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Existencia de Dios

Cuestionamientos sobre la existencia de Dios

Desde hace muchos años el saber si existe un ser supremo,

o como muchos lo llaman la causa de inicio de todas las

cosas, es un enigma, ya que el deterioro de Fe y amor

hacia Dios ha ido desapareciendo; es por esto que muchas

cuestionan si ¿hay un dios?; sí El existe, ¿porque no lo

podemos ver?, etc.

Por esto en la historia de la humanidad siempre han

estado aquellos que niegan explícitamente a Dios, los

denominados ateos; otros que crean dioses a sus medidas

trayendo como consecuencia visones reducidas de Dios, por

consiguiente surgen las siguientes interrogantes ¿hay un

dios?; sí El existe, ¿porque no lo podemos ver?, etc.

Es por esto que en este primer capitulo veremos como a

través de la historia apareció esta duda. Identificaremos

distintas corrientes, nuevas religiones que evitaran el

conocimiento de Dios ante la humanidad.

Corrientes Filosóficas:

El problema de Dios es central siempre en la

filosofía. Ya que no hay un solo filósofo que no haya,

de uno u otra manera, abordado este problema. Pese a


esto surgen corrientes filosóficas que empiezan a

cuestionar la existencia de este ente supremo.

Agnosticismo:

La negación de la posibilidad de demostrar

metafísicamente la existencia de Dios, recibe el

nombre de agnosticismo.

Este vocablo fue usado por primera vez por Th. H.

Huxley (1825 – 1895) en 1869, en su trabajo

Agnosticism (1889); tenía el significado de “renunciar

a saber”, es decir, oponerse a la pretensión de saber

las cosas que no pueden saberse porque trascienden las

posibilidades del conocimiento científico en un

momento determinado. Teóricamente se distingue del

escepticismo en que éste niega taxativamente el

conocimiento de las realidades trascendentes, mientras

que el agnosticismo “simplemente” se abstiene de

conocerlas o renuncia a ellas. El termino a dado lugar

a la doctrina que establece la imposibilidad de

conocer las verdades metafísicas y la existencia de

una realidad trascendente a lo sensible (que algunos

han llamado precisamente “lo incognoscible”); dichas

realidades carecerían de sentido, puesto que más allá

de los datos de nuestra experiencia no sabemos nada.

(Gonzáles, A. 1985. Teología Natural).


Niega que Dios pueda se conocido. Pretende no caer en

lo escéptico. Aunque el conocimiento humano se inicia

partiendo del mundo sensible, y, claro está, Dios no

es sensible, con todo, Dios no puede ser conocido como

la Causa Primera del mundo sensible. Un agnóstico

puede decir: “sé que algo existe cuando lo puedo ver o

tocar”. Pero esto no es razonable, pues hay millares

de cosas que no podemos ver ni tocar sin que, por

ello, neguemos que existan, pues no tenemos fundamento

alguno para dudar del testimonio o prueba de su

existencia. Si Dios pudiera ser “visto”, no sería ya

Dios, pues un puro espíritu no es sensible. Nuestro

conocimiento empieza ciertamente con lo sensible, pero

podemos descubrir a Dios como la de la causa sensible,

si queremos darnos cuenta de la diferencia entre los

sentidos y la inteligencia. (Torre, J. 1982. Filosofía

Cristiana).

Jolivet, R. 2000. Curso de Filosofía. Afirma que los

agnósticos niegan a la vez el poder de la razón y las

luces de la fe.

En rigor, el agnosticismo, lo que rechaza es la

capacidad del hombre para probar argumentativamente

dicha existencia. Los agnósticos suelen hacer

profesión de su no ateismo; si bien Dios no puede ser

alcanzado por las fuerzas naturales de la razón


humana, podría llegarse a El a través de otros medios,

como puede ser el sentimiento religioso (Modernismo),

la razón práctica (Kant), etc.; otros agnósticos, por

su parte, una vez declarada esa imposibilidad

especulativa se colocan en un “prudente neutralismo”

entre la afirmación y la negación respecto a todos los

problemas que el tema de Dios lleva consigo. Y es que

en verdad es muy fácil el tránsito de la afirmación de

que no podemos saber nada de lo que trasciende nuestra

experiencia a esta otra: no existe nada más allá de

nuestra experiencia. Referido al tema de Dios, el

aserto de que el agnosticismo consistiría no en la

voluntad expresa que Dios no exista, sino solamente en

no echar de menos a Dios, vivir en la finitud, etc.,

eso equivale en el fondo a un tácito ateismo.

No faltan en la antigüedad e incluso en la edad media

formulaciones escépticas que llevan consigo un

agnosticismo.

Bastaría con recordar la conocida afirmación de

Protágoras:

“respecto a los dioses, ignoro si existen o no existen

y que figura tengan”. Y en la edad media la doctrina

de Guillermo de Ockham según la cual las pruebas de la

existencia de Dios no tienen mas que una certeza que

el denomina probable; los continuadores del

nominalismo Ockhamista - Nicolás de Ultricuria y Juan


de Mirecuria y Pedro Ailly – terminaran por considerar

que la existencia de Dios pertenece solamente a la fe,

y de ningún modo entra a formar parte de las verdades

que la razón humana puede alcanzar.

Las típicas actuaciones agnósticas se encuentran en la

filosofía moderna y contemporánea. Dividiremos este

estudio en los siguientes epígrafes:

El agnosticismo kantiano.

El agnosticismo fideista y modernista.

El agnosticismo positivista.

Wittgenstein y el neopositivismo.

La posibilidad de demostrar la existencia de Dios.

Critica el agnosticismo.

El agnosticismo kantiano:

La crítica kantiana a la posibilidad de una

demostración de la existencia de Dios por vía

teórica se fundamenta en su teoría de la existencia

y del conocimiento de la existencia.

Kant dice: y es que la fe no proporciona ningún dato

sobre la existencia o realidad efectiva, sino que

según el regiomontano establece o pone su realidad

en general; es el sujeto, en su máximo grado de

potenciación objetivante, quien concede realidad

objetiva de Dios.
Tres negaciones fundamentales correspondientes a su

peculiar gnoseología conducen a la valoración

crítica de la doctrina kantiana:

• Negación de la abstracción, que imposibilita el

acceso al ente en cuanto tal (y a su ser), punto

de partida de una prueba de Dios.

• Negación del valor metafísico de nuestros

conceptos primarios, ya que solo es cognoscible

lo que consta a los sentidos.

• Negación del valor metafísico del principio de

causalidad, fundamento de una autentica prueba

de Dios. No es que kant niegue la causalidad,

pero esta pertenece a otro orden, al orden de la

libertad.

El agnosticismo fideista y modernista. Fideísmo y

tradicionalismo:

Estos, en ultimo termino, se reduce a uno: la

inmanencia vital; esta seria el único camino que

conduce al conocimiento de Dios. El origen de la

idea d Dios en nosotros es explicado por la

inmanencia vital, por un sentimiento que es

producido en nosotros sin juicio intelectual previo;


la inmanencia vital, que lleva a la inmanencia

religiosa, es un fideísmo.

El agnosticismo positivista:

La tesis fundamental es la imposibilidad de

trascender los fenómenos. El positivismo es heredero

del nominalismo y afirmara que los sentidos son la

única fuente de conocimiento, y no nos proporcionan

ningún dato sobre la existencia de Dios.

El agnosticismo positivista, heredero a su vez de

Hume, es defendido principalmente por A. Comte (1798

– 1857), J. Stuart Mill (1806 – 1873) y E. Littre

(1801 – 1881).

Como Dios no es un hecho, cualquier intento de

demostración de su existencia esta abocado al

fracaso; mas todavía, debe decirse que es contrario

al modo como ejerce el conocimiento humano. Sin

embargo, con ese decidido agnosticismo, Comte no

quiere incurrir en ateismo, e incluso elaborara una

religión: la religión de la humanidad.

Wittgenstein y el neopositivismo:

La figura más relevante de la llamada filosofía del

lenguaje es L. Wittgenstein (1889 – 1951).


El mundo esta constituido por el conjunto de los

hechos, y el conjunto de las proposiciones

constituye el lenguaje. Es preciso delimitar el

ámbito de lo que se puede decir, el ámbito del

sentido, pues lo que no se puede decir no se puede

pensar; y lo que no se puede decir o pensar, carece

de sentido. La filosofía se va a convertir en

clarificación lógica, pues el lugar del sentido es

el lenguaje, que esta formado por el conjunto de

todas las proposiciones.”En esta doctrina de

Wittgenstein, relativa al sentido de las

proposiciones es donde nace el famoso “principió de

verificabilidad”, que es uno de los principios

fundamentales del neo-positivismo: una proposición

esta dotada del sentido cuando es verificable y solo

cuando es verificable… y el sentido de una

proposición se identifica con el método de su

verificación”.

El ámbito del lenguaje significativo se restringe al

plano de lo empírico; por ello “la totalidad de las

proposiciones verdaderas es la ciencia natural total

(o la totalidad de las ciencias naturales)”.

La posibilidad de demostrar la existencia de Dios.

Critica del agnosticismo:


Una eficaz refutación del agnosticismo tiene que

poner de manifiesto la admisión de la metafísica del

ser, y especialmente las nociones de ser y de

causalidad. Todas las formas de agnosticismos

coinciden en la negación de la metafísica. Si bien

es cierto que el conocimiento humano parte del

conocimiento de lo sensible, sin embargo, puede

conocerse a Dios como causa primera de lo sensible.

Y hay que tener en cuenta que no se llega al

conocimiento de la existencia de Dios preguntando

que es o como es el mundo. Nunca encontraremos a

Dios en el termino de la resolución esencial de las

cosas, sino en la cúspide de una reductio ad

fundamentum de su ser. (Gonzáles, A. 1985. teología

natural. Veremos con mas profundidad la critica del

agnosticismo en el siguiente capitulo).

Fideísmo:

El fideísmo no admite las pruebas racionales de la

existencia de Dios. A la existencia de Dios

únicamente se llega por la fe; esta seria la única

verdadera fuente de conocimiento; ningún tipo de

conocimiento, sea racional o sensible, proporciona

certeza. Todas las creencias derivan de una revelación

primitiva de Dios al hombre y que llega a nosotros por

tradición. (Gonzáles, A. 1985. Teología natural).


Por tanto (Jolivet, R. 2000. Curso de filosofía) dice

que los fideístas pretenden que la existencia de Dios

no puede ser conocido por la razón natural, sino solo

por la fe.

Fideísmo, es un intento de filosofía cristiana, que,

desconfiando la razón como fuente ineludible de

certeza, busca ésta en la fe. Aunque permanece de suyo

en el campo de la teología sobrenatural, ve la

necesidad de una base humana, punto de partida para

una argumentación de carácter filosófico; ese apoyo

humano lo daría una revelación divina natural, que

fundaría una fe también natural. El nombre de f. hace

referencia a la fe (en latín f ides), punto de partida

de todo el sistema.

Doctrina del fideísmo. Los problemas fundamentales del

f. son de carácter apologético y concentran sobre todo

la atención en los llamados preámbulos de la fe. No

admiten las pruebas clásicas de la existencia de Dios,

como basadas en la razón, que es incapaz de absoluta

certeza. Tampoco la divinidad de la Revelación puede

demostrarse a partir de las pruebas tradicionales: los

milagros y las profecías. La razón humana, en efecto,

tanto individual como colectivamente considerada, no

puede fundar una metafísica o una teología, que

satisfaga por completo la sed de verdad del hombre. No

queda otra solución, para lograrlo, que recurrir a la


razón absoluta o inteligencia divina, que se

manifiesta primordialmente en la Sagrada Escritura.

Porque se mezclan tan varios elementos, no es fácil

sacar un concepto claro de la fe según el fideísmo.

Hay una fe inicial, que es ese gusto o sentimiento

íntimo de la verdad, aunque todavía ésta no se haya

presentado objetivamente a nuestra inteligencia. La

misma hipótesis, que formula el hombre ante las

exigencias de ese sentido innato o ante las primeras

percepciones de cualquier verdad, recibe también el

nombre de fe. No obstante, la fe plena está en la

fusión del dato revelado con el sentido espiritual

congénito al hombre. Sólo después de lograda esa

fusión, impresionado el hombre por ese primer

principio supremo, puede pretender una metafísica o

una teología sin temor a la incertidumbre

El primado de la fe sobre la razón es manifiesto, pues

aquélla es la que nos pone en relación con las

realidades supremas, mientras que la razón se limita

al campo de los fenómenos. Debido a esta falta de

contacto con las realidades metafísicas y teológicas,

su certeza en estas materias es siempre problemática;

la certeza de la fe será siempre absoluta por su

compenetración con los objetos y por su apoyo sobre la

verdad absoluta, que es Dios (R. Hernández, M. 1991.

de
http://www.mercaba.org/Rialp/F/fideismo_y_tradicionali

smo.htm)

El Fideísmo consiste en una doctrina, profesada por

algunos religiosos que profesan que a dios no se puede

llegar por la razón, sino sólo por la fe.

En general, entre los protestantes se encuentran

frecuentemente actitudes fideístas. La Iglesia

Católica considera equivocada esta postura, que

menosprecia la capacidad de la razón, pero en la

práctica se encuentran católicos que parecen

sostenerla.

En la teología cristiana, el fideísmo es una de muchas

perspectivas.

Un sentido más amplio del término es que el fideísmo

esencialmente enseña que el razonamiento es más o

menos irrelevante a la creencia religiosa.

Específicamente, el fideísmo enseña que los argumentos

sobre la existencia de Dios son falaces e

irrelevantes, y no tienen nada que ver con la teología

cristiana. (Fuente;

http://en.wikipedia.org/wiki/Fideism).
El ateismo

El problema del ateismo:

Tras haber discutido el problema del agnosticismo,

examinemos ahora el ateismo propiamente dicho, es

decir, la creencia de que Dios no existe.

¿Cómo puede haber ateos si es algo tan claro que Dios

existe? ya hemos visto que nuestro conocimiento de

Dios no es directo, sino indirecto, es decir, que

supone un proceso de razonamiento. Y, en este proceso

intervienen factores provenientes de fuera de la

razon, como la voluntad, las emociones, las

influencias del medio, etc. Además de todo esto,

nuestro proceso de razonamiento mismo no es infalible:

tenemos una experiencia cotidiana de nuestros errores

de razonamiento. La negación humana de Dios es, pues,

una posibilidad real.

Podemos distinguir dos tipos de ateismo. Ateismo que

no consiste en negar que Dios existe, sino en ignorar

a Dios, en vivir como si Dios no existiera: este es

llamado ateismo práctico (el ateo práctico bien puede

ser un asiduo de las iglesias) es mucho más común que

el otro, esto se llama ateismo teórico. Los ateos

teóricos o doctrinales afirman realmente que Dios no

existe, y utilizan “argumentos” para “probarlo”.


Ambos tipos de ateismo, con todo, suponen la

intervención de la voluntad: quieren realmente negar a

Dios. ¿Por que? Porque es imposible probar de forma

concluyente que Dios no existe, pues se halla

enteramente más allá del alcance directo de la razon.

En este sentido. La posición agnóstica es menos

insensata, pues esta no niega que Dios exista. Por lo

tanto, ya que ningún argumento puede concluir con

certeza que Dios no existe, hay que querer ser un ateo

para serlo. La conclusión no es que “Dios no existe”,

sino mas bien que “yo no quiero que Dios exista”,

porque “seria muy incomodo, pues tendría entonces que

renunciar a cosas de las que no me puedo privar,

etc.”. Retrata, así, como dijimos, más bien de un

problema moral que de un problema intelectual.

Noción y tipos de ateismo:

De la no evidencia inmediata para el hombre de la

existencia de Dios, junto con la falibilidad del

conocimiento y la influencia de la libertad en la

adquisición d la certeza especulativa, se deriva la

posibilidad real de que el hombre niegue a Dios.

Es ateo quien afirma la no existencia de Dios. En

líneas generales, el ateismo puede ser práctico o

teórico. Hay un ateismo practico en quien - sin

elaboraciones teóricas – se comporta como si Dios no


existiese, es decir, “sin preocuparse para nada de su

existencia y organizando la propia vida privada y

publica prescindiendo de la existencia de cualquier

principio absoluto trascendente a los valores del

individuo y de la especie humana”. Y hay un ateismo

teórico, el de quienes niegan la existencia de Dios,

como conclusión de un proceso intelectual.

“la posibilidad de un ateismo practico, al menos

temporal, parece estar fuera de toda duda; la presión

de los problemas concretos de la vida, la

efervescencia de las pasiones, un ambiente familiar

indiferente y una educación laica pueden, durante

cierto periodo de la vida, desviar el interés del

hombre del problema de Dios, aunque no para siempre,

al menos para cuantos viven en contacto con la

sociedad, en la que parece inevitable el planteamiento

del problema.

El ateismo practico se confunde en ocasiones con el

indiferentismo, si bien en este hay algún tipo de

elaboración intelectual, la que conduce precisamente a

la consideración de que el hombre no tiene necesidad

de Dios, o que no hay por que preocuparse de semejante

problema (Gonzáles, A.1985. Teología natural)

El principio de inmanencia:
La raíz de todas las modernas filosofías es la

inmanencia.

“inmanencia” significa permanencia en: la filosofía

comienza en la conciencia humana y allí permanece.

Este es el principio filosófico de inmanencia, que ha

conducido de forma inevitable a todo tipo de ateismo.

Si el hombre es el creador del ser, “Dios” ha de ser

puesto de lado.

A veces, estos esfuerzos se han se han hecho en nombre

del “humanismo”. De la negación de Dios se podría

pensar que habría de seguirse una exaltación del

hombre. Si “el hombre es el creador”, “somos

humanistas”;”creemos en el hombre”;”homo homini

deus”;”queremos

Desplazar a Dios para que el hombre pueda vivir” y así

sucesivamente (M. de Torre, J. 1982. filosofía

cristiana)

Demostración de la existencia de dios:

Ontologismo:

(Gonzáles, A. 1985. teología natural) Propone la

postura que mantiene la evidencia inmediata de la

existencia de Dios es denominada genéricamente con el

nombre de ontologismo. Quizá se encuentre una

definición más clara del ontologismo, esta fue


formulada por Fabre d´Envieu en su obra Defensa del

Ontologismo: Comenta que “El ontologismo es un sistema

en el que después de haber probado la realidad de las

ideas generales, se establece que estas ideas no son

formas ni modificaciones de nuestra alma, que no son

nada creado, sino objetos necesarios, inmutables,

eternos, absolutos; que se concentran en el ser

simplemente dicho, y que este Ser infinito es la

primera idea captada o tomada por nuestro espíritu, el

primer inteligible, la luz en la vemos todas las

verdades eternas, universales y absolutas. Los

ontologistas dicen, pues, que estas verdades no pueden

tener realidad fuera de la esencia eterna. De aquí

concluye que no pueden subsistir sino unidas a la

sustancia divina, y que, por consiguiente, es en esta

sustancia en la única en que nosotros podemos verlas”.

La pretensión más importante de los ontologistas es el

acceso al conocimiento de Dios, sin trabas o

mediaciones que desvirtúen, según él, su realidad.

Esta postura filosófica considera, por tanto: Dios es

la intuición a priori de nuestro conocimiento, y esta

visión inmediata de Dios condiciona la posibilidad de

cualquier otro conocimiento humano. Dios sería el ser

primario no sólo de la realidad existente, sino del

conocimiento.
Para el ontologismo, “el conocimiento de Dios es

original, esto es, el primero de todos sus

conocimientos y originario, es decir, fuente de todos

los demás seres, también es sí mismo; afirma que todo

cuanto el intelecto humano conoce, lo conoce en Dios.

El intelecto humano, tiene una visión inmediata de

Dios, y esta intuición, esencial a nuestro espíritu,

es la fuente de todo otro ulterior conocimiento”.

No hay ninguna existencia creada que entre a formar

parte del contenido de su esencia. Por el contrario,

Dios se distingue absolutamente de cualquier ente. “El

ser divino, que es sustancia, no es el ser común, sino

un ser distinto de cualquier otro ser. Por lo tanto,

por su mismo ser Dios difiere de cualquier otro ente”.

Teniendo en cuenta, la pretensión ontologista consiste

precisamente en invertir el modo de acceso l

conocimiento de Dios: mientras Dios es la fuente

ontológica de las cosas creadas, son las creadas la

fuente cognoscitiva de nuestro conocimiento de Dios.

En conclusión a esto el camino ascendente hacia Dios

requiere necesariamente demostración; Dios es


evidente, porque su esencia es su ser, es sí mismo

considerado y en absoluto.

(Jolivet, R. 200. Curso de Filosofía), afirma que los

ontologistas pretenden que no es necesario demostrar

la existencia de Dios, porque, en su opinión, esa

existencia es inmediatamente evidente, y la evidencia

no se demuestra.

Algunos afirman que tenemos la intuición de Dios en la

del ser universal. De ahí el nombre de ontologismo.

Los otros se limitan a pretender que la existencia de

Dios es evidente a priori, por el solo hecho de

comprender el significado de la palabra Dios. Afirman,

la palabra Dios significa “el Ser que posee todas las

perfecciones”. Y la existencia es una perfección. Por

esto es ¡imposible pensar en “un Ser perfecto que no

exista”!

El ontologismo pretende llegar a demostrar la

existencia de Dios a través de las pruebas de su

opinión, ya que ellos proponen a Dios como el Ser

perfecto, y estos dan a conocer la perfección, como

algo que es imposible someterlo a estudios de diversas

ciencias.

Pruebas de la existencia de dios:


(Jolivet, R. 2000. Curso de filosofía). Nos dice que

podemos distinguir dos grupos de pruebas de la

existencia de Dios: el de las pruebas metafísicas y el

de las pruebas morales, según que estas pruebas partan

de la realidad objetiva del universo o de la realidad

moral. En realidad, toda prueba de Dios es metafísica,

pues la existencia de Dios no es, propiamente hablado,

objeto de aprehensión intuitiva y no puede ser

demostrada sino con la ayuda de principios

metafísicos. Es posible, no obstante, teniendo en

cuenta esta advertencia, conservar la división en

pruebas metafísicas y pruebas morales.

Pruebas metafísicas: estas pruebas se llaman a menudo

pruebas físicas, para subrayar el hecho de que se

apoyan en la experiencia objetiva. Mas toda prueba de

la existencia de Dios, sea metafísica o moral, debe

partir necesariamente de datos experimentales, es

decir, que debe tener su origen o punto de apoyo en

los seres y hechos concretos que nos revela la

experiencia, para elevarse de ahí a un ser real sin el

cual estos seres y estos hechos y todo el universo

quedarían inexplicados e inexplicables.


• El hecho del condicionamiento universal: todo lo

que vemos en nuestro alrededor y todo lo que la

ciencia nos enseña cada día, aparécenos como un

encadenamiento de seres o de fenómenos que se

suceden o implican unos a otros y forman así

seres o anillos solidamente articulados. Podemos

llamar el hecho de condicionamiento universal,

por el que todos los seres y todos los fenómenos

del universo encuentran su condición, es decir su

causa o razón de ser en otro ser o en otro

fenómeno.

• La causa primera incondicionada: el principio que

nos dirige aquí es que, de condicionado a

condicionante, llegase necesariamente a un

principio o a una causa absolutamente primera,

por tanto, colocada fuera de la serie causal.

• La causa universal absolutamente primera: no

puede ser sino única. Si, en efecto, fuera

múltiple, habría que suponer que las causas

absolutamente primeras son independientes entre

si (de lo contrario, no serian todas

absolutamente primeras). Pero esta suposición es

incompatible con la unidad y el orden que reina

en el universo, e inconciliable con las

exigencias de la razón, para la que lo

inteligible, el ser y el uno son convertibles. Si


no, habría que admitir que la ley absoluta de las

cosas no coincide con la de nuestro pensamiento,

que si el absurdo es inconcebible, puede no

obstante constituir el fondo de las cosas.

Se ha de concluir, pues, que no existe sino una

causa absolutamente primera, y que esta causa, que,

por definición (siendo absolutamente primera) no

depende de ninguna otra y domina a todas las series

causales, debe ser un SER necesario, es decir tal

que no pueda no ser, tal que exista por su misma

esencia y tenga en si la razón total de su

existencia.

En estas pruebas tenemos:

Las cinco vías:

Comprendido bien el esquema general de las pruebas

físicas (o metafísicas) de la existencia de Dios,

son fáciles de comprender los cinco argumentos (o

las cinco vías que llevan a Dios) propuestos por

Santo Tomas.

Estos argumentos parten de los diferentes órdenes de

condicionamiento que nos es dado observar en el

universo, y cada uno nos conduce al mismo principio

absolutamente primero, que es Dios.


Prueba por el movimiento

Considera esta prueba como las más clara de todas.

Para comprenderla bien, hay que tener muy presentes

en el espíritu la noción de movimiento y el

principio general sobre el cual se funda toda la

prueba.

A) La noción de movimiento: el término de movimiento

no designa solamente el desplazamiento local, sino,

en general, todo pasó de la potencia al acto, es

decir, de una manera de ser a otra. Lo esencial en

el movimiento es propiamente el paso, como paso, lo

que hace del movimiento una realidad que participa a

la vez del acto y de la potencia. El movimiento es,

pues, el signo y la forma de lo que en general se

llaman el devenir.

B) La inteligibilidad del devenir: Toda la cuestión

estará, pues, en descubrir lo que hace inteligible

(es decir lo que explica) el devenir. Para eso

debemos recurrir al principio, establecido en

ontología, según el cual “todo lo que se mueve es

movido por otro”, es decir que nada pasa de la

potencia al acto sino por la acción de una causa que


ya esta en acto; lo cual significa, en pocas

palabras, que nada puede ser causa de si mismo.

Santo Tomas establece que el movimiento exige un

primer motor (lo cual no es sino una explicación del

principio general de la inteligibilidad del

devenir). “En efecto, escribe, es cosa evidente (y

nuestros sentidos lo atestiguan) que en el mundo

algunas cosas están en movimiento. Mas todo lo que

esta en movimiento es movido por otro. Es, en

efecto, imposible que, bajo el mismo aspecto y de la

misma manera, un ser sea a la vez moviente y movido,

es decir que se mueva a si mismo y pase por si mismo

de la potencia al acto. Por tanto, si una cosa esta

en movimiento, se ha de decir que es movida por

otra. Además, si la cosa que mueve se mueve también,

es necesaria que ella también sea movida por otra, y

esta por otra. Mas no es posible llegar así hasta el

infinito, porque en tal caso no habría primer motor,

y se seguiría que tampoco habría otros motores,

porque los motores intermediarios no mueven sino son

movidos por el primer motor, como el palo no mueve

sino es movido por la mano. Por tanto, es necesario

llegar a un motor primero que no sea movido por

ningún otro. Y este primer motor es Dios.


Corolarios: Puédanse deducir inmediatamente los

siguientes corolarios:

• El primer motor inmóvil es infinitamente

perfecto. En efecto, todo cambio implica

imperfección, ya que cambiar es adquirir ser que

no se poseía. Si pues, el primer motor es

absolutamente inmutable, es porque posee toda la

perfección, es decir la plenitud del ser. En

otros términos es Acto puro.

• El primer motor inmóvil es un ser espiritual,

porque la materia es corruptible y por tanto

esencialmente imperfecta.

Siendo espiritual, el primer motor debe también

ser inteligente y libre, porque la inteligencia y

la libertad son propiedades esenciales de los

seres espirituales.

• El primer motor inmóvil es eterno, por ser

absolutamente inmutable.

• El primer motor inmóvil esta presente en todas

partes, pues siendo principio del movimiento

universal, esta presente por su poder a todo lo

que mueve, es decir al universo entero.

Prueba por la causalidad


• Existe una causa absolutamente primera. En la

prueba por el movimiento, nos colocábamos en el

punto de vista del devenir fenomenal. Aquí

contemplamos la causalidad propiamente dicha.

Todo lo que es producido, hemos dicho, es

producido por otra cosa (de lo contrario, lo que

es producido seria causa de si, es decir, seria

anterior a si, lo cual es absurdo). Concluíamos

de ahí, por exclusión de la regresión al

infinito, que hay una causa absolutamente

primera, fuente de toda causalidad.

• Esta causa primera es trascendente a todas las

series causales. En otros términos, no puede ser

un elemento de la serie de causas. En efecto,

sino fuera sino el primer elemento de la serie

causal, habría que explicar como este primer

elemento habría comenzado a ser causa, es decir

que, en virtud del principio de que nada se

produce así mismo, habría que recurrir a una

causa anterior a la que se quisiera considerar

como primera, lo cual es contradictorio. Por

tanto, necesariamente es preciso que la causa

primera trascienda (es decir sobrepase

absolutamente y domine) a todas las series

causales, que sea causa por si, encausada e

increada.
Prueba por la existencia de seres contingentes

Esta nueva prueba parte del hecho de que el mundo

físico se compone de seres contingentes, es decir de

seres que son, pero podrían no ser, porque estos

seres, o bien los hemos visto nosotros nacer, o bien

la ciencia nos prueba que han sido formados, o bien

su composición exige, para quedar explicada, una

causa de la unidad de tales seres.

Ahora bien, los seres contingentes no tiene en si la

razón de su existencia. En efecto, un ser que

tuviera en si, es decir en su misma naturaleza, la

razón de su existencia, existiría siempre y

necesariamente. Los seres contingentes deben, pues,

tener en otro la razón de su existencia; y este

otro, si también es contingente, la tiene asimismo

en otro. Hay que llegar, al fin de cuentas, a un ser

que tenga en si mismo la razón de su existencia, es

decir a un ser necesario, que exista de por si, y

por el cual todos los otros existan.

Este ser necesario, que existe por su propia

naturaleza, y no pede dejar de existir, es Dios.

Prueba por los grados de perfección de los seres


Partamos del aspecto de belleza que en tantos modos

manifiestan las cosas. Y decimos: si la belleza se

encuentra en diversos seres según grados diversos,

preciso es que sea en ellos producida por una causa

única. Es imposible, en efecto, que esta cualidad

común a seres múltiples y diversos pertenezca a

estos seres en razón de su propia naturaleza, pues

no se comprendería por que la belleza se encuentra

en ellos mas o menos limitada, es decir, la

poseerían completa y perfecta, sin limites ni

restricción. El hecho de que haya diferentes grados

de belleza implica, pues, que los diversos seres en

que se descubren estos grados participan simplemente

de una belleza que existe fuera y sobre esta

jerarquía de bellezas, y que es la belleza absoluta

e infinita.

Este argumento válida El primer Principio debe ser,

pues, necesariamente Ser, perfecto, Unidad absoluta,

Verdad, Bondad, Inteligencia y Sabiduría infinitas.

Esto no exige sólo una Belleza ideal, sino una

Belleza subsistente, no sólo una Verdad o Bondad

ideal, sino una Verdad y una Bondad subsistentes (y

así de las demás perfecciones); es decir que nos

lleva, a un Ser que existe en sí y por sí y que es


por esencia Verdad, Bondad, Belleza, Unidad, etc.,

absolutas e infinitas.

Prueba por el orden del mundo

a) Principio del argumento: la prueba por el orden

del mundo (o argumento de las causas finales) se

apoyan en el principio de finalidad, y adopta la

forma siguiente: La compleja organización en

vista de un fin requiere una inteligencia

organizadora. En efecto, sólo la inteligencia

puede dar razón del orden, es decir de la

organización de los medios en vista de un fin o

de los elementos en vista del todo que componen:

los cuerpos ignoran los fines y, por tanto, si

ciertos cuerpos o elementos corporales funcionan

juntos, síguese que su organización ha sido la

obra de una inteligencia.

b) Forma del argumento: Parte del hecho del orden

universal. Este orden es evidente: considerado en

su conjunto, contemplamos el universo como una

cosa admirablemente ordenada, en la que todos los

seres, por diferentes que sean, conspiran a un

fin común, que es el bien general del universo.

Pues bien, este orden no es inteligible sino por

la existencia de un principio inteligente que


ordena todas las cosas para su fin y para el fin

del todo que forman. Hay que admitir, pues, que

existe una Causa ordenada del universo.

Ahora veremos las cinco vías de Santo Tomás de

Aquino (de su obra “Suma Teológica”), desde le punto

de vista de; (Mª de Torre, T. 1982. Filosofía

Cristiana).

• Primera vía: El movimiento: parte del hecho del

movimiento o cambio. Nadie puede dudar acerca

de este hecho; del movimiento en el mundo

sensible, del movimiento de las cosas tal y

como las vemos. Es algo evidente acerca de la

proposición “Dios existe”. La identificaremos

así, primero veremos la realidad sensible,

alcanzamos después un principio, y después

desde el principio alcanzado deducimos. Este

proceso de razonamiento es bastante laborioso,

aunque lógicamente sin tacha. En el proceso de

movimiento siempre hay primero un acto, un acto

que mueve una potencia, porque una potencia no

puede moverse a sí misma. Ello significa que si

una cosa es movida por otra, y ésta, a su vez

por otra y así sucesivamente, debemos llegar a


una que es inmóvil y mueve. Esto demuestra que

no solo Dios existe, sino que es acto puro.

• Segunda vía: Actividad: Se inicia con otro

hecho empírico, a saber el hecho de la

actividad o causalidad eficiente. Las cosas

actúan: por su actuación producen efectos,

causan, son causas eficientes o agentes.

“Producir” significa, causar efecto

eficientemente. Hemos de llegar así a una causa

primera que es incausada, y causa de toda otra

causa. Y a esta primera causa eficiente

incausada la llamamos Dios.

• Tercera vía: Generación y Corrupción: Nos

conducen al principio de que los entes que son

generados y corrompidos no son necesarios:

Tanto pueden ser como no pueden ser. Si todas

pudieran tanto ser como no ser, no habría razón

alguna para que existieran: nada existiría, lo

cual contradice indudablemente la evidencia. Lo

que de esto se sigue es que debe haber entes

que no sean como éstos, que tengan que existir

necesariamente, que no puedan no ser. Si todos

ellos pudieran tanto ser como no ser, ninguno

de ellos sería: por tanto, debe alguno que no


pueda ser. Esta tercera vía es más difícil que

las dos anteriores, porque supone un paso más:

la distinción entre entes que tanto pueden ser

como no ser, y entes que tiene que ser y no

pueden no ser, pero poseen de otro esta

necesidad.

• Cuarta vía: Perfección (compendio de la

metafísica): La más fácil de las cinco vías.

Fue tomada de Platón y se basa en la doctrina

de la participación. Es la más profunda y

metafísica, y por ello la de más convicción.

Por ello, ha de existir una causa de dichas

perfecciones que es todas esas perfecciones en

su plenitud, es decir, el ser mismo, la unidad

misma, la verdad misma, la bondad misma, y la

causa de todas esas perfecciones, así como de

las perfecciones (predicamentales) en todos los

entes participados. Y llamamos a esta causa,

Dios.

• Quinta vía: Orden e inteligencia: parte del

hecho empírico, de que todas las cosas actúan

por un fin, cualquier cosa que se mueva, se

mueve en una dirección, hacia un destino. Hay

actividad y hay dirección entonces ahí hay un


fin. Además, la inteligencia es usada también

para un fin, y ese fin es libre de elegirse,

pero he ahí la inteligencia. Por esto hay una

inteligencia que ordene a todos los entes del

universo hacia un fin. Y a esta inteligencia

infinita y universal la llamamos Dios.

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