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La Historia social ¿Se puede aplicar y desarrollar en estos momentos o está

obsoleta para analizar sistemas políticos autoritarios?

En mi opinión la Historia social para nada está obsoleta sino que es un punto de vista
imprescindible para analizar los sistemas políticos autoritarios tanto pasados como
actuales. En principio porque la Historia debe basarse en hechos y evidencias pero
también por utilizar otras las categorías de análisis culturales, políticos y mentales que
sirven para enriquecer el análisis, haciendo que por ello podamos encontrar los
matices diferenciadores entre uno y otro sistema autoritario.

Comprobado el fracaso del marxismo como ideología válida para construir una
sociedad más justa debía, a mi juicio, reconsiderarse la perspectiva de una Historia
que pusiese en el centro de su análisis a las cuestiones sociales pero de una manera
crítica con el marxismo. En realidad a mi entender, fue el marxismo el que se apropió
de un discurso en el que él mismo se erigía como portavoz de la clase obrera.
Actualmente, veo esa misma actitud en los movimientos que se autotitulan feministas,
en los que se apropian de los conceptos de mujer, sexo, género o identidad –por citar
algunos ejemplos- como si fueran ellos los propietarios de los mismos. El efecto es
perverso como lo fue el autoritarismo de base marxista y genera contradicciones que
acaban por explotar enfrentando a unas facciones contra otras, exactamente igual que
pasó en el marxismo.

Por tanto, si la Historia social en un principio estaba asociada a una ideología de


izquierdas y esta ideología demostró ser incapaz de llevar a las sociedades en las que
se produjo el gran experimento social del siglo XX, era lógico que los intelectuales de
izquierdas de aquella época realizasen una crítica de la Historia social. Y ahí entiendo
que debe interpretarse la labor desarrollada por los Annales en la que se rebajaban las
afirmaciones tajantes y las pretensiones marxistas, simplemente porque para muchos
ya era evidente que el capitalismo había evolucionado desde el modelo descrito por
Adam Smith a finales del siglo XVIII, que los obreros no eran cada vez más pobres y
que la revolución mundial se retrasaba una vez más. El determinismo marxista
simplemente había fracasado y las únicas revoluciones de izquierdas se producían en
países escasamente industrializados.
Tal y como decía al principio, a mi entender, la Historia social sigue siendo válida para
entender la psicología de una sociedad. Es fundamental entender cómo una sociedad
percibe o justifica las decisiones de sus dirigentes. Un ejemplo cercano es el de
sociedad rusa que salvo algunas manifestaciones más o menos organizadas de
protesta apenas se ha resistido a la agresión a Ucrania. Por supuesto que en esto
tiene mucho que ver el papel del control de los medios de comunicación, la
manipulación de la Historia, los llamamientos al nacionalismo ruso o a la más rancia
patriotería y la amenaza de duros castigos contra quien se atreva a protestar pero
también hay una parte de psicología de una sociedad que lleva desde los tiempos de
Catalina La Grande sometida a regímenes autoritarios. La sensación de que “los rusos
somos diferentes” pero desde un discurso de superioridad moral ha calado tan
profundamente en la sociedad actual postsoviética como caló en su momento el
discurso de Hitler.

La Historia social, en cuanto que Historia estructural sigue siendo perfectamente válida
porque explica esas actitudes analizando para ello otros elementos –además de las ya
citadas mentalidades- como la demografía, los grupos sociales, las condiciones
económicas, etc.

¿Cómo podríamos si no explicar los regímenes chino, norcoreano, ruso, cubano,


vietnamita o venezolano? Mediante el análisis de estos y otros factores podemos
desgajar cada una de las realidades nacionales y una vez hecho esto, establecer las
diferencias entre uno y otro régimen autoritario. La dictadura personalista de Kin Jong-
un en Corea del Norte o el autoritarismo de Vladimir Putin pueden tener algunas
semejanzas pero es evidente las diferencias entre uno y otro régimen.

Para terminar esta reflexión, creo que la Historia social tiene grandes posibilidades de
desarrollo al utilizar diferentes elementos de análisis. La lista puede ampliarse para
abordar las peculiaridades de cada país y ahí es donde tiene mayor peso el historiador
que priorice unos elementos u otros de la manera más acertada. En mi opinión, cabría
añadir aspectos como los psicológicos que tienen un gran peso la hora de entender la
mentalidad de una sociedad y que incluso por encima de otros condicionantes como
los económicos o materiales pueden explicar el asentamiento de algunos de estos
regímenes. Estoy pensando en el caso de la Rusia posterior a 1991 en el que la
sensación de buena parte de los rusos de no haber sido aceptados por los países
occidentales favoreció el sentimiento de revancha, hábilmente explotado por Putin.

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