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Language: Spanish
*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK RECUERDOS DE MI VIDA (TOMO 2 DE 2) ***
NOTA DE TRANSCRIPCIÓN
* Nótese que tras los capítulos XVI y XVII aparecen los capítulos
XVI _bis_ y XVII _bis_ por error de numeración en el original
impreso, como se declara al final de la «Fe de erratas».
* En las pp. 539 y 541 hay dos figuras 159 distintas. Se las
redenomina 159a y 159b.
S. RAMÓN Y CAJAL
Recuerdos
de mi vida
TOMO II
MADRID
IMPRENTA Y LIBRERÍA DE NICOLÁS MOYA
_Garcilaso, 6, y Carretas, 8._
—
1917
[Ilustración]
[Ilustración]
CAPÍTULO PRIMERO
Nada digno de contarse ocurrió durante los años 1876 y 1877. Continué
en Zaragoza estudiando Anatomía y Embriología, y en los ratos libres
ayudaba á mi padre en el penoso servicio del Hospital, supliéndole en
las guardias y encargándome de las curas de algunos de sus enfermos
particulares de cirugía. Porque dejo apuntado ya que mi progenitor
había adquirido sólida fama en esta especialidad, operaba mucho y, no
obstante su actividad infatigable, faltábale tiempo para acudir á su
numerosa clientela.
Mis aspiraciones al Magisterio (más que sentidas espontáneamente,
sugeridas de continuo por mi padre) me obligaron á graduarme de
doctor. Táctica excelente hubiera sido haber cursado oficialmente en
Madrid las tres asignaturas cuya aprobación era entonces obligatoria
para alcanzar la codiciada borla doctoral (_Historia de la Medicina_,
_Análisis química_ é _Histología normal y patológica_). Mi
estancia durante un año en la Corte habríame reportado positivas é
inapreciables ventajas: hubiera conocido personalmente á algunos de
mis futuros jueces; asistido á ejercicios de oposición, á fin de
enterarme del aspecto técnico y artístico de semejantes certámenes; y
adquirido, en cuanto mi natural, un tanto rudo y arisco, consintiese,
ese barniz de simpático despejo y de urbana cortesía que tanto
realzan al mérito positivo. Pero mi padre, temeroso sin duda de que,
lejos de su vigilancia, reincidiese en mis devaneos artísticos --y
quizás tenía razón-- resolvió matricularme libremente en las citadas
asignaturas, reteniéndome en Zaragoza. Para el estudio de la _Química
analítica_ confióme á la dirección de D. Ramón Ríos, farmacéutico
muy ilustrado y á la sazón encargado de una fábrica muy acreditada
de productos químicos. En cuanto á la _Historia de la Medicina_
y á la _Histología normal y patológica_, debía asimilármelas
autodidácticamente, por la lectura de los libros de texto, pues no
había en la capital aragonesa quien pudiera enseñármelas.
--Porque no _te toca todavía_: déjalo para más adelante y todo saldrá
como una seda.
--Pero...
--¡Imposible!...
Y así acaeció.
[Ilustración]
CAPÍTULO II
Dos meses después pude, sin embargo, abandonar el lecho, pero sin
alegría y sin ilusiones. «Esto es una tregua --me decía--, no una
resurrección. Volverán nuevos ataques y con ellos el ineluctable
desenlace...»
Meses después supe que la valerosa doncella, cuya boda parecía tan
próxima, había fallecido por consunción. Y es que la mujer tiene para
la enfermedad una entereza de que carecemos los hombres. El instinto
le da increíble fortaleza. Sabe ó adivina que la belleza es el
resplandor de la salud, y oculta con exquisito pudor, y á veces con
sutilísimos ardides, sus íntimas dolencias.
Más tarde, casado ya, llevé mi culto por el arte fotográfico hasta
convertirme en fabricante de placas al _gelatino-bromuro_, y me
pasaba las noches en un granero vaciando emulsiones sensibles,
entre los rojos fulgores de la linterna y ante el asombro de la
vecindad curiosa, que me tomaba por duende ó nigromántico. Esta
nueva ocupación, tan distante de mi devoción hacia la Anatomía, fué
consecuencia de las insistentes demandas de los profesionales de la
fotografía. Desconocíanse por aquella época en España las placas
ultrarrápidas al gelatino-bromuro, fabricadas á la sazón por la
casa Monckoven, y que costaban, por cierto, sumamente caras. Había
yo leído en un libro moderno la fórmula de la emulsión argéntica
sensible, y me propuse fabricarla para satisfacer mis aficiones á
la fotografía instantánea, empresa inabordable con el engorroso
proceder del _colodion húmedo_. Tuve la suerte de atinar pronto con
las manipulaciones y aun de mejorar la fórmula de la emulsión; y
mis afortunadas instantáneas de lances del toreo, y singularmente
una, tomada del palco presidencial cuajado de hermosas señoritas
(tratábase de cierta corrida de beneficencia, patrocinada y presidida
por la aristocracia aragonesa), hicieron furor, corriendo por los
estudios fotográficos y alborotando á los aficionados. Mis placas
rápidas gustaron tanto, que muchos deseaban ensayarlas.
[Ilustración]
CAPÍTULO III
Sin embargo, movido por mis inclinaciones, y sobre todo por motivos
de índole económica, escogí al fin la discreta senda histológica,
la de los goces tranquilos. Sabía bien que por angosta jamás podría
recorrerla en carroza; pero me sentiría dichoso asistiendo en mi
rincón, y en el olvido de todos, al espectáculo cautivador de la
vida animal íntima, y escuchando embelesado, desde el ocular del
microscopio, los rumores de la bulliciosa colmena que todos llevamos
dentro. En cuanto á la razón económica aludida, no es otra que lo
oneroso de los trabajos bacteriológicos.
«Examinad ahora una gota de saliva, un poco del epitelio que cubre
vuestra lengua, una gota de vuestra sangre, el moho de las materias
orgánicas en descomposición, etc... y siempre la misma referida
arquitectura: células y más células, más ó menos transformadas,
repitiéndose con monotonía y uniformidad abrumadoras.»
[Ilustración]
CAPÍTULO IV
Y con todo eso, mi pesimismo era exagerado, según hemos de ver. Claro
es que el aludido _desideratum_ era y es aún hoy ideal inaccesible.
Pero algo se podía avanzar hacia él aprovechando la técnica de
entonces. En realidad, el instrumento revelador existía; sólo que
ni yo, aislado en mi rincón, lo conocía, ni se había divulgado
apenas entre los sabios, no obstante haber visto la luz por los
años de 1880. Fué descubierto por C. Golgi, eximio histólogo de
Pavía, favorecido por la casualidad, musa inspiradora de los grandes
hallazgos. En sus probaturas tintoriales, notó este sabio que el
protoplasma de las células nerviosas, tan rebelde á las coloraciones
artificiales, posee el precioso atributo de atraer vivamente el
precipitado de _cromato de plata_, cuando este precipitado se produce
en el espesor mismo de las piezas. El _modus operandi_, sencillísimo,
redúcese á indurar por varios días trozos de substancia gris en
soluciones de _bicromato de potasa_ (ó de líquido de Müller), ó mejor
aún, en mezcla de bicromato y de solución al 1 por 100 de _ácido
ósmico_; para tratarlos después mediante soluciones diluídas (al
0,75) de _nitrato de plata_ cristalizado. Genérase de este modo un
depósito de _bicromato argéntico_, el cual, por dichosa singularidad
que no se ha explicado todavía, selecciona ciertas células nerviosas
con exclusión absoluta de otras. Al examinar la preparación, los
corpúsculos de la substancia gris muéstranse teñidos de negro
achocolatado hasta en sus más finos ramúsculos, que destacan con
insuperable claridad, sobre un fondo amarillo transparente, formado
por los elementos no impregnados. Gracias á tan valiosa reacción,
consiguió Golgi, durante varios años de labor, esclarecer no pocos
puntos importantes de la morfología de las células y apéndices
nerviosos. Pero, según dejo apuntado, el admirable método de Golgi
era por entonces (1887-1888) desconocido por la inmensa mayoría
de los neurólogos ó desestimado de los pocos que tuvieron noticia
precisa de él. El libro de Ranvier, mi biblia técnica de entonces,
le consagraba solamente unas cuantas líneas informativas, escritas
displicentemente. Veíase á la legua que el sabio francés no lo había
ensayado. Naturalmente, los lectores de Ranvier pensábamos que el
susodicho método no valía la pena.
[Ilustración]
CAPÍTULO V
[Ilustración]
CAPÍTULO VI
Tan afortunado hallazgo, uno de los más bellos con que me agasajó
el azar en aquella época fecunda, significaba la prueba terminante
de la _transmisión de los impulsos nerviosos por contacto_. Así
lo reconocieron sabios insignes al comprobar, años después, mi
descripción de las fibras musgosas y trepadoras.
[Ilustración]
CAPÍTULO VII
Entre los que más interés mostraron por mis demostraciones, debo
citar á His, Schwalbe, Retzius, Waldeyer, y singularmente á Kölliker.
Según era de presumir, estos sabios, entonces celebridades mundiales,
iniciaron su examen con más escepticismo que curiosidad. Sin duda
esperaban un fiasco. Mas cuando hubieron desfilado ante sus ojos,
en cortejo de imágenes clarísimas é irreprochables, el _axon de
los granos del cerebelo_, las _cestas pericelulares_, las _fibras
musgosas y trepadoras_, las _bifurcaciones y ramas ascendente y
descendente de las raíces sensitivas_, las _colaterales largas y
cortas de los cordones de substancia blanca_, _las terminaciones
de las fibras retinianas en el lóbulo óptico_, etc., los ceños se
desfruncieron. Al fin, desvanecida la prevención hacia el modesto
anatómico español, las felicitaciones estallaron calurosas y sinceras.
--Los resultados obtenidos por usted son tan bellos --me decía--, que
pienso emprender inmediatamente, ajustándome á la técnica de usted,
una serie de trabajos de confirmación. Le he _descubierto_ á usted, y
deseo divulgar en Alemania mi _descubrimiento_[54].
En fin, tras una visita rápida á Génova, donde fuí muy bien recibido
por el Profesor de Anatomía, tomé la vuelta de Marsella y regresé á
Barcelona.
* * * * *
Bien se ve, pues, que en los países del Norte, aparte las formas
de la organización docente, existe una causa general y profunda de
florecimiento cultural. El vaso parece á veces de tosco barro; pero
la esencia suele ser exquisita.
[Ilustración]
CAPÍTULO VIII
Dejo ya dicho que los años de 1890 y 1891 fueron mi Domingo de Ramos.
La generosa acogida que mis ideas obtuvieron de sabios insignes,
motivó una franca confianza en las revelaciones del método de Golgi y
en la exactitud de mis descripciones. En consecuencia, se desarrolló
un movimiento bibliográfico considerable. Todos querían contribuir
con algo al enriquecimiento de la nueva doctrina neurológica,
patrocinada en Alemania por maestros de la talla de His, Waldeyer,
Kölliker y Edinger. Los sabios de las naciones latinas y escandinavas
siguieron después. En Italia adoptaron las nuevas ideas, no obstante
la autoridad arrolladora de Golgi, Lugaro y Tanzi; en Bélgica, van
Gehuchten; en Suiza, von Lenhossék; en Suecia, Retzius; en Francia,
Azoulay, Dejerine y sobre todo el célebre profesor de la Universidad
de París, el simpático Matías Duval.
* * * * *
[87] _C. Golgi_: Ueber den feineren Bau der Rückenmarkes. _Anat.
Anzeiger_, Bd. V, 1890.
* * * * *
[Ilustración]
CAPÍTULO IX
Esta fórmula se aplica á todos los casos sin excepción, tanto de los
vertebrados como de los invertebrados, lo mismo en el adulto que
en el embrión. Gracias á su absoluta generalidad, constituye una
preciosa clave interpretativa de la marcha de las corrientes en las
neuronas de los centros. Así lo han reconocido sabios insignes que me
han hecho la honra de aceptarla sin reservas.
* * * * *
* * * * *
[Ilustración]
CAPÍTULO X
* * * * *
Llegué, por fin, á la capital de la Monarquía en Abril de 1892, á
los cuarenta años de edad, ansioso de trabajar y con la cartera
repleta de proyectos científicos. Según costumbre mía, instaléme
modestamente[110], cual cumple al obrero de la ciencia que siente
el _santo horror del déficit_, como diría Echegaray, y sabe que las
ideas, á semejanza del nenúfar, florecen solamente en las aguas
tranquilas. Pagaba de alquiler dieciséis duros al mes. Semejante
modestia, que algunos tachaban de excesiva é impropia de un
_príncipe de la toga académica_, según frase de cierto hinchado
catedrático, parecíame necesaria mientras tanteaba el terreno y
averiguaba los recursos disponibles para alimentar la familia y
desarrollar cumplidamente mis trabajos. Porque yo siempre diputé
peligrosa y contraproducente la conducta de esos profesores que,
recién llegados del rincón provinciano, instálanse en la Corte á lo
dentista americano, gastando sus modestos ahorros en costearse coche,
habitación y mueblaje, en espera de una clientela opulenta que no se
digna comparecer.
* * * * *
* * * * *
* * * * *
* * * * *
Su voz era algo nasal y sus frases salían en ritmo pausado, como
de quien medita antes de hablar y desea ser bien comprendido.
Platicando, resultaba infatigable. Su palabra surgía espontánea,
vistosa é irisada, cual surtidor en fontana. Eran aguas profundas
y, por tanto, límpidas y calientes; límpidas por lo impecable de la
forma, calientes por la emoción que les comunicaba. Todos le oíamos
embelesados, sin osar la irreverencia de convertir en diálogo el
monólogo. ¿Cómo interrumpir ó desviar, con un comentario vulgar
ó inoportuno, aquella catarata de imágenes brillantes, de frases
agudas, de pensamientos originalísimos?
Durante esos pocos días en que el dolor le olvidaba y podía pasear,
holgábame yo de acompañarle por el Retiro, el Prado ó las calles
céntricas. Bastaba la visión instantánea de una persona, de un objeto
cualquiera, para sugerirle en el acto comparaciones tan ingeniosas
como gráficas. Viendo un sujeto muy alto que caminaba torpemente
exclamaba: «Ese hombre va mareado de verse tan alto». Topábamos con
un modesto industrial ambulante que exhibía un fonógrafo, y decía:
«Ahí viene el conejo de Indias parlante» (aludía á la voz chillona y
menuda del viejo fonógrafo de Edison). Aproximábase á nosotros una
jamona exuberante y esbelta: «¡Cuidado con chocar con estos _jarrones
de carne_; á nuestra edad los quebrados seríamos nosotros!» Al pasar
una vez por delante del Ministerio de la Gobernación, párase de
pronto y dice: «Esta es la única Escuela de Geografía de nuestros
gobernadores; aquí saben hacia dónde cae su provincia y aprenden
el camino gracias á la dirección del puntapié con que los despide
el Ministro.» De pronto, una ráfaga del Guadarrama nos obliga á
embozarnos, y Letamendi comenta: «Para estos fríos, el mejor abrigo
es la piel de mujer», etc., etc.
Fué San Martín uno de los hombres más cultos, simpáticos y mejor
educados que he conocido. Yo aprendí mucho con su conversación. Acaso
por el contraste de nuestros caracteres hicimos siempre buenas migas.
Á la ruda franqueza de mis juicios, oponía San Martín la ironía,
el eufemismo y los temperamentos diplomáticos. «Me encantan los
métodos jesuíticos», decíame una vez _ex abundantia cordis_. En su
léxico faltaban vocablos tan corrientes, y á veces tan necesarios,
como «ignorante, grosero, pedante, etcétera». Juzgando la picardía
política ó la farsa científica, extremaba á veces tanto, acaso
irónicamente, el _suaviter in modo..._; ponía en sus comentarios
personales tales distingos y atenuaciones, que me impacientaba y casi
me irritaba.
* * * * *
[Ilustración]
CAPÍTULO XI
--Señores, todo eso que ustedes cuentan sobre las cruces pensionadas,
los ascensos de gracia y el escalafón, resulta muy interesante
para la familia; pero en el mundo deben existir otras cosas quizás
más interesantes todavía. Bueno es hablar de las estrellas de la
bocamanga; pero de vez en cuando convendría platicar también de las
estrellas del cielo y de las células, esas estrellas de la vida;
laudable es preocuparse de ascender en la carrera; pero no estaría de
más que procurásemos asimismo ascender algo, mediante el estudio y
la reflexión, en el concepto de la propia estima; está perfectamente
eso de prepararse para la vejez apacible y suculento retiro; pero
hallo más urgente y honrado aún trabajar, durante la juventud, para
merecerlo.
Creo que fué San Martín quien me presentó á la _peña_ del Café Suizo,
reunión de rancio y glorioso abolengo, pues en ella habían figurado
políticos, literatos y hasta financieros insignes.
* * * * *
[119] _C. Golgi_: Sulla minuta anatomia degli organi centrali del
sistema nervoso. Milano, 1886.
Sin embargo, quedaba aún mucho filón virgen para los trabajadores de
refresco. Era, sobre todo, indispensable explorar los _corpúsculos
de axon corto_, insuficientemente estudiados por los susodichos
sabios, y urgía además abordar el problema de las _conexiones
interneuronales_, estableciendo en lo posible las vías recorridas
por los impulsos sensoriales ó aferentes, tarea interesante apenas
desflorada por los sabios de la escuela italiana.
[Ilustración]
CAPÍTULO XII
Allá por Febrero de 1894 llegó á mis manos una comunicación del Dr.
Foster, Secretario de la _Sociedad Real_ de Londres, invitándome, por
acuerdo de tan ilustre Corporación, á pronunciar el discurso llamado
_Croonian Lecture_. Tratábase de una conferencia sobre asuntos
biológicos, remunerada con 50 libras esterlinas, é instituída por
cierto sabio inglés con la mira de traer á Londres á un investigador
nacional ó extranjero, autor de algún descubrimiento señalado.
Prácticas en todo, las Corporaciones científicas inglesas, no
se satisfacen con estimular de lejos la investigación personal,
adjudicando al conquistador de una nueva verdad el diploma honorífico
de rúbrica; desean, además, conocer al autor, oir de sus labios la
exposición de sus trabajos y, sobre todo, examinar y comprobar _de
visu_ los métodos de indagación con ayuda de los cuales el hecho
nuevo fué descubierto. Respondiendo á finalidad tan discretamente
utilitaria, las Academias inglesas han creado muchos premios, todos
debidos á iniciativa particular.
Más íntimo y menos solemne fué el banquete celebrado en casa del Dr.
Paget, donde tuve el gusto de conocer á los neurólogos y médicos más
famosos de la capital inglesa.
* * * * *
* * * * *
[Ilustración]
CAPÍTULO XIII
En este mismo año publiqué una pequeña nota, donde se demuestra por
primera vez la capacidad fagocitósica de las _plaquetas_ de los
vertebrados inferiores[144]. En determinadas condiciones, estos
corpúsculos sanguíneos son susceptibles de englobar partículas de
carmín, microbios, etc.
* * * * *
[Ilustración]
CAPÍTULO XIV
* * * * *
Todo el precedente preámbulo, del cual pido perdón al lector, se
encamina á disculpar, en lo posible, mis escarceos especulativos
--pocos por fortuna-- y explicar el cómo un fanático irreductible
de la religión de los hechos, ha caído, de vez en cuando, en la
debilidad de sacrificar al ídolo de la teoría deslumbrante, no
obstante hallarse íntimamente persuadido de su irreparable fugacidad,
y á despecho de haber declarado repetidamente «que, si por azares de
la suerte, nos vemos compelidos á forjar hipótesis, procuremos al
menos no creer demasiado en ellas».
* * * * *
Huelga decir que tan osada concepción, cuya ingenuidad me hace hoy
sonreir, carece de fundamentos objetivos. Alegaba, sin embargo,
como indicio harto deleznable, el hecho de apreciarse en la _glia_
cerebral, en relación con el modo de muerte y las perturbaciones
fisiológicas precedentes, notables variaciones en la riqueza, espesor
y longitud de las expansiones neuróglicas[157]. Empero, de la
efectividad de estos cambios no se sigue necesariamente su conexión
causal con las diversas fases de la actividad pensante. Además,
al otorgar graciosamente á la neuroglia la jerarquía de aparato
conmutador de los contactos, regido por la voluntad ó por impulsos
inconscientes, postulábase un hecho cardinal, todavía no descubierto
ni siquiera sospechable en el estado actual de la ciencia: la
existencia en la neuroglia de terminaciones nerviosas específicas
promotoras de la contracción de las proyecciones gliomatosas.
* * * * *
CAPÍTULO XV
«¿No fuera más sencillo --me preguntaba-- que cada cordón óptico
desembocara directamente en los centros cerebrales de su lado, ya
que la impresión recibida por cada retina provoca predilectamente
reacciones motrices en las regiones correspondientes de la cabeza,
tronco y extremidad superior?»
Pero las incongruencias aparentes continúan en el encéfalo y
bulbo. También la vía _piramidal_ del cerebro ó de los movimientos
voluntarios, los _cordones sensitivos_ llegados de la médula y del
bulbo, los manojos centrífugos nacidos en el cerebelo, se entrecruzan
total ó casi totalmente.
De los demás trabajos del año 1898, me contentaré con exponer los
títulos y las conclusiones:
[Ilustración]
CAPÍTULO XVI
[Ilustración]
CAPÍTULO XVII
Por cierto que, con ocasión de estos curioseos por los grandes
almacenes, hube de comprobar, con pena, cierta sospecha que yo
tenía sobre los sentimientos instigadores de la agresión de los
Estados Unidos á España. Por consecuencia de la cruel, impolítica
y contraproducente medida de _concentrar en campamentos_ toda la
población rural de la gran Antilla, los cubanos supervivientes que,
por falta de ánimos, no engrosaron las huestes de Maceo, huyeron en
masa á los Estados Unidos (Cayo Hueso, Tampa, Nueva Orleans, Nueva
York, etc.), buscando trabajo en campos, fábricas y comercios.
Algunos de estos desventurados, hembras en su mayoría, con quienes
conversamos en los obradores y comercios de Nueva York, nos
refirieron miserias y crueldades desgarradoras. Huelga notar, que las
lamentaciones de tantos millares de prófugos, pregonando y agravando
hasta lo inverosímil la vieja leyenda anglo-sajona de la crueldad
española, crearon en los Estados Unidos un estado emocional, que fué
hábilmente explotado por los laborantes cubanos y por el partido
imperialista ó intervencionista[182].
Mas en esto de las _encuestas_ tuve peor suerte que mis compañeros.
Mi calidad de español me constituía en blanco preferente de los
reporteros políticos. Las periodistas, sobre todo, me asediaban día y
noche. Querían saber de mí --¡ahí es nada!-- los inconvenientes ó las
ventajas que para los Estados Unidos podrían derivarse de la anexión
de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. ¡Era como mentar la soga en casa
del ahorcado!
No por vanidad pueril refiero estas cosas, sino para que mis lectores
biólogos, médicos ó naturalistas, aprendan á mi costa á no malgastar
el tiempo persiguiendo invenciones fuera del círculo de la propia
competencia. Al abandonar el tajo habitual chocamos siempre con
el escollo de ignorar ó de conocer somera ó incompletamente los
antecedentes bibliográficos é industriales (patentes de invención
registradas, etc.) del asunto, así como la labor intensa y sigilosa
desarrollada por hábiles ingenieros á sueldo de los grandes
establecimientos industriales de Europa y de América.
[Ilustración]
CAPÍTULO XVI _bis_
Cuando allá por el mes de Agosto de dicho año, sucedía esto en París,
hallábame yo veraneando en mi recién construída casita de los Cuatro
Caminos, prosiguiendo tranquilamente mis atrayentes exploraciones
sobre la estructura cerebral.
Hoy más que nunca urge este supremo llamamiento al heroísmo del
pensar hondo y del esfuerzo viril. Me dirijo á vosotros, los
jóvenes, esperanza del mañana. En estos últimos luctuosos tiempos
la patria se ha achicado; pero vosotros debéis decir: «Á patria
chica, alma grande». El territorio de España ha menguado; juremos
todos dilatar su geografía moral é intelectual. Combatamos
al extranjero con ideas, con hechos nuevos, con invenciones
originales y útiles. Y cuando los hombres de las naciones
más civilizadas no puedan discurrir ni hablar en materias
filosóficas, científicas, literarias ó industriales, sin tropezar
á cada paso con expresiones ó conceptos españoles, la defensa de
la patria llegará á ser cosa superflua; su honor, su poderío y su
prestigio estarán firmemente garantidos, porque nadie atropella á
lo que ama, ni insulta ó menosprecia lo que admira y respeta.
[Ilustración]
Fué el año 1903 uno de los de mayor actividad del recién creado
_Laboratorio de Investigaciones biológicas_. Una fiebre de trabajo,
sólo comparable con la sufrida en 1889 y 1890, se apoderó de mí,
embargando todas mis facultades. Nada menos que 14 comunicaciones,
algunas equiparables por su volumen á libros, dí á la estampa
en dicho año, cuya segunda mitad considero como la cúspide de
mi actividad inquisitiva. Y todavía pude, durante la canícula,
disponer de tiempo bastante para emprender, en compañía de mi mujer
y hermanas, un viaje de turista por la encantadora Italia, con
acompañamiento del indispensable aparato fotográfico, y haciendo
escala en Génova, Milán, Turín, Pavía, Venecia, Florencia, Roma,
Pisa, Nápoles y otras admirables ciudades de la patria del arte.
Á tan inusitado alarde de energías contribuyeron poderosamente
dos sucesos afortunados: Primeramente, las sesiones del _Congreso
internacional de Medicina_, celebrado en Madrid durante la primavera
del citado año; y después, allá por el mes de Octubre, el encuentro
fortuito de cierta fórmula de impregnación de las células y fibras
nerviosas, singularmente fecunda en nuevas revelaciones.
[Ilustración]
CAPÍTULO XVIII
Esta propiedad resultó tanto más preciosa cuanto que carecíamos por
entonces de método regular susceptible de comprobar y contrastar
corrientemente en el cerebelo y médula espinal las arborizaciones
nerviosas pericelulares reveladas por el cromato de plata. En
presencia de las elegantísimas preparaciones del cerebelo, donde las
_cestas_, las _fibras musgosas_ y _trepadoras_ aparecían nítidas,
transparentes, con matices enérgicos y variados, y _teñidas por
completo sin la menor laguna tintorial_, mi alegría fué inmensa.
Habían quedado para siempre pulverizadas las objeciones de los
adustos impugnadores del método de Golgi, siempre recelosos, de
que las siluetas del cromato de plata no tradujeran disposiciones
preexistentes.
[231] _Cajal_: Las células del gran simpático del hombre adulto.
_Trab. del Lab. de invest. biol._, tomo IV, fascículos 1 y 2.
(Con 14 grabados).
14. Por último, para cerrar esta lista harto pesada de afortunados
hallazgos, mencionemos aún cierto trabajo _sobre las neurofibrillas del
cerebelo_[232] y un ensayo sobre los efectos del nuevo método sobre la
_estructura de la fibra muscular estriada_[233].
[Ilustración]
CAPÍTULO XIX
* * * * *
* * * * *
[Ilustración]
CAPÍTULO XX
* * * * *
El tercer suceso próspero --ó que pudo serlo para mí--, anunciado en
el sumario del presente capítulo, fué el empeño del ilustre Moret, á
la sazón jefe del partido liberal, en hacerme Ministro de Instrucción
pública. Ya en 1905, honrándome en el Ateneo con sus amables
pláticas, me anunció sus deseos. Yo me limité á darle las gracias,
contestándole con evasivas corteses. La verdad es que ni yo me sentía
político, ni estaba preparado para el arduo oficio de Ministro, ni
acertaba á descubrir en mí, al hacer examen de conciencia, las dotes
en nuestro país indispensables para regir dignamente una cartera.
* * * * *
Decía más atrás que el _premio Nobel_ concedido por primera vez
en 1906 á histólogos, causóme más miedo que satisfacción. ¿Cómo
reaccionarán --pensaba-- aquellos pocos sabios, no exentos de mérito,
cuyos errores teóricos tuve la desgracia de poner en evidencia?
* * * * *
[Ilustración]
CAPÍTULO XXI
Y para proceder con algún orden, comenzaré por agrupar mis escritos
en tres clases: _monografías descriptivas_, _comunicaciones técnicas_
y _libros de conjunto_.
[270] _Cajal_: _Loc. cit. Trab. del Lab. de Invest. biol._, tomo
III, 1904.
[Ilustración]
CAPÍTULO XXII
Hidroquinona 1 á 2 gramos.
Formol 15 cent. cúb.
Agua 100 --
Sulfito de sosa anhidro 0,20 á 0,30 gramos.
[279] _Cajal_: _Loc. cit. Trab. del Lab. de Invest. biol._, tomo
XII, 1914.
Véase también:
Los capítulos más enriquecidos con nuevas aportaciones son los que
tratan de las _fases de la degeneración valleriana en nervios y
vías centrales_ (mielina y axon); los fenómenos de _multiplicación
y transformación_ de los corpúsculos de Schwann; las alteraciones
degenerativas de los _discos de soldadura, embudos de Lantermann
y anillos de Segall_; la suerte corrida por _las viejas vainas de
Schwann_, no neurotizadas, del cabo periférico; la _morfología y
estructura del cono de crecimiento_ dentro de las _bandas de Büngner_
del citado cabo; la medida de la _velocidad de crecimiento_ del
axon en los diversos terrenos; las gradaciones de la _atrofia de
los cilindros-ejes del cabo central_, por debajo de los retoños
viables; el análisis del paraje y forma precisas del _nacimiento
de los renuevos_; los experimentos tocantes á los _injertos
nerviosos y gangliónicos_; la prueba de que los _ganglios simpáticos
transplantados_ ofrecen también retoños invasores y nódulos
residuales; los efectos de la intercalación de obstáculos en las
heridas nerviosas, al objeto de sorprender los cambios de dirección
de las fibras neoformadas; los fenómenos de _proliferación de la
neuroglia_ en las heridas cerebrales; las _metamorfosis del retículo
de Golgi_ en las zonas degenerativas de la médula y cerebro, y en
fin, la exposición y discusión detenidas de las _hipótesis imaginadas
para explicar la génesis y orientación_ de las fibras nerviosas en
el embrión y los _brotes aberrantes_ de las células gangliónicas
sensitivas normales y transplantadas.
¡Qué menos podía hacer yo, para pagar tan noble y espiritual
agasajo, que ofrecer á mis compatriotas de allende el mar una obra
original, seriamente meditada y cuidadosamente ilustrada y escrita!...
* * * * *
[Ilustración]
CAPÍTULO XXIII
EPÍLOGO
* * * * *
Doy por seguro y hasta por conveniente que en el fluir del tiempo, mi
insignificante personalidad será olvidada; con ella naufragarán, sin
duda, muchas de mis ideas. Nada puede substraerse á esta inexorable
ley de la vida y menos los trabajadores humildes. Contra todas las
alegaciones del amor propio, los hechos vinculados inicialmente á
un nombre acabarán por ser anónimos, perdiéndose para siempre en el
_nirvana_ de la Ciencia Universal. Por consiguiente, la monografía,
impregnada todavía del aroma humano, se incorporará, depurada de
sentimentalismos, en la doctrina abstracta del libro de conjunto. Al
sol caliente de la actualidad sucederá --si sucede-- la fría claror
de la historia erudita...
LIBROS
4. LES NOUVELLES IDÉES SUR LA FINE ANATOMIE DES CENTRES NERVEUX. Con
numerosos grabados y un prólogo del Dr. Mathias-Duval. París, 1894.
MONOGRAFÍAS CIENTÍFICAS
18. II. FIBRA MUSCULAR DEL ALA DE LOS INSECTOS. _Boletín Médico
Valenciano._ Junio de 1887.
22. ESTRUCTURA DE LOS CENTROS NERVIOSOS DE LAS AVES. Con dos láminas
litográficas. _Revista trimestral de Histología normal y patológica._
Barcelona, 1.º de Mayo de 1888.
34. ESTRUCTURA DEL LÓBULO ÓPTICO DE LAS AVES Y ORIGEN DE LOS NERVIOS
ÓPTICOS. _Revista trimestral de Histología normal y patológica_, 1.º
Marzo 1889 (núms. 3 y 4), Barcelona. Con dos litografías.
47. SOBRE LAS CÉLULAS GIGANTES DE LA LEPRA Y SUS RELACIONES CON LAS
COLONIAS DEL BACILO LEPROSO. _Gaceta Sanitaria de Barcelona_, 10 de
Julio de 1890, núm. 11. Con 3 grabados.
50. SOBRE LAS FINAS REDES TERMINALES DE LAS TRÁQUEAS EN LOS MÚSCULOS
DE LAS PATAS Y ALAS DE LOS INSECTOS. _Gaceta Sanitaria de Barcelona_,
10 de Octubre de 1890. Con 4 figuras.
71. LA RÉTINE DES VERTÉBRÉS. _La Cellule_, tomo IX, 1.º fasc. Con
7 grandes láminas litografiadas, que comprenden más de 60 figuras,
1892.
90. BEITRAG ZUR STUDIUM DER MEDULLA OBLONGATA, DES KLEINHIRNS UND DES
URSPRUNGS DES GEHIRNNERVEN. _Traducción alemana, con un prólogo del
Dr. Mendel, de nuestro anterior trabajo sobre el bulbo_, Leipzig.
Librería de Ambrosius Bart, 1896.
99. LAS ESPINAS COLATERALES DE LAS CÉLULAS DEL CEREBRO TEÑIDAS CON EL
AZUL DE METILENO. _Revista trimestral micrográfica_, núm. 2, Junio de
1896. Con 3 grabados.
114. COMPARATIVE STUDY OF THE SENSORY AREAS OF THE HUMAN CORTEX. Con
31 figuras y el retrato del autor. Worcester. Mass. (Estados Unidos),
1899.
122. TEXTURA DEL LÓBULO OLFATIVO ACCESORIO. Con 5 figuras. _Trab. del
Lab. de invest. biol._, tomo I, 1901.
133. ESTUDIOS TALÁMICOS. _Trab. del Lab. de invest. biol._, tomo II.
Con 20 grabados, 1903.
160. LAS CÉLULAS DEL GRAN SIMPÁTICO DEL HOMBRE ADULTO. _Trab. del
Lab. de invest. biol._, tomo IV, fascículos 1 y 2. Con 14 grabados,
1905.
188. LOS GANGLIOS CENTRALES DEL CEREBELO DE LAS AVES. Con 6 grabados.
_Idem_, 1908.
[Ilustración]
ÍNDICE
Págs.
CAPÍTULO XIII.-- Mis trabajos durante los años 1894, 1895 y 1896.
-- Disposiciones nuevas observadas en la estructura del _bulbo
raquídeo_, _protuberancia_, _tálamo óptico_, _cuerpo estriado_,
_glándula pineal_, _cuerpo pituitario_, _retina_, _ganglios_,
etcétera. -- Algunas observaciones sobre la textura del _protoplasma_
y _núcleo_. -- Para eliminar posibles objeciones, consigo comprobar,
con el método de Ehrlich, al azul de metileno, los hechos más
importantes recogidos con ayuda del cromato de plata. 275
FE DE ERRATAS
2 5 aprendido adquirido
2 13 Rioz Ríos
2 24 Rioz Ríos
32 30 atisvos atisbos
460 8 de para
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