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LOS POEMAS DEL ROPERO

Luis Hernández

Cronopia
Editores NYC
Ávila-Bringas

Duraclean
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Luis Licetti
Cuarta edición: abril, 2023
Portada: Los poemas del ropero
Edición dominical La República, 1999
Cronopia editores NYC
cronopiaeditoresny@gmail.com
libringas.lb@gmail.com
Libro hecho y editado en Nueva York
No obstante, la enorme responsabilidad y cuidado que requiere
la edición de un poemario de Luis Hernández -y esto también
debido a las ediciones predecesoras- hemos asumido con
honestidad y modestia la edición de *Los poemas del Ropero con
las limitaciones del caso generadas por la actual recesión.

Estos poemas que forman parte de un collage hecho por Enrique


'Kike`Wangeman, se han conservado por mas de 20 años en el
tabique posterior de un ropero. La edición se ha hecho según el
orden llevado por el autor del collage.

Nos sentimos obligados a publicarlos debido al inevitable


deterioro generado por el tiempo y a la falta de una adecuada
conservación. No somos estudiosos de la obra de Hernández ni
peritos en desfacer entuertos, solo tratamos de compartir la
sensibilidad, estética y amor que nos legó el vate.

Nuestro agradecimiento a las personas y entes que han hecho


posible la presente edición y al poeta que opto por morirse de
vida y no de muerte.

Los Editores

Publicado en 1999

* ``Los poemas del Ropero''. Liliana Bringas de Ávila. Suplemento dominical del
diario ``La República'' 16 de mayo de 1999.
PRESENTACION
Después de un poco más de dos décadas me animo a reeditar ¨Los
poemas del Ropero’’ trabajo que realicé junto a mi difunto esposo
Rolando “Rolo” Ávila. En esta edición, he adjuntado al poemario y el
trabajo de investigación que hice sobre el poeta Luis Hernández,
publicado en el suplemento Domingo, sección Culturas del diario La
República 1,999; bajo la dirección de Federico de Cárdenas
(QEPD).

La idea de reeditar los poemas del ropero surgió en Nueva York -


ciudad donde ahora vivo-. Sin embargo, no tenía ninguna edición del
libro, pero gracias a mi querida colega y amiga Luz Marina Orellana
quien me regaló su ejemplar, pude concluir este trabajo.

En un inicio, el impulso que tuve por investigar sobre el poeta Luis


Hernández fue por el legado que dejó, a los amigos del barrio
donde yo vivía. Una calle en el distrito Breña, era el punto de encuentro
de varios jóvenes de la época. Yo aún cursaba la primaria y la energía
que ellos emanaban, quedó impregnada en mi inconsciente.

Después de muchos años y cuando terminé de estudiar periodismo en la


universidad de San Marcos, me enteré que uno de esos jóvenes era el
poeta Luis Hernández. Llegó a Breña por su amigo kike Wangeman
quien estaba casado con Katy Izquierdo, ella vivía en la zona. Ambos
tuvieron una hija llamada Jessie y el ropero -que en un principio fue de
Katy-, paso por herencia, a Jessie.

Y fue en ese ropero que Kike, al enterarse de la muerte del poeta,


arrancó unas hojas de los cuadernos con poemas que Hernández le
había regalado y los pegó en el dorso como homenaje a su amigo.
Cuando empecé la investigación sobre Hernández, logré ubicar a kike.

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Me comentó acerca de los poemas pegados en el dorso del ropero de su
hija. No sabía si después de 20 años, (1999) en ese entonces, los poemas
aun seguían allí. Además, el ropero debía estar en casa de su exsuegra.

Semanas después, caminaba por mi barrio y volteando una esquina,


encontré a Katy. Ella acababa de llegar de los EE.UU. Le pregunté
sobre esos poemas. Me dijo que revisaría el ropero. Éste debía estar en
la casa de su madre. A los días nos encontramos y me aseguró que
efectivamente, los poemas aún seguían allí.

Cuando vi el ropero sentí algo increíble: la energía del poeta.

‘’Luis Hernández inédito’’ fue la primera crónica que publiqué del


vate en el diario La República. Yo hablaba sobre mi investigación con
Federico de Cárdenas, también le comenté acerca de los supuestos
poemas pegados en el dorso de en un ropero.

Apenas pude comprobarlo, se lo dije. Aunque la mama de Katy puso


precio a la sesión fotográfica, Federico se las ingenió para que el diario
La República, lo pague. Ya teníamos las imágenes para escribir la nota.

Empecé a redactarlo y le entregué a Federico dos páginas, pero el me


pidió dos más. Así que me explayé en contar anécdotas que su
entrañable amigo kike Wangeman, tenía. Terminado el texto me reuní
con Federico y conversamos sobre el título de la nota. Entre las
propuestas estaban ‘el ropero de Jessie’ finalmente terminó llamándose
‘los poemas del ropero’.

Después de unas semanas, Katy me ubicó. Me dijo que dos señores


fueron a la casa de su madre con la intención de comprar el ropero. Su
mamá había decidió venderlo. Katy creyó que yo debía tenerlo.

Lo compré y lo instalé en mi habitación y mientras los meses pasaban el

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ropero se empezó a deteriorar, mi perro dóberman -Fido- se orinaba en
las patas del ropero donde también empecé a guardar ropa, en señal de
complicidad. Busqué a Max Hernández (hermano de Luis) y le
comuniqué mi inquietud de editar un libro con los poemas encontrados
en un ropero, me dijo que le parecía bien y que coordine con su hijo
Max Jr. Después de ese encuentro, Rolo y yo editamos Los poemas del
Ropero y creamos nuestro propio sello editorial: cronopia editores.

Debido a la publicación de mis crónicas en el diario La República y a la


edición de nuestra revista de literatura Cronopia, nos contactamos -
por casualidad- con el profesor de la universidad Católica, Luis Vargas
Durand. Le comenté mi preocupación sobre el deterioro del ropero,
él muy asombrado quiso verlo. Lo llevé a casa y decidió comprarlo con
la condición de donarlo a la universidad Católica para que puedan darle
el mantenimiento adecuado.

A raíz de la adquisición del ropero se creó el archivo Luis Hernández en


dicha universidad.

Lo demás ya es historia; dentro de la pequeña comunidad literaria y en


nuestras reuniones en el Queirolo de Quilca, les hablaba a mis amigos
de la odisea del ropero. Recuerdo que el poeta Jorge Bacacorzo (hijo)
me decía que les contaba esa anécdota a sus alumnos de literatura.

Esta es la crónica que muchos amigos lo saben, donde – por supuesto-


intervienen más personajes.

Agradecimiento especial a los empresarios peruanos-


estadounidenses: Luis Licetti; Norberto Curitomai y Marcos Timana
por el apoyo para realizar esta edición.

Liliana Bringas (de Ávila)


Nueva York, marzo, 2023

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Los poemas del ropero
*Escribe: Liliana Bringas de Ávila

El 3 de octubre de 1977 la noticia que llegó a la familia Hernández


Camarero fue trágica: el poeta había muerto arrollado por un tren en
Buenos Aires. Meses después Enrique ‘kike’ Wangeman decoraba el
dormitorio de su pequeña hija Jessie. Cambió de sitio objetos y
muebles de la habitación y un ropero quedó con la parte posterior
visible. Fue entonces que se acordó de los ‘cuadernos’ que aún le
quedaban, aquellos que Luis Hernández solía obsequiarle.

“Lucho tenía la costumbre de dármelos y luego de pedírmelos de


regreso para completarlos, regalárselos a alguien o escribir algo
más en ellos. Además, después de que Nicolás Yerovi se llevó todos,
Lucho continuó escribiendo’’ nos comenta. Kike tomó algunos de
esos cuadernos, los desglosó y pegó alineadamente. “Era un lugar
estratégico -recuerda-, pues allí siempre los podría ver’’. Y el ropero
quedo así, con un collage de poemas de Luis Hernández por más de
veinte años, como testimonio de amor y de vida.
Acostumbrábamos a hacer collage porque creíamos que de esa
manera las vivencias se podían conservar mejor- añade.
Un recorte de periódico con los poemas de Hernández inicia el
recorrido. La primera hilera es el comienzo de uno de los cuadernos,
titulado “Y enlazas tu corazón a nadie- Poemas’’.
Las demás hojas han sido tomadas de cuadernos inconclusos. Es por
eso que se puede notar en algunos casos que hay un comienzo sin
final.
En la cuarta hilera se aprecia una selección de títulos de una treintena
de películas. “Era como una secuencia de notas, y la armonía era

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cada película -sigue recordando Kike- trató de mezclar los títulos
creando una melodía. Es una parte de la poesía de Lucho que aún no
se ha investigado’’.

“El garage sixtino’’

El garage se ubicaba en la cuadra ocho de la avenida Salaverry (Jesús


María). Kike eligió esa parte de la casa para montar allí un estudio
fotográfico. “Lo bautizamos laboratorio fotográfico en blanco y
negro. El techo lo pintó un muchacho llamado Sixto con
reproducciones pictóricas de la Capilla Sixtina, y lo demás lo
decoramos con Lucho¨ nos comenta.
Sobre las paredes pintadas de blanco, el poeta escribió unos versos
de Virgilio en latín: ‘’Velut prati praeterun- quen tractus aratro est’’
(“Así como esta flor/lejos del prado/a quien el arado corta’’).
Hernández solía utilizar frases escogidas como suyas; era lo que
llamaba ‘el valor de la ocasión’. En los poemas mostrados también
se aprecia esta particularidad: están presentes frases y aforismos de
Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Percy Shelley.
(Already with thee/ tender is the night’’ su cita favorita), entre otras.
Este garage se convirtió en el lugar de encuentro donde Luis
Hernández, Fernando `pollo’ Alva, Tommy Scohiggins, Pedro
Eguiguren, Cucho, José Arévalo, Tito y Kike Escardó se reunían. De
todo ese grupo algunos no se ven mas, otros han quedado con el
recuerdo nostálgico de esa época, de Hernández y ‘la cochera’ como
también lo llamaban.
Sin embargo, el ímpetu de los años 60 no eran las drogas “era algo en
el aire, en la mente, simplemente había que vivirlo y luego avanzar’’.
Inspirados en El libro de las preguntas de Pablo Neruda,
escribieron en las paredes de “el garage’’ algunas de las

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interrogantes que se planteaban. “Hasta mis padres lo hicieron -
rememora Kike-; lo que era blanco empezamos a ponerlo en
colores.
A la gente que llegaba le entregábamos un plumón para que
escribiera. Luego conseguí un piano, sobre él colocábamos una
botella con su respectiva vela y ésta al derretirse formaba parte de la
decoración. Era el apogeo del LSD y nosotros estábamos con los
Beatles y ´Lucy in the sky on the diamond`. Curiosamente, frente a
ese lugar se ha erigido un monumento a los galenos por su abnegada
labor. “Cuando lo veo pienso que es a Lucho, que también era
médico’’.

El actor y el poeta

Reynaldo Arenas, conocido personaje del mundo artístico, tuvo


mucha cercanía con el poeta, a quien consideraba un hermano y un
amigo. “Llegué de Cajamarca a los siete años y viví con los
Hernández hasta los once. Mi madre trabajaba con esa familia, y
luego se quedó mi tía Teo. Lucho era un niño dotado, de gran
inteligencia. Tuvo una educación especial y era muy talentoso.
Tocaba la flauta, el violín y se sabía el ABC de la música clásica. La
familia Hernández era muy bondadosa y sus hijos nunca me
hicieron sentir la diferencia que había entre ellos y yo. De niños
jugábamos a teatralizar las películas que veíamos; Lucho
confeccionaba las máscaras y nos dirigía”.
Arenas recuerda que ya entonces comenzó a vislumbrar otro mundo
y a interesarse por el arte. “Luego, cuando ingresé a la Escuela de
Arte Dramático, visitaba a Lucho con más frecuencia y fue una
especie de gurú para mí.
Recuerdo que me decía que el arte es un trabajo de mucho tiempo’’.

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Arenas preguntaba a Luis Hernández qué películas ver, qué libros
leer. Los últimos cinco años previos a la muerte del poeta estuvieron
unidos por una gran amistad. “Recuerdo a Lucho, en primera fila, el
día que me presenté en la obra `Vengan corriendo que les traigo un
muerto’ . Yo hacía de un policía inglés y Lucho se reía en su butaca,
feliz. Se sentía dichoso de que todos esos juegos y lecturas de niños
hubiesen dado fruto’’.

“Soy Billy the Kid y voy herido por la espalda’’

A finales de 1971, Hernández le pide a Arenas, quien vivía en el jirón


Olmedo (Breña) con su familia, un espacio para instalar su
consultorio. “Fue entonces que lo encontré llorando muchas veces -
recuerda el actor-. Yo le preguntaba que tenía y su respuesta era
`mucho dolor´. Pero pienso que su dolor no era físico, era un dolor
universal, provocado por sus reflexiones sobre lo absurdo de la
condición humana’’.

Hernández tenía una relación tan cercana con la familia Arenas que
aceptó irse con ellos a Cajamarca. “Pensábamos que la campiña y el
clima lo repondrían y ya estaba todo arreglado. Pero se decidió
internarlo y nunca mas lo volvimos a ver, pues en la clínica le
prohibieron las visitas. Luego nos enteramos de su viaje a Buenos
Aires’’. Y Reynaldo Arenas añade: ‘’Lucho me decía que cuando
muriera le llevara rosas rojas o príncipes negros a su tumba’’.
Antes de partir a Buenos Aires el poeta se despidió de Kike.
“Advertí en él una profunda tristeza. Yo estaba preparado para su
deceso, pues Lucho tenía cáncer. Yo me voy a morir, pero tú no, me
dijo en alguna oportunidad’’. Y Reynaldo Arenas concluye: “6 de
agosto fue, hasta que tuve 11 años, una calle hermosa. Luego se

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convirtió en `la avenida del cloro eterno` como lo describe Lucho en
uno de sus poemas’’.
Tras el deceso del poeta, Kike Wangeman viaja a Europa para seguir
estudios de posgrado. Antes de partir coloca el lado posterior del
ropero contra la pared. También guarda en un baúl los ‘cuadernos’ y
todas las fotos de Hernández y sus amigos de Jesús María, aquellas
que fueron tomadas en el ´garage sixtino`. A su retorno lo único que
encontró, casi intacto, fue el ropero. Las cosas del baúl se habían
deteriorado: la humedad y las polillas habían hecho su trabajo. Nada
servía. “Como el sol tan solo’’ el poeta que tanto influyó en las vidas
de Enrique Wangeman y Reynaldo Arenas los ha vuelto a reunir en
este testimonio.
Suplemento Dominical La República. 16 de mayo de 1,999

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LOS POEMAS DEL ROPERO

Luis Hernández
Y

enlazas tu

Corazón a nadie

Poemas

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Hoy das al mar

antiguo de Agua dulce

El único relato

solamente que es ahora

tu cuerpo vencido

Un tempo

Un tiempo de amor

Algas, enredaderas

y el tenue óxido

que dejan las embarcaciones

tras partir

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Y enlazas tu corazón
A nadie: tan silencioso
Soy que recordarte
me permite
La dicha, tan silencioso
Que de hablar
Surgirán de las vertientes
De aquello
Que me negaron
De los puentes de luz
de la nieve
Que cubre
Algunos paisajes
Cercanos a un lugar

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Algas, cuarzo, enredaderas
Tan silencioso soy
Que tu recuerdo
me permite la dicha
Lima marzo
de mil
novecientos
setenta y siete
hoy doy al mar
de agua Dulce
El único relato

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Sonata en

Pero en cuanto, a Mi
yo sé que El vive
y reinará en la tierra
y aunque los gusanos
Han de devorar mi carne
y mis huesos
He de ver a Dios
y he de verlo
No como un extraño

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DELTA DOWN

En el vasto jardín
Del horizonte toda
Prisión es muda
Estalla la brisa
y como una canción

Que yo escuchara
cuando el hierro
profundo de los muelles

Tornaba el mar tal vez


en tu presencia. Sólo
así es explicable

Tu silencio incomprensible
What`s that flower
you have on:
Could be a faded one
of days gone bye

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GRACIAS DESIERTO

Y, la arena muy suave

Tú, Desierto, extendido

En la arena

Y un fragmento

Del disco del Sol

Sobre las aguas

Gracias mar

Una tarde cantábile

y la arena Solar

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Tu sonreías
Sonriendo dijiste:
Ah, é una cittá
Ordinariamente le cittá
Sono cinte di mura
Los muros los alambres
y dejaste
la música

En el ámbar
De unas latas
oxidadas
Geranios miosotin
y luego regresamos
y también el día

Ah lé una cittá
Dijiste
gracias mar

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A ese Concha
De su madre
Me lo llevan
Al calabozo
Entonces le dijeron:
Maestro ¿cuántas
veces se perdona?
Y el respondió
70 veces 7
Mataron a un robacarros
Porque ellos heredarán
La tierra

Ese es un huevonazo
Porque ellos verán
A Dios. A ese
concha de su …

Los que sufren


Porque ellos:
Los cromáticos yates
Surcan el mar azul

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LIED

Ven a mí
Voy a ti

Pese a que ya hemos


Ido

Tan terrible
Es el amor

Es irreparable

30
LIED

In Xanadú, etc.
Samuel Taylor

Llego hacia tí
Pleno de Amor

Me acerco a tí
Pleno de Amor

El cielo
Son dos.

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CHANSON D´ AMOUR

Escribo de tí

Escribir de tí es pensar

De las cosas puras,

De las carreteras silenciosas,

Del tiempo adormecido

A orilla de los caminos

Escribo de tí:

Aunque sepas que te amo

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EL ORIGEN
DEL DARWIN SEGÚN EL MONO

Novelas de misterio
(Misterios, Baruch)

El Darwin

desciende las

escaleras. En el

páramo una luz

probablemente

emitida por una

linterna sorda

ilumina los barcos

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Como el sol, tan solo
Lope de Vega

Encontrar la mitad
de tu nombre
es detener el mal
mientras sobre el río
más alto aún,
El aire
en cada estación

El Tiempo breve
El Otoño tal vez

I a lonely man
Do you Know?

It´s Funny

miosotis geranios

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Soy uno de los 3,1416
que contemplan
la faz del césped
y tras el césped

la tierra poblada
De fulgor que no cesa
y más allá el mar

No soñado, del Océano


Del Sur, pues La Poesía
Es la verdad:
Así oí al áulico

35
ANCIANO UBER ALLE
Wipfeln ist Ruth´

El día en el cual
Tu belleza compitiese
Daríamos con el murmullo
De la ronda
De campanillas
Y deslizándose
La tarde: tú no
llamabas en ayuda
A los Astros

Sino a aquello
Que es tuyo

En la vereda
Brotaba la garúa

Soy uno de los

Que aman la paz


De la hierba

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Porque para vivir solo

Hay que ser un animal

O un dios entre

las espirales

De las estrellas

37
IF NOT FOR YOU

Si no es para tí
Te quedan

Las nubes
El humo
Las uvas
todo cuanto
Asciende

If not for you


Y así he aprendido
A ver

En cada mal suceso


Una esperanza

Saber
Que aún el odio
Es una máscara
De amor

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EL JARDIN
DEL DESPUÉS

Alredy with the


Tender is the night

El sultán
Tenía los labios
ámbar por la pena
junto al claro estanque
un lúpulo verde
que no olvido

Tu recuerdo

Aquel tiempo
con algo

De Soledad y
Alambres

39
LANSCAPE

Y en un recodo
Cerca del acantilado
Adviertes la presencia
De las flores, la
Espuma, la mar en
Calma, y, en tanto:
Qué podría decir
Es el Estío que adviene

40
PRIERE SEÑOR DEL BARRO
DEL FANGO

De los tulipanes
De los guijarros
Del Universo
Reflejado en los espejos
De la física pura
De las algas
Del canto
De los adioses del día
De las batallas
Del alguna y
Del nunca
De los prófugos

Ni me oigas
Y la lengua
Del mundo cantará

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LANDSCAPE

Los Cromáticos yates


surcan el mar
Azul, azul Prusia
De la Herradura

Los cromáticos días


Cuando fuéramos niños
llevan en sí

la inmensa fuerza
del universo amado

los Cromáticos yates

llenan la plenitud
Del mar

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Creía en el
amanecer y el
amanecer no
era

Federico García

La transparencia, Dios
la transparencia

Juan Ramón Jiménez

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Los editores
Rolando “Rolo” Ávila nació en Lima – 25 de marzo, 1947- estudió en
una escuela católica, aunque después profesó el cristianismo.
Perteneció a la selección peruana de basquetbol. Al terminar la
secundaria se graduó en Hotelería y Turismo. Ejerció como agente
viajero durante varios años; pero su vena literaria siempre estuvo
presente. Viajó con el grupo de rock fusión El Polen y participó en
diferentes grupos literarios. Fue además un gran impulsor del arte.
Viajó a los EE. UU. siendo Nueva York la ciudad que lo atrajo y allí
se reencontró con artistas y amigos como la cantante María Bethania.
En la década de los 90s, formó junto a su esposa Liliana Bringas, la
revista Cronopia de arte y literatura, donde participaron poetas y
escritores del momento.
También fundaron la editorial Cronopia donde editaron Los poemas
del Ropero del poeta Luis Hernández; El arte de Navegar de Juan
Ojeda; Si, mi abuelo era japonés de Adolfo Lanyi entre otros. Rolo
dejó de existir la madrugada del 6 de diciembre del 2019 en su hogar.
Ha dejado cuentos inéditos.
En el restaurante Queirolo
del Jr. Quilca y a modo de
homenaje se colocó una
fotografía en su memoria.
Por su parte, Liliana
Bringas - Lima, 14 de
marzo, 1962- estudió
Comunicación Social en la
universidad Mayor de San
Marcos en Lima, ingresó a la
escuela de Posgrado en la
misma universidad y terminó
su Maestría en Artes en
Saint John´s University en
Nueva York.
Actualmente vive en
Manhattan y trabaja como
corresponsal en medios
audiovisuales.

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