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clasificación:
Dórica romana: Deriva del dórico griego, introduciendo el estilo
romano una base y algo de ornamentación en el capitel, era el
orden usado para los foros romanos, en los patios, en las arcadas, y
en obras civiles por su robustez.
Toscana: Es un orden muy similar al dórico, de gran sencillez, se
diferencia del dórico por su esbeltez, presentado siempre un fuste
limpio y liso.
Jónica romana: proviene del jónico griego asiático, es un estilo que
los romanos no supieron apreciar y el cual fue muy degradado, son
columnas con una decoración más rica que las dóricas, con un fuste
estriado y esbelto. El orden jónico romano se caracteriza por su
capitel, el cual está formado por dos volutas opuestas. Si bien no
existe gran diferencia con el griego.
Corintio romano: Se trata de la columna más ornamentada, si bien
sufrió grandes cambios en manos romanas (se datan más de 50
capiteles diferentes de orden corintio), que le aportaron más fuerza
a la columna, lo que consideraban un elemento fundamental para
una pieza estructural. Este carácter estructural no elimina las
grandes dosis de decoración que sufre esta columna, con un fuste
mucho más esbelto que las demás y unos capiteles, con forma de
campana invertida, muy cargados (más del gusto romano), la mayor
parte de las veces con hojas de acanto.
Compuesto: El estilo compuesto es original de los romanos, se trata
de columnas con la mitad inferior corintia y la mitad superior
jónica, aunque posee capiteles muy ricos, no alcanza grandes
niveles de popularidad.
PINTURA ROMANA
En esta utilizaron nuevos colores que obtenían de la combinación
de diferentes sustancias como base material, por lo que la gama se
hace más amplia que la utilizada previamente por los griegos e
incluso por los egipcios. Los romanos utilizaron en su pintura de
características figurativas recursos novedosos en su afán por
elaborarla lo más fiel posible a la realidad, utilizando elementos
como la perspectiva, la simetría, el uso de las sombras para
destacar las figuras sobre el fondo y otras con exquisito gusto y
maestría.
A partir del siglo I, se observan dos corrientes pictóricas o estilos:
– El estilo Neo ático: que se preocupa por la forma humana,
resaltando asuntos de la mitología y epopeya.
– El estilo Helenístico – alejandrino: que pone de manifiesto la
preocupación por la pintura rural cultivando el paisaje y las
marinas.
En la pintura Mural romana encontramos que el fresco era el
método preferido, aunque se ha señalado que deben haber
utilizado otras técnicas e incluso combinarlas. El fresco permitía
cubrir los defectos de los materiales de construcción empleados
que no eran de muy buena calidad al mismo tiempo que decoraban
las paredes con escenas narrativas de diversos temas.
CERAMICA ROMANA
Una parte de la ideología romana era que los países conquistados conservasen
en la medida de lo posible, sus costumbres, y que fuesen capaces de producir
bienes y edificios que reforzasen este punto de vista.
Esto dio lugar al desarrollo por los romanos de la fabricación de una serie de
vasijas, con una superficie roja brillante, llamada cerámica de brillo rojo,
corrientemente hecha según diseños cuidadosamente realizados. Algunas se
dejaban lisas y otras se decoraban. También crearon otros estilos, así como la
cerámica basta para uso general.
La Cerámica es posiblemente, el testimonio más esclarecedor de la
universalización de la cultura romana. Produjeron piezas de gran finura y
excelente acabado, conocidas como “terra sigillata”. Estas piezas se caracterizan
por su hermoso color rojo brillante en superficie y por su decoración ejecutada
mediante molde o estampilla, que recuerda, por su temática a las decoraciones
de la cerámica griega. Los recipientes de “terra sigillata”, se cree que eran
construidos con torno y con adiciones posteriores para crear relieves en las
piezas. Lo más carácterístico de esta cerámica era la finura de sus bordes, que
alcanzaban grosores mínimos en las paredes de las piezas, muy difíciles de
conseguir sin que la pieza se desmoronase. Una vez torneada la vasija, se dejaba
a la dureza del cuero y entonces se le añadían los relieves, asas, pomos, etc.,
después de lo cual, se bañaban en barbotina coloreada, de ahí su intenso color
rojo. Se piensa que la finura de estas piezas y la decoración que llevaban tenía
que ver con un intento de copiar las vasijas metálicas muy de moda durante
este tiempo.