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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TIERRA DEL FUEGO,

ANTÁRTIDA E ISLAS DEL ATLANTICO SUR

INTRODUCCIÓN AL CÁLCULO

Guía 2: Sucesiones cuadráticas

2013
INTRODUCCIÓN AL CÁLCULO 2

3. DIFERENCIA CONSTANTE ENTRE TÉRMINOS CONSECUTIVOS: EL MODELO LINEAL

En esta sección vamos a estudiar las sucesiones del segundo tipo: aquéllas para las cua-
les la diferencia entre términos consecutivos es una nueva sucesión, que resulta ser lineal.

Figura 3. Una sucesión de cuadrados con sus vértices

La sucesión de cuadrados yuxtapuestos de la Figura 3 puede ser considerada desde di-


versas perspectivas: de esa sucesión de figuras, se desprenden diversas sucesiones de
números, dependiendo de lo que queramos contar. Por ejemplo, podemos contar la canti-
dad de escarbadientes utilizada para construir cada cuadrado (tal como venimos trabajan-
do, es evidente que un escarbadiente, un lado); podemos contar la cantidad de vértices de
cada término (también se los denomina nodos); la cantidad de cuadrados de tamaño 2  2
que conforman cada figura, etc. Por el momento, de las posibilidades planteadas, elegimos
la siguiente:

J ( n) : cantidad de escarbadientes utilizados para construir la figura ubicada en la


posición n .

De la observación de la Figura 3, surgen los valores que volcamos en el Cuadro 3:

n J ( n)
1 4
2 12
3 24
4 40

Cuadro 3. Los cuatro primeros términos de J ( n)

Al enfrentarnos con un problema, naturalmente, emprendemos la tarea esperando en-


contrar una solución; muchas veces, buscar una solución de un problema implica descartar
aquellas posibilidades que no lo son. En otras palabras, aun cuando no podamos encontrar
con qué modelo describir una cierta situación, en numerosas oportunidades es importante
saber qué es lo que no puede acontecer.
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Ejercicio 14. En consonancia con lo que expresamos en el párrafo precedente, la informa-


ción disponible es suficiente para saber qué es lo que no puede ocurrir. Explicar por qué la si-
tuación planteada en el Cuadro 3 no puede describirse mediante un modelo lineal.

Ejercicio 15. A continuación intentaremos seguir calculando términos de la sucesión J ( n) .


Por ejemplo, calcular J ( n) para n  5, 6, 15 . Seguramente, deberemos elaborar alguna(s) es-
trategia(s) de conteo, que permita(n) realizar dicho cálculo (por supuesto, una estrategia po-
sible es la de dibujar cada uno de los términos de J ( n) pedidos).

Ejercicio 16. Generalizando lo hecho en el Ejercicio 15, encontrar una expresión explícita
para J ( n) .

Resuelto el ejercicio previo, disponemos ahora de una expresión explícita para J ( n) . En


todo caso, no debemos conformarnos solamente con haber resuelto el problema; podemos
aprovechar que ya lo hemos resuelto, y vislumbrar otros acercamientos, otros abordajes,
que podrían ser muy favorables para dar cuenta, a su vez, de nuevos problemas, en los cua-
les la posibilidad de construir una fórmula sea elusiva.

Con este objetivo en mente, intentaremos profundizar en los ejemplos, esperando que
surjan algunas ideas novedosas que perduren, que trasciendan los casos particulares. De-
bemos tener presente, también, que ya disponemos de ciertas herramientas para abordar
problemas. En este sentido, la idea de recurrencia ha sido sumamente provechosa para ana-
lizar diferentes fenómenos. Nos abocaremos, entonces, a tratar la sucesión J ( n) , desde la
perspectiva de su forma recurrente.

Comenzamos escribiendo algunas diferencias sucesivas de J ( n) . Partimos de la inicial:


J (2)  J (1)  8 o, en términos recursivos, J (2)  J (1)  8 . La diferencia que sigue es
J (3)  J (2)  12 , lo cual es equivalente a J (3)  J (2)  12 . Reemplazando en esta última ex-
presión el valor de J (2) , obtenemos el valor de J (3) , en función de J (1) y de las diferen-
cias sucesivas:

(3.1) : J (3)  J (2)  12  J (1)  8  12

Repitiendo la argumentación, podemos deducir cómo se expresa J (4) en términos de J (1)


y de las diferencias previas:

(3.2) : J (4)  J (3)  16  J (1)  8  12  16

Lo que ponen de manifiesto tanto (3.1) como (3.2), es que, para poder conocer el valor
de J ( n) , para un n arbitrario, alcanza con conocer un valor particular, en este caso J (1) , y
fundamentalmente, conocer el comportamiento de la sucesión de diferencias. La elección del
valor inicial es arbitraria: podríamos haber utilizado cualquier otro valor particular; en
cambio, lo que no podemos dejar de conocer es la sucesión de las diferencias, ya que esta su-
cesión, por lo que se intuye desde los ejemplos, es la que caracteriza el comportamiento de
J ( n) .
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Como estamos utilizando asiduamente la diferencia entre términos consecutivos


J (n  1)  J (n) , es conveniente, para simplificar la escritura, emplear un símbolo concreto,
directo, para representarla. En el caso de modelos lineales, esta diferencia siempre toma el
mismo valor, y decidimos que la representaríamos mediante el símbolo  . Sin embargo, en
este nuevo contexto de modelos no lineales, el valor de la diferencia J (n  1)  J (n) no es
constante: varía conforme varía el valor de n . Para mantener cierta continuidad con lo rea-
lizado en la sección anterior, seguiremos utilizando  para representar la diferencia
J (n  1)  J (n) , pero debemos ser cuidadosos: ahora el valor de  depende del valor de n
considerado. Esta dependencia la ponemos en evidencia agregando n entre paréntesis. En
este contexto, ya no hablaremos de  , sino de ( n) .

Como se aprecia a partir de los ejemplos, la diferencia entre términos consecutivos de la


sucesión J ( n) es una nueva sucesión, que llamaremos ( n) , cuyos términos se obtienen de
la forma siguiente:

(3.3) :  ( n) J (n  1)  J (n)

Utilizando la simbología introducida en (3.3), reescribimos (3.1) y (3.2), y agregamos


J (5) .

J (3)  J (1)  (1)  (2)


(3.4) J (4)  J (1)  (1)  (2)  (3)
J (5)  J (1)  (1)  (2)  (3)  (4)

Este es un ejemplo de cómo, al asignar nombres a los conceptos con los que trabajamos,
no sólo a simplificamos la escritura, sino que también profundizamos nuestra comprensión
del problema.

n J ( n)  ( n) En la tabla contigua hemos reunido algunos valores de


J ( n) y de  ( n) . Es interesante observar que la zona som-
1 4 8
breada de la tabla indica cómo calcular J (7) a partir del
2 12 12 valor de J (1) y de las diferencias correspondientes. Sim-
3 24 16 plemente, hay que sumar los números de esa especie de
4 40 20 “L” invertida:

5 60 24 J (7)  J (1)  (1)  (2)  (3)  (4)  (5)  (6)


6 84 28  J (1)  8  12  16  20  24  28
7 112  112

Ejercicio 17. ¿Cuál debería ser el valor de (7) y, por ende, el de J (8) ?

Ejercicio 18. ¿Qué tipo de sucesión es ( n) ? ¿Se parece a alguna que hayamos tratado?

Es necesario que percibamos las similitudes y las diferencias con lo hecho previamente
(eso contribuye a comprender, a no ser meros hacedores de cuentas). La similitud radica en
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que esta misma idea, que para abreviar llamaremos de la “L” invertida, estaba presente
cuando tratábamos con las sucesiones lineales, aunque en aquella ocasión no lo explicita-
mos, porque el valor de  era constante. La diferencia está en que ya no podemos obtener
tan fácilmente la expresión explícita para J ( n) , justamente porque la diferencia entre
términos consecutivos ya no es constante. Primeramente, deberemos obtener una expresión
explícita para ( n) .

Observando los datos disponibles para la sucesión ( n) , vemos que la diferencia entre
términos consecutivos es constante (concretamente, es igual a 4 ). Por lo tanto, podemos
aplicar las herramientas desarrolladas a lo largo de las secciones previas.

Ejercicio 19. Verificar que (n)  4  n  4 es una expresión explícita válida para ( n) .

Estamos en condiciones de proponer un método sistemático para encontrar una expre-


sión explícita para la sucesión J ( n) y, en general, para cualquier problema en el cual la su-
cesión de diferencias ( n) tenga un comportamiento lineal. Resultará de suma utilidad sa-
ber cómo sumar términos sucesivos de una sucesión lineal. Recordemos que nos interesa
resolver problemas concretos y, a la vez, desarrollar ideas perdurables, que trasciendan el
caso particular que dio origen al planteo.

Extendiendo la validez de (3.4) para valores arbitrarios de n , obtenemos

(3.5) : J (n)  J (1)  (1)  (2)   (n  1)

Como ya conocemos el valor de J (1) , sólo nos resta calcular la suma (1)   (n  1) .
Aplicando los métodos ya vistos, sabemos que

(1)   (n  1) 
 (1)  (n1) 
 ( n  1)
2


8  4(n1)4 
 ( n  1)
2
8  4n 
  ( n  1)
2

 (4  2  n)  ( n  1)

En definitiva, llegamos a que

(3.6) : (1)   (n  1) = 2  (n  2)  (n  1)

2
Ejercicio 20. Deducir de (3.6) que la suma (1)   (n  1) es igual a 2  n  2  n  4 .

Ahora podemos volver a (3.5), y reemplazar la suma (1)   (n  1) por su expresión
equivalente, calculada en el Ejercicio 20. Obtenemos así una expresión explícita para J ( n) :

2 2
J (n)  J (1)  2  n  2  n  4  2  n  2  n
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Lo que hay que destacar, por sobre todas las cosas, es que para reconstruir la sucesión
J ( n) fue suficiente con conocer la diferencia entre términos consecutivos, o sea  ( n) , y el
valor concreto de algún término de la sucesión. En otras palabras: sumar términos de una
sucesión de crecimiento constante (en nuestro ejemplo sumamos los términos de ( n) ) da
lugar al segundo modelo de relevancia que ha surgido de nuestro trabajo: el modelo cuadrá-
tico (en nuestro ejemplo, J ( n) ).

Consideremos ahora dos nuevas sucesiones que se desprenden de la Figura 3.

K ( n) : cantidad de vértices de la figura ubicada en la posición n .


L ( n) : cantidad de cuadrados de 2  2 de la figura ubicada en la posición n .

Antes de seguir, se impone una observación que quizás no haya pasado desapercibida.
La sucesión ( n) depende de la sucesión de partida: a cada sucesión ( J ( n) , K ( n) , L( n) ) le
corresponde una única sucesión de diferencias. Si utilizamos el mismo símbolo ( n) para
diferentes sucesiones, corremos el riesgo de confundirnos. Por eso, salvo en las situaciones
en las que el contexto sea por demás claro, necesitamos distinguir a qué sucesión alude la
correspondiente sucesión de diferencias. Así, para J ( n) deberíamos escribir J ( n) ; para
K ( n) , K ( n) y para L( n) , a la sucesión de diferencias la denominaremos L( n) .

Para encarar la búsqueda de expresiones explícitas para las sucesiones K ( n) y L( n) , no


hay más que aplicar el método desarrollado en el caso de J ( n) ; la importancia de lo que
hicimos está en relación directa con lo que podríamos decir que es la potencia del método.
Si verificamos que la sucesión de diferencias de una de estas sucesiones es lineal, podremos
afirmar que estamos ante un modelo cuadrático y, aplicando la “regla de la L invertida”, en-
contrar una expresión explícita dicha sucesión.

Ejercicio 21. Consideremos la sucesión K ( n) recientemente definida.

1. Volcar en la tabla contigua los valores que pueden obte-


nerse a partir de la observación de la Figura 3 (desde
n K ( n) K ( n)
K (1) hasta K (4) , y desde K (1) hasta K (3) ).
1
2. Verificar que los 3 términos observados de K ( n) co-
2
rresponden a una sucesión lineal. Indicar cuál debería
3 ser el valor de K (4) , y utilizar este valor para calcular
K (5) .
4

5 3. Encontrar una expresión explícita para K ( n)

4. Encontrar una expresión explícita para K ( n) .

Ejercicio 22. Repetir el ejercicio 21, para L( n) .


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Ejercicio 23. Observemos el cuadro que sigue:

n G ( n) G ( n) 1. Completar la tabla con los valores de G (n) que puedan


calcularse.
2 4
3 14 2. De acuerdo con los valores obtenidos, decidir si es dable
4 30 que G (n) sea lineal y, si así fuera, encontrar una expre-
sión explícita.
5 52
6 80 3. Encontrar una expresión explícita para G ( n)

Ejercicio 24. Reiterar las actividades del ejercicio anterior a partir de las siguientes tablas:

n H ( n) H ( n) n M ( n) M ( n)

3 1 4 6

4 0 5 4
5 2 6 0
6 5 7 6
7 9 8 14

Ejercicio 25. En este ejercicio modificamos el enfoque: la información que tenemos a dispo-
sición es sobre la correspondiente sucesión de diferencias asociada a cada sucesión. Con esta
información, completar las siguientes tablas y encontrar expresiones explícitas para Q( n) y
R ( n) .

n Q ( n) Q( n) n R ( n) R( n)

6 12 6 7
7 21 19 7 17
4 4
8 26 8 3 27
9 33 9 37
10 10

Ejercicio 26. Encontrar una expresión explícita para la sucesión W ( n) , sabiendo que
W (5)  2 y que W (n)  2  n  5 .

Ejercicio 27. Calcular la sucesión de diferencias asociada a X ( n) , pudiendo la misma ser


cualquiera de las siguientes funciones. Verificar en todos los casos que la sucesión obtenida es
lineal.

2 2
1. 3n  4  n  2 2. 2  n  3  n  318
3. 4  (n  1)  (n  2) 4. 8  (n  3)  (n  2)  207
1 2 2 2
5.  ( n  1)  2) 6.  ( n  4)  415
3 7
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En los Ejercicios 28 y 29, las letras a , b y c representan números arbitrarios, del tipo que
sean. Esto permitirá que nuestras conclusiones tengan un carácter general, un alcance que
de otro modo si consideráramos solamente números concretos no tendrían. A esto nos
referíamos cuando señalábamos que pretendíamos establecer y desarrollar nociones de
matemática que fueran perdurables.

Ejercicio 28. Proponer una expresión explícita para la sucesión Y ( n) , sabiendo que
Y (n)  2  a  n  b y a es un número distinto de 0 . ¿Cuántas sucesiones diferentes pueden ob-
tenerse?

Ejercicio 29. Supongamos que tenemos una sucesión dada en forma explícita por
2
Z (n)  a  n  b  n  c , y a es un número distinto de 0 . Calcular la sucesión Z ( n) . ¿Qué tipo
de sucesión resulta?

Finalmente, después de un arduo trabajo, estamos en condiciones de dar una caracteri-


zación (¿acaso no lo hemos hecho ya?) del modelo cuadrático: Un fenómeno se puede des-
cribir mediante un modelo cuadrático siempre y cuando la sucesión de diferencias asociada
al mismo sea lineal. Y recíprocamente, si tengo una sucesión lineal, puedo pensar que es la
sucesión de diferencias asociada a una sucesión cuadrática. Esto último muestra la profun-
da ligazón entre estos dos modelos, aun cuando cada uno describe fenómenos esencialmen-
te diferentes.

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