Nacida en Azul, donde creció modestamente a la sombra de
los tilos y de los videojuegos. Víctima crónica del insomnio y El universo es el cristal más puro: la esperanza. Se la ve vagar por las encrucijadas de Caballito despojada de alma, de la que afirma, no sin desde una partícula orgullo, haber vendido a un demonio oportunista a cambio refleja de un puñado de versos y aventura. la interfaz entera.
la cena de los monstruos La sencillez del armónico estremece.
Esa noche vinieron los monstruos a buscarme. También el factoreo
Les destrocé la tráquea y los fui amontonando es una forma de plegaria. en un trance salvaje en la cocina. Afilé las cuchillas, despellejé los cuerpos y herví su carne en grandes ollas grises. Por las habitaciones circulaba un aroma siniestro y delicioso. Sobre un mantel a cuadros con cubiertos de plata los devoré en silencio y fueron agridulces los bocados, lo juro, algunos tenían sabor a viaje y a trofeo y a brote, otros a grillos muertos y teatros vacíos y todo lo comí, como si no hubiera otro pan en el mundo.
Porque acaso no haya otro pan en el mundo
que los monstruos.
Una noche de enero
Todos los eneros, una noche cualquiera
aparece subrepticio el amor, ese que se despierta y grita como un nene averiado a las paredes de la fiebre, al juguete perdido al cielo que debe estar ahí en alguna parte brillando celestemente sobre el pasto vacío de termómetros y jarabes amargos Tan urgente y estúpido este amor siemprenuevo que tanto se parece a una calle cortada tan certero y rotundo como las piedras que te quiero arrojar a las ventanas en afán de brotar transmitir irradiar pálidos reemplazos del cascote menguante que me escolta y me acaricia el pelo desde lejos de vuelta a casa riendollorando entre una arquitectura espantosa y magnífica por turnos pasacalles graciosos, zapatillas colgadas de los cables por los afortunados que caminan felices por los aires como yo que levanto la vista plena del helio del amor sin esquivar los ejércitos de baches recuerdos, tramperas, contratiempos.