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INTRODUCCIÓN AL CÁLCULO
2013
INTRODUCCIÓN AL CÁLCULO 2
En esta sección vamos a estudiar las sucesiones del segundo tipo: aquéllas para las cua-
les la diferencia entre términos consecutivos es una nueva sucesión, que resulta ser lineal.
n J ( n)
1 4
2 12
3 24
4 40
Ejercicio 16. Generalizando lo hecho en el Ejercicio 15, encontrar una expresión explícita
para J ( n) .
Con este objetivo en mente, intentaremos profundizar en los ejemplos, esperando que
surjan algunas ideas novedosas que perduren, que trasciendan los casos particulares. De-
bemos tener presente, también, que ya disponemos de ciertas herramientas para abordar
problemas. En este sentido, la idea de recurrencia ha sido sumamente provechosa para ana-
lizar diferentes fenómenos. Nos abocaremos, entonces, a tratar la sucesión J ( n) , desde la
perspectiva de su forma recurrente.
Lo que ponen de manifiesto tanto (3.1) como (3.2), es que, para poder conocer el valor
de J ( n) , para un n arbitrario, alcanza con conocer un valor particular, en este caso J (1) , y
fundamentalmente, conocer el comportamiento de la sucesión de diferencias. La elección del
valor inicial es arbitraria: podríamos haber utilizado cualquier otro valor particular; en
cambio, lo que no podemos dejar de conocer es la sucesión de las diferencias, ya que esta su-
cesión, por lo que se intuye desde los ejemplos, es la que caracteriza el comportamiento de
J ( n) .
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(3.3) : ( n) J (n 1) J (n)
Este es un ejemplo de cómo, al asignar nombres a los conceptos con los que trabajamos,
no sólo a simplificamos la escritura, sino que también profundizamos nuestra comprensión
del problema.
Ejercicio 17. ¿Cuál debería ser el valor de (7) y, por ende, el de J (8) ?
Ejercicio 18. ¿Qué tipo de sucesión es ( n) ? ¿Se parece a alguna que hayamos tratado?
Es necesario que percibamos las similitudes y las diferencias con lo hecho previamente
(eso contribuye a comprender, a no ser meros hacedores de cuentas). La similitud radica en
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que esta misma idea, que para abreviar llamaremos de la “L” invertida, estaba presente
cuando tratábamos con las sucesiones lineales, aunque en aquella ocasión no lo explicita-
mos, porque el valor de era constante. La diferencia está en que ya no podemos obtener
tan fácilmente la expresión explícita para J ( n) , justamente porque la diferencia entre
términos consecutivos ya no es constante. Primeramente, deberemos obtener una expresión
explícita para ( n) .
Observando los datos disponibles para la sucesión ( n) , vemos que la diferencia entre
términos consecutivos es constante (concretamente, es igual a 4 ). Por lo tanto, podemos
aplicar las herramientas desarrolladas a lo largo de las secciones previas.
Ejercicio 19. Verificar que (n) 4 n 4 es una expresión explícita válida para ( n) .
Como ya conocemos el valor de J (1) , sólo nos resta calcular la suma (1) (n 1) .
Aplicando los métodos ya vistos, sabemos que
(1) (n 1)
(1) (n1)
( n 1)
2
8 4(n1)4
( n 1)
2
8 4n
( n 1)
2
(4 2 n) ( n 1)
2
Ejercicio 20. Deducir de (3.6) que la suma (1) (n 1) es igual a 2 n 2 n 4 .
Ahora podemos volver a (3.5), y reemplazar la suma (1) (n 1) por su expresión
equivalente, calculada en el Ejercicio 20. Obtenemos así una expresión explícita para J ( n) :
2 2
J (n) J (1) 2 n 2 n 4 2 n 2 n
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Lo que hay que destacar, por sobre todas las cosas, es que para reconstruir la sucesión
J ( n) fue suficiente con conocer la diferencia entre términos consecutivos, o sea ( n) , y el
valor concreto de algún término de la sucesión. En otras palabras: sumar términos de una
sucesión de crecimiento constante (en nuestro ejemplo sumamos los términos de ( n) ) da
lugar al segundo modelo de relevancia que ha surgido de nuestro trabajo: el modelo cuadrá-
tico (en nuestro ejemplo, J ( n) ).
Antes de seguir, se impone una observación que quizás no haya pasado desapercibida.
La sucesión ( n) depende de la sucesión de partida: a cada sucesión ( J ( n) , K ( n) , L( n) ) le
corresponde una única sucesión de diferencias. Si utilizamos el mismo símbolo ( n) para
diferentes sucesiones, corremos el riesgo de confundirnos. Por eso, salvo en las situaciones
en las que el contexto sea por demás claro, necesitamos distinguir a qué sucesión alude la
correspondiente sucesión de diferencias. Así, para J ( n) deberíamos escribir J ( n) ; para
K ( n) , K ( n) y para L( n) , a la sucesión de diferencias la denominaremos L( n) .
Ejercicio 24. Reiterar las actividades del ejercicio anterior a partir de las siguientes tablas:
n H ( n) H ( n) n M ( n) M ( n)
3 1 4 6
4 0 5 4
5 2 6 0
6 5 7 6
7 9 8 14
Ejercicio 25. En este ejercicio modificamos el enfoque: la información que tenemos a dispo-
sición es sobre la correspondiente sucesión de diferencias asociada a cada sucesión. Con esta
información, completar las siguientes tablas y encontrar expresiones explícitas para Q( n) y
R ( n) .
n Q ( n) Q( n) n R ( n) R( n)
6 12 6 7
7 21 19 7 17
4 4
8 26 8 3 27
9 33 9 37
10 10
Ejercicio 26. Encontrar una expresión explícita para la sucesión W ( n) , sabiendo que
W (5) 2 y que W (n) 2 n 5 .
2 2
1. 3n 4 n 2 2. 2 n 3 n 318
3. 4 (n 1) (n 2) 4. 8 (n 3) (n 2) 207
1 2 2 2
5. ( n 1) 2) 6. ( n 4) 415
3 7
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En los Ejercicios 28 y 29, las letras a , b y c representan números arbitrarios, del tipo que
sean. Esto permitirá que nuestras conclusiones tengan un carácter general, un alcance que
de otro modo si consideráramos solamente números concretos no tendrían. A esto nos
referíamos cuando señalábamos que pretendíamos establecer y desarrollar nociones de
matemática que fueran perdurables.
Ejercicio 28. Proponer una expresión explícita para la sucesión Y ( n) , sabiendo que
Y (n) 2 a n b y a es un número distinto de 0 . ¿Cuántas sucesiones diferentes pueden ob-
tenerse?
Ejercicio 29. Supongamos que tenemos una sucesión dada en forma explícita por
2
Z (n) a n b n c , y a es un número distinto de 0 . Calcular la sucesión Z ( n) . ¿Qué tipo
de sucesión resulta?