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A finales del siglo XIX se hablaba, por ejemplo en España, del "obrero consciente"
o del "obrero organizado" para diferenciarlo del simple trabajador. Según el
historiador Julio Aróstegui en aquel momento el calificativo de "consciente"
Pero con 1989, vino 1992, con ese pueblo en la calle, vino Hugo Chávez, y así, los
que no tenían parte, se hicieron con el poder político, utilizando con inteligencia
estratégica las herramientas de la propia democracia burguesa. En 1999, no se
produce un cambio de administración, ni de gobierno en Venezuela, comienza un
cambio de época: la transformación y reversión estructural del sistema de
exclusión de las mayorías y dominación de la minoría. Y efectivamente, cuando la
minoría burguesa entendió que la Revolución Bolivariana sí iba en serio, que
pretendía distribuir equitativamente la riqueza nacional y revertir el sistema de
dominación y entrega de los Recursos Naturales, se desató una reacción voraz de
quienes sentían cómo iban perdiendo aceleradamente el poder político y
económico que ilegítimamente detentaron durante más de siglo y medio.
La burguesía, como clase social, se quedó sin el poder político nacional. Y aunque
aún conservan amplia hegemonía sobre la propiedad de los medios de
producción, han visto disminuidas sus capacidades de dominación y explotación a
través de importantes nacionalizaciones, así como de la promulgación de leyes
populares que restringen sus privilegios y márgenes de maniobra para explotar a
la clase trabajadora. Y esa clase mayoritaria de invisibles y asalariados neo
esclavizados, como diría el pensador francés Jacques Ranciere, esa parte de los
que no tenían parte, se hizo del poder político, no sólo institucional, sino social y
territorial, a partir de la construcción del Poder Popular.
Hoy más que nunca, debemos analizar la realidad, los hechos históricos, los
intereses contrapuestos y excluyentes de los grupos sociales en conflicto:
debemos fortalecer nuestra conciencia de clase. Somos mayoría, somos alegría,
creemos en una sociedad de justicia para que haya una sociedad en paz. No
queremos que vuelvan los que nos roban nuestra esperanza, nuestro trabajo, para
enriquecerse. Los desafíos por venir serán determinantes. Tomemos conciencia
de dónde venimos, de dónde estamos, de quiénes somos y qué queremos. De
nosotros depende hoy la existencia misma de la Patria, la construcción de nuevas
relaciones de producción, de nuevas relaciones humanas, de una sociedad
edificada sobre los valores de la igualdad, el trabajo y solidaridad. La nuestra es
una Revolución Socialista, de la clase trabajadora, dirigida por un trabajador, que
responde únicamente al mandato y los intereses de su clase, del Pueblo, del
interés nacional y el bien social.