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EXPLORACIÓN POR DEPÓSITOS EPITERMALES DE ORO

Article · January 2000

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6 authors, including:

Jeffrey Hedenquist Antonio Arribas


University of Ottawa University of Texas at El Paso
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Rodrigo Requelme-Borja
New Pacific Metals
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The Giant Grasberg porphyry system View project

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EXPLORACIÓN POR DEPÓSITOS EPITERMALES DE ORO1
JEFFREY W. HEDENQUIST2
99 Fifth Avenue, Suite 420, Ottawa, Ontario K1S 5P5, Canada

ANTONIO ARRIBAS R., & ELISEO GONZALEZ-URIEN


Placer Dome Exploration, 240 South Rock Boulevard, Suite 117, Reno, Nevada 8950

Traducción: Ricardo López Montaño & Rodrigo Requelme Borja. La Paz - Bolivia

Resumen

El exitoso geólogo de exploración utiliza el conocimiento de las relaciones geológicas y los estilos de
depósito minerales, apoyado por la experiencia, para interpretar toda la información disponible de un prospecto
dado para desarrollar una comprensión de su potencial mineral. En el caso de la exploración de yacimientos de
oro epitermal, esta comprensión puede aumentarse mediante la familiaridad con los sistemas hidrotermales
activos - sus análogos actuales. Al igual que las habilidades geológicas y la experiencia de exploración son
elementos que definen una filosofía de exploración, las necesidades de una empresa determinan, en función del
financiamiento y las habilidades disponibles, qué nivel de exploración persigue y dónde: objetivos de base
(“grassroots”), de etapa temprana o avanzados. Los depósitos de oro epitermal exhiben variaciones en tamaño,
geometría y ley que pueden organizarse de manera amplia en torno a algunas clases genéticas y, por lo tanto,
influyen en el enfoque o en la filosofía de la exploración.
Hace casi 80 años atrás, Waldemar Lindgren definió el ambiente epitermal como de poca profundidad,
típicamente albergando depósitos de Au, Ag y metales base más Hg, Sb, S, caolinita, alunita y sílice. Incluso
antes de esto, Ransome reconoció dos estilos distintos de tales depósitos de metales preciosos, llegando a la
conclusión de que los dos miembros extremos de depósitos se forman en ambientes análogos a los manantiales
geotérmicos y a las fumarolas volcánicas, las cuales están dominadas por un pH neutro reducido versus fluidos
ácidos oxidados, respectivamente. Los términos que utilizamos son de baja y alta sulfuración para referirnos a
los depósitos formados en estos respectivos ambientes. Los términos se basan en el estado de sulfuración de la
asociación de sulfuros. El miembro extremo de los depósitos de baja sulfuración contiene pirita-pirrotina-
arsenopirita y esfalerita de alto contenido e Fe, en contraste con los de pirita-enargita-luzonita-covellina que
tipifican los depósitos de alta sulfuración. Un subconjunto del estilo de baja sulfuración tiene una asociación de
estado de sulfuración intermedia con pirita-tetraedrita/tennantita-calcopirita y esfalerita con bajo contenido de Fe.
Los depósitos del estado de sulfuración intermedia son ricos en Ag y en metales base en comparación con los
miembros extremos de los depósitos de baja sulfuración ricos en Au, lo que probablemente refleja variaciones en
salinidad.
Existen texturas y asociaciones característicos de minerales relacionados con depósitos epitermales y junto
con los datos de inclusiones fluidas, indican que la mayoría de los depósitos de baja y de alta sulfuración se
forman en un rango de temperatura de aproximadamente 160º a 270ºC. Este intervalo de temperatura
corresponde a una profundidad por debajo del paleo-nivel freático aproximadamente 50 a 700 m,
respectivamente, dada la evidencia común de ebullición dentro de las zonas de mineralización epitermal. La
ebullición es el proceso que más favorece la precipitación de metales en complejos de bisulfuro como el oro.
Este proceso y el enfriamiento rápido concomitante también dan como resultado muchas características
relacionadas, tales como la deposición de cuarzo como mineral de ganga con una textura coloforma, adularia y
calcita hojosa en depósitos de baja sulfuración, y la formación de aguas calentadas por vapor que crean encapes
(mantos) de alteración arcíllica avanzada en depósitos de baja y alta sulfuración.
Los depósitos epitermales exhiben formas extremadamente variables, y gran parte de esta variabilidad es
causada por fuertes diferencias de permeabilidad en el ambiente cercano a la superficie, como resultado de
controles litológicos, estructurales e hidrotermales. Los depósitos de baja sulfuración típicamente varían desde
vetas hasta stockwork y a formas diseminadas. La mena de oro en depósitos de baja sulfuración se asocia
comúnmente con cuarzo y adularia, además de calcita o sericita, como los principales minerales de ganga. Los
halos de alteración en la zona de mineralización, particularmente en depósitos filonianos, incluye una variedad de
minerales arcillosos sensibles a la temperatura los cuales pueden ayudar a indicar ubicaciones del flujo de paleo-
fluidos. La extensión areal de dicha alteración arcíllica puede ser dos órdenes de magnitud más grande que el
depósito mineral real. En contraste, un núcleo silíceo de sílice residual lixiviada es el principal huésped de
mineralización de alta sulfuración. Hacia el exterior de este núcleo de cuarzo comúnmente oqueroso (“vuggy”)
hay una zona arcíllica avanzada la cual típicamente se ensancha hacia arriba y que consiste de cuarzo-alunita y

                                                            
1
Publicado en SEG Reviews Vol. 13, 2000, p. 245-277. Chapter 7: Exploration for epithermal gold deposits
2
Autor correspondiente: e-mail, hedenquist@aol.com 

 
minerales de caolín hipogénicos, en lugares con pirofilita, diáspora o zunyita. La forma de depósito varía desde
diseminaciones o reemplazamientos hasta vetas, stockworks y brecha hidrotermal.
Durante la evaluación inicial de un prospecto, el primer objetivo es determinar si es epitermal y, de ser así,
su estilo, baja sulfuración o alta sulfuración. Otras determinaciones esenciales son: (1) el origen de la alteración
arcíllica avanzada, (es decir, hipogénica, calentada por vapor o supergénica); (2) el origen de la alteración silícica
(e.g., sílice residual o silicificación); y (3) controles probables de la ley (es decir, la forma potencial del cuerpo
mineralizado), porque ésta es una de las características más básicas de cualquier depósito. Estas
determinaciones definirán en parte las preguntas que se formularán, tales como la relación entre la zonación de
la alteración y la zona potencial de mineralizada, y guiarán la continuación de la exploración y eventual
perforación, si se justifica. Las observaciones en el campo deben enfocarse en el marco geológico y los controles
estructurales, mineralogía de la alteración y texturas, anomalías geoquímicas, etc. También se debe considerar
la erosión y la meteorización, esta última enmascara la mineralización en algunos lugares, pero potencialmente
mejora la calidad del mineral a través de la oxidación. A medida que se recopila la información, la reconstrucción
de la topografía y, por lo tanto, el gradiente hidráulico durante la actividad hidrotermal, combinada con la
identificación de las zonas de flujo de paleo-fluidos, ayudará a identificar objetivos mineralizados. Los datos
geofísicos, cuando se interpretan cuidadosamente en el contexto geológico y geoquímico apropiado, pueden
proporcionar información valiosa para ayudar a la perforación al identificar, por ejemplo, áreas resistivas y/o
cargables.
El potencial para una variedad de depósitos relacionados en distritos epitermales tiene implicaciones de
exploración. Por ejemplo, existe evidencia clara de una relación espacial y, en algunos casos, genética entre
depósitos epitermales de alta sulfuración y depósitos de pórfido subyacentes o adyacentes. De manera similar,
existe un reconocimiento creciente del potencial para vetas económicas de metales base ± Au-Ag con estado de
sulfuración intermedia adyacentes a depósitos de alta sulfuración. Por el contrario, el miembro extremo de los
depósitos de baja sulfuración parece formarse en un ambiente geológico incompatible con pórfidos o depósitos
de alta sulfuración de cualquier importancia económica. La explicación de estas relaciones metalogénicas
empíricas se puede encontrar en las características del magma (por ejemplo, potencial de oxidación) y del fluido
magmático asociado genéticamente con el depósito epitermal.
Para una exploración efectiva, es esencial maximizar el tiempo en el campo de geólogos bien entrenados y
experimentados utilizando métodos probados. Comprender las características del estilo de depósito que se
busca facilita la construcción de múltiples hipótesis de trabajo para un prospecto dado, lo que lleva a probar
eficazmente cada modelo generado para el prospecto, utilizando las herramientas apropiadas para la situación
del mismo. Los geólogos quienes entienden los procesos de formación de mena y son pensadores creativos, y
quienes pasan gran parte de su tiempo trabajando en el campo con una estructura corporativa de apoyo, estarán
mejor preparados para encontrar depósitos epitermales ciegos (ocultos).

Introducción

La EXPLORACIÓN MINERA, o más apropiadamente, el descubrimiento de minerales, comienza con


geólogos de exploración caminando sobre rocas y haciendo observaciones. El explorador exitoso usa el
conocimiento de las relaciones geológicas y los estilos de depósitos minerales, templados por la experiencia,
para interpretar toda la información disponible de un prospecto dado; estas interpretaciones conducen a la
acción. La comprensión de cómo las características de un estilo de depósito mineral pueden verse afectadas
por diversos entornos geológicos puede verse reforzada por un entendimiento sobre como los procesos de
formación de menas se manifiestan como productos hidrotermales, tales como diseños de alteración y
minerales de mena. En el caso de la exploración de depósitos epitermales de oro, esta comprensión se puede
aumentar mediante la familiaridad con los sistemas hidrotermales activos - sus análogos actuales.
Aunque encontrar un prospecto atractivo en primer lugar es un trabajo duro, la mayoría de los
presupuestos de exploración en estos días se gasta en la evaluación. Por lo tanto, nos enfocamos en la
exploración de depósitos epitermales desde la perspectiva de un explorador que evalúa un prospecto o
propuesta. El trabajo del explorador incluye construir la base de información que es necesaria para desarrollar
múltiples hipótesis de trabajo para un prospecto, y establecer pruebas válidas para cada hipótesis, ya sea se
trate de una prueba mental o un taladro de perforación.
Durante la evaluación de un prospecto, es esencial conocer los objetivos geológicos y económicos de una
empresa, y tenerlos en cuenta durante cada paso. Independientemente de cuán bien se vea un prospecto, si los
controles geológicos indican un tonelaje que es insuficiente para cumplir con los requisitos económicos de la
compañía, o si la zona mineralizada es probablemente de baja ley o refractaria, la respuesta debería ser
detener el gasto adicional. Aunque nadie desea alejarse de un yacimiento que espera ser descubierto, una
consideración cuidadosa de los factores económicos en cada paso de la evaluación de un proyecto es esencial
para evitar gastos excesivos injustificados. Aunque el adagio de que las minas se hacen, no se descubren, es

 
comúnmente cierto, ninguna cantidad de inversión puede hacer una mina de un yacimiento que no está allí.
Comenzamos nuestra discusión con algunos comentarios sobre filosofía de exploración y su conexión con
modelos genéticos y de exploración. A continuación, definimos el ambiente epitermal y la terminología
relacionada. Discutimos los procesos hidrotermales los cuales son importantes en el entorno epitermal y
revisamos las características de los depósitos epitermales, incluyendo sus partes: superior, inferior y laterales.
En este contexto, el primer objetivo durante la evaluación de un prospecto es determinar si es epitermal y, de
ser así, su estilo, ya que esto determinará en parte las preguntas que se formularán. El geólogo de campo
puede entonces enfocarse en el marco geológico y las diversas características del sistema hidrotermal. Estas
características proporcionan el marco para identificar la ubicación de los canales de flujo de paleofluidos y para
determinar si existe o no potencial mineral. Hay una variedad de herramientas que pueden ayudar a estos
esfuerzos, y estos se revisan a continuación. Terminamos con una consideración de las causas de las
variaciones regionales entre los depósitos epitermales gigantes.

Filosofía de exploración

Una filosofía de exploración es más un conjunto de creencias que un sistema organizado de pensamiento,
aunque requiere algo de este último para que sean útiles. Por lo general, reside en los responsables de liderar
los esfuerzos de exploración de una empresa, y en el mejor de los casos, es entendida y respaldada por los
líderes corporativos. Estas creencias, junto con las necesidades y recursos corporativos, determinan en gran
medida las elecciones más fundamentales tomadas en la construcción de un plan de exploración, estratégico o
de otro tipo, y la organización que lo implementará.
Los elementos de esta filosofía pueden variar desde conceptos abstractos basados en la experiencia, tales
como probabilidades de descubrimiento, en general o como se conoce para un tipo de depósito dado, hasta la
confianza (o creencia) en teorías científicas específicas (modelos genéticos). También incluye nociones
comerciales pragmáticas, tales como los costos relativos de búsqueda versus el tiempo de descubrimiento, o
los costos de descubrimiento por onza versus la etapa de exploración.
La mayoría de los geólogos de exploración están posiblemente más motivados por el deseo de tener éxito,
por descubrir un depósito económico, que por el deseo de probar una teoría en particular. En consecuencia, la
tendencia es confiar en filosofías de exploración que son una mezcla de creencias pragmáticas y científicas. Un
ejemplo de una filosofía extrema que, no obstante, ha formado la base de grandes esfuerzos de exploración
corporativa de larga duración es el uso de la mejor ciencia metalogénica y de los mejores geólogos, siendo
consistente y persistente en las provincias metalogénicas más favorables. Existe una filosofía muy contrastante,
también aplicada a menudo, basada en el argumento de que el descubrimiento de un yacimiento significativo es
estadísticamente altamente improbable por una sola empresa. Esto lleva a la política de que el enfoque más
efectivo es examinar los mejores prospectos desarrollados por otros y adquirirlos en un momento óptimo de su
proceso de exploración.
Al evaluar prospectos, en particular ocurrencias epitermales de oro, dada su relativa abundancia y
similitud, ya sea de las filosofías extremas descritas anteriormente, o cualquier combinación de ambas,
requieren una base sólida de características de diagnóstico. Estos se derivan de modelos genéticos y de
exploración (descriptivos), y deben ser aplicables a prospectos que van desde inexplorados hasta aquellos en
una etapa avanzada de perforación en red (grilla). Sin embargo, la evaluación precisa, cuando se basa en un
modelo complejo y extenso, requiere tiempo y recursos.
Ha llevado casi un siglo desarrollar una comprensión sistemática, aunque aún imperfecta, de los depósitos
epitermales. Esperar que tal comprensión sea traducible durante una breve revisión de exploración en el campo
- con la intención de definir con precisión si el prospecto es epitermal y si su estilo, tamaño, potencial y ley - no
es realista. Además, la adquisición, compilación y análisis de datos suficientes para tomar decisiones
informadas sobre si se persigue o no un determinado prospecto, suponiendo que hay pocos datos de
exploración disponibles para empezar, esto no es posible para todos los prospectos. Por lo tanto, se hace
necesario reducir el número de prospectos a pocos que puedan abordarse sistemáticamente. Para lograr tal
reducción, primero debe existir un marco filosófico básico, el cual utilice parámetros de recursos económicos,
sociales, logísticos internos de la empresa para seleccionar los prospectos independientemente de su afiliación
genética.
Un primer paso fundamental es el reconocimiento y la aplicación de los activos de la empresa. Si estos
incluyen un fuerte grupo de exploración geológica, orientado al campo, a pesar de que el financiamiento puede
ser comparativamente bajo, la búsqueda de prospectos vírgenes o en etapa temprana tiene una base sólida.
Una buena comprensión a nivel corporativo de las capacidades de exploración de una empresa y del proceso


 
de exploración, es esencial para el apoyo continuo y el éxito eventual. Por esta razón, comprar buenas
capacidades de exploración en ausencia de una tradición geológica interna rara vez dura y tiene éxito.
Así como las habilidades geológicas y la experiencia en exploración son los elementos definitorios de una
filosofía de exploración, las necesidades de la compañía determinan, tanto como los fondos disponibles y las
habilidades disponibles, así como qué nivel de exploración persigue y dónde: de base (“grassroots”), etapas
iniciales, u objetivos avanzados, así como objetivos cerca de yacimientos de propiedad de la compañía o en
ubicaciones remotas. Estas necesidades incluyen la consideración de las reservas existentes y los objetivos de
producción de una empresa, y el momento para adiciones o reemplazo de reservas. Dada la impracticabilidad
de examinar cada prospecto, la necesidad de reducir el número de ellos se beneficiará de un análisis de las
características económicas y logísticas de los diferentes tipos de depósitos del metal buscado en particular.
Esto supone que el horizonte de tiempo corporativo permita que comience la búsqueda en distritos vírgenes o
prospectos explorados superficialmente.
Los depósitos epitermales de oro exhiben variaciones en tamaño, geometría, tipo de mineralización y ley
los cuales pueden organizarse ampliamente en torno a algunas clases genéticas y, por lo tanto, influyen en el
enfoque o la filosofía de exploración. Por ejemplo, las características relacionadas con la economía de algunos
depósitos diseminados de alta sulfuración (por ejemplo, Yanacocha, Perú y Pascua-Lama, Chile-Argentina) y
depósitos de baja sulfuración (Round Mountain, Nevada) se adaptan a grandes operaciones a cielo abierto
(“open pit”), relativamente con costos bajos de capital. Por el contrario, los depósitos filonianos de baja
sulfuración estructuralmente controlados (por ejemplo, Hishikari, Japón y Midas, Nevada) tienen más
probabilidades de ser operaciones subterráneas de alta ley, con requisitos de capital contrastantes,
cronogramas de desarrollo e impacto ambiental. Además, los depósitos de alta sulfuración de ley media (por
ejemplo, Pueblo Viejo, República Dominicana y Chelopech, Bulgaria), a menos que estén oxidados, tienden a
no ser económicamente viables debido a su metalurgia compleja y a su alto contenido en arsénico. Teniendo en
cuenta tales consideraciones económicas variadas y su efecto en la filosofía de exploración, examinamos a
continuación las características geológicas de estos depósitos epitermales de oro.

NATURALEZA DEL AMBIENTE EPITERMAL

¿Por qué hay un ambiente epitermal con deposición mineral?

Una definición rigurosa del muy utilizado término epitermal es difícil (Henley, 1991). Lindgren (1922) definió
por primera vez el ambiente epitermal como de poca profundidad, que típicamente alberga depósitos de Au, Ag
y metales base (Tabla 1). Los sistemas epitermales también se han explotado por una amplia gama de metales
y minerales, incluidos Hg, Sb, S, caolinita, alunita y sílice. La estimación de Lindgren para la profundidad
máxima de formación fue de 3,000 pies (aproximadamente 1,000 m), según la reconstrucción geológica. La
estimación del límite superior de presión fue de 100 atmósferas, que corresponde a la de agua de baja salinidad
y bajo contenido en gas hirviendo a ~ 1,000 m de profundidad. Lindgren dedujo un rango de temperatura de 50º
a 200ºC a partir de los límites de estabilidad percibidos de varios minerales, y las similitudes de las texturas de
las vetas con las de los depósitos de aguas termales, estas últimas formadas a menos de 100ºC.
Ahora sabemos que los depósitos con texturas y asociaciones minerales características del ambiente
epitermal tienen minerales e inclusiones fluidas que registran una temperatura máxima de aproximadamente
300ºC, aunque la mayoría de los depósitos se forman en un rango de temperatura de aproximadamente 160º a
270º C. La temperatura máxima a una profundidad dada bajo presión hidrostática está limitada por la presión de
vapor del agua hirviendo. Como existe abundante evidencia de que la ebullición es común dentro de las zonas
de mineralización epitermal, este intervalo de temperatura corresponde a un rango de profundidad por debajo
del paleo-nivel freático de aproximadamente 50 a 700 m, respectivamente. Pocos depósitos con características
epitermales se han formado por debajo de los 1,000 m de profundidad (Hedenquist et al., 1996; Sillitoe, 1999).
Lindgren (1933, p. 452) concluyó que la deposición de mineralización ocurre porque los fluidos enfocados,
rápidamente ascendentes, cambian con rapidez su composición más o menos dentro de un kilómetro de la
superficie. Ahora sabemos que este cambio es causado por ebullición, el proceso que más favorece la
precipitación de metales en complejos con bisulfuro como el oro. La ebullición y el enfriamiento rápido
concomitante también dan como resultado muchas características relacionadas, tales como la deposición de
ganga de cuarzo con una textura coloforma, adularia y calcita hojosa, así como la formación de aguas
calentadas por vapor que originan encapes y halos de alteración arcíllica y arcíllica avanzada (Tabla 2).
Además, una despresurización sostenida sigue a la fracturación hidráulica, y esto también enfoca el flujo de
fluido hirviendo vigorosamente. Por estas razones, existe un ambiente epitermal de deposición de
mineralización.

 
Tabla 1. Nomenclatura alternativa usada para los dos principales ambientes epitermales y correspondencia para
el entendimiento de la actividad geotérmica
Geotérmico Volcánico- hidrotermal
(dominado por pH neutral y fluido (dominado por fluido Referencia
reducido hipogénico) temprano ácido y oxidado)
Tipo Goldfield Ransome, 1909; Bethke, 1984
Vetas de cuarzo-Au en andesita y
riolita
Vetas con Ag-Au, Ag, Au-Te, and
Au-Se Au-alunita Lindgren, 1922, 1933

Vetas de metales base con Au, Ag


Cinabrio, vetas con, antimonita
Enargita Au Ashley, 1982
Fuente termal ("hot spring") Giles and Nelson, 1982
Adularia-sericita Sulfato ácido Heald et al., 1987
Bajo contenido de azufre Alto contenido de azufre Bonham, 1986
Sulfuración baja Sulfuración alta Hedenquist, 1987
Adularia-sericita Alunita-caolinita Berger and Henley, 1989
Sulfuración intermedia Este estudio
Encape lítico ("lithocap")
Sillitoe, 1995a; este estudio
estéril de cuarzo-alunita

Estilos de miembros extremos del sistema hidrotermal

Existen dos contrastantes estilos de sistemas hidrotermales dentro del ambiente epitermal, y ambos son
bien conocidos por el estudio de ejemplos activos (por ejemplo, Henley y Ellis, 1983). Los dos estilos de
depósitos epitermales - de alteración y asociaciones minerales contrastantes - se forman dentro de estos
sistemas claramente diferentes en ambientes volcánicos algo contrastantes (Fig. 1).
En un extremo están los sistemas geotérmicos con un pH casi neutro y un fluido profundo reducido el cual
está esencialmente en equilibrio con las rocas encajonantes alteradas debido a su ascenso relativamente lento,
lo que resulta en un sistema dominado por rocas (Giggenbach, 1992a). El líquido generalmente es de baja
salinidad, menos del 1 al 2 por ciento en peso de NaCl equivalente, y puede ser rico en gases, con CO2 y H2S
como gases dominantes. Cuando este líquido se descarga en la superficie, los manantiales de pH neutro en
ebullición depositan sinter silíceo. Aguas calentadas por vapor también se producen en este ambiente,
formadas por la condensación de vapor en agua subterránea. El vapor que se condensa dentro de la zona
vadosa, por encima del nivel freático, forma mantos de aguas ricas en sulfato. Donde el vapor se condensa en
los márgenes del sistema debajo del nivel freático, las aguas son ricas en CO2. Las características de la
superficie asociadas con la zona calentada por vapor incluyen suelos humeantes (tórridos), volcanes de lodo y
cráteres de colapso en terreno alterado con arcilla.
Los sistemas geotérmicos ocurren típicamente a cierta distancia de un edificio volcánico, aunque también
pueden ocurrir en áreas sin actividad volcánica contemporánea o en rocas volcánicas. En la mayoría de los
casos, los sistemas geotérmicos son impulsados por intrusiones ubicadas hasta 5 a 6 km debajo de la
superficie. Aunque también existen sistemas con aguas relativamente salinas, la alta densidad del líquido
profundo evita la descarga en la superficie, y estos sistemas no son bien conocidos. Una excepción es el
sistema Salton Sea, bien estudiado pero atípico, y la salmuera es de origen no magmático (McKibben y Hardie,
1997).
En el extremo opuesto, los sistemas volcánico-hidrotermales ocurren en una ubicación próxima a
conductos volcánicos los cuales enfocan la descarga de vapores magmáticos a la superficie (Fig. 1). Sus
principales expresiones superficiales son fumarolas de alta temperatura y condensados relacionados de agua

 
Tabla 2. Asociaciones de alteración relevantes a ambientes epitermales con comentarios sobre las
características litológicas o rasgos mineralógicos
Alteración Sulfuración baja Sulfuración alta
Cuerpos de cuarzo residual, comúnmente
Vetas y vetilas de cuarzo, brecha y/o
denominado sílice oquerosa ("vuggy silica");
stockwork silicificado; silicificación poco
Silícea (ver Tabla 4) silicificación parcial o masiva; vetas de cuarzo y
profunda, incluyendo encapes de
brecha silicificada, incluyendo calcedonia y/o
calcedonia y/u ópalo, sinter silíceo
encapes opalinos; no sinter
Caolinita-alunita-(illita/smectita-azufre
Alunita-caolinita/dickita-pirofilita-diaspora de origen
nativo) ± encapes opalinos de origen por
hipógeno, típicamente alrededor de núcleos
vapores calientes; infrayacen
silíceos; también raices de sericita-pirofilita
Arcíllica avanzada comúnmente encapes de calcedonia
Encapes de caolinita/haloysita-alunita- Encapes de caolinita-alunita sea de vapores
jarosita o zonas de origen supérgeno calientes o supérgenos
Halo de illita/smectita en las vetas; halo
Arcíllica o arcíllica Halo de illita e illita/smectita en núcleos de
illita ± smectita en zonas sericíticas más
intermedia arcillización avanzada
profundas
Amplio encajonante de un sistema mineralizado, en algunos casos de origen deutérico y de
Propilítica dudosa relación genética directa con el sistema epitermal generador de la mineralización.
Típicamente clorítica (no epidoto), excepto en niveles más profundos
Raíces sericíticas de áreas con alteración arcíllica
Roca con sericita dominante, típicamente
Sericítica1/Fílica avanzada; puede ser transicional a arcíllica
como halo de vetas de cuarzo profundas
avanzada
Nota. Estas asociaciones de alteración pueden acompañar a una mena, o, pueden ser estériles. En el caso de asociaciones
de alteración arcíllica avanzada hipogénica (halos de cuarzo-alunita a cuarzo residual), el término litoencape ("lithocap")
se usa cuando se piensa que hay una relación espacial con un sistema pórfido subyacente (Sillitoe, 1995a)
1
Sericita es un término de campo usado para designar mica blanca de grano fino, y puede constituir illita, muscovita 2M, así
como micas K-dioctahedrales intermedias (Meyer and Hemley, 1967)

Fig.1. Dibujo para ilustrar esquemáticamente los varios procesos deducidos para sistemas volcánico-hidrotermal y
geotérmico, y los respectivos ambientes de estilos de alta y baja sulfuración de depósitos epitermales en relación al motor
intrusivo. No inferimos necesariamente esta relación espacial entre todos los sistemas (Según Hedenquist and Lowenstern,
1994, integrado de varias fuentes, incluyendo Sillitoe, 1975; Giggenbach, 1981; Henley and Ellis, 1983).

 
extremadamente ácida. El fluido ácido y oxidado está lejos del equilibrio con las rocas huésped, lo que refleja su
afiliación magmática (Giggenbach, 1992b). El fuerte control estructural provoca el rápido ascenso de fluidos
siendo responsable de su naturaleza reactiva y carácter dominado por fluidos (Giggenbach, 1992a). Las
intrusiones parentales pueden ser muy poco profundas, incluso erupcionando en la superficie.
Estos sistemas volcánico-hidrotermales tienen características claramente diferentes de sus contrapartes
geotérmicas, aunque ambos pueden coexistir casi uno al lado del otro. En algunos casos, hay una transición
hacia abajo de los entornos geotérmico a volcánico-hidrotermal a profundidades de solo 1 a 2 km, donde el
fluido hipogénico ácido se eleva a lo largo de fracturas o diques poco profundos a un sistema geotérmico de pH
neutro sobreyaciente (Reyes et al., 1993). Típicamente, esta transición está representada por una zona de
hidrólisis (Meyer y Hemley, 1967), también denominada neutralización primaria (Giggenbach, 1981), ubicada
debajo del ambiente epitermal (Fig. 1).

Terminología: estilos de alta y baja sulfuración de depósitos epitermales

Los dos ambientes químicos - distintivamente diferentes - también han sido reconocidos hace tiempo para
depósitos epitermales (Ransome, 1907), aunque la interpretación de la causa de esta diferencia ha variado
(Ransome, 1909; Lindgren, 1933; Nolan, 1933; White, 1955). Hay una variedad de términos que se han utilizado
para describir los dos estilos de los miembros extremos de depósitos epitermales (Tabla 1). Estos diversos
términos han causado cierta confusión a veces, y por esta razón revisamos los orígenes de los términos. Las
características de los yacimientos minerales están fuertemente influenciadas por las composiciones
contrastantes del fluido profundo, mencionado anteriormente, ya sea neutro y reducido o ácido y oxidado. Por lo
tanto, los diversos términos que se han usado en el pasado generalmente reflejan los diferentes procesos o los
productos resultantes de estos dos tipos de fluidos que dan origen a los miembros extremos.
Usamos los términos baja sulfuración y alta sulfuración para reflejar los estados de sulfuración de los dos
miembros extremos, deducidos de las asociaciones de minerales de sulfuros (Barton y Skinner, 1979). Estos
términos se sugirieron por primera vez en función del estado de oxidación del azufre en el fluido (Hedenquist,
1987). Sin embargo, como esto no es práctico para determinar un prospecto mineral, los términos ahora se
usan para referirse al estado de sulfuración de las asociaciones de sulfuros. Esta característica mineralógica
refleja la naturaleza intrínseca del fluido mineral (Heald et al., 1987; Hedenquist, 1987; John, 1999), tanto su
origen como el grado de interacción fluido-roca, dominado por rocas para sistemas de baja sulfuración, y
dominado por fluidos para sistemas de alta sulfuración (Giggenbach, 1992a).
Sin embargo, así como hay una transición entre los miembros extremos de los sistemas activos, también
reconocemos depósitos con características intermedias entre los miembros extremos de baja y alta sulfuración
(Sillitoe, 1993a; John et al., 1999; este estudio). La asociación de sulfuros del miembro extremo de los depósitos
epitermales de baja sulfuración es típicamente pirita-pirrotina-arsenopirita y esfalerita rica en Fe. Los depósitos
de alta sulfuración, por el contrario, se caracterizan por asociaciones de enargita-luzonita-covelina más pirita.
En el pasado, el término baja sulfuración se ha aplicado a depósitos con una asociación de sulfuros intermedia
entre los miembros extremos de baja y alta sulfuración (es decir, tennantita-tetrahedrita-calcopirita y esfalerita
pobre en Fe). En este estudio, subdividimos la categoría de baja sulfuración en depósitos del miembro extremo
de baja sulfuración y aquellos con asociaciones que indican un estado de sulfuración intermedio. Esto no es
simplemente una distinción del conjunto de sulfuros, ni pretende confundir la terminología. Más bien, es un
intento de reconocer y distinguir la posibilidad de que yacimientos del estado intermedio de sulfuración y los
depósitos del miembro extremos de baja sulfuración se formen en diferentes entornos tectónicos y tengan
diferentes afiliaciones magmáticas (John, 1999; John et al., 1999).
El fluido ácido hipogénico - el cual se genera en el ambiente volcánico-hidrotermal (Fig. 1) - lixivia la roca,
creando un núcleo de sílice residual, comúnmente oquerosa (“vuggy”), que se recristaliza en cuarzo. Estas
zonas silícicas invariablemente forman el núcleo de un halo de alteración arcíllica avanzada (Fig. 2), y el núcleo
silícico puede servir como un acuífero para un fluido mineralizante posterior (White, 1991). El fluido
mineralizado, cuando está presente, es diferente en composición al del fluido en etapa inicial responsable de la
lixiviación; es menos ácido y menos oxidado, y también es relativamente salino (Hedenquist et al., 1998). Los
minerales de sulfuro depositados durante esta etapa posterior incluyen enargita y pirita (Tabla 3).
Una deficiencia de la terminología del estado de sulfuración es el hecho de que se basa en minerales de
mena, mientras que prospectos estériles - aquellos que experimentaron solo la etapa inicial de lixiviación - no
contienen minerales de diagnóstico de alta sulfuración como la enargita. Los prospectos estériles son comunes
en el ambiente volcánico-hidrotermal, similar a los encapes líticos (“lithocaps”) silíceos y de cuarzo-alunita
(Sillitoe, 1995a) los cuales se forman sobre intrusiones en desgasificación (Hedenquist et al., 1998).


 
Fig. 2. Sección a través de un cuerpo típico de alta sulfuración, mostrando un ensanchamiento ascendente del núcleo
silíceo (Stoffregen, 1987), con un recuadro (Steven and Ratte, 1960) ilustrando la zonación característica hacia fuera del
núcleo silíceo el cual puede contener una textura de cuarzo oqueroso (“vuggy quartz”). El núcleo silíceo es el principal
hospedante de la mineralización de alta sulfuración, aunque porciones de la zona arcíllica avanzada puede contener
mineralización, particularmente cuando la pirofilita predomina sobre las zonas silíceas (White, 1991). Nótese que manchas
(zonas) de asociación arcíllica avanzada (e.g., cuarzo-alunita) pueden encontrarse dentro del núcleo silíceo, lo más probable
causado por las variaciones de permeabilidad resultando en algunas zonas incompletamente lixiviadas.

En estas situaciones, el fluido mineralizante de alta sulfuración no se formó en profundidad o no ascendió a


profundidades epitermales, por lo tanto, dejando una asociación de alteración típica de un encape lítico -
término que usamos para un sistema estéril de este estilo de alteración (Tabla 1).
El líquido de baja salinidad responsable de la formación de vetas y diseminaciones de minerales de baja
sulfuración (Fig. 3), es similar a las aguas explotadas mediante perforación por debajo de manantiales termales
geotérmicos. Los minerales en estado de baja sulfuración que se forman a partir de estas aguas reducidas – de
pH neutro - están en equilibrio con los minerales de alteración de la roca huésped. La salinidad de los fluidos
que forman depósitos en estado intermedio de sulfuración es algo mayor que la de los sistemas de baja
sulfuración del miembro extremo (Tabla 3), y la asociación de sulfuros indica un estado de sulfuración que no se
ha equilibrado completamente con el búfer de roca en contraste con los depósitos de baja sulfuración del
miembro extremo.
Los dos estilos de depósito de los miembros extremos, baja sulfuración y alta sulfuración, también se
distinguen claramente en función de su mineralogía de alteración hipogénica (Tabla 2). Las vetas de carbonato-
cuarzo-adularia con halos sericíticos o de arcilla comúnmente albergan mineralización de baja sulfuración (Fig.
3), en contraste con el huésped silícico lixiviado de minerales de alta sulfuración con cuarzo ± alunita ± pirofilita
± halos de dickita (Fig.2). La mineralogía de alteración de silicatos de los depósitos en estado intermedio de
sulfuración es muy similar a la de los depósitos de baja sulfuración del miembro extremo (Tabla 3), lo que indica
que también se forman a partir de un fluido mineralizante de pH casi neutro. Las distinciones incluyen una
abundancia de rodocrosita y anhidrita versus calcedonia y adularia en depósitos de estado intermedio de
sulfuración versus depósitos de baja sulfuración del miembro extremo, respectivamente.
En realidad, la nomenclatura alternativa desarrollada durante el siglo simplemente refleja diferentes formas
de referirse al mismo conjunto de observaciones. Las distinciones tempranas se basaban comúnmente en un
ejemplo tipo (por ejemplo, tipo Goldfield; Ransome, 1909), y esto evitaba esmeradamente cualquier discusión
genética, incluyendo cambios en el origen percibidos con el tiempo (White y Hedenquist, 1990). Lindgren (1933)
distinguió los tipos epitermales sobre la base de asociación de metales (Tabla 1), señalando la asociación
distintiva Au-alunita del trabajo de Ransome y otros. Nolan (1933) abogó por una división que se basara en
minerales ricos en Au o ricos en Ag, un precursor de la agrupación de estado de sulfuración baja e intermedia
para distinguir estas diferencias observadas. La literatura rusa ha reconocido durante mucho tiempo el estilo
distintivo de alta sulfuración, y utilizó el término cuarcita secundaria (Fedorov, 1903; Nakovnik, 1933, 1968) para
referirse al encape lítico de cuarzo residual asociado con el volcanismo y la mineralización masiva de sulfuros,
incluidos los depósitos de tipo pórfido (Rusakov, 1926; Nakovnik, 1934).


 
Tabla 3. Características de depósitos de alta y baja sulfuración
1
Depósitos de baja sulfuración Depósitos de alta sulfuración
Rocas volcánicas
Andesita-riodacita (AR), bimodal riolita-basalto (RB),
genéticamente Andesita-riodacita, dominada por magma alcalino
alcalina (A)
relacionadas
2 2
Poco profundo Profundo Poco profundo Intermedio Profundo (pórfido)
Profundidad de 300-800 m, (raramente >1,000
0 -300 m <500 m 500 - 1,000 m >1,000 m
formación m)
Domo-diatrema,
Domos, conducto
Domos, rocas Domos, diatremas (AR, A); pórfido,rocas
Marco, roca central, rocas Domos, diatremas,
piroclásticas y rocas piroclásticas y volcánicas y
encajonante típica piroclásticas y rocas volcánicas
sedimentarias sedimentarias sedimentarias
sedimentarias
clásticas
Vetas de sulfuros
Veta, enjambre de vetas, Veta, cuerpo de brecha, Diseminado, brecha y Diseminación, vetillas,
Forma del depósito masivos, brecha,
stockwork, diseminado diseminado vetillas brecha
filones ("ledges")

Roca encajonante de
Bandas finas, peines, Sulfuro masivo, vetas
Texturas de mena Bandas gruesas cuarzo oqueroso Reemplazamiento
crustiforme, brecha tardías/brechas
reemplazamiento

Silícea (oquerosa),
Manto de alunita- Arcillas, sericita, carbonatos, Silicea (oquerosa), Pirofilita-sericita,
Alteración cuarzo-alunita, pirofilita,
caolinita, halo de arcilla roscoellita, fluorita (A) cuarzo-alunita cuarzo-sericita
dickita,-sericita

Cuarzo-carbonato-rodonita-
3 Calcedonia-adularia-illita- Alunita, baritina, Anhidrita, caolinita,
Ganga sericita-adularia±baritina ± Sericita, pirofilita
calcita caolinita dickita
anhidrita±hematita ± clorita (AR)

Cinabrio, antimonita;
pirita/marcasita- Pirita-Au-sulfuros de Enargita/Luzonita,
3 arsenopirita, seleniuros Ag/sulfosales/ esfalerita Enargita/Luzonita, calcopirita, tetrahedrita Bornita, digenita,
Sulfuros de Ag, sulfosales de Se, variable, galena, calcopirita, covellina,pirita / tennantita, esfalerita, calcosina, covellina
pirrotina, esfalerita rica tetraedrita/tennantita (AR) covellina tardía,pirita
en Fe (RB)

Au-Ag-As-Sb-Se-Hg-Tl Ag-Au-Pb-Zn. Ba, Mn, Se (AR),


Au-Ag, Cu lixiviado,
Metales3 (RB), Ag:Au bajo; <0.1- Ag:Au alto, 2-10 (20+)% Cu-Au-Ag-Bi-Te-Sn Cu-Au
Hg (superposición)
1% metales base metales base

Algunas vetas del estado de Encape (manto)


Encajonante: cuarzo
Sinter, manto de sulfuración intermedia originado por Superpuesto sobre
Rasgos notables oqueroso ("vuggy
calcedonia adyacentes a la mineralización calentamiento a rasgos del pórfido
quartz")
de alta sulfuración vapor

<1% NaCl, rico en gas, 3-10% NaCl, 220-280ºC+ <2 % en peso de


Fluidos 4-15+ % en peso NaCl Variable
<220ºC (RB) (AR) NaCl

Yanacocha, Pueblo
McLaughlin, Midas, Comstock, Tonopah, Creede, Viejo, Pierina, La
El Indio, Lepanto,
Round Mountain, Fresnillo, Casapalca, Victoria Coipa, Tambo, Bisbee, MM,
Ejemplos Chikushih. Goldfield,
Sleeper, Hishitari (baja (estado de sulfuración Pascua, Paradise Chuquicamata
Lahóka
sulfuración) intermedia) Peak, Summitville,
Rodalquilar, Kasuga

Basado en Lindgren, 1933; Buchanan, 1981; Heald et al., 1987; Sillitoe, 1993a, 1999; White et al., 1995; John et al., 1999; este estudio
1
Incluye tanto depósitos de sulfuración intermedia como miembros extremos de sulfuración baja
2
Sillitoe, 1999
3
Depósitos en estado de sulfuración intermedia asociados con andesita-riodacita (AR) tienden a formarse a mayor profundidad que los depósitos de
miembros extremos de baja sulfuración asociados a riolita-basalto (John et al., 1999). No implica ninguna transición somera a profunda de AR a RB, o del
estado de sulfuración intermedia a un carácter de baja sulfuración
9
Fig. 3. Sección esquemática que generaliza los diseños de alteración en un sistema de baja sulfuración, mostrando la
forma variable con el incremento de profundidad y la zonación típica de alteración. Incluyendo la distribución del sinter, un
manto (encape) de arcillización avanzada originada por calentamiento a vapor y silicificación en el nivel freático (Buchanan,
1981; Sillitoe, 1993a). La variación geológica entre depósitos explica las muchas desviaciones a partir de esta
generalización.

El incremento de la exploración por oro a fines de los años setenta y ochenta condujo a un nuevo examen
de los depósitos epitermales. Las vetas clásicas de estilo de baja sulfuración de las Américas occidentales
(Buchanan, 1981) - similares a algunos de los primeros depósitos epitermales estudiados, ubicados en Europa
central (Lindgren, 1933) - se denominaron adularia-sericita (Heald et al., 1987) en reconocimiento a la presencia
común de adularia de veta y halos de sericita (Buchanan, 1981). Sin embargo, en algunos depósitos la adularia
es rara o ausente, particularmente en los ejemplos del suroeste del Pacífico (White et al., 1995) y otros con un
alto contenido de metales base asociados con un volcanismo andesítico (Sillitoe, 1993a). La contraparte de este
término - sulfato ácido (Heald et al., 1987) - se refiere a la naturaleza deducida del fluido alterador responsable
de generar asociaciones arcíllica avanzadas hipogénicas. Aquí surge un problema porque también se puede
generar una solución ácida rica en sulfato en la zona vadosa sobre la parte superior de ambos estilos del
sistema, a partir de aguas sin-hidrotermales calentadas por vapor y de meteorización post hidrotermal de
sulfuros (ver más abajo). Por lo tanto, los minerales de la alteración arcíllica avanzada (Tabla 2) pueden
formarse en tres ambientes distintos (por ejemplo, Rye et al., 1992). Aunque es posible la distinción
mineralógica y textural (Sillitoe, 1993a), una referencia casual a un fluido ácido o una asociación arcillica
avanzada sin especificar la mineralogía ni determinar su origen puede llevar a algunos geólogos a asumir,
incorrectamente, un estilo de sistema de alta sulfuración.
Los términos bajo contenido de azufre y alto contenido de azufre (Tabla 1; Bonham, 1986) se refieren a la
cantidad total de minerales de sulfuro en un depósito. Por el contrario, los términos: baja y alta sulfuración no se
refieren a bajas y altas concentraciones de minerales de sulfuro, sino más bien reflejan el potencial de oxidación
y la fugacidad de azufre del fluido que depositó los sulfuros (Barton y Skinner, 1979). Aunque los depósitos de
baja y alta sulfuración tienen típicamente contenidos bajos y altos en sulfuros, respectivamente, hay depósitos
de baja sulfuración ricos en pirita y depósitos de estado intermedio ricos en metales base con contenido de

10 
 
sulfuros tan alto como ejemplos de alta sulfuración con bajo contenido de sulfuros (Sillitoe, 1993a). Por último,
el tipo fuente termal es un término que se introdujo después del descubrimiento del depósito McLaughlin,
California, por debajo del sinter silíceo (Giles y Nelson, 1982). Sin embargo, este y otros ejemplos similares son
simplemente un subconjunto de depósitos de baja sulfuración formados a poca profundidad de la superficie,
típicamente miembros extremos de depósitos de baja sulfuración, con evidencia de paleosuperficie preservada,
y no constituyen un estilo distinto.
¿Por qué necesitamos definir los diversos ambientes de formación de depósitos epitermales y comprender
estas variaciones durante la exploración? Como se señaló aquí, los dos estilos de miembros extremos de un
sistema crean diferentes productos de alteración y mineralización con potencial de control de mineralización y
geometrías marcadamente diferentes (Sillitoe, 1993a; White y Hedenquist, 1995). Por esta razón, el marco
correcto de interpretación es esencial, comenzando desde la etapa más temprana de exploración y evaluación.
Las pautas para distinguir el estilo del ambiente epitermal se pueden emplear en el campo, como se discute en
las siguientes secciones.

MARCO GENÉTICO

Fluidos y procesos epitermales

La perforación en numerosos sistemas geotérmicos en todo el mundo ha proporcionado abundante


información sobre las relaciones temperatura-profundidad (Henley et al., 1984). El flujo ascendente principal en
la mayoría de los sistemas tiene un gradiente térmico que indica condiciones de ebullición, en algunos casos
ajustadas por la naturaleza rica en gas del fluido (Fig. 4a). Altos contenidos en gas contribuyen a la presión de
vapor, empujando así una isoterma dada a mayores profundidades. Por ejemplo, altas concentraciones de CO2
en solución pueden hacer que un líquido a 300ºC comience a hervir a una profundidad de 1,500 m, en lugar de
1,000 m para agua pura (Henley et al., 1984). Por el contrario, la resistencia al flujo en una fractura produce
típicamente presiones hidrodinámicas 10 por ciento mayores que las hidrostáticas (Hedenquist y Henley,
1985a). En algunos casos, la deposición de minerales puede hacer que el flujo se restrinja, haciendo que la
presión aumente hasta el doble que el perfil hidrostático (por ejemplo, en Sulphur Bank y McLaughlin, California;
Moore et al., 2000). Esto dará como resultado que las isotermas se compriman más cerca de la superficie. La
presión más alta también contribuirá a la probabilidad de fracturamiento hidráulico, brechamiento hidrotermal y
posible erupción hidrotermal, como ha ocurrido en los sistemas geotérmicos de Yellowstone, Wyoming y
Waiotapu y Waimangu, Nueva Zelanda (Hedenquist y Henley, 1985b). Por el contrario, una salinidad alta
disminuye la profundidad a una temperatura de ebullición dada, pero este efecto está limitado a las bajas
salinidades características de los fluidos epitermales ricos en Au (Hedenquist y Henley, 1985a).
La ebullición y la mezcla son los dos procesos principales que ocurren en los sistemas geotérmicos
(Giggenbach y Stewart, 1982), junto con la condensación de vapor cerca de la superficie. En los sistemas
hidrotermales de alto flujo, el ascenso del fluido es lo suficientemente rápido como para que el líquido cruce su
punto de ebullición en relación a la curva de profundidad. Debido a que un alto flujo de fluido y metal es un
requisito para la formación de un depósito mineral hidrotermal (Henley, 1985), se deduce que la ebullición
debería ser común en las zonas de flujo ascendente de un yacimiento mineral. El fluido profundo se mezcla
generalmente con agua poco profunda en los márgenes del sistema, ya sea agua subterránea fría o su
equivalente calentada con vapor, y esto aplaca (reprime) invariablemente la ebullición (Fig. 4a).
En sistemas geotérmicos y sus análogos de baja sulfuración, el control principal del pH del fluido es la
concentración de CO2 en solución, junto con la salinidad (Henley et al., 1984). Por lo tanto, la ebullición y la
pérdida de CO2 en el vapor da como resultado un aumento en el pH (ecuación 1). A su vez, esto provoca un
cambio de la estabilidad de illita a adularia (ecuación 2). La pérdida de CO2 también conduce a la deposición de
calcita (ecuación 3). Esto explica la ocurrencia común de adularia y calcita laminar como minerales de ganga en
vetas con minerales de baja sulfuración.

La ebullición en el flujo ascendente enfocado de un sistema hidrotermal (Simmons y Christenson, 1994) es


un proceso crítico en el ambiente epitermal, porque la ebullición y la pérdida de gas asociada son las principales  
11 
 
Fig. 4. (a) Punto de ebullición (“boiling”) de curva de profundidad, para agua pura y solución rica en gas, cercano a la
presión hidrostática. La distribución esquemática de minerales de alteración en la roca encajonante proximal a la porción del
flujo ascendente del sistema se muestra a la derecha. Muchos de estos minerales se forman como resultado de ebullición y
la distribución de algunos refleja su dependencia de la temperatura (Fig. 8). El diseño de los minerales dependientes de la
temperatura los cuales se forman en los márgenes más fríos del sistema donde predomina la mezcla (“mixing”), se muestra
esquemáticamente a la izquierda. (b) Rango de profundidad (“depth”) para mineralización epitermal versus edad (“age”) del
depósito (modificado de Hedenquist et al., 1996), exhibiendo típicos ritmos de erosión para ambientes continental y de isla
de arco (“island arc”) y la razón de extremo levantamiento (e.g., Papua Nueva Guinea; Sillitoe, 1994). Ver Fig. 9 para la
característica de baja o alta sulfuración.

Ba = Baguio; CC = Cripple Creek; Ch = Chinkuashih; CL = Comstock Lode; El = El Indio; Go = Goldfield; Hi = Hishikari;


Iv = Ivanhoe; Ka = Kasuga; Ke = Kelian; Ku = Kushikino; La = Ladolam; LC = Lewis-Crofoot (Sulphur); Le = Lepanto;
Mc = McLaughlin; Mi = Midas; MC = Mule Canyon; PP = Paradise Peak; Ro = Rodalquilar; RM = Round Mountain; Sa
= Sado; Su = Summitville; Ta = Taio; mm/a = milímetros por año de ritmo de erosión.
12 
 
causas de la precipitación de oro de los complejos de bisulfuro. La saturación de oro ocurre debido a la pérdida
del ligando de sulfuro en el vapor (ecuación 4a; Buchanan, 1981; Brown, 1986; Cooke y Simmons, 2000). Esto
es particularmente relevante para la deposición de mineralización aurífera de alta ley en vetas de baja
sulfuración. Por lo tanto, es deseable encontrar la evidencia de que haya ocurrido ebullición en un prospecto
epitermal.

La evidencia de que la ebullición ocurrió en depósitos epitermales incluye mantos de alteración originados
por vapor caliente (Buchanan, 1981), adularia y calcita con habito hojoso en vetas de baja sulfuración (Simmons
y Christenson, 1994), así como relaciones en inclusiones fluidas (Roedder, 1984) e indirectamente, brechas
hidrotermales las cuales indican fracturamiento hidráulico y liberación de presión (Hedenquist y Henley, 1985b).
La ebullición también causa enfriamiento y concentración de especies disueltas tales como la sílice, lo que
conduce a la sobresaturación de cuarzo y a la formación de coloides de sílice. Los coloides se depositan como
un gel el cual recristaliza en calcedonia fina dispuesta en bandas coloformes, una característica típicamente
asociada con las dendritas de oro en las vetas más ricas de baja sulfuración. Las dendritas crecen a partir de
coloides de oro, otra indicación de sobresaturación causada por ebullición (Saunders, 1994). Además, la
truscotita (silicato hidratado de Ca-Al) es un mineral que se encuentra muy comúnmente en asociación con oro
de alta ley. Éste es estable solo cuando la concentración de sílice excede la saturación de cuarzo, otra prueba
indirecta que evidencia ebullición (Izawa y Yamashita, 1995). Aunque los mantos calentados por vapor y las
brechas hidrotermales son comunes en los depósitos de alta sulfuración (Sillitoe, 1999), así como en los
depósitos de baja sulfuración, las otras características están restringidas a los sistemas de baja sulfuración.
El fluido mineral de alta sulfuración típicamente deposita sericita, dickita o caolinita donde estos silicatos
son capaces de formarse adyacentes a la roca de cuarzo oqueroso, el cual típicamente alberga la
mineralización. Estos minerales indican un pH más bajo que el típico para fluidos de baja sulfuración los cuales
depositan adularia y calcita con un pH de aproximadamente 4 a 5 versus un pH 6 a 7, respectivamente
(Hedenquist et al., 1998). En el ambiente más ácido de alta sulfuración, el complejo de oro dominante puede ser
el bisulfuro (Benning y Seward, 1996; Giggenbach, 1997), a pesar de que el fluido está relativamente oxidado y
tiene una salinidad moderada (Hedenquist et al., 1998). Por el contrario, dentro del ambiente epitermal, la
solubilidad del complejo de cloruro de oro será muy baja, excepto en condiciones ácidas y oxidadas (es decir,
típico del fluido que puede ser responsable de la lixiviación temprana y la producción del encape lítico
(“lithocap”) pre-mineralización.

En contraste con muchos de los indicadores de ebullición en depósitos de baja sulfuración, existe
evidencia de mezcla basada en los datos de isótopos O y H en algunos depósitos de alta sulfuración. Las
tendencias de los datos isotópicos indican un diluyente de agua subterránea durante la formación de alunita
(Arribas, 1995), consistente con la tendencia de temperatura-salinidad de las inclusiones fluidas alojadas en la
enargita de los depósitos de alta sulfuración en Julcani, Perú (Deen et al., 1994) y Lepanto, Filipinas (Mancano
y Campbell, 1995). La dilución por agua subterránea fría en Lepanto habría evitado la ebullición durante la
deposición de enargita, porque la mezcla siempre hace que un fluido hirviendo baje su temperatura por debajo
de la curva de ebullición (Fig. 4a). Debido a que la deposición de oro es cercanamente posterior a la deposición
de enargita, en éste y otros depósitos similares, la ebullición puede no ser el único mecanismo de precipitación
de sulfuros y oro en depósitos de alta sulfuración. Independientemente, la ebullición debe ocurrir en algún
momento en la existencia de los sistemas de alta sulfuración, como lo indica la ocurrencia común de brechas
hidrotermales, algunas de las cuales son anteriores a la mineralización y evidencian – previo a la erosión - la
presencia de mantos de alteración calentadas por vapor (Sillitoe, 1999). Nuestra falta de conocimiento sobre el
fluido mineralizante y el proceso de mineralización responsables de formar depósitos de alta sulfuración refleja
los pocos estudios que se han hecho en tales depósitos, así como en los minerales silicatados de alteración,
además de nuestra incapacidad para perforar en sus equivalentes volcánicos actuales, altamente reactivos y
dinámicos.

Origen de las aguas ácidas en el ambiente epitermal

Durante la exploración, es esencial distinguir el origen de la alteración arcíllica avanzada (Bethke, 1984),
porque los productos de alteración tienen relaciones espaciales y genéticas claramente diferentes con la
potencial zona mineralizada. Por esta razón, explicamos aquí los orígenes de las aguas ácidas que generan
asociaciones arcíllicas avanzadas. Como se mencionó anteriormente, hay tres fuentes principales de acidez
13 
 
Fig. 5. Ilustración esquemática del ambiente de formación de los tres tipos de agua ácida: hipogénica (ecuaciones 5-
7), por calentamiento a vapor (ecuación 8) y supergénica (ecuación 9) (Schoen et al., 1974; Giggenbach, 1992a; Sillitoe,
1993a). En a, la acidez se deriva de HCl y SO2 ascendentes y enfriamiento, lo último después que se han condensado en
agua y formado ácido sulfúrico. En b, la acidez se obtiene de la oxidación de gas de H2S el cual se condensa en la zona
vadosa (cf. Fig. 3). Por contraste, en c, la acidez se deriva de la oxidación post-hidrotermal de la pirita dentro de la zona
vadosa. Según Sillitoe (1993a).

natural: condensados magmáticos hipogénicos, oxidación calentada por vapor y oxidación supergénica. El
primero es responsable de formar la alteración arcíllica avanzada de los encapes líticos estériles en los
depósitos de alta sulfuración, mientras que los dos últimos pueden crear mantos de alteración arcíllica
avanzada sobre los depósitos de alta sulfuración y baja sulfuración (Fig. 5; Sillitoe, 1993a; White y Hedenquist,
1995).
El entorno volcánico proximal de los depósitos de alta sulfuración explica la presencia de especies ácidas
hipogénicas, incluyendo HCl, SO2 y HF en abundancia decreciente (Hedenquist, 1995). La disociación de las
especies ácidas dominantes, HCl y H2SO4 (ecuaciones 5 y 7, respectivamente) ocurre a menos de 300ºC hasta
350ºC, luego de la absorción del vapor magmático a alta temperatura por agua subterránea y la desproporción
del SO2 (ecuación 6).
14 
 
Este proceso da como resultado el desarrollo de agua hipogénica con ácido hidroclorhídrico-sulfúrico con
un pH de aproximadamente 1, lo suficiente ácida para lixiviar la mayoría de los componentes de la roca,
incluyendo al aluminio. Esta lixiviación deja un residuo silíceo que pronto se recristaliza en cuarzo, localmente
con una textura oquerosa (cuarzo “vuggy” o cuarcita porosa en la literatura rusa). También forma el halo de
alteración arcíllica avanzada típico de los litoencapes que albergan depósitos de alta sulfuración (Fig. 2). La
creación de condiciones ácidas depende de la absorción de vapores magmáticos por el agua subterránea, por
lo tanto, la zona de alteración silícica y arcíllica avanzada tiene un límite inferior nítido (Stoffregen, 1987; White,
1991), coincidente con un acuífero (Giggenbach, 1992a). El enfriamiento hace que la solución se vuelva cada
vez más reactiva, lo que hace que la alteración se ensanche hacia arriba a medida que el fluido reactivo se
suministra continuamente en profundidad (Figs. 2 y 5). Cuando el fluido ácido se cruza con una litología o
estructura permeable, se producirá un flujo a lo largo del canal más permeable, por el gradiente hidráulico. Si se
produce el flujo lateral, la distribución de este tipo de alteración puede ser asimétrica. Los vapores con alta
temperatura y alta presión aparentemente transportan metales como Cu, Au y As (Heinrich et al., 1999),
posiblemente como complejos moleculares de S y CI. Aerosoles similares a los que acompañan a una erupción
volcánica (Hedenquist, 1995) también pueden ser responsables del transporte de metales al ambiente epitermal
durante la formación de este tipo de alteración arcíllica avanzada (Muntean y Einaudi, 2000). A pesar del
transporte de metales por vapor a alta presión, la sílice hipogénica y la alteración arcíllica avanzada generadas
por la condensación de vapores de relativamente baja presión y pobre en metales (Hedenquist, 1995) no
deberían ser muy anómalos en metales, como se observa en encapes líticos estériles sin la posterior
introducción de minerales de sulfuros.
Tanto en los sistemas de alta sulfuración como de baja sulfuración, el H2S está presente y se oxidará a
sulfato en presencia de O2 atmosférico dentro de la zona vadosa (Schoen et al., 1974). Este proceso forma
agua sulfato ácida calentada por vapor.

El agua subterránea fría que circula en profundidad contiene un máximo de 10 ppm O2 disuelto,
insuficiente para crear un agua sulfato ácida por debajo de la zona vadosa. Por lo tanto, debido a que el agua
sulfato ácida calentada por vapor se forma solo dentro de la zona vadosa, su distribución imita la de la capa
freática, formando un manto de alteración (Figs. 3 y 5), aunque localmente el agua ácida puede descender a lo
largo de fracturas, si el nivel freático sube. El flujo ocurrirá por debajo del gradiente hidráulico hacia los drenajes
(Schoen et al., 1974; Sillitoe, 1993a). El espesor de la zona de agua de sulfato ácido es de solo varios metros y,
por lo tanto, las temperaturas rara vez superan los 100 a 120ºC. Sin embargo, durante la erosión sin-
hidrotermal, la zona de alteración calentada por vapor caerá con la capa freática, lo que conducirá al desarrollo
de un espeso manto de alteración sulfato ácida en donde se puede sobreimprimir una alteración más profunda.
Este fue el caso de Sulphur, Nevada (Ebert y Rye, 1997), que debe su nombre a los depósitos de azufre,
formados por la actividad calentada por vapor, los cuales cubren las vetas mineralizadas.
El pH del agua de sulfato ácido calentada por vapor es típicamente 2-3, debido a la falta de HCl y a las
concentraciones generalmente bajas de sulfato. Este fluido disuelve fácilmente el vidrio volcánico y muchos
minerales, pero debido a que el Al tiende a permanecer insoluble a un pH mayor a 2, se fijará en minerales
como la caolinita y la alunita. Esto impide el desarrollo generalizado de sílice residual (> 95% Si02) en mantos
de alteración calentados con vapor, aunque puede formarse localmente una capa opalina friable y rica en sílice.
El flujo lateral subsuperficial de esta agua provoca la silicificación del acuífero a medida que la solución ácida
reacciona con la roca caja y se neutraliza, formando mantos de calcedonia en la capa freática y zonas de ópalo
sobre la misma (Tabla 4).
En una situación relacionada, la condensación de vapor debajo de la zona vadosa forma agua rica en CO2
calentada por vapor (ecuación 1; Hedenquist, 1990) la cual ocurre como un paraguas discontinuo en la parte
superior y se extiende sobre los márgenes de la columna de flujo ascendente. El agua ligeramente ácida (pH 4-
5) crea halos arcíllicos de smectita y arcillas interestratificadas más caolinita, siderita y otros carbonatos; se
extiende localmente a una profundidad de 1,000 m (Simmons y Browne, 2000).
La incursión de esta agua durante el colapso tardío de un sistema puede formar carbonatos, algunos ricos
en Mn, los cuales comúnmente son estériles (Simmons et al., 2000).
15 
 
El tercer ambiente en el que se forman las soluciones ácidas está relacionado con la oxidación
supergénica post-hidrotermal de los minerales de sulfuro:

La oxidación supergénica tiene muchos de los mismos controles que intervienen en la oxidación calentada
por vapor, porque ocurre solo dentro de la zona vadosa y está controlada por la posición del nivel freático. La
temperatura está limitada a un máximo de 30º a 40ºC, y además de la formación de arcillas secundarias,
caolinita, halloysita y alunita, la jarosita es común y los óxidos de Fe son ubicuos (omnipresentes). Las aguas
ácidas pueden drenar localmente hacia abajo a lo largo de fallas y fracturas abiertas (Fig. 5). La meteorización
de sulfuros mejora la recuperación de oro refractario en depósitos epitermales de baja ley que de otro modo no
serían rentables, y también conduce a la eliminación de Cu, un metal que aumenta el consumo de cianuro
durante la recuperación de Au en pilas. El ambiente tectónico y climático del oeste de las Américas es más
favorable que el suroeste del Pacífico por tal oxidación supergénica económicamente ventajosa (Sillitoe, 1999).

Tabla 4. Tipos de alteración silícea


Tipo Formación ¿Donde? Relevancia Metales BS o AS
Paleosuperficie,
depresión
De fuentes Variable: As, Sb, Hg, Tl
Solamente en (hidrológica)
Sinter termales casi (Au, Ag si el conducto es Solamente BS
la superficie topográfica, foco de
neutrales ensanchado)
la descarga
(desagüe)
Origen por
Lixiviación
Sílice residual En la zona calentamiento a Hg, a no ser que
moderada, pH ~2- BS o AS
(opalina) vadosa vapor, por encima superpuesto
3, 80-90% SiO2
del nivel freático
Sílice removilizada
de una zona
En el nivel Hg si solo por
calentada a vapor; Paleonivel freático,
Horizonte de freático, hasta calentamiento a vapor. As,
fluido profundo puede ser distal de BS o AS
calcedonia 1 - 2 km de la Sb ,Au, Au si el fluido es
puede contribuir a la fuente
fuente profundo
la descarga
(desagüe)
<200ºC, fluido en
Vetas de
De coloides de rápido enfriamiento,
calcedonia; Poca
baja temperatura; ebullición en
bandas profundidad, As, Sb Se, Au, Ag BS o AS tardía
recristalizada de profundidad;
coloformes, vetas <150 m
geles criptocristalina a
criptocristalinas
~200ºC
Vetas de cuarzo, De una solución Profundidad:
>200ºC Au, Ag, metales base BS o AS tardía
cavidades en enfriamiento >150 m
Núcleo permeable,
Núcleo de un
Lixiviación principal
Sílice residual sistema
extrema, pH <2, hospedante de Estéril o Cu, As, Au, Ag Solamente AS
(cuarzo oqueroso) volcánico-
95% SiO2 mineralización de
hidrotermal
alta sulfuración
Superficie
Porción poco
hasta 500 m,
De agua en profunda del BS, AS media
Silicificación masivo <150 Trazas: Au, Ag
enfriamiento sistema, flujo a tardía
m de
penetrativo
profundidad
Abreviaturas: BS - baja sulfuración; AS - Alta sulfuración

16 
 
MARCO Y CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS DEPÓSITOS EPITERMALES

Depósitos de baja sulfuración y sus partes: superior, inferior y laterales

Buchanan (1981) y White et al. (1995), revisaron las rocas huésped y otras características de 60 y 137
depósitos epitermales en el suroeste de los Estados Unidos y el suroeste del Pacífico, respectivamente (Fig. 6).
La mayoría de los depósitos revisados, particularmente aquellos del suroeste de los Estados Unidos, son de
baja sulfuración en estilo, tanto de un estado extremo de baja sulfuración como de sulfuración intermedia.
Aunque Buchanan (1981) se centró en las características físicas de los depósitos, White et al. (1995) también
examinaron los controles sobre la mineralización y cómo variaban en diferentes ambientes. White et al. (1995)
notaron algunas diferencias entre las dos regiones: los depósitos del Pacífico sudoccidental tienen
características que sugieren una mayor profundidad de formación, un mayor grado de flujo lateral - como
resultado de un relieve alto en entornos estratovolcánicos - y una tasa de levantamiento más rápida.
Probablemente, todos estos factores reflejan el ambiente del arco de islas de la mayoría de los depósitos, en
relación con el ambiente continental del suroeste de los Estados Unidos. Al igual que sus análogos
geotermales, los depósitos de baja sulfuración están típicamente alejados de los conductos centrales
contemporáneos. Sin embargo, ocurren comúnmente asociados a domos, como en Cerro Crucitas, Costa Rica
(Pease, 1999) y Castle Mountain, California (Capps y Moore, 1991); la mayoría de los depósitos del miembro
extremo de baja sulfuración están asociados con domos de riolita (John et al., 1999). Los depósitos de baja
sulfuración están afiliados a una amplia gama de tipos de roca, desde alcalinas hasta calco-alcalinas (Sillitoe,
1993a). Los depósitos de baja sulfuración del miembro extremo pueden estar restringidos a ambientes
bimodales de basalto-riolita, en contraste con el entorno de andesita-riodacita señalada para depósitos de
sulfuración intermedia en Nevada (Tabla 3; John et al., 1999). Un estilo específico de depósito de baja
sulfuración está asociado con rocas alcalinas (Tabla 3; Richards, 1995).
Ejemplos de depósitos epitermales de baja sulfuración de miembros extremos en el oeste de los Estados
Unidos incluyen vetas ricas en oro en Midas y Sleeper, y yacimientos diseminados como Round Mountain,
todos en Nevada (Buchanan, 1981; John et al., 1999). Martha Hill y Golden Cross en Nueva Zelanda (White et
al., 1995; de Ronde y Blattner, 1988), algunos de los yacimientos en el distrito Baguio, Filipinas, y las minas
Hishikari, Kushikino, Seigoshi y Sado en Japón (Izawa et al., 1990) también son ejemplos de este estilo de
depósito epitermal (Fig. 6). Otros grandes depósitos en la región del Pacífico occidental incluyen Gunung
Pongkor y Kelian en Indonesia, y Ladolam en Papua Nueva Guinea. Los depósitos Comstock Lode, Nevada y
Creede, Colorado, así como Pachuca y Fresnillo en México (Simmons, 1991) - ricos en Ag + metales base -
poseen asociaciones de sulfuros que indican un estado de sulfuración intermedia, como se señaló
anteriormente. La mayor salinidad de los fluidos en estos depósitos de estado de sulfuración intermedia (Tabla
3) explica sus altas concentraciones de Ag y metales base (Henley, 1990; Simmons, 1995). Otras regiones con
importantes depósitos de baja sulfuración más depósitos de sulfuración intermedia, en estado potencial de
descubrimiento incluyen América Central (e.g., Cerro Crucitas, Costa Rica), los Andes (e.g., Portovelo, Ecuador
y varios prospectos en Perú), Australia oriental (Vera Nancy), Patagonia (Cerro Vanguardia, Argentina), el
Mediterráneo occidental (Almagrera y Mazarrón, España), el arco Carpato- Balcánico (por ejemplo, Rosia
Montana y Baia Mare en Rumania, y Madjarovo en Bulgaria), Asia Central (Arharlik en Kazajstán y Baleyskoye
en Rusia) así como las regiones de Magadan (Kubaka y Dukat) y Kamchadta (Asacha y Aginskoye) del Extremo
Oriente de Rusia (Fig. 6).
La mineralización aurífera en depósitos de baja sulfuración se asocia comúnmente con cuarzo y adularia
más calcita o sericita como principales minerales de ganga (Sillitoe, 1977; Buchanan, 1981; Berger y Eimon,
1983; White et al., 1995; Tablas 3 y 5). La forma del depósito puede variar desde una veta (Sleeper, Midas y
Hishikari en Japón), stockwork (McLaughlin, Cerro Crucitas) hasta diseminado (Round Mountain) (White and
Hedenquist, 1990; Sillitoe, 1993a; Fig.7). Los halos de alteración alrededor de la zona mineralizada,
particularmente en la mineralización controlada por fisuras (filoniana), incluye una variedad de minerales de
arcilla sensibles a la temperatura (Fig. 8). La extensión del área de alteración arcíllica puede ser de dos órdenes
de magnitud mayor que el real depósito mineral. Este suele ser el caso con alteración superficial de baja
temperatura (por ejemplo, Hishikari; Izawa et al., 1990), que genera geometrías fungiformes (“mushrooms”)
cerca de la superficie debido a la intersección de un acuífero con las estructuras de basamento que las
alimentan, siendo este último potencialmente el receptor de la mena de alta ley. Por lo tanto, incluso después de
encontrar un gran sistema de alteración, puede ser difícil evaluar dónde se encuentra el cuerpo mineralizado.
Las asociaciones de alteración en la roca caja incluyen illita, clorita, albita, epidota, zeolita y pirita, además
de cuarzo, adularia y calcita (Tablas 3 y 5). Estos minerales reflejan el pH casi neutro y la composición reducida
del fluido mineralizante.

17 
 
Fig. 6. Distribución de depósitos epitermales de baja sulfuración (“low-sulfidation”) y de alta sulfuración (“high -
sulfidation”) en la región del Circum-Pacífico (a) y de Europa-Asia central (b).

18 
 
Tabla 5a. Profundidad y controles de temperatura sobre las características de la alteración hipogénica en depósitos de baja sulfuración

Profundidad Paleosuperficie o paleonivel


0-150 m 150-300 m 300-500 m 500 - 1,000 (1,500) m
aproximada, m freático
Temperatura, ºC 100 -120 100 - 200 200 - 230 230 - 260 260 - 300+
Capa (caolinita-alunita)
Superposición (caolinita-
Alteración arcíllica calentada a vapor por encima
alunita) calentada a vapor; a Superposición rara Ninguna Ninguna
avanzada del nivel freático; ópalo
lo largo de fracturas
residual

Sinter alrededor de fuentes Coloforme, vetas de Vetas de cuarzo,


Vetas de cuarzo, con Pocas vetas de cuarzo,
Alteración silícea termales, horizonte de calcedonia, silicificación de bandas finas, relleno de
bandas gruesas silicificación mínima
calcedonia en el nivel freático roca encajonante espacios abiertos

Smectita, mezcla de Halo de illita,


Poca illita/smectita a
Alteración arcíllica Caolinita-smectita illita/smectita, halo marginal Illita±clorita illita/smectita en las
illita
hasta 1,000 m márgenes
Alteración sericítica Ninguna Ninguna Ninguna Illita±clorita Mica 2M
T-sensitiva o T- Pérdida de arcillas Illita, presencia de Biotita-anfíbol, >800-
Ópalo Calcedonia
indicativa interestratificadas epidoto 1,000 m
Minerales asociados Caolinita, alunita (Adularia) Adularia Adularia Feldespato potásico
Calcita hojosa,
Calcita hojosa, carbonatos de
Carbonatos, otros Ninguno rodocrosita + baritina Calcita Calcita
Mn tardíos
(AR)

Pirita, arsenopirita, Pirita, arsenopirita, Pocos sulfuros de


Sulfuros (RB) Pirita, marcasita Pirita pirrotina, seleniuros de pirrotina, (seleniuros de metales base, esfalerita-
Ag Ag) galena-calcopirita

Principal: sulfuros de Sulfuros de metales


Sulfuros (AR) Pirita, marcasita en la base Pirita Tetrahedrita / tennantita
metales base base
Clorítica, trazas de
Propilítica Clorítica Clorita±epidoto Epidoto
epidoto

Tabla 5b. Profundidad y controles de temperatura sobre las características de la alteración hipogénica en depósitos de alta sulfuración

Profundidad, m Paleosuperficie o nivel freático 0-150 m 150-300 m 300-500 m 500 - 1000 (1,500) m

Temperatura, ºC 100 -120 100 - 200 200 - 230 230 - 260 260 - 300+

Capa (caolinita-alunita) Amplio halo de cuarzo- Ensanchandose hacia


Alteración arcíllica Halo de cuarzo-alunita en el Zonas angostas,
calentada a vapor; ópalo alunita dependiendo de arriba, cuarzo-alunita,
avanzada núcleo silíceo pirofilita, sericita
residual, cristobalita la roca encajonante pirofilita, diaspora

Vetas de calcedonia, sílice


Horizonte de calcedonia en el Sílice residual, cuarzo Sílice residual, cuarzo Tipo D de vetas de
Alteración silícea residual, cuarzo oqueroso,
nivel freático oqueroso, silicificación oqueroso, silicificación pórfido de cuarzo
silicificación
Smectita-illita/smectita
Alteración arcíllica Caolinita-smectita Transicional a sericítica Marginal Marginal
interestratificada
Illita-sericita a sericita- Sericita-pirofilita a mica
Alteración sericítica Ninguna Ninguna Ninguna
pirofilita 2M
T-sensitiva o T- Pérdida de arcillas
Ópalo Calcedonia Pirofilita Biotita
indicativa interestratificadas
Pirita, marcasita en la base, Enargita-luzonita con Enargita-luzonita con
Enargita, bornita,
transicional a Au, tetrahedrita / Au, tetrahedrita /
Sulfuros Pirita, marcasita en la base digenita, calcosina,
sulfuros/sulfosales de Cu-As- tennantita y calcopirita tennantita y calcopirita
covellina
Sb tardías tardías

19
Fig. 7. Ejemplos de formas de cuerpo Fig. 8. Estabilidad termal de varios minerales
mineralizado, controlado por la litología encajonante, por hidrotermales los cuales ocurren en el ambiente epitermal
estructura y por procesos hidrotermales (Sillitoe, 1993a). bajo condiciones de pH ácido y neutral y rango típico de
Mineralización – líneas en ángulo. temperatura para la deposición de mineralización epitermal
(cf. Fig. 4; Reyes, 1990; Hedenquist et al., 1996).

Las arcillas smectita e illita-smectita interestratificadas más caolinita se producen en los márgenes del
sistema, así como dentro de la zona mineralizada, en algunos casos como productos de alteración supergénica
de la sericita hidrotermal. Los depósitos de baja sulfuración del miembro extremo contienen sulfuros de metales
base (Zn-Pb) en cantidades pequeñas, en contraste con los depósitos en estado de sulfuración intermedia.

Parte superior de los depósitos de baja sulfuración:


La característica más distintiva de la paleosuperficie de los sistemas de baja sulfuración es el sinter, el cual
forma terrazas finamente laminadas de sílice amorfa alrededor de fuentes termales de pH neutro. Las
plataformas (proscenios) pueden extenderse en la dirección del drenaje por varios cientos de metros.
Sedimentos de caída aérea finamente laminados o lacustres que se han silicificado, en muchos casos por una
salida de agua calentada por vapor, pueden confundirse con sinter. La presencia de fragmentos de plantas,
comunes en el sinter, no es diagnóstica, ya que dicho material también se acumula con una variedad de
sedimentos finamente laminados. El único criterio de diagnóstico es el de las estructuras verticales que se
forman debido al crecimiento de algas y a la evaporación (White et al., 1989). Se debe tener cuidado al
distinguir el sinter verdadero de una variedad de capas silíceas densas y finamente laminadas los cuales se
forman en el ambiente epitermal. La presencia de sinter verdadero demuestra que el sistema es de baja
sulfuración, fija la posición de la paleosuperficie, y lo más importante, identifica la ubicación de un canal
principal de flujo ascendente de fluidos en ebullición (Fig. 3).
El agua calentada por vapor forma capas de caolinita, cristobalita, smectita y localmente, alunita y azufre
nativo (Figs. 3 y 5). No existe una relación directa con la mineralización, pero tales mantos generalmente
ocurren sobre el techo del sistema mineralizado, por ejemplo, en McLaughlin (Sherlock et al., 1995) y Kushikino,
Japón (Matsuhisa et al., 1985). Esta asociación de alteración puede sobreimprimir a la mena en los casos en
que el nivel freático colapsa (por ejemplo, Sulphur y Mt. Muro, Indonesia; Ebert y Rye, 1997; Simmons y
Browne, 1990). Cuando estos fluidos ácidos descienden a lo largo de fracturas y se calientan (Fig. 5), como en
20 
 
los sistemas geotérmicos filipinos de alto relieve (Reyes, 1990), pueden formar zonas estrechas de minerales
de temperaturas más altas como la pirofilita y la diáspora. Una zonación de minerales de alteración en la zona
calentada por vapor, incluidos los minerales de sílice, alunita, caolinita y smectita, puede estar presente
(Schoen et al., 1974), aunque esta capa de alteración superficial rara vez se conserva, excepto en los sistemas
más jóvenes.
El agua calentada por vapor se acumula en el nivel freático y crea mantos estratiformes de silicificación
densa, típicamente calcedonia, controlados por el acuífero, (Schoen et al., 1974), a una distancia de varios
kilómetros con respecto a la zona de generación de agua calentada por vapor (Sillitoe, 1993a). Aunque el
horizonte de silicificación puede no tener más de unos pocos metros de espesor, un nivel freático que
desciende o asciende, resultante de la erosión o el relleno del punto de drenaje puede formar una capa de sílice
de hasta 25 m o más de espesor. Estas soluciones de sulfato ácido también son ricas en Fe y, por lo tanto,
pueden formar pirita y marcasita cerca de la base del horizonte, en posiciones proximales, donde está
disponible H2S. Esta agua ácida puede acumularse en depresiones, como los cráteres de erupción, lo que lleva
a la formación de depósitos silíceos laminados intercalados con sedimentos lacustres.
El vapor a baja presión, ~ 100ºC - involucrado en la generación de aguas sulfato ácidas calentadas por
vapor - no transporta NaCl o metales, excepto Hg, el cual es particularmente volátil. De hecho, el Hg se ha
extraído de tales ocurrencias sobre minerales epitermales, por ejemplo, en los distritos de Sulphur e Ivanhoe
(baja sulfuración) y en el depósito Paradise Peak (alta sulfuración), todos en Nevada. Por lo tanto, anomalías
metálicas no deben generarse por alteración calentada por vapor sea en sistemas de baja sulfuración o alta
sulfuración (Sillitoe, 1993a), excepto donde la deposición de metal preexistente se sobreimprime a un nivel
freático descendente (Ebert y Rye, 1997). Además, la silicificación formada en el nivel freático no creará
anomalías metálicas, aparte de Hg, excepto en los casos en que un líquido ascendente rico en metales también
se descargue a lo largo del flujo de agua subterránea.

Lados de los depósitos de baja sulfuración:


Los depósitos de baja sulfuración gradan hacia afuera, en algunos casos bruscamente, hacia halos
arcíllicos cuyos anchos se relacionan con la permeabilidad primaria de la roca encajonante: halos estrechos
alrededor de la mineralización estructuralmente controlada o áreas amplias en rocas permeables. La asociación
arcíllica es transicional hacia afuera a asociaciones propilíticas que pueden tener una amplia extensión en todo
el distrito.
La alteración arcíllica se forma como resultado de la generación de agua caliente, calentada con vapor rico
en CO2 en el margen del sistema (Hedenquist, 1990). El agua ligeramente ácida (pH 4-5) crea halos de illita,
arcillas interestratificadas y smectita, así como caolinita y siderita los cuales se extienden localmente a una
profundidad de 1,000 m (Fig. 8; Simmons y Browne, 2000). La disminución de la temperatura hacia afuera y
hacia arriba desde la canalización del fluido se registra mediante minerales arcillosos dependientes de la
temperatura (Figs. 7 y 8) los cuales forman un halo zonificado alrededor de las zonas mineralizadas. Por
ejemplo, en Hishikari, las arcillas son cada vez más interestratificadas, con respecto a la distancia de las vetas
(Izawa et al., 1990). La incursión de esta agua marginal durante el colapso tardío de un sistema puede explicar
la formación de vetas de calcita y carbonatos ricos en Mn los cuales son comúnmente estériles (Simmons et al.,
2000).

Parte inferior de depósitos de baja sulfuración:


El descuelgue (intervalo vertical) de las zonas mineralizadas de baja sulfuración generalmente promedia
aproximadamente 300 m (Buchanan, 1981), pero puede ser tan largo como 600 a 800 m para depósitos de
sulfuración intermedia (Fig. 4b). En el caso de depósitos de alta ley y baja sulfuración de miembros extremos,
puede ser tan pequeño como de 100 a 150 m. Las vetas de cuarzo simplemente pueden acuñarse con una
profundidad cada vez mayor o cambiar a veniillas (“stringers”) estrechas de carbonato, o pueden perder su ley
de oro, lo que resulta en pisos nítidos de menas de alta ley (por ejemplo, en Sleeper y Hishikari). Buchanan
(1981), señala que las zonas de metales preciosos en muchos depósitos tienen raíces ricas en sulfuros de
metales base. Esto también está documentado en depósitos de baja sulfuración de las montañas Metaliferi de
Rumania, donde existe una transición de más de 100 metros hacia concentraciones más altas de metales base
que finalmente conduce a una mineralización de metal base de estilo pórfido. No se ha demostrado aún una
relación genética entre el pórfido y la mineralización epitermal de baja sulfuración del miembro extremo, y en el
norte de Nevada, parece que son mutuamente excluyentes (John et al., 1999). Por el contrario, los depósitos de
sulfuración intermedia se producen en distritos que también albergan depósitos profundos tipo pórfido (John et
al., 1999), y puede haber una relación. Esta es una de las razones para distinguir entre los depósitos del estado
final de baja sulfuración y los depósitos de sulfuración intermedia.
21 
 
Depósitos de alta sulfuración y sus partes: superior, inferior y laterales

Arribas (1995) y Sillitoe (1999) resumen el ambiente de 43 depósitos de alta sulfuración. Estos depósitos
varían en tamaño, desde el depósito de oro con más de 35 M oz en Yanacocha, Perú, hasta varios depósitos
pequeños de 0.3 M oz (por ejemplo, Kasuga, Japón y Rodalquilar, España; Figs. 6 y 9). El escenario más
común es el asociado con domos (22 de 43), principalmente en un complejo dómico, pero también domos de
cumbre en un conducto volcánico central. Un conducto volcánico central es el siguiente entorno más común
(12), mientras que una asociación espacial con diatremas o calderas representa solo uno de cada tres
depósitos; en algunos casos, la asociación se superpone a dos de estos ambientes. Para diez depósitos no hay
información suficiente para determinar su marco geológico. Rodalquilar, uno de los depósitos más pequeños
considerados aquí, está relacionado espacialmente con una caldera, mientras que el gran depósito Goldfield,
Nevada, está asociado con domos influenciados por una caldera, como en Rodalquilar (Arribas et al., 1995a).
El estilo de alta sulfuración de un depósito epitermal se forma en una posición de transición entre la
superficie y una intrusión superficial en desgasificación, en lugares asociados con depósitos de tipo pórfido. Los
cuerpos mineralizados comúnmente se ubican proximales a los conductos volcánicos y están alojados por
conductos estructurales o litologías permeables. Como se mencionó anteriormente, un requisito crítico es la
existencia de un sistema de canales efectivo en el sistema volcánico- hidrotermal que permita el rápido ascenso
del fluido magmático a profundidades epitermales. El rango de composición de las rocas ígneas genéticamente
relacionadas con depósitos de alta sulfuración es relativamente estrecho, principalmente composiciones
calcoalcalinas intermedias, en contraste con el rango más amplio de tipos de roca asociadas con depósitos de
baja sulfuración, tanto en estado de sulfuración intermedia como en miembro extremo de baja sulfuración
(Sillitoe, 1993b; Arribas, 1995; John et al., 1999).
Los depósitos de alta sulfuración están mejor conservados en los arcos volcánicos cenozoicos del Circum-
Pacífico, en la región Mediterránea, incluido el cinturón Cretácico-Terciario Carpato-Balcánico (e.g., Chelopech),
y en el cinturón Paleozoico de Asia Central (e.g., Kochbulak, Uzbekistán). Los depósitos de alta sulfuración se
producen en dos ambientes principales: arcos de islas y márgenes continentales (Arribas, 1995; White et al.,
1995). Los depósitos más antiguos son de edad mesozoica a paleozoica (e.g., en China, Uzbekistán y
Australia); ejemplos altamente metamorfizados (Dube et al., 1998) se han reconocido incluso en los escudos
proterozoicos de Canadá (Hope Brook; Dube et al., 1998) y la región del Báltico (Enåsen, Suecia; Hallberg,
1994). La gran proporción de depósitos jóvenes de alta sulfuración (así como de baja sulfuración) simplemente
refleja la mayor probabilidad de que el ambiente epitermal se erosione con el tiempo.
Las principales rocas huésped en los depósitos de alta sulfuración son variables. Rocas volcánicas
andesíticas y dacíticas, tanto flujos como brechas, albergan una parte o la totalidad de los 16 depósitos de los
43 revisados por Sillitoe (1999); ignimbrita mal a moderadamente soldada alberga 10 depósitos. La ignimbrita
parece ser un huésped más común en América del Sur, mientras que otras unidades volcánicas son más
comunes en Asia y Europa. Pórfido dacítico a andesítico y otras intrusiones albergan diez depósitos. Rocas
sedimentarias de varios tipos (lutita, arenisca, unidades calcáreas, grauvaca metamorfizada) albergan partes o
en algunos casos la totalidad de nueve depósitos. A pesar de la asociación común de depósitos de alta
sulfuración con domos, sorprendentemente los domos en sí albergan una porción de solo un pequeño número
de depósitos. Esto puede reflejar su sincronización sin-hidrotermal con la intrusión.
La forma de los depósitos de alta sulfuración varía desde diseminaciones o reemplazamientos hasta vetas,
stockworks y cuerpos de brecha hidrotermal (Fig. 7). Similar a los depósitos de baja sulfuración, los controles
litológicos y estructurales determinan la forma de un depósito individual. Sillitoe (1999) discutió las
características de los depósitos de alta sulfuración, en pórfidos, en niveles epitermales profundos y superficiales
(Tabla 3). En particular, reconoció una diversidad en los estilos de mineralización de alta sulfuración controlada
en gran medida por la naturaleza cambiante de la permeabilidad desde la superficie hasta una profundidad
mayor de 1 km. Los depósitos más grandes, aunque de menor ley, se forman a poca profundidad, donde el
sistema se ensancha en forma de hongo en litologías permeables, tales como rocas volcániclásticas,
sedimentos lacustres y, en particular, ignimbrita. Las rocas encajonantes piroclásticas exhiben un rango en el
grado de soldadura; donde están soldadas, se rompen y se fracturan fácilmente. Por el contrario, los depósitos
filonianos de alta ley, típicamente con acumulaciones masivas de pirita y sulfosales, tienden a formarse a mayor
profundidad y, por lo tanto, están expuestos en terrenos erosionados más profundamente. Como se señaló
anteriormente, los depósitos minerales de alta sulfuración muestran comúnmente un alto grado de control
estructural, incluso dentro de las zonas macizas de cuarzo oqueroso y sulfuros, lo que refleja las raíces
relacionadas con fracturas en estos sistemas. Estas fracturas reflejan características de escala regional en

22 
 
Fig. 9. Ploteo de ley-tonelaje (“grade-tonnage”) para yacimientos epitermales de baja y alta sulfuración (modificado de
Hedenquist et al., 1996). Incluye tanto producción como reservas, pero con varias leyes de corte (“cut-off grade”). Note que
hay muchos prospectos que contienen bajos tonelajes y/o leyes, ploteando en la esquina izquierda inferior, los cuales son
antieconómicos para minar. Depósitos del estado intermedio de sulfuración, tales como Comstock Lode y Kelian se
muestran con el símbolo de baja sulfuración.

Ba = Baguio, Filipinas; Bo = Boliden, Suecia; CC = Cripple Creek, Colorado; Ch = Chinkuashih, Taiwan; CL =


Comstock Lode, Nevada; Cp = Chelopech, Bulgaria; El = El Indio, Chile; El D.S.O. = El Indio mena de envío directo;
Em = Emperor, Fiji; Go = Goldfield, Nevada; Hi = Hishikari, Japón; Ke = Kelian, Indonesia; La = Ladolam, Papua
Nueva Guinea; Lh = Lahoca, Hungría; Le = Lepanto, Filipinas; Mc = McLaughlin, California; Mi = Midas, Nevada;
Mu = Mulatos, Mexico; Na = Distrito mineral Nansatsu, incluyendo Kasuga, Japón; Pa = Pascua, Chile; Pi = Pierina,
Perú; Po = Porgera, Papua Nueva Guinea; PP = Paradise Peak, Nevada; PV = Pueblo Viejo (oxido + sulfuro),
República Dominicana; Ro = Rodalquilar, España; RM = Round Mountain, Nevada; SI = Sleeper, Nevada (mena
promedio); Su = Summitville, Colorado; Ta = Tambo, Chile; Ve = Veladero, Argentina; Wa = Waihi, Martha Hill,
Nueva Zelandia; Ya: Yanacocha, Perú. 

algunos casos, mientras que en otros casos las fracturas parecen ser causadas por el emplazamiento de las
intrusiones superficiales con las que están relacionados los depósitos de alta sulfuración.
Una de las características más comunes de los depósitos de alta sulfuración es la zonación de la
alteración externamente al cuerpo mineralizado. La Figura 2 muestra la sección de alteración del depósito
Summitville, Colorado (Steven y Ratte, 1960). La mineralización está alojada en una roca oquerosa consistente
de cuarzo recristalizado a partir de sílice residual, con leyes que disminuyen en el borde del núcleo silíceo.
Hacia afuera del núcleo de cuarzo oqueroso hay una zona de alteración arcíllica avanzada consistente de
cuarzo - alunita y minerales de kandita (incluyen caolinita, nacrita o dickita); en lugares, con pirofilita o diaspora.
Esta asociación también puede ocurrir en porciones dentro de la zona silícea, posiblemente preservada de la
lixiviación completa en zonas locales de menor permeabilidad. El núcleo alterado silíceo y arcíllico avanzado es
seguido en dirección externa por alteración arcíllica de illita o arcillas interestratificadas. Una zona más externa
de alteración propilítica incluye clorita. El ancho total de la zona de alteración arcíllica avanzada puede ser tan
estrecho como 1 m, pero puede alcanzar hasta 100 m. Este patrón de zonación de alteración indica condiciones
progresivamente menos ácidas hacia afuera de la vía del flujo del fluido ácido (Hemley et al., 1969, 1980; White,
1991). Las zonas de sílice (± cuarzo oqueroso) y cuarzo-alunita, donde se las puede observar, se acuñan hacia
abajo, con una zona sericítica o arcíllica rodeando a la zona de alimentación estructural (Fig. 2; Stoffregen,
23 
 
1987). En algunos depósitos, la zona silícica está ausente y la mineralización aurífera está hospedada en una
zona de cuarzo - pirofilita, como en Pueblo Viejo (White, 1991; White et al., 1995).
La mineralización de oro en depósitos de alta sulfuración se asocia más comúnmente con enargita o su
dimorfo de baja temperatura, la luzonita. Dichos sulfuros de cobre con alto estado de sulfuración se forman
típicamente al principio de la paragénesis, con contenidos relativamente bajos de oro y son cortados por
mineralización aurífera (por ejemplo, Lepanto y El Indio, Chile). El mineral de oro post- enargita está asociado
con pirita, tennantita-tetrahedrita, calcopirita y telururo; estos sulfuros indican un estado de sulfuración más bajo
que la enargita. En Summitville, hay una transición de enargita a tetraedrita con una profundidad creciente
(Stoffregen, 1987). La alunita es comúnmente una alteración temprana y mineral de ganga, mientras que la
anhidrita y la baritina son relativamente tardías.

Parte superior de los depósitos de alta sulfuración:


Muchos depósitos de alta sulfuración, particularmente aquellos formados a poca profundidad, ocurren
cerca de domos y edificios volcánicos tipo estratovolcán (Sillitoe, 1999; Tabla 3). Ambos ambientes volcánicos
pueden albergar lagos ácidos, ya sea en cráteres de sus cumbres o como fosos alrededor de los márgenes de
los domos. La evaporación aumenta la concentración de sulfato hasta en un orden de magnitud, disminuyendo
el pH a valores tan bajos como 0.0 (por ejemplo, en el lago del cráter Kawah Ijen de Java; Delmelle y Bernard,
1994). El azufre nativo generalmente forma piscinas en el fondo del lago, junto con pirita ± alunita ± caolinita.
El estancamiento de agua ácida también conduce a la formación de depósitos silíceos laminados
intercalados con sedimentos lacustres (por ejemplo, Yanacocha; Sillitoe, 1999). Al igual que en los sistemas de
baja sulfuración, fracturamiento hidráulico y brecha hidrotermal son comunes y donde estas zonas de brecha
alcanzan la paleosuperficie, el conducto de erupción comúnmente se llena con agua. En estas situaciones, la
porción poco profunda del conducto de la brecha puede contener sedimentos laminados, los cuales consisten
en fragmentos de brecha y minerales de alteración como alunita, caolinita y baritina, tal como se observa en
Akaiwa, Japón y Rodalquilar (Arribas et al., 1995a). En algunos lugares, se ve que la zona de alteración silícica
que alberga la mineralización en profundidad se estrecha hacia arriba, por ejemplo, en el yacimiento Penshan,
Chinkuashih, Taiwán (White, 1991).
Donde la paleosuperficie está casi preservada (por ejemplo, en La Coipa, Pascua y Tambo, Chile, más
Yanacocha; Sillitoe, 1999), es común un manto de alteración blanqueado y friable de cuarzo opalino
(originalmente cristobalita) -caolinita-alunita. Esta capa se formó a partir de aguas calentadas por vapor por el
mismo mecanismo discutido para depósitos de baja sulfuración, y el azufre nativo es común. La distinción de
este estilo de alteración ácida de la hipogénica cuarzo-alunita ± dickita-pirofilita debe hacerse mediante
observaciones texturales y ocurrencia de campo, en lugar de solo en la mineralogía, ya que la mineralogía de
las alteraciones hipogénica y la calentada por vapor se superponen. Aunque la pirofilita se forma típicamente a
alta temperatura en depósitos de pórfido, puede formarse a menos de 150ºC cuando la concentración de sílice
excede la de la solubilidad del cuarzo (Hemley et al., 1980).
Además, similar a los sistemas de baja sulfuración, la calcedonia se forma en la base de la zona vadosa a
lo largo del nivel freático (Fig. 5). Por lo tanto, las características relacionadas con la alteración derivada del
calentamiento por vapor son las mismas en los sistemas de alta y baja sulfuración. Por el contrario, el pH ácido
de las aguas profundas en el ambiente de alta sulfuración impide la precipitación de sílice directamente de las
aguas termales debido a los efectos cinéticos, y por esta razón, los sinter de sílice no se forman en los sistemas
de alta sulfuración.

Partes laterales de los depósitos de alta sulfuración:


La solución reactiva temprana está típicamente controlada por una fractura, pero donde este fluido se
cruza con una zona de permeabilidad, como un estrato de toba, una inconformidad, una falla o su intersección
(cf. Lepanto), el flujo lateral puede ocurrir en la dirección del gradiente hidráulico. Tal flujo lateral puede dar
como resultado una zona regionalmente extensa pero asimétrica de alteración silícica hipogénica. Cerca de la
zona de flujo ascendente, la lixiviación deja sílice residual la cual puede ser silicificada por soluciones
posteriores, formando una unidad maciza. Por el contrario, en la zona de salida distal del flujo, el producto
puede consistir en calcedonia maciza sin sílice residual, y esta calcedonia será difícil de distinguir de la
relacionada con la emanación de agua calentada por vapor. La extensión del flujo lateral es una función de la
permeabilidad y el gradiente hidráulico, este último determinado por el paleorelieve, y puede extenderse por
varios kilómetros.
Vetas epitermales ocurren cerca de varios depósitos de alta sulfuración (Sillitoe, 1993a), a pocos
kilómetros y cerca de los márgenes de alteración del sistema volcánico-hidrotermal. Dichas vetas poseen
típicamente características de depósitos de sulfuración intermedia. En algunos casos, estas vetas forman

24 
 
depósitos económicos, por ejemplo, Victoria, al sur de Lepanto y Chiufen, al oeste de Chinkuashih, ambos a 1
km de depósitos de alta sulfuración. La falta de un estudio detallado y una datación precisa para la mayoría de
los depósitos impide una determinación inequívoca de la sincronización y relación de estos cuerpos
mineralizados adyacentes.

Parte inferior de los depósitos de alta sulfuración:


Los depósitos de alta sulfuración se encuentran típicamente por encima o en el margen de intrusiones,
algunos asociados con depósitos de Cu-Au tipo pórfido. Se conocen sistemas de pórfido por debajo de Lahoca,
Hungría y Lepanto y, recientemente, se encontró un sistema estilo pórfido debajo de Yanacocha. Los sistemas
de pórfido también ocurren por debajo o adyacentes a muchos otros depósitos similares de alta sulfuración
(Sillitoe, 1999).
La perforación debajo de algunos cuerpos mineralizados de alta sulfuración (Hedenquist et al., 1994;
Arribas et al., 1995a) indica que las zonas silícicas y arcíllicas avanzadas comúnmente se acuñan hacia abajo
(Stoffregen, 1987). Las raíces pueden ser vetas estrechas, no mineralizadas de cuarzo-pirita con halos
estrechos a anchos de alteración sericítica (Fig. 2), en algunos casos con cantidades variables de pirofilita.
Aunque la pirofilita es un mineral arcíllico avanzado, no se limita a formarse solo como un halo de la alteración
arcíllica avanzada de sílice y cuarzo-alunita. Este mineral también puede formarse al enfriar un fluido estable a
sericita (Hemley y Hunt 1992), explicando la transición ascendente común de sericita a pirofilita sobre la parte
superior de los depósitos de pórfido, pero debajo de los encapes líticos de cuarzo-alunita (Hedenquist et al.,
1998). Donde se han realizado estudios de inclusiones fluidas, el límite inferior de la alteración arcíllica
avanzada corresponde al límite superior de las inclusiones hipersalinas, que contienen minerales-hijo (cristal
mineral en inclusión fluida), por ejemplo, en Rodalquilar (Arribas et al., 1995a) y Lepanto (Hedenquist et al.,
1998). Esto sugiere que el líquido hipersalino denso se limita en gran medida a los niveles superiores del
ambiente de pórfido a menos que eventos catastróficos provoquen el que sea expulsado a profundidades
epitermales (Muntean y Einaudi, 2000).

EXPLORACIÓN DE PROSPECTOS EPITERMALES: OBSERVACIONES RELEVANTES Y


HERRAMIENTAS ÚTILES

Como se discutió anteriormente, la mineralización epitermal es el resultado de una serie de procesos


hidrotermales relativamente bien conocidos. Los productos resultantes de estos procesos (por ejemplo, sinter
de sílice, alteración calentada por vapor, cuarzo oqueroso, etc.) proporcionan el marco para desentrañar los
prospectos epitermales y evaluar su potencial para contener un yacimiento. Esta sección se enfoca en los
procesos y productos resultantes más relevantes para la exploración. A lo largo de la sección, se hacen
comentarios sobre las herramientas de evaluación más útiles.

Metodología

Durante la evaluación de un prospecto, el primer objetivo es determinar si es epitermal y, de ser así, su


estilo, baja sulfuración o alta sulfuración. Esta determinación definirá en parte las preguntas que se formularán,
como la relación entre la zonación de alteración y la potencial zona mineralizada (Figs. 2 y 3). La mineralogía de
mena, ganga y alteración, comúnmente combinada con características texturales, permite generalmente una
distinción directa entre los estilos de los miembros extremos de baja y alta sulfuración. En menor medida, el
conjunto de metales y la forma del depósito también son distintivos (Tabla 3; Buchanan, 1981; Sillitoe, 1993a;
White et al., 1995; Hedenquist et al., 1996).
Una vez que se determina el estilo del prospecto, el geólogo de campo puede enfocarse en comprender
las características geológicas y estructurales del prospecto y determinar la geometría del sistema y su tamaño
en términos de mineralización potencial. En esta etapa inicial, es crítico desarrollar una o más hipótesis de
trabajo, y luego refinarlas o descartarlas después de probar con observaciones y hechos básicos. Como se
mencionó anteriormente, una comprensión clara de los requisitos económicos de un proyecto dado (es decir, la
definición de la ruta crítica para lograr el éxito de la exploración) es esencial en cualquier etapa.
Para los depósitos epitermales, así como con todos los otros depósitos de origen hidrotermal, uno de los
principales desafíos para la exploración es identificar la ubicación de los canales del paleoflujo y determinar si
existe o no una mineralización potencial. Desde un punto de vista práctico, el objetivo es encontrar
mineralización, particularmente de alta ley; comprender los controles sobre la mineralización facilitará mucho
este trabajo.
25 
 
Texturas y su interpretación

La definición de Lindgren (1922) del ambiente epitermal se basó en texturas de vetas (Tabla 3) y estos
criterios aún nos sirven. Las texturas en las vetas de baja sulfuración incluyen bandas finas y crustiformes de
calcedonia, cuarzo hojoso (debido al reemplazo de carbonato) y relleno de espacios abiertos. En efecto, incluso
los yacimientos filonianos Arcaicos epizonales de Au (por ejemplo, depósitos de Wiluna, Australia occidental;
Groves et al., 1998) poseen texturas similares, lo que indica su poca profundidad de formación. Estas texturas
son menos comunes en depósitos diseminados de baja sulfuración, aunque todavía están presentes en vetas
transversales. Las bandas coloformes se forman más comúnmente a muy poca profundidad, causadas por
acumulaciones de sílice coloidal (Lindgren, 1933), y que albergan dendritas de oro en vetas de alta ley de baja
sulfuración (Saunders, 1994). El brechamiento hidrotermal de vetas y de la roca encajonante es común, tanto
en depósitos de baja sulfuración como de alta sulfuración, los cuales exhiben típicamente un diseño de
fragmentos en rompecabezas (“jigsaw”).
Por el contrario, los depósitos de alta sulfuración pueden carecer de muchas de estas texturas, excepto en
vetas tardías. Las texturas en los depósitos de alta sulfuración están dominadas por zonas silíceas macizas a
oquerosas de origen residual con la abundancia y el tamaño de las oquedades dependientes de la naturaleza
original de la roca huésped y del grado de silicificación. La lixiviación ácida extrema de una roca con
fenocristales gruesos a finos o con fragmentos de piedra pómez y/o líticos desarrollará una apariencia
oquerosa, reconocible incluso si está masivamente silicificada. En contraste, una roca originalmente de grano
fino y maciza mantendrá su apariencia. Las brechas son comunes en depósitos de alta sulfuración, así como lo
son en depósitos de baja sulfuración, y puede ser difícil distinguir entre brechas alteradas de origen volcánico o
freatomagmático y brechas de origen sin- hidrotermal. Es común en los depósitos de alta sulfuración encontrar
leyes de mineral comparativamente más altos en la brecha sin-hidrotermal y su roca circundante.
La mayoría de las texturas que son diagnósticas del ambiente epitermal involucran sílice de alguna forma,
y las zonas de sílice tienden a ser más resistentes a la erosión que la alteración arcíllica, formando así altos
topográficos. Esto es particularmente notable en núcleos silíceos de cuarzo oqueroso. Por lo tanto, los altos
topográficos, no importa cuán altos o cuán empinados sean, deben examinarse a fondo para detectar evidencia
de alteración y texturas silíceas, y para anomalías de oro.

Rocas de caja, estructura y forma de depósito

Al principio de la evaluación de cualquier prospecto epitermal, deben determinarse los controles probables
de la ley (es decir, la forma potencial del cuerpo), ya que ésta es una de las características más básicas de
cualquier yacimiento mineral. Tanto los estilos de alta sulfuración como los de baja sulfuración comúnmente
tienen un fuerte control estructural, aunque en depósitos diseminados o de reemplazamiento la estructura
puede estar oculta. Los depósitos epitermales son extremadamente variables en su forma (Fig. 7). Gran parte
de esta variabilidad es causada por fuertes diferencias de permeabilidad en el ambiente cercano a la superficie,
como resultado de controles litológicos, estructurales e hidrotermales. Algunos de los depósitos más grandes de
alta sulfuración (por ejemplo, Yanacocha) tienen un gran componente de mineralización contenida dentro de
litologías favorables y pueden considerarse diseminados. Esto también es cierto para el gran depósito Round
Mountain de baja sulfuración.
Las características de ley-tonelaje de los depósitos de baja y alta sulfuración (Fig. 9) se correlacionan
estrechamente con la forma del depósito (Fig. 7). Los yacimientos de tonelaje más grande están dominados por
mineralización diseminada o de reemplazamiento como resultado del control litológico durante el flujo de fluido.
Además, estos grandes depósitos se tornan comúnmente más económicos, debido a la oxidación supergénica
de los sulfuros (por ejemplo, en Yanacocha y Pierina, Perú, y La Coipa y Pascua). Por el contrario, varios
depósitos con más de 3 Moz Au con leyes superiores a 20 hasta 30 g/t están alojados en fracturas. Estos
depósitos filonianos de alta ley incluyen los miembros extremos de estilos de baja sulfuración (Hishikari, Midas,
Sleeper), sulfuración intermedia (ComstockLode) y alta sulfuración (El Indio, Goldfield, Chinkuashih).

Recomendación práctica:
Una técnica eficiente para alcanzar rápidamente una comprensión preliminar y amplia del orden de
magnitud del potencial de un prospecto epitermal, incluyendo rocas huésped, control estructural, forma de
depósito, relaciones de alteración y mineralización, es comenzar la exploración con una travesía de campo
preliminar de todo el sistema hidrotermal expuesto. Suponiendo que el terreno o la cubierta vegetal lo permitan,
esto debe hacerse atravesando desde roca fresca o débilmente alterada en un lado del sistema, hasta roca
26 
 
fresca o débilmente alterada en el lado opuesto, a través del núcleo o núcleos percibidos de mineralización.
Combinando la identificación preliminar de la alteración y la mineralógica, posiblemente respaldada por PIMA
(“Portable Infrared Mineral Analyzer” - Analizador Infrarrojo Portátil de Minerales; ver más abajo) y mapas
fotogeológicos generados previamente, este recorrido temprano proporcionará una gran cantidad de
información y ayudará a enfocar los esfuerzos de la exploración.

Alteración hidrotermal

Asociaciones y zonación:
La zonación de la alteración es claramente diferente entre los dos estilos de sistemas epitermales de baja
sulfuración y alta sulfuración (Figs. 2 y 3). Aunque generalizamos sobre tal zonación, cada prospecto es
individual y dada la variabilidad geológica, puede variar de dicho esquema generalizado (cf. Buchanan, 1981). A
pesar de que es común agrupar minerales de alteración en las asociaciones estándar (Tabla 2; Meyer y
Hemley, 1967), recomendamos primero identificar los minerales presentes y su zonación, en lugar de mapear
simplemente en función de un tipo de alteración. Se puede obtener mucha información al conocer una
mineralogía específica, cuya información se pierde al agruparla en una categoría amplia, o tal vez nunca
haciendo la distinción en primer lugar ("dividir en el campo, puesto que siempre se puede agrupar en la oficina"
es buen consejo; ver más abajo). Además, se sabe que los geólogos usan dicha terminología de alteración de
manera diferente.

Tipo de alteración arcíllica avanzada:


Dos de las interpretaciones más críticas para hacer en el campo son el origen de la alteración arcíllica
avanzada (es decir, hipogénica, calentada por vapor o supergénica), así como el origen de la alteración silícica
(es decir, sílice residual o silicificación). Si la alteración arcíllica avanzada es de origen hipogénico, el prospecto
puede ser un encape lítico estéril o un sistema mineralizado de alta sulfuración. Como se discutió anteriormente
y en otras partes (Meyer y Hemley, 1967; Rye et al. 1992; Sillitoe 1993a; Arribas 1995), la alteración arcíllica
avanzada hipogénica se define por la presencia de asociaciones que contienen algunos o todos los siguientes
minerales: cuarzo, alunita, kandita (caolinita, nacrita, dickita), diáspora, pirofilita y zunyita. La alteración arcíllica
avanzada de origen calentado por vapor contiene muchos de estos minerales, particularmente si estos fluidos
ácidos descienden a lo largo de fracturas y se calientan (Reyes, 1990). En este contexto, dos observaciones
pueden proporcionar evidencia diagnóstica de un origen hipogénico: (1) la presencia de sílice residual
verdadera (e.g., cuarzo oqueroso formado por lixiviación de una roca ígnea porfídica), y (2) alunita cristalina con
hábito tabular a laminar de sus cristales y color blanco a rosado (Tabla 6); Estos cristales se pueden reconocer
más fácilmente en una sección delgada o con la ayuda de una lupa en cavidades o espacios abiertos.
Existe una clara distinción entre los dos estilos de depósito, en lo que respecta a la relación espacial de la
asociación arcíllica avanzada con la zona mineralizada. En los depósitos de alta sulfuración, la zona
mineralizada se encuentra dentro de un núcleo de sílice y está alojada por un halo que varía lateralmente a
minerales arcíllicos avanzados. Más cerca del núcleo de cuarzo residual esta la zona de cuarzo - alunita (Fig.
2). Por el contrario, la zona arcíllica avanzada en los depósitos de baja sulfuración, forma una capa sobre el
nivel freático debido al calentamiento por vapor, por lo tanto, se encuentra sobre la zona mineralizada, aunque
puede sobreimprimir a ésta durante las condiciones en que el nivel freático desciende (por ejemplo, en Sulphur
y en el monte Muro). Debido a su origen poco profundo, los minerales de alteración asociados constituyen
ópalo-cristobalita, caolinita (el mineral kandita de baja temperatura) y alunita (Fig. 8). Aunque la alteración
calentada por vapor puede dar como resultado una textura porosa, no se debe encontrar sílice residual
completa del tipo formado por lixiviación hipogénica extremadamente ácida dentro de mantos calentados por
vapor, excepto en situaciones de sobreimpresion. La alunita formada en el ambiente calentado por vapor, así
como la alunita supergénica, muestran un hábito de cristal pseudocúbico o romboédrico y rara vez es lo
suficientemente gruesa para que los cristales individuales sean reconocidos con la ayuda de una lupa (Tabla 6).
Los mantos de alteración derivados del calentamiento por vapor también se forman sobre los sistemas de
alta sulfuración (por ejemplo, La Coipa). Por lo tanto, incluso si los minerales arcíllicos avanzados de baja
temperatura forman una capa, esta morfología no distingue el estilo del sistema. Tampoco tal morfología y
asociación de minerales constituyen evidencia de calentamiento por vapor, porque los procesos supergénicos
también están controlados por el nivel freático y dan como resultado una asociación similar de minerales.
Además de las diferentes texturas entre alunita hipogénica y calentada por vapor o alunita supergénica (Sillitoe,
1993a), minerales secundarios o de baja temperatura como ser jarosita, escorodita o halloysita (polimorfo de
caolinita de baja temperatura) ayudan a identificar la alteración supergénica (Fig. 8, tabla 6).
27 
 
Tabla 6. Características de tres tipos de alteración ácida, incluyendo alunita y su distinción
Cloruro-sulfato hipogénicos Sulfato calentado por vapor Supergénica
Terminología genética
Magmático-hidrotermal Calentado por vapor Supergénica
(Rye et al., 1992)
Oxidación atmosférica de
Condensación de vapor Oxidación atmosférica de H2S
sulfuro de grano fino dentro
Origen (ecuaciones 5-9) magmático de alta T con HCL en la zona vadosa por encima
de una zona superficial de
+ SO2 ascendentes del nivel freático
meteorización
Rango de temperatura 300º-350º a 100º, fluido 100º-120º, hasta 150º +, fluido 20º-40º, fluido descendente
(ºC) hipógeno ascendente descendente superpuesto

Cuarzo, alunita, dickita, Caolinita, alunita, ópalo,


Asociaciones diaspora, pirofilita, zunyita cristobalita, azufre nativo
Caolinita, haloysita, jarosita

No relacionada a la
Potencialmente mineralizado,
Relación con la Estéril, por encima de la mineralización de sulfuros;
típicamente rodeando a la
mineralización mineralización o superpuesto relacionada a la
mena
mineralización de óxidos
Agregados finos (<20-50 μm) Como tiza, masas
Agregados cristalinos de en polvo, como tiza, masas porcelánicas y finas (<20-50
Textura y hábito
grueso a grano fino; cristales porcelánicas; cristales μm); cristales
cristalino de la alunita tabulares u hojosos rombohedrales con ángulos rombohedrales con ángulos
casi cúbicos casi cúbicos
Incoloro, rosado, blanco,
Blanco, crema, amarillo-
Color de la alunita crema, amarillo, broceado, Generalmente blanco
marrón (tinción de jarosita)
marrón
Composición isotópica
δ34S alunita >> δ34S sulfuro δ34S alunita ~ δ34S sulfuro δ34S alunita = δ34S del
de la alunita (ver Rye et asociado (20 vs 0 por mil) asociado (e.g. 3 y 2 por mil) sulfuro precursor
al., 1992)
Fuentes de literatura incluyen Schoen et al. (1974), Anderson (1982), Rye et al. (1992), Sillitoe (1993a), Itaya et al.
(1996)

En algunas situaciones, también es posible utilizar relaciones de isótopos de azufre para distinguir
fácilmente entre la alteración arcíllica avanzada hipogénica y supergénica o calentada por vapor (Rye y cols.,
1992; Arribas y cols., 1995a).

Sílice y silicificación:
Es crítico distinguir los diversos orígenes de la alteración silícica o la silicificación (Tabla 4) por dos
razones principales: (1) para comprender la geometría y las relaciones espaciales del sistema hidrotermal, y (2)
para comprender mejor la mineralización epitermal, ya que ésta está estrechamente asociada con diversas
formas de productos silíceos. En este contexto, el enfriamiento rápido de un fluido hirviendo a medida que
asciende cerca de la superficie da como resultado la deposición de sílice, ya sea como cuarzo (a >200ºC) o un
polimorfo menos ordenado como la calcedonia a menos de 150º hasta 200ºC o sílice amorfa a 100º hasta
150ºC (Fig. 4a). Además, la deposición de cuarzo ocurre solo a partir de soluciones con pH relativamente
neutro, como las que ascienden en vetas de baja sulfuración y en estado intermedio de sulfuración. Por el
contrario, la lixiviación hipogénica deja un residuo de sílice que se recristaliza en cuarzo, y esta zona también
puede ser silicificada en etapas posteriores, típicamente antes y/o durante la introducción de mineralización de
alta sulfuración. La calcedonia se deposita como una capa en el nivel freático, mientras que el ópalo se forma
dentro de la zona vadosa (Figs. 3 y 5). Por último, el sinter de sílice, el cual precipita en forma de sílice amorfa
pero finalmente se recristaliza en cuarzo, proporciona evidencia inequívoca de la ubicación de la paleosuperficie
en el momento de la mineralización.

Mineralogía:
El conocimiento del rango de temperatura sobre el cual los minerales de alteración epitermal son estables
(Fig. 8), junto con una geometría interpretativa de las distribuciones de fluidos en sistemas de baja y alta
sulfuración, permite que la distribución de minerales de alteración se use para establecer las paleo-isotermas, y,
28 
 
por lo tanto, direcciones de flujo del paleofluido (Fig. 1). El último aspecto puede ayudar a establecer el centro
del flujo de los fluidos y la dirección potencial de la mineralización y puede indicar si el flujo fue controlado
estructuralmente (paleo-isotermas estrechas) o generalizado (halos de alteración amplia). White et al. (1995)
también enfatizan, en el potencial de flujo lateral del fluido en entornos de alto relieve topográfico y una
zonación de alteración asimétrica puede indicar esto.
Como ejemplo del uso de minerales para estimar isotermas, la zonación de las arcillas hidrotermales
desde smectita a illita (Fig. 2) coincide con el patrón de gradiente térmico creciente en el sistema geotérmico de
Broadlands, Nueva Zelanda (Simmons y Browne, 2000). Izawa et al. (1990) reconocieron una zonación similar
de minerales arcillosos alrededor de la proyección superficial de las vetas de alta ley en Hishikari. Las
estimaciones de la paleo-temperatura también pueden proporcionar información sobre el nivel de erosión,
aunque uno debe recordar que las isotermas cubren el flujo ascendente. Si hay indicios de que una parte del
sistema estaba en ebullición, entonces la estimación de la paleo-temperatura se puede usar para estimar la
paleo-profundidad (Fig. 4a). Algunas de estas indicaciones, al menos en un sentido cualitativo y relativo, se
resumen en las Tablas 4 y 5. El mapeo de la zonación de minerales de alteración se puede aplicar a proyectos
en etapas iniciales, pero generalmente es un enfoque más útil durante la exploración de depósitos o distritos
establecidos donde hay disponible una variedad de información mineralógica tridimensional.
Los minerales de alteración pueden proporcionar mucha información sobre la composición de los fluidos.
Como ya se señaló, existe un conjunto de minerales arcíllicos avanzados los cuales indican que un fluido era
ácido (Fig. 8), mientras que la presencia de adularia y calcita sugiere un fluido relativamente alcalino, quizás
generado a partir de un fluido de pH neutro por la pérdida de CO2 durante la ebullición. Las zeolitas también
indican condiciones algo alcalinas y, junto con la ocurrencia de epidota, proporcionan evidencia sobre
contenidos relativamente bajos de gas en el fluido. La calcita se forma en lugar de zeolita a partir de fluidos de
alto contenido de CO2. Esta observación de la presencia de minerales de Ca puede ser relevante si se
comparan varias propiedades, porque se puede argumentar que las indicaciones de un alto contenido de gas
son favorables para la formación de yacimientos, porque esto implica un alto contenido de H2S y, por lo tanto,
una alta solubilidad del oro (ecuación 4).

Recomendaciones prácticas:
Las herramientas de percepción remota que pueden ayudar en los estudios de alteración a gran escala
incluyen el mapeo temático (MT) basado en imágenes satelitales y en la nueva generación de espectrómetros
hiper-espectrales aéreo transportados, como AVIRIS (Espectrómetro aéreo transportado de imágenes
infrarrojas visibles) y el SFSI (Imager infrarrojo de onda corta de espectro completo; Neville y Powell, 1992;
Neville et al., 1995; Staenz et al., 1999). El MT proporciona una herramienta útil para examinar grandes
regiones e identificar áreas de alteración potencialmente favorable. Sin embargo, con una posible excepción en
Pierina (Volkert et al., 1998), el MT no ha sido acreditado como una herramienta crucial en el descubrimiento de
un depósito epitermal (Sillitoe, 1995b). La alta resolución espacial y espectral de los instrumentos
aerotransportados hiper- espectrales más recientes, como SFSI, permite la producción rápida (aunque costosa)
de mapas minerales detallados del distrito y de toda la propiedad a resoluciones de 5 m o mejor. Por ejemplo, el
SFSI opera en el infrarrojo de onda corta entre 1,208 y 2,445 nm, y tiene una resolución de 10 nm, lo que lo
hace ideal para mapear características de absorción estrecha de minerales arcillosos asociados con la
alteración hidrotermal (Staenz et al., 1999). Estas técnicas de detección remota requieren una buena exposición
de la roca, pero también permiten la identificación de características litológicas y estructurales que pueden
ayudar a enfocar el mapeo de campo en un conjunto crítico de preguntas o áreas.
Las herramientas más comunes para el análisis mineralógico son la difractometría (difracción) de rayos X
(DRX) y la espectroscopía infrarroja de onda corta (SWIR) (por ejemplo, PIMA II). Ambas técnicas son
ampliamente utilizadas y cada una tiene sus ventajas y desventajas (véase Thompson et al., 1999). El PIMA II
es portátil en el campo y requiere una preparación mínima de la muestra, lo que permite realizar un gran
número de mediciones rápidamente y a un costo relativamente bajo. El mapeo de las alteraciones se puede
hacer al mismo tiempo que el mapeo geológico o la perforación, mejorando la efectividad de los datos de
alteración (Thompson et al., 1999). Las muestras para DRX deben enviarse a laboratorios centrales con un
tiempo de respuesta más largo y costos más altos. Sin embargo, hay compensaciones; por ejemplo, los
espectrómetros SWIR portátiles son limitados en términos de la cantidad de minerales que pueden identificar.
Por esta y otras razones, los datos SWIR deben ser recopilados por un operador calificado que tenga
capacitación geológica. El uso de cada técnica (DRX o PIMA) refleja las preferencias y la experiencia previa del
explorador. Recomendamos que cualquiera de las herramientas se use principalmente para ayudar a los
geólogos de campo a reconocer directamente en el campo los minerales de alteración relevantes para el
prospecto que se está explorando. En segundo lugar, los datos PIMA o DRX proporcionarán información
29 
 
mineralógica que se puede procesar más adelante de diferentes maneras. En general, los prospectos
epitermales pueden entenderse más rápida y completamente cuando los datos mineralógicos se procesan,
interpretan y simplifican en categorías relevantes. La Tabla 7 muestra una clasificación de alteración basada en
observaciones visuales y datos PIMA generados en el campo (alrededor de 150 mediciones por día) los cuales
utilizamos con éxito en la exploración de base (“grassroots”) de depósitos epitermales en ubicaciones remotas.

Controles de la mineralización y sus indicadores

Durante la exploración de depósitos epitermales de baja sulfuración, el reconocimiento de características


tales como sinter de sílice, alteración calentada por vapor y fábrica estructural (geométrica y espacial) del área
del prospecto ayudará en la reconstrucción del sistema paleo-geotérmico y en la identificación de las
ubicaciones más favorables para la perforación o muestreo. Por ejemplo, la evidencia de ebullición indica
proximidad a los canales de flujo ascendente. Esto incluye evidencia mineralógica como adularia y en algunas
situaciones, truscotita y texturas como calcita laminar, comúnmente reemplazada por pseudomorfos de cuarzo.
Además de identificar los canales de flujo, la evidencia de ebullición también indica la existencia del mecanismo
que, según nosotros, es más favorable para la deposición de oro en el ambiente de baja sulfuración (ecuación.
4a). Sin embargo, en muchos depósitos hay una separación espacial entre la zona de mineralización aurífera y
los indicadores de ebullición (Simmons y Browne, 2000). Esto puede ser causado ya sea por la demora en la
saturación de oro al inicio de la ebullición, o en el caso extremo, por el transporte físico de coloides de oro
desde el sitio de saturación, como lo indican las dendritas de oro. Además, la calcita laminar estéril también se
forma tardíamente en la vida del sistema a partir de las aguas marginales las cuales colapsan hacia adentro
(Simmons et al., 2000), cuando no hay metales presentes en el fluido.
Los depósitos epitermales de alta ley, tanto de baja como de alta sulfuración, están típicamente
controlados por fracturas y tienen límites inferior y superior bien marcados (definidos), lo que sugiere la
influencia de un proceso como la ebullición en la saturación de oro. En el caso de depósitos con oro dendrítico,
Saunders (1994) concluye que la deposición se produjo a partir de coloides de oro cuando un fluido que
ascendía rápidamente se desaceleró cerca de la superficie, o en el caso de Hishikari, alcanzó una unidad
permeable. Además, algunos depósitos pueden tener topes de baja ley en la zona mineralizada en forma de
vetas (por ejemplo, Comstock Lode) o cuerpos diseminados (Ivanhoe). En el caso de Comstock Lode, los
afloramientos de la veta oriental consisten en cuarzo y adularia, pero contienen solo 50 a 150 ppb Au, a pesar
de que las zonas mineralizadas de cuarzo-calcita y adularia - cuarzo se elevan dentro de los 30 m con respecto
de estos afloramientos (D.M. Hudson, comunicación personal, 2000). Las zonas mineralizadas individuales en
este distrito tienen intervalos verticales de aproximadamente 150 m, pero sus topes varían hasta 800 m (aunque
gran parte de este rango puede haber sido causado por desplazamiento de fallas después de la formación de la
veta; D.M. Hudson, comunicación personal, 2000). En el caso del distrito Ivanhoe, los sistemas de vetas
Clementine y Gwenivere - recientemente descubiertas en las rocas del basamento - representan los conductos

Tabla 7. Asociaciones de alteración basadas en la identificación visual ayudada por PIMA


Asociación mineralógica Tipo de alteración
Cuarzo dominante Silícea
Alunita ± cuarzo dominantes Arcíllica avanzada 11

Mezclas de cuarzo con alunita y otros minerales ácidos,


Arcíllica avanzada 22
tales como dickita, caolinita, pirofilita, diáspora

Pirofilita ± dickita ± cuarzo dominantes Arcíllica avanzada 33


Illita ± cuarzo dominantes Arcíllica (alta temperatura)
Illita-smectita interestratificadas dominantes Arcíllica (temperatura moderada)
Smectita dominante Arcíllica (baja temperatura)
Epidoto presente Propilítica (alta temperatura)
Clorita ± calcita presentes Propilítica (baja temperatura)
1
Típicamente hipogénica; notar las texturas
2
Puede ser hipogénica, por calentamiento a vapor o supergénica; notar las texturas y morfología
3
Hipogénica profunda
30 
 
de alta ley para mineralización diseminada de baja ley hospedadas en rocas volcánicas, del tipo previamente
explotado en el depósito Hollister (Northern Miner, 2000).
Siempre es importante comprender bien el origen de las fallas y fracturas, pero puede ser crítico durante la
exploración de depósitos de alta ley controlados por fallas. Los halos de alteración en estas fracturas o fallas
pueden ser estrechos y de poca utilidad desde el punto de vista de la prospección. En el caso de depósitos con
dos litologías contrastantes que ocurren dentro de la zona mineralizada, como puede ser un basamento
metamórfico más antiguo y una cubierta volcánica más joven, no se pueden aplicar reglas estrictas en cuanto a
la ubicación de una mineralización de alta ley. En Hishikari (Izawa et al., 1990) e Ivanhoe (John et al., 1999), la
mena de alta ley constituyente de gran parte del oro contenido se encuentra en las rocas del basamento meta-
sedimentario del Cretácico y Ordovícico, respectivamente. Sin embargo, lo opuesto es posible en Sleeper (Nash
y Trudel, 1996) y Midas (John et al., 1999), donde el oro de alta ley se encuentra en la cubierta volcánica
terciaria. El espesor del paquete volcánico y la profundidad hasta el basamento son factores probables que
controlan al huésped de vetas de alta ley, localizadas dentro o debajo de un halo diseminado de baja ley.
En depósitos de alta sulfuración, la mineralización está típicamente controlada por productos
hidrotermales, como ser brechas hidrotermales o cuerpos de cuarzo oqueroso residual (Fig. 7; Sillitoe, 1993a).
Ambos proporcionan permeabilidad que puede localizarse a lo largo de límites litológicos o estructurales.
Ejemplos de controles litológicos incluyen oro diseminado en ignimbrita (Yanacocha, Pierina) o en rocas
sedimentarias clásticas o calcáreas permeables (La Coipa y San Gregorio, Perú, respectivamente), así como
reemplazamiento en una disconformidad litológica (Lepanto), o dispersión en brecha de diatrema. Ejemplos de
control estructural incluyen vetas masivas o enjambres de vetas (El Indio, Chinkuashih, Lepanto) y vetas de
ángulo bajo (Goldfield).

Recomendación práctica:
Estimar el grado y la dirección de gradientes hidráulicos es fundamental tanto en prospectos de baja
sulfuración como de alta sulfuración, ya sea que la permeabilidad sea litológica o estructural, porque el fluido
ascendente está influenciado por la topografía poco después de alcanzar profundidades epitermales. Puede
que esto no sea un ejercicio trivial, pero las recompensas potenciales lo convierten en un proyecto que vale la
pena, particularmente en objetivos de exploración avanzados donde una gran cantidad de información puede
estar disponible. En ambientes con paleo-relieves llanos, la cantidad de flujo lateral puede ser relativamente
pequeña, con descarga superficial en bajos topográficos como lagos y arroyos. Sin embargo, en entornos de
alto relieve, como estratovolcanes, el flujo lateral puede extenderse por muchos kilómetros (Henley y Ellis,
1983), lo que resulta en una zona de alteración grande y asimétrica. El secreto está en determinar dónde se
centró el flujo ascendente, porque es muy probable que este sea el lugar para comenzar a buscar la
mineralización.

Profundidad de erosión e Indicadores de paleo-profundidad

Con el descubrimiento del depósito McLaughlin de baja sulfuración, debajo de un sinter de sílice, se acuñó
el término "depósito de fuentes termales" (Tabla 1) y los geólogos de exploración se apresuraron a identificar
los sinter en su búsqueda de otros depósitos similares. Como se discutió anteriormente, los criterios para
identificar el sinter de sílice (White et al., 1989) se extienden más allá del material silíceo finamente laminado,
porque esta característica es también típica de tobas de caída silicificadas y de sedimentos lacustres. Por esta
razón, se debe tener cuidado al interpretar el origen de tales afloramientos, porque la identificación errónea
puede tener consecuencias negativas para el modelo que se está construyendo para el prospecto. Un ejemplo
sería decidir que un prospecto era de baja sulfuración en base al sinter, cuando en realidad las láminas silíceas
finas tenían un origen lacustre en un cráter volcánico-hidrotermal con potencial de alta sulfuración. En ambos
casos, el potencial para la mineralización estaría en profundidad, pero las guías para su ubicación podrían
diferir significativamente.
Los sinter de sílice definen la paleo-superficie del ambiente de baja sulfuración y también indican la
ubicación de un conducto principal de flujo ascendente. El sinter puede contener As, Sb, Hg y Tl anómalos, e
incluso Au y Ag, aunque el hecho de que estos elementos estén concentrados o no, puede depender de
características locales, como la forma del conducto, más que de características básicas, como el contenido de
metal en el agua termal (Hedenquist, 1991).
Tanto en los sistemas de baja sulfuración como de alta sulfuración, la capa discontinua de caolinita-
smectita + alunita ± azufre nativo, calentada con vapor produce una roca opalina friable y fácilmente
erosionable. Se pueden formar mantos potentes donde hay una caída sin-hidrotermal del nivel freático, y esta
alteración también puede descender a lo largo de zonas permeables. En la base de la zona vadosa, unidades

31 
 
sedimentarias finamente laminadas como tobas de caída y otras unidades permeables sirven como acuíferos
para la salida del agua ácida a lo largo del paleo nivel freático, causando la silicificación en forma de calcedonia
(Fig. 3). El encape opalino del horizonte de calcedonia se forma solo en el área donde se genera agua
calentada por vapor, mientras que el horizonte de calcedonia puede extenderse mucho más allá del sistema
como resultado de la afluencia a lo largo de los acuíferos, formando un horizonte espeso y lateralmente
extenso.
Como acabamos de señalar, depósitos silíceos finamente laminados y en algunos casos con estratificación
cruzada se acumulan en lagos ácidos tanto en sistemas de baja sulfuración como de alta sulfuración. Estos
lagos pueden llenar y así definir cráteres de erupción hidrotermal o incluso volcánicos. Éstos y otros lagos
también acumulan sedimentos clásticos que pueden estar intercalados con el material silíceo, este último
depositándose a partir sílice coloidal en suspensión en un lago ácido.
Los depósitos diseminados y de reemplazamiento, tanto de baja sulfuración como de alta sulfuración,
están dominados por cuarzo, ya sea de origen residual (alta sulfuración) y/o silicificación (baja sulfuración, alta
sulfuración). Como se señaló anteriormente, si la erosión expone estas zonas formadas a poca profundidad,
estos cuerpos serán muy resistentes y topográficamente empinados, como se ve en Chinkuashih, Yanacocha y
en los depósitos mexicanos Sauzal y Mulatos, además de los cuerpos minerales de Ladera-Farellon en La
Coipa, entre otros. Sin embargo, donde la erosión es leve, como lo indica la evidencia de la preservación del
paleo-nivel freático, el núcleo silíceo puede no aflorar, o puede aflorar solo a lo largo de horizontes permeables,
como una disconformidad a cierta distancia de la zona de flujo ascendente (por ejemplo, Lepanto, Pierina y el
yacimiento de Coipa Norte en La Coipa). Del mismo modo, las vetas de cuarzo de baja sulfuración también
afloran, particularmente porque sus halos arcíllicos se erosionan relativamente rápido.
Sin información adicional de una reconstrucción geológica o indicaciones de paleo-temperatura, las
texturas en vetas proporcionan una indicación relativa de la paleo profundidad. Las texturas tipo cocarda
(“cockade”), en espacios abiertos disminuyen con el aumento de la profundidad; la abundancia de calcedonia
también disminuye con un aumento concomitante en la cristalinidad del cuarzo; las bandas finas también
desaparecen al aumentar la profundidad. White et al. (1995) señalan que el cuarzo es más común que la
calcedonia en los depósitos de Filipinas en comparación con los de Japón y Nueva Zelanda, lo que sugiere una
mayor profundidad de formación y más erosión en el ambiente de alto relieve de Filipinas. Por el contrario, la
falta de silicificación, o la presencia de minerales hidrotermales como la biotita y el anfíbol (Fig. 8), indican alta
temperatura y, por lo tanto, erosión profunda, cerca o por debajo del límite inferior del ambiente epitermal. Sin
embargo, esta es solo una guía, porque algunos depósitos (Comstock Lode y Kelian, Indonesia) se formaron
aparentemente a más de 280ºC, una temperatura más alta y, por lo tanto, una profundidad mayor que la típica
para la mayoría de los depósitos epitermales (Figs. 4b y 8).
La porción más profunda del ambiente de alta sulfuración puede invadir sistemas de pórfido. En ambientes
tipo pórfido de cobre, los litoencapes pueden estar separados hasta 1 km de la mineralización de cobre
porfídico subyacente, o bien el litoencape puede sobreponerse a la mena si ha habido suficiente “telescoping” y
colapso de la alteración superficial hacia el sistema profundo (Sillitoe, 1995a). La ocurrencia de minerales de
alta temperatura como pirofilita, andalusita y corindón, y filones de enargita o bornita, indican que la porción
expuesta del litoencape es profunda y está cerca de un sistema pórfido subyacente. La ausencia de un stock de
pórfido o vetas tempranas de cuarzo anhedral vítreo - comúnmente denominadas vetas A - sugiere que el
pórfido puede estar más profundo o lateralmente distante. La ocurrencia de pirofilita ± sericita como una zona
de alteración lateralmente extensa o potente, con o sin vetas de sulfuro, puede indicar una posición debajo del
litoencape de cuarzo - alunita. Sin embargo, debe tenerse en cuenta la complejidad intrusiva de los sistemas de
pórfido. A esta complejidad se agrega la rápida erosión o incluso el colapso de sectores de algunos volcanes
que pueden causar un estilo epitermal sobrepuesto en un sistema de pórfido profundo (Sillitoe, 1994).

Potencial para depósitos relacionados dentro de un distrito

Existe potencial para una variedad de depósitos relacionados en distritos epitermales. Por ejemplo, hay
evidencia clara de una relación espacial y, en algunos casos, genética entre los depósitos epitermales de alta
sulfuración y los depósitos de pórfido subyacentes o adyacentes (Sillitoe, 1983, 1999; Arribasetal., 1995b).
Skarns están presentes en algunos distritos con litologías calcáreas. Rocas calcáreas también han sido
reconocidas recientemente para albergar mineralización adyacente a depósitos de alta sulfuración (San
Gregorio; Fontbote y Bendezii, 1999). También se especula sobre la relación entre yacimientos de pórfido-
epitermal y algunos cuerpos mineralizados similares a Carlin en Nevada (Sillitoe y Bonham, 1990). Por el
contrario, los depósitos de baja sulfuración del miembro extremo parecen formarse en un ambiente geológico
con poco potencial de pórfido o alta sulfuración (John et al., 1999).

32 
 
Cada vez se reconoce más el potencial de vetas de metales base ± Au-Ag adyacentes a depósitos de alta
sulfuración; por ejemplo, el reciente descubrimiento de las vetas auríferas multimillonarias de Victoria,
adyacentes a Lepanto (Cuizon et al., 1998; Claveria et al., 1999). Estas vetas de cuarzo tienen halos de sericita,
ganga de rodocrosita y rodonita, y una asociación de sulfuros similar a la de depósitos de sulfuración intermedia
en otros lugares (Tabla 3). Además, el conjunto de minerales de mena es muy similar en composición a la etapa
post-enargita rica en oro de Lepanto (Hedenquist et al., 1998). Esto aumenta la especulación de que existe una
evolución química similar del fluido responsable de las vetas en yacimientos de sulfuración intermedia y la etapa
post-enargita, rica en Au de los depósitos de alta sulfuración.

Recomendación práctica:
Se han encontrado vetas epitermales con características del estado de sulfuración intermedia adyacentes
a algunos depósitos minerales de alta sulfuración. Esta observación empírica de una asociación espacial
(Sillitoe, 1993a, 1999) debería alentar la exploración alrededor de depósitos conocidos de alta sulfuración para
vetas de sulfuración intermedia, e incluso en la vecindad de encapes líticos estériles. Por el contrario, también
se puede predecir el potencial para depósitos de alta sulfuración y/o pórfido cerca de vetas de sulfuración
intermedia.

Meteorización y procesos supergénicos

La oxidación supergénica y, en algunos lugares, el enriquecimiento ha afectado a grandes depósitos de


reemplazamiento de alta sulfuración, así como a depósitos diseminados de baja sulfuración en regiones de
clima árido y semiárido, por ejemplo, el oeste de las Américas (Sillitoe, 1999). Por el contrario, relativamente
pocos depósitos epitermales han sido igualmente afectados en los trópicos, donde los niveles freáticos se
encuentran cerca de la superficie. El alcance de la oxidación supergénica está controlado por el clima, la
permeabilidad de la roca, las tasas de levantamiento, etc. Por razones de permeabilidad, dicha oxidación se
extiende a profundidades de 400 m en Yanacocha dentro de las zonas silíceas (cuarzo oqueroso), mientras que
sulfuro fresco ocurre en la superficie en zonas arcíllicas adyacentes (Harvey et al., 1999). La interfaz óxido-
sulfuro es típicamente subhorizontal porque la posición del paleo-nivel freático es un control crítico (Chávez,
2000).
El efecto de la oxidación en la recuperación de metales por lixiviación con cianuro puede ser dramático,
desde una recuperación de más del 90 por ciento de oro para un mineral oxidado, hasta menos del 35 por
ciento para un mineral no oxidado. Si el oro se distribuye principalmente a lo largo de fisuras y fracturas (e.g.,
Yanacocha y Cerro Crucitas), la roca parcialmente oxidada puede producir tasas de recuperación aceptables.
La oxidación supergénica permitió la extracción económica de parte del yacimiento Pueblo Viejo de alta
sulfuración, porque afectó a aproximadamente un tercio del total del depósito. El resto del depósito,
aproximadamente 100 Mt con ~4 g/t Au, se presenta como material de sulfuro refractario y sigue siendo solo un
recurso, a la espera de avances tecnológicos que permitirán el procesamiento económico del sulfuro que
contiene oro. Las muestras de suelo recolectadas aquí sobre la superficie del lecho de roca son una buena
indicación del contenido de oro en la roca oxidada subyacente, mientras que la plata se empobrece
significativamente (Russell et al., 1981). En el depósito La Coipa de Ag-Au de alta sulfuración, la mayor parte de
la plata ocurre como haluros secundarios y plata nativa. Sin embargo, a pesar de la topografía empinada, las
anomalías de oro y plata en los finos del talud (ladera), definen el área de los cuerpos mineralizados (Oviedo et
al., 1991), lo que indica que estos dos metales no eran altamente móviles en el ambiente supergénico. Por el
contrario, existe evidencia de que el cobre se re- movilizó significativamente durante la alteración supergénica.
El depósito El Indio de Au-Ag-Cu de alta sulfuración consiste en una serie de vetas (Jannas et al.,
1990,1999) las cuales han sido poco afectadas por procesos supergénicos, con excepción de varios metros de
la superficie. Los finos del talud son altamente anómalos en Au, Ag, As y Pb, y se correlacionan bien entre sí,
mientras que el Cu y Zn se empobrecen debido a la lixiviación supergénica. El arsénico se dispersa más
ampliamente que el oro debido a su ocurrencia como escorodita y otros arseniatos supergénicos, formados
cuando las vetas de enargita y pirita masivas se oxidaron (Siddeley y Araneda, 1986).
Turner (1997) comparó la geoquímica de las muestras de sulfuros primarios y óxidos supérgenos del
núcleo de Yanacocha. Encontró poca evidencia de enriquecimiento o empobrecimiento de oro en la zona de
óxido, mientras que la Ag puede exceder los 1,000 ppm en algunas áreas, en comparación con las
concentraciones de solo ~10 ppm en la mena de sulfuros. Hay una correlación débil de Au con As, Sb, Hg y Ba,
y la correlación más débil en depósitos de óxidos, lo que sugiere cierta movilidad secundaria de este conjunto
de elementos. La baritina es un mineral insoluble de ganga que comúnmente acompaña a la mineralización de
sulfuros en ambientes de alta sulfuración y permanece incluso después de la oxidación completa de los

33 
 
sulfuros.
La modificación supergénica de vetas de baja sulfuración, particularmente aquellas con un bajo contenido
de sulfuros, es limitada, particularmente en regiones de levantamiento rápido (es decir, la mayoría de los
prospectos ubicados en el arco circum Pacífico). Los minerales supergénicos son raros y de baja abundancia en
los depósitos epitermales ubicados en la zona tropical del Pacífico sudoccidental (White et al., 1995), y solo son
algo más comunes en los depósitos del sudoeste de América del Norte (Buchanan, 1981). Los minerales más
típicos en áreas áridas son cerargirita (AgCl) e iodargirita (Agl), tanto en depósitos de alta sulfuración como de
baja sulfuración, mientras que la limonita, escorodita, jarosita y la goetita se encuentran principalmente en
depósitos de alta sulfuración, en gran parte en terrenos áridos, pero también localmente en algunas áreas
tropicales junto con óxidos de Mn.
La oxidación atmosférica de sulfuros durante la meteorización de depósitos de alta sulfuración (por
ejemplo, Goldfield, Rodalquilar, Summitville) ha conducido al desarrollo de mantos superficiales de sulfato
ácido. La alunita supergénica en Rodalquilar y en otros lugares forma vetas porcelánicas de color de blanco a
amarillo consistentes de alunita pseudocúbica de grano fino (comúnmente menor que 50 µm) con caolinita,
jarosita y sílice amorfa hidratada subordinadas (Tabla 6). La oxidación en Rodalquilar se produjo como
resultado de la caída dramática del nivel freático y el aumento de la erosión durante la desecación parcial del
mar Mediterráneo durante el Mioceno tardío. En los Andes, así como en el oeste de los Estados Unidos, la
formación de alunita supergénica durante el Mioceno medio a tardío parece estar relacionada con episodios
tectónicos regionales (Sillitoe y McKee, 1996).
Noble et al. (1997) sugirieron que la oxidación hipogénica causó la destrucción de sulfuros en Pierina, y
también introdujo oro. Se ha sugerido un proceso de oxidación similar para el depósito Sauzal en México.
Nuestras observaciones de campo en ambos depósitos no sugieren procesos diferentes a los atribuidos a la
meteorización de muchos otros depósitos de alta sulfuración. Sillitoe (1999) describe una serie de argumentos
en contra de la oxidación hipogénica, y señala que los bordes en la covelina, en cuerpos de sulfuro remanentes
en Pierina son equivalentes al frente de oxidación de cualquier depósito de cobre que se haya visto afectado
por procesos supergénicos. Similares bordes o patinas se observan en los testigos de perforación (“drill core”)
debajo de la zona supergénica bien documentada en Rodalquilar (Arribas et al., 1995a).

Recomendación práctica:
La documentación de los procesos y las características de las zonas de alteración supérgena debe ser un
componente crítico de los programas de exploración para depósitos de alta sulfuración. Sin embargo, como se
mencionó anteriormente, la presencia de sulfuros en la superficie dentro de una zona de alteración (por
ejemplo, en roca alterada con arcilla) puede no indicar la profundidad del frente de oxidación dentro del núcleo
silíceo (el cual se extiende a una profundidad de 400 m en Yanacocha Sur). La distinción de la alteración
arcíllica avanzada de origen supergénico es importante porque comúnmente enmascara al núcleo de alteración
hipogénica, y también puede dar lugar a una anomalía de alteración grande y engañosa debido a la oxidación
de la pirita diseminada de grano fino dentro de una zona estéril y débilmente arcillizada.

Geoquímica

Una reseña de la historia de descubrimiento de 54 depósitos hidrotermales en el circum Pacífico (Sillitoe,


1995b) señala que el muestreo geoquímico desempeñó un papel principal en el descubrimiento de 37 de los
depósitos. Sin embargo, de los 20 descubrimientos epitermales de baja y alta sulfuración, la geoquímica fue
significativa en todos los descubrimientos, excepto dos, en Bullfrog, Nevada y Hishikari, Japón, basados en
parte en trabajos menores de casi un siglo antes. De los 18 depósitos donde el muestreo geoquímico fue un
factor, el muestreo de astillas de roca fue importante en 16 prospectos, y el muestreo de suelo, talud y drenaje
en cuatro, tres y dos, respectivamente; Se empleó una combinación de anomalías geoquímicas en ocho de los
descubrimientos.
El muestreo de drenaje puede ser una herramienta efectiva para identificar en primer lugar los prospectos
epitermales y de tipo pórfido, particularmente donde la cubierta, sea roca o vegetación, enmascara a la zona de
alteración. Esta técnica fue un factor importante y que condujo al descubrimiento de Kelian y Gunung Pongkor,
ambos en el trópico de Indonesia. Las fracciones de malla -80 o -200 de los sedimentos de corriente y los
concentrados de batea fueron anómalas en Kelian, pero solo la fracción de malla -80 fue anómala en Gunung
Pongkor (Basuki et al., 1994). El método BLEG (oro extraíble por lixiviación en volumen), desarrollado para los
drenajes áridos de Australia, sirvió para identificar el sistema Cu-Au de pórfido Batu Hijau, así como el
yacimiento aurífero Lerokis de alta sulfuración en un fondo marino, ambos depósitos en Indonesia oriental. El
muestreo regional realizado en sedimentos de drenaje de más de 25,000 km2 en el norte de Perú, realizado por

34 
 
el British Geological Survey, identificó por primera vez anomalías de Cu y Pb-Zn-Ag en la región, incluyendo
Yanacocha. Hay anomalías variables en sedimentos de corriente en el área de Yanacocha para elementos
como As, Pb y Cu, y un estudio preliminar por oro mostró que es anómalo en muestras de malla -80 y BLEG a
varios kilómetros de los cuerpos mineralizados (Turner, 1997).
Anomalías geoquímicas se han utilizado con éxito durante la exploración epitermal a pesar de la variedad
de ambientes- de climas áridos, templados o tropicales - aunque el muestreo de taludes se limita a las partes
áridas de los Andes. El muestreo del coluvio de talud fue crítico en la definición de los depósitos de alta
sulfuración en El Indio, Pascua y La Coipa, mientras que el muestreo de astillas de roca fue el método utilizado
en Yanacocha. De hecho, en Yanacocha solo tres de cada 100 muestras de roca recolectadas contenían más
de 500 ppb Au, y no definieron anomalías coherentes. No fue hasta que el muestreo de astillas se extendió para
abarcar centros de 6 m de longitud donde las anomalías de superficie definieron los actuales cuerpos
mineralizados (Turner, 1997). Este es ahora el método estándar para evaluar el potencial de núcleos de silíceos
en prospectos de alta sulfuración; en algunos casos tomando astillas en secciones de más de 12 m de longitud
para homogeneizar el control de las microfracturas en la distribución de oro (por ejemplo, en Pierina). De interés
es la introducción temprana de oro anómalo en Yanacocha, muy probablemente durante la etapa inicial de
lixiviación, con amplias áreas de 50 a 200 ppb Au acompañando al evento silíceo con pirita subordinada
(Harvey et al., 1999).
Las capas de calcedonia son comunes en los prospectos de baja y alta sulfuración, y en la mayoría de los
casos no son anómalas geoquímicamente, excepto en Hg, comúnmente como cinabrio o meta-cinabrio. Pueden
ocurrir excepciones cuando un nivel freático descendente da como resultado que el horizonte de calcedonia se
sobreimprima sobre una zona de mineralización subyacente. Sin embargo, un manto de calcedonia en una
posición próxima a la zona donde ascendieron los fluidos puede crear una cubierta estéril, haciendo que un
cuerpo mineralizado quede sin aflorar.

Recomendación práctica:
Además de analizar por Au y Ag, un conjunto estándar de As, Sb, Hg ± Tl, se emplea típicamente durante
la exploración epitermal, expandido en terreno de alta sulfuración para incluir elementos como Ba, Cu, Zn, Pb,
Mo, Te, Sn y Bi. No es posible asignar un conjunto de elementos que siempre sea anómalo, ya sea en el
depósito epitermal en sí mismo o en trenes de dispersión; ni es posible generalizar las concentraciones de
elementos individuales que constituyen niveles anómalos. La variación dentro del ambiente epitermal causa una
gran variabilidad en las signaturas geoquímicas. Éstas incluyen diferencias entre los sistemas de alta y baja
sulfuración, la amplia variedad de tipos de rocas encajonantes y de basamento, las variaciones composicionales
de la actividad ígnea relacionada (Sillitoe et al., 1998), y los efectos variables del clima, oxidación supergénica,
tasa de erosión, profundidad de erosión, etc. Por estas y otras razones, un estudio orientativo es esencial al
comienzo de la exploración en cada distrito para determinar cuál(es) tipo(s) de muestras, conjunto de metales y
valores umbral son apropiados.

Geofísica

Las técnicas geofísicas aplicables a la evaluación de depósitos epitermales se mencionan a continuación;


White y col. (1995) y Sillitoe (1995b) también realizan una reseña de estas técnicas. El momento y la idoneidad
de su uso varía de un prospecto a otro, y depende de muchos factores, desde el marco regional hasta el estilo
de depósito. El aspecto importante a recordar es que la geofísica proporciona una variedad de herramientas,
una o más de las cuales pueden contribuir con información al modelo de exploración general que se está
construyendo.
Sillitoe (1995b) señala que la geofísica desempeñó un papel sorprendentemente subordinado en general
en las historias de descubrimiento de 54 depósitos hidrotermales en el Pacífico. Solo siete de los
descubrimientos resultaron directamente de la integración de resultados geofísicos con estudios geológicos o
geoquímicos. De estos, solo uno de los descubrimientos fue epitermal - el depósito Hishikari filoniano de baja
sulfuración. Por el contrario, los estudios geofísicos fueron más útiles en la etapa de delineación posterior al
descubrimiento, siendo considerados importantes en una cuarta parte de los desarrollos. El uso de una
herramienta geofísica fue fundamental en tres de los proyectos de delineación epitermal. Las tres eran vetas de
baja sulfuración donde las anomalías de resistividad definidas mediante levantamientos de polarización inducida
(IP) se utilizaron para localizar los pozos de perforación. Por ejemplo, un levantamiento IP en Gunung Pongkor
ayudó a definir la dirección y la continuidad de las vetas de cuarzo de baja sulfuración hospedadas en alteración
arcíllica (Basuki et al., 1994).
Los levantamientos magnéticos aerotransportados proporcionan información sobre el marco regional,

35 
 
contactos geológicos y estructuras. Los altos magnéticos están asociados con intrusiones tipo I con magnetita;
el método también permite la detección de magnetita asociada con núcleos de biotita en sistemas de pórfido.
Además, el método proporciona información sobre la alteración hidrotermal, así como la destrucción de
signaturas de magnetita primaria en rocas ígneas por sistemas de alta y baja sulfuración, resultando en un bajo
magnético. Los perfiles magnéticos del suelo sobre rocas alteradas hidrotermalmente son suaves debido a la
destrucción de la magnetita cercana a la superficie en los sistemas epitermales.
Los métodos eléctricos son particularmente adecuados para evaluar el núcleo silíceo en depósitos de alta
sulfuración y también los encapes líticos estériles, porque el cuarzo oqueroso posee típicamente una resistencia
eléctrica fuerte en condiciones secas. Este núcleo silíceo se puede detectar claramente con el método IP,
aunque capas de calcedonia pueden interferir. El método puede determinar la forma y la extensión lateral o en
profundidad cuando se utilizan herramientas de interpretación 3-D. La extensión lateral del cuerpo silíceo se
puede estimar a partir de travesías IP, aunque son necesarios varios recorridos, particularmente en el lado
cuesta arriba del objetivo. Puede haber una respuesta de cargabilidad IP de pirita si los sulfuros no están
oxidados, y también deben detectarse arcillas conductoras en las zonas arcíllica y arcíllica avanzada. También
se pueden detectar halos arcíllicos en vetas de baja sulfuración.

DEPÓSITOS GIGANTES DE ORO EPITERMAL: ¿HAY CONTROLES FUNDAMENTALES?

Hay al menos 18 depósitos epitermales alrededor del borde del Pacífico que se sabe contienen un total de
más de 200 toneladas de Au (~7 Moz; Sillitoe, 1997). Seis de estos depósitos son de alta sulfuración (Pueblo
Viejo, Yanacocha, Pierina, El Indio y Pascua-Lama más Veladero, Argentina). En base a los recientes éxitos de
exploración para este estilo de depósito, seguramente se descubrirán más. ¿Existen controles fundamentales
sobre la formación de tales depósitos epitermales gigantes de oro, controles que puedan ayudar a guiar los
esfuerzos de exploración?
La mayoría de los depósitos más grandes de Cu-Au tipo pórfido son similares entre sí en carácter general,
mientras que los grandes depósitos epitermales son altamente variables, reflejando la variabilidad geológica
dentro del ambiente epitermal cercano a la superficie. Esta variabilidad incluye la litología y la permeabilidad de
las rocas mismas, el desarrollo estructural, la naturaleza del edificio volcánico, el relieve topográfico y la
reactividad del fluido entre los sistemas de baja y alta sulfuración. Sillitoe (1997) especuló sobre los controles
fundamentales en la formación de grandes depósitos, y sugirió que no hay respuestas no ambiguas para
pórfidos o sistemas epitermales, aunque ambos parecen estar asociados con ambientes de arco atípicos cerca
del final de su desarrollo tectónico. Para formar un enorme depósito de oro, el punto de partida más probable es
el manto, el cual es la fuente principal de metales (Hedenquist y Lowenstern, 1994). La fusión parcial de placas
litosféricas estancadas en el manto, poco después de la colisión o la migración del arco, puede promover la
oxidación del manto y la liberación de oro. La descompresión facilitará la fusión del manto, posiblemente
relacionada con cambios isostáticos. A su vez, un levantamiento rápido y cristalización en profundidad cortical
cercana a la superficie provocan la exsolución del fluido con Au, a menos que el oro se incorpore en la
magnetita, pirrotina o calcopirita antes de la saturación del fluido (Rowins, 2000, y referencias en el mismo).
Un número desproporcionado de depósitos gigantes de oro están asociados con rocas ígneas altamente
potásicas, relativamente raras. Richards (1995) examinó la asociación de depósitos de oro epitermales con
rocas ígneas alcalinas. Estos magmas exhiben un alto contenido de elementos alcalinos, y también tienden a
ser altos en volátiles, particularmente alto SO2. Rocas tan diversas como la sienita, traquita, fonolita y
shoshonita son todas alcalinas, aunque estos tipos de roca y las características de los depósitos asociados no
están separados por un límite neto con respecto de otras rocas ígneas y depósitos epitermales. Los yacimientos
minerales asociados con rocas alcalinas incluyen Ladolam, Porgera, Mount Kare en Papua Nueva Guinea;
Emperor en Fiji, aquellos en la provincia alcalina de Montana, el Colorado Mineral Belt y Cripple Creek,
Colorado. Jensen y Barton (2000) discuten los depósitos asociados con rocas alcalinas con más detalle.
Los magmas alcalinos asociados con estos grandes depósitos de oro parecen ser productos de ajustes
tectónicos posteriores a la subducción o actividad de tras-arco. La fusión parcial del manto metasomatizado,
como también señaló Sillitoe (1997), puede ser importante para crear una masa fundida oxidada e hidratada a
profundidades del manto, con el ascenso de esta masa fundida a profundidades corticales superficiales
facilitadas por intersecciones de estructuras trans-corticales o trans-litosféricas. El magma oxidado evita la
saturación de sulfuro, dejando metales disponibles para ser exsolucionados sobre la saturación del agua. Su
naturaleza oxidada se refleja en sus relaciones S02/H2S, las cuales son típicamente tan altas como 10, en
comparación con las relaciones de 1 a 10 para descargas volcánicas calco-alcalinas (Hedenquist, 1995);
36 
 
Además, hay un bajo contenido de HCl en las descargas magmáticas alcalinas. Los depósitos epitermales de
baja sulfuración asociados con el magmatismo alcalino tienen signaturas isotópicas que indican un gran
componente magmático en el sistema hidrotermal, mayor a lo que es típico para otros tipos de sistemas
epitermales de baja sulfuración (O'Neil y Silberman, 1974; Simmons, 1995). Hasta la fecha, no se han
reconocido contrapartes de alta sulfuración para estos depósitos de baja sulfuración.
Encapes líticos (“lithocaps”) de sílice y de alteración arcíllica avanzada ocurren en porciones poco
erosionadas de la faja Sn-Ag boliviana, donde la mineralización se centra en domos félsicos (Sillitoe et al.,
1998). La porción del litoencape de cuarzo oqueroso en Potosí contenía el recurso de Ag más grande del
mundo - 86,000 toneladas (2,800 Moz) - antes de su explotación. Las vetas de sulfuro masivo que contienen
estaño y metales base están hospedadas en la alteración sericítica subyacente a estos encapes líticos, aunque
los sulfuros difieren de los sistemas ricos en Au de alta sulfuración debido a que tienen un estado de sulfuración
relativamente bajo. Sillitoe et, al. (1998) argumentan que la química del magma - ilmenita reducida versus
intrusiones oxidadas de tipo magnetita - es el control fundamental sobre si un litoencape es mineralizado por
Ag-Sn-Sb o Au-Cu-As, respectivamente.
Tanto depósitos epitermales de estado de sulfuración alta como intermedia ocurren en terreno de arco
andesítico-dacítico, comúnmente en asociación con yacimientos tipo pórfido. Por el contrario, depósitos
verdaderos del miembro extremo de baja sulfuración no exhiben una aparente asociación con depósitos de alta
sulfuración. De hecho, no hay yacimientos de alta sulfuración en el terreno bimodal riolita-basalto de Nevada
septentrional (John et al., 1999). John (1999) encontró que el estado de oxidación de magmas asociados a
depósitos de baja sulfuración (Sleeper, Midas) en el rift de Nevada septentrional es 3 a 4 veces en orden de
magnitud mayor que el de los magmas reducidos asociados con depósitos en estado de sulfuración alta e
intermedia del arco andesítico occidental de Nevada (Goldfield, Comstock Lode). John destaca que esta
diferencia en el estado de oxidación del magma coincide con la diferencia en el estado de oxidación de las
asociaciones de sulfuros. Pirita- pirrotina-arsenopirita en los depósitos de baja sulfuración en comparación con
enargita-tenantita-calcopirita-pirita y tenantita- calcopirita-pirita en depósitos de sulfuración alta e intermedia,
respectivamente.
Claramente, los magmas hacen más que simplemente conducir células de convección de agua meteórica
durante la formación de depósitos epitermales. Existe abundante evidencia de componentes magmáticos en el
fluido mineral durante la formación de depósitos de alta sulfuración y baja sulfuración (Simmons, 1995; Arribas,
1995; Cooke y Simmons, 2000). Además, también existe una relación fundamental entre los magmas oxidados
frente a los reducidos y el estilo de depósito epitermal, estado de sulfuración alta e intermedia versus
sulfuración baja del miembro extremo, respectivamente. El complemento metálico, Au-Cu-As versus Ag-Sn-Sb,
también está relacionado con el estado de oxidación del magma.
Estas observaciones empíricas permiten al explorador predecir el estilo de depósito epitermal que se
espera en un distrito. La continuación de la investigación sobre la relación entre la química del magma y la
mineralización epitermal así como de porfido puede eventualmente conducir a criterios que puedan ayudar a
identificar si un magma originó o no un fluido mineralizante, información que puede ayudar a clasificar la
prospectividad de un distrito. Tal investigación también puede eventualmente identificar los factores que se
combinan para formar depósitos gigantes.

Comentarios finales

Una revisión reciente de las historias de descubrimiento de 54 depósitos hidrotermales alrededor de la


Cuenca del Pacífico se centró en los factores que llevaron a sus descubrimientos (Sillitoe, 1995b). Se
examinaron veinte depósitos epitermales descubiertos entre 1970 y 1995, incluidos 14 depósitos de baja
sulfuración y 6 depósitos de alta sulfuración. Las lecciones aprendidas de estos y otros estudios de caso son
sorprendentes, pero, sin embargo, tranquilizadoras en este mundo cada vez más tecnológico. Los geólogos
quienes trabajan en el campo en proyectos a largo plazo en regiones prospectivas con el apoyo consistente de
la gerencia, que conducen a una cantidad liberal de perforación e incluyen una cantidad considerable de ellos,
fueron responsables de la mayoría de los descubrimientos recientes. Aunque algunos de los mayores
descubrimientos se hicieron en terreno virgen, hubo mucho éxito al explorar en distritos conocidos cerca de
depósitos conocidos.
Para una exploración efectiva, es esencial maximizar el tiempo de los geólogos bien entrenados y
experimentados en el campo, quienes utilizan métodos probados y comprobados. La comprensión de las
características del estilo de depósito buscado permite múltiples hipótesis de trabajo para construir un prospecto.
Esto conduce a formas de probar eficazmente cada modelo para el prospecto, utilizando las herramientas
apropiadas para la situación. Las panaceas tecnológicas deben evitarse, porque no hay evidencia de que hayan

37 
 
reemplazado el pensamiento creativo y el trabajo duro de los geólogos en el campo.
Los depósitos epitermales de metales preciosos forman una agrupación, aunque con grandes variaciones.
El término epitermal se introdujo hace casi 80 años atrás (Lindgren, 1922), pero sigue siendo aplicable a los
mismos depósitos y a los muchos más depósitos descubiertos desde entonces. La base para la fortaleza del
término, y la validez de tratar estos depósitos como un grupo separado, es el reconocimiento de los procesos
hidrotermales que ocurren cerca de la superficie, relacionados en la mayoría de los casos con el emplazamiento
superficial de intrusiones ígneas.
La deducción temprana de los procesos epitermales se basó en observaciones cuidadosas y una intuición
notable. Hoy esta comprensión ha sido aumentada por un marco genético basado en la investigación
fundamental en sistemas geotermales activos e hidrotermales volcánicos, así como en estudios de yacimientos
minerales. La comprensión de estos procesos hidrotermales y sus productos son directamente aplicables a la
exploración y evaluación de depósitos epitermales. Sin embargo, dicha pericia (experiencia) técnica debe
combinarse con una comprensión de los objetivos económicos de una empresa y luego impulsarse por un
entusiasmo para imaginar, perseguir y probar lo desconocido.

Agradecimientos

R.W. Henley, R.H. Sillitoe y N.C. White han contribuido a esta revisión, tanto en discusiones durante un
largo período de tiempo como en los artículos que han escrito. También agradecemos a A. Arribas M., M.
Einaudi, A.Jackson, D. John y P. Kowalczyk por las discusiones más recientes, además a muchos geólogos de
exploración durante las visitas de campo, demasiado numerosos para identificarlos individualmente.
Agradecemos a R.H. Sillitoe por permitirnos usar y modificar algunos de sus diagramas publicados. Apreciamos
la paciencia de los editores, y agradecemos a N.C. White, D. John, S. Ebert y P. Brown por sus revisiones del
artículo.

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Preguntas

1. ¿Cuáles son los términos diversos pero sinónimos utilizados para describir depósitos epitermales
hospedados en rocas silícicas alteradas, con una asociación íntima de conjuntos hipogénicos arcíllicos
avanzados? ¿Hospedados en vetas de cuarzo-adularia con un halo de minerales arcillosos?
¿Diseminados en roca silicificada y acompañada de adularia o illita? ¿Infrayacentes a un sinter de
sílice?
2. ¿Cuáles son las asociaciones minerales típicas de silicatos y sulfuros para depósitos de baja sulfuración
en general? ¿Para depósitos del miembro extremo de baja sulfuración y depósitos de sulfuración
intermedia? ¿Para depósitos de alta sulfuración?
3. ¿Cuáles son algunos indicadores de que la paleosuperficie está casi preservada en un prospecto
epitermal, para sistemas de baja sulfuración? para sistemas de alta sulfuración?
4. ¿Cuáles son las distinciones en la naturaleza de la alteración arcíllica avanzada y la alteración silícica
que cabe esperar entre prospectos de baja sulfuración y alta sulfuración, los cuales han sufrido erosión
hasta unos 200 m por debajo de la paleo-superficie?
5. ¿Cuáles son algunas de las distinciones entre la alunita de origen hipogénico y la calentada con vapor?
y de origen supergénico?
6. Nombre tres tipos de depósitos que se pueden formar en una asociación espacial y/o genética con
depósitos de alta sulfuración. Los tres tipos de depósitos son objetivos potenciales de exploración en
ambientes de alta sulfuración.
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7. Identifique al menos tres tipos de mineralización en depósitos epitermales y proporcione ejemplos.
Agregue algunos detalles con respecto a controles geológicos, metalurgia, minería, ley de corte (“cut-off
grade”), etc.

Respuestas

(Nota: las columnas y filas de las tablas mencionadas incluyen la fila superior y la columna más a la izquierda)

1. Consulte la Tabla 1, columna 2. Para todas las preguntas posteriores, consulte la Tabla 1, columna 1.
2. Ver Tabla 3, columnas 2 y 3. Tabla 3, columna 1 versus columna 2. Tabla 3, columnas 4-6.
3. Consulte la Tabla 4, filas 2-4, y la Tabla 5a, columna 2. Tabla 4, filas 3-4 y Tabla 5b, columna 2.
4. Compare las Tablas 5a y 5b, columna 4, fila 3; y fila 4.
5. Compare la Tabla 6, columna 2 versus 3, filas 6-8; columna 4, filas 6-8.
6. Depósitos de pórfido, en estado de sulfuración intermedio y skarn o de reemplazamiento de carbonato.
7. Por ejemplo: (1) depósito de sulfuración alta, diseminado y litológicamente controlado, no refractario,
explotable a cielo abierto y con baja relación de desencape (“strip ratio”) (por ejemplo, Yanacocha,
Pierina). El límite puede ser tan bajo como ~0.2 g/t Au. (2) Depósito filoniano tipo bonanza de baja o
alta sulfuración, estructuralmente controlado, subterráneo (por ejemplo, El lndio – alta sulfuración;
Hishikari, Midas – baja sulfuración). (3) Brecha y/o depósito de reemplazamiento, subterráneo o a cielo
abierto, con control estructural y mineral refractario con alto contenido de As. Por ejemplo, Chelopech o
Pueblo Viejo. Aquí, la ley de corte puede ser de 4 g/t Au o mayor, más de un orden de magnitud mayor
que los depósitos de bajo costo discutidos anteriormente.

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