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El documento describe la historia de opresión y resistencia de los pueblos originarios en América Latina contra la usurpación de sus tierras por parte de los colonizadores españoles y las clases dominantes. A lo largo de la historia, los pueblos originarios han adoptado diferentes formas de resistencia, como el sindicalismo en la década de 1930 y la fundación de su propia confederación después de romper con el Pacto Militar Campesino en 1971. Actualmente, continúan luchando contra los terratenientes, oligarcas y fuerzas
El documento describe la historia de opresión y resistencia de los pueblos originarios en América Latina contra la usurpación de sus tierras por parte de los colonizadores españoles y las clases dominantes. A lo largo de la historia, los pueblos originarios han adoptado diferentes formas de resistencia, como el sindicalismo en la década de 1930 y la fundación de su propia confederación después de romper con el Pacto Militar Campesino en 1971. Actualmente, continúan luchando contra los terratenientes, oligarcas y fuerzas
El documento describe la historia de opresión y resistencia de los pueblos originarios en América Latina contra la usurpación de sus tierras por parte de los colonizadores españoles y las clases dominantes. A lo largo de la historia, los pueblos originarios han adoptado diferentes formas de resistencia, como el sindicalismo en la década de 1930 y la fundación de su propia confederación después de romper con el Pacto Militar Campesino en 1971. Actualmente, continúan luchando contra los terratenientes, oligarcas y fuerzas
La usurpación de la tierra por parte de los españoles, criollos, y clases
dominantes siempre ha estado unida con una lucha racial. La discriminación y el odio forman parte de la herencia colonial de América Latina que nos sigue oprimiendo. Ante esta opresión, los pueblos originarios han resistido en varias formas a lo largo de la historia. Nunca olvidando las experiencias de nuestro antepasado que se rebelaron contra los invasores españoles. A partir de la década de los 1930 adoptamos el sindicalismo para continuar nuestra lucha anti-colonial.
Sin embargo, el Estado siempre ha querido eliminar o co-optarnos como trato
de hacer después de la Revolución de 1952 con el dócil sindicalismo de la Confederación Nacional de Trabajadores Campesino y más tarde con el Pacto Militar Campesino (PMC) de los años 1960. Tanto el MNR como los gobiernos militares pensaron que podrían manejar a los pueblos originarios y campesinos del país como títeres. Estaban equivocados. En 1971, los colonizadores fuimos los primeros en romper con el PMC y fundar nuestra propia confederación.
Desde entonces, hemos luchado en el nombre de los pueblos originarios
reconstituidos en contra de los terratenientes, oligarcas, y los agentes de neoliberalismo que nuevamente tratan de despojarnos de nuestras tierras, aguas, y recursos naturales.