Es el conjunto de huesos que proporciona la estructura del cuerpo humano. Está
formado por tejido óseo (rígido y resistente) y tejido cartilaginoso (flexible y elástico).
Los huesos se conectan entre sí mediante articulaciones y están estrechamente
unidos a ligamentos, tendones y músculos.
El sistema esquelético tiene varias funciones:
1. Sostén mecánico y postural: Funciona como un armazón que da forma al
organismo y mantiene la posición bípeda. 2. Locomoción: Las articulaciones hacen posible los movimientos corporales mientras que los huesos sirven como lugar de inserción a los tendones de los músculos. 3. Protección: Protege a los órganos internos para evitar que se produzcan daños.
El esqueleto adulto tiene 206 huesos y se divide en dos partes:
Esq. Axial: Formado por el cráneo, la columna vertebral, las costillas y el
esternón. Consta de 80 huesos. Esq. Apendicular: Formado por los huesos de los miembros superiores e inferiores junto con las cinturas escapular y pelviana. Consta de 126 huesos.
Los huesos tienen formas muy variadas y, en algunos casos, su superficie puede presentar depresiones (cavidades, fosas) y/o salientes (apófisis). Se agrupan en cinco categorías:
1. Largos: Predomina la longitud sobre otras dimensiones. Ej.: fémur, tibia,
peroné, húmero, cúbito (ulna), radio, clavícula, falanges y metacarpianos. 2. Cortos: Su forma es pequeña y más o menos cúbica. Ej.: huesos del carpo (muñeca) y del tarso (tobillo). 3. Planos: Sólo presentan dos lados. Ej.: escápula (omóplato), esternón y huesos de la bóveda craneal (frontal, occipital, parietal y temporal). 4. Irregulares: No tienen dimensiones ni forma característica. Ej.: las vértebras de la columna vertebral. 5. Sesamoideos: Huesos accesorios, muy pequeños, que se encuentran incrustados en los tendones y en diversas articulaciones del cuerpo.