Las antracnosis son enfermedades del follaje, tallos o frutos que típicamente aparecen como manchas grandes o pequeñas de colores oscuros, o lesiones ligeramente hundidas que poseen un contorno ligeramente levantado. También las antracnosis pueden presentar una etapa inicial prolongada en la infección de los frutos y pueden producir la muerte descendente de las ramitas o ramas de las plantas. En algunas ocasiones en árboles frutales, los síntomas aparecen como pequeñas manchas que poseen superficies corchosas salientes. Las antracnosis de los frutos con frecuencia producen la caída y pudrición de éstos. Los hongos que provocan antracnosis producen sus esporas asexuales (conidios) dentro de pequeños acérvulos negros dispuestos en forma concéntrica o dispersa en las lesiones. Géneros que provocan antracnosis Los géneros que provocan las antracnosis son ascomicetos de los siguientes géneros: Diplocarpon: Ocasiona la mancha negra del rosal (D. rosae), el chamusco foliar de la fresa (D. erliana) y la mancha foliar del espino (D. maculata). Elsinoe (fase conodial: Sphaceloma) causa la antracnosis de la vid (E. ampelina), del cornejo (planta medicinal Cornus sp. E. corni), de la frambuesa (E. veneta), así como la sarna de los cítricos (E. australis y E. Fawcetti), del aguacate (E. persea), de la violeta trinitaria y de la flor de pascua. Glomerella (etapa conidial: Colletotrichum o Gloeosporium) produce la antracnosis de la azálea, ciclamino y de la arveja de olor, la pudrición amarga de la manzana y del arándano, la muerte descendente y cancrosis de la camelia, la pudrición madura de la vid y frutos (G. cingulata), la antracnosis de la soya (G. glycines), del algodón (G. gossypii) y del frijol (G. lindemathianum). Gnomia: Produce la antracnosis del nogal (G. leptostyla), del roble (G. veneta), del sicomoro (G. platani), del tilo (G. tiliae), la mancha foliar del olmo (G. ulmea) y del nogal americano (G. caryae). Los hongos imperfectos que producen acérvulos constituyen el orden de los Melanconiales. Los hongos fitopatógenos más importantes que producen acérvulos son: Colletotrichum, Coryneum, Cylindrosporium, Marssonina, Melanconium y Sphaceloma. Algunos de estos hongos son las fases conidiales de algunos ascomicetos que producen antracnosis. Enfermedades más importantes de las plantas causadas estrictamente por las etapas imperfectas de los hongos Colletotrichum (o Gloeosporium) produce la antracnosis de los cereales y pastos (C. graminicola, rara vez produce a Glomerella como etapa perfecta) de las cucurbitáceas (C. lagenarium), del frijol lima (C. truncatum) de la peonía, la antracnosis o pudrición del fruto de la berenjena y del tomate (C. phomoides), la pudrición roja de la caña de azúcar (C. falcatum), la antracnosis del pimiento, espinaca, nabo, coliflor y otras plantas, el carbón de la cebolla (C. circinans), la escama negra de los bulbos del lirio, la antracnosis de los cítricos, la higuera, el olivo y aguacate. Coryneum (Stigmina) produce el “tizón por Coryneum”, el tiro de munición o “mancha del fruto” en los frutos de hueso, en particular del albaricoque y del durazno. Melanconium: Causa la pudrición amarga de la vid. Las antracnosis, en particular las provocadas por Colletotrichum (Gloeosporium) o Glomerella son bastante comunes y destructoras en numerosos cultivos y plantas ornamentales y tienen una amplia distribución geográfica. Las antracnosis ocasionan pérdidas más severas en los trópicos y subtrópicos. Mancha negra del rosal Aparecen como lesiones negras, circulares y de pequeñas a grandes sobre las hojas y, en las variedades susceptibles, como manchas de forma irregular, en relieve, de color rojo púrpura (que después se ennegrecen) y vejigosas en el tejido leñoso inmaduro de los tallos del primer año. Las manchas son uniformemente negras, presentan bordes ondulados y pueden coalescer para producir grandes lesiones negras e irregulares. El tejido de la hoja en torno a las lesiones se vuelve amarillo y cuando hojas completas son severamente infectadas se tornan amarillas y desprenden prematuramente, dejando los tallos casi por completo defoliados. Diplocarpon rosae produce ascosporas en pequeños apotecios formados en lesiones viejas y conidios tipo Marssonina en acérvulos que se forman entre la pared externa y la cutícula de la epidermis. El manejo de las enfermedades por Diplocarpon se lleva a cabo mediante saneamiento, es decir, la eliminación y quema de las hojas infectadas, mediante la poda de los tallos de los rosales enfermos, llevando a cabo aspersiones con cyproconazole, triforine, benomyl, chlorotalonil, zineb, mancozeb o bien mediante la aplicación de polvos de cobre y azufre. Las aplicaciones de los fungicidas deben efectuarse en cuanto aparezcan las nuevas hojas o cuando empiecen a aparecer manchas negras en el follaje de los rosales, dichas aplicaciones deben repetirse a intervalos de 7 a 10 días o antes de que pasen 24 horas después de que ha llovido. Uso de productos orgánicos como el aceite de neem (nim o lila indica Azadirachta indica) y el bicarbonato de potasio. Antracnosis por Glomerella
Alrededor de cuatro especies de éste género producen antracnosis
graves en numerosas plantas anuales y ornamentales importantes. G. cingulata produce también cancros y la muerte descendente de plantas leñosas, la pudrición amarga de los manzanos y la pudrición madura de la vid, peras, duraznos y otros frutos. En las plantas anuales afecta al frijol, algodón, soya, arveja de olor. La enfermedad es más grave en áreas con climas que varían de cálidos a frescos y húmedos. El hongo ataca en cualquier etapa del desarrollo de la planta y se encuentra en las semillas que se forman en vainas o cápsulas infectadas. Las semillas infectadas pueden presentar lesiones hundidas de color amarillento a café y de varios tamaños. Cuando dichas semillas se siembran, muchas de las que han germinado mueren antes de que emerjan. Es frecuente que en los cotiledones de plántulas jóvenes aparezcan lesiones profundas café-oscuras con una masa de esporas de color rosa en su parte central. El hongo puede destruir a uno o ambos cotiledones en tanto sus esporas se diseminan sobre el hipocotilo y el micelio se desarrolla hacia el tallo de la plántula. En el tallo, el hongo produce numerosas manchitas pequeñas, superficiales y café rojizas que más tarde se extienden alargan y finalmente hunden en el tallo. Las lesiones son cubiertas por innumerables esporas de una tonalidad que va del rosa al rojizo. Con suficiente humedad las lesiones son tan abundantes que pueden cubrir y debilitar al tallo hasta un punto en el que ya le es imposible sostener la copa de la planta. El hongo ataca también los pecíolos y las nervaduras del envés de las hojas, en las que produce lesiones oscuras y de un color que va del rojo ladrillo al púrpura, las cuales posteriormente cambian de un color café oscuro hasta uno casi negro. En el frijol aparecen algunas lesiones entre las nervaduras de sus hojas, siendo más comunes en el algodón; en la arveja de olor (Latyrus odoratus L.) pueden cubrir a la hoja entera. Pudriciones del fruto causadas por Glomerella
Las más importantes son la pudrición amarga de la manzana y la
pudrición de la uva. En la pudrición amarga de las manzana los síntomas pueden aparecer cuando los frutos se han semidesarrollado pero, con mayor frecuencia, cuando se aproximan a su tamaño medio. La pudrición se inicia como pequeña zonas de color café claro que se extienden con gran rapidez, toman la forma de un círculo y se hunden hasta un cierto grado en su parte central. La superficie de las manchas es lisa al principio y puede ser café oscura o negra hasta que las manchas tengan un diámetro de 1 a 2 cm. A partir de ese momento aparecen numerosas estructuras en forma de cojín principalmente cerca del centro de las manchas, y algunas de ellas se extienden hacia afuera en dirección del borde de las manchas. En tiempo húmedo dichas estructuras producen masas cremosas de esporas de color rosa que en ocasiones se disponen en círculos concéntricos, lo cual hace que la zona putrefacta se extienda con rapidez y aparezcan mas anillos de masas de esporas. En las zonas podridas más viejas las masas de esporas desaparecen y el tejido cambia de un color café oscuro a negro, se arruga y hunde. La pudrición invade también el corazón de la manzana y forma un cono de tejido podrido y un tanto aguanoso que puede o no tener un sabor amargo. Cuando se desarrollan varias manchas sobre el fruto, es común que se extiendan y se fusionen y que pudra todo el fruto. Pudrición del fruto de la uva Suele aparecer en climas cálidos húmedos durante la maduración de los frutos. La enfermedad aparece cuando los frutos casi han llegado a su madurez y puede continuar destruyéndolos una vez que han sido cosechados, durante su transporte y venta en el mercado. En uvas de colores claros aparece al principio una pequeña mancha café rojiza, en poco tiempo cubre más de la mitad del fruto, se oscurece y su parte central y contorno adquieren un color púrpura y café claros respectivamente. En uvas de colores oscuros no se induce cambio en la coloración. Conforme avanza la enfermedad todo el fruto se pudre, pero en ocasiones dicha pudrición es marcada por una serie de zonas concéntricas. El fruto podrido se cubre de con numerosas pústulas pequeñas un poco prominentes a partir de las cuales exudan masas mucilaginosas de esporas de color rosáceo. Posteriormente esas masas de esporas se oscurecen y adquieren un color casi rojizo. En los frutos se forma una depresión a nivel de la zona de infección, lo cual hace que esos frutos se arruguen y momifiquen en tanto las pústulas continúan produciendo esporas. Los frutos infectados a menudo se descascaran o desprenden antes de que la pudrición los reseque. La infección que produce el hongo se lleva a cabo mediante la penetración directa de los tejidos sanos, donde el micelio crece intercelularmente y pueden permanecer latente durante cierto tiempo antes de que las células empiecen a colapsarse y pudrirse. El micelio del hongo produce entonces acérvulos y conidios inmediatamente por debajo de la cutícula, la cual se rompe y libera los conidios para una vez más iniciar más infecciones. Manejo de las enfermedades por Glomerella
Uso de semillas sanas (producidas en lugares áridos) o semillas
tratadas. Rotación de cultivos en frijol, soya, arveja. Uso de variedades resistentes. Poda y quema de ramitas, ramas y frutos muertos de plantas leñosas infectadas por el hongo. Aspersiones con fungicidas, tales como captán, caldo bordelés, ferbam, mancozeb, captafol, benomyl y metil tiofanato. Antracnosis y mancha foliar causada por Gnomonia En muchos países de Europa y Norteamérica las distintas especies de Gnomonia atacan principalmente a especies forestales y de sombra, como el olmo, el tilo, el plátano (sicómoro) y el nogal americano. Sus especies son favorecidas por los climas húmedos. El hongo inverna en las hojas caídas al suelo o en ramitas infectadas en forma de peritecios inmaduros que maduran y producen ascosporas en primavera. Las ascosporas producen la mayoría de las infecciones primarias de hojas y ramitas jóvenes; en tal caso, los conidios se forman en acérvulos y provocan todas las infecciones posteriores. Las ascosporas como los conidios son diseminados durante la época de lluvia. Antracnosis del sícomoro Es la enfermedad más importante de ésta planta (Platanus sp). Puede aparecer como tizón de las ramitas antes de que emerjan las hojas, momento en el cual destruye las puntas de las ramitas pequeñas de un año de edad. Durante la expansión de las yemas, la enfermedad puede aparecer como un tizón que destruye esas yemas antes de que se abran. El síntoma que con mayor frecuencia se observa es el tizón de los retoños, en los cuales la enfermedad ocasiona la muerte repentina de los retoños en proceso de expansión y de las hojas jóvenes. Posteriormente el hongo ocasiona un tizón foliar en el que se forman zonas cafés irregulares adyacentes a la costilla, nervaduras y punta de las hojas. Cuando el clima es húmedo, el hongo produce pequeños acérvulos de color crema sobre el envés de las hojas en los tejidos inertes a lo largo de las nervaduras. Desde las yemas u hojas, el hongo avanza hacia las ramitas, en las que produce cancros o bien puede avanzar a través de esas ramitas y formar cancros sobre las ramas en torno a la base de las ramitas muertas. Si los árboles han sido afectados durante muchos años, muchas ramas pueden morir. El hongo inverna en forma de micelio y peritecios inmaduros en los cancros de las ramitas y en las hojas depositadas en el suelo. A éste hongo también le favorece el tiempo lluvioso y temperaturas moderadamente frías. El manejo del hongo en especies forestales u ornamentales no es económicamente rentable, sin embargo hay algunas medidas que se pueden implementar. Entre las prácticas que se pueden llevar a cabo está, la quema de las hojas de poda, la poda de las ramitas infectadas y la fertilización y riego de los terrenos. Sólo aquellos árboles de gran valor económico podría aplicárseles fungicidas de dos a cuatro veces a intervalos de 10 a 14 días iniciando tan pronto como las yemas comiencen a hincharse o poco después de que han abierto. Los fungicidas que se han utilizado con anteriormente son el zineb, el caldo bordelés y el dodine. Enfermedades causadas por Colletotrichum (Gloeosporium) Son las antracnosis más comunes y son muy similares a las producidas por Glomerella. En los cereales y las gramíneas, el hongo ataca a las plántulas jóvenes, pero es más frecuente que ataque los tejidos de la corona y de la base de los tallos de plantas desarrolladas. En un principio las zonas infectadas son incoloras, pero posteriormente se empardecen. Es frecuente que en los nudos enfermos o cerca de ellos se desarrollen muchas manchas parduzcas. Cuando la planta ya casi ha llegado a la madurez, aparecen numerosos acérvulos pequeños de color negro sobre su tallo, vainas de los hojas inferiores y en ocasiones sobre las hojas, así como en brácteas y espigas de las cabezuelas enfermas. Dependiendo de la severidad del ataque del hongo, las plantas pueden mostrar una disminución general en cuanto a su vigor, maduración prematura o bien puede ser que sus espigas mueran y sus granos se marchiten. A veces el hongo ocasiona una infección superficial de las semillas, aunque puede invernar también en ellas en forma de micelio. Cuando va en las semillas, el hongo produce las pudriciones de la raíz y de la corona de las plantas en proceso de desarrollo. La antracnosis del maíz y de otros cereales se ha convertido en un problema importante en las áreas donde el cultivo mínimo, permite una mayor supervivencia del inóculo del patógeno en los restos de las cosechas. La antracnosis de las cucurbitáceas es quizá la enfermedad más devastadora de estas plantas, aunque es más severa en la sandía, el melón y el pepino. Todos los órganos aéreos de dichas plantas son afectados por esta enfermedad. En un principio, los síntomas de la enfermedad aparecen sobre las hojas como pequeñas zonas amarillentas y húmedas, las cuales se extienden desde varios milímetros hasta 1 a 2 cm y se ennegrecen en la sandía, mientras que en las demás cucurbitáceas se empardecen. Los tejidos infectados se deshidratan y quiebran. Las lesiones que se desarrollan también en los peciolos pueden ocasionar la defoliación de esas plantas; cuando se desarrollan en el pedicelos de los frutos, hacen que estos últimos se ennegrezcan, marchiten y mueran; cuando se desarrollan sobre el tallo, ocasionan el debilitamiento o muerte de la planta. Los frutos se hacen susceptibles a la infección casi en la etapa en que han llegado a la madurez. En su superficie aparecen lesiones profundas, húmedas, oscuras y de forma circular que pueden tener un diámetro de 5 mm a 10 cm y una profundidad mayor de 8 mm. Las lesiones crecen con rapidez en el campo y durante el transporte o almacenamiento de esos frutos y pueden coalescer hasta formar lesiones de mayor tamaño. Cuando el clima es húmedo, en la parte central oscura de las lesiones profundas aparecen masas de esporas de color rosa exudadas de los acérvulos que salen a través de la cutícula. Es frecuente que los frutos que han sido severamente infectados sean insípidos o incluso amargos y que con frecuencia sean invadidos por hongos y bacterias de la pudrición blanda, los cuales penetran a través de la superficie rota. El hogo inverna en desechos infectados, en el suelo y en las semillas. La antracnosis o pudrición madura del tomate y de otras hortalizas y frutos ocasiona pérdidas considerables en lo que respecta a los frutos, aunque en ocasiones daña al tallo y follaje de las plantas. Los frutos más susceptibles a la antracnosis son: los tomates para enlatado, la berenjena, pimiento, manzana, pera y plátano y pueden ser atacados por la enfermedad desde el momento que empieza su maduración, durante su cosecha y almacenamiento. En las primeras etapas de infección de los tomates, los síntomas aparecen como pequeñas manchas húmedas, hundidas y de forma circular que se asemejan a las depresiones ocasionadas por objetos redondos. Conforme se ablandan los frutos, las manchas se extienden hasta alcanzar un diámetro de 2 ó 3 cm, y su parte central se ennegrece y endurece ligeramente debido a los acérvulos negros que se desarrollan inmediatamente por debajo de la epidermis del fruto. Las manchas, que a menudo son numerosas y coalescen, producen primero el ablandamiento aguanoso del fruto y por último su pudrición, que en ocasiones es acelerada por otros microorganismos invasores. Enormes cantidades de conidios se forman en los acérvulos que se encuentran por debajo de la epidermis del fruto incluso en las manchas más pequeñas, aunque bajo ciertas condiciones aparecen también masas de esporas color salmón o rosa sobre las superficie de las manchas. El hongo inverna en los restos de plantas infectadas, así como en las semillas. El hongo produce infecciones leves del follaje y tallos jóvenes que pueden pasar inadvertidas, pero que permiten que el hongo sobreviva y se reproduzca hasta que el fruto empieza a madurar y se hace susceptible a la infección. Las altas temperaturas y la gran humedad relativa o el tiempo húmedo al momento de la maduración de los frutos, favorecen la infección y propagación del hongo, y con ello el desarrollo a epifitias destructivas. En el caso de fumagina de la cebolla aparecen tiznes negros o de color verde oscuro sobre las escamas externas o el cuello de los bulbos, en particular de las cebollas blancas, aunque la mayoría de las variedades de color son también parcialmente susceptibles, especialmente a nivel de la región incolora del cuello del bulbo. En un principio, las manchas fumaginosas aparecen como un pequeño estroma negro o un micelio visible que se localiza debajo de la cutícula de la escama, y pueden estar dispersas sobre la superficie del bulbo; sin embargo es más frecuente que se reúnan en zonas fumaginosas, uniformemente negras y circulares que se dispongan en círculos concéntricos, donde el más externo de ellos tiene de 2 a más cm de diámetro. Cuando el tiempo es húmedo, los estromas producen acérvulos llenos de masas de esporas de color crema y contienen también numerosos filamentos negros, firmes y en forma de setas que pueden observarse con una lupa. El hongo ataca las escamas vivas internas del bulbo sólo cuando la humedad y la temperatura son muy favorables y comúnmente debajo de manchas en las escamas externas donde estas últimas se han agrietado y han expuesto al suelo las escamas internas. El hongo inverna en forma de micelio o estroma en cebollas infectadas y trasplantes, y en el suelo como un saprofito. Antracnosis de los cítricos, en particular en la naranja, toronja y el limón, la antracnosis afecta a todos los órganos aéreos de la planta maduros, debilitados o que han sido dañados, incluyendo hojas, ramitas y frutos. La enfermedad puede aparecer en árboles de cualquier tamaño, en el vivero o en el huerto, pero en raras ocasiones llega a desarrollarse en árboles que muestran un crecimiento vigoroso. La antracnosis es común en árboles que se encuentran debilitados o son dañados por una fertilización inadecuada, por sequía, bajas temperaturas, por la aspersión, los insectos u otras enfermedades. Las manchas foliares ocasionadas por las antracnosis producen la muerte y deshidratación de los tejidos infectados, produciéndose pequeños acérvulos negros dispuestos en círculos concéntricos en las zonas necrosadas. Cuando las infecciones son severas, puede ocurrir defoliación. Las ramitas debilitadas que son invadidas por el hongo de las antracnosis sufren muerte descendente rápida o lentamente, lo cual da como resultado a lo que se le ha denominado punta marchita. Las hojas de las ramitas infectadas se vuelven amarillas, se marchitan y desprenden, o bien mueren con gran rapidez y se secan antes de que puedan desprenderse. Las ramas afectadas también pierden sus frutos. En las ramas necrosadas de las ramitas el hongo produce numerosos acérvulos pequeños, negros y en forma de grano. En las zonas muertas o moribundas de la superficie de los frutos cítricos, se forman manchas antracnósicas circulares y hundidas que van desde manchitas diminutas hasta zonas negras o pardo oscuras que tiene un diámetro de 5 a 10 mm. Estas manchas se secan y endurecen, y en ocasiones tienen un aspecto moteado debido a los pequeños acérvulos negros que en época de lluvias exudan masas de esporas rosadas. Con frecuencia las lesiones casi sólo afectan la cáscara, pero si se extienden a la pulpa del fruto le proporcionan un sabor desagradable o amargo. Algunas cepas del hongo ocasionan una pudrición blanda que propicia la caída de los frutos. Es frecuente que otros hongos invadan al fruto a través de manchas de antracnosis y aceleren su velocidad de descomposición. Los frutos demasiado maduros son particularmente susceptibles a la infección por antracnosis. Cuando las esporas del hongo son arrastradas sobre los frutos a partir de ramitas muertas y luego germinan sobre ellos, producen la antracnosis abermejada del fruto. Ésta condición puede aparecer como una gran mancha o como una mancha lacrimosa. El hongo Colletotrichum o Gloeosporium sp. produce conidios incoloros, de una sola célula, ovoides, cilíndricos y en ocasiones encorvados o en forma de pesas en acérvulos. Las masas de conidios son de color salmón o rosa. Los acérvulos son subepidérmicos y brotan a través de la superficie de los tejidos de la planta, tienen forma de disco o cojín y son cerosos, con conidióforos simples, cortos y erectos. Colletotrichum difiere de Gloeosporium por el hecho de que sus acérvulos tienen espinas largas y oscuras o hifas estériles en forma de filamento, las cuales no aparecen en los acérvulos de Gloeosporium, aunque esto no siempre sucede. Muchas especies de Colletotrichum producen también una fase perfecta ascógena, por lo común, Glomerella y en ocasiones, Physalospora u otros, mientras que muchas de las especies de Gloeosporium tienen como fase perfecta a los ascomicetos Glomerella o Gnomia. El hongo es favorecido por las altas temperaturas y el tiempo húmedo. Sus conidios, son liberados y se diseminan sólo cuando los acérvulos se encuentran húmedos, y son generalmente diseminados por la lluvia, transportados por el viento o al entrar en contacto con los insectos, otros animales, herramientas, etc. Los conidios germinan sólo en presencia de agua. Después de haber germinado, producen un apresorio y una clavija de penetración y se introducen directamente en los tejidos de su hospedante. En un inicio las hifas crecen con gran rapidez tanto intercelularmente como intracelularmente, pero producen poca o ninguna decoloración visible u otros síntomas de alteración. El hongo adquiere mayor severidad y ocasiona los síntomas de la enfermedad cuando los frutos comienzan a madurar. En muchos hospedantes, el hongo llega a las semillas y es llevado en ellas o, en algunos casos, puede incluso invadir pocas de ellas sin que les produzca algún daño aparente. Hay una variación considerable en respecto a los tipos de plantas hospedantes a los que cada especie de Colletotrichum o Gloeosporium pueda atacar, e incluso puede haber varias razas con un grado de patogenicidad distinto dentro de cada una de las especies del hongo. El control de las enfermedades por Colletotricum o Gloeosporium depende del uso de semillas sanas o tratadas con compuestos químicos. Uso de agua caliente, aire caliente, luz ultravioleta, ozono, extractos de plantas (hierba de culebra Phytolaca icosandra). De la rotación de los cultivos cada 2 o 3 años cuando sea posible. Del uso de variedades resistentes de las que se pueda disponer para varios cultivos anuales. Del uso de fungicidas tales como el benomyl, maneb, zineb, mancozeb, clorotalonil, captafol y folpet. Gracias