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Por tanto, el objeto de este Impuesto es la renta del contribuyente, entendida como la
totalidad de sus rendimientos, ganancias y pérdidas patrimoniales, con independencia del
lugar donde se hubiesen producido y cualquiera que sea la residencia del pagador. Se
aplica en todo el territorio español sin perjuicio de los regímenes tributarios forales de
concierto y convenio económico en vigor, respectivamente, en los Territorios Históricos
del País Vasco y en la Comunidad Foral de Navarra.
Está regulado por la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Impuesto sobre la Renta de las
Personas Físicas y el Real Decreto 439/2007, de 30 de marzo, por el que se aprueba el
Reglamento del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas.
Ámbito subjetivo
La actual normativa del IRPF se refiere a las personas físicas que tienen su residencia
habitual en territorio español, con independencia de su nacionalidad. Para considerar que
una persona es residente se debe cumplir alguna de las siguientes circunstancias:
• Que permanezca más de 183 días, durante el año natural, en territorio español (se
computarán las ausencias esporádicas, salvo que el contribuyente acredite su residencia
fiscal en otro país).
A cada período impositivo se han de imputar los ingresos y gastos que determinan la renta
a incluir en la base del impuesto. Para determinar el período en el que se incluye un gasto
o ingreso atenderemos a las siguientes reglas generales:
• Los rendimientos del trabajo y del capital se imputarán al período impositivo en que sean
exigibles por su perceptor.
• Los rendimientos de actividades económicas se imputarán conforme a lo dispuesto en la
normativa reguladora del Impuesto sobre Sociedades.
• Las ganancias y pérdidas patrimoniales se imputarán al período impositivo en que tenga
lugar la alteración en el patrimonio de la persona.
Así mismo, existen rentas que entran en el hecho imponible pero el legislador decide
dejarlas exentas de tributar. En el artículo 7 de la ley de IRPF encontramos la relación
completa de estas exenciones.
• Las prestaciones reconocidas al contribuyente por la Seguridad Social o por las entidades
que la sustituyan como consecuencia de incapacidad permanente absoluta o gran
invalidez.
• Los premios literarios, artísticos o científicos relevantes, con las condiciones que
reglamentariamente se determinen, así como los premios Príncipe de Asturias, en sus
distintas modalidades, otorgados por la Fundación Príncipe de Asturias.
• Los premios de las loterías y apuestas organizadas por la entidad pública empresarial
Loterías y Apuestas del Estado y por los órganos o entidades de las Comunidades
Autónomas, así como de los sorteos organizados por la Cruz Roja Española y de la
ONCE. El gravamen no resultará de aplicación a los premios derivados de juegos
celebrados con anterioridad a 1 de enero de 2013. El gravamen se exige de forma
independiente respecto de cada décimo, fracción o cupón de lotería o apuesta premiado.
Están exentos del gravamen los premios cuyo importe sea igual o inferior a 2.500 euros.
Los premios superiores tributan respecto de la parte que exceda de 2.500 euros.
Concepto y delimitación
Si no se cumple alguno de los requisitos anteriores, las rentas obtenidas deben calificarse
de rendimientos del capital inmobiliario.
Los bienes y derechos afectos a una actividad económica son los necesarios para la
obtención de los rendimientos profesionales o empresariales. En concreto podemos
destacar los bienes inmuebles en los que se desarrolla la actividad del contribuyente, los
bienes destinados a los servicios económicos y socioculturales del personal al servicio de
la actividad y cualquier otro elemento patrimonial necesario para la obtención de los
respectivos rendimientos.
• Los destinados a ser objeto de cesión de uso con habitualidad y onerosidad (empresas de
alquiler de coches).
Afectación y desafectación:
Tenemos que separar el patrimonio empresarial o profesional del patrimonio particular del
empresario. Entre ambos patrimonios pueden producirse traspasos de bienes y derechos.
Para que la afectación tenga validez el bien afecto no se puede transmitir durante los 3
años siguientes a la afectación.
Por otro lado, podemos encontrarnos ante el proceso inverso, la desafectación. En este
caso, el traspaso de elementos patrimoniales se produce desde el patrimonio empresarial o
profesional al patrimonio personal. Este traspaso tampoco supone alteración patrimonial
(ganancias o pérdidas patrimoniales) y el elemento entra en el patrimonio personal por su
valor contable en dicho momento, calculado de acuerdo con las amortizaciones que
hubieran sido fiscalmente deducibles, computándose en todo caso la amortización mínima.
Se aplican los criterios de imputación temporal previstos en la Ley del impuesto sobre
Sociedades. Como regla general, los ingresos se imputarán en el periodo impositivo en que
se devenguen, con independencia del momento del cobro, entendiéndose devengados
cuando se produzca la puesta a disposición de los bienes o la prestación de los servicios.
Asimismo, como regla general, los gastos se devengan cuando se produce la puesta a
disposición de los bienes o la prestación del servicio, según la naturaleza del gasto, con
independencia del momento del pago.
Sin embargo, los contribuyentes que desarrollen actividades económicas que no estén
obligados fiscalmente a llevar su contabilidad ajustada a lo dispuesto en el Código de
comercio, y cumplimenten sus obligaciones contables y registrales mediante la llevanza de
los libros registros fiscales previstos en cada caso, podrán optar por el criterio de cobros y
pagos para imputar temporalmente los ingresos y gastos de todas sus actividades
económicas.
Dicho criterio se entenderá aprobado por la Administración tributaria por el solo hecho de
así manifestarlo en la correspondiente declaración, y deberá mantenerse durante un plazo
mínimo de tres años. Esta opción pierde su eficacia si, con posterioridad al ejercicio de
dicha opción, el contribuyente quedase obligado fiscalmente a llevar su contabilidad
ajustada a lo dispuesto en el Código de Comercio u opta por llevar su contabilidad de esta
forma.
Que en el año anterior el importe neto de la cifra de negocios (ingresos ordinarios), para el
conjunto de las actividades que desarrolle el contribuyente, no supere 600.000 euros
anuales.
La modalidad simplificada del régimen de estimación directa tiene las siguientes reglas
especiales en cuanto a la determinación de los gastos deducibles:
Que en el año anterior el importe neto de la cifra de negocios (ingresos ordinarios), para el
conjunto de las actividades que desarrolle el contribuyente, supere 600.000 euros anuales.
Ingresos Íntegros
Otros ingresos. Incluimos bajo esta denominación los trabajos realizados para la propia
empresa, excesos y aplicaciones de pérdidas por deterioro de valor otros ingresos de
gestión (servicios eventuales como transporte, reparaciones, asesoría, informes… o
ingresos por servicios al personal), subvenciones e indemnizaciones percibidas de
entidades aseguradoras.
Entre los ingresos no debe incluirse el importe del IVA repercutido, salvo que la actividad
desarrollada se encuentre en el Régimen Especial del Recargo de Equivalencia o en el de
Agricultura, Ganadería y Pesca.
A los ingresos íntegros hemos de restarles los gastos fiscalmente deducibles que el
empresario o profesional hayan soportado en el ejercicio de la actividad. Estos gastos
serán:
Sueldos y salarios: se trata de las retribuciones a los empleados por sueldos, pagas
extraordinarias, dietas y asignaciones por gastos de viaje, retribuciones en especie
(incluido el ingreso a cuenta siempre que no se haya repercutido a los perceptores), etc.
Seguridad Social y otros gastos de personal: dentro de esta partida se incluye la Seguridad
Social a cargo de la empresa así como las cotizaciones correspondientes al titular de la
explotación. Como regla general, no son deducibles las aportaciones a Mutualidades de
Previsión Social del propio empresario o profesional, sin perjuicio de que puedan ser
objeto de reducción de la parte general de la base imponible.
Como otros gastos de personal podemos incluir los gastos de formación del personal:
contribuciones satisfechas por el empresario como promotor de un Plan de Pensiones del
que resulten partícipes sus empleados, indemnizaciones satisfechas al personal de la
empresa para resarcirle de un daño o perjuicio o cualquier otro gasto relacionado con el
personal de la empresa que no sea considerado como pura liberalidad.
Arrendamientos: gastos por alquiler de bienes muebles o inmuebles, así como las
cantidades satisfechas por el derecho de uso de patentes, marcas y demás manifestaciones
de la propiedad industrial.
Gastos no deducibles
Reducción del 30 %
Los rendimientos netos con un período de generación superior a dos años, así como
aquéllos calificados reglamentariamente como obtenidos de forma notoriamente irregular
en el tiempo, se reducirán en un 30 por 100.
Para que se genere este tipo de rendimiento son necesarios tres requisitos, que son los
siguientes:
Que el bien o derecho de naturaleza inmobiliaria, urbano o rústico, no esté afecto a una
actividad económica. Si el bien inmueble estuviese afecto, su rendimiento se computaría
dentro de la actividad.
Que el perceptor del rendimiento sea el propietario o titular de un derecho real sobre el
inmueble.
Que el activo o elemento patrimonial se califique de bien inmueble. Esto significa que
únicamente existirá un rendimiento del capital inmobiliario cuando el activo subyacente
sea de naturaleza inmobiliaria.
Rendimientos íntegros
Se computará como rendimiento íntegro el importe que por todos los conceptos se reciba
del adquirente, cesionario, arrendatario o subarrendatario, incluido, en su caso, el
correspondiente a todos aquellos bienes cedidos con el inmueble y excluido el impuesto
sobre el valor Añadido o, en su caso, el Impuesto General Indirecto Canario.
Si junto con el bien inmueble se ceden bienes de naturaleza mobiliaria (como es el caso
frecuente de viviendas alquiladas con muebles, o locales con algún tipo de maquinaria o
elementos, etc.) se califica como capital inmobiliario a la parte del arrendamiento que
corresponde a los bienes cedidos conjuntamente con el inmueble.
Las obras realizadas por el arrendatario sin el consentimiento del arrendador pueden pasar,
a la finalización del contrato, a ser propiedad de éste. El valor de las obras pasa a ser
considerado como rendimiento íntegro del capital inmobiliario.
El importe del IVA repercutido en el caso de los locales comerciales no se incluye entre
los rendimientos íntegros, no es mayor ingreso.
Cuando el propietario se reserve algún aprovechamiento, se imputa una renta por dicho
aprovechamiento, pero esta renta ya no se califica de rendimiento de capital inmobiliario,
sino que se califica de renta inmobiliaria imputada.
Con la finca rústica pueden estar alquiladas las naves o instalaciones necesarias para la
explotación de la misma, así como maquinaria. En este caso, todo el importe del alquiler se
engloba dentro de este concepto.
Intereses y gastos de financiación: Son gastos deducibles los intereses del capital es ajenos
invertidos en la adquisición o mejora del inmueble, derecho o facultad de uso o disfrute del
que procedan los rendimientos, y demás gastos de financiación, siempre que efectivamente
sean a cargo del propietario o titular del derecho real. El único requisito para la
deducibilidad de los intereses y demás gastos de financiación es que el capital se invierta
en la adquisición o mejora del inmueble arrendado, o del elemento generador de los
rendimientos del capital inmobiliario.
No es necesario que exista un préstamo con garantía hipotecaria sobre el inmueble, siendo
deducibles los intereses correspondientes a un préstamo personal. Del mismo modo, si la
garantía hipotecaria recae sobre un inmueble distinto del generador de los rendimientos, en
la medida que el principal se invierta en la adquisición o mejora, es fiscalmente deducible.
Conservación y reparación:
Los efectuados regularmente con la finalidad de mantener el uso normal de los bienes
materiales.
El importe total a deducir por estos gastos no puede exceder, para cada uno de los bienes o
derechos, el importe de los ingresos obtenidos. El exceso se podrá deducir en los cuatro
años siguientes.
Servicios personales:
Son gastos deducibles las cantidades devengadas por terceros en contraprestación directa o
indirecta o como consecuencia de servicios personales, tales como los gastos de
administración, guarda o vigilante jurado, portería, jardinería o similares.
Estos gastos son deducibles por el propietario o usufructuario en la parte que a los mismos
les corresponde, en función de los coeficientes de propiedad , aunque los gastos estén
facturados a nombre de la comunidad de propietarios.
Gastos jurídicos:
Hubiese transcurrido más de seis meses entre el momento de la primera gestión de cobro y
el de la finalización del periodo impositivo. Cuando el créditoes reclamado judicialmente,
también se entiende cumplido este requisito, aunque el plazo debe contarse desde el
momento en que se realizó la primera gestión de cobro.
Seguros:
Servicios y suministros:
En el caso de inmuebles arrendados, son deducibles las cantidades destinadas a la
adquisición de servicios o suministros, siempre que sean a cargo del propietario o
usufructuario.
Inmuebles: cuando, en cada año, no exceda del resultado de aplicar el 3% sobre el mayor
de los siguientes valores, excluido el valor del suelo:
valor catastral.
Muebles: en el caso de bienes muebles, que sean susceptibles de ser utilizados por un
periodo superior al año y cedidos conjuntamente con el inmueble. El porcentaje máximo
de amortización dependerá del elemento que se trate, en función de las tablas de
amortización aprobadas en relación con los bienes afectos a actividades económicas en
régimen de estimación directa simplificada. El valor sobre el que se debe aplicar el
porcentaje indicado en las tablas es el de coste de adquisición satisfecho.
Derecho o facultad de uso o disfrute sobre bienes inmuebles, siempre que su adquisición haya
supuesto un coste para el contribuyente:
Rendimiento neto
La diferencia entre los ingresos íntegros y los gastos fiscalmente deducibles constituye el
rendimiento neto del capital inmobiliario.
La reducción opera sobre la parte del rendimiento neto positivo total que deriva del
arrendamiento de vivienda. En ningún caso, la reducción puede implicar que el
rendimiento neto sea negativo. La reducción del 60% se calcula sobre el saldo positivo de
los rendimientos netos procedentes del arrendamiento de inmuebles destinados a vivienda,
y se practica sobre el saldo, positivo o cero, total del capital inmobiliario, y con el límite
máximo de dicho saldo.
La reducción en este caso se eleva al 100% para los arrendamientos que cumplan los
siguientes requisitos:
Límite de renta del arrendatario: en cada periodo impositivo debe de obtener unos
rendimientos netos del trabajo o de actividades económicas superiores al IPREM. Esta
reducción no será aplicable en el supuesto de que el rendimiento neto sea negativo.
Cuando existan varios arrendatarios de una misma vivienda, esta reducción se aplica sobre
la parte del rendimiento neto que proporcionalmente corresponda a los arrendatarios que
cumplan los requisitos antes señalados. Esto implica que si se alquila a varias personas una
vivienda, y sólo alguna o algunas de ellas cumplen los requisitos de edad y de ingresos
mínimos, la reducción sólo opera sobre la parte del rendimiento neto positivo declarado
que proporcionalmente proceda de los inquilinos que sí cumplen el requisito de edad y el
de ingresos mínimos.
Para poder aplicar esta reducción, el arrendatario debe presentar al arrendador, con
anterioridad a 31 de marzo del ejercicio siguiente a aquél en el que deba surtir efectos, una
comunicación en la que especifique que cumple todos y cada uno de los requisitos.
Una vez practicada, en su caso, la reducción anterior que procedan, podrá efectuarse la
reducción del 40% del rendimiento neto resultante en los supuestos de:
Rendimientos netos cuyo periodo de generación sea superior a dos años. Si tales
rendimientos se perciben de forma fraccionada, para que proceda la reducción es preciso
que el cociente que resulte de dividir el número de años del período de generación,
contados de fecha a fecha, entre el número de períodos impositivos de fraccionamiento,
sea superior a dos.
El rendimiento neto reducido del capital inmobiliario correspondiente a cada uno de los
inmuebles productores de dichos rendimientos es, con carácter general, el resultado de
practicar sobre el rendimiento neto las reducciones que correspondan de las anteriormente
comentadas.
Arrendamiento de negocio
Para calificar a una renta como rendimiento del capital es necesario que los bienes no estén
afectos al desarrollo de una actividad económica, pero no es menos cierto que, para que
pueda darse en algún momento el rendimiento de capital procedente del arrendamiento de
un negocio, es imprescindible que el negocio exista con carácter previo.
Arrendamientos de minas
Aun cuando las minas tengan la consideración de bien inmueble, la norma califica al
arrendamiento de minas de rendimiento de capital mobiliario.
Gastos deducibles
Cuando se trata de rendimientos derivados del arrendamiento de bienes muebles, negocios
o minas o de subarrendamientos, se deducen de los rendimientos íntegros los gastos
necesarios para su obtención y, en su caso, el importe del deterioro sufrido por los bienes o
derechos de donde procedan los ingresos.
Al igual que al resto de rendimientos con un período de generación superior a dos años, en
estos casos, el rendimiento neto se reduce en un 40%. Cuando estos rendimientos se
perciban de forma fraccionada, sólo es aplicable la reducción del 40% cuando el cociente
resultante de dividir el número de años correspondiente al período de generación,
computados de fecha a fecha, entre el número de períodos impositivos de fraccionamiento,
sea superior a dos.
Delimitación positiva
La LIRPF establece tres requisitos para que se entienda producida una ganancia o pérdida
patrimonial:
Además, existe otro tipo de supuestos excluidos para evitar la doble imposición con otro
tributo. Se trata de rentas sujetas al IRPF por otro concepto distinto al de ganancias o
pérdidas patrimoniales:
Debidas al juego
Debidas al consumo
Las no justificadas
• Transmisiones onerosas.
• Demás supuestos
Reglas generales
Si la adquisición es lucrativa:
Valor de adquisición = valor del elemento a afectos del ISD + coste de las inversiones y
mejoras + gastos y tributos accesorios - amortizaciones
Valor de transmisión
Si la transmisión es onerosa:
Régimen transitorio
Para los elementos patrimoniales adquiridos antes del 31.12.1994, se aplica un régimen
transitorio que tiene su origen en las modificaciones introducidas en la Ley 18/1991 por el
RDL 7/1996. Se caracteriza por mantener las reducciones por permanencia del bien o
derecho en el patrimonio del contribuyente, propias de la Ley 18/1991, si bien, desde el
01.01.2006 sólo resultarán de aplicación a la parte de las ganancias patrimoniales
obtenidas antes del 20.01.2006.
Las ganancias y pérdidas patrimoniales se calculan de acuerdo con las reglas generales o
especiales nombradas en este tema. Se aplican porcentajes reductores sobre las ganancias
patrimoniales. Para la aplicación de estos porcentajes se toma como fecha límite el
31.12.1996. La nueva LIRPF limita la aplicación de las reducciones a la parte de la
ganancia patrimonial obtenida antes del 20.01.2006.
Bienes inmuebles, derechos sobre los mismos o valores de entidades, con excepción de las
acciones o participaciones representativas del capital social o del patrimonio de las
sociedades o fondos de inversión inmobiliaria: el incremento se reduce en un 11,11% por
cada año de permanencia que exceda de dos.
Demás elementos, el incremento se reduce en un 14,28% por cada año de permanencia que
exceda de dos.
Quedará, por tanto, no sujeta la parte de las ganancias patrimoniales obtenidas antes del
20.01.2006 cuando hayan transcurrido, respectivamente, más de 10, 5 y 8 años desde la
fecha de adquisición hasta 31.12.1996.
Período de permanencia
En general, el período de permanencia de un elemento patrimonial en el patrimonio de un
contribuyente es el período de tiempo transcurrido entre la fecha de adquisición del bien o
derecho y la de transmisión.
Sin embargo, dentro del régimen transitorio, el período de permanencia, a los efectos de la
aplicación de las reducciones y, en su caso, de la no sujeción al IRPF, es el número de
años que media entre la fecha de adquisición del elemento patrimonial y el 31.12.1996,
redondeando por exceso (por ejemplo 4 años y 1 día, equivale a 5 años).
El pactado
El que resulta de capitalizar al 20% el promedio de los resultados de los tres últimos
ejercicios.
Valor de adquisición: Está formado por el coste real más los gastos y tributos satisfechos
por el adquirente.
Fondos de inversión
Valor de adquisición: El coste desembolsado.
Aportaciones no dinerarias
Traspaso
La cesión de un contrato de arrendamiento no solo está limitada a locales de comercio,
sino que también contempla el contrato en el caso de arrendamiento de viviendas.
Se produce una ganancia o pérdida patrimonial del propietario del terreno en el momento
de su transmisión, que se calcula por diferencia entre el valor de mercado que en dicho
momento tengan los pisos o metros cuadrados todavía no construidos (coincidirá con el
valor de mercado del terreno) y el valor de adquisición del terreno (al que se aplican las
reglas generales). La permuta de un terreno a cambio de unos pisos, pactándose que la
entrega está sujeta a condición suspensiva, produce unas ganancias patrimoniales en el
momento de la puesta a disposición del terreno.
La ganancia se puede imputar al momento de entrega de los pisos, pero cuando medie más
de un año entre la transmisión del solar y la entrega de los mismos el contribuyente puede
optar, por aplicación de la regla especial de operaciones a plazo; en caso de silencio, se
imputan al ejercicio de la celebración del contrato. Igual criterio se aplica en una permuta
de un solar por un derecho de opción de compra sobre pisos a construir.
• Posteriormente, el adquirente del derecho real o personal puede cederlo, arrendarlo, etc.
En el cálculo del valor de adquisición, la regla especial distingue entre los siguientes
supuestos:
Que el derecho real haya generado a su titular rendimientos del capital inmobiliario: En
este caso, el valor de adquisición es igual al importe satisfecho más las inversiones y
mejoras, gastos y tributos inherentes, y menos las amortizaciones practicadas.
Que el derecho real no haya generado a su titular rendimientos del capital inmobiliario
durante parte de los años de su existencia o de permanencia en el patrimonio: En este caso,
el valor de adquisición es igual al importe satisfecho más las inversiones y mejoras, gastos
y tributos inherentes, y menos las amortizaciones practicadas. Pero, además, la LIRPF
obliga aminorar el valor de adquisición de forma proporcional al tiempo en el que no
produjo rendimientos del capital inmobiliario.
Hay que distinguir entre la extinción y la transmisión de los derechos o facultades que no
tienen naturaleza real, es decir, que no son derechos reales, sobre bienes muebles o
inmuebles:
Se admite la reinversión total o parcial del importe obtenido por la transmisión, con las
siguientes consecuencias:
Cuando la vivienda transmitida hubiese sido financiada mediante préstamo, el importe que
debe reinvertirse será la diferencia entre el valor de transmisión y la cantidad pendiente de
amortizar del préstamo.
También es posible adquirir primero la nueva vivienda habitual y después, en los dos años
siguientes a la fecha de la compra, transmitir la anterior vivienda, siempre que la cantidad
percibida por ésta se destine a satisfacer el precio de aquélla.
Esta regla general puede analizarse teniendo en cuenta el tipo de ganancia o pérdida
patrimonial de que se trate:
La entrega de los bienes muebles se efectúa con la entrega de las llaves del lugar donde
están guardados o almacenados y por el sólo acuerdo de los contratantes, si la cosa vendida
ya estaba en poder del comprador o no puede trasladarse a su poder en ese momento.
En estos casos la ganancia o pérdida patrimonial debe imputarse al ejercicio en el que tiene
lugar la alteración en la composición del patrimonio. Se puede distinguir entre las
incorporaciones de bienes o derechos y las pérdidas patrimoniales.
Y cuando se producen pérdidas patrimoniales que no derivan de una previa transmisión del
elemento patrimonial, se han de imputar al ejercicio en el que tiene lugar la alteración en la
composición del patrimonio.
Las ayudas incluidas en el ámbito de los planes estatales para el acceso por primera vez a
la vivienda en propiedad, percibidas por los contribuyentes mediante pago único, en
concepto de Ayuda Estatal Directa a la Entrada (AEDE), pueden imputarse por cuartas
partes en el período impositivo en el que se obtengan y en los tres siguientes.