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Índice

Mariana di Stefano (coord.)


Metáforas en uso. - 2a. ed. - Buenos Aires: Biblos, 2006.
158 pp.; 23x16 cm.

ISBN 950-786-523-3

1. Semiología. 2. Lingüística. I. Di Stefano, Mariana, coord.


CDD 401.41

Introducción
Cristián Santibáñez y Roberto Marafioti ...................................................................... 9

El programa de Los usos de la argumentación de Stephen Toulmin


Lilian Bermejo Luque ................................................................................................... 17

Volver al futuro
Los efectos jurídicos y políticos de la sanción, derogación y nulidad
de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final en la Argentina
Hernán A. Biscayart y Zelma Dumm .......................................................................... 39

La razonabilidad como garantía en la teoría de Stephen Toulmin


María Elena Bitonte y Teresita Matienzo .................................................................... 59
Diseño de tapa: Luciano Tirabassi U.
La disuasión como técnica retórica de creación de una
Armado: Hernán Díaz
“disposición general a la inacción”
Emmanuelle Danblon ................................................................................................... 81
© Los autores, 2010
Una reconstrucción normativa de los argumentos de apelación
© Editorial Biblos, 2010
a lo razonable en la justificación de las decisiones judiciales
Pasaje José M. Giuffra 318, C1064ADD Buenos Aires
editorialbiblos@editorialbiblos.com / www.editorialbiblos.com Eveline T. Feteris ........................................................................................................... 89
Hecho el depósito que dispone la Ley 11.723
Impreso en la Argentina La fortaleza de la argumentación, el modelo de Stephen Toulmin
y la probabilidad ampliatoria
James B. Freeman ...................................................................................................... 101
No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la
transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecáni- Por qué no hay falacia en el argumento ad hominem
co, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. David Hitchcock .......................................................................................................... 117
Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.
Una discusión sobre la lectura y el uso del modelo de
Esta primera edición argumentación de Stephen Toulmin, en Jürgen Habermas
fue impresa en Primera Clase, Alain Létourneau ........................................................................................................ 131
California 1231, Buenos Aires,
República Argentina,
en marzo de 2010.
Chaïm Perelman, la argumentación jurídica y la nueva retórica Introducción
Roberto Marafioti ........................................................................................................ 147

Reflexiones en torno a la lógica jurídica y la decisión judicial Cristián Santibáñez Yáñez y Roberto Marafioti
a la luz de la neorretórica
Arturo Onfray Vivanco ............................................................................................... 163

Sin demostrar ni emocionar(se)


Christian Plantin ........................................................................................................ 171

Los usos de la argumentación: ¿retórica, dialéctica o pragmática?


Cristián Santibáñez Yáñez ......................................................................................... 181

Aportes de la teoría toulminiana al estudio de la argumentación ética ¿Qué es un argumento? ¿Qué se entiende por argumentación? ¿Existe una
Bertha Zamudio y Leticia Rolando ............................................................................ 205 disciplina o campo en la academia actual destinada a estos temas? ¿Qué
vínculos, si los hay, se encuentran entre la retórica clásica y los desarrollos
actuales en el estudio de la persuasión y la convicción? ¿Existe una filosofía de
la argumentación? ¿Quiénes cultivan estos temas? ¿Qué efectos o consecuen-
cias tiene este desarrollo reflexivo en otras disciplinas, campos u ocupaciones
contemporáneos que utilizan como primera herramienta el argumento, por
ejemplo, la jurisprudencia, la pedagogía o la ciencia?
Estas y otras preguntas son las que se encaran en este libro. Y la tarea no
se hace de forma aleatoria sino a partir de una crítica y evaluación sistemática
de las dos figuras señeras del siglo XX que impulsaron la preocupación por el
razonamiento práctico: Chaïm Perelman y Stephen Toulmin.
Con propiedad se puede decir hoy que tanto el belga como el británico coin-
cidieron en restar importancia al estudio de los componentes formales del ra-
zonamiento y enfatizaron la necesidad de detenerse en el despliegue real de la
actividad argumentativa. Por esta razón fundamental el libro que presenta-
mos ahora, resultado de un trabajo colectivo de diferentes grupos de estudio e
investigación, se proyecta en función de tres aspectos.
El primero tiene que ver con la recuperación de la obra de dos autores que
han tenido la originalidad de recobrar un ámbito de estudio que se había deja-
do de lado. La argumentación, con diferentes modalidades y supuestos, tuvo
un tratamiento constante a lo largo de la historia de la humanidad en general
y de la filosofía en particular; sin embargo, había entrado en un territorio
nebuloso a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Sin duda, los horrores de
la Segunda Guerra Mundial también han tenido como consecuencia la bús-
queda de mecanismos racionales para tramitar las diferencias. Algo se ha he-
cho en ese sentido, pero todavía queda mucho. Chaïm Perelman y Stephen
Toulmin fueron quienes dieron el puntapié inicial en la segunda mitad del
siglo pasado para que los estudios acerca de la argumentación adquirieran un
nuevo vigor y trascendencia. El año 1958 fue para ambos la fecha de publica-
ción de sus obras más importantes al respecto.
[9]
10 Cristián Santibáñez Yáñez y Roberto Marafioti Introducción 11

El segundo aspecto es que nos ha interesado incluir en este volumen, ade- particular desarrollo en los últimos tiempos. Sin duda, el hecho de que a fines
más, trabajos de especialistas europeos y latinoamericanos. Tanto desde Chile del decenio de 1980 la mayoría de los países estuvieran gobernados por demo-
como desde la Argentina nos dedicamos, desde hace años, a fortalecer y des- cracias más o menos estables llevó a que se fortaleciera la necesidad de re-
plegar las diferentes teorías de la argumentación que han ido surgiendo en la flexionar acerca de los diálogos, los conflictos y los debates que necesariamen-
actualidad. Y ello es un objetivo que apunta también a robustecer esta área de te se dan cuando se deben solucionar problemas pero tomando en cuenta las
estudio en otros países cercanos que indagan sobre estas problemáticas. diferentes visiones de los actores involucrados.
El congreso acerca de la argumentación realizado en la Universidad de Las decisiones más importantes que se han adoptado en los últimos años
Buenos Aires en 2002 fue un momento digno de destacar. Por su parte, el en América Latina han puesto de manifiesto que la acción política sin conflic-
encuentro promovido por la Universidad Diego Portales, Chile, “Lógica, ar- tos es una mera ilusión académica o una pretensión ingenua. Las tradiciones
gumentación y pensamiento crítico”, en enero de 2008, destinado a poner en sociológicas más importantes, en sus versiones marxista y weberiana, así como
correspondencia las producciones de Europa y América Latina, se ubica en también la historia, han demostrado que toda transformación social lleva im-
esta dirección. El encuentro permitió que diferentes especialistas latinoa- plícito un grado variable de conflicto y el consenso es un componente que no
mericanos tomaran contacto y establecieran una suerte de estado del arte en siempre está al alcance de la mano. De ahí que lo que se diga y cómo se lo diga
la región. resulte ser central cuando se trata de construir un destino colectivo.
El tercer aspecto consiste en que es importante considerar que los artículos La concepción no conflictiva –y por lo tanto no argumentativa– de la políti-
publicados tratan cada uno de cumplir con un doble objetivo. No se quedan en ca produce un estado de despolitización social generalizada. Los principios
la mera exposición detallada de las teorías argumentativas de estos autores partidarios, en ese caso, son relegados de manera de privilegiar un orden so-
sino que van un paso más allá. Sugieren algunas continuidades, intentan des- cial inmutable y ahistórico. Ello conduce a concebir la democracia como un
pertar intereses sobre zonas no frecuentadas o apuntan a imaginar la posibili- régimen poco eficaz para resolver los conflictos. Lejos de aportar, esta posición
dad de desprender de los supuestos iniciales problemas novedosos que no fue- a la consolidación democrática termina siendo vista como la causa de muchos
ron considerados en un momento inicial. La otra cuestión se refiere a las apli- de los problemas institucionales. Lejos de buscar la armonización de intereses
caciones concretas de las teorías en ámbitos específicos en los que resultan y valores en conflicto, se la ve como una limitación que lleva a cuestionar al
eficaces y posibilitan dar cuenta de la pertinencia de los principios de los dos mismo sistema. Es frecuente que en los distintos procesos de cambio que se
autores que en este libro se analizan. vienen dando en América Latina en los últimos años se insista en la necesidad
La obra de los dos autores ha tenido una difusión diferente en el ámbito de del diálogo y el debate sin que se logre definir qué significado le atribuye a
habla hispana. En el caso de Perelman, su Tratado de la argumentación se cada término cada sector. ¿Cómo se puede alcanzar en estos casos un consenso
tradujo a casi cuarenta años de su edición original, aunque su pensamiento si no se reconoce el conflicto o se lo descalifica? La labor del reconocimiento de
era ya conocido. En México, parte de la obra jurídico-filosófica fue traducida los mecanismos que subyacen en las estructuras argumentativas puede con-
en 1964 y también allí se publicaron ediciones más breves de artículos. Lo vertirse en un instrumento útil para quienes deben afrontar de modo perma-
mismo puede decirse de Colombia, donde en ambientes filosóficos y académi- nente la resolución de conflictos a partir del empleo del discurso.
cos se fueron conociendo artículos parciales hasta la traducción en 1997 de El Pensar la política fuera del conflicto implica desconocer aspectos funda-
imperio retórico: retórica y argumentación. Por su parte, Stephen Toulmin se mentales de la política democrática. Lo característico de ella no es la desapari-
destacó más en su faz de epistemólogo y no como teórico de la argumentación. ción del conflicto sino la necesidad de construir caminos pacíficos de solución.
Y si bien es cierto que él mismo señala que nunca tuvo interés en desarrollar Y ahí el discurso argumentativo es una herramienta indispensable para con-
una teoría en este campo, sí puede decirse que en las universidades se conocía textos en los que no se ha hecho un uso frecuente de estos dispositivos y se
su modelo argumentativo y se lo enseñaba con bastante profusión. Los usos de tiene una tradición muy amplia de silencio o de negación de la palabra ajena.
la argumentación recién se tradujo en 2007 en España, pero ya a esa altura Esta realidad cobra mayor fuerza cuando se advierte que para nosotros la
era conocido su esquema y el trabajo realizado posteriormente de aplicación actividad en los ámbitos universitarios es determinante. Es allí donde se in-
de ese modelo a los cursos universitarios iniciales en Estados Unidos. An In- tenta construir y fortalecer los principios ciudadanos; por ello, la enseñanza
troduction to Reasoning, escrito en colaboración con Richard Rieke y Allan de los mecanismos argumentativos no tiene sólo un interés académico sino
Janik, es un manual que, a pesar de no contar con versión en español, se ha una finalidad práctica. Si los alumnos universitarios están en condiciones de
difundido por vías no convencionales, como suele ocurrir, pero eficaces. reconocer los componentes que vertebran cualquier argumentación, estarán
Los estudios acerca de la argumentación han tenido en América Latina un mejor capacitados para desarrollarse como ciudadanos y como seres humanos.
12 Cristián Santibáñez Yáñez y Roberto Marafioti Introducción 13

No se trata de tener una perspectiva iluminista ni redentora, sino de ser rea- una disposición general a la acción. En un marco deliberativo democrático, la
listas y de posibilitar que aquello que durante décadas se escamoteó o se pro- argumentación es pensada como un modo democrático de alcanzar decisiones
hibió se despliegue y rinda sus frutos. En este último sentido se orientan los colectivas, además de negociar y votar. En este sentido, la argumentación se
artículos que componen este volumen y que a continuación, en orden alfabéti- entiende como un modo de conducir a la acción. Como Jon Elster (1983) seña-
co, se introducen. la, la transformación de preferencias por medio de la deliberación racional es
En el texto que abre esta obra, Lilian Bermejo Luque tiene por objetivo una meta ostensible de la argumentación. Siguiendo esta idea, la autora trata
enfatizar características que hacen de Los usos de la argumentación de Toul- de describir dos diferentes nociones de “disuasión”. La primera es un caso
min una obra filosófica de primer orden. De acuerdo con lo que señala Bermejo particular de persuasión, la segunda es más compleja desde un punto de vista
Luque, esta intención no responde tan sólo al deseo de ser fieles al espíritu de cognitivo y se vincula también con la idea de inacción. De esta forma, Danblon
esa obra y a los objetivos teóricos que su autor perseguía con ella sino también propone dos niveles del trabajo argumentativo, echando mano, en particular,
al de dar cuenta de la naturaleza filosófica de la propia teoría de la argumen- de lo que en su momento Perelman reflexionó sobre el punto.
tación, tanto en lo que respecta a su origen como en lo que tiene que ver con En su artículo, Eveline T. Feteris enfatiza que aunque se considera que los
sus implicaciones y referencias inmediatas. La autora luego se aboca a mos- argumentos de apelación a lo razonable son una forma importante de argu-
trar el modo en que esas tesis pueden configurar una propuesta concreta den- mentación para defender decisiones judiciales en casos difíciles, en la literatu-
tro de la teoría de la argumentación, i.e. un modelo normativo para los argu- ra legal se ha prestado poca atención a los estándares que subyacen en la
mentos, entendidos como objetos que representan las propiedades semánticas justificación de una decisión de ese tipo. Echar luz sobre tales estándares es
de las inferencias que hacemos al argumentar y al razonar. importante desde la perspectiva de la racionalidad de la aplicación de la ley,
Por su parte, Hernán A. Biscayart y Zelma Dumm se concentran en un puesto que sólo basándose en tales estándares es posible decidir si un juez ha
análisis de los argumentos que se emplearon en la sanción de la ley 23.521, usado su poder discrecional de manera aceptable. Con el fin de establecer los
conocida como “de Obediencia Debida”, que junto con la 23.492, “de Punto estándares de un uso adecuado de los argumentos de apelación a lo razonable,
Final”, limitaba la responsabilidad de los militares argentinos incursos en ac- la autora desarrolla en este trabajo un modelo argumentativo que puede ser
tos practicados contra la integridad de los detenidos en centros clandestinos utilizado para el análisis y la evaluación de los mismos. Tanto Toulmin como
de detención durante la dictadura militar entre 1976 y 1983 y clausuraba lue- Perelman son revisitados por Feteris para tal efecto.
go de cierta fecha la posibilidad de que fuesen juzgados por tales acciones. En el siguiente artículo, James B. Freeman señala que, en el campo de la
Realizado esto, los autores establecen ciertos alcances de estos términos jurí- lógica informal, muchos sostienen que para ser lógicamente buenas las premi-
dicos relativos a la vigencia de una ley. Para ello seleccionaron intervenciones sas deben constituir un fundamento adecuado para la conclusión, esto es, de-
de los debates sostenidos en la Cámara de Diputados de la Nación en ocasión ben apoyar la conclusión con fuerza o peso suficiente para transferir la acepta-
del tratamiento de la derogación de las leyes citadas (1998) y de su nulidad bilidad de las primeras a la segunda. Pero es evidente que “fuerza” y “peso”
(2003). Los autores dejan constancia de vínculos con la obra de Perelman, la son términos metafóricos. ¿Qué significan literalmente la fuerza de un argu-
mayor de las veces implícitos, para realizar el análisis que desarrollan. mento o el peso de las premisas? ¿Cómo es posible determinar en un caso dado
María Elena Bitonte y Teresita Matienzo proponen un recorrido que tiene los grados de fuerza y cuánta fuerza es suficiente? Es seguro que el apoyo es
como punto de partida lo que Toulmin identifica como el problema en el pensa- suficiente si las premisas implican la conclusión de manera deductiva. Tam-
miento científico, las polémicas en cuyos marcos se instala tal problema, y bién es seguro que, para argumentos no demostrativos, muchos textos ofrecen
fundamentalmente cuáles son los aportes de ese autor en la discusión. Las una respuesta “popular”: la probabilidad de la conclusión, dadas las premisas,
autoras consideran que una de las contribuciones más importantes ha sido debe ser suficientemente alta. Pero, ¿en qué consiste esta relación? Siguiendo
cambiar el eje de una concepción formal a una concepción procedimental de la a Jonathan Cohen (1989), Freeman propone denominar la relación como “pro-
razón. Esto las lleva desde la polémica racionalidad-razonabilidad a la for- babilidad ampliativa”. La inducción ampliativa “extrapola más allá de los da-
mulación del esquema de procedimiento del argumento, donde el elemento tos existente” (Cohen, 1989: 1) la característica de los argumentos no demos-
axial es la noción de garantía o ley de pasaje. Se detienen en este concepto trativos, y puede ser aplicada a cuestiones no empíricas del “debería” sumado
para reflexionar sobre su función y cómo se vincula con lo que Toulmin deno- al “es”. Esto es, en cierta forma, prosigue las líneas que Toulmin planteó.
mina “campos argumentativos”. El artículo de David Hitchcock discute el argumento ad hominem y distin-
En el siguiente trabajo de esta edición, Emmanuelle Danblon critica el he- gue entre el ad hominem abusivo y el circunstancial, y, además lo pone tam-
cho de que la persuasión sea generalmente concebida como un modo de crear bién en relación con el tu quoque. Tradicionalmente se ha concebido el argu-
14 Cristián Santibáñez Yáñez y Roberto Marafioti Introducción 15

mento ad hominem como un recurso falaz; se propone aquí concebirlo como un tos; pero, se pregunta Plantin: ¿una retórica sin emociones es todavía una
argumento dialéctico perfectamente legítimo a partir de las concesiones o afir- retórica? Concluye que la demostración, apoyada sobre la lógica formal, consi-
maciones de un oponente que uno no comparte. Son todos recursos argumen- derada en su producto terminado y no dentro de su proceso de construcción, se
tativos de un empleo constante en las disputas cotidianas, por lo que resulta convierte en el contrapunto o antagonista de la argumentación. Es aquí, sos-
de sumo interés su análisis y estudio. tiene el autor, en este entre-dos dentro del espacio conceptual abierto entre los
El vínculo entre Jürgen Habermas y Stephen Toulmin es el tema que Alain afectos puestos fuera del campo y una demostración endurecida por las necesi-
Létourneau desarrolla en su artículo. En especial, el autor sintetiza el uso que dades de la causa, donde la argumentación ha edificado su imperio.
Habermas realiza del modelo argumentativo de Toulmin. Preguntas como qué En el trabajo que sigue, su autor, Cristián Santibáñez Yáñez analiza Los
efectos presenta este uso de Toulmin en la teoría de Habermas y cuál es el usos de la argumentación en virtud de una lectura lo menos vinculada con
significado de la apropiación que hace de él son las que guían estas reflexio- publicaciones posteriores de Toulmin. El análisis toma en cuenta la posición
nes. El autor responde estos interrogantes señalando que el modelo de Toul- de Toulmin en una de sus obras más temprana, la expuesta en An examina-
min produce el efecto de respaldar la visión racionalista de Habermas sobre la tion of the Place of Reason in Ethics de 1950, puesto que allí se encuentra, a
argumentación, de acuerdo con la idea de que discutir o argüir es esencial- juicio de Santibáñez Yáñez, algunas de las claves para comprender el perfil
mente dar razones que justifiquen la posición del hablante en una discusión. que, finalmente, se plasma en el texto de 1958. Dicho de otro modo, para eva-
Para Létorneau, el problema principal es saber si Habermas considera del luar cómo cabe considerar Los usos de la argumentación, si acaso como una
todo las implicancias de la teoría de Toulmin. obra producto de una visión retórica, dialéctica o pragmática, los esfuerzos
Roberto Marafioti se plantea como objetivo desarrollar la teoría de Chaïm estarán puestos en leer este texto como resultado, intermedio, de una tarea
Perelman en torno a la argumentación jurídica. De acuerdo con el autor, este consistente de Toulmin que se inicia con su tesis doctoral.
tipo de reflexión, que se agrupa bajo la denominación de “teorías de la argu- De acuerdo con Bertha Zamudio y Leticia Rolando, en el último ensayo de
mentación jurídica”, ha cobrado relevancia a partir de la finalización de la este libro, las ideas de Stephen Toulmin y Chaïm Perelman constituyen, como
Segunda Guerra Mundial. Combinando el pensamiento estrictamente jurídi- es sabido, un intento de dar cuenta de la argumentación a partir de un modelo
co con la filosofía, y apelando también a conceptos provenientes de la lingüís- que no es el de la lógica deductiva. Pero, a diferencia del segundo, Toulmin no
tica, la sociología, el análisis del discurso y la teoría política, Marafioti incur- busca una recuperación de la tradición tópica o retórica sino que parte de la
siona en la argumentación jurídica poniendo en perspectiva el trabajo de Pe- idea de que la lógica es algo que tiene que ver con la manera como los hombres
relman, balanceando la biografía del autor belga con sus conceptos clave. piensan, argumentan e infieren. Sin embargo, según Zamudio y Rolando, cabe
También reflexionando en torno a las repercusiones de la propuesta de Pe- aclarar que uno de los objetivos de Toulmin es evitar tanto los criterios aprio-
relman en el razonamiento jurídico, Arturo Onfray Vivanco ofrece un ensayo rísticos de racionalidad como el relativismo extremo. Por una parte, critica el
sobre el alcance de las teorías procedimentales y retóricas en la jurispruden- absolutismo que deriva de la lógica formal que aboga por la verdad universal
cia. Como el autor enfatiza, en las postrimerías del modernismo nacen las y según la cual la argumentación puede resolverse mediante la adhesión a un
lógicas procedimentales. Su misión es, ante la evidencia de una sociedad divi- conjunto de principios lógicos, con independencia del contexto; esta postura
dida, a la sombra del caos amenazante, procurar entendimientos que permi- supone que todos los aspectos del argumento son campo-invariantes. Pero, por
tan ir hacia el encuentro de la común humanidad que aún habita en nosotros. otra, también rechaza posiciones relativistas que acentúan los aspectos cam-
Florecen, entonces, en la desintegración, el “consenso ideal” de Jürgen Haber- po-dependientes del argumento.
mas, la “posición original” de John Rawls y el “auditorio universal” de Chaïm Como ya se podrá observar, cada uno de los trabajos aquí seleccionados
Perelman. Según indica este último, los filósofos siempre procuran dirigirse a incurre en síntesis, comparaciones, metáforas, evaluaciones y críticas suge-
un “auditorio universal”, “no porque esperen conseguir el consentimiento efec- rentes y desafiantes, genuinamente ensayísticas. Cada uno de las y los auto-
tivo de todos los hombres […] sino porque creen que a todos aquellos que com- res convocados no escatima en enfatizar lo que cabría aprender de Perelman o
prendan sus razones no les quedará más remedio que adherirse a sus conclu- Toulmin, en particular haciéndonos ver lo que éstos enseñan respecto de eva-
siones”. Estas y otras aseveraciones son las que a Onfray Vivanco le importan dir el vacío que significa divorciar nuestras formas de pensar y nuestra formas
para desarrollar su caso. de actuar.
La relación entre argumento, argumentación y emociones es la preocupa- Como en otras oportunidades queremos destacar además la tarea de los
ción de Christian Plantin en su artículo. En la primera parte de su trabajo, se traductores que han contribuido su trabajo y su compromiso para el desarrollo
propone mostrar que, a pesar de su subtítulo, el texto fundacional de Perel- de los estudios actuales de la teoría de la argumentación.
man rechaza la retórica en una de sus dimensiones esenciales, la de los afec-
16 Cristián Santibáñez Yáñez y Roberto Marafioti

*** El programa de Los usos de la argumentación


de Stephen Toulmin*
Cuando nos encontrábamos finalizando el diálogo sobre esta introducción,
el campo de los estudios de la argumentación recibió una triste noticia. Ste-
phen Edelston Toulmin falleció el 4 de diciembre de 2009, a los ochenta y siete
Lilian Bermejo Luque
años, en el hospital de la University of Southern California. De acuerdo con el
parte médico, su deceso se debió a una neumonía. La pérdida de este genuino
intelectual de espíritu renacentista que no sólo escribió más de veinticinco
libros como autor o coautor sino que además se involucró en la sociedad norte-
americana que lo cobijó por más de cuarenta años participando en comisiones
de ética o recibiendo constantemente a sus estudiantes para darles un consejo
o sugerir lecturas, no sólo se sentirá en el ámbito de la argumentación sino
también en los de la lógica informal, la teoría contemporánea de la ética, las
reflexiones en torno a la cultura posmoderna, la filosofía de la ciencia, por La reemergencia del interés en la argumentación
nombrar algunos escenarios en los que sus escritos tuvieron amplia acogida.
Con la despedida de Toulmin, y con total justicia, se puede señalar se cierra el A pesar de que los orígenes de las tres disciplinas que tradicionalmente
capítulo de los clásicos en esta área de estudio, ya que fue él una de las fuerzas conforman el estudio de la argumentación –la lógica, la dialéctica y la retóri-
impulsoras, sino la principal, del estudio del razonamiento humano en contex- ca– se remontan casi hasta los inicios de la propia filosofía, lo que hoy conoce-
to y práctica. The Uses of Argument (1958) ya es, y seguirá siendo, como aque- mos como teoría de la argumentación tiene una historia reciente, y no necesa-
llas películas que uno no se cansa de ver y leer, respecto de la que siempre se riamente vinculada a la de la filosofía misma. En la segunda mitad del pasado
puede sacar un nuevo provecho. El efecto Toulmin aun no acaba su resonan- siglo, autores como Chaïm Perelman, Stephen Toulmin o Charles Hamblin
cia. Vaya este libro como homenaje. llamaron la atención sobre la idiosincrasia de la argumentación en lenguaje
natural y la necesidad de proponer modelos normativos adecuados para ella.
Sus respectivos enfoques inauguraron lo que autores como Wayne Brockriede,
Bibliografía Joseph Wenzel o Jürgen Habermas1 han caracterizado como el devenir de la
retórica, la lógica y la dialéctica en el ámbito de la teoría de la argumentación;
COHEN, L.J. (1989), An Introduction to the Philosophy of Induction and Probability, esto es, el desarrollo de distintos modelos normativos para la argumentación,
Oxford, Clarendon Press. a través de tres concepciones alternativas de su objeto: la de la argumentación
ELSTER, J. (1983), Sour Grapes. Studies in the subversion of rationality, Londres-Cam- como un proceso retórico, la del producto de ese proceso –i.e. los argumentos
bridge, Cambridge University Press. como objetos con propiedades lógicas– y la de la argumentación como procedi-
miento dialéctico. Perelman, Toulmin y Hamblin son hoy en día referencias
indiscutibles dentro de la disciplina y sus obras pueden verse, respectivamen-
te, como un cuestionamiento de la concepción meramente instrumental de la
retórica y de la lógica como lógica formal, así como de la idea de que ningún
modelo dialéctico puede ofrecer un tratamiento sistemático de las falacias ar-
gumentativas clásicas.
En particular, en 1958 aparecieron dos libros, The Uses of Argument, de

* El trabajo presentado en este texto ha sido financiado por el proyecto FFI2008-00085 y por el
programa JAE-doc del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), España.
1. Referencia de C. Tindale (1999: 3-4).
[ 17 ]
18 Lilian Bermejo Luque El programa de Los usos de la argumentación de Stephen Toulmin 19

Stephen E. Toulmin, y La Nouvelle Rhétorique. Traité de l’argumentation, de Rhétorique se dedicaba a mostrar que el modelo epistemológico tradicional,
Chaïm Perelman y Lucie Olbrechts-Tyteca, que desde dos perspectivas muy hasta la fecha dominante en filosofía, resulta demasiado rígido para ser de
diferentes, la lógica y la retórica, coincidían en señalar la necesidad de desa- aplicación en el análisis y la valoración de ciertas cuestiones, o en disciplinas
rrollar una propuesta teórica para analizar y dar cuenta de las condiciones como las constitutivas de las humanidades, en las que las demostraciones con-
normativas de la argumentación en lenguaje natural. Además, en ambos ca- cluyentes resultan necesariamente esquivas. Esta nueva concepción de la re-
sos se destacaba el interés filosófico de la argumentación como práctica, y sus tórica se presenta como una alternativa a lo que Perelman y Olbrechts-Tyteca
proyectos aparecían ligados al deseo de ofrecer un marco alternativo para abor- denominan “el modelo cartesiano de racionalidad”. Por ello La Nouvelle Rhé-
dar el estudio de la racionalidad. torique no es tan sólo un texto fundacional para la teoría de la argumentación
Probablemente, la sociedad postotalitaria de mediados de siglo constituyó sino también una obra de profundo calado filosófico.
un buen contexto para la reemergencia del interés por la argumentación en Lo mismo ocurre con The Uses of Argument, la primera y principal obra
Europa. Las necesidades de las sociedades democráticas –en plena expansión sobre argumentación de Stephen E. Toulmin. Como en el caso de Perelman, el
legitimista, por oposición a los modelos totalitarios próximos– hacían mani- interés de Toulmin en la argumentación se encuentra estrechamente vincula-
fiesta su importancia como instrumento para los asuntos públicos. Por su par- do a su distanciamiento del modelo epistemológico tradicional. Pero en lugar
te, la filosofía estaba en medio de su “segundo giro lingüístico”. Tanto la tradi- de cuestionar el concepto de racionalidad derivado de él, Toulmin se centra
ción anglosajona como la continental habían puesto de manifiesto la necesi- directamente en el concepto de justificación que caracteriza este modelo. Se-
dad de remitir a la estructura del lenguaje algunas de las principales cuestio- gún él, la incapacidad de ese modelo para dar cuenta de la normatividad que
nes filosóficas. Gottlob Frege, Bertrand Russell y el primer Wittgenstein, del subyace en la argumentación cotidiana se debe a una concepción equivocada
lado de la tradición analítica, y Martin Heidegger y Edmund Husserl del lado de lo que es la justificación. Por ello, en lugar de intentar explicar por qué la
de la llamada “filosofía continental” habían llevado a cabo el primer giro lin- argumentación cotidiana es racional, opta más bien por mostrar que la inca-
güístico de la filosofía, caracterizado por una concepción esencialista y referen- pacidad de los filósofos para explicar su racionalidad se basa en un ideal de
cialista del lenguaje. Pero, tras él, la perspectiva lingüística impuso un segun- justificación que está equivocado.
do giro al quehacer filosófico, dando lugar, a su vez, a las concepciones prag- The Uses of Argument es, efectivamente, una obra fundacional para la teo-
matistas y expresivistas de la así llamada “filosofía del lenguaje ordinario” y ría de la argumentación. El propio Toulmin (1958), en su introducción, se
de la hermenéutica. muestra consciente de estar inaugurando un ámbito de reflexión teórica al
Para Toulmin y Perelman, hasta cierto punto representantes de las tradi- presentarla. Tales son sus palabras en las primeras líneas, donde nos anuncia
ciones analítica y continental respectivamente, el desarrollo del estudio nor- que su propósito es “llamar la atención sobre un campo de investigación” (1).
mativo de la argumentación cotidiana era parte de la empresa de buscar en el Con ellas inicia su crítica al hecho de que la argumentación real, cotidiana,
lenguaje natural y sus usos reales la fuente principal para la investigación haya recibido un tratamiento tan escaso e inadecuado por parte de la filosofía
filosófica. Ambos compartían, además, la conciencia de que tal enfoque tenía moderna, y presenta su propio trabajo como un intento de remediar este des-
como obstáculo importante ciertas concepciones dominantes en la época. Qui- interés.
zá debido a ellas, sus obras apenas recibieron atención por parte de la comuni- Toulmin asume, sin más, que tal campo de investigación pertenece a la
dad filosófica, y sólo tras su periplo americano, sobre todo en relación con los empresa filosófica general. En este sentido, debemos situar sus propuestas en
estudios sobre comunicación y retórica, lograron el reconocimiento que mere- The Uses of Argument en la base de sus investigaciones sobre la naturaleza de
cían como textos fundacionales de la teoría de la argumentación. la razón, la racionalidad y el entendimiento, un proyecto que habría de desa-
El interés de Perelman en la argumentación estaba directamente relacio- rrollar en obras como Human Understanding (1972), Cosmopolis: The Hidden
nado con su interés por la ética y el derecho. Su punto de partida era una Agenda of Modernity (1990) o Return to Reason (2001). Tales investigaciones
reflexión epistemológica respecto de la posibilidad de adquirir conocimiento subyacerían, a su vez, en el resto de su producción filosófica, a saber, sus más
sobre valores, bajo la asunción de que no es posible evaluar la argumentación conocidos trabajos sobre ética y filosofía de la ciencia.
moral y jurídica en términos de relaciones formales entre proposiciones. En Asimismo, The Uses of Argument está bastante alejada de las propuestas
este planteamiento subyacían, además, ciertas concepciones sobre la razón y contemporáneas en teoría de la argumentación, las cuales aparecen como
la racionalidad que, finalmente, lo llevaron a buscar en la retórica el marco modelos más o menos sistemáticos para la interpretación, el análisis y la eva-
metodológico apropiado para una teoría de la argumentación como ámbito de luación del discurso argumentativo. Por el contrario, se trata más bien de una
la comunicación razonable. De ese modo, una parte importante de La Nouvelle colección de ensayos que perfilan una crítica radical a ciertas concepciones
20 Lilian Bermejo Luque El programa de Los usos de la argumentación de Stephen Toulmin 21

tradicionales sobre la lógica, la epistemología y la probabilidad, la cual da genstein y de la llamada “filosofía del lenguaje ordinario”. La centralidad teo-
lugar a una nueva perspectiva sobre la argumentación como ámbito de la in- rética de la práctica sobre la estructura pasa a ser también un rasgo funda-
vestigación sobre los conceptos de justificación y racionalidad. mental de la explicación que Toulmin va a ofrecer sobre la naturaleza de la
Sin embargo, ya en el prefacio a la edición de 1963, Toulmin se lamentaba argumentación y las fuentes de su normatividad. De hecho, una de las carac-
de que The Uses of Argument había tenido mejor recepción entre aquellos cuyo terísticas más sobresalientes de su trabajo es tomar como punto de partida la
interés por el razonamiento y la argumentación era más bien de tipo práctico, sospecha contra la concepción tradicional de la justificación, según la cual
que entre aquellos interesados en la argumentación debido a sus implicacio- lanormatividad argumentativa dependería de la existencia de estructuras for -
nes filosóficas. En realidad, hasta la fecha, ésa sigue siendo la situación con males que determinarían de manera necesaria la fuerza justificatoria de los
esta obra: a pesar de su preeminencia en el ámbito de la teoría de la argumen- argumentos. Esta perspectiva crítica encuentra en el enfoque pragmatista de
tación, las consecuencias filosóficas de sus innovadoras tesis quedan aún pen- la filosofía del lenguaje ordinario un apoyo fundamental.
dientes de ser exploradas.2 Asimismo, como señalábamos al comienzo, la obra de Toulmin se considera
Nuestro objetivo en este trabajo es, en primer lugar, hacernos eco de las en la actualidad un exponente del enfoque lógico dentro de la teoría de la
características que hacen de The Uses of Argument una obra filosófica de pri- argumentación. La razón es la centralidad de su modelo de argumento: Toul-
mer orden. Esta intención no responde tan sólo al deseo de ser fieles al espíri- min desarrolla una propuesta para los argumentos, entendidos como el pro-
tu de la obra y a los objetivos teóricos que Toulmin perseguía con ella, sino ducto de actos argumentativos, en lugar de ocuparse de la actividad de argu-
también al de dar cuenta de la naturaleza filosófica de la propia teoría de la mentar como procedimiento o como proceso. No obstante, sus propuestas son
argumentación, tanto por lo que respecta a su origen como por lo que tiene que unas de las más influyentes hoy en día, no sólo entre los lógicos informales
ver con sus implicaciones y referencias inmediatas. En segundo lugar, inten- sino también entre retóricos, estudiosos de la comunicación y de la composi-
tamos mostrar el modo en que esas tesis pueden configurar una propuesta ción discursiva, teóricos de la argumentación legal, entre otros. Ello sería sin-
concreta dentro de la teoría de la argumentación, i.e. un modelo normativo tomático de la necesidad de encontrar una alternativa a la lógica formal para
para los argumentos, entendidos como objetos que representan las propieda- caracterizar un concepto de valor argumentativo que es el que estaría en la
des semánticas de las inferencias que hacemos al argumentar y al razonar. base de muchos modelos normativos contemporáneos, en tanto asumen el giro
pragmático que encuentra en la argumentación, como actividad, su objeto de
estudio característico.
La crítica a la lógica formal En este sentido, The Uses of Argument puede también verse como un aná-
lisis de la naturaleza de la lógica que respondería a la intención de recuperar
Para abordar adecuadamente el análisis de The Uses of Argument, es im- una concepción de esta disciplina como herramienta para la evaluación de la
prescindible tener en cuenta el trasfondo filosófico al que Toulmin se remite argumentación en lenguaje natural. Al contrario que Perelman, Toulmin con-
con su proyecto de desarrollar un marco para la argumentación en lenguaje sidera que es en la lógica donde debemos buscar un modelo normativo para la
natural. En este sentido, es relevante que su formación como filósofo tuviera argumentación. Sin embargo, como vamos a ver, su concepción de esta disci-
lugar en Cambridge y Oxford, bajo la influencia de la obra del segundo Witt- plina es tan distinta de la tradicional que resulta comprensible que, actual-
mente, apenas se lo considere un crítico de la lógica clásica sino más bien uno
de los padres de la moderna teoría de la argumentación, en su enfoque lógico.
2. En mi opinión, una explicación de tal situación debería tener en cuenta el hecho de que la Según Toulmin, la lógica no debe ocuparse ni de describir el buen razona-
apariencia típicamente filosófica de The Uses of Argument fue relevada por la presentación siste-
miento ni de producir reglas para garantizarlo sino de la “tarea retrospectiva”
mática de una teoría del argumento en An Introduction to Reasoning (1979), su segunda obra
sobre argumentación, en colaboración con Richard Rieke y Allan Janik. Cabe pensar que la recep- de decidir sobre el valor de los argumentos y, con ello, sobre su capacidad de
ción entusiasta de The Uses of Argument por aquellos que se interesaban en el análisis y la eva- conferir justificación a las afirmaciones que apoyamos con ellos. Pero, enton-
luación de la argumentación desde un punto de vista más instrumental motivaron que Toulmin ces, la pregunta es:
desarrollase sus ideas en forma de sistema. Pero la presentación concreta de esta teoría ya no
estaba tan conectada con las cuestiones filosóficas que motivaron en un principio el proyecto de ¿Hasta qué punto puede una ciencia formal ocuparse de “la sensatez
The Uses of Argument. Además, es esa presentación, derivada de las ideas expuestas por primera
de las afirmaciones que hacemos –de la solidez de las razones que produ-
vez en The Uses of Argument, lo que ha estado en la base de buena parte del trabajo sobre argu-
mentación dentro del ámbito de los estudios sobre comunicación, en las últimas décadas. Proba-
cimos para apoyarlas, de la firmeza de los respaldos que proveemos para
blemente, el éxito de tal presentación sistemática del modelo de argumento de Toulmin dentro de ellas– o por cambiar la metáfora, [d]el tipo de caso que presentamos en
este ámbito ensombreció la naturaleza y el calado filosófico de The Uses of Argument. defensa de nuestras afirmaciones? (Toulmin, 1958: 7)
22 Lilian Bermejo Luque El programa de Los usos de la argumentación de Stephen Toulmin 23

Toulmin observa que la lógica ha experimentado un desarrollo sustancial para la evaluación de la argumentación en lenguaje natural en tanto se com-
debido a su presentación como teoría de la inferencia formal y a su interés por plementase con una teoría adecuada de la formalización para lenguajes natu-
una exposición sistemática de sus resultados, por las propiedades de los dis- rales. Uno de los objetivos de The Uses of Argument consiste en mostrar que
tintos sistemas formales y por los fundamentos de la matemática. Pero esta tal respuesta no está únicamente equivocada, sino que tiene consecuencias
orientación vendría a amparar una mala caracterización de la estructura lógi- muy negativas respecto de la concepción de la justificación que asumimos y de
ca del discurso argumentativo, la cual habría impedido el desarrollo de un las posibilidades de defender la racionalidad de cierto tipo de argumentos.
marco teórico adecuado para dar cuenta de sus condiciones normativas carac-
terísticas. De este modo, todo el proyecto de The Uses of Argument va a supo-
ner, por un lado, una crítica al enfoque formalista de la lógica y, por otro, una La crítica de la epistemología tradicional
redefinición de la propia disciplina, pues es bajo la propuesta de entender la
lógica como el ámbito del estudio normativo de los argumentos que Toulmin Íntimamente relacionados con su elucidación de la naturaleza de la lógica,
niega que ésta pueda ser una teoría sobre ciertas relaciones formales.3 Esta los resultados más significativos de la reflexión toulminiana se relacionan con
redefinición de la lógica se remontará hasta sus mismos orígenes en busca de el concepto de justificación y sus consecuencias respecto de temas tradiciona-
legitimación: Toulmin encuentra en la obra de Aristóteles la motivación de su les de la epistemología, como la racionalidad de las inferencias no deductivas
propia empresa. y la crítica del escepticismo y del relativismo. En cierta medida, The Uses of
Según Toulmin, la intención de Aristóteles, desde los Primeros analíticos a Argument es también un trabajo sobre epistemología: los argumentos del len-
los Tópicos, era desarrollar una disciplina capaz de proporcionar criterios para guaje natural, tal como aparecen en las prácticas argumentativas cotidianas,
“la evaluación práctica de los argumentos”. Sin embargo, en su opinión, la son las herramientas mediante las cuales justificamos nuestras afirmaciones
ambición de Aristóteles de hacer de tal disciplina una epistéme apodeiktiké, y creencias de todo tipo. No hay nada más que el fenómeno cotidiano de la
una ciencia demostrativa, lo llevó a fundarla sobre las relaciones formales que argumentación para habérnoslas con la justificación de lo que afirmamos y
existen entre cierto tipo de proposiciones. Como cuestión de hecho, tal concep- creemos. Por esa razón, la elucidación de las características que la práctica de
ción de la disciplina se hizo camino históricamente, de manera que el interés evaluar la argumentación debiera tener es una tarea de la mayor importancia
en la evaluación práctica de los argumentos fue reemplazado por el desarrollo para la filosofía, no sólo por sus implicaciones para la lógica y la epistemología
de una ciencia dedicada al “estudio de una clase especial de objetos llamados sino sobre todo porque involucra nuestras concepciones sobre la racionalidad
«relaciones lógicas»” (Toulmin, 1958: 4). Tales relaciones lógicas habrían sido y la legitimidad teorética.
entendidas, bien como “leyes del pensamiento”, en un intento por vincular la Además, en tanto nuestras prácticas reales, cotidianas, de evaluar argu-
lógica con el razonamiento, bien como relaciones completamente independien- mentos conforman el modo en que determinamos qué cuenta como creencias y
tes de cualquier estado mental, en un intento de preservar la normatividad de afirmaciones racionales y legítimas, la crítica de Toulmin a la concepción tra-
la lógica de cualquier referencia descriptivista. En cualquier caso, se asumió dicional de la justificación no pretende ser una revisión de estas prácticas. Al
que la lógica era una ciencia formal cuyo fin era determinar relaciones forma- contrario, él trataría de mostrar que las explicaciones filosóficas de lo que
les de implicación y contradicción entre proposiciones. queremos decir cuando aducimos que “ésa es una mala razón” o que “tal opi-
Esta concepción, al día de hoy, sigue siendo predominante. La mayoría de nión carece de justificación” son defectuosas. De hecho, respecto de este con-
los lógicos actuales conciben su trabajo como la presentación sistemática y cepto de justificación, Toulmin va a llamar la atención sobre una profunda y
formalizada de conjuntos de “verdades lógicas”, con total independencia de la dolorosa divergencia entre la filosofía y el sentido común. En su opinión, “na-
dimensión crítica de la lógica como instrumento para la evaluación de los ar- die la ha expresado mejor que David Hume, quien reconocía ambos hábitos de
gumentos reales. Cuando se les pregunta sobre el valor de su trabajo respecto la mente en una y la misma persona –a saber, él mismo” (Toulmin, 1958: 10).
de aquellas funciones que originaron, según Toulmin, el interés por semejante Según Toulmin, Hume, “mientras sigue implacablemente las conclusiones a
disciplina, parecen asumir que la lógica formal constituiría una herramienta las que –como filósofo– sus doctrinas lógicas lo conducen, al mismo tiempo
muestra con gran perspicacia y honestidad la esquizofrenia involucrada en
intentar reconciliar estas conclusiones filosóficas con la práctica de su vida
cotidiana” (164). En reconocimiento de esta divergencia, la mayoría de los filó-
3. Sobre esta cuestión, Toulmin menciona la influencia de las ideas de Gilbert Ryle (1949, 1954)
sofos habrían asumido la superioridad de la filosofía; pero al precio de hacer
respecto del concepto de “validez” y su noción de “licencia inferencial”. de sus propias opiniones algo más bien “exótico” para el resto de sus congéne-
24 Lilian Bermejo Luque El programa de Los usos de la argumentación de Stephen Toulmin 25

res. En cierto sentido, la intención de Toulmin en The Uses of Argument es mo, pero no con el remedio que Carnap propone. Como es sabido, éste distin-
proponer una cura para el filósofo. gue dos nociones de probabilidad: probabilidad 1, que sería equiparable al
Como decíamos, en opinión de Toulmin, éstas son cuestiones sobre la prác- grado de apoyo que un conjunto de evidencia aporta para sostener una hipóte-
tica de la lógica. Por esa razón, en su tratamiento de la cuestión de la natura- sis, y probabilidad 2, que vendría a corresponderse con la frecuencia relativa
leza de esta disciplina, comienza por caracterizar la práctica de evaluar argu- de un suceso entre otros. Siguiendo el análisis de Toulmin, vemos que ambas
mentos analizando los conceptos que empleamos para llevarla a cabo. Al criti- nociones involucran una explicación referencialista de los términos probabi-
car la concepción formal de la lógica, lo que busca es elucidar hasta qué punto lísticos; así, su alternativa será una explicación expresivista capaz de evitar la
los criterios formales para establecer conclusividad, demostración, necesidad, confusión entre los apoyos que tengamos para afirmar propiamente que algo
certeza, validez o incluso justificación resultan adecuados realmente. Sólo des- es probable en cierto grado, y el verdadero significado de los términos probabi-
pués de llevar a cabo esta tarea intentará Toulmin contestar qué es una lógica lísticos.
“teórica”, y también en qué medida una disciplina dedicada a la evaluación
lógica de la argumentación real puede aspirar a convertirse en una ciencia.
Toulmin tiene una respuesta negativa, y su alternativa será una concepción La explicación expresivista de los términos probabilísticos
de la lógica como “jurisprudencia generalizada”.
Según Toulmin, ambas concepciones de la probabilidad de Carnap fallan a
la hora de dar cuenta del uso cotidiano de los términos probabilísticos:
Probabilidad: el enfoque referencialista
En este sentido, las relaciones de apoyo están en el mismo barco que
En línea con la idea de analizar los conceptos relacionados con la práctica las frecuencias. En la práctica, no damos el nombre de “probabilidades” a
de evaluar argumentos, otra de las aportaciones originales y críticas de The los grados de apoyo y confirmación como tales: sólo en la medida en que
Uses of Argument tiene que ver con el concepto de probabilidad. Toulmin (1958) estamos interesados en la hipótesis h, y la evidencia total que tenemos a
nuestra disposición es e, se convierte la relación de apoyo que tiene a h y
también parte aquí de un enfoque pragmático pues, en lugar de ofrecer un
a e como sus argumentos en una medida de la probabilidad que estamos
análisis del concepto de probabilidad, busca dar cuenta de las “funciones prác-
autorizados a adjudicar a h. Con las relaciones de apoyo, al igual que con
ticas de los términos «probablemente», «probable» y «probabilidad» en la for- las frecuencias, la conclusión a la que llegamos sobre h a la luz de la
mulación y la crítica de los argumentos” (45). Más aún, su intención es esta- evidencia disponible, e, esto es, que estamos autorizados a confiar en h en
blecer una continuidad entre los términos modales aléticos, como “posible” o cierta medida, no es una mera repetición del apoyo que e presta a h: es,
“necesario”, y los términos probabilísticos. Tal continuidad apelará a la simili- de nuevo, una conclusión que extraemos de ella. (Toulmin, 1958: 81)
tud de sus funciones dentro de las expresiones cotidianas que los contienen.
Como vamos a ver, esta concepción de la probabilidad resultará un elemento De este modo, cuando decimos que la probabilidad de h es tal y tal, no nos
crucial para dar cuenta de la naturaleza de la lógica como disciplina crítica. estaríamos refiriendo ni a la evidencia de que disponemos ni a la frecuencia
Para ilustrar sus propios puntos de vista, los contrasta con dos concepcio- relativa del hecho descripto por h. Lo que haríamos sería más bien considerar
nes clásicas de la probabilidad: la de William Kneale en Probability and In- que tal evidencia o tal frecuencia relativa nos permiten “contar con que h” en tal
duction (1949) y la de Rudolph Carnap en Logical Foundations of Probability y tal grado, o decir que h es aceptable en tal y tal grado. De ese modo, lo que es
(1950). Ambos trabajos van a ser criticados por oscurecer, en lugar de aclarar, probable es h, pero no hay nada en el hecho representado mediante una afirma-
el significado de los enunciados de probabilidad, tal como surgen cotidiana- ción de que h es probable que se corresponda con la denotación del término
mente. Según Toulmin (1958: 54-57), Kneale al menos adopta ese objetivo, a “probable”: ni su frecuencia relativa entre otros eventos, ni la evidencia que nos
pesar de no lograrlo. Pero Carnap ni siquiera se muestra interesado en dar permite usar el término para avanzar h con tal o cual grado de fuerza asertiva.
cuenta del significado ordinario de términos como “probable”, al que rechaza Según Toulmin, deberíamos rechazar el hablar de probabilidades en términos
como “precientífico”. de grados de confirmación o de apoyo, porque el grado de confirmación o de
Como Toulmin señala, la posición de Carnap es el resultado de un intento apoyo de una afirmación depende de la relación entre la evidencia aducida para
de evitar el subjetivismo, es decir, la opinión de que los enunciados de probabi- presentar esa afirmación y la afirmación misma, mientras que el grado de pro-
lidad se refieren a las creencias de los sujetos sobre el mundo, en lugar de al babilidad de una afirmación sería una propiedad de esa afirmación.
mundo mismo. Toulmin está de acuerdo con el objetivo de evitar el subjetivis- En este sentido Toulmin se considera dispensado de dar cuenta de la “onto-
26 Lilian Bermejo Luque El programa de Los usos de la argumentación de Stephen Toulmin 27

logía” de la probabilidad. Para él, es igualmente adecuado entender los enun- cos, al igual que el del resto de calificadores, está regulado por los estándares
ciados de probabilidad en términos de apoyo evidencial o en términos de fre- aplicables dentro del ámbito o campo al cual pertenece la afirmación que cali-
cuencias relativas, siempre y cuando no tomemos ni lo uno ni lo otro como “el ficamos mediante ellos. Pero, argumenta, no deberíamos confundir esos es-
verdadero designatum de la palabra «probabilidad», sino como distintos tipos tándares con el significado mismo del término calificador. Tal como él explica:
de razones, a cualquiera de las cuales se puede apelar adecuadamente, en los
contextos y las circunstancias apropiados, como el respaldo de una afirmación Un matemático que realmente identificara la imposibilidad y la con-
de que algo es probable o de que tiene una probabilidad de tal o cual magni- tradicción no tendría palabras con las que rechazar las contradicciones a
tud” (Toulmin, 1958: 69). partir de su teoría; y al hacer las probabilidades idénticas al soporte evi-
En consonancia con este enfoque pragmático para la caracterización de la dencial, nos estaríamos privando de los términos mismos con los que, de
hecho, extraemos en la práctica conclusiones a partir de la evidencia que
probabilidad a través del uso de las expresiones que contienen términos pro-
las apoya. (Toulmin, 1958: 83)
babilísticos, Toulmin va a comparar los análisis de John L. Austin de expresio-
nes como “sé que S es P” versus “S es P”, o “prometo que haré S” versus “haré
En su opinión, cada campo tiene sus propios estándares para determinar el
S”, con el uso de expresiones como “S es probablemente P”. Siguiendo estos
uso de los términos probabilísticos y del resto de términos que cualifican nues-
análisis de Austin sobre las condiciones de asertabilidad de las primeras ex-
tras afirmaciones. Así, el tipo de evidencia que se requiere para establecer el
presiones, Toulmin llega a la conclusión de que decir que S es probable en
grado de probabilidad de una afirmación como “esta vez ganará el centroiz-
cierto grado es decir que, de acuerdo con los estándares practicables en un
quierda” es diferente del tipo de evidencia que se requiere para establecer el
campo o ámbito, S merece ser considerado o aceptado en cierta medida. Las
grado de probabilidad de afirmaciones como “el cometa no va a chocar con la
condiciones de asertabilidad de una afirmación probabilística dependen del
Luna”, y a su vez diferente de la que se requiere para establecer el grado de
tipo de evidencia de que disponga el hablante, pues es esta evidencia la que lo
probabilidad de una afirmación como “si lo hubiese sabido antes, no habría
legitima para usar un término probabilístico determinado y no otro. Pero el
ido”. Sin embargo, como he defendido en otra parte (Bermejo Luque, 2006),
término mismo no representa una función respecto de esa evidencia: decir que
esto no significa necesariamente, como algunos autores han interpretado, que
h es probable es decir algo de h, no de “h, dada tal y tal evidencia”. El signifi-
existan diferentes estándares para el uso de los términos calificadores. Ello
cado de los términos probabilísticos consistiría, pues, en calificar nuestras afir-
equivaldría a considerar que el uso de estos términos es heterogéneo de campo
maciones, en el sentido de los compromisos que contraemos con ellas. Pero
a campo, lo cual favorecería una perspectiva relativista respecto de la evalua-
éstos no tendrían un uso referencial, y por ello no serían relativos a ninguna
ción de los argumentos que, a mi modo de ver, chocaría con la filosofía anties-
evidencia. De lo contrario, difícilmente podríamos discrepar sobre nuestras
cepticista de Toulmin.
adscripciones de probabilidad sobre la base de considerar si la evidencia que
hemos aducido para presentar cierta afirmación resulta adecuada para dar
cuenta del valor de probabilidad de la proposición. En cambio, esto es precisa-
Verdad y probabilidad
mente lo que hacemos cuando cuestionamos el valor de las razones aducidas
para hacer afirmaciones calificadas probabilísticamente.
Como hemos visto, Toulmin sostiene que los términos probabilísticos no se
Asimismo, Toulmin destaca el hecho de que los términos probabilísticos
refieren a nada, sino que califican nuestras afirmaciones de cierta manera, a
cualifiquen nuestras afirmaciones –en el sentido de permitirnos avanzar una
saber, con el tipo de reservas que nos autorizan a usar esos términos adecua-
hipótesis con cierto grado de compromiso, preservándonos del grado de com-
damente. En ese sentido, considera que los términos probabilísticos son como
promiso de una afirmación neta– no significa que sean capaces de preservar-
los términos modales que expresan necesidad, posibilidad e imposibilidad. Pero
nos de cualquier compromiso: cuando decimos que S es probablemente P, nos
también como el operador de verdad: ser verdadero, posible, necesario o pro-
comprometemos con que S sea P a menos que ciertas contingencias, explíci-
bable no es una propiedad del mundo sino, a lo sumo, una propiedad de nues-
tas o implícitas, ocurran, a saber, aquellas que nos permiten decir que S es
tras representaciones sobre el mundo, un predicado de segundo orden del que
probablemente P, en lugar de que S es P, por ejemplo. En ausencia de estas
disponen los lenguajes naturales con el fin de hacer explícito el tipo de razones
contingencias no tendríamos ninguna razón para guardar nuestras afirma-
que nos autorizan a calificar una proposición de tal y cual forma y el grado de
ciones con un calificador probabilístico y, por ello, nuestro uso del término
compromiso que adquirimos con nuestras afirmaciones.
sería incorrecto.
Sin embargo, como veíamos, ser probable –al igual que ser posible o verda-
En ese sentido, Toulmin considera que el uso de los términos probabilísti-
dero– es una propiedad objetiva de nuestras afirmaciones, que no depende de
28 Lilian Bermejo Luque El programa de Los usos de la argumentación de Stephen Toulmin 29

nuestras creencias y que no es relativa a la evidencia. Los grados de probabi- estas tesis de Toulmin se engarzan para dar lugar a una propuesta normativa
lidad, así como la verdad o cualquier propiedad modal, no son en absoluto una sistemática para la evaluación semántica de la argumentación. Tal propuesta
cuestión de creencias o grados de creencia, por más que cualquier afirmación no aparece explícitamente en The Uses of Argument, pero constituiría, junto
que contiene un calificador de este tipo sea capaz de transmitir información con la crítica a las concepciones heredadas sobre la lógica, la justificación y la
sobre lo que cree el hablante; pues “lo que una proferencia afirma realmente racionalidad, una aportación fundamental a la teoría de la argumentación
es una cosa: lo que implica o da a entender a la gente, es otra” (Toulmin, 1958: actual.
52). Cuando decimos que probablemente va a llover, estamos hablando sobre
el tiempo, no sobre nuestras creencias. Decir que es probable que llueva es
señalar un hecho objetivo del mundo, de cierto modo, a saber, señalando que El modelo de argumento de Toulmin
dado el actual estado de cosas, la lluvia no es descartable. Si estuviera comple-
tamente despejado, “probablemente va a llover” sería, simplemente, una afir- Según Toulmin, los argumentos surgen normalmente como intentos de res-
mación incorrecta, fuesen cuales fueran las creencias del hablante sobre el ponder al cuestionamiento de nuestras afirmaciones. En ese sentido, un argu-
tiempo. mento sería un intento de establecer una afirmación a través de una razón. La
Por supuesto, siempre puede suceder que nos demos cuenta de que lo que afirmación que intentamos establecer y las razones que aducimos para apoyar
considerábamos evidencia a favor de cierta calificación de nuestra afirmación, esa afirmación son, pues, dos elementos principales que podemos distinguir
en realidad, no era tal. Pero es precisamente esto lo que significa que las afir- en un argumento. Así, todo argumento estaría compuesto de una afirmación
maciones probabilísticas son objetivas: nuestras estimaciones, tanto de proba- (claim) y de las razones (ground, data) aducidas para apoyar esa afirmación.5
bilidad como de verdad, son perfectibles mediante información adicional. Si Sin embargo, existiría un tercer elemento, que estaría presente incluso en
refirieran a la evidencia de un sujeto, no serían perfectibles. Como Toulmin las formas más simples de argumento, al que Toulmin denomina garante
dice: (warrant). Los garantes de los argumentos son los vínculos por medio de los
cuales ciertas afirmaciones se convierten en razones en tanto y en cuanto se
Ciertamente, la estimación más razonable que un hombre puede ha- tornan pertinentes para apoyar nuestras conclusiones; son las licencias de
cer de la probabilidad de cierta hipótesis depende, en todo caso, de la nuestras inferencias. Dentro de su modelo, Toulmin no distingue realmente
evidencia disponible –no de cualquier cúmulo de evidencia que decida entre elementos comunes a todo argumento y elementos que, simplemente,
considerar, sino de toda la evidencia relevante a la que tenga acceso– pueden aparecer en los argumentos. Pero los garantes, al igual que las razo-
pero, igualmente, depende del mismo tipo de evidencia si puede concluir
nes y las afirmaciones –y también igual que los calificadores, como veremos a
razonablemente que una afirmación es verdadera. (Toulmin, 1958: 81)
continuación– serían constitutivos de los argumentos.
El concepto de garante es clave en el modelo de argumento de Toulmin y, en
En realidad, de acuerdo con Toulmin, decir que P es probablemente S sólo
general, resulta fundamental para articular sus propuestas lógicas y episte-
tiene sentido en ausencia de evidencia en contra: por ejemplo, en ausencia de
mológicas. Mediante este concepto, Toulmin aborda su caracterización de la
evidencia de que P es, de hecho, S. En este sentido, no habría contraposición
inferencia “sustantiva”, la cual está en el centro de la crítica de la lógica for-
entre los términos probabilísticos y el operador de verdad: es el mundo siendo
mal y del ideal deductivista de justificación. De hecho, Toulmin dedica bastan-
como es lo que determina el tipo de calificador que corresponde a cierta propo-
te atención a la identificación de los garantes, insistiendo en sus diferencias
sición, por más que nuestro uso de los calificadores haya de remitirse siempre
respecto de otros elementos del argumento, en especial, de las razones y de los
a la evidencia disponible, pues es sobre la base de ella que determinamos si tal
respaldos.
uso es correcto o no.
Toulmin (1958) define los garantes como reglas, principios, licencias para
El expresivismo de Toulmin respecto de los términos probabilísticos, y de
inferir, o cualesquiera “enunciados generales, hipotéticos, los cuales pueden
los calificadores, en general –incluyendo calificadores como “verdadero”, “po-
actuar como puentes, y autorizan el tipo de paso al cual nuestro argumento
sible” o “necesario”–, puede compararse con recientes propuestas deflacionis-
particular nos compromete” (98). Entiende que el garante de un argumento
tas en torno al concepto de verdad.4 En lo que sigue, me gustaría mostrar cómo

4. En concreto, es posible establecer un vínculo entre la concepción de los calificadores, incluyendo 5. Lo que llamo “razones” era designado “datos” en Toulmin (1958) y “base”, en Toulmin, Rieke y
el calificador “es verdadero”, con una teoría anafórica de la verdad, tal como ha sido presentada Janik (1979). Creo que el término “razón” es la designación más natural para este elemento, una
por Robert Brandom (1994). Éste es un tema en el que trabajo actualmente. vez que damos cuenta de la diferencia entre él y el garante de un argumento.
30 Lilian Bermejo Luque El programa de Los usos de la argumentación de Stephen Toulmin 31

siempre puede hacerse explícito como el condicional cuyo antecedente es la supone la existencia de ningún objeto, mientras que en otras ocasiones debe
razón y cuyo consecuente es la afirmación del argumento. Sin embargo, para entenderse como la afirmación de un hecho general. Según Toulmin, cuándo
destacar su carácter de regla, dice que la forma más “natural” de expresarlos debamos interpretar una proposición universal en un sentido u otro depende-
es: “«Datos tales como D nos autorizan a extraer conclusiones o a hacer afir- rá de la función que haya de cumplir esta proposición en el argumento.
maciones tales como C» o de manera alternativa: «Dados los datos D, uno pue- Un quinto elemento del modelo de Toulmin es el calificador modal (modal
de decir que C»” (98). qualifier), definido como “una referencia explícita al grado de fuerza que nues-
En cualquier caso, los garantes no son ningún tipo de premisa, sino la for- tras razones confieren a nuestra afirmación en virtud de nuestro garante”
ma explícita del paso inferencial involucrado al derivar una conclusión-afir- (Toulmin, 1958: 101). Toulmin no dice que este elemento sea constitutivo de
mación a partir de una razón. Por ello, cuando se utilizan en un argumento, los argumentos. Sin embargo, si un calificador es una referencia explícita al
siempre se apela a ellos de manera implícita. Así pues, su carácter de regla y grado de fuerza pragmática con el que afirmamos, debemos asumir que toda
el hecho de ser implícitos serían dos rasgos característicos de los garantes afirmación está calificada en tanto es una proposición avanzada con cierta
respecto de las razones. fuerza pragmática y que, por tanto, los calificadores modales también son cons-
El garante también debe distinguirse de otro elemento característico del titutivos de los argumentos.
modelo de argumento de Toulmin, a saber, el respaldo (backing). Los respal- Finalmente, los refutadores (rebuttals) son “circunstancias en las cuales la
dos se definen como “otras garantías” que permanecen “detrás de nuestros autoridad general del garante habría de dejarse a un lado” (Toulmin, 1958:
garantes” (Toulmin, 1958: 103) para mostrar su legitimidad. Los respaldos 101). Así pues, el modelo de Toulmin puede esquematizarse del siguiente modo:
son la forma en que el hablante da respuesta a un cuestionamiento sobre la
aceptabilidad de los garantes. Son afirmaciones categóricas, que sirven para RAZÓN (CALIFICADOR) AFIRMACIÓN
justificar la legitimidad del garante. Aunque como decíamos antes, Toulmin
no distingue entre elementos constitutivos y no constitutivos de los argumen-
tos, es de destacar que, al contrario que los garantes y las razones, los respal- puesto que a menos que
GARANTE REFUTADOR
dos no son elementos necesarios de los argumentos puesto que el garante de
un argumento particular puede concederse sin más cuestionamiento.
Para clarificar la distinción entre garantes y respaldos, Toulmin intenta porque
mostrar en qué sentido el tradicional concepto de “premisa mayor” resulta RESPALDO
ambiguo. Consideremos el siguiente silogismo:

Premisa menor: Petersen es sueco El concepto de campo de un argumento


Premisa mayor: Ningún sueco es católico
Conclusión: Petersen no es católico Toulmin se muestra interesado en los argumentos en tanto mecanismos
justificatorios, no en la argumentación como mecanismo persuasivo o delibe-
Según Toulmin, si entendemos la premisa mayor de este argumento como rativo. De hecho, a pesar de su título, The Uses of Argument no presta más
una afirmación categórica, la información de que ningún sueco es católico cons- atención a los usos de la argumentación, o a sus condiciones pragmáticas, que
tituiría un respaldo para nuestra inferencia de que Petersen no es católico a la asunción de que se trata del acto lingüístico de apoyar nuestras afirmacio-
partir del hecho de que es sueco. Sin embargo, también podemos entender que nes mediante razones, es decir, de intentar justificar, pues considera que la
la premisa mayor es el garante que autoriza esta inferencia, es decir, la regla justificación es el uso primario de los argumentos:
que establece que si alguien es sueco, entonces podemos concluir que no es
católico. [É]sta es, de hecho, la función primaria de los argumentos, y los otros
Toulmin dice que el viejo problema de si debemos interpretar las proposi- usos, las otras funciones que los argumentos pueden tener para nosotros,
ciones universales como afirmaciones existenciales implícitas o como reglas son, en cierto sentido, secundarias y parasitarias de este uso primario
generales es consecuencia de no reparar en la distinción entre garantes y res- justificatorio. (Toulmin, 1958: 12)
paldos, y que puede solucionarse si tenemos en cuenta que, algunas veces, la
proposición general debería entenderse como un enunciado-regla que no pre- Al mismo tiempo, rechaza la idea de que la justificación sea, en general,
una cuestión de reglas acontextuales, como las de un sistema formal. Por el
32 Lilian Bermejo Luque El programa de Los usos de la argumentación de Stephen Toulmin 33

contrario, entiende que la justificación es, en buena medida, una cuestión que Puesto que el punto de partida de Toulmin es la observación de prácticas
depende del campo (field) en el que desarrollemos nuestras conjeturas. argumentativas reales, su primera evidencia es la variedad de afirmaciones
para las que producimos argumentos, así como la variedad de razones que
Se dice de dos argumentos que pertenecen al mismo campo cuando pueden aducirse en favor de nuestras afirmaciones. Mediante argumentos
los datos y las conclusiones en cada uno de ellos son, respectivamente, podemos apoyar tipos de afirmaciones muy distintas: predicciones, valoracio-
del mismo tipo lógico: se dice que provienen de campos distintos cuando nes, juicios prácticos, etc., y sobre las más variadas materias: desde la crítica
el respaldo o las conclusiones en cada uno de ellos no son del mismo tipo de arte a las matemáticas, pasando por cuestiones de pequeña intendencia
lógico. (Toulmin, 1958: 14)
diaria o sofisticadas hipótesis científicas, y tantas otras. En cada caso, el tipo
de razones que aducimos depende de la naturaleza del caso en cuestión y por
Toulmin no ofrece ninguna explicación adicional sobre qué es para una pro-
esa razón, según Toulmin, los argumentos que pertenecen a campos distintos
posición ser de un “tipo lógico” o de otro, sino tan sólo una serie de ejemplos
normalmente involucran diferentes tipos de transiciones lógicas desde las ra-
heterogéneos:
zones a las conclusiones.
Sin embargo, Toulmin considera que la propiedad “estar justificado” ha de
Las pruebas en los Elementos de Euclides, por ejemplo, pertenecen a
ser, hasta cierto punto, el mismo tipo de propiedad cuando se predica de una
un campo, los cálculos realizados para preparar un volumen del Calen-
dario Náutico pertenecen a otro. El argumento “Harry no es moreno por- creencia o afirmación perteneciente a un campo u a otro. De ese modo, llega a
que sé de hecho que es pelirrojo” pertenece a un tercer y más bien pecu- la conclusión de que hay dos tipos de condiciones para determinar hasta qué
liar campo [...]. El argumento “Petersen es sueco, luego presumiblemente punto un argumento es capaz de proveer justificación para una afirmación o
no es católico” pertenece a un cuarto campo; el argumento “este fenóme- creencia: por un lado, entiende que hay estándares dependientes de campo
no no puede explicarse completamente en mi teoría, puesto que las des- (field-dependent standards), los cuales vendrían a recoger las condiciones para
viaciones entre tus observaciones y mis predicciones son estadísticamen- que una afirmación o creencia esté justificada, por ejemplo, por razones mora-
te significativas” pertenece a otro; el argumento “esta criatura es una les, económicas, legales, matemáticas, médicas o de cualquier otro tipo. Y por
ballena, luego es (taxonómicamente) un mamífero”, pertenece a un sexto otro lado, también reconoce estándares invariantes respecto de campos (field-
campo; y “el acusado conducía a 45 millas por hora en un área urbana, invariant standards) que dan sentido a la idea de que la justificación de una
luego ha violado las leyes de tráfico” viene de un séptimo y distinto cam-
afirmación o creencia es el mismo tipo de propiedad, independientemente de
po. (Toulmin, 1958: 14-15)6
su campo de referencia.
Así, para dar sentido a la intuición de que justificar es el mismo tipo de
Así, los argumentos pueden diferir enormemente según el campo al que
actividad, sea cual fuera el campo, Toulmin propondrá la distinción entre la
pertenezcan y el tipo de evidencia que se requiera para determinar que sus
fuerza y los criterios de uso de los calificadores.
conclusiones son correctas. Por ejemplo, la justificación de una predicción
meteorológica implicaría un tipo de argumento muy distinto del de un juicio
moral, tanto por lo que respecta al tipo de evidencia que se requiere en uno y
Fuerza y criterios
otro caso como por lo que respecta al tipo de pertinencia sobre el caso que tiene
cada uno de esos tipos de evidencia.
Según Toulmin, el significado de los términos con los que calificamos nues-
De ese modo, las preguntas cruciales para Toulmin son:
tras afirmaciones tiene dos aspectos: su fuerza y sus criterios de uso.
Parte del análisis del significado de “no se puede” (cannot), en tanto expre-
¿Hasta qué punto la justificación es el mismo tipo de actividad, inde-
pendientemente del campo del que se trate? Y sobre todo, ¿hasta qué sión con cierta carga modal, y observa que hay una variedad de situaciones en
punto la evaluación de los argumentos debería “apelar a uno y el mismo las que podemos usar adecuadamente este término: bien para establecer im-
conjunto de estándares, para todos los distintos tipos de caso que tene- posibilidades –físicas, matemáticas, etc.–; bien para establecer impropiedades
mos ocasión de considerar”? (Toulmin, 1958: 14) –lingüísticas, morales, etc.–. Sin embargo, según Toulmin (1958), todos los
usos de este término están regidos por un patrón común: “Siendo P como es,
6. En realidad, el concepto de “campo de un argumento” ha sido objetivo de bastantes críticas. En debes desestimar cualquier cosa que involucre Q: hacerlo de otro modo sería R
Bermejo Luque (2006) daba cuenta de ellas y proponía una definición de esta noción que, conside- e invitaría a S” (29).
ro, está libre del tipo de problemas que los críticos han señalado, así como una explicación de la Observando este patrón, distingue dos aspectos del significado de los califi-
función que este concepto habría de jugar entonces dentro de la teoría de la argumentación. cadores: la fuerza y los criterios de uso. La fuerza de un calificador se relaciona
34 Lilian Bermejo Luque El programa de Los usos de la argumentación de Stephen Toulmin 35

con las implicaciones prácticas de su uso (Toulmin, 1958: 30), y es invariante lugar de criterios para el uso de los calificadores, esto es, razones para avan-
de campo; por ejemplo, siempre que decimos que algo es “posible” estamos zar nuestras afirmaciones mediante una u otra calificación.
significando pragmáticamente que cabe considerarlo.
Asimismo, los criterios de uso de los calificadores son “las razones por
referencia a las cuales decidimos en cualquier contexto que el uso de un El modelo jurisprudencial de argumento
término modal particular es apropiado” (Toulmin, 1958: 30). Esos criterios
determinan el significado de los calificadores tanto como las consecuencias Cualquiera que sea el campo al que remitan nuestros argumentos, la utili-
pragmáticas de su uso. Según Toulmin, su función sería la de acarrear el dad de éstos como medio para justificar nuestras afirmaciones depende de que
tipo de calificación que dichos términos son capaces de incorporar, pues las seamos capaces de distinguir entre los que son aceptables y los que no, puesto
cosas no son imposibles, posibles o necesarias simpliciter, sino, por ejem- que sólo los primeros justifican nuestras afirmaciones. Al considerar la forma
plo, moralmente, pragmáticamente, legalmente, económicamente, lingüís- en que evaluamos los argumentos, Toulmin distingue entre dos modelos alter-
ticamente, lógicamente, físicamente, etc., imposibles, posibles, necesarias, nativos: el geométrico y el jurisprudencial. Según el modelo geométrico, la
etc. Según esto, entiende que los criterios de uso de los calificadores son bondad de un argumento depende de si dicho argumento puede ser caracteri-
dependientes de campo. zado bajo cierta forma particular. Por el contrario, según el modelo jurispru-
La fuerza de establecer que “a es imposible” sería descartar a como una dencial, el tener una forma apropiada es sólo una cuestión preliminar y la
opción. Esta fuerza sería la misma, cualquiera que fuese el campo. Justificar bondad argumental es más bien una cuestión del tipo de razones que tenemos
es establecer cuál es la fuerza con la que podemos avanzar una proposición. para apoyar una afirmación.
En este sentido, justificar una afirmación, esto es, establecer el calificador En realidad, el modelo de la jurisprudencia es más que una analogía para
que corresponde a esa afirmación, es hacer el mismo tipo de cosa, sea cual Toulmin: en su opinión, las reglas lógicas comparten con las jurídicas un mis-
fuera el campo. Por otra parte, los criterios que determinan el uso de un mo estatus normativo: no son generalizaciones sino estándares por medio de
calificador serían dependientes del campo al que pertenece la afirmación: los cuales valoramos ciertos objetos –argumentos, en el caso de la evaluación
por ejemplo, si a es una afirmación aritmética, los criterios para “a es impo- lógica, y acciones, en el caso de la evaluación jurídica–. Además, tal como Toul-
sible” serían algo como “a contraviene tal y cual axioma de la aritmética”. En min los presenta, los estándares de tipo jurisprudencial para la evaluación de
ese sentido, establecer qué calificador corresponde a una afirmación depen- argumentos, precisamente por su naturaleza pragmática, no remiten a princi-
dería del campo del argumento. Según Toulmin, éste es el sentido en el que pios que establecen ciertos contenidos –ni siquiera los contenidos necesarios,
la justificación sería una actividad diferente según tratemos afirmaciones a priori, que expresan las relaciones formales que mantienen las proposicio-
morales, demostraciones lógicas o predicciones meteorológicas, por ejemplo. nes entre sí– sino más bien a las condiciones constitutivas de los actos en los
En palabras de Toulmin: que sobrevienen los argumentos, en tanto representaciones de inferencias –es
decir, los actos de aducir razones para una conclusión y los de razonar a partir
La fuerza de la conclusión “no puede ser el caso que…” o “… es impo- de una evidencia–. En ese sentido, serían estándares basados en la pragmáti-
sible” es la misma sea cual fuera el campo: los criterios o tipo de razones ca de la inferencia y, por ello, el modelo jurisprudencial resultaría ser un mo-
requeridos para justificar tal conclusión varían de campo a campo. (Toul- delo constitutivamente normativo para el análisis de los argumentos en tanto
min, 1958: 36) representaciones de inferencias particulares. O dicho de otro modo: al contra-
rio que la concepción tradicional de la lógica como teoría normativa de la infe-
Hemos de tener en cuenta que Toulmin no se ocupa en ningún momento rencia, la teoría de la inferencia de Toulmin vendría a ser una empresa des-
directamente de cómo evaluar los argumentos, sino que se limita a ofrecer las criptiva respecto del propio concepto de inferencia, el cual es en sí mismo nor-
líneas maestras que se derivan de sus ideas sobre el uso de los calificadores y mativo. Según éste, los estándares para la evaluación de los argumentos re-
su concepción de la justificación. Muchos de sus intérpretes han asumido que sultarían estándares constitutivamente normativos para explicitar inferen-
Toulmin estaría proponiendo dos tipos de estándares para la evaluación: es- cias, no criterios regulativamente normativos, como los de la lógica clásica.
tándares dependientes y estándares invariantes de campo. Sin embargo, cabe Así, al concebir la lógica como una teoría de la inferencia –siendo ésta un
señalar que todo lo relacionado con la evaluación de los argumentos está sólo objeto normativo– en lugar de como una teoría normativa de la inferencia –i.e.
esbozado en The Uses of Argument, y que, como he defendido en Bermejo Lu- de la inferencia formalmente válida–, obtendríamos una explicación de corte
que (2006), hay buenas razones para tomar con cautela la afirmación de que naturalista del origen y la naturaleza de la necesidad lógica. Dentro de esta
los estándares dependientes de campo son estándares para la evaluación, en concepción, los criterios formales regulativos vendrían a configurar un tipo
36 Lilian Bermejo Luque El programa de Los usos de la argumentación de Stephen Toulmin 37

particular de criterios “sustantivos”, al mismo nivel que los criterios materia- en la argumentación, son ciertamente constitutivos de ésta. Dichos elementos
les que sancionan las inferencias deductivas no formales. nos servirían para determinar las propiedades semánticas de los actos argu-
mentativos. Pero tal como argumento en Bermejo Luque (2008a, 2008b), la
evaluación semántica de la argumentación no es suficiente para determinar
¿Lógica informal como teoría normativa de la argumentación? qué afirmaciones están justificadas: después de todo, “justificar” es cierto tipo
de actividad comunicativa, de manera que las consideraciones pragmáticas
Cuando argumentamos no sólo afirmamos las razones que tenemos para que representan los condicionamientos dialécticos y retóricos de la argumen-
nuestra conclusión sino que también afirmamos esta conclusión. Como hemos tación también resultan indispensables para determinar qué cuenta como “bue-
visto, Toulmin considera que el significado de los términos probabilísticos y na argumentación”.
modales consiste en calificar nuestras afirmaciones con cierta fuerza y de acuer- A pesar de que, tal como Toulmin la concibe, la normatividad lógica estaría
do con ciertos criterios. Según su análisis de estos términos, y conforme a su basada en las condiciones pragmáticas de los actos en los que las inferencias
rechazo del subjetivismo, es el mundo siendo como es lo que determina qué sobrevienen, la normatividad argumentativa habría de incluir las condiciones
calificador corresponde a una proposición dada. De ese modo, por ejemplo, es pragmáticas de la justificación, a saber, aquellas que determinan el éxito de
el hecho de que esté muy nublado lo que determina que podamos decir con un acto argumentativo como un acto de mostrar que cierta afirmación es co-
propiedad que probablemente va a llover. Análogamente, el hecho de que Juan rrecta. Después de todo, el propio Toulmin simpatiza con la idea de que los
esté ahora en su habitación determinaría que no es correcto decir que hechos no justifican nada, puesto que no son razones: después de todo, como
Juan está probablemente en su habitación ahora, mientras que este hecho, a hemos visto, Toulmin entiende que p cuenta como una razón para q en tanto
su vez, hace correcto decir que Juan está ahora en su habitación, o que la exista un garante disponible que autorice el paso desde p a q. En este sentido,
proposición “Juan está ahora en su habitación” es verdadera. la normatividad argumentativa no consiste tan sólo en determinar el califica-
En la medida en que tanto las razones como los garantes son afirmaciones, dor que corresponde a una proposición sino también en determinar el modo en
también están calificados. Un argumento sería un intento de establecer la que las proposiciones involucradas en un argumento han sido dispuestas en el
calificación que corresponde a una afirmación, y un buen argumento, desde el acto mismo de argumentar.
punto de vista semántico, sería aquél en el que la conclusión estaría calificada
correctamente, dados los calificadores que les corresponden tanto a la razón
como al garante de dicho argumento. Bibliografía
Según este modelo, que subyacería en las tesis de Toulmin sobre la lógica,
la probabilidad y la justificación, evaluar un argumento sería determinar si ARISTÓTELES (1995), The Complete Works of Aristotle. The revised Oxford translation,
el calificador que el hablante ha utilizado para presentar su conclusión es el edited by J. Barnes, 2 vols., Princeton University Press.
adecuado, dadas las razones presentadas para ella y los calificadores que AUSTIN, J.L. (1962), How to do Things with Words, Oxford, Clarendon Press.
corresponden a esas razones y a sus garantes. Tal sería la concepción no BERMEJO LUQUE, L. (2006), “Toulmin’s model of argument and the question of relati-
vism”, en D. Hitchcock y B. Verheij (eds.), Arguing on the Toulmin’s Model: New
formal de la lógica que subyace en la argumentación en lenguaje ordinario, y
Essays in Argument Analysis and Evaluation, Dordrecht, Kluwer Academic, pp.
la concepción de la lógica (informal) como “arte de la evaluación” de la argu-
71-87.
mentación. – (2008a), “Second order intersubjectivity: the dialectical aspect of argumentation”, en
Desde esta perspectiva, el modelo de Toulmin sería un modelo para la eva- Argumentation, e/p.
luación de los argumentos, entendidos como objetos con propiedades semánti- – (2008b), “Intrinsic vs. instrumental values of argumentation: The rhetorical dimen-
cas, esto es, como el contenido de ciertos procesos comunicativos: los argumen- sion of argumentation”, en Argumentation, e/p.
tos serían las representaciones de las inferencias que hacemos al aducir razo- BRANDOM, R. (1994), Making it Explicit. Reasoning, Representing, and Discursive Com-
nes para nuestras afirmaciones. mitment, Harvard University Press
Sin embargo, sería un error identificar los argumentos y la argumentación – (2000), Articulating Reasons. An Introduction to Inferentialism, Harvard University
–entendida como un proceso comunicativo que involucra afirmaciones, esto Press.
es, actos de habla–. Por ello, también sería un error equiparar un modelo para CARNAP, R. (1950), Logical Foundations of Probability, University of Chicago Press.
HAMBLIN, Ch.L. (1970), Fallacies, Londres, Methuen.
la evaluación semántica con una propuesta normativa para la argumentación
KNEALE, W. (1949), Probability and Induction, Oxford, Clarendon Press.
tout court. Los elementos que Toulmin identifica, definidos por sus funciones
38 Lilian Bermejo Luque

PERELMAN, C. y L. OLBRECHTS-TYTECA (1958), La Nouvelle Rhétorique. Traité de Volver al futuro


l’argumentation, París, Presses Universitaires de France (trad. castellana: Tratado
de la argumentación. La nueva retórica, traducción de J. Sevilla Muñoz, Madrid,
Los efectos jurídicos y políticos de la sanción,
Gredos, 1994). derogación y nulidad de las leyes de Obediencia Debida
RYLE, G. (1949), The Concept of Mind, Harmondsworth, Penguin. y Punto Final en la Argentina
– (1954), Dilemmas, Cambridge University Press.
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–, R. RIEKE y A. JANIK (1979), An Introduction to Reasoning, Nueva York, Macmillan. Introducción

La cuestión que vamos a tratar consiste en un análisis de los argumentos


que se emplearon en la sanción de la ley 23.521, conocida como “de obediencia
debida”, que junto con la 23.492, “de punto final”, limitaba la responsabilidad
de los militares incursos en actos practicados contra la integridad de los dete-
nidos en centros clandestinos durante la dictadura militar entre 1976 y 1983 y
que clausuraba luego de cierta fecha la posibilidad de que fuesen juzgados por
tales acciones.
En segundo término, dada la posterior derogación y nulidad de estas leyes,
buscaremos esclarecer los alcances de estos términos jurídicos relativos a la
vigencia de una ley. Para ello se han seleccionado ciertas intervenciones de los
debates sostenidos en la Cámara de Diputados de la Nación en ocasión del
tratamiento de la derogación de las leyes citadas (1998) y de su nulidad (2003).
Recordemos los hechos políticos que originaron la sanción de estas normas:
el 24 de marzo de 1976 una junta militar integrada por los más altos mandos
de las tres fuerzas militares –la marina, el ejército y la aviación–, y cuyos
representantes fueron Jorge Rafael Videla, Eduardo Emilio Massera y Orlan-
do Agosti,.tomó por asalto el Poder Ejecutivo en la Argentina, disolviendo el
Poder Legislativo y trastocando el Poder Judicial. Las consecuencias históri-
cas fueron tremendas: siete años de dictadura sostenida con la suspensión del
ejercicio de todos los derechos civiles y ciudadanos, y el agravante de la des-
aparición masiva de personas.
Con el retorno a la normalidad constitucional en 1984 los derechos huma-
nos se proclamaron como derechos inalienables. Durante la presidencia de
Raúl Alfonsín se llevó a cabo un proceso jurídico histórico que tuvo como ante-
cedente el juicio de Nuremberg tanto en el procedimiento del armado de la
causa como en la impronta discursiva de fiscales y defensores. Un tribunal
civil juzgó y condenó a algunos de los principales responsables militares con
penas severas y prisión perpetua por haber cometido delitos de lesa humani-

[ 39 ]
40 Hernán A. Biscayart y Zelma Dumm Volver al futuro 41

dad. El juicio a las sucesivas juntas militares se desarrolló durante nueve ve judicialmente, antes de los treinta días de promulgación de esta ley,
meses, entre abril y diciembre de 1985.1 que tuvieron capacidad decisoria o participaron en la elaboración de las
Un año más tarde, el 22 de diciembre de 1986, la Cámara de Senadores órdenes.
aprobaba la Ley de Punto Final con el beneplácito de todos los partidos políti- En tales casos se considerara de pleno derecho que las personas men-
cos. Dos días después la Cámara de Diputados daba su conformidad para que cionadas obraron en estado de coerción bajo subordinación a la autori-
la ley 23.492 estableciera la prescripción de las causas penales que no hubie- dad superior y en cumplimiento de órdenes, sin facultad o posibilidad de
ran sido denunciadas dentro de los sesenta días subsiguientes. inspección, oposición o resistencia a ellas en cuanto a su oportunidad y
legitimidad.
Art. 2°. La presunción establecida en el artículo anterior no será aplicable
La Ley de Obediencia Debida respecto de los delitos de violación, sustracción y ocultación de menores o
sustitución de su estado civil y apropiación extorsiva de inmuebles.
La Ley de Obediencia Debida (23.521) fue aprobada por el Congreso Nacio- Art. 3°. La presente ley se aplicará de oficio. Dentro de los cinco días de
nal el 5 de junio de 1987. Esta norma establece una nueva categoría de perso- su entrada en vigencia, en todas las causas pendientes, cualquiera sea
nas punibles que divide la responsabilidad de los militares argentinos entre su estado procesal, el tribunal ante el que se encontraren radicadas sin
aquellos que obedecieron órdenes y aquellos de quienes emanaban, a saber: más trámite dictará, respecto del personal comprendido en el artículo
1°, primer párrafo, la providencia a que se refiere el artículo 252 bis del
Art. 1°. Se presume sin admitir prueba en contrario que quienes a la Código de Justicia Militar o dejará sin efecto la citación a prestar decla-
fecha de comisión del hecho revistaban como oficiales jefes, oficiales sub- ración indagatoria, según correspondiere.
alternos, suboficiales y personal de tropa de las fuerzas armadas, de El silencio del tribunal durante el plazo indicado, o en el previsto en
seguridad, policiales y penitenciarias, no son punibles por los delitos a el segundo párrafo del artículo 1°, producirá los efectos contemplados
que se refiere el artículo 10º, punto 1 de la ley 23.049 por haber obrado en el párrafo precedente, con el alcance de cosa juzgada.
en virtud de obediencia debida. Si en la causa no se hubiere acreditado el grado o función que poseía
La misma presunción será aplicada a los oficiales superiores que no a la fecha de los hechos la persona llamada a prestar declaración inda-
hubieran revistado como comandante en jefe, jefe de zona, jefe de subzo- gatoria, el plazo transcurrirá desde la presentación del certificado o in-
na o jefe de fuerza de seguridad, policial o penitenciaria si no se resuel- forme expedido por autoridad competente que lo acredite.
Art. 4°. Sin perjuicio de lo dispuesto por la ley 23.492, en las causas
respecto de las cuales no hubiera transcurrido el plazo previsto en el
artículo 1° de la misma, no podrá disponerse la citación a prestar decla-
1. En su análisis político-jurídico del juicio a las juntas y sus consecuencias, el politólogo Carlos ración indagatoria de las personas mencionadas en el artículo 1º, pri-
Acuña (2000) señala: “Más allá de los comentarios que pudiera despertar la sentencia, considera-
mer párrafo de la presente ley.
da benigna no sólo por las organizaciones de derechos humanos y apelada por las defensas que
cuestionaron la legalidad del procedimiento en su conjunto, el juicio se constituyó en el espacio Art. 5° Respecto de las decisiones sobre la aplicación de esta ley, proce-
donde la lógica jurídica, al transformar los datos de la historia en pruebas, terminó produciendo derá recurso ordinario de apelación ante la Corte Suprema de Justicia
la información legítima sobre lo que había pasado en la Argentina en los últimos años. de la Nación, el que podrá interponerse dentro de los cinco días de su
”La lógica jurídica, expuesta públicamente, tuvo la capacidad de ordenar el pasado, dar vero- notificación. Si la decisión fuere tácita, el plazo transcurrirá desde que
similitud y dejar fuera de toda sospecha el relato de los testigos, constituyéndose en un efectivo
ésta se tuviere por pronunciada conforme con lo dispuesto en esta ley.
mecanismo para el juicio histórico y político del régimen dictatorial. El producto del juicio no fue
sólo la sentencia a los comandantes de las tres juntas; como consecuencia del mismo quedó com- Art. 6°. No será aplicable el artículo 11 de la ley 23.049 al personal com-
probado el carácter sistemático de la represión desatada por la dictadura militar y se acopió infor- prendido en el artículo 1° de la presente ley.
mación que dio lugar a que se iniciaran y continuaran con nuevos datos juicios a otros responsa- Art. 7°. Como comandante en jefe, jefe de zona, jefe de subzona o jefe de
bles. Esta última consecuencia, que en la sentencia de la Cámara Federal quedó explicitada en el fuerza de seguridad, policial o penitenciaria comuníquese, etcétera.2
famoso punto 30, constituyó paradójicamente un serio problema para la estrategia gubernamen-
tal. El juicio a las juntas, que en la estrategia gubernamental debía configurar el fin de la «cues-
tión derechos humanos» terminó reabriendo el tema. A partir de ese momento y luego de la abru-
madora avalancha de pruebas que significó el juicio, los argumentos del gobierno para tratar de
cerrar el tema dejaron de invocar a la ética de la democracia para dar lugar a la «razón de Estado» 2. Ley 23.521. Obediencia Debida. Sancionada el 4 de junio de 1987; promulgada el 8 de junio de
y al pragmatismo político” (83-84). 1987; publicada en el Boletín Oficial el 9 de junio de 1987.
42 Hernán A. Biscayart y Zelma Dumm Volver al futuro 43

Esta ley tiene como fundamento una idea de justicia que se basa en la [E]ntiende el Ministerio Público Fiscal que las leyes de “Obediencia
diferenciación progresiva de los responsables de crímenes de lesa humanidad. Debida” y “Punto Final” son inconstitucionales, nulas, inválidas e inapli-
La primera categoría elidida en el texto de la ley es la que divide a la población cables en el presente caso, solicitando al suscripto que así se declare.
civil de los funcionarios del Estado, resultando inocentes los primeros y culpa- Segundo: Con relación al planteo concreto de inconstitucionalidad, nuli-
bles los otros. La segunda separa en diferentes categorías el rango del cuerpo dad e invalidez de la ley de Punto Final entiende que fue jurídicamente
militar; por un lado los altos rangos: comandante en jefe, jefe de zona, jefe de una ley de amnistía, en la que la extinción de la acción penal estaba
subzona o jefe de fuerza de seguridad; por el otro, los subalternos: oficiales condicionada a que algo no ocurriera dentro de cierto plazo (el procesa-
jefes, oficiales, suboficiales y personal de tropa de las fuerzas armadas, de miento en un caso, la citación a indagatoria en otro); afirma que la “am-
seguridad, policiales y penitenciarias. El tercer procedimiento discursivo tie- nistía es una amnesia legal”, lo que significa el otorgamiento oficial de
ne que ver con la presuposición de que la oficialidad no podía desobedecer los inmunidad frente de las múltiples violaciones a los derechos humanos
mandatos de la superioridad porque pertenecía a un cuerpo orgánico policial ocurridas durante la última dictadura militar. Sostiene que el Congreso
militar o carcelario donde la iniciativa personal queda fuera de los mandatos de la Nación, si bien estaba facultado para conceder “amnistías genera-
de la disciplina institucional. O, lo que es diferente, desde una perspectiva les”, no pudo válidamente amnistiar los hechos previstos por el artículo
lingüística, el razonamiento en que se basa la ley parte de una presuposición 29 de la Constitución Nacional, ya que los mismos se encuentran fuera
lógica que indica que si un sujeto que participa de una estructura escalafona- del alcance de la potestad legislativa.
ria obedece órdenes, entonces no manda. Este carácter lógico de la lengua En cuanto a la Ley de Obediencia Debida Nº 23.521, entiende que si
puede ser puesto en duda, por supuesto, si se concede que si bien un oficial bien es una “ley” en el sentido formal, constituye jurídicamente el ejer-
obedece las órdenes de sus superiores, a su vez “manda” a sus propios subordi- cicio de la función judicial, toda vez que estableció iure et de iure que
nados. La categoría que se establece resuelve la cuestión jurídica planteada las personas mencionadas en ella actuaron en un estado de coerción y
con la estrategia señalada por Chaïm Perelman en su análisis –expuesto en el en la imposibilidad de inspeccionar las órdenes recibidas, lo que impli-
capítulo anterior– sobre la argumentación jurídica y la nueva retórica: impo- có imponer a los jueces una determinada interpretación de los hechos,
ner nuevas divisiones a un objeto discursivo pensado antes como único. vedándoles toda posibilidad de acreditar las circunstancias fácticas es-
Esta ley y la de Punto Final, como se verá en detalle más adelante, son tablecidas por la ley, razón por la cual, al violentar el principio repu-
derogadas mediante la ley 24.952, sancionada el 25 de marzo de 1998, por blicano de gobierno, y la consecuente división de poderes, se violaron
haberse entendido que encubren una amnistía parcial sobre los culpables de expresas disposiciones constitucionales, sosteniendo la inconstitucio-
hechos penales. Sin embargo, una nueva vuelta de tuerca al asunto aparece nalidad e invalidez de la misma, como la nulidad de su aplicación en la
en el razonamiento jurídico argentino ante la dificultad de procesar nueva- presente causa.
mente a quienes ya habían sido juzgados por crímenes penales. Tomemos como Agrega que la ley en cuestión fue dictada para regir sólo para hechos
ejemplo el fallo del 14 de agosto de 2002 dictado por el titular del Juzgado del pasado, violentando el principio general de las normas penales en
Federal N° 1 de Santa Fe, el juez Reinaldo Rubén Rodríguez, “Sobre la incons- cuanto las mismas rigen para el futuro, por lo que al no haberse estable-
titucionalidad y nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final” cido conductas prescriptivas para el futuro, lo que se pretende no es
(resolución 586/02 P):3 dictar una ley, sino dictaminar sobre el juzgamiento de casos pasados, y
por ello, no cumple con el requisito de generalidad propio de la función
legislativa infringiendo una vez más la división de poderes propia de
nuestro sistema republicano de gobierno.
3. En el enfoque del citado artículo de Carlos Acuña puede encontrarse una referencia indirecta a
la cuestión: “En general, la experiencia argentina nos muestra tensión entre el Ejecutivo y un
Poder Judicial que no responde a las necesidades políticas del primero. Esto es esperable en acción del Poder Judicial es atentar contra la naturaleza democrática del régimen” (86-87). Re-
situaciones de equilibrio inestable como las ligadas a las cuestiones militares, de derechos huma- cuérdese que en la fecha de la sentencia la situación institucional del país era inestable, debido a
nos o a estrategias socioeconómicas que apuntan a resolver problemas de urgencia. En este senti- los episodios que sucedieron a la renuncia del presidente Fernando de la Rúa y que tras sucesivos
do, los gobernantes tienen razón en ser cuidadosos con los riesgos que les plantea un Poder Judi- interinatos desembocaron en la elección por parte del Congreso del senador Eduardo Duhalde
cial autónomo. El error de los gobernantes no radica en ser cuidadosos con respecto a estos riesgos para superar la situación de acefalía del Poder Ejecutivo. De este modo, la acción del Poder Judi-
sino en suponer que el problema se encuentra en el Poder Judicial cuando, de hecho, el problema cial se anticipa a la decisión política del Ejecutivo, una vez lograda una mayor estabilidad con la
es inherente a la democracia como régimen de gobierno y resolución de conflictos. [...] Priorizar el asunción de Néstor Kirchner, de sancionar la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto
alcance de un resultado sobre la estabilidad y el cumplimiento de las reglas y sobre la libertad de Final.
44 Hernán A. Biscayart y Zelma Dumm Volver al futuro 45

Sostiene el doctor Luengo en relación a que, conforme su entender, mediante un procedimiento especial previsto por la Constitución”. Pero sostie-
los delitos cometidos durante el terrorismo de Estado no son amnistia- ne también: “Que la ley sea anulable no implica que durante el tiempo en que
bles, en base a lo dispuesto en el artículo 29 de la Constitución Nacional, es válida subsista un conflicto entre normas”.
al que define como un límite infranqueable que el Poder Legislativo no
puede desconocer o sortear mediante el dictado de una amnistía encu-
bierta como ocurriera con el dictado de las leyes en crisis. El tratamiento legislativo de la derogación de las leyes de
Hace referencia al fallo dictado por el juez Gabriel Cavallo en fecha Punto Final y Obediencia Debida
06 de marzo de 2001 en autos “Simón, Julio y Del Cerro, Juan Antonio s/
sustracción de menores de diez años” quien dijo que “las leyes 23.492 y En 1998 se debatió en el Congreso de la Nación un proyecto que llevó a la
23.521 tienen como consecuencia que queden impunes hechos que des- sanción de la ley 24.952, cuyo texto deroga en sendos artículos las leyes men-
conocieron la dignidad humana y excluyen del conocimiento del Poder cionadas.5 Durante el debate en la Cámara de Diputados se vertieron diversas
Judicial el juzgamiento de tales ilícitos. Por lo tanto, las consecuencias opiniones en las que se discutió la diferencia entre la derogación y la nulidad,
de estas leyes alcanzan los extremos que el artículo 29 de la Constitu- y la posibilidad de que el Congreso se expidiera sobre esta última. Así, la dipu-
ción Nacional rechaza enfáticamente, por lo que, estas leyes denomina- tada Dolores Domínguez (Partido Justicialista) sostuvo: “Desde el punto de
das “Ley de Punto Final” y “Ley de Obediencia Debida”, carecen, para el vista formal, la declaración de nulidad absoluta de las leyes 23.492 y 23.521
caso, de efectos jurídicos: llevan consigo una nulidad insanable. –acudiendo a una fórmula propia del Poder Judicial– representa un avance
indebido sobre ese poder. El Poder Legislativo no es competente para declarar
Si nos remitimos al ya citado análisis de Perelman sobre la argumentación la nulidad de esas leyes”. Cabe recordar que en la fecha del debate ejercía
jurídica, el juez no puede dictar normas. Como se verá más adelante, el dipu- lapresidencia de la Nación el doctor Carlos Menem, quien años antes había
tado Cappelleri –opuesto a la declaración de nulidad en el debate posterior a decretado el indulto de los militares condenados durante el juicio a las juntas
este fallo– atribuye a la Corte Suprema –en última instancia– la facultad de militares que tuvo lugar durante la presidencia del doctor Raúl Alfonsín, bajo
dictar la inconstitucionalidad de las leyes, pero no niega que un tribunal infe- cuyo mandato, como se vio, se sancionaron las leyes que se procuraba derogar.
rior pueda interpretar los preceptos constitucionales. A su vez el juez Rodrí- El diputado Casella (Unión Cívica Radical), refiriéndose a las acciones dis-
guez hace suyo el argumento del fiscal cuando, al calificar a la ley de Punto puestas por el gobierno del doctor Alfonsín, sostuvo:
Final como amnistía encubierta, impugna la potestad del Congreso para dic-
tar la amnistía en aquellos delitos que considera incluidos en las prescripcio- Por otro lado, decretamos la nulidad de la ley de autoamnistía. Debe-
nes del artículo 29 de la Constitución.4 mos tener en cuenta la enorme diferencia que existe entre una ley dicta-
da por un gobierno de facto que tenía como propósito beneficiar a los
mismos que dictaban la ley y la nulidad de una legislación originada en
Derogación y nulidad un estado de derecho

En el lenguaje común no parece haber diferencia entre derogar y anular, En lo expuesto por ambos legisladores se puede apreciar el uso de argu-
pues “derogar” se define como: “Abolir, anular una norma establecida, como mentos de tipo jurídico que sirven para justificar una decisión política: para la
una ley o una costumbre” (DRAE, 22ª edición). En un trabajo especializado so- diputada justicialista el Congreso no puede tomar una decisión sobre la nuli-
bre el tema se aclara lo siguiente: “¿Qué es la derogación? La derogación con- dad de una ley, y para el diputado radical una ley es anulable sólo cuando
siste en la «eliminación» de la validez de una norma por otra” (Aguiló Regla, s/ tiene un vicio de origen, el haber sido dictada durante un gobierno de facto
f). También se aborda allí la cuestión de la nulidad y se cita a Hans Kelsen para eximir de sanciones a quienes hubieran ejercido ese poder. A propósito de
cuando afirma que la nulidad es un paso más que implica “una derogación esto, en “La lógica jurídica y la nueva retórica”, Perelman señala no obstante

4. En su intervención en el debate de 2003 sobre la anulación de las leyes de Obediencia Debida y 5. El texto de las intervenciones de los diputados corresponde a la versión oficial (Diario de Sesio-
Punto Final, la diputada Elisa Carrió hace referencia al fallo del juez Gabriel Cavallo en la causa nes de la Cámara de Diputados, 7ª reunión, 3ª sesión ordinaria –especial– del 24 de marzo de
“Simón”, antecedente de la sentencia del juez Reinaldo Rubén Rodríguez, cuyos argumentos se 1998). En todos los casos citados, tanto en este debate como en el que tuvo lugar al tratarse años
reseñan en la nota 17. después la nulidad, los destacados corresponden a los autores.
46 Hernán A. Biscayart y Zelma Dumm Volver al futuro 47

que “[e]n el Parlamento los argumentos que se utilizan son más de orden so- nes que ha generado aquel proceso de la dictadura militar”. Es oportuno recor-
cial, moral o político que de orden jurídico, pues el papel del Parlamento no es dar que en esa fecha la provincia era gobernada por el futuro presidente de la
decir el derecho existente, sino modificarlo”.6 Nación, el doctor Néstor Kirchner, quien años más tarde promovió la nulidad
El diputado Torres Molina, del Frente País Solidario (Frepaso) –partido de las normas en cuestión.
que en ese momento ya había conformado una alianza electoral con el radica- Otro diputado del Frepaso, Juan P. Cafiero, va más allá que su compañero
lismo–, introduce una nueva cuestión cuando en su intervención declara: “Hoy, de bancada al sostener: “Pretendemos que el Estado de derecho no contenga
al derogar las leyes de obediencia debida y punto final, la Cámara remueve leyes injustas en su seno, y para que no se prolongue la impunidad en la Argen-
obstáculos para que la Justicia aplique principios constitucionales, como la ley tina aspiramos a que se anulen estas leyes; queremos su nulidad no porque
más benigna, la irretroactividad de la ley penal y los principios establecidos busquemos un efecto testimonial sino para que haya un efecto práctico y se
por la Convención contra la Prescripción de los Delitos de Lesa Humanidad”.7 reabra el acceso a la Justicia a miles de personas que han quedado privadas de
La perspectiva sigue siendo eminentemente jurídica: la derogación es consti- ella. [...] Éste fue el sentido de la presentación de nuestro proyecto de deroga-
tucional y es suficiente para garantizar la vigencia de principios clásicos del ción y nulidad de ambas leyes, que seguiremos sosteniendo desde aquí en ade-
derecho penal, así como normas internacionales a las cuales en ese momento lante quienes deseamos comprometernos para que todos los argentinos ten-
el país aún no había adherido. gan acceso a la Justicia y por la vigencia irrestricta de los derechos humanos”.
El diputado Acevedo (representante de Santa Cruz por el Partido Justicia- Se expone otra necesidad política: que se reabran las causas cerradas por apli-
lista) agrega un argumento más político que jurídico cuando señala: “La nuli- cación de las leyes dictadas durante la presidencia de Alfonsín. El diputado
dad de estas normas se impone para restablecer el camino de la verdad y la Cafiero y otros (Alfredo Bravo, Diana Conti, Jorge Rivas, Adriana Puiggrós,
justicia, que es la única senda para la reconciliación de una sociedad fraterna, Alfredo Villalba) presentaron un proyecto en el que además de la derogación
tolerante y justa. [...] A lo mejor aprobamos la iniciativa en consideración cre- de las leyes de obediencia debida y punto final solicitaban su derogación.8
yendo que es un paso hacia la verdad, pero creo que no termina de llegar a la El diputado radical Marcelo Stubrin vuelve a introducir la discusión en el
finalidad que todos perseguimos, que es abandonar definitivamente la cultura ámbito de lo jurídico cuando afirma: “La ley de obediencia debida, ya derogada
de la impunidad, la que permitió todas estas atrocidades y dolores permitien- por tratados internacionales que este Congreso ratificó, aprobó y a los que dio
do, entre otras cosas, inequidades tales como la deuda externa y las exclusio- rango constitucional, como la Convención Interamericana sobre la Desapari-
ción Forzada de Personas,9 posee una característica. El inciso 1º del artículo
10 establece que su plazo de vigencia tiene lugar entre el 24 de marzo de 1976
y el 10 de diciembre de 1983:
6. Los argumentos políticos, en el debate bajo análisis, son expuestos generalmente por los legis-
ladores que propiciaban la nulidad de las leyes cuestionadas. En el caso de los argumentos cuyo
análisis se privilegió en el segundo de los debates se tuvo en cuenta su contenido jurídico.
7. La Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y los Crímenes de Lesa 8. Las crónicas periodísticas de la época señalan que “[n]o conforme con el revuelo que originó
Humanidad fue adoptada por Naciones Unidas en 1968 y entró en vigor dos años después. La anteayer al levantar la sesión, el titular de la Cámara baja, Alberto Pierri, desafió una vez más a
Argentina adhirió a ella mediante la ley 25.778, que fue sancionada inmediatamente antes que la la UCR y al Frepaso y llamó a un nuevo debate. Puso el dedo en la llaga al insistir que se trate en
de nulidad de las leyes que aquí se analiza. En su artículo I define que “[l]os crímenes siguientes el recinto el proyecto de los frepasistas Juan Pablo Cafiero y Alfredo Bravo, que divide las aguas
son imprescriptibles, cualquiera que sea la fecha en que se hayan cometido: […] en la coalición, un objetivo que se había planteado el Gobierno. No obstante, la idea del oficialismo
”b) Los crímenes de lesa humanidad cometidos tanto en tiempo de guerra como en tiempo de perdió temperatura cuando la diputada radical Elisa Carrió, en consonancia con algunos legisla-
paz, según la definición dada en el Estatuto del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg, de dores peronistas, explicó que las mencionadas leyes ya se encontrarían sin efecto por la previa
8 de agosto de 1945, y confirmada por las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones aprobación de dos tratados internacionales” (“Sigue el desacuerdo por la obediencia debida”, La
Unidas 3 (I) de 13 de febrero de 1946 y 95 (I) de 11 de diciembre de 1946, así como la expulsión por Nación, 6 de febrero de 1998). El desacuerdo entre dos sectores internos de una de las fuerzas que
ataque armado u ocupación y los actos inhumanos debidos a la política de apartheid y el delito de integraron la coalición que sucedió al gobierno de Carlos Menem resulta claro de los términos del
genocidio definido en la Convención de 1948 para la Prevención y la Sanción del Delito de Genoci- debate. Asimismo, puede observarse más adelante la posición de la diputada Carrió –que se alejó
dio aun si esos actos no constituyen una violación del derecho interno del país donde fueron come- posteriormente de la UCR– en el debate de 2003, cuando se trató el proyecto de nulidad presentado
tidos. por el Poder Ejecutivo.
”Artículo II: Si se cometiere alguno de los crímenes mencionados en el artículo I, las disposicio- 9. Sancionada en 1994. Su artículo VIII proclama: “No se admitirá la eximente de la obediencia
nes de la presente Convención se aplicarán a los representantes de la autoridad del Estado y a los debida a órdenes o instrucciones superiores que dispongan, autoricen o alienten la desaparición
particulares que participen como autores o cómplices o que inciten directamente a la perpetración forzada. Toda persona que reciba tales órdenes tiene el derecho y el deber de no obedecerlas”. El
de alguno de esos crímenes, o que conspiren para cometerlos, cualquiera que sea su grado de diputado radical argumenta, como se ve, sobre lo innecesario de la derogación, pero aclara que
desarrollo, así como a los representantes de la autoridad del Estado que toleren su perpetración.” votará favorablemente para evitar que algún fallo la considere aún vigente.
48 Hernán A. Biscayart y Zelma Dumm Volver al futuro 49

Tengo el deber de conciencia de decir que hoy vengo a votar su dero- Si observamos las proposiciones numeradas en el cuadro anterior, (1) y (3)
gación para evitar el intento de cualquier magistrado de este país de coinciden entre sí, pero (2) introduce una restricción a favor de la nulidad. (9)
aplicarla analógicamente. no se pronuncia sobre la nulidad pero introduce un argumento que cuestiona
la necesidad de la derogación.
Finalmente el diputado Alfredo Bravo (Unidad Socialista) propone un agre- Respecto de la justicia de la derogación o la nulidad, (4) y (5) se oponen
gado al texto que se votará, pero su propuesta resulta rechazada: entre sí y (6) declara que sólo la nulidad garantiza la justicia, con lo cual niega
también a (1) y (3). En consecuencia, un grupo de argumentos adhiere a una
A efectos de ser coherentes con la exposición que se ha realizado, y noción de justicia que se restringe al cumplimiento de principios formales que
con el apoyo presentado, en nombre de los diputados que firmamos otro pueden omitirse en situaciones excepcionales, y ello es factible sin mediar la
proyecto sobre el tema, así como también en nombre del señor diputado intervención del Poder Legislativo.
Gatti, solicito que se agregue un artículo que exprese: “Decláranse nu- Desde la óptica de Perelman (s/f), esta incompatibilidad lógica entre propo-
las de nulidad absoluta las leyes 23.492 y 23.521”. siciones (A no puede ser justo e injusto a la vez) se explica ya que “quien está
encargado de tomar en derecho una decisión, sea legislador, magistrado o fun-
Los puntos del debate habido en 1998 pueden sintetizarse en el siguiente cionario, debe asumir su responsabilidad. Su compromiso personal es inevita-
cuadro, refiriéndolo a la idea de lo que para cada uno de los diputados resulta- ble cualesquiera sean las razones que pueda alegar a favor de una tesis, pues
ría justo (en bastardilla la modalización):10 son raras las situaciones en que las buenas razones que militan a favor de una
solución no quedan contrabalanceadas por las razones más o menos buenas
que militan a favor de una solución diferente”. Como el caso que nos ocupa
Diputado/a Argumento
tiene que ver con los efectos de una norma ya existente, sobre la cual el con-
Domínguez (Partido (1) El Poder Legislativo no puede declarar las leyes nulas (hacerlo senso acerca de su injusticia es por lo menos mayoritario, se verifica lo que
Justicialista) sería cometer un acto de injusticia). más adelante dice el autor del Tratado de la argumentación: “El derecho se
elabora a través de controversias y de opiniones dialécticas o de argumenta-
Casella (UCR) (2) Se puede anular por decreto una ley destinada a beneficiar a los
mismos que la sancionaron (es justo anular una ley que no es justa).
ciones en sentido diverso”.
(3) No se puede anular una ley dictada bajo el estado de derecho Parte de las controversias a las que Perelman se refiere se vinculan con la
(coincide con 1). crisis del positivismo jurídico que siguió a la finalización de la Segunda Gue-
rra Mundial, que ya se mencionó. En las discusiones que forman parte del
Torres Molina (Frepaso) (4) La derogación de las leyes bajo análisis permite el cumplimiento
de normas constitucionales (es justa).
debate bajo análisis se evidencia un conflicto acerca de lo razonable de la dero-
gación frente a las consecuencias de la nulidad. El diputado Stubrin –miem-
Acevedo (Partido (5) La derogación de las leyes bajo análisis no permite el acceso a bro del partido que promovió la sanción de las leyes cuestionadas– incluso
Justicialista, Santa Cruz) la justicia a los que fueron privados de ella (no es justa). pretende que la derogación es innecesaria porque una norma de rango consti-
(6) Sólo la declaración de nulidad de una ley injusta hace posible la
justicia.
tucional que el país hizo propia se opone tácitamente a las leyes entonces dic-
tadas.
Cafiero (Frepaso) (7) El Estado de derecho no puede contener leyes injustas en su El argumento 6 considera que el bien jurídico protegido por la nulidad de la
seno. ley es el acceso a la justicia, con lo cual la concepción subyacente de justicia es
(8) La derogación y la nulidad de las leyes injustas son necesarias.
que si el cumplimiento del principio de separación de poderes permite la im-
Stubrin (UCR) (9) La derogación no es necesaria porque el Congreso aprobó la punidad de los acusados por crímenes, las leyes que la garantizan son injustas
Convención Interamericana sobre la Desaparición Forzada de (argumento 7) y por lo tanto no sólo deben ser derogadas sino también anula-
Personas, que no permite la eximente de la obediencia debida. Si un das (argumento 8). En el debate, como se ve, esta posición resultó minoritaria.
juez quisiera desconocerlo no sería justo (pero hay que reafirmarlo
legislativamente).

lógica de Frans van Eemeren, lo volcado en el cuadro corresponde a la aplicación de las reglas de
10. Por “modelización” entendemos la orientación del enunciado hacia lo posible en términos de lo transformación dialéctica explicadas, entre otros trabajos, en Reconstructing Argumentative Dis-
que la ley permite, obliga o prohíbe (modalidad lógica deóntica). Conforme a la propuesta metodo- course (1993).
50 Hernán A. Biscayart y Zelma Dumm Volver al futuro 51

El tratamiento legislativo de la nulidad de las leyes de Deseo aclarar que a casi veinte años de la sanción de las leyes de
Obediencia Debida y Punto Final Punto Final y de Obediencia Debida, este bloque no viene hoy a asumir
su defensa. Es más, en su momento esta bancada votó la derogación de
Durante 2003 se sanciona la ley 25.779, de un solo artículo, que dispone: ambas normas. Lo que pretendemos es defender el orden jurídico e ins-
“Decláranse insanablemente nulas las leyes 23.492 y 23.521”. El argumento titucional de nuestro sistema republicano de gobierno, que establece ex-
constitucional es el de los artículos 29 y 36. Dice el primero de ellos: presamente la división de funciones en tres poderes independientes.
En ese sentido, cabe señalar que establecer mediante la sanción de
El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las Legisla- una ley la nulidad de otra norma, atenta contra ese orden jurídico insti-
turas provinciales a los gobernadores de provincia, facultades extraor- tucional.
dinarias, ni la suma del poder público, ni otorgarles sumisiones o supre- ¿Qué entendemos por nulidad? La nulidad es la sanción legal que
macías por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos priva de todos sus efectos a un acto jurídico en virtud de una causa origi-
queden a merced de gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturale- naria, es decir, existente al tiempo de la celebración del acto,13 y en el
za llevan consigo una nulidad insanable, y sujetarán a los que los for- caso concreto que tenemos en discusión, existente al tiempo de la san-
mulen, consientan o firmen, a la responsabilidad y pena de los infames ción de aquellas leyes.
traidores a la patria. En consecuencia, me pregunto cuál ha sido el defecto existente al
tiempo de discutirse ambas leyes en este Parlamento. La Constitución
A su vez proclama el artículo 36: Nacional regula el procedimiento para la formación y sanción de las
leyes en los artículos 77 a 84. Allí se establecen seis actos fundamenta-
Esta Constitución mantendrá su imperio aun cuando se interrumpiere les: la iniciativa, la discusión, la sanción por el Poder Legislativo, la
su observancia por actos de fuerza contra el orden institucional y el sis- promulgación por el Poder Ejecutivo, la publicación y el comienzo de su
tema democrático. Estos actos serán insanablemente nulos. Sus autores obligatoriedad. Todos estos pasos fueron dados al sancionarse esas nor-
serán pasibles de la sanción prevista en el artículo 29, inhabilitados a mas. Por consiguiente, no ha habido defecto alguno que autorice a de-
perpetuidad para ocupar cargos públicos y excluidos de los beneficios clarar su nulidad. Además, en caso de haber existido, el Congreso de la
del indulto y la conmutación de penas. Nación no tiene la facultad para anular, porque se trata –si seguimos
Tendrán las mismas sanciones quienes, como consecuencia de estos con la teoría de la división de funciones– de una atribución del Poder
actos, usurparen funciones previstas para las autoridades de esta Cons- Judicial.
titución o las de las provincias, los que responderán civil y penalmente En última instancia, la Corte Suprema de Justicia es la que ejerce el
de sus actos. Las acciones respectivas serán imprescriptibles.11 control de constitucionalidad de las leyes, lo que está vedado precisa-
mente al Congreso de la Nación.
El calificativo de insanablemente nulo se aplica por analogía a una ley. Du- Como dijeron los constitucionalistas [Hilario] Fernández Long y Da-
rante el debate12 se destaca la objeción del diputado Pascual Cappelleri (UCR): niel Sabsay, el Congreso –en caso de aprobar el proyecto de ley de anula-
ción– estaría asumiendo la facultad de borrar con el codo lo que escribió
con la mano, produciendo un grave atentado a la seguridad jurídica. En
11. Jacques Derrida, en una entrevista que le realizó Michel Wiewiorka (2006) recuerda que ya en última instancia, la norma que sancionemos sería virtual, porque inme-
1964 se dictó en Francia una ley que declaraba imprescriptibles los crímenes contra la humani-
dad: “Menciono al pasar que el concepto jurídico de lo imprescriptible no equivale para nada al
diatamente caería por inconstitucional.
concepto no jurídico de lo imperdonable. Se puede mantener la imprescriptibilidad de un crimen, ¿En qué quedaría la seguridad jurídica en nuestro país? Por seguri-
no poner ningún límite a la duración de una inculpación o de una acusación posible ante la ley, dad jurídica se entiende la protección efectiva de todos los derechos de
perdonando al mismo tiempo al culpable. Inversamente, se puede absolver o suspender un juicio
y, no obstante, rehusar el perdón” (13). En la tendencia predominante en el segundo debate rese-
ñado se observa, sin embargo, que la intención de los legisladores es mantener la imprescriptibi-
lidad de los crímenes, sin que aparezca la posibilidad del perdón, que era precisamente lo que las 13. Compárese esta definición con la volcada en la nota 4. Desde el punto de vista formal, una ley
leyes derogadas y luego anuladas favorecían. que se anula siempre es sustituida por otra. Pero el diputado, al plantear más adelante el supues-
12. El texto de las intervenciones de los legisladores se tomó de la versión oficial publicada en el to vacío jurídico que resultaría de la nulidad, expone tópicos del derecho penal clásico, que son
sitio web de la Cámara de Diputados de la Nación, www.hcdn.gov.ar, y corresponde a la 12ª indirectamente refutados por Carrió al oponer otra doctrina jurídica, la que da primacía a los
reunión, 4ª sesión ordinaria (especial) del 12 de agosto de 2003. tratados internacionales cuando éstos se han convertido en ley de la Nación.
52 Hernán A. Biscayart y Zelma Dumm Volver al futuro 53

los integrantes de una sociedad contra cualquiera que pretenda pertur- Considero que nuestro proyecto de ley –el que se considerará des-
barlos. Se trata de un valor esencial para una nación y para el Estado de pués– abre el camino legal y legítimo. Incluso hoy el señor presidente
derecho. [...] Nuestro Código Penal recoge este criterio en función del Kirchner ha dado el paso en el sentido correcto que nosotros estábamos
principio de reserva que está legislado en el artículo 18 de la Constitu- solicitando, al resolver remitir a Naciones Unidas la ratificación de la
ción Nacional, cuando señala que ningún habitante del país podrá ser Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de
penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso. los Crímenes de Lesa Humanidad.
Entonces, la irretroactividad de la ley en materia penal tiene susten-
to constitucional. Además, las leyes más benignas son las que se apli- La diputada Carrió (Alianza para una República de Iguales, ARI), al tomar
can, cualesquiera sean las circunstancias del caso. la palabra, refuta algunas de las afirmaciones anteriormente reseñadas y ana-
Nuestra legislación y doctrina otorgan carácter retroactivo a la nue- liza diversos precedentes judiciales, justificando de esa manera su voto favo-
va ley si ella es más benigna, y establecen carácter ultraactivo a la ley rable a la ley:
derogada, si es más benigna, como sucede en este caso.
En consecuencia, aquí no existen dos bibliotecas. Aquí toda la biblio- Lo primero que tendríamos que aclarar es a quién corresponde el
teca está de un solo lado. Si sancionáramos la nulidad, estaríamos in- control de constitucionalidad en la República Argentina, porque lo que
ventando nuestra propia biblioteca y llevándonos toda la biblioteca jurí- dijeron los diputados Cappelleri y Breard es lo que también se siente en
dica por delante. la calle y muchas veces repiten los alumnos cuando rinden un examen
A esta altura de mi exposición me pregunto cuál es el objetivo. ¿Se de derecho constitucional, en el sentido de que el único órgano encarga-
quiere terminar con la impunidad o se pretende sancionar una ley para do de controlar la constitucionalidad de las leyes es el Poder Judicial. Y
ilusionar y engañar a la ciudadanía en general y a los familiares de los esto no es así.
damnificados en particular? Si la violación constitucional de las normas que está analizando el
No debemos engañarnos: todos sabemos que con la nulidad de estas Congreso, en este caso, las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida,
dos leyes no resolveremos el problema de la impunidad. Por el contrario, se refiere al artículo 29 de la Constitución, y es el propio artículo 29 el
agravaríamos la situación, porque estaríamos brindando herramientas que sanciona con nulidad absoluta e insanable todos los actos que se
a los defensores de los responsables de los delitos de lesa humanidad opongan, y si además le agregamos a la violación a dicho artículo otras
para embarrar aun más la cancha judicial. supuestas con sanción de nulidad absoluta e insanable, como son los
Por otra parte, no sé si habrán advertido que al anular la ley 23.521, delitos de lesa humanidad o la violación del derecho de gentes estableci-
de obediencia debida, automáticamente caerán los procesos y las prisio- do en el artículo 118, la nulidad corresponde.14
nes preventivas dictadas en virtud del artículo 2° de la norma que se Les pido que lean el fallo del juez Cavallo, porque no es cierto que
pretende anular, el cual dice: “La presunción establecida en el artículo dicho fallo pueda ser anulado.15 El juez Cavallo, al declarar la nulidad,
anterior no será aplicable respecto de los delitos de violación, sustrac-
ción y ocultación de menores o sustitución de su estado civil y apropia-
ción extensiva de inmuebles”. En el caso de que se anule, los abogados 14. Obsérvese la forma del silogismo: la primera premisa es que las leyes de obediencia debida y
de quienes fueron procesados o sufren prisión preventiva por esta dispo- punto final son un ejemplo de actos inconstitucionales dictados en violación del artículo 29 y por lo
sición acudirán de inmediato a la Justicia a peticionar su libertad. Por tanto queda habilitada la sanción de su nulidad, además de estar comprendidas en el concepto de
delito de lesa humanidad. Si se acepta estas premisas, la nulidad es incuestionable.
izquierda sostendrán que es constitucional, para garantizar la impuni-
15. El fallo del juez Gabriel Cavallo, de marzo de 2001, determina la “inconstitucionalidad y
dad y libertad de los actuales procesados, pero por derecha, al defender
nulidad insanable” de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Cavallo dijo que, según la
a los nuevos procesados, aducirán que es inconstitucional. doctrina de la propia Corte Suprema, “en punto a la primacía de los tratados sobre las leyes” y
En verdad nos estamos metiendo en un verdadero berenjenal jurídico “la contradicción que existe entre las leyes 23.492 y 23.521 y la Convención Americana de Dere-
y procesal. Estamos ingresando al camino inverso al que se pretende chos Humanos, a mi juicio, no caben dudas acerca de la solución que cabe dar al caso planteado: la
recorrer, que es el de la justicia y el castigo a los culpables de estos declaración de invalidez de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida” (Página 12, 7 de marzo
de 2001). La causa en la que actuó Cavallo es la que más tarde decidió la Corte Suprema contra el
crímenes. Por este berenjenal jurídico habrá muchos más juicios pero
represor Julio Simón, que integraba la Policía Federal.
menos castigo, porque se dilatará la acción de la Justicia hasta el infini- Otro antecedente no menos relevante es la sentencia ya citada dictada en agosto de 2002 por
to, como dije al comienzo de mi exposición, hasta que no haya ningún el juez federal de Santa Fe Reinaldo Rubén Rodríguez, que cita a su vez el fallo del juez Cavallo,
tipo de castigo. Entre otros conceptos señala el juez Rodríguez: “[A]mbas leyes, a mi modo de ver, padecen de
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lo que hace es no aplicar la norma al caso concreto; cuando nosotros, y termina diciendo: “La ley es inconstitucional”. En el considerando nú-
bajo los mismos argumentos, declaramos la nulidad absoluta e insana- mero 34 dice que no podían dejar de analizar la ley en el contexto de una
ble lo que hacemos es una declaración de invalidez por el órgano compe- transición democrática, en razón de que el Poder Judicial no podía ban-
tente para dictar la norma, lo que es plenamente factible. carse, de alguna manera, las consecuencias políticas y sociales de una
[...] El segundo argumento, más complejo aún, y el verdadero proble- decisión invalidante. ¿Qué quiere decir esto? Está muy claro: que salvo
ma no es la declaración de nulidad. El problema más complejo que habrá el juez [Jorge] Bacqué, que habla claramente de este tema, estos jueces
que analizar es qué pasará cuando medie un pronunciamiento de la Corte no se pronunciaron. Si dijéramos que estaban coaccionados, aun así, en
Suprema de Justicia de la Nación, que en su momento declaró la constitu- ningún caso analizaron la violación al artículo 29 de la Constitución
cionalidad de las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final, y que a Nacional.17
todo el mundo de alguna manera se le escapa.16 [...] En realidad, si anali- [...] “Es mentira que ésta sea la primera vez que intentamos llevar a
zan el fallo de la Corte se darán cuenta de que existen tres votos –de jerarquía constitucional la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los
[Augusto] Belluscio, José Severo Caballero y [Carlos] Fayt– que no ingre- Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad. En esto de-
san a considerar la inconstitucionalidad de la norma. Por el contrario, bemos dar gracias al doctor Barra, porque cuando con Juan Pablo Cafiero
utilizan un argumento retórico –el self restraint– para no meterse y seña- actuamos en la Convención Constituyente y propusimos dar rango cons-
lar que no tenían competencia judicial para revisar lo decidido por otras titucional a determinados tratados, él quiso excluir muchos de los que
instancias de producción jurídica, cuando estaba en juego la superviven- finalmente fueron incluidos en la Constitución. Por eso ideamos la dispo-
cia misma de la Nación, según los dichos de Fayt. Lo que quieren decir sición que establece que para que este tipo de tratados goce de jerarquía
esos jueces es que no estaban en condiciones políticas de fallar, porque no constitucional se requerirá el voto de las dos terceras partes de los miem-
se podían hacer cargo de las consecuencias políticas y sociales de una bros de cada Cámara. ¿Vieron, señores diputados, que en algún momento
decisión invalidante. Entonces, ¿tenía libertad Alfonsín? No tenía plena de la historia hasta los malos sirven a las buenas causas?
libertad, cuando se sancionaron las leyes de Obediencia Debida y Punto
Final; y lo dicen ellos. ¿Tenía libertad el Congreso? No tenía plena liber- Es de observar en la argumentación de la diputada Carrió una refutación
tad. Los legisladores estaban coaccionados; lo dicen todas sus declaracio- basada en una interpretación de la ley por parte de los jueces de la Corte Supre-
nes. ¿Qué sucede cuando llega este tema a la Corte? Estos tres jueces no ma. La diputada Diana Conti, del bloque del Frente para la Victoria, recuerda
se meten, porque está en juego la supervivencia de la Nación. que en su momento firmó el proyecto presentado por el diputado Bravo:
El voto que expresa de manera impresionante el conflicto que se vi-
vía en ese momento es el del juez [Enrique] Petracchi, quien efectúa Hace unos años, en 1998, seis diputados del Frepaso –entre quienes
treinta y tres considerandos, sosteniendo que la ley es inconstitucional, estaba mi querido compañero de bancada Alfredo Villalba– se atrevieron
a presentar un proyecto de nulidad de las leyes de obediencia debida y de
vicios insuperables, pues constituyen privilegios repugnantes respecto al artículo 16 de la Consti-
punto final. Nosotros recordamos las sanciones por indisciplina que el
tución Federal. Como se ha señalado por prestigiosos autores, que hago míos, la legislación cuya bloque aplicó internamente, aunque ello no es de interés; pero lo que
inconstitucionalidad es solicitada por el Ministerio Público es producto del abuso del poder, cuya quiero resaltar es que gracias a la presentación de esa iniciativa se avanzó
consecuencia en forma inexorable lleva su nulidad insanable, conforme lo señala el artículo 29 de en la derogación. El 24 de marzo de 1998 votamos a favor de la nulidad
nuestra Carta Magna”. El artículo 16 de la Constitución Nacional proclama la igualdad ante la diecisiete legisladores, entre ellos la entonces diputada Cristina Fer-
ley de todos los habitantes de la Nación.
nández de Kirchner.18
16. Este fallo de la Corte Suprema data de junio de 1987. La diputada se refiere a la causa inicia-
da entre otros contra Ramón Camps, jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires durante la
dictadura militar y responsable de varios centros clandestinos de detención que funcionaron en
dicho territorio, en virtud del decreto 280/84. Camps fue condenado en 1986 por la Cámara Fede- 17. En junio de 2005, la Corte Suprema, en la causa “Simón”, se pronunció por la constitucionali-
ral a veinticinco años de reclusión con degradación e inhabilitación a perpetuidad por hallárselo dad de la nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, con siete votos a favor, uno en
culpable de 73 casos de tormentos seguidos de asesinatos y recibió el indulto bajo la presidencia contra (del juez Fayt) y una abstención (del juez Belluscio). Los mencionados jueces, como se ve
de Carlos Menem (falleció en 1994). La sanción de la Ley de Obediencia Debida impidió la conti- más arriba, integraban la Corte en 1987. El juez Belluscio renunció a la Corte inmediatamente
nuación de la causa, pero algunos de los acusados ya habían recibido condena En 2004, ya vigente después (Clarín, 14 de junio de 2005).
la ley 25.779 y reabierta la causa, el juez federal Arnaldo Corazza ordenó la detención de los 18. Esta intervención por el bloque oficialista, más que aportar una justificación jurídica, expone
condenados, quienes debieron seguir cumpliendo la pena (http://www.apdhlaplata.org.ar/causa la cuestión política que enmarca el debate por el que se sancionó la nulidad de las leyes de Obe-
camps.htm). diencia Debida y Punto Final.
56 Hernán A. Biscayart y Zelma Dumm Volver al futuro 57

Como hicimos al reseñar el debate anterior, nuevamente podemos exponer de la Constitución. Su argumento (16) no niega completamente el (11) del di-
en forma sintética los argumentos de los legisladores en forma de cuadro. El putado Cappelleri, pero introduce la cuestión de la presión política que obliga-
texto en bastardilla corresponde a la modalización empleada: ría a sancionar leyes inconstitucionales por estar en juego “la supervivencia
de la Nación”. En cambio, sí niega el identificado como (10). Sus argumentos
(17) y (18) ponen en el debate el problema de la incorporación de los tratados
Diputado/a Argumento
internacionales a la Constitución, reglamentado –como recuerda irónicamen-
Cappelleri (UCR) (10) Las leyes de obediencia debida y punto final son constitucionales te la diputada– en la reforma de 1994.
porque desde el punto de vista formal su sanción no merece objeción. Pero
toda ley constitucional puede ser derogada (por eso el bloque de la UCR
acompañó la sanción de la ley 24.952 en 1998).
(11) Sólo la Corte Suprema puede declarar la inconstitucionalidad de una
Conclusiones
ley.
(12) Una ley constitucionalmente sancionada no puede ser anulada por el El tema de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, dictadas en la
Congreso, y a su vez una ley que anule a otra que es constitucional puede Argentina para excluir de sanciones penales a quienes incurrieron en violacio-
ser declarada inconstitucional.
(13) El artículo 18 de la Constitución dice que ningún habitante del país
nes a los derechos humanos durante la dictadura que gobernó el país entre
puede recibir una condena sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho 1976 y 1983 y para limitar en el tiempo la posibilidad de los juicios contra
del proceso (si se pretendiera dar validez a la nulidad de una ley que se quienes fuesen acusados de tales acciones, pone a prueba conceptos tradicio-
opone a la Constitución no se haría justicia). nalmente sostenidos por la doctrina penal, que considera que una ley que es-
(14) La nulidad de las leyes de obediencia debida y punto final no permite el
acceso a la justicia de los ciudadanos privados de ella y permite nuevas
tablece castigos –o los impide– solamente puede ser derogada. En estos casos
situaciones de impunidad. Habrá más juicios pero menos castigos si se debería aplicarse siempre la ley más benigna, lo cual dejaría definitivamente
aplica una ley potencialmente inconstitucional (la posibilidad de hacer juicios impunes estos crímenes.
no implica que esos juicios lleven a la justicia). La apelación a principios tales como que una ley dictada bajo un estado de
Carrió (ARI) (15) Una ley que ampara a quienes se han levantado contra la Constitución
derecho no puede ser anulada es refutada cuando se hace mención a la presión
es insanablemente nula y puede ser anulada por el Congreso (art. 29, política que llevó al titular del Poder Ejecutivo a propiciar la sanción de estas
Constitución Nacional). leyes. El positivismo jurídico presupone que la sanción de las leyes es el resul-
(16) La Corte Suprema, en ejercicio de su potestad constitucional, declaró la tado de la voluntad del legislador. Cuando ese legislador no actúa con libertad
constitucionalidad de las leyes de obediencia debida y punto final, pero hubo
tres votos que no se pronunciaron sobre el tema por entender que no tenían
al dictar la ley no solamente vulnera su conciencia sino que puede cometer un
competencia para juzgar leyes dictadas bajo presión política, por hallarse en acto injusto. La posibilidad de contemplar este supuesto es una de las conse-
juego la supervivencia de la Nación. cuencias de la crisis del positivismo normativo que siguió a la finalización de
(17) Los tratados internacionales, como la Convención sobre la la Segunda Guerra Mundial.
Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa
Humanidad, pueden ser incorporados a la Constitución con mayorías
La interpretación de una norma constitucional como el artículo 29, que
especiales, y si se cumple esa condición resultan constitucionales. pertenece al texto de 1853 y nunca fue modificada, aunque en ciertas ocasio-
(18) El Congreso convirtió en ley la Convención sobre la Imprescriptibilidad nes se ha preferido restringirla a materias tales como el otorgamiento de fa-
de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad, y por lo cultades extraordinarias al Poder Ejecutivo,19 en este caso sirve para funda-
tanto los crímenes de lesa humanidad, que no prescriben, pueden ser
juzgados si las leyes que lo impiden se anulan. mentar la declaración de nulidad insanable de leyes que han pretendido dejar
sin castigo delitos declarados imprescriptibles por convenciones internaciona-
les a las que la Argentina adhirió, especialmente a partir de la reforma de la
Ley Fundamental en 1994.
Puede observarse que ambos legisladores recurren a argumentos jurídicos,
aunque el numerado como (14) introduce una justificación sobre la supuesta
inconveniencia política de anular las leyes en cuestión, retomando alguno de
los argumentos expuestos en el debate de 1998, especialmente (4), pero llevan-
do la cuestión más allá, al impugnar directamente (6). La diputada Carrió se 19. Véase Mariano Grondona, “El terrible artículo 29 de la Constitución”, La Nación, 9 de julio de
apoya en una doctrina jurídica que va más allá de una interpretación literal 2006; http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=821875.
58 Hernán A. Biscayart y Zelma Dumm

Bibliografía La razonabilidad como garantía


en la teoría de Stephen Toulmin
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WIEWIORKA, Michel (2006), El siglo y el perdón, seguido de Fe y saber, Buenos Aires, De
la Flor.
Introducción

Transcurrido ya más de medio siglo de su aparición, vamos a revisar una


de las propuestas teóricas que marcaron un giro trascendental en el campo de
las teorías de la argumentación: la desarrollada por Stephen Toulmin.
El recorrido que proponemos tiene como punto de partida identificar cuál
es el problema que señala Toulmin en el pensamiento científico, cuáles son las
polémicas en cuyo marco se instala y fundamentalmente cuáles son sus apor-
tes. Consideramos que una de las contribuciones más importantes ha sido
cambiar el eje de una concepción formal a una concepción procedimental de la
razón. Esto nos llevará de la polémica racionalidad-razonabilidad a la formu-
lación del esquema de procedimiento del argumento, donde el elemento axial
es la noción de garantía o ley de pasaje. Nos detendremos en este concepto
para reflexionar sobre su función y cómo se vincula con lo que Toulmin deno-
mina campos argumentativos.

Racionalidad/razonabilidad

Desde el inicio de la modernidad y hasta la mitad del siglo XX, el pensa-


miento científico se vio fuertemente afectado por la pregnancia de una lógica
basada en la racionalidad matemática. Sus principales características eran la
utilización de la deducción como método, la extremada formalización de los
procedimientos y la pretensión de objetividad. Las consecuencias de esta he-
gemonía en los estudios de la argumentación fueron el olvido o la humillación
de la retórica, considerada, primero, peligrosa (por no basarse en la certeza
sino en la doxa y por sostener proposiciones inciertas, probables, verosímiles)
y posteriormente, la reducción de la retórica a un mero apéndice de la teoría
de la argumentación dedicada a las argucias, los sofismas y otros artilugios
del lenguaje. Paralelamente, se constataba una deslegitimación de la propia
lógica, lo que condujo a distintos estudiosos a plantear aproximaciones alter-
[ 59 ]
60 María Elena Bitonte y Teresita Matienzo La razonabilidad como garantía en la teoría de Stephen Toulmin 61

nativas. Tal es el caso de las propuestas de Stephen Toulmin, desde Inglate- El modelo de Toulmin
rra, y de Chaïm Perelman y Lucie Olbrechts-Tyteca, desde Bélgica, ambas
sistematizadas en sus respectivos tratados de 1958. De un modo u otro, cada El modelo de Toulmin desarrolla la forma en que se pasa de un dato a una
uno de estos modelos teóricos sostiene que, en el pasaje de las premisas a la conclusión por medio de una ley de pasaje o garantía. En este sentido, pode-
conclusión, la validez consiste en alguna forma de razonabilidad. mos preguntarnos si un estudio de la argumentación se ha de centrar en las
Toulmin observa que la confianza en la racionalidad ha atravesado distin- técnicas para producir o aumentar la adhesión del auditorio o, antes bien, en
tas etapas a lo largo de la historia. La confianza en la razón iba asociada a una la descripción de un proceso de construcción de conocimiento. Dependiendo de
concepción del lenguaje donde los hechos de la experiencia podían ser traduci- cuál sea la respuesta, la interpretación del modelo se orientará hacia los luga-
dos al pensamiento a través de proposiciones. Los métodos de investigación de res comunes y valores que suscitan la adhesión o hacia los procedimientos en
las ciencias naturales reposaban sobre la idea ingenua de una racionalidad virtud de los cuales unas afirmaciones se deducen de las anteriores.
que regula un cosmos ordenado y armónico. De este principio racional se des- Veamos primero cómo la confrontación con la lógica formal inclina a Toul-
prendía una ecuación entre racionalidad, necesidad y certeza que no convenía min hacia un modelo jurisprudencial:
a las especulaciones de las ciencias sociales. Posteriormente, los años 60 fue-
ron testigos de los más encendidos debates sobre la cuestión de la racionali- Existen dos modelos opuestos, uno matemático, el otro legal. La for-
dad, los que provocaron un verdadero caos, hasta el punto de que la propia ma lógica de un argumento válido ¿es algo cuasigeométrico, comparable
expresión método científico producía escozor. La apuesta de Toulmin, tal como a la figura de un triángulo o a la de dos rectas paralelas? O por el contra-
lo expresa en Regreso a la razón (2003) es sanar la herida abierta en la razón rio ¿se asemeja a los procedimientos judiciales, de manera que un argu-
mento formalmente válido es aquel que sigue las formalidades apropia-
humana, restableciendo el equilibrio entre teoría y práctica, a través de la
das, como dicen los juristas, más que aquel que es presentado de una
discusión sobre la idea de razonabilidad.
forma geométrica neta y simple? (Toulmin, 2007: 130)
Las preguntas que guían las reflexiones que siguen son las siguientes: si en
toda teoría de la argumentación la especulación gira en torno a la idea de El proyecto de Toulmin se inscribe en la línea trazada por dos referentes
justificación, ¿cuándo puede considerarse que una justificación es suficiente? del pragmatismo de gran influencia en Estados Unidos, Charles S. Peirce y
En este mismo sentido y, partiendo de la base de que los modelos son una vía Ludwig Wittgenstein, quienes concebían la lógica como el estudio de las for-
de acceso al objeto pero constituyen, a la vez, un límite ontológico, las pregun- mas de pensamiento que guían no sólo la acción cotidiana sino también la
tas son: ¿cuándo se puede decir que una justificación es razonable?, ¿cómo investigación. Ambos filósofos contribuyeron a la formación de un pensamien-
define la razonabilidad una teoría de la argumentación?, o más precisamente, to adverso a la aplicación de los métodos científicos centrados en pruebas de-
¿de qué depende la razonabilidad en cada modelo?, ¿del argumentador?, ¿del ductivas y la coherencia racional para todos los campos. Esto llevó a Toulmin
auditorio?, ¿del discurso mismo?, ¿del contexto? Porque según el lugar donde a interrogarse cuál era la idea de racionalidad vigente en las distintas etapas
la sitúan, eso hace visibles determinados aspectos del proceso argumentativo de la historia de las ciencias y, subsiguientemente, a discriminar entre dos
y, probablemente, no otros. conceptos que suelen confundirse o solaparse entre sí: la racionalidad y la
Si consideramos que desde la perspectiva de Toulmin una aserción es razo- razonabilidad. La clave de esta distinción estriba en el hecho de que si se
nable cuando puede afrontar una crítica según el “esquema de procedimiento” considera que la lógica es el fundamento del método científico, ésta no puede
que él propone, podría pensarse en un modelo fundado en criterios internos al basarse en principios generales y abstractos sino en la experiencia común que
texto o a la estructura interna de los argumentos. Sin embargo, no hay que tenemos con otros seres humanos:
olvidar que Toulmin denuncia la insuficiencia de los modelos tradicionales
para el abordaje de la argumentación en uso. Esto lo lleva, por un lado, a una De modo que en 1946, seguí mis inclinaciones y me matriculé en Cam-
crítica del modelo silogístico de la lógica formal (al que alude como geométrico bridge durante los últimos años de Wittgenstein como catedrático allí.
o matemático) y por otro, a ubicar la validación de los argumentos de acuerdo Me vi a mí mismo en un dilema. Todos los libros y ensayos que me man-
con el campo del cual provienen. Seguidamente, con el propósito de analizar daban leer sobre la filosofía de la ciencia parecían escritos por matemáti-
cuál es el lugar de la razonabilidad en la teoría de Toulmin, vamos a exponer cos frustrados: sólo les interesaba la coherencia formal o lógica de los
algunos aspectos de su modelo relativos a esta cuestión. argumentos teóricos de la física y poco les importaba si dichos argumen-
tos podían tener una aplicación práctica en el mundo en el que vivimos y
nos esforzamos por comprender. Por el contrario, mi experiencia profe-
sional como físico me enseñó lo siguiente: que los miembros de la comuni-
62 María Elena Bitonte y Teresita Matienzo La razonabilidad como garantía en la teoría de Stephen Toulmin 63

dad científica deben considerar, como mínimo, que tales argumentos for- Petersen, casi con total certeza, no es católico.
males tienen alguna relación con el mundo en el que vivimos. (Toulmin, ¿Qué te hace decir eso?
2003: 28) El hecho de que él es sueco.

Esta visión, tan cercana al pensamiento de Peirce y de Wittgenstein,1 lo Según lo expuesto, la primera aserción se presenta como la conclusión (C)
condujo a concebir los sistemas de pensamiento, más que como sistemas de ya que se infiere de la última, que funcionaría como dato (D). Así se obtiene la
proposiciones aisladas, como sistemas de lenguaje “insertos en el marco más estructura argumentativa básica (la que, a su vez, puede engarzarse con otras
amplio de las acciones y las instituciones” (Toulmin, 2003: 29). Ésa era ya la conformando una red):
propuesta de Los usos de la argumentación:
(D) Petersen es sueco, por lo tanto, (C) no es católico.
Me llevó cierto tiempo descubrir que los estudiosos del campo de la
comunicación lo consideraban una teoría de la “argumentación”; es decir,
Hay que tener en cuenta que para que la argumentación sea válida, ambos
admitían que el lenguaje opera en situaciones humanas y no mediante
enunciados (D y C) deben estar adecuadamente relacionados (no se puede de-
proposiciones “desitiadas” y separadas de las estructuras más amplias
de la vida humana. (30) ducir cualquier cosa de una afirmación). Tal relación se establece a partir de la
garantía (G) o warrant (W) de que la inferencia es correcta. Es a lo que se da
Es en el marco de esa crítica que Toulmin advierte los peligros de ceñirse al en llamar ley de pasaje (L):
esquema aristotélico del silogismo:
(G) Puede considerarse casi con total certeza que un sueco no será cató-
Desde Aristóteles ha sido habitual analizar la microestructura de los lico.
argumentos a partir de ejemplos con una disposición muy simple. Nor-
malmente, se presentan tres proposiciones a la vez: “premisa menor, pre- Lo que diferencia la ley de pasaje de otro tipo de relación es que consiste en
misa mayor, por tanto, conclusión”. La cuestión que surge entonces es si un principio general y no en algo particular (como podría ser el caso en la
esta forma estándar está lo suficientemente elaborada o es lo bastante asociación libre, el pensamiento metonímico o cualquier otro tipo de asocia-
transparente. Desde luego, la simplicidad es una virtud, pero en este ción de ideas). La garantía o ley de pasaje puede definirse, entonces, como una
caso ¿no se ha pagado un precio demasiado alto por ella? (Toulmin, 2003: licencia para inferir. En este caso, la garantía consiste en una premisa hipoté-
131) tica. Eso afecta el carácter asertivo de la conclusión, que se expresará de ma-
nera tentativa. El grado de certeza de la conclusión puede ser reforzado, ate-
Es así como frente a la necesidad de reponer los elementos faltantes que nuado o modalizado de alguna manera. De ahí la importancia de los elemen-
permitan comprender la complejidad de la estructura del argumento, Toulmin tos modalizadores (M):
desarrolla su esquema de procedimiento. Ahora bien, mientras que en Aristó-
teles la retórica comprende el estudio de las técnicas que provocan la adhesión (M) Generalmente, casi con seguridad, etcétera.
de un auditorio, a partir de Toulmin el foco está puesto en las pruebas y razo-
nes que se ofrecen como fundamento. Este esquema puede ejemplificarse del También se pueden prever restricciones (R) que suspenden directamente la
siguiente modo (Toulmin, 2007: 147 ss.): aplicación de la ley:

(R) A menos que Petersen haya optado por esa religión.

Por último, el modelo prevé que la garantía misma o ley de pasaje pueda
ser cuestionada. Esto abre la necesidad de apoyarla en otros fundamentos
1. Aunque menos conocido, otro de sus referentes teóricos fue su maestro Isaiah Berlin, a quien llamados soportes, apoyos o respaldos (backing):
recuerda al comienzo de su libro Regreso a la razón: “Ser racional en cualquier campo, aplicar
buen juicio en un ámbito dado, es poner en práctica aquellos métodos que mejor resultado han
dado en dicho ámbito […] Exigir cualquier otra cosa es mero irracionalismo” (10). En esta cita que (S) Dado que la proporción de suecos católicos es menor al 2%.
toma de una entrevista radiofónica en un programa de la BBC, en 1957, se puede encontrar el
principio que rige su noción de campos argumentativos.
64 María Elena Bitonte y Teresita Matienzo La razonabilidad como garantía en la teoría de Stephen Toulmin 65

Dependiendo del campo argumentativo, el apoyo al que se recurre para Estoy convencido de que esto es tierra firme, inmensa, de la que has-
respaldar la garantía puede ser, como en este ejemplo, una premisa basada en ta hoy no se ha tenido noticia. Y lo que me afirma fuertemente en esta
datos estadísticos, o bien en una aserción categórica: “Ningún sueco es católi- opinión es el hecho de este gran río y el mar, que es dulce, y además,
co” o “La proporción de suecos católicos es cero”. están las palabras de Esdras, en el libro IV, cap. 6, donde dice que seis
partes del mundo son de tierra seca y una de agua, cuyo libro es aprobado
En suma, según el modelo de Toulmin un enunciado tiene carácter de con-
por San Ambrosio en su Hexameron y San Agustín. (Todorov, 1982: 22)
clusión en la medida en que se vincule con otro enunciado a través de una ley
de pasaje. La ley de pasaje autoriza o legitima la conclusión. En tanto se cons-
Según el modelo de Toulmin, tendríamos el siguiente esquema:
tituye como un principio de autoridad, garantiza la validez de la conclusión.
En este sentido, notemos que ésta debe reposar sobre un criterio de relevancia
(C) Estoy convencido de que esto es tierra firme
o pertinencia, lo que remite, sin duda, a la noción de topos,2 como veremos más
(D) (por) el hecho de este gran río y el mar, que es dulce
claramente en el ejemplo que sigue (Toulmin, 2007: 133-134):
(S) las palabras de Esdras, en el libro IV, cap. 6, donde dice que seis
partes del mundo son de tierra seca y una de agua
(C) Harry no es moreno.
(S) su libro es aprobado por San Ambrosio en su Hexameron y San Agus-
(D) Sabemos por experiencia que de hecho es pelirrojo.
tín
En este ejemplo, el dato aportado como justificación es un hecho de expe-
A través del esquema de Toulmin se puede ver con claridad que, asombrosa-
riencia: lo hemos visto con nuestros propios ojos. No obstante, si se nos pide
mente, Colón resigna respaldar su conclusión recurriendo a los datos que le da
que precisemos cómo llegamos a esa conclusión, en ese caso, no corresponde
la experiencia y la legitima, en cambio, a través de afirmaciones basadas en un
agregar más datos sino enunciar una regla, enunciado-puente, de carácter
principio de autoridad. En efecto, como se puede ver, falta la garantía, que en
hipotético que oficie de garantía:
este pasaje está implícita pero la podemos tomar de otros tramos de su diario:
(G) Si algo es rojo, no es a la vez, negro.
(G) Como el agua dulce llega hasta mar adentro y profundo, el río viene
de lejos, probablemente, de un continente.
Tal base justificatoria resulta tan evidente que se diría que no requiere de
apoyo adicional. Es que lo irrelevante de dicha garantía –que Toulmin (2007:
Ya en el capítulo “Colón hermeneuta”, Todorov advertía que de los tres fun-
134) señala como trivial– no está en el enunciado sino en la explicitación. ¿Por
damentos (la abundante agua dulce, la opinión de los doctos y la autoridad de
qué? Por que esa afirmación remite a un topos que difícilmente pudiera ser
los libros santos), el único que sostiene su conclusión es el del agua dulce, ya
contraafirmado: el principio de no contradicción.
que es el que, al confrontarlo con la realidad, le permite seguir un encadena-
Consideremos ahora un nuevo ejemplo, extraído de un libro acerca de la
miento deductivo: como el agua dulce llega hasta bastante mar adentro, la
conquista de América donde el semiólogo búlgaro Tzvetan Todorov analiza
fuerza del torrente y el ruido estruendoso de sus aguas lo llevan a deducir que
lallegada de Cristóbal Colon a América. El texto del descubridor permite apli-
el río viene de una amplia masa continental y no de una isla. Pero Colón es un
car el modelo de Toulmin y observar cómo Colón fundamenta la tesis de que ha
exponente de su tiempo. Argumenta como se espera que él lo haga, tomando
llegado a tierra firme:
como marco de referencia los saberes instituidos y legitimados en su mundo.
Con esto, él no sólo demuestra un hecho de experiencia sino la concordancia de
esos hechos con los libros de los santos y los sabios. Con esto comprobamos,
nuevamente, la relación entre los fundamentos de una argumentación y la
situación particular en la que ésta se inserta.
2. Los topoi (del gr. topos/topoi: lugar) se vinculan con el momento retórico de la inventio (del
latín, encontrar), porque son los lugares donde se encuentran los argumentos. La palabra topos es
de origen griego y corresponde en latín a “lugar común”. Éstos se basan en principios generales
que sirven de base a los razonamientos y son ampliamente consensuados o admitidos por una La cuestión de la fundamentación
comunidad. Observamos que las definiciones de topoi tienen un polo formal y otro sustancial
(Aristóteles presenta los topoi como formas abstractas pero siempre seguidas de un ejemplo). El
Hay algunos puntos que no podemos dejar de tener en cuenta a la hora de
concepto de topos está íntimamente vinculado al concepto de entimema, también llamado silogis-
mo retórico. hablar de la cuestión de la fundamentación, a saber: la situación, la diferen-
66 María Elena Bitonte y Teresita Matienzo La razonabilidad como garantía en la teoría de Stephen Toulmin 67

cia entre argumentos analíticos y sustanciales y los campos de la argumen- 2) Hay múltiples opiniones acerca de aquello que socava o fortalece una Re-
tación. pública, en tanto que las cuestiones matemáticas no son opinables ni ambi-
guas (Toulmin, 2003: 42-43).
El concepto de situación
En Regreso a la razón, Toulmin amplía este argumento para explicitar to-
El proceso de justificación se funda en la ley de pasaje. Si nos preguntamos dos sus elementos, tal como corresponde al esquema de Los usos de la argu-
de dónde toma su validez la ley de pasaje, la respuesta nos señala dos caminos mentación. Entonces sugiere que para respaldar un punto de vista acerca de
que al final se juntan: los tópicos a los que recurren los interlocutores y los lo que muestra la experiencia, el fiscal debe presentar los datos, esto es, los
marcos simbólicos y prácticos a los que Toulmin denomina “situación”. Con acontecimientos históricos relevantes que podría señalar. Luego –dice– debe-
respecto a los tópicos, es importante destacar que, a menudo, la validez de los ría exponer la justificación, es decir, establecer cuáles son las reglas genera-
argumentos toma su fuerza de los lugares comunes sobre los que se basa su les, que le permiten hacer esa lectura de los datos históricos aportados. En
justificación. En esos casos, la garantía reposa sobre ciertas creencias social- tercer término, hacen falta los respaldos que refuerzan los datos y las justifi-
mente aceptadas o incuestionables que circulan en la sociedad y en virtud de caciones. Y, por último, se llega a la conclusión de que Sócrates es culpable
los cuales se legitima. Tal es el caso en el ejemplo de Colón. En cuanto a la (Toulmin, 2003: 43).
situación, es importante señalar la diferencia entre esta noción y la de contex- Finalmente:
to. Este contraste resulta muy claro cuando Toulmin afirma que, durante el
juicio a Sócrates, la situación influyó sobre las acciones aun antes de que fue- La racionalidad supone concentrarse restringidamente en asuntos de
ran puestas en palabras: contenido y la razonabilidad, en ser sensibles a las mil maneras en que
una situación puede modificar tanto el contenido como el estilo de los
En este caso, lo importante no son tanto las relaciones formales entre argumentos. (Toulmin, 2003: 45)
las diferentes proposiciones presentadas ante un jurado de mil quinien-
tos ciudadanos de Atenas, sino la situación en la cual se presentaron los Argumentos analíticos y sustanciales
cargos contra Sócrates y el modo en que esa situación les confirió plausi-
bilidad. Resumiendo, la acusación principal era que Sócrates había per- Asimismo, Toulmin diferencia los argumentos formales o analíticos de los
vertido a los jóvenes brillantes de Atenas, socavando así la situación po- sustanciales. Los lógicos tienen por necesarias las conclusiones de los argu-
lítica de la República. (Toulmin, 2003: 41)3 mentos analíticos, en tanto consideran como meramente probables o tentati-
vas las conclusiones de los argumentos sustanciales. En Regreso a la razón,
En el juicio a Sócrates, la acusación del fiscal se podría resumir como el Toulmin ilustra la diferencia entre argumentos formales y sustantivos con el
siguiente silogismo: siguiente relato del siglo XVIII: dos señoras reciben en su casa la visita de un
conde. Éste les cuenta un secreto de confesionario. Dice: “Señoras, puedo de-
a) La experiencia muestra que los jóvenes brillantes y cultos socavan la cirles que fui el primer penitente del abad”. Luego se marcha y llega el abad.
condición política de la república. En la conversación, el abad, sin violar el secreto de confesión, dice: “Mi primer
b) Sócrates estaba enseñando a sus alumnos a pensar por sí mismos. penitente fue un asesino” (Toulmin, 2003: 36). De lo que sigue la conclusión “el
c) Por lo tanto es culpable de los cargos que se le imputan. conde era un asesino”. Ahora bien, hay dos formas de considerar ese argumen-
to: si nos basamos en su estructura silogística, este podría ser considerado
Dos cosas diferencian este argumento de uno matemático puro: como un argumento formal; si nos basamos en el microrrelato, también podría
analizarse como un ejemplo de argumentación sustantiva. Esto sucede si nos
1) No está claro que la experiencia demuestre la aserción a): de hecho, los preguntamos ¿qué nos garantiza que ambos personajes estén diciendo la ver-
matones fascistas poco instruidos la socavan mucho más, y dad? En todo caso podemos abrir la posibilidad de la duda y modalizar la aser-
ción: “Parece posible que el conde sea un asesino”. “Este cambio”, dice Toul-
min, “coloca el argumento formal en una situación humana, de manera que se
convierte en un intercambio sustantivo de opiniones” (37).
3. Toulmin advierte que la tradición de este tipo de esquema argumentativo se mantuvo en la
historia de los Estados totalitarios del siglo XX, los que desalentaban todo intento de enseñar a los En síntesis, lo que hace a un argumento sustancial es que a) toda aserción
jóvenes a pensar de manera autónoma. está situada históricamente; b) está sujeta a un amplio arco de interpretacio-
68 María Elena Bitonte y Teresita Matienzo La razonabilidad como garantía en la teoría de Stephen Toulmin 69

nes, y c) los conceptos que contiene pueden ser ambiguos (Toulmin, 2003: 43). Supongamos que hemos visto una película recién estrenada y nos sen-
La propuesta de Toulmin es un acercamiento que equilibre los argumentos tamos a discutir con un amigo los méritos de ese filme. En esa situación,
sustantivos o históricamente situados, con la certeza y necesidad de los forma- no existe una forma fija y establecida, ni una secuencia de pasos a seguir
les: por la que podamos intercambiar nuestras impresiones con otra persona.
Por supuesto que ayudará el expresar claramente cuáles son nuestras
afirmaciones y qué tipo de datos estamos introduciendo en la disputa.
Una vez que hayamos entendido de qué trata una argumentación con-
Pero aún cuando lleguemos a un acuerdo acerca de la película, el mismo
creta, podremos entonces preguntarnos sobre qué datos se apoyan sus
no será el resultado de haber seguido un procedimiento formal sino de la
tesis, cuán sólidamente la respaldan éstos y hasta qué punto resultan
misma dinámica del intercambio de opiniones e impresiones. (Toulmin,
convincentes esas tesis […] Así, el mundo de la validez, el sentido y la
1984)
coherencia formales apenas solapan al de la prueba, el testimonio o
laconvicción sustantivos y las proposiciones que defendemos como “razo-
nes lógicas” para nuestras conclusiones no son más que los esqueletos La argumentación cotidiana constituye un dominio tan abierto, tan libre,
abstractos del “razonamiento” que, aquí y ahora, lograrán o convencer a tan emancipado de constricciones formales, que Toulmin ni siquiera lo tipifica
su público. (Toulmin, 2003: 54) como un campo autónomo. En las antípodas, la argumentación legal se carac-
teriza por un alto grado de formalización de sus procedimientos, por su fuerte
Éste ha sido el propósito que guió su empresa desde Los usos de la argu- dependencia a las normativas, secuencia de pasos, jerarquías, que constriñen
mentación (1958) hasta Regreso a la razón (2001). su desarrollo. Consideremos ahora la forma que adopta la justificación en un
argumento proveniente de una biografía histórica de Simón Bolívar (campo de
Los campos de la argumentación las ciencias sociales):

Por último, resulta imposible hablar de la fundamentación sin recurrir a la (C) (Bolívar era) hombre irresistible a las mujeres por (D) su gloria polí-
idea –abonada especialmente por su maestro, Ludwig Wittgenstein– de cam- tica y militar5
pos de la argumentación.4 Éstos constituyen los marcos de referencia a partir
de los cuales se puede evaluar si una aserción es o no es una buena razón para frente al modo de justificar que puede encontrarse en una biografía literaria
justificar la conclusión. Al situar el razonamiento en el terreno de la práctica, de Simón Bolívar (campo artístico)
Toulmin observa los procedimientos que se dan en diferentes foros de la argu-
mentación y encuentra que si bien hay elementos que se mantienen constan- (C) Había un aire de sábado en el paseo de la bahía por (D) las primeras
tes, cada campo –legal, científico, deportivo, político u otro– tiene objetivos y brisas de diciembre.6
estrategias específicas que varían de uno a otro (Toulmin, 1984). De esas res-
tricciones instituidas (o institucionales) se derivan diferencias de géneros ar- El contraste muestra que mientras el discurso histórico provee una justifi-
gumentativos. Dada su importancia dentro del modelo, en lo que sigue nos cación basada en los hechos que supone una ley de pasaje causal (G) <A las
extenderemos este punto. mujeres les atrae la gloria política y militar de los hombres>, la justificación
Los campos crean marcos conceptuales de validación cuyos entramados y aportada por el discurso literario presenta una causalidad arbitraria, de modo
convenciones discursivas deben ser tomados en cuenta al ofrecer una justifica- que el pasaje de (C) a (D) queda abierto.
ción. Por ejemplo, no son los mismos los apoyos que requiere una justificación Finalmente, convengamos que los argumentos de un campo deben ser juz-
matemática, de derecho o de sociología, en el ámbito académico, que los que se gados según los criterios de ese campo y no hay una mayor razonabilidad en
usan en una reseña crítica de arte o un diálogo cotidiano. los argumentos de un campo que en los de otro. Toulmin (2007) nos dice que no
Contrastemos el funcionamiento de la conversación cotidiana y el del razo- hay que condenar a “un simio por no ser un hombre o a un cerdo por no ser un
namiento jurídico. Tomemos un ejemplo del propio Toulmin: puercoespín” (323) para mostrar que todos los campos son interesantes sin
sugerir que los argumentos de un campo son superiores a los de otro.

4. Según se sigue del planteo de Toulmin, el argumentador no arroja sus aserciones como funda-
das en una verdad preestablecida. Para usar la metáfora de la que se valió Wittgenstein, la argu-
mentación es un juego en el que el argumentador hace una jugada previendo las del contra- 5. Salvador de Madariaga, Bolívar, Buenos Aires, Sudamericana, 1976, p. 290.
argumentador, en el marco de un juego de lenguaje. 6. Gabriel García Márquez, El general en su laberinto, Buenos Aires, Sudamericana, 1989, p. 248.
70 María Elena Bitonte y Teresita Matienzo La razonabilidad como garantía en la teoría de Stephen Toulmin 71

Pasemos ahora a examinar más detenidamente dos de los campos para si la evidencia se obtiene sin tal permiso, ésta no podrá ser utilizada
identificar las características de sus procedimientos. Tal identificación apare- como fundamento para la aplicación de un castigo disciplinario: “Todo el
cerá con mayor claridad en tanto y en cuanto comparemos dos campos bien mundo sabe que la casa de un hombre es su castillo”. (Toulmin, 1984)
diferentes, a saber, el campo jurídico y el campo artístico.
El ejemplo es interesante porque permite comprobar, nuevamente, no sólo
EL CAMPO DE LA ARGUMENTACIÓN JURÍDICA cómo el razonamiento legal recubre otros campos de la vida social sino tam-
bién cómo varían las restricciones que condicionan cada campo: si se formula-
Si bien Toulmin remarca que la justificación es un elemento nodal de toda se este argumento en términos estrictamente legales, el fundamento debería
argumentación, cualquiera sea el campo, el legal o jurídico puede considerarse reposar sobre la base de las leyes contra procedimientos abusivos, como la
como uno de los campos paradigmáticos de su modelo, en la medida en que en búsqueda ilegal de evidencia. Pero en la vida diaria, se puede recurrir –y de
él se manifiesta de manera más evidente la necesidad de justificación, la ur- hecho, con frecuencia, se recurre– a justificaciones basadas en lugares comu-
gencia de probar. Si tenemos en cuenta que para Toulmin no hay una aserción nes, como “la casa de un hombre es su castillo”.
primera, fundante, sino que ésta es el resultado de un proceso argumentativo, Desde una perspectiva práctica, el razonamiento legal deberá tomar en
podemos sostener que toda afirmación (claim) es en rigor, una conclusión. cuenta, por un lado, las normas ya establecidas (jurisprudencia), la historia
Entonces, debe estar justificada. Éste es el principio axial que Toulmin extien- legislativa, las condiciones históricas, políticas y culturales que intervienen, y
de del campo jurídico a todos los campos. por otro, las consecuencias que se siguen de las decisiones tomadas. Es en este
El campo jurídico se ocupa de los asuntos legales. punto donde las normas jurídicas se juntan con la ética. Así, regresamos a
laidea de razonabilidad que implica una concepción del derecho basada en la
La ley es un sistema de procedimientos y principios destinado a pro- práctica concreta unida a la reflexión crítica.
veer decisiones sistemáticas con el objeto de garantizar la vida y la liber-
Tras estas consideraciones, observemos un ejemplo donde la aplicación cie-
tad de los individuos, proteger la propiedad, legitimar la firma de contra-
tos válidos, resolver conflictos entre las personas, mantener el orden pú-
ga de las reglas de un campo hace crisis. Se trata del tristemente célebre docu-
blico y perseguir la concreción de otras metas que la sociedad ha consen- mento, escrito por el jurista real Juan López de Palacios Rubios, llamado Re-
suado. (Toulmin, 1984) querimento, que data de 1514, con mandamientos dirigidos a los aborígenes de
América.7 Según Tzvetan Todorov (1982: 152 ss.), el propósito de este escrito
Entre los asuntos legales se distinguen cuestiones de dos naturalezas dis- era darle una base legal nada menos que al deseo de poder de los españoles. El
tintas: las cuestiones de hecho y las cuestiones de ley. Las primeras son aque- texto construye una secuencia de hechos que comienza con una breve historia
llas basadas en lo factual, es decir en demostrar que, efectivamente, algo ha de la humanidad cuyo punto culminante es la aparición de Jesús, su jefe espi-
ocurrido, cómo ha ocurrido cuándo, en qué secuencia. Las cuestiones de ley se ritual. Una vez establecido este punto, lo demás se encadena de manera muy
refieren a las condiciones en que se desarrollan las acciones legales: si el asun- simple: Jesús le transmitió su poder a San Pedro, éste a los Papas que lo suce-
to es apropiado para ser tratado por la ley, cuál es el juzgado correspondiente, dieron, uno de ellos donó una parte del continente a los españoles. Dadas estas
si son pertinentes los procedimientos, la documentación presentada como evi- razones jurídicas, se sigue que los indios son súbditos de la corona de España.
dencia, la naturaleza del cargo y la acusación, los testigos y el propio juez. Si ellos aceptan esta interpretación de la historia, con ello aceptan también
Ahora bien, aunque podría pensarse que los razonamientos jurídicos se las condiciones que de ella se derivan, esto es, o se someten por propia volun-
desarrollan en ámbitos legales, como los palacios de justicia, las legislaturas, tad o serán castigados severamente.
etc., todos tenemos cierta conciencia jurídica y hacemos uso de ellos. Incluso, El análisis del Requerimento a partir del modelo de Toulmin nos permite
un niño cuando afirma: “¡Soy inocente hasta que se compruebe lo contrario!” desgranar esa argumentación aparentemente tan sólida, para esclarecer cómo
(Toulmin, 1984). La transpolación del razonamiento jurídico a otros ámbitos la garantía reposa sobre la construcción discursiva de una serie orientada:
puede verse en este y otros ejemplos que nos ofrece Toulmin:
(S) Dios creó el cielo, la tierra y a los hombres.
Los estudiantes universitarios protestan contra el derecho que tienen
las autoridades académicas de revisar sus dormitorios, con el fin de re-
quisar evidencia que demuestre la infracción de una norma establecida
por la institución. Según los jóvenes, tal acción sólo debería llevarse a 7. El historiador y cronista de Indias Gonzalo Fernández de Oviedo relata que, una vez captura-
cabo con la expresa autorización de quienes ocupan esas habitaciones. Y dos los indios, se les leía este documento pero no se menciona que hubiera un traductor.
72 María Elena Bitonte y Teresita Matienzo La razonabilidad como garantía en la teoría de Stephen Toulmin 73

(S) Dios encomendó a uno, San Pedro, ser Papa, gobernador de todos los Como se ve, las normas jurídicas varían según las épocas, las culturas, los
hombres. sistemas políticos (monarquía, república, etc.), pero lo que resulta especial-
(S) San Pedro transmitió su mandato a todos los otros Papas que le mente claro desde la perspectiva de Toulmin es que en el campo legal, como en
sucedieron. el ético, la formalización y la precisión no se obtienen por deducción sino in-
(G) Uno de los Papas donó estas tierras a los reyes de España. tentando formular las reglas en una situación humana concreta. La aplicación
(D) Sus Majestades son reyes y señores de estas islas y tierra firme por irrestricta de la lógica, a menudo, en lugar de servir para tomar decisiones
virtud de la dicha donación. justas, encubre situaciones de poder como la asimetría entre los españoles y
(C) Habiendo sido notificados de esto, los han de obedecer como súbdi- aquellos sujetos concebidos como a medio camino entre hombres y animales,
tos. sin posibilidad siquiera de comprender el lenguaje de su conquistador. No nos
(R) Y si así no lo hicieseis, nosotros os sujetaremos al yugo y obediencia asombremos, porque procesos similares se siguen manteniendo a menudo, en
de la Iglesia y de sus Majestades y tomaremos vuestras personas y de fallos relativos a numerosas comunidades étnicas, a problemáticas medioam-
vuestras mujeres e hijos y los haremos esclavos y os tomaremos vues- bientales y otras.
tros bienes y os haremos todos los males y daños que pudiéramos, como
a vasallos que no obedecen ni quieren recibir a su señor y le resisten y EL CAMPO DE LA ARGUMENTACIÓN ARTÍSTICA
contradicen.
¿Qué especificidades tiene la argumentación en el campo artístico? ¿Las
justificaciones esgrimidas dentro de este campo tienen el mismo estatuto que
los argumentos jurídicos o de los otros? Toulmin señala la diferencia significa-
(D) Sus majestades son reyes y (C) Habiendo sido notificados tiva del campo artístico. Así, nos dice que si bien en los campos jurídico y
señores de estas islas y tierra de esto, los han de obedecer científico la argumentación cumple un rol fundamental, esto no ocurre en el
firme por virtud de la dicha como súbditos. ámbito de lo artístico, donde lo central es la producción de la obra y no la
donación.
producción de argumentos convincentes. Otra diferencia sustantiva en este
campo es que el artista trabaja generalmente solo:
(R) Si así no lo hicieseis, os Encerrado en su taller, el artista resuelve solo los distintos desafíos
sujetaremos al yugo…
que su labor creativa le presenta, por caminos y dinámicas que no debe
explicar a otros. Claro que no todas las artes son iguales en este aspecto.
Por ejemplo, la filmación de una película rara vez es un proceso solitario,
(G) Uno de los Papas donó estas tierras a los ya que el director debe resolver problemas que demandan no sólo imagi-
reyes de España. nación artística sino también diversas habilidades técnicas. Lo mismo
ocurre con la arquitectura. Debido a la complejidad del tema, nos centra-
remos en las prácticas artísticas más individualistas, como la pintura y
(S) San Pedro transmitió su mandato a todos la composición musical. (Toulmin, 1984)
los otros Papas que le sucedieron.
Toulmin advierte que aunque el artista utiliza procedimientos desarrolla-
dos y estabilizados colectivamente, él trabaja en un proyecto individual.8 No
(S) Dios encomendó a uno, San Pedro, ser existe una comunidad jurídica o científica que determine el curso de las deci-
Papa, gobernador de todos los hombres. siones. Tengamos en cuenta que en el momento en que Toulmin hacía estos

(S) Dios creó el cielo, la tierra y a los


hombres. 8. Toulmin tiene una visión romántica de la actividad artística; no tiene en cuenta que pese al
individualismo que caracteriza ciertas producciones artísticas hay pautas colectivas que condicio-
nan su labor no solamente en lo referido a asuntos técnicos. Existen instancias sociales de legiti-
mación, como pares reconocidos, editoriales, galerías, academias, universidades y otras institu-
ciones sociales, que son las que en definitiva inciden en la determinación del valor estético.
74 María Elena Bitonte y Teresita Matienzo La razonabilidad como garantía en la teoría de Stephen Toulmin 75

planteos él observaba una gran fragmentación entre las distintas esferas ar- Esto se relaciona con la multiplicidad de lecturas que permite una obra de
gumentativas del campo del arte: arte, teniendo en cuenta que cuantas más interpretaciones o niveles de análi-
sis admita se la considera más rica y elaborada, a diferencia de la obra cientí-
Las especulaciones desarrolladas por la teoría estética, por ejemplo, fica que debe presentar una lectura unívoca.
tienen poca conexión con la crítica periodística de obras de arte; ésta es Un ejemplo de cómo funciona la argumentación en el arte lo presentan las
menor aún en relación con los problemas técnicos que deben resolver los distintas interpretaciones que la crítica ha hecho del cuento “Casa tomada” de
pintores, compositores y escritores. (Se dice que Pablo Picasso cierta vez Julio Cortázar. En este cuento, los personajes que habitan la casa oyen ruidos
declaró: “El único problema estético que puede discutir un artista es dón-
que sugieren una presencia extraña, no explicada, que hace que los hermanos
de comprar una lata de aguarrás decente”). Hoy, en el mundo del arte las
que protagonizan el relato vayan reduciendo progresivamente el espacio habi-
relaciones existentes entre artistas, galeristas, clientes y críticos son de
tal complejidad, que se producen múltiples ocasiones para discutir sobre table de la casa, para terminar abandonándola apresuradamente. El cuento,
asuntos artísticos. Pero tales discusiones se generan en círculos y foros básicamente, está armado sobre dos enigmas: quiénes hacen los ruidos y por
muy diferentes, muy independientes y que casi no se comunican entre sí. qué los hermanos no reaccionan. Es evidente que los hermanos saben quiénes
(Toulmin, 1984) hacen los ruidos, pero no el lector. Frente a este “no saber” la crítica ha presen-
tado tres interpretaciones posibles: la sociológica, la psicológica y finalmente
Según Toulmin, los patrones de razonamiento relativos al arte se estable- la mítica. La sociológica (expresada por críticos como David Viñas o Juan José
cen en tres foros distintos: 1) artistas que hablan entre sí de problemas técni- Sebreli) argumenta que en el contexto histórico de la Argentina de la década
cos; 2) observadores que discuten cuestiones interpretativas acerca de las obras, del 40, con el ascenso del peronismo al poder, el cuento refleja metafóricamen-
y 3) historiadores y sociólogos que debaten cuestiones teóricas acerca de una te el temor de la clase media a ser invadida por la clase baja. Para afirmar esto
obra y sus contextos. Es útil recordar, en este punto, que para Toulmin la se basa en datos como las rentas que recibían los hermanos, que podían vivir
validez es una noción que se construye en el interior de los campos. Lo que sin sobresaltos económicos. La segunda, una interpretación psicoanalítica,
interesa en el campo de la producción artística es reflexionar acerca del senti- sostiene que los ruidos que aterraban a los hermanos eran producidos por los
do de una obra y para eso es necesario abrir puntos de vista diversos e intere- antepasados de la familia, debido a que aquéllos constituían una pareja inces-
santes acerca de ella. La relación entre dato y conclusión en el campo artístico tuosa. Finalmente, la tercera interpretación, mítica, afirma que el cuento es
está lejos de ser estricta, pero el crítico o el lector pueden construir una lectura una metáfora de la expulsión de Adán y Eva del paraíso. Todas estas interpre-
convincente, la que siempre estará abierta a nuevos comentarios e interpreta- taciones encuentran datos, garantía y soportes para apoyar sus justificaciones
ciones. Los juicios estéticos nunca son cerrados. De ahí que la crítica artística y todas ellas pueden aspirar a la validez en el campo literario. Porque de lo
suele estar abundantemente modalizada. Nunca encontramos un argumento que se trata es de mostrar un punto de vista legítimo pero no único. En el
categórico, del tipo “D entonces necesariamente C”, sino “D entonces (como campo literario los razonamientos no buscan razones necesarias sino plausi-
resultado de atenernos a tal aspecto) posiblemente C”. En suma, los argumen- bles y argumentos que apoyen puntos de vista que iluminen distintas perspec-
tos estéticos son convincentes en cuanto añaden un punto de vista interesan- tivas para percibir aspectos insospechados en las obras de arte.
te, y no por ser formalmente rigurosos: Para concluir este punto, en las páginas 76 y 77 ofrecemos un cuadro cuyo
propósito es esclarecer cómo entiende Toulmin algunas características relati-
Entonces, ¿no existen demandas de racionalidad en la discusión esté- vas a los distintos campos, sin pretender establecer una escala jerárquica de
tica? Digamos al respecto que tales demandas tienen más que ver con la los niveles de racionalidad o de formalización de los mismos:
riqueza de vocabulario, el candor y la descripción de los hechos, que con
el rigor matemático de los argumentos utilizados en la geometría. El aná-
lisis crítico de un filme nos convence –si lo hace– no porque sea el resul- Conclusiones
tado de una deducción formal, sino gracias a estar construido con un
lenguaje elaborado y presentarnos una consistente cadena de hechos re-
Este artículo no ha tenido otra pretensión que la de ser una reseña crítica
lativos a la película en cuestión. Ninguna de estas aserciones fácticas
“prueba” una hipótesis; pero en su conjunto estos hechos individuales de una teoría tan vasta como la de Stephen Toulmin, orientada por las pregun-
tienen el poder de presentar una vívida, persuasiva y bien sustentada tas planteadas al inicio de este trabajo: ¿cuándo puede considerarse que una
visión de la obra. (Toulmin, 1984) justificación es suficiente?, y ¿cuándo puede considerarse que una justifica-
ción es razonable? Si bien la respuesta no es simple, podemos sugerir que la
76
Campo Legal Científico Estético Económico Ético

Foros Tribunal, Corte, Institutos, Museos, galerías, Empresas, mercado Transversal


Legislatura laboratorios, editoriales,
congresos academias

Objeto Asuntos legales Investigar, Asuntos estéticos: Asuntos económicos, Acción humana
preservar y divulgar técnicas, materiales; administración de
saberes sobre la crítica; historia y empresas
naturaleza y el mundo teoría del arte

Procedimiento Aserciones rigurosas Métodos Relativización de los Procedimientos Problematizar acerca


y determinantes cuali-cuantitativos, juicios estratégicos de lo bueno/malo,
cálculo, inferencia, justo/injusto,
tecnología correcto/incorrecto

Funcionamiento Análisis de las Demostrar teorías Explicación de la Toma de decisiones Reflexión sobre los
evidencias significancia de una para incrementar principios que rigen
afirmación ganancias las acciones de
los hombres en cada
contexto de actuación

María Elena Bitonte y Teresita Matienzo


Objetivos Probar, ganar Dar cuenta de Esclarecimiento Lograr acuerdo entre Arbitrar en las
un litigio fenómenos las partes. diversas esferas
Persuadir prácticas

Grados de Alto grado de Alto grado de Menos regulado Restricciones del Bajo grado de
formalización formalización formalización y ritualizado mercado, riesgo formalización
económico

Grados de precisión Convicción Diversos grados de No busca establecer Búsqueda de Se busca obtener
exactitud, dependiendo lo “correcto” y precisión (apoyo a partir de éticas
de la ciencia lo “incorrecto” del en estadísticas, aplicadas y de
tema debatido proyecciones) “tribunales de ética”

La razonabilidad como garantía en la teoría de Stephen Toulmin


Formas de Depende de la Depende del rigor Depende de la Depende de la Depende de la
validación adecuación a metodológico riqueza del información fáctica situación
procedimientos vocabulario (datos
formales y la descripción cuantitativos)

Modos de resolución Veredicto, Debate y búsqueda Abierta. Producción Táctica, efectiva, Problemática
dictamen, mediación, colectiva de la de sentidos múltiples inmediata
conciliación verdad

Fuerza Objetividad jurídica. Objetividad científica Subjetividad Competitividad, Relativización


Ecuanimidad excelencia,
optimización de
recursos

Características Adversativo Consenso Individualismo Negociación Búsqueda


del intercambio de consenso
77
78 María Elena Bitonte y Teresita Matienzo La razonabilidad como garantía en la teoría de Stephen Toulmin 79

razonabilidad no depende únicamente de criterios “internos” al discurso ni convicción sustantivos y las proposiciones que defendemos como “razo-
únicamente de criterios “externos”. Según nuestro planteo inicial, el lugar de nes lógicas” para nuestras conclusiones no son más que los esqueletos
la razonabilidad en una teoría de la argumentación puede ubicarse en el texto, abstractos del “razonamiento” que, aquí y ahora, lograrán convencer a su
el contexto, el auditorio o el argumentador. Al revisar la teoría de Toulmin público. (Toulmin, 2003: 54)
advertimos que: a) la razonabilidad depende del texto o –para ser más fieles a
la concepción de Toulmin– del discurso, es decir, de su organización de acuerdo Se puede entender, en esta línea, la razonabilidad como un proceso de cons-
con la estructura de seis módulos conectados según un esquema de apoyos trucción de la verdad y de la validez de los argumentos que involucra aspectos
cuyo grado de generalidad es progresivo. En este sentido, el modelo, cuya pie- pragmáticos y sociales (en consonancia con Wittgenstein y Peirce). Con esto,
za fundamental es la garantía o ley de pasaje, focaliza el proceso de produc- Toulmin se ubica a la vanguardia de las corrientes que integran el giro prag-
ción de argumentos. b) La razonabilidad depende del contexto o, antes bien, de mático, a partir de las cuales el texto no es, por sí solo, el único responsable de
la situación, ya que la fuerza de las justificaciones no es independiente de las la validez de un argumento sino que tanto la situación argumentativa como el
circunstancias que envuelven el discurso y de las reglas que rigen cada juego argumentador, que tiene la obligación de justificar sus afirmaciones, y el con-
de lenguaje o campo involucrado. c) En cierta medida, la razonabilidad se basa traargumentador, que tiene el derecho de exigirlas, constituyen aspectos in-
en el auditorio en tanto que, como está visto, se trata de un modelo justifica- soslayables del modelo.
dor. En efecto, aunque hay autores que creen que el de Toulmin es un modelo
monologal de la argumentación (Plantin, 2005: 19: ss.) porque no hay una
reflexión sobre la interacción argumentativa, podemos afirmar que la conside- Bibliografía
ración de los elementos modalizadores, las restricciones y el peso que tiene la
ARISTÓTELES (1990), Retórica, Barcelona, Gredos
instancia de justificación nos hablan de una teoría pensada en función de un
MARAFIOTI, R. (2004), Charles S. Peirce. El éxtasis de los signos, Buenos Aires, Biblos.
interlocutor, por lo menos presente virtualmente, que cuestiona, rechaza o
– (2005), Los patrones de la argumentación, Buenos Aires, Biblos.
duda. d) Por último, de las cuatro variables dependientes que giran en torno a MEYER, M. (2004), La rhétorique, París, Presses Universitaires de France.
la razonabilidad, consideramos que la que tiene menos peso en términos retó- PLANTIN, C. (1990), Essais sur l’argumentation, París, Kimé.
ricos es la del orador. Pero que no tenga peso retórico en la teoría no significa – (2005), L’argumentation. Histoire, théories et perspectives, París, Presses Universi-
que no tenga valor en absoluto. Es cierto que, desde este encuadre, un pedido taires de France.
de justificación no es producto solamente de la voluntad de persuadir y que la ROLANDO, L. (2005), “La teoría de Toulmin: una lectura crítica”, en Vigencia de la argu-
figura del argumentador no está planteada en términos de las virtudes que mentación, Buenos Aires, Proyecto.
debe expresar el orador o de la construcción de un ethos sino solamente en TODOROV, T. (1982), La conquête de l’Amerique. La question de l’autre, París, Seuil.
términos de un sujeto que expone un punto de vista sobre el mundo. Vale TOULMIN, S. (1972), La comprensión humana, Madrid, Alianza.
señalar, con todo, en este sentido, las derivaciones éticas de su teoría, en la – (1984), An Introduction to Reasoging, Nueva York, Macmillan.
– (2003), Regreso a la razón. El debate entre la racionalidad y la experiencia y la prác-
medida en que si cada sujeto toma conciencia de que al emitir una afirmación
tica personales en el mundo contemporáneo, Barcelona, Península.
lo que hace es proponer su visión de los hechos y no verdades absolutas e
– (2007), Los usos de la argumentación, Barcelona, Península.
intemporales, está abierto a justificar las condiciones de su perspectiva, ale- TUTESCU, M. (2003), L’argumentation. Introduction à l’étude du discourse, Universita-
jándose del reduccionismo y del absolutismo cultural. tea din Bucuresti; http://ebooks.unibuc.ro/lls/MarianaTutescu-Argumentation/
No podemos dejar de destacar, al final de este recorrido, que uno de los index.htm.
aportes de Toulmin es haber ampliado el dominio de la lógica, no considerando VAN EEMEREN, Frans y Peter HOUTLOSSER (eds.) (2002), Dialectic and Rhetoric. The
a la razón como garante última de legitimación, desechando los procedimien- Warp and Woof of Argumentation Analysis, Kluwer, Academic Publishers.
tos deductivos y las proposiciones “desitiadas” y recurriendo, en cambio, a una ZAMUDIO, Bertha y María Elena BITONTE (2008), “La concepción de la retórica en dos
instancia social de regulación: teorías que sostienen conceptualizaciones opuestas del sujeto de la argumentación”,
Actas del III Congreso Internacional “Transformaciones culturales: debates de la
Una vez que hayamos entendido de qué trata una argumentación con- teoría, la crítica y la lingüística”, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de
creta, podremos entonces preguntarnos sobre qué datos se apoyan sus Buenos Aires, 4-6 de agosto de 2008.
tesis, cuán sólidamente la respaldan éstos y hasta qué punto resultan
convincentes esas tesis […] Así, el mundo de la validez, el sentido y la
coherencia formales apenas solapan al de la prueba, el testimonio o la
La disuasión como técnica retórica de creación de una
“disposición general a la inacción”*

Emmanuelle Danblon

En este trabajo, empiezo con la aseveración de que el título de la sesión de


International Association for the Study of Controversies (IASC), “Refutación y
disuasión”, supone la siguiente analogía:

Argumentación Refutación

Persuasión Disuasión

La persuasión es generalmente concebida como un modo de crear una dis-


posición general a la acción. En un marco deliberativo democrático (Elster,
1998), la argumentación es pensada como un modo democrático de alcanzar
decisiones colectivas, además de negociar y votar. En este sentido, la argu-
mentación se entiende como un modo de conducir a la acción. Como Jon Elster
(1984) señala, la transformación de preferencias por medio de la deliberación
racional es una meta ostensible de la argumentación. Siguiendo esta idea,
trataré de describir dos nociones diferentes de “disuasión”. La primera es un
caso particular de persuasión; la segunda, como veremos, es más compleja
desde un punto de vista cognitivo.
Empecemos con el primer caso. Consiste en “disuadir a alguien de hacer
algo”. Tal noción de disuasión es simplemente el equivalente negativo de la
persuasión entendida como un modo de conducir a una decisión o, al menos, a
una disposición general a la acción.
Consideremos una muestra de casos simples:

* Traducción de Sylvia Nogueira (Universidad de Buenos Aires).

[ 81 ]
82 Emmanuelle Danblon La disuasión como técnica retórica 83

(1) “Si Louis sostiene el juramento que ha declarado a su hermano Charles y Figura 1
Charles, mi señor, por otro lado, lo quiebra, y si yo no puedo disuadirlo de
Marco retórico clásico
ello –ni yo ni nadie que yo pueda disuadir de ello–, entonces yo no lo Transformación de preferencias
ayudaré de ningún modo contra Louis” (Juramento de Estrasburgo).
(2) Grupos de Naciones Unidas buscan disuadir a Irán de la campaña nu-
clear.
(3) Cómo disuadirse a usted mismo de volverse un blogger.
(4) Bush intenta disuadir a Olmert de una solución unilateral del West Bank. Logos Fundamento (topoi)
El presidente Bush se ha encontrado con Ehud Olmert en un intento de
Deliberación Argumentación Utopía
alejar al primer ministro israelí de su plan de imponer un asentamiento
Refutación
territorial con los palestinos.
(5) ¿Cómo puedo disuadir a mi hijo de morder su labio inferior?
Actitud hacia la acción Persuasión
Disuasión 1
En todos estos casos, se puede observar la presencia de la preposición “de”,
que indica intuitivamente un distanciamiento de una acción que es presu- Ethos
puesta. Esta acción tiene, al menos, existencia en la mente tanto del hablante Héroe (actante)
como del oyente. Pero la acción ya puede haber sido realizada, como en el caso
(5). En este sentido, el “disuadir” se puede interpretar como “abstener de” o Pathos
Indignación
incluso “detener”. En el ejemplo (4), la sinonimia con “detener” es evidente (móvil de la acción)
gracias a la segunda expresión, “alejar de”, que presupone que una acción
específica había sido planeada. Ahora bien, estas intuiciones tienen un funda-
mento gramatical en la noción lingüística de un caso “abstrumental” como fue
descripto por Peter Hook (1983).1 Hook señala que el caso abstrumental ex- están orientados hacia la acción. En verdad, una construcción positiva del ethos
presa un movimiento centrífugo que converge con mi intuición acerca de las generalmente se obtiene gracias al carácter heroico en el que la virtud más
estructuras de “disuadir de”. En tal estructura, se observa que alguien se aleja importante es el coraje para la acción. Por otro lado, el pathos generalmente se
de una acción que hasta entonces estaba planeada. alcanza creando indignación en la audiencia. Ahora bien, la indignación es el
Reemplacemos ahora esta noción de disuasión con un marco argumentati- resorte principal de la acción política.
vo más global. Llamémoslo “disuadir 1”. En este modelo, tanto el disuadir Semejante descripción intenta captar el fundamento antropológico del mo-
como el persuadir presuponen una acción posible, sea deseable o indeseable. delo retórico clásico. Como podemos ver, está totalmente orientado hacia la
En todo caso, los medios que son utilizados para lograr o abandonar una acción. Al respecto, disuadir 1, tal como se describió, es una manifestación
acción están vinculados con la deliberación como una alternativa de la fuerza. retórica de este fundamento antropológico, puesto que desde un punto de vista
Podemos representar la estrategia completa en el marco de un modelo retó- léxico presupone el concepto de acción. Esta realidad lingüística fue descripta
rico general (figura 1). gracias a la estructura abstrumental.
Como traté de mostrar en la figura 1, todo el sistema retórico clásico se Consideremos ahora disuasión 2. Como veremos, la complejidad relativa
orienta hacia la acción. Al respecto, el fundamento2 es un requisito del modelo, de disuasión 2 se debe potencialmente a una transformación de este funda-
ya que la noción de utopía representa una creencia general de que las cosas mento antropológico en la retórica contemporánea (Gauchet, 2000; Danblon,
pueden mejorar gracias a la acción humana. Además, ethos y pathos también 2005).
Lejos de ser, como en el caso de disuasión 1, un modo retórico de alejar de
una acción, trataré de describir disuasión 2 como un modo retórico de crear
1. Agradezco a Fabienne Martin por esta referencia y la importante discusión sobre el caso “abs- una disposición general a la inacción. Como tal, la disuasión 2 puede ser en-
trumental”. Véase también Martin (2003), Martin y Dominicy (2004). tendida como un modo de alcanzar una “no decisión”, algo más complejo que la
2. Considero la noción de fundamento como la describe Stephen Toulmin en su esquema argumen- falta de decisión o el abstenerse de una decisión.
tativo, esto es, el campo donde anclan los lugares comunes de una sociedad dada. Sobre utopía y
desencanto como respaldos retóricos, véase De Jonge (2007).
De acuerdo con la teoría de Elster sobre la subversión de la racionalidad, la
84 Emmanuelle Danblon La disuasión como técnica retórica 85

gente a veces prefiere adoptar “preferencias adaptativas”. Más que actuar en Figura 2
el mundo, transforma sus creencias. Este punto se ilustra con la famosa pará-
Marco retórico contemporáneo
bola de las uvas agrias (Elster, 1984). En esta parábola, un zorro trata de Transformación de preferencias
tomar unas uvas, pero no puede. Luego afirma que las uvas están agrias
de modo tal que se disuade 2 de tratar de alcanzarlas. De acuerdo con Elster,
tal preferencia adaptativa ocurre inconscientemente. Este estado mental, que
propongo llamar disuasión 2, consiste en influir sobre una creencia para redu-
cir la tensión debida a un deseo que es imposible de satisfacer: el zorro actúa Logos Fundamento (topoi)
como si las uvas estuvieran agrias, mientras inconscientemente todavía cree
Deliberación Evasión del Desencanto
que están maduras pero son inalcanzables.
debate
Ahora bien, hay un punto de contacto entre disuadir 1 y disuadir 2. En
ambos casos, una acción resulta indeseable aunque fue primero deseable. Pero
la diferencia fundamental radica en que con disuadir 2 el agente actúa como Actitud hacia la acción Persuasión
Disuasión 2
si3 eso nunca hubiera sido así. Este estado mental puede ser cotejado con la
noción de resentimiento, es decir, una emoción paradójica que consiste en re- Ethos
chazar algo porque se percibe que es inalcanzable. Pero, al mismo tiempo, este Víctima (“paciente”)
rechazo de todos modos implica que el estado de situación sigue siendo desea-
ble, aunque no es consciente. Pathos
Resentimiento
Además, en la teoría de la racionalidad de Elster, tales estados mentales (disposición a la inacción)
pueden ser descriptos gracias a la teoría de una mismidad múltiple de modo
tal que no es irracional creer “-P” mientras inconscientemente se sabe “P”.
Esto se ilustra a la perfección con la parábola de las uvas agrias: el zorro cree
que las uvas están agrias y, al mismo tiempo, sabe que están maduras. A par- Primero de todo, hay que leer esta figura manteniendo en vista permanen-
tir de este complejo estado mental, se puede afirmar que el zorro se disuade 2 temente que cada uno de sus componentes conlleva un vínculo implícito con su
de buscar las uvas. contrapartida en el modelo clásico.
Ahora bien, mantengamos en mente la noción de disuasión 2 tal como se En ese marco, la actitud hacia cada componente del modelo clásico es evoca-
acaba de describir. da de manera paradigmática por la parábola de las uvas agrias, es decir, una
Mi hipótesis será que tal concepción de la disuasión puede ser útil para actitud paradójica que consiste en no desear algo mientras inconscientemente
captar la propensión de la retórica contemporánea, especialmente en Europa se asume que es en verdad deseable. Examinemos esta situación en detalle.
occidental, que tiene la reputación de estar “desencantada” (me refiero aquí a Empecemos con el componente fundamento, que se actualiza con la noción
la idea de Marcel Gauchet, “désenchantement du monde”). De acuerdo con de “desencanto”. Esta noción tiene que ser considerada como el equivalente
algunos autores, esta situación se puede considerar como la expresión de una negativo de utopía (De Jonge, 2007). La gente desencantada se comporta con
importante transformación antropológica (Gauchet, 2000). Tal transformación la utopía como el zorro con las uvas: en tanto están maduras pero inalcanza-
potencial tiene algunas consecuencias cruciales en el marco retórico (Danblon, bles, es mejor considerar que están agrias. Tal actitud apunta a reducir una
2005). tensión entre creencias y deseos. En otras palabras, el desencanto consiste en
Intentaré desarrollar esta hipótesis por medio de la figura 2, donde se ubi- abandonar un deseo que de todos modos se mantiene presupuesto en la nega-
ca la disuasión 2: ción. Desde este punto de vista, el desencanto es un “no creer en la utopía” que
de todas maneras presupone la utopía.4
Desde este fundamento, se comprende con facilidad que el nuevo marco
retórico padece una transformación radical que conduce a una disposición ge-

3. Este como si es diferente del mecanismo “como si” que he tratado de describir en otros trabajos
(Danblon, 2002, 2006). La diferencia fundamental entre ambas clases de mecanismo de como si
descansa sobre el hecho de que en el primer caso la transformación de la realidad es inconsciente, 4. Tomo este análisis de Elster (1984), quien describe a los ateos que discuten ferozmente la
mientras que en el segundo caso es intencional y manifiesta. existencia de Dios. En cierto sentido, ellos son una especie de “seudo no creyentes”.
86 Emmanuelle Danblon La disuasión como técnica retórica 87

neral a la inacción. En verdad, la inacción se vuelve el paradigma de este Esto corresponde a la figura del resentimiento que conduce a una acción
nuevo escenario retórico en el que cada acción es considerada indeseable en abortiva crónica, es decir, a una disposición general a la inacción.
tanto es inalcanzable. Finalmente, me gustaría ofrecer un cuadro sintético de las dos especies de
Atendamos ahora al componente del logos en este marco. Desde este punto disuasión:
de vista, el logos consiste sintomáticamente en la evasión del debate en su
naturaleza necesariamente controversial. Disuasión 1 Disuasión 2
En segundo lugar, el ethos heroico tradicional es reemplazado por el ethos
de la víctima (la victimización es en verdad el paradigma del paciente sufrido Definición Abstenerse de una acción Disposición a la inacción
que es en esencia incapaz de reaccionar contra la injusticia). Tal aspecto del
Fundamento Utopía Desencanto
ethos es descripto desde un punto de vista político por Gauchet, quien supone
que el mundo occidental contemporáneo está marcado de manera crucial por Estado mental hacia la acción Posible de alcanzar Imposible de alcanzar
la desaparición del héroe como figura colectiva. Indeseable Deseable / Como si
Tercero, en este marco, el pathos consiste esencialmente en la emoción pa- indeseable
radójica del resentimiento. Tal emoción conduce una disposición esencial a la
inacción, que propongo llamar “disuasión 2”. Se puede observar que cada com-
ponente de este marco retórico contemporáneo tiene la misma estructura do- Bibliografía
ble que “disuasión 2”.
Finalmente, la descripción de este marco permite una mejor comprensión DANBLON, E. (2002), Rhétorique et rationalité. Essai sur l’émergence de la critique et de
de la transformación de preferencias. Si utopía se considera inalcanzable, cada la persuasion, Éditions de l’Université de Bruxelles.
intento de actuar necesariamente conduce al desencanto. – (2005), La fonction persuasive. Anthropologie du discours rhétorique. Origines, ac-
Concluiré ahora con un breve análisis de una oración. Fue escrita en uno tualité, París, Armand Colin.
de los edificios de nuestra universidad unas semanas atrás. La oración es la – (2006), Argumentation et narration, edité par Emmanuelle Danblon, Emmanuel de
siguiente: Jonge, Ekaaterina Kissina et Loïc Nicolas, Editions de l’Université de Bruxelles.
(2007), “Persuasion: Between Trope and Truth”, en B. Nerlich et al. (eds.), Tropical
Truth. The epistemology of metaphor and other tropes, Berlín, Mouton de Gruyter.
La société ayant détruit toute aventure, la seule aventure possible est DE JONGE, E. (2007), “A rhetorical approach to the ideal of tolerance in European de-
de détruire la société. (La sociedad ha destruido toda aventura. La úni- mocracies”, Acts of the 5th International Roundtable for the Semiotics of Law, In-
ca aventura posible es entonces destruir la sociedad)5 ternational Journal for the Semiotics of Law, e/p.
ELSTER, J. (1984), Ulysses and the Sirens: Studies in Rationality and Irrationality,
Podemos dividir la oración en dos partes: la primera expresa la (seudo) Londres-Cambridge, Cambridge University Press.
negación de utopía. La segunda expresa las consecuencias del desencanto que – (1998), Deliberative Democracy, Cambridge University Press.
conduce a disuasión 2. GAUCHET, M. (1985), Le désenchantement du monde, París, Gallimard.
Aquí, disuasión 2 se expresa por medio de un proyecto inalcanzable, es – (2000), La démocratie contre elle-même, París, Gallimard.
decir “destruir la sociedad”. Tal “seudoacción” puede ser analizada gracias a HOOK, P.E. (1983), “The English abstrument and Rocking Case Relations”, Papers of
nuestro segundo marco, que fue inspirado por la teoría de Elster de la raciona- the Nineteenth Regional Meeting, Chicago Linguistic Society, pp. 183-194.
MARTIN, F. (2003), “Genitives of Substance and Locative Verbs in French”, en J.-Y.
lidad. La gente desencantada reacciona frente a la utopía como los ateístas
Kim, B. Partee, y Y.A. Lander (eds.), Possessives and Beyond. Semantics and Syn-
contra Dios. Luchar contra la existencia de Dios mentalmente presupone de tax, Amherst, GLSA Publications, University of Massachusetts Occasional Papers,
todos modos su existencia. Del mismo modo, luchar contra utopía presupone pp. 411-426.
mentalmente de todos modos la utopía. – y M. DOMINICY (2004), “Perspectives et vérité dans la narration: les propositions
En consecuencia, luchar se vuelve un modo de ser un seudo no creyente. cachées”, en J.-M. Gouvard (ed.), De la langue au style, París, Honoré Champion,
pp. 171-214.
TOULMIN, S.E. (1958), The Uses of Argument, Cambridge University Press.

5. Se conservan aquí los cambios que Danblon introduce en su traducción al inglés de la oración
fuente, que cita en francés. [N. de la T.]
Una reconstrucción normativa de los
argumentos de apelación a lo razonable1
en la justificación de las decisiones judiciales*

Eveline T. Feteris

Introducción

En las argumentaciones2 legales lo razonable tiene un papel importante.


Los jueces suelen apelar a la razonabilidad en “casos difíciles” en los cuales
existe una tensión entre la exigencia formal de la justicia de tratar casos simi-
lares de manera similar y la exigencia de equidad (o justicia sustancial) de
hacer justicia de acuerdo con las particularidades del caso concreto. En tales
situaciones, los jueces suelen utilizar un argumento de apelación a lo razona-
ble para justificar que se debería hacer una excepción a la regla general para
el caso concreto. No obstante, se plantea el problema de cómo deben los jueces
justificar la manera como ponen en juego su espacio de discrecionalidad en
una situación en la cual se apartan del significado literal de una regla general
y establecen el significado de la norma para el caso concreto a partir de consi-
deraciones basadas en lo razonable y lo justo. La pregunta central que respon-
deré en este trabajo es en qué consiste exactamente una justificación adecua-
da de apelación a lo razonable desde la perspectiva de la aplicación de la ley en
una discusión jurídica racional.3
Aunque se considera que los argumentos de apelación a lo razonable son
una forma importante de argumentación para defender decisiones judiciales

1. Con la expresión “argumentos de apelación a lo razonable” traducimos la expresión arguments


from reasonableness del original. La decisión de traducción apela a la analogía con los tipos de
falacias no porque aquí se argumente que este tipo de argumentos sea falaz (aunque sea necesa-
ria la justificación normativa de tales argumentos) sino por la familiaridad de la construcción que
hace posible así una lectura más fluida. [N. de la T.]
* Traducción de Andrea Pac (Universidad Nacional de la Patagonia Austral).
2. Traducimos el término argument como “argumento” o “argumentación” según el sentido en
cada caso y el término argumentation siempre como “argumentación”. [N. de la T.]
3. Dada la ambigüedad del término law, traducimos como “la ley” o “el derecho”, según el caso.
Asimismo, legal es traducido como “legal” o “jurídico. [N. de la T.]
[ 89 ]
90 Eveline T. Feteris Una reconstrucción normativa de los argumentos de apelación a lo razonable 91

en un caso difícil, en la literatura legal se ha prestado poca atención a los En la mayoría de los sistemas legales está permitido hacer tales excepcio-
estándares que subyacen en la justificación de una decisión de ese tipo. Echar nes mediante una apelación a lo razonable y lo justo.4 La idea general por la
luz sobre esos estándares es importante desde la perspectiva de la racionali- cual sería aceptable hacer una excepción a la norma legal en virtud de la razo-
dad de la aplicación de la ley, puesto que sólo basándose en dichos estándares nabilidad y la justicia es que el resultado de las decisiones legales debe ser
es posible decidir si un juez ha usado su poder discrecional de manera acepta- razonable y justo. La exigencia de razonabilidad supone que un juez debería
ble. Con el fin de establecer los estándares de un uso adecuado de los argu- tratar los casos similares de manera semejante y los casos disímiles de mane-
mentos de apelación a lo razonable, desarrollaré un modelo argumentativo ra diferente. La exigencia de lo justo supone que el juez debería aplicar la ley
que pueda ser utilizado para el análisis y la evaluación de los mismos. de manera tal que se haga justicia a las particularidades del caso concreto.
En este trabajo procederé como sigue. En primer lugar, discutiré el contex- Habitualmente, un juez puede cumplir con estas exigencias constatando
to legal del uso de argumentos de apelación a lo razonable y lo justo y estable- que las condiciones de una norma legal general sean satisfechas. El problema,
ceré bajo qué condiciones constituyen una justificación aceptable para una no obstante, es qué debe hacer el juez cuando las condiciones de una norma
decisión judicial. Luego desarrollaré un modelo argumentativo para el análi- legal son satisfechas pero considera que su aplicación no sería razonable ni
sis y la evaluación de argumentos legales de apelación a lo razonable que haga justa (o cuando las condiciones no son satisfechas pero aun así la aplicación de
posible explicitar las elecciones y los supuestos subyacentes. Finalmente, apli- la norma es razonable y justa).
caré este modelo argumentativo a un ejemplo del derecho holandés en el cual Cuando un juez considera que debería hacerse una excepción por apelación
esta forma de argumentación es utilizada, y estableceré en qué sentido es po- a lo razonable y lo justo, puede hacer la norma más concreta, puede comple-
sible considerar que este modelo ofrece una contribución aceptable para la mentarla, o puede corregirla de manera tal que se formule una nueva norma
discusión racional legal. para el caso concreto. Al crear una nueva “norma de excepción”, el juez intenta
responder tanto al requerimiento de la justicia formal de que los casos simila-
res deben ser tratados de manera similar, como a la exigencia de que es justo
El papel de los argumentos de apelación a lo razonable que las circunstancias del caso concreto sean tenidas en cuenta. La idea que
en la discusión jurídica subyace en esto es que el legislador hubiera incluido una excepción general
para situaciones como las del caso concreto si las hubiera previsto.
Los jueces hacen uso del argumento de apelación a lo razonable con el fin Por esta razón, es obligación del juez formular la norma de excepción para
de justificar que en una situación concreta debería hacerse una excepción a la el caso concreto.
norma para evitar un resultado inaceptable. La necesidad del argumento de Al hacer una excepción, el juez no puede referir a la formulación literal de
apelación a lo razonable para este fin puede ser encontrada ya en la literatura la norma. Sin embargo, puede invocar el fin de la norma y/o los principios
clásica con Aristóteles, quien sostiene que una apelación a la “equidad” puede jurídicos generales para mostrar que la “nueva” norma es acorde con el “espí-
ser utilizada como argumento para justificar la excepción de la aplicación de ritu” de la ley. El problema que surge en este contexto es cómo puede el juez
una norma legal universal en un caso concreto, cuando la misma arrojaría un ofrecer una justificación adecuada de su poder discrecional para formular tal
resultado inaceptable. norma de excepción.
Un juez está autorizado a corregir la ley apelando a la “equidad” si ésta En la teoría jurídica moderna los argumentos basados en lo razonable son
fuera injusta en virtud de su generalidad. Según Aristóteles (Ética Nicoma- considerados una forma de argumentación teleológico-evaluativa, esto es, un
quea, Libro V, X), en tales casos la equidad se equipara a la justicia al corregir tipo de argumentación cuya interpretación está justificada por referencia a los
la injusticia que causaría la estricta aplicación de una norma universal en un fines y los valores que la norma tiende a realizar.5
caso determinado. Desde esta perspectiva se lo considera un argumento basado en una inter-
Una perspectiva similar es la defendida por Chaïm Perelman, quien argu- pretación teleológica objetiva, en el cual la interpretación se justifica por refe-
menta que la razonabilidad es una exigencia para que el juez aplique la ley de rencia a un legislador racional que no hubiera querido que la aplicación de la
manera justa, esto es, la exigencia de tratar los casos similares de manera norma condujese a un resultado inaceptable. La intención del legislador pue-
similar y los casos desemejantes de manera desemejante. Esto puede resultar
en la obligación de no aplicar la norma legal siempre que su aplicación fuera
incompatible con el fin racional de la misma. Un legislador racional no puede 4. Véase Martijn Hesselink (1999) para un panorama del rol de la razonabilidad y la justicia (la
haber tenido nunca la intención de que la aplicación de una norma condujera buena fe) en el derecho Europeo.
a un resultado que estuviera en conflicto con su fin. 5. Véase Neil MacCormick y Robert Summers (1991: 524 ss.) y Neil MacCormick (2005: 132 ss.)
92 Eveline T. Feteris Una reconstrucción normativa de los argumentos de apelación a lo razonable 93

de ser reconstruida invocando los fines y los valores puestos en juego en los Y
principios jurídicos generales que subyacen en el área del derecho en cues-
tión,6 Desde esta perspectiva, cuando un juez utiliza una argumentación te- 2. La aplicación de la norma X en su sentido literal X” no es razonable ni
leológico-evaluativa, debe justificar su decisión argumentando que, a la luz de justa.
los intereses involucrados en el caso concreto, la aplicación de la norma en su 2.1. La aplicación de la norma X en su sentido literal X” conduce a un
sentido estrictamente literal hubiera arrojado consecuencias inaceptables desde resultado inaceptable.
el punto de vista de los fines y los valores que la norma pretende realizar.7
A partir de estas consideraciones, en lo que sigue desarrollaré un modelo Esta reconstrucción del punto de vista complejo y del principal argumento
argumentativo del peso de la prueba para el uso de los argumentos de apela- hace justicia al hecho de que sobre el juez recae la carga de la prueba para
ción a lo razonable en casos donde los jueces hacen una excepción a la norma. defender un punto de vista complejo consistente en la preferencia por una
Para ellos se hará una reconstrucción de la argumentación compleja que sub- interpretación enmendada y el rechazo de la interpretación literal.
yace en sostener que la aplicación de una norma en particular no es razonable La carga implica que el punto de vista debe ser apoyado con una argumen-
y que no es justo aplicarla en el caso concreto porque ello conduciría a un tación subordinada en la cual el juez especifique por qué la interpretación 1
resultado inaceptable que es incompatible con los fines y los valores de la nor- preferida es coherente tanto con ciertos fines o valores que pueden ser recons-
ma en vista de las circunstancias del caso concreto. truidos a partir de principios jurídicos generales subyacentes en el área del
derecho relevante, como con los intereses personales y sociales implicados en
el caso concreto. Debe también justificar por qué la interpretación 2 rechazada
Un modelo argumentativo de de la carga de la prueba es incompatible con ellos. Estas consideraciones, a su vez, deben estar apoya-
de un juez que utiliza un argumento de apelación a lo razonable das en argumentos que especifiquen el contexto legal y factual de estas argu-
mentaciones.
Un juez que argumenta que la aplicación estricta de una norma en el caso Una reconstrucción esquemática de la argumentación compleja en apoyo
concreto sería inaceptable, porque sería incompatible con lo razonable y lo justo, del punto de vista puede ser presentada como sigue:
lo hace en el contexto de una disputa en la cual una parte argumenta que la
norma R debe ser aplicada en su sentido literal R” y la otra parte argumenta (2)
que en el contexto del caso concreto la norma R no debe ser aplicada en su 1. La aplicación de la norma X en su sentido enmendado X’ es razonable
sentido literal R” sino en un sentido enmendado con una excepción R’.8 Para la y justa en el caso concreto.
carga de la prueba de un juez que quiere hacer una excepción, esto implica que 1.1. La aplicación de la norma X en su sentido enmendado X’ conduce a
debe justificar por qué en el caso concreto la regla R debe ser interpretada en el un resultado aceptable en el caso concreto.
sentido enmendado R’ y no en el sentido estricto R”. En el nivel principal, la 1.1.1a. La aplicación en el sentido enmendado X’ es compatible con los
decisión y la argumentación pueden ser reconstruidas como sigue: fines y los valores que la norma tiende a realizar.
1.1.1a.1. El sentido enmendado X’ es compatible con el principio jurídico
(1) general que subyace a las normas r1, r2…, rn.
1. La aplicación de la norma X en su sentido enmendado X’ es razonable 1.1.1b. La aplicación del sentido enmendado X’ es compatible con las
y justa. circunstancias del caso concreto (los intereses sociales y personales de
1.1. La aplicación de la regla X en su sentido enmendado X’ conduce a las partes involucradas en el caso concreto) C.
un resultado aceptable. 1.1.1b.1. Declaración de los intereses sociales y personales en el caso
concreto…

6. Véase MacCormick (2005: 114) acerca del papel de los valores como el fundamento de la evalua- El punto de vista 2, referido a que la aplicación de la norma X en el sentido
ción de las consecuencias jurídicas. literal X” conduce a un resultado inaceptable implicando que su aplicación no es
7. Véase MacCormick (2005: 114) acerca del papel de los valores como el fundamento de la evalua- razonable ni justa en el caso concreto, debería ser justificado de manera similar.
ción de las consecuencias jurídicas. Para una descripción detallada de las exigencias de la justifi- Esta reconstrucción de la carga de la prueba desde el punto de vista de una
cación en el contexto de los argumentos teleológico-evaluativos, véase Eveline Feteris (2005). justificación completa en el caso ideal muestra que la argumentación debe
8. Para una descripción más detallada de este modelo véase Feteris (2005). constar de al menos tres niveles.
94 Eveline T. Feteris Una reconstrucción normativa de los argumentos de apelación a lo razonable 95

El “núcleo” de esta justificación consiste en las argumentaciones del segun- Al establecer los requerimientos de lo razonable y justo, se deben
do y el tercer nivel donde se deben explicitar las elecciones y los supuestos tener en cuenta los principios jurídicos generalmente aceptados, las con-
subyacentes mediante la especificación de por qué el significado enmendado vicciones jurídicas generalmente aceptadas en los Países Bajos, y los
es coherente con la ley y con las circunstancias propias del caso concreto. intereses sociales y personales del caso concreto.
Esta reconstrucción de la carga de la prueba en el modelo argumentativo
de la carga de la prueba de un juez que utiliza un argumento basado en lo Estos artículos contienen normas que especifican en qué condiciones un
razonable clarifica sus obligaciones argumentativas. Muestra las condiciones argumento de apelación a lo razonable y lo justo es aceptable para justificar
para que un juez esté a la altura de su obligación formal de dar pruebas desde una excepción a una norma legal.
una perspectiva argumentativa. Que los argumentos sean aceptables des- Los artículos también especifican los factores que un juez debe mencionar
de una perspectiva material depende de los criterios de aceptabilidad en un para justificar la excepción.
campo específico del derecho. Fuera de los casos contemplados por este artículo, un juez puede hacer una
excepción a una norma, pero enfrenta una “carga de la prueba” más pesada
acorde con las obligaciones descriptas en la sección anterior. En primer lugar,
Análisis y evaluación del uso del argumento de apelación debe explicar por qué la aplicación estricta de la norma conduciría a un resul-
a lo razonable y lo justo en el derecho civil holandés tado inaceptable, especificando por qué tal aplicación sería incompatible con
la intención del legislador. En segundo lugar, debe especificar por qué una
Para ofrecer una demostración ejemplificadora de cómo el modelo argu- excepción sería compatible con ciertos elementos establecidos en el artículo
mentativo puede ser utilizado para analizar y evaluar casos concretos de ar- 3:12 del Código Civil ya mencionado tales como principios jurídicos general-
gumentos de apelación a lo razonable discutiré un caso reciente, representati- mente aceptados, y debe determinar cuáles son las condiciones del caso con-
vo de la forma en que la Corte Distrital Holandesa utiliza el argumento basa- creto que justifican la excepción mediante la exposición de los intereses socia-
do en lo razonable. La Corte decidió no aplicar una norma en un caso concreto les y personales relevantes.
sobre la base de la consideración de que se debería hacer una excepción dado En el ejemplo, denominado “nieto indigno”, la Corte utiliza un argumento
que su aplicación estricta hubiera tenido consecuencias inaceptables desde la de apelación a lo razonable y lo justo para justificar que la norma legal del
perspectiva de la razonabilidad y la justicia. Esta decisión se apoya en un artículo 4:889 del Código Civil holandés sobre el derecho del heredero a su
cierto grado de discrecionalidad del juez (porque limita el derecho del acusado porción legal de la herencia total no debería ser aplicada en el caso concreto.
a pedido de los demandantes) y en consecuencia es importante determinar si El nudo central es si alguien que ha sido condenado a prisión perpetua en
el modo en el cual justifica el uso de su discrecionalidad es aceptable desde el Australia porque ha matado a su padre y a la esposa de su padre, tiene dere-
punto de vista de la carga de la prueba que le corresponde. cho a la parte legal de sus padres en la herencia de su abuela. (Este ejemplo se
En el derecho civil holandés, en algunos casos un argumento de apelación a asemeja al famoso ejemplo usado por Ronald Dworkin sobre el caso “Riggs
lo razonable y lo justo es un argumento explícitamente reconocido como acep- versus Palmer” en el cual la corte deniega al nieto Elmer, quien ha matado a
table por el legislador. Por la cláusula 6:248, 2 del Código Civil holandés, el su abuelo, su herencia sobre la base del principio de que nadie debería benefi-
juez está autorizado para hacer excepciones a un acuerdo entre las partes ciarse del daño que ha inferido; Dworkin, 1986: 15-20).
basado en lo razonable y lo justo siempre que la implementación del acuerdo La Corte decide que la norma de la cláusula 4:889 y la cláusula 4:960 del
fuera inaceptable en las circunstancias concretas: Código Civil holandés, que dan a un niño el derecho a la parte legal de la
herencia de sus padres fallecidos, no es aplicable en este caso concreto porque
Cláusula 6:48, 2 conduciría a un resultado inaceptable desde la perspectiva del principio sub-
Un acuerdo que sea válido entre el acreedor y el deudor en base a la yacente referido a la indignidad en la ley de herencia: Corte Distrital de Haar-
ley, a una costumbre o un acto legal, pierde vigencia cuando fuera in- lem, 24 de julio de 2001, Nº 68989 (Corte de Justicia de Amsterdam, 15 de
aceptable desde la perspectiva de lo razonable y lo justo. agosto de 2002, Nº 1304/01, NJ 2003, 53).

En el Libro 3 del Código Civil holandés en la cláusula general del artículo 5.7. La situación excepcional de este caso no ha sido prevista por el le-
12 el legislador ha formulado la siguiente norma que especifica los factores gislador. Pero aun si lo hubiera sido, esto no excluye que en ciertas cir-
que están en juego en la determinación de lo que puede ser considerado razo- cunstancias el juez pueda apelar a la función “derogativa” de la razona-
nable y justo:
96 Eveline T. Feteris Una reconstrucción normativa de los argumentos de apelación a lo razonable 97

bilidad y la justicia si la aplicación de la ley condujera a un resultado da en lo razonable y lo justo porque la aplicación de la norma resultaría en una
inaceptable. consecuencia inaceptable que sería incompatible con el propósito y la preten-
5.8. La Corte considera que en este caso rigen tales circunstancias. La sión de la norma.
Corte sostiene que el acusado actúa en este caso en especial como here- La Corte hace lugar al reclamo y decide que este caso excepcional no ha
dero de la herencia legal de su abuelo y de su abuela porque ha matado sido previsto por el legislador (5.7) y que por esa razón en estas circunstancias
a su padre, el heredero en la primera línea de sucesión. […] excepcionales puede ser justificable la no aplicación de la norma sobre la base
5.10. Las normas que conciernen al carácter indigno en la ley de heren- de la función derogativa de la razonabilidad y la justicia. Apoyado en el princi-
cia explicitan el principio jurídico general subyacente al cual también pio general del derecho expresado en el famoso caso de asesinato en matrimo-
refiere la decisión de la Corte del 7 de diciembre de 1990, esto es, que nio, el cónyuge indigno (HR del 7 de diciembre de 1990), alguien no debería
alguien no debería obtener beneficios de la muerte que ha inferido a sacar beneficios de la muerte causada otra persona. A la luz de este principio,
otro. en las circunstancias de este caso concreto, de acuerdo con los estándares de lo
A la luz de este principio, el derecho del acusado a ejercer su derecho razonable y lo justo, sería un resultado inaceptable que el acusado pudiera
a su parte legal de la herencia por la cláusula 4:889 del Código Civil ejercer su derecho a la herencia legal sobre la base de la cláusula 4:889.
holandés, en las circunstancias de este caso concreto y de acuerdo con Un análisis acorde al modelo es el siguiente:
los estándares de razonabilidad y justicia, conduciría a un resultado
inaceptable. 1. La aplicación de la norma X en el significado enmendado X’, que im-
5.11. La Corte sostiene que en las circunstancias presentes es también plica que la norma no es aplicable a una persona que ha asesinado a su
importante que la testadora, quien ha padecido un gran sufrimiento padre, es razonable y justa en las circunstancias concretas de este caso.
como consecuencia de lo que el nieto le ha hecho, ha establecido explíci- 1.1. La aplicación de la norma X en el significado enmendado X’ conduce
tamente en su testamento que no quería que su nieto recibiera parte de a un resultado aceptable en el caso concreto en que el hijo que ha asesi-
su herencia. Aunque es verdad que el testador no puede desheredar a nado a su padre no se beneficia de la muerte causada a su padre.
alguien de su parte legítima de herencia, el derecho a la parte legítima 1.1.1a. La aplicación del significado enmendado X’ es compatible con los
no es absoluto. En las presentes circunstancias, desobedecer la volun- fines y valores que la norma tiende a realizar, que implica que debería
tad de la testadora entraría en conflicto con el sentido de justicia de ser evitado que alguien herede si es indigno de heredar.
manera tan grave que el ejercicio de este derecho no puede ser aceptado. 1.1.1a.1. El significado enmendado X’ es compatible con el principio ge-
neral del derecho subyacente en el derecho de herencia, según el cual
Cláusula 4:885 del Código Civil Holandés: alguien no debería beneficiarse de la muerte intencionalmente causada
Las siguientes personas pueden ser consideradas indignas de ser he- de otra persona, formulado por la Corte Suprema en su decisión del 7 de
rederos y pueden, por esta razón, ser excluidas de la herencia: diciembre de 1990 (la esposa indigna).
1. Aquél que haya sido condenado por matar o intentar matar al falleci- 1.1.1b. La aplicación en el sentido enmendado X’ es compatible con los
do. intereses personales de las partes implicadas en el caso concreto, signi-
ficando que en las presentes circunstancias es compatible con el sentido
Cláusula 4:889 del Código Civil Holandés: de justicia que sea respetada la voluntad de la testadora.
1. El reemplazo en la línea directa de descendencia tiene lugar de mane- 1.1.1b.1. La testadora, quien ha padecido un gran sufrimiento como
ra indefinida. consecuencia de lo que le hizo su nieto, ha establecido explícitamente
en su testamento que no quería que el nieto obtuviera una parte de su
La discusión tiene lugar entre el demandante, los otros herederos, y el acu- herencia.
sado, el nieto. Los demandantes solicitan a la corte que denieguen al acusado
su derecho a la herencia porque la aplicación estricta de la cláusula 4:889 en El análisis demuestra que la corte, desde la perspectiva formal, está a la
las circunstancias excepcionales de este caso concreto serían, desde el punto altura de su carga de justificación como especifica el modelo para la carga de
de vista de la razonabilidad y la justicia, tan contrarias al propósito de la la prueba argumentativa. La excepción es justificada por tres niveles argu-
norma, que conducirían a una consecuencia inaceptable. La Corte argumenta mentativos que especifican que la excepción está de acuerdo con la ley (1.1.1a)
que en las circunstancias concretas es justificable hacer una excepción funda- y con los intereses de las personas involucradas en el caso concreto (1.1.1b).
98 Eveline T. Feteris Una reconstrucción normativa de los argumentos de apelación a lo razonable 99

Si la justificación es aceptable o no lo es desde la perspectiva material de- Bibliografía


pende de que el apoyo de los argumentos 1.1.1a y 1.1.1b sea aceptable. El
argumento 1.1.1a puede ser considerado aceptable porque es defendido por el ALEXY, R. (1989), A Theory of Legal Argumentation. The theory of rational discourse as
principio jurídico mencionado en 1.1.1a.1, también fundado en una decisión theory of legal justification, Oxford, Clarendon Press.
de la Corte Suprema en el caso del “cónyuge indigno”. El argumento 1.1.1b ARISTOTLE (s/f), The Nicomachean Ethics, Oxford-Nueva York, Oxford University Press.
puede considerarse aceptable dado que está adecuadamente apoyado por BELL, J. (1983), Policy Arguments in Judicial Decisions, Oxford, Clarendon Press.
BURG, E. (2000), “The Model of Principles”, Dissertation University of Amsterdam.
1.1.1b.1 en el cual se especifica que la historia del caso deja en claro que los
DWORKIN, R. (1986), Law’s empire, Londres, Fontana.
intereses personales de la testadora concuerdan con la decisión de denegar a
ESKRIDGE, W.N. Jr. (1994), Dynamic Statutory Interpretation, Cambridge, Harvard
su nieto su parte legal de la herencia. University Press.
La otra línea de argumentación que apoya la tesis de que la aplicación en el FETERIS, E.T. (1999), Fundamentals of Legal Argumentation, Dordrecht, Kluwer.
sentido estricto de X” sería irrazonable e injusta puede ser analizada y evalua- – (2002a), “A pragma-dialectical approach of the analysis and evaluation of pragmatic
da de manera similar. argumentation in a legal context”, Argumentation, 16, 3, pp. 349-367.
Este análisis y evaluación de un ejemplo muestra que el modelo argumen- – (2002b), “The role of arguments from consequences in practical argumentation in a
tativo hacer posible reconstruir la argumentación subyacente y clarificar las legal context”, en H. Hansen, C.W. Tindale, J.A. Blair, R.H. Johnson y R.C. Pinto
obligaciones argumentativas que el juez debe observar para que su justifica- (eds.), Argumentation and its applications, Ontario Society for the Study of Argu-
ción sea aceptable. Si un argumento de apelación a lo razonable puede ser mentation (CD-rom).
reconstruido como parte de la argumentación compleja especificada en el mo- – (2003), “The rational reconstruction of pragmatic argumentation in a legal context:
the analysis and evaluation of teleological argumentation”, en F.H. van Eemeren,
delo argumentativo y si un juez está a la altura de su carga de la prueba
J.A. Blair y C.W. Willard (eds.), Proceedings of the fifth ISSA conference on argumen-
formal y material, un argumento de apelación a lo razonable puede ser consi-
tation, Amsterdam, Sic Sat.
derado una contribución aceptable a la discusión jurídica racional. – (2005), “Arguments from unacceptable consequences and a reasonable application of
law”, en J.A. Blair, D. Farr, H.V. Hansen, R.H. Johnson y C.W. Tindale (eds.), Infor-
mal Logic@25, Windsor, OSSA.
Conclusión FULLER, L. (1948), “The case of the Speluncean Explorers’ law”, Harvard Law Review,
62.
En esta contribución he desarrollado un modelo para una reconstrucción – (1958), “Positivism and the fidelity to law. A reply to professor Hart”, Harvard Law
racional de los argumentos de apelación a lo razonable y lo justo en la aplica- Review, 71, pp. 630-672.
ción de las normas jurídicas. Ofrece una herramienta que puede ser utilizada GOLDING, M. (1984), Legal Reasoning, Nueva York, Knopf.
para el análisis y la evaluación de todas las formas de argumentación comple- GOTTLIEB, G. (1968), The Logic of Choice: An investigation of the concepts of rule and
rationality, Londres, Allen and Unwin.
ja en contextos en los cuales la aplicación de una norma legal es discutida y
HESSELINK, M.W. (1999), “De redelijkheid en billijkheid in het Europese privaatrecht
donde el juez hace referencia a la razonabilidad y la justicia para hacer una
(Good faith in European private law)”, Dissertation Utrecht, Dordrecht, Kluwer.
excepción a una norma. LYONS, D. (1993), Moral Aspects of Legal Theory. Essays on law, justice, and political
El modelo provee de una herramienta heurística para reconstruir los pasos responsibility, Cambridge University Press.
argumentativos que se requieren para una justificación completa de la deci- MACCORMICK, D.N. (1978), Legal Reasoning and Legal Theory, Oxford, Clarendon Press.
sión y ofrece una herramienta crítica al clarificar los elementos de la justifica- – (2005), Rhetoric and the Rule of Law: A Theory of Legal Reasoning (Law, State and
ción que deberían ser sometidos a crítica. Practical Reason), Londres, Oxford University Press.
Al aplicar el instrumento a ejemplos tomados de la práctica del derecho, el – y R.S. SUMMERS (1991), Interpreting Statutes. A comparative study, Aldershot, Dart-
hiato entre las descripciones normativas de las formas de razonamiento y la mouth.
interpretación legal por un lado, y la práctica legal de hecho por otro lado, NOZICK, R. (1993), The Nature of Rationality, Princeton University Press.
puede ser superado. PECZENIK, A. (1989), On Law and Reason, Dordrecht, Kluwer.
PONTIER, J.A. y E. BURG (2004), EU Principles on Jurisdiction and Recognition and
Enforcement of Judgments in Civil and Commercial Matters according to the Case
Law of the European Court of Justice, La Haya, Asser Press.
SUMMERS, R.S. (1978), “Two types of substantive reasons: The core of a theory of Com-
mon-Law justification”, Cornell Law Review, 63, pp. 707-788.
100 Eveline T. Feteris

VAN EEMEREN, F.H. y R. GROOTENDORST (1992), Argumentation, Communication and La fortaleza de la argumentación, el modelo de
Fallacies, Hillsdale, Erlbaum.
– (2004), A Systematic Theory of Argumentation. The pragma-dialectical approach.
Stephen Toulmin y la probabilidad ampliatoria*
Cambridge University Press.
WRÓBLEWSKI, J. (1992), The Judicial Application of Law (edited by Zenon Bankowski James B. Freeman**
y Neil MacCormick), Dordrecht, Kluwer.

El problema

En el campo de la lógica informal, muchos sostienen que para ser lógica-


mente buenas, las premisas deben constituir un fundamento adecuado para la
conclusión, esto es, las premisas deben apoyar la conclusión con fuerza o peso
suficiente para transferir la aceptabilidad de las primeras a la segunda. Pero
es evidente que “fuerza” y “peso” son términos metafóricos. ¿Qué significan
literalmente la fuerza de un argumento o el peso de las premisas? ¿Cómo
esposible determinar en un caso dado los grados de fuerza y cuánta fuerza es
suficiente? Éstas son cuestiones en discusión. Es seguro que el apoyo es sufi-
ciente si las premisas implican la conclusión de manera deductiva. También
es seguro que para argumentos no demostrativos, muchos textos ofrecen una
respuesta “popular”: la probabilidad de la conclusión, dadas las premisas, debe
ser suficientemente alta. Pero ¿en qué consiste esta relación? Alvin Plantinga
(1993: 139) pregunta: “¿Qué es lo que hace que P(A/B) sea alta?”. Siguiendo a
Cohen (1989: 1), proponemos denominar la relación como “probabilidad am-
pliativa”. La inducción ampliativa “extrapola más allá de los datos existente”
la característica de los argumentos no demostrativos, y puede ser aplicada a
cuestiones no empíricas del “debería” sumado al “es”.
Desígnese la probabilidad ampliatoria de C con respeto a P (que puede
representar la conjunción de las premisas de un argumento) como PrA(P/C).
¿Satisface PrA(P/C) los axiomas del cálculo de probabilidad? Jonathan Cohen
(1977, 1989) ha opuesto objeciones significativas a esta afirmación. La proba-
bilidad en la teoría estándar satisface el principio de complementación: P(~B/
A) = 1 - P(B/A).

* Traducción de Andrea Pac (Universidad Nacional de la Patagonia Austral).


** Deseamos agradecer a dos evaluadores anónimos de Informal Logic por sus comentarios, que
han permitido mejorar una versión anterior de este trabajo.
[ 101 ]
102 James B. Freeman La fortaleza de la argumentación 103

Donde D es el dato que cinco votantes entrevistados apoyan a Jones y C la mentos de diversos tipos. Pero existe una vía interesante de acotar el problema
tesis que el próximo votante a ser entrevistado apoyará a Jones, suponiendo para abordar una respuesta parcial. Cohen (1977) ofrece la probabilidad am-
una población votante de cualquier tamaño significativo, la fuerza del argu- pliatoria como un respaldo de la fuerza de una clase especial de argumentos no
mento que va de D a C es intuitivamente débil; PrA(C/D) es baja. Pero no se demostrativos, incluyendo los argumentos comúnmente encontrados en con-
sigue de ahí que PrA(~C/D) sea alta (en todo caso, es más baja). Simplemen- textos judiciales. Stephen Toulmin (1958) propone un modelo o analogía juris-
te, los datos no ofrecen una razón fuerte para aceptar ni la conclusión, ni su prudencial como una comprensión general de la argumentación. La conjunción
negación. de Toulmin y Cohen al considerando de que los argumentos jurisprudenciales o
Parecería ser que el principio multiplicativo para la conjunción puede tam- judiciales tipifican de algún modo una clase más amplia e incluso genérica de
bién ser contraejemplificado. Cohen (1989:19) propone “supóngase que un his- argumentos, es sorprendente. ¿En qué medida puede el concepto de Cohen de
toriador del arte determina que dos pinturas son Vermeer genuinos”. Denóte- probabilidad inductiva ser aplicado a la evaluación de la fuerza de los argu-
se las dos pinturas por p1 y p2, respectivamente. Sea P1 el enunciado “La mentos entendidos según el modelo jurisprudencial de Toulmin?
pintura p1 es un Vermeer genuino”, y lo mismo P2 (para p2). Sea V1 el enun-
ciado “El historiador del arte da fe de P1” y lo mismo V2 (para P2). Considére-
se ahora el argumento: Los argumentos y las garantías de Toulmin

V1 & V2 Aunque Toulmin (1958: 97, 99) propuso su modelo como una versión gene-
P1 & P2 ral de los esquemas argumentativos, está implícito en su discusión un rasgo
que, podría decirse, constituye una limitación significativa. En la presenta-
Supóngase que el análisis del historiador del arte y su opinión resultante ción de su modelo, todos los ejemplos de tesis son enunciados singulares:
sobre p1 no afecta su juicio sobre p2 o viceversa. Parecería que V2 no es rele-
vante con respecto a P1 y que V1 no es relevante con respecto a P2. Supóngase El cabello de Harry no es negro.
que este historiador del arte es altamente respetado y que su juicio es por Harry es un ciudadano británico.
tanto altamente confiable.
Supóngase que queremos decir entonces que PrA(P1 / V1) es alta, por ejem- Del mismo modo, los enunciados que consignan los datos son todos singula-
plo = .9, lo mismo que para PrA(P2 / V2). De ahí se sigue que PrA(P1 / V1 & V2) res:
= .9 = PrA(P2 / V1 & V2). Pero ¿se sigue de ahí también que PrA(P1 & P2 / V1
& V2) = .9 H .9 = .81? ¿Se sigue de ahí que cuantas más pinturas respalda el Harry es pelirrojo.
experto, más débil será el argumento? ¿Por qué, habiendo examinado ambas Harry nació en Bermuda.
pinturas, el peso y la fuerza, la capacidad probatoria del respaldo del exper-
to se debilita? Si valiera el argumento de multiplicación, entonces si el experto El análisis de Toulmin no considera ejemplos donde la tesis o los datos sean
diera fe por tres pinturas, la fuerza de sus juicios se debilitaría aún más. Si generalizaciones. En consecuencia, el tipo de argumentos al que el modelo de
respaldara siete, PrA(P1 & P2 & ... & P7 / V1 & V2 & ... & V7) = .4783, segura- Toulmin puede ser aplicado está aparentemente restringido a argumentos que
mente. Pero ¿es esto verdad? Cohen comenta que “la garantía para la conjun- vayan de premisas singulares a conclusiones singulares.
ción parece no menos confiable, ni menos establecida que para cualquiera de Pero ésta no es una clase poco significativa de argumentaciones. Refirámo-
los conyuntos… Desde ya, la probabilidad de que ambas pinturas sean genui- nos a los miembros no demostrativos de esta clase de argumentos como argu-
nas puede ser menor que la probabilidad de que sólo una de ellas lo sea. Pero mentos de Toulmin. Éstos proceden de premisas singulares de datos a conclu-
¿debe juzgarse la credibilidad de su autenticidad en términos de dicha proba- siones o tesis singulares. La garantía de tales argumentaciones son menos
bilidad… o en términos de la reputación de quien ofrece la garantía dada?” que universales, están sujetas a condiciones de refutación y pueden ser apoya-
(Cohen, 1989: 19-20). das de diversas maneras.
Cohen ha propuesto una versión alternativa de la probabilidad ampliatoria. Como se desarrollará aquí, la combinación del apoyo y la refutación para
¿Es ésta más apropiada para explicar la noción de fuerza, peso o adecuación de una garantía dada determina su grado de fundamento ampliatorio, que cons-
los fundamentos para los argumentos no demostrativos? Ésta es una cuestión tituye así la fuerza o probabilidad ampliatoria del argumento correspondien-
amplia, dado que la clase de los argumentos no demostrativos abarca argu- te. Llegamos así a un punto crucial. Como hemos indicado en otro lugar (Free-
104 James B. Freeman La fortaleza de la argumentación 105

man, 2005b), aunque Toulmin consideró que los argumentos pertenecen a cam- nos británicos. Antes bien, como dice Toulmin (1958: 101), la garantía está
pos y que los criterios para evaluarlos dependen de esos campos y están deter- “implícita en las leyes británicas de nacionalidad”, y para apoyarlo se debería
minados por lo que los individuos que argumentan en cada uno de ellos reco- apelar a “las leyes que regulan la nacionalidad de las personas que nacen en
nocen como buenos argumentos, es posible una clasificación epistémica de las las colonias británicas” (104).
garantías de los argumentos. Con muchos filósofos, reconocemos que las propiedades evaluativas, tales
Las capacidades o los mecanismos de generación de creencia que posibili- como el intrínseco carácter bueno o malo, la corrección o la incorrección, la
tan percibir la conexión indicada por una garantía en primer lugar, e identifi- virtud o el vicio, prevalecen sobre otras propiedades. Por ejemplo, el carácter
car las refutaciones y los respaldos apoyados en lo que Toulmin llamaría la malo de una situación dada puede ser el resultado del dolor que implica.
autoridad y vigencia de la garantía, constituyen los diferentes factores que Las garantías evaluativas, pues, son del tipo de:
determinan la fuerza de la garantía. Nosotros sostenemos que la determina-
ción de la fuerza de los argumentos no demostrativos de Toulmin exige tener Dado que x es agradable
en cuenta estos factores epistémicos, y que su fuerza puede ser entendida a Se puede inferir que x es intrínsecamente bueno.
través de la probabilidad ampliatoria de Cohen.
En otra ocasión (Freeman, 2005b) hemos distinguido tres tipos de garan- Dado que x es un ejemplo de cumplimiento de una promesa
tías contingentes –empíricas, institucionales y evaluativas–. En las garantías Se puede inferir que x es un deber.
empíricas, como:
Dado que x practica la benevolencia.
Dado que x pertenece a una colonia de abejas Se puede inferir que x es virtuoso.1

se puede aceptar que x retornará repetidamente a una fuente de alimentación ¿Será posible que la probabilidad ampliatoria dé cuenta de la fuerza de los
de color azul, se refieren a conexiones reconocidas a través de la observación. argumentos de Toulmin con estos tipos variados de garantías no demostrati-
Estas conexiones pueden darse no sólo entre eventos o condiciones abierta- vas, y nos permita definir e identificar en qué casos la fuerza (de las premisas)
mente observables, como en nuestro ejemplo, sino que también pueden con- es suficiente?
cernir a conexiones entre intenciones y comportamientos.

Dado que x ha enviado la carta La concepción del apoyo ampliatorio y


de probabilidad ampliatoria de Cohen
Aquí se puede inferir que x quiere que el remitente la reciba. Denomina-
mos a las primeras “garantías empíricas naturales”, mientras que a las últi- Cohen presenta (1997) una versión del apoyo ampliatorio, tomado como un
mas las consideramos garantías empíricas personales. Las garantías empíri- apoyo inductivo, para enunciados condicionales de generalizaciones empíricas
cas pueden ser sostenidas “desde abajo”, por la observación de instancias par- universales. Un ejemplo paradigmático puede ser:
ticulares. Las garantías institucionales, en cambio, son sostenidas desde arri-
ba, a través de nuestra comprensión de principios constitutivos. Entendemos Una colonia de abejas regresa de manera repetida a una fuente de ali-
“institución” en el sentido de John Searle (1969: 51) como un sistema de nor- mentación de color azul.
mas constitutivas, donde tales normas “no meramente regulan sino que crean
o definen nuevas formas de comportamiento” (33). En el ejemplo tal vez más Con el fin de obtener evidencia para esta afirmación, se diseñan una serie
clásico de Toulmin ilustra una garantía legal: de experimentos (tests). El diseño de las mismas está motivado por la conside-
ración de la hipótesis de que la distinción del color azul explica por qué las
Dado que x nació en Bermuda

se puede inferir que x es un ciudadano británico.


1. Se toma aquí “x es intrínsecamente bueno”, “x es un deber”, “x es virtuoso”, para atribuir estas
Está claro que sería desatinado llevar a cabo una investigación empírica de propiedades de manera categórica o absoluta, por oposición a la atribución prima facie del carác-
aquellos que han nacido en Bermuda para determinar si son o no son ciudada- ter de bueno, de obligación o de virtud.
106 James B. Freeman La fortaleza de la argumentación 107

abejas regresan reiteradamente a dicha fuente, y por el intento de eliminar Si alguna hipótesis fracasa en la prueba ti, puede ser modificada agregan-
otras explicaciones alternativas posibles. En el experimento t1, simplemente do al antecedente la condición de que los valores falsadores de la variable
se registra que las abejas regresan a una tarjeta azul que ha sido fuente de relevante cuentan. Por ejemplo, si la altura de la fuente de alimento con res-
alimentación. Sin embargo, tal vez no sea el color de la fuente de alimentación pecto al suelo fuera una variable relevante y si la fuente de alimento de color
sino su tono, posición relativa o su olor lo que provoca que las abejas regresen azul fuera ubicada a cierta distancia del suelo, digamos a m pies, y las abejas
(Cohen, 1977: 130). no retornaran a ella, entonces la hipótesis podría ser modificada como sigue:
Existe un número finito de hipótesis alternativas, que introducen varia-
bles relevantes. Los diferentes tonos, o las diferentes posiciones relativas de la Cualquier colonia de abejas retornará a una fuente de alimento de color
tarjeta, son valores de las primeras dos variables. Aunque hay infinitos valo- azul ubicada a no más de m pies sobre el nivel del suelo.
res para estas dos variables, los experimentadores identificarán un número
finito de registros dentro de los cuales caen estos valores y seleccionarán una La hipótesis corregida no será falsada por el experimento modificando la
muestra de cada rango. En cambio, el olor del alimento puede ser considerado posición relativa. Tenemos así una definición de apoyo inductivo como una
una variable de sólo dos valores. relación binaria que se sostiene entre una generalización y un cuerpo de evi-
La serie de variables da lugar a una serie de experimentos de complejidad dencia. Cohen (1977: 133) señala que, para ser genuinos, los resultados de las
cada vez mayor. Suponiendo que el tono, la posición relativa y el olor del ali- pruebas son “siempre repetibles dentro de límites apropiados de precisión”.
mento se consideran en ese orden, en el experimento t1 ninguna de estas va- Por tanto, si E debe apoyar de manera genuina y positiva a H, “E debe tam-
riables se modifica y se registra el regreso de las abejas a la tarjeta. En el bién establecer las bases para inferir la repetición de los resultados que repor-
experimento t2, la tarjeta azul está rodeada por otras tarjetas de diferentes ta” (134). E contiene el informe de los experimentos t1…, ti, i #n, donde n-1 es
tonos de gris que van del negro al blanco. el número de variables relevantes. A cada experimento ti, sólo las variables
Las abejas siguen retornando a la tarjeta azul. Esto muestra que el tono no hasta i-1 son modificadas y E informa únicamente sobre los resultados de esas
es un factor causal, y la generalización ha superado la prueba t2. En el experi- modificaciones. Implícitamente, E dice que ninguna de las variables vi…, vn-
mento t3, tanto el tono como la posición relativa son modificadas. Si la genera- 1 fueron modificadas en la contrastación ti. En consecuencia, suponiendo que
lización se sostiene para todas las combinaciones intentadas de valores para vi…, vn-1 es una lista completa de las variables relevantes, “los resultados
estas variables, la generalización supera la prueba t3. En el experimento t4, informados deben haber surgido solamente como resultado de las circunstan-
los experimentadores pueden cubrir el alimento con un vidrio para eliminar cias experimentales y es de esperar que, en la medida en que causas similares
su olor. Esta variable es así alterada en combinación con las dos anteriores. Si producen efectos similares, se repitan en las mismas circunstancias, siempre
las abejas volvieran a elegir la tarjeta azul, la generalización ha superado la que todas las variaciones de otras variables relevantes estén ausentes” (Co-
prueba t4. hen, 1977: 134).
El número de pruebas que ha superado una generalización determina el Cohen (1977: 134) concibe la repetibilidad de la evidencia como teniendo
grado de apoyo inductivo. Donde el número de experimentos es n (y por tanto dos importantes consecuencias. En primer lugar, es posible introducir con sen-
el número de variables que se juzga relevantes es n-1), el grado de apoyo tido una gradación del apoyo para una hipótesis H. A partir de s[H,E] es posi-
puede ser entendido como la función s2[H,E], donde H es la hipótesis univer- ble inferir s[H] = i/n. Podemos referirnos a s[H] como la confiabilidad de H. La
salizada que se está poniendo a prueba, E es un cuerpo de evidencia, los segunda consecuencia es que aun cuando E false H en el nivel i + 1 pero no en
resultados de una serie de pruebas canónicas. s[H,E] se traduce como {0, 1/n, un nivel previo, esto no significa que s[H,E] = 0 o que s[H] = 0. Antes bien,
..., i/n, ..., n/n}. s[H,E] = i/n. H ha superado las pruebas t1, … ti y debe ser reconocida por ello.
Sea que E represente el cuerpo total de evidencias generadas por n prue- La confiabilidad de H será s[H] = i/n.
bas. Si H no supera la prueba t1, entonces s[H,E] = 0. Si H pasa t1, entonces Dado este concepto de confiabilidad, es posible definir un concepto de pro-
s[H,E] = 1/n. Si H supera ti, entonces s[H,E] = i/n. Si H supera ti pero fracasa babilidad inductiva. Supóngase que a[(?x)(Rx 6 Sx)] = i/n. Considérese el argu-
en ti + 1, entonces s[H,E] = i/n. Si H pasa por todas las pruebas sin ser falsada, mento:
entonces s[H,E] = n/n.
Ra
Sa
2. La “s” responde al inglés support. [N. de la T.]
108 James B. Freeman La fortaleza de la argumentación 109

¿Cuán probable, en el sentido de la probabilidad ampliatoria o inductiva sonales” (Freeman, 2005a). Los enunciados que establecen una conexión ge-
que estamos definiendo, es la conclusión dada a la premisa, esto es, PrA[Sa,Ra]? neral entre algunas conductas manifiestas observables y alguna intención que
Es también i/n. Pensando en la probabilidad en términos de Cohen, como una la explica, como:
gradación de la solidez de una regla de inferencia, la probabilidad inductiva
de una regla de inferencia será la misma que la confiabilidad de la generaliza- Si una persona frotara un fósforo, esa persona pretendería que el fósforo
ción correspondiente a dicha regla. Cohen observa que, al igual que los enun- se encendiera
ciados de apoyo inductivo, los enunciados de probabilidad inductiva son empí-
ricamente refutables. En especial, puede ser necesario corregir significativa- son casos paradigmáticos de subyunctos personales. Como Cohen señala, los
mente tales afirmaciones a partir del descubrimiento de nuevas variables re- seres humanos aceptan una gran cantidad de generalizaciones personales de
levantes. ese tipo, y los utilizan para hacer interpretaciones e inferencias sobre el com-
De este modo, Cohen ha aportado una clave para responder cuánta fuerza portamiento humano. Habitualmente, no es posible establecer tales generali-
la premisa de un argumento no demostrativo sostiene su conclusión. Si la pre- zaciones con exactitud y no están apoyadas en evidencia experimental obser-
misa del argumento atribuye alguna propiedad, relación o condición a un indi- vacional con control de las variables relevantes como en las generalizaciones
viduo o individuos y la conclusión atribuye alguna otra propiedad a estos indi- naturales en contextos científicos. “El nivel de fenómenos con los que tratan es
viduos, donde el condicional de la generalización universal correspondiente a al mismo tiempo demasiado abigarrado y complejo” (Cohen, 1977: 247).
la regla de generalización es empírico, la fuerza del apoyo es la misma que el Antes bien, tales generalizaciones expresan nuestras presunciones sobre
grado de apoyo inductivo para ese condicional generalizado, dado por una se- qué es normal o qué es esperable con respecto al comportamiento humano, con
rie de pruebas canónicas designadas con referencia a las variables que se con- el reconocimiento de que es posible que existan situaciones anormales en las
sideran relevantes para confirmar o falsar la generalización. que estas presunciones deban ser dejadas de lado. Estas presunciones de sen-
Desde luego, para garantías empíricas naturales como se ilustran en nues- tido común pueden ser tomadas de diversas fuentes y pueden ser confirma-
tros ejemplos, el cuerpo de evidencia que determine el grado de la probabili- das, hasta cierto punto, por medio de la observación del comportamiento hu-
dad ampliatoria constituye el respaldo para la garantía, mientras los valores mano. En consecuencia, son empíricas.
de las variables relevantes constituyen refutaciones potenciales. El análisis El hecho de estar abiertas a refutación en situaciones que escapan a lo
de Cohen representa así un progreso sobre la simple declaración de las catego- normal las vuelve análogas a las universalizaciones naturales que pueden
rías de Toulmin al indicar una construcción canónica para el respaldo de (al ser falsadas dada la intervención de ciertas variables relevantes. La condi-
menos algunas) garantías empíricas a partir de las cuales es posible derivar ción de encontrarse en una situación anormal constituye una variable rele-
una respuesta objetiva a la pregunta sobre la fuerza con que la premisa o las vante en el caso personal. Habitualmente, las personas que frotan fósforos lo
premisas de un argumento pueden sostener la conclusión. ¿Tiene la probabili- hacen para que se enciendan, pero no es así cuando están demostrando que
dad ampliatoria un campo mayor de aplicación? En especial, ¿puede ser apli- los fósforos no pueden encenderse en el vacío. Tal como con las generalizacio-
cada a los argumentos de Toulmin con garantías personales, institucionales o nes naturales, estas condiciones de refutación están abiertas a la observa-
evaluativas? ción empírica.
Existe una clara analogía entre las generalizaciones nómicas naturales
correspondientes a las garantías naturales o personales de los argumentos de
La probabilidad ampliatoria y el modelo de Toulmin Toulmin. La observación de que los N son R constituye el nivel básico de apoyo
para las generalizaciones naturales. La comprensión de sentido común de las
Según Cohen, el tipo de argumentos cuya fuerza puede ser correctamente motivaciones junto con la observación del comportamiento constituye al me-
evaluada por la probabilidad ampliatoria consiste en aquellos argumentos a nos el nivel básico de apoyo para las generalizaciones personales. La observa-
cuyas garantías corresponde una generalización con un apoyo inductivo que ción de los efectos o de la falta de efectos de diversas variables naturales rele-
podemos de algún modo evaluar. Es posible apelar a universales naturales vantes puede conducir a un nivel más alto de apoyo o a una versión más ajus-
nómicos como leyes abarcativas en explicaciones causales. Pero también es tada de la generalización.
posible tener explicaciones personales que apelen además a las creencias y los La consideración de los factores especiales en una situación que pueden
deseos de agentes conscientes. Tales explicaciones implican universales nómi- afectar la motivación de una persona y la observación para observar los efec-
cos, que dan apoyo a lo que en otro lugar hemos denominado “subyunctos per- tos de estos factores puede conducir a generalizaciones personales más fuerte-
110 James B. Freeman La fortaleza de la argumentación 111

mente fundamentadas o a generalizaciones más ajustadas para dejar sentado trato era válido, que uno en el cual la única premisa fuera que ambas partes
que los valores falsadores de las variables relevantes no tienen incidencia. firmaron el contrato.
En correspondencia con las garantías institucionales están las generaliza- Para ambos argumentos con garantías empíricas y argumentos con garan-
ciones nómicas institucionales. Por ejemplo: tías institucionales, la resistencia a refutaciones potenciales indica un argu-
mento más fuerte, una fuerza apropiadamente indicada por un grado de pro-
Si se firmara un contrato por ambas partes, sería válido. babilidad ampliatoria. De modo semejante, las garantías evaluativas pueden
Si alguien naciera en Bermuda, sería un ciudadano británico. ser refutadas. Que alguna experiencia sea placentera es prima facie una ra-
zón para decir que es buena. Que uno ha prometido hacer X es prima facie una
Dado que la evidencia para tales tesis no consiste en instancias confirma- razón para decir que uno debería hacer X. Pero una experiencia placentera
doras observadas, hablar de tales generalizaciones como fundadas en cierto pagada al precio de la frustración de los intereses legítimos de los demás no es
grado mediante una serie de pruebas canónicas que reúnen evidencia experi- buena, ni tampoco lo es mantener una promesa cuando alguna acción alterna-
mental y observable no tiene sentido. Sin embargo, creemos que la noción de tiva implica una obligación de mayor peso.
probabilidad ampliatoria puede ser extendida a argumentos con garantías Dada una generalización evaluativa y un conjunto reconocido de variables
institucionales. Una discusión exhaustiva de este tema requiere de una inves- relevantes, es posible prever una serie de casos canónicos de experimentación,
tigación aparte. Pero al menos podemos indicar aquí la estrategia. Supóngase donde las situaciones individuales fueran sometidas a la prueba de la concien-
que se cuestionara una generalización legal correspondiente a una garantía cia o el sentido moral (Cohen, 1970: 174). Del mismo modo que sucede con las
legal. ¿Cómo podría argumentarse a favor de la generalización? Como Cohen generalizaciones jurídicas, las generalizaciones evaluativas modificadas para
señala (1970: 157 ss.), se podría dar un fundamento a partir de un precedente indicar que ciertos valores de las variables relevantes no tienen incidencia
legal. Esto implicaría primero identificar el área del derecho involucrada. Esa poseen un apoyo más fuerte que las generalizaciones no respaldadas por esta
cuestión parece sencilla para nuestros ejemplos. Cohen observa que “luego, serie de pruebas de conciencia canónicas.
debemos determinar las variables jurídicas relevantes para esta área del de- De manera semejante, los argumentos con garantías evaluativas cuyas
recho”. Las variables relevantes con respecto a si el signatario de un contrato premisas incluyen afirmaciones de que las condiciones falsadoras no inciden
está vinculado a sus disposiciones incluyen si la persona estaba bajo coacción son más fuertes que los argumentos que no las contienen, una fuerza que es
o no lo estaba cuando firmó el contrato, o si era mentalmente apta. Las varia- también expresable a través de un grado más alto de probabilidad ampliato-
bles relevantes para la ciudadanía incluyen si la persona ha renunciado for- ria. Por tanto, para cada tipo de garantía contingente en nuestra clasificación
malmente a ella, o no. epistémica, el concepto de probabilidad ampliatoria es aplicable a los argu-
Es posible, pues, al menos en teoría, definir una serie de pruebas canónicas mentos de Toulmin que contienen dichas garantías. Pero ¿cuánta fuerza am-
análogas a aquellas que presentan evidencia para las generalizaciones empí- pliatoria es suficiente? ¿Qué nivel de probabilidad es necesario para que el
ricas basadas en resultados experimentales. Si un contrato entre dos personas fundamento sea adecuado?
es válido, entonces ambos están vinculados por sus disposiciones. Si uno no
cumple con sus obligaciones, el otro tiene buenos fundamentos para un resar-
cimiento en la corte. Presumiblemente, un proceso judicial puede pasar por La probabilidad ampliatoria y la evaluación
cortes de varios niveles; pero en cada instancia habrá un jurado superior que de la fuerza del argumento
dé un veredicto. La evidencia pues consiste en los registros de estas decisiones
de instancias superiores. Si la decisión fuera a favor del demandante en cada ¿Es posible usar la probabilidad ampliatoria para evaluar bajo qué condi-
caso, entonces la generalización estaría plenamente fundada. Si la decisión ciones las premisas son suficientemente fuertes para que su aceptabilidad (si
fuera a favor del acusado, dados ciertos valores de una variable relevante, fueran aceptables) sea transferida a la conclusión? La pregunta por el grado
entonces la generalización tendría algo menos que un apoyo completo. Sin de suficiencia o fuerza depende del contexto del argumento en consideración.
embargo, habilitar a la generalización para que elimine los valores falsadores Esto es obvio en la práctica judicial. En los casos penales, la acusación debe
de las variables relevantes arroja una generalización más fuertemente funda- establecer su caso más allá de toda duda razonable. En los casos civiles, el
da, y un argumento correspondiente más fuerte. Por tanto, un argumento que demandante debe establecer su caso sobre un contrapeso o una preponderan-
parta de la premisa de que ambas partes firmaron el contrato y que ninguna cia de evidencia. Pero comencemos por analizar los contextos cotidianos de un
estaba bajo coacción sería un argumento más fuerte para concluir que el con- argumento. Considérese el argumento:
112 James B. Freeman La fortaleza de la argumentación 113

a encendió la mecha en este contexto podemos, y que con frecuencia no es necesario especificar una
a tenía la intención de hacer explotar la bomba lista de variables relevantes junto con la evidencia de que la generalización
correspondiente a la garantía está inductivamente fundada en el grado k. Donde
Ciertamente, la garantía de esta inferencia corresponde a una generali- una generalización modalizada como “usualmente” o “normalmente” estable-
zación supuestamente típica pero no universal. De ordinario, cuando uno ce la manera en que las cosas son, existe una presunción a favor de ella que la
enciende una mecha (conectada a una bomba), uno tiene la intención de ha- hace aceptable.
cer explotar la bomba. Sin embargo, la garantía podría ser refutada si noso- Estas generalizaciones describen la situación por defecto y es posible que d
tros supiéramos que la bomba es una imitación, o que la mecha es defectuo- indique un nivel de apoyo para tales generalizaciones. Pero en los contextos
sa, o si la intención del agente fuera apagar la mecha con agua antes que la que estamos discutiendo, d indicará el nivel mínimo de probabilidad inductiva
llama alcanzara la bomba. Pero supóngase que no tenemos razones para necesario para que la conclusión resulte aceptable dadas las premisas, esto es,
creer que cualquiera de esas refutaciones pudiera ser considerada en el caso PrA[S,R] ∃ d. Podríamos definir d como el mínimo nivel de apoyo más allá del
de a (esto no es lo mismo que decir que tenemos evidencia de que no son el cual estamos tratando con variables anormales o irrelevantes. Si no se trata
caso). Entonces, parecería que si la premisa fuera aceptable, también lo se- de una cuestión de conocimiento común que una generalización describe la
ría la conclusión. situación defectiva, entonces será necesario idealmente recurrir a una serie
¿Por qué es este argumento suficientemente fuerte para justificar nuestra de pruebas acumulativas sobre variables relevantes y reconocidas (no anor-
aceptación de la conclusión? Cohen (1977) presenta la siguiente regla de acep- males) para verificar que lo sea. El punto es que el conocimiento corriente
tación para una creencia racional para proposiciones singulares basadas en puede certificar que en circunstancias cotidianas el nivel de apoyo ampliatorio
premisas singulares: y de probabilidad ampliatoria es d independientemente de una serie abierta
de pruebas canónicas. Por supuesto, si dispusiéramos de una lista mejor de
Para cualquier proposición singular S acerca del individuo o los indi- variables relevantes, y viéramos que esas variables k + 1 y superiores son
viduos a1, a2, …, an, se aceptará S si y sólo si para alguna R se sabe que excepcionales, y que la generalización supera pruebas canónicas hasta el nivel
R establece toda la evidencia relevante disponible sobre a1, a2, …, an y k, tendríamos nuevamente que PrA[S,R] ∃ k. Hay pues al menos dos maneras
que pl[S,R] ? k3, donde k debe ser mayor que cero pero cuyo nivel más de reconocer que PrA[S, R] ∃ k.
preciso ha de ser determinado de acuerdo con la naturaleza de la materia
Explicar los conceptos de prueba más allá de toda duda razonable y las
en cuestión y la mejor lista disponible de variables relevantes para prue-
pruebas a la luz de la evidencia por medio de la probabilidad ampliatoria es
bas de generalizaciones sobre el tema. (319)
simple. Es evidente que algunos contextos demandarán un nivel más alto de
Considérese la premisa. Seguramente, si tuviéramos premisas adicionales evidencia que otros. Aunque en igualdad de condiciones, S puede ser aceptable
que establecieran que a no creía que la bomba era una imitación, o que la a partir de la evidencia R, algunos contextos como las demandas en la corte
mecha era defectuosa, o que a no tenía la intención de apagar la mecha con criminal anglo-estadounidense pueden requerir que se sepa que todas las con-
agua, tendríamos una razón más fuerte para aceptar la conclusión que si tu- diciones son iguales, que nuestra evidencia R contiene esta información.
viéramos solamente la premisa que encendió la mecha. Pero en contextos coti- Por ejemplo, habitualmente
dianos, ¿necesitamos esta información adicional para que la conclusión resul-
te aceptable? En contextos cotidianos, la carga de la prueba caería sobre el a enunció una falsedad bajo juramento
oponente que debería presentar evidencia de que estas tres condiciones de
refutación valen. En los contextos cotidianos, no existe un mandato de hacer sería tomado como una razón suficiente para sostener que
que la evidencia opuesta a tales refutaciones esté disponible. Por tanto, es
posible juzgar que la premisa establece toda la evidencia relevante disponible. a perjuró.
¿Qué sucede con la medida k? ¿Podemos simplemente justificar que en los
contextos cotidianos PrA[a tenía la intención de hacer explotar la bomba, a Pero es evidente que existen condiciones de excepción que es posible consi-
encendió la mecha] = k, donde k satisface las condiciones del criterio? Creo que derar como la incidencia de variables relevantes; a enunció un juicio que no
sabía era falso, a no entendía lo que decía o a hizo su afirmación bajo coacción.
Supóngase que las condiciones enumeradas constituyen una lista completa de
las variables relevantes. Es evidente entonces que, en la medida en que no
3. Esto es, PrA[S,R] ∃ k.
114 James B. Freeman La fortaleza de la argumentación 115

tengamos información de que una de estas variables constituye una condición 253). El proponente habría presentado su caso con evidencia en contrapeso o
refutadora en este caso, cuanto más información tengamos de que una varia- preponderante, aun cuando no haya mostrado que todas las variables relevan-
ble relevante es favorable para aplicar la garantía –esto es, que a dijo algo tes fueran favorables. Cuantas más consideraciones produce el proponente,
falso a sabiendas, entendía lo que decía y la práctica de hacer juramentos y no más fuerte es su argumento. “Las decisiones basadas en un contrapeso mayor
estaba bajo coacción–, más fuerte será nuestro argumento. de la evidencia resultan ser más sólidas, aun cuando la verdad de hecho de la
Siendo n el número total de variables relevantes en este caso, R1x la enun- cuestión no esté más allá de toda duda razonable” (254). De ordinario, si am-
ciación de una falsedad bajo juramento R2x…, Rnx las condiciones de que las bas partes tienen autorización para presentar toda la evidencia relevante dis-
variables relevantes R2…, Rn no son falsadores en este caso, y siendo Sx la ponible que consideren importante, el jurado tendrá evidencia suficiente para
condición de que x haya perjurado, entonces la generalización decidir el caso donde existe una probabilidad ampliatoria razonablemente alta
para su conclusión (254). En consecuencia, la noción de probabilidad amplia-
(?x)([R1x& R2x & ... & Rnx ] 6 Sx) toria autoriza la explicación –al menos para el conjunto de los argumentos de
Toulmin que hemos identificado– para estándares de pruebas que sean menos
está completamente fundada. Consecuentemente que demostrativos, esto es deductivamente válidas, pero que ofrezcan razones
objetivas para aceptar una conclusión a la luz de la aceptabilidad de las pre-
PrA[Sa, R1a & R2a..., Rna) = n/n (Cohen, 1977: 249-250) misas.
Nuestra discusión deja muchas preguntas abiertas. No hemos discutido cómo
Al agregar la información R2a..., Rna a R1a, se elimina toda duda razona- se ordenan las variables relevantes, o cómo es posible arribar al acuerdo sobre
ble; en este caso el argumento que va de R1a & R2a..., Rna a Sa constituye su ordenamiento correcto, y el efecto que el ordenamiento pueda tener sobre la
una prueba más allá de toda duda razonable. Esto no significa que el argu- determinación del peso del argumento. Hemos dejado estas cuestiones pendien-
mento es lógicamente válido o que la generalización correspondiente es lógica- tes para una investigación que pueda analizarlo más a fondo.4
mente verdadera. Es lógicamente posible que tengamos una situación como Hemos supuesto implícitamente que si una garantía no se sostiene univer-
las que describe Plantinga aquí. Un científico alienígena de Alfa Centauro ha salmente sino sólo de manera típica o general, entonces algunas condiciones
capturado a a y ha alterado su mente de modo que considere que decir una de refutación requieren que apartemos la garantía en situaciones determina-
falsedad bajo juramento a sabiendas es un acto moralmente aceptable. Pero das. Sin embargo, Toulmin (1958) no parece exigir que las garantías menos
ser un sujeto de investigación de los científicos de Alfa Centauro no es una que necesarias estén siempre acompañadas por refutadores. “[Otras garan-
variable relevante. Las pruebas fuera de toda duda razonable pues son prue- tías] nos autorizan a hacer el paso de los datos a la conclusión ya de manera
bas a partir de premisas para las cuales todas las variables relevantes recono- tentativa, ya sujeta a condiciones, excepciones, restricciones” (100; nuestro
cidas en un caso dado son favorables o no falsadoras. subrayado).
¿Qué es posible decir sobre las pruebas por contrapeso o la preponderancia Una vez más, es posible que “una garantía pueda ser apoyada sólo señalan-
de evidencia? Imagínese una situación en la cual un proponente presenta ra- do una correlación solamente general y no una absolutamente invariable” (102).
zones para una conclusión y un oponente quiere refutar sus puntualizaciones Supóngase que en nuestra observación inicial sobre el comportamiento de las
presentando razones para negar la conclusión. Es posible imaginarlos proce- abejas, la contrastación canónica t1 indicara que las abejas regresaban a una
diendo en contrapunto, aunque no sea necesario que de hecho actúen así. Su- fuente de alimentación de color azul sólo en el 90 por ciento de las ocasiones.
póngase que el proponente presenta la razón R1a para la conclusión Sa, donde Uno podría responder que en el 10 por ciento de los casos influyó una variable
a[(?x)(R1x6Sx)] = 1/n, es decir, PrA[Sa,R1a] = 1/n. Pero supóngase que R2 relevante aún no identificada. Identifíquese y elimínese esa variable. Luego,
constituye una condición falsadora aquí, esto es, PrA[Sa, R1a & R2a] = 0 y obsérvese el comportamiento de las abejas en la instancia corregida de la con-
PrA[~Sa, R1a & R2a] = 2/n. El oponente puede responder presentando otra trastación t1. Este enfoque en efecto acepta el dictamen que suscribe Cohen
razón para Sa, R3. A su vez, ésta puede ser refutada. Si cada una de las razo- (1970: 172; 1977: 170-172): “A idéntica causa, idéntico efecto”. Pero ¿es desea-
nes del proponente es falsada por el oponente, entonces el proponente ha fra- ble incorporar esta afirmación en la comprensión misma de las garantías no
casado en establecer su caso. Por otra parte, si el oponente refuta sólo algunas
de las razones del proponente, dejando otras sin falsar, el proponente ha de-
mostrado su caso por contrapeso de la evidencia. Ha presentado más eviden-
cia que la que el oponente ha presentado para su negación (Cohen, 1977: 252- 4. Cohen (1970: 140-142) aborda estos temas.
116 James B. Freeman

demostrativas y la generalización nómica correspondiente? ¿Es posible que Por qué no hay falacia en el argumento ad hominem*
sólo existan generalizaciones nómicas estadísticas para ciertas garantías? Si
así fuera, la clase de los argumentos de Toulmin que hemos delimitado en este David Hitchcock
trabajo sería un caso restrictivo en una clase más amplia de argumentos de
Toulmin; la evaluación de la fuerza de estos últimos implicaría consideracio-
nes adicionales.
Por último, hemos señalado ya que no todo argumento es una instancia del
modelo de Toulmin. Manfred Kienpointner (1992: 182) presenta una tipología
de argumentos en la cual distingue argumentos que usan las garantías de
argumentos que establecen garantías, a partir de argumentos por analogía y
por autoridad. Si las premisas de los argumentos que establecen garantías
presentan los datos como una serie de pruebas canónicas, la fuerza de los
argumentos aparentemente sería la misma que el grado de apoyo inductivo. Las introducciones contemporáneas a la lógica (por ejemplo, Hurley, 2003:
¿Puede esto ser generalizado? ¿En qué medida es posible que la fuerza de los 118-121; Copi y Cohen, 2002: 143-145) tratan habitualmente el argumento ad
argumentos que no pertenecen al grupo de los que usan garantías sea evalua- hominem como una falacia de relevancia. Se dice que generalmente consiste
da mediante consideraciones ampliatorias? en una respuesta a la afirmación de alguien o en argumentar por medio de un
Nuevamente, éstas son cuestiones que merecen una investigación ulterior. ataque a esa persona. El ad hominem abusivo es puro abuso; señala alguna
En la medida en que se ha mostrado que la probabilidad ampliatoria puede falta de carácter o de intelecto en el oponente. El ad hominem circunstancial
ser usada para definir y evaluar la fuerza de los argumentos de Toulmin, he- está dirigido más específicamente al contenido del discurso del oponente; atri-
mos empezado a dar cuenta de la fuerza y la adecuación del fundamento para buye algún motivo de interés propio o inclinación dogmática como la fuente de
los argumentos no demostrativos. la posición del oponente. El tu quoque responde a una crítica del comporta-
miento al señalar que quien critica se ha comprometido previamente en ese
mismo comportamiento. Estos tres tipos de ataque, dicen generalmente los
Bibliografía libros de texto, son irrelevantes a los méritos de la posición del oponente. Por
eso los tres son falacias. Para mostrar que la afirmación o el argumento de
COHEN, L.J. (1970), The Implications of Induction, Londres, Methuen & Co. Ltd. alguien son inadecuados, uno debe apuntar sustantivamente lo que está equi-
– (1977), The Probable and the Provable, Oxford, Clarendon Press. vocado. El ataque personal es lógicamente ocioso.
– (1989), An Introduction to the Philosophy of Induction and Probability, Oxford, Cla- Por el contrario –argumentaré– no existe nada que sea una falacia ad ho-
rendon Press. minem. ¿Qué es una falacia? Trudy Govier (1995) inserta hábilmente el con-
FREEMAN, J.B. (2005a), Acceptable Premises: An Epistemic Approach to an Informal cepto habitual de falacia en la tradición lógica occidental como sigue: “Por
Logic Problem, Cambridge University Press. definición, una falacia es un error en el razonamiento, un error que ocurre con
– (2005b). “Systematizing Toulmin’s warrants: an epistemic approach”, Argumenta- alguna frecuencia en los argumentos reales y que es característicamente en-
tion, 19, pp. 331-346.
gañoso” (172). Si hay una falacia ad hominem, como opuesta a un argumento
KIENPOINTNER, M. (1992), “How to classify arguments”, en F.H. van Eemeren, R. Groo-
tendorst, J.A. Blair y C.A. Willard (eds.), Argumentation Illuminated, Amsterdam,
ad hominem que a veces es legítimo y a veces no, de acuerdo con esta defini-
Sic Sat, pp. 178-188. ción debería ser un movimiento en el argumento o el razonamiento. Más aún,
PLANTINGA, A. (1993), Warrant and Proper Function, Oxford University Press. siempre debería ser equivocado; un movimiento que a veces es legítimo y a
SEARLE, J.R. (1969), Speech Acts: An Essay in the Philosophy of Language, Cambridge veces equivocado no es una falacia. Luego, debería ocurrir con alguna frecuen-
University Press. cia en los argumentos reales. Un error en un invento no realista del escritor de
TOULMIN, S.E. (1958), The Uses of Argument, Cambridge University Press. un libro de texto, diseñado para adecuarse a la teoría del libro, no se acerca a

* Traducción de Hernán A. Biscayart (Universidad de Buenos Aires).


[ 117 ]
118 David Hitchcock Por qué no hay falacia en el argumento ad hominem 119

una falacia, ya que un error no es una falacia a menos que la gente realmente desprenden de sus propios principios o concesiones [...] es ya conocido con el
incurra en él. Para sostener la pretensión de que un cierto error es una falacia, nombre de argumento ad hominem” (Locke, 1959: 278; IV.XVII.21).
se necesita, pues, señalar ejemplos reales, y el análisis que se haga de estos En esta tradición completa, que continuó en libros de texto lógicos en los
ejemplos como comprendidos en el error debe ser defendible, es decir, adecua- siglos XVIII y XIX (Nuchelmans, 1993), no hay indicios de que un argumento ad
do y justo. Por último, debe mostrarse que hay gente que es engañada por este hominem sea un ataque personal. No es un argumento contra el oponente,
error; así, los sofismas que no engañarían a nadie no son falacias. sino un argumento hacia el oponente, es decir hacia las afirmaciones ya reali-
En contraposición, para mostrar que cierto movimiento no es una falacia, zadas por el oponente, sea no provocadas o por concesión en respuesta a una
se necesita mostrar que sólo una de las condiciones necesarias para serlo está pregunta. Para un proponente es un modo perfectamente legítimo de llevar al
faltando. Probablemente el movimiento no es ni siquiera un modo de razonar oponente a aceptar las consecuencias de estas afirmaciones, aun cuando el
o discutir. Tal vez no sea un error, o no siempre lo sea. Quizá la gente no proponente no las comparta. No es un error en sí mismo, simplemente de valor
efectúe realmente este movimiento en los argumentos reales, al menos no con probativo limitado.
suficiente frecuencia para merecer el etiquetamiento y una mención en el pan- Se cometería un error en el razonamiento si se representara tal argumento
teón de las falacias lógicas. O, si el movimiento sucede con alguna frecuencia, ad hominem como una prueba absoluta de su conclusión. Y de hecho esta re-
tal vez es tan patentemente absurdo que no engañaría a nadie con un mínimo presentación equivocada se da en el modo en que Richard Whately define la
de agudeza mental. Cualquiera de estas cuatro posibilidades sería suficiente falacia ad hominem –aparentemente fue la primera vez en una tradición lógi-
para mostrar que el movimiento en cuestión no es una falacia. ca que se remonta a más de veintitrés siglos que argumentar ad hominem se
Las razones para sostener el carácter no falaz del argumento ad hominem estigmatizó como falaz–. Se comete una falacia, señala Whately, si (y aparen-
varían de una especie a la otra. Consideraré, pues, cada especie por separado, temente sólo si) se presenta un argumento ad hominem como si hubiera esta-
dando en cada caso alguna información histórica. blecido la conclusión de forma absoluta, más que simplemente como una que
el individuo en cuestión está condicionado a admitir. Pero es confuso describir
este error como una falacia ad hominem mientras al mismo tiempo se sostiene
El sentido tradicional del ad hominem que el argumento ad hominem en que se basa no es falaz. William Parry y
Edward Hacker (1991) han acuñado la frase metabasis ilícita para el error de
En el pensamiento occidental, argumentar ad hominem (en griego pros ton reclamar haber probado la conclusión a alguien más que al oponente sobre la
anthrôpon) significó originalmente usar las concesiones de un interlocutor como base de un argumento ad hominem.
base para obtener una conclusión, forzando así al interlocutor a aceptar la El error aquí es la representación equivocada de un legítimo argumento ad
conclusión, a retractarse de la concesión o a enfrentar la inferencia. Aristóte- hominem. Por supuesto, puede dudarse si el error ocurre con suficiente fre-
les en su discusión del principio de no contradicción distingue “prueba absolu- cuencia, y es suficientemente engañoso, para ser distinguido con la etiqueta
ta” (haplôs apodeixis) de “prueba relativa a esta persona” (pros tonde apo- de falacia. En efecto, muchos libros de texto contemporáneos de lógica no men-
deixis, Metafísica XI.5.1062a3). En su influyente comentario en el siglo XIII cionan este error en su lista de falacias.
sobre este trabajo (Lectio V. n. 2213, 2219, 2222; citado en Nuchelmans, 1993:
40, n. 9), Tomás de Aquino usa la frase equivalente en latín demonstratio ad
hominem para las pruebas relativas de los primeros principios. El tu quoque
Hacia el siglo XVII, los libros de texto lógicos usaban las frases “argumen-
tum ad hominem” y “argumentatio ad hominem” en forma bastante general Dos escritores de comienzos del siglo XIX dan testimonio de un posterior en-
para discutir acerca de cualquier asunto exclusivamente desde las concesio- sanchamiento de la frase “argumento ad hominem” para abarcar argumentos
nes de un interlocutor, un uso considerado lugar común de la escolástica (Nu- sobre la conducta o el carácter del oponente. En su obra de 1826 Elements of
chelmans, 1993: 41); en el mismo siglo, Galileo usa la expresión “ad hominem” Logic, Richard Whately representa sin nombrar a “escritores lógicos” que des-
para un argumento cuyo autor deriva una conclusión no aceptable para un criben el argumento ad hominem en “lenguaje popular y descuidado” como “diri-
oponente de premisas aceptadas o aceptables por el oponente pero no por el gido a las circunstancias peculiares, carácter, opiniones admitidas, o conducta
proponente (Finocchiaro, 1973-1974). John Locke se refiere a estos anteceden- anterior del individuo”, y de esta manera sólo en referencia a él, sin dirigirse
tes cuando en su Ensayo sobre el entendimiento humano, publicado por prime- directa y absolutamente a la verdadera cuestión (Whately, 1827: 191). Arthur
ra vez en 1689, señala que “atacar a un hombre con las consecuencias que se Schopenhauer (1951), escribiendo casi al mismo tiempo, extiende el concepto de
120 David Hitchcock Por qué no hay falacia en el argumento ad hominem 121

prueba ad hominem como prueba a partir de las acciones de un oponente. Una extendió a los argumentos a partir de las acciones de un oponente–. El análisis
prueba tal puede señalar una aparente inconsistencia entre las palabras actua- de Copi y Cohen tampoco se adapta a nuestro pasaje, ya que el autor no toma la
les y las acciones anteriores, como la famosa réplica del deportista de Whately. inconsistencia de los críticos para establecer que la caza de focas debería ser
Un deportista acusado de crueldad por matar inofensivas liebres o truchas para permitida, sino que por el contrario la usa para explicar su animosidad contra
su diversión elude “no sin justicia” la carga de la prueba de los acusadores con la ellos. La apelación a una aparente inconsistencia tiene la misma función que la
réplica ingeniosa: “¿Por qué se alimentan ustedes de la sangre de los animales?” réplica del deportista de Whately: pone a los críticos a la defensiva.
(192). La réplica establece una presunción de que los acusadores están obliga- Nuestro pasaje es típico a este respecto. Correctamente interpretados, los
dos, por su conducta de beber sangre, a admitir que no hay nada malo en matar ejemplos reales del tu quoque son en principio legítimos. Por supuesto, sería
animales inofensivos por deporte. Con la presunción establecida, los críticos que un error lógico tomar una inconsistencia entre las palabras de un oponente y
beben la sangre deben establecer una diferencia relevante entre matar anima- sus acciones para mostrar que la conclusión del argumento del oponente no se
les para comer o matarlos por deporte. sigue de sus premisas, o para mostrar que las palabras son incorrectas. Pero
En su uso para transformar la crítica de un oponente sobre sí mismo, esta esto no es lo que sucede con los ejemplos reales del tu quoque. Los casos reales
forma de argumento aparece en libros de texto lógicos del siglo XXI como el “tu son intentos legítimos de poner al oponente en su lugar al señalar una aparen-
quoque” (tú también). Puede ser empleado erróneamente, por ejemplo para te inconsistencia entre sus palabras y sus acciones.
describir incorrectamente las acciones pasadas de un crítico, alegando una
inconsistencia donde no la hay, o representando la proposición del oponente
como absolutamente refutada cuando en realidad sólo es refutada ad homi- El ad hominem abusivo
nem. Pero estos errores son modos en que una forma perfectamente legítima
de argumento puede ser manipulada. Este error no es una falacia tu quoque o El argumento ad hominem abusivo parece haber surgido de una amalgama
una falacia ad hominem, sino una falacia de mala representación (“hombre de de tradiciones nacidas de dos comentarios de Aristóteles.
paja”), falsa alegación de inconsistencia, o metabasis ilícita. En sus Refutaciones sofísticas Aristóteles distingue dos maneras en que
Correctamente usado, el tu quoque pone una prueba razonable sobre una puede “resolverse” un argumento falaz. La manera correcta se relaciona con el
crítica para explicar una aparente inconsistencia entre palabras y acciones. argumento (pros ton logon, 177b34, 178b17): la solución funcionará para todos
Como caso paradigmático, podemos mirar el siguiente pasaje citado por Engel los ejemplos de la falacia y es independiente de las afirmaciones particulares
(1994): del autor del argumento. Depender de que el autor garantice cierta proposi-
ción es proponer “una solución relativa al hombre” (lusis pros ton anthrôpon,
(1) Soy un habitante de la Tierra Descubierta, y no puedo evitar sentir 178b17), una frase traducida al latín por Boecio como “solutio ad hominem”.
animosidad hacia quienes se aproximan al tema de la caza de focas des- Aparentemente siguiendo a Boecio, los tratados lógicos de los siglos XII y XIII
de una posición puramente emocional. Seguramente no es el modo en el usan “solutio ad hominem” para una falsa solución de una falacia que ataca al
que miran la heladera de su carnicero cuando buscan costillas de cerdo. cuestionador en lugar de a su argumento erróneo (Nuchelmans, 1993: 43).
Incluso el método de matanza aprobado por los funcionarios del Depar- En su Retórica Aristóteles se quejaba de que los escritores de manuales de
tamento de Salud para los porcinos es horrendo, y para nada cercano a retórica de su tiempo no prestaban atención a su tema o materia, la persua-
lo humano, como el despellejamiento de una foca joven. (31) sión, sino que ponían el foco sobre los accesorios “fuera del asunto” (exô tou
pragmatos, I.1.1354a15-16). Apropiándose de esta noción, los antiguos escrito-
Este pasaje es un tu quoque dirigido a una tercera parte: sostiene que los res retóricos más tarde identificaron un aspecto tal como la persona del dispu-
críticos de la caza de focas apoyan medios aún menos humanos de matar anima- tante, iniciando así un contraste entre la persona o el hombre (en latín perso-
les cuando comen carne de cerdo. Patrick Hurley (2003: 119) afirma que el tu na, homo) y el asunto, causa o cosa (en latín negotium, causa, res) (Nuchel-
quoque es un intento irrelevante de mostrar que las premisas del argumento de mans, 1993: 43-44). Los caracteres de un discurso que señala las característi-
un oponente no soportan su conclusión. El análisis de Hurley claramente no se cas personales desagradables eran generalmente respetables mientras fueran
ajusta a nuestro pasaje, que no hace referencia a los argumentos de los críticos efectivos para persuadir al auditorio. Este ad personam o ad hominem retóri-
emocionales. Irving Copi y Carl Cohen (2002: 144) tratan el tu quoque (que co aparecía en la parte de refutación de un discurso (en latín refutatio, confu-
clasifican como una especie de ad hominem circunstancial) como un intento tatio, solutio) luego de la propia prueba, en cuyo caso se le podía dar el nombre
irrelevante de mostrar sobre la base de las acciones previas del oponente que el de “solutio ad hominem”.
reclamo del oponente es falso –en efecto, la falacia ad hominem de Whately se La solutio ad hominem dialéctica y la retórica aparecieron juntas en un
122 David Hitchcock Por qué no hay falacia en el argumento ad hominem 123

número de tratados lógicos de los siglos XV y XVI. La solutio ad rem, caracteri- “No hay caso; ataque verbalmente al abogado del demandante”; un hombre que
zada como una genuina refutación de un mal argumento, fue contrastada con es acusado de un crimen que dice que el fiscal es tan malo como él, y un argu-
una solutio ad hominem, que podía consistir tanto en rechazar al adversario mento de que quien propone un cambio de la ley en el Parlamento no es el
(formulando un cargo en su contra o argumentando que era inapropiado que hombre que lo va a aplicar. Así el cambio desde el sentido dialéctico tradicional
él presentara su acusación) como en trivializar la acusación que se le había de argumento ad hominem al sentido contemporáneo abusivo es completo.
hecho o insertar una digresión. Estos tratados tendían a desestimar tales dis- Como ejemplo de argumento ad hominem abusivo, podemos tomar la si-
positivos por no pertenecer a la lógica, aunque no los estigmatizaban como guiente carta al editor:
falacias (Nuchelmans, 1993: 44-46).
A fines del siglo XIX y comienzos del XX, tal vez influenciados por esta tradi- (2) Respuesta: La emocional Bardot pide por las focas (23 de marzo): ¿Es
ción, los libros de texto de introducción a la lógica (por ejemplo, Jevons, 1882; Brigitte Bardot realmente la cruzada compasiva que dice ser?
Joseph, 1906; Sellars, 1917; Cohen y Nagel, 1934; Beardsley, 1950; Copi, 1953) Una rápida búsqueda en Google revela que ha sido hallada culpable
comenzaron a usar la frase argumento ad hominem no en el sentido dialéctico de incitar al odio racial al menos cuatro veces por los tribunales france-
de Locke y Whately de argumentar a partir de las concesiones de un oponente ses en los últimos años. Su condena más reciente fue en 2004, por co-
u otras afirmaciones, sino en el sentido retórico de una respuesta a un oponen- mentarios en su libro, Un grito en el silencio, que atacó abiertamente a
te con un ataque personal, y estigmatizarlo como falacia. Este cambio parece los homosexuales, los musulmanes, los inmigrantes y los desempleados.
haber ocurrido por un deslizamiento a partir del sentido extendido de argu- Ella considera a los homosexuales como “esperpentos de feria” y se opo-
mento ad hominem de Whately (1827). El argumento ad hominem aparece en ne al matrimonio interracial. Su héroe político es Jean-Marie Le Pen, el
plural en la Lógica formal de Augustus De Morgan, publicada por primera vez líder del Frente Nacional de extrema derecha.
en 1847, acompañado por la afirmación de que los argumenta ad hominem ¿Es ésta la campeona que los activistas por los derechos de los ani-
caen generalmente en la falacia de ignoratio elenchi, caracterizada como res- males han traído para enseñar a los canadienses ética y compasión?3
ponder al punto equivocado (De Morgan, 1847: 308-309). De Morgan describe
los argumenta ad hominem como argumentos con alguna referencia a la perso- La función de esta carta es debilitar la posición de la famosa actriz france-
na a quien el argumento está dirigido, una caracterización débil que abarca sa como vocera de la oposición a la caza de focas. Provee evidencia de que en
tanto los argumentos ex concessis como los argumentos de ataque personal. muchos aspectos no es una persona compasiva. La falta de compasión por va-
Vale la pena señalar que no afirma que un argumento ad hominem sea en sí rios grupos de seres humanos que se le atribuye no se dirige a su posición de
mismo una falacia, sino que en contexto generalmente comete la falacia de que la caza anual de focas en Canadá debería ser abolida. En realidad, sin
responder al punto equivocado. Como especies de los argumenta ad hominem, embargo, los informes periodísticos no atribuyeron argumentos a Bardot, sólo
De Morgan menciona la recriminación, el cargo de inconsistencia y los casos un llamado a detener lo que llamó una “masacre” y un intento fallido de llevar
paralelos –el último ilustrado por la réplica del deportista de Whately, que se- personalmente su mensaje al primer ministro canadiense. Puesto que su cele-
gún De Morgan no es realmente un caso paralelo–. Jevons (1882) simplifica la bridad fue la base principal de la atención de los medios a su llamado, es una
afirmación de De Morgan al clasificar el argumento ad hominem, definido como respuesta relevante para cuestionar su punto de vista en este asunto, lo que
“un argumento que se mantiene, no sobre el mérito del caso, sino sobre el ca- los retóricos que siguen a Aristóteles llaman su ethos. Alan Brinton (1985,
rácter o posición de quienes están involucrados en él” (178-179), en sí mismo 1995) ha defendido hábilmente la posición retórica tradicional de que tales
como una especie de conclusión irrelevante, que “consiste en discutir el punto ataques sobre el ethos de un oponente son relevantes y no falaces.
equivocado, o probar algo de tal manera que se supone que algo más está pro- Un ejemplo bastante diferente del argumento ad hominem abusivo ocurrió
bado”. Da como ejemplos al barrister1 que sigue la advertencia del solicitor:2 en un debate en la Cámara Canadiense de los Comunes en 1970, relatado por
Douglas Walton (1985: 203-204). Se le preguntó al primer ministro si conside-
raría el uso de un cierto avión del gobierno, el Jet-Star, para enviar un equipo
a Biafra para recoger información. Respondió como sigue:
1. Una clase de abogado que en Gran Bretaña, Australia y algunos otros países está calificado
para dar consejo legal especializado y puede discutir un caso tanto en las cortes legales superiores
como inferiores. [N. del T.]
2. Una clase de abogado que en Gran Bretaña y Australia está entrenado para preparar los
casos y dar consejo sobre temas legales y puede representar a las personas en cortes inferiores. 3. Alan Herscovici, vicepresidente ejecutivo, Consejo para las Pieles de Canadá, Montreal, The
[N. del T.] Globe and Mail, 24 de marzo de 2006.
124 David Hitchcock Por qué no hay falacia en el argumento ad hominem 125

(3) Señor Trudeau: –Tendría que reabastecerse de combustible en medio artículo. Por razones de espacio, voy a discutir sólo uno de sus pasajes, un
del océano Atlántico… fragmento de una reseña en la revista Rolling Stone sobre el best-seller de
Señor Hees: –Como punto de orden, señor ministro, compré el avión Allan Bloom de 1987 The Closing of the American Mind. En el libro, Bloom
para el gobierno y sé que puede hacer el viaje con las detenciones ade- critica la música de rock como algo que facilita a través de su sexualidad abierta
cuadas en el camino… un clima generalizado de promiscuidad. El autor de la reseña escribió lo si-
Señor Trudeau: –No sé si debería parar si el honorable diputado viajara guiente:
en él y respirara dentro del tanque.
(4) El ataque de Bloom es vacío. El profesor, sin embargo, tiene razón
El primer ministro insinúa que Hees está habitualmente alcoholizado. acerca de una importante distinción entre los chicos de los 50 y los de los
Walton, en su comentario sobre este ejemplo, construye la insinuación como 80: en los 50 los chicos hablaban de sexo sin parar: hoy los jóvenes lo
argumento de que el argumento de Hees no debería ser tomado en serio. Pero, practican. Esto parece volver loco a Bloom –que a los cincuenta y seis
en primer lugar, Hees no ha hecho un argumento, tan sólo una afirmación. años sigue soltero–. Bloom denuncia a Jagger con tanto placer que uno
Segundo, para decir lo mínimo, no es para nada obvio que el primer ministro podría preguntarse si el profesor se siente atraído por los labios insi-
haya aludido a los hábitos de beber que se atribuyen a Hees para mostrar que nuantes de Mick y el movimiento de su cola.
la afirmación de Hees es falsa. El ataque de Trudeau es una distracción, ha-
ciendo una broma a costa de Hees antes que reconocer lo correcto del punto de Siguiendo su estrategia de dos puntas, Johnson y Blair notan en principio
Hees y retractarse de su afirmación previa. No tiene fuerza de prueba, y pare- que esta respuesta es mayormente un ataque personal que no tiene relación
ce no haber intento de prueba. con los argumentos de Bloom. Luego afirman la irrelevancia de la soltería de
Tal vez la discusión más cuidadosa en los libros de texto del ad hominem se Bloom y su homosexualidad presuntamente reprimida en la valoración de esos
da en Autodefensa lógica de Ralph Johnson y J. Anthony Blair (1977, 1983, argumentos. De esa manera, concluyen, el autor de la reseña comete una fala-
1993). Los autores citan ejemplos reales, describen su contexto, y discuten de cia ad hominem abusiva.
modo sutil si el pasaje incurre en falacia tal como ellos la entienden. En la Pero ¿es el ataque una falacia en el sentido definido en este artículo? Cier-
edición más reciente de su libro de texto (1993), caracterizan la falacia como lo tamente, el rechazo por la sola palabra “vacío” es una respuesta inadecuada a
que se comete cuando se reúnen dos condiciones: un argumento serio de un distinguido filósofo político que comenta un aspecto
significativo de la cultura popular contemporánea. Y la insinuación de que la
1. El crítico responde a la posición de un argumentador dirigiendo un crítica de Bloom puede estar motivada por el deseo homosexual reprimido es
ataque personal al argumentador e ignorando la posición de éste. (88) ofensiva.4 Pero el autor de la reseña cometería una falacia sólo si el ataque
personal fuese un razonamiento de que la crítica de Bloom fuese incorrecta o
2. El ataque personal sobre el argumentador puede mostrarse como que los argumentos en que se basa fueran débiles. De hecho, el ataque llega
irrelevante para la afirmación del argumento. (93)
después del rechazo de la posición de Bloom, y en una lectura correcta no se
intenta apoyar ese rechazo. Es gratuito, pero no un razonamiento débil, y por
En el concepto de falacia usado en este artículo, tal ataque personal es una
lo tanto no una falacia.
falacia sólo si se aproxima a un razonamiento de que el argumento o la posi-
Aunque es raro que alguien use un ataque personal como base explícita para
ción del proponente debería ser rechazado.
encontrar el razonamiento deficiente de la persona, el filósofo moral y teórico de
Si el ataque tiene una función puramente distractiva, como la respuesta de
la economía del siglo XVIII Adam Smith usó tal ataque personal precisamente de
Trudeau a Hees en el ejemplo que se acaba de discutir, puede ser reprensible,
esa manera, en el transcurso de ciertas clases sobre retórica. Weinstein (2006)
pero no es una falacia, porque no es un error en el razonamiento. (Una posible
cita los siguientes comentarios acerca del 3º Earl de Shaftesbury:5
excepción sería un ataque distractivo personal en un juego dialógico goberna-
do por reglas en el cual las reglas requirieran al atacante que respondiera
sustantivamente a la posición o argumento del oponente). En su edición de
1993, Johnson y Blair analizan cinco pasajes (pp. 88-91, 305) en los que se 4. En realidad, como Saul Bellow aclara en su novela en clave de 1999 Ravelstein, Bloom era un
cometería una falacia ad hominem. Estos pasajes satisfacen las dos condicio- homosexual que no lo anunció públicamente pero no intentó ocultarlo ante sus amigos. No estaba
nes citadas. En mi opinión, sin embargo, ninguno de ellos es correctamente reprimiendo su homosexualidad.
interpretado como si se cometiera una falacia en el sentido definido en este 5. Título nobiliario otorgado en Gran Bretaña, entre el marqués y el vizconde. [N. del T.]
126 David Hitchcock Por qué no hay falacia en el argumento ad hominem 127

(5) El mismo Shaftesbury, por lo que podemos saber de sus cartas, pare- falta de carácter o comportamiento de un oponente hacia la inaceptabilidad de
ce haber sido de una muy pequeña y débil constitución, siempre bajo alguna afirmación particular de ese oponente. Ni los destinatarios deberían
alguna enfermedad o en peligro de caer en una. Tal forma del cuerpo ser engañados por tan grosero error.
está muy conectada, incluso casi continuamente asistida por un tipo de
mente en buena medida similar. El razonamiento abstracto y las inves-
tigaciones profundas son muy fatigosos para personas de esta clase de- El ad hominem circunstancial
licada. La fragilidad de su cuerpo así como la de su mente las limitan
para comprometerse en los propósitos que generalmente enriquecen al El ad hominem circunstancial descripto en libros de texto contemporáneos
común de los hombres. El Amor y la Ambición son muy violentos en sus es, en efecto, una versión específica del ad hominem abusivo, especialmente,
emociones para encontrar un terreno donde actuar en tales marcos, donde una alegación de que el oponente está predispuesto para tomar una cierta
las pasiones no son muy fuertes. La debilidad de sus apetitos y pasiones posición y discutir en favor de ella por interés propio o inclinación dogmática
les impide que sean conducidas de la manera ordinaria. (ver, por ejemplo, Hurley, 2003: 119). Los libros de texto interpretan habitual-
mente tales presunciones como argumentos de que el argumento del oponente
Los comentarios negativos de Smith sobre el “tipo de mente” de Shaftes- es malo (Copi y Cohen, 2002: 145; Hurley, 2003: 119). Consideraré en referen-
bury difieren de los ataques personales previamente citados como ejemplos cia a dos ejemplos de alegaciones de inclinación hacia su interés si este análi-
del ad hominem abusivo en que no son una respuesta a un argumento particu- sis es correcto.
lar o razonamiento sino a un corpus entero. Smith invita a su auditorio a
inferir que no encontrará en los escritos de Shaftesbury un razonamiento abs- Primer ejemplo: La carta previamente citada del vicepresidente ejecutivo del
tracto o los resultados de investigaciones profundas. Tal argumento es en prin- Consejo de Pieles de Canadá provocó la siguiente respuesta:
cipio legítimo; todo depende de si Smith tiene razón al inferir de las cartas de
Shaftesbury que había tenido una composición física pequeña y débil, y de la (6) Cualesquiera sean las fallas éticas de Brigitte Bardot según la opi-
composición física pequeña y débil un “tipo de mente” para el cual “el razona- nión de algunos, como Alan Herscovici del Consejo de Pieles de Canadá
miento abstracto y las investigaciones profundas” serían muy cansadores. La (“Los puntos ciegos de Bardot”, carta del 24 de marzo), la matanza anual
última inferencia parece altamente especulativa, para decir lo mínimo; un de crías de focas en la costa este de Canadá es una mancha sangrienta
contraejemplo contemporáneo es el del físico teórico Stephen Hawking, que ha en nuestra identidad nacional. La mayoría de los canadienses está con-
producido un pensamiento abstracto muy profundo acerca de la naturaleza movida por esta masacre y, como la señora Bardot, quiere que termine.
del universo pese a la severa desventaja física de ser un cuadripléjico que Por supuesto, la objeción del señor Hercovici a la cruzada de la señora
sufre de esclerosis amiotrófica lateral. De ese modo el razonamiento de Smith Bardot sólo puede tener como fuente su propia conciencia pura. Uno no
es probablemente inadecuado. Pero no puede ser rechazado sobre la base de debería acusarlo de apoyar este ecocidio sólo para proteger los benefi-
que cualquier ataque sobre una persona es en principio irrelevante en cuanto cios de la industria de la vanidad.6
a la calidad de los argumentos de esa persona.
Por eso esta clase de ataque personal definida como ad hominem abusivo El primer párrafo de esta carta declara la oposición del escritor a la caza
ocurre realmente con cierta frecuencia. Puede tener varias funciones. Puede anual de focas, sin considerar las fallas éticas señaladas por el representante
ser un ataque relevante sobre algún aspecto del ethos de un oponente que nace de la industria de las pieles, sobre la base de que es “sangrienta” y una “ma-
de la aceptabilidad de su posición. Puede ser puramente distractorio, un in- sacre”. El segundo párrafo incrementa el lenguaje emocional al llamar a la
tento de desviar la atención desde la afirmación sustantiva o argumento del caza un “ecocidio”, y usa la ironía para señalar que la industria de las pieles
oponente. En último caso, es generalmente objetable como estrategia retórica, tiene un interés evidente en continuar con la caza. Se espera que el lector
pero no es una clase de razonamiento, y por lo tanto no es un error en el razo- infiera que la carta de su representante está motivada por este interés econó-
namiento. Por lo tanto, desde el concepto de falacia con el que estamos traba- mico, que como se infiere de la expresión del escritor “industria de la vanidad”
jando, no es una falacia. Raramente, como en la clase de Adam Smith, se razo- es ilegítimo. Por eso esta parte de la carta es claramente un ad hominem cir-
na explícitamente desde alguna deficiencia en el aspecto de la persona hacia
la inadecuación general del razonamiento de esa persona. Pero los casos rea-
les del ad hominem abusivo no cometen el craso error de razonar desde alguna 6. G. Cooper, Toronto, The Globe and Mail, 25 de marzo de 2006.
128 David Hitchcock Por qué no hay falacia en el argumento ad hominem 129

cunstancial, en el sentido de la alegación de que el ataque del representante Conclusiones


de la industria de las pieles sobre los antecedentes de Bardot está motivado
por algo más que una “conciencia pura”. Su punto es, claramente, no mostrar Si aceptamos la articulación de Trudy Govier del concepto tradicional de
que estaba equivocado en lo que escribió sobre Bardot, como lo hubieran hecho falacia como “un error en el razonamiento, un error que ocurre con alguna
las descripciones del ad hominem circunstancial de los libros de texto, sino frecuencia en los argumentos reales y que es característicamente engañoso”,
debilitar su autoridad de una manera bastante similar a como él debilitó la de no hay falacia en el argumento ad hominem. En su significado original, un
Bardot. Como tal, constituye un punto perfectamente legítimo. Más aún, aun- argumento ad hominem es un argumento dialéctico perfectamente legítimo a
que el escritor usa un lenguaje emotivo acalorado y sin sustento antes que un partir de las concesiones o afirmaciones de un oponente que uno no comparte.
argumento razonado para condenar la caza de focas, logra afirmar su oposi- Históricamente el tu quoque surgió en este sentido como una apelación a las
ción a ella independientemente del ataque circunstancial ad hominem, y no afirmaciones implícitas en el comportamiento del crítico de alguien; desafía
usa la tendencia del representante como razón irrelevante para pensar que la legítimamente al crítico a explicar una aparente inconsistencia entre las pala-
caza de focas debería ser abolida. No hay falacia de irrelevancia en la carta. bras y las acciones. El ad hominem puramente abusivo es generalmente un
ataque relevante al ethos del oponente en un contexto retórico o una maniobra
Segundo ejemplo: La siguiente afirmación fue mostrada en una pantalla como de distracción que no implica el razonamiento, y por eso no es un error en el
parte de una presentación sobre cambio climático global en agosto de 2005: razonamiento.
La variante rara hallada en la clase de Adam Smith, antes citada, es un
(7) Casi todas las críticas a las predicciones sobre el clima global provie- intento general de inferir una capacidad limitada de razonamiento de alguna
nen de personas que van a perder mucho si las políticas cambian.7 otra deficiencia; tal patrón de razonamiento no es en principio un error, aun-
que los ejemplos particulares se conviertan en afirmaciones no fundamenta-
Cuando se le preguntó qué conclusión quería que el auditorio sacara de das. El ad hominem circunstancial atribuye la posición de un oponente a inte-
este punto, el autor respondió: “No están motivados por un interés científico rés propio o inclinación dogmática, y así provoca una legítima sospecha acerca
en la verdad”. En una posterior comunicación por correo electrónico, le sugerí de la credibilidad de las afirmaciones y los argumentos del oponente.
que esta clase de ad hominem circunstancial es habitualmente pensada como
una advertencia de que el argumento del oponente debería ser considerado
con mucho cuidado. Respondió: “¡Exactamente! Ese era el punto que quería Bibliografía
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comunicativa (que comenzó en la década de 1980). Aun recientemente se ha
presentado a sí mismo como parte de lo que él denomina “kantianismo prag-
mático” (Habermas, 2003b: 16). A lo largo de su trabajo, busca alguna valida-
ción racional de los principios morales, y de una forma kantiana, quiere llegar
a esta justificación mediante un proceso de universalización, pero de acuerdo
con él, esto debe proceder considerando principalmente y sobre todo las prác-
ticas discursivas. Toda norma implica la realización o la prohibición de alguna
acción; considerando las consecuencias, ¿pueden todas las personas afectadas
por la norma estar de acuerdo con ella? (Habermas, 1983a). Debemos recordar
también que adopta una perspectiva cognitivista sobre los asuntos morales, lo
que expresa su intención de no permitir que las evaluaciones o prescripciones

* Traducción de Nicolás Canedo (Universidad de Buenos Aires).


[ 131 ]
132 Alain Létourneau Una discusión sobre Toulmin, en Habermas 133

morales se sostengan en la emoción o el deseo; pretende, aun así, comprender limitada de Toulmin hecha por Habermas tiene también como consecuencia la
los problemas normativos como susceptibles de soluciones racionales. Estos presentación de un Toulmin simplificado y radicalizado, en una dirección que
elementos explican, en parte, por qué recurre al, así llamado modelo de Toul- no es coherente con sus intenciones, como puede verse en sus siguientes traba-
min, especialmente entre 1972 y 1983: éste se refiere a la racionalidad, a la jos, especialmente en el Manual de argumentación, escrito junto con Richard
argumentación y pareciera permitir la universalización. En 1972, el propósito Rieke y Allan Janik. Sostengo que el acceso de Habermas al famoso libro de
de Habermas no era el de dar una presentación precisa. De hecho, incluso en 1958, Los usos de la argumentación, está completamente dirigido por su inte-
1981, su uso de Toulmin es algo retórico y selectivo. Lo pone en juego para rés por una teoría de la validez en la esfera normativa, aun siendo que Haber-
servir a su proyecto fundacional, lo cual no debe sorprendernos. mas introduce en 1972 algunas nociones revolucionarias que no se encuen-
Es también claro por qué Toulmin sigue siendo de enorme importancia hoy tran en la teoría de Toulmin (2003). La cuestión es saber si Habermas conside-
en ética, particularmente (entre otras cosas) en situaciones de tomas de deci- ra del todo las implicancias de la teoría de Toulmin. Puede que haya fallado en
sión. Los modalizadores y las restricciones son de la más absoluta importancia esta dirección en razón de su proyecto fundacional, esto es, por no haber consi-
si hemos de tomar decisiones o hacer juicios teniendo en cuenta el contexto y derado suficientemente las preguntas de aplicación (en lo que encontramos,
las posibles excepciones. Más aún en el dominio de la ética medioambiental, actualmente, la urgente necesidad de tomar en cuenta los modalizadores y las
donde se dan regularmente asuntos de riesgo y procesos de decisión en situa- restricciones).
ciones inciertas. Son asuntos difíciles de tratar y el conocimiento disponible
está muy lejos del nivel de certidumbre que la mayoría preferiría para tomar
decisiones. El concepto de argumentación en Habermas
Aquí repondré brevemente parte del trabajo teórico de Jürgen Habermas,
limitándome al uso que realiza del modelo argumentativo de Stephen Toul- Las principales características de la teoría de la argumentación de Haber-
min, especialmente en el artículo Wahrheitstheorien que no ha sido aún tradu- mas se mantienen constantes desde Vorstudien und Ergänzungen sur TKH y
cido al inglés.1 El artículo será revisado en detalle.2 Concluiré observando el trabajos posteriores en Truth and Justification, si bien tienen lugar algunos
tratamiento de 1981 y lo que ocurre con el tema en trabajos posteriores (espe- desarrollos (Habermas, 1999).3 No las presentaremos en detalle: la teoría de
cialmente en Habermas, 1983 y 2003). las diferentes pretensiones de validez (rectitud, verdad, sinceridad), la presu-
¿Qué efectos presenta este uso de Toulmin en la teoría de Habermas, y cuál posición de una orientación hacia el mutuo entendimiento que supuestamente
es el significado de la apropiación, evidentemente limitada, que hace de él? El precisa una argumentación racional, la idea de un mutuo reconocimiento de
modelo de Toulmin produce, por un lado, el efecto de respaldar la visión racio- las pretensiones de validez en una situación ideal de habla, la perspectiva con-
nalista de Habermas sobre la argumentación, de acuerdo con la idea de que trafactual y fundacional de esta situación ideal de habla, son nociones bien
discutir o argüir es esencialmente dar razones que justifiquen la posición del conocidas actualmente. La verdad es definida por su justificación, una afirma-
hablante en una discusión. Puede que Habermas haya elegido la teoría de ción válida es aquella que un argumentador está dispuesto a respaldar con
Toulmin precisamente con el propósito de reforzar su posición general en teo- argumentos; entrar en una discusión implica estar listo para justificar las afir-
ría normativa, por lo que deberíamos pensar las pretensiones de validez en maciones hechas por uno. Encontramos esta línea de pensamiento en cada paso,
laesfera normativa (acerca de lo correcto) en analogía con lo que ocurre en la sea en el contexto de MoralBewußtsein, por ejemplo en el período de Diskurse-
esfera descriptiva o connotativa (la cuestión de la verdad). Pero esta lectura thik, o luego en lo que él llama “teoría de la discusión” (alrededor de Between
Facts and Norms y The Inclusion of the Other). Habermas propone una teoría
racional, procedimental, universalizadora y consensualista de la verdad, espe-
1. Wahrheitstheorien (Teorías de la verdad) fue publicado por primera vez en 1972. Fue luego cialmente en una discusión crítica con Alfred Tarski. Pero es a Toulmin que
editado en Habermas (1984) y más tarde traducido al francés (Habermas, 1987), bajo el título recurrirá para dar algún contexto procedural o específico para una argumenta-
“Théories relatives à la vérité”, una traducción que he utilizado previamente. En ausencia de una ción como tal, por sobre la referencia a Tarski y al modelo T., visto como parte
versión oficial en inglés, las traducciones de las oraciones dadas aquí son mías.
de un acercamiento más formal a la lógica. En Truth and Justification aun
2. Debe notarse que Habermas discute los primeros trabajos se Toulmin sobre ética (1950), en
Habermas (1983a: 60-61). Atiende especialmente a la idea de comparar la relación entre argu-
mentos morales con actitudes, con aquella entre argumentos teóricos y el flujo de la percepción; el
libro de Toulmin es visto como un buen ejemplo de hacer la buena pregunta sin encontrar la buena 3. Véanse también, más reciente, una discusión breve en francés con Alain Renaut y Pascal Engel,
respuesta. Este libro es considerado relativamente independiente, y menos interesante que el en Habermas (2003). En el momento de presentar esta ponencia, ese libro no había sido aún
clásico de 1958. traducido al inglés.
134 Alain Létourneau Una discusión sobre Toulmin, en Habermas 135

mantiene su teoría consensualista de la verdad. Se encuentra en una explícita saria de las afirmaciones. Más adelante, dirá que la verdad es una propiedad
discusión con Richard Rorty. Refuta su contextualismo debido a su necesidad que no pertenece a la información dada, sino a la afirmación (Aussage), siendo
de mantener una teoría de la verdad, en dos modos complementarios: 1) como por lo tanto independiente del contexto y universalizable. La verdad no puede
una simple sanción de valor o validez cognitiva de una proposición, en el con- ser medida según la “probabilidad de los pronósticos”, sino por una alternati-
texto de una teoría semántica de la verdad inspirada por Tarski, y 2) como un va no ambigua: “Ob der Geltungsansprüchen von Behauptungen diskursiv
criterio trascendental que permita la crítica de expresiones, la distinción entre einlösbar oder nicht einlösbar ist” (“Si las pretensiones de validez de las aser-
conocimiento y creencia, y como un útil y más elevado alcance del conocimien- ciones pueden o no ser respetadas en las discusiones”) (Habermas, 1984: 136).
to. Esta última idea ya se encontraba en Wahrheitstheorien. De esta manera, pareciera que el consenso entre quienes discuten es necesario
En cualquier momento en que Habermas se refiera o discuta sobre argu- precisamente para superar las incertidumbres de las aserciones meramente
mentación es siempre para establecer que las afirmaciones reconocidas como probables, mientras que la noción de verdad, se supone, nos dará o permitirá
válidas, sea la verdad o la variedad de validez de lo correcto, se justifican una situación clara de cierre que contribuirá en la toma de una decisión.
dando razones. Esto está relacionado con una teoría de la razón que no puede
desligarse del lenguaje, y de acuerdo con la cual tal argumentación racional
ayudaría a los miembros de una discusión a trascender, al menos en la discu- Toulmin en Wahrheitstheorien
sión, su más inmediato contexto de intereses. Este carácter trascendente de la
argumentación es establecido recién en 2003 (Habermas, 2003b: 71-74). Ade- En Wahrheitstheorien, mientras discute sobre la argumentación, Haber-
más, debemos resaltar un punto importante: la relación de estos elementos mas menciona a Chaïm Perelman y a Bar Hillel, pero más que nada se refiere
con la teoría de los actos del habla, en referencia a los trabajos de John Austin a Stephen Toulmin. En la cuarta sección de este artículo –uno de los más im-
y John Searle. Es específicamente en el acto de habla asertiva cuando se pro- portantes de su obra–, mientras trata la lógica del discurso, discute sobre las
duce algo pasible de ser reconocido como verdadero o falso. objeciones realizadas a lo que presenta como su teoría consensualista de la
Como podremos recordar, Habermas ve los actos de habla como modos cua- verdad: en esta temática se orienta explícitamente hacia Charles S. Peirce.
sitrascendentales de fundamentar el proceso de una discusión en las preten- Recordemos el contexto y el significado de esto. Él afirma que la teoría de la
siones de validez y las mutuas expectativas que se presuponen entre los miem- verdad no debe recaer en el empirismo o el trascendentalismo per se, como
bros de una discusión. Habermas, en efecto, presenta la argumentación como criterio para decidir las pretensiones de validez de las afirmaciones. La teoría
acto de habla, ciertamente una perspectiva relativamente nueva en el mo- del consenso ayuda a situar nuevamente las discusiones sobre la verdad en la
mento. Pero no da cuenta de cómo el hecho de que sean actos de habla afecta a comunidad científica que construye las afirmaciones y teorías en primer lu-
los argumentos y la recepción de éstos; por el contrario, desliga la cuestión de gar, donde las justificaciones son necesarias para respetar las pretensiones de
la verdad de las condiciones del acto en el que la afirmación tiene lugar. En vez validez. Ofrece algunos argumentos para evitar objeciones circulares (las con-
de atender a cómo el contexto de un acto de habla pueda tener efectos sobre los diciones que permiten juzgar un consenso no son, en sí mismas, temas de con-
argumentos, insiste en considerar los argumentos en relación con elementos senso). Tal teoría de la verdad, sostiene, sirve para explicar el carácter obliga-
normativos como la verdad, la exactitud o la sinceridad. Este vínculo está cla- torio pero sin coerción de los argumentos, por medio de las “propiedades for-
ramente presente también en Teoría de la acción comunicativa. La referencia males de la discusión”. Éstas parecen ser las razones de apoyo para elegir a
a una concepción pragmática de la verdad y a las otras pretensiones de vali- Toulmin en vez de a Hillel o a Perelman, ya que, en sus palabras, este autor
dez, presente tanto en Wahrheitstheorien y en Truth and Justification, va de “opta por el nivel adecuado de investigación para una lógica de la discusión”
la mano con la referencia a la teoría consensualista de la verdad, sin conside- (Habermas, 1984: 161: “Ich werde mich auf St. Toulmins Analyse des Gebrau-
rar la importancia del disenso o el análisis de la inserción de la argumentación chs von Argumenten stützen, weil Toulmin die für eine Logik des Diskurses
en los actos de habla; la conexión entre pragmática y consenso es sólo estable- angemessene Untersuchungsebene wählt”). Pero aquí lo “formal” deja ciertas
cida a un nivel teórico. dudas ya que veremos a Habermas excluir de sus consideraciones ciertas par-
La proposición no es susceptible de ser verdadera o falsa, sólo el acto de tes importantes del relativamente leve formalismo de Toulmin, a saber, las
aserción o afirmación (Austin): este es un primer nivel de distinción. Haber- restricciones (R) y modalizadores (M).
mas dice entonces que la categoría de la verdad se aplica a la afirmación, no a Por lo tanto, su lectura de Toulmin refuerza un modo clásico de ver la argu-
las expresiones (en una lectura de P.F. Strawson). Distingue los distintos nive- mentación en continuidad con la lógica más que con la literatura. Esto tiene
les de la frase, afirmación, proposición, con la aserción como la cualidad nece- sentido en cierto modo, ya que es cierto que Toulmin no nos ayuda con efectos
136 Alain Létourneau Una discusión sobre Toulmin, en Habermas 137

de estilo, efectos literarios, figuras discursivas u otros usos retóricos como las Llegamos a la conclusión (C) sobre la base de D (luego llamado ground), con
metáforas, etc., aun cuando siempre podamos, como analistas, tomarnos la la ayuda de G y S, pero de forma cualificada (M) lo cual está en relación con las
libertad de poner estos elementos en algún lugar del esquema de Toulmin, en restricciones (R). Estos últimos elementos son obviamente esenciales en el
D (datos) o en G (garantía), etc. El trabajo de Toulmin fue en gran parte una modelo toulminiano. La versión dada por Habermas es la siguiente (Haber-
crítica a la lógica clásica formal en la forma silogística. Parece ser una parte mas, 1984: 163).
esencial de su contribución el introducir modalidades de razonamiento, en un
contexto finitista y falibilista, que conduce a casos tan interesantes como “Un
sueco, casi con certeza, no es católico” o “Así, presuntamente, Harry es un Comentario sobre el tratamiento habermasiano
sujeto británico”. Estas conclusiones cuidadosamente limitadas pueden agru- del esquema toulminiano
parse bajo una teoría del valor y la validez de las afirmaciones verosímiles.
Esto puede no ser equivalente a una teoría de la verdad. Habermas afirma que está presentando una versión simplificada (la pala-
Habermas vio en Toulmin un cognitivista y tuvo razón en ello. Para Toul- bra alemana es vereinfachten) de Toulmin. En muchos casos, una lectura se-
min una declaración modal que atribuya una fuerte probabilidad positiva a lectiva puede ser apropiada en filosofía, pero aquí hay más que una versión
algún evento futuro no puede ser considerada falsa si tal evento no ocurriese; sintética: es la amputación de elementos que parecen tanto característicos del
pues era verdad que la declaración era correcta cuando fue realizada, incluso abordaje de Toulmin como necesarios en él. Menciona modalidades en gene-
si el hablante no estuviera seguro de los resultados (Toulmin, 2003: 59). La ral, especialmente lo posible y lo necesario, pero sin prestar atención al trata-
actitud de Toulmin respecto de esto contrasta con la de Kneale, con quien miento que Toulmin hace de ellas. Las restricciones y modalizadores, que han
sostiene una discusión precisa: él aboga implícitamente por tomar las proposi- desaparecido en Habermas, pueden haber tenido el efecto de propiciar la con-
ciones establecidas como probables como algo que pueda ser tomado como ver- sideración de diferentes tipos de afirmaciones, con calificadores modales como
dadero. Habiendo dicho esto, Toulmin sobrepasa esta fascinación por la ver- “casi absolutamente posible”, “más” o “menos probable”, elementos que no
dad típica de los lógicos, e incluso del propio Habermas. encajan bien en la teoría de Habermas de la universalización. Habermas pre-
Permítasenos recordar que el modelo de Toulmin permite llegar a afirmacio- fiere una clara situación de corte, para que las afirmaciones puedan ser deci-
nes presentadas como conclusiones (C), basadas en ciertos datos (D) por medio dibles. Dando un punto de vista muy distinto, las restricciones (R, rebuttal)
de afirmaciones generalizadoras certeras, consideradas como garantías (G), las parecen introducirnos a una teoría de las excepciones que no parece ser útil a
cuales se basan a su vez en algún contexto semántico mayor, como los textos de los propósitos fundacionales de Habermas.
leyes de tal o cual país o como un tratado científico, dependiendo siempre el Habermas no contempla afirmaciones como las de Toulmin, del tipo “Un
soporte de los contenidos (soporte, S). Mientras colabora para tomar distancia sueco, casi con certeza, no es católico”. Una afirmación como tal es práctica-
de la lógica formal, la introducción de modalizadores y restricciones ayuda a mente aceptable sobre la base de la importante proporción de suecos que son
tomar en cuenta las excepciones en una deducción generalmente válida, que protestantes (de nuevo, de acuerdo con Toulmin, 2003): en ese sentido, Haber-
aún tiene mucho en común con el silogismo (M y R). Es el principal aspecto de la mas diría que eso es verdadero. Pero, ¿qué proporción es la aceptable para que
contribución de Toulmin: crear una apertura que contribuya al reconocimiento una aserción como tal sea admisible? ¿Debe la proporción ser el 98% de la
del valor cognitivo de las afirmaciones que no implican certezas en su contenido población? ¿O el 95% acaso? Obviamente, el número en sí mismo tiene una
material, en tanto puedan tener un importante valor cognitivo a su vez. Estas cualidad probabilística. Pero, ¿es decidible, en tanto que es preciso decidir si
declaraciones son racionalmente aceptables, bajo la condición de una apropiada una afirmación puede ser verdadera o falsa? He ahí una incertidumbre, una
modalización con las restricciones expresadas explícitamente. Habermas se re- frontera borrosa entre lo verdadero y lo falso, un margen de error que puede, o
ferirá con frecuencia a la aceptabilidad racional, la aserción autorizada (warran- no, ser importante. Cualquier afirmación que sea considerada verdadera po-
ted assertability), haciéndola una pieza importante de su discurso, pero no se see la importante característica de “atribuir a la afirmación una propiedad
referirá a las restricciones o a los cualificadores modales (Habermas, 1984: 160). preservada a través de inferencias válidas” (Heath, 2002: 287).4 Siendo que
Es difícil pensar que ésta fue sólo una decisión descuidada de su parte, un error tales inferencias parecen esenciales si seguimos un razonamiento complejo,
o un accidente.
Veamos nuevamente el modelo en su versión de 1958 (Toulmin, 2003: 97):

(D) En consecuencia (M), (C) 4. Heath presenta “lo designable” (“designatedness”) como la propiedad común a las diferentes
pretensiones de validez, verdad, exactitud y sinceridad.
138 Alain Létourneau Una discusión sobre Toulmin, en Habermas 139

podemos ver el problema que causa si tratamos con temas de riesgo de una Habermas subestima la importante relación entre la garantía (G) y el so-
naturaleza (más o menos) probable. Por ejemplo, el hecho de que los medioam- porte (S). Pero parece que dentro de la perspectiva del esquema toulminiano,
bientalistas articulen, en una larga cadena de razonamientos, una serie de lo que es importante, en cambio, es el pasaje justificado de D a C por medio de
argumentos que tengan todos cierto grado de probabilidad puede no ser útil G y S, con las reservas R acordes a las posibles excepciones, siendo la aserción
para convencer a algunos de los receptores de su discurso. Incluso si una afir- realizada con el modalizador M correspondiente que permita al juicio ser ade-
mación pueda ser trivialmente verdadera, mientras sea probable, parece du- cuado, mientras que a su vez especifique los límites del discurso. Discutiendo
doso que esta cualidad pueda ser tomada junto con otras declaraciones simila- modalidades, Habermas parece satisfecho con algunas reflexiones en general
res en inferencias válidas en cualquier condición. sobre la relación entre las partes de los argumentos, y con la reflexión sobre lo
Incluso, debemos notar que la elección de Habermas de ignorar las restric- posible, lo necesario y sus contrapartidas negativas, sin mencionar cómo esto
ciones y los modalizadores implica un movimiento que parece ser retórico. Sí puede afectar a su teoría.
menciona la probabilidad, pero se mueve más allá de ella basándose en la Es precisamente basado en esta, así llamada, importancia del paso de S a
necesidad de aplicar alguna categoría de la verdad, ¡y refiere el duro trabajo G que Habermas tomará la expresión toulminiana de un “principio integra-
de la discusión y decisión a personas a las que atribuye la obtención del con- dor” (bridging principle), como una expresión que en breve empleará nueva-
senso! En efecto, su exclusión de los modalizadores y las restricciones le per- mente en Moralbewußtsein und Kommunikativen Handelns en particular,
mite dar lugar a su principio integrador (bridging principle), el cual es utiliza- donde juega una parte importante (Habermas, 1983: 67, 73). Este principio se
do para obtener afirmaciones sobre temas morales que sean universalmente convierte para él en el medio para la universalización, sobre la base de la
válidas, para cualquier integrante de una discusión. Mientras que alguien importancia de tener argumentos válidos en cualquier momento e indepen-
como Toulmin, famoso también por sus escritos con Jonsen en la tradición dientemente del contexto. Encontramos aquí nuevamente este requerimiento
casuística (Jonsen y Toulmin, 1988), las cuestiones o temas éticos y morales de ciertas características trascendentales de la argumentación. Esto es com-
siempre deben ser tratados en coyunturas específicas y contextualizadas. pletamente independiente de una perspectiva toulminiana.
Recordemos las famosas frases de su artículo de 1972: “Incluso si no hubie-
se ninguna relación deductiva entre las afirmación que figuran en la garantía
Una mirada en detalle a su tratamiento y el soporte, una afirmación obtiene su fuerza de consenso de la legitimidad
del pasaje de S a G” (Habermas, 1984: 166). Si hiciéramos una interpretación
Habermas presenta brevemente el modelo de Toulmin y da algunos ejem- generosa de Habermas, podríamos afirmar que esto se debe a la naturaleza
plos. Toma al soporte (S), esencialmente como evidencia casuística, para sos- social e intersubjetiva del soporte, dado que es siempre un contexto semánti-
tener una hipótesis en el caso de una aserción, o para exponer una norma en el co, una construcción teórica de textos. Pero él mismo no hace tal interpreta-
caso de una prescripción (Habermas, 1984: 165). No hay nada por el estilo en ción.
Toulmin. Para él el soporte S es una afirmación factual, por ejemplo la ley en Mientras discute su lectura moral del modelo de Toulmin, afirma que la
sus contenidos, detalles en el período de su proclamación (Toulmin, 2003: 131). universalización es a los asuntos normativos lo que la inducción a las cuestio-
En otros ejemplos, serán clasificaciones de seres vivos, el sistema para las nes empíricas: “La universalización sirve como un principio integrador [Brüc-
plantas de Lineo, otras leyes formuladas por la ciencia. El soporte depende kenprinzip] para legitimar el pasaje desde indicaciones descriptivas (notando
siempre de un campo específico de argumentación. En Toulmin, la evidencia las consecuencias directas y secundarias de la norma para la satisfacción de
casuística puede sólo ser admitida en el nivel de los datos (D). Obviamente necesidades reconocidas universalmente) a la norma” (Habermas, 1984: 167).
Habermas fusiona los datos con el contexto semántico de fundamentación o Como podemos recordar, la inducción provee un modo de generalización, de
soporte (S), dado que, explícitamente, sostiene que algunas consecuencias instancias particulares a una ley general o universal; esto es lo que se requie-
o hechos futuros pueden ser usados al nivel del soporte o S. De acuerdo con re para una razón práctica. Pero es importante recordar que el discurso toul-
Habermas, la garantía (G) es más que una repetición de los hechos, es una miniano, especialmente el modelo de 1958, no señala el tema de la universali-
“moral general con carácter práctico, concerniente al modo en que podemos zación, si bien Toulmin posee alguna posición cognitivista en asuntos morales.
argumentar sin arriesgarnos a cometer un error”.5

una aserción establecida como probable: para él, “probable pero no verdadero” no es una posición
5. En el capítulo del libro sobre probabilidad, la discusión de Toulmin con Kneale y Carnal nos aceptable. Esto debe ser, en parte, por lo que Habermas se siente justificado para respaldar su
informa, efectivamente, sobre la importancia que Toulmin adjudica a la naturaleza afirmativa de teoría en Toulmin.
140 Alain Létourneau Una discusión sobre Toulmin, en Habermas 141

Por el contrario, es el rol explícito de los modalizadores y las restricciones el de Al introducir la noción de un esquema cognitivo, refiriéndose a Jean Piaget
ayudar a contrarrestar la tendencia espontánea a universalizar, propia del y al proyecto de una epistemología materialista, Habermas usará el vocabula-
pensamiento lógico clásico. Como sabemos, en pensamiento silogístico, habiendo rio del a priori, típico del método trascendental. Escribe que incluso si bien
aclarado que todas las A son B, y admitiendo que la C es una A, luego se sigue provienen de la experiencia práctica, estos esquemas cognitivos “poseen un
que en todas las posibles circunstancias la C es una B. La contribución esen- valor a priori sobre las experiencias que organizan como tales” (Habermas,
cial de Toulmin fue hacer modificaciones importantes a este modelo, las cuales 1984: 167). Así como en otros escritos del mismo período, esta epistemología
han sido obviadas por Habermas completamente. materialista nos conduce nuevamente hacia el trabajo social (social work) como
Aun así, sería justo señalar que Habermas aporta elementos importantes una síntesis (Habermas, 1984: 167). Incluso si viene de la experiencia o del
que no se encuentran en el libro de 1958 y que son complementarios, especial- trabajo de formación cultural, el lenguaje de la justificación las precede a am-
mente su reflexión sobre terminología y su importancia para la selección de bas. Al mismo tiempo, es probablemente para trascender estas obvias limita-
hechos relevantes (Habermas, 1984: 166 ss). Estas observaciones son contri- ciones históricas que se necesita de la universalización. Parece que los postu-
buciones a la (en ese entonces, en desarrollo) teoría de la enmarcación (fra- lados habermasianos se encuentran muy cerca de la propia fundación de la
ming), antes del libro de Erving Goffmann sobre la materia (1974). Pero debe- lingüística (en el sentido de sprachlich) como se puede ver en Conocimiento e
mos preguntarnos si estos elementos deben ser entendidos como parte de la interés y en Ciencia y técnica como Ideología.
lógica trascendental de Habermas. Es verdad que él desea establecer una dis-
tancia tanto de la lógica proposicional –por ejemplo, una lógica formal– como
de la lógica trascendental, en lo que él llama un acercamiento pragmático. La Una discusión sobre los asuntos teóricos relevantes
lógica trascendental examinaría “los conceptos fundamentales (categorías)
necesarios para constituir los objetos de una experiencia posible” (relevanten Desde mi punto de vista es muy importante distinguir entre el valor cogni-
Grundbegriffe [kategorien]) (Habermas, 1984: 161-162). Habermas comenta tivo de una afirmación y su decidibilidad en el sentido de la lógica formal. En
también que por sobre G, S y el resto, aún se encuentra el sistema del lengua- la vida práctica, debemos tomar decisiones en un contexto de incertidumbre,
je, en el cual la validez se decide como una totalidad, en términos de cohesión usando descripciones sobre asuntos complejos que son en sí más o menos cier-
de las proposiciones una después de la otra, y no en singular según referentes tos, con consecuencias probables en el mejor de los casos. Cuando considera-
específicos (es un holismo consensualista, en una concepción semántica y prag- mos el dominio de los eventos futuros y sus niveles de probabilidad asentados,
mática del lenguaje). Estas categorías, que intervienen en cierto sentido antes surgen dificultades por el simple hecho de que muchos niveles de la discusión
de los datos y las leyes de pasaje (como G) permiten la selección de elementos se mezclan y tornan difusos los asuntos en cuestión. Consideremos algunas
en un modo cuasitrascendental. Son los conceptos fundamentales del sistema distinciones básicas que pueden esclarecer el asunto en discusión. Si estable-
del lenguaje los que hacen posible la deducción desde D y G a la vez que pro- cemos A = “Es probable que el evento X ocurra”, tenemos que distinguirlo en
veen con S razones suficientes para aceptar a G y, por lo tanto, la conclusión C. niveles: uno concierne a los hechos discutidos, en este caso el evento X, el otro
Es por medio de las categorías y del grundbegriffe que adjuntamos una justifi- a la proposición A en sí misma. En el primer nivel, A está diciendo algo sobre
cación o una explicación a un dominio de objeto: podría decirse también que un evento que puede ocurrir; en el segundo nivel hay una evaluación sobre la
con elegir un sistema terminológico, asignamos un dominio de objetos a ese probabilidad (en sentido general aquí) de que el evento X ocurra, estando el
sistema (Habermas, 1984: 166). Es más, es el sistema terminológico el que segundo nivel incluido en el primero. Podemos, pues, distinguir entre 1a, la
decidirá qué clase de hechos son admisibles en la argumentación. Es entonces eventualidad de X, y 1b, la veracidad de A en relación con su nivel establecido
una concepción trascendental de categorías y términos que permiten lo que se de probabilidad… que no es lo mismo que el nivel de certeza (Sproule, 1980).
llamará enmarcación (framing) especialmente después de Goffman: es el caso Veamos una afirmación, probablemente realizada por muchas personas a
en que, para funcionar, los datos, la garantía y el soporte (D, G, S), todos nece- comienzos del verano del 2006, “Alemania podría ganar la Copa Mundial de
sitan términos elegidos dentro de un sistema de lenguaje, que puede también Fútbol de 2006”. Se establece una posibilidad, una de gran interés en ese mo-
(en parte) ser seleccionado: Toulmin discutirá estos elementos concernientes a mento para la mayoría de las personas en Alemania y en el resto del mundo.
la enmarcación más adelante, sobre todo en su manual (Toulmin, Rieke y Ja- Es sobre la base de lo que fuese posible y de lo que no, en nuestro mundo, que
nik, 1979). Habermas se refiere a Aaron Cicourel para sostener que esos he- alguna opinión pudiera sostenerse al respecto. Desde un punto de vista no
chos, interpretaciones de datos y necesidades dependen del “marco categórico especializado, no había ninguna razón importante para afirmar lo contrario,
propio del sistema terminológico elegido” (Habermas, 1984: 166). es decir, la imposibilidad para Alemania de ganar el campeonato. Así que pa-
142 Alain Létourneau Una discusión sobre Toulmin, en Habermas 143

rece ser verdadera en un modo habermasiano: podría ser aceptable, podría ser Conclusión: cómo Habermas trata a Toulmin en años posteriores
respaldado por algunos argumentos (incluso si ese equipo no hubiese destaca-
do, estadísticamente, como sustancialmente mejor que los otros grandes equi- Si atendemos a Teoría de la acción comunicativa, de 1981, lo menos que
pos). Para decidir si el establecimiento de una posibilidad como la de esta puede decirse acerca del concepto de argumentación de Habermas, estando
afirmación fuese verdadero o falso en el momento de su producción, no era éste articulado, es que es más fuertemente normativo que en ningún otro lu-
necesario conocer lo que fuera a ocurrir en julio de 2006. Ni siquiera tuvimos gar; dando por sentado que los participantes reflexivos efectivamente temati-
que saber el verdadero grado de probabilidad establecida. Hay dos niveles en zan sus afirmaciones para darles validez. Tomando en cuenta trabajos más
esta discusión: el nivel de la aserción, es decir del acto pragmático de afirmar recientes de Toulmin (Toulmin, Rieke y Janik, 1979) encuentra en este autor
una posibilidad positiva, y el nivel de los hechos o eventos discutidos; el nivel un concepto de argumentación reflexivo y no absolutista. Presenta a Toulmin
de los hechos no era conocido antes de que los eventos tuvieran lugar, pero adoptando una posición no deductiva referida a asuntos normativos y recha-
pudimos aun así discutir el tema antes (¡y dar una opinión informada, o una zando el relativismo (Habermas, 1981: 47). Pero esta lectura sirve para desa-
especulación educada, aunque no fuese imparcial!). Como sabemos, las esta- rrollar lo que él llama una lógica de la argumentación (logic of argumenta-
dísticas y probabilidades son muy populares en estos días. Supongamos que tion). La argumentación es la búsqueda, por medios reflexivos, de acciones
en febrero de 2006 una persona dijera: “Podemos apostar que Alemania va a orientadas al mutuo entendimiento (Habermas, 1981: 48). Él cita a Toulmin
ganar la competición de la FIFA, porque este evento tiene una probabilidad de mencionando al modalizador en las notas al pie (citándolo, como lo hace usual-
89 de un total de 100”. Esto podría haber parecido fascinante para cierta gen- mente, en inglés), pero en este texto él se referirá a éste sólo una vez, y como
te. Eventuales apostadores podrían haber puesto su dinero en el equipo debi- un “modificador” que sirve para la restricción o modificación de las pretensio-
do a su creencia en tal afirmación. Pero lo que era interesante para los aposta- nes de validez (Habermas, 1981: 49). Nada importante parece emerger de esa
dores comunes era conocer si el equipo de su apuesta pudiera ganar o no, y no relevante dimensión del trabajo de Toulmin. Tampoco comenta los ejemplos
saber si la probabilidad afirmada era la correcta. Más allá de eso, el Manns- morales que Toulmin y otros ofrecen (Toulmin, Rieke y Janik, 1979: 309 ss.).
chaft alemán puede haber perdido o ganado, nunca habríamos sabido si ese Luego de discutir la lectura que hace Klein de Chaïm Perelman y Lucie
número era el correcto, incluso si añadiéramos un eventual margen de error. Olbrechts-Tyteca, afirma que Toulmin ofrece una teoría superior al diferen-
Estos elementos pueden parecer triviales, pero ¿qué pasa con el siguiente?: ciar pretensiones de validez (Habermas, 1981: 56) mientras admite la cuali-
“Si no se promulga una versión radicalizada de Kyoto (llamada, digamos, K3) dad crítica y trascendente de la validez. Pero Toulmin no parece haber media-
ahora y en todos los países, hay una probabilidad del 95% de que el GEI [gas de do lo suficiente los niveles empírico y lógico de abstracción… y Habermas cri-
efecto invernadero] arruine la atmósfera de la Tierra para 2025”. Y ¿qué tal: tica su insistencia en la dependencia de un campo de la argumentación, pre-
“Debido al viento y otros elementos, entre ellos la presente extensión de la sentada como poseedora de criterios institucionales. Sobre esta base, desarro-
agricultura y la competencia entre mercados y economías locales, la totalidad lla más consistentemente su propia teoría de las tres formas generales de pre-
de la superficie de la Tierra cubierta por cosechas de vegetales genéticamente tensiones de validez… que no tienen mucho que ver con Toulmin. Las referen-
modificados se duplicará en los próximos diez años”? Ésta es la clase de asun- cias al modelo de Toulmin que encontramos en Moralbewußtsein und Kommu-
tos en los que Habermas puede ayudarnos a argüir la necesidad de debate y nikativen Handelns están allí sólo para introducir el discurso de Habermas
deliberación, pero es Toulmin (y los subsecuentes pensadores de riesgo (Beck, sobre el Brückenprinzip, un principio integrador que permita el proceso de
1986; Leiss, 2001, y todavía Kahneman, Slovic y Tversky, 1982) quien puede universalización de asuntos morales, un proceso que parece luego fundamen-
ayudarnos a evaluar correctamente afirmaciones dificultosas como tales, que tado en la lógica informal de Toulmin (Habermas, 1983: 73). Pero, siendo que
requieren muchos conocimientos especializados, complejos y de dominios es- hemos mostrado que en Toulmin garantía y/o soporte no poseen ese rol, se
pecíficos. Sin tales conocimientos (con todos sus límites) la discusión haber- sigue que la referencia a Toulmin, aquí, es puramente retórica. Habermas se
masiana no llegará a ningún lado… especialmente cuando quienes deciden ve satisfecho refiriéndose a precisiones dadas en Wahrheitstheorien, declaran-
requieren de las previsiones, niveles de certidumbre que parecen por defini- do en el contexto del trabajo disponible que una lógica informal es requerida
ción imposibles de obtener, en un contexto en el que el valor de conocimiento para una teoría de la argumentación, y que es necesario un principio moral
de una aserción sobre la fuerte posibilidad de algún evento futuro no tiene similar a lo que la inducción hace en la ciencia empírica.
necesariamente que brindarnos certidumbre sobre las especificidades de los La discusión continúa con teóricos morales como Kant y Hare. Algunos
eventos en cuestión para seguir siendo útiles y válidos. malentendidos son tratados, luego se introducen los principios U y D, que
tomados en conjunto son el verdadero principio integrador de su Diskursehtik
144 Alain Létourneau Una discusión sobre Toulmin, en Habermas 145

(Habermas, 1983: 76). Como podemos entender, la misma insistencia en la HEATH, J. (2002), “What is a validity claim?”, en D.J. Rasmussen y J. Swindal, Jürgen
universalización va en contra de tomar en consideración especificidades o ex- Habermas, vol. IV, Londres, Sage.
cepciones. JONSEN, A.R. y S.E. TOULMIN (1988), The Abuse of Casuistry. A history of moral reaso-
En una de las instancias autocríticas de las que es capaz, luego admite que ning, Berkeley, University of California Press.
KAHNEMAN, D, P. SLOVIC y A. TVERSKY (eds.) (1982), Judgment under Uncertainty:
su concepción anterior sobre la verdad como epistémica y discursiva puede
Heuristic and biases, Cambridge University Press.
haberse debido a una sobregeneralización del caso especial de la validez de los
LEISS, W. (2001), In the Chamber of Risks. Understanding risk controversies, Montreal-
juicios normativos (Habermas, 2003a: 8). Éste es el caso de Truth and Justifi- Kingston, McGill-Queen’s University.
caction, el proceso de destrascendentalización que es contemporáneo al giro SPROULE, M.J. (1980), Argument. Language and its influence, Nueva York, McGraw-
lingüístico, efectivamente tiene que ver con la separación entre verdad y aser- Hill.
tabilidad. Y aquí Habermas sí ofrece un espacio maniobrable para una concep- TOULMIN, S.E. (1950), An Examination of the Place of Reason in Ethics, Cambridge
ción modificada del conocimiento, admitiendo una pluralidad de modos para University Press.
considerar correctamente un cierto estado de asuntos (Habermas, 2003: 227- – (2003), The Uses of Argument, Cambridge University Press.
229). Es también cierto que en ese libro, toma en cuenta más claramente los –, R. RIEKE y A. JANIK (1979), An Introduction to Reasoning, Nueva York, Prentice
asuntos como el riesgo y las dificultades de las afirmaciones radicales de Hall.
loshablantes, especialmente en asuntos normativos (273). Pero incluso en ese
libro no vuelve al trabajo de Toulmin, en el sentido aquí indicado (o en cual-
quier otro sentido).
Si Habermas ofreció una tremenda contribución al pensamiento normativo
en el final del siglo XX dándole algún fundamento racional, parece que el siglo
XXI necesitará del pensamiento y los matices de Toulmin para tomar más en
cuenta las excepciones y reservas antes de arribar a juicios que, incluso si no
fuesen universales, puedan ser susceptibles de una gran aprobación por parte
de un gran número de personas.

Bibliografía

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Chaïm Perelman, la argumentación jurídica
y la nueva retórica

Roberto Marafioti*

Introducción

El objetivo de este trabajo es desarrollar la teoría de Chaïm Perelman en


torno a la argumentación jurídica. Este tipo de reflexión, que se agrupa bajo la
denominación de “teorías de la argumentación jurídica”, ha cobrado relevan-
cia a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Se trata de un
estudio que combina el pensamiento estrictamente jurídico con la filosofía pero
que también apela a conceptos provenientes de la lingüística, la sociología, el
análisis del discurso y la teoría política.
Quizá se pueda nombrar a muchos más autores pero existe un cierto con-
senso respecto de la producción teórica de cuatro pensadores que dieron un
nuevo impulso a los desarrollos en esta área. El primero es el alemán Theodor
Viehweg (1907-1988)1 y luego Perelman. A partir de ellos, más tarde, afinarán
sus concepciones otro alemán, Robert Alexy (1945-) y el escocés Neil Mc Cor-
mick (1941-2009).
Como se sabe, la finalización de la guerra llevó a algunos responsables de

* Agradezco a Zelma Dumm las sugerencias y lecturas realizadas a este artículo.


1. Viehweg (1964) es el creador de las bases a partir de las cuales se desarrollan las distintas
ramas de la argumentación jurídica. Su obra de referencia Tópica y jurisprudencia de 1953 inten-
ta crear un método para la interpretación y la aplicación del derecho. Inicia un repaso de la Tópica
desde Aristóteles hasta su uso más reciente por parte del derecho. La tópica es la técnica del
pensamiento que se orienta hacia el problema que resulta ser todo asunto que permite más de
una respuesta y que requiere un entendimiento preliminar. Hay una tópica de primer grado que
procede tomando puntos de vista ocasionales y buscando premisas adecuadas, lo cual genera
inseguridad, y una tópica de segundo grado que acude a un catálogo de tópicos. La tópica implica
interpretación y abre nuevas posibilidades y perspectivas. A través de ella se descubre la estruc-
tura de la ciencia del derecho que tiene tres presupuestos: 1) la estructura de la jurisprudencia se
determina desde el problema mismo; 2) las partes de la jurisprudencia se ligan específicamente al
problema, y 3) los conceptos y proposiciones de la jurisprudencia sólo pueden ser empleados con
relación al problema.
[ 147 ]
148 Roberto Marafioti Chaïm Perelman, la argumentación jurídica y la nueva retórica 149

los crímenes cometidos en la Alemania de Hitler a los tribunales en Nurem- por Marcel Bazin. Sus maestros Eugene Dupréel (1889-1967) y Paul Lorenzen
berg2 (1945), era preciso tener alguna base de sustentación para aplicar las (1915-1994), entre otros, son los responsables iniciales de su orientación teóri-
normas judiciales, más allá de cada uno de los Estados nacionales, de modo de ca. A partir de sufrir la experiencia del nacionalsocialismo alemán, se compro-
condenar a los responsables de los crímenes cometidos entre 1939 y 1945 por mete en la “resistencia civil” junto con su esposa Fela Perelman y participan
el nazismo. Hacía falta contar con recursos para sostener la legalidad de las del Comité para la Defensa de los Judíos que permitió la salvación de un buen
disposiciones adoptadas. La tarea no fue sencilla porque se trataba de fijar número de niños de ese origen. En 1945 publica De la justicia y desde entonces
una norma jurídica consensuada por toda la comunidad internacional. Ade- su labor combina la filosofía, el derecho, la moral y una zona del conocimiento
más del juicio de Nuremberg y de las condenas que se promovieron, surgió un que recupera, la teoría de la argumentación y la retórica. Escribió una buena
conjunto de mecanismos destinados a generar una regulación jurídica inter- cantidad de artículos en revistas especializadas y libros que se concentran en
nacional que dio como resultado, entre otras instituciones, a la Corte Penal el derecho y la filosofía. La obra que le ha dado mayor trascendencia es el
Internacional. Tratado de la argumentación. La nueva retórica, que publica junto con Lucie
El positivismo jurídico3 era la doctrina aceptada desde el inicio del siglo XX, Olbrechts-Tyteca en 1958.
pero en los 50 fue relativizada frente a los problemas que se habían presenta- Perteneció al denominado Grupo de Zurich, cuyo órgano de expresión era
do en el escenario internacional. La decisión justa no será la que se atiene sólo la revista Dialéctica (Revista Internacional de filosofía de las ciencias). Se tra-
al texto legal, el juez se guiará por juicios de valor relativos al carácter justo, tó de una corriente también conocida como “neodialéctica”. La función directi-
razonable o aceptable de la decisión. Deberá conciliar el valor de la solución y va la tenía Ferdinand Gonseth (1890-1975). Su tendencia era neopositivista,
su conformidad con el derecho. El sistema jurídico no se cerrará sobre sus cuestionaban la metafísica en la medida en que ésta alejaba a la filosofía de
propios criterios sino que se aproximará a la realidad social y cultural. El las cuestiones más prácticas. Rechazaban la existencia de verdades eternas y
apartado siguiente estará dedicado a poner de manifiesto esta situación con absolutas, promoviendo una “filosofía abierta” del conocimiento y reivindican-
relación a la justicia argentina y al proceso jurídico encarado contra los milita- do el carácter situado y revisable de todo conocimiento. Para este grupo, no
res que cometieron crímenes durante la última dictadura militar. sólo el mundo de los valores y la filosofía sino también el de la ciencia están
sometidos a las condiciones de probabilidad y provisionalidad propias del campo
dialéctico aristotélico.
Los inicios de Perelman y la cuestión de la justicia La filosofía analítica anglosajona de John L. Austin (1911-1960), Richard
M. Hare (1919-2002) y Ferdinand Gauthier (1890-1975) resultan también de
Chaim Perelman (1912-1984) es un pensador de origen polaco pero vivió su interés al relacionar la lingüística, la lógica, el derecho y el razonamiento
desde los doce años en Bélgica donde estudió y se doctoró en filosofía y derecho práctico pero sin vincular aún estos temas con la retórica clásica.
en la Universidad Libre de Bruselas. Ambas disciplinas nutren toda su obra Su formación filosófica le hace desconfiar del sistema inaugurado por la
que se inicia en 1938 con su tesis de doctorado “Estudio sobre Frege”4 dirigida Modernidad, el cartesianismo. Al igual que Toulmin, sostenía que el raciona-
lismo era un modo de concebir la realidad que, en última instancia, llevaba a
un predominio absoluto de la lógica científica y matemática. Perelman recu-
pera la capacidad de deliberar y argumentar en un momento en que se privile-
2. El Tribunal de Nuremberg fue conformado a partir de los Acuerdos de Londres en agosto de
1945, allí se definieron los conceptos de crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes giaba otra forma de pensamiento. La tradición cartesiana busca la “eviden-
contra la humanidad. Durante el juicio principal la Fiscalía del Tribunal presentó acusación en cia”, dejando de lado todo aquello que no se presente como obvio, exacto, indis-
contra de veinticuatro líderes nazis. El tribunal dictó once condenas a muerte, tres a presidio cutido, preciso. Esta idea de la razón resulta estrecha ya que aparta a todos
perpetuo, dos a veinte años, una a quince y otra a diez años. La Corte Penal Internacional se creó aquellos razonamientos que no tienen una forma demostrativa.
recién en 1998 a partir de la firma del Tratado de Roma donde se definió su competencia y su
El contacto que tuvo Perelman con la obra de Gottlob Frege lo llevó inicial-
existencia. Tiene estatuto legal a partir de 2002.
mente a adoptar una perspectiva positivista de la justicia. Busca entonces la
3. Es la corriente que piensa al derecho como una ciencia objetiva sustrayéndose de todo compo-
nente axiológico o ético. Se centra en la forma en que debe cumplir una acción para ser un acto eliminación de todo juicio de valor porque este tipo de razonamiento carecería
jurídico. Sus representantes más conocidos han sido Hans Kelsen (1881-1973) y Rudolf Stammler
(1853-1938). También se la denomina “iuspositivismo”.
4. Gottlob Frege (1848-1925) fue el fundador de la lógica matemática moderna inició una nueva
etapa en esta disciplina que se había mantenido intacta desde las bases sentadas por Aristóteles. lógicas de su contenido. También fue un importante filósofo del lenguaje que estableció la diferen-
Introdujo una nueva sintaxis y fue el primero en distinguir la caracterización formal de las leyes cia entre signo, sentido y referente.
150 Roberto Marafioti Chaïm Perelman, la argumentación jurídica y la nueva retórica 151

de racionalidad.5 En De la justicia ya cuestiona esta postura, considerando introduce un criterio formal de justicia que resuena en Perelman. Para el Es-
que el derecho es sólo una técnica al servicio del ideal de justicia. Desde este tagirita se resume en tratar igual a lo que es igual y de manera desigual a lo
punto de vista, el juez no debería limitarse a aplicar la ley, debería servirse de que es desigual.
ella para apuntalar su sentimiento de equidad. De allí en adelante las definiciones conducen a diferentes conclusiones y
En 1952, en Rhétorique et philosophie6 sostiene que “dado que no hay re- tratan de solucionar distintos conflictos. Para Tomás de Aquino se trata de
glas susceptibles de proporcionar una solución definitiva al problema de la “una cierta rectitud de la mente en la medida en que un hombre hace lo que
buena elección, cada elección es un riesgo, una opción que afecta a la respon- debe hacer frente a las circunstancias que debe afrontar”. Para David Hume
sabilidad del hombre que ha optado”. Perelman ensaya una solución filosófica se trata sólo de una “invención artificial”. Para uno de los teóricos más impor-
que le permita sortear el problema que presentan las decisiones, la acción y tantes del derecho norteamericano, Learned Hand, es “un acuerdo tolerable
las proposiciones prácticas en sentido amplio. Es lo que lo llevará a recurrir a de los intereses conflictivos de la sociedad”. El listado es arbitrario y podría
la retórica y la dialéctica aristotélicas encarando este trabajo con Olbrechts- extenderse mucho más.
Tyteca y dando origen a la nueva retórica. A partir de esta breve referencia, se entiende por qué la definición de la
Más adelante, en 1963, en Justice et raison juzga que “no hay valor que no justicia de Perelman como simplemente un “concepto confuso” ha logrado tan-
sea lógicamente arbitrario”. Reflexiona en torno a la decisión, superando la ta aceptación pero al mismo tiempo lo ha llevado a seguir ahondando en esta
postura relativista y brindando una justificación racional a las elecciones de problemática.
unos sistemas de valores frente a otros. Una primera conclusión lo orienta a El derecho, para él, forma parte de la metodología de la nueva retórica
pensar en la imposibilidad de los principios absolutos. En 1968, en Droit, mo- porque extiende el rol de la razón a aquellos enunciados que suponen valores.
rale et philosophie, propondrá elaborar una “lógica de los juicios de valores Descubre en los fundamentos de los tribunales las mejores muestras para es-
[…] a partir de un examen detallado de la manera como los hombres razonan tudiar los medios de prueba empleados en ese tipo de razonamientos. El dere-
efectivamente sobre los valores”. Diez años más tarde, da a conocer La lógica cho es un ejemplo de razonamiento práctico del mismo modo que “toda delibe-
jurídica y nueva retórica que junto con su último trabajo, Le raisonnable et le ración en una asamblea, todo discurso político o religioso así como la mayoría
déraisonnable en droit, testimonia la preocupación permanente acerca de la de las exposiciones filosóficas” lo son. Esta referencia a la inscripción de la
relación entre la argumentación, los valores y el campo jurídico.7 práctica filosófica en el seno del “imperio retórico” lo orienta a una dimensión
del derecho distinta.
En tanto que la filosofía construye sistemas cerrados, el derecho es una
Filosofía y argumentación jurídica práctica de la racionalidad argumentativa que podría inspirar al filósofo a
comprender lo específico de la filosofía.
Es ésta una temática obsesiva en la obra de Perelman. No se trata sólo del El derecho se funda en la razón, pero una razón esencialmente práctica,
derecho sino también de la noción de justicia las que están en juego. Y éstas volcada a la decisión y la acción razonables. Esta posición testimonia el inte-
son cuestiones que han atravesado las épocas. rés de Perelman por romper con una tradición filosófica que relegó la retórica
Si se mira los tiempos homéricos cuando la vida era más simple que en la al estudio ornamental de las figuras.8
actualidad, la justicia se refería sólo a la venganza personal. Las complicacio- La noción de la que parte en 1945 surge de una visión formal de carácter
nes comenzaron cuando Platón pone en boca de Trasímaco la visión de la jus- universal de la justicia centrada en el enunciado “A cada quien la misma cosa”,
ticia como la voluntad del más fuerte. Platón a través de Sócrates argumenta ello significa que “todos los seres deben ser tratados de la misma manera sin
que era divina y un ideal al cual los humanos sólo pueden aspirar. Aristóteles tomar en cuenta ninguna de las particularidades que los distinguen”9 (Perel-

5. Perelman distingue lo racional propio de la demostración frente a lo razonable vinculado a la 8. Tomando el caso argentino referido a las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que Hernán
argumentación. Biscayart y Zelma Dumm analizan en otro capítulo, y considerando su derogación o anulación, se
6. Esta obra se publica originariamente en Bélgica en 1950 con el título de La quête du rationnel. puede pensar qué era lo más razonable, tanto desde el punto de vista jurídico como desde el punto
de vista social.
7. Perelman es promotor de la creación de dos instituciones de estudios dedicadas a estos temas
en Bruselas y que aún hoy continúan su labor: el Centro Nacional de Investigaciones Lógicas, 9. Vuelve aquí el pensamiento de Aristóteles para quien “La igualdad es la identidad de atribucio-
fundado en 1955, y el Centro de Filosofía del Derecho de la Universidad Libre de Bruselas, funda- nes entre seres semejantes, y el Estado no podría vivir de un modo contrario a las leyes de la
do en 1967. equidad”. Aristóteles, Política, cap. XIII.
152 Roberto Marafioti Chaïm Perelman, la argumentación jurídica y la nueva retórica 153

man, 1964: 28). Encuentra, además, otros criterios para fundamentar la justi- ma, salvo cuando las cuestiones se han planteado mal o no se han precisado
cia: “A cada quien se lo debe reconocer según sus méritos”, o según obras, sus bien. No imaginamos máquinas de filosofar comparables a las máquinas de
necesidades, su rango y “a cada quien según lo que la ley le atribuye”. Estos calcular, como tampoco imaginamos máquinas para administrar justicia”.
mecanismos permitirían diseñar diferentes tipos de sociedades e ideologías. Continuando con la diferencia entre el derecho y la filosofía, afirma que “el
El problema surge cuando se introducen juicios de valor y se debe razonar a juez está atado por la ley que debe aplicar. En este caso, como hay separación
partir de valores. de poderes, el juez mismo no debe formular las leyes. En ciencia como en filo-
El dilema será cómo reconocer diferencias cuando se relacionan seres de sofía –y es aquí donde hay una reconciliación– no hay separación de poderes.
una misma naturaleza. Propone que, cuando no se quiera tratar a un ser El juez no puede hacer una ley mientras que los filósofos y los científicos pue-
de cierta categoría esencial según la regla formulada, se la puede modificar den elaborar reglas, y no sólo ocuparse de casos de aplicación, y sabemos que
por medio de una condición suplementaria que producirá dos categorías allí los más grandes siempre lo han hecho”. Nuevamente, el conflicto entre la ra-
donde antes había sólo una. Esta subdivisión permitirá tratar de otra forma a zón práctica y la teórica se resuelve en favor de la primera.
seres que formarán parte, a partir de ahora, de dos categorías diferentes. En “Personalmente pretendo que si el pasaje de la razón teórica a la razón
lugar de decir “Todos los M deben ser P”, se puede decir “Todos los M nacidos práctica es imposible, como es imposible el paso del razonamiento demostrati-
antes de 1500 deben ser P” o “Todos los M nacidos en Europa deben ser P” o vo a la argumentación –lo que quiere decir que si se parte de una concepción
“Todos los M afectados por la cualidad A deben ser P”. Con esta alteración de la de la razón teórica jamás se llegará a tener una idea, ni siquiera a entrever la
norma se tendrá que los M nacidos después de 1500, los M nacidos fuera de posibilidad fundada de una razón práctica–, el pasaje inverso de la razón prác-
Europa o en general los M que no tienen la cualidad A, no deberán ser ya parte tica a la razón teórica no sólo me parece posible, sino también instructivo para
de P. Al no aplicarse la regla anterior, se la podrá reformular aclarando cómo el filósofo. Y creo que la regla fundamental de la razón práctica sería […] la
deben ser los tratamientos correspondientes. Este punto es aplicado a los fun- regla de justicia”. Esa regla de justicia primordial es reiterada por Perelman
damentos del tratamiento de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final en distintas obras.11
que desarrollan Hernán Biscayart y Zelma Dumm en su contribución en este El desarrollo de la regla de justicia tiene consecuencias que no pueden pa-
volumen. sarse por alto. Una de ellas es que se la podría considerar como otra forma del
Estas reflexiones llevan a Perelman a buscar otro camino para evitar el principio de identidad:
atolladero de la lógica formal y las matemáticas. Encuentra una respuesta
en el ámbito jurídico donde los jueces administran justicia y deciden acerca Si es justo tratar de la misma manera a dos seres (semejantes) y, en
de la conducta de otros actuando según criterios que responden al equilibrio última instancia, idénticos, es justo también afirmar de uno de estos ob-
y a la ley. jetos lo que se dice del otro.
Así, sostiene que “si pienso en el modelo jurídico más que en el matemático, Cuando una decisión autorizada ha tratado de cierta manera un caso
relevante de cierta categoría, parece justo y conforme a la razón tratar de
es porque la situación del filósofo se parece mucho más a la del juez que a la
la misma manera un caso esencialmente semejante. La regla de justicia
del matemático. El juez debe zanjar, debe decidir, debe decir cada vez, a pesar
transforma en precedente, en caso de aplicación de una regla implícita,
de la oscuridad, las lagunas y la insuficiencia de la ley, si la pretensión es o no toda decisión anterior que emana de una autoridad reconocida.
conforme al derecho […]. Creo que el filósofo está en el mismo caso: debe to-
mar una decisión. Es mi manera de decir, con Pascal, que estamos embarca- Se podría considerar entonces la existencia de una suerte de inercia psíqui-
dos. El matemático siempre puede decir: en el marco de tal sistema, la cues- ca y social, tanto en el ámbito individual como social, que es el fundamento de
tión es insoluble, no hay nada que hacer, no hay elementos de decisión. Un la técnica de la cosa juzgada, volviendo homogéneos ciertos juicios y tendiendo
científico puede decir lo mismo […]. En el dominio de la acción debemos zan- a bloquear el debate acerca de ciertas medidas adoptadas. Se emplea en estos
jar, porque no hacer nada, no elegir, es también elegir de cierto modo. Toda casos “la técnica del precedente”. Es, al mismo tiempo, la base para la presun-
filosofía debe elaborarse en función de una decisión, de una toma de posi- ción acerca de la normalidad y aceptabilidad de una opinión o una situación.
ción”.10 Se advierte aquí el papel que le asigna al razonamiento práctico que En cambio, en el ámbito judicial pero también en la sociedad, precisa de justi-
funda toda su perspectiva filosófica. En el derecho como en la filosofía predo- ficaciones para que no se lo considere arbitrario. El ejercicio de pensar esta
mina el debate: “No hay debate en las matemáticas una vez que se da el siste-

10. La cita la refiere Adolfo León Gómez Giraldo (1998). 11. De la justicia, Justice et raison, Le champ de l’argumentation y Tratado de la argumentación.
154 Roberto Marafioti Chaïm Perelman, la argumentación jurídica y la nueva retórica 155

realidad en la Argentina lleva a confrontarse con situaciones paradójicas en pretende que incrementen la adhesión a las tesis que se le presentan para su
las que, según las circunstancias políticas, se modifican los criterios para em- asentimiento.
plear respecto de la aplicación o no de determinadas pautas jurídicas. La idea de auditorio es el núcleo de su dispositivo. Se trata del “conjunto de
Para avalar su postura favorable al cambio agrega que “no hay innovación aquellos en quienes el orador quiere influir en su argumentación. […] Para
que no tenga sus raíces en la experiencia históricamente vivida. Puede suce- quien argumenta, el presunto auditorio es siempre una construcción más o
der –y es técnica frecuente en derecho– que se parta de un caso particular que menos sistematizada” (Perelman y Olbrechts-Tyteca, 1989: 55). Según exista
era considerado como excepción y que se lo transforme en una regla”. correspondencia entre el empleo adecuado de los géneros oratorios y el audito-
El interés de Perelman por el derecho requiere entonces del empleo de la rio al que se dirige, el orador se obtendrá, como señalaba Aristóteles, un dis-
argumentación porque ésta antecede o decide una acción y, en el campo jurídi- curso en el género deliberativo, demostrativo o epidíctico y judicial. Lo funda-
co, la sentencia tiene las características de una decisión a la que se le debe mental es el respeto a la regla según la cual el discurso debe adaptarse al
añadir una puesta en escena de imparcialidad. Esta realidad no puede evitar auditorio. El fondo y la forma de ciertos argumentos, apropiados en algunas
el considerar las circunstancias históricas que rodean la realidad jurídica que circunstancias, pueden parecer ridículos en otras.
provoca situaciones en las que la política ejerce una presión indudable sobre el El auditorio universal es aquel que supone que todos los hombres, con la
derecho. misma preparación, la misma capacidad y la misma información, llegarán a
las mismas conclusiones. Pero agrega otras características referidas a que se
conforma a partir de lo que cada uno conoce de sus semejantes, de modo que
El Tratado de la argumentación. La nueva retórica trascienden las pocas oposiciones de las que se tiene conciencia. Cada cultura,
cada individuo, tiene una visión propia del auditorio universal, y su conoci-
Como se señaló, es ésta la obra más importante y pretende ser una teoría miento permite saber lo que los hombres han considerado a lo largo de la his-
general de la argumentación. Se trata de una recuperación actual de la retó- toria como real, verdadero y objetivamente válido (Perelman y Olbrechts-Tyte-
rica de Aristóteles; eso lo lleva a proponer la idea de una nueva retórica. ca, 1989: 75).
Define a la argumentación como “el estudio de las técnicas discursivas que El auditorio particular es el que está constituido por un único interlocutor
permiten provocar o aumentar la adhesión de las personas a las tesis que se al que uno se dirige en un diálogo. El tercer tipo de auditorio es el propio sujeto
presentan para su asentimiento” (Perelman y Olbrechts-Tyteca, 1989: 34). cuando delibera o evoca las razones de sus actos. La noción de auditorio abar-
Además de la dimensión descriptiva, propone una “filosofía de lo razonable” ca el conjunto de aquellos a los que se trata de ganar, forman parte del univer-
en la que el valor de una “idea nueva” se mide por la capacidad de lograr el so al que se orienta el que argumenta, no son aquellos que escuchan por deter-
acuerdo de los participantes en la controversia que nace obligatoriamente a minadas circunstancias u ocasionalmente un discurso o un debate.
partir de un enunciado. Este régimen de validez sancionado por el criterio de Otro tipo de auditorio lo constituye el de elite, que es el modelo al que
“acuerdo” recubre el conjunto del “dominio” de la argumentación que es el de deben amoldarse los hombres para ser dignos de este nombre: el auditorio de
“lo verosímil, de lo plausible, de lo probable, en la medida en que éstos esca- elite crea la norma para todo el mundo. La elite es la vanguardia que todos
pan a las certidumbres del cálculo”. Lo central se convierte en intentar, por seguirán. Importa su opinión porque al final de cuentas será determinante.
todos los medios, ganar la voluntad de aquellos incluidos en el espacio de la El auditorio de elite encarna al auditorio universal para quienes reconocen
argumentación. el papel de vanguardia y de modelo. Para el resto, no se trata más que de un
Antes de presentar las técnicas argumentativas, exhibe los límites de la auditorio particular. Es por eso que sostiene que el auditorio varía según las
argumentación y las premisas de la argumentación. Hay aquí una serie de consideraciones que se sustentan.
conceptos de los cuales sólo enumeraremos los más importantes ya que son Estas diferencias son la que hacen a la distinción entre los argumentos
retomados para el tratamiento de los fenómenos jurídicos en Lógica jurídica y puramente persuasivos, admitidos por un auditorio particular, y aquellos con-
nueva retórica. vincentes porque son admitidos por el auditorio universal y, en consecuencia,
Los límites de la argumentación se refieren a la diferencia entre demostra- pueden llegar a ser tenidos por verdaderos. La distinción entre persuasión y
ción y argumentación y al concepto de auditorio. convicción da cuenta de la relación entre persuasión y acción, por una parte,
La demostración corresponde a la lógica y basta con que se aluda a los yentre convicción e inteligencia por otra. La diferencia entre convencer y per-
procedimientos que permiten que una proposición sea la última de una serie suadir resulta a veces imprecisa y tiende, en la práctica, a borrarse. Asimis-
sucesiva de enunciados. El concepto de argumentación remite a la existencia mo, el propio Perelman reconoce que los diferentes auditorios resultan com-
de personas que forman una comunidad efectiva de individuos de quienes se plejos de precisar en la práctica. Ello ha sido motivo de debates tanto dentro
156 Roberto Marafioti Chaïm Perelman, la argumentación jurídica y la nueva retórica 157

del ámbito de la teoría de la argumentación como de la filosofía, pero también posición detallada de algunos de los recursos argumentativos disponibles para
ha alcanzado áreas más mundanas como las de la publicidad y la propaganda un juez.
política. En principio existen dos recursos. Uno es el argumento a similii y el otro el
Las premisas de la argumentación se refieren al acuerdo del que se parte argumento a fortiori. El primero evidencia la decisión de un caso similar a
para argumentar. En este caso se parte de tipos de objetos de acuerdo que juzgar con otro anterior y le permite reforzar la idea de un trato igual para
tienen que ver con los hechos, las verdades, las presunciones y los valores. casos esencialmente parecidos. En el caso del argumento a fortiori, la razón
Cuando trata de fundamentar los valores diferencia, siguiendo a Aristóteles, referida en una ocasión puede ser sostenida con más fuerza en otro caso deter-
entre los lugares comunes y los lugares específicos que dependen de cada cien- minado. Por su parte, el argumento a contrario es igual al argumento a similii
cia particular o de cada género discursivo. pero en el sentido inverso.
Luego se refiere a las técnicas argumentativas, en las que distingue entre La técnica de razonamiento empleada en derecho se relaciona siempre con
diferentes tipos de argumentos. Así se tendrá: argumentos cuasilógicos; basa- los efectos que provoquen ese tipo de razonamientos. A lo largo de la historia
dos en la estructura de lo real (enlaces de sucesión y de coexistencia); que judicial las técnicas de razonamiento han tratado de hacer compatibles y acep-
fundamentan la estructura de lo real (ejemplo, ilustración y modelo); la diso- tables las decisiones adoptadas. Esta realidad le permite a Perelman sostener
ciación de nociones y la interacción de los argumentos. la insuficiencia de un razonamiento puramente formal que se contente con
advertir la corrección de las inferencias pero que no tenga en cuenta el juicio
sobre el valor de una conclusión.
La lógica jurídica y la nueva retórica A partir de allí se analiza el tema del derecho natural desde Cicerón hasta
los siglos XVII y XVIII. Se propuso entonces la existencia de una jurisprudencia
El título de esta obra sintetiza una buena parte de su trabajo referido al universal, aplicable en todo momento y lugar, lo que fue en detrimento del
ámbito judicial. La nueva retórica sería la disciplina capaz de responder a los derecho positivo. Esta situación condujo a Thomas Hobbes (1588-1679), Jean-
problemas actuales del derecho. Comienza desarrollando la idea de razona- Jacques Rousseau (1712-1778) y Montesquieu (1689-1755) a proponer dife-
miento, para lo cual retoma el Órganon de Aristóteles y diferencia entre razo- rentes salidas.
namientos analíticos (cuyo modelo es el silogismo) y razonamientos dialécticos Para Hobbes, el derecho es una manifestación volitiva y no racional. El
(cuyo modelo es el entimema). Los primeros parten de premisas necesarias o derecho natural es la ley de la jungla donde el conflicto y la controversia son
verdaderas y llegan a conclusiones también necesarias y verdaderas. Los se- permanentes. El Estado surge para proteger a los ciudadanos y establecer un
gundos se dirigen a guiar deliberaciones y controversias. Su objetivo es per- monopolio legítimo que regule la violencia entre los hombres. Las herramien-
suadir y convencer por medio del discurso, criticar las tesis de los adversarios, tas para evitar los conflictos son la educación, la religión y los tribunales.
y defender y justificar las propias con la ayuda de argumentos más o menos Montesquieu propone una visión diferente. Las leyes deben tomar en cuen-
sólidos. ta la época, las circunstancias y las costumbres.
Luego se pregunta por las características de la lógica jurídica, que se trata Rousseau cree que el soberano no es un ser todopoderoso sino que la nación
de una lógica material y no formal. La segunda interrogación es acerca del y la sociedad políticamente organizada deben decidir qué es lo justo y lo injus-
derecho y si su actuación en el mundo real tiene que ver con criterios lógicos to. La voluntad general es recta y la ley justa si se cumplen dos requisitos: no
estrictos, concluye que la lógica jurídica se relaciona con la idea que cada uno hay sociedad parcial en el Estado y esa voluntad no concierne a intereses par-
se hace del derecho y se adapta a ella. Su origen está en las controversias y las ticulares sino que se mueve según el interés general. La Revolución Francesa
opiniones dialécticas o en las diferentes argumentaciones que se esgrimen. combina estas tres perspectivas.
“Las razones presentadas tratan más bien, como en los diálogos platónicos, de Las primeras teorías de la argumentación jurídica se dan a comienzos del
colocar al adversario en mala postura, y demostrar que los argumentos de los siglo XIX. Se reconocen tres etapas: la escuela de la exégesis (hasta 1880), las
que se había servido eran irrelevantes, arbitrarios o inoportunos, y que la escuelas teleológica, funcional y sociológica, y la concepción tópica del razona-
solución que preconizaba era injusta o por lo menos no razonable. La contro- miento judicial (a partir del proceso de Nuremberg).
versia tenía por objeto, en primer lugar, excluir algunos argumentos, mos- En la primera etapa el juez siempre está obligado a emitir un juicio según
trando que no eran pertinentes, y en segundo lugar eliminar algunas solucio- la ley, sin preocuparse por el carácter razonable o aceptable de la decisión. Es
nes preconizadas por no ser razonables, sin imponer, sin embargo, necesaria- el portavoz de la ley. El juez examina los hechos, los califica y llega a conclusio-
mente un determinado tipo de argumento o una única solución como necesa- nes según la norma. El derecho intenta aplicar herramientas que lo convier-
ria” (Perelman, 1978). La controversia le permite a Perelman iniciar una ex- tan en una ciencia objetiva e impersonal.
158 Roberto Marafioti Chaïm Perelman, la argumentación jurídica y la nueva retórica 159

En la segunda etapa (teleológica, sociológica y funcional), se ve al derecho Si se admiten los juicios valorativos, se comprueba que los razonamientos
como un medio del que se sirve el legislador para promover valores y alcanzar prácticos, las consideraciones metodológicas, hacen prevalecer algunos crite-
fines. El dispositivo jurídico cuenta con reglas precisas que suponen obligacio- rios o modelos por encima de otros. La teoría general de la argumentación será
nes y prohibiciones. El juez debe remitirse a la voluntad del legislador. Lo que el paso previo para cualquier exposición consagrada al razonamiento judicial.
cuenta es el fin perseguido más que la letra de la ley. La doctrina se convierte Los valores y los lugares comunes son el punto de partida para el manejo de
en una investigación sobre la intención que presidió la elaboración de la ley. una serie de datos disponibles. Al elegir unos valores, hechos o lugares frente
Las corrientes funcional y sociológica suponen que existe una serie de ar- a otros, el orador les da una presencia y los coloca en un primer plano en la
gumentos que el juez seguirá para llegar a una decisión, la realidad social y la conciencia de los oyentes.
finalidad de la norma creada por el legislador. De ahí que se jerarquicen algunas figuras retóricas clásicas como la ampli-
La tercera etapa corresponde al razonamiento judicial después de 1945. ficación o el desarrollo de un tema o la enumeración de las partes de un con-
Conforman una reacción contra el positivismo jurídico, la escuela de la exége- junto, la repetición, el seudodiscurso directo, entre otros mecanismos para lo-
sis y la concepción analítica del derecho, y la escuela funcional o sociológica grar la función persuasiva del discurso.
que pensaba las leyes en función de la voluntad del legislador. Al comunicarse con el auditorio, el orador debe pensar en la lengua como
Para Hans Kelsen la ley es la expresión de la voluntad de la nación y el juez un arsenal disponible para hacer triunfar sus tesis. Toda exposición de hechos
es quien dice el derecho: es la razón lógica y puramente deductiva. Después de brinda la posibilidad de considerarlos con diferentes grados de generalidad.
1933, con la llegada de los nazis al poder en Alemania, se demostró que era La elección de un término u otro desencadena una serie de evocaciones en el
imposible identificar el derecho con la ley. auditorio que hace valorar o desvalorizar un concepto. Del mismo modo, la
Más adelante, Perelman analiza el caso de las máximas jurídicas que son asociación de dos palabras puede provocar la primacía de un concepto u otro.
los proverbios del derecho. Se trata de fórmulas concisas que provienen de la La forma de coordinar o subordinar proposiciones también lleva una orien-
tradición y la experiencia. Representan puntos de vista que la tradición jurídi- tación argumentativa implícita que acentúa o singulariza determinados acon-
ca tuvo siempre en cuenta y que proporcionan argumentos metodológicos que tecimientos y hace que acontecimientos parecidos se constituyan en ejemplos
permiten brindar fidelidad y razonabilidad al sistema. o generalizaciones.
Los tópicos jurídicos son los lugares específicos de Aristóteles que se refie- Perelman retoma la perspectiva pragmática para la cual las palabras va-
ren a materias particulares y se oponen a los lugares comunes empleados en len a partir de los efectos que desencadenan. En el ámbito del derecho el obje-
cualquier discurso persuasivo. Algunos de ellos indican los valores funda- tivo central es alcanzar la paz judicial y ello supone la resolución del conflicto
mentales que protege y pone en práctica el derecho. Citaremos aquí sólo que se ha instalado.
unos pocos: La incompatibilidad de valores lleva a que sea necesario el sacrificio o la
subordinación de uno de ellos en beneficio del otro. Para hacerlo se disocian
• Una ley deroga a una anterior. las nociones y algunos aspectos se califican. Si una concepción de justicia lleva
• Una ley especial deroga a una ley general. a avalar los crímenes cometidos en un determinado momento histórico se pue-
• La cosa juzgada debe reconocerse como verdadera. de calificar a esa justicia como aparente. Si un determinado uso de la libertad
• El pretor no se ocupa de las cosas menores. viola el ideal de justicia, se dirá que es una libertad aparente. Así, la solución
• La condena no puede pasar a la demanda. de los conflictos entre valores expresa el empleo de concepciones filosóficas e
• Hay que oír a la parte contraria. ideológicas diferentes respecto de una sociedad.
• Ante la duda se debe presumir la inocencia. El derecho es pues la aplicación del arte retórica destinado a convencer a
• Se presume que todo el mundo es bueno. partir de tesis que se apoyan en la realidad jurídica, en el derecho vigente en
un momento histórico concreto.
La segunda parte del texto se refiere específicamente a la lógica jurídica y Perelman distingue entre un razonamiento judicial que versa sobre los
la argumentación. La preocupación central en este caso alude a si los juicios hechos y otro que versa sobre las estrictas cuestiones jurídicas.
relativos a la decisión son expresión de pulsiones, emociones e intereses y por En el primero de los casos, para la mayor parte de los procesos, la valora-
ello irracionales o si, por el contrario, existe una lógica de los juicios de valor. ción del juez se rige por criterios de libertad (no de arbitrariedad), buscando la
El razonamiento del juez apunta a una solución ejemplar, equitativa y ra- convicción del juez de cara a evitar toda duda razonable.
zonable. Independientemente de las normas positivas, se debe fundamentar En el segundo de los casos, lo fundamental se refiere a los conceptos jurídi-
las decisiones y es aquí donde se recurre a la dialéctica. cos, cuya interpretación hará el juzgador casuísticamente (por ejemplo, con-
160 Roberto Marafioti Chaïm Perelman, la argumentación jurídica y la nueva retórica 161

ceptos como urgencia o necesidad), para luego referirse a los conceptos jurídi- nación, es un prejuicio creer que las leyes en que se expresa esta volun-
cos concretos o normativos, en cuyo caso la evolución del derecho, por vía legis- tad deben ser interpretadas siempre conforme a la voluntad del legisla-
lativa o jurisprudencial, adaptará las distintas soluciones a la idea de equi- dor que las votó. Para evitar toda arbitrariedad en esta materia hay que
dad, tal y como la percibe una sociedad determinada. presumir que el legislador actual tiene la misma voluntad que el pretéri-
to. Pero cuando hay buenas razones para creer que el legislador actual
La tesis de Perelman acota el razonamiento judicial a dos vertientes: una
no puede compartir los puntos de vista del anterior al tratar de ajustarse
sistemática que comprende el respeto a un ordenamiento jurídico dado, que
a la voluntad de la nación, el juez se ajustará en último término a la
ha de ser asumido pero no venerado como algo inmutable, y otra práctica que voluntad presumida del legislador actual.
se refiere a la búsqueda de soluciones asimilables por una sociedad que sean El debate judicial y la lógica jurídica se refieren a la elección de las
justas y razonables. Esto conduce a la auténtica justicia, porque no deja de premisas que se encuentran mejor motivadas y que suscitan menos obje-
lado el respeto necesario al derecho. ciones. El papel de la lógica formal es hacer que la conclusión sea solida-
Reiterando una perspectiva centrada en la acción, sostiene que “cuando ria con las premisas, pero el de la lógica jurídica es mostrar la aceptabili-
una sociedad está profundamente dividida sobre una cuestión particular y se dad de las premisas. Esa aceptabilidad resulta de la confrontación de los
vacila en chocar frontalmente con una parte importante de la población, en las medios de prueba y de los argumentos y de los valores que se contrapo-
sociedades democráticas, donde se quiere un amplio consenso, es necesario nen en el litigio. El juez debe efectuar el arbitraje de unos y otros para
recurrir a compromisos fundados sobre la aplicación selectiva de la ley” (Pe- tomar una decisión y motivarla.
La lógica jurídica, especialmente la judicial, se presenta, en conclu-
relman, 1977).
sión, no como una lógica formal, sino como una argumentación, que de-
De modo excepcional, el juez acude al recurso de las ficciones jurídicas,12
pende de la manera en que los legisladores y los jueces conciben su mi-
este mecanismo remite a las relaciones entre la verdad y la justicia y se da sión y de la idea que se hacen del derecho y de su funcionamiento en la
cuando un jurado califica falsamente los hechos que tuvo que conocer. La ar- sociedad.
gumentación jurídica se desarrollará a partir de acuerdos previos como son los
hechos, las presunciones, los valores y su jerarquía, los lugares comunes y, La extensa cita final se justifica ya que el trabajo de Biscayart y Dumm
finalmente, la existencia e interpretación de las reglas de derecho, basados en que se incluye en este volumen retoma esta perspectiva para analizar la
los textos legales y en la jurisprudencia. En definitiva, la lógica jurídica busca situación de los juicios a los militares responsables de crímenes durante la
la aceptabilidad de las premisas que resultan de la confrontación de medios de última dictadura militar argentina, así como también los debates referidos a
prueba, argumentos y valores que aparecen en el seno de un litigio. las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y aquellos referidos a su anu-
La densidad a la que llega Perelman nos permite volver a citarlo de mane- lación posterior.
ra de cerrar esta aproximación a su perspectiva acerca del derecho: El origen de la reflexión de Perelman se sitúa en un momento cuando la
humanidad se preguntó cómo era posible que hubiera ocurrido Auschwitz y
Como el derecho tiene una función social que cumplir, no se le puede qué se podía esperar a partir de entonces. En la Argentina (aun cuando el
concebir, de manera realista, sin hacer referencia a la sociedad que debe
número de muertos fue muy inferior), el principio por el cual el Estado se
regir. Como el derecho, en todas sus manifestaciones, se inserta en el
convierte en criminal y por tanto obliga a repensar las bases mismas de la
medio social, la sociología del derecho adquiere en nuestra concepción
del derecho una importancia creciente. sociedad, es el mismo y es eso lo que despierta el interés por el conjunto del
En una sociedad democrática, es imposible mantener la visión positi- trabajo referido a la argumentación jurídica.
vista según la cual el derecho no es otra cosa que la expresión arbitraria
de la voluntad del soberano. Para funcionar eficazmente, el derecho debe
ser aceptado, y no sólo impuesto por medio de la coacción. Bibliografía
Si los jueces deben decir el derecho, conforme con la voluntad de la
GÓMEZ GIRALDO, A. (1998), “El argumento por el contraejemplo entre la lógica y la
teoría de la argumentación. Una introducción a la filosofía de Chaïm Perelman en
relación con la de Karl Popper”, en A. León Gómez, M.S. Naranjo, A. Patiño y P.J.
12. La ficción jurídica es el procedimiento por el cual se toma por verdadero algo inexistente o que
podría existir para fundar allí un derecho que deja de ser ficción para conformar una realidad Posada, Argumentación. Actos lingüísticos y lógica jurídica, Cali, Universidad del
jurídica. En el caso de dos personas que mueren en un accidente de auto, por ejemplo, se considera Valle.
una ficción que ambas han muerto al mismo tiempo, sin necesidad de comprobar el hecho, a los PERELMAN, Ch. (1952), Rhétorique et Philosophie. Pour une théorie de l’argumentation
efectos de la herencia.
162 Roberto Marafioti

en Philosophie, en colaboración con Lucie Olbrechts-Tyteca, París, Presses Univer- Reflexiones en torno a la lógica jurídica y la decisión
sitaires de France.
– (1964), De la justicia, México-Centro de Estudios Filosóficos-UNAM.
judicial a la luz de la neorretórica
– (1977), L’Empire rhétorique, París, Vrin.
– (1978), La lógica jurídica y la nueva retórica, Madrid, Civitas; disponible en http:// Arturo Onfray Vivanco
www.pucpr.edu/facultad/emiranda/Seminario%20Derecho/Lecturas/
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– y L. OLBRECHTS-TYTECA (1989), Tratado de la argumentación. La nueva retórica,
Madrid, Gredos.
VIEHWEG, T. (1964), Tópica y jurisprudencia, Madrid, Taurus.

Hacia la búsqueda del orden

Hay un secreto a voces. El mundo que conocemos ha nacido de un caos y


sobre nosotros pende la amenaza del retorno al sinsentido1. La filosofía –como
también el arte, la ciencia, el derecho y la religión– propone construir un cos-
mos que permita superar el caos.2 Sin embargo, un nuevo logos, más allá de
los ejercicios hermenéuticos, supone una redención que ignoramos.
En las postrimerías del modernismo nacen las lógicas procedimentales. Su
misión es, ante la evidencia de una sociedad dividida, a la sombra del caos
amenazante, procurar entendimientos que permitan ir hacia el encuentro de
la común humanidad que aún habita en nosotros. Florecen, entonces, en la
desintegración, el “consenso ideal”, de Jürgen Habermas; la “posición origi-
nal”, de John Rawls, y el “auditorio universal”, de Chaïm Perelman.
Según indica Perelman (1988), los filósofos siempre procuran dirigirse a un
“auditorio universal”, “no porque esperen conseguir el consentimiento efectivo
de todos los hombres [...] sino porque creen que a todos aquellos que compren-
dan sus razones no les quedará más remedio que adherirse a sus conclusio-
nes” (73). Tal auditorio es analizado en su obra Tratado de la argumentación.
La nueva retórica, escrita con la ayuda de su secretaria y colaboradora Lucie
Olbrechts-Tyteca (Perelman y Olbrechts-Tyteca, 1989: 71-78).

El rescate de la retórica: la “nueva retórica”

El rescate de la retórica en el siglo XX, al decir de John Bender y David


Wellbery (1990), se enmarca en un proceso de crisis de la Modernidad, en el

1. Sobre el sentido, véase Cristóbal Holzapfel (1998, 2005).


2. Sobre el rol de la filosofía, la ciencia el arte y el caos, véase Gilles Deleuze y Felix Guattari
(1993) y Gilles Deleuze (2007).
[ 163 ]
164 Arturo Onfray Vivanco Reflexiones en torno a la lógica jurídica 165

cual, entre otros aspectos, importa que la esfera pública pasa a ser ocupada vismo jurídico y sus manifestaciones: la escuela de la exégesis y la concepción
por corrientes plurales de pensamiento cuyos discursos son, a su vez, favoreci- analítica y deductiva del derecho.
dos por la aparición de nuevos medios de comunicación social. Entre el normativismo formalista de Hans Kelsen, por un lado, y un exis-
La escuela de pensamiento fundada por Chaïm Perelman –la “escuela de tencialismo jurídico, por el otro, Perelman reivindica la importancia de los
Bruselas”, también conocida como la “escuela de la nueva retórica”– reivindi- tópicos jurídicos, verdaderos “depósitos de argumentos”, lo cual ya es señala-
ca la retórica y busca desarrollar una forma de razonamiento práctico, lo que, do, en un sentido general, en el Tratado de la argumentación, en el cual se da
de acuerdo con Sonia Freire (1994), se realiza rescatando el sentido atribuido un énfasis especial a los tópicos de cantidad y de calidad.
por Aristóteles a la argumentación en cuanto elemento destinado a facilitar Los tópicos de cantidad proporcionan medios que permiten al auditorio
una organización racional de las relaciones humanas. Lo anterior, a su vez, medir, de alguna manera, las tesis por ellos propuestas, utilizando a tales
supone la existencia de un auditorio universal el cual asume el rol de juez propósitos criterios como el de estabilidad, en cuya virtud la tesis tiene que ser
frente a las presentaciones orales o escritas ante él realizadas, las que así se apta de mantenerse a sí misma por un largo tiempo, o el de la utilidad, el que
validan. importa que una vez legitimada una tesis ésta debe permitir al más amplio
En el Tratado de la argumentación. La nueva retórica, Perelman reconoce número de sujetos posibles obtener beneficios de ella. De la unión de ambos
una profunda conexión con la retórica y la dialéctica griegas, afirmando, a su criterios deriva la noción de normalidad, relativa a lo que es aceptado y segui-
vez, su ruptura con una concepción de la razón cartesiana, al considerar esta do por la mayoría. Los tópicos de calidad, por su parte, son los que permiten la
última como racionales solamente las demostraciones que, a partir de ideas adhesión del auditorio, a pesar de poseer las características de la singularidad
claras y distintas, propagan, con la ayuda de pruebas apodícticas, la evidencia y la originalidad.
de los axiomas a todos sus teoremas. En el análisis de Chaïm Perelman contenido en La lógica jurídica y la nue-
Ante ello, Perelman sostiene la racionalidad y lógica de los razonamientos va retórica cabe destacar la revisión de los argumentos jurídicos propuestos
ajenos al dominio de lo puramente formal, rescatando para ello a la retórica, a por Giovanni Tarello y de los adagios latinos y tópicos jurídicos que Gerhard
la cual califica de “nueva retórica” en cuanto se dirige a todo tipo de auditorio Struck recoge de la tradición latina y del derecho europeo continental contem-
incluyendo, incluso, hasta la deliberación consigo mismo y comprendiendo, poráneo.
junto con el género oral, el escrito. En su trabajo Sur la spécificité du raisonnement juridique, Giovanni Tare-
En el Tratado de la argumentación, Perelman trata los marcos de la argu- llo examina trece tipos de argumentos que favorecen una interpretación de la
mentación, a saber: su punto de partida, esto es, sus premisas; la elección de ley en función de la intención atribuida al legislador (Perelman, 1988: 77-83).
los datos y su presentación; y la forma del discurso. Además de ello, revisa el Gerhard Struck destaca, a su vez, en su obra Topische Jurisprudenz, el papel
estudio de las técnicas argumentativas: analiza los argumentos cuasilógicos y de los tópicos jurídicos en la legislación y en la jurisprudencia, construyendo, a
los basados en la estructura de lo real, la disociación de nociones y la interac- tales efectos, un catálogo de tópicos latinos y germanos (119-130). Tales tópi-
ción de los argumentos. cos permiten “elaborar una metodología que se inspira en la práctica, guiando
los razonamientos jurídicos, de manera que, en lugar de contraponer el dere-
cho a la razón y a la justicia, por el contrario, se esfuerzan en conciliarlos”
La lógica jurídica y la nueva retórica (130).
La segunda parte de La lógica jurídica y la nueva retórica presenta las
En la búsqueda de un orden para el mundo amenazado por el caos, el rol técnicas de razonamiento de la nueva retórica y la puesta en práctica de la
del derecho es central. Así lo entiende Perelman, quien aplica al campo jurídi- argumentación en el derecho.
co su teoría de la argumentación en La lógica jurídica y la nueva retórica. Su punto de partida radica en el hecho de que no existe una lógica específica
En su primera parte, La lógica jurídica y la nueva retórica estudia la evolu- de los juicios de valor. Sí, en cambio, existe, tratándose de opiniones controver-
ción reciente, a partir del Código Napoleón, de las teorías relativas al razona- tidas, técnicas de argumentación en su discusión y posterior deliberación. En
miento judicial. Recorre, para ello, las directrices de la escuela de la exégesis tal sentido, en el ámbito de lo jurídico en particular, la noción de acuerdo pasa a
(1804-1899); las concepciones teleológica, funcional y sociológica del derecho ocupar un rol central, en atención a que “el objeto del debate no es la verdad de
(desde mediados del siglo XIX, con la jurisprudencia de conceptos y la Escuela una proposición, sino el valor de una decisión, de una opción o de una acción,
Histórica del Derecho hasta 1945) y el razonamiento judicial de posguerra consideradas como justas, equitativas, razonables, oportunas, honorables o con-
(desde 1945 en adelante), el cual aparece como una reacción contra el positi- formes a derecho” (J. Moreau, citado por León Gómez et al., 1998: 145).
166 Arturo Onfray Vivanco Reflexiones en torno a la lógica jurídica 167

Así, la retórica, desde la perspectiva de Chaïm Perelman, tiene por objeto ciales es relativamente reciente. Ella aparece en el decreto de la Constituyen-
el estudio de “técnicas discursivas que tratan de provocar o de acrecentar la te de agosto de 1790 (título V, art. 15), el cual señala que “les motifs qui auront
adhesión a tesis presentadas a un determinado auditorio” (Perelman 1988: déterminé le jugement seront exprimés”3 (Perelman, 1978: 417). Más tarde,
151). Tal adhesión puede tener una intensidad variable y supone un auditorio en la época de Napoleón se refuerza tal obligación. Así, en ley de 20 de abril de
que la presta, el que en la nueva retórica admite la posibilidad, a su vez, de la 1810 se establece que “les arrêts qui ne contiennent pas les motifs, son décla-
diversidad. rés nuls”4 (217).
La argumentación judicial busca alcanzar la mejor interpretación de las La obligación de motivar las decisiones judiciales, en su origen, busca so-
leyes con miras a obtener una óptima solución del caso concreto. Para ello meter la voluntad de los jueces, a quienes se estimaba a veces demasiado inde-
considera una serie de supuestos –los lugares comunes, el rol de la presencia, pendientes, a la voluntad del legislador. Nace así, en Francia, el Tribunal de
los valores jurídicos, etc.– los cuales, junto con el uso de las técnicas argumen- Casación, el cual reafirma la necesidad de los jueces de obedecer incondicio-
tativas, permiten una adecuada motivación judicial, que busca, como aspira- nalmente a la ley. Tal exigencia al juzgador parte del supuesto de que la ley da
ción, coincidir con la certidumbre absoluta. solución a cada caso litigioso. No hay lagunas ni antinomias. No hay lugar a la
Temas de particular interés en el análisis de Perelman son el de las “anti- interpretación.
nomias” y el de los “casos límite”, los que permiten demostrar las consecuen- Sin embargo, con el paso del tiempo, aparecen cuestiones de interpreta-
cias injustas a que lleva una aplicación mecánica de las normas jurídicas. A ción, asociadas sobre todo a la determinación de las premisas fácticas de la
este respecto, Chaïm Perelman (1988: 222) recuerda la solución sugerida por decisión judicial, que indican que la labor del juez es más compleja de lo que
François Gorphe para quien “el espíritu de equidad permite adaptar la regla parece. Ya no es posible, como lo señalaba el artículo 4º del Código de Napo-
general a las particularidades del caso concreto”. león, limitar la intervención del juez a los casos de insuficiencia, oscuridad o
La lógica jurídica propuesta por Perelman (1988: 232) aparece, entonces, silencio de la ley. Así, a fines del siglo XIX, en la cuna de la escuela exegética,
como una fuerte crítica al positivismo y, en particular, a la lógica formal, cuyo François Gény se rebela a tal visión en Méthode d’interprétation et sources en
papel “es hacer que la conclusión sea solidaria con las premisas”. Frente a ello, droit privé positif.
el papel “de la lógica jurídica es mostrar la aceptabilidad de las premisas” Paulatinamente el juez emerge, entonces, como detentador de un poder y
(232). La lógica jurídica se presenta “no como una lógica formal, sino como una no solamente como “la bouche qui prononce les paroles de la loi”5 (Charles
argumentación, que depende de la manera en que los legisladores y los jueces Montesquieu, L’esprit des Lois, Libro XI, cap. III). Se reconoce que el juez siem-
conciben su misión y de la idea que se hacen del derecho y de su funcionamien- pre posee un margen de apreciación y que debe buscar la solución mejor adap-
to en la sociedad” (233). tada a la situación y luego justificar el uso de ese poder en una sociedad demo-
crática a través de la motivación, manifestación fundamental de la argumen-
tación, la que se presenta ante un auditorio al cual se dirige y al que se busca
La motivación de las decisiones judiciales persuadir. El derecho se revela simultáneamente como un acto de autoridad
pero también un acto de razón y de persuasión.
La argumentación en Perelman tiene un carácter no coercitivo, lo que per- El rol del exegeta aparece, entonces, como fundamental en la nueva lógica
mite la obtención de soluciones razonables, las que no son, a su vez, soluciones jurídica propuesta por Perelman. Sin embargo, parece imposible obtener uni-
definitivas a los problemas en discusión. Chaïm Perelman se aleja así de los formidad. Se aspira más bien a la persuasión del auditorio.
dogmatismos de todo tipo, privilegiando, en cambio, un pluralismo ideológico La falta de uniformidad subyace en la propia naturaleza del derecho así
como alternativa frente a los pensamientos autoritarios. En tal sentido, el como en múltiples factores metajurídicos que inciden en la labor del juzgador
autor realiza una clara opción por la democracia como la gran escuela del y en las características del sistema legal al que pertenece.
pluralismo. No resulta convincente ignorar, a estas alturas, que el intérprete está suje-
La teoría de la argumentación de Perelman se revela así como un aporte
notable, en particular, al estudio de la motivación de las decisiones judiciales,
la cual contribuye a la construcción de un orden, de un cosmos en el mundo.
La referida motivación, como indica Philippe Godding (1978), no siempre 3. “Los motivos que determinarán el juicio serán explicados.”
ha sido un prius a la administración de justicia, siendo el epítome de ausencia 4. “Los fallos que no contienen los motivos son declarados nulos.”
de motivación la ordalía. La exigencia formal de motivar las decisiones judi- 5. “La boca que pronuncia las palabras de la ley.”
168 Arturo Onfray Vivanco Reflexiones en torno a la lógica jurídica 169

to a diversas condicionantes –de naturaleza política, psicológica, sociológica, CERDA FERNÁNDEZ, C. (1995), “Razonamiento judicial”, Cuadernos de Análisis Jurídi-
etc.–.6 Su asepsia mental es ilusoria y, tal vez, inadecuada. co, serie publicaciones especiales Nº 5, Santiago de Chile, Escuela de Derecho de la
Además de tales influencias, el quehacer del juez se inserta en un determi- Universidad Diego Portales.
nado sistema jurídico. Los modelos que primaron en el siglo XIX fueron el civil FREIRE, S. (1994), “A Teoria da argumentação de Chaïm Perelman”, Río de Janeiro,
Instituto de Estudios Avanzados en Educación, tesis de magíster.
law, un sistema que limita al máximo los poderes del juez, y el common law,
DELEUZE, G. (2007), Pintura. El concepto de diagrama, Buenos Aires, Cactus.
un sistema que hace del juez un creador del derecho. Tal estereotipo hoy se ha
– y F. GUATTARI (1993), ¿Qué es la filosofía?, Barcelona, Anagrama.
desdibujado parcialmente ya que se han producido grados crecientes de con- GARAPON, A. e I. PAPADOPOULOS (2006), Juzgar en Estados Unidos y en Francia: cultu-
vergencia entre ambos sistemas.7 Por un lado, crece el rol del legislador en los ra jurídica francesa y common law, Bogotá, Legis.
países del common law y, por el otro, crece el rol del juez en los países del civil GODDING, Philippe, (1978), “Jurisprudence et motivation des sentences. Du Moyen Âge
law. à la fin du XVIII siècle”, en Ch. Perelman y P. Foriers, La Motivation des décisions de
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La reflexión jurídica de Perelman surge como una reacción contra los exce- LEÓN GÓMEZ, A., M.S. NARANJO, A. PATIÑO y P.J. POSADA (1998), Argumentación, actos
lingüísticos y lógica jurídica, Cali, Editorial Universidad del Valle.
sos provocados por la situación político-social europea de la primera mitad del
ONFRAY VIVANCO, A. (1993), “El reencantamiento de la ciencia procesal”, Gaceta Jurí-
siglo XX. Perelman cuestiona los excesos del formalismo y del positivismo y
dica, Nº 161, Santiago de Chile, pp. 7-16.
propone, en su obra, la obtención de un necesario equilibrio entre la libertad – (2005), “Chaïm Perelman: La lógica jurídica y la nueva retórica”, Revista de Derecho,
del intérprete y los valores y el telos del derecho. Nº 13, Santiago de Chile, Consejo de Defensa del Estado, pp. 215-219 (recensión
Sin embargo, el creciente poder de los jueces llamados a interpretar el de- bibliográfica).
recho se topa al menos con dos críticas. La primera apunta a la oportunidad PERELMAN, C. (1978), “La motivation des décisions de justice. Essai de synthèse”, en
del control de los magistrados. Se podría sugerir que la democracia y el control La motivation des décisions de justice, Bruselas, Établissements Émile Bruylant,
social hacen tal ejercicio a través del análisis de las motivaciones judiciales, pp. 414-426.
constituyendo un “auditorio universal”. Sin embargo tal control es un ex post – (1988), La lógica jurídica y la nueva retórica, Madrid, Civitas.
que de ordinario no produce consecuencias jurídicas en relación con las sen- – y L. OLBRECHTS-TYTECA (1989), Tratado de la argumentación. La nueva retórica,
tencias ya firmes o “ejecutoriadas”.8 La segunda crítica es en relación con el Madrid, Gredos.
cómo compatibilizar la postura de Perelman con la existencia de, al decir de
Ronald Dworkin, “una sola respuesta correcta”. En suma, cómo evitar la rela-
tividad frente a los excesos de la lógica formal. Si tal relatividad se evita ads-
cribiendo a los argumentos, a los tópicos jurídicos o a la tesis del derecho natu-
ral, cabe entonces preguntarse por su determinación en un mundo plural, un
mundo construido a partir del caos.

Bibliografía

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ric”, en J. Bender (ed.), The Ends of Rhetoric: History, Theory, Practice, Standford
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6. Sobre estas condicionantes, véase Carlos Cerda Fernández (1995).


7. Sobre esta convergencia, véase Antoine Garapon e Ioannus Papadopoulos (2006).
8. Véase artículo 174 del Código de Procedimiento Civil.
Sin demostrar ni emocionar(se)*

Christian Plantin

Introducción

En 1958 aparecieron las dos obras que han marcado la emancipación de los
estudios sobre argumentación. Desde el exterior, su originalidad se destaca de
entrada en sus títulos, que utilizan las palabras “argumento” (Toulmin), y
“argumentación” (Perelman y Olbrechts-Tyteca). Sin embargo, Perelman y
Olbrechts-Tyteca parecen dudar; en efecto, el título de la primera edición del
Tratado de la argumentación, en 1958, editado por Presses Universitaires de
France, es La nueva retórica. Tratado de la argumentación. La inversión del
título se produjo en 1970, en ocasión de la segunda edición, por Ediciones de la
Universidad de Bruselas, bajo la forma Tratado de la argumentación. La nue-
va retórica.1 De hecho, el título del Tratado de la argumentación ha sido siem-
pre el mismo: La nueva retórica, que, de ser el título principal en la primera
edición (en pequeños caracteres itálicos), pasa a ser un subtítulo. La retórica
ha girado alrededor de la argumentación. Pero la traducción inglesa, apareci-
da en 1969, realizada sobre esta primera edición, se mantiene como The New
Rhetoric: A Treatise on Argument.
Este uso de la palabra “argumentación” dentro de un título es una novedad
significativa. Toulmin no cita ninguna obra relevante del dominio de la retóri-
ca o de la lógica clásica. Antes de 1958, he encontrado solamente dos obras en
inglés que incluían en sus títulos argumentación, siempre en relación con las
técnicas de debate (Foster, [1917] 1999; Baird, 1950). Dos obras mucho más
antiguas utilizan las palabras de la misma familia en el subtítulo to argue y
argumentative (Lever, 1573; la más célebre sin duda es la de Richard Whately,
1828)

* Traducción de Nora Muñoz (Universidad Nacional de la Patagonia Austral).


1. Las referencias a esta obra se harán con el número de la página entre paréntesis. En la primera
parte, sólo las citas del Tratado son numeradas. Las informaciones que siguen han sido extraídas
de una investigación bibliográfica realizada sobre el catálogo CCFR (catálogo colectivo de Francia),
que incluye el catálogo de la BNF (http://catalogue2.bnf.fr).
[ 171 ]
172 Christian Plantin Sin demostrar ni emocionar(se) 173

En francés, otros títulos más antiguos se apoyan sobre argumentación, pero Sabemos que Aristóteles reconocía la preeminencia del ethos como instru-
la función de la palabra es totalmente diferente: mento de convicción. La noción intuitiva de ethos corresponde a un agregado
de elementos heterogéneos denominados reputación, capital simbólico, aura,
• Henri Martin, Presentación de osamentas de reno con lesiones de origen carisma, influencia psicológica, autoridad, experticia, benevolencia manifies-
humano y animal, seguido de una argumentación de MM Edmond Hue y ta o figuras ligadas a cierta manera de decir y de probar, todas cualidades que
Marcel Baudoin, 1906. se suponen se actualizan en o derivan de la enunciación hic et nunc del discur-
• Ambroisine Dayt, Argumentación con el propósito de esclarecer sobre las so: “El carácter constituye, se puede decir, casi la más eficaz de las pruebas”
necesidades indenegables privadas a la mujer desde la aparición del hom- (Aristóteles, Retórica 1356a).
bre sobre la Tierra, 1903. Los afectos de la retórica son abarcados bajo el término general de pathos,
pero son abordados bajo las formas de emociones particulares, por ejemplo, en
En este último caso, “argumentación” es un término del título sustancial; la Retórica, la cólera y la calma (dulzura, paciencia), la amistad y el odio, el
podría ser reemplazado por notas sobre... (“las osamentas de los renos...”), o temor y la confianza, la vergüenza, el deber, la piedad y la indignación, la
tratado o disertación (“con el propósito de esclarecer...”). Se trata de una inter- envidia y la emulación. Por supuesto, “no debemos pervertir al juez, inducién-
vención dentro de un debate, llevado a cabo según las modalidades de un gé- dolo a la cólera, el temor o el odio; esto sería desvirtuar la regla de la cual nos
nero, de una argumentación “sobre”, y no un emprendimiento teórico “sobre” debemos servir” (Retórica 1354a). Debemos remarcar que la buena razón que
la argumentación: antes del Tratado, ninguna obra propone tal programa. La justifica esta prohibición no es de orden moral, sino epistémica. En Quintilia-
novedad, en francés, es radical. no el ethos se funda en los afectos, y se define como un afecto afable, tímico,
Esta afirmación de un campo de la argumentación se hace dentro de una afecto duradero, del tipo del humor, que define la tonalidad de base del discur-
relación de oposición con dos disciplinas que son sus parientes más cercanos, so, sobre la cual se añadirán las modulaciones propiamente emocionales.
la retórica y la lógica. La primera parte de esta presentación se propone en Se encuentran fácilmente en Cicerón y Quintiliano pasajes que enumeran
efecto mostrar que, a pesar de su subtítulo, el Tratado rechaza la retórica una serie de emociones retóricas de base y afirman la primacía de los afectos
en una de sus dimensiones esenciales, la de los afectos; pero ¿una retórica sin en la palabra argumentativa, por ejemplo en Cicerón:
emociones es todavía una retórica? Simétricamente, la segunda parte conduce
a la conclusión de que la demostración, apoyada sobre la lógica formal, consi- Los sentimientos que nos interesa hacer nacer dentro del alma de los
derada en su producto terminado y no dentro de su proceso de construcción, es jueces, o de nuestros auditores sean los que sean, son el cariño, el odio, la
construida como el contrapunto o antagonista de la argumentación. Es aquí, cólera, la envidia, la piedad, la esperanza, la alegría, el miedo, el descon-
en este entredós dentro del espacio conceptual abierto entre los afectos pues- tento. (Del orador, II, 205)
tos fuera del campo y una demostración endurecida por las necesidades de la
En efecto, nada es más importante para el orador, Catulo, que ganar
causa, donde la argumentación ha edificado su “imperio”.
el favor del que escucha, sobre todo de excitar en él tales emociones que
en lugar de seguir el juicio y la razón, ceda al arrebato de la pasión y a la
turbación de su alma. (Del orador: II, 178) (Ver también Quintiliano, Ins-
El Tratado de la argumentación ¿es una “nueva retórica”? titución oratoria, VI, 2,4-5 y VI, 2,20)

Existe maneras legítimas de definir “lo que es” la retórica: retórica restrin- Esta fuerza irresistible del pathos está ciertamente ligada a una concep-
gida, llamada a veces retórica general; retórica literaria, que corren parejas ción muy antigua de los poderes mágicos de la palabra, que no solamente per-
con una teoría de la emoción estética; retórica antropológica, retórica nietzs- mite la mentira y el engaño, sino que altera el juzgamiento hasta afectar la
cheana definida como la esencia del lenguaje. La forma más próxima del espí- percepción misma de las cosas.
ritu del Tratado es ciertamente la retórica antigua, situada, referencial y pro- En el Tratado, la cuestión del ethos (una ocurrencia en el índex) es tratado
batoria; en lo que sigue, la palabra “retórica” reenvía a esta última variedad. lateralmente, bajo la problemática de la autoridad, del vínculo de la persona a
Se puede retener, como una de sus características fundamentales, la conside- sus actos, o a sus dichos. Ninguna de las emociones retóricas de Aristóteles, de
ración y el tratamiento en profundidad de los afectos de la situación de habla, Cicerón o de Quintiliano figuran en el índex. Pathos no se encuentra; emoción
sea que se trate de la atmósfera creada por el habla, o asociada a la persona tampoco, aunque la palabra tiene ocurrencias dentro del texto; pasión tiene
del orador (ethos) o de las emociones creadas y manejadas al hilo del discurso diez menciones; sentimiento no tiene ninguna, sentido emotivo tiene tres men-
(pathos).
174 Christian Plantin Sin demostrar ni emocionar(se) 175

ciones. La diferencia es enorme con todo aquello que se tenía la costumbre de poscartesianas (donde “post” significa “después y en continuidad con”, y no
denominar “retórica”. “después y en contradicción con”). El proyecto argumentativo se inscribe con-
Las reflexiones que siguen están fundadas sobre este pequeño corpus, cu- tra una razón que sería definida por el criterio de la evidencia formal, como
yos diferentes elementos están dispersos en todo el Tratado; a veces será nece- lo veremos en el parágrafo consagrado a la demostración. En el cuadro de
sario un poco de recorte y recomposición, para poner en evidencia su coheren- esta teoría del espíritu y del conocimiento, las “pasiones” tienen una función
cia y su interés. precisa:

La concepción poscartesiana de la razón nos obliga a hacer intervenir


La emoción, una perturbación explotable elementos irracionales cada vez que el objeto del conocimiento no es evi-
dente. Sea que estos elementos consistan en obstáculos que se trata de
Encontramos en el Tratado una visión de los afectos inspirada en la psico- sortear –tales como la imaginación, la pasión o la sugestión– o se trate de
fuentes suprarracionales [...] esta concepción introduce una dicotomía,
logía, por la cual “la emoción inspira [degradaciones] en la lengua” (605-606).
una distinción de las facultades humanas enteramente artificial y con-
Esta visión de la emoción como deterioro del acto lingüístico es un eco de las
traria al decurso real de nuestro pensamiento. (4; mi subrayado)
teorías psicológicas de la época, según las cuales, de forma general, la emoción
perturba la acción. La misma concepción es invocada al menos dentro de otros dos pasajes (61-
Desde este punto de vista psicodiscursivo, las “pasiones”, en tanto pertur- 62, 691). Si agrupamos los diferentes términos de esta oposición complemen-
baciones instrumentalizadas o vividas, están en el origen de un cierto número taria, tenemos, de un lado “lo razonable, lo calculable, lo formal, lo evidente” y
de fenómenos que atañen a la argumentación, en primer lugar las figuras del otro “la imaginación, las pasiones, la sugestión, el interés, los ídolos, los
(605-606). Esta visión retomada por el Tratado está basada en la vulgata psi- prejuicios”. En este contexto interviene la famosa definición del objeto de la
coestilística que pone de relieve el uso estético de los movimientos afectivos, teoría de la argumentación: “El estudio de las técnicas discursivas que permi-
pero la interpretación argumentativa que él propone, y que implica su “des- ten provocar o acrecentar la adhesión de los espíritus a las tesis que se les
membramiento” (232) y recomposición, va mucho más lejos que una degrada- presenta a su asentimiento”, y que debe permitir superar el antagonismo ra-
ción del discurso. zón formal/pasión.
En segundo lugar, estas conductas de “menor adaptación” de la acción del Pero –y ésta es la consecuencia apasionante de este coup de force que amal-
lenguaje tienen igualmente valor explicativo dentro del cuadro de estrategias gama una serie de nociones para fijarlas dentro de los términos de la configu-
que se podría relacionar con la problemática clásica del ethos. La “degrada- ración antagónica “razón/emoción”– esta oposición “poscartesiana”, si bien es
ción” puede ser explotada retóricamente, imitándola, con efecto de “sinceri- inválida a nivel teórico aparece plenamente operatoria cuando pasa a la prác-
dad” (605-606); vivida y no imitada, la conducta de menor adaptación orienta tica argumentativa. Se constata en efecto que esta misma visión “poscartesia-
hacia la acusación del discurso pasional (31). na” del conocimiento y de la transmisión del conocimiento está considerada
La influencia de las “pasiones” es entonces ambivalente, espontáneamente como la filosofía espontánea que subyace debajo de las estrategias argumen-
contraproductiva; ella deviene positiva si se mantiene bajo control. Global- tativas, que necesita una explicitación, y que provee entonces valor explicati-
mente, esta visión de la emoción como degradando las prácticas del lenguaje vo a esas prácticas. Esto es lo que se constata en el pasaje siguiente:
está poco desarrollada en el Tratado. Es totalmente distinta del rol atribuido a
las emociones en ciertos sistemas filosóficos. El rol asignado a los ídolos por Bacon, a la imaginación y a las pasio-
nes dentro de la filosofía racionalista, a los prejuicios en la filosofía de la
Ilustración, [...] se concibe como complementario de una disociación pre-
El “poscartesianismo”, ¿teoría folk que subyace en la práctica oratoria? via y de criterios propuestos para conocer la realidad. No nos limitare-
mos a explicar la posibilidad del error, por esos factores de disturbio, pero
El lugar asignado a los afectos en el Tratado aparece como una conse- intentaremos combatirlos. Es en el uso de esos argumentos complemen-
cuencia de la voluntad de delimitar un espacio argumentativo bien específi- tarios que piensa Fénelon cuando describe la técnica del orador hábil y
co. De forma general, la estrategia argumentativa puesta en funcionamiento experimentado: “O bien [el orador] se remonta a los principios de los que
en el Tratado para legitimar la argumentación procede por “idealtipifica- dependen la verdades cuya persuasión quiere obtener; o bien procura
liberarse de las pasiones que impiden emerger a esas verdades” [...].
ción” (idéaltypisation) de las filosofías a los cuales se opone, como filosofías
Esto da a la amplitud de la argumentación un nuevo aspecto: el ora-
176 Christian Plantin Sin demostrar ni emocionar(se) 177

dor no se contenta con combatir la imaginación, las pasiones como tales; El problema del lugar de los afectos dentro del nuevo dispositivo de im-
desarrolla los argumentos que han podido seducir al oyente, y que los plantación argumentativa, de las creencias y de la determinación de la acción,
vuelve responsables de la actitud adoptada. (629-631) se mantiene, sin embargo, pendiente. Las situaciones de argumentación co-
rrientes son marcadas por los afectos. Se trata de situaciones fundamental-
El pasaje siguiente explota la teoría racionalista en el mismo sentido, y mente desestabilizantes, que ponen sistemáticamente en juego o en escena la
parece, por otro lado, de una gran importancia para elucidar el estatuto de las duda, la inquietud, la indignación, la cólera o la satisfacción imaginaria den-
falacias dentro del Tratado; estamos dentro del cuadro de “la argumentación tro del discurso publicitario. Pero este punto no puede ser desarrollado aquí.
cuasilógica”: Sea lo que sea, parece ser que, para el Tratado, se puede, o se debe, argumen-
tar sin emocionarse. En estas condiciones, ¿se puede decir que se trata de una
La acusación de cometer una falta de lógica [...] podrá también ser “nueva retórica”? El examen del estatuto de los datos dentro del Tratado, o
general (acusación de mantener un discurso pasional en lugar de un dis-
incluso la ausencia de tratamiento de la situación “ocurrencia” de la palabra
curso lógico). (260)
argumentativa –como las emociones, la voz, el gesto, son puestos fuera del
campo– conduciría al mismo interrogante. Hay un precio a pagar para insta-
Constatamos que la acusación ad passionem es esgrimida por el oponente,
lar el auditorio universal como garante de la racionalidad.
no por el teórico de la argumentación. No se trata entonces de una noción
teórica, sino de una noción vulgar, movilizada en el fragor de la acción, a los
efectos de la refutación, la “teoría folk” de la argumentación, movilizada a tal
El entredós argumentativo
fin por los locutores. Se podría mostrar que esta estrategia permite al Tratado
escapar a las posibilidades que brinda la teoría de las falacias, bajando un
Pero el problema no concierne solamente a las emociones; incide necesaria-
punto sus postulados para hacer de ellos unos instrumentos cómodos adminis-
mente en el otro término de la oposición, la razón. Vamos a ver que, de forma
trados por los actores de la discusión.
extremadamente coherente, el Tratado desarrolla una estrategia análoga en
este segundo campo, para instalar dentro del entredós la noción de argumen-
tación. Como ha separado del dominio de las emociones la noción (fuerte) de
La cuestión de la acción
valor (lo no emocional dentro de las emociones, se podría decir) para expulsar
lo emocional puro (noción débil) fuera del campo de la argumentación, va a
Mientras que para la teoría psicológica las emociones perturban la ac-
imponer a la noción de razón un endurecimiento, que autorizará su expulsión
ción, según el Tratado, dentro de cierta “perspectiva”, que se puede identifi-
y consagrará su ruptura con la razón argumentativa.
car con la perspectiva poscartesiana en sentido amplio, las pasiones son de-
terminantes de la acción (61-62); la disociación “razón/pasión” se replica en
el par “convicción /acción”. Globalmente, se le atribuyen dos funciones a las
¿Está separada la demostración de la argumentación?
“pasiones”; son obstáculos o ponen un velo al conocimiento (evidente, formal)
y determinan la acción. El Tratado retira esta segunda función a las “pasio-
La demostración contrapartida de la argumentación
nes”, para atribuírsela a la argumentación, que es la que produce la “disposi-
ción a la acción” (59, ver también p. 62), dentro de un complemento indispen-
La noción de argumentación es pensada, a menudo, no solamente en con-
sable a la definición de base antes mencionada, muchas veces olvidada, ya
traste sino en oposición a la de demostración. Este antagonismo es un lugar
que no es, sin duda, fácilmente articulable a la noción de auditorio univer-
común del dominio cuyos orígenes son profundos (“si Arquímedes hubiera es-
sal; y este gesto remata la eliminación de las emociones del campo de la
crito una retórica, hubiera sido una física social”...), y ha sido considerable-
argumentación.
mente reforzado por el Tratado, donde estas dos nociones son objeto de una
Esta solución argumentativa al problema de la acción es un elemento que
verdadera “ruptura de relaciones” o “disociación” (550) si se puede aplicar a la
permite superar el dualismo razón/pasión, cuidadosamente construido. Este
argumentación del Tratado las nociones que él propone. Sistemáticamente, no
doble rechazo de lo formal y de lo pasional ancla la argumentación dentro de
se habla allí de demostración más que como contrapartida de la argumenta-
un entredós (80); las emociones puestas fuera de juego son representadas en el
ción, como se puede verificar estrictamente sobre cada ocurrencia del término
nuevo dispositivo por los valores, según una breve nota incidental al final de
demostración mencionado en el índice. Esta estrategia, que no está lejos de
la obra (630).
178 Christian Plantin Sin demostrar ni emocionar(se) 179

aquella, bien conocida, del “hombre de paja”, constituye una de las células cipantes, o diálogo polifónico, puesta en escena dentro de un discurso monolo-
generatrices fundamentales del Tratado. gal). Este nuevo enfoque sugiere una visión totalmente distinta de la relación
A diferencia de la argumentación, la demostración es una deducción formal entre argumentación y demostración. La idea general es de adoptar una “polí-
(en lógica y en matemática) (3, 17, 18, 261); en el caso de las ciencias utiliza el tica” análoga a la que propone Quine (1973) para construir su lógica formal,
cálculo (evidencia sensible, dentro de las ciencias, 651). Es necesaria (1) y obli- política “inspirada por el deseo de trabajar directamente con el lenguaje usual
gatoria (1, 280). Exige la univocidad de los términos de base (161), la estabili- hasta el momento en que se consigue una ganancia decisiva al abandonarlo”
dad y la completitud de sus elementos (651). (20-21). Mutatis mutandis, diremos que la demostración está anclada dentro
Se deduce de estos pasajes que la demostración en lógica formal elemental de los procesos argumentativos, y que se separa cuando encuentra una ganan-
es considerada como prototípica de lo que es la demostración. Esta imagen cia decisiva al hacerlo. Explotando esta intuición, compararemos la argumen-
endurecida de la demostración, tomada dentro de una disciplina particular, tación, proceso fundamentalmente dialógico, y la demostración, monológico
favorece evidentemente el antagonismo argumentación/demostración. en su producto y dialógico en su proceso. La argumentación deviene entonces
Para el Tratado, los puntos de ruptura entre argumentación y demostra- el primer momento dentro de la construcción de la demostración, y las emocio-
ción son los siguientes. Ellos serán simplemente enumerados. Basta con no nes están allí presentes. La demostración se construye argumentativamente,
pensar en la lógica sino en la física o en las ciencias en general para ver que, por una serie de rupturas, que intervienen en niveles diferentes. Por ejemplo,
para cada una de ellas, se podría poner en tela de juicio la realidad de la rup- los objetos, las reglas y los procesos son cada vez mejor definidos; los objetos y
tura o discutir su naturaleza exacta o su posición en la construcción de la las percepciones no pertinentes son expulsados del contexto, la comunidad de
demostración. intelocutores calificados intervienen de forma cada vez más organizada, el
La argumentación es de naturaleza no formal (259), no obligatoria (1), even- discurso deviene cada vez más impersonal, el lenguaje natural es reformulado
tualmente de apariencia demostrativa o cuasilógica (259), su dominio es la o reemplazado parcial o totalmente por una lengua formal y calculatoria, etc.
verosimilitud (1), es contextualizada e intencional (325), el locutor está pre- Al término de estas metamorfosis la argumentación ha devenido demostrati-
sente dentro de su discurso (426), tiende a “la adhesión de los espíritus” (5). A va.
diferencia de la demostración formal, la argumentación admite los sobreen-
tendidos (193, 628) y la repetición (236), sus datos tienen una significación
sometida a interpretación (161), sus diferentes componentes son interdepen- El imperio debe abrirse
dientes (255) y está regulada por un orden complejo (649; 655).
En consecuencia, el Tratado consagra una ruptura entre las dos culturas, La primera afirmación autónoma del campo de la argumentación ha sido
la de las ciencias humanas, del derecho, de la filosofía, de los publicistas, de ciertamente posible por las profundas modificaciones que han afectado a las
los políticos, de los abogados y de los jueces, según una célebre enumeración disciplinas de las que dependía la argumentación: la lógica y la retórica.
que no hace referencia a ningún tipo de actividad científica. El Tratado ha jugado un rol mayor dentro de la construcción de este domi-
nio, tanto en oposición a la retórica, a pesar de su subtítulo, como en oposición
a la lógica. No hay retórica sin emociones, sin acción oratoria construida en
¿Antagonismo o continuidad argumentación-demostración? función de la ocasión, delante de un auditorio concreto, que el Tratado hace
desaparecer en provecho de una abstracción racionalizante, el auditorio uni-
En los dominios donde la comparación argumentación/demostración es per- versal. La demostración no debe ser vista como la contrapartida de la argu-
tinente, es necesario distinguir, por un lado, la demostración como producto, mentación; es posible construir otra visión, fundada sobre el diálogo, que pone
es decir, la demostración monológica, impecablemente expuesta en los ma- en continuidad argumentación y demostración, y abre a la argumentación los
nuales de lógica formal; y, por otro, la demostración como proceso, tal como es dominios que el Tratado soslaya. La experiencia muestra que el magnífico
construida empíricamente, en situaciones que pueden dar lugar al diálogo. El repertorio estructurado de formas argumentativas que han sido puestas al día
Tratado compara la argumentación a la demostración como productos termi- por Perelman y Olbrechts-Tyteca se revela en esto plenamente operativo; pero
nados, que comparten la característica fundamental de ser discursos monoló- esto ya es otra historia.
gicos.
Su relación cambia por completo si nos planteamos la argumentación como
actividad fundamentalmente dialogal (diálogo en tiempo real entre dos parti-
180 Christian Plantin

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WHATELY, R. (1963), Elements of Rhetoric Comprising an Analysis of the Laws of Moral de uno de los textos seminales de la teoría de la argumentación contemporá-
Evidence and of Persuasion, with Rules for Argumentative Composition and Elocu- nea, reconoce en estas líneas,1 pronunciadas primeramente en la conferencia
tion, ed. por D. Ehninger, Carbondale-Edwardsville, Southern Illinois University de la Ontario Society for the Study of Argumentation de 2005,2 frente a los
Press. conspicuos y críticos estudiosos de la argumentación, que su interés estaba
puesto en el debate en la filosofía analítica británica de su época, en el cierre
de la década de 1950.
Como el propio Toulmin (2004: 112) lo recuerda, el filósofo Otto Bird seña-
ló respecto de Los usos de la argumentación que era el redescubrimiento de
los Tópicos de Aristóteles, es decir, dialéctica. Otros, como Lilian Bermejo
Luque (2007), señalan que el giro pragmático en la filosofía del siglo XX res-
pecto del estudio del significado da sentido a lo que hoy, sin temor, se puede
llamar la disciplina de la argumentación, incluyendo por tanto en ella el
trabajo de Toulmin que se origina incorporando precisamente una preocupa-
ción por la fuerza pragmática de ciertos elementos del engranaje argumen-
tativo, a saber, cualificadores modales. Por su parte, Frans van Eemeren y
Rob Grootendorst (2004: 47) sostienen que el ángulo y el modelo de Toulmin

1. Los teóricos de la argumentación, como Frans van Eemeren et al. (1996), han sostenido que
antes de Toulmin (1958), y también antes del trabajo de Chaïm Perelman y Lucie Olbrechts-
Tyteca (2000), se puede señalar a Arne Naess (1953), con su análisis semántico de las discusiones,
y a Rupert Crawshay-Williams (1957), con su análisis de diferencias de opinión, como dos de los
principales precursores de la teoría de la argumentación contemporánea. A juicio de van Eemeren
y Grootendorst (2004: 46), ni Toulmin ni Perelman y Olbrechts-Tyteca rompen con la perspectiva
tradicional y clásica del estudio de la argumentación.
2. Su conferencia fue publicada, sin embargo, en Informal Logic, vol. 24, Nº 2, 2004.
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182 Cristián Santibáñez Yáñez Los usos de la argumentación: ¿retórica, dialéctica o pragmática? 183

para el análisis de la argumentación es, si bien a primera vista dialéctico, cabe considerar al texto de 1958, si acaso como una obra producto de una
final y esencialmente retórico.3 visión retórica, dialéctica o pragmática, los esfuerzos estarán puestos en leer
Como muchas veces suele ocurrir, para juzgar un trabajo específico de un Los usos de la argumentación como resultado, intermedio, de una tarea con-
autor se requiere analizar su obra completa o, al menos, todos aquellos textos, sistente de Stephen Toulmin que se inicia con su tesis doctoral.
u otros materiales, que tienen relación directa con el tema bajo escrutinio. Así, Así, la primera parte de este trabajo está dedicada a distinguir las razones
de la vastísima producción de Toulmin,4 lo que hoy conocemos a partir de Los por las que se atribuye a Los usos de la argumentación una perspectiva retóri-
usos de la argumentación como su perspectiva en la teoría de la argumenta- ca; la segunda parte se focaliza en la crítica dialéctica; y la tercera parte está
ción5 se debe vincular estrechamente, por ejemplo, tanto con su trabajo de vinculada con la lectura pragmática del trabajo de Toulmin. En los comenta-
1972, Human Understanding, como con su texto de 1976, Knowing and Ac- rios finales se retoman las ideas provenientes de An Examination para discer-
ting, y con su libro en coautoría con Richard Rieke y Alan Janik de 1979, An nir cómo y en qué medida Los usos de la argumentación representa, si cabe,
Introduction to Reasoning, ya que cada uno de ellos constituye cierto refina- una de estas tres etiquetas, o las tres al mismo tiempo.
miento de algunos de los tópicos tocados en Los usos de la argumentación en lo
relativo al problema de la argumentación, tales como el propio concepto de
argumentación, pero también el de argumento, justificación, validez, falacia, Retórica
inferencia, entre muchos otros.
Sin embargo, se intentará analizar Los usos de la argumentación en virtud De acuerdo con van Eemeren y Grootendorst (2004), dos ideas de Toulmin
de una lectura lo menos vinculada con publicaciones posteriores. Por el con- en Los usos de la argumentación hacen de su propuesta un ángulo retórico.
trario, el análisis tomará en cuenta la posición de Toulmin en una de sus obras Una es la que se refleja en el concepto de “argumentos dependiente del cam-
más temprana, la expuesta en An Examination of the Place of Reason in Ethics po”, y la otra es, a juicio de la Escuela de Ámsterdam, que el modelo de Toul-
de 1950 (en adelante An Examination),6 puesto que allí se encuentran, a mi min viene a reducir el epiquerema así como se describiría en De Inventione y
juicio, algunas de las clave para comprender el perfil que, finalmente, se plas- en Rhetorica ad Herennium de Cicerón.8 Comenzaré por esta última crítica.
ma en Los usos de la argumentación.7 Dicho de otro modo, para evaluar cómo

De la similitud del modelo de Toulmin con la propuesta de Cicerón


3. Van Eemeren y Grootendorst (2004: 47), sostienen “At first sight, Toulmin seems to set argu-
mentation in the dialectical context of a critical discussion between a speaker and a listener, but Van Eemeren et al. (1996: 47-48), para lograr una similitud aun más con-
on closer inspection, his approach turns out to be rhetorical. By comparison with a rhetorical vincente, utilizan una representación visual del epiquerema que, sino igual,
source such as Cicero”s De inventione immediately reveals (1949: I, xxxiv, 58-59), Toulmin”s mo- es muy parecida a la disposición visual que originalmente el propio Toulmin
del actually boils down to a rhetorical expansion of the syllogism similar to the classical epichei- (1958: 102) expone, no obstante que en este último son seis los elementos invo-
reme” (“En una primera mirada, Toulmin parece posicionar la argumentación en el contexto dia-
léctico de una discusión crítica entre hablante y oyente, pero en una inspección más aproximada, lucrados en tal disposición. La representación del epiquerema es:
su acercamiento torna a ser retórico. Su perspectiva comparada con una fuente retórica, como la
de Cicerón en De Inventione (1949: I, xxxiv, 58-59), revela inmediatamente que el modelo de Toul- Esquema visual de epiquerema a partir de De Inventione
min en realidad se decanta por una expansión retórica vinculada en forma similar al clásico
epiquerema”; mi traducción).
Assumptio Complexio
4. Una buena recensión bibliográfica de Toulmin se encuentra en http://rjohara.net/darwin/
files/toulmin-bibliography.
5. Para algunos esta perspectiva ha sido bautizada como “lógica factual” (Rivano, 1999; Santibá-
ñez, 2001). Este nombre proviene de una traducción aproximada de parte del título del cuarto Approbatio Propositio
capítulo de LUA, “Working logia”, en el que discute cuán diferente es su perspectiva de la lógica
assumptionis
formal respecto del análisis de las categorías que participan en una argumentación real.
6. Se consulta aquí la edición de 1964, Cambridge. Cabe señalar, como lo indica también Richard Approbatio propositionis
Hare (1951), que el libro se había escrito dos años antes como tesis doctoral.
7. Weinstein (2006) ha sostenido que en su libro de 1953, The Philosophy of Science: An introduc-
tion, Toulmin presentó preliminarmente el modelo y su concepción de argumento y la argumenta- 8. Se consulta aquí la edición de 2006 de LOEB Classical Library, Cambridge, de De la Inventione
ción. Aquí no se seguirá esta indicación. de Cicerón, y la edición de 1991, Barcelona, de Retórica a Herenio de Cicerón.
184 Cristián Santibáñez Yáñez Los usos de la argumentación: ¿retórica, dialéctica o pragmática? 185

La explicación en Cicerón se encuentra en De Inventione I. xxxvii, 67.9 La El contenido de este ejemplo, pero no la disposición visual, se encuentra en
assumptio es un punto de partida aceptado o premisa menor; la complexio es De Inventione I. xxxiv. 57-59, pero la explicación de este tipo de razonamiento
la conclusión; la approbatio assumptionis, apoyo o evidencia para el punto de y los ejemplos del mismo en la obra de Cicerón siguen en I. xxxv. 60-xxxvi. 62,
partida aceptado; la propositio, principios justificatorios o premisa mayor; y la repitiéndose la explicación de las cinco partes de este tipo de argumento en I.
approbatio propositionis, apoyo o evidencia para el principio justificatorio. El xxxvii. 67. Una explicación levemente diferente se encuentra en Rhetorica ad
ejemplo que da van Eemeren et al. (1996: 49), que es el que el propio Cicerón Herennium, II. xviii-xix. En la edición que consulto de esta última obra de
utiliza (De Inventione, I. xxxiv, 58-59), es el siguiente: Cicerón,10 las partes del argumento son traducidas como: proposición, prueba,
confirmación de la prueba, ornato y resumen. Cicerón señala, cuando aborda
el estudio de la argumentación, lo siguiente:
Esquema visual de epiquerema con ejemplo a partir de De Inventione II. En nuestra opinión, quedaba por mostrar de qué manera se pueden
adaptar las invenciones a cada una de las constituciones o subdivisio-
Assumptio: Complexio:
nes de las constituciones (2, 3-17, 26), y asimismo qué tipo de argumen-
Nada está mejor El universo está taciones –que los griegos llaman epiqueirémata– hay que escoger (2, 18-
organizado que organizado de acuerdo 19, 27, 30) y cuáles deben evitarse (2, 30-31, 47, 50); ambas cosas atañen
el universo. con un plan predeterminado. a la confirmación y a la confutación.

Así luego, como indica, en xviii y xix se da a la tarea de explicar el epique-


rema:
Approbatio Propositio:
assumptionis: XVIII.Ya que hemos mostrado qué argumentaciones conviene en cada
Los movimientos de Las cosas que están bien
uno de los géneros de la causa judicial, creo que sigue que enseñemos
las estrellas demuestran organizadas están ordenadas
cómo podemos tratar esas mismas argumentaciones de forma ordenada
un orden fijo; la sucesión de acuerdo con un plan
de las estaciones se manifiesta predeterminado. y completa [...] La argumentación más completa y más perfecta es la
de acuerdo con leyes fijas; el cambio que comprende cinco partes: la proposición, la prueba, la confirmación
del día a la noche no tiene variación. de la prueba, el ornato y el resumen. En la proposición explicamos su-
mariamente qué es lo que queremos probar. La prueba, por medio de
Approbatio propositionis: una breve explicación adjunta, demuestra que es verdadera la causa
Un hogar ordenado de acuerdo con que sostenemos. La confirmación de la prueba, por medio de nuevos
un plan determinado está mejor argumentos, corrobora la prueba que ha sido expuesta brevemente. Una
organizado que un hogar ordenado vez reafirmada la argumentación, el ornato sirve para adornarla y enri-
sin un plan predeterminado; lo quecerla. El resumen es una breve conclusión que agrupa las partes de
mismo aplica para el ejército; lo
la argumentación.
mismo aplica para un barco.
Si cabe un esquema visual de la exposición anterior de la forma del argu-
mento en Retórica a Herenio, sería algo como:

9. Como lo discute brevemente George Kennedy (1999: 105), si bien Cicerón distingue que las 10. Se está al tanto de la vieja discusión respecto de la autoría de Retórica a Herenio. La atribu-
formas de los argumentos se dan o por inducción o por deducción (ratiocinatio), recordando que ción de la obra a Cornificio a partir, en el siglo XVI, de la arremetida encabezada por Piero Vettori
Cicerón se refiere a la nomenclatura (términos) griega de entimema o silogismo, Kennedy apunta con tal sugerencia no goza de evidencias irrefutables, por lo que aquí se mantiene la primera
también que allí donde le es posible Cicerón utiliza nomenclatura latinos, siendo el ratiocinatio suposición histórica de dejar este texto dentro de la obra ciceroniana, a pesar de que, como recono-
un entimema cuya forma completa está compuesta por cinco partes (lo que los griegos llamaron ce el traductor de la edición que se consulta, la obra tiene poco de Cicerón en muchos aspectos. Se
epiquerema). deja la discusión, entonces, a los filólogos latinistas.
186 Cristián Santibáñez Yáñez Los usos de la argumentación: ¿retórica, dialéctica o pragmática? 187

Esquema visual de Epiquerema a partir de Retórica a Herenio Esquema visual de epiquerema con ejemplo a partir de Retórica a Herenio

Proposición Resumen Proposición Resumen


(causa) (causa)
Pues, si he prometido dar
Mostraremos que Ulises tuvo el motivo por el que Ulises fue
un motivo para matar a Áyax. inducido a cometer la criminal acción,
Prueba Ornato y, si he mostrado que intervino la
razón de una acérrima
enemistad y el miedo al
peligro, sin duda hay que
admitir que hubo una causa
Confirmación de la prueba
para su acción criminal.

Prueba Ornato
El ejemplo que da Cicerón (Ret. a H., II. xix) se observa en la página si-
guiente. Quería quitarse de en medio Realmente, si todos por alguna
Esta reconstrucción intenta seguir de cerca la instrucción de Cicerón, a a un enemigo acérrimo, razón cometen pequeñas faltas,
saber, que la proposición (causa) es apoyada por una explicación breve que de quien se temía, no sin motivo, evidentemente serán inducidos
peligros. por alguna ganancia segura, por lo
contiene una prueba (elementos que incluso cabe unirlos con el conector “por-
que intentarán llevar a cabo los
que”), que ésta a su vez es corroborada por la confirmación con más argumen- crímenes más terribles. Si a muchos
tos, y estando una vez reconfirmada la argumentación (proposición, prueba y indujo al crimen la esperanza de
confirmación), el ornato sirve para adornar, por ejemplo vía analogías, la ar- obtener dinero, si no pocos se han
gumentación completa. El resumen es una conclusión que agrupa a la argu- Confirmación de la prueba manchado con el crimen por la
mentación.11 pasión de poder, si muchos
De modo que, repitamos, la argumentación es: proposición, prueba, confir- Veía que estando Áyax vivo, su propia compraron un leve beneficio con el
vida no estaría segura. Esperaba que con su mayor de los crímenes, ¿a quién
mación de la prueba. De hecho, como se sabe, Cicerón repite que el resumen y
muerte obtendría su propia salvación. Estaba parecerá extraño que Ulises,
el ornato, si la argumentación es breve y el asunto sin mucha relevancia, se acostumbrado a maquinar la destrucción del movido de un terror violento, haya
deben prescindir. Una tercera fórmula (las dos primeras serían, respectiva- enemigo por cualquier medio injusto; de lo cometido esta acción criminal?
mente, de cinco y tres partes), consta de cuatro partes, pues se eliminaría o el cual da testimonio la muerta indigna de El hombre más valiente, el más
resumen o el ornato, dependiendo del asunto (Ret. a H., II. xix). Lo mismo Palamedes. Por tanto, el miedo al peligro lo íntegro, el más implacable contra
señala Cicerón en De Inventione respecto de fórmulas para argumento. Pero incitaba a hacer morir a un hombre de quien sus adversarios, provocado por una
aquí afirma que podemos tener variaciones de cuatro, tres, dos y una partes (I. temía la venganza y sus hábitos criminales injusticia, excitado por la cólera, no
apartaban de él elescrúpulo de cometer esa quiso dejar con vida a su enemigo,
xxx. 66-xl. 75.). Llama la atención sobre la posibilidad de un argumento con
malvada acción. un hombre timorato, perverso,
cuatro partes, según se elimine la prueba para su premisa menor o para su consciente de su crimen, insidioso;
premisa mayor. ¿quién considerará esto extraño?
En estas diferencias, no tan sólo visual sino también conceptual entre lo
que se entrega en De Inventione y lo que se explica en Retórica a Herenio, ya la
crítica de van Eemeren et al. (1996) empieza a diluirse, porque no queda claro
a cuál de las posiciones de Cicerón la propuesta de Toulmin es similar. Y aun-
11. Un ejemplo similar, así de contundente en su contenido y extensión para cada una de sus que fuera el caso de que van Eemeren et al. (1996) sólo sostuvieran que el
partes, además de seguir literalmente la formulación de epiquerema contenido en Retórica a He- modelo de Toulmin “reduce” el epiquerema que se extrae de De Inventione,12
renio, se encuentra en Harold Attridge (2002: 192-194), donde el autor analiza la apología de Juan
5:19-30. Se trata de un análisis de una argumentación bíblica, donde el autor sigue el modelo de
Cicerón en Retórica a Herenio con la siguiente nomenclatura: propositio, ratio, rationis confirma-
tio, exornatio, y conplexio. 12. Dando estricto crédito a la comparación, incluso visual, a través de los ejemplos que los auto-
188 Cristián Santibáñez Yáñez Los usos de la argumentación: ¿retórica, dialéctica o pragmática? 189

aun así la comparación no es justa, porque las partes del epiquerema en De dialectics. They even held that while dialectics had to be short and pre-
Inventione tienen distintas funciones, puesto que, en breve, cada premisa tie- cise, rhetoric could be lengthy and verbose. This Stoic view is clearly
ne su apoyo, y en Toulmin es sólo el principio general, la garantía, el que lo contrary to that of Aristotle, who frequently states that it is the orator
tiene. En el epiquerema no existe la condición de refutación, ni el cualificador who may to his advantage express himself more briefly that the dialecti-
cian, who is obliged to present every step of his argument explicitly. On a
modal. Si se intenta comparar el cualificador con el ornato, se corre peor suer-
theoretical basis like this, therefore, for a short and pungent argument
te, porque el cualificador, en general, o es un adverbio o frase adverbial, o algo
like the enthymeme there seems to be no place in rhetoric.13
similar, y el ornato está constituido, así como lo ejemplifica Cicerón, por un
grueso contenido proposicional. Nótese que en la edición en inglés de De In- Lo que importa resaltar aquí es que ninguna de las comparaciones resulta
ventione, se señala que las approbatio propositionis deben estar compuestas evidente de suyo respecto de que el modelo de Toulmin tenga carácter retórico,
por “the greatest possible fullness of expression” (De Inventione I. xxxiv. 58), lo porque no hay similitud con el epiquerema de Retórica a Herenio, y porque en
que viene a confundir más, pero lo que además indica que la crítica no reparó el epiquerema de De Inventione hay, en realidad, un lado lógico, en el sentido
en aquello para ver también una similitud con las ideas expuestas en Retórica de que la forma epiquerema es una extensión del silogismo.
a Herenio, en particular con la categoría ornato. Se debe añadir que, sin em- Por otra parte, no se debe olvidar que Cicerón trata todo lo relativo al epi-
bargo, ornato no funciona de la misma forma como “apoyo” en Toulmin, como querema en Retórica a Herenio al mismo tiempo que trata el género más difícil
sí podría ser el caso para approbatio propositionis, puesto que éstas “apoyan” de causa: el judicial. Ésta es una coincidencia del modelo Toulmin con la pro-
el principio general que vendría a ser la propositio la premisa mayor. puesta de Cicerón que, apuntada también por van Eemeren et al. (1996: 135),
Por otra parte, en Cicerón nunca hubo una demostración visual del epique- vincula al modelo con un carácter dialéctico y no retórico.14 Éste es el punto de
rema, por lo que mal se le puede atribuir una. Lo que sí hay en Cicerón, a partida de Hitchcock (2003: 69) para sostener que el modelo de Toulmin viene
juicio de Manfred Kraus (2002) quien ofrece otra interesante interpretación, a reemplazar la nomenclatura dialéctica, por lo que no se debe confundir “pre-
es un lado lógico en su epiquerema. Sostiene Kraus (97-8):

In regard to deductive argumentation, both the Rhetorica as Heren-


nium and Cicero in De Inventione choose to recommended rather lengthy 13. “En relación con la argumentación deductiva, en ambas obras la Retórica a Herenio y en
and cumbersome types of argument, each consisting of no less than five Cicerón en De Inventione se elije recomendar, en realidad, prolongados e incómodos tipos de argu-
parts. What the Rhetorica ad Herennium calls a “complete and perfect mentos, cada uno consistente en no menos de cinco partes. Lo que se llama en la Retórica a
Herenio «argumento completo y perfecto» consiste en la tesis del problema (propositio), razón
argument” consists of the thesis of the problem (propositio), a reason
(ratio), la prueba de la razón (relationis confirmatio), un embellecimiento (exornatio) y un suma-
(ratio), the proof of the reason (rationis confirmatio), an embellishment rio conclusivo (complexio). Mientras este argumento es de un carácter definitivamente retórico,
(exornatio), and a conclusive summary (complexion). While this argu- en Cicerón es de un carácter más lógico. Su raciocinio (argumento deductivo) es una forma expan-
ment is definitely rhetorical character, Cicero”s is more of a logical kind. dida del tradicional silogismo de tres partes, exactamente del tipo de argumento que más tarde
His ratiocination (deductive argument) is an expanded form of a tradi- fue llamado epiquerema; consiste en dos premisas, la mayor (propositio) y la menor (assumptio),
tional three part syllogism, i.e. exactly the type of argument that would sus respectivas pruebas o apoyos (approbationes) y una conclusión (complexio). Ambas formas
later be called an epicheireme; it consists of two premises, major (propo- permiten concretarse en argumentos de cuatro o tres partes porque ocasionalmente se puede
sitio) and minor (assumptio), their respective proofs or backings (appro- eliminar una parte de importancia secundaria, pero Cicerón abiertamente rechaza la posibilidad
bationes) and a conclusion (complexio). Both also allow for four-part or de tener argumentos de menos de tres partes… La razón es que Cicerón se empina sobre una
three-part arguments by occasionally dropping parts of secondary im- fuente estoica antes que peripatética, y los estoicos no permitirían ningún argumento lógicamen-
te inválido o formalmente incompleto incluso en contextos retóricos. Para ellos, los mismos tipos
portance, but Cicero openly rejects a possibility of arguments with less
de argumentos eran apropiados tanto para la retórica como para la dialéctica. Ellos incluso soste-
three parts…The reason is that Cicero draws upon Stoic rather that Peri- nían que mientras la dialéctica tenía que ser corta y precisa, la retórica podía ser pesada y verbo-
patetic sources, and the Stoics would not allow for any logically invalid rrágica. Este ángulo estoico es claramente contrario al de Aristóteles, quien frecuentemente esti-
or formally incomplete argument even in a rhetorical context. For them, maba que es el orador quien, para su favor, se expresa más conciso que el dialéctico, pues éste está
the same types of arguments were appropriate for rhetoric as well as for obligado a presentar cada paso de su argumento explícitamente. Así, sobre bases retóricas como
éstas, para un argumento corto y mordaz como el entimema parece no haber espacio en la retóri-
ca”; mi traducción.
14. El carácter procedimental y jurídico, tanto del modelo como de los conceptos clave de Toulmin
res proponen (Van Emeren et al., 1996: 49), para el caso de Cicerón (153), para el caso de un en Los usos... (como “tipo lógico”, “campo de argumentación”, “campo independiente”, “campo de-
ejemplo con el modelo de Toulmin, siguiendo la discusión de Jimmie Trent (1968), por lo tanto, pendiente”, “fuerza”, “criterio”, entre otros), están explicados en Feteris (1999: 40-47) con tal énfa-
obviando sus referencias constantes a Retórica a Herenio. sis, el procedimental.
190 Cristián Santibáñez Yáñez Los usos de la argumentación: ¿retórica, dialéctica o pragmática? 191

misa mayor” con “garantía”, que es lo que estarían haciendo van Eemeren et po” con la noción, por un lado, de “tipo lógico”, y con los términos “fuerza” y
al. (1996), van Eemeren y Grootendorst (2004), al pensar la reconstrucción de “criterio”, por otro.17 En la primera relación establece:
la “garantía” como “premisa mayor” implícita en el entimema.
En De Inventione Cicerón combina, como lo deja ver también Kraus, un For the sake of brevity, it will be convenient to introduce a technical
tratamiento retórico con una teoría del silogismo, es decir, una teoría retórica term: let us accordingly talk of a field of argument. Two arguments will
del correcto uso del discurso (donde el hablante debe aprender a balancear be said to belong to the same field when the data and conclusions in each
tanto el embellecimiento como la propiedad y la selección de topoi), con una of the two arguments are, respectively, of the same logical type: they will
be said to come from different fields when the backing or the conclusions
teoría de la argumentación, a saber, con reglas del razonamiento. Así se puede
in each of the two arguments are not the same logical type. (Toulmin,
apreciar en I.xxx.50., pasaje que introduce la idea de epiquerema contenida en
1958: 14)18
esta obra. De modo que si lo de Cicerón aquí no sería ni totalmente retórico, ni
esencialmente lógico, tampoco podría ser el modelo de Toulmin una iniciativa Respecto de la segunda relación, “campo” y “fuerza” y “criterio”, el vínculo
“esencialmente retórica” en el entendido de que tal propuesta se asemeja a la se da en que la fuerza de los términos modales (posible, imposible, necesario,
del retórico latino, ya que la fuente de comparación es una posición híbrida. innecesario, etc.) es independiente del campo, pues cumple la misma función
en cada argumento, pero los criterios, en tanto razones o bases por los que son
aplicados estos términos modales en determinado contexto, son dependientes
Sobre “campo dependiente” y “criterio” de los campos, ya que a partir de éstos se puede determinar si los primeros
han sido ocupados correctamente.
Con el concepto de “campo dependiente” (field-dependent), y en realidad Parte de la crítica (van Eemeren et al., 1996;19 van Eemeren y Grooten-
con el concepto mismo de “campo de argumentación”, Toulmin (1958: 15) in- dorst, 2004) ha sostenido que el énfasis de Toulmin en la noción de “campo
trodujo una idea muy simple, pero a la vez muy importante, en relación con el dependiente” y el término “criterio” son elementos que hacen de la determina-
proceso de evaluación y justificación de aserciones (12). En los procesos de ción de la validez de los argumentos algo no universal y que, por tanto, minan
justificación, y esto se muestra de forma ejemplar en la jurisprudencia, de ahí el ideal analítico en la evaluación de los argumentos, pues se reemplaza la
su motivación por defender la idea de que la argumentación es jurisprudencia pregunta por la validez formal por la pregunta por el contexto y los involucra-
generalizada (8), hay ciertos elementos del proceso que son independientes dos en una argumentación (¿en qué situación el argumento x es válido?, ¿para
del campo de argumentación, es decir, no varían según el ámbito o la esfera de quién el argumento x es válido?). Así se impondrían las prácticas epistemoló-
argumentación.15 De acuerdo con Eveline Feteris (1999: 40), aquellos elemen- gicas y los consensos disciplinarios sobre los parámetros dialécticos no contin-
tos que no varían en la evaluación son las partes del procedimiento mismo gentes. Lo retórico, entonces, se impondría en la medida en que los valores de
(pretensión, razones, cualificadores, excepciones, garantía y apoyos); pero los verdad de un conjunto de proposiciones están sancionados por las creencias, y
criterios utilizados en distintos procedimientos (por ejemplo en el legal, donde otros estados intencionales, de una comunidad que deviene audiencia, y que
se distinguen los subcampos civil, penal o laboral, por nombrar algunos) son decidiría y permitiría, así, determinadas inferencias y contenidos argumenta-
diferentes a la hora de decidir qué contenidos son luego presentados en esas tivos. Dicho de otra forma, los criterios para evaluar argumentos serían inter-
partes o categorías de los argumentos en el proceso. nos respecto de las prácticas situadas.
Toulmin (1958) no ofrece una definición exacta de lo que es un “campo”,16 Como lo señalan David Hitchcock y Bart Verheij (2006: 4), la crítica incluso
pero deja apreciar que se trata de cierto(s) dominio(s) temático(s), o discipli-
nas, en los que se utilizan ciertas reglas de pasaje o principios reguladores
para la construcción de argumentos. Vincula estrechamente la noción de “cam-
17. Una explicación similar se encuentra en van Eemeren et al. (1996: 135-137).
18. “En consideración a la brevedad, será conveniente introducir un término técnico: hablaremos
en adelante de un campo del argumento. Será considerado que dos argumentos pertenecen al
15. Van Eemeren et al. (1996: 204) señalan que la idea de “campo” es muy vaga, y que en la mismo campo cuando el dato y las conclusiones en cada uno de los dos argumentos son, respecti-
literatura se pueden encontrar sinónimos como “ecologías conceptuales”, “mentalidades colecti- vamente, del mismo tipo lógico: serán considerados que vienen de distintos campos cuando el
vas”, “comunidades discursivas”, y que Thomas Goodnight (1982) prefirió el término “esfera” para apoyo o la conclusión en cada uno de los dos argumentos no son del mismo tipo lógico”; mi traduc-
referirse a un concepto similar. ción.
16. Como sí lo hace con mayor aproximación en conjunto con Richard Rieke y Allan Janik (1979: 19. Aquí son citados varios estudios en los que se le atribuye, finalmente, un acercamiento retóri-
15-16; 195-196). co a Toulmin (van Eemeren et al., 1996: 150-151).
192 Cristián Santibáñez Yáñez Los usos de la argumentación: ¿retórica, dialéctica o pragmática? 193

ha visto en este énfasis “el espectro del relativismo”,20 ya que la tendencia Este proceso de justificación impondría, al menos en la “mente” del argumenta-
hacia lo no necesario, lo multiforme, provoca que cualquier argumento sea dor, una rutina dialéctica. Pero porque el modelo no incorpora finalmente las
válido según sea aceptado por alguien en particular cuando, precisamente, se objeciones reales de un antagonista, diría la pragmadialéctica (van Eemeren y
compartan las misma perspectivas, es decir, criterios.21 Grootendorst, 2004: 47), no se daría genuinamente un proceso dialéctico.
Se podría decir, entonces, que en Toulmin (1958) habría una microdialécti-
ca, si cabe tal compuesto, que potencialmente, en la vida real, se repetiría en
Dialéctica las controversias, porque las partes repetirían esta estructura básica mien-
tras se encuentran debatiendo o discutiendo, en una relación agonística por la
Hitchcock (2003: 69), como otros investigadores, defienden que el modelo búsqueda del argumento más razonable, actividad-tipo que caracterizaría a
de Toulmin refleja una nueva estructura dialéctica para la disposición de ar- la dialéctica clásica platónica y aristotélica –es decir, el diálogo ordenado de
gumentos. Johnson (2000: 49) señala que la teoría del argumento de Toulmin argumento y pregunta-objeción entre las partes que intentan llegar a la ver-
(1958; Toulmin, Rieke y Janik, 1979) paga el precio de su similitud con el dad a través de la correcta argumentación–.23 Siguiendo en esto a Michael Leff
proceso legal, es decir no refleja, en definitiva, la argumentación ordinaria. Si (2002: 58), la dificultad de calificar las propuestas del siglo XX en el campo de
bien la estructura del modelo, y en especial el concepto de “condición de refu- estudios de la argumentación como enteramente dialécticas o retóricas se pre-
tación” de Toulmin expresa una dinámica dialéctica, no cumple a cabalidad el cipita, precisamente, a partir de los cambios en los conceptos en tales propues-
proceso de “escalafón dialéctico”, esto es, el proceso ordinario de exponer tas. Así, indica Leff, ni la pragmadialéctica podría ser calificada como dialécti-
consecutivamente, así como vayan apareciendo las objeciones, el nudo o cen- ca realmente, ya que esta teoría se alejó de la idea clásica de agonística al
tro ilativo de la argumentación –disponer de razones para el apoyo de una poner el acento en que la argumentación es una actividad verbal y social de
tesis (Johnson, 2000: 165-166)–.22 cooperación en un esfuerzo por resolver un conflicto de opinión, de ahí su inte-
Van Eemeren et al. (1996), a su vez, dejan apreciar que en Toulmin (1958) rés en la nociones griceanas de implicatura y cooperación.
hay una dimensión dialéctica, pero que la filosofía de fondo, abonada por los Si seguimos el análisis de Erik Krabbe (2002: 29), recordando que la dia-
conceptos de “campo”, “fuerza” y “criterio”, es una aproximación retórica a la léctica cabe entenderla como la práctica y teoría de la conversación –contro-
argumentación. Sin embargo, sintetizan de buena forma cómo se da esta es- versial–, y la retórica como la práctica y teoría de la exposición y el análisis de
tructura dialéctica básica. En primer lugar, cada categoría del modelo de Toul- los discursos frente a audiencias amplias, entonces lo de Toulmin es retórica,
min obedece a un paso justificatorio (Feteris, 1999: 43): si la pretensión es de- porque el inglés siempre consideró su modelo de analogía con la jurispruden-
safiada (¿sobre qué razones aseveras x?), se aduce aducen razones (datos); si el cia como una forma orgánica para la discusión en foros.24 Sin embargo, si la
paso de los datos a la pretensión es desafiado (¿cómo justificas pasar de esos práctica fundamental de requerimiento y/o investigación en la dialéctica se da
datos a tal pretensión?), entonces se aduce una regla de inferencia (garantía); en función del cuestionamiento de los pasos argumentativos, el modelo de Toul-
si la garantía es desafiada (¿es realmente un paso seguro?), se aduce el apoyo; min, entonces, es una herramienta genuinamente dialéctica. Señala también
si se desafía la fuerza de la pretensión (¿qué tan fuerte es tu pretensión?), se Krabbe (39) que, desde una perspectiva temporal y espacial de largo alcance,
aducen cualificadores; y si se pregunta por “irritaciones” al argumento (¿qué discursos diferentes pueden ser vistos como reacciones el uno al otro y, de ese
podría obstaculizar tu argumento?, se señalan las condiciones de refutación. modo, concretar una estructura dialéctica más amplia. El problema, entonces,
según Krabbe, sería balancear cómo y cuándo se pasa de las conversaciones a
los discursos.
20. Bermejo Luque (2004) se ha opuesto a esta lectura del modelo de Toulmin, señalando, en
parte, que no es necesario reconstruir, o estar al tanto del, necesariamente, campo al que pertene-
ce un argumento cuando reconstruimos una pretensión y distinguimos las razones ofrecidas en su
apoyo. 23. Probablemente ninguna definición pueda hacer justicia a dos mil años de reflexión sobre esta
21. Es interesante notar que Feteris (1999) realizaba, primero, una lectura procidemental, y que materia, que pasa cada cierto tiempo por nuevas aportaciones y definiciones. Una definición mo-
la misma autora posteriormente (2001: 206), enfatice la lectura retórica de la perspectiva de Toul- derna, que combina la tradición con cambios, éstos vinculados a la lógica de los diálogos, en parti-
min. Razones de este cambio no se indican. cular al ideal de racionalidad a través de la noción de “compromiso dialógico”, se encuentra en
22. Johnson (2000) propone una teoría de la argumentación que tiene como conceptos principales Hamblin (1970), a través de la noción de “sistemas dialécticos”. Véase también Walton y Krabbe
lo que aquí se ha traducido como “escalafón dialéctico” (dialectical tier), el de nudo o “centro (1995) para una discusión y aplicación de parte de la perspectiva de Hamblin.
ilativo” (illative core), y el de “racionalidad manifiesta” Para una explicación en detalle, véase 24. La idea de forum de discusión se desarrolla con mayor detalle en Toulmin, Rieke y Janik
Johnson (2000: 165-173). (1979: 14-15).
194 Cristián Santibáñez Yáñez Los usos de la argumentación: ¿retórica, dialéctica o pragmática? 195

Otra razón para considerar que la propuesta en Los usos de la argumenta- Sostiene Bermejo Luque (2007: 42) que la pragmática es la “seña distintiva
ción es dialéctica se relaciona con la dimensión epistemológica de la actividad de la propia disciplina” de la argumentación. Específicamente:
argumentativa (Blair, 2003: 95; Goldman, 2003: 51). Primero, no olvidemos
que, de acuerdo con el propio Toulmin,25 ese libro tenía por objetivo desarrollar El origen de la disciplina que hoy en día denominamos teoría de la
una discusión, o ensayo, epistemológico sobre el modo en que las ciencias del argumentación está estrechamente vinculado al desarrollo de una pers-
comportamiento producen sus argumentos y que, en ese ámbito, el modelo se pectiva pragmática sobre un fenómeno, la argumentación, que hasta en-
presentaba como un procedimiento para el encuentro de buenas razones y tonces sólo había recibido un tratamiento semanticista por parte de cier-
tas áreas de la filosofía, como la epistemología, la metodología de la cien-
que, en el viaje a ese encuentro, se despliega la racionalidad o, como lo llama
cia o la lógica. Las teorías pragmáticas del significado proporcionaron las
posteriormente Toulmin (2003), la razonabilidad.
bases para este nuevo enfoque –bien de manera indirecta, como en el
De acuerdo con Blair (2003: 94-95), la argumentación es inherentemente caso de los trabajos pioneros de Toulmin o Perelman, los cuales conce-
dialéctica, si se entiende por dialéctica, en sentido amplio, el intercambio de bían la argumentación como una forma particular de actividad comuni-
preguntas y respuestas en función de la aceptabilidad o el rechazo de un punto cativa; o bien de manera directa, como en el caso de la pragmadialéctica,
de vista, por lo que tratar con objeciones –a través de preguntas, por ejemplo– que en su presentación de 1984 (van Eemeren y Grootendorst, 1984) se
es una actitud epistemológica –o epistémica– propia de la argumentación que muestra abiertamente basada en la teoría de los actos de habla. El desa-
tiene por objeto sopesar contraargumentos y desafíos. Es más, diría Johnson rrollo de esta perspectiva pragmática se ha manifestado de forma parale-
(2003: 43), es esta característica la que hace de la argumentación un proceso la en los dos principales ámbitos de la disciplina: el de la elaboración de
de exposición de las “obligaciones dialécticas”, una vez que somos desafiados a modelos descriptivos que orienten el análisis e interpretación del discur-
justificar y evaluar nuestras inferencias. En esto Toulmin converge; su traba- so argumentativo, y el de la elaboración de modelos normativos para su
evaluación. (41)
jo es de crítica al estudio clásico sobre el modo en que se establecen las preten-
siones, y su modelo refleja una apertura hacia las obligaciones dialécticas.
Toulmin ya en An Examination (1950: xiii-xiv) reconoce que sus influen-
Lamentablemente, Toulmin (1958) no utilizó el término “dialéctica” y nada
cias, y a quienes critica, están en la tradición filosófica de Cambridge, vincula-
dice, explícitamente, de la necesidad de estudiarla y recuperarla para el abor-
das a los estudios de Bertrand Russell en semántica y lógica, a la posición de
daje de los argumentos y la argumentación.
George Moore en ética, a las lecturas del “segundo” Wittgenstein y las presen-
taciones de Wisdom en filosofía del lenguaje, es decir, como bien lo explica
Scott Soames (2005, 1: xi-xviii), en la filosofía analítica y en la filosofía del
Pragmática
lenguaje ordinario. Nuevamente, si la filosofía analítica es un antecedente, y
la filosofía del lenguaje ordinario una manifestación efectiva del pragmatis-
Si le atribuimos a la pragmática la forma de un movimiento poderoso hacia
mo, entonces Toulmin es de alguna forma pragmatista, pues se ubica entre
la década de 1950,26 entonces Toulmin, en efecto, dio cuenta en Los usos de la
ambas orientaciones.
argumentación de algunas influencias directas de ese movimiento, pensando
Por su parte, y sin embargo, Nicholas Rescher (2005), al retratar el movi-
amablemente que en cada escrito se manifiesta, de alguna forma, las huellas
miento de la filosofía pragmática, no hace mención a la tradición analítica de
de su época. Entendida así, la observación de Bermejo Luque (2007: 41-42) es
Cambridge, ni a la filosofía del lenguaje ordinario vinculada a Wittgenstein.
acertada. Sin embargo, esto no es suficiente para sostener inequívocamente
Toulmin utiliza en Los usos de la argumentación (1958: 48-49) de forma gene-
que Los usos de la argumentación es un acercamiento pragmático al estudio
ral la posición de Austin a propósito, como se sabe, de las condiciones de reali-
de la argumentación.
zación y fuerza de promesas y del sentido y fuerza de los enunciados de proba-
bilidad, y de acuerdo con la bibliografía usada allí por Toulmin, el artículo que
cita de Austin es “Other Minds” (publicado originalmente en 1946). Cuando
25. Véase Santibáñez (2007: 24) para una síntesis de la justificación que hace Toulmin sobre su cita a Dewey, considerado como parte de los fundadores del pragmatismo (Res-
ensayo como discusión en el ámbito de la epistemología. cher, 2005: 750), Toulmin (1958: 3-4) lo hace para, precisamente, distanciarse
26. Porque la bibliografía es vasta sobre el pragmatismo filosófico y la pragmática lingüística, de esa posición. Toulmin no se refiere en ninguna parte al pragmatismo. Aun-
aquí sigo The Oxford Companion to Philosophy (Nueva York, 2005) para coordenadas generales. que esto no sea razón para que, en retrospectiva, se inscriba a un autor en una
La entrada “pragmatismo” en este compendio de filosofía fue hecha por Rescher, autor, valga la
corriente a partir de una perspectiva sociológica y cultural, tampoco el que sea
coincidencia, profusamente citado entre los estudiosos de la argumentación.
196 Cristián Santibáñez Yáñez Los usos de la argumentación: ¿retórica, dialéctica o pragmática? 197

parte de una determinada época hace del filósofo necesariamente represen- mentación sería un pragmático, toda vez que se interesa por la racionalidad
tante de la misma. práctica y la lógica factual, en línea con la tradición de Oxford y Cambridge,
Más bien, lo que hay en Toulmin (1958) es un trabajo original que hace Austin y Wittgenstein, respectivamente. No obstante, y como lo señala Reca-
suyas reflexiones seminales de sus coetáneos, desperdigadas por aquel enton- nati (2005: 837), dependerá de la perspectiva para cotejar si la pragmática es
ces en publicaciones primerizas y otras participaciones públicas.27 ¿Cuáles son una alternativa o un suplemento a la filosofía del lenguaje en su acercamiento
esas reflexiones? Todas las relativas a la explicación de algunas categorías de al significado:
su modelo: que las pretensiones (conclusiones) en la vida cotidiana, sino siem-
pre, en muchas ocasiones se presentan cualificadas por términos modales (cua- From the general conception put forward by ordinary language phi-
lificadores modales) que tienen cierta fuerza, pero que dependerá del criterio losophers, four areas or topics of research emerged, which jointly consti-
de aplicación su función final. tute the core pragmatics: speech acts; indexicality and context-sensitivi-
Si habría que catalogar de algo a Toulmin, podría ser el de formar parte de ty; non-truth conditional aspects of meaning; and contextual implications.
Looking at these topics from the point of view of ordinary language phi-
la corriente de la filosofía del lenguaje ordinario impulsada de forma distinta
losophy, pragmatics is seen as an alternative to the truth-conditional ap-
tanto, por ejemplo, por Ludwig Wittgenstein como por Gilbert Ryle y James
proach to meaning associated with ideal language philosophy (and suc-
Urmson (siendo este último quien compiló el texto de John Austin de 1962). cessfully pursued within formal semantics). Looking at them from a con-
Soames (2005: 172) introduce a Austin en su descripción de la filosofía del temporary point of view, pragmatics merely supplements that approach.29
lenguaje ordinario, junto con Wittgenstein, Ryle, Strawson, Hare y Malcom
(todos citados por Toulmin), y lo hace a partir del ataque de Austin al escepti- Así, lo que muestra esta breve discusión es que a partir de Los usos de la
cismo –de la existencia del mundo externo– a través del análisis de medios argumentación no es posible señalar categóricamente que Toulmin es parte de
lingüísticos, en su libro (también producto de lecturas entre 1947 y 1959) Sen- un acercamiento pragmático, sino que, en realidad, es partícipe genuino de la
se and Sensibilia, de 1964. creación de esta corriente filosófica, aplicándola rudimentariamente al ámbi-
Siguiendo a Robert Brandom (2002), en un sentido extendido Toulmin es to de los estudios del razonamiento práctico y la epistemología de las discipli-
pragmático, porque es parte de un movimiento centrado en lo práctico, pero en nas humanistas.
un sentido acotado, y más importante, no lo es porque no considera que la
verdad esté determinada por lo útil y lo exitoso. Es cierto que no hay en Los
usos de la argumentación una preocupación por la idea de “verdad”, pero sí Comentarios finales
hay una preocupación central por lo que considera “razonable” o “racional”, y
no abandona este propósito por un supuesto realismo de cómo una determina- Cada una de las tres dimensiones aquí discutidas está presente en An Exa-
da comunidad específica practica un hábito. Su modelo es general, y su interés mination. Si se comienza con el aspecto retórico, una idea preliminar se puede
por caracterizar la construcción de pretensiones en las ciencias del comporta- obtener respecto de qué son producto los conceptos de “campo dependiente” y
miento no está determinado por la idea de lo “útil”. “criterio”. Kock (2006), por ejemplo, considera que An Examination contiene
Ahora bien, si divorciamos, definitivamente, lo que es el pragmatismo (ame- los rudimentos de un acercamiento retórico a los problemas del razonamiento
ricano) con lo que es la pragmática,28 entonces Toulmin en Los usos de la argu- práctico.

27. La obra de Austin donde explica con mayor detalle su teoría de la filosofía del lenguaje, How to
do things with Words, fue publicada en 1962, aunque este libro es producto de una compilación de algo totalmente independiente de las prácticas sobre la base de las cuales decidimos lo que es
lecturas de Austin realizadas en la Universidad de Harvard, pero habiendo expuesto antes sus verdad y lo que no lo es”.
ideas incluso en programas radiofónicos de la BBC de Londres en 1956 (Carrió y Rabossi, 1996: 29. “Desde la concepción general avanzada por los filósofos del lenguaje ordinario, cuatro áreas o
29). Como discuten bien Carrió y Rabossi (23-25), Austin se acerca de forma totalmente distinta a tópicos de investigación emergen, que conjuntamente constituyen el nudo de la pragmática: actos
los problemas filosóficos que Wittgenstein, e incluso se oponía a cualquier carácter oracular y de habla; indexicalidad y sensibilidad contextual; aspectos condicionales no veritativos del signi-
personalista en el trabajo, que es lo que le sobraba a Wittgenstein. ficado; e implicaturas contextuales. Observando estos tópicos a la luz de la filosofía del lenguaje
28. Tarea destinada probablemente al fracaso y respecto de la que Hilary Putnam (1999: 26), por ordinario, la pragmática es vista como una alternativa al acercamiento condicional veritativo del
ejemplo, no estaría de acuerdo en absoluto, alegando que con William James la pragmática devie- significado, que se asocia con un lenguaje filosófico ideal (y exitosamente alcanzado por la semán-
ne programa filosófico en cuyo centro se encuentra el que “nuestra comprensión de la noción de tica formal). Observados desde un punto de vista contemporáneo estos tópicos, la pragmática
verdad no debe ser considerada un acto mental misterioso mediante el cual nos conectamos con simplemente suplementa este acercamiento”; mi traducción.
198 Cristián Santibáñez Yáñez Los usos de la argumentación: ¿retórica, dialéctica o pragmática? 199

En una de las primeras reseñas a An Examination, el notable filósofo mo- En las relaciones prácticas el juicio ético se despliega, en cualquiera de sus
ral Richard Hare (1951) apuntaba que la formulación de Toulmin era funcio- formas (como consejo, orden, o simple opinión, por ejemplo),30 como fuerza re-
nal y lógica para entender qué razones son buenas razones para evaluar o tórica porque, entre sus posibles objetivos, se encuentra el intento por lograr
justificar un juicio ético. Funcional porque, a juicio de Hare, Toulmin nos que quien recibe un enunciado ético lo apruebe, haga lo que decimos o cambie
muestra que la mejor forma para decidir qué razones son buenas razones su comportamiento en función de lo que sostenemos, sin importar, en princi-
–para una decisión moral– es estudiar o analizar la función que cumplen; así pio, el uso de buenas razones.
como en ciencia las mejores razones se vinculan con la función de cambio de El uso persuasivo en cualquiera de las formas en que un juicio ético se
resultados y expectativas positivas, así las buenas razones en la ética debe- manifiesta, como lo anota Toulmin (1950: 138), está al servicio, convencional o
rían funcionar como formas de correlacionar nuestros sentimientos y compor- de manera natural (como cuando una exclamación de perfil ético expone una
tamientos de tal forma que sean lo más compatibles con los deseos y objetivos evaluación básica), de la cooperación grupal y el mantenimiento de la comuni-
de los demás (Toulmin, 1950: 137). Anota Hare que en Toulmin el análisis se dad. Esta última nota es un interesante vínculo con aspectos evolutivos, inclu-
vincula poderosamente con el estudio de las formas en que los juicios éticos so cognitivos, que desbordan las pretensiones del presente trabajo.31 Pero es
son usados lingüísticamente. Esto, por lo demás, relaciona a Toulmin concre- este mismo elemento de referencia a lo comunitario, grupal o contextual, el
tamente con el Wittgenstein de las Investigaciones, factor que el propio Toul- que hace pensar que Toulmin tiene una tendencia hacia lo retórico, en especial
min reconoce admitiendo en An Examination la influencia de Wittgenstein su reconocimiento de la existencia de múltiples “garantías” en grupos y el
(Toulmin, 1950: xiii). problema que se suscita al tratar de definir problemas éticos de segundo or-
Por su parte, el lado lógico en la propuesta de Toulmin, de acuerdo con den. Sin embargo, y como bien lo señaló Hare, es el procedimiento argumenta-
Hare, se relaciona con el tratamiento de los juicios éticos en discusiones sobre tivo en el uso de razones el que le importa a Toulmin, es decir, un tipo de
conflictos de interés. Según Hare, aquí toma relevancia el tipo de inferencia dimensión normativa aplicada al razonamiento práctico, a la acción.
que Toulmin llama “evaluativa” para estructurar, o sopesar, el valor de los Este último apunte permite hacer la conexión con la dimensión dialéctica
argumentos, y que en términos formales podría expresarse como sigue: de An Examination, que a su vez se continúa en Los usos de la argumentación.
En el capítulo 6, cuando trata el problema del razonamiento y sus usos (nótese
F el parecido con el título de Los usos de la argumentación), Toulmin explora las
E formas normales por las que se aducen razones para justificar una pretensión,
exponiendo distintos casos en distintos “campos”, y cuando se enfrenta al pro-
siendo F una conjunción de enunciados de hechos éticos neutrales y E una blema de las teorías de la verdad, en el mismo capítulo, para señalar que nada
conclusión moral. Para pasar de los primeros a la segunda, se necesita de una pueden decir de la “verdad”, como ninguna teoría ética puede decir nada de la
regla de inferencia, R. “bondad” si se pregunta qué es lo “bueno” (o qué es la verdad), señala que la
única forma de acercarse a una respuesta, así como lo reflejan tales ejemplos
R en tales campos, es a través del discernimiento de la forma en que hacemos
F nuestra selección, a saber, vía un comportamiento dialógico de búsqueda de
buenas razones; y cuando reflexionamos sobre un criterio final de qué es una
E
buena razón (en términos prácticos, qué valor debemos elegir cuado se enfren-
tan valoraciones culturales incompatibles), tal comportamiento abre la puerta
Aquí no hay más que una lógica deductiva, señala Hare. Lo interesante es
para la constante autocrítica y, así, la búsqueda del acuerdo en pos del valor
la terminología: hechos, regla de inferencia y pretensión, es decir, el protomo-
transnacional. Como las sociedades y sus códigos evolucionan, diría Toulmin,
delo de Los usos de la argumentación.
El aspecto retórico en An Examination está presente con distintos grados
de protagonismo. En su tesis doctoral, Toulmin señala que los juicios éticos
tienen una fuerza retórica que ni el acercamiento objetivista al problema de 30. Nótese que al distinguir Toulmin en esta obra entre los distintos tipos de formas en los que se
qué es lo bueno, ni el subjetivista, ni tampoco el imperativo, pueden negar, despliega un juicio ético, se podría estar al frente de lo que luego llamará “tipo lógico”. Véase
aunque ya sabemos que lo que le preocupa a Toulmin es qué cuenta como Toulmin (1950: 71).
buenas razones en la ética, porque respondiendo esto se responde qué es lo 31. En Human Understanding (1972), Toulmin toma resueltamente una posición evolucionista
respecto de los cambios y progresos en la ciencia, elemento principal para su crítica a Thomas
bueno.
Kuhn.
200 Cristián Santibáñez Yáñez Los usos de la argumentación: ¿retórica, dialéctica o pragmática? 201

lo que resta es la práctica de una conducta saludable. Sostiene Toulmin (1950: explicación en la ciencia, destacando que el papel de la “justificación” en la
73-74): ciencia sólo puede servir si se comparten los criterios por los que se decide si
una explicación es correcta o no, esto es, cuando se comparte que el proceso
In consequence, we may conclude: debe permitir la posibilidad de elección, es decir, la “lógica de la investigación
(i) That the questions, “What is truth?”, and “What is beauty?”, if científica”. Así, Toulmin señala que si alguien le preguntara si tal explicación
answered directly, are no more fruitful than the corresponding questions, es correcta, o cuál de tales explicaciones es correcta, él tiene el espacio para
“What is goodness?” and “What is rightness?” tomar una decisión en virtud de posibilidades, pero si alguien le preguntara si
(ii) That all the short answers given to theses questions are, if taken
acaso alguna explicación científica puede ser correcta, Toulmin no sabría qué
literally, false; and that, if taken figuratively, they can at the best only
responder porque la pregunta no presenta un espacio de decisión, no está en el
focus attention on some special feature of the concept, all-important, per-
haps, over a limited range of instances, but not of universal application. juego de lenguaje de la ciencia, no comparte la forma natural en la que se
(iii) That central practical questions, “What kinds of thing make a expresan las preguntas por la justificación en este campo, y está preguntando
conclusion worthy of belief?” and “What kinds of thing make a work of por la justificación total, aquella que no existe. Sostiene Toulmin (1950: 101)
art worthy of admiration?”, are to be answered, not by verbal pantechni- con claridad:
cons with room for every case, but by a discussion of the ways in which,
when faced with some particular variety of sentences, or works of art, we The question, what makes a reason a “good” reason in science, and
should set about making our selection.32 what makes an argument or explanation a “valid” one, can only be an-
swered in terms of reasons, arguments and explanations we do accept
Lo dialéctico estaría en la conducta de apertura constante hacia las buenas –namely, those which are predictively reliable, coherent and convenient.
razones y su proceso de obtención,33 algo así como el concepto de “obligaciones If we give up these criteria for others, we change the nature of our activ-
dialécticas” de Johnson (2000). De forma y fondo, el mecanismo regular de ity and, whatever we are now doing, it is no longer “science”. The logical
criteria applicable to scientific explanations are, in this respect, quite as
justificación a través de razones allí cuando el desafío se plantee.
intimately connected with the nature of the activity which we call “sci-
A diferencia de Los usos de la argumentación, en An Examination Toulmin
ence” as the logic and the activity of “describing things”…35
explícitamente compara su acercamiento con la “teoría pragmática” (Toulmin,
1950: 100),34 cuando en el capítulo siete trata el papel de la experiencia y la
La resemblanza de Wittgenstein está tan notoriamente presente, que uno
tendería a olvidar que habla Toulmin, y que en efecto habla el espíritu de su
época. Nótese, además, que el concepto de “criterio” ya está aquí con el mismo
32. “En consecuencia, podemos concluir: (i) Que la preguntas ¿Qué es verdad?, y ¿Qué es belleza?,
si se contestan directamente, no son más provechosas que las correspondientes preguntas ¿Qué espíritu con el que en Los usos de la argumentación se aplica, pero bajo un
es la bondad? y ¿Que es correcto?; (ii) Que todas las respuestas breves dadas a estas preguntas alero pragmático: ¿por qué entonces la crítica lo asimila como una propuesta
son, si se toman literalmente, falsas, y que, si se tomen figurativamente, ellas en el mejor caso retórica?
sólo pueden enfocar la atención en algunas características especiales del concepto, todas impor- Finalmente, la respuesta más simple y fácil sería decir que Los usos de la
tantes, quizá, sobre un número limitado de instanciaciones, pero no de aplicación universal; (iii)
Que las preguntas prácticas centrales, ¿Qué tipo de cosas hacen de una conclusión digna de creer?
y ¿Qué tipo de cosas hacen de un trabajo digno de admiración?, son contestadas, no a través de un
camión de mudanza verbal con espacio para cada caso, sino a través de una discusión de las shall only succeed in reducing it to something other than it is, or in proving that it pays” (“Creer
formas en que, cuando se enfrentan con algunas variedades de las oraciones, u obras de arte, en los otros, tal como ocurre en la comunicación, es una de las cosas que hacemos, tal como vivir
nosotros podríamos enmarcar la toma de decisión”; mi traducción. con promesas o hacer inducciones o jugar juegos. Si presionamos por una justificación última sólo
33. En Toulmin, Rieke y Janik (1979: 13), los autores sostienen que un participante en un argu- seremos exitosos en obtenerla si la reducimos en otra cosa de lo es, o en probar que calza”; mi
mento muestra su racionalidad, o falta de ella, en la manera en que se enfrenta a la aceptación y traducción.
el rechazo de argumentos, y si está “abierto al argumento” reconocerá la fuerza de las razones y si 35. “Las preguntas ¿Qué hace a una razón una «buena» razón en ciencia? y ¿Qué hace a un argu-
por el contrario, es “sordo al argumento” se comportará como ignorante o dogmático. Toulmin mento o explicación válida?, sólo pueden ser respondidas en términos de razones, argumentos o
(2003) también nos recuerda que la conducta razonable, en la ciencia u otro campo, se manifiesta explicaciones que realmente aceptamos –es decir, aquellos que son predictiblemente confiables,
de acuerdo con una conducta de sopesamiento de razones de distintos campos, puesto que así se coherentes y convenientes–. Si desistimos de la aplicación de estos criterios a otros, cambiamos la
pone en correcto balance la experiencia o punto de vista personal con el público. naturaleza de nuestra actividad y, lo que sea que hacemos si cambiamos, ya no es más ciencia. Los
34. Toulmin (1950: 100) cita al pie de página el ensayo “Other Minds” de Austin, allí donde éste criterios lógicos aplicables a las explicaciones científicas están, en este respecto, tan íntimamente
sostiene: “Believing others, as it occurs in communicating, is one of the things we do, like living ligadas con la naturaleza de la actividad que llamamos «ciencia» como con la lógica de la actividad
promises or making inductions or playing games. If we press for an ultimate «justification» we de «describir cosas»”; mi traducción.
202 Cristián Santibáñez Yáñez Los usos de la argumentación: ¿retórica, dialéctica o pragmática? 203

argumentación manifiesta las tres dimensiones al mismo tiempo, tal como lo HAMBLIN, C.L. (1970), Fallacies, Londres, Methuen.
hace el autor en An Examination, con distintos grados de protagonismo. Me HARE, R.M. (1951), “Review: An Examination of the Place of Reason in Ethics”, The
inclino por señalar que, si hay una preocupación en Toulmin por la argumen- Philosophy Quarterly, vol 1, Nº 4, pp. 372-375.
tación en las empresas humanas, como efectivamente la hay, entonces están HITCHCOCK, D. (2003), “Toulmin’s Warrants”, en F. van Eemeren, J. A. Blair, Ch. Wi-
llard y F. Snoeck Henkemans (eds.), Anyone Who Has a View. Theoretical Contribu-
las tres dimensiones, tal como la pragmadialéctica, hoy en día, se esfuerza por
tions to the Study of Argumentation, Dordrecht, Kluwer Academic Publishers, pp.
integrar estas tres áreas. El elemento histórico, sin embargo, nos hace cons-
69-82.
cientes de que en su momento Toulmin estaba, sin quererlo, inaugurando una – y B. VERHEIJ (2006), “Introduction”, en D. Hitchcock y B. Verheij (eds.), Arguing on
disciplina, un ámbito de reflexión académica. No se debe olvidar, al mismo the Toulmin Model: New Essays in Argument Analysis and Evaluation, Dordrecht,
tiempo, que Los usos de la argumentación fue un ensayo epistemológico de Springer, pp. 1-23.
crítica a la concepción de la lógica que en aquel entonces reinaba, y que no era JOHNSON, R. (2000), Manifest Rationality. A Pragmatic Theory of Argument, Mahwah,
un esfuerzo antilógico como la recepción lo caracterizó. De modo que ésta, la Lawrence Erlbaum Associates.
cuarta dimensión, no está tampoco en cuestión. Una propuesta de teoría de – (2003), “The Dialectical Tier Revisited”, en F. van Eemeren, J. A. Blair, Ch. Willard,
laargumentación, en ciernes, completa. y F. Snoeck Henkemans (eds.), Anyone Who Has a View. Theoretical Contributions
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WALTON, D. y E. KRABBE (1995), Commitment in Dialogue. Basic Concepts of Interper- que no es el de la lógica deductiva. Pero, a diferencia del segundo, Toulmin no
sonal Reasoning, Albany, University of New York Press. busca una recuperación de la tradición tópica o retórica sino que parte de la
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idea de que la lógica es algo que tiene que ver con la manera como los hombres
Hitchcock y B. Verheij (eds.), Arguing on the Toulmin Model: New Essays in Argu-
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piensan, argumentan e infieren. De ahí que su punto de partida sea la consta-
tación de que uno de nuestros modos de comportamiento lo constituye la prác-
tica de razonar, de dar razones a otros a favor de lo que hacemos, pensamos o
decimos.
Históricamente la lógica, según su opinión, se ha presentado desde Aristó-
teles como una disciplina autónoma, una ciencia formal comparable a la geo-
metría, y despreocupada de la práctica. Es por ello que se propone desplazar el
centro de atención de la teoría lógica a la práctica lógica; no le interesa una
“lógica idealizada”, sino una lógica operativa o aplicada; y para efectuar esa
operación elige como modelo, no la geometría, sino la jurisprudencia. De ma-
nera que la corrección de un argumento ya no será, pues, una cuestión formal,
que dependa exclusivamente de la forma de las premisas y de la conclusión
sino una cuestión procedimental, en el sentido de algo que tiene que juzgarse
de acuerdo con criterios –sustantivos e históricamente variables– apropiados
para cada campo de que se trate. En síntesis: las situaciones y problemas con
respecto a los cuales se argumenta pueden ser muy distintos y, en consecuen-
cia, el razonamiento1 no se reduce a un modelo silogístico universal sino que
cambia en relación con las situaciones.
Sin embargo, cabe aclarar que uno de los objetivos de Toulmin es evitar

1. El término razonamiento se refiere a “la actividad central de presentar las razones a favor de
una pretensión (claim), así como para mostrar de qué manera esas razones tienen éxito en dar
fuerza a la pretensión” (Toulmin, Rieke y Janik, 1984: 14)
[ 205 ]
206 Bertha Zamudio y Leticia Rolando Aportes de la teoría toulminiana al estudio de la argumentación ética 207

tanto los criterios apriorísticos de racionalidad como el relativismo extremo. pos como el artístico tendrá más peso la interpretación cualitativa de los ele-
Por una parte, critica el absolutismo que deriva de la lógica formal que aboga mentos que entran en juego que la exactitud cuantitativa.
por la verdad universal y según la cual la argumentación puede resolverse Asimismo, los modos de resolución argumentativa tampoco serían iguales
mediante la adhesión a un conjunto de principios lógicos, con independencia en todos los campos del razonamiento práctico. Si bien inicialmente todos co-
del contexto; esta postura supone que todos los aspectos del argumento son mienzan con la formulación de una aserción, en el foro judicial, por ejemplo,
campo-invariantes. Pero, por otro lado, también rechaza posiciones relativis- los procedimientos generalmente se articulan sobre una base adversativa en
tas que acentúan los aspectos campo-dependientes del argumento. tanto hay dos partes opuestas. En el campo artístico, la función central será
de clarificación, y en el campo científico se buscará el consenso, aunque en los
debates de corto plazo se produzcan procedimientos adversativos.
Aporte de los campos de argumentación

Esta perspectiva lo lleva a la distinción entre el esquema general, que reco- El campo ético: un dominio problemático
ge aquellas estructuras de los argumentos que son constantes en todas las
argumentaciones, y las reglas especiales de argumentación dependientes de Partiendo de este planteo ¿qué problemáticas presentan las formulaciones
los diversos juegos de lenguaje o contextos sociales. Señala entre ellos la juris- referidas a la ética?
prudencia, la ciencia, la ética, la crítica de arte y la dirección de empresas. Desde la publicación de su primer libro –que constituyó precisamente su
Esta consideración de los diversos contextos lo lleva a plantear la existencia tesis de doctorado y su primera reflexión sobre el tema, An Examination of the
de campos argumentativos de los cuales dependen tanto los criterios de vali- Place of Reason in Ethics, de 1948–, Toulmin trata de responder a la pregunta
dez como la fuerza de los argumentos; de modo que la sustancia es lo variable ¿qué es una buena razón en la ética? O más específicamente ¿qué es lo que
y la que determina la validez argumental. Así, la apelación a la racionalidad hace que un determinado conjunto de hechos sea un buen motivo para una
por vía de la forma, una racionalidad deductiva, pura, sólo tiene curso en cier- conclusión ética? Al examinar el puesto de la razón en la ética analiza los
tos ámbitos, y sólo en virtud de constituir en esos ámbitos lo sustancial del argumentos morales, preguntándose por los argumentos aceptables y los re-
asunto (por ejemplo, en el ámbito de las matemáticas). chazables, por las buenas razones en un campo de argumentaciones sustan-
La ventaja de la propuesta toulminiana estriba, precisamente, en que “per- ciales, no formales. Sostendrá, entonces, que lo que constituye un buen razo-
mite una pluralidad de pretensiones de validez, sin necesidad de negar a la namiento en el ámbito de la ética sigue reglas diferentes del buen razona-
vez el sentido crítico del concepto de validez, que trasciende las restricciones miento en otros ámbitos.
espacio-temporales y sociales” (Habermas, 1987). En efecto, su concepto gene- Dada la complejidad del razonamiento moral, resulta claro que no se puede
ral de garantía como los de respaldo, restricciones y cualificadores reflejan, en resolver el tema por la apelación a un solo principio, es más, admite que a
primer lugar, su visión de que la validez en el razonamiento adquiere diversas veces un conjunto de principios tampoco puede cubrir adecuadamente todos
formas dependientes del campo, la función y el contexto y, en segundo lugar, los casos. El razonamiento moral se mueve, según él, dentro de las “situacio-
que el razonamiento en la mayoría de los ámbitos del quehacer humano no nes” o “decisiones concretas”. He aquí el punto de partida para una nueva
puede poseer los rasgos de necesidad y certeza, tan caros a los pensadores del mirada a la naturaleza real de los valores y cómo se relacionan con las decisio-
paradigma racionalista clásico. nes éticas a las que nos enfrentamos.
Por otra parte, Toulmin admite grados de formalización, de precisión y modos Cuando en 1971 publicó uno de los más importantes textos sobre filosofía
de resolución diferentes en los procedimientos racionales de los distintos cam- de la ciencia, La comprensión humana: el uso colectivo y la evolución de los
pos (Toulmin, Rieke y Janik, 1984). Por ejemplo, en el campo jurídico existen conceptos, identificó la tesis central de su pensamiento: ciencia y ética se ocu-
procedimientos que se deben seguir para alcanzar el objetivo buscado; de ahí pan de ámbitos de la realidad distintos y por lo tanto sus tareas y procedi-
el alto grado de formalización de los procesos legales. Pero en el campo artísti- mientos son diferentes. La ciencia describe y permite la predicción. La moral
co, por el contrario, no existe tal formalización ni una secuencia de pasos pre- no se interesa por la predicción de la conducta humana (esto concierne a la
establecidos. psicología y a la sociología) sino que influye en los comportamientos de las
En cuanto a los grados de precisión, también establece diferencias entre los personas, en las “disposiciones” de los sujetos. La moral tiene un papel rele-
distintos campos de la experiencia humana. Si en la física teórica muchos ar- vante en las disposiciones personales hacia determinados tipos de acción. La
gumentos requieren ser formulados con exactitud matemática, en otros cam- idea de Toulmin (1977) es que el lenguaje ético es una parte del proceso “por el
208 Bertha Zamudio y Leticia Rolando Aportes de la teoría toulminiana al estudio de la argumentación ética 209

cual nosotros, en cuanto miembros de una comunidad, moderamos nuestros 1) Arbitrar entre las demandas de los diferentes emprendimientos pro-
impulsos y ajustamos nuestras necesidades de manera que los acomodemos fesionales cuando entran en conflicto.
en lo posible con los de nuestros semejantes” (I: 154). El concepto de deber 2) Determinar en qué condiciones especiales, más amplias preocupacio-
surge de este ajuste necesario dentro de la comunidad. Pero si el razonamien- nes humanas requieren de nosotros sobrepasar los argumentos técni-
cos de nuestros emprendimientos profesionales. (Toulmin, Rieke y Ja-
to moral ha de abordar los problemas acerca de “las razones” de una acción
nik, 1984: 396)
individual y las razones de una práctica social, puede darse la posibilidad de
que ambas entren en conflicto. Por eso, para dirimir los conflictos Toulmin
Estas afirmaciones de Toulmin revelan, en tercer lugar, que los modos de
apela a una posición consecuencialista: “Una acción estará bien o mal según
resolución no son sencillos, es más: se dificultan enormemente por cuanto la
que sea probable que sus consecuencias sean buenas o malas” (177).
problemática ética está presente en todos los ámbitos y a menudo genera con-
Estas reflexiones serán retomadas en Introducción al razonamiento, el li-
tradicciones según el campo desde el cual se intente hacer una evaluación
bro escrito con Richard Rieke y Allan Janik (1984), en el que admite desde el
ética. Como señala el autor:
comienzo que el ético es el campo que le presenta más problemas:
Al menos dos conjuntos de consideraciones tienen peso en los proble-
Éste es un tópico demasiado amplio como para manejarnos con él aquí.
mas éticos y su resolución. En cualquier grupo de gente –cualquier socie-
Ha sido también tradicionalmente un tópico contencioso: la gente tiende
dad, cultura o comunidad– encontramos que las discusiones éticas giran
a mantener sus puntos de vista éticos con fuerza y acaloramiento y los
alrededor de consideraciones sobre estos dos conjuntos:
desacuerdos éticos generan algo más que diferencias intelectuales.
Mas aún, las manifestaciones éticas surgen en muy diferentes clases
1) “Correcto e incorrecto”: cierta clase de acciones, procedimientos o con-
de situaciones, de modo que sería un trabajo muy grande proyectar todas
secuencias son regidas o consideradas como categóricamente acepta-
las diferentes clases de ocasiones que existen para una discusión ética y
bles o inaceptables.
todos los variados procedimientos que empleamos para mediar y resolver
2) “Bueno y malo”: cierta clase de acciones, procedimientos o consecuen-
esas disputas de una manera razonable. (Toulmin, Rieke y Janik, 1984:
cias son percibidas como deseables o preferibles en un grado mayor o
393)
menor. (Toulmin, Rieke y Janik, 1984: 396)

En efecto, cabe interrogarse sobre las dificultades planteadas en el campo


En efecto, la racionalización de lo humano, en sus diversas facetas, nunca
ético en cuanto a la precisión, la formalización y los modos de resolución, as-
se alcanza por vía de la desconexión de las situaciones reales puesto que los
pectos que por otra parte también dificultan formulaciones claras en el campo
sujetos actúan según contextos sociales específicos, con finalidades y motiva-
artístico.
ciones diversas. Estas conductas son enjuiciadas por los otros sujetos de su
En primer lugar, es evidente que el campo ético no puede formalizarse como
entorno de acuerdo con esquemas valorativos cuya definición y su puesta en
el científico, puesto que no puede basarse exclusivamente en la deducción y en
juego depende de los factores culturales apuntados por Toulmin; pero también
argumentos estrictos como en otros campos dado que:
de vivencias afectivas, intereses, creencias religiosas, historias de vida o pre-
siones sociales y políticas predominantes en la sociedad.
Los problemas de la ciencia, las empresas, la ley, etc., pueden ser in-
Como reconoce el autor, el error de muchos filósofos de la moral o de la ética
vestigados estrictamente y puede decidirse qué se puede decir acerca de
ellos desde un punto de vista profesional. (Toulmin, Rieke y Janik, 1984: del siglo XX ha sido tratar algunos conceptos fundamentales en abstracto, des-
393) de una perspectiva semántica que ignora la historicidad y la evolución de los
conceptos y su dependencia de los paradigmas teóricos y de las condiciones
En segundo lugar, el grado de precisión al que puede aspirar el campo ético sociales de vida dentro de los que adquieren su relevancia significativa. Por
lo distingue notablemente de los demás campos por el peso y la jerarquía de ello considera que no se debe insistir en el análisis de los significados que
los valores que respaldan toda intervención moral o ética. De ahí la importan- traten de descubrir las propiedades ocultas tras los diversos términos, ni tam-
cia de la interpretación cualitativa y la imposibilidad de alcanzar, al igual que poco es posible la búsqueda de “principios últimos” que sirvan para edificar
en el campo del arte, una precisión cuantitativa. Esto es así debido a las dos una ciencia ética ideal, sino que hay que aceptar como problema central de la
funciones características del argumento ético: lógica de la ética el examen de los tipos de razonamiento concreto por los que
se rige nuestro lenguaje ético en vista de la función que desempeña en las
“diversas formas de la vida” en que el hombre y su acción se insertan. Según
210 Bertha Zamudio y Leticia Rolando Aportes de la teoría toulminiana al estudio de la argumentación ética 211

Toulmin, subyace en aquellas teorías la idea de un sujeto moral sin vínculos siguiendo enfoques “clásicos” que juzgan los argumentos y comportamientos
con la práctica real y, de esta manera, los términos “correcto”/“incorrecto” y éticos buscando la definición precisa de los términos éticos (bueno-malo/co-
“bueno”/“malo” son abordados desde una ética dogmática o absolutista. Por el rrecto-incorrecto), ni tampoco es posible hacerlo invocando principios univer-
contrario, considera que los comportamientos sólo son inteligibles en el con- sales racionalistas al margen –y por encima– de las distintas “comunidades” o
texto de una cultura y de los diversos ámbitos de la vida social. culturas, ¿cómo lograr esa razonabilidad ética?
La explicación y el análisis histórico del origen de tales teorías racionalis- Y si, como ya dijimos, las acciones de los sujetos se evalúan a partir de garan-
tas son abordados en Regreso a la razón. Sostiene allí que el potencial de la tías cuyos fundamentos dependen de la cultura, de las creencias, de los intere-
razón para mejorar la vida humana se ha visto obstaculizado por un grave ses sociales o políticos predominantes de un grupo o sociedad dados, ¿habría que
desequilibrio en la búsqueda del conocimiento. La secular dominación de la renunciar a una razonabilidad ética válida para todas las sociedades?
racionalidad –una forma matemática de razonamiento que toma como modelo Abordaremos parte de estos interrogantes tomando como base el trabajo de
el método científico y la búsqueda de certezas absolutas– ha depreciado el Emmanuel De Jonge (2008) que aplica el esquema toulminiano2 a las declara-
valor de la razonabilidad, un sistema de juicios humanos basado en la expe- ciones cuyo campo tópico son los derechos del hombre.3 Según este autor, la
riencia y la práctica personales. garantía en el modelo de Toulmin expresa los lugares comunes, a menudo
Ese desequilibrio se produjo por “el encumbramiento de la certeza”, que se implícitos, que constituyen “el lugar de la justificación”. Por otra parte sostie-
consolida en el siglo XVII, a partir de la preeminencia de los procedimientos ne que “el campo tópico en el cual los oradores van a apoyar la garantía para
matemáticos frente a la “razonabilidad” para encontrar respuestas a todas las argumentar” es el fundamento4 por el que “establecen un lazo directo con sus
áreas del saber humano, incluyendo el económico, el sociológico e incluso el representaciones mentales”. Así, “mientras que el fundamento constituye la
ético. estructura profunda del razonamiento, la garantía expresará la estructura de
El autor asegura que hasta el 1600 la lógica no era –como lo será después– superficie, es decir, la parte visible, implícita o explícita del argumento”.
más valorada que la retórica como fuente de conocimiento. Tampoco la racio- A continuación presentamos dos casos para ilustrar la complejidad de lo
nalidad predominaba sobre la razonabilidad, en tanto se asumía que el conoci- ético, pero analizaremos en detalle el primero de ellos con el objeto de ejempli-
miento lógico era meramente formal y por ello inútil para resolver problemas ficar la propuesta de De Jonge referida al modelo toulminiano.
cotidianos de los seres humanos. Así pues la lógica se utilizaba en su propio
campo.
De esta manera, Toulmin (2003: 29) hace una distinción entre actuar de Primer caso: cuando coinciden lo correcto y lo bueno dentro del campo
modo racional y hacerlo de manera razonable y se plantea en qué forma se
usan estos conceptos en el terreno de la argumentación. ¿Están los significa- A partir de estas precisiones, nos centraremos en un caso por demás con-
dos que los filósofos analizan expresados en proposiciones verbales aisladas o flictivo en la historia argentina, como es el caso del juicio a las juntas militares
es el lenguaje inteligible sólo si posee un significado dentro del marco más responsables del golpe de Estado de 1976. Explicitaremos las conclusiones y
amplio de las acciones y las instituciones? Para él un argumento es visto desde analizaremos los datos, las garantías y sus fundamentos en los alegatos de la
el punto de vista racional si se tienen en cuenta sólo sus proposiciones y se defensa y de la fiscalía, respectivamente, con el objeto de analizar la vincula-
ignora la situación en que éste se presenta y, por el contrario, será considerado ción entre razonabilidad ética y jurídica.
sólo razonable si se pone atención al argumento en contexto. Es sabido que a partir del retorno a la democracia en 1983, el presidente
constitucional, Raúl Ricardo Alfonsín, creó la Comisión Nacional sobre Des-
aparición de Personas (CONADEP) cuyo objetivo fue recibir las denuncias de
Dos casos ilustrativos

A lo largo de toda su obra se percibe una y otra vez la preocupación toul-


2. Para el modelo de Toulmin, véase el artículo de María Elena Bitonte y Teresita Matienzo en
miniana por abordar tanto los problemas lógicos, epistemológicos y científi- este mismo volumen.
cos como la eticidad de los comportamientos humanos a través del examen 3. Se trata de la Declaración de la Independencia norteamericana, la Declaración de los Derechos
de la razonabilidad de los argumentos que se esgrimen en cada situación y del Hombre y del Ciudadano, la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
contexto. 4. Toulmin sostiene que debemos considerar qué clase de fundamento subyacente se requiere
Ahora bien, si no es posible abordar la complejidad del quehacer humano para que una conclusión (claim) sea aceptada como un argumento sólido y confiable.
212 Bertha Zamudio y Leticia Rolando Aportes de la teoría toulminiana al estudio de la argumentación ética 213

familiares y sobrevivientes de los secuestros e indagar sobre la suerte corrida Cuadro 1


por los “detenidos-desaparecidos”. A partir de los datos aportados (1.086 lega-
Datos8 Fundamentos de la garantía
jos), la Comisión elaboró un extenso informe sobre la acción represiva de las
fuerzas armadas entre 1976 y 1982. Este informe, concluido en septiembre de • Enumeración de acciones llevadas a cabo por los “sub- La garantía que vincula los datos a la conclusión tie-
versivos”. ne como fundamento tres campos tópicos.
1984 y publicado con el título de Nunca más por la editorial Eudeba, está • Estas acciones violentas: a) Campo tópico jurídico-institucional:
precedido por un prólogo en el que se aclara que su objetivo no ha sido juzgar a) contaminaban el cuerpo social de la Nación; • El decreto 261/75 del gobierno democrático
sino indagar “la suerte de los desaparecidos” para, posteriormente, “esperar b) alteraban la paz social y la integridad física de sus
ciudadanos;
para “aniquilar el accionar de elementos
subversivos”
de la justicia la palabra definitiva”. No obstante ello, advierte que lo registra- c) amenazaban los cimientos de la Nación y el estilo • Los preceptos constitucionales que sostienen
do “va mucho más allá de lo que pueda considerarse como delictivo para alcan- de vida de sus ciudadanos; la defensa de la patria frente a una agresión y
• La Nación estaba en el caos y al borde de su disolu- la legitimidad de la represión.
zar la tenebrosa categoría de los crímenes de lesa humanidad”.5 ción pues la guerrilla quería imponer una forma de vida b) Campo tópico ligado a la institución militar: una
Un año después tendrá lugar el juicio en el que declararon más de ocho- totalitaria alentada desde el marxismo internacional y guerra no convencional requiere formas no con-
ajena a nuestras tradiciones. vencionales de lucha.
cientas personas, muchos de cuyos testimonios ya figuraban en el informe de • Los ataques subversivos obligaron a la toma del po- c) Un campo tópico ligado a la cultura:
la CONADEP, y entre el 11 y el 18 de septiembre de 1985 se lleva a cabo la der, hecho no querido ni buscado por los militares. • La supervivencia y preservación de los valores
acusación a las Juntas Militares por parte del fiscal Julio César Strassera. • La situación de excepción –una guerra no convencio-
nal– conduce a la suspensión de la Constitución Na-
vinculados con la tradición histórica de la
República.
Veamos entonces cuál es el lugar de la justificación y cuáles los fundamen- cional y su reemplazo por los “Estatutos del Proceso • Los testimonios bibliográficos sobre la situación
tos de las garantías, es decir los lugares comunes para evaluar lo bueno, lo de Reorganización Nacional”. traumática del país (por ejemplo, el libro El
• Si hubo “excesos”, éstos fueron “contingencias del terrorismo en la Argentina presentado por la
malo, lo correcto, lo incorrecto tanto por parte de la defensa de los comandan- combate” defensa del general Roberto Viola).
tes como por parte del fiscal Strassera.
El argumento6 fundamental esgrimido por la defensa es el siguiente: “Las Cuadro 2
FFAA tomaron el poder, libraron una guerra y salvaron a la Nación del «terro-
Datos Fundamentos de la garantía
rismo subversivo» por lo tanto/entonces deben se absueltas (conclusión)”.7 Los
datos (data) y los fundamentos de la garantía son identificados en el cuadro 1. • Los procesados delinquen cuando deciden “una El fundamento o campo tópico que sustenta la garantía
Frente a la anterior estructura de justificación, el alegato de Strassera sos- vez más en nombre de las Fuerzas Armadas, to- es la jurisprudencia nacional e internacional:
mar por asalto el poder despreciando la voluntad • El orden jurídico internacional “acepta sin reservas que
tiene el siguiente argumento: “A través del golpe, los militares implantaron el popular”. ciertos hechos, por su profunda inmoralidad «exce-
terrorismo de Estado y un plan sistemático de exterminio; por lo tanto deben • Ninguno de los documentos liminares ni procla- den las necesidades del combate y son crímenes de
ser condenados a reclusión perpetua” (conclusión). En el cuadro 2 se enume- mas del Proceso de Reorganización Nacional sos-
tiene la existencia de una guerra:
lesa humanidad»”.
• La Argentina ratificó los convenios de Ginebra de 1949
ran los datos y fundamentos de la garantía. ¿Qué clase de guerra es ésta en la que no que establecen reglas humanitarias para el trato de
Lo que Strassera denomina “la conciencia jurídica argentina y universal” aparecen documentadas las distintas civiles y combatientes en caso de conflicto armado y
prohíben expresamente:
constituye así el fundamento o campo tópico que sustenta la garantía. Hacien- operaciones? Que carece de partes de
batalla, de lista de bajas propias y enemigas; Los atentados a la vida y la integridad corporal,
do la historia de esa conciencia, su razonamiento propone partir de los juicios de nóminas de heridos; que no hay especialmente el homicidio en todas sus formas,
de eticidad pública formulados a partir de los cimientos fundadores de la Na- prisioneros como consecuencia de ningún las mutilaciones y los tratos crueles, torturas y
combate, y en la que se ignoran las unidades suplicios, la toma de rehenes, los atentados a la
ción y de los textos jurídicos nacionales e internacionales. Todos esos escritos que tomaron parte… ¿Es una acción de dignidad personal; especialmente los tratos
citados o aludidos componen el cuerpo de esa conciencia crítica según la cual guerra torturarlos y matarlos cuando no humillantes y degradantes, las condenas dictadas
podían oponer resistencia? [...] ¿Son y las ejecuciones efectuadas sin juicio previo.
no puede haber igualación en las acciones de unos y otros pues las violencias objetivos militares los niños recién nacidos? • El decreto del gobierno de 1975 no ordenó la repre-
contrapuestas no son simétricas. Hay, además, una forma de maldad suprema • Lo ocurrido no fue una “guerra sucia” sino “el ma- sión ilegal pues:
yor genocidio que registra la joven historia de …aniquilar el accionar de la subversión quiere
nuestro país”. decir inutilizar la capacidad de combate del grupo
• No se pueden igualar ni acciones ni responsabili- subversivo, pero de ninguna manera significa
5. Tomado de http://www.desaparecidos.org/arg/conadep/nuncamas/nuncamas.html. Fecha de dades de unos y otros: aniquilamiento físico ni violación de la estructura
consulta: 28 de mayo de 2009. Los guerrilleros secuestraban, torturaban y legal del país.
mataban. ¿Y qué hizo el Estado para
6. “Un argumento constituye “la secuencia de pretensiones y razones encadenadas que, entre combatirlos? Secuestrar, torturar y matar en
• Los calificativos de guerra “sucia” y “no convencional”
ellas, establecen el contenido y la fuerza de la proposición a favor de la que argumenta un deter-
minado hablante” (Toulmin, Rieke y Janik, 1984: 14).
7. En el original en inglés la palabra claim significa “pretensión, demanda o reclamo”, pero apare- 8. El término data (datos), utilizado por el autor en The Uses of Argument (1958) es sustituido por
ce como conclusión en las obras de Toulmin traducidas al español. ground (en el sentido de datos fundamentados) en An Introduction to Reasoning, de 1984.
214 Bertha Zamudio y Leticia Rolando Aportes de la teoría toulminiana al estudio de la argumentación ética 215

una escala infinitamente mayor y, lo que es carecen de entidad jurídica y son irrelevantes a la luz Segundo caso: cuando lo correcto y lo bueno no coinciden en sus
más grave, al margen del orden jurídico del derecho aplicable. consecuencias dentro del campo
instalado por él mismo. • La legislación internacional y el Código Penal argenti-
• Las acciones aberrantes no fueron aisladas sino no sancionan expresamente ciertos delitos (homici-
“un plan sistemático de exterminio” que respon- dios calificados, privaciones ilegales de la libertad ca- En el caso examinado antes, el relevamiento de los datos y los fundamentos
día al terrorismo de Estado: lificada, robos agravados, reducciones a servidumbre, de las garantías de las partes en conflicto muestra la razonabilidad del plan-
secuestros extorsivos, sustracciones de menores, tor-
…cuando esa represión se traduce en la mentos seguidos de muerte). teo ético-jurídico del fiscal. Hay sin embargo otros casos en que resulta más
adopción de los mismos métodos criminales
de aquellas organizaciones, renunciando a
• El Código de Justicia Militar establece la responsabili- compleja la consideración de los pares bueno-malo o correcto-incorrecto como
dad de los que imparten órdenes.
la eticidad, nos encontramos en presencia de • Los Padres de la Patria nunca aceptaron utilizar méto- valores en juego para determinar la razonabilidad de las decisiones éticas.
otro terrorismo, el del Estado. dos ilegales o clandestinos: Ello puede ocurrir en aquellas situaciones en que el razonamiento moral debe
• Hubo una “acción psicológica destinada a politi-
zar los secuestros, las torturas y la muerte en aras
En la proclama del 8 de septiembre de 1820 en el considerar el conflicto entre factores de distinto campo, por ejemplo, entre el
Perú, San Martín expresó: “Soldados del Ejército
de supuestos valores occidentales y cristianos”. Libertador, no venís a hacer conquista, sino a
campo jurídico y el campo de la psicología. Un caso de estas características,
• Las consecuencias derivadas de este tipo de es- libertar a los pueblos que han gemido. La ferocidad vinculado a la apropiación de menores durante la última dictadura militar, es
tado fueron la “subversión jurídica”, “la negación
de la justicia como principio fundamental”; ya que
y la violencia son crímenes que no conocen los
soldados de la libertad, y si contra todas mis
el de los mellizos Reggiardo-Tolosa, quienes al nacer fueron apropiados e ins-
no se trató de una guerra “sucia” sino de “un plan esperanzas, algunos de los nuestros olvidasen criptos como hijos propios por un represor en 1977. Los niños vivieron con éste
sistemático de exterminio”. esos deberes, declaro que serán inexorablemente y su mujer hasta 1989 en Paraguay, año en que se pidió la extradición del
castigados. Todo el que robe o tome con violencia
de dos reales para arriba, será pasado por las represor y comenzó el proceso legal de restitución a su único familiar sobrevi-
armas, previo al proceso verbal que está mandado viente, un tío, hecho que se concretaría en 1994. Esta restitución fracasó; los
a observar en el Ejército”.
jóvenes no pudieron adaptarse y pasaron por varios hogares sustitutos. Cuan-
do cumplieron veintiún años decidieron volver a vivir con sus apropiadores.
En este caso, se produce evidentemente un choque entre aspectos psicoafecti-
e incomparable cuando el mismo Estado es el que comete delitos aberrantes y vos individuales y aspectos jurídico-sociales.
agravios de tal magnitud a la condición humana. En este sentido, dice Stras- En los siguientes cuadros se evidencia el principal argumento de cada par-
sera: te y los fundamentos de las garantías, o sea aquellos lugares a los que recurre
cada posición para evaluar lo bueno, lo malo, lo correcto, lo incorrecto.
Este juicio y esta condena son importantes y necesarios para la Nación El argumento esgrimido por los abogados de los familiares de detenidos-
argentina, que ha sido ofendida por crímenes atroces. Su propia atroci- desaparecidos sostiene: “El robo de bebés y la supresión de su identidad son
dad torna monstruosa la mera hipótesis de la impunidad. Salvo que la delitos, por lo tanto los niños apropiados deben ser restituidos a sus familiares
conciencia moral de los argentinos haya descendido a niveles tribales, de sangre”. Los data y los fundamentos de la garantía son éstos:
nadie puede admitir que el secuestro, la tortura o el asesinato constitu-
yan “hechos políticos” o “contingencias del combate”. Cuadro 3

El análisis anterior permite observar –siguiendo a De Jonge– que el campo Datos Fundamentos de la garantía
tópico en que se apoyan las garantías para argumentar son, en el caso de
• La apropiación de niños es un delito; Campo tópico jurídico- institucional
Strassera, ese cuerpo jurídico construido diacrónicamente por los sucesivos • No hubo una adopción legal sino un robo de be- • Las leyes penales nacionales e internacionales casti-
tratados internacionales de derechos del hombre suscriptos por Argentina y bés. gan la apropiación de niños.
• Los mellizos fueron inscriptos ilegalmente como • La convención de los Derechos del Niño del 1989 es-
que hacen a la constitución misma de las naciones desde la Modernidad. Es propios por un represor durante el terrorismo de tablece el derecho a la identidad.
precisamente esta tópica la que tipifica y condena expresamente los actos de Estado luego de la desaparición de sus padres. • En la Argentina, la ley 23.849, norma con rango cons-
“lesa humanidad” y la que otorga a su discurso una razonabilidad tal que pro- titucional, reafirma ese derecho a la identidad y a co-
nocer el propio origen.
duce el consenso mayoritario tanto a nivel nacional como internacional. Aquí
el planteo ético, apoyado en esa tópica, no presenta contradicciones notables
en lo que Toulmin denomina los “modos de resolución” del caso puesto que lo
“correcto” y lo “bueno” para la sociedad coinciden claramente. Desde la otra parte, el argumento central es el siguiente: “Los apropiado-
res son amados por los niños, por lo tanto éstos deben permanecer con los
Miara para preservar su salud psíquica y respetar sus sentimientos”.
216 Bertha Zamudio y Leticia Rolando Aportes de la teoría toulminiana al estudio de la argumentación ética 217

Cuadro 4 ciones o un paciente agonizante?, ¿se debe prolongar la vida del que sufre sin
esperanza de curación a través del desarrollo de técnicas y aparatos cada vez
Datos Fundamentos de la garantía
más sofisticados? Y respecto de la investigación experimental, ¿hasta qué punto
• Los niños aman a los Miara y, aun conocien- Campo tópico de los vínculos afectivos es razonable o correcto utilizar un sujeto humano para probar la efectividad
do su historia y origen, quieren seguir vivien-
do con sus apropiadores.
• Los apropiadores se comportaron como buenos padres,
educaron a los mellizos y los aman.
de una droga o una intervención?
• La restitución a sus familiares de sangre fra- • La salud psíquica de los mellizos requiere que estén con Las preguntas son pertinentes dado que también ponen en escena ciertos
casó; no aman a su verdadero tío y se nie- aquellos a quienes aman y sienten como sus padres. fundamentos de carácter económico tales como los intereses de grandes labo-
gan a vivir con él. • No hay que provocarles más pérdidas y sufrimientos.
• Los niños sufren alejados de los Miara y vi- • La restitución a su familia de sangre les provocó otro des- ratorios, empresas o corporaciones científico-médicas como factores de pre-
viendo con familias sustitutas. garramiento. sión. Existe, además, en el caso de experimentación, un agravante: los sujetos
• No se les puede prohibir estar con los Miara porque la Jus-
ticia también debe velar por su bienestar psíquico, respe- utilizados muchas veces pertenecen a sectores vulnerables de los países de-
tar sus sentimientos y no provocarles un nuevo desgarra- pendientes o desconocen la naturaleza, la duración y el propósito del experi-
miento.
mento o el método y los medios que van a utilizarse para su realización. Basta
recordar la medicina nazi en la que los sujetos de experimentación creían que
sus médicos estaban haciendo algo beneficioso para ellos y fueron tratados en
Evidentemente, desde el punto de vista jurídico es claro que se trata del forma inhumana y atroz en dichas prácticas. Es evidente que en estos casos el
delito de apropiación ilegal de menores y la violación del derecho a la identi- razonamiento no puede apelar al tópico moderno del “progreso del conocimiento
dad, incluido en la Convención de los Derechos del Niño adoptada por la ONU científico” como fundamento único sin incluir en cada caso las restricciones
en 1989 –a instancias de las Abuelas de Plaza de Mayo–, ratificada por ley en vinculadas con el respeto a la integridad de todo ser humano.
la República Argentina, e incluida como norma con jerarquía constitucional
en la reforma de 1994. Es decir, a partir de estas garantías y sus fundamentos,
la Justicia hizo lo que era éticamente correcto. Pero, a su vez, la tragedia vin- Conclusiones
culada con su verdadera identidad produjo en los jóvenes una situación desga-
rradora y sentimientos ambivalentes: las personas que amaban y veían como Los ejemplos analizados y los llamados “casos de conciencia” –es decir, cuan-
su padres en realidad eran impostores, ladrones y uno de ellos había estado do las garantías se sustentan en fundamentos culturales, personales, univer-
implicado indirectamente en la desaparición de su madre. A ello se sumó, ade- sos de creencias o vivencias afectivas– dan cuenta de la complejidad del plan-
más, el fracaso de la restitución, la traumática adaptación a familias sustitu- teo ético. De ahí entonces la dificultad cuando nos interrogamos acerca de los
tas y la prohibición de verse con los apropiadores. En este caso, entonces, lo fundamentos de lo moral; fundamentos que para Toulmin no deben buscarse
correcto del planteo ético, ligado al ámbito jurídico-social, resultó en el plano en una ética idealizada sino en el examen de razonamientos concretos que
individual psicológicamente negativo y tuvo una mala consecuencia dado que surgen de problemáticas sociales e individuales también concretas. Esta pers-
los jóvenes se terminaron aferrando a los apropiadores. Es evidente que el pectiva supone la construcción de una lógica de la ética que, distanciada tanto
modo de resolución es jurídico y socialmente válido en sus garantías y funda- del relativismo como de la formalización, permita encontrar ciertos paráme-
mentos pues ninguna sociedad admitiría el robo de niños y la supresión de su tros para juzgar en cada caso la razonabilidad de los argumentos y analizar la
identidad y de su historia como un campo tópico aceptado; sin embargo, casos validez de las garantías.
como éste plantean un dilema moral pues es difícil lograr un equilibrio razo- Esta tarea no presenta complejidad en nuestro primer ejemplo, el juicio a
nable de garantías sociales e individuales en conflicto. las Juntas Militares, ya que el fundamento del planteo ético está constituido
por una tópica jurídica de larga tradición e internacionalmente aceptada.
El segundo caso es aun más conflictivo en tanto el fundamento ético-jurídi-
Avance científico-técnico, poder económico y eticidad co vinculado con el derecho a la identidad de los niños y el derecho de los
familiares chocan con los sentimientos de los apropiados hacia los apropiado-
Por otra parte, en el ámbito de la ética clínica y la ética de la investigación res, con su rechazo de una historia dolorosa, y produce, finalmente, conse-
se plantean asimismo otros casos profundamente complejos. En efecto, el avance cuencias no deseables desde el punto de vista ético y que no fueron las espera-
científico-tecnológico ha tenido enormes logros pero también ha provocado di- das a partir de la restitución.
lemas como ¿qué es correcto hacer ante un recién nacido con graves malforma- En el caso científico y médico, tal como afirma Toulmin, entran en conflicto
218 Bertha Zamudio y Leticia Rolando

“las demandas de los diferentes emprendimientos profesionales” y la imperio- Los autores


sa necesidad de arbitrar esas demandas en las que se entrecruzan intereses
políticos, económicos, sociales y científicos. En estos casos, los dilemas mora-
les han encontrado en la formación de los comités de ética una forma institu-
cional de generar consenso sobre la razonabilidad de ciertas decisiones.
Pero dado que la razonabilidad ética no puede basarse ni en la deducción
lógica ni en principios dogmáticos, en uno de sus últimos trabajos junto con
Albert R. Jonsen (Jonsen y Toulmin, 1988) Toulmin rehabilitará la casuística
como método de razonamiento eficaz para resolver la contradicción de princi-
pios entre absolutismo y relativismo. En lugar de partir de la teoría o de pos-
tulados éticos abstractos para resolver casos particulares, la casuística comienza Lilian Bermejo Luque. UNED, Madrid.
con un examen del caso buscando paralelismos y analogías con otros casos
complejos –los llamados “casos puros”– para encontrar similitudes y diferen- Hernán A. Biscayart. UBA, Argentina.
cias y así determinar una respuesta ética adecuada. Es decir, en vez de aplicar
garantías ya establecidas a casos nuevos, se trata de formular argumentos María Elena Bitonte. UBA, Argentina.
para establecer nuevas garantías que contemplen la complejidad de factores
que intervienen en los distintos ámbitos de la vida social. Para Toulmin, ésta Emmanuelle Danblon. Universidad Libre de Bruselas.
sería una forma adecuada para mediar en los conflictos de valores que presen-
ta la sociedad contemporánea y para lograr el consenso frente a la multidi- Zelma Dumm. UBA, Argentina.
mensionalidad de garantías invocadas en la argumentación moral. En defini-
tiva, se trata de la búsqueda de criterios generales razonables y válidos que, a Eveline T. Feteris. University of Amsterdam, Holanda.
la vez, sean compatibles con la variedad de creencias que encontramos en las
distintas culturas a las que los hombres pertenecen. James B. Freeman. Hunter College of the City, University of New York, Es-
tados Unidos.

Bibliografía David Hitchcock. Mc Master University, Ontario, Canadá.

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