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CAPÍTULO 1

Empujé una de las puertas de la cafetería, me detuve justamente en la entrada. ¿Será esto una buena idea?
Con mi mirada recorrí toda la estancia inicial; mesas llenas de gente riendo, algunas personas solitarias leyendo
un buen libro, niños con desayunos invitados por sus padres, meseras con un traje blanco y entonces la vi. Su
cabello ahora es diferente, tiene unas mechas más claras que otras, también se miraba un poco más rellena de
lo usual y sonriente como siempre.

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En una de sus manos se encontraba un libro; la portada era una combinación entre rosa, morado y un poco de
amarillo, también tenía letras blancas formando la palabra After. Mientras que con la otra mano llevaba una
papa frita con salsa de tomate, hacia sus labios.

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Caminé hacia ella con paso firme, mis manos temblaban y finalmente me posicioné a su lado. Ella, al sentir mi
presencia elevó su mirada hasta encontrarse con la mía, bajó su libro y dejó de comer.

- Hola. - Dije con una sonrisa mientras quitaba el gorro de lana roja de mi cabeza. - ¿Llevas mucho esperando?

- Hola. - Aclaró su garganta. - no, en realidad vine antes de tiempo para comer algo. - Se colocó de pie y me
abrazó. Respondí ese abrazo que me daba un toque de esperanza y finalmente tomé asiento frente a ella. -
¿Cómo has estado, Ian?

- Nada es lo mismo; Mi padre murió, imagino que lo sabrás.

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- Si, Samantha me lo ha dicho. Mi más sentido pésame, ambos sabemos que era un gran hombre.
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- Si, lo era... - Dirigí mi mirada hacia una de las mesas que se encontraban en el centro del salón, habían dos
niños riendo con sus padres. Siendo felices. - luego de eso, la universidad ha sido un desastre y mi mejor amigo
fue casi sustituido por el alcohol pero a como me ves, he sobrevivo... - Asintió dejando que ambos entramos a
un momento de silencio incómodo.

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- ¿Cuándo volverás a Inglaterra? - Pregunté por curiosidad.

- Mañana mismo, solo he venido a visitar a mis padres... - Suspiré. - Ian, no sé si este encuentro sea una buena
idea. Han pasado muchos años...

- Cuando mi padre se encontraba en sus últimos días, me hizo prometer algo...

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Observaba los pasillos de ese gran hospital uno tras uno, eran blancos desde las paredes hasta los asientos y en
todas partes se podían observar personas llorando o con expresiones alegres por algún pariente. En mi caso,
solo corría empujando a los demás hasta llegar a la habitación E - 9. A lo largo de uno de los tantos pasillos
pude ver a mi madre, sus lágrimas caían por sus mejillas y terminaban en su mandíbula. Al verme corrió hacia
mí y no dude en tomarla entre mis brazos.

- ¿Qué sucedió? - Mi voz sonaba como un susurro lleno de tristeza.

- El cáncer volvió y ahora no hay posibilidades de que... - No pude seguir escuchando, mi padre estaba
muriendo. No, no, no, no. Esto no me puede estar pasando.

- ¿Cuánto tiempo? - Pregunté viendo un punto fijo inexistente. En mi mente volvieron distintos recuerdos con
él. Él, el que una vez me llevó a jugar fútbol por primera vez. Él, el que una vez me dijo que jamás me
abandonaría. Él, el mejor padre del mundo.

- Una semana cuando mucho. - Mi madre volvió a llorar. Dentro de mi algo se derrumbaba, una vez más. Una
de las personas más importantes de mi vida estaba muriendo y yo no podía hacer absolutamente nada para
evitarlo.

- ¿Lo puedo ver?

- Ahora está durmiendo. Esperemos un rato. - Asentí y me senté junto a ella a llorar, lamentarme todo el
tiempo que estuve fuera de la ciudad y pensar que mi único objetivo debió haber sido quedarme.

Cinco horas después; la enfermera de planta nos estaba informando que había despertado, la primera en
entrar fue mi madre y veinte minutos después me estaban llamando para ver a mi padre.

Al entrar pude observar que todo era blanco e impecable al igual que los pasillos; los muebles, las sábanas, las
paredes...en fin, todo. Pero lo que más me impresionó fue ver a un señor acostado sobre una camilla con el
rostro pálido y unos ojos verdes sin brillo, ese señor era mi padre.

- Ian, hijo mío. Has regresado. - Me regaló una sonrisa con una expresión de cansancio. - Me imagino que te
han contado las nuevas malas noticias...
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- Papá, yo...

- Cállate y escúchame, pequeño idiota. - Me interrumpió. - No le tengo miedo a la muerte, es algo normal.
¿Recuerdas la frase de la abuela? Nuestros cuerpos son prestados, somos de la muerte pero nuestras almas
son infinitas. Seré tu ángel guardián ¿De acuerdo, hijo? Estaré protegiéndote siempre, pero...quiero morir
sabiendo que estarás bien...

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- Padre, estaré bien...

- Eres igual de idiota que yo... - Golpeó mi cabeza con su mano y continuó. - y me siento orgulloso pero te he
observado todos estos años. Eres infeliz y ambos sabemos el porqué, tu infelicidad se llama: Katherine James.

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- Tu mismo lo has dicho, han pasado años.

- ¿Y? Nunca es tarde para reencontrarse con el amor. Prométeme que la buscarás, la encontrarás y serás feliz,
solo así moriré en paz.

Han pasado tres años desde la última vez que vi a Katherine y todavía sigo sintiendo lo mismo por ella, la amo y
por eso, no dude en aceptar su última petición.

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- Una semana después murió. El entierro de un padre es lo peor que le puede pasar a una persona. Murió
cuando estaba en mi mejor etapa en el fútbol y desde ese día todo fue de mal en peor. Por eso, hoy estoy aquí.
Cumpliré su última petición y volveré a ser feliz.

- Ian, han pasado tres años. - Suspiró negando con su cabeza.

- Dame una oportunidad. Esta vez será distinto. - Coloqué ambas manos en un signo de piedad. Su rostro era
neutro, no me daba ni esperanzas, ni me rompía el corazón.

- ¿Por qué será distinto?

- Porque esta vez no habrá motivos para huir.

- Ian, yo... - Sacó aire por su boca. - No sé cómo explicarte esto... - Volvió a colocar una papa frita en su labio. -
Mira, las cosas no son iguales. Será una pérdida de tiempo.

- Por favor, déjame hacerlo. Será la última vez que lo intente. Si no funciona pues no funciona, dejaré todo a un
lado y si funciona, todo será mejor, mucho mejor. Sí, es cierto han pasado tres años pero yo sigo sintiendo lo
mismo. - Volvió a tomar otra papa frita mientras observaba a la gente caminar de un lado a otro, niños correr y
gritar, hasta que finalmente habló.

- Siempre pensé que tú eras un idiota sin sentido común, de hecho lo sigo pensando... - Suspiró. Limpió sus
manos de la sal que contenían las papas y cruzó sus dedos debajo de su barbilla. -- Me casaré en dos meses,
ese día en mi fiesta será tu última oportunidad. - Se puso de pie y sostuvo su bolso con su mano derecha. - Ian,
tengo que admitir que al principio me desagradabas. Luego me di cuenta de tus sentimientos y que tu plan era
lo mejor. Adiós Ian y buena suerte. - Caminó un par de metros, era mi última esperanza y me estaba dando la
oportunidad. Sin pensarlo, me puse de pie y la llamé.

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- Rosa...- Giró sobre sus talones para observándome. - Gracias.

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- Aun no me des las gracias pero antes de todo; solo te pido que la recuperes, la hagas feliz y jamás en tu puta
vida, la vuelvas a lastimar. - Segundos después, salió por la puerta de la cafetería dejándome con una gota de
esperanza.

CAPÍTULO 2

Las calles en New York normalmente era un desastre. Personas caminaban de arriba hacia abajo hablando por
teléfono sin cuidado alguno al chocar sus hombros con otras personas, un día había escuchado que era un
zoológico de cemento y comenzaba a pensar que era verdad. Sin embargo, hoy era una de esas personas que
caminaban sin importarle siquiera disculparse al golpear a alguien, en mi mente los recuerdos de Katherine
viajaba como una película.

Recordaba su sonrisa y la manera tan expresiva que utilizaba cada vez que se inspiraba hablando sobre un
tema. ¿Seguirá sonriendo así de especial? ¿Será que cuando me vea me sonreirá para mí? ¿Será que le sonríe a
otra persona de la misma manera en la que me sonreía a mí? ¿Y si ya me olvido? ¿Y si en verdad es una pérdida
de tiempo? ¿Y si solo yo me quedé con este sentimiento?

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Entre mis miles de pensamientos por había llegado a ese apartamento que alquilaba con mi mejor amigo Ben a
las afueras de la universidad. Metí la llave en la cerradura y abrí la puerta. El apartamento era pequeño pero
muy cómodo, tenía lo esencial para dos jóvenes estudiantes; habitaciones, cocina, sala y baño. No era la gran
cosa pero era lo que habíamos conseguido con esfuerzo, dedicación y sobretodo, por cuenta propia.

— Hasta que al fin vuelves. — Ben se puso de pie y caminó hacia mí. — Pensé que ibas a salir en las noticias,
tenía el título perfecto en mi mente: "Chico tatuado, muere en manos de mexicana enojada". Ibas a ser el
boom en los periódicos.

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No pude evitar soltar una risa al escuchar sus locuras. Porque gracias a esto, otro recuerdo volvió a mi mente.
El mismo día que dejé a Katherine llorando en su habitación, recibí un mensaje de Rosa. El mensaje era una
simple amenaza: "Haré que su padre, te corte las bolas". Luego de eso, todos los días y en cada momento
recibía mensajes con amenazas. Incluso, una noche pude ver al padre de Katherine con su bate preferido,
golpeando suavemente las verjas de mi casa mientras caminaba con su rostro lleno de ira. La verdad, no lo
culpaba. Pero todas y cada una de esas amenazas se acabaron el día que expliqué todo.

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Me encontraba frente a la casa de Rosalina pensando si entrar o no, finalmente decidí tocar el timbre y
encontrarme con las personas que previamente habían recibido un mensaje de texto, en donde prometía
explicar todo lo sucedido.

Al tocar el timbre, Rosa me recibió con una mirada de odio. Dentro se encontraban sus padres, Jack, Dylan y los
padres de Rosa — los cuales se levantaron y fueron al segundo piso —.

— ¿Podrías decir que es lo que tanto quieres explicar? Creo que ya sabemos todo lo que ha pasado. — El padre
de Katherine fue el primero en hablar. Suspiro y continuó. — Ian, tenemos que ir a jugar con mi bate y tus
pelotas. Lo prometiste. — Esa última frase hizo que tragara grueso pero me arme de valor y respondí a su
pregunta.

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— Vengo a explicar mi plan. — Me senté frente a todos, recibiendo miradas de furia. Entonces saqué la carta
de aceptación en la universidad de Lincoln. Para Katherine. — Katherine fue aceptada en University of Lincoln.
Creo que entenderán cual es el principal motivo de todo. Si yo le digo que vaya, ella se negará. Si yo le pido que
se quede, seré un egoísta y si ella no va no cumplirá su sueño.

— Ian, es muy lindo de tu parte que quiera ayudarla a cumplir con su sueño pero tiene que entender que eso
es decisión de Katherine. Ella ha decidido quedarse. — Rosa hablaba con tristeza. — Tienes que respetarla.

— ¡No! Ella, se esforzó por todo esto. Sus notas, sus cartas de recomendaciones ¡todo está aquí!, ella quiere
esto y yo no se lo puedo quitar.

— ¿Y cuál es tu plan? — Samantha, la madre de Katherine hablaba mientras observaba el piso con ambas
manos en sus rodillas, sé que quería el bien de su hija y estaba dispuesta a ayudarme.

— Ya cumplí la primera parte. La he dejado y ustedes no saben cómo me ha dolido pero es lo mejor. Así que,
ahora viene lo más sencillo; haré que me odie, que se vaya odiándome será duro pero, eso me dará el seguro
de que no volverá y terminará sus estudios tranquila. — Se formó un silencio en la habitación, podía ver rostros
de tristeza por partes de todos y al padre de Katherine con ganas de matarme.

— ¿Cómo te odiara? Digo, ¿Cómo odiar a alguien que amas con todo tu ser y te enseñó lo bonito que es el
amor? ¡Diablos! Estas haciendo las cosas demasiado complicas, Katherine está sufriendo. — Jack rompió el
silencio que se había formado en aquella gran sala. — Sabes que te ama como a nadie.

— ¿Y crees que esto es fácil para mí? ¿Todos ustedes crees que yo no estoy sufriendo? La chica que amo se irá
del país porque yo quiero que sea feliz con su vida, la amo tanto que no la puedo retener siendo un egoísta.
Por favor, también sean considerados conmigo. — Algunos asintieron y otros simplemente me observaban.
Continúe explicando mi plan con todos los detalles. — Seré un completo idiota. Le haré creer que no la amo, la
confundiré y la haré llorar aún más. Hasta que tome la decisión de irse. — Fije mi mirada en los señores James.
— Ustedes encárguense de hacer todo el papeleo desde ahorita. Hagan creer que era demasiado tarde, que no
lo sabían pero tengan todo listo a la misma vez. — Me dirigí hacia sus mejores amigos. — Ustedes ódienme,
díganle que está mejor sin mí y que soy una basura. Del resto, yo me encargaré. Una cosa más, luego de que
ella se vaya. Prometo no volver a saber de ella ni ella de mí, todo es por su bien. — Todos asintieron y el plan
siguió su curso.

— Ella no me matará. — Suspiré con cansancio tirando las llaves del apartamento en una de las pequeñas
mesas que adornaban la sala. — Sabes, se casará en un par de meses con Jack. Me dijo que podía llegar y ver
qué pasaba pero, es demasiado tiempo. Necesito encontrarla antes

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— ¿Crees...ya sabes... — Tomó aire. — ¿Crees que te perdone?

— No lo sé. — Me encogí de hombros.

Justo cuando iba a continuar mi conversación con Ben, mi móvil sonó y el nombre de Rosa apareció en la
pantalla.

"33 Bailgate, Lincoln LN1 3AP. Inglaterra. Buena suerte pizarra andante.

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Atte.: Rosa la más hermosa."

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— No sé si sea buena idea. Pero tengo que encontrarla por mis propios medios. Tenemos los dos meses y
medios de verano para encontrarla, ve a empacar toda tu ropa porque, iremos a Inglaterra.

— ¿Ah? — Al elevar mi mirada del móvil observé a Ben, el cual se encontraba con un pedazo de pan en su
mano y otro en su boca. Su voz salía obstruida por el pedazo de pan entre sus dientes pero aun así podía
entender su declinación. — Yo no iré.

— No hables con la boca llena, suenas como chihuahua ahogado. — Tragó pedazo de pan y continuó. — Yo no
iré, le tengo miedo Rosa.

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— Y créeme, nunca entendí el porqué. — Mi amigo exhalo y se sentó a un lado del sillón.

— ¿Recuerdas la vez que llegué a la secundaria, con un morado en mi rostro y te dije que me habían asaltado?
— Asentí. — Bueno, fui agredido por una mexicana con instinto de boxeadora. Estaba en ese restaurante
mexicano que tanto me gustaba, ya sabes "Don Burrito". Y ella estaba haciendo fila detrás de mí, quedaban
pocos burritos y sabía que ella quería al menos uno, entonces me llevé los que quedaban. Minutos después salí
del restaurante burlándome de Rosa y cuatro calles después, me estaba esperando, ¡Me golpeó y se llevó mis
burritos! ¡Ian! Escúchame bien. — Tomó mis hombros y movió de estos con desesperación. — ¡Nunca te metas
con los burritos de Rosalina Mendoza! — Rodee los ojos.

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— Eso fue hace mucho tiempo, ya se superó. Tienes dos horas para levantar tu maldito trasero, hacer tu
maleta y viajar conmigo. ¡Es una orden soldado!

— Señor, sí señor. — Llevó su mano hacia su frente en señal de saludo militar.


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Me encontraba a pocos días de volver a ver a Katherine, extraño el azul de sus ojos y el rosa perfecto de sus
labios. Extraño despertar todas las mañanas con ella entre mis brazos sintiendo el olor a vainilla que
desprendía su cabello y su piel. Extraño sus carcajadas y su forma de hacerme ver lo bonita que es la vida. Pero
la recuperaré, cueste lo que cueste. Sin embargo, no puedo llegar a presentarme y pedir que me perdone de
una sola vez. Haré un plan como aquel día, hace un poco más de tres años cuando juré frente a todos
enamorarla.

— Juro encontrarte, KatherineJames.

CAPÍTULO 3

— ¡Tienes que entrar! — Empujé su pesado cuerpo.

— ¡No!

— ¡Ben, no seas ridículo!

— No soy ridículo ¿De acuerdo? Hay límites Ian y este es uno de ellos. Le tengo miedo a las alturas y a Rosa,
como mejor amigo deberías de entenderme y dejarme en paz. Este viaje será un desastre.

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Se cruzó de brazos y golpeó el suelo con uno de sus pies. Se estaba comportando como un niño pequeño y
malcriado. Así que, forme un puño y golpeé su rostro dejándolo inconsciente. Minutos después los ayudantes
del aeropuerto me estaban ayudando a subirlo en el avión, con la estúpida excusa de que se había desmayado
por miedo a las alturas.

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Mi asiento se encontraba cerca de la ventana, con ambas manos asegure a Ben en su asiento y cuando todo
estaba listo, decidí perderme entre los hermosos colores del cielo. Katherine, allá voy.

Katherine James.

— Despierta... — Sentí unos suaves labios sobre los míos una y otra vez intentando despertarme. — Despierta,
cariño.

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— ¿Por qué? — Tomé mi almohada y la coloqué sobre mi rostro impidiendo la luz que entraba por la
habitación.

— Tienes que ir al trabajo ¿O ya olvidaste eso?

— Es injusto... — Quité la almohada y acomodé mi espalda sobre el respaldar de la cama, con ambas manos
rasqué mis ojos quitando el sueño que tenía acumulado. — ¿Por qué tu trabajas en casa y yo no?

— Porque yo cumplí con mis primeras horas laborales que exige la universidad en aquel viaje hacia Columbia
en New York, ahora estoy en las segundas y sabes que, eso me permite trabajar desde casa. Aun no entiendo
porque tú no quisiste viajar. Como si ibas a ver a satán o algo así. — Terminó con un tono de voz en burla. Si tú
supieras...

Han pasado tres años desde que vivo en Inglaterra, ahora estoy como pasante en uno de los mejores diarios de
la ciudad, llamado Lincolnshire Echo. Trabajo desde muy temprano y termino hasta muy tarde, luego corro
hacia mi universidad y recibo clases por la noche pero todo vale la pena a la hora de ver mi salario reflejado en
la pantalla de mi monitor. Es muy poco, por lo que es salario para practicantes pero a la vez es lo suficiente,
para ahorrar durante el mes y alquilar un pequeño apartamento a unas cuantas cuadras de mi universidad,
junto ahora mi novio de dos años, Seth.

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No era un gran apartamento, tenía lo principal; Un cuarto perfecto para dos, una pequeña cocina en donde
puedo sentarme a verlo cocinar de vez en cuando, una sala en donde había un televisor, el baño y un sofá para
esas noches de series en Netflix que nos obligaban a sentarnos con un tazón lleno de palomita. Pero lo mejor
de todo el apartamento, era una ventana con un balcón que dejaba observar el lago y las estrellas encima de
él.

Tres semanas después de haber venido a Inglaterra, Rosa viajó junto a Jack. Decidieron comenzar a trabajar
meses después y justo ahora — tres años después. — al igual que nosotros, están viviendo en un pequeño
apartamento a unas dos cuadras del nuestro. La única diferencia entre su noviazgo y el mío, es que ellos en dos
meses se casarán. En estos tres años las cosas habían cambiado radicalmente, ahora mi único contacto con mis
padres eran las tres llamadas por día que me hacían, había decidido no volver a casa y hasta el momento, lo
había cumplido.

— Bueno, en mi humilde opinión me parecía un viaje muy aburrido. — Mentí.


— Si claro, ahora ve a alistarte sino, llegaras tarde al trabajo... ¡Otra vez! — Golpeó mi trasero con su mano
derecha y corrió hacia la cocina a preparar el desayuno.

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Tomé mi ropa de oficina, gracias a Dios, la vida laboral es muy distinta a la secundaria; aquí no hay faldas
diminutas con intensión de ser sexy para conseguir esa invitación de aquel chico con grandes músculos o los
insultos sobre las gafas gruesas. Oh no señores, ahora las gafas te dan más respeto.

Así que posicione sobre mi cama, esa falda negra que comenzaba desde mi ombligo y terminaba dos dedos
antes de mis rodillas, la camisa de botones blanca mangas largas que me subía hasta los codos y mis tacones
negros. Tomé una ducha rápida, sequé mi cabello y despeiné un poco de este, me coloqué mi ropa y salí a
tomar el desayuno. Seth se encontraba sentado sobre uno de los asientos del desayunador, tenía frente a él
todo listo; un sándwich de jamón con queso y un vaso con jugo de naranja, el típico desayuno de nuestra
relación.

— ¿A qué hora volverás hoy? — Preguntó mientras jugaba Candy Crush en su móvil.

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— Espero salir a las cinco, ya sabes como es mi jefe. — Escuché su pequeña risa mientras apartaba la mirada de
su móvil y me observaba. Sus ojos a veces eran azul y otra vez grises pero jamás el mismo tono, era algo así
como tener un novio por día.

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— Es el hermano de Shrek. — Ambos reímos al recordar el aspecto de mi jefe. — Te esperaré con la cena lista.
— Bajó de su asiento y se posicionó frente a mí. Con sus dedos subía lentamente mi falda mientras sus labios
saboreaban los míos.

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— Llegaré tarde al trabajo. — Dije sobre sus labios al alejarme.

— Siempre lo haces. Un día más no hará la diferencia. — Se encogió de hombros, continuó con su beso y el
recorrido de sus manos debajo de mi falda.

— Y eso, es tu culpa. — Entonces dejó su beso y llevó su mano hacia su pecho en señal de indignación
formando una expresión de asombro con su rostro.

— ¡¿Qué?! Yo, soy el amo de casa. Él que te limpia la casa, te prepara el desayuno, lavo tus calzones ¡Tus
calzones! ¡¿Oíste?! Y todavía me culpas de llegar tarde.

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— Si. — Reí mientras me encogía de hombros y bajaba del asiento acomodando mi falda.

— Bueno... — Asintió. — No lavaré tus calzones por un mes. A ver quien anda sin ropa interior después. — Giró
sobre sus talones, caminó hacia el cuarto diciendo cosas que no podía entender y cerró de esta. Estoy teniendo
una relación con una chica en cuerpo de chico, no me queda duda.

— ¡Hey! Ya me voy. — La puerta volvió a abrirse.

— Y todavía tengo que caminar para besarte ¡Estoy indignado, Katherine Alexandra James! — Volví a reír. Se
colocó frente a mí y me dio un corto beso, luego volvió a la habitación y dio un grito más. — ¡Te quiero,
maltratadora de hombres!

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— ¡Te quiero!

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Salí del apartamento casi corriendo, era demasiado tarde. Las calles aquí siempre eran seguras y tranquilas, las
personas amables y educadas. Amo está ciudad. Llegar a mi trabajo era mi momento favorito, me encargaba de
editar y crear referencias de noticias o libros. O sea, tenía que leer y leer por varias horas para facilitarle el
trabajo a mi jefe, por algo se debe de comenzar ¿no?

— Buenos días, Thomas. — Thomas; mi jefe. Era un hombre bastante mayor, a unos cuantos meses de jubilarse
y con mucha experiencia. Su cabello era blanco por lo años, sus ojos color miel y de estatura media pero con un
carácter de los mil demonios.

— Buenos días, Katherine. —Tomó unos folletos y los colocó sobre mi escritorio. — Llegó trabajo
nuevo,disfruta. — Sonreí. Tomé el primer folleto, suspiré y manos a la obra.

CAPÍTULO 4
Ian Brand.

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Las horas de vuelo fueron eterna, luego de un par horas mi mente solo pensaba en dormir o al menos en tener
un vuelo tranquilo. Pero no, me encontraba sentado junto a Ben y ese simple detalle, arruinó mi viaje. Ben
despertó luego de una hora de vuelo y entonces me hizo pasar una de las penas más grande del mundo. Quitó
el seguro de su cinturón y corrió por los pasillos hacia la aeromoza que se encontraba al final del de este.

— ¡Oye tú! — gritó. — Deja de hacer ese sándwich y mátame ¡Mátame! — La aeromoza al verlo ocultó el
cuchillo que tenía en su mano, observó a mi amigo como si de un loco se tratara e intentó hablar.

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— Yo—o...

— ¡Mátame! Sino lo haces tú ¡Lo hará el diablo con nombre de jardín! — Dijo refiriéndose a Rosa. Tomó de sus
hombros moviendo frenéticamente, no estaba seguro de que si era verdad o era uno de sus pases para llevar a
la aeromoza al baño del avión y hacerla suya. No importaba cual era la opción, estaba haciendo el ridículo
frente a muchas personas.

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Mi consciencia de mejor amigo me estaba torturando, tenía que salvarlo de uno u otra manera, así que me
puse de pie y con sumo cuidado caminé hacia la escena con ambas manos en señal de paz.

— Hola, mi nombre es Ian Brand y conozco a este tipo. Discúlpalo le tiene miedo a las alturas y a las flores. Por
eso tiene problemas de carácter en este momento. — La chica verme sonrió con un poco menos de nervios.
Luego me dirigí hacia mi mejor amigo. — Esto es por tu bien. — Eleve mi puño y una vez más, golpeé su ojo.

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Algunas horas después nos encontrábamos saliendo del aeropuerto con nuestras maletas en mano. Luego del
segundo golpe Ben no había despertado y si lo hizo, ni cuenta me di.

— Quieres quitarte esas gafas. — Ben me observó con sus lentes de sol y los labios fruncidos. — No hay sol.

— ¡¿Quieres que enseñe como me has dejado ambos ojos morados?! Oh claro, es que es una obra de arte. —
Dijo sarcásticamente mientras acomodaba sus lentes una vez más.

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— Eres ridículo... ¿Dónde queda el hotel? — Ben sacó la dirección que Rosalina no había dado para llegar al
hotel de su bolsillo y al terminar de leer esta, llamamos a un taxi.

Metimos ambas maletas en el auto y nos acomodamos para comenzar con el viaje hacia el hotel. La vista era
hermosa, el día estaba nublado y fresco, la gente caminaba con tranquilidad mientras charlaban y luego de
unos minutos pude observar el mejor paisaje que la ciudad, el lago del que todos hablaban. Finalmente
llegamos al hotel, era un hotel barato pero con un diseño rústico que combinaba con el paisaje. Consistía en
dos plantas y según la información que tenía Ben, había; Piscina, gimnasio y restaurante.

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Me acerqué al área de recepción, en donde se encontraba una rubia muy baja y delgada. Esta ordenaba
algunos papeles sin percatarse de mi presencia, lucia desesperada y algo cansada. Entonces me observó y
sonrió. Se acomodó frente a su computadora.

— Buenos días, ¿Cuál es su nombre? — Acomodó sus gafas y sin obsérvame comenzó a teclear.
— Buenos días, mi nombre es Ian Brand y tengo una reservación.

— Si, es la C - 309. Se encuentra en el segundo piso. Casi al final del pasillo, tiene una vista hermosa y
esperamos que sea de su agrado... — Tomó dos llaves detrás de ella. — Aquí tienen sus llaves.

— Muchas gracias. — Tomé mi llave junto a Ben y luego caminamos hacia el ascensor.

Nuestra habitación era espaciosa, las paredes eran de un celeste bastante claro, tenía un televisor de un
tamaño mediano y frente a este, dos sillones individuales. También, tenía un minibar y una puerta que daba
hacia el baño. Finalmente, una ventana de aproximadamente dos metros cubierta con unas cortinas que hacían
juego con las paredes.

Dejé mis maletas a un lado y caminé frente a la ventana, desde aquí podía imaginar cuando el sol salía y se
reflejaba en el lago dando un gran espectáculo para todos los habitantes de la ciudad, si en mi imaginación era
algo hermoso, no imagino como será cuando en verdad suceda. Con mi mirada recorrí las calles que estaban
enfrente y pude ver a algunas personas correr o andar en bicicleta, todo era paz. Ahora entiendo porque le
gustaba tanto esta ciudad.

— ¿Ves aquel edificio? — Ben señaló a un enorme edificio con paredes en rojo vino y vidrios desde el primer
piso hasta el último.

— Si... — Contesté con un sursurro.

— Esa es la University of Lincoln. — Con un par de palmadas en mi espalda termino de hablar. — Estas...más
cerca de lo que crees.

— ¿Crees que sea buena idea? — Caminé hacia uno de los sillones y comencé a jugar con el control remoto del
televisor. Ben se posicionó frente a mí.

— Sabes que no. Ian, han pasado tres años... no sabes si ella te sigue amando o incluso no sabes si ella tiene
pareja o que sabemos, quizás hasta un hijo...
— ¿Un hijo? — Por un momento ambos guardamos silencio. — ¿Crees que puede tener un hijo?

— Si bueno, sabes cómo es la generación de ahora. Los hijos salen por accidente y... eso. El punto es que quizás
ella ya no es la Katherine de la que te enamoraste hace muchos años, ¿has pensado en eso?

— ¡¿Crees que no lo pensé?! — Cubrí mi rostro con ambas manos. — ¡¿Crees que no me siento estúpido
estando aquí?! Ben, la dejé ir para que cumpliera su sueño y sé que quizás ya no me ame pero nada pierdo
intentando ¿sí? No mates mi motivación. — Escuché un suspiro por parte de mi amigo.

— Tienes razón, lo lamento Ian. Es solo que... — suspiró. — No quiero ver como vuelves a caer, recuerda como
ha sido este tiempo. Te he visto sufrir día tras día, ni siquiera has querido conocer a alguien y créeme, ese tipo
de cosas me preocupan. Quiero que estés preparado para cualquier situación, la buscaremos y harás que tu
magia funcione pero si no funciona...

— Lo sé, nos iremos y jamás hablaremos sobre lo sucedido. Si ella no me ama o está totalmente enamorada de
otro, entonces lo sabré entender, solo quiero intentarlo una última vez.

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— De acuerdo, olvidemos esto. — Tomó una de las llaves asignadas y la metió en su bolsillo. — ¿Quieres algo
del bar? La chica de recepción se mira adorable.

— No, gracias. Por cierto, ¿Hablaste con tu amigo?

— Si, nos avisará para ir a su casa y hablaremos del plan con él para ver si nos puede apoyar. — Asentí mientras
observaba como Ben salía de la habitación.

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Mis pensamientos una vez más volvieron con Katherine. Odio admitir que estos tres años fui un desastre pero
por ella, soy capaz de comenzar desde cero y darle todos esos momentos que se merece, sin excusas y sin
peros. Dos horas después Ben entro a la habitación con su cabello despeinado y uno que otros besos en su
rostro.

— ¿Era adorable?

— Demasiado. — Caminó hacia mí y estiró su manos en donde había; Un lapicero, una hoja y un sobre color
azul oscuro.

— ¿Y esto?

— Eres mi mejor amigo desde hace años, siempre te he apoyado. Incluso, te he apoyé hasta para hacer las
mejores locuras en la secundaria, ¿Recuerdas la vez que robaste a la mascota del equipo contrario, en el último
partido para la secundaria? Dime, ¿Quién te ayudo?

— Tú me ayudaste a robar a poppy. — Dije entre risas. — Katherine jamás se dio cuenta, pero fue la mejor
broma de la secundaria.

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— Exacto, entonces ahora te ayudaré a conquistar una vez más a esa chica que te trae loco. Escribe algo que le
dé a entender que estas cerca y lo enviaremos hasta su casa. — Al principio pensé que era una locura pero
luego de unos segundos recordé de que, el que no se arriesga nunca sabrá que pudo haber pasado. Tomé la
hoja junto a la pluma, escribí dos palabras. Finalmente, firme con mi nombre y guarde la hoja dentro del sobre.

— Que comience los juegos del hambre y que la suerte siempre este de tu lado. — Elevó tres dedos y con sus
labios realizó el sonido de la película. Sí, mi mejor amigo...

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Katherine James.

— ¿Leche? — Dijo leyendo su lista de alimentos. Asentí.

— ¿Mermelada? — Volví a asentir.

— Bien, podemos irnos en paz. — Tomé el carrito del supermercado y caminé junto a él hasta la caja
registradora, en donde pagamos y empacamos todo en bolsas de cartón.

Mi vida con Seth era muy diferente a lo que solía ser antes de él. Seth era una persona perfeccionista, todo
tenía que estar a como tenía que ser; a la hora asignada y a su manera. Las compras estaban en una lista con
precio para no salirnos del presupuesto, el jabón en la misma posición todos los días y la ropa de cama
ordenada todo el tiempo, a veces, la ordena justo antes de dormir. A pesar de todo, gracias a él había
aprendido a ser más ordenada y puntual. También yo lo quería de esa manera. Si, lo quiero pero no lo amo. De
hecho, no volví a tener ese sentimiento desde hace muchos años.

116

Los viajes dentro del auto siempre eran los mismos, me preguntaba cómo me había ido en el trabajo, criticaba
si tenía que hacerlo y daba un par de bromas inocentes que a veces me daban risa y otras veces pena.
— Iré a abrir la puerta. — Sin darme cuenta, había perdido la noción del tiempo en todo el camino. Tomé
algunas cuantas bolsas del supermercado entre mis manos, al entrar al apartamento Seth se encontraba
revisando la correspondencia.

— Llegó correspondencia para ti.

— ¿Qué es esto? — Tomé entre mis dedos el sobre azul oscuro que Seth me entregaba.

— No lo sé, lo encontré al entrar. — Se encogió de hombros y salió por la puerta para terminar de guardar las
cosas.

Abrí el sobre y saqué el papel blanco. La letra era elegante, decía apenas dos palabras y una firma. Dos palabras
que hicieron que mi corazón se acelerará y botara el papel por la impresión.

"Juro Encontrarte. " Ian Brand.

108

Mierda.

CAPÍTULO 5
Un día más de trabajo, un día más de explotación laboral. Una vez, entre esas tantas noches de largas platicas
con mi padre, él me dijo algo que jamás olvidaré: " No hay nada más reconfortante que llegar a tu hogar, tirar
todo a un lado; los zapatos, el bolso, la ropa y finalmente rascarte el trasero, luego de un largo día de trabajo ".
Y hoy, tres años después, estoy totalmente de acuerdo con él.

32

Al abrir la puerta del apartamento; tiré mis tacones a un lado, también mi bolso y algunas que otras carpetas
para trabajar en casa. Crucé la sala hasta llegar a la cocina y abrí el refrigerador, tomé una de las tantas latas de
cervezas de Seth y finalmente caminé hacia la habitación.

Dante, aquel bello cachorro que me fue entregado hace unos años, llegó hasta mis piernas para saludarme
como solía hacerlo cada vez que me miraba. Me encontraba jugando junto a él cuando la puerta de la
habitación se abrió dejando ver a un Seth con sus gafas y su fiel computadora en una mano.

— ¡Oh! Ya estás aquí. — Gritó Seth desde la puerta. — ¿Podemos hablar? — De acuerdo, hay traumas que se
van superando poco a poco, pero estoy segura — muy segura — de que jamás se me quitará el miedo que me
provoca esa frase, "tenemos que hablar" luego de eso ¿Qué sigue? "no eres tú, soy yo" "el sexo es bueno pero
no me satisface" "eres muy inocente para mi" o en el caso de que sea muy directo "me he aburrido de tu
existencia" la verdad es que cualquier estupideces que se le ocurra a la persona que está a punto de dejarte, es
válida.

1
— Seguro. — Dejé la cerveza a un lado para prestarle atención.

— ¡Ponle una servilleta abajo! ¡Mancharas la madera, mujer! — Bufé ante su regaño y volví a sostener la
cerveza en mi mano para omitir sus estúpidos regaños sobre lo importante que es cuidar la madera de los
muebles. — Te quedaras con la cerveza en mano para no caminar hasta la cocina y traer un papel ¿cierto?

18

— Yep. — Conteste marcando la " P".

— De acuerdo. — Levantó un sobre rojo. — ¿Ves esto?

Mi respiración comenzó a acelerarse tanto que podría asegurar de que se escuchaba a kilómetros, por mi
mente pasaron tantas excusas pero ninguna me convencía ¿Será otra carta? He omitido todo el día esa maldita
carta, seguro es una broma de mal gusto, seguro Jack es el culpable, seguro Rosa lo ayudó, seguro...

— ¿Kath? — Seth movía su mano frente a mis ojos haciéndome volver a la dura realidad. Alejé cualquier tipo
de pensamiento negativo de mi mente, este al verme movió el sobre de un lado a otro. — ¿Ves esto? — Asentí
lentamente.

— ¿Qué es? — Pregunté dándole otro trago a mi cerveza fría como el corazón de mi ex.

45

— Una carta de The Boston Globe. He recibido un correo en donde me ofrecen un contrato para trabajar en
este periódico, esta carta es una copia del contrato en donde dice que trabajaré seis semanas de prueba y
luego me asignarán una columna ¡¿Puedes creerlo?! ¡Una columna! — ¿Una columna? El Sueño de cualquier
estudiante de periodismo a tan corta edad. Sabia que era importante y él a base de esfuerzo lo había
conseguido. Abrí mis ojos gracias a la emoción, tiré a Dante a un lado y corrí a los brazos de mi novio.

La historia continúa abajo

— ¡Felicidades! ¡Felicidades! ¡Felicidades! ¡Esto es increíble, Seth! Iras a Boston y será genial, ¿pedirás la
transferencia de universidad? porque deberías de comenzar, mejor dicho deberíamos porque iremos juntos y
también necesito pedir la transferencia de prácticas profesionales, esto es muy bueno, la verdad ya no
aguantaba a mi jefe. Sabes hoy fue al baño, eso apestaba y yo moría lentamente porque dejó la puerta abierta,
para la próxima le diré que no coma frijo... — Cubrió la boca con su mano logrando que dejara de hablar.

— Ese es el problema cuando te emocionas, hablas sin parar... — suspiró hondo. —Solicité viajar solo...

— ¿Qué?

— Que solicité viajar solo... — Se alejó unos cuantos centímetros de mí. — Kath, no puedo desperdiciar está
oportunidad. Tú puedes quedarte aquí y yo, bueno yo iré a Boston por un tiempo.

72

¿Qué iba a decirle sobre eso? Su decisión estaba tomada y no me incluía en esta. Aunque, por cierto momento
me sentí mal porque su decisión no me interesó, no me dolió ni un poco que no me incluyera en su futuro.
Finalmente, cambiamos de tema y una hora después ambos fuimos a dormir.

4
Al siguiente día, salí un poco más temprano para poder ir junto a mi mejor amiga a aquella cafetería que se
encontraba dentro de la universidad, necesitábamos una reunión de chicas luego de su viaje para visitar a
nuestras madres. Al verla, ambas gritamos con emoción y corrimos hasta encontrarnos en un abrazo, algo que
no habíamos cambiado eran nuestras locuras y escándalos al vernos. Pedimos lo de siempre y comenzamos a
actualizarnos, por mi parte le conté todo lo sucedido con el almuerzo de mi jefe y la charla con Seth,

— ¿Y aceptaste? — Asentí tomando un sorbo de mi chocolate caliente, esta al verme frunció el ceño al no
entender mi decisión. — ¿Así nada más?

— Si Rosa, acepté así nada más. — Dije con desesperación. — No es nada del otro mundo.

— ¡Pero... ¿Qué carajos? Katherine, tu novio se ira por seis semanas a otro país, haciendo Dios sabrá qué y tú
te quedaras aquí como pendeja con dos cuernos en la frente. ¿Puedes explicarme porque lo hiciste? ¿No te
ofreciste a ir?

22

— Porque... — Suspiré. — Porque si ¿De acuerdo? No me molesta estar aquí sola, creo que sería bueno que se
vaya... y por supuesto que sí, ¿Qué clase de novia seria si no me voy con él? pero no se puede y lo acepté, es
algo de él.

— ¡Tú no lo quieres! ¡Ni siquiera estas triste por la situación! Te conozco desde hace años y mira, estas normal.
— Me apuntó con su dedo índice.

— ¿Porque lo estaría? ¿Por qué estaría triste? En la vida los novios vienen y van, él se irá y si no funciona a
larga distancia pues entonces no funciona y se supera. No te preocupes ¿de acuerdo?

— Mmm... — Llevó su dedo índice hacia su barbilla. — Estarías triste porque la persona que "quieres" — Con
sus dedos fingió hacer comillas. — se irá del país y probablemente no vuelva. ¿No llorarás a como lo hiciste
con...Ian?

— Era diferente, a él lo amaba de verdad pero mira, también fue una mierda...así que, se irá dentro de una
semana y shalala, luego veremos que sucede pero no voy a morir por eso.

39

— Oh... ¿Antes del baile que realizaré por mi compromiso se irá el muy maldito? — Asentí. Sonrió como una
niña pequeña a punto de hacer una travesura. — Genial.

11

— Hablando de Satán... — Tomé un poco más del chocolate mientras sacaba de mi bolso el sobre azul que
había recibido un día antes. — Mira esto. — Mi amiga el ver el sobre lo tomó con curiosidad y sacó la carta de
este, sus ojos se abrieron dejando ver aún más ese color chocolate que poseían.

— Seguro es una mala broma de Jack. — Se encogió de hombros. — Ya sabes cómo es él, le agarra feo.

— Si, seguro. — Minutos después me despedí y fui caminando hacia el trabajo. El día era como todos; mi jefe
me explotaba, almorzaba y luego seguía siendo explotada. Luego de horas y horas de trabajo, soñaba con llegar
a casa porque al fin, habían llegado las vacaciones en la universidad. Sin embargo, Mia y John habían hecho una
cena para todos. Por lo tanto, estaba obligada a ir hasta su casa para cenar como el grupo de amigos que
somos.

Seth llegó por mí al trabajo, desde la noche anterior aprovechábamos cualquier momento para pasar juntos. Ya
que al final, aceptó el trabajo en Boston por seis semanas, antes de hablar siquiera conmigo.

— ¿Tenemos que ir? — Hice un puchero tratando de entrar en el corazón de mi novio.


— Si, hace dias planearon esta cena y no podemos quedar mal. — Volví a ver la ciudad por la ventana, mientras
asentía. Mía y John, vivían a unas cuantas cuadras más largas que nosotros, por ende necesitábamos viajar en
metro o el auto. Mia, estudiaba medicina y John, diseño gráfico. Eran polos opuestos pero su amor se podía ver
a kilómetros.

A mis veintiún años pocas veces he visto ese tipo de amor, amor del bueno. Llegamos al edificio y recordé
único que realmente odiaba de visitar a Mía y John, el maldito edificio no tenía ascensor y su apartamento se
encontraba en el último piso de este. Luego de subir los primeros tres pisos, mis piernas ardían pero Seth no
me dejaba siquiera descansar. Mis pulmones prácticamente estaban sin oxígeno cuando por fin llegamos a las
puertas del apartamento, mi novio tocó la puerta y segundos después, una rubia sonriente nos recibió.

11

— ¡Llegaron! Rosa y Jack están adentro. Pasen, pasen... — Saludamos a todos con un cálido abrazo mientras
Seth se quedaba junto a los novios de mis dos amigas charlando. Rosa, Mía y yo, nos dirigimos a la cocina
preparando las últimas cosas de la cena y de vez en cuando les pasábamos latas de cervezas a los hombres.
Todo iba bien; broma y anécdotas hasta que el timbre sonó. Por lo que pude escuchar John abrió la puerta
saludando a los invitados y estos rieron con él. Mía fue la primera en salir, segundo después salí junto a Rosa
con la bandeja de comida lista para ser colocada en la mesa.

— Rosa y Katherine, les presentaré a unos amigos. — Dijo John al vernos en el comedor, ambas elevamos la
vista para tener una mejor vista de los invitados. Entonces todo dentro de mí se detuvo al verlo; Sus ojos
verdes, sus tatuajes, su sonrisa, sus labios.

63

— ¿Kath? — Rosa colocó su mano sobre mi hombro. Elevé mi dedo índice apuntando al tipo con tatuajes y
finalmente pude hablar.
— El diablo...

CAPÍTULO 6

Todos los recuerdos pasaron frente a mis ojos. Los besos, los abrazos, las caricias y las mil veces que lloré. Todo
pasaba como una película mientras él solo sonreía con ese maldito brillo que vi tantas veces, mientras me
engañaba. Una vez me dijeron que este tipo de cosas pasan cuando estas muriendo, ¿Acaso mi cuerpo ha
decidió morir en este momento? Quizás, solo quizás, dentro de unos segundos veré el túnel con la luz blanca y
a Dios diciéndome que ya era mi momento.

— ¡Katherine! — Gritó Ben mientras camina hacia mí con ambos brazos estirados. — ¿Cómo has estado?

— Impactada... — Mi estado de shock era preocupante, sabía lo que estaba pasando. Sabía que tenía que irme
pero a la vez me encontraba allí, viendo ese verde que logró perderme entre su hermoso color, tantas veces.
Rosa se colocó a mi lado y disimuladamente pellizcos mi brazo logrando que por fin saliera de mi terrible
estado y por primera vez habló.

— Ben. Tantos años querido... — Ben abrió los ojos como dos grandes platos y retrocedió hasta ocultarse
detrás de Ian.

26
— Chicas, es... — Ian dirigió su mirada hacia mí escaneando cada parte de este. — Es hermoso volver a verlas,
después de tantos años.

— Lo mismo digo Ian pero ¿Qué hacen aquí? — Preguntó Rosa.

— Son mis amigos. — John interrumpió. — Ian y Ben, ellos son mis mejores amigos. Por lo que veo, conocen a
las chicas así que lo más seguro es que a Jack también. — Ambos asintieron. — ella es Mia, mi novia y él es
Seth, la pareja de Katherine. — Con mi mirada busqué el rostro de Ian, este había pasado de sonreír a tensar su
mandíbula de cierta manera que parecía que en cualquier momento iba a quebrar de esta.

27

— Mucho gusto. — Contestó Ben seguido por Ian. Luego de unos minutos nos encontrábamos en el comedor,
la tensión entre Ian y yo era palpable y mis pensamientos solo ingeniaban mil maneras de correr. ¿Por la
ventana? No, podría morir. ¿La puerta? No, podían detenerme. ¿Y si lo mató? ¡Joder! ¡Dónde están las
cucharas de mamá cuando las necesito!

45

Por un momento, mientras John explicaba uno de sus tantas tácticas en uno de sus videojuegos y Seth prestaba
atención, decidí ver una vez más a Ian. Para mi sorpresa, mi mirada se encontró con la suya. Estos tres años le
han caído demasiado bien, su cuerpo se encuentra con más tatuajes pero ahora, cada músculo luce más
definido de como solía ser hace unos años atrás, su cabello se encontraba un poco más largo y podría jurar que
vi varias perforaciones en sus orejas. Sus ojos intensos igual que siempre, sus manos igual de grandes y creo
que creció un poco más de altura. ¿Qué habrá sido de él todos estos años? ¿Seguirá junto a Hilary? ¿Habrá
cumplido su sueño de ser futbolista americano? Tenía tantas preguntas pero la principal ¿Qué hacía aquí? ¿En
serio, él...envío esa carta?

Desvíe mi mirada para ponerle un poco de atención a John. Cuando todos terminamos de comer, ayudé a
recoger los platos llevándolos a la cocina. Dentro de esta miraba como el agua caia sobre los patos mientras
pensaba y analizaba lo que estaba sucediendo; Ian estaba en Inglaterra, en la casa de uno de mis mejores
amigos, junto a Ben y seguramente él había enviado la carta.

— Sigues igual de hermosa que hace tres años... — Mi cuerpo se tensó al escuchar su voz ronca y sexy igual que
siempre, giré sobre mis tacones sosteniéndome del borde de la mesa. Ian estaba con su espalda apoyada sobre
la puerta de la cocina, tenía ese aspecto de chico malo que tanto me encantaba pero si de algo estaba segura
era de que tenía que lucir fuerte ante su presencia.

— ¿Qué haces aquí?

— Quería hablar contigo. — Bufó. — Mis planes nunca resultan. Esperaba hacerlo de una manera más sutil
pero...

— Ian... — Lo interrumpí. — no sé qué pretendes con esto pero ya basta. Vete a la sala con el resto. — Suspiró
mientras con su mano despeinada su cabello.

— Necesito aclarar las cosas Katherine.

— No hay nada que aclarar, Ian.

— Claro que sí, terminamos muy mal y yo...me arrepiento de todo.

— Muy tarde. — Comencé a caminar hacia la salida pero sus manos sostuvieron de mis caderas y su cuerpo se
acercó más de lo debido, dejándome sentir su respiración en mi oído.
3

— ¿En serio estas junto a ese tipo? — Su cálido aliento dio descargas en mi cuerpo, provocando que el vello de
mi espalda se erizara y mis piernas comenzaran a temblar como toda una adolescente hormonal.

— Si...

— Una vez... — Bajó el tono de su voz. — Me dijeron que existía un brillo que se podía notar justo cuando ves a
la persona que amas y ¿Adivina qué? Ese jodido brillo solo lo veo, cuando tus ojos me observan. — Soltó mi
cintura y salió de la cocina. ¡El muy maldito acaba de usar mis palabras! Al salir me coloqué sobre las piernas de
Seth. Todos bromeaban pero justo en ese momento, bromear era lo que menos quería. Ian me observaba con
descaro y yo simplemente evitaba su mirada.

21

— Deberíamos de hacer algo diferente. — Sugirió Rosalina. — Salir de la ciudad o algo así. Katherine, ¿Cuantas
vacaciones tienes acumuladas?

— No lo sé, quizás unos cinco días.

— ¡Perfecto! — Gritó Mia. — Mi padre tiene una casa de campo y podíamos ir en esos días ¿Si? — Todos
asentimos. — Chicos, ustedes también están invitados. — ¡Mierda! No, no, no...

— ¡Por supuesto! — Dijeron al unísono.

— Seria una perfecta despedida para Seth. — Oh Rosa, yo te mataré. Si de algo estaba segura, era de que
Rosalina deseaba comprobar que no sentía nada por Ian.

13
— ¿Dónde iras? — Pregunto Ian con ese maldito brillo de travesura.

— Seis semanas a Boston, es la gran oportunidad. — Sonrió Seth como niño pequeño y aproveché para besar
su frente en señal de orgullo. — Si todo sale bien, me darán una columna.

— ¿Dejaras sola por tanto tiempo a Katherine? — Seth asintió. — Juro que la cuidaré por ti. Bueno, todos
nosotros. — Ian, hijo de p...

89

— Bueno, ¿Cuándo será el viaje? — Mia aplaudió como niña pequeña intentando hablar de lo realmente
importante. — Puede ser dentro de dos días ¿no? Nos da tiempo de pedir permiso en nuestros trabajos y de
paso, puedo hablar con mi padre. — Todos asentimos.

Unas horas después cada quien se dirigía a su casa y uno de los momentos más incómodos de mi vida, fue el
simple hecho de; despedirme de Ian como si fuéramos unos viejos amigos, algo que...dolió como una patada
en los intestinos.

Al llegar a casa, mientras quitaba las tantas almohadas que mi novio colocaba sobre la cama y Seth fumaba un
cigarrillo en el balcón del apartamento. Aproveché para tomar mi móvil y marcar a Rosalina, esta hablaba
conmigo entre susurros para que nadie nos escuchara. No sabria cómo describir mis sentimientos; quería huir.

1
— Jamás me imaginé que iban a llegar a casa de John. — Mi crisis nerviosa me está volviendo loca. — ¡Joder!
Esto es una mala pasada del destino.

— Quizás...solo quizás, el destino los quiere juntos o tal vez sólo tienen que arreglar las cosas. Ustedes
quedaron muy mal y bueno...no sé qué más decirte.

— Rosa, no ayudas mucho. No quiero pasar cinco días en la misma casa que él.

— ¿Tienes miedo a revivir esos sentimientos?

— Sabes que nunca lo olvidé... — Di un largo suspiro. — Pero no es motivo para volver a estar juntos...necesito
hacer algo al respecto.

— ¿Qué piensas hacer? — Y entonces el bombillo de mi cerebro se iluminó.

— Te llamo mañana Rosa, tengo una llamada que hacer.

— De acuerdo, pero no vayas a... — No pudo terminar su oración, pues ya había colgado. Rápidamente marqué
el número de solo en casos de emergencia oficial y coloqué mi móvil entre mi oreja y mi hombro. Un toque,
dos, tres...

— ¿Katherine? ¿Qué sucede hija?


— Mamá, ¿Será que me puedesenviar una docena de tus galletas del mal para dentro de dos días? Tengo
aalguien a quien matar.

CAPÍTULO 7

Al siguiente día repetí mi rutina a diferencia de que pedí mis vacaciones. Dos días después nos encontrábamos
viajando hacia la casa de campo de los Johnson. Mi cabeza era un remolino de pensamientos, no quería verlo
pero a la vez quería saber qué había sucedido con él. La noche en la cual llamé a mi madre, esta me había
negado sus galletas, pues según ella; La venganza no me llevará a nada bueno.

Así que hasta el momento, no tengo plan alguno más que disfrutar mi semana de vacaciones e ignorar a Ian. Al
ser ocho personas, nos dividimos en dos vehículos. Al parecer, el destino siempre me jugará malos pases. Para
mi mala suerte, Ian se había sentado junto a Rosa y a mí, en la parte de atrás del auto. Mientras Jack y Ben en
la parte de adelante. Todo el maldito viaje, Ian intentó hablar conmigo pero esos son los momentos en los que
le doy gracias a Dios, por haber iluminado a la persona que inventó los audífonos y logré ignorarlo.

11

Tres horas después, nos encontrábamos en la cabaña Johnson. Me hubiera gustado decir que era una cabaña
pequeña en donde disfrutaríamos la naturaleza en su máxima expresión, pero sería una rotunda mentira. Era
una cabaña de dos pisos de madera clara y techo verde oscuro. Tenía un balcón y demasiadas ventanas, tantas
que si hubiera vecinos, no tendría privacidad alguna.

Por dentro; las paredes eran color café gracias a la madera que dividían las habitaciones y el piso. Se
encontraba amueblada con sillones y electrodoméstico moderno, una lujosa cocina, una chimenea, sala, baños
y una escalera que iba hacia las tres habitaciones disponibles para nosotros.
— Primero iremos a conocer el lugar y luego veremos dónde dormiremos. — Comentó John. — aquí hay
muchos cosas que podemos hacer, Mia y yo tenemos un plan para cada día.

Salimos de la cabaña hacia un pequeño lago que se encontraba enfrente. Seth caminaba junto a John y Mia,
Rosa con Jack, Ben observaba con miedo a Rosa e Ian detrás de mí. Sentí unas manos posicionarse alrededor de
mis caderas.

11

— ¡Hey pequeña! ¿Recuerdas cuando te lleve a cenar frente a un lago? — Escuché un suspiro. Inmediatamente
recordé ese feliz pero esfume los pensamientos antes de decir alguna estupidez. — Lucias hermosa ese día
bueno, siempre luces radiante.

— ¡Aléjate! — Tomé las manos de Ian y las aparté con brusquedad.

— No, he venido hasta aquí...por ti... — Se encogió de hombros. — Permíteme explicarte todo.

— ¡No! — Caminé hasta posicionarme junto a Seth, tomé su mano y fulminé a Ian con la mirada, mientras esté
sonreía como si fuera lo más adorable del mundo.

Minutos después estábamos en el lago, la vista era bella; El agua era tan cristalina que podía ver mi reflejo igual
que en un espejo, alrededor había un sin número de árboles y a un lado, se encontraba un pequeño muelle.
Mía, John, Seth y Jack se encontraban nadando mientras el resto caminábamos a los alrededores.

La historia continúa abajo

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Frente a uno de los arboles había una roca del tamaño perfecto para sentarme y descansar un poco la espalda.

— Me gusta cuando intentas matarme con la mirada, luces como un pequeño y adorable conejito enojado. —
¡Listo! ¡Me canse!

21

— ¿Qué es lo que quieres, Ian? — Retiró sus lentes de sol y fijó esos enormes enojos verdes frente a los míos.

— Te quiero a ti, te dejé ir por idiota pero ahora estoy aquí dispuesto a arreglar todo. Te sigo amándote
Katherine y no me iré, hasta que me perdones. — Me puse de pie y caminé hacia Rosalina con ambos brazos
entrelazados debajo de mi pecho. Me molestaba que me dijera ese tipo de cosas, ya habían pasado muchos
años, era demasiado tarde.

16

En el piso pude ver a una pequeña babosa y una gran idea se cruzó por mi mente. Benditas sean todas esas
películas que vi de pequeña. La tomé entre mis manos evitando mirar pues en cierta parte si me producía asco
y corrí hasta posicionarme detrás de las rocas en donde Ian estaba sentado dejando un espacio entre la espalda
y la superficie de la roca. Cautelosamente coloqué la babosa en el espacio que hay entre su short y su bóxer.

Corrí hacia Rosa y minutos después Ian corrió hacia el lago haciendo extraños movimientos con su short. Oh
si... Comencé a reír mientras este salía completamente mojado y me fulminaba con la mirada. Ian caminó hacia
mí.

— ¡Fuiste tú!

19

— ¿Yo?

— Si tu... ¡Ya verás! — Pasó al lado mío con enojo, sacándome una sonrisa. Hasta que sentí una fuerte nalgada
en mi glúteo derecho. Cerré mis manos en dos puños mientras el calor subir a mis mejillas ¡Dónde está Seth en
estos momentos!

Mia comentó acerca de una cuerda oculta entre alguno de los árboles que usaba cuando era pequeña para
saltar y tirarse al lago, así que me tomé la molestia de buscarla junto a Jack. Finalmente, mi amigo encontró la
cuerda alrededor de un viejo árbol, pero antes de que hablara la tomé y saqué una de las tantas navajas que
trajo Seth, por si: "Un oso nos quiere atacar". Sí, mi súper héroe... Corté un poco de la cuerda, siendo
consciente de que al colocar peso, esta se rompería.

— ¡Ian! — Grité. El ojos verdes corrió hacia mí con una sonrisa. — Hazlo ¡Impresióname! — Le di la cuerda. Este
la tomó con algo de miedo pero finalmente, corrió para tirarse. Y ha como era de esperarse, la cuerda se
rompió e Ian cayó boca abajo. Visualicé como su cuerpo caía lentamente y escuché un grito, junto al sonido de
un cuerpo cayendo dentro del agua.
16

— ¡La IanBanana! — lágrimas salían de mis ojos gracias a la risa. Ojala aprenda.

59

Las horas continuaron transcurriendo y para la suerte de Ian, dejé de hacerle bromas por el resto del día desde
el momento en el que por alguna razón, caminaba de una manera muy extraña, como su hubiera hecho
muchas sentadillas. Finalmente, llegamos a la cabaña listos para seleccionar los dormitorios.

— Bien chicos, hay tres habitaciones y todas son del mismo tamaño y perfectamente alcanzan tres personas en
cada una. — Comenzó Mia. — por desgracia solo en una de estas llega el WiFi, así que los que tienen que
trabajar durante estos días, un paso adelante. — Inmediatamente Seth, Mia y John dieron un paso adelante.
Con mi mirada fulminé a Seth, el cual simplemente me dio una mirada de "Luego lo hablamos".

17

— En la otra habitación, se encuentra un baño dentro de esta para que no tengan que salir al pasillo, los
interesados en... — Mia no pudo terminar pues Jack, Rosa y Ben dieron un paso adelante. Mierda, esto significa
que... — Entonces Ian y Katherine compartirán la última habitación, no tiene WiFi ni baño incluido, pero si una
gran vista.

32

Mierda, mierda, mierda...

3
Observé a Seth esperando alguna muestra de celoso o ganas de intercambiar lugar con Ian pero nada, su
trabajo siempre es más importante que su novia.

108

Subí a mi habitación junto a Ian. Era muy amplia; las paredes se encontraban decoradas con papel tapiz en
blanco con rosas negras al final de este, habían muebles negros que combinaban con las rosas, un televisor
plasma último modelo, dos mesas de noche y lámparas sobre estas, una alfombra blanca y finalmente una
puerta de vidrio que se corría hacia la derecha dando hacia el balcón. Mía no mentía cuando decía que tenía
gran vista, a lo largo se podían ver los árboles, el lago y una que otra cabaña. Sin embargo, algo me quitó la
sonrisa.

— Al parecer dormiremos en la misma cama. — Comentó Ian con burla. — Benditas sean las camas
matrimoniales.

36

Será una semana demasiado largo...

CAPÍTULO 8

Mi cuerpo estaba sobre el marco de la puerta, llevaba aquí alrededor de cinco minutos y ni siquiera se había
dado cuenta de mi presencia, pues toda su concentración se encontraba sobre la estúpida pantalla de su
computadora.

Seth no era el típico chico y eso fue lo que me llamó la atención de él, nuestra historia no era un cliché. Al
principio, solo quería sacar a Ian de mi cabeza y las bromas de Seth lograban que eso pasara, pero jamás pude
sentir que lo amaba, menos después de haber conseguido la segunda práctica profesional. Desde ese día, su
concentración en el trabajo había logrado que omitiera mi presencia por completo.

Observé cada rasgo de su rostro; labios delgados, barbilla recta, cejas gruesas y unos grandes ojos azules
debajo de sus lentes. Era guapo, claro que lo era y cariñoso en ciertos momentos, ¿Entonces porque no podía
afirmar que lo amo? ¿Por qué cuando intento hacerlo simplemente no sale?

— ¿Seth? — No respondió. — ¿Seth? ¿Podrías prestarme atención?

— ¿Eh? Katherine, estoy ocupado ¿Hablamos después? — Continuó tocando las teclas de su computadora.
Caminé hacia quedar frente a su laptop y cerré de esta. — ¡¿Qué haces?!

— Me has enviado a un habitación junto a Ian ¿No piensas hacer nada? — Su rostro era de total enojo pero
demonios, sentía que la relación poco a poco llegaba a su fin y él no hacía nada para solucionarlo.

— Aquí está el Internet, tú fuiste la que no vino junto a mí.

— ¡¿Pero es que piensas trabajar todo este tiempo?! — Elevé mis manos hasta cruzarlas sobre mi pecho. —
¡Me has dejado en la misma habitación que mi ex! — Me observó con curiosidad.

— ¿Ian es tu ex? — Asentí. — ¿Ese Ian? — Volví a asentir. Por un momento se quedó en silencio hasta que
continuó. — Bueno, confío en ti...sé que no pasada nada malo.

35
¡¿Que?!.

15

— ¡Seth! Ese no es el punto... — Tomé mi cabeza con ambas manos en desesperación hacia su indiferencia. —
¡¿Tan poco te importo?! No dormirás conmigo estos cinco días.

— Katherine ¡Entiende! Es una gran oportunidad y... — No dejé que continuará pues ya había salido de la
habitación. Caminé hasta la habitación asignada para mí, cerré con fuerza y comencé a patear todo a mí
alrededor

— ¡Es un idiota! ¡Imbécil! ¡Cara de cul... — Patee la maleta de Ian. — ¡Mierda! ¡¿Qué carajos trae aquí?! Otro
maldito, ¡pizarra andante!

— ¡Heeey! — Mi cuerpo quedó inmóvil y poco a poco me doy cuenta de que Ian esta sobre su cama y con un
libro entre sus manos. — Traigo ropa.

— ¿Desde cuándo le enseñan a los elefantes a leer? — Se cruzó de brazos y comenzó a jugar con sus cejas, de
arriba hacia abajo.

— ¿Me estás diciendo gordo o que...tengo una gran trompa?

97
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las dudas que hubo en el pasado, vuelvan a surgir en el presente.

Pero no siempre las relaciones son tan ácidas como las primeras. A veces, las segundas oportunidades son
mucho más amargas que las mismas.

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OBRA REGISTRADA EN SAFECREATIVE: Código de registro: 1710214621685

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PRIMERA PARTE DE LA SAGA JURO.

Cuando Katherine James era apenas una pequeña, su madre llenó su mente con historias sobre el amor, la
amistad y las largas noches de diversión con chicos; altos, fuertes y con los ojos más bellos. Chicos a los que ella
solía llamarles "Dioses griegos". Al Katherine crecer, llegar a la secundaria y conocer a Ian Brand, descubrió que
las historias que su madre contaba no eran cien por ciento verdad. Golpes, palabras hirientes y humillaciones,
la ayudaron a cambiar y a jurar que un día tomaría venganza de todos aquellos que la lastimaron. Pero no
estaba sola, tenía el amor de unos padres, la mejor amiga latina del mundo y personas increíbles que conoció
en el camino. ¿Podrá Katherine cumplir con lo jurado? ¿Podrá un día perdonar? ¿Podrá un día conocer el
amor?

#3 NOVELA JUVENIL 11 - 05 - 2017.

ESTA OBRA TIENE DERECHOS RESERVADOS, NO SE PERMITE SU REPRODUCCIÓN, ADAPTACIÓN, NI COPIA.

MUCHAS GRACIAS.

DISFRUTEN.

ATTE: Kathleen Carcache ♡

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Todos los derechos reservados, prohibidas las copias y adaptaciones sin autorización de la autora.

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cuando llega a ser alterado?

¿Cuánto tiempo puede durar una promesa? ¿Hasta qué punto llega a ser obsoleta?.

Para Suzanne Hart llega a ser lo más importante cuando conoce a Marco Coleman, ambos aficionados a la
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El tiempo pasa, las promesas envejecen, la vida sigue y el misterio de su falta de comunicación también,
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amenazas nacen, peligros crecen... todos tenemos un destino, pero ¿será el destino de Suzanne y Marco estar
juntos?

HISTORIA PROTEGIDA POR DERECHOS DE AUTOR ©. Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita
de la titular del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total y/o parcial,
adaptación, distribución, en cualquier medio impreso y/o digital,de las obras en este perfil compartidas por
cualquier medio o procedimiento.

SAFECREATIVE© N. 1701040293764

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Creía que este año iba a ser otro mas , lo que no sabia es que me iba a enamorar tanto de una persona que
después me destrozaría el corazón pero... son cosas que pasan ¿no?. Teníamos esa clase de amor difícil de
creer , de esperar que funcionase, pero aun asi lo intentamos.

14/09/17

Mi rostro pasó por todos los colores posibles por la gran vergüenza. No pude seguir más dentro de la
habitación y baje las escaleras a gran velocidad encontrándome con Rosalina dentro de la cocina.

— ¿Problemas en el paraíso?

— Y también en el infierno. — Tomó un vaso y lo relleno con jugo de naranja. — Odio todo esto, es un puto
dolor de cabeza.

— ¿Porqué?
— ¿Qué carajos hace aquí? ¿No le bastó con lo que hizo hace tres años? Suficiente tuve como para que vuelva
a joderme la vida, ¿acaso no tiene nada más importante que hacer?

— Puedo explicar todo Katherine... — Ahí estaba otra vez, su maldita voz. Giré mi cuerpo sobre la silla para ver
su rostro; tristeza, eso era su rostro, tristeza.

— ¿No te han dicho que es de muy mala educación escuchar conversación ajenas, idiota? Aparte de imbécil,
maleducado. — Suspiró sacando todo el aire de los pulmones.

— Rosa, ¿podrías... — Rosa asintió y salió de la cocina. Nota mental: dejarla sola el día de su boda.

21

— Katherine. — Ian llamó mi atención y para mi sorpresa, se encontraba a centímetros de mí. — Solo
escúchame pequeña...

— No tengo nada que escuchar ¡¿No entiendes?! — Me alejé varios pasos pero con sus manos sostuvo mis
brazos y volvió a acercarse.

— Déjame explicarte, por favor...

— ¡Que no! — Su rostro se desfiguró una vez más en un mar de sentimientos ¿culpa? ¿Dolor? ¿Decepción?
¿Tristeza? Era una mezcla de dolor que un poco más y me conmovía pero lo mismo pasó años atrás.

— Un día querrás mi explicación, ese día estaré esperándote y juro que volveremos a ser felices. — No pude
evitar reír.
2

— ¿Felices? ¡Ay por favor! Jamás seré feliz contigo porque eres un maldito egoísta, un hombre sin corazón, un
mentiroso y créeme, puedo seguir describiéndote.

— Es suficiente Katherine. — Ben llegó y se colocó detrás de Ian. — Hemos viajado hasta aquí por ti, Ian
merece una oportunidad.

— Ben, le di dos oportunidades. Tres ya son demasiado y no pienso perder mi tiempo. Menos, cuando estoy
con un tipo increíble; que me ama y que curo todas las heridas que dejó este imbécil. — Señalé a Ian. — No sé
qué carajos hacen aquí y no me importa, solo espero que se comporten y me dejen ser feliz de una maldita vez.

28

No dude ni un segundo en girar mi cuerpo y salir de ese lugar. Mi corazón palpitaba tan rápido como si hubiera
corrido todo un maratón, mi respiración le acompañaba y en mi espalda podía sentir los ojos tan penetrantes
que Ian posee.

Abrí la puerta y caminé hacia el lago. Comienzo a creer que fue una muy mala idea venir a este viaje ¿Por qué
estas cosas me pasan a mí? ¿Qué hice para que el karma de una diez personas, fueran directo a mí? ¿Esto es
culpa de mis travesuras? ¿Será que me pasa todo esto por no haberme comido mis verduritas cuando era niña?

— ¡Dios! ¡Dame una señal! — Entonces una rama seca cayo desde uno de los árboles, dándome el peor golpe
de mi vida...

34
No sé cuánto tiempo paso, ni siquiera sabía qué hora era. Solo sabía que estaba tendida en el piso y una mano
golpear mi mejilla izquierda de una manera muy suave pero a la vez molesta, abrí mis ojos y me encontré con
unos ojos azules debajo de unos marcos gruesos.

— Wow... — Sonrió. — Tienes una cabeza muy dura. Esa rama era para matarte. — Observé todo a mí
alrededor y recordé lo que paso. Yo enojada. Yo golpeada. Yo tirada en el piso. Yo... ¡Dios que pena!

— ¿Cuánto tiempo tengo aquí?

— Apenas unos minutos. — El tipo se encogió de hombros y sonrió. — Me llamo Sian.

55

— ¿Ese no es nombre de mujer? — Estiró su mano para ayudarme a levantar mi cuerpo del piso. Volvió a
sonreír al escuchar mi pregunta y entonces lo pude observar mejor.

Sus ojos efectivamente eran azules y tenía unos lentes gruesos al igual que Seth. Su cuerpo estaba tatuado casi
igual que Ian pero tenía el cabello demasiado peinado hacia un lado y muy liso, como Seth. Su sonrisa era
perfecta y sus músculos muy definidos, era sexy y adorable.

94

— Si bueno, lo es pero también es la combinación de los nombres de mis padres.

30

— Oh... Mucho gusto, me llamo Katherine.


— Katherine. Una chica conlindo nombre y bellos ojos azules. Me agradas. — Y así fue, como Sian logrósacarme
una sonrisa.

CAPÍTULO 9

— Entonces dime... ¿Qué haces aquí? — Después de mi espantoso accidente, el cual ocasiono que mi frente
estuviera hinchada. Decidí pasar algunas horas junto a Sian, era un chico realmente encantador y podía
hacerme reír en cuestión de segundos.

— Vine unos amigos pero...digamos que las cosas no han estado saliendo bien. — Me encogí de hombros. — ¿Y
tú?

— Tengo un primo, he venido a visitarlo y tenía muchas ganas de verlo pero no contesta ese celular. —
Caminamos alrededor del lago mientras contaba su vida; era tres años mayor que yo, su madre se llamaba
Sonia y su padre Ian — Si, Ian. Tengo tanta mala suerte, que ese nombre me sigue por todos lados. — Estudia
veterinaria y no tiene novia, sino prometida.

62

— ¿Y tú? ¿Tienes pareja?

— Yo...si, se llama Seth... — Dije en un intento de sonreír.


— ¿Problema en el paraíso? — Encontramos el muelle de donde había saltado Ian hace unas horas. Nos
sentamos y entonces hablé.

— Es un gran tipo...inteligente, trabajador y todas las cualidades del hombre perfecto. Pero ya sabes, la
perfección no existe. Desde hace unos meses todo la atención que me daba, ahora se enfoca en su trabajo y
bueno, no es que me moleste pero soy su novia y quisiera que fuera más atento conmigo, que tuviera esos
detalles tan cliché y no lo sé, quizás que...

— No estas enamorada. — Me interrumpió. — Colocó ambos brazos debajo de su cabeza y recargo su espalda
sobre uno de los soportes del muelle.

— ¿Por qué crees eso?

— Es sencillo, el amor omite las cosas. — Abrió los ojos y sonrió. — Así es Katherine, no hay donde perderse. El
amor omite todo lo malo que puede tener una persona. Si tu chico, tiene un amor incondicional por su trabajo
entonces no sería problema para ti, porque lo amas pero...mira, estas quejándote ¿me explico?

12

— Si, yo...entiendo. — No era la primera vez que escuchaba algo así, Rosa ya había hablado conmigo pero
¿Cómo dejar a alguien que te apoyo en cada momento? ¿Cómo alejarme sin herir sus sentimientos?

— Ahora dime, ¿Quién es el otro chico?

— ¿El otro chico? — Abrí mis ojos ¿En qué momento mencione a otro chico?
— Si, el otro chico. — Dio una pequeña risa. — Estas mencionando que quieres un amor cliché. Eso quiere decir
que has tenido un amor cliché. Ahora dime, ¿Quién es el otro chico? Y No es necesario que lo ocultes, te acabo
de ver ese brillo en los ojos cuando mencione a ese "otro". Puedo darte un buen consejo; Gratis y sencillo.
Déjame ayudarte.

11

— Yo...yo... bueno, él... — Suspiré lista para hablar sobre Ian con otra persona que no fuera Rosa, necesitaba
consejos de un hombre que me ayudara con dicha situación. Tomé y empecé a contar. — Él me lastimó. No una
vez, sino dos. Me ilusionó, me hizo ver que todo era bonito y luego simplemente me dejó con el corazón roto.

— Pero es el chico al que amas.

— Yo no lo amo. — Reí negando con mi cabeza.

— Lo amas, no es necesario que lo admitas. Se te nota.

— Sian, esto es estúpido. No lo amo, ¿Cómo amar a alguien que te lastimó dos veces? — Se acercó un poco
más hacia mí, me regaló una sonrisa llena de cariño y rascó su nuca.

— Creo que no has entendido nada de lo que he dicho. Vamos a comparar; tu novio, me has mencionado sus
defectos ¿Crees que...si él llega a lastimarte, lo perdonarías? — Guarde silencio; ¿Lo perdonaría? ¿Aceptaría
que Seth rompa mi corazón? — Tomaré ese silencio como un no. Ahora, el otro chico...a él, lo perdonaste y
estoy seguro de que si él hubiera ido a buscarte justo después de lastimarte tú lo hubieras perdonado una
tercera vez. Eso es amor; el perdonar los errores, aceptar los defectos y ser feliz con eso.

22
Mi primo, ese idiota lastimó a la chica de sus sueños. De hecho, la última vez que hable con él, pude notar que
sufría como los mil demonios, aprende sobre eso. No lastimes a alguien que realmente te ama y tu amas, ese
tu novio no es el indicado. Se feliz con la persona que en verdad amas ¿De acuerdo? — Asentí. Sin embargo,
Seth no merecía algo así. Si, puede ser que siga amando a Ian pero él no lo merece y nada ni nadie logrará que
cambie de opinión.

73

— ¿Podemos hablar sobre otra cosa?

— De acuerdo pero vámonos de aquí, tengo que seguir buscando a mi primo. — Comenzamos a caminar en
dirección a la cabaña. Sian, continuaba hablando de su vida y sin darnos cuenta la tarde ya había pasado y la
noche comenzaba a caer. A lo largo pude ver a un tipo alto y lleno de tatuajes sosteniendo su cabeza con
ambas manos.

— ¡Katherine! — Gritó Ian. Corrió hasta llegar a mí y me abrazó con desesperación. — ¡Joder! Me tenías
preocupado.

— Ian...tranquilo, estoy bien.

— ¿Ian? — Ian me soltó y observó a Sian. — ¡Joder! ¡Primo!. — Mi respiración se detuvo, esto era demasiada
casualidad.

75

— ¡Sian! — Ian abrazo a su primo y dio varías palmadas en su espalda.

— Eres un idiota, anduve perdido por todas estas cabañas buscándote y finalmente me encontré
con...Katherine. — Abrió sus ojos con sorpresa. — ¡¿Katherine?! ¡Tú eres esa Katherine!

27
— Yo...yo...me tengo que ir. Sian, fue un gusto. Adiós. — Corrí/Caminé hacia la cabaña. Al entrar pude ver que
Mía se encontraba junto a John, Rosa y Jack en la sala. Saludé y subí las escaleras directo a la habitación de
Seth.

— ¡Seth!

— ¿Ah? — Se encontraba tecleando en su computadora. Entonces quise probarlo.

— ¿Me buscabas?

— Emmm...no. no he salido de la habitación.

— De acuerdo, entonces... ¿Quieres cenar conmigo?

— Ahora no puedo. Quizás más tarde. — Asentí y volví a mi habitación. Me tiré sobre la cama pensando en las
palabras de Sian, quizás tenía razón y Seth no era el indicado pero estoy segura de que Ian tampoco lo es. Los
minutos fueron pasando llegando a las horas, escuché un ruido en el pasillo y la puerta abrirse. Ian entro con
una bandeja llena de comida y una cara de angel.

— Hola. — Me sonrió. — No cenaste y sabes que la cena es muy importante. Así que, aquí tienes. — Colocó la
bandeja encima de la cama. Había una pizza pequeña y jugo de naranja.

— Sé que sigues amando la pizza y me tomé la libertad de hacerla para ti. — Se encogió de hombros. — Tengo
que admitir que alguien me ayudó.

+
— ¿Alguien?

— Rosa.

— Oh... — Giró sobre sus talones y justo cuando iba a salir, tomé uno de esos mis momentos de valor. — Ian.

— Dime. — Me sonrió como solo él sabe hacerlo al verme.

— Creo que...deberíamos de aclarar las cosas.

CAPÍTULO 10

an Brand.

¡Dios!, este es el momento que he estado esperando todo esto jodido tiempo. Yo puedo hacerlo. ¡Yo puedo
hacerlo!

— De acuerdo, yo...de acuerdo. — Caminé hasta sentarme sobre la cama, quedando frente a ella. Sus ojos
azules me escanearon de la misma manera a como lo hizo la primera vez que me vio desde que vine a
Inglaterra. — ¿Por dónde quieres comenzar?

1
— Sorpréndeme. — Se encogió de hombros y me dio la señal para comenzar a hablar.

10

— Bueno, comencemos desde la vez que te lastime por segunda vez ¿De acuerdo? — Asintió. — Yo... —
Escuché unos golpes en la puerta, se abrió y un idiota se asomó por esta.

— ¿Katherine? — Preguntó Seth. — ¿Podemos hablar?

26

Mierda.

— De acuerdo. — Me observó intentando explicar que era algo importante. — Ya vuelvo.

Salió por la puerta y simplemente deje caer mi cuerpo sobre las suaves sábanas. Katherine me estaba dando la
oportunidad de explicar todo, necesito ayuda para saber que decir y como. Me levanté de la cama y salí de la
habitación. Busqué a la mexicana por toda la casa y finalmente la encontré en la cocina, con los restos de un
pastel de chocolate alrededor de sus labios y con su mano derecha, sobando su abdomen.

— ¡Rosa!
— ¡Presente! — Elevó la mano y una carcajada salió de sus labios. Me observó los brazos y frunció el ceño. —
Sabes, con esos tatuajes pareces una pizarra luego de una clase de matemáticas, química y física. ¿Qué acaso
tu mamá no te dijo, que tu cuerpo es tu templo? — Hizo una mueva de desaprobación. Y comenzó a hablar en
español. — ¡Ay mijo! ¡No me late cacahuate!

70

— ¿Rosa? ¿Te encuentras bien? — Volvió a reír.

— ¡Por supuesto! — Quiso sonreír "amablemente" pero la verdad es que le salió la sonrisa del exorcista. —
¿Qué se te ofrece?

— Yo...bueno, Katherine me dio la oportunidad de explicarle todo y...no sé, quiero saber si tienes algún
consejo.

— ¡Aaahhh! — Aplaudió como foca. — ¡Que emoción! Yo solo te recomiendo que la beses sin explicación
alguna y le des duro contra la pared. — Dio una nalgada imaginaria una y otra vez — ¡Duro!

78

— ¿Rosa? — Jack se posicionó frente a ella. — Ian, ¿Qué tiene Rosa?

Me encogí de hombros mientras Rosa continuaba dándole nalgadas a su amigo imaginario. Jack y yo nos
quedamos un rato riendo hasta que escuchamos la voz de John detrás de nosotros.

— ¡Los pasteles de la tía Lulú! — Sostuvo su cabeza con ambas manos. — ¡Mia! ¡Rosa se comió los pasteles de
la tía lulú!
— ¡NOOO! — una rubia desesperada bajó las escaleras corriendo. — ¡Tienen marihuana! ¡¿Quién dejo a Rosa
sola?! Sus antojos la van a matar un día de estos.

62

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Hasta que llegaron ellos y jodieron todo.

#10 NOVELA JUVENIL 17 - 04 - 2017.


— ¿Antojos? — Pregunté observando como Jack intentaba mojar el rostro de Rosa. — ¿Qué tipo de antojos?

— Todo tipo de antojos. Hace unas semanas fue hasta el apartamento de Katherine para que fueran a comer
pollo frito con miel. — Comentó Jack. — Otro día, intento comer algodón para quitar esmalte con chocolate,
según ella se miraba delicioso igual que la tiza blanca. Y ahora esto — Señaló a su prometida y comenzó a reír.
— Solo espero que nuestro bebé, no sea un adicto a las drogas. — Y entonces entendí lo de los antojos. Rosa
está embarazada.

55

— ¿Cuánto tiene?

— Cuatro hermosos meses. — Jack tenía una sonrisa de orgullo. Me imaginé el sentimiento de felicidad que me
dará cuando Katherine diga que tendrá un hijo mío. No dude ni un segundo en retirarme y subir al segundo
piso de la cabaña para buscarla.

10

El pasillo se encontraba silencioso, entré a nuestra habitación con la esperanza de encontrarla a como solía
hacerlo, cuando teníamos dieciocho años y entraba por la ventana de su habitación para dormir juntos;
acostada en la cama, con un libro entre sus manos, un tazón de palomitas a la par y su boca llena de estas. Pero
no, no se encontraba aquí.

Salí al balcón pero tampoco estaba ahí. Entonces decidí arriesgarme e ir a la habitación de Seth, para mi suerte
la puerta se encontraba entre abierta y unos gemidos se escuchaban desde adentro. Abrí solo un poco más la
puerta, sin hacer ruido alguno y un frío recorrió mi cuerpo; comenzaba desde la punta de mis dedos, pasaba
por mis piernas y mis brazos, subía hasta mi columna vertebral y finalmente se colocaba en mi pecho.

15
Mi vista comenzó a nublarse gracias a las lágrimas. Llorar, había dejado de hacerlo hace muchos meses y por
cierto momento pensé que podría soportar algo así pero, ¿Cómo soportar el hecho de ver a la persona que
amas siendo feliz con otro? Intenté omitir esa imagen de mi cerebro pero era imposible; Katherine se
encontraba en sostén y todavía con su pantalón puesto. Ambas piernas sobre la cadera de Seth y esté dándole
besos en su cuello.

50

Justo ahora me pregunto: ¿Para esto viaje tantos kilómetros? ¿Para terminar de destrozar mis sentimientos?
¿Por qué carajos sigo aquí? Caminé hacia la entrada de la cabaña encontrándome a Ben con un cigarrillo entre
sus labios y una mirada de confusión.

— Cuéntame. — Tiró el cigarrillo y se cruzó de brazos. — ¿Qué sucede? — Me senté a su lado.

— Nada. — Contesté encogiéndome de hombros.

— ¿Nada? ¡Ay por favor! — Rodeó los ojos. — Suenas como novia loca. Dime ¿qué sucede?

— Katherine me dio la oportunidad de explicar todo.

— ¡Eso es genial!... ¿no? — Encendió otro cigarrillo y me regaló uno. Lo encendí y le di una fuerte calada.

— Si, lo era...hasta que apareció el idiota que se hace llamar su novio y arruinó ¡Todo!
Incluso...están...teniendo sexo.
— ¿Debería de asustarme por eso? ¿Ahora eres espía? Una pizarra espía. — Empezó a reír hasta atorarse con
el humo del cigarrillo.

— ¡No idiota! Estaba buscándola y los encontré en eso. — Negó con la cabeza.

— ¿Qué harás? Hemos viajado hasta aquí para conseguir a tu chica una vez más ¿Dejaras todo aquí o...

— Creo que lo mejor sería irnos. — Lo interrumpí. — Tenías razón, esto fue un error. Ella es feliz y...nos iremos
mañana mismo si es posible.

— ¡No! — Se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro. — ¡Escúchame bien! Estamos aquí por una
misión, volver con tu chica. No nos daremos por vencidos ¡Mataremos al oso!

15

— ¿Mataremos al oso?

— ¡Si!

— ¿A Seth?

— ¡Si! Bueno ¡No! O sea, a ver...conquistarás una vez a Katherine y sabotearemos la relación. Le haremos la
vida imposible a Seth hasta que ella abra los ojos y se dé cuenta de que no es el indicado ¡Que tú eres el
indicado! ¡¿Estás conmigo?!
— ¡Estoy contigo!

— ¡No te escucho!

— ¡Estoy contigo!

— ¡No te escucho!

12

— ¡Estoy contigo! —Chocamos los pechos como dos machos. Que comience el plan: Katian.

108

CAPÍTULO 11

Ian se encontraba sorprendido por mis palabras y como no hacerlo si lo había rechazado todos estos días. Si, le
estaba dando la oportunidad de explicarme todo, quería saber el porqué, tener un motivo y perdonarlo o al
menos intentarlo.

— De acuerdo, yo...de acuerdo. — Caminó hasta sentarse sobre la cama, quedando frente a mí. Con mis ojos
comencé a recorrer todos sus rasgos, es muy diferente a Seth. Ni siquiera tienen un mínimo de parecido y creo
que eso es lo que me gustaba de Seth, me ayudaba a olvidar a Ian. — ¿Por dónde quieres comenzar?
— Sorpréndeme. — Me encogí de hombros y realice un movimiento con mis manos para que comenzará a
contar toda su versión.

— Bueno, comencemos desde la vez que te lastime por segunda vez ¿De acuerdo? — Asentí. No iba a ser fácil
esto, sabía que remover el pasado me iba a lastimar más pero es algo que tengo que superar.

— Yo... — Escuché unos golpes en la puerta, se abrió y un cabello castaño — muy despeinado — se asomó por
esta.

— ¿Katherine? — Preguntó Seth. — ¿Podemos hablar? — Dirigí mi mirada hacia Ian, quien observaba a Seth
como si hubiera cometido todos los pecados capitales en un solo segundo. Apretó su mandíbula y luego dirigió
su mirada hacia mí.

— De acuerdo. — Asentí. — Ya vuelvo.

Caminé junto a Seth hacia su habitación. Al entrar en esta, me senté en uno de los pequeños sillones y este se
sentó frente a mí, dispuesta a saber lo que me iba a decir. Todavía me sentía molesta por su actitud tan
indiferente conmigo pero no por eso había dejado de ser mi novio.

— Dime.

— Yo... — Rascó su nuca. — Amor, quiero pedirte perdón. He sido un novio fatal...

— Cierto. — Lo interrumpí.

— Y no te he prestado atención...

— Cierto.
— Y...

— Cierto.

— ¡¿Podrías dejar de interrumpirme mujer?! — Eso me sacó una carcajada y él se unió a mi risa. — Disculpa.
Escúchame, te quiero ¿De acuerdo? Y voy a hacer todo lo posible para que esto funcione. Así que, ¿Me das mi
besito de reconciliación?

10

Me quedé un segundo analizando sus palabras. ¿Que se supone que debería de sentir? Mi novio se está
disculpando conmigo ¿Emoción? ¿Tristeza? ¿Zopilotes en el estómago? ¿Ganas de llorar? ¿Qué? ¿Acaso es
normal no sentir nada de eso? ¿Acaso las palabras de Sian eran verdad? ¿Acaso yo no estoy enamorada?

— Yo... — No pude continuar con mi respuesta. Pues, tenía los labios de Seth sobre los míos; se movían con
tanta pasión que simplemente no pude cortar el beso. Entonces le correspondí

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dichoso autor de Wattpad.

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¿Será Kristen la chica que sí sabe la identidad del chico de Wattpad, o quizá es otra persona?

Poco a poco subió sus manos a mi cintura, quitando la poca tela y acariciando la piel debajo de esta. Bajó su
beso hasta mi cuello y un gemido salió de mi boca. Con un rápido movimiento quitó mi camisa y colocó mis
piernas alrededor de su cintura, mi espalda tocó la fría pared. Mis manos buscaron el borde de su camisa,
levantando está y dejando su delgado cuerpo a la vida. Nada que ver con Ian...

Ese pensamiento recorría mi menta cada vez que Seth tocaba alguna parte de mi cuerpo. Escuchaba sus
gemidos pero mi mente estaba en otra parte. Finalmente, me encontraba en la cama de Seth. Este se
encontraba dormido y yo con mil pensamientos por resolver. ¿Porque Ian tuvo que volver? Yo estaba bien, yo
tenía la esperanza de olvidarlo, de tener una vida normal y simplemente no volver a saber de él. Pero no, el
destino me jugo otro mal pase.

Acomodé mi cabello en una moña alta, coloqué mi ropa interior y unos gritos llamaron mi atención, caminé
hasta la ventana de la habitación. Pude ver a Ian y Ben chocando sus pechos y golpeándoselos como dos gorilas
embramados.

23

Una pequeña risa salió de mis labios. Recuerdo como me hacía reír, sus malos chistes para impresionar a mi
padre mientras esté limpiaba su bate favorito, los piropos hacia mi madre y sus muy malos postres y sus
caricias, esa manera de acariciar mi rostro y llenarlo de besos. Esa forma tan sutil de hacerme el amor y su voz
gruesa diciéndome que me amaba. Volví a la cama dejando una distancia con Seth. Cerré los ojos y caí
profundamente dormida olvidando todos mis pensamientos.

El sol entraba por esa maldita ventana logrando que mi sueño se esfumara, parpadee varias veces hasta que mi
vista se acostumbró a la iluminación. A mi lado Seth ya no se encontraba, así que decidí colocarme el resto de
mi ropa y salir a bañarme en ese baño que se encuentra al final del pasillo.

Cuando estoy vestida, bajé a la cocina y me encontré con Ben e Ian reunidos hablando con Rosa y Jack. En
cuanto escuchan mis pasos se callaron y me sonrieron.
— Buenos días Katherine. ¿Cómo amaneciste? — Preguntó Ian.

— Muy bien, gracias. ¿Y el resto de los chicos?

— Andan en el pueblo, hoy habrá karaoke en la noche. Así que, ve a dormir porque hoy cantaremos hasta que
amanezca. — Rosa bailó en su propio asiento y Jack la miró con ojos de horror. Las horas pasaron y el resto del
grupo llegó. Tenían el equipo de karaoke; Micrófonos, parlantes, música e incluso una pantalla para las letras
de las canciones. Los hombres instalaron y el karaoke comenzó.

— ¿Quién es la primera en cantar? — Preguntó Mia con los micrófonos en mano.

— ¡Yo! — Rosa se colocó al lado de Mia y sostuvo el micrófono. Caminó hasta la computadora y busqué en
YouTube la pista de su canción. Por los parlantes comenzó a sonar una ¿Ranchera? Rosa colocó el micrófono
entre ambas manos y lo acercó a sus labios, tomó mucho aire llenando todos sus pulmones y comenzó.

— ¡¡Raataa inmunda!! ¡¡Animal rastrero!! ¡¡Escoria de la vida!! ¡¡Adefesio mal hecho!! Infrahumano, espectro
del infierno, maldita sabandija. Cuanto daño me has hecho alimaña, culebra ponzoñosa, deshecho de la vida te
odio y te desprecio. ¡¡Rata de dos patas te estoy hablando a ti!! — Señaló a Jack. — ¡¡Porque un bicho rastrero,
aun siendo el más maldito, comparado contigo se queda muy chiquito!! — Mi estómago dolía de tanta risa.
Jack detuvo el karaoke y tomó a Rosa con mucho cuidado como un saco de papa en su hombro. Caminó con
ella hasta el sillón y le entregó una bolsa de papas fritas para tranquilizar su locura.

176

— ¿Quién sigue? — Volvió a preguntar Mia.

— ¡Yo! — Ay no... Ian se levantó y tomó el micrófono.


— Está canción, es para mujeres pero...la adaptaré para mí. — La música comenzó a sonar. Era una
combinación entre pop y country, sé que conozco esa canción pero ¿de dónde? ¡Claro! Es You belong with me
de Taylor Swift pero...

— You're on the phone with your Boyfriend. He's upset, he's going off about something that you said 'Cause he
doesn't get your humor like I do. I'm in my room It's a typical Tuesday night I'm listening to the kind of music he
doesn't like... — Mierda. No, no, no... Comenzó a señalarme mientras cantaba la canción. Se acercaba y toca la
punta de mi nariz mientras le daba una mala cara a Seth: saltaba, pateada y desentonaba muy feo. — You
belong with me. Have you ever thought just maybe. You belong with me, you belong with me...

18

La canción termino. Ian se colocó frente a mí con esos ojos verdes que me hacen temblar.

— ¡Te sigo amando Katherine! — Todos se quedaron en silencio.

48

— ¡¿Qué?! — Gritó Seth. Oh oh...

CAPÍTULO 12

El ambiente se encontraba tenso, sus miradas eran como dos rayos de diferentes colores que chocaban por ver
bien ganaba. A lo largo pude ver como Rosa se levantaba de su lugar con su respectiva bolsa de papas fritas y
rodeaba a todos hasta llegar a un lado de mí.
— Esto es algo así como azul vs verde, algo como pikachu vs raichu, algo como Channel vs Dior... — Una mano
blanca tapó su boca.

49

— Katherine, recuérdame no volver a embarazar a esta mujer, se vuelve loca. — Asentí. Mi vista volvió hacia
Ian y Seth, quienes todavía se observaban con odio, Seth fue el primero en hablar.

13

— La perdiste hace mucho tiempo Ian, ella está conmigo y es feliz. — Una carcajada salió de la garganta de Ian
y llevo ambas manos a su estómago.

— ¿Es feliz? ¿Crees que la haces feliz mientras pasas horas y horas frente a una pantalla trabajando? No señor,
tú no la haces feliz. ¿Sabes que ayer Katherine pasó toda la tarde en el bosque? — Seth me observó con
curiosidad, asentí afirmando sus dudas y este volvió a ver a Ian.

— No te metas en mi relación. Katherine está muy bien sin ti, esto no tiene sentido así que o te comportas o te
comporto. — Otra carcajada por parte de Ian. Aquí es donde yo debería de intervenir pero las palabras
simplemente no salen de mi boca.

— ¿Con esos bracitos? — Señaló los brazos de Seth. — No podrías ni hacerme un rasguño. — Seth elevó su
puño y lo estrelló en el rostro de Ian. Este ni siquiera hizo una expresión de dolor, elevó su puño y lo estrelló en
el rostro de Seth.

23
— ¡Alto! — Grité corriendo hasta posicionarme al lado del cuerpo inconsciente de Seth. — ¡¿Qué te sucede?!
¡No puedes golpear a nadie! ¡Eres un idiota!

21

Ian se sorprendo ante mis palabras, luego su rostro paso de sorprendido a triste y con decepción. Ben se acercó
detrás de él, lo tomó del brazo y lo llevó hasta la salida de la cabaña. Con ayuda de John y Jack, llevé a Seth
hacia su habitación. Quité sus zapatos y su camisa de botones, coloqué una sábana sobre él y salí a mi
habitación. La habitación se encontraba vacía, al parecer Ian no dormirá está noche aquí. Me cambié de ropa y
finalmente me quede dormida. Tres horas después, desperté al escuchar el ruido de la puerta al abrirse.

— Katherine, ¿estas despierta? — Ian se acomodó a mi lado y yo simplemente me quede en silencio


intentando disimular. Suspiró cerca de mi cabello y añadió. — Amé el olor de tu cabello desde el primer día que
lo sentí. Es un olor a vainilla tan embriagador, que tengo que admitir que llevo años comprando candelas
aromáticas de vainilla para sentir que estas cerca... — Comenzó a reír en silencio mientras acariciaba mi
cabello. — Soy un idiota y ambos lo sabemos, pero no imaginas cuanto dolió ver como subías a ese auto junto a
tus padres y tomabas rumbo a Inglaterra sin mí. Recuerdo que lloré días y noches...yo...yo solo te pido, te
suplico que por favor me permitas hablar, escúchame Katherine...por favor. — Escuché un sollozo y finalmente
colocó su brazo en mi cintura. — Te extraño, pequeña.

28

Luego de un rato se quedó dormido. Aproveche para alejar su brazo de mi cintura con cuidado, caminé sin
hacer ruido tomando mis pantuflas y salí de la habitación para bajar por las escaleras y caminar hacia la cocina.
En la cocina se encontraba Rosa con un bote de helado y una cuchara enorme.

— ¿No puedes dormir? — Dijo con la boca llena de helado.

— ¿Tu podrías hacerlo, sabiendo que el tipo que amabas se encuentra al lado tuyo, diciéndote que te extraña y
no estás lista para perdonarlo?
— Emmm... — Limpió la cuchara con la lengua quitando los restos del helado. — ¿Si?

— Eres una idiota.

— Además de eso, estoy embarazada. — Suspiró. — Katherine, sé que tengo un don para dar consejos, mi
instinto maternal me lo dice pero esta vez, no sé qué decirte. Tendré un bebé en cinco meses y tengo miedo,
¿Qué pasará cuando ella o él pase por una situación como tú?...Mierda, Jack tampoco sirve para los consejos.

12

Entonces volví a la realidad. Mi mejor amiga estaba embarazada: su vientre crecía cada mes, sus antojos igual y
yo preocupándome porque el idiota que me lastimó hace muchos años, apareció de la nada con las ganas de
reconquistarme. Caminé hasta rodear los hombros de mi mejor amiga con ambos brazos.

— Serás una excelente madre. Traumaras a ese bebé igual o peor que nuestras madres a nosotras, lo
mimaremos y lo llevaremos por buen camino. Tu tranquila Rosa, ese bebe será una excelente persona y todo
gracias a ti y al castaño que se hace llamar novio tuyo.

Rosa sonrió y una gota de helado corrió por una de las comisuras de sus labios. El resto de la noche pasamos
hablando sobre los nombres que le pondría al bebe, hasta que finalmente encontramos el nombre que le
gustaría ponerle. También mencionamos su boda y uno que otro recuerdo de la secundaria. Al fin y al cabo,
Rosa era, es y siempre será la mejor amiga del mundo.

Volví a la habitación encontrándome a un Ian aun dormido, eran alrededor de las seis de la mañana. Me
acomodé a su lado mientras intentaba dormir, inmediatamente los recuerdos volvieron a mi mente. Recordé
que hace tres años, despertaba todos los días con Ian acostado a mi lado. Recuerdo que era realmente un reto
lograr que cruzara sin hacer ruidos, pero siempre lo lográbamos y dormíamos juntos, hasta que la alarma
sonaba para viajar a la secundaria.

Una sonrisa se dibujó en mis labios. Con mi mirada recorrí su rostro, amaba la forma tan varonil que tenía su
barbilla, la punta de su nariz tan jodidamente adorable y sus labios rosados. Cerre mis ojos intentando dormir
con la imagen de su rostro en mi mente ¿Porque nunca te pude olvidar?...

Abrí mis ojos gracias al sol que entraba por la ventana. Ian ya no se encontraba a mi lado, busqué mi celular y
me fijé en la hora. Ya era medio día. Este era nuestro tercer día de vacaciones pero nada había salido bien en
los dos primeros. Tomé una ducha y me aliste para tomar mi almuerzo, al bajar pude ver en el comedor que
estaba Ian junto a Ben esperándome con una sonrisa.

— Buenos días, pequeña. — Saludó Ian. — Te hice el desayuno.

Bajé mi vista hasta encontrarme con un plato y unos pancake's sobre este. Al acercarme pude leer ¿Me
perdonas? Dibujo con chocolate, eleve mi vista e Ian me observaba con el labio inferior un poco salido,
logrando la cara más adorable que he visto en mucho tiempo. Terminé mi desayuno entre risas y chistes junto
a los dos idiotas. Luego de un rato, escuché unos pasos que bajaban por las escaleras, Seth llegó tomándome
del brazo y saliendo junto a mí de la cabaña.

12

— ¿Qué sucede?

— ¡No quiero que le hables a ese tipo! — Gritó.

— ¡¿Porqué?!
— ¡Porque te quiere de vuelta y yo...yo...Katherine, yo no te puedo perder! — Sentí un leve remordimiento en
mi pecho. Muy tarde Seth...

CAPÍTULO 13

Una vez, me encontraba con mi abuela en aquella gran terraza de mi casa. Era una señora con el cabello blanco
y los ojos azules como dos gotas de pintura. Recuerdo que ese día llegué a casa llorando, porque una niña de la
primaria me dijo que era un ser despreciable. Se acercó a mí, acarició mi cabello y luego susurró en mi oído que
las palabras se las lleva el viento. Entonces ese día entendí, que las promesas y las dulces palabras se olvidan
con el paso de los años. Pero en mi realidad, en la puta vida real, eso no es así.

Aquí estoy, frente Seth sin decir ni una palabra. Rogando que caiga desmayado y olvide lo que me acaba de
decir, rogando que una ráfaga de viento lo cubra y borre ese pequeño momento de su vida, de nuestra vida.

— ¿Katherine? — Sostuvo mi barbilla entre sus dedos. — ¿Estas bien?

— Si... — suspiré. — Solo quiero decirte algo...

No te amo.

48

— Se lo que me dirás. Sé que me amas, eres feliz conmigo y no permitirás que ese idiota con tatuajes ridículos
nos separé. — Busqué algo que removiera mis sentimientos en su mirada azulada pero nada. Suspiré y tragué
todas mis palabras, él no se merece algo así. Asentí con una sonrisa a medias, tomé su mano y volvimos a la
cabaña.
35

Dentro de esta, se encontraban todos reunidos como si nada hubiera pasado la noche anterior. John y Mia, se
comían las bocas sentados en el sillón. Rosa y Jack, jugaban con el vientre de cuatro meses de Rosa. Ben e Ian
jugaban a quien tenía más fuerza. Y yo, yo sostenía la mano de un tipo que convirtió su trabajo en el amor de
su vida.

— Tenemos un plan para hoy. — Dijo Mía mientras aplaudía como una pequeña. — iremos al bosque y
jugaremos mosqueteros locos. — Todos observamos a Mia con intriga y ella rodea sus ojos. — Yo les explico
cuando estemos en el bosque.

Minutos después nos encontrábamos en el bosque. Sian se nos había unido junto a su prometida, Cloe. Y esta,
había llevado a dos amigas más — Cassandra y Bárbara. — Así que, éramos seis parejas en total. Mía se colocó
frente a todos con una pequeña bolsa de globos largos y otra con globos normales, uno de esos aparatos para
inflarlos, cinta adhesiva y varias agujas.

14

— Bien, mosqueteros locos es muy sencillo. Cada jugador tendrá atado un globo a su cintura y un globo de los
largos con una aguja en su mano, el cual le servirá como espada. El propósito del juego consiste en reventarle
el globo a todo aquel que no es su compañero de equipo.

— Pero nosotros lo haremos más divertido. — Esta vez John se acercó con una bolsa llena de pequeños
papelitos doblados a la mitad. — Lo haremos por parejas pero para ser justos, será por suerte. Así que las
chicas sacarán el papelito con los nombres de los chicos y se colocarán cerca de sus compañeros, así le
daremos un globo del mismo color.

Todas tomamos un papelito y lo abrimos, mis ojos se abrieron tanto que juro que casi se salen.
Ian.

¡¿Porque solo a mí me pasa esto?!

— ¡¡Nooooo!! — Giré mi rostro encontrándome con Ben detrás de Ian y apuntando a Rosa. — ¡Tu no serás mi
pareja!

— ¡Ándale wey! Ni que quisiera.

39

Las parejas se fueron colocando una al lado de otra. Bárbara, una chica de ojos oscuros y muy pecosos se
colocó al lado de Seth, el cual me observaba con angustia, pues era muy hablantina. Me encogí de hombros y
me coloqué junto a Ian. Este me observó con una gran sonrisa. Busqué con mi mirada a Seth una vez más y lo
encontré queriendo matar a Ian con la mirada. Insisto, venir a este lugar fue una muy mala idea.

Mía nos entregó dos globos azules largos y dos globos azules normales, junto a dos agujas, un pedazo de cinta
adhesiva y el aparato para inflar los globos.

— Esto será divertido, Pequeña.

— Cierra la boca idiota, esta pequeña tiene macho. — Si bueno, no es que vaya a ser infiel por jugar con globos
pero...por si acaso. Ian comenzó a reír mientras negaba con su cabeza y nos preparábamos para jugar. Recorrí
con mi mirada a las parejas, tratando de recordar los colores y seleccionar a los débiles y a los más fuertes.

> Rosa y Ben. — Rojo, equipo fuerte.

> Jack y Mia. — Blanco, equipo fuerte.

> Seth y Bárbara. — Verde, equipo débil.

> Sian y Cassandra. — Dorado, Equipo medio.

> John y Cloe. — Morado, equipo débil.

— ¿Seleccionando desde los más fuertes a los más débiles? — Ian colocó el globo en mi cintura y me entregó el
globo largo. — Comenzaremos con Seth y la chica loca que tiene a la par. Luego iremos por John, Sian, Jack y
finalmente Ben. Ten cuidado con Ben, sé que parece estúpido pero en realidad lo es solo un poco. — Asentí y lo
ayudé a colocar el globo en su cintura.

— Y tu ten cuidado con Rosa. — Asintió con una sonrisa.

Segundos después nos encontrábamos en nuestras posiciones. La regla era sencilla; Podíamos andar a los
alrededores pero no tan largo y al que atraparan, automáticamente tenía que quedarse quieto cuidando las
cosas de los demás.

El juego comenzó e Ian tomó mi mano para correr. El primero en buscar fue a Seth, se encontraba corriendo
tras Mia mientras reía.
— ¡Seth! — Gritó Ian.

Seth se detuvo al ver nuestras manos entrelazadas y caminó hacia nosotros con ambas manos convertidas en
puños. Dejo de caminar al entender lo que Ian intentaba hacer.

— ¡Suelta a mi novia! — Gritó desde una distancia demasiado larga.

— ¡¡Qué?! — Contestó Ian. — ¡¿Qué bese a tu novia?! ¡De acuerdo!

80

Ian se giró hacia mí, tomó mi rostro con ambas manos y justo cuando iba a besarme, Seth corrió hacia nosotros
dándole la oportunidad a Ian de explotar el globo de su cintura. Seth observó a Ian con sorpresa e Ian comenzó
a reír.

— ¡Eres un imbécil! — La risa de Ian me resultaba graciosa y comencé a reír cuando vi a Seth caminando a una
gran distancia de nosotros con ambos brazos entrelazados debajo de su pecho. Bárbara, su compañera de
encontraba escribiendo en su móvil y rápidamente corrí para explotar su globo. Al verme, se encogió de
hombros y se fue a sentar cerca de Seth quien había traído su computadora y estaba escribiendo.

17

Ahora nos encontrábamos buscando a nuestra siguiente víctima. John estaba siguiendo a Sian, Sian logró
distraerlo, explotó su globo y el de su pareja.

— Perfecto, Sian nos acaba de ahorrar mucho, ahora vamos por él. — Ian se escondió detrás de un árbol,
mientras yo busca a Sian para que me siguiera.
— ¡Sian! — Este se giró y en cambio, yo movía mi globo en círculos para llamar su atención. Este al verme
comenzó a correr detrás de mí, casi llegaba a tocarme pero llegue a tiempo a donde Ian estaba, este lo tomó
por la espalda mientras yo explotaba su globo. Ian corrió tras Cassandra y logró explotar su globo de una
manera muy sencilla. Rosa y Ben se habían encargado de John y su pareja así que, prácticamente solo
quedamos las dos parejas. Caminamos buscando a Rosa o a Ben.

— Entonces. — Comenzó Ian. — ¿Arreglaste las cosas con Seth?

— Si. — Suspiré.

— ¿Lo amas?

— Creo que eso no es de tu importancia.

— Claro que lo es. — Se encogió de hombros. — Sabes por qué estoy aquí Katherine.

— Lo sé y creo que deberíamos de habl... — Escuchamos un grito de una chica. Ian me colocó detrás de él,
juntando espalda con espalda.

Vimos un cabello castaño con mechas rubias cruzar de un árbol a otro, Rosa. Otro grito varonil y un cabello
negro cruzando de un lado a otro, Ben. Luego de unos segundos se posicionaron frente a nosotros, ambos
tenían dos líneas de lodo en sus mejillas y globos rotos en sus caderas, demostrando los restos de las parejas a
las que habían vencido.

15

— ¡Ándale weeey! — Gritó Rosa corriendo hacia mí, mientras golpeaba su pecho como gorila. Ben
inmediatamente corrió detrás de Ian. Ian tomó mi mano y corrimos juntos mientras reíamos por lo gracioso de
la escena.
32

— ¡Hay que distraerlos! — Asentí con una gran sonrisa, gracias a la emoción del juego.

Ian se detuvo y tomó mi cintura entre sus manos, una corriente eléctrica recorrió mi columna vertebral. Los
chicos se detuvieron al vernos en esa posición y sin darme cuenta, Ian me robó un pequeño beso que logró
cerrar mis ojos y que mi corazón se volviera loco. Rosa y Ben abrieron los ojos y la boca. Ian me soltó y explotó
los globos de ambos mientras yo aún estaba en shock.

CAPÍTULO 13

Ian Brand.

Los labios de Katherine, no eran simplemente labios, eran los labios. Esos labios que hacían que mi corazón
quisiera salir de mi pecho, cayendo al suelo frio y cantarle a Katherine lo mucho que la amaba, amo y amaré el
resto de mi vida. Esos labios rosados y carnosos llenos de amor y pasión, que con un simple rose, lograba que
me volviera loco. Apenas me distancie de su hermoso rostro, frunció el ceño y corrió. Así de simple, corrió pero
esta vez fue diferente a todas las demás, esta vez corrí tras de ella.

— Katherine... ¡Katherine! — Intenté alcanzarla pero el miedo logró que corriera más rápido y finalmente llegó
a los brazos de Seth. Me detuve a medio camino, ella susurró algo en su oído y comenzaron a caminar hacia la
cabaña. Otra oportunidad perdida.
— Hoy te arriesgaste mucho. — Ben dio pequeñas palmadas en mi hombro con una sonrisa sincera. — La
próxima no será tan dulce y golpeará cada parte de tu cuerpo tatuado.

Tenía razón, esta vez me había pasado pero ¿Qué puedo decir? Fue el momento perfecto. Dentro de mí, todo
absolutamente todo, había llegado al límite de la felicidad. Quería gritar, reír, brincar...quería volver a besarla.

El juego terminó, llegamos a la cabaña y busqué a Katherine al igual que el día anterior. Sin embargo, esta no se
encontraba por ninguna parte. Tenía una vaga idea de donde estaba, lo más seguro es que con el imbécil de
Seth en su habitación. Así pasaron las horas, Seth de vez en cuando bajaba hacia la cocina, me fulminada con la
mirada y subía con comida hacia su recamara. ¿Será que Katherine le contó todo? Imposible. Las horas fueron
lentas. Volví a dormir solo, en la cama asignada para mí. Tres años sin besar a Katherine fue una locura y un
corto beso logró que todo fuera increíble.

Al siguiente día todo estaba igual, me mantuve en la habitación pues sabía que en cualquier momento
Katherine entraría por ropa y su celular. Y así fue, una perezosa Katherine entro rascándose los ojos, al verme
sus ojitos se abrieron como en las caricaturas. Sonreí para ella y está bajo la mirada.

— Buenas tardes.

— Buenas tardes, pequeña.

— ¿Podrías...solo ¿Podrías dejarme de llamar... — Su móvil comenzó a sonar, caminó hacia este y tomó la
llamada.

— ¿Señora Laurent? Si, mañana volveremos. ¡Qué?! — Me observó con miedo y luego con una sonrisa traviesa.
— ¿Pero mi bebe está bien? — ¿Bebé? — Ahora mismo salgo para haya. Si, muchas gracias señora Laurent.
Gracias por cuidar a mi hijo. — Termino la llama. Camino hacia el closet del baño y sacó su maleta ¿Hijo? ¡Dios
mío! ¡Ben lee el futuro! ¡Katherine tiene un hijo! Mi Katherine tiene un bebé de... ¿Seth?

37
— ¿Tienes un hijo? — Katherine suspiró y se sentó frente a mí en la cama.

— Ian...no sé cómo decirte esto pero aunque sea algo insoportable e intente omitirlo...tengo que decírtelo. —
Suspiró una vez más. Mi corazón comenzó a palpitar rápido. — Ian, tenemos un hijo. Un pequeño de ambos y
tiene tres años. — Mi estómago empezó a doler, mi vista estaba turbia, mi corazón dejo de latir y mi boca cayó
al piso.

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— ¿Qué? ¡¿Y esta ahora me lo dices?! ¡¿Cómo se llama?! Tiene mi apellido ¡¿Verdad?! ¡Más te vale! ¡Porque
no dejaré que mi hijo tenga el apellido de aquel Caramelo MU—MU! — Katherine empezó a reír
desesperadamente.

14

— ¿Por qué es caramelo MU — MU? — Hizo una mueca con sus manos. Sonreí al verla reír. Amaba como las
comisuras de sus labios se elevaban y sus ojos se ponían chinos.

— Ya sabes. Porque es cuadrado, empalagoso y pegajoso. — Me encogí de hombros y volvió a reír. —


Entonceeees... ¿Un hijo nuestro? — Asintió con una sonrisa. — ¿Y cómo se llama? ¿Puedo conocerlo? Quiero
conocerlo.

— Ya lo conoces. — Se encogió de hombros y comenzó a arreglar su maleta.

— ¿Lo conozco?

— Si y sabes su nombre. — Me observó con burla y continuó. — Se llama Dante Brand James. Es pequeño,
blanco y muy peludo. ¡Ah! Su nariz es oscura y jode mucho, igual que tú. — Luego de un par de risas por lo
ingenuo que fui, decidí que era momento de hablar.
6

— Katherine. Es momento de aclarar todo.

— Lo sé. Estoy dispuesta a escucharte.

— Gracias pero primero... — Desbloquee mi móvil y The one de Kodaline comenzó a sonar. — No quiero que
escuchen ¡Ah! Y... — Corrí hacia la puerta y coloqué el seguro, ahora nadie me va a interrumpir. Ella empezó a
reír y una sonrisa salió de mis labios.

— ¿Quieres bailar? — Estiré mi mano. Me observó con intriga mientras fruncía el ceño.

— ¿Ahorita? — Asentí. — De acuerdo.

Subí el volumen de mi móvil. Coloqué mis manos en su cintura, ella subió sus manos a mi cuello y lentamente
comenzamos a movernos. La canción tenía la letra perfecta para mis sentimientos, comencé a cantarla en su
odio. Quería que entendiera todo lo que necesitaba decirle, quería que al final saliéramos juntos de las manos
en busca de un final feliz. Era el momento.

— Todo comenzó el día que...entre por tu ventana para acomodar a ese hijo nuestro sobre tu cama. — Suspiré.
Ella acomodó su cabeza en mi pecho y continué. — Llegué con toda la felicidad del mundo, para intentar hacer
un lazo y colocarlo en su cuello. Como sabrás, fui un fracaso. — Comenzó a reír en silencio aun con su cabeza
sobre mi pecho y sus ojos cerrados. — Entonces, me enojé y caminé hacia la basura para botar mi desastre.
Adentro del pequeño basurero que tenías en tu cuarto había una carta. Quizás fui muy atrevido pero quería
saber que era, era tu carta de admisión a la universidad. — Separó su cabeza y me observó con sus hermosos
ojos tristes. Intentó hablar pero coloqué un dedo en sus labios. — No hables, solo escúchame. Sabía por qué la
carta estaba tirada. Ibas a ir conmigo a New York, ibas a estudiar arquitectura y a dejar tus sueños. Pero dime
¿Cómo iba a permitir eso? ¿Cómo iba a permitir que dejaras tus sueños por mí? Hubiera sido un egoísta. Y
también sabía que hubiera pasado si te decía que fueras, que cumplieras tu sueño...Ibas a ser terca y de igual
manera te hubieras quedado por eso...por eso, decidí asegurarme de que ibas a hacer lo que tanto amabas
aunque yo sufriera, quería que vinieras aquí a prepárate y ser una gran escritora. Pensé que iba a soportar
verte partir y pasar años sin ti pero te mentiría si te digo que fue así. Katherine, lloré cada noche, soñé contigo
y jamás volví a ser el mismo. Sé que piensas que soy un idiota sin remedio pero yo quería que en verdad fueras
feliz...

Las lágrimas comenzaron a caer de mi rostro. La desesperación se apoderó de mí y segundos después ella dejo
ver su rostro alejándose varios pasos de mí. Estaba roja gracias a sus lágrimas. — Katherine...perdóname por
favor. — Sus ojos llenos de lágrimas me observaron. Se alejó dejando una gran distancia y sonrió sin enseñar su
dentadura.

— Te perdono, Ian. — Caminé hacia ella con una sonrisa de felicidad. La abracé y ella volvió a alejarse de mí. —
Te perdono pero solo puedo ofrecerte una amistad. Sonrió y salió de la habitación, dejándome con el corazón
roto.

CAPÍTULO 14

Katherine James.

Salí lo más rápido que pude de esa habitación. Mi corazón se encontraba en un maratón de emociones, en
donde palpitar rápido era la solución para ganar. Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, mi vista estaba
nublada y esto logró que mi brazo se estrellara, contra uno de los muebles del pasillo. Dolía pero no tanto
como mi corazón, ¿Qué acababa de hacer? Mandé por un tubo al amor de mi vida, después de todas esas
hermosas palabras que salían de sus labios listos para juntarlos con los míos.

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En mi mente todavía recordaba su voz cantándome, dedicándome cada una de las palabras que fueron escritas
en esa canción. Sabía que era para mí, sabía que todo fue por mi bien y sobretodo, sabía que todavía me seguía
amando igual que yo a él. ¿Pero por qué ahora? ¿Por qué no antes?

Entre a la habitación de Seth, la cual se encontraba vacía. Coloqué mi espalda sobre la fría pared y bajé hasta
acomodar mi trasero en el piso, mientras sostenía mi cabeza con ambas manos. Dentro de mí, había una
revolución de sentimientos: Enojo, amor, tristeza y confusión. Si tan sólo lo hubiera dejado hablar antes.
Quisiera regresar el tiempo, no ser terca y haberle dado la oportunidad. Ahora estoy aquí, llorando sola en una
habitación en vez de estar en sus brazos siendo feliz una vez más.

Escuché como la puerta se abría dejando ver a un castaño con ojos azules llenos de confusión.

— ¿Estas bien? — Preguntó Seth mientras se acomodaba con su computadora sobre la cama.

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— Es obvio que no.

— ¿Qué sucede? — Por supuesto que no podía decirle nada sobre Ian, sería la tercera guerra mundial y no
estoy dispuesta a soportar eso.

— Estoy cerca de mis días y la señora Laurent llamó. Comentó que su casa casi se incendia con ella y Dante
adentro.

— Oh... — Rascó su nuca. — Dante ¿está...bien? — Asentí con una pequeña sonrisa. Sabía que odiaba a mi
pequeño por haberlo mordido el primer día que lo vio, pero lo aceptaba por mí.

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— Si pero... ¿Recuerdas que anoche mencionaste que querías irte de aquí? — Asintió dudoso. — Creo que...lo
mejor es que nos vayamos.

Las comisuras de sus labios se elevaron, regalándome una linda sonrisa con sus dientes perfectamente
alineados. Levantó su trasero de la cama y tomó su maleta, metió todo a como pudo y luego fue por mi maleta.
Dos horas después nos encontramos camino hacia nuestro apartamento.

No nos despedimos de nadie, simplemente dejamos una nota explicando el porque nos habíamos ido, quizás
exageramos diciendo que Dante estaba entre la vida y la muerte pero ¿Ya qué? Excelente forma de escapar de
mi problema ¿no? Pero era necesario, necesitaba volver a mi vida y continuar como si nada hubiera pasado en
estos días. Como si esos ojos verdes que aparecieron en todos y cada uno de mis sueños en estos tres años.
Como si él hubiera muerto y mis sentimientos junto a él.

24

Llegamos al apartamento. Dejé las maletas a un lado y caminé hacia la puerta de la señora Laurent, al abrirse la
puerta Dante salió y comenzó a ladrar. El mejor regalo de Ian.

Ian Brand.

— Katherine se fue. — Ben caminaba por toda la habitación con su mano en su barbilla y el ceño fruncido. —
¿Puedes decirme por qué?

— Hablamos... — Otra lágrima caía por mi mejilla. — Hablamos y finalmente me dejo como su amigo. ¿Cómo
espera que la trate como mi amiga si besarla era mi cosa favorita en todo el maldito mundo? ¡Diooos! Esto no
era parte del plan ¿Por qué mierda nada me sale bien? — La puerta se abrió de golpe dejando ver a una
mexicana con una barra de chocolate en su mano y a su castaño novio viéndola con diversión.

— Porque no sabes hacer bien las cosas. — me apuntó con su barra de chocolate. — ¿No te has dado cuenta?
La oportunidad está en frente a ti.
La observé por largos segundos. Volvió a morder su barra de chocolate dejando una mancha cerca de su lado.
Jack sacó una toallita húmeda para bebés del canguro colocado en su cintura, para limpiarle la mancha, ella
golpeaba su mano y apretaba los dientes, mientras le decía a su prometido que le quitaba seriedad al asunto,
por sus estúpidos momentos de limpieza.

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— ¿Qué quieres decir? — Comentó Ben con la vista pérdida en alguna parte de la recamara. Luego me señaló y
se dirigió hacia Rosa. — Este idiota está muriendo de amor y nosotros no tenemos un plan. Tienes que
ayudarnos Rosa. — Rosa suspiró mientras negaba con su cara.

— Te pidió ser su amigo ¿no?

— Si, su maldito amigo...

— Bien, eres más idiota de lo que pensé. No te sacó de su vida otra vez, solo eres su amigo, pero de la amistad
al amor solo hay un paso así que... — se encogió de hombros y volvió a morder su chocolate. — Ian,
¿Recuerdas lo que hizo Katherine los primeros días que te vio cuando volvimos a la secundaria?

— Me robaba besos todas las mañanas, salía a correr conmigo y bueno, digamos que me hacía la vida
imposible.

— Exacto. Dale un poco de su propio chocolate: Todavía sale a correr todos los días a la cinco de la mañana, su
trabajo queda a pocas cuadras y todos los días va a una cafetería conmigo antes de ir a trabajar. Puedo decirte
todo lo que hace cada día para que tú puedas aprovechar cada momento. Hazle la vida imposible y
luego...simplemente déjala. Comenzaremos cuando Seth se vaya del país, ambos sabíamos que iba a ser difícil
pues Katherine es una terca de primera pero no imposible. Tengo muy en cuenta que tú no eres tan malo como
aparentas con esos tatuajes, ni Seth el indicado. Ahora, denme más chocolate si me quieren feliz y cuerda.

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Y así fue, pase el resto de la tarde junto a Rosa y Ben planeado cada movimiento. Todo tenía que salir de
acuerdo al plan, sino teníamos que actuar con el plan B. Escribí cada una de las nuevas costumbres de
Katherine. Por ejemplo: El chocolate se había vuelto su nueva obsesión, también me di cuenta que corría todas
las mañanas pero hacia trampa cruzando ciertas calles, para llegar más rápido a la pastelería y ser la primera en
comprar esos croissant's de chocolate que tanto le gustaban, desde una vez que fue con Rosa para cumplir sus
antojos. También me había dado cuenta de su horario en la universidad y finalmente, de los planes que tenía
para viajar y visitar a sus padres. Sí, todo estaba listo. Solo necesitaba la ayuda divina, paciencia y demostrar mi
amor por ella.

Notodo está perdido, aun no...

CAPÍTULO 16

Katherine James.

Era lunes. Hoy todo volvía a la normalidad. El fin de semana me la pase encerrada en el apartamento con Ed
Sheeran a todo volumen, comida chatarra y muchas películas de amor. Si, fue un fin de semana muy
productivo. Aunque, en realidad así son todos mis fines de semana pues Seth tiene un pequeño odio a las
fiestas. La única diferencia de este, fue que ayude a mi novio a empacar sus cosas, para irse por seis semanas a
Boston.

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Terminé de hacer el nudo en mis deportivos, correr se había vuelto mi costumbre luego de todo el alboroto de
la secundaria. Como todas las mañanas, salía del apartamento junto a Dante para correr unas cuantas cuadras.
Iba a una cuadra de distancia del edificio donde se encontraba mi apartamento, metida en mis pensamientos y
en la música que aportaban mis audífonos. Hasta que alguien tocó mi hombro y se posicionó al lado mío para
correr.

Eleve mi vista encontrándome con esos ojos verdes del mal. Y para mi mala suerte, la mala sincronización de
mis pies fue revelada haciéndome caer. Esperaba el golpe de mi rostro contra el frío pavimento, pero no. Al
abrir los ojos, me volví a encontrar con ese verde y una sonrisa perfecta.

— Siempre he amado el simple hecho de ser yo, la persona que te salve de tu mala sincronización. — Me ayudó
a ponerle de pie una vez más.

— ¿Qué carajos haces aquí, Ian?

— Solo quise salir a correr un rato. — Rodee mis ojos y continúe corriendo.

— ¡Hey! ¡No me dejes atrás! ¡¿Dante?! — Y así fue como mi pequeño, me traicionó. Se detuvo y corrió hacia
Ian, como si lo conociera de toda la vida ¡Solo estuvo con él unos cuantos días! Ian acariciaba a Dante hasta
que lo sostuvo entre sus manos y llego hasta donde yo estaba.

— Permíteme correr contigo. Somos amigos ¿no es así? — Amigos, maldita sea.
— De acuerdo, pero tengo que advertirte que Dante es una fiera. Yo le digo "ataca" y el ataca, así que cuidadito
con intentar hacer alguna de tus tácticas de "chica, soy sensual" porque eso no funciona conmigo y este gordo.
— señalé a Dante. — Te atacará.

Ian comenzó a reír y con un de acuerdo. Comenzamos a correr, ninguno decía absolutamente nada pero era
agradable tenerlo al lado igual que hace tres años, cuando éramos más felices que ahora. Pero había algo, Ian
no podía saber mi gran secreto, no podía saber lo que hacía en verdad luego de correr algunas cuadras de la
ciudad.

Hoy por primera vez, no me iba a desviar para ir a la pastelería en donde venden los mejores croissant's llenos
de chocolate del mundo. No, eso sería vergonzoso. Estábamos llegando a la cuadra en donde doblaba todas las
mañanas para ser la primera en comprar. Por primera vez en estos meses no iba a ir e iba a seguir el plan pero,
justo cuando íbamos pasando, Ian se detuvo y yo junto a él.

— ¿Sucede algo?

— Si... — Se acercó a mi tanto que nuestras respiraciones ya se podían combinar. Bajó hasta quejar frente a
mis rodillas y con un rápido movimiento me tomó como un saco de papas sobre su hombro. Tomó a Dante con
su otro brazo posicionándolo como otro saco de papa en su otro hombro.

— ¡¿Qué haces?!

— ¡Iremos por esos croissant's de chocolate! — Empezó a correr como si su vida dependiera de esos
croissant's. ¡¿Cómo lo supo?! ¡Rosalina Mendoza!.

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Grité, grité y grité para que me bajara, hasta que me di cuenta que desde esta posición tenía una muy buena
vista de su trasero: Ejercitado y demasiado sólido. Quise tocarlo, palmearlo y apretarlo con todas mis fuerzas
pero ¡no! Quité la mirada de su trasero y me di cuenta que ya habíamos llegado a la pastelería.

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Ian me bajó y me empujó hasta entrar. El olor a pan recién hecho y dulce, rápidamente inundó mis fosas
nasales dándome un pequeño escalofrío por el cuerpo. El paraíso, señores.

— ¿Nos sentamos? — Asentí. Ian comenzó a caminar hacia una de las mesas que se encontraban al fondo. —
Definitivamente esta era mi pastelería favorita. La decoración era muy hogareña y la comida exquisita.

— Buenos días, mi nombre es Catalina y seré quien los atienda el día de hoy. — Una pelirroja muy coqueta se
posicionó frente a nosotros. Con sus ojos recorrió los brazos descubiertos de Ian y su rostro se iluminó.

12

— Catalina. — Ian sonrió. — Quiero que me traigas diez croissant's recién hechos y dos tazas de chocolate. Y
para mi amiguito aquí presente, tráeme simplemente algo con jamón. — La chica apuntó todo en una pequeña
libreta y se retiró.

— Sigues siendo el centro de atención, Ian. — Dije con burla.

— Bueno, es una lástima que yo este reservado para alguien más. — elevó una ceja y sonrió de un lado.

12

Diez minutos después, llego Catalina con los pedidos. La camisa tenía mágicamente tres botones
desabrochados, la falda estaba más arriba dejando ver sus largas piernas y su cabello suelto. Sirvió las cosas y
practicante le puso su asqueroso pecho en la cara a Ian, luego dejó un pequeño papel blanco con su nombre,
número y dirección. Pero lo que más me sorprendió, fue como Ian arrugó el pequeño pedazo de papel y
observó a la pelirroja.
— Por favor, más respeto a mi novia, Catalina. — El rostro de la chica se volvió rojo al igual que su cabello y se
fue.

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Pasamos hablando alrededor de una hora, su risa aun es contagiosa y sus muy malos chistes todavía me dan
risa. Me acompañó hasta la entrada del edificio y nos despedimos. Una ducha y me aliste para ir al trabajo. Al
llegar al trabajo todo era un desastre. En mi pequeño escritorio de madera había alrededor de cincuenta
folletos listos para mí y una pequeña nota con un girasol a un lado.

Que tengas un bello día, pequeña.

Con amor.

Tu Ian.

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Sonreí al leer su nota, la dejé a un lado y continúe con mi día. Las horas pasaron como segundos, no tuve
tiempo de almorzar y ni siquiera cenar pues tuve que salir corriendo hacia el apartamento en donde Seth me
esperaba junto a John, Mia, Jack y Rosa, para ir juntos al aeropuerto.

El aeropuerto quedaba a cuarenta minutos. En el camino, Seth mencionaba todos los números de emergencia,
todas las maneras de sobrevivir ante cualquier cosa y las recomendaciones de comidas saludables. Finalmente
llegamos, Seth registro sus maletas y era el momento de despedirnos.

— Así que... ¿Te veo en seis semanas? — Comencé. Seth asintió con una gran sonrisa y me abrazó.

— Katherine... — Dijo cerca de mi oído aun abrazándome. — Sé que lo discutimos en la cabaña, luego de que el
estúpido de tu ex me golpeara pero quiero volver a aclararlo. Retomaremos nuestra relación en cuanto vuelva
¿Cierto?

14

— Sabes lo que respondí, sabes que estoy de acuerdo y te apoyaré en todo. — Nos dimos nuestro último beso,
se despidió de lo demás y observé como mi novio partía por ese largo pasillo. Caminé hacia el auto lentamente,
serán seis semanas demasiado largas y finalmente sonreí como si nada hubiera pasado.

22

Al llegar al apartamento coloqué la primera película que vi, Titanic. Tomé el poco helado que se encontraba en
el congelador y una manta para acomodarme en el sillón y disfrutar mi soledad.

El timbre sonó, de muy mala manera me levanté y al abrir la puerta me encontré con un Ian muy guapo, el cual
tenía una gran sonrisa, una caja de pizza entre sus manos y una pequeña caja sobre esta. Ian estiró la caja de
pizza con la pequeña caja encima de esta hacia mí, sin decir ni una palabra. La tomé entre mis manos y en
cuestión de segundos Ian tenía sus labios sobre los míos, no tuve tiempo de reaccionar pues este, ya estaba
corriendo por el pasillo.

16

Cerré la puerta y me senté en el frío suelo del apartamento. Dentro de la pequeña caja había una nota, y un
DVD. La película era The Vow, dentro del sobre había una foto de nosotros riendo y como pie de foto, tenía las
mismas palabras que me dijo aquella noche.

"Despertaría todos los días con el propósito de enamorarte al igual que Leo. Te demostraría con cada beso
cuanto te amo, te abrazaría transmitiéndote todo mi amor, te llevaría a los lugares que fueron nuestros pero
sobretodo, te demostraría que eras, eres y siempre serás el amor de mi vida, la mujer de mis sueños. Y eso lo
sé, porque simplemente no sé cómo describir mis sentimientos hacia ti, no es un te amo, ni un te adoro, mucho
menos un te quiero. Es algo más fuerte, algo que no me deja dormir por las noches porque no estoy al lado
tuyo, algo que te hace ser la única que puede acelerar mi corazón en cuestión de segundos. Algo que te hace
ser la dueña de mi corazón."

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Involuntariamente lleve mis dedos hacia mis labios recordando su beso y preguntándome como putas hizo
para recordar algo que pasó hace muchos años pero omitiendo todo eso, me gustó su detalle y esto, hizo que
una sonrisa saliera de mis labios.

¿Qué carajos estás haciendo, Ian?

CAPÍTULO 17

Katherine James.

Nos encontrábamos en el área de ginecología ubicada en el hospital central, hospital el cual se encontraba a
unos cuantos kilómetros de nuestros apartamentos. Hoy era el gran día, el día en donde se podría ver si era un
pequeño Jack o una pequeña Rosa.

— ¿Y si se parece a Jack?

— ¿Qué? — Observé como mi mejor amiga, movía sus manos sobre sus rodillas por los nervios.
— ¿Aja? ¿Y si se parece a Jack? Sería un bebé muy feo. Hablando de ese inútil ¿Dónde está Jack?

— Al lado tuyo. — Jack giró lentamente su cuello, tenía los ojos entrecerrados y el canguro posicionado en su
cintura.

21

— Ah...— Se encogió de hombros. — Sígueme contando Katherine. ¿Entonces te sorprendió lo de Ian?

— ¡Por supuesto que sí!...Seth nunca hizo nada de eso por mí. Solo recuerda el miedo que me da el simple
hecho de decirle que todas las mañanas voy por mi croissant's. Seguro diría que me engordara o que se yo. En
cambio Ian, ¡Mierda! Él la está cagando toda.

— Te estás volviendo loca. — Comentó Jack. — ¿Quieres saber lo que pienso?

— Adelante.

— Pienso que Seth no es el indicado. Hay tantas razones Katherine, pero también pienso que no es necesario
decirte pues, tu misma te darás cuenta...si es que ya no lo hiciste. — ¿Y cómo no hacerlo? En todos mis sueños
de princesa estaba ese príncipe con ojos expresivos y una gran sonrisa, comiendo mucho dulce junto a mí y
apoyándome en todo. Si, Seth tenía el físico pero no la actitud. En mi mente se comenzó a reproducir esa
charla que tuvimos en nuestras pequeñas vacaciones.

Mi trasero se encontraba cómodo sobre la cama asignada para Seth, dentro de la gran cabaña Johnson. Seth
llevaba horas inconscientes y sinceramente ya comenzaba a preocuparme. Minutos después, abrió sus ojos con
algo de confusión me pregunto ¿Qué había sucedido? Y expliqué todo con lujos y detalles.

— Entonces... ¿Él y tú? — Su mirada estaba directa en el piso, como si fuera una obra de arte.
— No Seth, tú y yo.

— Pero pronto me iré.

— ¿Y? Siguiéramos siendo tú y yo.

— Katherine, sé que me quieres y yo también lo hago, pero...ninguno de los dos sabe si volveré, sabes que amo
mi trabajo y estas oportunidades son únicas. — Lo entendía, por supuesto que sí. Una vez estuve en la misma
situación, con diferencia de que yo si tome el sacrificio y decidí dejar todo por esa persona.

— Entonces... ¿Qué propones, Seth?

— Que nos separemos y si vuelvo, retomemos todo. Te amo pero son grandes oportunidades...

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— ¿Rosalina Mendoza? — La voz de una señora de aproximadamente de unos cuarenta años me obligó a
volver a mi realidad. Dicha señora vestida de enfermera buscó entre todos llamando nuevamente a mi amiga.
Golpee el codo de Rosa hasta que reaccionó.

— ¿Mande?

— Es su turno. — Todos suspiramos al mismo tiempo. Jack tenía la esperanza de tener una pequeña Rosa y
Rosa a un pequeño Jack pero definitivamente ambos estaban nerviosos.
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— Solo estamos esperando a alguien. — La señora asintió y volvió a la oficina.

— ¿A quién estam...

— ¡Ya vine! — Ay no, no, no. Esto no.

Ian corría por el pasillo, lucia guapo. Su cabello castaño se encontraba un poco desordenado, una camisa color
negro que dejaba lucir sus perfectos músculos bien trabajados y sus tatuajes y por supuesto, ese perfume que
podía reconocer a largos kilómetros de distancia.

15

— ¡¿Qué hace él aquí?! — Susurré a Rosa.

— Será el padrino del pequeño que llevo aquí. — Apuntó hacia su vientre y lo acarició. — Y tú la madrina.

Los cuatro, entramos a la pequeña sala en donde se encontraba la doctora a la par de un aparato con una
pequeña pantalla, una camilla y tres asientos. Le informó a Rosa como acomodarse en la camilla, elevó su
camisa hasta quedar justo arriba de su ombligo y colocó un gel verde sobre su vientre.

Colocó el transductor sobre el vientre de mi amiga y luego de un par de movimientos en la pequeña pantalla
apareció lo que sería el o la bebe de mis amigos. Un sentimiento lleno de felicidad se colocó en mi pecho,
estaba viendo a mi sobrino o sobrina, el primer bebé de nosotras dos, estábamos viendo el resultado de dos
personas que se aman a pesar de todo. Poco a poco me acerqué al oído de Rosa, esta se encontraba con varias
lágrimas en su mejilla.

— ¿Ves ese pequeño ser? Es el milagrito que Dios te ha enviado, porque él más que nadie, sabe que eres la
indicada para cuidarlo, protegerlo de todo y llevarlo por un buen camino. Me haces sentir orgullosa Rosa, seré
la tía más feliz del mundo y tú eres la encargada de eso. — Me alejé volviendo a mi posición inicial, Rosa secó
sus lágrimas y me susurró un Gracias mientras Jack la abrazaba con amor.

— Un día... — Comenzó a susurrar Ian. — Un día estaremos así como ellos, seremos felices y tendremos a unos
hijos totalmente bellos llenándonos la vida de distintas emociones. Me sentaré con ellos en la sala de nuestra
casa, frente a la chimenea que yo mismo construiré para ustedes y les contaré toda nuestra historia. Dirán que
somos unos cursis y que nuestra historia es todo un cliché ¿Pero adivina qué?, amo con todo mi ser a nuestra
historia llena de cliché.

65

Sin más que decir tomó mi mano y me transfirió el calor que poseía. Intenté ocultar una sonrisa, el chico sabe
lo que hace para conquistarme, siempre lo ha sabido pero el rostro de Seth volvió a mi mente y rápidamente
alejé su mano de la mía.

— Ian, somos amigos y así será siempre. Ni lo intentes porque no funcionará, mis hijos serían muy feos si se
llegan a parecer a ti. — Comenzó a reír sosteniendo su estómago con ambas manos, como si intentaba
proteger sus intestinos de la risa.

— En eso estamos de acuerdo. No quiero que se parezcan a mí, quiero que sean igualitos a ti porque serán los
niños y niñas más preciosos del mundo pero...le diré a mi suegro que me enseñe a jugar béisbol. Si salen niñas
lo necesitaré. — Iba a contestar alguna de las groserías que mi padre me había enseñado pero la doctora me
interrumpió.
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— ¿Ya quieren saber el sexo?

— ¡Si! — Dijimos todos al unísono.

— Bien, aquí tendremos a... una hermosa niña. — Mis labios formaron una sonrisa. Pronto tendremos a Sofía
junto a nosotros.

CAPÍTULO 18

Ian Brand.

La alarma sonó a las cuatro de la mañana. Odiaba despertar a esta hora, en serio que lo odiaba pero luego
cuando miraba su sonrisa y sus bellos mechones castaños bailando al son del viento, entonces luego de todo
eso, yo olvidaba que desperté a las cuatro para correr a su lado. Porque ella, ella simplemente es la persona
que me inspira a querer ser alguien mejor, la persona que llena mis pensamiento con su rostro, el motivo de
mis alegrías y tristeza, ella simplemente es ella. La chica de mis sueños, la chica por la que morirá, la niña con
los ojos azules más bellos del mundo. La chica por la que mis palabras cada vez son más empalagosa.

12
— ¡Apaga esa mierda! — Gritó Ben tirando una almohada hacia el despertado. Comencé a reír mientras
caminaba al baño para alistarme. A las cinco en punto me encontraba frente a la puerta del apartamento de
Katherine. La puerta sonó y una castaña despeinada salió junto a una bola de pelos blanca.

— Buenos días, pequeña.

— ¡Carajos! ¡Me asustaste! — Llevó su mano hasta su pecho y trató de controlar su respiración. Este pequeño
acto me sacó una sonrisa, tan temprano y ya estaba alegrando mis días. — ¿Qué haces aquí?

— Iremos a correr.

— Nosotros no correremos cerca de tí. Puedes irte. — Comenzó a correr hacia el ascensor, toco el botón de
cerrar pero llegué justo a tiempo para poder quedar encerrado junto a ella.

— ¿Por qué estas de mal humor?

— Mal humor tu abuela... no te quiero ver.

— ¿Porqué?

— Porque me haces la vida imposible, Ian. Llegas y piensas arreglar todo ¡Eres un idiota!... — Caminé
lentamente hasta los botones de control. — ¡Te gusta hacerme la vida un dolor de cabeza! ¡No tienes otro
hobby! ¡Solo a mi... — Disimuladamente toqué el botón de emergencias, logrando que el ascensor se
detuviera. — ¡No puedes venir a... ¿El ascensor se detuvo?

4
— Si, Katherine.

— ¡¿El ascensor se detuvo?!

— Si...

— ¡El ascensor se detuvo! ¡El ascensor se detuvo! ¡Estoy encerrada junto a ti! ¡El ascensor se detuvo! ¡Ayuda!
¡Ayuda! ¡¡VAMOS A MORIIIR!! — Oculte la pequeña risa que comenzaba a formarse entre mis labios mientras
observaba a Katherine en una esquina del ascensor, abrazado a Dante y balanceándose sobre su cuerpo.

16

— Katherine, tienes que calmarte.

— ¡¿Calmarme?! ¡Vamos a morir! ¡Voy a morir a tu lado! ¡Esto es tipo mil maneras de morir!

— ¡Nadie va a morir! Mejor...hablemos ¿sí?

— Hablar, si...okay...de acuerdo. Hablemos, mi jefe... ¡Sí! Mi jefe, mi jefe es un gordo muy despiadado que vive
en una de las mejores residencias de la ciudad. Su esposa lo dejó y le quitó todo, la verdad es que la apoyo
porque mi jefe es un ser despreciable y muy cochino. Sabes, la otra vez se comió varios frijoles, yo misma lo vi,
se los comía como si no iba a despertar al siguiente día y estoy segura de que estaban en mal estado porque
casi casi que muero por entrar a su oficina, era un olor asqueroso. ¡Ah! Y su oficina, la oficina que quisiera tener
cualquiera. Normalmente yo compraría muebles negros pero él los tiene en amarillo ¿Quién carajos compra
muebles amarillos cuando hay negros? Está loco ¿verdad? Creo que está haciendo mucho calor y eso no es
normal, normalmente hace frío y y... — Ahí fue cuando recordé de que Katherine es claustrofóbica. Me
acerqué lentamente mientras tiraba su discurso lleno de desesperación, sostuve su cuello entre mis manos y
me acerqué lo más que pude mientras intentaba calmarla.

32

— Katherine... — Sus ojos azules se encontraron con los míos. — Cariño, ¿Recuerdas aquella vez que nos
quedamos encerrados en el ascensor del centro comercial?

— Si y tuve mucho miedo de no volver a ver a mi familia, quería salir y correr y sabes que mis padres nos
estaban esperando pero...

— Shhh... — Coloqué un dedo sobre sus labios. — Vamos pequeña, vamos a hacer el mismo ejercicio que te
enseñé. Respira hondo y luego saca todo el aire, hazlo. Respiro alrededor de tres veces y finalmente volvió a la
normalidad.

— Gracias... — Susurró. Me acerqué aún más de lo que estaba, nuestros alientos se estaban combinado.

— Te he extrañado tanto pequeña. — No aguante más y uní mis labios con sus labios rosados que tanto amo.
La sensación de felicidad se acomodó en mi cuerpo, definitivamente ese es el lugar donde yo quiero estar por
el resto de mi vida. No tardó en corresponder a mi beso, luego de unos segundos me alejé. Bese su frente, sus
mejillas rosadas y su pequeña nariz.

— Ian...

— No arruines el momento ¿Quieres? Estoy muriendo de la felicidad justo ahora. Por favor, déjame disfrutarlo
unos segundos, minutos o unas horas más pero por favor, déjame. — Asintió y guardo silencio. Una vez más
me acerqué a los botones y dejé que el ascensor siguiera su curso. Las calles estaban frías y algo desoladas pero
mi rostro tenía una gran sonrisa y puedo jurar que vi una pequeña sonrisa en los labios de Katherine.

Luego de unas pequeñas calles volvimos a su pastelería favorita. Reímos y recordamos viejos tiempo de la
secundaria, los momentos más felices de mi vida.

— Mi madre me contó que...ya sabes, tu padre...

— Murió. — Terminé por ella. — Si, él murió hace ya varios meses...

— Lo siento tanto. Era un gran hombre, él siempre me trato demasiado bien.

— Él te amaba como nuera. No imaginas lo mal que me hizo sentir cuando te fuiste, ahora pienso que tuvo más
que razón, cuando dijo que deje ir a la única chica que valía la pena. — Sus mejillas se volvieron rojas, junto a
sus pequeñas orejas y acomodó un mechón de cabello dejas de su oreja. Uno de los tantos gestos que más
amo. Caminamos las mismas cuadras que habíamos corrido hace unos momentos, hasta el edificio en donde se
encontraba su apartamento

— Tu... ¿Tuviste más novias?

— No. — Contesté rápidamente. — Después de ti, no hubo nadie más. Nadie te llegaba ni a los talones, solo
era el fútbol, Ben y yo. Luego de la muerte de mi padre, las cosas se complicaron, el licor se encontraba en mi
sistema cada día, logrando que mi rendimiento bajará y bueno...un día, me encontraba junto a Ben, recordaba
una promesa que le hice a mi padre y justo ahora la estoy cumpliendo. — Llegamos a la entrada de su edificio,
se colocó frente a mí para despedirse y con curiosidad preguntó.

— ¿Qué le prometiste?

— Que lucharía por ti. — Volvía unir mis labios con los suyos y corrí con una sonrisa.
CAPÍTULO 19

Katherine James.

La calles se encontraban desolada y como no estarlo, si desde hace dos horas no paraba de llover. De igual
manera, caminé rápido hasta llegar a mi apartamento, me cambié y me quedé dormida sobre el cómodo sillón.
¿Qué malo podría pasarme?

Si claro, ¿qué malo podría pasar? ¡Gripe!. Mi nariz estaba roja como el tal Rodolfo, ese hermoso reno que
jalaba al gordo de Santa Claus. Mis ojos se encontraban pesados y cerrados por el sueño, mi cabello
despeinado y mi cuerpo con fiebre, pero no cualquier fiebre, sino esa que te deja como un hermoso huevo frito
sobre un sartén con aceite caliente. Lo mío ya era urgente, no me quedo de otra más que llamar a mi número
de emergencia, con la esperanza de tener un poco de mimos por todo el día.

— Rosalina la más hermosa ¿mande? — Contestó Rosa con la boca llena de comida.

10

— Rosaa... — Respiré con dificultad. — Estoy enferma.

— ¿Y qué esperas que haga? Sabes que no puedo ir a cuidarte. Podrías pasarme tus microbios y el bebé sería
una combinación entre tu, Jack y yo. O sea, la mafia en vivo y directo. — Terminó con un acento italiano y
podía jurar que estaba haciendo una mueca muy italiana con su mano. — Pero tengo una solución.

25
— ¿Qué solución? — Silencio. — ¿Rosa?

Dos horas después, alguien tocaba mi puerta. En estos últimos años, me he dado cuenta que mi vida es algo
más que un cliché. Así que, caminé hacia el puerta con la esperanza de que mi novio o mejor dicho, Seth — Mi
no novio hasta que vuelva. — Este en la puerta con una gran sonrisa y un "ya volví" saliendo de sus labios. Pero
siendo sincera, eso no pasaba ni cuando estábamos juntos.

Al abrir la puerta, mis ojos se abrieron como dos grandes platos. No, no era Seth. Era Ian junto a Ben, ambos
disfrazados de doctor y enfermero, quedará de más decir quién era el enfermero pero por si las dudas. Si, Ben
era el enfermero.

57

— ¿Qué hacen aquí? Chicos, no ando ánimos para aguantar sus bromas. En serio, mi nariz está siendo atacada
por miles y miles de mocos aguados, mi cuerpo grita fiebre y mis ojos me arden.

— ¡Por eso estamos aquí! — Gritaron al unísono.

Asentí lentamente. Qué más da, mimos son mimos así vengan de un par de locos. Ben corrió hacia el sillón en
donde estaba mi cuerpo caliente, acomodó las sábanas, las almohadas y posición el mueble, de tal manera que
tuviera la mejor visión al televisor. En cambio, Ian corrió hacia el televisor para conectar una película.

— Bebe, tengo cuatro películas; La de amor, terror, comedia y acción ¿Cuál quieres ver? No, no respondas. Ya
sé que quieres la de amor, entonces será P.S. I Love You. — Colocó la película y corrió hacia mí, para cargarme
como un pequeño e inocente bebé. Me acomodó en el sillón y volvió a correr a la cocina. Minutos después
volvió con un tazón lleno de palomitas y un té caliente. Luego volvió con un plato lleno de sopa y colocó una
toalla húmeda en mi frente.
37

— Bueno... — Comenzó Ben. — Mi misión aquí ha terminado. Tengo una cita con una recepcionista y usted
señorita, necesita al mejor doctor del mundo. Ian cuídala.

30

Ian asintió. Observe como Ben salía por la puerta principal, dejándonos completamente solos. Probablemente
esto sería emocionante, si no estuviera enferma o a mi ex revisando las fotos junto a Seth, que se encuentran
enmarcadas en las paredes.

— Katherine... ¿Quieres jugar a las preguntas? — Me observó con sus enormes ojos verdes y camino hasta
sentarse al lado mío.

— De acuerdo pero...

— ¿Eres feliz? — Me interrumpió.

¿Felicidad? ¿Qué es en verdad felicidad? Según google; " Estado de ánimo de la persona que se siente
plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno". Según yo: Una combinación
de emociones que te llenan el pecho y te provocan sonrisas. Pero, ¿Soy realmente feliz? Digo, tengo un buen
trabajo, una gran universidad, grandes amigos y un novio que dice amarme. Pensando bien las cosas, mi
trabajo es bueno, pero no me saca sonrisas y mi novio, de vez en cuando lo hace, la mayoría por compromiso.

3
— Supongo que sí. — Mentí.

— ¿Supones Katherine? — Asentí. — Suponer no es sinónimo de felicidad. Yo puedo suponer tantas cosas pero
ninguna es real. Supongo que soy feliz pero solo supongo, porque tú no estás en mi vida y eso me hace muy
infeliz. En la vida no hay suposiciones, en la vida todo es si o no. Así que, vuelvo a repetir, ¿eres feliz?

No.

19

— Si, lo soy.

— ¿Eres feliz con Seth? — Asentí. — Entonces ¿Por qué no sonríes cuando lo ves? ¿Por qué no estás haciendo
un sacrificio sobre humano para estar junto a él? ¿Por qué te veo cómoda hablando conmigo — el tipo que te
lastimó — y no desesperaba por saber noticias sobre él? ¿Por qué Katherine? ¿Por qué supones felicidad dónde
no la hay?

— Porque...

— Porque no lo eres. Porque esto no es lo que soñaste el día que decidiste ingresar a The University of Lincoln
e irte a vivir a otro país. Te conozco por ser el amor de mi vida y te desconozco por no seguir tu instinto.

— Y según tú... ¿Qué dice mi instinto? — Me cruce de brazo observándolo.


— Tu instinto dice que me des una última oportunidad. Que te dejes llevar, cada vez que te hago reír y quieres
robarme un beso. O que grites de emoción cuando pruebas tus croissant's con libertad y no tengas que estarte
escondiendo porque al idiota de tu novio, le parece que engordaras y no seguirás siendo igual de bella. Quizás,
podría jurar que tu instinto dice que vuelvas a casa, con tu familia y entonces así, todo volverá a ser felicidad.
— Comencé a reír ante sus palabras. Su rostro lleno de confusión me fulmino con la mirada. Me acomodé
frente a él y por un momento olvide la horrible gripa que se encontraba en mi sistema.

— Tú no me conoces, te crees capaz de adivinar mis sentimientos solo por haber estado junto a mí, un par de
días o meses pero eres incapaz...

— ¿En serio crees eso? — Sus ojos verdes se entrecerraron y las comisuras de sus labios se elevaron dándome
una de esas sonrisas que tanto me matan. — Eres mi chica, lo niegues o lo aceptes, eres mi chica. Y estoy
seguro de que mi chica odia la comida sana. Katherine, la refrigeradora está llena de lechuga y otras cosas que
nada que ver contigo ¿Dónde está el bote de helado de chocolate para esas noches en donde sólo quieres
llorar? O ¿Los croissant's de reserva? Esta no es la vida que deseas.

— Ian, yo no... — Una vez más junto sus labios sobre los míos, llenándome de ilusión y alegría en cada célula de
mi sistema.

10

— Dime que sientes lo mismo que yo. Dime que una corriente eléctrica pasa desde la punta de tus dedos, hasta
la última hebra de cabello que tienes. Dilo, por favor... vuelve conmigo, seamos felices. Katherine, hazme feliz
una vez más.

— No puedo... Ian, no puedo.

8
— ¿Por qué no?

— Porque yo no sé perdonarte de corazón. — Juntó su frente sobre la mía, suspiró y robó un pequeño beso.
Luego tomó la toalla y volvió a colocarla sobre mi frente. Me acomodó de cierto modo que mi cabeza quedó
sobre su hombro y con sus largos brazos formaba la guarida perfecta para mi cuerpo. Beso mi coronilla y cerca
de mi oído mencionó las palabras que me dejaron sin aliento.

— Por eso estoy aquí, miamor. Para conseguir tu perdón y volver a ser felices.

CAPÍTULO 20

Ian Brand.

15

— Ian... — Dijo una inaudible voz saliendo de los labios.

— Dime, pequeña...

— Me siento muy mal. — Toque su frente una vez más, la temperatura no había bajado y en su rostro podía
notar lo mal que estaba. Me levanté y tomé una de las pastillas que había comprado en la farmacia hace unas
horas. Se la di mientras me volvía acomodar a su lado, necesitaba hacerla reír aunque sea un momento.

— Sabes...escuché que la alta temperatura a veces te afecta tanto que puedes llegar a perder la memoria y tu
estas muy caliente. — Escuché una pequeña risa y su respiración comenzó a ser lenta.

Katherine se encontraba dormida sobre mi hombro desde hace ya algunas horas. Su cuerpo ardía en fiebre y
me impresionaba que su patético novio no llamara ni para saber cómo seguía la lechuga que se encontraba en
su refrigerador. Me levanté cuidadosamente del sillón, dejando a Katherine más cómoda. Desvíe mi vista a una
de las paredes de la sala, había muchas fotos enmarcadas. Fotos de ellos, fotos dónde ella realmente sonreía
¿Y si tenía razón? Y si en verdad yo había venido hasta aquí solo para arruinarle su presente. ¿Y si ella en
verdad era feliz? No, es imposible. Si ella en verdad fuera feliz, todo sería diferente... ¿No es así?

En mi cabeza y en mi corazón, todavía no cabe esa posibilidad. Algo dentro de mí, me dice que ella es para mí y
yo soy para ella. Volví a recorrer con mi vista cada foto, en una de ellas, él la observaba con cariño mientas
escribía en su computadora y ella hacia expresiones graciosas, pero no con esa chispa que solo una persona
enamorada puede demostrar. No la miraba con ese brillo que tienen mis ojos al verla cada vez que sonríe o
cuando acomoda sus cabellos castaños detrás de sus pequeñas orejas.

Había otro tipo de fotos, otra etapa de sus vidas. Katherine tenía el cabello con algo de rosado en las puntas. Se
encontraban en alguna playa, Katherine caminaba al lado de él sosteniendo su mano y ambos reían. Los celos
comenzaron a recorrer mi sistema, fui un idiota, un imbécil... ¡Debería ser yo, el tipo que está en esas fotos! ¡Yo
tuve que estar aquí con ella! ¡Yo tuve que viajar junto a ella! Pero también fui un egoísta...aunque no quiera
admitirlo, pude haber dejado el fútbol para viajar con ella, ¿De qué me sirve tener el mejor puesto en el equipo
universitario, si al final de todo partido no tengo con quien celebrar mis victorias? No tengo a esa chica llena de
felicidad corriendo hacia mí con una gran sonrisa, no puedo sostenerla por la cintura y elevarla para dar vueltas
con ella, igual que en las películas. Por esa razón, siempre diré que mi último año de secundaria fue mi mejor
etapa, porque ella estaba ahí regalándome una sonrisa en cada etapa.
13

Seguí recorriendo las fotos, había una solo de Katherine. Se encontraba leyendo un libro con una taza a un
lado, tenía un gran suéter azul oscuro que cubría hasta sus manos, unos jeans negros y se encontraba descalza.
Su cabello estaba recogido en un moño alto y tenía unos lentes con marcos negros como toda una hípster.
Sonreí al ver esa foto, esa era la verdadera Katherine, la chica de la que me enamoré.

Entonces giré para volver a ver como dormía; su respiración estaba tranquila, la fiebre estaba bajando y sus
mejillas estaban menos rojas. Caminé hasta la cocina para prepararme un té y luego caminé hacia el balcón. La
noche estaba fría pero soportable, marqué el número de mi madre con un nudo en mi garganta.

— ¿Ian?

— Mamá... — Un sollozo salió de mi garganta. — Ella es feliz... — Escuché un suspiro por el otro lado del
teléfono. También pude escuchar cómo se acomodada y quizás un pequeño bostezo.

13

— Ambos sabíamos que esa era una de las posibilidades ¿no es así? Escúchame bien, ¿Recuerdas la primera
vez que la vi? ¿Recuerdas lo que te dije?

— Que éramos la pareja perfecta, habíamos cumplido uno de los clichés más bellos del mundo y sobre todo el:
"esa chica vale oro, no la dejes ir".

— Y lo sigo pensando Ian, ver tu amor por esa niña me abrió los ojos. El verdadero amor no toma en cuenta el
dinero, la popularidad o el físico. El verdadero amor es algo que surge y yo puedo ver eso en ustedes. Ustedes
dos se aman hijo, solo tienes que abrirle los ojos a Katherine, sé que te ama. Yo...yo he hablado con Samantha,
luego de que ustedes se fueron a sus universidades decidí dejar a un lado a mis amigas plásticas y buscar
amigas de verdad, Ian tengo una amiga que no se fija en si tengo un bolso o unos tacones de marca, una amiga
con la que puedo salir y charlar por horas. Incluso, eso es una verdadera amistad pero escucha lo más
importante...ella me ha hablado sobre los sentimientos de su hija. Me ha comentado sobre las mil y una
noches que ella lloró por ti, rogaba al cielo que volvieras y la besaras entre tus brazos. Quizás es tarde pero no
hay que darnos por vencidos, lucha por ella. La tercera es la vencida Ian, que ese inglesucho no te la quité
querido. ¡Team Brand! ¡Team Katian!.

72

Reía al escuchar las últimas palabras de mi madre, desde hace un tiempo había olvidado los prototipos
perfectos, había olvidado las altas sociedades y había disfrutado de los últimos días con mi padre.

— Gracias mamá, eres la mujer más sabia del mundo. Sabes que te amo ¿cierto? Gracias por apoyarme en todo
momento...

— Gracias a ti Ian, por ser el hijo más tierno y guapo del mundo. Me haces sentir orgullosa de mis genes. —
Terminó con una risa escandalosa.

Finalmente, me despedí de mi rubia favorita y volví a la sala. Tomé entre mis brazos a Katherine y la acomodé
en su recámara. El resto de la noche pase viendo cada uno de sus rasgos, una noche en vela para saber si se
encontraba bien, de vez en cuando tocaba su frente para comprobar su temperatura.

La alarma sonó a las cinco de la mañana, inmediatamente corrí a apagarla y coloqué mis deportivos para ir a su
pastelería favorita y comprar sus croissant's. Saqué a Dante a correr junto a mí, así que corrí y corrí, hasta llegar
a la tienda, compré alrededor de unos quince rellenos de chocolate, volví corriendo. Rápidamente entre a la
cocina para preparar todo; medicamentos, algo de tomar y su desayuno estaba listo.

Me pregunto si el idiota de su novio tendrá los mismos detalles que yo; más le vale haberla cuidado bien
porque si no...
5

— ¿Quién eres tú? — Reconocí la voz de Katherine, mi corazón comenzó a palpitar lo más rápido que pudo al
recordar la conversación de la noche anterior.

20

— ¿Katherine? Soy Ian, ¿Tu no me... — Comenzó a reír sosteniendo su estómago. Cayó sobre el piso mientras
reía más fuerte y entonces comencé a reír junto a ella.

— Sabes, también he escuchado que para la fiebre es bueno un baño con agua muy muy helada... — Toque su
frente. — Tienes calentura.

La tomé entre mis brazos y la coloqué en mi hombro como un gran saco de papas.

— ¡¿Qué?! ¡No! ¡Ian, no!

Abrí la puerta del baño y la dejé bajo la regadera con agua fría. Salí del baño lo más rápido que pude y comencé
a reír al escuchar sus gritos.

— ¡Te mataré, Brand! ¡Serás puré de tatuajes! ¡No sabes de lo que soy capaz!

28

Si, esa loca esmi Katherine.


CAPÍTULO 21

Katherine James.

Había pasado una semana desde mi terrible enfermedad. Ian cada vez estaba más atento y más detallista; en
las mañanas, llegaba con mi desayuno perfecto, al medio día recibía rosas o incluso al llegar al trabajo. Luego
me robaba un beso y finalmente volvía a verlo hasta en la noche con alguna película en mano para comprar la
cena conmigo. Sé que está mal porque en mi mente aún está la última promesa que le hice a Seth, pero sus
detalles y sus risas llenas de locura, me hacen querer gritar de emoción como una adolescente con su primer
amor. Me hace querer regresar el tiempo y aprovecharlo junta a él, revivir toda nuestra romántica etapa pero
no puedo y tampoco puedo volver a aceptarlo. Mis padres siempre me enseñaron a cumplir mis promesas y lo
haré porque soy una idiota que se adelantó a los hechos.

Terminé de acomodar a Dante, aún no había perdido mi costumbre de salir a correr algunas cuadras pero la
diferencia, es que ahora salgo con la compañía de Ian. Al salir del edificio vi que él no estaba esperándome
como solía hacerlo cada mañana, seguro me lo encontrare después. Las cuadras fueron pasando y pasando
pero ni una señal de Ian, ¿será que se quedó dormido? Llegué a casa y dejé la puerta abierta, a como me había
acostumbrado toda esta semana. Terminé de alistar mi cabello, mi vestimenta y mi maquillaje pero aun así, Ian
no llegaba con mi desayuno ni con su bella sonrisa. Lo esperé alrededor de media hora y nada. Él siempre es
puntual ¿y si le paso algo?

20
Caminé hacia el trabajo con la esperanza de encontrarlo aun medio dormido para desearme mis buenos días
pero nada, al entrar al edificio busqué entre las personas que entraban y salían con desesperación, quería ver
los tatuajes de su cuello y correr para abrazarlo pero Ian no estaba ahí. Finalmente me resigné, solo quedaba
un lugar para ver si estaba o no, así que tomé rápidamente el ascensor y esperé los segundos más
desesperantes de mi vida para llegar a mi escritorio. Todas las mañanas encontraba una flor con una nota pero
esta vez, el escritorio estaba sin flores, sin notas pero con una maldita columna llena de trabajo para mí.

— Bueno días, Katherine. — Giré sobre mis talones para encontrarme con mi jefe. — ¡Oh! Veo que tu
enamorado no te ha dejado nada...es una lástima, hasta a mí me comenzaba a enamorar con esos lindos gestos
pero bueno, ¿Tienes tiempo de hablar?

27

— Si, mi jefe solo me llenó el escritorio con mucho trabajo pero todo bien.

— Ese tu maldito jefe. — Comenzó a reír. — Bien, escucha...esta es tu última semana como practicante
¿Verdad? — Asentí. — Entonces aquí tienes la carta dónde aprueba tus horas laborales y mi recomendación.

Sonreí al ver la página con firma y sello, en dos días más seré libre de esta pesadilla. Fue tanta mi emoción que
abracé al asqueroso de mi jefe y comencé a trabajar pero igual tenía la espina de la duda en mi pecho, al
recordar que por primera vez desde que lo vi, Ian no estaba cerca de mí.

La historia continúa abajo

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#3 NOVELA JUVENIL 11 - 05 - 2017.

ESTA OBRA TIENE DERECHOS RESERVADOS, NO SE PERMITE SU REPRODUCCIÓN, ADAPTACIÓN, NI COPIA.

MUCHAS GRACIAS.

DISFRUTEN.

ATTE: Kathleen Carcache ♡

Las horas pasaron con lentitud, revisaba el celular cada cinco minutos con la esperanza de ver algún mensaje
con alguna explicación o alguna llamada o alguna señal de humo ¡Algo! No podía concentrarme ni cambiar mi
mal humor ¡Cómo es posible que un idiota como él, cambie mi humor con solo no verlo! El tono de mi celular
comenzó a invadir toda mi pequeña oficina, lo tomé con tanta desesperación que cayó al piso y realmente no
me importó caer de rodillas para buscar. Cuando finalmente lo tuve entre mis manos, vi el nombre de Rosa la
más hermosa en la pantalla y los ánimos bajaron.

7
— ¿Qué?

— ¡Uuuy! Como tienes esos humores cariño. ¿Esperabas la llamada de alguien más?

— Obvio que no. — me acomodé en mi silla. — Dime, ¿Para qué soy buena?

— Según Seth para muchas cosas pero ese no es el punto. ¿Quieres almorzar con esta guapura?

— De acuerdo. ¿En una hora dónde siempre?

— Claro, es una cita ¡No me dejes plantada!

— Nunca te he dejado plan...

— Veintiuno de noviembre del año pasado, se te olvido nuestra celebración anual de amistad maldita ingrata y
llegaste tan tarde que yo ya llevaba dos postres. A mí no me digas que no es así porque ando demasiada
hormonal como para no matarte. — Tragué en seco y comencé a asentí como si ella pudiera verme.

28

— Voy saliendo.

Minutos después llegué a Lincoln Road restaurante favorito de Rosa. Ella se encontraba al final de las mesas
con sus infaltables papitas fritas y su libro, sonrió al verme y finalmente tomé asiento enfrente de ella.
— Odio cuando usas tu maldita voz de asesina.

— Solo así me haces caso. — Se encogió de hombros. — ¿Y cómo te sientes hoy? ¿Nada te hace falta?

— Me siento muy bien, solo faltan dos días para terminar las prácticas. ¿Qué tal Sofía?

— Oh...todo bien... ¿Y nada te hace falta?

— ¿Cómo qué?

— No lo sé, quizás helado o algo con tatuajes o ver televisión o tatuajes o comida o tatuajes...ya sabes, lo
normal...tatuajes.

70

— ¿Hablas de Ian? ¿Y tú cómo sabes?

— Yo...Emmm...no me has contado nada sobre sus regalos y...eso.

— Digamos que es extraño no tener noticias sobre él, creo que me hace falta.

— ¡Genial! ¿Ya admitirás que quieres volver con él?


1

— Rosa... — La fulminé con la mirada. — ¿Me citas a comer o a hacerme bullying?

— Mi deber es hacerte bullying. — tomó el menú entre sus manos. — Deberías ir a ver que sucedió con él,
quizás pasó algo malo, o...se aburrió de ti

16

Un nudo se formó en mi garganta, definitivamente iré a ver que le sucedió. Y así fue, luego del trabajo caminé
hasta el hotel donde se estaban hospedando.

Ian Brand.

— ¡Dame el maldito teléfono! — Grité con desesperación.

— ¡No! — Ben corría por todo el pequeño cuarto con mi celular, el suyo y el aparato del WiFi entre sus manos.
Mi desesperación estaba llegado a los límites, necesitaba saber sobre su día, necesitaba escuchar su risa y sus
quejas sobre su jefe.

15

— ¡Que me lo des!
— ¡Que no! ¡Carajo! ¡Rosa me dijo que no te lo diera!

26

— ¡Soy tu mejor amigo!

— ¡Y Rosa un peligro! — Desesperado, me tiré sobre el cuerpo de Ben, dejando que ambos cayéramos al piso.
Ben estiraba su mano con mi celular intentando que no lo alcanzar pero justo cuando estaba a punto de
tomarlo escuchamos unos pequeños golpes en la puerta. Rápidamente nos levantamos, Ben caminó hacia la
puerta y escuché una voz muy dulce.

27

— Hola Ben. ¿Se encuentra Ian? — Vino a buscarme ¡Vino a buscarme!

19

Corrí hacia la puerta apartando a un lado a Ben. Katherine vestía con una falta negra y una camisa celeste
cubierta por un pequeño blazer negro. Venía de su trabajo y lucia más que hermosa, sonreír al verla pero
inmediatamente quite la sonrisa.

— ¡Ian! — Me abrazo como una niña pequeña logrando que mi corazón palpitara rápido.

— Katherine...has venido.

— Por supuesto, me preocupo no saber sobre ti pensé que te había pasado algo malo. — Hay que seguir con el
plan. Tomé las fuerzas necesarias para alejarme un poco y con mucho dolor pronuncié las siguientes palabras.

2
— Oh...lo siento tuve cosas que hacer. Katherine...emm...lo lamento pero, has venido en mal momento. Tengo
que salir con...una amiga. ¿Hablamos luego? — Su rostro se desencajo, asintió y finalmente se despidió. Sonreí
al notar su decepción porque aún se preocupa por mí y sobre todo, aún tiene sentimientos por mí.

Espero que con esto, ahora si reaccione...

CAPÍTULO 22

Katherine James.

Respira, vamos respira, ¡Tú puedes respirar! Hazlo y todo estará bien. Recuerda que matar es un delito,
recuerda que eres muy joven para ir a la cárcel, recuerda que es muy probable de que el número de Cucaracha
aun este entre tus contactos... ¡Sí! ¡Cucaracha!.

Inmediatamente busqué el número del tipo entre la larga lista de mis contactos; Cucaracha era un tipo que
transpiraba maldad pura. Lo conocí hace unos meses, cuando me encontraba en un bar luego de una fuerte
discusión con Seth. Aún recuerdo el momento en el que me encontraba llorando sobre la barra, con un grave
estado de ebriedad junto a Rosalina mientras ella miraba su prueba de embarazo con un hermoso positivo.
Entonces este gran hombre con demasiadas perforaciones y una horrible cabeza calva, se nos cercó y nos
entregó dos pequeñas tarjetas de presentación.

— Aquí tienen, no se preocupen por el pago, normalmente me pueden pagar con cervezas y yo del resto me
encargo. Soy muy bueno en mi trabajo. — Dio media vuelta y simplemente se fue.
Podría llamarlo y hacer que golpee a la chica con la que Ian va a salir está noche o a los dos. Aunque, ella no
tiene culpa, ¿O sí? Ian es muy fácil de seducir, seguro le paso sus senos por la cara ¿Tendrá senos grandes?
Ambos deberían ser castigados ¿Por qué no? ¿Quién sospecharía de mí? Solo soy una ex novia medio loca con
instinto de asesina, que está afuera de su edificio observando quien entra y quién sale.

35

Terminé suspirando y tomando el camino a casa, había pasado un buen rato y nadie salía del hotel. En mi
mente iba recordando todo lo sucedido, comenzó siendo el ser humano más cariñoso de todos y ahora, me
deja a un lado, me ignora y sale con otra. Seguro ya se aburrió de mí ¿Y cómo no hacerlo? Lo desprecie tantas
veces igual que él hace unos cuantos años, cuando tomé la decisión de enamorarlo y luego en...

Me detuve en seco haciendo que algunas personas golpearan mis brazos, pero en ese momento nada me
interesó. En mi mente las piezas comenzaban a encajar ¡¿Cómo carajos no se me ocurrió antes?! ¡Su plan era
igual al mío! ¡Oh maldito gato igualado!

55

Llegué a mi apartamento perdida entre mis pensamientos, inventando los mil y un planes que tenía para
matarlo, ¡hacerlo sufrir! Podría tirarlo desde el balcón de mi apartamento, podría incendiar su habitación en
ese hotel, podría quitar cada tatuaje de su cuerpo con un rallador de queso, podría...podría seguir su maldito
juego. ¡Si! ¡Podría seguirle el juego! Con ese pensamiento, me acomodé sobre el suave colchón de mi
habitación cubriéndome con mis sabanas, cerré los ojos y esperé que comenzara un nuevo día.

Así pasaron tres días. En donde cada uno fue más intenso, estresante y desesperante que el otro. Revisaba mi
celular tantas veces que la batería bajaba a la velocidad de la luz. Quería saber de él, realmente lo extrañaba ¿Y
cómo no hacerlo? Si las mañanas eran más divertidas cuando corría con él y las cenas pasaban lentas, cuando
escuchaba sus historias sobre la universidad. ¿Cómo no hacerlo si hasta Dante me recordaba el estúpido rostro
de Ian?

Ya era viernes. Las prácticas profesionales habían terminado un día antes, prácticamente me encontraba en
estado zombie sin siquiera parpadear sobre ese gran sillón de la sala. Tenía tanto tiempo disponible que llamé
a mi madre más de tres veces en todo el día. Corrí a tomar el periódico matutino y preparé un pastel de
chocolate pero claro, algo tenía que sacar de mi madre, fue un asco total. Mi último recurso para hacer algo
diferente era Rosa, tomé mi celular y realicé la primera llamada, repico cuatro veces pero nada. La llamé una
segunda vez y finalmente contesto.

— ¿Ah?

— ¡Rosa!

— No, Manuela.

11

— Se seria. ¿Qué harás hoy?

17

— ¿Yo?...Emm... ¿Nada?

— ¡Bien! — Grité. — ¿Quieres hacer algo?

— Yo...seguro. ¿Dónde siempre?

— Perfecto.
Corrí hacia mi habitación, tomé mi toalla y me encerré en el baño. Media hora después me encontraba lista
para ver a mi mejor amiga. Abrí la puerta de su restaurante favorito y ahí estaba ella, igual que todos los días a
los que salimos a comer.

Me senté frente a su asiento. Al sentir mi presencia, elevó la vista de su libro dándome una mejor vista de sus
ojos entrecerrados, terminó de comer su papita frita con lentitud y chupo sus dedos con residuos de sal.

— ¿Ya me dirás que lo extrañas? ¿Qué quieres salir corriendo hasta llegar a sus brazos como toda una princesa
de Disney y que irás a verlo luego de tres días?

— Rosa, no lo extraño. Es muy divertido no tener con quien hablar con las noches ni con quien salir a correr.
Claro que lo es.

— Eres inmadura, más que Jack y probablemente más que el feto que tengo en mi vientre. ¿Por qué no lo
admites? ¿Cuál es el misterio?

— No tengo nada que admitir. Ian es pasado y el pasado es pasado y y...

— Te propongo algo... — Me interrumpió mientras me daba una linda sonrisa. La sonrisa que hace, cuando
está a punto de hacer algo malo.

— Te escucho.

— Alista tus maletas para un fin de semana. Iremos a Londres y disfrutaremos dos días entre solo nosotras dos.
Alista vestidos de noche tacones, maquillaje y todo lo necesario para celebrar. Así será mi despedida de soltera.
Pronto seré una señora que tendrás que respetar, aprovecha el tiempo amiga.

18
Rosa tenía razón, tenía que aprovechar el tiempo. No podía seguir aburrida en las cuatro paredes de mi
habitación, me encontraba sin trabajo y soltera. Tengo que salir y disfrutar de mis veintiún años de edad.

— De acuerdo, ¿Cuándo nos vamos?

— Mañana mismo.

Al llegar a mi apartamento tomé mi maleta y todo lo necesario para nuestro viaje; ropa sexy y ropa casual,
maquillaje, zapatos...entre otras cosas. Rosa se encargaría de todo, dijo que era necesario que me relajara y así
en plena paz, me fui a dormir temprano para estar lista en mi nueva aventura.

La alarma sonó a las muy seis de la mañana, Rosa me había enviado un mensaje diciendo que pasaría por mí y
que nuestro vuelo era dentro de una hora. Al bajar pude ver el pequeño auto de Jack, este se encontraba como
copiloto y Rosalina como conductor. Luego de un largo viaje lleno de miedo y gritos, finalmente llegamos al
aeropuerto.

— Toma el boleto. — Me entrego un papel rectangular con toda la información del viaje. — Ve avanzando,
tengo que despedirme de este papirico.

32

Comencé a caminar entre los pasillos, los pasajeros ya estaban entrando y pude notar que el boleto decía París.
No puse mucha atención pues conociendo a mi amiga, sé que cambia de opinión así de fácil como cambiarse de
calzón. Tampoco me preocupe cuando entre sola al avión, quizás la despedida duro más tiempo. Y tengo que
admitir que no sentí preocupación ni cuando me senté al lado de la ventana. Pero lo que si sentí, fue cuando
alguien se sentó al lado mío, giré mi rostro y me quedé sin respiración.

— Hola, compañera de viaje.

— Ian.

Entonces ahí si me preocupe.

CAPÍTULO 23

Katherine James.

— ¡¿Mamá?!

— ¡Katherine James! Es demasiado temprano para despertar a tu madre. Ya pasé por la horrible etapa de
levantarme temprano para prepararte el desayuno, eres muy mayorcita y además, tu padre me dejo agotada
anoche.

44

— ¡Mamá, no quiero saber!


— ¿Pero en qué clase de pervertida te has convertido? Pasamos jugando Wii toda la noche, no puedo creer
que me gano en tenis, tantos años de práctica para que el gordo de tu padre me gane en todo.

34

— No es gordo.

— Eso dices tú, la que no ha vuelto a casa en tres años. Ahora es un vivo retrato de Shrek versión blanca. Pero
dime, querida. ¿Para qué carajos me llamas? — Suspiré una vez, luego una segunda vez. Me tomé el tiempo
para explicarle a mi madre la situación más horrible de mi vida y no asustarla demasiado.

— Mamá...me han secuestrado. — Pasaron unos segundos en silencio. Quizás diez o más, por cierto momento
pensé que se había quedado dormida pero un suspiro me dio a entender que no era así.

— ¿Estás hablando en el avión?

— ¡Si! Me están llevando a París madre. ¡París! ¡Tienes que sacarme de aquí!

— Anoche recibí una llamada de una voz muy sexy que me dijo que te llevaría a París. Sabes que adoro a Ian,
así que no cuentes con mi apoyo. Bye bye.

63

Entonces canceló la llamada y así fue, como mi propia madre me dejó sola, como un pequeño cachorro bajo
una horrible tormenta. Así de triste es mi historia. Suspiré lo más que puse, llevaba encerrada en el baño del
avión desde hace un buen rato y probablemente pronto empezarían a creer que había muerto o algo parecido.
9

Acomodé mi cabello, mi ropa y moje mi rostro. Cuando finalmente estaba lista para enfrentar mi realidad, abrí
la puerta y me encontré con esos ojos verdes, malditos ojos verdes.

— ¿Estas bien?

— Por supuesto, ¿En cuánto tiempo crees que llegaremos? Necesito comprar un boleto de regreso.

— ¿Para qué?

— ¿Cómo que para qué? Para huir de ti... ¿No es obvio? Necesito mi billetera.

— ¿Hablas de esta? — Elevó entre una de sus manos esa billetera negra de marca Guess, por la que había
ahorrado dos meses de mi pequeño salario. Aunque viéndolo con mi billetera entre sus manos y sus ojos
verdes, realmente lucia adorable.

— ¡Devuélveme mi maldita billetera!

— No y escúchame bien. Me he tomado tres días de mi vida en planear y organizar absolutamente todo.
Aceptaras este viaje y haremos todo lo planeado ¿sí?...solo, déjame internarlo. — Hizo un puchero y pestaño
varias veces. A cómo decía, realmente adorable.

— De acuerdo pero no creas que será fácil. Te dará pena estar conmigo.

— Lo sé, fuimos novios hace un tiempo.


29

— Idiota.

Escuché su risa mientras caminaba hasta nuestros asientos. En otra ocasión esto hubiera sido muy romántico
¿Qué digo? Más que romántico pero no, hace unos días no nos hablábamos y ahora estábamos en un maldito
viaje hacia París, la estúpida ciudad del amor. Segundos después llegó a su lugar, sacó un mapa en donde había
pequeños círculos rojos y comenzó a apuntar con su dedo índice.

— ¿Ves esto? — Asentí. — Son todos los lugares a donde te llevaré. Tengo contactos y toda esta listo, espero
que te guste y disfrutes este fin de semana conmigo.

Al llegar a Paris, tomamos un taxi que nos llevó directamente al hotel. Las calles transmitían paz y amor, la
gente reía y pude ver más de una pareja desayunando juntos. Llegamos al Hotel Baltimore; realmente era
hermoso, uno de los mejores a los que he ido. Se encontraba en una esquina y tenía un diseño muy rústico
pero todo era perfecto para esta ciudad.

Pasamos a registro y finalmente nos dirigimos a la habitación. La habitación que Ian había reservado, era tan
grande como mi apartamento. Tenía decoraciones en blanco con café desde la puerta hasta la alfombra. Un
pequeño balcón, una pequeña sala con muebles del mismo tono, televisor, closet, baño y...

— ¿Una sola cama matrimonial?

— Claro, pudiste escaparte de dormir junto a mí en aquella cabaña. Pero ahora no, no señorita. — Demonios.

15
— Bien y ¿Cuál es tu maldito plan?

— Ponte cómoda, caminaremos bastante y quizás nos perderemos...tú...cómoda.

Tome un Jean's y la primera camisa que encontré junto a mis deportivos. Para mi buena suerte, la camisa era
una azul oscuro manga larga y me protegería para el poco frío que se encontraba en la ciudad. Una vez más con
gripe y lo más seguro es que muera. Salí del baño y me encontré con un Ian feliz jugando con su gorra negra al
igual que su camisa.

— ¿Qué?

— Me alegra que el azul siga siendo tu color favorito.

Luego de media hora, nos encontrábamos caminando en las calles de París. La ciudad era encantadora y quería
parar cada cinco minutos para tomar una foto. Caminamos, caminamos y seguimos caminando, hasta que
finalmente llegamos al primer punto del mapa.

— El Pont des Arts. — Pronunció con emoción. — Según dice aquí, estamos sobre el río Sena de uso peatonal
situado en el VI Distrito. Fue construido en 1801 y es el primer puente metálico de la capital. — Suspiró y
sonrió. — El punto es que se coloca un candado en las rejas de las barandas del puente, el cual debe de tener
nuestros nombres. Luego tomaremos la llave del candado y la tiraremos al río Sena, simbolizando que nuestro
amor es eterno...quizás es muy cursi y muy cliché. Pero Katherine, estamos en la ciudad del amor y aunque tú
no lo admitas, sé que aún nos amamos, así que... — Abrió su un pequeño compartimiento de su mochila. Sacó
un candado en color azul y un marcador plateado. Escribió sobre este y luego me lo entrego junto al marcador.

28

— Ya escribí mi nombre, ahora hazlo tú.


— Ian, no...

— Por favor. — Me interrumpió.

Tomé entre mis manos el candado, su nombre estaba escrito con la perfecta letra que este hombre poseía y la
mitad de un corazón. Mis manos temblaban no sabía si era de emoción o miedo pero tomando todo el valor
que puede tener mi corazón, comencé a escribir mi nombre y a dibujar la otra parte del corazón. Le entregué el
cantado a Ian con una sonrisa y este hizo lo mismo. Terminó de enllavar el candado entre los otro y tomó mi
mano.

— Nuestro amor será eterno.

Robó un beso de mis labios y tiró la llave al río. Con mi mirada vi como la llave se hundía, sin darme cuenta, mi
sonrisa fue aumentando y comencé a reír. Ian, tomó mis mejillas y me dio otro pequeño beso, finalmente tomó
mi mano y empezamos a caminar observando todos los candados y leyendo los nombres. Por un momento
soltó mi mano, pude sentir un vacío y rápidamente volví a tomarla.

Creo...creo que este será un buen fin de semana.

CAPÍTULO 24

Hay algo con lo que toda chica sueña, encontrar el verdadero amor. Encontrar a ese tipo que te haga sonreír
con toda la felicidad del mundo dentro de ti, que con un rose encienda tu cuerpo y que sus palabras sean
siempre las que te hagan viajar a otro mundo. Al menos eso era lo que yo soñaba, cada vez que miraba alguna
película en donde la princesa tenia su final feliz.
27

Hace unos años comprendí que, el mundo te hará daño. Las personas romperán tu corazón de todas las
maneras posibles, te harán llorar y gritar por el estrés de un corazón roto. Te harán odiar y quizás, solo quizás
nunca volverás a ser la misma persona que solías ser. Así es, la vida nunca es justa...ni para ti, ni para los demás
y esto es una teoría garantizadan, algo que año tras año todas las generaciones han comprobado.

11

Pero también aprendí que un corazón roto realmente se puede volver a construir, así como la confianza en otra
persona y las ilusiones del amor. Porque sin las ilusiones ¿Qué clase de vida podríamos llevar? Seriamos
personas frías que no sabrían lo que es amar con intensidad. No podemos vivir toda la vida con miedo, no
podemos castigar a todas las rosas solo porque una nos lastimó. Ese es el sentido de la vida; Caer y levantarse
las veces que sean necesarias. Dar todo lo que somos y volver a hacerlo hasta realmente ser felices.

26

Y eso lo aprendí con Ian.

Aquí estaba frente a mi, el chico que una vez me lastimó. Destruyó todo lo que había dentro de mi, para bien o
para mal pero me hizo llorar. Ahora, tres años después está vestido con el mejor traje negro que he visto, la
mejor camisa blanca y la más bella corbata azul. Se encontraba con una sonrisa y un brillo en sus ojos que me
hacen querer gritar de emoción. Aquí está aquel chico por el que moría, muero y siempre moriré de amor.
Aquel chico que jamás pensó que se iba a enamorar de mi y cumpliría el maldito cliché de la nerd y el popular.

42

Y aquí estoy yo, aceptando en mi mente que lo amo. Recordando los mejores momentos junto a él, recordando
nuestra tarde en donde visitamos los lugares más bellos de París. Aquí estoy, sabiendo que lo he perdonado y
aceptando que él no es perfecto. Que él no sabia que me dolería más dejarlo a un lado, que aceptar una
carrera universitaria. Que pensó que lo mejor era dejarme ir para cumplir mis sueños sin pensar que, quizás era
el peor error de nuestras vidas.

15

Nos encontrábamos caminando hacia el hotel.


12

- Tengo una sorpresa para ti.

- ¿Que es?.

Entrelazo su mano con la mía, le dio un corto beso y volvió a sonreír.

- Tu alistate y déjame el resto a mi.

Llegamos al hotel y busqué entre mis cosas, esa ropa "sexy" que había alistado para "mi viaje con mi mejor
amiga" junto al maquillaje. Corrí hacia el baño e hice hasta lo imposible para verme más que decente.

Ahora luego de unos minutos de maquillaje y una tortura con la secadora para el cabello. Me encuentro frente
a él, filosofando sobre el tiempo que hemos estado juntos y el tiempo separados, mientras esos ojos verdes
brillan en medio de las luces y con su sonrisa demostrandome que se siente orgulloso de todo lo que planificó.

¿Y cómo no estarlo? Si nos encontrábamos en la terraza del hotel, con unas pequeñas luces que iluminaban
desde algún ángulo X dejando ver una pequeña mesa con un mantel azul oscuro, una pequeña pecera en el
centro de la mesa la cual; por dentro tenia unas hermosas piedras azules, una rosa blanca cubierta con agua y
encima de este una pequeña vela. Dos platos con cubiertos, dos sillas y un poco de música lenta. Pero lo más
hermoso de todo no era la decoración, ni la música sino, la hermosa vista que se observaba desde esa pequeña
terraza.

10

La Torre Eiffel se encontraba con todas sus luces encendidas y le daba un ambiente más romántico al asunto.
¿Quién diría que un día yo iba a poder ver algo así?¿Quién diría que me iba a encontrar de pie frente al tipo de
mis sueños en este mismo lugar?. Aunque no lo quiera admitir, mi sueño de niña se había hecho realidad.
11

- ¿Te gusta?. - Preguntó con una sonrisa de satisfacción.

- Ian, esto me...encanta. Todo es tan jodidamente perfecto.

- Esto y tu, con ese vestido. Eso sí es, perfecto.

Sonreí pero no logré controlar mis nervios los cuales tomaban mi cuerpo, haciendo que temblara como si
estuviera desnudo en pleno invierno, al ver como elevaba mano en dirección hacia mi. Tomé su mano y pude
sentir que él también estaba temblando. Me encaminó hasta uno de los asientos y corrió de este, para darme
paso de poder sentarme y luego ayudarme a acomodarlo. Todo un caballero el gatito igualado.

22

- Katherine, quiero que esta noche me escuches y que sea perfecta, ¿me ayudaras con eso?.

- Yo... - Pude ver angustia en sus ojos. - De acuerdo, aclararemos todo.

Dejo ver todos sus blancos dientes en una gran sonrisa. Luego, colocó un poco de Pasta Alfredo con demasiado
queso sobre mi plato y comenzamos a comer en silencio.

- Rosa, Jack y tus padres lo sabían.

- ¿Qué sabían?.

- Sabían todo...
- ¿Qué me dejarías?.

- El plan era sencillo... - Continuó. - Tu tenias que odiarme para cumplir tu sueño.

- ¿Odiarte? Era imposible llegar a odiarte, nunca lo hice y tampoco lo haré ahora, pero si me destruiste. Ian, yo
tenía planeado un futuro junto a ti. Me imaginaba viviendo juntos en un pequeño apartamento, viajando a la
misma universidad, ir a otras ciudades y salir con amigos en común...pero tu, tu no me dejaste elegir, siempre
te hubiera elegido a ti. Hubieron muchas oportunidades de sentarnos y hablar pero no, hiciste...

No pude terminar, sus labios tomaron posecion de los mios, jugaba con mis labios y simplemente me deje
llevar . No era un pequeño beso, era un beso lento, lleno de desesperación, amor y angustia.

- Katherine, te amo. Te amo y nunca me alejaré de ti solo porque fui un idiota pero tienes que saber que, soy
un idiota que te sigue amando con locura. Y lucharé por reconquistarte ¿Sabes porque? Porque me haces sentir
diferente, porque tu sonrisa alegra mi día, porque cuando estoy junto a ti quiero ser la mejor persona del
mundo y porque te considero una mujer increíble, que lucha por lo que quiere y finalmente lo cumple. Por eso
Katherine James, yo estoy locamente enamorado de ti.

90

Sonreí, sonreí porque una sonrisa es lo único que podía representar los sentimientos que se estaban formando
dentro de mi, lo admito. Él es el amor de mi vida.

15

Pero en la vida nada es fácil y siempre hay un pero...


CAPÍTULO 25

Un beso; el elemento necesario para saber que lo amo. No era cualquier beso, era el beso y tampoco era
cualquier persona, era él. No tenía explicación alguna para todos estos sentimientos, no debería de ser así pero
lo perdoné y probablemente lo perdonaré el resto de mi vida porque no hay otra persona, porque sólo es él.

¿Seth? Si, Seth me quiere y yo le tengo cariño pero no lo amo, al menos ya no. Seth se ha enfocado tanto en su
trabajo que ha dejado a un lado nuestra relación, no podría siquiera contar las veces que me gritó por haberlo
interrumpido o las veces que me dejó ir sola a fiestas porque tenia cosas que hacer. Y lo mas seguro de todo, él
no volverá y eso seria lo mejor. Ni siquiera me ha llamado para saber si estoy viva ¡Dios!

63

Mi vista se desvío a los brazos llenos de tatuajes que reposaban sobre mi cintura. No, no paso nada anoche.
Fue un día cansado y el solo roce de las sábanas lograron que nos quedáramos dormidos. Ian tenia su boca
entre abierta, sus largas pestañas hacían contacto con la almohada y su respiración era lenta.

11

Sonreí al ver esa imagen, sus tatuajes hacían que se viera como un chico malo pero de malo no tenia nada, era
un amor...era, como un oso panda, lleno de ternura y manchas por todos lados. Finalmente, tomé su brazo y
con mucho cuidado lo alejé de mi cintura, caminé hacia mi maleta y me arreglé para poder bajar, tomar el
desayuno y volver a subir.

22

Podía llamar pero quizás eso levantaría a Ian, aunque conociéndolo lo que tiene de adorable lo tiene de
dormilón.

9
Bajé lo más rápido que pude. Con bandeja en mano, coloqué lo más rico de todo lo que ofrecían y luego de
algunos minutos subí hacia la habitación. Al abrir, Ian se encontraba sumergido entre sus pensamientos, sus
ojos estaban rojos e hinchados como si había llorado y su cabello más despeinado de lo habitual.

79

- ¿Ian?.

Al escuchar mi voz giró su rostro y este se iluminó. Prácticamente salto de la cama y corrió a abrazarme como si
su vida dependiera de ellos.

- ¿Estas bien?.

- Pensé que te habías ido, que la había cagado y no querías saber más de mi.

188

Comencé a reír e Ian me fulmino con la mirada.

- Eres un loco.

- Lo se, es que mucho me junto contigo.

45

Tres horas después nos encontrábamos nuevamente en el aeropuerto esperando por nuestro vuelo hacia
Inglaterra. En mi mente, me encontraba maquinando todo un plan super macabro para matar a Rosalina. Nada
malo me pasaría si dejo de tener mejor amiga, ella estaría en un mundo mejor.
29

El vuelo y el viaje en taxi hacia mi edificio fue igual, mi mente justamente en esos momentos, era una arma
mortal ideal para chinos y nazis con sed de venganza. Al llegar a mi apartamento, lo primero que hice fue
llamar al suyo. Milagrosamente nadie contestó pero sabía donde la podía encontrar; tomé un baño, aliste mi
peor cara y coloque una maquina para afeitar dentro de mi bolso, ya lista salí de mi apartamento para ir a
matarla.

23

La historia continúa abajo

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Un amor predestinado en el tiempo, una revancha de la vida, un lienzo en blanco lleno de colores por
pintar y descubrir.

***

OBRA REGISTRADA EN SAFECREATIVE CODIGO 1603146898709, PROTEGIDA POR DERECHOS DE AUTOR


PROHIBIDA SU COPIA, TR

Mis pasos eran rápidos, ni quiera me importaba estar o no estar peinada, ni siquiera me importaba saber si me
miraban como una loca o no, yo solo quería matarla.

Entre Burger Dyl, el único lugar donde podría estar Rosalina a esta hora. Ese lugar que tiene una piscina llena
de pelotas de plástico en diferentes colores y muchos niños a los cuales podría golpear sin piedad alguna. Ese
lugar donde las papas fritas son crujientes y grandes a como a ella les gusta. Ese lugar donde el supervisor y
dueño, es el mejor amigo de Jack. Ese lugar donde...

10

- ¡Katherine!. - Saludo Dylan desde una distancia realmente larga. - ¡Hace siglos no venias por aquí!.

6
Resulta que, un año después de instalarnos en Inglaterra para cumplir con nuestros estudios. Dylan junto a su
pareja Jessica, la misma chica de la secundaria. También ingresaron a nuestra universidad y meses después,
Dylan creo la DylanBurger. DylanBurger fue un éxito entre nosotros, la combinación perfecta de sabores y las
mejores papas fritas.

Desde ese día, Dylan trabajo muy duro hasta poder conseguir lo necesario y crear su propia empresa. Entre los
antojos de Rosa se encontraban las papitas y entre las locuras de su cabeza, se encontraba golpear a niños
pequeños con las pelotas plásticas.

- ¡Dylan! ¡Vengo por...

- ¡Sacala de aqui! - Me interrumpió. - Me dejara sin inventario de papitas y sin clientes, se ha vuelto loca. -
Podía notar desesperación en el rostro de mi amigo y comencé a reír.

Pero volviendo a mo mision, con mi mirada visualice a Roslaina. Tenia sus labios llenos de sal y grasa, su camisa
con un poco de salsa de tomate y a Jack consolando a un niño que gritaba y lloraba por desesperación.

43

Caminé hacia ellos y al verme, Jack tomó al niño de la cintura y salió corriendo. Rosa se metió todas las papitas
a la boca y empezó a comerlas con desesperación mientras caminaba de un lado a otro.

16

- ¡Rosalina Maria Del Carmen Mendoza Hudson! ¡Yo te mato maldita sea!.
45

- ¡Mierda! ¡Jack! ¡Enciende el maldito carro!.

33

Rosalina tomó las papas fritas que quedaban entre sus manos y tuvo las intenciones de correr pero la tomé del
cabello y la regresé al lugar donde pertenecía, frente a mi.

- ¡Me vas a escuchar Mendoza!.

- En mi defensa, ¿Quién se creería eso de "despedida de soltera" cuando la "soltera" tiene cuatro meses de
gestación? Eres un poco torpe amiga pero aun si te quiero ¿Sabes? ¿Porqué me quedas viendo así? La última
vez que viste a alguien así fue cuando decidiste dejar a Seth una noche durmiendo en la sala, ¿Me piensas dejar
fuera de la sala a mi? Digo, nosotras porque Sofia y yo somos un Team, ya busqué nombre para eso...Team
Soro, Team Roso, Team TumbaLaCasaMami.

245

- Eres... ¡Agh! ¡Eres una loca! ¡¿Sabes lo que me pudo costar ese viaje?! ¡¿Sabes el susto que tuve cuando lo vi
al lado mio?! ¡¿Sabes siquiera eso?!.

Sus ojos empezaron a cristalizarse por las ganas de llorar, Jack se colocó al lado de ella y me fulmino con la
mirada.

- Katherine, tienes que calmarte. Rosa lo hizo con las mejo...


- ¡Cállate, que esto es entre ella y yo!.

- No deberías de gritarme. Ando muy hormonal y estresada por el baile en memoria de nuestro compromiso,
tenia pensado basarme en cincuenta sombras de Grey pero Jack no quiero un cuarto rojo en nuestra casa y yo
me siento desesperada y y y no encuentro máscaras iguales a los de la película.

46

Las lágrimas comenzaron a caer.

- Escúchame Rosa, lo que hiciste estuvo muy mal, demasiado mal. Pero... - Limpié sus mejillas llenas de sal y
lágrimas. Suspiré y sonreí. - Pero gracias, hiciste que entrará en razón y estoy feliz con eso, le diré a Ian que lo
amo y dejaré a Seth antes de que vuelva, si es que lo hace. Siempre sabes que hacer para hacerme reír o llorar,
te lo agradezco de corazón...no puede elegir otra mejor amiga.

17

Volvió a sonreír con emoción, saltó como niña pequeña mientras aplaudía y la abracé. Ella es como mi
hermana y las hermanas siempre estarán para protegerte. Lamentablemente en esta amistad, nosotras
tenemos códigos.

>> Lamento informar que te amo más que a nadie, incluso mas que Jack. Eres la mejor amiga del mundo pero
no olvido los códigos.

Se apartó rápidamente de mí, dejándome ver esos ojos cafés que se abrieron lo más que pudieron.

- ¿Qué códigos?. - Preguntó Dylan al acercarse.

- Código 3636. - Comenzó Rosa.

- Cualquier tipo de traición aunque sea para un final feliz, será castigado dejando sin una ceja al traídor. - Saqué
la maquina para rasurar de mi bolso. - ¿Estas lista, Rosa?.

77
- Por la virgen de las papas.

CAPÍTULO 26

Habia pasado una semana desde mi viaje a Paris, ahora me la pasaba todos los dias junto a Ian o mis amigos,
pero era momento de El baile.

Así lo llamaba Rosalina, El baile. Desde que nos dimos cuenta que Rosa se encontraba de un mes de gestación,
hemos aceptado todos sus antojos y cambios de humor, gracias a las hormonas locas de su cuerpo; desde el
exceso de cariño hasta su sarcasmo pasando por sus ganas de llorar. No le hemos puesto "peros" a NADA hasta
que empezó a organizar su baile para celebrar su compromiso.

En cierto momento, pensé que iba a ser un baile normal. En mi mente, las temáticas podían ser; un baile del
siglo XVI, un baile de disfraces, una imitación del baile de graduación o incluso, algo mexicano. Pero jamas,
jamás pensé que se le iba a ocurrir un baile similar o prácticamente igual, al de cincuenta sombras de Grey.

86

Entonces aquí estaba yo, sentada en una pequeña butaca color rojo vino, viendo pasar vestidos por todos
lados. Personas corriendo y gritando "no es el vestido adecuado". Había llegado el día de elegir el vestido, la
fiesta se extendió a una semana pues sólo hacia falta el vestido.

Rosalina podía llegar a ser muy exigente cuando se lo proponía, quería exactamente un vestido color plata con
espalda descubierta y todo exactamente igual, al vestido de cincuenta sombras. Llevábamos dando vueltas
desde las siete de la mañana o mejor dicho, yo llevaba dando vueltas porque Rosalina dijo que estaba
embarazada y le dieron una silla de ruedas para que su esposo pudiera llevarla de un lado a otro sin problema
alguno. Pero claro, su esposo se había quedado con John, Ben, Ian, Dylan y Mia, comiendo en Burger Dyl.
Mientras que yo, empujaba a Rosalina y la miraba comer sus fieles papitas fritas con salsa de tomate.

11

- ¿Qué opinas de éste?. - Salió con el último vestido plateado muy similar al de la película.

- Es muy similar, me gusta como te queda. ¡Bendito sea el embarazo y sus milagros en los senos!.

- ¿Lo juras?. - Asentí. - ¿Bien juradito?. - volví a asentir. - ¡Mentirosa! ¡Me veo gorda! ¡Me las pagarás Sofia! ¡Te
hablaré de sexo todo el día!.

98

Finalmente, luego de tres horas más, se compró el vestido que supuestamente la hacia ver gorda.

Se acercaba la hora del baile. Terminé de arreglar mi cabello en un recogido sencillo y con mis manos quité
algunas pequeñas arrugas que se habían formado en mi vestido largo, amaba el vestido; era una combinación
entre azul y gris que hacían resaltar más mis ojos. Tomé el antifaz de un color similar y salí del apartamento.

El baile se iba a realizar en uno de los mejores hoteles de la pequeña ciudad, por el cual, se trabajó duro hasta
poder conseguir la cantidad y luego simplemente llamaron a sus padres para la decoración. Al entrar, la
alfombra roja comenzaba desde que uno bajaba del auto hasta la gran puerta en donde estaba la fiesta, luego
el piso se encontraba totalmente alfombrado en rojo. En el techo se podían ver todos los candelabros
encendidos, siendo esto la única iluminación del lugar dándole un toque más dramático. Las mesas se
encontraban decoradas con centros de mesa de vidrio con pequeños cristales dentro de estas y un antifaz
plateado encima de todo. También se podía ver platos perfectamente alineados y antifaces con esposas sobre
estos. Los colores de la fiesta eran negros y grises. Y puedo decir, que realmente se lucieron.

La historia continúa abajo

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Coloqué el antifaz en mi rostro y busqué a mi amiga. Se encontraba riendo junto a Jack, ambos con antifaces y
con una copa de vino en sus manos.

- ¿No se supone que no puedes tomar?.

- Es agua con gas... - Dio un pequeño sorbo y sonrió. - Mientras nadie lo sepa, me veré elegante. Mis padres y
tus padres ya llegaron, están por allá saludando...

Giré sobre mis talones, ahi estaban ellos; mi madre lucia un hermoso vestido rojo con un recogido en su cabello
castaño bastante elegante y mi padre, con un smoking negro y una corbata roja del mismo color del vestido de
mamá. Ambos estaba saludando a un tipo bastante alto con una espalda ancha y un antifaz negro.

Me acerqué lentamente con una sonrisa.

- Señores James. - Saludé. - Pero que guapos que son ambos.


- ¡Hija!. - Gritó mi madre. - Luces hermosa.

- Lo mismo opino cariño. - Ambos me dieron un beso en la mejilla. Giré mi cuerpo para saludar al tipo que
hablaba con ellos tan emocionadamente. Pero mis ojos se encontraron con unos color verde, que brillaban a
pesar de la poca iluminación del lugar.

- Luces muy hermosa, Katherine. - Sonrió.

- Tu no estas nada mal, Ian.

- No le hagas caso, te dice eso para disimular. Lo que quiere decir es que estas muy guapo...¡auch!. - Mi padre
pellizco a mi madre y la llevó a otro lugar.

24

Ian comenzó a reír y colocó una mano en mi cintura mientras me acompañaba a caminar hacia Rosalina.

- Te extrañe todo el día, me alegra saber que sobreviviste a un día de compras con Rosa. - Ambos comenzamos
a reír y nos sentamos en nuestra mesa.

Hablamos sin parar por dos horas mientras comíamos y tomábamos vino. Llego la media noche y dejando a
todos los invitados con postres y buena música, la pista de baile comenzó a llenarse con todos los invitados
incluyendo a mis padres. I don't wanna live forever comenzó a sonar por los parlantes, Ian se puso de pie
extendiendo sus manos.

66

- ¿Bailas conmigo?. - Tomé sus manos y caminamos juntos hasta colocarnos debajo de uno de los candelabros.

2
Ian colocó sus manos en mis caderas en cambio, yo las llevé hacia su cuello. Sus movimientos eran lentos pero
perfectos y muy sincronizados. Ambos sonreiamos y poco a poco su rostro comenzó a acercarse hacia él mio.

- Te amo, Katherine.

Y sin pensarlo una vez más, llevé mis labios hasta los suyos. El beso era apasionado, llevándome a un mundo
donde nadie existía solo él y yo. El beso fue aumentando de ritmo paulatinamente y cuando no pude más por
falta de aire, me separé.

Ian tenia sus labios inflamados gracias al beso y rosados. Un pequeño brillo de lujuria se posó en su mirada
mientras formaba una sonrisa la cual, correspondi.

Tomó mi mano y me jaló hasta salir casi corriendo del salón. Corrimos y nos detuvimos al encontrar una puerta
café al final del pasillo. Al cerrar de esta, Ian volvió a besar mi labios con la misma pasión que antes. Los besos
pasaban de mis labios hasta mi cuello, besaba el lóbulo de mi oreja derecha provocandome un poco de placer.

29

En un movimiento elevó mis piernas hasta su cadera. El beso cada vez me absorbía más de la realidad,
finalmente me bajó y me dio media vuelta. Encontró el cierre de mi vestido y bajó de este, dejando que mi
vestido cayera hasta el piso. Volvió a girarme y a colocar mis piernas en su cadera una vez más, mientras comía
mi cuello con sus besos.

32
Quitó su smoking de un movimiento y luego su corbata, mientras yo gemía gracias a sus besos en mi cuello.
Luego me colocó sobre el piso alfombrado y soltó mi sostén.

39

- Siempre he dicho que tienes los pechos más hermosos del mundo.

14

Bajo sus labios hasta mis pechos dejándome sentir la humedad de estos. Pequeño gemidos salían de mis labios
y finalmente, bajó el bikini de mi zona intimida. Jugó con mi entrepierna demostrando sus habilidades bucales
y llenandome de placer.

60

Bajó el cierre de su pantalón y con toda la delicadeza del mundo, me penetró. Sus movimientos eran lentos en
un principio dejando que me acostumbrará a la sensación y finalmente aumentó su ritmo, llevándonos a ambos
al orgasmo mientras gemiamos de placer y nos besabamos. Tenia mi respiración acelerada pero era el
momento de decirlo.

110

- Te amo, Ian.

CAPÍTULO 27
- Eres el Jerry de mi Tom, la albóndiga de mi sopa, la salsa de mi pasta...Eres el amor de mi vida ¿Lo sabias?

55

Comencé a reír llevando mi risa casi a gritos por las estupideces que podían llegar a decir Ian con un poco de
alcohol. Luego de nuestro momento tan íntimo, regresamos al gran salón para disfrutar un poco más de la
fiesta. Rosa se encontraba con su prometido y nuestros amigos bailando, mis padres hablando con los padres
de ella y la madre de Ian. Sonreí al ver a todos reunidos, era como regresar tres años atrás, cuando era una
adolescente sin preocupaciones y un apartamento.

Crecer no es fácil y eso solo se aprendí con el paso de los años. A veces quería salir corriendo de mi casa al
escuchar los regaños de mis padres o al tener un mal día en la secundaria ¿Quién no ha pensado en eso?,
agarrar sus cosas y simplemente irte, para jamás volver pero la vida no es así de fácil. Años después agradezco
todo; la sobre-protección de mis padres, los consejos locos de mi madre, los días cansados de la secundaria y
todo lo bueno tanto malo, que me ha pasado en todos estos años porque sin eso, no sería la mujer que soy hoy
en día. No tendría cuidado al hacer las cosas, no tendría una profesión y ni mi propio apartamento.

45

Ian tomo mi mano y me volvió a dirigir a la pequeña barra que se había instalado en el salón, según él, se
encontraba brindando por nuestro amor, es cierto que no habíamos formalizado lo nuestro pero era cuestión
de volver a sentarnos y analizar todo, también tenía que aclarar un par de cosas con Seth y buscar otro
apartamento. Igual, sé que no volverá...si no lucho por ir conmigo a otra ciudad, entonces no creo que le
moleste separarse definitivamente.

10

- ¿Bailas una vez más con este suculento chico lleno de tatuajes y buen trasero?

- ¿Buen trasero? - Dije entre risas.


2

- ¿Crees que no noto cuando me ves el trasero? Seré idiota pero no distraído como otras personas ¿Cierto,
Katherine?

53

- Touché.

Tomo de mi mano y entre risas volvimos a la pista de baile. Acomode mi mejilla en su hombro y cerré mis ojos
dejándome llevar por la música que se escuchaba por los parlantes. Al abrirlos me encontré con una Rosalina
llena de lágrimas y su celular entre manos, junto a ella se encontraba Jack con una sonrisa y todos nuestros
padres detrás de ellos con esas sonrisas de ternura.

- Sabes, todos esperábamos este momento Katherine.

- ¿El momento en el que bailáramos? - Comenzó a negar mientras reía y llevo su mano derecha a mi barbilla,
dándome un pequeño beso.

- No pequeña, el momento en el que yo pudiera volver a sonreír con verdadera felicidad y todo vuelva a ser
como antes.

Mi mente quedó en blanco, no sabía que decir, ¿Cómo puedes explicarle a alguien que sus gestos, palabras y
miradas te llenan el mundo con la mayor felicidad posible? ¿Cómo explicarle todo lo que sientes cuando estas
cerca de él o ella? Ese mar de sentimientos; felicidad, amor, ganas de reír e incluso ganas de llorar, ¿Cómo? Lo
único que pude hacer fue, inclinarme sobre la puntilla de mis pies para poder llegar sus labios y en un beso,
transferirle todos y cada uno de mis sentimientos.

Escuche aplausos, risas y un "Suelta a mi niña, pizarra andante" de fondo pero en ese momento absolutamente
nada importo, porque así eran los besos con Ian. Me transportaban a un mundo donde no existía nada, solo él,
yo y nuestro amor.

45

Las horas fueron pasando al igual que las copas, podría jurar que la sobriedad no existía en esta fiesta, mucho
menos las ganas de dejar de bailar. Una vez más la música era lenta, Not easy comenzó a sonar entre los
parlantes. Ian sostuvo mi cintura con sus grandes manos, colocó su frente sobre la mía y besaba mi rostro
completo haciéndome reír.

- Cásate conmigo.

74

- ¿Que dices?

- Cásate conmigo. Se la señora de Brand y hazme feliz el resto de mi vida. Cásate conmigo, soy capaz de viajar
ahorita mismo a Las Vegas para hacerte mi esposa, si es lo que quieres pero por favor, cásate conmigo.

44

- Estas ebrio.

- Puede ser pero igual, los borrachos siempre son sinceros ¿no es así? - Asentí con una sonrisa. - Entonces en
estos momentos soy sincero. Cásate conmigo Katherine James, hagamos una familia juntos, llevemos a Dante
y si quieres, le conseguimos una novia.

27

Comencé a reír por lo adorable que sonó eso, lleve ambas manos a sus mejillas y besé la punta de su pequeña
nariz. ¿Casarme con Ian? Lo soñé tantas veces que justo ahora parece una broma pero no lo era, el chico de
mis sueños en verdad me lo estaba proponiendo, solo que había algo que tenía que solucionar antes de dar mi
respuesta.

- Hice una promesa y sabes como soy con mis promesas, déjame arreglar todo y en unos días te daré mi
respuesta.

- ¿Tendré que secuestrarte?.

- Si todo sigue justo como ahora, probablemente no. Ian, me haces feliz y te amo. Te amo, te amo, te amo y te
juro, que haré todo lo posible para que todo salga bien. Incluso, por ti le robaría el bate de béisbol a mi padre.

15

- Te das cuenta que es amor, cuando ella es capaz de sacrificar su vida por ti. - Comenzó a reír mientras volvía a
colocar su frente sobre la mía. - Sabes que yo por ti, soy capaz de hacer lo mismo y ambos sabemos que a mí,
me iría mucho peor.

3
- Dándole gracias a Dios, de no haber nacido con KathBanana estoy.

15

Se alejó un poco para empezar a reír con todo lo que sus pulmones le podían proporcionar. Era realmente
guapo en todos los aspectos posibles, mientras reía o mientras estaba serio, incluso cuando estaba enojado,
¡Joder! me gane la lotería con él. El resto de la noche paso entre risas y cariños, llego la hora de irnos pero era
más la risa al no poder mantenernos en pie y los reclamos de Rosa por ser la única sobria, que las ganas de
llegar a casa.

Ian decidió irse conmigo a mi apartamento para protegerme de cualquier cosa. Claro, según su lógica es
preferible que le pase algo a dos ebrios que a uno pero la verdad, es que yo tenía conocimiento sobre su plan
estratégico para llevarme una vez más a la cama y tengo que admitir que así fue.

Los rayos de luz entraban por el balcón de mi apartamento, la noche anterior no habíamos llegado siquiera a la
cama. Gire mi cuerpo sobre el frio cuerpo, encontrándome con Ian dormido, sus largas pestañas se miraban
adorables con el brillo del sol y sus labios entrecerrados.

- Cásate conmigo. - Murmuro aun con los ojos cerrados.

- Ya te dije que en unos días te daré la respuesta. - Finalmente abrió los ojos, me sonrió y beso mis labios. -
¿Qué quieres de desayuno?

- No, haré el desayuno yo. - Se puso de pie y camino hacia la pequeña cocina pero antes de eso, tomo todas las
fotos con Seth que se encontraban colgadas en la pared y las tiró en la basura, giro sobre sus talones y realizo
un adorable puchero. - Es muy feo este tipo.

62
Sostuve mi vientre entre ambos brazos por la risa que me provoco y camine junto a él en la cocina, luego de
unas horas decidió irse y volver para la cena junto a Rosa y los demás. Una hora después el timbre volvió a
sonar, al abrirla me encontré con un Ian sin alcohol en su sistema y el cabello arreglado.

13

- ¿Tanto me extrañaste? Pasa. - Abrí un poco más la puerta e Ian entró con una sonrisa.

- Por supuesto pero mi visita es algo rápido. Cásate conmigo... - Saco de su pantalón una cajita color azul y
abrió de esta, dejando ver un anillo de plata con un zafiro en el centro de este. - Esto te ayudara a darme tu
respuesta más rápido.

36

Al verme sin palabras dejo la pequeña cajita entre mis manos y salió corriendo. Una hora más tarde me
encontraba viendo la pequeña cajita en mi mano izquierda, el timbre sonó y rápidamente guarde todo en su
lugar para colocarlo debajo de una almohada, con mis dedos peine mi cabello y abrí la puerta.

- ¿Ahora con que sorpresa vien... - No pude terminar mi pregunta pues, por un momento mi alma salió de mi
cuerpo y mis emociones cayeron al piso. - ¿Seth?

- Hola, mi amor.

CAPÍTULO 28
Ian Brand.

Felicidad; Ese sentimiento que había omitido por muchos meses. Cuando Katherine se fue del país para seguir
con su sueño, fueron los peores meses de mi vida, nada tenia sentido ni si quiera comer helado era igual. los
colores y los sabores de la vida se habían esfumado mágicamente, mis sueños se basaban en sus ojos azules y
luego comenzaron las pesadillas.

11

No había noche en donde no tuviera una pesadilla, aún recuerdo como entre mis sueños caminaba hacia algún
parque que no conocía rodeado de césped verde y familias riendo, hasta que la capté a ella. Ella tenia su
vientre mucho más grande de lo usual, no era un vientre por el exceso de comida sino, uno de
aproximadamente cinco meses de gestación. Entre sus manos tenía a un pequeño con los ojos del mismo color
que ella pero lo que me mató en el instante fue ver al tipo que se encontraba jugando con el pequeño. En
ninguno de mis sueños pude ver el rostro del tipo. Por cierto momento, cuando viaje hasta Inglaterra, pensé
que era Seth pero no cumplía con las cualidades que Katherine pide para llevar una vida juntos.

Dos años después, mi padre murió. Si, pensé que había sufrido todo lo necesario pero no era así, la vida tenía
un plan más para mi sufrimiento. Comencé a ir a muchas fiestas, tengo que admitir que no quería conocer
mujeres, Katherine siempre fue la única. Solo quería embriagarme todo lo posible para olvidar mi mal, mi
sufrimiento y tener un momento de felicidad. Pero eso tampoco me llenaba de felicidad, las resacas al día
siguiente eran cada vez más fuertes hasta que un día mi mejor amigo golpeo mi mejilla y le escribió a Rosalina
Mendonza, la mejor amiga de mi chica.

1
Ahora estoy aquí, siendo feliz una vez más porque la recuperé, siendo feliz porque al fin pude hacerle esa
pregunta que quise hacerle desde los dieciocho años, feliz porque se que me dará un respuesta positiva.
Terminé de alistarme para la cena entre amigos que se organizó en su casa. Al salir del baño, me encontré con
un Ben diferente. Tenía ambos brazos sobre sus rodillas mientras que con sus manos frotaba su rostro y
despeinaba su cabello con desesperación, también tenia el rostro pálido como si hubiera visto la cosa más
terrible del mundo.

— ¿Sucede algo?.

— No, solo...creo que algo me cayo mal.

— Oh...¿Estas listo?, llegaremos tarde.

— Katherine...ella canceló la reunión, Rosalina me acaba de avisar. creo que saldrá con sus padres o algo así, no
estoy seguro pero lo mejor es que nos quedemos aquí por esta noche. Digo, ¿No te gustaría pasar una noche
de vídeo juegos junto a tu mejor amigo?.

— Por supuesto que no es cierto, nuestros padres volvieron a casa hoy por la mañana y de todos modos iré a
visitarla. Sabes, anoche le pedí matrimonio y hoy fui a dejarle el anillo de compromiso. Lo escogí con un zafiro,
el azul quedará hermoso en su piel blanca y combinará con sus grandes ojos. — Suspiré como un loco
enamorado.— Así que, tengo que ir a verla y saber su respuesta. Es tu problema si me quieres acompañar o
no.

42

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💦{C O M P L E T A}💦

📕✦No es una segunda parte ni una secuela, se debe leer el otro libro para entender.

🚫✦Se prohíbe su copia/adaptación, total o parcial, protegida por derechos de autor.

📆✦Iniciada el 11/10/16 y terminada el 16/05/17

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estaba sola, tenía el amor de unos padres, la mejor amiga latina del mundo y personas increíbles que conoció
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amor?

#3 NOVELA JUVENIL 11 - 05 - 2017.

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DISFRUTEN.

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glamour a Rosalina el día de su boda y lo más seguro, dudo que Rosalina acepte.

— Ian, ¡espera!...¡No creo que sea buena idea! ¡Regresa aquí, maldita sea!

— ¿Por qué no, Ben?.

— Hoy es la noche del diablo, Rosalina andará como loca.

Comencé a reír ante tanta ocurrencia, Rosalina no es tan mala.

— ¿Vas conmigo o te quedas?. — Ben, desordenó su cabello oscuro y entró nuevamente a la habitación.
Segundos después, salió con su cazadora colocándose al lado mio y finalmente suspiró cansado.

— Eres mi mejor amigo y siempre estaré apoyándote. — Me dio pequeñas palmadas en mi hombro y continuó.
— Ahora, apúrate porque Rosalina esta haciendo de las suyas.

1
Troté hasta llegar a su lado. El camino fue en total silencio, Ben tenia esa cara que pone cuando intenta pensar
en un plan o algo realmente malo esta sucediendo. Nos conocemos desde muy pequeños y si algo he
aprendido es que, prácticamente es imposible sacarle información mientras se encuentre en ese estado. El
clima era frió, más de lo usual y la inexistencia del sol, le daba a la ciudad un ambiente un poco depresivo,
podría jurar que en una par de minutos va a llover y en mi imaginación rodaba la idea de; pasar toda la tarde
junto a Katherine, ambos abrazados frente al balcón y un par de tazas de llenas de chocolate a la par de
nosotros. Sonreí al recordar la sensación de tenerla entre mis brazos, sin darme cuenta nos encontrábamos
frente al edificio de Katherine. Tomé el ascensor y caminamos hasta la puerta de su apartamento, bastó con
tocar la puerta tres veces para que Rosa saliera a recibirnos.

20

— ¿Ian? — Me observó con el ceño fruncido, luego observó a mi mejor amigo con ira. — ¡Ben!

— No lo pude detener, lo siento. — Se encogió de hombros y Rosa abrió la puerta.

Dentro de la sala, se encontraba Mia, John y un Jack algo nervioso pero no habían rastros de Katherine.

— ¿Y Katherine?

— Ella, no se encuentra. escucha Ian, lo mejor es que...

No pudo continuar pues, alguien salió de la cocina con ambas manos ocupadas por latas de cervezas. Un vuelco
se formo en mi corazón al reconocer a dicha persona.

— ¿Seth?

— ¡Oh! Hola Ian, lamento que Katherine cancelara esta reunión. Ella no se encuentra en el apartamento en
estos momentos pero aunque no quiera, tengo algo que anunciar. — Sonrió felizmente. Un mal presentimiento
se posicionó en mi pecho. Colocó las cervezas en la pequeña mesa en el centro de la habitación y suspiró. —
Hace muchos años que conozco a Katherine, cuando ella vino a Inglaterra tuvimos la grata sorpresa de ser
compañeros de habitación. Un año después, la convertí en mi novia y entonces supe que era la mujer de mi
vida. Hace alrededor de seis meses le propuse matrimonio y ella aceptó. Pero justo cuando íbamos a
anunciarlo, tuvimos la noticia del embarazo de Rosa y Katherine decidió aplazar el tiempo para anunciarlo.
Lamentablemente tuve que irme porque obtuve una gran oportunidad y decidimos terminar la relación hasta
que volviera y anunciaríamos nuestro compromiso. Así que, aquí estoy y bueno, espero que todos estén
presentes para la fiesta que compromiso que realizaré para Katherine.

185

El aire en mis pulmones salió por completo de mi sistema, mi estómago se revolvió de cierta manera que las
náuseas eran agobiantes. Mi corazón dejó de palpitar por varios segundos y podría asegurar que estuve
muerto en todos esos segundos, probablemente mi rostro era todo un poema ante semejante noticia. Quería
cerrar mis ojos contar varios segundos y despertar de esta terrible pesadilla, la peor de todas.

Ben colocó una mano en mi espalda en señal de apoyo, logrando que volviera a la realidad. Seth, Mia y John se
encontraban celebrando mientras los demás intentaban hacerme sentir mejor pero, ¿Cómo podía llegar a
sentirme mejor si el amor de mi vida ya no se encontraba disponible? La tristeza fue saliendo poco a poco de
mi mente, siendo reemplazada por enojo y rencor. Katherine me vio la cara de idiota, se aprovechó de mis
sentimientos y los destruyó, ella será feliz con su prometido y yo seguiré solo. No me importo nada mas,
simplemente me puse de pie y caminé hasta la salida lo más rápido que pude.

34

Al salir de ese ambiente tan incómodo, pude respirar mejor. Desabotone los primeros botones de mi camisa,
coloqué mi cazadora y comencé a caminar hacia mi nuevo destino.

— ¿Ian?. — Una vez más escuché su voz, esa voz que me partía en dos. — Ian, ¿Qué haces aquí?.

11

Quise controlar mi enojo, mis impulsos y simplemente largarme pero al sentir sus pequeñas manos
sosteniendo mis brazos para ver mi rostro no pude más. Solté su agarre de una manera violenta y observé sus
ojos. Mis lagrimas comenzaron a caer por mis mejillas.

—¿Cuándo pensabas decírmelo?.

— Ian, yo...

— ¡¿Cuándo?! ¿Cuándo estuvieras a un minuto de dar el si? ¡Dios! eres lo peor. ¡Jamas quiero volver a verte en
mi vida! ¡Te odio!.

199

No dejé siquiera que pronunciara palabra alguna, continué con mi camino dejándola con lagrimas en sus ojos.
Al salir del edificio mis lagrimas corrían con más rapidez por mis mejillas, mi respiración estaba entrecortada y
para hacer mas dramática la escena, las gotas de lluvia empezaron a cubrir mi cuerpo. Jamás podré describir el
dolor que se encuentra en estos momentos en mi pecho, jamás podría siquiera pronunciar las palabras. Entré a
la habitación del hotel, tomé el teléfono y luego de dos tonos contestaron.

— Buenas noches, Aerolinea Airlines. Habla con Marie, ¿En qué puedo ayudarle?.

— Quiero un boleto hacia New York lo más pronto posible, a nombre de Ian Brand.

26
— El próximo vuelo sale dentro de una hora, ¿Le parece bien, señor Brand?

— Perfecto.

25

Terminé dando mi número de tarjeta hasta colgar la llamada. Luego tomé todas mis cosas junto a mi maleta y
escribí una nota para Ben. Sin pensarlo, saqué todo de la habitación y en taxi viajé hacia el aeropuerto. Me voy,
me voy para nunca más volver, me voy porque esto es una perdida de tiempo, me voy porque una vez más,
rompieron mi corazón.

CAPÍTULO 29

— ¿Ahora con que sorpresa vien... — No pude terminar mi pregunta pues, por un momento mi alma salió de
mi cuerpo y mis emociones cayeron al piso. — ¿Seth?.

— Hola, mi amor.

— ¿Qué carajos haces aquí?. — Sonrió. Pero ahora, su sonrisa ya no era tan adorable como solía serlo meses
atrás. Ahora su sonrisa era como una sonrisa más, una sonrisa X de alguien X en mi vida, alguien sin
importancia.

— ¿Así recibirás a tu prometido?.

Prometido, si. Seth era mi prometido desde hace seis meses.

65
Hace seis meses nuestra relación era muy distinta, no me ignoraba y siempre intentaba ser el mejor novio del
mundo. Algo que cambió con el paso de los minutos, horas, días y meses. Aún recuerdo el día que me llevó al
mejor restaurante de la ciudad, en donde minutos después de haber cenado, me propuso matrimonio. En el
momento, pensé que era lo más adorable del mundo pero heme aquí — seis meses después — Pensando que
esa propuesta fue un nada a la par de la propuesta de Ian.

Luego Rosa se dio cuenta de su embarazo y dejé que disfrutara el mejor momento de su vida junto a Jack,
desplazando por más tiempo el anuncio de mi boda. Los meses fueron pasaron y Seth obtuvo su "gran
oportunidad". Decidimos dejar a un lado todo, con el propósito de dejar de ser novios para que cuando
volviera, fuéramos los nuevos prometidos del grupo. En ese momento todo estaba bajo control. Y entonces
llegó Ian, haciendo que se formara una tercera guerra mundial en mis sentimientos, jamas pensé que su
presencia iba a ser que los sentimientos volvieran y terminaría aceptando que jamás lo olvidé. Pero yo tenía
una promesa y juro que iba a solucionar todo antes de que Seth volviera, pero como otra mala jugada del
destino, Seth volvió antes de tiempo, arruinando todo.

— ¿Prometido? ¿Crees que un prometido iba a dejar a su "prometida" sin siquiera una maldita llamada? —
Hice comillas con mis dedos mientras reía con sarcasmo. — Pasa, no quiero que los malditos vecinos sepan
como carajos te diré tus cuatro palabras.

Seth entró acomodando sus maletas a un lado del sillón, inmediatamente me coloqué sobre el sillón en donde
había dejado la pequeña cajita con el anillo que Ian me había regalado. Disimuladamente lo sostuve entre mis
manos y guardé en el bolsillo de mi pantalón. Solucionaré esto.

— Katherine, habíamos dicho que nuestra relación se acabaría mientras yo estuviera fuera. — Suspiró y en un
movimiento, sostuvo mis manos. — Mi amor, te extrañé como los mil demonios pero el trabajo...

6
— ¿El trabajo? ¿Siempre culparas al trabajo? Sabes, mi padre es un empresario. Ama su trabajo y lo amará toda
su vida pero siempre tuvo un maldito minuto para llamar a mi madre. ¿Y tu? ¿Cuántas llamadas perdidas tengo
de ti? ¿Al menos un correo? Y no me digas que no tuviste tiempo, porque vi la última foto que subiste en
facebook.

10

— Te estas comportando como una niña pequeña, Katherine.

14

Mi rostro se desencajo al escuchar sus palabras, esa era su maldita respuesta ante todos mis reclamos. Mi
celular comenzó a sonar, lo sostuve entre mis manos y pude ver "Rosa la más hermosa" en mi pantalla.

La historia continúa abajo

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Celeste es una chica con una discapacidad, a raíz de un accidente, se le han sido amputadas ambas piernas
a la edad de diez años. Gracias al apoyo de su familia, en especial al cariño y confianza que le brindó su abuelo,
ella fue capaz de superar los momentos difíciles causados por su repentina discapacidad. Encontró entonces en
el arte, específicamente en la pintura, una forma de liberar su alma, de volar a los rincones a los que
físicamente no podría llegar, y entre cuentos infantiles y sirenas, fue capaz de crecer convirtiéndose en una
mujer hermosa, talentosa y por sobre todo, independiente.

Pero y ¿el amor?, las personas con discapacidades no siempre tienen suerte en ese sentido. Celeste
pensaba que las cosas para ella serían así, una vida solitaria y llena de cuadros por pintar. Hasta que apareció
Bruno, un chico de una ciudad distinta, de una clase social diferente, pero con muchas ganas de llenarse de los
colores de Celeste.

Bruno le demostrará que el amor no entiende de diferencias, que para el amor no existen limitaciones, que
los recuerdos que guarda el corazón son más importantes que los que guarda la mente y que el amor existe
para todos. Y Celeste encontrará en Bruno al chico de los cuentos que le contaba su abuelo... pero al parecer,
su abuelo tiene muchas más historias que contar además de las que ella conoce, y los secretos del pasado
podrían afectarlos a ambos.

Un amor predestinado en el tiempo, una revancha de la vida, un lienzo en blanco lleno de colores por
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***

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#160 DE ROMANCE - 6 MAYO 2017

#111 DE ROMANCE - 9 MAYO 2017

April: No te enamores de la apuesta

Por anakarinagonzalez17

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April Hould no esperaba despertarse en su casa aquella mañana. No esperaba encontrar un acta de matrimonio
con su nombre en ella. Y mucho menos esperaba salir de ahí con una apuesta que ganar.

Pero, vamos, las mejores cosas no las esperas ¿verdad?

En serio, ella realmente necesita que ese dicho sea cierto.

— Rosa, dime. ¿Qué necesitas?.

— ¡¿Qué necesito, maldita ingrata?! Necesito que vayas a la maldita tienda de novias y te vayas a probar el
maldito vestido de dama de honor. Estoy muy estresada ¡¿Sabes cuándo carajos me casaré?! Cuando tenga
ocho malditos meses ¡Mi vestido parece el vestido de una novia osa!.

— Iré luego.

— ¡Ahora! La cita es para hoy, si no te pruebas ese vestido, no tendré compasión de ti cuando no te quede por
gorda.

Sabia que si no cumplía, probablemente Rosalina iba a morir de un infarto. Suspiré resignada y asentí aun
sabiendo que ella no me podía ver. Observé una vez más a Seth el cual miraba la pared en donde estaban
nuestras fotos con un rostro lleno deenojo.
1

— De acuerdo, iré pero necesito que les digas a los demás que la reunión se cancela. Repito, se cancela.
Tenemos un 3312

— ¡Por las santas papayas del papayal!, ¡¿Qué sucede?!.

— Seth volvió y necesito hablar con él cuando vuelva. — Dije en un susurro. — Por favor, avísale a los demás
que se cancela y por favor, no dejes que el avispón venga al panal.

11

— ¡Señor, si señor! Ian avispón no llegará.

Colgué la llamada y tomé mi bolso.

— ¿A dónde crees que vas?. — Seth tomó de mi brazo lastimándome y haciendo que volviera a mi posición
inicial.

— A probarme el maldito vestido de dama de honor. — De un jalón, alejé mi brazo de la mano de Seth y lo
fulminé con la mirada. — En tu maldita vida, vuelvas a tomarme así del brazo.
22

Salí del apartamento cerrando con fuerza, saqué todo el aire de mis pulmones logrando que el enojo se fuera
de mi cuerpo y así, poder pensar mejor. El cielo estaba cerrado de nubes grises, era normal tener días lluviosos
en Inglaterra, coloqué mis audífonos y comencé a caminar. ¿Cómo haré para enfrentar a Seth y decirle que no
lo quiero? ¿ Cómo devolver su anillo? ¿Cómo? Es cierto, es un asco de novio pero fue uno de los que más me
apoyó, no quiero perder su amistad después de todo.

Llegué al local en donde Rosalina había pedido todos los vestidos. Busqué entre mis cosas mi móvil pero lo dejé
entre la discusión con Seth. Suspiré una vez más y entré, una señora con cabello blanco me atendió y me llevó
hacia los probadores, minutos después me encontraba en ropa interior frente al vestido que Rosalina había
elegido para mi. Era un vestido realmente precioso; Era de un color turquesa con copa de corazón y un
pequeño detalle de piedras en el centro de la copa que tenia su fin hacia la derecha rodeado un poco mi seno.
El resto, era totalmente liso y diseñado para usar con tacones algo. La tela fina se adaptaba perfectamente a mi
cuerpo, demostrando cada una de mis curvas y simplemente, siendo un vestido perfecto. Sonreí al imaginar
que Ian llevaría una corbata del mismo color que mi vestido, ambos vestidos como pareja.

21

Finalmente, pude salir de aquella pequeña tienda una hora después. Caminé hacia mi apartamento pero antes
de enfrentar todo decidí ir a visitar a Ian, tenia que explicarle todo de una vez. Era más fácil imaginar que las
cosas las podía hacer sola, pero al volver Seth las cosas se complicaron y probablemente iba a necesitar la
ayuda de Ian. Llegué al hotel y luego de tomar al ascensor pude ver los números de su cuarto, toqué la puerta
varias veces pero al no recibir respuesta, simplemente desistí

Llegué una vez más a mi apartamento, al elevar la vista, me encontre con la espalda ancha de Ian. Tenía puesta
su cazadora negra y su cabello despeinado pero lo que más me impactó fue que estaba saliendo de mi
apartamento.

— ¿Ian?. — Al escuchar mi voz, vi como su espalda se tensaba y formaba puños con sus manos. Sabía que algo
estaba mal y un nudo se formo en mi estomago. — Ian, ¿Qué haces aquí?.
La historia continúa abajo

Al ver que no giraba para verme, tomé su brazo entre mis manos. Su cuerpo se tensó aún más y de un fuerte
jalón se alejó de mi. Finalmente, dio media vuelta y supe que pasaba. Sus ojos estaba oscuros por el enojo, sus
manos temblaban y su rostro estaba rojo. Pero lo que mas me dolió fue ver como sus ojos estaban inyectados
con rojo, demostrándome que estaba a punto de llorar.

—¿Cuándo pensabas decírmelo?. — Preguntó con odio.

— Ian, yo...

— ¡¿Cuándo?!. — Me sobresalte al escuchar su grito. Mi vista comenzaba a nublarse gracias a las lagrimas. —
¿Cuándo estuvieras a un minuto de dar el si? ¡Dios! eres lo peor. ¡Jamas quiero volver a verte en mi vida! ¡Te
odio!.

Sus lagrimas caían por sus mejillas. Me había dicho que me odiaba y con solo esas palabras mi mundo se
detuvo, intenté hacer que me escuchara pero no quiso y simplemente se fue, dejándome con el habla en la
boca. También intenté seguirlo y al dar el primer paso, me retracté, tenia algo que hacer antes de todo. Con
todo el enojo que podía transferir mi cuerpo, abrí la puerta de mi apartamento.

Seth se encontraba celebrando junto a Mia y John, ¿Qué celebran?. Giré mi rostro encontrándome con Rosa,
Jack y Ben. Los últimos tres se encontraban sentados observándome con tristeza.

— ¡Mi amor!. — Gritó Seth. — Has llegado tarde, he anunciado nuestro compromiso. Espero que me disculpes
y...

43

— Los quiero a todos afuera. — Lo interrumpí. Mi voz salió fría y con enojo pero justo ahora, no siento nada
más en mi cuerpo.
Todos al verme comenzaron a salir. Rosalina me guiñó un ojo, dándome la señal de "Grita si necesitas ayuda",
asentí en respuesta y esperé que todos salieran.

— ¿Sucede algo?. — Preguntó Seth.

— ¡¿Qué putas estas haciendo?!.

— Anunciando nuestro compromiso. — Hizo una expresión restandole importancia al asunto. Elevé mi mano
izquierda sin expresión alguna en mi rostro.

— ¿Hay algún anillo en mi mano?.

— No y sigo esperando que te lo pongas, ¿O esperas que lo vuelva a hacer yo?. — Comencé a reír sin gracias.

— ¿Sabes por qué no tengo el anillo? Simple. No quiero casarme contigo y ni pienses preguntar el porque, es
más que obvio. Eres un asco de novio que solo piensa en su bien, un egoísta sin sentido común, un hombre sin
gracia y sobretodo, un hombre al que no amo. ¿Cuánto tiempo crees que iba a aguantar tus gritos y tus malos
humores? Tengo que admitir que antes no eras asi, ya no eres ese tipo al que quise o si quiera, el que fue mi
amigo. Te lo estoy diciendo ahora, no quiero boda contigo.

26

— ¡¿Estás loca?! — Elevó ambas manos en un grito. — ¡¿Sabes cuánto me costo ese maldito anillo?!.

15
— Pues entonces te lo devuelvo.

— ¡Eres una maldita zorra! ¡¿Me dejas por él?! ¡¿Por ese idiota?!.

52

— Si, te dejo por ese idiota. — Sonreí. — El idiota al que amo. Y por favor, vete de mi apartamento.

— ¿Tu apartamento? Nuestro apartamento cariño.

— ¿Nuestro? Cariño, ¿Recuerdas a que nombre esta en el contrato? Al mio y ¿Quien pagó el último alquiler?
Yo. Ahora, vete.

35

Sin pensarlo, una vez más tomó sus cosas y salió por la puerta pero antes, se devolvió y habló una vez mas.

— Por esto, te fui infiel todos estos años...

312

— No me interesa, vete y busca alguien que este obsesionada con su trabajo al igual que tu, alguien que no
quiera amor en una relación porque yo, estaré bien sin ti.
1

Cerró la puerta de un golpe y segundos después entraron todos mis amigos.

— Siempre supimos que era un idiota y nos decía que tu perdonabas sus infidelidades. — Comentó Mia junto a
John. — Lo sentimos.

— ¡¿Vieron eso?! Fue increíble.

— Lo se, pero primero. ¿Ben? ¿Me acompañas a buscar a mi idiota?

— Por supuesto.

Corrimos escaleras abajo para tomar un taxi. Al llegar al hotel corrimos hacia su habitación. Ben, abrió lo más
rápido posible y entonces entramos. La habitacion estaba vacia, sin rastro alguno de Ian.

— Su maleta no esta... — Dijo en un susurro.

5
Volví a sentir una presión en mi pecho y las lagrimas volvieron. Se habia ido por mi culpa, mi estupidez le
rompió el corazon. Ben se acercó con una hoja de papel.

— Se fue... — Me la entregó y mi llanto aumento.

"Ben, lamento irme de esta manera. Lamento decepcionarte a ti y a todos los que tuvieron esperanzas en mi
pero ya no puedo más, tiré todas mis cartas y no funcionó. Me voy, para buscar un nuevo camino y poder
encontrar mi final feliz. Te espero. Ian."

— Tengo que ir por él. — Giré para correr a tomar un taxi pero una mano me detuvo.

— Deja que las cosas pasen y luego, buscalo.

49

Sin más que decir, asenti y deje que mis lagrimas cubrieran la camisa de Ben.

Quizas, ahora si lo perdi.

CAPÍTULO 30
Un mese después...

18

Ha pasado un mes desde que vi a Katherine, por última vez. Mentiría si digo que este mes fue fácil pues, las
noches son largas y los días cortos. Todo me recuerda a su hermoso rostro y sus caricias. Ben regresó a la
universidad. En cuanto lo vi entrar por aquella pequeña puerta, mi pecho se llenó de alegría. Quería saber
sobre Katherine, sé que la última vez la traté como un idiota y grité cosas que jamás quisiera volver a repetir,
pero a pesar de todo aun la amo y es más fuerte mi amor, que mi rencor.

11

- ¿Sabes algo de Katherine? - Me acomodé sobre mi cama y suspiré sacando todo el aire de mis pulmones. -
Sabes que la extraño y necesito saber de ella.

- No hablaré sobre ella, sé que estás sufriendo. Solo tengo que verte esas horribles ojeras para saber que eres
una Magdalena justo ahora.

- Al menos...Dime que está bien.

Mi amigo suspiró resignado y se sentó a la par mía.

- Ian, ella está de maravilla. No te preocupes, te aseguro que en estos momentos ella es feliz.
- ¿Se casará?

- Lo más probable. - Pasó una mano por su cabello desordenándolo más de lo normal y sonrió. - Al igual que yo.

Comencé a reír dejando mis pulmones sin aire y mis mejillas rojas. Sostuve mi estómago con ambas manos por
tanta risa hasta que un fuerte golpe lastimo mi mejilla. Al dejar de reír pude ver a un Ben enojado, tenía ambas
manos en puños y sus cejas casi unidas.

- ¿De qué te ríes, ojos de gargajo?

21

- No me digas así, mis ojos son bonitos. Y me rio de tu mal chiste sobre el matrimonio.

Se cruzó de brazos y volvió a remover su cabello.

- No estoy mintiendo idiota. Me casaré con Charlotte, ¿Por qué crees que me quedé más de un mes? Esa mujer
es un sueño y, no lo dudé dos veces. Fui a la joyería y le propuse matrimonio.

Seguramente mi rostro era un poema, ¿Quién diría que un día, Ben iba a conseguir a esa mujer que lo
convenciera del matrimonio? ¿Quién diría que un día a sus veintiún años iba a conocer a una agradable
recepcionista en un hotel y ella iba a ser la mujer de su vida? Así es, aquella rubia demasiado cariñosa, llegó en
el mejor momento y se quedará con él, el resto de sus vidas...o al menos eso espero.

17
Me coloqué de pie, observé con seriedad a mi mejor amigo esperando que al final me dijera que eso era una
maldita broma, pero no. Su rostro era igual de serio que el mío pero ahora tenía algo totalmente diferente,
ahora tenía mirada de enamorado y eso terminó de convencerme. Llevé ambas manos a sus hombros
sosteniéndolo con fuerza, sonreí y terminé dándole un fuerte abrazo de hermanos. Al menos alguien consiguió
su final feliz.

- Felicidades amigo, espero que seas muy feliz y nunca la dejes ir, porque si esa mujer llegó a domarte, quiere
decir que es una gran mujer.

- Lo es, la mala noticia es que, en un par de meses me iré de este pequeño apartamento. Charlotte vendrá a
New York y nos iremos a vivir juntos como una pareja oficial.

Me alejé nuevamente de él. Negando con mi cabeza.

- No señor, ¿Me dejarás solo?. No te da miedo que alguien más venga y me quiera convertir en su mejor amigo.
Yo de ti, me cuido, nunca sabes quien más quiere a este papacito tatuado como mejor amigo.

25

- No seas idiota, buscaremos a alguien de confianza para que sea tu compañero.

15

Simplemente asentí y luego, caminamos por la ciudad hasta encontrar un bar y celebrar su gran dicha.

Tres meses después...

47
Observaba las maletas de Ben; Tenia empacado todo lo que habíamos conseguido en estos años, juntos como
mejores amigos. Trofeos, fotos y distintos vasos para tomar cerveza. Observé por última vez como salía de su
habitación con una gran sonrisa, listo para irse a vivir con Charlotte.

- Recuerda que hoy viene tu compañero de piso. - Asentí. - Otra cosa, hoy es la boda de Rosa y tú eres su
padrino, mandó el traje hace unos meses. Sé que las cosas con Katherine no terminaron bien, pero Rosa es
nuestra amiga y tenemos que estar en el día más importante de su vida.

20

- ¿No iba a celebrar su boda en Inglaterra?

-Ya ves cómo es de bipolar.

13

Finalmente, lo ayudé a llevar todas sus cosas a su nuevo apartamento. El cual, se encontraba a dos manzanas
del mío. Charlotte había llegado dos días antes, sus cosas ya estaban ahí al igual que ella, así que decidí
regresar a mi apartamento. Las calles estaban frías y las personas abrigadas, estábamos llegando a navidad, lo
que significaba; Nieve y frio. Mientras caminaba observaba a las personas caminando en un parque que se
encontraba a una manzana de mi casa; Los niños corriendo, las personas paseando con sus mascotas pero
sobre todo, las parejas sosteniendo sus manos mientras caminaban y reían. La melancolía era inevitable,
simplemente pensaba en que jamás podré andar así con Katherine.

Minutos después llegué a mi apartamento, dentro se encontraban muchas maletas azules con el borde en
celeste y una nota sobre la pequeña isla que adornada la cocina.

"Hola compañero de piso, es una lástima que no nos podamos conocer, todavía. Pero tenía que salir y arreglar
algunas cosas. Espero que no te moleste haber dejado mis cosas ahí, lo ordeno cuando vuelva. Lo juro.

73

XoXo."

¿Ben me consiguió un compañero con maletas azules y muy buena letra? Ojalá si sea limpio. Tiré la nota al
basurero y me preparé un chocolate caliente, algo que había aprendido de Katherine. Mi celular comenzó a
sonar, en la pantalla pude ver el nombre de Ben y contesté.

- ¿Ya me extrañas? - Dije con un tono burlón.

- No idiota, solo llamaba para recordarte que la boda de Rosa es hoy y tú eres padrino. Dejé tu smoking listo,
no puedes decirme que no. Paso por ti a las seis y ve guapo, nunca se sabe cuándo puedes conseguir al amor
de tu vida.

15

- A las seis, entendido.

Me fijé en la hora de mi celular y eran las cuatro de la tarde. Corrí al baño y luego de una larga ducha, observé
lo que Ben había colocado sobre mi cama. El smoking era muy clásico en color negro, la camisa de fondo era
blanca y la corbata de un color turquesa intenso. Terminé de colocar la ropa, despeiné mi cabello y una vez más
me fijé en la hora, eran las seis en punto. Bajé por el ascensor encontrándome con un Ben vestido exactamente
igual que yo y una Charlotte con un vestido turquesa de hombros.

23
La historia continúa abajo

- Hasta que al fin. - Ben elevó ambas manos logrando que Charlotte riera y el la observara como loco
enamorado.

- Los guapos nos tardamos.

35

Subimos a su auto, podía ver como mi mejor amigo sostenía la mano de su prometida al manejar. Un
sentimiento de celos me invadió, soñaba estar así con alguien y ese alguien tenía nombre y apellido; Katherine
James. Sin darme cuenta, los minutos habían pasado cada vez más rápidos y finalmente habíamos llegado a un
lugar que conocía perfectamente.

- ¿Aquí es la boda?

- Si, puedes ir caminando. Necesito...hablar con Charlotte. - Me guiñó el ojo derecho y salí lo más rápido posible
de ese auto lleno de tensión sexual.

Había un pequeño camino que daba entrada al bosque, a ambos lados del camino se colocaron antorchas que
le daban un ambiente romántico. Sabía a donde llegaba, pero jamás pensé que Rosalina alguna vez iba a desear
celebrar su boda, frente a aquél lago en donde alguna vez llevé a Katherine. Seguí caminando hasta que
finalmente llegué al lugar donde fue mi primera cita con mi pequeña de ojos azules, recuerdo que había pasado
días completos buscando ese pequeño lugar lleno de recuerdos, para por fin pedirle una cita y tener todo listo.
Pero para mi sorpresa; El lugar, estaba sin alma alguna.

16
En el centro del pequeño espacio rodeado con árboles; se encontraba un mesa y sobre esta, un mantel blanco.
Al acercarme pude ver que sobre la mesa se encontraba un proyecto el cual, se dirigía hacia una pantalla
previamente colgada entre árboles y el control con una pequeña nota "Enciende". Detrás de la pequeña mesa
se encontraba una silla. Me acomodé en la silla y de inmediato encendí el proyector. Mis ojos se abrieron como
dos grandes platos al visualizar mejor la pantalla, era Katherine. Mi corazón empezó a vibrar con emoción al ver
sus grandes ojos azules, su cabello se encontraba suelto y ondulado, y sus mejillas un poco más gordas.

13

- Emmm... ¿Segura que estas grabando? - Katherine, observó a alguien que se encontraba detrás de la cámara.

- ¿Estas dudando de mis habilidades solo porque estoy embarazada y soy Mexicana? Déjame decirte que yo
podría ser la mejor directora de Hollywood y sí, estoy grabando. Así que comience ¡Acción melocotón!

43

Katherine suspiró y una vez más observó la cámara.

- Hola, quizás esta no es la mejor forma de hablar. Se supone que debería de ser en persona y todo bien bonito
o ha como diría Rosa; Bien bonis bonis, pero... ¿Quién me aseguraba de que hubieras aceptado?. - Sonrió sin
gracia. - Yo...Ian, yo...quiero pedirte perdón. Perdón por no haberte dicho que estaba...ya sabes
"comprometida" y sobretodo, perdón por haberte dejado de ir y no lucha por nuestro amor. Sé que te fuiste
pensando que era una mentirosa y que jugué contigo, pero no es así. Quiero explicarte todo desde un
principio. -Volvió a suspirar. - Un día después de haber pasado por tu desprecio y tu, forma tan arrogante de
haberme tratado hace tres años, vine a Inglaterra. Llámalo destino o como quieras, pero mi compañero de
habitación era Seth, ¿Conoces esa sensación de querer hacer hasta lo imposible para olvidar algo, que te
lastimó hasta la última célula de tu cuerpo? Pues yo sí.

>> Así que, cometí el peor error de mi vida. En la primera oportunidad acepté la invitación de Seth y un año
después, me convertí en su novia. Los años fueron pasando y aunque no estaba enamorada, todo estaba bajo
control. Creí que te había superado, creí que podría volver a ser feliz sin ti pero no y eso lo supe el día que te
volví a ver. Verte fue como...como si esos ojos verdes, removieran mi vida y mis sentimientos, todo volvió a ser
como antes y una vez más, me enamoré. Así que, aquí estoy diciéndote que te amo...Pidiéndote perdón y
rogando que te pongas de pie, des media vuelta y corras a darme un beso.

38

El video terminó; Mis lágrimas caían sobre mis mejillas y mi cuerpo temblaba pero estaba seguro, de que esta
vez no era por enojo o tristeza, esta vez era por miedo. Miedo, al pensar que quizás era una mala broma,
quizás al girarme no había nadie. Quizás...

- ¿Ian? - Maldita sea, su voz...

Me puse de pie y me armé de valor para poder girar sobre mis talones. Katherine se encontraba detrás de mí,
tenía el cabello recogido y sus ojos brillaban con la luz de la luna. Tenía un vestido del mismo color que mi
corbata, la parte de arriba era una hermosa copa de corazón que hacia lucir sus senos mucho más grandes de
lo que eran, llevando un decoración que rodeaba su pecho y viajaba hacia un lado, terminaba hasta sus pies.

- Katherine... - Dije en un susurro.

Sus ojos empezaron a cristalizarse, llevó ambas manos a sus ojos y en un movimiento soplaba las lágrimas que
amenazaban con salir.

- Lo siento, si lloro Rosa me matará por el maquillaje.

Empecé a reír al recordar lo ocurrente que puede ser Rosa, caminé hacia ella y con mis manos rodeé su cintura,
acercándola un poco más hacia mí.

- Perdón...perdón, perdón, perdón.


Llevó ambas manos a mi cuello y sostuvo con fuerza, como si tuviera miedo de dejarme ir una vez más. Besé su
frente con suavidad y vi una pequeña sonrisa entre sus suaves labios.

- No tienes por qué pedirme perdón. - La interrumpí. - Katherine, te amo y siempre te amaré...

- Te amo... y si, acepto.

Se alejó un poco y elevó su mano izquierda en donde se encontraba el anillo que le regalé hace cuatro meses
para pedirle que fuera mi esposa. No mentía, cuando decía que el zafiro haría el mejor conjunto con sus ojos.
Sin pensarlo una vez más la tomé entre mis brazos y justo cuando iba a elevarla, escuché un grito que pude
reconocer por parte de Rosalina, pero sus palabras me dejaron paralizado por unos segundos o minutos o no lo
sé, solo sé que mi alma salió de la emoción y volvió transformándose en una sonrisa.

- ¡Con cuidado! ¡Está embarazada!...

CAPÍTULO 31

- ¡Con cuidado! ¡Está embarazada!.

Observé a Katherine sorprendido la cual, tenía un semblante nervioso y de manera inmediata alejó sus
pequeñas manos de mi cuello. Acomodó un mechón rebelde de su perfecto peinado detrás de su oreja y bajó
la vista, admirando cada parte del suelo lleno de grama, en el que nos encontrábamos de pie.

- ¿Embarazada?. - Pregunté para confirmar lo que había escuchado.

12
- Yo... ¡Demonios!, Rosa es una chismosa...

24

A los segundos escuché algunos pasos caminando hacia nosotros, elevé mi mirada encontrándome con un Jack
bastante despeinado, una Rosalina en bata celeste la cual, cubría su vientre de ocho meses, unas pantuflas y en
su cabello muchos rollos para crear ondas. Detrás de ellos, un Ben y una Charlotte sonrientes por su
complicidad.

- ¡Oigame, no! Nada de chismosa. - Apuntó a Katherine con su dedo índice y luego a mi. - Está embarazada. Si,
entre una mini Kath o un mini pizarra.

56

- ¿Eso es en verdad, Katherine?.

- Si.

Una vez más sonreí, en mi pecho no cabía más felicidad que la que tenía justo en estos momentos. Quería
besarla, abrazarla y saltar junto a ella pero sobretodo, hacerla mi esposa lo más pronto posible. Quería besar su
vientre todas las noche y acariciarla hasta que quedará dormida.

27

- ¿Dirás algo?. - Interrumpió mis pensamientos mientras se alejaba un poco y me observaba con algo de miedo
en su mirada. Sin perder tiempo, sostuve una vez más sus manos y besé su frente.

- Me haces el hombre más feliz de este mundo, seré papá y me casaré con la mujer de mi vida. ¿Algo más que
pedir?.

15

- Si... - Interrumpió una vez más Rosalina, con el semblante serio. Luego, elevó ambas cejas y empezó a jugar
con ellas de arriba hacia abajo. - Dentro de poco cumplirá cuatro meses, pueden ir a ver juntos al bebe por
primera vez, será emocionante.

18

¿Un bebe? Alguna vez me pregunté si seria buen padre, también me pregunté si deseaba ser padre de familia y
todas mis preguntas fueron respondidas en cuanto me fijé en el vientre de Katherine, quizás tenia poco meses
pero era notable. Un pequeño o una pequeña, estaba creciendo dentro de ella, una combinación de ambos, un
regalo de Dios y sobretodo, una persona que fue diseñada con amor.

26

Luego de ese momento tan conmovedor, rápidamente nos dirigimos a el lugar en donde seria la gran boda
Paveci - Mendoza. El hotel era demasiado lujoso, los adornos eran color turquesa con blanco, incluyendo las
rosas. Rosalina caminó lo más rápido posible para cambiarse y que la boda prosiguiera. Tomé lugar junto a Ben
y John al lado de Jack

El cual, se encontraba perfectamente impecable. Al otro lado se encontraba Charlotte, Mia y mi amada
prometida.

10

Se empezó a escuchar la melodía que Rosalina había escogido para su gran entrada. Era impresionante el
cambio que había realizado en tan solo unos minutos; Tenia un vestido blanco con perlas en su pecho, el corte
comenzaba desde su cuello hasta un poco más abajo de sus hombros dejando expuestos sus brazos y luego,
caía dando a resaltar su gran vientre. Al verla, Jack sonrió como la primera vez que la vio y como todas esas
veces que miraba a Rosalina; en las fiestas, la secundaria e incluso, en sus momentos más locos, una mirada de
amor y orgullo que solo una persona enamorada podría dar. Dirigí mi mirada hacia Katherine, mi prometida
limpiaba las pocas lágrimas de emoción que se le había escapado en unos segundos. Ella, al sentir mi mirada
me observó con esos bellos ojos transmitiendome paz y felicidad, con mis labios formulé un ¿Estas bien? A lo
que ella me respondió Las hormonas.

22

La historia continúa abajo

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La ceremonia pasó sin interrupción alguna, hasta que llegó el momento más emocionante de todo el evento.
Katherine no paraba de llorar y juro que un poco más y yo, la hubiera estado acompañando con mis lágrimas.

18
- Yo, Jack Paveci. Te tomo a ti Rosalina Mendoza como mi esposa. Prometo serte fiel en lo próspero y en lo
adverso, en la salud y en la enfermedad. Amarte y respetarte todos los días de mi vida.

14

- Yo, Rosalina Mendoza. Te tomo a ti, Jack Paveci como mi esposo. Prometo serte fiel en lo próspero y en lo
adverso, en la salud y en la enfermedad. Amarte y respetarte todos los días de mi vida.

- Jack Paveci. ¿Acepta a Rosalina Mendoza como tu esposa?¿Prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso,
en la salud y en la enfermedad, amarla y respetarla todos los días de tu vida?

- Acepto.

- Rosalina Mendoza. ¿Acepta...

- Acepto. - Interrumpió Rosa haciendo que todos rieran y recordando que ella, por naturaleza está loca.

34

- Entonces los declaró marido y mujer. Puede besar a la novia.

Jack avanzó el poco espacio que tenían de distancia. Pero el momento dejó de ser romántico, al encontrarse
con su hija dentro del vientre de Rosa, impidiendo que se acercará más a su ahora, esposa. El rostro de Rosa
fue de frustración pero Jack simplemente rio con burla y bajó hasta encontrarse frente al vientre de su mujer,
con ambas manos tomó la barriga y dió un corto beso.
- A ti también te acepto, mi dulce Sofia.

81

Pasamos a las fotos, los saludos, agradecimientos y el momento de comenzar la fiesta. Las canciones era lentas,
tal y como a Rosa le gustaban. Por mi parte, caminaba entre la gente buscando a mi persona favorita y
entonces la vi. Se encontraba jugando con uno de los sobrinos de Jack, con sus manos hacia muevas logrando
que el pequeño riera. Por un momento me quede hipnotizado, lucia realmente bella y esa belleza, estaría junto
a mi el resto de mi vida. Caminé lentamente hasta acomodarmé en el asiento que estaba a un lado del suyo, al
verme sonrió y depósito un beso fugaz sobre mis labios.

- ¿Porqué tardaste tanto?. - El niño que se encontraba entre sus brazos se removió incómodo y corrió hacia los
brazos de su madre. Katherine no le despegó la mirada, hasta que su madre lo sostuvo entre ambos brazos y
los levantó en el aire. Finalmente suspiró y dirigió sus ojos hacia mi.

- Cuando te fuiste...quise ir tras de ti, correr si era posible para alcanzarte y explicarte todo. Ben, él me
aconsejó que te diera un tiempo para que las cosas se tranquilizaran un poco y así poder hablar. - Asentí
dándole la razón a mi mejor amigo.

- ¿Y el resto de los meses?. - Ella sonrió con cariño y me dió un beso.

- Pronto lo sabrás. ¿Bailas?.

22

Me puse de pie y estiré mi mano invitándole a bailar. Ella la sostuvo con una sonrisa y nos dirigimos a la pista
de baile. Sostuvé su cintura entre mis manos sintiendo pequeñas corrientes eléctricas, acomodó su rostro entre
mi cuello y mi clavícula.
- Un mes después... - Comenzó. - Tenia decidido viajar junto a Ben, pero las cosas cambiaron su rumbo cuando
empezaron los mareos, las náuseas y las mil horas de agotamiento. Ahora, los sintomas son nulos pero en ese
entonces, eran horribles. Rosa y yo, pensábamos que era un virus pero llegó el día que tenia que llegar mi
menstruación y...simplemente no pasó. Me realicé un examen y efectivamente, estaba embarazada.

- Yo...lamento haberme perdido tus síntomas, tus antojos y sobretodo esas noches de mimos que te merecías.

Alejó su rostro de su escondite y me observó con una gran sonrisa. Negó mientras reía y acarició mi mejilla.

La historia continúa abajo

- ¿Qué?. - Pregunté devolviendole la sonrisa.

- Los antojos no se han ido...lamento informar que, aquel brownie se mira delicioso ¿Irías a traer un poco para
mi, amor?. - Hizo un puchero de esos adorables.

- Lo que diga, mi amada prometida.

Corrí en busca del brownie dejándola con una gran carcajada, sentí que nada podía ser más perfecto.

Katherine James.

Miraba como Ian corría hacia el área de postres, en busca de mi nuevo antojo. Sentí como alguien se acercaba
a mi y me abrazaba con cariño.

- ¿Mamá?.

- ¿Quién más, ingrata?. - Ya veo de donde aprendió esa palabra Rosa.

31
Mi madre lucia hermosa, era un belleza andante de cabello castaño y ojos azules. Su vestido era de un negro
perfecto que hacía relucir su buen cuerpo a pesar de su edad. Era del mismo tamaño que yo, pero tenia el
corazón más grande del mundo y los mejores consejos.

- Sabes, al fin se cumplió mi sueño.

- ¿Tu sueño?. - Asintió observando por donde se había ido Ian.

- Mi sueño era que se realizará el cliché y Katian se juntara. Ahora se cumplió. Un largo camino, ¿no es así?.

33

- Ni que lo digas, pasamos por odio, amistad y amor. Pero finalmente estamos juntos y seremos felices.

- Conozco el sentimiento. Lo mismo me pasó con tu padre. - Dirigí mi mirada hacia sus ojos azules.

- Nunca terminaste de contar como conociste a papá.

- Es una larga historia hija pero algún día lo haré y sabrás que, aunque fue difícil. Valió la pena.

19
Iba a preguntar una cosa más, pero el sonido del micrófono al encenderse me interrumpió. Dirigí mi mirada
hacia ese pequeño escenario que se encontraba al fondo del salón, Rosa se encontraba a un lado de su marido
ambos tenían una gran sonrisa.

- Buenas noches a todos. Para comenzar, les quiero agradecer de corazón por haber venido esta noche y
compartir conmigo,este gran momento. Pero...quiero dirigir unas palabras hacia mi mejor amiga. ¿Katherine?. -
Comenzó a buscar entre las personas hasta que me encontró. Suspiró y volvió a sonreír. - Amiga, gracias por
todo. Gracias por estar siempre junto a mi, por vivir los mejores y peores momento de mi vida; Como el día que
decidimos ir al gymnasio y al siguiente día no podíamos movernos por dolor en las articulaciones o el día, que
comimos juntas por primera vez en Inglaterra. Por eso y muchas cosas más...quiero desear lo mejor de la vida
para ti, Ian y el bebé que viene en camino...

Mi madre sostuvo mi mano con fuerza, nadie sabía sobre mi embarazo excepto mis amistades. Pero nada
importó en el momento pues, un grito se escuchó al otro extremo del salón y en cuestión de segundos pude
ver a mi padre, con una escoba entre sus manos corriendo detrás de Ian entre los invitados. En un momento,
Ian llegó y se detuvo frente a mi, colocó en mis manos un pequeño plato con brownies y una cuchara. Luego,
volvió a correr mientras mi padre iba detrás de él.

96

- ¡Amo a mi suegro!.

60

- ¡No soy tu suegro, maldita pizarra!.

132
Comencé a reír junto a mi madre y luego ambas quedamos en silencio.

- ¿No estas decepcionada de que tu hija este embarazada?. - Me observó con cariño y acarició una de mis
mejillas.

- Hija, tu naciste cuando tenía apenas un año más que tú y ¿Sabes algo?, Es el día y todavía me alegro de todas
y cada una de las decisiones que he tomado para llegar a ti y a ese loco que corre con una escoba, detrás de
Ian.

Una vez más abracé a mi madre y finalmente, luego de cinco horas la fiesta terminó.

Ian Brand.

Íbamos en el auto de Ben, Katherine se había quedado dormida sobre mi pecho hace ya unos minutos luego de
despedirnos de Rosa para disfrutar de su pequeña luna de miel. Por ende, decidí llevarla a mi apartamento y no
al hotel que había mencionado. Mi apartamento se encontraba a oscuras, llevaba a Katherine entre brazos
para no incomodarla. Finalmente, pude encender la luz de la sala para comprobar, que no había rastro alguno
de mi nuevo compañero pues, las maletas seguían en el mismo lugar.

- ¿Cariño? Hemos llegado.

Mi prometida se removió entre mis brazos y abrió sus ojos paulatinamente. Rasco de ellos y parpadeo varias
veces.

- ¿Puedes pasarme la maleta más grande? Ahí tengo mi pijama o al menos, algo cómodo para dormir.

21

Comencé a reír por sus bromas pero al notará seria y con su pequeño dedo índice señalando a la maleta
comprendí todo.
- ¿Tu eres mi nueva compañera?.

20

- Si, ¡Sorpresa!. - Dijo casi cerrando sus ojos por el sueño. - Para terminar, te contaré del porque los cuatro
meses tarde; Me di cuenta que estaba embarazada, era obvio que tenia que volver y casarme contigo pero
antes, comencé con los tramites para pedir un traslado de mi último año hacia Columbia, New York. Por eso,
luego de cuatro meses estoy aquí. Finalmente aprobaron mis cartas y luego, todo fue cuestión de mudanza.
Ben con Charlotte y tu, conmigo.

Sostuve su rostro entre mis manos y justo cuando iba a darle un beso, mi móvil comenzó a sonar.

- ¿Diga?.

- ¡Ian! Soy Jack, Rosa está entrando en labor de parto. Estamos en el hospital central.

FINAL

Desesperación, angustia, enojo y hambre. La combinación más imperfecta para este momento, mis manos
temblaban al igual que mis piernas, mis ojos no dejaban de ver el reloj y lo único que quería, era tirar a Ian por
el auto, dejándolo en media carretera y comenzar a manejar a la velocidad más alta que el vehículo podía dar.
Sentí un nudo en mi garganta, mi amiga estaba en una sala rodeada de doctores que entraban y salían en la
habitación, un esposo desesperado y probablemente, el dolor más fuerte que ha sentido en su vida. Y yo, yo no
estaba ahí para ella porque el idiota de mi prometido estaba manejando como si estuviéramos en un momento
más tranquilo.

11

— ¡Puedes apurarte! — Mi desesperación estaba llegando a mis límites y el simplemente estaba tranquilo.

— Cariño, sé que estas desesperada y llegando a la locura por estar junto a Rosa, pero voy lo suficientemente
rápido para no morir en el camino y no recibir una multa. En unos minutos estaremos en el hospital, respira y
tranquilízate, recuerda que tú también estas embarazada.

— Maldita pizarra. — Murmuré apretando mis dientes y moviendo mi pierna de arriba hacia abajo.

430

— Te escuché.

Los próximos minutos eran más desesperantes que los anteriores, a lo largo podía ver las luces del hospital
dándome la sensación de que me encontraba apenas a unos minutos de poder tomarle la mano a mi mejor
amiga, así a como se lo prometí desde el primer día que nos dimos cuenta de que una bendición venía a
iluminar aún más nuestras vidas. Apenas se estacionó en la entrada del hospital, frente al rotulo de
emergencias. Bajé del auto lo más rápido posible y comencé a correr hacia recepción preguntando por mi
mejor amiga.

— Rosalina Mendoza, acaba de entrar en labor de parto. — La señora de lentes rojos y varias canas en su
cabello, comenzó a teclear el nombre de mi amiga y finalmente asintió en silencio.

— ¿Familiar?
— Y de las que dan buenos regalos.

67

— Esta en el piso tres, habitación diecisiete.

Sin dar una palabra más, volví a correr hacia el ascensor y en mi desesperación toqué el botón con el número
tres, unas diez veces. Mis dedos temblaban pero aun así, envié un mensaje al número de Ian para que pudiera
encontrarme sin problema alguno. La puerta se abrió y pude ver al final del pasillo a los padres de Rosa junto a
los míos y los padres de Jack.

— ¿Cómo se encuentra? — Mis padres me saludaron con un cálido beso y luego saludé al resto de los que se
encontraban esperando.

— Se encuentra desesperada... — Comenzó Esther, la madre de Rosa. Tenía su vista perdida en la blanca pared
del pasillo, su marido rodeó los ojos al escuchar las palabras de su esposa y luego, simplemente comenzó a reír.
— Es una gran casualidad de que ella este dando luz a los ocho meses, lo mismo pasó conmigo. Eso significa
que está dando a luz a otro Mendoza, el mal... Por cierto, está preguntando por ti. Puedes entrar sin problema
alguno, Jack está junto a ella y creemos que necesita ayuda.

18

Sin pensarlo dos veces giré el picaporte de la puerta, con el número diecisiete en color dorado en el centro de
esta y al abrir, pude ver la cosa más conmovedora del mundo. Rosa tenía el rostro deformado gracias al dolor y
con su mano derecha, sujetaba a Jack del cabello mientras este se quejaba del dolor. Finalmente la contracción
terminó y mi mejor amiga pudo abrir sus ojos. Su rostro se llenó de ilusión al verme, estiró su mano y justo
cuando la tomé, el dolor de otra contracción recorrió su cuerpo dándole la fuerza suficiente para tomar mis
dedos y desbaratarlos, ¿Quién diría que una chica de apenas ciento treinta y ocho libras tendría tanta fuerza?
Un pequeño grito salió de entre mis labios y segundos después, al fin pudo dejar libre mis dedos.

22

— ¿Cómo te sientes? — Me atreví a preguntar.


— ¿Recuerdas la vez que comimos tantos chilaquiles que pasé una semana sin ir al baño y cuando al fin pude ir,
te comenté que era el dolor más fuerte que había sentido en toda mi vida?

24

— ¿Y cómo olvidarlo? Fue mi baño el afectado.

26

— Y sigo pidiéndote disculpas por eso. El punto es que, amiga eso no es nada comparado con este dolor. Siento
que todo me duele, hasta el último cabello de mi cabeza. Espero que Sofía aprenda a preparar pasteles de
chocolate y que este dolor valga la pena.

21

Comencé a reír de sus locuras, incluso en este momento no dejaba de hacer bromas sobre la situación.
Minutos después, luego de varias contracciones y muchos golpes e insultos de su parte, llegó el doctor
encargado de su parto. Era un señor bastante mayor de ojos color miel y porte elegante.

— Buenas noches señorita Mendoza, soy el Doctor Cowell. Hoy seré el encargado de ayudarla a dar a luz a esa
pequeña...

— ¿Cual pequeña? — Interrumpió Rosa. — Diga la verdad, dar a luz a este puerquito que probablemente
tendrá la cara más adorable del mundo, después de mí. Obvio.

39
El doctor rio junto a nosotros y explicó el examen, simplemente iba a chequear los centímetros que hacían falta
para comenzar con el proceso. Llevaba alrededor de seis, por lo cual inmediatamente fue transferida al área en
donde comenzaría el proceso para sacar a Sofía del vientre de su madre. A petición de Rosalina, Jack y yo,
fuimos los únicos que la acompañaron en el proceso. Me encontraba con un traje verde de esos que utilizan los
doctores, un gorro con mi cabello recogido bajo de este, mi boca y mis zapatos también se encontraban
cubiertos. Jack se encontraba con un traje muy similar al mío, sostenía a su esposa con ambas manos
cubriendo la mano derecha de mi amiga y yo cubría la otra. Una nueva contracción llegó de golpe, Rosa gritaba
por el dolor y su cuerpo se encogía mientras gotas frías de sudor cubrían su frente.

— Ha bajado un centímetro más. — Informó el doctor. — Puedes comenzar a pujar cuando yo te diga. — Pasó
un minuto. — Bien, puja.

11

El grito desgarrador de Rosa inundó todos los espacios de la habitación. Pujó una vez y otra y otra, pero el bebe
no baja, no salía. Él volvió a pedir que pujara y los gritos aumentaron pero nada. Pude ver preocupación en el
rostro del doctor y volvió a hacer el examen.

— La bebe no está bajando... — Llamó a una de las enfermeras y cuando la tuvo a la par volvió a hablar con
preocupación en voz. — Haremos un ultrasonido, apresúrate. Estamos perdiendo tiempo.

La enfermera corrió hacia otra sala y minutos después llegó la misma enfermera corriendo junto a otra persona
y el ultra sonógrafo junto a ellas. Lo conectaron en cuestión de segundos dándole al doctor el aparato, colocó
un gel verde en el vientre de mi amiga y empezaron a buscar al bebe. El doctor se sorprendió e
inmediatamente corrió a llamar a otros enfermeros. Regresó hacia nosotros y nos informó lo sucedido.

La historia continúa abajo

— El bebe cambio de posición a ultimo momento enredándose con el cordón, necesitamos sacarlo ahora
mismo porque se está ahogando. Vamos a llevarla al quirófano.

61
Y así fue, en cuestión de segundos corríamos al lado de la camilla directo al quirófano mientras el doctor les
informaba a los demás. En el quirófano prepararon a Rosa para colocarle la epidural, inyección que se coloca
en la espalda con demasiada concentración y paciencia pues, podría dañar permanentemente el cuerpo de
Rosa. Se colocó una manta entre el pecho y el abdomen de mi amiga y el doctor entró listo para comenzar con
el proceso. Sostuve la mano izquierda de mi amiga, mientras Jack sostenía la otra. Podía ver desesperación en
el rostro de Rosa, sus ojos estaban visualizando el techo de aquella gran sala y una lágrima recorrió su cien,
perdiéndose entre su cabello.

— Señor, que no le suceda nada...por favor. —A pesar de entender muy poco el español, pude entender esas
palabras que dijo entre susurros y dolor. Luego me observó y otra lágrima salió. — Tengo miedo por ella,
Katherine.

23

Me acerqué a ella, besé su frente y sonreí, sonreí para transmitirle paz y fe. Sonreí porque aunque yo también
tenía miedo, tenía que apoyarla de principio a fin.

— No tienes por qué tener miedo. Ella es una Mendoza, tu hija y por eso, es una chica fuerte. Una chica con
ganas de reír por muchos años. Nacerá y nos hará la vida imposible, nos dará noches de desvelo junto a mi
bebe. Ten fe, Dios nos ayudará a salir de esto.

11

— Gracias por todo. — Se dirigió a su marido. El cual, tenía varias lágrimas y los labios apretados. — Eres un
marica, todo saldrá bien.

126

Jack comenzó a reír y a limpiar sus lágrimas. Besó sus labios varias veces hasta que el doctor anunció que la
cesárea comenzaría. Lo primero que pude ver fue como abrían el estómago de mi amiga, después aparté la
mirada enfocándome en el rostro de Rosa. Se encontraba con los ojos cerrados, sabía que estaba rezando.
Sabía que pedía por el bien de su hija, por su marido y todos los que la rodeábamos. No puedo decir cuantos
minutos pasaron, perdí la noción del tiempo luego de una hora pero jamás solté su mano. De la nada, el llanto
de una bebe con grandes pulmones llamó mi atención. Dirigí mi mirada hacia el pequeño bulto rosado que se
encontraba entre las manos del doctor, las enfermeras se acercaron con sabanas para inmediatamente llevarla
a un lado y limpiarla. Segundos después Jack cargaba a su bebe, esta fue acercada a los labios de su madre,
Rosa depositó un beso en su pequeña frente. Alejaron a la bebe para llevarla a chequeo y en cuestión de
segundos y de la manera más rápida, uno de los aparatos empezó a sonar.

— Me siento mal... — Susurró Rosa.

22

— Doctor, está perdiendo mucha sangre... — Volví a dirigir mi mirada al rostro de mi amiga. Se encontraba
pálida, blanca al igual que un fantasma, sus labios no tenían color y sus manos estaban frías.

41

— Hay que detener el sangrado. — Dijo el doctor.

— ¿Rosa? — Jack comenzó a dar palmaditas en una de las mejillas de su esposa pero su mirada estaba perdida.
— Rosalina, reacciona. — Volvió a dar palmaditas pero mi amiga no respondía.

11

Finalmente, luego de varios segundos movió sus ojos hacia mí. Sus ojos estaban sin ese brillo que tanto la
caracterizaba y en susurro volvió a hablar.

— Si me pasa algo, cuídala. Cuídala y hazla feliz. Trátala como tu propia hija y háblale todas las noches sobre
mí, dile todas nuestras aventuras y por favor, ayúdala a cumplir sus sueños. — Finalmente cerró sus ojos con
lentitud.

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— ¡¿Rosalina?! Abre los ojos. — Jack se encontraba desesperado gritándole al cuerpo sin movimiento de mi
amiga. — ¡Esto no es una maldita broma! Abre los ojos.
29

Nada.

12

No sabía como reaccionar, la vida de mi mejor amiga se iba en cuestión de segundos. Mi mejor amiga estaba
muriendo, mi mejor amiga quizás no aguantaría más tiempo, mi mejor amiga me estaba dejando sola en este
mundo. ¿Qué haría sin sus chistes? ¿Qué haría sin sus malas palabras, sus comentarios inapropiados y su
alegría? La desesperación volvió a depositarse en mi pecho, tomé a mi mejor amiga de los hombros alejando a
Jack y con fuerza empecé a moverla para hacer que abriera sus ojos.

— ¡Abre esos malditos ojos, Rosalina! ¡No puedes dejarme, maldita sea! ¡No ahora cuando mi felicidad
comienza! ¡No cuando estoy embarazada y te necesito! ¡Despierta!.

27

Sentí unos brazos rodeando mi cintura, poco a poco me sacaban de esa área, alejándome de ella. Escuchaba
gritos desgarradores por parte de Jack, mis lágrimas no dejaban de salir y solo deseaba no salir de ahí, deseaba
sostener sus manos y saber que la estaban salvando, que había esperanza y que me acompañaría por más
tiempo. Comencé a mover mi cuerpo con desesperación entre los brazos de uno de los enfermeros, Jack hacia
lo mismo pero mi fuerza no era nada comparada con la fuerza de él. Él sí pudo correr de los brazos del
enfermero, él sí pudo besar a su mujer antes de salir de la sala, él sí pudo decir un posible adiós.

22

— Despierta y dime una vez más, lo marica que soy. — Susurró mientras dos enfermeros lo tomaban de los
brazos y comenzaban a alejarlo. — ¡Te amo, Rosalina!, ¡Te amo!

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Finalmente nos sacaron a ambos, no podía respirar ni siquiera hablar entre mis lágrimas. Dolía, dolía como solo
yo podía sentir, dolía tanto que no lo podía describir. Mi mejor amiga estaba luchando por su vida y yo no
estaba junto a ella. Corrí a los brazos de Ian mientras Jack era abrazado por los brazos de sus padres y de sus
suegros, los cuales lloraban igual qe nosotros. Gritaba, lloraba y golpeaba todo lo que podía, jala de su cabello
cada cinco segundos y moría de la desesperación por la situación de su esposa. Por mi parte, sostenía el cuerpo
de mi prometido con todas mis fuerza mientras lloraba desesperadamente, mientras expulsaba gritos para
poder apagar el dolor que sentía en mi pecho. Ian acariciaba mi cabeza y depositaba pequeños besos en mi
coronilla y me decía que todo iba a estar bien pero ¿Quién me aseguraba eso?...

26

Las siguientes doce horas fueron las más agobiantes, nadie nos informaba del estado de Rosa. Nadie se detenía
para darnos una explicación sobre lo que paso, nadie hacia nada. Doce horas de tortura, doce horas en donde
mi único consuelo era mi familia, mi prometido y visitar a esa pequeña cría llamada Sofía. Rosalina no mentía
cuando decía que iba a ser la niña más bonita del mundo; Sus mejillas eran gordas, el poco cabello que tenía
era castaño al igual que su padre, poseía los ojos de su madre y la inquietud de esta. Jack pasó muchas horas
llorando junto a su hija entre brazos. Nos dedicamos a rezar por el bien de Rosa, llorar y simplemente esperar.

10

Hasta que por fin el doctor salió de una de las salas. Tenía un semblante serio mientras quitaba el gorro de su
cabeza y el cubre boca. Suspiró y comenzó a hablar.

— La hemorragia fue demasiado fuerte, por milagro de Dios pudimos controlarla y cerrar todo a su debido
tiempo. También, tuvimos que colocar sangre que por suerte teníamos en el hospital y su sistema la aceptó.
Hace unos minutos despertó, está preguntando por todos ustedes y su bebe. En diez minutos podrán pasar
junto a ella. Realmente fue un milagro, en tantos años nunca había visto algo parecido. Felicidades y si me
disculpan, este viejo tiene que ir a descansar.

360

Mi vida volvió a tener felicidad. Me encontraba emocionada y todo tipo de presión había pasado. Diez minutos
después todos entramos a la pequeña sala en donde se encontraba Rosalina cargando a su bebe con algo de
incomodidad, su rostro aún era pálido pero sus labios ya tenían color y su sonrisa había vuelto. Jack en cuanto
la vio, corrió hacia ella, la abrazó y besó todo su rostro.

— ¡Heey! Eres un marica. — Jack limpió sus lágrimas mientras asentía.

— Soy un maldito marica que te ama con locura... — Besó todo su rostro y finalmente tomó entre brazos a su
hija. — Es la niña más hermosa que he visto.

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—Claro es mi hija. — Dijo con orgullo.

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Entre pasos lentos me acerqué, limpié mis lágrimas y la abracé con todas mis fuerzas.

—Me asustaste, maldita ingrata. — Acarició mi cabeza con un suave movimiento lleno de cariño.

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— Hierba mala nunca muere, amiga. Y yo, yo soy muy mala.

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Comencé a reír junto a ella. El resto de la tarde pasamos entre risas y piropos hacia Sofía. El peor día de mi vida
pero, también uno de los mejores.

EPÍLOGO

El piano nos regalaba unas increíbles notas que se escuchaban desde la entrada principal hasta el último rincón
del lugar. Mientras las personas encargadas del coro, comenzaban a tomar sincronización y cantar esas
melodías tan famosas en las bodas. Yo, yo estaba en mi posición con una sonrisa infinita, una sonrisa que
cubría todo mi rostro e iluminaba mis ojos. Mis amigos y los amigos de ella, se posicionaron a cada lado con
sonrisas en sus rostros. Las puertas se abrieron y entonces, la vi. Era un ángel con un vestido blanco; sus ojos se
encontraban rodeados de un hermoso color caqui, logrando que parecieran dos focos azules que brillaban a
pesar de que el sol se encontraba sobre ella. Su vestido, ¡Dios! Su vestido hacia que luciera como el ser más
hermoso del mundo, del universo. Era de corte cuadrado en su pecho, con un hermoso encaje que cubria sus
brazos y una falda nuy sencilla pero en ella, todo lucía perfecto. Su cabello perfectamente recogido, algo que
dejaba ver su estilizado cuello. Entre sus manos tenía un buque con rosas blancas y rosadas. Y finalmente, su
sonrisa que sin exageración alguna, era la creación más perfecta de los Dioses.

27

A un lado, su padre con una gran sonrisa. Todavía recuerdo el día que oficialmente pedí su mano, recuerdo que
las palmas de mis manos sudaban, mi cuello dolía gracias a la tensión y mis pies se quedaban estáticos frente a
la gran puerta que daba entrada al domicilio James, pero algo me motivaba y ese algo, era la mano de mi
prometida sosteniéndome e impidiendo que los nervios me consumieran. Comencé a caminar a paso lento, mi
mano no dejaba de temblar pero Katherine sabía que al final, todo iba a estar bien.

Juntos tocamos la puerta y segundos después, mi suegra abrió con una gran sonrisa. Detrás de ella se
encontraba Diego James, el hombre más intimidante del mundo. Un hombre que transpiraba masculinidad,
que podía matarte en cuestión de segundos con su mirada azulada y un fiel amante al béisbol. En fin, un
hombre al que estaba seguro que convencería para darme su bendición y dejarme ser feliz, junto al gran amor
de mi vida. Nos dimos un cordial saludo mientras preguntaba por como iban nuestras vidas, pues en ese
momento Katherine ya tenía seis meses de gestación y pronto llegaría nuestra graduación en la universidad.
Finalmente, nos sentamos en los sillones de la gran casa James y era mi momento de hablar.

— Yo... — Observé a Katherine, esta me asentía con una sonrisa muy calida y positivismo. Suspiré y continúe
con mi pequeño discurso. — Yo...el día de hoy, me encuentro frente a usted con un propósito, un propósito
que me cambiara la vida y estoy seguro de que me hará feliz, pase lo que pase. Como ustedes sabrán, llevo
enamorado de Katherine desde hace muchos años. También, sabrán que he cometido errores pero todos y
cada uno de ellos han sido por un gran propósito. Ahora que mi vida va por un buen camino, quiero... — Tomé
de la mano a mi prometida. —...Queremos, que nos den su bendición y de esta manera poner fecha para
nuestro matrimonio. Amo tanto a Katherine que daría mi vida para protegerla pero necesito que ustedes nos
apoyen.

27

Mi mirada se dirigió al rostro sin expresión del padre de Katherine. En cambio, podía ver un par de lágrimas en
los ojos de su madre, sabía que a pesar de todo ella entendía y comprendía todo por lo que he pasado. Mi
madre la mantuvo muy informada de mis estados y mis sentimientos pero mi preocupación era una sola
persona: Diego James. Finalmente el padre de Katherine sacó todo el aire de sus pulmones mientras observaba
el techo de su hogar y negaba, mis nervios aumentaron más y el miedo junto a ellos. El señor James, se colocó
de pie y caminó hacia las escaleras, en cuestión de segundos pudimos ver que bajaba con un martillo entre sus
manos. Me observó y se dirigió hacia una de las paredes que decoraban la gran sala, colocó un clavo y junto al
martillo, empezó a hundir de este hasta dejarlo lo suficientemente hondo. Luego, volvió a subir las escaleras
pero esta vez traía un marco negro y lo colocó en la pared.

A lo largo pude ver mejor el marco, dentro de este se encontraba una foto pero no cualquier foto. Era una foto
en donde nos encontrábamos en la boda de Rosa; Katherine se encontraba bailando conmigo y juntando
nuestras frentes, mientras sus padres tomaban una selfie con caras demasiadas graciosas y nos dejaban al
fondo. Una vez más el padre de Katherine me observó pero esta vez tenía una sonrisa entre sus labios, se
acercó a mí y me abrazó.

— Oficialmente, bienvenido a la familia James.

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Y así fue, como se nos permitió que cinco meses después pudiera ver a mi prometida caminar hacia el altar.
Detrás de ella, iba Jack cargando a Sofía y un lado, Rosalina cargando a mi bebe. Así es, tres meses después de
haber pedido la mano de Katherine, me convertí en padre de familia con todas las de ley. Era una noche
común, una de esas noches en donde Katherine comía alguno de sus antojos y miraba alguna película, mientras
yo acariciaba su vientre o su cabello. La diferencia de esa noche, es que por razones de la
naturaleza...Katherine rompió fuente. Fue un momento lleno de desesperación y felicidad. Mi prometida
comenzó a tener contracciones y yo, desesperadamente buscaba las llaves del apartamento, el auto y una
pequeña maleta que teníamos preparada para la llegada del bebe. Por petición de Katherine, no quisimos
saber el sexo hasta que naciera por ende, los colores era neutros hasta que nuestra sorpresa llegara.

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— ¡Duele! ¡Duele! ¡Duele!.. — Gritaba mientras sostenía mi pierna y clavaba sus largas uñas en mi piel. — ¡Esto
es tu maldita culpa! ¡Tú me sedujiste! ¡Me llevaste por el mal camino y ahora tengo que parir a tu maldita
semilla de la vida! — Comencé a reír pero no sabía si era por los nervios o porque en verdad me daban risas sus
locuras. Abrió su boca y volvió a gritar mientras acariciaba su gran vientre. — ¡Espera! ¡No eres maldita! ¡Yo te
amo! ¿De acuerdo? Eres lo que más he esperado.

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Otra contracción.

— ¡Rosalina tenía razón con su metáfora de los chilaquiles! ¡Duele mucho más!...

Por un momento dejé de prestarle atención a mi chica, con rápida agilidad tomé mi móvil y lo coloqué en alta
voz.

— Más te vale que sea una maldita razón válida y no otra de tus bromas con Katherine. — Rosalina se
escuchaba agitada pero tenía que detener todo lo que estaba haciendo y llegar cuanto antes al hospital.

— Rosa, Katherine está entrando en labor. Llama a todo y diles que lleguen al hospital, un Brand está naciendo.
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— ¡Señor, sí señor!.

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Minutos después, me encontraba junto a Rosalina acompañando a Katherine en una de las ocasiones más
dolorosas y felices de su vida y por supuesto, de la mía. Mi prometida gritaba, lloraba, respiraba hondo y
luchaba para traer al mundo a nuestra pequeña criatura. Muchas horas después pudimos escuchar su primer
llanto, tenía unas mejillas gordas y un cuerpo diminuto, no poseía cabello alguno y de inmediato, se colocó en
mi pecho llenando mi vida de felicidad. Acerqué a mi bebe hacia su madre, Katherine besó su frente y la cargó
por un momento, finalmente viajó a los brazos de Rosa. Rosa, lloraba de felicidad y le dio un beso en su
pequeña frente.

— Bienvenida al mundo, Katian. Mi pequeña Katian.

135

Salí con mi hija en brazos para que la familia conociera a la pequeña más sensacional del planeta. Al salir, las
primeras en recibirme fueron mi madre y mi suegra, ambas se encontraban maravilladas ante tan hermoso ser.
Mi pequeña a pesar de tener unas horas de nacida podía destacar los rasgos de su madre, sus ojos azules y
muchas otras cualidades que en unos años la harían perfecta. Una fuerte mano se colocó en mi hombro dando
palmadas, mi suegro sonreía con orgullo mientras se colocaba a un lado de mí y me felicitaba al igual que mis
amigos.

La historia continúa abajo

— Es una hermosa niña, Ian. — El padre de Katherine no dejaba de admirarla. Colocó su bate preferido frente a
mí con una sonrisa de arrogancia. — Tómalo, es una niña tan hermosa que lo necesitaras. Mañana comienzan
tus clases de bateo.

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Si, esas palabras me dejaron traumado el resto de mi vida. Es el día y todavía salgo todos los sábados por la
noche a jugar béisbol junto a mi suegro.

26

Al salir de mis pensamientos, volví a enfocarme en lo hermosa que se miraba mi prometida al caminar.
Segundo después, el padre de Katherine me estaba entregando su mano. Compuso su garganta y puedo jurar
que vi un brillo de travesura en sus ojos.

— Mi hija nació un veintiuno de mayo de hace veintidós años. Recuerdo ese día cada noche y cada mañana de
mi vida, hasta el día de hoy es el segundo mejor día de mi vida, el primero lo ocupa el día que su madre aceptó
ser mi esposa. Era apenas un joven y quizás no estaba preparado para tan gran responsabilidad pero no estaba
solo y estoy seguro de que nunca lo estaré. Cuando la vi por primera vez, quedé totalmente enamorado; era
un niña muy grande para su tan corta edad, tenía unos ojos azules tan grandes que te llegaban a cautivar,
también tenía unas mejillas demasiado rosadas y grandes. En fin, era una preciosidad y era mía, ese mismo día
prometí que le enseñaría a ser mejor que yo en todo. Mi primer deseo era que tuviera el carácter y la valentía
de su madre, y así fue, era valiente, decidida y gritona. Entonces decidí que fuera más parecida a mí. Y también
lo logré, Katherine aprendió a decir groserías, a jugar al béisbol como todo un profesional y a huir de chicos,
obvio que ese era un plus que tú arruinaste. El punto, es que un día me di cuenta que no quería que ella se
pareciera a nosotros, quería que fuera feliz a su manera y con sus propias decisiones y así fue, te conoció a ti y
cambió para bien, se descubrió ella misma y nos impresionó a todos. Ahora es una combinación de esfuerzo y
momentos realmente buenos, así que te diré algo. Ian, mi hija es jodidamente peligrosa. Si ella quiere puede
matarte y nadie se dará cuenta pero también puedo asegurarte que no será así, porque te ama y la haces feliz
entonces justo en este momento, me doy cuenta de que cumplí con mi deseo. Mi hija es feliz y si ella lo es, yo
también. Ian, una vez más te digo que eres bienvenido a mi familia y que te agradezco una vez más por darnos
un motivo más de alegría, llamada Katian. Cuida a mi bebe y hazla feliz el resto de su vida sino, ambos te
mataremos.

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Las personas empezaron a aplaudir ante su hermoso discurso, yo me acerqué y le di un abrazo mientras
susurraba en su oído que gracias por todo y sobre todo por haber ayudado a traer un ser tan maravilloso al
mundo llamada Katherine James. El resto de la ceremonia pasó sin interrupción alguna, felizmente escuché un
acepto de su parte y pronuncié un acepto por mi parte. Era el hombre más feliz de la tierra. Tenía a una
hermosa hija, una gran esposa, buenos amigos y sobretodo una familia. En la fiesta pasé bailando con mi ahora
esposa y mi hija, mis dos motivos para vivir, mis dos faros sobre el mar y mis dos felicidades. Finalmente, pude
llevar a mi mujer muy lejos de la música, las felicitaciones y los invitados. La encerré en esa habitación de aquel
hotel, besaba cada parte de su espectacular cuerpo convirtiéndonos en uno solo, siendo conscientes de
nuestro amor y de que de una vez por todas íbamos a ser felices sin separarnos, sin lágrimas y con una sonrisa
todos los días de nuestra vida.

Unos días después me encontraba caminando por aquel cementerio, en donde un día le había dado un último
adiós a ese hombre que fue mi pilar por tantos años, ese hombre que me hizo prometerle que buscaría un
nuevo camino lleno de felicidad. Encontré la lápida con su nombre, a un lado coloqué el ramo de flores que
había comprado minutos antes y me senté frente a este.

— Hola... — Las lágrimas comenzaban a acumularse en mis ojos. — Sé que tardé en venir, pero sabes que no lo
iba a hacer mientras no cumpliera mi promesa. Papá, lo pude conseguir. La tengo a mi lado y soy feliz, por eso
quería darte las gracias. Gracias por haberme presionado, gracias por todo papá. Hoy estoy casado y tengo una
hermosa hija que tiene también tu apellido. Y todo te lo debo a ti.

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Escuché unos pasos detrás de mi e inmediatamente ese olor a vainilla tan familiar inundo mis fosas nasales
haciéndome sonreír una vez más en el día. Katherine se colocó a un lado junto a Katian, besé los cálidos labios
de mi esposa y la pequeña frente de mi hija.

— Yo también tengo que darte las gracias. Gracias por buscar un final feliz para nosotros, esto te lo debo a ti.
Esta felicidad es por tu causa, en serio gracias.

No pude evitar sostener a Katherine de la cintura y acercarla un poco más a mí. Besé sus labios suaves como
pétalos de rosas transmitiendo mi amor y mi agradecimiento. Me separé y observé sus ojos azules.

— Te amo, Katherime James.

1
— Y yo a ti, Ian Brand. Mi maldito y perfecto, cliché.

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