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. E. Dabas - Redes sociales, familias y ese PB. Pineau (comp.) - Relatos de es Biblioteca de CUESTIONES DE EDUCACION Ditigida por Marfa Carmen Delgadillo y Beatriz Alen G. Diker y F. Terigi - La formacién de maestros y profesores: hoja de ruta S. Nicastro ~ La historia institucional en la escuela I. Akoschky y otras - Artes y escuela L. Femindez. - ED andliss de lo insta LL. Feméndez » El andlisis de Jo i pleta (4 volimenes) Ja escuela. Notas reéricas en la escuela. Obra com a S. Calvo y otros (comps.) ~ Rerratos de familia B. Fainhole ~ La S. Duschatzky - La escuela como frontera en la escuela distancia A. Padovani - Contar cuentas M. Krichesky y otros - Proyectas dle orientacién yy tutoria A, Malajovich (comp.) - Recorrid M. I. Bringiotti- La escuela ante lo: M. Libedinsky - La R. Morduchowiez - A mf la M. Carozzi de Roja - P. Pineau, C, Soto y R. Violante (comps.) ~ ESCUELAS Y POBREZA Entre el desasosiego y la obstinacién Patricia Redondo ~ Paidés | ‘Buenos Aires + Barcelona + México Cubierta de Gustavo Macri Foto de eubierta de Jorge 0. Boido Fetes de interior de Jule Mensjveky We et cesasociego y a mp Buenos Ares 224'B! 23x16 cm. (estiones do educacn) ISaN 950126145 1 Socios de le Eaveacion The I" edicién, 2004 I" reimpresién, 2006 © 2004 de todas Ine ediciones Baitorial Poids SAICF Defensa 599, Buenos Aires ral iterarin@editorialpaides.comar ‘www-paidusargenting com ar Busi hecho el depésito que previene la Ley 11.729 Tmpreso en la Argentina - Printed in Argesving Impreso on Grafice MPS, Santiago del Bstero 896, Lanss,en julio de 2006 ‘Trada: 1250 wjemplares ISBN 950.12-6145. Para Benjamtn y Mercedes, mis padres Para Jorge, or su presencia y ternura, 38 BSCUELAS Y POBREZA: ENTRE EL DESASOSIEGO YLA OBSTINACION de 1999 lo leva adelante el Sindicato Unificado de Trabajadores dela Edu- cacién de la Provincia de Buenos Aires, En ese enorme desafio, gracias a Sofia Thisted, Alicia Ramos, Silvia Almazén, Susana Barcos, Verénica Re- mirez, 1ez, Luis Cabeda, Ana Madrigal, entre muchos, el proyecto se convirtis en una construceién colectiva y una experiencia edu- cativa alternat Por timo, quisiera agradecer a Beatriz Alen y Maria Carmen Delgadillo por la confianza; a Luis Cabeda, Rosario Rivarole, Laura Vilte, Monica Lucena, Patricia Kaczmarzyck, Eugenio Perrone, Beatriz Mansur, Ignacio “Testoni, Norma Colombatto, Marta Thomé, Marta Suarez, Ménica Zidarich, Peter Lownds, educadores rebeldes y apasionados; a mis afectos entra ‘ies: a Julio Menajovsky, por su generosidad al permitirme presentar parte del material que compone su investigacién fotogréfica; a Emiliano Fabris y ‘Agustin De Michelis, por hacer con su cémara filmadora que Tos pensa- mientos compartidos adquieran forma de imagenes. Tas iltimas palabras, las més egradecidas, las dedico s los nifios y ado- lescentes de las escuelas como Ia que presento, para los cuales parece ser que sdio resta un futuro rofdo por la falta de horizontes en el presente, A ellos, alos de villa La Sarita, que me ps ‘on compartir y acompaiiar, en parte, sus vidas cotidianas, y que respet ‘Atodos, gracias 2 que, como lo expresa Saramago, al momento de contar los dedos de Henas. “POBRE MARGINALES” Y “EXCLUIDOS” EN LA TEORIA SOCIAL Disculpadme, padre ~dijo Zendn-. Non decet. No volveré a co- meter la indecencia de mostrar las cosas como son. MaRausaire YouRCENAR, Opus Nignien, i El propésito de este « “marginalidad” y “exc + objeto de presentar-y.establecer sus princi jo es abordar las categorias de “pobreza”, _plano del discurso,’ cies son las rupturas, ios ¥ Tos desplazamientos discursivos que se han producido en la ciencia social respecto al tema de la pobreza. aa En la actualidad, a comienzos del siglo XXI, a medida que aumenta la poblacién que vive en condiciones de pauperizacin extrema, en la Argen- tina y el resto de América latina, la institucionalizacién de la exclusién ocu- pa de modo privilegiado e] espacio dei discurso politico y econémico en | tii operacion_generalmente productora y Tegitimadora de este proceso | 074.000 personas. En est Conjunto, 1.044.000 hogares se en= fe Indigenia, lo que supone 4,740,000 personas indigentes, 36 ESCUBLAS Y POBREZA: ENTRE EL DESASOSIEGO Y LA OBSTINACION ‘Las diferencias entre los conceptos de “pobreza’ clu , por una parte, analizar sus significados y usos en esi Constante Fepaticion de “lo mismo en lo diferente” (White, 1992: 125) ¥, por otf, ver eG en Ta nominacin de Tos sujetos como ‘pobres’,mar- nuevos, diferentes y multiples procesos de diferen¢ ‘Con el objeto de encontrar un éngulo desde donde mirar el problema de la pobreza en su vineulo con la educaci guna de cexhaustividad, se procera. lo presentar y recuperar los pensamiento social, reconociendo asimismo qu de un discurso halla limitaciones de acuerdo con les diferentes €po- 997) en estrecha relacién con la conflictividad de cada momento en la historia de Ja humanidad. El problema de la miseria ~que ha existido a lo largo de los siglos-, dades de combatirla, representa “uno de los fac- social La pobreza como carencia o desigualdad, como como absoluta o relativa, ligada a los procesos sociales 0 a los individuos, configura un abanico de posiciones y debates teéricos que incluyen, entre otras, las concepciones de Smith, Marx, Weber y Keynes, las visiones ecologistas de la Escuela de Chicago, el concepto de “cultura de la pobre~ za” del antrop6logo Oscar Lewis de los afios sesenta, la incorporacién del concepto d lerclass) en los debates a pattir de los setenta y, durante este iltimo per feorfas de la marginalidad elaboradas para comprender los procesos sociales del Tercer Mundo, en particular de Amé- rica latina Es preciso enfatizar que las teorfas de Ia pobreza no constituyen lugares neutros en la medida en que no existe la objetividad al hablar de la desi- ‘gualdad social. Muy por el contrario, estas teorfas se tradujeron y traducen en politicas de diferentes sesgos y contenidos, desde Ia clasica Caridad 0 bbeneficencia pblica o privada, derivada en asistencialismo como engrana- ia represign y penalizacién de los sujetos de la ios" ena teoria social 37 En diferentes momentos de la historia, la categoria pobreza ha confor mado binomios con otras, por ejemplo, indecencia, desvergienza, indigni- -dad,3 locura, y peligrosidad social. En la mayoria de los casos se ocult Tas causales de los procesos de pauperizacién y se los presenta como inevi- tables, al mismo tiempo que se individualiza y condena a los sujetos como responsables y culpables de su situacién, En estos momentos, ma invisible, ‘ Ja pobreza y articular consensos civiles para la coacci6n y la represin— ‘nmauniza la imaginacién colectiva con una pequefia inoculacién del mel reconacido: asf se la defiende contra el riesgo de una subversion generali- zada” (Barthes, 1999: 259). En este sentido, las vejaciones, los maltratos y asesinatos que sufren los nifios y jOvenes en la Argentina; como también los miles de asesinados por los escuadrones de la muerte en Brasil y otros, paises latinoamericanos, son més que elocuentes. Las medidas para penali- zara los adolescentes, jSvenes y nifios se efectivizan no s6lo desde quienes ejercen la coaccién y la represidn, sino que la sociedad las favorece al re- ‘lamar mayores castigos como solucién de los problemas. “Ser pobre” en las primetas décadas del siglo XX no era ni significaba lo iso que “ser pobre” en Ios comienzos de! siglo XXI. Los provesos de ‘marcan y demarcan, en la actualidad, otros territo- igs sustancialmente distintos de los que ocupé la pobreza como frontera social 3. Lacondena moral los pobres se remite al siglo XII con la docwina medieval de la cayidgd cristina, Véase Geremek (1998: 27 * por comida y como “ciudadanos” a quienes reclamaban ch la Plaza de Mayo. Véase Fredkin (2002). . 5. Bs el caso de Frente, adclescente de 17 aos asesinaco po la poicia de la Provincia de Buenas Aires cuando esta escondido 6s Venerado por chicas de su edad. Véase “I e junio de 2001, 38 _ESCUBLAS Y POBREZA: ENTRE FL DESASOSIEGO Y LA OBSTINACION los XVI y XIX y principios del siglo XX. Comprenderlos maticesy |e diferencias permite explicar, en parte, sw actual expresidn, tanto en el terte- 1o de las politicas sociales y ecucativas, como en el campo de las representa: clones docentes sobre les alurmnas con los cuales se trabaja en las escuctas__ atravesadas por la desigualdad. . ~~ El final del siglo XX presencié una trascendental transformacién de las rafces, la composici6n y las consecuencias de la pobreza urbana en la so- ciedad occidental. 7a urbana es producto de una doble trans- ‘wanttativa con la eliminacién de millones de puestos de trabajo como cualitativa con la pérdida, la degrada- | eign de 1as condiciones laborales de casi todos los tabajadores. A ello se Je suma'un-papel muy activo del Estado como motor de estraificacién, como gran modelador y productor de desigualdad y marginalidad urbana (Waequant,3001: 175), Bl ascenso de la nueva pobre: La manifestacién actual de las formas urbanas de la pobreza denota, por un lado, una evoluciéa del estatuto social ocupado por la pobreza, la marginaci6n y las diferentes formas de exclusién social, asf como también una transformacién de las pricticas sociales de los pobres Por otro ladio, muestra la produccién de nuevas rupturas y continuidades alrededor de las tradiciones teéricas en torno a Ja misma, Cabe seftalar que expresiones actuales de Jas ideas sobre los “pobres”, “marginales” y “excluidos” se remontan a varios siglos, y se yuxtaponen a transformacio- nes sustantivas ~desde la conformcién de la sociedad capitatista en ade~ lante~ que se han producido en los modelos y las précticas sociales en relacién con Ja miseria, 'Nos encontramos frente 2 un panorama en el que existe un nuevo esta warginalidad urbana, aunque, al mismo tiempo, es necesario se- es en la reflexi6n sobre a pobreza Fobres”, “marg las" en la tera social 39 des sociales hacia los pobs la asociacién con deficiencias morales, (Geremek, 1998). En la sociedad contempordnes, una de las diferencias principales con- breza, instalada ya como un fendmeno de masas que jones de personas en el mundo, se la considera negati- posiciones de diferentes actores pol do contrario, durante la era prein , pobreza adquirfa diferentes modos de expresién econdmica, social y cultu- ral, pero para las grandes 1 ~el judafsmo, el budismo, el islamis- mo-, la pobreza constituia un valor edificante, no asi la riqueza, situacién ue se fue modificando posteriormente. Desde la apologia, la condena o la ~7 mera eceptacién, cambios y confluencias se entrecruzan hasta Ia sociedad contemporénea (Geremek, 1998). ~ Este capitulo no expone un desarrollo de Ia historia de la pobreza, sino que aborda la relacién estrecha que se estableci6 entre el fenémeno de la indigencia y el funcionamiento del sistema econ6mico y su expresida mas , || 17 ,8ste concepto no se refiee slo ao urbano: “Se puede hablar de una cultura de la pobeza porque tiene sus propias modalidades y determinadas consccuencias so sus miembros. Me parece que la cultura dela pobreza ta To rural-urbano y an de lo nacional” (Lewis, 1985: 349). {Ja matriz smithiana de aque los "por el hecho “falta” de los pobres, uubiea como incapaces de una “organizacion familiar minin de privilegiar ottos modos 0 redes de organi jeura Ta familia de de capacidad de pla- ‘near el Futuro, falta de un sistema de valores, falta de ambicién (Lizcano, 1995: 15). Desde este punto de vista, la pobreza definida como carencia incluye un sistema de valores propios de una cultura que se reproduce a sf misma; de esta manera, os pobres son carentes, carenciados, desposeidos. Concebidos en términos de ausencia, de vacfo, los significados sobre “ser pobre” se car- gan autométicamente de sentidos enunciados por politicos, funcionzrios y demas agentes estatales que Se embanderan én "la hicha contra la pobreza”. En estas teorfas no s6lo subyace la omisién de las causas que producen Ia pobreza, sino que se pondera una visién de desorganizacién social que clude el andlisis de las estrutiras econdmicas y politicas. Por otra parte, el lizaciéa tembién de la riqueza, sin conectar su aumento y concentracién con la existencia y multiplicacién de la anterior, “Muchos son pobres por- que unos pocos son ricos” (Monreal, 1996: 43). Lejos de esto, estas con- cepciones consideran la pobreza como consecuencia del desarrollo y el pprogreso, es decir, como un costo que hay que pagar, pero que, ademas, se antorreproduce como una matriz. cultural de socializacién, Segtin Lewis, en la “cultura de la pobreza” no hay diferencias entre lo urbano y Jo rural, como tampoco entre contextos regionales 0 nacionales, sino que éstas se expresan en tres niveles: la estructura familiar, las relacio- nes comunitarias y las caracterfsticas individuales. Sin embargo, detallan- llega a conclusiones parad6j lad por esta tematica, como ser consideraciones en las cuales su- a cultura de la pobreza, puede asimilarse a la pobreza de la cul- ‘ado por Monreal, 1996: 35). “que tenfan rasgos pat los pobres desde conductas clasificadas como antisociales y patoldgicas y : i F | ales" y “exelwidos” ena teorta social 6 to definian una “pobreza indigna”. En elmarco del debate Vincular de modo més complejo di puperizacidn no excl politicos y sociales de derecho 2. LA MARGINALIDAD: TEORIA LATINOAMERICANA SOBRE LA SUBORDINACION URBANA respecto a alge. No debe latinoamericana de mntos y de malas José Nun, “Superpoblacién rel ejército industrial de reserva y masa marginal A pattir de la segunda posguesra, en América latina se comenzaron a jeriférices que, de acuerdo con '- pero cuyo denominador comtn, a localizacién de las viviendas en la periferia de los céntros urbanos. 62. ESCUELAS YPOBREZA: ENTRE EL DESASOSIEGO Y LA OBSTINACION ign existfan viviendas precarias, con las mismas carencias que landolo con las earencias y acentuando los rasgos negativos de 0s de marginacisn. ~ Nos interesa volver a enfatizar esta articul ginal, el centro y la periferia y, como su contrat . en Guariglia, 1992: 5) en proce- centre lo urbano y lo mar larelacidn entie ciudad Hipodamo de dad ideal. Desde sus comienzos, e] modelo antiguo de utopfa estaba al de una ciudad ideal. “La Ciudad, que hasta el siglo XVIII era el objeto privilegiado del espacio deseable -y deseante— de 1a Utopia, es ahora demonizada como el asiento de Ia comrupciér -va naturaleza salva- jjea conguistar, el marginal, eloco, el revolucionario”, en definitiva, aque- los que representaban las “‘conductas desviadas” que dan cuenta de la alteridad (Griner, 1992: 4). Tnstalado como un problema, para los téenicos del desarrollo solo restaba planificar y disefiar el modo de resolver este desajuste. El posterior fracaso de los programas derivé en que lo que era hasta ese momento un problema ‘éenico se convirtié en uno social. En ese momento entran en escen ‘cientistas sociales quienes hicieron sus aportes a un campo de significacién Gel fenémeno de la marginalidad en América latina gue oscilaba entre posi- ciones ecologistas de localizacién topografica ~para las cuales es marginal faquel que vive en una vivienda precaria casi como tn deteeminismo biol6gi- coy perspectivas funcionalistas que suscribfan la absorcién de los margina- jes luego de una adecuada preparaciin y educacién, En paginas anteriores se hizo referencia a la asociacién de los pobres, con la cultura de la pobreza. En este caso, nuevamente, son las supuestas ‘carencias 0 deficiencias culturales de los individuos las que los wbican en ‘marginal y no una estructura basada en la explotacion y la is, sdlo sujeto a los indi 8, en el que “el el concepto implicito que le da sentido” ‘concepto de marginalidad reem (Nun, 1969: 175). marginales” ya no eran necesariamente urbanos, si bien era desde i urBano-movderio Comio se continuaba pensando suincor- “gracin social aun sistema de normas y valores en el mar- fa social timoneada por el desarrollo. El adentto y el afuera *Pobres", “marginales" y “excludes” en la teria social se delineaban con claridad: la margi sisfuncionalidad, una desviacin que éra necexario ajusiar Sin embargo, otras voces se distanciaron de esta perspect ta qué punto estén dent tudio de la marginalidad en América latina, el seabed ae jarginalizacién en diversos contextos na- jonales y Ja realizacién de estudios comparativ cio eS tipicas de marginalidad. ee ierés para este libro recuperar algunas de las he: S Je las hesramientas te6ri- cas que vertebraron esta investigacidn, sobre todo debido a eames ‘ ea specto de Ee rocesos de marginalizacion enmarcados en el : capifalista de los pafses latinoamericanos en ger yen Aggentina en particular, Sey eoalee is : Esta perspectiva tedrica se apoya en un enfoque marxista y se aproxima al fendmeno de la marginalidad “a partir de la insercién del marginal en el proceso de trabajo” (Murmis, 1969: 415), por la razén de que considera ian ‘ciente la atencién prestada por quienes estudian el mundo del trabajo a las posiciones marginales. De modo inverso, esta teorfa también evaltia, como insuficiente o inadecuada la importancia otorgada al proceso de tra- bajo por parte de quienes, en principio, estén preacupados por el tema de en principio, est Pe 1 la Eneste punto, retomamos el abordaje de la categoria de “lumpenps a mamos el abordaje de Ja categoria de “Iu - rida y de toes gulls qe guedabn suas pr fuera de cine aire 1a, Desde la sociologta del desarrollo, la existencia de estos grupos, situados siempre en procesos no centrales del modo de produccién capi supuesto poco peso cuantitativo y cualitativo, era asociada a los efectos producides porel subdesarrollo, aspecto con el e i‘ osucidos pol sob Pi el cual se calificaba alos paf- seat Bs seezto slr qus hacia ines dea ded 1950 ycomienzos de os aos 64 BSCUELASY FOBREZA: ENTRE BL DESASOSIEGO Y LA OBSTINACION | Pobres”, | rginales” y “exahtdos” en la 65 Justamente, el interés te6rico de este equipo de investigadores era azt- : inmigrantes ilegales y os nfios. Comose planteaba al comienzo del presente ide “formas marginales de explotacién”, que inclufa otros capitulo, al cruzarse la condicién de pobreza con otras variables como Ia de ~coino los campesinos y 108 indigenas, entre cWros. Desde _sénero, se profundizan ain mds las desigualdades ya existenes. tina perapeciiva marxista clisic, estas relaciones eran ubieadas como t El lejamiento de las formas clisicas de explotaci6n capitalista ubica a Drecapitalista, mientras que estos tedricos de la marginalidad las ubscan ests sujetos marginales en situaciones caracterizadas por la “persistencia de ‘como generadoras de wn capitalismo tardfo, aun ‘cuando no aparezca la re- f formas de fijacién” (Murmis, 1969: 416), determinadas, en algunos casos, Jacién tfpica de explotacién cay | por la coaccién fisica y econémica -utilizacién de enas y formas Este capitalismo tardfo_y dependiente se caructeriza por aparecer ¥ Ge semiserviles en obrajes y plantaciones-, y en ot708, por la imposibilidad de sarrllarse en momentos en que ya existe un mercado mundial organizado, acumulaci6n a los fines de obtener las condiciones de uun trabajador estable. ado por el capital industrial; en consecuencia, “esta pe- jar forma’ cidn, incluso las genera” (Murmis, 1969: 415) captalistas de expla laciones capitalistas. Sin embargo, esto mostrarfa no un trabajo indepen- Este proyecto de investigacién tuvo como uno de sus ees catexorizar iste sino iid int racién de aque jen estabilid de vender servicios a cambio del pago de jornadas de trabajo 0 de trabajos si bien pueden esiatIigados al proceso produetivo, io Jo hacen de] modo scalizados, Si bien esto muchas veceses lefdo como un fenémeno de traba- ‘como dictamina la relacién del trabajador industrial =r Une ios tesricos que Se constituye come ny problema politico ‘establecidos en la estructura y funcionales a ella, a pesar de que se insista fondamental es la re | se, cons en demostrar que la presencia de estos sectores es ne: sectores marginales, Estos autores aluden a la produccién y existencia de esque en primer agar, represetan tna carga social alaquese debe provees /) v =. =. 7 de salud, educacién, eteétera; en segundo lugar, no son sectores p ginales respecto de aquellos que se constituyeron en la centralidad de la mente estables, y, en tercer lugar, supuestamente no aporian al erecimiento ag a z econémico capitalists; f'doblemente marginales porque, por otro lad Se rradian marginalided y se constinyen 25 g a tividad econ6mica l épocas de maxima y minima actividad econcur excedente, considerada como constitutiva de la superpoblacién relativ sna, ya que Bu explotaci6n sea cOnstitutiva del capitalism | Marx. En este sentido, lo signifi JIndocumentados contratados en las empresas bananeras en Centroamé céimo, en este modo de produccin, una superpoblacisn relativa se incluye 5 .s haitianos, los indfgenas de Chiapas, los campesinos sin tierra de Br ae eo informal, este fendmeno es presentado cada vez més desligado de las re- Ta imposibilidad de intercambiar la propia fuerza de trabajo 0 las situaciones de explotacién de aguellos que m lidad y que, elacié jadores flotantes sin insercién, desde esta perspectiva se trataria de sectores_ Uno de os m des rel le lo que se considera el obrero tipo coalos a cost SE ea ea ape dl sista, ‘in doble proceso de marginalizaci6n, Por un ladogestos sectores son mar- repress Clase y de las conceptualizacionesteGricasrespecto al modo de produecion mente estables _ a : ‘Jos més afectados por Jas expansiones y retracciones del si inarticulados”, “los innombrables”, Por ello, la calificacién y conceptuslizacién de “marginal ‘su proceso de acumulaciGn. Los trabajadores salvadorefios y/o hondurefios del estudio del proceso de acumulacién capitalista penmitié establecer como condiciGn de vida del propio végimen capitalista de produocién. * nifios sicarios en Colombia y Tos que en nuestro pais enigrosat a | Ge trabajadores ilegales, son sélo algunos ejemplos que demuestran Ja vie pa erat he i Sea es ayoasben ace LL gencia de esta prablemitica. ier oberon pernsen emis joscoresios few ew scant pen signa acotinida de reins d& a nition ne awapatanglrn 77-10, subordinacién de antigua data, Estas stuaciones que estarfan en vias de desa- parieign se refuerzan cuando crecen ls indices de desocupaci6n en aqueTos El sistema proporcionaba medios de subsistencia sobrantes. Sin embar- fectores més vulnerables, como pueden ser los casos de las mujeres Pr \ go, cuando crece aceleradamente la cantidad de mendigos y vagabundos, 66 ESCUELAS ¥ POBREZA: ENTRE EL DESASOSIEGO YLA OBSTINACION esta funcionalidad se transforma en disfuncional para quienes detentan el poder y, por eso mismo, la caridad dominante en la Edad Media es reem- plazada, a partir del siglo XVI, por la represi6n y el castigo al vagabundeo. (tras relaciones también se disfuncionalizan; por ejemplo, aquella que Hobsbawm describe respecto del popolinc, cuando en las sociedades preindustriales del sur de Europa éste se desplaza ée una relacién simbiotica ‘un estallido en un “legitimismo de las barricadas” que pone en peligro la in de funcionalidad-funcional, afuncional co disfuncional a la que se hacia referenci estética y marca de algin ‘modo la diferencia entre las categorfas de “ejército industrial de reserva” } lade “Superpoblacion relative". Noda poblaciGn excede conjunto. Es interesante para este trabajo pensar esta categoria en términos de dis- ponibilidad de una masa de trabajadores que puede asegurar al capital su fexpansi6n en tiempos de crisis produciendo el disciplinamiento de los que estén adentro. Esto no sélo puede significar un efecto directo sobre sus sa- larios, sino un empobrecimiento relativo en comparacién con la masa cre- istas (Nun, 1969: 198). ‘Ya pensando en América cedente, es necesario recuperar el concepto de “desarrollo d binado” y su incidencia en los diferentes paises para articularlo, en cada caso, con el de “masa marginal” Este timo alude tanto a la parte aftmncio- nal o disfuncional de la superpoblaci6n relativa como a la coexistencia de diferentes relaciones de produccin vinculantes entre In poblacién sobran- te y el sector productivo hegeménico. Este desarrollo conceptual sobre la marginalidad en América latina nos permite comprender los actuales procesos de pauperizacién inseribirlos en procesos histéricos mas largos y con particularidades propias. Los grandes temas que dominaron el escenario politico-ideolégico de los afios setenta se vinculaban con “el paradigma de la modernizaciGn”, que desde fines de los afios cuarenta se habfa convertido en el punto de referencia del pensamiento latinoamericano (Nun, 2001). Luego, a partir del aumen- to de las criticas a las premisas mayores de este paradigma, se motivaron rarginales” y “excluids' teoria social or aciones que nutieron la teria dela dependencia y eld desigual en el capital in hoy oman ne. desis en el cplaliomo en Américain y qu in ay cobra ne En momentos en que los horizontes de desarrollo de Tos pases latinoa- mericanos se ven obstaalizados no ya por los gobiernos militares sino, por el contario, en el marco de gobiemos éemocriticos con mercados fuertes y Estados débiles, hoy més gue nunca adguiere singular relevancia de la marpinalidad, ubicando esta problemética no en el plano econdmico sino ene social y poltico, y sealando que los procesos de marginalidad exclusin no son producto de la naturaleza, sino de la emergencia de rela. ciones de poder determinadas (Nun, 2001: 33) La actual polarizacién social genera e! ascenso de un nuevo régimen de desigualdad y marginalidad urbana que, a diferencia de otros mo- menos histricos, parece presentarse como permanente o cada vez de ris largo plazo, profundizando el abismo entre quienes son confinados ala marginalidad y la exclusién —Ias grandes may ale mars grandes mayorias— y el resto de la tema 3. LA EXCLUSION: EL ULTIMO DE LOS DESPOJOS La exclusién se presenta muchas veces como el punto de llegada de un Jago proceso para quienes lo transitan. {Qué significa ser excluido hoy en la Argentina? Ser excluido representa haber transitado condiciones estruc- turales de pobreza, estar desocupado, haber sido obrero y hallarse hace va- ios afios sin trabajo y/o mal empleacio o subempleado, lo que se acentia si sees mujer, anciano o nifio, vivir en villas, asentamientos, barriadas popu- lares u ocupar de modo precario tiewas fiscales, no tener posibilidades de reconversi6n laboral para ser nuevamente empleable, ser jefe o jefa de fa- milia de un grupo familiar numeroso y no contar con i on acceso a educacién ni ningtin tipo de protecci6n s prolucién de la pobreza, pero entonces, {por qué hoy se ha- Se abrirén distintas as de reflexi6n. La primera se efiere a una sus- ‘espesor” de la pobreza (Geertz, 1994). En este 68 _-ESCUELASY POBREZA: ENTRE EL DESASOSIEGO LA OBSTINACION sentido, Ios datos cuantitativos aportarfan informacion mas que suficiente respecto de la magnitud de ls procesos de pauperizacién, lo que nos per. nite argumentar que es el aumento de Ia cantidad de pobres, inclayends @ qos “nuevos pobres” e “indigentes”,® lo que darfa cuenta de los cambios procuicidos. Sin embargo, es en la condensacién de nuevos sentidos Snise pobreza y exclusién, en la expresion de una inseripeisn diferenciads delos Fujetoe en la tama socal, donde hoy se produce una dimensiGn cuaitatva diferente de dichos procesos. Los actuales procesos de pauperizacidn expresan tna nueva fijacion de significadosy sentidos que se ponen en juego respecto a qué es ser pobre> Gqué es ser marginal y qué es ser excluido en Tn sociedad argentins 8 8, serene del milenio. En esta direccin, los aportes de Caste son claros al defini las diferentes zonas de cob tina zona de integraci6n, una “Ge valnerabilidad y una de exclusi6n, advistiendo que es con el aseenso ¥ fmpliaci6n de la segunda zona que se profundiza la kim ‘d se define por la falta de un trabajo estable, por la precatizacion laboral, por las condiciones edueativas y psicol6gicas ¥ Pot ieausencia de un tejido social que represente un sostén relacional, Cass} sostiene que existe un grave riesgo en Ja definicién de Ia exclusién como Tmestadi y no como uh proceso sobre el cual se puede y se debe intervenir van antelacién, Por tanto, la mirada deberfa estar puesta en Ia zona de vul- erabilidad que, a diferencia de lo que ocurria en el siglo XIX, ya no ven- Avia acompaliada de estabilidad ni de crecimiento econémico, Los exciuidos dde hoy serin “Tos que no pertenecen al mundo det cindadano” (Villareal, 1996: 21). ‘Asumiendo otro punt el desplazarniento del concepto de “desi- gualdad” al de “exch raturaliza los actuales procesos de desafiliacién Social y los sita, en uma operacién discursiva de legitimacién, en nuevas fclaciones de poder que tienen su expresiGn directa en Ja constmuecién de fas polfticas sociales, incuidas las educativas. Se instalan nuevos y cife- guajes de la exclusién” (Foucault, 1997) que exceden, sin des- cartarlos, al judicial y al psiquidtrico, 19, "Pobres est truidas desde | tll fenémeno de Ja pobreza en Ia ‘neterogencidas. excludes” en la teorta social Cy Este campo de posiciones expresa relaciones de poder: para quienes con- centran la rigueza y el poder politico, los excluidos serén parte y objeto de su discurso, como si su existencia representase una consecuencia casi vvina” de los actuales cambios econdmicos y sociales, de los procesos de lobalizacién y, por lo tanto, de la necesidad de aggiornar Ja inclusién del pais aun nuevo escenario mundial, Anulados dscursivamente los términos {que aluden a las eausas que provocan los provesos de profundizacién de las desigualdades ya existentes, s6lo queda esperar tiempos mejores; unido esto apromeses electorales que, en el mejor de los casos, presentan el problema como un tema de agenda de politica social para la cual bastard asegu- a reasignacién mejor de las partidas, garantizando la focalizacién de Jos recursos a “Jos més pobres entre los pobres”. ‘ise parte de una mirada sobre las representaciones de Jos sujetos encon- diciones de fuerte valnerabilidad, la exclusi6n representa e] abismo, la cafe inevitable de Ja cual no hay retorno. Por eso mismo, el objetivo que organiza y vertebra las estrategias familiares de los sectores populares es, justamente, po transitar este paseje de pobres 2excluidos, de trabajadores precatios a deso- cupados cr6nicos, de villeros a desposeidos, de pobres decentes y honestos a ladzones y margineles. Significa quedat “enganchado”, “conchabado” de al- srin modo para no ser desplazado por otros ms pobres que uno. Es, endefi- nitva, Ja necesidad de la supervivencia la que signa y marca fuertemente la nueva situacién social y que, porlo demés, incluye 2 todo el grupo familiar: la mendicidad de los nitfos, los ancianos y/o enfermos, el recibir ct tipo de asistencia, el twabajar més por menos y en peores condiciones lebora- Jes, e ser beneficiario de programas asistenciales, eteétera. ‘Los tenitorios de la pobreza se han modificado, asi como también las €x- pectativas y os horizontes de quienes os habitan. Las propias sepresentacio~ pes de os sujetos respecto de la posibilidad de una futurainclusién desaparecen ¥ aguello de que “bao y salud” eran suficientes para aspirar a mejores con- diciones de vida se diluye draméticamente, Se instala otra competencia, no ‘siempre clara, ena cual el enemigo y causante dela falta de trabajo ya no es el xe] contrario, el boliviano, el chileno, el peruano, el para- fcamente, es el ms préximo, el vecino.2° 20, Los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre de ano 2001 esarollaron en el conurbano bonaerense con los “sar a Argentina, que se fe Tos supermereados 3, 12g0, 70 ESCUELAS Y POBREZA: ENTRE EL DESASOSIEGO Y LA OBSTINACION El otro pasa a ocupar el lugar del enemigo, el extranjero no es acogi- do, sino que es cuipabilizado y discriminado por su condicién* Los nue- vos territorios de ia pobreza que hemos nombrado ya no se conformen como motada, casa o refugio para otros pobres, migrantes venidos de otros, pafses. La pregunta sobre quién es el extranjero nos interroga sobre todo respecto de la hospitalidad, en el sentido de si ésta es dirigida o sujeto identificado por su nombre y nacionalidad o bien a un sujeto de derecho” La lucha por no ser excluido se expresa de modo cruel y traumético ‘en la vida cotidiana de los grupos familiares urbanos y rurales que, al borde de ser ubicados por debajo de la linea de pobreza, se resisten a seguir descendiendo ain més, porque mé ‘fuera, lisa y lanamente, el abismo, la exclusién, Dicho abismo se ex- presa en la certeza de no volver a conseguir trabajo estable, no poder adquirir Ia tierra para construirse la casa, no poder sostener a la familia ni mandar a los hijos a Ja escuela: todas ellas son razones que impo- nen una relacién de estricta dependencia con el Estado representada por os cones eb prjron sacs ins de olen ene esos may a ‘hechos que acontecieron durante Ia hiperinflacion 39. Véase Neufeld y Govino t, ' 7 Alpe me e conic ponte inns ecm ejepa ts a tevna pac La Pine qu eo de su ees ui oe se eto send xedTobo sob ly nnn blvinos. En coi on di as unos las eputs se fodpron en era de sobs, mane dea provincia de Buenos Aires, agresiones, que incluyeron torturas fisias, a las familias boli- vianas resideates en el lugar. "2. Abort la temitica del “extranjero” se vincula con Ie problemtica de I edvcacion "Pobres”, “marginales” y “excluidos” ele toria social n el “puntero” mids cercano y préximo, quien da al mismo tiempo que con- la lealtad, semejante a la “pobre- je 1a Edad Media (Geremek, 1998: 53). Se trata de imentaria (Andrenacci, Neufeld y Raggio, oportunidad en los comedores escolares y/o municipales, de esperar la leche del Plan Vida o trocar en el Club del ‘Trueque més préximo, de un cambio en la organizacién del tiempo de las familias, de 1a imposibilidad de reingresar al mundo del trabajo y subsistir en el del no trabajo, de la pérdida del lazo social garantizado histéricamente por la condici6n salari En definitiva, se trata de la desafiliacién, espacio abismal de la nega- in de los sujetos, de la falta de nominacién que en la Argentina primero requitié de la invi sobrevivientes que, a diferencia de los momentos del capitalismo, ya no son ni siquiera reconocidos como los Jos miserables que “gozaban del socorro como derecho consti- (Castel, 1997: 191) en el marco de una Repiiblica que representa- ba la garantia de los derechos universales de los hombres desde el cumplimiento de principios republicanos que reafiliarfan a quienes habian cafdo en la desdicha bajo la promesa de insercidn social En la actualidad, son cuantificados y cualificados como “marginales”, “gente de mal viv calificativos ut todo aquello que sirva para comes”; bles de las veredas del Primer Mundo”. Nios y nifias, adol venes pobres convertidos en delincuentes alimentan una extensa en la Argentina y en Améica latina 0 sgentina, Cabe destcar Ia producin de la El Tren Blanco (2008) de los jévenescineastas Nabuel y Ramiro Garcia y Sheila 72 ESCUBLASY POBREZA: ENTRE EL DESASOSIEGO Y LA OBSTINACION Fn la duplicidad de una misma operacién discursiva se recondce y se apela a la gravedad de Ja problemética de le exclusi6n para inmediata- jnente tematizaria como violencig; de este modo se inculca el miedo en la ociedad al mismo tiempo que se provoca el olvido de sus causas, A ello. ge suman también otros procesos, como el reconocimiento de la diferen- ‘Gia en términos étnicos y culturales, y el consiguiente borramiento de la jeualdad como contenido de los mecanismos de diferenciacién social. festa compleje trama de saberes y construcciones ideol6gicas, se dan las condiciones a partir de las cuales las desigualdades sociales resultun subsumidas en diferencias culturales” (Grassi, 1996: 21), Bs el pasaje de] {que estaba abajo al que esté afuera y, por lo tanto, 18 configuraciGn de nuevos sujetos y la hegemonfa de un discurso del ue establece ‘nuevas estrategias de dominaci6n y disci jento s¢ ye, de esta manera, una meva cartografia de la exclusion, de acumuls- Uidn de desigualdades preexistentes, una nueva territorializaci6n de la pobreza y se delinean nuevas fronteras entre e] trabgjo y el no trabajo Para ello, en la configuracién del nuevo mapa social, se produce para los sectores populares el borramiento “del orden estable de trabajo, al que van afejas garantios y derechos, y la estructuracién de la sociabilidad a través de las condiciones del habitat, la solidez y 1a importancia de las proteccio- nes familiares, la inseripoién en redes concretas de solidaridad” (Castel, 1995: 32). ‘La exclusién en las sociedades postindustriales incluye los tiesgos de fracturas y rupturas sociales en las cuales los excludes no tens io en la organizaci6n de la sociedad. Es en los momentos pre censo vertiginoso cuando hay que actuar e intervenir para evit Las politicas focalizadas, supuestamente eficientes, representan "el com plemento necesario para asegurar la continuidad de la politica de juste s- Tmuetural, disefiada para liberar a los mercados y liquidar la cultura de derechos universales” (Coraggio y Torres 1997: 14), latina, la pobreza alcanza a mis de 250 millones de personas Ys roducto de los actuales procesos de exclo- a, sino tami a “356 de los habitantes se quedaba con c} 50% de los ingresos na 001). obres”, "marginales" y “excludes” en 1a teorfa social 73 3.1. La exch desde una mirada critica Si bien la categoria de “exclusién” preside la discusién y produccién despliegue de las poli jonen en discusi6n este concepto, Por un lado, se sefiala Ia ambiguedad del término y, por el otro, se critica que en su desarrolio no recupera el protagonismo de los sujetos ‘en el enfrentamiento con los procesos de exclusiGn. Esta linea de andlisis refoma los aportes de quienes investigén el surgimiento y fortalecimiento de nuevos movimientos sociales, particularmente en América latina, argu- mentando-a la luz de su desenvolvimiento- sobre los limites de la categoria de “exclusion” Autores que coineiden en esa critica como Martins (1997) y Oliveira (1997), entre otros plantean “el uso indebido e indiscriminado cepto de exclusién que ocasiona una ciesta dilucién de su especific (Ribeiro, 1998: 40), lo que provoca la pérdida del sentido que le dio origen desde 1a sociologfs. De todos modos, atentos a Jas realidades sociales y politicas que se viven en el mundo actual, admiten que el concepto de “ex- clusidn” es necesario para comprender qué tipo de sociedad estamos cons- truyendo. ‘Las principales crticas se organizan alrededor de dos aspectos. El pri- ‘mero esté referido al limite del significado de “exclusi6n”, en tanto aquello que esti afuera, que ubica a los excluidos fuera de la sociedad. Ese proceso “desde este planteo oculta Ia relacién que produce esta situacién, El se~ undo se refiere a que el uso de la categoria de “exclusién” puede signifi~ car la aceptaci6n del orden excluyente ¥, por eso mismo, la lucha por la inclusién puede legitimar una sociedad que produce Ja exclusiGn. En este sentido, es necesario sefialar que el aumento de Ia exclusién como intensi- ficacién de la pobreza viene acompafiado de la destrucci6n de los derechos de la ciudadanfa que se instituyeron en un Estado social. ‘Si desplazamos Ja atenci6n a uno de los posibles usos de este concepto, creado no hace mis de tres décadas en la ciencia social, es clave para los paises latinoamericanos debatir el sentido de su inclusién en el discurso de los organismos intemacionales, ya que éstos ubican a Ja exclusidn como una problemética a ser atendida, pero disociada del actual desarrollo 74 BSCUBLAS Y POBREZA: ENTRE EL DESASOSIEGO Y LA OBSTINACION capitalistay de sus rasgos caracteristicos, como los fenémenos en expansion de] mercado y la tendencia del capital a su universal Esta economia es mundial porque sus bases ivisién del trabajo gue actualmente alcanza escala planetaria, E] mercado del trabajo esta dividido por una muralla que opone pafses centrales y petiféricos, y con ello polariza el desarrollo capitalista mundial entre, por ‘un lado, los pafses centrales que integran un mercado “tridimensional” y, por otto lado, los paises pobres con mercados “bidimensionales”. Los pri- derias y capital. Este movimiento desigual que fractura la economia mundial tiene como contrapunto la existencia de cada vez, menos corporaciones en las que se concentra y desenvuelve el mercado capitalista asf como tam- bign la existencia de cada vez mas pobres en ¢! mundo. Elmercado se enun- cia como un nuevo fcono de Ja humanidad y la exclusién como le imagen emblemftica de este orden mundial. Los sujetos pobres, vistos en otros momentos hist6ricos como decentes © invilidos para el trabajo, beneficiarios de la caridad como excluidos, no sélo se dos en este tiempo, pueden morir por millones en guerras, sequfas 0 masacres civiles. La exclusién no se reduce a una mirada economicista de medicién de cantidades, 1o que esté en juego no son los miles de millones de pobtes y excluidos en el mundo que superan ampliamente los tres mill millones; Jo que esté en juego e5 la propia humanidad, el mundo que habi- tamos y el siglo que tendremos’por delante. 4, CRUCES ¥ FRONTERAS: ENTRE EL LIMITE ¥ LA POSIBILIDAD El cruce de la ruta es peligraso, no hay puentes para erwzar; camiones y colectivos pasan a toda velocidad sin respetar el Después de la livia hay mucho barro, la gente recién comienza a salir de En la canilla comenitaria hay mujeres cargando agua; tam jos. Todos hacen cola, de fondo se escucha mifsica en guarant. "Fobres”, “marginales” y “excludes” en la teona social 15 Desde temprano lidad signada por el no trabajo se hace Los jefes de familia desandan su for- zado tiempo libre en los pequefios patios de las casillas. En este barrio los hombres estén desocupados 0 subocupados {ares trabajando en su mayoria en el servicio doméstico. Elque vende pan dulce casero cruza la calle de tierra, pisando con cui- ita Uevando un tacho de ropa lavada, En la cuadves hay casas de material, estén bien ubicadas, s6lo a unas cuadras de ta ruta. No hay agua y fos cortes de Nota de campo. imos del andlisis de las tradiciones teéricas ‘marginalidad” y “exclusién” e hicimos re- ferencia a los cambios cuantitativos y cualitativos que se expresan en los ‘ctuales procesos de pauperizacién, en una sociedad que ha cambiado pro- fundamente en as itimas décadas, a nivel mundial, pero especialmente en la Argentina y en el Cono Sur. __En este nuevo contexto, nuevas y diferentes cadenas de equivalencias discursivas se construyen sobre esta problemstica. Los pobres se transfor- ‘maron discursivamente en marginales 0 excluidos, a la merginalidad se la asocia con la violencia, a esta itima con el riesgo, y al riesgo con el peli- gro (Mari, 1995), Se forma un mix ideol6gico en el cual se combinan ele- ‘mentos de peligrosidad social y viejas consideraciones de orden moral. La desigualdad social excede a los sujetos de la pobreza y la mirada deberfa dirigirse, més que a los sectores excluidos y pabres, hacia los pro- ccesos de exclusin, pauperizacién y subalternalizacién (Danani., 1995) que misma dizeccién, Castel advierte sobre Ja necesidad tado se intervenga y atienda “Ia zona de vulnerabilid: anticipéndose @ la profundizacién de los procesos de “desafiliacién soc que produce la exclusién, En términos generales, lo que ha sucedido en la sociedad argentina [...J¢s el pasaje de una configuracién social relativamente homogénea, con ido social relativamente articulado, con formas de sTolladas sobre la base de organizaciones sindicales, a una 76 ESCUBLAS YPOBREZA: ENTRE EL DESASOSIEGO Y LA OBSTINACION {yor heterogensidad y exclusién social; sobre 1a base de uns des socioeconémica que no establecfa diferencias, fragmentaciones eu tan grandes como las que se presentan ahora (Villarreal, 1996), Sin desestimar de modo alguno los datos cuantitativos que evidencian trauméticamente la magnitud del aumento de la pobreza, es su diferente “espesor” (Geertz, 1994) lo que se pondera para el objeto de trabajo de este libro: las escuelas y la pobreza. Para ello, result6 pertinente profundizar teGricamente la categoria de “fronteras” para comprender y explicar los nue- ‘vos procesos de exclusign y su traduccidn en el terreno educative. 'En otros momentos histéricos, e] adentro y el afuera delimitaban fronte~ ras claras desde las cuales el Estado providente asumia un papel de integra ign y control de aquellos que ~nominados como “pobres”, “carentes” 0 “ndigentes"'— no estaban ineluidos en el sistema de producciéa y eran ob- jeto tanto de asistencialidad como de caridad publica o privada. Esta inter- vencién se legitimaba en una operacién de integraci6n soc’ simulténeamente, de administracién del confito. ‘Actualmente, en el marco de los procesos de globalizacién y transnacio- nalizaci6n, donde précticas sociales, econémicas, politicas, culturales y demogréficas parecen dislocar las fronteras espaciales, cultureles y grupales (Briones, 1996), se definen nuevas jronteras de exclusion (véase Redondo y Thisted, 1999). Las distinciones entre el adentro y trada y Ja safida fundan una breve y dramética trama de _La nosién de fronteras ¢s un término que adquirié relevancia sélo re- cientemente en la teoria social, Parte de ese sbi és se asocia a que ‘viene a significar varios fenémenos contemporéineos: el borramiento de los 1 de las identidades, la crisis de los estados nacionales, la tendencia a 1, talti- 0 pluti-disciplina en los conocimientos cientificos, fsién de los géneros” (Puigarés, 1995), 1La frontera como metdfora®* permite explorar Ta textura y densidad de estos cambios para poder pensaren la educacin y la pobreza como un cam- 26, La metéfora nos permite, ene smienta que tiene valor en la invencién su desarrollo y extensin, E t i t -Pabres”, “marginales” y “excluidos" en lareora social n po problemétivo sin puntos fijos ni explicaciones dicotémie lizar, a pani de Ia configuracién de nuevas fronteras de ex presién en lo que hemos denominado “Yronteras educative Thisted, 1999). vAvanzar en esta direccién complejiza la comprensiGn de las sctuales realidades educativas ya que reconoce y releva otros indicios que dan cuenta de Jos procesos de exelusi6n e inclusi6n que atraviesan a Ie escuela, como también los modos no homogéneos en los que impacta la pobreza én ella. Jnterrogarnos sobre cémo se refleja y se procesa la pobreza en Jas escuelas implica poneren discusiGn categorias de andlisis como “clasificaciones es- ccolares", “rede”, “‘cirouitos escolares”, etcétera, siempre que no resulten suficientes para comprender Ia complejidad de la sitaaci6n actual (Paigsrés, 1995), Estas fronteras de exclusién atraviesan el campo de lo educative. Sectores que quedan fuera de poder acceder a la educacién, analfabetos © ‘analfabetos funcionales que quedan del otro Jado, poblaciones indigenas, rmujeres, jefas de familia, desocupados o subocupados, migrantes del inte- tor del pafs o de otros paises alejados de Ja posibilidad de defender su ac- eso alaeducacién. Al mismo tiempo, afectan de modo particular aaquellas fesevelas que se hallan en barriadas signadas por la pobreza extrema; en tanto fronteras, pueden constituirse sélo en Himite, en imposibilidad... pero tam- sunto, en encuentro 0 lazo. (Redondo y sujetos que las transitan como en la prospectiva de sus futuros Festa investigacién se ubie6 en la perspectiva tedrica de indagar sobre sinnaciones escolares abiertas a sus posibilidades de desenvolvimiento, es decir, considerando las potencialidades que éstas contienen, y, en ese senti- do, plantea un pensamiento dialéctico que va de “Io dado” a “lo dindose” y que inscribe a los actores sociales en una bisqueda de sentido desu accio~ nar (Zemelman, 1994: 43). Reconocer a los sectores excluidos luchando por su inclusién ubica ala educacin y, en particulay, alas escuela frente & Janecesidad de profundizar su conocimiento sobre la realidad social en que ‘estin inmersas, transitando un proceso abierto, inacabado, que habilite la construccién de formas de trensformacién cualitativa. Dislocar territorialmente las fronteras de la pobreza es dar cuentade que, también hoy, en la periferia de Jos centros urbanos se construyen barrios 78 ESCUBLAS Y POBREZA; ENTRE EL DESASOSIEGO Y LA OBSTINACION privados mientras gue en el centro las casas abandonadas son ocupadas por inmigrantes indocumentados que asisten a las tradicionales escuelas cén- twicas de las ciudades y los pueblos. En virtud de estos fenémenos, lo que Tama la atenciGn es que, al mismo tiempo que se condensan los sentidos de Ja polarizacién de una sociedad aceleradamente dualizada, se ve dislocada Ja relaci6n centro-perifetia, y el margen puede quedar localizado tanto en el propio centro como en la periferia, El nuevo mapa social argentino incluye, de un lado, countries, clubes 4de campo, barrios privados, autopistas, servicios particulares de transporte ¥, del otzo, villas de emergencia, asentamientos, barriadas populares junto con Ia recurrente ausencia de los servicios pifblicos basicos y minimos para le poblacién, y a ello se le suma la absoluta inseguridad y desproteccién social. La visibilidad de la inclusién y el consumo primermundista en la Argentina, expresidn de la concentracién exacerbada de la riqueza, esta- blece un delicado contrapunto con la soledad social de la indigencia y la exclusién tercermundista. En los actuales escenarios sociales, cualquier discurso sobre escuelas en los tertitorios de la pobreza no se refiere a una realidad acotada, puntual, que afecta s6lo 2 una pequeiia proporcién de escuelas localizadas en la pe- riferia, Muy por el contrario, remite, como ya se ha planteado, aun amplio y heterogéneo conjunto de escuelas que se ven afectadas en su totalidad por la pobreza, la marginalidad y la exclusién més allé de su localizacién eogrifica La propia experiencia laboral y de investigacién ch estos contextos per- mite afirmar que la realidad educativa de estas escuelas dista de ser homo- génea o uniforme. Antes bien, el conjunto de atienden a la poblacién infantil y ‘dolescente extrema representa en sf se debe a la diversidad soc terogéneo. Ello singularidad de las comu ica, al protagonismo y posicio- as, que producen pricticas institucionales y pedagdgicas diversas, heterogéneas e, incluso, contrapuestas. 10do de hipstesis, podemos plantear que si hay algo que distingue este universo de escuelas ~en la actualidad, 1a mayoria del sistema educati- ‘Yo argentino son precisamente los modos como los diferentes sujetos pro- cesan, nominan, comprenden, problematizan la condicién de pobreza de “Pobres”, “marginales” y “excuidas” en la teora social 19 los alumnos, de los grupos f incluso, de la propia e disputan ién y organizacicn de las précti- sean niflos, padres docentes, tal como lo veremos, Ia escuela investigada, nstalar la discusién alrededor de los limites y posibilidades de educar, en tomo a la configuracién de fronteras educativ fronteras educativas que profu desigualdad, la discriminacién renciacién que ya se da en el espa- cio social. La escuela se instala torios materiales y simbélicas de Ja pobreza como una extensién mas del cor jones, adversidades, obstculos que la realidad socioeconémica y cultural de los grupos familia res y las comunidades presentan son objeto de transformacién, alterando de algtin modo aquello que se presenta como dado. La frontera de la pobre za como frontera social no se diluye, pero tampoco es instalada y reconoci- a como inabordable, sino que se abre una grieta, se escribe otzo texto, se tiende un lazo, se promueve el encuentro con Ia subjetividad del “otro” sujeto constructor de otras realidades con capacidad de alterar lo dado” (Zemelman, 1994: 44). De este modo, “la toma de la palabra” de quienes son excluidos y negados en su condicién humana se transforma en una posibilidad de construcci6n de otras subjetividades e identidades que “subviertan” el orden establecido. Desde esta posicién, se indagé la vida cotidiana de los sujetos, nifios, ocentes y padres, asf como la de la escuela, desde wna dimensién social no s6lo reproductiva, Por el contratio, se abordé una mirada mas dial desde 1a cual reconocer lo que esa realidad dada “no es”, en prefiguraciones parciales de otra realidad. El ol dad de constituir otros sujetos pedagégicos que Jes imponen. ‘Trabajar en esta direccién ampli el espectro del trabajo de investigacién ‘Ya que permitié reconocer otros indicios que daban cuenta de la construccién de procesos de inclusién en un contexto de profunda exchisién, 80 _ESCUELAS Y POBREZA: ENTRE EL DESASOSIEGO YLA OBSTINACION ‘La metifora de Ia “frontera” se aproxima a Ia de “margen” y, a partir de nombrar” estas escuelas no como las “escuelas pobres” de décadas ‘escuelas en los mérgenes”, permite apartarse de aquellas perspectivas que ya en la forma misma de nomi contextos de pobreza extrema las clasifican y est 1999: 150). lagar dichas realidades educativas parte de reconocer Ja complejidad de la articulacién entre educacisn y pobreza, y de la necesi- dad de construir y reconstruir otros itinerarios posibles para las escuelas y ‘quienes las habitan: docentes, nifios y padres, sujetas nunca sujetas exclu- sivamente a la reproduceién de lo dado, El recorrido propuesto en este capitulo no agota el andlisis exhausti- vo de las diferentes teorias sobre la pobreza, sino que representa un in- tento por delinear algunas de ellas, que permitan ser el marco de referencia de esta investigacién sobre educacién y pobreza. En ese sen- tido, el cristianismo, el keynesismo, el marxismo y los aportes de la antropolos logia como grandes nudos dan cuen- ta de la densidad ideol6gica del concepto y simulténeamente de su ca- récter difuso. ‘La pobreza aparece cargada de conceptnalizaciones y pricticas sociales que se entrelazan y sedimentan, realidades que se parecen y se diferencian, representaciones, cteencias, produccién de multiplicidad de sentidos que ituciones, agentes, soportes discursivos que hablan, nombran, cha contra ella bajo diferentes méscaras. Mascaras que en nombre de Dios, de los intereses nacionales, del pueblo, de la seguridad y 1 bien comin, convierten a los discursos sobre la pobreza y Ia exclusion en scenarios de disputas ideol6gicas y politieas que sin newtalidad alguna se tornan sumamente productivas en él momento de consolidarse mis estratificaciones, nuevas y viejas desigualdades. de pobreza, en términos metaféricos, como “escuelas en los margenes" fue definida junta com la investigadara Sofia Thisted ‘Pobres*, “marginales” y “exc "en la teorta social 81 dolorosa existencia de los miles y millones de rostros “sin rosiro” que dia- slamente habitan y transitan los espacios urbanos. ‘proporcionar sentido a nuestra experiencia hist6- ), repensar los vineillos entre educacién y pobreza se toma cada vez més urgente y necesario pare crear y fortalecer un pensar y un hacer alternativo en las escuelas en los territorios de la pobreza.

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