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Buenos días.

Como ya sabrán hoy martes 17 de agosto se conmemora el aniversario del


fallecimiento del Padre de la Patria: nuestro General Don José de San Martín.

Además de luchar por la justicia, la libertad y la paz, nos dejó valores de


honor, lealtad, disciplina, abnegación, entrega total, humildad, sensatez, principios
sólidos y una ética inquebrantable, incluso en perjuicio de sus propios intereses.

Es por ello que en este nuevo aniversario de su fallecimiento quiero destacar


otras facetas como por ejemplo la de ser un padre cariñoso y ajedrecista hábil, ya
que son algunas de las caras menos conocidas de San Martín. Su comida
preferida era el asado, que casi siempre comía con un sólo cubierto: el cuchillo.

No le gustaba el mate. Pero era un apasionado del café. Y como era muy
"pillo", conocedor íntimo del alma del soldado, para no "desairar" a sus
muchachos, tomaba café con mate y bombilla.

Se remendaba su propia ropa. Era habitual verlo sentado con aguja e hilo,
cosiendo sus botones flojos o remendando un desgarro de su capote, el cual,
abundaba de ellos.

Usaba sus botas hasta casi dejarlas inservibles. Más de un vez las mandaba
a algún zapatero remendón, para que les hagan taco y suela nuevos.

Predicaba con el ejemplo. Él mismo enseñaba el manejo de cada una de las


armas, como lo atestiguan las melladuras del filo de su Corvo, inigualable
instrumento de enseñanza de la esgrima. Y jamás daba una orden a sus
subordinados, que él mismo no pudiera cumplir.

Su palabra era santa, y para sus hombres era ley.

Hablaba inglés, francés, italiano, y obviamente español, con un pronunciado


acento andaluz.
En Campaña, era el último en acostarse, después de cerciorarse de que
todos los puestos de guardia estuviesen cubiertos, y el resto de la tropa
descansando. Y para cuando empezaba a clarear el sol en el horizonte, hacía rato
que el General contemplaba el alba.
También transmitió sus consejos en las famosas "máximas", para su hija,
donde se destaca el amor como padre y la importancia del respeto al prójimo.

Dicen que el reloj dejó de funcionar a las 3 de la tarde en aquella casa de


Boulogne-sur-Mer, en Francia, el 17 de agosto de 1850. A esa hora, moría José
de San Martín, acompañado por su hija Mercedes, a quien la Historia conoce
como “Merceditas”.
Es así que hoy quise destacar sus rasgos más humanos, su integridad y valor
y el enorme amor a su patria.
Por eso, el mejor homenaje que podemos hacerle al pionero de la
independencia es no dejar que su sueño se apague, y que nunca olvidemos su
valentía, su honor, su presencia y su inmenso amor por su país, Argentina.

Escrito por
Nuria Abby Espinosa Castellano

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