Las entidades del sector privado, de este modo, están en manos
de personas o de sociedades comerciales. Microsoft, McDonald’s y Coca-Cola, por citar apenas unos ejemplos, son empresas del sector privado. En kcambio, el Ministerio de Economía de un país o el canal de televisión TeleSUR están incluidos en el sector público, ya que pertenecen a uno o más Estados.
Los actores del sector privado no están bajo el control estatal,
aunque obviamente deben obedecer sus leyes. Las empresas y los emprendimientos privados, por otro lado, tienen un afán lucrativo: su finalidad es generar ganancias, que quedan en poder de sus dueños. Hay organizaciones del sector público que carecen de afán de lucro (como una ONG o una sociedad cultural), pero se las suele incluir en un tercer sector conocido como sector voluntario. Aquellas empresas cuya propiedad es compartida por el Estado con integrantes del sector privado reciben el nombre de empresas mixtas. Con respecto a la estructura legal del sector privado, es importante comprender que abarca una amplia gama de posibilidades. En otras palabras, su desarrollo puede tener lugar de varias formas desde un punto de vista jurídico; un ejemplo común es la actividad empresarial a cargo de una persona que asume el rol de gerente o director general, pero hay muchos más y también varían de acuerdo al país de residencia.
La actividad económica de un país debe verse beneficiada por
el sector privado, y por eso su papel es de gran importancia para el desarrollo de una comunidad. El sector privado puede llevar a cabo la creación de cualquier actividad que no pertenezca al grupo del sector público; en el mejor de los casos, se pretende que realice inversiones considerables y que atraiga a terceros a realizarlas en el país, que promueva la inserción de nuevas tecnologías provenientes del exterior y que colabore con la diversificación de la producción industrial. Como es de esperarse, el papel del sector privado está íntimamente ligado a la creación de puestos de trabajo para los habitantes de su país, así como a su desarrollo profesional. Por otro lado, no debemos dejar de lado la promoción del uso de energía y recursos renovables, temas de vital importancia para quienes desean un futuro en el cual la Tierra no se convierta en un terreno hostil