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CRISTOLOGIA CRISTOLOGIA BiaLioGRAFIA Christin Ouquoe y Otros: “Jesueristo en la historia y en tafe Edie. Sigueme. (Salamanca, 1977} 375 pp. Maximiliano Garcia Cor sucristo coma problems” (Salamanca, 1961) 482 pa. Albert "Teologia. Fundamental”, tomo 1 Fualp (Madd, 1970}, pp. TBT'B16. Ingikd. Malschy Anton Vogve: "Datos exagéticos” sobre Jesucristo, en SM 4, 12.83. Karl Rohner: “dasueristo™ (Reflexiones de la. teologia fundamental y Exposicion dogmatica) ib, 3472, Ru doit Posen: fs acarea de Ia vida de Josie” ib 72.77 ster ong Poul Tilich: “La existencia y Cristo” (tt do Ia Teologia S al, edie. Sigueme (Salomenea, 1881), 236. op, INTRODUCCION GENERAL A LA CRISTO- Loaia. 1, ADVERTENCIA PRELIMINAR. EI tratado de Cristologia es sequramente uno de los mas problematicos que se presentan al tedlogo ya sea a nivel de in- vestigacién, ya a nivel de labor divulgativa. Un auditorio crit co ha venido responcliendo con muestras de insatisfaccidn; es te ha sido un fendmeno generalizado de unas décadas a esta parte, lo cual constiiuye una muestra de la gravedad det pro: bblema. Como no cabia achacarlo simplemente a un rechazo de la fe, se postuld una actitud de exigencia desde la fe mista ‘Algunos tedlogos iniciaron, ya avanzado este siglo, un estudio de los presupuestos y desairollo de la cristologia en la historia del dogma cristologico a partir del Medievo. Han encontrado, efectivamente, algunas fallas de tipo técnico y, sobre todo, de tipo metodoldgico que madernamente se trata de subsanar Hay que admitir, por tanto, que hoy por hoy no se encuentra un “tratado escolar” de cristologia que sea del todo satisfacto- Sin embargo no resulta imposible escribir bgjo el titulo de "Cristologia"” unas paginas que sean orientadoras y que retinan, al mismo tiempo, unas exposiciones ordenadas de 1a doctrina y especulacién acerca de Jesus. El estudioso no po: dré emprende: vepentinamente ol estudio det dogma cristolé: gico sin tener en cuenta unas directrices metodoldaicas que le permitan entender las cuestiones propiamente técnicas. En esta seccién introductoria nos atenemos principal mente al ideario proporcionado por Karl Rahner, y a los ar ticulos propios que él mismo cita y que han sido editados en Eseritos de Teologia de Edic. Taurus de Madrid; sobre todo “Problemas actuales de Cristologia’” (I, 169-222), “Para una teologia del simbolo” \IV, 283299) y “Para una Teologia JUAN IGNACIO UGARTE de fa Encarnacién” {1V, 139-147). Circunstancialmente cita: ‘mos también otras fuentes, 2. LA HISTORICIDAD DE JESUS. Sin embargo nada mas importante para tos cristianos que la figura (vida y mensaje) de Cristo. A le tealogia fundamental le toca respander, nuevamente en la Edad Contemporanes, por {a historicidad de Jesis, es decir, responder a la pregunta (impli cita 0 explicita) de si Jesuctisto fue realmente un individuo o quizés slo un montaje teolgico, Se trata de una preocupacién de tipo cientitico pasitivis: ta, Hasta fines de la Edad Moderna la critica a Jesus habia sido mas bien de tipo teoldgico especulativo. Entrando en el siglo XVIII comienza ef ataque directo canta la inteligencia biblica de Jesis; a fines de siglo destaco H.S, Reimarus, y le siguieron Lessing y D.F. Strauss (entre otras) en el siglo XIX; es la escue la protestante liberal Segin a tesis racionalista, no habria elementos histéricos suficientes para estar seguros de la existencia fisica de Jess: tan endebles son los evangelios en cuanto a datos de este tipo. El estudioso puede, sin embargo, remitirse 2 A, Lang (en fa bi bliografia citada, sobre todo en las pp. 179 a 226) para una in formacién en detalle. Nosotros preferimos aqui una cita de Hans Kang con una extensién justificada por su importancia “Aunque innumerables hombres han experimentado en Jesis una reolidad suprahumana, divina, aunque desde el principio se le han aplicado titulos insignes, no cabe du: da de que Jesis fue siempre para sus contemporaneos y para {9 Iglesia primitiva un hombre real. Segin a total dad de los escritos del Nuevo Testamento, que son, apar te de los pocos y no muy provechosos testimonios paga- rnos_y judios mencionados, fas tnicas fuentes fidedignas (el Talmud y el Midrash no lo son), Jestis es un hombre real, vivid en un tiempo mvy concreto y en una area geo grafica muy determinada, Pero, évivié realmente? La existencia histérica de Jesis de Nazaret, al igual que le de Buda y otros hechos que parecen indiscutibles, ha sido puesta en duda alguna vee. Grande, aunque innecesaria, fue la irritaci6n que en el siglo X1X provocd Bruno Bauer cuando interpreté el cristianismo como una invencién del Protoevangelista y a Jestis como una “idea”. E igual agitacion suscité Arthur Drews en 1909, al considerar 2 ‘Jests como puro "mito del Cristo” (de manera andloga lo interpretan el inglés J. M, Robertson y el matemético 150 TEOLOGIA DOGMATICA CRISTOLOGIA IwTRODUCCION Prelimineres (0: inexistoncla de una cristologia escolar satistactoria para todos, ¢ intent de un tratado orientador cl primer presupuesto ¢s la historicidad de Jesds; © puede alirmar ya, tras la critica del protestantismo liberal, que la cris tologis ha recorrdo el camino de la historical al mito, y no a la inversa la fuente de Ia cristologia es primariamentee! Nuevo Testamento como testimonio de fe deta Iglesia o teologte inspirada ccatdlogo de 27 tesis sabre Cristo.en base ala divisign universal de Verbo Eneamatlo y de Redentor CCuestiones metodolégicas (H): distinguir entie et personaje histarica (Jesis) y ef mistérico (Crist) en el corte de 1a Resurreccion, y después encontrar ta linea de continuidad seuerdo de toda crstologia: Cristo exten al Nuevo Testamento interpretado en clave de Resurreccion (0 pospascual) principios de oxdégesis caélica: vunide ‘entre cristologia Ontica (que s lija en tas categor as dela persona) y soterioldgica “entre eristologia ontologies (o formutaciones de la fe} y funcional {988 doble unided se logra tomandla como funcional el titulo de Sslvador como eealidad global de Cristo ara ello: pre erir a eristoiogta de los sindpticos (0 evistologia primal por sar la mas primitwa partir del hecho de la Resurreccién o histericasalvifice consumado porque de ahi partieron los primatos disc alos investigar qué pensaba Jas desi mismo para acercarse a su realidad, pues El tenia conciencia cabal desi mismo como presentar a Cristo hoy: ‘alos va croyentes en posesin pacifica desu fe, val adn una cristologiaelaborada y lineal de los evangelios 8 los creyentes en exis: destacer el punto de vista circular: del hecho de Ia resurreccion salvadora aa inteligen is de los hechos prepascuaies @ 10s no erayantes, segin 1a pedagogia apostolica ‘nuncio fuerte y entusiasta de Cristo presentacion de los motivas de eredibilcad preocupacion pastoral para que s0 acepte a tiple pas: Cristo como iluminadar en la busqueda del sentido de ta vida en ‘apalacion al amor absoluto del hombre; (el absolute que es Dios ha tomado naturaleza humana en el Verbo! apelacion ala disposicién para la muerte, 0 busqueda de alquien en quien deposita 1a absoluta disponi bilidad; {Cristo ha muerto para que el hombre aprenda amor), ‘pelacion a la esperanza en el futuro basada en leyes de entera confianza; lacabara siendo Cristo, por eliminacion de todos los demés, el que aparezca como futura absoluto del hombre} EL DOGMA CRISTOLOGICO HASTA CALCEDONIA (1H) Problema central: explicar La unién entre Dios y el hombre que ws Cristo supuesto que ere Dios, obscurecioxon su condici6n humana: I docetisme y Marcion enseRando que Cristo tvo cuerpo aparente ‘Apolinar de Laodices enseRando que Cristo no fue plenamente humano pues no pudo pecar Eutiques (monotisismo) ensefando que Cristo tenia una sola natu lezay eva la dvina sjustando su condicion human obseurecieron la dvinided 1 adopeionisme y dinamisme negando ta condicién divina de Cristo dentro de la especulacion sobre el dogma trinita \Nestorio haciendo persona de lo humane de Jess Importancia: ya que el hecho central para nosotros el slvacion, v para exo $2 necesita aclarar que Cristo era divino y hume no, todo abscurecimiento en la docten'a polarizaba una negativa de fa redencion, ‘Test: Dios se he hecho hombre, y ese es Josuerito | formula: una sola persone lla diving) y dos naturatezas (humana y diving) ta union se have en la persona Itécn. hipostass} que asumi6 una naturateza humana, {0 Ja Korma Crista es Dios y Cristo es hombre, e verbo Sor no indica identidad compromiso: primero és el hecho y luego un intento de explicitacion cuy exeeso dard siempre lugar 8 un monofisismo Puntualizaciones; la teologia conece que: Crista s verdadero Dios porque perclona pecadios y st identifica con su Padre Cristo es verdadero hombre porque su comportamiento fue enteramente normal humana Cristo tuvo verdadera voluntad humana porque, de ne haberla tenido, no hubiera sido humanamente libre Cristo resueito al tercer dia porque los discipulos le wieron vivo, es decir, con cuerpo real reatirma la yesurreceidn de Cristo no més como intligancia de lo pasado que coma condicion de futuro Cristo nos redimi6 verdaderamente, lo cual no ha sido dscutco dentro del erstianismo y no ha necesitade formutacién dooms tica exirab biica APUNTES PARA UNA CRISTOLOGIA MAS ACTUAL (IV). Sobre Ia Encarnecién del Verbo: Planteamionto! rng ha de verse como un hecho excepcional ala ht de Dios ha de verse como la accion de Dios Cruador inmutahie que por la Encarnacion cel Verbo tiene una historia én ef mun: Especulacién sabre la expresién “el Verbo se hizo came’ ‘Sobre ta hurmanidad del Verbo: la muecte en Cru’ ues sus actos tenian valor infinito poticion no consta que Cristo quisiess redimios de oto modo que come lo hizo: muriondo destacanda el aspecto humana es como tiene sentido y se rliova el hecho de que Dios murid, porque sO muerte tiene sentida para el hombre: es dezpojo. (otal porque es el momento en que Dios sale al encuen to del hombre 2 al mundo © conchicionade al pueade del hombre en fos planes 4610 el Verbo pd encarnarse porque s6lo el es la eal expresion simbsliea del Padre lo hizo en la came, lo despreciable hacidndolo también lugur ce revelacion y de exe mado darle un sentido se hizo, es decir, a naturaleca humana de Cristo es lawxpresion real temporal de [a vealidad del Verbo urge no obscurecer el aspecte humano de Cristo en este hecho ‘existe un monotisiomo latente en el aforismo elasico de que Cristo pudo vedimienos de cualquier otro modo CRISTOLOGIA 151 americano. W.B, Smith). Mas también las _posiciones ‘extramas tienen algo bueno: aclaran la situacion y, las mas de las veces, se neutralizan asi mismas. Asi, desde enton ces, la existencia historica de Jests no ha vuelto a ser impugnada por ningin investigador serio. Lo que, evi dentemente, no ha sido obstéculo para que escritores poco serios hayan seguido escribiendo cosas nada setias sobre Jesils (que Jess es psicépta, mito astral, hijo de Herodes; que estaba casado en secreto y cosas semejantes). Pero es desconsaladar que un gran fil6logo llegue a arruinar su fame interpretando a Jess como la denominacién secreta de un hongo de mosca,alucindgeno famanita muscaria), que era empleado, dics él, en los ritos de los primeros cristianos, 2Podra encontrarse algo mas original? De Jess de Nazaret tenemos incomparablemente mas datos histéricos seguros que de los fundadores de les ‘grandes religiones asidticas més que de Bude (¥ ca. 480 a. C.}, cuya imagen aparece ostensiblemente estereotipada en los textos doctrinales (sutras) y cuya leyenda, marcadamente sistematizada, rela ‘ta una vida ideal mas que historica; mucho mas que de Confucio (Maestro Kung, | probable: mente el 479 a, C.), contemporaneo de Buda en China, cu ya personalidad, réal sin duda, no se deja captar exacia mente por muchos esfuerzos que se hagan, dehido a la es casa credibilidad de las fuentes, y que sélo en tiempos posteriores fue asociada a la ideologie estatal china del “confucianismo"” {palabra desconocida en la lengua chi nna; deberia decirse més adecuadamente: “doctrina o es cuela de doctos"); Y¥ més, en fin que de Lao-tse, de cuya figura, tenida por real en la tradicin china, no puede hacerse tina minima biografia, de nuevo por falta de credibilidad de las Iuen. tes, ya que cada una de ellas sitda los presuntos piso dios de su vida en distinto tiempo: en el siglo XV, XIII, VIII, ViLy Via, C., respectivamente. De ta comparacién critica resultan, en efecto, diferencias sorprendentes: Las doctrinas de Buida se han conservado en fuentus que fueron escritas por lo menos medio milenio después dle su muerte, cuando la religion originaria habia experimentado aun amplisimo desarrolio. 152 TEOLOGIA DOGMATICA Sélo a partir del siglo | a. C, se menciona a Lao-tse como autor del Tao-te-king, libro clésico de “camino” y “vir: tud” que de hecho no es més que el resultado de una compilacién de varios siglos, aunque después fuera decisi vo para la formulacién de la doctrina tao sta, Los textos més importantes de la tradicién de Contucio (la “Biobrafia” de Sse-ma Teen y las “Conversaciones" de Luen-yu, este ultimo una coleccién de dichos de Confucio insertos en un contexto narrativo y cuya compi: Jacién se atribuye @ sus discipulos) distan 400 y 700 aitos respectivamente del tiempo en que vivié el Maestro y apenas son dignos de crédito; no hay escritos de probada autenticidad ni una biografia auténtica de Confucio dificilmente procede dle él la crénica del Estado de Lu. Y otro tanto si miramos a Europa: e! manuscrito mas an. tiguo que se conserva de los poemas de Homero procede del siglo XIII. EI texto de las tragedias de Séfocles se basa en un Unico manuscrito del siglo VIN! 0 IX. Para el Nuevo Testamento Ia distancia es mucho més corta, los manuscri tos conservados mucho mas numerosos, su concordancia mucho mayor que en cualquier otro libro de la Antigue- dad. Manuscritos muy cuidados de los evangelios datan ya de los siglos tI y IV. ¥ recientemente se han descubierto, sobre todo en el desierto de Egipto, papiros mucho mas antiguos: el fragmento mas antiguo del Evangelio de Juan, €l dltimo de los cuatro evangelistas, cuyo original se conserva en la bilbioteca John Ryland de Manchester, data de principios del siglo I! y no difiere en absolute de nuestro texto griego impreso. Lo cual quiere decir que los evangelios existian ya hacia el afio 100; las ampliaciones y reinterpretaciones miticas (en los evangelios apécrifos, etc.) solo se encuentran a partir del siglo II. Evidentemen: te, pues, ef camino condujo de la historia al mito y no del mito a la historia, Jess de Nazereth no es un mito; su his toria se puede localizar”. ("Ser cristiano” Edic. Cristian: dad; Madrid, 3a. edic. 1977; pp. 180-183), ‘Tras las discusiones modernas, nadie niega hoy la histori cidad de Jests. Las pocas fuentes extracristianas (Técito: Ana les XV. 4. Suetonio: vida de Claudio XXV. 4. Plinio el Joven: carta 10.96. Flavio Josefo: Antiguedades judias XX. 200) con firman que en la Antiguedad ni al mas encarnizado enemigo del cristianismo se le ocurrié dudar de 1a historicidad de Je sis. Frente a los datos que poseemos, esto es suficiente: Je sis ne es un mito; sélo la pedanter ia dé Baur hizo surgir la du- da moderna, El movimiento racionalista se quebranté ya a comienzos dde nuestro siglo; la “historia de la redaccian” y la "historia de los géneros literarios” han sefialado a los evangelistas como 126lo90s y predicadores, no como historiadares, de modo que el recurso a la “historia-crénica” de la vida de Jests en los eseritos del Nuevo Testamento en un problema falso, La posi= cidn catélica, compartida con los protestantes maderados es esta: en los evangelios se presenta un Crista ya dogmatizedo, pero sti base es un Cristo hist6rico (esta segunda parte no siem pre est debidamente explicitada, por ejemplo en P. Tillich), a partir de las primeras manifestaciones teol6gicas de los sinép: ticos. 3. LAVIDA DE JESUS. Los evangelios son los auténticos libros de Jesus (con geni tivo absoluto —puntualiza Rahner), pero son ya dogma: no s2- tisfacen la curiosidad del historiador moderno, Sélo unos cuan- tos datos historicos, los imprescindibles, aparecen en los evan: gelios;y cuando estén presentes, son simples presupuestos para establecer que Cristo, aun en cuanto hombre, es “el Se- for”. Las “vidas” de Jesus (como las de Papini, Fulton Sheen, Ricciotti, etc. etc.) no son intencionalmente fuentes para la cristologia; se sitéian en la linea de la literatura piadosa cop todo su riesgo. El Nuevo Testamento es la fuente de la cristy logta, pero como testimonio de fe, no como historia. Los evangelistas dejan constancia de unos cuantos deta lies cronolégicos: origen de Jess en Galilea, bautismo poy Juan en el Jordan, y muerte bajo Poncio Pilato. El nacimien to de Jesus ocurrié antes del afio 4 anterior a nuestra ery (pues ese aio murié Horades e! Grande que pretendié elim nar a Jests nifio); el bautisimo de parte de Juan Bautista, entre el 27 y 29 de nuestta era. La muerte de Jestis ocurrié el 14 el 15 del mes de Nisén (7 de abril de nuestro calendario) del afio 30. Desde el afio 63 aC. los judios, aunque muy respetados en sus sentimientos y tradiciones, estaban bajo dominio extranje ro de los romanos. Pero Jestis'no mostré ninguna actitud poli tica ni favorable ni desfavorable (al menos importante); s6lo religiosa (contra los fariseos). Su dependencia de los esenios, debié de ser muy pequefia: ellos se encerraron en un circula considerdndose e! “resto” de Israel portador de las promesas, mientras que Jestis x dirigié expresa y conflictivamente a te. dos; tampoco Ie alcanzé a influencia helenistica. Su lengusje fue el popular arameo de la tierra, su vida se desenvolvié en el ambiente judio sencillo, su patria chica Tue Galilea (desprecia da por tos judios puros por ser lugar de mezcla), y probable mente alli inicié su ministerio, 4, EXPLICITACION DOGMATICA ACERCA DE CRISTO A la inversa a como en el Tratado de la Trinidad, en este de cristologia anteponemos las afirmaciones dogmaticas acerca de Cristo. Lo hacemos por estas razones: = porque son muchas; ~ porque sin un previo “eatslogo” no se podria captar la im Portancia de las orientaciones metodalégicas ni medir la novedad de los planteamientos modernos; = porque es preciso que el estudioso tenga una idee comple: ta sobre temas que, por carecer momenténeamente cle in terés, no se desarrollaran en ese Tratado que quiere ser corto, A) El Verbo Encarnado. a) Préexistencia. 1. La segunda Persona de la Santisima Trinidad es ta unica {que se hizo hombre; es decir, no se encarné la Trinidad ni nin ‘guna de las otras dos personas divinas, 2. Jesucristo es verdadero Dios ¢ Hijo de Dios por esencia; es decir, no se hizo 0 no fue hecho hijo de Dios posteriormente Por sus méritos, y no lo es "por adopcién” como nosowvos, sino propiamente hablando Dios © Hijo de Dios pues anterior mente a sti mision al mundo hay que contar con que “fue en: gendrado” por el Padre. b) Encarnacion. 3, Cristo asumid un cuerpo real, no simplemente aparente: es decir, no fue un fantasma ni un ser semiterreno al estilo de los mitos de la época. 4. Cristo no sélo asumié un cuerpo, sino también un alma Facional; es decir, todo lo necesario para ser realmente hums: 5. Cristo fue verdaderamente engendrado y nacié de uns mu jer, la santisima virgen Maria; es decir, estuvo sometido a la temporalidad normal de todo hombre desde el principio. ©) Unién hipostética, 6, La naturaleza divina y la humana se hallan en Cristo uni: das hipostaticamente, es decir, en una sola persona. Cristo no es “dos” sino numéricamente uno; el Verbo {persona divina y, por tanto, naturaleza divina, asume también naturaleza huma: na) 7. La unién hipostatica de ta naturaleza humana de Cristo con el Logos divino tuvo lugar en el instante de la concepeién; (de acuerclo con las tesis 2 y 5). 8, La uni6n hipostitica no cesaré nunca; es decir, no ha sido tun fenomeno pasajero. 9. El acto de la unién hipostatica fue realizado en comin por las tres divinas personas; es decir, es obra de la Trinidad como 42 explicd en su lugar. d) Unica persona divina, 40. Jesueristo, aun como hombre, es hijo natural de Dios. Se entiende “hijo propio’ al modo de la tesis 2, de modo que la Encarnacién no le ha rebajado. 11, Hay que adorer al Dios-Hombre Jesucristo con un solo. culto: el de latria absoluto que corresponde Gnicamente a Dios. 12. Los predicados divinos y humanos de Cristo deben aplicar se a la sola persona del Verbo Encarnado; es decir, la persona los tiene y por tanto deben decirse de la persona, sin falsas dis- tinciones de “en cuanto Dios" — “en cuanto hombre”. e) Dos naturalezas. 13. Las dos naturalezas de Cristo, después de su unién, conti rntian poseyendo integro su propio modo de ser sin transfor: arse ni mezclarse. Es decir, El Verbo obraba libremente se. ‘gin era hombre y seguin era Dios; mas en concreto: fo humano na se ha “diluido" en fo divino. 14, Cada una de las dos naturalezas de Cristo posee una propia voluntad fisiea y una propia operacién fisica. Es decir, 1a cual dad divina na impidié la tentacién y el mérito del Hombre, ni el ser Hombre puso frontera a la cualidad divina de Cristo. 15. Cristo estuvo libre de todo pecado, tanto del original co: mo del personal; es decir, como manifestacion histérica del Dios invisible, Cristo realiza la vietoria absoluta sobre el mal 16. La naturaleza humana de Cristo estaba sometida al padeci- miento corparal; es decir, lo normal del hombre completo si se tiene en cuenta que, al contrario de lo referente al pecado, la cualidad divina no postula la ausencia de dolor. B) Cristo Redentor. a) Cuestiones previas. 17. El Hijo de Dios se hiza hombre para redimir a los hom: bres. Dentro de su historia le compete, pues, el titulo de Salva dor. La tesis no aclara otros motivas ni su orden dentra del plan de Dios. 18. El hombre caido no podia redimirse a si mismo. Es decir, supuesta la voluntad universal salvifica de Dios, la Encarna ion fue necesaria CRISTOLOGIA 153 bb) _Satisfaccion redentora, 19. Cristo se inmal6 a si mismo en la cruz como verdadero y propio sacrificio. Es decir, su muerte no fue una fatalidad sino luna inmolaci6n intencional 20. Cristo nos rescaté y reconcilié con Dios por medio del sa Crificio de su muerte en la Cruz. Es decir, su inmolacion fue eficaz y con certeza favorece a los hombres. 21. Cristo merecia ante Dios recompensa por su pasion y muerte. La tesis se deduce de las tesis 16 y 19. cc) Cuestiones especulativas. 22. Cristo es legislador y juez de los hombres. Corresponde a su glorificacian tras el ciclo de su pasién, muerte y resurrec: cin. 23. El Dios Hombre Jesucristo es Sumo Sacerdore; es decir, no sola Redentor sino también Mediaclor perpeiuo, 24, Cristo no murié s6lo por los predestinados. Tesis a favor de [a voluntad universal salvifica de Dios y a Is responsabili dad individual de los redimidos en orden a su salvacién. 4d} Ultimas acontecimientos. 26. Cristo, después de su muerte, con el alma separada det Cuerpo, bajo al limbo de los justos. Tesis a favor de que todos los que se salvan lo son por Jesucristo. 26. Al tercer dia después de su muerte, Cristo resucit6 glorio s0 de entre los muertos. Es decir, Cristo supers la muerte y si: gue vivo, 27. Cristo subié en cuerpo y alma a los cielos y esté sentado 2 la diestra de Dios Padre. La tesis subraya el seitorio absoluto eseatolégico de Cristo y el destino natural de! Verbo de Dios luna vez cumplida su tarea terrena, Il, CUESTIONES METODOLOGICAS DE CON- JUNTO. El objeto de la cristologia es obviamente Cristo. Para co: nocerlo dispanemos no s6lo de una amplia ‘sequrided verbal sino también de un material acumulado durante siglos. Este material, siguiendo la pista a la importancia que le coneaden los tratadistas, puede dividirse cronalégicamente asi: teologia de los evangelios sinopticos, tealogia de Juan (del autor del evangelio de las cartas) y de Pablo, contenidos de fe de la Iglesia hasta el Concilio de Calcedonia (afio 451), y un largo. periodo que va de entonces hasta nuestros dias caracterizacdo por las especulaciones de la Escoldstica, las declaraciones det Concilio de Trento sobre aspectos de la Redencion, ta critica liberal, y los nuevos intentos de revitatizar la cristologia. Es: tos nuevos intentos han nacido de la respuesta a la pregunta "ade qué Cristo se trata?”, y de la impresion viva de que desde Calcedonia a nuestros dias apenas ha habido desarrollo del dogma cristolégico; dicho de otro modo: la eristotogia “ela ca“ hasido realmente pobre, y no por culpa de Calcedonia 1, JESUS HISTORICO Y CRISTO DE LA FE. Como respuesta a la critica liberal, la teologia cristiana cortodoxa ha elaborado una distincién que conviene tener en cuenta; consiste en reservar el nombre de “Jesus (de Neza reth)” al individuo terreno antepascual, y el de “Cristo” al mis ‘mo personaje objeto de la fe, es decir, pospascual y tema de la predicaci6n (apostdlica) despues de la Ascension 154 TFOLOGIA DOGMATICA Bajo el punto de vista dogmético a distincién no acarrea ningun problema, pues se trata de una misma persona (huma- nna y divina) sefiaiada muy pronto en la predicacion con el tér mino feliz de ““Jesu-cristo”; pero metodolégicamente es muy importante. Se sefiala asi: Jestis y Cristo son dos realidades distintas; 0 también: uno #5 el Jestis de antes de la Pascua, y ‘otro el Gristo de después de fa Pascua (Cristo del kerigma o de la predicacion); el corte entre una realidad y otra es la Resu: rrecci6n de Jests En un lenguaje muy descarnado se expresa el protestan: te R. Bultmann asi: el objeto de ta fe, el que da la salvacion, es el Cristo kerigmatico, no el Jesus terreno. Tras de esta tesis (va relativamente antigua dentro de la moderna teologia}, la teolo: aia catdlica se esfuerza “en directo” por encontrar la continui dad de la linea entre Jestis y el Cristo haste nuestros dias. Hay que insistir en el significado de la Resurreccion: la muerte de Jesis (ciertamente ignominiosa, etc.) fue supera: da por la accion de Dios en la resurreccién. Desde este punto, la historia de Jesis comienza en un nuevo plano, de mado que Ja resurreccién se constituye en algo mas que en un triunfo de LJesils sobre sus enemigos © en un milagra estupende para pro: bar todo lo que Jesis dijo anteriormente de si mismo. La re- surtecci6n hay que mirarla como un nuevo “acto revelador” un hecho que es la clave de todo lo anterior, que le da sentido, que abre la inteligencia acerca de Jestis para comprenderlo de finitivamente. En cuanto a la predicacién apostélica que si- uid inmediatamente, y que se plasmé en la Escritura, ese he cho “fie” (por decitlo asi} con una nueva luz todo lo que los twstigos oyeran y pensaron acerca de Jesus cuando convivie fon con El antes de su resurreccién, Cuando se da el Nuevo Testamento, se predica y se escribe acerca del Cristo pospas- cual. 2, CRISTOLOGIA PRIMERA. Se comprenders {a enorme dificultad en reconstruir los textos originales que delaten qué pensaban los apastoles acerca de Jess antes de su resurreccién. Este acontecimiento fue tan chocante y trastorné de tal manera la situacién de los disc pu los, que estos se despreacuparon de todo lo anterior, No es, pues, que falten testimonios de antes de la resurreccién (pues casi todo el volumen literario de fos evangelios fo constituyen estos trestimonios, y los rismos evangelistas han expresado el deseo de escribirlas de una manera ordenada y clara), sino que se presentan ya interpretados en clave de Resurreccién, En medio de las dificultades, es clara hoy dis la tendencia a considerar los evangelios sindpticos como punto de partida dde una cristologia, y esto por tres razones: por ser la mas anti ‘ua, porque la de Juan y Pablo (aunque cast contemporanea) esta ya muy elaborada {Rahner la denomina cristologia desde arriba, frente a Ia sinéptica que denomina cristologia desde abajo), y porque se trata de salvar la cristologia de especula- ciones que mas tarde la empobrecieron. Aunque desiguales en importancia, estas wes razones representan una vuelta a las fuentes mas primitivas. La teologla protestante atiende, sobre todo, al estudio de los “titulos de Cristo” que apsrecenen el NT.;¢l libro “Cristo logia de! Nuevo Testamento” de Oscar Cullmann (Buenos Ai res, 1965) ha resultado una aportacion valiosa en esta area; tanto es asi que se le considera el Unico intento brillante de una cristologia neoestamentaria. Catélicos y protestantes es. +n de acuerdo en afirmar que Jesucristo no pudo aplicarse los titulos que se le atribuyen en el NT, no al menos en su signif cado actual (incluso el de “hijo”; por tanto habria que con- cluir que se los dio la comunidad primitiva para deseribir la eonciencia que Jesus tenia de si mismo, y para expresar simul taneamente su fe en El (y no que la comunidad primitiva se fos inventase. {O. Cullman estudia 10 titulos de Cristo. Relatives 3 la obra terrena: Profeta, Siervo de Yahveh, y Sumo Sacerdoie Mediador; relativos a la obra futura: Mesias hijo de David, ¢ Hijo del Hombre; relatives a la obra presente: Seftor, y Salva dor; relatives a la preexistencia: Logos, Hijos [de Dios], y Dios} Atentos a la clave de la resurreccién, los tedlogos sostie rnen que el estrato més antiguo de esta inteligencia de Cris to hubo de ser una “cristologla de la exaltacion”. La res rrecci6n es vista como la elevacién del Mesias a la filiacién di vina [es decir, los apéstoles se dan cuenta de que Jestis era Hi jo de Dios y Dios, na que fuese elevacla a esa dignidad por la resurveccién]. De modo que la ausencia definitiva (por la Ascension) no es visita por ellos como un alejamiento sino co. ‘mo un sentarse a la derecha de Dios. E! mensaje pospascual no son las palabras de Jesus, sino Jests mismo convertida en men. saje (Rom 15,19; 1,9; 1,1). La resurreccién de Jess, como acontecimiento, es el prisma visual de la cristologia: la preexis. fencia del Logos y la Encarnacién se ven desde la Resurrec- ci6n, ¥ no a la inversa camo se nas ha venida acostumbrando, 3. PUNTUALIZACIONES DESDE LA TEOLOGIA CATO. Lica, También para una buena parte de la teologia eatélica (en. te otros tedlogos, Rahner) Jest, como objeto de la cristalo gia, es principalmente el “Salvador”; la preferencia esta cen trada, pues, en el agpecto salvifico de la persona de Cristo El valor de los titulos de Cristo ya nadie lo discute, pero también aqui la teologia catélica difiere de la protestante Rahner tos acepta porque son conceptos funcionales para ta in teligencia de Cristo. Son algo mas sencillo y puro que los con ceptos ontoldgicos (formulas, formulaciones, o explicaciones de la cristologia dogmatica, antigua 0 no), y par supuesto mu ‘cho mejor que los conceptos dnticos {o del ente personal que Cristo describiendo su persona con categorias de naturaleza, voluntad, operaciones, etc.). La clave metodologica de la nueva cristologia parece ser esta: que lo que se especule acerca de la persona de Cristo resalte su condicion de Salvador, y que las formulaciones dogméticas acerca de Cristo resalten él significa do salvitico del “acontecimiento” lamado Cristo; {técnica mente: unidad entre ls cristologia dntica y ta soteriolégica, y entre la onrtolégica y la funcional) Esta posicion diverge de la especifica protestante en pun: tos de metodologia y de contenida: A) Preferencia por la cristolog(a de los sinépticos como pun: to de partida para un esclarccimiento de tes formulaciones dogmaticas de la Iglesia a través de los siglas. Lo que los sindp ticos dicen de Jestis esté mucho mas cerca de lo que Jesis Pensaba de si mismo que lo estd el resto del Antiguo Testa mento. Ademas: la cristologia de Juan y Pablo, por valiosa pefecta que sea, no cierra a la cristologia: hay que tener en cuenta toda la Tradicion hasta hoy. Par lo demés, la cristolo gia sinoptica no es menos clara que las demas; lo que pasa es que hay que entenderla con categorias propias, sin la relectu a escoléstica que la ha inflado (vgr. en lo refetente a la cien cia que tenia Cristo} 8} La no preferencia por un titulo especifico de Cristo co mo punto de partida para la cristologfa. Un predicada bibli co de Jesiis, por muy importante que sea, no puede ser el pun: to de partida de la cristologia porque un’ predicado no lo dice todo (asi fuere el de Hijo”) y porque de ningiin predicado se puede desglasar con certeza, siguiendo la pista de su desairo lio, lo histérico de Jestis y la elaboracion posterior. Por eso es mejor pattir del hecho historico-salvifico consumado ly ho 610 “explicado’”) de la Resurreccion: por su cruz y re Surreccion, Jests es | Salvador absoluto, No hay que oh dar que Jesis se entiende historicamente asf, y que s6lo a: se ravela y hace creible a sus discfpulos esa ‘concepcion que tenia El de s{ mismo. Pero si se procede a la inversa, si pri mero se dice que Jesis ensefé tal 0 cual cosa y que luego lo confirm, se esté suponiendo que el escucha es ya un creyen- te convencido y que oye al predicador (0 al profesor} “por de- voci6n”, lo cual es mucho suponer. Y aun cuando el escucha sea un creyente, tendré derecho a una cristologia que le facil te el acceso a un no-creyente. En la historia, como apunta Rah- ner, los apéstoles no se hicieron creyentes de otro modo dis- tinto que advirtiendo previamente Ja credibilidad de aquelio. que se les comunicé. C) Investigar qué pensaba Jestis de si mismo (o ponerse 2 la ascucha del "Yo soy. ..”) es fo que opone Rahner a la cristolo: gia clasica cuyo fruto ha sido no poder desarrollar {y a veces ha embrollado} la cristologia. Rahner, sin embergo, advierte que su “cristologia de la conciencia” no es la herética de algunos protestantes que, al prescindir de fa historia del dogma, acaban ateniéndose @ conclusiones muy cortas y secundarias (al estilo de: Jesiis depositaba en Dios una intensa confianza). Atenién: dose mas bien a la idea de que Jest tenfa de si mismo una tconciencia cabal, to que dijo de si mismo debié corresponder 4 lo que realmente era, ZOué canciencia tenia Jesus de si mis mo? Rahner cree que el regreso a esas fuentes permitiria una mayor inteligibilidad de los actuales dogmas cristolégicos; al fin y al cabo aquéllas han sido iqualmente el punto de parti da de éstos. 4. COMO PRESENTAR HOY A JESUCRISTO. Rahner, atento a las exigencias de nuestro tiempo, que pi de la aceptacion de los objetos de la fe dentvo de la autocom: prensién del hombre mismo, contrapone al método wadicio: nal en cristologia otro nuevo. ciertamente se trata de un recla ‘mo de la Teolagia Fundamental previo a la Dogmatica. La Teologia Fundamental clasica presenta a Jesiis afir- mando casas de si mismo, y confirméndolas con milagros (particularmente con el de la resurreccion) y asi cobra peso €l legado divino que es Jestis (o se prueba la divinidad de Je- ss}, Con el Tratado sobre la Iglesia, Jests entra en la Dog: matica Este tipo de cristolagia tiene muchas dificultades. Es cier to que el Jesiis antepascual y el Cristo pospascual son uno mis: ‘mo, pero esta cristologia no tiene en cuenta que los evange. lios son ya teologia elaborada, aunque normativa para noso- vos, Véase lo que ocurre dentro del circulo mismo de los evan: gelios: en el evangelio de Juan la cristologia es tan completa en comparacion con los otros tres (sinépticos) que, a no ser que se acmita que Jess call6 delante de estos tres lo que dijo de: lante de Juan (origen de los evangelios que ya no se admite), hay que admitir que Ia cristologia de Juan recoge un desa: rrollo reflexivo de la fe sobre Jest, A Ios no-creyentes (que fueron los primeros escuchas de la predicacién apostolica) so les predicd, de entrada, un Cristo resucitado y glorioso, Mas tarde, al escribirse los evangelios, los autores sagfados expusieran los hechos y dichos de la vida de Jesus “en au orden” cronoldgico para una explicacion dé estos primeros hechos; pero el orden teoldgico el de la fe es el inverso: si los primeros hechos no tuviesen una previa re presentacion en ios Ultimos (en la exaltacion de Jests) no ha brria por qué ereer en ellos. CHISTOLOUGIA 155 Por eso se prefiere hoy dia presentar los “milagros” de Jesiis no como hechos para probar algo, sino como manites: taciones de que ya se estd dando lo que El predica, ¥ este es el sentido del milagro tan peculiar de la Resurreccion: que todo se explica a partir de la Pascua: la victoria de Jesus, y la personalidad de Cristo. Podr ia afirmarse que, en posesién pacitica de la fe, es igualmente valida una presentacion de Cristo que otra, Pero esta posicion seria muy ingenua pues las crisis en ta vida de fe no se curan solas, y ademas existe el deber, ineludible en todo creyente, de presentar a Cristo ante los dems, éComo presentarlo a las no creyentes? La pedagogia apos tolica ya nos dice [o suficiente, pero caben todavia slgunss consideraciones en forma de presupuestos. Ante todo, el cris tiano puede y debe presentar animosamente a Cristo denivo de la cristologia que ensefia y practica la Iglesia; Jests es un “he cho" de tanta transcendencia, que el hombre no puede eludir, si esta abierto a la verdad, un estudio de ese hecho asi presen ado. Se habrd hecho casi todo si se logra emprender ese estu- dio, y que el hombre perciba a Jesucrisio como una de las po sibilidades de autorrealizacian en la vida, y como la posibili dad que da a fa vida del hombre el mejar de los sentidos. Que la divinidad tenga una "historia humana” no quiere decir que Cristo haga el trabajo de nuestra parte (el de buscar y encon. trar a fa vida un sentido pleno) sino que la ha iluminado. E1 agnosticismo, que rechaza la divinidad como una traba para el ‘quehacer del hombre, no tiene otta disyuntiva que el absurclo como lo prueban invariablemente sus escritos. Hay que asegurar siempre la linea de la teologia tunda: mental que presenta los “motivos de credibitidad’”. No ocurrio ‘otra cosa con los apdstoles que, en los relatos de le Resuirec: Cdn, son los sujetos del “‘vieron y creyeron'’; no cieyeron por que vieron, sino que el ver (darse cuenta de la resurreccion} fue previo. Aun dentro del episodio Jn 20, 24-29 en que Jesus declara dichosos a los que creen sin haber visto, observamos @ Cristo mostranda efectivamente al apéstol Tomés las pruebas. de ser el crucificado resucitado. El episodio prepara la fe de los futuros cristianos. En estas lineas, la vida de la Iglesia (Io que la Iglesia ensefia) es lo Unico que nos permite a nosotros remoniainas veinte siglos atvas. Por eso se ha propuesto que el primer paso hacia los no-creyentes ha de ser el de presen: tar animosamente 1o que la Iglesia cree y enseita Ahora bien: la adhesion a Cristo no la dard la reflexion sino la fe, Es sintomatico el caso de cristianos (sobre todo fue. ra del catolicismo} que han declarado perder la fe en el inten to racionalista de acercarse al Jesus histérico, Aun cuanto se diga que existe un papiro del afio 150 que recoge un pasaje de! evangelio de Juan, y que si no se conservan testimonios aig nrales mas antiguos es por tales y cuales razones (por lo demas muy comprensibles), el racionalista siempre querria acercarse al afio 30 para contemplar con sus ojos a Cristo en el lugar del anostol Tomas. Pero, situado en ese punto, el racionalista no se sentir a “obligado” a creer porque bien podr fa pensar que Cris to era un fantasma que realmente queria engafiar simulando exactamente las mismas Hlagas de las manos y pies de Jess, y_acabaria no creyendo. Queremos ressitar esto: que la adhe sian de Tomés a Cristo fue por la fe y no por la razon; la ra 26n le prest6 los mativos de credibilidad, es decir, exactamente igual que a nosowos en nuestro siglo. ¥ es que, en realidad, na die se siente obligado a creer: la te es adhesion libre, y no por que se deje “al arbitirio de” de cada cual, sino porque es ex pesi6n esencial de Is libertad, 186 TEOLOGIA DOGMATICA 5. EDUCACION Y REEDUCACION DE LA FE EN CRISTO Antes de exponer las principales tesis cristologicas del dog: ma catélico, presentamas bajo este epigrafe sencillo una me- ditacin de’ Rahner que completaré esta introduccian meto dolégica @ la nueva cristologia, Todo Jo que en la terminologia de Rahner recibe el deter minativo de “transcendental” (por ejemplo, cristologia trans: cendental) quiere decir sencillamente que su objeto, su conte ido bésico “transciende"’ en el sentido de que puede ser en tendido y aceptado por el hombre desde su historia en cual: quier momento, De este modo se entiende mejor que es pro: duccién libre de Dios {imposible de deducirlo de algo previo, y que puede ser producida en un momento determinado de la historia con exclusion de otros momentos ~y de hecho Cristo se encarné, vivid, murl6, resucit6 y ascendié en su momento} que esa produccién libre no perdujica al hombre equis que vive en otro momento diferente de la historia, El no-cristiano encontrard a Cristo en la bésqueda de un sentido glabal 2 I existencia. Si se dijo antes que la adhesion a Cristo no la da la reflexién sino la fe; es0 no supone en modo alguno una limitacién, por esta razén sencilla: que tampoco el sentido de la existencia es objeto adecuado de la reflexion hu: mana; el “sentido” no se obbtiene por reflexion, aunque a veces haya que comenzar, reflexionando, a buscar la solucién a un problema, Dicho de otro modo: en ultima instancia fo que bus: ca ef hombre es dénde apoyar su corazon. Cuando un hombre se convence de que Jesis llena esa apslacion, entonces ha dado el paso aceptando la fe que Dios le ofrece. La apelacién del hombre a encontrar un sentido global a su existencia es triple: a} apelacién al amor absolute al préjimo, Mi 25 (parabola del juicio final) indica que quien acepta al préjimo acepta im plicitamente a Cristo por la fe y la caridad. Se trata del amor “absoluto’” (totalmente desinteresado, como el amor a los ene: migos, opcidn por los mas pobres, dar la vida por los demés, etc, etc.), pues el hombre tendria derecho a recibir ty obliga cion reciaroca de dar) un amor solamente “‘cauteloso”. Por 0, quien busca absolutamente con amor al hombre, busca al Dios-hombre, a aquel que puede ser amado como una realidad y no como una idea. Presupuesto de todo esto es que ese hom: bre esté dispuesto a amar a todos y, ala inversa, que el amor a tacos esié dispuesto 2 concretarse en un individuo determina: do. b} apelacion a fa disposicion para la muerte, Usualmente se ve en la muerte de Cristo un acontecimiento aislado; y ese ais lamiento es perjudicial, por singular que sea la muerte de Cris to; y 630 acurre porque se pasa demasiado rpidamente a con: siderar su escenario externo como teoria de su muerte por sal- vatnos a nosotros. Hay que lograr una conexian entre la muer~ te de Jesus y [a constitucion fundamental de la existencia hu La vida se mide consecuentemente con la muerte cuya idea acompaia siempre. El hombre es libre y se siente libre, ero no tiene més femedio que aceptar esa libertad dento de una impotencia radical ya prevista y de algtin modo presen: te por Ia idea de la muerte inevitable; y esto quiere decir que el hombre debe aceptar estar en “absoluta disponibilidad”” {y esta es la diferencia entre la neurosis producto del miedo a [a muerte, y la liberacién interior que supone aceptarse dispo: niible de un modo absoluto). Pero Zante qué o ante quién se pone el hombre en absolute disponibilidad? Claro que el hambre puede optar por estar en absolute disponibilidad por el “absurdo”, pero eso equivaldria a no optar en absoluto por nada y, én consecuencia a incubar la enurosis-miedo a la muerte. Pero si opta, como otra posibil dad, por Aquel por quien Jess opt6 cuando vio venir su mur. te, entonces opta por el Dios de Jestis. Esta apelacién es impor. tante porque el hombre, en lo mas profunde de su ser, no afi. ma ideas sino su realidad histérica. En otro lugar concluye Rahner: Cristo ha muerto para que nosotros aprendamos @ mo. Fir ("El escandalo de la muerte’ en ‘Eseritos de Teologia’ VII, 156). N. Hartmann ha llevado st aporética (pregunta sucesiva) a plantear una ignorancia humana suprema: no se puede saber Por qué no somos libres para dejar de ser libres. Y esto no es metafisica de alta escuela, pues la masa de lectores de A. Ca mus ya ha entendico que ia mxima miseria del hombre es pre cisamente su libertad. Y 1o es. . . si el hombre opta par el ab. surdo, porque fuera de Dios (y de Cristo por quien la creacién tiene sentido) y del absurde no hay eleccién: es la Unica dis yuntiva ch apelacién a ta esperanza en el futuro. El hombre que “es pera”, se encamina a su futuro planeando {a liberacion de sus esclavitudes internas y externas, de todo lo que a su iuicio le impide ser menos hombre. En ese camino puede hacerse pre guntas cuyas disyuntivas le encaminarén a Cristo, La esperanza humana serfa vana (y no mereceria ese nom: be) si lo que se espera estuviese solamente “a mano” de ser al canzado pero no se alcanzase nunca; el objeto de la esperanza hha de estar en un futuro absoluto. El hombre aptara por lo que puede ser alcanzado facticamente, no por lo meramente “al canzable”, En un segundo paso: ese futuro absoluto no puede ser un mero futuro de modo que los objetos de la esperanza se alcan ccen después todos a la vez; el hombre, mientras espera tiene derecho a realizaciones parciales. Pues bien: el futuro absolute de Dios es el futuro del hombre. E1 futuro ya se esta realizando parcialmente pues la historia, aunque esta en curso, se mueve dentro de ese fin. El ‘que espera y trabaja por esas realizaciones ya las est4 logran do, y confia en elle por los hechos irreversibles de la encar rnacion y resurrecién de Jesis. Si el hombre se fia de otros cri terios (leyes dialécticas, o lo que fuere) no puede estar seguio. De ahi la expresion paulina: fe es argumenta de lo que no se ve ¥ garantia de lo que se espera (Heb. 11,1) Ul, CRISTOLOGIA bocmarica | 1. HISTORIA DE LA FE HASTA EL ANio 451, Cualquiera de los titulos de Cristo que aparecen en el Nuevo Testamento es ya una expresién de fe; algunas de estas expresiones con verbo copulativo se convierten casi de inme diata en formulas o formulaciones dogmaticas que no sirven s6l0 para declarar algo, sino también para “‘celebrar” la fe Los especialistas creen que la férmula palestinense ‘Jess es el Cristo”, transformada en el area helenistica en “Jesus es el Kyrios (Sefior)” es la mas representativa y completa de las antiguas dentro de su simplicidad EI problema central de ta incipiente cristologia ha sido explicar fa union entre Dios y Hombre en Jesueristo, este problema se solucioné ya dentro de la era apastolica: el Ver bo de Dios preexistia, y se hizo hombre asumiendo una na turaleza humana (de la cristologia ascendente —exaltacion de esis a la derecha del Padre—, a la cristologia descendente: se hizo semejante en todo a nosotros menos en el pecado, apa reciendo en su porte como hombre Fip 2,7). Por la influencia de la doctrina desde fuera fos prime: ros errores expresaron que Cristo, ya que era Dios, debid de haber tenido un cuerpo aparente (docetismo y Marcién; v. Historia Antigua de la Iglesia). Pero la doctrina de la encarna cién del Verbo permite a los Padres Apostélicos subrayar que [a salvacion del hombre esté garantizada solo si Cristo Dios es verdadero hombre, si verdaderamente ha padecido, Tras Ja afirmacion doctrinal de ts verdadera cuatidad de Hombre, los errores desde dentro de ta Iglesia discurrieron pronto por el signo contrario: rebajando © negando la divi hhidad de Jesus se pretendié asegurar ef dogma monote(sta (v. Adopcianismo y Dinamismo en Historia Antigua de la Iglesia) englobanda ef problema dogmatico de Cristo en el ‘mas amplio del dogma trinitario, En cristolagia el criterio dogmatico ha sido muy sencillo: si para nuestra salvacion hizo falta que Jestis fuese Dios y hom: bre, toda teoria que hiciese peligrar la claridad de nuestra sal: vaci6n, de alguna manera negaba 0 disimunia la divinidad o la humaniclad de Cristo (que es, como labor académica, el criterio anterior visto a la inversa). Para evitar las ambigiledades en la exposicion de Cristo, no fueron suficientes las sencillas formu: las de fe de la Iglesia apostolica primitiva, y se creyé necesa- fia una més solida articulacion que se tomé del pensamiento helenistico de la época y ambiente, Los errores eristoldgicos de los siglos 1V y V merecen aqui un nuevo informe, siquiera breve, ademas de lo ya ex puesto en el contexto de los primeros’ cuatro Concilios Eou: ménicos (v. Historia Antigua de la Iglesia. Asegurada [a doctrina cristoldgica en ambas realidades de la humanidad y divinidad de Cristo, una tercera etapa es de verdadero ajuste, explicativa frente a presentaciones defec: tuosas de la doctrine (en ocasiones, por exceso de especula cian) a) Apolinar de Laodicea (de la Escuela alejand:ina, hombre piadoso, antiarriano y defensor muy culto de la divinidad de Cristo} expuso a mediados del siglo IV una teoria incompleta sobre Cristo; segun esta teoria, Jests tomé carne pero no pro: piamente una naturaleza humana completa; le faltaria aquelle parte que él llamaba “espiritu del hombre” y que consideraba sede del pecado. Fue condenado en el | Constantinopla. Cris te ciertamente no pecd, pero no por no ser hombre comple to. b} Nestario se tormé en la Escuela de Antioquia. Su doctri na, enseilada hacia el 425, fue condenada en el Concilio de Efeso. Elevé ténjo la condicion humana de Cristo que précti caemente fa entendié como Persona. Con ello no ennoblecio la naturaleza humana de Cristo sino que fa rebajd pues impi: dia entender como lo humano y lo divino estén unidos en El. ch La Escuela le Alejandria, a laque pertenecia Eutiques, Fes: ‘ej6 en grande el deliz de Nestorio y de la Escuels rival de Antio- quia, Para combatir ain mas eficazmente el nestorianismo, en: salz6 tanto la divinidad de Cristo que negé su consustancial dad con nosotves y, por tanto, su condicién humana (monoti- sismo: una sola naturaleza, la divina). Fue condenado en el Coneilio de Calcedonia, El sexquimilenario de Calcedonia (451-1951) le ha dado 3 este Concifio el mérito que realmente tiene. Ya anteriormente, en Nicea, se declaré que Cristo es consustancial al Padre; Cal cedonia, que es consustancial a nosotros. Este Concilio es, pues, la sintesis de las dos Escuelas teologicas del tiempo, y armoniz6 ta Escritura con la Tradicién. La falta de desarrollo doctrinal de la cristologia no se debe a la fijacién de la doctei na en Calcedonia; més bien hay que buscarlo, como afirman cominmente los tedlogos, en el hecho de haber tomada esta CHISTOLOGIA 187 doctrina slo como un punto de Hlegada y no también como un punto de partida. 2. EL DOGMA CRISTOLOGICO DEL VERBO ENCAR- NADO. Afirmacién: Dios se ha hecho hombre, y este es Jesucris to, En el individuo concreto que es Cristo se afirman, pues, dos realidades: Jestis es Dios y Jess es hombre. El verbo “es tno indica identidad entre sujeto y predicado. Si se entendieta identidad, tendrfamos una contradiccién logica, o una disyun ‘iva de negacion teolégica. Véase asi: en la proposicion “Pedro es hombre”, el predicado {hombre} agota a Pedro como last ficiable en la egcala de la naturaleze. [Al expresar nuestra fe en less hombre y Dios afirmamos una “unidad” de dos “naturalezas” (naturaleza, téen. “isis” aquello “por lo que” algo © alguien es) en una “sola persona’ (persona, técn. “hypéstasis", aquello “que” alguien es}, El Coneilio de Calcedonia declara que el Verbo de Dios (persona divina, naturaleza divina) ha asumido, en la Encarnacion, una naturaleza humana verficandose una unién que, por necesidad ogica de los términos, se denomina “hipostatica” (o en la per sona). Se subraya que las dos naturalezas de Cristo han de ser Vistas sin separacion (contra Nestoria, de modo que se entien: da bien que se tata de un solo individuo: Cristo}, y sin contu: sion (contra el monofisismo de Eutiques, de modo que se clari fique Ia presencia de lo divino y de lo humano en Cristo}. Esta articulacion filoséfica tiene con la teologia un com romiso que conviene aclarar bien: el concepto modeimo de persona’ es valiclo para destacar que Cristo fue un individuo real siempre el mismo, y ademas no un fantasma 0 apariencia Pero no sirve (como tal concepto moderno) para destacar su ficientemente su condicién humana, pues al hablar det Verbo Encarnado, aunque hablamos de dos naturalezas, hablamos de luna Unica persona que es “divina”. La claridad verbal nos lleva a afirmar, dentro de te espect: lacin acerca de la persona, lo siguiente: si Dios es persona di Vina con naturaleza divina, y un hombre es persona humana con naturaleza humana (y en un individuo la naturaleza se identifica con ta persona), entonces e! Verba Encarnado care cid de aquella “formalidad’” que le permitio seguir siendo Dios mientras “tomaba la condicion humana’: carece de lo que tée- rhicamente se llama “perseidad (sinon. subsistencia, personali dad) humana; es decir, earece de aquello por lo que un hombre se puede llamar hombre pero “solamente hombre”. En Cristo a naturaleza divina se identifica con la persona divina; la natu valeza humana, no. De esta manera, a través del tinico conduc: to de la Persona, en Jesiis se puede decir del hombre lo que se dice del Dios, y del Dios lo que se dice del hombre {comunica ion de idiomas 0 de idiosinerasias): Jesus murid, por tanto Dios murid; Jesus habl6, por tanto Dios hablo, etc. etc En a historia antigua del dogma se ha visto el interés por afirmar la divinidad de Jestis, y eso se comprende: Cristo se mostré como hombre, es decir, identificable individualmente entre sus coetaneos; pero la novedad era su condicion divina y, or tanto, lo que habia que resaltar. Y esta es la 1azon por Ia que Ia Iglesia vigil muy de cerca los errores cristolégicos con: tra la divinidad, mientras soportaba hasta el limite los oscure cimientos sobre la Humanidad. Muchos tedlogos anotan que hoy dia sigue ocurriendo lo mismo: existe un monofisismo la tenie y solapado que olvida fa integridad humana de Jesus: ‘tanto ha podico deslumbrar su divinidad. Dentro de la Iglesia, ef intento de querer aclararlo todo puede llevar af monofisismo en cualquiera de fos dos extre- ‘mos. El empefio por destacar la divinidad llega a describir un 158 TEOLOGIA DOGMATICA ests sabelotodo y milagroso, mientras que el otro lado nos to eseribe sorprendido @ la hora de su muerte. Fuera de la Iglesia habré quien afirme que Dios no puede encarnarse, o que rningin hombre puede ser Dios; a estos dltimos hay que hacer: les ver (puntualiza Rahner) que ni esas frases ni su interpreta, cién corresponden al sentido cristiano de la Encarnacion: ta fe acepta a Jesucristo como verdadero Dios y verdadero hombre pues El asi se mostré; y Juego vienen fos intentos {con éxito Siempre parcial) de exponer esta fe en términes inteligibles. a} Cristo es verdadero Dios. Segiin eb recuento de O. Cullmann, solamente la expresion “hijo de Dios” se cita en et Nuevo Testamento 48 veces (junto 2 otras mas como “el santo de Dios" y “Dios” mismo). El pré: ogo del evangelio de Juan seria suficiente si no hubiese cos- tumbre de citar textos biblicos en abundencia Cristo afirmé y probé ser Dios @ Hijo de Dios. No solo Porque perdona los pecados ('"La gente decia: équién puede perdonar los pecadas sino solo Dios?” Me. 2,7) sino porque distingue intencionalmente entre “mi Padre” (Mt 7.21) y “yuestro Padre”, el de los discipulos (Jn 20,18). Juan desarro- lta mas tarde estas ralaciones entre el Hilo y el Padre con ex- presiones de este tipo: “EI Padre y yo somos una misma cosa” Un 10, 30), De hecho Jos apéstoles entendieron al pie de la le tra estas expresiones de Cristo acerca de su filiacion divina. No fueron inventadas més tarde para “divinizar’” a Jesus porque, de haber sido asi, hubieran suprimido deciaraciones de Cristo ‘contradictorias a primera vista con st filiscién divina como “El Padre es mayor que yo" (Jn 14,28) y su ignorancia acerca de la hora del juicio final que no conoce "ni ei Hijo, sino solo el Padre (Mc 13,32). Igualmente clara que ta de Juan es la teologia de san Pa: blo: "AV tlegar la plenitud de los tiempos, envid Dios a su Hi jo, nacido de mujer, nacido bajo la ley...” (Ga 4.4) y”... de los patriarcas también procede Cristo segin la carne, el cuales 18 por encima de todas tas cosas, Dios bendito™ (Rm 9,5). EI titulo de Kyrios (Seftor) traduce en ef NT todo to que en e! Antiguo Testamento profes la fe en “Adonai”: a Dios ‘mismo. Es 01 titulo mas corriente (citado 244 veces) y el més rico en relaciones. Aunque en el vocabulario corriente signifi- ca simplemente “sefior, en el sistema del Nuevo Testamento se trata de un atributo canfesada solamente a Cristo (como en, ‘Ap 17, 14; 22,20); es decir, Cristo no es solamente Sefior, sino que “el Sefior”, el dnico Kyrios. Al mismo tiempo, la formula "Jesucristo es el Kyrios” puede considerarse la confesion de fe do los primitivas cristianos (Rm 20,9} pues al decirle “Kyrios" a Cristo se le confiesan todos los atributos de la divinicad, ex cepto el de ser el Padre b)__ Cristo es verdadero hombre, Esta es una tesis que se iluming a si misma desde el mo: mento en que se admiten la historicidad de Jesis y las expre. siones de los evangelios acerca de su origen humano (evange lios de la Infancia, de Mateo y Lucas, y referencias de tipo va riado acerca de su familia y proceciencia). Jess se porta como lun hombre normal: padece hambre, sed, fatiga, suetio, tristeza, temor, cdlera, amor, alegria, lagrimas, ignorancia, etc. etc, (Mt 4,2; Jn 19,28; 4,6; Mt 8,24; 26,37: Mc 14,33; 3,5; Jn 2,5; Mac 10, 21; Jn 11,15; Le 19,41; Mt 24,36). Los relatos de la Pasion y muerte de Cristo son ilustrativos, a este respecto, en toda su extensién sin necesidad de més citas. €) En Cristo hay dos voluntades. Este dogma eristolégico fue definitivamente asentado en el VI Concilio Ecuménico (Ili Constantinopla) de! afio 680, {Dz 291). No hubiese habido necesidad de esta definicion so. Iemne si el celo por atraar 2 los monofisitas no hubiese hecho decir a lagunos tedlogos que en Cristo no hay sino una sola vo. luntad (monotelismo): la _divina, para facilitarles el aceptar ‘que hay dos naturalezas. Del dogma de que Cristo tiene una voluntad verdadera mente humana se deriva la conclusién teolégica de que ta vo. luntad humana de Cristo es libre y, por tanto (por poner un, ejemplo), el haber vencido las tentaciones se le puede atribuit coma mérito, En diversos lugares de la Escritura Cristo hace distincién entre su voluntad humana y su voluntad divina (Mt 26, 39; Le 22, 42; Jn 6,38). Mas until es, sin embargo, destacar que tu: vo verdadera voluntad humana (como en Jn 10,18); de lo con: trario, tampoco. sus coeténeas le hubiesen reconocido coma hombre de reacciones normales, 4d) Jesuscristo resucité al tercer dia. El énfasis del dogma se pone en el hecho de la resurrec cion. La importancia de este hecho es justa, y por eso no es aro que s@ hayan centrado sobre él tas sospechas del mito, La respuesta a la critica liberal, supuesta la historicidad de ests, es esta: la fe apostélica en la resurreccién de Jesus: (1) fs una conviecién, no un montaje; (2) el examen literario inter no de los textos demuestran Ia total falta de disposicion, por parte de lor apéstoles, para postular la resurreccion de esis. El estudioso debe remitirse a las partes finales de los rela tos evangélicos para verificar el mensaje y apreciar los contras tes, sin necesidad de citar textos singulares. Si los apéstoles hu: biesen querido hacer un mantaje con fa resurreccion de Jests, hhubiesen tomado (como cualquiera en su caso) algunas precau: ciones elementales: narrar el hecho ficticio con uniformidad, asegurar que (conforme a las profecias de Jesus) esperaban que 41 resucitase, y poner testigos cerca del sepulcro para poder de cir que alguien le vio con sus propios ojos resucitar. Los rela tos evangélicos descubren todo lo contrario: los discipulos no esperaban la resurreccién de Jest, ponen como primeras tes tigos a unas mujeres (que en aquelia sociedad no podian test ficar eivilmente), no las creen los mismos apéstoles (Tomas no ereyé ni a sus propios compafieros), y las narraciones de apari cones ofrecen datos que no se pueden acoplar bien La fe en ef estupendo milagro de la resurreccién no se be sa precisamente en los relatos del "sepulero vacio”, sino en que, después de musrto, vieron vivo a Jess con cusrpo real: los apéstoles conversan y comen con El, pueden comprobar que tiene carne y hueso, y son invitados a ello por el mismo Je sis, Por eso la resurreccién de Jestis se convierte en el tema central de la predicacion apostélica, pero no ya (0, al menos, 1no s6lo} como milagro que prueba algo, sino como la clave in: terpretativa de toda la ensefianza recibida anteriormente. An: tes de ascender, Jestis dio a sus apdstoles, y a otros muchos dis cipulos, pruebas de que estaba vive (Hch 1,3). El procurador romano Festo resume asi {a situacién conffictiva de san Pablo: . . discusiones sobre un tal Jesus, ya muerto, de quien Pablo afirma que vive" (Hch 25,20), Hay que tener en cuenta, ademas, que la resurrecci6n de Jestis no es Ia culminacién final de una serie de hechos desagra dables (pasion y muerte) sino sobre todo es condicion de futu ro: Cristo sigue vivo. La vida de Jestis después de su resurrec: cién (por tanto también después de su Ascension) es tan im. ortante como su vida anterior a la muerte de cruz. El ests “sentado a la derecha del Padre” y vive en st Iglesia, una co: munidad universal de creyentes que, fiada en las pramesas de Cristo, espera la consumacién final de su obra, La afirmacion de la resurrecci6n reviste toda esta impartencia: si Cristo na ha rasucitado, vana es nuestra fe (1 Co 18,17).

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