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HUMANIZARSE PARA HUMANIZAR

ANTONIA CÉSPEDES GARCÍA 1 A


Trabajar con personas implica mucha responsabilidad. Puede ser
gratificante pero conlleva el compromiso y la obligación de cumplir con unos
compromisos de asistir a los pacientes y asistidos defendiendo sus derechos y
su dignidad.

La asistencia debe ser integral y eso nos compromete a ser


profesionales en todo momento, lo que no es fácil de conseguir.

Si no nos sentimos bien con nosotros mismos será difícil transmitir


tranquilidad y confianza a los enfermos. Una alta motivación y una actitud
vocacional nos ayuda a conseguirlo.

Una persona frágil debe ser motivante. Comprobar la mejora de su


estado de salud siempre será visto como positivo y nos hará crecer como
profesionales y como personas.

Para transmitir humanidad, antes tenemos que poseer esa cualidad, esto
es, antes de humanizar tenemos que humanizarnos. Tenemos que desarrollar
una serie de cualidades personales y habilidades sociales para evolucionar y
desplegar nuestros conocimientos adquiridos en nuestra etapa de estudiante.

En todo caso la empatía ha de utilizarse para ampliar y fomentar dichas


habilidades, exteriorizando nuestro bienestar interior. Cuidarse, sentirse bien,
ser feliz es el paso previo para mostrar a los demás que mirar por uno mismo
no es egoísmo, es algo necesario para exteriorizar posteriormente esa actitud
positiva en la vida y transmitir tranquilidad y confianza a nuestro alrededor.
Hay que concienciarse de que cuidarse es importante para crecer
personalmente y desarrollarse profesionalmente de manera gratificante.

Nuestra relación con los demás nos ayuda a sentirnos plenos. Es en ese
momento cuando podemos transmitir a los que nos rodean nuestra felicidad y
hacer partícipes de la humanización a nuestros semejantes.

Podemos clasificar distintos hechos que reflejan una atención


humanizada:

1.- Actitud de respeto profundo por el otro

2.-Aceptación de que el otro es un ser único y autónomo

3.- Empatía, entender el contexto del otro,

6.-sus motivaciones y sus sentimientos

4.- Atención a lo que el otro necesita saber

5.- Honestidad frente a los propios límites

6.-Disposición de cuidar siempre

7.- Disposición a ayudar en los últimos momentos

8.- Reconocimiento de las necesidades biológicas, psicológicas y


sociales del otro.

La humanización hace referencia a un doble aspecto. La integridad de la


persona contempla un aspecto biológico y otro psicológico. Un paciente se
encuentra plenamente satisfecho cuando ambos parámetros se conjugan. Al
conjuntarse y complementarse, se consigue un desarrollo pleno del paciente.
Conseguir dicha plenitud pasa por considerarse socialmente parte de un grupo,
sano biológicamente, atendido íntegramente por el personal sanitario.

Cuando tenemos que visitar un hospital es porque la salud falla. Es en


ese momento en el que el personal sanitario interviene, generando un ambiente
propicio para la pronta recuperación. La humanización para por la actitud de
estos profesionales. Está demostrado que un ambiente terapéutico y humano
adecuado el tiempo de recuperación física y médica del enfermo es menor.
Acortará su estancia en el centro, reduciéndose la administración de
medicamentos, que conduce a un ahorro económico del coste por paciente.

Humanizar implica afrontar los problemas con respuestas


individualizadas. Cada persona es única y como tal tiene que ser tratado. Los
pacientes en los últimos años son tratados de forma que el paciente se
encuentre cómodo, dentro de las dificultades que conlleva estar en una
habitación separado gran tiempo de los seres queridos. El estrés aparece por
el mero hecho de encontrarnos en el centro sanitario. Los sanitarios deben
tener en cuenta esta situación para generar un ambiente relajado y cómodo.

Los sanitarios no son meros profesionales que se ocupan de las


necesidades clínicas de los pacientes. Como ya hemos comentado, son clave
en el desarrollo emocional de los mismos. Sin su ayuda el trabajo de
recuperación se hace más complicado.
La dignidad del paciente, así como su libertad tiene que preservarse en
todo momento.

La esperanza de vida sigue aumentando según avanzan los medios


técnicos. A pesar de ello, tarde o temprano, todos, nos guste o no, pasaremos
por un centro sanitario para ser atendidos. La calidad en la atención sanitaria
es cada vez mayor. Los medios de los que disponemos hoy en día no son los
que existían hace años y la preparación del personal sanitario es más
completa. Son muchos los enfermos atendidos en los centros sanitarios y cabe
la posibilidad de caer en el error de “cosificar” al paciente y deshumanizar la
asistencia.

Durante el periodo docente recibimos una educación con la finalidad de


estar preparados ante los retos que supone atender a los pacientes de un
hospital desde el punto de vista clínico, pero hay una faceta que no podemos
olvidar. La educación ha de ser integral, incluido un aprendizaje bioético. Así
quedará reservada la intimidad, la privacidad y la autonomía del paciente, Todo
esto conduce a una atención de calidad en el ámbito hospitalario.

Las profesiones sanitarias requieren el conocimiento de varias ciencias


para brindar los cuidados de los seres humanos, pero es importante que
incorpore equilibradamente principios éticos y morales tanto para los cuidados
profesionales como personales, consiguiendo así un cuidado integral y una
mejora en la salud de las personas.
Para que el trato sea más humano tenemos que tener en cuenta como
un aspecto de la intimidad, la confidencialidad de los datos y del registro de
datos personales.

Las relaciones entre pacientes y personal sanitario tiene que ser fluida,
constante y efectiva. Los familiares tienen un papel fundamental en esta
relación. La comunicación nos permite conocer las necesidades y
preocupaciones del paciente y debe ser efectiva para la plena satisfacción del
enfermo y mejores resultados terapéuticos.

Dentro de los profesionales sanitarios, los TCAE y los enfermeros/as son


los que mayor contacto tienen con los enfermos, por lo que somos los que más
posibilidades tenemos de aportar ese lado humano y contribuir así a humanizar
los centros. Formación técnico-científica si, formación ética-humana, también.
Han de complementarse.

La empatía surge como un elemento e instrumento de relación


fundamental. Como personas que somos, psicológicamente estamos atados a
nuestras emociones. Es imprescindible ponerse en lugar del otro, de escuchar,
e interpretar las señales que recibimos del exterior. Podemos decir que la
empatía es la esencia de los profesionales sanitarios.

La relación ha de ser fluida para construir una conexión entre los


enfermos y profesionales para conseguir la pronta recuperación del enfermo.
La comunicación efectiva y un carácter abierto son el pilar de una relación que
debe llevar al bienestar de los pacientes.
No hay asistencia digna sin una previa humanización. La excelencia en
la asistencia está basada en una complementariedad de nuestras actuaciones
clínico-médicas y nuestra atención humana. Tenemos que huir de la
mercantilización de la profesión complementando ciencia y humanidad,
evitando así desvirtuar una atención de calidad, técnica y humana.

Una persona ingresada en un centro hospitalario se encuentra en un


estado de gran vulnerabilidad, situándose en muchas ocasiones en situaciones
límite, teniendo que afrontar la enfermedad, el dolor y la muerte. Es en este
momento en el que la espiritualidad trasciende. Enfermo y pacientes se
enfrentan a la muerte. Aquí surgen los valores y las convecciones religiosas.
Son los Hermanos de la Orden de San Juan de dios quien ayudan en estos
difíciles momentos basándose en la filosofía de vida que el fundador de la
Orden inspira, acompañando a las personas, como en sus orígenes ofrecían
refugio a los necesitados y enfermos.

Los cuidados desarrollados hace siglos por San Juan de Dios son el
referente en la atención de las personas enfermas.

En su momento fue innovador respecto de la organización y la atención


personalizada integral y humana, incluyendo un apoyo espiritual y religioso.
Hoy en día compaginan ciencia, tecnología con ética y humanización de sus
procedimientos y tratamientos.
Todos los tratamientos de la persona han de satisfacerse y los
Hermanos de la Orden de San Juan de Dios cumplen desinteresadamente con
el objetivo de una atención de excelencia y calidad.

Cuidan a los profesionales, y desde esa base, todos a una, favorecen la


asistencia, respetando siempre los principios de la Orden y transmitiendo a la
sociedad unos valores difíciles de sostener en la actualidad.

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