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La pobreza en el Perú es un problema que persiste y que desde hace mucho tiempo se ha

vuelto una necesidad imperiosa erradicarla; de tal forma que las múltiples políticas destinadas
a la reducción de la pobreza vienen acompañadas del cumplimiento de los ODS posibilitando
entonces el incremento del bienestar de los pobres.

IPE reflexiona afirmando que la pobreza en el Perú es un problema predominante en el ámbito


rural. Así pues, el 81 % de los individuos calificados como pobres extremos durante las últimas
décadas, según INEI, viven en zonas rurales.

Las cifras de INEI declaran que la pobreza monetaria en el 2021 afectó al 25,9% de la población
del país, un nivel menor al panorama del 2020 donde se registró una paralización de la
mayoría de actividades económicas asociado al COVID-19.

INEI precisa que, la línea de pobreza es el equivalente monetario al costo de una canasta
básica de consumo de alimentos y no alimentos, que para el año 2021 asciende a S/.378
mensuales por habitante; además, para una familia de cuatro miembros el costo de una
canasta básica de consumo es de S/.1,512 mensuales. Asimismo, la línea de pobreza extrema,
que considera solo el costo una canasta básica de alimentos, para el año 2021 ascendió a
S/.201 mensuales por persona, considerándose pobres extremos a las personas cuyo gasto
mensual no cubre el valor de la canasta básica de consumo alimentaria, para una familia de
cuatro miembros asciende a S/.804 mensuales.

Según ámbitos geográficos, INEI menciona que la pobreza monetaria incidió en el 39,7% de la
población del área rural y al 22,3% del área urbana. Por dominio geográfico los mayores
niveles de pobreza se registraron en la sierra rural (44,3%) y selva rural (35,0%), que
comparados con los resultados del año 2020 presentaron disminuciones de 6,1 puntos
porcentuales y 4,2 puntos porcentuales, respectivamente.

En el año 2021, se conformaron cinco grupos de departamentos con niveles de pobreza


estadísticamente semejantes. En el primer grupo, con los mayores niveles de pobreza se
encuentran Ayacucho, Cajamarca, Huancavelica, Huánuco, Loreto, Pasco y Puno con
incidencias en el rango de 36,7% a 40,9%. En el segundo grupo, Amazonas, Apurímac, Junín, La
Libertad, Región Lima, Lima Metropolitana, Piura y la Provincia Constitucional del Callao en un
rango de 24,0% a 27,1%. El tercer grupo está conformado por Áncash, Cusco, San Martín,
Tacna, Tumbes y Ucayali con un rango de 19,0% a 22,8%. En el cuarto grupo se encuentran
Arequipa, Lambayeque y Moquegua en un rango de 11,0% a 14,6%. Y en el quinto grupo, con
menor incidencia de pobreza, Ica y Madre de Dios en un rango de 4,5% a 9,0%.

IPE sintetizó que, del total de hogares en situación de pobreza, el 60.8% acceden a programas
sociales alimentarios, el 91% de los hogares pobres recibe desayuno escolar y el 50.4%
comedores populares. Así mismo, en el área rural el 46.9% se dedicó a ocupaciones
elementales y el 43.4% son agricultores.

Un estudio del BCRP menciona que algunas de las estrategias de lucha contra la pobreza rural
en el Perú han sido El fondo social (Fondo Nacional de Compensación y Desarrollo Social,
Foncodes), los Ministerios de la Presidencia (Mipre) y de Desarrollo Humano y Promoción de la
Mujer (Promudeh), con proyectos de asistencia alimentaria y de protección a la mujer y a la
niñez.

La FAO en un estudio de casos señala que la capacidad de reducción de pobreza rural se


concentra solamente en algunas regiones específicas como la costa sur y selva. En la sierra –
que tiene las tasas más altas de pobreza rural en el Perú–, el potencial reductor de pobreza
rural del crecimiento agrícola ha sido mucho más limitado, en gran parte debido al bajo
dinamismo agrícola de la región, y también por los bajos retornos de los activos productivos de
los agricultores.

Las notables diferencias en la relación crecimiento agrícola y pobreza dentro de las regiones
peruanas sugieren políticas distintas para elevar la capacidad de reducir pobreza en base al
crecimiento sectorial en contextos específi cos.

Finalmente, los autores encuentran que en ciertas regiones la desigualdad en el ingreso de las
familias no

solo no ha mejorado sino que ha empeorado con el crecimiento agrícola, es decir, se ha


encontrado que

el quintil más pobre ha visto decrecer sus ingresos reales en el contexto del crecimiento de la
agricultura. A

esto se sugiere la hipótesis de que la aún alta desigual distribución de los activos agrícolas
sigue teniendo

un rol central en las formas inequitativas de distribución de las ganancias del crecimiento.
Líneas adicionales de investigación son sugeridas

El presente capítulo evalúa la relación entre el mayor dinamismo agrícola de la última década y
la pobreza rural en el Perú. Pese a que el sector agrícola tiene un alto potencial para reducir la
pobreza rural, la evidencia que analizamos en este estudio señala que el “boom agrícola” de la
última década ha tenido impactos limitados en reducir la pobreza rural, con intensidades
diferenciadas por regiones y efectos ambiguos en la desigualdad del ingreso de la población
rural. El período que analizaremos en detalle es el de 1998-2006, para el que tenemos datos
ofi ciales de crecimiento agrícola, pobreza rural e ingresos tomados de la estadística ofi cial del
Ministerio de Agricultura y de las encuestas de hogares (ENAHO) del Instituto Nacional de
Estadísticas (INEI). Una de las ventajas de los datos utilizados es que se cuenta con información
desagregada por regiones dentro de las cuales se pueden observar dinámicas distintas entre
agricultura y pobreza rural en un país geográfi camente heterogéneo como el Perú.

https://www.ipe.org.pe/portal/erradicando-la-pobreza-extrema/

https://www.ipe.org.pe/portal/la-pobreza-extrema-en-el-peru-aumento-en-el-2019/

https://www.bcrp.gob.pe/docs/Publicaciones/Revista-Estudios-Economicos/08/Estudios-
Economicos-8-8.pdf

https://www.bcrp.gob.pe/docs/Publicaciones/Revista-Estudios-Economicos/08/Estudios-
Economicos-8-8.pdf

2.

En el año 2022 varias regiones del país enfrentaban una inestabilidad económica ocasionadas
por una enorme deficiencia de lluvias. Senamhi informó que este evento era comparable a lo
ocurrido en octubre de 1976 en el contexto de un evento triple de la Niña en el Pacífico
Central.

La importancia de los sucesos de ese año se debe a que las sequías perjudican las diferentes
campañas agrícolas a lo largo del país y amenaza la seguridad alimentaria.

CEPES informó que, la ausencia de lluvias e incendios forestales perjudicaron a la población


dedicada a la agricultura-ganadería del centro y sur del Perú, una consecuencia del fenómeno
de La Niña. Puno, Arequipa, Moquegua, Cusco, Huancavelica, Ayacucho y Apurímac incluso
enfrentaron heladas. De esta forma, los cultivos más afectados fueron el arroz, la papa, la
quinua y el maíz amarillo que registraron un retraso en sus siembras a comparación de otros
años.

La sequía en varias regiones del país viene provocando el retraso de las siembras en casi todo
el país, pero en especial en 17 regiones políticas del centro sur y norte, castigadas por la falta
de agua y otras irregularidades climáticas. Según los expertos, se trata de una de las peores
sequías en los últimos 10 años, debido básicamente al fenómeno de La Niña, que, por tercer
año consecutivo, persiste en el Pacífico Ecuatorial.

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