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Así es la vida de los refugiados ucranianos en España

En realidad, son mayoría de mujeres, con estudios superiores y menos de 40 años. Así es el retrato robot
de los más de 130.000 refugiados que, según datos oficiales, han llegado a España tras la invasión de su
país por parte de Rusia. El 20 de junio, Día Mundial del Refugiado, la práctica totalidad de ellos están
integrados en alguna de las fases del sistema de acogida puesto en marcha en nuestro país
Anastasiia es una de las 200 personas que durante tres meses han convertido las instalaciones de la sede
corporativa de Banco Santander en un hogar. Ahora empiezan una nueva vida en nuestro país.
Anastasiia es una de las 200 personas que durante tres meses han convertido las instalaciones de la sede
corporativa de Banco Santander en un hogar. Ahora empiezan una nueva vida en nuestro país.
Instituciones oficiales, ONGs como CEAR o Cruz Roja, grandes corporaciones como Banco Santander,
empresas de todo tipo y miles de particulares. Nadie se ha quedado al margen de alguna iniciativa,
voluntariado o donación destinados a los refugiados ucranianos que han llegado a España desde el
pasado 24 de enero, cuando comenzó la invasión de su país por parte de Rusia.
Los registros oficiales reflejan en las últimas semanas una caída de las entradas, desde las más de 1.000
personas diarias de los primeros días hasta las menos de 400 actuales. Aproximadamente la mitad de
ellos, según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, están en edad laboral y ya
cuentan con una autorización de Protección Temporal en España, gracias a la Directiva Europea de
Protección Temporal aprobada en 2001 y dirigida ahora a los ciudadanos ucranianos por decisión del
Consejo de Europa.
La directiva incluye derecho para residir en la Unión Europea, acceso al empleo, vivienda, asistencia social
y médica y acceso al sistema educativo. Pero, ¿qué itinerario siguen para regularizar su situación y
comenzar a integrarse en la sociedad española?
Acogida, registro y nueva realidad
Llegan en avión (40%), en coche (28%) o en autobús (26%). Una vez aquí, deben registrarse en alguno
de los Centros de Recepción, Atención y Derivación (CREADE) habilitados en Madrid, Barcelona, Alicante
y Málaga, o en cualquier comisaría de la Policía Nacional de otras provincias. En 24 horas la Red Estatal
de Acogida los deriva, en una primera fase de acogida y si no tienen otros recursos, a los centros de
acogida de toda España. ¿Un ejemplo? El habilitado en la Residencia El Solaruco, gestionada por Banco
Santander en las instalaciones de la Ciudad Financiera de la entidad.
Allí han residido unas 200 personas durante los últimos meses, entre ellos 25 niños enfermos de cáncer y
otras patologías que han sido trasladados a nuestro país para reanudar los tratamientos oncológicos que
tuvieron que paralizar por la guerra. Los reciben en los hospitales madrileños del Niño Jesús, 12 de
Octubre, Gregorio Marañón y La Paz. Para su llegada, Santander fletó un vuelo de Iberia en coordinación
con la Embajada de España en Polonia, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones español
y distintas ONG, como CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), Fundación Aladina o Cruz
Roja.
Clases de español, yoga, conciertos de piano, visitas al Zoo de Madrid o espectáculos de circo son algunas
de las actividades que se han llevado a cabo durante su estancia, gracias a la labor de un nutrido grupo
de cerca de 300 voluntarios que han dedicado unas 750 horas de su tiempo para que los refugiados
ucranianos se sintiesen como en casa, porque les han apoyado, impulsado y guiado en todas las
actividades que allí se han organizado.
Una de las voluntarias es Inés Ruiz de la Cuesta. Ha dado clases de español a personas como Anastasiia,
una joven que ahora inicia una nueva etapa junto a su familia, ya que como la mayoría de sus compatriotas
con los que ha compartido esta experiencia, se quedará por el momento en Madrid para encarar un futuro
al que mira con esperanza. Porque como ella misma asegura, “mientras siga en España, trataré de ser
feliz”.

25 de las 200 personas acogidas por el Banco Santander en la Residencia El Solaruco eran niños
enfermos de cáncer y otras patologías. Todos ellos han podido reanudar su tratamiento en los hospitales
madrileños del Niño Jesús, 12 de Octubre, Gregorio Marañón y La Paz
Lo hará, eso sí, con anhelo de regresar algún día a su “querida” Ucrania. “Mi futuro es incierto, pero trato
de afrontarlo con optimismo. Por supuesto que me gustaría volver a una Ucrania pacificada y retomar el
contacto con mi marido, mis familiares, mis amigos...”, asegura Anastasiia, que cuando mira atrás recuerda
“mucho dolor, incertidumbre y sufrimiento”.
Para Inés, su profesora, es admirable el esfuerzo y el progreso tanto de Anastasiia como del resto de sus
alumnos. “Resulta impresionante la facilidad que han cogido el idioma en poco más de un mes y lo que se
ayudan entre ellos. Es muy gratificante”, explica.
Belén Sánchez, directora de Servicios Generales de la Ciudad Financiera Grupo Santander; Anastasiia
Hrynzovska, refugiada ucraniana; Paco Garrido, coordinador de CEAR Madrid; e Inés Ruiz de la Cuesta,
voluntaria de Banco Santander.
Belén Sánchez, directora de Servicios Generales de la Ciudad Financiera Grupo Santander; Anastasiia
Hrynzovska, refugiada ucraniana; Paco Garrido, coordinador de CEAR Madrid; e Inés Ruiz de la Cuesta,
voluntaria de Banco Santander.
SERGIO GONZÁLEZ
Para ellos, manejar el idioma es el primer paso para un futuro en el que Banco Santander quiere seguir
estando muy presente, ya que, como confirma Belén Sánchez, directora de Servicios Generales de la
Ciudad Financiera de Grupo Santander, “ha llegado el momento de buscar pisos o familias de acogida y
la entidad va a apoyarles en todo lo necesario, como ha hecho hasta el momento asumiendo todos los
gastos derivados de esta acogida, más de un millón de euros”.
Integración educativa, laboral y financiera
Es en este momento, cuando las familias o personas comienzan una nueva vida independiente en España,
cuando necesitan seguir recibiendo el apoyo de las instituciones y corporaciones: encontrar y pagar un
alquiler, recibir orientación laboral y financiera, escolarizar a los niños o formación para los adultos,
especialmente con clases de español. Desde los mismos Centros de Acogida se puede acceder a esta
segunda fase de ayudas, desarrolladas por las instituciones o por entidades sin ánimo de lucro como
Empresas por Ucrania, una plataforma digital puesta en marcha por la Fundación CEOE. A través de ella
se centralizan ofertas de formación y empleo.
Mi futuro es incierto. Mientras siga en España, trataré de ser feliz, pero me gustaría volver a una Ucrania
pacificada y recuperar el contacto con mi marido, mis familiares y mis amigos
Anastasiia Hrynzovska, refugiada ucraniana en España
Banco Santander ha puesto a disposición de este proyecto la experiencia acumulada por parte de
Universia, plataforma abierta de servicios no financieros para acompañar a los usuarios en el camino hacia
la empleabilidad y la orientación hacia el mundo laboral. Hasta el momento, y según datos del ministerio,
los sectores en los que se han ido afiliando en su mayoría son la hostelería (29%), la agricultura (10%), la
construcción (9,7%) y el comercio (7,7%).
También se ha puesto en marcha una edición especial del programa Santander Ayuda, a través de la
Fundación Banco Santander. Gracias a él se han destinado 250.000 euros a once organizaciones de
pequeña y mediana envergadura para el desarrollo de proyectos de atención a la infancia y la adolescencia
ucraniana refugiada en España, además de poner en marcha ayudas financieras a este colectivo como la
eliminación de las comisiones a las transferencias permitidas de países europeos a Ucrania, la suspensión
de las comisiones de cuentas y tarjetas para clientes ucranianos en Polonia o la puesta a disposición de
cajeros y el acceso permanente de dinero en efectivo en las sucursales.

Cerca de 300 voluntarios han dedicado unas 750 horas de su tiempo para que los refugiados se sintiesen
como en casa. Inés, por ejemplo, impartía clases de español.
Cerca de 300 voluntarios han dedicado unas 750 horas de su tiempo para que los refugiados se sintiesen
como en casa. Inés, por ejemplo, impartía clases de español.
SERGIO GONZÁLEZ
La donación inicial de un millón de euros a Cruz Roja y Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados,
además de continuar igualando las donaciones adicionales que están realizando sus empleados en los
distintos países desde que estalló el conflicto, es otra de las actuaciones que Banco Santander, al igual
que cientos de empresas y particulares españoles, están llevando a cabo para allanar en lo posible el
largo camino que tantos ucranianos ya han comenzado, por fuerza, a recorrer fuera de su país. En un
corto espacio de tiempo, las donaciones entre clientes y empleados de la entidad superó los 10 millones
de euros.

Clases de castellano, la base para empezar de nuevo

Con el foco puesto en los más pequeños, un total de 70 voluntarios de Banco Santander se han reunido
en una actividad solidaria que tenía como objetivo construir más de 1.000 fichas que faciliten el aprendizaje
de castellano a los niños refugiados ucranianos. Son plantillas con palabras básicas en español y
ucraniano que los niños deberán completar y colorear. El material, construido en la sede de Cruz Roja de
El Plantío-Aravaca (Madrid), se utilizará a partir de ahora en las clases que esta institución imparte en sus
9 centros de la Comunidad de Madrid.

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