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Ecorregión Delta e Islas de los Río Paraná y Uruguay

Chapter · January 2012

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Silvia Diana Matteucci


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Capítulo 13

Ecorregión Delta e Islas


de los ríos Paraná y Uruguay

Silvia D. Matteucci

L
a Ecorregión comprende los valles de inundación de los trayectos medio e inferior del río Paraná
y su tributario, el río Paraguay, el antiguo estuario marino ocupado por el delta del río Paraná,
el cauce del Río de la Plata, hasta el Sur de la Bahía de Samborombón y el río Uruguay desde
su confluencia con el río Pepirí Guazú hasta su desembocadura en el Paraná Guazú (Figura 13.1).
El sector ríos Paraguay-Paraná constituye el límite que separa las provincias de Formosa y Norte
de Chaco de la República de Paraguay; y las provincias de Chaco, Santa Fe y Buenos Aires, al Oeste
y Sur de la Ecorregión, de las provincias de Corrientes y Entre Ríos, al Este y Norte de la Ecorregión.
El sector río Uruguay separa las provincias de Misiones y Corrientes de la República Federativa del
Brasil y Sur de Corrientes y Entre Ríos de la República Oriental del Uruguay.
Estos ríos drenan una cuenca continental formada por regiones diversas de características con-
trastantes de cientos de miles de kilómetros cuadrados. Recibe aportes del Escudo Brasileño (7,4 %
de la Macrocuenca Sudamericana); de la cordillera de Los Andes (7,4 %); de la región Cretácica-
Jurásica del Alto Paraná (29 %) que comprende las planicies entre el Escudo Brasileño y el Gran Pan-
tanal; de la zona de rocas del Carbonífero Superior del Alto Paraná (5,6 %), que bordea por occi-
dente y oriente la gran región Cretácica-Jurásica; de la gran llanura Chaco-Pampeana (29,8 %); de
las planicies Orientales (10,9 %), que comprenden el Pantanal y la Mesopotamia y de otras áreas
menores. Cada región aporta materiales y minerales diferentes y deja su impronta en los valles de
inundación de estos ríos (Iriondo y Paira, 2007).
Si bien esta Ecorregión no es la más extensa, es de suma importancia para la Argentina porque,
de la misma manera que recogió y distribuyó los aportes de agua y minerales de la Macrocuenca
Sudamericana a lo largo de la historia geológica, recoge los impactos de todas las acciones hu-
manas durante la historia de ocupación de los territorios desde la colonización europea (Morello y
Matteucci, 2000).

Geología y geomorfología
Todo el sistema de drenaje actual de Sudamérica se desarrolló después de la separación de África.
La elevación de Los Andes en el Mioceno agrandó el sistema y creó algunos ríos nuevos, entre los
que se encuentra el río Paraguay (Potter, 1997). Los principales ríos de la Argentina se ajustan a la

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

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Capítulo 13

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Figura 13.1. Ubicación de la Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay.

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Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

estructura geológica y han sufrido procesos de reactivación de fallas, varias ingresiones y transgre-
siones marinas, deriva lateral y cambio de curso, y erosión fluvial, que modelaron su geomorfología
actual. En restos de planicies de marea, albúferas y médanos costeros aún existen evidencias de las
ingresiones marinas del Pleistoceno.
Los ríos Paraná y Paraguay se encuentran encajonados en una gran falla geológica, originada pro-
bablemente por el hundimiento de la parte central de un gran pliegue formado por fuerzas compre-
sivas al elevarse Los Andes, en el Terciario. Los procesos de erosión y sedimentación posteriores de-
jaron pocas huellas de ese pasado. Son los procesos neotectónicos recientes y actuales, que activan

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


las fallas, los que influyeron en la morfogénesis del valle fluvial. La estructura tectónica comprende
una sucesión de bloques que han sufrido movimientos verticales y horizontales generando desnive-
les internos y entre las márgenes del valle principal, así como diferencias de pendiente a lo largo y
a lo ancho del mismo, que condicionan el gradiente hidráulico de los ríos y los procesos de erosión
y sedimentación. En general, en los bloques elevados la llanura de inundación es angosta, el canal
es recto y los depósitos sedimentarios antiguos se encuentran en las terrazas. En los bloques hun-
didos, la pendiente longitudinal es reducida, la llanura de inundación es ancha, el canal deriva y
los sedimentos antiguos están sumergidos permanentemente. Esto se evidencia en las situaciones
en que la erosión fluvial afecta sólo una de las márgenes o en que las terrazas se encuentran en un
lado del río (Iriondo, 2007).
Durante el Cuaternario se produjeron grandes cambios morfogenéticos asociados a las transiciones
climáticas entre períodos húmedos y secos. Durante los períodos húmedos se desarrollaron las redes
fluviales y las planicies de inundación de los principales tributarios. Durante los períodos de semiari-
dez, se formaron amplios abanicos aluviales y se produjo la sedimentación en áreas pantanosas. En
las épocas de sequías marcadas se produjo erosión y sedimentación de origen eólico, se formaron las
zonas medanosas y depósitos de loess y se desintegraron las redes de drenaje (Iriondo, 2007).
La Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay es un territorio muy dinámico, de mo-
delado fluvial reciente y actual, compuesto por un conjunto de macrosistemas de humedales, de
islas bajas e inundables delimitadas por los brazos laterales y cauces principales de los grandes ríos
bordeados por extensos bajos ribereños. Se la considera una Ecorregión de tipo azonal, ya que sus
rasgos, muy cambiantes y sujetos a una dinámica pulsante, no responden a factores ambientales
operativos a gran escala, como el clima o la geología. Pero se la considera una unidad con identi-
dad propia, aunque en algunos trabajos aún se asignan sectores de su recorrido a las ecorregiones
o regiones naturales vecinas, como por ejemplo en la descripción de las cuencas argentinas de la
Subsecretaría de Recursos Hídricos (http://www.hidricosargentina.gov.ar/MapaCuencas.html) o
en las regionalizaciones de Cabrera y Willink (1973) y de Dinerstein et al. (1995).
La dinámica fluvial pasada y actual involucra el arrastre y deposición de sedimentos acarreados
por los ríos desde las nacientes en montañas y mesetas fuera de los límites de la Argentina. Estos
procesos ocurren en pulsos donde alternan picos de inundación con períodos secos. Los picos de
inundación, en los períodos de abundantes lluvias en las cuencas altas, ocasionan el desborde de
los cauces del Paraguay, el Paraná y el Uruguay y la inundación de las islas vecinas. Al disminuir
bruscamente la velocidad de las aguas en los desbordes, se produce la deposición de sedimentos
gruesos sobre las márgenes del cauce, constituyendo albardones que bordean las islas, de modo
que éstas tienen la forma de cubetas, con bordes más elevados que su interior y formados por ma-
teriales gruesos y porosos. La dinámica fluvial también forma canales que cortan los albardones y
permiten el anegamiento y drenaje de las islas. Otras zonas, más alejadas de los cursos principales,
que corresponden a fases anteriores del modelado fluvial, tienen menos cursos de agua activos y
son muy inundables por lluvias y crecientes. A lo largo de los ríos principales se encuentran deltas
interiores desarrollados en la desembocadura de los afluentes.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

El régimen hidrológico del río Paraná es estacional y está condicionado principalmente por las
precipitaciones en la alta cuenca. A partir de Septiembre asciende el flujo que alcanza su máximo
en Marzo. Estas crecidas anuales cubren las planicies de marea y el cinturón de espiras de meandros
que bordea al río. Las inundaciones extraordinarias que ocurren cada varios años, afectan principal-
mente la zona del bajo delta cubriendo gran parte de su superficie. El río Uruguay tiene un régimen
irregular y suelen producirse dos picos de creciente, uno en Junio-Julio y otro en Octubre-Noviem-
bre. Las crecidas extraordinarias del río Uruguay producen inundaciones parciales en el borde exte-
rior del delta. En el río de La Plata las mareas lunares se producen dos veces al día con una amplitud
Capítulo 13

de 1 m. Las mareas eólicas son producidas por los vientos del Sudeste y pueden elevar el nivel de
las aguas a más de 2,5 m por sobre el nivel del terreno (Iriondo, 2004). El modelo de pulsos de Neiff
(1999, Casco et al., 2005), muestra que en el Paraná, las sequías, caracterizadas por períodos de
suelo seco, son más frecuentes y tienden a acontecer en la misma época del año, en especial en el
período 1904-1960, y duran más que en los ríos Paraguay y Uruguay, pero son menos intensas. En
el río Uruguay la frecuencia, recurrencia y duración de los eventos secos es menor, pero sus inten-
sidades son mayores, cercanas al extremo histórico. En el río Paraguay, por el efecto regulador del
pantanal, las sequías son moderadas con recurrencia baja de las sequías extremas (Neiff, 2005).

Clima
El clima es templado y húmedo, con poca amplitud térmica diaria y estacional, debido a la pre-
sencia de los cuerpos de agua permanentes. La Ecorregión tiene una gran amplitud latitudinal, ex-
tendiéndose desde los 25,42 a los 36,33º Lat Sur, y por lo tanto presenta gradientes de tempera-
turas y de precipitaciones.
Los condicionantes principales del clima son los anticiclones del Atlántico Sur y del Pacífico Sur. El
primero, que circula en contra de las agujas del reloj, tiene influencia directa sobre la cuenca del Pa-
raná al enviar masas de aire cálido y húmedo, principalmente en verano. El Anticiclón del Pacífico Sur
caracteriza al clima de invierno, junto con los eventos poco frecuentes de vientos polares. El resultado
es un clima tropical/subtropical con un gradiente de temperaturas N-S y un gradiente E-O de precipi-
taciones. En los valles, es la enorme masa de agua que circula de Norte a Sur la que determina el clima
(Iriondo y Paira, 2007; Iriondo, 2007). Las precipitaciones medias anuales son de 1250 mm a lo largo
del Paraná e incrementan hacia el Norte a lo largo del río Uruguay hasta aproximadamente 1700 mm
al Norte. Las temperaturas de Enero (mes más cálido) varían de 25 a 27,5 °C entre los extremos Sur
y Norte de la Ecorregión; las de Julio (mes más frío) varían entre aproximadamente 12 y 18 °C entre
ambos extremos. Así, el clima varía entre subtropical húmedo en el Norte cambiando a húmedo tem-
plado húmedo en el Sur (Drago, 2007). Las heladas son inexistentes o son poco importantes.

Ambiente Natural
Los suelos son muy influidos por la dinámica hidrológica. En la Ecorregión predominan los suelos
del orden Molisoles, que se encuentran en todos los Complejos de Ecosistemas (en adelante Com-
plejos), pero sólo predominan en el Complejo Delta del Paraná. En segundo lugar están los Entiso-
les, presentes en todos los Complejos pero dominan sólo en el Complejo Estuario del Plata. Cabe
señalar que para este Complejo el mapa de suelos no incorpora aquellos ocupados por la región
Metropolitana de Buenos Aires. En tercer lugar se encuentran los Alfisoles, que están presentes en
proporciones reducidas en cuatro de los cinco Complejos y predominan en el Complejo Bajo Pa-
raguay (Tabla1). En la tabla no se incluye el espacio ocupado por cuerpos de agua, que puede ser
considerable en algunos Complejos, como en los Complejo Paraná Medio y Costas e Islas del Río
Uruguay, en los que ocupa el 49,4 y 29,2 % de sus superficies, respectivamente.

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Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

Tabla 13.1. Porcentaje de los principales Grupos de suelos en los Complejos de la Ecorregión Delta e Islas del Paraná y
del río Uruguay
Orden Gran Grupo BP PM DP EP CIU
Alfisoles Albacualfes 4,15 0,90 0,00 0,00 0,00

Alfisoles Haplustalfes 40,71 0,00 0,00 0,00 0,00

Alfisoles Kanhapludalfes 0,00 0,00 0,00 0,00 5,89

Alfisoles Natracualfes 9,10 7,29 0,33 0,00 0,00

Alfisoles Ocracualfes 2,29 1,19 0,00 0,00 0,12

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


Alfisoles Paleudalfes 0,00 0,00 0,00 0,00 3,33

Entisoles Haplacuentes 0,82 0,00 9,55 0,00 21,66

Entisoles Udifluventes 6,09 0,67 0,58 0,00 14,45

Entisoles Udortentes 0,00 0,00 0,00 0,00 4,82

Entisoles Udipsamentes 0,00 5,58 0,78 37,70 0,00

Inceptisoles Halacueptes 10,11 0,00 0,27 0,00 0,44

Ultisoles Kandihumultes 2,35 0,00 0,00 0,22 1,99

Molisoles Argiacuoles 20,63 5,56 0,00 0,00 2,14

Molisoles Argiudoles 0,37 1,72 1,09 0,00 0,10

Molisoles Haplacuoles 0,00 0,00 19,27 0,00 0,01

Molisoles Hapludoles 2,08 3,10 49,80 26,61 10,63

Molisoles Haplustoles 3,08 0,00 0,00 0,00 0,00

Molisoles Natracuoles 0,00 2,01 0,05 0,00 0,00

Vertisoles Cromudertes 0,00 0,00 0,00 5,87 0,00

Vertisoles Peludertes 0,00 0,00 2,46 0,00 1,47


Código de Complejos: BP=Bajo Paraguay; EP=Estuario del Plata; PM=Paraná Medio; DP=Delta del Paraná; CUI=Costas e Islas del río Uruguay.
Elaboración propia por superposición del mapa de Complejos sobre el mapa de suelos de Maccarini y Baleani (1995).

Los Molisoles son excelentes suelos agrícolas, ricos en materia orgánica, bien estructurados y en
general bien drenados. Se encuentran en zonas húmedas y subhúmedas. Los Entisoles son suelos
jóvenes que carecen o tienen escaso desarrollo de horizontes diagnóstico. La mayoría tiene sólo un
horizonte superficial claro, de poco espesor y generalmente pobre en materia orgánica. Los Alfiso-
les son suelos minerales generalmente húmedos, con problemas de drenaje debido a un alto con-
tenido de arcilla o a un horizonte subyacente impermeable. Tienen bajo a mediano contenido de
materia orgánica, pero son buenos suelos agrícolas (Macarini y Baleani, 1995).
Entre los Molisoles predominan los Hapludoles, especialmente en los Complejos Delta del Paraná
donde dominan, y Estuario del Plata. Son suelos húmedos durante la mayor parte del año (no están
secos más de 90 días al año o 60 días consecutivos). Tienen un horizonte superficial oscuro típico de
los Molisoles y un horizonte subsuperficial enriquecido con arcillas. La capacidad de retención de la
humedad está levemente disminuída con relación a los Molisoles. Son aptos para la producción de
cereales, soja, girasol y pasturas. Entre los suelos del Orden Entisoles predomina el Gran Grupo Udip-
samentes, especialmente en el Complejo Estuario del Plata. Son suelos dominantes en los depósitos
de arenas estabilizadas o móviles, de regiones húmedas, y tienen en la fracción arenosa una apre-
ciable cantidad de materiales meteorizables. Muchos de estos suelos están forestados con coníferas.
También abundan los Haplacuentes, que dominan en el Complejo Costas e Islas del río Uruguay. Son
suelos saturados permanentemente con agua, en depresiones de tierras altas donde la acumulación
de sedimentos no es muy significativa; con la profundidad disminuye el carbono orgánico. Dentro del

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Orden Alfisoles se destacan los Haplustalfes, que dominan ampliamente en el Complejo Bajo Para-
guay, y están ausentes del resto de los Complejos. Son suelos de climas subhúmedos pero que pasan
períodos de sequía por falta de infiltración de agua a las napas profundas. Son de formación incipien-
te, formados sobre sedimentos o geoformas recientes (Macarini y Baleani, 1995).
Los ríos Paraguay y Paraná son un excelente corredor biogeográfico, como muestra la presencia
de especies de linaje amazónico en todos los bosques de galería de la Ecorregión, incluyendo el
Monte Blanco del Complejo Delta del Paraná, que se encuentra a más de 1200 km al Sur del Trópi-
co de Capricornio (Oakley et al., 2005). También se encuentran especies de linaje chaqueño en las
Capítulo 13

latitudes templadas de la provincia de Buenos Aires.


La vegetación nativa muestra un patrón recurrente determinado por la geomorfología y las con-
diciones hidrológicas, especialmente la frecuencia, profundidad y duración de las inundaciones.
Alternan bosques y arbustales en los angostos albardones ribereños, pajonales y pastizales en de-
presiones y comunidades higrófilas1 y acuáticas sobre las riberas de los cursos de agua y en las la-
gunas interiores.
El tipo de vegetación característico son los bosques fluviales definidos como formaciones domi-
nadas por especies arbóreas. La distribución y abundancia de las especies de árboles está modelada
por el escurrimiento del agua de los cursos y por la longitud y alternancia de períodos de suelo inun-
dado y de suelo seco. El ensamble de especies de estos ambientes tiene características fisiológicas
particulares, como consecuencia de la presión selectiva de los pulsos (período formado por cada fase
de inundación y de sequía). Por esto, pueden sobrevivir en condiciones de sequías e inundaciones
extraordinarias (Neiff, 2005). Dado que las variables que modulan los pulsos (frecuencia, intensi-
dad, estacionalidad, etc.), varían espacialmente, se encuentran diversos tipos de bosques fluviales
en la Ecorregión (Neiff, 2005). Entre las especies más representativas de los bosques fluviales se en-
cuentran Salix humboldtiana (sauce), Erythrina crista-galli (ceibo), Myrsine laetevirens (canelón), Sa-
pium haematospermum (curupí); Cathormion polyanthum (=Albizia inundata, timbó blanco), Inga vena
(ingá), Croton urucurana (sangre de drago), Nectandra falsifolia (laurel de río), Tessaria integrifolia (aliso
de río) y Acacia caven (espinillo) (Sabattini y Lallana, 2007).
Otros tipos de vegetación característica son los bosques de albardón, los pastizales altos, los Catay-
sales, los canutillares y los camalotales, ordenadas desde los inundados menos frecuentemente a los
inundados permanentemente. El bosque de albardón, llamado localmente Monte Blanco, tiene fiso-
nomía de selva, con abundancia de enredaderas y epífitas, pero no es un bosque fluvial porque no
depende de las fluctuaciones hidrométricas aunque se ubiquen en el borde del río (Neiff, 2005); sin
embargo, si los albardones son bajos pueden compartir especies de los bosques fluviales. Las espe-
cies más comunes en el Monte Blanco son Sapium haematospermum, Carthomion polyantum, Erythrina
crista-galli, Nectandra angustifolia, Myrsine laetevirens, Acacia caven, Inga vena, entre otras (Sabattini
y Lallana, 2007). Otras especies presentes pueden ser Ocotea acutifolia (laurel blanco), Rapanea spp
(canelones), Pouteria salicifolia (mataojo), Syagrus romanzoffiana (pindó).
Dependiendo de las propiedades de los albardones, se puede encontrar diferentes comunidades. Por
ejemplo, en los albardones del curso Paraguay-Paraná se encuentra el bosque de Cecropia pachystachya
(ambai), Croton urucurana; Nectandra angustifolia; Inga subsp affinis, Ocotea diospyrifolia; Banara arguta;
Geoffroea striata; Peltophorum dubium. Estos bosques se desarrollan en suelos formados por capas are-
nosas y limosas intercaladas, de origen aluvial actual y que tienen uno o más períodos anuales de suelo
inundado (Neiff, 2005).
Los pastizales altos dominados por Panicum prionitis (paja de techar); cataysales formados por Polygo-
num hydropiperoides (caá-tay), P. ferrugineum y P. punctatum, y canutillares de Panicum elephantipes,

1 Higrófilo: adjetivo aplicado a plantas y comunidades propias de medios húmedos. Hidrófilo: adjetivo aplicado a plantas acuáti-
cas con hojas flotantes o sumergidas (Font Quer, 1970).

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Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

Paspalum repens y Echinochloa polystachya se desarrollan en humedales y lagunas temporales. En las la-
gunas permanentes crecen canutillares, juncales de Schoenoplectus californicus y camalotales formados
por Eichhornia crassipes, E. azurea, Pistia stratiotes, Ludwigia peploides, Salvinia herzogii2, Enhydra ana-
gallis, Azolla caroliniana y Hydrocotile spp En los ríos también se encuentran camalotales y canutillares
(Sabattini y Lallana, 2007).
En otros sectores de la Ecorregión se encuentran pajonales de cortadera (Scirpus giganteus), es-
padaña (Zizaniopsis bonariensis), totora (Typha spp), entre otras, en las depresiones de las islas; en
sitios inundables periódicamente se desarrollan matorrales de leguminosas de los géneros Sesbania

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


o Mimosa, o sarandí blanco y colorado (Phyllanthus sellowianus y Cephalanthus glabratus, respecti-
vamente). En sitios algo más elevados aparecen los bosques abiertos de ceibo (Erythrina crista-galli)
con sotobosque de pajonal.
La biodiversidad de las comunidades sometidas a pulsos hidrológicos es muy variable y depende
fundamentalmente de las características de los pulsos. La diversidad gamma3 es muy alta en la Eco-
rregión, a juzgar por el conjunto de las listas de especies publicadas por los autores que estudian la
vegetación en diversos sectores; sin embargo, localmente la riqueza de especies es baja. Si se agre-
ga la variable tiempo, la diversidad alfa4 también tiene valores altos juntando las listas de especies
registradas en un determinado sitio a lo largo de la historia; sin embargo, esta riqueza potencial, no
se verifica en la riqueza actual, la cual es mucho más baja. La explicación de esta diferencia podría
ser el alto grado de fluctuación del sistema y la diversidad funcional de los organismos vegetales y
animales, que difiere en la capacidad de adaptación a las fases de los pulsos hidrológicos (Casco
et al., 2005). La variabilidad espacial y temporal de la riqueza de especies es la manifestación más
clara de la gran complejidad de la Ecorregión y una indicación de las dificultades que se presentan
para su manejo sostenible. La alteración de las variables del pulso hidrológico ya sea por obras de
infraestructura o por el cambio climático puede modificar las características fisonómicas de la ve-
getación, las condiciones del hábitat y la flora y la fauna, de maneras impensadas.
La influencia climática y biogeográfica se evidencia también en la fauna, la cual es muy rica en
comparación con las Ecorregiones vecinas, especialmente a las bajas latitudes, debido a la variedad
de tipos de hábitat. Entre los anfibios se encuentra una subespecie endémica, la ranita trepadora
(Ololygon x-signata = Scinax eryngyophilla). Otras especies son el lagarto overo (Tupinambis teguixin)
y el yacaré ñato (Caiman latirostris), entre otras. Se encuentran aves acuáticas (patos y garzas) y
poblaciones relictuales de pava de monte (Penelope obscura). Entre los mamíferos se encuentran el
coipo (Myocastor coypus) y el carpincho (Hydrochaeris hydrochaeris), y quedan pequeñas poblacio-
nes de ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus) y de lobito de río (Lontra longicaulis).

Ambiente humano
Existen evidencias de ocupación humana entre 2700 y 300 AP5. Los pobladores eran cazadores-
recolectores-pescadores y usaban canoas. Los sitios arqueológicos se encuentran en los albardones
y médanos más altos, sin peligro de inundación e incluyen objetos de cerámica, herramientas de
hueso y de piedra y ornamentos de cobre y de conchillas. Su alimentación provenía de la caza de
mamíferos, como Blastocerus dichotomus y Ozotoceros bezoarticus, Myocastor coypus (coipo), Hy-
drochaeris hydrochaeris (carpincho) y Cavia apereay. Entre los productos de la pesca y recolección
se encontraron Pimelodus sp y Doradidae y moluscos de agua dulce. La dieta también incluía frutos
de palmeras y de algarrobo. También cultivaban poroto y maíz en pequeñas huertas. La madera de

2 Salvinia herzogii no figura en los catálogos de la Flora Argentin y de la Flora del Conosur.
3 Diversidad gamma: riqueza de especies del conjunto de comunidades que integran un paisaje (Whittaker, 1972).
4 Diversidad alfa: riqueza de especies de una comunidad particular considerada homogénea (Whittaker, 1972).
5 AP: antes del presente.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Myrsine y Prosopis se empleaba como fuente de energía para cocinar, calefaccionar y para procesar
la cerámica. La madera de Inga se usaba probablemente para hacer fuego para ahumar carne dese-
cada o pescados, espantar insectos o acorralar la caza (Bonomo et al., 2011).
El uso más importante de la Ecorregión como unidad es el de vía de transporte. El programa Hidro-
vía Paraguay-Paraná constituye una estrategia de transporte fluvial en un tramo comprendido entre
Puerto Cáceres (Brasil) en su extremo Norte y Puerto Nueva Palmira (Uruguay) en su extremo Sur. El
Programa surgió en primera instancia como consecuencia del incremento del comercio y más tarde
se amplió con la creación del Mercado Común del Sur (MERCOSUR). El Comité Intergubernamental de
Capítulo 13

la Hidrovía (CIH), integrado por Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay, gestionó los estudios
para poner en marcha el programa. El objetivo es garantizar la navegación diurna y nocturna de con-
voyes formados por barcazas y un remolcador de empuje, durante todo el año, para facilitar el trans-
porte masivo de los productos de la región a través de grandes distancias con el menor costo posible.
Los productos más importantes en términos de volumen transportado son la soja y sus derivados,
seguidos por el hierro y los combustibles. El tráfico de bajada es cuatro veces mayor que el de subi-
da. El tráfico de mayor importancia de subida es el de combustibles (80 % del total) (SSPyVN, 2007).
Otras actividades importantes son la pesca, la ganadería en los bajos, la producción forestal en
las terrazas y el turismo.

Conclusión
En esta Ecorregión, quizás más que en las demás, adquiere mucha importancia el cambio climático,
debido a la rapidez de las fluctuaciones del régimen hidrológico y de las respuestas biológicas, ecoló-
gicas y sociales a estos cambios. Este es un hecho a tener en cuenta al momento de la planificación y
diseño del manejo y la gestión. Se han identificado escenarios de riesgo futuro. Un cambio climático
puede causar cambios hidrológicos muy intensos porque la relación entre el incremento de precipita-
ción y el incremento de los caudales en la cuenca del Plata no es lineal, sino que las variaciones anuales
de la precipitación son amplificadas en los caudales. El pronóstico de grandes crecidas no depende ex-
clusivamente de la ocurrencia del evento El Niño, por lo cual el pronóstico climático no siempre predi-
ce inundaciones. Los factores que fuerzan las inundaciones son complejos, se asocian al aporte de los
tributarios principales, las ondas de marea que provienen del océano y la acción de los vientos. En la
costa del río de La Plata se verifica una tendencia al ascenso del nivel medio del agua del río y al aumen-
to de la frecuencia de las crecidas originadas en sudestadas; en el siglo XX el nivel del río incrementó
17 cm en la ciudad de Buenos Aires. Los eventos climáticos no sólo tienen que ver con las inundaciones
sino también con las grandes bajantes. Existe una tendencia de aumento de las crecidas máximas de
los principales tributarios del Paraná y Uruguay en las últimas tres décadas, pero también se registra un
aumento en las máximas bajantes en las últimas tres décadas, es decir un aumento de las condiciones
extremas. Se registra un cambio de circulación de los vientos con aumento en la frecuencia de vientos
del Este frente a los del NE. Entre las décadas de 1950 y 1990 hubo un desplazamiento hacia el Sur del
eje de máxima presión, lo que significa que el borde occidental del centro de alta presión (ubicado en
forma permanente sobre el océano Atlántico Sur) se corrió, en los últimos 50 años, hacia el Sur modi-
ficando las condiciones de circulación del aire sobre la cuenca del Plata (CESAM, 2004).
La Ecorregión se divide en tres subregiones que se diferencian por el patrón de modelado fluvial,
y cinco Complejos de Ecosistemas:

● Subregión Hidrosistemas de Planicies de Inundación


— Complejo Bajo Paraguay
— Complejo Paraná Medio

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Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

● Subregión Antiguo Estuario Marítimo


— Complejo Delta del Paraná
— Complejo Estuario del Plata
● Subregión Río Uruguay
— Complejo Costas e Islas del Río Uruguay

SUBREGIÓN HIDROSISTEMAS DE PLANICIES DE INUNDACIÓN


Complejo Bajo Paraguay

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


Tipos esenciales de vegetación
En el Complejo se encuentra un mosaico de formaciones vegetales según las propiedades de los
pulsos hidrológicos: bosques fluviales y de albardón, pajonales, pastizales, camalotales, sabanas
con palmas.

Ubicación
El Complejo, con 2355 km2, se extiende desde la confluencia del río Pilcomayo con el río Paraguay
hasta la desembocadura del río Paraguay en el río Paraná medio. Tiene una longitud de 324 km.
Comprende las franjas costeras orientales de los departamentos Pilcomayo, Formosa y Laishi de
la Provincia de Formosa, y Bermejo de la Provincia del Chaco.
Limita al Este con la Ecorregión Chaco Húmedo, al Norte y al Este con la República del Paraguay
y al Sur con el Complejo Paraná Medio.

Clima
El clima es subtropical húmedo, sin estación seca. La temperatura media anual oscila entre 22
y 23 °C. La media del mes de Enero es de 28 °C y la del mes de Julio de 16 a 17 °C. Las precipita-
ciones medias son de 1250-1350 mm y se concentran en verano. El balance hídrico es positivo,
alrededor de 50 mm, aún siendo alta la evapotranspiración potencial.
En el centro Este del Complejo la estación climatológica Formosa-Aeropuerto registra tempera-
turas anuales media, máxima media y mínima media de 22,4; 29 y 17,1 °C en el período 1976-81,
1983-84, 1987-2001, 2004-04, 2006-11. Para el mismo período, la velocidad media anual del
viento fue 13,7 km/h; hubo un promedio anual de 100 días de lluvia; 1,03 días de granizo y 71
días de tormenta. La precipitación media anual fue de 1402,7 mm en el período 1978-81,1983-
84, 1988-98, 2003-04. Entre 1975 y 1994 hubo seis tornados (Fuente de datos: TuTiempo.net).

Geología y geomorfología
El Complejo comprende el valle actual del río Paraguay, el cual transporta gran cantidad de sedi-
mentos provenientes de los afluentes que bajan de las sierras y cruzan las planicies.
El río Paraguay drena un extenso humedal, que cubre unos 60.000 km2, el Pantanal, cubierto por
las aguas que recibe de numerosos cursos provenientes de las áreas periféricas altas. Más adelante,
el curso se hace cada vez más meandroso. El bajo Paraguay, desde la desembocadura del río Pil-
comayo hasta la confluencia con el río Paraná, ya en la Argentina, corre sobre depósitos aluviales y
recibe por la margen derecha6 numerosos cursos de agua, entre los que se destacan el Pilcomayo y
el Bermejo (Popolizio, 2004).

6 Las márgenes derecho e izquierdo de un río se identifican en relación al sentido de flujo del agua. Por ejemplo, en el Tramo del
río Paraná que corre de Norte a Sur, la margen derecha es la occidental.

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La llanura de inundación, de un ancho variable de entre 2,5 y 30 km, es una planicie compues-
ta formada por una combinación de planicie de bancos, planicie reciente de meandros planicie de
meandros antiguos y planicie de drenaje impedido. La planicie de meandros recientes se desarrolla
por la migración del canal principal y se caracteriza por la serie de espiras de meandros con depósi-
tos de bancos, caños y lagunas semilunares. Durante las inundaciones, las lagunas pueden adquirir
características lóticas. La unidad morfológica planicie de meandros recientes es la predominante en
el bajo Paraguay, ocupando el 58,4 % de la superficie del valle aluvial (Drago, 1990).
La planicie de meandros antiguos por lo general está separada del canal principal por la planicie
Capítulo 13

de meandros recientes. Está formada por vestigios de espiras de meandros, bajos pantanosos alar-
gados y angostos y lagunas grandes y someras, formadas por la unión de series de restos de espiras
de meandros por erosión de los albardones durante las crecidas. En estos cuerpos de agua suelen
aparece islas alargadas y erosionadas que son restos desgastados de los albardones. Esta unidad
morfológica ocupa el 33,7 % del valle aluvial (Drago, 1990).
La planicie de drenaje impedido es una unidad más evolucionada, en la que predominan los pro-
cesos de sedimentación. Está salpicada por marismas y ciénagas que ocupan las cuencas de las an-
tiguas lagunas. Los caños y los restos de espiras de meandros aparecen cubiertos de arcillas y limos
traídos por las inundaciones. La unidad aparece como una extensa área pantanosa con pendiente
suave, en cuyas partes más elevadas se originan pequeñas redes de drenaje, que transportan el
agua de lluvia hacia los pantanos. Esta unidad morfológica, que ocupa el 6,2 % del valle aluvial, se
encuentra alejada del canal principal (Drago, 1990).
El escurrimiento superficial se realiza por ríos y cañadas de bordes no bien definidos. En el plano
de inundación, la acción del agua se manifiesta todos los años y su acción se ejerce durante largo
tiempo. La terraza baja se inunda cuando hay coincidencias recientes de colectores y afluentes.
El río Bermejo es el principal afluente del río Paraguay en el Complejo y provee grandes volúme-
nes de sedimentos suspendidos, como lo demuestran las marcadas diferencias de concentración
de sedimentos suspendidos en el Paraguay río arriba y río abajo de su confluencia con el Bermejo
(89 mg/L y 624 mg/L, respectivamente en el período de aguas altas).
El régimen del río Paraguay es regular. Los desbordes anuales ocurren generalmente en invierno
y alcanzan a cubrir el plano de inundación del río con una lámina de agua de un metro o más de
espesor. Cada tres años, las inundaciones tienen mayor intensidad, cubriendo con dos metros o
más, más del 80 % de la llanura inundable. En períodos con fuerte influencia del fenómeno de El
Niño, tal como 1982-1983, las riadas (desbordes) cubren con 4-5 metros de agua toda la planicie
inundable (Neiff et al., 2005).

Patrones recurrentes
En el Complejo alternan áreas bajas planas o lomadas, cubiertas con pajonales y palmares; albar-
dones con selva ribereña, lagunas e islas. Cada geoforma puede contener una diversidad de comu-
nidades, cuyas características fisonómicas florísticas, biomasa y riqueza de especies dependen de
las propiedades de los pulsos (Casco et al., 2005).
En las llanuras aluviales de anegamiento estacional con suelos arcillosos vérticos alcalinos, lige-
ramente a moderadamente salobres se desarrollan sabanas herbáceas con abundancia de palmas,
proporciones variables de árboles y arbustos y un piso de gramíneas altas (pajonal). En estado poco
intervenido, constituyen bosques semidensos a semiabiertos, dominados por Copernicia alba (pal-
ma carandá) con la que se asocian diversas especies de árboles y arbustos higrófilos. En la mayor
parte de su área de distribución, los palmares boscosos han sido transformados antrópicamente en
sabanas palmares por acción del fuego y del ganado. Las especies diagnósticas son Copernicia alba,

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Microlobius foetidus subsp paraguensis, Acacia monacantha, Lonchocarpus fluvialis (=Muellera fluvia-
lis), Coccoloba paraguariensis, Combretum lanceolatum, Sphinctanthus microphyllus, Sphinctanthus
hasslerianus, Prosopis vinalillo, P. elata, P. ruscifolia, P. chilensis, P. nigra, Tabebuia nodosa, Parkin-
sonia aculeata, Pennisetum frutescens, Acacia caven, Panicum prionitis, P. trichanthum, Sporobolus
phleoides, Gouinia paraguayensis, Schizachyrium condensatum, Heteropogon contortus, Eupatorium
spp, Lycium spp, Solanum spp. Las especies de Prosopis sólo abundan en tierras muy intervenidas
por la ganadería (Nature Serve, 2005).
En las zonas más deprimidas de las llanuras de inundación estacional fluvio-lacustre, con aguas de

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hasta 1,5-2 m de profundidad durante varios meses la mayoría de los años, se desarrollan pajonales do-
minados por gramíneas robustas con escasa a nula presencia de palmas. Las especies diagnósticas son
Panicum prionitis, Hymenachne amplexicaulis, H. donacifolia, Echinochloa polystachya, Rhynchoryza subula-
ta (=Oryza subulata), Leersia hexandra, Cuphea racemosa subsp racemosa, Aeschynomene montevidensis,
Caperonia cordata, Byttneria scabra, Cyperus reflexus, Rhynchospora corymbosa, Panicum hylaeicum (=P.
laxum), Poa pilcomayensis, Conyza bonariensis, Sorghastrum setosum (=S. agrostoides), Paspalum interme-
dium, P. conspersum, Panicum tricholaenoides, Setaria fiebrigii, Hyptis lappacea, Mimosa pigra, Eryngium
eburneum (Nature Serve, 2005).
En las llanuras aluviales recientes de los principales ríos, como el Paraguay, se encuentran bosques
ribereños densos, semi-caducifolios a siempreverdes estacionales, de dosel semicerrado, de 10 a 20
m de altura, dominados generalmente por Albizia inundata. Se desarrollan en suelos limosos o arcillo-
limosos flúvicos, que se inundan varios meses al año por aguas no salinas de desbordamiento fluvial.
Las especies diagnósticas son Albizia inundata, Geoffroea spinosa, Crateva tapia, Bergeronia sericea, Ba-
nara arguta, Laetia americana, Aporosella chacoensis, Piptadenia robusta7, Senna grandis8, Ocotea dios-
pyrifolia (=O suaveolens), Ruprechtia brachysepala, Inga vera subsp affinis, Sapindus saponaria, Machaonia
brasiliensis, Pouteria gardneriana, Genipa americana (Nature Serve, 2005).
Sobre los suelos bien drenados de los albardones fluviales, con inundaciones poco frecuentes y de
muy corta duración, se desarrollan selvas muy diversificadas, predominantemente siempreverdes. El
estrato herbáceo es muy ralo. En el borde interno del albardón se encuentra un bosque inundable
dominado por laureles; en los bordes externos presenta comunidades de quebrachales y algarrobales.
Las especies diagnósticas son Inga verna subsp affinis (ingá), Gleditsia amorphoides (espina de corona),
Holocalyx balansae (alecrín), Peltophorum dubium (ibirá-pitá), Phyllostylon rhamnoides (palo lanza),
Patagonula americana (guayaibí), Nectandra angustifolia (=N. falcifolia, laurel), Ocotea diospyrifolia,
Aspidosperma quebracho-blanco, Schinopsis balansae, Prosopis alba, Ziziphus mistol (mistol), Aechmea
distichanta (Nature Serve, 2005).
La vegetación de los grandes ríos está constituida por un mosaico de formaciones vegetales cuyo
patrón de distribución depende de los pulsos hidrológicos (fases de suelo seco y de suelo inunda-
do). La planicie proximal, que comprende la franja más cercana al curso de agua, se inunda una o
más veces al año; en la planicie de desborde fluvial, de 2 a 20 km de ancho, el flujo de agua ha mo-
delado barras arenosas y áreas cóncavas, alargadas a semilunares, que forman madrejones o caños.
Las barras arenosas se encuentran cubiertas por bosques de galería dominados por una sola especie,
que puede ser Salix humboldtiana o Tessaria integrifolia, o por bosques pluriespecíficos de 3 a 5 es-
tratos formados por Banara arguta, Inga verna subsp affinis, Croton urucurana; Cecropia pachystachya;
Albizia polyantha9. Los madrejones están dominados por praderas de Eichhornia crassipes o de Pistia
stratiotes. Entre los albardones y madrejones, suelen encontrarse extensos bañados, que son pla-
nicies levemente cóncavas en las que el agua permanece la mayor parte del año. La vegetación de

7 Piptadenia robusta no figura en los catálogos de la Flora Argentina y Flora del Conosur. Está citada para Bolivia.
8 Senna grandis no figura en los catálogos de la Flora Argentina y de la Flora del Conosur. Está citada para América Central.
9 Albizia polyantha no figura en los catálogos de las Floras Argentina y del Conosur; podría ser sinónimo de A. inundata.

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los bañados está formada por hierbas altas y tiernas, en su mayoría gramíneas (Panicum grumosum;
Echinochloa polystachya, Panicum elephantipes, Hymenachne grumosa) que forman un dosel continuo
de hasta dos metros de alto (Nature Serve, 2005).
En las medias lomas de suelos fértiles, ubicadas en una posición intermedia entre los bosques de
galería y las vías de escurrimiento, con cañadas y esteros, se encuentran relictos de los pastizales y
sabanas característicos de esta zona. Localmente tienen pequeñas depresiones que son los únicos
ambientes inundables. La mayor parte de estas tierras esta convertida para agricultura. El fuego es
un componente importante y las especies leñosas de estas sabanas suelen presentar adaptaciones
Capítulo 13

tales como cortezas engrosadas. Las especies diagnósticas son Sorghastrum setosum (paja amarilla),
Schizachyrium condensatum (paja colorada), S. spicatum (paja colorada), Hemarthria altissima (pasto
clavel), Elionurus muticus (espartillo), Paspalum intermedium (pasto horqueta), Bothriochloa laguroides,
Imperata brasiliensis (chajapé), Vicia stenophylla, V. nana, Chloroleucon tenuiflorum (tatane), Entero-
lobium contortisiliquum (oreja de negro), Erythrina dominguenzii (ceibo rosado), Prosopis affinis (ñan-
dubay) (Nature Serve, 2005).
Parte importante de los palmares boscosos han sido transformados en pastizales y sabanas secun-
darias o seriales por tala, fuegos anuales y ganadería extensiva. La cobertura es mayormente her-
bácea, con presencia variable pero generalmente dispersa de palmas (Copernicia alba). Comprende
diversas asociaciones herbáceas según el gradiente de humedad edáfica, las cuales se desarrollan en
suelos desde estacionalmente saturados de humedad a temporalmente anegados, y desde algo sa-
lobres a moderadamente salinos. Las especies diagnósticas son Copernicia alba, Cyperus aggregatus
(= C. cayennensis), Panicum bergii, Heimia salicifolia, Fimbristylis castanea, Paspalum plicatulum, Turne-
ra grandiflora, Schizachyrium microstachyum (= S. condensatum), Paspalum notatum, Andropogon se-
lloanus, Chamaecrista serpens, Vernonia rubricaulis, Sida anomala, Eragrostis lugens, Setaria parviflora,
Aeschynomene histrix var. incana, Wissadula glechomaefolia, Aristida circinalis, Arachis villosa, Axonopus
argentinus, Bothriochloa laguroides, Chloris barbata, Coelorhachis selloana (Nature Serve, 2005).
La riqueza de fauna silvestre es relativamente alta por la diversidad de hábitats generados por
la dinámica fluvial y su efecto sobre el patrón de la cubierta vegetal. Entre los peces, sobresalen el
pacú (Colossoma mitrei), la tararira (Hoplias malabaricus), el dorado (Salminus maxillosus), los surubíes
(Pseudoplatystoma spp) y el manguruyú (Paulicea lutkeni). Entre las aves se destacan el pato criollo
(Cairina moschata), el sirirí colorado (Dendrocygna bicolor), el yabirú (Jabiru mycteria), el muitú (Crax
fasciolata), el picabuey (Machetornis ilsoxus) y varias especies de garzas, bandurrias y milanos. Entre
los reptiles, se encuentran los yacarés ñato (Caiman latirostris) y negro (C. yacare), y la boa curiyú (Eu-
nectes notaeus). Los mamíferos más notables son el mono aullador (Alouatta caraya), el coatí (Nasua
nasua), el zorro de monte (Cerdocyon thous), los pecaríes labiado (Pecari tajacu) y de collar (Tayassu
pecari), el murciélago pescador grande (Noctilio leporinus), la rata colorada (Holochilus chacarius), el
carpincho (Hydrochaeris hydrochaeris), el lobito de río (Lutra longicaudis) y el coipo (Myocastor coypus).

Pulsos naturales
El pulso natural más importante es el hidrológico, en el que alternan períodos de suelo seco con sue-
los inundados, de cuyas características dependen las variables de la vegetación. Durante las crecidas
el río desborda sobre ambas márgenes y ocupa una franja de 10 a 15 km de ancho (CESAM, 2004).
La vegetación cumple un rol muy importante en la amortiguación de las crecidas porque retar-
da el escurrimiento y disipa grandes volúmenes de agua impidiendo que lleguen al tramo bajo. Al
disminuir la velocidad del flujo reduce la erosión hídrica. El efecto atenuador de la vegetación dis-
minuye cuando la crecida cubre a la vegetación. El rol atenuador depende de variables estructu-
rales de la vegetación como cobertura, continuidad, densidad y altura, las cuales dependen de la

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duración de las crecientes. Este conocimiento es importante al momento de diseñar estrategias de


regulación del caudal de los ríos y de gestión del uso de los recursos naturales (Neiff et al., 2005).
Otro pulso natural es el que desencadena la sucesión natural después de incendios naturales o
provocados.

Potencial natural de producción


La actividad agropecuaria está definida por el relieve; en los altos se realiza agricultura (desmon-
tando selvas de ribera) y en las áreas bajas se hace ganadería y arroz con riesgo de grandes inunda-

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


ciones. No obstante, la mayoría de los habitantes, asentados en forma precaria, mantiene cultivos
y granjas familiares de subsistencia, también realizan pesca artesanal. La caza y pesca comercial
y de subsistencia se han incrementado desde 2001 y, a partir de los 90, también han aumentado
considerablemente las excursiones de caza y pesca deportiva.
El Complejo tiene potencial natural para la conservación de aves y de la vegetación que las alberga.
Se han identificado dos áreas de importancia para las aves (AICAs), que comprenden el valle fluvial del
Río Paraguay (Formosa) y el valle fluvial del río Paraguay-Paraná y ambas abarcan toda la costa fluvial
de las provincias de Formosa y Chaco (Di Giacomo, 2007a; Di Giacomo y Moschione, 2007).

Protección de la naturaleza
● Reserva Privada Bouvier, Convenio Propietario-Fundación Vida Silvestre Argentina sn/90.
● Reserva de la Biósfera Laguna de la Oca del Río Paraguay, Ley Provincial Nº 1335/00.
(Información SIFAP, 2011).

Complejo Paraná Medio


Tipos esenciales de vegetación
El tipo de vegetación característico es higrófilo e incluye bosques fluviales de diversos tipos, pal-
mares, pirizales (comunidad de Schoenoplectus californicus), pajonales (comunidades de pastos de
porte grande), canutillares (comunidades de Panicum elephantipes, Paspalum repens y Echinochloa
polystachya), cataysales (comunidades de especies del género Polygonum), pastizales, etc.

Ubicación
Se extiende desde la confluencia de los río Paraná y Paraguay hasta el Norte de la ciudad de Dia-
mante (Entre Ríos). El curso principal del río Paraná en este tramo tiene una longitud de 707 km.
Comprende las franjas orientales de los departamentos 1º de Mayo y San Fernando de la provincia
del Chaco; General Obligado, San Javier, Garay, La Capital y San Jerónimo de la provincia de San-
ta Fe y las franjas occidentales de los departamentos San Cosme, Capital, Empedrado, Bella Vista,
Lavalle, Goya y Esquina de la provincia de Corrientes y de La Paz, Paraná y Norte de Diamante de la
provincia de Entre Ríos. Su superficie es de 17.540 km2. Limita al Oeste con las Ecorregiones Cha-
co Húmedo y Espinal, al Este con las Ecorregiones Chaco Húmedo, Esteros del Iberá y Espinal, y al
Norte y al Sur con los Complejos Bajo Paraguay y Delta del Paraná, respectivamente.

Clima
El clima es subtropical húmedo sin estación seca definida en la porción Norte, donde las lluvias
son abundantes durante casi todo el año, de alrededor de 1600 mm. En el tramo Sur, el clima es
templado húmedo y las precipitaciones disminuyen gradualmente hasta 1000 mm.

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En el Complejo hay dos estaciones climatológicas, una en el extremo Norte (Estación Corrientes)
y otra en el extremo Sur (Estación Paraná, provincia de Entre Ríos). La estación Corrientes registra
temperaturas anuales media, máxima media y mínima media de 21,3; 27,2 y 15,6 °C y precipitación
media anual de 1346,1 mm, para el período 1951-80, 1981-90. Para el mismo período, la estación
Paraná muestra temperaturas anuales media, máxima media y mínima media de 18; 23,8 y 13,1 °C
y precipitación media anual de 1023,5 mm. Las precipitaciones medias mensuales por encima de la
media ocurren de Noviembre a Marzo (SMN, 2000). En el período 1993-99, 2006-11, la estación
Corrientes Aero tuvo temperaturas anuales media, máxima media y mínima media de 21,6; 27,8 y
Capítulo 13

16,2 °C, respectivamente; velocidad media del viento de 12,7 km/h, el promedio anual de días de
lluvia fue de 92 días y el de días de tormenta fue de 67,7 días (Fuente: tutiempo.net).

Geología y geomorfología
La historia geomorfológica del río Paraná se inicia durante el Terciario superior, cuando se ori-
ginan condiciones de semiaridez que determinan la formación de una superficie de aplanamiento.
Ésta permitió la unificación de dos cuencas fluviales, una al Norte de la provincia de Misiones y otra
en la Llanura Chacopampeana-Mesopotámica, separadas por terrenos elevados perpendiculares
a la dirección de las cuencas. En el sector argentino, el valle del Paraná se fue desplazando hacia
el Oeste, pivotando desde un sector situado entre Candelaria (provincia de Misiones) e Ituzaingó
(provincia de Corrientes), como consecuencia de cambios climáticos, con alternancia de períodos
más secos y más húmedos que el actual y de levantamientos tectónicos de carácter epirogénico10
que comenzaron con el ascenso del escudo brasileño y el descenso de la llanura chaco-pampeana
y se fueron propagando hacia el Oeste. Estos movimientos neotectónicos y los cambios climáticos,
estarían relacionados entre sí y cronológicamente con los períodos glaciales e interglaciales del he-
misferio Norte y con las variaciones del nivel del mar que se manifestaron en ingresiones y transgre-
siones marinas en la mesopotamia argentina hasta casi las Sierras Pampeanas. Esto implica que la
evolución del valle fluvial del Paraná es un proceso poligenético complejo con influencia de factores
exógenos y endógenos. Los movimientos neotectónicos siguen activos y junto con el cambio climá-
tico global podrían originar cambios del curso actual del Paraná (Popolizio, 2004).
En la confluencia entre los ríos Paraguay y Paraná cambia la morfología y la hidrología. Mientras que
el río Paraguay es muy sinuoso y poco caudaloso en su tramo final, el río Paraná es menos sinuoso
y muy caudaloso, portando dos canales, uno del lado occidental, con un gran aporte de sedimen-
tos, correspondiente al río Paraguay, y otro del lado oriental, con aguas claras, correspondiente al
río Paraná. A diferencia de lo que ocurre en el Complejo Bajo Paraguay, en que la planicie central de
modelado antiguo, ocupa la mayor parte de la superficie de su llanura aluvial, en el Complejo Paraná
Medio, la planicie central antigua ocupa sólo el 20 % de la llanura aluvial. Estas diferencias entre el
Bajo Paraguay y el Paraná Medio en cuanto al patrón de distribución de los elementos del paisaje es
consecuencia de diferencias de la dinámica fluvial, ligadas a diferencias de pendiente, descarga, car-
ga de sedimentos en suspensión y cargas de fondo.
Cabe señalar que el valle del río Paraná muestra una gran heterogeneidad del patrón de ordena-
miento de las diversas geoformas en sentido transversal a lo largo de su recorrido, así como de su
ancho y de los parámetros hidrodinámicos. Gran parte de la morfología fluvial se asocia a condicio-
nes paleoclimáticas diferentes de las actuales. Como ejemplo, hacia el Sur de Resistencia-Corrien-
tes el valle se ensancha en un trecho corto, pasando de los 20 a los casi 35 km aguas abajo. Desde
la ciudad de Corrientes hasta algunos kilómetros al Sur de Empedrado, y más al Sur, desde Bella

10 Epirogénesis: movimientos lentos de ascenso y descenso de las plataformas continentales que resultan en ondulaciones de
gran radio.

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Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

Vista hasta las proximidades de Lavalle, el cauce principal corre apoyado sobre la margen izquierda,
formada por barrancas muy abruptas con una diferencia de nivel de más de 20 m en aguas bajas. En
el tramo ubicado entre los dos anteriores, desde unos kilómetros al Sur de Empedrado hasta Bella
Vista, la situación cambia completamente, porque el valle menor realiza una amplia inflexión ale-
jándose de la barranca hasta un máximo de unos 15 km, lo que indica que el río tiene capacidad de
divagar dentro de la planicie mayor. En este sector, donde el río se separa de la barranca, aparecen
niveles de terrazas relictuales, ya que ellas mismas se encuentran separadas de la barranca por un
paleovalle de unos 10 km de ancho que corre apoyado en aquellas, indicando un antiguo trazado

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


más rectilíneo del curso (Popolizio, 2004). En la descripción del Complejo se generaliza la situa-
ción; para conocer los detalles de la geomorfología tramo a tramo se recomienda leer los trabajos
de Popolizio (2004) e Iriondo (2007), con algunas discrepancias entre ellos. El Complejo Paraná
Medio comprende una planicie de inundación compuesta marginal (o de borde), formada por la
planicie de barras, la planicie de meandros, la planicie de drenaje impedido y los deltas interiores.
La planicie de barras está formada por la unión de los bancos de arena y los canales de islas que
bordean el río como una ancha faja. Esta planicie, que ocupa el 35 % del valle de inundación, es
consecuencia del patrón anastomosado del canal principal y alcanza 7 km de ancho en el segmento
final del tramo medio (Drago, 1990).
En el borde derecho (occidental) del valle aluvial, la planicie de meandros alcanza su mayor de-
sarrollo. Varios canales laterales, como los ríos San Jerónimo, San Javier, Colastiné y Coronda, for-
maron cinturones de espiras de meandros de 2 a 13 km de ancho y su radio de curvatura puede
alcanzar los 5 km. Los meandros pueden divagar más de 120 m/año, ocasionando cambios mor-
fológicos rápidos. La planicie de meandros ocupa el 15 % del valle de inundación (Drago, 1990).
La planicie de drenaje impedido, que ocupa el 48 % del valle, se encuentra en general entre las
dos unidades morfológicas anteriores y alcanza un ancho de 20 km. La característica más notable
de esta unidad es la gran densidad de cuerpos de agua semilunares y someros. La red de drenaje
está formada por canales laterales temporales o permanentes con diversos grados de conexión con
los cuerpos leníticos. El patrón de drenaje típico es de una serie de lagunas unidas por canales se-
cundarios. Durante períodos de bajos o medios niveles de agua, ésta es provista por el canal prin-
cipal y los canales laterales (Drago, 1990).
Los deltas interiores se forman donde algunos afluentes drenan en el canal principal del río Paraná
y donde algunos canales laterales desaguan en las lagunas de la planicie de inundación. Ocupan me-
nos del 2 % del área del valle aluvial, debido a que muchos afluentes son temporales y a la baja carga
de sedimentos que transportan, por lo que forman deltas pequeños. El desarrollo de los deltas inte-
riores es limitado por la erosión. A veces son difíciles de reconocer por la presencia de bancos, islas y
depósitos fluviales del río Paraná. Se los encuentra en la margen izquierda del canal principal del río.
Se forman en la desembocadura de algunos tributarios o donde fluyen algunos cursos de divagación
de la planicie. En la margen derecha los tributarios poseen canales sin deltas en las bocas. Algunos
ejemplos de deltas son el lacustre multilobado de Coronda y los de las bocas de los ríos Corrientes,
Guayquiraró y Las Conchas (Drago, 1990). Hacia la margen derecha, los ríos Tragadero y Negro for-
man un delta de unas 12 mil ha en su desembocadura. Es un típico delta que en el último ciclo fluvial
ejerció una importante influencia sobre el río Paraná obligándolo a desviarse hacia la orilla correntina.
Es posible distinguir dos ciclos de sedimentación cuyos indicios más evidentes son el mayor o menor
desarrollo de albardones fósiles, espiras de meandros y lagunas interfluviales (Drago, 1990).
Las diferencias entre ambas márgenes del río se deben a diferencias estructurales, la orilla occi-
dental es baja, mientras que la oriental es una barranca continua y elevada. Por lo tanto, la planicie
de inundación del lado derecho es la que evidencia un modelado fluvial más marcado, especial-
mente con el gran desarrollo de meandros y la formación de deltas interiores. En esta orilla, las te-

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

rrazas bajas del valle aluvial actual del Paraná son cubiertas total o parcialmente por las aguas du-
rante los períodos de creciente. Es una faja costera caracterizada por un ambiente marcadamente
acuoso, surcado por numerosos cauces jóvenes meandrosos.
Algunos autores dividen el valle de inundación en tres sectores longitudinales desde la orilla del
curso principal hasta el borde de la planicie de inundación: la planicie distal, la planicie proximal y
la planicie anegadiza central. Otros, como Iriondo (2007) distinguen, a partir del cauce principal, la
llanura de bancos de arena, la llanura de avenamiento impedido, la llanura de meandros, los deltas
de los tributarios y las terrazas. Estas divisiones se incluyen en los tres sectores. Todas las sudivi-
Capítulo 13

siones coiniden con la descripción de Drago (1990) mostrada arriba.


La planicie distal, que es la más alejada del canal principal, correspondiente a la terraza del Pa-
raná, es una llanura con suave inclinación hacia el río, compuesta por un albardón principal y una
matriz de bajos inundables y albardones menores en su contacto con la Ecorregión Chaco Húmedo.
Existe gran profusión de lagunas semilunares y espiras de meandros. Esta terraza fluvial se encuen-
tra en un período de casi estabilidad.
La planicie proximal, la más cercana al curso de agua, constituye el plano de inundación con pro-
cesos fluviales muy intensos y actuales, es la planicie de divagación, donde se encuentran barras
de albardones, meandros, pantanos, cauces rellenos de sedimentos, etc. A diferencia de lo que
ocurre en el Complejo Bajo Paraguay, en que la planicie de divagación actual ocupa sólo el 1,7 %
de la llanura aluvial, en el Paraná Medio esta franja de modelado actual ocupa el 25 % de toda la
llanura aluvial. La franja cercana al lecho del río o albardón costero, es un depósito de materiales
arenosos con sobredeposiciones anuales que varían en importancia desde varios centímetros hacia
el Norte hasta uno a varios metros en el centro de Santa Fe. Son consecuencia del patrón anasto-
mosado del canal principal.
Entre ambas planicies (la distal y la proximal), se extiende una franja de suelos arcillosos y anega-
dizos; en la porción que bordea la terraza predominan los albardones, lomas bajas, esteros, lagunas
y meandros. Esta planicie actual de inundación se ensancha considerablemente en Santa Fe con
un gran desarrollo de islas, con profusión de riachos y lagunas internas. Es un ambiente muy cam-
biante en el cual se produce la transformación de bancos en nuevas islas, cuyos depósitos arenosos
predominan en los albardones y los limos arcillosos en el interior isleño.
Una geoforma notable es la isla del Cerrito, ubicada en la confluencia Paraguay-Paraná, en cuyo
extremo Norte se encuentra un área elevada que es testigo del relieve correntino y que sería una evi-
dencia de que el Paraná fluyó más hacia el Oeste de su posición actual, por el riacho Ancho o Atajo
(Popolizio, 2004). Esa zona elevada se conoce como el Cerrito Argentino y le da el nombre a la isla.
En el extremo septentrional del Complejo las condiciones del río Paraná son únicas a causa del
aporte de sedimentos andinos transportados por el río Bermejo hacia el río Paraguay y volcados por
éste al Paraná. Las aguas con un alto nivel de sólidos suspendidos circulan por el canal occidental
mientras que las aguas transparentes provenientes del alto Paraná circulan por el canal oriental. Es-
tas aguas permanencen separadas por un trecho de unos 300 km desde la confluencia Paraná-Para-
guay. En este tramo, el canal principal tiene un diseño trenzado, con más islas cerca del borde oc-
cidental que del oriental; en el primero, la planicie de inundación alcanza 8 km de ancho. En estas
islas occidentales predominan los sedimentos de los ríos Bermejo y Paraguay, mientras que en las
islas orientales predominan los suelos de arcilla de sedimentos del río Paraná (Casco et al., 2010).

Patrones recurrentes
Los elementos del paisaje forman un macrosistema de humedales en los que alternan albardones
con selva ribereña, y palmares, pajonales y pirizales en las lomas y planos bajos. En la terraza anti-

462
Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

gua de Santa Fe domina del espartillar totoral, interrumpido por pajonales de Panicum prionitis (paja
de techar) en las lagunas semipermanentes y áreas aledañas a ellas. En las áreas deprimidas que se
anegan permanente o temporalmente, se encuentra una variada vegetación herbácea, acuática y/o
palustre.
El bosque de galería, se encuentra muy degradado y con amplios sectores erosionados. En las
márgenes y bancos se establecen bosques fluviales de Salix humboldtiana (sauce) o de Tessaria inte-
grifolia (aliso de río), mientras que en los sectores altos del valle se forma otro tipo de bosque fluvial
que incluye, entre otras, timbós blancos y colorados (Enterolobium contortisiliquum), ceibos (Erythrina

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


crista-galli) y curupíes (Sapium haematospermum). En las medias lomas altas son comunes los pajo-
nales de paja de techar (Panicum prionitis) y en las bajas, los carrizos (Panicum spp), los canutillos, las
verdolagas, los cataysales (Polygonum spp) y los pastos de laguna (Echinochloa spp). En los cuerpos
de agua abundan los camalotes (Eichhornia cassipes), los camalotillos (Nymphoides indica) y el irupé
(Victoria cruziana).
En el Norte del Complejo se pudo determinar la influencia de los factores físicos y químicos en la ger-
minación y establecimiento de las especies euritípicas11 Salix humboldtiana y Tessaria integrifolia. Estas
especies forman bosques casi monoespecíficos en las planicies proximales sobre suelos desnudos, si se
dan las condiciones para la germinación y establecimiento, las cuales se producen durante las bajan-
tes. El sauce es muy resistente a las condiciones de estres por inundación y crece en ambas orillas del
río, mientras que el aliso de río sólo aparece en las áreas de suelo arcillo-limoso en la orilla occidental.
Probablemente, el bosque de aliso de río no se desarrolla en la orilla oriental porque los sedimentos
arrastrados por el río Paraná y depositados en las islas son pobres en fosfatos. La germinación y el esta-
blecimiento de las especies arbóreas requiere condiciones de no inundación pero de suelos húmedos,
condiciones que se dan por períodos cortos en estos ambientes. Mientras que estas dos especies sopor-
tan en madurez inundaciones prolongadas de hasta un año, la mayoría de las especies arbóreas mueren
en estas condiciones. Este conocimiento es importante al momento de planificar obras hidráulicas que
alteran los pulsos y pueden modificar considerablemente la cubierta vegetal (Casco et al., 2010).
Al Sur del Complejo se estudió la cobertura vegetal de la isla del Chapetón que, como la mayoría
de las islas del Paraná, tiene forma de plato hondo. Se identificaron tres tipos de bosques (bosques
maduros en albardones marginales, bosques jóvenes en albardones marginales, bosques mixtos en
albardones internos), dos tipos de vegetación intermedia (matorrales intermedios, pastizal degra-
dado) y vegetación lacunar. Las comunidades se asocian a la geoforma y al nivel y frecuencia de
inundación (Marchetti y Aceñolaza. 2005).
Los bosques maduros de albardones marginales son altos, cerrados, con tres estratos: uno arbó-
reo de 12 m de altura y 75 % de cobertura, uno arbustivo de 1,5 m y 75 % de cobertura y uno her-
báceo de 30 cm de altura y 100 % de cobertura. El estrato arbóreo es casi exclusivamente de Salix
humboldtiana (sauces) con Tessaria integrifolia (aliso de río) y Croton urucurana (sangre de drago)
como acompañantes. El estraro arbustivo está dominado por Hyptis mutabilis (salvia morada) y el
estrato herbáceo es un pastizal de Paspalum notatum (pasto horqueta) y Cynodon dactylon (gramilla).
El bosque mixto de albardones internos es alto, cerrado y dominado por Albizia inundata (tim-
bó), Inga verna (ingá) y/o Nectandra angustifolia (laurel). Tiene varios estratos: el arbóreo superior,
de 13 m de altura y dominado por timbó y laurel; arbóreo inferior, de 6 m de altura dominado por
sangre de drago, con una cobertura cercana al 95 % entre ambos; arbustivo, de 1,5 m y 20-30 %
de cobertura, dominado por salvia (Teucrium vesicarium), ortiga brava (Urtica spatulata); herbáceo,
de 50 cm de altura y 65 % de cobertura, rico en Panicum hians, Panicum sabulorum, Solanum re-
flexum (flor de yua). También se encuentran especies volubles como Melothria candolleana (pepinito

11 Euritípica: adaptada a la variabilidad hidrológica del río.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

del monte), Mikania cordifolia (guaquito), Ipomoea cairica (campanilla), Smilax campestris y Vigna
adenantha (poroto silvestre).
Los bosques jóvenes de albardones marginales están formados por alta densidad de árboles ju-
veniles de poco diámetro, de reciente colonización, dominados por aliso de río o sauce. Presentan
un estrato arbóreo muy denso de 8-10 m de altura y más de 75 % de cobertura. Estos bosques se
distribuyen en faja a lo largo de los bancos de arena y albardones más jóvenes de cauce y son casi
monoespecíficos de una u otra especie, con la otra como acompañante ocasional. Están sujetos
a una mayor frecuencia de inundaciones que los bosques maduros de la misma especie. El suelo
Capítulo 13

se encuentra totalmente desprovisto de cubierta vegetal, con ejemplares aislados de Polygonum


punctatum (catay dulce), una especie de la familia Solanaceae (tomatillo del monte) y Ludwigia ele-
gans (falsa verdolaga). Las enredaderas como guaco, especies de la familia Asclepiadacea, poroto
silvestre, tupe aportan una importante cobertura en el dosel del bosque.
La vegetación lacustre presenta una zonación radial centrípeta como respuesta al gradiente de
anegamiento y a pequeños cambios en este último, que modifican la distribución de la vegetación.
Domina una comunidad de Ludwigia peploides (verdolaga), Myriophyllum sp, Hydrocotyle bonariensis
(redondita de agua), Polygonum punctatum (catay dulce), Enhydra anagallis (enidra) y Salvinia bi-
loba (acordeón del agua), entre otras. A medida que la profundidad se incrementa aparecen Pani-
cum elephantipes (carrizos) y Eichhornia crassipes y E. azurea (camalotes). En la zona más profunda
de las lagunas, crecen Victoria cruziana (irupé), camalotes y un tapiz formado por Salvinia biloba,
Azolla filiculoides (helechito de agua) y Limnobium spongia (cucharita de agua), entre otras. En los
madrejones se desarrolla una comunidad herbácea palustre, rodeada frecuentemente por bosques
de albardones internos. En estos ambientes se observa un intervalo de profundidad desde secto-
res fangosos hasta sitios con 80 cm de profundidad. En los lugares de mayor profundidad aparecen
especies como camalotes, acordeón del agua, helechito de agua, cucharita de agua mientras que
en el otro extremo predominan redondita de agua, Oplismenopsis najada, catay dulce, Eclipta pros-
trata, y Alternanthera philoxeroides (lagunilla). Otro tipo de vegetación lacunar son los pajonales
dominados por Panicum prionitis (paja de techar) y distribuídos en la zona intermedia del gradien-
te de inundación, entre los albardones externos y las lagunas. Tiene dos estratos de vegetación,
un estrato herbáceo superior de hasta 3 m de altura y 70 % de cobertura formado por paja de te-
char, Mimosa pigra (carpinchera), y un estrato inferior de alrededor de 50 cm de altura y 95 % de
cobertura, de mayor riqueza y formado por Cynodon dactylon (gramilla), Paspalum notatum (pasto
horqueta), Paspalum simplex, Cyperus entrerianus (verdolaga, paragüita), Carex bonariensis, espe-
cies de hábitos volubles como Funastrum clausum (tasi chico), Solanum amygdalifolium (jazmín de
córdoba), Solanum glaucophyllum (guaco, guaquillo). Entre los pajonales y los bordes de laguna se
presentan matorrales intermedios muy heterogéneos por la dinámica hidrológica marcada y de-
pendiente del nivel del río. El estrato arbustivo alcanza los 2 m de altura y 20 % de cobertura y se
encuentra formado principalmente por Solanum glaucophyllum y pequeños parches de Mimosa pigra
y otros arbustos. El estrato herbáceo, con una cobertura casi del 100 % está formado por gramilla,
Conyza bonariensis (rama negra), Baccharis salicifolia (chilca), Portulaca olearacea (verdolaga), lagu-
nilla, catay dulce. Con niveles medios (normal) del río gran parte de esta comunidad se encuentra
dentro de las lagunas en o una posición cercana a su costa. En los cursos de agua se encuentra el
canutillar-catayzal, formado por especies arraigadas en el suelo casi permanentemente anegado.
Las especies de mayor importancia se disponen formando fajas de vegetación. La faja en el nivel
mas bajo del gradiente, alcanza entre 40 y 60 cm de altura, el 100 % de cobertura y está compues-
ta casi exclusivamente por Panicum elephantipes (canutillo). La faja siguiente, con 3 m de altura
y 100 % de cobertura está integrada por Echinochloa polystachya (capín) y dos especies de catay
(Polygonum ferrugineum y Polygonum lapathifolium). Al final del gradiente aparece la tercer faja de

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Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

más de 2 m de altura y cobertura similar formada por Polygonum ferrugineum, Echinochloa polysta-
chya y Echinochloa cruspavonis (capín arroz). Las especies de hábitos volubles como Mikania cordifo-
lia (guaco) y otras se encuentran entre las dominantes (Marchetti y Aceñolaza. 2005).
En este Complejo, los peces y las aves son los grupos más ricos en especies de la fauna silves-
tre. Entre los primeros de encuentra el sábalo (Prochilodus platensis), los surubíes, el manguruyú
(Pimelodus zungaro), el dorado (Salminus maxillosus) y el pirapitá (Brycon orbigianus). Entre las aves
se destacan el biguá (Phalacrocorax olivaceous), la garza blanca (Casmerodius albus), las cigueñas
(Mycteria americana y Ciconia maguari), el cuervillo de la cañada (Plegadis chihi), varias especies de

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


macáes, gallinetas y tordos, y muchas especies de patos, como el cutirí (Amazonetta brasiliensis), el
capuchino (Anas versicolor), el sirirí pampa (Dendrocygna viduata), el sirirí colorado y el picazo (Netta
peposaca). Los mamíferos, los reptiles y los anfibios más comunes son el aguará guazú (Chrisocyon
brachiurus), el osito lavador (Procyon cancrivorus), el guasuncho (Mazama goazoubira), los yacarés,
los ofidios curiyú (Eunectes notaeus), la ñacaniná (Hydrodinastes gigas), Hydrops triangularis y Phi-
lodryas olferssi, el sapo buey (Bufo paracnemis), el lagarto overo (Tupinambis merinae), el carpincho
carpincho (Hydrochaeris hydrochaeris) y el coipo (Myocastor coypus).

Pulsos naturales
El pulso característico del Complejo es el hidrológico, con sus dos fases: suelo seco y suelo inun-
dado. Al igual que en los Complejos Bajo Paraguay y Delta del Paraná, el régimen hidrológico se
caracteriza por un pulso anual aunque, en los últimos años tiende a ser errático. Alternan varios
pulsos pequeños en el ciclo anual, con varios años de inundación o de estiaje, probablemente a
causa de los fenómenos climáticos naturales como El Niño o La Niña, o del manejo hidráulico que
se realiza en las altas cuencas.
El ancho del área inundable, de entre 13 y 56 km a la altura de las ciudades de Corrientes y Rosa-
rio, respectivamente, se extiende casi completamente sobre la margen Oeste, que es más baja. El río
presenta numerosas islas que quedan totalmente cubiertas por el agua durante las grandes crecidas.
Entre 1970 y 2001, los departamentos San Fernando (Chaco), General Obligado y La Capital
(Santa Fe) presentan cada uno más de 101 informes de desastres de origen hidrometeorológico, y
el departamento Garay, entre 51 y 100. Los departamentos de la margen oriental sufrieron entre
0 y 21 eventos de desastres, excepto en el sector Sur, en que el departamento Paraná (Entre Ríos)
registra entre 51 y 100 eventos de desastre en el mismo período. Las diferencias en la cantidad
de eventos entre márgenes se debe a la geomorfología del valle, mientras que las diferencias en-
tre departamentos de un mismo margen son causadas por la presencia de centros urbanos, ya que
se registran como desastres aquellos que afectan a las poblaciones y la magnitud del desastre se
mide en cantidad de pobladores afectados (evacuados, viviendas destruídas, hectáreas inundadas,
cabezas de ganado perdidas). Del total de eventos registrados, el 87 % es de origen climático y de
éstos, el 68,2 % son desastres causados por inundaciones. Otros eventos de desastre son causa-
dos, en orden decreciente, por tormentas con combinaciones de lluvias, viento y granizo; sequías;
vendavales y aluviones (CESAM, 2004).
Parecería existir una asociación entre el fenómeno ENSO12 y la inundaciones. Los seis años con
mayor número de registros de desastres fueron 1973, 1974, 1981, 1982, 1983, 1986 y 1998. De
estos, cuatro coinciden con fases cálidas del ciclo ENSO, El Niño13; uno fue neutro (1981) y uno

12 ENSO: El Niño Southern Oscillation. Fenómeno de acople de la temperatura de la superficie oceánica y de la presión del aire
en superficie en el océano Pacífico tropical.
13 Niño/Niña. El Niño es la fase en la cual la temperatura de la superficie oceánica es cálida y la presión del aire es alta, durante
La Niña, la temperatura de la superficie oceánica es fresca y la presión del aire es baja. El ciclo de oscilación entre ambas fa-
ses dura entre 3 y 7 años.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

fue Niña (1974). Durante la mayoría de los años Niño se produjo un elevado número de desastres,
especialmente durante los eventos fuertes de 1982-1983 y 1997-1998. Si se agrupan las inun-
daciones de acuerdo a la fase, se observa que durante las de El Niño, hay una mayor sumatoria de
impactos/tiempo respecto de las fases neutras y Niña. Sin embargo, El Niño no es el único dispa-
rador de desastres, ni el único causante de las crecidas de los ríos, ya que éstas también se produ-
jeron en años No-Niño con consecuencias altamente negativas. La variabilidad de las lluvias de la
región está asociada a una multiplicidad de factores climáticos. Las interacciones entre estos fac-
tores pueden ser de signo opuesto o no. Así, la combinación de pequeñas anomalías puede origi-
Capítulo 13

nar grandes fluctuaciones o bien la combinación de grandes anomalías puede provocar variaciones
casi imperceptibles. Actualmente es posible predecir los eventos de desastre con cierto grado de
seguridad a partir de los eventos ENSO. Estos pronósticos son de fundamental importancia para la
elaboración de mapas de riesgo y para la planificación del uso del recurso hídrico y de las acciones
de prevención y mitigación. Las represas y las deforestaciones en las altas cuencas pueden invalidar
o modificar los pronósticos (CESAM, 2004).
Las cuatro inundaciones extraordinarias, por encima de los 8 m (valor promedio=2,6 m), ocurrie-
ron en Junio de 1905, Julio de 1983, Junio de 1992 y Mayo de 1998, según las mediciones de nivel
hidrométrico del río Paraná en el puerto de Corrientes. Se ha determinado que una inundación ex-
traordinaria como la de 1982/83, en que el nivel hidrométrico (H) fue de 8,6 m se produciría cada
41 años; una como la de 1997/98 (H=8,38 m) se produciría cada 27 años y una como la de 1991/92
(H=7,6 m) ocurriría cada 4 años (Basterra et al., 2008). La inundación de 1998 causó la muerte del
40 % de los bosques ribereños y de más del 60 % de los bosques pioneros (Casco et al., 2010).

Potencial natural de producción


Son tierras dedicadas a ganadería con pastoreo extensivo o agricultura restringida en la franja
de terrazas. Hacia el Sur, en Entre Ríos, los establecimientos son de uso mixto, con predominio de
agricultura y tambo sobre invernada. La caza deportiva y de subsistencia pone en peligro a varias
poblaciones de la fauna silvestre (patos, coipos, lagarto overo y carpincho).
El departamento Garay, ocupado en más de dos tercios de su superficie por el Complejo, tiene el
3,4 % de la superficie total implantada, el 54,4 % con pastizales naturales y el 22,3 % con bosques
o montes espontáneos. De la superficie implantada, el 38,7 % son oleaginosas, exclusivamente
soja; el 22,3 % cereales de grano, mayormente arroz; el 18 % hortalizas; el 13,1 % forestación y el
6,9 % forrajeras. En mucha menor proporción se producen cultivos industriales, legumbre y fruta-
les. El 95 % de las cabezas de ganado son bovinos y sólo el 1,3; 0,3 y 0,6 % son ovinos, caprinos y
porcinos, respectivamente (INDEC, 2002).
La ganadería es extensiva en su mayor parte, en menor proporción es intensiva sobre forrajes im-
plantados, mayormente avena y consociados. Las estancias son de grandes extensiones. En la lla-
nura de inundación del río Paraná, en la provincia de Santa Fe se cultiva arroz, los arrozales ocupan
una franja Norte-Sur de aproximadamente 20 km de largo por 100 km de ancho en las cercanías de
la localidad de San Javier, en el borde oriental del Chaco Húmedo (Coconier, 2006).
En las zonas costeras se realizan actividades de pesca comercial y deportiva y turismo recreativo.
En las zonas suburbanas y periurbanas hay pequeñas chacras y granjas. Los bosques han sido so-
metidos a extracción selectiva desde las primeras décadas del siglo XX (Di Giacomo y Moschione,
2007).
El Complejo tiene potencial para la conservación. Se han detectado tres áreas importantes para la
conservación de aves: el Valle del río Paraguay-Paraná (Di Giacomo, 2007a), compartida con el Com-
plejo Bajo Paraguay; Jaaukanigás (Di Giacomo, 2005a) y el Estero de Valenzuela (Di Giacomo, 2005b).

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Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

Las AICAs Valle del río Paraguay-Paraná (provincia de Chaco), Valle fluvial del río Paraguay (pro-
vincia de Formosa) y Jaaukanigás (provincia de Santa Fe), están comprendidas en el Parque Provin-
cial Litoral Chaqueño, que también incluye la isla del Cerrito, pero no tiene plan de manejo, aun-
que recientemente fue declarado Sitio Ramsar (humedal de importancia) (Di Giacomo y Moschione,
2007).

Protección de la naturaleza
● Reserva Natural Estricta Virá Pitá, Santa Fe, Ley Provincial Nº 12175/03.

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


● Reserva de Usos Múltiples Campo Salas, Santa Fe, Resolución de la Subsecretaría de Medio Am-
biente y Ecología Nº 129/96.
● Sitio Ramsar Jaaukanigas, designado el 10/10/2001.
● Parque Provincial Del Medio-Los Caballos, Santa Fe, Ley Provincial 12175/03.
● Reserva Natural Estricta Colonia Benítez, Chaco, Ley Nacional Nº 2149/90.
Información SIFAP (2011).

SUBREGIÓN ANTIGUO ESTUARIO MARÍTIMO


Complejo Delta del Paraná
Tipos esenciales de vegetación
La vegetación consiste en comunidades de pastizales, pajonales, juncales y esteros en las partes
más bajas; mientras que en las áreas de mayor altura se instala un bosque abierto moderadamente
denso de espinillo, algarrobo blanco, ñandubay o un bosque higrófilo llamado monte blanco for-
mado por sauces y ceibos.

Ubicación
Se extiende en la porción inferior de la cuenca del río Paraná a lo largo de aproximadamente 320
km, entre el Sur de la ciudad de Diamante (provincia de Entre Ríos) y el río de La Plata. Se desarrolla
sobre la margen nororiental de la provincia de Buenos Aires, el Sur de Entre Ríos y comprende una
pequeña porción del Este de Santa Fe. Abarca las franjas costeras de los departamentos Diamante,
Islas de Ibicuy, Victoria y Gualeguay en la provincia de Entre Ríos; los litorales de los partidos de
Baradero, San Pedro, Ramallo, San Nicolás, Zárate, Campana, Escobar, Tigre y San Fernando de la
provincia de Buenos Aires, y el Sudeste del departamento de San Jerónimo de la provincia de Santa
Fe. La extensión es de 18.909 km2.
Limita al Norte y al Sur con la Ecorregión Pampa, al Noroeste con el Complejo Paraná Medio y al
Sudeste con el Complejo Río de La Plata.

Clima
El clima es templado húmedo sin estación seca, aunque en los meses invernales se reducen las
precipitaciones. Las temperaturas medias anuales rondan los 17-19 °C, disminuyendo hacia el Sur.
Las precipitaciones medias anuales no superan los 1000 mm y se distribuyen regularmente a lo lar-
go del año y sin variaciones extremas.
El clima está modulado por las grandes masas de agua que circulan en el Complejo. La descarga
hídrica del río Paraná es de 20.000 m3/seg, con un flujo cercano a 1m/seg (Iriondo, 2007).
En el Complejo hay unas cuantas estaciones climatológicas pero los registros son incompletos e
irregulares, y a menudo no se consiguen. La estación Gualeguaychú, en el extremo NE del Comple-

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

jo, registra temperaturas anuales media, máxima media y mínima media de 18,1; 24,6 y 12,3 °C
en el período 1973-81/1983-85/1987-91/1995-97/1999-2001/2003-2011. En el mismo pe-
ríodo la velocidad media anual del viento fue de 9,2 km/h. La precipitación media anual fue de
1053,6 mm en el período 1978-81/ 1983-84/1987-91/1995-97/1999-2001/2006-11 (datos
obtenidos en TuTiempo.net). La estación climatológica Mazaruca, a 34 km al Este del centro del
Complejo, registra datos de temperatura y precipitación desde 1973 a 1979, sin embargo, en los
últimos tres años faltan datos de meses completos. Tomando el período 1973-1976, las tempe-
raturas anuales media, máxima media y mínima media son 18,5; 22,2 y 11,9 °C; la precipitación
Capítulo 13

media anual es 434,6 mm y la velocidad media anual del viento es 9 km/h (datos obtenidos en
TuTiempo.net)
La estación del INTA Delta, ubicada en el Bajo Delta a orillas del río Paraná de Las Palmas, regis-
tra 1020,9 mm de precipitación media anual en 40 años, con un promedio de 83 días lluviosos por
año. Los meses más lluviosos son Enero, Febrero y Marzo (105 a 129 mm mensuales) y los menos
lluviosos son Junio, Julio y Agosto (57,2 a 59,4 mm mensuales). La temperatura media anual es de
16-16,5 °C; la media mensual del mes más frío (Julio) es 10,5 °C y la del mes más cálido (Enero)
es 22,6 °C. Los vientos son suaves con una media anual de 4 km/h. El mes menos ventoso es Abril
(2,7 km/h) y el más ventoso es Septiembre (5,4 km/h). En todas las estaciones del año predominan
los vientos del Nordeste (Silva Busso et al., 2004).

Geología y geomorfología
La región conforma una extensa y morfológicamente compleja planicie inundable cuyos límites
definidos la separan de las regiones vecinas, desarrollándose entre dos grandes líneas de falla. Una
de ellas, al Norte, abarca desde Diamante a Victoria, Gualeguay y Médanos, y termina al nivel del
río Uruguay. La segunda pasa por la margen derecha del río Paraná hasta Baradero, desde donde
continúa la barranca hacia Zárate, Campana, Tigre y San Fernando (Rinaldi, et al., 2006). La asime-
tría de las márgenes se invierte en relación al Paraná Medio y en el delta la barranca se encuentra
en la margen derecha (Sur), alcanzando alturas de hasta 20 metros y con la presencia de cavernas
naturales de hasta 6 m de altura y 50 metros de profundidad, en San Nicolás, Ramallo y San Pedro.
Gran parte de la superficie de la Ecorregión está formada por depósitos litorales originados en las
ingresiones y regresiones marinas ocurridas durante el Holoceno Medio y por depósitos sedimenta-
rios arrastrados por los ríos tributarios de la gran cuenca del Paraná. La mayor parte de la descarga
hídrica proviene de las regiones cálidas y húmedas del Nordeste. Los Andes y el Chaco contribuyen
una pequeña proporción del agua pero ésta arrastra grandes volúmenes de sedimentos suspendi-
dos durante las inundaciones periódicas, mientras que la Ecorregión Pampa aporta sales disueltas
a través de tributarios menores y por infiltración de los ríos (Iriondo, 2004).
El evento transgresivo ocurrió en al menos tres pulsos de avance y retroceso, con avances más
importantes que los retrocesos correspondientes. La cota máxima en el último ascenso fue de entre
6 y 7 m sobre el actual nivel del mar. Los detalles sobre cómo se produjo el retroceso final no son
claros (Amato y Silva Busso, 2009).
La desembocadura del río Paraná en el Atlántico cambió su ubicación varias veces durante el Plio-
ceno y Pleistoceno (5,3 a 2 MA14) hasta que probablemente en el Pleistoceno Superior derivó ha-
cia el bloque tectónico hundido ocupado hoy por el río de La Plata. La evolución de este Complejo
comprende cinco fases: 1) un período fluvial en el cual predominaron los depósitos de las crecidas
fluviales, que probablemente duró del Pleistoceno Tardío a inicios del Holoceno; 2) una fase de in-
gresión marina con el desarrollo de bancos de arena, lagunas, deltas interiores y estuarios de tribu-

14 MA: millones de años.

468
Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

tarios menores. Esta fase ocurrió durante el máximo nivel de agua unos 7000 a 6000 años AP; 3)
durante el descenso del mar a su nivel actual se formaron los cordones litorales y una sucesión de
líneas de playa que fueron dejando encerradas las planicies de marea precedentes; este proceso de
progradación ocurrió entre los 6000 y 4000 años AP; 4) la fase estuarial caracterizada por depósi-
tos de marea en el sector central, que originaron la planicie de marea y albardones paralelos sobre
la depresión pantanosa, entre 1180 y 860 AP; 5) el período fluvial presente con la formación de
cinturones de bancos y meandros y la planicie del Bajo Delta, que avanzan hacia el río de La Plata;
esta unidad probablemente comenzó a formarse en los 700-750 años dC (Iriondo, 2004). La diná-

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


mica actual está dominada por las crecidas de los ríos Paraná, Uruguay y Gualeguay, las mareas y
las inundaciones producidas por las sudestadas (Cavallotto et al., 2004; Iriondo, 2007).
La ausencia de topografía pronunciada favorece la formación de numerosos meandros, que a su
vez colaboran con el incremento del depósito de carga, especialmente sedimentaria, formada ma-
yormente por arcillas provenientes de los ríos Bermejo y Pilcomayo, dando origen a la formación
de las islas del Delta. La característica particular es la de ser un delta de fondo de estuario; al des-
agotar en agua dulce (la del Río de la Plata), la carga sedimentaria continúa formando islas y exten-
diéndose hacia el Sur. Es por ello que se habla de un delta vivo, que es un caso único en el mundo
para deltas de esta magnitud. El avance de las islas se produce por depósito y floculación de los
sedimentos en suspensión al disminuir bruscamente la velocidad del flujo.
El Delta suele dividirse en tres tramos: superior, medio y bajo. El Delta Superior se extiende des-
de Diamante, provincia de Entre Ríos, hasta Villa Constitución, provincia de Santa Fe; el Delta Me-
dio, desde Villa Constitución hasta Ibicuy, provincia de Entre Ríos, y el Delta Inferior o en formación
desde Ibicuy hasta la desembocadura en el río de la Plata. Los tramos difieren en las características
geológicas, geomorfológicas e hidrológicas.
Los tramos superior y medio constituyen la porción más ancha de la planicie de inundación, la
cual se extiende por la margen izquierda del río. Su patrón geomorfológico se asemeja al del Paraná
Medio. En el Bajo Delta, que se encuentra sobre la margen derecha, se distinguen geoformas de
origen marino (antiguos cordones arenosos, lagunas litorales y canales de marea) y típicas geofor-
mas deltaicas. Es una gran formación insular, donde se observan antiguos brazos de río y cauces
abandonados colmados por sedimentos finos. Los superficiales son generalmente areno-limosos y
debajo de ellos hay bancos lenticulares arcillosos. Las islas presentan un perímetro formado por al-
bardones y una parte central deprimida que aloja sectores pantanosos. El sector interior está afec-
tado por la presencia de una capa freática muy cercana a la superficie que produce condiciones de
anaerobiosis. Esta situación retarda la incorporación de la materia orgánica a la fracción mineral
del suelo, produciendo acidez superficial (pH 4,5). Hay sectores con depósitos de turba y presencia
de gas metano. El perfil esta constituído por una sucesión de capas de diferente espesor y granu-
lometría afectadas por hidromorfismo generalizado. El régimen hidrológico del Delta es complejo
y está determinado por inundaciones periódicas de diversos origen: crecientes de los ríos Paraná,
Uruguay y Gualeguay, mareas y sudestadas. En ocasiones, las sudestadas y mareas altas pueden
provocar graves problemas sociales y económicos por la altura o la permanencia de las aguas.
La heterogeneidad de geoformas causada por la morfodinámica activa, las características ácuicas
y la historia geológica caracterizada por los cambios climáticos y su influencia en la morfodinámica,
han influído en la pedogénesis y determinado gran variabilidad espacial de los suelos, escaso de-
sarrollo y presencia de discontinuidades litológicas (Pereyra et al., 2004).
Si bien el Complejo se denomina Delta del Paraná e incluye una extensa área de islas, la única
porción que es un delta en sentido geomorfológico es la que comprende las islas del Bajo Delta,
que cubren una superficie aproximada de 2000 km2. Este sector es un delta en crecimiento, ya que
los sedimentos transportados por el río Paraná son depositados continuamente y nuevos bancos e

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

islas se forman en el sector terminal. De esta forma, el delta avanza a una tasa de 70 m/año desde
1918, por lo cual se estima que las islas del bajo delta comenzaron a formarse en el 900 AP (Kandus
y Malvárez, 2002). Este avance no ha sido constante, ni en el espacio ni en el tiempo. Se demostró
que entre 1750 y 1800 el delta aumentó su superficie en 230 km2, entre 1800 y 1850 aumentó
148 km2, entre 1850 y 1900 en 118 km2, entre 1900 y 1950, 96 km2 y entre 1950 y el presente
aumentó 58 km2. Esta disminución en el avance podría deberse al incremento del nivel del mar,
ya que la carga de sedimentos en el Río Paraná no ha declinado durante el período considerado, y
que la disminución del avance deltaico no está originada por el aumento del área de depositación,
Capítulo 13

dado que la deriva litoral disminuye progresivamente la anchura del estuario interior (Codignotto y
Medina, 2005). Si se analiza el avance en tres sectores separadamente: Norte entre Paraná Bravo-
Río Gutierrez y Paraná Guazú, sector central entre Paraná Guazú y Paraná de Las Palmas y sector Sur
entre este último y el río Luján, se comprueba que entre 1750 y 2010, el sector Norte incrementó
aproximadamente en 126 km2, el sector central en 321 km2, y el sector Sur 170 km2, en total 617
km2. El avance lineal promedio pasó de 16 metros/año en el sector Norte a 48 metros/año en el
sector Sur. En todos los casos, la velocidad de avance lineal decrece desde el año 1750 a la actua-
lidad (Medina y Codignotto, 2011). Al analizar sólo las imágenes satelitales, del año 1976 al pre-
sente, la tasa de crecimiento areal anual para el año 2010 es de 2,72 km2. Este comportamiento
no se detecta al analizar el período completo (1900-2010), y podría estar vinculado a cambios en
el uso del suelo en el Norte del país (mayor deforestación, cambios en el manejo agroganadero,
etc.) y al cambio climático.
La evolución del grupo de islas Martín García-Timoteo Domínguez está vinculada a la dinámica
del delta del Paraná. Dichas islas presentan un incremento del área prácticamente lineal en el pe-
ríodo 1956-1990, a partir del cual la tasa de crecimiento comenzó a declinar, pasando de un incre-
mento anual de 94.500 m2 en 1960 a 10.200 m2 en 2010. Esto podría deberse a la imposibilidad
de crecimiento en sentido meridional por la presencia de profundos canales tanto al Este como al
Oeste. En sentido NO-SE la limitación podría ser la captación e inmovilización de sedimentos pro-
ducidos por el crecimiento del Islote El Matón, ubicado al NNO de la isla Martín García. Se puede
predecir que si el escenario se mantiene para el año 2050 se habrían amalgamado los islotes e islas
del grupo isleño Oyarvide-Solís, y el sector Sur del delta habría avanzado notablemente (Medina y
Codignoto, 2011).

Patrones recurrentes
Desde el punto de vista biogeográfico y ecológico, el Complejo Delta del Paraná tiene caracterís-
ticas únicas, debido a su conformación geomorfológica e hidrológica, que lo convierten, junto con
el río Uruguay, en una red de penetración de especies de linaje subtropical, chaqueño y paranaense
en las llanuras templadas pampeana y mesopotámica, donde conviven las especies de ambos orí-
genes (Kandus y Malvárez, 2002). La heterogeneidad interna geológica y geomorfológica determina
el patrón de distribución de las diversas formaciones y comunidades vegetales (Malvárez, 1997).
El Complejo ha sido subdividido en once unidades que representan distintos arreglos espaciales
de los elementos del paisaje y diversos tipos de cobertura vegetal. La unidad ubicada en el extremo
Norte del Complejo, con una forma triangular cuya base cubre el ancho del mismo, esta formada
por bosques y lagunas de llanura y meandros. Las cuatro unidades siguientes parten de la base del
triángulo en bandas más o menos paralelas que se extienden a lo largo del Delta Medio y parte del
Bajo. De Sur a Norte, las unidades son los bosques y praderas de las islas de cauce y cinturones de
meandros del río Paraná; las praderas de la antigua llanura de mareas, que es la más extensa; las
praderas de cordones y depresiones y, finalmente, la unidad de isletas de praderas de albardones

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Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

bajos. Esta última es corta y forma el borde Norte del Complejo junto con una sucesión de otras 2
unidades: arbustales de antiguos deltas y praderas, y sabanas de la antigua llanura litoral, ambas
partidas en dos porciones cada una. En el Bajo Delta se encuentran tres unidades pequeñas que son
praderas con isletas de bosque de cordones y depresiones; bosques, praderas y arroyos de cordo-
nes y depresiones y praderas de la isla de Ibicuy. Finalmente, la unidad del extremo Este del Com-
plejo es la de pajonales y bosques del Bajo Delta (Malvárez, 1997, 1999).
En un estudio más detallado que abarca sólo el Bajo Delta, se identificaron cinco grandes uni-
dades de paisaje, que difieren en cuanto al patrón espacial de los ambientes (tipos de cobertura,

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


y su presencia, abundancia y disposición en el terreno), el régimen hidrológico y su origen geo-
morfológico. Éstas son praderas y sabanas de los alrededores de Ceibas; bosques y praderas de los
alrededores del río Paranacito; praderas y médanos de los alrededores de Ibicuy; pajonales y bos-
ques de las islas deltaicas y praderas; y finalmente, pajonales y bosques de los alrededores de Villa
Paranacito y Puerto Constanza. Dentro de estas unidades se identificaron 24 ambientes (tipos de
cobertura), 20 de los cuales son naturales y 4 artificiales. Los ambientes naturales incluyen bos-
ques, pastizales, pajonales, juncales y lagunas, que responden a gradientes de inundabilidad. Los
ambientes artificiales incluyen plantaciones de álamos, plantaciones de sauces, bosque secundario
de los albardones y bosque-pajonal. Los dos primeros corresponden a conversión de la cobertura
natural por plantaciones y los dos restantes son estados sucesionales posteriores al abandono de
tierras previamente convertidas a coberturas artificiales (Kandus et al., 2006).
Cada una de las unidades presenta heterogeneidad interna. Por ejemplo, la unidad de pajonales
y bosques de las islas deltaicas, ubicada entre los ríos Paraná Bravo-Paraná Guazú y Paraná de Las
Palmas-Luján, puede dividirse en cinco subunidades que se diferencian en el patrón espacial y en el
funcionamiento ecológico. En el extremo Norte, la subunidad de mayor tamaño, Islas del Pasaje Ta-
lavera, está formada por islas muy extensas, con bajos inundados permanentemente, surcados por
numerosos arroyos pequeños y ciegos, con dirección NO-SE y bordeados por albardones y algunas
espiras de meandros. Los bajos ocupan la mayor parte de la superficie. Esta subunidad está bor-
deada por el Norte por otra caracterizada por la abundancia de espiras de meandros, llamada Isla
Botija y alrededores. En ambas subunidades se encuentran mosaicos de totorales (Typha domin-
guensis, Typha sp) y pirizales (Cyperus giganteus) en los bajos permanentemente inundados, y pajo-
nales de Carex riparia o de Paspalum quadrifarium (paja colorada) en las medias lomas y albardones
bajos. También se encuentran praderas dominadas por espadaña (Zizaniopsis bonariensis) y juncales
de Schoenoplectus californicus acompañado por la planta flotante Azolla filiculoides. Los albardones
y espiras de meandros en ambas subunidades están cubiertos de praderas de gramíneas de gran
porte, con paja colorada (Paspalum quadrifarium) y carrizo (Panicum grumosum), y árboles disper-
sos de ceibo (Erythrina crista-galli), laurel (Nectandra angustifolia), anacahuita o arrayán (Blepha-
rocalyx salicifolius), sauce criollo (Salix humboldtiana), curupí (Sapium haematospermum), sarandí
(Cephalanthus glabratus), algodonillo (Aeschynomene montevidensis), espinillo (Acacia caven), etc.
Las subunidades difieren en la extensión relativa de cada elemento caracterizado por la geoforma
y el tipo de cobertura vegetal y en la organización espacial de los mismos. Hacia el Sur se extiende
la subunidad Islas del río Carabelas, en la cual las islas están segmentadas por canales navegables
y están muy intervenidas, principlamente por forestaciones, las cuales han reemplazado casi to-
talmente a los ambientes naturales. Los espacios naturales que persisten son los bajos dominados
por paja brava o cortadera (Scirpus giganteus). En condiciones de anegamiento prolongado aparece
como acompañante Schoenoplectus californicus y en condiciones de anegamiento intermitente, en
la media loma, las acompañantes son arbustos como Baccharis penningtonii, Eupatorium tremulum
y Aeschynomene montevidensis. Estas tres subunidades son las más afectadas por las crecientes del
río Paraná, especialmente aquellas asociadas a El Niño, cuando casi toda su superficie queda cu-

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bierta por agua. Hacia el Este, las dos últimas subunidades forman dos arcos sucesivos alrededor
del extremo Sur de este sector del Bajo Delta. La subunidad Delta Frontal es la más extensa y afec-
tada por las mareas del río de La Plata. Está formada por islas rodeadas por numerosos cursos de
agua que se desprenden en forma de abanico de los ríos Paraná Guazú y Paraná de Las Palmas. Las
islas son más pequeñas que en las unidades anteriores y tienen forma de cubeta deprimida bor-
deada por un albardón. La depresión está dominada por el cortaderal (Scirpus giganteus). Dentro de
esta matriz se encuentran sitios algo más altos y medias lomas, con bosques de ceibo y sotobosque
de cortadera. La subunidad Frente de Avance, bordea a la anterior y está formada por barras e islas.
Capítulo 13

Es el área de acreción (avance del delta). Las islas tienen albardones incipientes y aguas abajo se
prolongan en largas barras de sedimentos que sólo se ven durante las bajantes pronunciadas. Las
islas son colonizadas por juncos (Schoenoplectus californicus). Una vez que en las islas se forman al-
bardones incipientes y los bajos quedan parcialmente desconectados del curso de agua principal, el
juncal es reemplazado por praderas de herbáceas altas como Ludwigia spp (verdolaga), Polygonum
spp (catay), Panicum grumosum (carrizo) y Senecio bonariensis (Kandus et al., 2003).
Entre las comunidades vegetales arbóreas en el Delta Superior y Medio, se destaca el bosque
ribereño, con especies arbóreas como el sauce criollo, el aliso de río (Tessaria integrifolia), el ca-
nelón (Rapanea laetevirens) y el laurel (Nectandra angustifolia). En el Bajo Delta se destaca la selva
de galería o monte blanco, actualmente relictual, compuesta por leñosas como la palmera pindó
(Arecastrum romanzoffianum), el ingá (Inga uruguensis), el anacahuita (Blepharocalyx salicifolius) y el
sauco (Sambucus australis). Esta última, junto con los ceibales dominaba en los albardones de las
islas y actualmente son reemplazados por un bosque secundario de exóticas dominado por ligustro
(Ligustrum lucidum), ligustrina (L. sinense), mora (Morus sp), fresno (Fraxinus sp) y cubiertos de las
trepadores madreselva (Lonicera japonica) y zarzamora (Rubus sp). En el sector no insular, la comu-
nidad característica es el bosque bajo de espinillo (Acacia caven).
En la reserva de la Biósfera Delta del Paraná, que ocupa una gran extensión del Bajo Delta, se en-
cuentran parches relictuales del monte blanco, que poseen la mitad de la riqueza florística de los
bosques antes del crecimiento productivo en la zona. Entre las principales especies arbóreas se des-
taca la presencia de canelón (Rapanea spp), arrayán (Blepharocalyx salicifolius), laurel (Nectandra an-
gustifolia), chal-chal (Allophylus edulis), mata ojo (Pouteria salicifolia) y la palmera pindó (Syagrus ro-
manzoffiana), entre otras. En las medias lomas de las islas recientes se desarrollan bosques de ceibo
(Erythrina crista-galli) sobre una matriz de pajonal. Sobre los albardones ocupados previamente por
explotaciones forestales, frutícolas o de uso residencial abandonados, se instalan especies arbóreas
y arbustivas exóticas, que son más exitosas que las nativas en la colonización de estos espacios. En-
tre las exóticas se destacan los árboles de las especies Ligustrum lucidum (ligustro), L. sinense (ligus-
trina), Morus sp (mora), de origen asiático, y Fraxinus sp (fresno), Acer negundo (arce) y Gleditsia tria-
canthos (acacia negra), originarias de América del Norte; las arbustivas Rhamnus catharticus (espino
cerval europeo) y Amorpha fructicosa (falso índigo) del Sudeste de los Estados Unidos; la trepadora
asiática Lonicera japonica (madreselva); una rastrera y una herbácea rizomatosa europeas, Rubus sp
(zarzamora) e Iris pseudacorus (lirio). El nuevo tipo de bosque secundario de la región presenta un
dosel dominado por las especies arbóreas exóticas mencionadas, acompañadas por un sotobosque
dominado por especies arbustivas y herbáceas nativas como Diodia brasiliensis (oreganillo), Cestrum
parqui (duraznillo negro), Begonia cucullata, Equisetum sp (cola de caballo), Eryngium pandanifolium
(carda), entre otras (Kalesnik y Quintana, 2006).
En las riberas y en los ambientes de media loma aparecen comunidades capaces de soportar con-
diciones hidrológicas fluctuantes como sarandizales de Cephalanthus glabratus, chilcales de Bac-
charis spp, cardasales de Eryngium spp y pastizales de Luziola peruviana. En los bajos, se encuentran
comunidades herbáceas hidrófilas con especies dominantes variables, según la zona considerada.

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Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

Tal es el caso de los cataysales, los verdolagales, los canutillares del Delta Superior y Medio, los pa-
jonales de cortadera (Scirpus giganteus) y los juncales (Schoenoplectus californicus) del Bajo Delta.
Los carrizales y las distintas comunidades acuáticas se distribuyen, en cambio, a lo largo de todo el
Delta (Malvárez, 1999; Kandus y Malvárez, 2002; Quintana et al., 2002).
En el sector no insular del Bajo Delta del río Paraná, provincia de Entre Ríos, se encuentra un área
de pastizal muy extensa (400.000 ha) donde predominan los pastizales (41-50 %) y humedales
(31-40 %) sometidos a pulsos periódicos de inundación, con reducidos parches de bosques, méda-
nos y peladares (0-10 %). Las comunidades más extensas son la pradera de herbáceas latifoliadas y

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


graminiformes de media loma (Bothriochloa laguroides, Lolium multiflorum, Panicum hians); las es-
tepas halófilas (Distichlis spicata y Sarcocornia perennis), y, sobre cordones medanosos y pastizales
psamófilos. En las porciones más altas existen bosques de tala (Celtis tala), ceibo (Erythrina crista-
galli) y espinillo (Acacia caven) (Quintana, 2004).
Entre la fauna silvestre, se destacan el lobito de río (Lontra longicaudis), el ciervo de los pantanos
(Blastocerus dichotomus), la rata colorada (Holochilus brasiliensis), la pava de monte común (Penelo-
pe obscura) y el biguá víbora (Anhinga anhinga), los cuises (Cavia aperea), coipos, carpinchos, cha-
jáes (Chauna torquata), caraos (Aramus guarauna) y varias especies de garzas, gallinetas y patos,
junto con otras especies netamente pampeanas como la comadreja overa (Didelphis albiventris), el
gato montés común (Oncifelis geoffroyi), el federal (Amblyramphus holocericeus) y el cabecita negra
(Carduelis magellanica). Entre los reptiles se destacan el lagarto overo, la yarará (Bothrops alterna-
tus) y varios colúbridos y tortugas acuáticas, y entre los anfibios, la rana criolla (Leptodactylus oce-
llatus), los sapos como el Bufo fernandezae y varias especies de ranitas de zarzal. Entre los peces se
encuentran varias especies de bagres, surubíes y patíes, de los géneros Pseudoplatystoma y Lucio-
pimelodus, y el dorado.
Más recientemente se han agregado otras especies a la fauna del delta, como Puma yagouaroun-
di, visto en el Parque Nacional Predelta en 2005, y cuatro mamíferos que se comenzaron a ver más
frecuentemente a partir del 2008: Dasypus novemcinctus (mulita grande), Cerdocyon thous (zorro
de monte), Procyon cancrivorus (aguará popé o mayuat) y Axis axis (ciervo axis). Las tres primeras
especies son de amplia distribución y llegan al Sur de Entre Ríos; la cuarta es una especie introdu-
cida y asilvestrada. La mulita grande, el zorro de monte y el ciervo axis habían sido registradas en
el PN PreDelta y el ciervo también en el Bajo Delta entrerriano. El zorro de monte, el aguará popé y
el ciervo axis, son citados por primera vez en la provincia de Buenos Aires. Las evidencias muestran
que estas especies son habitantes recientes del Bajo Delta bonaerense. Se explica su presencia por
una serie de factores actuando individualmente o en conjunto: 1) el avance del cultivo de la soja
en Entre Ríos y la migración de la ganadería hacia el Sur de esa provincia hace que estas especies
busquen refugio en el Bajo Delta bonaerense; 2) la atenuación de las inundaciones extraordinarias
por las represas en la alta cuenca y los endicamientos y otras obras para el manejo del agua para
la producción en el Bajo Delta, que incrementan la superficie de tierras no inundables y reducen el
tiempo de permanencia del agua de inundación; 3) la presencia de inviernos más templados según
muestran las series climáticas. La permanencia de estas especies dependerá de las características
de las futuras inundaciones extraordinarias. El incremento de la población del ciervo axis podría
tornarse en una amenaza para las poblaciones del ciervo de los pantanos (Fracassi et al., 2010).

Pulsos naturales
El Delta se encuentra sometido a inundaciones de distintos orígenes. Las crecidas anuales del río
Paraná cubren completamente las llanuras de barras y meandros y la planicie de mareas. Las aguas
se desparraman cuenca abajo a través de los numerosos tributarios en el Bajo Delta. Cada pocos

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

años, las inundaciones extraordinarias cubren completamente todo el Complejo. Las crecidas más
importantes del río Uruguay producen inundaciones parciales en el extremo oriental del delta cu-
briendo el área frontal. Las crecidas el río Gualeguay inundan sectores durante varios meses. Por
último, los fuertes vientos del Sudeste (sudestadas) pueden soplar durante varios días y causar la
elevación del nivel del agua hasta 2,5 m por encima del nivel de base. Las áreas afectadas son el
delta y el sector de médanos. Las mareas tienen una amplitud normal de alrededor de 1 m en el
delta frontal y cada día se cubren de agua las tierras bajas. La amplitud de marea decrece gradual-
mente río arriba y es imperceptible en Rosario (extremo occidental del Complejo) (Iriondo, 2004).
Capítulo 13

Las crecidas del Paraná causan inundaciones prolongadas y las provocadas por Sudestadas tienen
escasa duración.
Las inundaciones suelen ocasionar modificaciones importantes del paisaje. Por ejemplo, en la
gran crecida de 1982-83 la unidad de isletas de praderas de albardones bajos (Malvárez, 1997)
quedó inundada en forma permanente en una gran parte de su extensión. Los antiguos albardo-
nes y algunas medias lomas quedaron convertidos en extensos bañados con un nivel fluctuante del
agua y la mayor parte de las medias lomas se convirtieron en cuerpos de agua libre permanente (Bo
y Malvárez, 1999). Esta inundación también causó cambios sociales y demográficos: se redujo la
problación permanente en las islas, algunos puesteros ganaderos no recuperaron sus trabajos, se
incrementó la apicultura y muchos cazadores de nutria se hicieron pescadores y se instalaron por
varios años en los centros urbanos cercanos (Malvárez et al., 1999).
Otro pulso importante es el de los incendios. En épocas pasadas se provocaban incendios con fi-
nes cinegéticos. Más recientemente, los incendios se provocan para renovar el pastizal en baneficio
de la ganadería extensiva o para limpiar los terrenos para la siembra.
Mediante la comparación de fotos aéreas de 1978 y de 1980, se comprobó que una considerable
superficie de bosques nativos de espiras de meandros en el sector de Isla Botija, fueron reempla-
zados por vegetación graminiforme. Los autores sugieren que esta homogeneización del paisaje se
produjo por la acción sinérgica de los incendios realizados con fines cinegéticos y las inundaciones
extraordinarias de 1982-83 (Kandus y Malvárez, 2002). Esto implica una pérdida importante de
biodiversidad para la Ecorregión, ya que la riqueza de árboles en este Complejo es superior a la del
Complejo Paraná Medio.

Potencial natural de producción


Las condiciones naturales características de un ambiente de humedales, el patrón espacial hete-
rogéneo y patrón temporal cambiante han condicionado la historia de la ocupación humana y de los
usos de la tierra, en cuanto a tipo de actividad y a intensidad y estrategia de uso. Las actividades
productivas tradicionales son la ganadería extensiva, la pesca comercial, la caza de nutrias (Myocas-
tor coypus), la apicultura y la recolección de leña en el sector entrerriano del Delta. En el Delta bo-
naerense se destacan la forestación con sauce y álamo, el turismo y la recreación (Bo et al., 2002).
La primera ocupación europea ocurrió durante las dos corrientes inmigratorias de posguerra. Es-
tos primeros europeos se dedicaron a la producción hortícola y frutícola en unidades productivas
pequeñas y medianas, manejadas por el grupo familiar, con métodos heredados en sus lugares de
origen. Para la década de 1950 había en el Bajo Delta una población de más de 30.000 habitan-
tes. Más tarde la actividad decayó por una serie de factores adversos, como inundaciones, falta de
transporte adecuado y lejanía de los mercados, competencia, etc y se produjo un despoblamiento.
La producción frutihortícola fue reemplazada por la actividad forestal (Kalesnik y Quintana, 2006).
La ganadería extensiva se realizaba sobre pasturas naturales con baja carga animal. La actividad
y los ganaderos estaban adaptados a las fluctuaciones hidrológicas y los animales eran retirados de

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Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

las islas durante las inundaciones y llevados a sitios más altos o a campos en tierra firme. Con el
avance de la soja en Buenos Aires y en el Sur de Entre Ríos, y la conversión de tierras productivas
en barrios privados en Buenos Aires, se incentivó peligrosamente la ganadería en los humedales del
Complejo. La carga animal supera la capacidad de las pasturas, ya no es factible retirar los anima-
les durante las inundaciones, por lo cual se produce una mayor mortandad y un pisoteo excesivo
en tierras húmedas. Se incrementó la frecuencia de los incendios para la renovación de las pastu-
ras. La estrategia de vida ha cambiado, cada vez hay menos isleños adaptados a las fluctuaciones
y más empresarios que producen en el Delta pero viven en tierra firme. Estos cambios redundan en

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


grandes daños al sistema de humedales del Delta, que constituye una invalorable fuente de agua y
recursos. Muchos riachos se han colmatado por la erosión y arrastre de los sedimentos durante las
crecidas, la pesca ha disminuído hasta desaparecer en algunos sectores. Los puentes han generado
endicamiento en algunos sitios y deterioro a ambos lados del puente. Se han generado proyectos y
normativas para mitigar las consecuencias de estos cambios, sin embargo, en la práctica, se gene-
ran proyectos contracorriente que ponen en peligro la efectividad de los primeros.
En el Bajo Delta la actividad principal es la forestación con sauce (Salix spp) y álamo (Populus spp).
En menor proporción se encuentran plantaciones de formio y mimbre. Las actividades de subsisten-
cia incluyen la recolección de junco, la pesca, la caza de nutrias (Myocastor coypus) y de carpinchos
(Hydrochaeris hydrochaeris). La actividad forestal se realiza con dos estrategias: a zanja abierta o con
endicamientos. La zanja abierta facilita el drenaje de los excesos de agua de las crecientes y repuntes
de los ríos. El endicamiento impide el ingreso de agua de las crecidas a las plantaciones. En la unidad
Islas del Río Carabelas se emplean ambas estrategias, la vegetación natural está casi completamente
convertida a plantaciones. En la unidad Islas del pasaje Talavera, predomina el endicamiento, pero la
proporción de tierras forestadas es menor, y la producción es a gran escala en unidades productivas
grandes. En el Delta Frontal, que es donde se encuentran las plantaciones de formio y mimbre, la
principal actividad es la forestación con sauce y álamo, predomina la producción en pequeños pre-
dios y a zanja abierta. En esta unidad se está produciendo el abandono de los predios forestados y el
despoblamiento por razones económicas (precios de mercado) y sociales (salud, falta de actividades
alternativas, etc.). En el Delta Frontal, más que en las otras unidades, el turismo ha adquirido impor-
tancia, con la construcción de carreteras y otras obras de infraestructura de servicio y habitacionales.
La actividad forestal ha reemplazado casi totalmente al monte blanco y la construcción de zanjas y
endicamientos ha modificado el régimen hidrológico (Kandus y Malvárez, 2002). El cambio del régi-
men hidrológico pone en peligro la capacidad de recuperación de los sistemas naturales frente a las
fluctuaciones características del Complejo (pérdida de resiliencia).
Una de las muchas consecuencias de los cambios en el régimen hidrológico es la disminución de
la calidad de hábitat en detrimento de la biodiversidad de la fauna (Bó et al., 2002). Las obras de
infraestructura han provocado, al menos en algunos sectores, importantes modificaciones en las
condiciones del hábitat, y cambios significativos en la abundancia y distribución espacial de mu-
chas especies animales y vegetales (Kalesnik y Quintana, 2006).
El Complejo tendría potencial para la cría de búfalos de agua (Bubalus bubalis), en las zonas ane-
gadas. En el Bajo Delta se crían bubalinos, los cuales representan el 5 % de la existencia en la Ar-
gentina. Aparentemente, los resultados de la cría de esta especie son satisfactorios en compara-
ción con la de ganado bovino en las áreas anegadas permanentemente, entre otras razones porque
estos sitios satisfacen los requerimientos forrajeros de los bubalinos, y porque las zonas inundables
presentan limitaciones para la sanidad vacuna. El mercado de productos bubalinos, carne, leche y
queso, está en crecimiento (MAGP, 2010).
Entre las actividades extractivas se puede citar la caza de aves y la cosecha de huevos. De las 76 es-
pecies de aves acuáticas presentes en el Complejo, 41 tienen algún tipo de uso. De estas últimas, 22

475
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

son cazadas únicamente con propósito de subsistencia y sólo una, la espátula rosada (Ajaia ajaja) esta-
ría sometida a caza deportiva exclusivamente. Las 18 restantes estarían sometidas a ambas modalida-
des de caza, al menos en alguno de los tres sectores del Complejo (Delta Superior, Delta Medio y Bajo
Delta). Las aves usadas son los macáes, biguás, algunas garzas, cuervillos y cigüeñas, chajás y prácti-
camente todos los patos, gran parte de las gallinetas y gallaretas, el carau (Aramus guarauna) y una ga-
viota (Larus maculipennis). Las especies con mayor intensidad de uso son el hocó colorado (Tigrisoma
lineatum), la garza mora (Ardea cocoi), el ipacaá (Aramides ypecaha), el carau, la gaviota capucho café,
el sirirí colorado (Dendrocygna bicolor), el pato picazo (Netta peposaca) y el sirirí pampa (Dendrocygna
Capítulo 13

viduata). Se consumen los huevos de la gallareta de escudete rojo (Fulica rufifrons). La reducción de
la abundancia de las tres especies de patos de interés deportivo desde el Delta Superior hacia el Bajo
Delta, sería coincidente con la decisión de las respectivas direcciones provinciales de fauna silvestre
de no autorizar la caza deportiva en los departamentos entrerrianos de Gualeguay e Islas del Ibicuy
y en todos los partidos con sectores incluidos en la porción bonaerense del Delta (Bo et al., 2002).
El Complejo tiene potencial natural para la conservación. Se ha identificado un área valiosa de pas-
tizales (41-50 % de la superficie total) y humedales (31-40 %), acompañados de bosques, médanos
y peladares, en la porción no insular del Bajo Delta del Paraná (Quintana, 2004). También se han
identificado cuatro áreas valiosas para la conservación de aves (AICAs) en el Delta entrerriano: Parque
Nacional Pre Delta; Pastizales de Ibicuy; Perdices; Ñandubaizal-El Potrero (Di Giacomo, 2005c); y una
en Buenos Aires, en la terraza baja de Reserva natural Otamendi (Di Giácomo, 2007b).
El potencial natural para el turismo y la investigación se manifiesta en la reserva de la biósfe-
ra Delta del Paraná, en la cual se ha construído infraestructura básica para la práctica del turismo
ecológico en la zona de amortiguación, en apoyo a iniciativas de los pobladores locales (Kalesnik y
Quintana, 2006). En el Bajo Delta existen numerosos clubes dedicados a las actividades náuticas,
paseos en lancha y sitios para visitar y pernoctar.

Protección de la naturaleza
● Reserva de la Biósfera Delta del Paraná, Decreto Municipal Nº 1303/00.
● Parque Nacional Predelta, Ley Nacional Nº 24063/91.
● Parque Regional, Forestal y Botánico Rafael de Aguiar, Ordenanza Municipal Nº 14/59.
● Reserva Municipal Ramallo, Ordenanza Municipal Nº 952/91.
● Reserva Natural de Objetivo Definido Isla Martín García, Ley Provincial Nº 7580/69 Reserva Na-
tural Íctica Rio Barca Grande, Decreto Provincial Nº 5421/58.
● Reserva de Uso Múltiple Islas de Victoria, ordenanza Municipal 2185/03 (Ley provincial 8855/94
y 9485/03).
● Reserva Natural Estricta Otamendi, Decreto Nacional Nº 2149/90 (Compartida con la Ecorregión
Pampa).
● Reserva de Uso Múltiple Isla Botija en Zárate, Decreto Provincial Nº 5421/58.
● Reserva Natural Estricta El Rico, Ley Provincial Nº 12175/03.
● Reserva Natural Playa Granadero Baigorria, Resolución Ministerial Nº 4689/78.
● Reserva Municipal Isla del Sol, Ordenanza Municipal Nº 1411/93.
● Reserva Natural Integral Delta en Formación, Decreto Provincial Nº 1168/89.
(Información SIFAP, 2011)
● Reserva Natural Histórica y Refugio de Vida Silvestre de Vuelta de Obligado, La Ley Provincial
13.004 del año 2002 y la Ordenanza municipal 5333 del año 2003 (Infoguíasanpedro.com).
● Reserva Integral Delta en Crecimiento sobre el grupo insular Solís y Oyarbide, sin información so-
bre creación (Malvárez y Otero, 2000).

476
Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

Complejo Estuario del Plata


Tipos esenciales de vegetación
La vegetación característica es higrófila de juncales, pajonales y espartillares. También se en-
cuentran algunos bosques ribereños y bosques de albardón.

Ubicación
Corresponde al estuario, que se extiende desde la porción terminal del Delta y la desembocadura

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


del río Uruguay hasta el Océano Atlántico; finaliza a la altura de una línea imaginaria que une la lo-
calidad de Punta Rasa, en la Argentina, con Punta del Este, en la República Oriental de Uruguay. El
Complejo incluye sólo el cauce del río, sin embargo, existe una interacción mutua con las costas de
los 13 partidos de la provincia de Buenos Aires que lo bordean (Ciudad de Buenos Aires; Avellaneda,
Quilmes, Berazategui, Ensenada, La Plata, Berisso, Magdalena, Punta Indio, Chascomús, Castelli,
Tordillo, General Lavalle). Ocupa una superficie de 14.688 km2.
Limita al Sur con la Ecorregión Pampa, al Norte con la zona del estuario de la República Oriental
del Uruguay, al Oeste con el Complejo Delta del Paraná y al Este con el océano Atlántico.

Clima
El clima se caracteriza por sus condiciones templadas y húmedas, siendo la temperatura media y
la humedad relativa media anuales de 17,8 °C y 73 %, respectivamente. Los inviernos no son muy
rigurosos, pero el elevado contenido de humedad reduce la sensación térmica en relación a la tem-
peratura. El río ejerce un poder amortiguador de los extremos térmicos, pero en sus orillas y en el
río abierto los vientos tienden a ser más intensos.

Geología y geomorfología
El río de La Plata es una estructura peri-cratónica15 fluvial, con un basamento del pre-Cretácico,
cubierto por una secuencia sedimentaria formada por una capa inferior continental a marina del
Terciario y una capa superior del Plioceno al Cuaternario de sedimentos marinos con varias secuen-
cias de sucesivas transgresiones y regresiones (Cavallotto et al., 2004). El basamento cristalino
aflora en la isla Martín García y en el sistema de Tandilia (Silva Busso et al., 2004).
El Estuario del Río de la Plata es una masa de agua costera parcialmente confinada que tiene una
conexión libre con el mar abierto. Es una zona de interfase entre los sistemas fluviales deltaicos y
el mar abierto (Silva Busso et al., 2004). Tiene una longitud de 323 km y la forma de un embudo
abierto al mar, con un ancho de 2 km en el tramo alto y 221 km en su boca en el océano Atlánti-
co. Tiene una superficie de unos 35.000 km2 y una profundidad de 5 m (Cavallotto et al., 2004).
Es considerado una unidad geomorfológica que se formó durante la transgresión del Holoceno.
Está compuesto por tres unidades genéticamente relacionadas: el delta subaéreo, el delta subá-
cuico y las planicies costeras. El delta subaéreo está formado por un intrincado conjunto de albar-
dones y canales, con todo su espacio ubicado a menos de 2 m por encima del nivel del mar, sujeto
a procesos costeros activos e inundaciones, con las partes bajas permanentemente inundadas16.
El delta subácuico constituye el fondo de la masa de agua del río de La Plata. Los sedimentos de
esta unidad están en equilibrio hidrodinámico con las condiciones fluviales presentes. Las planicies

15 Pericratón es un conjunto estructural ubicado al borde de una plataforma continental, causado por procesos de subducción y
caracterizado por unidades estructurales alternativamente elevadas y hundidas.
16 Esta unidad, delta subaéreo, corresponde al Delta Frontal del Complejo Delta del Paraná.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

costeras se extienden desde el Sur de Buenos Aires (cota de 6 m) hasta el nivel del mar. Esta uni-
dad presenta dos sectores diferenciados. Hacia el Norte la altitud es inferior a los 2,5 m y presenta
planicies de marea y pantanos; hacia el Sur la altitud es superior a los 2,5 m y la planicie costera se
caracteriza por la presencia de albardones de arena y conchilla. El borde interno de la planicie cos-
tera muestra un desnivel sobreelevado de menos de 1 m que separa la costa de las áreas altas que
no fueron afectadas por los procesos marinos del Holoceno. El borde exterior de la planicie costera
cambia gradualmente a delta subácuico (Cavallotto et al., 2004).
La hidrodinámica del río de La Plata es compleja porque está influída por la interacción entre los
Capítulo 13

vientos, las olas, la marea y la descarga de los ríos de la cuenca del Plata. Las olas son bajas, especial-
mente en el sector interno. La dirección del viento que causa las olas de mayor tamaño es del Este-Su-
deste en el sector externo y del Este en el sector interno. Las mareas son irregulares y se propagan a lo
largo de todo el río. La amplitud de las mareas regulares es de 0,46 a 0,52 m. Los ríos Paraná y Uruguay
descargan unos 22.000 m3/seg de agua y sedimentos que se desparraman en el estuario sin modificar
significativamente el nivel del agua. Los vientos del SE incrementan el nivel del agua, cuyos valores ex-
tremos de nivel alto y bajo son 3,88 y -4,22 msnm, respectivamente. Hacia el exterior del estuario, co-
mienzan a prevalecer las condiciones marinas y el agua dulce gana salinidad. La mezcla del agua dulce
y salada genera una zona de máximo gradiente de salinidad en la cual la salinidad cambia de 0,5 a 5 %
en una corta distancia y en ese punto se genera una zona de máxima turbidez. Ambas zonas se mue-
ven de ida y vuelta por la interacción entre la descarga de los ríos y las mareas (Cavallotto et al., 2004).

Patrones recurrentes
La planicie costera presenta diferencias a lo largo de su recorrido. Gran parte de la población y de
las actividades portuarias e industriales se encuentra en el sector Oeste, en la costa del área me-
tropolitana de la ciudad de Buenos Aires. A lo largo de toda la costa hasta su salida al mar alternan
sitios muy intervenidos por asentamientos urbanos con sitios menos intervenidos. En los sectores
costeros bajos fangosos no intervenidos abundan pajonales de cortadera, praderas de Paspalum
vaginatum y Panicum decipiens y espartillares de Spartina densiflora. Los mismos son habitados por
cangrejos (Chasmagnatus granulata), coipos y una importante diversidad de aves acuáticas, entre
las que se incluyen chorlos, playeros y gaviotas (Calidris fuscicollis, Limosa haemastica y Larus spp).
En los sectores de planicie costera alta, hacia el Este, en que hay albardones de arena y conchilla,
se encuentran pastizales y arbustales. A partir de Punta Piedras, en el extremo Este, la planicie cos-
tera se ensancha considerablemente y en la Bahía de Samborombón se torna nuevamente fangosa
con abundancia de cangrejales.
En Punta Lara, a unos 50 km del delta, la planicie costera es baja y plana y presenta un mosaico
de vegetación hidrófila que incluye juncales (Schoenoplectus californicus), pajonales (Scirpus gigan-
teus) y espadañales (Zizaniopsis bonariensis) intercalados con pequeñas lagunas de superficie varia-
ble. En la terraza baja se desarrolla el matorral ribereño donde se destacan la acacia de bañado (Ses-
bania punicea), el sarandí blanco (Phyllanthus sellowianus) y la rama negra (Mimosa bonplandii). Las
zonas bajas también presentan parches de bosques de ceibo (Erythrina crista-galli) y sauce criollo
(Salix humboldtiana). Sobre el albardón costero, en el borde de la Ecorregión Pampa, se desarrolla la
selva ribereña con presencia de mataojo (Pouteria salicifolia), chal-chal (Allophylus edulis), lecherón
(Sebastiania brasiliensis) y laurel de monte (Ocotea acutifolia). Esta selva es la prolongación más aus-
tral de la selva paranaense ribereña de los ríos Paraná y Uruguay. En esta zona costera se registraron
cinco especies globalmente amenazadas: el flamenco austral (Phoenicopterus chilensis), el burrito ne-
gruzco (Porzana spiloptera), la gaviota cangrejera (Larus atlanticus), el espartillero enano (Spartonoica
maluroides) y el tachurí canela (Polystictus pectoralis). También se encuentran especies características

478
Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

de selvas ribereñas en el extremo austral de su distribución, como la mosqueta común (Phylloscartes


ventralis) y el arañero silbón (Basileuterus leucoblepharus) (Moschione et al., 2007).
Unos 80 km hacia el Este de Punta Lara y a unos 100 km del límite del Complejo con el Atlántico,
se encuentra el Parque Costero del Sur, que comprende los bajos costeros del Complejo que nos ocu-
pa y un borde de la Ecorregión Pampa. En el límite entre la Pampa y la planicie costera se presentan
cordones de conchilla paralelos a la costa, a partir de los cuales el terreno va descendiendo hacia el
río de La Plata. En los cordones de conchilla se desarrolla un bosque de Celtis tala (tala), Schinus lon-
gifolia (molle), Scutia buxifolia (coronillo) y Jodina rhombifolia (sombra de toro). En las tierras bajas de

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


la planicie costera, se observan también el ceibo (Erythrina crista-galli), el curupí (Sapium haematos-
permum), el laurel criollo (Ocotea acutifolia) y el sarandí colorado (Cephalanthus glabratus). Entre los
arbustos se encuentran la chilca (Baccharis salicifolia), la acacia de bañado (Sesbania punicea), la aca-
cia café (Sesbania virgata), el sen del campo (Senna corymbosa), rama negra (Mimosa bonplandii), y el
duraznillo blanco (Solanum glaucophyllum), alternando con cortaderas, juncos y totoras. En esta zona
crece la especies endémica Phytolacca tetramera (ombusillo) (Hummel y Rodríquez, 2007).
Siguiendo hacia el Este, la Bahía de Samborombón forma el borde Sudoriental del Complejo. Com-
prende la zona de planicie costera y parte de la Ecorregión Pampa (Pampa Deprimida). La planicie
costera está bordeada por cordones de conchilla subparalelos a la línea de costa; éstos se formaron
a partir de sedimentos depositados por el oleaje sobre las playas del estuario durante la regresión
marina que se inició en el Holoceno Medio y continúa en el presente. Como en el caso anterior, los
cordones están cubiertos de un bosque de Celtis tala, con iguales características y se agregan la enre-
dadera pasionaria (Passiflora caerulea), barba de tigre (Colletia spinossisima) y flor de pitito (Tropaeo-
lum pentaphyllum). La planicie aluvial del río de La Plata muestra un relieve plano de pendiente casi
nula, de marismas y pantanos salobres de entre mareas, surcado por canales de marea y depresiones
formadas por deflación eólica sujetas a la acción de las mareas. Las comunidades vegetales más fre-
cuentes son pastizales de esparto (Spartina densiflora), espartillares (Spartina alterniflora), juncales
(Juncus acutus) y cortaderales (Cortaderia selloana). Sobre suelos inundables muy arcillosos y enchar-
cados, se desarrolla la pradera salada de Salicornia ambigua (=Sarcocornia perennis, jume), Schoeno-
plectus californicus (junco), Solanum glaucophyllum (duraznillo blanco) y Senecio sp, dependiendo del
nivel, frecuencia y duración del anegamiento de la depresión. Hay una amplia zona de cangrejales que
se ha convertido en refugio de aves pampeanas, empujadas por las actividades agropecuarias de las
tierras más altas, como ñandú (Rhea americana), espartillero enano (Spartonoica maluroides), halcón
aplomado (Falco femoralis), etc. Este humedal costero es uno de los últimos relictos del amenazado
venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus celer) (Coconier, 2007).
Los peces de la parte inferior e intermedia del río son exclusivamente de agua dulce y forman
parte de la fauna íctica parano-platense, con gran afinidad con la del río Paraná. Entre las especies
visitantes, tanto marinas como de agua dulce se mencionan el machete (Raphiodon vulpinus), el
porteñito (Parapimelodus valenciennesi), el bagre (Trachycoristes sp), y el bagre amarillo (Pimelodus
clarias maculatus). El sábalo, el pejerrey (Odonthestes spp), la anchoa de río (Lycengraulis olidus) y
el bagre de mar (Netuma barba), realizan migraciones regulares entre el río y el mar. La corvina ru-
bia (Micropogonias furnieri), el pargo (Umbrina canosai) y la pescadilla de red (Cynoscion guatucupa)
utilizan el estuario y la zona marítima adyacente.

Pulsos naturales
Las sudestadas, cuya frecuencia es de cinco episodios por año, se caracterizan por sus vientos
sostenidos y de variada intensidad, los que pueden provocar grandes inundaciones en el Delta y
varias ciudades costeras.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Potencial natural de producción


Las actividades humanas incluyen la pesca, la extracción de junco, arena y resaca de río (utilizada
en jardinería). En las márgenes del río de La Plata y áreas cercanas, se asienta la mayor concentra-
ción demográfica e industrial de la Argentina y los puertos de ultramar más importantes. Esto ha
determinando una importantísima intervención del medio natural desde hace más de dos siglos.
Las actividades económicas alteran la calidad del agua y de los recursos acuáticos.
Las actividades urbanas e industriales producen contaminación y eutroficación, que se manifies-
ta en una franja de unos 3 km de ancho de tonos oscuros, donde los valores de contaminación son
Capítulo 13

muy altos. Por otro lado, existe el riesgo de deterioro de las comunidades vegetales costeras por la
actividad portuaria.
El Complejo aún tiene potencial natural para la conservación. Se han identificado cuatro áreas
importantes para la conservación de aves (AICAs), la mayoría de las cuales ya son áreas protegidas:
Reserva Natural de Punta Lara, Parque Costero del Sur, Reserva Ecológica Costanera Sur y Bahía
de Samborombón-Punta Rasa (Di Giacomo, 2007b). Estas AICAs cuentan con una cubierta vegetal
natural bien conservada.

Protección de la naturaleza
● Reserva Natural Selva Marginal de Hudson, Ordenanza Municipal Nº 2131 /91.
● Reserva Natural Integral Punta Lara, Ley Provincial Nº 12.814/01.
● Refugio de Vida Silvestre y Reserva Natural Integral Bahía de Samborombón, Ley Provincial Nº
12.016/97. Declarada Sitio Ramsar.
● Reserva Natural Integral Rincón de Ajó, Decreto Provincial Nº 6276/87.
● Reserva de Vida Silvestre Campos del Tuyú, Privada, 1979.
● Reserva de la Biósfera El Parque Costero, Decreto Provincial Nº 7585/84.
Información de SIFAP, 2011.

SUBREGIÓN RÍO URUGUAY


Complejo Costas e Islas del río Uruguay
Tipos esenciales de vegetación
La vegetación característica es la selva de galería en las orillas del río Uruguay, los tramos termi-
nales de los afluentes y las islas. En los bajos, bañados y lagunas someras se encuentra vegetación
higrófila como pajonales, juncales y pirizales.

Ubicación
El río Uruguay entra en territorio argentino en su confluencia con el río Pepirí Guazú, en el límite
oriental de la provincia de Misiones, a los 27º Lat Sur, y se extiende hasta su desembocadura en el
río Paraná Guazú, en el Complejo Delta del Paraná. Recorre el límite Sudeste de la provincia de Misio-
nes y los límites orientales de las provincias de Corrientes y Entre Ríos. Su extensión es de 3477 km2.
El río Uruguay nace en Brasil, en la cadena montañosa Serra Geral a unos 1800 msnm. Su tramo
medio constituye en gran parte el límite entre la Argentina y Brasil y su tramo inferior es el límite en-
tre Argentina y Uruguay. Desemboca en el río de La Plata, después de un recorrido de unos 1800 km.
El Complejo comprende el valle de inundación del río y las islas, en territorio argentino.
Limita al Oeste con las Ecorregiones Selva Paranaense, Campos y Malezales, Espinal y Pampa. Al
Este limita con la República Federativa de Brasil y la República Oriental del Uruguay.

480
Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

Clima
El clima es subtropical. Los valores climáticos a lo largo del río varían con la latitud. La precipi-
tación media anual varía desde 2000 mm en el extremo Norte del Complejo hasta 1400 mm al Sur
de Corrientes y 1100 mm en el Sur de Entre Ríos. La temperatura media anual varía entre 22 °C al
Norte de Corrientes hasta 17,5 °C al Sur de Entre Ríos.

Geología y geomorfología

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


Las cuencas superior y media del río Uruguay fueron talladas en las rocas cretácicas de la meseta
basáltica erosionada durante el Terciario. El ciclo erosivo del Terciario Superior generó una profun-
da incisión de valles y la regresión de las escarpas de erosión en la cuenca alta. En el ciclo húmedo
posterior se formaron grandes meandros en el tramo superior. En el Cuaternario se depositaron
sedimentos en un gran paleocauce meándrico en el Este de Entre Ríos. Este paleocauce se formó
por la confluencia de los ríos Uruguay y Paraná en el Nordeste de Corrientes, en el Plioceno/Pleis-
toceno temprano, durante un período climático parecido al actual. Al final del Pleistoceno Inferior,
tuvo lugar un ciclo sedimentario eólico que dejó huellas en el Sur de la cuenca, vinculado a la Gran
Glaciación Sudamericana. En esa época el río Uruguay, con un caudal muy reducido, depositó un
barreal en gran parte de la provincia de Entre Ríos y en el Sur de Corrientes. Las actuales terrazas
altas del río Uruguay fueron formadas por depósitos en la cuenca media, durante un período hú-
medo y cálido del Cuaternario Superior. Estas terrazas aparecen en forma discontínua a lo largo del
cauce sobre ambas márgenes del río. Durante el comienzo del Pleistoceno Superior se produjo la
ingresión marina, representada en la cuenca inferior por una terraza marina en ambas márgenes,
entre Concepción del Uruguay y Gualeguaychú. Luego sobrevino la época glacial con un pulso frío y
seco y más tarde se presentaron condiciones húmedas precedidas por una fase semiárida interme-
dia. En este período se excavaron los valles afluentes del Uruguay en Entre Ríos, y los afluentes del
Noroeste del Uruguay acumularon sedimentos finos. Posteriormente, un enfriamiento general de la
atmósfera produjo un avance del clima patagónico, con clima frío y seco dominado por actividad
eólica. En la cuenca alta, los vientos del Sudoeste produjeron la deflación de los depósitos aluviales
de los ríos Paraná y Uruguay y depositaron los sedimentos eólicos al Nordeste de Corrientes, Mi-
siones y en la cuenca alta en Brasil. En el Sudoeste de la cuenca, los limos eólicos de procedencia
pampeana formaron un loess típico. En la faja deprimida del Uruguay en el Este de Corrientes, la
topografía permitió la acumulación de flujos de barro en períodos estacionales de lluvias concen-
tradas. Durante la transición Pleistoceno tardío-Holoceno temprano el río Paraná migró hacia el
Uruguay probablemente a lo largo de los ríos Aguapey y Miriñay. A lo largo de la mayor parte del
Holoceno se generó la terraza baja del río Uruguay, la cual es morfológicamente homogénea en las
cuencas alta y media hasta Concepción del Uruguay (1300 km), indicando condiciones ambientales
similares, tal vez por la existencia de un mesoclima generado por el propio río. El Holoceno medio
estuvo caracterizado por un clima más húmedo y cálido que el actual en toda la cuenca. Durante el
Holoceno superior se instaló un clima seco dominado por un anticiclón estacional ubicado en la re-
gión central argentina, con acción eólica dominante. Se formó un delgado manto loéssico y campos
de arena aislados en la cuenca media e inferior. Los arenales más significativos se encuentran junto
al río Uruguay en Entre Ríos. La zona de desembocadura del río Uruguay en el río de La Plata está
formada por varias unidades que se desarrollaron durante la ingresión marina del Holoceno medio.
En el valle inundado del Uruguay se formó un delta entre Concepción del Uruguay y Nuevo Berlín,
compuesto por una llanura de bancos actuales en la parte superior y una llanura de mareas más
al Sur. El tramo final del río Uruguay es una amplia depresión sujeta actualmente a la dinámica de
mareas y oleaje. El clima actual se estableció en la cuenca hace 200 años, después de dos breves

481
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

fases climáticas que no tuvieron incidencia significativa en la región. El cauce actual del Uruguay
tiene una dinámica general de erosión sobre ambas márgenes, lo que indica mayor caudal que en
el período anterior. Los efectos de la marea alcanzan hasta Concepción del Uruguay, generando
surcos muy profundos en los brazos del delta del Uruguay y en el tramo inferior del río (Iriondo y
Kröhling, 2008).
En la Argentina el río Uruguay se divide en dos unidades con características diferentes: el tramo
medio, desde Misiones hasta la ciudad de Concordia, provincia de Corrientes y el tramo inferior
desde Concordia hasta el río de La Plata. En el tramo medio, el río atraviesa el planalto misionero,
Capítulo 13

en el cual su valle se encuentra profundamente entallado. En este tramo el río tiene una dirección
general Sudoeste y forma numerosos meandros; tiene características de río de meseta, tortuoso,
angosto de ancho variable. El cauce forma valles profundos en forma de V, con desniveles topográ-
ficos de 200 a 300 m. El relieve se suaviza gradualmente hacia el Sur (EBISA, 2010). Las pendien-
tes longitudinales son menores que en el tramo alto (en Brasil), el flujo es un poco más lento y el
curso es poco navegable, con un desnivel promedio de 9 cm/km. En este tramo el río se ensancha
y transporta muchos sedimentos (Abadie, 1998). El lecho presenta saltos rápidos a modo de es-
calones. El mayor de los accidentes es el Salto Grande en la Barra de Ayuí (al Norte de Concordia),
que ocupa todo el ancho del cauce y tiene una altura de 13 m. En este accidente se encuentra en-
clavada la central hidroeléctrica Salto Grande. A 18 km hacia el Sur se encuentra Salto Chico y los
pasos Corralito y Hervidero que obstruyen el lecho (DHER, 1995).
El tramo inferior, tiene un desnivel promedio de 3 cm/km y una extensión de 348 km. En este úl-
timo tramo es donde se concentra la mayor navegación, especialmente entre la ciudad Concepción
del Uruguay y la desembocadura. El río se ensancha y fluye a menor velocidad. Su caudal es variable
debido a la regulación que ejerce la represa de Salto Grande. Al Sur de Salto Grande, el recorrido es
más regular, con un fondo casi horizontal, con una pendiente de 0,7 m en 300 km. En este tramo
se produce la sedimentación del material arrastrado y hay una gran cantidad de islas y bancos en
continuo desplazamiento (Abadie, 1998). En la ciudad de Concordia el cauce se ensancha y apa-
recen algunas islas, pero entre Concepción del Uruguay y la desembocadura del río Gualeguaychú,
se encuentra la mayoría de las islas. Desde la desembocadura del Gualeguaychú hasta el río de La
Plata, el valle presenta forma de estuario con un fondo de arena o de barro. Unos 10 km aguas aba-
jo de la desembocadura del Gualeguaychú comienza una ría, de 5 a 12 km de ancho, libre de islas
y muy recta. Este tramo está afectado por las mareas del río de La Plata y las sudestadas. La ribera
entrerriana es baja e inundable, en tanto la margen izquierda (República Oriental del Uruguay) es
alta (20 m) y cubierta de vegetación (DHER, 1995).
Los principales afluentes del río Uruguay en la Argentina son el Pepirí Guazú (límite entre Brasil y
Argentina), Aguapey, Miriñay y Mocoretá en el tramo medio, y Gualeguaychú en el tramo inferior.
En Misiones recibe una cantidad de arroyos que bajan de la meseta central y sus estribaciones. En
el Norte de Corrientes y en Entre Ríos también hay muchos arroyos que bajan de las cuchillas que
constituyen la divisoria de aguas entre los ríos Gualeguay y Uruguay y en el Sur, entre los ríos Gua-
leguaychú y Uruguay.
A lo largo del río abundan islas e islotes en algunos tramos, son islas sedimentarias en la mayo-
ría de los casos, de forma alargada en el sentido de la corriente. Frente a la desembocadura del río
Miriñay, el cauce está ocupado por numerosas islas y bajos de fondos rocosos y empiezan a apare-
cer saltos y altos fondos rocosos que interrumpen la navegación (Abadie, 1998). Las islas al Sur de
Salto Grande presentan formas variables y se caracterizan por tener bajos con bañados y lagunas en
su centro (Abadie, 1998); son parecidas a las islas del delta frontal, con depresiones centrales ro-
deadas de un albardón perimetral. Todas las islas son inundables y de suelos fértiles. Las islas bajo
jurisdicción de la Argentina son islote Correntino, isla Correntina, isla Itacumbú, islotes Itacumbú,

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Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

islas Timboy, islote del Infiernillo, isla Pelada, isla San José, isla Pepeaji, islote Pospós, isla Boca
Chica, isla de Hornos, isla Caridad, isla Florida, isla Pelada, isla Oriental, isla del Puerto, Calderón,
isla Cambacuá, isla Canarios, isla del Tala, isla Vilardebó, isla Dolores, isla Montaña, isla Dos Her-
manas, isla San Miguel, islote Osuna, isla Campichuelo, isla San Genaro, isla Corazón, isla Colón
Grande, isla Tambor, isla Colón Chica, isla Cupalén, isla Rica, isla Volantín, isla Bonfiglio, isla de la
Jaula del Tigre, isla San Lorenzo, islas Juanicó, isla García, isla Masones, islote Redondo, isla Boca
Chica, isla Sauzal, y unas cuantas islas e islotes sin nombre (tratado de límites entre la República
Oriental del Uruguay y la República Argentina en el río Uruguay, 1961).

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


El río Uruguay es de regimen muy irregular, con crecidas invernales en Junio y Octubre y estiajes
en verano de Enero a Marzo. Se alimenta de las lluvias entre Abril y Septiembre, que se hacen más
abundantes a principio de otoño y fines de invierno (DHER, 1995).

Patrones recurrentes
La vegetación característica es la selva ribereña en las márgenes del río y en las orillas de las is-
las, con ensambles de especies que dependen de la latitud. En general, los bosques de galería de
las islas del Norte tienen árboles de madera dura como quebracho y jacarandá, mientras que en las
del Sur predominan arbustos, laurel, espinillo, sauce y sarandí (Abadie, 1998). Las islas de mayor
tamaño presentan depresiones con bañados y lagunas, con vegetación hidrófila.
En los bañados hay un elevado número de ciperáceas de alto porte, principalmente, de los géne-
ros Carex, Cyperus y Rhynchospora, y otras especies como Sisyrinchium sp, Echinodorus grandiflorus,
Sagittaria montevidensis, Eichhornia sp, Pontederia cordata, Myriophyllum sp, Polygonum sp, etc. To-
das estas especies tienen poblaciones muy grandes. En los bañados se encuentran carpinchos (Hy-
drochaeris hydrochaeris), nutria (Myocastor coypus), rata de agua grande (Holochilus magnus), rata
de agua chica (Holochilus brasiliensis), rata de pajonal (Scapteromys tumidus) y apeará (Cavia papa-
rum) (Sierra et al., 1977).
Los bosques de galería del río Uruguay son angostos y abiertos. En las zonas periódicamen-
te inundables se encuentran Phyllanthus sellowianus (sarandí blanco), Salix humboldtiana (sauce),
Pouteria salicifolia (mataojo). En las zonas algo alejadas de la orilla se encuentran Erythrina crista-
galli (ceibo), Acacia caven (espinillo), Ficus luschnathiana (higuerón), la mayoría de cuyos ejempla-
res se encuentra cubierta por abundantes epífitas de las especies Rhipsalis lumbricoides, Tillandsia
aëranthos, Polypodium lycopodioides (=Microgramma squamulosa). La vegetación herbácea se com-
pone de gramíneas, cyperáceas y leguminosas de los géneros Mimosa, Adesmia, Desmodium, Rhyn-
chosia y gran número de ejemplares de caraguatá (Eryngium spp). En la selva ribereña de las islas
se distinguen tres zonas: la orilla del agua, la parte central y la más alejada del agua. En la primera
se encuentran las especies de la selva de galería del río Uruguay, sarandí blanco, sauce y mataojo,
y se agrega Inga uruguensis (inga) y numerosos ejemplares de Croton urucurana (sangre de drago).
En la parte central se encuentran Myrcianthes cisplatensis (guayabo colorado), Ruprechtia salicifolia
(viraró), Cupania vernalis (cambuatá), Luehea divaricata (ivatingui), Ficus luschnathiana (higuerón),
Guadua angustifolia (tacuaruzú), Sebastiania brasiliensis (palo de leche), Eugenia mansoni (pitanga
amarga), Eugenia uniflora (pitanga dulce), Ocotea acutifolia (laurel negro), Peltophorum dubium (ibi-
rá pitá), Syagrus romanzoffiana (pindó), Scutia buxifolia (coronilla). En el borde interior de las islas se
encuentran Peltophorum dubium (ibirá pitá), Patagonula americana (guayubirá), Guadua angustifolia
(tacuaruzú), Ruprechtia salicifolia (viraró), Syagrus romanzoffiana (pindó), Rapanea laetevirens (ca-
pororoca) y algunos ejemplares de Tabebuia ipe (= T. heptaphylla, lapacho) de hasta 25 m de altura.
Los árboles presentan líquenes sobre la corteza (Sierra et al., 1977). En las selvas de galería del río
Uruguay, en Entre Ríos, se encuentran Psychotria carthagenensis (jazmin del monte), Phyllanthus

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

sellowianus (sarandí), Enterolobium contortisiliquum (timbó), Nectandra angustifolia (laurel de río),


Inga verna subsp affinis (ingá), etc. Hay muchas enredaderas y epífitas.
A la altura de Santo Tomé se desarrolla una selva de galería con tacuarales al borde del río Uru-
guay, y en un ambiente lindante con lomadas suaves se desarrollan pastizales húmedos y arbusta-
les con mogotes aislados. La selva puede aparecer también formando pequeñas manchas, capones
o mogotes en lugares donde se acumula humedad en el suelo. En los terrenos bajos hay pantanos
y aguadas con densos juncales y vegetación palustre. En los terrenos inundados hay Eupatorium
sp y Eryngium sp. En los lugares muy húmedos todo el suelo esta cubierto con musgos del género
Capítulo 13

Sphagnum. La vegetación de la selva en galería sobre el río Uruguay, está compuesta por exten-
sos tacuarales (Guadua sp, Chusquea sp y Merostachys sp), Syagrus romanzoffiana (palmera pindó),
Euterpes edulis (palmito), Tabebuia impetiginosa (lapacho rosado), Enterolobium contortisiliquum
(pacará), Balfourodendron riedelianum (guatambú blanco), Nectandra megapotamica (laurel negro),
Nectandra angustifolia (laurel del río), Allophyllus edulis (chal-chal), Ficus luschnathiana (ibapoy o
higueròn) y Solanum granulosum-leprosum (fumo bravo), entre otros. Los remanentes de selva de
galería, limitan con pastizales que contienen mogotes con vegetación típica de la Selva Paranaense
pero empobrecida (Capllonch et al., 2005).

Pulsos naturales
El pulso natural característico es el de inundaciones periódicas, una o dos veces al año, y las ex-
traordinarias.

Potencial natural de producción


Uruguay podría llamarse el río olvidado de la historia argentina. La primera expedición fue el 1520,
cuando Magallanes, quien buscaba una salida al océano Pacífico, fondea en la costa platense y envía
a su capitán a explorar el río. Éste recorre un tramo y vuelve con la noticia de que este río no lleva a
ninguna parte. Unos años más tarde es un enviado de Caboto quien explora el río Uruguay. Como el
interés de los españoles era encontrar una vía rápida hacia Perú, las exploraciones del Uruguay fueron
abandonadas. Los primeros en remontar el Uruguay más de 1200 km tierra adentro fueron los misio-
neros, que fundaron las misiones jesuíticas en Uruguay y Paraguay. Ellos también fueron los primeros
en dar conocimientos prácticos acerca del río (Georgescu Pipera y Georgescu Pipera, 1984).
Desde los comienzos de la historia, el río Uruguay se empleó como medio de comunicación, es-
pecialmente desde 1817 cuando Artigas firmó un tratado de comercio con el comandante de las
fuerzas navales británicas del Atlántico Sur y se otorgó la libertad de comercio y navegación en todo
el río. En 1984 se decreta la ley de fomento de la marina de cabotaje nacional en Uruguay y en
1984 se decretó la libre navegación del río para todas las naciones, con el objeto de promocionar
el comercio. Se establecieron varias compañias de navegación que servían los puertos desde Mon-
tevido hasta Saltos inicialmente y luego hasta Buenos Aires y aguas arriba por el río Paraná hasta
Corrientes. El río Uruguay fue el primero en Sudamérica en tener balizado todo su canal navegable,
y ha tenido servicio de mantenimiento y dragado permanente. El río perdió importancia con el de-
sarrollo de la red de ferrocarriles (Georgescu Pipera y Georgescu Pipera, 1984).
El tramo más complicado para la navegación ha sido siempre Salto Grande, hasta la construcción
de la represa, que fue formulada en 1907 por el Uruguay, proyectada en 1913 entre Uruguay y Ar-
gentina, interrumpido el proyecto a causa de las guerras y finalmente se inició su construcción en
1974, siendo la primera obra binacional de aprovechamiento hidráulico en Sudamérica (Georgescu
Pipera y Georgescu Pipera, 1984).
En el tramo del río Uruguay, frontera entre Argentina-Brasil, las principales actividades son la

484
Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay - Silvia D. Matteucci

ganadería bovina y ovina en la porción Sur y los cultivos de soja, trigo, maíz y arroz. Las ciudades
están en relación con dichas actividades primarias y son las que prestan servicios a la actividad
agropecuaria. La industria de transformación es predominantemente tradicional, destacándose las
ramas de productos alimenticios y bebidas (EBISA, 2010). Hacia el Norte, en Misiones, se cultivan
cítricos y hay forestaciones.
El río Uruguay tiene un alto potencial natural para el aprovechamiento hidroeléctrico y existen
varias represas en Brasil instaladas a partir del año 2000 y una binacional argentino-uruguaya ins-
talada en 1979 (Salto Grande), con una potencia instalada de 1890 MW. Existen varios proyectos

Ecorregión Delta e Islas de los ríos Paraná y Uruguay


de represas hidroeléctricas en Brasil, y en la Argentina-Brasil existe el proyecto de la represa Garabí,
que se ubicaría en la zona de los saltos de Garabí, 7 km aguas abajo de las ciudades Garruchos de
Argentina y de Brasil. Esta represa inundaría varios sectores en Corrientes, Misiones y Río Grande do
Sul (Suarez Montórfano, 2008). En la Argentina afectaría las localidades Santo Tomé en Corrientes
y Azara en Misiones. El aprovechamiento principal que se hace del río es la generación de energía
hidroeléctrica, pero también se aprovecha el suministro de agua para riego.
El Complejo tiene potencial natural para el turismo. Se ofrecen recorridos por las islas, deportes
náuticos, pesca deportiva, turismo ecológico con avistaje de aves, etc.
En el Complejo se ha identificado un sitio importante para la conservación de aves (AICA): Barra de
Concepción, en el Sudoeste de Corrientes, compartida con el Complejo Campos y Malezales (Bosso,
2007).

Protección de la naturaleza
Reserva Ribera Sur de Colón, Ordenanza Municipal Nº 48/2002 (Sosa y Villanova, 2011).

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488
ECORREGIONES Y COMPLEJOS ECOSISTÉMICOS DE ARGENTINA
Jorge Morello, Silvia D. Matteucci, Andrea F. Rodríguez y Mariana E. Silva

ECORREGIÓN DELTA E ISLAS DE LOS RÍOS PARANÁ Y


-60 -58 -56 -54 URUGUAY

-26 -26

-28 -28

-30 -30

-32 -32

-34 -34

km
60 0 60 120

-36 -36

-60 -58 -56 -54

Bajo Paraguay Río de La Plata


Paraná Medio Río Uruguay
Realización sobre la base de las descripciones
Delta del Paraná de los Complejos de Ecosistemas, con apoyo
en imágenes satelitales, por Silvia D. Matteucci.
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