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Práctica Profesional I

Jara Diego

CORTÍSIMO METRAJE
(cuento)

Julio Cortázar (Bélgica-Argentina, 1914-1984)

Automovilista en vacaciones recorre las montañas del centro de Francia, se aburre


lejos de la ciudad y de la vida nocturna. Muchacha le hace el gesto usual del
auto-stop, tímidamente pregunta si dirección Beaune o Tournus. En la carretera
unas palabras, hermoso perfil moreno que pocas veces pleno rostro, lacónicamente
a las preguntas del que ahora, mirando los muslos desnudos contra el asiento rojo.
Al término de un viraje el auto sale de la carretera y se pierde en lo más espeso. De
reojo sintiendo cómo cruza las manos sobre la minifalda mientras el terror crece
poco a poco. Bajo los árboles una profunda gruta vegetal donde se podrá, salta del
auto, la otra portezuela y brutalmente por los hombros. La muchacha lo mira como si
no, se deja bajar del auto sabiendo que en la soledad del bosque. Cuando la mano
por la cintura para arrastrarla entre los árboles, pistola del bolso y a la sien. Después
billetera, verifica bien llena, de paso roba el auto que abandonará algunos
kilómetros más lejos sin dejar la menor impresión digital porque en ese oficio no hay
que descuidarse’.

Último round (1969), Madrid, Debate, 1992

Resumen:

Un automovilista recorre Francia de vacaciones, aburrido de la nocturnidad de la


ciudad decide tomar la ruta, donde divisa a una mujer muy atractiva que le realiza el
gesto con la mano solicitando que la llevara, él detiene la marcha, consultado si se
dirige en dirección Beaune o Tournus, una vez en el interior del vehículo, de pocas
palabras. repentinamente el conductor realiza un giro adentrándose en una espesa
arboleda, la mujer siente temor, se abre la puerta el hombre atina a bajarla del auto,
la mujer en un instante extrae de su cartera una pistola y le apunta a la sien, luego
lo despoja de sus pertenencias entre ellas el auto que luego abandonará,
profesionalmente se cuida de no dejar huellas.

LA INMISCUSIÓN TERRUPTA

Julio Cortázar (en Útimo round)

Como no le melga nada que la contradigan, la señora Fifa se acerca a la Tota y ahí
nomás la flamenca de un rotundo mofo. Pero la Tota no es inane y de vuelta le
arremulga tal acario en pleno tripolio que se lo ladea hasta el copo.

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-¡Asquerosa!- brama la señora Fifa tratando de consonarse el ayelmado tripolio que


ademenos es de satén rosa. Revoleando una mazorca más bien prolapsa,
contracarga a la crimea y consigue marivolarle un suño a la Tota que se desporrona
en diagonía y por un momento horadra en raire con sus abroncojantes bocinomías.
Por segunda vez se le arrumba un mofo sin merma a flamencarle las mecochas,
pero nadie le ha desmunido el encuadre a la Tota sin tener que alanchufarse su
contragofia, y así pasa que la señora Fifa contrae una plica de miercolamas a media
resma y cuatro peticuras de esas que no te dan tiempo al vocifugio, y en eso están
arremulgándose de ida y de vuelta cuando se ve precivenir al doctor Feta que se
inmoluye inclótumo entre las gladiofantas.

-¡Payahás!¡Payahás!- crona el elegantiorum, sujetirando de las desmecrenzas


empebufantes. No ha terminado de halar, cuando le están manocrujiendo el fano,
las colotas, el rijo enjuto y las nalcurnias, mofo que arriba y suño al medio y dos
miercolanas que para qué.

-¿Te das cuenta?- sinterruge la señora Fifa.

-¿El muy cornaputo!- vociflama la Tota.

Y ahí nomás se recompalmean y fraternulian como si no hubieran estado


polichantando más de cuatro cafotos en plena tetamancia. Son así las Tofifas y las
Fitotas, mejor es no terruptarlas, porque te desmuñen el persiglotio y se quedan tan
plopas.

Resumen:

Dos señoras de nombre Fifa y Tota, luego de una acalorada discusión, donde se
vociferaban improperios, se toman a golpes, esta primera le propina un bofetón, que
es respondido por la segunda, arremetiendo la señora Fifa contra la Tota
produciendo así la caída de esta última que se incorpora y le propina pisotones a
Fifa. En el fragor de la pelea, un ocasional transeúnte el Doctor Feta, interviene para
separarlas, casi inmediatamente ambas arremeten contra él, manifestando en
primer lugar la sra. Fifa “ te das cuenta”, vociferando la sra. tota “ el muy Cornaputo”.

Como si nada hubiera sucedido se retiran del lugar juntas y confraternizando.


Es mejor no meterse en las discusiones de estas señoras.

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