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ENCONTRANDO LA ROCA
ma n la mi ma bebida e i i al, e beb an de la mi ma ca e i i al
que los acompañaba, y la roca era Cristo.
I Corintios 10:4, NVI

En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: -¡Si
alguno tiene sed, que venga a mí y beba! De aquel que
cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva.

Juan 7:37-38, NVI

Yo soy el pan de vida- declaró Jesús- El que a mí viene nunca pasará hambre, y el
que en mí cree nunca más volverá a tener sed.
Juan
6:35, NVI

Las Escrituras en la parte superior son las más importantes que leerán en este libro. A
primera vista, quizás no le parezcan pertinentes a una pareja en búsqueda de respuestas
para su matrimonio o para la solitaria persona soltera en busca de aquella relación
especial de toda una vida, pero, en realidad, son de inmensurable valor para estas
personas.
La información más importante que jamás encontrará en este libro, o en cualquier
otro libro que tenga que ver con el éxito y satisfacción en el matrimonio, se encuentra
en este capítulo. Sueno bastante seguro de mí mismo, ¿verdad? Bueno, usted sea el juez
que determine si estoy o no en lo cierto. Sólo hágame y hágase un favor: si no lee o
recuerda nada más en este libro, por favor lea y recuerde la información en este capítulo.
Permítame comenzar haciéndole una pregunta, y quiero que piense en la respuesta y
que sea honesto en su respuesta: ¿Quién llena sus necesidades más profundas? En otras
palabras, diariamente ¿de quién depende más y a quién acude primero para ver que sus
necesidades más profundas sean cumplidas?
Antes de q e conteste, d jeme definir necesidades m s prof ndas darle na lista
de fuentes comunes que suplen esas necesidades. Entonces será más fácil que usted
entienda lo que quiero que vea.
Aunque cada persona tiene áreas de deseos particulares o ciertas preferencias que le
son importantes, y que quizás no lo sean para alguien más, cada uno de nosotros
tenemos ciertas necesidades en común. Las necesidades más comunes son nuestras
necesidades m s prof ndas . No esto hablando acerca de necesidades físicas, tales
como la comida, el oxígeno o el sueño. Más bien, me gustaría hablar acerca de las
necesidades que transcienden lo físico apuntando profundamente hacia el corazón y el
alma. El deseo ardiente de cada persona por esas cosas es tan real como el apetito
incorporado que poseemos por la comida.
Cuatro necesidades que los seres humanos se sienten instintivamente motivados a
satisfacer durante toda su vida son:

Aceptación- saber que usted es amado y necesitado por otros.


Identidad- saber que individualmente usted es significativo y especial.
Seguridad- saber que usted está bien protegido y mantenido.
Propósito- saber que usted tiene una razón porqué vivir. En el caso de personas
cristianas, esto significa que Dios tiene un plan especial para su vida.

Sea que concientemente se haya dado cuenta o no, estas necesidades le han estado
motivando toda su vida. Todos somos impulsados en maneras significantes a encontrar
una avenida en la vida para satisfacer estas necesidades. Somos fuertemente impulsados
emocionalmente a satisfacerlas en la misma medida que somos motivados para
encontrar la comida correcta para nuestros estómagos cuando tenemos hambre.
Estas necesidades son necesidades profundas, no deseos.
Ahora bien, permítame darle una lista de las fuentes más comunes dónde la gente
busca encontrar el satisfacer sus necesidades más profundas, aunque no están en el
mismo orden para todos:

Usted mismo
Cónyuges
Amistades
Hijos
Empleador (Jefe del trabajo) y/o el empleo,
trabajos, carreras
Iglesias y pastores
Padres
Dios
Dinero/ posesiones materiales
Una combinación de dos o más de las
anteriormente mencionadas

Después de haber leído esta lista cuidadosamente y haber pensado seriamente acerca
de estas cosas, trate de contestar honestamente la pregunta que hice anteriormente.

¿Quién satisface sus necesidades más profundas?

En su diario vivir, ¿a quién o qué busca primero y más a fin de satisfacer sus
necesidades de aceptación, identidad, seguridad y propósito?
Puede ser que ya se haya dado cuenta que la respuesta correcta es algo semejante a
esto: Yo b sco a Dios primero m cho m s q e a c alq ier otra persona o c alq ier
cosa para satisfacer mis necesidades m s prof ndas.
El hecho es que la mayoría de las personas no pueden dar esta respuesta
honestamente, y esa es la raíz de sus problemas.
La razón de esto es sencilla. La mayor parte de la gente nunca viene a Jesús a fin de
que sus necesidades más profundas sean cumplidas, así que nunca encuentran lo que
desesperadamente buscan en la vida y en el matrimonio. Las Escrituras al principio de
este capítulo nos dicen que Jesús tiene la habilidad de dar bebida y comida espiritual
para satisfacer nuestros anhelos internos. Él nos invita a venir a Él para la verdadera
satisfacción, y de hacerlo nos promete completa satisfacción.
De hecho, cuando Dios creó a los seres humanos en su imagen, Él nos hizo un hueco
del tamaño de Jesús de donde surgen todas aquellas necesidades profundas. Por causa
de esto, ningún ser humano ni ninguna otra cosa en la tierra pueden satisfacer esas
necesidades sino Jesús. Esas necesidades fueron diseñadas para atraerte a Aquél a quien
Dios había previsto para satisfacerle como persona.
Desgraciadamente, la mayoría de las personas buscan satisfacción interna a través de
n m todo m s r pido seg ro . Se casan esperan q e s s c n ges hagan por ellos
lo que solo Jesús puede hacer. O quizás, los hijos han sido criados entrenados para
recurrir a sus padres por todo. A veces los adolescentes, especialmente las jóvenes,
tienen bebés deliberadamente, pensando que entonces tendrán alguien que las ame.
Otros se mueven de trabajo en trabajo, buscando una posible satisfacción, pero éstos
son solamente desvíos, nunca satisfacen.
Lo primero que tiene que entender a fin de que su matrimonio funcione es una
verdad simple: Ningún ser humano puede suplir sus necesidades más profundas; sólo
Dios puede. Claro, si usted está operando en la voluntad de Dios, encontrará alguien
que lo anime, o que sea el vaso de Dios que le ayudará a experimentar el amor en una
manera verdadera. Sin embargo, aún la persona más espiritual de la tierra es muy
mortal, y por lo tanto, bastante limitada. Cuando uno pone muchas de sus esperanzas
en una persona, siempre va rumbo a una desilusión y en ocasiones, ¡aún al desastre!
Muchos matrimonios terminan en desilusión o lo que es peor, en divorcio, porque
ambas partes involucradas entran en la relación con expectativas poco realistas, no
porque sean malos o aún irresponsables. Cada parte espera que el otro satisfaga sus
necesidades más profundas, cuando se dan cuenta de que esto no está sucediendo es
cuando comienzan los verdaderos problemas.
Cuando un cristiano no permite que Dios satisfaga sus necesidades más profundas,
esa persona automáticamente transfiere la expectativa de satisfacción a la persona o
recurso más cercano, la persona en la cual la mayor esperanza ha sido depositada. Para
la mayoría de la gente, esa persona es el cónyuge. Cuando la expectativa de que las
necesidades profundas sean suplidas es transferida a otra persona o cosa diferente de
Dios, tres problemas principales son creados:

1. Los resultados siempre le desilusionaran sin importar cuán bien las cosas marchen.
2. Le faltarán los recursos internos para amar a los demás como lo debe de hacer y
para encarar la vida con éxito.
3. Casi siempre resultará herido y ofendido por aquella persona en la que invirtió toda
su confianza porque no es posible que ella supla sus necesidades más profundas.

En ocasiones la reacción a estos problemas es una frustración subyacente con la cual


se puede lidiar, pero más a menudo resulta un enojo exterior que es destructivo. La
Palabra de Dios nos dice lo que podemos esperar si caemos en la trampa de confiar en
alguien, o en algo más que en Él para satisfacer esas necesidades puestas en nosotros
por Dios con el fin de dirigirnos a Él.

El que confía en su propio corazón es un necio


Proverbios 28:26, LBLA

Maldito sea el hombre que en el hombre confía, y hace la ca ne f ale a


Jeremías 17:5, LBLA

El que confía en sus riquezas, caerá. . .


Proverbios 11:28, LBLA

Compare estas promesas con las promesas a aquellos que confían en el Señor.

Bendito sea el hombre que confía en el Señor, cuya confianza es el Señor. Será
como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces junto a la corriente, no
temerá cuando venga el calor, y sus hojas estarán verdes; en año de sequía no se
angustiará ni cesará de dar fruto.
Jeremías 17:7-8, LBLA

Los que confían en el Señor son como el monte de Sión, que es inconmovible, que
permanece para siempre.
Salmo 125:1, LBLA

... el que confía en el Señor estará seguro.


Proverbios 29:25, LBLA

Existen algunas diferencias insuperables en lo que respecta a distinguir entre confiar


en las personas, las cosas o en Dios, a fin de suplir nuestras necesidades más profundas.
Los contrastes son muy claros e inequívocos.

Resultados de confiar en las personas,


las cosas o en Dios

Cuando usted confía en las personas o en las cosas:


S seg ridad interna depende de las personas o las cosas q e sted no p ede predecir
ni controlar y cuyos recursos son limitados para satisfacer sus necesidades.
Su habilidad para dar es dependiente en su habilidad para recibir de otros.
Su vida está llena de una atmósfera de desilusión y frustración.
Sus expectativas no realistas en cuanto a los demás crean una atmósfera negativa de
tensión en sus relaciones, además de un campo de fuerza coaccionado de presión que
ahuyenta a la gente de usted.

Cuando usted confía en Dios, estos son los resultados:


Su seguridad y fortaleza interna son dependientes de Aquél quien es totalmente fiel y
quien tiene recursos ilimitados.
Su habilidad para dar fluye de una fuente interna disponible todo el tiempo, el
Espíritu Santo. Cuando otros no estén dándole, aún puede amarles generosamente,
ganándose así el cariño de ellos y fortaleciendo sus relaciones.
Su vida estará saturada de una atmósfera de bendición, satisfacción y optimismo.
Sus expectativas realistas acerca de otros le atraerán más cerca de ellos a medida que
usted ama y les da de usted mismo.

Cuando me casé con Karen, no me daba cuenta que esperaba de ella cosas que sólo
Dios podía hacer por mí, pero estaba haciendo exactamente eso. Ella también esperaba
que diera más allá de mis capacidades. El principio del proceso donde Dios fue capaz
de sanar nuestro matrimonio vino cuando ambos nos dimos cuenta de que solamente
Jesús era capaz de suplir nuestras necesidades más profundas.
Nos arrepentimos con Dios y entre nosotros por el pecado de rechazarlo a Él como
nuestra mayor fuente y por poner expectativas poco realistas el uno sobre el otro. El
resultado de esto fue un matrimonio transformado, generado en las vidas de dos
personas enchufadas en el poder de Jesús.
Después de esa noche de encrucijada, Karen y yo hemos encontrado a través de
nuestro matrimonio que aunque la Biblia fue escrita hace muchos años atrás, sus
palabras aún son ciertas porque fueron inspiradas por un Dios vivo que no cambia.
Cuando usted viene a Jesucristo por un trago de agua o por un pedazo de pan, Él
verdaderamente le satisfará así como dice la Biblia. Su vida entera cambiará como
resultado de confiar en Jesús diariamente para suplir todas sus necesidades, tanto las
pequeñas como las más profundas.
Jesús le ama y es el mejor Amigo que jamás tendrá. Aún mientras lee esto, Él está con
usted, listo para darle pan y agua espiritual que sacie su alma hambrienta. A medida que
ore y que lea la Palabra de Dios diariamente, experimentará la realidad de Su presencia
en su vida.
Si usted le transfiere sus expectativas a Jesús, no se sentirá desilusionado porque Él es
fiel. Él le ama más de lo que usted se ama a sí mismo o a los demás. Él quiere suplir sus
necesidades aún más de lo que usted las quiere ver suplidas. No hay ni un detalle en su
vida que Él no sepa, y aún así le ama.
Por el bien de su propia vida y de las vidas de los que le rodean, confíe en Jesús para
satisfacer sus necesidades. Solamente la persona que confía en Jesús de esta manera tan
profunda, puede tener un matrimonio exitoso. Una vez que Jesús esté trabajando en su
vida, entonces todo lo demás puede funcionar también. Cuando Jesús no está con
usted, el éxito es imposible.
¿Se ha desilusionado con la vida en general o con su cónyuge en particular?
¿Está usted desilusionado regularmente porque no está experimentando el gozo
interno y la realización en la vida que desea?
¿Ha llegado al punto donde se pregunta si el matrimonio podrá volver a funcionar?
Si usted respondió que sí a cualquiera de estas preguntas, entonces usted ha estado
buscando a otra persona aparte de Jesús para satisfacer sus necesidades más profundas.
Cuando esté listo para admitir su error y venir a Él, Él estará listo para derramar Su
amor y gracia en su vida.
La fuente de satisfacción de nuestras necesidades más profundas es el factor más
importante del matrimonio. Espero que usted haya hecho la decisión de permitir que
Jesús sea su Roca y su Fuente y que le permita a Dios cultivar su corazón y edificar su
matrimonio sobre su Palabra.1
2
EL SECRETO DE UN
MATRIMONIO SÓLIDO

La condición de la mayor parte de los matrimonios de hoy es turbulenta y


tempestuosa. Mientras que muchas personas desesperadamente quieren un matrimonio
que funcione, menos y menos de ellos realmente creen que puedan tenerlo. Los
reportes de éxito matrimonial son pocos y muy espaciados entre sí, mientras que las
historias de tragedias son sucesos del diario vivir.
Después de un tiempo, el temor y la incertidumbre han aumentado a medida que las
víctimas del matrimonio han escalado en números en este país. La consecuencia de
esto es una sociedad en la cual más personas se quedan solteras, más parejas prueban
otras alternativas al matrimonio y aquellos que sí se casan, a menudo lo hacen con
mayor cautela.
De todos los grupos que componen la sociedad e individuos que son afectados
negativamente por el fracaso de la institución del matrimonio, ninguno está más
traumatizado que los que sí se casan y fracasan. No importando cuan permisiva se haya
vuelto nuestra cultura o cuan común sea el divorcio, los resultados del hecho que una
pareja se separe son devastadores. La agonía emocional, el estigma social, el dolor de
los niños involucrados, y la pérdida económica son algunas de las razones por las cuales
millones de personas se sobresaltan cuando surge el tema del matrimonio.
Lo que hace esta situación aun más triste es el hecho de que
es completamente innecesario. Sí, leyó la oración correctamente: Las condiciones
desastrosas del matrimonio de hoy no son necesarias. Cada matrimonio malo y divorcio
subsecuente podría ser eliminado y reemplazado por una relación sólida y satisfactoria,
si solamente cada pareja siguiera el plan de Dios para el matrimonio.
Desde el comienzo de la creación, cuando Dios creó la primera pareja, Adán y Eva,
Él tenía el diseño perfecto para el matrimonio. Desgraciadamente, muchas personas no
se han dado cuenta de esto, y como resultado, han buscado la respuesta en otras partes.
Ya que Dios es el Creador, el Inventor y Diseñador del matrimonio, sólo Él está
calificado para escribir el man al de instr cciones ; y lo hizo.
Génesis, el primer libro de la Biblia, es un registro de los eventos de la creación. Una
vez que Dios hubo creado todo lo relacionado con los cielos y la tierra, formó al
hombre del pol o de la tierra. Una e q e Ad n f e creado q e no se hall a da
id nea para l (G n.2:18-20), la Biblia relata como Dios hizo que un sueño profundo
cayera sobre él (Gén. 2:21). Dios tomó una costilla del costado de Adán y formó a Eva,
su esposa.
Si usted lo piensa detenidamente, se dará cuenta que la creación de la mujer por Dios
fue perfecta. En el hermoso Jardín del Edén un Dios amoroso ejecutó en el hombre
una cirugía divina. De la costilla de Adán Dios formó su más hermosa obra, la mujer.
Es interesante y significativo el hecho de que Dios creó a Eva del lugar más cercano al
corazón de Adán, su costilla. Desde el principio mismo Dios tuvo un hermoso y
perfecto plan para el matrimonio. Ese plan nunca ha cambiado.
No importando cuánto o cuan a menudo el mundo que nos rodea cambie, podemos
consolarnos en el hecho de que Dios nunca cambia. Hebreos 13:8, NVI dice:

Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos.

Si Jesús nunca cambia, entonces Dios y el Espíritu Santo nunca cambian porque los
tres son Uno. Dios es inmutable a través de toda la eternidad. ¡Cuan diferente es esto al
mundo que nos rodea! Lo que la gente piensa o cree puede cambiar de la noche a la
mañana cuando surge una historia diferente, un hallazgo científico es anunciado o una
película de mayor importancia es lanzada.
Es difícil edificar un matrimonio sólido sobre el sistema de un mundo tan inestable
como el nuestro. Por eso es que, para comenzar, no debemos de edificar nuestro
matrimonio sobre el sistema del mundo. Debemos edificar nuestros matrimonios
sobre la Palabra de Dios. Jesús nos dijo claramente lo que podríamos esperar si
escogemos edificar nuestras vidas sobre el fundamento de su Palabra.

Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un
hombre prudente que construyó su casa sobre la roca.
Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella
casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca.
Pero todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre
insensato que construyó su casa sobre la arena.
Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella
casa, y ésta se derrumbó, y grande fue su ruina.
Mateo 7:24-27, NVI

El sonido de matrimonios estrell ndose alrededor n estro no nos grita que el


matrimonio no funciona sino que demuestra la falta de fundamentos sólidos de esos
matrimonios. No es coincidencia que la sociedad de hoy, que ha rechazado la Palabra
de Dios, tenga tanta dificultad con el matrimonio. Si rechazamos la Palabra de Dios y
su plan, no podremos hacer que los matrimonios funcionen, puesto que los matrimonios sólo
funcionan cuando los hacemos a la manera de Dios.
Si nos dedicamos a aprender y a seguir el plan de Dios para el matrimonio,
comenzaremos a experimentar la seguridad y realización que hemos deseado. Como
dijo Jesús, la lluvia va a venir y los vientos van a soplar sobre todos. Sin embargo, la
promesa para aquellos cuyas vidas están edificadas sobre la verdad de la Palabra de
Dios, es estabilidad a través de los desafíos y cambios de la vida. Su Palabra es un
fundamento sólido sobre el cual podemos edificar con éxito. ¡Esas son buenas noticias!
Los cuatro capítulos restantes de esta sección lidian con una pequeña porción de la
Escritura de Génesis 2. Aunque el texto es corto, su contenido es monumental. Estas
palabras son tan importantes en lo que concierne al matrimonio, que Jesús les citó
Génesis 2:24 a los Fariseos que lo estaban confrontando acerca de sus opiniones en
cuanto al divorcio (Mat.19:4-6). El apóstol Pablo también le citó a la iglesia de los
efesios (Efe.5:31) la cita de Gén. 2:24 en sus instrucciones acerca del matrimonio.

Las leyes fundamentales


de Dios para el matrimonio

Dos cosas importantes acerca de este pasaje deben de ser entendidas. Primeramente,
que Génesis 2:24-25 es el registro inicial de Dios en la Biblia que revela la voluntad de
Dios para el matrimonio. En segundo lugar, cuatro leyes fundamentales para el
matrimonio se encuentran dentro de estos dos versos.
No may manera de recalcar de más la importancia de estas leyes porque cada una de
ellas es esencial para el éxito de la relación matrimonial. Aún si no lleva al divorcio, el
quebrantar solamente una de ellas ocasionaría serios daños a la relación matrimonial. El
violar dos o más de estas leyes es equivalente a una sentencia de muerte para sus sueños
de felicidad.
Lea estos versos cuidadosamente:

Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán


una sola carne.
Y estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban.
Génesis 2:24-25, LBLA

A pesar de que haya enfatizado la importancia de estos dos versículos, estoy seguro
de q e a primera ista no se en tan poderosamente impactantes como he dicho. Sin
embargo, ¡lo son!
Al principio cuando los leí, pensé que eran referencias veladas y poéticas del
significado espiritual del matrimonio. Aunque esto sea parcialmente cierto, he
encontrado que estos dos cortos versos fueron el salvavidas de nuestro matrimonio y lo
que cambió nuestras vidas al igual que las de muchos miles.
Desgraciadamente, malentender y subestimar estas Escrituras ha dejado parejas a
través de las edades andando a tientas en búsqueda de la verdad acerca del matrimonio,
cuando esa verdad ha estado bajo sus narices.
La brevedad de este pasaje se convierte en un impedimento para poder reconocer a
Génesis 2:24-25 como el fundamento consumado del matrimonio. Quizás, si fuera más
largo o detallado, uno estaría más inclinado a tomar el mensaje con más seriedad. Sin
embargo, Dios dijo todo lo que Él necesitaba decir en pocas palabras, y cada palabra es
eterna y una verdad esencial para el matrimonio.
¿Recuerda la narración en Juan 11, cuando Jesús resucitó a Lázaro de entre lo
muertos? Él sólo dijo tres palabras: L aro, sal f era! No obstante, esas pocas
palabras tuvieron el poder de resucitar a un hombre. De igual manera, las pocas pero
bien escogidas palabras de Dios, dirigidas hacia el matrimonio en Génesis 2:24, tienen
el poder de transformar relaciones en estado de ruina. Lo sé porque en una ocasión yo
fui víctima de la ignorancia en cuanto a estas palabras y de la consecuente
desobediencia a ellas.
En 1979, no solo había perdido la esperanza en mi matrimonio, sino también en el
matrimonio como institución. Hoy día, me doy cuenta de que el problema no era con
Dios. Desde el principio, Él ha deseado y diseñado que vivamos en relaciones
placenteras y satisfactorias. A fin de ayudarnos a hacer esto, nos dio en su Palabra todas
las instrucciones y sabiduría para alcanzar el éxito.
Creo que al leer los próximos cuatro capítulos con el corazón abierto, Dios va a
hacer algo con su vida por el poder de su Palabra. Nuestra ignorancia y rechazo de la
Palabra de Dios ha sido la causante del problema. Por consiguiente, sólo la Palabra de
Dios puede proveer la solución.

El envió su palabra y los sanó, y los libró de sus destrucciones.


Salmos 107:20, LBLA

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