Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Apuntes de 50 Técnicas
Apuntes de 50 Técnicas
Para utilizar una metáfora automovilística, la intención actúa como el volante del
coche que nos sitúa en la dirección en la que queremos ir. La intención mantiene
nuestra atención en la carretera, por así decirlo, en lugar de que vayamos a la
deriva de manera distraída, o algo peor. Si bien nuestra historia pasada, los
traumas y las experiencias pueden empujarnos desde detrás, la intención nos
sitúa en el asiento del conductor y nos atrae hacia delante, hacia donde queramos
ir.
Trabajar con los clientes para formular propósitos los ayudará a conectar más
firmemente –o en algunos casos reconectar– con lo que es más importante en sus
vidas.
Esto lleva la atención consciente a la cuestión de cómo quieren vivir y qué es lo
más importante para ellos,
Incluso la más pequeña de las acciones, desde dar un paso para masticar el
próximo bocado, puede hacerse con intencionalidad, y así estar dotada de un alto
sentido de propósito y de conciencia.
Pocas personas piensan conscientemente en los valores que más les importan y
cómo esto podría cambiar sus vidas. Lo hermoso de establecer una intención (o
una declaración de principios personal) es que es exclusivamente tuya.
A continuación se ofrecen varios ejemplos de declaraciones
¿qué has desayunado esta mañana y hasta qué punto te gustó? Ha sido fácil,
¿verdad? Ahora, veamos: ¿has empleado las palabras yo, me o mío al responder
la pregunta? ¡Desde luego que lo hiciste! Es normal, porque habitualmente
adoptamos una visión de las cosas muy personal, o «egocéntrica». Es así como
hablamos de nuestro mundo y nuestras experiencias y como los compartimos.
Pero ¿qué ocurre cuando hablamos de mi dolor? ¿Qué sucede cuando
consideramos que el dolor es nuestro? Esto no implica que tú no seas quien lo
experimenta. Claro que lo eres. Ahora bien, lo que esta práctica sugiere es que es
posible considerar y experimentar el dolor –o cualquier otra cosa– desde una
perspectiva más neutral y que juzga menos. Dicho de otro modo, sería como un
testigo imparcial que observa lo que ocurre y lo describe sin participar en ello. ¿Te
has preguntado alguna vez cómo adoptar la perspectiva del «testigo imparcial»
puede cambiar tus sensaciones acerca del dolor?
1. Historia de precalentamiento: el punto de vista personal. Durante los tres
minutos siguientes describirás una comida reciente memorable. Es mejor si
la compartiste con otros y contiene algún tipo de componente emocional,
sea positivo o negativo. Ahora, describe esa historia en detalle: lo que
comiste, cómo sabía la comida y si te gustó o no, con quién estabas, si
disfrutaste con la conversación o no, de qué hablasteis y el lugar en el que
comisteis. ¿Comiste más de lo que querías? ¿Cómo te sentiste por ello?
(Como alternativa, si no hay nadie a quien contársela, escribe la historia
aquí).
Si noto que estoy sintiendo ansiedad, está claro que la ansiedad no soy yo, en
tanto yo no puedo ser el observador y lo observado. Si me doy cuenta de que
siempre hablo en términos peyorativos de mí mismo, ¿quién soy yo? ¿aquél del
que se habla -yo como contenido-, el que está hablando -yo como proceso- o el
que desde un nivel superior es consciente de estar hablando -yo como contexto-?
Este carácter nuclear, de perspectiva jerárquicamente insuperable del yo como
contexto, es el que lo dota de ciertas connotaciones espirituales, trascendentes.
Del observador no pueden predicarse los juicios de lo observado, su
transitoriedad, su circunstancialidad, sus pasiones positivas o negativas. Su
naturaleza lingüística está casi disuelta, muy mitigada. Desde él se puede ver
desde fuera, desde la apatía, desde el silencio, desde el dolor.