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Universidad de Guayaquil

Facultad de Ciencias Administrativas

ASPECTOS REGIONALES DE NEGOCIOS

Econ. Guillermo Peña Cabrera, MAE


UNIDAD # 1
COMERCIO INTERNACIONAL: TEORÍAS,
ACUERDOS Y HERRAMIENTAS POLÍTICAS
LAS HERRAMIENTAS DE LA POLÍTICA COMERCIAL: BARRERAS
ARANCELARIAS Y PARA-ARANCELARIAS
La libre circulación de mercaderías es la base de todo proceso de integración
económica, como por ejemplo de la Unión Europea o del MERCOSUR y el elemento
esencial de una economía de libre mercado. No se logra únicamente mediante la
eliminación de aranceles, sino también eliminando cualquier otra restricción comercial,
es decir, de obstáculos al comercio no arancelarios (o para-arancelarios).
Los aranceles gravan una mercadería al pasar la frontera y son aplicados a los
productos importados del exterior en un porcentaje del valor de la mercadería o como
impuesto cuantitativo.
Los aranceles tienen validez como instrumentos de la política económica internacional.
Las restricciones comerciales para-arancelarias no son impuestos directos sobre
productos importados, pero tienen el mismo efecto sobre el comercio interestatal y son
más difíciles de identificar y de suprimir.
Bajo el concepto de restricciones al comercio para-arancelarios, se entienden tributos
que tienen el mismo efecto como los aranceles, por ejemplo, la implementación de
contingentes, es decir, restricciones cuantitativas de importación o del tránsito, o
medidas con un efecto equivalente, por ejemplo, una estructuración abusiva de
controles de frontera.
Las restricciones al comercio para-arancelarias también pueden ser tributos nacionales
discriminatorios sobre mercaderías extranjeras, controles veterinarios o sanitarios superfluos
o aplicados por duplicado, encuestas estadísticas, es decir, medidas que sirven al
proteccionismo encubierto o enmascarado.
Un ejemplo clásico de una restricción al comercio para-arancelaria era una disposición
por la cual únicamente se podía importar leche de larga vida al Reino Unido mediante
una licencia de importación, y posteriormente esta leche debía ser envasada por una
lechería nacional.
La prohibición de restricciones al comercio no arancelarias, por ende, se debe entender
como un complemento o un acto de contención frente a la prohibición de imponer
aranceles internos.
Ampliación del concepto barrera para-arancelaria: el fallo “Dassonville”
En la Unión Europea están prohibidas incluso aquellas reglamentaciones, que, si bien son
aplicadas indistintamente, es decir, de modo no discriminatorio a bienes nacionales e
importados, son apropiadas para “obstaculizar, directa o indirectamente, real o
potencialmente, el comercio intracomunitario”. Es decir, en el Derecho de la Unión Europea
disposiciones que rigen igualmente para productos nacionales como extranjeros (no se trata
de aranceles directos ni indirectos) puedan también ser considerados como obstáculos para
la importación de mercaderías, si en el país de origen (el país del exportador) rigen otras
reglamentaciones que en el país hacía el cual se quiere exportar el producto.
Las diferencias en las respectivas reglamentaciones en el país de origen y el país destinario
pueden indirectamente ejercen una desventaja para el exportador.
Esta restricción tácita del comercio interestatal radica en el hecho de que las empresas
extranjeras que quieran exportar su producto están menos familiarizadas con las disposiciones
nacionales por lo que se puedan originar costos adicionales. De que sí o no realmente se
produzca un efecto restrictivo al comercio, no es necesario para que -según esta amplia
interpretación del TJCE- una norma sea ilícita. Aquí se manifiesta la necesidad de la
homogenización del Derecho en los Estados Partes.
Así están considerados como restricción de la libre circulación de
mercaderías diferentes regímenes del IVA y, condicionado por ello, una doble
tributación o disposiciones severas de protección del medio ambiente, de la
salud o del consumidor en los distintos Estados Partes, como por ejemplo, las
disposiciones sobre el contenido o el embalaje de alimentos a pesar de que
rigen indistintamente para mercaderías nacionales y extranjeras.
Se encuentran discriminaciones tácitas, ante todo, en disposiciones para la
fabricación, la importación, el transporte, el almacenaje y la venta, las que, si
bien tienen la misma validez tanto para productos nacionales como para
productos importados y no tienen un antecedente proteccionista, puedan
significar un obstáculo para el comercio que pasa la frontera.
¿ Sólo regulaciones estatales?

De acuerdo con la opinión predominante, solamente medidas estatales se consideran restricciones


para-arancelarias. Pero, medidas estatales en ese sentido no necesariamente son sólo leyes o actos
administrativos de los gobiernos de los Estados Partes, sino también la jurisprudencia de Tribunales
nacionales, recomendaciones de órganos estatales a los consumidores de preferir productos
nacionales e incluso conductas de empresas privadas u organizaciones gremiales que cumplen
funciones oficiales.
También reglamentaciones que pertenecen al ámbito de la protección de la libre competencia
puedan ser vistas como un obstáculo de la libre circulación de mercaderías.
por ejemplo, la disposición de que los medicamentos pueden ser vendidos únicamente en
farmacias.
La jurisprudencia de la Corte de Justicia Europea ha desarrollado además una dogmática de
obligación de tomar acción similar a la obligación por parte del legislador de tomar iniciativa de
protección de los derechos fundamentales.
Según esta jurisprudencia, los Estados Partes de la Unión Europea están obligados a dictar medidas
apropiadas a fin de garantizar la libre circulación de mercaderías.
La evidente violación de esta obligación de protección, es decir, la omisión en la acción por parte
del Estado, puede ser objeto de violación de los tratados.
En ese sentido, en la Unión Europea, incluso tipos de cambio fijados por parte del Estado hacía
terceros países o restricciones al ingreso o la salida de fondos extranjero, es decir, las limitaciones al
tránsito internacional de capitales, también pueden perjudicar ilícitamente el comercio.
La razón estriba en que estas medidas, según la interpretación de la Corte, favorecieran
tácitamente las mercaderías nacionales, al no verse afectados de estas reglamentaciones. De lo
contrario, disposiciones estatales que únicamente repercuten en el propio territorio no son
apropiadas para afectar el comercio interestatal, y por lo tanto, son permitidas tanto en la Unión
Europea como también, en el Mercosur.
Restricción del concepto barrera para-arancelaria: el fallo “Keck”

En el fallo “Keck” la Corte de Justicia Europea revisó esta interpretación y dejó claro que sí se
permiten regulaciones que regulan únicamente modalidades de venta y que no se refieren a
propiedades de los productos, siempre cuando sean aplicadas indistintamente a productos
nacionales y extranjeros.
De lo contrario, cualquier reglamentación estatal perjudicaría en alguna forma el comercio.
Sin embargo, no se justifica cada modalidad de venta. Las disposiciones de etiquetado que
imponen a los importadores costos adicionales, sin que ésta tuviera una utilidad evidente para la
protección de los consumidores, fueron rechazadas como excesivas por la Corte de Justicia
Europea.
Básicamente rige la regla que el comercio interestatal con productos que en un Estado Parte
fueron fabricados y puestos en circulación legalmente no debe ser limitado.
¿Medidas ordre public como barrera para-arancelaria?

Las medidas que buscan la protección de la moral, del orden y de la seguridad pública
(ordre public), de la protección de la salud y de la vida de seres humanos, animales o
plantas, del acervo cultural nacional con un valor artístico, histórico o arqueológico o del
patrimonio industrial y comercial pueden justificar, de acuerdo al art. 36 del Tratado de
Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE), un tratamiento discriminatorio de mercaderías
extranjeras, pero no la aplicación de aranceles o tributos similares.
Estas excepciones deben ser interpretadas en sentido estricto y no pueden representar un
medio para una discriminación arbitraria o una limitación disimulada del comercio entre
los Estados Partes, por lo que debe respetar el principio de proporcionalidad y no debe
tratarse de medidas de política económica. De lo contrario, los Estados Partes podrían
eludir la liberación del comercio invocando estas excepciones.
Además, la Corte de Justicia Europea ha desarrollado en el fallo “Cassis de Dijon” una
barrera adicional e inmanente para reglamentaciones formalmente no discriminatorias, las
que de hecho son apropiadas según la fórmula de Dassonville para restringir el comercio.
Tales restricciones pueden justificarse en atención al interés público y considerando el
principio fundamental de la proporcionalidad.
Las restricciones al comercio para-arancelarias son medidas estatales apropiadas para
limitar el comercio interestatal, y las que, al menos tácitamente, son discriminatorias. Es
decir, aunque una norma estatal trate formalmente un producto nacional y un producto
extranjero de forma igual, esta norma establece un restricción para-arancelaria si de modo
indirecto o tácito pone en una posición más favorable a los productores nacionales.
Aun si en la Unión Europea originalmente solamente se prohibía la discriminación abierta
de productos importados frente a productos nacionales, hoy en día, partiendo de la
jurisprudencia de la Unión Europea, se considera que se prohíbe cualquier restricción al
libre comercio, sea directa o indirecta, actual o sólo de manera tácita.
Esta jurisprudencia también se aplica hoy a los demás libertades del mercado.

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