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Discrimination for tattoos or Piercing in the

Dominican Republic

La discriminación contra las personas con tatuajes o con piercings está


muy normalizado aquí en la Republica Dominicana, cuando una persona
se exhibe en algún lugar público con un tatuaje o con algún piercing ya sea
en la nariz, en el labio inferior o en cualquier parte es común que se sienta
criticado, rechazado o perciba que la gente guarda cierta distancia con él.
Si le preguntamos a cualquier persona si fue atendido por un doctor, un
camarero o cualquier profesión; la respuesta más común seria: “No, yo no
me dejaría atender por un delincuente”. El 90% de las personas que
dijeron eso fueron personas de 40 a 60 años. Según ellos los tatuajes y los
piercings son cosas del “Diablo”.
La mayoría de los jóvenes que practican esta actividad en nuestro país
comienzan entre los 15 y 17 años muchos de ellos procedentes de barrios
populares y familias de escasos recursos. En nuestro país, al tatuador no
se le considera como un artista, y lo que realiza no es catalogado como un
trabajo decente. Pero donde más se siente la discriminación en los lugares
de trabajo, es por ello por lo que algunas personas que llevan tatuajes
tratan de mantenerlos ocultos, por temor a ser despedidos o mal
juzgados.
Contrario a lo que ocurre en las fábricas y las oficinas, cada vez es más
común ver figuras del deporte, estrellas del cine o la televisión con
tatuajes. A diferencia de los tatuadores y las personas comunes que están
tatuadas, a estas figuras públicas los únicos que se les trata con mucha
cortesía y hasta con cierto respeto y no falta quien afirme “Ves, a esa
persona si le qué bien”.
Pese a la discriminación de este tipo de arte sobre la gente normal y los
tatuadores, sigue cada día ganando más terreno, cuando realmente lo
único que este tipo de personas comparte entre sí, es el amor por el arte.

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