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M éxico originariamente era un sitio rico en cultura, fauna y flora, riqueza a la que, bien o

mal, se añadieron los rasgos culturales de España. El país cuenta con una gran diversidad de
plantas, que pueden ser comestibles, medicinales u ornamentales, debido al clima y el suelo
fértil del lugar. Se considera que en México hay 32 tipos de vegetación en el ecosistema, la
mayoría pertenecientes a selvas bosques y desiertos.

Desde antes de la colonización los indígenas conocían la riqueza que los rodeaba y le dieron
la debida importancia a cada cultivo, aprendieron a mantenerlos y usarlos adecuadamente;
así mismo, emplearon las plantas para aliviar los padecimientos que sufrían. Como fuente
de alimentación, además de los platillos preparados con diversos quelites se consumía el
piloncillo, sacado de su cultivo más sagrado, el maíz, para aguantar largas jornadas de
trabajo o largos viajes; en cuanto al consumo de carne, varios animales eran considerados
sagrados, por lo tanto, no eran su principal fuente de energía.

En Europa el suelo y el clima no son propicios para la diversidad de especies vegetales y


animales; la mayor parte del ambiente es templado-húmedo, el bosque mixto y las
praderas abundan allí junto a un clima polar dónde la tundra sobresale. Debido a eso la dieta
de ellos era muy diferente a la mexicana, en sus platillos, además de fruta, se utilizaba
carne para obtener energía; era fácil abusar de ella y de otros alimentos.

Consideradas estas diferencias hay que remontar a la época de la conquista, donde


chocaron dos culturas completamente diferentes. Como se sabe los españoles anhelaban
más riquezas, cuando se encontraron con los mexicas además de considerarlos una raza
inferior, no dudaron en imponer sus costumbres y tradiciones a los nativos, una de esas
imposiciones, a parte de las creencias religiosas, la forma de pensamiento, los símbolos e
íconos, fue la cultura culinaria, la cual sufrió un cambio radical, pues la dieta basada en
años de consumir plantas no fue fácil de cambiar por la comida alta en grasas; a los
indígenas les fue difícil asimilar este nuevo régimen alimenticio.
Actualmente nuestras más intimas costumbres y tradiciones se ahogan en un mar de
malinchismo, pero no sólo ellas, nosotros también nos hundimos. Hay reticencia a
consumir alimentos producidos aquí, se ha generado la idea de que la comida mexicana se
reduce solamente a tacos, tortas, quesadillas, pambazos, gorditas y tamales, mientras los
diversos platillos tradicionales son ignorados y cambiados por comida rápida y barata
proveniente del extranjero: hamburguesas, pizza u otros. Sin embargo, este problema de
desconocimiento no solo ocurre en este ámbito, también se da en la música, el arte y el cine.

Durante la época de independencia se buscó separarse de todo aquello que representara


España, quería construirse una identidad propia, pero en los últimos tiempos, con el
establecimiento de diferentes tratados internacionales las cosas han cambiado, de algún
modo, podría decirse, queremos y morimos por ser como ellos. Colectivamente uno de los
mayores sueños es viajar a una ciudad europea, adquirir costosas prendas, injerir los más
refinados alimentos e incluso, al concluir los estudios, la mayoría quisiera salir corriendo
hacia allá. Muchos padres, e incluso profesores, motivan este alejamiento porque aquí “no
hay nada bueno”. Es como si en el cuadro de Miguel Ángel, La creación de Adán, la gente
viera con admiración y aspiración al continente europeo como padre nuestro en lugar de
Adán. Así es como nos vemos y ellos nos ven así; es ahora cuando están más latentes las
consecuencias del distanciamiento con nuestras raíces, nos empeñamos en mirar con
ahínco hacia el otro lado, como si fuera la única salvación. Claro, la influencia externa no es
la única culpable, con toda esta problemática se debería notar que se está yendo en el
camino contrario, parece que mientras más nos abrimos y “avanzamos” al son de otros
países, perdemos la esencia que unía e identificaba al pueblo mexicano. ¿Podría ser que el
avance y la globalización en el mundo, para nosotros signifique un retroceso cultural?

Al recordar los países primermundistas lo primero que viene a la mente es el continente


Europeo y E.E.U.U, tener éstos en la cabeza como potencias hace que el resto sean
considerados como naciones subdesarrolladas o tercermundistas. Éstas suelen adoptar el
modo de viva de los primeros para lograr un “avance” y, así, poder globalizarse. Ése es otro
punto importante, la globalización, idealista e imposible, únicamente logra subordinar
países económicamente bajos a los más estables. Por ejemplo, México antes pertenecía a los
principales países productores de café, al ‘subir de nivel’ económicamente y seguir forjando
lazos externos, terminó por dejar esta actividad a países por debajo de él. ¡Se descuidan los
recursos del país para seguir un estilo de vida que aún no se comprende!

En el ámbito artístico se nota dicho impacto en los museos, los invade el concepto
americano del arte, pero no quiere decir que éste deba ser propio del país, no es un avance
cultural y artístico inherente a nuestra sociedad, sino al de alguna otra. Muchas veces no se
nota lo inmenso de las representaciones y concepciones artísticas que se tenían
originalmente; aquí no existía la estética y el mimetismo, no había una clase burguesa que
encargará retratos propios o grandes lienzos de cenas importantes, la idea de idolatrar
algún artista estaba lejos del pensamiento náhuatl; si bien, se registraban acontecimientos
importantes como los tipos de gobiernos, los viajes, las guerras e incluso la forma de
comercio, tenían la finalidad de servir como información para comunidades externas y
generaciones futuras.

En estos tiempos es posible encontrar artistas mexicanos contemporáneos que han


alcanzado éxito y sin embargo, la mayoría de la gente no comprende este “nuevo arte”.
¿Por qué? Porque las teorías no reflejan su historia ni su contexto. La consecuencia de este
desarraigo es la incertidumbre y desinterés por la propia cultura. He aquí el choque más
fuerte y al que se da menor importancia. Es posible fingir ciertos modos de hablar,
frecuentar comidas o vestir de cierta forma, pero el pensamiento, la filosofía y el arte es
algo que no puede disfrazarse sino se forma parte de ello desde el inicio, construir la cultura
requiere años de aprendizaje, experiencias y registros históricos; no poseer dicha conexión
hace que los individuos reaccionen y, con total sinceridad, declaren sentirse ajenos a esas
representaciones artísticas. México también es rico en cultura, basta con tomar un libro de
arte para ver las maravillas que se han creado, sentir empatía hacia la vida de los artistas y
sus obras, empatía que surge de las memorias antiguas que florecen y se juntan para
recordar que lo autóctono tiene gran valor, no se trata únicamente de los ídolos populares y
los conocidos muralistas, quienes han sido tan explotados que ahora son algo repetitivo y
aburrido.

Parece un buen momento para recordar el pensamiento de nuestro antepasados, tal vez, si
se logra evitar el sentimiento de desnudez en cuanto a cultura, se deje de mendigar, con los
ojos cerrados, en dirección opuesta. Los artistas actuales y futuros deben recordar y
entender el sentir de la gente siente ya que México no está lleno de incultos sino de gente
que no se une con lo que ve.

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