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Índice
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San José, Protector
de la Santa Iglesia
Modelo de todas
las grandes virtudes,
San José fue escogido
por Dios para estar a
la altura de aquellos
con quienes debería
convivir. La Iglesia,
dotada de sabiduría,
lo proclama su Patrón y
Patriarca..
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Heraldos del Evangelio
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San José, Protector de la Santa Iglesia
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Heraldos del Evangelio
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San José, Protector de la Santa Iglesia
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Heraldos del Evangelio
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San José, Protector de la Santa Iglesia
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Heraldos del Evangelio
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San José, Protector de la Santa Iglesia
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Heraldos del Evangelio
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San José, Protector de la Santa Iglesia
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Heraldos del Evangelio
Gracias a implorar
La primera de las gracias a pedirle se-
ría la de la devoción a la Virgen. Otra, la
de reflejar tan bien el espíritu de la Iglesia
Católica como esté en los designios de la
Providencia al habernos creado y conferido
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San José, Protector de la Santa Iglesia
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Heraldos del Evangelio
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EXTRACTO DEL LIBRO
“SAN JOSÉ, ¿QUIÉN LE CONOCE?...”
DE MONS. JOÃO S. CLÁ DIAS
“Ite ad Ioseph!”
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Heraldos del Evangelio
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“Ite ad Ioseph!”
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Heraldos del Evangelio
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“Ite ad Ioseph!”
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Heraldos del Evangelio
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“Ite ad Ioseph!”
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Heraldos del Evangelio
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“Ite ad Ioseph!”
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Heraldos del Evangelio
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Consagración
a San José
¡O h santísimo esposo de María! Aquí es-
tamos quienes han sido asistidos por Vos de
una manera especial en todas las circunstan-
cias, y que os han escogido como patrono de
la confianza.
¡Oh San José! Vos habéis cumplido vues-
tra misión llevándola hasta las últimas conse-
cuencias con una virtud perfecta.
Y nosotros, ¿no hemos sido llamados tam-
bién? ¿No será que hay en nuestros caminos
algo que aún falta por realizar? Sí, en estos
momentos trágicos en que la humanidad se
encuentra en el delirio de una horrible deca-
dencia, cada uno de nosotros ha recibido una
misión específica en vista del Reino de vues-
tra purísima Esposa.
Con el auxilio de la Virgen y con vuestra
protección, tenemos el deber de revertir la si-
tuación actual, combatir y vencer al mundo;
y, en consecuencia, ser íntegros, prudentes y
fieles.
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Sin embargo, debido a nuestra condición
humana, reconocemos que no nos encontramos
a la altura de un panorama tan grandioso. Por
eso, acudimos a Vos para pediros que nos aco-
jáis con vuestra paternal bondad y que aceptéis
que nos consagremos a Vos.
Por vuestra intercesión, colocamos nues-
tras almas y nuestro haber y poseer a los pies
de nuestro Señor Jesucristo. Como sois el jefe
de la Sagrada Familia, vuestra relación de au-
toridad sobre el Niño Jesús continuará por toda
la eternidad, de tal forma que Él atenderá siem-
pre vuestras peticiones.
Siendo así, venimos a suplicaros que: en
cuanto Patriarca de la Santa Iglesia Católica,
a la cual nunca dejáis de socorrer, nos toméis
a cada uno de nosotros en vuestras manos y
nos gobernéis.
Y por vuestra intercesión junto a Ma-
ría Santísima, os rogamos que nos obtengáis
vuestra fe y vuestra confianza, La certeza se-
rena de que la Santa Iglesia llegará a su triun-
fo, El valor de los cruzados, La perfección con
la que enfrentasteis todas las perplejidades, Y
el esplendor de una santidad jamás vista en la
Historia.
Así sea.
(Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP)
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Heraldos del Evangelio
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