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COMENTAR OBRAS DE DANZA

CARLOS PEREZ SOTO

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Segunda edición: Octubre 2013


Edición y diseño: Yovely Díaz Cea
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Obras de Danza
Carlos P�rez Soto

Publicado bajo licencia Creative Commons (CC BY-NC-ND): este texto


puede ser copiado y distribuido libremente siempre que se mencione la fuente;
no puede ser alterado, ni usado con fines comerciales
Agradecimientos
Índice
Este libro ha sido posible, en primer lugar, gracias a las múltiples conversaciones
que he mantenido con Simón Pérez Wilson, Jennifer Mc Coll, María José Cifuen- Agradecimientos 2
tes y Andrés Grumann, con quienes hemos compartido, en los últimos años, la Prólogo 4
trabajosa tarea de levantar un campo de discusión teórica en torno a los diversos
aspectos de la práctica artística de la danza en Chile. Mis ideas en este campo
I. La danza entre las artes 15
muchas veces son indistinguibles de sus escritos y sugerencias. A ellos debo gran
parte de los tópicos y muchas de las respuestas concretas que expongo en este
texto. Los matices y contrapuntos que he agregado pueden ser considerados II. El estilo en danza 44
como plenamente integrados a la viva corriente de conceptos y teoría que hemos
generado en una tarea esencialmente colaborativa y fraterna.
III. Historia y danza 115

Ha sido posible, en segundo lugar, por la generosa confianza con que bailarinas
IV. Corporalidades y géneros 137
y coreógrafas han aceptado mis preguntas y comentarios, y a las conversaciones,
siempre un poco apuradas, con creadoras e intérpretes al calor de sus obras,
entre ellos Nelson Avilés, Daniela Marini, Paulina Mellado, Paulina Vielma y Exe- V. Arte político y política del arte 172
quiel Gómez. Muy particularmente, sin embargo, agradezco la calidez humana y
la disposición de la gran creadora que es Carmen Beuchat, de la que provienen,
VI. Apreciación, crítica, comentario 189
de una u otra manera, todos los hilos que llegaron a formar el tejido actual de la
nueva danza chilena.
Bibliografía brevemente comentada 203

Manuela Bunster, Verónica Canales, Lorena Hurtado, como directores de escue-


la, en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y en la Universidad Arcis, Post Scriptum 239
me han permitido mantener los cursos de Historia de la Danza y Análisis de Obras
a partir de los cuales he podido ir desarrollando progresivamente los contenidos
que expongo en este libro. Carla Jara y Paulina Mellado me han ofrecido un valioso
espacio para Seminarios dictados en la Universidad Finis Terra y en PE. Mellado
Danza, de los que provienen directamente la mayor parte de los textos concretos.

2 3
El sentido que quiero dar a la tarea de comentar obras de danza es ofrecer
criterios, fundamentalmente destinados a los espectadores, para hacer estas
diferencias y considerarlas en el momento de apreciar las propuestas de coreó-
grafos e intérpretes. Criterios que, desde luego, no deben considerarse como
Prólogo 1 normativos ni, mucho menos aún, como directivos respecto del acto de creación
mismo. El comentario tiene algo de meramente clasificatorio, sólo puede proce-
der a posteriori, ante el hecho consumado de las obras, que debe ocurrir, desde
Frecuentemente converso con personas que se quejan de que “no entienden”
luego, siempre en el ámbito de la completa libertad del artista. No debe operar
la danza contemporánea. La mayoría de los coreógrafos e intérpretes, ante esta
como “dirección del gusto” entre los espectadores ni, menos aún, como “tirano
inquietud, suelen responder que en danza no se trata tanto de entender sino más
de la creación” entre los creadores.
bien de sentir. Aún así hay quienes argumentan sosteniendo que “[con esta obra]
no me pasa nada porque no entiendo nada”. La idea general es más bien contribuir a enriquecer la experiencia de asistir
a una obra de arte y experimentar sus proposiciones. Hay muchas razones por
¿Deberíamos entender las obras de danza? ¿Deberíamos limitarnos a sentirlas?
las cuales esta tarea ha llegado a ser necesaria. La estructura de este libro está
Por supuesto no se trata de que una u otra actitud sea obligatoria, ni siquiera se
dedicada a tratar de abarcar, al menos de manera general, cada una de estas
trata de que sean excluyentes. El espectador es, y debe ser, soberano. Pero, tam-
razones, y a mostrar su significación para una estética de la danza. En la medida
bién, es razonablemente esperable que la actitud del espectador sea congruente,
en que la estética de la danza es una de las menos desarrolladas en el campo de
aunque sea de manera general, con las intensiones del coreógrafo, o los esfuerzos
las diversas expresiones artísticas, este ejercicio, en principio orientado hacia los
de los intérpretes.
espectadores, puede resultar una contribución útil también para los teóricos del
El hecho es que no hay un acuerdo general, en el propio ejercicio del arte de arte, y para los creadores, en la medida en que busquen coordenadas teóricas en
la danza, acerca de cuál es el objetivo de las obras. Sus diferencias de criterio las cuales inscribir sus trabajos.
respecto de éste punto en particular tienen una profunda significación estética,
y forman parte esencial de lo que puede ser llamado “estilo” en esta disciplina. No
es difícil notar que un problema análogo se da también en todas las otras artes. La verdad es que ver, de una manera apropiada, un espectáculo de danza ar-
La disposición del espectador no es la misma, quiéralo o no, ante Guérnica de tística suele ser bastante difícil. El movimiento del cuerpo humano puede decir
Picasso que ante Cuadrado negro sobre fondo blanco de Malevich, o la Gioconda muchas cosas complejas de manera directa e inmediata. La información visual
de Leonardo. Más allá de la soberanía del espectador, de su libertad de enfrentar puede complicarse enormemente si a la vez va acompañada de música, y si el
sus experiencias de la manera que quiera, no es posible evitar la sensación de que vestuario, la iluminación, la puesta en escena, se usan también como elementos
se perdería algo muy importante si enfrentara todas estas obras exactamente de expresivos. El espectador tiene que procesar velozmente todos estos elementos
la misma manera, en particular, si las juzgara todas según los parámetros que ha en torno a un significado que puede ser sugerido de maneras alegóricas, meta-
elaborado sólo para alguna de ellas. fóricas, o a través de intrincadas series de pistas que sólo se asocian entre sí de
forma metonímica. Frecuentemente el coreógrafo no sólo intenta decir o señalar
algo, sino también producir una cierta atmósfera, comprometer al espectador de
una forma no intelectual, apelando a sus emociones a través del ritmo, del dra-
matismo expresivo, o del efecto de conjunto de elementos muy dispares entre sí.
1  Presento en esta Introducción todos los temas que se tratan en este libro. Los Capítulos
desarrollan, en el mismo orden, los contenidos correspondientes.

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El asunto se complica, sin embargo, cuando se consideran las diferencias es- para el espectador acerca de diferencias, muy notorias, que se dan de hecho, y
tilísticas, bastantes profundas, que en danza, a diferencia de otras artes, se dan que producen una situación muy práctica, muy cotidiana: antes de ver una obra
hoy con igual relevancia, todas a la vez. Aún siendo todas las dificultades ante- de danza es bueno saber, aunque sea de una manera muy general, con que “tipo”
riores ciertas, se aplican de maneras muy diversas al ballet, a la danza moderna de obra nos encontraremos. Lo que el coreógrafo espera de su obra y de los es-
y a la danza de vanguardia, existiendo incluso, al interior de cada una de ellas, pectadores suele ser muy diferente de un estilo a otro. Los valores internos de
importantes matices que requieren del espectador disposiciones muy distintas. la obra, aquellos que la obra misma propone, suelen ser también muy diversos, e
Aunque a lo largo de este libro ofreceré muchos criterios generales, de aplicación incluso, con cierta frecuencia, directamente antagónicos.
común, en realidad no hay una manera única de ver danza, ni de relacionarse con
ella. Lo más interesante de esta expresión artística considerada como conjunto
La indicación “estilo”, que siempre debe aplicarse de manera moderada y flexi-
son justamente las diferencias, los enfoques, profundamente diversos, desde los
ble, ofrece una primera guía, general, acerca de qué y cómo ver o experimentar
cuales es concebida, es practicada y, consecuentemente, puede ser vista.
una obra. La discusión posterior sobre el grado y los aspectos en que una obra
“se apartó” del estilo en que se inscribía, llevada por cierto de manera igualmente
La danza, como la ópera, como el teatro, es un arte fuertemente interdiscipli- flexible, puede ser una manera de especificar, con más elementos técnicos, la
nario. La mayor parte de las veces recurre a la música y se despliega en estrecha experiencia que hemos tenido al verla.
relación con ella. Otras veces su conexión esencial es con los elementos pictó- La danza es un arte que tiene una importante componente conservadora. Un
ricos que aportan el vestuario, la iluminación, la escenografía. En muchas obras rasgo que comparte con la música sinfónica y con la ópera. No es raro que haya
de vanguardia la relación de tipo arquitectónica con el espacio, en niveles, pisos coreógrafos y críticos que consideren que estilos corporales y concepciones co-
intervenidos, en ambientes no teatrales, es particularmente relevante. En el estilo reográficas elaboradas hace dos siglos son la forma perfecta de su arte. Algunos
moderno es frecuente la relación con mensajes o textos literarios. extienden su historia, de manera más o menos mítica, hasta el siglo XVII. Una
Siendo estas relaciones muy propias y arraigadas en las obras, una primera actitud que contrasta fuertemente, por cierto, con el espíritu de impugnación
cuestión que es necesario especificar entonces es qué de danza tiene una obra permanente que las vanguardias trajeron al campo del arte hace ya más de cien
de danza, o también, al menos de manera meramente analítica, qué es lo propia- años. Es muy poco frecuente, por ejemplo, que los críticos o los historiadores del
mente dancístico de la danza. arte consideren que el momento perfecto de la plástica moderna sean las escul-
Sin embargo, es justamente éste elemento dancístico de la danza, y su relación turas de Miguel Ángel o la pintura impresionista.
con las otras artes, el que cambia de manera fundamental cuando pasamos de unas La abrupta diferencia entre balletómanos y performers en danza, y la relativa
obras a las que agrupamos como ballet o académicas a otras, que distinguimos dificultad para acceder a muchas obras2 crea la necesidad de orientar al espectador
como modernas o de vanguardia. Por esto, un segundo elemento que es necesario respecto de esta polémica y de su dimensión histórica. Cuánto hay de conserva-
especificar es el estilo. dor entre los que aparecen (frecuentemente con orgullo) como conservadores, y
Se trata, desde luego, de una categoría largamente cuestionada, sobre todo cuánto hay realmente de innovación en los que se presentan (frecuentemente con
por la manía clasificatoria con que se la ha usado habitualmente. Un vicio ilustrado
2  Hay que considerar que mientas podemos acceder a todas las artes visuales y musicales
que es poco útil, en general, para experiencias complejas como las que se dan en el a través de excelentes medios de reproducción (el libro ilustrado, el CD, el DVD), es aún muy
arte. La uso aquí, sin embargo, de manera pragmática, como orientación general raro para el público general asistir a una serie de obras de danza, o contar con una cantidad
suficiente de registros, como para poder formarse una idea de la variedad estilística contem-
poránea, y mucho menos de cómo esa variedad fue cambiando históricamente.

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más orgullo aún) como impugnadores, es una dimensión esencial, y nada trivial, ese régimen de “feminización” artificiosa, que se mantiene hasta el día de hoy en
en la apreciación de una obra. tantos lugares de enseñanza y ejercicio de este arte. Un fenómeno que no tiene
Lo esencial es que los estilos (y las obras mismas) son realidades eminente- parangón ni en la plástica, ni en la música, ni en la literatura.
mente históricas. Tienen una vigencia plena (clásica) en una época y un entorno De la misma manera, el modelo de competencias y destrezas del ballet, con su
que se puede distinguir con cierta claridad. Son sometidos a recreaciones o a régimen de exigencias de nutrición, proporciones corporales, flexibilidad y fuerza,
reformulaciones (a veces muy importantes) cuando cambian de época y entorno. ha sido uno de los temas recurrentes del vanguardismo, y uno de los ámbitos de
Especificar estos cambios contribuye a darle contenidos más precisos a etiquetas reflexión e impugnación básicos del momento clásico del estilo moderno. Que haya
generales como “ballet” o “moderno”. existido un gran músico sordo es una excepción y una maravilla en música. Que
Pero, más allá, esas especificaciones pueden contribuir a dos reflexiones de exista un bailarín de primer orden sin piernas (como David Tool, de Candoco) es
fondo, que son relevantes en la estética en general. Una en torno a la historicidad un hecho relevante en danza en términos propiamente estéticos.
esencial del acto de creación artística y, como consecuencia, de las obras mismas. La fuerte institucionalización de la práctica artística a lo largo del siglo XX, que
Otra en torno a la recurrente diferencia entre las obras “como tales” (un núcleo, está estrechamente relacionada con su mercantilización, ha acarreado la necesi-
en buenas cuentas, siempre difícil de determinar) y los discursos a través de los dad de una suerte de “erudición” creciente en los espectadores. La situación se
cuales se las conceptualiza, y se las recrea. complica por el hábito vanguardista de fundar la creatividad en la impugnación,
lo que hace que las obras (y la novedad que pretenden) adquieran sentido sólo
en una fuerte conexión con otras obras que las anteceden o rodean. Abunda la
Mucho más directamente que en el teatro, la danza es un ámbito en que el
poesía que sólo tiene sentido para otros poetas, o la pintura que sólo entienden
cuerpo está centralmente implicado. Nuevamente aquí los modos y los conteni-
otros pintores.
dos de esta implicación dependen fuertemente de los estilos, sus historias y sus
discursos. El asunto esencial aquí es si el cuerpo es un medio de expresión o es, de Desde luego el asunto se agrava con la existencia de las escuelas de arte, con
manera directa e inmediata, la materia misma de la obra. O, en otros términos, si regímenes de estudio análogos a los que se dan en Ciencias Sociales o en Ciencias
el cuerpo re-presenta (a un sujeto), es una apariencia (de algo otro), o simplemente Naturales, escuelas que permiten obtener “título” de artista, o de crítico, con
presenta algo, siendo él mismo ya todo el contenido. En ambos casos, y en cada relativa independencia de la contribución real del afectado a la creación artística.
estilo, hay diversas maneras de ejercer estas funciones, que implican exigencias Esto crea comunidades de personas que “saben mucho de arte” (o de su discipli-
de diverso tipo en términos orgánicos, mecánicos y expresivos. na específica), que resultan un público privilegiado para los artistas creativos, y
con grandes ventajas respecto del público común. Así, muchas obras sólo tienen
En estrecha conexión con esta centralidad del cuerpo en danza se encuentran
un sentido real para los que “han estudiado arte”, mientras que aparecen como
dos preocupaciones que la atraviesan completamente a lo largo de su historia y
perfectos misterios o exotismos para los no iniciados.
a través de sus estilos: las diferencias de género y las de constitución corporal.
La situación general nos habla de una cierta política del arte, que ha llegado a
Quizás la danza es el único arte en que la diferencia entre lo femenino y lo
tener significación estética. Esto es, las relaciones entre el creador y su escuela,
masculino resulta insoslayable en términos estilísticos. Una parte muy importante
entre el creador y las instituciones que han aparecido en su disciplina, entre el
del sentido de los múltiples recursos del ballet derivan de la “feminización” de
creador y sus pares, se han convertido en un elemento importante en el acto de la
este estilo llevada a cabo por coreógrafos y maestros hombres (patriarcales y
creación misma. Para el espectador común muchos misterios en torno a las obras
machistas) a lo largo del siglo XIX. De manera correspondiente, una buena parte
se aclararían con un saber al menos general sobre ese mundo (ese mundillo) desde
de los rasgos del modernismo y de las vanguardias deriva de la impugnación de

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el que surgen, con sus querellas, sus cambios “revolucionarios”, sus relaciones de Y alcanzó cultores notables3, la mayoría de los cuales escribieron también obras
poder y de mercado. Sin esos elementos, aunque sean generales y mínimos, corre sistemáticas, de historia o estética. Este género de crítica, que se mantiene ple-
el riesgo de asistir al arte como mero espectáculo, como un gesto que reporta un namente vigente, cedió hace mucho tiempo ya, sin embargo, ante la profesiona-
cierto estatus, desde una postura más bien pasiva, impresionable y manipulable. lización de la crítica promovida desde las escuelas de arte. Primero en literatura,
Ni qué decir, por supuesto, que reducir al espectador a ese lugar suele ser una luego en la plástica, se desarrolló un estilo de crítica muchísimo más erudito,
política relativamente frecuente de los que participan en el mundo del arte más fuertemente técnico, no destinado ya a presentar obras sino a discutirlas y va-
bien como promotores de un bien de mercado, o de ventajas políticas, que de lorarlas entre especialistas. Primero en el mercado de la plástica, luego en el de
experiencias propiamente estéticas. la industria editorial, este nuevo tipo de crítico empezó a cumplir una función de
El que esta política del arte haya llegado a tener una significación estética tiene intermediario entre los grandes mecenas, o directamente los empresarios del arte,
su origen en la permanente relación del arte con la política, sobre todo a lo largo del y los artistas. Haciendo las presentaciones y contactos necesarios, promoviendo
siglo XX. En toda la época de las llamadas “vanguardias históricas” (1890-1925) la a unos, valorizando o desvalorizando a otros.
mayor parte de los movimientos artísticos (“ismos”) que se crearon quisieron hacer Con el tiempo este tipo de crítica adquirió un doble carácter, por un lado se
un arte que tuviese una significación directamente política, una preocupación que convirtió en un vasto campo de diletantismo académico, al son de las filosofías
alcanzó su apogeo al calor de la revolución rusa (1917) a lo largo de los años 20. El de moda (estructuralismo, post estructuralismo, deconstrucción), por otro se
mecenazgo estatal (fascista, estalinista, keynesiano) y la mercantilización (sobre convirtió lisa y llanamente en parte del negocio, en la calidad de evaluador experto
todo a partir de 1940) convirtieron a este arte político en algo muy distinto a su de los eventuales valores de las obras con vistas a su transacción en el mercado,
concepción original. Dieron paso, más bien, a un uso político del arte, una función, o ante el mecenazgo estatal. Dos aspectos que no son contradictorios en lo más
por lo demás, que se ha dado a lo largo de toda su historia. mínimo y que, muy por el contrario, suelen reforzarse mutuamente, dando a
Estos tres términos (política del arte, arte político, uso político del arte) se toda la actividad un carácter más bien especulativo, por cierto no en el sentido
expresan de maneras muy notorias en las obras mismas. En danza, el carácter que tiene esta palabra en filosofía, sino directamente en el sentido que tiene en
“faraónico” de ciertos montajes contemporáneos del ballet, las políticas de im- el mundo de los negocios. Contra el primer aspecto se pronunció Susan Sontag
pugnación muchas veces muy agresivas de ciertas obras de vanguardia, los con- en el clásico texto Contra la Interpretación4, dando lugar a una nueva avalancha
tenidos más existenciales o más directamente políticos, de las obras modernistas, de comentarios… especulativos, entre especialistas. Contra el segundo aspecto
provienen de ellos. Para el lego, situar las obras también en estas coordenadas nadie parece querer pronunciarse… después de todo la subsistencia misma de los
tiene que contribuir en buena medida a su captación integral. artistas depende de ello.
La función crítica, burocratizada por la academia y por el mercado, ha dado
paso a la generalización de una figura que sólo se daba en el mundo de la plástica,
Pero, precisamente, esta creciente institucionalización del ámbito artístico ha
la del curador. Pensado en su origen como un conservador de arte, cuyo oficio era el
creado a los intermediarios que, al menos teóricamente, podrían conectar al gran
público con las obras: los críticos de arte. El drama de esa función crítica, sin em- 3  En danza son ya clásicos los excelentes comentarios de Joan Acocella, Cyril Beaumont,
bargo, es haber sucumbido a esa misma lógica de institucionalización y mercado. Lynn Garafola, Jill Johnston, Deborah Jowitt, Marcia B. Siegel. Cada uno de estos autores ha
escrito también importantes textos de historia, teoría o estética de la danza, los cito aquí sólo
En el teatro, como en el cine, la música y la danza, desde fines del siglo XIX, en su función de críticos habituales en medios periodísticos. Un enorme e interesante volu-
la crítica tuvo ese sentido originario de presentar las obras ante un eventual pú- men que contiene muchos artículos (más de cien) escritos en este tenor es Reading Dance,
blico futuro. Fue un oficio más bien periodístico que de orden teórico o estético. editado e introducido por Robert Gottleib, publicado por Pantheon Books, New York, 2008.
4  Susan Sontag, Contra la Interpretación (1964), Seix Barral, Barcelona, 1969

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cuidado y la preservación de las colecciones en los museos, el curador se convirtió, Pero esa distancia hace necesario también especificar mejor las diferencias
desde principios del siglo XX, en el agente seleccionador de las obras, es decir, en entre lo que es habitualmente la crítica de arte, propia de los especialistas, la
el mediador entre el mecenas estatal o privado y el lugar de eventual consagración apreciación del arte, propia del relato periodístico o del lego, y lo que me gustaría
de las obras. Con la apertura del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA, distinguir como comentario, simplemente a falta de un término mejor.
1929), incluso el arte de las vanguardias llegó a ser integrado en la institución La función del comentario, que propongo en este libro, en principio dirigida a
que aborrecieron: el urinario de Marcel Duchamp llegó, ahora efectivamente y quienes no tienen una gran familiaridad con una disciplina artística, no tendría por
en serio, al museo, que en algún momento quiso desbancar con su provocación. qué ser ajena o inútil para sus cultores, o incluso para los especialistas. Explicitar y
La actividad de curatoría ha introducido también otro tipo de crítica, derivaba extender el sentido de una obra, conectarla con su entorno intertextual, situarla en
directamente de los discursos académicos sobre el arte. La acción del curador sus coordenadas históricas, puede contribuir a que sus autores o intérpretes la vean
es respaldada casi siempre de textos que legitiman sus opciones a través de una objetivada desde más allá de sus propias intensiones, y puede ser una contribución
legitimación de las obras que ha escogido. Con esto, a pesar de sus eventuales también para la acumulación de materiales sobre los que el teórico, el historiador,
buenas intensiones, el curador está siempre al borde de convertirse en el “director el experto en estética, pueden trabajar. Y esa ha sido, por lo demás, la tarea del
del gusto” para cada disciplina y cada momento, con los consiguientes conflictos comentario periodístico más clásico, o el que se da en los medios especializados,
que genera toda inclusión – exclusión, sobre todo en un ámbito extremadamente como muestra de manera abundante la obra de los autores que he citado.
propenso a la susceptibilidad. De lo que se trata entonces no es de construir una guía para la apreciación (que
A esto se suma una creciente tendencia, que se dio primero en el mundo de la consideraré como personal y subjetiva), ni una categorización para ser discutida
plástica, a convertir los textos curatoriales mismos en obras, que compiten, como por expertos (tarea que considero excesivamente marcada por la burocratización
las obras que suelen exponer, en su sofisticación, en la erudición de sus referen- académica). Se trata de hacer algo mucho más simple y razonable: comentar
cias teóricas, en el barroquismo de su formato literario. Este barroquismo, y el obras de danza. Este texto trata de los criterios más generales que permitirían
hecho trivial y contundente de que la subsistencia misma de los artistas resulta esa actividad.
condicionada por estos mediadores, ha levantado ya la preocupación acerca de
quién “curará las curatorías”, es decir, acerca de cómo garantizar que la función
Santiago de Chile, Febrero de 2012.
mediadora responda a criterios efectivamente estéticos o, al menos… deje con-
tentas a todas las partes5.
La degradación de la crítica periodística, víctima de la rapidez de una industria
que no distingue el arte del espectáculo comercial, y la “elevación” de la crítica
académica y curatorial a los alambicados discursos dictados por la moda y las
necesidades de la legitimación burocrática, hace manifiesto el amplio hiato que
existe entre el campo del arte institucionalizado y el espectador que, como lego,
quiere tener una experiencia genuina, que vaya más allá de la lógica ocasional del
espectáculo, o de la vanidad del “consumo cultural”.

5  Ver al respecto, sólo como un síntoma, las discusiones expuestas en el proyecto español
Plataforma Curatorial, que se puede encontrar en www.plataformacuratorial.es

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I. La Danza entre las artes

1. Lo propio de la Danza es el movimiento

Cuando se trata de captar una obra de arte, tanto en su contenido como


en su forma, lo primero es fijarse en cuál es la cualidad sensible a la que está
específicamente dirigida. Lo propio de la pintura es el color y la línea, lo
propio de la poesía es la palabra, lo propio de la escultura es la forma, en el
teatro es la articulación de la palabra y el gesto, en la música es el sonido.
Por supuesto estas cualidades no son ni exclusivas ni excluyentes. Se
podrían agregar algunas: en la pintura el juego de la luz y la sombra, en el
teatro la articulación entre el gesto y el movimiento corporal, en la escultura
la articulación entre la forma y el material.
Tampoco son excluyentes en el sentido de ser únicas. Muchas obras de
arte combinan diversas disciplinas, y cada una de ellas aporta lo que le es
específico. Nada impide que haya esculturas sonoras, o teatro sin palabras.
Géneros como la ópera, o disciplinas como el cine, son particularmente
ricos en esta combinación, y resultan, de manera correspondiente, parti-
cularmente complejas en el momento de su apreciación.
Desde el punto de vista del espectador, la idea de establecer la cualidad
sensible que constituye a una disciplina artística es poder organizar la per-
cepción global desde ella. En la danza el centro de atención debería ser el
movimiento y, en torno a él, las relaciones que establece con la música, los
elementos pictóricos, los gestos o la palabra. En último término, los intér-
pretes deben ser considerados por la manera en que se mueven, a pesar
de la brillantez o la excelencia que puedan tener todos los otros elementos.
Para decirlo de un modo más conceptual, la relación de los movimien-
tos entre sí es lo que puede llamarse la danzalidad de la danza. Lo que es
propiamente suyo. Toda obra, sin embargo, con más o menos relevancia
según los estilos, puede ser vista desde su musicalidad, su teatralidad, o su
carácter más o menos pictórico.

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Las Cualidades Sensibles en el Arte en obras de danza, para volver luego a este asunto complejo, el de las me-
Artes Cualidades Soportes
táforas no cinéticas que se suelen usar al referir las relaciones dancísticas
internas, es decir, de unos movimientos respecto de otros.
Pintura Colores, líneas Pigmentos, Bases
Literatura Palabras Sonidos, Tinta
Escultura Formas, Texturas Materiales Cualidad Sensible Significante
Música
Teatro
Sonoridad Sonidos
Gestos, Movimientos, Palabras Cuerpo, Voz
Obra Contenido
Soporte
Significado
Significante
Cine Imágenes en movimiento Celuloide
En tanto percibidos, tanto las Cualidades como los Soportes son Significantes
Danza Movimientos Cuerpos Es decir, portadores, en la actividad mental, de Significados

Compliquemos esto un poco más para ver si avanzamos. Los elementos 2. La danza y la música
sensibles que presenta una obra son, en la práctica inseparables por dos
tipos de razones. La primera es que en el acto de la percepción que los capta Hay quienes sostienen que no puede haber danza sin música. Es obvio,
no están, de hecho, separados. La riqueza extraordinaria de la percepción sin embargo, que es perfectamente posible una obra sin acompañamiento
humana consiste justamente en que puede experimentar sensaciones o musical alguno. Mi opinión es que los que defienden tal postura en realidad
conceptos por varios medios a la vez, y producir una primera síntesis única se están refiriendo metafóricamente a las cualidades del sonido, atribu-
y global de manera espontánea, sin que tener que realizar ninguna tarea yéndoselas a los movimientos. Que un movimiento sea rítmico y a la vez
analítica. Es gracias a esta habilidad, por lo demás que, desde la época pa- carente de todo sonido no significa que sea directamente musical. Lo que
leolítica, hemos podido sobrevivir como especie. significa, en cambio, es que estamos usando categorías de la música para
captarlo o distinguirlo.
La segunda razón, bastante más compleja aún, es que podemos captar o
atribuir a unas cualidades rasgos que son propios de otras. Es perfectamente Una de las referencias más famosas a esta manera de aludir a los movi-
posible hablar de una musicalidad del movimiento, directamente en la medi- mientos es la aspiración de George Balanchine: “hay que ver la música y oír la
da en que le atribuimos rasgos como el ritmo, o metafóricamente, cuando coreografía”. Por supuesto, la proposición profunda en este pronunciamiento
usamos términos propios de la música para referirnos a sus variaciones. es que la danzalidad y la musicalidad en una obra deberían ser inseparables.
Puede haber un movimiento melódico, podemos juzgar otro como agudo o Los modos de esta inseparabilidad, sin embargo, pueden ser muy diver-
grave, o intenso o tenue. De la misma manera hay quienes podrían referirse sos. La opción más simple es que la danza sólo siga a la música, reprodu-
a ciertos movimientos como oscuros o claros, como coloridos u opacos. ciendo en clave cinética sus propiedades acústicas: el ritmo, la melodía, la
El uso de estas metáforas que asocian diversas cualidades sensibles es intensidad, el timbre. Es una opción común.
extraordinariamente frecuente en el discurso de los coreógrafos respecto Algo más complejo, sin embargo, es establecer relaciones indirectas.
de sus obras, y es razonable extenderlo como una posibilidad también para Los movimientos pueden aludir a la música, sin seguirla directamente, o
los espectadores. En lo que sigue estableceré un catálogo mínimo de las contravenirla, oponiéndose a ella o estableciendo relaciones en canon.
relaciones entre las diversas disciplinas artísticas que se dan habitualmente Un ángulo distinto del mismo asunto es considerar en qué intervalo se
da la relación. La música puede acompañar los movimientos asociándose a

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las poses, los gestos, los pasos, las frases, las secuencias de movimientos o,
en fin, poniendo simplemente un fondo general para la obra, que establece Pero, si se trata de captar una obra en lo que tiene de danza, en suma,
un clima, pero que no se relaciona con ningún movimiento particular. De lo relevante, a pesar de todas las relaciones anteriores, cada una perfecta-
manera correspondiente, por lo tanto, es posible referirse a la musicalidad de mente posible, es fijarse en los movimientos y, sólo desde ellos considerar
los pasos, de las frases, o de toda la obra de manera diferencial, según cada primero, el aporte o el defecto de la música que los acompaña y, de manera
caso. Es perfectamente posible una obra llena de musicalidad en que ningu- más sutil, el aporte o defecto de su musicalidad intrínseca, independiente-
na de las frases de movimiento particulares sean, por sí mismas, musicales. mente de si hay o no de manera efectiva un acompañamiento musical. Esta
segunda tarea, mucho más difícil por cierto, se puede facilitar considera-
blemente si se tienen en cuenta las características propias del movimiento,
Hay que considerar también que la música misma ha tenido una evolución
que consideraré más adelante.
muy diversa, que debe ser considerada en su relación con la danza. Lo dicho
hasta aquí supone la música sinfónica, que tiene sus raíces en el siglo XIX,
y su desarrollo propio en el siglo XX. Pero todo en ella, sus valores meló- 3. La danza y la plástica
dicos, su aceptación de la escala tonal, su carácter expresivo, su desarrollo Hay tres formas en que la danza se relaciona directamente con la plástica:
dramático, han sido impugnados también por las vanguardias musicales. el vestuario, la iluminación, y los elementos arquitectónicos de la puesta
Esto produjo “música” que debe entenderse más bien como trabajo en tor- en escena. En la iluminación lo que está en juego son cualidades directa-
no a las posibilidades de la sonoridad, en una política de problematización mente pictóricas: el color, la luz y la sombra. En el vestuario está en juego
análoga a la que ha ocurrido en la plástica. Un quehacer de la “música” que lo pictórico (el color, la línea), pero también, de manera sutil, rasgos de
busca subvertir la lógica de la escala tonal, de los usos tradicionales de los tipo escultórico, como la textura, el volumen, las formas, los materiales. La
instrumentos. Una gran tarea de búsqueda de los sonidos del mundo, de puesta en escena, considerada de manera amplia, incluye, por cierto, los
los objetos, de las situaciones cotidianas, combinados como tales, o traba- elementos anteriores, pero me interesa, sólo con fines analíticos, enten-
jados a través de las nuevas interfaces tecnológicas, como el montaje en la derla de una manera más restringida: tiene que ver con el tratamiento del
grabadora o el sintetizador electrónico. espacio escénico (piso, profundidad, niveles, amplitud), y con los objetos
En la medida en que es propio de las vanguardias un ánimo de diluir los que se incluyan (o no) en él.
límites entre las disciplinas artísticas, estas impugnaciones se expresaron
directamente sobre los experimentos paralelos en la danza1. Para un espec-
El vestuario ha sido usado casi siempre en danza como un acompaña-
tador común las obras construidas de esta manera puede ser fuente de un
miento. Se lo usa para completar el significado, para fortalecer la atmósfera
doble desconcierto y requiere, por lo tanto, de una erudición original: estar
general o, incluso, sólo para mantener ciertas convenciones estilísticas. Su
advertido a la vez de los registros posibles de la danzalidad y la sonoridad
progresiva disminución, hasta culminar en el desnudo, ha sido un podero-
en modos no representacionales, no expresivos.
so significante de naturalidad y vitalidad en el estilo moderno. Su uso de
1  La colaboración más conocida en este registro es la que mantuvieron por casi cinco déca- acuerdo con el libreto, o simplemente con la tradición (como es el caso
das Merce Cunningham y John Cage. Desde Stravinsky a Pierre Boulez, hasta La Monte Young del tutú romántico y el tutú clásico) es habitual en el ballet. En general,
y Frank Zappa, hay una constante interacción entre vanguardias dancísticas y musicales. El en estos casos, lo que se ha privilegiado es darle el máximo de movilidad
período más activo de este intercambio, sin embargo, ocurre desde mediados de los años
50 hasta fines de los 60.

18 19
al cuerpo, dejando por lo tanto al elemento de vestuario en una posición intercambiar de mano en mano), o en la diferenciación de espacios escénicos
funcional, subordinada, portadora de contenidos paralelos, relativamente (típicamente marcos con ventanas, ocasionalmente niveles). Tal como he co-
independientes de los movimientos mismos. mentado en el caso del vestuario, sin embargo, estos elementos son usados
Lo verdaderamente sutil, sin embargo, es cuando el vestuario interactúa casi siempre de manera relativamente paralela al movimiento, para reforzar
con el movimiento, más allá de un simple rol de facilitador. El ejemplo por sus contenidos a través de significantes ocasionales. La academización del
excelencia es el de las exóticas formas ensayadas por Oskar Schlemmer, en estilo moderno trajo, por lo demás, la vuelta a la escena completamente
el Ballet Triádico (1923). Lo que opera como vestuario allí son verdaderas despejada, totalmente al servicio de la facilidad de desplazamientos.
construcciones escultóricas, muchas de las cuales contravienen intensamen- Nuevamente son más bien las vanguardias dancísticas las que ensayaron
te la naturalidad corporal y sus posibilidades de movimiento, produciendo la interacción entre movimiento y espacio escénico. El uso de niveles, o de
un contexto general de negación de lo que podría ser visto como una de objetos que se interponen, que obliga a los bailarines a adecuar sus movi-
las principales reivindicaciones del estilo moderno: la recuperación de la mientos a un espacio complejo es la manera más común. Buenos ejemplos
espontaneidad “natural” del cuerpo. de esto son los trabajos de Cunningham con John Cage en el sonido y Robert
Una interacción poderosa y sugerente se da también en Loïe Fuller, en Rauchemberg en la alteración del espacio, a principios de los años 60. Parte
torno al 1900, en cuyas obras, a través de recursos lumínicos y de varas que de la academización de la obra de Cunningham consiste justamente en ha-
actúan como extensiones de los brazos, prácticamente todo el movimiento ber renunciado a estos experimentos a partir de los años 70. Otro ejemplo
que está en juego reside en amplios vestidos, orquestados desde un sujeto interesante es el permanente interés arquitectónico de Sasha Waltz, en
que es parcialmente opacado, en beneficio de la pura ilusión cinética. Una cuyas obras se ensayan a cada paso posibilidades de intervención en el piso,
propuesta que puede considerarse vanguardista, mucho antes de las van- en las profundidades, en la diferenciación física de espacios en el escenario.
guardias, justamente porque pone en cuestión la centralidad del cuerpo, Un caso justamente famoso de interacción directa del movimiento de los
que la mayoría del gremio considera como distintiva de la danza. Comentaré bailarines y el espacio es la intervención del piso, ideada por Rolf Borzik
este límite, propuesto por Loïe Fuller, más adelante. para las obras de Pina Bausch: sillas, agua, tierra, claveles, planos inclinados,
que obligan a los bailarines a moverse de maneras especiales, de acuerdo
a cada textura.
La intervención del espacio escénico, siguiendo la línea de la relativa
simplicidad con que es tratado el vestuario, también resulta, en la mayoría
de las obras, meramente funcional. La mayoría de los coreógrafos prefieren Mucho más frecuente, en cambio, en parte por su impacto directo e
un espacio simplemente despejado, amplio, profundo, donde las destrezas inevitable, es la interacción del movimiento con la iluminación. La sola dife-
de los bailarines puedan desplegarse sin dificultad. La escenografía en el rencia de luz y sombra, que aumenta o aplana los volúmenes, que confunde
ballet suele ser meramente indicativa, en el fondo, a lo sumo distinguiendo las profundidades, ha sido usada desde que existe el espacio escénico de
dos planos de profundidad. A veces se usa para dar más relevancia a los bai- los teatros modernos (desde el siglo XVII) que, a diferencia de los teatros
larines, que suelen quedar empequeñecidos por las enormes alturas de los griegos, es un espacio interior, en principio oscuro, que debe ser iluminado
escenarios más clásicos. El uso de objetos es también meramente funcional por una necesidad inmediata: su carencia de ventanas. La apelación al co-
y, en ningún caso, llegan a intervenir el espacio como tal. El estilo moderno lor, y a las atmósferas que puede producir, ha sido una constante desde la
innovó en el uso de objetos (típicamente sillas, o elementos que se puedan iluminación eléctrica, a lo largo del siglo XX.

20 21
En este caso, sin embargo, es nuevamente útil recordar la diferencia La Danza y la Plástica
entre los diversos intervalos que se pueden dar en danza: la pose, el gesto,
los pasos, las frases, las secuencias de frases. Considerada de esta manera, Vestuario Color, Forma, Textura
encontramos de nuevo que el uso de la iluminación resulta, en la mayoría
de las obras, relativamente convencional. Se la usa para producir atmós- Danza Iluminación
Puesta en
Color, Luz, Sombra
Espacios, Telones, Objetos,
feras generales, o para resaltar los roles protagónicos, pero rara vez para Escena Proyecciones
interactuar con el movimiento mismo, cuestión que sólo se puede dar, de
manera específica, si la interacción se establece en relación con los pasos, los La Danza es un arte fuertemente interdisciplinario
gestos o las frases. El mejor ejemplo de la riqueza que se puede establecer La danzalidad de la Danza reside siempre en el movimiento
por esa vía son las obras de Alwin Nikolais, en los años 60 y 70, concebidas
bajo la influencia de la obra de Schlemmer, y complejizadas por el ingenio Lo que se puede decir, como recuento de estas consideraciones, es que
y los recursos técnicos posibles con el avance de la electrónica. la interacción entre los elementos plásticos y danzalidad ha sido tratada de
La posibilidad de proyectar imágenes, que ya era posible de manera en- manera bastante convencional por la mayoría de los coreógrafos a lo largo
gorrosa con las proyectoras de cine, fue ensayada desde los años 30. A partir del último siglo y, sin embargo, es uno de los campos, aunque minoritario,
de los años 70 se ha facilitado enormemente con los focos y proyectoras de más activa creación y experimentación.
portátiles. Esto ha creado una interface entre escenografía e iluminación En el orden de sugerencias que quiero establecer en este texto, nueva-
que ha sido usada abundantemente. La tentación imperante, sin embargo, mente, como lo haré con frecuencia en lo que sigue, la advertencia general
es usarla de manera simple, como elemento escenográfico (como fondo, es la misma: lo verdaderamente relevante de los elementos plásticos que
o como cortina). Es mucho menos frecuente, en cambio, la auténtica inte- entran en juego en una obra de danza es la manera en que alteran o inte-
racción entre proyección y movimiento. Un ejemplo extraordinariamente ractúan con el movimiento. Es desde esa perspectiva que se puede evaluar
interesante, en este sentido, es el de la compañía japonesa Dumb Type, como “meramente funcional” o, incluso, “convencional”, su uso.
que desde 1987 ha experimentado con toda clase de medios tecnológicos En este sentido primero, y mayoritario, la sugerencia general es, por
que posibiliten la fusión de luz y movimiento. En el mismo orden puede se decirlo de alguna manera provocativa, no dejarse impresionar por la visto-
pueden considerar los resultados de la experimentación con programas sidad o la magnificencia de los elementos visuales (pictóricos, escultóricos,
computacionales que crean o asisten la creación de coreografías. Merce arquitectónicos), y atender en primer lugar a la manera en que los baila-
Cunningham, en los años 90, y Pablo Ventura2 , desde los años 80, han rines se mueven. En el caso de la experimentación más activa en torno la
experimentado intensamente con la interacción entre imágenes coreo- interacción con esos elementos el asunto clave es, de nuevo, cómo logran
gráficas generadas por computador y bailarines de cuerpo presente. En la alterar el régimen de movimientos, cómo lo fuerzan, qué le agregan, de
práctica, la interface tecnología danza ha creado toda una línea de trabajo qué maneras lo enriquecen. En el marco de un espectáculo visual complejo,
o, también, un género, dentro de la disciplina, cuyas implicancias tendré puede ser difícil atender a la danzalidad como eje central, pero es justamente
que comentar más adelante. ese desafío el que no pone en contacto con lo mejor que el arte de la danza
puede lograr desde sí.
2  Se puede encontrar información, y breves extractos de obras, en los sitios de Pablo Ventu-
ra: www.ventura-dance.com, y de Dumb Type: www.dumbtype.com.

22 23
4. La danza y la palabra de relato y movimiento en las Acumulaciones creadas por Trisha Brown. Si
Como he sostenido más arriba, la articulación entre el gesto y la palabra no hay esta interacción directa, en realidad el uso de la palabra no es muy
es lo propio del teatro, considerado en su expresión más genuina, es decir, relevante, al menos en términos puramente dancísticos. Como veremos,
no como parte de la literatura sino, propiamente como un arte escénico. La sí puede ser relevante, sobre todo en el estilo moderno, para la idea global
teatralidad del teatro no reside en el texto mismo, sino en cómo es llevado bajo la cual es concebida una obra.
a la escena.
La danza es difícilmente separable de la teatralidad así entendida. El Teatralidad del Teatro Articulación del Gesto y la Palabra
asunto no es si los intérpretes usan o no palabras en su dimensión sonora,
es más bien el hecho de que la mayor parte de las obras de danza “dicen” Uso de la Palabra Hablada
Teatralidad de la Danza
algo, poseen un contenido que, al menos en principio, podría relatarse con Teatralidad de los Movimientos
palabras. Teatralidad del Mimo Teatralidad de los Gestos
Por supuesto, y es famoso, está el pronunciamiento que tanto Martha
Graham como Mary Wigman expresaron de una manera casi idéntica: “si
pudiera decir lo que quiero decir con palabras no bailaría”. Es necesario con- La segunda forma del problema de la relación entre danza y texto es
siderar esta idea, sin embargo, más como un síntoma de entusiasmo propio mucho más complejo: es el asunto de las formas en que los movimientos
de grandes creadoras que como un dictamen que tenga la fuerza de una pueden aludir a textos, a situaciones que pueden ser también descritas,
reflexión teórica. El hecho contundente es que ellas mismas, prácticamente en cuanto a su contenido, con palabras. Dicho de otro modo, es el tema
para cada una de sus obras, eran capaces de explayarse largamente acerca general de cómo la danza refiere a contenidos explicitables, más allá de las
de los significados que esperaban fueran captados por el espectador. asociaciones con la música, o de las asociaciones internas entre los movi-
mientos mismos.
Es completamente inútil discutir acerca de qué medio es más expresivo
que otro. La poesía, con palabras y cadencias, puede ser tanto o más ex- En principio, nada impide que una obra de danza simplemente no aluda
presiva que la danza, y esta a su vez, con movimientos, puede serlo tanto o a nada explicitable, y refiera sólo a la música (es el caso más común), o a
más que la música. La cuestión es más bien de qué manera la danza recurre, “nada”. Lo primero es lo que Balanchine llamó “danza pura”, queriendo decir
o no, a la palabra, hablada o contenida como idea, en sus formas propias. con esto “sin libreto”. Lo segundo, que es entre otras cosas justamente una
respuesta a la idea de Balanchine, es la pretensión de Cunningham de una
danza “sin referente”, concebida sólo como combinación de movimientos,
Se pueden distinguir con facilidad dos aspectos del problema. El más con completa independencia de la música, la teatralidad, o las interaccio-
simple es si se recurre o no a la palabra hablada. Desde el punto de vista nes escénicas. Si se considera detalladamente, no es difícil mostrar que
de la danzalidad el asunto es si ese recurso altera, contraviene o enriquece los momentos más “balletísticos” del ballet más académico son aquellos,
los movimientos mismos. Una interacción como esta, por ejemplo a través como los pas de deux, o los lucimientos individuales en que, justamente se
del valor cinético que pueda alcanzarse con un grito, una exhalación, o la interrumpe el relato, y se ejercen movimientos dictados por convenciones
destreza relativa que pueda evidenciarse ejecutando movimientos mien- estilísticas previas, independientes del curso teatral de la obra.
tras simultáneamente se relata un texto sólo puede encontrarse en ciertos
experimentos vanguardistas. Quizás el más conocido sea la combinación

24 25
La referencialidad, sin embargo, el aludir de maneras más o menos ex- independientemente de que vaya “entendiendo” lo que ocurre paso a paso.
plícitas a contenidos, es común, y muy visible, en la gran mayoría de las Este procedimiento es frecuente en el Butoh, o en ciertas obras cuyo con-
obras de danza, sobre todo en el ballet y en el estilo moderno. Dos son los tenido es sólo una atmósfera, o una serie de estados de movimiento, como
aspectos que se deben especificar en este ámbito. Uno es el carácter, o la ocurre en el grupo brasileño Corpo3. Obras, o momentos, ejemplarmente
forma de esas referencias, el otro es el nivel en que se instalan, y desde el “concretos”, se pueden encontrar en largas secuencias en las obras de ballet,
cual producen efectos de sentido. o en las obras modernistas.
En cuanto a sus formas la referencias dancísticas van desde la mímesis
(movimientos que imitan directamente contenidos reconocibles), la alu-
Recursos de la Niveles de Niveles del
sión (movimientos que no imitan, pero cuya relación con lo que refieren es
Referencialidad Abstracción Movimiento
visible e inmediata), hacia las muchas formas de la metáfora (movimientos
que aparecen “en lugar de” los contenidos referidos, cuyo sentido debe ser Mímesis Poses
de algún modo descifrado por el espectador), y hasta las aún más variadas Alusión MENOR Gestos
formas de la metonimia (movimientos con vínculos muy débiles con sus Metáfora Pasos
referentes, pero que pueden ser descifrados tras la reconstrucción de una
Metonimia Frases
cierta serie metonímica que les da sentido). Aunque en la teoría literaria
estas formas son claramente distinguibles, y aunque en los comentarios Series Metonímicas Secuencias de Frases
de obras concretas siempre valga la pena distinguirlas, me referiré a todas Símbolos Convencionales MAYOR Escenas
ellas de manera coloquial como metáforas, en el sentido muy general de
“maneras de aludir a algo sin decirlo directamente”.
Hay, por lo tanto, una dimensión literaria en muchas obras de danza,
En cuanto al nivel, es importante distinguir cuando estas formas se ins- así como la hay en el teatro. Es importante, respecto de ella, sin embargo,
talan en las poses, en los gestos, en los pasos, las frases, las secuencias de distinguir el modo de su referencialidad, que he tratado en los párrafos an-
frases, o en la obra como conjunto. Una obra de danza es más “abstracta” teriores, de los modos de su narratividad. Un asunto es cómo una obra dice
mientras más amplio sea el espacio en que se instala la metáfora. El grado algo, otro es si eso que dice se articula como una narración, o un relato, o
mínimo es la mímesis que se ejerce al nivel de los gestos o los pasos, la no. Es perfectamente posible una obra referencial (alude a muchas cosas)
máxima abstracción se alcanza cuando el efecto de sentido se completa pero no narrativa (no las organiza como una historia). Es obvio que no
sólo con el conjunto de la obra, sin que sus pasos o frases particulares hayan puede darse la situación inversa: una obra narrativa es, de suyo, referencial.
sido construidos de manera mimética o a través de referencias particulares. Es justamente el que esta situación inversa no pueda darse (por razones
Tal como en el caso de la musicalidad, la abstracción es mínima cuando meramente lógicas) lo que hace que ambas características frecuentemente
los pasos, los gestos, las poses, siguen y reproducen más o menos directa- se confundan.
mente el contenido referido, y es máxima cuando la relación no sólo no es La narratividad lineal en danza, es decir, aquella que sigue de manera
directa sino que requiere de secuencias enteras para su “desciframiento”. directa la secuencia temporal de lo relatado, y que se apega en términos
Esto último es lo que ocurre cuando el coreógrafo elabora secuencias de
movimiento que más que “decir” algo concreto lo que hacen es formar 3  No es difícil encontrar clip de Butoh, o de Corpo en Internet. Más adelante comentaré
una atmósfera general, cuyos efectos de sentido envuelven al espectador algunas de sus características con más detalle.

26 27
generales a la convención literaria de apertura – desarrollo – desenlace, tiempo en tiempo a autores y coreógrafos, y alarmar, de manera corres-
sólo es frecuente en el ballet. Una de las innovaciones importantes del pondiente, a otros coreógrafos y espectadores. Sólo por eso merece un
estilo moderno es justamente el complejizar la línea narrativa recurriendo mínimo comentario.
a un orden de avances y retrocesos temporales, o a la composición en un El asunto de no referir a “nada” se relativiza sustancialmente si se en-
collage secuencial, que muestra escenas diversas, sin un orden lineal, y que tiende que “nada” es una exageración que debe ser remitida a una serie de
sólo como conjunto forman un hilo de sentido. “algos” bastante más concretos. Como he indicado, es perfectamente po-
Lo que es más frecuente en la danza de vanguardia, en cambio, es que sible que haya danza sin relato (no narrativa) y aún así referencial, es decir,
no haya narratividad, ni directa ni compleja, y que las obras se construyan indicando algo, siguiéndolo o aludiéndolo de maneras más o menos indirec-
collages directamente con las referencias, sin llegar a construir una historia tas. En sentido preciso de lo que se trata es de si los movimientos mismos
(formando más bien climas, o efectos de sentido globales), o también, que refieren a algo, y en qué dimensión o aspecto de una obra lo hacen. Desde
el juego de referencias no tenga contenido literario alguno, y se mantenga luego la referencia más común es de los movimientos a la música. Por esa
sólo en el plano de las relaciones entre movimiento y música, o movimiento sola relación ya se podría decir que se trata de una obra “referencial”. Más
y elementos plásticos. sutil es la referencia de los movimientos a la iluminación, o a los elementos
escénicos. Es necesario considerar también que, de hecho, toda obra se
produce en un contexto de otras obras, ante las cuales de manera inevita-
Secuencia Narrativa Nivel de ble se posiciona. Esto es lo que se llama habitualmente intertextualidad. Y
Lineal Simple Abstracción es, por supuesto, un tipo de referencia. Es necesario agregar, por último, el
Narrativa
No Lineal
Collage Secuencia que toda obra se encuentra en un contexto, respecto del cual está referida
Narrativa Menor (relacionada) de hecho, incluso más allá de la voluntad de sus autores.
REFEREN- Lineal
Desarrollo – Clímax
La situación se puede ordenar así: hay referencias textuales (internas,
– Final
CIALIDAD entre los elementos de una misma obra), contextuales (externas, respecto
No Referencias Abs-
de la situación general en que es producida), e intertextuales (externas, pero
tractas
Narrativa No lineal Mayor sólo respecto de otras obras de arte entre las cuales se sitúa). Puestas las
Efectos de Sentido
cosas de esa manera es obvio que no puede haber obras que no contengan
Clímax Globales referencias contextuales o intertextuales. Simple y llanamente: ninguna obra
es producida en el vacío. Y el asunto se limita entonces a dos ámbitos: uno
En algún momento, en los años 60, se pretendió que podría haber obras es el de si las referencias contextuales son explícitas y buscadas, o deben ser
de danza que simplemente “no refirieran a nada”. Examinado de cerca la atribuidas por el espectador; otro es el carácter de las referencias internas,
sola formulación del problema es un poco absurda. Hay que notar que el en una misma obra.
sólo hecho de distinguir una serie de movimientos como danza (o como
performance, o como pantomima, o como teatro físico) ya los refiere a todo
el otro universo de movimientos que, en ese momento y en ese espacio,
no están siendo distinguidos como tales. La afirmación de esta posibilidad,
sin embargo, con su enunciación algo tremendista, suele entusiasmar de

28 29
movimiento y música. Tanto las obras de Cunningham, como algunas de
Movimientos
que refieren a } Significados reconocibles
Imágenes explícitas
Palabras habladas
La Música o el Sonido
Nivel de Abstracción

Menor
las obras más importantes de Balanchine caven en esas categorías, aún
miradas “de manera neurótica”.
Pero si se pueden hacer esas consideraciones razonables con los es-
pectadores “neuróticos”, nada impide que valgan también para los que
Los Elementos Escénicos
tienden a no reparar en las referencias, tienden a ver las obras de manera
A un Clima Escénico General puramente interna y también puramente dancística, y que, debido a esta
Mayor
Sólo a otros Movimientos despreocupación (que no tiene nada de peyorativa ni de defectuosa) pueden
Referencias } En el texto
Intertextuales
Dentro de la obra
Hacia la obra
ser llamados espectadores “psicóticos”. En los términos de estos últimos
la danza no refiere “a nada” si no refiere (o parece no referir) a nada que
esté fuera de ella misma, de su danzalidad misma. Así, cuando se busca una
Contextuales En el entorno de la obra
“danza pura” se excluirá no sólo la narratividad, sino también las referencias
internas a la obra respecto de la música, el vestuario, el espacio escénico,
En el primer ámbito es bueno considerar la existencia de dos tipos básicos etcétera. En este sentido obras como Trío A (1965) de Yvonne Reiner (que
de autores, intérpretes o públicos, uno al que se puede llamar en general en realidad es una secuencia de una obra mucho mayor), o Puntos en el Es-
“neuróticos”, que buscarán en cada movimiento un cierto significado (“¿qué pacio (1986) de Merce Cunningham, pueden ser llamadas “no referenciales”,
me están queriendo decir con eso?”), y otros, que tenderán a captar el mo- y en cambio, a pesar de sus pretensiones, una obra como Joyas (1967) de
vimiento de manera meramente metonímica, es decir, sólo como juego de George Balanchine, será considerada plenamente referencial (a la música,
movimientos que producen efectos de significación completamente libres, a la historia del ballet, a los recursos del vestuario).
a los que, también en clave psicoanalítica, cabría llamar “psicóticos”. Autores
e intérpretes que buscarán una y otra vez “decir algo”, ser entendidos, o
5. La danzalidad como texto
espectadores que se preguntarán una y otra vez qué quisieron decirles, o
qué es lo que debían entender. Autores e intérpretes, por otro lado, que La extensión de las categorías y los usos de la crítica literaria al conjunto
pondrán todo su énfasis en cómo ocurren los movimientos, no en por qué de las artes a lo largo de los años 60, hace que hoy en día parezca natural
o para qué ocurren, o espectadores que pondrán toda su atención en los hablar de la danza como texto. Es común referirse a movimientos relati-
movimientos mismos, con cierta independencia de si significaban algo o no. vamente continuos como “frases”, y se suele decir de un coreógrafo que
posee un “vocabulario” definido. Desde luego, se trata de una metáfora.
Desde luego para los neuróticos, en general, toda obra significa o refiere a
No hay nada de necesario en ella, y su utilidad reside en el amplio desarrollo
algo, o por sí misma, o por el contexto en que está, o por la intertextualidad
de la teoría literaria, y el sistema de correspondencias que se puede hacer
que la circunscribe. Si no alude a nada del contexto, buscarán entender su
desde ella.
situación intertextual. Si aún así parece caída desde la Luna, buscarán las
relaciones internas entre movimiento y música o los diversos elementos de Si examinamos más de cerca lo que tales metáforas conllevan, nos encon-
la puesta en escena. En este caso se puede decir que las expresiones “danza tramos con su gran debilidad, con su límite: los movimientos son eminen-
no referencial”, “danza pura”, “danza abstracta” aluden simplemente a que temente continuos, no poseen por sí mismos la discontinuidad que tienen
se trata de obras no narrativas, o a que se ha renunciado al vínculo entre los fonemas, las letras, o las palabras, en el lenguaje hablado o escrito. Todo

30 31
análisis de la continuidad del movimiento en unidades que lo compondrían,
ya sea en el tiempo o en el desplazamiento, debe presentar por fuerza un Solista Coro
cierto carácter artificial que no se da en la manera en que articulamos esos
Cualidades del Régimen General de
lenguajes. Movimiento Cualidades
Es dentro de esos límites, y considerando la artificialidad que represen- Espacio (Energía, Flujo, (Percepción Global)
tan, que se puede hablar de los pasos como si fuesen “palabras” de un de Movimientos Peso…)
vocabulario, y quizás, en la misma lógica, habría que referirse a las poses Cualidades del Régimen General de
(los momentos quietos en un paso o una frase) y a los gestos (los aspectos Espacio Desplazamiento Desplazamientos
teatrales, pero cinéticos, de los pasos y las frases) como si fuesen signos de (Rapidez, Amplitud, (Percepción Global)
de Desplazamientos Canon…)
puntuación, con funciones ilativas, o para marcar énfasis o matices significa-
tivos. Es en la misma línea que se puede decir que las frases dancísticas (se-
cuencias breves de movimiento que operan como unidades de sentido) son Rudolf Laban hizo por primera vez una categorización de las cualida-
verdaderas “frases”, en el sentido de que combinan pasos, poses y gestos. des del movimiento, en su enseñanza, desde los años 20. Distinguió como
dimensiones:
Es esa textualidad del movimiento mismo lo que debe ser considerado - la energía, que puede ser entendida también como la fuerza con que se
como la danzalidad de una obra de danza. Este es el ámbito interno desde ejerce, o la intensidad del esfuerzo;
el cual deberían ser apreciadas las relaciones con las otras dimensiones - el flujo, que es la medida de la relativa continuidad o discontinuidad con
artísticas que he enumerado hasta aquí. que se realiza;
Una primera diferencia que se debe tener en cuenta es la que hay entre - el tiempo, en que debe considerarse la rapidez relativa, o el ritmo, en los
el espacio de movimientos, que es el modo en que cada bailarín particular se flujos discontinuos;
mueve, y el espacio de desplazamientos, que es el modo en que se trasladan
en el espacio escénico. En el primer caso se trata de la manera en que el - y el espacio, que es la manera en que el cuerpo se extiende, se inclina, se
cuerpo individual ejerce las diversas cualidades del movimiento. Si se trata apodera, de su entorno espacial inmediato4.
de un solista es posible percibir directamente esas cualidades. Si se trata en
cambio de un grupo (un coro) lo que percibiremos es un régimen general A estas dimensiones, sin embargo, se podrían agregar otras:
de movimientos, algo así como un promedio ponderado de lo que ocurre, - el equilibrio, considerado a lo largo del movimiento, que puede ir de esta-
según el grado de los lucimientos individuales. Y es esa percepción global, dos estables, a los inestables, pasando por momentos lábiles (posición media
que no separa en unidades discretas lo que los intérpretes de hecho realizan que se puede resolver tanto hacia el equilibrio como hacia el desequilibrio);
de manera individual, la que se constituirá como experiencia de la obra. En
ese caso el espacio de movimientos se percibe como un régimen general, y 4  Para el estudio y dominio de esta cualidad es que Laban propuso sistematizarla a través
el espacio de desplazamientos, en el que se relacionan unos bailarines con de su famoso icosaedro, en cuyo interior, y respecto de cuyos múltiples vértices enseñaba
a trazar posiciones y trayectorias de brazos y piernas, o extensiones y torsiones del tronco.
otros, será el foco desde el cual se organiza el primero. Mi opinión es que la cualidad espacio debería reservarse para este estudio, en que no hay
desplazamiento, y distinguirse, por lo tanto, de la cualidad amplitud, que también refiere al
espacio, pero esta vez a la manera en que es ocupado a través de desplazamientos.

32 33
- la flexibilidad, tanto de las extensiones corporales como de los cambios asiste a una obra llevar a cabo semejante análisis es literalmente imposible.
en los movimientos que se lleven a cabo con ellas; Pero también, afortunadamente, es completamente innecesario. De lo que
- el peso, es decir la manera en que se trabaja la relación entre el bailarín y se trata, más bien, es de establecer un régimen general de movimientos y
sus movimientos y la fuerza de gravedad en que está inmerso; desplazamientos, contemplando estos diversos aspectos. El régimen general
de energía, las variaciones en el flujo, el trabajo con el peso, el modo de los
- la precisión, en que hay que considerar la claridad relativa, o la visibilidad
desplazamientos, el tratamiento de las situaciones de equilibrio, etcétera.
de las líneas que los movimientos trazan.
Cuando se logra establecer este régimen general, más bien a través de
un acto de percepción global, impresionista, que a través de un análisis
De la misma manera, y extendiendo esa lógica, se podrían enumerar cua- detallado, se está en posición de captar efectos de conjunto más sutiles,
lidades de los desplazamientos: que revelan el orden de la composición, es decir, el del trabajo coreográfico
- la rapidez, con que es ocupado el espacio; propiamente tal. Se puede captar el tipo de protagonismos, y los modos en
- la amplitud, es decir, la manera en que un bailarín ocupa el espacio que que se usa. Captar si la composición es, para decirlo con metáforas musica-
está más allá de su entorno inmediato y, en el caso de un coro, el modo en les, “monódica” (sucesiva, lineal), “polifónica” (varios grupos y protagonistas
que se tratan las distancias entre los bailarines; a la vez, en relaciones de canon y simetría), o “sinfónica”, es decir, el uso
de relaciones complejas, de armonía o contrapunto, entre varios grupos y
- las simetrías en la configuración de ejes de movimiento individual, o en
varios solistas a la vez, para lograr un clima general, pleno de operaciones
la disposición del coro;
y efectos de significados.
- la relación en canon y/o sincronía, es decir, las simetrías establecidas en
el tiempo;
- en el caso de los movimientos en grupo, el régimen de protagonismos.

Por supuesto, no es lo mismo comentar una obra que analizar los movi-
mientos como tales. El análisis de movimiento es una técnica específica, muy
útil para la enseñanza, o para fomentar la consciencia de la diversidad de los
movimientos posibles en un bailarían, o incluso para diseñar movimientos
adecuados en otros contextos que no sean los de la danza5. Sólo los espe-
cialistas interesados en llevar una obra a algún sistema de notación pueden
interesarse en analizar una obra de esa manera, con ese detalle. Mientras se
5  En términos técnicos, en el análisis de movimiento originado en Laban se pueden dis-
tinguir la eukinética, que es el estudio de las cualidades del movimiento como tal (energía,
flujo, tiempo, espacio), con independencia de los desplazamientos; la coréutica, que extiende
las cualidades del movimiento a la consideración de las trayectorias (definidas en el famoso
icosaedro) y los desplazamientos en general; e incluso el effort, que es el análisis de acciones
específicas (como correr, saltar, martillar), pensado para optimizar su eficacia respecto de
un fin cualquiera.

34 35
objetivos. Desde luego está la ilusión de levedad, tan central en el ballet.
Cualidades Cualidades
Los trucos para producir la ilusión de que un bailarín ha logrado permanecer
del Movimiento del Desplazamiento suspendido en el aire más de lo que objetivamente estuvo. La ilusión de que
los brazos o las piernas son más flexibles de lo que los huesos permiten, o
Solistas y/o Coros Solistas y/o Coros de que se han hecho desplazamientos más rápidos o más lentos de lo que
(local) ---- (global) (local) ---- (global) resultarían medidos directamente con regla y reloj. Mucho del arte de la
danza, salvo en las tendencias vanguardistas que expresamente rechazan

}
tal posibilidad, reside en esta capacidad de producir efectos perceptuales en
Energía los espectadores, que van más allá de las destrezas y capacidades objetivas
Flujo Rapidez de los ejecutantes.
Laban
Tiempo Amplitud Pero la ilusión tiene, siempre, dos términos, el del objeto que la produce y
Espacio Simetrías el del espectador que la capta. Lo clave, en el carácter propiamente artístico
de la danza, es que la ilusión generada desde el coreógrafo es, si se quiere,
Peso Sincronías
ampliada por el espectador y, sobre todo, dotada de significación. En la
Equilibrio Protagonismos obra misma, los movimientos y sus efectos de significación son simplemen-
Flexibilidad te inseparables. Toda evaluación del régimen de movimiento que preside
Precisión una obra de danza es, debido a estos dos factores, fuertemente subjetiva.
Al espectador los movimientos “le parecieron” de tal o cual manera, y en
producir esas impresiones consiste el arte del autor. Asumir esas ilusiones
Composición como tales o, también, “dejarse llevar” por ellas, es justamente asistir al
carácter artístico de una obra de arte.
Monódica Polifónica Sinfónica
Pero, hasta aquí, he considerado sólo el punto de vista del espectador.
En rigor, la consideración de las cualidades del movimiento se produce, y
Pero, aún más allá, en rigor no se trata de hacer una consideración “obje- debe ser considerada, desde una triple perspectiva. La del coreógrafo que
tiva” de lo que ocurre “realmente” con el movimiento. Esto por dos razones: las imagina, la del intérprete que las experimenta, y la del espectador que
desde un punto de vista interno, porque estas cualidades permiten amplios las capta. Como argumentaré más adelante, en realidad la obra se consti-
efectos de ilusión de movimiento y, desde un punto de vista externo, porque tuye desde estos tres ámbitos, es creada desde los tres: una experiencia de
nuestra percepción de lo que ocurra con el movimiento como significante imaginar, una experiencia de ejercer, una experiencia de recrear. La ilusión
puede ser ampliamente influida por los significados en juego, y los modos cinética y sus posibilidades se da en las tres, y en eso consiste que sean
en que se sugieren o son captados. experiencias propiamente creativas.
Las posibilidades de establecer ilusiones de movimiento en danza son
innumerables, y se dan de manera extraordinariamente frecuente. Tan La gran excepción a estas consideraciones sobre la ilusión en danza es,
frecuente que muchos coreógrafos no llegan a captar que lo que están sin embargo, el hecho de que algunas vertientes de vanguardia, justamente,
construyendo son en realidad ilusiones, más que movimientos puramente

36 37
las han impugnado, defendiendo como eje de sus obras la deconstrucción Pero, la percepción del movimiento, como organizadora de la experiencia
de toda ilusión escénica, y reivindicando la validez de todos los movimientos global en el caso de la danza, es muy diferente en el que lo imagina (el coreó-
convencionales y cotidianos. Lo que está en juego en esas tendencias es grafo), el que lo ejerce (el ejecutante) y el que lo capta (el público). Lo que
bastante profundo: se trata de construir un arte que ya no re-presenta lo parece más simple es una doble constatación: el ejecutante experimenta el
real (no lo reproduce, no alude a algo fuera de él) sino que, simplemente movimiento, el espectador lo mira. La percepción del propio movimiento es
presenta algo, es él mismo todo lo que habría que ver y entender. Obras lo que se llama cinestesia. En el caso del espectador pareciera que se trata,
que no muestran algo sino que hacen algo. En el caso de la danza, la acción en cambio, de una percepción predominantemente visual.
misma de los bailarines como todo el contenido y toda la forma que habría La percepción cinestésica, que es parte de la propiocepción o experiencia
que captar. interna de tener un cuerpo es la que nos informa de nuestros estados de
Si remitimos esta línea de trabajo a las categorías que todas las artes equilibrio, postura, movilidad, peso, flexibilidad y también de las dimensio-
han adoptado desde la teoría literaria, se puede decir que son obras en nes del propio cuerpo, y el alcance inmediato de sus miembros durante un
que no hay, o no se pretende que haya, un contenido metafórico, o tam- movimiento. Aunque, en general, es relativamente independiente de los
bién, de manera inversa, obras que deben ser leídas de manera puramente estímulos que afectan al olfato, el gusto, la sensación de temperatura, o la
metonímica. Habiendo, como he comentado antes, tanto espectadores audición, se puede mostrar que es influida directamente por la sensación
“neuróticos” como “psicóticos”, es evidente que el espectador debe estar de tacto y, en mucho mayor medida por la visión. El conocimiento, no sólo
al menos advertido de que ese es el plan de la obra a la que asiste. A partir práctico sino también teórico, de estas posibilidades debería ser parte im-
de esa advertencia, desde luego, es libre para aceptarla o no, es decir, para portante de la formación y del autoconocimiento de un bailarín.
atribuirle efectos de significación a lo que capta, más allá de si el coreógrafo Pero, justamente por ese carácter eminentemente interno, pareciera
ha querido producirlos o no. Y, al revés, el coreógrafo debe estar advertido que el espectador no puede participar de ella de ningún modo. Y esto es
de esta libertad real del espectador, no sólo para no sentirse defraudado algo que la mayoría de los bailarines, e incluso coreógrafos, esgrimen con
porque “no se ha entendido” lo que quiso hacer, sino, mucho antes, para cierto orgullo: la danza es algo que sólo se puede captar ejecutándola direc-
decidir si quiere producir las borrosidades que permiten una lectura u otra. tamente. Por supuesto que no es así y, si ese fuera el caso, la mayor parte
del arte de la danza carecería de sentido o, como mínimo, el espectador
quedaría completamente fuera del acto de creación de las obras, pudiendo
evaluarlas sólo en términos visuales, relativamente externos.
6. La danzalidad es el centro
Afortunadamente la percepción humana es mucho más compleja que eso.
Todo en el arte es un juego de percepciones. Y, también, un juego de
No sólo la percepción visual influye en la percepción cinestésica de quien se
experiencias que se conjugan desde el autor, el ejecutante y el espectador.
mueve, sino también de quien ve moverse a otro. Más aún, la percepción
Como he señalado, y es bastante evidente, las artes escénicas, como el
cinestésica no sólo es posible y se da en quienes se mueven, sino también
teatro, la ópera y la danza, contienen un cruce múltiple y complejo de disci-
en quienes, estando perfectamente inmóviles miran, o incluso imaginan,
plinas artísticas, que apelan de maneras diversas a cada uno de los sentidos.
movimientos corporales. Para entender esto hay que recordar que la per-
No es banal entonces establecer que la experiencia del movimiento es el cepción, a diferencia de las simples sensaciones, no es sólo un proceso que
centro de la danza. Más adelante argumentaré que es esencial también que va “desde fuera hacia dentro”, -- digamos, del estímulo luminoso hacia la
sea la experiencia de movimientos del cuerpo humano. retina, luego hacia el proceso que el sistema nervioso haga de ello, y por fin
hacia la experiencia que llegamos a tener--. También ocurre, en una propor-

38 39
ción y dimensión esencial “desde dentro hacia fuera”, es decir, es influida de más allá de esa cuestión trivial, se trata de algo propiamente estético, es
manera decisiva por los procesos de ideación, imaginación y emotividad en decir, de algo que tiene que ver con el orden de la representación, y los
que se encuentra inserta de manera indisoluble. modos específicos en que se hace una realidad tangible. Ya sea que las
Justamente esta doble dirección de la percepción hace posible que la obras pretendan ser portadoras de belleza, o de contenidos intelectuales
experiencia de “ver danza”, que podría parecer meramente pasiva, está o emotivos, o que pretendan de manera más inmediata poner en cuestión
en realidad llena de contenidos propiamente cinéticos, con bastante inde- los elementos expresivos que una determinada tradición ha considerado
pendencia de si el espectador se deja llevar por ellos y los expresa a su vez como propios6 , el asunto en el arte es siempre a través de qué cualidades
como movimientos. El espectador inmóvil puede sentir el movimiento que sensibles se llevan a cabo estas operaciones.
capta con toda intensidad, y en esa experiencia consiste que sea justamente
un espectador de danza, y no simplemente de un espectáculo visual, cuyos
valores son sólo los que la visualidad puede ofrecer. Y es también por eso Experiencia de la Danza
que puede organizar la experiencia global en la que está inmerso desde la Coreógrafo Ejecutante Público
percepción cinestésica, a pesar de que su participación en los movimientos
reales que elabora le llega a través de la visión y, ahora podemos agregarlo Experiencia Conceptual Experiencia Directa Experiencia Receptiva
para terminar de complejizar este punto, de sus sensaciones sonoras y,
CONCEPTO EJERCICIO CON-MOCIÓN
eventualmente, olfativas o táctiles. Y es por eso, por último, que el propio
coreógrafo puede crear danza con bastante independencia de si él mismo se Idea Movimiento Propiocepción
mueve o no. Tal como fue posible un gran músico sordo, es perfectamente Propone Ejecuta Elabora
posible un gran coreógrafo completamente inmóvil.
Percepción Percepción Cinestésica
La experiencia del movimiento es pues el centro tanto de la creación, Visual
Público Experiencia del Movimiento
como de la ejecución, como del constituirse como espectador de una obra Auditiva sin Desplazamiento
de danza. Y es respecto de ella que todas las relaciones que he enumerado
Táctil
antes, deberían ser organizadas. El sentido de los recursos pictóricos, tea-
trales, literarios, musicales, es alcanzado realmente sólo cuando contribuyen “Escuchar” el Movimiento; “Ver” la Música
a esta experiencia central.
Nada obliga, sin embargo, a un creador a producir justamente una obra de Considerando sólo el punto de vista del espectador, se trata de la expe-
danza. Podría ocurrir que el papel del movimiento corporal en una obra esté riencia de movimiento que le permite su percepción cinestésica, configurada
subordinado a otros valores. Una obra teatral que recurre al movimiento, a través de estímulos visuales, auditivos y textuales. Por supuesto la posición
una obra musical que enfatiza lo sonoro apoyándolo en movimientos, una del espectador puede descansar, y quedarse, sólo en la apreciación, a partir
obra pictórica en que queremos que sean cuerpos humanos los portadores
de los colores y las sombras.
6  He distinguido en otro texto estas tres posibilidades, respectivamente, como una estética
El asunto no es simplemente de clasificación. No consiste en, simple- de lo bello, una estética de la expresión y una estética del señalamiento. Volveré sobre esta
mente, “respetar el género” en el cual queremos ser considerados. Mucho diferencia en el capítulo siguiente, dedicado a los estilos. Ver, Carlos Pérez Soto, Proposiciones
en torno a la historia de la danza, Lom, Santiago de Chile, 2008.

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de la cual va a establecer un juicio de gusto, una impresión más bien sensi-
tiva o emotiva de lo que ha presenciado. Esto es perfectamente válido, a
pesar del papel relativamente pasivo que conlleva. Es indudable que la gran
mayoría de los espectadores, adiestrados quizás por la institucionalización
del arte, permanecerán en esa actitud, no sólo ante la danza, sino ante
cualquier otra expresión artística.
Pero si trata de ir más allá, si trata de llevar su impresión inmediata a
una cierta autoconciencia, que le permita un mínimo comentario, entonces
la pregunta central es cómo los movimientos corporales organizaban los
diversos aspectos de la obra, y lo que hace posible ese comentario es la em-
patía fundamental que logre alcanzar respecto del régimen de movimientos
que se le ha planteado.
Tal empatía, básicamente sensible, y sólo en segundo término intelectiva
(por eso uso el término “empatía”), es en principio una experiencia inme-
diata, y sólo en segundo término resulta alterada, influida, por el mundo de
saber intertextual que posea el espectador, es decir, por el grado de fami-
liaridad que posea respecto de otras obras de danza. Como las artes en la
modernidad se han convertido en verdaderas tradiciones al interior de un
mundo cultural definido, mientras mayor es esa familiaridad más completa
resulta la experiencia o, dicho de otro modo, mayores son las posibilidades
de completar la experiencia inmediata a través de una reflexión que la sitúe
en su intertextualidad.
En ese amplio mundo intertextual la primera y más abarcadora de las
categorías que resulta útil considerar es la de estilo. A ella voy a dedicar el
capítulo siguiente.

42 43
II. El estilo en la Danza

1. El estilo como categoría apelando a su pura estructura de relaciones internas (es decir, considerán-
dolas exclusivamente como textos), o a sus relaciones textuales con otras
La idea de estilo ha sido tanto defendida como criticada extensa y efusi- obras (desde su intertextualidad). O, para decirlo aún de otra forma, lo
vamente en la estética del siglo XX. Inicialmente se introdujo en el contexto que sostengo es que prolongar, ahora en danza, la discusión entre teorías
de la clasificación de obras pictóricas para los museos, luego se extendió a del tipo de las sociologías del arte, respecto de las estructuralistas y luego
la clasificación de los períodos en la historia del arte, por último se elaboró las post estructuralistas, podría ser completamente inútil, un ejercicio de
en términos propiamente estéticos, para señalar características distintivas mero burocratismo académico, y que lo más aconsejables es, simplemente,
de autores, grupos de obras o épocas. No es esa discusión, perfectamente aprovechar las eventuales virtudes de cada una de estas maneras de con-
válida por sí misma, la que aquí me interesa. Usaré este término de manera siderar el arte, que no tienen por qué ser excluyentes entre sí, para ofrecer
eminentemente pragmática, recogiendo lo que me parece útil para esta- un cuadro más completo y complejo.
blecer un cierto orden entre autores y obras, un orden flexible, abierto a
la revisión, cuyo fin es sólo establecer un lenguaje mínimo para establecer
comparaciones y, desde ellas, comentarios más o menos informados. Como he sostenido en el capítulo anterior, el centro y la preocupación
primera de la categorización de estilos debería ser la consideración de la
Por otro lado, me interesa centrar completamente su uso, que ha sido obra como texto y, en ella, las especificaciones que corresponden a la cua-
ampliamente desarrollado en la plástica y en la teoría literaria, específica- lidad sensible que la establece como un arte particular. Es a partir de esto
mente en la danza, donde las consideraciones que se pueden encontrar al que se puede ampliar el horizonte hacia lo que esos rasgos han significado
respecto son particularmente escasas y vagas. en la evolución y, sobre todo, en las formas alternativas que se han dado
en una disciplina, caracterizando ahora a las obras desde su contrapunto,
Para estos fines, acotados y pragmáticos, entenderé el estilo como un desde la manera en que responden a esa evolución y se constituyen como
conjunto de características que permiten establecer diferencias en las ma- formas alternativas. Mi opinión es que sólo entonces, desde estos ámbitos
neras en que son pensadas, ejecutadas y presenciadas las obras de danza. más internos, arraigados en la consideración propiamente estética, tiene
Características que deben ser especificadas en los ámbitos del texto de las sentido situar las obras en los contextos históricos y sociológicos en que se
obras, considerado como el contenido expresado en la cualidad sensible en dan y que, de manera indudable, las determinan profundamente.
que se manifiestan y, a la vez, en sus relaciones intertextuales (con otras Entendido así, el estilo resulta a la vez una categoría estética e histórica.
obras de la misma disciplina) y contextuales, es decir, en sus relaciones con Debería permitir situar las obras tanto internamente, respecto de sus modos
el mundo más allá de la disciplina y del arte. de representación, o de los modos en que se pronuncian ante el problema
Para quienes hayan seguido la turbulenta y compleja historia de la teoría de la representación, como externamente, respecto de los modos en que
literaria en los últimos cien años, resultará claro que lo que pretendo es expresan un mundo y, también, se pronuncian respecto del modo en que
hacer distinciones que acumulen los modos de análisis que, en esa tradi- el arte se relaciona con el mundo. Pero también resulta una categoría dis-
ción, han buscado el sentido de las obras y su categorización a través de ciplinar, es decir, contribuye a situar las obras respecto del modo en que
consideraciones históricas y sociológicas (es decir, apelando al contexto), o realizan lo que consideran propiamente su disciplina (danza, plástica, música,

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etc.) y, también, de los modos en que se pronuncian respecto del hecho esas modificaciones pueden ser situadas en un conjunto intertextual en que
mismo de que haya disciplinas, como es lo que ocurre en géneros como la sus propias versiones anteriores resultan significativas1.
performance, las interfaces entre arte y tecnología, o las propuestas van- En realidad todas estas consideraciones y advertencias deberían resultar
guardistas de mix y remake. extrañas (e innecesarias) para cualquier persona razonable. No debería ser
difícil atenerse a las categorizaciones de estilo como herramientas proviso-
Por supuesto los estilos son agrupaciones fuertemente históricas. Tienen rias, variables, que se aplican de manera más o menos exacta a muy pocas
su momento “clásico”, y son luego reconstruidos, recreados, o aludidos de obras ejemplares, y que son más bien puntos de partida para establecer
múltiples maneras en la historia posterior. La caracterización de un estilo diferencias en todas las otras obras, a las que se pueden aplicar de manera
debe apuntar a ese momento clásico como referencia porque es lo que más o menos parcial. Las hago aquí únicamente porque la mayoría de los
ocurre de hecho, cuando luego es recreado o referido. No debe ser nada críticos de arte no son este tipo de personas razonables, capaces de ma-
extraño, entonces, que a cada paso encontremos formas “neo”, o “post” nejarse con criterios flexibles, y se encuentran trabados y entrampados,
(como en neo expresionismo, o postmoderno), y tampoco que encontremos por los vicios de la definición precisa y la caracterización única e invariable,
formas más o menos academizadas, de algún modo ritualizadas, de lo que obligados a ello por las presiones del burocratismo académico.
en su minuto fue vital y diverso. Un fenómeno, este último, particularmente
frecuente en la danza del siglo XX. Digamos aún, sin embargo, una última cosa general: los estilos deben ser
Pero puede ocurrir perfectamente que la vida y obra de un autor sea considerados como categorías descriptivas, nunca normativas. Se pueden
mucho más larga que aquel momento clásico del estilo en que se formó y usar para caracterizar las obras, no para evaluarlas. Nunca el haberse apar-
al que contribuyó. No debe ser sorprendente entonces que se puedan atri- tado del estilo puede ser una evaluación, ni positiva ni negativa; siempre
buir más de un estilo a un mismo autor, o también, visto de otro modo: en debe ser sólo una constatación. En la mayoría de los casos “apartarse” del
realidad la categoría de estilo debe aplicarse a las obras, no a los autores. estilo seguido hasta un cierto punto es justamente lo que hace que un autor
O, si se prefiere, desde las obras hacia sus autores. No debería ser extraño sea creativo. Aún así, el sólo hecho de apartarse no puede ser considerado,
tampoco encontrar autores como, ejemplarmente, Pablo Picasso, cuya por sí mismo, como positivo.
versatilidad les permite transitar entre varios estilos contemporáneos. El asunto de fondo es si las obras de arte pueden ser evaluadas, es decir,
Hay que considerar, por otro lado, que la historia del arte no es, ni mucho si se puede decir de ellas que son “malas” o “buenas”, en tanto obras de arte.
menos, una sucesión de “momentos clásicos” que estén justo a disposición Al respecto lo que puedo decir, en general, es que sí pueden serlo, pero que
de los comentaristas para sus clasificaciones. Nadie debería extrañarse que tales juicios deben remitirse a su lógica interna, tal como es pensada por un
la atribución de estilo a una obra sea la mayor parte de las veces problemá- autor, ejecutada por unos intérpretes concretos, y vista por espectadores
tica, y pueda estar sometida a una cierta controversia. Con toda seguridad determinados. Una lógica que debe considerar, como he sostenido, aspectos
encontraremos a las obras mismas en su momento clásico, para luego ser textuales, intertextuales y contextuales. Por supuesto que para establecer
recreadas de maneras diversas incluso por sus propios autores. Cuando esa evaluación las distinciones que se hagan desde la formulación de un
eso ocurre seguramente podremos aún obtener un cierto rendimiento al juicio estilístico pueden ser muy útiles, e incluso centrales y decisivas. Sin
comentar qué aspectos de la obra han sido sometidos a recreación, y cómo
1  La constante recreación de las obras de arte, sobre todo en el campo de las artes escénicas,
permite formular la idea de una historicidad radical, que desarrollaré en el capítulo siguiente.

46 47
embargo la “contabilidad”, para decirlo de algún modo, debe mantenerse lo que los define como espectadores, más allá del grado de intervención que
más clara posible: que una obra se adecúe o no a un cierto estilo no puede la propuesta les permita. Hay estilos, como el ballet, en que el espectador
ser considerado ni bueno ni malo. El estilo debe ser un elemento, pero los tendrá que recrear la obra desde su asiento, hay otros, como el modernismo
criterios de evaluación lo exceden2. en que tendrán que poner muy activamente sus sentidos y emociones en
Justamente porque el estilo no es una categoría normativa, las considera- juego, por mucho que permanezcan sentados, y hay, por fin, las propues-
ciones de estilo sólo pueden cumplir un papel muy secundario en las opcio- tas vanguardistas en que serán emplazados a moverse ellos mismos, y a
nes que dirigen un acto creativo. Muy pocos autores se preguntan primero participar de la realización de las obras. A pesar de la evidente diferencia
por un cierto estilo que quisieran respetar y luego por la creación concreta en el grado de participación directa, la función de “espectador” se man-
que quieren desarrollar. Por supuesto el estilo está operando en ellos, sobre tiene y, en ella, las consideraciones de estilo, en la medida en que se esté
todo a través de las convenciones estéticas en que se han formado, y que más o menos preparado, sí resultan importantes en el momento en que el
ejercen sabiéndolo o no. Pero la “conciencia de estilo”, o la claridad explícita espectador decida reaccionar, o reaccione de hecho ante la situación en la
sobre esas convenciones sólo es relevante en los casos más academizados que ha sido puesto.
del ejercicio artístico. Una consecuencia de esto es que el conocimiento de
los estilos puede ser útil como una herramienta más para autores e intér- 2. El estilo en danza, en general
pretes, pero no debería resultar decisiva en su acto de creación.
De acuerdo con las precedencias que he establecido en el apartado an-
terior, lo primero que se debe especificar en un estilo de danza es lo que
Caracterizar el Estilo de una manera que lo considera a la vez de manera: atañe al núcleo mismo, a su danzalidad o, también, a las obras como textos.
Textual - Intertextual - Contextual - Histórica Quizás lo más importante sea el tipo y orden de los movimientos que se
consideran adecuados o deseables, tanto por parte del coreógrafo, como
El Estilo se expresa en cómo la obra se piensa, se ejecuta, se presencia
de los intérpretes y también, desde luego, del público. Las opciones pre-
El Estilo se aplica mejor a las Obras o a las Épocas que a los Autores dominantes (que no tiene porqué ser exclusivas) en cuanto al trabajo con
Hay momentos “Clásicos” de un Estilo, y otros “Neo” y “Post” el peso, con la verticalidad, con el equilibrio, la precisión, la expresividad.
Las categorías de Estilo deben ser Descriptivas, no Normativas En segundo término el modo en que se relacionan, de manera predomi-
nante, la composición en el espacio de movimientos, con la que ocurre en
el espacio de desplazamientos. En este orden son relevantes las opciones
Los espectadores, en cambio, están en una situación diferente. Su par-
en torno a las destrezas, corporales y cinéticas, exigida a los bailarines
ticipación en el acto de creación depende muy directamente de la ampli-
individuales, a los protagonismos eventuales y su modo de relacionarse
tud de la lectura que pueda hacer de las obras. En las artes escénicas los
con el conjunto, el tipo de destrezas que se considera adecuado para los
autores crean y proponen, los intérpretes recrean y proponen, en cambio
movimientos corales.
los espectadores se encuentran con proposiciones y están emplazados a
recrear materiales que ya están allí, disponibles. Y esto es justamente lo En tercer lugar resultan significativas las opciones en cuanto a la relación
entre los movimientos y las características corporales que se consideran ade-
2  Por lo demás, siempre lo exceden. Cuando se dice de una obra de arte que es buena o cuadas o deseables. Esto conlleva, por supuesto, decisiones en torno al tipo
mala los criterios de evaluación subyacentes rara vez son puramente estéticos. Esto es algo
sobre lo cual deberé volver cuando trate el asunto del “arte político”. de corporalidad que se considera adecuada para la ejecución, sin embargo

48 49
el punto es un poco más sutil. El asunto propiamente interno, dancístico, es Pertenece también al ámbito intertextual la función que los autores atri-
la relación entre cuerpo y movimiento, es decir, no tanto las características buyen a las técnicas. Por supuesto, a las técnicas específicamente corpo-
física como las posibilidades respecto de las cuales se las escoge. Conside- rales, que son las propias de la danza. Hay que tener presente al respecto
rado de esta manera, forman parte de las opciones de un estilo los modos la diferencia entre técnicas de enseñanza, técnicas de composición3, técnicas
de la respiración, las maneras en que se hace visible o no el esfuerzo, las de interpretación, y técnicas de análisis de movimientos. Como veremos más
maneras en que se hacen visibles, o se ocultan, los rasgos mecánicos del adelante, el que todos estos ámbitos se confundan en la práctica, sobre
movimiento. Cuerpos que deben ofrecer una apariencia mecánica estilizada, todo en la formación en escuelas, es un rasgo característico del momento
como en el ballet, o producir la ilusión de una flexibilidad orgánica, como de academización de un estilo.
en el estilo moderno, o evidenciar y cuestionar su disciplinamiento cultural, Lo primero es la actitud misma hacia la técnica, en cualquiera de sus for-
urbano, como en las propuestas vanguardistas. mas. Lo segundo es la importancia relativa que se les atribuye, en cada uno
de sus ámbitos específicos. La tercera cuestión es la política de convergencia
En el ámbito intertextual, forma parte del estilo en danza, no sólo la ac- o de diferencia entre estos ámbitos técnicos que se practica.
titud que los coreógrafos e intérpretes tienen hacia las otras obras, o hacia Por supuesto, ninguna técnica en danza es cerrada, ni fija. Todas están
la tradición, sino también, de manera más amplia, lo que consideran como sometidas a la variación de los propios estilos, y establecen con ellos una
“propio” o no de la danza como disciplina, los límites que establecen res- suerte de diálogo, de determinación mutua. Un diálogo cuyas posiciones
pecto de las otras artes, o de las otras formas, no expresamente artísticas van cambiando sensiblemente cuando se pasa del momento clásico al mo-
de la danza, como el baile social, el baile folclórico, o los bailes desarrollados mento más académico, un movimiento que, como he señalado, es bastante
en contextos comerciales, como el cine, la televisión, la industria del disco. frecuente.
En este posicionamiento intertextual es central también la preponderan-
cia relativa que los tres actores presentes en la co-creación de una obra se Pero los estilos deben ser caracterizados también de manera contextual.
atribuyen entre sí. Si la obra está centrada en el acto creativo del coreógrafo, En este ámbito, se pueden encontrar particularmente en danza, importantes
o en la capacidad de ejecución del intérprete, o en el emplazamiento que diferencias respecto de lo que cada estilo considera propio e interno del
representa para el público. En qué medida el coreógrafo es directivo o no, arte. La danza se ha desarrollado de tal manera que la pregunta de qué es
en qué medida el intérprete puede variar sobre sus instrucciones, en qué arte y qué no está rondando siempre en la relación que unas líneas estilísti-
medida el espectador está invitado a completar o simplemente ejercer el cas mantienen con otras. El asunto incluye también la postura que se tiene
papel de creador. respecto de la diferencia entre “arte” y “artesanía”.
Estrechamente relacionado con esto, forman parte de las opciones es- Hay que notar que en castellano, y en la mayor parte de las lenguas
tilísticas en danza las decisiones en torno al papel que se le atribuye a las europeas, existen dos palabras que parecen referirse a lo mismo: “danza” y
otras disciplinas artísticas. Desde luego, y en primer término, la relación “baile”. Nadie niega la legitimidad y validez propia de las prácticas sociales
con la música. Pero también, y de maneras más sutiles, como he señalado
antes, la relación con los elementos pictóricos o arquitectónicos de la puesta
3  Hay que considerar también, sólo para complejizar un poco más este punto, que podrían
en escena. Colaboración entre disciplinas, uso funcional, aspiración de co- ser claramente distinguibles las técnicas de composición empleadas para el espacio de movi-
creación inter o transdisciplinar. mientos que las usadas para el espacio de desplazamientos. O, de manera más simple, para
componer solos y para componer movimientos corales.

50 51
que se pueden llamar de manera general “baile”, las diferencias empiezan en otras artes. Quizás esto se deba a que es un arte que depende fuerte-
cuando aparece la pregunta en torno a cuáles de esas prácticas se pueden mente de condiciones materiales complicadas para su realización: mecenas,
considerar propiamente “artísticas”, y qué relación pueden llegar a tener montajes, colaboración con otras artes, trabajo en equipo, costos de todo
éstas con las que, de acuerdo a un criterio general, no lo serían. tipo. Las opciones políticas incluyen, desde luego, la actitud que se tenga
respecto de todos esos costos y compromisos posibles. Lo que ocurre es
que en danza es bastante difícil no llegar a tener una actitud, la que sea,
El Estilo en Danza explícitamente. Su propio desarrollo como arte lo requiere.
El Estilo en el nivel Textual
- uso general de las cualidades del movimiento y el desplazamiento 3. Los estilos en danza
- uso general del espacio de movimientos y el espacio de desplazamientos No es difícil distinguir tres grandes orientaciones en la danza, que ya he
- opciones en torno a la corporalidad y a su desempeño mencionado varias veces: el ballet, o estilo académico, el estilo moderno,
El Estilo en el nivel Intertextual y la amplia variedad de prácticas que, de manera un tanto general, pueden
llamarse “vanguardias”. La tarea del teórico, sin embargo, junto con carac-
- preponderancia relativa del coreógrafo, los intérpretes y el público
terizarlas de acuerdo con el encuadre que he venido construyendo hasta
- opciones en el trabajo con otras disciplinas artísticas aquí, es especificar sus diferencias y, sobre todo, especificar en ellas mismas,
- uso de técnicas de enseñanza, de interpretación, de composición las diferencias de matices y momentos en que han sido desarrolladas.
El Estilo en el nivel Contextual En el estilo académico es necesario especificar qué es lo que sus cultores
- la relación arte / artesanía llaman “clásico” o “neoclásico” y también, de manera mucho más sutil, a
qué rasgos consideran como “clásicos” o “románticos”. Es frecuente tam-
- las ideas en torno a qué es el arte
bién, en la crítica especializada, que se hable de “ballet moderno”, o de
- la relación arte / política “ballet contemporáneo”, dando a entender que se han superado (y a la
vez contenido) en él las características que se consideraban “clásicas” y
El otro gran asunto contextual en la caracterización del estilo es, desde “románticas”. En los dos primeros casos se trata de diferencias que se dan
luego, la manera en que la danza como arte se inserta en las prácticas so- a la vez, al comparar diversas obras, o actos de obras. En el tercero se trata
ciales en general. Lo propio del estilo es, por un lado, la manera en que los más bien de una estimación de cómo el ballet ha cambiado bajo la influencia
autores mismos piensan o ejercen esa inserción, pero también, la manera del estilo moderno.
en que de hecho resultan involucrados, más allá de su voluntad. Esta es la En el estilo moderno es necesario especificar la diferencia entre “dan-
dimensión política de la danza. Cada obra contiene una determinada po- za expresionista” y “danza expresiva”, muy discutida en los años treinta,
lítica y, a su vez, una determinada actitud hacia el hecho de que haya esa particularmente en Alemania. Pero también la diferencia entre la danza
conexión política. expresionista que en cierto sentido puede calificarse de “clásica” (la de
Curiosamente, a pesar de lo que se podría pensar, prácticamente todos los años 20 y 30) y su “recuperación” en las diversas propuestas de danza
los coreógrafos importantes han sido perfectamente conscientes de la po- teatro de los años 60 y 70, sobre todo en Europa. Mi opinión es que es muy
lítica que conllevan sus obras. En esto hay en danza menos “inocencia” que importante, de manera inversa a lo que ha ocurrido en el ballet, distinguir

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las consecuencias sobre el estilo moderno de su “academización”, es decir, la autonomía de los artistas que sin embargo se inscriben en movimientos
de la influencia de los parámetros académicos sobre un estilo que nació sociales más amplios, a una autonomía que no es sino la reivindicación de
como impugnación explícita justamente de esos parámetros. sus intereses gremiales respecto, o incluso frente, al entorno social. Por
otro lado, del paso de una estrategia de revolución formal estrechamente
relacionada con la revolución social se pasa a una revolución meramente
La palabra “vanguardia”, que proviene de la pintura (avant garde, un
formal, cuyo contexto es la crítica a otras propuestas, completamente al
término militar, que se podría entender como “escena avanzada”), tiene
interior del propio ámbito disciplinar. Esto hace que se pase de una estrategia
un sentido muy distinto cuando se refiere a las “vanguardias históricas”
de involucramiento directo del “espectador”, de su elevación al carácter de
(1890-1925) que cuando se usa para describir a la prolongación de éstas, las
co-creador, a estrategias en que el involucramiento es valorado por sus as-
llamadas “vanguardias contemporáneas”, posteriores a la Segunda Guerra
pectos formales, con relativa independencia de sus connotaciones políticas.
Mundial.
En el caso de la danza, otra diferencia relacionada resulta crucial: la re-
Lo que tienen en común es el ánimo experimental con que se enfrenta la
lación con la técnica. Las vanguardias históricas impugnaron el tecnicismo
tarea creativa, la actitud de impugnación intertextual permanente, la pro-
que provenía de la academia y la tradición, experimentaron con nuevas
blematización de los medios expresivos que caracterizan tradicionalmente
técnicas en una actitud básicamente anti tecnológica, cuestión que for-
a cada disciplina, la superación de la pretensión realista y de la lógica de
maba parte también de la estrategia de acercamiento del arte a la vida, y
la representación, la crítica a las ideas tradicionales de belleza y de la obra
de disolución de la diferencia entre el artista y el público. Las vanguardias
como “objeto bello”, la composición en collage o en perspectivas simultá-
contemporáneas, en cambio, convirtieron su relación con las técnicas en
neas, la aspiración a la autonomía y soberanía del artista, la constitución de
otro aspecto de sus ensayos formales, sobre la base, a penas discutida, de
grupos de artistas en movimientos que se articulan en torno a manifiestos
que el artista debe dominar las técnicas y desarrollarlas para, desde ellas,
y a veces a programas con diversos grados de explicitación.
ejercer su experimentación. Por supuesto esta nueva actitud resultó a la
Las diferencias, sin embargo, son casi tan importantes como estos nume- vez consecuencia y motor de la “escolarización” de la formación del artista,
rosos puntos comunes. Diferencias que han aparecido, y otras que consisten del auge de escuelas de arte que muy difícilmente logran escapar a la lógica
en la reformulación del sentido que tenían las características anteriores. La “académica” contra la cual surgieron, justamente, las vanguardias históricas.
primera es el cambio fundamental de la posición de hecho de los artistas
respecto del mecenazgo estatal y el mercado. Desde una autonomía po-
lémica, bastante radical en general, y apoyada en discursos fuertemente La existencia de movimientos de artistas que pueden ser llamados “de
ideológicos en la mayoría de los casos, se ha pasado a una autonomía rela- vanguardia” es muy nítida en la pintura (desde 1870), y se hizo notoria
tivamente inofensiva, desideologizada (al menos en el discurso explícito), y rápidamente en literatura, escultura, y teatro (desde 1890). Movimientos,
de una dependencia notoria respecto del mercado y del mecenazgo estatal. exposiciones, manifiestos, abundante producción discursiva en torno a
Con este cambio, la radicalidad de los discursos, cuya grandilocuencia no las obras, referencias cruzadas de unas vanguardias respecto de otras. En
sólo se mantiene sino incluso ha aumentado, ha pasado visiblemente del medio de una abundante creación de “ismos” (expresionismo, futurismo,
ámbito contextual (el de las referencias al entorno social) al intertextual (el dadaísmo, surrealismo, etc.), se usó la expresión “arte moderno” para con-
de las referencias al entorno artístico, en sentido profesional). traponer estos movimientos a la tradición que había encontrado su punto
de crisis en el realismo del siglo XIX.
Esta diferencia central conlleva enormes consecuencias. Desde luego, de

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Cuando se examina la situación contemporánea a esta (1890-1925) en
Los Estilos en Danza
la danza, se encuentra que no hay nada que pueda ser asimilado a esa
lógica de manera consistente. Ni movimientos, ni manifiestos, ni “ismos” Académico - Clásico - Romántico
diferenciados y en discusión. No sólo eso. Al examinar el momento siguiente - Neoclásico
(1925-1945), siempre en danza, lo que se encuentra son dos movimientos - “Contemporáneo”
predominantes, uno en Alemania, el otro en Estados Unidos, lo que se lla- Moderno - Expresionista - “Expresivo”
mó “danza moderna”4, cuyas tareas estilísticas son más bien una crítica del
- Danza Teatro
ballet clásico, es decir de un arte extremamente académico y formalista,
que no alcanzan el grado de radicalidad que representaba en ese mismo - Convergencia Académico – Moderno
contexto el arte de vanguardia. Casi se podría decir, en una comparación Vanguardias - “Vanguardismos”
que necesariamente debe aparecer algo forzada, que la danza moderna - Judson Church
representa respecto del ballet una diferencia análoga a la que en pintura - Butoh en Hijikata
significó el impresionismo (Monet, Corot, Degas, Manet), aún plenamente
ligado a la lógica de la representación, respecto del realismo pictórico típico - Vanguardias Academizadas
del estilo neoclásico (sobre todo Jacques-Louis David). Nada aún de la crí- - Vanguardias en el Margen
tica de lo bello, del espacio del museo (o del espacio escénico), de la crítica Precedentes - Momento Clásico - Recreación - Academización
al naturalismo, o de la composición en collages que rompen la inmediatez
del sentido.
Esta estimación, sin embargo, puede ser relativizada de dos formas, con-
Esto hace que en realidad sólo se pueda hablar de “vanguardia” en danza trapuestas, simétricamente importantes. Por un lado, en varios momentos
por primera vez de manera integral respecto del movimiento iniciado por y autores, antes de 1960, se pueden distinguir rasgos muy claros de lo que
la Judson Church Dance Theater, desde 1960, es decir, una época en que llamaré “vanguardismo”, es decir, una tendencia, una serie de rasgos, unos
las vanguardias plásticas históricas ya han dado plenamente paso a las que experimentos que, sin formar un movimiento, sin grandes manifiestos o
son llamadas contemporáneas. sin todos los aspectos formales de las muchas vanguardias pictóricas, se
acercan visiblemente a la experiencia de las vanguardias. Claramente es
el caso de las últimas obras de Isadora Duncan (su etapa más oscura, más
“expresionista”) y de manera más amplia el de Loïe Fuller. Es algo muy
nítido en las primeras obras de Rudolf Laban5 y, sobre todo, en el Ballet
Triádico (1922) de Oskar Schlemmer. Se podría extender esta categoría de
“vanguardismo pre vanguardia” también a Vaslav Nijinsky y sus tres obras,

5  Sobre estas primeras obras hay sólo testimonios escritos, unas cuantas fotografías y, de
manera excepcional, una notable reconstrucción histórica, Los payasos verdes (Die Grünen
Clowns, 1928) puesta en escena a partir de una rigurosa investigación por Valerie Preston-
4  Fue el crítico John Martin el que, en los años 30, refiriéndose a las obras de Martha Dunlop, en 2008. Se encuentra en DVD, editada por IDM Limited, en colaboración con el
Graham, acuñó la expresión “danza moderna” para contraponerla a lo que caracterizó como Trinity Laban Conservatoire of Music and Dance, Londres, 2008.
“clasicismo” y “romanticismo” en el arte en general, y en el ballet en particular. Ver, John
Martin, Introduction to the dance, W. W. Norton & Company, New York, 1939.

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cada una de las cuales significó una revolución respecto de la danza de su
época y contexto6. De manera general, y puramente interna, el estilo académico se carac-
Por otro lado es necesario distinguir, de manera bastante aproximada teriza por movimientos que despliegan las destrezas mecánicas del cuerpo:
al sistema de diferencias que hay entre vanguardias históricas y contem- los saltos, los giros, movimientos muy rápidos de pies, o muy extendidos
poráneas en la plástica, entre la vanguardia constituida en particular por el de brazos y piernas. Lo que se pretende es obtener un efecto estético de
movimiento de la Judson Church, y sus secuelas (1960-1975), y las diversas destrezas corporales que están fuertemente condicionadas por un “vocabu-
expresiones de danza de vanguardia a partir de los años 80. Una diferencia lario” de pasos y poses creados y acumulados por una tradición de maestros
que es paralela en muchos sentidos a la que hay entre el Butoh desarrollado de ballet extraordinariamente influyentes8.
por Tatsumi Hijikata (entre 1959 y 1986) y la verdadera “japonización” del Predomina, en todas sus variantes, una estética de lo bello, en que lo que
Butoh desde Kazuo Ohno y otros discípulos que operaron sobre todo en se privilegia como modelo cinético y corporal de belleza es el equilibrio, la
Europa y Estados Unidos, en los años posteriores a la muerte de Hijikata. precisión, la levedad, la armonía de tipo geométrico, el énfasis en la vertica-
lidad (ligado a la levedad). Movimientos que se organizan bajo una conven-
4. El estilo académico y sus variantes ción estética para la cual lo bello está relacionada con lo elegante y, en algún
sentido, lo auténticamente aristocrático, aceptando para este término todas
sus posibles connotaciones positivas. Movimientos, por lo tanto, en que lo
a. El ballet clásico, o el momento clásico del ballet cotidiano y, con mayor razón, lo vulgar, violento u ordinario, es excluido y,
El estilo académico (al que se llama comúnmente “ballet”) tiene una larga por consiguiente, de acuerdo a estas particulares convenciones, todo lo que
historia, mucho menos continua y consistente de lo que sus admiradores recuerde las funciones orgánicas (por decir algo, las funciones digestivas,
pretenden, pero fácil de caracterizar. A pesar de lo que se cree habitual- renales, circulatorias, reproductivas).Una política que lleva a procurar ocultar
mente, el origen de los rasgos actuales del ballet sólo remonta a principios la respiración, adiestrando a los bailarines en su uso meramente funcional, y
del siglo XIX, con el tratado de Gennaro Magri y, luego los de Carlo Blasis7. la transpiración, recurriendo a un vestuario especial, o a constantes salidas
Desarrollado a lo largo del siglo XIX, sobre todo en Dinamarca y la Rusia de escena para recuperar el maquillaje.
imperial, su momento clásico hay que situarlo en Rusia, entre 1880 y 1910, La idea de lo bello en el estilo académico opera, pues, sobre una es-
sobre todo bajo la influencia de Marius Petipa. tetización de un cuerpo concebido de manera mecánica. La naturalidad
del cuerpo sólo se considera aceptable si está dominada técnicamente o,
6  Las coreografías de Nijinsky son: La siesta de un fauno (1912), Juegos (1913) y La consa-
gración de la primavera (1913). La primera ha sido reconstruida y puesta en escena por el también, culturalmente. Se trata de movimientos en que la razón predo-
Ballet de la Ópera de París, en una coproducción de La Sept y NVC Arts, de 1990 que, des- mina (y debe predominar) sobre la naturaleza. En que lo bello es un valor
graciadamente sólo se encuentra en VHS. La última ha sido puesta en escena por el Ballet fuertemente cultural.
Mariinsky (ex Kirov), tras una investigación de Millisent Hodson y Kenneth Archer, y se puede
encontrar en DVD, publicado por Bel Air Classiques y Mariinsky Theater, en 2009. Guiado por esta idea racionalista, intelectual, de la belleza, y por una
7  Ver Rebecca Harris-Warrik y Bruce Alana Brown, ed.: The grotesque dancer on the eight- técnica de composición que consiste en combinar poses y pasos previa-
eenth century stage, Gennaro Magri and his world, The University of Wisconsin Press, Wis-
consin, USA, 2005. Los tratados se pueden encontrar publicados en inglés: Carlo Blasis: An 8  A los mencionados Gennaro Magri y Carlo Blasis habría que agregar, más o menos en
elementary treatise upon the theory and practice of the art of dancing, (1820), Dover Pub- orden histórico, a Christian Johansson (en la época de Petipá), Enrico Cechetti (en la com-
lications, New York, 1968; Gennaro Magri, Theoretical practical treatise on dancing (1779), pañía de Diaghilev), Agripina Vagánova (en la época soviética), Asaf Meserer (en la segunda
Dance Books, Londres, 1988. mitad del siglo XX).

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mente diseñados y aceptados como propios del estilo, el movimiento de Es en ese orden (solistas, bailarines secundarios importantes y, por fin,
centra de manera muy firme en el tronco, desde donde los brazos y las el elenco de fondo) que adquieren sentido los coros (conjuntos de bailarines
piernas se extienden haciendo visible el carácter de bisagra mecánica de las que hacen de “fondo”). Casi siempre tienen una función decorativa, respecto
articulaciones. Predominan los movimientos desde ese centro hacia afuera del lucimiento de los solistas. Pero también, en todas las obras, tienen reser-
(movimientos periféricos), tratando de presentar siempre la superficie del vado un momento protagónico. En el momento clásico del ballet (la época
cuerpo de manera abierta, expuesta, lo que es considerado como significan- de Petipá), el protagonismo del coro está estrechamente relacionado con
te de claridad, de “limpieza”. Desde el tronco, relativamente recto y rígido, una convención estética central: la inclusión en cada obra de actos de ballet
con poca oscilación de la cabeza, el predominio está en las extensiones de blanco. Las obras clásicas alternan casi siempre actos de tipo “naturalista”,
brazos y piernas, y es valorada la habilidad de desarrollar estas extensiones coloridos, diurnos, en que se usan vestuarios y escenografías que aluden a
de forma independiente, muchas veces como contrapunto entre brazo y espacios comunes (una aldea, los jardines de un palacio, un gran salón de
pierna, hasta formar poses (momentos quietos muy breves) complicadas, baile, una casa), y otros más “blancos”, en penumbras, fríos, nocturnos,
desde las cuales se sale también de formas que pretenden ser a la vez “cla- en que aparecen personajes abiertamente ficticios, que llevan la trama a
ras” y difíciles. situaciones fantásticas (sílfides, espíritus del bosque, hadas, copos de nieve),
cuyo vestuario es casi siempre blanco y artificial (el tutú romántico, suelto
La valoración central de la levedad y la verticalidad, que en el discurso
hasta más debajo de la rodilla, o el tutú clásico, tieso, horizontal desde las
de sus defensores es asociada a la elevación del espíritu humano, lleva a
caderas). Por supuesto, un vestuario destinado a hacer visibles los brazos
desarrollar toda clase de recursos destinados a producir la ilusión de que
y piernas y las destrezas que se despliegan con ellos.
el cuerpo se ha liberado del peso, de la tiranía de la gravedad. Para eso se
enfatizan los pasos en puntas (sostenidos sobre la punta dura de zapatillas Quizás, después de los grandes pas de deux, los momentos en que el coro
especiales), se organiza el acto de caminar a través de pasos elaborados a es protagónico en las escenas blancas sean los más característicos del ballet.
partir del demi-pied (levantando los talones tras cada paso), se suele girar Es en ellos se muestra ejemplarmente el privilegio de la armonía geométrica,
sobre la punta del pié, se acompañan los saltos de grandes extensiones de la destreza de las alineaciones, de los movimientos en canon o simultáneos.
brazos o piernas, se salta tratando de producir la ilusión de quedar suspen- Se muestra el mundo de orden y simetría, de tranquila levedad, y de acción
dido en medio del salto. de conjunto (en orden y “acuerdo”), que se considera expresión dancística
de la belleza. Comparados con ellos, los momentos corales en las escenas
La valoración de la calidad o la belleza de una ejecución en una obra de
naturalistas son más alegres (en general se trata de representaciones de
ballet dependen muy directamente de la destreza, precisión y claridad con
fiestas), más “movidos”, organizados con simetrías menos visibles, y más
que se lleven a cabo estos recursos. Más allá de que las obras pueden encan-
susceptibles de lucimientos por parte de figuras secundarias. En las obras
tar por la música, por el carácter fantástico del relato, por la grandiosidad
de Petipá, esos son los momentos en que se introducen las “danzas nacio-
de las puestas en escena (y, en realidad, todo contribuye), los momentos
nales”, que en realidad son fuertes estilizaciones de temas que se considera
más “balletísticos” del ballet son justamente aquellos en que el relato queda
convencionalmente, de una forma algo arbitraria, propios de una u otra cul-
suspendido, en que el vestuario y la música ocurren de manera meramente
tura (típicamente, danzas napolitanas, españolas, chinas, rusas o hindúes).
funcional, y los bailarines pueden desplegar, sin trabas y con mínimo acom-
pañamiento, sus destrezas. Los solos y pas de deux (dúos), en que se lucen
los bailarines principales, los pas de trois (tríos) o pas de catre (cuartetos), Si ampliamos la mirada a la forma en que este mundo interno de danza
son los momentos apropiados para obtener la experiencia propiamente se relaciona con las otras artes, en la puesta en escena, las dos primeras
dancística.

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cosas que se advierten es que el ballet en su momento clásico fue un estilo frentan entonces a una tarea bastante difícil: como aludir con movimientos,
marcadamente musical y narrativo. en general sin el recurso de la pantomima. Lo que ocurre casi siempre es
La referencia a la música que acompaña los movimientos es directa, ya que se establece la alusión respecto de estados de ánimo, de atmósferas,
sea siguiéndola o como contrapunto. La precisión de esta referencia o, la de momentos emotivos. Se interrumpe el relato como tal, sus detalles, pero
musicalidad de los movimientos, es muy valorada como significante de su no se interrumpe el sentido. Los momentos de ballet puro, no mimético,
precisión y, en último término, de su belleza. La música misma, sin embargo, intentan reforzar el punto dramático en que quedó el relato cuando se dio
es en rigor secundaria. Lo valorable es la musicalidad de los movimientos. paso a ese espacio de lucimiento. Las sílfides tiene que mostrar de alguna
La consecuencia de esto es que, en sentido estricto, no hacen falta músicos manera su presencia peligrosa, los espíritus que acompañan a Giselle de-
de primera línea para componer la música de un ballet. Petipá tuvo el privi- ben exhibir su metódica pretensión de castigar, los copos de nieve deben
legio de trabajar con Tchaikovsky pero, en realidad, su uso de la música es evidenciar su levedad y su pureza. De la misma manera, los bailarines prin-
funcional, y la mayor parte del tiempo sólo oficia como acompañamiento. cipales deben mostrar de algún modo que su dúo es un acto de amor, o de
Por eso, el mismo Tchaikovsky siempre consideró a su música para ballet distanciamiento, o de abandono a su destino.
como obras creadas por encargo, de las que no podía sentirse particular- Por supuesto, ni Petipá, ni sus imitadores, fueron consistentes en esta
mente orgulloso. O, si consideramos la situación desde el punto de vista construcción de teatralidad. En sus obras abundan los momentos simple-
de la música, la valoración de la calidad de la música para ballet depende mente decorativos (como el famoso pas de catre de El Lago de los Cisnes,
crucialmente de si uno ha formado sus gustos musicales siendo espectador casi un ejercicio de escuela) o aquellos cuya narratividad está insertada
de ballet, o siendo un escucha devoto de lo que en la música misma se ha de manera graciosamente artificial (como las danzas nacionales, bajo el
considerado bello en momentos estilísticos análogos al del ballet. pretexto de embajadas, carnavales o exotismos). Este carácter decorativo
La referencia textual en el ballet clásico está organizada siempre desde abunda también en el vestuario, la escenografía, el carácter fantástico de
una historia narrada de manera simple y lineal. Sin embargo aquí, también las historias, en la facilidad rítmica de la música. No hay que olvidar, para
esta narratividad general es secundaria, o meramente funcional, a la narra- encontrar sentido a todo esto, que el ballet clásico mismo, como un todo,
tividad de los propios movimientos. En general las obras tienen momentos fue un género decorativo en el marco de las pretensiones artístico culturales
más narrativos, en que la acción transcurre, avanza de un tópico a otro, y de la corte imperial rusa. Y en realidad, nunca, a pesar de los grandes cam-
otros en que la narración simplemente se detiene para dar paso al lucimiento bios de contexto político a través de los cuales ha sobrevivido, ha perdido
o de los protagonistas o del coro. También en esto hay que ser relativamente completamente ese carácter.
estricto, no es la teatralidad que se puede desplegar en esos momentos más
narrativos lo que es más relevante en el ballet, es la otra, es a la teatralidad Si consideramos al ballet clásico desde el punto de su contexto cultural e
de los movimientos mismos, que se da justamente en las escenas menos histórico, se trata, muy claramente, de un estilo sometido a las exigencias
narrativas a la que debe dirigirse toda la atención. de ser un espectáculo culto. Debe entretener (de manera elegante, sobria y
La teatralidad de los momentos no narrativos del ballet clásico es fuer- bella), no debe complicar al público. Debe mostrar destreza, “brillanteces”,
temente abstracta, depende de convenciones que requieren una cierta que admiren, asombren y, en cierto sentido, eduquen. La diferencia entre
familiaridad con el estilo. A pesar de que la acción del libreto general está el coreógrafo y los bailarines, y también entre el maestro de ballet que los
detenida, esos momentos, a los que he llamado “balletísticos”, nunca dejan forma y entrena, debe ser estrictamente vertical: una de las cosas en que
de aludir a la situación en que se encuentran dentro de la trama. Y se en- el ballet quiere educar es en el espíritu de cuerpo, disciplinado, obediente,

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capaz de arduos esfuerzos día a día, y de duros sacrificios en términos de Si se quiere apreciarlo de manera auténtica y rigurosa, el ballet resulta un
régimen físico (dieta, ejercicios, concentración exclusiva). Y todo eso debe, arte, por lo tanto, relativamente erudito. Fuertemente intertextual. Saber
de algún modo, evidenciarse en el escenario. Los seguidores del ballet lo lo que ha ocurrido desde una puesta en escena a otra suele ser importante.
saben, están básicamente de acuerdo en que esas duras reglas deben ser Y parte de su dificultad consiste en que es un arte intensamente dancístico,
seguidas, y esperan verlas hechas realidad en la escena. es decir, en que son los momentos “balletísticos”, más abstractos, más lle-
Pero, precisamente por eso, la diferencia entre los ejecutantes y el público nos de convenciones, los que son sobradamente los más relevantes. Podría
es, y debe ser, aún más acentuada. El ballet es un arte que debe ser con- parecer curioso decir que un estilo en danza que es dancístico, que es lo que
templado de una manera relativamente pasiva: ¡no vaya a subir al escenario aparentemente todo estilo debería ser como mínimo. Pero el asunto no es
por ningún motivo, por favor! Por supuesto se debe empatizar con lo que para nada obvio. Como explicaré más adelante, en términos comparativos, el
se ve. He indicado más arriba que esto es posible porque, a pesar de que estilo moderno puede ser sustancialmente más teatral, incluso más musical
para el espectador tiene un carácter eminentemente visual, la percepción y, de manera correspondiente, más simple de apreciar para un espectador
cinestésica le permite recrear en él mismo los movimientos, aunque no se común, en la medida en que las convenciones del teatro (realista) y de la
mueva. En el ballet se trata, particularmente, de que el espectador no se música (melódica) nos resultan muchísimo más familiares.
mueva. Toda su recreación debe ser interior. Tal como sería sumamente
perturbador y grosero tararear la melodía en voz alta en un concierto, se- b. La diferencia entre el ballet “clásico” y el ballet “romántico”
ría considerado grosero llevar el ritmo de los bailarines de manera visible,
Los términos “clásico” y “romántico” no se usan en el ballet de la mis-
con los brazos, los pies o la cabeza, en una obra de ballet. El asunto no es,
ma manera que en otras disciplinas artísticas. Por un lado señalan rasgos
desde luego, que el espectador sea completamente pasivo. Si eso ocurre
bastantes técnicos, en cuanto a los matices en el régimen general de mo-
simplemente no captaría nada de la obra. Es más bien que toda su atención
vimientos. Por otro lado señalan diferencias históricas obtenidas de una
y elaboración debe ser quieta y silenciosa, de tal manera que sea la obra lo
visión fuertemente mítica de su propia historia.
más importante. El centro absoluto de una obra de ballet es la obra misma.
Y se considera parte de la belleza del espectáculo como conjunto que los Desde un punto de vista histórico, hay dos momentos claramente distin-
espectadores acaten y respeten esa convención. tos en lo que se suele llamar “romanticismo” en el arte. Uno es el romanti-
cismo que se puede llamar “revolucionario” por su asociación con la época
Si tenemos en cuenta estas observaciones, encontraremos que, en prin-
y el espíritu de la Revolución Francesa (Schiller, Holderlin, Beethoven), el
cipio, puede ser bastante difícil ver una obra de ballet o, para ser más pre-
otro es el que se puede llamar “conservador” justamente por su alejamiento
ciso, ver la obra misma, su danzalidad. Es habitual que los espectadores
de ese espíritu, por su relación con la nueva sensibilidad burguesa, genera-
comunes, sin mayor familiaridad con el género, se detengan en los aspectos
lizada a partir del auge de las capas medias tras las guerras napoleónicas
relativamente anexos. En primer término en el carácter gimnástico de las
(Rossini, Chopin, Delacroix). Es a este último al que se alude en danza con
destrezas, luego en los vericuetos de la trama, o en la coordinación entre la
la expresión “ballet romántico”, comprendiendo en ello las obras creadas,
música y los movimientos, o en la fastuosidad de las puestas en escena. No
más o menos, entre 1820 y 1870. Las obras más relevantes son Giselle (Jules
hay más remedio para esto que ver mucho ballet, ver las obras una y otra
Perrot, 1841) y Coppelia (Arthur Saint-Léon, 1870).
vez, estar familiarizado con los múltiples “se supone” que las rodean, con
las variaciones más o menos audaces que cada coreógrafo que las vuelve Hay que tener presente, sin embargo, una doble mediación, que impide
a montar ha introducido. que esta asociación histórica sea estricta. Por un lado no se conserva ningu-

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na coreografía, tal como fueron creadas en esa época, en su versión original. cristiano y sentimental que se ubica, míticamente, en la baja edad media.
Todas las que se mantienen (que no son más de tres o cuatro), se conocen Pero mediado también por el hecho de que el ballet en general es un estilo
sólo a través de las reconstrucciones hechas por Petipá, a fines del siglo XIX, más bien intelectual, racional, cultural, de tal manera que todo acercamiento
y luego, a su vez, las hechas por la Escuela Soviética sobre los montajes de a la naturaleza y la espontaneidad queda bajo el imperativo de atenerse al
Petipá, en los años 40 y 50. Reconstrucciones para las que se cuenta con dominio técnico del cuerpo. Debido a esto, el adjetivo “romántico” represen-
la música, el libreto, el vestuario, la escenografía pero, en cambio, con muy ta más bien un matiz respecto del racionalismo general que un verdadero
pocas indicaciones propiamente coreográficas. Que este pasaje era un solo, contrapunto9.
que aquel un trío, que esto se bailaba en puntas o aquello con los brazos En el ballet los matices que se pueden llamar románticos se expresan en
alzados, indicaciones en que se pierden de manera dramática, justamente el énfasis en movimientos más curvos, más alargados, relativamente más
los elementos dancísticos, los movimientos mismos, que las caracterizaban. lentos y fraseados que sus correspondientes “clásicos”. El torso tiende a
De la misma manera, en términos históricos, se habla de “ballet clásico” inclinarse hacia adelante, la cabeza a inclinarse hacia un lado. Hay menos
para referir a las obras de la época de Petipá (1880-1910), sin embargo, trabajo de puntas y más trabajo de la expresividad. Las destrezas procuran
nuevamente, sólo conocemos actualmente las reconstrucciones de esas ser significantes de estados de ánimo reflexivos, o melancólicos, o nostál-
obras hechas por los coreógrafos soviéticos treinta o cuarenta años después gicos. También en términos relativos, hay menos elevaciones y giros más
de que se cierra la gran época del Ballet Imperial Ruso. pausados. Más trabajo con el flujo, una ilusión general de mayor cuidado y
Esto hace, entonces, que la diferencia entre lo clásico y lo romántico detalle en cada parte de los pasos y las frases.
en el ballet no sea propiamente histórica (aunque sea presentada de esa Frente a esto lo “clásico” se expresa en una mayor importancia del vir-
manera por sus historiadores) sino, más estrictamente, de tipo estilístico. tuosismo, de la rapidez y la fuerza, de la estrecha relación entre los valores
Refiere a matices en el régimen general de movimientos, que expresan a su rítmicos de la música y los movimientos, más cortados, correspondientes. El
vez diferencias en el planteamiento general (temático, escénico, musical). trabajo de puntas, las zapatillas duras, la agitación de las piernas, el énfasis
en los movimientos rectos y directos. En general una ilusión más de tipo
geométrico, acompañada de una expresividad más convencional. Movimien-
En general el romanticismo es una reacción frente al racionalismo moder-
tos que procuran ser significantes del orden, vigor, energía, coordinación,
no. Es la reivindicación de la emocionalidad frente al intelecto, de la natura-
equilibrio, precisión. Es decir, valores todos de tipo racionalista, derivados
leza frente a la cultura, de la espontaneidad frente al cálculo. Como actitud
de una disciplina estricta.
crítica conlleva una discursividad de tipo revolucionario, que se presenta
como rebelión, más o menos genérica, ante el intelectualismo, los excesos
de la industrialización, la mezquindad de la vida ordinaria. Como propuesta Es difícil, sobre todo para el que no está familiarizado, distinguir estos
conlleva una exaltación del heroísmo, del amor sentimental y desinteresado, matices, muchas veces bastante sutiles. Pero es una verdadera satisfacción
de la grandeza, el genio, el espíritu de aventura.
Todo esto, sin embargo, está mediado en danza por su asociación con 9  En realidad, una danza verdaderamente enmarcada en los cánones del romanticismo
(revolucionario), con su culto a la espontaneidad y la naturalidad, sólo se puede encontrar
el romanticismo conservador, en que se pasa de la exaltación más bien a en Isadora Duncan y resulta, efectivamente, un contrapunto, una postura contraria a las for-
la melancolía, de la gran aventura al pequeño drama sentimental, de la malidades del ballet. En Isadora Duncan se puede encontrar también la referencia (mítica)
asociación con la grandeza dionisíaca de los griegos al mundo más frío, al mundo griego, según las formas en que el romanticismo alemán del siglo XVIII imaginó
lo griego.

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constatarlos una vez que se han aprendido sus claves y series. La guía gene- cir, convirtieron en disciplina estricta, relativamente rígida, las convenciones
ral, externa, que se puede usar al principio es el tipo de actos o momentos creadas en la época rusa. Subordinaron muy estrictamente las técnicas de
en el libreto, y la manera en que se expresan en la escenografía y la música. interpretación, e incluso los supuestos de la composición, a las técnicas de
No es para nada extraño que los actos y escenas “blancas” estén construidos formación de bailarines, enfatizaron el uso de un vocabulario de pasos defi-
de manera romántica y las “naturalistas” de manera clásica. El caso ejemplar nido, promovieron una conciencia de continuidad histórica sin interrupción
es el segundo y cuarto actos de El Lago de los Cisnes (blancos), comparados desde las enseñanzas de Jean George Noverre (segunda mitad del siglo
con los actos primero y tercero (naturalistas). Pero también hay obras en XVIII), pasando por Petipá, hasta sus días10.
que el tenor general es de tipo romántico (como Giselle y Cascanueces), y En esta política de “academicismo academizado”, se enfatizaron los ras-
otras de tipo clásico (como La Bella Durmiente o Don Quijote). Estimaciones, gos clásicos frente a los románticos, es decir, aquellos que dependían más
por cierto, que son válidas para los montajes originales, pero que están so- estrechamente de la brillantez del lucimiento técnico, y con ellos la man-
metidas luego a las variaciones introducidas por cada coreógrafo que vuelve tención de la tradición por sobre la innovación. Por supuesto esta actitud
a montarlas. De la misma manera, en general los montajes soviéticos de creó muy luego la contraria. Y esa reacción, en realidad, ya se había dado
los años 40 y 50 enfatizaron los aspectos clásicos, sobre todo en el Bolshoi como contrapunto en la misma época rusa. Debido a la fuerza con que se
(Moscú) y el Kirov (Leningrado), en cambio se abrieron a montajes de tipo propagó este conservadurismo (que en muchos lugares aún se mantiene),
más romántico en los años 60 (sobre todo Yuri Grigorovich en el Bolshoi), prácticamente toda innovación en el modelo clásico se ha llegado a llamar
y también en los ballet más alejados de estos grandes centros, como los de “neoclásica”11.
Kiev, y las otras capitales de las diversas repúblicas.
En términos históricos la proposición de una alternativa sistemática, y sin
embargo completamente inscrita en la lógica esencial del ballet, proviene de
c. La diferencia entre ballet “clásico” y ballet “neoclásico” Alexander Gorski, que murió en 1924, poco después de la revolución rusa,
Tras su gran momento clásico (1890 – 1910) el ballet vivió una época y se mantuvo a través de Fiodor Lopukhov, cuya actividad de maestro y
de eclipse, precipitada en Rusia por la revolución bolchevique, y acentuó coreógrafo se extiende hasta fines de los años 60, a la sombra de los grandes
su decadencia en el resto de Europa (arrastrada desde 1850) a partir de la ballets soviéticos oficiales. Pero esta vertiente soviética de lo neoclásico,
Primera Guerra mundial. Los Ballets Russes, la compañía de Serge Diaghilev, originaria y profunda, ha sido tradicionalmente eclipsada por la historiografía
no sólo fueron la única gran excepción, sino también el desarrollo de impor- común de la danza, que suele atribuir tal programa más bien a Michel Foki-
tantes variaciones respecto del modelo clásico. La sobrevivencia del ballet ne (Mijail Mijailovich Fokin) y a George Balanchine (Giorgi Balanchivadze),
propiamente clásico se debe, casi exclusivamente, a su recuperación en la discípulos en su juventud, respectivamente, de Gorski y Lopukhov.
época soviética, constituyendo un modelo de tal influencia que hoy en día
es prácticamente todo lo que identificamos como ballet, o estilo académico.
10  Una consciencia de continuidad que se ha convertido en un verdadero mito institu-
Coreógrafos como Vassily Vainonen, Rotislav Zakharov y Leonid Lavro- cional, y que mantiene una relación bastante variable con lo que ocurrió efectivamente en
vsky, coreógrafos en los teatros Marinski y Bolshoi entre 1935 y 1965, y esa historia.
maestros de ballet como Agripina Vaganova, repusieron las obras de Petipá, 11  La principal fuerza que mantuvo la tradición conservadora del ballet en la época soviética
es la extraordinaria influencia que llegaron a tener dos maestros de Ballet: Agrippina Vaganova
agregaron las propias, en una política que podría ser considerada, aunque (1879-1951) y Nikolai Tarasov (1902-1975). Parte del enorme manual de Agrippina Vaganova,
parezca una redundancia, una “academización del estilo académico”. Es de- publicado originalmente en varias partes desde 1935, se puede encontrar en inglés en Ag-
rippina Vaganova: Basic Principles of Classical Ballet, Dover Publications, Nueva York, 1969.

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Los cambios se notan, en primer lugar, en las puestas en escena. Obras más bien un espectro de obras y autores que van desde propuestas más
más breves (casi nunca más de 50 minutos), sin grandes interrupciones ligadas a la tradición hasta otras que se pueden ubicar francamente en la
para lucimientos individuales; coros más protagónicos, funcionales, menos frontera del estilo moderno.
decorativos; personajes, vestuarios, movimientos, más adecuados al libreto; Curiosamente las obras de ballet académico neoclásico más próximas al
colaboración más estrecha con músicos y artistas visuales de primera línea modernismo son justamente las primeras. En particular Petrouchka (1911)
(que resultó ser el gran talento de Serge Diaghilev); mejor desarrollo de la y El Pájaro de Fuego (1910), de Michel Fokine; más ligada a la tradición
teatralidad y la expresividad de los movimientos; una relación más compleja en cambio es Espartaco (1968) de Yuri Grigorovich. Una obra notable, en
con la musicalidad. que se presentan de manera directa, en un contexto neoclásico, tanto las
En un espacio más técnico, más interno, la principal diferencia es la liber- posibilidades del ballet romántico, como las del clásico y del neoclásico, es
tad de variar sobre el vocabulario tradicional de pasos y poses, y de ir más Joyas (1967) de George Balanchine, que está compuesta como un verdadero
allá, creando pasos que sean más adecuados a cada momento de la trama. recuento de ciento cincuenta años de ballet, lleno de citas y alusiones a sus
Una mayor variabilidad del régimen de energía y flujo, que contempla más momentos estelares, y con la propuesta del propio Balanchine como eje12.
modulaciones, más contrapuntos y variaciones de un momento a otro. El
pasar desde lo geométrico a lo expresivo y viceversa, que trasciende la opo-
Como comentaré más adelante, la academización del estilo moderno
sición entre un planteo “clásico” y otro “romántico”. La variación respecto
hace difícil hoy en día establecer claramente sus diferencias con el ballet
de las reglas estrictas en cuanto al trabajo con el peso o con la verticalidad,
neoclásico. Autores como Maurice Bejart, Jiri Kylián o Hans van Manen, se
en un predominio neto, sin embargo, de estos valores, esenciales al ballet.
mueven constantemente en esta frontera. La convergencia suele resumirse
Y, por cierto, a pesar del menor protagonismo de los solistas, un conside-
bajo la fórmula, esencialmente ambigua, “danza contemporánea” o, incluso,
rable aumento de las exigencias técnicas, y de la dificultad de las destrezas
“ballet contemporáneo”. No creo que sea bueno establecer una disputa al
cinéticas que se exige de los bailarines.
respecto. Con toda seguridad sólo conduciría a una discusión un tanto esco-
Se deben enumerar también, ahora en un plano un poco más exterior, el lástica, tan ambigua como lo que se quiere resolver. El asunto práctico, más
cambio en las temáticas, en las ambientaciones, en los recursos escénicos. bien, es describir ese punto de convergencia como una categoría estilística
De los cuentos fantásticos e infantiles a cuentos más inquietantes, o direc- específica, como un aspecto de la realidad actual de la danza. Es lo que haré,
tamente a preocupaciones existenciales, la trama deja de ser meramente considerándola en el contexto de la evolución del estilo moderno.
decorativa, y se convierte en un asunto relevante. De escenarios completa-
mente despejados, con escenografía sólo en el fondo, al uso más frecuente
de elementos escénicos (sillas, muebles, columnas), que pueden interactuar
12  Se puede encontrar una reconstrucción histórica de Petrouchka, por el Ballet de la Ópera
con los ejecutantes. De escenografías convencionales, ligadas al realismo de París, en una coproducción de La Sept y NVC Arts, que lleva el título de Paris Dances Di-
pictórico simple, a propuestas más ligadas a las vanguardias pictóricas del aghilev, 1990 que, desgraciadamente sólo se encuentra en VHS. El Pájaro de Fuego ha sido
momento. El uso de la composición orquestal del siglo XX, sustancialmente puesta en escena por el Ballet Mariinsky (ex Kirov), tras una investigación de Millisent Hodson
y Kenneth Archer, y se puede encontrar en DVD (junto con La Consagración de la Primavera),
más compleja que el naturalismo de la música de ballet del siglo XIX. publicado por Bel Air Classiques y Mariinsky Theater, en 2009. Una versión histórica de Joyas
Mientras el estilo académico más clásico (incluso contemplando sus (Jewels), por el Ballet de la Ópera de Paris, se puede encontrar en DVD, editada por Opus
Arte, en 2006. Es interesante ver también Le Train Bleu (1924), coreografía de Bronislava
variantes “clásica” y “romántica”) aparece relativamente homogéneo, y Nijinska y Le Tricorne (1919), coreografía de Leonide Massine, ambas con escenografía de
consistentemente conservador, el estilo académico neoclásico contiene Pablo Picasso, que se pueden encontrar en DVD, editados por Kultur, en 2005

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5. El estilo moderno coreógrafas modernas son contemporáneas, y están plenamente conscien-
tes, de la revolución estética que representan las vanguardias pictóricas y
musicales, y esta consciencia se hace presente en sus obras.
a. El estilo moderno en general
El estilo moderno en danza se construyó explícitamente en contraposición
al estilo académico. En el discurso de todas sus fundadoras y precursoras son El estilo moderno se desarrolló de una manera más o menos paralela
recurrentes los temas del naturalismo en contra del movimiento mecánico, tanto en Estados Unidos como en Alemania. Su momento clásico en la
de la libertad expresiva en contra de la sujeción a pasos o movimientos es- formulación alemana se puede situar entre 1920 y 1935, y las obras más
tablecidos por la tradición, de la libertad corporal en contra de la disciplina representativas son las que montaron en esa época Mary Wigman y Kurt
de las escuelas académicas, que se veía como rígida e impositiva. Jooss. En Estados Unidos entre 1925 y 1940, las obras más características
son las que compusieron en esa época Martha Graham y Doris Humphrey13.
De algún modo se expresa en estos discursos una reacción a la cultura in-
dustrial y urbana, y las rigideces que introduce en las pautas de movimiento Desde un punto de vista puramente interno, cinético, la diferencia más
cotidianas: la rutina, la tendencia a formas de movimiento repetitivas, poco importante respecto del estilo académico es que la composición está or-
expresivas, la restricción sobre la expresividad y la libertad del cuerpo. Se ganizada sobre la base de frases (más que sobre poses y pasos), creadas
podría decir que los recorre una intuición generalizada en torno a la pro- especialmente, de acuerdo a los contenidos que se quiere expresar, sin un
funda conexión entre el racionalismo industrializador, la moral victoriana vocabulario previo (al menos en principio), establecido, de movimientos a
y la estetización de los movimientos mecánicos que exhibía, con orgullo, los que el coreógrafo tenga que atenerse.
el ballet. Dada esta libertad respecto de un catálogo de pasos previos, el estilo
En las creaciones dancísticas modernas impera una sensación de libe- moderno significó una extraordinaria ampliación de las posibilidades de
ración, de expansión de las posibilidades expresivas que responde tam- movimiento. Ante la convención académica de la levedad, explora todo
bién a una reivindicación de la soberanía de la persona, de la primacía de el rango de levedad – peso, a favor o en contra de la gravedad, con diver-
la esfera emotiva por sobre el cálculo racional, del derecho absoluto del sos grados de intensidad o fuerza14. De la misma manera, ante el énfasis
individuo a expresar pública y libremente sus estados emotivos internos. académico en la vertical (tronco erguido, incluso en los saltos, alineación
Reivindicaciones que responden a su vez a un momento de poderoso auge vertical de la cabeza y el tronco), desarrolla todo el ángulo de las inclina-
de las capas medias, de la sensibilidad burguesa, de un cierto hedonismo ciones posibles, del cuerpo en general, de la cabeza, los brazos, el tronco.
cultural que aspira ahora a gozar de la abundancia que se ha construido a Y, como extensión de esa política, desarrolla todo un ámbito de trabajo en
través de las penosas condiciones de vida durante las primeras etapas de el piso, con predominio directamente horizontal, al que, por supuesto, se
la industrialización. 13  El énfasis “en esa época” tiene que ver con algo que he comentado más arriba: los mis-
Como he señalado antes, en términos estilísticos, este es el espíritu ge- mos autores pueden ir modificando, a veces muy profundamente su orientación estilística. Es
preferible referir las distinciones de estilo a obras y no a autores, en sus momentos originales,
neral de los movimientos románticos. El estilo moderno en danza, en ple- más que en los sucesivos montajes y reelaboraciones que sufren luego.
no siglo XX, realiza la impronta romántica y crítica que tuvo el realismo 14  Aunque esta característica suele distinguirse como “trabajo de peso”, (o “con el peso”),
naturalista en la pintura a mediados del siglo XIX (Coubert, Corot, Millet), es importante notar que en realidad se trata de todo el rango del peso, más que un énfasis
o la novela social un poco más tarde (Balzac, Flaubert, Zolá). Un desfase, en el “dejarse caer”, o el recurso de moverse sólo a favor del empuje gravitatorio. El uso de
la ilusión de levedad es perfectamente compatible con el estilo moderno, y depende exclu-
sin embargo, que hace que la asociación se haga bastante compleja. Las sivamente de si aporta o no a los contenidos que se quiere expresar.

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asocia una serie de procedimientos de caída y recuperación, ausentes en las Sin embargo, al mirar una obra de danza moderna resulta de inmediato
técnicas académicas. evidente que todas estas ampliaciones no son el tema mismo del estilo
Ante la rigidez muscular general que impera en los movimientos aca- sino sólo eso, recursos disponibles para un objetivo. Y el gran objetivo es
démicos, se desarrolla un régimen de flexibilidad general o, más bien, de la expresión. Mientras en el estilo académico es perfectamente posible
modulación entre flexibilidad y rigidez, de acuerdo a los contenidos. Ante la danza “pura”, en el sentido de que se dé un completo protagonismo al
el predominio del equilibrio explora todo el rango del equilibrio, desde a las movimiento, con independencia de cualquier relato, en el estilo moderno
posiciones inestables y de desequilibrio hasta la estabilidad y la recuperación todo movimiento está siempre, directa o indirectamente al servicio de un
del equilibrio. Esto da origen a una serie de ilusiones, plenamente conso- contenido. Esto es porque impera lo que se puede llamar una “estética de
nantes con el espíritu general del estilo: la ilusión de que los movimientos la expresión”: el arte tiene una función comunicativa esencial, inseparable.
son aún más flexibles o curvos de lo que la estructura ósea permitiría, la Es un medio para expresar la subjetividad humana.
ilusión de que las articulaciones óseas no actúan de manera mecánica, como Por supuesto esto conlleva un cambio en la idea que se tiene de lo bello.
bisagras, son de una manera fluida, como si fuesen blandas. Ilusiones que Se opera desde una idea expresiva de la belleza, que amplía el relativo forma-
configuran un régimen de movimientos más bien orgánico que mecánico, lismo característico del estilo académico hacia la validez de un arte “feísta”,
más cercano a la naturaleza que a la disciplina y la cultura. en que lo que para el gusto común, o para los cánones académicos podría
Esta política de movimiento orgánico hace que se pueda organizar el considerarse “feo” adquiere la cualidad y la fuerza suficiente para ser cap-
movimiento desde más de un “centro” (desde el hombro hacia los dedos, o tado, de un modo trágico, como bello. En la pintura, es el caso muy notorio
desde la pelvis hacia los pies, o desde la cintura hacia los brazos y piernas), de obras como El Grito, de Eduard Munch, o Guernica, de Pablo Picasso.
en relaciones más complejas que las articulaciones académicas, en que el En la medida en que se considera al arte como acción expresiva, en las
centro corporal exclusivo corresponde sólo al centro de gravedad. Por lo obras de danza moderna siempre existe la pretensión del coreógrafo de ser
mismo, el significado de lo “aéreo” cambia: la ilusión de suspender la gra- entendido o, a la inversa, la idea de que una buena parte de la justificación
vedad, que se puede trabajar tal como en las técnicas académicas, se com- de una obra reside en aquello que expresa. Por supuesto el asunto propia-
plejiza porque, por un lado, se puede trabajar la ilusión contraria (ofrecer mente estético es el modo en que se dice algo, más que aquello que se dice.
la ilusión de que se cae más rápido de lo que efectivamente ocurre) y, por En este caso, sin embargo, la aspiración es que ambos aspectos establezcan
otro, porque no sólo se puede trabajar la elevación de todo el cuerpo, sino una relación profunda e inseparable.
también la levedad o peso diferenciados de sus diversas partes. Este imperativo de decir, y de ser entendido, ligado al imperativo no
También debido a esta política de naturalidad, ya no imperan las conven- menos intenso de innovar en el modo, hace que el estilo moderno haya
ciones que exigen ocultar la respiración, o la transpiración, o la agitación ampliado considerablemente los modos de la metáfora cinética, o de los
subjetiva. El interior, físico y emotivo, puede (y debe) aflorar, y es plenamen- recursos de tipo literario aplicados al movimiento. Las obras son, en general,
te legítimo como recurso expresivo. Esto significa integrar la respiración al referenciales pero, justamente, el punto es la manera en que lo son. Como
movimiento, usar el esfuerzo visible como recurso, aceptar la transpiración he señalado más arriba, el espectro de las referencias tiene dos ejes: uno
o las exhalaciones involuntarias como parte de lo visible. es qué tan cerca o lejos están de la mímesis, el otro es qué tan lejos o cerca
están de los pasos. En el primer eje, más o menos en orden, se podrían dis-
tinguir las referencias miméticas, las alusiones, las metáforas, las alegorías,
y las construcciones metonímicas. En el segundo eje, también más o menos

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en orden, el asunto es si la figura (literaria) está instalada en los gestos, las maneras, condujo a un progresivo agotamiento del estilo. La relación inme-
poses, los pasos, las frases, las secuencias de frases o, de manera más amplia, diatista, espontaneísta, se tradujo en una cierta tendencia a la arbitrariedad
en todo un acto, o incluso en toda la obra. La grandeza, la complejidad, por expresiva, a expensas de la paciencia de los espectadores, o a una estrategia
ejemplo, de las obras de Martha Graham, consiste justamente en el uso de de simplificación impresionista, en que las obras fueron debilitando sus
todo el espectro, de ambos ejes, creando cada vez pasos, frases, estados de contenidos en beneficio de movimientos cuya aceptación derivaba más bien
movimiento, que recorren estas posibilidades expresivas. Un caso análogo, del ejercicio de explayarse libremente, individualista y autorreferente, por
estilísticamente del mismo tipo, se puede encontrar en literatura, en un gran parte de los intérpretes, o de la simplificación de los movimientos a valores
poema como Alturas de Machu Picchu, de Pablo Neruda. rítmicos y valóricos fáciles de seguir por parte de los espectadores. Es una
Por supuesto, esta política de complejidad literaria, llevada a los movi- evolución visible en las obras de la compañía de Alvin Ailey, o en la deriva
mientos, exige una enorme atención de parte del espectador. Pero también, de la compañía José Limón.
y valga la paradoja, crea la posibilidad y tentación inversa de experimentar Por supuesto este fenómeno de agotamiento se dio también en su mo-
las obras de manera puramente impresionista, dejándose llevar sólo por sus mento en el estilo académico, por razones correspondientemente internas.
efectos melódicos o rítmicos, con independencia del mensaje eventual de El formalismo, la literalidad de las reposiciones, que se legitimó como res-
que sean portadores. Es una forma de relación que se puede tener con las peto a la disciplina y a la tradición, son las que llevaron del academicismo
sinfonías de Beethoven, con Guernica, de Pablo Picasso, o con los múltiples soviético a su apertura en las formas neoclásicas. En el caso del estilo mo-
ingenios de Altazor, de Vicente Huidobro. Asumir una simpatía básica con derno hubo también, y hay hasta hoy, un fenómeno análogo. Una forma
las formas, poner entre paréntesis lo que el autor “haya querido decir”, y de academicismo propia, que consiste en la ritualización de sus propias
experimentar los valores sonoros, pictóricos o textuales “puros”, como innovaciones formales.
tales. En la práctica, lo que suele ocurrir es que bajo la profunda impresión
de una primera experiencia, digamos “desprevenida”, ocurre esta conexión
Como se ve hasta aquí, es imposible considerar el sentido y contenido
más impresionista (en el sentido coloquial de que el espectador “ha sido
del estilo moderno sin ahondar desde el principio en sus relaciones con-
impresionado” por lo que se le presenta) y, luego, cuando se asiste una y
textuales e intertextuales. Desde luego, debido a su carácter de reacción
otra vez a la misma obra, se van descubriendo sus secretos, se asiste al
al estilo académico, y también por la manera en que expresa el auge de
proceso de develar el sentido y los detalles de su complejidad.
la sensibilidad hedonista e individualista de la cultura urbana del siglo XX.
¿Debería considerarse más auténtico, o más deseable en cualquier sen-
En Estados Unidos el estilo moderno está asociado al liberalismo de las
tido, este segundo proceso de acercamiento? En la danza moderna, más
capas medias de los blancos de la costa este, en pleno auge, siguiendo el
de alguien podría oponerse a tal consecuencia. Lo que se puede advertir al
impulso de la liberalidad alcanzada en los años 20, que se va a transformar
menos es que muchas veces, sobre todo en las obras más representativas
luego en una poderosa corriente de crítica social, ahora bajo el impacto de
del estilo, una primera impresión no basta, y ese camino es necesario. Sin
la crisis de 1929. Esto hace que el estilo, marcado por el hedonismo liberal
embargo, justamente por su pretensión de espontaneidad y naturalidad,
en boga, adquiera una impronta fuertemente política en su momento clá-
muchos coreógrafos e intérpretes se inclinan por aceptar más bien esas
sico, lo que tuvo profundas consecuencias estéticas en la esfera puramente
primeras impresiones, y esas relaciones marcadas por una espontaneidad
interna de la danza.
correspondiente.
Pero este tipo de relación contiene también un peligro que, de muchas

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Desde luego, en primer término, en las temáticas. “Por fin, en danza, po- dernos de esa época apelaron a los bailes sociales, al folklore, a las formas
demos hablar de cosas serias” afirma Martha Graham, en una crítica directa habituales de moverse, ampliando con esto el rango de movimientos que
al carácter fantástico de las tramas del ballet. La represión sobre el cuerpo se consideraron propios de “arte” de la danza, diluyendo la diferencia entre
propia del puritanismo tradicional de los blancos, los derechos civiles de arte y artesanía, entre profesionalización y arte cotidiano.
los negros, los derechos de los trabajadores en general, la guerra civil es- En este momento clásico (1925-1940) el estilo moderno fue intensamen-
pañola, la situación de los blancos pobres producto de la crisis económica, te expresivo. Por un lado se trataba de organizar las obras completamente
se convierten en los temas recurrentes. Un amplio movimiento de coreó- desde el contenido, desde el mensaje (textual, literario), por otro lado se
grafos, compañías y talleres de danza se extendió en las grandes ciudades, organizaron todos los movimientos en función de este propósito expresivo,
y creció hasta asociarse en la llamada Worker’s Dance League, cuya acción acentuando todo el rango que va desde la mímica y la alusión, hasta la alego-
se extendió desde 1932 hasta 196015. La mayoría de sus creadores habían ría y la metáfora. Esto llevó a explorar los modos, más o menos sofisticados,
sido alumnos de Martha Graham o Doris Humphrey, la historia oficial, sin de producir construcciones y efectos metafóricos con el movimiento mismo,
embargo, sólo ha destacado a estas dos grandes coreógrafas, y a su círculo ampliando la riqueza lírica de la danza en términos puramente cinéticos, lo
inmediato, escamoteando con eso no sólo el carácter político del movimien- que significó en la práctica, un gran desarrollo respecto de las metáforas
to, estrechamente asociado a la izquierda marxista norteamericana, sino las relativamente convencionales propias del ballet. Los autores querían “ser
innovaciones formales que esta conexión fue capaz de producir. entendidos”, y se hizo un enorme esfuerzo para ir más allá de la literalidad
La gran tarea de llevar la danza a los trabajadores, a los desposeídos, a mímica, y formar una audiencia capaz de experimentar sus sensaciones
los discriminados, significó para estos creadores ampliar enormemente el estéticas de maneras propiamente dancísticas, y a la vez, de un modo in-
campo de acción de su arte, que hasta entonces se pensaba apropiado sólo separable con el valor de los contenidos comunicados.
para corporalidades determinadas, y cuerpos muy entrenados. No sólo todas
las razas (es el momento del gran auge de la danza negra, con Katherine
Como he señalado más arriba, el estilo moderno en Estados Unidos derivó
Dunham, Pearl Primus, Tatley Betty, Donald McKayle, Daniel Negrin), sino
con el tiempo hacia su agotamiento. Esta fase (1945-1960) coincide, sin
a toda corporalidad (por primera vez se ensayó hacer danza con ciegos y
embargo, con su extensión a nivel internacional. En México, Chile, Argentina
discapacitados), en una política que buscaba borrar la diferencia entre el eje-
y Brasil se practicó, bajo la influencia de coreógrafos norteamericanos y
cutante y el público, hacer de todos los espectadores bailarines eventuales.
alemanes, desde los años 40. En Europa sobrevivió, fuertemente eclipsado
Esto hizo disminuir los niveles de destreza y, de manera correspondiente, por el nazismo, sobre todo en Inglaterra y Francia.
ampliar los modos del fraseo, del trabajo con el peso o con la flexibilidad,
Tal como su estética estuvo directamente determinada por sus impulsos
del trabajo con bailarines no entrenados. Asumiendo, en virtud de los con-
políticos, por el entorno16 social en que quería insertarse, también su de-
tenidos que se querían expresar, una actitud propia del vanguardismo, que
cadencia puede ser relacionada con ese entorno. Las décadas de los 40 y
sólo se convirtió en un estándar treinta años después, los coreógrafos mo-
15  Una pálida imagen de lo que este movimiento hacía en industrias, talleres, escuelas y 16  Digamos, incidentalmente, que no es casual que la “danza pura”, común al estilo aca-
plazas, a través de reconstrucciones hechas por admiradores actuales, se puede encontrar en démico neoclásico y al vanguardismo academizado (del tipo Cunningham), se preste particu-
New Dance Group, Gala Historical Concert, Retrospective 1930-1970, un concierto realizado larmente para ser analizado de manera puramente textual, mientras que el estilo moderno se
en 1993, publicado en DVD por Dancetimes Publications, en 2008. Se trata, sin embargo, de un preste sobre todo para consideraciones contextuales, y las obras de vanguardia para consid-
documento extraordinario, reconstruido con la asesoría de algunos de los autores originales, eraciones intertextuales. Cada modo de la crítica parece tener sus objetos más apropiados.
sin el cual todas estas obras simplemente se habrían perdido. Una relación, por supuesto, que no es ni exclusiva, ni excluyente.

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50 fueron una época conservadora y reaccionaria. Marcadas por la Guerra más adelante, la misma situación respecto de las vanguardias surgidas en
Fría, por un lado, y el crecimiento económico por otro. El modernismo en los años 60.
danza derivó hacia temas más de tipo existencial que político, justamente en
el sentido en que el adjetivo “existencial” designa una reacción de regreso a
b. La diferencia entre danza “expresionista” y danza “expresiva”
la problemática individual, interior, en desmedro de los contenidos sociales,
comunes, que eran el centro de lo “político”. En Alemania el gran auge del estilo moderno, y también la “época de
oro” de la danza alemana, va desde 1920 hasta 1935 o, de manera más
Pero también, en un efecto que veremos repetirse luego respecto de las
precisa, hasta 1933, año crucial en que el auge del nazismo provoca su crisis
vanguardias, derivó hacia la profesionalización, en un giro hacia el interior
y posterior colapso17.
ahora del conjunto del gremio, que se tradujo en un aumento progresivo
de la preocupación por la destreza, por la formación de los bailarines, por Nuestra impresión de que esa es una época sobre todo modernista en
las técnicas, primero de enseñanza, luego de interpretación y, como conse- danza se debe básicamente a la forma en que ha sido contada la historia
cuencia, de composición. Es decir, una evolución en que progresivamente el de la danza alemana hasta hace muy pocos años. En realidad esos son años
imaginario coreográfico fue siendo limitado por las posibilidades trazadas de en que se dio un enorme movimiento cultural en que, en todas las artes,
manera previa en las técnicas de enseñanza. Es la época en que surgen, aún hubo toda clase de experimentos vanguardistas. En ese contexto, la danza
de manera embrionaria, las técnicas Graham, desarrolladas por las alumnas participó muy de cerca en el movimiento expresionista, con muchas obras
de Martha Graham, y las técnicas Limón y Horton, ambos discípulos de y ejecutantes y, en menor medida, a través de una serie de coreógrafos
Doris Humphrey. individuales, en otros movimientos. Como ya he comentado, toda esta par-
ticipación está marcada, sin embargo, por el relativo retraso de la formación
El público de la danza moderna, que en su apogeo, en torno a 1940, llegó
de movimientos de vanguardia en danza, respecto de las otras disciplinas
a ser extraordinariamente masivo, se redujo en forma considerable. Muchas
artísticas. Eso hace que el “expresionismo” que se dio en danza sea, en rea-
compañías dejaron de funcionar y, con ellas, muchas revistas de discusión,
lidad, una forma que prolonga los grandes temas del romanticismo, sobre
talleres en escuelas e industrias, encuentros de creación y reflexión.
todo a través de su actitud anti académica.
La vitalidad crítica y expresiva, derivó hacia una cierta arbitrariedad inti-
Este romanticismo de la danza alemana es, como lo fue también el ro-
mista, subjetivista, marcada por el individualismo y por la influencia teórica
manticismo inglés en el siglo XIX, una reacción a la tendencia homoge-
de las diversas formas norteamericanas del psicoanálisis. Una política de
neizadora y represiva de la cultura industrial. Contra la rutina, la extrema
primacía del arbitrio del creador paralela a lo que el mercado de la plástica
ritualización de los movimientos, la extrema disciplina corporal, exigidas por
promovió y ensalzó como “expresionismo abstracto”, en que los coreó-
el trabajo industrial18 repetitivo, abstracto, enajenante, este expresionismo
grafos acentuaron la sutileza de sus metáforas hasta el grado de hacerlas
ilegibles por el espectador común, cuestión que en sí no tendría por qué
17  Inter Nationes, una editora asociada al Goethe Institut, ha publicado una extensa colec-
ser vista como un defecto, pero que rompió un cierto pacto implícito entre ción de documentales sobre los principales coreógrafos alemanes del siglo XX. En ellos se
coreógrafos y audiencia en torno a la función comunicativa del arte. Si los pueden ver algunos de los escasos registros originales que se conservan, todos de gran valor
espectadores que fueron educados para “entender” las obras simplemente histórico, y un cierto relato “oficial”, útil en términos contextuales, pero no muy riguroso en
la historia más interna de la danza. Todos estos documentales se pueden encontrar en las
dejaron de entenderlas, el espacio en el cual las nuevas obras podían pros- bibliotecas del Goethe Institut.
perar se descompuso, y los creadores se volvieron hacia sus propios pares 18  Y en ese mismo carácter se proyecta sobre los creadores del Butoh, en Japón, que son
como público privilegiado. Volveré a comentar estos efectos cuando aborde, todos discípulos de coreógrafos y maestros de danza japoneses formados en Alemania, bajo

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reivindicó el valor de la libertad corporal, del acercamiento a la naturaleza, por un extremo dramatismo. Debido a esto trabajó ampliamente la relación
de la esfera de las emociones frente al racionalismo. contracción – relajación, y junto a ella el eje caída – recuperación. Tanto en
Netamente menos individualista que el modernismo norteamericano, el Alemania como en Estados Unidos se exploraron las bases musculares de
expresionismo de la danza alemana promovió fuertemente el sentimien- los movimientos, complejizando la preferencia por centrar los ejes en las
to de comunidad, justamente en contraposición al efecto disgregador de estructuras óseas, propio del estilo académico. Esta educación para desa-
la cultura burguesa urbana y, con ello, desarrolló formas de expresión en rrollar la conciencia orgánica, y no sólo mecánica de los movimientos es lo
que los cuerpos están estrechamente asociados, hasta constituir una masa que aparece luego, de manera recurrente, en las diversas técnicas que se
corporal que se manifiesta como una subjetividad común. Y, precisamente llaman a sí mismas release20.
por lo mismo, promovió la subjetivización del arte, la primacía de la sub- Tal como el modernismo norteamericano, en Alemania predominó la
jetividad, ante el efecto objetivante, despersonalizador, de una cultura de idea de que la danza, como todas las artes, era un medio de expresión. De
masas anónimas, sin identidad. manera correspondiente, todas las innovaciones en el régimen de movi-
Esta primacía de la subjetividad, esta radical crítica a la despersonaliza- mientos se pusieron al servicio de ese “querer decir” característica de los
ción, generó un régimen de movimientos dramático, fuertemente teatral, en coreógrafos de esta orientación, al servicio del mensaje. Y se exploraron
que la música y el vestuario actuaron en general para reforzar la intensidad, y desarrollaron en consonancia con ese propósito. Por supuesto, tal como
para enfatizar la centralidad del sujeto. El desnudo, los pies descalzos, las en Estados Unidos, esto acentuó la teatralidad de los movimientos, y puso
manos abiertas, los brazos extendidos, se usaron como significantes de en el tapete el problema de las técnicas de actuación. En el momento más
naturalidad. Se experimentó de muchas formas con la improvisación en expresionista se apeló a una teatralidad eminentemente subjetiva, que exi-
escena, más o menos estructurada, en una política que procuraba explici- gía un compromiso fuertemente afectivo del intérprete con los contenidos
tar la creatividad del intérprete en tiempo real, en el curso mismo de una que estaba exponiendo. Por supuesto, esto condujo a una tendencia a la
obra. Un rasgo que, es bueno decirlo, sólo ha sido reconocido muchísimo sobreactuación. Es algo que se puede constatar si vemos el cine expresio-
después considerándolo, erróneamente, un descubrimiento propio de las nista de la misma época, y contrastamos las actuaciones con la naturalidad
vanguardias post modernas19. (trabajosamente construida) que impera en el cine actual. Un estilo de danza
que quería acercarse a la experiencia cotidiana, expresarla lo más fielmente
posible, terminó por esta vía, alejándose muy visiblemente de ella.
El expresionismo en la danza alemana se caracterizó, como he señalado,
La tendencia a la sobreactuación fue muy discutida desde fines de los
años 20. Algunos críticos la asimilaron al sentimentalismo burgués, de cor-
la influencia de Mary Wigman y de Harald Kreutzberg.
te conservador, como había ocurrido en el romanticismo conservador del
19  La improvisación, que en la danza norteamericana deriva del jazz, puede ser usada
como forma de apresto (para formar bailarines), o como forma de composición (improvisar siglo XIX. Otros fueron capaces de intuir la tendencia, entonces en pleno
y luego fijar las frases). En estas dos maneras es propia del modernismo en general. Pero su desarrollo, que llevaba de la acentuación de la esfera emotiva a un clima
uso en las obras mismas, en tiempo real, siempre fue resistido, considerándolo incluso una
falta de profesionalismo, o una falta de seriedad. Sólo el expresionismo alemán de los años
20, y luego las vanguardias de los años 60, la han considerado como una práctica válida, so- 20  El primer texto en que esta preocupación se aborda es el de Mabel E. Todd: The Thinking
bre la base de contextos teóricos muy distintos en ambos casos. En los años 90, en Europa, Body (1937), Dance Horizons Book, 1968. Aparece como una sistematización, en un momento
coreógrafos como Julyen Hamilton, Aline Lecler y Jules Beckman recurrieron a lo que llaman relativamente tardío, en que el tema ya ha sido ampliamente discutido por los coreógrafos y
“improvisación en tiempo real” como manera de resistir el convencionalismo academizado teóricos modernistas de la época. Su influencia, sin embargo, solo se difunde a partir de los
que se había apoderado de las vanguardias. años 60, con el renacimiento del modernismo, ahora academizado.

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de exaltación que operó como facilitador del auge nacionalsocialista, una La primera gran diferencia que plantean las obras de Jooss es que bajan
vertiente política que usó la exaltación de las masas guiándola hacia el fa- considerablemente el clima emotivo en juego. Esto acarrea no sólo una
natismo y la obediencia. A través de una deriva que ha sido muy estudiada cierta disminución de la teatralidad (la política de gestos y poses), sino su
posteriormente, la desesperación general, arrastrada desde la derrota en conversión más activa a movimientos, es decir, un paso relativo de la mími-
la Primera Guerra Mundial y la gran crisis económica, fue convertida pro- ca a las metáforas establecidas con el conjunto del cuerpo. Pero, a la vez,
gresivamente en una necesidad compulsiva de orden y mando, que Hitler acarrea una relativa estilización de los movimientos mismos. Se alargan los
encarnó de manera muy eficaz. El paso de muchos de los artistas que for- fraseos, se pone énfasis en las extensiones de brazos y piernas, aumentan
maron parte del expresionismo alemán a este nuevo orden de disciplina, ver- las elevaciones, se hace relevante la exposición más clara y abierta del cuer-
ticalidad, obediencia, exaltación nacionalista, que contradecía visiblemente po. Siendo, siempre, un estilo marcado por la teatralidad, todo se hace más
sus propios ideales, originariamente libertarios, es uno de los fenómenos leve, de algún modo más elegante y, a pesar de los temas, más armónico.
más oscuros en el arte del siglo XX. Con Jooss vuelve la idea de expresar belleza, y de hacer de esta proyec-
En danza, muy notoriamente Mary Wigman y Rudolf Laban son los mejo- ción de un actuar bello un medio para la eficacia del mensaje. Pero vuelve
res ejemplos. Wigman nunca rompió explícitamente con el nazismo. Laban también, con ella, la preocupación por la armonía, por la claridad del men-
sólo se distanció en plena guerra, después de haber organizado los grandes saje, por la claridad de la puesta en escena. Jooss trata de facilitar las cosas
actos de masas del nazismo (cuya culminación se da en la inauguración al espectador, por razones políticas y estéticas. Y la principal facilidad está
de las Olimpíadas de Berlín, en 1936), es decir, después de haber creado en producir básicamente un sentimiento de empatía, de agrado básico y
la fórmula coreográfica que se considera hasta hoy como propia de los consenso, muy lejano al compromiso revulsivo, emocional, cuestionador en
regímenes totalitarios. el plano anímico y físico, planteado por Mary Wigman.
La discusión se dio en términos estéticos. Los pintores de la corriente La consecuencia inmediata de estas opciones es el énfasis en la “limpieza”
llamada “Nueva Objetividad” (George Grosz, Max Beckmann, Otto Müller) de los movimientos, una preocupación propia del estilo académico. Aumenta
criticaron, desde principios de los años 20, el subjetivismo extremo del sensiblemente el grado de destreza física que se exige a los intérpretes, y
expresionismo. Propusieron obras en que enfatizaron lo simple, lo repre- se inscribe en ella, y a partir de ella, la demanda sobre las destrezas expre-
sentativo, la claridad de las formas, en que se apartaron de las emociones sivas. Esto hace que Jooss necesite formar físicamente a sus bailarines, a
acentuadas, de la mística de tipo religioso, de los pigmentos recargados, diferencia de la “formación” que ocurre en la compañía Wigman, que es
del ambiente cercano al exceso o al éxtasis. En danza estas posturas fueron más una serie de emplazamientos de tipo psicológico y emotivo destinados
defendidas por Kurt Jooss, explícitamente en contraposición a las obras de a desarrollar las motivaciones internas que una serie de ejercicios, físicos
Mary Wigman. en primer lugar, y conversados y motivados luego. Esa es la gran tarea de
Jooss tenía ya una cierta trayectoria en el expresionismo de Laban cuando Sigurd Leeder, la elaboración progresiva de un método de enseñanza que
formó su propia compañía, en colaboración con Sigurd Leeder. Se esforzó a la larga, y en contra de su propio propósito, mucho más acotado, se llegó
por marcar la diferencia llamando “ausdrucktanz” a su línea de trabajo. Al a conocer como “técnica Leeder”.
castellano se puede traducir esto como “danza expresiva”, fórmula que, La danza expresiva llevó la teatralidad a un espacio de emociones repre-
dada la discusión anterior, adquiere una connotación técnica: se trata de sentadas (lo mejor posible) en lugar de las emociones directamente vividas
una forma alternativa a la que se puede llamar “expresionista”. en el curso de las obras, predicada por Mary Wigman. Pero llevó también la
danzalidad a un espacio netamente más representacional. Los movimientos

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no son ya directamente el asunto, sino medios para un objetivo más bien También Isadora Duncan fue contemporánea hace cien años. Incluso los crí-
de tipo literario. Bajo su influencia, que se extendió con muy bajo perfil a ticos, refiriéndose a las vanguardias pictóricas actuales (siempre muy abun-
lo largo de los años 50 y 60, una nueva generación de coreógrafos, en los dantes), han empezado a hablar de movimientos “post contemporáneos”,
años 70, quiso rescatar la danza alemana de las influencias soviéticas y lo que, como es evidente, no hace más que prolongar la ambigüedad. Falta
norteamericanas, creando un movimiento de danza teatro, creyendo así una designación que sea realmente general y útil, y no la voy a proponer
restaurar lo que el nazismo y la post guerra habían extinguido. aquí, puesto que me interesa más el cambio ocurrido que su categorización.
La danza teatro de los años 70, que ha sido llamada, de manera bastan-
te confusa, “neo expresionista”, opera ya, sin embargo, en otro contexto, Más útil es tratar de especificar en qué consiste, y cuál es el origen, del
muy lejano al que hizo posible al expresionismo. Es paralelo al primer mo- fenómeno que llamo “academización”. Se trata de un fenómeno en el ám-
vimiento dancístico propiamente vanguardista, por lo que ha sido conside- bito de la institucionalidad del arte, pero que tiene profundos efectos en el
rada, también de manera confusa, como una expresión de vanguardia. Hay plano estético y estilístico.
dos razones, bastante notorias, para considerar que esta es una atribución
Academia, académico, academizado, son términos que refieren, en pri-
estilística errónea. La primera es su carácter, y su programa explícito, de
mer lugar, a un arte desarrollado a partir de escuelas que no sólo forman
reconstrucción de la danza expresionista de los años 20, cuestión que no
(inician) a los artistas, sino que imprimen en ellos modelos definidos que
logra en absoluto, y a la que renuncia muy pronto. La segunda es mucho
acotan su universo creativo a un conjunto de convenciones que se evalúan
más interna, técnica: su orientación general marcada por el desarrollo de
como lo “correcto”, lo “estéticamente aceptable”, y también, casi siempre,
la destreza y la levedad física, que la aleja sensiblemente del programa
se asocian con connotaciones como “seriedad”, “profesionalismo”, “alta
revoltoso de la vanguardia dancística norteamericana, de la misma época.
calidad artística”. Escuelas que llegan a determinar las formas adecuadas,
La danza teatro, para decirlo de una manera más directa y concisa, nace llegan a actuar como “directores del gusto”, e incluso a establecer condicio-
y se desarrolla marcada por la academización del estilo moderno, defendida namientos sobre la aceptación y circulación de obras y autores en función
explícitamente por Jooss a partir de los años 60. de esos criterios.
Se trata de una forma de organizar el mundo del arte que se originó en
c. El estilo moderno academizado Francia, a mediados del siglo XVII, muy frecuente en los países latinos y
Kurt Jooss no fue el único que defendió la convergencia entre el estilo eslavos (Francia, España, Italia, Rusia, Polonia), y relativamente raro en los
académico y el estilo moderno. Independientemente de su influencia, resultó países anglosajones y germánicos (Inglaterra, Alemania, Estados Unidos),
una fórmula de mucho éxito. Para los seguidores de la tradición del ballet21 y que alcanzó su culminación a mediados del siglo XIX. Una organización
se trata de “ballet contemporáneo”, mucho más usada es la expresión “dan- dominada por el mecenazgo estatal, que opera como sustento de la exis-
za contemporánea”. Un éxito tal que merece ser especificada como una tencia misma de los artistas, pero también de las escuelas que los forman
orientación estilística nueva. y condicionan.
Por supuesto el adjetivo “contemporáneo” es absolutamente ambiguo. En principio, considerada más bien en abstracto, este fomento estatal
del arte, y esta función formadora de las escuelas, podría ser vista como
21  Parte del enorme manual de Agrippina Vaganova, publicado originalmente en varias positiva o, al menos, no tendría por qué alcanzar alguna particular conno-
partes desde 1935, se puede encontrar en inglés en Agrippina Vaganova: Basic Principles of tación estética. La práctica histórica, sin embargo, muestra una constante
Classical Ballet, Dover Publications, Nueva York, 1969.

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interferencia entre criterios escolares y burocráticos y la libertad creativa. complemento de esa tendencia: el “arte de mercado”. Puesto al servicio de
Y, a partir de ella, una consistente tendencia a la decadencia de las formas la visibilidad del poder, y luego puesto al servicio del espectáculo, que no es
academizadas. sino una forma bastante más sutil de ejercer poder, el arte adquiere o una
Sin que haya ninguna necesidad especial, quizás en virtud de una lógi- función pedagógica (a través de mensajes genéricos, no agresivos), o una
ca muy profunda residente en toda forma de institucionalización, el arte función de adorno (a través de una “estética de lo bonito”), destinada más
académico tiende a la repetición más o menos mecánica, tiende al adorno a la simplicidad del gusto que a la complejidad de la experiencia artística.
de lo ya establecido, se hace progresivamente conservador, en las formas No es extraño que las vanguardias históricas hayan reaccionado en forma
(incluso más que en los contenidos), que es lo propiamente artístico. Pri- tan radical contra este panorama.
vilegia la destreza sobre la creatividad, el oficio por sobre el ingenio, una
cierta trivialización por sobre el desafío y el experimento. En el caso de la danza, como también en el concierto sinfónico, la ópe-
En la medida en que gira en torno al “arte por encargo”, tiende a diluir ra, los grandes montajes de teatro, la relación con el mecenazgo parece
el desafío y la interpelación al espectador, y a promover una estética de obligada. Aparentemente se trata de montajes costosos, de grandes nece-
“lo bonito”, a través de los cual se suaviza sustancialmente todo efecto sidades de coordinación y disciplina entre sus ejecutantes, de la necesidad
dramático. Tiende a la estilización, a la alusión más o menos genérica, a la de destrezas desarrolladas para realizar con éxito tales coordinaciones. Lo
parábola más bien moralizante. Privilegia, por supuesto, la habilidad técnica que ocurre con estas racionalizaciones, sin embargo, es que padecen de un
al modo, y según las formas, en que ha sido formada por la escuela, lo que, cierto círculo argumental: no es claro que lo costoso de los montajes sea el
a su vez, separa al espectador del artista del mismo modo como se produce origen de la necesidad de grandes mecenas o, perfectamente a la inversa,
la distancia entre un especialista (“ha estudiado para ser artista”) y un lego que sean los grandes mecenas los que promueven la grandiosidad de los
(“su única formación es asistir como público del arte”). Esta distancia entre montajes en virtud de sus propias necesidades de lucimiento y legitimación,
el que sí sabe, y el que sólo es espectador (y admirador), no sólo produce externas al arte. Para decirlo de manera más general, no necesariamente es
un público relativamente pasivo, sino también una relación distanciada con la complejidad del arte la que lleva a su institucionalización, es más probable
las obras mismas, que separa al arte, como espacio o evento especial, ex- que sea su institucionalización, promovida por necesidades exteriores al
traordinario (por su belleza, o por su elaboración técnica), frente a la vida arte, la que precipita su complicación, su énfasis en un cierto barroquismo
común, cotidiana. confiable, leve, bien adiestrado, que se preste para esos propósitos externos.
No es extraño que el arte académico sea por excelencia, el arte de los Para apoyar esta idea hay abundante material empírico. Desde luego la
museos y los teatros. El rango extraordinario de la obra (y, por extensión, creación de la Academia de Ballet, hacia 1660, por el monarca absoluto de
del artista), lo hace propicio al fomento de la idea de “genio”, de “trascen- Francia, también la función de adorno culto del poder que llegó a tener el
dencia” e “intemporalidad”, y desde ellas, a una estética en que lo bello es ballet en la Rusia Imperial y luego, casi en la misma lógica, en la Rusia Sovié-
entendido de maneras más o menos formales. tica. Agreguemos aún la promoción explícita del ballet en Estados Unidos
En su origen, el arte académico fue un “arte de Estado”. Formó parte de la en los años 50 y 60, y su uso como un elemento más en la Guerra Fría, en
necesidad de visibilidad del poder, un rasgo típico del auge de las monarquías la curiosa “balletización” de la danza alemana por parte de ambos bandos
europeas a lo largo de toda la modernidad. El siglo XX acarreó un cambio de ocupación tras la Segunda Guerra Mundial.
significativo, que lejos de ser contradictorio, ha operado como perfecto

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Pero también se pueden invocar situaciones y necesidades mucho me- una técnica particular, susceptible de ser registrada en un manual al estilo,
nores, más prosaicas. El recurso a la institucionalización de la danza es una por ejemplo, del Manual de Agrippina Vaganova, que imperaba en el ballet
forma, algo dramática, a través de la cual los grandes coreógrafos pudieron, . Su énfasis era, siempre, la primacía de la expresión, y de la creatividad del
lisa y llanamente, sobrevivir. La danza moderna ha sido siempre, y aún es, coreógrafo, por sobre los recursos técnicos o, para decirlo de otra manera,
un arte relativamente marginal. Cuenta con un público estable infinita- sus énfasis distinguían claramente las técnicas usadas para la formación de
mente menor al de la literatura, la música o el cine (que han alcanzado las bailarines, de las eventuales “técnicas” de composición, que consideraba
dimensiones de “arte industria”), y también que el de la plástica que, con una esfera propia y exclusiva de cada creador.
instalaciones mucho menos costosas, puede mantener una afluencia de pú- Una y otra vez, los coreógrafos de la época clásica del estilo moderno
blico relativamente barata. Su posición es claramente desventajosa incluso formaron escuelas, y una y otra vez, durante esa época, marcaron un énfasis
respecto del teatro, o la ópera, que han logrado posicionarse con éxito en análogo al formulado por Leeder, en torno a la libertad de la creación y la
el mercado del arte, a pesar de tener características similares. expresión. Entre esas muchas escuelas resultaron muy significativas, por su
El fenómeno ha afectado tradicionalmente, desde principios del siglo XX, proyección histórica, las que estaban asociadas a las compañías de Martha
mucho más directamente a los coreógrafos modernos o de vanguardia que Graham y de Doris Humphrey y Charles Weidman (de la que egresaron José
a los, ya academizados, del ballet. Inicialmente bailarín, luego esforzada- Limón y Lester Horton); la academia formada por la alemana Hanya Holm,
mente coreógrafo, los grandes creadores de la danza moderna encontraron en 1941, en Nueva York; el Laban Center, originado en la escuela formada
enormes dificultades para mantener compañías relativamente estables. por Rudolf Laban en Londres en los años 50; y las escuelas de danza, aso-
El recurso más frecuente, muy usado hasta el día de hoy, fue establecer ciadas a universidades estatales, fundadas en Chile, México y Argentina,
de manera paralela talleres de enseñanza, que luego se convirtieron en por discípulos de los anteriores.
pequeñas escuelas o academias. El primer caso, de enorme importancia
histórica, es la Escuela Denishawn, que mantuvieron Ruth Saint Denis y Sin embargo, no basta con que haya escuela (academia) para que haya
Edward Shawn entre 1915 y 1930 en Estados Unidos. Lo más común, hasta “academización”. Este último término debe ser entendido más bien como
el día de hoy, es el pequeño taller que todo gran coreógrafo ha mantenido un enfático: designa un grado extremo de las consecuencias que derivan
como espacio de ensayos de sus compañías, por un lado, y de enseñanza a de la institucionalización de la enseñanza. Unas consecuencias que deben
un público más amplio que el de sus propios bailarines por otro. ser establecidas a partir de la lógica que tuvo un estilo inicialmente, de la
Kurt Jooss y Sigurd Leeder ya habían formado una escuela antes de la que alcanzó su pleno desarrollo en lo que he llamado “momento clásico”.
época nazi, la Folkwang Schule, en Essen, que dirigieron entre 1927 y 1933, La primera de estas consecuencias es el radical cambio en la relación
en la que aplicó su entusiasmo por la eukinética, como una técnica capaz con las técnicas. No sólo aparecen técnicas específicas de enseñanza sino
de fusionar el análisis de movimiento, y la tendencia expresiva del estilo que, como ya he señalado, estas técnicas tienden a extenderse, operando
moderno, desarrollada sobre todo por Lisa Ullmann y Gertrud Snell, ambas como modelos en la interpretación y en la composición. El paso siguiente
discípulas de Laban. En la época nazi trató de reproducir esa experiencia en es la convergencia de estos tres espacios que, al hacerse indistinguibles, se
Londres, entre 1934 y 1947, y luego de nuevo en Alemania, tras su vuelta a convierten en un conjunto de criterios para evaluar las obras. La evaluación
Essen en 1948. Es notable, sin embargo, que hasta en una época tan tardía se hace “objetiva”, es decir, opera contrastando las obras con los modelos
como 1962, durante su enseñanza en Chile, Sigurd Leeder se resistiera a de formación de destrezas, por sobre la evaluación plenamente “subjetiva”,
referirse a su enseñanza, que hoy se conoce como “técnica Leeder” como

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que era la tradicional, en que se privilegiaba plenamente la consideración La academización del estilo moderno coincide también con una nueva
de la expresividad. profundización de un fenómeno muy característico del siglo XX: la masifi-
Desde luego este énfasis en la formación técnica eleva sustancialmente cación de la sensibilidad individualista y hedonista de las capas medias rela-
el nivel de las destrezas físicas exigidas a los bailarines, y puestas en juego tivamente acomodadas. Después de las décadas reaccionarias, que fueron
en las obras, con las consiguientes exigencias respecto de la corporalidad los años 40 y 50, y recuperando el impulso cultural de los “locos 20”, los
adecuada para su ejecución. Esto tiene el efecto inmediato de alejar al intér- ahora “locos 60” son un momento en que la prosperidad acumulada tras la
prete (que ahora es y debe ser un especialista) del público (que es reducido Segunda Guerra Mundial emerge como una demanda masiva por un “buen
a una posición relativamente pasiva) y, por lo mismo, entre el arte (que vivir”, por la realización individual plena, por la liberación corporal. Todo
vuelve a la lógica de las “bellas artes”) y la artesanía (que vuelve al lugar de esto, tal como ocurrió a fines de los años 20, se convirtió rápidamente en un
la práctica común que se distingue como “baile”). amplio y variado movimiento de carácter político, en demanda de mayores
libertades civiles, de la realización de derechos postergados. Un fenómeno
Pero este aumento de las destrezas cinéticas va acompañado de un cam-
que se extendió, desde fines de los 60 y a lo largo de los años 70, a las capas
bio en el régimen general de los movimientos, con lo que las consecuencias
medias de América Latina y los países más desarrollados de África y Asia.
de la institucionalización llegan al núcleo propiamente estético de la danza.
Las destrezas privilegiadas resultan ser, nuevamente, la elevación, la leve- La danza moderna había decaído progresivamente desde 1945. Dismi-
dad, la ilusión de agilidad. Junto a ello, aumentan de manera notoria el uso nuyeron los públicos, se disolvieron muchas compañías, las escuelas que se
general de la fuerza, de la rapidez, de los flujos entrecortados, que requieren mantuvieron sobrevivieron en una relativa marginalidad. De pronto, desde
alta habilidad. Nuevamente los saltos, los giros complejos, las extensiones 1960 en adelante en Estados Unidos, se asistió a un inesperado boom de las
muy amplias de brazos y piernas, se convierten en tópicos centrales de la escuelas. Se produjo un aumento muy rápido y muy masivo de la demanda
composición. Por supuesto, digo “nuevamente” por el retorno que todas de “estudiar danza”. Las escuelas se llenaron y crecieron enormemente.
estas características significan a los criterios tradicionales del ballet. Miles y miles de jóvenes se acercaron a la práctica de la danza, sobre todo
en su versión moderna, pero también en las escuelas de ballet, y en los na-
La consistencia de este relativo “retorno” se puede extender a la puesta
cientes grupos de vanguardia. La industria del disco, el nuevo cine musical
en escena. La participación de los elementos sonoros se simplifica, impe-
que se hacía cargo de la revolución en la música popular, contribuyeron y
rando una relación más directa, más musical, que tiende al adorno. Como
magnificaron este interés. De alguna manera West Side Story, la notable
también se estilizan sistemáticamente el vestuario, las escenografías, el uso
obra de Leonard Bernstein, coreografiada para Broadway por Jerome Rob-
de la luz, imperando la escena completamente despejada y una disminución
bins, puede ser considerada un punto crucial de este fenómeno22. Con igual
en el uso de objetos como elementos escénicos.
rapidez, a lo largo de los 60, se refundaron las compañías, y aumentaron
De la misma manera cambia la relación de la danza con la política, que fue enormemente las audiencias de Martha Graham, José Limón y Alvin Ailey,
uno de los temas centrales del modernismo en su momento clásico. Desde y las academias correspondientes se convirtieron en instituciones financia-
“bailar con ellos” se vuelve a un “bailar para ellos”, una posición en que la das por el Estado, y promovidas como parte de una nueva política cultural,
danza vuelve al escenario convencional, enfatiza su condición de espectá- menos conservadora que la de las décadas anteriores.
culo culto, y se convierte, para su desgracia, en una suerte de ilustración o,
en el peor de los casos, adorno, del discurso político. 22  Estrenada en 1957, en el Winter Garden Theater de Nueva York, fue llevada al cine por
el director Robert Wise, en 1961. Se puede encontrar fácilmente en DVD, bajo el título que
se le dio en castellano: Amor sin barreras.

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El fenómeno de “boom de la danza” se repitió en Europa, a lo largo de simplemente sociales o, en una notable deriva, una década más tarde, una
los años 70, y luego en América Latina, desde principios de los 80. El esti- utilidad de tipo terapéutico.
lo moderno, bajo su nueva modalidad, se convirtió en objeto favorito del
creciente mecenazgo estatal, en el marco de políticas culturales activas,
Para el espectador, el estilo moderno academizado es distinguible del
que usaron el arte como elemento no sólo del aura del poder, sino como
ballet en primer término por la ausencia de ciertos rasgos y tópicos muy
medio de formar y satisfacer clientelas políticas de nuevo tipo, que apuntan
notorios: los movimientos en puntas, los tutús clásicos o románticos, los
a capas medias que ha elevado sustancialmente sus niveles educacionales,
libretos infantiles e inocuos. De una manera más técnica, se advertirá tam-
y sus posibilidades de acceso a la cultura. Es importante notar, bajo estas
bién la ausencia de los pasos típicos del ballet, los pas de deux (dúos) o pas
mismas premisas, que también el ballet recibió en este contexto un pode-
de trois (tríos), o de los movimientos ornamentales del coro.
roso impulso de parte de los mecenas estatales y privados, constituyéndose
en un segmento, social y culturalmente más exclusivo, del mismo tipo de En general las obras modernas de este tipo, que son llamadas habitual-
política cultural. mente “contemporáneas”, son más cortas, más vistosas e iluminadas que
las de ballet. Los libretos son mucho más sofisticados, aunque se tiende a
El modernismo academizado en danza se convirtió así en una expresión
obras de “danza pura”, es decir, no narrativa, aunque con una firme y direc-
artística y cultural privilegiada de estas nuevas capas medias. El enorme
ta base en la música. Las puestas en escena más despejadas, de acuerdo a
aumento de la cultura visual, hecho posible por los nuevos medios de comu-
propuestas plásticas más actuales en el orden pictórico y en los recursos de
nicación y la completa democratización del libro ilustrado, hizo que no fuera
iluminación. En un ambiente general en que impera, tal como en el ballet,
ya la plástica, como ocurrió en los años 20, el signo de este nuevo modo
la “limpieza”, la claridad, la exposición corporal, el lucimiento de destrezas,
de acceso al arte, con todas sus connotaciones de estatus, y de consumo
muy por sobre la intensidad o el dramatismo del contenido.
cultural, sino el asistir a espectáculos diseñados como artes escénicas. Junto
a la danza (moderna y ballet), se produce también un auge del concierto
sinfónico, de la ópera y, de manera más diversificada, del teatro. Quizás los autores más característicos sean Alvin Ailey, Jiri Kylián, Hans
Se podría hablar hoy de una “gran danza moderna”, para hacer con ella van Manen23. Sin embargo, la mayor parte de los coreógrafos que actúan
un contrapunto respecto de su extensión en innumerables compañías me- como directores artísticos de las compañías de ballet más importantes in-
nores, comparable a la “gran ópera” o la gran orquesta sinfónica. Una forma corporan obras de este tipo a sus repertorios, completando la convergencia
de danza que se articula en grandes espectáculos, en que impera la “lógica con el ballet en un nivel programático. El caso más característico es el del
de lo bonito”, de lo relativamente leve, que ofrece en términos cinéticos un Ballet de la Ópera de Paris, cuya versatilidad y amplitud de repertorio se
nuevo modelo de elegancia y levedad, que opera como adorno artístico de mantiene, sin embargo, en torno a estas dos orientaciones. Frente a un
la cultura oficial, y cumple de esta manera con las mismas funciones sociales repertorio que se atiene a estos criterios generales, la verdad es que la
que tuvo y tiene el ballet académico. diferencia estilística eventual entre las obras se diluye completamente en
el plano puramente interno, y se mantiene más bien como un conjunto de
Pero este auge significó también un nuevo interés en la práctica misma
convenciones y tradiciones conservadoras, puestas junto a innovaciones
de la danza. Se produjo un aumento enorme de las pequeñas compañías,
casi ocasionales, formadas por bailarines no profesionales, que han asistido 23  Se pueden ver claros ejemplos en Four by Kylián (1983), con coreografías de Jiri Kylián
a talleres. Y también una extensión de su práctica por simples aficiona- para el Nederlands Dans Theater, publicada por Kultur; la edición Hans van Manen (2007)
de Arthaus Musik, con coreografías de este autor para el Nederlands Dans Theater y el Het
dos, para los cuales su ejercicio no tiene ya connotaciones artísticas, sino Nationale Ballet; y en Brel Barbara (2005), coreografía de Maurice Bejart, publicada por
Éditions Jacques Brel. Todos disponibles en DVD.

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más bien exteriores, que mantienen, renovado y enriquecido, el espíritu de la ilusión de la mímesis, de la idea tradicional de que se podía representar
más interno y propio del ballet. de manera “realista”. Es decir, la crisis de una política mimética, pero no de
la referencialidad en general. Y, en eso, la mayor parte de las vanguardias
históricas mantienen una impronta modernista. Un modernismo que han
6. Las Vanguardias en Danza
ampliado y enriquecido.

a. El vanguardismo en general
Pero hay una dimensión más sutil en que esa lógica de la representación
A pesar de la estrecha vinculación con el clima político y el activismo so- sí se ha alterado de una manera fundamental. Las obras ya no se limitan
cial de su época (1890-1925), desde un punto de vista puramente estético, a situarse frente a lo que re-presentan (presentan de nuevo), sino que se
las vanguardias históricas significaron un viraje más bien hacia el interior del adelantan a intervenir en, a trabajar con, aquello a lo que refieren. No se
propio campo artístico. Mientras lo que se podría llamar modernismo pictó- limitan a mostrar algo que permanece exterior, más bien hacen algo con
rico (el romanticismo revolucionario, el realismo de los socialistas utópicos) aquello a lo que aluden: lo intervienen directamente, lo interpelan o em-
implicaba la propuesta de hacer política con el arte (el arte como instru- plazan, buscan subvertirlo.
mento político), la actitud de la vanguardia fue más bien hacer política en
El cuadro que, concebido en un contexto mercantil, debe adornar, o
el arte: la revolución estética como otra dimensión de la revolución general.
promover la contemplación armoniosa y satisfacerla, irrumpe ahora, inte-
Esto llevó a que la preocupación primera, el gran tema de las obras, fuese rrumpiendo la armonía, subvirtiendo las rutinas del espacio que coloniza. Si
la subversión operada sobre los propios medios expresivos. Las sonoridades, el modernismo amplió la idea de lo bello hasta contemplar obras “feístas”,
los coloridos, las formas, los materiales, los soportes, pasaron a ser centrales. que producen el sentimiento de lo bello desde lo dramático o lo trágico,
Expandir esos medios, experimentar con ellos, alterarlos, sacarlos de las las vanguardias, ahora, van a proponer un arte directamente “feo”, que no
rutinas en que habían sido ordenados por el arte académico, mezclarlos, se pueda ser resignificado como belleza ni aún a partir de la sensación trágica.
convirtieron en propuestas que hacían eco en la propia actividad del arte Recurren al “mal gusto”, a lo chocante, a lo grosero, con la esperanza máxi-
de la subversión de la vida social en que se situaba. ma de remover la sensibilidad burguesa adormecida, o simplemente con la
Se suele aludir a este proceso como “fin de la lógica de la representación”: esperanza mínima de agregar una dosis de caos rupturista a una realidad
las obras ya no re-presentan algo definido de la realidad exterior a ellas. La que merece ser derrocada integralmente.
más mínima revisión de la plástica de la época muestra, sin embargo, que Este hacer el caos, o la ruptura, es el que trasciende la lógica del mostrar
esta fórmula, como caracterización general, dista mucho de ser rigurosa. (re-presentar). De una política pedagógica (mostrar) se ha pasado a una
La mayor parte de las obras siguen siendo perfectamente referenciales, política de acción directa (subvertir). Y esta subversión ocurre en dos pla-
abundan incluso las que aún se pueden considerar como figurativas. nos: el de la obra misma, donde los materiales expresivos son radicalmente
Lo que ha ocurrido más bien es una sustancial complejización de lo re- alterados, y el del espacio en que la obra irrumpe, alterando el orden esta-
presentado: re-presentar, por ejemplo, lo inconsciente, o atmósferas con blecido. Como explicaré luego, es la frágil conexión entre estos dos planos
contenido, pero no figurativas. Ha ocurrido una complejización de los modos la que caracteriza a las vanguardias históricas, y las distingue visiblemente
de representar: componiendo en collage, recurriendo a la alegoría, o a la de las vanguardias contemporáneas.
metonimia. Y ha ocurrido, desde luego, un distanciamiento general respecto

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El resultado de las consideraciones anteriores, en términos puramente b. Vanguardismos en danza
estilísticos, es que se deben considerar obras de vanguardia, o vanguar- Pero es respecto de estos aspectos intertextuales y contextuales, res-
distas, a aquellas en que el eje de su composición es la experimentación y pecto de toda esa sociología de hecho que se da en el campo artístico desde
subversión del propio medio expresivo, y de su entorno inmediato. fines del siglo XIX, que la danza, como ya he indicado, se encuentra en una
Pero esta consideración interna no agota el significado del término “van- posición de relativo “retraso”24. Todas las características que he enumerado
guardia”. Como he indicado antes, las distinciones de estilo requieren no en el apartado anterior sólo se dan en danza a la vez, por primera vez, en
sólo de consideraciones textuales, o internas, sino también intertextuales el movimiento de la Judson Dance Theater, a partir de 1960.
y contextuales. Esto nos obliga a hacer una diferencia, que tiene efectos sobre la manera
En términos intertextuales “vanguardia” significa movimientos, artistas en que podemos situar las obras de ciertos autores, que de otra manera que-
que se agrupan en torno a convicciones comunes y los expresan en una darían como excepciones sin más explicación que su conexión puramente
intensa discusión estética, la que se traduce a su vez, de manera carac- externa con el hecho de que en ellas se bailaba, o se aludía al hecho de bailar.
terística en manifiestos, en exposiciones que se consideran ejemplares, e Los casos importantes son fáciles de señalar: Isadora Duncan (1910), veinte
incluso en revistas o en la formación de una crítica especializada que opera años antes y a dos mil kilómetros, de lo que se pudo llamar luego danza
como su fuente de legitimación ante el público y los eventuales mecenas. “moderna”; Oskar Schlemmer (1923), haciendo su teatro de danza cubista
Características todas que son muy visibles en las vanguardias históricas completamente contrapuesto al modernismo dancístico de su época; Loïe
en la plástica, como el expresionismo, grupos como Die Blaue Reiter, o el Fuller (1900), trasgrediendo las diferencias disciplinares con sus obras a la
movimiento surrealista. Y, como centro de toda esta orgánica, una intensa vez cinéticas y pictóricas, sesenta años antes que Alwin Nikolais; Nikolai
referencia de unas obras respecto de las que la rodean, un mundo de re- Foregger (1924) y sus “danzas mecánicas”, apuntando en una dirección
ferencias polémicas o de complicidad, que establece un “mundo del arte” completamente contraria al naturalismo romántico del modernismo; Valeska
(y de cada disciplina), propio y diferenciado, como no había existido en los Gert y su larga colaboración con Bertold Brecht.
siglos anteriores. Creo que, para resolver esto, en danza, se puede establecer una dife-
Pero, también, en ese mundo, “vanguardia” significa una intensa polémica rencia un poco forzada, pero necesaria y útil: la que habría entre “vanguar-
en torno a la profesionalización e institucionalización del arte. Una actitud dia”, con todas sus connotaciones, y “vanguardismos”, previos o paralelos,
polémica contra las escuelas, los museos, el “arte por encargo”, las técnicas en que se dan sólo algunas de sus características. Es en este sentido que,
convencionales. Impugnaciones que apuntan todas a la completa soberanía además de los autores mencionados, se podrían considerar, pero ahora de
del artista respecto de modelos e instituciones ya establecidas. una manera menos nítida, los gestos vanguardistas en las coreografías de
“Vanguardia” significa también, en términos contextuales, la actitud de 24  “Retraso” es un término que hay que tomar, sin embargo, con toda clase de precau-
estos movimientos ante la posición del arte en la sociedad. Frente al mer- ciones. Lo que quiero decir aquí no es que haya una forma única y necesaria de devenir en la
cado, frente a la política, frente al sufrimiento, la explotación o la guerra. historia de las disciplinas artísticas, respecto de la cual haya un “retraso” objetivo, que sea de
algún modo un defecto. Uso este término simplemente para señalar un hecho real y efectivo:
Una actitud eminente y directamente política, que busca realizar en las en danza no hay movimientos de vanguardia, que cumplan con todos los aspectos que he
militancias estéticas el sentido y propósito de las militancias que atraviesan enumerado, hasta los años 60. Que este hecho tenga una lógica interna, propia, que lo haga
al mundo social. Un arte plenamente inserto en la época revolucionaria en plenamente comprensible no es el punto, al menos en esta parte de mis consideraciones. Y,
por lo tanto, no lo uso en sentido peyorativo, sino meramente clasificatorio.
que se encontraba, compartiendo y desarrollando esa lógica general de
agitación y subversión.

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Valsav Nijinsky, en Francia (1911-1913); en la Worker’s Dance League, en
Estados Unidos (1930-1945), en el modernismo extremo de Maja Lex, en c. Danza de vanguardia
Alemania (1930-1935).
Si consideramos ahora, primero en términos estilísticos, qué significa
Lo común a todos estos autores es que, de modos más o menos radi- “danza de vanguardia”, tenemos que hacer primero su caracterización en
cales, pusieron en duda las convenciones de la danza, tanto académica torno a sus rasgos internos, propiamente dancísticos y, desde allí, extenderla
como moderna. Por un lado su actitud directamente anti académica, pero hacia su intertextualidad, y hacia su contexto.
también, por otro lado, la manera en que exceden lo que el estilo moderno,
“Vanguardia”, como he indicado, significa la subversión de los propios
también inicialmente anti académico, estaba proponiendo. Tiene en común,
materiales expresivos de un arte. En danza esto es impugnar las conven-
para decirlo en los términos más reconocibles del arte pictórico, que no
ciones que tanto el estilo académico como en el moderno suponen, cada
sólo van más allá del academicismo al estilo del neoclasicismo o el realismo
uno a su modo, como “propias de la danza”.
burgués, sino que también más allá de lo que en la evolución estética se
convirtió en su reemplazo, el romanticismo naturalista y el impresionismo, En primer lugar el imperativo de que haya destrezas físicas, mecánicas
igualmente naturalista. También se podría decir de este otro modo: tienen u orgánicas, objetivas o subjetivas. La danza de vanguardia reivindicó la
en común ser auténticos contemporáneos de las vanguardias artísticas validez de todo movimiento como danza y, como consecuencia, adoptó
que los rodeaban. Han recogido sus desafíos, y han sabido expresarlos en movimientos cotidianos (tanto de los bailes sociales como de las acciones
términos dancísticos. Por eso, respecto de ellos, el estilo moderno que, por comunes, como caminar o escribir), por supuesto para luego criticar también
lo demás, la mayoría ejerce, resulta casi una camisa de fuerza, que están su rutina, su ritualización, su carga de enajenación corporizada.
desbordando constantemente. Esto hace, entonces, que el movimiento no sea tanto una herramienta
Es el desborde al que se asiste cuando Isadora Duncan o Vaslav Nijinsky para proyectar belleza (como en el estilo académico), o un contenido expre-
subvierten completamente la rutina del ballet, y sus códigos aristocráticos sivo (como en el moderno) sino que sea propiamente el tema. Lo relevante
de elegancia mecánica. Es lo que hacen, aún como discípulos del molde que aquí no es lo que se dice con el movimiento, sino lo que se hace con él. No
imprime Martha Graham, los coreógrafos de la Worker’s Dance League, lo que re-presenta sino, directamente, lo que presenta.
llevando la danza a los no profesionales, sacándola del espacio teatral, dilu- Cuestionar la destreza física llevó, por cierto, a cuestionar directamente
yendo la diferencia entre arte y artesanía. O Maja Lex, por muchas razones las técnicas. Las técnicas de enseñanza, las de composición, los “pies for-
modernista, al diluir el espacio del arte frente a la vida, proponiendo sus zados” convencionales en la interpretación. Todos son capaces de hacer
obras no sólo como maneras de expresarla, sino directamente como su danza, lo que cualquier persona haga como danza debe ser reconocido
modo de vivirla. legítimamente como tal. Pero también llevó a cuestionar las “destrezas
Los vanguardismos en danza, previos a la danza de vanguardia propia- expresivas”, a problematizar el imperativo de que la obra “diga algo” que
mente tal, son entonces estas dos clases de fenómenos: experimentos no está en ella misma.
bastante aislados, que sólo décadas después llegan a ser reconocidos en
su pleno valor y sentido, o expresiones extremas del modernismo, que tras- En un desarrollo mucho más sofisticado, esto llevó a algunos autores a
cienden en algunos aspectos sin lograr superarlo. Casos, cada uno de ellos, proponer una “despersonalización” de las obras, para que los movimientos y
dignos de análisis y de homenaje, que poco a poco se han ido incorporando el cuerpo no sean los portadores de algo que los excede (un sujeto, un alma,
al reconocimiento por la conciencia histórica del gremio, tremendamente
proclive a consagrar a unos y lisa y llanamente olvidar a otros.

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una idea de lo bello) sino directamente el objeto en cuestión. En esa direc- obras, todo truco escénico que generara ilusiones perceptuales, o manipu-
ción apuntan los experimentos de Merce Cunningham con el azar objetivo. laciones afectivas en el espectador. Para esto se abandonó toda elabora-
Se diseñan frases abstractas, completamente independientes de todo relato ción en el vestuario (ropa común, cotidiana, zapatillas), toda elaboración
o sonoridad, pero luego el orden en que se ejecutan se decide al azar, justo escenográfica, para lo cual se optó por actuar en espacio reales (gimnasios,
antes de ejecutarlas, lanzando dados, o palillos del I Ching. Se trata de que plazas, calles), sin mayor intervención. Se abandonó la relación elaborada
la subjetividad del intérprete, incluso del coreógrafo, no intervenga en lo con la música, recurriendo al silencio, o a la música común, difundida por
que ocurre, y el cuerpo se mueva sólo como objeto. Cunningham recurrió la industria discográfica.
también, en sus años heroicos, a la intervención del espacio escénico (para Este despojamiento de la puesta en escena, y de los movimientos mis-
lo cual contó con las instalaciones de Robert Rauchemberg) para que los mos, es lo que se llamó, con posterioridad, minimalismo27. Pero en danza, a
bailarines se vieran obligados a cambiar las frases previamente diseñadas, diferencia de su origen en pintura y arquitectura, sus características están
al encontrarse sorpresivamente con objetos sobre los que no están adver- asociadas a una voluntad expresa de acercar la ejecución a los especta-
tidos25. dores, democratizando no sólo las audiencias (como ya lo había hecho el
También en ese sentido apuntan los experimentos de Laura Dean con estilo moderno), o la interpretación (cosa que estaba en boga con el boom
una musicalidad extremadamente repetitiva, que produce un embotamiento de la danza a principios de los 60), sino incluso la creación: diluyendo la
de la consciencia y un acercamiento a estados de éxtasis como los que se frontera entre el creador, el intérprete y el público. Un intento, que está
encuentran en las danzas de los derviches otomanos. en perfecta resonancia con propuestas del mismo tipo en las vanguardias
Quizás el extremo más notable en esta tendencia es el momento final históricas, a principios del siglo XX. Una proposición en que el espectador
del Butoh desarrollado por Tatsumi Hijikata, que abandona completamen- no sólo participa reelaborando lo que se le ofrece, según el modo en que
te su cuerpo a la desintegración, ejerciendo una radical anulación del yo. se planteaban las obras modernas, sino que es emplazado a pronunciarse
Él mismo, en ese estado, declara: “quiero ser como un árbol caído que se y participar directamente: todos pueden ser, todos son de hecho, artistas.
pudre en medio del bosque”26. Con esto se completa una diversidad llamativa: el estilo académico está
centrado casi completamente en la voluntad del coreógrafo, el estilo mo-
derno está centrado en la destreza expresiva del intérprete, la vanguardia,
Bastante lejos de estos extremos, y desarrollando los suyos, la vanguardia
ahora, centra sus propuestas en la capacidad de convocar la participación
congregada en torno a la Judson Church practicó una política muchísimo
directa del espectador.
más mundana, más cerca de la valorización de lo cotidiano, bajo el lema
general de acercar el arte a la vida. Se criticó toda aura ilusionista en las Pero se trata de una intervención en el momento, imposible de calcular
y fijar completamente, que conlleva un riesgo respecto del resultado final
de la obra. Y, justamente, en plena consonancia, se privilegió el carácter
25  Este azar objetivo debe distinguirse de lo que ocurre en el Contact Improvisation, desa-
rrollado por Steve Paxton y Carmen Beuchat, donde los movimientos ocurren bajo un azar
determinado por decisiones instantáneas, momento a momento, de los bailarines: un azar 27  Minimalismo es una categoría propuesta por Richard Wolheim, en 1965, para incluir en
subjetivo. ella una tendencia en pintura en que se reducen la elaboración formal y material, recurriendo
26  Sobre Tatsumi Hijikata, ver el Vol. 44, Nº 1 de The Drama Review, Primavera, 2000, pu- al uso literal de los materiales (tal cual se los encuentra), se abandona toda ornamentación,
blicado por la Universidad de Nueva York. Un valioso y extraordinario registro de Summer se privilegia la abstracción, la economía en medios y en lenguaje, la sencillez. En este sentido,
Storm (1973), una obra perteneciente a este período, se puede encontrar en DVD, publicado porque comparte estas características, es aplicable al primer período de la Judson Church,
por Microcinema International DVD en 2010. 1960-1966.

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efímero de la danza, y de lo efímero en general. Privilegio de lo que ocurre cumental sobre el movimiento, Beyond the mainstream, dirigido por Merrill
en tiempo real, de lo que es parcialmente imprevisible, de lo que ocurrirá Brockway para Dance in America, fue grabado recién en 197928.
sólo una vez, o encontrará en cada repetición variaciones de fondo, que lo De la misma manera, sólo muy recientemente se han empezado a publi-
recrean. Privilegio de la obra que se va creando en el momento mismo, y car algunos de los materiales escritos en esa época, por parte de los coreó-
que se hace con esto irrepetible. Irrepetible, digámoslo, como la vida misma, grafos con más pretensiones teóricas (ejemplarmente, Yvonne Reiner), los
que es justamente lo que se pretende: hacer converger el acto de arte con que no logran dar cuenta del enorme intercambio de puntos de vista, de
un acto más de la vida. las larguísimas conversaciones después de cada encuentro, del abigarrado
clima de creación entre músicos, coreógrafos, artistas visuales, por sobre las
En una aventura hermosa, toda ella difícilmente repetible, los coreógrafos diferencias tradicionales entre sus respectivas disciplinas. Extraordinarias
más importantes en la primera época de la Judson Church Dance Theater ausencias que sólo pueden explicarse a partir de una voluntad muy profunda
(1960-1966), que son Yvonne Reiner, Trisha Brown, David Gordon, Steve y muy general de contraposición y aguda crítica a la tan consabida “intem-
Paxton, Lucinda Childs, Deborah Hay, se dedicaron a organizar una serie poralidad del arte”, una crítica de hecho, que no puede ser más radical, a la
de encuentros de danza en que se presentaron decenas de obras únicas, en idea de “trascendencia de la obra de arte”.
grupos que no constituían compañías, que no tenían repertorios, ni agentes,
ni propagandas que ofrecieran sus productos, que operaban en escenarios d. Academización de la vanguardia
extremadamente simples.
Un clima de aventura, sin embargo, muy difícil de mantener. Ya he co-
Es interesante observar, además, que el minimalismo general alcanzó el mentado los múltiples factores que mueven a las vanguardias, en un pro-
propio régimen de movimientos. Coreografías de baja energía, susceptibles ceso que tiene algo de dramático, hacia su propia academización. Desde las
de ser ejecutadas por intérpretes no profesionales, de baja fuerza, y casi necesidades de subsistencia de los coreógrafos hasta el cambio en el clima
nulo lucimiento, movimientos relativamente lentos, que requirieran un bajo político en que se insertaban. Desde la emergencia de su propia vanidad, que
nivel de destreza, sin desarrollo dramático, sin mensajes que descifrar: sólo no puede conformarse con obras efímeras, que no dejan registros ni huellas,
movimientos, es decir, sólo danzalidad. hasta la vanidad inducida por el halago y la cooptación de los mecenas pri-
Es realmente notable que de toda la época que va desde 1960 hasta vados y estatales. Desde la diversificación de los matices estilísticos alcan-
1966 prácticamente no se conserven registros. Cientos de obras de danza zados, hasta la revisión, por los propios autores, de su radicalidad original.
existieron, provocaron la sensación momentánea de los que tuvieron la
28  Precisamente esta falta de documentación, y la importancia que han adquirido en la
fortuna de asistir a ellas, y se perdieron para siempre. Medios tecnológicos perspectiva histórica los autores involucrados, ha generado una verdadera obsesión por
no faltaban en absoluto. Esta es la gran época del cine experimental con encontrar y publicar pequeños extractos hasta ahora perdidos. Una búsqueda extraordinari-
cámaras de 8 mm. Los coreógrafos mantenían estrechas relaciones con los amente valiosa en términos historiográficos. Lo más importante se puede encontrar en la
editora Artpix, distribuida por Microcinema International. En la colección Artpix Notebooks
artistas visuales (como Robert Whitman, casado con la bailarina chilena se encuentran Robert Whitman, Performances from the 1960s (2003); Trisha Brown, Early
Sylvia Palacios) protagonistas de ese movimiento. Sin embargo, sólo se Works 1966-1979 (2004); Simone Forti, An evening of dance constructions (2009), cada uno
conservan unas pocas fotografías, algunos registros en performances más con entrevistas actuales a los autores. También la colección 9 evenings: theatre & engineering,
que recoge una serie de eventos, ocurridos en 1966, en que se presentaron colaboraciones
bien orientadas hacia el cine. Ningún registro fílmico directo. El primer do- entre músicos, artistas visuales, coreógrafos e ingenieros, en obras que hacían un uso intenso
de nuevas tecnologías. Hasta ahora se han publicado Open Score, por Robert Rauchemberg
(2007); Variations VII, por John Cage (2008) y Bandoneon!, por Anthony Tudor (2009).

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Quizás el profundo cambio en el clima político de Estados Unidos fue, en- relación entre danza y música, más compleja que la del modernismo, pero
tre tantos, un factor crucial. A mediados de los años 70 empieza una época referencial, es decir, lejos de la independencia creativa que la vanguardia
oscura para la cultura y el arte, reaccionaria en el sentido explícito y directo había proclamado desde Cunningham y John Cage.
de reacción al revoltoso clima cultural de los años 60. Pero se abre con ella a Pero el cambio más interno, y quizás el más decisivo, es el que ocurrió en
la vez, una poderosa corriente de mecenazgo estatal, un renovado interés el ámbito de la danzalidad. El nuevo cuidado, la profesionalización, trajo un
de las autoridades políticas por financiar la cultura y el arte buscando de notorio incremento en las destrezas técnicas exigidas a los bailarines y, con
manera bastante manifiesta por un lado la formación de clientelas culturales ellas, el retorno de las frases estilizadas, ilusionistas, con grandes extensio-
(de “consumidores culturales”) y, por otro lado, un efecto de aquietamiento nes de brazos y piernas, acompañadas de un gran incremento de la energía
de la radicalidad intelectual de las década precedente. y de las variaciones del flujo. El extremo de esta nueva actitud se consagró
Palo y zanahoria: financiamiento para los que se acojan a una política en la aparición, digámoslo, en contra de todo pronóstico, de técnicas de
de amplia tolerancia de la innovación formal inofensiva, alejamiento, cierre formación de bailarines. Hoy es común hablar de “técnica Cunningham”,
de puertas, incluso represión, de los díscolos que no entiendan el cambio “técnica Forsythe”, incluso “técnica Brown”. A estas se han agregado una
en la dirección de los vientos. Es la política cultural de Reagan en Estado infinidad de propuestas más particulares en torno a distintos tipos de Con-
Unidos, de Francois Mitterrand en Francia, de Felipe González en España, tact30, Flying Low, Release, técnicas “aéreas” con cuerdas o paños, etc.
de Salinas de Gortari en México. Políticas en que las aparentes diferencias Por un lado una nueva generación de coreógrafos, en Estados Unidos
ideológicas entre el conservador Reagan, los socialistas Mitterrand y Gon- y Europa, y por otro el cambio estilístico en la misma primera generación,
zález, el corrupto Salinas de Gortari, se difuminan casi completamente trajo una gran diversificación de los modos y, sin embargo, la mantención
para dar paso a un doble estándar muy notorio: las enormes inversiones en el plano puramente interno de una poderosa lógica común. Estilización,
en infraestructura para la cultura y el arte, y la igualmente enorme pérdida teatralidad, destreza, energía, musicalidad, sofisticación en las puestas en
de radicalidad política de quienes llegan a ocuparlas29. escena, vuelta de la diferencia entre el intérprete y el público, entre el es-
pacio de la obra y el espacio del espectador, vuelta de la idea de belleza y
El cambio se expresó, en primer lugar, en el establecimiento de compa- trascendencia del arte, vuelta de la obsesión por el repertorio, la selección
ñías, elencos estables, programas, repertorios, incluso agentes y giras bien de “buenos” bailarines, la estructuración en compañías y escuelas estables.
planificadas. También en una vuelta a escenarios más convencionales: de Jim Self, Bill T. Jones, Mark Morris, representan la vuelta a una teatralidad
la calle y el gimnasio al museo, la galería de arte y el teatro. Pero todo esto que era propia del estilo moderno, con obras plenamente referenciales,
significó de inmediato un nuevo “cuidado” en las puestas en escena. Una incluso narrativas31. William Forsythe, las obras de Merce Cunningham pos-
nueva “seriedad”, que se tradujo en el diseño del vestuario, ya no cotidiano,
sino estilizado de acuerdo a las nuevas tendencias de la plástica (también 30  Es interesante saber que originalmente el Contact Improvisation no era una técnica sino,
directamente, un tipo de obras. Su novedad consistía en usar el contacto corporal como guía
academizadas). Se expresó en el retorno de la musicalidad, de una nueva para el desarrollo de improvisaciones en escena, en tiempo real, siguiendo la idea, propuesta
por Richard Bull, de “improvisación estructurada”. Es notable que con el tiempo haya llegado
29  Un efecto que se puede constatar acá, en Chile, al comparar la radicalidad cultural y a ser considerado una técnica de formación, luego de interpretación, y que luego se le haya
artística desplegada en los años 80, con todos los elementos en contra, con el carácter inofen- dado incluso un sentido terapéutico… Sobre la improvisación estructurada y su significado
sivo de las propuestas de los años últimos veinte años (1990-2010), en que aparentemente práctico y teórico, ver Susan Leigh Foster, Dances that Describe Themselves. The improvised
todo estaría a favor de un mayor desarrollo. Acá, es lo que deberíamos llamar “efecto Lagos” choreography of Richard Bull, Wesleyen University Press, USA, 2002.
sobre la cultura y el arte. 31  Hasta hoy, sigue siendo uno de los ejemplos más hermosos de esta tendencia la puesta

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teriores a 1970, representan una línea de trabajos abstractos, con un muy No sólo la práctica de la danza como arte se extiende sino también,
alto nivel de destreza técnica, sin musicalidad, ni teatralidad (a pesar de en todo el mundo, el baile folklórico, bajo la fórmula de “ballet folklórico”
que Cunningham se esfuerza por trabajar con músicos y artistas visuales, creada en los años 40 por el soviético Igor Moiseyev; se asiste a un enorme
manteniendo una completa independencia creativa)32. De manera inversa, boom de los bailes sociales promovidos comercialmente primero por la
un retorno a la musicalidad, pero con hilos referenciales muy sofisticados industria del disco, y luego por la televisión; aumentan de manera notable
e indirectos, se encuentra en las obras, extraordinariamente influyentes, los usos no artísticos de la danza, en contextos más o menos gimnásticos
de la coreógrafa Anne Teresa de Keersmaeker, que presentan una estrecha con finalidad terapéutica; proliferan notablemente, por fin, las compañías
relación con las del canadiense Edouard Lock, y un eco reconocible en el efímeras de aficionados, las grandes escuelas universitarias y las pequeñas
trabajo del grupo brasileño Corpo33. academias privadas, los múltiples encuentros centrados en la danza en las
escuelas, y en la televisión.
e. Nuevas vanguardias en danza Este contexto es relevante para la práctica artística porque crea un gran
Esta academización de la vanguardia dancística caracterizó a la mayor circuito de pequeña creación, completamente paralelo a los autores y ten-
parte de las propuestas innovadoras de los años 80 y 90 del siglo pasado. dencias relativamente conocidos o consagrados. Un extenso mundo de
Sin embargo, debe ser puesta en un contexto más amplio. Por un lado la creatividad, que se da en las escuelas de danza, en las pequeñas compañías
enorme extensión de la práctica de la danza, en todo el mundo, en todas que logran sobrevivir a la escasez de audiencia, en talleres formados por
sus formas. Por otro la enorme extensión del mecenazgo estatal y privado estudiantes con la participación activa de otros artistas (músicos, artistas
que prefiere ahora promover espectáculos que conciten muchos partici- visuales), e incluso profesionales diversos, como programadores computa-
pantes y abundante público, en una política cultural que procura satisfacer cionales e ingenieros, que experimentan en la interface entre arte y tecno-
un “consumo cultural masivo” que considera, por arte y parte de burócratas logía, o médicos no tradicionales que experimentan en la interface entre
y críticos de arte, como parte de sus deberes sociales. arte y terapia.

en escena, por Mark Morris, de la ópera de Henry Purcell (1689) Dido y Eneas (1989), publi- Hoy en día las fórmulas experimentadas en lo que puede llamarse, más
cada por Rhombus Media en 1995, disponible en DVD, una obra que podría pertenecer sin auténticamente que en el mundo oficial, vanguardia dancística, pueden
problemas a la época clásica del estilo moderno, pero que es necesario considerar aquí no provenir de muchos lugares teóricos y profesionales distintos. Se trata de
sólo por el contexto, sino por el trabajo que hace con la diferencia de género. Una narrativa
más sofisticada se puede encontrar en La Canción de Medea (2004), de Angelin Preljocaj, experiencias cercanas a la tradición de la performance, que diluyen las di-
publicada en DVD por Opus Arte en 2007. ferencias entre disciplinas artísticas, que rehúyen los lugares oficiales, man-
32  El ejemplo quizás clásico de esta perspectiva es Points in Space (1986) de Merce Cun- teniéndose en una marginalidad programática. Experiencias que recrean el
ningham, que se ejecuta junto a Voiceless Essay de John Cage. Está publicado en DVD por sentido que tuvieron las vanguardias históricas, y reproducen sus prácticas
Kultur, a partir de de su registro por el artista visual Elliot Caplan, junto a un documental
sobre la obra. De William Forsythe se puede ver From a Classical Position (1992), publicado de subversión de los medios y los soportes, de emplazamiento a los espec-
en DVD por Kultur y NVC Arts en 2007. tadores, de experimentación con las cualidades sensibles, por fuera de lo
33  Anne Teresa de Keermaeker ha realizado varios trabajos de video danza, sobre obras crea- que se enseña en las escuelas.
das para originalmente para la escena, con el artista visual Thierry de Mey. El más conocido
es Rosas danst Rosas (la obra es de 1983, el video de 1996), publicado en DVD por Éditions a Por supuesto, vanguardias difíciles de encontrar y comparar. Obras que
Voir Media en 2002. Muy influyente ha sido también el video de Amelia, creada por Edouard hay que buscar en eventos efímeros, en escuelas marginales, en circuitos
Lock para La La La Human Steps, publicada en DVD por Opus Arte en 2006.

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de creación obligados a un elitismo de hecho, no buscado, producido en agendas que transcurren completamente a espaldas de los intereses reales
parte por la sofisticación intertextual de sus propuestas. Un ejemplo es la de las grandes mayorías. Diversificación que se expresa en la amplitud y
corriente que consiste en realizar puestas en escena pequeñas, en espacios variedad de las luchas contra la discriminación de género, en el impacto
tan mínimos como departamentos o casas, a las que se puede asistir sólo creciente de las reivindicaciones de los inmigrantes y las minorías étnicas
por invitación. Otro ejemplo son las propuestas coreográficas creadas para discriminadas, ya no sólo en Europa, sino en todos los países que presenten
el video, por artistas visuales en colaboración con músicos y, de manera algún grado de atractivo para las poblaciones más pobres del mundo. Diver-
auxiliar, estudiantes de danza. sificación que alcanza a la lucha contra la discriminación de discapacitados
físicos y mentales. Y alcanza, por fin, desde hace no más de tres años hasta
Lo que se llama “vanguardia” en danza hoy en día es, en realidad, debido
la indignación de las poblaciones sobre explotadas y empobrecidas para
a estas tendencias, un campo dividido. Por un lado una especie de “gran
obligarlas a pagar las desastrosas consecuencias de las políticas financieras
vanguardia”, consagrada, estilizada, promovida y elogiada de manera endo-
de los grandes bancos.
gámica por una crítica extremadamente erudita, que la remite a las modas
filosóficas y literarias en boga34. Por otro una “vanguardia en el margen”, La indignación, la imagen de la protesta social, de la esperanza por un
mucho más difusa, difícil de rastrear, muy diversa, plena de creatividad, mundo mejor, vuelve a ser legítima en el arte, después de años en que todo
que responde mucho mejor, de una manera más propia, a lo que el término el espíritu de impugnación se había retraído sólo a los aspectos formales,
“vanguardia” señaló originalmente. El destino burocrático de las primeras es al ámbito erudito de la intertextualidad. Y esto se expresa en la danza de
la trascendencia e “inmortalidad” extremadamente precaria, y paradójica- discapacitados35, danza de minorías étnicas36, danza de género37, danza de
mente breve, de las modas promovidas por críticos y curadores. El destino indignados, ahora, en estos mismos momentos, en los innumerables actos
melancólico de las segundas es la oscilación, bastante impredecible, entre de protesta contra las políticas de restricción del gasto fiscal en Europa.
difuminarse en su carácter efímero… o pasar a formar parte de las primeras. Cuando se siguen estas líneas de trabajo se puede ver que tienen su
origen heroico en los mismos años 80, oscuros, exitistas, con sus obras eli-
tistas, de alta energía y alta destreza. Y se desarrollaron penosamente, en
Es en el marco de estas “vanguardias en el margen” desde donde ha sur-
el margen, hasta emerger, a fines de los años 90, hacia esta nueva época,
gido, en los últimos diez años (2000-2010) una repolitización de la danza,
en que encuentran la simpatía y el interés de nuevas audiencias, menos
que se ha abierto paso lentamente hacia las compañías, espacios y autores
interesadas en el lucimiento, y más sensibles al sufrimiento humano como
más conocidos. Después de dos décadas de conservadurismo y evasión, la
motor de la imaginación artística. Un paso de unas obras centradas en una
realidad social ha vuelto a presionar sobre el campo artístico, y a hacerse
política del arte a otras que quieren ejercer directamente un arte político.
presente en sus temáticas y en sus decisiones estilísticas.
Desarrollaré esta diferencia más adelante.
Una repolitización que sigue, además, las líneas de la diversificación de
la política a nivel social, completamente paralela a la concentración sobre sí
misma de la clase política tradicional, formada por representantes que ya no 35  Ver las obras de la compañía inglesa Candoco, de la norteamericana Dancing Wheels,
de Alito Alessi, cada uno con sitios en Internet.
representan a sus supuestos representados, circunscrita a preocupaciones y 36  Ver Ananya Chatterjea, Butting Out, Reading Resistive Choreographies trough Works by
Jawola Willa Jo Zollar and Chandralekha, Wesleyen University Press, USA, 2004.
34  Los autores por excelencia, por ahora, son Jerome Bel, María Ribot, Xavier Le Roy. El críti- 37  Ver, entre una extensa bibliografía al respecto, Judith Lynne Hanna, Dance, sex and
co por excelencia, leído y releído, citado y recitado ad nauseam, es André Lepecki. Nombres, gender, The University of Chicago Press, Chicago, 1988. También las obras de DV8, dirigido
por cierto, sometidos a la fragilidad propia de la novedad un tanto mercantil de las modas. por Llyod Newson.

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esto que exploraré con más detalle, en los capítulos siguientes, cuestiones
La tendencia burocrática de la crítica establecida, y el sentido común básicas de las relaciones entre danza e historia, danza y corporalidad, y
conservador formado en buena parte del gremio en las décadas anteriores, danza y política, para volver luego sobre las diferencias entre los modos
suele asociar la politización del arte a una pérdida de “calidad”. Una objeción de comentar las obras.
que opera, desde luego, de manera perfectamente circular, a partir de lo
que esa misma tendencia conservadora ha establecido como estándar de
“calidad”. Afortunadamente se pueden invocar claros argumentos de que eso
no tendría por qué producirse en dos planos. Por un lado hay coreógrafos e
intérpretes que cumplen con todos esos estándares sobradamente, y que
han hecho un significativo giro en cambio hacia problemáticas políticas.
Un caso puntual es Monstruos Sagrados (2006), de Akram Khan, creado
junto a Sylvie Guillem, otro es la extensa trayectoria de Urban Bush Woman,
dirigida por Jawole Willa Jo Zollar38. Por otro, y de una manera mucho más
fundamental, el asunto es justamente el cuestionamiento de esa “calidad”
academizada que reside en el núcleo de todas estas propuestas.
El fenómeno de repolitización de la danza en ciertos ámbitos de vanguar-
dia en los últimos años alcanza una dimensión estética porque vuelve a po-
ner en discusión el régimen de movimiento mismo, la danzalidad establecida
como tal, y su compromiso implícito, y muchas veces bastante explícito, con
el estado y los usos de la dominación imperante. Porque retoma la discusión
en torno a la relación del arte y la vida, de la representación y la presenta-
ción, la discusión respecto de la diferencia entre disciplinas artísticas que
colaboran y, lisa y llanamente, la disolución de las diferencias disciplinares,
en torno al espacio de la representación y su diferencia respecto del espacio
que el arte profesional le reserva al espectador.

Para entender mejor el sentido estético, estilístico, de estas discusiones,


es necesario ponerlas en un contexto teórico un poco más amplio. Es para

38  Monstruos Sagrados está disponible en DVD, publicado por Axiom Films en 2008. Sobre
Jawole Willa Jo Zollar, ver Nadine Georges-Graves, Urban Bush Woman, Twenty Years of Af-
rican American Dance Theater, community, engagement, and working it out, The University
of Wisconsin Press, Wisconsin, 2010.

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III. Historia y Danza

1. Historia

En una época en que el arte ha llegado a ser una actividad fuertemente


intertextual, y con unos estilos que están profundamente ligados a su entor-
no contextual, su historia resulta relevante para comprender sus aspectos
más internos, propiamente textuales. Las obras resultan históricas no sólo
en su origen y producción, sino en el acto de percibirlas. El arte se vuelve de
algún modo erudito, experimentarlo de manera auténtica resulta un acto
complejo, que depende de una cierta acumulación de saberes y experiencias
previas. Y esto resulta cada vez más cierto en la medida en que los creadores
mismos adquieren conciencia de la intertextualidad y están constantemente
refiriendo sus obras de manera explícita al universo de obras que las rodea.
En principio, entonces, saber la historia de una disciplina artística es ne-
cesario para abordar sus obras de manera genuina. Pero esto, que pareciera
un deber simple, que no debiera representar una dificultad mayor a la de la
simple acumulación, es en realidad una tarea bastante compleja. Y la primera
fuente de esa complejidad es la propia noción de “historia”.

No es lo mismo hacer historiografía, que hacer historia o, aún, filosofía


de la historia. Una buena parte de la mala fama del “saber historia” proviene
de confundir estos niveles, epistemológicamente muy distintos.
La historiografía es la tarea empírica de recolección y registro de los da-
tos. Su misión básica es el recuento. Corresponden en ella los cuidados de la
objetividad, en la medida en que puede alcanzarse en cualquier investigación
científica y, para ella, corresponde recurrir al instrumental de la ciencia. Su
materia prima son los hechos, los nombres, las fechas, los contextos.
Lo que debería llamarse propiamente historia, sin embargo, es más bien
una actividad de tipo teórico, la tarea de establecer ordenamientos, épocas.
Su misión básica es la periodización. Sus herramientas son las categorizacio-
nes, el formular criterios ordenadores, el buscar relaciones de orden causal,
el caracterizar conjuntos de hechos de acuerdo a premisas, a estimaciones
sobre la lógica de su devenir.

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Pero estos criterios ordenadores, e incluso, antes que ellos, los criterios
en torno a qué es lo que debe considerarse como un hecho relevante, un Cada uno de estos niveles epistemológicos del “hacer historia” presenta
evento digno de ser integrado a un recuento, pueden ser de muy diverso también sus propias dificultades, y es necesario hacer una mínima especifi-
tipo. Discutir sobre la conveniencia y el carácter de los criterios con que cación de ellas, y formular criterios para abordarlas. La primera cuestión es
se recolectan hechos y luego se los orden es lo que hace la filosofía de la qué clase de hechos son los que recoge la historiografía. Inevitablemente el
historia. Esta no puede ser sino una tarea especulativa, en el buen senti- asunto está ligado al propósito con que se escribe, un asunto de filosofía de
do que tiene este término en filosofía. Una actividad que está guiada por la historia. Las historias más antiguas, destinadas a ensalzar gobiernos y a
la búsqueda de sentido del devenir histórico o, también, de una manera legitimar poderes ganados, consistían en recuentos de nombres y fechas. Se
más general, por un pronunciamiento acerca del sentido eventual que ten- escribían en torno a eventos (típicamente batallas, coronaciones, conquis-
gan los hechos, aún en el caso de que la conclusión final sea que carecen tas, descubrimientos), y a personajes (típicamente militares, gobernantes,
completamente de él. La filosofía de la historia es el fondo de todos estos sabios, “genios”). Las historias más modernas, animadas de un espíritu más
niveles, es la preocupación profunda que se ha resumido en las preguntas científico, se escriben, en cambio, más bien en torno a pueblos o comunida-
inquietantes: “¿de dónde venimos, qué somos, a dónde vamos?”, que se des, y procesos o contextos. Las historias más antiguas se escribían como
pueden formular sobre todos los aspectos de las actividad humana, y que inventarios de efectos, eran meramente descriptivas. Las más sofisticadas,
han preocupado particularmente a una cultura tan altamente dinámica en cambio, buscan establecer cadenas causales, procuran comprender los
como ha sido la modernidad. cambios. De la misma manera, en las primeras se describían los eventos o los
También se puede decir, desde una perspectiva metodológica, que la personajes como objetos, por sí mismos, como realidades autosuficientes,
historiografía sólo busca describir, mientras que la tarea de la historia es más en cambio en las posteriores, se los considera más bien como funciones que
bien explicar. Pero es sólo en la filosofía de la historia donde se puede discutir operan en contextos que los determinan y a los cuales contribuyen, como
realmente el valor de esas descripciones y el valor de esas explicaciones. Y expresiones de un contexto que los trasciende. Menos nombres y fechas,
también, desde luego, si esas descripciones y explicaciones son realmente más categorías y procesos.
posibles o no. Es decir, la filosofía de la historia busca comprender, a partir Una segunda cuestión es el tipo y orden de categorías que serían acepta-
de la discusión de los materiales entregados por cada una de las otras. Y, bles en la historia, considerada como la tarea de periodizar. Llevadas por las
en el mismo sentido metodológico, se puede decir que la historiografía ingenuidades de la filosofía ilustrada, la historia tradicional buscó formular
descansa en enumerar hechos, la historia en organizarlos en una narrativa, períodos claramente definibles (definiciones sin ambigüedad), estrictamente
y la filosofía de la historia en discutir los principios organizadores. sucesivos (termina uno y empieza el otro), que definían una corriente de
Por supuesto estos niveles de la tarea de investigar la historia son per- eventos única o, al menos, sin grandes contradicciones. En las maneras más
fectamente complementarios, y se requieren mutuamente. Ninguna his- modernas de escribir la historia ya nadie supone que se pueda definir una
toria debería carecer de cada uno de ellos, y es aconsejable siempre que, época histórica (digamos, “medieval”, “barroco”, “burguesa”) sin establecer
en la medida de lo posible, se trate de explicitar el paso entre uno y otro: en ella contrapuntos, corrientes de hechos parcialmente contrapuestas y
qué cosas hemos consignado como “hechos”, en virtud de qué criterios; paralelas. Ni nadie espera que los períodos, que en buenas cuentas se reco-
qué aspectos hemos considerado al formular una categoría o un período; nocen como distinciones meramente teóricas, sean estrictamente continuos
qué estimación estamos haciendo del sentido general de los cambios que y sucesivos. Períodos que se superponen, momentos de mayor nitidez y
hemos registrado. otros de transición más mezclados y complejos, tendencias en desarrollo
que se contradicen entre sí.

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Por supuesto, las grandes discusiones, que determinan a todas las an- Como no es este el lugar para “resolver” tal discusión, lo que haré es algo
teriores, son las que ocurren en el ámbito de la filosofía de la historia1. La más práctico: estableceré un supuesto razonable, que la suspenda, y que nos
discusión central es bastante profunda, y afecta a toda la postura filosófica permita avanzar en nuestro propósito. Lo que sostengo es que los extremos
que se asuma, en todos los ámbitos. de esta dicotomía no son ni necesarios, ni completamente contrarios. No
Aunque las personas comunes y razonables suelen creer que la historia es necesario suponer que la historia esté plena de sentido, que todo ocurre
humana tiene sentido (“las cosas pasan por algo”, “de todas maneras se ha necesariamente, que no haya alternativas, para suponer, en cambio, que sí
progresado en alguna medida”), hace mucho tiempo que los filósofos más se puede discernir una cierta racionalidad, una lógica que permite describir
sofisticados desconfían de esta perspectiva, que ahora consideran ingenua. la evolución interna de un proceso. Digamos, por ejemplo, que es posible
No sólo desconfían de la idea de que la humanidad progresa linealmente, y encontrar la lógica que lleva del impresionismo al expresionismo, sin suponer
de que esta es la mejor época de todos los tiempos (cosa que muy pocos que esa transición ocurrió de manera universal, necesaria, sin alternativas.
creen actualmente), sino que desconfían incluso de que tenga algún sentido: Pero, mucho más práctica que esa, es la discusión, propia de la filosofía de
los acontecimientos humanos podrían seguirse unos a otros simplemente la historia que se asume, aunque sea de manera implícita, en torno al sentido
al azar, sin que haya ningún tipo de racionalidad en ello. de la propia escritura histórica. Cuando se examinan las formas en que se
En las ambientes más críticos (o, al menos, más “post modernos”) de la ha escrito la historia en la modernidad se observa que ha sido frecuente
disciplina histórica se discute activamente hoy en día acerca de este sin- concebir su propósito como moralizante: se escribe la historia para ensalzar
sentido general. Los términos de la discusión podrían parecer curiosos a un bando, a un pueblo, a una serie de héroes. Bajo este propósito la historia
cualquier neófito. Por un lado se supone que los historiadores tradicionales adquiere un sentido pedagógico: se escribe y se enseña para legitimar, y
han postulado una concepción histórica regida sin más por la idea de pro- formar un sentimiento de comunidad en torno a esas legitimaciones. Y es
greso, lineal, necesario, ascendente, luego a esa idea se contrapone la idea perfectamente congruente una escritura en torno a personajes y eventos
(aparentemente post moderna) de un transcurso histórico que se sucede (como he señalado antes, típicamente generales, gobernantes, batallas,
llevado por el azar, por lo contingente, sin racionalidad interna. Por su- conquistas), con una historia moralizante, que gira en torno a relatos que
puesto no estamos condenados a esta dicotomía que, sin embargo, parece muestran situaciones ejemplares, que habría que admirar, imitar, o de las
suponerse como indudable en las modas académicas. Y esto es importante cuales habría que obtener lecciones que se presumen útiles para la vida de
para los propósitos de este texto por la idea de un eventual progreso en la la comunidad.
historia del arte. Todos los que hemos sufrido el relato “patriotero” de la historia estamos
familiarizados con esa historia moralizante. También la historia de la ciencia
(genios, descubrimientos, teorías geniales, mártires) se ha relatado tradi-
cionalmente de esa manera.

1  La obstinada tendencia que se puede llamar “positivismo histórico” niega que las dis-
cusiones en torno a la filosofía de la historia sean realmente importantes, y proclama la
independencia de la “historia”, que tienden a identificar con la historiografía, como “ciencia”,
respecto de la especulación, que ven de manera eminentemente negativa, como “filosofía”.
El punto se presta para una larga y engorrosa discusión. Pero al menos se puede adelantar lo
siguiente: el precio de negar el papel de la filosofía de la historia suele ser el practicarla igual,
de manera encubierta. Con la consiguiente dificultad para discutir sus criterios abiertamente.

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consagra el término “Renacimiento”. Luego, desde el siglo XVIII, fueron
historias de obras, impulsadas por la moda aristocrática de la arqueología
Historiografía Historia Filosofía de la Historia y el viaje turístico cultural (a Pompeya, a los templos clásicos griegos), y
Empírica Teórica Especulativa por las necesidades de catálogo de las nacientes colecciones de museos.
Hechos Períodos Sentido No es raro que estas historias de autores y obras se hayan tenido las ca-
Describir Explicar Comprender racterísticas de los relatos históricos menos desarrollados, que he descrito en
Enumeración Narrativa Discusión de la Narrativa el apartado anterior. Centradas en “grandes” personajes y “grandes obras”,
contribuyeron a formar y a hacer popular la muy extendida mitología del
Historia de Historia de “genio artístico”, y otra, estrechamente relacionada: la de la trascendencia
- Eventos - Procesos e intemporalidad de las “grandes obras”. Centradas también, desde luego,
- Personajes - Comunidades en una tarea educativa, al estilo de la filosofía de la ilustración, con las con-
- Descriptiva - Comprensivas siguientes consecuencias en el orden moral, contribuyeron a formar la idea
moderna de una “alta cultura” y, ejemplarmente en ella, la de “bellas artes”,
- Moralizante - “Neutrales” contrapuesta casi con desdén a lo que se consideró mera “artesanía” o, con
algo de más simpatía “cultura popular”.

2. Historias del arte Una ampliación muy importante del nivel teórico, de los criterios histo-
Desde luego, también las historias del arte se han escrito tradicional- riográficos, del desarrollo conceptual se da recién a fines del siglo XIX, con
mente de manera interesada, pedagógica, moralizante, al servicio de inte- las historias de los estilos. Su modelo ahora, muy influyente, fue La cultura
reses nacionales, o del interés del poder ya consolidado de incrementar su del Renacimiento en Italia, de Jacob Bruckhardt, publicada en 1860.
aura a través de un “revestimiento” cultural y artístico. El arte fue usado, En torno al concepto de estilo, la historia del arte pudo por fin ir más allá
como práctica, para estos fines prosaicos y políticos, la historia del arte del ensalzamiento, de la mitología interesada, de la actitud meramente pe-
fue, tradicionalmente, un género al servicio de tales fines. Un género que dagógica, hacia la discusión de categorías más rigurosas, y hacia un abordaje
de algún modo coronaba las pretensiones legitimadoras del poder, legiti- más fundado de los materiales historiográficos. Poco a poco, como resul-
mando a través de un discurso teórico conveniente el aura de la que quería tado de las proposiciones discutidas sobre todo en la historia de la pintura,
rodearse. Así, no es raro que el eje del interés de los historiadores italianos se fueron estableciendo las categorías que ahora nos parecen familiares:
sea el “renacimiento”… italiano, el de los españoles el barroco… español, y renacimiento, románico, gótico, barroco, manierismo, romanticismo, por
así sucesivamente. mencionar sólo algunas. Sobre el modelo de categorización establecido en
esas discusiones, las propias vanguardias plásticas históricas formularon
Las historias del arte fueron, primero, historias de autores. El modelo, sus propias distinciones, a través de las cuales querían distanciarse de las
muy influyente para este modo, fue Vidas de los más excelentes arquitec- orientaciones estilísticas que los historiadores del arte ponían frente a ellos,
tos, pintores y escultores italianos desde Cimabue hasta nuestros tiempos, haciendo posible claramente precisamente su impugnación. Y ese modelo,
escrita por Giorgio Vasari, y publicada en Florencia en 1550, en la cual se de indudable éxito respecto de la historia de la pintura, se extendió lenta-
mente, por eso, a las otras disciplinas, hasta hacer común expresiones como
“música romántica”, “ópera barroca”, o “danzas del renacimiento”.

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mera ideología, y nuevamente hacia la reposición de lo bello. La teoría de la
La sencilla utilidad de las historias de estilos, su historicismo razona- historia del arte, densamente imbricada con las teorías estéticas, las teorías
ble, su ánimo de investigación teórica y categorización, muy pragmática, del arte, las teorías de la crítica de arte, y dando tumbos de disciplina en
su capacidad de ligar eficazmente los ámbitos textuales, intertextuales y disciplina, no ha dejado de producir “novedades”, a estas alturas bastante
contextuales y, a la vez, de establecer puentes y relaciones fundadas de difíciles de seguir, pero acaloradamente discutidas por pequeños círculos
manera histórica y estilística entre las diversas disciplinas artísticas, son las de especialistas.
virtudes que me han llevado a usarla una vez más como modelo, tratando De todas esas “novedades” sólo me interesan dos posibilidades de la
de establecer diferencias entre las diversas formas de la danza. Sin embargo, historia del arte que abarcan efectivamente ángulos hasta ahora poco ex-
a pesar de todas estas virtudes, ha sido seriamente criticada, sobre todo plorados, y una idea central, que formularé sin acudir a los engorrosos pre-
desde los años 40 del siglo pasado, y en primer lugar desde el ámbito de cedentes teóricos que tiene: la de historicidad radical de las obras.
los estudios literarios.
La principal crítica se formuló en torno a su énfasis en los elementos Un detalle interesante, producto de las nuevas tendencias de la historio-
contextuales, que derivó hacia una tendencia a escribir historias sociales grafía contemporánea, es la posibilidad de hacer la historia de los detalles.
del arte o, incluso, a entenderla como sociología del arte. Por supuesto el Hacer historiografía (investigación empírica, recuento), y luego historia
gran modelo, en este caso, es la famosa Historia Social de la Literatura y (distinciones teóricas, periodizaciones), de aspectos tradicionalmente con-
el Arte, publicada por Arnold Hauser, en 1951. Se criticaron los supuestos siderados mínimos, o marginales, respecto de la “gran historia”, económico
historicistas (en un declive hacia el estructuralismo), su supuesta manía social, o cultural. La historia de los soportes (la tela de la pintura, los pig-
por la categorización y la lógica de las definiciones estrictas. Se criticaron mentos, los instrumentos musicales como objetos), de los materiales (del
también sus bases empíricas, a partir de investigaciones más ajustadas de uso del mármol, del yeso, de las herramientas), de los elementos “anexos”
los eventos que relataban los modelos conceptuales que la hicieron famosa (del vestuario teatral, de la decoración), de los objetos (del espejo, el diván,
(como “renacimiento” o “manierismo”). Se criticó su tendencia a mistificar el metrónomo), los recursos técnicos (la notación musical, la perspectiva,
los estilos como realidades objetivas que, de un modo paradójico, parecían la asistencia de computadores).
trascender a los propios contextos históricos en los que se los circunscribía.
Se trata de innumerables “pequeñas historias” que resultan casi siempre
Una tendencia que parecía mantener como supuesto una estética de lo
sorprendentes, que proyectan poderosos efectos de sentido sobre prácticas
bello, y una idea de la belleza, que ahora las tendencias estéticas de moda
o elementos que parecían “geniales”, o “repentinos”, o “marginales” sólo por
en el siglo XX coincidían en rechazar.
el desconocimiento de su historia concreta. Y que contribuyen siempre,
a pesar de la esperable queja que sus cultores presentarían ante tamaño
El historicismo de las historias de estilos se convirtió, a partir de esas pragmatismo, a completar el sentido, diversificándolo, enriqueciéndolo.
críticas, en el primer momento de un largo ciclo de oscilaciones teóricas No es difícil pensar en historias de este tipo que serían interesantes para la
que llega hasta hoy, y sigue dando que hablar, refundado una y otra vez en danza: la historia de las zapatillas de punta, y sus sucesoras y competidoras;
distintos ropajes conceptuales. Del historicismo al formalismo, y luego de la historia de los diversos tipos de tutús; la de la notación de danza; la de
vuelta. Del texto al contexto, y una vez más, de modos más sofisticados, de las academias de baile popular; la historia de los recursos de iluminación; y
vuelta. De la idea formal de lo bello a la crítica de la idea de belleza como un largo etcétera.

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Mendelssohn, altisonante y grandiosa por Toscanini, de nuevo de manera
Otro punto interesante, que abre una perspectiva distinta, ni exclusiva ni frugal, luterana, por Nikolaus Harnoncourt, es otro ejemplo.
excluyente, perfectamente complementaria de los enfoques antes enume-
rados (historia de autores, de obras, de estilos, de contextos, de márgenes), Respecto de cada autor, de cada obra, y también de una unidad mayor
es considerar la historia de los discursos artísticos. En un sentido inmediato, como es un estilo, se puede hacer este ejercicio: hacer la historia de los dis-
abordar las obras como discursos, empleando el instrumental que desarrolló cursos construidos en torno a ellos. Pero, al hacerlo, se pone de manifiesto
la lingüística para analizar discursos y series discursivas. Pero, en un sentido algo que no es sólo rigor historiográfico. Emerge en las obras toda una
más sutil, abordar los discursos sobre las obras como un aspecto sustantivo dimensión que debería ser considerada como algo que forma parte propia-
de su creación y recreación. mente de su ser. Algo que, por razones filosóficas un poco oscuras, llamaré
Ya he comentado la posibilidad de considerar lo propio de un arte (la historicidad radical. El acto de creación no se agota en el creador, a lo sumo
teatralidad, la musicalidad, la danzalidad) como un conjunto de textos y las empieza con él e, incluso, mirado de manera retrospectiva, empieza antes
analogías que eso permite formular respecto de los textos literarios. Que de él, con los precedentes que cada recreación le va atribuyendo. No sólo
son, por lo demás, los únicos que, en sentido estricto, son realmente textos: las pinturas de Hieronymus Bosch emergen en todo su esplendor a la luz
todas las demás asociaciones son más bien metafóricas, y es bueno tener de los surrealistas, también los surrealistas son inventados ya desde Bosch.
presente siempre ese carácter. Se podría creer, en una epistemología simple y realista, que existe por
Me interesa más en este punto, por sus consecuencias, la idea de que un lado la obra (digamos, por ejemplo, Los Cautivos, de Miguel Ángel2) y
los discursos construidos en torno a una obra de algún modo le pertenecen por otro una serie de discursos sobre ella. Cuando consideramos la com-
intrínsecamente. Si consideramos a esos excelentes retratistas flamencos plejidad de la percepción como acto humano y, desde ella, la complejidad
que fueron Rembrandt o Vermeer en su contexto inmediato, lo que encon- del sentimiento estético, las innumerables variables que operan sobre él,
tramos es que no eran sino eso, retratistas que fueron considerados como esa epistemología ya no es sostenible: la obra se confunde completamente
muy buenos artesanos, y que muy escasamente, o sólo en el fuero interno con la serie de discursos construidos en torno a ella. Para el espectador, la
de unas vanidades poco convenientes en términos comerciales, se conside- obra es indistinguible de esos discursos o, para decirlo todavía de otra ma-
raron efectivamente como artistas. Hasta tal punto que sus obras pasaron nera: simplemente no existe la “obra en sí”, sólo existe lo que es, en cada
rápidamente de moda, perdieron valor, o se perdieron en sentido absoluto experiencia, para nosotros.
a penas unos cuarenta años después de su apogeo (entre los años 1600 y
1640). Es sólo cuando los pintores impresionistas se interesan de un nuevo
modo por las técnicas y posibilidades de la iluminación que empiezan a ser
reconocidos, rescatados, y se puede decir también reinventados. El arte de
Rembrandt, se podría decir, le debe mucho al siglo XIX. Un efecto que se 2  Me interesan estas esculturas, que han recibido diversos nombres, como ejemplos entre
otras cosas porque durante mucho tiempo, casi tres siglos, se las consideró incompletas, casi
debe a la construcción sistemática, a partir de necesidades muy distintas proyectos fallidos, destinados a la Tumba de Julio II, que Miguel Ángel nunca pudo terminar.
a las que él mismo tenía, de un discurso sobre su obra, un discurso para el Sólo a la luz de la escultura de fines del siglo XIX, y a partir de investigaciones en los bocetos
cual la obra empieza a ser distinguida propiamente como “arte”, e incluso, del propio autor, se las ha llegado a ver, en el estado en que están, como obras completas y
legítimas por sí mismas. El hondo “expresionismo” de Miguel Ángel final, que se muestra de
bajo valoraciones que podrían ser muy distintas a las que él mismo habría manera impresionante en la Pietá Rondanini, y que está prefigurado en estas obras veinte
dado, como “grandes obras”. Bach, reconstruido en clave romántica por Félix años anteriores, no fue “visto” hasta que el expresionismo lo hizo aparecer ante nuestros ojos.

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Si esto se puede afirmar para obras, aparentemente fijas, como escul- poco el objeto o evento que la representa “de manera ejemplar”. La “obra
turas o pinturas, con mucha mayor razón debe sostenerse para obras que como tal” es más bien un abigarrado intertexto que un texto, y sus hilos
requieren su puesta en escena para completarse. La música, el teatro, la intertextuales se extienden a través de los innumerables espectadores, en
danza, son géneros que requieren de una co-creación múltiple. El autor cada experiencia que se hace de ella. Y esa experiencia misma es inseparable
imagina y propone, el director que lo lleva a escena interpreta y propone, de esos múltiples hilos, que se acumulan y enredan en torno a un núcleo
los intérpretes intervienen, quiéranlo o no en su propuesta, el público no que ya no es posible determinar sin ellos. Esa experiencia se enriquece, y
puede evitar recrear en sí cada uno de esos actos creativos. Pero, a su vez, y se hace progresivamente más compleja, a medida que se acumulan en ella
en un perfecto círculo, el autor “corrige” empujado por el público, el director las experiencias pasadas.
se pronuncia respecto de las versiones que el autor ha ensayado, dejado a
medias, respecto de sus indicaciones frecuentemente contradictorias, los
Una consecuencia de esto es que nunca se puede comentar una “obra
intérpretes reaccionan ante la reacción del público y alteran sobre la marcha
como tal”. Siempre el comentario opera situado y situándola. Otra conse-
todo lo que ha sido diseñado. Las obras en escena viven, y su vida se gesta
cuencia es que cada historia de una disciplina artística asume sus objetos
una y otra vez, y el ciclo de su agotamiento y renacimiento las enriquece.
en un estado de complejidad mayor que las anteriores. Cada generación
Se podría creer que todo esto no es sino un arranque poético, un ensalza- recrea todo el arte que es capaz de experimentar, y va legando a las gene-
miento excesivo de la facultad de crear y el carácter activo del espectador. raciones siguientes su falta de inocencia. Pero las experiencias como tales
En realidad se trata de un asunto extremadamente práctico. Si queremos son intransferibles. Lo que nos han legado son discursos en torno a una
comentar Antígona, en principio una obra de Sófocles, ¿basta con el texto?, experiencia, y es bajo esa mediación, la de ser discursos, que intervienen
¿debemos atenernos a su carácter original de ceremonia cuasi religiosa, o en nuestra propia falta de inocencia.
asumirla como fue presentada un siglo después, como una obra de teatro?,
Y también, una consecuencia de todo esto es que quien ve por primera
¿nos guiaremos por los montajes modernos, que psicologizan sus perso-
vez una obra, sin haber tenido ninguna referencia previa de lo que ve, ve
najes, o deberemos atenernos a la falta de profundidad psicológica propia
mucho menos que otros, sin que ese “menos” pueda ser considerado como
de una cultura que no había desarrollado aún el sentimiento moderno de
una pérdida o como una falta. No como una pérdida, porque no se puede
individualidad? Incluso, de manera mucho más simple aún, ¿qué Lago de los
perder lo que no se ha tenido. Ni como una falta, porque justamente faltan
Cisnes es el que comentaremos, el del Ballet Kirov, el del Bolshoi, el de la
los elementos respecto de los cuales podría ser experimentada como tal.
primera función, el del elenco secundario, aquel en que la bailarina principal
Que la experiencia estética sea intransferible hace que la “falta” no pueda
se cae, el otro, que quedó registrado en video?3
ser notada por el que la padece, que es el único para el cual el que haya
Lo que sostengo es que toda obra de arte es en realidad un mosaico de una falta podría ser relevante, ni pueda ser notada desde los otros que,
innumerables recreaciones realizadas por sus autores (por los directores, justamente, no pueden experimentarla por sí mismos. Pero el “menos”
por los intérpretes) y sus muchos públicos. No hay la “obra en sí”, ni tam- resulta igualmente formulable. La falta de la mediación discursiva hace que
3  Graham McFee, en una de las pocas obras dedicadas específicamente a la estética de la la obra sea, en realidad, por sí misma, menos, puesto que está constituida,
danza que existen, ha presentado este problema, abordándolo a través de la diferencia Type/ de manera intrínseca por ese universo.
Token, formulada en filosofía del lenguaje, y muy usada en antropología y crítica literaria. La
idea de historicidad radical de las obras que propongo aquí puede ser considerada como una
alternativa crítica a sus consideraciones. Ver Graham McFee, Understanding Dance (1992),
Routledge, Londres, 1994, Capítulo 4, pág. 88-111.

126 127
3. Historias de la danza La gran mayoría de las historias, es decir, de los textos que se proponen
El desfase entre el desarrollo de la danza y el de las otras disciplinas ar- describir una perspectiva histórica, una época, un conjunto de obras, no
tísticas, que he comentado antes, afecta muy notoriamente a la escritura logran ser algo más que historias de autores o, incluso antes que ellos, his-
de su historia. Comparada con las historias de la plástica o de la literatura torias de intérpretes, algo así como tratar de entender la historia del cine
la pobreza de las historias de la danza es simplemente impresionante. Y relatando las hazañas de Marlon Brando, Viven Leigh o Humphrey Bogart.
esto ha tenido efecto a su vez sobre la estética y sobre la crítica. Hasta hoy Hay buenos recuentos de obras, más o menos informados. Sin embargo,
sólo hay dos (¡!) textos realmente importantes en torno a la estética de la muchísimo más que en otras artes, la mayoría están centradas en un estilo,
danza4, y las obras que relacionan la danza con las otras artes, o con las el ballet académico, y sólo se detienen en los otros de manera derivada,
diversas Ciencias Sociales resultan igualmente escasas. o incluso marginal. Uno clásico, quizás modelo para muchos otros es Four
El reverso exacto de esta situación de pobreza teórica, que se extendió Centuries of Ballet, Fifty Masterworks (1970), de Lincoln Kirstein5, en que
por siglos, es el verdadero boom de la escritura sobre danza que se ha agrupa como ballet no sólo El Lago de los Cisnes y Cascanueces sino tam-
producido en los últimos veinte años, quizás como efecto algo tardío del bién Fancy Free, coreografiada en 1944 por Jerome Robbins para Broadway,
boom social de la práctica misma de la danza en todas sus formas que he y El Ballet Triádico (1923) de Oskar Schlemmer, una obra que está en las
comentado más arriba. Cuando se considera la bibliografía especializada, antípodas de todo lo que el ballet quiere representar.
hoy relativamente abundante, y prácticamente toda en inglés, se observa Sin abandonar la lógica del recuento, Susan Au, Jack Anderson y Joan
que las fechas de las primeras ediciones en su gran mayoría no se remontan Cass, reúnen bajo la fórmula “ballet y danza moderna” historias centradas
más allá de 1990. en el ballet, a cuya tradición dedican más de la mitad de sus respectivos
Pero la avalancha de la escritura ha creado también una avalancha de textos, en las que los autores modernos, e incluso algunos (los más ele-
reediciones de todo el material anterior, lo que curiosamente crea el efecto gantes) autores de vanguardia, aparecen como extensiones, o variaciones,
de que hoy es más fácil encontrar reeditado el libro de Thoinot Arbeau (su sobre la tónica central del estilo académico6. La misma lógica se repite en las
Orchesographie, de 1589), que el comentadísimo libro de Vidas de Pintores historias centradas en el estilo moderno, pero ahora el desbalance ocurre
de Giorgio Vasari. A pesar de su pobreza heredada, hoy es quizás el mejor desde este estilo. Es el caso de Jacques Baril, Leonetta Bentivoglio, Claudia
momento para escribir sobre danza. Escribir sobre los mil y un puntos de Fleischle-Braun, Isa Partsch-Bergsohn7
vista y perspectivas que las teorías sobre la literatura y la plástica han corrido Mucho más útiles, aunque sean apenas un poco mejores en términos
y recorrido ya tantas veces, escribir sobre lo que acá falta, desde unas pers- teóricos, resultan las historias escritas para hacer el recuento de la danza del
pectivas irreemplazables, que esas disciplinas difícilmente podrían ofrecer. siglo XX. La más importante es Not Fixed Points, de Reynolds y McCormick.
5  Lincoln Kirstein, Four Centuries of Ballet. Fifty Master Works (1970), Dover Publications,
Y entre lo que falta hay que considerar, precisamente, a las historias de la Nueva York, 1984.
danza. He hecho todas las distinciones anteriores justamente para indicar 6   Susan Au, Ballet and Modern Dance (1988), Thames & Hudson, Londres 1988; Jack
Anderson, Ballet & Modern Dance. A concise history (1986), Princeton Book Company, New
que hasta hoy no logran pasar el nivel historiográfico del mero recuento. Jersey, 1992; Joan Cass, Dancing through History (1993), Prentice hall, New Jersey, 1993.
7  Claudia Fleischle-Braun: Der Moderne Tanz (2001), Afra Verlag, Stuttgart, 2001; Jacques
4  El citado Understanding Dance, de McFee, y A measured pace. Toward a Philosophical Baril: La danza moderna (1977), Paidós, Buenos Aires, 1987; Leonetta Bentivoglio: La Danza
Understanding of the Art of Dance, de Francis Spashott, University of Toronto Press, Toronto. Moderna, Longanesi & C., Milán, 1977; Isa Partsch-Bergsohn: Modern Dance in Germany and
El primero es de 1992, el segundo de 1995. the United States, Harwood Academic Publishers, Switzerland, 1994

128 129
Se pueden encontrar las versiones francesa y alemana de la misma tarea, y acercamiento general a la lógica del espectáculo, ampliamente promovida
resultan un complemento enriquecedor8. por los mecenas estatales y privados. Una lógica que tiende a aplanar el
Por supuesto, se han escrito estudios históricos muchísimo mejores, sentimiento estético en torno a las sensaciones del momento, que tiende
sobre todo en los últimos veinte años, pero sobre movimientos, autores o a privilegiar el efectismo, la ilusión escénica, el giro ingenioso, el recurso a
polémicas particulares9. Lo que no hay, en cambio, es ese tipo de historias lo cómico, la solución armoniosa.
comprensivas, fuertes en su base historiográfica pero a la vez de excelente Para esta manera de acercarse al arte, como consumo cultural, como
nivel en sus estimaciones estilísticas, claras en sus fundamentos estéticos, signo de estatus, más para ser visto viendo que para ver, en realidad, la tela-
recorriendo a la vez los contextos, las obras, los estilos, que no es difícil raña histórica es más bien una dificultad. Se convierte en una mediación que
encontrar en literatura o en pintura. dificulta el agrado, que hace más difícil el buen pasar que permite “salir” del
espacio del arte sin grandes huellas y “volver” al espacio de la vida cotidiana
sin impedimentos que entorpezcan sus relaciones habituales.
4. La danza y sus historias
Aún así, todo lo que se lea sobre historia de la danza, contribuye al te-
jido intertextual que configura esencialmente a cada obra, y se agrega a Poner las obras de danza en el contexto de sus historias hace que asistir
la historia de los discursos que ocurre de hecho en la experiencia de cada a ellas sea una experiencia artística, es decir, de creación. Aislarlas como
espectador. Nadie espera que la experiencia estética que se puede tener al momentos especiales, a los que se entra y de los que se sale, sin alguna co-
escuchar la Novena Sinfonía de Beethoven se complete y consume la pri- nexión especial con la vida “real”, aplana justamente la dimensión artística
mera vez, o en una única vez. Por supuesto podemos escucharla también que tiene el asistir a ellas. Se podría pensar que esta diferencia tiene una
para completar la digestión, o como música de fondo mientras estudiamos cierta significación moral, algo así como “se debería hacer esto y no aquello”
matemáticas, o compramos en un supermercado. En buenas cuentas esa es pero, aunque la tenga, no es directamente lo que me importa señalar aquí.
la clase de interacción que hemos llegado a tener con el cine, aún cuando El asunto en juego es más bien de tipo estético, propiamente artístico. O,
consideremos que hemos ido a ver una obra de “cine arte”. La vemos una para decirlo aún de otra forma, el asunto es que perfectamente podemos
vez, nos quedamos con el recuerdo, y casi nunca encontramos que sea experimentar una obra de arte sin que la estemos experimentando como
necesario verla unas dos o tres veces hasta captar su complejidad de una obra de arte.
manera más completa, o profunda. También nos contentamos con ver las En danza ocurre la paradoja de que es un tipo de actividad extraordi-
pinturas de la Capilla Sixtina en un libro de arte, o incluso en directo, una nariamente frecuente, de la que estamos rodeados, en ocasiones sociales,
vez, y ya podemos ponerla en el catálogo de “obras vistas”. en los shows televisivos, en el zapping del TV cable y, sin embargo, algo
En las artes escénicas esta tentación de la mirada fugaz, que se siente relativamente raro de ver como expresión artística10. Este doble registro
satisfecha con una experiencia, es particularmente probable debido a su hace que sea muy fácil extender el sentido del espacio más frecuente al
otro, que debido a su dificultad de acceso es relativamente más raro. Una
8  Nancy Reynolds y Malcolm McCormick: No fixed points, Dance in the twentieth century, situación que produce una cierta insensibilización respecto del contenido
Yale University Press, New Haven, 2003; Isabelle Ginot y Marcelle Michel: La danse au XXe
siècle, Ed Larousse, Paris, 2002; Jochen Schmidt: Tanz Geschichte des 20. Jahrunderts, Hen- 10  Algo que se da también respecto de la costumbre de poner obras pictóricas clásicas
schel Verlag, Berlin, 2002 como adorno en nuestros entornos cotidianos, o ver obras consagradas pero agradables en
9  Autoras ejemplares en este tipo de estudios específicos son Lynn Garafola, Sally Banes, los pasillos de los bancos o las clínicas médicas. O en la insensibilización progresiva respecto
Susan Manning, Janet Adshead-Lansdale, June Layson. del teatro que ha producido la telenovela, el cine de esparcimiento, la banalización del drama.

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estético de lo que vemos. Y esta transición, que en su extremo conduce
a una cierta banalización de la experiencia, resulta todavía más probable En otra dirección, un poco más convencional, esta historicidad es la que
debido a la densidad del ver danza que he comentado en el primer capítulo, se pone en juego cuando un montaje cita o alude a otro, de lo que, se su-
a la enorme cantidad y variedad de estímulos, informativos y emocionales, pone, es una misma obra. Casos explícitos y polémicos de esto son los que
que un buen coreógrafo puede llegar a condensar en unos pocos minutos se encuentran en los montajes de Cascanueces, bajo el nombre apenas di-
danzados. simulado de Hard Nut, por Mark Morris, y de Matthew Bourne, con el título
Nutcracker!, que refieren, y hacen mofa, una y otra vez a los giros y rasgos
La única manera de “desbanalizar” la Novena Sinfonía es escucharla mu- ya ritualizados de la obra original, y en particular a la versión “consagrada”
chas veces. En momentos distintos, con disposiciones distintas, en versiones y extremadamente popular de George Balanchine11.
distintas. Y, por supuesto, tratar de escucharla realmente, de oír la música, Se trata de una posibilidad ampliamente explorada en el teatro y la ópera
tratando de no dispersarse en ideaciones múltiples y algo ajenas respecto de desde hace muchas décadas, pero relativamente nueva en danza. Nueva,
las cuales oficie como un mero acompañamiento. Algo que todo asistente aunque no novedosa, sobre todo en cuanto a la consciencia de sus auto-
no especializado a un concierto habrá experimentado: esa sensación de res en torno a las posibilidades que abre la reposición abiertamente inter-
dejarse llevar por la música hasta el grado de que mentalmente la pasamos pretativa de las puestas en escena, o el montaje que abiertamente busca
a un segundo plano, aprovechamos su acompañamiento como refugio, y subvertir una cierta tradición establecida en torno a una obra en particular.
usamos la relativa pasividad que hemos logrado en nuestros asientos como Una práctica que, por la novedad del estilo moderno, y por la ritualización
un espacio en el cual realizar otras tareas subjetivas que el tráfago cotidiano del estilo académico, era relativamente excepcional, y que desde hace unos
no nos ha dado la oportunidad de explorar. Ir a un concierto y realmente veinte años se ha hecho habitual12.
escuchar la música, una experiencia quizás cada vez más difícil. En el mismo sentido, también la apertura de los coreógrafos hacia el
De la misma manera, la única manera de “desbanalizar” las obras de dan- poderoso movimiento de renovación de la ópera ocurrido en Europa en
za es verlas más de una vez, es estar advertido lo mejor posible de su texto los años 70 y 80 a través del montaje de óperas en que se hace central la
dancístico, y de los múltiples discursos que lo configuran. Lo que habría que dimensión danzada, en un hermoso giro en que la danza, que nació para
hacer es ver realmente la danza, en lo que tiene de danza, como he insistido acompañar óperas se convierte en la dueña de casa que invita a la ópera
antes, detenerse o, más bien, con-moverse, con y en los movimientos mis- para que sea su pretexto. Quizás el ejemplo más accesible sea Dido y Eneas
mos. Las formas, más que los mensajes, las propiedades del movimiento, (1689), de Henry Purcell, montada por Mark Morris en 1986, y por Sasha
más que lo llamativo de la música o de los elementos pictóricos, el espacio Waltz en 2005, ambas disponibles en DVD.
de movimientos en que operan las metáforas (o su ausencia), el modo en
que son tratados los desplazamientos, la energía, el equilibrio, el soporte
11  En orden temporal las obras son George Balanchine, The Nutcracker (1956), publicada
que es el cuerpo. y reeditada muchas veces en VHS y DVD, por Elektra Entertainment de Warner; Mark Mor-
Y, cada uno de estos elementos, modulado a su vez por la lógica que el ris, The Hard Nut (1992), publicada en VHS en 1992 y DVD en 2008 por NBC Arts; Matthew
Bourne, Nutcracker! (2002), publicada en DVD por Screen Stage en 2003.
estilo le imprime. En el ballet los lucimientos, en la danza moderna la ex-
12  Ejemplos notables son los montajes de Mat Ek, un coreógrafo moderno, extraordinari-
presividad (de los movimientos mismos), en las propuestas de vanguardia amente productivo en obras completamente originales, que ha recreado, y trastocado, obras
la subversión que contienen, el emplazamiento que nos hacen. Es para esta tradicionales como Giselle (1982), El Lago de los Cisnes (1987), Carmen (1992) y La Bella
modulación que las historias de las obras son relevantes. Durmiente (1996).

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taciones de trascendencia fijada, de intemporalidad, que aparecen ahora
Por supuesto, ante estas nuevas posibilidades, que ponen en evidencia como ficticias, forzadas, meramente míticas.
la historicidad de las obras, nuestra mirada vuelve a ser reconfigurada, y
empezamos a ver mucho más explícitamente lo que siempre estaba ahí,
pero la percepción habitual negaba. Que El Lago de los Cisnes “de Petipá” Historias del Arte
en realidad es “de Vainonen”, que el modernismo “de Fokine” en realidad Historia de Historias de
es “de Gorski”. O que el Cascanueces de Balanchine (1956) es la versión - Autores - Textos
norteamericana (hecha por un georgiano) de la versión soviética de Lo- - Obras - Intertextualidades
pukhov (1929), que era a su vez una versión que se convirtió en “disidente”
- Estilos - Contextos
de la versión soviética de Vainonen (1934), que pretendía ser una versión
más fiel del montaje de Petipá (1892), que en realidad fue coreografiado - Discursos
completamente por Lev Ivanov… - Márgenes
Historicidad Radical de las Obras de Arte
La consciencia de esta densa intertextualidad, de esta historicidad radi- (en las Artes de la Representación)
cal, ha permitido un giro interno, en la danza vanguardista, que agrega una - recreación por el director
dimensión de complejidad interesante. Hay coreógrafos que han explorado
la historicidad inmediata de las obras mismas, su proceso de construcción, - ejecuciones distintas
y han convertido esa exploración en el motivo y centro de lo que llega - percepción desde diversos públicos
a considerarse, ahora de un modo sustancialmente más difuso, “la obra - cambios progresivos en la intertextualidad
como tal”. Una obra que expone su proceso de creación nos pone ante el - cambios en los contextos de la reposición
curioso problema de establecer cuál era la obra y cuál era el proceso “de
preparación”.
No se trata ya de la improvisación en tiempo real, en el espacio escénico Historicidad Interna de las Obras: Working in Progress
directamente. Esta es, desde luego, una situación en que la elaboración (el
proceso) y el resultado están presentes a la vez. Se trata, en un desafío más
sutil, de que se construye una obra, en principio no improvisada, quizás con
el objetivo de “fijarla” en algún momento, pero en que se opta por mostrar,
o poner en evidencia, las incertidumbres propias del proceso de creación.
Un procedimiento que se suele designar con la expresión norteamericana
“working in progress”.
Se trata aquí de la historicidad interna de la propia obra, puesta como un
elemento para enfatizar el carácter efímero de la danza como experiencia,
como una forma de subvertir la idea de “obra como tal”, con sus conno-

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IV. Corporalidades y Género

1. El cuerpo como “descubrimiento” del siglo XX

La cultura moderna se construyó sobre la base de una enorme represión


de la espontaneidad y sensibilidad corporal. Cuando se observa su desarrollo
en Europa, desde el siglo XIII, y luego las formas en que se expandió progre-
sivamente a través de todo el planeta, se asiste al penoso espectáculo de la
miseria industrial sufrida por las grandes masas que migran del campo a la
ciudad, a la tragedia de millones y millones de seres humanos enajenados
en trabajos opresivos, con niveles salariales a penas por sobre el nivel de la
subsistencia, se contempla la enorme magnitud del sufrimiento acumulado
sobre el cual se levantó la relativa abundancia de la que, algunos países,
disfrutan hoy en día, países cuyos orgullos sólo pueden operar contra un
fondo de pésima memoria y mala consciencia.
Las diversas formas del cristianismo cumplieron un poderoso y crucial
papel en esta miseria, y en esta enorme acumulación productiva. Fueron el
sustento ideológico de una cultura social represiva, que fomentó la resig-
nación de unos y el esfuerzo ahorrativo de otros. El puritanismo cristiano
hizo posible y defendió por los medios más crueles imaginables una cultura
del sacrificio, del extremo esfuerzo físico, de la obediencia y el miedo. Las
guerras de religión, la sostenida costumbre de enviar a la hoguera a judíos,
gitanos, parteras, ancianas, homosexuales, bajo la acusación genérica e
incontrastable de “herejía”, la extrema intolerancia cultural, se extendieron
por más de quinientos años (siglo XIII al siglo XVIII), bajo una política que la
hipocresía europea quiere olvidar o poner entre paréntesis llamando “edad
media” a su propio pasado, o contando de manera abiertamente sesgada
las maravillas del arte de que gozaron los ricos, o de las teorías científicas
que coexistieron mano a mano con toda clase de fanatismos religiosos.
Todo este horror, sufrido por las grandes masas, se tradujo en una cultura
de increíbles restricciones corporales. A diferencia de las culturas agrícolas
tradicionales, que en tiempos de bonanza permitía a los campesinos una
vida cotidiana relativamente saludable, la miseria urbana en la cultura in-
dustrial significó un grave retroceso en los niveles de salud pública, con una

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aguda recurrencia del hacinamiento, de las enfermedades infecciosas, de la Pero entonces, para estas capas medias, el sombrío horizonte cultural del
desnutrición y la mortalidad infantil. La política social con que se enfrentó puritanismo o el integrismo religioso, que hasta entonces había cumplido
la crisis y decadencia capitalista en los países del sur de Europa (España, una función productiva, apareció como mezquino y opresivo. Aparece un
Portugal, Italia, Francia) no fue sino el oscurantismo religioso (recordar fenómeno singular, que históricamente sólo se había dado en los momentos
que los tribunales de la Inquisición funcionaron en España hasta 1868). La más altos de las grandes culturas agrícolas: personas comunes y corrientes
política social con que se disciplinó la mano de obra en los países capitalistas quieren gozar de los beneficios de la relativa abundancia que han alcanzado.
en auge (Holanda, Inglaterra, Estados Unidos) fue el más extremo purita- No sólo los ricos, los aristócratas y nobles, los grandes burgueses y banque-
nismo. Por ambas vías el cuerpo se convirtió en un verdadero enemigo de ros, sino las “capas medias”, formadas por un amplio espectro de niveles de
las costumbres, del orden establecido. Mientras los ricos inventaban las ingreso y acceso a la educación, reunidas más bien por la sensación misma de
gracias placenteras y desordenadas de la Volta o la Gallarda, las enormes ser “capas medias” que por alguna clase solidaridad o de intereses comunes.
masas de pobres sólo accedían a ellas en las catarsis toleradas en los escasos Emerge, de manera masiva, el espíritu burgués, no en los burgueses (pro-
días de carnaval (en España, Portugal, Italia), o simplemente no gozaban de pietarios capitalistas) como tales, sino en los sectores sociales que, sobre la
carnaval alguno (en Holanda, Inglaterra, en los estados puritanos de Estados base de sus salarios, tienen un horizonte cultural de tipo burgués. Balzac,
Unidos). El baile popular prácticamente desapareció de las ciudades (salvo Zolá, Dickens, convirtieron en una gran literatura el testimonio de esta
en el carnaval), y subsistió sólo en las aldeas campesinas, a las que la cultura emergencia1. Surge un espíritu individualista, atravesado de triunfalismo,
industrial aún no llegaba. ávido de ascenso social y de lucimiento, mezquino en sus horizontes, pero
ávido de derrochar en todo aquello que le permita ser reconocido. Surge
Pero el saqueo sistemático primero de América Latina y luego de África una cierta urgencia por tener voz propia, por expresarse y ser considerado
y Asia por un lado, y la sobre explotación de sus propias poblaciones por válido en todo aquello que sea expresión particular e individual. Y esto tiene
otro, permitió, tras quinientos años oscuros, la abundancia europea, que se efectos sobre la cultura predominante que superan todo lo que se había
extendió luego a la zona industrial de Estados Unidos. Una disponibilidad dado en la sociedad humana hasta entonces. Surge la política moderna,
de bienes nunca vista en la historia, empujada por una permanente revolu- impulsada por ciudadanos comunes y con una cierta eficacia sobre el po-
ción tecnológica y productiva, generó sociedades complejas, y permitió la der del Estado. Surge el arte “moderno”, que generaliza entre los artistas
aparición de enormes capas medias, formadas por sectores de trabajadores la autonomía del creador que ya se había reivindicado en el romanticismo.
que lograron mejorar progresivamente sus estándares de vida. Primero los Surgen demandas sociales por el salario, por el acceso a la cultura, por la
trabajos profesionales (médicos, abogados, ingenieros, profesores univer- educación y la salud, levantadas por las organizaciones nacientes de la clase
sitarios, altos funcionarios públicos), luego los trabajadores calificados, de de los trabajadores industriales.
los sectores productivos basados en tecnologías más avanzadas. Desde
mediados del siglo XIX crecieron en Europa y en Estados Unidos capas me- 1  Actualmente existe todo un género en la disciplina histórica dedicado al acercamiento
dias más grandes y con mejores niveles de vida que en cualquier sociedad que hago aquí de manera extremadamente general: la llamada historia de la vida privada.
Con ese mismo nombre se puede encontrar en castellano la colección Historia de la Vida
humana hasta entonces. A lo largo del siglo XX esta abundancia llegó, de Privada (1987), dirigida por Philip Ariès, en Taurus, Madrid, 1987-1989, en cinco volúmenes,
manera variable, pero progresiva, a los trabajadores industriales, y se hizo y la colección Historia de las Mujeres (1990), dirigida por Michelle Perrot , en Taurus, Ma-
visible en todas las grandes ciudades del mundo. drid, 1991-1993, en cinco volúmenes. Entre nosotros se puede encontrar, dirigida por Rafael
Sagredo y Cristián Gazmuri, la Historia de la Vida Privada en Chile, Taurus-Aguilar, Santiago,
2005, en 3 volúmenes.

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La autonomía, la completa independencia creativa, defendida y exaltada sectores sociales. Y esta lucha en el campo de las costumbres es sostenida
por los artistas, invierte la relación tradicional entre el gremio y sus mecenas. por la nueva cultura burguesa de esa manera directa y desordenada, y es
El mecenazgo se amplía hacia una clase de consumidores de alta cultura otro campo el que se manifiestan las múltiples revoluciones de los tiempos.
que ya no encargan las obras sino que van siguiendo la creación efectiva y La informalidad burguesa se extiende en Francia en las décadas de 1860
potencian o discriminan, a posteriori, lo que los artistas proponen. Por esa y 1870, se propaga a Estados Unidos desde 1890, se generaliza en la Belle
vía surge la permanente tensión entre la Academia, que procura mantener Époque (1890-1914). El auge de la cultura revoltosa e informal alcanza su
la lógica de los encargos reglados por normas, y las vanguardias, más o culminación en los “locos veinte” y luego, por todo el mundo, en los “locos
menos marginales, que luchan por imponer sus nuevos criterios estéticos. sesenta”.
Una lógica que es análoga a la tensión permanente entre el movimiento de
trabajadores por un lado y el Estado y la burguesía como sus antagonistas.
Pero, antes de abordar el efecto de esta nueva cultura sobre la percep-
Una analogía que permitirá la aparición de un arte político subversivo que
ción del cuerpo, es necesario considerar otra serie de factores, más sutiles,
va más allá del uso político tradicional que había tenido el arte por encargo.
que a pesar de su notoria visibilidad han sido casi siempre ignorados, quizás
porque hemos llegado a estar tan familiarizados con ellos que los conside-
Un gran resultado de estos cambios revolucionarios, sobre el cual quiero ramos obvios.
centrar los comentarios de esta sección, es el “descubrimiento” del cuerpo. A lo largo del siglo XIX ocurrió la más profunda revolución en la produc-
La cultura burguesa ya no quiere verse restringida por el puritanismo que le ción agrícola nada menos que desde la misma invención de la agricultura.
fue impuesto durante los primeros cinco siglos de su historia. Parte de sus Los avances científicos en química y en biología permitieron un aumento
ansias de reconocimiento pasan por el abandono progresivo de los índices espectacular en la productividad agrícola y, de manera consiguiente, en la
de estatus que fueron característicos de la cultura aristocrática. La democra- producción de alimentos. A esto hay que agregar el efecto del comercio
tización de las maneras de vestir, de las maneras de conducirse en público. mundial sobre la diversidad de alimentos disponibles. La papa, el café, el
La democratización de las emociones y las expresiones emocionales que arroz, la soya, la cebada, y una innumerable serie de otras variedades de
se consideran válidas y pueden ser ejercidas de manera soberana. Nunca plantas que alimentaron tradicionalmente de manera local, ahora viajaron
más ropajes fastuosos, tampoco las complicadas maneras de saludos y el y se arraigaron en los lugares más alejados imaginables, cambiando de ma-
barroquismo de los gestos de cortesía. Tampoco la contención emocional nera sustancial la dieta de todos los seres humanos. El efecto general es que
y expresiva. Los nuevos “pequeños” burgueses ríen a carcajadas en público, los niveles nutricionales aumentaron de manera revolucionaria, en todo el
lloran de manera visible cuando asisten a los melodramas de moda, corren mundo, durante más de ciento cincuenta años (1830-2000).
en las calles, circulan en los días festivos vestidos de manera informal, van a
Pero no sólo eso. En la misma época ocurrió también la mayor revolución
las recién inventadas “vacaciones” con ropajes estrafalarios, o simplemente
médica en la historia de la humanidad. La bacteriología permitió las vacunas
con la menor cantidad de ropajes posible.
y los antibióticos. Se conocieron por primera vez los mecanismos profundos
Por supuesto el espanto conservador se expresa, de maneras casi tan de la alimentación, y se enseñaron en todas las escuelas las normas básicas
viscerales como las que combaten. Se critica el mal gusto, la superficialidad, de una dieta equilibrada. Se conocieron las causas de las enfermedades
la flexibilidad moral rayana en el oportunismo, el individualismo galopante. infecciosas y eso permitió un diseño racional de los sistemas de salud e
Pero los revoltosos se imponen con su desenfado, con su actitud leve, con higiene pública. Los Estados se preocuparon activamente de desarrollar
la facilidad democrática de sus nuevas costumbres, accesibles a todos los

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los sistemas agua potable, de salud primaria, de educación para la salud. dominantes y a la formación militar. El fútbol, el rugby, el básquetbol, el
Es difícil dar cuenta del enorme y múltiple impacto que estas revoluciones beisbol, se convirtieron en “pasión de multitudes”. La educación física, con
han significado en la historia humana. Por mucho que enumeremos cifras y énfasis variables entre lo deportivo y lo militar, se convirtió en una asigna-
estadísticas, la diferencia de nuestra vida cotidiana con la que las personas tura obligatoria en todos los niveles educacionales.
comunes vivían hace tan sólo cien años es tan grande que simplemente ya Este nuevo interés por el despliegue físico fue reforzado por las nacientes
no podemos imaginar sus condiciones de vida. formas de propaganda de las empresas dedicadas a los rubros de consumo
Sólo algunas cifras. La esperanza de vida de las personas comunes pasó, masivo. La propaganda de automóviles, de accesorios del hogar, del vestua-
en todos los países del mundo, desde unos 35 años en 1900 a unos 75 años rio, de los cigarrillos, y de las famosísimas Coca Cola y Pepsi Cola, apelaron
en el 2000. ¡Vivimos en promedio más del doble que nuestros bisabuelos! a la difusión de un estilo de vida (el famoso “american way of life”) en que
La mortalidad infantil bajó desde un 20% en 1900, incluso en los países más se enfatizaban de manera directa y casi violenta la cultura del despliegue
avanzados, a menos del 1% en 2000, incluso en los países más atrasados. físico y los atractivos del cuerpo sexualizado.
La estatura de las personas comunes es hoy, en promedio, más de veinte
centímetros mayor que hace sólo cien años. Por supuesto, también, por las
mismas razones, hemos pasado de 1500 a 7000 millones de seres humanos
Revolución en los Cuerpos Revolución de los Cuerpos
en esos mismos cien años. Antes de considerar cómo ha cambiado nuestra Dieta
percepción y experiencia del cuerpo es necesario tener presente que los Higiene Hedonismo
mismos cuerpos humanos han cambiado de manera revolucionaria. Revolución Médica Juvenilización
Ejercitación El Cuerpo como Estatus
Si hay un campo en que las nuevas ansias de vivir de manera conforta- Esperanza de Vida Diversidad Corporal
ble y placentera se expresó, a lo largo del siglo XX, con particular fuerza, Vigor Físico Erotismo y Des-erotización
es el de experimentar al máximo esta nueva corporalidad, más vigorosa y Nuevas Medidas Corporales Sexualización
susceptible de experiencias que los avances productivos y técnicos hicieron
Desarrollo de la Motricidad Fina Nueva Sensibilidad
posible. La liberación burguesa (pequeño burguesa) respecto del purita-
nismo de la cultura moderna tradicional se expresó ante todo como una Cuerpos Intervenidos Diversidad de Géneros
euforia hedonista. Desde fines del siglo XIX, primero en las capas medias Prótesis
acomodadas, surgió un creciente interés por “gozar” la vida. Se reinventó la Piercing
antiquísima costumbre de los balnearios marítimos, que había desaparecido
con el Imperio Romano (recordar Pompeya y Herculano). Tener casa en la
playa, “ir a la playa”, se convirtió en una necesidad y en una tensión, más
allá de todos los dolores de cabeza que significó para los sectores medios La posibilidad de una vida larga y saludable, cambió también de manera
más empobrecidos. dramática la idea tradicional, tan antigua como la historia misma, de cuestio-
nes tan básicas como qué es un “joven”, hasta qué edad se es “niño”, desde
Pero también se recuperó la antiquísima costumbre de los deportes físi-
qué momento somos “adultos” o “viejos”. Cada uno de estos períodos no
cos, que por más de mil quinientos años había estado restringida a las clases
sólo se extiende sino que, en sentido auténtico, se constituye como sector

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social: por primera vez en la historia los niños, los jóvenes, los viejos, se También la revolución industrial permanente que vive la modernidad
convierten en sujetos sociales significativos, con necesidades y capacidades desde principios del siglo XIX ha significado enormes cambios en las pau-
de acción propia. Y la sociedad los reconoce como tales, en sus necesidades tas cotidianas de corporalidad y movimiento. El trabajo industrial por un
y capacidades. lado ha reemplazado progresivamente el esfuerzo físico directo, propio del
Sin embargo, la pasión burguesa, hedonista, que recorre el siglo XX, ha trabajo campesino, por un esfuerzo que requiere más de coordinaciones
construido y perseguido de manera dramática una convergencia de todos musculares y perceptuales finas que del despliegue de energía. Por otro lado,
estos estratos de edad hacia la juventud. Los niños ansían llegar a jóvenes, sin embargo, ha ritualizado fuertemente los movimientos en la esfera del
los viejos sufren porque ya no lo son, los adultos sufren pensando que poco trabajo, proyectando el modelo mecánico del movimiento de una máquina
a poco dejan de serlo. La virtudes atribuidas a la juventud (vigor, jovialidad, sobre el cuerpo humano, y extendiéndolo progresivamente, como hábito,
salud, optimismo, capacidad de innovación, capacidad de gozar plenamen- más allá del tiempo de trabajo, a toda las expresiones de la vida cotidiana.
te), fueron (y son) adoradas y exaltadas sin tregua por los medios de comu- El desarrollo industrial ha promovido el uso sistemático y creciente de
nicación. Actuaron como meta e ideal de cada hombre y mujer a lo largo de interfaces que prolongan y magnifican el esfuerzo humano. Los automóviles
todo el siglo. En una sociedad democratizada en muchos aspectos, en que permiten correr más rápido que los pies. La sierra eléctrica corta con más
los indicios tradicionales de estatus y privilegio (como el vestuario, el acce- energía, precisión y eficacia que el hacha. La máquina de escribir imprime la
so a la cultura o las “buenas maneras”) pueden ser fácilmente simulados, escritura con mayor precisión y claridad que la pluma de ganso. Hoy en día la
el acceso a una corporalidad cercana a estos mitos e ideales, propagados mayor parte de los trabajadores que producen bienes reales sólo completan
hasta el exceso por los medios de comunicación, se convirtió en un verda- los aspectos que las máquinas no han podido automatizar. Por un lado los
dero privilegio. Una nueva fuente de estatus que se expresa en la condición cuerpos son físicamente más vigorosos, por otro el patrón de esfuerzos
universal que atormenta a los que buscan empleo: “se requiere persona de corporales predominante se ha desplazado desde la musculatura gruesa y
buena presencia”. el gasto de energía a la musculatura fina y el trabajo con las coordinaciones
Pero estas metas e ideales tuvieron y tienen una realidad efectiva tre- entre musculatura y percepción.
mendamente variable, y en la práctica llegaron a significar algo sólo para Pero el desarrollo industrial ha revolucionado también completamente
un segmento de edad bastante breve, y sólo fueron efectivas y plenas en la vida cotidiana, llenándola de artefactos cuya relación con las destrezas
los sectores sociales más acomodados. En la vida social común, cotidiana, corporales es completamente distinta a la relación entre el cuerpo y los
efectiva, es este carácter de realidad mítica y nunca realizada la que ha objetos en las culturas tradicionales. Equilibrarse en el Metro, caminar en
sido de manera constitutiva y esencial para la cultura del siglo XX: no es calles repletas de personas, dominar los botones y palancas de los arte-
la realidad de la juventud la relevante, sino más bien, simplemente, su ca- factos eléctricos, y luego dominar las teclas de los artefactos electrónicos.
rácter ideal, y la ansiedad masiva que conlleva. Desear llegar a ser joven, Dominar el teclado del celular con una sola mano, al mismo tiempo que se
desear permanecer joven, desear ser para siempre “joven”, ha marcado el conduce un automóvil.
imaginario corporal de los últimos ciento cincuenta años, incluso de manera El ejercicio corporal de la vida cotidiana, tal como el de la esfera del
creciente. Y esto a pesar de todas las limitaciones y sufrimientos efectivos trabajo, ha evolucionado también desde el esfuerzo físico al esfuerzo neu-
que afectan a la juventud real. romuscular y perceptual. Y con ello los patrones tradicionales de cansancio
han cambiado. El cuerpo vigorizado, lleno de energía, se enfrenta ahora a
un cansancio predominantemente neuromuscular. A un cansancio que tiene

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una fuerte carga subjetiva que se somatiza en la musculatura gruesa. Se ha larga lucha por la liberalización y humanización de las costumbres, que no
vuelto absolutamente cotidiano el buscar descanso haciendo ejercicio físico, va a culminar sino hasta los años sesenta.
gastando energía… “cansándose”. De la motricidad gruesa a la motricidad
fina, y de esta a una motricidad subjetiva, plenamente condicionada e inter-
El modernismo de la danza alemana encuentra sus raíces en los movi-
venida por la subjetividad. Es común hoy en día que la danza, sobre todo en
mientos de gimnasia rítmica y vida natural que abundan en la región desde
sus formas modernas, sea vista como un lugar de descanso relativo: expre-
mediados del siglo XIX. La escuela sueca de gimnasia, iniciada por Pehr
sión subjetiva y despliegue corporal íntimamente ligados por los hábitos y
Henrik Ling (1776-1839) y su hijo Henrik Ling (1820-1866), no competitiva
condiciones de la misma vida cotidiana. No es raro, en ese contexto, que la
sino orientada hacia el reforzamiento de la salud, con un matiz algo militar,
danza sea tan frecuentemente vista como un procedimiento terapéutico.
encontró su alternativa en la escuela alemana, iniciada por Guts Muths
(1759-1859) y Friedrich L. Jahn (1778-1852), orientada hacia la competi-
2. La cultura corporal en la danza del siglo XX tividad deportiva, pero con un idéntico énfasis en la salud “perfecta” y la
El cuerpo juvenilizado por el imaginario hedonista de las capas medias vida cercana a la naturaleza. Ambas fueron extraordinariamente populares,
ha tenido un papel central en la danza del siglo XX, en todos los estilos. En y practicadas en forma masiva en escuelas y lugares públicos, sobre todo
el ballet primero, y la danza moderna luego, está el origen de los modelos desde la década de 1870. Pero, a su vez, frente a ambas, también fue masiva
de corporalidad que han sido considerados adecuados para el cine, la in- y popular la tendencia hacia la gimnasia rítmica, desarrollada paralelamente
dustria de la publicidad, e incluso para los argumentos medio estéticos y tanto por Emile Jacques Dalcroze (1865-1950) como por Rudolf Bode (1881-
medio mercantiles de la industria alimentaria y la medicina mercantilizada. 1971). En estas escuelas el ánimo competitivo y militar fue ampliamente
abandonado, a favor de un nuevo énfasis en un concepto más integral de
Este cuerpo, imaginariamente pleno, ha sido la fuente de las innumerables
salud, tanto física como espiritual, un concepto más cercano a las ideas de
ansiedades que atacan la confianza en sí mismo, o la necesidad compulsiva
cuerpo bello, de goce del vigor natural, y de simple esparcimiento libre y
de ser reconocido y aceptado, de los individuos a la deriva entre el consu-
sano, sin grandes objetivos pragmáticos, más bien asociado a la idea de
mo y la precariedad de la vida. Y ha sido también, para algunos, una fuente
realización personal. Rudolf Laban, Mary Wigman, Kurt Jooss, Maja Lex,
inesperada de estatus y privilegio.
como la mayoría de los fundadores del modernismo alemán, se formaron en
estas escuelas de gimnasia rítmica, y las practicaron a lo largo de sus vidas
Estas ansiedades resultan perfectamente claras en el origen de la danza de manera cotidiana, como parte de su apresto para la danza.
moderna, tanto en su versión alemana como en la norteamericana. Todas
las valientes coreógrafas blancas, de capas medias acomodadas, en Estados
Este origen “gimnástico” del modernismo, tan presente en la lucha de
Unidos (Duncan, Saint Denis, Graham, Humphrey) que todas las historias
las blancas estadounidenses contra el puritanismo, se diluirá parcialmen-
reconocen como creadoras de la danza moderna, provienen de ambientes
te en su época clásica, más cercana al expresionismo, cuando la libertad
liberales que están en plena polémica con el puritanismo tradicional. Todas
expresiva se pone como valor central, y eso lleva espontáneamente a la
reivindican la libertad corporal, la libertad de ejercer un cuerpo expresivo,
aceptación de toda corporalidad como válida, y a toda expresividad como
abierto, libre de las restricciones impuestas por las costumbres victorianas.
legítima. Pero resurgirá con fuerza en la época, más conservadora, de su
El puritanismo y la represión conservadora son temas frecuentes en sus
academización. Esta deriva, que en realidad es más compleja que la de una
obras. Cada una de ellas puede ser vista como una verdadera heroína en la

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simple sucesión temporal, trae a todo el ejercicio de la danza a lo largo del promesa de goce integral, de reconocimiento pleno, encuentra un límite: la
siglo, una permanente tensión: la danza que ha sido creada y engrandeci- destreza de los especialistas. Y, de una manera algo dramática, las orgullosas
da en el contexto de un movimiento histórico democratizador, se aleja de y democratistas capas medias… acatan. Más aún, se sienten intimidadas,
manera cíclica de ese contexto hacia la sobrevaloración de determinadas y combinan sus ansiedades entre la secreta ambición de “hacerlo tan bien
configuraciones corporales privilegiadas. como ellos” y la resignada posición de “al menos admirar lo que hacen”.
Este privilegio de ciertas corporalidades está apoyado en el ejercicio sis-
temático de las más diversas escuelas de gimnasia, y en el acceso a niveles Justamente estas tensiones se han constituido en un asunto central en la
nutricionales y de salud por sobre la normalidad efectiva, siempre atacada estética de la danza. Tanto en el ámbito real y directo de la creación y sus
por la pobreza y la enfermedad. Pero está respaldado también por el in- horizontes, como en el de la teoría que la sigue. El asunto es la oscilación,
tenso imaginario social en torno a las corporalidades que serían deseables que ha llegado a conocer mucho más de una vuelta, entre la validez de toda
o adecuadas. Los mitos de la salud permanente, de la vida sin riesgos, de corporalidad y su reverso en la exigencia de destrezas y competencias cor-
la juventud permanente, y los estereotipos de belleza, de agilidad juvenil y porales especializadas. En la medida en que el cuerpo es el soporte central
deportiva caen una y otra vez, de manera inclemente, y creciente, sobre las de la danza, esta oscilación equivale a lo que ha sido en la plástica la larga y
personas comunes a lo largo de todo el siglo. Y se expresan en su relación compleja polémica sobre los soportes, y sobre las destrezas técnicas y pro-
directa, como intérpretes posibles, o indirecta, como espectadores, con las fesionales. Tal como se ha discutido la validez del formato cuadro en pintura,
diversas formas de la danza pero, sobre todo, con su práctica como forma hacia soportes más complejos como las instalaciones, las intervenciones,
artística. los materiales no convencionales, se ha discutido también en danza sobre
Después de generaciones y generaciones de niñas defraudadas por las los cuerpos más o menos “adecuados”. Una gran diferencia, sin embargo,
extremas exigencias del ballet, sometidas a esfuerzos y exigencias por ma- es que mientras en la plástica estas discusiones han ocurrido de manera
dres ansiosas, sometidas al escarnio de la competitividad y la obligación de explícita, y a través de debates en que se encuentran diversas opciones, en
mantener estándares de desempeños impuestos, se tiene la impresión de la danza la oscilación ha ocurrido de manera soterrada, con algo de mala
que es sólo en ese ámbito que las corporalidades privilegiadas y sus exigen- consciencia, más bien como cambios de hecho en las prácticas concretas
cias han representado un problema, humano y, a la larga, también estético, que a partir de opciones explicitables.
para la danza. Mucho más amplio, y sutil, y por tanto menos notorio (hasta
el grado de “invisible”), es lo que ha significado la misma presión en la danza
Pero, justamente por eso, también el reverso de esta corriente persisten-
moderna, y en las vanguardias academizadas. Una y otra vez, modernistas
te hacia las corporalidades privilegiadas, ha sido particularmente explícito,
y vanguardistas han proclamado la validez de toda corporalidad, una y otra
de una manera disruptiva, y se ha planteado cada vez como desafío abierto
vez esta validez general ha sido defraudada por la profesionalización y la
a las convenciones imperantes. La situación de esos desafíos representa una
academización. Sin embargo, en estos casos, este retroceso es más sutil:
dramática contradicción para el espectador común. Y es justamente por
todo es válido, pero no todo es arte. La diferencia entre arte y artesanía,
eso que he incluido esta sección. Por un lado el imaginario corporal del siglo
entre práctica artística y ejercicio común, entre “danza” y “baile”, ha sido
XX que he descrito también opera, y muy directamente, sobre los espec-
el modo en que las esperanzas expresivas de las capas medias han sido
tadores. Eso significa una cierta expectativa del espectador medio sobre el
relegadas al ámbito de “aficionados”, o al ámbito derivado de prácticas de
desempeño de los bailarines y coreógrafos que se presentan como artistas.
tipo terapéutico (como el yoga, o el uso de la eutonía, o el Feldenkrais). La

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Por mucho que estas expectativas también se relajan considerablemente camente ha resultado progresivo, ha sido significativo para el modernis-
en las épocas más liberales, actúan como una presión permanente para el mo2. Para las vanguardias, en cambio, la ropa de calle es suficiente, incluso
gremio. Por otro lado esas expectativas contienen, y en cierto modo disi- para exhibir destrezas, sin que la desnudez implique ninguna trasgresión
mulan, la propia impotencia del espectador ante ideales de corporalidad a particular. Desde un punto de vista más político, es como si la desnudez
los que, por mucho que tengan de míticos, sólo logra asistir en calidad de omnipresente a la propaganda comercial fuese ya suficiente, haciendo que
testigo, algo externo. La “admiración” de que son objeto frecuentemen- la protesta no gane nada particular con reproducirla, o aludirla, ni siquiera
te los bailarines profesionales está envuelta de un dramático reverso: una en sentido crítico.
soterrada, muy oculta, animadversión que proviene de esa impotencia. La
mayoría de los bailarines la constatan, también de una manera dramática,
Es en este contexto que resultan extraordinariamente interesantes, en
en sus vidas cotidianas.
términos políticos y estéticos, los coreógrafos que han trabajado directa-
mente con discapacitados, o que han puesto en escena de manera agresiva
Las vanguardias, justamente en sus momentos vanguardistas, han aco- y directa la realidad del SIDA, o de los estados terminales de salud. En sen-
gido estas contradicciones en torno a la corporalidad como uno de sus tido político se puede entender la impugnación directa de los efectos de
temas centrales. Si el gran orgullo del modernismo es la reivindicación de discriminación que significa el olvido, la omisión, la invsibilización, de tales
la libertad corporal expresiva en contra del puritanismo conservador, la realidades. Desde un punto de vista estético, aunque resulte algo violento
subversión vanguardista ha consistido en mostrar como esa reivindicación decirlo, el asunto es el radical cuestionamiento de los soportes (cuerpos)
olvida, omite, sistemáticamente aquellas realidades que se alejan de los que se han convertido en predominantes y privilegiados desde los ambientes
nuevos modelos y ideales corporales dominantes. Sólo en los países, y en profesionalizados y academizados. Este es un ámbito en que claramente
los sectores sociales, aún católicos (o sometidos a enclaves de protestan- puede verse lo que describiré luego como arte político: un arte en que
tismo conservador), la libertad del cuerpo es un tema de vanguardia. La la ruptura formal es congruente con la ruptura que se promueve a nivel
experiencia más política del cuerpo, en las vanguardias, ya no tiene que ver social. Danza de discapacitados, danza de gordos, ciegos, Dawn, danza de
con los ideales hedonistas de las capas medias, sino con un horizonte crítico esmirriados y torpes, danza en que coexisten de igual a igual con los que
en que toda forma de discriminación debe ser impugnada. pueden presumir de “normales”: esa es una parte muy significativa de la
nueva danza política o, al revés, de la repolitización de la danza tras décadas
de conservadurismo disciplinar.
Para la sensibilidad modernista, siempre deudora de las claves básicas del
romanticismo, una reivindicación importante es la crítica de la ritualización
corporal producida por la cultura industrial, de la mano con el tópico del 3. La diversidad de género como “descubrimiento” del siglo XXI
acercamiento a la naturaleza, vista como ámbito de pureza, de espontanei- La libertad burguesa (pequeño burguesa) ganada a lo largo del siglo XX
dad y libertad. Para la perspectiva mucho más urbana y política de las van- significó una extraordinaria expansión de las posibilidades de la subjetividad.
guardias, en sus momentos no academizados, no es tanto el acercamiento
a la naturaleza y su pureza mítica el asunto, sino las situaciones de discri-
2  Una situación y perspectiva muy distinta a la del uso del desnudo en las vanguardias
minación y postergación concretas, actuales, en la cultura predominante. academizadas, o en los momentos academizados del ballet o el estilo moderno, en que lo
Es por este “naturalismo” neo romántico que el desnudo, que históri- que está en juego es más bien “limpiar” el espacio corporal para poner en evidencia la com-
plejidad y dificultad de las destrezas, que un ánimo liberador, o de denotar espontaneidad.

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Una extraordinaria revolución en el reconocimiento de los derechos de la treinta marcaron el ascenso de la consideración social de los niños, que
expresión subjetiva, según los dictados de la soberanía individual. se convirtieron en sujetos con una esfera subjetiva propia, para la cual se
La diferenciación de innumerables grados de “noviazgo”, prematrimo- masificaron nuevas fórmulas de crianza y educación infantil. Más tarde, los
niales, en principio libres, entre los jóvenes, simplemente no tiene paralelo jóvenes son los héroes de los locos sesenta, que los exalta hasta el grado
alguno en ninguna sociedad humana anterior. De la misma manera, la ex- del mito.
traordinaria frecuencia del divorcio, y su reconocimiento social, la frecuencia
de los segundos o terceros matrimonios o, simplemente, de la convivencia Pero el igualitarismo resultó ser sólo el punto de partida de las políticas
extra matrimonial. El amplio reconocimiento social del derecho de cada identitarias. Desde las políticas de la igualdad en los años sesenta se pasó a
individuo de ejercer libremente sus afectos. Considérese, como mínimo, las políticas de la diferencia. Si los que luchan desde las primeras encaran a
que en casi todas las sociedades humanas la realidad de los afectos y la sus opresores tradicionales afirmando algo como “podemos hacer las mis-
institución de la familia estaban rígidamente reglamentadas, y regidas en mas cosas que hacen ustedes”, ahora las defensoras de la diferencia afirman
cada familia por los mayores. “podemos hacer cosas que ustedes no pueden hacer”. Desde una lucha en
La emergencia de la subjetividad afectiva libre e individual es una gran que de alguna manera se perseguía la asimilación al modelo de subjetividad
conquista de la modernidad, pero sólo llegó a ser una realidad masiva y dominante (al hombre, padre, proveedor, ciudadano, racionalista, patriarcal),
efectiva desde fines del siglo XIX. El siglo XX es el siglo de su consolidación. se pasa a la reivindicación de rasgos específicos, propios, de la condición
Pero este ámbito de expansión de la subjetividad no ha tenido sólo un femenina, que la constituirían como esencialmente diferente, e incluso pre-
significado afectivo. Ha estado apoyada por un sólido avance en los dere- ferible a una cierta condición masculina, de algún modo antagónica.
chos de las mujeres, los jóvenes y los niños. Paradójicamente, la sociedad A lo largo de los años setenta, sin embargo, la reivindicación de la dife-
moderna, que llevó la milenaria dominación patriarcal hasta sus más vio- rencia, que había alcanzado un enorme nivel de legitimidad social, mostró
lentos extremos (como la quema de brujas o la sistemática cosificación de su extraordinaria complejidad. La apariencia dicotómica, relativamente
la condición femenina), es la primera en la historia en alcanzar grados tan simple, distinguida como eje femenino-masculino, estalló en dos direcciones,
altos de derechos para las mujeres y jóvenes y, sobre todo, grados tan altos cada una llena de humanidad y creatividad. Por un lado la diversidad real
de aceptación y legitimidad social de esos derechos. Y estas conquistas son y evidente, secularmente omitida y oprimida, es mucho más amplia que la
una de las grandes hazañas del siglo XX. diferencia de género. Paralelamente emergen o, más bien, se hace por fin
La masiva integración de la mujer al trabajo industrial, inicialmente pro- visible, la tradicional lucha por los derechos civiles de las minorías raciales y
movido sólo por el interés burgués de pagar menores salarios, pronto fue los derechos de los postergados del tercer mundo. Por otro lado la dicoto-
seguida por la reivindicación de la igualdad. Desde los primeros años del mía de género es cuestionada por los movimientos de gays y lesbianas, que
siglo el feminismo igualitarista, omnipresente en el movimiento obrero, pero operan desde diferencias no reductibles a una condición femenina esencial.
también autónomo y consciente de sí entre las mujeres de capas medias, A pesar del amplio retroceso, del oscurantismo cultural y la represión
luchó por los derechos políticos (el sufragismo), por el acceso a la educación fundamentalista que se levanta en todo el mundo en los ochenta, las largas
media y superior, por la igualdad salarial. Estas luchas tuvieron un poderoso luchas por la diversidad se desarrollan, se amplían, y vuelven a emerger des-
efecto sobre la sensibilidad común, sobre los patrones de comportamien- de mediados de los años noventa. El siglo XXI amanece lleno de diversidad,
to social. Bajo el impacto de las diversas formas del psicoanálisis, los años pleno de luchas por el reconocimiento. La diferencia sexual se multiplica en

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un colorido mundo de especificidades. Las diferencias “raciales” se multi- a ellos, también tenemos derecho a reivindicar nuestro propio modelo de
plican ahora como luchas por el reconocimiento de la diversidad cultural, subjetividad”. La diferencia entre género y sexo se usó, en este contexto,
por los derechos de los pueblos originarios, por los derechos de las minorías como una verdadera bandera de lucha. Se afirmó que mientras el sexo podía
culturales que aparecen ahora en todo el mundo empujadas por grandes ser considerado como una categoría natural el género, en cambio, era una
procesos migratorios: millones de turcos en Alemania, millones de negros realidad puramente cultural. Como afirmó más de alguna feminista: “no se
africanos en Francia, millones de hindúes y paquistaníes en Inglaterra, mi- nace mujer, se llega a ser mujer”.
llones de europeos del Este que inundan la Europa capitalista tradicional y, En los años ochenta y noventa, sin embargo, al extender esta diferencia
la máxima expresión de este multiculturalismo, la extraordinaria diversidad a la realidad de gays y lesbianas, las teóricas más importantes objetaron
étnica y cultural en Estados Unidos. incluso esta diferencia. Por un lado criticaron la idea de que exista alguna
esencia propia y pura que pueda ser considerada como condición femenina
Los movimientos feministas han sido el modelo de todas estas luchas por (y, por cierto, su correspondiente “esencia masculina”) en el marco de una
la diferencia a lo largo del siglo XX. Desde el feminismo sufragista (desde crítica filosófica a todo esencialismo, por otro criticaron la naturalización
1880) hasta el feminismo de la diferencia (desde los años 60), sus discusio- que implica reducir la sexualidad a una aparente objetividad médica, que
nes, sus múltiples aportes a la reflexión, han sido el terreno desde el cual operaría de manera binaria: sólo hay “hombres” o “mujeres”. Tal como las
toda filosofía de la diferencia se ha levantado. Productos de esa rica tradición luchadoras anteriores criticaron la naturalización del género, las nuevas
es que, a principios del siglo XXI, la diversidad de géneros ha trascendido, autoras criticaron la naturalización del sexo3. Se podría decir, muy en ge-
tanto teórica como prácticamente, todos los espacios tradicionales de la neral, que la nota dominante de este “post feminismo”, es la idea de que
discriminación para poner su colorido en la vida cotidiana, en las discusiones tanto el sexo como el género son más bien posiciones de subjetividad, que
de todos los sectores sociales. no tienen un fundamento natural, ni una esencia estable de ningún tipo, y
que se constituyen de manera completamente histórica, de acuerdo a la
Pero también, por esa misma larga tradición, sus formulaciones teó-
cultura dominante, y a las resistencias que origina.
ricas más radicales han alcanzado una sofisticación que opera como una
vanguardia que ya no es tan fácil de seguir por el sentido común. Por un
lado un cierto barroquismo de sus formulaciones académicas (marcadas
por las filosofías post estructuralistas y de la deconstrucción), por otro la
reivindicación de avanzadas prácticas de libertad que aún no son fácilmente
aceptables de manera masiva. Lo que es indudable, sin embargo, es que tal
como, entre muchas otras cosas, el siglo XX fue el siglo de los movimientos
femeninos, el siglo XXI podría ser el de gays, lesbianas y travestis.
Es importante al respecto indicar, aunque sea de manera muy general, la
diferencia entre estos tres momentos en sus fundamentos teóricos. La rei- 3  La bibliografía posible al respecto es enorme. Sólo de manera indicativa, porque el obje-
vindicación de las igualitaristas pudo ser criticada por las feministas que las tivo de esta sección es sólo contextualizar los cambios en la danza, digamos que esas nuevas
teóricas, que suelen llamarse “post feministas”, son Judith Butler, Donna Haraway, Sheila
siguieron por su aceptación implícita del modelo patriarcal como una meta Jeffreys, Luce Irigaray, Kate Millett. Sus escritos, innumerables, y el valioso y enorme caudal
para sus reivindicaciones. Se podría decir así: “no sólo queremos ser iguales de textos que han generado, son hoy referencias obligadas para quien quiera estudiar el arte
en el contexto de las preocupaciones más sentidas de sus mejores representantes.

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Las muchas maneras de lo femenino, la emergencia del reconocimiento
› Asimila el sexo al género de masculinidades diversas, el reconocimiento social de la diversidad gay y
Post Feminismo › El sexo como construcción social e histórica lesbiana, forman hoy, ya en pleno siglo XXI, parte del haber de la muy larga
› Reivindica una diversidad sexual no binaria lucha humanista que han levantado los sectores progresistas en la moder-
nidad. Forman parte de lo que los más amplios sectores sociales consideran
› La diversidad sexual como condición no esencia-
lista, cambiante
ya como sus derechos básicos, anteriores a toda tendencia fundamentalista,
POSTURAS FRENTE A LA DIFERENCIA SEXO – GÉNERO

a toda discriminación, o a toda legislación restrictiva. El reconocimiento


de la legitimidad de la diversidad de género puede ser visto como uno de
los más grandes avances en la lucha por la libertad de la sociedad humana.
› Diferencia entre sexo y género
Feminismo de la

Todo esto, que no es sino cultura contemporánea, es esencial para en-


Diferencia

› Sexo natural, género como construcción social


› Reivindica la diferencia sexual binaria como tender algunos aspectos cruciales en danza. No sólo como espacio contex-
diferencia de vida tual sino internamente. La danza es, entre todas las artes, la que está más
› Diferencia sexual como esencia directamente condicionada por la diferencia de género. Hasta sus criterios
estéticos más internos han sido determinados por estas luchas.

4. Sexo y género en la danza como forma artística


Feminismo de la

› Distingue entre sexo y género Tradicionalmente, desde su constitución como forma artística en la Eu-
ropa del siglo XVIII, la danza ha sido un arte “feminizado” desde una sen-
Igualdad

› Roles sociales de la mujer como construcción social


sibilidad masculina. No sólo masculina, también patriarcal, gruesamente
› Reivindica derechos políticos y sociales
machista. Esta feminización culmina, en muchos sentidos, en el siglo XIX,
› Diferencia sexual como diferencia política y es paralela a toda una oscura historia, que siempre ha sido omitida por
los teóricos del gremio.

Curiosamente, en contra de lo que muestra la industria turística y la ba-


Lógica Patriarcal

› Asimila el género al sexo nalidad cultural, en la mayor parte de las culturas humanas la danza ha sido
› Roles femeninos naturales un privilegio de los hombres. Los marinos, los pastores, los campesinos, los
guerreros, los sacerdotes, siempre hombres, bailan en las culturas tradicio-
› Acceso restringido de la mujer a los derechos políticos
y sociales
nales para invocar los espíritus que favorecen sus oficios. Las mujeres miran.
› Diferencia sexual natural Sólo en las culturas agrícolas más estratificadas, en los grandes imperios
de la antigüedad, se levanta el uso paralelo, aún más marcado por la opresión
patriarcal, de la danza erótica realizada por mujeres. La danza “seria”, la que

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tiene objetivos rituales, o de legitimación cultural y política, la ejercen los hay, siempre, un espacio escénico en el que se desarrolla toda una cultura
hombres. En la periferia, como otra dimensión más de la opresión, las muje- de exhibición de lo aparentemente prohibido y generalmente tolerado.
res bailan para los hombres. Por supuesto, sólo entre y para los poderosos. Homosexuales, travestis, mujeres que ejercen el comercio sexual, siem-
Hay que considerar, sólo como ejemplos, que todos los oficios de la dan- pre en convivencia con músicos, maestros de danza en sus horas secretas,
za en la tragedia y la comedia griega clásica son realizados por hombres. dramaturgos menores e improvisados, escenógrafos al servicio del placer,
Sólo la comedia nueva, ya en pleno período helenístico, lleva a la mujer a la generan innumerables espectáculos, por los que circulan, en sus expresio-
escena, en un contexto explícito de banalización y grosería que se experi- nes grotescas, todas las modas de la danza y la música cortesana. Son los
menta como cómica en su dimensión más trivial. Otro ejemplo, la tradicional lugares a los que primero llegan las danzas exóticas del mundo árabe (como
danza polinésica del Tamuré fue siempre danzada, con fines rituales, por la zarabanda), de las culturas precolombinas en proceso de colonización
hombres. Fueron los colonos europeos, tanto o más machistas que los mis- (como la chacona). Los lugares en los cuales la danza campesina se hace
mos tahitianos originarios, los que encontraron que se vería mucho mejor urbana (es el caso del vals). Los lugares en que se va creando, en la sombra,
bailada por mujeres, por supuesto, en contextos completamente ajenos a la libertad de la subjetividad moderna, por entonces formalmente oprimida
su origen ritual. por el conservadurismo católico y protestante.
Estos prostíbulos, que en Chile fueron llamados legal y oficialmente “ca-
sas de tolerancia”, esconden una buena parte de la creatividad de la danza
En la cultura europea este predominio de los hombres en la ejecución
europea histórica. Las grandes bailarinas reconocidas del siglo XVIII y XIX
artística se mantuvo hasta principios del siglo XVIII. Los roles femenino en
circulan de la sala de teatro pública a estos espacios “privados” constante-
la ópera y en el teatro, incluyendo sus episodios danzados, eran ejecutados
mente. Es en ellos donde se desarrollan los embriones de la gran ópera, que
por hombres en travesti. Era frecuente, y obligado, que en las óperas del
sólo es posible representar, por su costo y envergadura, en teatro oficiales.
siglo XVII las cantantes entonaran sus arias entre bambalinas, y fuesen repre-
Es en estos espacios en que se desarrollaron las destrezas corporales que
sentadas ante el público por hombres en travesti que gesticulaban su canto.
condujeron tanto a la disciplina del ballet clásico como a su medio hermano
Pero paralelamente, y como ninguna cultura anterior, ya desde el siglo paralelo y omitido, el baile de variedades.
XIV, Europa conoció un grueso doble estándar: mientras en los espacios
públicos “legítimos” imperaba la representación masculina, en las sombras
de la transgresión privada la mujer fue espectáculo y objeto del imaginario Sin embargo, cuando consideramos la situación de este ámbito de arte-
masculino, en unos contextos escénicos subterráneos, privilegio exclusivo sanías desde el punto de vista de las relaciones de género, lo que encon-
de los que tenían a la mano algún grado de poder patriarcal. Esto genera una tramos es el lado verdaderamente oscuro de su creatividad. La progresiva
amplia historia oculta de las artes escénicas europeas, muy mal explorada cosificación patriarcal de la condición femenina, que se va abriendo paso
hasta hace muy poco, y frecuentemente negada por la vía de su simple y lentamente hacia la esfera de su explicitación pública.
radical omisión en la historiografía convencional. Como otra de sus infinitas manías racionalistas, la época napoleónica
La figura del prostíbulo más o menos elegante, al que pueden acceder procuró poner orden en este doble estándar. Por un lado se prohibieron
los más poderosos, se repite a lo largo de cinco siglos, hasta culminar en los carnavales y las fiestas callejeras, que se fueron convirtiendo, desde la
su impúdica visibilidad en la segunda mitad del siglo XIX, en los teatros toma de la Bastilla, en lugares de subversión. Por otro lado, se “democrati-
de variedades franceses, como el mítico Moulin Rouge. En estos lugares zó” el prostíbulo elegante, creando el espacio escénico ambiguo, pleno de

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doble estándar, que es el teatro de variedades legalmente permitido y, sin tener escribe: “no quiero formar bailarinas mejores, quiero formar mujeres
embargo, con una amplia zona de actividades anexas toleradas mucho más mejores”. En sus escritos busca no sólo la emancipación de la danza, sino
allá de lo que la moralidad pública victoriana, e incluso la misma legalidad, también la emancipación de la mujer4.
proclamaban de manera hipócrita y grandilocuente. Sin embargo, el modernismo en general no fue más allá de Isadora Dun-
Este cambio de estándar llevó a una inversión revolucionaria y curiosa: can en sus políticas de género. Aunque se puede decir que buscó una política
en la representación de la danza se impuso la figura fetichizada de la mujer de la igualdad, e incluso desarrolló de hecho elementos valiosos de una po-
hasta tal punto que, a mediados del siglo XIX, muchos papeles masculinos lítica de la diferencia, para el estilo moderno el problema del género quedó
en el ballet eran ejecutados por mujeres en travesti. La danza se convirtió subsumido en su preocupación por la corporalidad. O, incluso, se podría
en un “arte femenino”, empujada, por supuesto, por el imaginario de co- decir que quedó trabado en el carácter naturalista de su concepción de
reógrafos, maestros de ballet, libretistas y empresarios plenos de poder y cuerpo, lo que lo lleva a mantener la diferencia sexual como una diferencia
ansiedades patriarcales. El ballet se convirtió en la primera gran escena de natural, por mucho que reivindique la libertad expresiva de lo femenino,
la exposición patriarcal de la mujer como objeto, y es desde ese modelo que considerado como género.
se proyectó sobre el cine y luego sobre el mundo de la pasarela de modas. A la larga, víctimas por un lado de las trampas de la naturalización, y por
otro de los patrones de la academización, el estilo moderno terminará por
En el ballet clásico la cosificación de la mujer y, más estrechamente, la consagrar, en una nueva versión, ahora naturalista y “libre”, la cosificación
del cuerpo femenino, alcanza su momento de máxima sublimación. El ideal de lo femenino, enfatizando las diferencias corporales, proponiendo dife-
patriarcal de mujer, sus obsesiones y sus contradicciones, se expresan con rencias en los estilos de movimiento que tendrían un significado esencial
la máxima transparencia e ingenuidad. Un curioso machista que se llamó “femenino” o “masculino” de acuerdo con las concepciones naturalizadas
Theóphile Gautier llegó a definir una “bailarina pagana” frente a una “bai- de lo corporal que son frecuentes en lo que podría llamarse un “machismo
larina cristiana”, caracterizando y contraponiendo sus movimientos típi- liberal”, un “patriarcado tolerante y colaborativo” que, sin embargo, no llega
cos, sus formas y proporciones corporales, y asociando cada una de ellas, a cuestionarse, y muchas veces ni siquiera a plantearse, la complejidad de
por supuesto, con cualidades morales y sociales. Muchos balletómanos la diversidad de géneros y sus problemas.
comparten sus juicios hasta el día de hoy. O, lo que es más importante, Como consecuencia de esto, hoy en día pueden reconocerse con relativa
esta asociación de cuerpos y movimientos “femeninos” de un tipo u otro, claridad dos modos o grados de la feminización patriarcal de la danza. Una
presiden hasta hoy el imaginario estético del estilo académico, y de los versión abiertamente conservadora, que mantiene los mitos del “eterno
momentos academizados de los otros estilos. Su prolongación más visible, femenino”, de la belleza y los movimientos suaves, leves, estilizados, en el
y legitimada, se puede encontrar en la definición de la corporalidad ideal estilo académico, en todas sus formas, y una versión que podría llamarse
de sus “musas”, reiterada una y otra vez, a todo el que se lo preguntó, por “liberal”, en que la mitología de lo femenino se mantiene en la diferencia
George Balanchine. sexual naturalizada, en las diferencias que establece un plano de igualdad
Las creadoras del estilo moderno fueron plenamente conscientes de pero sagradamente dentro de una explicitación de la diferencia de roles y
esta cosificación estilizada y estetizada de la mujer en el estilo académico. formas de movimiento que se consideran apropiadas y “bellas”. Por supues-
La más explícita, y en muchos sentidos la más profunda, es Isadora Dun- 4  Ver, al respecto, los múltiples pronunciamientos recogidos en sus escritos en Isadora
can. Refiriéndose a los ideales de la escuela de danza que siempre quiso Duncan, El Arte de la Danza y otros escritos, Akal, Madrid, 2003. Una selección traducida y
editada por José Antonio Sánchez

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to, la academización del estilo moderno se puede reconocer también en la aquí la protesta social y la innovación formal se encuentran, ahora en otro
convergencia de ambas políticas. frente, en lo que puede ser llamado realmente arte político.

El género como tal, su diversidad e historicidad real, sólo llegaron a ser 5. Des-sublimación y des-erotización en la danza feminizada
un problema para la danza de manera bastante tardía, a partir de las van- Es bueno, aunque sea muy brevemente, examinar algunos contenidos
guardias de los años 60. Todavía para Merce Cunningham su propia homo- de la opresión patriarcal en la danza del siglo XX porque, nuevamente,
sexualidad es una especie de tabú, en sus obras aparece completamente como cada uno de los elementos que hemos ido acumulando, nos pueden
entre paréntesis, y se evidencia sólo a contrapelo, justamente desde ese entregar claves para la enorme diversidad presente en la danza actual, y
paréntesis. Más de un crítico ha comentado al respecto que parte de la para algunas de las formas y líneas de trabajo más desarrolladas en la danza
motivación de Cunningham para despojar a sus obras de todo contenido de vanguardia.
subjetivo proviene de un intento por mantener su sexualidad en el clóset
en una época particularmente reaccionaria y agresiva, como son los años
50. Expresar sus contenidos subjetivos, a la manera de su propia maestra Como he sostenido ya, el apogeo de la feminización patriarcal de la danza
Martha Graham, habría significado un alto costo en el panorama cultural empieza con el machismo simple, explícito, ingenuo pero no inofensivo, de
norteamericano, pleno del machismo militarista generado durante y luego mediados del siglo XIX. Coreógrafos, libretistas, maestros de ballet, escenó-
de la Segunda Guerra Mundial. grafos y gestores culturales, se dan a la tarea, que les parece completamente
natural y válida, de crear los medios formales para expresar lo que, en su
Pero los “locos sesenta” se despojaron lentamente de esa opresión. Es
concepto, sería la esencia de lo femenino, y exponerlo como representa-
importante notar que fue un proceso mucho más lento que el estallido
ción teatral. Al hacerlo generan verdaderos arquetipos que contemplarían
general, un proceso que se hará visible recién a lo largo de los años 70. Sin
la diversidad de lo femenino, arquetipos, por supuesto, que tienen largas
embargo, hoy es visible que de las muchas corrientes libertarias originadas
raíces en la cultura patriarcal de la modernidad, y que están presentes ya
y exaltadas en los 60 esta, la de la diversidad sexual, resultó la más poderosa
de muchos modos en la literatura y la plástica.
y, en muchos sentidos, la más profunda. Primero en el margen, después
con bastante visibilidad, hasta alcanzar un amplio y pleno reconocimiento, El primer momento de esta construcción de artificios es el romanticismo
muchos coreógrafos la convirtieron en motivo central de sus obras. Desde conservador de la época posterior a las guerras napoleónicas, que suele
luego, en primer término, la notable pareja dispareja, artística y amorosa, llamarse, con bastante sinceridad, “época de la Restauración” (1815-1848).
que formaron Arnie Zane y Bill T. Jones. Pero también Mark Morris, en La caricatura que Gautier llamó “cristiana”, ejemplarmente la Giselle del
Inglaterra Llyod Newson y la compañía DV8. Desde los años 80 el número ballet homónimo, y la corte inverosímil de las Willis, que se vengan de los
de bailarines, performers, coreógrafos, que trabajan activamente el tema novios que las han abandonado en el altar. La caricatura inversa de Carmen,
no ha dejado de aumentar5. Y esa revolución forma parte hoy también de en la ópera homónima, y sus coqueterías y devaneos, que corresponden a
lo que he llamado re-politización de la danza de vanguardia. Nuevamente la figura balletística de la bailarina “pagana”. Y entre ellas, la madre, pura,
sufriente y abnegada, la hermana, también pura, pero invariablemente
5  Un hermoso homenaje y reconocimiento a la larga historia de esta lucha, que fue bastante víctima de alguien, la hija, destinada al altar a pesar de las dificultades, la
dura a lo largo de la mayor parte del siglo XX se puede encontrar en The Gay & Lesbian The- prostituta buena, que ha caído en pecado por las miserias y los engaños de
atrical Legacy, editado por Billy J. Harbin, Kim Marra y Robert A. Schnake, en The University
of Michigan Press, Ann Arbor, 2005. la vida, la prostituta mala, experta en mandar a los hombres a la perdición.

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Toda una galería de mujeres construidas a partir de realidades dramáticas, tríos, las presentaciones en tutú clásico en las obras de Petipá mostraban
simplificadas y exaltadas por el lente de un patriarcado completamente un espectáculo, para la época, abiertamente sexual. La convención estricta,
seguro de sí y, de manera simétrica, completa y dramáticamente inseguro obligatoria, sin embargo, era no reconocerlo como tal. Pesaba sobre el ballet
en torno a lo que la condición femenina podría significar por sí misma, una convención estética y cultural que mostraba un sexo desexualizado,
más allá de sus propias obsesiones. Un patriarcado que no se molestará en es decir, un objeto, para los estándares de la época explícitamente sexual,
absoluto en tratar de constatar con las propias mujeres la verosimilitud de que debía contemplarse, sin embargo, de manera no sexual, una imposición
sus inventos. Los modelos del romanticismo conservador, degradados una fuertemente protegida, por lo demás, por su carácter espectáculo “culto”,
y otra vez, siguen presentes hasta el día de hoy en la telenovela, en el cine por su aura de “bellas artes” (como disciplina) y de “arte bella” (es decir,
romanticón, en el sentido común más simple. Y el ballet es, hasta hoy, uno sostenida en una estética de lo bello).
de sus íconos en el espacio de la alta cultura. Desde un punto de vista formal, esta des-sexualización se hace viable a
partir de una operación mucho más sutil: la completa des-erotización de los
Sin embargo, el ballet clásico (1880-1910) y sus prolongaciones neo- movimientos. En la medida en que el movimiento busca un ideal de belleza
clásicas, elevaron de manera sustancial el grado de sofisticación de este más bien mecánico, en que la subjetividad esta impostada, meramente re-
machismo romanticón y simple6. Sobre todo, los convirtieron en formas, presentada, pero a la vez fuertemente reprimida en el ejecutante mismo,
en movimientos, en estilos y proporciones corporales que se pueden llamar la presencia de contenidos eróticos que podría sugerir la relativa desnudez
también “clásicas”. La principal innovación es la radical estilización de los es completamente neutralizada por la exhibición de una destreza más bien
temas sexuales, su sublimación en patrones de movimiento que los sugie- gimnástica, y por la implementación de un régimen de movimientos con-
ren a través de la levedad, la suavidad, la elegancia, que se han decretado vencionales, prefijados, que el espectador debe seguir atentamente para
como “femeninas”. captar el contenido dancístico, tan atentamente que su atención no debería
reparar en que haya algo subversivo en escena. Aunque lo haya. Esta es,
Hoy en día el tutú romántico, e incluso el clásico, nos parecen perfec-
desde luego, la figura perfecta de lo que el psicoanálisis, justamente en esa
tamente inofensivos. Hay que considerarlos, sin embargo, en el contexto
misma época, empezó a llamar sublimación.
de su propia época, la más dura de las costumbres y prohibiciones victo-
rianas7. En sus momentos más balletísticos, es decir, en los solos, dúos y
El extraordinario gestor cultural que fue Serge Diaghilev captó desde
6  En este comentario me ha interesado resaltar sobre todo el lado de cosificación patriar- siempre este contenido erótico implícito y puesto entre paréntesis en el
cal de la figura femenina en el ballet, porque es el que ha pasado ampliamente al imaginario
público, y su ha proyectado sobre otras expresiones culturales, como el mundo de la moda, la ballet, y aprovechó abundantemente su explicitación, de manera estética y
telenovela y el cine. No es imposible, sin embargo, argumentar en sentido contrario, es decir, comercial, en las obras que promovió a lo largo de toda su carrera. En los ba-
buscar los espacios de resistencia que se dieron, y se dan aún, en ese mundo de opresión. Al
respecto se puede consultar la notable selección de textos, plenos a la vez del mejor feminismo Por un lado, escandalosamente, tales medias tenían un color parecido a la piel. Por otro, más
y la mejor historiografía de la danza, hecha por Lynn Garafola, en Rethinking the Silph, New escandalosamente aún, permitían ver claramente los movimientos de piernas, por lo demás,
perspectives on the romantic ballet, en Wesleyan University Press, USA, 1997. Siguiendo la esenciales en la obra. La salomónica solución que se dio a tal horror, que manifestaba el grado
dirección de las críticas que aquí formulo, en cambio, un texto clásico es el de Christy Adair, de tolerancia liberal a que se estaba dispuesto en el nuevo mundo, fue alargar el vestido
Women and dance, Sylph and Sirens, New York University Press, Neuva York, 1992. hasta los tobillos, junto con la recomendación de poner cintas y adornos que disimularan
7  Es notable, por ejemplo, que cuando se representó por primera vez en Chile el ballet los movimientos de caderas. La obra se presentó en esas condiciones por una temporada, es
Giselle, en 1850, los censores de la época criticaran severamente las gruesas medias que, por decir, por algo más de un mes. La próxima compañía de ballet que se presentó en Chile sólo
debajo del tutú romántico, protegían las piernas de las bailarinas de las miradas indiscretas. llegó en 1857. La siguiente… sólo en 1873.

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llets promovidos por Diaghilev la danza, todavía académica, pero con fuertes del cuerpo “natural”, y un uso reivindicativo de este carácter, en el marco
inclinaciones modernistas, explotó de manera bellísima el imaginario erótico de unas políticas de liberación hedonistas como las que he comentado en
que el ballet oficial intentaba negar. Cuando se considera el espectáculo de la sección anterior. Pero, con eso, su trayectoria no hizo sino converger pro-
la Danzas Polovetsianas de la ópera El Príncipe Igor, de Alexander Borodin, gresivamente con la liberalización general de las costumbres que, ya desde
coreografiado por Michel Fokine, y ambientado por Nicolai Roerich8, se en- fines de los años 60, perdió completamente su significado subversivo, y se
cuentra todo el erotismo desplegado, como radical promesa de un mundo convirtió en un recurso más de la administración de la subjetividad en una
distinto a la rutina urbana e industrial, y se encuentra lo bello como tal, en sociedad altamente tecnológica.
su conexión visible con lo erótico, superando la impronta patriarcal desde la Pero la des-erotización del cuerpo en danza ha sido parte también de
que es concebido9. Un efecto del mismo tipo, en la misma época, se puede las políticas de des-subjetivización promovidas por las vanguardias, desde
ver en la pintura de Gustav Klimt, o en muchas piezas de Claude Debussy los años 60, y ha sido reforzada de manera manifiesta en sus formas aca-
o Maurice Ravel. La sublimación aquí, en la medida en que se mantiene el demizadas. Llevadas por un ánimo “anti-expresionista”, es decir, por su
nexo entre sexualidad y erotismo, conlleva toda su carga de promesa, de oposición a lo que consideraban sobre actuación, e impostación teatral en la
fantasía potencialmente liberadora. Y, en el sentido en que lo ha propuesto danza moderna al estilo de Martha Graham, los “post modernos” quisieron
Herbert Marcuse, su carga política. hacer una danza menos subjetivista, en que todo el énfasis residiera en la
objetividad de los movimientos, más que en la ilusión escénica, o en el des-
La danza del siglo XX, sin embargo, muy rara vez ha vuelto a ese mo- velamiento de contenidos psicológicos o íntimos. Esta tendencia, que es una
mento de erotismo altamente estético, a esa sublimación plena de posi- de las principales claves en la obra de Cunningham, se desarrolló luego en
bilidad política. Por un lado la danza comercial recurrió a la sexualización conexión con las tendencias filosóficas de moda (post estructuralistas), en
progresiva, y se convirtió a lo largo del siglo en la precursora y modelo de la las que se criticaban el esencialismo y el naturalismo contenido en la noción
sexualización de la propaganda, y la liberalización de las costumbres. Casi de cartesiana de sujeto, y se sometía a una profunda deconstrucción todo el
manera inversa a la pretensión des-sexualizadora del ballet académico. Por ámbito de la subjetividad que el modernismo creyó natural.
otro lado el modernismo, nuevamente por su conexión con el naturalismo Pero esta des-subjetivización, que favoreció la vuelta a las destrezas, a los
de tipo liberal, nunca ha trabajado la diferencia entre erotismo y sexualidad, modelos puramente cinéticos de movimiento en desmedro de la expresión,
y mucho menos, como he indicado antes, la historicidad de la sexualidad. y que favoreció también, como he comentado antes, la profesionalización
Lo que ha ocurrido, en cambio, en el ámbito del estilo moderno, en todas de la danza en torno a corporalidades más energéticas, más “duras”, sig-
sus formas, es una progresiva des-sublimación de la sexualidad en escena. nificó también un proceso de des-erotización. Quizás como reacción a la
Un progresivo reconocimiento del contenido sexual de la representación sexualización mercantil del baile comercial, quizás también como eco de las
críticas radicales al imaginario “sentimental” levantado por el patriarcado
en torno a la sexualidad, la danza posterior a los años 60 terminó por coin-
8  Se puede ver una extraordinaria reconstrucción histórica, dirigida por Isabelle Fokine (su
hija) y Andris Liepa, en The Kirov celebrates Nikinsky, editado en DVD por Kultur, interpretada cidir completamente en la paradoja de la exposición de un cuerpo sexual
por el Ballet Kirov, en el Teatro La Chatelet, en Paris, en 2002. En el mismo DVD se encuentra fuertemente des-sexualizado.
Sherezade (Fokine), El espectro de la rosa (Nijinsky) y El pájaro de fuego (Fokine).
Quizás el ejemplo más directo de esa tendencia es el uso cada vez más ex-
9  Esta conexión entre erotismo y belleza es un punto esencial en la estética de Herbert
Marcuse, y se puede encontrar muy claramente formulada en dos de sus textos, Eros y Civi- plícito del desnudo, en contextos en que la exhibición del cuerpo se presenta
lización (1955) y La Dimensión Estética (1972). como aparentemente ajena a toda emotividad, a todo intento de conexión

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intersubjetiva a través del desnudo. Una exposición extrañamente médica, el arte puede ser político, y puede (o no) responder a ese desafío, como lo
objetiva en un sentido casi científico, pero que nunca escapa a la ironía del ha empezado a hacer, dada la crisis mundial en curso, el arte político que
deseo que omite, y que incluso, como es visible en muchos coreógrafos, resurge en las vanguardias que optan por mantenerse en el margen. Una
usufructúa de los contenidos que presuntamente niega u omite, creando contribución a esas distinciones, entre arte y política, es lo que abordaré
con y a través de ellos una complicidad fácil con el público, que es en general en el capítulo siguiente.
mucho menos sofisticado que lo que las referencias post estructuralistas
quisieran. La paradoja de ese desnudo, tan recurrido, omnipresente en las
diversas formas de la danza actual, es que reproduce exactamente la situa-
ción de exposición del sexo des-sexualizado y des-erotizado inaugurada por
el ballet más clásico, contra el cual, en su retórica erudita de vanguardia, se
pronuncia una y otra vez.

Con esto, poco a poco el panorama de la danza moderna, en todas sus


formas, seguida incluso por los guiños modernistas del ballet académico,
ha pasado a formar parte de la política general, liberal en el plano de la
subjetividad individual, profundamente conservadora en sus aspiraciones
históricas. Y, con ello, poco a poco su des-sublimación de la sexualidad ha
adquirido los contenidos represivos de la permisividad administrada: se
puede liberar todo lo que se quiera en el plano individual o inter subjetivo,
se limita, desplaza, o simplemente omite, en cambio, todo contenido que
apunte hacia un mundo en que esa liberalización se convierta en un espacio
de libertad social y política. La permisividad hedonista de la danza, como
arte y como ejercicio social, público, se convierte en un elemento, de nue-
vo tipo, que contribuye a sostener y confirmar el sistema opresivo como
conjunto, a cambio de la catarsis y el desahogo en el espacio particular de
la intersubjetividad. Se convierte en un modelo de lo que se puede llamar
tolerancia represiva: la que tolera en lo particular, sólo al precio de confirmar
la opresión general.
Y esa es una buena parte de la significación política de la danza como
forma artística en la actualidad. Para desafiar ese conservadurismo encu-
bierto es necesario no sólo preguntarse mucho más radicalmente sobre la
diversidad de género y la historicidad de la sexualidad y sus funciones socia-
les, como lo han hecho los movimientos más de gays y lesbianas radicales,
sino también indagar y distinguir mucho más claramente en qué sentido

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1
V. Arte político y la política del Arte

1. La política, lo político

En el sentido habitual, más trivial, menos honroso, la política es lo que


hacen los políticos. Los medios de comunicación, los partidos y su partido-
cracia autorreferente, el desencanto de una democracia en que los repre-
sentantes hace mucho tiempo dejaron de representar a sus representados,
nos han acostumbrado a usar la palabra “política” casi en sentido peyorativo,
como una actividad en que, en buenas cuentas, cada uno persigue sólo su
interés particular encubriendo su egoísmo con retóricas grandilocuentes.
Para los propios políticos ha llegado a ser plenamente conveniente un doble
estándar en que se declara una y otra vez que de lo que se trata es del inte-
rés y la participación pública y, al mismo tiempo, en realidad se consideran
ellos mismos los únicos capacitados para ejercer las acciones adecuadas a
ese presunto bien público, eternizándose en sus puestos representativos a
través del acto cada vez más formal de emitir un voto. No es raro que las
diversas instancias e instituciones que se catalogan por esta vía de “políticas”
aparezcan tan reiteradamente entre las menos populares, entre aquellas en
que las personas comunes menos confían, en toda clase de encuestas. Los
gobiernos, el parlamento, los tribunales, las diversas instituciones del Estado.

Es obvio, y nadie lo niega, que la política es mucho más que eso. Sin
embargo, para poder entender mejor su función social y su carácter es
necesario evitar también el concepto inverso, puramente positivo, que la
presenta como un horizonte de ideales. Que la política sería la acción con
vocación pública, que sería la formulación de utopías o de consensos, o el
espacio en que la sociedad puede dialogar libremente sobre las contrapo-

1  Una primera versión de este capítulo, que aquí he modificado y ampliado de manera
considerable, fue presentado como ponencia al Coloquio Estética de la Resistencia Crítica,
en la 9° Bienal de Video y Artes Mediales, en Septiembre de 2009, en Santiago de Chile, y
publicado bajo el título “Arte Político y Política del Arte”, en el catálogo y sumario de la bienal,
Resistencia, editado por Simón Pérez Wilson y Enrique Rivera Gallardo, durante 2010.

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siciones que la animan. Que sería un espacio para desarrollar y ejercer des- historia humana. Y esto se traduce directamente en la aparición, también
trezas comunicativas. Todo este mundo de conceptos, meramente ideales, por primera vez en la historia, de la posibilidad de que los artistas desarro-
meramente declarados, con algo de retórica almibarada e inocentona, no llen una postura política propia, en tanto artistas y en tanto ciudadanos.
es sino un conjunto de mitos… o de astucias. Es decir, abre la posibilidad por primera vez, de un arte político en sentido
propio, como relación autónoma y soberana de la tarea artística con las
relaciones de poder imperantes.
Es preferible, de manera realista, considerar a la política como el ámbito
en que se desarrollan, pugnan y se equilibran los poderes presentes en una
sociedad. El asunto de la política es el poder. El que se ejerce, el que se sufre, 2. El uso político del arte
aquel que se impone, el que se quiere resistir. He estado considerando a lo La relación histórica de arte y política fue, en todas las culturas ante-
largo de todo este texto, y lo desarrollaré aquí, a la política como los modos riores, muy distinta de esta autonomía y soberanía que se abre desde el
en que se gestionan las relaciones de poder. Y, de manera correspondiente, siglo XIX. Desde la construcción de las pirámides hasta la decoración de la
a lo político como el campo de acciones sociales en que esa gestión opera. Capilla Sixtina y las Cantatas Religiosas de Juan Sebastián Bach, siempre lo
que reconocemos hoy como arte fue un elemento al servicio de la política,
Considerada históricamente, en todas las sociedades tradicionales la es decir, más directamente, al servicio del poder.
política no fue sino el campo de disputa en y entre las clases dominantes. Para entender esto hay que tener presente que la viabilidad del poder,
Los oprimidos sólo llegaron a ella como objetos de los deseos de sus se- incluso del más brutal, sólo es posible a través de la construcción de un en-
ñores o, muy esporádicamente, empujados por situaciones extremas de torno simbólico que lo haga de algún modo aceptable. Que consiga ganar a
miseria y opresión. Es sólo en la modernidad, en la cultura europea, como sus adversarios a través del convencimiento, que pueda disuadir de manera
resultado de la universalidad cristiana que, desde el siglo XII, los pobres, el preventiva a los que no consienten, que pueda mantener la lealtad de los
pueblo, se convierte progresivamente en un actor político. Primero bajo la que lo apoyan. Esa es la función que han cumplido, en todas las culturas,
forma religiosa de las llamadas “herejías” de los siglos XII y XIII, que no eran los dioses y sus parafernalias religiosas. Promover una cohesión social de
sino sublevaciones campesinas con ideología religiosa. Luego a través de hecho que, aunque esté sostenida por importantes grados de fuerza física,
recurrentes sublevaciones de burgueses, por sus fueros, y de trabajadores, se prolongue y se mantenga en los tiempos de relativa paz, en que el do-
contra la miseria, en las ciudades. Una larga marcha, de más de quinientos minio físico ya ha sido consolidado.
años, que culmina en la formación de un espacio público para la política, re- Pero para cumplir esa función los dioses invisibles deben hacerse visibles.
cién desde principios del siglo XIX. El espacio que actualmente reconocemos Por eso se los invoca, recuerda y refuerza en ritos, en templos, en monumen-
como el de los partidos y movimientos, como el de las iniciativas ciudadanas, tos y representaciones de todo tipo. Y esa es la función que ha cumplido lo
el de los proyectos sociales contrapuestos, y también como el espacio de que, desde la modernidad, llamamos arte en todas las otras culturas: formar
las relaciones entre el Estado, más o menos democrático, y la ciudadanía. el espacio de la visibilidad del poder. Esa es la función social predominante de
Es esta apertura del espacio público, es decir, el reconocimiento del de- la actividad artística, la mayor parte de las veces bajo formas y contenidos
recho de los ciudadanos individuales de mantener, manifestar y perseguir religiosos. Pero, también, sobre todo en las sociedades más estratificadas,
modelos de sociedad e ideas políticas propias, lo que hace que la política en que los poderes terrenales son mayores, bajo formas y contenidos rela-
moderna sea completamente distinta a la de cualquier otra época en la tivamente terrenales, que manifiestan los poderes inmediatos y reales de

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señores perfectamente humanos. El poder, para ser viable, debe ser visible, y la marginación antes que doblegar sus criterios artísticos. Y, más allá,
debe expresarse en un espacio de representaciones, debe formar a su alre- incluso la figura del artista que simplemente no considera servicio a señor
dedor un universo simbólico que lo vehiculice. En este sentido histórico el alguno, ni siquiera a su propia seguridad y sustento, como algo relevante
arte ha sido siempre “usado” por la política, por el poder. de su tarea creativa, como lo fue Van Gogh, como la recurrente figura del
poeta maldito que prefiere el alcoholismo y la miseria ante que renunciar
a su independencia.
No es ese sentido, sin embargo, al que se alude en las muchas discusiones
que se dieron en el siglo XX sobre el “uso” del arte. Se podría decir que ese
uso tradicional era tan consustancial que no le extrañaba a nadie. No había, La fuerza simbólica de estos héroes de la soberanía creativa individual,
en realidad, de manera contemporánea, un campo de autonomía posible exaltados de manera grandilocuente por la retórica del romanticismo, fue
respecto del cual afirmar que el arte era “usado”. En eso consistía el arte, tan grande que se convirtió en un verdadero modelo e ideal de lo que se
ese era todo el asunto. suponía era “ser realmente un artista”. Y junto a la completa libertad crea-
Es sólo bajo el imperativo moderno de autonomía personal, de auto- tiva acarreó también la pretensión y el mito, la obligación paradójica de
nomía de la consciencia privada, de derechos políticos de los ciudadanos la “originalidad”, y también un extenso conjunto de supuestos y lugares
individuales, que tiene sentido preguntarse si un artista está ejerciendo en comunes acerca de la vida bohemia, de la libertad sexual, de la falta de
sus obras su voluntad, propia y soberana, o está al servicio, más allá de su convencionalismo social, que caracterizaría al “verdadero artista”.
voluntad, de algún poder que determina las formas o los contenidos que La época que va desde 1890 a 1930, cargada de revoluciones de todo
produce. Es bajo esta realidad de la autonomía personal, que se desarrolló tipo, es el momento de culminación de estos ideales. Y es, en realidad, la
y generalizó muy lentamente desde los primeros siglos de la cultura mo- única en que se acercan en algo a la práctica y la vida efectiva en cada uno
derna, que se puede reivindicar o exigir algún grado de autonomía real para de los gremios artísticos. Desde los años 30, a lo largo de todo el siglo XX,
la producción artística. hasta hoy, la realidad efectiva de esos ideales, de esos lugares comunes y
Pero ese desarrollo, que está presente de manera embrionaria en todos supuestos, ha sido más bien una vasta mitología, un mundo de apariencias,
los grandes creadores artísticos desde el siglo XV y, sobre todo, en el respeto que ejerce su fascinación sobre los no iniciados, sobre los artistas jóvenes,
de los poderes que les dan empleo hacia sus innovaciones formales, sólo se pero que sólo se ha sostenido de manera real en los pocos momentos y
convirtió en una reivindicación más o menos general del gremio artístico a espacios de las vanguardias más radicales. A pesar de la mitología que re-
fines del siglo XVIII, de la mano del romanticismo revolucionario, es decir, viste al “ser artista”, el siglo XX se caracterizó más bien por la cooptación
del que está asociado a los ideales de la revolución francesa. de los artistas por los poderes paralelos del Estado y del mercado, por la
profesionalización creciente, y por la diferencia consiguiente en la vida del
Son paradigmáticas de esa transición hacia la libertad artística las relacio-
gremio entre su retórica de autonomía y su realidad de asalariados relati-
nes entre Hydn y el joven Beethoven y, con mayor intensidad y contenido,
vamente triviales.
entre el Beethoven maduro y el gran Goethe, ávido de reconocimiento por
parte de sus empleadores aristocráticos. Con Beethoven se hace visible la
figura del artista que impone sus criterios a sus mecenas. Apenas veinte Y es respecto de esta dramática deriva de los oficios artísticos hacia su
años antes Mozart murió en la pobreza sin poder lograrlo. Desde Beethoven refuncionalización por los poderes dominantes que debería inscribirse la
aparece también la figura del artista que prefiere simplemente la pobreza discusión, ahora sobre el fondo de la autonomía posible, de los eventuales
“usos” digamos, “impropios” del arte.

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Curiosamente, sin embargo, no es ese el contexto en que se dio y desde
el que nutrió su fuerza la discusión. Todas las polémicas acerca del “uso La principal mala consciencia, encubierta en esas declaraciones univer-
político del arte” se formaron en torno a un uso particular: el que ejercieron sales de buena conducta, sin embargo, es que ese uso político, fomentado
los diversos bandos revolucionarios a lo largo del siglo. Por supuesto, en desde Estados totalitarios y por partidos políticos, fue casi universalmente
primer lugar, los partidos y aparatos estatales que se llamaron a sí mismos iniciado desde los propios artistas. El uso político del arte, en estos términos,
marxistas. En menor medida y, curiosamente, con menos énfasis polémico, no ha sido en general el producto de una imposición, de actos de fuerza
se invoca también el uso por parte del nazismo y el fascismo. En una pro- groseros o amenazantes. Ha partido casi siempre de los propios artistas,
porción notoria y culpablemente menor, las polémicas han apuntado hacia aun con plena conciencia de que sus resultados estéticos podrían ser bas-
el uso político de arte por parte de los Estados capitalistas. tante pobres.
Por un lado es cierto que la censura totalitaria, que impedía o perseguía
En buenas cuentas, ¿en qué consisten la polémica y las acusaciones aso- determinados tipos de obras fue una realidad general y oprobiosa. Por otro
ciadas? La acusación es que los artistas, voluntariamente o no, habrían re- es tanto o más cierto que la simple colaboración, o la complicidad, fue
nunciado, o habrían sido obligados a renunciar, a su libertad artística, y que también una conducta demasiado frecuente. Es el caso de muchos expre-
eso se habría traducido en un notorio empobrecimiento de las obras, en un sionistas alemanes frente al nazismo, ejemplarmente Rudolf Laban y Mary
empobrecimiento propiamente estético. Por supuesto, en estas acusaciones, Wigman. Es el caso de la deriva hacia la instrumentalización y el empo-
el uso mismo de la palabra “política” es ya un agravante. Se suele reducir en brecimiento de muchos artistas bolcheviques ante las “tareas culturales”
ellas “la política” a ese concepto peyorativo que he indicado al principio de impuestas por el estalinismo.
este capítulo. Por esa vía, la situación de un “arte al servicio de la política”,
lo que ya implica un defecto, se vería agravada por la idea implícita de que
Desde el punto de vista de sus contenidos, y a pesar de su mala conscien-
no se trataría sino de un “arte al servicio de los políticos”, de sus ambiciones
cia conservadora, la crítica al uso político del arte puede ser, sin embargo,
y avaricias particulares.
perfectamente razonable. Las características del arte producido bajo ese
Estas polémicas, ya presentes desde los años 30 en contra del “gris rea- imperativo han sido señaladas innumerables veces, con bastante majadería.
lismo socialista”, curiosamente opacadas en los años 50, a pesar del con- Se trata de obras que se limitan a ilustrar tesis exteriores, que aportan la
servadurismo reinante, simplemente pasaron de moda en los revoltosos sensación de lo “bonito” a unas ideas y contenidos que no tienen su origen
años 60 y 70. Pero reaparecieron con singular fuerza, y desde entonces son en los propios artistas. Contenidos que levantan una universalidad ilusoria
significativas para nosotros, a la sombra del conservadurismo de los años a partir de deberes y situaciones que no son sino el reflejo de aspectos
80 y 90. A la sombra de un giro muy amplio y general de la intelectualidad particulares, contingentes, de la tarea política imperante.
desde el radicalismo “sesentero” hacia posturas más conservadoras que
Obras por encargo (aunque sean los mismos artistas los que se hacen ese
atravesó una etapa de verdadera catarsis anti radical (contra todo los “anti”),
encargo), que tienden a ser pedagógicas, frecuentemente grandilocuentes
en que todos, cada cual más o menos, procuraron separarse de sus raíces
o monumentales, que refuerzan la ilusión escénica (como modo de reforzar
revoltosas ejerciendo los tipos más variados de “autocríticas”, de pruebas de
la autoridad del mensaje), que son eficientes en el contenido y relativamente
blancura, de actos de contrición, por los eventuales errores, culpabilidades
convencionales en la forma, que no hacen sino reciclar las mitologías de los
e ingenuidades de las posturas que habían defendido hasta allí.
estilos para ponerlas al servicio del contenido.

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Un arte que mantiene la diferencia entre arte y artesanía, y entre arte en la lucha. Que no ilustra algo, lo hace. No muestra algo, participa en su
y vida, pues de ella depende su efecto pedagógico, y el aura de su autori- realización.
dad. Que descansa retóricamente en una estética de lo bello, pero que ha Desde luego un arte que se constituye como un conjunto de actos que
reducido lo bello de acuerdo al imperativo de su claridad pedagógica. Un se sienten participando de un movimiento general, del cambio de sociedad,
arte, en fin, que no puede poner en conflicto la lógica de la representación de la impugnación de un orden caduco. Su política es, directamente, la del
simple, porque requiere ser “entendido”, aun al precio de la banalización. movimiento social que integra. Y su tarea es hacer, en la esfera del arte, lo
No es difícil encontrar ejemplos de este arte en la monumentalidad y en que el movimiento social como conjunto quiere hacer en la esfera social.
los simplismos del realismo socialista y de la propaganda nazi. Y tampoco Es por esto que no se limita a los estilos establecidos, sino que impugna
es difícil rastrear la buena voluntad, ansiosa de colaboración, de muchos las maneras convencionales y los medios habituales de su ejecución. Es en
artistas de primera línea, que aceptaron cada uno a su turno y en su frente, esa perspectiva, que le importa romper el ilusionismo, la distancia entre el
ser emisarios, buenos artesanos, compañeros de ruta, para obtener resul- creador y el espectador, la distancia entre hacer arte y simplemente luchar.
tados que les parecían necesarios y políticamente correctos. Por eso se esfuerza en criticar las instituciones del arte, la diferencia entre
arte y artesanía. Un arte que no puede consistir sino en el ejercicio de la
3. El arte político ruptura estilística, en la impugnación del crítico y del experto. Un hacer que
no teme la complejidad de las formas porque espera que el efecto político
La mala voluntad política conservadora se esforzó en confundir, de ma-
provenga justamente de esas formas politizadas, más que de la claridad pe-
nera extremadamente simple, la posibilidad de un arte político con el mero
dagógica del mensaje. Un arte, por lo tanto, más específicamente “artístico”,
uso político del arte. Hubo un momento en que cualquier tipo de relación
en la medida en que su preocupación es la forma, y más específicamente
del arte con “la política” parecía evidencia de un “uso” que se consideraba
“político”, en la medida en que su preocupación es la participación directa,
ilegítimo y empobrecedor. Y era considerada de manera fuertemente ne-
y no simplemente la “colaboración”.
gativa en cada una de las disciplinas artísticas. Hasta el día de hoy, muchos
artistas que se formaron en los años 80 insisten, con un cierto orgullo, que la
política no es significativa en sus obras. Repitiendo con eso, de las maneras Pero, en esta voluntad de hacer política con las obras, y no simplemente
más ingenuas posibles, notorios lugares comunes impuestos por la marea a través de ellas, es necesario todavía distinguir a qué política nos estamos
conservadora: el carácter peyorativo con que se ve la “actividad política”, refiriendo. El “arte político” que, ahora, podríamos llamar “clásico”, se sintió
la reivindicación de la libertad creativa en la forma de una furiosa autono- plenamente en la política, no frente a ella. Su referente inmediato era el
mía individual e individualista, perfectamente correlativa al individualismo movimiento social, era el horizonte de liberación que el movimiento popular
general fomentado por la economía de mercado. había establecido, como tarea de toda la humanidad. Es decir, su referente
no era específicamente el arte, aunque toda su lucha se diese en ese ámbito.
Por eso, aunque su creatividad gira en torno a las formas, no es indiferente
A pesar de estas asimilaciones a la rápida y de estas muestras de espanto
en absoluto al mensaje, y su preocupación central es involucrar al espectador
frente a este eventual “aprovechamiento por parte de los políticos”, es per-
no solo en esas formas sino, sobre todo, en los contenidos que conllevan.
fectamente posible formular (y recuperar) la idea de un arte político como
tal. Un arte que se convierte él mismo en un acto político. Que se constituye, Por eso el arte político es también un crítico permanente de la función
en tanto arte, en tesis y emplazamiento. Que participa de manera directa del crítico, o del curador. No son los expertos en la esfera del arte los que

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deben decidir la validez o la viabilidad de una propuesta estética, sino los burocrática del financiamiento estatal. Un arte pues, de y para la abundan-
espectadores, justamente aquellos que son a la vez destinatarios y partí- cia. De y para las capas medias en ascenso, que quieren completar su arribo
cipes de la producción de la obra. No es raro que, debido a esto, tienda al “consumiendo” cultura.
expresionismo. Y no es raro, por lo mismo, que fuera de contexto, parezca No hay que extrañarse en absoluto si de pronto las retóricas de este arte
sobreactuado o grandilocuente. cooptado son sorprendentemente “políticas”. Hay que fijarse más bien en
Por supuesto es un arte frente y contra el mercado, y su vocación pro- los poderes de turno, y sus lógicas de legitimación cultural. Es el caso, entre
funda lo lleva a desconfiar del mecenazgo estatal o partidario, y a formular nosotros perfectamente reconocible, del arte sobre la Dictadura, en que las
políticas independientes. Es frecuente, por esto, que sea un “arte pobre”, referencias a la tortura, a los militares, al catolicismo, son apenas pretextos
justamente por esa vocación de independencia. Pobre, de pobres y entre para experimentos formales perfectamente tolerables, incluso ya en la mis-
pobres. Por supuesto, ejercido por artistas que provienen de las capas me- ma época de la Dictadura. Pretextos, por cierto, que han rendido jugosos
dias. Es perfectamente consistente, entonces, su vinculación histórica con frutos en la época de la democracia ficticia, y en un mercado mundial del
las vanguardias políticas. Tiende él mismo a constituirse como vanguardia arte proclive al exotismo, aun en claves populista y tercermundista.
política.
Nada impide que esta práctica que gira en torno a la política del arte sea
4. La política del arte un ejercicio de vanguardia. Pero, nuevamente, el asunto requiere especifi-
Muy distinto, en cambio, es el panorama de lo que se puede llamar “polí- car a qué “vanguardia” nos estamos refiriendo. El factor esencial, en esta
tica del arte”. Se trata, en este caso de una política cuyo referente inmediato distinción, es ahora el fenómeno de la profesionalización del arte. Un efecto
es más bien el gremio artístico que el movimiento popular. Su política, en el que hay que correlacionar con la mercantilización y la cooptación desde las
plano reivindicativo, tiene que ver con los derechos y condiciones de vida políticas culturales del Estado. Es para esto que he propuesto antes la idea
de los artistas en particular. de “vanguardia académica”, y la idea consiguiente de “academización” de
las vanguardias históricas.
En el plano propiamente estético, la política del arte tiene que ver con
la ruptura formal frente a la institucionalidad del arte establecido. Se hace El arte político se constituyó, como he señalado, en vanguardia política.
política en el arte, y desde el arte, para los artistas, y para su público pri- Se configuró a través de movimientos y contra movimientos, en torno a
vilegiado: el curador, el crítico. Sus discusiones giran en torno al discurso manifiestos estéticos que eran también directamente políticos. Y, por ello,
crítico. Sus luchas giran en torno a los derechos del arte frente al mundo. se desarrolló por fuera, y en contra, de las escuelas de arte. Impugnó la
experticia, se volcó hacia obras de baja destreza, reivindicó los materiales
No es raro, entonces, que tienda al formalismo, y a la ruptura meramente
cotidianos y el recurso a la artesanía. Se esforzó por involucrar a legos, e
formal, con bastante indiferencia por el contenido. No es raro, por consi-
incluso a quienes no parecían estar en condiciones de ejercer las disciplinas:
guiente, que tienda a la abstracción, o a referentes más bien exóticos, o
danza de cojos o de ciegos, pintura de transeúntes comunes, alta cultura
cuya principal característica es la sofisticación y la novedad.
desde los pobres, teatro hecho por los espectadores mismos. Participar en
Por supuesto un arte perfectamente compatible y funcional al mercado la creación era un derecho, y por sí mismo una experiencia política libera-
y al patrocinio estatal. Que depende de las políticas culturales. Que no se dora. Participar directamente. Sin la mediación de críticos, financiamientos,
hace cargo de la función política de un arte cooptado por el poder. Una o enseñanzas autorizadoras.
práctica que cultiva el mito de la autonomía del arte solo bajo la exigencia

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La academización de las vanguardias históricas se produce, justamente 5. La re-politización en las vanguardias actuales
al revés, cuando se hacen hegemónicas las escuelas, o cuando esas mismas Después de tres décadas de hegemonía cultural conservadora, por fin se
vanguardias adquieren el carácter de escuelas. Se inaugura, lentamente, una vuelve a hablar de arte político. La caída de los países socialistas, la derrota
práctica muy distinta. Una práctica que es favorecida de manera directa de la guerrilla latinoamericana y de los gobiernos de izquierda, la represión
desde el mercado y desde las “bondades” del patrocinio estatal. Se reponen bajo las dictaduras militares, dio paso a profundos procesos de “autocrítica”,
la tendencia a la profesionalización, la diferencia progresiva entre el experto la mayor parte de las veces simplemente autodestructivos.
y el lego, entre el arte y la artesanía, entre el espacio (especial, ideal) del
La ominosa hegemonía neoliberal, como contrapartida, abrió las puertas
arte y el otro (común, cotidiano) de la vida.
a la generalización de la mercantilización del arte, bajo la dictadura de una
Reaparece en ellas la tendencia al formalismo, y a la experimentación nueva clase de críticos, animados por las retóricas más sofisticadas del post
indiferente a los contenidos. Aparece una tendencia al emplazamiento del estructuralismo.
público (en lugar de su involucramiento), y a una banalización de ese empla-
La apertura de las democracias neoliberales, por último, solo significó
zamiento (que reemplaza la política referida a los contenidos). El desarrollo
la gruesa cooptación del campo del arte por los financiamientos estatales,
de las disciplinas, y de las obras, empieza a girar en torno al discurso crítico
creando una lógica de clientelismo y “arte correcto”, amparado en la indi-
(más que en torno al espectador), y la formación “teórica” aparece como un
ferencia por las formas, acompañada discretamente por la autocensura en
imperativo, junto al énfasis general en el desarrollo de habilidades y destre-
los contenidos.
zas específicas para cada disciplina. Si las vanguardias políticas simplemente
borraron la diferencia entre disciplinas artísticas, atendiendo muy poco a Todo un panorama, desde luego, en que de lo último que quería oírse
la clasificación del producto, ahora, en cambio, a través de la fórmula del en los ambientes culturales era de “política”, imponiéndose una curiosa
trabajo “interdisciplinario” el fuero y la autonomía de los especialistas se neutralidad, en que los gremios del arte usufructuaban del mercado y el
mantiene y defiende plenamente. No es lo mismo “colaborar” que aceptar mecenazgo estatal como si las desastrosas consecuencias sociales del neo-
fundir un género en otro. liberalismo no fueran sino inventos de una retórica populista anticuada o,
en todo caso, eventos de una periferia muy lejana y ajena, sobre la que no
La vanguardia política lo es porque pone al centro de su hacer el cambio
se puede intervenir, menos aun en nombre de perspectivas utópicas que se
del mundo. La vanguardia académica es relativamente indiferente a la polí-
declararon de manera muy general como enajenantes y engañosas.
tica, o la entiende solamente de manera reivindicativa y gremial. Por eso no
tiene problemas en luchar por su “autonomía” a través del financiamiento
mercantil o estatal. Y, en la medida en que se constituye desde escuelas, en La crisis financiera global y sus efectos, la apertura de perspectivas polí-
cierta medida está obligada a hacerlo. No es lo mismo un arte con vocación ticas de nuevo tipo (como las políticas ecológicas, de género, étnicas, inter-
marginal, porque está en contra de las instituciones prevalecientes, que culturales), la aparición, quizás, de una nueva conciencia social, formulada
un arte que quiere constituirse como institución, y requiere ser mantenido aún en la forma simple de la furia de los indignados y, también, hay que
como tal. decirlo, el péndulo de las modas culturales, nos han traído un nuevo arte
político y, como suele ocurrir con las modas, una avalancha de retórica y
entusiasmos que no se veían desde hace demasiado tiempo.
Pero, justamente estos entusiasmos, con sus alardes de novato, nos ha-
cen correr el riesgo de confundir aquello que la palabra “política” sugiere,

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(preocupación por lo social, por el cambio del mundo, por un horizonte de usando para ello nuevas herramientas y técnicas. Pero el efecto propiamen-
liberación) con lo que, en el río revuelto de las conversiones apresuradas, te artístico es el que se traduzca en una modificación de aquel elemento,
de las negaciones y las renegaciones, no es sino el simple oportunismo que es el propio y definitorio de cada hacer artístico. En la danza se trata
de quienes solo ven en “lo político” un nuevo segmento de mercado, una del movimiento, en la música del sonido, en la pintura del color y la línea,
manera de complacer a las burocracias populistas que manejan los finan- en el teatro de la articulación del gesto y la palabra. Los equilibrios que se
ciamientos estatales, o una nueva retórica, artificiosa y ambigua, para decir mantengan aquí son muy reveladores de la situación del arte y la política
las mismas cosas de siempre. en las obras.
Y se trata de una confusión posible no solo en el ámbito de la política Es propio de las vanguardias academizadas el énfasis en el soporte, o
efectiva, de los efectos sobre la sociedad, que esas políticas en el arte im- en las técnicas y herramientas. Es necesario que así sea: los artistas son
plican sino, también, en el propio ámbito de las distinciones estilísticas, concebidos como especialistas. Solo llegan a serlo si dominan determinadas
sobre todo en aquellas que refieren a las formas de “vanguardia”, y a las técnicas, y las destrezas y habilidades consiguientes. Si dominan técnica-
connotaciones, formales y semánticas, que dicho término podría contener. mente el soporte. Aquello que “cualquiera podría hacerlo” es visto como
Es necesario, por todo esto, para que la noción tenga un sentido propia- mera artesanía.
mente estético, establecer qué de arte puede tener un arte político. Para Por supuesto este énfasis en los medios lleva a una tendencia hacia su
muchos, embargados aun en el grueso conservadurismo de las últimas déca- ritualización, y a la contra corriente de des-ritualizarlos. Pero todo ese ejerci-
das, esta es una cuestión esencial, porque se mantiene la impresión de que cio no hace sino alejar al creador de la preocupación por el elemento sensible
en esa fórmula mixta en realidad lo único que está en juego, y sale ganando en que su arte se expresa. Crea una tendencia a entender la innovación
es “la política”. Es necesario también, si de explicitar se trata, decir algo formal como innovación en las técnicas y en los materiales, más que en las
sobre qué clase de política es la que está en juego en esa fórmula. Ambas formas mismas. Una tendencia que, por supuesto, es reforzada por el crítico
aclaraciones contienen cuestiones relevantes para reforzar las diferencias y el curador que, a falta de imaginación propiamente formal ha concentrado
que he establecido hasta aquí. su educación en los recursos y en los medios, más que en lo que es pro-
piamente el contenido. Se ha formado más en el contexto (inmediato) del
arte (los materiales y las técnicas), que en el contenido propio (sensible).
Lo propio del arte es la forma, no el contenido. O, si se quiere, el conte-
nido en el arte debe residir justamente en la forma. Pero la forma, a su vez, Es por esto que el crítico siempre llamará la atención sobre las dificultades
es la de un elemento sensible, real. Es decir, se trata del color, el sonido, la que han representado los desafíos técnicos, y las maneras exitosas o no en
línea, la luz, el movimiento, el espacio, el tiempo, la palabra. Por supuesto que han sido abordados. Esto es, desde luego, por que el crítico no es un
estos elementos sensibles solo pueden ser percibidos en un soporte, en artista. Pero no porque no domine esas técnicas, sino simplemente porque
cuerpos, en pigmentos, en materiales, en ambientes. Y estos soportes de- ve el arte desde su exterior.
ben ser intervenidos a través de herramientas, de técnicas e instrumentos.
Pero estos tres elementos, el elemento sensible, el soporte, las herra- O, también, para decirlo de manera directa: la academización del arte
mientas y técnicas pueden y deben ser distinguidos. Si lo hacemos, se pue- genera un mal arte. Independientemente de la política a la que quiera servir,
de ver que la innovación propiamente artística es la que se hace sobre el gremial o social. Es por eso que el uso político del arte rara vez produce
elemento sensible. Por supuesto interviniendo sus soportes, por supuesto un gran arte: porque frecuentemente está ligado a su academización. Y es

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por eso que un arte político puede ser un gran arte: porque está atento al
contenido mismo, al elemento sensible en que el creador se expresa.
Pero esto significa también que el arte no es bueno o malo según si es
político o no, sino según la forma en que interviene en la sensibilidad, de
una manera más conceptual o más expresiva. El arte puede ser perfecta-
mente tal sin estar (explícita o directamente) en la política. Desde luego
siempre tiene un significado (y debe hacerse cargo de él), pero es necesario
distinguir ese significado de su relación militante (o no) con el movimiento
político general.

Pero, justamente, “intervenir en la sensibilidad” no es una política cual-


quiera. Sobre bases muy generales, que exceden, desde luego, los límites
y propósitos de este texto, creo que es posible afirmar que el despertar de
la sensibilidad, su estímulo y ejercicio, tienen un significado directamente
político. Apuntan al despliegue de lo que los seres humanos tienen más
profundamente de seres humanos. Porque no se trata de estimular simple-
mente los sentidos, como es propio del arte mercantil y de propaganda, que
usan la estimulación sensorial como recurso en sus políticas pedagógicas,
sino de aquello que, a través de los sentidos, nos hace reaccionar ante los
automatismos, ante la enajenación, ante la opresión cotidiana.
La política específicamente artística de un arte político consiste en esta
apelación al universo de la sensibilidad justamente a través del elemento
sensible que es propio del arte como tal. Es ese universo el que nos pone
ante la realidad de la opresión, del trabajo repetitivo, de la vida trivial. Es ese
universo el que nos abre ante la posibilidad de un mundo mejor. Y es por
eso que todo gran arte tiene algo de arte político, más allá de las militancias
específicas de sus autores.
Se trata de un mundo, por cierto, muy lejano al pragmatismo del uso
político del arte, muy ajeno al oportunismo gremial de las políticas del arte,
muy lejano en fin de lo que está de moda por orden y capricho del discur-
so de críticos y curadores. Un mundo que puede ser imaginado desde la
sensibilidad propiamente artística, más que desde escuelas o mecenas. Un
mundo que puede ser imaginado desde la política efectiva, más que desde
los simulacros políticos que se limitan a administrar los poderes imperantes.

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VI. Apreciación, crítica y comentario
En toda forma artística, y quizás de manera más notoria en la danza,
siempre lo que está en juego es la subjetividad. Y está en juego en el triple
1. La apreciación y el comentario acto de creación que las obras de danza están constantemente reuniendo:
el movimiento imaginado y proyectado por el coreógrafo, el movimiento
He descrito hasta aquí de manera sistemática, siempre con menos detalle ejecutado y recreado por el bailarín, el movimiento reproducido y recreado
del que quisiera y del que es posible, los diversos aspectos que permitirían en la percepción cinestésica del espectador. Cada uno de ellos plenos de
comentar obras de danza. Su especificidad como forma artística, su relación subjetividad.
con las otras disciplinas artísticas, sus características textuales, intertextua- Para decirlo de un modo más difícil (no sea cosa que esté quedando de-
les y contextuales. He descrito también los ámbitos que me parece pueden masiado claro), en toda creación artística lo que encontramos es la propia
situar de una manera más completa a la danza del siglo XX. Sus relaciones subjetividad humana en el elemento de su representación. No ya, ni fun-
con la corporalidad, con el género, con la política. Quizás una descripción damentalmente, en aquello que la obra parece representar, sino más bien,
análoga de elementos en otras disciplinas artísticas requiera, de manera en aquello que la obra hace en el acto de su producción, represente o no
correspondiente, otros centros de interés que no he tocado hasta aquí. algo exterior a ella misma.
He procurado mantener, en todas estas consideraciones, siempre el cen-
tro en la danza. Y esa centralidad la he condensado cada vez con una fór- Estas consideraciones previas son necesarias para entender que siempre
mula que la resume: en danza de lo que se trata es del movimiento. Ahora, que comentamos una obra de danza estamos hablando de algo que atañe
sin embargo, puesta en el contexto de las reflexiones sobre corporalidad, muy profundamente a lo que somos, como sujetos. Estamos hablando de
género y política, tengo que agregar una segunda estimación, sin la cual me nuestra capacidad de expresar la subjetividad a través de movimientos cor-
ha llegado a parecer que la primera simplemente carecería de sentido: sólo porales. Y estamos asumiendo una posición respecto de cómo esa opera-
es posible convertir el movimiento de un cuerpo humano en arte porque lo ción se ha realizado ante nosotros, respecto de nosotros, en una obra. Esto
que se juega en él es siempre un sujeto. también se puede decir sosteniendo que, siempre, de manera inevitable,
Es la subjetividad, presente, prometida, sugerida, la que convierte las antes de comentar una obra de danza, hemos hecho la tarea subjetiva, más
cualidades puramente físicas del movimiento en algo que podemos llamar o menos explícita, de apreciarla.
arte. Si consideramos como arte a la obra bella, lo que consideramos belleza La mercantilización y la banalización del arte, sin embargo, como he
en ella nunca es mera objetividad, siempre es algo que existe y se manifiesta descrito en capítulos anteriores, han intervenido y distorsionado profunda-
como un sentimiento estético, por muy formales que sean los rasgos que mente la posibilidad de experimentar en toda su dimensión aquello que las
lo precipitan. Y si consideramos como arte a las obras expresivas, lo que obras de arte tienen de propiamente artístico. Han usurpado, por decirlo
consideramos expresado y expresivo es siempre una presencia subjetiva. de alguna manera, la posibilidad del sentimiento estético, reduciéndolo a
Y aún en el caso de que consideremos como arte a una obra meramente la facilidad del agrado, han reducido las destrezas y focos de la percepción
señalada como tal, es decir, si consideramos que el carácter de “artística” de a los aspectos formales más simples. Por cierto, como he sostenido tam-
una obra es una mera convención, social, histórica, aquello que es señalado bién, esto se ve reforzado por la constitución del arte como una serie de
en ella remite siempre a una subjetividad, productora, portadora, sensible. tradiciones fuertemente intertextuales, que van requiriendo cada vez más
de un cúmulo de experiencias previas para dar pleno sentido a las nuevas.

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Ante este empobrecimiento, notorio y lamentable, los maestros de arte Un comentario establece una posición subjetiva frente a una obra. Una
han forjado la ambición bien intencionada de educar la apreciación artística. entre otras posibles. Pero puede, y debe, ser discutido más o menos racio-
Y son frecuentes los manuales, en cada disciplina, que pretenden contri- nalmente. El tipo de posición subjetiva que establece la apreciación no tiene
buir a ello. Es hora de especificar, aunque ya hayamos pasado casi todos como sentido ser discutida racionalmente, es plenamente válida sólo por
los contenidos de este libro, que no ha sido esa mi intención al escribirlo. sí misma. La apreciación de una obra puede ser más o menos parcial, más
No porque crea que es algo que no debe o no puede hacerse. Por supuesto o menos profunda, pero nunca es, propiamente errónea. Los comentarios,
este libro puede ser entendido y leído de esa manera, y podría servir para en cambio, pueden ser erróneos. Pueden ser criticados por su falta de ade-
ese propósito. Pero no es la manera en que yo lo he escrito, ni tratado de cuación teórica y empírica a aquello que comentan.
cumplir con ese propósito. Apreciar y conversar obras de arte es una tarea intersubjetiva, que apunta
hacia la socialidad, hacia compartir y experimentar en común, una tarea
Lo que he hecho es establecer y describir elementos para una tarea muy cargada de connotaciones afectivas. Comentar y discutir comentarios sobre
próxima y relacionada, pero claramente distinguible: para comentar obras obras de arte es una tarea teórica, predominantemente intelectual.
de danza. La apreciación es, y debe ser, siempre subjetiva, en el sentido Nada en estas diferencias, por supuesto, impide que estas prácticas estén
estrecho de propia o personal. El comentario, aunque sea propio y perso- estrechamente conectadas. Que frecuentemente, en la práctica, se puedan
nal, tiene una pretensión objetiva. O, más bien, objetivante. La apreciación confundir una y otra, o se puedan apoyar una en la otra. Las diferencias
tiene, y es justo que tenga, un sentido evaluativo. Una evaluación que se que enumero son también, como los comentarios, teóricas, analíticas. Sólo
constituye como un juicio de gusto: me agrada, no me agrada. Un juicio que buscan especificar dos ámbitos que, en principio, pueden y deben ser dis-
puede o no ser explicitable, o dar razones acerca de su origen. Un juicio que tinguidos.
puede estar fundado legítimamente en aspectos parciales, o incluso anexos
a la obra. El comentario debería, en la medida de lo posible, suspender el
2. La crítica de arte1
juicio. Al menos, necesariamente, el juicio de gusto. E intentar más bien
establecer un juicio estético, lo más explícito posible. Es decir, una serie de La mercantilización y la academización prevalecientes en las disciplinas
pronunciamientos sobre el carácter propiamente artístico de la obra como artísticas hacen necesario, sin embargo, sostener otra diferencia, un poco
tal, considerando la especificidad de la disciplina artística y el estilo desde más difícil: sostengo que se puede distinguir el comentario de obras de arte
la que se propone. No tiene ningún sentido buscar, o pedir, una apreciación de su crítica.
“rigurosa”. Sí tiene sentido, en cambio, distinguir entre comentarios más o El crítico de arte es una figura social que proviene del curador. Es intere-
menos ajustados, pertinentes, útiles, o estrictos. sante constatar que, desde fines del siglo XIX, la crítica trató de distinguir-
Por supuesto los comentarios de obras pueden tener una función y uti- se de los curatoría, a la que se consideró implícitamente un oficio menor,
lidad educativa. Pero no es ese ni su origen ni su sentido. Se comenta una mientras que en cambio, a lo largo de la segunda parte del siglo XX, la tarea
obra para situarla, para explicitarla, para formar alguna tesis en torno a ella, curatorial ha llegado a imponerse sobre la tarea crítica por la vía de asimi-
para considerarla de una manera más cercana a su contenido estético. Por larla casi completamente. Hoy en día, en casi todas las disciplinas artísticas,
supuesto comentar una obra puede servir, para el propio comentarista, o
1  Un excelente recuento de la historia y problemática de la crítica de arte se puede encontrar
para otros, para apreciarla de una manera distinta, más o menos profunda. en la compilación hecha por Anna María Guasch: La crítica de arte, historia, teoría y práctica,
Pero el sentido del comentario no tiene porqué ser ni educativo ni persuasivo. en Ediciones del Serbal, Barcelona, 2003.

190 191
son los curadores los que ofician como “maestros del gusto” ejerciendo una como guía estilística, como escuela de una diversidad estilística hasta ese
tarea tan clave como prosaica: haciendo viable la visibilidad necesaria para momento había estado oculta por el mecenazgo aristocrático.
la sobrevivencia de los artistas. Fue la crítica periodística la que, requerida por el carácter efímero de
Originalmente, ya desde principios del siglo XVIII, los grandes mecenas los nuevos medios de comunicación impresos, generó la moda artística.
de las principales casas aristocráticas y reales contrataron personas que Ávida de novedad, de recambio, necesitada de héroes y villanos, inició la
clasificaran y conservaran sus colecciones de pinturas y esculturas. Hacia tradición de elevar a unos y hundir a otros periódicamente de acuerdo a lo
finales de ese mismo siglo se abrió paso lentamente la idea de abrir esas que se suponía era la “opinión y el sentir del público”. Una opinión y unos
colecciones a públicos cada vez mayores, constituyéndose la institución sentires, por supuesto, que eran a su vez fuertemente determinados por
del museo moderno. A lo largo del siglo XIX los curadores y conservado- la propia crítica.
res de museos permanecieron en un estatus relativamente administrativo, La crítica periodística de arte elevó a los grandes cantantes de ópera y,
producido por la declinación del mecenazgo por parte de la realeza, y su tras ellos, a los compositores italianos de fines del siglo XIX, exaltando y
desplazamiento hacia el mecenazgo de tipo estatal, paralelo a la expansión contribuyendo a crear toda una forma artística, que llegó a ser identificada
del museo como institución predominante de un nuevo tipo de poderes con la ópera como tal hasta muy avanzado el siglo XX. Fue esa misma crítica
estatales, más abiertos al espacio público. la que exaltó al ballet como forma pura, y proyectó la imagen del estilo mo-
Este proceso, muy claro en la pintura y la escultura, tiene su correlato derno como subversión marginal, como exotismo individualista, que imperó
y su equivalencia perfecta en los encargados de los teatros aristocráticos entre los años 30 y 70, y que condiciona en muchos sentidos al mundo de la
(levantados a lo largo del siglo XVIII), que se convierten ahora en teatros danza hasta hoy. Fue la crítica periodística, de la mano del auge de la radio y
estatales, públicos, que contemplan, siguiendo el modelo del museo, “con- de la industria discográfica, la que elevó el gran concierto y la gran sinfonía,
servatorios” de música, y academias de ópera y ballet. Sus administradores, acompañadas por la figura algo mítica del director de orquesta, al carácter
sus directores artísticos, cumplen exactamente el mismo tipo de tareas que de centro del mundo musical culto, desplazando a una periferia exótica y
los curadores en el mundo de la plástica. minoritaria a todas las formas musicales que procuraron excederlas.

El crítico de arte surgió, a mediados del siglo XIX, esencialmente como un Pero también, ya desde la segunda mitad del siglo XIX, la crítica pe-
mediador. Por un lado apareció la crítica periodística, en la medida en que el riodística fue el origen de un estatus más elevado, el de la crítica acadé-
consumo de arte se convirtió en un índice de estatus para las nuevas capas mica. Contribuyó, particularmente en Francia, a desplazar al crítico de la
medias en ascenso. El teatro, el museo, y en ellos el concierto, la ópera, la Academia oficial de artes, ya largamente desprestigiado como censor, y
exposición de pintura y escultura, se convirtieron en lugares de visibilidad reemplazarlo por la figura del crítico formado y operando desde el mundo
para las nuevas capas medias que, siguiendo las viejas tradiciones aristo- universitario. Estos críticos académicos que ya no provienen de la Academia
cráticas, asisten a ellos más bien como espectáculos, más para ser vistos sino de la universidad aparecen primero en Alemania e Inglaterra, primero
que para ver. La crítica periodística, en el contexto de una muy reciente en la plástica y luego en la literatura. La gran escuela alemana que creó la
expansión de la prensa como medio de comunicación, ofreció los elementos historia de los estilos (Jacob Bruckhardt, Heinrich Wolfflin, Alois Riegl, el
básicos para que esa visibilidad pudiera revestirse del barniz de cultura que inglés John Ruskin) representa este paso de la crítica periodística culta a la
sus pretensiones de ascenso social requería. Operó como rectora del gusto, investigación universitaria de la historia del arte y la estética. Todos ellos

192 193
mantuvieron un fluido diálogo a la vez con sus audiencias especializadas, momento, primero un marxismo bastante intelectualizado, en Greemberg
con los mecenas y curadores, y con el gran público. Los más conocidos y su generación, luego, en sucesión, el estructuralismo, el post estructura-
herederos de este diálogo fecundo y múltiple, que se mantiene siempre en lismo, y los diversos momentos de las filosofías de la deconstrucción. Pero
el mejor nivel de claridad y rigor son quizás Erwin Panofsky, Arnold Hauser con este doble giro surge una situación paradójica: el crítico genera un
y Ernst H. Gombrich. discurso extremadamente sofisticado en sus escritos y pronunciamientos
públicos y, en cambio, se convierte en pieza clave para una toma de deci-
siones extremadamente prosaica, que no es sino consagrar o relevar unas
Paralelamente, sin embargo, se desarrolló la tarea del crítico de arte
obras por sobre otras.
como mediador entre las obras y los mecenas privados, y posteriormente
estatales, dispuestos a invertir en arte. Estos mecenas privados formaron Con esto la crítica académica se va convirtiendo poco a poco en crítica
a lo largo del siglo XX importantísimas colecciones de arte, al más puro es- curatorial, es decir, en una tarea de autorizar y legitimar a unos artistas y
tilo aristocrático del siglo XVIII, y convirtieron una buena parte de ellas en unas obras frente, o incluso a expensas de otras. No es raro entonces que
nuevos museos. Considerando que las claves del poder bajo el dominio ca- la tarea del curador, tradicionalmente subestimada, haya llegado a coinci-
pitalista ya no están tan crucialmente determinadas por su visibilidad, como dir con la del crítico o, más bien, haya sido usurpada por éstos. En buenas
en las culturas anteriores, sino simplemente por los argumentos mucho más cuentas, es en la elección y promoción de las obras donde se juega el poder
brutales de las armas y el dinero, hay que considerar que esta visibilidad real dentro de cada gremio artístico.
cultural de los nuevos poderosos forma parte más bien de una cultura de Pero todo esto ha sido y es posible sólo como efecto de la mercantili-
la ostentación y el despilfarro, lo que ha determinado en buena medida sus zación del arte, y de su uso por parte de las administraciones estatales po-
características. Este es el origen de instituciones como el Museo de Arte pulistas. El crítico se ha convertido en el profesional que hace la mediación
Moderno de Nueva York, promovido por la familia Rockefeller, o los Museos entre los poderes relativos que se juegan en la operación del arte como
Gugguenheim, que han operado como modelos para incontables museos recurso de la política general y del mercado.
privados y luego, para políticas similares en los Estados de bienestar de la La sofisticación de su discurso y sus referentes teóricos, reflejo de su
época keynesiana. academización, es funcional, como en toda función burocrática a este papel.
Protege su estatus de especialista, y lo protege también del escrutinio de
En este desarrollo en la crítica académica, primero en Estados Unidos, con formas de crítica más racionales, o del simple sentido común. Un lenguaje
Clement Greenberg, y luego en Europa, con los críticos literarios asociados que protege a los críticos consagrados, unos respecto de otros, y respecto
al estructuralismo, se producen una serie de desplazamientos significativos, de sus interlocutores, de la misma manera en que los médicos o los abo-
que dan cuenta de un cambio mayor en el estatus social del arte. gados, o cualquier gremio burocratizado se protege internamente. Y que
genera, desde luego, la presión correspondiente de los nuevos críticos, que
Por un lado el interlocutor principal del crítico deja de ser el público, e in-
han cumplido los rituales de iniciación académica en sus formaciones de
cluso el artista, y ese lugar es ocupado fundamentalmente por los mecenas.
pre y post grado, y sin embargo no tienen cabida (aún) en el juego de los
El empresario dispuesto a invertir en arte, o los funcionarios privados que
poderes que detentan los consagrados. Es decir, genera una política de la
ha designado para tal efecto, el político que quiere usar el arte como marco
crítica, tal como la academización produce una política del arte en el oficio
de visibilidad, y los burócratas que ha designado para que lleven a cabo esa
que sirve de pretexto a todos estos discursos2.
labor. Por otro lado el discurso crítico se pliega a las modas filosóficas del
2  He sugerido ya, en un capítulo anterior, consultar al respecto las notables discusiones que
se dan en el sitio web www.plataformacuratorial.es. La gran pregunta que recorre todas las
194 195
tarea de expertos, para expertos, que ejerce un efecto de fascinación y
Esta deriva histórica nos permite, entonces, distinguir claramente en- legitimación entre los legos, el comentario debería ser una tarea en el seno
tre comentario y crítica de arte, considerando lo que es de hecho real en del público y los cultores mismo del arte, sin la pretensión de que se podría
ambas posibilidades. Mi opinión es que es preferible inaugurar esta dife- distinguir entre expertos y legos.
rencia, lo que por supuesto es un gesto polémico, a tratar de recuperar Mientras la crítica actual depende estrechamente de las modas filosófi-
un cierto deber ser que la crítica y la curatoría tendrían y podrían cumplir cas y estéticas, y su estilo discursivo tiende a la complicación artificiosa, en
aún. Esto es lo que persiguen, por ejemplo, aquellos que son partidarios de detrimento de la argumentación real, el comentario debería mantenerse
unas “prácticas curatoriales experimentales”. Pero este discurso acerca de en la sana claridad del buen sentido informado (del common sense), en un
una crítica “realmente crítica”, es decir, que no sea una simple operación estilo que privilegie más bien la argumentación que la floritura, o la tenta-
de legitimación y reproducción academizada, recorre permanentemente ción literaria.
justamente a la crítica curatorial academizada, con la misma frecuencia y Los textos de la crítica curatorial actual no sólo cumplen la función de
en el mismo sentido con que todo político profesional jura y promete una legitimación y autorización de obras y autores, en la práctica se han levan-
y otra vez que su único interés es servir al interés público. Por supuesto, tal tado como un verdadero género de obras junto a las obras, parasitando y
como frente a los “políticos” es posible invocar la posibilidad de otra política, usufructuando un estatus circular, que proviene del estatus que ellos mismos
frente a los “críticos” es necesario invocar la posibilidad de otra crítica. El han construido. El comentario debería rehuir este juego de poderes para
asunto crucial, sin embargo, es cómo distinguir estas nuevas formas de la entregarse a otro poder, más llano, menos ventajoso y con más contenido
retórica que los mismos políticos y críticos usan ya como elementos de su experiencial, como es el juego de las argumentaciones que buscan compartir
propia legitimación. y extender el sentimiento estético.
Lo que sostengo es que lo crucial de la diferencia no está en el nombre
sino en los contenidos. Uso un nombre distinto, comentario, sólo para dis-
A través de la función legitimadora de la crítica curatorial los expertos,
tinguir unos contenidos distintos.
en este campo de la vida social como ya en muchos otros, han usurpado la
función del creador y la del público que extiende la creación a través de su
3. El comentario y la crítica propia experiencia, para reemplazarla por juicios que provienen de la esfera
Considerada en perspectiva histórica, propongo la noción de comentario de la mera teoría, auto legitimada, puramente académica. Por primera vez
como una contraposición explícita a la academización de la crítica, que la en la historia los críticos literarios parecen saber más de literatura que los
ha elevado a la pretensión y al poder curatorial. narradores y poetas, los críticos de cine parecen capaces de hacer mejor
que los propios directores las películas que ellos mismos nunca harán, los
Mientras la crítica de arte actual tiene como destinatario real al mecenas
críticos de la pintura establecen la viabilidad y carácter artístico de las obras.
privado o estatal, por mucho que su grandilocuencia se dirija al estrecho
El comentario, que debe ser una actividad común y compartida entre los
círculo de expertos que reside en las universidades, el comentario debería
creadores y los públicos debe, por esto mismo, recuperar la autoridad de
tratar de recuperar al destinatario clásico, es decir, a un cierto público cul-
los creadores mismos sobre el curso de su creación, de los públicos mismos
to desde el cual se habla, y en el cual se quiere permanecer, por sobre las
sobre el carácter de sus experiencias. No puede haber, propiamente, “ex-
pretensiones pedagógicas o normativas. Mientras la crítica actual es una
pertos” en sentimiento estético. Ni debe haber directores del gusto que
discusiones es ¿quién curará a los curadores? Una pregunta que equivale a ¿quién legitima
a los legitimadores? Pero también equivalente a otra muchísimo más prosaica ¿quién le da
poder a los poderosos?

196 197
dictaminen sobre la sobrevivencia de los creadores mismos. la obra se creó. El resumen de todo esto es que, en realidad, lo propio de
Recuperar la función del comentario que, desde luego, no es sino la la apreciación en su relación con las obras es su construcción contextual.
función que cumplió originariamente la crítica de arte, antes de su aca- Exactamente a la inversa, en cambio, la crítica, sobre todo en sus estados
demización, es recuperar algo de la autonomía social del campo artístico, de academización, tiende a concentrarse sólo en el texto, y en las relaciones
incluyendo en ella no sólo la del creador sino también la soberanía de los intertextuales más técnicas, más eruditas, desvalorizando fuertemente (al
públicos para establecer qué obras son las que lo expresan, en qué clase de menos desde la moda estructuralista) los elementos que el contexto pueda
obras encuentran su propia representación. aportar a la comprensión de la obra. Lo propio de la crítica académica son las
En realidad no debería haber nada de trascendente o de permanente relacione puramente internas, las estructuras textuales, y la intertextualidad
en el comentario. La posibilidad de que sean erróneos, o poco ajustados a más inmediata, la que se extiende a la tradición propia de cada disciplina.
las obras, no deriva de una relación fija o fundamental con una verdad que Justamente una de las ventajas que el comentario puede recuperar de los
pueda considerarse objetiva sin más. La verdad de un comentario de arte es, estilos más clásicos de la crítica de arte es la libertad para moverse entre los
y debe ser, tan móvil como el cambio en la creación y co-creación perma- ámbitos textuales, intertextuales y contextuales sin desvalorizar ninguno,
nente de las obras. Mientras la crítica curatorial oscila entre la arbitrariedad entendiéndolos como perfectamente compatibles, e incluso centrando sus
de las modas que impone y la pretensión de verdad con que las defiende, el esfuerzos en una reconstrucción teórica que los muestre como consistentes.
comentario es una actividad de suyo algo fugaz, que propone un ámbito de
objetividad débil, expuesta por su propio carácter al escrutinio y al debate.
Es importante, por último, señalar que las diferencias entre apreciación,
Justamente por esto, mientras la crítica establecida busca y alcanza su crítica y comentario son también consistentes con la estética, o con la teoría
mayor poder a través de la escritura, el comentario debería recurrir a ella del arte, que nos parezca más verosímil. Tanto la apreciación, cuando se
sólo como soporte provisorio, y vivir más bien en el espacio de la conver- confunde a sí misma con el juicio estético, como la crítica legitimadora, son
sación y la discusión hablada. Un espacio, desde luego, muy poco útil para consistentes con la idea de que una obra sólo se convierte en obra de arte
cualquier pretensión de poder. Y esa es una diferencia crucial. La crítica a través de un señalamiento, y sólo difieren en el sujeto que señala. Para la
se mueve al ritmo de un juego de poderes, el comentario forma parte de mera apreciación se trataría de la soberanía y el arbitrio del espectador in-
la vida misma de las obras, por el lado o por debajo de los poderes que se dividual, para la crítica academizada se trataría del juicio experto del crítico.
jueguen en ellas.
También, dada el progresivo debilitamiento del sentimiento estético y la
Pero esta relación posible con la escritura se extiende también a sus correspondiente banalización de la experiencia artística, tanto la aprecia-
relaciones con las obras consideradas como textos. La apreciación, en ge- ción sobre valorada como la crítica curatorial coinciden en criticar la idea
neral, se detiene poco en el texto mismo, y se deja llevar más bien por el de que lo que constituye a una obra como artística es la objetividad de lo
contexto, tanto el de la obra como el de la disciplina artística central con bello. La primera porque ha reducido esa objetividad al arbitrio del gusto,
las asociadas. En el caso de la danza, la apreciación pasa muy rápidamente la segunda porque la crítica de ciertos modelos imperantes de belleza la ha
del movimiento mismo, y el valor estético de sus cualidades, al contexto conducido a la torpeza de negar lo bello en general como mera apariencia
inmediato de la música, el vestuario, la puesta en escena y, por cierto, salta y pura ideología.
desde allí al contexto externo, la figuración de los bailarines, la comparación
con otras obras, la relación con el momento social que se vive, o en que

198 199
Apreciación - Crítica - Comentario da, una universalidad que no es sino un horizonte de universalidad posible.
Género Autor Destinatario Conecta Funciones Estilo La trascendencia de la obra de arte, en que un pueblo objetiva su esencia,
Apreciación Espectador Espectador La obra y la vida Comparte / I m p re si o -
no sería así sino la proyección inmanente a su historia, de sus posibilidades.
nista En lo bello un pueblo pone sus esperanzas, la idealidad de la reconciliación
Valora
posible, el horizonte de las luchas que su vida tiene pendientes. Lo que co-
Crítica Pe- Periodista Espectador La obra y el Informa / Descriptivo
riodística público mentamos, cuando compartimos una obra de arte, nunca es ajeno a esas
Educa
esperanzas, a esas luchas.
Crítica Teórico Público La obra y sus Reflexiona / Explicativo
Académica contextos Interpreta /
Sitúa
Crítica Crítico Mecenas / La obra y el mer- Reproduce / Erudito
Curatorial Pares cado Legitima
Comenta- Espectador Público / Crea- La obra y el públi- Comparte / Compren-
rio / Creador dores co crítico Sitúa sivo
Extiende

Frente a tales dicotomías, me gustaría pensar que la noción de comenta-
rio de obras de arte es consistente con una estética en que las tres estéticas
(de lo bello, de la expresión, del señalamiento) son plenamente compatibles
y complementarias entre sí.
En la estética que imagino la obra de arte se constituye en un acto de
señalamiento que, como tal, no es absoluto, que está sometido a algún gra-
do de arbitrio, en que el sujeto que señala es lo que hasta aquí he llamado
“público culto”, pero que debería ser considerado más bien, de un modo
conceptual, como el pueblo. Aquello que es pueblo precisamente, y de ma-
nera simétrica, entre muchas otras cosas, por ese acto de señalamiento
a través del cual se pone a sí mismo en el elemento de la representación.
Pero, a la vez, aquello que es señalado en la obra es precisamente lo
bello que, dado el arbitrio que pesa sobre su determinación, resultaría una
cualidad histórica, situada, relativa al menos al contexto social en que es
distinguida. El sujeto de ese señalamiento de lo bello, el pueblo, reconoce
como belleza su propio espíritu, puesto en el elemento material de la obra.
Lo bello, en este caso, sería una sustancia, real, objetiva, universal, pero a la
vez, sería el producto de una realidad construida, una objetividad objetiva-

200 201
Bibliografía Brevemente Comentada 1

Hasta hace unos veinte años la bibliografía sobre historia de la danza era
escasa, y los textos sobre estética de la danza lo siguen siendo. La gene-
ralización del boom de la danza a todo un mundo globalizado, altamente
conectado, altamente tecnológico, que he comentado en este libro, ha
producido también un boom correspondiente en el interés por escribir sobre
ella, desde los más diversos puntos de vista.
Hasta hoy la principal fuente de producción de textos significativos se
encuentra en las universidades norteamericanas, en segundo lugar en In-
glaterra, y mucho más atrás en Francia y el resto de Europa. Es en estos
países donde la reflexión ha alcanzado un grado de extensión, pluralidad
y profundidad realmente significativo. En el resto del mundo, donde se
publica cada día más sobre danza, se permanece todavía en una etapa de
reconstrucción de sus experiencias, de rescate de sus prácticas, de mera des-
cripción, con fines más o menos legitimadores, en el contexto casi siempre
de la formación de la institucionalidad estatal y privada en torno al oficio.
No es raro entonces que la mayor parte de la bibliografía significativa esté
en inglés. Tampoco es raro que los textos en francés y en alemán pasen con
relativa rapidez al mundo de las publicaciones inglés y norteamericano. En
ese mundo editorial sólo en Estados Unidos e Inglaterra existen editoriales
especializadas en danza. En Estados Unidos hay editoras universitarias muy
activas en el tema, como la Wesleyan University Press, o la Duke University
Press. En Inglaterra tiene su centro Dance Horizons Books y Dance Books.
Todas las novedades se pueden encontrar en el sitio especializado www.
dancebooks.co.uk.

1  Una primera versión de esta Bibliografía Brevemente Comentada apareció en mi libro


Proposiciones en torno a la Historia de la Danza, Lom, Santiago, 2008. Para este texto la he
corregido, actualizado y ampliado considerablemente.

202 203
En danza, sin embargo, la literatura temática pierde gran parte de su valor
si no es acompañada consistentemente del registro de las obras mismas. A. LIBROS
Hasta hoy se trata de una tarea trabajosa, que presenta fuertes sesgos. Por
1. Obras de Referencia General
un lado la mayor parte de los registros en DVD disponibles en el mercado,
mucho más de la mitad, contienen obras de ballet. Sólo en segundo tér- » La obra de referencia más importante, sobre todo en lo concerniente al
mino de danza moderna, y muy escasamente de las vanguardias, aún de mundo del ballet académico y moderno, es la enorme International Encyclo-
las consagradas. Falta por completo, por supuesto, el enorme mundo de pedia of Dance: A Project of Dance Perspectives, editada por Selma Jeanne
creatividad de vanguardia, pasada y actual, sobre todo en sus expresiones Cohen, (Oxford University Press, 1º ed. 1998, 2º ed. 2004), Cuenta con
más radicales y marginales. Una posibilidad al respecto es consultar direc- 3950 páginas, en seis volúmenes. Fue encargada por la Dance Perspectives
tamente los depósitos de registros visuales que se han creado de a poco en Foundation. Aunque su perspectiva es algo conservadora, y deja fuera o
diversos países. Los más completos se encuentran en el Archivo de Danza de comenta sólo superficialmente los movimientos de vanguardia, contiene
Colonia (Deutsches Tanzarchiv Köln, www.sk-kultur.de/tanz), en Alemania, una enorme y documentada cantidad de información, y valiosas y detalladas
y en la Lilly Library de la Universidad de Duke, www.library.duke.edu/lilly), bibliografías.
asociada al American Dance Festival, en Estados Unidos. » Anatole Chujoy, P.W. Manchester: The Dance Encyclopedia, (1949, 1967),
Desde hace unos pocos años se ha desarrollado considerablemente la Simon & Schuster, New York, 1967
presencia de la danza en el sitio www.youtube.com. Actualmente (Febrero » Debra Craine, Judith Mackrell: The Oxford Dictionary of Dance, (2000),
2012) la sola búsqueda, en ese único sitio, de videos relacionados con la Oxford University Press, Oxford, 2000
palabra “dance” arroja más de tres millones de enlaces. Es la gran vía para
acceder al enorme mundo de la creatividad en el margen, condicionada y
2. Compilaciones de textos para pre grado (readers)
limitada claro, paradójicamente, justamente por su enorme extensión. Es el
gran depósito también de ejemplos de la danza más oficial, tanto histórica La emergencia de los estudios teóricos sobre danza en los años 80 y 90 ha
como presente. Una presencia limitada, o más bien acosada, sin embargo, dado lugar a la publicación de compilaciones de textos que ofrecen un pano-
de manera permanente por los guardianes de los derechos de autor. rama de posturas diversas y ámbitos problemáticos a desarrollar, rescatando
y reuniendo fuentes clásicas y contemporáneas importantes que, de otra
manera, sería muy difícil ver juntas. Estas compilaciones, extraordinaria-
En lo que sigue he ordenado, por mera inercia de intelectual, primero mente útiles como guías de campo, son a veces generales y ya hay algunas
los libros que me parecen útiles para que un lego pueda formar una visión en torno a temas específicos. Las siguientes son las más interesantes:
sólida del mundo de la danza, y luego los materiales visuales que, en realidad,
» Alexandra Carter, ed.: The Routledge Dance Studies Reader (1998), Rout-
deberían ser el punto de partida.
ledge, London, 1998
Los he ordenado, muy en general, por temas, tratando de indicar, casi
» Roger Copeland, Marshall Cohen, eds.: What is dance? (1983), Oxford
siempre, entre paréntesis el año de la publicación original. Cada vez que
University Press, 1983
he podido he preferido consignar las versiones en castellano, que son muy
pocas y difíciles de conseguir, junto a las versiones en inglés, siempre más » Alexandra Carter, ed.: Rethinking Dance History (2004), Routledge, Lon-
accesibles. He incluido también, al final de la sección de libros, los publicados don, 2004
hasta ahora en Chile, con breves comentarios.

204 205
» Susan Leigh Foster, ed.: Choreographing History (1995), Indiana University turión, Buenos Aires, 1946. En inglés, comentado por Julia Sutton, Dover
Press, 1995 Publications, New York, 1967
» Ann Cooper Albrigth, David Gere, ed.: Taken by Surprise. A Dance Impro- » Fabritio Caroso: Nobilità di Dame (1600), traducida y comentada por Julia
visation Reader, (2003) Wesleyan University Press, USA, 2003 Sutton, en inglés, Dover Publications, New York, 1986
» Ann Dils, Ann Cooper Albright, eds.: Moving history/dancing cultures. A » Pierre Rameau: El Maestro de Danza (1725), en castellano, Ediciones Cen-
Dance History Reader (2001), Wesleyan University Press, Middleton, USA, turión, Buenos Aires, 1946. En inglés, la traducción de Cyril W. Beaumont
2001 (1931) se puede encontrar en Dance Book, Londres, 2003
» Susan Leigh Foster: Reading Dancing, bodies and subjects in contemporary » Jean George Noverre: Cartas sobre la danza y sobre los ballets, (1760), en
American dance (1986), University of California Press, 1992 castellano, con una introducción de André Levinson, Ediciones Centurión,
» Deborah Jowitt: Time and the dancing image, University of California Buenos Aires, 1946. En inglés, la traducción de Cyril W. Beaumont (1930)
Press, Berkeley, 1988 se puede encontrar en Dance Book, 1968. En francés, con una valiosa in-
troducción de Maurice Bejart, Éditions Ramsay, Paris, 1978.
» Selma Jean Cohen, Ed.: Dance as a theater art, source readings in dance
3. Estética y Filosofía de la Danza
history from 1581 to the present (2º ed., 1992), valiosa antología de textos
» Francis Sparshott: A measured pace, towards a philosophical understanding históricos brevemente comentados, en inglés, Dance Horizons Book, 1992
of the arts of dance, (1995), University of Toronto Press, 1995
» John Martin: The modern dance (1933), Dance Horizons Book, 1965
» Graham McFee: Understanding Dance (1992), Routledge, London, 1994
» John Martin: Introduction to the dance (1939), Norton & Company, New
» Judith B. Alter: Dance-based dance theory (1991), Peter Lang Publishing, York, 1939
USA, 1996
» John Martin: Historia de la danza, en castellano, Editora del Consejo Na-
» Susanne K. Langer: Feeling and form, a theory of art, (1953) Routledge cional de Cultura, La Habana, 1965. No se indica el texto original desde el
& Kegan, London que fue traducido.
» Sussane K. Langer: Los problemas del arte (1957), Ediciones Infinito, » Doris Humphrey: El arte de componer una danza (1959), La Habana, 1962,
Buenos Aires, 1966. S. K. Langer fue la filósofa del arte más influyente en también publicado como: La composición en la danza, UNAM, México, 1981
estética de la danza antes de McFee y Sparshott.
» Louis Horst: Formas preclásicas de la danza (1953), Eudeba, Buenos Aires,
1966
4. Historia de la Danza » Lincoln Kirstein: The book of the dance (1938), Publishing Co., New York,
4.1 Libros y manuales históricos 1942
» Antonio Cornazano: The book on the Art of Dancing (1465), Dance Books,
Londres, 1981 4.2 La Danza en la Antigüedad
» Fabritio Caroso: Il Ballerino (1581), en inglés, Princeton Book Co., 1991 » Sobre la danza en las primeras sociedades agrícolas se puede ver el hermo-
» Thoinot Arbeau: Orchesographie (1588), en castellano, Ediciones Cen-

206 207
so texto de Yosef Garfinkel: Dancing at the dawn of agriculture, University » Richard Hudson: The allemande, the ballet and the tanz, Vol. I, The History
of Texas Press, Austin, 2003. Reproduce una gran cantidad de ilustraciones (1986), Cambridge University Press, Cambridge 1996.
que contienen escenas de danza de las más diversas culturas.
4.4 Historias de la Danza en el siglo XX
Sobre la danza en la Grecia clásica se puede consultar: » Isabelle Ginot y Marcelle Michel: La danse au XXe siècle, Ed Larousse,
» Steven H. Lonsdale: Dance and ritual play in Greek religion, The John Paris, 2002
Hopkins Univ. Press, 1993. » Nancy Reynolds y Malcolm McCormick: No fixed points, Dance in the
» Lillian B. Lawler: The dance in ancient Greece, (1964), Wesleyan Univ. twentieth century, Yale University Press, New Haven, 2003
Press, Connecticut, 1964. » Jochen Schmidt: Tanz Geschichte des 20. Jahrunderts, Henschel Verlag,
» Todavía es útil, a pesar de sus deducciones altamente especulativas, y de Berlin, 2002
que es bastante antiguo, el texto de Maurice Emmanuel: The Antique Greek » Martha Bremser: Fifty Contemporary Choreographers, Routledge, Lon-
Dance (1916), J.J. Little & Ives Company, Nueva York, 1927 don, 1999
» J. M. Brown, Naomi Mindlin, Ch. H. Woodford: The vision of modern dance,
4.3 Sobre los siglos XV - XIX in the words of its creators, Princeton Book, New Jersey, 1998
» Barbara Segal, ed.: Dancing Master or Hop Merchant?, The role of the
Dance Teacher trough the ages, Proceeding of a Conference held at St Bride 5. Sobre Ballet Académico
Institute, London, 23 February 2008, Early Dance Circle, London, 2008.
5.1 Historias centradas en el estilo académico
» Rebecca Harris-Warrik y Bruce Alana Brown, ed.: The grotesque dancer on
» Cyril Beaumont: The complete book of ballets (1938), Garden City Ed., New
the eighteenth century stage, Gennaro Magri and his world, The University
York, 1941. Contiene los argumentos y todos los detalles de la primera pues-
of Wisconsin Press, Wisconsin, USA, 2005.
ta en escena de 200 (!) ballets, desde La Fille Mal Gardée (1789) hasta los
» Judith Chazin-Bennahum: Dance in the shadow of the guillotine, Suthern ballets soviéticos de los años 30. Como aún faltaban algunos, Mr. Beaumont
Illinois University Press, Illinois, 1988 publicó tres Supplement to Complete Book of Ballets, en 1942, 1954 y 1955.
» Judith Chazin-Bennahum: The lure of perfections: Fashion and ballet, 1780- » Susan Au: Ballet and modern dance (1988), Thames & Hudson, Londres,
1830, en Routledge, Londres, 2004. Ambos con muchas ilustraciones de 1988.
la época.
» Joan Cass: Dancing through history (1993), Prentice Hall, New Jersey, 1993.
» Lynn Garafola, ed.: Rethinking the Silph, New Perspectives on the Romantic
» Jack Andreson: Ballet & modern dance (1992), Dance Horizons Book, 1992.
Ballet, Wesleyan University Press, USA, 1997.
» Carol Lee: Ballet in western culture (2002), Routledge, New York, 2002.
» Lynn Matluck Brooks, ed.: Women’s Work, Making Dance in Europe before
» Lincoln Kirstein: Four Centuries of Ballet (1970), Dover Publications, New
1800 (2007), The University of Wisconsin Press, Wisconsin, 2007.
York, 1984
» John Waller: A time to dance, a time to die: the extraordinary story of the
5.2 Libros clásicos sobre técnica académica
dance plague of 1518, Icon Books, Londres, 2008.
» Gennaro Magri: Theoretical and practical treatise on dancing (1779) Dance

208 209
Books, London, 1988. Traducción al inglés del Trattato teorico prattico di » Stephanie Jordan, ed.: Fedor Lopukhov, Writings on ballet and music (2002),
ballo, de Magri, que es el verdadero origen del tecnicismo académico que The University of Winsconsin Press, Wisconsin, 2002. Única recopilación de
se desarrolló en el siglo XIX. textos de Lopukhov que se puede encontrar en un idioma distinto del ruso.
» Carlo Blasis: An elementary treatise upon the theory and practice of the » Joan Acocella, Lynn Garafola, ed.: André Levinson on Dance, Wesleyan
art of dancing, (1820) edición en inglés, Dover Publications, New York, University Press, Londres, 1991. Una antología de textos de uno de los
1968. Traducción al inglés del tratado clásico del maestro de ballet más máximos defensores del estilo académico, con una excelente introducción
importante del siglo XIX. de las editoras.
» Carlos Blasis: L’Uomo fisico intellettuale e morale (1868). Libreria Musicale » Vera Krasovskaya: Vaganova (1989), University Press of Florida, 2005. Bio-
Italiana, Roma, 2007. Contiene una edición facsimilar de la segunda edición grafía de Agrippina Vaganova escrita por una de las historiadoras rusas del
(1868) de este texto fundamental de uno de los creadores claves del estilo Ballet más importantes, con una excelente introducción de Lynn Garafola.
académico. Editado por Ornella Di Tondo y Flavio Pappacena, que agregan » Gretchen Ward Warren: The art of Teaching Ballet (1996), University
dos extensos y documentados estudios. Press of Florida, Florida, 1996. Notable conjunto de biografías de diez de
» Cyril W. Beaumont, Stanislas Idzikowski: The Cecchetti Method, Theory los principales maestros que propagaron la enseñanza del ballet clásico en
and Technique, (1922, 1932), Dover Publications, New York, 2003. el siglo XX. Respecto de cada uno se señala una genealogía de sus maestros
» Agrippina Vaganova: Basic principles of classical ballet (1946), Dover Pu- que permite una reconstrucción de la tradición del ballet desde el siglo XVIII
blications, New York, 1969. La edición rusa original es de 1934. hasta hoy.
» Asaf Messerer: Classes in Classical Ballet (1972), Dance Book, Londres, » Elizabeth Souritz: Soviet Choreographers in the 1920s (1979), Duke Uni-
1976. versity Press, Durham, 1990. Introducción de Sally Banes.
» Suki Schorer: Balanchine Technique (1999), Alfred A. Knopf, New York, » Tim Scholl: Sleeping Beauty, a legend in progress, Yale University Press,
2000 New Haven, 2004.
» Nadezhda Bazarova y Varvara Mei: El abece de la danza clásica, Editado » Jennifer Fisher: Nutcracker Nation, Yale University Press, New Haven, 2003
por Anabella Roldán, Editorial LOM, Santiago, 1998. Manual estándar en » Don McDonagh: George Balanchine, Twayne Publishers, Boston, 1983
las escuelas soviéticas, ampliamente basado en las enseñanzas de Agripina
Vaganova.
5.4 Polémicas en torno al Ballet
»Christy Adair: Women and Dance, Sylphs and Sirens, N. York University
5.3 Sobre obras y autores en el estilo académico Press, New York, 1992.
» Don McDonagh: How to enjoy Ballet (1954), Doubleday, New York, 1978 » Sobre los extremos a los que se llega habitualmente en la formación de
» Akim Volinsky: Ballet’s Magic Kingdom. Selected writings on Dance in Ru- las bailarinas de ballet, y sus consecuencias para la salud: L. M. Vincent: Pas
sia, 1911-1925, Yale University Press, New Haven, 2008. Valiosa edición de de Death, Saint Martin’s Press, Nueva York, 1994. Este está basado en el
textos fundamentales del principal teórico del ballet clásico, con excelente texto anterior, del mismo autor, pionero en el tema, y que motivó muchas
introducción y notas de Stanley J. Rabinowitz. investigaciones y discusiones sobre las oscuridades de la formación acadé-
mica: Competing with the Sylph: Dancers and the pursuit of the ideal body

210 211
form, Andrews & McMell Publishing Co., Kansas, 1979. » Jochen Schmidt: Isadora Duncan, Javier Vergara Editor, Barcelona, 2001.
» Suzanne Gordon: Off Balance, the real world of ballet, Pantheon Books, » Isadora Duncan, El Arte de la Danza y otros escritos, Akal, Madrid, 2003.
Nueva York, 1983.
» Josef S. Huwyler: The dancer’s body, a medical perspective on dance and Una selección de sus escritos, editados por José Antonio Sánchez.
dance training, International Medical Publishing, Madison, 1999 » Walter Terry: Miss Ruth, The “more living life” of Ruth Saint Denis, Dodd,
Mead & Company, Nueva York, 1969.
6. Sobre el estilo moderno » Suzanne Shelton: Divine Dancer, a biography of Ruth Saint Denis, Double-
6.1 Historias centradas en el estilo moderno day, Garden City, 1981.
» Claudia Fleischle-Braun: Der Moderne Tanz (2001), Afra Verlag, Stuttgart, » Susan A. Manning: Ecstasy and Demon, feminism and nationalism in the
2001. dances of Mary Wigman, University of California Press, Berkeley, 1993.
» Jacques Baril: La danza moderna (1977), Paidós, Buenos Aires, 1987. » Sally Banes: Dancing Woman, Routledge, Londres, 1998. Sobre el papel
fundador de las mujeres en la danza moderna.
» Leonetta Bentivoglio: La Danza Moderna, Longanesi & C., Milán, 1977.
» Marian Horosko: Martha Graham, University Press of Florida, Florida,
» Isa Partsch-Bergsohn: Modern Dance in Germany and the United States,
1991.
Harwood Academic Publishers, Switzerland, 1994.
» Agnes de Mille: Martha (1956), Random House, 1991.
» Lynn Garafola: Diaghilev’s Ballets Russes (1989), Da Capo Press, New
York, 1998. » Lynn Garafola, ed.: José Limón, an unfinished memoirs, Wesleyan University
Press, Londres, 1999.
» Jacqueline Robinson: L’aventure de la danse moderne en France (1920-
1970), Ed. Bouge, 1990. » Doris Humphreys: An artist first, autobiography (1966), Dance Horizons
Books, New Jersey, 1995. Una autobiografía editada y completada por Sel-
» Naima Prevost: Dance for export, cultural diplomacy and the cold war
ma Jean Cohen.
(1998), Wesleyan University Press, USA, 2001.
» Helen Thomas: Dance, modernity & culture, Routledge, Londres, 1995. No-
» Julia L. Foulkies: Modern Bodies, dance and american modernism from
tables ensayos sobre sociología de la danza modernista en Estados Unidos.
Martha Graham to Alvin Ailey, The University of North Caroline Press, 2002.
» Mabel E. Todd: The Thinking Body (1937), Dance Horizons Book, 1968.
» Stephanie Jordan: Striding Out, Aspects of contemporary and New Dance
Es el texto que inspiró a Mary Fulkerson, una de las creadoras del release y
in Britain, Dance Book, Londres, 1992.
a Steve Paxton, creador del contact improvisation.
» Gay Morris: A game for dancers, performing modernism in the postwar
» Eden Davies: Beyond Dance, Laban’s legacy of movement analysis, Brechin
years, Wesleyan University Press, Connecticut, 2006.
Books, Londres, 2001
» John Hodgson: Mastering Movement, the life and work of Rudolf Laban,
6.2 Sobre obras y autores modernos Routledge, Londres, 2001
» Richard Nelson Current, Marcia Ewing Current: Loie Fuller, godess of ligth,
Nothwestern University Press, Boston, 1997.

212 213
7. Sobre movimientos y autores de vanguardia 7.2 Sobre la Judson Church
7.1 Textos sobre autores de vanguardia » Sally Banes: Terpsichore in sneakers, post-modern dance (1977, 2º ed. re-
» Laurence Louppe: Poetique de la danse contemporaine (1997), Ed. Con- visada 1987), Wesleyan University Press, USA, 1987.
tradanse, Bruxelles. » Sally Banes: Democracy’s Body, Judson Dance Theater 1962-1964, Duke
» Don McDonagh: The rise and fall of modern dance (1970), Outerbridges University Press, Durham, 1993.
& Dienstfrey, NuevaYork, 1970. » Sally Banes, ed.: Reinventing Dance in the 1960s, University of Wisconsin
» Roselle Goldberg: Performance Art (1988), Ediciones Destino, Barcelona, Press, Madison, 2003
1996.
» Mario De Michelis: Las vanguardias artísticas del siglo XX, Alianza, Ma- 7.3 Sobre Butoh
drid, 1983. » Sobre Tatsumi Hijikata ver el Vol. 44, Nº 1 de The Drama Review, Pri-
» Libby Worth and Helen Poynor: Anna Halprin, Routledge, Londres, 2004 mavera, 2000, publicado por la Universidad de Nueva York. Este volumen
» Janice Ross: Anna Halprin’s Urban Rituals, en The Drama Review, Vol. 48, incluye entrevistas, artículos sobre su desarrollo histórico, y algunos textos
Nº 2, Verano 2004. del propio Hijikata. Todos los textos están disponibles en Internet.
» Sid Sachs: Yvonne Rainer, Radical Juxtapositions 1961-2002, University of » Kazuo Ohno y Yoshito Ohno: Kazuo Ohno’s World from without & within
the Arts, USA, 2003. (1999), Wesleyan University Press, Connecticut, 2004. Traducción al inglés
de textos de ambos, escritos para el Kazuo Ohno Dance Studio, en Japón.
» Varios Autores: Trisha Brown, Dance and art in dialogue, 1961-2001, Addi-
son Gallery of American Art, USA, 2001. » Kazuka Kuniyoshi: Contemporary Dance in Japan, en www.mcachicago.
org/MCA/Performance
» Germano Celant: Merce Cunningham, Fundació Antoni Tapies, Barcelona,
1999. » Gustavo Collini Sartor: Kazuo Ohno, el último emperador de la danza,
Editorial Vinciguerra, Buenos Aires, 1995.
» Jacqueline Lesschaeve: Merce Cunningham, the dancer and the dance,
Boyars, New York, 1991. » Sondra Horton Fraleigh: Dancing Darkness, butoh, zen and Japan, Univer-
sity of Pittsburgh Press, Pittsburgh, 1999.
» Deborah Hay: My body, the buddihst, Wesleyan University Press, Londres,
2000. » Sondra Fraleigh y Tamah Nakamura: Hijikata Tatsumi and Ohno Kazuo,
Routledge, Londres, 2006
» Yvonne Rainer: Feelings are facts, a life, MIT Press, Londres, 2006. Auto-
biografía.
» Bill T. Jones y Peggy Gillespie: Last Nigth on Earth, Pantheon Books, New 7.4 Sobre Contact Improvisation
York, 1995 » Ann Cooper Albrigth, David Gere, eds.: Taken by Surprise. A Dance Im-
» Yvonne Rainer: A woman who…, The Johns Hopkins University Press, Bal- provisation Reader, Wesleyan University Press, USA, 2003.
timore, 1999 » Thomas Kaltenbrunner: Contact Improvisation, Meyer and Meyer, Oxford,
2004.

214 215
» Cynthia J. Novack: Sharing the dance, Contact Improvisation and American Sobre la danza negra en Estados Unidos, y su papel central en la creación
Culture, The University of Wisconsin Press, Madison, 1990. de la danza moderna, se puede ver la interesantísima y novedosa discusión
» Susan Leigh Foster: Dances that describe themselves, the improvised cho- mantenida entre:
reography of Richard Bull, Wesleyan University Press, Connecticut, 2002 » Susan Manning: Modern Dance Negro Dance, University of Minesota Press,
Minesota, 2004.
8. Danza y género » John O. Perpener III: African-American Concert Dance, U. of Illinois Press,
Chicago, 2001.
» Fiona Buckland: Impossible Dance, Wesleyan University Press, Connecti-
cut, 2002. » Kariamu Weish Asante, ed.: African Dance, Africa World Press, Eritrea,
USA, 1998.
» Judith Lynne Hanna: Dance, sex and gender, The University of Chicago
Press, Chicago, 1988. » Thomas F. DeFrantz, ed.: Dancing many drums, The University of Wis-
consin Press, Madison, 2002.
» Jane C. Desmond, ed.: Dancing Desires, choreographings sexualities on &
off the stage, The University of Wisconsin Press, Madison, USA, 2001. » Steve Watson: The Harlem Renaissance, Pantheon Books, New York, 1995.
» David Gere: How to make dances in an epidemic, tracking choreography in » Anne-Marie Gaston: Bharata Natyam, from temple to theatre (1996), Ma-
the age of AIDS, The University of Wisconsin Press, Madison, USA, 2004. nohar, New Delhi, 1996
» Sharon E. Friedler, Susan B. Glazer, eds.: Dancing Female, lives and issues
of women in contemporary dance, Harwood Academic Publishers, Amster- 10. Sobre danza y política
dam, 1997. » Mark Franko: The Work of Dance, Wesleyan University Press, Connecticut,
» Billy J. Harbin, Kim Marra y Robert A. Schnake, eds.: The Gay & Lesbian 2002.
Theatrical Legacy, The University of Michigan Press, Ann Arbor, 2005. » Ellen Graff: Stepping Left, Duke University Press, Durham, 1997.
» Bruce E. Fleming: Sex, Art and Audience. Dance Essays, Peter Lang, Nueva » Bernice Rosen, ed.: The New Dance Group, movement for change, en Cho-
york, 2000. reography and Dance, Vol. 5, Part 4, Harwood Academic Publishers, Swit-
» Jennifer Fisher, Anthony Shay, eds: When men dance. Choreographing zerland, 2001.
masculinities across borders, Oxford University Press, Nueva York, 2009 » Lynn Garafola, ed.: Of, By, and For the People: Dancing on the Left in the
1930s, en The Journal of the Society of Dance History Scholars, Vol. V, Nº 1,
9. Danza y discurso étnico Spring 1994.
» Sobre la problemática de la danza étnica se puede consultar el texto de » Andrew Hewitt: Social Choreography, Ideology as performance in dance
Ananya Chatterjea: Butting Out, Wesleyan University Press, Middletown, and everyday movement, (2005) Duke University Press, Durham, 2005.
2004, en que compara las políticas implicadas en las coreografías de Jawola » Ann Cooper Albright: Choreografing Difference, the body and identity in
Willa Jo Zollar y Chandralekha, coreógrafas negra e hindú que trabajan en contemporary dance, Wesleyan University Press, Connecticut, 1997.
Estados Unidos. » Susan Leigh Foster, ed.: Corporealities. Dancing, knowledge and power
(1996), Routledge, London, 1996.

216 217
» Daniel Sibony: Le corps et la danse (1995), De Seuil, Paris, 1995. » María Elena Pérez, Vladimir Guelbet: Diccionario del Ballet. Editorial Uni-
» Mark Franko: Dancing modernism / performing politics (1995), Indiana versitaria, 2006.
University Press. » María Elena Pérez: Evolución de la danza profesional clásica y contempo-
» Sally Banes: Writing dancing in the age of postmodernism (1994), Wesleyan ránea en Chile, Monografía de la Revista Musical Chilena, Santiago, 2006.
University Press, USA, 1994. » Carlos Pérez Soto: Comentar obras de Danza, texto en preparación. Con-
» Sobre el papel político de los Ballets Folklóricos durante la Guerra Fría, tiene un valioso y completo recuento de materiales escritos y visuales sobre
Anthony Shay: Choreographic Politics, State Folk Dance Companies, repre- danza, entre los cuales se enumera a sí mismo.
sentation and power, Wesleyan University Press, Middletown, 2002. » María José Cifuentes, Rodrigo Fernández, Raquel Núñez: Eukinética. Pro-
» Randy Martin: Critical Moves. Dance studies in theory and politics, Duke fundizando las cualidades del movimiento. Edición independiente, 2010.
University Press, Durham, 1998 » Hans Ehrmann: Cuatro décadas de ballet en Chile. Hans Ehrmann. Escritos
periodísticos 1960-1999. Ril Editores, 2009. Una excelente antología, ejem-
plo de la mejor crítica periodística.
11. Escritos sobre danza en Chile
» Gladys Alcaíno: Escritura del Cuerpo. Sobre Danza y Dramaturgia. Edición
» María José Cifuentes: Historia Social de la Danza en Chile: Visiones Escuelas
independiente, 2009.
y Contextos 1940-1990. LOM, 2007. Un texto que por su alcance y rigor
historiográfico debería considerarse precursor en América Latina. Ningún » Paulina Mellado: Por qué, cómo y para qué se hace lo que se hace, editado
otro país latinoamericano cuenta con una historia de la danza que se eleve por Lara Hübner González, Publicación de Cía. Pe Mellado Danza, Santiago,
por sobre el simple recuento o el homenaje y la legitimación. 2008.
» Constanza Cordovez, María José Cifuentes, Simón Pérez Wilson, Andrés » Paola Aste, Alexis Figueroa, Ricardo Seúlveda, Fernando Teillier: Arte
Grumann: La danza independiente en Chile, Reconstrucción de una escena Danza entorno. Crónica historiográfica de Calaucan 1984-2008, Edición
1990-2000. Editorial Cuarto Propio, 2009. Tal como el anterior, un texto Independiente, Concepción, 2009.
que prácticamente inaugura en América Latina la consideración sociológi- » Amílcar Borges de Barros: Dramaturgia Corporal (Acercamiento y dis-
ca y política de la danza, como he dicho, más allá del recuento simple y el tanciamiento hacia la acción y la escenificación corporal), Editorial Cuarto
testimonio. Propio, 2011.
» Jennifer Mc Coll: Carmen Beuchat. Modernismo y vanguardia. Editorial » Caída Libre / Brisa MP: Interferencias, Edición independiente, 2009.
Cuarto Propio 2010. » Vicky Larraín: Crónicas desde el cuerpo, Edición Universidad Bolivariana,
» Gladys Alcaino, Lorena Hurtado: Retrato de la Danza independiente en 2005.
Chile 1970-2000, Ocho Libro Ediciones, 2010. » Una publicación que fue muy importante, porque inició y promovió la
» Carlos Pérez Soto: Proposiciones en torno a la Historia de la Danza, LOM, preocupación por la escritura sobre danza en Chile es la Revista Impulsos,
2008. en su primera época, 13 números, entre 2002 y 2004, impulsada por Nel-
» María Elena Pérez: Conceptos fundamentales para una apreciación de la son Avilés, entonces a cargo del Área de Danza del Consejo nacional de la
Danza Universidad de Chile, Facultad de Artes, 2004. Cultura y las Artes, editada por Marietta Santi, con Constanza Cordovez
a cargo de la edición y producción periodística. Una excelente iniciativa,

218 219
lamentablemente perdida en los recortes presupuestarios. todo en los detalles de los movimientos mismos, está lleno de supuestos
altamente especulativos, como lo declaran abierta y sinceramente todos
los que han intentado dichas reconstrucciones con algo de seriedad.
B. MATERIALES VISUALES
Para una investigación profunda de materiales audiovisuales relacionados
con la danza habría que visitar las grandes colecciones que he mencionado
Nunca hay que olvidar que la danza como arte escénica es una experien- antes, el Archivo de Danza de Colonia y la Biblioteca Lilly en el East Campus
cia completamente distinta de su registro a través de algún medio visual de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte, USA, que son
(como la escritura, el video, el cine). Esta diferencia crucial produce una los archivos de danza más importantes del mundo, o las colecciones au-
dificultad esencial cuando queremos ser testigos de su ejercicio histórico, diovisuales de las grandes bibliotecas europeas o norteamericanas como
e incluso de su estado actual. Cuestión completamente distinta de lo que la Biblioteca Pública de Nueva York o el Centro George Pompidou en París.
ocurre, por ejemplo, con la pintura o la poesía, análoga, en cambio, a lo que
Sin haber tenido semejante privilegio, y bajo las condiciones que he men-
ocurre con el teatro o la ópera. Aún la música, que cuenta con un sistema
cionado antes, puedo consignar aquí las obras que he visto personalmente
de registro establecido, y que se puede reproducir por medios electrónicos
entre las que están disponibles en el comercio on line2, en que los sitios más
con mucha fidelidad, cambia de manera significativa experimentada en vivo.
completos son www.dancebooks.co.uk, y el portal británico de Amazon,
En el caso de los registros de danza en video, en formatos digitales o en que en esto es significativamente distinto del portal principal, en www.
cine, hay al menos tres diferencias que son decisivas. El ojo, a diferencia de amazon.co.uk.
la cámara, es perfectamente capaz de fijarse en algún detalle particular sin
[Nota: Mientras corregía y editaba este libro he encontrado un texto que se hace cargo de
perder el plano general. La visión humana logra captar la tercera dimensión
manera plena y directa de esta falta de acceso a materiales visuales en danza, publicado
espacial, lo que falta completamente en el video o el cine. El director de
en Agosto de 2012. En él los autores no sólo ofrecen una completa guía de lo disponible
cine tiene una amplia posibilidad de editar el material filmado, lo que, por
en VHS y DVD en el comercio, sino que recurren ampliamente a YouTube y a los sitios de
mínima que sea su intervención, nos pone ante un registro “del ojo de otro”,
las mismas compañías que contienen materiales en Internet. Este texto me parece una
frente a lo que no tenemos alternativa.
guía hasta hoy inigualable e indispensable por la cantidad extraordinaria de materiales que
Agreguemos a esto la posibilidad, en muchos sentidos importante y va- refiere, que recorren todo el siglo XX, incluyendo la primera década del XXI. Se trata de
liosa, de combinar danza y video en una sola producción artística, la video Marc Raymond Straus y Myron Howard Nadel: Looking at Contemporary Dance, a guide
danza, que es de por sí un arte diferente, con valores estéticos diferentes, y for the Internet age, Dance Horizons Book, Princeton Book, 2012.]
en muchos sentidos más complejos, que los de la danza como tal. Esto hace
que sea necesario distinguir entre el registro de danza y el video danza, sin
que podamos, sin embargo, librarnos, ni aún en el primero, de los límites 1. Reconstrucciones Históricas
que he mencionado. » DanceTime DVD! (3 vol.) y How to Dance Through Time (6 vol.), producidos
Cuando agregamos a todo esto la perspectiva histórica el asunto se hace por Dancetime Publications Video Productions, contienen reconstrucciones,
francamente insuperable. Antes del cine y el video simplemente no hay
registro alguno a partir del cual se puedan hacer reconstrucciones media- 2  En Chile es inútil recurrir al comercio habitual de las casas discográficas. Aún las más espe-
cializadas, que no son más de dos o tres, se nutren completamente del comercio a través de
namente confiables de lo que se bailó. Los sistemas de notación son dra- Internet. Es útil, en cambio, acudir a las bibliotecas de los institutos culturales más grandes.
máticamente ineficientes. Lo que pasa por reconstrucción histórica, sobre Particularmente el Instituto Goethe y el Instituto Chileno Francés de Cultura.

220 221
algo artificiosas, de los principales bailes sociales europeos de los últimos escenografías fueron diseñadas por Pablo Picasso, Le Train Blue (1924), de
quinientos años. Quizás su principal defecto es la presentación de los bailes Jean Cocteau y Le Tricorne (1919) de Leonidas Massine. Una edición Kultur,
completamente fuera de sus contextos originales, en un marco escénico NVC Arts, 1994.
abstracto o vacío. » Isabelle Fokine (hija de Michel Fokine) y Andris Liepa hicieron la recons-
» Como contraste se pueden ver las reconstrucciones de algunos bailes trucción de otras cuatro obras de la Compañía de Diaghilev (Sherezada,
burgueses en el cine, en que aparecen plenos de contexto y sentido, como Danzas Polovetsianas, El Espectro de la Rosa, El Pájaro de Fuego, todas de
una Chacona en El Rey Pasmado (1991), de Imanol Uribe, una coreografía de Fokine), para el Ballet Kirov. La edición, The Kirov celebrates Nijinsky, gra-
Alberto Lorca, con la asesoría histórica de Anselmo Alonso. O una Moresca, bada en el Teatro de la Chatelet en Paris, en 2002, está en www.kultur.com.
en la versión de Romeo y Julieta de Franco Zeffirelli (1968), una coreografía » Sobre Ruth Saint Denis y Edward Shawn en el Denishawn hay dos docu-
de Alberto Testa, con música de Nino Rota. mentales, que contienen reconstrucciones de sus obras, y algunos registros
» Una extraordinaria presentación de la versión original de la comedia ba- originales. Denishawn, The Birth of Modern Dance (1988), dirigido por Mi-
llet El Burgués Gentilhombre (1670), con texto de Molière y música de Jean chelle Mathesius y Janet Rowthorn, en Kultur, 1988. Y Denishawn Dances
Baptiste Lully, muy bien documentada, permite ver en directo qué fueron On!, dirigido por Janet Rowthorn y Livia Vanaver, Kultur, 2002.
los “ballet à entrée” en el siglo XVII. La dirección es de Vincent Dumestre, la » Versiones, algo almibaradas, de obras de Isadora Duncan se pueden en-
coreografía es de Cecile Russant, el registro y el documental están dirigidos contrar en Isadora Duncan Technique and Repertory Dance, dirigido y co-
por Martin Fraudreau, el montaje se hizo en un escenario de la época, el mentado por Andrea Mantell-Siedel, Dance Horizons Video, 1995.
Thêatre Le Trianon, en 2004, se puede encontrar en DVD en Alpha Pro-
» De Doris Humphrey se pueden encontrar versiones de With my red fires
ductions, Paris, Francia.
(1936) y New Dance (1935), interpretadas para el American Dance Festival
» Siguiendo las misma líneas de la producción anterior, Alpha productions en 1972, en Two Masterpieces of Modern Choreography by Doris Humprheys,
ha publicado Cadmus & Hermione, de Jean Baptiste Lully, en Paris, 2008. Dance Horizons Video, 1978.
» Una valiosa reconstrucción del ballet Medea (1780) de Jean-George Nove- » Una extraordinario testimonio del expresionismo alemán más clásico se
rre, hecha por Judith Chazin-Bennahum, acompañada de un documental con puede encontrar en Die Grünen Clowns (Los payasos verdes), una obra
mucha información, se puede encontrar en Dance Horizons Video, 2000. creada por Rudolf Laban en 1928 puesta en escena a partir de una rigurosa
» El Ballet de la Ópera de París hizo una reconstrucción de La Sílfide (1832) investigación por Valerie Preston-Dunlop, en 2008. Se encuentra en DVD,
siguiendo el original de Filippo Taglioni. Dirigida por Pierre Lacotte, grabada editada por IDM Limited, en colaboración con el Trinity Laban Conservatoire
en 2004 por TDK DVD Video. of Music and Dance, Londres, 2008.
» El Ballet de la Ópera de París ha hecho reconstrucciones de obras de la » Otro importantísimo acercamiento a las vanguardias históricas en danza es
Compañía de Diaghilev en Paris Dances Diaghilev (1990), (Petrouchka, El la reconstrucción de las Danzas Mecánicas de Nikolai Foregger, compuestas
Espectro de la Rosa, La Siesta de un Fauno, Noces). Está en Elektra Nonesuch en 1923, en el marco de una investigación general de las vanguardias escé-
Dance Collection, NVC Arts, 1990. Desgraciadamente, hasta hoy, sólo se nicas entre 1909 y 1945, llevada a cabo por el Laboratorio de Creaciones
encuentra en VHS. Intermedia, de la Universidad Politécnica de Valencia, y puestas a disposición
» También el Ballet de la Ópera de París produjo Picasso and Dance (1994), de todos en www.youtube.com. El sitio del Laboratorio, desde el que se puede
donde se pueden encontrar las versiones originales de dos obras cuyas llegar a otra decena de montajes y reposiciones es www.upv.es/intermedia

222 223
» El ballet Bolshoi ha puesto en escena recientemente una brillante recons- » Escasos veinte minutos de entrevista a Anna Sokolow, grabados en 1980,
trucción histórica de Flames de Paris, coreografía compuesta por Vasily se pueden encontrar en Anna Sokolow, Choreographer, Dance Horizons
Vainonen en 1932, una obra representativa del ballet soviético de la época Video, 1991.
estalinista. Está publicada en DVD por Bel Air Media, en 2010. Contiene + En ediciones Inter Nationes, asociadas al Goethe Institut, se pueden
un breve documental que informa del proceso de investigación histórica y encontrar notables documentales sobre los principales clásicos de la danza
reconstrucción. alemana:
» El Teatro y Ballet Marinsky (ex Kirov), han publicado una reconstrucción » Kurt Jooss, 1985, 42 min.
histórica de dos ballet con música de Igor Stravinsky en Stravinsky and the
» La mesa verde, ballet de Kart Jooss, dirigido por Thomas Grima, 2000,
Ballets Russes, una valiosa versión con el vestuario y la coreografía original
37 min.
de Vaslav Nijinsky de Le sacre de printemps (La consagración de la primave-
ra, 1913), y otra, también con la coreografía original, de Michel Fokine, de » Dore Hoyer, cuatro obras, interpretadas por ella misma, grabadas en
The Firebird (El pájaro de fuego, 1910). Contiene también un documental 1962, 32 min.
sobre el proceso de investigación y reconstrucción. Grabado en el Teatro » El ballet triádico, tres cuadros de la obra de Oskar Schlemmer, de 1923,
Marinsky de San Petersburgo en 2008, está publicado por Bel Air Classiques. reconstruida y dirigida por Franz Schömbs, grabado en 1970, 30 min.
» Mary Wigman, mi vida es el baile, documental, 29 min.
2. Registros Históricos » Persona y figura artística: Oskar Schlemmer y el teatro de la Bauhaus,
Hay valiosos registros históricos de la época modernista, con obras de al- documental de Margarete Hasting, 1968, 30 min.
gunos de los coreógrafos más importantes del siglo, casi siempre bailadas » Harald Kreutzberg, bailarín y poeta de la danza, documental de Ulrich
por ellos mismos. Obras clásicas, en sus versiones originales (interpreta- Tegeder, 1993, 29 min.
das para cine) que es necesario ver como tales, independientemente de » La aguerrida danza escénica de Johann Kresnik, documental de Ulrich
las nuevas versiones, que suelen tener un nivel técnico y una concepción Tegeder, 1993, 29 min.
escénica diferente.
» En esta misma colección, que se puede consultar en cualquier Goethe
» El documental Martha Graham The Dancer Revealed, dirigido por Catheri- Institut, se pueden encontrar documentales sobre Sussane Linke, Rinhild
ne Tatge, contiene una larga entrevista y extractos de obras. Edición Kultur, Hoffmann, y otros autores contemporáneos.
1994.
+ La estación de televisión alemana WDR hizo un documental en 2001
» Martha Graham in Performance, contiene una entrevista (1957) y dos a propósito del centenario de Kurt Jooss, dirigido por Anette von Wangen-
obras, Night Journey (grabada en 1961), Appalachian Spring (grabada heim: Kurt Jooss, Tanz als Bekenntnis, 2001, 60 min.
en 1958) interpretadas por ella misma. Los registros fueron dirigidos por
Nathan Kroll. Edición Kultur.
+ Breves escenas de gran interés histórico pueden verse en los siguientes
» José Limón, three modern dance classics, contiene La Pavana del Moro
documentales:
(1949, grabada en 1955), El Traidor (1954, grabada en 1955) y El Emperador
Jones (1956, grabada en 1957) interpretadas por él mismo. Video Artists » Plisetskaya Dances, 1964, Kultur, 70 min.
Internacional, 200. » Maya Plisetskaya, Diva of Dance, Euroarts Music International Gmbh,
2006, 71 min.

224 225
» Ballets Russes, un notable documental sobre los bailarines que pasaron por » El lago de los cisnes, de Petipá e Ivanov, en The Bolshoi Ballet Company
la compañía Ballet Russe de Monte Carlo, del Coronel Vasily De Basil entre in the Ultimate Swan Lake, grabada en 1984, dirigida por Yuri Grigorovich,
1938 y 1962, bajo la dirección de Léonidas Massine, y que son el principal con Natalia Bessmertnova y Alexander Bogatyrev, en Kultur.
vehículo a través del que se difundió la forma académica por todo el mun- Es necesario agregar que en el mercado hay por lo menos otras veinte ver-
do, dirigido por Daniel Geller y Dyana Goldfine, Revolver Entertainment, siones distintas de esta misma obra, incluyendo desde una Barbie of Swan
2006, 118 min. Lake hasta la notable versión de Matthew Bourne, con una interpretación
» Balanchine, documental de Merrill Brockway, Kultur, 2004, 156 min. y una puesta en escena completamente contemporánea, en Swan Lake,
» Serge Lifar Musagete, es una edición de tres documentales breves de Do- grabada en 1996 para NVC Arts.
minique Delouche sobre y con Serge Lifar. Está publicada por Mezzo, Paris,
2005. Duración: 130 min. Se puede encontrar en www.doriansfilms.com. + Una amplia diversidad de versiones y montajes es accesible en el caso del
ballet Cascanueces de Lev Ivanov.
3. Ballet Académico » El registro más vendido, con un record absoluto sobre cualquier otra obra
El ballet es el estilo más representado y accesible en el mercado de video y de danza, corresponde a su vez a la versión que más veces ha sido repre-
DVD. Hay muchas versiones de las obras clásicas, lo que permite comparar sentada en la historia del ballet: The Nutcracker, en la versión de George
unas puestas en escena con otras, cuestión que prácticamente nunca es Balanchine, que desde 1954 ha sido representada sólo por el New York City
posible en el estilo moderno o en las obras contemporáneas. Incluso es Ballet más de 3600 veces. Esta versión, grabada en 1993, siguiendo una
posible comparar con nuevas propuestas, con una estética completamen- adaptación para video de Peter Martins, está en Warner Home Video.
te distinta, de las obras que se consideran el canon del ballet, las obras de » Quizás la versión más “ortodoxa”, es decir, más apegada a la reconstruc-
Petipá e Ivanov transmitidas hasta hoy a través del academicismo soviético. ción del ballet de Ivanov hecha por Vasily Vainonen en 1934, que es la que
De estas muchas versiones quizás habría que ver, como mínimo, las siguien- se puede considerar “clásica”, es The Nutcrecker del Russian State Theater
tes, aunque es probable que los balletómanos tengan opiniones específicas Academy of Ballet, grabada en 1996, en Kultur.
dispares sobre ellas: » Los balletómanos prefieren ampliamente, en cambio las versiones The
Nutcracker del Ballet Kirov, con Larissa Lezhnina y Victor Baranov, dirigidos
+ Giselle, de Adolphe Adam, por el American Ballet Theatre, con Carla Fracci por Oleg Vinogradov, grabada en 1994, en Phillips Classics Productions; y
y Erik Bruhn, grabada en 1969, para cine, en video en Philips Classics, 1987. The Nutcracker del Ballet Bolshoi, con Yekaterina Maksimova y Vladimir
Vasilyev, dirigidos por Yuri Grigorovich, grabada en 1978, Kultur. Entre las
» Giselle, de Adolph Adam, por el Ballet Bolshoi, grabada en 1974, con Na-
versiones de Cascanueces las de Vainonen (1934) y ésta, de Grigorovich
talia Bessmertnova y Mikhail Lavrovsky, en Kultur.
(1966), son el marco para casi todos los múltiples montajes que se hacen
Es necesario agregar que en el mercado hay por lo menos otras diez ver- actualmente para esta obra.
siones distintas de esta misma obra.
» En el mercado hay por lo menos treinta versiones distintas. Hay que
incluir en ellas la infaltable Barbie in Nutcracker (2001), tres Nutcracker on
+ El lago de los cisnes, de Petipá e Ivanov, por el Ballet Kirov, grabada en Ice, y la interesante versión de una selección por los estudios Disney en el
1972, con Galina Mezentseva y Konstantin Zaklinsky, en Kultur. largometraje de animación Fantasia (1940).

226 227
» Particularmente interesantes son los dos montajes hechos bajo una es- encontrar por el Ballet de la Ópera de París, con Aurélie Dupont, está gra-
tética completamente distinta a la clásica por Morris y Bourne. The Hard bada en 2006, en Opus Arte, y por el Mariinsky Ballet (el antiguo Ballet
Nut, es una coreografía de Mark Morris, que usa la música de Tchaikovsky Kirov, del Teatro María de San Petersburgo), grabada en 2006, y publicada
y la línea general de las secciones clásicas, pero se atiene en el libreto más en 2011 por ORF.
directamente al cuento original de E.T.A. Hoffmann, “El Cascanueces y el » Espartaco (1968), coreografía de Yuri Grigorovich, sobre la música de
Rey Ratón” (1816) en que se basa el libreto del ballet, doblemente azucarado Aram Khachaturian, con Irek Mukhamedov y Natalia Bessmertnova, grabado
por Alejandro Dumas (“El Cascanueces en Nüremberg”, 1844) y por Lev en 1990, Ballet Bolshoi, NVC Arts.
Ivanov, que adaptó el cuento de Dumas en 1891. The Hard Nut, de Morris,
» Carmen (1965), coreografía de Alberto Alonso, sobre la música de George
grabado en 1992, está en Elektra Nonesuch Dance Collections, NVC Arts.
Bizet, en la interpretación clásica de Maya Plisetskaya, grabada en 1969,
Por otro lado la estética abiertamente kitsh de Nutcracker!, coreografía de
Kultur.
Matthew Bourne, grabada en 2003, para Screen Stage.
» La Bella Durmiente (1996), en la versión de Mats Ek para el Cullberg Ballet,
» Comentarios, vivencias y muchos datos sobre esta obra se pueden en-
sobre la música de Tchaikovsky, grabada en 1999, RM Associates.
contrar en Jennifer Fisher: Nutcracker Nation, Yale University Press, New
Haven, 2003 » Una versión “clásica” de La Bella Durmiente es la del Ballet Kirov, con In-
nokenti Smoktunovski, Antonina Shuranova y Maya Plisetskaya, dirigidos
por Oleg Vinogradov, grabada en 1972, Image Entertainment.
+ Entre las muchas otras obras de ballet, en montajes clásicos o contempo-
ráneos, que están disponibles en el mercado es interesante ver:
4. Obras características del modernismo actual
» Coppélia, de Arthur Saint-Léon, dirigida y ampliamente interpretada, por
Oleg Vinogradov, por el Ballet Kirov, con Irina Shapchits y Mikhail Zavialov, Como he comentado en el capítulo correspondiente, el estilo moderno ha
grabada en 1993, Kultur, NVC Arts, 91 min. llegado a converger, desde los años 70, en muchos sentidos, con el estilo aca-
démico. Se puede hablar más de modernismo en general, para distinguirlo
» Coppélia, completamente reinterpretada respecto de la versión clásica por
de las puestas en escena que siguen las convenciones del ballet académico
Maguy Marin, para el Ballet de la Ópera de Lyon, grabada en 1994, 62 min.
más clásico, que del estilo moderno en su sentido histórico más propio. Y
» Coppélia, en su versión “clásica”, que no es sino la reconstrucción de en este modernismo hay que incluir tanto la nueva danza teatro alemana,
Ivanov en 1891 a partir de la coreografía de Saint-Léon, por el Australian desde los años 70, como propuestas más formalistas, como las de la nueva
Ballet, dirigida por Peggy van Praagh, grabada en 1990, en Kultur, 107 min. danza francesa de los años 70 y 80. Por supuesto, los coreógrafos consa-
grados son en este campo Pina Bausch, Teresa de Keersmaeker, Eduard
» Las obras de George Balanchine están ampliamente disponibles en sus Lock, Sasha Waltz, Angelin Preljocaj, William Forsythe, y toda una serie de
versiones estándar para video por el New York City Ballet, entre ellas Ba- creadores que se mantienen más o menos según las modas de los princi-
lanchine (con Tzigane, The four temperaments, una selección de Jewels y pales escenarios europeos. Sus oscilaciones entre coqueteos vanguardistas
Stravinsky Violin Concerto), en video dirigido por Merrill Brookway, grabado y una firme base formal muy próxima a lo académico han hecho necesaria
en 1977, en Warner Music Vision. la categoría ambigua e inespecífica de “contemporáneos”, que he criticado
en los capítulos anteriores.
» La versión completa de Jewels (1967) de George Balanchine, se puede

228 229
En la medida en que su consagración pasa por una fuerte presencia en el » Dead Dreams of Monochrome Men (1989), grabada para video bajo la
mercado escénico culto, no debería ser difícil encontrar registros accesibles dirección de David Hinton, en RM Associates, 52 min.
de algunas de sus obras. Curiosamente, la mayoría de ellos se han resistido » The cost of living (2004), grabación para video dirigida por el mismo
a esa proyección de sus obras hacia formatos virtuales, aceptándolos sólo Llyod Newson, Digital Classics, 35 min.
traducidas a video danza, como en el caso de la colaboración de Cunningham
» En la edición DV8 Physical Theater se pueden encontrar tres obras,
con Eliot Caplan, o de Teresa de Keersmaeker con Thierry de Mey, o de las
Dead Dreams of Monochrome Men (1989), Strange Fish (1992) y Enter Achi-
publicaciones de Llyod Newson y el DV8, (los que significa que las obras
lles (1995). Está publicada por Arthaus Musik, en 2010, sobre la base de una
tienen dos versiones: una en vivo y otra para las cámaras), o a través de
edición RM Arts – BBC de 1996.
compromisos con teatros o producciones que no son las de sus compañías
originales, como es el caso de Pina Bausch y Maguy Marin. Son muy pocos
los que, como Sasha Waltz, Angelin Preljocaj y Matthew Bourne, trabajan + De Pina Bausch, que siempre se negó a autorizar la circulación de los
con plena consciencia e interés por lo que puede proyectar la difusión del registros de sus obras, se pueden encontrar actualmente:
registro de sus obras en vivo. » El documental, grabado en 1993, A la búsqueda de la danza: el otro
teatro de Pina Bausch, contiene algunos fragmentos de Kontakthof y de
Considerando estas variables, los registros “contemporáneos” que son La Consagración de la Primavera. Sólo en VHS, se puede consultar en las
más accesibles son: bibliotecas del Goethe Institut.
+ De Merce Cunningham es representativo ver: » De Café Müller (1978), se encuentra hoy disponible un registro hecho
en 1985, que durante mucho tiempo sólo era accesible en las bibliotecas
» Points in Space, la obra acompañada de documental de Elliot Caplan,
del Goethe Institut (ya no), remasterizado en DVD y acompañado por un
con música de John Cage, grabado en 1986, Kultur, 55 min.
buen folleto explicativo. Fue publicado por L’Arche, Paris, en 2010.
» Split Sides, que contiene Split Sides 45 y Split Sides 46, que son respec-
» De Kontakthof (1978), se puede encontrar una versión llamada Kon-
tivamente las presentaciones 45 y 46 de cuatro pertes de una obra cuya
takthof – Mit Damen und Herren ab 65 (Kontakthof - con Caballeros y
combinatoria permite 32 variaciones, compuestas en 2003. Los dos DVD
Damas mayores de 65), un trabajo realizado por dos integrantes de su com-
duran algo más de cuatro horas.
pañía, asesorado ocasionalmente por ella, durante 2000. Publicado también
» Merce Cunningham Collection, Vol. I, que contiene reposiciones para por L’Arche, en 2007, cuenta con un detallado documental y un folleto que
ser grabadas por Elliot Caplan entre 1985 y 1993 de obras de los años 70. describen el proceso. El éxito de este experimento fue tal que se repitió en
» Cage/Cunningham, documental de Elliot Caplan, grabado en 1995, una versión para adolecentes, realizada en 2008, también por integrantes
Kultur, 95 min. de su compañía bajo su supervisión esporádica. El trabajo se puede apreciar
» Merce Cunningham, a lifetime of dance, documental de Charles Atlas, muy parcialmente en el documental Dancing Dreams, realizado por Anne
grabado en 2000, American Masters, 90 min. Estos trabajos y muchos otros Linsel y Reiner Hoffman, y publicado en 2010.
se pueden comprar en el shop on line www.merce.org. » Barbe Bleue (1977), se puede encontrar completo en un registro bas-
tante precario (probablemente ilegal), que no indica ni la fecha ni el autor,
en www.youtube.com. En el mismo sitio se pueden ver también varios frag-
+ De la Compañía DV8, dirigida por Llyod Newson se pueden encontrar:

230 231
mentos, captados por aficionados, de algunas otras obras. video danza en 1996. Es interesante saber que esta obra, que sólo se pre-
» La ópera Orfeo y Eurídice, de Christoph Gluk (1762), cuya coreografía sentó unas pocas veces después de su estreno original, fue repuesta por la
original por Pina Bausch es de 1975, está grabada en una reposición por el Compañía de Keersmaeker, Rosas, en 1992, tras lo cual ha sido representada
Ballet de la Ópera de Paris, bastante estilizada, en 2008, publicada por Bel más de 250 veces, a lo largo de veinte años, por todo el mundo. Producto de
Air Classiques. esas muchas representaciones, y del video, ha tenido una enorme influencia
sobre muchos coreógrafos contemporáneos. Se encuentra en DVD, desde
» El gran éxito de ventas, sin embargo, es el documental de Wim Wenders,
2002, en Éditions à Voir.
Pina (2011), que registra una serie de testimonios de los bailarines de su
compañía grabados poco después de su muerte, en 2009, y que muestra » Fase, cuya versión original es de 1982, fue grabada para video danza
de manera extremadamente fragmentaria y parcial algunos registros de en 2002, y también se encuentra en Éditions à Voir. En vivo y en video ha
sus obras principales. tenido un éxito y una trayectoria muy parecida a la anterior.
» Achterland, coreografiada en 1990, fue vertida a video danza por la
misma Keersmaeker en 1993. Está en DVD desde 2006, por la misma casa
+ De Sacha Waltz se pueden encontrar algunas de sus obras principales:
editora.
» Alee der Kosmonauten (1996), está publicada en su versión de video
danza por Arte/ZDF.
+ Un coreógrafo que, silenciosamente, ha tenido una enorme influencia
» La trilogía que contempla Körper (2000), S (2001) y Nobody (2002) ha
sobre la danza en Chile, es el inglés Christopher Bruce. Esa influencia se
sido publicada por Arthaus Musik, en tres DVD, en 2011.
puede constatar en las siguientes publicaciones:
» La ópera de Dido y Eneas de Henry Purcell (1686), coreografiada por
» En The Huston Ballet, en RM Associates, grabado en 1990 se pueden
Sasha Waltz en 2005, se puede encontrar en Arthaus Musik, en un registro
ver Ghost Dances (1981), con música de Víctor Jara interpretada por Inti
de su versión original.
Illiminani, y Journey (1990). Probablemente Ghost Dances, cuya temática
» El registro de 4 elements / 4 seasons, un concierto barroco coreografia- es la experiencia del pueblo chileno durante la dictadura militar, sea la obra
do por Juan Kruz Diaz de Garaio Esnaola, co-creador de muchas de las obras de danza relacionada con Chile más representada en todo el mundo. Nunca
de la compañía de Sasha Waltz, fue publicado por Harmonia Mundi, a partir ha sido presentada en nuestro país.
de una presentación en vivo en 2009, junto con un documental que explica
» En Christopher Bruce’s Triple Bill, publicada en DVD por Arthaus Musik
el proceso de su creación, tanto desde el punto de vista de los músicos que
en 2006, se encuentran Rooster (1990, grabada en 1994), Silence is the end
lo gestaron, como de Juan Kruz, que actúa como coreógrafo invitado.
of our song (1981, grabada en 1983) y Swansong (1987, grabada en 1989).
La segunda, con música de Inti Illimani, también está referida a la dictadura
+ De la colaboración entre Anne Teresa de Keermaeker y el artista visual chilena.
Tierry de Mey, han surgido varias obras de video danza que convierten a
ese formato obras creadas para la escena, para su representación en vivo.
+ Otras obras relativamente accesibles en el formato DVD, cada una de
Las principales son:
ellas interesante, son:
» Rosas danst Rosas, cuya versión original es de 1983, grabada como
» Le sacre de printemps (La consagración de la primavera), coreografía de

232 233
Uwe Scholtz, grabada en 2003, publicada por Euroarts Music International » Concertante, Black Cake, coreografías de Hans van Manen, con el Ba-
en 2008. Con un documental sobre Uwe Scholtz. varian State Ballet, grabadas en 1997, RM Associates.
» Sacred Monsters, una obra dirigida por Akram Kahn, producto de su » De Angelin Preljocaj, tres obras escenificadas por el Ballet de la Ópera
colaboración con Sylvie Guillem y el coreógafo taiwanés Lin Hwai-min, de París. MC 14/22, ceci est mon corps y La songe de Médée, grabadas en
grabada en 2008, publicada por Axiom Films. 2004, publicadas por Opus Arte en 2007; y Siddharta, grabada en 2010, y
» Del notable Akram Khan se puede encontrar también Zero Degrees, publicada por Arthaus Musik en 2011.
en colaboración con Sidi Larbi Cherkaoui. Grabada en 2007, publicada en
2008 por Axiom Films. 5. Propuestas Vanguardistas
» Dido y Eneas (1989), coreografía de Mark Morris, sobre la ópera barroca El acceso a obras grabadas de los autores que han hecho propuestas van-
de Henry Purcell (1689), grabado para video en 1995, en Image Entertian- guardistas desde los años 60 hasta hoy es extremadamente irregular. Es
ment. bastante difícil, sobre todo desde la orilla del mundo, poder ver las obras
» Trisha Brown coreografió, de una manera completamente modernista, de Maguy Marin, Vim Vandekeybus, Simone Forti o Thumb Type, por men-
con sólo algunas alusiones a lo que es el estilo con que se la identifica, la cionar sólo algunos en una lista que podría ser interminable si se considera
ópera de Claudio Monteverdi L’Orfeo, para el famoso teatro La Monnaie, la enorme creatividad que se despliega en danza hoy en día prácticamente
en Bruselas. Grabada en 1998, está publicada en DVD, con un extenso en todo el mundo.
documental sobre la producción de la obra, por Harmonia Mundi, en 2006. + Dos documentales clásicos sobre la vanguardia post moderna y “post
» Amelia, coreografía de Édouard Lock, contiene la obra y un documental post” moderna en Estados Unidos son:
dirigido por el mismo Lock, grabada en 2002, con la Compañía La La La » Beyond the mainstream, documental de Merrill Brockway para Dance
Human Steps, en Opus Arte. in America, grabado en 1979, 60 min.
» Evidentia, obras de video danza convocadas por Sylvie Guillem, algunas » Retracing Steps, American dance since postmodernism, documental de
con su interpretación. Se puede ver aquí el notable dúo Smoke, coreografía Michael Blackwood, escrito y documentado por Sally Banes, grabado en
de Mats Ek, un solo ya clásico coreografiado e interpretado por William 1988, Michael Blackwood Productions, 89 min.
Forsythe y el solo Blue Yellow, interpretado por Guillem. Grabado en 1995,
+ Una colección extraordinariamente interesante dedicada a registros histó-
NVC Arts.
ricos de performances, fotografía y video experimental está aún en proceso
» Carmen (1994), coreografía de Mats Ek, con Ana Laguna y el Cullberg de publicación. Se puede encontrar en www.artpix.org:
Ballet, grabada en 1994, RM Associates.
» Robert Witman, performances from the 1960’s, Artpix Notebooks,
» An evening with the Alvin Ailey American Dance Theater, con coreografía 2003
de Ailey y otros integrantes de la Compañía, grabada en 1986, RM Associates.
» Trisha Brown Early works 1966-1979, Artpix Notebooks, 2005
» Entre varias ediciones de obras de Jirî Kylián es representativo ver Four
» Robert Rauchemberg Open Score, 9 evenings: theatre & engineering,
by Kylián, con el Netherlands Dance Theater, registros entre 1980 y 1984 de
2007
Sbadevka (su versión de Noces, de Bronislava Nijinska, 1923), Sinfonietta,
Torso y La Cathédrale Engloutie, Kultur. » John Cage, Variations VII, 9 evenings: theatre & engineering, 2008

234 235
» David Tudor, Bandoneón!, 9 evenings: theatre & engineering, 2009 un mínimo indispensable:
» Simone Forti, An evening of dance constructions, Artpix Notebooks, » Amor sin Barreras (West Side History), la notable obra de Jerome Rob-
2009. bins, con música de Leonard Bernstein, estrenada en Broadway en 1957, y
Sobre toda esta producción se puede ver www.microcinema.com. llevada al cine en 1961 por Robert Wise. MGM Home Enterteinment.
+ Un ejemplo de los muchísimos trabajos de performance actual es el do- » Cantando bajo la lluvia (1952), dirigida y bailada por Gene Kelly, 100
cumental La Ribot Distinguida, dirigido por Luc Peter, con la presentación min. Sobre Gene Kelly (1912-1996) se puede ver el documental Gene Kelly,
de trece obras de María Ribot, grabadas en 2001, Intermezzo Films. Anatomy of a Dancer, de Robert Trachtenberg, en Warner Video, 2002.
+ A pesar de las modas, y la proyección internacional de Pina Bausch, proba- » Érase una vez Hollywood (That’s Entertainment), documental en tres
blemente el coreógrafo más importante de la danza teatro alemana, y uno partes que recorre la historia de los musicales producidos por Metro Goldwin
de sus creadores, desde los años 60, más próximos a la sensibilidad vanguar- Meyer desde sus inicios como compañía en los años 20 hasta la década de
dista, es Johann Kresnik. Desgraciadamente sólo es posible encontrar dos los 60. Una colección repleta de excelentes ejemplos de comedia musical y
documentales sobre sus obras, producidos por Inter Nationes, asociada a la de la gran presencia de la danza en ellas. Son particularmente interesantes
organización del Goethe Institut. En La aguerrida danza escénica de Johann las secuencias referidas a Fred Astaire y a Gene Kelly. En Warner Video,
Kresnik, grabado en 1993, expone claramente sus posturas estéticas y polí- grabados en 1974, 1976 y 1994.
ticas, y es posible ver algunos fragmentos de sus obras. Sylvia Plath: teatro
coreográfico de Johann Kresnik, grabado en 1985, se concentra en el proceso
y concepto de esa obra. Sólo en VHS, en las bibliotecas del Goethe Institut.
+ Una notable recuperación de una de las formas de vanguardia más ex-
tremas, el butoh original, se encuentra en Summer Storm, coreografía de
Tatsumi Hijikata, ejecutada por él mismo y su compañía, registrada en 1973,
en la Universidad de Tokio, con una cámara de 8 mm, y publicada por Da-
guerro Press y Transflux Films en 2010. Se trata de una de los poquísimos
registros que se conservan del mismo Hijikata en escena. Se puede encon-
trar en www.microcinema.com.

6. Danza en el Cine
Las múltiples producciones de danza para el cine, y todo el género del
Music Hall, que es su origen y fundamento, debería ser motivo de estudio
seriamente por los historiadores de la danza, siempre demasiado influidos
por la desagraciada diferencia entre arte “como tal” y cultura popular. Hay
muchísimas cosas que habría que ver, que merecen toda una bibliografía
aparte. Consigno aquí sólo dos obras clásicas y una antología que considero

236 237
Post Scriptum

Cuando el notable Carl Sagan tituló su serie televisiva Cosmos, en que


mostraba el extraordinario panorama de las revoluciones científicas del siglo
XX, agregó un subtítulo que ahora me parece muy significativo: Un viaje
personal. Este libro da cuenta también, como esa serie, de un panorama
amplio, de una exposición sistemática que es, y debe ser considerada, sin
embargo, estrictamente como eso: como un viaje personal. Dedico este
Post Scriptum, consistentemente escondido al final del texto, a decir algunas
cosas en torno a ese viaje. Fuera ya de toda pretensión teórica. Sólo como
testimonio. Con algo de sentimientos encontrados y bastante de agrade-
cimiento. En la misma medida en que su lectura resulta completamente
innecesaria para completar la lógica del libro, resulta necesaria para mí,
muy en particular, para completar el sentido de su escritura.
Hace ya diez años que inicié este trabajo de estudio y compenetración en
el mundo de la danza, un campo sobre el que previamente no tenía expe-
riencia alguna, ni siquiera en el plano más simple y personal del baile. Como
lo he dicho muchas veces en mis clases, no he bailado nunca en mi vida, ni
siquiera en los contextos más privados y particulares, como fiestas o salidas
nocturnas. Ocasionalmente he seguido con mucho entusiasmo corporal el
ritmo irresistible de Inti Illimani, o de Caetano Veloso, en los recitales a los
que he tenido la fortuna de asistir. Mi propia experiencia corporal con la
danza, hasta hoy, no pasa de ese entusiasmo temporal.
Me acerqué al mundo de la danza inicialmente por una motivación po-
lítica. Quería entender más de cerca los modos en que la dominación al-
tamente tecnológica logra producir cohesión social a través del agrado
corporal. Una idea propuesta originalmente por Herbert Marcuse, que me
parece de una lucidez e importancia realmente esencial. Una idea que, para
la cultura marxista de la que provengo resulta, por supuesto, tan exótica
como sospechosa.

238 239
Hacia 2002, cuando inicié mis exploraciones, en Chile se vivía aún el fas, las bailarinas, las estudiantes de danza, los profesores y maestros, los
auge del boom de la danza, que ocurrió antes en Estados Unidos, en los esforzados gestores de las pocas compañías independientes. Fui a clases
años 60, luego en Europa, durante los 70, y se extendió luego a todas las (teóricas), golpeé innumerables puertas, pedí hacer clases (teóricas) yo
grandes capitales del mundo, desde los 90. Un fenómeno social en que no mismo en las escuelas de danza. Hoy puedo decir, ya sin resquemor ni sen-
sólo se ha generalizado la práctica del baile social y popular, promovido por timiento adverso alguno, que se trató de una tarea casi siempre ingrata,
la industria del espectáculo, sino que, de manera más concentrada, miles llena de malos entendidos y desconfianzas, atravesada por oscuras tensiones
de personas quieren “estudiar danza”, y se integran con gran entusiasmo que lentamente fui entendiendo como producto del machismo agresivo y
a talleres, compañías improvisadas, e incluso la escogen como su futuro la feminización enajenante que rodea y oprime al gremio históricamente.
profesional en escuelas universitarias. Un fenómeno no habitual, no es- Como era completamente esperable, las mejores y más provechosas
perado, en el oficio artístico que fue la danza a lo largo de la modernidad, conversaciones las mantuve con los más viejos. Sobre todo con los entra-
siempre reservado a muy pocos cultores y con públicos bastante menores ñables maestros que son Carmen Beuchat y Patricio Bunster. Las largas
comparados con los de la literatura o la plástica. conversaciones con el maestro Bunster, su encantadora amabilidad, y la
Me pareció que este boom del “estudiar danza” estaba relacionado con extraordinaria combinación de enorme saber, sabiduría y sencillez en Car-
otras tendencias masivas en el orden de la cultura corporal: el enorme auge men, son los mejores recuerdos que tengo de una tarea que fue en general
de los gimnasios (que debe distinguirse de un aumento del interés por el bastante difícil.
deporte), el aumento extraordinario de la obsesión por las dietas, por la Pero, como era quizás también esperable, me encontré con la abierta
“buena presencia”, por el seguimiento de los modelos corporales impuestos indigencia de los profesionales del gremio respecto de su propio oficio,
desde el espectáculo o desde el mundo de las pasarelas de modas. Se podía respecto de cualquier aspecto (histórico, teórico, conceptual) que trascen-
ver en todo esto, desde luego, lo que una mirada sociológica rápida podría diera incluso mínimamente su hacer inmediato. Una pobreza visiblemente
evaluar como tendencias hedonistas asociadas al consumismo imperante, producto de la postración general del campo cultural chileno, heredada de
y estas a su vez, a la ansiedad de las nuevas capas medias en ascenso por décadas de abandono y postergación. Encontré que no tenía más alternativa
encontrar índices de estatus que pudieran hacer visibles sus éxitos. que recurrir a la literatura que se estaba produciendo en Estados Unidos y,
Me pareció, sin embargo, que para entender mejor había que estudiar desde ella, interrogar la realidad que tenía enfrente.
la cultura corporal con mucho más detalle. No tanto a través de la mirada Encontré que era esencial ver muchas obras, y algunas muchas veces.
que proyectan sobre ella las Ciencias Sociales, sino más bien desde la óp- Compré una cantidad que ahora me parece increíble de libros y registros
tica de sus propios actores. Me dediqué a tratar de conocer a esos actores visuales. Me dediqué una cantidad de horas, de las que no me arrepiento en
que parecían tener la convicción de que a través de la danza se accedía a absoluto, pero que hoy me parecen francamente increíbles, a ver obras, a
un mundo de liberación (y de liberalidad) mientras que, de manera exac- leer en inglés y en francés lo que mis interlocutores inmediatos simplemente
tamente inversa, yo sospechaba en ellos más grados de enajenación que ignoraban. Recuerdo haber visto ocho veces una obra de Claudia Vicuña
de autonomía real. y Alejandro Cáceres (Contendor, 2003), tomando toda clase de apuntes
cada vez. He visto detenidamente al menos seis versiones de El Lago de los
Lo que hice fue, simple y directamente, tratar de conversar sobre la vida Cisnes, algunas varias veces. He visto, muchas más de una vez, todas las
y oficio que los entusiasmaban con las personas mismas. Las coreógra- obras que consigno en el capítulo de Materiales Visuales de la Bibliografía.
Veo hasta hoy, sin cansarme, una y otra vez, casi como terapia, las obras

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de Vaslav Nijinsky en sus reconstrucciones históricas, La siesta de un fauno, que vivimos. El abandono del arte, o su mera instrumentalización por po-
por el Ballet de la Ópera de París, La consagración de la primavera, por el líticas culturales populistas. La tragedia de las políticas de identidad que
Ballet Marinsky. buscan la visibilidad corporal como instrumento, con el único resultado
de ser defraudadas y cosificadas por la opresión patriarcal. El drama de la
enajenación corporal que permite el pequeño agrado confirmando a la vez
Se puede ver, en la descripción que hago, el resultado de mis esfuerzos:
la opresión general. La oscura deriva del oficio artístico hacia las prácticas
un enamoramiento general que, como todos los enamoramientos, ha re-
terapéuticas, y su función de resignación y consolación. El drama de un arte
sultado atravesado por toda clase de contradicciones, respecto de un oficio
inofensivo, que se hace perfectamente funcional a la economía de mercado
que está casi en las antípodas de lo que mi estructura mental de intelectual
que se presenta con “rostro humano”.
oscuramente racionalista podría esperar.
Descubrí tesoros que siento han enriquecido profundamente mi vida.
Las obras de Martha Graham, la sensibilidad y el humor de Mark Morris, la Muchas experiencias, muchos aprendizajes. Mucha incomprensión y
belleza e inteligencia de Sylvie Guillem, el hermoso erotismo de las obras encuentros parciales. Mucha alegría atravesada de drama, y mucho drama
promovidas por Serge Diaghilev, la extraordinaria claridad política y esté- encubierto en falsas alegrías. Es suficiente. Siento una sensación de agobio
tica de Johann Kresnik, la extraordinaria valentía y profundidad política de aquí que no siento habitualmente en medio de mis indignaciones y alega-
Adam Benjamin y CandoCo, e incluso la levedad perfectamente enajenada, tos más directamente políticos. Una sensación de humanidad doliente que
sobreactuada y encantadora de Fred Astaire y Gene Kelly. Entre los teóricos, debo asumir de otras formas, más próximas a mis destrezas y capacidades
la claridad de Mark Franko, la calidad académica inmejorable de Sally Banes, habituales.
Lynn Garafola, Susan Manning, Susan Leigh Foster. Entre los más clásicos, Es suficiente. He vertido en dos libros los saberes adquiridos, y quedan
la delicia de leer a los maestros de danza de los siglos XVII y XVIII, Fabritio ahí, para que sean de alguna utilidad para los profesionales del gremio. He
Caroso, John Weaver, Pierre Rameau. expresado en ellos con la mayor transparencia posible las luces y oscurida-
Descubrí en la experiencia directa con el gremio en Chile una enorme des que veo en su labor y en sus perspectivas. He difundido esos saberes
capacidad creativa, que excede muchas veces la consciencia que sus propios en muchos cursos universitarios, en varias universidades, a lo largo de una
actores tienen de sí. Sobre todo en la última generación de coreógrafas década, y mantendré aún al menos uno de ellos. He dicho lo que me pareció
jóvenes: Paulina Vielma, Tamara González, Andrea Torres, Bárbara Pinto, honrado decir en los muchos encuentros y mesas redondas a los que he
Alexandra Mabes. La creatividad y el talento directivo de Nelson Avilés y sido invitado. He dejado de decir las apreciaciones técnicas y estéticas sobre
La Vitrina. Y la aparición de una generación de jóvenes profesionales in- las obras chilenas que he visto para no irrumpir con una voz algo ajena en
teresados en desarrollar los aspectos teóricos y conceptuales de un oficio un ambiente en que no hay tradición alguna de crítica y discusión crítica
que, en este país, empujado por un naturalismo pobre e ingenuo, se resistió racional medianamente fundada. Para alguien que se dedica a la filosofía,
siempre a la teorización: María José Cifuentes, Jennifer McColl, Constanza y que dedica habitualmente sus mayores esfuerzos a la teoría política, me
Cordovez, Simón Pérez Wilson, Andrés Grumann, Gladys Alcaíno, Brisa parece que es suficiente.
Pérez, Adeline Maxwell.
Y pude ser testigo también de las oscuridades, de los dramas del oficio,
que expresan tan clara y directamente las oscuridades de la realidad social

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Los que quieran seguir las reflexiones que hago, en otros campos, en-
riquecidas de manera profunda por las que he hecho en este, los remito a
mis otros libros escritos y por escribir. En general escribo sobre marxismo,
ese es el centro de todas mis reflexiones. Desde allí he incursionado en la
epistemología y en la filosofía de la ciencia, en psicología crítica y antip-
siquiatría. Probablemente a partir de ahora escribiré mucho más sobre la
filosofía hegeliana, a la que he dedicado largos años de estudio. Salvo en
las materias más generales de la estética y la historia del arte, este libro es
para mí el fin de un ciclo, y una despedida.

Santiago de Chile, febrero de 2012.

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Las imágenes contenidas en este libro son ilustraciones


realizadas por el coreógrafo Merce Cunningham (1919-2009)
en los cuadernos de apuntes en que registraba sus ideas para
cada una de sus obras.

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