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Caso - El Dinero en La Casa
Caso - El Dinero en La Casa
R-Julio-03
3 Páginas
EL DINERO EN LA CASA
Los señores de Morales rinden visita a sus hermanos, Ernesto y
Beatriz. Suelen hacerlo los viernes por la tarde, después de la
liquidación de cuentas y el pago a las destajistas. Es un buen momento
para relajarse de la tensión de la semana y poder comentar las
incidencias del negocio.
Juan Carlos es el hijo mayor de Ernesto y Beatriz. Los niños tienen dos clases de ahorro: el de la
Cuenta ahora 13 años; es estudiante de 1° de libreta, con cantidades de $15,000, la niña y
Secundaria, según los tests y la opinión de sus $17,000 Juan Carlos, y el dinero en mano,
padres, es muy inteligente. Al menos, es el ojito procedente del dinero semanal no gastado o de
derecho de Ernesto. Tanto más cuanto que sólo regalos en monedas de los abuelos y tíos. Juan
hay dos niños, él y Berta, 10 años. Carlos declara tener 1,300 por este último
concepto, que destina para comprarse una moto.
“El resto es intocable”, confiesa.
En alguna ocasión Juan Carlos ha hecho entrega.
Cinco, diez pesos, y a veces quince, ha sido el
producto de una hora de rodar por las calles con la Bueno, para la moto y para otras cosas. Por
bicicleta, llevando los encargos. Hasta que Ernesto ejemplo, el otro día apareció en el colegio con
se negó. cinco paquetes de palomitas, que repartió entre sus
compañeros. A su profesor le pareció un gesto
infantil, y a sus padres un derroche para llamar la
Es un dinero ganado demasiado fácilmente. Yo atención entre sus compañeros. Porque Juan
quiero que mi hijo aprenda lo duro que es trabajar. Carlos tiene pocos amigos.
Beatriz, que no lo ve mal y en este aspecto Berta, que declara ahorrar para arreglar la bicicleta
discrepa de su marido, interviene y suaviza: y comprarse unos lentes para la alberca, dice
también que gasta el dinero en “limosnas,
diversiones, regalos, meriendas y en invitar a mis
Pues ponlo en el taller, a ordenar piezas de tela... amigas golosinas”. Pero el año pasado al acabar 3°
Tampoco. En este taller no trabajará mi hijo. de primaria, se compró una bicicleta, con el
Bastante lo he hecho yo desde muy joven. permiso de sus padres. Juan Carlos le decía:
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Es que los padres tienen también sus más lo que cuesta su educación. Pero no saben
preocupaciones. Ernesto con su taller y Beatriz qué hacer para lograrlo. Descartada por el padre la
como auxiliar de laboratorio, que la retuvo idea de incorporarlo al taller en vacaciones, o en
trabajando la jornada completa durante los seis horas extra –la madre sigue discrepando- se le ha
últimos años, hasta que desde las últimas ocurrido meterlo el año próximo como obrero en
Navidades lo dejó, un poco angustiada por el una fábrica. Pero la edad del chico, y el lenguaje de
abandono que su ausencia producía a su hogar y a los demás, y lo que allí aprendería de malo... Juan
su familia. Gracias a su sueldo pudieron hacerse Carlos, por su parte, fluctúa entre querer estudiar o
del departamento en que viven, pero ella prefiere trabajar; aunque no pone demasiado entusiasmo
arreglarse con menos dinero y que sus hijos la en ninguna de las dos afirmaciones. De momento,
encuentren en casa a su regreso del colegio. el año que viene repetirá curso en otro colegio.
Gracias a Dios, hay una empleada del hogar, que
con la presencia de la señora en la casa ha de ir
devolviendo algunas de las prerrogativas que Berta, cariñosa en casa e indisciplinada en el
anteriormente se había atribuido. colegio, presenta menos problemas por ahora con
los estudios. Pero si los padres deciden tomar
alguna medida en relación con Juan Carlos y su
Ahora Beatriz tiene más tiempo para pensar en la modo de apreciar el dinero, posiblemente estas
educación de los niños. Últimamente vienen medidas afectarán también a Berta.
celebrando reuniones de familia, donde se
distribuyen encargos para todos y se controla su
cumplimiento, de tal modo que, si no se cumplen, ¿Cuáles podían ser?
hay que pagar multas. La compra de pan y la leche
para Juan Caros, el hacer la cama para Berta,
fumar menos para Beatriz y limpiar el coche para
Ernesto son uno de los dos o tres encargos que
tiene cada uno tiene. Resulta que es el padre quien
más multas debe pagar. Con el dinero recaudado
se costean los refrescos de la reunión, turnándose
los cajeros. Si alguna vez falta dinero, la diferencia
ha de ser aportada por el cajero de turno.