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FUE A PRIMERA VISTA…

CAPITULO 1

Era un día como cualquier otro, Kelam estaba tomando sus clases de piano en el
escenario de la escuela, su profesor le gritaba y la regañaba, pero Kelam estaba
en el punto donde ningún sonido en su entorno le interesara para poder ponerle
atención.
Todo lo que le apasionaba ahora era algo que tenia que hacer, y lo tenia que hacer
perfecto. Siempre mantuvo su excelencia académica bastante bien, y a ojos de los
demás, estaba rodeada de amigos, todos pensaban que ella era la definición de
perfección, pero ella consideraba que necesitaba mucho más por mejorar, y que
incluso con todos los amigos que tiene, esta completamente sola, no tiene a nadie
con quien realmente se sienta ella…
Después de regaños y de más, el profesor de piano salió a atender una llamada,
Kelam se quedó en silencio, observando detenidamente las teclas de aquel viejo
piano, recordó aquellos momentos donde después de un día cansado y
estresante, su único consuelo era tocar en su piano, aquellas melodías que hacían
que su corazón se conmoviera… una en especial, perteneciente a su novela
favorita “El fundador del cultivo demoniaco”, aquella canción hablaba de lo
diferente que eran ambos protagonistas, pero también lo idénticos que pudieran
ser, contaba una historia de amor indirectamente, esa era la canción que le hacía
sentir que algún día encontrara a esa alma gemela, y tener esa historia que la
canción narraba.
Lo que ella no sabía es que del otro lado del escenario estaba Malek, él estaba
ensayando la obra de teatro que le tocaría presentar en poco tiempo.
Malek era de un carácter fuerte, y una personalidad algo sensible, sin embargo
eso atraía a muchas personas, y hacia que su circulo social fuera muy extenso.
Aun así el sentía que nadie era su verdadero amigo, el solo hacia las cosas
porque si, nunca obtuvo ningún tipo de apoyo, así que estaba acostumbrado a
estar completamente solo. A ojos de otros, el era un chico despreocupado que en
todo era bueno, pero detrás de eso, se escondía un chico sensible, que le aterraba
mostrarse como realmente era. Malek era muy fan de la novela “El fundador del
cultivo demoniaco”, le daba ilusión vivir algo así algún día, quizás alguien estaría
esperando a conocerlo y por fin, experimentar esa alegría de ser amado, tal y
como era.
En ese preciso momento estaba perdido en ese tipo de pensamientos, ya que
unos de sus amigos estaban con su novia platicando enfrente de él; todos los del
club de teatro salieron, y cuando estaba a punto de irse, escucho aquella
melodía… Esa melodía que se podía identificar fácilmente, y pudo percibir una voz
que cantaba la letra, parecía una voz aguda, muy suave, que a la canción le daba
la interpretación de una chica suspirando de amor, la novela no era muy
reconocida, así que era increíble oír que alguien cantaba su canción tan
característica.
Se acerco al otro lado del escenario, y quedo encantado. Era una chica bellísima
cantando aquella canción, junto a un piano que acompañaba. Quedo encantado,
era como si el universo le hubiera dado la señal de que su historia romántica
estuviera a punto de llegar…
Kelam estaba perdida tocando, e inconscientemente había empezado a cantar, el
ambiente se torno a una tranquilidad que no había sentido desde hace mucho
tiempo, preguntándose porque no lo había hecho antes, si esto se sentía tan bien.
Aquel ambiente fue interrumpido por un estruendoso ruido, pues la utilería había
caído al suelo, causando un escalándose ruido. Malek había estado tan distraído
que por accidente había tirado la utilería.
Kelam aparto las manos del piano y miro fijamente hacia el lugar donde estaban
las cosas regadas por el suelo, y Malek, apenado, intento levantarlas rápidamente,
y ahí comenzó todo, ambos levantaron la mirada, dos desconocidos mirándose
fijamente, sin decir una palabra, sin saber que decir… o hacer. Lo que si es que
sus corazones latían lo más rápido de lo que nunca habían hecho. Su respiración
se detuvo, y parecía que la conexión ya se había dado.
Kelam quedo encantada por sus ojos, de un café claro, que los pocos rayos de luz
que entraban por la ventana, hacían que resplandecieran, y su brillo era
completamente único, al igual que su cabello intensamente rojizo.
Mientras tanto Malek, no sabia si apreciar su estilo, o su belleza que parecía irreal,
e incluso lo hermosa que resplandecía, que a sus ojos no había ninguna luz en el
ambiente, pero juraba que su silueta brillaba con intensidad.
El mágico momento fue interrumpido por el profesor de Kelam, que los miraba con
molestia a ambos, ya que a él no le gustaba las interrupciones…
• - Kelam, sabes que tenemos esa presentación pronto, no puedes darte el
lujo de tener estas interrupciones – Dijo él con tono serio

Malek se disculpó rápidamente con el profesor y salió del auditorio, sintiendo que
su corazón aún latía con fuerza. No podía creer lo que acababa de pasar. Había
sentido una conexión instantánea con aquella chica del piano, que ni siquiera
sabía su nombre. Se preguntó si ella también lo habría sentido, o si solo había
sido su imaginación. Quería volver a verla, hablar con ella, saber más de ella. Pero
no sabía cómo hacerlo. Era un estudiante de intercambio en aquella universidad, y
no conocía a nadie allí. Además, tenía que prepararse para su examen final de
literatura, que era al día siguiente. Se sentía frustrado y confundido.

Kelam se quedó en el escenario, mirando el lugar por donde había salido aquel
chico pelirrojo que le había robado el aliento. Se sentía avergonzada por haberse
quedado tan embobada con él, y por haber olvidado por un momento su
presentación. Su profesor le había regañado por su falta de concentración, y le
había recordado que tenía que ensayar más si quería obtener una buena
calificación. Kelam sabía que tenía razón, pero no podía sacarse de la cabeza la
imagen de aquellos ojos color café. Se preguntó quién era él, qué hacía allí, y si
volvería a verlo. Quería saber su nombre, su voz, su historia. Pero no sabía cómo
encontrarlo. Era una estudiante de música en aquella universidad, y no tenía
muchos amigos allí. Además, tenía que practicar para su recital final de piano, que
era al día siguiente. Se sentía nerviosa y curiosa.

CAPITULO 2

Al día siguiente, Malek se presentó al examen de literatura con la esperanza de


haber estudiado lo suficiente. Había pasado la noche leyendo y repasando los
textos que le habían asignado, pero no podía concentrarse del todo. Su mente se
iba una y otra vez a la chica del piano, y se preguntaba si ella estaría pensando en
él. Se sentía ansioso por volver al auditorio, donde quizás tendría la oportunidad
de verla de nuevo. Pero también tenía miedo de que ella no lo recordara, o de que
ya tuviera novio, o de que no le gustara. Se sentía inseguro y vulnerable.
Kelam se preparó para el recital de piano con la ilusión de haber ensayado lo
suficiente. Había pasado la noche tocando y perfeccionando las piezas que le
habían elegido, pero no podía relajarse del todo. Su corazón se aceleraba una y
otra vez al pensar en el chico pelirrojo, y se preguntaba si él estaría buscándola.
Se sentía emocionada por subir al escenario, donde quizás tendría la ocasión de
encontrarse con él. Pero también tenía temor de que él no la reconociera, o de
que ya tuviera novia, o de que no le interesara. Se sentía tímida y expuesta.
Malek terminó el examen de literatura con la sensación de haberlo hecho bien.
Había respondido a todas las preguntas con soltura y confianza, y había
demostrado su conocimiento y comprensión de los textos. Se sentía aliviado y
orgulloso. Decidió ir al auditorio a celebrar su éxito, y a ver si tenía suerte de
encontrar a la chica del piano. Se sentía esperanzado y valiente.
Kelam acabó el recital de piano con la impresión de haberlo hecho bien. Había
interpretado todas las piezas con gracia y expresión, y había transmitido su pasión
y emoción por la música. Se sentía feliz y satisfecha. Decidió quedarse en el
auditorio a recibir los aplausos y los elogios, y a ver si tenía fortuna de toparse con
el chico pelirrojo. Se sentía ilusionada y atrevida.
Malek llegó al auditorio con el corazón en un puño. Buscó con la mirada a la chica
del piano, ninguna parte. Se preguntó si se habría ido ya, o si estaría en algún
lugar escondido. Se sintió decepcionado y frustrado. Decidió esperar un poco más,
por si acaso ella aparecía. Se sentía impaciente y ansioso. Kelam salió del
auditorio con el rostro sonrojado. Recibió con agradecimiento los halagos y las
felicitaciones de sus profesores, compañeros y familiares. Pero no pudo evitar
mirar a su alrededor, buscando al chico pelirrojo. Se preguntó si habría venido, o si
estaría en algún sitio lejano. Se sintió triste y desilusionada. Decidió quedarse un
poco más, por si acaso él se presentaba. Se sentía nerviosa y expectante.
CAPITULO 3
Malek y Kelam se cruzaron en una esquina del auditorio. Se reconocieron al
instante, y se quedaron paralizados. Se miraron a los ojos, y sintieron un
cosquilleo en el estómago. Se sonrieron, y sintieron un calor en el pecho. Se
acercaron, y sintieron un impulso en el corazón.

• Hola -dijo Malek.


• Hola -dijo Kelam.
• Te estaba buscando -dijo Malek.
• Yo también -dijo Kelam.
• ¿Cómo te llamas? -preguntó Malek.
• Kelam -respondió Kelam.
• Yo soy Malek -dijo Malek.
• Encantada -dijo Kelam.
• Igualmente -dijo Malek.

Se quedaron en silencio unos segundos, sin saber qué decir ni qué hacer. Se
sentían felices y nerviosos. Se gustaban y se deseaban.
Pero entonces, algo los interrumpió. Una voz familiar los llamó desde el otro lado
del pasillo.

• ¡Kelam! ¡Kelam! ¡Aquí estoy! -era Carlos, el novio de Kelam, que acababa
de llegar al auditorio. Había venido a sorprenderla después de su recital, y a
pedirle que se casara con él.

Kelam se sobresaltó al oír la voz de Carlos. Se soltó de la mano de Malek y se giró


hacia él. Lo vio correr hacia ella con una sonrisa y un ramo de flores. Lo reconoció
al instante, y se quedó helada. Lo quería mucho y se sentía afortunada de tenerlo
a su lado. Pero no podía negar que Malek le hacía sentir cosas que Carlos no.
Con Malek se reía más, se divertía más, se sentía más libre y más ella misma.

• ¡Carlos! ¡Qué sorpresa! -dijo Kelam, tratando de disimular su nerviosismo.


• Hola, mi amor -dijo Carlos, abrazándola y besándola-. Te he visto tocar el
piano y me has dejado sin palabras. Eres increíble. Estoy tan orgulloso de
ti.
• Gracias -dijo Kelam, sin saber qué hacer ni qué decir.
• Carlos se separó de ella y la miró a los ojos. Sacó una caja de su bolsillo y
la abrió. Dentro había un anillo de diamantes.
• Kelam, te quiero más que a nada en este mundo. Eres la mujer de mi vida.
¿Quieres casarte conmigo? -preguntó Carlos, arrodillándose frente a ella.
Kelam se quedó sin habla. No podía creer lo que acababa de escuchar. Carlos le
acababa de pedir matrimonio. El matrimonio que ella siempre había soñado con él,
pero que ahora no sabía si quería.
Miró a Carlos y vio su cara ilusionada y expectante. Miró a Malek y vio su cara
triste y decepcionada. Miró al anillo y vio su brillo tentador e intimidante.
No sabía qué hacer ni qué decir. Estaba atrapada entre dos hombres: el hombre
con el que iba a casarse y el hombre al que acababa de conocer y amar en
secreto.
Kelam sintió que el tiempo se detenía. Tenía que tomar una decisión, y pronto.
Carlos la miraba con amor y expectación, esperando su respuesta. Malek la
miraba con dolor y resignación, sabiendo que la había perdido. Ella los miraba a
ambos con angustia y confusión, sin saber a quién elegir.

• Kelam, ¿qué dices? -insistió Carlos, sosteniendo el anillo entre sus dedos.
Kelam miró el anillo y luego miró a Carlos. Lo quería mucho, pero no estaba
segura de querer casarse con él. No después de haber conocido a Malek, que le
había robado el corazón en un instante. Se sentía culpable y confundida.
• Carlos, yo… -titubeó Kelam.

• Dile que no -intervino Malek, acercándose a ella-. Dile que no quieres


casarte con él. Dile que quieres estar conmigo.
Kelam miró a Malek y luego miró a Carlos. Los quería a los dos, pero no podía
tenerlos a los dos. Tenía que elegir entre el hombre con el que había compartido
su vida y el hombre con el que había compartido su música. Se sentía dividida y
angustiada.
• Malek, yo… -vaciló Kelam.
• ¿Quién es él? -preguntó Carlos, mirando a Malek con recelo-. ¿Qué hace
aquí? ¿Qué te ha dicho?
Kelam miró a Malek y luego miró a Carlos. No sabía cómo explicarles lo que había
pasado entre ellos. No sabía cómo decirles que se habían enamorado en un
momento mágico. Se sentía avergonzada y asustada.
• Carlos, él es… -intentó Kelam.
• Soy el hombre que la ama -afirmó Malek, mirando a Carlos con desafío-.
Soy el hombre que la hace feliz. Soy el hombre con el que quiere estar.
Kelam miró a Malek y luego miró a Carlos. No sabía si lo que decía Malek era
cierto. No sabía si era feliz con él. No sabía si quería estar con él. Se sentía
confusa y perdida.
• Kelam, ¿es eso cierto? -preguntó Carlos, mirando a Kelam con dolor-. ¿Me
quieres dejar por él? ¿Me quieres engañar con él?
Kelam miró a Carlos y luego miró a Malek. No sabía qué responder. No sabía qué
hacer. No sabía qué sentir. Se quedó en silencio, sin saber qué decir ni qué hacer.
Estaba atrapada entre dos hombres: el hombre con el que iba a casarse y el
hombre al que acababa de conocer y amar en secreto.

KEYLA ITZEL RAMIREZ NUÑEZ 4”O”

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