LAS 

SALIDAS NOCTURNAS  
DE NUESTROS HIJOS 
 
 
Esta es una serie de tres artículos, escrito por Gabriel Salcedo 
(​pgsalcedo@gmail.com​) educador, comunicador y escritor argentino. 
Ha estudiado Teología, Literatura y Orientación familiar. Actualmente 
es tutor académico en la Universidad Austral de Argentina. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Primer Artículo 
LO QUE NECESITAS SABER SOBRE LAS FIESTAS DE TUS HIJOS 
 
Segundo Artículo 
¿QUE PELIGROS HAY CON LAS FIESTAS JUVENILES? 
 
Tercer Artículo 
USTED PUEDE AYUDAR A SUS HIJOS A DIVERTIRSE MEJOR 
 
 
 
 
 
 
 
Estos tres artículos fueron publicado en las ediciones 124, 125 y 126,  
desde mayo a julio 2016 en www.revistalafuente.com 
FAMILIA
SERIE: Las salidas nocturnas
de nuestros hijos (1/3)
Lo que necesitas saber
sobre las fiestas de tus hijos
Los temores de los padres sobre las salidas nocturnas de sus hijos
Uno de los temas que más nos pre-
ocupan a los padres son las salidas
nocturnas. En algún momento del
transcurso de la adolescencia de
nuestros hijos llegarán los pedidos
de permisos para acceder a ellas.
Es vital entender qué significa para
nuestros hijos ser parte de estas sa-
lidas y por otro ser inteligentes sa-
biendo que detrás de las mismas
existen riesgos para ellos. Recorde-
mos que como padres seguiremos
siendo la autoridad que buscará
cuidarlos más allá de sus opiniones
al respecto. Por otro lado, seremos
igual de inteligentes en el momento
de acceder al uso de sus libertades
como de sus responsabilidades.
No olvidemos que siempre estamos
enseñando, con nuestros permisos
también estamos dando un men-
saje, pero debe ser clarificado con
nuestras palabras.
¿Por qué van a las fiestas?
Comencemos a trabajar este tema
de las salidas definiendo un poco
lo que, generalmente, los chicos ha-
cen en ellas. En primer lugar, quie-
nes asisten a las salidas (ya sean en
un lugar específico donde bailan y
se les ofrece alcohol o en fiestas ca-
seras, cada vez más comunes como
también en cumpleaños) son sus
pares y sus amigos. Suele suceder
que en este momento nuestros hijos
hagan una asociación selectiva y
salgan con algunos amigos que no
son frecuentes en casa y que mu-
chas veces nos despiertan ciertas
12 | MAYO 2016
dudas al respecto. Por lo general,
nuestros hijos desean ir a las salidas
nocturnas porque hay gente que le
interesa y quieren estar con esas
personas. De aquí se radica el sen-
tido comunitario que tienen las sali-
das nocturnas. Quienes trabajamos
en la pastoral juvenil vemos detrás
de este interés un deseo mayor de
ser parte de algo. Los adolescen-
tes no salen solos a la noche o a las
fiestas. Lo hacen cuando se conec-
tan con alguien. Las experiencias
pasadas entre los participantes de
las fiestas es un punto de encuentro
como también algún elemento unifi-
cador como puede ser el alcohol, el
baile o simplemente pasarla bien y
“estar”.
Los peligros de las fiestas
En segundo lugar, existe un elemen-
to que preocupa a adultos general-
mente: la inhibición. Estos espacios
junto a las compañías fomentan la
inhibición y muchas veces el traspa-
sar los valores que identifican a los
chicos o que por lo menos siempre
han tratado de transmitirles sus pa-
dres. Serias investigaciones sobre
las salidas nocturnas de los adoles-
centes han mostrado algunas con-
ductas que deberían alertarnos. Es
aquí que podemos hacer un punteo
de los riesgos que provoca esta
desinhibición en los chicos y chicas:
t
Acceder a realizar actividades
que nunca realizaron.
t
Tomar sustancias que no conocen.
t
Romper con el ciclo de sueño
constantemente durante los fines
de semana.
t
Creer que la diversión sucede solo
en esos espacios.
t
Tener experiencias sexuales pre-
coces.
t
Perder interés en otros aspectos
(educación, religión, etc.).
t
Crear conflictos en la familia.
t
Exponerse a otros tipos de peli-
gros.
Manteniendo el foco sobre los te-
mores que tenemos los padres a la
hora de pensar sobre el tema de las
salidas, tenemos que definir ciertos
conceptos para clarificar qué es
realmente lo que nos preocupa. Es
común pensar que las salidas impli-
can un combo de situaciones, con-
ductas y factores de riesgo en las
cuales nuestros hijos son indefen-
sos. Esto no necesariamente es así
y es relevante comprender las dife-
rencias conceptuales de estos tres
aspectos que pueden o no convivir.
Por Gabriel Salcedo
Esposo, padre y padrastro.
Educador, comunicador y
escritor argentino. Ha estu-
diado Teología, Literatura y
Orientación familiar. Ha sido
parte del equipo ministerial de la Iglesia Pres-
biteriana San Andrés en Olivos. Actualmente
es tutor académico en la Universidad Austral
de Argentina.
✉ pgsalcedo@gmail.com
www.revistalafuente.com
FAMILIA
SERIE: Las salidas nocturnas
de nuestros hijos (2/3)
¿Qué peligro hay
con las fiestas juveniles?
Factores, conductas y situaciones de riesgo
Comencemos definiendo la palabra
“riesgo” como la cercanía a un daño
o a la probabilidad de que ocurra
algo no deseado. Los riesgos exis-
ten en cada ámbito de la vida, por
esto mismo es importante la preven-
ción que pueda disminuirlos.
Tres conceptos
Por otro lado, se denomina “facto-
res de riesgo” a las características
de la persona o del ambiente que
le otorgan mayores posibilidades
de sufrir un daño. En cuanto a los
adolescentes, tienen que ver con el
sistema familiar, las relaciones en-
tre sus padres, la alimentación, los
límites en los cuales son educados,
su propio carácter y las personas
que los rodean —amigos, vecinos,
parientes, etc. Todo esto puede au-
mentar, o no, las probabilidades de
tener conductas o estar en medio de
situaciones de riesgo.
Las “conductas de riesgo” son las
acciones reiteradas, fuera de deter-
minados límites, que pueden com-
prometer el desarrollo psico-social
del adolescente, con repercusiones
perjudiciales para su vida actual o
futura. Los límites, en este aspecto,
son preventores. Nuestra atención
como padres sobre estas conductas
es esencial, como también la de to-
dos los adultos que son parte de su
círculo social, como pueden ser pro-
fesores, entrenadores, facilitadores,
catequistas, familia extendida, etc.
Las “situaciones de riesgo” son to-
12 | JUNIO 2016
das aquellos espacios donde se
generan actividades sociales que
ofrecen un riesgo al grupo. Algunas
son las fiestas con excesos, los via-
jes y las vacaciones con amigos sin
supervisión adulta, etc. También se
puede incluir todos aquellos con-
tra-valores que se promueven en la
sociedad que perjudican la imagen
del ser humano, como el excesivo
culto a la imagen corporal o al “te-
ner” como realización del ser.
¿Qué atrae a nuestros
jóvenes hacia las fiestas?
Cuando uno recorre la historia de
las culturas puede observar que el
elemento de la celebración ha es-
tado presente siempre. De hecho,
era visto como un acto “religioso”
en muchos pueblos. Sin embargo,
a medida que transcurrió el tiempo,
las fiestas fueron vistas como una
forma de rebeldía a las normas es-
tablecidas, como también se rela-
cionó la diversión con los excesos.
Lamentablemente reír con amigos,
bailar y celebrar la vida se transfor-
mó en algo prohibido o tabú en al-
gunas culturas.
No obstante, este deseo de cele-
brar, de pertenecer y de hacer co-
munidad a través de las fiestas si-
gue siendo parte de nuestro ADN.
Necesitamos algo para celebrar,
algo que nos unifique y le dé sentido
a nuestro futuro. Las comunidades
cristianas del primer siglo encon-
traron en Jesús y su resurrección
la razón para celebrar; a su vez el
pan y el vino —que representaban
el cuerpo y la sangre derramada en
la cruz— eran los elementos simbó-
licos que los unía, ya que les indica-
ban también su futuro esperanzador
—volver a encontrarse con Él.
Pues bien, nuestros hijos encuen-
tran estos elementos en las fiestas
de las cuales son parte. La razón
para celebrar es ni más ni menos
que ser parte de algo, de un grupo
de amigos. El elemento unificador
es a veces, lamentablemente, el al-
cohol o las drogas, y a menudo el
futuro esperanzador está ausente.
Por esto mismo viven la experiencia
como si fuera la última y casi sin lí-
mites.
Nuestro desafío
Esto nos desafía a actuar como
padres: dar a nuestros hijos conte-
nidos en valores y virtudes que les
permitan repensar sus salidas, su
celebración de la vida y su sentido
último, no teniendo que buscar todo
esto en espacios que puedan expo-
nerlos a situaciones de riesgo.
Por Gabriel Salcedo
Esposo, padre y padrastro.
Educador, comunicador y es-
critor argentino. Ha estudiado
Teología, Literatura y Orienta-
ción familiar. Ha sido parte del
equipo ministerial de la Iglesia
Presbiteriana San Andrés en Olivos. Actualmente
es tutor académico en la Universidad Austral de
Argentina.
✉ pgsalcedo@gmail.com
www.revistalafuente.com

Proveyendo alternativas de diversión saludable
Como padres, podemos trabajar con
esmero en darles a nuestros hijos li-
bertad acompañada de responsabi-
lidad, manteniendo constantemente
la estabilidad entre una y otra, como
también darles alternativas y promo-
ver la diversión saludable.
Para conversar...
Me gustaría compartir algunas pre-
guntas que pueden servir como ini-
ciadoras de una conversación alre-
dedor de este tema:
1. ¿Por qué no salir antes y regresar
antes también?
Cuanto más avanzada la noche, el
ambiente empeora y el exceso de
bebida puede llevar a acciones de
las cuales uno después se arrepien-
te. Recuerdo a una adolescente que
dijo: “Antes de salir a bailar escon-
do la computadora, porque tengo
miedo de volver borracha y escribir
cualquier cosa”.
2. ¿Por qué se concibe la diversión
como algo que tiene lugar solo por
la noche? ¿No se puede plantear las
cosas de otra manera?
La noche predispone al descontrol
en muchos aspectos, y los informes
cotidianos nos afirman que los peo-
res accidentes suceden a altas ho-
ras. Se puede proponer alternativas
saludables durante el día.
www.revistalafuente.com
Usted puede
ayudar a sus hijos
a divertirse mejor
3. ¿Por qué no ponerse de acuerdo
con otros amigos en hacer algo
diferente?
Muchos piensan lo mismo pero no
lo verbalizan. Tener ideas creativas
para divertirse y contar con el apoyo
de los adultos puede funcionar para
una sinergia saludable.
4. ¿Por qué no celebrar en la propia
casa o en casa de amigos?
Ponerse de acuerdo con los padres,
generar espacios donde se eviten
los excesos y ser supervisados por
los padres como también gestiona-
dos económicamente.
No subestime su influencia
Como padres podemos hacer una
gran diferencia en la vida de nues-
tros hijos en estos aspectos. Las en-
cuestas sobre credibilidad en varios
países del mundo demuestran que
los jóvenes de entre 18 y 34 años
creen en su familia en un 93%, lo
que nos indica que más allá de las
amistades profundas que nuestros
hijos puedan tener, la familia sigue
siendo el componente esencial de
seguridad en sus vidas.
Recordemos además que, en pri-
mer lugar, somos naturalmente los
educadores de nuestros hijos. A pe-
sar de creer que no tenemos mucha
injerencia en ellos, está más que
probado que los padres nunca de-
FAMILIA
SERIE: Las salidas nocturnas
de nuestros hijos (3/3)
jan de ser importantes para los hi-
jos, aun siendo adultos y teniendo
sus propias familias. Como padres,
seguimos enseñando valores y vir-
tudes.
Por otro lado, las amistades de nues-
tros hijos son en mayor o menor me-
dida un reflejo de lo que han apren-
dido en casa. El trato que hemos
tenido con ellos, con nuestro cónyu-
ge y con los vecinos, como también
con la familia extensa y nuestros
propios amigos, han sido observa-
dos y aprendidos por ellos. Ahora es
su turno de ejercer saludablemente
la amistad, aun cuando sus amigos
no nos gusten demasiado.
No tema, pero
sea consciente
Por último, no debemos temer sino
ser conscientes. Quizás los ambien-
tes donde se recrean no son tan
tóxicos. Pero no seamos ingenuos
y tengamos información, como tam-
bién la autoridad para decir “no” y
mantenernos coherentes.
Por Gabriel Salcedo
Esposo, padre y padrastro.
Educador, comunicador y es-
critor argentino. Ha estudiado
Teología, Literatura y Orienta-
ción familiar. Ha sido parte del
equipo ministerial de la Iglesia
Presbiteriana San Andrés en Olivos. Actualmente
es tutor académico en la Universidad Austral de
Argentina.
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