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CAPÍTULO I
¿QUÉ ES ARGUMENTAR?
En primer término es pertinente adelantar que la argumentación es un
fenómeno de orden lingüístico, pero también intelectual. La afirmación anterior
bien podría encontrar sustento en teorías evolucionistas, históricas e incluso
sociológicas,1 pero nos limitaremos a efectuar, para su demostración, un
análisis más o menos lógico-semántico de los vocablos “argumento” y
“argumentación”.
El argumento como fenómeno lingüístico.
En este apartado deviene esencial formular una idea de lo que es el
lenguaje.
En un sentido amplio, se entiende por lenguaje como el conjunto de
medios, más o menos sistematizados, de que el hombre se vale para
comunicarse con sus semejantes, es decir, para transmitir a otros sus
pensamientos, sentimientos, deseos y, en general, todos sus estados de
espíritu. En un sentido restringido, se llama lenguaje a la traducción del
pensamiento por medio de la palabra.
El fundamento del lenguaje reside en la facultad que tiene el hombre de
asociar imágenes a determinados estados de conciencia.
En todo lenguaje subyace una convención arbitraria, de modo que se
puede afirmar que todo sistema convencional, empleado para expresar el
pensamiento, es un lenguaje.
A fin de demostrar los anteriores enunciados nos hemos de valer de lo
afirmado por Pedro Montaner e Hilari Arnau 2.
El concepto inicial utilizado por dichos autores es el de signos, que
definen como “todo aquello que representa o evoca otra cosa en algún aspecto
para alguien”. Ejemplo de signo son: las señales de tránsito, las palabras, el
humo, las notas musicales, etcétera. Los elementos necesarios en todo signo
son que tenga un significado y que exista un organismo receptor para el cual el

1
Que intentan explicar có mo la evolució n de la especie humana pasó , entre otras
cosas, por la adquisició n de la facultad de comunicació n mediante un lenguaje
articulado; y que la utilizació n de ese lenguaje permitió , a su vez, en primer
término, la organizació n familiar, y posteriormente la de grupos sociales má s
amplios.
2
Teoría y Prá ctica de la Ló gica Proposicional, Edit. Vincen Vives, pagina 9.
2

signo sea eso, un signo. Lo anterior permite establecer la existencia de una


relación, entre el signo y su significado, que pueden ser de naturaleza diversa.
Así, los autores citados clasifican los signos en : vestigios, imágenes
y símbolos. De los primeros afirman que tienen una relación con su significado
de tipo natural; por ejemplo, el humo es un vestigio del fuego. Los segundos,
dicen, mantienen con su significado una relación de semejanza; por ejemplo
algunas señales de tránsito son imágenes de aquello que representan.
Caracterizan los últimos como aquellos que mantienen con su significado una
relación puramente arbitraria. Ejemplo de ello son las palabras, los números.
La noción de que las palabras son signos y éstos a su vez son
percibidos por alguien para quién tiene un significado, conduce a la idea de que
lenguaje es la capacidad que posee, especialmente la especie humana, de
comunicarse mediante símbolos, por ende también es un fenómeno social.
Los autores que seguimos advierten la existencia de dos clases de
lenguaje, a saber, lenguaje natural y lenguaje artificial.
a) Lenguaje natural “Es la lengua utilizada por una comunidad
lingüística.” (ruso, alemán, inglés, español, etcétera).
El lenguaje natural es el que aprendemos y utilizamos cotidiana y
ordinariamente para describir acontecimientos, expresar nuestras emociones,
nombrar cosas, formular preguntas, etcétera. Se compone de un cierto número
de símbolos (palabras) y de reglas para formar oraciones (morfo-sintaxis). De
ahí que el lenguaje natural tenga su expresión a través de la construcción de
oraciones.
Una oración, a su vez, es una expresión lingüística gramaticalmente
correcta y que posee sentido completo. (Por ejemplo, son oraciones: el
hombre es un animal; ¿qué lees ahora?; amanece; toma asiento. En cambio,
no son oraciones: alegre papel estando; sentado libro oyendo).
Desde el punto de vista de su significado, las oraciones se clasifican en:
enunciativas, desiderativas, de posibilidad, dubitativas, exhortativas,
interrogativas y exclamativas.3
En cada una de estas clases de oraciones se puede afirmar o negar la
conformidad objetiva del sujeto con el predicado. Sin embargo, sólo en las

3
Pá g. 11
3

oraciones enunciativas es posible asignar valor de verdad al contenido que


expresan.
Por ejemplo, la oración enunciativa “el hombre es un animal” expresa un
contenido verdadero. A su vez la oración “amanece” será de contenido
verdadero o falso según la ocasión en que se exprese. En cambio, las
oraciones cuyo contenido es la expresión de órdenes, deseos, exclamaciones o
preguntas, no tienen valor de verdad en la medida que carece de sentido
cuestionarse si son verdaderos o falsos.

b) Lenguaje artificial “…Para superar las deficiencias del


lenguaje natural y dotar a las ciencias de una expresividad
rigurosa y exacta, se construyen lenguajes artificiales, esto es,
lenguajes bien definidos que poseen una estructura operativa
y eficaz. Los lenguajes artificiales permiten profundizar en la
investigación matemática y científica sin exponerse a caer en
las imprecisiones del lenguaje ordinario.”

El argumento como fenómeno del intelecto.


Según el Diccionario de la Lengua Española, publicado por la Real
Academia Española, en su vigésima primera edición, argumento: es el
razonamiento que se emplea para probar o demostrar una proposición, o bien
para convencer a otro de aquello que se afirma o se niega. 4
A su vez, según la propia obra, argumentación: es la acción de
argumentar.5
En consonancia con lo anterior, Gerardo Dehesa Dávila afirma que el
término argumentar deriva del latín argumentum, que significa prueba, razón
convincente; en tanto, el vocablo argumento encuentra su antecedente en el
verbo arguo-arguere, cuyo significado es hacer constar, dar a conocer,
manifestar, afirmar.6

4
Pá g. 187.
5
Ídem.
6
Introducció n a la Retó rica y la Argumentació n, Pá g. 183.
4

Agrega que también le corresponde el campo semántico de dejar bien


en claro, demostrar, probar. Indica asimismo, dicho autor, que el antecedente
más remoto de ese verbo latino es el vocablo griego argés, que significa de
blancura deslumbrante, en oposición a todo lo obscuro o poco claro. 7
Con apoyo en tales raíces etimológicas, concluye Dehesa, que
argumentar puede definirse como: Ofrecer un conjunto de razones o de
pruebas en apoyo de una conclusión.8
De acuerdo a las anteriores definiciones, de las que tomamos las
características relevantes, tenemos entonces que un argumento se identifica
con un razonamiento que se pone de manifiesto con el propósito de demostrar
o convencer a otro de algo que se afirma o se niega.
Ahora, es de sentido común que el razonamiento es un fenómeno que
se suscita en la mente de las personas, ello en cuanto se identifica con la
actividad del pensamiento, dado que, todo razonamiento es un pensamiento,
-aunque no todo pensamiento es un razonamiento-, y el pensamiento es un
proceso que tiene lugar en la mente de las personas. En otras palabras, el
razonamiento es un fenómeno del intelecto.
Coincidente con lo expuesto, Montaner y Arnau dicen acerca del
razonamiento que “es un proceso mental (como lo son también la imaginación
o el recuerdo) que se caracteriza porqué en él se produce un paso de uno o
más enunciados (las premisas) a otro posterior (la conclusión) que se deriva
necesariamente de aquellos9.
De las anteriores premisas es factible seguir que si el razonamiento es
un proceso mental, y si un argumento es un razonamiento, entonces un
argumento es un proceso del intelecto.

7
Ídem.
8
Ídem.
9
Pá g. 16.
5

Desde la Lógica ¿Qué es un argumento?

Para acercarnos a la idea de lo que es un argumento, desde el punto de


vista lógico, primero procuraremos entender que es la lógica.

Según Irving M. Copi y Carl Cohen, “La lógica es el estudio de los


métodos y principios que se usan para distinguir el razonamiento bueno
(correcto) del malo (incorrecto)”.

Para justificar su definición la confrontan con otras que estiman


inapropiadas, como aquella en que se dice que la lógica es la ciencia de las
leyes del pensamiento, o la diversa en que se define a la lógica como la ciencia
del razonamiento.

La primera la desestiman por dos razones: a) el pensamiento también es


estudiado por la psicología, entre otras cosas, las leyes del pensamiento, y la
lógica no es una rama de la psicología; b) si pensamiento se refiere a cualquier
proceso que tiene lugar en la mente de las personas, no todos los
pensamientos son objeto del entender de los lógicos, pues si bien todo
razonamiento es un pensamiento, en cambio, no todo pensamiento es
razonamiento.

Difieren de la segunda porque, afirman, el razonamiento es una forma


especial de pensamiento en la cual se resuelven problemas, se realizan
inferencias, es decir, se extraen conclusiones a partir de premisas.

Al examinar los psicólogos éste tipo de pensamiento, encuentran al


proceso de razonamiento extremadamente complejo, altamente emotivo,
consistente de procedimientos de ensayo y error iluminados por momentos
súbitos, y en ocasiones en apariencia irrelevantes, de comprensión o intuición.

Por su cuenta, los lógicos están interesados esencialmente en la


corrección del proceso completo de razonamiento.
6

Para desarrollar su actividad, el lógico pregunta:


- ¿Tiene solución el problema?
- ¿Se sigue la conclusión de las premisas que se han afirmado o
supuesto?
- ¿Las premisas proporcionan buenas razones para aceptar la
conclusión?

Así, si el problema queda resuelto; si las premisas proporcionan las


bases adecuadas para afirmar la conclusión; si afirmar las premisas
constituyen una verdadera garantía para afirmar la verdad de la conclusión;
entonces el razonamiento es correcto, de lo contrario es incorrecto.

De las anteriores ideas, destacan algunos términos que usan los lógicos,
a saber:

Inferencia. Es el proceso por el cual se llega a una proposición y se


afirma sobre la base de una o más proposiciones aceptadas como punto inicial
del proceso.
Proposiciones. Son o verdaderas o falsas en cuanto que sólo las
proposiciones se pueden afirmar o negar.
En esto difieren de las preguntas, que se pueden responder; las órdenes
que se pueden dar; y las exclamaciones que pueden pronunciarse; pero
ninguna de ellas se puede afirmar, negar o juzgarse como verdadera o falsa.

Es conveniente distinguir entre oraciones y proposiciones.

Las oraciones. Se refieren a una expresión con cierta composición


gramatical (sujeto, verbo y predicado), en tanto, la proposición se refiere al
contenido que la oración afirma, es decir las proposiciones se expresan a
través de oraciones.

Por ejemplo: “Pedro proporciona alimentos a Sofía”.


“Sofía es alimentada por Pedro”
7

Son dos oraciones diferentes, pero las dos tienen el mismo significado.

En diferentes contextos puede emitirse la misma proposición para


establecer diferentes enunciados:

“El actual Presidente de la República es de extracción panista”.

Esa oración, en 2010 es un enunciado verdadero acerca de Felipe


Calderón, pero en 1999 corresponde a un enunciado falso respecto de Ernesto
Zedillo.

Proposición y enunciado no son exactamente lo mismo, pero en el


ámbito de la lógica se usan en el mismo sentido.

Con cada inferencia posible hay un argumento.

Argumento. Es cualquier conjunto de proposiciones de los cuales se


dice que una se sigue de las otras, que pretenden apoyar o fundamentar su
verdad.

Un argumento, en el sentido lógico, no es una mera colección de


proposiciones, sino que tiene una estructura integrada por las premisas y la
conclusión.

Conclusión. La conclusión de un argumento es la proposición que se


afirma con base en las otras proposiciones del argumento.

Premisas. Son estas otras proposiciones que son afirmadas (o


supuestos) como apoyo o razones para aceptar la conclusión del argumento.

- El tipo más simple de argumento consiste sólo de una premisa y una


conclusión, que se dice estar implicada por, o se sigue de, la primera.
8

Ejemplo: “Estados Unidos es en lo fundamental un importador de


energéticos. Por tanto, hay una certeza matemática de que la nación en su
totalidad mejora, no empeora, con la baja de los precios del petróleo”.
Aquí se enunció primero la premisa y luego la conclusión, cada una de
ellas es una oración independiente, pero el orden en que se enuncian no es
relevante, pues la conclusión puede enunciarse en la primera oración y la
premisa en la segunda.

Ejemplo: Si pensamos en el caso Kalimba, podemos formular lo


siguiente:

“Los casos que provocan escándalos, así como los difíciles, perjudican
la aplicación de la ley. Los casos escandalosos se llaman así a causa de algún
accidente de interés inmediato o sobresaliente que afecta a los sentimientos y
distorsiona la capacidad de apreciación de los jueces”.

- Todavía más, la premisa y la conclusión también pueden enunciarse en


la misma oración.

Ejemplo: (La premisa precede a la conclusión).

“Como las sensaciones son esencialmente privadas, no podemos saber


como es el mundo para otras personas”

Ejemplo: (la conclusión precede a la premisa).

“Enfriar los átomos equivale a retardar su movimiento, puesto que la


temperatura es una medida de que tan rápido se están moviendo los átomos o
las moléculas. (El cero absoluto es la inmovilidad total)”.

Siguen diciendo los autores que, “cuando se ofrecen razones en un


esfuerzo por persuadirnos a realizar una acción determinada, se nos presenta
9

algo, que es, en efecto, un argumento aún cuando la conclusión se pueda


expresar como una orden o imperativo”.

Ejemplo: “No hay que prestar ni pedir prestado; porque al hacerlo pierde
uno mismo y pierde también a su amigo”.

Otros argumentos ofrecen varias premisas en apoyo a sus conclusiones,


las que ocasionalmente se enumeran.

Premisa y conclusión son términos relativos, pues una y la misma


proposición puede ser una premisa de un argumento y una conclusión en otro.
Ninguna proposición por sí misma, considerada en forma aislada, es una
premisa o conclusión.

Para distinguir: Una proposición es una premisa solamente cuando


aparece como supuesto de un argumento, y es una conclusión solamente
cuando aparece en un argumento y pretende fundamentarse en otras
proposiciones del argumento.

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