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La historia de Mileva Marić


¿Contribuyó la primera esposa de Einstein a su trabajo científico?

DOI: 10.7203/metode.10.14142
02/12/2019
Allen Esterson
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Mileva Marić y Albert Einstein se conocieron en 1896, cuando ambos seguían el curso VIA para
futuros profesores de secundaria de matemáticas y física. Por las cartas que ambos se
intercambiaron en el otoño de 1897, durante la estancia de Marić en la Universidad de Heilderberg
como oyente, se deduce que pronto desarrollaron una estrecha relación. En la imagen, el
matrimonio Marić-Einstein en 1912. / ETH-Bibliothek Zürich, Bildarchiv / Portr_03106 / CC BY-
SA
Actualmente se ha extendido la creencia de que la primera mujer de Einstein, Mileva Marić,
contribuyó de manera significativa a su trabajo científico. Desde 1990 numerosas
publicaciones han defendido varias afirmaciones, como que fue coautora de los célebres
artículos de 1905 de Einstein, que realizó los cálculos matemáticos del artículo sobre la
relatividad especial o incluso que siguió colaborando con él hasta el nacimiento del segundo
hijo de la pareja en 1910. En este artículo, el autor menciona las afirmaciones más extendidas
y ofrece pruebas de que estas no resisten un análisis minucioso. Se citan también las
refutaciones más detalladas de estas afirmaciones. La conclusión es que no hay pruebas claras
de que Mileva Marić fuera una colaboradora secreta de Albert Einstein.
Palabras clave: historia de la ciencia, física, Mileva Marić, Albert Einstein.
Mileva Marić, la primera mujer de Albert Einstein, nació el 19 de diciembre de 1875 del
matrimonio entre Miloš y Marija Marić, en la localidad serbia de Titel, en la región de Voivodina,
que por aquel entonces formaba parte del Imperio austrohúngaro. Los relatos biográficos indican
que sobresalió en la mayoría de asignaturas en sus primeros años de educación, aunque la
desventaja que suponía su cojera, como resultado de haber nacido con una cadera desplazada, la
aislaba de sus compañeros. Después de que su padre entrara a formar parte del Tribunal Superior de
Justicia de Zagreb, en Croacia, en 1892, ella se matriculó en el décimo curso de la Real Escuela
Superior (predominantemente masculina) para el año académico 1892/93. Permaneció allí durante
dos años y, tal como quedó registrado en los Archivos Estatales de Zagreb, sus calificaciones en el
último semestre de 1894 fueron moderadamente buenas, con notables bajos en la mayoría de las
asignaturas, y altos en física y matemáticas (Esterson y Cassidy, 2019, p. 269).

Los relatos biográficos indican que Mileva Marić sobresalía en la mayoría de asignaturas en sus
primeros años de educación. Marić se trasladó a Zurich en 1894 para poder recibir formación
universitaria, ya que en Serbia las mujeres no podían acudir a la universidad. En la imagen, Mileva
Marić en un retrato de 1896. / Bernisches Historisches Museum / Public Domain
Como en el Imperio austrohúngaro en aquel momento no se permitía que una chica recibiera
formación universitaria, Milŏs Marić acompañó a su hija a Suiza en otoño de 1894 para que pudiera
matricularse en la Escuela Superior Femenina de Zúrich. Marić se matriculó tarde, por lo que su
último año académico (el duodécimo curso) se extendió hasta la primavera de 1896. Los registros
de notas de la época no han sobrevivido hasta nuestros días; no obstante, aprobó el Matura (examen
de acceso a la universidad) en la primavera del mismo año. En el semestre de verano de 1896 asistió
a un curso en la Facultad de Medicina de la Universidad de Zúrich, por lo que puede que estuviera
considerando desarrollar su carrera en el campo de la medicina. Llegado el momento, después de
que le exigieran elegir las asignaturas de matemáticas en los exámenes de entrada de la Universidad
Politécnica de Zúrich (su nota media en la asignatura era de 4,25 sobre 6 [Trbuhović-Gjurić, 1988,
p. 60]), se matriculó en el curso VIA para futuros profesores de secundaria de matemáticas y física.
En aquel momento tenía veinte años.
En el mismo pequeño grupo, además de otros cuatro jóvenes, estaba Albert Einstein, de diecisiete
años. Gracias a la correspondencia entre ellos en otoño de 1897 –durante el semestre que Marić
decidió acudir como oyente a la Universidad de Heidelberg–, sabemos que en el transcurso de un
año entablaron una fuerte amistad. Einstein pronto acabaría desilusionado con el plan de estudios de
física, que no incluía avances recientes como las ecuaciones electromagnéticas de Maxwell, por lo
que buscó libros de física extracurricular de científicos famosos. A instancias de Einstein, los dos
alumnos estudiaron juntos este material, habitualmente en la casa en la que Marić se alojaba con
otras jóvenes. En 1899 estaban claramente enamorados, como queda ampliamente demostrado en su
correspondencia durante este período. Aunque los dos obtuvieron buenas notas en sus exámenes
intermedios de la universidad politécnica, esta circunstancia no se repitió cuando se presentaron a
los exámenes finales para conseguir el título en julio de 1900. Mientras que Einstein logró
calificaciones razonablemente buenas que le permitieron conseguir su diploma, a Marić le fue peor.
Debido a sus malas notas en la parte matemática (teoría de funciones), con un 2,5 sobre 6,
suspendió los exámenes. De un total de cinco notas, Einstein obtuvo mejores puntuaciones que
Marić en cuatro de ellas, mientras que en Física Experimental tenían la misma nota. De igual
manera, en sus respectivos certificados de fin de estudios, que al parecer utilizan la media de notas
por semestre, Einstein logró una puntuación mayor que Marić en la mayoría de asignaturas que
tenían en común (Einstein, 1987, docs. 28, 67; Trbuhović-Gjurić, 1988, p. 61).
«Mileva Marić se matriculó en el curso VIA para futuros profesores de secundaria de
matemáticas y física. En el mismo grupo estaba Albert Einstein»

Después de intentar sin éxito obtener un puesto de ayudante con el jefe del Departamento de Física,
Heinrich Weber (con quien tenía mala relación), Einstein accedió a puestos temporales de
enseñanza durante los dos años siguientes, mientras que Marić se quedó en Zúrich para volver a
examinarse en julio de 1901. Esta vez estaba embarazada de casi tres meses de la hija de Einstein, y
suspendió por segunda vez sin mejorar su nota media (Stachel, 2002, pp. 40, 52, n. 22). Volvió a
casa de sus padres en Novi Sad, en Serbia, donde permaneció la mayor parte de 1902, sin lograr su
objetivo de obtener el título de enseñanza (se desconoce el destino de su hija, a la que llamaron
Lieserl; puede que muriera en la infancia o que fuera dada en adopción). La pareja acabó casándose
en enero de 1903 en Berna, donde Einstein ocupaba un puesto en la oficina de patentes. Tendrían
dos hijos más, Hans Albert y Eduard, nacidos en 1904 y 1910 respectivamente.
La supuesta colaboración Einstein-Marić
Teniendo en cuenta estos antecedentes, ahora examinaremos las afirmaciones más extendidas que
defienden que Marić colaboró en el trabajo científico de Einstein, especialmente en lo relativo a sus
célebres artículos de 1905 y, según algunas personas, durante mucho más tiempo. Tomaré algunas
de estas afirmaciones por separado y examinaré las pruebas que supuestamente les dan validez.
Una alegación frecuente en relación a los tres artículos más rompedores de 1905 es la de que, en
palabras de Senta Troemel-Ploetz: «Abram F. Joffe, el famoso físico ruso, que era entonces
ayudante de [Wilhelm] Röntgen (miembro del equipo editorial que examinó los artículos enviados a
Annalen der Physik para su publicación) escribió en su Erinnerungen an Albert Einstein (Joffe,
1960) que los manuscritos originales […] estaban firmados Einstein-Marić» (Troemel-Ploetz, 1990,
p. 419; véase también Gagnon, 2016, p. 240). En cuanto a una cuestión menor, el artículo
conmemorativo de Joffe se publicó en 1955, no en 1960. Pero lo que es más importante, Troemel-
Ploetz y posteriores comentaristas (por ejemplo, Gabor, 1995, p. 20) han tomado el relato de
Trbuhović-Gjurić (1988) como prueba histórica de que Mileva era coautora de los artículos en
cuestión (según Trbuhović-Gjurić, Joffe vio los artículos cuando Röntgen [su tutor de doctorado] le
pidió que le ayudara a revisarlos para publicarlos en Annalen der Physik).

Mileva Marić y Albert Einstein, con su hijo Hans, en un retrato tomado entre 1904 y 1905. La
pareja se había casado en 1903. Hay quien defiende que Marić trabajó con Einstein en sus teorías
físicas, pero estas ideas solo están basadas en rumores. Lo que sí sabemos es que Mileva Marić
representó un papel pionero en un momento en que las mujeres tenían pocas oportunidades de
cursar estudios de física y matemáticas. / ETH Bibliothek Zürich, Bildarchiv / Hs_1457-72 / CC
BY-SA
Lo cierto es que, en lugar de citar las palabras de Joffe, Trbuhović-Gjurić las parafrasea
engañosamente, añadiendo sus propias opiniones. Joffe no dijo que hubiera visto los manuscritos
originales, ni que estuvieran firmados «Einstein-Marić». Él indicó explícitamente que los artículos
eran obra de un burócrata de la oficina de patentes de Berna, concretamente Albert Einstein. La
confusión posterior surge del hecho de que Joffe se refirió a Einstein como «Einstein-Marić»,
explicando entre paréntesis que (como pensaba) en Suiza el marido incluye el apellido de soltera de
su mujer en su apellido de casado. Igualmente, la idea de que Joffe vio los artículos originales y
pidió a Röntgen que los revisara es producto de la imaginación de Trbuhović-Gjurić, como
demuestra John Stachel en su exhaustivo análisis de este caso, en el que incluye una traducción de
las palabras reales utilizadas por Joffe (Stachel, 2005, p. LIV-LXIII).
En una carta que envió a Marić en marzo de 1901, Einstein escribió: «¡Estaré muy feliz y orgulloso
cuando estemos juntos y llevemos nuestro trabajo sobre el movimiento relativo a una conclusión
exitosa!» (Renn y Schulmann, 1992, p. 39). Esta frase se ha citado continuamente como prueba de
que Marić colaboró con Einstein en la teoría de la relatividad especial. Pero ¿es eso realmente
cierto? La frase en cuestión fue escrita desde casa de los padres de Einstein en Milán, unos nueve
meses después de que obtuviera su título durante un largo período de unos dieciocho meses en el
que se vieron obligados a vivir en diferentes ciudades, una situación que a Marić le resultaba
angustiosa, como confesó en cartas a su amiga íntima Helene Kaufler (Popović, 2003, pp. 67–68,
77). Aparece inserta en un párrafo en el que Einstein trata de tranquilizar a Marić sobre el amor que
sigue sintiendo por ella, y en un momento en el que seguía teniendo la esperanza de que pudieran
tener un futuro conjunto en la investigación científica (Renn y Schulmann, 1992, pp. 52, 73). Frente
a esa oración inespecífica, hay varias cartas en las que Einstein informa sobre la investigación que
él ha estado realizando sobre el movimiento de cuerpos en relación con el éter (Renn y Schulmann,
1992, pp. 10–11, 14–15, 69, 71). Por ejemplo, en diciembre de 1901 le dijo a Marić: «Estoy
ocupado trabajando en una teoría electrodinámica de cuerpos en movimiento que promete ser una
obra bastante importante». Dos días después escribió: «Pasé toda la tarde en el despacho de [el
profesor] Kleiner en Zúrich contándole mis ideas sobre la electrodinámica de cuerpos en
movimiento […]. Me recomendó que publicara mis ideas…». Además, la frase en cuestión está
escrita cerca de cuatro años antes de que Einstein formulara los elementos cruciales de lo que
acabaríamos conociendo como teoría de la relatividad especial en 1905, después de muchos años de
contemplación y de numerosas discusiones con su compañero de la oficina de patentes de Berna,
Michele Besso (Fölsing, 1997, pp. 155, 171, 176). No hay pruebas de que Marić tuviera nada que
ver con el origen de la teoría.
Mileva Marić con los dos hijos que tuvo con Albert Einstein durante su matrimonio, Eduard (nacido
en 1910) y Hans Albert (nacido en 1904), en una imagen tomada en 1914. Antes de su matrimonio,
a principio de 1902, la pareja tuvo una hija, que se desconoce si murió durante la infancia o fue
dada en adopción. Durante el embarazo de su primera hija, Marić suspendió por segunda vez los
exámenes para obtener el título de enseñanza. / Hebrew University of Jerusalem
Hay un versión que dice que el artículo de Einstein de 1905 sobre el cuanto de luz, en el que ofrecía
una explicación para los sorprendentes resultados experimentales de Philipp Lenard sobre el efecto
fotoeléctrico, surgió gracias a la información que Marić obtuvo cuando estudió con Lenard en la
Universidad de Heidelberg en 1897. Sin embargo, el curso al que Marić asistió en la Universidad de
Heidelberg era sobre teoría del calor y electrodinámica (Renn y Schulmann, 1992, p. 82, carta 1, n.
7), y no hay razón para pensar que Lenard hablara sobre su investigación de entonces en relación
con el efecto fotoeléctrico en dicho curso. Además, gracias a una carta que Einstein escribió a
Marić, sabemos que la primera vez que supo de los experimentos de Lenard fue en mayo de 1901
(Renn y Schulmann, 1992, p. 54) y que, en cualquier caso, los resultados experimentales
cuantitativos que Einstein explicó no se publicaron hasta 1902 (Stachel, 2005, p. 195, núm. 9).
Frecuentemente se ha afirmado que Marić ayudó a Einstein con las matemáticas que necesitaba para
la teoría de la relatividad especial. Esta afirmación sin fundamento, basada solo en rumores poco
fiables obtenidos sesenta años después y en una aseveración sin pruebas publicada en un libro nada
erudito (Trbuhović-Gjurić, 1988, p. 93; Michelmore, 1962, p. 41; véase Esterson y Cassidy, 2019,
pp. 105–110, 122–124), es incompatible con el hecho de que las matemáticas utilizadas en el
artículo no habrían resultado una dificultad para las capacidades de Einstein, que era muy
competente en matemáticas convencionales. Además, al contrario de lo que indican quienes afirman
que Marić era una matemática excepcional, desde los exámenes de entrada para la Politécnica de
Zúrich hasta los exámenes finales, sus notas en las asignaturas de matemáticas eran siempre, como
mucho, moderadamente buenas, y no hay pruebas de que realizara ningún trabajo adicional tras
acabar sus estudios en la Politécnica.

Mileva Marić y Albert Einstein, en una imagen tomada en Kac (Serbia) en 1905. Ese a.o Einstein
public. cinco artículos de gran importancia, lo que ha sido tomado por algunos historiadores como
indicador de que recibió ayuda de su mujer. No obstante, las ideas que Einstein había plasmado en
sus artículos llevaban gestándose varios años. / ETH Bibliothek Zürich, Bildarchiv / Portr_03087 /
CC BY-SA
El hecho de que Einstein completara cinco artículos importantes en un único año, 1905, se ha
tomado como indicador de que tuvo que recibir la ayuda de su mujer en aquel momento (Krstić,
2004, p. 129). No obstante, esto no tiene en cuenta que las ideas que aparecen en los artículos
llevaban gestándose varios años, y que tenía compañeros en la oficina de patentes de Berna con los
que había podido discutirlas, especialmente Michele Besso, en el caso de la relatividad (Fölsing,
1997, pp. 110–111, 115, 165–177)
Es significativo que en las cartas que Marić escribió a su amiga Helene (nombre de casada Kaufler
Savić), en las que la informaba de sus preocupaciones del momento, nunca incluyó la más mínima
mención sobre ayudar a su marido en su trabajo científico. Es más, en las ocasiones en las que se
refiere a los artículos de Einstein, se los atribuye únicamente a él (Popović, 2003, pp. 70, 88). Según
el compañero y biógrafo de Einstein, Philipp Frank, que evidentemente reproducía lo que Einstein
le había dicho, siempre que quería discutir con ella sus ideas, «su respuesta era tan escasa que a
menudo le costaba decidir siquiera si estaba interesada o no» (Frank, 1947, pp. 34–35).
Hay quien defiende que se pudo ver a Marić trabajando con Einstein en sus teorías físicas; sin
embargo, estas ideas no están basadas en nada más que rumores obtenidos más de cinco décadas
después de los supuestos acontecimientos (Krstić, 2004, p. 105), por lo que no tienen ningún valor
como prueba (Esterson y Cas sidy, 2019, pp. 185, 233–234). Resulta significativo que Trbuhović-
Gjurić, quien contactó con la propia familia y amigos de Marić cuando investigó para su biografía
en la década de los sesenta, no menciona ningún informe de este tipo.

El dinero del Premio Nobel


Se ha hablado mucho del hecho de que, como se dice a menudo, Einstein le dio el dinero del Premio
Nobel a Marić (Troemel-Ploetz, 1990, p. 420; Krstić, 2004, p. 107), supuestamente como
reconocimiento privado de sus contribuciones científicas. La verdad es menos clara. De acuerdo
con los términos de su resolución de divorcio de 1919, en lugar de una pensión alimenticia, el
dinero esperado del Nobel se debía depositar en un banco suizo, y aunque los intereses estaban
asignados a Marić, esta solo podía utilizar dicho capital con el consentimiento de Einstein
(Milentijević, 2015, pp. 418–423), que este le dio de forma prácticamente invariable.
La biógrafa de Marić, Radmila Milentijević, menciona que en 1925 Einstein le pidió a Marić y a sus
hijos que firmaran declaraciones indicando que, tras haberle entregado el dinero del Premio Nobel,
estos no reclamarían parte de su patrimonio cuando muriera. Marić no lo consideró aceptable, así
que se negó. Einstein no guardó las cartas que Marić le escribió en aquel momento, como muchas
otras, pero por sus respuestas sabemos que ella le había confesado que estaba considerando escribir
sus memorias. La ira de Einstein hacia ella frente a esta idea fue interpretada por Milentijević
(2015, p. 287) como una respuesta a la amenaza de Marić de revelar que había contribuido a su
trabajo científico, pero una lectura minuciosa de su relato revela que esto no es más que
especulación por parte de la biógrafa (Esterson y Cassidy, 2019, pp. 251–255). Posteriormente,
Einstein explicó que su ira se debía a que no le gustaba nada que los asuntos privados se discutieran
en público. También explicó que la razón de su petición inicial era asegurarse de que su segunda
mujer y sus dos hijastras quedarían en una situación económica segura en caso de que él muriera de
forma prematura.
Albert Einstein, junto a su segunda mujer, Elsa, en Washington DC en 1921. Ese año Einstein había
ganado el Premio Nobel. De acuerdo con los términos de la resolución de divorcio de 1919 de
Einstein y Marić, en lugar de pensión alimenticia, Marić recibiría los intereses del dinero que el
científico esperaba ganar con el Nobel, que se debía depositar en un banco suizo. Marić solo podía
utilizar dicho capital con el consentimiento de Einstein. En 1925, Einstein le pidió a Marić y a sus
hijos que renunciaran a reclamar parte de su patrimonio cuando muriera, para asegurarse de que su
segunda mujer y sus dos hijastras quedaran en una situación segura. Marić se negó. / Harris &
Ewing Collection, Prints & Photographs Division, Library of Congress, LC-DIG-hec-31011
En relación con el doble fracaso de Marić en los exámenes finales de la Universidad Politécnica de
Zúrich, hay una cuestión que debemos abordar: la idea de que fue víctima de los prejuicios de sus
examinadores (Gabor, 1995, p. 15). Los obstáculos históricos para las mujeres jóvenes que
intentaban acceder a la educación superior a finales del siglo xix, especialmente en disciplinas
científicas, son bien conocidos, y no es necesario detallarlos aquí. En la mayoría de países de
Europa en aquel momento, dichas oportunidades no existían en absoluto. Sin embargo, el caso de
Suiza era una excepción. Allí, por ejemplo, la Politécnica de Zúrich admitió a su primera alumna en
1876. Los registros de la Universidad Politécnica indican que una mujer se graduó de la sección
VIA (para futuros profesores de físicas y matemáticas) en 1894, dos años antes de que Marić se
inscribiera en el mismo curso. Durante el período que Marić pasó en la Politécnica, cerca de una
quinta parte de los estudiantes de la sección VIA eran mujeres (Stachel, 2002, pp. 30, 40).
Naturalmente, esto no excluye la posibilidad de que en el caso de Marić existieran algunos
prejuicios por parte de sus examinadores. No obstante, cabe señalar que, gracias a una carta que
Helene Kaufler escribió a su madre en julio de 1900, sabemos que el profesor Webber le ofreció un
puesto de ayudante a Marić, al que esta no pudo acceder debido al resultado de sus posteriores
exámenes. Curiosamente, según Kaufler, Marić había dicho que no quería aceptar la oferta y que
prefería solicitar un empleo como bibliotecaria (Popović, 2003, p. 61).
Cabe añadir que nada de lo que hemos comentado resta importancia al papel pionero de Mileva
Marić en la continua búsqueda de formación en física y matemáticas en un momento en el que las
oportunidades para las mujeres en estas disciplinas eran severamente limitadas. Pero tergiversar el
rol de Marić en relación con los logros científicos de Einstein le hace un flaco favor eclipsando el
papel esencial que desempeñó proporcionando un12 pta base sólida en su matrimonio que permitió
que él se dedicara enteramente al trabajo y le llevó a convertirse en uno de los físicos más
importantes de la historia.
Referencias
Einstein, A. (1987). The collected papers of Albert Einstein. Vol. 1. Princeton: Princeton University
Press.
Esterson, A., & Cassidy, D. C. (2019). Einstein’s wife: The real story of Mileva Einstein-Marić.
Cambridge, MA: MIT Press.
Fölsing, A. (1997). Albert Einstein. Nueva York: Viking Penguin.
Frank, P. (1947). Einstein: His life and times. Londres: Jonathan Cape.
Gabor, A. (1995). Einstein’s wife: Work and marriage in the life of five great twentieth-century
women. Nueva York: Viking Penguin.
Gagnon, P. (2016). Appendix B. En Who cares about particle physics? Making sense of the Higgs
Boson, the Large Hadron Collider and CERN (p. 234–246). Oxford: Oxford University Press.
Krstić, D. (2004). Mileva & Albert Einstein: Their love and scientific collaboration. Kranjska:
Didakta.
Michelmore, P. (1962). Einstein: Profile of the man. Londres: Frederick Muller Limited.
Milentijević, R. (2015). Mileva Marić Einstein: Life with Albert Einstein. Nueva York: United
World Press.
Popović, M. (Ed.). (2003). In Albert’s shadow: The life and letters of Mileva Marić, Einstein’s first
wife. Baltimore: The Johns Hopkins University Press.
Renn, J., & Schulmann, R. (1992). Albert Einstein/Mileva Marić: The love letters. Princeton:
Princeton University Press.
Stachel, J. (2002). Einstein from ‘B’ to ‘Z’. Boston: Birkhäuser.
Stachel, J. (2005). Introduction, Centenary Edition. En Einstein’s miraculous year: Five papers that
changed the face of physics. Princeton and Oxford: Princeton University Press.
Trbuhović-Gjurić, D. (1988). Im Schatten Albert Einsteins: Das tragische Leben der Mileva
Einstein-Marić. Berna: Paul Haupt.
Troemel-Ploetz, S. (1990). Mileva Einstein-Marić: The woman who did Einstein’s mathematics.
Women’s Studies International Forum, 13(5), 415–432. doi: 10.1016/0277-5395(90)90094-E
© Mètode 2019 - 103. Formas infinitas - Volumen 4 (2019)

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Albert Einstein historia de la ciencia mujeres y ciencia
Allen Esterson
Académico independiente (Reino Unido). Ex profesor de física y matemáticas del Southward
College de Londres. Ha publicado artículos sobre Freud, Darwin y Einstein en History of the
Human Sciences, History of Psychology, History of Psychiatry, y SAGE Open. En 2019, ha
publicado junto con David C. Cassidy, Einstein’s wife: The real story of Mileva Einstein-Marić
(MIT Press). Correo: allenesterson@compuserve.com
Mileva Maric, una mente maravillosa a la sombra de
Einstein
5 minutos
Mileva Maric, fue apartada a la sombra de ser 'la mujer de Albert Einstein'. Pocas personas conocen
que esta mujer fue una verdadera genio de las matemáticas ya que, probablemente sin ella, la figura
de Albert Einsten no había brillado del mismo modo.

Mileva Einstein o Mileva Maric, da igual si la mencionamos con su apellido de casada o de soltera.
Ella hoy es la protagonista.
Seguramente alguna vez habremos oído eso de ¿qué fue primero: el huevo o la gallina? Una
pregunta al aire que podría aplicarse a historias como la que hoy compartimos. Una mujer con
capacidad para haber destacado y brillado por la publicación de sus propios trabajo e
investigaciones, pero que se quedó a la sombra de un gran genio.
Así, hoy presentamos el caso de Mileva o, para algunos, la primera mujer de Albert Einstein.
Primeros años y estudios
Mileva Maric, más conocida como Mileva Einstein, nació en Serbia en el seno de una familia
acomodada. Desde sus primeros años, destacó por su gran inteligencia con las matemáticas y la
física, así como con la pintura y la música.
Estudió desde pequeña en un colegio de niñas y llegó a la universidad, gracias a un permiso
especial que solicitó su padre ya que, por entonces, solamente se reservaba la asistencia de estas
clases para los hombres.
Se formó con constancia y entrega, tanto en física como en química, destacando con la mejor
nota en matemáticas y física. La joven continuó su formación en diversos centros hasta que en
1896 ingresó en el Instituto Politécnico de Zúrich.
En dicho lugar, uno de los pocos en donde se admitían a mujeres, se animó a estudiar durante un
semestre medicina. Allí, conoce a Albert Einstein, quien comienza sus estudios de matemáticas y
física.
La joven nunca quiso dejar de formarse y al año siguiente se marchó a Alemania donde aprendió
muchos conocimientos matemáticos de manos de grandes figuras de los números.
Cuando, en 1901, se encuentra preparando su tesis doctoral, se entera de que está embarazada de su
primera hija con Albert Einstein. Sin embargo, tienen que pasar dos años hasta que contraen
matrimonio y se van vivir juntos a Berna (Suiza).
Juntos comienzan a realizar diversos estudios. Fue tal el valor de sus trabajos que, al publicarse
en 1905, fueron merecedores de un Premio Nobel.
Su matrimonio con Albert Einstein
Su matrimonio con Albert Einstein no encajó en el prototipo de la época. Tuvo una niña que falleció
con un año y no fue hasta dos años después de este embarazo cuando contrajeron matrimonio
y se marcharon a vivir juntos a Suiza.
El matrimonio tuvo tres hijos. Una niña y dos niños. La primera en nacer fue una chica que
falleció de escarlatina y, posteriormente, llegaron los dos varones. El menor de ellos también nació
con una enfermedad que precisaba diversos cuidados, de los que se hizo cargo en todo momento
Mileva.
Mileva relegó su profesión y sus estudios para hacerse cargo del cuidado de sus hijos y de su
hogar. No obstante, siguió colaborando con su marido en todo momento, sin llegar a comenzar
ningún proyecto de manera individual.
Años más tarde, el matrimonio se fue a vivir a Alemania aunque no por mucho tiempo ya que se
disolvió. Ella volvió a Zurich con sus hijos, mientras que Albert se quedó en Berlin junto a Elsa,
quien además de ser prima suya, se convirtió posteriormente en su segunda esposa.
En 1919, se formalizó su divorcio. A raíz de esto, se negocia que el dinero del Premio Nobel que
ganarían en 1921, fuera transferido a Mileva, ya que, era coautora de dichas investigaciones pese
a que solo se reconozca el nombre de Albert Einstein.
Mileva dedicó todo ese dinero a la enfermedad de su hijo, al que años después también se le
diagnosticó esquizofrenia.
Según recogen diversos testimonios, Albert nunca se preocupó por la salud de su hijo menor,
dejando todo el peso a Mileva. Sin embargo, en 1965 el joven falleció y en su esquela aparece lo
siguiente: “Eduard Einstein. Hijo del fallecido profesor Einstein“. De su madre, quien lo había
cuidado en todo momento, ni rastro.

A la sombra de Einstein: la teoría de la relatividad


Mileva Maric fue desconocida para el mundo de la ciencia. Esto fue así, ya que las investigaciones
en las que colaboró con su marido solo recogieron el nombre de Albert y no el de los dos.
Sin embargo, una figura como la de Albert Einsten que ha sido tan destacada, también ha dado
para que se hayan hecho muchos estudios sobre él y su legado.
En algunos de ellos, se reconoce como la figura de Mileva fue fundamental para desarrollar las
teorías de Einstein y, por tanto, para que existiera el legado que nos dejó. De hecho, muchos de
ellos hacen referencia a que los mejores trabajos los desarrolló durante su matrimonio con Mileva,
como la teoría de la relatividad .
Reflexión tras los ojos de Mileva
Querer destacar la imagen de Mileva, no implica que se quiera desprestigiar la carrera de
Einstein pero, como se indicaba al principio: ¿qué fue primero? ¿el huevo o la gallina?
Sobre una investigación tan importante en nuestros días como ha sido la teoría de la relatividad,
¿alguien había oído hablar de Mileva? ¿O solo de Albert Einstein? ¿Conocíamos que era una teoría
que tenía dos autores?
¿Podemos plantearnos que, tal vez, sin los cálculos matemáticos de Mileva, las teorías físicas de
Albert no se habrían desarrollado del mismo modo?
Albert era un genio de la física, mientras que Mileva lo era de las matemáticas. Si se reconoce
la figura de uno es de justicia reconocer la del otro.
Mujeres Extraordinarias

Mileva Maric, la mujer detrás del Nobel de Einstein


La primera mujer del conocido científico habría sido mucho más relevante para
la teoría de la relatividad de lo que la historia le ha atribuido

Mileva Maric, la primera mujer de Einstein que mucho tuvo que ver con las teorías del científico
(Mario Chaparro)
Lara Gómez Ruiz
Barcelona
06/01/2019 00:05 | Actualizado a 06/01/2019 10:24
Si Mileva Maric intervino o no en el desarrollo de la teoría de la relatividad es un debate que
todavía hoy sigue sobre la mesa. El papel que jugó la matemática serbia en los trabajos por los que
su marido, Albert Einstein, recibió el Premio Nobel parece clave para el desarrollo del que está
considerado uno de los tratados de física más destacados del siglo XX.
La posible coautoría empezó a cuestionarse ya en los años 80, cuando salieron a la luz algunas
cartas que el matrimonio intercambió, en las que se hablaba de “nuestro trabajo” y “nuestra
investigación”. Para más especulación, Mileva mandaba una misiva a su amiga por las mismas
fechas en las que decía: “Hace poco hemos terminado un trabajo muy importante que hará
mundialmente famoso a mi marido”.

La posible coautoría empezó a cuestionarse ya en los años 80, cuando salieron a


la luz algunas cartas que el matrimonio intercambió, en las que se hablaba de
“nuestro trabajo” y “nuestra investigación”
En 1990, durante un congreso organizado por la Asociación Estadounidense para el Avance de la
Ciencia, se concluyó que no existía una evidencia específica para asegurar la participación de
Mileva en la obra de su marido, pero tampoco para negarla, y es que es demostrable la cantidad de
horas que la científica pasaba junto a su pareja estudiando y debatiendo sobre leyes físicas y
dilemas matemáticos.
Ambos se conocieron en el Instituto Politécnico de Zúrich en el verano de 1896. Mileva se apuntó
después de cursar medicina. Lo que ella quería realmente aprender era física, pero hasta la fecha le
había sido vetado. Desde que conoció a su compañero de clase se hicieron inseparables. Sin
embargo, sus estudios se vieron truncados en 1901, cuando se quedó embarazada.

Hace poco hemos terminado un trabajo muy importante que


hará mundialmente famoso a mi marido”
Mileva Maric
La joven se vio obligada a abandonar el centro, pues su alrededor no quería que corriera el rumor de
que estaba encinta sin haberse casado. En 1902 nacería el pequeño Lieserl, del que se pierde
rápidamente la pista. Qué fue de él es un misterio, pues se desconoce si fue dado en adopción o si
murió al poco de nacer.
Lo ocurrido no gustó nada a la familia de Albert, que nunca acabaron de aceptar a la muchacha. No
obstante, el físico se acabaría casando con ella en 1903, tras conseguir un empleo en la oficina de
patentes de Berna. Se afianzó así como su más fiel compañera de estudios, pese a que por el día se
dedicaba exclusivamente a la casa y, más adelante, a sus hijos, Hans Albert y Eduard.

Los estudios de Mileva se vieron truncados con un embarazo inesperado


Mileva se resignó a ejercer el papel de esposa y madre, dejando de lado su carrera profesional en
favor de la de su marido. Pese a que al principio lo aceptó, las cosas empezaron a truncarse en 1912,
cuando conoció la relación extramatrimonial que su marido estaba teniendo con su prima Elsa
Löwenthal. A Mileva se le cayó un mito, aunque su corazón se hizo realmente pedazos cuando
conoció la parte más misógina y oscura de su marido.
La relación era insostenible, aunque la aguantaron hasta 1919 cuando, finalmente, se materializó el
divorcio. Mileva sólo pidió una condición a su marido: si alguna vez recibía el premio Nobel, ella
recibiría íntegramente la cuantía del premio. Las convicciones que tenía sobre las posibilidades del
físico eran tales, que creyó que eso era lo mejor que podía pedir. Con los años, la mayoría de
expertos han visto este gesto como una forma de cobrarse lo suyo, pues la notoriedad pública le
había sido negada.

Mileva firmó el divorcio con una condición: si alguna vez Einstein ganaba el
premio Nobel, tenía que entregarle íntegramente la cuantía del premio
Y, efectivamente, como Mileva predijo, el premio llegó en 1921 por el descubrimiento de la ley del
efecto fotoeléctrico. Tal como pidió años antes, recibió el dinero. Aunque se terminó pronto, pues la
esquizofrenia que sufría su hijo pequeño la obligó a pagar a doctores y hospitales. Para completar
sus ingresos, acabó dando clases particulares de ciencias a estudiantes.
En agosto de 1948, Mileva Maric decía adiós al mundo con 72 años, olvidada por la gran mayoría
hasta varias décadas después. Einstein viviría siete años más. Su nombre si fue recordado por todos
y sigue siendo inmortal a día de hoy.
MUJERES DE PELÍCULA | EDMUNDO FAYANÁS ESCUER

La historia de una injusticia: Mileva Maric


Comienza sus estudios a la edad de diez años (1886) en un colegio para niñas. Posteriormente,
estudia en el instituto de educación de Sremska Mitrovica. Este centro disponía de un magnifico
laboratorio de Física y Química.

Mujeres de Película | Edmundo Fayanás


27 de junio de 2014, 21:16
Mileva nace el 19 de diciembre de 1875 en la ciudad de Titel situada en la provincia de Vojvodina,
que por aquel entonces formaba parte del Imperio Austrohúngaro y que actualmente forma parte de
Serbia. Su familia era acomodada y es la mayor de tres hermanos.
Comienza sus estudios a la edad de diez años (1886) en un colegio para niñas. Posteriormente,
estudia en el instituto de educación de Sremska Mitrovica. Este centro disponía de un magnifico
laboratorio de Física y Química.


La pobreza femenina es una consecuencia de la desigualdad
Mileva se gradúa en el año 1890, obteniendo la máxima calificación en Física y Química. Es
aceptada como estudiante privada en el Colegio Real de Zagreb, con una dispensa especial, pues el
centro sólo admitía hombres. Es en la universidad de Zagreb donde entabla amistad con otro genio
de la física y matemáticas, como era Nikola Testa, que tuvo un gran reconocimiento académico.
En el verano de 1896, Mileva comienza sus estudios de medicina en la universidad suiza de Zúrich,
pero solo sigue estos estudios seis meses y a finales de 1896 comienza sus estudios de física y
matemáticas en el Instituto Politécnico  de Zúrich. Este centro otorgaba una titulación que permitía
dedicarse a la docencia de la física y las matemáticas.
El Instituto Politécnico de Zúrich era uno de los pocos centros europeos de enseñanza superior que
admitía mujeres. Mileva era la quinta mujer  en ser admitida en dicho centro en toda su historia y la
única que había en su clase, que sólo tenía once alumnos, entre los que se encontraba Albert
Einstein.
Mileva tenía un carácter poco sociable y presentaba una cojera muy ostensible, debido a una artritis
congénita, que le hacía tener una autoestima muy baja a pesar de su brillante inteligencia y su gran
formación académica.


El síndrome de Asperger: de Albert Einstein a Greta Thumberg
Mileva y Albert Einstein iniciaron una relación sentimental muy fuerte. Mileva era cuatro años
mayor que Albert. La madre de Einstein, que era alemana, nunca vio con buenos ojos el matrimonio
de su hijo con Mileva. La definía de la siguiente forma ”ella es un libro, igual que tú… Pero
deberías tener una mujer. Cuando tengas treinta años. Ella será una vieja bruja”.
En el año 1900, Einstein escribe a Mileva  lo siguiente “estoy solo con todo el mundo, salvo
contigo.  Qué feliz soy por haberte encontrado a ti, a alguien igual a mí en todos los aspectos, tan
fuerte y autónomo como yo”.
Queda embarazada en 1901 sin estar casados, lo que provoca una situación social muy difícil de
soportar en aquellos momentos históricos. Esta situación le lleva a abandonar sus estudios a pesar
de que sólo le faltaba superar el examen final.
Albert Einstein y Mileva Maric de jóvenes
Mileva se refugia en casa de su hermana en Novi Sad en la actual Serbia, dando a luz en 1902 a una
niña Liesert, que cuando cumple un año es dada en adopción. Einstein nunca llevó bien el ser padre
de Liesert y nunca informó a su familia de que era padre.
El seis de enero de 1903 es cuando Einstein y Mileva se casan en la capital suiza, Berna. Tenía
Einstein entonces veinticuatro años y ya había terminando sus estudios, consiguiendo
inmediatamente su primer trabajo como técnico de la Oficina de Patentes de Berna.


Einstein, el genio en la pantalla
En 1904, tienen un nuevo hijo Hans Albert y es cuando Mileva decide sacrificar  todas sus
posibilidades profesionales y de investigación para dedicarse al cuidado de su familia. Ya entonces
Mileva tenía una gran preparación académica. Había desarrollado investigaciones sobre la teoría de
los números, cálculo diferencial e integral, funciones elípticas, teoría del calor y electrodinámica.
Se piensa, que los conocimientos matemáticos que tenía Mileva, fueron indispensables para que
Einstein pudiera desarrollar sus teorías. Los años más creativos de Einstein fueron aquellos en los
que compartió sus investigaciones con ella, de ahí la injusticia que se comete con Mileva.
Albert Einstein y Mileva Maric
El año  1905 fue el de los grandes logros  de Albert Einstein, publicando cuatro grandes artículos, y
uno de ellos incluía la teoría de la relatividad, que revolucionaron el mundo científico y que le
convertirían en un genio. Es revelador, que Mileva en una carta escrita a una amiga le decía “hace
poco hemos terminado un trabajo muy importante que hará mundialmente famosos a mi marido”.
Para Evans Harris “la teoría de la relatividad comienza con la tesis que Mileva escribió y presentó
a la supervisión del profesor Weber, cuando estudiaba en la Escuela Politécnica de Zúrich, cuya
memoria se ha perdido. El efecto fotoeléctrico tiene su origen en los trabajos de Mileva cuando
estudiaba  en Heilderberg con el profesor Lenard, al cual posteriormente le fue concedido el
Premio Nobel de Física. Precisamente, por su trabajo experimental sobre el efecto fotoeléctrico. La
teoría del movimiento browniano es producto del pensamiento de Einstein y de su interés por la
termodinámica. Mileva contribuyó al mismo con el trabajo matemático, describiendo el
movimiento desordenado de las moléculas”.


La correspondencia personal de Einstein expuesta en Internet
En 1910 nace Eduard “Tate” en Zúrich, pero nace afectado de un retraso mental, que precisa de
unos cuidados muy especiales. Mileva se dedica en cuerpo y alma al cuidado especial de su hijo.
Esto significa un alejamiento entre Mileva y Einstein. En esos tiempos todavía ella le ayudaba a la
preparación de las clases y conferencias que impartía. En 1911 toda la familia se traslada a vivir a
Praga donde le  habían ofrecido a Albert un puesto de profesor en dicha universidad. Regresando
nuevamente a Zúrich en 1912.

En 1913, Albert Einstein inicia una relación extramatrimonial con su prima Elsa Löwenthal, que
vivía en Berlín. Elsa también era separada y madre de dos hijas. Esta le organiza todo el hogar de
Einstein para que su dedicación sea plena para la investigación y no deba preocuparse de nada
más.   Obedece todas las órdenes que le da Einstein, como el restringirle el número de visitantes que
aspiraban a hablar con él, pues su fama era ya enorme.


La teoría de la relatividad de Einstein puesta en duda
Esto hace que Einstein acepte ser profesor de la universidad de dicha ciudad y se le posibilita que
trabaje también  como investigador en los laboratorios de Max Plank (laboratorios que
posteriormente fueron famosos por su utilización por los nazis).
Mileva no quiere trasladarse a vivir a Berlín, pues es consciente del final de su matrimonio. En la
correspondencia entre Einstein y Elsa se puede comprobar cómo Einstein le comunica el no poder
forzar un divorcio sin culpables.
No obstante se traslada a vivir con Einstein a Berlín, pero será el periodo más duro de su vida.  
Einstein no soporta a Mileva y le impone unas durísimas reglas de convivencia, que son escritas:
Tendrás que encárgate de que:
Mi ropa este siempre ordenada.
Se me sirvan tres comidas diarias en mi
cuarto.
Mi dormitorio y mi estudio estén
siempre en orden y de que nadie toque
mi escritorio.
Albert Einstein y Mileva con su hijo
Hans Albert
 Debes renunciara todo tipo de
relaciones personales conmigo, con
excepción de aquellas requeridas para el
mantenimiento de las apariencias
sociales. No debes pedir que:
Me siente contigo en casa.
Salga contigo o te lleve de viaje.
Debes comprometerte explícitamente a
observar los siguientes puntos:
No debes esperar afecto de mi parte y
no me reprocharas por ello.
Debes responder inmediatamente
cuando te dirija la palabra.
Debes abandonar mi dormitorio mi
estudio en el acto.
Prometerás no denigrarme cuando así te lo demande yo ante mis hijos, ya sea de palabra o de obra.
Foto de Albert Einstein y Mileva Maric
A los pocos meses de vivir en Berlín, y ante su situación en que se encontraba su matrimonio y ante
el temor de que estallara la I Guerra Mundial, Mileva regresa a Zúrich con sus hijos. Vive en una
pensión con gran escasez de medios hasta que comienza  a dar clases de música y matemáticas. Esto
hace que su situación económica mejore y consigue alquilar un piso y dar una vida más digna a sus
hijos.
La separación matrimonial le provocó una fuerte debilidad anímica y las consecuencias del estallido
de la I Guerra Mundial le hicieron que cayera en una profunda tristeza que acabó en una gran
depresión.   Mileva concede el divorcio a Einstein en 1919 y en el pacto de divorcio se acuerda que
si Einstein gana el Nobel, gran parte de la cantidad que reciba por dicho premio, sería para ella.


Probada la relatividad general de Einstein cerca de un agujero negro supermasivo
Einstein consigue el Premio Nobel en el año 1921. Mileva compra con ese dinero un edifico de
apartamentos en Zúrich, que le permitirá vivir con cierta holgura el resto de sus días. 
Esto le da autonomía económica y le permite atender a su hijo Eduard, que tenía detectada una
esquizofrenia, lo que le provocaba frecuentemente brotes violentos, que ponían en peligro la vida de
Mileva. A pesar de estos episodios, Mileva siempre lo mantuvo en casa bajo sus cuidados,
negándose sistemáticamente a ingresarlo en un psiquiátrico. La situación era tan dura, que tuvo que
contratar a personal de seguridad para que la protegieran de los ataques de Eduard.
Su otro hijo, Hans Albert, estudió en la misma escuela que sus padres, La Politécnica de Zúrich. Se
casó con una profesora alemana y cuando el nazismo ya hacía estragos, se trasladó a vivir a Estados
Unidos en el año 1937, donde fue contratado como profesor de Ingeniería Hidráulica en la
prestigiosa universidad de Berkeley en California.

Los continuos brotes psicóticos que sufre su hijo Eduard, provocan en Mileva una gran crisis
nerviosa, llevándole a ser ingresada en el hospital con carácter urgente, sufriendo  varias embolias
que le provocan su muerte. Mileva muere sola en el hospital en el año 1948.


Otro maldito libro sobre Albert Einstein para perplejos
Ella siempre conservó el apellido Einstein, como así figura en su tumba en el cementerio de Zúrich.
Cabe reclamar el mantenimiento del apellido de su marido como una reivindicación silenciosa de su
trabajo en el éxito investigador del mismo.
El conocidísimo Bertrand Rusell definía a Albert Einstein como “alguien a quien los asuntos
personales no le ocuparon gran cosa de su mente… Pero alguien debía hacerlo y ese era el papel
que reservaba a sus mujeres, es decir la responsabilidad del hogar y el cuidado de sus hijos”.
Mileva con sus dos hijos, Hans Albert y Eduard
La misógina de Einstein resulta llamativa y por supuesto muy ignorada. Solo se le ensalza su saber
científico, pero como persona dejaba mucho que desear, cosa que la historia nunca  lo señaló.
Las mujeres eran para él, además de manos que trabajan en todas las cosas fútiles del mundo, un
objeto. Estaba convencido de que “muy pocas mujeres son creativas. No enviaría  a mi hija a
estudiar física. Estoy contento de que mi segunda mujer no sepa nada de ciencia”
• En política industrial hagamos caso al sabio Einstein
Valoraba que  la ciencia agría el carácter de la mujer. Por eso es fácil entender sus críticas a Marie
Curie “nunca ha escuchado cantar a los pájaros”. Albert Einstein que tenía un aspecto bonachón a
los ojos del mundo y que tenía la cabeza llena de fórmulas, sin embargo, también la tenía llenas de
ideas machistas y retrógradas con respecto a las mujeres, cuya valoración siempre era negativa.
Destaca una frase célebre “¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un
prejuicio”.
Sirva este artículo para poner en la historia el papel de Mileva Maric en el desarrollo de la Física y
que se sepa el papel tan fundamental que tuvo en la teoría de la relatividad. Además un toque de
atención a los historiadores y prensa de la época que ocultaron el papel de ella y ensalzaron el papel
de Albert Einstein.
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temas / Biografías
Mujeres pioneras

Mileva Marić, ¿fue la madre de la teoría de la


relatividad?
Marić fue una destacada matemática y la primera esposa de Albert Einstein.
Estudió en la Escuela Politécnica de Zúrich, siendo la única mujer de la clase, y
actualmente existe un debate histórico-científico sobre la posible coautoría de
ciertas investigaciones atribuidas individualmente a Einstein.
Biografías , Mujeres pioneras

Mileva Marić en 1896.


Aitana Palomar S.
Actualizado a 06 de septiembre de 2022 · 15:57· Lectura: 11 min
Cuando la Real Academia de las Ciencias de Suecia comunicó a Pierre Curie que iban a entregarle
el Premio Nobel de la Física en 1903, Pierre aseguró que rechazaría el galardón a no ser que
reconocieran también el trabajo de su compañera científica y esposa, Marie Curie. Al recibir
esta respuesta, los miembros de la Academia corrigieron su propuesta e incluyeron a la física en la
nominación. Marie Curie tuvo la suerte de coincidir con un hombre como Pierre, pero no todas las
científicas de la época contaron con el apoyo y reconocimiento de sus parejas o compañeros de
laboratorio.
Estás a un clic de conocer la historia mejor que nadie.
SABER MÁS
Según algunas fuentes recientes, tal fue el caso de Mileva Marić, la matemática y física serbia
que sostienen que colaboró con Einstein en el desarrollo de su obra científica y jamás fue
reconocida por ello. Pero, ¿qué evidencias hay de que Marić fuera coautora de varios de los estudios
atribuidos al Nobel de la Física?

El despertar científico
Un frío 19 de diciembre de 1875, Mileva Marić nacía en la ciudad de Titel, en Serbia. Hija de
Marija Ruzić y Milos Marić, fue la tercera y única niña de los tres hijos del matrimonio. En su libro
A la sombra de Albert Einstein, la trágica vida de Mileva Einstein Marić, la escritora Desanka
Trbuhovic-Gjuric describe a la joven Mileva como una “pequeña niña coja de grandes ojos negros
que destacaba entre todas las de su edad por su viva fantasía, su sed de conocimiento y su
capacidad de observación”.
Para saber más

Marie Curie, la madre de la física moderna Leer artículo


Su padre, que pronto advirtió la excepcional inteligencia de Mileva, le brindó una educación muy
por encima de la que recibían las mujeres de la época y, en seguida, la joven destacó por su gran
talento para las matemáticas. En 1892, su padre consiguió una autorización del Ministro de
Educación para que Mileva pudiera acceder a conferencias de física reservadas únicamente para los
hombres. Poco después, en 1896, Mileva fue aceptada en la Escuela Politécnica de Zúrich y se
trasladó a Suiza para empezar la carrera de matemáticas y física, en una de las pocas
universidades europeas que aceptaban mujeres.

Vida en la Universidad y amor por Einstein


Fue entonces cuando conoció a Albert Einstein, que era uno de sus seis compañeros de clase.
Pese a ser la única mujer en el aula, Mileva siempre mostró una actitud confiada. “Cuando tenía que
hablar en clase, lo hacía con sinceridad y firmeza, y con la seguridad que le daba estar
profundamente convencida de lo que decía”, explica Desanka Trbuhovic-Gjuric en su libro.
Einstein quedó fascinado ante la presencia de una mujer tan extraordinaria como Mileva.
Sucedieron los primeros meses del curso y, al poco tiempo, Mileva y Albert empezaron una
relación amorosa e intelectual, basada en su pasión compartida por la física, la música y la
admiración del uno por el otro. Asistían a clase juntos y luego quedaban para hablar, debatir y
estudiar. Las calificaciones universitarias de Marić demuestran que fue una científica brillante. Pero
la intensa y fructífera vida universitaria de Mileva se truncó en 1901, cuando se quedó
embarazada y no pudo presentarse a los exámenes finales.

Foto: CC
Presionada por sus docentes y su círculo social, que consideraban que era una vergüenza tener un
hijo fuera del matrimonio, Mileva se vio obligada a abandonar los estudios y regresar a su casa
paterna, donde dio a luz a la pequeña Lieserl. Nunca se ha llegado a saber qué pasó con la bebé,
si la dieron en adopción o, tal y cómo cree la mayoría, falleció a las pocas semanas al contraer la
escarlatina. Lo que sí se sabe es que Einstein nunca llegó a conocer a su primera hija.
Albert y Mileva se casaron dos años más tarde, en 1903, después de que él consiguiera empleo
en la oficina de patentes de Berna. Durante el día, Einstein trabajaba ocho horas en la oficina y
Mileva se ocupaba del hogar y de criar a su hijo Hans Albert, nacido en 1904. Por las noches, la
pareja se reunía en la mesa de la cocina y, a la luz de una lámpara de queroseno, estudiaban y
desarrollaban las teorías físicas que habían esbozado en la universidad, continuando su
colaboración científica.

El declive
La carrera de Albert despegó a la par que el nuevo siglo. En 1905, conocido como el “año
milagroso de Einstein”, el científico publicó cuatro artículos en la revista Annalen Der Physik
(Anales de la Física) que cambiaron las leyes de la física para siempre, incluyendo uno sobre el
efecto fotoeléctrico y la famosa teoría de la relatividad especial. Durante esta época de éxito,
Mileva y Albert siguieron trabajando juntos: ella era perseverante y reservada, él, inquisitivo y
rebelde.
Einstein le mandó a Mileva una carta con condiciones para seguir casados, como tener
su ropa ordenada o no esperar ningún tipo de afecto por su parte.

La familia Einstein-Marić creció con la llegada de su tercer hijo, Eduard, en 1910. Después de
esto, el matrimonio empezó a empeorar. Albert se distanció de su mujer y sus hijos e inició una
relación paralela con su prima, Elsa Löwenthal, que Marić descubrió en 1912. Al advertir que su
infidelidad había dejado de ser un secreto, Albert le impuso a Mileva una serie de condiciones para
seguir “nominalmente casados”. Entre otras cosas, le exigía: “tendrás que encargarte de que mi ropa
esté ordenada y de que me sirvan tres comidas al día en mi habitación” o “renunciarás a toda
relación personal conmigo, excepto cuando lo requieran las apariencias sociales, y no esperarás
ningún afecto por mi parte”. Mileva rechazó esas condiciones y abandonó, junto a sus dos hijos,
esa casa conjunta que había dejado de ser un hogar.
Los científicos firmaron oficialmente el divorcio en 1919. Al negociar los acuerdos de separación,
Mileva Marić puso una única condición: si, algún día, Einstein ganaba el Premio Nobel, le daría
a ella íntegramente la suma económica del galardón. Tres años después, Albert Einstein recibía
el Nobel de la Física y, tal y como acordaron (aunque no sin hostilidades por parte de Einstein), a
Mileva le llegó el dinero. Ella lo invirtió íntegramente en la salud de su hijo Eduard, a quien
habían diagnosticado esquizofrenia.
Para Mileva, la vida después de Einstein no fue fácil: tuvo que ocuparse ella sola de dos hijos,
sufrió dificultades económicas que sorteó dando clases particulares de ciencias a estudiantes y,
finalmente, falleció en 1948, a los 72 años, sin haber recibido ningún tipo de reconocimiento
por su carrera científica.
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¿Madre de la relatividad?
La historia de Mileva Marić (y la de la historia de la ciencia) se agitó cuando, a finales de los años
ochenta, salieron a la luz 43 cartas que ella y Einstein habían intercambiado a lo largo de su
relación. Los expertos se sorprendieron al ver que, en las cartas, tanto Albert como Mileva hablaban
de “nuestro trabajo”, “nuestro artículo” o “nuestro punto de vista” cuando hacían referencia a las
investigaciones que Einstein publicaría tiempo después. En una carta de 1901, el propio físico se
refirió a “nuestra teoría del movimiento relativo” y, en otra, Mileva le decía a una amiga “hace
poco hemos terminado un trabajo que hará mundialmente famoso a mi marido”. Fue entonces
cuando estalló el debate sobre la posible coautoría de Marić en la obra de Einstein, disputa
que sigue abierta a día de hoy.
Además de las cartas, los investigadores que afirman que Marić fue coautora de varias de las teorías
de Einstein recopilaron diversas evidencias que respaldan la certeza de esta teoría. En primer
lugar, son muchos los que atestiguan la cantidad de horas que los científicos pasaban juntos
calculando, escribiendo, leyendo y debatiendo. Tanto Hans Albert, su hijo en común, como Milos
Jr, hermano de Mileva, y Zarko Marić, primo del padre de Mileva, explicaron que la pareja pasaba
largas tardes en el jardín, discutiendo sobre física en un ambiente en el que la armonía y el respeto
prevalecían. Desanka Trbuhovic-Gjuric, biógrafa de Mileva, explica en su libro cómo, en una
ocasión, Albert declaró: “necesito a mi esposa, resuelve por mí todos los problemas
matemáticos".
Otro punto que los expertos destacan es que Mileva Marić pasó un semestre en la Universidad de
Heidelberg (Alemania), donde recibió clases de Phillip Lenard, pionero en el estudio del efecto
fotoeléctrico y Nobel de la Física en 1905. Esta formación, que solo recibió ella, es la base de los
trabajos por los que Einstein recibió el Premio Nobel, ya que el físico fue reconocido por la
interpretación que hizo del efecto fotoeléctrico y no por la ley de la relatividad.

Foto: CC
Por otro lado, Evan Harris, físico del laboratorio militar de Aberdeen (Maryland) y principal
abanderado de la coautoría de Mileva, asegura que la teoría de la relatividad empezó con la
tesis que Marić escribió y presentó a su profesor, el físico Heinrich Friedrich Weber, en el Instituto
Politécnico de Zúrich, aunque el documento original de este trabajo no se conserva.

Contrarios a la teoría Einstein-Marić


Al otro lado del debate están los que sostienen que estas evidencias no son suficientes para
afirmar que Mileva Marić colaboró férreamente en la obra de Einstein.
En un congreso de 1990, la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia concluyó que
no existían pruebas para confirmar la participación activa de Mileva en la obra de Albert,
pero tampoco para negarla. En referencia a las cartas, varios especialistas defienden que, cuando
Einstein hablaba de “nuestra teoría del movimiento relativo”, no se refería a la teoría de la
relatividad sino a otro estudio.
En aquella época, Einstein, al igual que muchos científicos, creía en la existencia del éter. Por eso
algunos afirman que, cuando el físico hablaba en su correspondencia con Mileva del “movimiento
relativo” en realidad se refería a los experimentos que quería idear para comprobar el
movimiento relativo de este.
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Otros estudiosos del trabajo de Einstein han señalado que la única de todas las contribuciones del
físico que podría clasificarse como “fuera de su tiempo” y que hizo que realmente alcanzara la
cumbre como científico fue la teoría general de la relatividad publicada en 1915. Los que
destacan este detalle argumentan que, en ese momento, ya hacía tiempo que Einstein y Marić se
habían separado y habían cesado su relación, tanto personal como científica. Por eso consideran que
Marić no pudo haber participado en la creación de la teoría.

Evidencias ocultadas
Aún con todo, los expertos consideran especialmente sospechoso que, desde la muerte de Einstein
en 1955 hasta mucho tiempo después, no se pudiese publicar nada sobre Mileva que incluyese
palabras textuales de su marido. Frieda, la primera esposa de Hans Albert, intentó hacer públicas
las cartas que Marić y Einstein habían enviado a sus hijos, pero los albaceas del patrimonio del
Nobel bloquearon la publicación por vías judiciales.
Por último, algunos estudiosos de la historia de Marić y Einstein han interpretado el gesto de
Mileva al exigir la cuantía económica del Nobel en los acuerdos de divorcio como una manera
de cobrar su aportación en las teorías firmadas por el Nobel de Física, ya que nunca llegó a
tener el reconocimiento público ni científico del que gozó su marido.
Aunque muchos científicos defienden la coautoria de Mileva y reivindican su
importancia en la historia de la ciencia muchos otros reniegan de esta tesis histórica.
Hay una pregunta que queda abierta: ¿por qué no firmó Mileva los artículos elaborados junto a
Einstein? Existen evidencias de que, cuando en 1908, Conrad Habicht, Albert Einstein y Mileva
Marić construyeron y patentaron un voltímetro ultra-sensible bajo el nombre “Einstein-Habitch”,
Habitch cuestionó la decisión de Mileva de no incluir su nombre. Ante esto, ella contestó: “¿Para
qué? Los dos somos una piedra”. Los biógrafos coinciden en que Mileva Marić priorizó que sus
teorías científicas salieran a la luz que ser reconocida por ello. Dados los prejuicios que había
contra las mujeres en aquella época, una publicación cofirmada por una mujer podría haber
tenido menos peso, por ello, algunos historiadores consideran que la propia Mileva decidió que su
nombre quedara fuera del papel.
Actualmente, el debate sobre la coautoría de la obra Marić-Einstein continúa abierto y, aunque
cada vez son más los científicos que, en base a diversos datos, defienden el papel clave que tuvo la
matemática en el desarrollo de las teorías del Nobel de la Física, la comunidad no ha llegado a un
consenso. De todos modos, son muchos los que consideran que, más allá del grado de colaboración
que pudiera darse entre Marić y Einstein, es imprescindible dar a conocer la figura de Mileva
Marić y reivindicar, ante todo, su importancia como matemática y física en la historia de la
ciencia.
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