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P E T E R L A N G

Vázquez Valencia
La corrupción es uno de los principales problemas que aqueja a todas las democracias en
el mundo. La corrupción también genera violaciones a derechos humanos. En Corrupción
y derechos humanos. ¿Por dónde comenzar la estrategia anticorrupción? se explica cómo las
distintas expresiones de corrupción suponen transgresiones a los derechos humanos. Para
mirar empíricamente cómo la corrupción impacta sobre los derechos civiles, políticos,
económicos y sociales se construyen dos bases de datos, una a nivel mundial y otra sobre
México. Este es el primer ejercicio de este tipo. Ahora sabemos, por ejemplo, que aquellos
países que tengan el menor nivel de corrupción tendrán un 97% de probabilidad de no sufrir
de desapariciones forzadas. Además de la corrupción y los derechos humanos, se analizan

Corrupción

Corrupción y derechos humanos


otros aspectos como son la impunidad, el control sobre los gobiernos, el PIB y la población.
En suma, se tiene una mirada teóricamente sólida y empíricamente sostenida sobre las
relaciones entre corrupción y derechos humanos.

“El libro representa un ambicioso esfuerzo por entender y encontrar soluciones viables a
la grave crisis de derechos humanos por la que atraviesa México, un país afectado por
corrupción endémica. Luis Daniel Vázquez Valencia hace un amplio recorrido por las variadas
aristas de la problemática de la corrupción, tanto a nivel teórico conceptual, como en sus
y derechos
diferentes expresiones en México y en el mundo. La profusión de información y el rigor
en el análisis, hacen de Corrupción y derechos humanos. ¿Por dónde comenzar la estrategia
anticorrupción? una fuente indispensable para el diseño de políticas públicas dirigidas a
combatir la corrupción en México, así como sus consecuencias, manifiestas en violaciones
humanos
graves y generalizadas a los derechos humanos. Es sin duda un aporte valioso y oportuno
para el desarrollo del novedoso sistema nacional anti-corrupción en nuestro país.” ¿POR DÓNDE COMENZAR
—Mariclaire Acosta, Comité de Participación Ciudadana LA ESTRATEGIA ANTICORRUPCIÓN?
del Sistema Nacional Anticorrupción

Luis Daniel Vázquez Valencia es profesor de la FLACSO-México.


Tiene estudios en derecho, sociología política y ciencia política.
Especialista en derechos humanos, sus investigaciones se destacan por
alejarse del análisis más jurídico y utilizar las metodologías de las ciencias
sociales para el estudio de los derechos.
PETER LANG

L U I S D A N I E L V Á Z Q U E Z VA L E N C I A
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Corrupción y
derechos humanos
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PETER LANG
New York  Bern  Frankfurt  Berlin
Brussels  Vienna  Oxford  Warsaw
Luis Daniel Vázquez Valencia

Corrupción y
derechos humanos

¿Por dónde comenzar


la estrategia anticorrupción?

PETER LANG
New York  Bern  Frankfurt  Berlin
Brussels  Vienna  Oxford  Warsaw
Library of Congress Cataloging-in-Publication Data
Names: Vázquez, Daniel (Luis Daniel Vázquez Valencia), author.
Title: Corrupción y derechos humanos: ¿por dónde comenzar la estrategia
anticorrupción? / Luis Daniel Vázquez Valencia.
Description: New York: Peter Lang.
Includes bibliographical references.
Identifiers: LCCN 2017023484 | ISBN 978-1-4331-4491-2 (hardback: alk. paper)
ISBN 978-1-4331-4492-9 (ebook pdf)
ISBN 978-1-4331-4493-6 (epub) | ISBN 978-1-4331-4494-3 (mobi)
Subjects: LCSH: ABC | DEF | XYZ.
Classification: LCC JL1229.C6 V39 | DDC 364.1/3230972—dc23
LC record available at https://lccn.loc.gov/2017023484
DOI 10.3726/b11304

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Índice

Índice de figuras y mapas ix


Índice de tablas y gráficas xi

Introducción1
1. Algunas fotos de la relación entre corrupción y DH 1
2. De qué van las siguientes páginas: la estructura del libro 5
3. Política basada en evidencia: la construcción de datos 8
4. De la conformación al análisis del dato: la metodología utilizada 14
5. Palabras finales 16

Capítulo 1: ¿De qué hablamos cuando decimos corrupción? 18


1. ¿Quién habla de corrupción? 18
2. ¿Qué es la corrupción? 21
2.1. Bordeando en torno al concepto de corrupción 21
2.2. Distintas tipologías sobre corrupción 28
3. ¿Cómo se ha estudiado a la corrupción? las puertas de
entrada … y de salida 34

Capítulo 2: La corrupción en México 48


1. La medición cross national de la corrupción: varios indicadores,
casi todo es percepción 49
vi   |  corrupción y derechos humanos

2. La posición de México con respecto al resto del mundo en los


indicadores de corrupción 58
3. La corrupción en México (2000–2014) 65
3.1. La corrupción en México: todavía análisis de percepción 66
3.2. La corrupción en México, más allá de la percepción:
la corrupción en el ejercicio del presupuesto 76
3.2.1. ¿Qué hace la auditoría superior de la federación? 76
3.2.2. Total de observaciones emitidas por la ASF 80
3.2.3. Observaciones emitidas por la ASF relacionadas
con presunto daño patrimonial 86
3.2.4. Gravedad de las observaciones emitidas por la ASF 94
3.3. La corrupción en México, más allá de la percepción:
la responsabilidad administrativa 100
3.4. La corrupción en México, más allá de la percepción:
la corrupción vista desde el ámbito financiero y empresarial 103
3.5. Las distintas medidas sobre corrupción 108

Capítulo 3: Derechos humanos 117


1. El problema de la medición de DH 118
2. Los DH en el mundo: CIRI, 1996–2011 121
3. Otras mediciones complementarias sobre DH, 1996–2015 131
4. Los DH en México 144
4.1. Indicadores sobre DH en general 146
4.2. Los derechos civiles y políticos en México 150
4.3. Los derechos económicos y sociales en México 159

Capítulo 4: Las distintas relaciones entre DH y corrupción 173


1. Los movimientos anticorrupción y de DH 173
2. Aporte de los DH a la lucha contra la corrupción y viceversa 175
3. El principio de igualdad igualdad y no discriminación,
los grupos en situación de vulnerabilidad y la corrupción 178
4. Las violaciones generales a DH producidas por la corrupción 179
5. Las relaciones entre corrupción y violaciones a los DH en
el mundo: 1996–2011 182
6. Las relaciones entre corrupción y violaciones a los DH en
el mundo: 2012–2015 187
7. Las relaciones entre corrupción y violaciones a los DH en México 191

Capítulo 5: Explicaciones alternativas a las violaciones a DH:


impunidad, control sobre el gobierno, pib y población 203
í n d i c e  | vii

1. ¿Qué es y cómo podemos mirar a la impunidad? 203


1.1. La impunidad en general para el análisis cross national, 2012–2015 205
1.2. La impunidad general en México, 2000–2014 213
2. Control sobre los gobiernos 224
2.1. Tipo de régimen político 227
2.2. La independencia judicial en el mundo, 1996–2011 229
2.3. Alternancia en las entidades federativas, 2000–2016 234
3. Variaciones del PIB 238
3.1. Variaciones del PIB en el mundo, 1996–2015 238
3.2. Variaciones del PIB en las entidades federativas 241
4. Población 243
4.1. La población a nivel mundial, 1996–2015 244
4.2. Población de las entidades federativas, 2000–2014 247

Capítulo 6: Relaciones entre la corrupción y los DH: hallazgos empíricos 252


1. El impacto de la corrupción en los derechos humanos:
regresión multinivel por efectos fijos o jerárquico lineal 252
1.1. Las relaciones entre corrupción y DH en el mundo: 2012–2015 253
1.1.1. Derechos políticos, corrupción, impunidad y
democracia: la ecuación ¿posible? para México 253
1.1.2. Menos corrupción, más esperanza de vida …
hasta 10 años más! 260
1.1.3. PIB per cápita, corrupción e impunidad: 7,753 usd
que se nos escapan! 263
1.1.4. Escolaridad y corrupción: México, ¿tan lejos de
Bélgica y tan cerca de Zimbabue 265
1.2. Las relaciones entre corrupción y DH en el mundo: 1996–2011 266
1.2.1. El índice de empoderamiento, la corrupción y
la independencia judicial: una nueva ecuación 267
1.2.2. La integridad física y la corrupción 268
1.3. Las relaciones entre corrupción y DH en México, 2000–2014 270
2. Probabilidad de mejora en los derechos electorales, el derecho a
no ser desaparecido y los derechos económicos y sociales de las
mujeres en el mundo, 1996–2011: el modelo logístico multinomial 276
3. Identificando los umbrales de la relación entre la corrupción y los
DH: el modelo de regresiones locales 283

Capítulo 7: La corrupción y las violaciones a DH en la prensa mexicana 297


1. Análisis hemerográfico: una radiografía de la corrupción 297
2. Mecanismos de corrupción 301
viii   |  corrupción y derechos humanos

3. Autoridades vinculadas con la comisión del hecho corrupto 302


4. DH relacionados con el hecho corrupto 304
5. Víctimas potenciales o directas de los actos de corrupción 307
6. Violencia en el acto de corrupción 308
7. Sanción o impunidad del acto corrupto 309
8. Algunos cruces de información 310

Capítulo 8: ¿Por dónde comenzar la estrategia anticorrupción? 316


1. Las estrategias de combate a la corrupción 316
2. Afinando la ecuación anticorrupción: ¿cuál es el contexto mexicano? 318
2.1. La negación como acción política 319
2.2. La simulación como acción política 321
2.3. El clientelismo como acción política 324
3. Afinando la ecuación anti-corrupción: qué violaciones
a DH se busca evitar 327
3.1. Violaciones graves a los 328
3.2. Violaciones masivas o generalizadas a 328
3.3. Violaciones sistemáticas a 330
3.4. Violaciones estructurales 332
4. Afinando la ecuación anti-corrupción: qué tipo de corrupción
se debe combatir 336
5. Dos posibles herramientas anticorrupción desde los dh: las
comisiones de la verdad (justicia transicional) y las comisiones
internacionales contra la impunidad (cooperación internacional) 340
5.1. El problema de la falta de voluntad política en cualquier
estrategia anticorrupción 340
5.1.1. Estado con autonomía y actos aislados de corrupción:
reformas institucionales, monitoreo y participación 341
5.1.2. Estado cooptado con corrupción endémica generalizada
que genera estabilidad política (cleptocracia) 342
5.2. Algunas claves de la estrategia anticorrupción: las
comisiones de la verdad y las comisiones internacionales
contra la impunidad 342
Índice de figuras y mapas

Mapa 2.26. Distribución de las entidades federativas en categorías


dadas por el total de observaciones emitidas por la ASF, 2014 81
Figura 3.1. Obligaciones en materia de DH 120
Mapa 3.33. Distribución del total de quejas ante la CNDH en las
entidades federativas de México, 2014 149
Mapa 3.54. Distribución de las entidades federativas en categorías
de pobreza, 2014 167
Figura 4.1. Relación directa entre corrupción y DH 180
Figura 4.2. Relación indirecta entre corrupción y DH 181
Figura 6.2. Impacto de la corrupción en el índice de derechos
políticos (Modelo 1) 254
Figura 6.4. Impacto de la corrupción en el índice de derechos
políticos (Modelo 2) 256
Figura 6.5. Impacto de la impunidad en el índice de derechos
políticos (Modelo 2) 257
Figura 6.6. Impacto del régimen político en el índice de
derechos políticos (Modelo 2) 258
Figura 6.10. Impacto de la corrupción en la esperanza de
vida (Modelo 3) 262
x   |  corrupción y derechos humanos

Figura 6.14. Impacto de la corrupción en la media de escolaridad


(Modelo 2) 266
Figura 6.16. Impacto de la corrupción en el índice de empoderamiento
(Modelo 2) 268
Figura 6.18. Impacto de la corrupción en el índice de integridad personal
(Modelo 1) 269
Figura 6.20. Impacto de la corrupción en el total homicidios (Modelo 1)
x entidad federativa, 2000–2014 271
Figura 6.22. Impacto de la corrupción en el acceso a la salud (Modelo 3)
x entidad federativa, 2000–2014 273
Figura 8.1. La lógica de la democracia en México 319
Índice de tablas y gráficas

Tabla 0.1. Indicadores de DH utilizados 9


Tabla 0.2. Indicadores de corrupción 12
Tabla 0.3. Indicadores utilizados en las variables de control 13
Tabla 1.1. Escala de generalidad del concepto de corrupción 23
Tabla 1.2. Síntesis de las tipologías de corrupción 31
Tabla 2.1. Preguntas del componente de ausencia de corrupción del WJP 53
Tabla 2.2. Coeficientes de correlación entre los tres principales
indicadores sobre corrupción 54
Gráfica 2.3. Gráfica de dispersión entre el Índice de Percepción de
Corrupción y el componente de corrupción de los Indicadores de
Gobernanza Mundial, 1996–2011 54
Gráfica 2.4. Gráfica de dispersión entre el componente de corrupción
de los Indicadores de Gobernanza Mundial y el componente de corrupción
del World Justice Project, 2013–2015 55
Gráfica 2.5. Gráfica de dispersión entre el Índice de Percepción de
Corrupción y el componente de corrupción de los Indicadores de
Gobernanza Mundial, 2012–2015 56
Gráfica 2.6. Gráfica de dispersión entre el Índice de Percepción de
Corrupción y el componente de corrupción del World Justice Project,
2013–201557
xii   |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 2.7. Media del CPI para nueve regiones del mundo, 1996–2011 58
Gráfica 2.8. Media del CPI para nueve regiones del mundo, 2012–2015 59
Gráfica 2.9. Porcentaje de personas que pagaron sobornos, 2013 60
Gráfica 2.10. Promedio del CPI para los países de América Latina, 2012–2015 61
Gráfica 2.11. Porcentaje de personas que pagaron un soborno, 2013 61
Gráfica 2.12. Porcentaje de personas que pagaron un soborno, 2011–2013 62
Gráfica 2.13. Promedio del CPI para los países del MIKTA más Brasil y la India,
2012–201563
Gráfica 2.14. Porcentaje de personas que pagaron un soborno, 2013 64
Gráfica 2.15. Correlación entre el porcentaje de personas que pagaron
un soborno y el índice de percepción de la corrupción, 2013 65
Gráfica 2.16. Porcentaje de población de 18 años y más según percepción
de la existencia de problemas sociales 66
Gráfica 2.17. Percepción de corrupción en seguridad pública, 2011–2015 67
Gráfica 2.18. Tendencia longitudinal de la percepción de corrupción en
seguridad pública para entidades seleccionadas, 2015 68
Gráfica 2.19. Percepción de corrupción en impartición de justicia,
2011–201569
Gráfica 2.20. Percepción de corrupción en administración de justicia,
2011–201570
Gráfica 2.21. Percepción de corrupción en seguridad nacional, 2011–2015 71
Tabla 2.22. Entidades federativas consideradas más y menos
corruptas, 2011–2015 72
Tabla 2.23. Preguntas de la ENCUP sobre corrupción y cumplimiento
de la ley 73
Tabla 2.24. Tipos de Observaciones promovidas por la Auditoria
Superior de la Federación como resultado de las auditorías 77
Tabla 2.25. Observaciones que llevan a la responsabilidad resarcitoria 79
Gráfica 2.27. Tendencias longitudinales del total de observaciones
emitidas por la ASF en entidades seleccionadas, 2000–2014 81
Gráfica 2.28. Número de observaciones de la ASF por entidad federativa 82
Gráfica 2.29. Porcentaje de Observaciones de la ASF por región y grupo
funcional del presupuesto de 2000 a 2006 83
Gráfica 2.30. Porcentaje de Observaciones de la ASF por región y grupo
funcional del presupuesto de 2007 a 2012 84
Gráfica 2.31. Porcentaje de Observaciones de la ASF por región y grupo
funcional del presupuesto de 2013 a 2014 85
Gráfica 2.32. Relación de pesos auditados por Grupo Funcional del
Presupuesto Federal por observaciones emitidas por la Auditoria Superior
de la Federación para las cuentas públicas de 2000 a 2014 86
índic e d e ta b l a s y g r á f i c a s  | xiii

Gráfica 2.33. Tasa de crecimiento: presupuesto ejercido en Desarrollo Social y


Observaciones de la ASF emitidas sobre las cuentas públicas 2000 a 2014 87
Gráfica 2.34. Tasa de crecimiento: presupuesto ejercido en Gobierno y
Observaciones de la ASF emitidas sobre las cuentas públicas 2000 a 2014 88
Gráfica 2.35. Tasa de crecimiento: presupuesto ejercido en Desarrollo
Económico y Observaciones de la ASF emitidas sobre las cuentas
públicas 2000 a 2012 89
Gráfica 2.36. Número total de observaciones de la ASF por presunto
daño patrimonial o comisión de otros delitos por entidad federativa
de 2000 a 2014 90
Gráfica 2.37. Número de observaciones de la ASF relacionadas con
daño patrimonial o hechos ilícitos por entidad federativa y sexenios 91
Gráfica 2.38. Porcentaje medio de observaciones por presunción de
daño de la ASF, 2000–2014 92
Gráfica 2.39. Porcentaje de observaciones de la ASF por presunto daño
patrimonial o comisión de otros delitos por entidad federativa por sexenio 93
Tabla 2.40. Tipos de Observaciones promovidas por la Auditoria
Superior de la Federación como resultado de las auditorías 95
Gráfica 2.41. Promedio de gravedad para las observaciones de la
ASF, 2000–2014 97
Gráfica 2.42. Calificación promedio de observaciones emitidas por
la ASF por entidad federativa por sexenio 98
Tabla 2.43. Averiguaciones previas iniciadas por la ASF ante la Procuraduría
General de la República por delitos cometidos por servidores públicos 99
Gráfica 2.44. Tasa de prevalencia de corrupción por regiones según
trámites realizados por nivel territorial en los años 2013 y 2015 100
Tabla 2.45. Corrupción en México, 2008 101
Gráfica 2.46. Porcentaje de servidores públicos de acuerdo a irregularidades
investigadas por la Secretaria de la Función Pública de 2000 a 2014 102
Gráfica 2.47. Porcentaje de servidores públicos según tipo de sanción
recibida de acuerdo con las irregularidades investigadas por la Secretaria
de la Función Pública de 2000 a 2014 103
Gráfica 2.48. Número de servidores públicos sancionados por entidad
federativa y por año de 2000 a 2014 104
Gráfica 2.49. Reporte de operaciones inusuales emitidas por
entidades financieras 105
Gráfica 2.50. Denuncias recibidas en la Unidad de Inteligencia Financiera 106
Gráfica 2.51. Reporte de operaciones preocupantes emitidas por
entidades financieras 106
Tabla 2.52. Fraude en México 2008–2010 107
xiv   |  corrupción y derechos humanos

Tabla 2.53. Coeficientes de correlación entre los diferentes indicadores


de corrupción para México, 2000–2014 111
Tabla 3.2. Derechos que integran el índice de integridad personal de
CIRI, Human Rights Data Project 123
Tabla 3.3. Derechos que integran el índice de empoderamiento del
CIRI, Human Rights Data Project 123
Gráfica 3.4. Media del Índice de Empoderamiento para nueve regiones
del mundo, 1996–2011 126
Gráfica 3.5. Media del Índice de Integridad Física para nueve regiones
del mundo, 1996–2011 126
Gráfica 3.6. Media del Índice de DH Laborales por región, 1996–2011 127
Gráfica 3.7. Media del Índice de Empoderamiento para los países de
América Latina, 1996–2011 128
Gráfica 3.8. Media del Índice de Derechos de Integridad Física para
los países de América Latina, 1996–2011 128
Gráfica 3.9. Media del Índice de DH Laborales para América Latina,
1996–2011129
Gráfica 3.10. Media del Índice de Empoderamiento para los países
de MIKTA, 1996–2011 130
Gráfica 3.11. Media del Índice de Integridad Física para los países
de MIKTA, 1996–2011 130
Gráfica 3.12. Media del Índice de DH Laborales para los países de
MIKTA, 1996–2011 131
Gráfico 3.13. Promedio de PIB per cápita con paridad de poder adquisitivo
a dólares constantes del 2011, por regiones, 2012–2015 134
Gráfico 3.14. Promedio de esperanza de vida al nacer por
regiones, 2012–2015 134
Gráfico 3.15. Promedio de años de escolaridad por regiones, 2012–2015 135
Gráfico 3.16. Promedio del índice de derechos políticos por
región, 1996–2015 135
Gráfico 3.17. Promedio del índice de derechos civiles por región, 1996–2015 136
Gráfico 3.18. Promedio de PIB per cápita con paridad de poder
adquisitivo a USD constantes (2011) para América Latina, 2012–2015 137
Gráfico 3.19. Promedio de esperanza de vida al nacer para América
Latina, 2012–2015 137
Gráfico 3.20. Promedio de años de escolaridad para América Latina, 2012–2015 138
Gráfico 3.21. Promedio del índice de derechos políticos para América
Latina, 1996–2015 138
Gráfico 3.22. Promedio del índice de derechos civiles para América Latina,
1996–2015139
índi c e d e ta b l a s y g r á f i c a s  | xv

Gráfico 3.23. Promedio de PIB per cápita con paridad de poder adquisitivo
a dólares constantes del 2011 para los países de MIKTA, 2012–2015 139
Gráfico 3.24. Promedio de esperanza de vida al nacer para los países de
MIKTA más Brasil y la India, 2012–2015 140
Gráfico 3.25. Promedio de años de escolaridad para el MIKTA más Brasil y
la India, 2012–2015 140
Gráfico 3.26. Promedio del índice de derechos políticos para el MIKTA
más Brasil y la India, 1996–2015 141
Gráfico 3.27. Promedio del índice de derechos civiles para el MIKTA más
Brasil y la India, 1996–2015 142
Gráfico 3.28. Tasa media de homicidios para 9 regiones del mundo,
1996–2015142
Gráfico 3.29. Tasa media de homicidios para los países de América Latina,
1996–2015143
Gráfico 3.30. Tasa media de homicidios para los países del MIKTA más
Brasil e India, 1996–2015 144
Gráfica 3.31. Número de Quejas, hechos violatorios y víctimas relacionadas
con quejas recibidas en la Comisión Nacional de DH entre el 2000 y el 2014 147
Gráfica 3.32. Porcentaje de quejas recibidas y recomendaciones emitidas
por la Comisión Nacional de DH del 2000 al 2014 148
Gráfica 3.34. Tendencias longitudinales del total de quejas ante la CNDH
en entidades federativas seleccionadas, 2000–2014 150
Tabla 3.35. Número de quejas recibidas en la Comisión Nacional de
DH relacionadas con desaparición forzada, detenciones arbitrarias y tortura 151
Gráfica 3.36. Total de quejas por desaparición forzada ante la CNDH por
entidad federativa, 2000–2014 152
Gráfica 3.37. Total de quejas por detenciones arbitrarias ante la CNDH por
entidad federativa, 2000–2014 153
Gráfica 3.38. Total de quejas por tortura ante la CNDH por entidad federativa,
2000–2014153
Gráfica 3.39. Porcentaje promedio de muertes por homicidio respecto del
total de muertes violentas por regiones en México de 2004 a 2014 154
Gráfica 3.40. Número de homicidios según lugar de ocurrencia por regiones
para tres sexenios presidenciales 155
Gráfica 3.41. Número de averiguaciones previas iniciadas por presumible
delito de desaparición forzada por regiones y sexenios presidenciales 156
Gráfica 3.42. Tendencia longitudinal de la participación en elecciones
federales para entidades seleccionadas, 2000–2012 158
Gráfica 3.43. Porcentaje promedio de participación electoral para las tres
últimas elecciones presidenciales por regiones 158
xvi   |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 3.44. Indíce de Desarrollo Humano promedio por regiones en México 159
Gráfica 3.45. Valor promedio del puntaje obtenido en materia de salud
para el cáculo del IDH por regiones en México 160
Gráfica 3.46. Valor promedio del puntaje obtenido en materia de educación
para el cáculo del IDH por regiones en México 160
Gráfica 3.47. Valor promedio del puntaje obtenido en materia de ingreso
para el cáculo del IDH por regiones en México 161
Gráfica 3.48. Porcentaje promedio de carencias sociales de la región norte
del país, 2008, 2010, 2012, 2014 162
Gráfica 3.49. Porcentaje promedio de carencias sociales de la región centro
norte del país, 2008, 2010, 2012, 2014 163
Gráfica 3.50. Porcentaje promedio de carencias sociales de la región centro
del país, 2008, 2010, 2012, 2014 163
Gráfica 3.51. Porcentaje promedio de carencias sociales de la región sur del
país, 2008, 2010, 2012, 2014 164
Tabla 3.52. Tabla ordinal de las entidades según su porcentaje de habitantes
con alguna carencia social 164
Tabla 3.53. Distribución de la población según situación de pobreza o
vulnerabilidad 2008, 2010, 2012 y 2014 166
Gráfica 3.55. Tasa de mortalidad infantil promedio por regiones y sexenios 167
Gráfica 3.56. Esperanza de vida promedio por regiones y sexenios 168
Gráfica 4.3. Distribución del componente de control de la corrupción de
los Indicadores de Gobernanza Mundial según los valores del Índice de
Empoderamiento, 1996–2011 183
Gráfica 4.4. Distribución del componente de control de la corrupción de
los Indicadores de Gobernanza Mundial según los valores del Índice de
Empoderamiento, 1996–2011 185
Tabla 4.6. Coeficientes de correlación entre corrupción y DH, 1996–2011 186
Gráfica 4.5. Distribución del componente de control de la corrupción de
los Indicadores de Gobernanza Mundial según los valores del Índice de
Integridad Física, 1996–2011 187
Gráfica 4.7. Distribución del componente de corrupción del índice de
Estado de Derecho según los valores del PIB per cápita por paridad del
poder adquisitivo, 2013–2015 188
Gráfica 4.8. Relación entre la esperanza de vida al nacer y el índice de
percepción de la corrupción, 2012–2015 189
Gráfica 4.9. Relación entre los años de escolaridad promedio y el índice
de percepción de la corrupción, 2012–2015 190
Gráfica 4.10. Relación entre el índice de derechos políticos y el índice
de percepción de la corrupción, 2012–2015 191
índic e d e ta b l a s y g r á f i c a s  | xvii

Tabla 4.11. Coeficientes de correlación entre corrupción y DH, 2012–2015 191


Tabla 4.12. Indicadores de corrupción y de DH para México, por entidad
federativa, 2000–2014 193
Tabla 4.13. Coeficientes de correlación entre percepción de la corrupción
y DH para México, 2000–2014 196
Tabla 4.14. Coeficientes de correlación entre corrupción y DH para México,
2000–2014198
Tabla 5.1. Factores que integran a los componentes de Efectividad de la
justicia criminal y Acceso a la justicia civil 206
Tabla 5.2. Preguntas del subcomponente “El sistema de adjudicación
penal es oportuno y eficaz” correspondiente al componente de Eficacia
de la justicia criminal del WJP 207
Tabla 5.3. Preguntas del subcomponente “El sistema de investigación
criminal es efectivo” correspondiente al componente de Eficacia de la
justicia criminal del WJP 207
Gráfica 5.4. Media del componente de impartición de justicia del
índice de Estado de derecho, 2013–2015 208
Gráfica 5.5. Media del componente de impartición de justicia del índice
de Estado de derecho para los países de América Latina, 2013–2015 209
Gráfica 5.6. Promedio del componente de impartición de justicia del
índice de Estado de derecho para los países del MIKTA más Brasil y
la India, 2013–2015 210
Tabla 5.7. Coeficientes de correlación entre Impunidad, corrupción y DH,
2013–2015211
Gráfica 5.8. Distribución del componente de impartición de justicia del
índice de Estado de Derecho según los valores del índice de percepción
de la corrupción, 2013–2015 211
Gráfica 5.9. Relación entre el PIB per cápita por paridad del poder
adquisitivo a dólares constantes del 2011 y el índice de impunidad,
2012–2015212
Gráfica 5.10. Relación entre la esperanza de vida al nacer y el índice de
impunidad, 2012–2015 212
Gráfica 5.11. Relación entre el promedio de años de escolaridad y el índice
de impunidad, 2012–2015 213
Figura 5.12. Tres momentos para contabilizar la impunidad 214
Gráfica 5.13. Cifra negra (porcentaje de delitos que no se denunciaron ni
generaron averiguación previa) 215
Gráfica 5.14. Porcentaje de denuncias donde se inició una
Averiguación Previa 216
Gráfica 5.15. Porcentaje de AP en que la víctima reportó que no sucedió nada 217
xviii   |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 5.16. Porcentaje del total de delitos en que la víctima reportó que
sucedió algo 218
Gráfica 5.17. Número de averiguaciones previas iniciadas por
presumibles delitos contra la administración de justicia por regiones
y sexenios presidenciales 221
Tabla 5.18. Coeficientes de correlación entre Impunidad en general y
DH en México, 2010–2014 222
Tabla 5.19. Coeficientes de correlación entre Impunidad en general y
corrupción en México, 2010–2014 223
Gráfica 5.20. Índice de democratización para nueve regiones del mundo,
1996–2013228
Gráfica 5.21. Índice de democratización para América Latina, 1996–2013 228
Grafica 5.22. Índice de democratización para el MIKTA más Brasil y la India,
1996–2013229
Tabla 5.23. Coeficientes de correlación entre tipo de régimen político,
corrupción y DH, 1996–2013 230
Gráfica 5.24. Promedio simple del Índice de Independencia Judicial para
nueve regiones, 1996–2011 231
Gráfica 5.25. Promedio simple del Índice de Independencia Judicial para
Latinoamérica, 1996–2011 232
Gráfica 5.26. Promedio simple del Índice de Independencia Judicial para el
MIKTA más India y Brasil, 1996–2011 232
Tabla 5.27. Coeficientes de correlación entre Independencia judicial,
corrupción y DH, 1996–2011 233
Gráfica 5.28. Distribución del Índice de Percepción de Corrupción según
los valores del Indicador de Independencia Judicial, 1996–2011 234
Gráfica 5.29. Alternancias de partido político en gobierno estatales de
1989 a 2014 235
Tabla 5.30. Coeficientes de correlación entre alternancia en las entidades
federativas y DH en México, 2000–2014 236
Tabla 5.31. Coeficientes de correlación entre alternancia en las entidades
federativas y corrupción en México, 2000–2014 237
Gráfica 5.32. Promedio del crecimiento del PIB por regiones, 1996–2015 239
Gráfica 5.33. Promedio del crecimiento del PIB para América Latina, 1996–2015 239
Gráfica 5.34. Promedio de crecimiento económico para los países del
MIKTA más Brasil y la India, 1996–2015 240
Tabla 5.35. Coeficientes de correlación entre crecimiento del PIB, corrupción
y DH, 1996–2015 240
Gráfica 5.36. Producto Interno Bruto Promedio por región por sexenio 241
índic e d e ta b l a s y g r á f i c a s  | xix

Tabla 5.37. Coeficientes de correlación entre variaciones del PIB en las


entidades federativas y DH en México, 2000–2014 242
Tabla 5.38. Coeficientes de correlación entre variaciones del PIB en las
entidades federativas y corrupción en México, 2000–2014 243
Gráfico 5.39. Promedio de población total por región, 1996–2015 244
Gráfico 5.40. Promedio de población para América Latina, 1996–2015 245
Gráfico 5.41. Promedio de población total para el MIKTA más Brasil y
la India, 1996–2015 246
Tabla 5.42. Coeficientes de correlación entre población, corrupción
y DH, 1996–2015 246
Gráfico 5.43. Relación del índice de derechos políticos, el índice de
corrupción y la población total, 2015 247
Tabla 5.44. Coeficientes de correlación entre variaciones de población
en las entidades federativas y DH en México, 2000–2014 248
Tabla 5.45. Coeficientes de correlación entre variaciones de la población
en las entidades federativas y corrupción en México, 2000–2014 249
Tabla 6.1. Coeficientes de la regresión jerárquico-lineal usando como
variable dependiente al índice de derechos políticos de FH, 2012–2015 253
Tabla 6.3. Coeficientes de la regresión jerárquico-lineal usando como
variable dependiente al índice de derechos políticos de FH, 2012–2015 255
Tabla 6.7. Coeficientes de la regresión jerárquico-lineal usando como
variable dependiente al índice de derechos políticos de FH, 2012–2015 259
Tabla 6.8. Coeficientes de la regresión jerárquica lineal usando como
variable dependiente la esperanza de vida, 2012–2015 260
Tabla 6.9. Coeficientes de la regresión jerárquica lineal usando como
variable dependiente la esperanza de vida, 2012–2015 261
Figura 6.10. Impacto de la corrupción en la esperanza de vida (Modelo 3) 262
Tabla 6.11. Coeficientes de la regresión jerárquica lineal con el PIB per
cápita como dependiente 263
Grafico 6.12. Impacto de la corrupción en el PIB per cápita (Modelo 4) 264
Tabla 6.13. Coeficientes de la regresión jerárquica lineal con la media de
escolaridad como dependiente 265
Tabla 6.15. Resultados de los modelos explicativos del Índice de
Empoderamiento (CIRI) 1996–2011 267
Tabla 6.17. Resultados de los modelos explicativos del Índice de Integridad
Física (CIRI), 1996–2011 269
Tabla 6.19. Modelo jerárquico lineal con el total de homicidios como variable
dependiente270
xx   |  corrupción y derechos humanos

Tabla 6.21. Modelo jerárquico lineal con el porcentaje de población sin


acceso a servicios de salud como variable dependiente 272
Tabla 6.23. Modelo jerárquico lineal con el IDH como variable dependiente 274
Tabla 6.24. Modelo jerárquico lineal con el componente de ingreso del
IDH como variable dependiente 274
Tabla 6.25. Modelo jerárquico lineal con el total de quejas en la CNDH
como variable dependiente 275
Tabla 6.26. Resultados del modelo logístico multinomial para explicar las
variaciones en los derechos electorales a partir del nivel de corrupción 277
Tabla 6.27. Resultados del modelo logístico multinomial para explicar las
variaciones en los derechos electorales a partir del nivel de corrupción en
el caso de México 278
Tabla 6.28. Resultados del modelo logístico multinomial para explicar las
variaciones en las desapariciones forzadas a partir del nivel de corrupción 279
Tabla 6.29. Resultados del modelo logístico multinomial para explicar las
variaciones en las desapariciones forzadas a partir del nivel de corrupción 280
Tabla 6.30. Codificación de la variable derechos económicos de las mujeres 280
Tabla 6.31. Resultados del modelo logístico multinomial para explicar
las variaciones en los derechos económicos de las mujeres a partir de
la corrupción 282
Tabla 6.32. Resultados del modelo logístico multinomial para explicar
las variaciones en los derechos económicos de las mujeres a partir de
la corrupción 283
Gráfica 6.33. Resultado de las regresiones locales entre el pago de sobornos
y el índice de derechos políticos 284
Gráfica 6.34. Resultado de las regresiones locales entre la percepción de la
corrupción y el índice de empoderamiento 286
Gráfica 6.35. Resultado de las regresiones locales entre el PIB Per cápita con
paridad del poder adquisitivo y la percepción de corrupción 287
Gráfica 6.36. Resultado de las regresiones locales entre el índice de la
percepción de la corrupción y el índice de derechos de integridad física 288
Gráfica 6.37. Resultado de las regresiones locales entre la esperanza de
vida al nacer y la percepción de corrupción 289
Gráfica 6.38. Resultado de las regresiones locales entre media de años de
escolaridad y percepción de la corrupción 290
Gráfica 6.39. Resultado de las regresiones locales entre el Total de
Observaciones de la ASF y el índice de desarrollo humano 291
Gráfica 6.40. Efecto del total de observaciones de la ASF sobre las quejas ante
CNDH (ajuste por regresiones locales sin la Ciudad de México) 292
índic e d e ta b l a s y g r á f i c a s  | xxi

Gráfica 6.41. Efecto del total de observaciones de la ASF sobre el


componente de educación del IDH (ajuste por regresiones locales sin
Ciudad de México) 292
Gráfica 6.42. Efecto del promedio de gravedad en observaciones de la
ASF sobre los homicidios (ajuste por regresiones locales) 293
Gráfica 6.43. Efecto de la percepción de corrupción en seguridad
nacional sobre los homicidios (ajuste por regresiones locales) 294
Gráfica 6.44. Efecto de la percepción de corrupción en impartición de
justicia sobre la carencia en acceso a salud (ajuste por regresiones locales) 295
Gráfica 7.1. Número total de entradas relacionadas con la palabra
corrupción en los motores de búsqueda de los diarios seleccionados 299
Gráfica 7.2. Número de noticias resultantes de la búsqueda acotada
por diario seleccionado 300
Gráfica 7.3. Número de menciones de las palabras claves relacionadas
con los mecanismos de corrupción 302
Grafica 7.4. Número de menciones de las palabras vinculadas con las
autoridades públicas por nivel territorial y rama del poder público 303
Tabla 7.5. Palabras claves para el análisis de los derechos vinculados con
el acto de corrupción 304
Gráfica 7.6. Número de menciones de las palabras claves relacionadas
con los derechos analizados 305
Gráfica 7.7. Número de menciones de las palabras claves relacionadas
con tipos de víctimas 308
Gráfica 7.8. Número de menciones de las palabras relacionas con
la violencia 309
Gráfica 7.9. Número de menciones de los procesos de investigación 310
Tabla 7.10. Porcentaje de co-ocurrencias de palabras claves de las
categorías analizadas para nivel de autoridad y mecanismo de corrupción 311
Tabla 7.11. Porcentaje de co-ocurrencias de palabras claves de las
categorías analizadas para nivel de autoridad y hechos violentos 311
Tabla 7.12. Porcentaje de co-ocurrencias de palabras claves de las
categorías analizadas para nivel de autoridad y derechos 311
Tabla 7.13. Porcentaje de co-ocurrencias de palabras claves de las
categorías analizadas para nivel de autoridad y autoridades posiblemente
relacionadas con denuncias y quejas 312
Tabla 7.14. Porcentaje de co-ocurrencias de palabras claves de las categorías
analizadas para nivel de autoridad y víctimas 313
Tabla 7.15. Porcentaje de co-ocurrencias de palabras claves de las categorías
analizadas para y hechos violentos y derechos 314
xxii   |  corrupción y derechos humanos

Tabla 7.16. Porcentaje de co-ocurrencias de palabras claves de las


categorías analizadas para hechos violentos y derechos 314
Tabla 7.17. Porcentaje de co-ocurrencias de palabras claves de las
categorías analizadas para rama del poder público y derechos 315
Tabla 8.2. Distribución de la población según situación de pobreza o
vulnerabilidad 2008, 2010, 2012 y 2014 319
Tabla 8.3. Tipo de corrupción que interesa combatir (marcada en amarillo) 339
Tabla 8.4. Distintas interacciones a partir del tipo de corrupción, de
Estado, las relaciones con las propuestas anticorrupción, las deficiencias
estatales y la estrategia anticorrupción 343
Introducción

1.  Algunas fotos de la relación entre corrupción y DH

Primera imagen. Febrero del 2006, Nueva Rosita, en la entidad federativa de


Coahuila, México. Una explosión hace colapsar varios túneles de la mina de car-
bón “Pasta de Conchos”. Aproximadamente 65 mineros correspondientes al turno
de las 22:00 a las 06:00 quedan atrapados. Al momento que se escribe esta intro-
ducción, poco más de 10 años después, aún no se han recuperado los cuerpos, una
de las principales demandas de los familiares. En la medida que avanzaron los días
posteriores a la catástrofe, los mineros sobrevivientes fueron dando testimonio de
las condiciones en las que se encontraba la mina, especialmente de la concentración
excesiva de gas metano que estaba por encima de los estándares legales para poder
trabajar. De hecho, los mineros se habían puesto en huelga en 14 ocasiones no sólo
en demanda del incremento salarial, sino también solicitando que se cumplieran las
medidas de seguridad y salud.
Debido al escándalo nacional que supuso esta explosión, y en particular a las
noticias sobre las condiciones laborales en que se encuentran los mineros de la zona
carbonífera de Coahuila, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)
emitió la recomendación 26/2006 y un Informe Especial sobre las condiciones
de seguridad e Higiene en esta zona en noviembre del 2011. En la recomenda-
ción, la CNDH da cuenta de lo que significa para la Secretaría del Trabajo la
2  |  corrupción y derechos humanos

burocratización de la protección del derecho al trabajo en condiciones higiénicas y


seguras (CNDH, 2006: 2–3):

• El 8 de julio del 2004 se comunicó al patrón o representante legal de la


empresa que se llevaría a cabo una inspección, por lo que se le citó para el
12 de julio.
• La inspección se llevó a cabo en el día mencionado, y se establecieron 48
observaciones sobre la inseguridad de la mina, así como la ausencia de 19
documentos para operar.
• Un año después, la Secretaría del Trabajo elaboró un oficio de fecha 8 de
julio del 2005, mediante el cual se emplazó a la empresa para dar cum-
plimiento con 34 medidas de seguridad (antes eran 48). Para algunas de
ellas se les dieron 10 días hábiles, para otras 20.
• El oficio se notificó a la empresa hasta el 15 de septiembre del 2005.
• El 7 de noviembre del 2005 se solicitó a la empresa que se permitiera la
entrada a un inspector para verificar si las medidas se habían cumplido. Sin
embargo, no es sino hasta el 3 de febrero del 2006 que se envía un citatorio
a la empresa para realizar la inspección el 7 de febrero.
• Finalmente, el 7 de febrero del 2006 se llevó a cabo la diligencia de verifi-
cación de las medidas que se habían decretado casi dos años atrás. La con-
clusión de la diligencia fue que se había cumplido con 28 de las 34 medidas.
Sobre los seis restantes, no se pudo llevar a cabo la verificación porque “los
lugares estaban cerrados y los equipos fuera de operación”.
• El 19 de febrero del 2006 explotó la mina.
En su informe del 2011, la CNDH explica con detalle cuáles fueron las omi-
siones administrativas de las autoridades, en especial de la Secretaría del Trabajo y
Previsión Social. ¿Qué nos dice esta escena de la corrupción y su relación con los
derechos humanos (DH)? Dos años para realizar un procedimiento de verificación
de condiciones de higiene y seguridad que culmina con un cumplimiento de casi
el 100% de las medidas solicitadas, justo 12 días antes de que explote una mina
dejando a 65 personas desaparecidas. ¿Será que hubo algún acto de corrupción
que involucre a los inspectores y demás personal de la Secretaría del Trabajo para
permitir a la empresa seguir operando pese a la violación de los derechos laborales
de los mineros? ¿Será que estamos ante la presencia de corrupción que permite la
realización de actos prohibidos que conllevan violaciones a DH?
Segunda imagen. Noviembre del 2014, Ciudad de México. El portal Aris-
tegui noticias publicó el reportaje de investigación “La Casa Blanca de Enrique
Peña Nieto, en Las Lomas”. En él, los periodistas dan cuenta de la relación
que existe entre Grupo Higa y el actual presidente de México. Grupo Higa es una
i n t r o d u cc i ó n  | 3

de las constructoras más beneficiadas en el otorgamiento de licitaciones tanto en


el gobierno del Estado de México, cuando Enrique Peña Nieto era gobernador de
dicha entidad, como durante los dos primeros años que en ese momento llevaba
en la presidencia. El aspecto más relevante de la investigación es que la residencia
que ocupaba la familia presidencial y que presentaba como su casa, con un valor de
86 millones de pesos (7 millones de USD a la fecha del reportaje), no estaba a
nombre de ninguno de los integrantes de la familia, sino que aparecía como pro-
pietario Ingeniería Inmobiliaria del Centro, perteneciente al Grupo Higa. Más
allá del lujo que supone una mansión de este tipo, el principal problema está en el
conflicto de interés que supone que un grupo constructor que ha ganado millones
de pesos en licitaciones “regale” una mansión de estas características al titular de los
poderes ejecutivo local y federal1. Vale la pena mencionar que la ley prohíbe a los
servidores públicos recibir regalos de más de 10 salarios mínimos.
A fin de investigar sobre posibles actos de corrupción, el propio Enrique Peña
Nieto turnó el expediente a la Secretaría de la Función Pública en febrero del
2015 y nombró al exconsejero electoral, Virgilio Andrade, amigo del Secretario de
Hacienda Luis Videgaray2, quien también sería investigado por otra casa en Mali-
nalco3 construida por el mismo grupo. A nadie sorprendió que Virgilio Andrade,
en una larga conferencia de prensa, exonerara al presidente, su esposa y el Secreta-
rio de Hacienda el 21 de agosto del 2015. El expediente fue archivado, no se hizo
ninguna otra investigación por ningún órgano gubernamental. Los periodistas que
dieron a conocer el conflicto de intereses fueron despedidos el 15 de marzo del
2015. Virgilio Andrade renunció a la Secretaría de la Función Pública el 18 de julio
del 2016. ¿Conflicto de interés? ¿Corrupción para realizar licitaciones tramposas y
beneficiar a algunas empresas? ¿Enriquecimiento ilícito? ¿Este tipo de corrupción
vulnera DH? Claro, en la medida que las licitaciones fraudulentas encarecen los
bienes o servicios adquiridos, debido al pago de sobornos semejantes a la Casa
Blanca; o empeoran la calidad de los bienes o servicios contratados por las mismas
razones; los presupuestos públicos se hacen más pequeños y limitan las posibili-
dades de gasto para cumplir con las obligaciones en materia de DH y generar un
mayor ejercicio de derechos. El principio de DH vulnerado a través de estos actos
de corrupción es el máximo uso de recursos disponibles, una parte de esos recursos
disponibles se desvía en el pago de sobornos que asegura la victoria en la licitación
para la empresa corrupta. Peor aún, lo que se observa en situaciones como esta es
la interacción entre la corrupción y la impunidad como mecanismos que violentan
a los DH.
Tercera imagen. Mayo del 2016, Veracruz. El portal de Animal Político pre-
sentó un reportaje de investigación con el título “Las empresas fantasma de Vera-
cruz”4. En él, se explica todo el mecanismo por medio de cual el gobernador de
4  |  corrupción y derechos humanos

Veracruz, César Duarte, generó una red de empresas fantasma que participaron
y ganaron licitaciones para la compra de bienes o servicios que debían destinarse
a las personas en situación de pobreza. En el reportaje se explica que al arranque
del sexenio se selecciona a promotores del voto por el PRI y se les pide su firma.
Posteriormente ellos aparecen como los representantes legales de las empresas fan-
tasma. Entre los representantes legales aparecen personas adultas mayores, con
discapacidad visual, o que no saben leer y escribir5. Estas empresas se registran
como proveedores del gobierno, capaces de vender desde pañales hasta cemento.
Un pequeño grupo de funcionarios se asegura que se les otorguen contratos vía
adjudicaciones directas o licitaciones cerradas.
Animal Político revisó únicamente 73 contratos. En ellos siempre participan
las mismas 21 empresas. Algunas veces gana una, algunas la otra, pero siempre son
las mismas 21 empresas. Todas ellas tienen idénticos socios y los mismos correos
electrónicos. Animal Político visitó los 21 domicilios fiscales, se trataba de casas
abandonadas en colonias populares, en algunas de ellas vivían las personas en situa-
ción de pobreza que habían sido reportados como los representantes legales. En
algunos casos, se encontraban panaderías o talleres mecánicos. En ningún caso
existía ni la más mínima señal de la existencia de alguna de las 21 empresas. Con
estos datos, Animal Político pudo verificar que esos 73 contratos fueron otorgados
a empresas fantasma.
Los 73 contratos suponen 645 millones de pesos, pero la cifra podría ser mucho
mayor si se verifica que otros contratos están en las mismas condiciones6. Lo más
importante, se trata de bienes que serían entregados a las personas que se encuen-
tran en condiciones de situación de vulnerabilidad, de marginación, de pobreza.
En la medida que son bienes que directamente irían a un padrón de beneficiarios,
el gobierno local de Veracruz afirmó que las empresas legalmente existen puesto
que tienen escrituras públicas, que los contratos fueron cumplidos en tiempo y
forma, y que los bienes fueron distribuidos entre el padrón de beneficiarios, aunque
no existían los comprobantes de esto último. Al momento de escribir estas líneas
aún no existían personas procesadas por estos hechos y el gobernador de Veracruz
se había fugado. Aquí la relación entre la corrupción y las violaciones a los DH es
más evidente, en especial cuando se trata de personas en situación de pobreza que
requieren el suministro de bienes para poder ejercer los núcleos, los contenidos
básicos de derechos como salud, alimentación o vivienda. Nuevamente nos encon-
tramos con el binomio corrupción e impunidad.
¿Qué sabemos sobre la corrupción? ¿Qué relaciones hay entre la corrupción
y los DH? ¿Podemos mirar estás relaciones entre corrupción y DH en diversos
países del mundo? ¿Se puede mirar la relación entre corrupción y DH en México?
Esta son algunas de las preguntas que se responde a lo largo del libro.
i n t r o d u cc i ó n  | 5

2. De qué van las siguientes páginas:


la estructura del libro

El libro está constituido por ocho capítulos. En el primero realizamos una revi-
sión de la idea de corrupción. La llamamos idea porque, más que un concepto,
la que tenemos cuando planteamos a la corrupción son múltiples conceptos que
van desde el aspecto más aterrizado, como el pago de un soborno, hasta criterios
muy abstractos que pondrían en duda muchas de las decisiones políticas actuales,
como cuando pensamos a la corrupción como el uso del poder político para fines
privados. En el concepto de corrupción lo que se observa es una gran imprecisión a
partir de una expectativa esencialmente moral: el poder público debiera converger
con el bienestar social.
La corrupción no sólo tiene problemas de concreción conceptual, también hay
dilemas sobre los niveles en los que se le quiere investigar: la corrupción realizada
por los altos mandos, por los mandos medios o por los bajos. La corrupción que se
realiza como una práctica aislada, o como una práctica endémica o estructural. En
el caso de la corrupción endémica, podemos estar frente a un tipo de corrupción
que estructura sólo una organización gubernamental, como la policía, el sistema
de justicia, o los centros de reclusión; o frente a corrupción que estructura todo un
sistema político, uno completamente corroído por la corrupción.
Finalmente, cerramos el capítulo primero con una revisión de la literatura
sobre corrupción: ¿quiénes son los corruptólogos? ¿sobre qué han escrito? Identifi-
camos seis campos de investigación sobre la corrupción: (1) las causas de la corrup-
ción. (2) Las consecuencias de la corrupción. (3) Los estudios sobre accountability,
transparencia y rendición de cuentas. (4) Los estudios de corrupción política. (5)
La lógica propia de la corrupción. Y (6) la relación entre corrupción y DH. Este
último es el campo donde se inscribe el libro, y es de los menos desarrollados.
En el capítulo segundo hacemos un análisis de la corrupción en México. Este
análisis se realiza desde dos vértices diferentes. Se mira a México con respecto al
resto de los países del mundo. En un primer plano comparamos los datos de corrup-
ción a partir de 9 regiones del mundo, para identificar en qué lugar se encuen-
tra América Latina. Después, miramos cómo está México dentro de América
Latina. Finalmente miramos cómo está México respecto a países que se podrían
considerar sus principales competidores económicos. En el segundo vértice mira-
mos lo que sucede al interior de México, ya sea en algunas zonas o en las entidades
federativas.
En el capítulo tercero analizamos las violaciones a los DH. Lejos de discu-
tir un concepto de DH, o la naturaleza (jurídica) de estos derechos, lo que nos
interesa en este acápite es presentar la dificultad que se tiene cuando se pretende
6  |  corrupción y derechos humanos

medir un derecho en su totalidad, en los cientos de aristas que hay por el mismo
número de obligaciones que componen a cada derecho. A partir de esta dificultad,
en el capítulo tercero presentamos los indicadores que nos permitirán mirar, en
términos generales, a los derechos civiles, políticos y económicos y sociales, tanto a
nivel mundial como en las entidades federativas. En particular nos interesa mirar el
ejercicio de los derechos por las personas. No pasamos por alto que en ningún caso
logramos una fotografía de la totalidad del derecho en un momento específico. En
cambio, lo que nos interesa es mirar tendencias a lo largo del tiempo para poder
aplicarlas a pruebas estadísticas.
Una vez que tenemos claridad sobre qué es y cómo vamos a mirar tanto a la
corrupción como a los DH, estamos en posición de poder pensar y plantear cuáles
son las posibles relaciones que existen entre estos dos conceptos. A esto dedicamos
el capítulo 4. El capítulo tiene tres secciones. La primera la dedicamos a mirar, en
términos generales, las distintas relaciones que hay entre los DH y la corrupción,
más allá del impacto con el ejercicio de derechos. Por ejemplo, hay relaciones entre
el movimiento de defensa de DH, y el movimiento anti-corrupción. También hay
relación entre la corrupción y el principio de igualdad y no discriminación; aportes
que la lucha por la protección de los DH puede hacer para contribuir en la lucha
anticorrupción … y viceversa; o tensiones debido a que algunas de las herramientas
de la lucha contra la corrupción podrían ser opuestas a derechos como el acceso a
la justicia o al debido proceso. Sin embargo, el punto que nos interesa se encuentra
en lo que conforma la segunda sección de este capítulo: ¿cómo es que actos de
corrupción se pueden convertir en violaciones a los DH? En la tercera sección del
capítulo se analizan correlaciones específicas entre la corrupción y los DH en el
mundo, a partir de análisis en dos periodos: 1996–2011 y 2012–2015. Y correla-
ciones entre estos mismos dos conceptos para el caso de México a partir de cada
entidad federativa entre el 2000 y el 2014.
El capítulo 5 lo dedicamos a la presentación de las variables de control: impu-
nidad, control gubernamental, variaciones del PIB y población. Aquí se identifican
las variables que usaremos en los modelos estadísticos, las fuentes de los indica-
dores y se presentan coeficientes de correlación entre cada una de las variables de
control y nuestras dos variables principales: corrupción (variable independiente o
explicativa) y DH (variable dependiente o a explicar).
En el capítulo sexto construimos distintos modelos estadísticos para mirar
las relaciones entre la corrupción y los DH tanto entre diversos países del mundo
entre 1996 y el 2015; como en las entidades federativas de México entre el 2000
y el 2014. En particular, echamos mano de tres tipos de regresiones: las multini-
vel por efectos fijos o jerárquico lineales, las logístico multinomiales, y las locales.
Con estos tres tipos de pruebas podemos saber: el sentido y magnitud del impacto
i n t r o d u cc i ó n  | 7

de la corrupción en los DH; la probabilidad de que el ejercicio de DH avance o


disminuya dependiendo de los valores que tome la corrupción; y los umbrales o
rendimientos decrecientes que se pueden encontrar en el impacto de la corrupción
sobre los DH.
Con los modelos estadísticos realizados en el capítulo 6 tenemos certeza que
existe una relación entre la corrupción y los DH: a mayor corrupción, menos ejerci-
cio de derechos. Si bien el uso de datos agregados nos permite hacer generalizacio-
nes, no nos permite mirar aspectos más acotados como: ¿qué tipos de corrupción
son las que se están cometiendo? ¿Quién la comete, los altos, medios o bajos man-
dos gubernamentales? ¿federales, estatales, municipales? ¿poder ejecutivo, legis-
lativo o judicial? ¿Qué acto corrupto es el que prevalece? ¿soborno para acceder a
bienes y servicios, soborno para realizar acciones prohibidas, disminución de recur-
sos públicos vía malversación de fondos, opacidad en el monitoreo, cooptación
estatal y, por ende, desviaciones en el diseño de políticas públicas y privatización
del espacio público? ¿Qué derechos son los más afectados por cada distinto tipo de
corrupción? O ¿qué grupos en situación de vulnerabilidad o personas son las más
afectadas por los actos de corrupción? Para dar cuenta de este tipo de preguntas,
en el capítulo 7 realizamos una revisión de notas periodísticas que mencionan
la palabra corrupción en tres periódicos de circulación nacional: El Universal, El
Reforma y La Jornada, entre 2010 y el primer semestre del 2016.
Finalmente, el octavo y último capítulo lo dedicamos a pensar: ¿qué tipo de
corrupción es la que debemos combatir en México de forma prioritaria? ¿qué tipo
de violaciones a los DH es la que debemos evitar en México de forma urgente? Y
¿cuáles son los mecanismos que nos permiten ambas cosas? Aquí aparece la justicia
híbrida como respuesta frente a la corrupción.
Desde hace tiempo Guillermo O’Donnell dio cuenta de la necesidad de pen-
sar la accountability como una red de agencias estatales. Para él, la accountability
horizontal supone “… la existencia de agencias estatales que tienen la autoridad
legal y están fácticamente dispuestas y capacitadas para emprender acciones, que
van desde el control rutinario hasta sanciones legales o incluso impeachment,
en relaciones con actos u omisiones de otros agentes o agencias del Estado que
pueden, en principio o presuntamente, ser calificados como ilícitos.” (O’Donnell,
1998: 173). Sin embargo, no se debe pensar a la accountability como un producto
de agencias estatales aisladas, sino como una red de agencias que incluyen en su
cima al poder judicial (O’Donnell, 2001).
¿Será suficiente con esta red de agencias estatales? Esta es la discusión que
damos en el capítulo 8. Para que la estrategia contra la corrupción funcione, en
especial contra aquella que termina generando violaciones estructurales a DH, será
necesario sumar al menos dos instituciones más. En la medida que la corrupción
8  |  corrupción y derechos humanos

que sufre México es estructural y generalizada, el total de casos rebasan la posibi-


lidad de investigar, uno por uno, a todos ellos. Más aún, sería un error suponer que
la corrupción que se realiza en el día a día por un policía de tránsito es equivalente
a la que realiza un presidente de la república para determinar una directriz de polí-
tica pública de un país. Por ello, figuras propias de las transiciones a la democracia,
como las Comisiones de la verdad, se tornan relevantes para lograr un proceso
fuerte de documentación, de identificación de los mecanismos de los crímenes
generales, sistemáticos o estructurales, y de identificación de los principales culpa-
bles en las más altas esferas del gobierno.
Vimos en los ejemplos al inicio de la introducción que uno de los principales
problemas en México es la impunidad con que se llevan a cabo este tipo de actos.
Las Comisiones de la verdad serían insuficientes si no vienen acompañadas de
la sanción efectiva a los culpables. De nuevo, en especial la impunidad de aque-
llos que, desde las más altas esferas del gobierno, cometieron actos de corrupción
estructural y generalizada que conllevó violaciones a DH. En la medida que las
autoridades locales han demostrado su abierta complicidad para mantener en la
impunidad sobre este tipo de actos de corrupción, se torna necesaria la existen-
cia de una figura propia de la Cooperación Internacional: una Comisión contra
la Impunidad que no esté en manos de los gobiernos locales, sino de órganos
autónomos muchas veces transnacionales como las Naciones Unidas o el Sistema
Interamericano de DH. Las comisiones de la verdad y contra la impunidad son la
puerta de entrada de lo que se conoce como justicia híbrida.

3.  Política basada en evidencia: la construcción de datos

Para el estudio empírico construimos dos bases de datos, una con datos de todos
los países a nivel mundial entre 1996 y el 2015 (la unidad de análisis es año – país);
y otra para México entre el 2000 y el 2014 (la unidad de análisis es año – enti-
dad federativa). Ambas bases de datos tienen diversos indicadores para mirar a
la corrupción, a los DH y las variables de control (impunidad, control sobre los
gobiernos, PIB y población).
Para analizar a los DH a nivel mundial utilizamos varias fuentes de datos.
La primera, los índices elaborados por CIRI Human Rights Data Project. En
específico utilizamos los índices de integridad personal, de empoderamiento, de
derechos electorales (participación política), y de derechos económicos y sociales
de las mujeres. La principal limitación con esta base de datos es que se levantó de
1996 al 2011. Por esta razón, decidimos tomar como línea de inicio del periodo
estudiado el año de 1996. No obstante, a fin de contar con un análisis más cercano
a la actualidad, sumamos información sobre DH por medio de otros indicadores
i n t r o d u cc i ó n  | 9

del 2012 al 2015: el PIB per cápita con paridad de poder adquisitivo a dólares
constantes del 2011 elaborado por el Banco Mundial; la esperanza de vida al nacer
elaborada por el Banco Mundial; y los años de escolaridad promedio que forma
parte del Índice de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD). Además, sumamos los indicadores de libertades civiles y de
derechos políticos elaborados por Freedom House.
Para analizar a los DH en México, construimos datos del 2000 al 20147 a
partir de diversas fuentes, en todos los casos se trata de datos oficiales: la Comi-
sión Nacional de DH (CNDH), en particular quejas recibidas y recomendaciones
emitidas; del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) sobre homi-
cidios; del Consejo Nacional de Población (CONAPO) sobre mortalidad infantil
y esperanza de vida al nacer; de la Procuraduría General de la República (PGR)
sobre averiguaciones previas; del Instituto Nacional Electoral sobre participación
en las elecciones; y del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desa-
rrollo Social (CONEVAL) sobre pobreza y acceso a diversos derechos. Además,
recuperamos el Índice de Desarrollo Humano (IDH) elaborado por el Programa
de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En la siguiente tabla se especifi-
can los indicadores de DH utilizados.

Tabla 0.1.  Indicadores de DH utilizados.

Unidad INDICADORES
Derechos civiles y políticos
•  Índice de integridad personal / CIRI-HRDP / 1996–2011
•  Índice de empoderamiento / CIRI-HRDP / 1996–2011(este índice
incluye tanto libertades civiles de uso político como derechos sociales).
•  Libertades civiles / Freedom House / 1996–2015
•  Derechos políticos / Freedom House / 1996–2015
•  Índice de derechos electorales (participación política) / CIRI-HRDP /
1996–2011
año – país Derechos económicos y sociales
• Índice de empoderamiento / CIRI-HRDP / 1996–2011(este índice
incluye tanto libertades civiles de uso político como derechos sociales).
•  Índice de derechos económicos y sociales de las mujeres /
CIRI-HRDP / 1996–2011
•  PIB per cápita con paridad de poder adquisitivo a dólares constantes
del 2011 / BM / 1996–2014
•  Esperanza de vida al nacer / BM / 1996–2015
•  Años de escolaridad promedio / IDH-PNUD / 2005–2014

(Continued)
10  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 0.1.  (Continued)

Unidad INDICADORES
DH en general
•  Total de quejas presentadas ante la CNDH, 2000–2014
•  Total de recomendaciones de la CNDH, 2000–2014

Derechos civiles y políticos


•  Defunciones por homicidio según entidad federativa de ocurrencia
(INEGI), 2000–2014
•  Porcentaje de muertes por homicidio con respecto al total de muertes
violentas (INEGI), 2004–2014
•  Total de quejas sobre desaparición forzada presentadas ante la CNDH,
2000–2014
•  Averiguaciones previas por el delito de desaparición forzada (PGR),
2000–2014
•  Total de quejas sobre detenciones arbitrarias presentadas ante la
CNDH, 2000–2014
•  Total de quejas sobre tortura presentadas ante la CNDH, 2000–2014
•  Participación electoral en las elecciones federales (INE), 2000–2014
año –
entidad Derechos económicos y sociales
federativa •  Mortalidad infantil (CONAPO), 2000–2014
•  Esperanza de vida al nacer (CONAPO), 2000–2014
•  Indicador sobre el nivel de desarrollo (IDH-PNUD), 2008, 2010 y
2012
•  El componente de salud del IDH-PNUD, 2008, 2010 y 2012
•  El componente de educación del IDH-PNUD, 2008, 2010 y 2012
•  El componente de ingreso del IDH-PNUD, 2008, 2010 y 2012
•  Población en situación de pobreza (CONEVAL), 2008, 2010, 2012 y
2014
•  Población en situación de pobreza moderada (CONEVAL), 2008,
2010, 2012 y 2014
•  Población en situación de pobreza extrema por entidad por año
(CONEVAL), 2008, 2010, 2012 y 2014
•  Población vulnerable por carencias sociales (CONEVAL), 2008, 2010,
2012 y 2014
•  Población vulnerable por ingresos (CONEVAL), 2008, 2010, 2012 y
2014
•  Población con rezago educativo (CONEVAL), 2008, 2010, 2012 y
2014
i n t r o d u cc i ó n  | 11

Unidad INDICADORES
•  Población con carencias por acceso a los servicios de salud (CONE-
VAL), 2008, 2010, 2012 y 2014
•  Población con carencias por acceso a la seguridad social (CONEVAL),
2008, 2010, 2012 y 2014
•  Población con carencias por calidad y espacios de la vivienda (CONE-
VAL), 2008, 2010, 2012 y 2014
•  Población con carencias por acceso a los servicios básicos de vivienda
(CONEVAL), 2008, 2010, 2012 y 2014
•  Población con carencias por acceso a la alimentación (CONEVAL),
2008, 2010, 2012 y 2014
•  Población con un ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo
(CONEVAL), 2008, 2010, 2012 y 2014
•  Población con un ingreso inferior a la línea de bienestar (CONEVAL),
2008, 2010, 2012 y 2014

Fuente. Elaboración propia.

Para realizar el análisis de la corrupción a nivel mundial utilizamos tres indi-


cadores: el índice de percepción de la corrupción (CPI por sus siglas en inglés),
tanto la serie de datos que va de 1996 al 2011, como la que corre del 2012 al 2015.
El componente de control de la corrupción del Índice de Gobernanza Mundial
(WGI por sus siglas en inglés) en el segmento que va de 1996 al 2015. Y el com-
ponente de ausencia de corrupción del Índice de Estado de Derecho (ROL por sus
siglas en inglés) del World Justice Project elaborado entre 2012 y 2015. Además,
aprovechamos el Barómetro Global de la Corrupción elaborado por Transparencia
Internacional para realizar una prueba estadística. Este indicador es muy intere-
sante porque ya no da cuenta sólo de la percepción, sino de la participación en
hechos concretos de corrupción: ¿este año pagó Usted un soborno? La limitación es
que, pese a que Transparencia Internacional comenzó a levantar información desde
el 2003, no siempre se hizo ni en todos los años, ni en todos los países. Más aún,
sólo son comparables los levantamientos del 2011 y del 2013.
Para el análisis de México echamos mano de tres fuentes: las observaciones
emitidas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en sus revisiones del
presupuesto federal; las sanciones establecidas por la Secretaría de la Función
Pública (SFP); y los indicadores de percepción de la corrupción elaborados por
la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre la Seguridad Pública
(ENVIPE) que levanta el INEGI. En la siguiente tabla se puede observar el
recuento de los indicadores de corrupción utilizados.
12  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 0.2.  Indicadores de corrupción.

Unidad INDICADORES

Indicadores subjetivos (de percepción)


•  Índice de percepción de la corrupción / TI / 1996–2011
•  Índice de percepción de la corrupción / TI / 2012–2015
• Componente de control de la corrupción del Índice de Gobernanza
Mundial / BM / 1996–2014
año – país
• Componente de ausencia de corrupción del Índice de Estado de
Derecho / WJP / 2012–2015

Indicadores objetivos
•  Barómetro Global de la Corrupción / TI / 2011–2013.
Indicadores objetivos / 2000–2014
•  Total de observaciones emitidas por la ASF
• Total de observaciones emitidas por la ASF que suponen daño
patrimonial
• Total de observaciones emitidas por la ASF que suponen daño patri-
monial (% del total)
•  Índice de gravedad de las observaciones emitidas por la ASF
• Número de servidores públicos sancionados por entidad federativa /
año – entidad SFP
federativa
Indicadores subjetivos (de percepción) / 2011–2015
• Percepción de la corrupción / ENVIPE / impartición de justicia
(jueces)
• Percepción de la corrupción / ENVIPE / Procuración de justicia
(MP)
•  Percepción de la corrupción / ENVIPE / seguridad pública (policías)
• Percepción de la corrupción / ENVIPE / seguridad nacional
(militares y marina)

Fuente. Elaboración propia.

El tercer y último grupo de indicadores que se construyó son los que usamos
como variables de control. Pensamos en cuatro variables tanto para los modelos
por país, como para los construidos al interior de México, por entidad federativa:
impunidad, control sobre los gobiernos, las variaciones del PIB y población.
Para mirar la impunidad a nivel mundial, echamos mano de varias preguntas que
conforman los componentes de efectividad de la justicia criminal (Effective criminal
justice) y de Acceso a la justicia civil del índice de Estado de Derecho (ROL por sus
i n t r o d u cc i ó n  | 13

siglas en inglés) elaborado por el World Justice Project. La principal restricción con
este índice es que sólo se cuenta con datos del 2012 al 2015. Para mirar la impunidad
en las entidades federativas de México utilizamos diversos indicadores provenientes
de la ENVIPE (2011–2015) así como el número de averiguaciones previas iniciadas
por presumibles delitos contra la administración de justicia por la PGR.
Para mirar el control sobre los gobiernos a nivel mundial utilizamos el indi-
cador de tipo de régimen político desarrollado por el Polity Project (1996–2013).
Sumamos también el índice de independencia judicial construido por CIRI Human
Rights Data Project (1996–2011). Para mirar el control sobre los gobiernos en las
entidades federativas, construimos un indicador de alternancia política (2000–2014).
A fin de tener otras dos variables de control que permitan considerar tanto
la diferencia entre los países como entre las entidades federativas que integran a
México, pensamos en la materia económica y en la población. Para las pruebas
estadísticas aplicadas a todos los países del mundo utilizamos el Producto Interno
Bruto (PIB) calculado por el Banco Mundial entre 1996 y el 2015. Para las entida-
des federativas usamos también el PIB calculado por el INEGI entre el 2000 y el
2014. Con respecto a la población, usamos el indicador de población mundial cal-
culado por el Banco Mundial entre 1996 y el 2015. Para las entidades federativas
recuperamos el indicador de población construido por el INEGI entre el 2000 y el
2014. La especificación de los indicadores construidos como variables de control
se presenta en la siguiente tabla.

Tabla 0.3.  Indicadores utilizados en las variables de control.

Unidad INDICADORES
Impunidad
• Componentes de efectividad de la justicia criminal (Effective
criminal justice) y de Acceso a la justicia civil del índice de Estado
de Derecho / WJP / 2012–2015

Control sobre los gobiernos


•  Tipo de régimen político / Polity Project / 1996–2013
año – país
•  Índice de independencia judicial / CIRI / 1996–2011

Economía
•  Producto Interno Bruto / BM / 1996–2015

Población
•  Población mundial / BM / 1996–2015
(Continued)
14  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 0.3.  (Continued)


Unidad INDICADORES
Impunidad
•  Cifra negra / ENVIPE / 2011–2015
•  Total de denuncias sobre total de AP / ENVIPE / 2011–2015
• Total de AP sobre total de AP donde “No pasó nada” / ENVIPE /
2011–2015
• Hechos delictivos sobre total de AP donde “Sucedió algo” / ENVIPE /
2011–2015
• AP iniciadas por presumibles delitos contra la administración de
año – justicia / PGR / 2000–2014
entidad
federativa Control sobre los gobiernos
•  Indicador de alternancia política / elaboración propia / 2000–2014

Economía
•  Producto Interno Bruto / INEGI / 2000–2014

Población
•  Población / INEGI / 2000–2014

Fuente. Elaboración propia.

Como parte de la recuperación de evidencia empírica se hizo un análisis de


notas de tres periódicos en el periodo 2010 al primer semestre del 2016. La meto-
dología de análisis se desarrolla en el siguiente acápite.
Los indicadores mencionados no son todos los que existen en DH y tampoco
en corrupción. En el cuerpo del trabajo, especialmente en los capítulos 2 y 3, se
explica qué otras bases de datos existen y las razones por las cuales esos indicadores
no fueron utilizados.

4. De la conformación al análisis del dato: la metodolo-


gía utilizada

La metodología utilizada es cuantitativa. Primero miramos los coeficientes de


correlación para corroborar si existían relaciones lineales entre las variables. En
el capítulo cuatro se analizan las relaciones entre la corrupción y los DH. En el
capítulo cinco se observan las relaciones entre cada una de las variables de control
tanto con la corrupción como con los DH.
i n t r o d u cc i ó n  | 15

Además de los coeficientes de correlación, aplicamos tres pruebas estadísticas:

• Regresiones multinivel por efectos fijos o jerárquico lineal. Con esta prueba
observamos el impacto que el avance o disminución en los indicadores de
corrupción tiene en los indicadores de DH. Aquí utilizamos las variables
de control, a la par que observamos no sólo el impacto de la corrupción en
los derechos, sino también el impacto de la interacción entre la impunidad
y la corrupción en los derechos. Se construyeron diversos modelos tanto
para analizar lo que sucede en los países, como lo que pasa en las entidades
federativas de México.
• Regresión logística multinomial. Esta prueba nos permitió observar la prob-
abilidad de que un país modificara sus valores en DH (en particular en el
índice de derechos electorales, el índice de derechos económicos y sociales
de las mujeres, y el índice de desaparición forzada, todos ellos de CIRI
Human Right Data Project) a partir tanto de los valores mínimos y máxi-
mos de corrupción, como de los aumentos o disminuciones en dicho índice.
• Regresiones locales. Esta prueba permite crear subconjuntos locales de datos
y crear regresiones específicas por segmentos. De esta forma, se va constru-
yendo una línea más precisa en la relación entre dos variables, en nuestro
caso DH y corrupción, que permite identificar dónde están los umbrales y
los rendimientos decrecientes.

Con la aplicación de estas pruebas estadísticas tenemos la certeza de que la


corrupción tiene un impacto relevante en el ejercicio de DH. Por ejemplo, una
mejora de 10 puntos en el índice de corrupción de Transparencia Internacional
supone una mejora de 9 puntos en el índice de derechos políticos de Freedom
House, o 1.4 años más de escolaridad promedio. Por cada punto que se avanza en
el índice de corrupción elaborado por el Banco Mundial, se pueden avanzar hasta
10 años en la esperanza de vida de los países, o 7,753 USD en el PIB per cápita
con paridad de poder adquisitivo a dólares constantes del 2011 calculado por el
Banco Mundial.
Más aún, con las pruebas estadísticas también pudimos observar que la impu-
nidad es una variable relevante, y que la interacción con la corrupción puede
aumentar el impacto en el ejercicio de DH. Por ejemplo, vimos que por cada punto
que se aumenta en el índice de corrupción del Banco Mundial, se puede aumentar
hasta 7,753 USD de PIB per cápita. Cuando en esta misma prueba miramos la
interacción con la impunidad, el aumento del PIB per cápita podría ser mucho
mayor. Es decir, el efecto de la corrupción sobre el PIB per cápita no es fijo, está
mediado por los valores que la impunidad tome en esa relación. Asimismo, otras
variables de control resultaron muy relevantes para pensar el ejercicio de derechos,
16  |  corrupción y derechos humanos

como el régimen político y la independencia judicial. De esta forma, si estamos


frente a una crisis estructural de DH, donde la corrupción es endémica, como
sucede en México, cualquier estrategia anticorrupción necesariamente va a requerir
actuar en estos cuatro flancos: lucha anticorrupción, lucha contra la impunidad,
autonomía judicial, y calidad democrática.
Pese a que las pruebas estadísticas nos permiten obtener toda esta informa-
ción, quedan algunas preguntas relevantes por contestar: ¿quién comete la corrup-
ción: entes federales, estatales, municipales? ¿poder ejecutivo, legislativo o judicial?
¿Qué acto corrupto es el que prevalece: soborno para acceder a bienes y servicios,
soborno para realizar acciones prohibidas, disminución de recursos públicos vía
malversación de fondos, algún otro? ¿Qué derechos son los más afectados por cada
distinto tipo de corrupción? O ¿qué grupos en situación de vulnerabilidad o perso-
nas son las más afectadas por los actos de corrupción?
La metodología aplicada para hacer un primer boceto de respuesta fue la cons-
trucción de frecuencias y co-ocurrencias en el análisis de notas periodísticas. Se
codificaron las notas donde apareció la palabra corrupción en La Jornada, El Uni-
versal y Reforma entre el 2010 y el primer semestre del 2016. La codificación y
cálculo de frecuencias y co-ocurrencias se realizó a través del Atlas T. El análisis de
las notas periodísticas se encuentra en el capítulo 7.
Pese a que el análisis es esencialmente cuantitativo, sabemos que muchos de
nuestros lectores –interesados en los DH- no necesariamente son personas que
interpretan el árido lenguaje de la estadística, y ¡no tienen por qué saberlo! Por
ello, nos esforzamos en acompañar el análisis de amplias explicaciones sobre qué
significa cada número y cada signo, a la par que sumamos muchas gráficas (acom-
pañadas también de amplias explicaciones), esquemas, dibujos y tablas. Conside-
ramos que cualquier persona, conocedora o no de la estadística, podrá interpretar
sin problema los resultados.

5.  Palabras finales

Un mayor ejercicio de DH por parte de las personas requiere de una democracia


de calidad, es decir, una que cuente con un Estado de derecho sólido, donde la
corrupción y la impunidad no sean el pan nuestro de cada día. Debemos entender
a ese Estado de derecho de forma dinámica, como una red de agencias estatales
cuyas interacciones permiten que una decisión no sólo pase por diversas manos,
sino también por distintas voces. Esto supone un buen diseño institucional, y
mucho conocimiento técnico de diseño, implementación y, en especial, de dos de
los cuatro tipos de evaluación: de resultados y de impacto. Para que las decisiones
i n t r o d u cc i ó n  | 17

supongan diversas voces, se requiere también un proceso de innovación democrá-


tica que permita una construcción abierta de la agenda pública.
México se encuentra en una coyuntura en la lucha contra la corrupción y
la impunidad. La formación del Sistema Nacional Anticorrupción, junto con el
diseño de la Fiscalía General de la República, la Fiscalía especializada de combate
a la corrupción, el paso del modelo penal inquisitivo al acusatorio, todo esto en
el marco interpretativo de la reforma constitucional de DH del 2011, nos da una
serie de elementos que pueden ser conjugados para consolidar nuestra democracia;
o que puede terminar –una vez más- en un mero ejercicio de simulación. Peor
aún, lo que suceda a nivel federal será el anuncio de las réplicas en cada una de
las entidades federativas. En esta tormenta, este libro es sólo otro aporte en las
definiciones por venir.

Notas
1. Se puede mirar el reportaje en estos links: http://aristeguinoticias.com/0911/mexico/
la-casa-blanca-de-enrique-pena-nieto-en-las-lomas-video/ y http://aristeguinoticias.com/
0911/mexico/la-casa-blanca-de-enrique-pena-nieto/
2. La información sobre la amistad se encuentra en: http://www.sinembargo.mx/04-
02-2015/1238934
3. La información sobre la casa de Malinalco se puede mirar en este link: http://aristeguino-
ticias.com/tag/casa-de-videgaray/
4. Se puede consultar toda la investigación en este link: http://www.animalpolitico.
com/2016/12/desaparece-el-gobierno-de-veracruz-645-millones-de-pesos-entrega-el-di-
nero-a-empresas-fantasma/
5. La historia relatada por Daniel Moreno, director de Animal Político, sobre el tipo de per-
sonas en situación de pobreza y marginación que aparecen como los representantes legales
de empresas que han ganado licitaciones por hasta 100 mdp se puede consultar en este link:
http://www.radioformula.com.mx/notas.asp?Idn=596082&idFC=2016
6. El Servicio de Administración Tributaria (SAT) informó que se investigaban operaciones
de 26 empresas en Veracruz, si las irregularidades se comprueban, la cifra de 645 millones
se podía multiplicar por 5. Al momento de escribir estas líneas, aún no se tienen noticias
de la conclusión de la investigación del SAT. Se puede verificar esta información en: http://
www.radioformula.com.mx/notas.asp?Idn=598006&idFC=2016
7. No se construyeron datos del 2015 ya que hay un desfase de dos años en la elaboración y
publicación de cifras oficiales, por lo que al momento de elaboración del libro no se contaba
con datos oficiales del 2015.
capítulo 1

¿De qué hablamos


cuando decimos
corrupción?

1.  ¿Quién habla de corrupción?

Uno de los primeros hechos que aparece en prácticamente todos los recuentos
sobre acciones anticorrupción es la temprana normativa que EUA aprobó en 1977
tipificando como delito el soborno a funcionarios extranjeros. En la normativa de
EUA se prohíbe que ciudadanos o empresas norteamericanas paguen o prometan
pagar a funcionarios gubernamentales para influir en los procesos de decisión en
que éstos están implicados; y se penaliza que por cualquier otro medio se trate
de inducir a funcionarios a actuar (o dejar de actuar) en contradicción con aque-
llas normas que regulen su actividad y les afecten de manera perceptiva (López y
Alonso, 2011: 76). Sin embargo, se exime de responsabilidad cuando el pago sea
sólo de facilitación: no se busca modificar la norma, sino agilizar un trámite. Este
último punto es relevante, permite explicar qué pasó hasta la década de los 90: o
simplemente el tema de la corrupción era irrelevante (Gathii, 2009), o –recupe-
rando el texto de El orden político de las sociedad en cambio de Samuel Huntington
y, en menor medida, Social theory and social structure de Robert Merton ( Jiménez,
1997)– se consideraba que la corrupción era necesaria en el proceso de transi-
ción al neoliberalismo para activar el clima de negocios y romper las resistencias
de las burocracias (Alonso, 2011: 11; Gathii 2009; Anand, 2012; Kiai y Kuria,
2008). Para muchos países ricos era preferible tener relación con líderes corruptos
¿ de qué hablamos cuando d e c i m o s co r ru p c i ó n ?  | 19

pero sumisos, que con gobernantes más limpios, pero también más independientes
(Alonso y Garcimartín, 2011a: 43). Además, en el contexto de la Guerra Fría, no
importaba que tan corruptos fueran algunos gobiernos siempre que fueran aliados
o, al menos, enemigos del bloque contrario (Gathii, 2009).
Esto cambió en la década de los 901. En 1990 el Banco Mundial emitió un
informe sobre el proceso político contemporáneo de África, en él consideró a la
corrupción como un indicador de mal gobierno (Gathii, 2009: 143). A partir de
entonces, las organizaciones financieras multilaterales se comenzaron a interesar
por frenar la corrupción para mejorar el clima de negocios. Posteriormente, en
1997, el Banco Mundial, en su reporte de desarrollo mundial, dejó claro que la
corrupción es contraria tanto al crecimiento económico como a la inversión pri-
vada (Gathii, 2009: 144). Esto permitió tejer una relación más inmediata entre la
corrupción y la economía a partir del análisis del desarrollo, pero mantuvo total-
mente invisibilizada la relación entre corrupción y DH (Gathii, 2009).
Entre 1996 y el 2007 se adoptaron cinco convenios de carácter regional o
internacional relativos a la lucha contra la corrupción a la par que sucedieron
hechos importantes para comprender la lucha contra la corrupción:

• 1994: se emitió la Recomendación de la OCDE sobre corrupción.


• 1995: nace de Transparencia Internacional
• 1996: se lleva a cabo una reunión entre el BM y del FMI donde ambos
acuerdan que la lucha contra la corrupción es elemental para mejorar la
gobernabilidad.
• 1996: se firma la Convención Interamericana contra la corrupción. La rati-
ficaron 33 de los 34 países de la OEA. La Convención cuenta con un meca-
nismo de seguimiento donde también pueden presentar informes las ONG2.
• 1997: la OCDE emite la Convención para la lucha contra la corrupción en
el extranjero. La convención entró en vigor el 15 de febrero de 1999 con 37
países firmantes, 30 de la OCDE. Transparencia Internacional monitorea
esta convención, ha emitido informes en 2005, 2006, 2007 y 2008.
• 1999: se firman la Civil y la Criminal Law Convention on Corruption del
Council of Europe (entran en vigor en 2003 y 2002, respectivamente). Estas
convenciones aplican a Canadá, México y EUA.
• 2005: se emite el documento “Combatiendo la extorsión y el soborno: Reglas
de conducta y recomendaciones de la CCI” por la Cámara de Comercio
Internacional. Es un código de conducta para las empresas. A este trabajo le
anteceden dos informes (1977 y 1996).

Hasta aquí, el desarrollo de la lucha contra la corrupción estuvo principal-


mente en manos de los organismos financieros internacionales. Por eso, no es
20  |  corrupción y derechos humanos

casualidad que las primeras conclusiones de estos años estuvieran ideológicamente


sesgadas: el mejor remedio contra la corrupción es menos gobierno y más mercado.
Las principales herramientas: la desregulación y la privatización (Alonso y Garci-
martín, 2011; Rajagopal, 1999; Gruenberg, 2015). Este discurso sobre la corrup-
ción buscó legitimar un específico tipo de desarrollo económico, de la mano de una
idea de Estado de derecho, democracia y derechos humanos que tomaban matices
estáticos, elitistas y eurocéntricos (Rajagopal, 1999: 2). Sin embargo, con el paso
de los años se fueron documentando dos procesos que relacionan al libre mercado
con la corrupción. El primero, la forma opaca con que se privatizaron las empre-
sas estatales, donde se gestaron relaciones de corrupción que permitieron generar
mayor poder político y económico de una élite. Además, la corrupción se mantuvo
después de la llegada del neoliberalismo y las nuevas democracias (Rose-Acker-
man, 2001; Schamis, 2009; Ugarteche, 2009; Manzetti, 2009; Sandoval, 2009).
Pese a estas limitaciones ideológicas, en la década de los 90 se generó un boom
en los estudios de corrupción, especialmente en la tradición de los estudios de eco-
nomía política (más adelante se desarrollan) que logró un alto nivel de sofisticación
y complejidad de estas respuestas iniciales.
En la primera década del siglo XXI, algunos otros organismos internaciona-
les y de derechos humanos se comenzaron a interesar por la corrupción. Si bien
la OEA emitió su propia convención anticorrupción en 1996, ésta tomó su pro-
pia lógica que no estuvo relacionada con los derechos humanos. Veamos algunas
fechas relevantes:

• 2003: Christy Mbonu presentó ante la Comisión de Derechos Humanos de Naciones


Unidas, Subcomisión de Promoción y Protección de los Derechos Humanos, el informe La
corrupción y sus repercusiones en el disfrute de los derechos humanos, en particular
los derechos económicos, sociales y culturales de conformidad con la decisión 2002/106
de la Subcomisión.
• 2003: se abrió a firma la Convención de Naciones Unidas contra la corrup-
ción. Entró en vigencia el 14 de diciembre del 2005, al 22 de abril del 2009
había sido firmada y ratificada por 136 Estados.
• 2004: se llevó a cabo la primera reunión regional organizada por el Centro
de Derechos Humanos (CDH) de Chile: Transparencia, rendición de cuen-
tas y lucha contra la corrupción. Se generó un informe coordinado por José
Zalaquet (2004).
• 2008: se llevó a cabo la segunda reunión regional de expertos coordinada
por el CDH de Chile: Transparencia, rendición de cuentas y lucha contra
la corrupción. Se generó un informe coordinado por Lauzan y Toro (2009).
• 2008: se celebró la reunión sobre la Convención de Naciones Unidas en Bali.
Sin embargo, los resultados de la reunión fueron leídos como un retroceso
¿ de qué hablamos cuando d e c i m o s co r ru p c i ó n ?  | 21

debido a la incapacidad de llegar a un acuerdo para determinar un meca-


nismo autónomo que evaluara el avance de los países en los objetivos de la
convención.
• 2009: se generó el Código de conducta por Transparencia Internacional:
Business principles for countering bribery. A multi-stakeholder initiative.
• 2009: se generó el Pacto Global de Naciones Unidas sobre la responsabi-
lidad social, la anticorrupción y la seguridad. En su principio 10 establece
acciones anticorrupción.
• 2011: se llevó a cabo la Tercera reunión regional de especialistas convocada
por el CDH de Chile. Hay informe escrito por González y Nash (2011).

Hoy en día existen varios discursos en torno a qué es y cómo luchar con-
tra la corrupción. Más adelante veremos que lo mismo sucede con el discurso de
derechos humanos. La determinación del tipo de discurso pasa por respuestas a
preguntas como ¿qué tipo de corrupción me interesa analizar? ¿Quiero mirar sus
causas o sus consecuencias? ¿Me interesa analizar sus consecuencias en la eco-
nomía, o en las personas? Por ejemplo, Rajagopal (1999: 9) propone observar la
corrupción a partir de problemas concretos, de situaciones concretas que nos per-
mitan observar las privaciones que se gestan a las víctimas de la corrupción en
situaciones específicas. En la medida que a este libro le interesa analizar la relación
entre corrupción y DH, es evidente que lo que sucede a las personas cobra un matiz
principal. Sin embargo, sería un error dividir los estudios entre macro y micro,
ya que estos dos niveles, más que excluirse, se complementan. Cuando lo que se
enfrenta –como sucede en el caso mexicano- son redes de macrocriminalidad que
involucran actores gubernamentales, empresarios, empresarios de la violencia, y
crimen organizado, la corrupción toma formas estructurales que permiten “acei-
tar” la maquinaria. En estos casos, concentrarse en situaciones muy localizadas de
corrupción, en víctimas específicas, puede darnos datos interesantes sobre la coti-
dianidad de la corrupción, pero no nos permitirá pensar respuestas que nos lleven
a estrategias que combatan el fenómeno en su estructura. Ya estamos comenzando
con la discusión sobre cómo analizar la corrupción, pero ¿qué estamos entendiendo
por corrupción?

2.  ¿Qué es la corrupción?

2.1.  Bordeando en torno al concepto de corrupción


Captura o cooptación estatal, tráfico de influencias, conflicto de intereses, negocia-
ciones incompatibles, parcialidad, donación en campañas electorales, malversación
22  |  corrupción y derechos humanos

de fondos, partidas presupuestarias secretas, fraudes, uso de información privile-


giada, enriquecimiento ilícito, soborno, extorsión, arreglos, colusión privada, alte-
raciones fraudulentas del mercado, especulación financiera con fondos públicos,
puerta giratoria, clientelismo, nepotismo, compra de votos, todas estas son activi-
dades que en la literatura se relacionan con alguna idea de corrupción. Si bien cada
una de ellas supone relaciones, actividades y consecuencias distintas –por ello es
tan difícil hacer una sola definición de corrupción-, mantienen un aire de familia
que funciona como intuición y que es esencialmente normativo: hubo algo mal
hecho, hay una acción reprochable.
Para un análisis empírico, necesitamos algo más que una intuición moral. Sin
una definición razonablemente precisa es difícil marcar una línea entre una prác-
tica burocrática flexible y una práctica corrupta (Hatti, Hoadley y Heimann, 2010)
y es también complicado observar la acción corrupta. Por ejemplo, Hatti, Hoadley
y Heimann (2010) intentan diferenciar la corrupción de la mala administración y
de la comisión de actos criminales. De acuerdo con estos autores, esto permitiría
poder identificar cuando estamos frente a corruptos, a criminales o a incompeten-
tes. Lo cierto es que esto no siempre es posible porque estas tres esferas no son
necesariamente autoexcluyentes. Por el contrario, hay posibilidad de que las tres
se empalmen.
Probablemente una ruta más útil para definir a la corrupción es la que se
ha seguido en el análisis de la democracia, para diferenciar democracias con y
sin adjetivos (Collier y Levitsky, 1998), o conceptos minimalistas y maximalis-
tas de democracia (Munck y Verkulen, 2002). Bajo esta lógica, ahí donde este-
mos frente a conceptos minimalistas o sin adjetivos de democracia, por ejemplo,
donde sólo se exija la celebración periódica de elecciones, habrá más países que
se consideren democráticos. Por el contrario, cuando usemos conceptos maxima-
listas o con adjetivos, por ejemplo, donde parte del concepto de democracia sea
la distribución del poder político y económico, habrá menos países que se con-
sideren democráticos. En el caso de la corrupción pasa exactamente lo mismo,
podemos tener conceptos más amplios o generales y más estrechos o específicos
de corrupción, lo que tendrá como consecuencia que en determinadas concep-
ciones ciertos actos se consideren corruptos y en otras no. Existen múltiples
discusiones sobre cómo definir a la corrupción (Garzón, 2003; Rabotnikof,
2003; Mény, 2003; Malem, 1997 y 2003; Hatti, Hoadley y Heimann, 2010;
Adler-Lomnitz, 2006). Hay conceptos más amplios y otros más estrechos. En
el siguiente cuadro se presentan las variaciones de los conceptos más generales a
los más específicos.
¿ de qué hablamos cuando d e c i m o s co r ru p c i ó n ?  | 23

Tabla 1.1  Escala de generalidad del concepto de corrupción.

Menos general Privatización del poder Presentación de intereses privados como


públicos. Lobby. Desvío de fondos.
público
Relación de intercambio contrario a una Relaciones entre empresas. Corrupción al
norma para obtener una ventaja interior del mercado.
Relación de intercambio entre un órgano Redes clientelares, redes informales de
público y otro privado para obtener una intercambio
ventaja
Relación de intercambio entre un órgano Puerta giratoria, clientelismo, nepotismo,
público y otro privado contrario a una financiamiento electoral, negociaciones
norma para obtener una ventaja incompatibles
Relación de intercambio entre un órgano Sobornos, extorsión, prevaricación
público y otro privado contrario a la ley
Menos general
para obtener una ventaja
Fuente. Elaboración propia.

Vayamos de las más generales a las más específicas y analicemos los matices
y consecuencias. Prestaremos atención a tres discusiones que se dan en torno a la
conceptualización de la corrupción:

a) ¿Es necesario que exista una relación entre dos o más personas y que medie
un pago –de algún tipo-, o basta con que haya privatización del poder
público?
b) ¿Se requiere que haya un ente gubernamental involucrado para hablar de
corrupción o puede ser entre particulares?
c) ¿Se debe violar una norma o puede haber actos legales y corruptos al mismo
tiempo?

Uno de los conceptos más generales y utilizados es el propuesto por el Banco


Mundial, que fue retomado por Transparencia Internacional y popularizado a par-
tir del uso de esta organización: la corrupción es el abuso del poder encomendado
para el beneficio propio. En esta concepción, el poder puede ser tanto público
como privado, tanto político como económico, por lo que no se requiere que haya
un servidor público en la relación de corrupción, puede haber corrupción entre
particulares en el mercado. Además, no se requiere una relación de intercambio,
basta con que exista el abuso del poder para beneficio propio para que la corrupción
se presente, como en la malversación de fondos. En el mismo sentido, Zalaquet
24  |  corrupción y derechos humanos

entiende por corrupción una práctica o fenómeno que supone el uso o abuso de
poderes y funciones públicas para generar indebidamente riqueza o beneficios pri-
vados (Zalaquet, 2007: 19).
Desde esta definición, la corrupción supone la apropiación de lo público para
fines privados, es decir, la pérdida de “publicidad” del gobierno. Figuras como el
conflicto de intereses o negociaciones incompatibles, las donaciones en campa-
ñas electorales y la cooptación o captura estatal caben muy bien en esta defini-
ción. Incluso aquella captura que no necesariamente se realiza por medio de un
soborno, sino por la sola influencia política sobre los gobiernos, como es el caso
de las empresas y otros grandes actores tienen una gran capacidad de incidencia.
En la capacidad de influencia sobre las decisiones políticas vinculantes es
donde están la virtud y problema de esta definición. Permite, por un lado, mirar
aspectos estructurales de la corrupción, pero amplía la definición de forma tal que
prácticas hoy consideradas normales o no corruptas, como el lobby o la dona-
ción en campañas, caerían también dentro de la corrupción. Como observa Nora
Rabotnikof (2003: 49–50), si al analizar una transacción política se deja de lado o
se minimiza como criterio la percepción de un beneficio económico individual o
la apropiación de fondos públicos (criterios que sirven para definir al soborno y las
extorsiones), o se les reemplaza de forma un poco laxo por beneficios políticos, hay
una zona en la que diferentes formatos de intercambio político y prácticas corrup-
tas pueden llegar a confundirse conceptualmente.
Pese a la tecnificación en los estudios sobre corrupción, la idea de corrupción
mantiene ese aire de familia, esa idea de moralidad cívica, de interés público y de
cultura política fuerte y casi nunca explicitada (Rabotnikof, 2003; Mény, 2003).
Por esta razón, hay prácticas que, si bien hoy aceptamos en la política moderna,
transgreden este tipo de códigos y caen en lo que se ha analizado como corrup-
ción, en especial aquellas que no necesariamente incluyen un beneficio económico
individual, como la captura estatal por medio de influencia política, la parciali-
dad, el favoritismo, el corporativismo o el lobbismo; en este último caso, de forma
más evidente cuando el lobby viene acompañado de donaciones a las campañas,
(Levine, 2006). Se trata precisamente de esa apropiación privada de lo público, sin
que haya un soborno de por medio, vaya, en términos de Nora: lo que se pone en
duda es la legitimidad política de los intereses particulares (Rabotnikof, 2003: 51).
En esta forma o expresión de la corrupción, cuando bancadas en el Congreso
o directores al frente de órganos gubernamentales autónomos que debieran regular
un mercado (como los de telecomunicaciones, sistema financiero o competencia
del mercado) representan abierta y directamente los intereses de un poder fáctico,
ahí estaríamos frente a la cooptación estatal, a la pérdida de publicidad de la acción
gubernamental y, por ende, ante expresiones de corrupción.
¿ de qué hablamos cuando d e c i m o s co r ru p c i ó n ?  | 25

Cuando observamos esta primera frontera borrosa de la corrupción, nos


enfrentamos a una expresión epistemológica de este tipo de estudios: se establece
como presupuesto la idea liberal y moderna de separación entre gobierno, sociedad
y mercado. Los estudios sobre corrupción suponen que un gobierno, para ser tal,
requiere de autonomía relativa y de la construcción de cierta idea mínima de inte-
rés general que lo dote de legitimidad. Aquí, la idea del ejercicio del poder político
radica en la promesa no inocua de ese bienestar general (Rajagopal, 1999: 2). Esta
idea de legitimidad del poder público, a partir tanto de la autonomía relativa del
gobierno como de la construcción del interés general, es lo que permite crear una
relación directa e inmediata entre la corrupción y los DH. Ahí donde el poder
público se ha particularizado, puesto a favor de unos cuantos, entre más corrupción
menos DH (Rajagopal, 1999: 3).
En la medida que entienden de esta forma el orden político, no sólo como una
estrategia analítica, sino que lo utilizan como precondición fáctica, no logran mirar
que, en la construcción estatal, esas tres piezas se encuentran siempre empalmadas.
Esta discusión no sólo es teórica, ni es menor. Con esta idea de orden político, se
puede observar la desviación de lo público a lo privado por medio de un soborno,
y es considerado corrupción. Esta misma desviación por medio de la influencia
asimétrica de los poderes fácticos también se puede observar, pero se comienzan
a generar dudas sobre cuándo será corrupción y cuando no. Pero lo que esta idea
de orden político y de corrupción obscurece es que el poder político siempre es
apropiado por un grupo político-económico. Por ende, el poder político siempre
generará, para ese grupo, un beneficio propio. La diferencia está en la capacidad de
articulación, más o menos mayoritaria, que ese grupo genere en el proceso de cons-
trucción de legitimidad por medio de una idea abstracta de proyecto de nación y
de políticas de redistribución/concentración del poder político y económico que lo
sostengan3. Por ende, no se considera corrupción la actuación abiertamente mino-
ritaria, es decir, incapaz de articular los intereses de una mayoría excluida, de un
grupo político-económico en el poder.
Bajemos un poco el nivel de generalidad de la definición de corrupción. Pen-
semos en una que conceptualice a la corrupción como una relación de intercambio
contrario a una norma (jurídica, moral o social) para obtener una ventaja. Un ejem-
plo es la forma en que Roemer la define: “la corrupción puede envolver promesas,
amenazas o ambas; puede ser iniciada por un servidor público o un cliente intere-
sado; puede darse con actos de omisión o comisión; puede generarse con servicios
lícitos o ilícitos; puede estar dentro o fuera de una organización pública” (Roemer,
2003: 246).
Un primer aspecto de este tipo de definiciones es que ya se piensa a la corrup-
ción en términos de intercambio, en términos relacionales. Por ejemplo, Hatti,
26  |  corrupción y derechos humanos

Hoadley y Heimann (2010) proponen pensar a la corrupción como un modelo


de bazar, de mercado sobre ruedas, en donde en un lugar específico, coinciden
comprador, vendedor, bienes, dinero y demás elementos de la transacción, con la
única salvedad de que sólo hay un puesto para cada cosa: uno de naranjas, otro
de carne, sólo uno de limones, etc. Esto debido a que una de las características de
la corrupción es, precisamente, el monopolio de una determinada decisión (otorgar
cierta licencia, emitir determinada sentencia, determinar un contrato específico,
etc.) con alguna capacidad discrecional. Como en cualquier mercado sobre ruedas,
con el tiempo se genera algo más que un simple intercambio, hay otro tipo de rela-
ciones que se van generando entre el comerciante y la “guerita” o el “marchante”.
Aspectos como la influencia, la reputación, las relaciones familiares también toman
relevancia. Como en los bazares, no hay precios definidos, se puede entrar en un
proceso de negociación para obtener la mayor ganancia. Con este modelo, los
autores buscan exponer las esferas política, económica y cultural que envuelven a
la corrupción.
En este tipo de definiciones, la malversación de fondos, la desviación de fondos
a cuentas privadas que terminen en el enriquecimiento ilícito del servidor público
ya no calificarían como actos corruptos (puesto que no hay una relación de inter-
cambio), sino como actos meramente criminales. Aquí se podría abonar un poco
en la distinción entre actos de corrupción y actos criminales. Asimismo, la captura
estatal que no provenga de un intercambio o interacción específico tampoco sería
considerado un acto de corrupción: sería simplemente la disputa ideológica propia
de la democracia. Por ejemplo, el lobby –en la medida que no haya un intercambio
específico- no sería considerado corrupción, pero los donativos en las campañas
podrían incluirse a partir de una línea tenue y borrosa sobre lo que es y lo que no
es corrupción.
Hay otros dos aspectos relevantes en este nivel de definición de la corrupción.
Acepta que ésta se puede llevar a cabo tanto en el mercado como en el gobierno,
es decir no exige que al menos una de las partes sea un servidor público. En este
sentido Malem (1997) es claro: quien se corrompe no necesita ser funcionario
público, la corrupción puede darse entre individuos que actúan privadamente para,
por ejemplo, arreglar un partido de futbol o influir en el mercado.
El segundo aspecto relevante es que no se exige que se rompa una ley, basta
con que se transgreda alguna norma ya sea una ley, pero puede ser también una
norma moral o social. Por eso, este tipo de definiciones piensan a la corrupción en
términos de deberes posicionales, de obligaciones esperadas por el cargo que se
ocupa: se pueden definir a los actos de corrupción como “aquellos que constituyen
la violación de un deber posicional, realizada en un marco de discreción, con objeto
de obtener un beneficio extraposicional” (Malem, 2003: 167–168; 1997: 78–79).
La relación de corrupción supone:
¿ de qué hablamos cuando d e c i m o s co r ru p c i ó n ?  | 27

• La violación de un deber posicional, transgresión de alguna regla que rige


el cargo.
• La existencia de un sistema normativo (político, económico, jurídico o ético)
que le sirva de referencia.
• El acto de corrupción no siempre acarrea una sanción penal.
• Hay secrecía, discreción u ocultamiento en la realización del acto.
• Siempre hay una expectativa de obtener una ganancia extraposicional que
puede ser económica, política, profesional, sexual, etc; no necesariamente
determinada y puede generarse a futuro. Aquí la idea de lealtad política
genera problemas, como bien indica Nora Rabotnikof.

En este mismo sentido, para Nash (2014) la corrupción está vinculada a un


sistema normativo que atribuye, a uno o varios agentes, competencias para tomar
decisiones en función de intereses que no son los suyos. Esto es así, pues la corrup-
ción implica necesariamente la violación de un deber y una contradicción de
intereses (Nash, 2014: 16). Y para Ernesto Garzón Valdés (2003) la corrupción
“consiste en la violación limitada de una obligación por parte de uno o más deci-
sores con el objeto de obtener un beneficio personal extraposicional del agente que
lo(s) soborna o a quien extorsiona(n) a cambio del otorgamiento de beneficios para
el sobornante o el extorsionado que superan los costos del soborno o del pago o
servicio extorsionado” (Garzón, 2003: 30–31).
Bajemos un peldaño más en el nivel de generalización del concepto de corrup-
ción. Mantengamos la idea de relación de intercambio pero limitémosla ahora
sólo a aquellas relaciones entre un órgano público y otro privado para obtener una
ventaja. El principal punto de diferencia con la definición anterior es que aquí
ya no se calificaría como corrupción el intercambio realizado en el mercado (con-
trol del mercado mediante arreglos entre empresas) o en otros espacios sociales
(arreglo de partidos de futbol). Para que la corrupción se presente, se requiere que
esté involucrado un ente público. Aquí estaría la propuesta de conceptualización
que hace Mény: la corrupción puede ser definida como “un intercambio clandes-
tino entre dos mercados: por una parte el mercado político o administrativo y, por
la otra, el mercado económico y social. Este intercambio es oculto porque viola las
normas públicas, legales y éticas, y también porque sacrifica el interés general en
aras de intereses privados” (2003: 125). Un aspecto a subrayar en este nivel es que,
si bien concretiza con respecto a los sujetos que integran la relación, se mantiene
abierta la posibilidad de que lo que se transgreda no sea necesariamente una ley,
sino cualquier norma incluyendo las normas éticas.
El último nivel de concreción lo ocupan aquellas conceptualizaciones que
mantienen la idea relacional de la corrupción –la corrupción como intercambio–,
mantienen la necesidad de que al menos uno de los actores sea un servidor público,
28  |  corrupción y derechos humanos

pero establecen la necesidad de que se violente una ley. No basta que se transgreda
una expectativa moral del puesto –una obligación posicional–, es necesario que
haya la ruptura del orden positivo. Probablemente esta diferencia abonaría en la
distinción entre la corrupción y la incompetencia o mala administración. Por ejem-
plo, de acuerdo con Bacio (2008), para poder determinar cuándo la corrupción es
violatoria a derechos humanos, se necesita una definición legal de corrupción, él
propone: “the illegal abuse of entrusted power for private gain” (Bacio, 2008: 6).
En esta línea, los actos considerados corruptos son muy claros: aquellos que
están tipificados en las leyes nacionales e internacionales. Por ejemplo: apropiación
de bienes públicos para fines privados; fraude al fisco; soborno entendido como
dádiva a agentes públicos a cambio de un favor; la extorsión, que supone la misma
dádiva, pero a iniciativa del agente público; el tráfico de influencias; el uso abu-
sivo de información privilegiada; el enriquecimiento ilícito; por mencionar algunos
(Zalaquet, 2007; Bacio, 2008).
En cambio, algunos otros actos que suelen ser considerados corrupción, pero
que no siempre se encuentran en las leyes, quedarían fuera de este tipo de defini-
ciones, por ejemplo: la puerta giratoria (un regulador estatal deja su cargo público y
es contratado por la empresa que regulaba); el clientelismo; el nepotismo; el finan-
ciamiento electoral que da mayor influencia a los donantes sobre los ciudadanos;
los conflictos de intereses o negociaciones incompatibles4 (Stark, 2009; Arellano y
Zamudio, 2009); y, en general, la captura del estado por intereses privados cuando
no se realice mediante sobornos.

2.2.  Distintas tipologías sobre corrupción


De la misma forma que no hay un solo concepto de corrupción, tampoco hay una
sola expresión de la misma. Hay múltiples tipos y niveles de la corrupción. Esto
es relevante porque permite: (1) identificar la complejidad de la expresión social
de la corrupción; (2) analizar con más especificidad qué nivel de corrupción es el
que estamos observando; (3) identificar con mayor puntualidad las propuestas de
incidencia para modificar las pautas de la corrupción.
Las distintas tipologías sobre corrupción parten de criterios de clasificación
diferentes. Esto es perfectamente normal, cada institución o autor están intere-
sados en cosas distintas, por lo que enfatizan elementos disímiles, vaya, tienen
lentes distintos para diseccionar la realidad. Así, por ejemplo, para el Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) la corrupción se puede dividir en la
pequeña y la gran corrupción. El Banco Mundial hace diferencia entre la corrup-
ción administrativa y la captura estatal. La Agencia Alemana para la Cooperación
Técnica (GTZ) distingue entre la pequeña y la gran corrupción, pero además suma
¿ de qué hablamos cuando d e c i m o s co r ru p c i ó n ?  | 29

a la corrupción política. Finalmente, para Zalaquet (2007), la corrupción puede


ser aislada o endémica. Esta segunda puede ser generalizada o focalizada. Veamos
cada una de estas clasificaciones de forma más detallada.
Lo que al Banco Mundial le interesa observar es cuándo la corrupción conlleva
la pérdida de la autonomía estatal y cuándo no, este es su criterio de clasificación.
Por ende, distingue las prácticas de corrupción que comportan la captura estatal, de
las que son sólo corrupción administrativa. Las primeras suponen acciones de indi-
viduos, grupos o empresas tanto en el ámbito público como privado que tratan de
influir en el contenido de las leyes, regulaciones y otras políticas públicas en bene-
ficio propio a través de la provisión de réditos privados ilícitos y no transparentes
a los servidores públicos. La administrativa supone la distorsión en la aplicación
de las leyes previamente existentes para otorgar ventajas a los actores públicos o
privados a través de la provisión de réditos privados ilícitos o no transparentes a los
servidores públicos (Alonso y Garcimartin, 2011: 26). Lo que se distingue en esta
división es cuál es el recurso público que se pone al servicio del interés privado: la
elaboración de leyes y políticas públicas o la aplicación de esas leyes e implemen-
tación de dichas políticas públicas. La diferencia no es menor, resulta mucho más
grave que el Estado pierda la capacidad de definir las metas y objetivos públicos
frente a actores privados por medio de actos corruptos, que mantener esa capaci-
dad y que la corrupción funcione para “aceitar la maquina”.
Al PNUD le interesa observar quién comete el acto de corrupción: mandos
altos, medios o bajos. Por ende, su propuesta de clasificación de la corrupción se
construye por medio de dos tipos: pequeña y gran corrupción. Denomina como
pequeña corrupción, o basada en necesidades, a aquella donde los servidores públi-
cos de mandos bajos, normalmente con malos salarios, solicitan sobornos para
recibir bienes o servicios públicos. En cambio, la gran corrupción, o sustentada en
la avaricia, es la que realizan los altos servidores públicos que otorgan contratos
y licitaciones (PNUD, 2004: 9). De acuerdo con Gathii (2009: 180), este tipo de
corrupción fue la más considerada por las reformas impulsadas por los organis-
mos financieros para mejorar el ambiente de negocios. En cambio, no se le prestó
mucha atención a la pequeña corrupción. La diferencia con la propuesta del Banco
Mundial es sutil pero relevante. Uno podría asimilar la gran corrupción con la
captura estatal, y la pequeña corrupción con la corrupción administrativa, pero no
es así. La gran corrupción no necesariamente conlleva la captura estatal, puede
ser que el Estado mantenga la capacidad de definir los objetivos públicos y, pese a
ello, se comentan actos de gran corrupción que involucran a altos mandos en cosas
como licitaciones multimillonarias.
Puede suceder que en la construcción de tipos de corrupción haya ejercicios
mestizos. Es el caso de la Agencia Alemana para la Cooperación Técnica (GTZ).
30  |  corrupción y derechos humanos

Esta Agencia mezcla los dos criterios de clasificación que vimos antes: la exten-
sión de la corrupción (gran o pequeña) y la captura o no del Estado (política y ¿no
política?). GTZ distingue entre: la gran corrupción, que se refiere a la formación
de Estados neopatrimoniales que rigen su actividad cotidiana por medio de redes
clientelares; la pequeña corrupción, que rige en determinados ámbitos de la admi-
nistración pública vinculada a las decisiones que deben tomar los funcionarios en
la gestión de sus asuntos públicos; y la corrupción política, destinada a la conse-
cución de objetivos en el ámbito político (Alonso y Garcimartin, 2011: 26–27).
Como vemos, las ideas de gran y pequeña corrupción no sólo son distintas a la
que sostiene la PNUD, sino incluso contradictorias. Acá la gran corrupción es la
más extendida en redes clientelares, parecido a la que el PNUD entiende como
pequeña corrupción. Mientras que la pequeña corrupción se refiere a esos actos
aislados en decisiones particulares. En parte esto se debe a que los criterios de
taxonómicos son totalmente distintos.
Otro ejemplo que usaremos es la clasificación desarrollada por Zalaquet
(2007). En esta clasificación también tenemos dos criterios taxonómicos: la exten-
sión de la corrupción (aislada o endémica); y el lugar donde se cometen los actos
corruptos (focalizada o generalizada). Para este autor, la corrupción puede ser una
práctica esporádica o un fenómeno endémico. La referencia a la corrupción como
una práctica endémica hace referencia a la corrupción estructural, caracterizada
como una práctica que define el funcionamiento de ciertas instituciones y que
opera a través de redes de poder, cuya principal función es proteger y mantener en
la impunidad la corrupción funcional a su grupo (Nash, 2014: 70). La corrupción
endémica o estructural puede ser focalizada (por ejemplo, en la policía, la judica-
tura o el servicio de aduanas) o generalizada (en el grueso de la lógica guberna-
mental) (Zalaquet, 2007).
La corrupción estructural ha tomado relevancia en el movimiento anticorrup-
ción, de forma tal que, en la Declaración de la 11ª Conferencia Internacional Anti-
corrupción celebrada en Seúl en mayo del 2003, se determinó que la corrupción
a gran escala debe ser tratada como un crimen contra la humanidad, ya que para
muchas personas en todo el mundo la corrupción tiene consecuencias semejantes
a la tortura, el genocidio y otros delitos contra la humanidad que roban a las per-
sonas de su dignidad. Los ideales establecidos en la Declaración Universal de los
Derechos humanos permiten sostener –sigue la Declaración– que todas las per-
sonas tienen el derecho humano a vivir en una sociedad libre de corrupción (The
Seoul Findings, 2003).
Hay muchas más clasificaciones de la corrupción, casi tantas como auto-
res sobre este tema. Por ejemplo, Jorge Salem (1997), recuperando a Michael
¿ de qué hablamos cuando d e c i m o s co r ru p c i ó n ?  | 31

Johnston, identifica a la corrupción integradora y desintegradora; y a la estable y


la inestable. La primera clasificación se caracteriza por su capacidad de vincular a
las personas en una red o producir divisiones o procesos de exclusión. La segunda
clasificación con la perdurabilidad de la red de intercambio. Sería un error vincular
estas categorías con algo bueno o malo. Una red de corrupción puede ser integra-
dora y estable y ser el principal soporte social de un régimen autoritario. Asimismo,
Manuel Jiménez clasifica a la corrupción por su nivel de tolerancia y escándalo:
negra, gris y blanca. Donde la negra es la más escandalosa y menos tolerada, y la
blanca la menos escandalosa y más tolerada ( Jiménez, 1997). Y podríamos seguir
con el recuento.
El punto que dota de mayor complejidad a las distintas propuestas analíticas
es que los criterios de clasificación son completamente diferentes. Mientras que
el criterio que interesa al Banco Mundial es el de autonomía estatal, por lo que
construye una clasificación para diferenciar la corrupción que destruye la autono-
mía estatal (captura estatal) con respecto de la que no (corrupción administrativa);
el PNUD construye una tipología a partir de quién comete el acto de corrupción:
los mandos bajos (pequeña corrupción) con respecto a los mandos medios y altos
(gran corrupción). Por su parte, GTZ entremezcla dos criterios de clasificación, el
usado por el Banco Mundial y la extensión de la corrupción; y Zalaquet le interesa
mirar otra cosa: el número de prácticas (aislados y endémicos) y el espacio donde
se cometen dichas prácticas corruptas (focalizado o generalizado).
Cada clasificación está interesada por cosas diferentes, por eso, es muy compli-
cado hacer paralelismos entre las distintas propuestas de tipos de corrupción que
se realizan en esas cuatro propuestas. Pese a lo anterior, podemos mirar un intento
de relación en el siguiente cuadro:

Tabla 1.2.  Síntesis de las tipologías de corrupción.

COOPTA AL Práctica aislada Expresión estructural o endémica


ESTADO Quién comete el acto Dónde se comete el acto
(o a algún ente
Mando altos (corrupción política) Coopta al Estado
estatal)
Mandos medios y altos No Coopta al Estado
administrativa
Corrupción

NO (gran corrupción)
COOPTA AL Focalizado    Generalizado
ESTADO Mandos bajos
(pequeña corrupción)

Fuente. Elaboración propia.


32  |  corrupción y derechos humanos

Expliquemos un poco el cuadro. El criterio clasificatorio que me parece más


relevante es el propuesto por el Banco Mundial ya que nos permite diferenciar
los casos en que los objetivos del Estado (ya sea en su totalidad, o en entes esta-
tales específicos) son abiertamente cooptados o capturados por medio de actos de
corrupción. Esto puede suceder en distintas medidas:

• Por medio de actos aislados cometidos por altos mandos.


• Por medio de actos estructurales o endémicos, por ejemplo, la interrelación
de una parte relevante de la clase política con el crimen organizado, o con
un conjunto de empresas cuyos intereses subordinen a la política nacional;
en cualquier caso por medio de prácticas generalizadas y constantes.

El análisis tanto de la corrupción estructural o endémica como aquella que se


refleja por medio de actos aislados que culmina con la cooptación o captura del
Estado puede poner énfasis en:

• Quién comete el acto, en cuyo caso, para que haya cooptación estatal, nece-
sariamente se deberá llevar a cabo en mandos altos.
• Dónde se comete el acto, que nos permite distinguir la corrupción focali-
zada en un ente estatal, de la corrupción generalizada o dispersa en la lógica
cotidiana del gobierno en su totalidad.

También existen actos de corrupción que no tienen por objetivo capturar o


cooptar al Estado. Esto es lo que el Banco Mundial llama corrupción administra-
tiva. Igual que en el caso anterior, este tipo de corrupción se puede expresar por
medio de actos aislados o a través de actos estructurales o endémicos.
En el análisis tanto las expresiones aisladas como de las estructurales o endé-
micas de la corrupción que no tienen por objetivo capturar o cooptar al Estado se
puede poner énfasis en dos aspectos:

• El nivel del mando que comete el acto, en cuyo caso nos encontraremos
frente a niveles altos y medios (gran corrupción) con expresiones como el
otorgamiento de contratos públicos por medio de sobornos; y frente a nive-
les de mando bajo (pequeña corrupción) que se observará a través del pago
de sobornos para obtener bienes y servicios que debieran ser públicos.
• El espacio donde se comete el acto, que puede ser focalizado a un ente esta-
tal o generalizado a la acción gubernamental, pero sin tener por objetivo la
captura estatal.

Vale la pena hacer tres anotaciones más respecto a los actos de corrupción, en
específico de aquellos que se tornan estructurales. El primero es que los actos de
¿ de qué hablamos cuando d e c i m o s co r ru p c i ó n ?  | 33

corrupción se complejizan cuando vienen acompañados de una demanda (implí-


cita o explícita) de impunidad. Esto suele ser así en la corrupción que tiene por
objetivo la captura del Estado, en donde además se busca también obtener poder
político (Clavijo, 2012); pero podría esperarse en todos los actos de corrupción que
se tornan endémicos o estructurales independientemente de que sea focalizada o
generalizada, cometida por mandos altos, medios o bajos (Nash, 2014: 70).
La segunda anotación es que ahí donde estemos frente a fenómenos endémicos
de corrupción, ya sean focalizados o generalizados, cometidos por mandos altos,
medios o bajos, estaremos, evidentemente, frente a problemas estructurales, con
dimensiones institucionales y también sociales o culturales (Zalaquett, 2007: 19).
Finalmente, la tercera anotación es que desde los trabajos que relacionan a la
corrupción con los derechos humanos, se suele prestar una mayor atención a los
actos de corrupción que no buscan cooptar al Estado y que son cometidos por
mandos medios y bajos con el principal objetivo de condicionar la obtención de
bienes o servicios públicos constitutivos de derechos económicos y sociales a un
soborno. Incluso, se suele afirmar –sin muchos datos que lo sostengan- que este
tipo de corrupción es la que más golpea a los grupos en situación de vulnerabilidad:
la pequeña corrupción afecta de forma desproporcionada a los más pobres ya que
les impide acceder a servicios básicos como la salud, la educación, la alimentación
o la vivienda5 (Gathii, 2009: 180; en el mismo sentido Gruenberg, 2015). Cuando
se hace esta afirmación, siguen los autores, no se afirma que la gran corrupción no
afecte a los pobres, sino que la pequeña corrupción los afecta de forma despropor-
cionada por lo que las reformas anticorrupción tendrían que poner más atención a
esto (Gathii, 2009: 181).
Podríamos poner en duda esta afirmación. En realidad, la mayor o menor
afectación de forma más o menos extendida entre la población en situación de
marginación dependerá de cómo se analiza la gran y pequeña corrupción y, en
específico, la gran corrupción que busca cooptar al Estado. Cuando lo que tene-
mos es la apropiación de las directrices de política pública como la generación de
un modelo neoextractivista, ahí estamos frente a la gran corrupción que afecta de
forma desproporcionada a las comunidades indígenas y campesinas. Cuando esta
misma corrupción determina la política fiscal, es también gran corrupción que con
un solo acto puede afectar a millones de personas. El problema es que, en el análisis
de la corrupción, los autores que hacen este tipo de afirmaciones están pensando
en una sola forma de corrupción: la solicitud de sobornos; pero hay otras formas
de corrupción, de gran corrupción, como la apropiación o desvío de las políticas
públicas.
A partir de la reflexión en torno al concepto y a las distintas clasificaciones de
la corrupción, la principal conclusión es que no existe “La Corrupción”, sino distin-
tas expresiones de fenómenos con cierto aire de familia que se pueden considerar
34  |  corrupción y derechos humanos

corrupción. Dependiendo el tipo de fenómeno específico que nos interese será el


concepto y taxonomía que nos resulte más útil para pensar la corrupción. Algunas
preguntas que podemos hacernos para el análisis son:

• ¿Qué nos interesa mirar: la pérdida de autonomía del Estado o la corrupción


sin captura estatal?
• ¿Queremos mirar una relación entre dos actores con un intercambio especí-
fico o queremos mirar la privatización del poder público sin que necesaria-
mente haya una lógica relacional?
• ¿Queremos mirar la corrupción en una organización o en varias?
• ¿Queremos dar cuenta de los elementos que constituyen una lógica más
estable de la corrupción, lo que la denota como estructural o endémica, o
vamos a mirar sólo un caso, sólo un intercambio y sus consecuencias?
• Si nos interesa mirar el intercambio, ¿vamos a dar cuenta sobre cómo se
llevó a cabo, en secreto o de forma transparente? ¿Fue explícito y aterrizado
o más general?
• En nuestro estudio, ¿interesa quiénes son los agentes involucrados: funcio-
narios públicos (altos, medios bajos), empresarios, clientes?
• ¿Nos importa cuál es la naturaleza de sus obligaciones?
• ¿Queremos saber si hay un tercero de la relación?
En la medida que vayamos resolviendo estas preguntas, se irá acotando el
fenómeno, concepto y tipo de corrupción que nos interesa. En la siguiente sección
daremos cuenta de cómo se ha analizado a la corrupción.

3. ¿Cómo se ha estudiado a la corrupción? las puertas de


entrada … y de salida

Como bien explica Nora Rabotnikof (2003), probablemente en la década de los


80 se podría atender a la queja de que las ciencias sociales habían prestado poca
atención a la corrupción, eso cambió después del boom de los 90. La misma autora
explica que hoy en día hay una vasta literatura sobre corrupción desde distintas
disciplinas (ciencia política, derecho, antropología, historia, economía); y desde
diferentes enfoques teóricos (utilitarismo clásico, teoría de la elección racional,
cultura política) (Rabotnikof, 2003: 45).
Podemos ordenar los estudios sobre corrupción en seis campos: (1) las causas
de la corrupción. (2) Las consecuencias de la corrupción. (3) Los estudios sobre
accountability, transparencia y rendición de cuentas. (4) Los estudios de corrupción
política. (5) La lógica propia de la corrupción. Y (6) la relación entre corrupción y
¿ de qué hablamos cuando d e c i m o s co r ru p c i ó n ?  | 35

DH. Los primeros dos campos son, sin lugar a dudas, los más desarrollados, sobre
la base de la economía de la corrupción.
Dentro del boom de los estudios de la corrupción en la década de los 90, la
principal corriente es la economía de la corrupción, que pone atención a los pagos
realizados a servidores públicos que los llevan a ignorar los intereses de sus repre-
sentados y a favorecer los intereses privados (Rose-Ackerman, 2009). De hecho, si
hay algo que se puede comenzar a llamar “corruptólogos”, este tipo de estudios son
el tronco y la principal tendencia, muy marcada por los estudios económicos (en el
mismo sentido, Rabotnikof, 2003).
Este tipo de estudios se pueden dar a nivel macro, donde lo que se busca es
analizar la relación estadística de la corrupción con distintas variables económicas
como el crecimiento o el desarrollo. Hay tres buenos recuentos de este tipo de
estudios de economía política de la corrupción: el coordinado por Abed, G. T. y
Davoodi, H. R. publicado bajo el título Governance, corruption and economic per-
formance, con el sello editorial del FMI; el International Handbook on the economics
of corruption que en el 2006 editó Susan Rose-Ackerman; y el editado por el BID
y coordinado por José Antonio Alonso y Carlos Mulas-Granados bajo el título
Corrupción, cohesión social y desarrollo. El caso de Iberoamérica.
También hay estudios a nivel micro, donde se analizan los incentivos y accio-
nes que se dan en una relación específica de corrupción, ya sea entre una persona y
el gobierno (Roemer, 2003) o entre una empresa y el gobierno (Rose-Ackerman,
2003); así como el costo que debieran tener los incentivos para lograr disuadir los
actos corruptos (Haro, 2003).
En los estudios de la economía de la corrupción, el principal objetivo de ésta
es dar prioridad a intereses privados y presentarlos como públicos. El mecanismo
es el soborno que va del ente privado al ente público para obtener una ventaja,
aspecto que diferencia este tipo de corrupción con la que en la literatura se ha
denominado como corrupción política. Se han analizado diversos ejemplos de
este tipo de procesos como los pagos para obtener grandes contratos y concesio-
nes (Rose-Ackerman, 2001); los pagos en los procesos de privatización (Rose-
Ackerman, 2001; Schamis, 2009; Ugarteche, 2009; Manzetti, 2009; Sandoval,
2009); la corrupción en los órganos reguladores (Prado, 2009); y la corrupción en
el acceso a la justicia.
Vayamos al primer y segundo campo de los estudios de la corrupción: las cau-
sas y consecuencias en estudios a nivel macro. Sobresalen los estudios cross natio-
nal que usan las bases de datos de percepción tanto de Transparencia Internacional
como del Banco Mundial. Si bien se identifican varias relaciones positivas, los
principales problemas están en la dirección de la causalidad. Entre las causas que
se recuperan están (Rose-Ackerman, 2007: 30–32; Alonso y Garcimartín, 2011:
49–55):
36  |  corrupción y derechos humanos

• Factores económicos, como el bajo crecimiento económico, la desigualdad,


la pobreza, la economía informal y el salario. De forma llamativa, el aumento
de los salarios a los servidores públicos no tiene el impacto esperado.
• Factores institucionales como las regulaciones costosas6, la descentraliza-
ción7, la democracia8, la libertad de prensa y la independencia del poder
judicial suelen vincularse como contrapeso.
• La dimensión del Estado bajo el argumento de que las prácticas corruptas se
estimulan ahí donde se amplifican las rentas y los espacios de oportunidad
económica. Sin embargo, esta lógica hace caso omiso de la capacidad estatal
y de la corrupción entre particulares. Además, los resultados no son conclu-
yentes (Alonso y Garcimartín, 2011: 54).
• El nivel de estabilidad política, ya que la inestabilidad política impide la
consolidación de un marco institucional, acentúa la provisionalidad de nor-
mas, afecta la formación de carreras de los funcionarios públicos.
• Nivel de educación de las personas en una sociedad. El capital humano con-
diciona la calidad de las instituciones e incide sobre el grado de exigencia de
los ciudadanos respecto de las conductas públicas.
• El suministro de recursos naturales, es decir, la presencia de recursos valiosos
que pueden ser objeto de tráfico internacional.
• Los factores culturales y sociales, en especial en aquellos países donde los
lazos familiares son importantes. Por ejemplo, la tradición jurídica9, la reli-
gión10, el modelo de colonización11, el nivel de fragmentación étnica, cultu-
ral o lingüística de las sociedades12.

Sin embargo, observan Alonso y Garcimartín (2011), se encuentran lo mismo


estudios que obtienen resultados estadísticos positivos, como nulos (Alonso y
Garcimartín, 2011: 57–58). Más aún, muchas de las variables son circulares, por
ejemplo, es posible que la desigualdad incida en mayor corrupción, pero también
la corrupción puede generar mayor desigualdad; lo mismo sucede con el nivel de
desarrollo (Alonso y Garcimartín, 2011: 59). Finalmente, en la medida en que
existe una relación notablemente sólida entre nivel de desarrollo y calidad institu-
cional, no es extraño que sea en los países de menor desarrollo donde se registran
los problemas más severos de corrupción (Alonso y Garcimartín, 2011: 46).
Vayamos al segundo campo: las consecuencias de la corrupción. La primera
consecuencia que se suele considerar es la económica (Rose-Ackerman, 2001;
Alonso y Mulas-Granados, 2011). Para quien afirma que a mayor corrupción
menor crecimiento, da por hecho que hay una economía eficiente por lo que la
corrupción eleva el coste de determinadas operaciones económicas y genera un
efecto sustitución, en la medida que desplaza a otras áreas a los agentes que buscan
¿ de qué hablamos cuando d e c i m o s co r ru p c i ó n ?  | 37

evitar la corrupción (Alonso y Garcimartín, 2011: 61). Lo que se genera son dis-
torsiones en las transacciones o en el ambiente de negocios: “La corrupción, entre
otros impactos, distorsiona los precios y las condiciones del mercado, reduce la
confianza en las autoridades, afecta el desarrollo económico sustentable de los
países y las empresas, desincentiva la inversión, aumenta la incertidumbre para
realizar transacciones comerciales, e incrementa los costos de operación de las
empresas” (OCDE, 2002: 5). Si bien existe una clara relación entre altos niveles de
corrupción y bajos niveles de crecimiento, no está clara la causalidad, si los bajos
niveles de crecimiento generan corrupción o viceversa (Rose-Ackerman, 2009: 24;
Gathii, 2009: 134–137). Para quien considera que la corrupción tiene un efecto
benéfico en la economía, se posiciona en mercados mal reglamentados, por lo que
la corrupción sirve para aceitarlos en una explicación de second best (Alonso y Gar-
cimartín, 2011: 61). En este mismo sentido, desde un análisis más denso sobre el
tejido social que conforma las relaciones corruptas, Rabotnikof (2003) identifica
que puede haber corrupción integradora y desintegradora. La primera se carac-
terizaría por vincular a las personas por medio de redes estables de intercambio
e intereses compartidos; la segunda por producir divisiones tanto al interior del
espacio donde se realiza el acto de corrupción, como entre quienes participan en la
relación corrupta y los excluidos.
Es en la relación corrupción – economía donde se tienen el mayor número de
datos:

… según Mauro (1995, 1996), mejoras en los índices de corrupción de una desviación
estándar generan aumentos de la tasa anual de crecimiento del PIB per cápita de
entre el 1.3% y el 0.69%. Para Leite Weidmann (1999), una caída de la corrupción
desde el nivel de Chile al nivel de Estados Unidos supondría un aumento en el creci-
miento anual del 1.4% en el primer país, mientras que si Bangladesh tuviera un nivel
de corrupción similar al de Singapur, su tasa de crecimiento anual hubiera sido un
1.8% mayor. De forma similar, Bagio y Ramírez-Rondan (2006) estiman que reducir
la corrupción de América Latina al nivel promedio de los países desarrollados supon-
dría un aumento anual del 0.5% en el PIB per cápita, tasa que ascendería a 0.7% en
el caso de África. No faltan, sin embargo, algunos resultados adversos. Por ejemplo,
Brunetti et al (1997) no encontraron ninguna relación significativa entre corrupción
y crecimiento y los resultados de Lambsdorff (1999) apuntan a que la relación no se
produce entre estas dos variables, sino entre el crecimiento y la variación de los niveles
de corrupción … (Alonso y Garcimartín, 2011: 65)

Todavía en el ámbito de la economía, la corrupción afecta también al défi-


cit público, a la equidad y a la lucha contra la pobreza. Al déficit público ya que
fomenta el fraude fiscal. El 25% de los países con menor corrupción tienen un
déficit público promedio de 3.1% del PIB, mientras que esta cifra asciende a 6.7%
38  |  corrupción y derechos humanos

en el 25% de los países con mayor nivel de corrupción (Alonso y Garcimartín,


2011: 66). A la equidad y a la lucha contra la pobreza porque penaliza la igualdad
de oportunidades, reduce la movilidad social, debilita las instituciones y disminuye
el papel redistribuidor del Estado13 (Alonso y Garcimartín, 2011: 67).
La corrupción también tiene un efecto doble sobre la capacidad estatal, genera
efectos regresivos sobre el esquema tributario, porque la evasión fiscal favorece
a la población de mayores ingresos; e impacta la composición del gasto público,
penalizando el gasto en educación y salud, ya que mucho de este gasto es a sueldos
y salarios y menos a proyectos de inversión, por lo que la posibilidad de obtener
sobornos es menor (Alonso y Garcimartín, 2011: 67). A la par que afecta la estabi-
lidad política, al dañar los niveles de eficiencia y de legitimidad de las instituciones.
Un tercer campo de estudio son los análisis a nivel micro que buscan mirar la
lógica de la corrupción. Este tipo de estudios puede sustentarse en una lógica de
economía de la corrupción (Roemer, 2003; Haro, 2003; Khalil Lawarrée y Yung,
2010); o de cultura política y redes sociales desde una mirada más sociológica o
antropológica (Adler-Lomnitz, 2006; Vázquez y Luján, 2015).
Desde la lógica de la economía de la corrupción, se realizan estudios como la
ecuación de los equilibrios de los incentivos en la corrupción (Roemer, 2003; Haro,
2003); o los diferentes resultados sociales en la comparación entre el soborno y la
extorsión (Khalil, Lawarrée y Yung, 2010). En esta misma tendencia, un concepto
que se ha acuñado es el de equilibrio dependiente de la frecuencia (Bardhan, 2005):
a medida que se incrementa el número de los corruptos, menos estímulos existen
para que un agente se comporte de forma honesta. Ello hace que el fenómeno,
cuando se generaliza, genere culturas de la corrupción: se enraíza en los valores
que informan la conducta de los individuos y se integra en las prácticas colectivas
disolviendo la sanción social con que se pudiera juzgar previamente (Alonso, 2011:
14). La idea de la corrupción como pacto de estabilidad política se puede analizar
en este marco de la lógica propia de la corrupción.
Desde la cultura política y los análisis de redes, lo que se mira son las inte-
racciones informales que suelen quedar fuera de la lógica de la racionalidad de
los sistemas burocráticos. La confianza interpersonal y los intercambios recíprocos
(donde se excluyen cosas contrarias a la “amistad y la decencia”, como los favo-
res sexuales) son lo que genera figuras como el compadrazgo en Chile, o el blat
en Rusia (Adler-Lomnitz, 2006). A diferencia de los incentivos que se convier-
ten en el punto de fuga en los análisis micro de la economía de la corrupción,
aquí ese papel lo juegan las estructuras simbólicas que enmarcan la relación de
corrupción.
Un cuarto campo de análisis de la corrupción son las relaciones que se tejen
con accountability (esencialmente horizontal), transparencia, rendición de cuentas
¿ de qué hablamos cuando d e c i m o s co r ru p c i ó n ?  | 39

y regulación con la corrupción (Zalaquet, 2007; Ackerman y Sandoval, 2005;


Roberts, 2009; Levi-Faur y Jordana, 2009; Prado, 2009; Roldán, 2009).
En este tipo de estudios se da prioridad a discusiones sobre: diseño insti-
tucional de pesos y contrapesos y de mecanismos de transparencia para generar
responsabilidad en las decisiones políticas; análisis sobre la posible relación entre
la creación de leyes y procedimientos de acceso a la información y cambios en la
cultura burocrática; análisis de casos donde, pese a la existencia de nuevas leyes y
procedimiento de transparencia, la acción política opaca permanece y los gobier-
nos buscan y encuentran formas de limitar las leyes y procedimientos; y la genera-
ción de mecanismos de regulación a través de órganos autónomos ya sea para evitar
actos de corrupción contrarios a la competencia en el mercado en general o para
regular mercados específicos como las telecomunicaciones, electricidad, farmacéu-
ticas, medio ambiente o alimentos por mencionar algunas.
Sobre el último punto, es evidente el crecimiento de este tipo de órganos a
partir de la década de los setenta del siglo XX; y su disparo durante los noventa
(Levi-Faur y Jordana, 2009: 290–291). No es casualidad que el boom de estos
organismos se haya dado en esos años, viene de la mano de la política de pri-
vatización y de la idea que, en la medida que las agencias reguladoras fueran
autónomas de los actores y esferas políticas, se aseguraba una mayor inversión en
los procesos de privatización porque se blindaba a las decisiones y regulación eco-
nómica de decisiones de corto plazo o de oportunismos políticos (Prado, 2009:
338). La corrupción se hace presente en este tipo de organismos en dos sentidos:
cuando, pese a la regulación, hay una confabulación de intereses en determina-
dos mercados en detrimento de los consumidores, es decir, que hay corrupción
entre privados; y cuando, lejos de regular el mercado, estos órganos son cooptados
por los agentes del mercado que deberían estar sometidos a la regulación. Para
el caso de México, algunos ejemplos de este tipo de órganos son: la Comisión
Nacional de Agua (1989), la Comisión Federal de Competencia Económica
(1992), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (1992), el Banco de
México (nace en 1925, se le dota de autonomía en 1993), el Instituto Federal
de Telecomunicaciones (1995), la Comisión Reguladora de Energía (1995), la
Comisión Nacional Bancaria y de Valores (nace en 1946, se le dota de autonomía
en 1995), la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (2000), la Comisión Fede-
ral para la Protección contra Riesgos Sanitarios (2003, mercado de alimentos y
medicinas).
Si bien es cierto que hay relación entre transparencia, accountability, rendición
de cuentas, regulación y corrupción, la corrupción puede tener su propia agenda
que no pasa necesariamente por el análisis de la accountability. De hecho, se puede
considerar que los estudios sobre accountability tienen autonomía.
40  |  corrupción y derechos humanos

Un quinto campo de análisis es la corrupción política. Este tipo de corrupción


se ha analizado en dos sentidos: los donativos a las campañas electorales (Stark,
2009; Levine, 2009; Arellano y Zamudio, 2009) y la construcción de redes clien-
telares y la compra de votos.
En los estudios sobre donativos de campaña la corrupción se analiza a partir
de la posible generación de conflictos de intereses o, abiertamente, de la captura
estatal. En la construcción de redes clientelares y compra de voto, la principal
diferencia es que mientras en los estudios de economía de la corrupción el pago
va del particular al gobierno, aquí es justo al revés: el pago va del ente público al
privado para obtener una ventaja. Básicamente estamos frente a fenómenos como
la compra de votos y el clientelismo. Bajo este esquema, los votantes necesitan ser
persuadidos para lograr el apoyo a ciertos candidatos, y la corrupción puede gene-
rarse de tres maneras distintas: al rebasar los topes electorales; al transgredir los
límites respecto del gasto permitido; y al pasar por alto los controles de las fuentes
de financiamiento (Rose-Ackerman, 2009: 28). Si bien este tipo de estudios ha
tenido un mayor desarrollo en los últimos años (basta señalar la conocida obra de
Javier Auyero), lo cierto es que los estudios que utilizan como marco conceptual a
la corrupción son más bien escasos.
Finalmente, el sexto y último campo que me interesa mencionar se refiere a la
relación entre corrupción y DH. En la medida que este es el tema de interés en el
texto, le dedicaremos el capítulo 4, luego de mirar las cifras de México en torno a
la corrupción (capítulo 2); y de explicar cómo miraremos a los DH en este estudio
(capítulo 3).

Notas
1. Para un recuento mucho más detallado de las negociaciones y arreglos internacionales rela-
cionados con la corrupción entre 1960 y 1990 es útil: Gathii, 2009. Sólo mencionar el
cierre de puerta al intento de los países no alineados de realizar un código de conducta para
multinacionales en la Asamblea de Naciones Unidas en 1974, y el paso de este espacio de
discusión a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en
ese mismo año. El punto no es menor, se pasó de un intento de formar un código vincu-
lante, a unas reglas de sometimiento voluntario.
2. En 2002 hubo una primera ronda de presentaciones. En 2006 se emitieron informes finales
por país y un informe final hemisférico, de entre los resultados (López y Alonso, 2011:
83):
  • Varios países disponen de leyes que regulan los conflictos de intereses, pero menos de
la mitad aplican estas leyes de forma efectiva.
  • Existen pocos mecanismos para que la sociedad civil participe en la supervisión.
¿ de qué hablamos cuando d e c i m o s co r ru p c i ó n ?  | 41

  • En más de la mitad de los países hay necesidad de un mayor acceso a la información
pública.
  • Hay problemas de capacidad estatal.
3. No paso por alto que habrá gobiernos que tengan capacidad de generar una mayor auto-
nomía del Estado, donde esta división entre gobierno, sociedad y mercado parezca más
palpable.
4. Esta figura se presenta cuando hay intereses objetivamente clasificados y directamente
observables que permiten mirar cuando un funcionario entra en conflicto subjetivo en la
toma de decisiones públicas por esos intereses. Un funcionario está en situación de conflicto
si recibe regalos, remuneraciones o promesas que lo hagan sentirse en deber para con sus
benefactores (Stark, 2006).
5. En una encuesta realizada en el 2000 en Kenia, Transparencia Internacional calculó que en
promedio una persona paga 175 USD para tener acceso a los servicios gubernamentales que
debieran ser gratuitos (Gatjhii, 2009: 184).
6. Aunque se mantiene el problema de dirección causal: se reguló de más y por eso hay corrup-
ción; o había corrupción y por eso se reguló de más.
7. Hay autores que identifican aspectos positivos y otros no encuentran relación alguna. Por
un lado, se puede incrementar la capacidad de presión de los grupos de poder. Al mismo
tiempo se considera que la descentralización puede mejorar la prestación de servicios y
permitir una mejor adaptación de las normas a un caso concreto.
8. Logra una relación negativa sólo en el largo plazo –45 años– y si hay fuerte competencia
electoral.
9. La tradición anglosajona aparece asociada al propósito de los agentes privados de limitar
la capacidad expropiatoria de los poderes públicos. Mientras que la tradición romana está
orientada a definir la capacidad ordenadora de los poderes públicos (Alonso y Garcimartín,
2011: 46–47), aunque sobre esto no hay evidencia concluyente.
10. En la medida que la religión afecta las actitudes que la sociedad tiene frente a la jerarquía
social, se le suele considerar también como causa de más o menos corrupción. Aquellas
religiones más proclives a la jerarquía como el catolicismo, el cristianismo ortodoxo, el con-
fucionismo y el islam, serán más proclives también a la corrupción, a diferencia del protes-
tantismo. También la religiones afectarán en la medida que influyan en la lealtad que los
individuos tienen a sus grupos familiares, etnias o clanes (Alonso y Garcimartín, 2011: 47).
11. La colonización británica, además de su tradición jurídica, aportó sistemas e instituciones
de gobierno más favorables para el desarrollo de los mercados. (Alonso y Garcimartín,
2011: 48).
12. La fragmentación potencia las lealtades de grupo que actúa como factor de aminoración
de la sanción social que pesa sobre las prácticas de la corrupción. Además, en la sociedades
altamente fragmentadas es difícil construir una disposición compartida (Alonso y Garci-
martín, 2011: 49).
13. El aumento en una desviación típica de la corrupción (2.52 puntos en una escala de 10)
incrementa el índice de Gini en 4.4 puntos, un efecto similar que el de reducir la escolaridad
media en dos años. El mismo aumento de la corrupción reduce el incremento de la renta de
los pobres en un 4.7% anual (Alonso y Garcimartín, 2011: 67).
42  |  corrupción y derechos humanos

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marzo del 2016.
capítulo 2

La corrupción en México

Es un hecho poco discutido que, al momento de escribir estas líneas (diciembre


del 2016), México vive una crisis y un hartazgo por la corrupción y la impunidad.
Probablemente dos hechos en el 2014 representan esa crisis: la casa blanca y los
estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa (Merino, 2015).
Una puerta de entrada al análisis de la corrupción en México suele ser la vin-
culación entre la numeralia, el diagnóstico y la simulación; por ejemplo, explica
Merino (2015), “en México mientras más dinero público se gasta, más desigualdad
se produce; mientras más programas públicos sociales se instrumentan, más grande
se hace la brecha en el índice de desarrollo humano; mientras más atención se pone
a la idea genérica de una política social, mayor exclusión se genera entre los grupos
ya de suyo excluidos y reconocidos como tales en la ley para combatir la discrimi-
nación en el país, todo esto con datos duros, y todo esto sucede por la corrupción”
(Merino, 2015: minuto 58).
En este acápite vamos a analizar el estado de la corrupción en México desde
dos miradas diferentes: cómo se encuentra México con respecto al resto del
mundo, para ello utilizaremos índices e indicadores de bases a nivel mundial que
nos permitan hacer un análisis cross national entre 1996 y el 2015. La segunda
mirada es un análisis más específico del caso de México con datos construidos en el
propio país a partir de la comparación de las entidades federativas entre el 2000 y
el 2014.
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 49

1. La medición cross national de la corrupción: varios


indicadores, casi todo es percepción

Uno de los primeros problemas para analizar la corrupción está relacionado con
¿cómo la observamos? ¿cómo la medimos? Entre los corruptólogos es conocida
la discusión sobre los pros y contras de mediciones objetivas de corrupción ver-
sus mediciones percepción (Alonso y Garcimartín, 2011ª; Mulas-Granados, 2011;
Weber, 2006). Lo cierto es que la corrupción –como cualquier otro delito, pero con
más semejanza con los delitos sexuales– es algo que se realiza con un alto nivel de
ocultamiento, de obscuridad. Por ende, construir datos objetivos de corrupción, es
decir, datos que nos den cuenta de la ocurrencia fáctica de hechos corruptos, es –de
suyo– muy complicado.
Otro aspecto que hace más difíciles las cosas es ¿qué corrupción queremos
mirar: todos los actos de corrupción, la corrupción que genera cooptación estatal,
la gran corrupción, la pequeña corrupción, las prácticas aisladas, la estructural?
Hecho que se hace aún más complicado cuando lo que se busca es generar una
base estandarizada que incluya a varios países a lo largo de un periodo de tiempo,
y que permita realizar comparaciones tanto entre países, como de un país en dis-
tintos momentos del tiempo. Este es el tipo de base que requerimos para mirar la
situación de México con respecto al resto del mundo.
De acuerdo con María Amparo Casar, se han construido tres tipos de medi-
ciones (Casar, 2015: 9–10): las de percepción sobre la extensión y frecuencia de la
corrupción; las de participación o exposición a una conducta clasificada como acto
de corrupción, que tienen una tendencia más objetiva; y las de actitudes y valores
frente los actos de corrupción propios o de otros que podríamos identificar como
mediciones de cultura política. Sumaremos a este listado las mediciones de los
resultados relacionados con la lucha contra la corrupción de los órganos previstos
para ello como la Auditoría Superior de la Federación, y la Secretaría de la Función
Pública. Sobre estos últimos trabajaremos en el siguiente apartado.
Miraremos la corrupción a nivel internacional a partir de los tres indicado-
res de percepción más conocidos y estandarizados: el Índice de Percepción de la
Corrupción de Transparencia Internacional, el componente de corrupción de los
Indicadores Mundiales de Gobernanza del Banco Mundial y el componente de
corrupción del Índice de Estado de derecho del World Justice Project.
La medición más conocida y utilizada sobre corrupción es el Índice de Percep-
ción de la Corrupción (CPI, por sus siglas en inglés) elaborado por Transparencia
Internacional (TI), desarrollado por Johann Graff Lambsdorff con un importante
ajuste en el 2012 coordinado por Andrew Gelman y Piero Stanig. Es un índice
compuesto que combina encuestas y evaluaciones sobre la corrupción recogidas
50  |  corrupción y derechos humanos

por diversas instituciones consolidadas que plantean distintas preguntas a partir


de muestras de varios encuestados, son luego normalizadas y sujetas a ajustes esta-
dísticos (Weber, 2006: 173; TI, 2015, 2015ª y 2015b). A esta técnica se le conoce
como escrutinio de escrutinios. Por ejemplo, para el 2015, las fuentes utilizadas
fueron (Transparencia Internacional, 2015b):

• Calificaciones sobre Gobernabilidad 2014 del Banco Africano de Desarro-


llo (https://cpia.afdb.org/?page=data)
• Indicadores sobre Gobernabilidad Sostenible 2015 de Bertelsmann Foundation
(http://www.sgi-network.org/2015/Democracy/Quality_of_Democracy/
Rule_of_Law/Corruption_Prevention)
• Índice de Transformación 2016 de Bertelsmann Foundation (http://www.
bti-project.org/index/)
• Calificaciones de Riesgo País 2014 de la Economist Intelligence Unit
(http://www.eiu.com)
• Naciones en Transición 2015 de Freedom House (https://freedomhouse.
org/report/nations-transit/nations-transit-2015)
• Calificaciones de Riesgo País 2014 de Global Insight (http://www.ihs.com/
products/global-insight/country-analysis/)
• Anuario de Competitividad Mundial 2015 de IMD (http://www.imd.org/
wcc)
• Political and Economic Risk Consultancy Asian Intelligence 2015 (http://
www.asiarisk.com/)
• Guía Internacional sobre Riesgo País 2014 de Political Risk Services (www.
prsgroup.com)
• Evaluación Institucional y de las Políticas Nacionales 2014 del Banco
Mundial (http://data.worldbank.org/data-catalog/CPIA/)
• Encuesta de Opinión Ejecutiva (EOE) 2015 del Foro Económico Mundial
(http://www.weforum.org/)
• Índice de Estado de Derecho 2015 de World Justice Project (http://world-
justiceproject.org/rule-of-law-index/)

En todos los casos se trata de indicadores de percepción de la corrupción


a partir de cuestionarios aplicados a distintos expertos y contactos locales. Por
ejemplo, una de las preguntas del índice de gobernabilidad del Banco Africano de
Desarrollo es: “Se debe calificar por separado a cada una de las tres dimensiones
siguientes: (a) la rendición de cuentas del poder ejecutivo ante instituciones de
control y de los empleados públicos por su desempeño; (b) el acceso de la sociedad
civil a información sobre asuntos públicos; y (c) la captura del estado por intereses
particulares” (TI, 2015b: 1). Otro ejemplo, una de las preguntas de los indicadores
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 51

sobre gobernabilidad sostenible 2015 de Bertelsmann Foundation es: “¿En qué


medida se evita que funcionarios públicos abusen de su posición para favorecer
intereses particulares?” (TI, 2015b: 3).
TI reporta esta información anualmente desde 1996. La muestra de países fue
aumentando desde las primeras ediciones del índice hasta superar los 200 países en
2005. Este índice tiene continuidad de 1996 al 2011. En estos años, el CPI había
sido criticado especialmente porque no había a priori un acuerdo intersubjetivo
entre los encuestados ni en torno al fenómeno sobre el cual se les pide su opinión
ni sobre cómo cuantifican esas percepciones. Por esa razón, no se podían hacer
comparaciones longitudinales entre países, pese a que cotidianamente la base de
datos era utilizada para estos fines (Weber, 2006). Por lo que, si acaso, se podían
hacer comparaciones entre regiones. Es por ello que en 2012 se realizó una modi-
ficación a su metodología a fin de permitir la comparación año con año para cada
país con el fin de identificar tendencias en el tiempo. Como todo cambio en la
metodología de un índice, esto tiene pros y contras. El principal pro, como aca-
bamos de mencionar, es que ahora se pueden realizar comparaciones entre países.
La principal restricción es que los nuevos valores (2012–2015) no son comparables
con los anteriores (1996–2011)1 (TI, 2015; Weber, 2006). El CPI varía de 0 a 10
con un decimal en las mediciones de 1996–2011; de 1 a 100 en las mediciones del
2012–2015. En ambos casos, el CPI está conformado por 100 valores posibles
donde los valores bajos significan que el país es percibido como muy corrupto y
valores altos significan que es percibido como “limpio”.
El segundo índice proviene de los Indicadores Mundiales de Gobernanza
(WGI, por sus siglas en inglés) elaborado por el Banco Mundial (http://info.worl-
dbank.org) y desarrollado por Daniel Kaufmann y Aart Kraay. Estos indicadores
están conformados por 6 componentes:

• Participación (voice) y rendición de cuentas (accountability)


• Estabilidad política y ausencia de violencia
• Efectividad gubernamental
• Calidad regulatoria
• Estado de derecho
• Control de la corrupción
Haremos uso del componente de control de la corrupción. Este componente
nos permite ver la percepción sobre el uso del poder público para el beneficio
privado, incluyendo la pequeña y la gran corrupción, así como las capturas esta-
tales por los intereses particulares de una élite (Banco Mundial, S/F). Igual que
el índice creado por Transparencia Internacional, el Banco Mundial elabora este
componente a partir de fuentes primarias, algunas incluso son las mismas como
52  |  corrupción y derechos humanos

el Banco Africano de Desarrollo, o el índice de Estado de Derecho elaborado por


el World Justice Project (la totalidad de las fuentes se pueden consultar en Banco
Mundial, S/F).
El Banco Mundial reporta esta información para más de 200 países cada dos
años para el periodo 1996–2002 y anualmente desde 2003. Son medidas compues-
tas que recogen información de un gran número de fuentes distintas. Los valores
de “control de la corrupción” varían de –3 a 3 donde los valores bajos son mayores
niveles de corrupción y los altos menores niveles de corrupción.
El tercer índice de percepción de la corrupción proviene del World Justice Pro-
ject (http://worldjusticeproject.org). Esta organización realiza un Índice de Estado
de Derecho (ROL, por sus siglas en inglés) conformado por nueve componentes:

• Controles sobre el gobierno


• Orden y seguridad
• Derechos fundamentales
• Gobierno abierto
• Eficacia regulatoria
• Acceso a la Justicia Civil
• Efectividad de la Justicia Penal
• Mecanismos alternativos de justicia
• Ausencia de corrupción
Haremos uso del último componente. El componente de ausencia de corrup-
ción –pensado como un producto esperado de un país con un Estado de Derecho
fuerte– la observa de tres formas: soborno, influencia indebida de actores tanto
públicos como privados, y la malversación de fondos, en una amplia gama que va
de la baja a la alta corrupción. Se analizan estas tres formas de corrupción en los
poderes ejecutivo, legislativo y judicial así como en la policía y los militares. El
WJP presenta información sobre el Estado de Derecho en los países anualmente
desde 2013. El componente de ausencia de corrupción tiene valores que varían de
0 a 1, en donde los más cercanos a 1 significan que hay menos corrupción (WJP,
S/F; y S/Fa). Abajo, algunos de los ejemplos del tipo de preguntas que se hacen en
la construcción de este componente.
Un aspecto central es que estos tres indicadores de percepción de la corrupción
tienen un alto nivel de correlación, por lo que podemos afirmar que están midiendo
exactamente lo mismo. Esto también nos permite “jugar” con estas tres mediciones
a partir de sus continuidades y rupturas en el tiempo sin afectar la fortaleza del
resultado de la investigación.
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 53

Tabla 2.1.  Preguntas del componente de ausencia de corrupción del WJP.

Elija la afirmación de que está más cerca de sus puntos de vista sobre la forma en que
opera la contratación pública o las grandes obras públicas (aeropuertos, carreteras,
centrales eléctricas, etc.) en su país.
(A) La mayoría de los contratos se adjudican a través de un procedimiento de licita-
ción abierto y competitivo
(B) Existe un procedimiento formal de licitación pero es defectuosa. Varios contra-
tos son adjudicados sin licitación, o mediante procesos de licitación ineficaces,
dejando abierta la posibilidad de corrupción
(C) No existe un procedimiento formal de licitación o es superficial e ineficaz. La
mayoría de los contratos se adjudicarán a las empresas que ofrecen sobornos; a las
empresas propiedad de partidarios políticos; o para empresas en las que un oficial
gubernamental pertinente tiene un interés financiero
¿Con qué frecuencia las personas (o empresas privadas) tienen que pagar sobornos,
pagos informales, u otros incentivos para:
*  Dar de alta títulos de propiedad sobre bienes inmuebles
*  Registrar negocios nuevos
*  Acelerar la entrega de un permiso de construcción
*  Obtener una licencia de manejo
*  Agilizar la entrega de un permiso de salud
*  Obtener las notificaciones procesales de un juicio laboral
*  Recibir tratamiento básico de salud en un hospital público.
Por favor, asuma que la Autoridad de Protección del Medio Ambiente en su país noti-
fica una planta industrial que contamina un río más allá de los niveles permitidos por
la ley. ¿Cuál de los siguientes resultados es más probable?
(A) La empresa cumple con la ley (ya sea voluntariamente o por medio de órdenes
judiciales, multas y otras sanciones)
(B)  La autoridad ignora la violación gracias a los sobornos o influencias de la empresa
(C)  No pasa absolutamente nada
¿Qué probabilidades hay de que un funcionario de alto rango del gobierno desvíe ilegal-
mente fondos públicos para financiar su estilo de vida o campañas políticas?
¿Cuánta influencia tienen las organizaciones criminales, como los carteles de drogas o
contrabandistas de armas, en las políticas y acciones de las siguientes instituciones de
su país? Seguido de un listado de instituciones
¿Qué posibilidades hay de que oficiales de policía local recauden sobornos de los
comerciantes y los pequeños comerciantes, para que puedan ejercer su actividad? /
Misma pregunta para organizaciones criminales

Fuente: Elaboración propia con información de WJP, s/f; y s/fa. Traducción libre.
Nota: Estas preguntas sólo ejemplifican el tipo de cuestiones que se recuperan en el cuestionario. Hay
muchas más preguntas con las que se construye el componente.
54  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 2.2. Coeficientes de correlación entre los tres principales indicadores sobre


corrupción.

Componente de Componente de
Índice de corrupción de corrupción del
Percepción de los Indicadores Índice de Estado
Corrupción (CPI), de Gobernanza de Derecho
Transparency Mundial (WGI), (ROL), World
International Banco Mundial Justice Project

CPI 1.0000
WGI (corrupción) 0.9862* 1.0000
ROL (corrupción) 0.9569* 0.9663* 1.0000

Fuente: Elaboración propia.

Gráfica 2.3.  Gráfica de dispersión entre el Índice de Percepción de Corrupción y el componente


de corrupción de los Indicadores de Gobernanza Mundial, 1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de Transparency International y Banco Mundial.
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Gráfica 2.4.  Gráfica de dispersión entre el componente de corrupción de los Indicadores de


Gobernanza Mundial y el componente de corrupción del World Justice Project, 2013–2015.
Fuente: Elaboración propia a partir de información del Banco Mundial y el World Justice Project.

Es importante mencionar que estas no son las únicas mediciones que hay
sobre corrupción. Por ejemplo, Transparencia Internacional tiene dos índices y
un programa con datos relevantes para mirar la corrupción. Uno de ellos es el
Barómetro Global de la Corrupción elaborado del 2003 al 2015 con excepción de
los años 2008, 2011, 2012 y 2014. A diferencia del CPI que mide la percepción
sobre corrupción, el Barómetro mide las experiencias de las personas en hechos
de corrupción2. Otro índice interesante es el de Fuentes de Soborno emitido en
el 2002, 2006, 2008 y 2011. A partir de la crítica a los dos índices anteriores en
el sentido de que sólo consideraban a los países que aceptaban sobornos y no a
aquellos que los ofrecían, Transparencia Internacional aplicó esta encuesta a tres
mil ejecutivos de empresas de países desarrollados y en desarrollo por medio de la
cual se clasifica a 28 de los principales países exportadores a nivel internacional a
partir de la posibilidad de que sus compañías paguen sobornos en el extranjero3.
Por ejemplo, el principal resultado del 2011 fue que las empresas de Rusia y China
eran las más propensas a pagar sobornos en el extranjero (TI, 2011). Finalmente,
56  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 2.5.  Gráfica de dispersión entre el Índice de Percepción de Corrupción y el componente


de corrupción de los Indicadores de Gobernanza Mundial, 2012–2015.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de Transparency International y Banco Mundial.

TI también cuenta con un programa de investigación llamado “Igualdad econó-


mica en América Latina”. En él se evalúan la transparencia, rendición de cuentas
y mecanismos de participación en programas específicos de política social, como
la asignación universal por hijos de Argentina o mi bono seguro – mi familia pro-
gresa de Guatemala4.
Otro tipo de indicadores que se han desarrollado son los que buscan medir el
“ambiente de negocios”. En ellos, la corrupción forma parte de un análisis del con-
texto. Tres organizaciones tienen este tipo de índices: el Banco Mundial, el Foro
Económico Mundial y la empresa Dun & Bradstreet (D&B). Además de los indi-
cadores mundiales de gobernanza, el Banco Mundial también ha desarrollado una
serie de indicadores para medir el clima de inversión (Investment climate surveys).
En particular, el proyecto de Encuestas a empresas (Enterpise Surveys) incluye una
serie de tópicos como la infraestructura, el crimen, la competencia y, por supuesto,
la corrupción5. En el mismo sentido, el Foro Económico Mundial ha desarrollado
el Índice Global de Competitividad (GCI, por sus siglas en inglés) donde tam-
bién uno de los componentes está relacionado con la corrupción6. Finalmente, la
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 57

Gráfica 2.6.  Gráfica de dispersión entre el Índice de Percepción de Corrupción y el componente


de corrupción del World Justice Project, 2013–2015.
Fuente: Elaboración propia a partir de información del Transparency International y el World Justice Project

empresa D&B ha desarrollado el índice de riesgo para cada país donde analiza el
ambiente de negocios7. Uno de los aspectos que se analizan es el riesgo político,
que incluye entre sus categorías a la corrupción.
Otro esfuerzo que no recupera empresas o ambiente de negocios, sino a las
personas víctimas del crimen es el realizado por Naciones Unidas a través de dis-
tintos programas como el de la Oficina de Drogas y Crimen; y el Instituto de
Investigación del Crimen Interregional y la Justicia. A instancia de Naciones Uni-
das se conformó el grupo denominado Encuesta Internacional sobre Victimiza-
ción (International Crime Victim Survey) y realizaron encuestas estandarizadas
con este mismo nombre en 1989, 1992, 1996 y el 20008. Si bien la encuesta se cen-
tra en la condición de víctima del crimen de la persona en distintos delitos, como el
robo, vandalismo o delitos sexuales; hay componentes de la encuesta relacionados
con la actuación policiaca y el castigo y duración de detención de los delincuentes
que directamente apelan a la corrupción. El principal déficit de este índice es que
sólo se aplicó a algunos países (e incluso, en algunos casos, solo a algunas ciudades)
y no siempre a los mismos en todos los años.
58  |  corrupción y derechos humanos

A partir de la temporalidad de los índices, y el total de países incluidos es que


elegimos trabajar esencialmente con el CPI de Transparencia Internacional, y en
algunas ocasiones con los componentes de corrupción de los índices Mundial de
Gobernanza del Banco Mundial y de Estado de Derecho del World Justice Project.

2. La posición de México con respecto al resto del mundo


en los indicadores de corrupción

Miraremos el caso de México con respecto al resto del mundo a partir del CPI de
Transparencia Internacional. Un primer análisis de los datos nos permite dar una
mirada regional. Dividimos al mundo en 9 regiones y sacamos el promedio de las
mediciones. No hay sorpresas ni para África Subsahariana, que es la región peor
ubicada; ni para Europa Occidental y América del Norte (Estados Unidos y Canadá)
que son los mejor ubicados, con el doble de puntos con respecto a América Latina.
En cambio, lo inesperado está en el segundo lugar con respecto a los peor ubicados
que comparte América Latina con Europa del Este y Asia central, incluso por debajo
del sur y este de Asia, África del norte y Medio Oriente y la zona del Caribe.

Gráfica 2.7.  Media del CPI para nueve regiones del mundo, 1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de Transparency International.
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En relación con el Caribe, es importante mencionar que en todas las medicio-


nes de corrupción esta zona queda bien posicionada, debido a que muchas de las
islas que las componen pertenecen a diferentes mancomunidades de países desa-
rrollados. Por ejemplo, las Bahamas que son parte de la commonwealth vinculada
al Reino Unido; Puerto Rico que es un Estado no independiente asociado a Esta-
dos Unidos; o Surinam que, si bien no es una isla, se le considera parte del Caribe,
a la par que se trata de un país asociado a Holanda.
Las cosas para la región no mejoraron en los últimos años, entre el 2012 y 2015,
donde América Latina bajó un peldaño, siendo rebasada por Europa del Este y
Asia central, pero todavía antes del último lugar ocupado por África Subsahariana.

Gráfica 2.8.  Media del CPI para nueve regiones del mundo, 2012–2015.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de Transparency International.

Como se mencionó líneas arriba, se ha trabajado en construir mediciones


objetivas de la corrupción, que permitan reformar los índices sobre percepción.
Uno de ellos es el Barómetro Global de la Corrupción elaborado por Transparen-
cia Internacional del 2003 al 2015 (con excepción del 2008, 2011, 2012 y 2014).
Este indicador mide las experiencias de las personas en hechos de corrupción, es
decir, el porcentaje de personas que afirman haber pagado algún soborno (www.
60  |  corrupción y derechos humanos

transparency.org/research/gcb/gcb_2015_16 preguntas 3, 7A, 7B, 8, 12A y 12B).


En este indicador, América Latina sale mejor posicionada, justo en medio de
la tabla.

Gráfica 2.9.  Porcentaje de personas que pagaron sobornos, 2013.


Fuente: Elaboración propia a partir de información de Transparency International.

También podemos mirar el lugar de México dentro de América Latina. Aquí,


los dos países mejor ubicados, con menor percepción de corrupción, son Uruguay
y Chile. En tercer lugar, con casi veinte puntos de diferencia9, está Costa Rica
seguido por Cuba y Brasil. Un segundo grupo intermedio lo integran el Salvador,
Perú, Panamá, y Colombia. Un tercer grupo está integrado por México, Bolivia,
Argentina, Ecuador y República Dominicana. Al final de la lista están Guatemala,
Honduras, Nicaragua, Paraguay y por debajo Venezuela.
Las cosas cambian cuando lo que observamos es el pago de sobornos, en espe-
cial para Bolivia y México que pasan de la mitad de la tabla a los peores lugares;
seguidos por Venezuela y Paraguay, que dejaron el fondo de la tabla, así como
Colombia. En cambio, con muy pocos pagos de sobornos, Uruguay y Chile se
mantienen como los países menos corruptos de la región.
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 61

Gráfica 2.10.  Promedio del CPI para los países de América Latina, 2012–2015.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de Transparency International.

Gráfica 2.11.  Porcentaje de personas que pagaron un soborno, 2013.


Fuente: Elaboración propia a partir de información de Transparency International.
62  |  corrupción y derechos humanos

Pese a que el dato de pago de sobornos nos permite mirar prácticas objetivas,
tiene dos problemas para ser utilizado en un modelo estadístico: no siempre se
aplicó a todos los países; y las preguntas realizadas en las distintas encuestas a lo
largo de los años no son comparables. No sólo se modificó la pregunta elaborada,
sino incluso el tipo de instituciones que se listan con respecto al pago de sobornos.
Sólo son comparables dos años: 2011 y 2013. Pese a lo anterior, vale la pena ver
qué pasó entre esos dos años. Bolivia y México mantienen el primer y segundo
lugares, en ambos casos el pago de sobornos aumenta. Además del aumento de
pagos en estos dos países, vemos incrementos también en Venezuela y uno muy
leve en Argentina. En cambio, vemos disminuciones en Colombia, Perú, Chile y el
Salvador. En específico, en estos dos últimos países, la caída del pago de sobornos
es muy llamativa, vale la pena mirar en un futuro qué fue lo que pasó entre el 2011
y el 2013 en esos dos países para entender cómo lograron este decremento en el
pago de sobornos.

Gráfica 2.12.  Porcentaje de personas que pagaron un soborno, 2011–2013.


Fuente: Elaboración propia a partir de información de Transparency International.

Un tercer análisis para identificar la posición de México se puede realizar con


países con los cuáles se nos suele comparar en términos comerciales. En los pri-
meros años del siglo XXI se comenzó a utilizar las iniciales BRICS para referirse
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 63

a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica como potencias emergentes que podrían
convertirse en economías dominantes durante este siglo. Si bien México no suele
ser incluido en este grupo, se le suele comparar con las economías de Brasil e
India. En cambio, en la primera década del siglo XXI se conformó la asociación
MIKTA, iniciales para referirse a México, Indonesia, Korea del Sur, Turquía y
Australia como potencias medias que tendrían un papel económico preponderante
en el siglo XXI. Incluso, en algún momento se llegó a considerar que la salida de
la crisis económica mundial iniciada en el 2008 estaba en manos de estos países.
Más allá de los mitos económicos de estas asociaciones, lo que vale la pena analizar
es cómo se encuentra México con respecto a quienes pueden ser considerados los
principales competidores económicos a nivel internacional (en el mismo sentido
véase Casar, 2015). Para ello, recuperamos a los países del MIKTA y sumamos a
Brasil y la India. En esta comparación vemos que México se encuentra mucho
más cerca de Indonesia, ubicados ambos en los peores lugares de la percepción de
corrupción10 junto con la India.
El grupo de los tres peores ubicados no cambia cuando observamos el porcen-
taje de personas que afirman haber pagado un soborno, lo que se modifica son los
lugares que estos tres países ocupan. Mientras que en la percepción de corrupción

Gráfica 2.13.  Promedio del CPI para los países del MIKTA más Brasil y la India, 2012–2015.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de Transparency International.
64  |  corrupción y derechos humanos

el último lugar lo ocupa Indonesia, el penúltimo México y poco antes está la India;
en el pago de sobornos el último lugar lo ocupa la India, varios puntos abajo, en el
penúltimo lugar está Indonesia, y después México. Muy lejos se encuentra Aus-
tralia y Korea del Sur como las mejor posicionadas. No tenemos datos para Brasil
en el 2013.
A partir de los datos anteriores, en especial de los distintos puestos ocupados
por regiones o por países en los indicadores de percepción con respecto a los indica-
dores de pagos de sobornos, se pueden crear dos argumentos: un indicador es más
fiable que otro; o esos indicadores miden distintas expresiones de la corrupción:
el de percepción se concentra en la gran corrupción (la cometida por los mandos
altos y medios) a partir de las personas que entrevista; y el pago de sobornos mide
la pequeña corrupción (la cometidas por los mandos bajos) a partir de los sobor-
nos que se pagan. La realidad es que si bien observamos diferencias en los lugares
que ocupan los países en las mediciones, se mantiene una correlación estadística
de 0.66 significativa al 99%. Si bien el nivel de correlación no es tan alto como el
que se encontró en los tres índices de corrupción analizados en la sección anterior,
en donde concluimos que todos ellos miden lo mismo; sí podemos afirmar que los
índices de percepción y los de pago de sobornos miden cosas muy parecidas.

Gráfica 2.14.  Porcentaje de personas que pagaron un soborno, 2013.


Fuente: Elaboración propia a partir de información de Transparency International.
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 65

Gráfica 2.15.  Correlación entre el porcentaje de personas que pagaron un soborno y el índice
de percepción de la corrupción, 2013.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de Transparency International.

3.  La corrupción en México (2000–2014)

Existen varios estudios de caso sobre corrupción que analizan a México (Millán y
Mancini, 2006; Juárez, 2006; Casar, 2015; Marván, 2015; Pulido y Lagunes, 2016).
En estos estudios se recuperan diversas fuentes, pero normalmente son indicado-
res de percepción o encuestas realizadas en periodos o con metodologías que no
permiten realizar un análisis de tendencias y consecuencias a lo largo del tiempo.
Optamos por buscar datos que permitan analizar indicadores objetivos de
corrupción. Considerando la información disponible optamos por realizar el aná-
lisis para el periodo comprendido entre el año 2000 y el 2014, tomando como
referencia a las entidades federativas. En la medida que es más sencillo entrar a la
búsqueda de datos relacionados con corrupción objetiva cuando se trata de un solo
país y no de un estudio cross national, también buscamos priorizar estos indicado-
res con respecto a los de percepción. Sin embargo, esto no siempre fue posible. Los
indicadores de percepción se mantienen como una fuente relevante de datos, pero
los complementamos con otros provenientes del análisis presupuestal realizado por
66  |  corrupción y derechos humanos

la Auditoría Superior de la Federación (ASF); de la aplicación de responsabilidad


administrativa de la Secretaría de la Función Pública (SFP), así como otras fuen-
tes interesantes de información como la Unidad de Inteligencia Financiera de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), o los resultados de diversas
encuestas.

3.1.  La corrupción en México: todavía análisis de percepción


La Encuesta de Calidad Gubernamental se ha aplicado en los años 2011, 2013 y
2015. En ella se pregunta la percepción sobre cuáles son los principales problemas
sociales del país. Si bien la inseguridad y la delincuencia tienen un sólido primer
lugar desde el 2011, el segundo lugar ocupado en el 2011 y el 2013 por el desem-
pleo fue arrebatado en el 2015 por la corrupción. Estos tres se han consolidado
como los tres principales problemas sociales seguidos de la pobreza y el mal des-
empeño del gobierno. También es llamativo que, si bien la corrupción ocupa el
tercer y segundo lugar en la percepción de los problemas sociales, la falta de ren-
dición de cuentas, que es una de las principales herramientas para combatir la
corrupción, está en un lejano décimo lugar, sin haber obtenido ninguna mención
en el 2011.

Gráfica 2.16.  Porcentaje de población de 18 años y más según percepción de la existencia de


problemas sociales.
Fuente: Elaboración propia con información del INEGI. Encuesta Nacional de Calidad e Impacto
Gubernamental 2015, 2013 y 2011. SNIEG. Información de Interés Nacional. Población de 18 años y más
que habita en áreas urbanas de cien mil habitantes y más.
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 67

Sigamos el sendero de la percepción y analicemos qué tan corrupto sienten


los mexicanos que son sus instituciones. Nos apoyamos en la Encuesta Nacional
de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) en el periodo
2011–2015. Generamos cuatro indicadores:

1) Percepción de corrupción en seguridad (policías municipales, estatales y


federales);
2) Percepción de corrupción en procuración de justicia (policía ministerial o
judicial y ministerios públicos);
3) Percepción de corrupción en impartición de justicia (jueces); y
4) Percepción de corrupción en seguridad nacional (militares y marina).

En la ENVIPE se pregunta a los encuestados: “A su juicio, ¿la policía X puede


calificarse como corrupta?”. Para elaborar la percepción sobre seguridad pública
consideramos los resultados de las policías de tránsito y preventiva a nivel muni-
cipal, así como los de la policía estatal y federal. Como se observa en la gráfica,
entre el 85 y 95% de la población consideran que la policía es corrupta. Encabezan
la lista el Estado de México, Tabasco y Tamaulipas. En la punta contraria están
Colima, Sonora y Nuevo León. En años específicos, Encabezan la lista Tamaulipas
(2012, 98%), el Estado de México (2010, 11 y 13), y la Ciudad de México (2014)

Gráfica 2.17.  Percepción de corrupción en seguridad pública, 2011–2015.


Fuente: Elaboración propia con datos de la ENVIPE.
68  |  corrupción y derechos humanos

con 96%, y Chihuahua (2010), Campeche (2014) y Tabasco (2010) con 95%. En
la punta contraria están Nayarit (2012) y Colima (2011) con 79%, Nuevo León
(2013) con 80% y Sonora (2012 y 2014) con 81%.
Si bien la información proveniente de la ENVIPE tiene pocas unidades tem-
porales como para hacer una estimación sobre alguna tendencia sostenida, la visua-
lización de su evolución temporal muestra los cambios en la posición relativa de
las distintas entidades cada año. Con esto notamos, por ejemplo, que Tamaulipas
tanto en 2011 como en 2015 ocupó el cuarto lugar por el porcentaje de habitantes
que consideraban corruptas a las autoridades de seguridad pública. Sin embargo,
en los años 2013 y 2014 esta misma entidad estuvo en el primer puesto. Esta
información resulta útil también para contrastar la estabilidad de las percepciones
al respecto en Tabasco, contra la volatilidad de las mismas en Colima.

Gráfica 2.18.  Tendencia longitudinal de la percepción de corrupción en seguridad pública para


entidades seleccionadas, 2015.
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENVIPE.

El segundo indicador que construimos es sobre la percepción de corrupción


en la impartición de justicia (jueces). La percepción de corrupción va del 57 al
84%, es decir, baja con respecto a la seguridad pública, probablemente porque hay
una menor interacción de la población con estos órganos con respecto a las poli-
cías municipal, estatal y federal. Las entidades federativas que encabezan la lista
son Ciudad de México (2012, 87%; 2014, 85%; 2010, 84%), el Estado de México
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 69

(2011, 83%), y Morelos (2011), Tlaxcala (2010) y Oaxaca (2012) todas ellas con
81%; al final se encuentran Coahuila (2014) y San Luis Potosí (2012), con 48%;
Durango (2013) y Baja California (2012) con 50%; y Zacatecas (2013) junto con
Nayarit (2012) con el 52%.

Gráfica 2.19.  Percepción de corrupción en impartición de justicia, 2011–2015.


Fuente: Elaboración propia con datos de la ENVIPE.

El tercer indicador es sobre percepción de la corrupción en la procuración de


la justicia (policía judicial y ministerios públicos). Aquí se pregunta si se puede
calificar como corruptos a los policías ministeriales y ministerios públicos. Este
indicador se mueve con un rango semejante al anterior, entre el 55 y el 89% de
los encuestados consideran corruptos a los policías judiciales y ministerios públi-
cos. Sobresalen la Ciudad y el Estado de México, quienes repiten en los primeros
lugares, acompañados ahora por Morelos, seguido de Oaxaca. En el lado contrario
tenemos a Zacatecas, Guanajuato, Tamaulipas y Colima. En años específicos, las
entidades federativas que encabezan la lista son el Estado (2010 y 2011) y la Ciu-
dad de México (2010, 2011, 2012 y 2014) con 88 y 89%; al final se encuentran
Zacatecas en 2013 con 46%, Baja California (2012), Guanajuato (2013), Sinaloa
(2014), Zacatecas (2012), todos con 51%.
70  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 2.20.  Percepción de corrupción en administración de justicia, 2011–2015.


Fuente: Elaboración propia con datos de la ENVIPE.

Finalmente, el último indicador que construimos fue sobre seguridad nacional,


que considera al ejército y a la marina. Lo primero llamativo es que hay una caída
relevante de la percepción de corrupción. Dejando fuera a Chihuahua, el indica-
dor va de 14 a 46% de personas que consideran que estos cuerpos son corruptos.
Claramente resalta Chihuahua donde más del 70% de la población considera que
el ejército y la marina son corruptos. Le sigue, con una caída de más de 25 puntos,
Morelos, Guanajuato y Durango. En la parte contraria de la medición tenemos
a Nuevo León, Tamaulipas y Zacatecas, quienes perciben menor corrupción en
estos órganos. También es interesante que sean dos entidades norteñas y vecinas
las que abren y cierran la medición: Chihuahua y Nuevo León. En años específicos
resalta Chihuahua, que en el 2010 llegó a 86%, 2012 con 77%, y 2011 con 74% de
personas que consideran que el ejército y la marina son corruptos. También aparece
Durango en 2010 con 70% y Guanajuato en 2012 con 50%. Los mejor ubicados
son Nuevo León que entre 2010 y 2014 rondó entre el 11 y 14%; Zacatecas (2013)
con el 14%; y Baja California (2013) con el 17%.
En términos generales se observa un mayor nivel de percepción de corrupción
en las policías de seguridad pública (municipal, estatal y federal) –de 85 a 95%.
Con un rango menor, pero aún con índices altos de percepción de corrupción,
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 71

Gráfica 2.21.  Percepción de corrupción en seguridad nacional, 2011–2015.


Fuente: Elaboración propia con datos de la ENVIPE.

están tanto los jueces, como la policía judicial y ministerios públicos que van del 57
al 84%, y del 55 al 89% respectivamente. En cambio, el ejército y la marina gozan
de una mejor percepción de corrupción, con un rango que va del 14 al 46% sin
considerar a Chihuahua.
También resalta la consolidación de algunas entidades federativas tanto en los
primeros como en los últimos lugares. El Estado y la Ciudad de México junto con
Morelos aparecen dentro de los primeros cuatro lugares en tres de las cuatro medi-
ciones, se trata de las entidades donde hay una mayor percepción de la corrupción.
Les sigue Oaxaca con dos apariciones de cuatro posibles. Por el otro lado, se regis-
tran como las que tienen una menor percepción de la corrupción Zacatecas en
tres de cuatro casos, seguida de Tamaulipas y Nuevo León, en dos de cuatro posi-
bles apariciones. Nuevamente sobresale el caso de la seguridad nacional, dónde en
los peores lugares sólo repite Morelos, a la par que Chihuahua encabeza la lista
siendo esta su única aparición en los primeros o últimos lugares.
La Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas
(ENCUP)11 realizada por la Secretaría de Gobernación y el Instituto Nacional
de Estadística y Geografía con el apoyo de IPSOS también incluye preguntas
sobre corrupción. El primer levantamiento de la ENCUP se realizó en el 2001. De
72  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 2.22.  Entidades federativas consideradas más y menos corruptas, 2011–2015.

SEGURIDAD IMPARTICIÓN PROCURACIÓN SEGURIDAD


LUGARES
PÚBLICA DE JUSTICIA DE JUSTICIA NACIONAL

Estado de Ciudad de
Primero Ciudad de México Chihuahua
México México
Segundo Tabasco Estado de México Estado de México Morelos
Tercero Tamaulipas Oaxaca Morelos Guanajuato
Ciudad de
Cuarto Morelos Oaxaca Durango
México
Antepenúltimo Nuevo León Zacatecas Tamaulipas Zacatecas
Penúltimo Sonora Durango Guanajuato Tamaulipas
Último Colima Coahuila Zacatecas Nuevo León

Fuente: Elaboración propia con datos de la ENVIPE.

entonces a la fecha, se han hecho levantamientos cada dos años (2003, 2005, 2008,
2010, y 2012), lo que hace de esta encuesta la más sólida para analizar las prácticas
políticas de los mexicanos.
Pese a lo anterior, las preguntas que conforman los cuestionarios de cada
encuesta no siempre han sido las mismas. En particular, las preguntas sobre
corrupción han variado a lo largo del tiempo por lo que no tenemos un indicador
consolidado proveniente de esta encuesta.
Hay algunas otras encuestas que analizan la percepción de la corrupción a
partir de la cultura de la legalidad. Por ejemplo, el Informe país sobre la calidad de la
ciudadanía en México elaborada por el Instituto Nacional Electoral y el Colegio de
México. Esta encuesta se levantó únicamente en un año, 201312. La encuesta tiene
6 dimensiones: Estado de derecho y acceso a la justicia, vida política, sociedad
civil, vida comunitaria, valores, y acceso a bienes demandados por los ciudadanos.
El primero de los componentes tiene cuatro factores: victimización y denuncia,
cultura de la legalidad, experiencias relativas a discriminación y respeto a los dere-
chos humanos (INE–Colmex, s/f ). El factor de cultura de la legalidad es el que
suele ser recuperado en algunos estudios para analizar la corrupción, en específico,
la relación de las personas con las leyes. En este factor se recuperan aspectos como
¿Qué tanto cree Usted que se respetan las leyes en México?
Este tipo de indicadores sobre cultura de la legalidad también se pueden
encontrar en otras encuestas, como la Encuesta Nacional de Cultura Constitucio-
nal elaborada por el mismo Instituto Nacional Electoral y el Instituto de Investi-
gaciones Jurídicas de la UNAM. Esta encuesta se ha replicado en una ocasión, la
primera aplicación fue en el 2003 y la réplica en el 201013. O en la ENCUP anali-
zada líneas arriba14. Sin embargo, en esta investigación no incluiremos indicadores
Tabla 2.23.  Preguntas de la ENCUP sobre corrupción y cumplimiento de la ley.

Pregunta Opciones de respuesta 2001 2003 2005 2008 2012


2001
1.  Sólo de los políticos
2.  De políticos y ciudadano
3.  Sólo de ciudadanos
4e. ¿Usted cree que la corrupción
4. Otro
es de los políticos, de los ciuda-
2008
danos o de ambos?
1. Autoridades
2. Ciudadanos
3. Ambos
4.  No sabe o no responde
1.  Las demás personas?
2. Los programas del gobierno para combatir la
pobreza?
21. ¿Qué tanto diría usted que
3.  Las empresas privadas?
puede confiar en …
4.  Los servicios públicos de salud?
Mucho
5.  Las escuelas públicas?
Poco
6.  Las escuelas privadas?.
Nada
7.  Los hospitales privados? (solo 2003)
8. Los programas del gobierno para combatir la
corrupción?
23. ¿Qué tan de acuerdo o en 1. Un funcionario público puede aprovecharse de su
desacuerdo está usted con las puesto siempre y cuando haga cosas buenas
siguientes frases? 2.  Los ciudadanos permiten que haya corrupción
(Continued)
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 73
Tabla 2.23.  (Continued) 74 
| 
Pregunta Opciones de respuesta 2001 2003 2005 2008 2012
1. La corrupción existe porque las autoridades la fomentan
2. La corrupción existe porque los ciudadanos la
fomentan
3. Si los mexicanos violamos las leyes es principalmente
por nuestra mentalidad
4. Si los mexicanos violamos las leyes es principalmente
46. Dígame si está de acuerdo o
porque nadie nos castiga
no con las siguientes frases:
5. Los ciudadanos son quienes deben poner el ejemplo y
respetar las leyes
6. El gobierno es quien debe poner el ejemplo y respetar
las leyes
corrupción y derechos humanos

7. Con que alguien dé dinero (mordida) para ahorrar


tiempo en un trámite de gobierno
1. El voto de la mayoría debe decidir las acciones del
gobierno
2. Si uno no se cuida a sí mismo la gente se aprovechará
los funcionarios públicos no les preocupa lo que
piensa la gente como yo
P28. Dígame si está usted de
3. La mayoría de las personas son solidarias
acuerdo o en desacuerdo con las
4. El gobierno debería someter a votación de la ciudada-
siguientes frases
nía las decisiones importantes
5. Al gobierno lo elegimos para que tome las decisiones
importantes
6. Un funcionario público puede aprovecharse de su
puesto, siempre y cuando haga cosas buenas.
7.  Los ciudadanos permiten que haya corrupción
Pregunta Opciones de respuesta 2001 2003 2005 2008 2012
P41. En una escala del 0 al 5
donde 0 significa que no existe 1.  El país
corrupción y 5 que existe total 2.  En su estado
corrupción, dígame que tanta 3.  En su delegación o municipio
corrupción cree que hay en
1.  Muy posible
2. Posible
P42. En su opinión, ¿acabar con
3.  Poco posible
la corrupción en nuestro país
4.  Nada posible
es. …?
5.  No sé (Espontáneo)
6.  No contesta (Espontáneo)
•  Mucho
P43. ¿Qué tanto cree usted que
•  Poco
los gobernantes mexicanos
•  Nada
cumplen la ley?
•  No sé (Espontáneo) No contesta (Espontáneo)
 1. Los ciudadanos
 2. Los políticos
 3. Los funcionarios
 4. Los abogados
P45. De acuerdo a lo que usted  5. Los policías
ha visto, ¿quién viola más leyes?   6.  Los militares 7 Otros (Espontáneo)
 7. Ninguno (Espontáneo)
  8.  Todos (Espontáneo)
  9.  No sé (Espontáneo)
10. No contesta (Espontáneo)

Fuente: Elaboración propia con información de las Encuestas Nacionales sobre Cultura política y prácticas ciudadanas. Disponibles en: http://www.encup.gob.mx/.
Páginas revisadas en junio de 2016.
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 75
76  |  corrupción y derechos humanos

relacionados con cultura de la legalidad, ya que nos interesa analizar la relación de


los hechos de corrupción con las violaciones a los DH, independientemente de las
causas –sociales o de otro tipo– que suponen la tolerancia a la corrupción.

3.2. La corrupción en México, más allá de la percepción: la corrupción


en el ejercicio del presupuesto
3.2.1.  ¿Qué hace la auditoría superior de la federación?
Tocamos varias puertas para construir una base de datos con indicadores objetivos de
corrupción. La respuesta más oportuna y completa la brindó la Auditoría Superior de
la Federación (ASF). La ASF es el órgano encargado de fiscalizar la cuenta pública
mediante auditorías que se efectúan a los tres poderes de la Unión, a los órganos
constitucionalmente autónomos, a las entidades federativas y a los municipios del
país (a estos dos últimos sólo con respecto a los recursos públicos federales). “Esto
implica más de catorce mil combinaciones de objeto-sujeto susceptibles de fiscaliza-
ción” (ASF, 2014: 26). Las auditorías tienen como finalidad verificar el cumplimiento
de los objetivos de política pública, el adecuado desempeño de las entidades fiscaliza-
das, y el correcto manejo tanto del ingreso como del gasto (http://www.asf.gob.mx).
Las observaciones analizadas derivan de auditorías a la cuenta pública, la cual
representa un documento de contabilidad, finanzas y ejercicio del gasto federal de
los órganos fiscalizados. La importancia de estas auditorías radica en la objetividad
de la metodología para establecer los órganos a auditar. Los entes fiscalizados han
sido elegidos considerando, por ejemplo: (i) el monto asignado a programas, fidei-
comisos, proyectos, programas de inversión; (ii) los incrementos o decrementos
del presupuesto en relación al ejercicio del año anterior; (iii) los antecedentes de
fiscalización; (iv) la frecuencia de las auditorías practicadas y (v) los resultados de
las revisiones pasadas. La ASF también considera las solicitudes de legisladores y
grupos de ciudadanos. Este conjunto de criterios permite establecer los conceptos
a fiscalizar que presentan mayor riesgo (ASF, 2014).
Dependiendo de la gravedad de las fallas o faltas identificadas en las audito-
rías, la ASF emite observaciones de tipo preventivo y correctivo. El primer grupo
de observaciones está relacionado con acciones de mejoramiento administrativo,
del desempeño y de aclaración de información relacionada con los montos y ope-
raciones observados. El segundo grupo de observaciones se emite cuando la ASF
presume daño o perjuicio patrimonial, salvo en el caso de la sanción administrativa,
que no lleva implícita la generación de un daño patrimonial, pero sí la comisión de
actos que suponen responsabilidad administrativa. Siguiendo la información de las
bases de datos de la ASF y de documentos disponibles en su página web, los tipos
de observación por grupo son los siguientes (se incluyen todas las denominaciones
usadas por la ASF en los años del período de referencia):
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 77

Tabla 2.24.  Tipos de Observaciones promovidas por la Auditoria Superior de la Federa-


ción como resultado de las auditorías.

Tipo de observación Definición

Sugerencia para fortalecer procesos administra-


Recomendación
tivos y sistemas de control.
Sugerencia para fortalecer el desempeño,
actuación de servidores públicos y
Recomendación de cumplimiento de objetivos y metas, con
Observaciones desempeño énfasis en la elaboración, adecuación y
de carácter aplicación de indicadores estratégicos y
preventivo de gestión.
Se requiere a la entidad fiscalizada que
documente y respalde operaciones y montos
Solicitud de
observados no justificados o no comprobados
aclaración
durante la revisión. El incumplimiento da
origen a un pliego de observaciones.
Observaciones de carácter económico en
las que se presume un daño o perjuicio, o
ambos, así como presunta responsabilidad de
Pliego de
infractores en cantidad líquida. En caso de
Observaciones
incumplimiento se inicia procedimiento
para el fincamiento de responsabilidad
resarcitoria.
Cuando fallan las acciones derivadas del
pliego de observaciones, la ASF promueve la
responsabilidad resarcitoria ante las instancias
Fincamiento de internas de control competentes. El pliego
la responsab. definitivo de responsabilidades resarcitorias
Observaciones
resarcitoria determina la indemnización correspondiente
de carácter
por los daños o perjuicios, estimables en
correctivo
dinero, que se causaron a la hacienda pública
federal o al patrimonio de los entes públicos.
Esta es una clasificación que aparece en el
período 2000 a 2003. Aquí aún no está
Promoción de
comprobado el daño, se trata de la apertura de
responsabilidad
la investigación. Se emitieron sólo
resarcitoria
7 observaciones de este tipo en el periodo
mencionado.
La ASF informa a la autoridad tributaria
Promoción de la
federal sobre una posible evasión fiscal
facultad de com-
detectada en el ejercicio de sus facultades de
probación fiscal
fiscalización.
(Continued)
78  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 2.24.  (Continued)

Tipo de observación Definición


Acción con la que la ASF promueve la apli-
cación de las sanciones que procedan con-
Promoción de res- forme a la Ley Federal de Responsabilidades
ponsabilidad san- Administrativas de los Servidores Públicos,
cionatoria (PRS) ante la instancia de control competente en
/ Intervención de la entidad fiscalizada o la Secretaría de la Fun-
la Instancia de ción Pública, cuando se presume el incum-
Control plimiento de disposiciones normativas en el
desempeño del empleo, cargo o comisión de
los servidores públicos.
Las denuncias penales de hechos presunta-
Denuncia de mente ilícitos, deberán presentarse cuando
Hechos se cuente con los elementos que establezca la
Ley.

Fuente: Elaboración propia con información suministrada por la Auditoria Superior de la Federación a
través del Sistema de Información Pública el día 28 de abril de 2016.

Todas las observaciones emitidas por la ASF en el periodo 2000–2014 para


cada entidad federativa será el principal insumo para generar indicadores objetivos
de corrupción en México. De menor a mayor gravedad, el tipo de observaciones
supone que:

• Se observan fallas administrativas;


• No se justifica o comprueba algún gasto;
• Se presume daño o perjuicio de recursos;
• Se presume evasión fiscal o hechos ilícitos.
En los dos últimos casos, el Servicio de Administración Tributaria y la Procu-
raduría General de la República se encargan de investigar los casos desde el ámbito
de sus competencias.
Específicamente, la responsabilidad por el mal uso del presupuesto público
está compuesto por tres observaciones emitidas por la ASF:
Pese a que las observaciones de la ASF es uno de los indicadores más sóli-
dos de corrupción objetiva, hay una presunción que no siempre se cumple: que la
falla administrativa, daño o perjuicio patrimonial, evasión fiscal o hecho ilícito se
llevó a cabo mediante un proceso de corrupción. Esto es más difícil de presumir si
consideramos un concepto acotado de corrupción, que suponga una lógica relacio-
nal mediada por el pago de un soborno o extorsión. Sin embargo, si entendemos
corrupción en los términos más amplios, como la apropiación del poder público
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 79

Tabla 2.25.  Observaciones que llevan a la responsabilidad resarcitoria.

Solicitud de aclaración
Se requiere a la entidad fiscalizada que documente
y respalde operaciones y montos observados no jus-
tificados o no comprobados durante la revisión.

Pliego de observaciones
Observaciones de carácter económico en las que se
presume un daño o perjuicio, o ambos, así como
presunta responsabilidad de infractores en cantidad
líquida.

Fincamiento de responsabilidad resarcitoria


La ASF promueve la responsabilidad resarcitoria ante las instancias internas
de control competentes. El pliego definitivo de responsabilidades resarcitorias
determina la indemnización correspondiente por los daños o perjuicios, estima-
bles en dinero, que se causaron a la hacienda pública federal o al patrimonio de
los entes públicos.
Fuente: Elaboración propia.

para fines privados, es más sencillo vincular los distintos tipos de observaciones con
alguna forma de corrupción.
Lo cierto es que no todas las observaciones suponen el mismo grado de gra-
vedad. La mitad de los tipos de observaciones están relacionadas con dudas sobre
cómo han sido usados los recursos públicos. Las observaciones relacionadas con
recomendaciones y recomendaciones al desempeño se emiten por fallas en proce-
sos administrativos o cumplimiento de los objetivos sustantivos, o cuando se pre-
sume el incumplimiento de disposiciones normativas en el desempeño del empleo,
cargo o comisión de los servidores públicos; lo que no siempre viene acompañado
de daño patrimonial al Estado. Por ello, tomando como referencia la clasificación
de las observaciones y la gravedad de los hechos observados por la ASF, generamos
cuatro indicadores que permiten establecer tendencias sobre presunto daño patri-
monial y comportamiento en el desempeño administrativo, por entidad federativa,
por año, para el periodo 2000–2014. Los indicadores son:

• Número total de observaciones emitidas por la ASF.


• Observaciones emitidas por la ASF relacionadas con presunto daño
patrimonial.
80  |  corrupción y derechos humanos

• Porcentaje que representan las observaciones emitidas por la ASF relacio-


nadas con presunto daño patrimonial respecto del total de observaciones
emitidas.
• Gravedad de las observaciones emitidas por la ASF
Pese a que la mejor respuesta con respecto a la transparencia, rapidez en la
entrega de datos y apertura vino de la ASF, hay algunos datos que no se pudieron
construir. Por ejemplo, de acuerdo con datos de 201515, de las transferencias de la
federación a las entidades federativas y la Ciudad de México, el 38.9% correspon-
den al ramo 2816 (proveniente de participaciones federales). Este ramo suele ser la
“caja chica” de los presidentes municipales, y su fiscalización queda excluidas por
la propia ley17. Pese a restricciones de este tipo, veamos cada uno de estos cuatro
indicadores.

3.2.2.  Total de observaciones emitidas por la ASF


El primer indicador se refiere al total de observaciones emitidas por la ASF a cada
entidad federativa entre el 2000 y el 2014, sin importar el tipo de observación.
Cuanto más grande es el número de observaciones recibido, se puede afirmar que
la entidad federativa presenta más fallas de desempeño y en el uso y justificación
de recursos, es decir, podemos intuir que hay mayor corrupción.
La Ciudad de México canaliza una gran parte de las observaciones emitidas por
la ASF (el 36.7%). Esta situación se ve reflejada en el alto sesgo positivo del histo-
grama que acompaña la gráfica; el caso extremo de la Ciudad de México distorsiona
la distribución. Sin embargo, si consideramos a esta entidad como una categoría
aparte, el mapa nos permite examinar la clasificación de los demás casos. En este
sentido, el Estado de México y Jalisco ocupan por sí solos una segunda categoría.
Si en vez del corte temporal que representa el mapa anterior prestamos aten-
ción a la totalidad de las observaciones para el periodo que va de 2000 a 2014,
podemos hacer otras observaciones. Durante estos años la Ciudad de México
acumuló 42,469 observaciones. Las entidades que le siguen fueron el Estado de
México con 3,657, Veracruz con 3,596, y Jalisco con 3,460 (coincidentemente en
el mismo orden que ocupan por el tamaño de su población). En el otro extremo
de la lista se encuentran Campeche con 1,716 observaciones, Puebla con 1,710
y Colima con 1,216. Las tendencias longitudinales del número de observaciones
en estas entidades siguen una línea muy fragmentada, con periodos de drásticos
aumentos y decrecimientos. Por ejemplo, el Estado de México pasó de 20 observa-
ciones en 2003 a 518 en 2006; Veracruz a su vez tuvo un aumento de 368% en un
solo año, de 2006 a 2007.
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 81

Mapa 2.26. Distribución de las entidades federativas en categorías dadas por el total de


observaciones emitidas por la ASF, 2014.
Fuente: elaboración propia con información de la ASF.

Gráfica 2.27.  Tendencias longitudinales del total de observaciones emitidas por la ASF en
entidades seleccionadas, 2000–2014.
Fuente: elaboración propia con información de la ASF.
82  |  corrupción y derechos humanos

Para una presentación gráfica más sencilla, agrupamos el total de observacio-


nes emitidas en tres periodos: 2000–2006, 2007– 2012 y 2013–2014. Dejamos
fuera a la Ciudad de México por ser un outlier debido a que es la sede de los pode-
res federales. Lo primero a destacar es que el primer lugar (sin considerar al DF) lo
ocupa el Estado de México, seguido de cerca por Veracruz y Jalisco. Un poco más
atrás están Chiapas, Guerrero y Michoacán. En el extremo contrario están Colima,
Campeche, Aguascalientes y Puebla.

Gráfica 2.28.  Número de observaciones de la ASF por entidad federativa.


Fuente: Elaboración propia con información suministrada por la Auditoria Superior de la Federación a
través del Sistema de Información Pública el día 28 de abril de 2016. Los datos para la Ciudad de México
incluyen los de dicha entidad y las observaciones a las diferentes Secretarías Federales por lo cual no se
consideran como información de entidad federativa. Para los períodos analizados fueron los siguientes:
15307 para 2000–2006, 20362 para 2007–2012, 6800 para el período 2013–2014.

La organización por periodos deja claro el mayor número de observaciones en


el segundo periodo (2007–2012), respecto del primero (2000–2006). En el tercer
periodo sólo analizamos el 2013 y 2014, ya que los datos del análisis del presu-
puesto federal tienen dos años de desfase. Pese a ello, mirando el número de obser-
vaciones que en sólo dos años varias entidades ya han recibido, se puede esperar
que alcance o incluso rebase las observaciones realizadas en el segundo periodo.
En entidades como Tlaxcala, Jalisco, Sonora y Baja California Sur, el número de
observaciones del último periodo, pese a ser de sólo dos años, es mayor al de las
emitidas en el 2000–2006.
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 83

Vale la pena mirar el total de observaciones a partir de los grupos funcionales.


Demos un rápido vistazo. El presupuesto público en México se organiza en cuatro
grupos funcionales: gobierno, gasto federalizado, desarrollo social y desarrollo eco-
nómico. Esto permite identificar el tipo de acciones en las que se ejerce el gasto.
Entre el 2000 y el 2006, el grueso de las observaciones se emitió al gasto federa-
lizado, es decir, a los recursos federales transferidos a las entidades federativas y
municipios. Dentro de estos, la zona centro-norte es la que tiene más observacio-
nes, seguido del centro y del norte18. Lejos se encuentran los grupos funcionales de
desarrollo económico y desarrollo social.

Gráfica 2.29.  Porcentaje de Observaciones de la ASF por región y grupo funcional del presu-
puesto de 2000 a 2006.
Fuente: Elaboración propia con información de la Auditoria Superior de la Federación suministrada a través
de la Unidad de Enlace de Transparencia.
Nota: Porcentaje calculado sobre total de observaciones por región para el período analizado.

En el periodo 2007–2012 la tendencia fue muy parecida. No sólo se man-


tiene el grueso de las observaciones en el gasto federalizado, sino que incluso hay
una mayor concentración de observaciones en este grupo funcional. Nuevamente
el centro-norte encabeza el porcentaje de observaciones, seguido del centro y el
norte19.
Finalmente, en el 2013 y 2014, se mantiene la misma tendencia con la única
diferencia de que ahora el grueso de las observaciones relacionadas con el gasto
federalizado se concentran en la zona norte20.
84  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 2.30.  Porcentaje de Observaciones de la ASF por región y grupo funcional del presu-
puesto de 2007 a 2012.
Fuente: Elaboración propia con información de la Auditoria Superior de la Federación suministrada a través
de la Unidad de Enlace de Transparencia. Porcentaje calculado sobre total de observaciones por región para
el período analizado.

Si bien las anteriores tendencias permiten observar el comportamiento por


regiones y grupo funcional, no nos permiten profundizar en conocimiento relativo
al uso de recursos. Podemos construirlo si miramos el total de pesos auditados por
cada observación emitida por la ASF. De acuerdo con la gráfica siguiente, se puede
observar que en el Grupo Funcional denominado Desarrollo Social se presenta el
mayor número de pesos auditados por observación emitida por la ASF. Siendo los
años 2007, 2005 y 2003 donde se auditó mayor cantidad de recursos por observa-
ción con valores de $1,476.21, $1,720.09 y $1,948.26 respectivamente. En con-
traste con los años 2001, 2002 y 2013 donde los pesos auditados por observación
fueron $854.20, $994.13 y $1,044.40.
Para el caso del grupo funcional de desarrollo económico, los años que presen-
taron mayor número de pesos por observación fueron 2008, 2014 y 2009 $616.66,
$627.18 y $676.20 respectivamente. Estos valores representan el doble de los
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 85

Gráfica 2.31.  Porcentaje de Observaciones de la ASF por región y grupo funcional del presu-
puesto de 2013 a 2014.
Fuente: Elaboración propia con información de la Auditoria Superior de la Federación suministrada a través
de la Unidad de Enlace de Transparencia. Porcentaje calculado sobre total de observaciones por región para
el período analizado.

valores presentados para los años de menor número de pesos auditados, siendo que
en 2000 se auditaron $233.22 por observación y en 2006 se auditaron $338.83.
El recurso destinado a gastos de gobierno presentó los valores más altos en
2002, 2013 y 2014 con valores de $379.90, $449.57, y $570.60, siendo que el
valor más alto es tres veces al valor del año 2009 donde se presentó el menor valor
($158.91)
En general, en promedio se ejercieron 696.10 mdp por cada observación de
la ASF. Sin embargo, si miramos cada grupo funcional, estos datos varían. Entre
el 2000 y el 2014, el gasto total de Desarrollo Social fue 22,567,536 mdp. En esos
mismos años, se ejercieron 1,325.67 mdp por cada observación emitida por la ASF,
esto representa el 0.005% del total de ese gasto por cada observación. Para Desa-
rrollo Económico el total del gasto en esos mismos años fue de 12,689,607 mdp.
En este rubro, se ejercieron 489.57 mdp por cada observación lo que representa
el 0.003% de ese gasto. Mientras que en Gobierno se gastaron 3,498,817 mdp.
Aquí, se ejercieron 273.07 mdp por cada observación, es decir, el 0.007% del gasto
total. Bajo esta lógica, el rubro que tiene el peor desempeño es Desarrollo Econó-
mico (una observación cada 0.003% del gasto), seguido de Desarrollo Social (una
86  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 2.32.  Relación de pesos auditados por Grupo Funcional del Presupuesto Federal por
observaciones emitidas por la Auditoria Superior de la Federación para las cuentas públicas de
2000 a 2014.
Fuente: Elaboración propia con información de la Auditoria Superior de la Federación y la Cuenta de la
Hacienda Pública Federal, SHCP.

observación cada 0.005% del gasto) y Gobierno (una observación cada 0.007% del
gasto)21.
Lamentablemente ni las observaciones por cada grupo funcional, ni el total de
pesos auditados por cada observación emitida en cada grupo funcional se pueden
cruzar con las entidades federativas entre el 2000 y el 2014. Sabemos qué y cuántas
observaciones recibió cada entidad federativa, pero no sabemos si la observación
específica corresponde a gobierno, desarrollo social, o desarrollo económico; por
lo que tampoco podemos calcular el promedio de pesos auditados por observación
en ese caso concreto. Por ende, la información de grupo funcional y de pesos audi-
tados por cada observación no forman parte de los indicadores que usamos en el
análisis estadístico del capítulo 6.

3.2.3. Observaciones emitidas por la ASF relacionadas


con presunto daño patrimonial
Si bien el número total de observaciones realizadas por la ASF nos dice mucho
con respecto a los posibles actos de corrupción realizados en las entidades federa-
tivas, puede suceder que una entidad reciba una mayor parte del presupuesto y, por
ende, tenga más observaciones que otra. Esto no significaría que hay más corrup-
ción, sino simplemente que recibió más dinero, pero la magnitud de la corrupción
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 87

podría ser la misma pese al mayor número de observaciones. Para evitar esto crea-
mos otros tres indicadores sobre corrupción provenientes del análisis de las obser-
vaciones emitidas por la ASF:

• El total de observaciones relacionadas con presunto daño patrimonial.


• El porcentaje que supone el total de observaciones relacionadas con pre-
sunto daño patrimonial respecto del total de observaciones emitidas por al
ASF.
• La gravedad de las observaciones emitidas por la ASF.
En este acápite analizaremos las primeras dos. Antes, pongamos en duda la
afirmación: “a más presupuesto, más observaciones de la ASF”.
¿Es cierto que a más presupuesto hay más observaciones de la ASF? Podemos
verificar esto analizando las observaciones emitidas a cada grupo funcional en el
periodo 2000–2014. En breve: las variaciones del presupuesto no siempre vienen
acompañadas de cambios en el número de observaciones. En el gráfico X para el
desarrollo social se observan aumentos en el número de observaciones emitidas en
el 2004, 2006, y 2008 sin que haya variaciones semejantes en el presupuesto. Más
aún, en el 2013 hay una caída en el presupuesto y un aumento en las observaciones
y en el 2014 pasa justo lo contrario.

Gráfica 2.33.  Tasa de crecimiento: presupuesto ejercido en Desarrollo Social y Observaciones


de la ASF emitidas sobre las cuentas públicas 2000 a 2014.
Fuente: Elaboración propia con información suministrada por la Auditoria Superior de la Federación a
través del Sistema de Información Pública el día 28 de abril de 2016. Presupuesto Ejercidos tomados de
Hacienda Pública Federal, SHCP.
88  |  corrupción y derechos humanos

En el gráfico 38 para el presupuesto ejercido por el gobierno, pasa algo seme-


jante que en el presupuesto de desarrollo social. Tenemos picos de observaciones
que no vienen acompañados de aumento presupuestal en el 2003 y 2009; caídas de
observaciones que no vienen acompañadas de disminuciones presupuestales en el
2002; y caídas del número de observaciones que vienen acompañadas de aumentos
presupuestales en el 2010, 2011 y 2013.

Gráfica 2.34.  Tasa de crecimiento: presupuesto ejercido en Gobierno y Observaciones de la


ASF emitidas sobre las cuentas públicas 2000 a 2014.
Fuente: Elaboración propia con información suministrada por la Auditoria Superior de la Federación a
través del Sistema de Información Pública el día 28 de abril de 2016. Presupuesto Ejercidos tomados de
Hacienda Pública Federal, SHCP.

Una primera conclusión que podemos emitir respecto a la discontinuidad


entre las variaciones del presupuesto y de las observaciones es que los actos de
corrupción tienen una lógica propia. Por ejemplo, en ambas gráficas, si bien 2006
y 2012 –años electorales- no son los años con el mayor número de observaciones,
sí se observa un incremento en las mismas. Más aún, ese incremento en las obser-
vaciones emitidas en 2006 y 2012 no viene acompañado de un aumento relevante
en el presupuesto. El aspecto político, en específico el electoral, probablemente nos
está diciendo algo.
Regresemos a la necesidad de ir más allá del total de observaciones para pen-
sar la corrupción en el manejo de los presupuestos. Uno de los indicadores que
construimos es el porcentaje de observaciones emitidas por la ASF por presunto
daño o perjuicio patrimonial por entidad federativa entre el 2000 y el 2014. Las
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 89

Gráfica 2.35.  Tasa de crecimiento: presupuesto ejercido en Desarrollo Económico y Observa-


ciones de la ASF emitidas sobre las cuentas públicas 2000 a 2012.
Fuente: Elaboración propia con información suministrada por la Auditoria Superior de la Federación a
través del Sistema de Información Pública el día 28 de abril de 2016. Presupuesto Ejercidos tomados de
Hacienda Pública Federal (SHCP).

observaciones de tipo correctivo: pliego de observaciones, promoción/fincamiento


de la responsabilidad resarcitoria, promoción de la facultad de comprobación fiscal,
y denuncia de hechos. Queda fuera la promoción de la responsabilidad sancionato-
ria (PRS) debido a que se refiere a la generación de responsabilidad administrativa
que no necesariamente supone daño patrimonial.
Las observaciones relacionadas con presunto daño patrimonial permiten esta-
blecer cuáles entidades federativas presentaron mayores problemas en la justifica-
ción y comprobación del gasto, y tienen más casos de daño patrimonial o comisión
de otros hechos ilícitos. La gráfica XX nos permiten observar dichas tendencias.
Ordenadas de mayor a menor, Chiapas encabeza la lista con 688 observaciones que
presumen daño patrimonial entre el 2000 y el 2014. Le siguen Veracruz, Jalisco y
Guerrero. El principal cambio con respecto al total de observaciones emitidas es
que el Estado de México dejó el primer lugar, para colocarse en el quinto. En el
extremo contrario están Tamaulipas, Colima y Aguascalientes. Nuevamente deja-
mos fuera al Distrito Federal que se convertía en un outlier por ser la sede de los
poderes federales.
90  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 2.36.  Número total de observaciones de la ASF por presunto daño patrimonial o
comisión de otros delitos por entidad federativa de 2000 a 2014.
Fuente: Elaboración propia con información suministrada por la Auditoria Superior de la Federación a través
del Sistema de Información Pública el día 28 de abril de 2016. Cuando la ASF presume daño patrimonial
o comisión de otros delitos emite los siguientes tipos de observaciones: promoción del fincamiento de
responsabilidad, promoción de la facultad de la comprobación fiscal, fincamiento de la sanción resarcitoria y
denuncia de hechos. A cada observación de este tipo se asignó el valor 1, el valor total corresponde a la suma
de todos los casos de 2000 a 2014.

Si miramos el número total de observaciones de la ASF que suponen daño


patrimonial a partir de los tres periodos que hemos venido trabajando, una vez
más el grueso de este tipo de observaciones se da entre el 2007 y el 2012. Son ver-
daderamente escasas las observaciones de este tipo que se emitieron entre el 2000
y el 2006, lo que nos habla de los límites del trabajo que ha venido desarrollando
la ASF. No pasamos por alto que el tercer periodo está conformado sólo por dos
años. Pese a ello, hay entidades federativas que ya tienen un alto número de obser-
vaciones de este tipo acumuladas, como sucede a Chiapas, Guerrero y el Estado
de México.
Decidimos mirar a las observaciones emitidas por al ASF que suponen daño
patrimonial también como porcentaje del total de observaciones emitidas por la
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 91

Gráfica 2.37.  Número de observaciones de la ASF relacionadas con daño patrimonial o


hechos ilícitos por entidad federativa y sexenios.
Fuente: Elaboración propia con información suministrada por la Auditoria Superior de la Federación a través
del Sistema de Información Pública el día 28 de abril de 2016. Cuando la ASF presume daño patrimonial
o comisión de otros delitos emite los siguientes tipos de observaciones: promoción del fincamiento de
responsabilidad, promoción de la facultad de la comprobación fiscal, fincamiento de la sanción resarcitoria
y denuncia de hechos. A cada observación de este tipo se asignó el valor 1, el número final corresponde a la
sumatoria de este tipo de observaciones. Los datos para la Ciudad de México incluyen los de dicha entidad
y las observaciones a las diferentes Secretarías Federales por lo cual no se consideran como información de
entidad federativa.

ASF (las que suponen daño patrimonial, y las que no). Aquí ya sumamos a la
Ciudad de México ya que, al tratarse de un porcentaje, eso neutraliza su calidad
de outlier por ser la sede de los poderes federales. De hecho, pese a tener muchí-
simas más observaciones que el resto de las entidades, cuando lo que miramos es
el porcentaje de aquellas que suponen daño patrimonial con respecto al total, la
Ciudad de México se posiciona como la de menor porcentaje de observaciones
por presunción de daño, seguida por Tabasco y Nayarit. La lista de entidades en
donde este porcentaje es mayor es encabezada por Baja California Sur, Chiapas,
Guanajuato y Chihuahua.
Si miramos estos porcentajes a partir de los tres periodos que hemos venido
analizando, hay un cambio relevante con respecto a los anteriores. Es en los últimos
92  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 2.38.  Porcentaje medio de observaciones por presunción de daño de la ASF,


2000–2014.
Fuente: elaboración propia con información de la ASF.

dos años analizados (2012–2014) donde se encuentran los más altos porcentajes de
observaciones emitidas por la ASF que suponen daño patrimonial.
Esta información nos permite concluir dos cosas, no tanto sobre la corrup-
ción en México en general, sino sobre la acción de la ASF en particular: (i) que
posiblemente, en los primeros periodos, la ASF enfatizó la evaluación del pro-
ceso administrativo y del desempeño esperando que, en la medida que mejora-
sen los procedimientos, disminuyeran los actos corruptos; (ii) la ASF emite más
de una observación por auditoría, la mayoría de las cuales son preventivas, esto
puede deberse a un elevado volumen de fallas administrativas y del desempeño,
lo que podría estar indicando que los procesos institucionales presentan un elevado
número de fallas procedimentales y de incumplimiento de sus objetivos sustan-
tivos, incluso de incumplimiento de la ley. Es importante anotar que, aunque en
términos relativos las observaciones analizadas disminuyen, en valores absolutos
fue superior para más de la mitad de las entidades federativas.
Más allá de cuál sea la respuesta adecuada (este no es el objetivo del texto),
lo cierto es que, si algo nos enseñan las prácticas de corrupción de la clase política
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 93

Gráfica 2.39.  Porcentaje de observaciones de la ASF por presunto daño patrimonial o comi-
sión de otros delitos por entidad federativa por sexenio.
Fuente: Elaboración propia con información suministrada por la Auditoria Superior de la Federación a través
del Sistema de Información Pública el día 28 de abril de 2016. Cuando la ASF presume daño patrimonial
o comisión de otros delitos emite los siguientes tipos de observaciones: promoción del fincamiento de
responsabilidad, promoción de la facultad de la comprobación fiscal, fincamiento de la sanción resarcitoria y
denuncia de hechos. A cada observación de este tipo se asignó el valor 1, porcentaje calculado sobre el total
de observaciones de la entidad federativa en el período.

mexicana, es que son capaces de adecuarse a cualquier regla administrativa para


simularla y realizar un fraude a la ley. Cuatro ejemplos recientes que ilustran esta
situación: (i) La casa Blanca22; (ii) La red de empresas fantasmas de Veracruz23; (iii)
Los carruseles de compras en algunas delegaciones de la Ciudad de México24; (iv)
Los sobornos de Walmart a altos funcionarios mexicanos25. Estos casos ilustran
conflictos de intereses, creación de empresas para obtener contratos de gobierno,
operaciones coordinadas de empresas para ganar licitaciones, así como sobornos
provenientes de compañías multinacionales por señalar algunos de los temas que
se denuncian.
Por ende, para obtener una mayor eficacia en sus auditorías, la ASF necesi-
tará complementar sus mecanismos de investigación con indagaciones que permi-
tan analizar los tópicos antes mencionados, así como las relacionas familiares, la
94  |  corrupción y derechos humanos

legalidad de los contratistas del Estado, los patrones de licitación y compras, por
mencionar algunos. Esto implica repensar el alcance de la función de la ASF, así
como las formas de articulación con otras muchas entidades como los registros de
la propiedad.

3.2.4.  Gravedad de las observaciones emitidas por la ASF


El segundo indicador que construimos para aliviar el problema de “más presu-
puesto, más observaciones” es el de gravedad de las observaciones emitidas por la
ASF. Podemos clasificar los distintos tipos de observaciones en cuatro grupos (de 0
a 3), dependiendo el nivel de presunción-certeza con respecto al daño patrimonial
al Estado y la comisión de delitos. Líneas arriba mencionamos que, de menor a
mayor gravedad, el tipo de observaciones supone cuatro lógicas, asignaremos un
valor a cada una de ellas:

• La observación de fallas administrativas. En la medida que aquí no se pre-


sume un daño patrimonial, asignamos el valor de 0 a este tipo de observa-
ciones. En este grupo están las recomendaciones, las recomendaciones del
desempeño, y la promoción de la responsabilidad sancionatoria o interven-
ción de la instancia de control.
• No se justifica o comprueba algún gasto. Es el inicio de la presunción de
daño patrimonial, pero aún hay oportunidad de aclarar las inconsistencias.
Asignamos el valor de 1. Aquí se encuentran la solicitud de aclaración y el
pliego de observaciones.
• Se presume daño o perjuicio de recursos, o evasión fiscal. Estas observacio-
nes suponen el inicio de la investigación o la denuncia ante el Sistema de
Administración Tributaria. Asignamos el valor de 2. Las observaciones de
este tipo son la promoción de la responsabilidad resarcitoria y la promoción
de la facultad de comprobación fiscal.
• Responsabilidad resarcitoria y denuncia de hechos. En estos casos se presu-
men hechos ilícitos, por lo que se realizan las denuncias correspondientes; o
se tiene certeza del daño y se inicia la responsabilidad resarcitoria. En ambos
casos asignamos el valor de 3. El tipo de observaciones que se encuentran en
este grupo son el Fincamiento de la responsabilidad resarcitoria y la denun-
cia de hechos.

La especificación de la asignación por cada tipo de observación se muestra en


la siguiente tabla.
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 95

Tabla 2.40.  Tipos de Observaciones promovidas por la Auditoria Superior de la Federa-


ción como resultado de las auditorías.

Nombre Definición Valor

Sugerencia para fortalecer procesos admi-


Preventiva Recomendación 0
nistrativos y sistemas de control.
Sugerencia para fortalecer el desempeño,
actuación de servidores públicos y cumpli-
Recomendación
Preventiva miento de objetivos y metas, con énfasis 0
del desempeño
en la elaboración, adecuación y aplicación
de indicadores estratégicos y de gestión.
Acción con la que la Auditoría Superior de
la Federación promueve ante la instan-
Promoción de cia de control competente en la entidad
la responsab. fiscalizada o la Secretaría de la Función
sancionato- Pública, la aplicación de las sanciones que
Correctiva ria (PRS) / procedan conforme a la Ley Federal de 0
Intervención de Responsabilidades Administrativas de los
la Instancia de Servidores Públicos, cuando se presume el
Control incumplimiento de disposiciones norma-
tivas en el desempeño del empleo, cargo o
comisión de los servidores públicos.
Se requiere a la entidad fiscalizada que
documente y respalde operaciones y
Solicitud de montos observados no justificados o no
Preventiva 1
aclaración comprobados durante la revisión. El
incumplimiento da origen a un pliego de
observaciones.
Observaciones de carácter económico en
las que se presume un daño o perjuicio, o
ambos, así como presunta responsabilidad
Pliego de
Correctiva de infractores en cantidad líquida. En 1
Observaciones
caso de incumplimiento se inicia procedi-
miento para el fincamiento de responsabi-
lidad resarcitoria.
Esta es una clasificación que aparece en el
período 2000 a 2003. Aquí aún no está
Promoción de
comprobado el daño, sino que es sólo una
Correctiva la responsab. 2
apertura de investigación. Se emitieron
Resarcitoria
sólo 7 observaciones de este tipo en el
periodo mencionado.
(Continued)
96  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 2.40.  (Continued)

Nombre Definición Valor


Promoción de La ASF informa a la autoridad tributaria
la facultad de federal sobre una posible evasión fiscal
Correctiva 2
comprobación detectada en el ejercicio de sus facultades
fiscal de fiscalización.
Cuando fallan las acciones derivadas del
pliego de observaciones, la ASF promueve
la responsabilidad resarcitoria ante las ins-
tancias internas de control competentes.
Fincamiento de
El pliego definitivo de responsabilidades
Correctiva la responsab. 3
resarcitorias determina la indemnización
Resarcitoria
correspondiente por los daños o perjuicios,
estimables en dinero, que se causaron a la
hacienda pública federal o al patrimonio
de los entes públicos.
Las denuncias penales de hechos presunta-
Denuncia de mente ilícitos, deberán presentarse cuando
Correctiva 3
Hechos se cuente con los elementos que establezca
la Ley.

Fuente: Elaboración propia con información suministrada por la Auditoria Superior de la Federación a
través del Sistema de Información Pública el día 28 de abril de 2016.

Posteriormente se obtuvo el promedio simple de la puntuación asignada a las


observaciones emitidas para cada entidad federativa, para cada año entre el 2000
y el 2014. La lógica es: a mayor puntaje, más gravedad de las observaciones de la
ASF. Ahí donde tenemos el puntaje más alto, damos por hecho que es la entidad
federativa donde se cometen mayores actos de corrupción. La entidad federativa
peor ubicada es Chiapas, con .35; seguida de Chihuahua y Guanajuato. En el
extremo contrario están la Ciudad de México con .14, Coahuila y Nayarit.
Si lo miramos considerando los tres periodos que hemos venido trabajando,
nuevamente en el primer periodo (2000–2006) fue cuando se emitieron el menor
número de observaciones que suponen la mayor gravedad, seguido del segundo
(2007–2012) y el tercero (2013–2014).
Pese a que la dureza de las observaciones emitidas por la ASF se ha venido
acentuando con el paso de los años, como se mira en la gráfica anterior, lo que se
observa en los promedios es un ejercicio de control “suavizado” por muchas obser-
vaciones de gestión, y poco fincamiento de responsabilidades. Es llamativo que en
un continuo de 0 a 3, la entidad federativa peor ubicada (Chiapas) sólo llega a .35.
Si miramos a las entidades federativas en años específicos, la peor ubicada entre el
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 97

Gráfica 2.41.  Promedio de gravedad para las observaciones de la ASF, 2000–2014.


Fuente: elaboración propia a partir de datos de la ASF.

2000 y el 2014 es Zacatecas en el 2010, y aun así no llega ni siquiera a 1 (en el con-
tinuo de 0 a 3), se queda en .8. Le siguen Chihuahua en el 2010 con .78, Veracruz
y Yucatán en el 2010 con .76 y Campeche en el 2014 con .72.
En la medida que los valores tan bajos en el índice que construimos es conse-
cuencia de las pocas observaciones relacionadas con las faltas más graves, como el
fincamiento de responsabilidad resarcitoria y la denuncia de hechos, preguntamos
a la Procuraduría General de la República (PGR) cuántas denuncias han sido pro-
movidas por la ASF: 139 entre el 2000 y el 2014, de las cuales 72 son por peculado.
Lo cierto es que, de la misma forma que el índice empeora con el tiempo, también
aumenta la presentación de averiguaciones previas: de no más de 10 averiguaciones
entre el 2000 y el 2010 (con ceros en el 2000, 2002–2006), a 84 en el 2014.
Más allá de la medición de la corrupción a través del índice de gravedad de
las observaciones emitidas por la ASF, lo que se observa en este índice es un pro-
blema de autorrestricción de este organismo en el desarrollo de sus funciones. Se
emiten observaciones, incluso muchas, pero pocas de ellas tienen consecuencias
sancionatorias frente a actos de corrupción. La autorrestricción se convierte en
parte del proceso de simulación, a la par que fomenta la impunidad. Este no es
un problema nuevo en las entidades que debieran funcionar como mecanismos de
98  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 2.42.  Calificación promedio de observaciones emitidas por la ASF por entidad federa-
tiva por sexenio.
Fuente: Elaboración propia con información suministrada por la Auditoría Superior de la Federación a través
del Sistema de Información Pública el día 28 de abril de 2016. Para el cálculo del promedio de ponderaron
las observaciones de la ASF según la gravedad de lo observado. Se calificó: recomendación, recomendación
del desempeño, promoción de la responsabilidad sancionatoria y promoción de la instancia de control=0;
solicitud de aclaración, pliego de observaciones=1; promoción de la responsabilidad resarcitoria y promoción
de la facultad de comprobación fiscal=2; fincamiento de la responsabilidad resarcitoria y denuncia de
hechos=3. El valor final corresponde al promedio de los puntos asignados para los años del sexenio.

control en la red de agencia estatal que conforma la accountability. A través de este


mecanismo, ya no importa si hay un buen diseño institucional, e incluso el nivel de
complejidad que tome la red de agencias estatales que suponen la accountability,
la autorrestricción permite tirar esta red por la borda. Se observa lo mismo en la
autocensura en los medios de comunicación, en el desempeño de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos, ahora en el trabajo de la ASF, y aparece también
en el trabajo de la Secretaría de la Función Pública, como veremos en el siguiente
acápite.
Otros Delitos cometidos Ejercicio Indebido del Contra la Administra- Uso indebido de atribu-
Peculado*** Total
por servidores públicos* Servicio Público** ción de justicia**** ciones y facultades*****

2000            
2001 1         1
2002            
2003            
2004            
2005            
2006            
2007 3         3
2008            
2009 4         4
2010 4 1 1     6
2011 5 6 2 1   14
2012 6         6
2013   6 6   9 21
2014   7 63   14 84
Total 23 20 72 1 23  139

Fuente: Sistema Institucional de Información Estadística (SIIE) de la Procuraduría General de la República (PGR) a través de Sistema Informex, oficio de respuesta a
Solicitud de información PGR/UTAAG/00718/2016 del 15 de junio de 2016.
Los espacios en blanco corresponden a información no suministrada por la PGR. Los datos incluyen as denunciar de la Auditoria Superior de la Federación. Información
no disponible por entidad federativa.
* Delitos sin especificar en la respuesta de la PGR.
** Delitos relativos al artículo 214 del Código Penal Federal (CPF).
*** Delitos del artículo 223 del CPF.
****Delitos del artículo 225 del CPF.
la co r ru p c i ó n e n m é x ico  | 99

***** Delitos del artículo 217 del CPF.


100  |  corrupción y derechos humanos

3.3. La corrupción en México, más allá de la percepción: la responsabili-


dad administrativa
Seguimos en la construcción de datos objetivos de corrupción. Uno que proviene
de la Encuesta de Calidad Gubernamental es la tasa de prevalencia de corrupción
según los trámites realizados. Lamentablemente este indicador no se puede usar en
el modelo estadístico ya que sólo existe para dos años: 2013 y 2015. Sin embargo,
cabe resaltar que se observa un mayor nivel de corrupción en los trámites estatales,
seguida de los municipales, los nacionales y los federales26. Además, las zonas cen-
tro o noroeste suelen despuntar en los actos de corrupción por región27.

Gráfica 2.44.  Tasa de prevalenciaa de corrupción por regiones según trámites realizados por
nivel territorial en los años 2013 y 2015.
Fuente: Elaboración propia con información del INEGI. Encuesta Nacional de Calidad e Impacto
Gubernamental 2015 y 2013. SNIEG. Información de Interés Nacional.
a
La tasa se calcula dividiendo el total víctimas de corrupción usuarias de trámites, pagos, solicitudes o
contacto con autoridades entre la población nacional de 18 años y más que reside en zonas urbanas y que
tuvo contacto con algún servidor público multiplicada por 100 000 habitantes.

En el mismo sentido, la encuesta de “Fraude y corrupción en México” ela-


borada por KPMG nos permite construir un indicador objetivo de corrupción
mediante la pregunta a los empresarios sobre el pago de sobornos. Lamentable-
mente esta encuesta sólo se realizó en 2008 y 2010, peor aún, sólo se hicieron
preguntas sobre actos de corrupción que involucran a las autoridades gubernamen-
tales en el 2008. En ese año, las empresas afirmaron que el 44% de las encuestadas
habían realizado pagos a un servidor público, que destinaban el 5% del presupuesto
al pago de sobornos y que el grueso de pagos era a autoridades municipales.
la co r ru p c i ó n e n m é x i co  | 101

Tabla 2.45.  Corrupción en México, 2008.

Variables 2008 2010

Porcentaje de empresas que reconocen haber reali-


44% No aplica
zado algún pago extraoficial a un servidor público
Porcentaje de presupuesto de las empresas destinado
5% No aplica
al pago de sobornos
Nivel de gobierno reportado con mayor incidencia
Municipal No aplica
de pagos extraoficiales

Fuente: Elaboración propia con información de las Encuestas de fraude y corrupción de 2008 y 2010
elaborados por KPMG México. Disponibles en: https://www.kpmg.com/MX/es/IssuesAndInsights/Articles
Publications/Documents/DE2008/reporteFRAUDE.pdf https://www.kpmg.com/MX/es/IssuesAndInsights/
ArticlesPublications/Documents/Estudios/Encuesta_fraude_en_Mexico_2010.pdf respectivamente. Páginas
consultadas el 3 de junio de 2016.

Otra puerta que tocamos fue la de la Secretaría de la Función Pública (SFP)


lo que nos permitirá analizar los actos de corrupción en los actos administrativos
federales (aunque buscaremos mirar en qué entidades federativas se cometen más
violaciones). La información suministrada por la SFP constó de tres fuentes: (i)
aquella localizada en los órganos internos de control de las entidades públicas;
(ii) la sistematizada por la Dirección General de Responsabilidades y Situación
Patrimonial relativa a procedimientos administrativos de responsabilidades que
fueron instruidos contra servidores públicos a los que se les impusieron sanciones;
(iii) la proveniente de la Dirección General Adjunta de Registro Patrimonial y de
Servidores públicos Sancionados. En todos los casos la información omite aquellos
casos que están en trámite o en los cuales se determinó que el servidor público no
fue responsable del hecho investigado.
Se decidió usar la información proveniente de las Direcciones de la SFP antes
mencionadas debido a la organización y estructura de las bases suministradas. Sin
embargo, la información de las bases no permite determinar, por ejemplo, las irre-
gularidades por entidad federativa para los años de interés. Asimismo, la informa-
ción suministrada en dos bases de información no pudo ser cruzada para establecer
si se trata de los mismos servidores públicos en ambos casos. En estas bases de
datos, el total de casos de servidores públicos sancionados fue de 124 mil 420 entre
el 2000 y el 2014. Los únicos dos datos que podemos conocer de estas sanciones
son el tipo de irregularidades investigadas y el tipo de sanción recibida.
Es llamativo que el grueso de las irregularidades investigadas se concentra
en el incumplimiento de la declaración de la situación patrimonial (43.4% de las
irregularidades investigadas), precisamente frente a la discusión y aprobación de las
102  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 2.46.  Porcentaje de servidores públicos de acuerdo a irregularidades investigadas por la


Secretaria de la Función Pública de 2000 a 2014.
Fuente: Elaboracion propia con información suministrada por la Dirección General de Responsabilidades
y Situación Patrimonial de la Secretaria de la Función Pública mediante sistema INFOMEX, petición con
folio 0002700091116 del 29 de junio de 2016. La información suministrada no incluye la variable entidad
federativa.

leyes que integran el sistema nacional anticorrupción, donde una de las principales
resistencias de la clase política estuvo en la presentación de los tres tipos de decla-
ración: patrimonial, de intereses y fiscal.
A este tipo de irregularidades le sigue la “negligencia administrativa”. Ni en la
Ley Federal de Responsabilidad de los Servidores Públicos, ni en el Reglamento
Interior de la Secretaría de la Función Pública se especifica en qué consiste esta
irregularidad. Para Miguel Ángel Gutiérrez (2013) la negligencia administrativa
sería un descuido o falta de cuidado en el quehacer administrativo, lo que supone
que hay culpa, más no dolo en la comisión de la irregularidad. De ser así, el 80%
de las irregularidades investigadas por la SFP se refieren a faltas leves. Esto con-
trasta con el 3.61% de violaciones en el procedimiento de contratación, el 0.93%
de cohecho o el 0.01 de violaciones a los DH.
En la medida que el grueso de las irregularidades investigadas son leves, no
es llamativo que las amonestaciones privadas y públicas sumen el 44% de las san-
ciones impuestas, seguidas del 24.31% de suspensiones. En cambio, la destitución
únicamente se da en el 4% de los casos y la sanción económica en el 8.6%.
la co r ru p c i ó n e n m é x i co  | 103

Gráfica 2.47.  Porcentaje de servidores públicos según tipo de sanción recibida de acuerdo con
las irregularidades investigadas por la Secretaria de la Función Pública de 2000 a 2014.
Fuente: Elaboracion propia con información suministrada por la Dirección General de Responsabilidades
y Situación Patrimonial de la Secretaria de la Función Pública mediante sistema INFOMEX, petición con
folio 0002700091116 del 29 de junio de 2016.

Hasta aquí las bases de datos de la SFP que nos revelan alguna información
interesante, pero que no podrá ser usada en el modelo estadístico debido a que no
podemos identificar el tipo de irregularidades investigadas y sanciones impuestas
a los poco más de 124 mil servidores públicos en el periodo 2000–2014 a partir
de cada entidad federativa. La especificación por entidad sólo está disponible para
607 sancionados en este periodo, la dispersión se muestra en la gráfica. Hay que
subrayar los tres primeros lugares ocupados por Veracruz, Hidalgo y Chihuahua, y
los tres últimos de Yucatán, Michoacán y Nuevo León.

3.4. La corrupción en México, más allá de la percepción: la


corrupción vista desde el ámbito financiero y empresarial
Otra de las puertas que tocamos fue la de la Unidad de inteligencia financiera de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público. La Unidad tiene por objetivo prevenir
el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo. Para ello, hay un conjunto
104  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 2.48.  Número de servidores públicos sancionados por entidad federativa y por año de
2000 a 2014.
Fuente: Elaboracion propia con información suministrada por la Dirección General Adjunta de
Responsabilidades de la Secretaria de la Función Pública mediante sistema INFOMEX, petición con
folio 0002700091116 del 29 de junio de 2016. Se excluye información de la Ciudad de México para (i)
favorecer la visualización y comparación de datos de entidades federativas; (ii) recordemos que allí se refleja
el comportamiento de las entidades ferales y locales por lo que los datos de esta entidad superan por mucho
las demas demarcaciones territoriales.

de sujetos obligados a detectar y reportar determinadas operaciones financieras.


Los sujetos obligados son: las instituciones de banca múltiple, banca de desarrollo,
sociedades financieras de objeto limitado, las casas de bolsa, las sociedades de
inversión, las instituciones de seguros y fianzas, y las administradoras de fondos
la co r ru p c i ó n e n m é x i co  | 105

para el retiro, por mencionar algunas. Las operaciones financieras que se reportan
son aquellas consideradas “relevantes”28, “preocupantes”29 e “inusuales”30. Si bien
este tipo de operaciones no es un indicador únicamente de corrupción, ya que este
tipo de operaciones pueden suponer enriquecimiento ilícito, pero también lavado
de dinero u otro tipo de financiamiento derivado de acciones criminales, sí nos
permite mirar cómo se movilizan los montos provenientes de la corrupción en
México.
Hicimos la solicitud de información correspondiente31 a fin de conocer el
número de operaciones, los distintos tipos y montos por cada entidad federa-
tiva. Lamentablemente la información sobre montos por movimiento y tipos de
operación es reservada; mientras que la información sobre montos acumulados
es pública, pero no la tienen agregada por entidad federativa. Pese a ello, vale la
pena analizar cuáles han sido las tendencias de este tipo de operaciones del 2004 a
la fecha.
En los gráficos 50 y 51 se observa el número de operaciones inusuales y de
denuncias recibidas en la Unidad de Inteligencia Financiera. Mostramos juntos
estos dos indicadores porque en ambos se observa un crecimiento en los últimos
años. En el caso de las operaciones inusuales, este crecimiento inicia en el 2012, en
el caso de las denuncias, desde el 2013.

Gráfica 2.49.  Reporte de operaciones inusuales emitidas por entidades financieras.


Fuente: Elaboración propia con información de la Unidad de Inteligencia Financiera de México “Estadísticas
de recepción y denuncias”. Información suministrada a través del Sistema de Transparencia y Acceso a la
Información Pública. Mayo de 2016.
106  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 2.50.  Denuncias recibidas en la Unidad de Inteligencia Financiera.


Fuente: elaboración propia con información de la Unidad de Inteligencia Financiera de México “Estadísticas
de recepción y denuncias”. Información suministrada a través del Sistema de Transparencia y Acceso a la
Información Pública. Mayo de 2016.

En cambio, las operaciones preocupantes no muestran una tendencia clara.


Aquí, lo que cabe destacar es el pico que se teje entre 2006 y 2007, y que tiene una
drástica caída en el 2008.

Gráfica 2.51.  Reporte de operaciones preocupantes emitidas por entidades financieras.


Fuente: Elaboración propia con información de la Unidad de Inteligencia Financiera de México “Estadísticas
de recepción y denuncias”. Información suministrada a través del Sistema de Transparencia y Acceso a la
Información Pública. Mayo de 2016.
la co r ru p c i ó n e n m é x i co  | 107

Sobre la corrupción en el ámbito empresarial, una encuesta que vale la pena


rescatar es la de “Fraude y corrupción en México” elaborada por KPMG. Esta
encuesta tiene la especificidad de mirar la corrupción entre particulares, que en
el instrumento se analiza a partir del concepto “fraude”. KPMG define fraude
como “un acto deliberado de abuso de confianza que, aprovechándose de engaños,
se realiza para obtener un beneficio sin consentimiento de la empresa afectada”
(KPMG, 2010: 9). Distingue dos tipos de fraude: “el interno y el externo. El fraude
interno es aquel que comete un empleado de la propia organización, sea de manera
solitaria o en colusión y el fraude externo es el que realiza una persona ajena a la
organización, como puede ser un proveedor o un cliente” (KPMG, 2010: 12). En
la tabla 53 se presentan algunos resultados, sobresale que alrededor del 75% de las
empresas han sufrido de fraudes, pese a ello, más del 50% de las empresas no han
adoptado medidas para prevenir el fraude, y la percepción de un mayor riesgo de
fraude pasó del 13% en el 2008 al 52% en el 2010.

Tabla 2.52.  Fraude en México 2008–2010.

Variables 2008 Variables 2010

Porcentaje de 77% de estos casos


empresas que han 46% fraude come- Porcentaje de
tenido cuando tidos por personal empresas víctimas 75%
menos un fraude de las propias de fraude.
en el último años. empresas.
Porcentaje de casos Porcentaje de casos
detectados hasta detectados hasta
86% 41%
seis meses después seis meses después
del ilícito del ilícito
Incremento de cos- Daños a la moral
tos de operación 25%
53% Daños a la imagen
Tres consecuencias Tres consecuencias
Pérdida de con- de la compañía
del fraude con del fraude con
fianza entre 18%
mayor % mayor %
empleados 41% Daños al valor de
Desorden organiza- la acción de la
cional 31% compañía 17%
Medidas preventi-
¿Han adoptado vas 12% ¿Cuenta con pro- Si 30%
medidas Medidas parciales gramas de preven- No 66%
preventivas? 36% ción de fraudes? No sabe 4%
Sin medidas 52%
(Continued)
108  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 2.52.  (Continued)

Variables 2008 Variables 2010


Auditoria interna
20%
Denuncia de
Controles internos empleado 18%
61% Denuncia anónima
Auditorías 40% 14%
Denuncia por Accidentalmente
Mecanismos para Mecanismos para
empleado 29% 13%
la detección de la detección de
Denuncia del Denuncia del
fraudes* fraudes
cliente o provee- Cliente 11%
dor 22% Seguridad corpora-
Denuncia anónima tiva 7%
20% Administración del
riesgo 4%
Autoridades regula-
torias 2%
Inventarios 44% Malversación de
Asociación fraudu- activos 43%
Fraudes más Fraude más
lenta 33% Compras 21%
frecuente frecuente
Conflicto de interés Relacionados con
28% ventas 12%
Porcentaje de Porcentaje de
empresas que empresas que
perciben mayor perciben mayor
riesgo de pade- 13% riesgo de pade- 52%
cer un fraude en cer un fraude en
los próximos 12 los próximos 12
meses meses

Fuente: Elaboración propia con información de las Encuestas de fraude y corrupción de 2008 y 2010
elaborados por KPMG México. Disponibles en: https://www.kpmg.com/MX/es/IssuesAndInsights/
ArticlesPublications/Documents/DE2008/reporteFRAUDE.pdf https://www.kpmg.com/MX/es/Issues
AndInsights/ArticlesPublications/Documents/Estudios/Encuesta_fraude_en_Mexico_2010.pdf
respectivamente. Páginas consultadas el 3 de junio de 2016.
* La suma de los porcentajes no suma 100% debido a que era posible seleccionar más de una opción de
respuesta.

3.5.  Las distintas medidas sobre corrupción


Debido a que requerimos varios puntos en el tiempo para poder elaborar modelos
estadísticos, decidimos utilizar la información que nos permita crear indicadores
la co r ru p c i ó n e n m é x i co  | 109

para cada una de las entidades federativas en México. Logramos construir nueve
indicadores provenientes de tres fuentes:

De la ENVIPE:

• Percepción de corrupción en seguridad pública (policías municipales, esta-


tales y federales).
• Percepción de corrupción en procuración de justicia (policía judicial y
ministerios públicos).
• Percepción de corrupción en administración de justicia (jueces).
• Percepción de corrupción en seguridad nacional (ejército y marina).
De la Auditoría Superior de la Federación:

• Número total de observaciones emitidas por la ASF.


• Número total de observaciones emitidas por la ASF que suponen daño
patrimonial.
• Porcentaje que representa el número total de observaciones emitidas por la
ASF que suponen daño patrimonial, respecto del total de observaciones.
• Gravedad de las observaciones emitidas por la ASF (promedio simple de la
puntuación asignada en una escala de 0 a 3, dependiendo de la gravedad de
la observación emitida).

De la Secretaría de la Función Pública:

• Total de servidores públicos sancionados.


Los primeros nos hablan de la percepción sobre corrupción, especialmente en
los cuerpos de seguridad y justicia. En cambio, el segundo y tercer grupo de indi-
cadores nos permiten mirar la corrupción objetiva. En el primer caso, a partir de
la detección de actos de corrupción en el ejercicio presupuestal. En el segundo, en
la realización de actos corruptos en la acción administrativa. No pasamos por alto
que en estos dos últimos grupos de indicadores, como vimos líneas arriba, tenemos
el problema de subregistro (por lógicas de simulación mediante la autorrestricción)
tanto del número total de actos corruptos como, especialmente, de la gravedad de
los mismos.
Si bien todos los indicadores son sobre corrupción, es claro que nos están
hablando de distintas caras de la misma: percepción en seguridad y justicia, ejer-
cicio presupuestal y actos administrativos. ¿Hay alguna relación entre estos indi-
cadores de corrupción? En la medida que cada uno de ellos mide cosas distintas
de la corrupción, todos ellos miden el mismo fenómeno, por lo que se esperaría
Tabla 2.53.  Coeficientes de correlación entre los diferentes indicadores de corrupción para México, 2000–2014.
110 
ASF. Obser- ENVIPE
| 
ASF. Total vaciones que ASF. Obser- SFP. ENVIPE impar- ENVIPE
de observa- ASF. suponen vaciones que Servidores admin. tición ENVIPE Seguridad
ciones Desempeño daño suponen daño % sancionados Justicia justicia Seguridad Nacional
ASF. Total de
1.000
observaciones
ASF. Desempeño –.022 1.000
ASF.
Observaciones
0.513*** –0.063 1.000
que suponen
daño
ASF.
Observaciones
0.164*** –0.050 0.129*** 1.000
corrupción y derechos humanos

que suponen
daño %
SFP. Servidores
0.73*** –0.129*** 0.328*** 0.162*** 1.000
sancionados
ENVIPE admin.
0.435*** –0.13 0.435*** 0.339*** 0.346*** 1.000
Justicia
ENVIPE
impartición 0.387*** –0.046 0.325*** 0.283*** 0.310*** 0.850*** 1.000
justicia
ENVIPE
0.198** –0.019 0.195** 0.241*** 0.198** 0.703*** 0.615*** 1.000
Seguridad
ENVIPE
Seguridad 0.063 –0.108 0.101 0.002 0.098 0.335*** 0.413*** 0.334*** 1.000
Nacional
Fuente: Elaboración propia.
la co r ru p c i ó n e n m é x i co  | 111

que hubiera algún nivel de correlación como el que encontramos en las distintas
mediciones internacionales de los países. De hecho, es así. Hay correlaciones altas
(en rojo) que van del .4 al .85; medias (en amarillo) que van del .3 al .4; y bajas
(en verde) que van del .2 al .3. Son interesantes las relaciones positivas de .435
entre la percepción de la administración de justicia, el total de observaciones y las
observaciones que suponen daño patrimonial realizadas por la ASF; es decir, en
las entidades federativas donde hay un mayor nivel de observaciones en general, y
de observaciones que generan daño patrimonial en particular, también se observa
un alto nivel de percepción de corrupción en la administración de la justicia. Con
un nivel más bajo, hay también relaciones de este tipo entre el total de servidores
públicos sancionados por la SFP, con las observaciones emitidas por la ASF que
suponen daño, y con la percepción de administración e impartición de justicia.

Notas
1 Pese a lo anterior, esta modificación no afecta de forma grave a este trabajo ya que, como
veremos más adelante, los derechos humanos serán analizados a partir de dos índices pro-
venientes del proyecto CIRI, que tiene datos de XX a XX. Utilizaremos también el índice
de 2012 a 2015 tanto para contrastar con los indicadores de impunidad como con otros
indicadores complementarios de derechos humanos para todo el mundo en estos años.
2. Se puede acceder al Barómetro en el siguiente link: www.transparency.org/research/gcb/
gcb_2015_16
3. Se pueden conocer los informes del pago de sobornos por las empresas en el siguiente link:
http://www.transparency.org/bpi2011
4. Para conocer más sobre estos programas, se puede acceder a este link: http://www.trans-
parency.org/whatwedo/activity/transparency_and_accountability_in_social_programmes_
in_latin_america
5. Para conocer más sobre el proyecto de encuestas a empresas desarrollado por el Banco
Mundial, se puede acceder a este link: http://www.enterprisesurveys.org/methodology
6. Se puede acceder al índice en este link: http://reports.weforum.org/
global-competitiveness-report-2015–2016
7. Se puede acceder al índice de riesgo en el siguiente link: http://www.dnbcountryrisk.com/
8. Los resultados de las encuestas se pueden descargar en el siguiente link: www.icpsr.umich.
edu/icpsrweb/ICPSR/series/175
9. Vale la pena comentar que esta trilogía (Uruguay, Chile y Costa Rica) sobresale en otros
estudios sobre ejercicio de derechos humanos como los tres países mejor ubicados de la
región: Ansolabehere, Valdés y Vázquez, 2015.
10 Recordemos que la corrupción es uno de los componentes que se suelen utilizar como parte
del ambiente de negocios, de acuerdo con los índices creados por el Banco Mundial, el Foro
Económico Mundial y la empresa Dun & Bradstreet.
11 Para conocer la encuesta y mirar los resultados: http://www.encup.gob.mx/ y http://www.
inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/encuestas/hogares/especiales/encup/default.aspx
112  |  corrupción y derechos humanos

12 La base de datos con los resultados de la encuesta se pueden bajar de: http://www.ine.mx/
archivos2/portal/DECEYEC/EducacionCivica/informePais/
13 La base de datos se puede obtener en este link: http://www.juridicas.unam.mx/invest/
areas/opinion/EncuestaConstitucion/
14 La base de datos se puede obtener en este link: http://www.encup.gob.mx/
15 Transparencia municipal. (2015) Presupuesto de egresos de la Federación 2015. Disponible
en: http://www.transparenciapresupuestaria.gob.mx/work/models/PTP/Home/Ultimas_
Publicaciones/PEF_ciudadano_2015.pdf, página consultada el 30 de octubre de 2015.
16 Que incluye el fondo general de participaciones, el de fomento municipal, el impuesto
especial sobre producción y servicios, el fondo de compensación, de extracción de hidrocar-
buros, de compensación del impuesto sobre automóviles.
17 Artículo 37.- La Auditoría Superior de la Federación fiscalizará directamente los recursos
federales que administren o ejerzan las entidades federativas, los municipios y los órga-
nos político-administrativos de las demarcaciones territoriales del Distrito Federal, con
excepción de las participaciones federales; asimismo, fiscalizará directamente los recursos
federales que se destinen y se ejerzan por cualquier entidad, persona física o moral, pública
o privada, y los transferidos a fideicomisos, mandatos, fondos o cualquier otra figura jurí-
dica, de conformidad con los procedimientos establecidos en otras leyes y sin perjuicio
de la competencia de otras autoridades y de los derechos de los usuarios del sistema
financiero.
18 Las regiones fueron organizadas siguiendo la propuesta del Banco de México para Zonas
Económicas. Norte: Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y
Tamaulipas; Centro Norte: Aguascalientes, Baja California Sur, Colima, Durango, Jalisco,
Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí, Sinaloa y Zacatecas; Centro: Distrito Federal, Estado
de México, Guanajuato, Hidalgo, Morelos, Puebla, Querétaro y Tlaxcala; Sur: Campeche,
Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
19 Las regiones fueron organizadas siguiendo la propuesta del Banco de México para Zonas
Económicas. Norte: Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y
Tamaulipas; Centro Norte: Aguascalientes, Baja California Sur, Colima, Durango, Jalisco,
Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí, Sinaloa y Zacatecas; Centro: Distrito Federal, Estado
de México, Guanajuato, Hidalgo, Morelos, Puebla, Querétaro y Tlaxcala; Sur: Campeche,
Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
20 Las regiones fueron organizadas siguiendo la propuesta del Banco de México para Zonas
Económicas. Norte: Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y
Tamaulipas; Centro Norte: Aguascalientes, Baja California Sur, Colima, Durango, Jalisco,
Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí, Sinaloa y Zacatecas; Centro: Distrito Federal, Estado
de México, Guanajuato, Hidalgo, Morelos, Puebla, Querétaro y Tlaxcala; Sur: Campeche,
Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
21 Los datos provienen de la información suministrada por la Auditoria Superior de la Fede-
ración a través del Sistema de Información Pública el día 28 de abril de 2016; y del presu-
puesto ejercido retomado de la Hacienda Pública Federal, SHCP.
22 Caso documentado por el equipo de investigación de la periodista Carmen Aristegui en
el año 2014. Ver en http://aristeguinoticias.com/0911/mexico/la-casa-blanca-de-enri-
que-pena-nieto/ página consultada el 3 de junio de 2016.
la co r ru p c i ó n e n m é x i co  | 113

23 Caso documentado por el equipo de investigación del portal Animal Político. Ver en:
http://www.animalpolitico.com/tag/empresas-fantasma-de-veracruz/ página consultada el
3 de junio de 2016.
24 Caso documentado por las periodistas Telma Gómez y Ana Lilia Pérez publicado News
Week en español. Ver en: http://nwnoticias.com/#!/noticias/el-senor-de-las-compras-pu-
blicas página consultada el 3 de junio de 2016.
25 Caso documentado por los periodistas David Barstow y Alejandra Xanic Von Bertrab y
publicado en el New York Times. Ver en: http://www.nytimes.com/2012/12/18/business/
walmart-bribes-teotihuacan.html?rref=collection%2Ftimestopic%2FWal-Mart%20de%20
Mexico%20SAB%20de%20CV&action=click&contentCollection=business&region=s-
tream&module=stream_unit&version=latest&contentPlacement=2&pgtype=collec-
tion&_r=0 página consultada el 3 de junio de 2016.
26 Según trámites por nivel territorial la encuesta incluye: i) Nivel federal: pago ordinario
del servicio de luz, trámites fiscales, atención médica programada, atención médica de
urgencia, créditos de vivienda o programas sociales, servicio de energía eléctrica, trámite
de pasaporte; ii) Nivel Estatal: pago de tenencia o impuesto vehicular, trámites vehicula-
res, trámites en el Registro Civil, permisos relacionados con la propiedad, trámites ante el
Ministerio Público, trámites ante juzgados o tribunales, llamadas de emergencia a la poli-
cía, contacto con autoridades de seguridad pública, trámites para abrir una empresa, otros
trámites pagos o solicitudes y y trámites de educación pública básica; iii) Nivel Municipal:
pago ordinario del servicio de agua potable, pago de predial, servicios municipales, trámites
locales, permisos relacionados a la propiedad, llamadas de emergencia a la policía y contacto
con autoridades de seguridad pública.
27 Se toman las regiones geográficas definidas por la Comisión Nacional de Seguridad
Pública, cada región incluye los siguientes estados: i) Centro: Ciudad de México, Guerrero,
Hidalgo, Estado de México, Morelos, Puebla y Tlaxcala; ii) Noreste: Coahuila, Durango,
Nuevo León, San Luis Potosí y Tamaulipas; iii) Noroeste: Baja California, Baja California
Sur, Chihuahua, Sinaloa y Sonora; iv) Occidente: Aguascalientes, Colima, Guanajuato,
Jalisco, Michoacán, Nayarit, Querétaro y Zacatecas; v) Sureste: Campeche, Chiapas,
Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
28 Esta categoría comprende, en general, a todas aquellas operaciones con las instituciones
financieras y demás sujetos obligados en términos de dichas disposiciones, realizadas con
billetes y monedas de curso legal en México o en cualquier otro país, así como con cheques
de viajero y monedas de platino, oro y plata, por un monto igual o superior al equivalente en
moneda nacional a diez mil dólares estadounidenses, independientemente de que puedan
estar vinculados con los delitos de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita y del
Terrorismo y su financiamiento (http://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/55386/
Estadisticas_Recepcion_y_Denuncias_0216.pdf ).
29 Aquellas operaciones, actividades, conductas o comportamientos de los directivos, funcio-
narios, empleados y apoderados de las instituciones financieras y demás sujetos obligados
en términos de dichas disposiciones que, por sus características, pudieran contravenir o
vulnerar la aplicación de las normas en esa misma materia, o aquella que, por cualquier otra
causa, resulte dubitativa para dichas instituciones y sujetos obligados (http://www.gob.mx/
cms/uploads/attachment/file/55386/Estadisticas_Recepcion_y_Denuncias_0216.pdf ).
114  |  corrupción y derechos humanos

30 Se consideran operaciones inusuales aquellas actividades, conductas o comportamientos que


no concuerden con los antecedentes o actividades conocidas o declaradas por los clientes
de las instituciones financieras en función del monto, naturaleza, tipo o frecuencia de la
operación sin que exista una justificación razonable para dicho comportamiento (http://www.
gob.mx/shcp/documentos/uif-entidades-financieras-sujetos-obligados-recepcion-y-
denuncias).
31 A la solicitud de información le recayó el folio 600149516. La respuesta se realizó mediante
oficio de fecha 13 de mayo del 2016, con folio SHCP/C.T.003/2016.

Fuentes De Información

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World Justice Project http://worldjusticeproject.org/
capítulo 3

Derechos humanos

En los dos capítulos anteriores desarrollamos la forma en que se ha conceptuali-


zado y estudiado a la corrupción, así como algunos indicadores sobre corrupción
en México. En este capítulo haremos lo propio con los DH. En el siguiente anali-
zaremos la relación entre la corrupción y los DH.
Daremos prioridad a mirar cómo podemos medir a los DH. Por ende, no nos
detendremos a discutir la conceptualización de los DH a partir de su historia, que
puede ser muy larga (González, 2000; Soriano, 2003). Tampoco nos detendremos
a conceptualizar a los DH a partir de su naturaleza jurídica ya sea proveniente del
derecho natural, positivo, histórico o moral (Alfonso, 1990; Dussel, 2001; Fernán-
dez, 1982; Laporta, 1987; Nino, 1989). Tomaremos a los DH como el producto
jurídico proveniente del desarrollo del Derecho Internacional de los Derechos
Humanos a partir de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.
Los DH son el conjunto de derechos para las personas, y obligaciones para el
Estado, que se encuentran establecidos en todo ese conjunto normativo. Por ende,
si requerimos algún concepto –de nuevo, considerando que lo que nos interesa en
esta sección es pensar cómo medir a los DH–, el elaborado por Luigi Ferrajoli es
el más apropiado:

… son derechos fundamentales todos aquellos derechos subjetivos que corresponden


universalmente a todos los seres humanos en cuanto dotados del status de personas,
de ciudadanos o personas con capacidad de obrar; entendiendo por derecho subjetivo
118  |  corrupción y derechos humanos

cualquier expectativa positiva (de prestación) o negativa (de no sufrir lesiones) adscrita
a un sujeto por una norma jurídica; y por status la condición de un sujeto, prevista
asimismo por una norma jurídica positiva, como presupuesto de su idoneidad para
ser titular de situaciones jurídicas y/o autor de los actos que son ejercicio de éstas.
(Ferrajoli, 1999: 37)

Con esta advertencia, vayamos a la explicación sobre cómo medimos a los DH en


esta investigación.

1.  El problema de la medición de DH

Hay dos distintas fuentes que detonaron el interés en la construcción de indica-


dores para medir DH. Por un lado, si bien el derecho fue la principal disciplina
desde donde se han desarrollado los estudios sobre DH, hay –desde ya hace varios
años– una clara vocación multidisciplinaria para entenderlos (Estévez y Vázquez,
2010; Saladin y Basak, 2006; Freeman, 2002). Particularmente, tanto los estudios
que analizan a los DH desde la ciencia política, relacionándolos con aspectos de la
transición a la democracia, por ejemplo; como una tendencia de los estudios de los
DH desde las relaciones internacionales, se han ocupado de desarrollar indicadores
para mirar a los DH. Los trabajos de política comparada de Todd Landman (2002
y 2005) son un buen ejemplo; así como el trabajo de Kathryn Sikkink (2011) sobre
justicia transicional y DH. En el campo de las relaciones internacionales, probable-
mente el mejor ejemplo es el texto de Beth Simmons (2009) sobre la difusión de
normas del derecho internacional a nivel local. Algunos de los indicadores que se
mencionan en el siguiente acápite son los que este tipo de estudios suele recuperar
para medir a los DH.
La segunda fuente que detonó el interés por medir los DH fue el enfoque de
DH en políticas públicas, en particular para desarrollar indicadores que permitie-
ran evaluar las acciones gubernamentales con respecto a los derechos. El principal
actor en este punto es, sin duda, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos. Nacida a partir de la Segunda Conferen-
cia Mundial sobre DH en Viena en 1993, el Alto Comisionado ha tenido entre
sus objetivos el acompañamiento técnico a los países para mejorar sus políticas
públicas en torno a DH y darles esta perspectiva1. Como parte de este trabajo, la
OACNUDH ha emitido dos informes (2006 y 2008) donde clasifica tres tipos de
indicadores:

• Indicadores estructurales: reflejan la ratificación y adopción de instrumentos


jurídicos conforme a los estándares internacionales de DH y la existencia de
d e r ec h o s h u ma n o s  | 119

mecanismos institucionales básicos (instituciones, estrategias, políticas, pla-


nes, programas, etc.) para facilitar la realización de un determinado derecho.
Permiten medir el compromiso del Estado para organizar el sistema legal y
el aparato institucional para cumplir sus obligaciones.
• Indicadores de proceso: se refiere a la medición del alcance, la cobertura y el
contenido de las estrategias, políticas, planes, programas u otras interven-
ciones específicas, encaminadas a tener impacto en el ejercicio de uno o
varios DH. Buscan medir la calidad y magnitud de los esfuerzos del Estado
para implementar los derechos.
• Indicadores de resultado: son los que reflejan el impacto real de las interven-
ciones del Estado sobre el nivel de vigencia de los derechos. Describen los
logros, individuales y colectivos, que reflejan el grado de realización de un
DH en un determinado contexto.

Ha pasado ya mucha agua por debajo del río. Las discusiones y trabajos en
torno a la construcción de indicadores de DH se han multiplicado estrepitosa-
mente (Guzmán y Arjona, 2008; Ruvalcaba, 2015; Anaya, 2015, Flores, 2010;
Najera, 2012; OACNUDH, 2012). Una propuesta de indicadores que vale la pena
mencionar es la desarrollada por el Grupo de Trabajo para el análisis de los infor-
mes nacionales previstos en el protocolo de San Salvador, quienes ya han emi-
tido Lineamientos de indicadores para evaluar el avance en torno a los derechos
económicos, sociales y culturales en el marco del Sistema Interamericano de DH
(CIDH, 2007 y 2013).
No tiene sentido intentar dar cuenta en este espacio de las discusiones en
torno a la construcción de indicadores sobre DH. Más aún, en esta investiga-
ción no crearemos información para dotar de contenido a nuevos indicadores, sino
que usaremos la ya existente. Por ende, trabajaremos esencialmente con proxys,
es decir, con aquella información que es la más cercana a lo que objetivamente
queremos mirar. Otra razón para advertir al lector que trabajaremos especialmente
con proxys, es que cada DH se encuentra integrado por cientos de obligaciones y
pretender dar cuenta de un DH supondría mirar todas esas obligaciones. Deten-
gámonos un poco en esto.
Recordemos que, para esta investigación, los DH son las obligaciones a cargo
de los Estados, y los derechos a favor de las personas, que se encuentran desarro-
lladas en el Derecho Internacional de los DH. Siguiendo a Serrano y Vázquez
(2009), todos los DH –léase, el derecho a la integridad personal, a la vivienda, a la
salud, a la libertad personal, derecho a votar, a ser votado, al medio ambiente sano,
libertad de tránsito, al debido proceso, etc.– están constituidos por el siguiente
conjunto de obligaciones a cargo de los Estados:
120  |  corrupción y derechos humanos

• Obligaciones generales de respetar, proteger, garantizar y promover los DH.


• Elementos institucionales de disponibilidad, accesibilidad, calidad y
aceptabilidad.
• Principios de aplicación de núcleo del derecho, progresividad, prohibición
de regresión y máximo uso de recursos disponibles.

Por ende, si lo que interesa es mirar un derecho humano en su totalidad, habría


que construir indicadores para observar cada una de estas nueve obligaciones. Si
se pretende no sólo construir indicadores que midan a los DH, sino que ade-
más tengan perspectiva de derechos, el punto se complejiza ya que los indicadores
también tendrían que dar cuenta de algunos principios como la universalidad, la
interdependencia, la indivisibilidad, la perspectiva de igualdad y no discriminación,
la perspectiva de género, la participación, el empoderamiento de las personas, por
mencionar algunos.
Como el lector se habrá dado cuenta, tomarse en serio la medición de los
DH no es cosa fácil. Por ende, nosotros –como mencionamos arriba– trabajaremos
a partir de proxys que se desarrollan en los siguientes dos acápites. Una última

Figura 3.1.  Obligaciones en materia de DH.


Fuente: Elaboración propia
d e r ec h o s h u ma n o s  | 121

aclaración antes de ir a ellos. En la medida que el desarrollo de los DH ha sido


esencialmente estadocéntrico, lo que más se ha desarrollado son las obligaciones
a cargo de los Estados. Sin embargo, el cumplimiento de las obligaciones por los
Estados no se convierte de forma inmediata en ejercicio de derechos de las perso-
nas. Por ejemplo, el aumento de gasto en seguridad, de policías en las calles y de
mayor presupuesto en capacitación y armamento, no necesariamente se convierte
en un mayor ejercicio de los derechos a la libertad e integridad personales. Puede
haber brechas entre la acción estatal y el ejercicio efectivo de los derechos. Lo que
nos interesa mirar es esto último, el ejercicio de derechos por parte de las personas.
A esto es a lo que la OACNUDH denomina indicadores de resultado.

2.  Los DH en el mundo: CIRI, 1996–2011

Existen múltiples bases de datos a nivel internacional para analizar los DH. La
base de datos más utilizada para realizar estudios cross national es CIRI, Human
Rights Data Project2 coordinado por los profesores David Cingranelli, David
Richards (de aquí en adelante, CIRI) y Chad Klay. En esta base se analizan dere-
chos civiles, laborales y de las mujeres. Debido a que la última medición de este
proyecto se dio en el 2011, el reciente Human Right Score3 de Christopher J. Fariss
and Keith Schnakenberg está intentando seguir con este trabajo. Está también el
muy conocido Political Terror Scale4 que mide las desapariciones forzadas, ejecu-
ciones extrajudiciales, tortura y prisioneros políticos. Un proyecto que ha desa-
rrollado el análisis de la tortura es el III Treatment and Torture Data Collection5
que busca responder preguntas específicas como cuántas víctimas, qué agencias
del Estado son las que torturan, qué tipo de torturas y cuál es la responsabilidad
estatal. Una medición más sobre DH proviene de Uppsala Conflict Data Program6
donde se realiza un recuento de los ataques intencionales contra civiles tanto por el
gobierno como por grupos armados.
A partir del periodo a estudiar, el número de países que nos interesa analizar
y el tipo de derechos, en este trabajo utilizaremos la base de datos de CIRI. Se
trata de una base de datos con información para 202 países sobre 15 derechos
internacionalmente reconocidos en el periodo 1981–2011. En la medida que la
información sobre corrupción data de 1996 a la fecha en el índice más longevo
que es el CPI de Transparencia Internacional, arrancaremos en este año el
análisis de los DH. Más aún, por suerte el cambio de metodología del CPI se
realizó precisamente en el 2012, por lo que podemos correlacionar sin problemas
metodológicos el índice de percepción de la corrupción y los índices de CIRI entre
1996 y el 2011.
122  |  corrupción y derechos humanos

Los DH que son medidos por CIRI son: ejecuciones extrajudiciales, desapari-
ción, tortura, prisioneros políticos, libertad de expresión, libertad de religión, liber-
tad de tránsito interno, libertad de entrada y salida del país, derechos de reunión
y asociación, libertad de autodeterminación, derechos laborales, derechos econó-
micos, políticos y sociales de las mujeres e independencia judicial (Cingranelli y
Richards, 2014; y CIRI, sf ).
Las fuentes primarias para la elaboración de los indicadores de CIRI son los
reportes anuales del Departamento de Estado de Estados Unidos y los reportes
anuales de Amnistía Internacional. Las variables suelen ir de 0 a 2, donde 0 es
que la violación a DH es frecuente, 1 que es ocasional y 2 que no hubo o no fue
reportada. La decisión para asignar el valor a cada Estado en cada año depende de
dos cosas7:

• si aparecen en el reporte palabras que adjetivan las violaciones como siste-


máticas, epidémicas, extendidas, extensivas, rutinarias, o algún sinónimo,
se considera que las violaciones son frecuentes. En cambio, si se adjetivan
como numerosas, muchas, varias, docenas, o alguna similar, se considera que
la violación es ocasional.
• Puede suceder que el reporte exponga ejemplos de violaciones o directa-
mente números de violaciones a DH. Si hay 50 o más casos se considera que
la violación es frecuente. Si hay entre 1 y 49 se considera que es ocasional.

Además de los 15 derechos que se enumeran arriba, en la base de datos de CIRI


se construyeron dos índices: el de integridad personal y el de empoderamiento. El
índice de integridad personal es un índice aditivo que abarca los indicadores de
tortura, ejecuciones extrajudiciales, aprehensión política y desaparición. Varía de
0 a 8, donde el valor máximo supone el total respeto por parte del gobierno a los
cuatro derechos. Abajo la descripción de las variables que integran este índice.
El índice de empoderamiento también es un índice aditivo construido a partir
de siete derechos: libertad de tránsito interno, libertad de entrada y salida del país,
libertad de expresión, derecho de reunión y asociación, derechos laborales, auto-
determinación electoral y libertad de religión. Este índice varía de 0 a 14 donde el
valor máximo supone un respeto total por parte del gobierno a los siete derechos
(CIRI, s/f ). Abajo, la descripción de cada uno de los derechos que integran el
índice.
No pasamos por alto que hay toda una discusión sobre la diferencia entre el
cumplimiento de obligaciones en materia de DH, y el ejercicio efectivo de dere-
chos. Aunque parecieran la misma cosa, no lo son, y pueden existir enormes bre-
chas entre uno y otro, como mencionamos líneas arriba. Lo que mide la base de
d e r ec h o s h u ma n o s  | 123

Tabla 3.2.  Derechos que integran el índice de integridad personal de CIRI, Human Rights
Data Project.

Nombre de la
Descripción de la variable
variable

Son asesinatos cometidos por el gobierno sin el debido proceso.


Ejecuciones Este indicador va de 0 a 2, donde 0 significa que las ejecuciones
extrajudiciales extrajudiciales son frecuentes; 1 que son ocasionales; y 2 que no
hubo.
Son desapariciones de personas cometidas por agentes estatales.
Desaparición Este indicador va de 0 a 2, donde 0 significa que las desaparicio-
nes son frecuentes; 1 que son ocasionales; y 2 que no hubo.
Es la imposición intencional de dolor extremo, ya sea mental o
física, por funcionarios públicos o por particulares en la insti-
Tortura gación de los funcionarios públicos. Este indicador va de 0 a 2,
donde 0 significa que la tortura ocurre con frecuencia; 1 que es
ocasional; y 2 indica no se practica
Es el encarcelamiento de personas por parte de funcionarios del
gobierno debido a: su forma de hablar; su oposición no-violenta
a las políticas o los líderes del gobierno; sus creencias religiosas;
Prisioneros
sus prácticas religiosas no violentas incluyendo proselitismo; o
políticos
su pertenencia a un grupo, incluyendo un grupo étnico o racial.
Este indicador va de 0 a 2, donde 0 significa que hubo muchos
prisioneros políticos; 1 que hubo pocos; y 2 indica no hubo.

Fuente: Elaboración propia con datos de CIRI, s/f; y 2014.

Tabla 3.3.  Derechos que integran el índice de empoderamiento del CIRI, Human Rights
Data Project.

Nombre de la variable Descripción de la variable

Esta variable indica el grado en que las libertades de


expresión y de prensa se ven afectadas por la censura. La
censura es cualquier forma de restricción que se coloca
Libertad de expresión
sobre la libertad de prensa. El indicador va de 0 a 2, donde
0 expresa completa censura; 1 indica que había un poco de
censura; y 2 que no hubo censura.
Este indicador va de 0 a 2, donde 0 supone que hay severas
restricciones gubernamentales sobre las prácticas religiosas;
Libertad de religión
1 indica que las restricciones son moderadas; y 2 que no
hay restricciones.
(Continued)
124  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 3.3.  (Continued)


Esta variable indica la libertad de las personas para viajar
dentro de su propio país. Va de 0 a 2, donde 0 significa
Libertad de tránsito
severas restricciones; 1 que era algo restringida; y 2 que no
hay restricciones.
Esta variable indica la libertad de las personas para salir y
Libertad de entrada y regresar a su país. Va de 0 a 2, donde 0 implica que la liber-
salida del país tad estaba severamente restringida; 1 que era algo restrin-
gida; y 2 que no hay restricciones.
Esta variable indica el grado en que los derechos de reunión
y de asociación están sujetos a limitaciones o restricciones
gubernamentales. El indicador va de 0 a 2, donde 0 indica
Derechos de reunión y
que los derechos fueron severamente restringidos a todos
asociación
los ciudadanos; 1 que los derechos estaban limitados para
todos los ciudadanos o denegados para ciertos grupos; y 2
que los derechos no tenían restricciones.
Este indicador va de 0 a 2, donde 0 supone que el derecho a
la libre determinación mediante elecciones libres y justas no
existía en la ley durante el año en cuestión; 1 que mientras
Derecho a la
que los ciudadanos tenían el derecho legal a la libre deter-
auto-determinación
minación, hubo algunas limitaciones para el cumplimiento
de este derecho en la práctica; y 2 que la participación
política era libre y abierto.
Esta variable indica el grado en que los trabajadores disfru-
ten de los derechos de libertad de asociación, negociación
colectiva, prohibición de la utilización de cualquier forma
de trabajo forzoso u obligatorio; una edad mínima para
Derechos laborales el empleo de niños; y condiciones aceptables de trabajo
respecto a salarios mínimos, horas de trabajo, y ocupacional
seguridad y salud. Va de 0 a 2, donde 0 significa que los
derechos fueron severamente restringidos; 1 que los dere-
chos fueron algo restringidos; y 0 que no hubo restricciones.

Fuente: Elaboración propia con datos de CIRI, s/f; y 2014.

datos de CIRI son las prácticas de los gobiernos (CIRI, 2014), y no el ejercicio de
derechos por parte de las personas. Por ende, considerando que la obligación de
respeto supone la omisión del Estado de violentar derechos (Serrano y Vázquez,
2013), ciertas prácticas estatales nos estarán hablando del ejercicio de derechos,
pero de forma negativa. Por ejemplo, un indicador sobre averiguaciones previas
abiertas por desaparición forzada, nos está hablando de una práctica estatal –la
desaparición de personas– y nos está dando cuenta también del no ejercicio del
derecho: el total de personas desaparecidas. Lo mismo sucede con muchos otros
d e r ec h o s h u ma n o s  | 125

indicadores como las quejas presentadas ante un ombusdman, o el total de reco-


mendaciones emitidas por éste. La obligación de respeto nos permite mirar tanto
las prácticas gubernamentales como el ejercicio de derechos, cosa que no sucede
con las obligaciones de garantía, protección y promoción, que dan cuenta de accio-
nes estatales pero no necesariamente de ejercicio de derechos.
Es también relevante considerar dos vertientes distintas en lo que se puede
considerar como una práctica gubernamental. Una es la vertiente institucional, que
se analiza a través de los derechos, procedimientos y mecanismos de protección
establecidos en la constitución, leyes y reglamentos. Otra totalmente distinta son
las prácticas o actividades fácticas que realiza el gobierno. Sin duda, puede haber
una brecha entre la primera y la segunda vertientes que en el mundo del derecho
se analizan a partir de la eficacia de la norma (validez y facticidad de la norma, o
vigencia y eficacia de la norma). Si bien los informes del Departamento de Estado
de Estados Unidos y de Amnistía Internacional no dan cuenta del ejercicio de
derechos de las personas, o lo hacen de forma negativa, a través de las violaciones,
sí recuperan estas dos vertientes de la práctica gubernamental: la institucional y la
eficacia de la norma, tal vez la variable en donde esto se hace más evidente es en el
índice de integridad personal.
Veamos cómo se encuentra México con respecto a los demás países en estos
dos índices. Comencemos por una mirada regional. Si recuperamos las mismas
nueve regiones que utilizamos para analizar los indicadores de corrupción, tene-
mos que para los derechos que conforman el índice de empoderamiento, los países
de Medio Oriente y África del Norte son los peor posicionados. Por el contrario,
Europa occidental, Oceanía y América del Norte (Canadá y EUA) encabezan la
lista, aunque seguidos muy de cerca por América Latina y el Caribe. Finalmente,
en el medio se encuentran las regiones de Europa del este y Asia central, África
subsahariana (que fue la peor posicionada en materia de corrupción) y el sur y este
de Asia, en orden de empeoramiento de respeto de derechos.
En relación con el índice de integridad física en esas mismas nueve regiones,
en los valores más bajos hay un empate técnico entre el sur y este de Asia con
Medio Oriente y África del Norte. En cambio, los valores más altos se observan en
Europa occidental y Oceanía. En este índice América del norte (Canadá y EUA)
se queda un poco más rezagada con respecto a los dos anteriores, y más cercana al
Caribe y a Europa del este y Asia central. Debajo de estas regiones, pero por arriba
de los últimos lugares, se encuentra América Latina y África subsahariana.
En lo que hace a los DH laborales, Europa occidental encabeza la lista, seguida
de América del Norte (Canadá y Estados Unidos) y el Caribe. En cambio, la peor
región es Medio Oriente y África del Norte, seguida de Sur y Este de Asia y Amé-
rica Latina.
126  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 3.4.  Media del Índice de Empoderamiento para nueve regiones del mundo, 1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de The Cingranelli-Richards Human Rights Data Set.

Gráfica 3.5.  Media del Índice de Integridad Física para nueve regiones del mundo, 1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de The Cingranelli-Richards Human Rights Data Set.
d e r ec h o s h u ma n o s  | 127

Gráfica 3.6.  Media del Índice de DH Laborales por región, 1996–2011.


Fuente: Elaboración propia a partir de información de The Cingranelli-Richards Human Rights Data Set.

Como nos sucedió en las mediciones de corrupción, el Caribe sale también


llamativamente alto en DH. Recordemos que esto se debe a que varias islas y países
considerados como parte del Caribe forman parte de mancomunidades con otros
Estados8.
Veamos ahora a México en el marco de América Latina. Comencemos por el
índice de empoderamiento donde todos los países, salvo Cuba, salen muy parejos.
Descolla Uruguay, seguido muy de cerca por Argentina y Costa Rica. En un prác-
tico empate están Brasil, Chile y el Salvador, y debajo pero cerca se encuentran
Bolivia, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Nicaragua. Debajo de estos
países están Ecuador, Colombia, República Dominicana, México y Perú. Final-
mente, por debajo está Venezuela.
En relación con el índice de integridad personal, las variaciones se hacen más
evidentes. Aquí tenemos tres claros países que sobresalen: Uruguay, Costa Rica
y Panamá. Debajo de ellos, Bolivia, Chile, el Salvador y Paraguay; seguidos de
Argentina, Guatemala, Honduras y Ecuador. Por debajo vendría Perú, República
Dominicana y Cuba. Y en los últimos cuatro lugares, con una diferencia relevante
entre cada país, están Brasil, Venezuela, México y Colombia.
128  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 3.7.  Media del Índice de Empoderamiento para los países de América Latina, 1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de The Cingranelli-Richards Human Rights Data Set.

Gráfica 3.8.  Media del Índice de Derechos de Integridad Física para los países de América
Latina, 1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de The Cingranelli-Richards Human Rights Data Set.
d e r ec h o s h u ma n o s  | 129

En relación con los DH laborales, los países mejor posicionados son Argen-
tina, Uruguay, Paraguay y Costa Rica, mientras que al final de la lista están
Venezuela, Guatemala, Colombia y Honduras. México ocupa el puesto 6 de 18
países.

Gráfica 3.9. Media del Índice de DH Laborales para América Latina, 1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de The Cingranelli-Richards Human Rights Data Set.

Finalmente, nos parece interesante comparar la situación de México con algu-


nos países de los BRICS y especialmente del MIKTA, que es donde suelen posi-
cionar a México. En el índice de empoderamiento se observa a México justo en
medio de la tabla, encabezada por Australia y Brasil; y con Turquía e Indonesia al
final de la fila.
En el índice de integridad física México se mantiene en el medio. La principal
diferencia es que la distancia con respecto al primer lugar es mucho más pronun-
ciada. También hay diferencias en el ordenamiento de los demás países, en parti-
cular la India ocupa el último lugar con indicadores que dan cuenta de violaciones
muy graves a este derecho.
130  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 3.10.  Media del Índice de Empoderamiento para los países de MIKTA, 1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de The Cingranelli-Richards Human Rights Data Set.

Gráfica 3.11.  Media del Índice de Integridad Física para los países de MIKTA, 1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de The Cingranelli-Richards Human Rights Data Set.
d e r ec h o s h u ma n o s  | 131

En relación con los derechos laborales, México y Turquía se encuentran empa-


tados en el penúltimo lugar, el último lo ocupa Brasil; mientras que Australia enca-
beza la lista.

Gráfica 3.12.  Media del Índice de DH Laborales para los países de MIKTA, 1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de The Cingranelli-Richards Human Rights Data Set.

3. Otras mediciones complementarias


sobre DH, 1996–2015

En la medida que las mediciones de CIRI terminan en el 2011, y que nosotros


contamos con datos sobre corrupción hasta el 2015, utilizaremos algunas bases de
datos complementarias para analizar los DH en este periodo. Para mirar los DH
entre 1996 y el 2015 utilizaremos los siguientes indicadores:

• El PIB per cápita con paridad de poder adquisitivo a dólares constantes del
2011 elaborado por el Banco Mundial. En la medida que este indicador se
construye con dólares constantes al 2011, nos permite comparar a un mismo
país a lo largo del tiempo. Además, para poder hacer comparaciones entre
países, el Banco Mundial ajustó la capacidad adquisitiva que posee el dólar
132  |  corrupción y derechos humanos

de los Estados Unidos a cada uno de los demás países9. Más aún, este último
componente del indicador nos deja ver cómo se ha modificado el poder
adquisitivo per cápita, aspecto central no sólo como un componente de los
derechos laborales –el derecho a un salario digno–, sino como derecho llave
que permite abrir la puerta de otros derechos: alimentación, vivienda, salud,
por mencionar algunos.
• La esperanza de vida al nacer elaborada por el Banco Mundial.
• Los años de escolaridad promedio que forma parte del Índice de Desarrollo
Humano.
• La tasa de homicidios intencionales elaborada por el Banco Mundial.
  Además de estos cuatro indicadores, sumamos dos más provenientes
del índice de libertad en el mundo de Freedom House. Esta organización
ha desarrollado un índice –libertad en el mundo– que ha utilizado para
evaluar a 195 países y 15 territorios desde 1978 a la fecha. El índice está
conformado por dos grupos de derechos: las libertades civiles y los derechos
políticos. Para los objetivos de la investigación usaremos por separado estos
derechos. El desarrollo histórico de esta base de datos nos permite contar
con información de 1996 al 201510.
• Derechos políticos de Freedom House. Este índice está conformado por
10 indicadores en forma de preguntas. Se asignan valores de 0 a 4 donde
0 es el menor ejercicio de derechos y 4 el mayor ejercicio de derechos. Se
analizan tres categorías: Proceso Electoral (3 preguntas), el pluralismo polí-
tico y la participación (4), y el funcionamiento del Gobierno (3). El total de
puntos posibles obtenidos por un país es 40. Algunos ejemplos de preguntas
son:
• ¿Ha habido retrasos indebidos, por motivos políticos, en la celebración
de la elección más reciente para el jefe de gobierno?
• ¿El registro de votantes y candidatos se lleva a cabo de una manera
precisa, oportuna, transparente y no discriminatoria?
• ¿Los candidatos pueden hacer discursos, celebrar reuniones públi-
cas, y disfrutar de acceso a los medios durante toda la campaña sin
intimidación?
• ¿La composición de la comisión electoral es equilibrada?
Posteriormente se hace una ponderación para crear el índice que va de 1 a
7, donde en el 1 se encuentran los países que gozan del grueso de los dere-
chos políticos, incluyendo elecciones libres y justas; mientras que en el 7 se
encuentran los países que gozan de pocos o ningún derecho político porque
cuentan con un gobierno opresor, muchas veces en combinación con una
guerra civil.
d e r ec h o s h u ma n o s  | 133

• Libertades civiles de Freedom House. Este índice está conformado por


15 indicadores en forma de preguntas. También se asignan valores de 0
a 4 donde 0 es el menor ejercicio de derechos y 4 el mayor. Las pre-
guntas se agrupan en 4 categorías: la libertad de expresión y de creencias
(4 preguntas), derechos de asociación y organización (3), Estado de dere-
cho (4), y la autonomía personal y derechos individuales (4). El total de
puntos posibles obtenidos por un país es 60. Algunos ejemplos de pregun-
tas son:
• ¿Se utilizan los delitos de difamación, blasfemia, leyes de seguridad o
multas onerosas para castigar a periodistas que critican a los funciona-
rios del gobierno y las políticas u otras entidades poderosas?
• ¿Se obstaculizan las prácticas religiosas y de expresión, por medio de
la violencia o acoso?
• ¿Hay presión del gobierno, fuerte influencia o control sobre el conte-
nido de los planes de estudio con fines políticos?
• ¿Los participantes de las manifestaciones pacíficas son intimidados,
detenidos y agredidos?
• ¿Hay restricciones en los viajes al extranjero, incluyendo el uso
de un sistema de visado de salida, que puede ser emitido de forma
selectiva?
Finalmente se hace un índice por medio de una ponderación que va de 1
a 7. En el 1 se encuentran los países que gozan del grueso de las libertades
civiles, incluyendo la libertad de expresión, asociación, asamblea, educación
y religión. Aquí se incluye la libertad en la actividad económica, el estado de
derecho y la equidad de oportunidades. En el 7 se encuentran los países que
tienen pocas o ninguna libertad civil.

Los primeros tres indicadores nos hablan más de los derechos económicos y
sociales, los tres últimos dan cuenta de los derechos civiles y políticos. Sabemos
que el mundo de los DH es mucho más amplio, sin embargo, la principal restric-
ción para determinar que indicadores tomar está en la información existente para
recuperar a todos los países en el periodo buscado. Veamos rápidamente cómo se
encuentra México con respecto a estos indicadores.
Si analizamos el estatus de los derechos en las nueve regiones que hemos
venido trabajando, no hay sorpresas en los primeros lugares, que siempre son
para Europa Occidental y América del Norte (Estados Unidos y Canadá).
Por el otro lado, en los últimos lugares casi siempre se observa a África Subsaha-
riana, y en algunas ocasiones a Medio Oriente y África del Norte y al sur y este
de Asia.
134  |  corrupción y derechos humanos

Gráfico 3.13.  Promedio de PIB per cápita con paridad de poder adquisitivo a dólares constan-
tes del 2011, por regiones, 2012–2015.
Fuente: Banco Mundial

Gráfico 3.14.  Promedio de esperanza de vida al nacer por regiones, 2012–2015.


Fuente: Banco Mundial
d e r ec h o s h u ma n o s  | 135

Gráfico 3.15.  Promedio de años de escolaridad por regiones, 2012–2015.


Fuente: Índice de Desarrollo Humano

Gráfico 3.16.  Promedio del índice de derechos políticos por región, 1996–2015.
Fuente: Elaboración propia con información de Freedom House.
136  |  corrupción y derechos humanos

Gráfico 3.17.  Promedio del índice de derechos civiles por región, 1996–2015.
Fuente: Elaboración propia con información de Freedom House.

En específico América Latina aparece mal posicionada en el PIB per cápita,


y en el promedio de años de escolaridad, en todos los casos por debajo de la mitad
de la tabla. En cambio, en el promedio de esperanza de vida al nacer ocupa el
tercer lugar. En todos los demás indicadores está justo a mitad de la tabla.Veamos
ahora dónde se localiza México con respecto a América Latina en los mismos
indicadores de DH. En los primeros lugares no hay sorpresas, Chile, Costa Rica,
y Panamá suelen encabezar las listas. En los indicadores sobre derechos socia-
les (PIB per cápita, esperanza de vida al nacer y escolaridad) Cuba se encuentra
en los primeros lugares; pero ocupa precisamente el último lugar en los dere-
chos civiles y políticos, junto a Venezuela. En los derechos económicos y sociales,
Nicaragua, Guatemala, Honduras y Bolivia son los países que suelen encontrarse
al final de la tabla.
En los derechos económicos y sociales, México suele encontrarse arriba de la
mitad de la tabla, en los lugares 6 u 8. En cambio, caen posiciones en los derechos
civiles y políticos, donde ocupa los lugares 10 y 11 de 19 países.
d e r ec h o s h u ma n o s  | 137

Gráfico 3.18.  Promedio de PIB per cápita con paridad de poder adquisitivo a USD constantes
(2011) para América Latina, 2012–2015.
Fuente: Banco Mundial

Gráfico 3.19.  Promedio de esperanza de vida al nacer para América Latina, 2012–2015.
Fuente: Banco Mundial
138  |  corrupción y derechos humanos

Gráfico 3.20.  Promedio de años de escolaridad para América Latina, 2012–2015.


Fuente: Índice de Desarrollo Humano

Gráfico 3.21. Promedio del índice de derechos políticos para América Latina, 1996–2015
Fuente: Elaboración propia con información de Freedom House.
d e r ec h o s h u ma n o s  | 139

Gráfico 3.22.  Promedio del índice de derechos civiles para América Latina, 1996–2015.
Fuente: Elaboración propia con información de Freedom House.

Gráfico 3.23.  Promedio de PIB per cápita con paridad de poder adquisitivo a dólares constan-
tes del 2011 para los países de MIKTA, 2012–2015.
Fuente: Banco Mundial
140  |  corrupción y derechos humanos

Gráfico 3.24.  Promedio de esperanza de vida al nacer para los países de MIKTA más Brasil y
la India, 2012–2015.
Fuente: Banco Mundial

Gráfico 3.25.  Promedio de años de escolaridad para el MIKTA más Brasil y la India, 2012–2015.
Fuente: Índice de Desarrollo Humano
d e r ec h o s h u ma n o s  | 141

Gráfico 3.26.  Promedio del índice de derechos políticos para el MIKTA más Brasil y la India,
1996–2015.
Fuente: Elaboración propia con información de Freedom House

En lo que hace a la posición de México con respecto a sus principales


competidores económicos, a partir de los países que integran el MIKTA además
de Brasil y la India, nuevamente no hay muchas sorpresas. En prácticamente todos
los indicadores los primeros lugares son para Australia y Korea; mientras que en
los últimos lugares suele encontrarse a la India, Indonesia y Turquía. El mejor
desempeño de México está en el promedio de años de escolaridad y la esperanza
de vida, donde ocupa el tercer lugar de siete países. El peor está en los derechos
civiles y políticos.
Por la relevancia que ha tomado el tema de la violencia en México, decidimos
analizar por separado a la tasa de homicidios elaborada por el Banco Mundial. En
el siguiente gráfico se observa la posición de las regiones que hemos venido tra-
bajando a nivel mundial. Destaca América Latina como la zona más violeta entre
1996 y el 2015, seguida del Caribe y África Subsahariana. La zona menos violenta
es Europa Occidental. En este indicador, América del Norte no se encuentra com-
partiendo los primeros lugares con Europa Occidental.
142  |  corrupción y derechos humanos

Gráfico 3.27.  Promedio del índice de derechos civiles para el MIKTA más Brasil y la India,
1996–2015.
Fuente: Elaboración propia con información de Freedom House

Gráfico 3.28.  Tasa media de homicidios para 9 regiones del mundo, 1996–2015.
Fuente: Elaboración propia a partir de información del Banco Mundial
d e r ec h o s h u ma n o s  | 143

Siguiendo con la tasa media de homicidios, pero ahora sólo para los países de
América Latina, los países más violentos son Honduras y el Salvador, seguidos
por Colombia, pero con una brecha relevante entre los dos primeros y el tercero.
Pese al aumento de homicidios entre el 2006 y el 2015, México no se encuentra
entre los países más violentos, está justo en medio de la tabla en el lugar 10. En
el 2011, su peor año del periodo, México tuvo 22.6 homicidios intencionales por
cada 100 mil habitantes; Honduras –el peor lugar– tuvo 93.2; y Chile –el mejor
posicionado– 3.7.

Gráfico 3.29.  Tasa media de homicidios para los países de América Latina, 1996–2015.
Fuente: Elaboración propia a partir de información del Banco Mundial.

Si miramos a México con respecto a sus principales competidores, ocupa


el segundo lugar. A la cabeza está Brasil, y en el extremo contrario se encuen-
tra Indonesia y Korea, que llaman la atención por lo pacíficos que se muestran,
incluso con números por debajo de Chile, el país mejor posicionado de América
Latina.
144  |  corrupción y derechos humanos

Gráfico 3.30.  Tasa media de homicidios para los países del MIKTA más Brasil e India,
1996–2015.
Fuente: Elaboración propia a partir de información del Banco Mundial.

4.  Los DH en México

Toca el turno a analizar los indicadores que utilizaremos para mirar la relación
entre los DH y la corrupción en el caso específico de México. Debemos recordar al
lector que miraremos México a partir de las entidades federativas que lo integran,
en un periodo del 2000 al 2014, ya que en estos años tenemos datos para mirar la
corrupción. Construimos tres distintos tipos de indicadores: DH en general, dere-
chos civiles y políticos, y derechos económicos y sociales.

DH en general:

• Total de quejas presentadas ante la CNDH, 2000–2014


• Total de recomendaciones emitidas por la CNDH, 2000–2014
Derechos civiles y políticos:
• Defunciones por homicidio según entidad federativa de ocurrencia
(INEGI), 2000–2014.
d e r ec h o s h u ma n o s  | 145

• Porcentaje de muertes por homicidio con respecto al total de muertes vio-


lentas (INEGI), 2004–2014.
• Total de quejas sobre desaparición forzada presentadas ante la CNDH,
2000–2014.
• Averiguaciones previas por el delito de desaparición forzada (PGR),
2000–2014.
• Total de quejas sobre detenciones arbitrarias presentadas ante la CNDH,
2000–2014.
• Total de quejas sobre tortura presentadas ante la CNDH, 2000–2014.
• Participación electoral en las elecciones federales (INE), 2000–2014
Derechos económicos, sociales y culturales:
• Mortalidad infantil por entidad por año (CONAPO), 2000–2014
• Esperanza de vida al nacer por entidad por año (CONAPO), 2000–2014
• Indicador sobre el nivel de desarrollo de las entidades federativas (IDH-
PNUD) a partir de las mediciones de 2008, 2010 y 2012.
• El componente de salud del IDH-PNUD, 2008, 2010 y 2012.
• El componente de educación del IDH-PNUD que recoge el nivel de alfa-
betización de adultos y el nivel de escolaridad alcanzado.
• El componente de ingreso del IDH-PNUD que considera el producto
interno bruto per cápita y evalúa el acceso a los recursos económicos nece-
sarios para una vida digna.
• Población en situación de pobreza por entidad por año (CONEVAL), en las
mediciones 2008, 2010, 2012 y 2014.
• Población en situación de pobreza moderada por entidad por año (CONE-
VAL), en las mediciones 2008, 2010, 2012 y 2014.
• Población en situación de pobreza extrema por entidad por año (CONE-
VAL), en las mediciones 2008, 2010, 2012 y 2014.
• Población vulnerable por carencias sociales por entidad por año (CONE-
VAL), en las mediciones 2008, 2010, 2012 y 2014.
• Población vulnerable por ingresos entidad por año (CONEVAL), en las
mediciones 2008, 2010, 2012 y 2014.
• Población con rezago educativo por entidad federativa por año (CONE-
VAL), en las mediciones 2008, 2010, 2012 y 2014.
• Población con carencias por acceso a los servicios de salud por entidad por
año (CONEVAL), en las mediciones 2008, 2010, 2012 y 2014.
• Población con carencias por acceso a la seguridad social por entidad por año
(CONEVAL), en las mediciones 2008, 2010, 2012 y 2014.
• Población con carencias por calidad y espacios de la vivienda por entidad
por año (CONEVAL), en las mediciones 2008, 2010, 2012 y 2014.
146  |  corrupción y derechos humanos

• Población con carencias por acceso a los servicios básicos de vivienda por
entidad por año (CONEVAL), en las mediciones 2008, 2010, 2012 y 2014.
• Población con carencias por acceso a la alimentación por entidad por año
(CONEVAL), en las mediciones 2008, 2010, 2012 y 2014.
• Población con un ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo por entidad
por año (CONEVAL), en las mediciones 2008, 2010, 2012 y 2014.
• Población con un ingreso inferior a la línea de bienestar por entidad por año
(CONEVAL), en las mediciones 2008, 2010, 2012 y 2014.
Veamos con mayor detenimiento cada uno de estos grupos de derechos.

4.1.  Indicadores sobre DH en general


Miramos a los DH en general a partir de las quejas presentadas y recomendaciones
emitidas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). No usamos
los datos de las comisiones locales debido a los problemas de subregistro. En el
índice de impunidad elaborado por la Universidad de las Américas se señala: “… al
calcular las dimensiones estructural y funcional del sistema de seguridad y de jus-
ticia, junto con la de derechos humanos, se observó que los resultados castigaban a
las comisiones locales más activas, mientras que, al no contar con cifras de violacio-
nes graves a derechos humanos, algunas entidades resultaban premiadas por la falta
de acción en su comisión local.” (http://www.udlap.mx/igimex/modelo.aspx). Un
buen ejemplo de esto es el caso de Tamaulipas donde, durante el 2013, la comisión
local de DH no tiene ningún caso de desaparición en sus registros; mientras que el
Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED)
menciona 5,583 desapariciones en esa entidad (http://www.udlap.mx/igimex/
modelo.aspx). En el mismo sentido –sigue la nota metodológica desarrollada por
la UDLA–, entre 2012 y 2014, la comisión de DH de Guerrero no emitió ninguna
recomendación, la de Tamaulipas emitió seis, y la del Distrito Federal generó dos-
cientas cincuenta y seis recomendaciones. Por lo que estandarizar la actividad de
las treinta y dos comisiones locales se antoja muy complicado.
Por lo anterior, trabajamos únicamente con la Comisión Nacional de DH. Si
bien su ámbito de competencia es federal, se pueden identificar quejas y recomen-
daciones emitidas en cada una de las 32 entidades federativas por lo que se pueden
construir los indicadores correspondientes11.
Lo que se observa con el número de quejas, autoridades mencionadas y víctimas
es un incremento que arranca entre el 2008 y el 2009; y que llega a su punto clímax en
el 2011 y 2012. Precisamente el año en el que se contabiliza el mayor número de víc-
timas es el 2012 con 17,969. Este universo no muestra la totalidad de las víctimas de
violaciones a DH, pero nos permite observar las tendencias y cambios de estas viola-
ciones de manera más estandarizada con respecto a los datos de las comisiones locales.
d e r ec h o s h u ma n o s  | 147

Gráfica 3.31.  Número de Quejas, hechos violatorios y víctimas relacionadas con quejas recibi-
das en la Comisión Nacional de DH entre el 2000 y el 2014.
Fuente: Elaboración propia con información de la Comisión Nacional de DH suministrada a través de
INFOMEX con corte al 27 de abril de 2016.

Los datos que se pueden construir considerando las entidades federativas y


el año son las quejas recibidas y las recomendaciones emitidas por la CNDH.
Trabajaremos con estos datos en los modelos estadísticos que se presentan en el
capítulo sexto. En la gráfica 86 se muestra el porcentaje de quejas y recomendacio-
nes del periodo analizado. Mientras que las quejas son la primera noticia de una
148  |  corrupción y derechos humanos

posible violación a DH, las recomendaciones se emiten una vez que la Comisión
ha determinado la existencia de dichas violaciones. Nuevamente destaca el punto
de inflexión entre el 2008 y 2009, así como el clímax en el 2011 y 2012.

Gráfica 3.32.  Porcentaje de quejas recibidas y recomendaciones emitidas por la Comisión


Nacional de DH del 2000 al 2014.
Fuente: Elaboración propia con información de la Comisión Nacional de DH suministrada a través de
INFOMEX con corte al 27 de abril de 2016. Procentaje calculado sobre total de Quejas recibidas (91,778)
y recomendaciones emitidas (984) en el período.

En el mapa se presenta la distribución del total de quejas ante la CNDH en


2014para identificar alguna posible lógica espacial en su distribución.
La construcción de las categorías con que clasificamos a las entidades fede-
rativas es el resultado de la aplicación de un algoritmo que apunta a maximizar la
utilidad del mapa. Este método define las categorías con base en los valores del
indicador, de manera que se minimice la variación al interior de cada categoría
al tiempo que se maximiza la variación entre clases. En la clasificación resultante
para el mapa anterior se definió la categoría más alta exclusivamente para el caso
de la Ciudad de México. Este resultado implica que ninguna otra entidad podría
ser clasificada junto con la Ciudad de México sin afectar la distribución de las
demás. Podríamos atender intuitivamente este caso extremo en parte asociado a su
igualmente extrema densidad poblacional (poco menos de seis mil habitantes por
kilómetro cuadrado según la Encuesta Intercensal 2015). Pese a esta limitación, el
indicador en cuestión resulta útil para apreciar la distribución relativa del resto de
d e r ec h o s h u ma n o s  | 149

Mapa 3.33.  Distribución del total de quejas ante la CNDH en las entidades federativas de
México, 2014.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de la CNDH

las entidades federativas. En este sentido podemos identificar una concentración


de las quejas ante la CNDH en un corredor que va de la Ciudad de México hacia el
occidente del país, en los Estados de México, Michoacán y Jalisco. En esta segunda
categoría de entidades con más de 447 quejas en 2014 se suman también los casos
de Veracruz y Tamaulipas.
Dado que la representación en un mapa sólo retrata el último momento de las
quejas ante la CNDH, requerimos de una visualización complementaria sobre sus
tendencias longitudinales. Así, se presenta en la gráfica la evolución temporal de
este indicador para una selección de los casos cuyas medias en el periodo son las
más altas y las más bajas. De esta información llama la atención Chiapas, ya que
a pesar de pertenecer a una categoría intermedia en 2014, el número de quejas ha
repuntado en otros momentos del periodo. Los valores más altos para esta entidad
se dieron en 2006, cuando prácticamente alcanzó a la Ciudad de México, y en
2012. Estos años coinciden con jornadas electorales federales y cambios de admi-
nistración. Por su parte, Veracruz tuvo un aumento sostenido en el periodo hasta
2012, pasando de la segunda a la cuarta posición después de ese año. El descenso
en el total de quejas después de 2012 fue generalizado en el país, con las excepcio-
nes del Estado de México y Tamaulipas. Las entidades con las medias más bajas
para el periodo son Tlaxcala y Campeche.
150  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 3.34.  Tendencias longitudinales del total de quejas ante la CNDH en entidades fede-
rativas seleccionadas, 2000–2014.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de la CNDH.

4.2.  Los derechos civiles y políticos en México


Para mirar algunos derechos civiles, desagregamos la información proveniente de
la CNDH analizando las quejas presentadas por desaparición forzada, detenciones
arbitrarias y tortura. Como era de esperarse por los puntos de inflexión y momen-
tos clímax, el periodo 2008–2012 tenemos más quejas por estas violaciones a DH.
Es especialmente llamativo que el número de quejas por detenciones arbitrarias es
muy superior con respecto a las quejas por desaparición forzada y por tortura. Nue-
vamente la zona norte es donde se observan el mayor número de quejas, seguida
de la región centro norte.
Respecto de la desaparición forzada, cinco entidades concentran el 53% de
las quejas ante la CNDH en todo el país: Chihuahua, Tamaulipas, Michoacán,
Coahuila y Guerrero. Además, al observar en detalle la evolución de este indicador
en el período notamos que la mayor parte de todas estas quejas fueron registra-
das entre 2008 y 2012. Tal concentración espacial y temporal de las quejas por
desaparición forzada coincide además con años y entidades que estaban siendo
afectadas por la guerra contra el crimen organizado (ambas variables se correla-
cionan positivamente en r=0.38). Asimismo, contrastamos este indicador con las
averiguaciones previas iniciadas por desaparición forzada en cada entidad. Vera-
cruz encabeza la lista con 54 averiguaciones previas, seguido de los estados que ya
Tabla 3.35.  Número de quejas recibidas en la Comisión Nacional de DH relacionadas con desaparición forzada, detenciones arbitrarias y
tortura.

Desaparición Forzada Detenciones Arbitrarias Tortura

Centro Centro Centro


Norte Centro Sur Total Norte Centro Sur Total Norte Centro Sur Total
Norte Norte Norte

2000–2007 23 21 40 20 104 552 761 573 474 2360 11 11 7 8 37


2008–2012 152 16 54 73 295 2052 842 1601 1819 6314 37 7 21 18 83
2013–2014 6 0 8 8 22 501 332 485 646 1964 1 3 5 0 9
Fuente: Elaboración propia con información de la Comisión Nacional de DH suministrada a través de INFOMEX con corte al 27 de abril de 2016
d e r ec h o s h u ma n o s  | 151
152  |  corrupción y derechos humanos

habíamos identificado como los más afectados: Tamaulipas con 35, Chihuahua
con 29 y Coahuila con 25. Estas cuatro entidades concentran el 68% de las averi-
guaciones previas por desaparición forzada.

Gráfica 3.36.  Total de quejas por desaparición forzada ante la CNDH por entidad federativa,
2000–2014.
Fuente: Elaboración propia con información de la CNDH.

El número de quejas por detenciones arbitrarias crece. A pesar de que la Ciu-


dad de México concentra el total de quejas de la CNDH, no tiene el primer lugar
en las de desapariciones forzadas. Las entidades que están en los primeros lugares
son los ya tristemente familiares: Michoacán, Chihuahua, Veracruz, Tamaulipas y
Guerrero.
Las quejas por tortura presentadas en el periodo son menos frecuentes, aunque
igualmente concentradas. Las cinco entidades que encabezan esta lista concentran
el 47% de las quejas por tortura que recibe la CNDH en todo el país. En este indi-
cador, la Ciudad de México es sustituida por Baja California.
A partir del contexto de violencia que se vive en México desde hace varios
años, otros dos indicadores son relevantes: el porcentaje de muertes por homicidio
con respecto al total de muertes violentas, y la cantidad anual de homicidios consi-
derando el lugar de ocurrencia. Ambos indicadores son elaborados por el INEGI.
d e r ec h o s h u ma n o s  | 153

Gráfica 3.37.  Total de quejas por detenciones arbitrarias ante la CNDH por entidad federa-
tiva, 2000–2014.
Fuente: Elaboración propia con información de la CNDH

Gráfica 3.38.  Total de quejas por tortura ante la CNDH por entidad federativa, 2000–2014.
Fuente: Elaboración propia con información de la CNDH.
154  |  corrupción y derechos humanos

Las muertes por homicidio constituyen uno de los indicadores más difundidos
para analizar la situación de violencia, y en este estudio lo asumimos como indi-
cador de ejercicio del derecho a la vida. La razón de su uso generalizado es que se
trata de información que pertenece a los registros civiles, a diferencia de las cifras
sobre otros crímenes que son generadas por el poder judicial a partir de su denun-
cia. De esta manera, las estadísticas oficiales sobre homicidios no se ven afectadas
por el subregistro, o no tanto.
Con respecto al primer indicador, en la gráfica 88 se observa el crecimiento de
los homicidios con respecto al total de muertes violentas a partir del 2008. Si bien
esto es generalizado, el crecimiento se concentra en las zonas norte y centro-norte
del país. El punto clímax se observa en los años 2011 y 2012, con un decremento
en el 2013 y 2014, pero estando aún lejos de los porcentajes observados en 2007.

Gráfica 3.39.  Porcentaje promedio de muertes por homicidio respecto del total de muertes
violentas por regiones en México de 2004 a 201412.
Fuente: elaboración propia con información de INEGI–Estadísticas de Mortalidad. El porcentaje de
muertes por homicidio con respecto al total de muertes violentas por entidad federativa y sexo, 2004 a 2014.
Fecha de actualización: Martes 12 de enero de 2016.

En lo que hace a los homicidios según el lugar de ocurrencia, agrupamos a las


entidades federativas en las mismas cuatro zonas (norte, centro-norte, centro y sur)
y sumamos el número de homicidios en tres periodos: 2000–2006, 2007–2012 y
2013–2014. El periodo más álgido es 2007–2012 (no pasamos por alto que el ter-
cer periodo está constituido sólo por dos años, mientras que el resto consta de 6); y
d e r ec h o s h u ma n o s  | 155

en ese periodo, la zona norte fue la que más homicidios presentó con poco más de
40 mil, seguida de la zona centro norte con poco más de 27 mil. Finalmente, si las
tendencias del tercer periodo se mantienen estables, al llegar al 2018 la cantidad de
homicidios podría superar a los periodos anteriores.

Gráfica 3.40.  Número de homicidios según lugar de ocurrencia por regiones para tres sexenios
presidenciales.
Fuente: Elaboracion propia con información del INEGI de las Defunsiones por homicidio por año de
registro según entidad federativa y lugar de ocurrencia. Estadísticas de mortalidad. Disponible en http://www.
inegi.org.mx/lib/olap/consulta/general_ver4/MDXQueryDatos.asp?proy=mortgral_dh. Pagina consultada
el 11 de julio de 2016.

El último indicador que logramos construir, mirando a todas las entidades


federativas en cada año entre el 2006 y el 2014 (no hay datos entre el 2000 y el
2005), es el de averiguaciones previas iniciadas por el delito de desaparición for-
zada de acuerdo con los registros de la Procuraduría General de Justicia (PGR).
Si bien este indicador no da cuenta del universo de las desapariciones forzadas,
sí nos permite mostrar tendencias y rupturas. Lo cierto es que este indicador nos
habla más del contexto de impunidad que de los derechos civiles. Como se observa
en la gráfica, en el 2006 la zona norte, centro-norte y centro no tienen ni una sola
156  |  corrupción y derechos humanos

averiguación previa por desaparición forzada. En el periodo de mayor algidez de


la violencia en México, 2007–2012, cuando se cuentan alrededor de 30 mil perso-
nas desaparecidas, la zona norte sólo tiene 72 averiguaciones previas, seguido de
la zona sur con 12, centro norte con 8 y centro con 3. El aspecto más interesante
de estos datos es como la zona sur, que pareciera quedar siempre rezagada con
respecto a la generación del contexto de violencia, es el lugar donde se presenta el
mayor número de averiguaciones previas por desaparición forzada en el periodo
2013–2014. De alguna manera la ausencia de averiguaciones previas sobre desapa-
rición forzada nos habla de la participación de las policías en los procesos de desa-
parición forzada, y de las dificultades o abiertas negativas a las que se enfrentan los
familiares cuando intentan denunciar estos delitos.

Gráfica 3.41.  Número de averiguaciones previas iniciadas por presumible delito de desapari-
ción forzada por regiones y sexenios presidenciales.
Fuente: Elaboración propia con información del Sistema Institucional de Información Estadística (SIIE) de
la Procuraduría General de la República (PGR) a través de Sistema Infomex, oficio de respuesta a Solicitud
de información PGR/UTAAG/00718/2016 del 15 de junio de 2016. Se toman casos que cumplen con lo
establecido en el artículo 215 A–D del Código Penal Federal vigente a la fecha de emisión de la respuesta.
De acuerdo con la comunicación de la PGR se trata de cifras preliminares.

Vale la pena mirar con un poco más de detenimiento cuáles son las entidades
federativas que están presentando averiguaciones previas por desaparición forzada:

• Chihuahua rompe el cero en el 2008, con la presentación de 11 averiguacio-


nes previas, seguidas de 3, 4, 1, 3, 5 y 2 entre el 2009 y el 2014.
d e r ec h o s h u ma n o s  | 157

• Coahuila también rompe el cero en el 2008, con la presentación de 4 averi-


guaciones previas. Posteriormente se observan 3, 1, 0, 1, 12 y 4 entre el 2009
y el 2014.
• Jalisco rompe el cero en el 2009 con una averiguación previa en ese año y
otra en 2010. Hay dos más en el 2013 y 7 en el 2014.
• En Michoacán sólo se observan 2 en el 2009 y 3 en el 2014.
• Nuevo León rompe el cero también en el 2008 con una averiguación previa.
Posteriormente se observan 6 en el 2012, 2 en el 2013 y 3 en el 2014.
• Tamaulipas rompe el cero hasta el 2010 con 14 averiguaciones previas, y 19
en el 2011. Contrasta que en los dos años siguientes no hay ninguna averi-
guación previa; y dos más en el 2014.
• El brinco del sur en el periodo 2013–2014 se entiende gracias a Veracruz,
que rompió el cero en el 2010 con una averiguación previa. Hay una más
en el 2011 y cuatro en el 2012. Sin embargo, la inflexión se da en el 2013
cuando se presentan 16 casos y 32 en el 2014.
• Hay algunas otras entidades federativas que tienen una o dos averiguaciones
previas en años aislados.

Probablemente el dato más llamativo de este último listado es la ausencia de


Guerrero, entidad en la que –pese a la crisis política proveniente del caso de los
estudiantes de Ayotzinapa–, no cuenta con ninguna averiguación previa por el
delito de desaparición forzada entre el 2006 y el 2013. El cero se rompe hasta el
2014, con cuatro averiguaciones previas.
Finalmente, el último dato que construimos está relacionado con los dere-
chos políticos: la participación electoral en las elecciones presidenciales. La par-
ticipación electoral ha sido objeto de numerosos estudios en el desarrollo de las
ciencias sociales, en los que se le ha llegado a considerar como una variable en la
que convergen distintos procesos sociales (como evaluaciones ciudadanas sobre
el gobierno, movilizaciones partidarias, o pertenencia a redes clientelares). Al
mismo tiempo, el acto de votar es efectivamente el ejercicio de un derecho polí-
tico, aunque la cercanía en que refleje dicho ejercicio es imposible de definir con
la información disponible. Las variaciones que se aprecian en la gráfica reflejan
claramente una importancia diferenciada de las jornadas electorales de 2000,
2006 y 2012, contra las de 2003 y 2009. Si comparamos sólo la participación en
elecciones presidenciales en las entidades con mayor participación observamos
que los valores de Tabasco aumentaron sostenidamente y los de Yucatán fueron
mayores en 2012 que en cualquier otro año. Por su parte, la participación en Baja
California, Chihuahua y Michoacán fue mayor en 2012 que en 2006, pero menor
que en 2000.
158  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 3.42.  Tendencia longitudinal de la participación en elecciones federales para entidades


seleccionadas, 2000–2012.
Fuente: elaboración propia con información de INEGI.

La participación más copiosa en todas las regiones se da en el 2000 y el 2012,


pese a lo disputado y controvertido de las elecciones del 2006. En este indicador,
la zona centro y sur superan en participación electoral a la zona centro-norte y
norte. De hecho, el mayor porcentaje de participación se observa en la zona sur en
la elección del 2012, con el 66.4%.

Gráfica 3.43.  Porcentaje promedio de participación electoral para las tres últimas elecciones
presidenciales por regiones.
Fuente: elaboración propia con información del Instituto Nacional Electoral, disponible en http://siceef.ife.
org.mx/pef2012/SICEEF2012.html# página consultada el 15 de mayo de 2016.
d e r ec h o s h u ma n o s  | 159

4.3.  Los derechos económicos y sociales en México


Un grupo de indicadores que nos permite mirar a los derechos económicos y
sociales en México, a partir de las 32 entidades federativas, es el Índice de Desa-
rrollo Humano (IDH) elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo (PNUD)13. No presentaremos en esta sección toda la discusión
en torno a la idea de capacidades y desarrollo desde la filosofía política y eco-
nómica detonado por Amartya Sen y Martha Nussbaum, simplemente mirare-
mos los datos dando por hecho que nos sirven como proxy para mirar el ejercicio
de DH.
El Índice de Desarrollo está integrado por tres componentes: salud, edu-
cación e ingreso. Tomaremos el índice integrado así como cada uno de los tres
componentes, por lo que tendremos cuatro indicadores provenientes de esta
fuente. En las siguientes gráficas se presenta la distribución de las entidades
federativas en el Índice de Desarrollo en general, así como en cada uno de los tres
elementos que lo integran. Lo primero a destacar es la distancia que hay entre
las entidades federativas que conforman la zona sur y el resto de las regiones de
México en todos los casos. El segundo aspecto interesante es una tendencia a
mejorar el desarrollo en prácticamente todas las regiones, salvo la región norte,
donde la medición 2008 se muestra mejor que la del 2010; con mejoría hacia el
2012.

Gráfica 3.44.  Indíce de Desarrollo Humano promedio por regiones en México.


Fuente: Elaboración propia con datos del IDH-PNUD.
160  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 3.45.  Valor promedio del puntaje obtenido en materia de salud para el cáculo del IDH
por regiones en México.
Fuente: Elaboración propia con datos del IDH-PNUD.

Gráfica 3.46.  Valor promedio del puntaje obtenido en materia de educación para el cáculo del
IDH por regiones en México.
Fuente: Elaboración propia con datos del IDH-PNUD.
d e r ec h o s h u ma n o s  | 161

Gráfica 3.47.  Valor promedio del puntaje obtenido en materia de ingreso para el cáculo del
IDH por regiones en México.
Fuente: Elaboración propia con datos del IDH-PNUD.

Otro grupo de indicadores para analizar a los derechos económicos y sociales


es todo el trabajo que ha venido desarrollando el Consejo Nacional de Evaluación
de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Creado en el 2005, el CONE-
VAL diseñó un índice multidimensional para medir la pobreza en México y ha
realizado mediciones en el 2008, 2010, 2012 y 2014.
Por ley (artículo 36 de la Ley General de Desarrollo Social), el CONEVAL
está obligado a considerar diversas dimensiones en la medición de la pobreza.
Dicho índice se conforma por un indicador de bienestar económico a partir de
dos líneas de ingreso (la línea de bienestar y la línea de bienestar mínimo) y seis
indicadores de derechos sociales (educación, salud, seguridad social, alimentación,
vivienda, y servicios de vivienda). Sobre estos últimos seis indicadores de derechos
sociales, el CONEVAL ha enfatizado la relación entre los DH –los derechos eco-
nómicos y sociales en especial– y la medición de la pobreza (CONEVAL, 2014).
Estas seis dimensiones suelen ser capturadas como DH, y su no ejercicio se con-
vierte en carencia social. Una persona puede ejercer seis derechos, o puede sufrir
seis carencias sociales.
En las gráficas se observan las carencias sociales a partir de las cuatro regiones
que hemos venido utilizando para mirar al país: norte, centro norte, centro y sur.
De las gráficas se desprende que no hay una región en específico que presente
162  |  corrupción y derechos humanos

mejores o peores condiciones con respecto al resto. El segundo punto que brinca
de inmediato es que la carencia social más sufrida por el grueso de la población
en todas las regiones es el acceso a la seguridad social. Otro elemento es que, en
prácticamente todas las zonas y todos los derechos, hay mejorías entre el 2008 y
el 2014, con algunas excepciones. En relación con las zonas, en el centro norte
no se observa esa mejoría, por el contrario, los indicadores de carencias socia-
les del 2014 aumentaron en los seis derechos con respecto a los del 2008. Vaya,
hay un claro empobrecimiento en esta región. En relación con algunos dere-
chos que no mejoraron en algunas regiones, tenemos al acceso a los servicios de
salud en las zonas norte y sur, así como el rezago educativo en la zona norte. Hay
también varios derechos en los que no hay diferencias relevantes entre el 2008
y el 2014.

Gráfica 3.48.  Porcentaje promedio de carencias sociales de la región norte del país, 2008,
2010, 2012, 2014.
Fuente: Elaboración propia con información de CONEVAL. Disponible en http://www.coneval.org.mx/
página consultada el 1 de junio de 2016.

La tabla siguiente es un resumen de las posiciones que ocupan las entidades


federativas al ordenarlas por su valor en los seis indicadores de las carencias socia-
les. En ella notamos el patrón esperado, que los estados que ocupan los últimos
lugares en todas las listas resultantes son los estados del sur, mientras que los
primeros lugares están ocupados por las entidades del norte, más la Ciudad de
México.
d e r ec h o s h u ma n o s  | 163

Gráfica 3.49.  Porcentaje promedio de carencias sociales de la región centro norte del país,
2008, 2010, 2012, 2014.
Fuente: Elaboración propia con información de CONEVAL. Disponible en http://www.coneval.org.mx/
página consultada el 1 de junio de 2016.

Gráfica 3.50.  Porcentaje promedio de carencias sociales de la región centro del país, 2008,
2010, 2012, 2014.
Fuente: Elaboración propia con información de CONEVAL. Disponible en http://www.coneval.org.mx/
página consultada el 1 de junio de 2016.
164  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 3.51.  Porcentaje promedio de carencias sociales de la región sur del país, 2008, 2010,
2012, 2014.
Fuente: Elaboración propia con información de CONEVAL. Disponible en http://www.coneval.org.mx/
página consultada el 1 de junio de 2016.

Tabla 3.52.  Tabla ordinal de las entidades según su porcentaje de habitantes con alguna
carencia social.

Acceso a Acceso a Calidad Servicios


Rezago servicios seguridad de la en la Acceso a
educativo de salud social vivienda vivienda aliment.

Último Chiapas Puebla Chiapas Guerrero Oaxaca Guerrero


Penúltimo Mich. Mich. Guerrero Chiapas Guerrero Tabasco
Antepenúltimo Oaxaca Guerrero Oaxaca Oaxaca Chiapas Mich.
Tercero N. León Coahuila Sonora Ags. C. de M. Baja Cal.
Segundo Coahuila Camp. N. León C. de M. Colima Tams.
Primero C. de M. Colima Coahuila Coahuila Ags. N. León

Fuente: elaboración propia con información de CONEVAL

El CONEVAL sumó dos líneas de ingreso (la línea de bienestar y la línea de


bienestar mínimo) a estos seis indicadores de carencias sociales y, con todos estos
elementos, crea las siguientes tipologías:

• Persona en pobreza extrema: aquella que está por debajo de la línea de


ingreso de bienestar mínimo y sufre al menos una carencia social.
d e r ec h o s h u ma n o s  | 165

• Persona en pobreza moderada: aquella que está por arriba de la línea de


ingreso de bienestar mínimo, pero por debajo de la línea de ingreso de bien-
estar, y sufre al menos una carencia social.
• Persona en pobreza: tanto las que se encuentran en pobreza extrema como
moderada.
• Persona vulnerable por carencias sociales: aquella que se encuentra por arriba
de la línea de ingreso de bienestar, pero sufre al menos una carencia social.
• Población vulnerable por ingreso: personas que no sufren carencias sociales,
pero se encuentran por debajo de la línea de bienestar.
• Población no pobre y no vulnerable: personas que se encuentran por arriba
de la línea de bienestar y que no sufren de ninguna carencia social.

En el siguiente gráfico se observa la evolución de los grupos mencionados en


las cuatro mediciones realizadas. Sobresale una pequeña disminución de la pobreza
extrema, que contrasta con un aumento de la pobreza moderada, la pobreza en
general, y la población vulnerable por ingreso. Una buena noticia es la disminución
de la población vulnerable en seis puntos porcentuales, aunque no logra traducirse
en un aumento de la población que no es ni pobre ni vulnerable. De acuerdo con
el CONEVAL, la disminución de las carencias sociales que vimos líneas arriba ha
logrado impactar en esta disminución de la población vulnerable. Sin embargo,
la pobreza moderada ha venido en aumento, así como la pobreza en general.
Esto se debe a que el principal motor para salir de la pobreza es contar con un
empleo formal que incluya un salario digno, y es en este punto donde México no
ha tenido avance. Por ello, por más que la acción gubernamental parezca atinada en
la reducción de carencias sociales, se mantiene el principal generador de la pobreza:
ausencia de empleos formales bien remunerados.
Un aspecto que se suele perder de vista en la presentación de los datos que cada
dos años hace el CONEVAL es la población vulnerable. Se presta mucha atención
a los movimientos de las cifras de las personas en pobreza en general y en pobreza
extrema, pero se pasa por alto la situación de las personas vulnerables. Es relevante
recuperar estas dimensiones y carencias porque, como mencionamos líneas arriba,
se trata de indicadores diseñados pensando en derechos económicos y sociales.
Así, si sumamos, por ejemplo, en el 2008 la cantidad de personas en pobreza y en
situación de vulnerabilidad, tenemos que al 76.5% de la población se le vulneraban
sus derechos económicos y sociales. Esta cifra pasó a 72.5 en el 2014. Es por esta
razón que nosotros usaremos por separado todas las mediciones propuestas por el
CONEVAL a fin de mirar las tendencias en las entidades federativas tanto de las
dos líneas de ingreso como de las seis carencias sociales.
166  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 3.53.  Distribución de la población según situación de pobreza o vulnerabilidad 2008,


2010, 2012 y 2014.

Fuente: Estimaciones de CONEVAL. Disponibles en http://www.coneval.org.mx/Medicion/MP/Paginas/


Pobreza_2014.aspx. Página consultada el 7 de julio de 2016.
* La cifras de 2008 no incluyen el indicador de combustible para cocinar.

En el mapa se representa la clasificación de las entidades federativas en cinco


categorías de pobreza. La correlación espacial en este indicador es más clara que
en cualquier otro, pues divide al país en dos polos opuestos: en contraste con el
sur (Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Puebla), en el norte del país hay dos grupos
que abarcan todas las entidades con menor pobreza (Nuevo León y Coahuila, por
un lado, Sonora y la península de Baja California por el otro). Además, mientras
que en las entidades del norte hay menos de una tercera parte de la población en
pobreza, en los estados peor clasificados del sur más de dos terceras partes de los
habitantes se encuentran en esta condición.
Tenemos también los indicadores de mortalidad infantil. Lo que se observa
es una mejoría en el periodo 2007–2012 con respecto al del 2000–2006; pero un
empeoramiento en el periodo 2013–2014. Las regiones centro y sur se encuentran
peor ubicadas que las del norte y centro norte.
d e r ec h o s h u ma n o s  | 167

Mapa 3.54.  Distribución de las entidades federativas en categorías de pobreza, 2014.


Fuente: elaboración propia con información de CONEVAL.

Gráfica 3.55.  Tasa de mortalidad infantil promedio por regiones y sexenios.


Fuente: Elaboración propia con información de Conapo. Información disponible en http://www.conapo.
gob.mx/es/CONAPO/Proyecciones_Datos. Página consultada el 1 de julio de 2016. Equivale a la Tasa por
cada 1000 nacimientos.

En lo que hace a la esperanza de vida, en todas las regiones se mira un cons-


tante mejoramiento, los mexicanos vivimos cada vez más años. Todas las zonas se
encuentran muy cercanas entre los 73 y los 75 años de expectativa de vida.
168  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 3.56.  Esperanza de vida promedio por regiones y sexenios.


Fuente: Elaboración propia con información de Conapo. Información disponible en http://www.conapo.
gob.mx/es/CONAPO/Proyecciones_Datos. Página consultada el 1 de julio de 2016. La esperanza de vida
se define como el núúmero promedio de años adicionales que una persona vivirá.

Notas
1. Para profundizar en torno a lo que son las políticas públicas con perspectiva de derechos
humanos son útiles: Vázquez y Delaplace, 2011; Salazar, Caballero y Vázquez, 2014.
2. http://www.humanrightsdata.com/
3. http://humanrightsscores.org/
4. http://www.politicalterrorscale.org/
5. http://faculty.ucmerced.edu/cconrad2/Academic/ITT_Data_Collection.html
6. http://www.pcr.uu.se/research/ucdp/datasets/ucdp_one-sided_violence_dataset/
7. Para algunos derechos en específico se buscan otro tipo de palabras clave, como sucede en
la libertad de religión, de transito, de entrada y salida del país, y a los derechos de reunión
y asociación. Para más información sobre la forma en que CIRI codifica sus variables se
puede consultar Cingranelli y Richard, 2014.
8. Por ejemplo, las Bahamas que son parte de la commonwealth vinculada al Reino Unido;
Puerto Rico que es un Estado no independiente asociado a Estados Unidos; o Surinam
que, si bien no es una isla, se le considera parte del Caribe, a la par que se trata de un país
asociado a Holanda.
9. Los datos específicos del indicador se pueden consultar en esta página: http://datos.banco-
mundial.org/indicador/NY.GDP.PCAP.PP.CD revisada el 28 de mayo del 2016.
d e r ec h o s h u ma n o s  | 169

10. La metodología de este indicador se puede analizar en la siguiente página: https://freedo-


mhouse.org/report/freedom-world-2015/methodology
11. Es importante anotar que se asume que no todos los posibles casos de violaciones a DH se
traducen en quejas ante la CNDH.
12. Las regiones fueron organizadas siguiendo la propuesta del Banco de México para Zonas
Económicas. Norte: Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y
Tamaulipas; Centro Norte: Aguascalientes, Baja California Sur, Colima, Durango, Jalisco,
Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí, Sinaloa y Zacatecas; Centro: Distrito Federal, Estado
de México, Guanajuato, Hidalgo, Morelos, Puebla, Querétaro y Tlaxcala; Sur: Campeche,
Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
  De acuerdo con información del INEGI, “el 12 de enero de 2016, se ajustaron los datos
de 2013 debido a que se realizó una actualización de cifras en la fuente de información
(Consulta interactiva de datos de Mortalidad general). El cálculo se realizó con base en
las defunciones generales de residencia habitual del fallecido; el total nacional, incluye a
los residentes en el extranjero. Las cifras corresponden a la Clasificación Internacional de
Enfermedades en su 10™. revisión (CIE-10). Las estadísticas de las defunciones acci-
dentales y violentas se generan a partir de Certificados de defunción, donde se registran,
para cada caso, datos relativos a la presunción respecto a si la causa de la defunción fue por
accidente, agresión o suicidio, según opinión inicial de médico legista o forense, lo cual
queda asentado en la averiguación previa del Ministerio Público. La conclusión de dicha
averiguación, o bien, del proceso penal, ratifica o rectifica la presunción considerada en un
principio, resultado que ya no se refleja en las estadísticas elaboradas con los Certificados
de defunción”
13. Para más información sobre este índice se puede consultar el siguiente link: http://www.
mx.undp.org/content/mexico/es/home/library/poverty/indice-de-desarrollo-humano-pa-
ra-las-entidades-federativas--mexi.html

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capítulo 4

Las distintas relaciones


entre dh y corrupción

Podemos pensar la relación entre los DH y la corrupción a partir de cuatro aspectos:

• Las semejanzas y diferencias de las organizaciones y personas de la sociedad


civil que conforman los movimientos de DH y anticorrupción.
• El posible aporte que las herramientas de protección de DH pueden hacer
a la lucha contra la corrupción … y viceversa.
• Las violaciones al principio de igualdad y no discriminación, así como a los
grupos en situación de vulnerabilidad producidas por los actos de corrupción.
• Las violaciones generales a DH producidas por la corrupción.
• Si bien a nosotros nos interesa concentrarnos en las últimas, veamos rápida-
mente estas cuatro posibles combinaciones.

1.  Los movimientos anticorrupción y de DH

Una primera puerta de análisis es la revisión de las diferentes movilizaciones


sociales que dan cuerpo al movimiento de DH y al movimiento anticorrupción.
Podemos observar, por un lado, una relación de indiferencia. Por ejemplo, si revi-
samos los tratados sobre corrupción algo que brilla por su ausencia es el término
174  |  corrupción y derechos humanos

“derechos humanos”. Pero lo mismo sucede en el DIDH, donde el combate a la


corrupción simplemente no aparece.
Esta relación también puede tener matices de conflicto. Se puede plantear que
en la corrupción y en los DH hay dos agendas aisladas, con fundamentos ideoló-
gicos diferentes, por no decir contrarios (González y Nash, 2011: 17). Los DH
se fundamentarían en una ideología “progresista de izquierda”, de lucha contra la
igualdad y con potencial transformador. Por su parte, las reformas anticorrupción
se habrían originado a partir del Consenso de Washington y se habrían difundido
principalmente durante los años 90 en América Latina, y estarían enmarcadas en
el contexto de las reformas neoliberales. Las políticas impulsadas desde el Banco
Mundial y otras instituciones de crédito internacional (Fondo Monetario Inter-
nacional, Banco Interamericano de Desarrollo) partían desde un diagnóstico que
consideraba el “exceso de Estado” como la causa principal de la corrupción: dis-
minuyendo la sobrerregulación estatal, se podrían disminuir los incentivos para la
comisión de actos corruptos; presupuesto que es abiertamente contrario a la lógica
de los DH que supone un Estado fuerte e interventor en la garantía, protección
y promoción de los derechos (Vázquez, 2015). En este sentido, parecería –en un
inicio– que se trata de agendas separadas, e incluso contradictorias.
Sin embargo, esto que se puede leer como dos movimientos y dos agendas
diferentes, que cada vez tienen mayores puntos de convergencia. Por ejemplo, el
mayor interés de la Comisión de DH de Naciones Unidas por estudiar el impacto
de la corrupción sobre los DH. En 2003 se publicó el primer documento sobre este
tema y en los años siguientes se desarrollaron varias conferencias internacionales
al respecto. Al mismo tiempo, el nivel de profesionalización y la búsqueda de inci-
dencia de las ONG de DH en las decisiones gubernamentales llevaron a establecer
como fundamento común de estas ONG y del movimiento anticorrupción princi-
pios como los de transparencia, participación, rendición de cuentas, igualdad y no
discriminación, lo que hace posible construir un trabajo conjunto (Zalaquet, 2007:
17; González y Nash, 2011: 48). Así, uno de los objetivos principales de ambos
movimientos es funcionar como mecanismos de accountability social, echando a
andar los mecanismos de la accountability vertical y horizontal1.
Al mismo tiempo, las agendas de análisis de los estudios provenientes del
movimiento anticorrupción se desideologizaron y se complejizaron, con análisis
que incluían las correlaciones entre corrupción y garantía de los derechos civiles
y políticos, y luego, con los derechos económicos, sociales y culturales, como los
que Daniel Kaufmann comenzó a incluir en sus estudios desde el Banco Mundial.
Incluso, organizaciones de promoción de transparencia internacional adoptan ya
enfoques de DH (González y Nash, 2011: 17–18).
las distintas relaciones e n t r e d h y co r ru p c i ó n  | 175

Pese a esta desideologización de las agendas, se mantiene una diferencia rele-


vante. Para el movimiento de DH, toda la acción gira en torno a la víctima. Para
el enfoque de DH, toda la actividad gira en torno a la efectividad del Estado por
garantizar los derechos con el objetivo de empoderar a las personas. Así, desde los
DH, el énfasis estará puesto en el daño que la corrupción provoca a las personas.
Mientras que, para mucho del movimiento anticorrupción, como se observa en
los primeros dos capítulos, el énfasis se pone en la relación entre la corrupción y la
economía (Nash, 2014: 26).
Lo cierto es que no hay un movimiento de DH, hay varios; y lo mismo sucede
con el movimiento de transparencia. Algunos más de izquierda, otros más de
derecha; algunos más progresistas, otros más conservadores. Bajo esta lógica, en
algunos casos, el movimiento de transparencia nació desde ONG de DH, como
sucedió con algunos capítulos nacionales de Transparencia Internacional que nacieron como
organizaciones de DH, por ejemplo “Poder Ciudadano” en Argentina y “Participación Ciuda-
dana” en República Dominicana. Mientras que se tienen otros movimientos con agendas propias
y más conservadores como “Chile Transparente”, ejemplo de una organización que fue creada
más bien desde la óptica de la gobernabilidad y reforma del Estado (González y Nash, 2011: 19).

2. Aporte de los DH a la lucha contra la


corrupción y viceversa

Otra tendencia en el análisis de la relación entre corrupción y DH es el aporte


que éstos pueden realizar en la lucha contra la corrupción y, viceversa, cómo la
institucionalidad de la corrupción aporta a los DH (IHCRP, 2011; González y
Nash, 2011; Bacio, 2008). Esto supone preguntas como: ¿Cómo se pueden utilizar
los mecanismos de protección de los DH para combatir la corrupción? ¿Cómo se
pueden utilizar las convenciones, espacios y mecanismos anticorrupción en defensa
de los DH? Y ¿qué pueden aportar los DH en los mecanismos propios de la lucha
contra la corrupción?
Comencemos por los trazos gruesos de la aportación de los DH a la agenda
anticorrupción. De acuerdo con Gruenberg (2015), el principal aporte que hace
el enfoque de DH es tener una mirada estructural sobre el tema de la corrupción.
El sesgo de los estudios económicos que piensa a la corrupción desde los aná-
lisis econométricos o la teoría de juegos piensan a la corrupción con una lógica
de incentivos y diseños institucionales. La mirada de los DH permite mostrar
que la corrupción es instrumental a ciertos patrones sociales de exclusión social,
económica y de discriminación de grupos sociales. Otro aspecto en el que ponen
luz el enfoque de derecho humanos es en la víctima de la corrupción que, cuando
176  |  corrupción y derechos humanos

involucra violaciones a derechos, se convierte en víctima de violaciones a sus DH.


Un tercer aspecto es exponer explícitamente la violencia proveniente de la exclu-
sión y la discriminación, aspecto que no solía ser retomado por la agenda más
económica.
En trazos más finos, hay temas, figuras, discusiones, espacios que se pueden
compenetrar. Una de las figuras que suele ser mencionada es la protección de
defensores de DH (González y Nash, 2011). Si bien, el contexto actual de México
no da para sentirse optimista en torno a la logrado para generar mecanismos de
protección de defensores y defensoras de DH; no cabe duda que hay una ruta de
aprendizaje que el movimiento anticorrupción aún no ha realizado para proteger
a los denunciantes de actos de corrupción (whistleblower, alertador, lanzador de
alerta o revelador de secretos), cuyas vidas suelen peligrar en especial cuando se
trata de denuncias de corrupción política o estructural (Banisar, 2009; Vaughn,
2009). En la medida que existan mecanismos de protección efectiva de denuncian-
tes, habrá mayor capacidad de lucha contra la corrupción.
La OEA ya ha elaborado un Proyecto de Ley Modelo para Facilitar e Incen-
tivar la Denuncia de Actos de Corrupción y Proteger a sus Denunciantes y Testi-
gos (http://www.oas.org/juridico/spanish/ley_denuncia.htm). En dicha ley se hace
una conexión explícita entre la protección a denunciantes, los DH y la libertad de
expresión.
En el mismo sentido, en su sentencia Luna López vs. Honduras, de 2013, la
CoIDH ya ha especificado las medidas que considera necesarias para la efectiva
protección de denunciantes; a la par que en el caso Mémoli vs. Argentina, la Corte
determinó que la corrupción, especialmente cuando hay fondos públicos involu-
crados, es materia de interés público y aquellas personas que la denuncian requie-
ren la protección del Derecho Internacional de los DH (Nash, 2014).
Este proceso de protección de denunciantes, igual que con los defensores, debe
estar muy relacionado con la libertad de expresión, ya que muchas de las denuncias
suponen el ejercicio de este derecho y el uso explícito de una prensa libre, como
se ha aprendido en el caso de la defensa de los DH (González y Nash, 2011: 32)2.
Otro aporte de los DH a la lucha contra la corrupción proviene del enfoque o
perspectiva de DH (Vázquez y Delaplace, 2011). Aquí el aporte es dar perspectiva
de DH a la lucha contra la corrupción (IHCRP, 2011 y González, 2010). La res-
puesta nos lleva a las herramientas que se han venido desarrollando en el enfoque:
la participación con el objetivo de empoderar a las personas, la transparencia, la
rendición de cuentas, la perspectiva de género, la perspectiva de igualdad y no dis-
criminación, la coordinación interinstitucional para hacer efectivos los principios
de indivisibilidad e interdependencia, la creación de una cultura de DH.
las distintas relaciones e n t r e d h y co r ru p c i ó n  | 177

La aplicación del enfoque de DH a las herramientas contra la corrupción no


está libre de tensiones. La literatura suele resaltar los conflictos de algunos tipos
penales con DH como el debido proceso, la presunción de inocencia y la protección
a la vida privada. Esta tensión se genera por la característica específica de secrecía
con que estos delitos se cometen (IHCRP, 2011; Anand, 2012). En este sentido, si
bien los DH pueden ser herramientas que ayudan a la lucha contra la corrupción,
al mismo tiempo son límites a la política anticorrupción (González, 2010; Gathii,
2009). Algunas figuras que se han utilizado en el combate contra la corrupción
levantan dudas desde la perspectiva del derecho al debido proceso, como la figura
del “enriquecimiento ilícito” que puede afectar el principio de presunción de ino-
cencia. Igualmente, la utilización de testigos protegidos puede vulnerar el derecho
a la defensa. Por otro lado, los mecanismos para investigar fortunas o el destino
de los fondos pueden llevar a lesionar seriamente el derecho a la privacidad de las
personas que se ven involucradas en la investigación. Finalmente, los problemas
probatorios en los casos de corrupción, así como la dificultad para determinar la
proporcionalidad de las penas, son cuestiones en las que pueden generarse tensio-
nes entre DH y estrategias de lucha contra la corrupción3 (González y Nash, 2011:
42). Sobre este punto, la propia CoIDH en el caso López Mendoza vs. Venezuela
(2011) especifica que la lucha contra la corrupción no puede ser vista sólo desde
el derecho penal; a la par que el debido proceso se debe garantizar en todos los
ámbitos desde el cual se lucha contra la corrupción (Nash, 2014).
Un tercer aspecto que se puede explorar es el uso de los mecanismos de defensa
de los DH para la lucha anticorrupción, y viceversa. Si bien, estas convenciones y
espacios se han mantenido separados, hay inicios de diálogo. Por ejemplo, en diver-
sas sentencias –de forma indirecta y directa– la CoIDH ya ha recuperado la idea
de corrupción para analizar violaciones a DH (Nash, 2014). De forma indirecta, en
la sentencia Marcel Reyes y otros vs. Chile la CoDIH recuperó la lucha por la trans-
parencia en las medidas dictadas sobre el derecho a la información. También hay
claros acercamientos en lo que hace a las materias de libertad de expresión, efectiva
participación en el marco democrático, crítica y decisiones informadas por parte
de la Corte Interamericana (casos Herrera Ulloa vs. Costa Rica, párrs. 112–128;
Ricardo Canese vs. Paraguay, párrs. 88 a 106; Claude Reyes vs. Chile donde fijó reglas
sobre interpretación y obligaciones estatales en torno al acceso a la información desde una
perspectiva de DH) y la situación carcelaria por parte de la Comisión (Informe sobre
los DH de las personas privadas de libertad en las Américas) (Nash, 2014: 93). En
este marco, el desarrollo de las medidas de reparación que ha evolucionado en las
sentencias de la Corte Interamericana puede ser un espacio de oportunidad para
pensar la lucha contra la corrupción.
178  |  corrupción y derechos humanos

3. El principio de igualdad y no discriminación, los


grupos en situación de vulnerabilidad y la corrupción

En la literatura sobre la relación entre corrupción y DH se ha dado especial inte-


rés a un derecho en particular: el de igualdad y no discriminación. Como punto
de partida, la corrupción siempre constituye una afectación del principio formal
de igualdad ante la ley (González, 2010; González y Nash, 2011: 22–23; Bacio,
2008). Cuando los sobornos determinan la contratación pública de una empresa
o persona que no necesariamente era la mejor opción, se violenta el derecho a la
igualdad y no discriminación del resto de los competidores.
También, en general, la corrupción vulnera la idea de igualdad democrática,
en especial la corrupción política que lleva a la cooptación del Estado: la demo-
cracia descansa sobre una norma de igualdad política: todo individuo potencial-
mente afectado por una decisión debe tener igual oportunidad de influir en esa decisión
(Nash, 2014: 18). En la medida que no sólo el acceso a las decisiones guberna-
mentales es desigual, sino que esta desigualdad genera procesos de cooptación
de lo público, estaremos frente a la abierta ruptura de cualquier idea de igualdad
democrática4.
Por otro lado, en los distintos documentos que analizan la relación entre
corrupción y DH sobresale la afirmación de que los grupos en situación de vulne-
rabilidad son más afectados por la corrupción, es decir, sus derechos se vulneran
más que los de aquellas personas que no pertenecen a dichos grupos (ICHRP,
2009; González, 2010; González y Nash, 2011; Anand, 2012; Clavijo, 2012).
Ya sea porque los presupuestos que se malversan suelen ser los dedicados a esos
grupos; porque los sobornos exigidos afectan más a los grupos económicamente
más desaventajados (Anand, 2012); o porque el acto de corrupción simplemente
refuerza un criterio de discriminación que previamente existía en la sociedad (el no
acceso a la justicia a mujeres que sufren violencia de género).
Por ejemplo, González y Nash (2011) analizan la relación entre opacidad, falta
de monitoreo y corrupción en las violaciones de DH a grupos en situación de vul-
nerabilidad específicos. El caso más claro es el de las personas privadas de la liber-
tad en centros de reclusión. En cambio, podemos tener casos de opacidad y falta
de monitoreo en donde la corrupción como soborno o extorsión no es tan evidente,
pero se mantiene la idea general de corrupción, como es la falta de mecanismos de
información sobre la discriminación y violencia contra la mujer (González y Nash,
2011: 34–35).
Por su parte, Anand (2012) realizó un experimento en dos comunidades de
la India. De inicio encuentra que en ambas comunidades el 51 y 52 por ciento de
los encuestados paga sobornos para recibir servicios. En el experimento se observa
las distintas relaciones e n t r e d h y co r ru p c i ó n  | 179

que los hogares con bajos niveles de educación e ingreso son más vulnerables a la
corrupción, tienen hasta un 5 por ciento más de probabilidad de pagar sobornos.
En cambio, no encuentran diferencias estadísticamente significativas con respecto
a la composición de los/las jefes de familia, es decir, el hecho de que la familia esté
encabezada por un hombre o una mujer, o la existencia de niños en la familia no
fue estadísticamente relevante.
Aunque nuevamente queda pendiente un análisis empírico de los procesos y
magnitudes con datos duros, no es difícil de creer la mayor afectación a los grupos
en situación de vulnerabilidad. Por definición, las personas que tienen estas distin-
tas esferas de vulnerabilidad, siempre estarán peor situadas.

4. Las violaciones generales a DH producidas


por la corrupción

Otra forma de analizar la relación entre corrupción y DH es la forma en que


los actos que se consideran corruptos generan violaciones a DH. Esta es la que
interesa a este libro. Hay varias relaciones entre la corrupción y las violaciones a
los DH5.
La primera relación entre la corrupción y la violación a los DH, probable-
mente la más obvia y la más estudiada, es la solicitud de sobornos como condición
el acceso a los derechos (ICHRP, 2009), ya sea el acceso a la justicia o, en general,
a los servicios públicos (Anand, 2012). Los ejemplos son múltiples:

• Funcionarios de ministerios públicos y víctimas de delitos y/o personas


detenidas;
• Funcionarios de juzgados y partes en procesos de cualquier naturaleza
(penal, civil, administrativa, laboral);
• Enfermeras, médicos, o administradores y pacientes que se convierten en
víctimas de violaciones a derechos;
• Directores y profesores de escuela que piden dinero para permitir el acceso
de estudiantes a clases, cuando se les pide a los padres pagar por clases extra
para sus hijos donde se les enseñan los elementos esenciales del plan de estu-
dios, o donde se les pide dinero a los padres para corregir las tareas y trabajos
de los estudiantes (Bacio, 2008: 28).
• Servidores públicos que implementan un programa de política social y
población objetivo del programa que se convierte también en víctima.

En estos casos la relación de corrupción se da entre los prestadores de servicios


y las personas que se convierten en víctimas de la violación de DH.
180  |  corrupción y derechos humanos

Figura 4.1.  Relación directa entre corrupción y DH.


Fuente: Elaboración propia.

Una segunda relación entre la corrupción y la violación a los DH es el pago


de sobornos para realizar acciones que debieran estar prohibidas y que son abier-
tamente violatorias a los DH (ICHRP, 2009; Bacio, 2008). Aquí también existen
múltiples ejemplos:

• Transgredir medidas de seguridad laboral como se hizo evidente en el caso


Pasta de Conchos donde la empresa minera, pese a violentar diversas medi-
das de seguridad, unos días antes de la tragedia había recibido la visita de un
inspector laboral (en el mismo sentido, Bacio, 2008: 15).
• La realización de megaproyectos ya sean turísticos, presas, minería, o eólica
que muchas veces obtienen el visto bueno de las evaluaciones de impacto a
través de sobornos.
• El mantenimiento de redes de trata de personas ya sea con fines de explo-
tación sexual o laboral.
• La compra de votos y el soborno a los servidores públicos encargados de las
elecciones, a fin de cometer actos de fraude en las elecciones, lo que vulnera
los derechos políticos tanto de los ciudadanos, como los del resto de los
candidatos que se ven afectados.

Podemos observar una tercera relación, ya no tan evidente, entre la corrupción


y la violación a DH cuando los actos de corrupción tienen como consecuencia la
disminución de los recursos públicos y, por ende, se tendrán menos bienes y peores
servicios que abiertamente transgreden las obligaciones de protección, garantía
y promoción de todos los derechos; así como las obligaciones de progresividad,
prohibición de regresión y máximo uso de recursos disponibles (ICHRP, 2009;
Anand, 2012; Bacio, 2008; Gathii, 2009). Esta misma lógica causal es la que se
argumenta para explicar el impacto de la corrupción en el desarrollo (UNDP, 2004:
9). La disminución de recursos públicos se puede dar por medio del desvío de los
mismos (la apropiación privada de recursos públicos); o a través de la solicitud del
pago sobornos en la adjudicación de compra de bienes o prestación de servicios
públicos, lo que genera sobreprecios u otro tipo de cargas en la calidad de los
procesos de adquisición de bienes o servicios. Esta relación entre corrupción y vio-
lación a los DH es recuperada por la CIDH en su Tercer Informe sobre la Situación
de los DH en Paraguay.
las distintas relaciones e n t r e d h y co r ru p c i ó n  | 181

Se puede observar una cuarta relación entre corrupción y la violación a DH a


partir de lo que la literatura ha denominado captura estatal o corrupción estruc-
tural. Lo que se da en estos casos es la distorsión de los procesos de diseño de las
políticas públicas (ICHRP, 2009) generando la privatización de lo público.
En la segunda, tercera y cuarta relación entre la corrupción y las violaciones a
DH, la interacción ya no se da entre el servidor público y la víctima de violaciones
a DH, como vimos en la primera relación; sino entre servidores públicos más cer-
canos a la toma de decisiones administrativas o ejecutivas y particulares que buscan
obtener una ganancia o una ventaja por medio del acto corrupto. Aquí, las víctimas
no forman parte de la relación corrupta, pero sufren las consecuencias.

Figura 4.2.  Relación indirecta entre corrupción y DH.


Fuente: Elaboración propia.

Una última relación entre DH y corrupción se puede observar a partir de la


opacidad (pensada como parte de la corrupción), ya que esta imposibilita el moni-
toreo de las obligaciones de progresividad, prohibición de regresión y máximo uso
de recursos disponibles (González y Nash, 2011: 30; Gathii, 2009). De hecho, las
convenciones contra la corrupción establecen elementos mínimos de información.
Como se puede ver, no hay una, sino múltiples relaciones entre la corrupción
y las violaciones a los DH. No sólo son muchas y distintas, sino que suponen dife-
rentes niveles de complejidad analítica ya que tienen lógicas y procesos propios.
Por ejemplo, la relación entre la corrupción y las violaciones a los DH por medio
de la corrupción política que distorsiona los procesos de diseño de política pública
será siempre muy compleja y tendrá un carácter estructural. En cambio, la posibi-
lidad de realizar acciones que debieran estar prohibidas puede tener una tendencia
aislada, endémica pero focalizada, o endémica y sistemática. Un ejemplo de este
último se observó en el Dictamen Final de la preaudiencia sobre Presas, derechos de
los pueblos e impunidad (2012), en donde se observa que la violación de derechos
de los pueblos en la generación de presas sigue los mismos patrones independien-
temente de que la presa se construya en el norte, centro o sur de México. Una vez
182  |  corrupción y derechos humanos

más, el aspecto central es que es difícil hablar de “la corrupción”, sino que se trata
de diversos mecanismos, procesos y lógicas de corrupción y, por ende, de diferentes
relaciones con los DH.
En la medida que ciertos tipos de corrupción pueden ser catastróficos para los
DH de una comunidad –como en los megaproyectos–, o para un país en su totali-
dad –como en la cooptación estatal y desviación del diseño de la política pública–,
en los puntos resolutivos de la onceava Conferencia Internacional anticorrupción
celebrada en Seúl se declaró que la corrupción a larga escala debe ser considerada
como un crimen contra la humanidad, semejante a la tortura, el genocidio y otros
crímenes de lesa humanidad. En los mismos resolutivos se condena a la corrup-
ción como inmoral, injusta y contraria a los ideales humanitarios inherentes a la
Declaración Universal de los DH, a la par que se confirma que todas las personas
tienen un derecho básico a la vida y sociedad libre de corrupción (UNDP, 2004: 9).
La tarea por venir en el análisis de las violaciones a DH producto de la corrup-
ción es el análisis empírico, con datos, de los procesos y magnitudes de estas vio-
laciones que, hasta ahora, aparecen de forma hipotética en los textos. No hay duda
que, en el análisis de las violaciones a los DH, hacer visible la relación que existe
entre corrupción y discriminación, entre corrupción y DESC, entre corrupción
y violencia policial, o entre corrupción y afectación de grupos en condición de
vulnerabilidad como migrantes, indígenas y personas privadas de libertad, permi-
tirá mejorar el diagnóstico y recomendaciones sobre estos problemas (González y
Nash, 2011: 73).

5. Las relaciones entre corrupción y violaciones a los DH


en el mundo: 1996–2011

En el segundo capítulo hicimos el desarrollo sobre los estudios de corrupción, y el


lugar en el que México se encuentra a la luz de otros países y al interior, analizando
las 32 entidades federativas y la ciudad de México. En el tercer capítulo desarrolla-
mos el análisis de los DH, sus mediciones y el lugar en el que México se encuentra
en el contexto internacional. Estamos listos para mirar las relaciones a partir de
los indicadores de corrupción y de DH, en específico si es verdad que un país con
mayor corrupción es también un país donde hay mayor violación a DH.
Tomando en consideración el tipo de variables que estamos analizando6
decidimos utilizar gráficas de cajas. Dé un rápido vistazo a esta gráfica, antes
de comenzar su descripción y análisis. En ella se observa la relación que hay
entre la corrupción y los DH a partir del índice de empoderamiento elaborado
por CIRI.
las distintas relaciones e n t r e d h y co r ru p c i ó n  | 183

Gráfica 4.3.  Distribución del componente de control de la corrupción de los Indicadores de


Gobernanza Mundial según los valores del Índice de Empoderamiento, 1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información del Banco Mundial y The Cingranelli-Richards Human
Rights Data Set.

El índice de empoderamiento elaborado por el CIRI, Human Rights Data se


encuentra en el eje de las Y (vertical), y va del 0 al 14 donde 14 es completo respeto
a los DH. El componente de corrupción proviene del índice de indicadores de
gobernanza mundial del Banco de México (eje de las X, horizontal) que –en la grá-
fica– va del –2 al 3, donde el 3 significa ausencia de corrupción. Así, conforme nos
desplazamos hacia abajo (de 0 a 14) en el índice de empoderamiento (eje de las Y,
vertical), los países tienen un mayor respeto de derechos. Mientras que conforme
184  |  corrupción y derechos humanos

nos desplazamos de izquierda a derecha (de –2 a 3) en el eje del componente de


corrupción (eje de las X, horizontal), los países son menos corruptos.
Cada uno de los valores del índice de empoderamiento (que va del 0 al 14)
tiene una caja. Por ejemplo, el primer valor de arriba hacia abajo es cero. En esa
línea hay una caja y en ella están contenidas todas las observaciones que tuvieron
ese valor, es decir, todos los países que en un año determinado (entre 1996 y el
2011) tuvieron el valor de cero. Debajo, en la siguiente línea, ésta el valor uno,
seguido de una caja con la misma lógica y así sucesivamente. En algunos casos,
como sucede en el valor 1, en el extremo derecho hay algunos puntos, se trata de
observaciones específicas (países en años determinados) que tuvieron valores que
se encontraban por arriba de lo esperado en una distribución normal. A estos valo-
res se les conoce como outliers.
Cada una de las cajas tiene cinco límites marcados, el de en medio es la mediana
(el valor –un país en un año determinado– que divide a todas las observaciones en
dos, que se encuentra justo en medio de todas las observaciones), hacia la izquierda
le sigue el primer cuartil (el valor mayor del 25% de la distribución) y a la derecha
el tercer cuartil (el valor que sobrepasa al 75% de los valores de la distribución).
Finalmente, los dos límites restantes hacia la izquierda y derecha de la caja son el
valor más bajo y más alto de la distribución. Así, por ejemplo, si nos colocamos en
el valor 9 del índice de empoderamiento (eje Y o vertical) veremos que el valor más
bajo de esa distribución en esa caja se acerca al –2 en el componente de corrupción
de los indicadores de gobernanza mundial; mientras que el primer cuartil (el valor
mayor del primer 25% de la distribución) se acerca al valor –1 en el componente
de corrupción; el siguiente límite de la caja es la mediana y se acerca al –.7 en el
componente de corrupción; le sigue el tercer cuartil (el valor que sobrepasa al 75
por ciento de los valores de la distribución) que se acerca al –.1 en el componente
de corrupción; y, finalmente, tenemos el valor más alto de la distribución que llega
al .7 del componente de corrupción.
El aspecto central en este tipo de gráficas es observar la secuencia que a lo largo
de los valores del índice de empoderamiento (eje Y o vertical) tiene la mediana.
Vemos que conforme se mejora en derechos (se avanza del 0 al 14), se mejora
también en corrupción, las medianas pasan de estar más cerca de los valores nega-
tivos del componente de corrupción a valores positivos. Esto únicamente marca la
correlación entre estas dos variables, pero no determina cuál es la relación causal: si
a menor corrupción más derechos de empoderamiento, o viceversa, a más derechos
de empoderamiento menor corrupción.
Otro aspecto relevante en la gráfica es un claro punto de inflexión que se puede
observar a través de las medianas y que arranca entre los valores 9 y 10 del índice
de empoderamiento (eje Y o vertical) a partir del cual, la mejoría en la corrupción
las distintas relaciones e n t r e d h y co r ru p c i ó n  | 185

tiene un claro impacto en la mejoría en los derechos. Incluso, si comparamos las


cajas de los valores 0 y 14 del índice de empoderamiento (eje Y o vertical), vemos
que se trata de dos grupos de países que, en relación con los límites del segundo
y tercer cuartil, ni siquiera se empalman. Es decir, todos los Estados en los años
correspondientes que se encuentran entre el 25 y el 75% de las observaciones del
valor 0, ni siquiera se acerca a los peores extremos de los Estados que en esos
mismos cuartiles se ubicaron en el valor 14. Abajo, de nuevo la misma gráfica que
ahora, seguramente, será más clara.

Gráfica 4.4.  Distribución del componente de control de la corrupción de los Indicadores de


Gobernanza Mundial según los valores del Índice de Empoderamiento, 1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información del Banco Mundial y The Cingranelli-Richards Human
Rights Data Set.
186  |  corrupción y derechos humanos

Veamos ahora lo que sucede cuando relacionamos el mismo componente de


corrupción de los indicadores de gobernanza mundial con el índice de integridad
física de CIRI. Lo más interesante, nuevamente, es mirar lo que sucede con las
medianas, con la línea que divide a cada caja por la mitad. Una vez más se observa
que conforme se avanza en menores violaciones a derechos, conforme se pasa del 0
al 8 en el índice de integridad personal (eje Y, vertical), disminuye la percepción de
corrupción, es decir, se avanza de izquierda a derecha (de –2 a 3) en el eje X. Igual
que en el caso anterior, podemos afirmar que hay una correlación positiva entre
el índice de integridad personal y la corrupción (cuando uno mejora, el otro tam-
bién), pero no podemos identificar cuál es la dirección causal: si la menor corrup-
ción impacta en el mayor ejercicio de derechos, o viceversa, el mayor ejercicio de
derechos impacta en la corrupción.
Igual que en la relación con corrupción y el índice de empoderamiento, en el
índice de integridad personal encontramos un punto de inflexión y una distancia
enorme entre los países ubicados en el peor y mejor valor del índice de integridad
personal. El punto de inflexión inicia entre los valores 5 y 6 del índice de integri-
dad física (eje Y, vertical), a partir del cual, la mejoría de derechos tiene un mayor
reflejo en la mejoría de la percepción de la corrupción. Además, si miramos las
cajas de los valores 0 y 8 del índice de integridad personal (eje Y, vertical), en
específico el segundo y tercer cuartil de ambas cajas, nuevamente los valores no se
empalman, es decir, los países mejor ubicados del valor cero no se alcanzan con los
valores de corrupción de los países peor ubicados del valor 8.
Los resultados de la relación entre la percepción de la corrupción y los índices
de integridad y empoderamiento de CIRI son exactamente iguales si usamos el
índice CPI de Transparencia Internacional para medir la percepción de la corrup-
ción. Lo que se observa en todos los casos es una correlación relevante y positiva
entre la corrupción y las violaciones a DH, de tal forma que cuando una disminuye,
la otra también disminuye. Abajo los resultados estadísticos de la correlación.

Tabla 4.6.  Coeficientes de correlación entre corrupción y DH, 1996–2011.

Índice de Percepción de Índice de


Corrupción (CPI), Trans- Índice de integridad
parency International empoderamiento personal

CPI 1.0000
Índice de
0.5157* 1.0000
empoderamiento
Índice de integri-
0.6022* 0.5993* 1.0000
dad personal

Fuente: Elaboración propia


las distintas relaciones e n t r e d h y co r ru p c i ó n  | 187

Gráfica 4.5.  Distribución del componente de control de la corrupción de los Indicadores de


Gobernanza Mundial según los valores del Índice de Integridad Física, 1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información del Banco Mundial y The Cingranelli-Richards Human
Rights Data Set

6. Las relaciones entre corrupción y violaciones a los DH


en el mundo: 2012–2015

La historia no es muy distinta en el periodo 2012–2015. Recordemos que son


cinco los indicadores que usamos en este periodo para mirar a los DH: el PIB per
cápita por paridad del poder adquisitivo, la esperanza de vida al nacer, la escolari-
dad promedio, el índice de libertades civiles y el índice de derechos políticos ambos
de Freedom House.
188  |  corrupción y derechos humanos

En la siguiente gráfica se observa la relación que guarda el PIB per cápita


por paridad del poder adquisitivo con el componente de corrupción del índice
de Estado de derecho elaborado por el World Justice Project. Este componente
cuenta con valores que van del 0 al 1, donde el valor más alto supone una menor
percepción de corrupción. En la gráfica se observa la relación entre la percepción
de la corrupción y el PIB per cápita por paridad del poder adquisitivo. Se trata de
una relación negativa en donde a mayor corrupción, menor PIB per cápita. En
realidad, aquí no hay un hallazgo como tal, ya distintas investigaciones habían
encontrado esta correlación –como observamos en el capítulo 1. También en ese
lugar se explicó que la principal limitación es que aún no se determina cuál es la
dirección causal de esta relación. Finalmente, vale la pena señalar que en la grá-
fica se observan rendimientos decrecientes, de tal forma que alrededor de los 55
mil dólares de PIB per cápita, el impacto en la disminución de la percepción de
corrupción comienza a perder fuerza.

Gráfica 4.7.  Distribución del componente de corrupción del índice de Estado de Derecho
según los valores del PIB per cápita por paridad del poder adquisitivo, 2013–2015.
Fuente: Elaboración propia a partir de información del World Justice Project y del Banco Mundial.

Lo mismo sucede con la relación entre la percepción de la corrupción y la


esperanza de vida al nacer: a mayor percepción de la corrupción, menor esperanza
las distintas relaciones e n t r e d h y co r ru p c i ó n  | 189

de vida al nacer. Lo más interesante en el gráfico 112, que es una diferencia rele-
vante con respecto al PIB per cápita, es que hay países que pese a tener un alto
nivel de percepción de la corrupción (entre 20 y 40), pueden lograr una expectativa
de vida que llega a los 80 años. En cambio, todos los países que superan el 60 en el
nivel de percepción de la corrupción, superan los 60 años; y aquellos que sobrepa-
san el 70 en nivel de percepción de la corrupción, sobrepasan los 80 años. Esto nos
habla de la existencia de umbrales que se encuentran precisamente entre el 60 y 80
en el nivel de percepción de la corrupción.

Gráfica 4.8.  Relación entre la esperanza de vida al nacer y el índice de percepción de la


corrupción, 2012–2015.
Fuente: Elaboración propia con datos de Transparencia Internacional y el Banco Mundial.

También encontramos una correlación entre el índice de percepción de la


corrupción y los años de escolaridad promedio: a mayor nivel de corrupción, menos
años de escolaridad promedio. Igual que con la esperanza de vida, se observa un
umbral que está en los niveles 60 a 80 de la percepción de la corrupción, de forma
tal que ningún país que sobrepasa estos umbrales tiene menos de 10 años de esco-
laridad promedio.
Hasta aquí hemos revisado indicadores de DH que nos permiten hablar de una
relación entre la percepción de corrupción y los derechos económicos y sociales.
190  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 4.9.  Relación entre los años de escolaridad promedio y el índice de percepción de la
corrupción, 2012–2015.
Fuente: Elaboración propia con datos de Transparencia Internacional y el Índice de Desarrollo Humano.

Veamos qué sucede con los indicadores sobre derechos civiles. En la gráfica se
observa la relación entre el índice de derechos políticos elaborado por Freedom
House y el índice de percepción de la corrupción de transparencia internacional.
En el primero, que ocupa el eje de las Y (vertical), el índice va de 0 a 7 donde 0 es el
mayor ejercicio de derechos y 7 el peor. La percepción de la corrupción ocupa el eje
de las X (horizontal), y va de 0 a 100 donde 0 es mayor corrupción y 100 menor. Aquí
también hay una clara relación en donde los países menos corruptos (más cercanos
a 100) son los que tienen un mayor ejercicio de derechos políticos (más cercanos
a 0). Como en los casos anteriores, se observan rendimientos decrecientes que
están entre el 70 y 80 del indicador de percepción de corrupción. También hay
algunos países que, si bien se encuentran con un buen puntaje de percepción de
la corrupción, están a media tabla con respecto al ejercicio de derechos políticos.
Finalmente, en la tabla se presentan los coeficientes de correlación entre la
percepción de la corrupción y las violaciones a los DH. En todos los casos las
correlaciones son superiores al .5 con un nivel de confianza del 99%. Con esto
podemos decir que, al menos, en los estudios cross national, hay una clara relación
entre los índices de corrupción y las violaciones a DH: ahí donde hay más corrup-
ción, empeoran las violaciones a derechos.
las distintas relaciones e n t r e d h y co r ru p c i ó n  | 191

Gráfica 4.10.  Relación entre el índice de derechos políticos y el índice de percepción de la


corrupción, 2012–2015.
Fuente: Elaboración propia con datos de Transparencia Internacional y Freedom House.

Tabla 4.11.  Coeficientes de correlación entre corrupción y DH, 2012–2015.

Índice de Percepción de Corrupción

PIB per cápita por paridad del poder adquisitivo 0.6858***


Esperanza de vida al nacer 0.6650***
Escolaridad promedio 0.6171***
Índice de derechos políticos (FH) –0.6694***
Índice de derechos civiles (FH) –0.7268***
*** Coeficientes significativos a un nivel de confianza del 99%.
Fuente: Elaboración propia

7. Las relaciones entre corrupción y violaciones a los DH


en México

Hasta aquí analizamos la relación entre corrupción y violaciones a DH en el nivel


cross national y sólo con indicadores de percepción. En esta sección veremos
si la lógica cross national se repite a nivel local. Además, en el caso de México
192  |  corrupción y derechos humanos

utilizaremos tanto indicadores de percepción de corrupción, como indicadores


objetivos. Recordemos rápidamente cuáles son los indicadores que se construye-
ron, y sobre los que elaboraremos los coeficientes de correlación:
Demos paso a las relaciones entre los indicadores de percepción de la corrup-
ción y los DH. En la tabla se presentan los coeficientes de correlación. Para facilitar
la lectura, en verde se enfatizan las relaciones débiles (de .2 a .3), en amarillo las
relaciones más fuertes (de .3 a .4) y en rojo las relaciones más estrechas (de .4 en
adelante). Comencemos por estas últimas, la relación más clara entre la percep-
ción de la corrupción y los DH, se da con los derechos económicos y sociales,
especialmente con aspectos relacionadas al derecho a la salud, como se observa en
los indicadores de acceso a la salud del CONEVAL y de mortalidad infantil que
tiene altas correlaciones con todos los indicadores de percepción. Es decir, a mayor
corrupción, más violaciones al derecho a la salud (menor acceso a la salud, mayor
mortalidad infantil). Sobresale también la relación entre la percepción de corrup-
ción en el ejército y la marina (seguridad nacional) con la esperanza de vida al
nacer: a mayor percepción de la corrupción en este rubro, menor esperanza de vida
al nacer. También sobresale una correlación alta entre la percepción de corrupción
en las policías judiciales y ministerios públicos, con el total de quejas de la CNDH
como indicador de violaciones a DH en general.
Un buen número de correlaciones intermedias entre corrupción y violaciones
a DH también se concentra en los derechos económicos y sociales, en el acceso a la
seguridad social y en la calidad de la vivienda: a mayor corrupción, menos acceso a
la seguridad social o menor calidad de la vivienda. Sin embargo, también tenemos
relaciones intermedias con indicadores generales de violaciones a los DH, específi-
camente el total de quejas y recomendaciones, ambos de la CNDH.
Un aspecto llamativo es que en muchos casos los indicadores de derechos
civiles y políticos no correlacionan con los indicadores de percepción de la corrup-
ción, o estas correlaciones son más bajas (de .2 a .3). De hecho, el único indicador
que correlaciona con la corrupción (en las cuatro mediciones de percepción) es
el de homicidios por año: a mayor percepción de la corrupción, más homicidios.
También las quejas por detenciones arbitrarias correlacionan con la percepción de
corrupción, pero únicamente en el caso de la seguridad pública (policías munici-
pales, estatales y federales). En cambio, no hay relaciones lineales (aunque más
adelante veremos si existen relaciones no lineales entre estos indicadores) ni con el
porcentaje de homicidios con respecto a las muertes totales, ni con las quejas ante
la CNDH por tortura, ni con las quejas ante la CNDH o las averiguaciones previas
ante la PGR por desaparición forzada.
De forma interesante, la participación electoral tiene una correlación negativa
con el indicador de percepción de corrupción de la seguridad nacional (ejército y
Tabla 4.12.  Indicadores de corrupción y de DH para México, por entidad federativa, 2000–2014.

INDICADORES DE
INDICADORES DE INDICADORES DE DERECHOS ECONÓMICOS
DERECHOS CIVILES Y
CORRUPCIÓN Y SOCIALES
POLÍTICOS

INDICADORES OBJETIVOS 1. Total de quejas presentadas   1. Mortalidad infantil (CONAPO), 2000–2014


ante la CNDH, 2000–2014   2. Esperanza de vida al nacer (CONAPO), 2000–2014
1. Total de observaciones emitidas por
2. Total de recomendaciones de   3. Indicador sobre el nivel de desarrollo (IDH-PNUD),
la ASF, 2000–2014
la CNDH, 2000–2014 2008, 2010 y 2012.
2. Total de observaciones emitidas por
3. Defunciones por homicidio   4. El componente de salud del IDH-PNUD, 2008, 2010
la ASF que suponen daño patrimo-
según entidad federativa y 2012.
nial, 2000–2014
de ocurrencia (INEGI),   5. El componente de educación del IDH-PNUD, 2008,
3. Total de observaciones emitidas por
2000–2014. 2010 y 2012.
la ASF que suponen daño patrimo-
4. Porcentaje de muertes por   6. El componente de ingreso del IDH-PNUD, 2008,
nial (% del total), 2000–2014
homicidio con respecto al 2010 y 2012.
4. Índice de gravedad de las observacio-
total de muertes violentas   7. Población en situación de pobreza (CONEVAL),
nes emitidas por la ASF, 2000–2014
(INEGI), 2004–2014. 2008, 2010, 2012 y 2014.
5. Número de servidores públicos
5. Total de quejas sobre desa-   8. Población en situación de pobreza moderada (CONE-
sancionados por entidad federativa
parición forzada presentadas VAL), 2008, 2010, 2012 y 2014.
(SFP), 2000–2014
ante la CNDH, 2000–2014.   9. Población en situación de pobreza extrema por entidad
6. Averiguaciones previas por el por año (CONEVAL), 2008, 2010, 2012 y 2014.
INDICADORES SUBJETIVOS
delito de desaparición forzada 10. Población vulnerable por carencias sociales (CONE-
1. Percepción de la corrupción / (PGR), 2000–2014. VAL), 2008, 2010, 2012 y 2014.
ENVIPE / 1) impartición de justicia 7. Total de quejas sobre deten- 11. Población vulnerable por ingresos (CONEVAL), 2008,
(jueces) ciones arbitrarias presentadas 2010, 2012 y 2014.
2. Percepción de la corrupción / ENVIPE ante la CNDH, 2000–2014. 12. Población con rezago educativo (CONEVAL), 2008,
/ 2) Procuración de justicia (MP) 2010, 2012 y 2014.
las distintas relaciones e n t r e d h y co r ru p c i ó n  | 193

(Continued)
194 
| 

Tabla 4.12.  (Continued)


INDICADORES DE
INDICADORES DE INDICADORES DE DERECHOS ECONÓMICOS
DERECHOS CIVILES Y
CORRUPCIÓN Y SOCIALES
POLÍTICOS

3. Percepción de la corrupción / 8. Total de quejas sobre tortura 13. Población con carencias por acceso a los servicios de
ENVIPE / 3) seguridad (policías) presentadas ante la CNDH, salud (CONEVAL), 2008, 2010, 2012 y 2014.
4. Percepción de la corrupción / 2000–2014. 14. Población con carencias por acceso a la seguridad social
ENVIPE / 4) seguridad Nacional 9. Participación electoral en las (CONEVAL), 2008, 2010, 2012 y 2014.
(militares y marina). 2011–2015. elecciones federales (INE),
2000–2014 15. Población con carencias por calidad y espacios de la
corrupción y derechos humanos

vivienda (CONEVAL), 2008, 2010, 2012 y 2014.


16. Población con carencias por acceso a los servicios
básicos de vivienda (CONEVAL), 2008, 2010, 2012 y
2014.
17. Población con carencias por acceso a la alimentación
(CONEVAL), 2008, 2010, 2012 y 2014.
18. Población con un ingreso inferior a la línea de bienes-
tar mínimo (CONEVAL), 2008, 2010, 2012 y 2014.
19. Población con un ingreso inferior a la línea de bienes-
tar (CONEVAL), 2008, 2010, 2012 y 2014.

Fuente: Elaboración propia.


las distintas relaciones e n t r e d h y co r ru p c i ó n  | 195

marina): a mayor percepción de la corrupción, menor participación electoral. Este


punto es fácil de explicar: ahí donde la gente se siente insegura por la presencia del
ejército y/o la marina, disminuye su participación política.
Hay relaciones débiles (de .2 a .3) entre percepción de la corrupción y derechos
económicos y sociales. Se observan en las mediciones de pobreza y servicios de
vivienda del CONEVAL, y en menor medida en el acceso a la seguridad social, la
calidad de la vivienda y una correlación negativa con la esperanza de vida al nacer.
Esta correlación se lee de la siguiente forma: a mayor grado de percepción en la
corrupción, más población en condición de pobreza, sin acceso a los servicios de
vivienda, sin seguridad social, sin los elementos de calidad de la vivienda y con
menos esperanza de vida al nacer.
De los resultados en esta tabla, parece que hay un mayor impacto de la
corrupción sobre los derechos económicos y sociales que sobre los derechos civiles
y políticos. Mientras que encontramos relaciones significativas en 20 de las 52
posibles combinaciones (38.4%) en los derechos económicos y sociales, sólo hubo
correlaciones significativas en 6 de los 28 posibles casos en los derechos civiles y
políticos (21.4%). Una hipótesis para explicar este impacto diferenciado es que, si
bien todos los derechos (civiles, políticos, económicos, sociales y culturales) están
conformados por todas las obligaciones generales (respetar, garantizar, proteger y
promover), por lo que suponen tanto lógicas de omisión como de acción, y requieren
presupuestos para la conformación de una maquinaria institucional, este tipo de
obligaciones de tomar medidas son más acentuadas en los DES. Debido a que los
actos de corrupción conllevan una disminución de la bolsa presupuestaria (por lo
que también se impacta al principio de máximo uso de recursos disponibles), se
entiende que haya un mayor impacto en los DES que en los derechos civiles y
políticos.
No hay que perder de vista que los indicadores generales de violaciones a los
DH que construimos –total de quejas y recomendaciones de la CNDH por enti-
dad federativa– muestran una relación consistente con la percepción de corrup-
ción: 6 de 8 posibles casos (75%) son significativos.
Finalmente, sobre las mediciones de los derechos económicos y sociales, hay
que destacar que mientras las elaboradas por el CONEVAL guardan un mayor
grado de correlación con la percepción de la corrupción, los indicadores pro-
venientes del Índice de Desarrollo Humano no tuvieron ningún resultado sig-
nificativo. Pese a lo anterior, dos indicadores elaborados por el CONEVAL no
tuvieron una relación lineal con la percepción de corrupción: el rezago educativo y
la alimentación.
196  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 4.13. Coeficientes de correlación entre percepción de la corrupción y DH para


México, 2000–2014.
ENVIPE. ENVIPE. ENVIPE.
ENVIPE.
administración de Impartición de Seguridad
Seguridad
justicia (MP) Justicia ( Jueces) nacional
CNDH. Total de
0.456*** 0.389*** 0.306*** 0.068
quejas
CNDH.
0.378*** 0.311*** 0.292*** 0.119
Recomendación
Homicidio x año
0.240*** 0.214*** 0.222*** 0.352***
x ocurrencia
Muertes x
homicidio / 0.031 –0.038 0.012 0.113
muertes totales
CNDH. Quejas
0.054 –0.042 0.109 –0.126
desaparición.
Av. Prev. X
desaparición –0.100 –0.059 0.009 –0.122
forzada
CNDH. Quejas
detención 0.135* 0.039 0.248*** –0.113
arbitraria
CNDH. Quejas
0.108 0.046 0.170** –0.039
tortura.
Participación
–0.138* –0.070 –0.198** –0.205***
electoral
IDH. Valor global 0.082 0.052 –0.024 –0.079
IDH. Salud 0.076 0.070 0.022 –0.099
IDH. Educación 0.169** 0.099 0.003 –0.035
IDH. Ingreso –0.016 –0.018 –0.087 –0.094
CONEVAL.
0.197** 0.228*** 0.267*** 0.179**
Pobreza
CONEVAL.
0.047 0.107 0.121 0.106
Rezago educativo
CONEVAL.
0.599*** 0.534*** 0.424*** 0.187**
Acceso a salud
CONEVAL.
Acceso a 0.319*** 0.375*** 0.353*** 0.208***
Seguridad social
las distintas relaciones e n t r e d h y co r ru p c i ó n  | 197

ENVIPE. ENVIPE. ENVIPE.


ENVIPE.
administración de Impartición de Seguridad
Seguridad
justicia (MP) Justicia ( Jueces) nacional
CONEVAL.
Calidad de 0.322*** 0.306*** 0.248*** 0.003
vivienda
CONEVAL.
Servicios de 0.169** 0.204*** 0.223*** 0.074
vivienda
CONEVAL.
0.166** 0.166** 0.135* 0.023
Alimentación
Mortalidad
0.457*** 0.453*** 0.457*** 0.423***
infantil
Esperanza de vida
–0.180** –0.159** –0.209*** –0.501***
al nacer
Fuente: Elaboración propia.

Revisemos ahora las relaciones entre los indicadores objetivos de corrupción y


los DH. En la tabla se observan los coeficientes de correlación, sigamos la misma
metodología: en rojo las correlaciones más altas, en amarillo las intermedias y en
verde las más débiles. Lo primero a relevar es que mientras con los indicadores
de percepción se obtuvieron 32 correlaciones de 88 posibles, con los indicadores
objetivos de corrupción se obtuvieron 26 de 88.
Se observan 34 correlaciones de 65 posibles combinaciones (52.3%) con los
derechos económicos y sociales; 20 de 35 posibles casos en los derechos civiles
y políticos (57.1%); y 7 de 10 en los indicadores generales de DH (70%). Sin
embargo, las correlaciones más altas se encuentran precisamente en los indicadores
generales: el total de quejas y el total de recomendaciones.
De los cuatro indicadores objetivos de corrupción, los dos que tienen un mayor
nivel de correlaciones son el total de observaciones de la ASF y de servidores públi-
cos sancionados por la SFP. De hecho, este último es el que logra las correlaciones
más altas.
Mirando los derechos específicos, el mayor impacto se observa en los homi-
cidios por año por ocurrencia, y en las desapariciones arbitrarias, indicadores que
correlacionan con las 5 mediciones objetivas de corrupción. La mortalidad infantil
y el índice de educación del IDH también muestran correlaciones robustas. Final-
mente, el único indicador de DH que no correlaciona con ninguno de los indica-
dores de corrupción es el de participación electoral.
198  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 4.14.  Coeficientes de correlación entre corrupción y DH para México, 2000–2014.


ASF. Total ASF. Obser- ASF. % SFP.
ASF.
de obser- vaciones / Observacio- Servidores
Gravedad
vaciones daño nes / daño sancionados
CNDH. 0.051
Total de 0.858*** 0.768*** 0.031 0.662***
quejas
CNDH. 0.105**
Recomen- 0.546*** 0.486*** 0.089* 0.620***
dación
Homicidio
x año x 0.194*** 0.294*** 0.230*** –0.206*** 0.589***
ocurrencia
Muertes x
homicidio
0.122*** 0.258*** 0.297*** 0.232*** 0.027
/ muertes
totales
CNDH.
Quejas 0.005 0.055 0.077* –0.066 0.339***
desaparición.
Av. Prev. X
desaparición –0.003 0.067 0.119*** 0.105** 0.200***
forzada
CNDH.
Quejas
0.244*** 0.364*** 0.279*** 0.205*** 0.4681***
detención
arbitraria
CNDH.
Quejas 0.038 0.103** 0.147*** 0.118*** 0.389***
tortura.
Participación
0.067 0.053 –0.046 –0.044 0.107**
electoral
IDH. Valor
0.319*** 0.283*** –0.005 –0.111** 0.270***
global
IDH. Salud 0.071 0.061 –0.070 –0.128*** 0.066
IDH.
0.487*** 0.369*** –0.028 –0.128*** 0.408***
Educación
IDH. Ingreso 0.235*** 0.202*** 0.048 –0.054 0.199***
CONEVAL.
–0.169*** –0.028 0.087* 0.147*** –0.091**
Pobreza
las distintas relaciones e n t r e d h y co r ru p c i ó n  | 199

ASF. Total ASF. Obser- ASF. % SFP.


ASF.
de obser- vaciones / Observacio- Servidores
Gravedad
vaciones daño nes / daño sancionados
CONEVAL.
Rezago –0.318*** –0.192*** 0.026 0.112** –0.148***
educativo
CONEVAL.
Acceso a 0.004 –0.118*** –0.231*** –0.191*** 0.046
salud
CONEVAL.
Acceso a
–0.134*** –0.073 –0.023 0.031 –0.051
Seguridad
social
CONEVAL.
Calidad de –0.172*** –0.116** –0.023 0.048 –0.078*
vivienda
CONEVAL.
Servicios de –0.174*** –0.073 0.059 0.157*** –0.056
vivienda
CONEVAL.
Alimenta- –0.158*** –0.001 0.169*** 0.194*** –0.100**
ción
Mortalidad
–0.251*** –0.381*** –0.386*** –0.259*** –0.003
infantil
Esperanza de
0.181*** 0.150*** 0.075 –0.014 0.040
vida al nacer

Fuente: Elaboración propia.

Notas
1. El problema cobra relevancia cuando su actuación se desarrolla en el marco
de lo que arriba analizamos como corrupción estructural (endémica de corte
sistemático), en donde la impunidad es una forma de estabilidad política. Ahí,
los esfuerzos por activar mecanismos de accountability se tornan, en la bús-
queda de cambios estructurales, abiertamente inútiles.
2. Sobre este punto, en la tercera sesión organizada por el CDH de la Universidad de Chile se
hizo hincapié en la necesidad de derogar las normas que penalizan las injurias y
calumnias, así como las leyes de desacato, que son un desincentivo fuerte a rea-
lizar denuncias en contra de la autoridad, en particular cuando las acusaciones
son difíciles de probar, como ocurre con la mayoría de los actos de corrupción.
Esto no quiere decir que los excesos que pueden ocurrir en los medios queden
200  |  corrupción y derechos humanos

impunes, sino que las vías debieran ser sólo las civiles (González y Nash, 2011:
32).
3. Para mirar un caso aplicado, son útiles: Gathii, 2009; Kiai y Kuria, 2008; donde se analiza
el funcionamiento de la Comisión Anticorrupción de Kenia.
4. Hay mucha literatura sobre la idea de igualdad política, recursos políticos, y asimetría en
influencia sobre las decisiones gubernamentales. Para un atajo véase: Vázquez, 2007; 2008;
2009; y 2010.
5. Elegí hacer la clasificación mirando los mecanismos y formas que toma el acto de corrup-
ción, ya que es mejor para, posteriormente, pensar qué tipo de acciones o estrategias anti-
corrupción se pueden usar en cada mecanismo. Sin embargo, esta no es la única forma de
pensar las relaciones entre corrupción y violaciones a DH. Por ejemplo, Bacio (2008) hace
un desglose utilizando como criterio de clasificación los derechos violados, y no los meca-
nismos de corrupción.
6. Las mediciones construidas para observar la corrupción son variables continuas, mientras
que los índices elaborados por CIRI son variables categóricas o discretas.

Fuentes De Información

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202  |  corrupción y derechos humanos

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CIRI, Human Rights Data Project http://www.humanrightsdata.com/
Freedom House / Metodología del índice de libertad. https://freedomhouse.org/report/
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Transparencia Internacional http://www.transparency.org/
Transparencia Internacional / Barómetro Global de Corrupción www.transparency.org/research/
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Transparencia Internacional / Igualdad Económica en América Latina http://www.transpa-
rency.org/whatwedo/activity/transparency_and_accountability_in_social_programmes_
in_latin_america
Transparencia Internacional / Índice de Fuentes de Soborno http://www.transparency.org/
bpi2011
World Justice Project http://worldjusticeproject.org/
capítulo 5

Explicaciones
alternativas a las
violaciones a Dh

Impunidad, control sobre


el gobierno, pib y población

A fin de elaborar un modelo estadístico robusto, sumaremos algunas variables que


se esperaría tuvieran también una relación con la violación a DH. Las variables de
control son:

• La impunidad.
• El control sobre los gobiernos.
  o A nivel cross national miraremos el tipo de régimen de los países y la
independencia judicial.
  o A nivel de entidades federativas en México miraremos la cantidad de
alternancias partidistas.
• Las variaciones en el PIB.
• La población.
En los siguientes acápites analizaremos brevemente cada una de ellas, así como
las relaciones que estas variables tienen con la corrupción y las violaciones de DH.

1.  ¿Qué es y cómo podemos mirar a la impunidad?

No haremos todo un desarrollo y revisión teórica del concepto de impunidad, ya


que no es uno de los temas centrales de la investigación. Para conceptualizarla,
204  |  corrupción y derechos humanos

tomaremos los documentos oficiales de Naciones Unidas (UN). Desde hace algu-
nos años, UN ha venido desarrollando documentos en materia de impunidad. Los
textos más reconocidos son:

• La Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de


delitos y del abuso de poder emitida en 1985. Si bien la declaración se refiere a
delitos, y no específicamente a violaciones a DH, es en ella donde comienza
el desarrollo conceptual de “víctima”, así como las obligaciones relacionadas
con el acceso a la justicia, el resarcimiento y la indemnización, que son com-
ponentes de la investigación y sanción de las violaciones a los DH, así como
de la reparación a las víctimas.
• El informe elaborado por M. Joinet en 1997, sobre la impunidad de los
autores a violaciones de derechos civiles y políticos. El informe incluye una
propuesta del Conjunto de principios para la protección y la promoción de
los DH para la lucha contra la impunidad.
• El informe elaborado por Diane Orentlicher en el 2005, donde se actualiza
el Conjunto de principios para la lucha contra la impunidad propuestos por
Joinet.
• Finalmente, la aprobación del Conjunto de principios para la protección y la
promoción de los DH mediante la lucha contra la impunidad en el 2005 (E/
CN.4/2005/102/Add.1).

Si bien tanto la propuesta de Joinet en 1997 como la actualización de Orent-


licher en el 2005 están pensando la lucha contra la impunidad en el marco de
la justicia transicional y, por ende, en el paso de un régimen autoritario a una
democracia (y no es nuestro caso), en la medida que sólo nos interesa el concepto
de impunidad, estas fuentes resultan útiles. Desde los primeros documentos no se
observa una diferencia relevante en torno al concepto de impunidad. El Conjunto
de principios del 2005, en el preámbulo, define a la impunidad como:

la inexistencia, de hecho o de derecho, de responsabilidad penal por parte de los auto-


res de violaciones, así como de responsabilidad civil, administrativa o disciplinaria,
porque escapan a toda investigación con miras a su inculpación, detención, procesa-
miento y, en caso de ser reconocidos culpables, condena a penas apropiadas, incluso a
la indemnización del daño causado a sus víctimas. (Naciones Unidas, 2005a: 6)

El principio 1 del Conjunto de principios se refiere a la obligación del Estado


de luchar contra la impunidad. Al respecto establece:

La impunidad constituye una infracción de las obligaciones que tienen los Estados
de investigar las violaciones, adoptar medidas apropiadas respecto de sus autores,
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 205

especialmente en la esfera de la justicia, para que las personas sospechosas de res-


ponsabilidad penal sean procesadas, juzgadas y condenadas a penas apropiadas, de
garantizar a las víctimas recursos eficaces y la reparación de los perjuicios sufridos de
garantizar el derecho inalienable a conocer la verdad y de tomar todas las medidas
necesarias para evitar la repetición de dichas violaciones. (Naciones Unidas, 2005a: 7)

Para los intereses de la investigación, hay tres tipos de impunidad que son
relevantes:

• La impunidad en general, de todo tipo de delitos.


• La impunidad respecto de violaciones a DH.
• La impunidad respecto de actos de corrupción.
A partir de estas tres expresiones de la impunidad, podemos intuir que la
impunidad influye tanto en la corrupción como en la violación a los DH. En ambos
casos, el mecanismo causal es el mismo: la existencia de la certeza de ausencia de
castigo genera la repetición de acciones corruptas y de actos violatorios de los DH.
Lo ideal sería tener indicadores que nos permitan especialmente mirar la
impunidad de las violaciones a los DH y la impunidad de la corrupción, tanto cross
national como por entidad federativa, a fin de utilizarlos en los modelos estadísti-
cos que se analizarán en el sexto capítulo. Lamentablemente no logramos ese ideal.
En las siguientes secciones presentamos algunos indicadores generales de impu-
nidad, que son los que se encontraron para el análisis cross national. También hay
datos sobre la impunidad en general para el análisis de las entidades federativas.

1.1. La impunidad en general para el análisis cross national, 2012–2015


Para el análisis cross national que involucra a todos los países del mundo conta-
mos con el indicador de impunidad en general con datos entre el 2012 y el 2015
provenientes de algunos de los componentes que integran el índice del Estado de
derecho elaborado por el WJP (http://worldjusticeproject.org). El índice está con-
formado por nueve componentes, dos son los que nos interesan: el de efectividad
de la justicia criminal (Effective criminal justice) y el de Acceso a la justicia civil.
Ambos componentes están subdivididos en factores:
Alguno de los factores que integran estos componentes son también utilizados
en la construcción del índice de corrupción del WJP, como el 5 y 6 en el análisis de
la efectividad de la justicia criminal; y el 3 y 4 del acceso a la justicia civil. Además,
hay algunos otros factores que no nos hablan directamente de impunidad, como
el 3 y el 7 del componente de Efectividad de justicia criminal. Por ello, no utiliza-
mos los siete factores de ambos componentes para medir la impunidad, sino sólo
206  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 5.1.  Factores que integran a los componentes de Efectividad de la justicia criminal
y Acceso a la justicia civil.

Efectividad de la justicia criminal Acceso a la justicia civil

1. Efectividad del sistema criminal de 1. La gente puede acceder a la justicia


investigación. civil / conoce sus derechos / accede /
2. El sistema de adjudicación penal es costos /
oportuno y eficaz 2. La justicia civil está libre de
3. Efectividad del sistema correccio- discriminación
nal para reducir el comportamiento 3. La justicia civil está libre de corrupción
criminal 4. La justicia civil está libre de influencia
4. El sistema de justicia criminal es impropia del gobierno
imparcial 5.  La justicia civil no tiene retrasos
5. El sistema de justicia criminal está libre injustificables
de corrupción 6.  La justicia civil se hace cumplir de
6. El sistema de justicia criminal está libre manera efectiva
de influencias impropias del gobierno 7.  El sistema alternativo de resolución de
7. Debido proceso y otros derechos de los disputas es efectivo e imparcial
acusados

Fuente: Elaboración propia.

algunos de ellos. El índice de impunidad con el que trabajamos es el promedio


simple de los siguientes componentes y factores:

• Efectividad de justicia criminal:


  o 1. Efectividad del sistema criminal de investigación.
  o 2. El sistema de adjudicación penal es oportuno y eficaz
  o 4. El sistema de justicia criminal es imparcial
• Acceso a la justicia civil:
  o 1. La gente puede acceder a la justicia civil / conoce sus derechos /
accede / costos /
  o 2. La justicia civil está libre de discriminación
  o 5. La justicia civil no tiene retrasos injustificables
  o 6. La justicia civil se hace cumplir de manera efectiva
  o 7. El sistema alternativo de resolución de disputas es efectivo e
imparcial

En la construcción del índice mantuvimos los mismos valores establecidos por


WJP, por lo que la escala va de 0 a 1, donde 0 supone el mayor nivel de impunidad,
y 1 el menor nivel de impunidad.
Vale la pena conocer algunos ejemplos de las preguntas que integran el cues-
tionario que conforma los componentes analizados. En el cuadro se presentan
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 207

algunos ejemplos del componente de Eficacia de la justicia criminal; en el cuadro


se observan ejemplos de las preguntas del componente de Acceso a la justicia civil.

Tabla 5.2.  Preguntas del subcomponente “El sistema de adjudicación penal es oportuno y
eficaz” correspondiente al componente de Eficacia de la justicia criminal del WJP.

En base a su experiencia, por favor nos dice:


(A) En la práctica, ¿cuánto tiempo se tarda en condenar a un sospechoso acusado de
un delito grave?
(B) En la práctica, ¿cuánto tiempo se tarda en condenar a un sospechoso acusado de
un delito menor?
En una escala del 1 al 10 (siendo 10 un problema muy serio, y 1 no ser un problema
grave), por favor nos dice lo importante que son los siguientes problemas enfrentados
por los tribunales penales de la ciudad donde vivo:
(A) El exceso longitud y el uso de la prisión preventiva
(B) Los retrasos en el sistema de justicia penal (casos tomar demasiado tiempo)
(E) Las malas decisiones de los jueces penales
En los últimos 3 años, ¿alguien realmente entrar en su casa / residencia sin permiso, y
robar o tratar de robar algo? Fue el autor procesado y castigado?

Fuente: Elaboración propia con información de WJP, s/f; y s/fa. Traducción libre. Estas preguntas sólo
ejemplifican el tipo de cuestiones que se recuperan en el cuestionario. Hay muchas más preguntas con las
que se construye el componente.

Tabla 5.3.  Preguntas del subcomponente “El sistema de investigación criminal es efectivo”
correspondiente al componente de Eficacia de la justicia criminal del WJP.
En una escala del 1 al 10 (con 10 significado un problema muy serio, y 1 no significa un
problema grave), por favor nos dice lo importante que son los siguientes problemas
para los servicios de investigación criminal (fiscales, investigadores, oficiales de policía
judicial, etc.) en la ciudad donde vive:
(A) La falta de sistemas de inteligencia eficaces para apoyar a los investigadores criminales
(B) La falta de métodos de investigación proactiva, tales como operaciones encubiertas
(C) los mecanismos deficientes para reunir información y analizar las pruebas
(D) Los sistemas deficientes para proteger a los testigos y denunciantes
(E) sistemas deficientes para el intercambio de información entre las agencias de
servicios de investigación criminal
(F) La falta de suficientes investigadores criminales
(G) La incompetencia de los investigadores criminales
(H) La falta de tecnología y adecuados recursos
(I) La falta de independencia de los fiscales (incapaz de actuar contra los poderosos
funcionarios públicos o particulares)
( J) La corrupción de los investigadores o policía judicial
(K) La corrupción de los fiscales
(Continued)
208  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 5.3.  (Continued)


Si alguien comete un homicidio en su vecindario, ¿qué tan probable es que el criminal
es procesada y condenada?
Durante los últimos 3 años, ¿usted o algún integrante de su hogar ha sido víctima de
chantaje o extorsión? ¿Usted o cualquier otra persona denunció el delito a la policía?
Fue capturado el autor?

Fuente: Elaboración propia con información de WJP, s/f; y s/fa. Traducción libre. Estas preguntas sólo
ejemplifican el tipo de cuestiones que se recuperan en el cuestionario. Hay muchas más preguntas con las
que se construye el componente.

Hagamos un análisis de cómo se encuentra México con respecto al resto de


los países en materia de impunidad. Comencemos mirando diversas regiones. En
la gráfica se observan nueve regiones que integran al mundo. Las tres regiones con
menor impunidad son Oceanía, Europa occidental y América del Norte (Canadá
y EUA). Le siguen Europa del este y Asia central, Medio Oriente y África del
Norte y el Sur y este de Asia. Muy cerca de estos países está África subsahariana, y
por debajo está el Caribe y América Latina. Es la primera ocasión que nos encon-
tramos con América Latina en el último lugar de la tabla, incluso por debajo de
África subsahariana.

Gráfica 5.4.  Media del componente de impartición de justicia del índice de Estado de dere-
cho, 2013–2015.
Fuente: Elaboración propia a partir de información del World Justice Project.
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 209

Veamos ahora cómo se encuentra México con respecto a América Latina. En


la gráfica, se observa que el país con menor impunidad de la región es Uruguay,
seguido de Chile y Costa Rica. Otro grupo de países son República Dominicana
y Argentina. Prácticamente empatados aparecen Colombia, Panamá, Brasil, Nica-
ragua, el Salvador y Ecuador. Con decrementos están Honduras, Perú y México.
Y en último lugar, muy cerca el uno del otro, Venezuela, Bolivia y Guatemala. No
hay datos para Cuba en este periodo.

Gráfica 5.5.  Media del componente de impartición de justicia del índice de Estado de derecho
para los países de América Latina, 2013–2015.
Fuente: Elaboración propia a partir de información del World Justice Project

Por último, miremos cómo se encuentra ubicado México con respecto a quie-
nes suelen ser identificados como algunos de sus competidores comerciales. En la
gráfica 124 se observa el nivel de impunidad de los países que integran el MIKTA
más Brasil y la India. En materia de impunidad, México se encuentra en último
lugar prácticamente empatado con la India. Por el otro costado, es la primera vez
que Korea se posiciona por delante de Australia. Turquía, Indonesia y Brasil están
en el medio de la tabla.
Miremos ahora cuál es la relación que hay entre este indicador de impunidad
y nuestras principales variables: corrupción y DH. La relación entre impunidad y
210  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 5.6.  Promedio del del componente de impartición de justicia del índice de Estado de
derecho para los países del MIKTA más Brasil y la India, 2013–2015.
Fuente: Elaboración propia a partir de información del World Justice Project

corrupción a nivel mundial es altísima, y llega al .8 significativa al 99%. Sabemos,


pues, que ahí donde hay corrupción, seguro también hay impunidad, aunque falta-
ría analizar cuáles son los mecanismos que hacen interactuar a estas dos variables,
en especial qué tipo de corrupción genera qué tipo de impunidad y viceversa.
En lo que hace a la relación entre DH e impunidad, recordemos los índices
para mirar DH provenientes de la base de datos de CIRI van de 1996 al 2011,
por lo que no coinciden con las fechas de levantamiento de las encuestas del WJP
(2013–2015). Por ende, para mirar a los DH utilizaremos los indicadores comple-
mentarios que construimos para este periodo: PIB per cápita por paridad adqui-
sitiva, años de escolaridad promedio, esperanza de vida al nacer y los índices de
derechos civiles y políticos de Freedom House. Si bien no hay una relación tan
estrecha entre los indicadores de DH y la impunidad como la observada para la
corrupción, salvo en los derechos políticos, en todos los casos hay una correlación
relevante siempre significativa al 99%. Incluso en el PIB per cápita por paridad
adquisitiva el coeficiente de correlación llega a .75. Lo mismo sucede con los tres
indicadores siguientes: a menor nivel de impunidad, mayor PIB per cápita, más
años de escolaridad y mayor esperanza de vida. Finalmente tenemos los derechos
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 211

políticos y las libertades civiles medidas por Freedom House. Aquí, la relación es
negativa1 y alta: ahí donde hay más impunidad, hay menor ejercicio de derechos
políticos y de libertades civiles.

Tabla 5.7.  Coeficientes de correlación entre Impunidad, corrupción y DH, 2013–2015.

Índice de impunidad

Corrupción (WGI-BM) 0.8230***


PIB per cápita por paridad adquisitiva (BM) 0.7510***
Años de escolaridad promedio (IDH) 0.5822***
Esperanza de vida al nacer (BM) 0.5370***
Derechos políticos (FH) –0.4016***
Libertades civiles (FH) –0.5180***
*** Coeficientes significativos a un nivel de confianza del 99%.
Fuente: Elaboración propia.

En la siguiente página se observan algunas gráficas que nos permiten ver la


distribución de la impunidad con algunas de las variables analizadas como la per-
cepción de corrupción, el PIB per cápita por paridad adquisitiva, los años de esco-
laridad y la esperanza de vida al nacer.

Gráfica 5.8.  Distribución del componente de impartición de justicia del índice de Estado de
Derecho según los valores del índice de percepción de la corrupción, 2013–2015.
Fuente: Elaboración propia a partir de información del World Justice Project y de Transparencia Internacional
212  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 5.9.  Relación entre el PIB per cápita por paridad del poder adquisitivo a dólares cons-
tantes del 2011 y el índice de impunidad, 2012–2015.
Fuente: Elaboración propia con datos del World Justice Project y el Banco Mundial

Gráfica 5.10.  Relación entre la esperanza de vida al nacer y el índice de impunidad, 2012–2015.
Fuente: Elaboración propia con datos del World Justice Project y el Banco Mundial
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 213

Gráfica 5.11.  Relación entre el promedio de años de escolaridad y el índice de impunidad,


2012–2015.
Fuente: Elaboración propia con datos del World Justice Project y la UNESCO

1.2.  La impunidad general en México, 2000–2014


Analicemos ahora a la impunidad en general, para las entidades federativas que
integran a México. Los datos que nos permitieron construir indicadores por enti-
dad federativa en el periodo 2011–2014 provienen especialmente de la Encuesta
Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública. Esta encuesta
se ha levantado del 2011 al 2015. En específico hay una serie de indicadores que
nos permiten mirar la impunidad, los centrados en las víctimas del delito. Una vez
que la persona encuestada afirma haber sido víctima del delito, se realizan una serie
de preguntas relacionadas con la existencia o no de denuncia ante el Ministerio
Público, la experiencia de la víctima al denunciar, y los daños y costos de la victi-
mización (INEGI, 2015).
La existencia o no de una denuncia, nos lleva a complejizar la pregunta sobre
¿cómo medir la impunidad? O más específicamente, ¿a partir de cuándo comenza-
mos a contabilizar la impunidad?:

• A partir de la sucesión de un hecho delictivo.


• A partir de la denuncia de un hecho delictivo.
214  |  corrupción y derechos humanos

La respuesta no es tan simple como pareciera. Si tomamos el primer punto


de partida como válido, todos los delitos no denunciados, que por ende no tienen
un proceso de investigación, detención de los posibles perpetradores, y reparación
a las víctimas, son parte de la impunidad. De ser así, el universo de delitos en
México –de acuerdo con las encuestas de Victimización (ENVIPE)– puede llegar
hasta casi los 30 millones de delitos.
En cambio, si tomamos el segundo punto de partida como válido –la existen-
cia de una denuncia–, no sólo acotamos el universo de actos delictivos a no más
de 3 millones, sino que analizamos dos aspectos muy específicos del sistema de
justicia: la procuración y la administración. En la medida que en estos casos ya hay
una denuncia interpuesta, ya se puede observar el proceso de investigación que
realizan los procuradores, fiscales o ministerios públicos; a la par que, suponiendo
que soliciten la emisión de acción penal en contra de alguien, también se estaría
analizando la administración de justicia por parte del poder judicial. En cambio,
el segmento de actos delictivos que ni siquiera son denunciados nos habla de la
confianza de la ciudadanía en el sistema de justicia.
Tenemos, en consecuencia, tres distintas posibilidades para medir a la impuni-
dad dependiendo de qué sea lo que nos interesa ver:

Figura 5.12.  Tres momentos para contabilizar la impunidad.


Fuente: Elaboración propia.

Específicamente en la ENVIPE, la puerta que se abre en torno a la existencia


de la denuncia, es lo que constituye el indicador conocido como “cifra negra”, que
está conformado por (INEGI, 2015: 31):

• Los delitos personales no denunciados por el informante.


• Los delitos del hogar no denunciados por el informante ni por ningún otro
miembro del hogar.
• Los delitos personales o del hogar sin averiguación previa.
Con la cifra negra y la pregunta sobre si se presentó una denuncia podemos
mirar los dos primeros momentos para contabilizar la impunidad: la existencia del
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 215

acto delictivo y la presentación de la denuncia. Este es el primer indicador que


usamos para mirar la impunidad en general: la cifra negra por entidad federativa
por año que arroja la ENVIPE.

Gráfica 5.13.  Cifra negra (porcentaje de delitos que no se denunciaron ni generaron averigua-
ción previa).
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENVIPE.

Salvo algunas entidades federativas, la tendencia es al aumento en la cifra negra


conforme pasan los años, es decir, la gente denuncia cada vez menos. Mirando sólo
el 2014, Guerrero, San Luis Potosí, Jalisco y el Estado de México son las entida-
des con mayores índices de cifra negra; mientras que las mejor posicionadas son
Hidalgo, Coahuila y Baja California Sur, aunque con alrededor del 85% de delitos
no denunciados. Hay algunas entidades en donde se observa una caída de la cifra
negra, es decir, algo deben estar haciendo al interior de sus corporaciones que ha
generado mayor confianza en la ciudadanía para ir a denunciar delitos, vale la pena
enunciarlas para posibles investigaciones futuras de buenas prácticas. Es el caso
muy evidente de Hidalgo que entre el 2010 y el 2013 tuvo siempre decrementos
de cifra negra, con una importante caída en el 2014. Pasa lo mismo en Coahuila y
en Nuevo León. Por el contrario, se observan crecimientos sistemáticos y fuertes
en la cifra negra en Baja California y Baja California Sur, así como en Colima,
Chihuahua, Durango y Yucatán.
Entre el 5 y el 15% de las personas que fueron víctimas de un acto delictivo
realiza algún tipo de denuncia. Sin embargo, esta noticia a las autoridades sobre el
hecho delictivo no necesariamente se convierte en una averiguación previa que dé
216  |  corrupción y derechos humanos

inicio a la procuración de justicia por parte de los ministerios públicos (federal o


local); se puede quedar en una simple acta administrativa o toma de nota ante la
policía administrativa o ministerial. Por ello, la encuesta pregunta explícitamente
si el encuestado sabe si el ministerio público inició una averiguación previa. Este
es el segundo indicador con el que miraremos la impunidad en México: el porcen-
taje de denuncias que efectivamente terminaron con la apertura de una averigua-
ción previa. Aquí la impunidad ya está directamente relacionada con una acción
institucional.

Gráfica 5.14.  Porcentaje de denuncias donde se inició una Averiguación Previa.


Fuente: Elaboración propia con datos de la ENVIPE.

La primera información a subrayar es que hay un porcentaje de entre el 20 y el


50% de denuncias en donde no se inician averiguaciones previas. Es decir, donde la
persona considera que se llevó a cabo un delito en su contra, se anima a denunciar,
y la procuración de justicia simplemente no se activa. Si miramos sólo el 2014,
Zacatecas, Puebla, San Luis Potosí y Tlaxcala son las entidades en donde mayor-
mente las denuncias no se convierten en averiguaciones previas. Más aún, hay
entidades en donde la práctica de no iniciar averiguaciones previas se va agravando
(institucionalizando) con el tiempo, como se observa nuevamente en esas cuatro
entidades federativas, así como en Durango, Yucatán y Chihuahua. En cambio,
se observan entidades en donde claramente hay una ruptura con la práctica de no
iniciar averiguaciones previas, como son: Tamaulipas, Sonora, Hidalgo y Guerrero;
en donde hay una disminución fuerte del porcentaje de denuncias en donde no se
inician averiguaciones previas en el 2014.
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 217

Finalmente, en aquellos casos en donde se inició la averiguación previa, la


encuesta pregunta sobre el curso que siguió dicha averiguación. La respuesta
incluye las siguientes opciones: Se otorgó el perdón / Está en trámite / Recuperó
sus bienes o hubo reparación del daño / Se puso al delincuente a disposición de
un Juez / No sucedió nada / Sucedió otra cosa / No sabe o no responde (INEGI,
2015: 47). En la medida que nos interesa observar la impunidad, optamos por
recuperar las respuestas en donde el denunciante afirma que “No sucedió nada”,
este es el tercer indicador general de impunidad para México que construimos con
estos datos.

Gráfica 5.15.  Porcentaje de AP en que la víctima reportó que no sucedió nada.


Fuente: Elaboración propia con datos de la ENVIPE.

El primer dato a destacar es que entre el 30 y el 60% de las denuncias presen-


tadas, no sucedió nada. Las entidades peor ubicadas en torno a la inmovilidad de
la investigación durante el 2014 son Michoacán, Morelos, Guanajuato y Sonora,
donde más del 60% de los denunciantes afirma que no sucedió nada. En cambio,
las mejor ubicadas –en donde el porcentaje ronda el 30 y 40%– son Colima, Naya-
rit y Durango. En Querétaro, Tamaulipas, Coahuila, Hidalgo, Aguascalientes,
Oaxaca, Chiapas y Baja California se observa una caída sistemática del porcentaje
de denunciantes que afirma que “no pasó nada”, por lo que vale la pena analizar
esas entidades en un futuro a fin de saber qué tipo de procedimientos están reali-
zando para dar respuestas satisfactorias.
Hasta aquí hemos analizado de forma segmentada a la impunidad: los
hechos delictivos que no se denuncian (cifra negra); el porcentaje que, habiéndose
218  |  corrupción y derechos humanos

denunciado, no inician una investigación a través de una averiguación previa; el


porcentaje de averiguaciones previas donde no sucedió nada. Pero hace falta el más
importante de los indicadores, la brecha que hay entre el total de hechos delictivos
(alrededor de 30 millones) y las averiguaciones previas donde sí sucedió algo (se
otorgó el perdón / está en trámite / recuperó sus bienes o hubo reparación del daño
/ se puso al delincuente a disposición de un juez / Sucedió otra cosa). Este es el
porcentaje que se observa en la siguiente gráfica.

Gráfica 5.16.  Porcentaje del total de delitos en que la víctima reportó que sucedió algo.
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENVIPE.

El primer punto que llama la atención es que sólo una entidad federativa, en
un año, logra superar el 10% Baja California Sur en el 2010. Con un 9% le siguen
Yucatán y Baja California en el mismo año. En el lado contrario el peor posicio-
nado es San Luis Potosí en el 2014 con 1.11% de hechos delictivos en donde se
abrió una averiguación previa que tuvo como resultado algo distinto a “no pasó
nada”. Le sigue Veracruz en 2010 con 1.16% y Guerrero en 2013 con 1.18%.
En resumen, tenemos cuatro indicadores para mirar la impunidad en general
por entidad federativa, por año, a partir de la ENVIPE:

• Cifra negra por entidad federativa, que nos permite observar desde el
momento 1 (la comisión del acto delictivo) y nos habla de la confianza de
las personas en las instituciones de justicia.
• Porcentaje de denuncias que se convierten en averiguaciones previas, que
nos permite observar desde el momento 2 –la generación de una denuncia–,
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 219

y nos habla de los obstáculos en la procuración de justicia que mantienen la


impunidad.
• Porcentaje de averiguaciones previas en donde no pasó nada, que nos habla
de los momentos 3 y 4, o más bien de la inexistencia de los momentos 3 y 4:
el no ejercicio de la acción penal en la procuración de justicia y, por ende, la
inexistencia de sentencias en la administración de justicia.
• Porcentaje de hechos delictivos que fueron denunciados, que generaron una
averiguación previa, y dónde la averiguación llegó a un resultado distinto
de “no pasó nada”. Este indicador nos permite mirar todo el camino de la
justicia.

Las cifras son elocuentes: entre el 85 y 95% de los delitos no se denuncia. De


entre el 5% y 15% que sí se denuncia, entre el 20% y el 50% de los casos no se ini-
cian averiguaciones previas. En el 50% y 80% de los casos en los que sí se inician las
averiguaciones previas, entre el 30% y 60% de las ocasiones no pasa nada. Hagamos
un ejercicio con el peor de los escenarios: de cada 1,000 hechos delictivos sólo en
50 hay denuncias. De esos, sólo en 25 se abren averiguaciones previas. De esos 25,
en 15 no pasará absolutamente nada, mientras en los 10 restantes, los denunciantes
dicen que: la averiguación sigue en trámite, se otorgó el perdón, se recuperaron los
bienes, se reparó el daño, se detuvo a una persona o el denunciante no sabe bien
qué sucedió. En breve, de cada 1000 hechos delictivos sólo en 10 sucede algo, y a
eso que sucede no necesariamente le podemos denominar justicia.
Frente a estas cifras: ¿pasa algo con los servidores públicos que obstaculizan a la
justicia? Este es nuestro quinto indicador de la impunidad en general: el número de
averiguaciones previas iniciadas ante la PGR para los delitos contra la administra-
ción de justicia. En el Título décimo primero del Código Penal Federal (2016: s/p) se
establecen este tipo de delitos. En el capítulo I se especifican los delitos que pueden
ser cometidos únicamente por servidores públicos. El artículo 225 desarrolla treinta
y siete posibles conductas constitutivas de delitos contra la administración de justicia.
Algunas de ellas claramente tienen como finalidad producir impunidad, como son:

I. Abstenerse de conocer de los negocios que les corresponda, sin tener


impedimento legal para ello;
V. No cumplir una disposición que legalmente se les comunique por su
superior competente, sin causa fundada para ello;
VI. Dictar, a sabiendas, una resolución de fondo o una sentencia definitiva
que sean ilícitas por violar algún precepto terminante de la ley, o ser con-
trarias a las actuaciones seguidas en juicio u omitir dictar una resolución
de trámite, de fondo o una sentencia definitiva lícita, dentro de los térmi-
nos dispuestos en la ley;
220  |  corrupción y derechos humanos

VII. Ejecutar actos o incurrir en omisiones que produzcan un daño o con-


cedan a alguien una ventaja indebidos;
VIII. Retardar o entorpecer maliciosamente o por negligencia la adminis-
tración de justicia;
IX. Abstenerse injustificadamente de ejercer la acción penal que corres-
ponda de una persona que se encuentre detenida a su disposición
como imputado de algún delito, cuando esta sea procedente con-
forme a la Constitución y a la leyes de la materia, en los casos en que
la ley les imponga esa obligación; o ejercitar la acción penal cuando
no proceda denuncia, acusación o querella;
XXXI. Alterar, modificar, ocultar, destruir, perder o perturbar el lugar de los
hechos o del hallazgo, indicios, evidencias, objetos, instrumentos o
productos relacionados con un hecho delictivo o el procedimiento de
cadena de custodia;
XXXII. Desviar u obstaculizar la investigación del hecho delictuoso de que se
trate o favorecer que el imputado se sustraiga a la acción de la justicia;
XXXIII. Obligue a una persona o a su representante a otorgar el perdón en los
delitos que se persiguen por querella;
XXXIV. Obligue a una persona a renunciar a su cargo o empleo para evitar
responder a acusaciones de acoso, hostigamiento o para ocultar vio-
laciones a la Ley Federal del Trabajo.

En específico, preguntamos a la PGR cuántas denuncias recibió por la fracción


VIII, retardar o entorpecer maliciosamente o por negligencia la administración de
justicia, que es un delito que claramente tiene por objetivo mantener la impunidad.
Bajo este criterio, la forma en que se interpreta este indicador es: a mayor número
de denuncias, más impunidad. El grueso de las denuncias sobre este tipo de delitos
se da en las entidades federativas que se encuentran en el centro del país con un
claro incremento en el periodo del 2007–2012.
Semejante a lo que sucede en las averiguaciones previas sobre desaparición
forzada, vemos que lo que prevalece durante la primera década del siglo XXI es la
ausencia de denuncias sobre este delito, pese a que está previsto desde la emisión
del Código penal en 1931. Se distingue el DF, que en el 2006 tuvo 46 denuncias,
y llega hasta 221 en el 2011 y 255 en el 2012. Otro caso que sale de los paráme-
tros es el de Veracruz, que en el 2010 tiene 17 denuncias, 43 en el 2013 y 40 en
el 2014.
Veamos ahora cuál es la relación que hay entre estos cuatro indicadores de
impunidad con los indicadores construidos para analizar a los DH en México. Para
facilitar la visualización del cuadro, se enfatiza en rojo las relaciones más altas (de .4
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 221

Gráfica 5.17.  Número de averiguaciones previas iniciadas por presumibles delitos contra la
administración de justicia por regiones y sexenios presidenciales.
Fuente: Elaboración propia con información del Sistema Institucional de Información Estadística (SIIE) de
la Procuraduría General de la República (PGR) a través de Sistema Infomex, oficio de respuesta a Solicitud
de información PGR/UTAAG/00718/2016 del 15 de junio de 2016. Se toman casos que cumplen con lo
establecido 225 fracciones I–XXIV del Código Penal Federal vigente a la fecha de emisión de la respuesta.
De acuerdo con la comunicación de la PGR se trata de cifras preliminares.

en adelante), en amarillo las intermedias (de .3 a .4) y en verde las más bajas (de .2
a .3). El primer dato es que sólo hay una relación en color rojo entre los indicadores
de impunidad y los de DH: el total de quejas de la CNDH con las averiguaciones
previas sobre delitos contra la justicia. El segundo dato es que el indicador de
impunidad que da cuenta de la brecha entre las averiguaciones previas iniciadas y la
respuesta de las víctimas en el sentido de que no sucedió nada en esa averiguación
no tiene ninguna relación estadísticamente relevante con los indicadores de DH.
Los cuatro indicadores restantes de impunidad funcionan de forma muy parecida
con relaciones estadísticamente relevantes con entre 5 y 8 indicadores de DH, de
los 22 posibles.
Nuevamente los derechos sociales sufren una mayor afectación por la impu-
nidad que los derechos civiles. En los primeros hay relaciones estadísticamente
relevantes en 23 de 65 posibilidades (35%). En cambio, en los derechos civiles y
políticos esto sólo sucede en 3 de 35 posibilidades (8.5%). De los derechos econó-
micos y sociales, es en educación en donde se observa el mayor impacto.
222  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 5.18.  Coeficientes de correlación entre Impunidad en general y DH en México,


2010–2014.

ENVIPE. Av. Prev. x


ENVIPE. ENVIPE. ENVIPE. Hechos delitos Adm.
Cifra Denuncias / AP / No delictivos / Just. 2000–
negra. AP pasó nada pasó algo 2014

CNDH. Total de
0.001 –0.172** 0.116 –0.205*** 0.758***
quejas
CNDH.
0.083 –0.060 0.003 –0.166** 0.381***
Recomendación
Homicidio x año x
0.009 0.104 –0.009 –0.107 0.171***
ocurrencia
Muertes x
homicidio / 0.009 0.179** 0.009 –0.035 0.118***
muertes totales
CNDH. Quejas
–0.003 –0.081 0.140* –0.091 0.012***
desaparición.
Av. Prev. X
desaparición 0.001 –0.029 0.009 –0.063 0.109***
forzada
CNDH. Quejas
detención 0.033 –0.130 0.119 –0.167** 0.220***
arbitraria
CNDH. Quejas
0.007 –0.079 0.104 –0.024 0.012
tortura.
Participación
0.296*** –0.092 –0.033 –0.285*** 0.068
electoral
IDH. Valor global –0.198** 0.258*** –0.027 0.163** 0.229***
IDH. Salud –0.068 0.150** –0.013 0.091 0.066
IDH. Educación –0.255*** 0.263*** –0.045 0.202** 0.326***
IDH. Ingreso –0.214*** 0.300*** –0.013 0.153* 0.185***
CONEVAL.
0.322*** –0.369*** 0.031 –0.225*** –0.118***
Pobreza
CONEVAL.
0.267*** –0.248*** 0.048 –0.146* –0.228***
Rezago educativo
CONEVAL.
–0.018 –0.223*** 0.062 –0.064 –0.060
Acceso a salud
CONEVAL.
Acceso a 0.318*** –0.331*** 0.042 –0.201** –0.110**
Seguridad social
(Continued)
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 223

ENVIPE. Av. Prev. x


ENVIPE. ENVIPE. ENVIPE. Hechos delitos Adm.
Cifra Denuncias / AP / No delictivos / Just. 2000–
negra. AP pasó nada pasó algo 2014
CONEVAL.
Calidad de 0.173** –0.188** 0.054 –0.143* –0.132***
vivienda
CONEVAL.
Servicios de 0.314*** –0.258*** 0.029 –0.255*** –0.124***
vivienda
CONEVAL.
0.242*** –0.164** 0.016 –0.119 –0.108**
Alimentación
Mortalidad
0.075 –0.157** –0.006 –0.026 –0.210***
infantil
Esperanza de vida
0.004 –0.001 0.055 –0.016 0.169***
al nacer

Fuente: Elaboración propia.

A diferencia de lo que sucede con los indicadores de DH, hay una menor
correlación entre las mediciones tanto objetiva como de percepción de la corrup-
ción con los indicadores de impunidad. Las averiguaciones previas por delitos con-
tra la administración de la justicia tienen el mayor nivel de correlaciones, mientras
que la relación entre averiguaciones previas y las menciones de las víctimas en el
sentido de que “no pasó nada” no correlacionan con ningún indicador de corrup-
ción. El indicador de corrupción que tiene una mayor correlación con la impu-
nidad son las observaciones emitidas por la ASF que suponen daño patrimonial.

Tabla 5.19. Coeficientes de correlación entre Impunidad en general y corrupción en


México, 2010–2014.

ENVIPE. ENVIPE. Av. Prev.


ENVIPE. ENVIPE. AP / Hechos x delitos
Cifra Denuncias No pasó delictivos / Adm. Just.
negra. / AP nada pasó algo 2000–2014

ASF. Total de
–0.046 –0.111 0.027 –0.104 0.696***
observaciones
ASF.
Gravedad de las 0.228*** –0.088 –0.131* –0.097 0.028
recomendaciones
(Continued)
224  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 5.19.  (Continued)


ASF. Observacio-
nes que suponen 0.017 –0.200** 0.031 –0.213*** 0.755***
daño
ASF. Observacio-
nes que suponen 0.187** 0.106 –0.014 –0.172*** 0.049
daño %
SFP. Servidores
–0.016 –0.028 –0.050 –0.100 0.340***
sancionados
ENVIPE. Impar-
0.067 –0.111 0.058 –0.131* 0.338***
tición de Justicia
ENVIPE. Procu-
ración de justicia –0.062 –0.053 0.042 –0.019 0.367***
(MP)
ENVIPE.
0.013 –0.073 –0.015 –0.097 0.182**
Seguridad
ENVIPE. Seguri-
–0.101 0.085 0.004 0.090 0.044
dad nacional

Fuente: Elaboración propia.

2.  Control sobre los gobiernos

Otra explicación alternativa a las violaciones a DH que vale la pena recuperar es el


nivel control que se tiene sobre los gobiernos. Si bien la literatura que busca rela-
ciones entre los procesos de transición y consolidación a la democracia es reciente,
hay cada vez un mayor número de estudios al respecto2.
La relación entre transición a la democracia y DH se hizo evidente especial-
mente en la tercera ola democrática, la iniciada con Portugal y España, el fin de
las dictaduras militares en América Latina y la caída y transformación del bloque
socialista. Esto se debe a dos elementos: todos esos países transitaron de dictadu-
ras militares o gobiernos autoritarios que realizaban violaciones sistemáticas a los
derechos y, para entonces, la institucionalización y discurso de los DH ya se había
consolidado a través del Derecho Internacional de los DH (DIDH). Asimismo,
el discurso comenzó a cobrar relevancia tanto a nivel internacional como en los
movimientos sociales que propugnaban el fin de las dictaduras militares y de la
violación sistemática de estos derechos.
Pese a lo anterior, en la amplia gama de preguntas y documentos que integran
la teoría de la transición, conocida especialmente por los cuatro tomos coordinados
por Guillermo O’Donnell, Philippe Schmitter y Laurence Whitehead intitulados
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 225

Transiciones desde un gobierno autoritario, pasando por los estudios de Juan Linz,
Alfred Stepan, Dankwart Rustow, George Reid Andrews y Herrick Chapman y
por el fin de dicho paradigma de acuerdo con Thomas Carothers; e incluso en la
literatura mexicana elaborada por José Woldenberg, Leonardo Valdés, Jesús Sil-
va-Herzog, Alonso Lujambio, Silvia Gómez-Tagle, Octavio Rodríguez Araujo,
José Antonio Crespo o César Cansino, los DH no juegan un papel fundamental,
la consolidación de los sistemas de partidos y electorales así como la concreción
de las elecciones competitivas suelen ser el elemento principal. En algunos casos,
se analizan los procesos de apertura, de liberalización del régimen dictatorial o
democrático como paso previo a la democratización, pero incluso en estos casos el
papel de los DH es secundario.
Se suele dar por hecho que el régimen mejor constituido para respetar, prote-
ger y garantizar los DH es la democracia. Esto no quiere decir que en democracia
no haya violaciones a DH, sino que es menos probable la existencia de violacio-
nes sistemáticas, a la par que los ciudadanos tienen más herramientas para hacer
valer sus derechos. Esto se debe a la relación conceptual que suele crearse entre el
régimen democrático y el Estado de derecho a partir de la tensa relación entre el
liberalismo y la democracia. De esta forma, un gobierno representativo no generará
violaciones sistemáticas de DH por tres razones: para que la democracia exista son
necesarios ciertos derechos civiles y políticos como precondición de la misma
(sobre este punto hay todo un desarrollo desde la democracia liberal que involucra
a Dahl, Bobbio, Bovero, Ferrajoli, Diamond, Sartori, por mencionar algunos); por-
que el gobierno que viole sistemáticamente DH será castigado por el voto de los
ciudadanos en la siguiente elección (accountability vertical); porque el ciudadano
podrá acudir a otros órganos gubernamentales para, en principio, detener la vio-
lación a DH y, posteriormente, hacer un proceso de investigación, sanción y repa-
ración (accountability horizontal); y porque las personas podrán organizarse para
protestar en defensa de sus derechos (mecanismos sociales o extrainstitucionales de
DH, o accountability societal).
Hay una serie de estudios que analizan la relación entre a la transición
a la democracia y las violaciones a DH. El grueso de estos análisis identifica
como violación de DH sólo las transgresiones a derechos civiles, en especial
actos de tortura, tratos inhumanos, desaparición forzada y homicidios, incluso
el grueso de las bases de datos con los que suelen hacerse estos modelos estadís-
ticos sólo toman en cuenta estas violaciones y no intentan medir y analizar los
derechos políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales. La premisa
inicial fue que debiera esperarse una relación estadística negativa entre un régi-
men democrático y las violaciones a DH. Sin embargo, esta correlación no siem-
pre sucede.
226  |  corrupción y derechos humanos

El modelo more murder in de midle (MMM) sostiene que el grueso de las


violaciones a DH no se da ni en las dictaduras militares consolidadas ni en
las democracias consolidadas, sino en las dictaduras militares endebles o en las
democracias recientes (Fein, 1995; King, 1998; y Regan y Henderson 2002). La
explicación de este efecto se encuentra en un concepto denominado “incoheren-
cias sistemáticas”. Tanto en una democracia como en una dictadura consolidada
las reglas del juego (formales e informales) están claramente establecidas, así
como los incentivos, los premios y los castigos. En el caso de las democracias,
los gobiernos sabrán cómo comportarse en cuanto al respeto a los derechos para
evitar la accountability horizontal, vertical o societal, y mantenerse en el poder.
En las dictaduras consolidadas los ciudadanos difícilmente se expondrán abierta-
mente ante el gobierno a fin de evitar ser reprimidos, desaparecidos o asesinados.
En cambio, en las dictaduras débiles los ciudadanos tienen más incentivos para
organizarse y manifestarse y los gobiernos pueden responder de forma violenta
o sucumbir frente a la protesta. Algo semejante sucede en las democracias no
consolidadas donde los ciudadanos suponen que están en un régimen liberal y
plural, pero los enclaves autoritarios se mantienen y pueden generar respuestas
autoritarias. Mientras que en los extremos las reglas del juego son claras, en el
centro hay una incoherencia sistemática.
Por su parte, Davenport y Armstrong (2004) llegan a conclusiones pareci-
das al MMM utilizando un método estadístico distinto (regresiones locales, un
método no paramétrico que permite identificar relaciones no lineales) que les per-
mite identificar el umbral donde aparece el punto de inflexión. Sus resultados esta-
dísticos indican que los primeros pasos del proceso de democratización no tienen
ningún impacto en la disminución de violaciones de DH pero a partir de cierto
umbral (7 en una escala del 1 al 10), el avance de la consolidación de la democracia
tiene un fuerte impacto en la disminución de las violaciones a los derechos. Con
estos elementos los autores concluyen que hay, al menos, tres distintas categorías
de democracia que tienen distinto impacto en la represión estatal: una en donde el
cambio de régimen no hace ninguna diferencia (de 0 a 7 en la escala de democra-
tización); otra donde hay cierto impacto negativo (de 8 a 9) y una más donde hay
una fuerte tendencia negativa (10).
Hasta aquí tenemos la explicación teórica y la comprobación empírica sobre
la relación entre los procesos de democratización y las violaciones a DH. En la
medida que la consolidación democrática supone también la de los tres tipos
de accountability que señalamos líneas arriba (horizontal, vertical y societal), es de
esperarse que la relación que se gesta entre democratización y violaciones a DH se
repita con el combate a la corrupción. Se trata del mismo mecanismo causal para
ambas relaciones.
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 227

El último punto que debemos aclarar al lector es el tipo de indicadores que


usaremos en la construcción de los modelos estadísticos. Para el modelo cross
national usaremos el indicador de tipo de régimen político del Polity Project, así
como el nivel de independencia judicial. Mientras que, para el análisis de México
a través de sus entidades federativas, construimos un indicador que da cuenta del
total de alternancias que cada entidad ha tenido. En los siguientes acápites desa-
rrollamos estos indicadores.

2.1.  Tipo de régimen político


Los datos sobre el tipo de régimen político de los países a nivel mundial entre 1996
y el 2013 provienen de Polity Project3. Este programa pertenece al centro Sistemyc
Peace fundado en 1997 con sede en Estados Unidos, que se especializa en el estu-
dio de la violencia política.
En el marco del Polity Project, se codifican las características de las autori-
dades gubernamentales de todos los Estados independientes a nivel mundial. El
índice está conformado por seis componentes:

• La institucionalización en el reclutamiento del poder ejecutivo.


• La competitividad en el proceso de reclutamiento del poder ejecutivo.
• La apertura en el proceso de reclutamiento del poder ejecutivo.
• La independencia que tiene el poder ejecutivo.
• La existencia de competencia política y oposición.
• La competitividad de la participación política de la oposición.
Con estos seis componentes se construye un índice que va de –10, para refe-
rirse a las monarquías hereditarias, a 10, donde se clasifica a las democracias con-
solidadas. Veamos los resultados que esta medición arroja para las nueve regiones
del mundo que hemos venido trabajando. Encabezan la lista América del Norte y
Europa Occidental que se encuentran prácticamente sobre el 10. La tercera región
es precisamente América Latina sobre el 8. En el lado contrario de la gráfica están
Medio Oriente y África del Norte con –5, así como África subsahariana con 2, y
el sur y este de Asia con 3.
En relación con los países que integran a América Latina, los dos mejor posi-
cionados son Uruguay y Costa Rica, que rondan el 10, seguidos de Chile y Panamá
que están sobre el 9. En el lado contrario de la tabla está Cuba con –7, seguido de
Ecuador que está por encima del 6, y Honduras, Perú y Colombia que práctica-
mente llegan al 7. México se encuentra de la mitad de la tabla hacia abajo, apenas
arriba del 7. No hay datos para Venezuela.
228  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 5.20.  Índice de democratización para nueve regiones del mundo, 1996–2013.
Fuente: Elaboración propia con datos de Polity Project

Gráfica 5.21.  Índice de democratización para América Latina, 1996–2013.


Fuente: Elaboración propia con datos de Polity Project
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 229

Finalmente miremos cómo se encuentra México con respecto a sus principales


competidores. Australia es puntuada con 10, seguida por la India con 9 y Brasil
con 8. En el medio de la tabla está México por arriba de 7, seguido de cerca por
Turquía. Más alejado está Indonesia, y no hay datos para Korea.

Grafica 5.22.  Índice de democratización para el MIKTA más Brasil y la India, 1996–2013.
Fuente: Elaboración propia con datos de Polity Project

En la tabla vemos los coeficientes de correlación para el tipo de régimen


político con los indicadores de corrupción y DH. Se observa un alto nivel de
relación entre el índice de empoderamiento de CIRI y los índices de derechos
políticos y libertades civiles de Freedom House. Sobre este punto es llamativo
que mientras es muy alta la relación con el índice de libertades civiles de Free-
dom House, la relación con el índice de integridad personal de CIRI es bastante
menor. Finalmente, aunque más baja, se observa una relación relevante entre el
índice de derechos laborales de CIRI con la clasificación del régimen político de
Polity Project.

2.2.  La independencia judicial en el mundo, 1996–2011


En la medida que uno de los principales mecanismos causales que relaciona a la
democracia con la disminución de las violaciones de DH es el Estado de derecho,
230  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 5.23.  Coeficientes de correlación entre tipo de régimen político, corrupción y DH,
1996–2013.

Tipo de régimen

Corrupción (CPI) (hasta 2011). 0.4077***


CIRI. Índice de empoderamiento (hasta 2011). 0.8238***
CIRI. Índice de integridad personal (hasta 2011). 0.4415***
CIRI. Índice de derechos laborales (hasta 2011). 0.5157***
Derechos políticos (FH) –0.8946***
Libertades civiles (FH) –0.8418***

*** Coeficientes significativos a un nivel de confianza del 99%.


Fuente: Elaboración propia.

la accountability horizontal; en esta lógica de pesos y contrapesos la independencia


judicial cobra relevancia en la ecuación. Uno de los principales debates que se han
dado en torno al diseño institucional y la protección de los DH pasa por los dis-
tintos mecanismos de exigibilidad en general, de justiciabilidad en particular. Son
varias las discusiones que se han dado en torno a la construcción de los distintos
Estados liberal, social, y democrático de derecho (Díaz, 1998; Carbonell, Orozco
y Vázquez, 2002; Pisarello, 2001); así como los múltiples mecanismos de exigibi-
lidad: primarios y secundarios en términos de Luigi Ferrajoli (1999 y 2006); polí-
ticos, semi-políticos, jurisdiccionales, semi-jurisdiccionales y extra-institucionales
en términos de Gerardo Pisarello (2007). Sin duda, uno de los temas recurrentes
en este punto es la independencia judicial. Esta es la segunda variable de control
que recuperamos.
El proyecto CIRI construye la variable independencia judicial para dar cuenta
del grado en que el poder judicial es independiente del control de otras fuentes,
como otra rama del gobierno o el ejército4. La variable va de 0 a 2, donde 0 indica
que no hay independencia; 1 que es parcialmente independiente y 2 que es inde-
pendiente. Un país recibe un 2 cuando (CIRI, S/F: 85 - 86):

• El poder judicial realiza control de constitucionalidad de los actores ejecu-


tivos y legislativos.
• Los jueces de mayor nivel tienen un mandato mínimo de 7 años.
• Ni el presidente ni el secretario de justicia pueden designar o remover jueces.
• Las acciones de los poderes ejecutivo y legislativo pueden ser impugnadas
ante el poder judicial.
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 231

• Todas las audiencias son públicas.


• Los cargos de jueces son ocupados por profesionales.
Con estos criterios, veamos cómo se encuentra la distribución de esta variable
en el mundo. Organicemos los países en las nueve regiones que hemos venido tra-
bajando. Nuevamente América del Norte y Europa Occidental encabezan la lista
de mayor independencia judicial, con Oceanía muy cerca. En el extremo contrario
están Medio Oriente y África del Norte, junto con África Subsahariana. América
Latina está justo en el medio de la tabla, pero mucho más cerca de los últimos
lugares que de los primeros.

Gráfica 5.24.  Promedio simple del Índice de Independencia Judicial para nueve regiones,
1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de The Cingranelli-Richards Human Rights Data Set.

Respecto a la distribución de la independencia judicial en América Latina,


Uruguay y Costa Rica encabezan la lista, seguidos por Chile. En el último lugar se
encuentra Cuba. Trece de los 19 países restantes están muy cerca el uno del otro en
el promedio de 1996 al 2011. México está en el medio de la tabla.
232  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 5.25.  Promedio simple del Índice de Independencia Judicial para Latinoamérica,
1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de The Cingranelli-Richards Human Rights Data Set

Gráfica 5.26.  Promedio simple del Índice de Independencia Judicial para el MIKTA más
India y Brasil, 1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de The Cingranelli-Richards Human Rights Data Set
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 233

En la revisión de los principales competidores con México, Australia tiene el


mejor ranking de la independencia judicial, seguido por Korea. En último lugar
está Indonesia, con una brecha relevante respecto del penúltimo que es México,
quien prácticamente está empatado con Brasil y Turquía.
Por último, demos un vistazo a los coeficientes de correlación entre la
independencia judicial y las variables que nos interesan para este estudio. En
general, hay una correlación con todos los indicadores, por lo que podemos decir:
a más independencia judicial, menos corrupción y menos violaciones a los DH.
En particular, vemos una especialmente marcada correlación con los índices de
libertades civiles y derechos políticos de Freedom House, seguidos por el índice de
empoderamiento, el índice de percepción de corrupción y el índice de integridad
personal. La correlación menor, aunque todavía alta, se da con el índice de derechos
laborales.

Tabla 5.27.  Coeficientes de correlación entre Independencia judicial, corrupción y DH,


1996–2011.

Independencia judicial

Corrupción (CPI) 0.6637***


CIRI. Índice de empoderamiento 0.6710***
CIRI. Índice de integridad personal 0.5908***
CIRI. Índice de derechos laborales 0.5010***
Derechos políticos (FH) –0.7137***
Libertades civiles (FH) –0.7250***

*** Coeficientes significativos a un nivel de confianza del 99%.


Fuente: Elaboración propia.

En la gráfica presentamos la relación entre la corrupción y la independencia


judicial. Pongamos especial atención a las medianas. Lo que se observa es que
conforme se avanza en mayor independencia judicial (se pasa de 0 a 2 en el eje de
las Y o vertical), también se avanza en menor percepción de corrupción, se avanza
de 0 a 10 en el eje de las X u horizontal. Nuevamente lo que se observa es una
correlación entre la independencia judicial y la menor percepción de la corrupción,
aunque no sabemos cuál es la dirección causal de la relación. Entre los países peor y
mejor ubicados en la independencia judicial (valores 0 y 2), los países que integran
la caja (segundo y tercer cuartil) no se tocan, es decir, los países mejor ubicados del
valor 0 no se empalman con los países peor ubicados del valor 2. Incluso lo mismo
sucede entre los países que se encuentran en los valores 1 y 2 de la independencia
judicial.
234  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 5.28.  Distribución del Índice de Percepción de Corrupción según los valores del Indi-
cador de Independencia Judicial, 1996–2011.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de Transparency International y The Cingranelli-
Richards Human Rights Data Set

2.3.  Alternancia en las entidades federativas, 2000–2016


Lamentablemente no contamos con indicadores ya construidos para las entidades
federativas entre el 2000 y el 2014 que den cuenta ni del tipo de régimen ni de la
independencia de los poderes judiciales locales. De hecho, no encontramos alguno
que nos permita mirar mediciones del Estado de derecho o la accountability hori-
zontal con esas características. A fin de palear esta laguna, construimos un indica-
dor que da cuenta de la accountability vertical a través del voto de castigo.
La construcción de este indicador se realizó mediante la observación del cam-
bio de partido en el gobierno en cada elección. El indicador es sumatorio y pro-
gresivo. Si una entidad tiene una alternancia, se le asigna un 1. De lo contrario, se
le asigna un 0. Esta asignación se repite hasta la siguiente elección. Si una entidad
que en la elección anterior tuvo alternancia (por lo que ya tenía asignado un 1),
vuelve a tener una alternancia, se le asigna un 2. Esta asignación se repite hasta la
siguiente elección. No importa que las alternancias se realicen sólo entre dos par-
tidos, se mantiene la lógica sumatoria.
Gráfica 5.29.  Alternancias de partido político en gobierno estatales de 1989 a 2014.
Notas: Las alternancias corresponde al número de veces en las cual ha cambiado el partido en el gobierno estatal. Cuando hubo coaliciones de gobierno, se consideraron
como alternancia sólo aquellas en las que no estaba presente el partido de turno.
Fuente: Elaboración propia con información de los Institutos Electorales Estatales y Campos, Roy (sfp) Disponible en http://consulta.mx/index.php/estudios-e-
investigaciones/elecciones-mexico/item/368-mexico-alternancias-estatales
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 235
236  |  corrupción y derechos humanos

Pese a que la primera entidad federativa en México que tuvo un gobierno


distinto al PRI data de 1989, y del cambio de partido en la presidencia en el 2000,
aún había en el 2014 seis entidades federativas que no habían tenido alternancia:
Campeche, Coahuila, Colima, Hidalgo, Estado de México y Quintana Roo5. Hay
9 entidades federativas que han tenido una alternancia, 12 que han tenido dos y 6
que han tenido tres.
En la Ciudad de México se eligió por primera vez jefe de gobierno en 1997
resultando ganador el PRD, se considera que hubo alternancia debido a que el
responsable del gobierno anterior era un regente designado por el presidente de la
República, el cual era priista. De acuerdo con los resultados oficiales de las vota-
ciones en Guanajuato de 1991, fue elegido Ramón Aguirre del PRI quien declinó
al ejercicio de su cargo, siendo Carlos Medina Plasencia del PAN quien asumiera
como gobernador interino en el período en cuestión. Este hecho fue resultado de
lo que se conoce como Concertacesión (Blanco, M. Et.al, 2011).
La relación esperada es semejante a la de la accountability horizontal obser-
vada en el tipo de régimen y la independencia judicial: a mayor accountability
vertical (a más alternancias), menor corrupción y menores violaciones a DH.
Sin embargo, de los 22 indicadores de DH que estamos usando, el número de
alternancias tiene correlación únicamente con calidad de la vivienda y la mor-
talidad infantil. En ambos casos con el signo esperado, es decir, a más alternan-
cias menos personas que viven en viviendas que no tienen la calidad adecuada
o menos mortalidad infantil; aunque también en ambos casos la correlación
es baja.

Tabla 5.30.  Coeficientes de correlación entre alternancia en las entidades federativas y DH


en México, 2000–2014.

Alternancia

Homicidio x año x ocurrencia 0.036


Muertes x homicidio / muertes totales 0.014
CNDH. Total de quejas 0.057
CNDH. Quejas desaparición. 0.020
CNDH. Quejas detención arbitraria 0.115**
CNDH. Quejas tortura. –0.0139
CNDH. Recomendación 0.090**
IDH. Valor global –0.016
IDH. Salud –0.086
IDH. Educación 0.007
IDH. Ingreso 0.010
(Continued)
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 237

Alternancia
CONEVAL. Pobreza 0.052
CONEVAL. Rezago educativo –0.023
CONEVAL. Acceso a salud –0.170***
CONEVAL. Acceso a Seguridad social –0.025
CONEVAL. Calidad de vivienda –0.181***
CONEVAL. Servicios de vivienda –0.261***
CONEVAL. Alimentación 0.002
Mortalidad infantil –0.226***
Esperanza de vida al nacer 0.026
Av. Prev. X desaparición forzada –0.026
Participación electoral –0.032

Fuente: Elaboración propia

En lo que hace a la relación entre alternancia democrática y corrupción, de los


nueve indicadores construidos para mirar la corrupción, la alternancia tiene corre-
lación con tres: la gravedad de las recomendaciones de la ASF, las observaciones
de la ASF que suponen daño (%) y la percepción de corrupción en los cuerpos de
seguridad (policía). Sin embargo, mientras que en el indicador de percepción la
relación es la esperada –a más alternancias menor percepción de corrupción-, en
las observaciones emitidas por la ASF la relación es contraria a la esperada: a más
alternancias más gravedad en las observaciones y/o más observaciones que supo-
nen daño patrimonial. Es como si la alternancia no sólo no mejorara los problemas
de corrupción, sino que abiertamente los empeorara.

Tabla 5.31. Coeficientes de correlación entre alternancia en las entidades federativas y


corrupción en México, 2000–2014.

Alternancia

ASF. Total de observaciones 0.078*


ASF. Gravedad de las recomendaciones 0.205***
ASF. Observaciones que suponen daño 0.179***
ASF. Observaciones que suponen daño % 0.252***
SFP. Servidores sancionados –0.008
ENVIPE. Impartición de Justicia –0.068
ENVIPE. Procuración de justicia (MP) –0.158**
ENVIPE. Seguridad –0.270***
ENVIPE. Seguridad nacional 0.099

Fuente: Elaboración propia.


238  |  corrupción y derechos humanos

3.  Variaciones del PIB

No hay duda que el problema de las violaciones a los DH es, en buena parte, pero
no sólo, un problema de dinero (Holmes y Sunstein, 2011). Además, si hay una
relación que queda clara en los estudios de economía de la corrupción es la exis-
tente entre ésta y el PIB, aunque no termina de quedar clara la dirección causal. Por
ende, la variable económica cobra relevancia en el análisis.

3.1.  Variaciones del PIB en el mundo, 1996–2015


Debido a que usamos el indicador de PIB per cápita por paridad adquisitiva a
dólares constantes elaborado por el Banco Mundial para mirar a los derechos eco-
nómicos y sociales en el periodo 2012–2015, utilizaremos el crecimiento del PIB
como variable de control. Es importante señalar que no sólo se trata de dos medi-
ciones distintas debido a que una es per cápita y la otra no, sino especialmente
porque una mira el poder adquisitivo de las personas (por eso es útil para mirar los
derechos económicos y sociales) y la otra no. Usamos las variaciones del PIB tanto
en todos los países en el periodo 1996–2015 en esta sección, como en las entidades
federativas de México entre el 2000 y el 2014 en el siguiente acápite.
Veamos primero cómo se encuentra el crecimiento del PIB en cada una de las
nueve regiones a nivel mundial que hemos venido trabajando. El mayor nivel de
crecimiento –por encima del 5% en promedio– se observa en el sur y este de Asia,
seguido de África subsahariana que se encuentra por debajo del 5%. El crecimiento
más rezagado de poco más del 2% se da en Oceanía y Europa Occidental. América
Latina se encuentra justo en medio de la tabla con un crecimiento promedio del
3.5%.
Si miramos específicamente a los países que integran a América Latina vemos
que el promedio más alto del crecimiento económico se observa en Panamá, Repú-
blica Dominicana, Cuba y Perú. En cambio, del otro lado de la gráfica están Vene-
zuela y el Salvador que rondan el 2%, seguidos de Brasil y México que están entre
el 2.5 y 3%.
Finalmente miremos cómo se encuentra México con respecto a sus principa-
les competidores económicos que integran el MIKTA, así como Brasil y la India.
Entre 1996 y el 2015 la India ha mantenido un promedio de crecimiento econó-
mico que ronda el 7%. Le siguen Korea, Indonesia y Turquía quienes se encuentran
prácticamente empatados por arriba del 4%. En el extremo contrario están Brasil y
México quienes rondan el 2.5 y 3%.
Un aspecto llamativo es que el crecimiento del PIB no obtuvo ninguna corre-
lación relevante ni con algún índice de DH, ni con los índices de percepción de
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 239

Gráfica 5.32.  Promedio del crecimiento del PIB por regiones, 1996–2015.
Fuente: Elaboración propia con datos del Banco Mundial.

Gráfica 5.33.  Promedio del crecimiento del PIB para América Latina, 1996–2015.
Fuente: Elaboración propia con datos del Banco Mundial.
240  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 5.34.  Promedio de crecimiento económico para los países del MIKTA más Brasil y la
India, 1996–2015.
Fuente: Elaboración propia con datos del Banco Mundial.

la corrupción. Pese a lo anterior, mantendremos esta variable de control en la


construcción del modelo para mirar posibles relaciones no lineales, así como para
observar modificaciones en la interacción con las demás variables.

Tabla 5.35. Coeficientes de correlación entre crecimiento del PIB, corrupción y DH,


1996–2015.

Crecimiento del PIB

Corrupción (CPI) (hasta 2011) –0.164***


Corrupción (WGI-BM) 2012–2015 –0.1783***
CIRI. Índice de empoderamiento (hasta 2011) –0.1607***
CIRI. Índice de integridad personal (hasta 2011) –0.1341***
CIRI. Índice de derechos laborales (hasta 2011) –0.116***
Derechos políticos (FH) 0.1483***
Libertades civiles (FH) 0.1669***
(Continued)
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 241

Crecimiento del PIB


PIB per cápita por paridad adquisitiva (BM) 2012–2015 –0.0971
Años de escolaridad promedio (IDH) 2012–2015 –0.2071***
Esperanza de vida al nacer (BM) 2012–2015 –0.153***

*** Coeficientes significativos a un nivel de confianza del 99%.


Fuente: Elaboración propia.

3.2.  Variaciones del PIB en las entidades federativas


El indicador de crecimiento del PIB para las entidades federativas fue recuperado
del INEGI, específicamente se trata del PIB en millones de pesos a precios del
2008 para cada entidad federativa entre el 2000 y el 2014. En la gráfica se observan
las variaciones del crecimiento del PIB en cuatro regiones de México. Lo primero
relevante es un crecimiento constante en cada uno de los tres periodos analizados.
Lo segundo, que el centro es el lugar donde hay un mayor crecimiento del prome-
dio del PIB, seguido de la región norte, sur y centro-norte.

Gráfica 5.36.  Producto Interno Bruto Promedio por región por sexenio.
Fuente: Elaboración propia con información de INEGI. Valores a precios constantes de 2008 del total de la
actividad económica. Unidad de medida: Millones de pesos a precios de 2008. Los datos del primer trienio
corresponden a al primer dato de la serie de la fuente original disponible en: http://www.inegi.org.mx/
sistemas/bie/default.aspx página consultada el 1 de julio de 2016.

En relación con las relaciones entre las variaciones del PIB y los DH, se obser-
van más correlaciones, y más altas, con los indicadores generales de DH, así como
con los indicadores de derechos civiles, que con los de derechos económicos y
sociales. En todos los casos, las relaciones son positivas, es decir, a mayor PIB, más
quejas y recomendaciones de la CNDH; más homicidios, más quejas por deten-
ción arbitraria, por desaparición o por tortura.
242  |  corrupción y derechos humanos

En lo que hace a los DESC, el PIB correlaciona con algunos de los indica-
dores de Desarrollo Humano, pero no tiene ninguna correlación significativa con
los indicadores del CONEVAL. Sobre los primeros, sobresale la relación: a mayor
PIB, mejor índice educativo. En verde tenemos una relación semejante con el valor
global de desarrollo humano y con el ingreso. No deja de ser muy llamativo que
el nivel del PIB de las entidades federativas no tenga un mayor impacto con los
indicadores de DESC, es como si no hubiera diferencia entre entidades federativas
ricas y pobres, como si en aquellas entidades donde se produce más riqueza, no se
conformaran mecanismos suficientes de redistribución, por lo que no se genera un
mayor ejercicio de derechos sociales.
Con respecto a la corrupción, el PIB correlaciona con 6 de los nueve indi-
cadores (tres objetivos y tres de percepción) de la corrupción. Comencemos con

Tabla 5.37.  Coeficientes de correlación entre variaciones del PIB en las entidades federa-
tivas y DH en México, 2000–2014.

PIB

CNDH. Total de quejas 0.946***


CNDH. Recomendación 0.940***
Homicidio x año x ocurrencia 0.914***
Muertes x homicidio / muertes totales 0.074*
CNDH. Quejas desaparición. 0.646***
Av. Prev. X desaparición forzada 0.288***
CNDH. Quejas detención arbitraria 0.829***
CNDH. Quejas tortura. 0.726***
Participación electoral 0.112**
IDH. Valor global 0.352***
IDH. Salud 0.119***
IDH. Educación 0.465***
IDH. Ingreso 0.310***
CONEVAL. Pobreza –0.039
CONEVAL. Rezago educativo –0.064
CONEVAL. Acceso a salud –0.030
CONEVAL. Acceso a Seguridad social –0.029
CONEVAL. Calidad de vivienda –0.040
CONEVAL. Servicios de vivienda –0.008
CONEVAL. Alimentación –0.034
Mortalidad infantil –0.013
Esperanza de vida al nacer 0.026

Fuente: Elaboración propia.


explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 243

los indicadores objetivos de corrupción, porque ahí tenemos las correlaciones más
altas. La primera de ellas se da con el total de observaciones de la ASF, la segunda
con el total de servidores públicos sancionados. La relación es, hasta cierto punto,
esperable: a mayor PIB uno supondría que hay mayor presupuesto público, lo que
conlleva más observaciones de la ASF (porque hay más ejercicio presupuestal) y,
por ende, más servidores públicos sancionados. Sin embargo, el dato más intere-
sante está en el indicador de observaciones que suponen daño patrimonial. Aquí
la lógica o probable mecanismo causal cambia, ya no es a más riqueza, más presu-
puesto y más corrupción; sino a más riqueza, observaciones de la ASF más graves,
aquellas que suponen daño patrimonial.
En lo que hace a los indicadores de percepción de la corrupción, la correlación
más alta del PIB se da con la procuración de justicia (MP), seguidos por la impar-
tición de justicias (jueces) y la seguridad (policías). No se encontró una correlación
significativa con el indicador de seguridad nacional (militares y marina). La lógica
en los tres casos es la misma: a mayor PIB, mayor percepción de la corrupción.

Tabla 5.38.  Coeficientes de correlación entre variaciones del PIB en las entidades federa-
tivas y corrupción en México, 2000–2014.

PIB

ASF. Total de observaciones 0.776***


ASF. Gravedad de las observaciones –0.042
ASF. Observaciones que suponen daño 0.587***
ASF. Observaciones que suponen daño % –0.041
SFP. Servidores sancionados 0.635***
ENVIPE. Impartición de Justicia 0.388***
ENVIPE. Procuración de justicia (MP) 0.428***
ENVIPE. Seguridad 0.280***
ENVIPE. Seguridad nacional 0.017

Fuente: Elaboración propia.

4. Población

Finalmente, una última variable de control que nos interesa es la población. Sabe-
mos que no es lo mismo hacer efectivos los derechos de un millón de personas que
de cien millones. Por ello, consideramos que esta variable es necesaria. De hecho,
la densidad poblacional hubiera sido más útil, porque no sólo es relevante la can-
tidad de gente que habita un país o entidad federativa, sino también el nivel de
244  |  corrupción y derechos humanos

dispersión. Lamentablemente no conseguimos este indicador para todos los países


o entidades federativas en los periodos analizados.

4.1.  La población a nivel mundial, 1996–2015


Recuperamos el indicador de población mundial del Banco Mundial para el
periodo 1996–2015. El gráfico 155 muestra la información a partir de las nueve
regiones que hemos venido trabajando. En esta ocasión ni América del Norte ni
Europa occidental encabezan la lista, todo lo contrario, se encuentran de la media
tabla hacia abajo, sólo antes de Oceanía y el Caribe. En cambio, en los primeros
lugares está el sur y este de Asia, así como África Subsahariana. América Latina
ocupa el tercer lugar.

Gráfico 5.39.  Promedio de población total por región, 1996–2015.


Fuente: Elaboración propia con información del Banco Mundial.

Si miramos específicamente a América Latina, tres de los países que suelen


estar bien posicionados en materia de derechos, aparecen también en los primeros
lugares con menor población: Uruguay, Panamá y Costa Rica. Sin embargo, países
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 245

que suelen estar a la mitad de la tabla son los que aparecen con mayor población
como Brasil, México, Colombia y Argentina.

Gráfico 5.40.  Promedio de población para América Latina, 1996–2015.


Fuente: Elaboración propia con información del Banco Mundial.

Finalmente, si miramos a los principales competidores de México, vemos que


los primeros dos puestos una vez más son ocupados por Australia y Korea. En
cambio, la India descolla en el último lugar, muy por encima de Indonesia y Brasil.
México se encuentra justo en medio de la tabla.
De la misma forma que sucedió con las variaciones del PIB, la población tam-
poco muestra relaciones lineales relevantes con los DH ni con la corrupción. Esto se
observa de forma clara en el gráfico, donde en cada una de las diferentes mediciones
del índice de derechos políticos que va de 0 a 7, calculado por Freedom House (eje
de las Y, horizontal), que se distribuyen a lo largo del índice de percepción de la
corrupción que va de 0 a 100 calculado por Transparencia Internacional, en todos
los niveles se miran países de diverso tamaño, a partir del radio de la circunferencia
que los representa. Así, se ven países grandes (círculos grandes) tanto en el nivel 2
como 7 del índice de derechos políticos, ambos alrededor del 40 del índice de trans-
parencia internacional. Es decir, podemos tener países grandes con mayor o menor
ejercicio de derechos políticos manteniendo constante el índice de corrupción.
246  |  corrupción y derechos humanos

Gráfico 5.41.  Promedio de población total para el MIKTA más Brasil y la India, 1996–2015.
Fuente: Elaboración propia con información del Banco Mundial.

Tabla 5.42.  Coeficientes de correlación entre población, corrupción y DH, 1996–2015.

Población

Corrupción (CPI) (hasta 2011) –0.0234


Corrupción (WGI-BM) 2012–2015 –0.0585***
CIRI. Índice de empoderamiento (hasta 2011) –0.1345***
CIRI. Índice de integridad personal (hasta 2011) –0.2901***
CIRI. Índice de derechos laborales (hasta 2011) –0.0867***
Derechos políticos (FH) 0.0635***
Libertades civiles (FH) 0.0889***
PIB per cápita por paridad adquisitiva (BM) 2012–2015 –0.0486
Años de escolaridad promedio (IDH) 2012–2015 0.0140
Esperanza de vida al nacer (BM) 2012–2015 –0.0607
*** Coeficientes significativos a un nivel de confianza del 99%.
Fuente: Elaboración propia.
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 247

Gráfico 5.43.  Relación del índice de derechos políticos, el índice de corrupción y la población
total, 2015.
Fuente: Elaboración propia con información de Freedom House, Transparency International y el Banco
Mundial.

4.2.  Población de las entidades federativas, 2000–2014


Tomamos el indicador de Población construido por INEGI para cada una de las
entidades federativas en el periodo 2000–2014. Semejante a lo que sucede con el
PIB, la población tiene un mayor nivel de correlación con los derechos civiles, que
con los DESC. De hecho, ningún DESC, ni del IDH ni del CONEVAL, corre-
lacionan con la población.
Los dos indicadores generales de DH, quejas y recomendaciones de la CNDH,
correlacionan positivamente con el crecimiento poblacional, es decir: en las entida-
des que tienen mayor población, hay también más quejas y más recomendaciones.
Lo mismo sucede en los homicidios, y en las quejas por desaparición, por deten-
ción arbitraria y por tortura.
En lo que hace a la relación entre la población con los indicadores objetivo
y subjetivos de corrupción, encontramos relaciones con 6 de los 9 indicadores.
Las relaciones más robustas se dan con los indicadores de impartición (jueces) y
248  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 5.44.  Coeficientes de correlación entre variaciones de población en las entidades


federativas y DH en México, 2000–2014.

Población

CNDH. Total de quejas 0.925***


CNDH. Recomendación 0.934***
Homicidio x año x ocurrencia 0.914***
Muertes x homicidio / muertes totales 0.081**
CNDH. Quejas desaparición 0.652***
Av. Prev. X desaparición forzada 0.281***
CNDH. Quejas detención arbitraria 0.817***
CNDH. Quejas tortura 0.732***
Participación electoral –0.033
IDH. Valor global 0.024
IDH. Salud –0.005
IDH. Educación 0.062
IDH. Ingreso 0.001
CONEVAL. Pobreza 0.022
CONEVAL. Rezago educativo 0.008
CONEVAL. Acceso a salud 0.082
CONEVAL. Acceso a Seguridad social 0.034
CONEVAL. Calidad de vivienda 0.004
CONEVAL. Servicios de vivienda 0.057
CONEVAL. Alimentación 0.016
Mortalidad infantil 0.052
Esperanza de vida al nacer –0.030

Fuente: Elaboración propia.

procuración (MP) de justicia: a mayor población, mayor percepción de corrup-


ción. Lo mismo sucede con el indicador de percepción de corrupción de segu-
ridad (policías). También se observan correlaciones relevantes entre el total de
observaciones emitidas por la ASF y de servidores sancionados por la SFP. La
lógica es entendible: a mayor población, más observaciones emitidas por la ASF
y más servidores públicos sancionados por la SFP. Sin embargo, esta lógica se
rompe en la relación entre mayor población y más observaciones que suponen daño
patrimonial.
explic aciones alternativas a l a s v i o l ac i o n e s a d h  | 249

Tabla 5.45.  Coeficientes de correlación entre variaciones de la población en las entidades


federativas y corrupción en México, 2000–2014.

Población

ASF. Total de observaciones 0.3805***


ASF. Observaciones / daño 0.343***
ASF. Observaciones que suponen daño (%) 0.032
ASF. Gravedad de las observaciones 0.060
SFP. Servidores sancionados 0.317***
ENVIPE. Impartición de Justicia 0.432***
ENVIPE. Procuración de justicia (MP) 0.446***
ENVIPE. Seguridad 0.373***
ENVIPE. Seguridad nacional 0.115

Fuente: Elaboración propia.

Notas
1. La escala de ambos indicadores de Freedom House va de 1 a 7. En el 1 se encuentran los
países que gozan del grueso de los derechos, en el 7 los que gozan de pocos o ninguno.
2. Sobre la relación entre la democracia y los derechos humanos se puede revisar Vázquez,
2010 y 2013.
3. Para más información se puede revisar: http://www.systemicpeace.org/polityproject.html
4. Para un mayor desarrollo sobre cómo se construye la base de datos de CIRI, véase el capí-
tulo 3. Asimismo son útiles: CIRI, s/f; y Cingranelli y Richards, 2014.
5. Quintana Roo tuvo su primera alternancia de partido en el gobierno en el 2016. Como fue
dos años después de la fecha límite que estamos observando, lo mantuvimos en cero.

Fuentes De Información

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laire Acosta. La impunidad crónica de México. Una aproximación desde los derechos humanos.
México: Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal. Pp. 57–148.
Acosta, Mariclaire. (2012a). “El legado autoritario y la falta de acceso a la justicia” en Maric-
laire Acosta. La impunidad crónica de México. Una aproximación desde los derechos humanos.
México: Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal. Pp. 19–56.
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México. Una aproximación desde los derechos humanos. México: Comisión de Derechos
Humanos del Distrito Federal. Pp. 9–18.
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Documentos Reglamentarios Internacionales Y Sentencias


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Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDHNU). (2004). Promoción y pro-
tección de los derechos humanos. Impunidad. Estudio independiente, con inclusión de recomenda-
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y presentado a la Comisión de Derechos Humanos por el Secretario General en cumplimiento de la
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Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDHNU). (2005). Conjunto de prin-
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encargada de actualizar el conjunto de principios para la lucha contra la impunidad. Ginebra:
Naciones Unidas. E/CN.4/2005/102 33 p.
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VictimsOfCrimeAndAbuseOfPower.aspx

Leyes Y Demás Documentos Jurídicos De México


Código Penal Federal (2016). S/P http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/index.htm

Paginas De Internet
Banco Mundial / Indicadores mundiales de gobernanza http://info.worldbank.org
Índice Global de Impunidad – México http://www.udlap.mx/igimex/modelo.aspx
International Crime Victimization Survey https://www.icpsr.umich.edu/icpsrweb/ICPSR/
series/175
Polity Project http://www.systemicpeace.org/polityproject.html
Transparencia Internacional http://www.transparency.org/
World Justice Project http://worldjusticeproject.org/
capítulo 6

Relaciones entre la
corrupción y los Dh
Hallazgos empíricos

1. El impacto de la corrupción en los DH: regresión


multinivel por efectos fijos o jerárquico lineal

La ventaja de las regresiones multinivel por efectos fijos o jerárquico-lineales es


que nos permiten mirar cómo la varianza tanto en los indicadores de corrupción,
como en las variables de control (impunidad, independencia judicial, democracia
y libertad, PIB, población) afectan a las violaciones de DH. Son posibles lecturas
como: “X porcentaje de caída en la corrupción supondría X porcentaje de caída en
las violaciones a DH”. Otro aspecto relevante es que nos permite mirar no sólo la
afectación de una variable sobre otra, sino también el impacto que la interacción
de dos variables puede tener en una tercera.
Como señalamos en el análisis de las bases de datos sobre DH, una de las más
importantes y utilizadas es CIRI, Human Rights Data Project. Sin embargo, la
principal restricción con esta base de datos es que la última medición es del año
2011. Además, debido al cambio de metodología de Transparencia Internacional,
la serie que se puede tomar sobre corrupción va también de 1996 al 2011 en ese
índice. Por ende, construimos dos series de datos que nos permiten dar cuenta de
dos periodos: 1996–2011 y 2012–2015. Comenzaremos con la del 2012–2015 para
mirar los datos más actuales.
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 253

1.1. Las relaciones entre corrupción y DH en el mundo: 2012–2015


En esta sección utilizamos tres indicadores para mirar a los DH como variable
a explicar (dependiente): el índice de derechos políticos de Freedom House, la
esperanza de vida del Banco Mundial y el PIB per cápita con paridad por poder
adquisitivo del Banco Mundial1. Sumamos como variables explicativas (causales o
independientes) a los índices de corrupción de Transparencia Internacional (CPI)
y del Banco Mundial (WGI). Y utilizamos como variables de control el índice de
impunidad del World Justice Project (ROL), el crecimiento económico, la pobla-
ción y el tipo de régimen político.

1.1.1. Derechos políticos, corrupción, impunidad y democracia: la ecuación ¿posi-


ble? para México
Comencemos con el índice de derechos políticos de Freedom House2. Demos una
mirada a los resultados del modelo 1.

Tabla 6.1.  Coeficientes de la regresión jerárquico-lineal usando como variable dependiente


al índice de derechos políticos de FH, 2012–2015.

Variables Modelo 1

Índice de Percepción de la Corrupción (CPI) –0.091***


Componentes de Impunidad del Índice de Estado de Derecho (ROL) 0.028
Interacción entre CPI y ROL –1.295
N (observaciones año-país) 293
Grupos (Países) 98
R2 (Entre Grupos) (Entre Países) 0.415
R2 (Al Interior Del Grupo) (Al Interior Del País) 0.694

Fuente: Elaboración propia.

Este modelo está conformado por 98 países (grupos) y 293 observaciones (año-
país). Recordemos que la base de datos cross national incluye a diversos países del
mundo a partir de mediciones que van del 2012 al 2015. Así, por ejemplo, tenemos
la medición de México-2012, México-2013, México-2014 y México-2015. Lo
mismo para Rusia, Brasil, Estados Unidos o China, por mencionar algunos países.
Es por ello que, si bien sólo se consideran 98 países (cada país se considera un
grupo), en la medida que cada uno de ellos puede estar repetido hasta cuatro veces
(una por cada año), se cuenta con 293 observaciones.
254  |  corrupción y derechos humanos

Ahora bien, el único valor significativo (al 99%) en este modelo es el de corrup-
ción elaborado por Transparencia Internacional (CPI), con un impacto promedio
negativo de 0.09. Veamos esto con más detenimiento. Recordemos que el índice
de corrupción de TI para los años 2012–2015 va de 0 a 100 sin decimales, por lo
que se tienen 100 valores posibles. El 0 supone mayor corrupción, el 100 menor
corrupción. Por su parte, el índice de derechos políticos de Freedom House va del 1
al 7 (sin decimales, sólo 7 calificaciones) en donde en el 1 están los países que más
derechos respetan y en el 7 los que menos derechos respetan. El impacto negativo
de 0.09 en el modelo 1 significa que por cada unidad que avanza el CPI –menos
corrupción– (de las 100 unidades que tiene), el índice de derechos políticos de FH
disminuye en 0.09 (más derechos). Es decir, a menor corrupción (CPI más alto),
más derechos políticos (FH más bajo). Veámoslo con un ejemplo hipotético: un
país que en un primer momento tiene 10 en el CPI (alta corrupción), y 7 en el
índice de derechos políticos (nulos derechos), en la medida que avance al 20 en
corrupción (menos corrupción), tendrá 6.1 en derechos políticos (más derechos
políticos), y así sucesivamente: 30 en corrupción (menos corrupción), 5.8 en dere-
chos políticos (más derechos políticos); 40 en corrupción (menos corrupción), 4.7
en derechos políticos (más derechos políticos); 50 en corrupción, 3.6 en derechos
políticos; 60 en corrupción, 2.5 en derechos políticos.

Figura 6.2.  Impacto de la corrupción en el índice de derechos políticos (Modelo 1).


Fuente: Elaboración propia.

Veamos esta relación entre corrupción y derechos políticos para el caso de


México. En el 2012, México obtuvo 34 en el CPI. Esta calificación se mantuvo en
2013 y pasó a 35 en 2014 y 2015, es decir, mejoró en un punto el nivel de corrup-
ción. Durante todos estos años México obtuvo la calificación de 3 en el índice de
derechos políticos de Freedom House. Si en lugar de avanzar un punto, México
hubiera avanzado diez, es decir, de 34 a 44 en el 2013, a 54 en el 2014, y a 64 en
2015, el impacto promedio en los derechos políticos le pudo haber permitido llegar
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 255

a 2.5 en el 2013, 1.6 en el 2014 y 0.7 en 2015. La diferencia no es menor, mientras


que en estos mismos años (2012–2015), con la calificación de 3 en derechos polí-
ticos además de México están países como Albania, Bostwana, Liberia, Malawi,
Niger, Sierra Leona, Tanzania y Zambia, por mencionar algunos; con la califi-
cación de 1 aparecen Australia, Bélgica, Canadá, Chile, Costa Rica, Dinamarca,
Finlandia, Francia, y Alemania, entre otros.
Veamos ahora el modelo 2. La principal ventaja de la prueba estadística
jerárquico-lineal es que nos permite controlar los resultados por tiempo, por países
y por variables de control, es decir, permite explicar la relación de dos variables
(en nuestro caso, el impacto de la corrupción en los DH), considerando el posible
impacto que pueden tener otras variables en esa relación (en nuestro caso, la
impunidad, el tipo de régimen, el PIB, o la población). No sólo eso, también nos
permite mirar el impacto combinado de dos variables; para el caso de los DH,
intuimos que el impacto combinado de las variables corrupción e impunidad es
relevante. Con esta lógica, miremos el segundo modelo que, además del índice de
derechos políticos de FH como variable a explicar (variable dependiente), contiene
como variables explicativas (variables independientes o causales) y alternativas: el
índice de corrupción de TI (CPI), el componente de impunidad del WJP (ROL),
el impacto producido por la interacción entre la corrupción y la impunidad (CPI –
ROL), el crecimiento del PIB, la población y el índice de régimen político. Sin
este tipo de controles, el modelo estaría sesgado. En esta prueba contamos con 87
países (grupos) y 260 observaciones (año-país).

Tabla 6.3.  Coeficientes de la regresión jerárquico-lineal usando como variable dependiente


al índice de derechos políticos de FH, 2012–2015.

Variables Modelo 2

Índice de Percepción de la Corrupción (CPI) –0.080***


Componentes de Impunidad del Índice de Estado de Derecho (ROL) –3.171***
Interacción entre CPI y ROL 0.072***
Crecimiento 0.010
Población 0.000
Índice de Régimen Político –0.225***
N (Observaciones año-país) 260
Grupos (países) 87
R (entre grupos) (entre países)
2
0.870
R2 (Al Interior Del grupo) (al interior del país) 0.804

Fuente: Elaboración propia.


256  |  corrupción y derechos humanos

Lo primero relevante es que el impacto (descuento) promedio del efecto de


las variables de control (crecimiento del PIB, población, e índice del régimen
político) permite mirar la influencia tanto del índice de impunidad, como de la
interacción entre la impunidad y la corrupción. Estos dos indicadores aparecían
como no significativos en el modelo 1, donde no estaban incluidas las variables de
control. Además, el índice del régimen político también resulta significativo para
explicar la variación de los valores de los derechos políticos medidos por Freedom
House.
Cuando están todas estas variables en juego, el impacto de la corrupción en el
índice de derechos políticos disminuye, pasamos de un –0.091 en el modelo 1 a un
–0.080 en el modelo 2. La lógica de lectura es exactamente la misma: por cada uni-
dad que avanza el CPI (de las 100 unidades que tiene), el índice de derechos polí-
ticos de FH disminuye en 0.08. Es decir, en un país que en un primer momento
tiene 10 en el CPI (alta corrupción), y 7 en el índice de derechos políticos (nulos
derechos), en la medida que avance al 20 en corrupción (menos corrupción), tendrá
6.2 en derechos políticos (más derechos políticos), y así sucesivamente.

Figura 6.4.  Impacto de la corrupción en el índice de derechos políticos (Modelo 2).


Fuente: Elaboración propia.

Por ejemplo, si en lugar de avanzar un punto, México hubiera avanzado diez,


es decir, de 34 a 44 en el 2013, a 54 en el 2014, y a 64 en 2015, el impacto pro-
medio en los derechos políticos le pudo haber permitido llegar a 2.5 en el 2013,
1.6 en el 2014 y 0.7 en 2015. La diferencia no es menor, mientras que en estos
mismos años (2012–2015), con la calificación de 3 en derechos políticos además
de México están países como Albania, Bostwana, Liberia, Malawi, Niger, Sierra
Leona, Tanzania y Zambia, por mencionar algunos; con la calificación de 1 apare-
cen Australia, Bélgica, Canadá, Chile, Costa Rica, Dinamarca, Finlandia, Francia,
y Alemania, entre otros.
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 257

Tan interesante como el impacto promedio de la corrupción es el que se observa


en el caso de la impunidad (ROL), que es de –3.1. Recordemos que el componente
de impunidad del WJP va de 0 a 1 (con decimales, son 10 unidades), donde 0 es el
mayor nivel de impunidad y 1 el menor. En este caso, por cada unidad que avanza
el índice de impunidad (de 0.0 a 0.1, de 0.1 a 0.2, y así sucesivamente) disminuye
en 3.1 el índice de derechos políticos. Así, por ejemplo, cuando un país tiene .3 en
el índice de impunidad (alta impunidad), y 7 en derechos políticos (nulos derechos
políticos), en la medida en que avance al .4 en el índice de impunidad (menos
impunidad), tendrá 3.9 en el índice de derechos políticos (más derechos políticos).
Por ejemplo, en el índice de impunidad México obtuvo 0.3 en 2013 y mantuvo
esta calificación en 2014 y 2015. En esos mismos años, también mantuvo la cali-
ficación de 3 en el índice de derechos políticos de Freedom House. Si en lugar de
mantenerse en .3 durante 3 años, hubiera avanzado una unidad colocándose en .4
(menos impunidad), el índice de derechos políticos hubiera pasado de 3 a 1. Con .4
en impunidad y 1 en derechos políticos está Croacia en el 2013. Y con .5 en
impunidad y 1 en derechos políticos están Italia (del 2013 al 2015), Costa Rica
en el 2015, Chile en el 2014 y 2015, y Uruguay en el 2014.

Figura 6.5.  Impacto de la impunidad en el índice de derechos políticos (Modelo 2).


Fuente: Elaboración propia.

Un aspecto central en la comparación del impacto promedio de la corrupción


y la impunidad, es que el segundo es mucho más acentuado. Mientras que una
mejora del 10% del índice de corrupción tiene un impacto promedio de .8 sobre
el índice de derechos políticos; una mejora del mismo porcentaje en impunidad
tiene un impacto promedio del 3.1. Por ejemplo, México obtuvo calificaciones de
0.3 en el índice de impunidad entre el 2013 y el 2015. En esos mismos años, la
calificación de los derechos políticos fue de 3. A diferencia de lo que observamos
en el índice de corrupción, hubiera bastado con que México pasara de 0.3 a 0.4
258  |  corrupción y derechos humanos

en impunidad, para lograr dejar el grupo de países que, como México, sacaron 3
(Albania, Bostwana, Liberia, Malawi, Niger, Sierra Leona, Tanzania y Zambia,
por mencionar algunos); y tener posibilidades de llegar a los países con calificación
de 1 (Australia, Bélgica, Canadá, Chile, Costa Rica, Dinamarca, Finlandia, Fran-
cia, y Alemania, entre otros).
Este mismo impacto se observa en el índice de régimen político. Este indi-
cador va de –10 a 10 (20 observaciones). El –10 identifica a las monarquías here-
ditarias, el 10 a las democracias consolidadas. En la medida que un país avance
una unidad en este índice (pase del –10 al –9, del –9 al –8), el índice de derechos
políticos tendrá un impacto de –0.22. Es decir, un país que en un primer momento
tenga –7 (poco democrático) en el índice de régimen político, y 6 en el índice de
derechos políticos (pocos derechos políticos); si avanza al –6 en el régimen demo-
crático (se hace más democrático), tendrá 5.78 en el índice de derechos políticos
(habrá más derechos políticos). Entre el 2012 y el 2015 México ha obtenido la nota
de 8 en el índice de régimen político. En estos mismos años obtuvo 3 en el índice
de derechos políticos, no hubo cambios en ninguna de las dos mediciones. Si en el
régimen político se hubiera avanzado del 8 al 10 (más democracia), en el índice de
derechos políticos se hubiera pasado de 3 a 2.5 (más derechos políticos).

Figura 6.6.  Impacto del régimen político en el índice de derechos políticos (Modelo 2).
Fuente: Elaboración propia.

Un último aspecto a destacar en el modelo 2 es la fortaleza que tienen las


variables explicativas (corrupción, impunidad, la interacción entre estas dos, creci-
miento, población y el índice del régimen político) con respecto a la variación del
índice de derechos políticos (variable explicada). De acuerdo con los resultados
de la prueba estadística, las variables explicativas dan cuenta del 87% de la varia-
ción del índice de derechos políticos cuando se analizan las tendencias entre los
países (R2 entre grupos) (las tendencias de México, Brasil, China, Rusia, Francia,
etc); y explican el 80% de la variación del índice de derechos políticos cuando se
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 259

analizan las tendencias de un solo país en los cuatro años analizados (2012–2015)
(R2 al interior del grupo). En otras palabras, vemos que de las tres variables ana-
lizadas (corrupción, impunidad y régimen político), la impunidad tiene un mayor
impacto promedio, seguido del régimen político y de la corrupción. Mientras que
una mejoría del 10% en el índice de impunidad significa un impacto promedio
en los derechos políticos de 3.1; la misma modificación del 10% en el régimen
político tendrá un impacto promedio de 0.44 y de 0.8 en el caso de la corrupción.
Visto esto, ¿le prestamos más atención a la impunidad y tiramos por la borda a la
corrupción y a la consolidación de la democracia? No. Este sería un error, porque
es precisamente la combinación de todas estas variables la que permite explicar
el mayor ejercicio de derechos (políticos en este caso). En la medida que la viola-
ción a los DH es un problema, que requiere soluciones técnicas relacionadas con
acción de gobierno, si se logra incidir en esas variables explicativas, se podrá tener
un mayor ejercicio de los derechos políticos. Al menos en lo que hace a los derechos
políticos, la impunidad es una variable clave para mejorar los niveles de ejercicio de
los derechos, siempre de la mano con la consolidación del régimen democrático y
la disminución de la corrupción.
Además de los modelos 1 y 2, realizamos este tipo de pruebas utilizando como
componente de corrupción el índice elaborado por el Banco Mundial (WGI)
(modelos 3 y 4). Si bien este índice de corrupción guarda una relación significativa
con los derechos políticos, tiene menos fortaleza explicativa cuando se le relaciona
con las variables de control. En el siguiente cuadro se observan los cuatro modelos.

Tabla 6.7.  Coeficientes de la regresión jerárquico-lineal usando como variable dependiente


al índice de derechos políticos de FH, 2012–2015.
Variables Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 Modelo 4

Índice de Percepción de la –0.091*** –0.080***


Corrupción (CPI)
Componente de Corrupción –1.951*** –1.164***
de los Indicadores de
Gobernanza Mundial
(WGI)
Componentes de Impuni- 0.028 –3.171*** 0.739 0.398
dad del Índice de Estado
de Derecho (ROL)

Interacción entre CPI y –1.295 0.072***


ROL

(Continued)
260  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 6.7.  (Continued)


Variables Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 Modelo 4

Interacción entre WGI y 0.334 0.801


ROL
Crecimiento 0.010 0.024
Población 0.000 0.000
Índice de Régimen –0.225*** –0.235***
Político
N 293 260 193 172
Grupos 98 87 96 85
R (entre grupos)
2
0.415 0.870 0.361 0.856
R (AL INTERIOR DEL
2
0.694 0.804 0.786 0.823
grupo)
Fuente: Elaboración propia.

1.1.2.  Menos corrupción, más esperanza de vida … hasta 10 años más!


Hasta aquí hemos analizado el impacto que diversas variables tienen sobre los
DH, utilizando el índice de derechos políticos de Freedom House. Pero, ¿sucede
lo mismo con otros indicadores de DH? Veamos qué pasa con la esperanza de vida
manteniendo las mismas variables explicativas (independientes o causales) en el
mismo periodo (2012–2015).
En el modelo 1, utilizando como indicador de corrupción al CPI de Transpa-
rencia Internacional, ningún resultado es significativo. En el modelo 2, donde ya
sumamos al crecimiento, población y al régimen político como variables de control,
la única variable significativa es el régimen político, por lo que también pasaremos
por alto este modelo.

Tabla 6.8.  Coeficientes de la regresión jerárquica lineal usando como variable dependiente
la esperanza de vida, 2012–2015.
Variables Modelo 1 Modelo 2
Índice de Percepción de la Corrupción (CPI) 0.153 0.0730
Componentes de Impunidad del Índice de Estado de Derecho
–2.546 –1.131
(ROL)
Interacción entre CPI y ROL 0.192 0.166
Crecimiento –0.051

(Continued)
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 261

Variables Modelo 1 Modelo 2


Población 0.000
Índice de Régimen Político 0.603***
N (Observaciones año – país) 296 260
Grupos (países) 99 87
R2 (entre grupos) (entre países) 0.393 0.358
R2 (AL INTERIOR DEL grupo) (al interior del país) 0.644 0.767
Fuente: Elaboración propia.

Sin embargo, cuando se utilizan los indicadores de corrupción del Banco


Mundial, se observan relaciones tanto para este indicador, como para la interacción
entre la corrupción y la impunidad medida a través del índice de Estado de dere-
cho del WJP. La significancia se mantiene cuando ponemos a jugar las variables
de control.

Tabla 6.9.  Coeficientes de la regresión jerárquica lineal usando como variable dependiente
la esperanza de vida, 2012–2015.
Variables Modelo 3 Modelo 4

Componente de Corrupción de los Indicadores de Gober- 10.109*** 8.725***


nanza Mundial (WGI)
Componentes de Impunidad del Índice de Estado de Dere- 0.0972 0.319
cho (ROL)
Interacción entre WGI y ROL –6.771* –6.776*
Crecimiento –0.133*
Población 0.000
Índice de Régimen Político 0.406***
N (Observaciones año – país) 195 172
Grupos (países) 97 85
R (entre grupos) (entre países)
2
0.440 0.467
R (AL INTERIOR DEL grupo) (al interior del país)
2
0.750 0.811
Fuente: Elaboración propia.

Expliquemos un poco más estas relaciones. Recordemos que el componente


de corrupción elaborado por el Banco Mundial (WGI) va de –3 a 3, donde los
valores bajos son mayor nivel de corrupción y los altos menor nivel de corrupción.
De acuerdo con los resultados del primer modelo, cada cambio en una unidad
262  |  corrupción y derechos humanos

completa (de –3 a –2, o de 0 a 1) impacta 10 años de esperanza vida. Es decir,


en promedio, aquellos países que pasan del –3 al –2 en el índice de corrupción,
aumentan 10 años en su esperanza de vida.

Figura 6.10.  Impacto de la corrupción en la esperanza de vida (Modelo 3).


Fuente: Elaboración propia.

Entre 1996 y el 2014, México se mantuvo entre el –0.4 (en 1996) y el –0.7
(en 2014), con una esperanza de vida de entre 73 y 76 años en el mismo periodo.
Si hubiera avanzado de –0.4 a 1.4, México se parecería a Hong Kong, donde la
esperanza de vida es de 84 años (el país con la mayor esperanza de vida), con indi-
cadores de corrupción de 1.6.
Dos aspectos más a destacar sobre los modelos 3 y 4 de la esperanza de vida.
El primero es que cuando sumamos en el modelo a las variables de control (cre-
cimiento económico, población y régimen político), disminuye el impacto de la
corrupción en la esperanza de vida, se pasa de 10 a 8 años por cada cambio en una
unidad de las mediciones de corrupción (de –3 a –2, ó de 0 a 1).
El segundo es la capacidad explicativa que tienen los modelos respecto a la
variación de la esperanza de vida. Recordemos que lo que se identifica como “N”
es el total de países-año que tienen datos para formar parte del análisis estadístico;
mientras que los “GRUPOS” son los países que tienen 1 o más años. En modelo
3 tenemos 97 países (o grupos) y, en la medida que varios de ellos tenían datos
en más de un año, contamos con 195 observaciones (N). Bien, en el modelo 3, el
44% de la variación en la esperanza de vida entre los países (entre los grupos), vivir
más o menos años, se explica por las variaciones en corrupción, y en el resto de las
variables que integran el modelo. Mientras que las variaciones de la esperanza de
vida al interior de un país en sus distintos años (México: 1996, 1997, 1998… 2014)
se explica en un 75% por las variaciones en la corrupción y el resto de las variables
que integran el modelo. Estos números son muy parecidos en el modelo 4.
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 263

1.1.3.  PIB per cápita, corrupción e impunidad: 7,753 usd que se nos escapan!
Hicimos el mismo ejercicio (regresiones jerárquicas lineales) ahora usando como
variable a explicar (dependiente), como indicador que nos permite mirar el ejerci-
cio de DH, al PIB per cápita con paridad de poder adquisitivo a dólares constantes
que, de alguna manera, algo nos dice sobre las condiciones de ingreso de las perso-
nas y, por ende, de satisfacción de los derechos económicos y sociales.
Los modelos 1 y 2 que se observan en el cuadro fueron realizados utilizando
como indicador de corrupción el CPI de Transparencia Internacional, en el modelo
3 y 4 usamos el indicador de corrupción del Banco Mundial. En los cuatro mode-
los la corrupción tiene una relación significativa y positiva con el PIB per cápita.
Sólo cuando se usan los indicadores del Banco Mundial, también cobra significan-
cia la interacción entre la corrupción y la impunidad. Da la impresión de que las
variables de control no hacen mucha diferencia en los cuatro modelos.

Tabla 6.11. Coeficientes de la regresión jerárquica lineal con el PIB per cápita como
dependiente.
Variables Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 Modelo 4
Índice de Percepción de la 484.795*** 475.415***
Corrupción (CPI)
Componente de Corrupción 7446.781*** 7753.012***
de los Indicadores de
Gobernanza Mundial
(WGI)
Componentes de Impunidad –349.640 –1311.856 4755.61 2694.339
del Índice de Estado de
Derecho (ROL)
Interacción entre CPI y ROL 221.895 199.788
Interacción entre WGI y ROL 8359.94** 7935.28**
Crecimiento –53.339 –107.512*
Población 0.000 0.000
Índice de Régimen Político 181.813** 21.807
N (Observaciones año – país) 192 170 192 170
Grupos (países) 95 84 95 84
R (entre grupos)
2
0.710 0.7360 0.728 0.951
R (AL INTERIOR DEL
2
0.960 0.971 0.940 0.765
grupo)
Fuente: Elaboración propia.
264  |  corrupción y derechos humanos

Detengámonos un poco en el modelo 3 y 4, donde tanto la corrupción como


la interacción entre la corrupción y la impunidad resultaron significativos. No olvi-
demos que el indicador de corrupción del Banco Mundial (WGI) va de –3 a 3,
donde los números bajos significan más corrupción y los altos menos corrupción.
De acuerdo con el modelo 4, cuando avanzamos una unidad en el combate a la
corrupción (pasamos de –3 a –2 o de 0 a 1), el PIB per cápita avanza también en
7,753 USD.

Grafico 6.12.  Impacto de la corrupción en el PIB per cápita (Modelo 4).


Fuente: Elaboración propia.

Por ejemplo, ya vimos que México obtuvo –0.4 en 1996, y –0.7 en 2014 en el
índice de corrupción del Banco Mundial. En esos años, México tuvo un PIB per
cápita de poco más de 13 mil USD en 1996, a 16 mil en el 2014. Si en lugar de
empeorar en 3 décimas, México hubiera mejorado en dos puntos, hubiera pasado
de –0.4 a 2.4 en corrupción, podría haber rondado los 30 mil USD de PIB per
cápita. ¿Qué países sí obtuvieron 2.4 de calificación en los indicadores de corrup-
ción del Banco Mundial? En este grupo tenemos a Suiza en 2000, Finlandia en
2008, o Dinamarca en 2013, países que van de los 38 mil a los 42 mil USD de PIB
per cápita.
La interacción entre la corrupción y la impunidad cobraron la mayor rele-
vancia en el PIB per cápita. El efecto de la corrupción sobre los DH (vistos aquí
a partir del PIB per cápita) no es constante, esos 7,753 USD variarán de acuerdo
con el valor que vayan tomando el resto de las variables de control. Por ejemplo,
en el modelo 3, los 8,359 USD que se señalan nos indican que en la medida en
que aumente la impunidad, la corrupción tendrá un mayor efecto sobre el PIB per
cápita.
Además, en el modelo 4, las variables que lo conforman explican el 95% de
la variación del PIB per cápita entre cada uno de los distintos países (R2 entre
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 265

grupos); así como el 76% de la variación del PIB per cápita entre los distintos años
de cada país (R2 al interior del grupo).

1.1.4. 
Escolaridad y corrupción: México, tan lejos de bélgica y tan cerca de
Zimbabue
Repetimos la regresión jerárquica lineal utilizando como indicador de DH a la
media de escolaridad. Mantuvimos tanto las mismas variables independientes o
explicativas como las de control que hemos utilizado en los acápites que antece-
den. Tanto los indicadores de corrupción de Transparencia Internacional como del
Banco Mundial tienen una relación significativa con los años de escolaridad. En
cambio, la interacción entre la corrupción y la impunidad no resultó relevante para
explicar la variación de la escolaridad.

Tabla 6.13.  Coeficientes de la regresión jerárquica lineal con la media de escolaridad como
dependiente.
Variables Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 Modelo 4
Índice de Percepción de la 0.145*** 0.144***
Corrupción (CPI)
Componente de Corrupción 2.373*** 2.518***
de los Indicadores de
Gobernanza Mundial
(WGI)
Componentes de Impunidad 2.125 2.720 –0.803 –0.925
del Índice de Estado de
Derecho (ROL)
Interacción entre CPI y ROL –0.052 –0.063

Interacción entre WGI y ROL –0.274 –0.672


Crecimiento –0.052 –0.068***
Población 0.000 0.000
Índice de Régimen Político 0.034 0.021
N (Observación año – país) 195 172 195 172
Grupos (países) 97 85 97 85
R (entre grupos)
2
0.377 0.440 0.376 0.453
R (AL INTERIOR DEL
2
0.821 0.843 0.772 0.799
grupo)
Fuente: Elaboración propia.
266  |  corrupción y derechos humanos

Detengámonos un poco a mirar el modelo 2. Recordemos que el índice de


percepción de la corrupción de TI va de 1 a 100, tiene 100 valores posibles. Igual
que el indicador de corrupción del BM, los valores bajos significan más corrup-
ción, lo altos significan menos corrupción. De acuerdo con el modelo 2, cada que
el índice de corrupción avanza en uno de sus 100 valores posibles (de 1 a 2, de 25
a 26, de 98 a 99), la media de escolaridad avanza 0.14 años. O, lo que es lo mismo,
cada que el índice de corrupción avanza 10 puntos (de 0 a 10, de 20 a 30, de 40 a
50), la media de escolaridad avanza 1.4 años.

Figura 6.14.  Impacto de la corrupción en la media de escolaridad (Modelo 2).


Fuente: Elaboración propia.

Por ejemplo, México obtuvo 3.3 en las mediciones del CPI del 2000, llegando
a 2.9 en el 2011. Es decir, en esos 11 años, la corrupción empeoró en México en 4
décimas. Pese a ello, nuestros años de escolaridad promedio pasaron de 6.7 en el
2000 a 8.4 en el 2011. Además de México, Zimbabue en el 2005, Tailandia en el
2005 y el 2007, Omán en el 2007, Ghana en el 2007 tienen 6.7 años promedio de
escolaridad. En 8.4 años de escolaridad, además de México están Venezuela en el
2009, Arabia Saudita en el 2009, y Perú en el 2005. Si en lugar de empeorar en los
indicadores de corrupción, hubiéramos avanzado tres puntos, pasado de 3.3 a 6.3
en el CPI, hubiéramos llegado a 10.9 años de escolaridad promedio. En 10.9 años
de escolaridad promedio están países como Bélgica en el 2010, cuando obtuvo un
CPI de 7.1; o Francia en el 2009, con un CPI de 6.9.

1.2.  Las relaciones entre corrupción y DH en el mundo: 1996–2011


Hasta aquí hemos analizado el impacto de la corrupción sobre los DH entre el
2012 y el 2015. Pero, ¿qué pasó entre 1996 y el 2011? Mientras que en los modelos
anteriores usamos distintos indicadores que algo nos permitían mirar sobre los
DH (derechos políticos, esperanza de vida, PIB per cápita, media de escolaridad),
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 267

ahora utilizaremos los índices creados por CIRI, Human Rights Data Project.
Mantendremos como variables de control al PIB, la población, el régimen político
y sumaremos a la independencia judicial. Queda fuera la impunidad puesto que no
contamos con datos para mirar esta variable en el periodo 1996 – 2011.

1.2.1. El índice de empoderamiento, la corrupción y la independencia judicial: una


nueva ecuación
Comencemos con estos dos modelos que utilizan el índice de empoderamiento
de CIRI como variable dependiente o a explicar. Utilizamos los indicadores de
corrupción tanto de TI (CPI) como del BM (WGI). En ambos dejamos las tres
variables de control que hemos venido utilizando: crecimiento, población, régi-
men político e independencia judicial. Ambos indicadores de corrupción muestran
correlaciones significativas con el índice de empoderamiento.

Tabla 6.15.  Resultados de los modelos explicativos del Índice de Empoderamiento (CIRI)
1996–2011.
Variables Modelo 1 Modelo 2
Índice de Percepción de la Corrupción (CPI) 0.159**
Componente de corrupción de los Indicadores de 0.976***
Gobernanza Mundial (WGI)
Población (en millones) –0.007* –0.010***
Crecimiento 0.019** 0.014*
Índice de Régimen Político 0.099*** 0.238***
Índice de Independencia Judicial 0.603*** 0.888***
N (Observación año – país) 1620 1798
Grupos (países) 144 145
R (entre grupos) (entre países)
2
0.497 0.445
R (AL INTERIOR DEL grupo) (al interior del país)
2
0.050 0.104
Fuente: Elaboración propia.

Miremos la relación que se teje a partir del modelo 2, que es el que tiene la
significancia más alta. Recordemos que el indicador de corrupción del BM (WGI)
va de –3 a 3, donde los valores bajos suponen un mayor nivel de corrupción, y los
altos un menor nivel. Por su parte, el índice de empoderamiento de CIRI va de 0
a 14, donde 0 supone violaciones a todos los derechos, y 14 el respeto total a todos
los derechos que integran el índice. De acuerdo con los resultados del modelo, por
cada unidad que avanza el indicador de corrupción (de –3 a –2, o de 1 a 2), el índice
de CIRI avanza en .9 de las 14 unidades que lo integran.
268  |  corrupción y derechos humanos

Figura 6.16.  Impacto de la corrupción en el índice de empoderamiento (Modelo 2).


Fuente: Elaboración propia.

Por ejemplo, México arrancó en 1996 con –0.4, y concluyó con esta misma cali-
ficación en el 2011. En ese periodo, el índice de empoderamiento comenzó en 11 en
1996, y cerró en 10 en el 2011, vaya, empeoró la situación de DH. Si en lugar de estos
resultados, hubiéramos pasado de –0.4 a 1.4 en esos 15 años, hubiéramos alcanzado a
países como Chile en 2006, Francia en 2007, o Bélgica en 2000; países que lograron
obtener un nivel de ejercicio de derechos de empoderamiento de 12 en todos esos años.
En esta prueba estadística sumamos una nueva variable de control: la indepen-
dencia judicial. En el mismo modelo 2, la independencia judicial tiene un impacto
casi tan alto como la corrupción, de 0.888. Además, si bien la capacidad explicativa
del modelo parece baja en cada país, en los diferentes años observados (R2 al inte-
rior del grupo); es bastante alta (0.44) para explicar las variaciones del índice de
empoderamiento entre los distintos países de la muestra en el periodo observado
(R2 entre grupos).

1.2.2.  La integridad física y la corrupción


En la tabla se observan las mismas variables independientes (explicativas) pero
ahora sobre el índice de integridad física elaborado también por CIRI entre 1996 y
el 2011. Igual que sucedió con el de empoderamiento, tanto los indicadores de TI
(CPI) como los del BM (WGI) son significativos.
Miremos el modelo 1 con más detalle. Recordemos que el índice de corrup-
ción medida por el TI (CPI) entre 1996 y el 2011 va de 0 a 10 con un decimal, por
lo que tiene 100 valores posibles. Los valores más bajos suponen más corrupción,
lo más altos suponen menos corrupción. Mientras que el índice de integridad per-
sonal de CIRI va de 0 a 8, donde los valores más bajos suponen violaciones a todos
los derechos que integran el índice, y 8 respeto a todos ellos. El sentido de la rela-
ción es entendible: a valores más altos en el índice de corrupción (menos corrup-
ción), valores más altos en el índice de derechos (más derechos). En específico, por
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 269

Tabla 6.17.  Resultados de los modelos explicativos del Índice de Integridad Física (CIRI),
1996–2011.

Variables Modelo 1 Modelo 2

Índice de Percepción de la Corrupción (CPI) 0.208***


Componente de corrupción de los Indicadores de 0.908***
Gobernanza Mundial (WGI)
Población (en millones) –0.006** –0.005*
Crecimiento 0.011** 0.004
Índice de Régimen Político 0.090*** 0.092***
Índice de Independencia Judicial 0.296*** 0.335***
N (Observación año – país) 1619 1797
Grupos (países) 144 145
R (entre grupos) (entre países)
2
0.512 0.571
R2 (AL INTERIOR DEL grupo) (al interior del país) 0.045 0.092

Fuente: Elaboración propia.

cada 10 puntos que se avance en el indicador de corrupción (de 1 a 2, de 2 a 3),


se avanzarán 2 puntos en el índice de integridad personal, como se observa en el
siguiente gráfico.

Figura 6.18.  Impacto de la corrupción en el índice de integridad personal (Modelo 1).


Fuente: Elaboración propia.

Por ejemplo, ya hemos comentado que México arranco en las mediciones de


corrupción del CPI con 3.3 en 1998 y cayó a 2.9 en el 2011, empeoró en corrup-
ción. En esos mismos años el índice de integridad física cayó de 3 en 1998 a 2 en
el 2011. Si en lugar de haber perdido 4 décimas, hubiéramos avanzado dos puntos,
270  |  corrupción y derechos humanos

llegando a 5.3 en el indicador de corrupción, se podría haber avanzado de 3 a 5 en


el índice de integridad personal. Con 5.3 en corrupción México hubiera empatado
con países como Bélgica en 1999, Costa Rica en el mismo año o Polonia en el 2010.
Estos tres países, en las fechas mencionadas, tuvieron un valor de 7 en el índice de
integridad personal. Con 5.3 en corrupción también están Italia en el 2003 y Hun-
gría en el 2007, cuando obtuvieron 6 en el índice de integridad personal.

1.3.  Las relaciones entre corrupción y DH en México, 2000–2014


En las líneas que anteceden hemos revisado algunas pruebas estadísticas a partir
de las cifras a nivel mundial entre 1996 y el 2015. Pero, ¿Qué sucedió al interior de
México? Construimos diversos indicadores para mirar tanto la corrupción (obje-
tiva y de percepción) como los derechos civiles, económicos y sociales en cada
una de las entidades federativas entre el 2000 y el 2014. A partir de los datos que
generaban una distribución más cercana a la normal, construimos varios modelos
para mirar la relación entre corrupción y DH en México. Mantuvimos al PIB y
población de cada entidad federativa como variables de control.
La primera variable que utilizamos para mirar a los DH es el total de homici-
dios. En específico, miramos la relación que hay entre esta variable y la percepción
de la corrupción en la seguridad (policías) y en la impartición de justicia (jueces).
Sumamos tres variables de control: la impunidad (observada a través de las averigua-
ciones previas que llegan a algo), el PIB y la población de cada una de las entidades
federativas entre el 2000 y el 2014. Como se observa en los modelos 1 y 2, ambos
indicadores de corrupción resultaron significativos en su impacto a los homicidios.

Tabla 6.19.  Modelo jerárquico lineal con el total de homicidios como variable dependiente.

Variables Modelo 1 Modelo 2

Percepción de corrupción (seguridad) 34.9774**


Percepción de corrupción (jueces) 17.9103**
Porcentaje de delitos en que la AP llegó a algo 28.6961 27.8703
PIB –0.0022 –0.0019
Población 699.6937 632.0984
N (Observaciones año – entidad federativa) 160 160
Grupos (Entidades federativas) 32 32
R2 (entre grupos) (entidades federativas) 0.3074 0.3069
R2 (AL INTERIOR DEL grupo) (Al interior de las 0.0613 0.0631
entidades federativas)

Fuente: Elaboración propia.


relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 271

Recordemos que la percepción de la corrupción, tanto en seguridad como en


administración de justicia, supone un porcentaje de personas que consideran que el
órgano gubernamental en cuestión realiza prácticas corruptas. Por ende, este indi-
cador va de 0 a 100. Por ejemplo, la entidad federativa mejor ubicada fue Zacatecas
en el 2013, cuando el 46% de los encuestados consideraron que los jueces reali-
zaban prácticas corruptas. En cambio, el peor ubicado es el Estado de México en
el 2011, cuando el 89% de los encuestados consideraron que los jueces realizaban
prácticas corruptas. En el caso de la seguridad pública (policías), el peor ubicado
fue Tamaulipas en el 2012, con el 98% de opiniones de prácticas corruptas; y el
mejor ubicado fue Nayarit, con el 79%. En lo que hace a los homicidios, la entidad
federativa donde más homicidios se cometieron, de acuerdo al lugar de ocurrencia,
fue Chihuahua en el 2010 con 6,421. La entidad federativa que tuvo menos homi-
cidios fue Yucatán en ese mismo año, con 34.
De acuerdo con la prueba estadística elaborada, por cada punto porcentual que
aumente la percepción de la corrupción en seguridad habrá 34.9 homicidios más.
En cambio, por cada punto de más en la percepción de la corrupción en la admi-
nistración de justicia, habrá 17.9 homicidios de más. La relación es la esperada: a
mayor corrupción (medida como percepción en seguridad pública o en administra-
ción de justicia), menos DH (vistos como más homicidios). Un aspecto relevante
es que el 30% de las variaciones de los homicidios entre las entidades federativas se
explica, en un 30%, por las variables del modelo (Modelos 1 y 2 / R2 Entre grupos).

Figura 6.20.  Impacto de la corrupción en el total homicidios (Modelo 1) x entidad federativa,


2000–2014.
Fuente: Elaboración propia.

Otro indicador de DH que utilizamos es el de población sin acceso a servicios


de salud. Para esta prueba estadística usamos dos indicadores objetivos de corrup-
ción: el porcentaje de observaciones de la ASF que suponen daño patrimonial, y la
gravedad de las mismas observaciones de la ASF, en ambos casos para cada entidad
272  |  corrupción y derechos humanos

federativa entre el 2000 y el 2014. Construimos los modelos usando, también, dos
indicadores de percepción de la corrupción: seguridad pública (policías), y admi-
nistración de justicia (jueces). Para completar la prueba mantuvimos las mismas
tres variables de control que hemos venido usando: impunidad, PIB y población.
Los indicadores objetivos de corrupción no tuvieron una relación significativa con
la población sin acceso a servicios, pero los indicadores de percepción sí.

Tabla 6.21.  Modelo jerárquico lineal con el porcentaje de población sin acceso a servicios
de salud como variable dependiente.

Variables Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 Modelo 4

Observaciones de la ASF que –0.0243


suponen daño (%)
Gravedad de las observaciones
–2.9748
de la ASF
Percepción de corrupción 0.3699**
(seguridad)

Percepción de corrupción
0.1295*
(jueces)
Porcentaje de delitos en que la 0.8727*** 0.7276*** 0.7191*** 0.7228***
AP llegó a algo
PIB –0.00005*** –0.00005 *** –0.00005 *** –0.00005 ***
Población –18.6706*** –17.0466 *** –16.4655 *** –17.5649 ***
N (Observaciones año –
160 160 160 160
entidad federativa)
Grupos (entidades 32 32 32 32
federativas)
R2 (entre grupos) 0.1926 0.1869 0.1808 0.1847
R (Al Interior Del Grupo)
2
0.4834 0.4686 0.4872 0.4739

Fuente: Elaboración propia.

Miremos con más calma qué suponen estas relaciones. Recordemos que la
percepción de corrupción se refiere al porcentaje de personas que consideran que
esos órganos son corruptos, por lo que ese indicador va de 0 a 100. Líneas arriba
ya señalamos qué entidades federativas son las más altas y bajas en este punto. En
lo que hace al indicador de población sin acceso a servicios de salud construido por
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 273

el CONEVAL, la entidad federativa que tuvo el porcentaje más bajo fue San Luis
Potosí en el 2014, con un 10.7% de la población sin acceso a los servicios de salud.
La peor ubicada fue Puebla en el 2009, con el 56% de su población sin acceso a este
servicio. Por ende, el indicador de población sin acceso a los servicios de salud va
de 10 a 56. Lo que nos dice la prueba estadística (modelo 3) es que por cada punto
porcentual que aumente la percepción de la corrupción, aumentará también en
0.36% el porcentaje de personas sin acceso a los servicios de salud. La relación es la
esperada: a más corrupción (más alto el porcentaje de percepción de la corrupción),
menos derechos (más alto el porcentaje de personas sin acceso a la salud). Así, por
ejemplo, en una entidad federativa que tenga un 20% de personas sin acceso a los
servicios de salud, y un 20% de personas que opinan que la policía es corrupta, si la
percepción de la corrupción aumentara a 50%, el porcentaje de personas sin acceso
a la salud aumentaría al 30.8% (.36% por cada uno de los 30 puntos porcentuales);
y podría llegar hasta el 41.1% de personas sin acceso a los servicios de salud, si la
percepción de la corrupción rondara el 80%.

Figura 6.22.  Impacto de la corrupción en el acceso a la salud (Modelo 3) x entidad federativa,


2000–2014.
Fuente: Elaboración propia.

Otro elemento a destacar es que la percepción de la corrupción explica hasta el


48% de las variaciones en los porcentajes de las personas sin acceso a los servicios
de salud en una entidad federativa, entre un año y otro en el periodo analizado
(Modelo 3 / R2 al interior del grupo).
Finalmente, también hicimos pruebas estadísticas tanto con el índice de desa-
rrollo humano en general, como con el componente de ingreso de dicho índice
(tablas 54 y 55); así como con las quejas emitidas por la CNDH (Tabla 56). En
ningún caso se obtuvieron datos estadísticamente relevantes.
274  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 6.23.  Modelo jerárquico lineal con el IDH como variable dependiente.

Variables Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 Modelo 4

Observaciones de la ASF que 0.000023


suponen daño (%)
Gravedad de la observación de –0.0013
la ASF
Percepción de corrupción –0.0002
(seguridad)

Percepción de corrupción (jueces) 0.0000


Porcentaje de delitos en que la –0.0010*** –0.0009** –0.0009** –0.0009**
AP llegó a algo
PIB 0.0000 0.0000 0.0000 0.0000
Población 0.0166** 0.0157** 0.0141* 0.0153**
N (Observación año – entidad 160 160 160 160
federativa)
Grupos (Entidades federativas) 32 32 32 32
R2 (entre grupos) 0.0067 0.0089 0.0111 0.0093
R2 (AL INTERIOR DEL 0.1806 0.1670 0.1708 0.1662
grupo)

Fuente: Elaboración propia.

Tabla 6.24.  Modelo jerárquico lineal con el componente de ingreso del IDH como variable
dependiente.

Variables Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 Modelo 4

Observaciones de la ASF que –0.000014


suponen daño (%)
Gravedad de la observación de 0.0008
la ASF
Percepción de corrupción –0.0012**
(seguridad)

Percepción de corrupción –0.0003


(jueces)
Porcentaje de delitos en que la –0.0028*** –0.0023*** –0.0022*** 0.0022***
AP llegó a algo

(Continued)
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 275

Variables Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 Modelo 4


PIB 0.0000 0.0000 0.0000 0.0000
Población 0.0507*** 0.0478*** 0.04184*** 0.0463***
N (Observaciones año – 160 160. 160 160
entidad federativa)
Grupos (Entidad federativa) 32 32 32 32
R2 (entre grupos) 0.0057 0.0076 0.0106 0.0078
R2 (Al Interior Del Grupo) 0.2947 0.2719 0.3004 0.2782

Fuente: Elaboración propia.

Tabla 6.25.  Modelo jerárquico lineal con el total de quejas en la CNDH como variable
dependiente.

Variables Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 Modelo 4

Observaciones de la ASF que –0.2192


suponen daño (%)
Gravedad de las observaciones –76.9025
de la ASF
Percepción de corrupción en 1.5102
seguridad

Percepción de corrupción en 0.1955


administración de justicia
(jueces)
Porcentaje de delitos en que la 3.6605 3.4631 3.9042 3.9875
AP llegó a algo
PIB 0.0013*** 0.0014*** 0.0014*** 0.0014***
Población –97.8816 –60.6185 –87.6128 –94.2382
N (Observación año – entidad 160 160 160 160
federativa)
Grupos (Entidades federativas) 32 32 32 32
R2 (entre grupos) 0.5148 0.6407 0.5629 0.5328
R (AL INTERIOR DEL
2
0.0910 0.1025 0.0919 0.0909
grupo)
Fuente: Elaboración propia.
276  |  corrupción y derechos humanos

2. Probabilidad de mejora en los derechos electorales,


el derecho a no ser desaparecido y los derechos
económicos y sociales de las mujeres en el mundo,
1996–2011: el modelo logístico multinomial

El modelo logístico multinomial nos permite predecir las probabilidades de los


diferentes resultados de una variable categórica (variable dependiente o a expli-
car) a partir de un conjunto de datos provenientes de distintas variables de cual-
quier tipo (independientes). Utilizamos esta prueba estadística para construir
diversos modelos en torno a tres indicadores elaborador por CIRI: el índice de
derechos electorales, el índice de desapariciones forzadas y el índice de dere-
chos económicos de la mujer. Mantuvimos como variables de control a la impu-
nidad (ROL), el crecimiento económico, la población y el índice de régimen
político.
El índice de derechos electorales elaborado por CIRI está conformado por tres
valores: no se respetan, no hay elecciones ni libres ni justas; el respeto es limitado
(las elecciones se consideran moderadamente libres y justas); y generalmente se
respetan (las elecciones normalmente son libres y justas) (Cingranelli y Richards,
2014: 59). Llamaremos a estas calificaciones baja, media y alta. La calificación baja
se otorga cuando las elecciones libres y justas no existen ni en las leyes ni en la
práctica. Los gobiernos generan procesos de intimidación, detención y otros meca-
nismos de coerción contra los ciudadanos y la oposición, a la par que se establecen
restricciones sobre los derechos de participación política (Cingranelli y Richards,
2014: 60–61). La calificación es media cuando en las leyes se establece el derecho
de participación política, pero en la práctica éste se da de forma restringida. La
restricción se puede observar en aspectos como la poca transparencia en los pro-
cesos electorales, la comisión de fraudes electorales o de otro tipo de irregularida-
des. También se otorga una calificación media cuando los gobiernos practican la
intimidación contra los ciudadanos o la oposición (Cingranelli y Richards, 2014:
59–60). Finalmente, la calificación es alta cuando los derechos de participación
electoral se observan tanto en la ley como en la práctica. Esto supone que el pro-
ceso es transparente y justo, lo cual se observa, entre otras cosas, porque no hay
alegaciones de fraude, ni intimidación oficial en contra de los ciudadanos o la
oposición (Cingranelli y Richards, 2014: 59).
En el índice de derechos electorales, México obtuvo la calificación alta de
1995 al 2002; en el 2003 bajó a 1, en el 2004 regresó a 2, pero del 2005 al 2011
mantuvo la calificación de 1. Entre los países que obtuvieron cero en varios de
los años observados están: Afganistán, Argelia, Angola, Armenia, Azerbaiyán,
Bahréin, Bielorrusia, Bután, Brunéi, Burundi, Camerún, Chad, China, el Congo,
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 277

Costa de Marfil, Cuba, Egipto, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Etiopía, Fiji, Gambia,
Indonesia, Irán, Iraq, Jordán, Kazajistán, Corea del Norte, Kuwait, Líbano, Libe-
ria, Libia, Madagascar, Mauritania, Mónaco, Marruecos, Nepal, Nicaragua, Níger,
Nigeria, Omán, Pakistán, Qatar, Rusia, Ruanda, Arabia Saudita, Sudán, Suazi-
landia, Siria, Tayikistán, Tailandia, Togo, Tonga, Tunisia, Turkmenistán, Uganda,
Emiratos Árabes Unidos, Uzbekistán, Vietnam, y Zimbabue.
Para hacer la prueba estadística utilizamos el índice de corrupción de Transpa-
rencia Internacional que va de 0 a 10 con un decimal (100 valores posibles) donde
los números más bajos suponen mayor corrupción, y los más altos menor corrup-
ción. La primera cosa que el modelo logístico multinomial nos permite observar
es la probabilidad de que un país que tiene la calificación mínima en corrupción
(0) –es decir, un país muy corrupto– tenga un determinado tipo de calificación en
el índice de derechos electorales. Por ejemplo, en el cuadro de abajo se observa que
si la calificación en corrupción es mínima (0), hay un 75% de probabilidad de que
el país tenga una calificación media en derechos electorales (celda en amarillo). En
cambio, si la calificación en corrupción es máxima (100, un país poco corrupto),
la probabilidad de que el país tenga una calificación alta en derechos electorales es
del 87% (celda en amarillo). Parece que las calificaciones mínimas o máximas en
la corrupción no impactan tanto a la posición baja de derechos electorales, sino a
la media y alta.

Tabla 6.26.  Resultados del modelo logístico multinomial para explicar las variaciones en
los derechos electorales a partir del nivel de corrupción.
Probabilidad Probabilidad Probabilidad
de calificación de calificación de calificación
Suma de
baja en media en alta en
porcentajes
derechos derechos derechos
electorales electorales electorales
Mínima
calificación en 0.14 0.75 0.11 100%
corrupción
Caso Máxima
típico calificación en 0.03 0.10 0.87 100%
corrupción

Diferencia –0.11 –0.65 0.76

Fuente: Elaboración propia.

Otro aspecto interesante es la diferencia de puntos porcentuales que se da


entre las calificaciones mínima y máxima de la corrupción. La diferencia entre
278  |  corrupción y derechos humanos

tener una calificación mínima y máxima en corrupción supone un 76% de proba-


bilidad de tener una calificación alta de derechos electorales.
Con este modelo estadístico también podemos mirar las variaciones más espe-
cíficas para cada país en sólo algunos puntos porcentuales. Por ejemplo, para el caso
de México, con los valores que actualmente tienen las demás variables que se usa-
ron en el modelo, tiene un 56% de probabilidad de que su calificación sea alta (sea
un país con un alto ejercicio de estos derechos), y un 40% de que sea media (sea
un país con un ejercicio medio de estos derechos). Pese a ese 56% de probabilidad,
entre el 2005 y el 2011 México tuvo una calificación media, esto se debe a las varia-
ciones en la calificación de la corrupción. Por ejemplo, si mejorara 1 punto en el
CPI, tendría un 10% más de probabilidad de que su calificación en derechos elec-
torales sea alta, lo que se suma al 56% de probabilidad que ahora tiene, llegando
hasta el 66%. Si en lugar de que fuera un punto, mejorara 3, tendría un 25% más de
probabilidad de que su calificación en derechos electorales sea alta, llegando a 81%.
Y esta probabilidad aumentaría un 35% si la mejora fuera en 5 puntos del CPI
llegando a 91%. De la misma manera que la mejoría en el índice del CPI aumenta
la probabilidad de que México tenga una calificación alta en derechos electorales,
esa mejoría disminuye la probabilidad de que su calificación sea media.

Tabla 6.27.  Resultados del modelo logístico multinomial para explicar las variaciones en
los derechos electorales a partir del nivel de corrupción en el caso de México.
Probabilidad de Probabilidad Probabilidad de
calificación baja de calificación calificación alta
en derechos media en dere- en derechos
electorales chos electorales electorales
Valores
0.04 0.40 0.56
esperados
Aumento de 1
–0.01 –0.09 0.10
en CPI
México
Aumento de 3
–0.02 –0.23 0.25
en CPI
Aumento de 5
–0.03 –0.31 0.35
en CPI
Fuente: Elaboración propia.

El segundo indicador de DH que usamos para realizar esta prueba estadística


fue el índice de desaparición forzada creado por CIRI entre 1996 y el 2011. CIRI
mide las desapariciones forzadas a partir de tres criterios: frecuentes, ocasiona-
les y no reportadas. Esta variable se codifica a partir de los reportes elaborados
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 279

por el Departamento de Estado de EUA. Cuando en el reporte se especifica que


las desapariciones son sistemáticas, generalizadas, epidémicas, extensivas, regula-
res, rutinarias o cualquier otro adjetivo semejante, se le califica como frecuentes.
Cuando los reportes tienen número, y se establece que hay 50 o más desaparecidos,
también se le califica como frecuente. En cambio, cuando se les reporta como
muchas, numerosas, varias, docenas, múltiples o algún sinónimo, se les clasifica
como ocasionales. En caso que el reporte venga acompañado de números, y haya
de 1 a 49, también se le clasifica como ocasionales. Finalmente, cuando no hay
señales de desaparición forzada, se le clasifica como no reportado (Cingranelli y
Richards, 2014: 12–17).
De acuerdo con los resultados de la prueba estadística, si un país obtiene la
calificación mínima de corrupción (0), hay un 55% de probabilidad de que en ese
país se cometan desapariciones ocasionales de personas (celda en amarillo). En
cambio, si un país tiene la calificación máxima de corrupción (100), en ese país la
probabilidad de que no se cometan desapariciones forzadas es del 97%. De nuevo,
igual que sucedió con los derechos electorales, la corrupción está funcionando para
determinar que un país se encuentre en los puntos 1 ó 2 de la desaparición forzada.
La diferencia entre ser un país con calificaciones mínimas o máximas de corrup-
ción suponen un 68% de probabilidad de ser un país donde no hay desapariciones.

Tabla 6.28.  Resultados del modelo logístico multinomial para explicar las variaciones en
las desapariciones forzadas a partir del nivel de corrupción.
Probabilidad
Probabilidad de Probabilidad de
de no Suma de
desapariciones desapariciones
desapariciones porcentajes
frecuentes (0) ocasionales (1)
(2)
Caso Mínima
típico calificación
0.16 0.55 0.29 100
en
corrupción
Máxima
calificación
0.02 0.01 0.97 100
en
corrupción

Diferencia –0.14 –0.54 0.68 100

Fuente: Elaboración propia.

En el índice de desaparición forzada México obtuvo 2 de calificación (la más


alta) entre 1995 y 1997. Cayó a 1 entre 1999 y el 2001. Y volvió a caer a 0 entre el
280  |  corrupción y derechos humanos

2006 y el 2008. Finalmente cerró el 2011 con la calificación de 1. Si México avan-


zara un punto en el índice de corrupción de Transparencia Internacional, aumen-
taría en 11% la probabilidad de que en el país no se cometieran desapariciones
forzadas (de obtener la calificación de 2), lo que le permitiría sumar hasta un 82%
de probabilidad de obtener la calificación de 2. Si el aumento fuera de 3 puntos,
la probabilidad de que no se cometieran desapariciones forzadas en México sería
25% sumando 87% de probabilidad de obtener 2; y del 31% si la mejora fuera en 5
puntos del índice de corrupción llegando a 93%.

Tabla 6.29.  Resultados del modelo logístico multinomial para explicar las variaciones en
las desapariciones forzadas a partir del nivel de corrupción.
Probabilidad de Probabilidad de Probabilidad de no
desapariciones desapariciones desapariciones
frecuentes (0) ocasionales (1) (2)
México Valores esperados 0.16 0.22 0.62
Aumento de 1 en
–0.03 –0.08 0.11
CPI
Aumento de 3 en
–0.08 –0.17 0.25
CPI
Aumento de 5 en
–0.12 –0.20 0.31
CPI
Fuente: Elaboración propia.

Finalmente, hicimos la misma prueba estadística ahora con el índice de dere-


chos económicos y sociales (DES) de las mujeres elaborado por CIRI. Este indi-
cador se codifica a partir de cuatro categorías: 0, 1, 2 y 3, que nosotros hemos
renombrado como nula, baja, media y alta. Estas categorías se construyen a partir
de cuatro variables: protección legal, justiciabilidad, discriminación social, discri-
minación legal; como se observa en la siguiente tabla:

Tabla 6.30.  Codificación de la variable derechos económicos de las mujeres.


Discriminación Discriminación
Protección legal Justiciabilidad Categoría
social legal
Ninguna Ninguna — — 0
Ninguna — Alta — 0
Ninguna/alguna — Alguna Sí 0

(Continued)
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 281

Discriminación Discriminación
Protección legal Justiciabilidad Categoría
social legal
— — Alta — 0
Alguna Ninguna Alta — 0
Alguna Alguna — — 1
Alguna — Moderada — 1
— — Moderada — 1
Ninguna/alguna — Ninguna Sí 1
Alguna Alguna Alta — 1
Alguna Fuerte — — 2
Alguna — Baja — 2
— — Baja — 2
Toda/casi toda Alguna — — 2
Toda/casi toda — Moderada — 2
Toda/casi toda Fuerte — — 3
Toda/casi toda — Ninguna — 3
— — Ninguna — 3
Fuente: Cingranelli y Richards, 2014: 79. Traducción libre.

Si un país tuviera la mínima calificación en corrupción (0), tendría un 75%


de probabilidad de que su calificación en el ejercicio de los DES de las mujeres
fuera baja (celda en amarillo). En cambio, si tuviera la máxima calificación en
corrupción (100), la probabilidad de tener una calificación media en el ejerci-
cio de los DES de las mujeres es del 53% (celda en amarillo); y tiene un nada
despreciable 39% de probabilidad de que la calificación fuera alta (celda en
amarillo).
De los cuatro posibles valores, entre 1998 y el 2011 México fue catalogado
como un país donde el respeto de los DES de las mujeres es bajo (calificación de
1). Si mantuviéramos todas las variables de control con el valor que actualmente
tienen, la mayor probabilidad para México está precisamente en la calificación que
ahora tiene: 72% de probabilidad de obtener 1 de calificación en el respeto de los
DES de las mujeres. La mejora en el índice de corrupción por parte de México
tendría un mayor impacto en la probabilidad de tener una calificación media de
DES de la mujer. Es en esta categoría donde, si mejora en 3 puntos, tiene un 28%
de probabilidad de llegar a esta categoría, sumando 49%; y si mejora en 5 puntos,
la probabilidad aumenta a un 38% sumando 59%.
282 
| 

Tabla 6.31.  Resultados del modelo logístico multinomial para explicar las variaciones en los derechos económicos de las mujeres a partir de
la corrupción.
Probabilidad de nula Probabilidad de Probabilidad de Probabilidad de
protección a derechos calificación baja en calificación media en calificación alta en
Suma
económicos de las derechos económicos derechos económicos derechos económicos
mujeres (0) de las mujeres (1) de las mujeres (2) de las mujeres (3)
Caso Mínima calificación
corrupción y derechos humanos

0.21 0.75 0.04 0.001 100


típico en corrupción
Máxima calificación
0.001 0.08 0.53 0.39 100
en corrupción

Diferencia –0.21 –0.66 0.49 0.39

Fuente: Elaboración propia.


relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 283

Tabla 6.32.  Resultados del modelo logístico multinomial para explicar las variaciones en
los derechos económicos de las mujeres a partir de la corrupción.
Probabilidad Probabilidad Probabilidad Probabilidad
de nula de calificación de calificación de calificación
protección baja en media en alta en
a derechos derechos derechos derechos
económicos de económicos de económicos de económicos de
las mujeres las mujeres las mujeres las mujeres
México Valores
0.05 0.72 0.21 0.01
esperados
Aumento de
–0.02 –0.08 0.09 0.02
1 en CPI
Aumento de
–0.04 –0.31 0.28 0.07
3 en CPI
Aumento de
–0.05 –0.53 0.38 0.19
5 en CPI
Fuente: Elaboración propia.

3. 
Identificando los umbrales de la relación entre la
corrupción y los DH: el modelo de regresiones locales

Hasta aquí sabemos que existen relaciones entre distintos indicadores de corrup-
ción con diferentes mediciones de DH, tanto de derechos civiles como de políticos
y económicos y sociales. Si bien encontramos que hay relaciones entre las variables,
en varios casos estas relaciones no son totalmente lineales, sino que puede haber
umbrales y rendimientos decrecientes. Nos interesa identificar ambos, por lo que
aplicaremos el modelo de regresiones locales (LOESS o LOWESS por sus siglas
en inglés), un método no paramétrico que permite observar relaciones no lineales
e identificar el umbral donde aparecen los puntos de inflexión. Específicamente lo
que hace esta prueba estadística es recuperar un segmento de los datos, aplica una
regresión y modela un fragmento de la línea a partir de las relaciones encontradas.
Después toma otro segmento de los datos y aplica una nueva regresión con la
misma lógica. Así, más que una regresión, lo que esta prueba realiza son múltiples
regresiones para poder identificar con más claridad los cambios de dirección en la
línea, es decir, los umbrales y los rendimientos decrecientes. Esta prueba ya ha sido
utilizada para analizar los DH, con ella, Daveport y Amstrong (2004) identifican
el umbral de consolidación (ahora diríamos calidad) democrática que tiene una
mayor incidencia en el ejercicio de DH. Nosotros haremos lo mismo, pero usando
como variable explicativa (independiente) a la corrupción.
284  |  corrupción y derechos humanos

En la gráfica 195 se observan los resultados de las regresiones entre el pago


de sobornos y el índice de derechos políticos. El primer indicador es realizado por
TI. Es interesante se trata de una medición objetiva de la corrupción: el porcen-
taje de personas que afirma haber pagado un soborno. La principal limitación que
tenemos con este indicador es que sólo se tienen datos para 2011 y 2013, y no para
todos los países del mundo. No obstante, con esos datos es suficiente para correr
una regresión local. Como variable dependiente (a explicar) utilizamos el índice de
derechos políticos de Freedom House. Simplemente recordar que este indicador
va de 1 a 7, donde en el 1 se encuentran los países que gozan del grueso de los
derechos políticos, y en el 7 los que no gozan de ninguno.

Gráfica 6.33.  Resultado de las regresiones locales entre el pago de sobornos y el índice de
derechos políticos.
Fuente: Elaboración propia con datos de Transparencia Internacional y de Freedom House.

La principal ventaja de las regresiones locales es que permiten identificar con


más claridad los umbrales y los rendimientos decrecientes. En la relación entre
corrupción y DH, mirada a partir del pago de sobornos y el índice de derechos
políticos, podemos identificar cuatro segmentos. En el primer segmento se observa
una relación relevante en los primeros 33 puntos porcentuales del pago de sobor-
nos. El punto de partida es que ahí donde el pago de sobornos es cero, el ejercicio
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 285

de derechos es 1, es decir, el más alto ejercicio de derechos. Conforme se avanza


en el pago de sobornos, se avanza también en el no ejercicio de derechos, hasta
la intersección entre el 33% de personas que afirman pagar sobornos, y el 4 en el
ejercicio de derechos. El segundo segmento comienza justo aquí, donde la rela-
ción entre corrupción y ejercicio de derechos se diluye. El tercer segmento inicia
al llegar a 45% de personas que afirman que pagaron un soborno. En este punto,
nuevamente existe un impacto de la corrupción con el no ejercicio de DH, pero
es mucho menos pronunciada que en el primer segmento. Finalmente, el cuarto
segmento inicia en el 70% de personas que afirman haber pagado un soborno. Este
umbral es, probablemente, el más interesante de toda la línea, porque se observa el
efecto contrario al esperado: a mayor corrupción no necesariamente menos DH.
No olvidemos que se trata del ejercicio de derechos políticos, de lo que proba-
blemente se está dando cuenta en este último fragmento es de los gobiernos que
siendo representativos (electo por el voto universal), no cuentan con calidad demo-
crática, son gobiernos con altos niveles de corrupción. Es por ello que, pese a ser
muy corruptos, se gozan de ciertos derechos políticos mínimos que permiten la
realización de las elecciones.
Miremos ahora los segmentos que conforman a la relación entre la corrupción
y los DH a partir del índice de percepción de la corrupción de Transparencia Inter-
nacional (CPI) y el índice de empoderamiento elaborado por CIRI entre 1996 y el
2011. Recordemos que el índice de percepción de la corrupción de Transparencia
Internacional va de 0 a 10 con un decimal (100 valores posibles) donde los valores
bajos significan una alta percepción de la corrupción, y los valores altos una baja
percepción de la corrupción. Por su parte, el índice de empoderamiento va de 0 a
14, donde el valor máximo supone el respeto total de los siete DH que componen
el índice.
En esta prueba estadística encontramos tres segmentos que conforman la rela-
ción entre la corrupción y los DH, medidos a partir de los índices de percepción
de la corrupción y de empoderamiento. El primer segmento va del .3 del índice de
corrupción, y casi llegando al 5 en el índice de empoderamiento; al 1.4 en el índice
de corrupción. Aquí, parece que no hay ninguna relación entre estos dos indica-
dores, no importa la mejoría que se dé entre el 0 y el 1.4 en la corrupción, esto no
impactará en los DH. En cambio, el segundo segmento muestra el más importante
de los umbrales en esta relación: un impacto relevante entre la mejora de la corrup-
ción que va del 1.4 al 3.4 en el índice de corrupción, y que permite pasar del 4.5 al
8.5 en el índice de empoderamiento. En cambio, el tercer segmento se caracteriza
por tener todavía una relación entre menos corrupción y más derechos, pero con un
impacto menos pronunciado que en el segmento anterior. ¿Dónde está México en
estos tres segmentos? México arrancó en 1998 con 3.3 en el índice de corrupción, y
286  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 6.34.  Resultado de las regresiones locales entre la percepción de la corrupción y el


índice de empoderamiento.
Fuente: Elaboración propia con datos de Transparencia Internacional y CIRI Human Rights Data Project

12 en el índice de empoderamiento. Se mantuvo entre el 3.3 y el 3.7 (alcanzado en


el 2007) hasta el 2009, cuando inició un descenso llegando a 3.1 en el 2010 y 2.9 en
el 20113. Tomado así, parece que México se encuentra todavía en el momento en el
que la mejora en corrupción puede tener el mayor impacto en el empoderamiento
de derechos. De hecho, el índice de empoderamiento tuvo un retroceso pasando de
12 en 1998 (el mejor año) a 10 en 2011. Los peores años fueron el 2008 y el 2010,
cuando se obtuvo un puntaje de 8.
Otra regresión local con resultados interesantes es la que nos permite observar
las distintas relaciones o segmentos entre al PIB per cápita con paridad del poder
adquisitivo a dólares constantes del 2011 con el índice de percepción de la corrup-
ción de TI entre el 2012 y el 2015. Recordemos que, para estos años, TI ha modi-
ficado su metodología de medición, por lo que estos resultados no son comparables
con los del 2011 hacia atrás. Además, el indicador ya no va de 0 a 10, sino de 1 a
100, se mantienen los mismos 100 valores posibles. En este mismo periodo, el PIB
per cápita más bajo es el obtenido por Liberia en 1995, con 246 USD (a valores
del 2011); y el más alto lo Qatar en 2014 con 134,182 USD. Veamos las relaciones
que se generan en la gráfica.
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 287

Gráfica 6.35.  Resultado de las regresiones locales entre el PIB Per cápita con paridad del
poder adquisitivo y la percepción de corrupción.
Fuente: Elaboración propia con datos de Transparencia Internacional y del Banco Mundial.

En la gráfica se identifican tres segmentos. El primero que va del valor 8 al


17 en el índice de percepción de corrupción. Aquí hay un impacto, pero muy bajo,
entre la lucha contra la corrupción y el aumento del ingreso per cápita. El segundo
segmento va del 17 al 38 en el índice de percepción de la corrupción, donde bási-
camente no hay ningún impacto. Finalmente, el tercer segmento va del 38 en ade-
lante, donde el combate contra la corrupción tiene un impacto relevante y sostenido
en el PIB per cápita. Entre el 2011 y el 2014 México obtuvo 34 (2012 y 2013) y 35
(2014) de los 100 puntos posibles en el índice de percepción de la corrupción, a la
par que pasó de los 16,136 USD en 2012 a 16,284 en 2014. De acuerdo con el lugar
donde inicia el tercer segmento de la gráfica, el momento del cobro de mayores
réditos por la lucha contra la corrupción, un esfuerzo relevante por México en esta
lucha le redituaría en un mucho mayor impacto en el PIB per cápita.
Otra relación entre corrupción y DH que podemos observar en el periodo
1996–2011 es la que se da entre el índice de la percepción de la corrupción y el
índice de derechos de integridad física. Recordemos que el índice de percepción
de la corrupción va de 0 a 10 con un decimal, por lo que tiene 100 valores posibles.
Los valores bajos significan que el país es percibido como muy corrupto, mientras
que los valores altos significan menos percepción de corrupción. Por su parte, el
índice de integridad personal va de 0 a 8 donde 0 significa violaciones a todos los
derechos que integran el índice, y 8 es respeto total a todos los derechos.
288  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 6.36.  Resultado de las regresiones locales entre el índice de la percepción de la corrup-
ción y el índice de derechos de integridad física.
Fuente: Elaboración propia con datos de Transparencia Internacional y de CIRI Human Rights Data Project.

Aquí no se identifican correlaciones segmentadas, por el contrario, parece que


es constante el tipo de impacto que la corrupción tiene sobre los derechos civiles,
acaso con ligeras variaciones de intensidad entre el 1.3 y el 3. La relación es clara:
a menor corrupción, mayor ejercicio de derechos civiles. Ya hemos comentado que
en estos años México pasó de 3.3 en 1998 a 2.9 en el 2011, es decir, empeoró en
su percepción de corrupción. En este mismo periodo pasó de 3 (de 8 puntos posi-
bles) a 2 en la medición del índice de integridad personal. Su peor año fue el 2006,
cuando obtuvo 1 de calificación.
Hasta aquí, parece que en todos los casos el segmento en la línea de corrupción
que va del 1.5 y el 3.5, del 30 al 35 en las mediciones del 2012 al 2015, es clave para
generar un mayor impulso en los DH. Sucede así con los índices de derechos políticos,
de empoderamiento y de integridad personal, mas no con el PIB per cápita. En este
último el umbral de oportunidad donde la lucha contra la corrupción es más reditua-
ble es precisamente después del 3.5. Considerando los tres primeros índices de DH,
la disminución de la corrupción entre el 1.5 y el 3.5 tiene el mayor impacto en el ejer-
cicio de derechos. Justo México se encontraba en 2.9 en el 2011, y en 35 en el 20144,
con un mucho mayor ejercicio en los derechos incluidos en el índice de empodera-
miento, pero mucho menor en el índice de integridad personal.
Finalmente corrimos también regresiones locales con otros dos indicadores
de DH: la esperanza de vida al nacer y la media de años de escolaridad. En ambas
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 289

sucede algo muy parecido a relación entre la corrupción y la integridad personal:


el impacto de la corrupción se mantiene de forma constante, sin grandes cambios,
umbrales o rendimientos decrecientes, en el ejercicio de derechos. Esto es de forma
más evidente en la media de escolaridad.
En lo que hace a la relación entre la corrupción y la esperanza de vida, vemos
un primer segmento que va del 8.5 al 20 en el índice de percepción de la corrup-
ción. Si bien incluso en ese primer segmento se observa un impacto de la corrup-
ción a los derechos, justamente en el punto 20 este se acentúa, ahí encontramos
el umbral. Del 20 en adelante el impacto es constante. Entre el 2011 y el 2014
México mantuvo valores de 34 y 35, y una esperanza de vida de 76.3 a 76.7. En la
relación entre la corrupción y la media de escolaridad no se observa ningún umbral
o rendimiento decreciente. Salvo algunas irregularidades el impacto de la corrup-
ción en el ejercicio de derechos se mantiene continuo.

Gráfica 6.37.  Resultado de las regresiones locales entre la esperanza de vida al nacer y la per-
cepción de corrupción.
Fuente: Elaboración propia con datos de Transparencia Internacional y de PNUD.

Hicimos este mismo ejercicio con indicadores de México, los resultados más
interesantes se dieron entre el total de observaciones de la ASF y el Índice de
Desarrollo Humano (IDH). Recordemos que el IDH tiene valores de 0 a 1 hasta
290  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 6.38.  Resultado de las regresiones locales entre media de años de escolaridad y percep-
ción de la corrupción.
Fuente: Elaboración propia con datos de Transparencia Internacional y de UNESCO.

centésimas, por lo que está conformado por 100 valores posibles. El 0 significa
menor nivel de desarrollo, el 1 mayor nivel de desarrollo. En cambio, el total de
observaciones es una sumatoria de las emitidas por la ASF a cada entidad federa-
tiva en cada año en el periodo 2000 – 2014. A más observaciones, se consideraría
que hay un mayor nivel de corrupción.
En la gráfica se observan tres segmentos. En el primero hay una correlación
débil entre el aumento de las observaciones y IDH, el sentido es totalmente con-
tra-intuitivo, pero es muy débil. En el tercer segmento no se observa ninguna
relación. El segundo segmento es el más interesante. Una vez que se llega a las 190
observaciones, el impacto del aumento de las observaciones es más pronunciado en
el empeoramiento del índice. Pese a ello, el impacto sigue siendo limitado.
Organizamos otra combinación de indicadores utilizando el total de obser-
vaciones de la ASF como indicador de corrupción, y el total de quejas ante la
CNDH como indicador de ejercicio de DH en general. La relación esperada es:
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 291

Gráfica 6.39.  Resultado de las regresiones locales entre el Total de Observaciones de la ASF y
el índice de desarrollo humano.
Fuente: Elaboración propia con datos de la ASF y el PNUD

a más observaciones de la ASF (más corrupción), más quejas de la CNDH (más


violaciones a DH). En ambos casos, la Ciudad de México concentra el grueso de
observaciones y de quejas, por ser la sede de los poderes federales. Lo sacamos
abajo la gráfica con los resultados. La relación fue la esperada, no se observan
umbrales o rendimiento decrecientes en esta relación.
Probamos también el efecto de la corrupción sobre derechos específicos.
Como indicador de ejercicio de derechos económicos y sociales seleccionamos el
componente de educación del IDH, para analizar cómo se ve afectado por el total
de observaciones de la ASF (excluyendo a la Ciudad de México). Observamos en
la siguiente gráfica que hay dos momentos reconocibles en dicho efecto. En los
valores más bajos de corrupción parece no haber relación entre ambas variables (la
línea es prácticamente horizontal). Sin embargo, después de la línea que marcamos
el efecto cambia: a mayores valores de corrupción hay menores valores de educa-
ción según la medida del IDH.
292  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 6.40.  Efecto del total de observaciones de la ASF sobre las quejas ante CNDH (ajuste
por regresiones locales sin la Ciudad de México).
Fuente: Elaboración propia con datos de la ASF y la CNDH

Gráfica 6.41.  Efecto del total de observaciones de la ASF sobre el componente de educación
del IDH (ajuste por regresiones locales sin Ciudad de México).
Fuente: Elaboración propia con datos de la ASF y el IDH
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 293

Verificamos los efectos de otro indicador objetivo de corrupción. Dado que el


total de observaciones emitidas por la ASF difiere bastante de la gravedad de las
mismas, probamos el efecto de este último indicador. Para esto seleccionamos el
total de homicidios en las entidades como indicador de ejercicio de derechos civi-
les. El efecto resultante es constante (no se observan umbrales) y positivo; cuanto
más graves sean las observaciones de la ASF para una entidad, ésta tendrá en pro-
medio más homicidios.

Gráfica 6.42.  Efecto del promedio de gravedad en observaciones de la ASF sobre los homicidios
(ajuste por regresiones locales).
Fuente: Elaboración propia con datos de la ASF y el INEGI.

La gráfica resultante al combinar la percepción de corrupción en seguridad


nacional con los homicidios tiene un patrón interesante. Como vemos, el efecto
puede dividirse en cuatro segmentos distintos según el valor de la percepción de
corrupción. En los valores más bajos de este indicador hay un efecto negativo sobre
el total de homicidios (a mayor corrupción, menos homicidios). Sin embargo, este
efecto se invierte en los segmentos sucesivos y se vuelve cada vez más fuerte. De
esta manera, en los casos en que más del 50% de las personas consideran que las
autoridades de seguridad nacional son corruptas, esa misma corrupción afecta más
a los derechos civiles.
294  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 6.43.  Efecto de la percepción de corrupción en seguridad nacional sobre los homici-
dios (ajuste por regresiones locales).
Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI.

Finalmente, calculamos el ajuste de regresiones locales existente entre la per-


cepción de corrupción en impartición de justicia (jueces) y la carencia de acceso
a servicios de salud. El gráfico resultante muestra que dicha relación puede divi-
dirse en tres partes. En los valores más bajos y en los más altos de la percep-
ción de corrupción, ésta parece no tener efecto sobre el acceso a la salud. Es en el
segmento de los valores intermedios en el que se observa que a mayor percepción
de corrupción implica un mayor porcentaje de personas sin acceso a los servicios
de salud.

Notas
1. Para mirar una explicación más desarrollada sobre cada uno de estos indicadores, así como
algunos datos de estadística descriptiva, hay que revisar el capítulo tercero.
2. La variación del número total de Estados se debe a que el programa toma sólo los países
que tienen valores para cada una de las variables implicadas en el modelo.
relaciones entre la co r ru p c i ó n y lo s d h  | 295

Gráfica 6.44.  Efecto de la percepción de corrupción en impartición de justicia sobre la caren-


cia en acceso a salud (ajuste por regresiones locales).
Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI y el CONEVAL

3. Recordemos que los datos del índice de corrupción del CPI del 2012 al 2015 no son com-
parables con los año anteriores; a la par que sólo se tienen datos de CIRI para el periodo
1996–2011.
4. No hay que olvidar que el CPI de Transparencia Internacional no es comparable entre la
construcción de 1996 al 2011, y la del 2012 al 2014. El paso de México de 2.9 en el 2011 a
35 en el 2014 no significa una mejoría, esas dos cifras no son comparables.

Fuentes De Información

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Rights Data Project Coding Manual Version 5.20.14. En: http://www.humanrightsdata.
com/p/data-documentation.html Revisada el 27 de mayo del 2015.
296  |  corrupción y derechos humanos

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www.humanrightsdata.com/ Revisada el 27 de mayo del 2015
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rights: a statistical analysis from 1976 to 1996” en American Journal of Political Science. Vol.
48. No. 3.
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2015). Encuesta Nacional de Victimi-
zación y Percepción sobre Seguridad Pública 2015. Marco conceptual. México: ENVIPE. 85
p. http://internet.contenidos.inegi.org.mx/contenidos/productos//prod_serv/contenidos/
espanol/bvinegi/productos/nueva_estruc/702825077273.pdf
Transparencia Internaciona (TI) (2011). Las empresas de dos gigantes económicos emergentes, China
y Rusia, son las más propensas a pagar sobornos en el extranjero. http://webantigua.transpa-
rencia.org.es/indices_fuentes_de_soborno/indice_de_fuentes_de_soborno_2011/aspec-
tos_mas_destacados__ifs_2011.pdf revisado el 27 de mayo del 2015.
Transparencia Internacional. (2015). Índice de percepción de la corrupción 2015. Nota técnica sobre
la metodología. En: www.transparency.org/cpi2015#downloads revisada el 26 de mayo del
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tes. En: www.transparency.org/cpi2015#downloads revisada el 1 de junio del 2016.
Transparencia Internacional. (2015b). Índice de percepción de la corrupción 2015. Descripción com-
pleta de las fuentes. En: www.transparency.org/cpi2015#downloads revisada el 1 de junio
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worldjusticeproject.org/methodology revisada el 27 de mayo del 2016.
World Justice Project (WJP) (S/Fa). Methodology. En http://worldjusticeproject.org/methodo-
logy revisada el 27 de mayo del 2016.

Paginas De Internet
Auditoría Superior de la Federación http://www.asf.gob.mx
Banco Mundial / Clima de Inversión https://www.wbginvestmentclimate.org/research-and-diagnostics/
Banco Mundial / Indicadores mundiales de gobernanza http://info.worldbank.org
CIRI, Human Rights Data Project http://www.humanrightsdata.com/
Freedom House / Metodología del índice de libertad. https://freedomhouse.org/report/
freedom-world-2015/methodology
Índice de Desarrollo Humano / PNUD http://www.mx.undp.org/content/mexico/es/home/
library/poverty/indice-de-desarrollo-humano-para-las-entidades-federativas--mexi.html
Polity Project http://www.systemicpeace.org/polityproject.html
Transparencia Internacional http://www.transparency.org/
Transparencia Internacional / Barómetro Global de Corrupción www.transparency.org/research/
gcb/gcb_2015_16
World Justice Project http://worldjusticeproject.org/
capítulo 7

La corrupción y las
violaciones a Dh en
la prensa mexicana

1. Análisis hemerográfico: una radiografía


de la corrupción

Hasta aquí tenemos certeza que existe una relación entre la corrupción y los DH:
a mayor corrupción, menos ejercicio de derechos. Incluso pudimos identificar los
umbrales de esta relación, los rendimientos decrecientes y las interacciones con
otras variables. El uso de datos agregados y de pruebas estadísticas nos permi-
ten hacer estas generalizaciones. Sin embargo, no nos permiten mirar aspectos
más acotados como: ¿quién comete los actos de corrupción? ¿los altos, medios o
bajos mandos gubernamentales? ¿federales, estatales, municipales? ¿poder ejecu-
tivo, legislativo o judicial? ¿Qué acto corrupto es el que prevalece? ¿soborno para
acceder a bienes y servicios, soborno para realizar acciones prohibidas, disminución
de recursos públicos vía malversación de fondos, opacidad en el monitoreo, coop-
tación estatal y, por ende, desviaciones en el diseño de políticas públicas y privati-
zación del espacio público? ¿Qué derechos son los más afectados por cada distinto
tipo de corrupción? O ¿qué grupos en situación de vulnerabilidad o personas son
las más afectadas por los actos de corrupción? Es entendible que estas cosas no las
podamos mirar con las bases de datos que actualmente existen, ya que dan cuenta
de aspectos mucho más generales tanto de la corrupción como de los DH. Sin
298  |  corrupción y derechos humanos

embargo, es relevante tener al menos algún tipo de mapeo de posibles respuestas


a estas preguntas. Intentamos un primer esbozo a partir del análisis de las notas
periodísticas en materia de corrupción.
De acuerdo con María Amparo Casar (2015), mientras que en 1996 la
prensa mencionó la palabra corrupción en 502 notas, para el 2014 había 29,505
menciones (Casar, 2015: 5). Sabemos que las notas periodísticas que hablan de
corrupción no corresponden a la totalidad de los hechos corruptos que suceden
en México. Sabemos también que las notas tampoco son una muestra repre-
sentativa de los hechos de corrupción que suceden en México. Sin embargo, no
pasamos por alto que no hay ninguna base de datos, u otro medio específico,
que nos permita mirar ni la totalidad de los actos de corrupción, ni una muestra
representativa de dichos actos. Más aún, por definición, la corrupción se lleva a
cabo de manera velada, oculta. Por ende, la recolección de notas periodísticas
sobre corrupción puede ser un buen insumo, que se debe trabajar con ese cuidado,
con el de tener claro que ni son la totalidad de los actos corruptos, ni una muestra
representativa, por lo que no se debe intentar hacer conclusiones generalizables a
partir de este insumo. Pese a esto, se asume que el análisis de noticias relacionadas
con los actos de corrupción es una especie de indicador proxy de lo que ocurre en
la realidad.
En este caso usamos medios de comunicación escritos, en particular diarios.
Se decidió buscar información relacionada con notas de prensa sobre actos de
corrupción en el período 2010 a primer semestre de 2016. Los diarios seleccio-
nados fueron El Universal, Reforma y la Jornada. La revisión se realizó tomando
en consideración que la información que se publica en los diarios no da cuenta
del total de los actos de corrupción ocurridos en la República Mexicana en el
período de interés, sin embargo, se asume que las noticias relacionadas con actos
de corrupción resultaron relevantes como hecho noticioso para los tres diarios ele-
gidos. Asimismo, el análisis se realizó bajo una lógica de complementariedad de las
tres líneas editoriales, se presume que al tomar los tres diarios se tendrá una visión
“más completa del fenómeno de la corrupción” a través de fuentes de caracterís-
ticas disímiles para analizar tendencias generales sobre hechos de corrupción. Es
de anotar que no se comparan las tres líneas editoriales, por lo que no se hace un
análisis sobre los enfoques o diferencias con las que se presenta las noticias sobre
un mismo hecho de corrupción.
El proceso de revisión de noticias inició con la definición de un proceso de
búsqueda que permitiera allegarse de la mayor cantidad de información sobre el
tema de interés. El rastreo de información inició buscando la palabra corrupción
en los motores de búsqueda de los diarios. La gráfica siguiente muestra el número
total de entradas disponibles en las páginas web de los diarios revisados. En el caso
la corrupción y las violaciones a dh e n l a p r en s a m e x ic a n a  | 299

de El Universal y Reforma se pudo establecer el total para cada año. En el caso de


la Jornada, la configuración del buscador permitió establecer el número total de
notas para el período 17 de noviembre de 2013 a 30 junio de 20161.

Gráfica 7.1.  Número total de entradas relacionadas con la palabra corrupción en los motores
de búsqueda de los diarios seleccionados.
Fuente: Elaboración propia.

Con la primera lectura de los resultados obtenidos se vio la necesidad de refi-


nar los criterios de búsqueda. Se acotó el rastreo de noticias por secciones, siendo
priorizadas: nación, metrópoli (CDMX) y estados. La razón central es que la
información de otras secciones correspondía a eventos o actividades académicas o
políticas relacionados con el tema, visitas de organismos internacionales o repre-
sentantes de otros estados o seguimiento del debate sobre el Sistema Nacional
Anticorrupción, entre otros. Todos temas de contexto sobre corrupción en México,
mas no de hechos concretos de corrupción. Aquí una de las principales dificultades
en la búsqueda, la prensa en México suele dar cuenta de los dichos de los actores
políticos, pero no hace una investigación de los hechos de corrupción (salvo algu-
nos casos en concreto). Por ende, muchas de las notas relevadas por los buscadores
se referían a los dichos de políticos en donde mencionaron la palabra “corrupción”,
pero no daban cuenta de una investigación sobre un hecho concreto de corrupción,
como sí lo hicieron en la investigación conocida como La Casa Blanca por el grupo
de periodistas de Carmen Aristegui, o el portal de Animal Político respecto de las
empresas fantasma del gobernador de Veracruz.
300  |  corrupción y derechos humanos

Derivado de esta búsqueda y de una segunda lectura de resultados se deci-


dió seleccionar aquellas noticias con casos de corrupción que cumplieran con los
siguientes rubros:

• hay una autoridad pública vinculada al hecho;


• es una investigación periodística que “denuncia o descubre” un acto de
corrupción;
• hay una denuncia o queja ante la ASF, la PGR o la SFP;
• hay una denuncia ciudadana, de empresarios o de otros funcionarios
públicos;
• hay una denuncia de actores de la política mexicana y estos informaron
haber levantado la queja o denuncia formal o estar próximos a hacerlo.
• Los resultados de estas búsquedas arrojaron las siguientes tendencias:

Gráfica 7.2.  Número de noticias resultantes de la búsqueda acotada por diario seleccionado.
Fuente: Elaboración propia.

Como mencionamos líneas arriba, lamentablemente se hace poco periodismo


de investigación en México, normalmente simplemente se recogen los dichos de
actores políticos y eso se presenta como hecho noticioso. Por ello, se entiende que
entre el total de notas donde aparece la palabra “corrupción” y el total de notas
donde se da cuenta de un hecho de corrupción hay fuerte caída. Por ejemplo, en
el primer semestre del 2016, en el periódico Reforma se pasó de 4,231 a 92; en el
Universal de 2,264 a 63. Con esta nueva metodología de búsqueda, se obtuvo un
la corrupción y las violaciones a dh e n l a p r en s a m e x ic a n a  | 301

total de 1,886 noticias relacionadas con actos de corrupción, de las cuales fueron
analizadas al azar 56.2% de las noticias considerando seis categorías analíticas:
mecanismos de corrupción, sanción o impunidad del acto corrupto, autoridades
vinculadas con la comisión del hecho corrupto, DH relacionados con el hecho
corrupto, víctimas potenciales o directas de los actos de corrupción, y violencia en
el acto de corrupción.
El análisis de la información se realizó en dos etapas. La primera relacionada
con las frecuencias con las que aparecen las palabras claves de cada una de las cate-
gorías, en la muestra de 1,060 noticias seleccionadas. El segundo nivel de análisis
fue la co-ocurrencia o aparición conjunta de las palabras claves por categorías. El
resultado es una tabulación cruzada de las categorías. En todos los casos las rela-
ciones se codificaron por medio de Atlas T. Veamos los resultados a partir de cada
una de estas categorías.

2.  Mecanismos de corrupción

Los Mecanismos de corrupción son las acciones por medio de los cuales se opera
el acto de corrupción. Clasificamos las acciones en tres tipos:

• Pago de soborno para acceder a bienes o servicios: se trata de autoridades que


piden cuotas, generalmente a la ciudadanía, para el acceso a servicios o
programas. Las palabras claves para la identificación de este mecanismo
fueron soborno, cohecho, extorsión, ayudas, subsidios, programas, tranzas,
abusos.
• Pago de sobornos para realizar acciones prohibidas que pueden ser violatorias
de DH: en este mecanismo la corrupción opera entre autoridades públi-
cas y actores privados prestadores de servicios o contratistas del Estado.
Los hechos corruptos vinculados son permisos indebidos, otorgamiento
de licencias y contratos sin cumplimiento de requisitos, por ejemplo. Estos
actos se consideran como potencialmente violatorios de DH puesto que
ponen en riesgo a la ciudadanía ante mega proyectos, obras o destrucción
del medio ambiente, la construcción de viviendas en terrenos no aptos para
el hábitat, por mencionar algunos. Las palabras claves para la identificación
de estas noticias fueron irregulares, obras, concesiones, contratos, licitacio-
nes, moches, tajadas, a modo, inmobiliarias, negocio irregular, permisos.
• Mal uso de recursos públicos: en este caso el mecanismo opera entre funcio-
narios públicos, generalmente incluye afectaciones al erario o patrimonios
públicos. La identificación de actos de corrupción vinculados con este
mecanismo fue robo, nómina paralela, enriquecimiento, opacidad, saqueo,
302  |  corrupción y derechos humanos

nepotismo, fraude, venta de plazas, desvío, fantasma, irregulares, sin saldar,


desfalco, plazas, falsificación, fantasmas.

El análisis de frecuencias muestra que el pago de sobornos para realizar accio-


nes prohibidas es el que tiene el mayor número de menciones, con 837. Le sigue
el mal uso de recursos públicos con 688. En tercer lugar aparece la solicitud de
sobornos para acceder a bienes o servicios con 506.

Gráfica 7.3.  Número de menciones de las palabras claves relacionadas con los mecanismos de
corrupción.
Fuente: Elaboración propia. La suma de los valores excede el total de noticias analizadas debido a que en una
nota pueden presentarse los tres mecanismos.

Con estos datos se puede señalar que en los diarios analizados para el período
de referencia hay una tendencia a denunciar como hecho noticioso temas relativos
a la concesión irregular de permisos, contrataciones irregulares o problemas con la
adopción de obras públicas por parte de prestadores privados. En cambio, se habla
poco de una idea más general de apropiación del poder público para fines privados,
y prácticamente no existe trabajo de periodismo de investigación que dé cuenta de
elementos estructurales de la corrupción.

3. Autoridades vinculadas con la comisión


del hecho corrupto

En este acápite analizamos qué servidores públicos estuvieron relacionados en los


actos de corrupción. En este caso interesó analizar el nivel territorial de la autoridad
la corrupción y las violaciones a dh e n l a p r en s a m e x ic a n a  | 303

pública, así como la rama del poder público en el que laboraba al momento de
cometer el acto corrupto. En el primer rubro se clasificaron las autoridades como
municipales, estatales y federales; en el segundo caso se clasificaron como ejecutivo,
legislativo y judicial.
A nivel territorial se observó una mención más frecuente de autoridades
federales (1,350), seguidas de las municipales (771), quedando en tercer lugar las
estatales (373). Es llamativo la capacidad que han tenido las autoridades locales,
específicamente los gobernadores, de no ser relacionados con hechos de corrupción
sino hasta muy recientemente.
En lo que hace a las frecuencias de menciones de autoridades por rama del
poder público, se observa que las autoridades de la rama ejecutiva (1,650) presen-
tan el mayor número de menciones, seguido de las autoridades judicial (892) y
legislativa (492). En este caso, llama la atención que el tema del cabildeo o lobby
no haya sido más recuperado por la prensa y politizado, a diferencia de lo que
sucede en Estados Unidos.

Grafica 7.4.  Número de menciones de las palabras vinculadas con las autoridades públicas por
nivel territorial y rama del poder público.
Fuente: Elaboración propia.
304  |  corrupción y derechos humanos

Las tendencias relativas a las autoridades públicas pueden analizarse bajo un


criterio de “exposición al riesgo” en tres sentidos: (i) una mayor proporción de los
recursos públicos se opera en el nivel federal y municipal por parte del ejecutivo;
(ii) las autoridades federal y municipal de la rama ejecutiva representan el mayor
número de funcionarios públicos en relación a las ramas legislativas y judicial, y
que el cuerpo del servicio público del nivel estatal; (iii) en el caso del nivel muni-
cipal, los mecanismos de control resultan menos efectivos y las relaciones de poder
son endogámicas.

4.  DH relacionados con el hecho corrupto

Si bien no se puede establecer un mecanismo causal entre el hecho corrupto y la


violación a los DH de manera directa, se pudo analizar qué derechos podrían estar
siendo afectados por los actos de corrupción. Una primera revisión de noticias
permitió establecer un grupo de derechos asociados con actos de corrupción de
manera frecuente: derecho de acceso al agua, al medio ambiente sano, a la vivienda,
movilidad, tierra y territorio, educación, alimentación, vida, libertad e integridad,
trabajo y salud. Si bien se pueden presentar afectaciones en otros ámbitos, se acotó
y profundizó en los derechos señalados para focalizar el análisis de noticias. Las
palabras claves por derecho se observan en la tabla siguiente.

Tabla 7.5.  Palabras claves para el análisis de los derechos vinculados con el acto de corrupción.
Derecho Palabras claves
Agua Agua, recurso hídrico, servicio de agua, líquido vital.
Medio Ambiente, zona protegida, reserva ecológica, áreas
Medio Ambiente
naturales, medio ambiente, playa, bosque.
Movilidad, verificentro, retenes, alcoholímetro, carretera, caminos,
Movilidad
vehículos, migración.
Vivienda Vivienda, techos, pisos, drenaje.
Tierra y territorio, ejidos, tierras, parcelas, hectáreas, tierra,
Tierra y territorio
territorio, cultivos, ejidatarios.
Educativo, educación, docentes, profesores, CNTE, SNTE,
Educación
sindicato docente, escuelas, universidad.
Alimentarios, liconsa, canastas, alimentación, cruzada, alimentaria,
Alimentación
despensas, comida.
Trabajo Despidos, salarios.

(Continued)
la corrupción y las violaciones a dh e n l a p r en s a m e x ic a n a  | 305

Derecho Palabras claves


Vida, libertad, Integridad personal, tortura, detención arbitraria.
Integridad
Salud Centro de salud, médicos, medicamentos, hospital, medicinas, salud.
Fuente: Elaboración propia.

Los derechos más mencionados en las notas son educación (449 menciones),
movilidad (441), salud (213), vivienda y trabajo (195), agua (157), medio ambiente
sano (118), alimentación (109), tierra y territorio (110) y vida, libertad e integridad
(55).

Gráfica 7.6.  Número de menciones de las palabras claves relacionadas con los derechos analizados.
Fuente: Elaboración propia.

La afectación a estos derechos varía de acuerdo al mecanismo de corrupción y


la magnitud del hecho que, si bien no fue medido, se puede evaluar por el número
de entidades federativas afectadas, el monto de recurso relacionado o el número
de personas afectadas. Por ejemplo, el diario Reforma denunció el 11 de octubre
de 2011, que las licitaciones sobre la conexión de internet habían sido otorgadas
al yerno de Elba Esther Gordillo, quien promovió licitaciones en 20 estados de la
República Mexicana. En la nota se denunció que el sistema instalado era obsoleto
y no era el más adecuado para el servicio que requerían las escuelas, limitando
un adecuado acceso a internet de los y las estudiantes. Este mismo diario mostró
afectaciones al derecho a la educación, en el nivel superior, durante el gobierno de
306  |  corrupción y derechos humanos

Javier Duarte. El 6 de febrero de 2016 denunció como fueron desviados subsidios


federales y estatales en Veracruz, cuyo monto equivalía a mil 625 millones de pesos.
Otro ejemplo en materia de educación fue denunciado en la Jornada el 2 de
octubre de 2013. En la noticia se denuncia la repartición de plazas de los maestros
que se jubilan en el estado de Puebla, la distribución de plazas afecta los procesos
de ascenso de los maestros y genera interrupciones del ciclo escolar con normali-
dad. Aquí la interdependencia de derechos sirve para comprender cómo, afectacio-
nes a un derecho a través de mecanismos de corrupción –en este caso el derecho al
trabajo–, genera afectaciones en otro: la educación.
En materia de salud el diario Reforma denunció el desvió de mil 900 millones
de pesos, el 11 de agosto de 2011. La denuncia, presentada por el Comité por una
Maternidad Segura y la Salud de las mujeres de Guerrero, develó que en visitas a
terreno el Comité identificó el pésimo estado de los centros de salud, donde no se
cuenta con medicamentos o de médicos especializados. El comité constató cómo
se afecta la accesibilidad económica a los servicios de salud, debido al costo del
transporte para llegar al centro, el cual ascendía a 600 pesos a la fecha de presen-
tación de la denuncia.
Los escándalos por licitaciones amañadas en la compra de medicamentos fue-
ron denunciados tanto a nivel federal como estatal. Por ejemplo, el 20 de junio de
2015, el diario Reforma denunció el presunto robo de medicinas en una clínica en
la capital de Chihuahua.
El mal uso de recursos públicos, genera afectaciones a múltiples áreas de polí-
tica pública, que degradan las acciones de garantía de los DH. Un caso de este
tipo fue denunciado por el diario El Universal el 22 de febrero de 2013. La noticia
titulada “Confirma Tabasco saqueo de Granier”, se denunció que durante la admi-
nistración de Andrés Rafael Granier Melo, desaparecieron mil 918 millones de
pesos que estaban destinados a programas federales de salud, educación, justicia y
seguridad pública.
Un ejemplo en materia de vivienda, medio ambiente y agua, fue registrado
en la noticia titulada “Corrupción y fallas atrasan Plan Hídrico”, publicada por
El Universal el 21 de febrero de 2010. En la nota se denunció la lentitud en los
trabajos, la corrupción en los contratos y obras inconclusas para proteger asen-
tamiento en zonas inseguras. El caso, investigado por la ASF desde al año 2009,
involucró a la CONAGUA incrementando el costo de obras pendientes en 109
millones 295 mil 500 pesos, trabajos que se realizaban en el marco del Programa
de Protección de Centros de Población y Área Productivas en la cuenca del río
Grijalva.
Con el titular “Investiga PGR a empresario menonitas por tráfico de tierras”,
La Jornada describió cómo con la participación de funcionarios de la Comisión
Nacional de Aguas, 10 desarrolladores menonitas adquirieron más de 226 mil
la corrupción y las violaciones a dh e n l a p r en s a m e x ic a n a  | 307

hectáreas de terrenos de agostadero y abrieron cultivos sin permiso de usos de


suelo, y con títulos falsos perforaron pozos que arrendaban con opción a compra a
integrantes de la misma comunidad, la nota fue publicada el 11 de febrero de 2013.
Los hechos afectan el derecho a la seguridad jurídica de las familias menonitas que
fueron engañadas así como a grupos de campesinos de otras comunidades que ven
afectado su derecho al acceso al agua y al territorio.
Un caso emblemático de soborno para realizar acciones prohibidas se presentó
en Acapulco. El 20 de octubre de 2013, en El Universal se denunció cómo desde
el año 2001 la zona diamante del municipio estaba en riesgo. Desde aquel año se
aprobó un Plan Director Urbano de la Zona Metropolitana de Acapulco de Juárez.
El plan aprobó la construcción de zonas habitacionales y comerciales en una zona
de humedales y se cambió la vocación de los predios que antes eran parcelas agrí-
colas. Las irregularidades en la zona han generado el deterioro de la fauna y la flora
locales, y la desaparición de los cauces originales de los ríos. Permisos irregulares y
cambios de usos del suelo han generado una catástrofe natural en la zona mencio-
nada. El caso involucra autoridades de los tres niveles de gobierno, empresarios y
servidores públicos de la rama ejecutiva del Estado mexicano.

5. Víctimas potenciales o directas de los


actos de corrupción

Se trata de los actores que resultan afectados por los efectos directos o indirectos
de los actos de corrupción sobre los derechos analizados. Al igual que en el caso de
los DH, la primera lectura de noticias permitió establecer cuatro criterios de cla-
sificación de las víctimas. Es importante señalar que en las notas no se identifican
los grupos en situación de vulnerabilidad más utilizados en los DH como adultos
mayores, mujeres, niños y niñas, personas en situación de calle, personas LGB-
TTTI, personas que viven con VIH, personas con discapacidad, por mencionar
algunas. En cambio, se suele hablar del siguiente tipo de víctimas:

• ciudadanía en general cuando no se puede establecer características de clase,


etnia, edad, sexo o cualquier otro elemento para identificar el grupo al que
pertenecen las personas afectadas;
• campesinos, cuando se trata de personas dedicadas a las actividades
agrícolas;
• empresarios, proveedores o actores privados;
• grupos cuando se hace referencia a colectivos, vecinos, asociaciones o colec-
tivos de personas organizados alrededor de alguna demanda común, como
por ejemplo sindicatos o grupos de vecinos.
308  |  corrupción y derechos humanos

• Servidores públicos cuando estos son víctimas de sobornos por parte de sus
superiores, generalmente siendo obligados a entregar un porcentaje de su
ingreso.
• Personas privadas de su libertad en centros de reclusión.
Se observa que los hechos de corrupción estarían teniendo un impacto gene-
ralizado sobre la población, y se puede tener indicios del impacto de los actos de
corrupción sobre empresarios, sin pasar por alto que éste tipo de actores tienen
más poder político y, por ende, más capacidad de salir en medios. En cambio, es
llamativo que grupos en situación de vulnerabilidad que, se sabe, sufren de altos
niveles de corrupción, no aparezcan relevados en las notas, como es el caso de las
personas que se encuentran en situación de reclusión. No es que no haya notas
sobre el desastre que es vivir en este tipo de centros en México, sino que las notas
no usan la palabra “corrupción” para dar cuenta de su situación.

Gráfica 7.7.  Número de menciones de las palabras claves relacionadas con tipos de víctimas.
Fuente: Elaboración propia.

6.  Violencia en el acto de corrupción

En algunos casos, los actos de corrupción pueden estar acompañados de ame-


nazas contra la vida de quien denuncia el hecho corrupto o quien es presionado
para cometerlo. Algunas noticias dan indicios para afirmar que algunos presuntos
actos de corrupción son respuesta a amenazas de grupos ilegales a funcionarios
la corrupción y las violaciones a dh e n l a p r en s a m e x ic a n a  | 309

públicos para la entrega de cuotas o porcentajes del presupuesto. Con este rubro
buscamos identificar mecanismos violentos que operan de manera paralela en
algunos hechos de corrupción. Estos mecanismos van desde las amenazas hasta el
homicidio.
En las noticias del periodo 2010 a primer semestre de 2016, se presentaron
más amenazas que homicidios. Sin embargo, debido a la gravedad de estos hechos,
se deberán retomar las notas que fueron clasificadas con estos mecanismos violen-
tos que acompañaron los hechos de corrupción para comprender cómo tuvieron
lugar en cada hecho.

Gráfica 7.8.  Número de menciones de las palabras relacionas con la violencia.


Fuente: Elaboración propia.

7.  Sanción o impunidad del acto corrupto

Con esta categoría se analiza si el acto corrupto ha sido o no denunciado o inves-


tigado ante autoridades competentes, en particular ante las contralorías, Procu-
raduría General de la República, la Auditoria Superior de la Federación y/o la
Secretaria de la Función Pública. Para el primer caso las palabras claves fueron
contraloría y órgano de control interno, para el segundo caso, las palabras claves de
búsqueda fueron: pena, delito, procuraduría, averiguación, denuncia penal, denun-
cia. En el tercer caso fueron: auditoría, auditoría superior y ASF. Finalmente se
buscaron las noticias relacionadas con el nombre y las siglas de la SFP.
Se observa que la autoridad que fue más mencionada en relación a denuncias
fue la PGR, seguidas de las presentadas en las contralorías. Es importante analizar
con cuidado esta tendencia, debido a que no se puede establecer con seguridad que
310  |  corrupción y derechos humanos

Gráfica 7.9.  Número de menciones de los procesos de investigación.


Fuente: Elaboración propia.

efectivamente la mención de la autoridad se traduzca en denuncias e investigacio-


nes efectivas, a menos que se considere que se trata de un pronunciamiento de la
autoridad sobre la investigación de dichos hechos.

8.  Algunos cruces de información

A efecto de analizar algunas relaciones entre las categorías, hicimos pruebas sobre
la aparición conjunta de las palabras claves de cada una en las noticias analizadas.
Hicimos un primer cruce entre el mecanismo de corrupción (pago de sobornos
para realizar acciones prohibidas, para acceder a servicios públicos y mal uso de
recursos públicos) y las autoridades que cometen el acto de corrupción. Se encontró
que, en materia de pago de sobornos para realizar acciones prohibidas, el 47.06%
de coincidencias se presentó para autoridades estatales, el 36.03% para autoridades
municipales y el 16.91% restante para autoridades federales. En lo que hace al
mecanismo de corrupción de pago de sobornos para acceder a servicios, se presentó
en mayor medida en el caso de autoridades estatales. Esta tendencia se repitió en el
caso de mal uso de recursos públicos.
El aspecto más llamativo del cuadro es que, pese a la capacidad de las autori-
dades a nivel de entidad federativa de mantener un bajo perfil en las noticias sobre
corrupción, cuando se hace la depuración por el mecanismo de corrupción, estas
aparecen como las más nombradas.
Otro cruce de menciones lo realizamos entre las autoridades involucradas en
el acto de corrupción y la violencia que acompaña al acto (amenazas u homicidio).
la corrupción y las violaciones a dh e n l a p r en s a m e x ic a n a  | 311

Tabla 7.10.  Porcentaje de co-ocurrencias de palabras claves de las categorías analizadas


para nivel de autoridad y mecanismo de corrupción.
Federales Estatales Municipales
Pago de soborno para acciones prohibidas 16.91 47.06 36.03
Pago de sobornos para acceso a servicios 18.81 54.46 26.73
Mal uso de recursos públicos 19.23 55.38 25.38
Fuente: elaboración propia.

Claramente se observa que en el ámbito municipal se llevan a cabo los actos de


corrupción vinculados con amenazas (45.83%) y el nivel estatal con homicidios
(55.17%).

Tabla 7.11.  Porcentaje de co-ocurrencias de palabras claves de las categorías analizadas


para nivel de autoridad y hechos violentos.
Federales Estatales Municipales
Amenazas 20.83 33.33 45.83
Homicidios 13.79 55.17 31.03
Fuente: Elaboración propia.

Hicimos otro cruce entre las autoridades involucradas en el acto de corrup-


ción y los derechos violentados. Salvo el derecho de acceso al agua, una vez más el
grueso de los actos de corrupción se concentran en las autoridades de las entidades
federativas. En prácticamente todos los casos las entidades federativas concentran
46 y el 83% o más de las menciones, y en los derechos a la vida, la libertad e inte-
gridad se llega hasta el 83.33%.

Tabla 7.12.  Porcentaje de co-ocurrencias de palabras claves de las categorías analizadas


para nivel de autoridad y derechos.
Autoridad Autoridad Autoridad
Federal Estatal Municipal
Agua 9.68 41.94 48.39
Educación 8.33 71.67 20.00
Integridad personal 7.69 46.15 46.15
Medio Ambiente 13.33 66.67 26.67
Movilidad 24.19 56.45 19.35
Salud 22.73 72.73 4.55
(Continued)
312  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 7.12.  (Continued)

Autoridad Autoridad Autoridad


Federal Estatal Municipal
Tierra y territorio 13.04 56.52 30.43
Trabajo 16.67 33.33 50.00
Vida, libertad e integridad 0.00 83.33 16.67
Vivienda 9.09 54.55 36.36
Fuente: Elaboración propia.

Un cruce más de las menciones de palabras clave lo realizamos entre las auto-
ridades involucradas en el acto corrupto (federales, estatales y municipales) y las
autoridades encargadas de la investigación (contralorías, ASF, PGR y SFP). Lo
primero llamativo de los resultados es que, pese que a nivel municipal es dónde más
violentos son los actos de corrupción, es en este nivel donde se mantiene la mayor
impunidad, al menos en lo que hace a las funciones de investigación y sanción de
estos cuatro órganos (contralorías, ASF, PGR y SFP). En específico, la ASF con-
centra el 74.14% de sus menciones en las autoridades federales, lo cual se explica
porque la ASF sólo audita las partidas presupuestales federales y, por ley, quedan
excluidas las auditorías sobre fondos que, siendo federales, son ejercidos por los
municipios.
En el caso de las investigaciones de la PGR, la tendencia se concentró en
relación a las autoridades de las entidades federativas con 58.75% de los casos.
Finalmente, la SFP tiene una mayor co-ocurrencia con las autoridades federal,
con 48.98% de los casos, seguida de las autoridades estatales con 40.82%. Con
estas tendencias es posible afirmar que los mecanismos de control y justicia posi-
blemente estarían presentando mayores fallas en el nivel de primer contacto de la
ciudadanía, el nivel municipal.

Tabla 7.13.  Porcentaje de co-ocurrencias de palabras claves de las categorías analizadas


para nivel de autoridad y autoridades posiblemente relacionadas con denuncias y quejas.
Autoridad Autoridad Autoridad
Federal Estatal Municipal
Contraloría 7.78 48.89 43.33
Investigación ASF 74.14 17.24 8.62
Investigación PGR 21.66 58.75 19.58
Investigación SFP 48.98 40.82 10.20
Fuente: Elaboración propia.
la corrupción y las violaciones a dh e n l a p r en s a m e x ic a n a  | 313

La tendencia de concentración de menciones en autoridades de las entida-


des federativas se observa también en las co-ocurrencias con las víctimas de la
corrupción (campesinos, ciudadanos, habitantes, personas privadas de su libertad,
empresarios, servidores públicos y grupos). Aquí, lo interesante es la cantidad de
concentración de menciones en ese nivel. Por ejemplo, cuando se trata de campe-
sinos, el 64.52% de las menciones corresponde a las autoridades de las entidades
federativas. Este porcentaje baja a 60% cuando se trata de empresarios, y a 47.39%
cuando se trata de grupos. Las autoridades que más afectan a los ciudadanos en
general por medio de actos de corrupción son las estatales, con el 45.45% de las
menciones. Esta autoridad fue la más relacionada en el caso de personas privadas
de su libertad.

Tabla 7.14.  Porcentaje de co-ocurrencias de palabras claves de las categorías analizadas


para nivel de autoridad y víctimas.
Autoridad Autoridad Autoridad
Estatal Federal Municipal
Campesinos 64.52 16.13 19.35
Ciudadanía en general 45.45 20.45 34.09
Empresarios 60.00 15.38 24.62
Grupos 47.39 14.22 38.39
Personas privadas de su libertad 57.89 26.32 15.79
Servidores Públicos 16.67 50.00 33.33
Fuente: Elaboración propia.

Se encontró que las amenazas y los casos de homicidio se presentan por igual
en casos relacionados con los derechos a la educación, y a la vida, la libertad e inte-
gridad. En los casos del derecho a la vivienda el porcentaje de amenazas es superior
que en el caso de los homicidios. En derecho como el medio ambiente, la tierra y
el territorio, no se encontraron noticias en el conjunto de notas analizadas, lo que
no significa ausencia del fenómeno en el país. Para profundizar este punto será
necesario complementar el análisis con otras estrategias de indagación.
En materia de justiciabilidad de los hechos se observa que las contralorías y la
SFP estarían atendiendo –en la mayoría de las noticias– casos de pago de sobornos
para realizar acciones prohibidas. La ASF estaría trabajando en la investigación del
mal uso de recursos públicos (63.64%) tendencia que se explica si se considera su
función en la fiscalización de la cuenta pública. Esta misma tendencia se muestra
para la PGR, y este fenómeno se explicaría en los mecanismos de coordinación que
se logran establecer con la ASF, instancia que remite a la PGR aquellos hallazgos
314  |  corrupción y derechos humanos

Tabla 7.15.  Porcentaje de co-ocurrencias de palabras claves de las categorías analizadas


para y hechos violentos y derechos.
Amenazas Homicidio
Agua 100% 0
Educación 50% 50%
Integridad personal 0 100%
Medio Ambiente 0 0
Movilidad 100% 0
Tierra y territorio 0 0
Trabajo 100% 0
Vida, libertad e integridad 50% 50%
Vivienda 75% 25%
Fuente: Elaboración propia.

relacionados con delitos cometidos por servidores públicos. Las tendencias indican
que lo que menos se está investigando son aquellos casos en los que se cobra a las
personas sobornos para el acceso a los servicios.

Tabla 7.16.  Porcentaje de co-ocurrencias de palabras claves de las categorías analizadas


para hechos violentos y derechos.
Pago de soborno Pago de sobornos
Mal uso de recursos
para acciones para acceso a
públicos
prohibidas servicios
Contraloría 43.59 30.77 25.64
Investigación ASF 36.36 0.00 63.64
Investigación PGR 19.84 36.51 43.65
Investigación SFP 50.00 16.67 33.33
Fuente: Elaboración propia.

Finalmente cruzamos los derechos afectados con la rama del poder público en
donde se realiza el hecho corrupto. El poder ejecutivo concentra el grueso de las
co-ocurrencias. Bajo esta tendencia, lo llamativo está en el derecho a la alimenta-
ción, que tiene un 41.18% de co-ocurrencias con la rama legislativa; y los derechos
a tierra y territorio y a trabajo, que concentran un 17.65 y 16.67 de co-ocurrencias
con la rama judicial.
la corrupción y las violaciones a dh e n l a p r en s a m e x ic a n a  | 315

Tabla 7.17.  Porcentaje de co-ocurrencias de palabras claves de las categorías analizadas


para rama del poder público y derechos.
Rama Ejecutiva Rama Judicial Rama Legislativa
Agua 100.00 0.00 0.00
Alimentación 58.82 0.00 41.18
Educación 76.74 4.65 18.60
Medio Ambiente 84.62 7.69 7.69
Movilidad 84.21 15.79 0.00
Tierra y territorio 76.47 17.65 5.88
Trabajo 83.33 16.67 0.00
Vida, libertad e integridad 66.67 11.11 22.22
Vivienda 77.42 12.90 9.68
Fuente: Elaboración propia.

Nota
1. La búsqueda para el período 1 de enero de 2010 a 16 de noviembre de 2013 del diario
la Jornada se realizó a través de Google. Usando la palabra corrupción combinada con:
denuncia, opacidad, declaración, patrimonial, autoridades, narco, cobro, irregular, PGR,
ASF, SFP, soborno. Para refinar los resultados se usaron las siguientes herramientas de bús-
queda de google: buscar en todo; país México; páginas en español; sección noticias; todas
las noticias; ordenados por fecha; ocultar duplicados; todas estas palabras: corrupción; esta
palabra o frase exacta: corrupción.

Fuentes De Información

Bibliográficas
Casar, María Amparo. (2015). México: anatomía de la corrupción. México: CIDE / IMCO. 64 p.
capítulo 8

¿Por dónde comenzar


la estrategia
anticorrupción?

1.  Las estrategias de combate a la corrupción

Los múltiples trabajos sobre corrupción suelen terminar con una lista de recomen-
daciones, varias de ellas valiosas y relevantes. De hecho, se considera que Singa-
pur (UNDP, 2004), Hong Kong (UNDP, 2004), Corea del Sur, Chile, Uruguay
o Mauricio son casos exitosos de lucha contra la corrupción (Alonso, 2011a: 163)
que vale la pena analizar con calma en algún estudio comparado.
Por ejemplo, Zalaquet (2007) menciona puntos de intervención en una estrategia
anticorrupción como el marco normativo nacional e internacional; políticas públicas
sobre probidad o promoción de sistemas de integridad pública; organismos especia-
les y autónomos encargados de ejecutar esos planes; organizaciones de la sociedad
civil especializados que acompañen estos esfuerzos; y múltiples figuras como audien-
cias y auditorías públicas, presupuestos participativos, y litigio estratégico.
Alonso, Multa-Granados y Steinberg (2011) enfatizan cinco rubros para
articular una política anticorrupción: medidas que reducen el mercado de rentas
para la corrupción; medidas que incrementan los costes asociados a la corrupción;
medidas que reducen los espacios de discrecionalidad y opacidad de los decisores
públicos; medidas que alteran la capacidad de negociación de los agentes poten-
cialmente corruptos; y medidas que operan sobre el contexto político e institucio-
nal del país (Alonso, Multa-Granados y Steinberg, 2011: 208).
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 317

Otro ejemplo sobre medidas anticorrupción proviene de Rose-Ackerman


(2004 y 2009), quien apunta cinco grandes ámbitos de reforma: otorgar mayor
voz y capacidad de decisión a los destinatarios de la acción pública, a través de
procesos pautados de participación social y de descentralización; reformar los sis-
temas de contratación del sector público para propiciar la transparencia, la eficacia
y la competencia entre proveedores; reformar los sistemas de captación de recursos
avanzando en la simplificación de los procedimientos y en el fortalecimiento de
la inspección fiscal; simplificar la normativa que afecta a la creación de negocios;
apoyar las normativas internacionales.
Por su parte, Alonso (2011a) realiza varias propuestas (Alonso, 2011a: 178–201):

1) si el país dispone de capacidades y voluntad política, es conveniente asociar


la lucha contra la corrupción con una política más general de reforma de la
Administración; en cambio, si se parte de niveles muy bajos de confianza
en las capacidades de la administración, puede ser deseable crear núcleos
de administración eficiente, regidos por lógicas un tanto autónomas, en
ámbitos relevantes para luchar contra la corrupción;
2) cuando la corrupción está localizada y afecta a ámbitos que permiten la
captación de importantes recursos, la respuesta puede ser diseñar acciones
específicas y contundentes que logren frenar la corrupción, dando cuenta
de los logros a la ciudadanía;
3) es conveniente aminorar los procedimientos administrativos innecesarios y
limitar la discrecionalidad en las decisiones;
4) en ámbitos de difícil escrutinio, puede ser conveniente que la vigilancia al
comportamiento de la administración se produzca más eficazmente a tra-
vés de otorgar seguimientos a los costes y niveles de calidad en la prestación
de los servicios;
5) promover la transparencia y la rendición de cuentas de la administración;
6) garantizar la aplicación sancionadora de la ley a los comportamientos
indebidos;
7) empoderar a los ciudadanos, respaldar la acción independiente de los
medios de comunicación y otorgar voz a los contribuyentes, atrayendo a los
distintos actores implicados en el proceso;
8) favorecer la complementariedad de acciones; y
9) difundir los logros alcanzados y los pequeños avances que se produzcan.

No me gustaría mostrar como simplificadoras o superficiales las propuestas


presentadas, porque no lo son. Para mirar la integralidad de la propuesta y, en espe-
cial, el contenido empírico que sostiene cada argumento, el lector puede ir direc-
tamente a las fuentes bibliográficas que se mencionan. En cambio, lo que quiero
318  |  corrupción y derechos humanos

hacer en este punto es complejizar la construcción de una estrategia anticorrupción,


considerando que el principal objetivo de esta estrategia, al menos para esta investi-
gación, no es combatir a la corrupción porque sea mala en sí misma, sino porque es
la fuente de violaciones a DH. Es decir, el combate a la corrupción en esta investi-
gación, tiene un objetivo muy específico: disminuir las violaciones a DH.
Cuando lo que se busca es una estrategia anticorrupción vinculada con vio-
laciones a DH, otros puntos a considerar son los que pone de relevancia Alonso
(2011a) en las propuestas que acabamos de mencionar: la voluntad política del
gobierno, lo que nos lleva a discutir si el estamos frente a un gobierno cooptado
o no; si la corrupción es generalizada (forma parte de la lógica gubernamental) o
focalizada (se encuentra sólo en algunos órganos gubernamentales) y las capaci-
dades estatales para generar e implementar una estrategia anticorrupción. De esta
forma, para generar una estrategia anticorrupción que combata las violaciones a los
DH, es necesario considerar:

1) Qué tipo de corrupción es la que se quiere combatir.


2) Qué tipo de violaciones de DH son las que se quieren evitar.
3) Cuál es el mecanismo causal entre la corrupción y las violaciones a los DH
en el que se quiere incidir.
4) Cuál es el contexto en donde opera la relación entre la corrupción y los
DH.

Dedicaremos las próximas secciones a discutir las respuestas a estas preguntas.


Comencemos con la última de ellas, ya que es a partir del contexto que podemos
establecer una estrategia anticorrupción.

2. Afinando la ecuación anticorrupción:


¿cuál es el contexto mexicano?

Si bien hemos realizado un análisis cross national sobre la relación entre la corrup-
ción y las violaciones a DH, me parece que no es ninguna sorpresa que estamos
pensando esencialmente en México. En consecuencia, el contexto local de una
posible estrategia anticorrupción es el contexto mexicano. El análisis del contexto
nos permitirá identificar aspectos centrales para la estrategia anticorrupción como:
la voluntad política para combatirla, la posible presencia de un Estado cooptado,
y si la corrupción tiene formas generalizadas –es parte de la lógica del gobierno–,
o focalizadas.
Actualmente, lo que impera en México como contexto es una crisis genera-
lizada de violaciones a DH; y una respuesta gubernamental construida por cinco
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 319

ingredientes: clientelismo, negación, simulación, corrupción e impunidad. Estos


cinco elementos logran funcionar gracias a las falencias en el proceso de transi-
ción a la democracia, propias de la lógica de la tercera ola democrática: el énfasis
en el nivel de régimen invisibilizando la estructura político-económica a nivel de
Estado; las violaciones estructurales a la libertad de expresión; y la ausencia de
modelos alternativos de desarrollo económico (Vázquez, 2016 y 2016a).

Figura 8.1.  La lógica de la democracia en México.


Fuente: Elaboración propia.

Tanto la corrupción como la impunidad han quedado trabajadas en los dis-


tintos capítulos previos, por lo que no diremos más sobre estos puntos y la forma
en que operan en México. En cambio, dedicaremos algunas líneas a los otros tres
elementos: negación, simulación y clientelismo.

2.1.  La negación como acción política


La negación se ha convertida en la acción política frente a la crítica: niego las
condiciones reales de pobreza (y trato de que órganos como el INEGI modifi-
quen sus formas de medirla). Niego el trastocamiento de los distintos órganos de
gobierno por el crimen organizado, o la corrupción generalizada (“la corrupción no
es un problema de gobierno, es una condición humana”). Niego las conclusiones
de un relator de Naciones Unidas que afirma que en México la tortura es genera-
lizada. Niego las conclusiones de un Comité de Naciones Unidas que afirma que
en México la desaparición también es generalizada. Niego las conclusiones de la
CIDH y de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los DH
quienes, en visita a México, concluyen que en el país hay una crisis de DH.
320  |  corrupción y derechos humanos

Frente a un contexto de crisis de DH, la estrategia discursiva del gobierno suele


ser criticar las motivaciones y las metodologías de aquellos que tratan de llamar la
atención sobre su alcance y su naturaleza. El gobierno se lanza lo mismo contra
organizaciones de la sociedad civil, contra expertos independientes, funcionarios y
órganos de las Naciones Unidas (Open Society, 2016). Veamos algunos ejemplos:

en 2010, Fernando Gómez Mont, en ese entonces Secretario de Gobernación, dijo


que las organizaciones de DH servían como “tontos útiles” de criminales. En diciem-
bre de 2014, el Secretario de la Marina afirmó que las organizaciones de DH estaban
manipulando a los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa. Cuando
Amnistía Internacional publicó un informe sobre las desapariciones en México en
2015; un alto funcionario en la Secretaría de Gobernación afirmó que era “de mala
calidad y con la intención de confundir y mal informar.” (Open SOciety, 2016: 110)

Como se observa en un reciente informe de Open Society (2016),

los funcionarios de mayor jerarquía sistemáticamente niegan o minimizan la escala y


la naturaleza de los asesinatos, las torturas y las desapariciones, y hacen aseveraciones
generalizadas y sin fundamento considerando a las víctimas de estos delitos como cri-
minales. En lugar de reconocer el problema, funcionarios de alta jerarquía han optado
por la rutina de atacar a los funcionarios de las Naciones Unidas y la Comisión Inte-
ramericana de DH, las organizaciones de la sociedad civil y otros que han destacado
estos crímenes atroces. (OP, 2016: 17)

La negación como forma de acción política tiene dos consecuencias: (1) genera
diagnósticos equivocados lo que conlleva acciones políticas erróneas y deliberada-
mente desviadas. Y (2) lejos de permitir una deliberación pública sustentada en
razones, la política se mueve bajo el principio: si me critica, es mi enemigo.
La primera de las consecuencias se hace evidente en aspectos como la “verdad
histórica” elaborada por la PGR frente a los estudiantes desaparecidos en Iguala
en el 2014. Algo que se hizo patente en el informe presentado en septiembre del
2015 por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión
Interamericana de DH (GIEI, 2015) no sólo fue que había serios errores en la ela-
boración de la investigación, sino que claramente la misma había sido manipulada
con el objetivo de esconder la relación de autoridades y policías del orden munici-
pal, estatal y federal con el narcotráfico en Guerrero, lo que incluye la existencia de
autoridades de facto paralelas a las institucionales.
Más allá de los múltiples aspectos sobresalientes del informe del GIEI como
la ausencia de un sistema de justicia en materia penal que permita investigaciones
diligentes y acordes al debido proceso, el aspecto que me interesa enfocar es que la
desviación política de la investigación tuvo, entre otros, el objetivo de negar, negar
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 321

la realidad política de imbricación entre el crimen organizado y el orden institu-


cional que opera en vastas zonas de México.
En este mismo sentido, Open Society (2016: 106) observa que lo que se espera
de un gobierno democrático comprometido con los DH es, en principio, el reco-
nocimiento de la magnitud y la naturaleza de los crímenes atroces para, posterior-
mente realizar una clara ruptura con las prácticas del pasado de la seguridad pública
y el proceso judicial basados en legados de represión y tortura. Esta decisión polí-
tica de ruptura es el punto de partida para lograr investigaciones profesionales que
abran vías a una justicia efectiva y equilibrada. De acuerdo con Open Society, estos
requisitos no existen actualmente en México, donde, excepto cuando ha existido
una presión extensa popular y diplomática, el gobierno federal raramente ha estado
dispuesto a reconocer la crisis.
La negación institucional tiene como consecuencia el no reconocimiento de
problemas que efectivamente existen en México –entre ellos, las violaciones a DH-
y, por ende, la ausencia de soluciones, propuestas, análisis o políticas públicas que
los confronten de forma directa. La historia de México está conformada por capas
de silencio. Esos silencios son los que han fomentado la impunidad. En términos
de Open Society: “El hecho de restarle importancia a los crímenes atroces ha sido
un componente central de la historia de impunidad de México. Un gobierno que
no desea reconocer desapariciones, asesinatos y torturas –especialmente cuando
son cometidos por actores del Estado– termina por oscurecer los datos que descri-
ben la magnitud de estos delitos” (OP, 2016: 18).

2.2.  La simulación como acción política


Junto a la negación de algunos de los problemas relacionados con violaciones
estructurales a los DH, tenemos a la simulación: la generación de acciones que o
no inciden directamente con el corazón de la problemática que genera la violación
a DH; o estando correctamente dirigidas, son implementadas de tal forma que
el objetivo final queda totalmente desvirtuado. Lo que se observa son soluciones
simuladas. Veamos a la simulación con tres ejemplos: el nombramiento de leales
frente a diversos órganos; la forma de negociar con movimientos sociales; y la res-
puesta frente a la crisis de DH en México.
Dentro de la administración pública centralizada, hasta el 2017 el órgano
dedicado a analizar los actos de corrupción fue la SFP. Probablemente el caso
actual más evidente de esta simulación fue el nombramiento de Virgilio Andrade
al frente de esta Secretaría durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, con la tarea
especial de investigar el caso de “La Casa Blanca”1. A nadie asombró que a finales
de agosto del 2015 Virgilio Andrade, en una larga conferencia de prensa, saliera
322  |  corrupción y derechos humanos

a decir que sus amigos Enrique Peña Nieto, Angélica Rivera y Luis Videgaray no
habían concurrido en ningún tipo de falta administrativa ni contraria a la ley2.
Se puede entender –más no tolerar– este tipo de simulaciones en los nom-
bramientos en los órganos centralizados que, finalmente, quedan en la esfera de
control del poder ejecutivo. Pero, ¿pasa lo mismo con los órganos que debieran ser
autónomos? Hay ejemplos sobre esto: el nombramiento de Eduardo Medina-Mora
en la Suprema Corte de Justicia de la Nación3; el de Perla Gómez al frente de la
Comisión de DH del Distrito Federal4; e incluso el retiro de la candidatura de
Miguel Sarre del Comité contra la Tortura de Naciones Unidas, con el objetivo de
comenzar a colonizar también estos órganos que han dado, recientemente, varios
reveses al gobierno mexicano5.
En la medida que los nombramientos tienen como principal fin controlar a
los órganos autónomos de los cuáles se espera la generación de pesos y contrape-
sos propios de la accountability horizontal, lo que se genera es la inoperancia de
este mecanismo de control con el correspondiente impacto en la protección de los
DH. No es casualidad que entre las principales disputas que se dan actualmente
en México entre el gobierno y la sociedad civil organizada están, por un lado,
los diseños institucionales de los mecanismos que suponen rendición de cuentas,
transparencia y control sobre las decisiones gubernamentales; pero cada vez más
importante, por el otro, el nombramiento de personas que no sean incondicionales
a los gobiernos. Un aprendizaje lento, pero ahora claro, es que el buen funcio-
namiento de una institución de contrapeso supone ambas cosas: un buen diseño
institucional y personas independientes que lo conduzcan.
Vayamos al segundo ejemplo: la negociación con movimientos sociales. No me
interesa analizar el marco general de la acción colectiva como repertorio modular6,
sino hacer explícitas las distintas posibilidades de respuesta del gobierno en turno
que dan cuenta de la simulación.
No sería extraño pensar que un gobierno más democrático, más representa-
tivo, es aquel que logra incluir, articular el mayor número de demandas sociales
posible. También es claro que el repertorio modular de la acción colectiva no es
un fin en sí mismo. El ejercicio del derecho a la protesta siempre es un medio, un
medio para hacer públicas determinadas demandas que no han sido articuladas
institucionalmente.
Frente al nacimiento exitoso de un movimiento social que enarbole alguna
demanda, llámese derecho a un salario digno por los jornaleros rurales, la apa-
rición con vida de los familiares desaparecidos, el aumento del presupuesto a la
educación, el cambio de una política de seguridad, con un largo etcétera, se puede
generar alguna reacción por parte del gobierno mexicano. Ésta puede variar en los
siguientes términos:
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 323

1) la represión del repertorio modular;


2) permitir la acción colectiva pero no establecer un diálogo directo con la
fuerza social;
3) abrir el diálogo por medio del poder ejecutivo o del legislativo o a través de
ambos sin llegar a acuerdos específicos sino sólo a pautas generales;
4) llegar a acuerdos específicos sin establecer metas verificables en tiempos
determinados; y
5) establecer metas verificables en tiempos específicos que podrán ser poste-
riormente violadas por el gobierno aprovechando el nivel de desgaste de la
protesta y argumentando la imposibilidad del cumplimiento de metas.

Estas seis posibilidades nos permiten mirar el marco de burocratización que hoy
en día constituye la simulación de los procesos de negociación entre los gobiernos y
los movimientos sociales. El gobierno ha aprendido a administrar la protesta.
Vayamos al tercer ejemplo: la respuesta frente a la crisis de DH en México.
Recordemos que, en este caso, la simulación está mediada por la negación. En la
medida que el gobierno niega que hay una crisis de DH en el país (que la tortura
y la desaparición son generalizadas; y maquilla las cifras de las personas que se
encuentran en condición de pobreza y/o vulnerabilidad), el diagnóstico es errado y
las medidas son, también equivocadas.
Probablemente el caso más claro se dio en noviembre del 2014. Frente al ciclo
de movilización que se expandía en distintas franjas sociales con las demandas
de justicia por el caso de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal Rural de
Ayotzinapa, la respuesta gubernamental fue negar que se tratara de una crisis de
DH, negar que se tratara de una crisis del Estado –frente a peticiones que comen-
zaban a fortalecer el pedido de renuncia del presidente–, y presentarlo como un
problema de seguridad que estaba simplemente constreñido a algunos municipios
de México y, en su caso, únicamente a algunas policías municipales. Con este diag-
nóstico, la respuesta fue totalmente asimétrica con respecto al desafío político que
se le presentó desde la sociedad civil: la emisión de un decálogo de seguridad que
incluía medidas como un número nacional para emergencias, el 911 (Redacción,
28/nov/14).
Si la negación tuvo como consecuencia un mal diagnóstico y un decálogo asimé-
trico a la problemática social que se le presentó, la simulación se observa en noviem-
bre del 2015, un año después del anuncio del decálogo, cuando sólo una de las diez
medidas propuestas se había cumplido, y no precisamente la del número nacional de
emergencias: el operativo en Tierra Caliente, Guerrero (Langner, 23/nov/15).
Esta lógica de simulación con respecto a las diversas respuestas gubernamen-
tales también es observada en el análisis realizado por Open Society (2016). En el
324  |  corrupción y derechos humanos

informe se señala que cada vez que ha existido presión en cuanto al fincamiento de
responsabilidades por las atrocidades, los gobiernos de Calderón y Peña Nieto han
iniciado ostentosas iniciativas y reformas que al poco tiempo quedan huérfanas de
recursos y apoyo político. En general, los diversos planes y mecanismos para ubicar
a los desaparecidos y ofrecer apoyo, representación y reparaciones a las víctimas
han fracasado (Open Society, 2016: 19). Esta es la lógica cotidiana del gobierno,
presentar miles de acciones, y millones de pesos gastados, pero pasando por alto
el análisis sobre el impacto que tuvieron esas acciones de gobierno y esos presu-
puestos invertidos. Una de las principales resistencias gubernamentales ha sido
someterse a un proceso de evaluación de impacto con indicadores de resultados en
materia de DH, que permitan mirar más allá de la gestión.
Probablemente una de las principales acciones en torno a la presión social pro-
veniente del caso Ayotzinapa fue la generación del GIEI conformado por persona-
jes con tal autonomía que escapaban del control del poder ejecutivo, normal, lo que
se esperaría de cualquier órgano autónomo en una lógica de pesos y contrapesos.
Explica Open Society que incluso decisiones como estas, sólo se pueden entender
en el marco de una presión abrumadora sobre el gobierno, en el caso concreto, no
sólo está el contexto generalizado de protesta que se formó en el segundo semestre
del 2014, además “fue solo cuando las familias de los desaparecidos se negaron
a abandonar su oficina sin las garantías necesarias que el Presidente Peña Nieto
aceptó invitar al grupo de expertos de la Comisión Interamericana para que revi-
sara la investigación federal del caso Ayotzinapa, y comprometió al gobierno a una
serie de reformas pertinentes” (Open Society, 2016: 11).
En la medida que no hay un compromiso con la ruptura de la lógica de clien-
telismo, negación, simulación, corrupción e impunidad, el problema que se genera
es que en la medida que disminuye la presión social, las promesas quedan en eso:
en las redes del proceso de burocratización con el que actualmente se administra
a la protesta. Por ejemplo, “por lo menos el 40 por ciento de las recomendaciones
aceptadas por la CNDH no han sido cumplidas y, en la mayoría de los casos, los
abusos a los DH permanecen sin castigo” (Open Society, 2016: 111).

2.3.  El clientelismo como acción política


Con la llegada de las transiciones a la democracia se dio por hecho que el principal
mecanismo de intermediación y control gubernamental (que no el único) sería el
voto libre y secreto. Lejos de ello, algo que se documenta cada vez más y mejor es
la generación de otros mecanismos de intermediación política (Isunza y Gurza,
2010; Olvera, 2010; Cameron, Hershberg y Sharpe, 2012). El que me interesa
resaltar ahora es el clientelismo.
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 325

En México, tenemos un nivel de abstención en las elecciones del 40% en pro-


medio, 60 de cada 100 mexicanos votan. Además, por el sistema de partidos que
existe en México, aquel candidato que asegure el 30% del voto, prácticamente tiene
la victoria en el bolsillo, es decir, requiere 18 de cada 60 de esos votantes. La pre-
gunta relevante, aceptando que hoy mucho de la política es local, es: ¿tienen los
gobernadores y presidentes municipales la capacidad de tejer una red clientelar que
pueda movilizar el día de la elección para conseguir 18 de cada 100 de esos posibles
votantes? Lamentablemente, pese al cada vez mayor cúmulo de estudios sobre el
clientelismo, no tenemos una cifra sobre el tamaño de las redes clientelares capaces
de movilizar el voto el día de la elección.
Pese a lo anterior, podemos fundamentar algunas intuiciones. Recuperemos
la tipología creada por el CONEVAL para mirar a las personas en condiciones
de pobreza y de vulnerabilidad. Recuperemos el diagrama que presentamos líneas
arriba. Vemos que en México el 72.5% de la población en el 2014 (alrededor de 86
millones de personas) están en condiciones de pobreza o vulnerabilidad. Esto se
convierte automáticamente en tierra fértil para practicar el clientelismo.

Tabla 8.2.  Distribución de la población según situación de pobreza o vulnerabilidad 2008,


2010, 2012 y 2014.

Fuente: Estimaciones de CONEVAL. Disponibles en http://www.coneval.org.mx/Medicion/MP/Paginas/


Pobreza_2014.aspx. Página consultada el 7 de julio de 2016.
* La cifras de 2008 no incluyen el indicador de combustible para cocinar.
326  |  corrupción y derechos humanos

Además, el propio CONEVAL, en sus evaluaciones a la política social, explica


que existen miles de programas sociales a nivel federal, local y municipal. A mayor
exactitud, durante el 2011 hubo 273 programas federales y 2,391 programas locales
(en ese año no se contabilizaron los programas municipales) (CONEVAL, 2012).
Para el 2014, la cifra creció con 278 programas federales, 2,849 estatales (casi 500
más que el año anterior), y se revisó por primera vez el nivel municipal con 1,883
municipales (CONEVAL, 2015).
El problema no es sólo que, desde la lógica de la racionalidad de las políticas
públicas, tener más programas es un error. El principal problema es, como lo señaló
el Secretario Ejecutivo del CONEVAL, que la política social integrada por 5,010
programas es un caos:

• Es débil la coordinación y la complementariedad (hay programas cuyos


objetivos se superponen).
• A nivel local no hay sistemas de evaluación, por lo que no se puede saber los
resultados de los programas.
• Muchos de ellos no cuentan con reglas de operación y tampoco hay certeza
sobre su continuidad, son programas temporales.

La ausencia en específico de reglas de operación (es decir, de criterios técnicos


de regulación) y de certeza sobre su continuidad es lo que nos permite ver que
muchos de esos programas son para manejo clientelar: la famosa caja chica. Esta
intuición se fortalece después de mirar cómo operaban los programas municipales
de desarrollo social en Veracruz, a través de empresas fantasma.
Un punto más para fortalecer esta, todavía, intuición: ¿por quién votan los
más pobres? De acuerdo con Parametría7 (Redacción, 2/ago/15; Abundis, 3/
may/15), a partir de los datos provenientes de las elecciones del 2015, el primer
nicho de votantes a favor del PRI está entre quienes tienen el menor nivel de
escolaridad (49% sin instrucción formal, 42% con educación primaria, 39% con
educación secundaria). El segundo, aquellos que tienen el menor nivel de ingre-
sos: el 48% de las personas que ganan menos de 1,517 pesos al mes prefieren a
este partido.
Así, la combinación entre las condiciones extendidas de pobreza y vulnerabi-
lidad, la creación de redes clientelares como mecanismo de intermediación polí-
tica y la multiplicación de programas sociales municipales y locales, sin reglas de
operación y sin mecanismos de control o rendición de cuentas son el caldo de
cultivo para intuir que se podrían obtener 18 de cada 100 votos por este medio, o
para quedar muy cerca. Por ende, las redes clientelares pueden estar desplazando
al voto como mecanismo de representación política en México y haciendo inope-
rante la accountability vertical. Los partidos se dejan de interesar por ampliar el
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 327

voto entre ciudadanos “libres”, y ponen mucha más atención en mantener sus redes
clientelares.
***

Hasta aquí, el contexto de México nos habla de mecanismos (negación, simu-


lación, clientelismo, corrupción e impunidad) que buscan neutralizar la accoun-
tability horizontal, vertical y societal. Estos mecanismos también nos hablan de
que tanto la corrupción como la impunidad son elementos inherentes a la forma
de hacer política en México, por lo que se trata de una práctica más bien genera-
lizada. Todo esto junto también nos permite pensar que más allá de la existencia
–o no– de capacidades técnicas, el principal problema es de voluntad política para
implementar una estrategia anticorrupción que sea exitosa. Con estas conclusiones
sobre el contexto, vayamos al segundo punto de la ecuación: las violaciones a los
DH que se intenta evitar.

3. Afinando la ecuación anti-corrupción: qué violaciones


a DH se busca evitar

Tenemos uno de los elementos que conforman la ecuación de la estrategia anti-


corrupción: la existencia de un contexto conformado por la negación, la simula-
ción, el clientelismo, la corrupción y la impunidad. Ahora, bajo este contexto, cabe
hacerse las tres preguntas restantes:

• Qué tipo de violaciones de DH son las que se quieren evitar.


• Qué tipo de corrupción es la que se quiere combatir.
• Cuál es el mecanismo causal entre la corrupción y las violaciones a los DH
en el que se quiere incidir.

Comencemos por el tipo de violaciones de DH que se quieren evitar. A partir


de los datos disponibles, la tipología con la que modelizamos las pruebas estadís-
ticas nos hablaban especialmente de dos grupos de derechos: civiles y políticos;
y económicos y sociales. Sin embargo, esta tipología no es útil para pensar una
estrategia anti-corrupción, debido a que los principios de indivisibilidad e interde-
pendencia nos dejan claro que no hay jerarquías de derechos, que todos son igual-
mente importantes, y que están interrelacionados (Serrano y Vázquez, 2013). Una
estrategia anticorrupción debe considerar las violaciones de todos los derechos.
Probablemente otra tipología será más útil, pensar a los DH a partir de las
violaciones graves, masivas o estructurales, sistemáticas y generales. Desarrollemos
cada uno de estos conceptos.
328  |  corrupción y derechos humanos

3.1.  Violaciones graves a los DH


La idea de violaciones graves a DH parece relacionarse más con el derecho afec-
tado o con la violación de una prohibición que ha adquirido estatus de ius cogens8.
Un punto de partida que suele ser utilizado es el listado de crímenes que, cuando
se cometen de forma generalizada o sistemática, son considerados crímenes de lesa
humanidad. En el artículo 7 del Estatuto de la Corte Penal Internacional (1998) se
mencionan: el asesinato, el exterminio, la esclavitud, la deportación o traslado for-
zoso, la encarcelación u otra privación grave de la libertad, la tortura, la violación,
la esclavitud sexual, el embarazo o esterilización forzado, la desaparición forzada, y
otros actos inhumanos similares; por mencionar algunos.
La Corte Interamericana ha utilizado la noción de violaciones graves en casos
de conflictos armados cuando, por ejemplo, se priva a la población civil de los
bienes esenciales para la supervivencia (una prohibición –casi– absoluta en DIH y
crimen de guerra). En todo caso, la aproximación de la Corte a la “definición” de
violaciones graves ha sido más bien una lista ejemplificativa de violaciones seme-
jante a la que se encuentra listada en el Estatuto de Roma9.
Por su parte, en el Conjunto de principios para la protección y promoción de los
DH mediante la lucha contra la impunidad elaborado por la Comisión de DH de
Naciones Unidas, se entiende por “delitos graves conforme al derecho internacio-
nal” a las violaciones de los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949 y de
su Protocolo Adicional I de 1977 y otras violaciones del Derecho Internacional
Humanitario que constituyen delitos conforme al derecho internacional. En espe-
cífico lista al genocidio, los crímenes de lesa humanidad y otras violaciones de los
DH internacionalmente protegidos que son delitos conforme al derecho interna-
cional y/o respecto de los cuales el derecho internacional exige a los Estados que
impongan penas por delitos, tales como la tortura, las desapariciones forzadas, la
ejecución extrajudicial y la esclavitud (Naciones Unidas, 2005a).
El principal problema con esta clasificación es que se concentra en las viola-
ciones a los derechos civiles, y deja como secundarias las violaciones a los dere-
chos económicos y sociales así como las violaciones a las comunidades indígenas
por aspectos estructurales como el modelo neoextractivista. Un trabajo interesante
para pensar a los derechos económicos y sociales desde la lógica de las violaciones
graves sería la argumentación de que las violaciones al mínimo vital se podrían
considerar también violaciones graves de DH.

3.2.  Violaciones masivas o generalizadas a DH


Este calificativo de las violaciones a los DH cobra sentido a partir de la discusión
sobre qué se considera un delito de lesa humanidad. En el artículo 7 del Estatuto
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 329

de la Corte Penal Internacional se enlistan una serie de delitos que sólo serán
considerados como crímenes de lesa humanidad si son cometidos de forma gene-
ralizada o sistemática, pero no da muchas más luces sobre qué significa o cuándo
estamos frente a una y qué elementos conforman la otra.
Esta misma diferencia entre prácticas generalizadas y sistemáticas la encon-
tramos en el artículo 5 de la Convención Internacional para la protección de todas las
personas contra las desapariciones forzadas (2006). Es por esta razón que el Comité
de Naciones Unidas contra la desaparición forzada (CNUDF) utiliza tres catego-
rías en los análisis que hace de la desaparición forzada a cada país: práctica aislada,
generalizada y sistemática.
En su informe sobre México, el CNUDF determinó que la desaparición es
una práctica generalizada en el país (CNUDF, 2015: párrafo 10). En entrevista
(Aristegui, S/F)10, Luciano Hazan –miembro del Comité- explicó que el criterio
“generalizado” es estrictamente jurídico, es una descripción normativa a partir de
los tres criterios antes mencionados: prácticas aisladas, generalizadas y sistemáticas.
El Comité determinó que en México las desapariciones son generalizadas porque:

• Hay masividad, se habla de miles de desaparecidos.


• Las desapariciones no son focalizadas en algún lugar del Estado, sino que
hay varias regiones del país donde las desapariciones ocurren, precisamente,
de forma generalizada.
• Hay poca respuesta del sistema de justicia penal con respecto a estas desa-
pariciones, hay un cuadro de impunidad.

Estos tres elementos, de acuerdo con el Comité de Naciones Unidas, confor-


man la característica o el criterio de “desapariciones generalizadas”.
En el mismo sentido, el Relator Especial de Naciones Unidas contra la Tor-
tura, Juan Méndez, calificó como generalizada esta práctica en México (Méndez,
2014: párrafo 76). De nuevo, el calificativo no fue accidental, sino parte del análisis
jurídico a partir de la situación de México con respecto a la tortura. En entrevista
(Aristegui, S/Fa)11 explicó cuáles son los criterios para determinar que esta práctica
reúne las características de “generalizada” como criterio legal:

• Hay casos de tortura en todo el territorio.


• Hay casos de tortura por parte de distintos cuerpos de seguridad (policías,
ejército, marina, todo cuerpo que detiene personas tortura).

Hasta aquí parece que para determinar que una violación a DH es masiva o
general, supone al menos, dos elementos: que haya un alto número de casos, y que
se practique de forma extendida en el territorio nacional. Ayudan a determinar que
330  |  corrupción y derechos humanos

la violación a derechos sea generalizada: que se practique por diferentes órganos


estatales, y que se dé en un marco de impunidad.

3.3.  Violaciones sistemáticas a DH


La idea de violaciones sistemáticas a DH aparece tanto en el Estatuto de Roma
(1998) como en la Convención de Naciones Unidas contra la Desaparición For-
zada (2006). Este calificativo también es usado para dar cuenta de las violaciones
a DH cometidas en las dictaduras de América Latina o en el marco de conflictos
armados internos (Abramovich, 2009: 9).
La principal característica de las violaciones sistemáticas en materia de DH
proviene de la idea de una orden o planificación de violaciones a DH dictada desde
las más altas esferas del poder político. Se trata de una construcción semejante a
la de una política pública, con objetivos específicos donde la violación a los DH
puede ser un medio (p.e. obtener información) o un fin (genocidio). Figuras como
los genocidios, el apartheid, o las detenciones arbitrarias, tortura, desapariciones
forzadas, y ejecuciones extrajudiciales cometidos en las dictaduras militares son los
más claros ejemplos de las violaciones sistemáticas.
Una discusión interesante es si podemos hablar de una política pública a partir
de la omisión. Por ejemplo, cuando analizamos la impunidad, vimos que ésta es
la regla cuando se trata de violaciones de DH, ¿mantener la impunidad da cuenta
de una política pública? Este es uno de los principales argumentos que sostiene
Open Society (2016) para afirmar que, en México, estamos frente a crímenes de
lesa humanidad:

De acuerdo a los Elementos de los Crímenes de la CPI, la frase “política de cometer”


un ataque contra una población civil requiere que “el Estado u organización activa-
mente promueva o fomente dicho ataque contra una población civil”. Sin embargo,
la política “no necesariamente debe ser definida explícitamente”: cualquier ataque
que “sea planeado, dirigido u organizado” satisface este criterio, a diferencia de actos
de violencia espontáneos o aislados”. Igualmente, “el Estatuto no contempla ningún
requisito de motivo o propósito para demostrar que existe un ataque contra la pobla-
ción civil”. Finalmente, una política no requiere ser clara desde su inicio, pero se puede
cristalizar durante su ejecución, “tal definición de la política generalizada es posible
únicamente en retrospectiva, una vez que los actos fueron cometidos y ante la opera-
ción general o el desarrollo de la conducta perseguida”. Por consiguiente, a pesar de
que “en mi opinión, la palabra política tiene una connotación altamente formal, oficial
y adoptada en los niveles más altos”, en realidad, “el término no implica estas conno-
taciones formalizadas”, es “simplemente un sinónimo del requerimiento de dirección,
instigación o promoción por parte de un estado u organización.” (Open Society, 2016:
55–56)
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 331

Para esta organización, el contexto en el cual se han desarrollado las viola-


ciones a DH (en particular la estrategia de seguridad nacional), su magnitud, la
movilización de las fuerzas armadas, la omisión para regular adecuadamente el uso
de la fuerza y la ausencia de investigación y procesamiento de las violaciones de
DH que han generado una impunidad generalizada dan cuenta de una lógica de
política pública que permite hablar de violaciones sistemáticas de DH y, por ende,
de crímenes de lesa humanidad.
Lo cierto es que incluso mirar sólo el diseño institucional (formal e informal)
del gobierno se torna complicado. Lo primero a tomar en cuenta es que el Estado
no es un ente unificado, sino un sistema estatal (Miliband, 1969). El Estado implica
a un cierto número de instituciones cuyas relaciones conforman al sistema estatal.
Estas instituciones son: el gobierno, la administración pública que es tanto política
como ejecutiva, los órganos militares que incluyen también a los paramilitares, las
fuerzas de seguridad y los cuerpos policíacos, los representantes de las entidades
federativas, las asambleas y congresos legislativos, y finalmente los partidos tanto
de oposición como en el gobierno12. Esto nos permite identificar que el Estado no
es unitario, sino que se trata de un conjunto de actores con agendas, incentivos, e
intereses propios; por lo que al interior del sistema se pueden generar lógicas de
cooperación, indiferencia y conflicto13.
De entrada, uno de los objetivos buscados y, hasta cierto punto, logrados con
las transiciones a la democracia fue la diversificación de nodos decisionales con
autonomía al interior del Estado. Así, tenemos poderes ejecutivo, legislativo y judi-
cial que interactúan a nivel federal, local y municipal; a la par que al interior de
cada uno de ellos hay múltiples órganos con capacidad de decisión, así como cada
vez existen más órganos que, siendo gubernamentales, se les considera autónomos:
los Bancos Centrales, las Comisiones de DH y diversos órganos de regulación y
resolución de conflictos en materias específicas: electoral, comunicaciones, energé-
ticos, competencia económica, etc.
Visto así, lo que se dificulta es identificar una línea que nos permite mirar la
existencia de acciones gubernamentales que, en su totalidad, estén dirigidas a un
fin preciso. Probablemente un ente estatal que efectivamente se muestra incapaz
de hacer efectiva la protección de ciertos DH se entremezcla con la acción de otro
ente también estatal que, en la misma situación en el mismo momento, está dise-
ñado y hace todo lo necesario para violentar derechos. Un ejemplo hipotético, dos
entes policiacos, una unidad especial recién formada a nivel federal y una policía
municipal cooptada por el crimen organizado que busca desaparecer una banda cri-
minal contraria. Vemos las dos cosas a la vez: un órgano estatal incapaz (el federal)
y un órgano estatal que planifica violaciones graves a DH (el municipal). Aspectos
como la organización estatal en torno al modelo extractivista, o la cooptación de
332  |  corrupción y derechos humanos

distintos entes estatales a diferentes niveles por el crimen organizado nos permite
encontrarnos con este tipo de situaciones.
Otra puerta de entrada para pensar las violaciones sistemáticas en DH es,
actualmente, el modelo económico, en especial el modelo neo-extractivista. En
las violaciones a los derechos de las comunidades indígenas y campesinas encon-
tramos decisiones planificadas desde las más altas esferas del poder político que
vienen acompañadas de la generación de instrumentos macro y meso de política
pública, incluyendo la modificación de constituciones y leyes para avanzar, entre
varias violaciones, en el despojo de los territorios de estas comunidades.

3.4.  Violaciones estructurales


La idea de violaciones estructurales de DH está relacionada con la identificación
de la estructura del orden político y económico, los procesos de concentración
del poder en estos campos, y cómo esas estructuras, de forma inherente, generan
violaciones a los DH.
Una puerta de entrada al análisis de violaciones estructurales de los DH es el
marco de los problemas derivados de la desigualdad y la exclusión social a partir
del derecho a la igualdad y la no discriminación (Abramovich, 2009; González y
Nash, 2011; Nash, 2014). Bajo esta lógica, el cambio de patrones de las violaciones
a DH se debe a las brechas sociales y la exclusión de vastos sectores de la población
de sus sistemas políticos y de los beneficios del desarrollo, lo que impone límites
estructurales al ejercicio de derechos sociales, políticos, culturales y civiles.
En este marco, el derecho a la igualdad y a la no discriminación toma especial
énfasis. La Corte Interamericana busca enmarcar el análisis de las violaciones a
DH en patrones estructurales de discriminación y violencia contra grupos o sec-
tores sociales específicos: mujeres, indígenas, migrantes, niños y niñas, personas
privadas de libertad, etc. (Abramovich, 2009: 17–18; González y Nash, 2011: 24).
Miremos dos ejemplos a partir de dos sentencias de la Corte Interamericana: niños
y niñas en situación de calle y mujeres que viven en contextos de violencia de
género: “Niños de la Calle” vs. Guatemala y “Campo Algodonero” vs. México.
En ambos casos la Corte consideró explícitamente el patrón común de vio-
lencia contra el grupo en cuestión, niños de la calle en Guatemala y mujeres en
Ciudad Juárez en México. En el primero de ellos –explica Nash (2014)– consideró
que dicho patrón era un hecho público y notorio, a la par que la información del
contexto fue suficiente para establecer que existía un patrón de discriminación
que afectaba a los niños de la calle, los que eran víctimas de violencia injustificada
perpetrada por agentes del Estado. En el segundo caso, la Corte Interamericana
conectó causalmente la discriminación estructural de género reconocida por el
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 333

propio Estado con la mala respuesta del Estado a los crímenes contra las mujeres,
lo que habría contribuido a la perpetuación de este tipo de violencia en Ciudad
Juárez y a la alta tasa de impunidad relativa a crímenes con características de vio-
lencia sexual (Nash, 2014: 75).
La principal diferencia de este tipo de violaciones estructurales de DH con
las violaciones sistemáticas –dirían los autores analizados– es que hoy en día los
Estados no se organizan para violar sistemáticamente derechos, ni dicha violación
–cuando es masiva o generalizada– se planifica en las esferas superiores de forma
deliberada, como sucedía en las dictaduras militares. Hoy, en cambio, se tienen
Estados con autoridades electas, pero estas no son capaces de proteger, garantizar
y promover los DH (Abramovich, 2009: 17). Sumaría que no es sólo un problema
de incapacidad de carácter técnico, sino que hay órganos estatales en los cuales la
violación a los DH es parte de sus prácticas u objetivos institucionales. Mencio-
namos líneas arriba que el Estado no es unitario, sino que hay múltiples órganos
que interactúan con relaciones de indiferencia, cooperación y conflicto. Por ende,
podemos tener órganos en los cuales la violación de los DH se convierte en parte
de sus prácticas cotidianas (como el caso de la tortura cometida por los distintos
órganos de seguridad como principal mecanismo de investigación) o, directamente,
en parte de sus objetivos institucionales formales o informales (como la política de
despojo a las comunidades indígenas por el modelo neoextractivista; el control
sobre diversas áreas del territorio en la lógica del narcotráfico; o la impunidad a los
actos de corrupción en el quehacer actual y enriquecimiento de la clase política).
Es posible que esto se deba a la cooptación estatal por distintos poderes fácticos
(empresarios, narcotráfico, o redes de corrupción de la clase política, por poner
tres ejemplos). En esta lógica de interacción entre múltiples entes estatales, estos
órganos donde la violación a DH es inherente a su funcionamiento pueden con-
vivir con órganos incapaces de generar una accountability horizontal que evite la
violación a los DH. Sólo en este segundo tipo de órganos habrá incapacidad, pero
en los primeros lo que hay es una abierta lógica estructural de violación a los DH.
Lo que tenemos es un diseño institucional que debemos entender de forma
amplia. No considerar sólo la estructura jurídica integrada por las reglas formales
del funcionamiento estatal, sino todas las pautas formales e informales que son
organizativas y explican la acción estatal de forma cotidiana14. En términos de
González y Nash: “las prácticas más cotidianas que dan cuenta del componente
cultural que tiende a invisibilizar, o incluso, justificar las violaciones a DH” (Gon-
zález y Nash, 2011: 24). Lo que tenemos en estas violaciones estructurales no es
una política pública planificada desde los más altos actores políticos, sino una serie
de acciones cuyo contenido sólo puede entenderse a través de sus prácticas cultura-
les y estructuras institucionales formales e informales (Nash, 2014: 108).
334  |  corrupción y derechos humanos

El aspecto central está en el impacto que los patrones culturales de opresión y


poco reconocimiento de un grupo, tienen en la generación de prácticas institucio-
nales que permiten y/o directamente violentan DH. Más aún, muchas veces estas
prácticas institucionales violatorias a DH están directamente emparentadas con las
prácticas de los Estados autoritarios de décadas pasadas.
Lo que permite hablar de una lógica estructural no es directamente la ape-
lación al derecho a la igualdad y a la no discriminación, sino el hecho de que el
diseño institucional esta permeado por esos patrones de discriminación, por lo
que causa o fomenta las violaciones a los DH (González y Nash, 2011: 24). En
este sentido, el aspecto central es el trinomio que se conforma por: (1) análisis del
contexto; (2) identificación de las violaciones a los DH de un grupo en situación
de vulnerabilidad; y (3) vinculación de un patrón estructural de discriminación
proveniente del contexto con las violaciones a los DH del grupo específico. Esta es
la operación que nos permite identificar las violaciones estructurales a DH. Más
allá de si están o no vinculadas con el derecho a la igualdad y la no discriminación,
la clave es la vinculación que se da entre las pautas estructurales de opresión más
general provenientes del contexto, y las violaciones a los DH.
Si bien la vinculación de la idea de violación estructural de DH con el prin-
cipio de igualdad y no discriminación visibiliza la condición de opresión de los
grupos desaventajados (por lo que se convierte en un buen punto de partida), esta
vinculación puede obscurecer la estructuración de un Estado para mantener en
impunidad las violaciones a los DH, independientemente de que las víctimas per-
tenezcan –o no– a algún grupo en situación de vulnerabilidad. Lo que se requiere
es ampliar la idea de estructura más allá de la igualdad y no discriminación. Si
bien, el no reconocimiento de las particularidades y necesidades de un grupo es
una forma de opresión, la concentración del poder político y económico es otra vía
estructural que nos lleva a las mismas caras de la opresión: explotación, margina-
ción, carencia de poder, y violencia (Young, 2000).
En la modificación del Reglamento de la Comisión Interamericana de DH
realizada en el 2013, pareciera que la idea de violaciones estructurales anda rumbo
a este camino. En las directrices de la elaboración del Informe Anual de la Comi-
sión, en específico del muy temido capítulo IV-B donde la Comisión da cuenta de
los informes especiales de Estados específicos cuya situación se considera grave, en
el artículo 59 inciso 6 del reglamento se especifican los criterios para incluir a un
Estado en el capítulo IV-B. La letra d) de dicho artículo e inciso señala:

d. la presencia de otras situaciones estructurales que afecten seria y gravemente el


goce y disfrute de los derechos fundamentales consagrados en la Declaración
Americana, la Convención Americana o los demás instrumentos de DH aplica-
bles. Entre otros factores a ponderar, estarán los siguientes:
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 335

i. graves crisis institucionales que infrinjan el disfrute de DH;


ii. incumplimiento sistemático del Estado con su obligación de combatir la impuni-
dad, atribuible a una falta de voluntad manifiesta;
iii. omisiones graves en la adopción de disposiciones necesarias para hacer efectivos
los derechos fundamentales o para cumplir las decisiones de la Comisión y la
Corte Interamericana; y
iv. violaciones sistemáticas de DH atribuibles al Estado en el marco de un conflicto
armado interno.

Las crisis institucionales, el incumplimiento de la obligación de combatir a la


impunidad, y las omisiones graves en la adopción de disposiciones, dan cuenta más
de diseños institucionales promovidos para generar y mantener violaciones a DH
independientemente de que las víctimas pertenezcan –o no- a grupos en situación
de vulnerabilidad.
La clave para lograr diferenciar las violaciones estructurales de las violaciones
sistemáticas está en dos puntos: (1) la dificultad de observar la participación o pla-
nificación estatal y (2) la trascendencia del diseño institucional (formal e informal)
a la estructuración más general del poder político, económico y cultural. Las viola-
ciones sistemáticas a DH se concentran en el análisis gubernamental, ya que para
que sean tales, se requiere que tengan una forma de política pública (por acción o
por omisión). En cambio, las violaciones estructurales a DH van más allá del diseño
institucional, se enquistan en las estructuras más generales del poder político, eco-
nómico y cultural, que por supuesto permean las prácticas gubernamentales.
Lo que se observa en las violaciones estructurales de DH -que las hace dife-
rentes de las violaciones sistemáticas- no es la ausencia de la participación estatal o
su incapacidad, sino su participación en distintos niveles (municipal, provincial, o
federal por ejemplo) sin que se identifique una sistematización que nos lleve a pen-
sar en una política pública generada desde los más altos mandos del poder, sino en
una lógica inherente a estructuras económicas, políticas y sociales más generales.
De ser así, las violaciones estructurales de DH se caracterizarían por:

• Tener patrones relacionados con la institucionalización formal (leyes y


reglamentos) e informal (prácticas) de la estructura de concentración del
poder político y económico.
• En la medida que esas violaciones a DH provienen de patrones estructu-
rales, la tendencia será a convertirse en violaciones generalizadas. Es decir,
observaremos el mismo patrón de las violaciones en el norte, centro o sur
del país.
• No se observa un diseño con una lógica de política pública centralizado en
las más altas esferas del poder político (si esto sucede, estamos frente a una
violación sistemática más que estructural).
336  |  corrupción y derechos humanos

• Puede haber participación estatal en sus distintos ámbitos (ejecutivo, legis-


lativo y judicial) y en diferentes niveles (federal, estatal o municipal).
• Nos podemos encontrar con la actuación de distintos órganos estatales en
la violación estructural de DH en donde algunos de ellos muestran incapa-
cidad para solventar la violación, y otros son los principales violadores (por
acción o por omisión) de DH.

Mientras que lo que se debe probar en las violaciones sistemáticas de DH es


la formulación (por acción o por omisión) desde las más altas esferas de la política
de los actos constitutivos de la violación; lo que se debe buscar en las violaciones
estructurales es el contexto político y/o económico cuya institucionalización (for-
mal o informal) culmina con las violaciones a DH. Como vimos líneas arriba, en
las violaciones estructurales el contexto toma mucha relevancia.
El análisis de un estado general de cosas como en la sentencia de Campo
Algodonero, o declaratorias del estado de cosas inconstitucional que existe en la
jurisprudencia colombiana y que está relacionada con problemas estructurales o
políticas públicas fallidas, son herramientas que nos permiten identificar cuáles son
los patrones que estructuran las violaciones a DH.
El tipo de violaciones a DH que nos interesa combatir son precisamente estas: las
violaciones estructurales. Si no se modifican las estructuras del poder político y eco-
nómico que generan estas violaciones, no habrá un alivio de largo aliento para las
personas que potencialmente serán víctimas de violaciones a DH. En particular, lo
que se debe buscar en las estructuras del poder político y económico son:

• Las prácticas de corrupción que posibilitan la existencia de dichas estructuras.


• Las prácticas de corrupción que generan las violaciones de DH en la con-
formación de dichas estructuras.

Con esto nos vamos acercando al último punto de la ecuación para formular
una estrategia anti-corrupción: qué tipo de corrupción es la que se busca combatir.

4. Afinando la ecuación anti-corrupción: qué tipo de


corrupción se debe combatir

En el capítulo uno analizamos que no existe “La Corrupción”, sino varias distin-
tas expresiones con parecido de familia a los cuáles denominamos genéricamente
como corrupción. Captura o cooptación estatal, tráfico de influencias, conflicto
de intereses, negociaciones incompatibles, parcialidad, donación en campañas
electorales, malversación de fondos, partidas presupuestarias secretas, fraudes, uso
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 337

de información privilegiada, enriquecimiento ilícito, soborno, extorsión, arreglos,


colusión privada, alteraciones fraudulentas del mercado, especulación financiera
con fondos públicos, puerta giratoria, clientelismo, nepotismo, compra de votos,
todas estas son actividades que en la literatura se relacionan con alguna idea de
corrupción, en donde la idea más general es la desviación del poder público hacia
fines privados. ¿Cuál es el tipo o expresión de la corrupción que nos debe interesar
combatir en el caso mexicano?
Para afinar un poco más la mirada sobre dónde se encuentra México en cuanto
al tipo de corrupción y, por lo tanto, cuáles debieran ser las prioridades, es útil la
idea de “Síndromes de la corrupción” elaborados por Johnston (2005 y 2006). De
acuerdo con este autor, a partir del tipo de corrupción, la participación política y los
patrones económicos (la manera en que se adquiere, se distribuye, se intercambia
y se usa la riqueza y el poder) se pueden construir una taxonomía de la corrupción
conformada por cuatro tipos: mercados de influencia, cárteles de élite, oligarcas y
clanes, y Estados mogoles.
Los Mercados de influencia se dan en democracias con instituciones fuertes y
legítimas y con mercados ricos (Estados Unidos, Japón y Alemania). Se desarro-
llan instituciones que incluyen a estos grandes intereses económicos y convencen
a la gente y a los grupos que acaten la ley. Estaríamos dentro de lo que Gramsci
denomina hegemonía. No es que la corrupción desaparezca –sigue Johnston–, sino
que existe con patrones específicos. Por ejemplo, en la medida que el grueso de los
intercambios sociales se da en el mercado, aquí toma relevancia discutir la posi-
bilidad de corrupción entre agentes del mercado, sin participación del gobierno.
Además, el serio problema de corrupción se daría en la interacción de esas empre-
sas con otros gobiernos extranjeros de países menos desarrollados, no es casualidad
que hasta hace poco se podía deducir de impuestos los sobornos pagados en otros
países. El aspecto central es que la corrupción no amenaza la viabilidad del sistema
político-económico.
Los Cárteles de élite se encuentran en países con libre mercado, pero con socie-
dades más divididas, sectores públicos más amplios, regímenes menos legítimos,
sistemas electorales o de partidos no competitivos, o agencias anticorrupción
menos eficientes. En la lista entran países como Corea del Sur, Chile, Polonia, Ita-
lia, Hungría y Bostwana. En este síndrome, las élites pueden utilizar la corrupción
de forma defensiva, para proteger las ventajas económicas y políticas que tienen
y para apropiarse de los competidores. En la medida en que la liberalización eco-
nómica se llevó a cabo de forma rápida y el Estado cuenta con instituciones más
débiles, se generan múltiples incentivos en la élite para establecer puentes sobre la
brecha entre lo público y lo privado. Aquí entran todos los estudios sobre los actos
de corrupción que se realizaron en los procesos de liberalización de los mercados
338  |  corrupción y derechos humanos

en las décadas de los 70 y 80. En la medida que la corrupción es útil para la élite,
es esperable que se debiliten los esfuerzos anticorrupción pese a que los Estados no
sean abiertamente antidemocráticos o anticompetitivos. De hecho, la corrupción
en buena medida tendrá objetivos de control político.
El síndrome de Oligarcas y clanes se da en aquellos países en donde la libera-
lización política y económica se empalman en el marco de instituciones estata-
les débiles. El sistema político y económico se caracteriza por estar conformado
por oligarcas –agentes libres poco dispuestos a cooperar en lapsos largos– que, en
medio de cambios rápidos, se encuentran en situaciones inseguras en el marco de
grandes escalas de ganancias y pérdidas potenciales. Esta inseguridad las puede
convertir en élites abiertamente rapaces. Aquí la forma de corrupción se da entre
una serie de élites mal organizadas, muchas veces violentas, en competencias unas
con otras, que buscan transformar sus recursos personales en riqueza y poder. Aquí
hay países como Rusia, y Filipinas.
Finalmente, el cuarto síndrome es nombrado por Johnston como Funciona-
rios mogoles. Aquí la política es no democrática, recién comienza la liberalización
económica y las instituciones tanto estatales como económicas son débiles. Aquí
los actos de corrupción no intentan influir en los procesos estatales, ya que las
instituciones y los puestos son instrumentos personales de quienes los ocupan, la
corrupción se genera de ellos hacia abajo. Se trata de países como China, Kenia o
Indonesia.
Johnston (2005, 2006) observa que México pasó de la centralización (funcio-
narios mogoles) a la descentralización de la corrupción (oligarcas y clanes) pero
acompañado de mucha violencia. A partir del 2005 –sigue el autor–, los cambios
provenientes de la liberalización política y económica de México impactaron en la
corrupción, pero no tanto en la cantidad general de ésta, sino en su mayor descen-
tralización, en su acompañamiento a la aplicación de la ley y a actos de violencia.
El aspecto central que nos permite mirar la propuesta de los síndromes es que
el problema de la corrupción no es el mismo en todos los países. Cada uno puede
tener pautas distintas. Más aún, es relevante saber a qué tipo de organización esta-
tal nos enfrentamos, para poder pensar cuáles son los desafíos y medidas que una
política anticorrupción tendría que asumir. Regresaremos a esta idea en el análisis
del papel de la “Falta de voluntad política” en la formulación de una estrategia
anticorrupción. Sirva por ahora, dejarla en la mente del lector.
Bien, ya sabemos que México tiene el síndrome de oligarcas y clanes con un
relevante aumento de la violencia. Tenemos, también, dos puntos de partida: el
contexto político-organizacional de México y el tipo de violaciones a DH que
se busca combatir. El contexto está conformado por las prácticas de la negación,
simulación, corrupción, impunidad y clientelismo que dan cuenta de la práctica
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 339

generalizada de la corrupción como elemento inherente al proceso político en


México, así como de la consecuente falta de voluntad política para combatirla, o
abierta voluntad expresa de mantenerla a través de la neutralización de todos los
mecanismos de accountability. El tipo de violaciones a los DH que nos interesa
combatir son las violaciones estructurales. Para que la ecuación cierre, conside-
rando estos dos aspectos, el tipo de corrupción que debemos tener en mente es
la que el Banco Mundial denomina captura estatal mientras que GTZ le llama
corrupción política; la que Naciones Unidas identifica como la gran corrupción,
aquella que cometen los altos mandos; esa que Zalaquet identifica como corrup-
ción endémica y generalizada, es la que se marca en amarillo en el siguiente cuadro.

Tabla 8.3.  Tipo de corrupción que interesa combatir (marcada en amarillo).

Fuente: Elaboración propia.

Varios puntos sobre esta decisión:

• La corrupción más difícil de erradicar es este tipo, la que se enquista en las


estructuras más altas del poder político y económico y que sirve para “acei-
tar” el funcionamiento de los sistemas político y económico.
• Si no se ataca este tipo de corrupción, las pautas estructurales de violaciones
a DH provenientes de la corrupción se mantendrán intactas, por lo que no
se podrá establecer una estrategia anticorrupción de largo plazo.
• La pequeña corrupción de mandos medios y bajos que no coopta al Estado,
así como la focalizada y generalizada que tampoco coopta al Estado, son
relevantes para la violación a DH y debieran ser atacadas. Sin embargo,
cuando nos encontramos frente a un contexto como el de México, confor-
mado por la negación, simulación, corrupción, impunidad y clientelismo, el
principal problema es de falta de “voluntad política”. En este contexto, las
violaciones a DH derivadas de la corrupción toman patrones sistemáticos
(por omisión) y estructurales, y el combate a esa pequeña corrupción no va
a modificar estos patrones.
340  |  corrupción y derechos humanos

Con estos elementos en mente, veamos dos posibles herramientas que podrían
ayudar a conformar una estrategia anticorrupción que tenga como principal obje-
tivo evitar las violaciones estructurales de DH: las comisiones de la verdad y las
comisiones internacionales contra la impunidad.

5. Dos posibles herramientas anticorrupción desde los


DH: las comisiones de la verdad (justicia transicional)
y las comisiones internacionales contra la impunidad
(cooperación internacional)

5.1. El problema de la falta de voluntad política en cualquier estrategia


anticorrupción
Antes de entrar a las posibilidades de las comisiones de la verdad y las comisiones
internacionales contra la impunidad como ejes de una estrategia anticorrupción, es
necesario desarrollar un poco más un punto central para entender la necesidad de
este tipo de mecanismos: la falta de voluntad política y la cooptación estatal.
Ahí donde el Estado no está cooptado por los intereses de un poder fáctico
(empresarios, narcotráfico o algún otro), o por los intereses de la propia clase polí-
tica (redes de corrupción para generar procesos de enriquecimiento ilícito), no es
necesario acudir a este tipo de órganos, ya que el propio Estado (o partes de él)
puede estar interesado y generará los mecanismos para combatir a la corrupción, en
breve: habrá voluntad política. El problema es cuando ésta no existe.
El Estado puede tomar distintas formas: puede tener autonomía relativa,
ausencia estatal, o ser cooptado o capturado. La autonomía relativa del Estado se
caracteriza por la capacidad e independencia de este ente para formular una agenda
política propia (Skocpol, 1985). Sólo puede haber autonomía estatal si el aparato
burocrático no fue reclutado de la clase dominante y mientras se mantenga una
relación personal y económica alejada entre la clase dominante y los altos oficiales
del Estado; aun así, la autonomía estatal no necesariamente es una parte estructural
del sistema estatal, puede irse y volver en mayor o menor grado porque depende
de su contexto. Para estudiar la autonomía política del Estado primero debe obser-
varse la integridad estatal y la estabilidad administrativa y militar que supone el
control del territorio como precondición para la implementación de la política en
cuestión. Pero más importante aún, debe observarse la capacidad de autogenera-
ción de recursos económicos propios que suponen la posibilidad de organización
estatal, de emplear personal, de subsidiar empresas económicas y fundar programas
sociales (Skocpol, 1985).
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 341

Hay dos figuras contrarias a la autonomía relativa del Estado: la ausencia esta-
tal y el Estado cooptado o capturado. La ausencia estatal se ilustra con la idea de
zonas marrones de Guillermo O’Donnell, se trata de zonas en donde la legalidad
del Estado no tiene alcance, o lo tiene de forma muy intermitente. En cambio,
aquí prevalecen tipos de legalidad informal, patrimonial y mafiosa (O’Donnell,
1993 y 2004). Se trata –en palabras de Rose-Ackerman (2007: 35)– de Estados
extremadamente disfuncionales cuyos funcionarios actúan sin base legal. Aquí la
corrupción no tiene por objeto saltar la regla, sino orientar la conducta de los fun-
cionarios y los servidores públicos. El aspecto central para pensar una estrategia
anticorrupción en Estados con estas características es que aquellas estrategias que
fueron exitosas en países con aparatos burocráticos sólidos, seguramente no fun-
cionarán en este contexto.
La diferencia entre las expresiones de la ausencia estatal y el Estado coop-
tado o capturado son borrosas, pero relevantes. En el Estado cooptado o capturado
la legalidad del Estado sí tiene alcance en el territorio, pero es una legalidad que
sirve a los intereses de los captores. La captura del Estado se da cuando determina-
das élites políticas, económicas y/o sociales, actuando sin necesariamente violar de
modo ostensible la ley, ejercen una influencia o control determinante en los poderes
del Estado y en el contenido de medidas o políticas públicas que les interesan. La
captura del Estado supone la posibilidad de que los fines particulares se pongan
por encima de los fines públicos que específicamente deben regularlo a fin de: (1)
evitar ser regulado de manera objetiva, imparcial e independiente, (2) evitar multas
u otras medidas administrativas adversas y (3) favorecer al propio sector por sobre
otros sectores en la típica puja redistributiva de los recursos públicos (Lauzan y
Toro, 2009: 46). Esta captura se puede dar lo mismo por una coalición político-eco-
nómica dominante que por grupos del crimen organizado o por la propia clase
política. En particular se ha estudiado la captura del Estado por parte de la clase
política, para sus propios fines por medio de prácticas corruptas, a través de concep-
tos como la cleptocracia y algunas derivaciones de los Estados neopatrimonialistas.
La combinación entre los distintos niveles de corrupción con las diferentes
formas estatales va a generar también diferentes relaciones entre el Estado y el
movimiento que genera la estrategia anticorrupción. Por ejemplo, podemos tener
las siguientes:

5.1.1. Estado con autonomía y actos aislados de corrupción: reformas instituciona-


les, monitoreo y participación
Ahí donde lo que hay son actos aislados de corrupción con autonomía relativa
del Estado, se pueden gestar relaciones de cooperación entre el gobierno y el
342  |  corrupción y derechos humanos

movimiento anticorrupción. Aquí, el tipo de recomendaciones estará mucho más


dirigido a capacidades técnicas donde no hay problemas graves de resistencia esta-
tal, como el análisis de las inercias y los incentivos que generan la corrupción y
la impunidad para contrarrestarlos por medio de la revisión de marcos de acción
(formales e informales), el cambio de incentivos positivos y negativos; acompaña-
dos de procesos de capacitación. Las estrategias de incidencia también serán más
sencillas, como las reformas institucionales a partir del análisis de inercias e incen-
tivos; los procesos de monitoreo y de participación que suelen ser constantes en las
estrategias de los estudios de corrupción.

5.1.2. Estado cooptado con corrupción endémica generalizada que genera


estabilidad política (cleptocracia)
Lamentablemente en México no nos encontramos con un contexto tan favorable
como el mencionado en el punto anterior. Por el contrario, puede ser que estemos
en el escenario más grave, aquel donde los niveles de corrupción son endémicos
y generalizados, y cuya práctica e impunidad es además un mecanismo de estabi-
lidad política. Por el tipo de corrupción, el Estado se encuentra necesariamente
cooptado (por poderes fácticos o por la propia clase política) y la relación entre
éste y la estrategia anticorrupción será abiertamente de conflicto o, al menos, de
simulación. Por ende, la principal expresión de la corrupción y la impunidad será
la “falta de voluntad política”. De hecho, hablar en estos casos de falta de voluntad
política sería ponerlo de forma tersa, lo que hay es una voluntad estatal expresa de
mantener el sistema de corrupción e impunidad, ya sea vía acciones u omisiones;
en cualquier caso, se trata de neutralizar los mecanismos de accountability.
En situaciones como estas, el análisis de inercias e incentivos que culminen
con modificaciones institucionales son relevantes, pero seguramente su impacto será
limitado15 si no vienen acompañadas de actores autónomos (Gaventa, 1980) que
sirvan como contrapeso al Estado. Experiencias como la Comisión Internacional
contra la Impunidad en Guatemala o el Grupo Interdisciplinario de Expertos Inde-
pendientes de la Comisión Interamericana para México son ejemplos a considerar.
En el siguiente cuadro, una posible desagregación de los niveles de corrupción,
las formas estatales, las relaciones entre el Estado y el movimiento anticorrupción y
anti-impunidad, las expresiones de la corrupción y posibles estrategias:

5.2. Algunas claves de la estrategia anticorrupción: las comisiones de la


verdad y las comisiones internacionales contra la impunidad
A partir del cuadro anterior ya tenemos algunas claves para pensar una estrategia
anticorrupción que tenga como principal objetivo evitar la violación a DH. Por
Tabla 8.4.  Distintas interacciones a partir del tipo de corrupción, de Estado, las relaciones con las propuestas anticorrupción, las deficiencias
estatales y la estrategia anticorrupción.
RELACIONES CON
TIPO DE DEFICIENCIAS ESTRATEGIA
TIPO DE ESTADO PROPUESTAS
CORRUPCIÓN ESTATALES ANTICORRUPCIÓN
ANTICORRUPCIÓN
Cooperación con otro entes Falta de capacidades Reformas institucionales,
Actos aislados Autonomía relativa
anticorrupción técnicas monitoreo y participación
Autonomía relativa de Cooperación con otros Falta de capacidades
Corrupción endémica otros entes estatales entes anticorrupción técnicas Reformas institucionales,
focalizada en un Indiferencia con otros entes monitoreo y participación
Ausencia estatal Falta de institucionalidad
ente estatal (PGR, anticorrupción
SEDENA) y con lógica Las anteriores y comisión
Indiferencia o conflicto con Falta de voluntad política
propia Estado cooptado de la verdad (más
otros entes anticorrupción del órgano cooptado
autonomía)
Corrupción endémica
focalizada en un Voluntad estatal expresa de Comisión de la verdad y
De conflicto con otros entes
ente estatal (PGR, Estado cooptado mantener el sistema de Comisión Internacional
estatales anticorrupción
SEDENA) que genera corrupción (más autonomía)
estabilidad política
Autonomía relativa
Corrupción endémica de algunos entes De cooperación entre los Falta de capacidades Reformas institucionales,
generalizada con lógica estatales, en especial entes estatales autónomos técnicas y falta de monitoreo y participación
propia de partidos de y los anticorrupción voluntad política / Comisión de la verdad
oposición
Corrupción endémica Voluntad estatal expresa de Comisión de la verdad y
De conflicto con cualquier
generalizada que genera Estado cooptado mantener el sistema de Comisión Internacional
propuesta anticorrupción
estabilidad política corrupción (más autonomía)
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 343

Fuente: Elaboración propia.


344  |  corrupción y derechos humanos

ejemplo, ahí donde haya autonomía relativa del Estado, se puede tejer una solución
desde su interior. Si bien seguramente el ente estatal corrupto tendrá una lógica
de conflicto frente a la estrategia anticorrupción, también tendremos relaciones de
cooperación entre los entes estatales autónomos y aquellos que articulen la estra-
tegia anticorrupción.
En cambio, cuando el Estado está cooptado (por poderes fácticos, como los
empresarios, o el narco, o por la propia clase política), la generación de una estra-
tegia anticorrupción exitosa al interior del propio Estado es algo sumamente com-
plicado. Será necesario coordinar fuerzas políticas independientes provenientes de
fuera del sistema estatal. A esto se refiere WOLA (2015) cuando, analizando el
nacimiento de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala,
observa que la debilidad de las instituciones de seguridad y justicia, y su corrup-
ción por actores criminales y políticos, había dejado al Estado guatemalteco sin
la capacidad para responder a la violencia y criminalidad o atender los factores
estructurales que están detrás de la violencia (Wola, 2015: 3).
Más aún, si además de la cooptación estatal, estamos frente a arreglos a favor
de la corrupción que mantienen la impunidad y generan estabilidad al interior
de la clase política (como pareciera suceder en México), se está en el peor de los
mundos. Aquí estaremos frente a una voluntad expresa del sistema estatal de man-
tener el sistema de corrupción e impunidad. Cualquier propuesta de solución que
no venga acompañada de órganos autónomos, preferentemente internacionales,
seguramente terminará en mera simulación política.
En los Estados donde la corrupción toma estos patrones, el problema va más
allá de las capacidades técnicas del Estado y del diseño de sus propias instituciones
internas: el problema es esencialmente político. Así lo observó el PNUD cuando
analizó el caso de la India, en donde tanto la legislación como los entes estatales
anticorrupción no parecían ser el problema. Lo que se requería era un acuerdo para
luchar contra la corrupción que viniera de las más altas esferas políticas que vaya
más allá de un falso acuerdo simulado, que suele ser adoptado junto con una cínica
actitud de moralidad política (UNDP, 2004: 37)
Es precisamente en estos casos, Estado cooptado y corrupción que genera
estabilidad en la clase política, donde se requiere mayor fortaleza y autonomía de
los órganos encargados de la lucha contra la corrupción. Ahí, conocer cómo operan
los mecanismos de corrupción es un elemento central, por ello, la comisión de la
verdad es esencial. En cambio, para el fortalecimiento de la autonomía es que con-
viene el acompañamiento de órganos como las comisiones internacionales.
Si bien la transparencia, el uso más generalizado de auditorías y de controles,
una prensa libre y una sociedad civil fuerte pueden mantener a la corrupción a raya,
estas medidas no son las que hacen surgir a un gobierno contrario a la corrupción
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 345

que diseñe, instale y aplique dichas medidas. Se requieren asentamientos políti-


cos respaldados por los intereses de los grupos enfrentados ( Johnston, 2006: 30).
Ahí donde más importante es la implicación gubernamental en la lucha contra la
corrupción (debido a las elevadas dimensiones que ésta tiene), más incapaz o des-
interesado está el gobierno en implicarse (Alonso, 2011a: 177). Este es el aspecto
central. De hecho, en uno de los países que se suele mencionar como exitoso en
el combate contra la corrupción, Hong Kong (UNDP, 2004), existió también una
Comisión de la Verdad. Esto mismo sucedió también en Kenia.
Frente a estas limitaciones propias de algunos Estados, es que se han creado
órganos internacionales para evitar la impunidad, en especial de violaciones a los
DH. En este marco es que se desarrollaron instituciones como el sistema universal
de DH, los sistemas regionales como el interamericano, o la Corte Penal Interna-
cional. Como vimos en el capítulo primero, ya también existen algunos órganos y
convenciones internacionales sobre corrupción, pero no es esta la propuesta que se
formula en la investigación, sino la conformación de una justicia híbrida.
La idea de justicia híbrida supone la interacción entre órganos internacionales
y locales con el objetivo de: obtener mayor autonomía política del órgano creado
y fortalecer técnicamente a los órganos locales. No estamos, como en el sistema
universal o interamericano, frente a órganos puramente internacionales, sino frente
a la conformación de órganos locales-internacionales.
Es relevante remarcar la necesidad de que el planteamiento de la justicia sea,
precisamente, híbrida: que haya un acompañamiento y fortalecimiento que va de
lo internacional a lo local y viceversa. De la misma manera que en un Estado
cooptado difícilmente se gestará una solución desde lo local, una propuesta que
sólo parta de lo internacional pero no tenga actores locales involucrados, tendrá
menos capacidad de incidencia. Así lo observa la UNDP en un análisis sobre Bos-
twana, donde además del ente anticorrupción, el papel de la Fiscalía, así como del
Ombusdman se tornan relevantes (UNDP, 2004: 33).
Probablemente el ejemplo más conocido de justicia híbrida en estos días es la
Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). La Comi-
sión es

un instrumento internacional para ayudar, fortalecer y asistir a las instituciones gua-


temaltecas en la investigación y el desmantelamiento de redes criminales. Su fin es
complementar y no suplantar temporalmente a las instituciones nacionales de seguridad
y justicia. En este sentido, la experiencia de la CICIG representa una nueva moda-
lidad de trabajo para fortalecer el Estado de derecho que permite a la comunidad
internacional trabajar de la mano con las instituciones locales y a la vez gozar de cierta
independencia y facultades que le permiten impulsar cambios en el comportamiento
de las agencias públicos. (Wola, 2015: 23)
346  |  corrupción y derechos humanos

Además de las tradicionales formas de cooperación de la asistencia técnica, a


la CICIG se le otorgó la capacidad de investigar delitos, ejercer acciones penales
como querellante adhesivo ante tribunales nacionales, además del poder de pro-
poner al Estado políticas públicas, CIACS, incluyendo reformas jurídicas e insti-
tucionales, así como también de promover procesos disciplinarios contra aquellos
funcionarios públicos que no cooperen con su trabajo o que lo obstaculicen. Es
decir, se trata de un órgano internacional para investigar y apoyar el procesamiento
judicial y desarticulación de las redes criminales, operando bajo la legislación y
el sistema de justicia guatemaltecos con el fin de fortalecer las capacidades de las
instituciones estatales locales. Todo esto lo constituye como un órgano con un
mandato único en su género (Wola, 2015: 4)
La idea de tener un órgano con estas características en México es algo que
comienza a discutirse en los espacios relacionados con la defensa de los DH. Un
ejemplo es el informe emitido por Open Society (2016). En él se señala que uno
de los aspectos clave en cualquier estrategia contra la impunidad es la creación de
una entidad de investigación internacional, con sede en México, que tenga el poder
de investigar y procesar causas de manera independiente en materia de crímenes
atroces y casos de gran corrupción (Open Society, 2016: 21). En el informe se
señala el siguiente mandato:

• Investigar de manera independiente los crímenes atroces y grandes casos de


corrupción, y presentar estos casos ante los tribunales de México.
• Proporcionar asistencia técnica a la Fiscalía y a la policía de investigaciones.
• Desarrollar propuestas de reforma al sector judicial y someterlas a conside-
ración del gobierno de México, el Congreso y el público en general.
• Producir informes públicos sobre el estado de la reforma del sector judicial y
el estado de derecho en México, así como los avances de la justicia penal en
materia de desapariciones, torturas y asesinatos.

En la medida que la investigación de la conformación y funcionamiento de la


corrupción generalizada y endémica que genera violaciones estructurales de DH
es uno de los puntos centrales y, por la secrecía de su funcionamiento, de los más
complicados de obtener, la existencia de comisiones de la verdad puede ser útil.
Esta figura suele ser pensada para dar a conocer las violaciones a DH pro-
venientes de regímenes autoritarios, especialmente en los procesos de transición
a la democracia. Sin embargo, nada las descarta para funcionar también como
fuentes de información para conocer las estructuras y mecanismos de corrupción
e impunidad, más cuando éstas son las causas de violaciones estructurales de DH.
Aquí cobran relevancia las pautas del DIDH acerca de quién investiga, la necesi-
dad de independencia, imparcialidad, integridad; la necesidad de tener legislación
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 347

apropiada para investigar; debida diligencia en las investigaciones; pautas juris-


prudenciales sobre cómo investigar crímenes complejos tomando en cuenta los
contextos (Krsticevic, 2015).
Un ejemplo de comisión de la verdad que puede ser útil para estos fines es
expuesto por Katia Salazar: el caso peruano. En la medida que en Perú el sistema
judicial no estaba preparado para realizar este tipo de investigaciones, se gestó no
sólo la comisión de la verdad, sino la creación de todo un subsistema anticorrup-
ción (procuraduría, fiscal, jueces); y de un subsistema de investigación de DH. Lo
más importante, de acuerdo con Katya, es que se condenó a Fujimori, nada se com-
para a tener a un expresidente, ministros, generales y congresistas detrás de las rejas
(Salazar, 2015). Justo esta misma circunstancia es la que ha dado esa sensación de
éxito a la CICIG en Guatemala.
Hasta aquí algunas pautas generales de, al menos, dos elementos centrales que
debe tener una estrategia anticorrupción para el caso de México: una comisión
internacional y una comisión de la verdad. Sin ellas, cualquier propuesta antico-
rrupción muy probablemente terminará en el fracaso, parafraseando a la UNDP
para el caso de la India, en una cínica mueca de falsa moralidad política. Habría
que desarrollar más estos puntos a partir de un análisis comparado de los éxitos y
fracasos de este tipo de organismos, pero eso quedará para la próxima investigación.

Notas
1. Un presunto acto de corrupción del propio presidente con uno de los grupos empresaria-
les que más se ha beneficiado durante lo que va de su sexenio: Grupo Higa. Este caso no
sólo involucró al presidente y a su esposa, sino también al importante grupo de medios de
comunicación Televisa, así como al Secretario de Hacienda y aspirante presidencial Luis
Videgaray.
2. Un punto a subrayar es que Virgilio Andrade también fungió como consejero del Instituto
Nacional Electoral entre el 2003 y el 2010, órgano que tiene un diseño institucional de
autonomía; a la par que la ausencia de sanciones administrativas por corrupción no es ais-
lada, sino una práctica sistemática dentro del marco de impunidad que analizaremos líneas
abajo.
3. Más allá de la disputa que efectivamente existe al interior de los poderes judiciales entre
miembros pro DH y actores pro soberanía, el nombramiento de Eduardo Medina-Mora,
anterior director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (2000–2005), Secre-
tario de Seguridad Pública (2005), Procurador General de la República (2006–2009) y
embajador de Reino Unido y de Estados Unidos (2009 – 2015) fue leído como el ingreso
de un ministro que tenía como principal objeto aumentar el peso de la mirada conservadora
y anti DH que comenzaba a tener la Suprema Corte. En especial, para mantener la impu-
nidad de las violaciones a los DH producto de la política de seguridad arrancada por Felipe
Calderón y seguida por Enrique Peña Nieto. Esto quedó claro tanto por su voto decisivo en
348  |  corrupción y derechos humanos

abril del 2015, cuando por 6 votos contra 5, la SCJN decidió que arraigo es constitucional;
como por su voto –en solitario– en contra del derecho de las parejas de personas del mismo
sexo a adoptar niños en agosto del 2015.
4. Luego de varias presidencias que, aunque institucionales, habían sido tensas entre la
CDHDF y la Jefatura de gobierno de esta entidad, el jefe de Gobierno Miguel Ángel Man-
cera decidió que no era necesario mantener esta tensión con este órgano autónomo. Así, el
buen funcionamiento de un órgano de defensa de DH a cargo de presidentes como Emilio
Álvarez Icaza o de Luis González Placencia, se vio truncado cuando frente a un posible
segundo mandato a cargo del último de los mencionados, se tomó la decisión de nombrar
a una incondicional, perdiendo toda la presencia, capacidad de convocatoria, organizativa y
legitimidad que había ganado la CDHDF en la defensa de los DH. Vale la pena mencionar
que en este segundo caso, la simulación fue realizada por el partido que gobierna la Ciudad
de México: el PRD. La crítica que construyo sobre las pautas de la democracia en México
se refiere a todos los actores que integran el sistema de partidos actual.
5. El gobierno mexicano declaró que de ahora en adelante, las propuestas para ocupar ese tipo
de cargos sería para el personal diplomático en retiro. Es importante subrayar que el trabajo
del personal diplomático es defender al gobierno, más no a los derechos humanos.
6. Para un mayor desarrollo de este punto se puede ver Vázquez, 2008
7. http://www.parametria.com.mx/carta_parametrica.php?cp=4775
8. Este punto me parece más debatible, por la complejidad misma que implica argumentar la
calidad de norma imperativa en derecho internacional.
9. El problema más delicado se generó cuando la Corte intentó atribuir las consecuencias jurí-
dicas que correspondían a las violaciones graves. Especialmente el tema de la imprescriptibi-
lidad. En este punto, el caso de Bulacio vs. Argentina fue un punto de quiebre, que terminó
en una decisión de la Corte Suprema de Argentina contra la CorteIDH. Al final “el pleito”
de la imprescriptibilidad derivó en la sentencia de Albán Cornejo vs. Ecuador, en la cual la
CorteIDH sostuvo que la imprescriptibilidad es solo para las “violaciones muy graves”.
10. http://blogs.cnnmexico.com/aristegui/tag/desapariciones-forzadas/
11. minuto 3.24 https://www.youtube.com/watch?v=9lvgIEtNGTs
12. Sistema estatal no es sinónimo de sistema político, en este último figuran instituciones que
no son parte del Estado como los grupos de presión, los movimientos sociales, las iglesias,
los medios de comunicación, las relaciones de socialización, etc.
13. Se debe hacer notar que ésta no es la única forma de interpretar al Estado. Tenemos, por
ejemplo, a Timothy Mitchell (1991) quien propone un análisis de efectos estructurales y,
basándose en la teoría del poder de Michel Foucault, afirma que el Estado nunca marca una
línea exterior real y que la línea que hay entre el Estado y la sociedad civil no es del todo
un perímetro de una entidad sino una línea dibujada internamente dentro de un tejido de
mecanismos institucionales a través de los cuales es mantenido el orden social y político. La
producción de la distinción entre el Estado y la sociedad civil es en sí misma un mecanismo
que genera recursos de poder donde el poder disciplinario trabaja tanto desde el interior de
la sociedad civil a través de la reproducción de las acciones y al mismo tiempo generando
métodos que aparecen y toman la forma de estructura externa.
14. Para un mayor desarrollo sobre lo que son las pautas institucionales y sus conformaciones
formales e informales es útil: Avaro y Vázquez, 2008.
¿ por dónde comenzar la estr at e g i a a n t i co rr u p c i ó n ?  | 349

15. Podría considerarse que las acciones relacionadas con monitoreo, reformas institucionales
o participación son irrelevantes, en especial cuando estamos frente a expresiones estructu-
rales de la corrupción, y esta tiene como principal objetivo cooptar al Estado. No habría
que tirar por la borda este tipo de acciones. Por ejemplo, en el experimento realizado por
Anand (2012) en dos comunidades de la India, realizó dos encuestas a hogares, una antes
de desarrollar una intervención consistente en una campaña de formación en materia de
derechos humanos, y una después de ella. Encuentra que antes de la capacitación el 51 y 52
por ciento de los hogares pagaban sobornos a cambio de recibir servicios relacionados con
derechos humanos. En cambio, después de la capacitación, en la comunidad de control el
pago bajó a 49, mientras que en la comunidad donde se llevó a cabo la intervención el pago
de sobornos bajo a 41 por ciento, siendo estadísticamente significativo con un p < .01.

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