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RELIGION EI sacerdote del futuro EL SACERDOTE DEL FUTURO El sacerdocio no seria um “estado” como el ma- trimonio, Profesién de ingeniero, profesin de sacerdote. No mis “frailes de misa y olla’’, Sa- cerdotes full-time o part-time? Sacerdotes célibes ¥. sacerdotes casados. Una funcién que algunos na Ilegan a ejercer. Tomar contacto con las ba- Ses, gSacerdotes obreros u obreros sacerdotes? Hace casi un afio, Mons. |. Illich, personalidad discutida pero, innegablemente vz sa, publica- ba en Primera Plana varias apreciaciones sobre ‘el futuro de la vida sacerdotal en la Iglesia Cato. lica. EI tono polémico de las declaraciones, casi agresivo, pudo hacer que pasaran inadvertidas Para los tedlogos y los cristianos respetuosos de las instituciones eclesidsticas. Sin embargo, tal vez por primera vez, se exponia con tanta deci- sién y claridad, un’ sentimiento que anida en muchas conciencias cristianas desde hace tiem- PO, pero nos cuesta confesar. TAREA Y ESTADO La disyuntiva es la siguiente. Si el sacerdocio es un estado de vida, esté sujeto a miiltiples condi- ciones existenciales: un estado de vida como el matrimonio es “naturalmente asi’; un estado de vida como el religioso es “juridicamente asi"; pe- 0 si no es un estado de vida sino una tarea ‘con- creta a realizar, mientras se realiza, se salva su naturaleza; y no importa que quien la ejercita sea casado 0 soltero, tenga tal o cual otra actividad. La tarea sacerdotal, ées primariamente un esta- do de vida, como el estado religioso 0 laical, o es mas bien una tarea concreta a realizar, como la del médico o la del ingenicro? Un estado de vida se caracteriza por una modalidad existen- cial absorbente, que influye cada momento del individuo. El estado matrimonial significa que ese hombre casado, tiene a su cargo todo el dia su familia, y debe vigilar por ella y prover @ su mantenimiento. El estado religioso significa que ese hombre consagrado, considera a todo lo largo de su dia, y en las més diferentes actividades, que fo principal para él es su entrega a Dios de esa manera especial, que va siendo “‘recordada”’ a lo largo del dia por su austeridad de vida en la pobreza, su dependencia en la obediencia, su entrega afectiva en el celibate. En cambio, una tarea, una “‘profesién”, se caracteriza por un Conjunto de actividades que ese profesional de- be cumplir, concluidas las cuales queda ‘libre’ Para sus otras actividades. Un ingeniero cons truye caminos, ocho horas por dia. Evidente- mente, sicolégicamente, ese “ser-ingeniero” influira sobre él el testo. del dfa, y tal vez, volviendo a casa, haga comentarios interiores sobre la naturaleza del pavimento que transita, Pero éste es un influjo indirecto, y sometido a su libertad, Su “obligacién en cuanto ingeniero”” queda concluida con la ejecuciém de su tarea. Y a nadie se le ocurriré pedirle que viva “inge- nierilmente’’ el resto de su dia LA TAREA SACERDOTAL ¢EI sacerdocio, es en si mismo una tarea espect- fica © un “estado de vida’? En la actualidad, aparece como un estado de vida. ¢Pero es nece. saria y legitimamente asi? Actualmente aparece como estado de vida por dos razones: primera, Porque el celibato conforma exteriormente su vida. No tener mujer ni hijos lo libera de una serie de compromisos sociales, de educacién, de trabajo, y consiguientemente Ie concede una serie de horas libres, que él dedicaré, conforme a sus inelinaciones, capacidades y sanidad mental, Se- gunda, por la asimilacién del sacerdote al reli- gioso. La mayoria de los laicos no han caido en Cuenta de la diferencia; muchos religiosos per- fenecientes a drdenes clericales, confiesan ‘con paladina sineeridad y reprensible ignorancia, que para 61 “lo que cuenta’ es la ordenacién sa- Cerdotal, y le daria lo mismo pertenecer a otra orden religiosa, 0 a ninguna; y los mismos sa- cerdotes “seculares”, que deberian vivir injerta- dos en el “siglo”, es decir, en el mundo, esta- blecen en sus parroquias’ seudo-comunidades Feligiosas, con sus horarios monacales, DIFIGULTADES Existen cuatro dificultades mayores por las cua- les el pueblo cristiano se rehusa a considerar el presbiterado como el ejercicio de una tarea La primera es que parece disminuirlo de catego- ria, quitarle su aureola de sagrado, convertirlo en un trabajo como cualquier otro para ganarse la vida. El temor encuentra cierta justificacién; No pocos consideran efectivamente asi la tarea sacerdotal: un modo de ganarse la vida, més, un modo ilegal, que especula con el temor y la ig- 29 morancia de la gente, y en cualquier caso es totalmente indtil. Pero el mal uso que se puede hacer de un concepto, no lo declara falso, 0 ca- rente de sentido. A partir del reencuentro de la fe con la vida entera, no solamente el presbitera- do, sino toda profesién es sagrada, cuando ayuda para el desarrollo humano (y por tanto cristiano) de los hombres; no hay entonces por qué temer en llamar el sacerdocio presbiteral una profe- sién que capacita para el ejercicio de determina- das tareas dentro de la comunidad cristiama. Esta Gapacitacién no se alcanza simplemente asistien- do a cursos de teologia, sino que requiere una gracia especial, un “‘carisma jerarquico"’; la Igle- sia ordena (destina) al candidato al ejercicio del presbiterado por la concesién de un don especial Otra dificultad: esta coneepcién parece quitar las exigencias de santidad que el sacerdocio tie- ne: vida de mortificacién y virtudes. Pero el sa- cerdocio presbiteral como “profesién”” no implica una disminucién en las exigencias de santidad, que son, por lo demés, las mismas que para todo cristiano: presidir la Eucaristia no requiere me- nos santidad que recibirla, La tercera dificultad: proviene del émbito “apos- télico” en que siempre se sittia imaginativamente al sacerdote: un “fraile de misa y olla’ ha sido siempre un ejemplar lamentable. El sacerdote, se dice, tiene que ensefiar catecismo a los nifios, dirigir jévenes, orientar matrimonios, ensefiar re- ligién en los colegios. cuando los gobiernos lo permiten. éPodria pues un sacerdote conformarse con cele- brar su misa (presidir y realizar la Eucaristia) de- lante de su comunidad” y vivir el resto de su dia dedicado a su profesién secular, ingeniero o abogado? En ultimo término el problema reside ‘aqui, en confundir la tarea sacerdotal (minister de presidir !a Eucaristia y administrar los sacra- mentos) con el carisma del apostolade explicito- “full time”. Todo cristiano, tiene una obligacién de trabajar por la extensién del Reino. Que lo haga de una manera explicita, o implicita; directa (por la predicacién) o testimonial (por. el testi- monio de una vida vivida cristiana y cabalmente en cualquier ambiente, en caridad y fe) es un problema ulterior, que radica en factores miilt ples: temperamento, capacidad personal, y cilti- mamente, lo que uno siente como llamamiento, Esto, que vale para todo cristiano, vale por eso mismo para el presbitero. Es decir, tarea sacer- dotal no significa apostolado-explicito “‘full- re"; sino que este es otro “carisma’, y cada cual, sa- cerdote 0 laico, deberd ver si lo posee ono. La sabiduria existencial de la Iglesia ha previsto estd afirmacién, cuando a lo largo de los siglos, y contra las corrientes hiper-espiritualistas, que que- tian confinar al sacerdote en la administracin de los sacramentos, ha mantenido su derecho 2 ejecutar miiltiples funciones en la sociedad; y Jo ha explicitado en los documentos: de! Vati ano II ; Y los hechos lo confirman: hay muchos presbi+ 30 teros dedicados con aplauso del pueblo cristiano a tareas que no podrian considerarse “‘apostolado explicito”. A nadie escandaliza que un sacerdote ensefie materndticas en un colegio, dirija un canal de TV, 0 trabaje en el puerto. Pero sigue dalizando la posibilidad de que ejerza medici Ingenieria, La ultima dificultad es la mas seria y verdadera- mente teolégica. No proviene simplemente de la imaginacién o sensibilidad. Se dice: el sacerdote puede ejercitar cualquier tarea humana, porque el sacerdocio no es una funcién ministerial, una tarea especifica, como la del ingeniero, sino un estado de vida, una ‘forma’ que convierte en “sacerdotal”” toda funcién que el sacerdote reali za: el sacerdote es obrero 0 matemitico pero “sacerdotalmente”’. Los defensores de esta posicién traen como argu- mento la comparacién con el sacramento del bau- tismo, que como el sacerdocio en sus diferentes arados (diécono, presbitero, obispo) “‘imprime ca- récter”. Del mismo modo que el obrar del bautiza- do es un obrar eri namente, que afecta las mas infimas acciones, realizadas en Cristo, también el obrar del sacerdote es un obrar sacerdotalmente, que afecta cualquier accién que realice. Es el. ar— gumento ms serio que se suele presentar. Pero tropieza con serios inconvenientes: primero: na ha podido hasta aqui determinar en qué consiste ‘ese “plus” que agrega a Ia vida de la Iglesia el profesorado de mateméticas ejercide por un sa- cerdote con preferencia al ejercido por un laico Segundo: na se ve cémo una realidad perfecta- mente delimitada (ser-profesor=de-matematicas) puede sufrir un afladido de una regién completa: mente extranjera, como el tener la potestad de presidir la Eucaristia. Tereero: hoy deberiamos al menos replantear, cémo el obrar cristianamente 5 entitativamente distinto (y superior) al mero obrar “humanamente”. La teologia del cristia- nismo-implicito ha progresado bastante como para que ya no sea tan sencillo decir que el obrar del bautizado (supuesta la paridad en los otros aspectos de intencién, perfeccién humana, etc.), es s6lo por ello y en cualquier campo “espiritual mente” superior (por supuesto no técnicamente) al obrar del hombre no bautizado. Pero dejando alin eso de lado, no se vé la fuerza del paralelis- mo, 0 mejor, prueba demasiado. Es fécil concebir que el hecho de estar bautizado, operar-en-la- gracia-santificante, modifique todo actuar huma- no, que es hecho asi en una unién intima y peculiar con Cristo hacia el Padre. Pero si es el "eardcter’” del sacramento (cuya teologia esté atin en pininos) el que modifica entitativamente el actuar humano, habré que decir que el actuar de quien ha recibido el sacramento de la cont macién también es entitativamente distinto del obrar del bautizado; y el del didcono (que inte- gra el sacramento del Orden) distinto de los dos anteriores; y el del presbitero distinto de los tres, y el del obispo distinte del obrar de los cua- tro antedichos. De manera que en el seno de la hhumanidad tendriamos seis modos de operar enti- tativamente distintos delante de Dios, Y ser pro- fesor de matemiticas-pagano, o cristiano, 0 con- firmado, o didcono, o presbitero, significaria otros fantos modos diferentes de serio, que afectarian la intima sustancia de ese operar humano. Parece que el argumento prueba demasiado. Por el con- trario, en la linea de la teologia contemporinea, Se tiende a considerar cada sacramento que im: prime carécter como una explicitacién y especi €acién del anterior; el bautismo es la explicitacin de la redencién que Cristo ha ganado para todos; y la confirmacién la explicitaci6n de la fortaleza el Espiritu que ya nos obtuvo el bautismo: y el sacerdocio la especificacién y potencializacién del mo sacerdocio comin de los fieles del cual Participamos por el bautismo. Entonces, en nin- guno de los casos se establece una diferente enti- tatividad de todo el operar humano afectado. Con ‘esto no se dice que el sacerdocio no implique funciones que en el bautizado no estan sino po- tencialmente, y que es menester poner en acto. CONCLUSION 3 Asi pues en la existencia concreta del sacerdote ue conocemos, se dan unidas diferentes “forma- lidades” que no es necesario estén siempre uni- das: se dan en él el “carisma’” sacerdotal por la ordenacién que lo capacita para el ejercicio de una funcién; se da en él (en la Iglesia de Occi- dente), la abligacién del celibato, que correspon- deria estrictamente a un earisma de perfeccién cristiana (vida religiosa) y que hoy est’ asociado como condicién imprescindible, al presbiterado y al episcopado; se da en él (al menos la gente se lo pide) el carisma de! apostolado-directo-expli- cito-"“full-time”; y ademés se dan en él, milti- ples aspectos de actividad que la gente se ha acos- tumbrado a ver ligados al sacerdote, y no tendrian Por qué estarlo, Si el sacerdocio presbiteral es una tarea especifi- a a realizar, y no un estado, puede desarrollarse en el seno de cualquier forma y estado de vida Basta con que se cumpla adecuadamente con esa Yarea especifica; llega entonces el mamento de Fealizar la sutil operacién: separar lo que Dios no ha unido, aunque a lo largo de varios siglos hha permanecido unido. Si la realizamos, nos en. Contraremos con un sacerdocio polifacético, capaz de abarcar miltiples tareas en la Iglesia y' el mundo, flexible, mas asequible para muchos, mds humilde al no exigir a cada uno si no lo que es Sapax de dar. Encontraremos al sacerdote padre de familia, que se mantiene a si y a los suyos con su trabajo y cuya unica obligacién ministerial es la de presidir dominicalmente la Eucaristia, y en 1a medida de su preparacién, predicar. Nos en- contraremos con un sacerdocio polifacético, capaz que esta dedicado “full-time’’ a tareas apostéli cas explicitas-directas, desde dar ejercicios espi- rituales hasta stituciones. Nos encontra- remos con el sacerdocio célibe, que da el testi- monio de virginidad consagrada, viviendo 0 no en ‘comunidad religiosa, pero siempre, teniendo a su cargo, una comunidad cristiana. A él quedardn naturalmente reservadas —por exigencias sicolé- gicas no teolégicas— funciones como el adminis- trar el sacramento de la Penitencia, 0 el aconsejar en problemas de miltiples intereses mezclados; y este sacerdote célibe todavia podré o no estar dedicado a una tarea apostolica-explicita-directa, “full-time; 0 més bien, conforme a su vocacién peculiar, estaré dedicado a la investigacién, ta ensefianza, 0 la contemplacién. Y en cambio desaparecerén ciertas anomaltas de la vida de la Iglesia: el sacerdote que nunca, y “por principio”, desea presidir una comunidad cristiana, y prefiere celebrar misa en privado, y cuando celebra en piblico prefiere no predicar, no tiene razén de estar ordenado: épara qué set habilitado para una funcién que por vocacién y Principio piensa no ejercer? La comunidad de vida totalmente contemplativa, no necesita mas que el ntimero de sacerdotes estrictamente nece- sairos para atender la vida espiritual y litargica de esa comunidad religiosa, No tendré mas sen- tido hablar de sacerdotes-obreros, que continia sonando como una realizacién surgida dé una oscura precepcién de necesidades, pero es a su vez un paso intermedio hacia formas mas nitidas. Pero hablaremos de obreros (y técnicos, y profe- sionales, y oficiales de las fuerzas. armadas) que han sido ordenados de sacerdotes, sin ser raptacos de su émbito normal de vida, para ejercer la tarea que acuerden con el Obispo en el seno de su co- munidad cristiana, a quien finalmente correspon- de velar por la unidad de este cuerpo presbiteral diversificado, En este momento, la vida sacer- dotal perderé su connotacién de asimilacién a una casta y volveré plenamente a tomar "con- tacto con las bases’. Todas las experiencias, mas o menos ficticias, que con excelente volun tad realizan hoy superiores y seminaristas, para “ponerse en contacto con la realidad”, perderan el poco sentido supletorio que tienen’ para dar lugar a otra verdad, més tradicional y auténtica; el sacerdote seré tomado otra vez de la vida co. tidiana, no de los pre-seminarios; ser§ segregado de la vida ordinaria: segregado interiormente, en el sent més valedero, como todo cristiano esta segregado desde toda la etemidad; y sera segre- gado exteriormente solamente en la medida de lo necesai La segregacién exterior —por el celibato—, que Pertenece a la vida religiosa, volver a hacerse nitida, ya que el sacerdote secular volverS a vi- vir_en el siglo’. Y en ese momento, cuando existencialmente se haya clarificado la situa- cién, la teologia volvers a preguntarse cudl es la segregacién posible a la vida religiosa del siglo veinte, © veintiuno. Horacio Simian 5. J. 31

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