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—35— sin podernos mover por el fuerte pampero y el gran fan- gal de los caminos. En el viaje de Tandil a Juarez hallamos la via del ferrocarril; fué tan grande nuestra alegria que como fervientes devotos, nos arrodillamos y besamos los rieles, pues, ello significaba que pronto volverfamos a Buenos Aires en tren, dejando las carretas. que si bien es verdad que hemos aprendido mucho yiajando de ese modo, no dejaba de ser inedmodo y peligroso, por las zanjas y pa- sadas de arroyos, en que més de una vez se nos ha vol- cado una catreta salvéndonos milagrosamente. PEPINO 88 Después de haber cumplido nuestro comprémiso con el buen amigo Reffetto, uos volvimos a Buenos Aires y de alli a Montevideo, avidos de pasar unos dias alegres en el carnaval de 1881. Terminadas esas vacaciones planeamos una nueva odisea y para ello fletamos el «Pedro Varela », una balan- dra grande en la que viajamos alegremente toda una noche y parte de un dia hasta Rosario del Coya. En ese punto fué donde por faltade un payaso tuve que hacerlo yo, y donde combinando un traje adecuado surjié el de « Pepino ei 88>. 2Qué por que fué 88 y no otro nimero? Pues, por 1a casnalidad que asi lo ha querido; y, yoy al caso: Teniendo necesidad de un traje bolsudo de payaso. lo hice confeecionar por mi madre con género de saébanas, Llevaba volados amplios y alechugados, eon cintas negras en el cuello y en los bolsillos, y al final de las —36— piernas y en Ia espalda un letrero que decia: «El gran Pepino ». ‘ Con el tiempo hube de notar que el traje era deslu- cido, poco Mamativo; tenia demasiado género blanco, y en lugar de traje a veces parecia que me envolvia en una sabana, simplemente. Se me ocurrié entonces llenarlo de parches negros. Para tal efecto tomé un levitén viejo de mi padre, Jo deshice y doblando un pedszo en cuatro saqué del cen- tro, de un tijeretazo, un parche redondo; de un solo golpe habia hecho cuatro Iunares negros, y al. desdoblar el pe- dazo de género cortado aparecié un miimero 88 dejado por el corte de los lunares, Se me ocurrié entonces aplicar aquel trozo numérico a la parte posterior de mi traje, y ast lo hice. Esa noche, ante Is sorpresa de los mismos de nues- tra compaiiia, mis fundillos informaban al publico que el payaso era «El Gran Pepino $8», El nombre se popula- rizé inmediatamente. ¢Se querra saber por que me llamaba « Pepino» y no Pepe? Es breve la explicacié: Cuando empecé a trabajar de clwon con mis her manos Jerénimo, Juen, Antonio, Pablo y Alejandro Seotti, que después fud nuestro socio y cufiado, hablabamos en italiano champurriado; esa circustancia italianizd mi nom- bre Pepe. Tan popular se hizo «Pepino 88», que en las vela- das de loteria familiar, cuando salfia el 88, se cantaba: —jEI gran Pepino, setiores ! Quién habia de pensar que conel correr del tiempo seria otro yo, y compaiiero de tantos triunfos! —37— Después de recorrer algunos pueblos del Uruguay volvimos « Montevideo, para trabajar en unién de Samuel Nelson y familia en el « Teatro -Circo 26 de Mayo», donde més tarde se construyé el Nuevo Politeams, El 82 inauguramos en Buenos Aires el « Politeama Humberto Primo >, construido por Pablo Reffetto donde hoy es el Departamento de Policia. Alli trabajamos casi un afio, haciéndonos muy po- pulares, Recuerdo entre las muchas personalidades que alli nos aplaudieron al gran Sarmiento. El payaso principal de la cémpania era José Camilo Rodriguez, como los ataques de gota lo tenfan mds en la cama que en el picadero, y como el piblico no se confor- maba sin un payaso que lo entretuviera con chistes y cantos criticones, el director me propuso para sustituir al enfermo; era mucha osadia reemplazar a Rodriguez, que- rido por toda la muchachada, encarifado con él desde casi un afo de trabajo continuo, sin embargo, me atrevi a afrontar la prueba confiado en mis habilidades. Preparé las «entradas» en que debia tomar parte, ensayé algunas canciones, combing varios chistes con el que hacia de director, y conquisté el mas amplio suceso. Desde aquella noche memorable me consagré payaso de verdad, es decir, efectivo, porque si bien ya habla prac- ticado algo en mis correrias por el Uruguay, solo fué como suplente o de repuesto. A fines del 82 fuimos con la misma compaiia a Ro- sario, Alli se inicié la popularidad de Pepino 88, Con las canciones de actualidad y chistes oportunos conquisté la simpatia general del piblico, Los estribillos de mis canciones se repetian en todas partes. Alli empecé a estu- —38— diar el sentimiento del pueblo por Jas cosas de la tierra, Las décimas recitadas con el estribillo «El Gaucho Ar- gentino y el Gaucho Oriental», eran aclamadas y aplau- didas noche a noche con éntusiasmo. Mb GAUCHO ARGENTINO Les pido atencién, senores, que la historia quiero hacer desoribiendo con placer, sin que me tiemble la mano, del gaucho, nuestro paisano, ligado a nuestro destino; detallando con buen tino los azares de la vida del que en su patria querida se llama Gaucho Argentino. De su alma grande y sencilla brote siempre el sentimiento, cifrando su pensamionto tan solo en la caridad, y al mirer la ancianidad que ha hecho ya su camino, maldice aquel hijo indigno que no respeta al anciano; que es generoso y humano el noble Gaucho Argentino. Alegre vive en su rancho, alegre pasa la vida, y aunque la patria lo olvida cuando no lo ha menester, 61 reonerda con placer, sin maldecir al destino, que a este mundo el hombre para gozar y sufrir [vino y por la patria morir como buen Gaucho Argentino, Se Je ve de madrugada cuando refresca el pampero, montado en su parejero dominar con su mirada, divisando si la indiada aparece en el camino, no importandole un comino sies grande o chica la hueste; y aunque la vida le cneste pelea el Gaucho Argentino, Poeta desde su cnna, cuando él empieza a payer, la guitarra hace cantar al pulsar con sentimiento las ouerdas de ese instrumento, que afinadas y con tino van ligadas al destino para que fuera creado, siendo de todos amado el bravo Gaucho Argentino. Aqui concluye la historia que me ofreci a relatar, pero no quiero acabar sin antes hacer presente que porque se vea patente la hidalguia del paisano, —s9— lo abrazocon nuestro hermano wn jviva! descomunal. de a otra orilla vecino, el que le encarga a Pepino Que viva el Gancho Argentino! Que viva el Gaucho Oriental! EL GAUCHO ORIENTAL Senores, voy a contar en verso, pués que me place, la alegre vida que hace el paisano enamorado, que teniendo a su cuidado nada mds que su bagual, anda oual otro zorzal de mata en mata saltando y a todas enamorando; asi es el Gaucho Oriental. ‘Tambign en sus dias de ocio es jugador sin recato. haciendo pasar mal rato # algiin « nacin » atrevido que por el pago ha eaido en un rabén sin pretal, queriendo parar un rial en las jugadas de afuera, sin saber que esa friolera le choca al Gaucho Oriental. El juega con hidalguin el dinero a manos llenas, y no le dan muchas penas quedarse sin un centavo, de licor chiricordisl, las pilohas de su bagual va perdiendo de una en una, sin maldecir la fortuna; asi es el Gaucho Oriental. ‘También tiene su revés el lado de la medalla, pués en yendo bien la talla jugando al monte o al truco, no hay compadreque haga cuco a su valor personal, pués cuando juega legal no Ie gustan compadradas y no admite balacedas el que es buen Gaucho Oriental. Cantando pasa su vids con buena o con mala suerte, y sin temor a la muerte, con la guitarra templada, endechas canta s su amada de inspiracién natural, von tono sentimental que hace el alma conmover, haciéndose asi querer pués echando al bucheun trago el noble Gaucho Oriental. —40-— En el Rossrio me casé con Baldomera Arias, aven- tajada discipnis de Reffetto, el 7 de Mayo de 1883, Dejamos esa compafin para contratarnos con Candido Ferraz (brasilero) viejo y. distinguido director. Estando en Lujén, dna comisién de fiestas nos contraté para tra- bajar en La Plata el 15 de Abril de 1884. Hubo grandes festejos porque se realizaba Ja trans- lacién de los poderes piblicos provincisles a Ja nueva capital. Como Ja conourrencia era enorme, y los hoteles y pensiones escasos y reducidos no daban abasto, tuve que hospedarme en un banco de la plage. Di vuelta el traje de Pepino y me lo puse pare resguardo de la ropa particular, y después de encender un buen fuego para tem- plar el aire, que era bastante frio esa noche, tuve el nonor de ser el primer atorrante de la moderna ciudad fundada por el Dr. Dardo Rochs, mi distinguido amigo, a quién le hizo mucha gracia cuando supo mi dormida en un banco y lo de primer atorrante de La Plata. SAINETES Y PANTOMIMAS Cuando empecé a trabajar en el cireo ya se ha- cian en el picadero algunos sainetes, los que conclnian infaliblemente a vejigazo’ y a, palos, por cierto inofensivos, pues los garrotes eran hechos de paja bien atada y forra- da con tela, o bien de cuero de carnero, seco y sin Jana, arrollado y atado un poco flojo como para que hiciera ruido al dar los golpes. «El modo de pagar sus deudas>, «Msria Cota». «El negro boletero». «El maestro de escuela», fueron los primeros sainetes que yo conoci. Estas piezas, des- pués de ensayadas varias’ veces se hacian at libitum, im- provisando lo que yiniera bien al asunto. 1 La empresa Ray y Clu: nos lleyé a Mar del Plata, @ wna gran cancha de pelota transformada en circo, donde en 18 dias ofrecimos 12 funciones, LA POLITICA Y LA INFLUENCIA DE Los DRAMAS CRIOLLOS De alli nos trasladamos a Rosario, donde habia- mos dejado nuestro cireo armado, y debutamos el 14 de Enero continuando hasta el 18 de Febrero. Esa tempo- rada nos fu¢é adversa, por el calor, el carnaval y la pro- paganda permanente del diario «El Municipio», quién queria demostrar en una virulenta campafa de que nos hacia objeto, que un supuesto aumento de la criminalidad era debido a Ja influencia de los dramas criollos, Lo anico gue habia de cierto en Ia tal campana, plena de mola in- tencidn, era una venganza ruin originada en mi negative a un pedido de le Direccién de dicho diario, para que mi compania diera un beneficio a fayor de Monjes, el sujeto que habia atentado contra lx vida del presidente de la Repiiblica, general Roca. * Pundé mi negativa en que no me parecia prudente que una compania de espectdculos populares demostrara tendencias politicas de ninguna especie, puds el tal bene- ficio era a todas Iuces tendencioso, Como «El Municipio» era un diario de oposicién, preocupaba en cierto modo @ Jas autoridades, al punto de que el intendente de Rosario, senor Petrina, me Vamé a su despacho para pedirme suspendiera las representaciones de «Juan Moreira », «Juan Cuello» y «Martin Fierro», a lo que accedi. Pero no por ello ces la-campana sis- tematica de «El Municipio»; al contrario, con esta de- cisién nuestra, que daba a su prédica apariencias de triun- —138— fo, se envalentond y se desbood, como todo fiojo cuando se. ve ayudado por otros, Se cruzaron telegramas lamentables de guarangueria entre el ministro de instruccidn publica, Gabriel Carrasco, fe- licitando ‘al intendente por 1 valiente suspensién de los terribles dramas criollos, y el intendente dando las gracias enternecido: por tan gran servicio a la patria y a la so- ciedad, . Pero «La Republica», otro diario de Rosario, pu- blicé la verdad de las cosas, en términos enérgicos y va- ‘lientes.. Comenté con acierto la innoble campana contra noso- tros y el ptblico respondié lenando noche a noche nues- tro modesto circo. Por nuestra parte maniobramos la reyancha. -Reto- camos algunas escenas de otros dramas que también ha- bian sido condenados por tan arbitraria censura, y los representamos. Ademéds nuestro representante, el sefor Rafael Picasso, que tenia por alegre sport burlar las dis- posiciones de la autoridad, compuso una parodia de «Juan Moreira > situando la accién en un ambiente de distincion y haciendo que los personajes hablaran el correcto len- guaje de la cindad. Esta parodia que se titulaba «Don Jusn con levita>, la representamos con muy buen éxito y Ja mayoria de los diarios la dedicaron grandes elogios. Estrenamos ademés en el Hosario el juguete comico del doctor Elias Regules « Las vivezas de Juancito », que también logré una sancién muy favorable, El 14 de Enero astrenamos «El desgraciado» 0 sea «Vega cl cantor», de Juan C, Nosiglia, con mucho éxito. Entonces nos vineulamos a la empresa del sefor Antonio Subiré, y con ella actuamos en Oérdola y Tu- cumdn, donde los negucios fueron buenos, 9 En esta witima ciudad estrenamos «Amor y patrio- tismo», de autores locales, los senores Jorge Ray y Mi- guel Lancelotti, quienes pércibian como derechos el dos por ciento y tenian opcién a un beneficio, al cual renun- ciaron de « motu propio ».” “ El 8 del mismo mes estrenamos «Juan Soldao», de Oyosman Moratorio, Fué un gran éxito, al punto de que «La Opinién », dijo entre. otros conteptos que, igualmente, honran al autor: «Ya lo hemos dicho, pasaré mucho tiempo antes de que en el naciente género de dramas crio- Uos se escriba algo no ya que sapere, sino que igusle a la hermosa obra a’ que ha dado vida y esplendor el sefior Orosman Moratorio ». Y aqui he de relatar und de los més curiosos episo- dios, courridos con los dramas criollos, qué exaltaban la bonhomfa de aquelles buenas gentes camperas y provo- caban su entusiasmo, Representébamos «Santos Vega» y su desarrollo habia transcurrido sin novedad, hasta la pentiltima escena, en que intervienen Vega, (que se ha- Ma al pie de la cruz, sepultura del amigo Carmona, « quién maté por equivocacién), to Cipriano, Fausto y Telésforo, Liegé el momento en que milicianos y gauchos desenvainan sus armas, para hacer valer su autoridad los unos, para defenderse contra Ia fuerza los otros, cuando de repente, un vigilante que se hallaba de servicio en el cireo, salta al escenario, y pélido, con los ojos desencs- jados, denotando una exaltacién extrema, se interpone en- tre milicianos y gauthos, y separéndclos con los brazos, exclama aflijido y solfeito: —Que no haiga nade!... Que no haiga nada!... Cays el telén, el ptiblico, que no conecia el verda- dero final del drama, aplaadié entusiaemado por el rea- lismo con que representamos aquella wltima escena, y no- —80— sotroy quedames absortos y sorprendidos pur tan inespo- rada intervencién. El comisario, que habia -visto a su agente en el es+ cenario mezclado con los milicianos de la ferss, pasd adentro y lo amonesté severamente. De nada sirvid al pobre vigilante decir humildemente : —Mi comisario: yo creiba que juera de adeveras, por eso intervine. Aquel exceso de celo' de yue tanto carecemos hoy, le valid ir preso, Mas intervino la rubia Maria Podesta, solicité el perdén del agente y el gentil comisario accedié en seguide, Quién se hubiera ‘negado a un pedido de «la rubia +, enténces, cuando estaba en el apogeo de su hermosura y sus dotes artisticos? Nadie, a buen seguro, pués Marfa ‘era’ por el eucanto de su bondad y el hechizo de su voz dulce, capaz de convencer al comisario may inasequible. ..... Algo mis agregaremos @ la sobada influencia de los dramas criollos, observaciones sin transcendencia pero eu- riosas, Cuando el drama cricllo fué la nota teatral de 1901, empezé una nueva era para las fabricas de guitarras y anexos. Los centros filodraméticos, que antes de esa fecha scasisimos, también experimentaron un aumento ex- traordinario, {Cudntos jévenes, enténces, cambiaron su manera de ser, debido a los dramas criollos! jCudntas melenas y taquitos sltos de menos entre los compadritos de entdnces! jCuéntos autores y artistas habrian tomado otro rumbo on la Incha por Ia vida! Bike, jCuiuto han suayizedo la mala justicia Hamada de paz y policial, los tan discutidos dramas criollos ! jCuintos autores draméticos influenciados por los dramas criollos, fueron actores en los mismos!,.. Ghiraldo, De- Maria, los Fontanellas, Novidn, De Paoli, Sanchez Gardel, Nicodemi y tantos otros, DE TUCUMAN A SALTA Era el ato 1893, Bajo sa amplia carpa de lone de 32 metros de didmetro, instalada en Ia calle Munecas, de lu poétice ciudad de Ia calla, se hallaba actuando la com- paiiia Podesta - Scotti. Un tal De Paola legs a Tucumén con una novedad, que habja de ser un motivo de cutiosidad para aquel buen piblico: «la caja que hablaba», y que no era sino un fo- ndgrafo con cilindros grabados y trompetillas acdstica De Paola, que era amigo nuesiro, nos invité para que im- presiondtamos unos cilindros ante el ptiblico. Accedimos gustosos, y jqué sorpresa fué para la multitud, vernos cantar ante la caja aquella y comprobar despues que, colocdudose las trompetillas, volvian a oir lo que antes hablamos cantado! Tal descubrimiento resulté, para aquel ambiente y para aquella época, una verdadera maravilla, por lo que es imitil decir que De Paola gané una buena ponchada de pesos. iY pensar que hoy nox aburre soberanamente ese gran invento! ¢No nos pasaré lo mismo manana con la radiotelefonia * Mas no invadamos jurisdicciones exiranas, que filé- sofos tiene la humanidad para discurrir sobre el tema, y volvamos alo nuestro; en los primeros dias de Junio aban- doné Tucumén la compania en direccién a Salta, en un —132— Al éxito de «La piedra de escdndalo> signié otro no menos slentador, el drama en 8 ectos de Otto Miguel Cione, «Maula >. Entretanto y mientras se preparaban obras de més aliento, Velleso y Escamilla arreglaban del francés piezas en un acto, para animar constantemente el certel, Estrenamos «El Divorcio», drama en 3 avtos de Velle: tin Coronado, y la comedia en 3 actos de Nicolds Granada , don Nicolés Granada recabé la autorizada opinién de don Bartolomé Mitre, su amigo particular. Varios dias tuyo en su poder el general Mitre la ci- tada obra, y cuando volvié su autor para oir la opinién de quién habia dedicado no pocos afios de su vide a las letras nacionales, se encontraba en el mismo despacho el —133— doctor Carlés, miembro enténces, segtin creo, de la redac- cidn de « La Nacién>. — Amigo Granada — dijo don Bartolo. — He leido su. comedia y la concepttio muy buena, muy criolla, y, sobre todo, muy porteria, Lo felicito sinceramente. ;¥ quién le vd a representar le obra, don Nicolas? —Una compaiia espafola, —No vé, amigo!... ya vé a hacer una sonse: —Porgué, mi general ? —Porqué su obra es muy nuestra y pare hacerla bien hay quo sentirla y decirla como decimos nosotros. Liéyela, amigo, a los Podesté, que son criollos, y solo ellos sabrén representirsela bien. Vaya, y lo felicito nueva- mente. Tal fué el juicio que al insigne general merecié la obra y los que debian representarla. Mitre, como el pueblo, percibié en su espiritu nues- tro arte escénico, y lo que éste requeria para fijar su personeria, FINAL DE LA JORNADA Pero conste, y no debo callarlo aunque «me esté mal el decirlo », los continuados éxitos no eran solamente el resultado de la bondad de les obras, siné también de la eleceién de ellas, de los prolijos ensayos y del empefio de toda la compafie por triunfar y demostrar sus valores interpretativos, contra viento y marea, contra la perenne duda del arte de los criollos. El 26 de Setiembre, después del extraordinario éxito de «Al campo!», el sefior Ezequiel Soria se embared para Europa en viaje de placer; era uno menos en la ta- rea intensa que el ptiblico ignora, de telén adentro, pero —144— PELLEGRINI EN EL APOLO La noche del 16 de Octubre de 1902, el senador doc- tor Carlos Pellegrini y el presidente de la Camara de Di- pntados doctor Benito Villanueva, asistieron a la fancién del Apolo y tuvieron la gentileza de honrarnos con su vi- sita en nuestro demoordtico camarin. La salita estaba materialmente ocupada por persona- lidades del mundo social porteno, y el doctor Pellegrini como si fuera un viejo amigo de la caxa, se senté en mi ~antigno baul de cedro, colocindome a su lado, y dexpués de ponerme el brazo izquierdo sobre mi hombro y oru- zando une pierna me dijo: —Cuide la marcha de su teatro, amigo Podesté, no olvide que su responsabilidad es més grande de lo que sin duda usted cree; no so dejo marear por los aplansos, siga representando obras que hablen de nuestras cosas, costumbres © idiosincracia, procure elevar la excena sin apartarse del camino actual con obras como « La piedra de escdndalo», « Al campo!» y otras por el estilo. —Agradezco sus consejos, Dr, Pellegrini, pero nece- sitamos la cooperacién y la buena voluntad de los hom- bres de letras, y si fuera posible tna aynda oficial para estimular Ia produccién, puesto que nosotros no podemos hacerlo debido a las insignificantes entradas que tenemos. evere, amigo; todo eso vendré. El teatro de ustedes, tiene una fuerza de atraccidn irresistible, y han de triunfar,en eu empresa indudablemente. El pueblo de Ia republica tiene interés comin en ver realizada sus as- ‘acién de tener teatro propio, fuerte y sano. A la salida del teatro fué objeto de una significative manifestacién, en le que se oyeron entusinstas ; vives! —237— EL HOMENAJE OFICIAL 4 26 DE JUNIO DE 1925 (De « La Nacion > ) La fiesta celebrada ‘ayer por la tarde en el Teatro Hippodrome en celebracién del quincuagésimo aniverssrio de la actuacién teatral de don José J. Podesté, bajo los auspicios del primer magistrado, del Intendente Municipal y de los principales centros educacionales y culturales de es- ta capital, tuvo la virtud de poner bien de manifiesto con cuantas simpatias cuenta el veterano actor en nuestro pt- blico. Fiesta de carifoso homenaje fué la de ayer, alta- mente significativa tanto por el concurso de valiosos ele- mentos de la escena nacional, cuanto por el apoyo que a la misma aportaron distinguidas personalidades de nues- tros ciroulos politicos, intelectuales y sociales. Asi fué que mucho antes de la hora anunciada co- menzaron a llegar al Hippodrome numerosas familias y funcionarios ptiblicos. Se halleban entre otros el Presiden- te de la Reptiblica, el Ministro de Relaciones Exteriores de la Reptiblica Oriental del Uruguay doctor Juan Carlos Blanco, el Ministro de Justicia e Instruccién Publica, el Intendente Municipal, el jefe de Policia, el presidente del Cireulo de la Prensa, delegaciones de la sociedad de em- presarios Teatrales, Consejo Nacional de Mujeres, Socie- dad Argentina de Actores, autores, actores, periodistes y amigos del actor. Poco despnés de las 17,30 legaron al teatro el Pre- sidente de la Republica y el Ministro de Instruccidn Pii- bliea, acompaiedos de sus esposas, siendo objeto de una carijiosa manifestacién de parte del piiblico. Instantes des- ah —388— on pues se Jevantaba la cortina del pequetio proscenio, apa- reciendo el viejo artista, rodeado de todos los elemen- tos de su Compafiia. z Al apareeer el actor resonaron en la sala, durante largo rato, los aplausos entusiastas de la concurrencia, mientras Pepe Podestdé, entre alegre y conmovido, agita- ba su chambergo, retribuyendo el homenaje de que se 16 hacia objeto, Por un momento el semblante del viejo ac- tor se iluminé radiante de juventud, como si pasaran por su imaginacién los mejores recuerdos de toda su carrera teatral. Cuando los aplausos cesaron, el senor Garcia Vello- so, a gnien ls Comisién de Homenaje habia encomenda- do el ofertorio, se adelanté y pronuncié un elocuente diseurso, onyos pérrafos principales el auditorio celebré largamente. Comenzé el seiior Velloso refiriéndose al motivo de la fiesta, los antecedentes de lo misma, los méritos del actor, que justificaban ampliamente — dijo — el homena- je, y pasé ocaparse seguidamente do sus correrias cir- censes por la Argentina y el Uruguay. A continuacién agregé: « Me siento realmente conmovido al resumir esta tar- de mi entusiasmo y mi reeonocimiento por su obra, aqui, en el humilde tabladito del cireo. A pesar de los teatros suntuosos, a pesar de las compaiiias disciplinadas y de los repertorios multiforme: que hoy son timbre de orguilo, yo vuelvo, con une ternura infinita, mis ojos hacia el circo criollo que fué la cuna gloriosa donde nacié para triunfar la dramétioa rioplatense, Deb{a haber sido el cireo el con- tinente teatral argentino timico, Buscamos, sin embargo, briosamente el perfeccionamiento de nuestro arte escénico —239— en la asimilecién de las formas europeas seculares. Si no hubiéramos abominado inconsultamente del circo, si no ae anhelado la magnificacién de nuestras obras cambiando los dos sitios de accién, la pista y el tabladi- to por el proscenio tradicionsl, hoy tendriamos las for- mas de representaciones dramiticas mds originales del mundo. Pero cometimes todos el error de fincar nuestro perfeccionamiento escénico, encerr Ja accién en un so- lo proscenio, y perdimos en ello la extepcionalisima situa- cidn que la divina casualidad nos habia deparado el dia que se le ocurrié a Vd, representar «Juan Moreira», ; Qué cosa tinica, admirable de originalidad y de personalidad seria hoy nuestro teatro si todo el ingenio y el talento puestos al servicio de un sistema imitativo lo hubi¢ramos reconcentrado en la concepcién de exprestones dra: que tuvieran como sitios de Ja accidn un hem decoraciones, auxiliado, cuando el episodio lo exigiera, el viejo prosvenio tradicional con sus convencionales bamba- linas y telones de trapo!», «Destina Vd, el producto material de la fiesta de hoy para que un egregio artista como Irurtia ejeeute un monumento alegérico del teatro Rioplatense y que Vd. ofreceré a la Comisién de Bellas Artes para que sirva de ornato en la sede del Conservatorio Nacional de Musica y Declamacién, Ha de ser seguramente acogido simpitica- mente por la Comisién ds Bellas Artes y ha de ser apre- ciado por el cuerpo docente del Conservatorio el hermoso gesto de Vd.» «Ya imaginaré Vd. con cudnta emocién cumplo el éneargo de estrechar su noble mano esta tarde tan glo- S46 — riosa para Vd., en nombre de todos los autores argentinos y de nuestros colegas uruguayos. » 2 Al referirse el orador a la presencia del Ministro Uruguayo el ptiblico prorrumpié en aplausos calurosos, que se renovaron atin mds expresivos al finalizar su pe- roracién. Acto seguido |. mpafiia Podesta representé el drama «Juan Moreira» que el auditorio calebré con entusiasmo. Al aparecer el sefior Podestd en el picadero montado ga- llardamente a caballo, el auditorio renové sus manifesta- ciones de simpatia que el actor agradecié conmovido. La representacién del viejo pooma de Gutierrez produjo en el ptiblico més de una manifestacién de sontimiento o ale- gris, celebrando por igual los infortunios del gaucho y las ocurrencias de Cocoliche. Al caer el telén del segundo acto Pepe Podesté se adelanté al proscenio pronunciando este discurso de agradecimiento : 2 «Séame permitido empezar estas palabras — que se- porque la emocién que siento acorta mis fuer- iéndome directamente, sin protocolo y en tota- lidad, a ese publico gentil, a ese pueblo argentino todo que con el Exmo. sefior Presidente de la Nacién a sn ca- beza, tiene la generosidad en este momento de darme sin restricciones la mis grande satisfacoidn de mi vida.» «Seria para mi una tarea de aliento, quizd superior a mis fuerzes, por agradable que fucse mi esfuerzo, hacer aqui mencién de los multiples episodios de mi vida de actor en este pais que considero mucho como mio.» «Mezclados mis primeros pasos de hombre alos pa- s08 primeros del teatro rioplatense, toda mi existencia esté —241— llena de recuerdos que me atan como brazos indelebles de hermano a la historia de la escena y la literatura teatral argentina.» «Seré mi campaiia postrera tejer en madeja esos re- cuerdos y a ellos consagro mis horas de soslayo, en ellos pienso sin descanso esperando no acabar mis dias sin de- jar anotados en memorias, donde la literatura no ser si- no esclava de la Historia, los hechos y las cosas princi- pales que fueron cuna y espejo del teatro Rioplatense,» «Mientras tanto, en un agradecimiento inmenso, quiero limitarme a decir una vez mds hasta qué punto este acto de hoy, es le mejor corona de los mejores laureles para mi pobre frente de hombre que no aspiré jamés a mejor gloria, que se une, modesto pero inquebrantable- mente, a lus que consagraron su vida y dieron su fa a los albores del teatro Rioplatense.» «Gracias pues a todos, especialmente a los que con toda gentileza me han honrado con sus auspicios.» é Fué al terminar su discurso Podestd que el publico desbordé en entusiasmo tributéndole una manifestacién de gran simpatia, En el segundo acto se realizé una interesante y va- riada fiesta campestre a cargo de varios actores nacionales y todos los elementos de la compafia del Hippodrome. El duo nacional Italo- Fugaso, el cancionista Mario Par- do y Alfredo Gobbi ejecutaron varias canciones criollas, en tanto que un conjunto de artistas interpretaba zam- bas, malambos y la media-cafa, para finalizar con un pericdn que Pepe Podesta dirigid. Y al final, cuando cayé el telén sobre el ultimo ac- to y el veterano actor se despojé de su caracter jocoso, el piblico renové sus demostraciones.

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