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Universidad: Mariano Gálvez

Jornada: sábados

Curso: desarrollo humano y profesional

Profesor: licenciada de desarrollo humano y profesional (lo siento sigo sin saber su
nombre XD)

Una Actitud Diferente y los 7 Principios "P" del libro de Andrés Panasiuk

Nombre: Jaime Ricardo Garrido Girón

Grado: ingeniería en sistemas

Sección: “E”

Fecha de entrega: 11/03/2023


Es un libro que ofrece consejos prácticos para aprender a ahorrar, hacer un buen
manejo del efectivo de dinero. Este libro da un método para alcanzar la
prosperidad integral; prosperidad con satisfacción personal. Partiendo de una lista
de principios eternos para manejar efectivamente las finanzas. Cómo salir de
deudas, establecer planes a lo largo del verdadero plazo para llegar a la
prosperidad. Tiene tres ideas fundamentales que son la prosperidad integral, se
trata de llegar a ser perseverantes, prosperar en el área económica y tener
satisfacción. La segunda idea son los principios P, y el tercero enfocarnos en el
ser y hacer.

Una actitud diferente


La diferencia entre llegar y no llegar
Recuerdo haber leído en algún lugar de la Internet que los antiguos griegos tenían
la costumbre de incluir en sus juegos olímpicos una carrera en la que los
competidores llevaban una antorcha en sus manos. Para ganar, un corredor no
sólo debía llegar en primer lugar a la meta, sino también tenía que

llegar con su antorcha encendida.

El concepto de prosperidad integral con el que trabajaremos a lo largo de este


libro tiene mucho que ver con esa ilustración: no solamente es importante llegar a
fin de mes, también es vital llegar a nuestra meta con el resto de nuestra vida
balanceada en el contexto de nuestro tiempo, talento y tesoros (tanto tangibles,
como el dinero; como intangibles, como el amor y el respeto de nuestros hijos).

Hace algunos años atrás estaba dando una serie de conferencias en la frontera
entre el norte de México y el sur del estado de Tejas, Estados Unidos. Cuando
terminó mi primera conferencia en tierra mejicana, Jorge y María se me acercaron
y me confiaron que tenían tensiones en su matrimonio a causa de su situación
económica. Me dijeron que sus salarios no les permitían vivir dignamente. Jorge

trabajaba de obrero en una compañía de la ciudad y ganaba solamente 5 dólares


por día. María también trabajaba y ganaba otro tanto. Es importante notar que en
esos días el salario mínimo, vital y móvil en Estados Unidos, era de casi cinco
dólares y medio la hora. Entonces, ellos estaban ganando en un día lo que un
obrero norteamericano ganaba ¡en menos de una hora! Les di una cita para
reunirse conmigo un par de días después.

El tema me tocó el corazón. Especialmente, cuando Jorge me explicó que algunos


alimentos costaban tan caros en su pueblo de frontera que le convenía cruzar al
lado norteamericano para hacer sus compras de comida.

Por otro lado, Ignacio y María Rosa también se me acercaron esa misma noche.
María Rosa era la hija del dueño de una empresa importante en la ciudad que se
encontraba al otro lado de la frontera, en tierra de habla inglesa. Ellos eran muy
buenas personas, respetados en su ciudad y en su comunidad de fe. Daban
donativos con regularidad y ayudaban a los demás cuando podían. Sin embargo,
también ellos tenían problemas para controlar su vida económica. Ignacio me
confesó que con las entradas que tenían no les era posible vivir dignamente.
Cuando pregunté, María Rosa me contestó que la suma de ambos salarios era de
unos 10 mil dólares al mes.

El dinero dice mucho

Es obvio que la forma en la que gastamos el dinero es la clave que determinará,


eventualmente, si llegamos o no a fin de mes. Sin embargo, es importante notar
que la forma en la que gastamos el dinero está íntimamente ligada a la forma en la
que tomamos decisiones en la vida. La forma en la que tomamos decisiones en la
vida, por su parte, está íntimamente ligada a nuestra escala de valores. Y,
finalmente, esa escala de valores es fruto directo de nuestro carácter. Como bien
lo decía el Dr. Larry Burkett (1939–2003), cofundador de Crown, la organización
para la que he trabajado durante tantos años de mi vida: La forma en la que
manejamos nuestro dinero es una demostración externa de una condición
espiritual interna. La forma en la que manejamos nuestra vida económica habla
mucho de quienes somos como personas y de qué es lo que realmente valoramos

en la vida.
De adentro hacia afuera. Es por eso, que cuando hablamos de llegar a la meta de
la prosperidad integral debemos comenzar parafraseando a Albert Einstein. Él
diría que: los problemas económicos que confrontamos hoy no los podremos
resolver con el mismo nivel de pensamiento que nos llevaron a tener esos
problemas en primera instancia. Dicho en otras palabras: La única manera de
mejorar nuestra situación económica actual es el movernos hacia un nivel de ideas
y valores más altos de aquel nivel de ideas y valores que nos llevó hasta el lugar
en el que nos encontramos hoy en día.

Ahora, permítanme traducir esta idea al idioma criollo. En mi país diríamos:


Aunque la mona se vista de seda, ¡mona se queda!

Esa es la razón por la que la mayoría de los libros sobre Cómo hacerse rico en 40
días no cumplen con su cometido. Es en vano tratar de manejar un automóvil sin
motor o tratar de cabalgar un caballo muerto. Uno debe dejar de creer que
cambios superficiales y cosméticos nos ayudarán a realizar verdaderos y
permanentes avances en el área de la prosperidad.

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