cuya injusticia nos referiremos en la próxima
clase.

El segundo caso de sobreseimiento que también adopta la forma de auto es aquel


en que muera el quejoso, con la limitación siguiente: siempre y cuando los
derechos reclamados sean estrictamente personales solo en estos casos procede
el sobreseimiento. Ejemplo: si se está invocando la violación a la libertad personal
y el quejoso fallece, originará el sobreseimiento su muerte. Cuando en el amparo
se impugnen actos de carácter patrimonial, la muerte del quejoso no originará el
sobreseimiento.

TERCER CASO.- Cuando existe una causa de improcedencia en el juicio de


amparo o cuando esta sobrevenga. En este caso el sobreseimiento no revista la
forma de auto sino que se dictará el sobreseimiento en la Audiencia Constitucional
por el Juez de Distrito.

En un juicio de amparo se presentan dos cuestiones: una se refiere a la


constitucionalidad o inconstitucionalidad del auto reclamado y la otra se refiere a la
procedencia o improcedencia del juicio de amparo. Esta segunda cuestión la
puede promover el tercero perjudicado. Entonces, en un amparo se presentan o
se plantean dos cuestiones contenciosas, la de inconstitucionalidad y la de
improcedencia. En la Audiencia Constitucional determinará el Juez de Distrito si el
amparo es o no improcedente; si considera que hay causa de improcedencia, ya
no realizará los conceptos de violación sino que dictará sentencia de
sobreseimiento. Sin considerar a qué es procedente al amparo, entrará a analizar
los conceptos de violación.

Entonces una sentencia de amparo es que se haya invocado una causa de


improcedencia dirá: I.- El juicio de amparo es procedente. II.- La Justicia de la
Unión de Amparo y protege a Alejandro Ríos. O bien I.- El juicio de amparo es
improcedente y por tanto se sobresee.

Los casos de improcedencia que originan al sobreseimiento del juicio de amparo


pueden ser anteriores al juicio, caso en el cual se trata de improcedencia previa, o
bien puede ser que la causa de improcedencia sobrevenga durante la tramitación
del amparo.
El consentimiento tácito solo puede ser causa anterior de sobreseimiento.

En la fr. IV del Art. 74, el sobreseimiento se decreta por la inexistencia de los actos
reclamados que equivale a la inexistencia real de la acción de amparo. Siempre el
quejoso reclama actos de autoridad, y no existiendo esos actos en la realidad, el
juicio se sobreseerá. En este caso también el sobreseimiento adopta la forma de
sentencia que se dicta en La Audiencia Constitucional.

El quinto caso de sobreseimiento es el que se llama sobreseimiento por


inactividad procesal, indebidamente llamado “por caducidad de la instancia”; esta
causa siempre se ha pretendido establecerla en la estructura de nuestro amparo.
La ley actual (1º de enero de 1936) no consignaba en un principio esta causa; a
fines de 1939, se adiciono el Art. 74 con una fracción, la V que estableció como
causa de sobreseimiento la que consiste en tratándose de juicios civiles que
cuando el quejoso en cuatro meses dejara de promover se declaraba firma la
sentencia del inferior, la resolución atacada. La Suprema Corte consideró
inconstitucional este Decreto que adicionaba el artículo 74, diciendo: la tramitación
del amparo directo y del indirecto está determinada en el artículo 107
constitucional, mismo que fija cual es el procedimiento a seguir en uno y otro
amparo, pero este artículo no impone al quejoso la obligación de estar excitando al
órgano de control para que resulta. Entonces, si el Decreto de 1939 establece la
obligación para el quejoso de excitar al órgano de control, este decreto es
inconstitucional.

La anterior argumentación fue la que hizo que se reformara el artículo 107


constitucional que actualmente ya señala la causa de sobreseimiento por
inactividad procesal que SOLO OPERA EN LOS JUICIOS DE AMPARO QUE
VERSEN SOBRE MATERIA CIVIL O ADMINISTRATIVA, pero en esta última
(administrativa) siempre y cuando no se haya reclamado una ley por su
inconstitucionalidad.

Este caso de sobreseimiento, por lo tanto, nunca opera en tratándose de amparos


sobre materia penal o laboral.
El término de la inactividad procesal debe ser de 180 días consecutivos.

A raíz de que entraron en vigor las Reformas a la Ley de Amparo de 1950, la


Corte discutió sobre cómo debían contar los 180 días; si solo se contarían los días
hábiles o también los inhábiles. La Sala Administrativa y la Auxiliar sostenía que
dentro de los 180 días debían contarse los días inhábiles, pero la Sala Civil
sostenía lo contrario: que el decir la Ley de 180 días consecutivos, se refería a una
consecutividad legal. El pleno de la corte resolvió a favor de la sala Civil. Creemos
que la tesis correcta es la primera, porque si el Legislador hubiera querido los 180
días sin contar los inhábiles simplemente hubiera dicho “Si no promueve dentro de
los 180 días”.

Veíamos la clase pasada el sobreseimiento por inactividad procesal, el que se


decreta cuando en un juicio de amparo se deja de promover por más de 180 días
consecutivos. Solo opera este sobreseimiento en los juicios en materia civil o
administrativa siempre que en este último caso no se haya impugnada una ley de
inconstitucional. Dijimos que el término de 180 días se cuenta solo con dos
hábiles.

Se llama o suele llamarse indebidamente en la realidad el sobreseimiento por


inactividad procesal, como caducidad de la instancia, la instancia no caduca pro
que el amparo se sobresee cuando se deja de promover, y a pesar es que el
quejoso haya obtenido sentencia favorable en primera instancia, el Tribunal
Colegiado o la Suprema Corte dictan los autos respectivos en que se destruyen
los efectos de la sentencia de primera instancia, se revoca la sentencia de primera
instancia. He aquí la injusticia, por esto la causa de sobreseimiento no es
caducidad de la instancia, porque en su caso, caducaría la instancia precisamente
en la segunda instancia y no en la primera.

Esta causa es injusta y su institución en la ley de amparo ha obedecido a razones


políticas.
Ahora bien, desde cuándo debe computarse el término de 180 días desde que
haya tenido el quejoso la última pretensión promovida en el juicio, desde el último
escrito acordado en el juicio.
Este caso de sobreseimiento para vez se da o registra en primera instancia en un
amparo indirecto; tiene aplicación en la segunda instancia, la revisión o el amparo
directo.

A raíz de que entraron en vigor las Reformas a la Ley de Amparos, muchos


abogados estaban desorientados con esta causa de sobreseimiento y cuando se
daban cuenta era porque el amparo ya se había sobreseído.

Vamos ahora a abordar el tema relativo a LAS SENTENCIAS DE AMPARO.


Se han dado múltiples definiciones acerca de lo que es una sentencia; la
sentencia es un acto jurisdiccional por excelencia; acto jurisdiccional es aquel que
resuelve una controversia, que dice el derecho entre las partes en conflicto.

El Acto jurisdiccional solo se registra en un procedimiento contencioso, entonces,


la resolución que se dicte en ese conflicto jurídico será un acto jurisdiccional, una
sentencia.

Sabemos que hay Decretos (Resuelven cuestiones de tramite), Autos (Resuelven


cuestiones importantes dentro del proceso pero no resuelven ningún conflicto) y
sentencias (Resuelven la controversia), pero las sentencias pueden ser definitivas
o interlocutorias; estas últimas se consideran como actos jurisdiccionales que
resuelven una cuestión litigiosa incidental que surge entre las partes de un
proceso.

La sentencia definitiva es la que resuelve la cuestión principal. El código de


Procedimientos Civiles establece estas clases de resoluciones: Decretos, Autos y
Sentencias Interlocutorias o Definitivas. Este Código solo considera como
sentencias a las resoluciones que dirimen la contienda principal, y las que
resuelven cuestiones incidentales la llama autos, lo que es indebido ya que debían
denominarse sentencias interlocutorias.

Dentro del juicio de amparo se dicta una interlocutoria respecto a la concesión de


la suspensión definitiva y se le llama erróneamente “Auto de suspensión
definitiva”; nosotros le llamamos interlocutoria suspensional.
Desde el punto de vista de la índole del conflicto que se resuelve, en el juicio de
amparo existen las sentencias interlocutorias que son las que resuelven
cuestiones incidentales, (La más importante es la interlocutoria suspensional) y
sentencias constitucionales; estas de dictan en la Audiencia Constitucional por eso
se les llama así y pueden ser de tres tipos desde el punto de vista de su
contenido: SENTENCIAS QUE NIEGAN EL AMPARO, SENTENCIAS QUE
CONCEDEN EL AMPRO Y SENTENCIAS DE SOBRESEIMIENTO. La sentencia
que concede el amparo al quejoso es el resultado de la ponderación, del análisis
de los conceptos de violación expuestos por el quejoso en la demanda. La
sentencia concesoria del amparo es declarativa porque declara la
inconstitucionalidad del acto reclamado y es también condenatoria porque obliga a
las autoridades responsables a volver las cosas al estado que guardaban antes
del acto reclamado.

La sentencia que niega el amparo obedece al mismo proceso intelectivo del


órgano de control (no dé la razón al quejoso al analizar los conceptos de violación,
considera importantes los conceptos de violación), solo que con resultados
contrarios a las pretensiones del quejoso.

Tanto la sentencia que niega el amparo como la que lo concede, obedecen al


análisis de los conceptos de violación (tiene o no razón el quejoso, dice el juez,
después de haber analizado los conceptos de violación).

La sentencia que niega el amparo solo es declarativa; esto es muy importante


porque una sentencia que niega el amparo no es susceptible de cumplimentarse, y
al no ser susceptible de cumplimentarse no se puede violar.

El tercer tipo de sentencias constitucionales es la de sobreseimiento.

Dijimos que además de la cuestión de inconstitucionalidad que plantea el quejoso


en el amparo, sobre los actos que reclama, puede seguir la cuestión de la
improcedencia del juicio de amparo por existir algunas de las causas que
establece el Art. 73 de la Ley. Como las cuestiones de improcedencia son de
orden público, deben analizarse antes de ponderarse o examinarse los conceptos
de violación. La sentencia que decrete el sobreseimiento o lo nieve por no existir
las causales que se hicieron valer, es una verdadera sentencia.

La sentencia de sobreseimiento es aquella que pone fin al juicio de amparo por


existir una causal de improcedencia; pues bien, una sentencia de sobreseimiento
es también exclusivamente declarativa y nunca es susceptible de ser
cumplimentada por nadie; los efectos se reducen a que el acto de autoridad siga
vigente, con validez. La sentencia de sobreseimiento se basa en una causa de
improcedencia, la sentencia que niega el amparo convalida expresamente los
actos reclamados; en este último caso se estudiaron los conceptos de violación,
en el otro no se llegaron a estudiar. Pero en sus efectos, ambas son declarativas y
por tanto no son susceptibles de cumplimentarse.

Existen diferentes reglas que rigen a las sentencias que se pronuncian en el juicio
de amparo. Ya hemos estudiado uno de estos principios el de Estricto Derecho
que consiste como recordaremos en que el órgano de control solo debe analizar
los conceptos de violación expuestos en la demanda. Ya conocemos las
salvedades a este principio (materia penal, laboral cuando el quejoso es el
trabajador y en materia administrativa cuando se base la demanda en leyes
declaradas inconstitucionales por la Corte).

El segundo principio. En las sentencias dictadas en un juicio de amparo se pueden


tomar en cuenta pruebas que se hayan rendido ante la autoridad responsable.
Esta regla solo rige cuando los actos reclamados derivan de un procedimiento
seguido ante la autoridad responsable.

La vez próxima terminaremos el estudio de las sentencias de amparo e


iniciaremos el estudio de los recursos.

Vamos a estudiar ahora el AMPARO INDIRECTO y después veremos los


recursos. El amparo indirecto se llama con más propiedad BI-INSTANCIA pues
cuenta con dos instancias: la Primera se desarrolla ante un juez de distrito y la
segunda bien ante un T.C.C. o ante la S.C.J.
Así los jueces de distrito tienen dos superiores jerárquicos la S.C.J. y el C.C. de la
Jurisdicción donde se encuentran.

EL APMPARO INDIRECTO procede siempre contra cualquiera acto de autoridad


Acto sensu que no sea una sentencia definitiva civil penal o un laudo arbitral
definitivo.

La competencia de los jueces de distrito es mucho más amplia que la de los


T.C.C. y que la S.C.J. Este principio de procedencia del amparo indirecto se
desenvuelve por el Art. 114 de la ley de Amparo, que establece los casos en que
el amparo debe solicitarse ante un juez de distrito; estos casos no hacen sino
desarrollar el principio básico; procede el amparo indirecto contra todo acto de
autoridad que no sea una sentencia definitiva del orden civil o penal o un laudo
arbitral definitivo y que es impugnable ante un juez de distrito.

Antes de estudiar la tramitación de este amparo veremos los casos a que se


refiere el Art. 114.

La Fr. I señala el 1er. CASO: Desde luego cuando el acto reclamado consiste en
una ley auto aplicativa, en una ley que por su sola expedición afecta a los
particulares: el amparo contra esta ley es el indirecto.

2° CASO: La Fr. II establece la procedencia del amparo indirecto para atacar actos
estricto sensu de las autoridades distintas de las judiciales, de las juntas de
conciliación o sea de autoridades administrativas.

Ahora bien, hay una regla contenida en esta Fr. II que se refiere a la procedencia
del amparo indirecto: un acto de una autoridad administrativa puede ser un acto
que se realiza fuera de una escuela procesa. El amparo indirecto ataca ese acto
en sí mismo, pero bien puede suceder que el acto de una autoridad administrativa
consista en una resolución que recaiga en un procedimiento seguido ante la propia
autoridad. Entonces opera esta regla: cuando se trata de actos que forman parte
de un procedimiento judicial o administrativo esos actos en sí mismos no son
impugnables en empero.

Cuando produzcan agravios en perjuicio de algunas de las partes ésta tiene que
esperar a que llegue a su fin el procedimiento y entonces el impugnar la resolución
definitiva puede hacer valer las violaciones cometidas en ese propio
procedimiento. Los agraviados tienen que esperarse a que se dicte la resolución
definitiva y hace valer las violaciones cometidas por la resolución misma y por las
cometidas durante el procedimiento.

Ejemplo conforme a la ley de propiedad industrial se sigue un procedimiento


administrativo para otorgar una patente de invención o para registro de una marca;
el solicitante debe reunir determinados requisitos; se sigue un procedimiento
administrativo ante la Dirección de la Propiedad Industrial; pues el amparo no
procede contra los actos aislados de ese procedimiento si se niega el registro.
Contra la resolución definitiva procede el amparo indirecto (puesto que no se fijó
ulterior recurso).

La excepción es la siguiente; si cuando un acto dentro de un procedimiento ataca


a un tercero extraño al procedimiento, éste puede hacer valer contra ese acto
violatorio, el amparo indirecto. Las partes no pueden ir al amparo, sino que deben
esperar la resolución definitiva.

Sin embargo podríamos suponer que confiamos a la fracción II del Art. 114, se
establece la procedencia del amparo indirecto para atacar actos estricto sensu de
autoridades diferentes a las judiciales y a las de Conciliación y Arbitraje; se trata
de actos de autoridades administrativas.

Un acto de una autoridad administrativa puede ser un acto aislado, sin formar
parte de ningún procedimiento previo, entonces el amparo indirecto ataca ese acto
en sí mismo, pero puede suceder que el acto de una autoridad administrativa
consiste en una resolución dictada en una asunto llevado en forma de juicio ante
la propia autoridad; entonces, opera este principio: cuando se trata de actos que
forman parte de un procedimiento, de actos aislados, no procede el amparo, el
agraviado tendrá que esperar a que se dicta la resolución definitiva para atacarla
en amparo, y al impugnar en amparo la resolución definitiva puede impugnar los
actos realizados en la secuela del procedimiento.

El amparo puede proceder contra los actos de la autoridad administrativa cuando


no se trate de actos que emanen de un procedimiento en forma de juicio; en los
términos de la Fracc. II del Art. 114: en esta fracción se consagra la procedencia
del amparo indirecto contra actos de autoridad administrativa.
La regla general de procedencia del amparo indirecto es que el amparo ante un
juez de Distrito no procede contra autoridades judiciales o de las Juntas de
Conciliación y Arbitraje. Ahora bien, procede el amparo indirecto ante un Juez de
Distrito contra las autoridades judiciales en estos casos: 1.- cuando se trate de
actos realizados por las autoridades judiciales fuera o después de concluido el
juicio. Un Juez realiza actos fuera del juicio cuando se trate de actos dentro de un
procedimiento que no sea contencioso sino de jurisdicción voluntaria; las
resoluciones que se dicten en este procedimiento pueden impugnarse en amparo
indirecto. Claro que rige la regla de que no se pueden atacar los actos aislados de
ese procedimiento en amparo, sino se debe esperar a que se dicte la resolución
definitiva.

También procede el amparo indirecto contra autoridades judiciales cuando dictan


autos después de concluido el juicio. El juicio concluye cunado se dicta la
sentencia definitiva; entonces, todos los actos realizados por un Juez después de
dictada la sentencia definitiva son actos impugnables en amparo indirecto. Estos
actos pueden configurar procedimientos ejecutivos que están constituidos por
diferentes actos, contra estos aislados no procede todavía el amparo indirecto,
sino contra la resolución definitiva que se dicte en el procedimiento ejecutivo.

Otro caso en que procede el amparo indirecto contra actos de autoridad judicial es
el siguiente: contra actos de autoridad judicial que violan garantías de un tercero
extraño; contra cualquier acto realizado dentro o fuera del juicio, que importe
violación a los derechos de un tercero extraño, el cual puede impugnar en amparo
dicho acto sin necesidad de esperar a que se dicte la resolución definitiva.

El tercer caso de excepción a la regla que dice que los actos aislados de un juicio
no son impugnables en amparo es el siguiente; cuando afecte el acto a una de las
partes del juicio y que ese acto sea de imposible reparación.
¿Qué es acto de imposible reparación?...Este tema lo tratáremos la próxima clase.

Hay actos dentro de un juicio que por ser actos de imposible reparación hacen
procedente el juicio de amparo indirecto sin que el agraviado tenga que esperar la
resolución definitiva.
Este concepto de acto de imposible reparación no ha sido definido por la S.C.J.:
se han señalado algunos criterios, algunos discrepantes y contradictorios. Vamos
a exponer el CRITERIO TEORICO para determinar la naturaleza de dichos actos y
luego nos referiremos al criterio variable de la jurisprudencia de la S.C.J.

¿Qué se entiende por acto dentro de un juicio de imposible reparación? Adentro


de un juicio de imposible reparación es aquel que ya no puede ser modificado por
la sentencia definitiva que se dicta en dicho juicio. Es aquel que sirve de dicho
presupuesto. Un acto dentro del juicio de imposible reparación es cuando su
contenido no puede ser ya abordado por la sentencia definitiva que se dicte en
dicho juicio.

Por eje: al acto que declara rebelde al demandado. Este teóricamente es un acto
dentro de un juicio de imposible reparación, ya que la sentencia debe tomar en
cuenta el contenido del auto que declara rebelde al demandado. La sentencia
definitiva llevará como base el que el demandado no opuso excepciones, pues
había solo declarado rebelde. Contra el acto de rebeldía procede la apelación y
contra su resolución, el amparo indirecto.

Otro Eje: el auto que desecha una prueba. Teóricamente es un auto de imposible
reparación pues la prueba desechada ya no será tomada en cuenta por la
sentencia definitiva y contra el auto que desecha una prueba procede el recurso
de apelación y contra su resolución, el amparo indirecto.

Tomando en cuenta este criterio teórico, la procedencia del amparo indirecto es


amplia, pero la ley en su art. 114 sustenta un criterio más restringido, tan
restringido que tomando en cuenta la literalidad del 114 insólitamente se dará este
caso en la realidad, pues alude a una irreparabilidad material en perjuicio de las
cosas o de las personas, no alude a la irreparabilidad jurídica como el criterio
teórico. Repitiendo, el caso señalado por el 114 insólitamente se puede presentar
realmente.

Entonces, tomando en cuenta la ligereza de los redactores del artículo, S.C.J ha


dicho que no se trata de irreparabilidad material sino de irreparabilidad jurídica.

¿Cuándo un acto de juicio es jurídicamente irreparable? Veamos los diferentes


criterios que se han sustentado en la S.C.J.

Participa el criterio de la S.C.J. del criterio teórico que ya vimos. Pero si este es el
criterio más o menos general que ha acogido la jurisprudencia de la S.C.J. en
diferentes casos jurisprudenciales ha contraído este criterio, porque a pesar de
que esos actos son teóricamente de imposible reparación, dice la corte que no lo
son: por eje: un auto que desecha una prueba. Claro que dentro de este criterio, el
que exista la posibilidad de que se dicte una sentencia a favor de la parte
afectada, ningún acto será teóricamente de imposible reparación.

Pero se ha cambiado la ruta y ahora dice: acto de imposible reparación es aquel


que pone fin el juicio, que imposibilita la consecución del mismo, que impide la
pronunciación de la sentencia definitiva. Son las resoluciones que en un juicio civil
decretan el sobreseimiento del propio juicio; son las resoluciones que declaran
improcedente la falta de personalidad del actor, autos definitivos que concluyen el
juicio.

El criterio de la S.C.J., es el siguiente en síntesis: por acto de imposible reparación


se entiende aquel que impide la prosecución del juicio, imposibilitando la
declaración lógica de la sentencia y la reparación del agravio que en perjuicio del
quejoso se haya dictado.

Pero no creamos que el problema es tan sencillo; recordemos siempre este


principio: los actos dentro de un procedimiento judicial en sí mismos no son
impugnables en amparo indirecto o directo, sino que el agraviado debe esperar a
que se dicte la sentencia definitiva y al interponer el amparo contra ésta, hacer
valer las violaciones cometidas dentro de le secuela procesal. Sabemos que
contra una sentencia definitiva del orden civil o penal o contra un laudo arbitral
definitivo procede el amparo indirecto y que cuando en la demanda del amparo
directo se alegan violaciones cometidas en el procedimiento conoce el T.C.C.

CRITERIO LEGALISTA

Ver arts. 159 y 160 de la Ley de Amparo.- El art. 159 contempla diferentes
hipótesis de violaciones a la Ley al procedimiento cuando ocurre algún fenómeno
violatorio contemplado por ese Art. El auto que se ha dictado no es de imposible
reparación y por lo tanto no procede el amparo directo; este procede una vez que
se ha dictado la sentencia definitiva. Procede el amparo indirecto siempre que se
trate de una resolución que no produzca ninguna de las violaciones comprendidas
en el Art. 159. Si está comprendida, procede el amparo directo. Si se dicta una
resolución dentro de un juicio civil o laboral, si esa resolución se encuentra
comprendida dentro de una de las violaciones el Art. 159, aquí no procede el
amparo indirecto sino el directo y se debe esperar la resolución definitiva.

Sabemos que el Art. 479 de la Ley Federal del Trabajo dispone que se tenga por
desistida la demanda por la parte actora cuando deje de promover por tres meses.
El actor dejó de promover ese término o más. El patrón, que es el demandado,
pide a la Junta la aplicación del 479. Pero supongamos que ésta rechace la
petición del patrón demandado y dice que no es de aplicar el 479. Este es un acto
de imposible reparación, pues produce en primer lugar una violación que no está
comprendida en abordar si es aplicable o no el 479. Entonces el acto que niega a
aplicar el 479 es un acto de imposible reparación y entonces el amparo es
procedente ante el juez de distrito. Lo mismo cuando se aplica el 479.

El auto que declara la incompetencia también es un acto de imposible reparación


dentro del juicio. Ejemplo: una persona como asesor técnico de las obras de
planificación promueve un juicio exigiendo el pago de honorarios en contra del
Depto. Del D.F. La Ley de Hacienda del D.F. y la Ley de Planificación, dan
derechos a cobrar honorarios a que tiene derecho conforme a aquellas leyes.
Acude ante el Lic. Uruchurtu y éste se niega a pagar. El asesor debe demandar
judicialmente al Depto. Ante las autoridades comunes del D.F., pues el problema
es de aplicación de leyes locales. El juez de entrada a la demanda y ordena que
se corra traslado al Depto. Y éste impone las excepciones de incompetencia
diciendo que es una cuestión de carácter administrativo. El juez los tiene por
interpuestas y envía el caso al superior, dándose trámite a la acción de
incompetencia. El superior declara válida la excepción de incompetencia. Este es
un acto de imposible reparación, pues el juicio ya no puede seguir. Esta resolución
es una resolución que importe un acto de imposible reparación y contra ella
procede el amparo ante un juez de distrito.

Hay casos en que se puede acudir al criterio legalista, al criterio jurisprudencial y


al criterio teórico para saber cuándo un acto es de imposible reparación.
Un acto será de imposible reparación cuando se sentido o contenido no puede ser
va abordado en la sentencia definitiva que se dicte en el juicio y cuando se someta
una violación no comprendida en el Art. 159 (casos civiles o laborales) y en el 160
(casos penales) de la Ley de Amparo.

Vamos que la determinación del concepto de acto de imposible reparación es


difícil de ser señalados por un solo criterio.

Si se trata de un acto comprendido en las violaciones señaladas en los Arts. 159 y


160, violación que debe ser reparada en amparo directo contra la sentencia
definitiva, si se trata de una resolución civil se debe preparar el amparo directo en
los términos del Art. 161.

En los demás casos hay que aplicar el criterio jurisprudencial o el criterio teórico,
según convenga más al caso concreto. Ante la duda debemos presentar el
amparo ante un juez de distrito. Si éste es sobreseído los actos violatorios pueden
ser impugnados en amparo directo ante el T.C.C.

Pero el problema se complica porque los arts. 159 y 160 señalan que los T.C.C.,
pueden indicar que actos fueran comprendidos por analogía en aquellos casos, es
decir, por los señalados en dichos artículos.

Cuando un tercero es afectado en un juicio puede promover el amparo ante un


juez de distrito, sin esperar a que se dicte una resolución definitiva. El principio de
que los actos de un procedimiento por sí mismos no son impugnables en amparos,
procede también en el procedimiento de ejecución de una sentencia.

Ahora bien, cuando un acto dentro o fuera del juicio afecte a una persona ajena al
juicio, éste debe agotar el recurso que se señale antes de ir al amparo indirecto
(siempre que no se trate de un juicio de tercería). El tercero que se vea afectado
en sus bienes por una resolución judicial no está obligado antes de ir al amparo de
ir a la tercería. Si interpone la tercería ya no puede presentar el amparo (XIX del
art. 73).

Comenzamos a estudiar la sustanciación del amparo indirecto bi-instancial y


dijimos que a la demanda de amparo pueden recaer tres autos de distinto tipo y de
diferente contenido: 1.- el auto desechando la demanda cuando hay una causa
notoria de improcedencia y contra ese auto procede el recurso de revisión del que
conoce el T.U.C. 2.- Puede recaer también un auto aclaratorio cuando la demanda
es oscura y no contiene los datos del art. 116; el quejoso debe aclarar su
demanda en el término de 3 días y debe ser notificado personalmente. Si el
quejoso no aclara su demanda el juez de oficio dicta un auto desechando la
demanda de amparo y 3.- El auto más importante es el auto admisorio de la
demanda y dijimos que son varios los puntos del contenido de este auto: a) la
declaración de que se admite la demanda, b) la orden a la autoridad responsable
para que presente su informe justificativo c) la fijación de la fecha para la
celebración de la audiencia constitucional.

Este auto se notifica por oficio a la autoridad responsable. Las autoridades deben
rendir su informe justificado en el término de 5 días, lo que no sucede en la
realidad; la Corte ha señalado en su jurisprudencia que las autoridades
responsables deben rendir su informe antes de la audiencia constitucional. El
informe justificado es la primera actuación de la autoridad responsable y es la
contestación a la demanda de amparo. Pueden rendir su informe justificativo
negando los actos reclamados; frente a este informe negativo el quejoso tiene la
obligación de demostrar que se realizaron los actos reclamados, pero tiene
además la obligación de demostrar la inconstitucionalidad de esos actos.
Las autoridades responsables pueden aceptar los actos pero sostener que no son
violatorios de las garantías individuales. Allí la autoridad pide que se niegue el
amparo al quejoso. Pueden hacer valer también causas de improcedencia del
juicio y pueden pedir que se sobresea. Así surge una segunda controversia:
¿Existen o no las causas de improcedencia?
Pero la autoridad responsable puede omitir también el informe justificativo.
Entonces respecto de la autoridad omisa se presumen ciertos los actos
reclamados según el Art. 149. Aquí hay la presunción de certeza de los actos
reclamados. Aquí el quejoso sólo debe demostrar la inconstitucionalidad de los
actos, siempre que ésta no sea inconstitucional por sí mismo.

Un acto de autoridad es inconstitucional en sí mismo cuando el realizarse


quebrante una disposición constitucional (la marca, los azotes, etc.) Hay otro
criterio para señalar cuando un acto es inconstitucional por sí mismo: cuando se
realiza por una autoridad que absolutamente no tiene facultad para dictar ese acto
(por ejemplo un juez de lo penal que dicta una sentencia civil). Lo mismo cuando
la violación resulta de una orden verbal, que es en sí misma inconstitucional.

El informe justificado es pues, el primer acto procesal realizado en el juicio de


amparo por la autoridad responsable.

Ahora bien, cuando interviene el tercero perjudicado en el juicio de amparo? Para


que comparezca no hay término. Sólo debe comparecer en la audiencia
constitucional. Puede presentar su escrito antes y sobre él recae un auto que dice
que se resolverá lo conducente en la audiencia constitucional, es decir, se reserva
para entonces su estudio. Lo mismo si presenta pruebas, éstas serán tomadas en
cuenta hasta la audiencia constitucional.

El acto siguiente es la AUDIENCIA CONSTITUCIONAL. Su celebración se señala


desde el auto admisorio de la demanda de amparo. Es en la audiencia
constitucional en donde se deben ofrecer y rendir las pruebas por las partes; por el
quejoso, por la autoridad responsable, por el tercero perjudicado. Aquí es donde
se realizan los alegatos y el juez dicta sentencia.
Así la audiencia constitucional consta de tres períodos: el probatorio, el alegatorio
y la sentencia. Por eso la sentencia que se dicta en la audiencia constitucional se
llama sentencia constitucional. El período probatorio consta de tres subperíodos:
el primero se refiere al ofrecimiento de pruebas que hacen las partes. Ofrecidas
éstas, el juez las admite o las rechaza. Admitidas se deshogan y desahogadas las
pruebas termina el primer período y se pasa al de alegatos. Si se alega o no, el
juez ya está en posibilidad de dictar la sentencia.

Contra estas sentencias procede la apelación ante la S.C.J., o ante el T.C.C.

CASOS EN QUE SE DA LA REVISIÓN:


PRIMERO.- Contra autos dictados por los jueces de distrito en que tengan por no
interpuesta o desechan la demanda de amparo. Del recurso conoce el Tribunal
Colegiado de Circuito que sea el superior jerárquico del juez de distrito y dentro de
cuya jurisdicción se encuentren.

SEGUNDO.- Contra las interlocutorias suspensionales dictadas por el juez de


distrito concediendo o negando la suspensión definitiva al quejoso (FRAC. del Art.
83 de la Ley de Amparo). También procede contra las interlocutorias que revoquen
o modifiquen las interlocutorias de suspensión.

TERCERO.- Contra los llamados autos de sobreseimiento (un acto dicta el


sobreseimiento cuando no se basa en causa de improcedencia sino que se trate
de alguno de los casos que contemplan las fracciones I, II y V del Art. 73 de la Ley
Ejemplo: cuando fallece el quejoso sin que se trate de intereses patrimoniales, por
inactividad procesal, etc.)

CUARTO.- Contra las sentencias constitucionales dictadas por los jueces de


Distrito en la Audiencia Constitucional; estas sentencias pueden ser concesorias
de amparo, negatorias de amparo o sentencias de sobreseimiento.

Ahora bien, de este recurso de revisión puede conocer la Suprema Corte de


Justicia a los Tribunales Colegiados de Circuito; en los tres casos anteriores, la
revisión es del conocimiento absoluto de los Tribunales Colegiados de Circuito;
pero ahora el Juez de Distrito tiene dos superiores jerárquicos en relación con la
revisión; entonces; ¿Cuándo conocerá del recurso de revisión contra las
sentencias dictadas por el Juez de Distrito la Suprema Corte de Justicia?...
¿Cuándo conocerá el Tribunal Colegiado de Circuito?...

CONOCE LA CORTE DE LA REVISIÓN:

1.- Cuando en el juicio de amparo se haya planteado por el quejoso una cuestión
de inconstitucionalidad de una ley (no de un reglamento).

2.- Cuando se trate de un amparo administrativo en que la autoridad responsable


es Federal: puede suceder que en un amparo se ataquen actos que se atribuyen a
autoridades federales y locales; entonces hay que atender al principio que enseña
que la autoridad federal es atrayente; basta que haya una autoridad demandada
que sea federal para que la revisión se sustancia ante la S.C.J.
La Corte ha reputado a los funcionarios del Departamento del D.F., como
autoridades federales diciendo que el Presidente de la República es conforme a la
Constitución el Gobernador nato de ese Departamento; que el Departamento no
tiene un Poder Legislativo propio sino que legisla para él el Congreso de la Unión.

3.- En amparos penales, cuando se dictan sentencias en casos en que, en la


demanda, solo se hubieran alegado violaciones al Art. 22 constitucional; si se
alegan además de violación a este art., violaciones a otros, ya no se surtirá la
competencia de la Corte para conocer de la revisión de las sentencias dictadas
por los Jueces de distrito.

4.- Cuando el amparo se haya interpuesto con fundamento en las fracc. II y III del
artículo 103 Constitucional (art. 84 de la Ley de Amparo)

De los demás casos conoce de la revisión el Tribunal Colegiado de Circuito.

En las clases pasadas vimos la corte de revisión que queja contra resoluciones
dictadas por los jueces de distrito en el juicio de amparo. Ahora veremos los casos
en que procede la queja contra las autoridades responsables. En estos casos la
queja debiera llamarse incidente de queja y no recurso (que se da siempre contra
una resolución judicial, nunca contra actos de las partes).

El principal caso en que procede la queja contra las autoridades responsables en


un juicio de amparo, es el siguiente: cuando la autoridad responsable incurre en
exceso o defecto de ejecución o de cumplimiento de la ejecutoria de amparo.
Recordaremos que la sentencia puede ser de tres tipos: de sobreseimiento, de
Negación y concesoria del amparo. Las dos primeras son sentencias declarativas
y no son ejecutables, en cambio, las que conceden el amparo, son declarativas
pero sobre todo condenatorias, invalidatorias, restitutorias del acto reclamado. La
eficacia de las sentencias concesorias del amparo se establece en el art. 80 de la
ley.

Pero también procede el recurso de queja por exceso de ejecución, exceso que es
un detrimento generalmente del tercero perjudicado si es que existe, y este es
quien interpone la queja. Si el defecto consiste en que la autoridad responsable no
restablece las cosas al estado en que se encontraban antes del acto reclamado, el
exceso consiste en que la autoridad responsable, al dar cumplimiento a una
sentencia de amparo, se extralimita en este restablecimiento, le dan más al
quejoso de lo que éste tenía derecho, hasta antes del acto reclamado, es decir,
prolongan la situación en que las cosas se encontraban antes del acto reclamado.
Este exceso del recurso de queja que es interpuesto por el 3º perjudicado.
La interlocutoria que concede la suspensión definitiva al quejoso, impone a las
autoridades responsables obligaciones negativas, de no hacer; la abstención que
la suspensión definitiva impone a las responsables, frente al quejoso, no puede
cumplimentarse ni excesiva ni defectuosamente, porque solo son susceptibles de
violarse totalmente, nunca parcialmente por eso las autoridades responsables no
pueden incurrir en exceso, siempre en desacato, en incumplimiento total. Cuando
esto ocurre, procede el incidente de incumplimiento de sentencia, contra los actos
que han violado la sentencia, incidente que se tramitará en los términos del
artículo 103, 113 de la ley, en relación con el 143.

Otro caso de procedencia de queja es el siguiente: Procede contra las autoridades


responsables por falta de cumplimiento a la resolución del Juez de Distrito o del
Tribunal Colegiado de Circuito o de la autoridad que conozca del juicio en general,
cuando no acaten o cumplan con la libertad caucional concedida al quejoso.

LA SUSPENSION CUANDO EL ACTO RECLAMADO AFECTA LA LIBERTAD


DEL QUEJOSO. Cuando el quejoso ya está detenido por autoridad judicial, por
virtud de orden de aprehensión o auto de formal prisión y pide amparo contra esa
orden o auto, el juez de Distrito puede conceder al quejoso la libertad caucional
cuando la suma aritmética de la pena no exceda de cinco años de prisión; el
artículo 136 de la ley de amparo en uno de sus primeros párrafos lo establece.

La suspensión de amparo directo no es del conocimiento del órgano de control, de


ésta conoce, tratándose de materia civil penal, o laboral, la autoridad responsable,
ella es la que concede la suspensión o bien el Presidente de la Junta de
Conciliación.

LA RECLAMACION.- Este recurso, a diferencia de la revisión y de la queja, tiene


una procedencia muy restringida, se da contra resoluciones de mero trámite, tanto
en la substanciación de la revisión, cuanto en la substanciación del amparo
directo.

La ley orgánica del poder judicial de la federación, establece que la tramitación o


revisión de los amparos que corresponden a los tribunales colegiados de circuito
en amparo directo o revisión corresponden al presidente de dicho tribunal y contra
cualquier resolución de éste, procede la reclamación que su substanciará ante los
otros dos magistrados que integran el tribunal.

La próxima clase nos vamos a referir a la suspensión del acto reclamado.


LA SUSPENSIÓN DEL ACTO RECLAMADO

La suspensión del acto reclamado es una institución dentro de nuestro juicio de


amparo muy importante porque la finalidad de la suspensión es conservar la
materia del amparo, es evitar la realización de los actos reclamados y que esta
realización del acto, sea de imposible reparación.

La suspensión dentro del amparo es una institución que siempre ha sido anexa al
juicio de garantías, desde la ley de 1869, en que se dejaba en libertad al juez de
Distrito para que concediera o no la suspensión, en forma discrecional. La
suspensión en cuanto a su reglamentación se ha ido perfeccionando; en la ley
reglamentaria de 1869 se concede facultad al juez de distrito para otorgar la
suspensión, y así sucesivamente se ha ido reglamentando hasta llegar a nuestra
ley actual.

Procedencia o improcedencia de la suspensión desde el punto de vista de los


actos reclamados:

1.- La suspensión es improcedente frente a actos reclamados de carácter


negativo; este principio no es válido cuando de los actos negativos derivan efectos
positivos.
2.- Cuando se trate de actos instantáneos, totalmente consumados, la suspensión
también es improcedente.
3.- En los actos de tracto sucesivo la suspensión se maneja de acuerdo con los
principios enunciados.

LA INTERLOCUTORIA SUSPENSIONAL

Son tres las condiciones necesariamente concurrentes para que se otorgue al


quejoso la suspensión DEFINITIVA de los actos reclamados estas, están en una
relación lógica y son las siguientes:

1.- Consiste en que los actos reclamados sean ciertos; si no existen se negará la
suspensión definitiva, ésta es la primera condición.
2.- Que siendo ciertos los actos reclamados, su naturaleza permita su
paralización, su suspensión, es decir, que siendo ciertos los actos reclamados, no
sean negativos ni consumados.
3.- Que siendo ciertos los actos reclamados y permitiendo su naturaleza su
paralización, se satisfagan los requisitos del art. 124 de la ley de amparo; estos
requisitos son:
a) Que la suspensión definitiva la solicite el agraviado.
b) Que con el otorgamiento de la suspensión definitiva no se contravengan
disposiciones de orden público ni se afecte el orden social.
c) Que con la ejecución de los actos reclamados se causen a los agraviados
perjuicios de difícil reparación.

Síntesis de la suspensión estudiamos los principios de la procedencia de la


suspensión solo es procedente contra actos de carácter positivo; la suspensión
nunca opera hacia el pasado, la suspensión nunca tiene efectos restitutorios; las
resoluciones que se dictan en el incidente de suspensión, siempre operan para el
futuro.

TRAMITACIÓN DE LA SUSPENSION EN AMPARO DIRECTO.- Al interponerse la


demanda de amparo, debe anunciarse a la autoridad responsable la presentación
de dicha demanda y en el escrito de anunciación, se deberá pedir la suspensión,
entonces el quejoso, una vez interpuesta su demanda, pide la suspensión de la
sentencia definitiva civil ante la sala de que se trate del tribunal superior de justicia
y dicha sala puede conceder o negar la suspensión.

Esto es por lo que respecta a la suspensión relativa al amparo directo, cuando se


trata de sentencias definitivas del orden civil. Jamás procede en estos casos la
suspensión de oficio.

Ahora bien, las garantías o contra garantías se hacen exigibles de la misma forma
en que se hacen efectivas en tratándose del amparo indirecto, solo que en el caso
que estamos tratando (amparo directo). EL INCIDENTE DE DAÑOS Y
PERJUICIOS SE SUSTANCIARA ANTE LA AUTORIDAD RESPONSABLE.
PRINCIPIOS DE JUICIO DE AMPARO.

1. INSTANCIA DE PARTE AGRAVIADA. Se refiere a la circunstancia de que un


Tribunal no puede, oficiosamente, iniciar la acción; debe iniciarla el directamente
agraviado (quejoso) a través de una demanda.

2. PROSECUCIÓN JUDICIAL. Implica que le juicio de amparo se revela, en


cuanto a su substanciación, en un verdadero proceso judicial, en el cual se
observan las “formas jurídicas” procesales; esto es, demanda, contestación,
audiencia de pruebas, alegatos y sentencia. Al establecer el artículo 107
Constitucional que el juicio de amparo se seguirá conforme a un procedimiento
que se ajuste a las formas del Derecho Procesal, implícitamente presupone que
en su tramitación se suscita un verdadero debate o controversia entablados entre
el promotor del amparo y la autoridad responsable, como partes principales del
juicio, en el que cada cual defiende sus respectivas pretensiones.
3. RELATIVIDAD DE LA SENTENCIA DE AMPARO. Conocida también como
“Fórmula Otero”. Se refiere a que el amparo sólo atenderá al individuo en lo
particular, concediéndole la protección de la Justicia Federal sin hacer declaración
general respecto de la ley o el acto que la motivare.

4. DEFINITIVIDAD DEL JUICIO DE AMPARO. No se puede ocurrir directamente a


la vía de amparo respecto de un acto que establezca un previo recurso, juicio o
medio de defensa. En materia penal, si existe privación de la libertad, deportación,
destierro o cualquiera de los actos que prohíbe el artículo 22 Constitucional,
(casos excepcionales), sí puede ocurrirse directamente aunque existe recurso
previo.

5. ESTRICTO DERECHO. Impone una norma de conducta al órgano de control,


consistente en que los fallos que aborden la cuestión constitucional planteada en
el juicio de garantías, sólo deben analizar los conceptos de violación expuestos en
la demanda respectiva, sin formular consideraciones de inconstitucionalidad de los
actos reclamados que no se relacionen con dichos conceptos.
6. SUPLENCIA DE LA DEFICIENCIA DE LA QUEJA. Significa no ceñirse a los
conceptos de violación expuestos en la demanda de amparo, sino que, para
conceder al quejoso la protección federal, el órgano de control puede hacer valer
oficiosamente cualquier aspecto inconstitucional de los actos reclamados. No
opera cuando el amparo es improcedente por cualquier causa constitucional, legal
o jurisprudencial, ya que no tiene el alcance de sustituir o de obviar tal
improcedencia.

PARTES EN EL JUICIO DE AMPARO.


1. EL QUEJOSO. De acuerdo al artículo 5 de la Ley de Amparo, se le llama
agraviado o agraviados. Pueden serlo:

A) Persona física o gobernado (sin importar nacionalidad) que se ve afectado por


el acto de autoridad en su esfera jurídica. Es la parte que genera el movimiento del
órgano jurisdiccional.

B) Personas morales privadas: Sociedades Civiles o mercantiles. Se considera


sólo a la persona física, pero su titularidad se extiende a éstas personas para
protegerlas de los actos de autoridad.

C) Personas morales del Derecho Social: Núcleos de población de bienes ejidales


o comunales que pueden verse afectados por actos de autoridad o sindicatos.
D) Organismos Descentralizados de la Federación y de los Estados.
E) Federación, Estados, Municipios y Distrito Federal. (Persona moral oficial que
actúa como particular, o como poder autoridad). Artículo 9 Ley de Amparo.
El quejoso o agraviado se encuentra en la misma posición que la autoridad
responsable; con los mismos derechos y obligaciones.
2. LA AUTORIDAD O AUTORIDADES RESPONSABLES.
Art. 11 Ley de Amparo. Es la que dicta, promulga, publica, ordena, ejecuta o trata
de ejecutar la Ley o el acto recamado.
Considera al órgano de autoridad de derecho, al órgano autoridad de facto, los
organismos descentralizados dotados de fuerza pública y la persona física dotada
de fuerza pública.
El órgano autoridad de derecho es aquella autoridad que ha sido creada por un
ordenamiento jurídico que le da facultades y atribuciones.
La autoridad de facto son aquellos órganos del Estado, creados por otro de ellos
que no tienen subsistencia en un ordenamiento jurídico (viola el artículo 16
Constitucional por incompetencia).
Organismos descentralizados: Si están dotados de fuerza pública, sí son autoridad
para efectos de amparo.
La persona física siempre que esté dotada de fuerza pública.
La autoridad para efectos de amparo comprende a toda persona dotada de fuerza
pública, ya sea de hecho o de derecho.
En el juicio de amparo se encuentra en la misma posición que el quejoso
agraviado y que el tercero perjudicado.
Debe rendir los informes previo y justificado, cuyo valor es considerado por la
Corte como una simple aseveración de una de las partes. La autoridad tiene que
demostrar sus aseveraciones (es decir que el informe no predomina respecto de la
demanda de amparo).
3. EL TERCERO O TERCEROS PERJUDICADOS, pudiendo intervenir con ese
carácter:

a) La contraparte del agraviado cuando el acto reclamado emana de un juicio o


controversia que no sea del orden penal, o cualquiera de las partes en el mismo
juicio cuando el amparo sea promovido por persona extraña al procedimiento.
b) El ofendido o las personas que, conforme a la ley, tengan derecho a la
reparación del daño o a exigir la responsabilidad civil proveniente de la comisión
de jun delito, en su caso, en los juicios de amparo promovidos contra actos
judiciales del orden penal, siempre que éstos afecten dicha reparación o
responsabilidad.
c) La persona o personas que hayan gestionado en su favor al acto contra el que
se pide amparo, cuando se trate de providencias dictadas por autoridades distintas
de la judicial o del trabajo; o que, sin haberlo gestionado, tengan interés directo en
la subsistencia del acto reclamado. (Art. 5 fracción III).
El tercero perjudicado no resulta afectado, sino beneficiado con el acto de
autoridad.

4. EL MINISTERIO PÚBLICO DE LA FEDERACIÓN.


Podrá intervenir en todos los juicios e interponer los recursos que señala la Ley de
Amparo, inclusive para interponerlos en amparos penales cuando se reclamen
resoluciones de tribunales locales, independientemente de las obligaciones que la
misma Ley le precisa para procurar la pronta y expedita administración de justicia.
Sin embargo, tratándose de amparos indirectos en materia civil y mercantil, en que
sólo afecten intereses particulares, excluyendo la materia familiar, el Ministerio
Público Federal no podrá interponer los recursos que la citada ley señala. (Art. 5
fracción IV).
En la realidad, El Ministerio Público Federal como parte del juicio tiene dos
atribuciones:

1. Vigilar que en todo procedimiento se cumpla la normatividad correspondiente.


2. Que no se archive ningún expediente de amparo que haya concedido
protección federal mientras no se acredite o quede probado que se cumplió esa
ejecutoria.

EL AMPARO DIRECTO.

PROCEDENCIA DEL JUICIO DE AMPARO DIRECTO.

El título tercero, capítulo I de la Ley de Amparo, menciona que (artículo 158): el


juicio de amparo directo es competencia del Tribunal Colegiado del Circuito que
corresponda, en los términos establecidos por la fracciones V y VI del artículo 107
Constitucional, y procede contra sentencias definitivas o laudos y resoluciones que
pongan fin al juicio, dictados por tribunales judiciales, administrativos o del trabajo,
respecto de las cuales no proceda ningún recurso ordinario por el que puedan ser
modificados o revocados, ya sea que la violación se cometa en ellos o que,
cometida durante el procedimiento, afecte a las defensas del quejoso,
trascendiendo al resultado del fallo, y por violaciones de garantías cometidas en
las propias sentencias, laudos o resoluciones indicados. Para los efectos de éste
artículo, sólo será procedente el juicio de amparo directo contra sentencias
definitivas o laudos y resoluciones que pongan fin al juicio, dictados por Tribunales
Civiles, Administrativos o del Trabajo, cuando sean contrarios a la letra de la ley
aplicable al caso, a su interpretación jurídica o a los principios generales del
Derecho, a falta de Ley aplicable, cuando comprenda acciones, excepciones o
cosas que no hayan sido objeto del juicio, o cuando no las comprendan todas, por
omisión o negación expresa. Cuando dentro del juicio surjan cuestiones, que no
sean de imposible reparación, sobre constitucionalidad de leyes, tratados
internacionales o reglamentos, sólo podrán hacerse valer en el amparo directo que
procedan en contra de la sentencia definitiva, laudo o resolución que ponga fin al
juicio.

TÉRMINO PARA SU INTERPOSICIÓN.

Según el artículo 21 de la Ley de Amparo, el término de la interposición de la


demanda será de quince días, mismo que se contará desde el día siguiente al en
que haya surtido efectos, conforme a la ley del acto, la notificación al quejoso de la
resolución o acuerdo que reclame; al en que haya tenido conocimiento de ellos o
de su ejecución, o al en que se hubiese ostentado como sabedor de los mismos.
El numeral 22 en su fracción III, señala como excepción a la regla general antes
mencionada, los casos en que, tratándose de sentencias definitivas o laudos y
resoluciones que pongan fin al juicio, en los que el agraviado no hay sido citado
legalmente para el juicio, dicho agraviado tendrá el término de noventa días para
la interposición de la demanda, si residiera fuera del lugar del juicio, pero dentro
de la República, y de cientos ochenta días, si residiera fuera de ella; contando en
ambos casos, desde el siguiente al en que tuviere conocimiento de la sentencia;
pero si el interesado volviere al lugar en que se haya seguido dicho juicio quedará
sujeto al términos a que se refiere el artículo anterior.

REQUISITOS DE LA DEMANDA.
De acuerdo al artículo 166 de la Ley de Amparo, la demanda debe formularse por
escrito, en la que se expresarán:
I El nombre y domicilio del quejoso y de quien promueva en su nombre;
II El nombre y domicilio del tercero perjudicado;
III La autoridad o autoridades responsables;
IV La sentencia definitiva, laudo o resolución que hubiere puesto fin al juicio,
constitutivo del acto o de los actos reclamados; y si se reclamaren violaciones a
las leyes del procedimiento, se precisará cuál es la parte de éste en la que se
cometió la violación y el motivo por el cual se dejó sin defensa al agraviado…
V La fecha en que se haya notificado la sentencia definitiva, laudo o resolución
que hubiere puesto fin al juicio, o la fecha en que haya tenido conocimiento el
quejoso de la resolución recurrida.
VI Los preceptos constitucionales cuya violación se reclame y el concepto o
conceptos de la misma violación.
VII La ley que en concepto del quejoso se haya aplicado inexactamente o la que
dejó de aplicarse, cuando las violaciones reclamadas se hagan consistir en
inexacta aplicación de las leyes de fondo. Lo mismo se observará cuando la
sentencia se funde en los principios generales del Derecho.
Cuando se trate de inexacta aplicación de varias leyes de fondo, deberá cumplirse
con esta prescripción en párrafos separados y numerados.

AUTORIDAD ANTE QUIEN SE INTERPONE. De acuerdo al artículo 163 de la Ley


de Amparo, la demanda de amparo contra una sentencia definitiva, laudo o
resolución que ponga fin al juicio, dictados por Tribunales Judiciales,
Administrativos o del Trabajo, deberá presentarse por conducto de la autoridad
responsable que lo emitió.

SUSPENSIÓN DEL ACTO RECLAMADO. Se menciona en el capítulo III (artículos


170 a 176). El 170 refiere que la autoridad responsable decidirá sobre la
suspensión de le ejecución del acto reclamado con arreglo al artículo 107 de la
Constitución, sujetándose a las disposiciones de la propia ley. El 171 y 172 hacen
alusión a la suspensión tratándose de asuntos de naturaleza penal. El 173 alude a
los casos en que trate de sentencias definitivas o de resoluciones que pongan fin
al juicio, dictadas en juicio del orden civil o administrativo, la suspensión se
decretará a instancia del agraviado, si concurren los requisitos que establece el
artículo 124, o el artículo 125 en su caso, y surtirá efectos si se otorga caución
bastante para responder de los daños y perjuicios que pueda ocasionar a tercero.
Cuando se trate de resoluciones pronunciadas en juicios del orden civil, la
suspensión la suspensión y las providencias sobre la admisión de fianzas y
contrafianzas, se dictarán de plano, dentro del preciso término de tres días
hábiles. El artículo 175 menciona que cuando la ejecución o la inejecución del acto
reclamado puedan causar perjuicios al interés general, la suspensión se
concederá o negará atendiendo a no causar esos perjuicios.

LA SENTENCIA EN EL JUICIO DE AMPARO.

CLASIFICACIÓN DE LAS SENTENCIAS:

EN CUANTO A LA CONTROVERSIA QUE RESUELVE. DEFINITIVAS O


INTERLOCUTORIAS; las primeras ponen fin al juicio en lo principal decidiendo
sobre si la Justicia de la Unión ampara y protege o no al quejoso y las segundas
resuelven una cuestión accesoria dentro del juicio que no implica una declaración
definitiva sobre la procedencia del juicio constitucional.
EN CUANTO A SU ALCANCE Y CONTENIDO. LAS QUE CONCEDEN Y LAS
QUE NIEGAN EL AMPARO Y PROTECCIÓN DE LA JUSTICIA FEDERAL. Las
primeras tienen por objeto restituir a quejoso en el goce de la garantía violada o en
el disfrute del derecho que haya sido infringido por un auto de autoridad,
restableciendo las cosas al estado en que se encontraban antes de la violación, si
el acto reclamado es de carácter positivo; obligar a la autoridad responsable a
actuar en el sentido de respetar la garantía de que se trate y a cumplir lo que se
exija, si el acto reclamado es de carácter negativo; es decir, la sentencia que
concede al amparo debe producir como efecto, la destrucción del acto autoritario
respecto del cual fue concedido, si dicho acto constituyó una actuación, una
conducta activa; y el forzar a la autoridad responsable a actuar, si lo que de ella se
combatió es una omisión, una abstención de realizar determinada conducta; las
segundas, establecen la negativa de la autoridad federal a proteger al quejoso
contra el acto que reclama de la autoridad por estimar que éste es
constitucionalmente acertado o se encuentra apegado a derecho; o bien, a
restituirlo en el goce de la garantía que estima violada porque tal violación no se
verificó en la realidad, lo cual determina que las cosas permanezcan en el estado
en que se encontraban antes de la interposición del amparo.
CUMPLIMIENTO DE LAS EJECUTORIAS DE AMPARO. La establece el capítulo
XII (artículos 104 a 113 de la Ley de Amparo). Una vez que la sentencia que
concede el amparo haya causado ejecutoria, la autoridad que conoció del mismo
la comunicará a la responsable para su cumplimiento y lo hará saber a las demás
partes. Tal ejecutoria debe cumplirse dentro de las veinticuatro horas siguientes o
encontrarse en vías de ejecución si su naturaleza lo permite; de lo contrario, la
autoridad que conoció del juicio deberá requerir al superior de la responsable para
que obligue a ésta a cumplirla sin demora; si no tiene superior, el requerimiento se
hará directamente a ella. Cuando no se obedeciere la ejecutoria a pesar de los
requerimientos, se remitirá por la autoridad que conoció el amparo el expediente
original a la Suprema Corte de Justicia para los efectos del artículo 107, fracción
XVI, de la Constitución Federal, dejando copia certificada de la misma y de las
constancias que fueren necesarias para procurar su exacto y debido cumplimiento,
conforme al artículo 111 de la Ley de Amparo. Cuando la parte interesado no
estuviera de acuerdo con la resolución que tenga por cumplida la ejecutoria, se
enviará también, a petición suya que deberá hacerse dentro de los cinco días
siguientes, el expediente a la Corte, pues de otro modo se tendrá por consentida.
Cuando la naturaleza del acto lo permita, el Pleno de la Suprema Corte, una vez
que haya determinado el incumplimiento o repetición del acto reclamado, podrá
resolver de oficio el cumplimiento substituto de la sentencia de amparo, cuando su
ejecución afecte gravemente a la sociedad o a terceros en mayor proporción que
los beneficios económicos que pudiera obtener el quejoso.

CAUSAS DE IMPROCEDENCIA DEL JUICIO DE AMPARO.


a) LA IMPROCEDENCIA GENERAL DE LA ACCIÓN DE AMPARO.
El objeto de la acción de amparo que ejercita el quejoso, agraviado o gobernado,
consiste en que se le imparta la protección jurisdiccional por los órganos judiciales
de control contra cualquier acto de autoridad que sea inconstitucional y que
específicamente viole sus garantías individuales. Tal objeto se deduce de la
procedencia constitucional del amparo instituida en el artículo 103 Constitucional.
La improcedencia general del amparo, en éste sentido, se traduce en la
imposibilidad jurídica de que el órgano jurisdiccional de control estudie y decida
dicha cuestión, absteniéndose de obligatoriamente de resolver sobre la
constitucionalidad o inconstitucionalidad del acto de autoridad reclamado. Debido
a tal improcedencia, el juicio respectivo no se concluye con la negativa de la
protección federal sino con el sobreseimiento.
b) LA IMPROCEDENCIA CONSTITUCIONAL DE LA ACCIÓN DE AMPARO.
La imposibilidad para que el órgano de control estudie y dirima la cuestión
fundamental planteada al ejercitarse la acción de amparo, debe ser jurídica, es
decir, estar prevista normativamente. Los impedimentos que provocan esa
imposibilidad, llamados también causas de improcedencia, se establecen en la
Constitución o en la ley secundaria que rige la materia y que es reglamentaria de
los artículos 103 y 107 de la Ley Suprema. Cuando la improcedencia se prevé en
éste último ordenamiento, se trata de una improcedencia constitucional que se da
en vista de determinadas situaciones abstractas en relación con las cuales no es
posible resolver sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad del acto
reclamado. Se consigna de modo absoluto y necesario para todos los casos
concretos que se enmarquen en la situación abstracta establecida en la Ley
Fundamental. Tales casos son:
- Aquellos en que el acto reclamado estribe en cualquier resolución que niegue o
revoque la autorización que debe expedir o haya expedido el Estado en favor de
los particulares para impartir educación en los tipos y grados a que se refiere el
artículo 3 Constitucional (fracción VI).
- Contra resoluciones de los organismos electorales (artículo 60 Constitucional
último párrafo).
- Contra las declaraciones y resoluciones de las Cámaras de Diputados y
senadores tratándose del procedimiento de desafuero. (Artículo 110 Constitucional
último párrafo).
c) LA IMPROCEDENCIA LEGAL DE LA LEY DE AMPARO.
En éste tipo de improcedencia, las causas respectivas, que se manifiestan en
impedimentos para que el órgano de control estudie y decida sobre la
constitucionalidad o inconstitucionalidad de los actos reclamados, se previenen en
la Ley de Amparo. Algunos reiteran las causas de improcedencia constitucional
antes señaladas. Se contienen en el artículo 73 de la mencionada ley y son las
siguientes:
I. Contra actos de la Suprema Corte de Justicia.
II. Contra resoluciones dictadas en los juicios de amparo o en ejecución de las
mismas.
III. Contra leyes o actos que sean materia de otro juicio de amparo que se
encuentre pendiente de resolución, ya sea en primera o única instancia, o en
revisión, promovido por el mismo quejoso, contra las mismas autoridades y por el
propio acto reclamado, aunque las violaciones constitucionales sean diversas.
IV. Contra leyes o actos que hayan sido materia de una ejecutoria en otro juicio de
amparo, en los términos de la fracción anterior.
V. Contra actos que no afecten los intereses jurídicos del quejoso.
VI. Contra leyes, tratados y reglamentos que, por su sola vigencia, no causen
perjuicio al quejoso, sino que se necesite una ato posterior de aplicación para que
se origine tal perjuicio.
VII. Contra las resoluciones o declaraciones de los organismos y autoridades en
materia electoral.
VIII. Contra las resoluciones o declaraciones del Congreso Federal o de las
Cámaras que lo constituyen, de las Legislaturas de los Estados o de sus
respectivas Comisiones o Diputaciones Permanentes, en elección, suspensión o
remoción de funcionarios, en los casos en que las Constituciones
correspondientes les confieran la facultad de resolver soberana o
discrecionalmente.
IX. Contra los actos consumados de un modo irreparable.
X. Contra actos emanados de un procedimiento judicial, o de un procedimiento
administrativo seguido en forma de juicio, cuando por virtud de cambio de
situación jurídica en el mismo deban considerarse consumadas irreparablemente
las violaciones reclamadas en el procedimiento respectivo, por no poder decidirse
en tal procedimiento sin afectar la nueva situación jurídica.
Cuando por vía de amparo indirecto se reclamen violaciones a los artículos 19 o
20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, exclusivamente
en sentencia de primera instancia hará que se considere irreparablemente
consumadas las violaciones para los efectos de la improcedencia prevista en éste
precepto. La autoridad judicial que conozca del proceso penal, suspenderá en
estos casos el procedimiento en lo que corresponda al quejoso, una vez cerrada la
instrucción y hasta que sea notificada de la resolución que recaiga en el juicio de
amparo pendiente.
XI. Contra actos consentidos expresamente o por manifestaciones de voluntad
que entrañen consentimiento.
XII. Contra actos consentido tácitamente, entendiéndose por tales, aquellos contra
los que no se promueva el juicio de amparo dentro los términos que señalan los
artículos 21, 22 y 218.
No se entenderá consentida tácitamente una Ley, a pesar de que siendo
impugnable en amparo desde el momento de la iniciación de su vigencia en los
términos de la fracción VI de este artículo, no se haya reclamado, sino sólo en el
caso de que tampoco se haya promovido amparo contra el primer acto de su
aplicación en relación con el quejoso.

Cuando contra el primer acto de aplicación proceda algún recurso o medio de


defensa legal por virtud del cual pueda ser modificado, revocado o nulificado, será
optativo para el interesado hacerlo valer o impugnar desde luego la ley en el juicio
de amparo. En el primer caso, sólo se entenderá consentida la Ley si no se
promueve contra ella el amparo dentro del plazo legal contado a partir de la fecha
en que se haya notificado la resolución recaída al recurso o medio de defensa,
aun cuando para fundarlo se hayan aducido exclusivamente motivos de ilegalidad.

Si en contra de dicha resolución procede amparo directo, deberá estarse a lo


dispuesto en el artículo 166, fracción IV, párrafo segundo, de este ordenamiento.
XIII. Contra las resoluciones judiciales o de Tribunales Administrativos o del
Trabajo respecto de las cuales conceda la Ley algún recurso o medio de defensa,
dentro del procedimiento, por virtud del cual puedan ser revocadas, modificadas o
nulificadas, aun cuando la parte agraviada no lo hubiese hecho valer
oportunamente, salvo lo que la fracción VII del artículo 107 constitucional dispone
para los terceros extraños.
Se exceptúan de la disposición anterior los casos en que el acto reclamado
importe peligro de privación de la vida, deportación o destierro, cualquiera de los
actos prohibidos por el artículo 22 de la Constitución.
XIV. Cuando se esté tramitando ante los Tribunales ordinarios algún recurso o
defensa legal propuesta por el quejoso, que pueda tener por efecto modificar,
revocar o nulificar el acto reclamado.
XV. Contra actos de autoridades distintas de los Tribunales Judiciales,
Administrativos o del trabajo, que deban ser revisados de oficio, conforme a las
leyes que los rijan, o proceda contra ellos algún recurso, juicio o medio de defensa
legal por virtud del cual puedan ser modificados, revocados o nulificados, siempre
que conforme a las mismas leyes se suspendan los efectos de dichos actos
mediante la interposición del recurso o medio de defensa legal que haga valer el
agraviado, sin exigir mayores requisitos que los que la presente Ley consigna para
conceder la sus pensión definitiva, independientemente de que al acto en sí
mismo considerado sea o no susceptible de ser suspendido de acuerdo con esta
Ley. No existe obligación de agotar tales recursos o medios de defensa, si el acto
reclamado carece de fundamentación.
XVI. Cuando hayan cesado los efectos del acto reclamado.
XVII. Cuando subsistiendo el acto reclamado, no pueda surtir efecto legal o
material alguno por haber dejado de existir el objeto o la materia del mismo.
En los demás casos en que la improcedencia resulte de alguna disposición de la
ley.
Las causales de improcedencia, en su caso, deberán ser examinadas de oficio.

X. EL SOBRESEIMIENTO EN EL JUICIO DE AMPARO.


1. EL SOBRESEIMIENTO POR DESISTIMIENTO DE LA DEMANDA DE
AMPARO.
Implica la falta de interés del quejoso para continuar con el juicio, ya que provoca
que las cosas permanezcan en el estado que guardaban antes de iniciado aquel.
2. EL SOBRESEIMIENTO POR MUERTE DEL QUEJOSO. Siempre que la
garantía violada sólo afecte a su persona.
3. EL SOBRESEIMIENTO POR IMPROCEDENCIA DEL AMPARO. Se presenta
cuando durante el juicio sobrevenga alguna de las causas de improcedencia que
establece el artículo 73 de la propia Ley de Amparo.
4. EL SOBRESEIMIENTO EN EL JUICIO DE AMPARO POR INEXISTENCIA DE
LOS ACTOS RECLAMADOS. Se verifica cuando de las constancias de autos
aparece claramente demostrado que no existe el acto reclamado, o cuando no se
probare su existencia en la audiencia constitucional; cuando hayan cesado los
efectos del acto reclamado o cuando hayan ocurrido causas notorias de
sobreseimiento.
5. EL SOBRESEIMIENTO EN EL JUICIO DE AMPARO POR INACTIVIDAD
PROCESAL. También llamada caducidad. Se presenta en los amparos directos e
indirectos que se encuentran en trámite ante los Jueces de Distrito, cuando el acto
reclamado sea del orden civil o administrativo, cualquiera que sea su estado y no
sea efectuado ningún acto procesal durante el término de 300 días, incluyendo
inhábiles, ni el quejoso haya promovido en ese mismo lapso.
6. OPORTUNIDAD PROCESAL PARA DECLARAR EL SOBRESEIMIENTO. En
cualquier momento del juicio ya que no se da una resolución de fondo, ni
declaración alguna sobre si la Justicia de la Unión ampara o no a la parte quejosa.

CASOS PRACTICOS

ACCIÓN REIVINDICATORIA
Ahora bien, la acción reivindicatoria intentada por la actora se encuentra regulada
en los artículos 5.28 y 5.30 del Código Civil y 2.2 del Código de Procedimientos
Civiles, vigentes en el Estado de México. La reivindicación compete a quien no
está en posesión del bien, del cual tiene la propiedad, y su efecto es declarar que
el actor tiene dominio sobre él y se lo entregue el demandado con sus frutos y
accesiones en los términos del Código Civil.

En atención a lo expuesto y de conformidad con lo establecido en el artículo 1.252


del Código de Procedimientos Civiles, para que prospere la acción reivindicatoria,
la actora debe acreditar los siguientes elementos: a).- La propiedad de la cosa que
reclama; b).- La posesión por el demandado de la cosa perseguida; y, c).- La
identidad de la misma, o sea que no pueda dudarse cuál es la cosa que se
pretende reivindicar y a la que se refiere los títulos de propiedad fundatorios de la
acción.

Sirve de apoyo a lo anterior, lo establecido en la Tesis Jurisprudencial número 17,


visible en la página 43, del Tomo correspondiente a la Cuarta Parte, Tercera Sala
del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación, correspondiente a los años
de 1917-1975, cuyo texto es del tenor literal siguiente:

“ACCIÓN REIVINDICATORIA. SUS ELEMENTOS. La reivindicación compete a


quien no está en posesión de la cosa de la cual tiene la propiedad y su efecto es
declara que el actor tiene dominio sobre ella y se la entregue el demandado con
sus frutos y accesiones. Así, quien la ejercita debe acreditar: a).- La propiedad de
la cosa que reclama, b).- La posesión por el demandado de la cosa perseguida; y,
c).- La identidad de la misma, o sea que no pueda dudarse cuál es la cosa que
pretende reivindicar y a la que se refieren los documentos fundatorios de la acción,
precisando situación, superficie y linderos. Hechos que demostrará por cualquiera
de los medios de prueba reconocidos por la Ley”.
ACCION DE ALIMENTOS

Los artículos 4.127, 4.128, 4.130, 4.135 y 4.138 del Código Civil del Estado de
México, establecen:
ARTICULO 4.127.- La obligación de dar alimentos es recíproca. El que los da,
tiene a su vez el derecho de pedirlos.
Artículo 4.128.- Los cónyuges deben darse alimentos
ARTICULO 4.130.- Los padres están obligados a dar alimentos a sus hijos. A falta
o por imposibilidad de ellos, la obligación recae en los ascendientes más
próximos.
ARTÍCULO 4.135.- Los alimentos comprenden todo lo que sea necesario para el
sustento, habitación, vestido y atención médica y hospitalaria. Tratándose de
menores y tutelados comprenden, además, los gastos necesarios para la
educación primaria y secundaria del alimentista. Respecto de los descendientes
los alimentos incluyen también proporcionarle algún oficio, arte o profesión
adecuados a sus circunstancias personales.

ARTÍCULO 4.138.- Los alimentos han de ser proporcionados de acuerdo a la


posibilidad del que debe darlos y a la necesidad del que debe recibirlos.
Determinados por convenio o sentencia, los alimentos tendrán un incremento
automático mínimo equivalente al aumento porcentual del salario mínimo diario
vigente en la zona de que se trate, salvo que el deudor alimentario demuestre que
sus ingresos no aumentaron en igual proporción. En este caso, el incremento en
los alimentos se ajustará al que realmente hubiese obtenido el deudor. Estas
prevenciones deberán expresarse siempre en la sentencia o convenio
correspondiente.

De los preceptos invocados se sigue, que quien ejercite acción de pago de


alimentos definitivos debe acreditar dos elementos a saber:
a).- Que se exhiban documentos comprobantes del parentesco.
b).- Que se justifique la posibilidad económica del deudor.

El primero de los elementos de la acción en análisis se acredita con la copia


certificada del acta número 00365 relativa al matrimonio civil celebrado por JAIME
GUSTAVO CERDIO MANTILLA y ANGELICA ASTRID GARZA PALACIOS, ante
el Juzgado Décimo Séptimo del Registro Civil del Distrito Federal, el once de julio
de dos mil, bajo el régimen de separación de bienes; la copia certificada del acta
número 00052 del nacimiento de PEDRO GUSTAVO CERDIO GARZA, levantada
ante el Juzgado Décimo Primero del Registro Civil del Distrito Federal, el dieciséis
de enero de dos mil dos, documentos públicos a los que se les reconoce pleno
valor probatorio a la luz de lo dispuesto por los artículos 1.293, 1.294 y 1.359 del
Código de Procedimientos Civiles del Estado de México, por haber sido expedidos
por un servidor público en ejercicio de sus atribuciones legales, y ser por tanto de
fecha cierta, con las que se acredita el derecho de ANGELICA ASTRID GARZA
PALACIOS, a recibir alimentos de parte de JAIME GUSTAVO CERDIO
MANTILLA, y la obligación de JAIME GUSTAVO CERDIO MANTILLA, a
proporcionar alimentos a PEDRO GUSTAVO CERDIO GARZA, en su calidad de
hijo de matrimonio, con lo que se da cumplimiento a lo establecido por el artículo
4.130 del Código Civil del Estado de México.

El segundo de los elementos de la acción en comentario, consistente en justificar


la posibilidad económica del deudor alimentista, se acredita con la confesión ficta
a cargo de JAIME GUSTAVO CERDIO MANTILLA, así como con las
documentales consistentes en la copia certificada del testimonio notarial número
VEINTICINCO MIL CUATROCIENTOS CINCUENTA Y CUATRO de fecha cinco
de marzo de dos mil uno, pasado ante la fe del Notario Público número Ochenta y
Seis del Distrito Federal, Licenciado JOSE DANIEL LABARDINI SCHETTINO, que
contiene la compraventa con reserva de dominio del Departamento ubicado en
Calle Hacienda del Ciervo número seis Departamento 1403, Fraccionamiento
Hacienda de las Palmas Huixquilucan, Estado de México; la copia certificada de
testimonio notarial número VEINTISEIS MIL TRESCIENTOS DIECINUEVE del
libro 804 de fecha catorce de septiembre de dos mil uno, pasado ante la fe de
Notario Público número Ochenta y Seis del Distrito Federal, Licenciado JOSE
DANIEL LABARDINI SCHETTINO, que contiene la cancelación de reserva de
dominio del departamento ubicado en Calle Hacienda del Ciervo número Seis
Departamento 1403 Fraccionamiento Hacienda de las Palmas, Huixquilucan,
México; la copia certificada del testimonio notarial número DIECISESI MIL
NOVECIENTOS NOVENTA Y OCHO volumen número 398 de fecha tres de
septiembre del año dos mil tres pasado ante la fe del Notario Público número 21
del Estado de México, Licenciado GUILLERMO EDUARDO VELÁZQUEZ
QUINTANA, que contiene testamento del señor JAIME GUSTAVO CERDIO
MANTILLA; la copia certificada de carta factura número 3574 de fecha quince de
mayo de mil dos del a empresa Imagen Motors S.A. de C.V. con la que se acredita
que el demandado tiene la propiedad del vehículo marca BMW modelo 2002 tipo
320i, cuatro puertas, motor número 32102693, serie WBAEV11082CG51597 con
placas de circulación 286RFM , la copia certificada de la carta factura número
3574 de fecha quince de mayo de dos mil dos, de la empresa Imagen Motors S.A.
de C.V.; las copias certificadas de los pagos de tenencia al Gobierno Federal a
nombre del demandado del vehículo marca BMW modelo 2002 tipo 320i cuatro
puertas, a las cuales se les concede pleno valor probatorio a la luz de lo dispuesto
por los artículos 1.267, 1.268 y 1.359 del Código de Procedimientos Civiles del
Estado de México, con lo que se justifica la capacidad económica del demandado
para proporcionar alimentos a su acreedora alimentista.

Por su parte el señor el demandado JAIME GUSTAVO CERDIO MANTILLA no


justificó con ningún medio de prueba, que proporcione con normalidad a su
acreedora alimentario, los medios económicos necesarios para cubrir los
alimentos a fin de subsistir no obstante tener la carga procesal de hacerlo de
conformidad a la jurisprudencia sostenida por la Tercera Sala, Séptima Época,
Tomo 6, Cuarta parte del siguiente tenor literal: " ALIMENTOS, NECESIDAD DEL
PAGO DE. CARGA DE LA PRUEBA. El marido tiene obligación de alimentar a la
mujer y a los hijos, quienes tienen a su favor la presunción de necesitar los
alimentos, salvo prueba en contrario.
La obligación cesa cuando los acreedores ya no tienen necesidad de ellos, pero la
carga de la prueba corresponde en estos casos al deudor ", además de que el
hecho de que, en su caso, hubiera hecho algunos pagos relativos a cubrir
necesidades de su hija no lo exime de que la autoridad judicial fije una pensión
alimenticia definitiva a favor de su acreedora alimentaría, pues en aras de
asegurar los alimentos de su hijo, el cumplimiento de su obligación de cubrir
alimentos debe ser mediante la asignación de una pensión mensual fija conforme
a lo dispuesto por el artículo 4.136 del Código Civil del Estado de México, pues de
otra manera quedaría a su arbitrio el cumplir o no cumplir, lo que podría poner en
riesgo que la acreedora alimentista tenga a su alcance los medios económicos
necesarios para su subsistencia.

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